primeras paginas nahuan gran viaje

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  • Jos Gonzles de la Lama

  • NAHUN Y EL GRAN VIAJE

    2013, Jos Gonzles de la Lama De esta edicin: 2013, Santillana S. A. Av. Primavera 2160, Lima 33 - Per

    Un sello editorial de Santillana S. A., que edita en: Espaa Argentina Bolivia Brasil Colombia Costa Rica Chile Ecuador El Salvador EE. UU. Guatemala Honduras Mxico Panam Paraguay Per Portugal Puerto Rico Repblica Dominicana Uruguay Venezuela

    Edicin: Ana LoliIlustraciones: Michael LazoDiseo y diagramacin: Patricia Soria, Michael Lazo

    ISBN: 978-612-309-123-1Hecho el Depsito Legal en la Biblioteca Nacional del Per N 2013-13414Registro de proyecto editorial N 31501401300736

    Primera edicin: octubre 2013Tiraje: 3 000 ejemplares

    Impreso en Per - Printed in PeruQuad Graphics Per S.A.Los Frutales 344, Lima 3 Per

    Todos los derechos reservados.Esta publicacin no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en, o transmitida por, un sistema de recuperacin de informacin, en ninguna forma y por ningn medio, sea mecnico, fotoqumico, electrnico, magntico, electroptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la Editorial.

  • Jos Gonzles de la Lama

    Ilustraciones: Michael Lazo

  • Con amor a mis padres, de quienes escuch mis primeros cuentos.

    Para mi esposa, Katherine, y mis hijos, Alessandra y Jos Antonio, quienes

    siempre estn en mi corazn.

  • 9Captulo I

    Visita en la lluvia

    En lo ms profundo de la enmaraada selva amaznica existe una pequea aldea que, hasta nuestros das, sobrevive libre de

    contacto con el mundo exterior. Cuenta una antigua leyenda

    que all vivi un nio de nombre Nahun. Nunca conoci a

    su madre el padre le haba contado que muri al darle a luz.

    No tena hermanos y su pariente ms cercano era el abuelo, un

    viejo curandero que viva a medio da de camino de la aldea.

    El abuelo no lo quera, o al menos eso le pareca al muchacho.

    Casi nunca los visitaba y, las pocas veces que lo haca, casi ni

    le hablaba, solo deca muchacho, trae esto o baja aquello,

    jams tena una palabra de afecto para l, de modo que su ni-ca familia era el padre, un gran cazador, y Nahun soaba ser

    como l algn da.

    La aldea quedaba cerca de un riachuelo, en el que haba

    muchos peces, as que tambin pescaba con su padre muy a me-nudo. La vida en la aldea era sencilla: las mujeres se quedaban en

    casa con los nios, cocinando, o salan con ellos a cosechar las

  • 10

    parcelas; los hombres salan a cazar y llevaban con ellos a los j-venes mayores. Nahun an no haba ido de cacera, pero este

    ao sera distinto: cumplira quince y esa era la edad para ser

    considerado mayor. Faltaba poco para eso, tan solo una noche.

    Aquella tarde se desat una fuerte lluvia que dur hasta tar-de. En la cabaa, el joven se encontraba cenando con su padre

    cuando sinti que alguien se aproximaba.

    Quin podr ser? pregunt el padre. Quin

    vendra con esta lluvia?

    Pasaron unos instantes y, de pronto, en la entrada de su

    cabaa, abarcndola casi en su totalidad, estaba su abuelo, siem-pre con su cara de pocos amigos y con un fardo en los hombros.

    Padre, qu ha pasado? dijo el padre del sorprendido

    joven. Qu, no vas a dejarme pasar? grit el viejo.

    Claro, pase, pase, padre! Hijo, ve y trae algo de ropa

    seca para tu abuelo.

    Enseguida, el chico fue corriendo y trajo ropa y una man-ta para el recin llegado. El viejo se sent junto al fuego y se

    cambi lentamente. Las luces de las flamas jugueteaban mos-trando distintos matices en el rostro del viejo. Nahun observ

    cmo haba envejecido desde su ltima visita. Su cabello estaba

    ms cano an, y los pliegues de su rostro se haban acentuado.

    El viejo pos los ojos en su nieto. Este se sinti incmodo y

    not que aquella mirada segua siendo la misma de siempre:

    dura y fra, pareca como si tratara de atravesarlo y leer sus pen-samientos. El muchacho baj la mirada y se fue por un poco de

    sopa para el viejo.

  • 11

    Bueno, padre, dgame qu ha pasado.

    Qu ha pasado? pregunt el viejo, sin comprender

    la razn de la pregunta. No ha pasado nada, hijo, solo quera

    venir hoy a visitarte, antes del cumpleaos de Nahun... y esa

    lluvia que no quera parar al decir esto, volte y mir por la

    ventana. Se qued pensativo unos instantes, como transpor-tado a otro lugar. Bueno, bueno, a todo esto, dnde se ha

    metido el muchacho?

    Aqu estoy, seor dijo el nieto y sali en silencio de

    un rincn. Por qu te escondes?, no voy a hacerte nada, solo que-

    ra verte antes de

    Tashn, el padre de Nahun, le ech una mirada al viejo

    y este cambi el tono de su voz a uno un poco ms amable (al

    menos eso le pareci al muchacho).

    Deca que he venido porque maana es tu cumplea-os, quin lo dira!, quince aos, ya eres casi un hombre. An

    recuerdo el da que tu padre te trajo a m envuelto en esos tra-pos y tus ojos no dejaban de verlo todo expres el viejo

    haciendo una pausa. S todava los recuerdo diciendo

    esto, la mirada del viejo se clav en los ojos del joven, y en si-lencio los observ durante un largo tiempo, esos ojos tan

    Hermosos dijo Tashn, callando nuevamente al vie-jo. Eso fue lo que dijo usted aquel da, lo recuerdo bien. Pero

    deje que Nahun se marche a dormir, nosotros tommonos un

    masato que tengo recin fermentado.

    El muchacho notaba cierta tensin en el ambiente, senta

    como si su padre tuviese temor de que el viejo dijera algo malo.

  • S, s, hermosos, eso dije; extrao color para los nues-tros, pero hermosos. Quin hubiese dicho que tendra un nie-to con ojos verdes como la selva?

    Nahun siempre se extra del color de sus ojos, pero

    su padre siempre le haba dicho que los haba heredado de su

    abuela por parte de madre, quien tena el mismo color de ojos.

    Bueno dijo el viejo, no he caminado cerca de una

    milla para hablar del pasado o de los ojos de Nahun. He veni-do por tu cumpleaos dijo mirando fijamente al muchacho.

    El joven se extra ms an.

    Muchacho, no s qu pueda pasar maana le indic

    el viejo. Nahun not en la voz del abuelo un aire an ms extra-

    o (si es que eso fuera posible).

    He venido hasta aqu a traerte un regalo.

    Eso fue realmente algo que el joven no esperaba, mucho

    ms viniendo de l. El viejo curandero le entreg aquel fardo

    que haba trado.

    Qu esperas, brelo

    El muchacho tom el fardo y lo puso con cuidado en el

    suelo. Lentamente fue desatando las sogas que sujetaban el pa-quete. Mientras lo haca, miraba a su padre, quien tambin ob-servaba extraado aquel fardo. Cuando termin, lo abri muy

    despacio, en l encontr un hermoso arco de color negro, tam-bin haba una bolsa alargada hecha de yanchama, cuidadosa-mente decorada con dibujos y colores, dentro de esta haban

    unas largas flechas. Nahun tom el arco con sumo cuidado,

    lo observ detenidamente y se percat del fino trabajo hecho

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  • en l. Sin duda, habran sido muchas horas de ardua labor para

    darle la forma y el acabado que tena: a cada extremo de la em-puadura, estaba el dibujo de un rbol, delicadamente tallado,

    con tres ramas por lado y otras tres en cada rama.

    Yo mismo lo hice le seal el abuelo. Est hecho

    de fresno negro, un rbol que no crece por aqu, y, debo decir,

    me cost conseguirlo. Por eso he demorado mucho tiempo en

    hacerlo, pero creo que fue un buen trabajo.

    El joven no poda creerlo. Aquel anciano, que nunca le

    haba dado alguna muestra de cario, le regalaba ese hermoso

    arco hecho por l mismo y con tanto esfuerzo.

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  • 14

    En serio, es para m?

    Ja, ja, ja Claro que es para ti!, y espero que te sirva

    cuando te marches

    Es un arco verdaderamente hermoso asever Tashn,

    interrumpiendo nuevamente al viejo. Me lo prestas, hijo?,

    quiero verlo de cerca.Nahun entreg el arco a su padre.

    Cuando te marches a cazar con tu padre dijo el

    anciano mirando fijamente al padre de Nahun, eso es lo

    que quera decir.

    El joven estaba seguro de que entre su padre y su abuelo

    exista un secreto, siempre haba sido as. Muchas veces, cuan-do l entraba, ellos callaban y hablaban de otras cosas.

    Bueno, hijo, ya es tarde y hace fro, ser mejor que te

    acuestes de una vez. Despdete del abuelo.

    Adis, abuelo, gracias por el arco.

    Adis, Nahun, y no tienes por qu agradecerlo, es

    solo un arco. Espera, antes de que te marches, quiero darte otra

    cosa ms.El anciano sac un collar de su cuello y se lo puso. El

    muchacho observ el collar. Estaba hecho con semillas y pie-dras, al centro tena un diente de algn animal, que Nahun

    crey era de un reptil, y engarzado en l haba un pequeo

    cristal ovalado. Este collar es un talismn de nuestra aldea, te traer

    suerte le seal el abuelo dndole una pequea palmada en

    el rostro. El joven se sinti algo extrao, pues esta era la nica

    vez que el viejo le mostraba un poco de cario.

  • 15

    Ya vete de una vez, muchacho.

    Nahun se march y dej a su padre junto al abuelo en

    el comedor. No durmi muy bien esa noche, tena un sueo

    intranquilo. Cuando despert, escuch que su abuelo discuta acalo-

    radamente con su padre.

    Ya te lo he dicho una y mil veces, padre! grit

    Tashn. No lo har, digas lo que digas, no lo har!

    Qu necio eres, Tashn!, ya lo tuviste por mucho tiem-po, la fecha se acerca, lo he ledo en los pallares.

    No, padre, lo que me pides no puedo hacerlo!

    Qu? No te importa lo que pase? Y qu hay con los

    pobres inocentes que arrastrars con tu locura? De una vez haz-me caso, Tashn, la lluvia de ayer no fue una casualidad, fue un

    aviso no te das cuenta?

    No, ya no quiero orte ms.

    Est bien sentenci el viejo en un tono que son

    como un lamento. Si eso es lo que has decidido, no puedo

    hacer nada ms, pero ya ests advertido; mi solucin era la me-jor para todos, incluso para l. Bueno, me marcho, despdeme

    de tu hijo, no creo que vuelva a verlo nunca ms. Y t, si algn

    da recapacitas de tu locura, bscame, ya sabes dnde dicho

    esto, el anciano se march.

    El muchacho regres a su cuarto y se tendi en el sue-lo, estaba seguro de que hablaban de l, pero qu poda ser?

    Qu tema su abuelo? Intent dormir otra vez, pero no po-da, su cabeza le daba vueltas con preguntas, recuerdos y ms

    preguntas. La lluvia no cesaba, las gotas caan raudamente al

  • 16

    igual que sus dudas. Poco a poco, lo venci el sueo, pero

    no durmi bien, soaba que corra por la selva, que algo lo

    persegua.

  • 17

    Captulo II

    El clima y el arco

    Nahun despert muy temprano, se visti y sali de la cabaa. La lluvia haba cesado ya. Toda la aldea se encontraba como

    envuelta en una espesa niebla. Siempre haca calor, ms an en

    esa poca del ao, pero esta neblina era extraa pues vena con

    un fro que calaba los huesos.

    Nahun! lo llam su padre, quien miraba tambin

    con asombro aquella extraa niebla. Entra a la casa!, an no

    has comido nada, recuerda que hoy practicaremos con el arco.

    El muchacho regres a su casa, tom unos pltanos que es-taban en un plato y bebi un largo trago de agua de su porongo.

    El abuelo se fue anoche le dijo su padre, me dijo

    que se despeda de ti. Bonito el regalo que te ha dado, no? Hoy

    lo probaremos y veremos si es tan bueno como parece.

    Y dnde practicaremos, padre?, en la selva?

    No le respondi su padre un poco nervioso,

    practicaremos detrs de la cabaa, en el descampado, pero primero esperemos a que se marche la neblina. Luego pondr

  • 19

    unos troncos y practicaremos con ellos, as lo haremos unos

    das y cuando tu puntera est afinada, nos iremos a cazar a

    la selva. Nahun sonri. Ese da practicara con el arco, uno de

    sus ms grandes sueos. Pasado el medioda, la neblina por

    fin se haba ido.

    Padre, la neblina ya se fue, podemos practicar ahora?

    Est bien, aydame a llevar estos troncos.

    Juntos llevaron los troncos, los colocaron lejos y comen-zaron la prctica de tiro. El sol estaba alto an cuando su padre

    le dijo:Creo que debemos descansar por hoy, recuerda que

    an no hemos almorzado.

    No, padre!, por favor, un rato ms, solo un tiempo ms.

    No, Nahun, podemos practicar maana y todos los

    das, por hoy es suficiente. Adems, no creo que necesites mu-cha prctica, hoy has acertado a casi todos los troncos, tienes

    muy buena puntera.

    No tan buena como la suya, padre, usted s que no

    fall ninguna.

    Eso es por los aos de experiencia, hijo, pero lo has he-cho muy bien, parece que eres muy bueno con el arco sonri

    Tashn y le dio una palmada en el hombro. En tu primera

    prctica acertaste en casi todos los lances. Maana los pondre-mos un poco ms lejos y a ver cmo nos va.

    Bueno, padre, si es que soy bueno como dice, debe

    ser porque lo hered de usted, no en vano soy su hijo y tengo

    su sangre.

  • 20

    Tashn no dijo nada, solo sonri.

    Bueno, vamos ya a la casa.

    Al da siguiente no hubo neblina y el calor era insopor-table. El suelo prcticamente pareca de fuego, casi nadie en

    la aldea sali de sus casas, todos buscaban el refugio de alguna

    sombra. Nahun y su padre eran quizs los nicos fuera de su

    choza, y esto por la insistencia del muchacho de continuar con

    la prctica, aunque fuese por una hora, porque su padre solo

    le permiti ese tiempo. El calor era de verdad endemoniado,

    nunca haba hecho uno tan fuerte como ese, al menos el joven

    no recordaba un da as.

    El clima anda medio raro, no, padre? dijo el mu-chacho limpiando el sudor de su frente.

    Tashn no dijo nada, solo se qued en silencio mirando

    hacia la selva.

    Padre? pregunt Nahun.

    Qu me decas, hijo?

    Deca que el clima est muy raro.

    S, un poco habl Tashn pensativamente. Vas a

    ver que maana esto pasa, as es la selva.

    Sin embargo, el calor no disminuy durante los siguientes

    das. Al cuarto da no haca tanto calor, pero una plaga de moscas

    invadi la aldea. Ese da, un amigo del padre los visit.

    Hola, Tashn dijo el recin llegado.

    Hola, Quensho respondi el padre del muchacho.

    Qu me dices de este clima, niebla primero, luego ca-lor, y ahora moscas, qu seguir, no? Esto me parece como una

    maldicin, seguro los apus deben estar molestos por algo. Ya en

  • 21

    la aldea se habla de eso, estn pensando hacer una ofrenda a la

    Pacha, t qu opinas?

    Tashn estaba callado y abstrado. Luego le dijo:

    S, creo que estara bien hacer la ofrenda.

    Bueno, entonces le avisaremos a tu padre para que l

    la haga, es el mejor de los curanderos de por aqu y sabr qu

    ofrendar.

    No!, mi padre, no exclam Tashn muy serio.

    Por qu? Qu pasa con tu padre?

    Nada, es solo que me dijo que se iba por un tiempo

    lejos de aqu, creo que a hacerse una limpia o algo as.

    Bueno, entonces le diremos a Shoquen que haga la

    ofrenda.

    S, me parece que l ser ms apropiado; adems, vive

    aqu en la aldea, creo que le corresponde ms a l.

    Bueno, Tashn, siempre es un placer visitarte. Dime

    una cosa, tu hijo ya cumpli quince aos, verdad?

    S, hace unos das, por qu?

    Ah!, porque sera bueno llevarlo cuando salgamos a

    cazar, un cazador ms nos sirve de ayuda.

    Est bien, yo te aviso lo de mi hijo, estoy practicando

    el arco con l. Cuando est listo lo llevaremos, pero creo que

    an le falta un poco.

    Ests seguro?, mi hijo me cont que los vio practicar

    hace unos das y le pareci que tu hijo era muy bueno, hasta

    mejor que t, si es que alguien puede ser mejor que t.

    An le falta, he dicho respondi seriamente. Yo

    ver cuando est listo.

  • 22

    Tashn le habl Quensho, dime, hace cuntos

    aos nos conocemos y somos amigos?

    No s, mucho tiempo, desde que ramos nios? Pero

    qu tiene que ver eso con Nahun?

    Quizs soy uno de los que ms te conoce. S lo que te

    pasa, no quieres que tu hijo se acerque a la selva, tienes miedo

    de que le pase algo como a su madre.

    Tashn no dijo palabra, se qued callado como recordando.

    No puedes mantenerlo por siempre en la aldea le

    dijo su amigo, algn da l tendr que afrontar su papel

    como hombre, y deber ir a la selva contigo o solo; creo que es

    mejor que vaya con nosotros, as podremos cuidarlo para que

    no le pase nada.

    l ir asegur Tashn, mirando fijamente a Quen-sho, pero no esta vez; nos acompaar cuando est prepa-rado, y eso lo decido yo.

    Al decir esto mir fijamente a su amigo.

    Est bien, como t digas, pero no te molestes conmi-go, solo quiero ayudarte.

    Lo s, lo s dijo Tashn suspirando, pero cambie-mos de tema. Y cuntame, cmo est tu hijo, faltan pocos das

    para la boda, ya tienen todo listo para ese da?

    S, amigo. Mi mujer se est encargando de todos los

    preparativos para la comida; algunos ya estn enviando regalos

    por adelantado, mi casa es un alboroto total.

    S, lo imagino. En cuanto a eso de los regalos, he pen-sado darle unas cinco cabritas que tengo para que comience su

    vida con algo de ganado.

  • 23

    Yo creo que a mi hijo le gustar ese regalo, pero no

    crees que es demasiado?

    No, no es demasiado; adems, es mi ahijado, no?

    S, lo es, pero cinco?, me parece mucho. En fin, t

    decdelo, me parece demasiado regalo, pero gracias. Bueno, te

    espero dentro de tres das para la boda, y anda temprano, he

    llevado varias tinajas con masato para brindar, no quiero co-menzar sin ti.

    No te preocupes, all estaremos.

    Me voy, Tashn, tengo que terminar de ayudar a mi

    hijo con el techado de su cabaa, no es muy grande, pero nos

    est quedando bien. Ms adelante, cuando vengan los hijos, l

    tendr que ampliarla un poco, pero por ahora, est bien para

    los dos.Dime, siempre la construy al costado del gran rbol?

    S, le dije que la hiciera al costado de la ma, pero t

    sabes cmo piensan los jvenes, cuanto ms alejados estn de

    nosotros, los viejos, mejor. Lo nico que le digo es que pronto

    quiero nietos, cinco por lo menos; su madre le dice que ella

    prefiere nietas para que le ayuden en el campo, pero yo le digo

    que quiero nietos, hombres, cazadores como su abuelo y su

    padrino. Bueno, ahora s me voy, si no, nunca terminaremos de

    techar esa cabaa.

    Tashn se qued mirando cmo se alejaba su amigo. Pen-s en la hermosa familia que tena, su buena y dedicada esposa,

    sus dos hijos y cinco hijas pronto el mayor se casara y le

    dara nietos. l, en cambio, solo tena a Nahun, y no saba por

    cunto tiempo.