primeras paginas lado oscuro porfiriato

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Trazando el mapa de una ciudad imaginaria Siempre aparecen cadáveres por aquí. Francisco Guerrero, “El Chalequero”, testigo de la corte, 1908. E n julio de 1908, El Imparcial, un diario de la Ciudad de México, publicó una serie de artículos sobre La Bolsa, un vecindario pobre ubicado al noreste en las afueras de la ca- pital. Al igual que el contaminado Río del Consulado, La Bolsa mantenía una reputación terrible entre las clases altas del porfi- riato. Al mismo tiempo, los lectores, que tenían cierta fascinación por ese barrio, consumían ávidamente los reportes sobre los re- cientes crímenes pasionales ocurridos allí. Esperando capitalizar este mórbido interés, el diario envió a un reportero a esta colonia. La siguiente serie de reportajes arrojó un interesante material de lectura. El reportero anónimo comenzó su viaje describiendo, con un tono de suspenso, su entrada en La Bolsa. Como si estuviera descendiendo por los círculos exteriores del infierno, el viajero urbano notó que los edificios se veían más decrépitos mientras más se internaba en el vecindario. Tras ahuyentar a un grupo de niños hambrientos logró hacerse por fin de los servicios de un guía. En- tonces llegó el momento crucial: hacer contacto con los residentes. El reportero entrevistó a varios de ellos, enfatizando el evidente estado rudimentario de sus condiciones de vida y el lenguaje or- dinario que usaban. Al final, a pesar de las objeciones hechas por uno de los residentes, concluyó que La Bolsa era un foco de “in- fección, mal e infamia” y que debía ser demolido. 21 1

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James Alex Garza

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Trazando el mapade una ciudad imaginariaSiempre aparecen cadveres por aqu. Francisco Guerrero, El Chalequero,testigo de la corte, 1908.En julio de 1908, El Imparcial, un diario de la Ciudad de Mxico, public una serie de artculos sobre La Bolsa, un vecindario pobre ubicado al noreste en las afueras de la ca-pital. Al igual que el contaminado Ro del Consulado, La Bolsa mantena una reputacin terrible entre las clases altas del por-riato. Al mismo tiempo, los lectores, que tenan cierta fascinacin por ese barrio, consuman vidamente los reportes sobre los re-cientes crmenes pasionales ocurridos all. Esperando capitalizar este mrbido inters, el diario envi a un reportero a esta colonia. La siguiente serie de reportajes arroj un interesante material de lectura. El reportero annimo comenz su viaje describiendo, con un tono de suspenso, su entrada en La Bolsa. Como si estuviera descendiendo por los crculos exteriores del inerno, el viajero urbano not que los edicios se vean ms decrpitos mientras ms se internaba en el vecindario. Tras ahuyentar a un grupo de nios hambrientos logr hacerse por n de los servicios de un gua. En-tonces lleg el momento crucial: hacer contacto con los residentes. El reportero entrevist a varios de ellos, enfatizando el evidente estado rudimentario de sus condiciones de vida y el lenguaje or-dinario que usaban. Al nal, a pesar de las objeciones hechas por uno de los residentes, concluy que La Bolsa era un foco de in-feccin, mal e infamia y que deba ser demolido.211El lado oscuro del porfiriato 02_3as.indd 33 6/9/08 11:15:42 AM34El lado oscuro del porriatoLa expedicin, casi como de safari, que realiz el reportero a La Bolsa, similar al viajero de El corazn de las tinieblas de Joseph Conrad, presenta una mirada convincente no slo de los mrgenes de la Ciudad de Mxico en la ltima parte del periodo porrista, sino tambin de la mentalidad de la lite urbana. El articulista, sin conocer la verdadera naturaleza de La Bolsa, un refugio para in-migrantes desolados por la pobreza provenientes del Mxico rural, cre una imagen que se ajustaba a las necesidades y a la voluntad de la clase alta de la capital, quienes solan ver a los pobres como la fuente de una epidemia imaginaria; y, a las colonias del tipo de La Bolsa, como cloacas literalmente de vicio y perdicin. A los ojos del reportero, la ubicacin de La Bolsa corresponda al otro lado; una idea que se haba jado en la conciencia pblica por ms de 20 aos.Sin embargo, de dnde vino esta idea? En general, las lites del porriato vean a las colonias populares como si fueran slo parte de un mundo ms grande parcialmente oculto. Para nales del siglo XIX, la Ciudad de Mxico contaba con docenas de vecin-darios de gente de clase obrera y con cientos de pulqueras, ve-cindades, burdeles, fondas y albergues para vagabundos. Estos recintos sociales sirvieron como refugio para una subclase urbana que las lites vieron cada vez con mayor temor. Sin embargo, para los pobres, stos eran espacios donde las relaciones sociales se establecan y rearmaban. Los distintos cementerios de la ciudad, as como sus principales prisiones, Beln y Lecumberri, funcio-naban de esta misma manera a pesar de las objeciones de algunos crticos provenientes de la lite. Aunque la gente pobre de la ciu-dad vea y utilizaba esta topografa social tanto para la recreacin como para tejer una red social, la lite de la ciudad la perciba de modo distinto. Los peridicos de la Ciudad de Mxico hicieron popular esta percepcin, reforzada por numerosos informes guber-namentales y relatos de viajeros. Como resultado, las lites inven-taron un mundo criminal subterrneo y lo colocaron entre y dentro del mundo de la pobreza citadina.El lado oscuro del porfiriato 02_3as.indd 34 6/9/08 11:15:43 AM35 Trazando el mapa de una ciudad imaginariaEl centro del imperioPara el gobierno porrista, la Ciudad de Mxico no slo funciona-ba como la red del poder nacional, sino tambin como el centro del orden y el progreso. Por lo mismo, las lites de la capital lu-charon por tener el control de la clase baja emergente. El rgimen, por ejemplo, mantuvo la divisin tradicional de la Ciudad de Mxi-co en ocho territorios principales o distritos. Cada distrito contena numerosas colonias o vecindarios, algunos ociales y otros no. Fuera de la ciudad, pero todava dentro del Distrito Federal, uno poda ubicar toda suerte de pequeas aldeas y pueblos conectados a la capital a travs de una red de caminos y vas del tren. Sin embargo, esta topografa ocial no coincida con la verdadera ciu-dad: un mosaico de colonias y barrios pobres bien conocidos por sus habitantes. Era sta ciudad la que le preocupaba a la clase de la lite.22Historia, inmigracin y sabidura popular se haban combinado para formar las bases del submundo citadino. En busca de oportuni-dades econmicas o por placer, la clase baja deambulaba a voluntad por la Ciudad de Mxico, desaando constantemente a las autorida-des. De la misma manera que los reformistas coloniales de la Casa Borbn, quienes trataban de controlar el comportamiento de la gen-te, las lites porrianas crean que regulando las pulqueras y otros lugares frecuentados por la clase trabajadora limitaran ecazmente las actividades sociales de la clase baja.23 stas slo eran buenas intenciones. La gente pobre de la Ciudad de Mxico desobedeca con frecuencia las leyes que regan su comportamiento o manifes-taba abiertamente su desconocimiento de tales restricciones.La inmigracin de la gente del campo a la ciudad intensic las preocupaciones principales de la lite. Tras varias dcadas de desarrollo econmico, la poblacin de la Ciudad de Mxico haba aumentado a 12 millones en 1895, la fecha del primer censo conable. Aunado a esto, los desplazamientos econmicos al interior del pas haban alimentado una ola de inmigracin a El lado oscuro del porfiriato 02_3as.indd 35 6/9/08 11:15:43 AM36El lado oscuro del porriatola capital. En 1877, por ejemplo, la poblacin de la Ciudad de Mxico era aproximadamente de 230 mil habitantes. En 1900 era de 344 721 y para 1910, al nal de la poca porriana, era de 471 066. Un porcentaje considerable de la poblacin de la capi-tal (40 por ciento) se conformaba por personas menores de 30 aos de edad. Las lites porrianas vean esta tendencia como algo preocupante.24Por lo tanto, el gobierno intent tomar el control de la situa-cin instalando subestaciones de polica en cada uno de los ocho distritos. De forma muy parecida a los mtodos de sus homlo-gos coloniales en Asia y frica, los administradores municipales conaban en dividir un espacio geogrco en zonas reguladas, facilitando la tarea del gobierno.25 Aunque la ubicacin de cada subestacin cambiaba, la red de distritos obedeca a una distribu-cin caprichosa. Por ejemplo, la cuadrcula del mapa comenzaba con el primer distrito, que estaba ubicado en el sector noreste de la capital. El tercer, cuarto, quinto y sptimo distritos estaban ubicados al oeste. Del mismo modo, a lo largo de la parte sur, el segundo distrito estaba en el este, con el cuarto, sexto y octavo al oeste. El tamao y la forma de cada distrito era irregular, herencia de antiguas divisiones coloniales y de fronteras prehispnicas. Co-mo resultado, no se poda clasicar una seccin completa ni como segura ni peligrosa; por ejemplo, la parte norte del tercer distrito era considerada de riesgo, pero la seccin de la parte sur, que llegaba al centro de la ciudad, era relativamente segura gracias a las numerosas patrullas de la polica apostadas en las esquinas de las calles del centro.26Las autoridades municipales hicieron todo lo posible para regular el desarrollo de las colonias urbanas que conformaban cada distrito, creyendo que algunas eran fuentes constantes de crimen y desorden. En 1875, el concejo de la Ciudad de Mxico aprob una ley en la que se estableca que cualquiera que intenta-ra formar un nuevo vecindario deba solicitar primero un permiso y proporcionar la informacin acerca de la viabilidad del proyecto.27 El lado oscuro del porfiriato 02_3as.indd 36 6/9/08 11:15:43 AM37 Trazando el mapa de una ciudad imaginariaLas normas de 1875 representaban el primer intento por imponer un sentido de orden en el desarrollo de los vecindarios, ya que varios de los existentes haban crecido de manera informal a lo largo del siglo XIX. Mientras algunas colonias eran planeadas, otras eran antiguos patrimonios que se desarrollaron a partir de las par-celas indgenas o barrios. Conforme la capital fue creciendo, estos barrios fueron absorbidos y urbanizados lentamente, pero su ca-rcter tradicional permaneci. La estabilidad poltica, el traslado de la gente adinerada del centro de la ciudad a vecindarios recien-temente planeados, la inmigracin de la gente del campo a los sectores pobres, y lo ms importante, la llegada de la moderni-dad porriana, fueron todos factores que contribuyeron a la crea-cin de las colonias de la Ciudad de Mxico.28La modernidad urbana del porriato se traduca en avances tecnolgicos como el alcantarillado y el agua corriente en lugar de las letrinas al aire libre que se encontraban comnmente en los barrios ms pobres ubicados sobre todo en las zonas este, noreste y sureste de la ciudad; varios de ellos se encontraban en la peri-feria donde la ciudad lindaba con el campo. En un sentido, estas colonias no formaban parte de la metrpoli; estaban fuera de su modernidad social y ms bien pertenecan al campo, aunque de manera informal. En contraste, los desarrollos ms nuevos y segu-ros se encontraban en el ala oeste de la ciudad, a lo largo del Pa-seo de la Reforma, donde un majestuoso bulevar era frecuentado por la gente adinerada. La proteccin de la polica era buena en esta zona al igual que en el rea del centro, lugares considerados generalmente como las reas ms bellas y culturales de la ca-pital. Sin embargo, en las zonas de pobreza la polica escaseaba y a veces desapareca por completo. Mientras que los historiadores generalmente han identicado a las colonias modernas de la Ciu-dad de Mxico (la Roma y la Condesa) como caractersticas del desarrollo porriano, tambin debemos considerar un producto de l a los barrios pobres como La Bolsa, ya que fueron resultado directo de las polticas econmicas del rgimen.29El lado oscuro del porfiriato 02_3as.indd 37 6/9/08 11:15:43 AM38El lado oscuro del porriatoLa historia del otro ladoEl primer distrito, ubicado cerca del lago de Texcoco (que para nes del siglo XIX estaba casi seco y ya no era ni la sombra de lo que haba sido), albergaba colonias como La Bolsa, y era conside-rado por las lites como la zona ms peligrosa e insalubre de la capital. En el primer relato, el intruso que visit La Bolsa se en-contr con lo que los observadores contemporneos decan que era la cuna del crimen. Los viajeros describan las calles del barrio como polvorientas y sin pavimentar, propensas a inundaciones y lodazales en la poca de lluvias. Fue llamado gueto autctono por al menos una gua de viajeros, y a los visitantes se les reco-mendaba enrgicamente evitar sus calles sucias y llenas de mi-crobios, donde se deca que vistas repulsivas y olores del mal ofenderan a la gente decente, y donde chozas improvisadas do-minaban el paisaje. Las condiciones en La Bolsa eran considera-das inferiores a las del resto de la ciudad, pero los planes para remediar esa situacin eran bastante vagos. En 1903, algunos re-sidentes pidieron al concejo de la ciudad que pavimentara las calles y se instalara alumbrado pblico. El concejo no aprob la peticin bajo el argumento de que, en principio, nunca haba sido aprobado el desarrollo mismo de la colonia.30El Paseo de la Reforma hacia 1900.El lado oscuro del porfiriato 02_3as.indd 38 6/9/08 11:15:43 AM39 Trazando el mapa de una ciudad imaginariaLa ubicacin de La Bolsa y sus relativamente baratos costos de vida, hicieron de ella un destino natural para los mexicanos recin llegados al Distrito Federal. Sin embargo, el aislamiento del barrio y el carcter de esos mismos inmigrantes crearon la percepcin de que las actividades criminales eran un lugar co-mn. Las lites imaginaban lo peor. Por ejemplo, el periodista de El Imparcial describe una extravagante pulquera llamada Los Templados. Supuestamente, las paredes del edicio estaban de-coradas con murales que plasmaban escenas de peleas, asesinatos y campesinos heridos. Las pulqueras, ubicadas por lo regular en las esquinas y pintadas con murales coloridos, provocaban fre-cuentemente el enojo de las lites, quienes las calicaban de fuen-tes del crimen y la prostitucin. Los Templados pudo o no haber existido, pero como representacin del crimen mantuvo un lugar importante en la imaginacin ocial. Las lites de la ciudad in-cluyeron en sus opiniones a los habitantes de La Bolsa; utilizaban trminos como indigente, borracho y de apariencia siniestra para denir al habitante promedio. Un crtico, por citar un ejem-Los Templados. El Imparcial, 3 de julio de 1908.El lado oscuro del porfiriato 02_3as.indd 39 6/9/08 11:15:43 AM40El lado oscuro del porriatoplo, registr que las mujeres de La Bolsa parecan brujas y tenan nombres como Mujer loba y La mula. Adems, en la colonia uno poda encontrar lugares de esparcimiento con nombres como El trinche del diablo, El pequeo retoo y La casa blanca. Por la noche, se encenda todo aquello que funcionaba con gas y electricidad, y la msica comenzaba a salir de los antros de la zona.31Las lites porrianas, al referirse a La Bolsa, construyeron una descripcin contraria a la idea nacional de orden y progreso. Sin embargo, esos relatos sirvieron al mismo propsito: validar la idea de la ciudad ideal al tachar a los barrios pobres y sus habi-tantes como propensos al crimen y la enfermedad. Por ejemplo, El Imparcial coment que La Bolsa se cre a principios de la dcada de 1880 como un campo de trabajo para los trabajadores ferroca-rrileros pero, conforme pas el tiempo, la colonia se convirti en un nido del crimen. La Bolsa representaba los peligros a los que se enfrentara el orden porrista. Desde sus orgenes enraizados en la modernidad (el ferrocarril), esa colonia se haba convertido en un refugio para ladrones y asesinos, quienes se oponan al progreso. Tales descripciones eran muy frecuentes. Anne McClintock arma que los novelistas y escritores londinenses transformaron el barrio del este de Londres en un panorama colonial habitado por gente sin pasado. Los exploradores citadinos que viajaban por el distrito se sentan seguros de su superioridad moral frente a la ftida re-putacin de aquel chiquero. Las lites porrianas tenan una ac-titud similar y utilizaron los mismos trminos al describir los edicios, calles y residentes de La Bolsa.32La historia de La Bolsa fue contada una y otra vez con des-cripciones ociales de otras colonias de las afueras, incluyendo La Maza, Valle Gmez, Morelos, Del Rastro y los antiguos barrios indgenas de Tepito, San Sebastin y Carmen, entre otros. Tepito, cuyo nombre original era Mecamalinco, data de la poca de la Colonia. Para la dcada de 1880, el barrio haba cambiado su nombre indgena, pero haba conservado la pobreza, transformn-El lado oscuro del porfiriato 02_3as.indd 40 6/9/08 11:15:44 AM41 Trazando el mapa de una ciudad imaginariadolo en una zona peligrosa a los ojos de los observadores de la ciudad. Conformado por miles de migrantes rurales, quienes vi-van en moradas a punto de caerse o en vecindades, Tepito adqui-ri una reputacin extica, un aura de criminalidad a pesar de que la mayora de sus residentes eran artesanos de la clase trabajado-ra. Incluso conserva esa fama hasta el da de hoy.33En relacin con las otras colonias del distrito, la historia fue la misma. Valle Gmez, por ejemplo, contaba con muy pocos o nulos servicios, ya que la colonia se desarroll sin permiso ocial y por ello los padres de la ciudad se libraron de proveerla de ser-vicios bsicos como agua corriente y drenaje. Aunque se haba apostado un destacamento de polica montada en las proximida-des, el crimen continuaba desenfrenado. En 1899, particularmen-te en un horrible incidente, dos trabajadores, Alberto Ziga y Camilo Mimbera, sorprendieron a cinco hombres robando sumi-nistros de un campo de trabajo. Tontamente, Ziga y Mimbera intentaron impedir el robo, y por ello fueron atacados inmediata-mente por un grupo de hombres armados. Ambos hombres huyeron Tipos populares. leo. Escena que muestra la vida en un barrio popular.El lado oscuro del porfiriato 02_3as.indd 41 6/9/08 11:15:44 AM42El lado oscuro del porriatoa lo largo de un ptrido canal cercano, pero Mimbera resbal. Los ladrones le cayeron encima y lo destriparon furiosamente a golpes de cuchillo. Cuando por n lleg la polica, Mimbera estaba muer-to; sus intestinos, de acuerdo con el informe del peridico, otaban sobre el agua contaminada.34El lenguaje fuerte usado por la lite para describir a las colo-nias populares en trminos violentos tambin inclua un tono mora-lista. El periodista de El Imparcial lo resumi de la mejor manera cuando arm que La Bolsa era moralmente un mal lugar porque sus calles sucias y casas en ruinas estaban hechas especialmente para el crimen. La mirada colonial era evidente. Al describir La Bolsa y sus vecindarios hermanados en esos trminos, las lites porrianas calicaban a los pobres de la ciudad como moralmente corruptos y al mismo tiempo se elevaban ellos como jueces superio-res. Las inquietudes del gobierno relacionadas con la higiene pro-piciaron este pensamiento. Las autoridades del gobierno, al igual que los editores de los peridicos, crean que si los pobres fuesen ms limpios, seran menos propensos a cometer crmenes. La si-tuacin econmica de pobreza era ignorada; el gobierno se con-centr en lo que estaba mal con los mexicanos pobres, no en lo que estaba mal con la sociedad mexicana.35Las descripciones ociales del Tercer Distrito tambin con-denaban a los pobres y su mundo. Considerado como peligroso e infestado de crmenes, este distrito albergaba dos de las colo-nias ms peligrosas de la capital: Peralvillo y Santa Ana. Peral-villo estaba situada al extremo norte del distrito, a lo largo del ftido Ro Consulado, y sirvi de locacin de innumerables asal-tos y asesinatos. El vecindario cobr fama en la dcada de 1880 como la guarida de Francisco Guerrero, un asesino serial tam-bin conocido como El Chalequero. Su relativo aislamiento geogrco y poltico contribuy sustancialmente a la realizacin de los crmenes de Guerrero, que incluan violaciones y asesi-natos de varias mujeres. Un observador declar que Peralvillo estaba lleno de todos los vicios y miserias que la capital poda El lado oscuro del porfiriato 02_3as.indd 42 6/9/08 11:15:45 AM43 Trazando el mapa de una ciudad imaginariaproducir. Ms an, Peralvillo y Santa Ana eran centros de pros-titucin bien conocidos. Conrmando algunas de las fantasas de la lite, las prostitutas sacaban provecho de las numerosas pul-queras de la regin, as como de lugares aislados, como las cer-canas llanuras de Alcanfores; un campo en el que uno poda escaparse de las miradas curiosas. En esta zona haba una mez-cla singular de lo sagrado y lo moderno. Eso se notaba, por ejem-plo, en las terminales de los ferrocarriles Nacional e Hidalgo; en los Misterios, con su serie de monumentos religiosos alineados al borde del camino que conduca al pueblo Guadalupe-Hidalgo; y en la pista del antiguo hipdromo de Peralvillo. Quiz respon-diendo las preocupaciones del gobierno por el crimen, la pista fue trasladada en 1910 a la ms segura colonia Condesa. Mientras que la Terminal Nacional de ferrocarriles era considerada segura, la estacin de trenes de Hidalgo, que llevaba a los pasajeros al es-tado de Hidalgo y lugares intermedios, tena una reputacin peli-Vista de una estacin de trenes de la poca.El lado oscuro del porfiriato 02_3as.indd 43 6/9/08 11:15:45 AM44El lado oscuro del porriatogrosa entre la gente educada, quien sola culpar a la clientela rural por los crmenes ah cometidos.36Los distritos restantes en el rea norte, el quinto y sexto, eran considerados, por lo general, como ms seguros por los observado-res. La colonia Guerrero, de clase trabajadora, estaba ubicada en el quinto distrito. Siendo sta uno de los vecindarios ms grandes de la ciudad, comenz primero como un barrio de artesanos y trabaja-dores e incluso all vivan algunos miembros de la clase media en las partes que colindaban con el parque Alameda. La colonia alber-gaba un gran nmero de vecindades y pulqueras. Por estar al lado de la Alameda, algunos residentes contaban con la proteccin de la polica, pero los ociales estaban concentrados principalmente cer-ca de los sitios arbolados del parque, no en las calles alejadas. Cerca, en el sptimo distrito, estaba el enorme depsito de trenes de la Central Mexicana al igual que la colonia Santa Mara la Ribe-ra. A diferencia de la Guerrero, la colonia Santa Mara estaba for-mada, en su mayor parte, por gente de clase media y haba sido originalmente hogar de muchos gobiernos. El viejo dicho al otro lado de las vas, literalmente quedaba bien en este caso, con las dos colonias separadas tan slo por las vas de la estacin del tren que crecan sin orden alguno.Prxima ah estaba la colonia Chopo y, en el extremo oeste del distrito, las colonias Tlaxpana, Santo Toms y Santa Julia, to-das pertenecientes a la municipalidad de Tacuba.37Durante el porriato, Santa Julia tuvo muy mala acogida por la prensa debido a las hazaas de Jess Negrete, El tigre de Santa Julia; un bandido, mujeriego y asesino que deambulaba por el Distrito Federal en la primera dcada del siglo XX. La co-lonia Santa Julia era el lugar favorito de paseo de Negrete, ya que varios de sus habitantes le daban refugio con cierta frecuencia. La colonia tena mala reputacin; se le consideraba una fuente del crimen, convirtindola, en efecto, en la contraparte oeste de La Bolsa. En 1909, por ejemplo, los informes de la prensa exa-geraron la historia de una mujer que haba abandonado la casa El lado oscuro del porfiriato 02_3as.indd 44 6/9/08 11:15:46 AM45 Trazando el mapa de una ciudad imaginariade sus padres en busca de una aventura, slo para terminar muer-ta en las turbias aguas del ro San Joaqun, un auente localizado en el extremo sur de la colonia. La polica supuso que la mujer haba cado presa de varios hombres en la Alameda de Anzures, una gran extensin de parque natural cerca del castillo de Cha-pultepec. Los asaltantes no identicados habran matado a la vc-tima en el parque y habran arrojado su cuerpo al ro, segn la polica. Unos trabajadores que se dirigan a las haciendas aleda-as descubrieron el cuerpo. Aunque nunca se encontr a los ata-cantes, la polica concluy que los asesinos provenan de la clase baja; por lo tanto, los agentes distribuyeron fotografas del cuerpo en las pulqueras con la esperanza de que alguien identicara a los asesinos.38Los predios y colonias del sur tambin tenan una reputacin combinada. En la esquina sureste estaba el segundo distrito que corresponda a San Lzaro, Santa Anita, Candelaria de los patos, La Soledad, La Palma, San Pablo, San Pedro, y Santa Cruz. Como uno puede adivinar a partir de los nombres, la mayora de estas colonias crecieron alrededor de las iglesias. San Lzaro, por ejem-plo, comenz siendo una ciudad colonial, pero conforme creci la capital se convirti en un suburbio para la clase trabajadora. En 1900, la Penitenciara Nacional, la primera prisin moderna de Mxico, abri sus puertas en la colonia. Cerca de ah tambin estaba el Hospital Jurez, un destino recurrente para las vctimas del crimen. Asimismo, la tendencia de la clase media a conver-tirla en terrenos de uso industrial le aadieron una atmsfera insalubre, como un matadero de cerdos que produca manteca, velas y jabn. Adems de que, ms al sur, en Zoquipa, estaba el tiradero de basura.39El canal de la Viga fue un elemento muy importante en esta rea. Naca en Xochimilco y serva como una ruta para traer a la ciudad productos agrcolas de los alrededores del valle, pero tam-bin funcionaba, en algunas partes, como un desage al aire libre. Sin embargo, esta funcin no era tan importante para la clase El lado oscuro del porfiriato 02_3as.indd 45 6/9/08 11:15:46 AM46El lado oscuro del porriatoPenitenciara de la Ciudad de Mxico, inaugurada por Porrio Daz en 1900.Canal de la Viga.El lado oscuro del porfiriato 02_3as.indd 46 6/9/08 11:15:46 AM47 Trazando el mapa de una ciudad imaginariatrabajadora fue ms que nada una zona de recreo. Tradicionalmen-te, los mexicanos adinerados siempre haban disfrutado de un pa-seo por el pintoresco canal. Muchos pueblos formaban parte del curso del canal, el ms famoso era Santa Anita, con sus mltiples tiendas, restaurantes y pulqueras, todas llenas de gente comiendo tamales y bebiendo pulque de sabores en temporada de vacaciones. Sin embargo, durante el porriato, Santa Anita y el canal adquirie-ron una desagradable reputacin como un lugar donde se llevaban a cabo peleas sangrientas. Un observador apuntaba que una mane-ra de saber si Santa Anita haba estado concurrida o no un domin-go, era leer en los peridicos del lunes el nmero de peleas que se haban desatado. En 1896, la polica comenz, aparentemente, a implementar cierta ley y orden en las cercanas previniendo peleas y restringiendo la venta de pulque. Como resultado, gente de ma-yor razn comenz a frecuentar Santa Anita. Aun as, esto no cambi la reputacin ordinaria de la zona, y el canal continu atrayendo sobre todo a familias de clase trabajadora.40Las lites porrianas se sentan ms cmodas en el centro de la capital, con su conjunto de tiendas y restaurantes de moda. La parte norte del cuarto distrito, por ejemplo, abarcaba el Zcalo y el distrito de negocios de la calle Plateros. ste era el corazn del gobierno; con ocinas tanto del gobierno nacional como municipal, as como la jefatura de polica ubicada en la zona. Durante el por-riato, el Zcalo era una explanada llena de rboles rodeada de carriles para los tranvas. Pero en la noche, prostitutas y parejas de amantes frecuentaban el rea. Dado que haba varios hoteles, negocios y ocinas de gobierno el rea del centro era patrullada constantemente, pero eso no detuvo a los pobres ni, como veremos ms adelante, a los elementos criminales para reclamar los espa-cios pblicos.41La Ciudad de los Palacios todava posea un gran nmero de edicios coloniales durante la ltima parte del siglo XIX, y varios de ellos se encontraban en el sexto distrito. Durante el porriato esta regin creci rpidamente. A mediados de la dcada de 1880, El lado oscuro del porfiriato 02_3as.indd 47 6/9/08 11:15:46 AM48El lado oscuro del porriatoCampo Florido, el cementerio para gente de clase baja, marc sus lmites al sur, pero para 1910 haban aadido, ms hacia el sur, nuevas calles que llegaban al Panten Francs. Varios monumen-tos y lugares conocidos estaban ubicados en este distrito, inclu-yendo las colonias Hidalgo y San Antonio Abad, la Ciudadela, la fuente de Salto del Agua y la crcel municipal Beln. Tambin las tabernas y casas de huspedes pblicas, conocidas como me-sones, eran frecuentes en ciertas zonas consideradas peligrosas. Una de ellas era el barrio del Nio Perdido. Algunos contempo-rneos describieron este vecindario como lleno de miasmas pes-El lado oscuro del porfiriato 02_3as.indd 48 6/9/08 11:15:47 AM49 Trazando el mapa de una ciudad imaginariatilentes que producan una atmsfera asxiante. Debido a que las vecindades eran comunes, los observadores, fascinados con las vidas de los pobres, las describan en trminos tristes aunque exticos: familias viviendo amontonadas con nios desnudos co-rriendo por todos lados. Los residentes, hurgando entre los nu-merosos montones de basura de la zona, iban acompaados, por lo regular, de perros hambrientos, cerdos y los siempre presentes zopilotes o buitres. Un espectador comn declar que tan lejos de la inuencia de la civilizacin, la mano del gobierno no toca ese lugar rerindose a Nio Perdido y sus vecinos. Asimismo, Zcalo de la Ciudad de Mxico.El lado oscuro del porfiriato 02_3as.indd 49 6/9/08 11:15:47 AM50El lado oscuro del porriatoexistan otros barrios en el distrito que tenan nombres exticos como Tlaxcoaque y Santa Cruz Acatln, recuerdos de un pasado indgena.42A lo largo de los lmites del suroeste de la ciudad quedaba el futuro de la Ciudad de Mxico, o al menos eso queran creer las lites. Aunque algunas colonias en el octavo distrito eran de clase media baja, como la colonia San Rafael, los vecindarios ubicados en Paseo de la Reforma y la avenida Veracruz (hoy Insurgentes Sur) eran claramente desarrollos modernos. Las colonias Cuauht-moc, Jurez, Roma y Condesa se encontraban ah; su diseo era una mezcla de arquitectura de estilo europeo y de sueos porria-nos. Las calles elegantes y las casas espaciosas de los ricos podan verse desde el castillo de Chapultepec, contrastando con los ho-gares esculidos de Santa Julia o con los adobes rurales del mu-nicipio de Tacubaya, un pueblo cercano que estaba en proceso de convertirse en un lugar de descanso para la clase alta. Los resi-dentes de estas colonias tenan poco que temer del crimen y de la clase baja, excepto por los mendigos y la servidumbre que robaban a los dueos de las casas.43Antros de placerPara la clase baja de la ciudad, la vida presentaba retos constan-tes pero tambin fuentes interminables de placer. Mientras que la enfermedad, el desempleo, el hambre y el crimen constituan los peligros; la bebida, la prostitucin y las apuestas eran formas de escapar de las presiones de la vida citadina. Aunque las lites tambin beban, cruzaban apuestas y frecuentaban burdeles, su versin de estas actividades no era condenada. En lugar de eso, ellos criticaban a los pobres por beber pulque y gastar su salario en juegos de cartas y prostitutas. Para las lites, estas actividades no eran modernas en el sentido porriano sino actividades poten-cialmente peligrosas.44El lado oscuro del porfiriato 02_3as.indd 50 6/9/08 11:15:47 AM