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  • 7/27/2019 Primeras Paginas ABC Vallenato

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    Julio Oate Martnez

    El abc delvallenato www.puntodelectura.com/co

    Empieza a leer... El abc del vallenato

    http://www.puntodelectura.com/co/
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    Ttulo original:El abc del vallenato

    2003, Julio Oate Martnez

    De esta edicin: 2013, Distribuidora y Editora Aguilar,Altea, Taurus, Alfaguara, S.A.Carrerae11A N 98-50, oficina 501Telfono (571) 7 05 77 77Bogot - Colombia

    Del prlogo: Daniel Samper Pizano (2003) Del eplogo: Ariel castillo Mier (2003)

    Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara, S.A.Beazley 3860. 1437 Buenos Aires Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara, S.A. de C.V.Avda. Universidad, 767, Col. del Valle,Mxico, D.F. C.P. 03100

    Santillana Ediciones Generales, S.L.Torrelaguna, 60. 28043 Madrid

    Diseo de cubierta y armada interior: Editorial El MalpensanteFoto de cubierta: Acordeonero fotografiado

    por Nereo Lpez en La Paz (hoy Cesar, entonces departamentodel Magdalena) en 1954.

    Primera edicin: abril de 2003

    ISBN: 958-704-071-6Printed in Colombia- Impreso en Colombia

    Todos los derechos reservados.

    Este libro no puede ser reproducido por ningn medio,ni en todo ni en parte, sin el premiso del editor.

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    A mis padres Julio y Clara,a quienes debo todo lo que soy.

    Ser vallenato es ms

    que un gentilicio

    o un aire musical.Es una visin del mundo

    y una postura ante la vida

    Nicola Stornelli Jr.

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    Agradecimientos

    Muchas personas e instituciones me ayudaron en la investigacin y

    correccin de este libro. Por ese motivo quiero agradecer la inva-luable colaboracin y apoyo de Ariel Castillo Mier y su hermanoManuel Castillo Mier, quienes prepararon y pusieron a punto la pri-mera versin del manuscrito; a Marelvis Prez y Helen Ferro, quedigitaron la totalidad del texto; a lvaro Ruiz Hernndez por la ase-sora histrica; a Dorian Fayad, Marvin Cuel, Freddy Montero Ca-bello, Bladys Aramendis, Jos Arcn, Oswaldo Sarmiento, EfranQuintero Arajo, Celso Castro Castro, Guillermo Snchez, Daro yRoberto Pavajeau por sus numerosos aportes en el tema de la dis-cografa; a Celso Guerra Gutirrez, Ivn Gil Molina, Jaime Prez Pa-rodi y Sergio Santana por los detalles que me subrayaron aqu y all;a la Sociedad de Autores y Compositores de Colombia, Sayco, revis-ta Cambio, Discos Fuentes, Codiscos, Sonolux, Sony, Discos Tropi-cal, Biblioteca Nacional de Colombia, Archivo El Tiempo, ArchivoEl Heraldo, Archivo El Piln, Ralph Mercado Music, Discos sar, Co-

    bo Music, La Musiteca, El Palacio Musical, Nereo Lpez, Julio CsarGil Zubira, Michael Llewellyn y Nfer Durn por haberme facilita-do toda clase de material grfico; a Juan Miguel lvarez, ClaudiaBedoya, Camilo Jimnez y Mario Jursich Durn, de la editorial El

    Malpensante, que asumieron la dispendiosa tarea de editar y dise-ar el libro; y, por ltimo, a Daniel Samper Pizano y a la editorial por

    su fe en este proyecto.

    J. O. M.

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    Prlogo

    Toda suerte de especmenes habitan el cada vez ms concurrido

    planeta vallenato: compositores, letristas, cantantes, msicos, parran-deros, productores, investigadores, sabios, aficionados, profetas y

    usufructuarios. Conozco msicos estupendos que ignoran el contex-

    to antropolgico del vallenato; profundos socilogos del merengue

    que son incapaces de empuar una guacharaca; investigadores que

    no podran silbar una meloda de tres notas; profetas que han queri-

    do convertir sus creencias en dogma, y empresarios que, ignorndolo

    todo sobre el vallenato, viven lujosamente del esplendor comercial

    de esta msica.

    He llegado incluso a tener trato con personas que han traducido

    al ingls o al francs algunos de los cantos ms famosos, y soy amigo

    de un prestigioso abogado espaol que sabe de memoria decenas de

    paseos y sones y los interpreta en Madrid con excelente voz ceceada

    a la primera provocacin o al segundo vino, pero que jams ha pisa-

    do un metro de tierra de Valledupar, El Paso o San Jacinto.

    En este mundo ancho y cada vez ms populoso, pocos casos separecen al de Julio Oate Martnez. Julio es al mismo tiempo inves-

    tigador, compositor de xito, buen cantante, parrandero, letrista,

    sabio sin drselas de profeta, divulgador del vallenato sin aspiracio-

    nes a enriquecerse con l y, como si fuera poco, coleccionista de

    discos, textos e instrumentos musicales colombianos.

    Oate no echa carreta. En una ciencia la vallenatologa don-

    de se autogradan a diario Doctores en Vaguedades, l es preciso en

    sus ideas y profuso en sus pruebas. Para cada dato que suministra sue-

    le ofrecer un documento de respaldo. Tampoco pontifica, aunque

    el tema sea propenso para la hinchazn de pontfices. Nunca habla

    como iluminado, ni pretende tener la verdad revelada. Est atento

    siempre a aprender nuevas cosas y a escuchar a sus interlocutores.

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    Adems, Julio Oate es ecumnico. Siendo nativo de Villanueva,

    y habindose criado en predios del vallenato de La Provincia lo

    que algunos llaman vallenato valduparense, admira, quiere y valora

    en toda su importancia la msica de acorden de otras latitudes,

    como las sabanas de Bolvar y las mrgenes del Magdalena.

    Lo mejor es que, ajeno a envidias, despliega una admirable gene-

    rosidad para compartir lo que sabe, lo que tiene, lo que cree.

    De alguien con estas caractersticas no se poda esperar ms que

    un libro ptimo, y ste lo es. Lo conoc y disfrut desde su primer

    manuscrito, hace ya un par de aos, y desde entonces he tenido la

    aspiracin de que salga a la luz para que todos los amantes del valle-

    nato puedan leerlo y alojarlo en su biblioteca. Ahora tengo el placer

    de cumplirle a Julio el viejo y honroso compromiso de escribir unasmodestas lneas introductorias a este texto que alguna vez llamEn-

    ciclopedia britnica del vallenato.

    El lector no slo podr conocer en l la evolucin de la msica

    vallenata, sus instrumentos, sus intrpretes y sus personajes, sino tam-

    bin sus curiosidades y algo muy importante sobre lo que siempre

    ha faltado visin perifrica sus vnculos con la msica del Caribe.

    Como Julio es eminente y capacitado, segn lo era proverbialmen-

    te el doctor Hernando Molina en el clebre paseo La patillalera, el

    libro se afinca sobre bases firmes; y como su autor tiene alma de escri-

    tor y periodista, la lectura se hace deliciosa por su redaccin agrada-

    ble y los frecuentes apuntes y ancdotas que la aderezan.

    Muchos captulos son casi tierra virgen en el corpusde literatura

    vallenata. As, los que se refieren a las mujeres que han contribuido

    a esta msica, las clasificaciones de las voces, la poltica en los cantos

    y los apodos de los msicos. Otros contribuyen a aclarar puntos yenredos en cuestiones de frecuente debate, como la propiedad inte-

    lectual de determinadas canciones (anoto que, en un acto de hon-

    radez poco imitado, Julio proclama a gritos en estas pginas que no

    es suyo, aunque se lo atribuyan, el paseo La cita, de Tobas Enri-

    que Pumarejo). Algunos captulos ms rinden justsimo tributo a

    quienes lo merecen. Suscribo, por ejemplo, la reivindicacin de la

    importancia de Gustavo Gutirrez como talento genial que revolu-

    cion el gnero, y adhiero de todo corazn al homenaje emociona-

    do a los serenateros de la calle 72de Barranquilla y de muchos otros

    lugares de Colombia.

    Personalmente, me sedujeron, entre los apartes ms jugosos del

    texto de Oate, la historia de la evolucin de la guacharaca y las cu-

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    riosidades y rarezas de los acordeoneros. Y me dej convencido el

    planteamiento de considerar al vallenato romntico moderno como

    una especie distinta del gnero, a la que propone bautizar como can-

    cin vallenata.

    Estamos, pues, ante un libro excepcional. Un libro que enriquece

    el pozo de conocimientos sobre el vallenato y, al mismo tiempo,

    ofrece sabrosa lectura. Podra asegurar que, salvo el prlogo, no hay

    pgina aburrida en este volumen.

    Haciendo cuentas, lo nico que al parecer faltaba a Julio Oate

    era tocar el acorden y figurar como personaje de algn vallenato.

    Esto ltimo queda zanjado cuando uno oye Consuelo, paseo de

    Rafael Escalona, que empieza diciendo:

    Culpable fue Julio Oate

    Un primo que tanto quiero

    Que cometi el disparate

    De presentarme a Consuelo

    En cuanto a que carezca de habilidades para tocar acorden,

    estoy por pensar que tampoco: seguramente es acordeonero clandes-

    tino y, para completar, a lo mejor interpreta paseos acompandose

    por la legendaria guitarra que fue de Guillermo Buitrago y que hoy

    est en las mejores manos: las suyas.

    Daniel Samper Pizano

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    Introduccin

    El presente libro forma parte de un amplio proyecto de investiga-

    cin acerca de la msica vallenata con su norte orientado en la evolu-cin de esta expresin sonora a partir de la adopcin del acorden

    como instrumento lder dentro de su formato. Varios aos fueron

    necesarios para armar este rompecabezas folclrico que, ya ordena-

    do, podr utilizarse a manera de vademcum que desgranar claras

    luces a las inquietudes e interrogantes que ha generado hasta hoy el

    desarrollo de nuestra msica vallenata.

    Un encuentro de culturas en nuestro suelo dio como resultado,

    mediante un singular proceso de mestizaje que abarc algo ms de

    tres siglos, una expresin musical conocida hoy como vallenato. La

    confluencia de indgenas, espaoles y negros no slo fue una cons-

    tante en la regin del mar Caribe sino en otras apartadas regiones

    del mundo. En el caso del Valle de Upar, nuestro escenario, segn

    la teora del historiador Toms Gutirrez Hinojosa, esta cultura se

    gest en una considerable extensin geogrfica dominada por los

    indios chimilas y que abarcaba desde el sur de la Guajira con epi-centro en Fonseca hasta un poco ms abajo de Rincn Hondo, y

    hacia el oriente desde la cordillera de los Andes hasta tocar Plato y

    su entorno en la ribera del ro Magdalena.

    Cuando el conquistador pis nuestro suelo los elementos cul-

    turizantes que traa consigo fueron la espada, la cruz y el idioma.

    Pero es a partir de 1525cuando comienza a producirse la fusin

    racial en el Valle de Upar, donde cada raza trat de imponer sus

    valores culturales. De esta manera, formas de canto y versificacin

    espaolas se integraron con cantos negroides y melodas indgenas,

    con lo cual se inici un largo periodo de gestacin que vino a dar a

    luz slo en las dcadas finales del siglo xix, y ya para mediados del

    xxla criatura era bautizada como msica vallenata, con sus cuatro

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    aires tradicionales: puya, merengue, son y paseo. En el proceso de

    maduracin de esta msica tritnica, instrumentos indgenas co-

    mo gaitas y guacharaca se combinaron con el tambor africano, y

    posteriormente se requiri del acorden europeo, el cual entr en

    reemplazo de la gaita formndose la organologa tpica del folclor

    vallenato: acorden, caja y guacharaca. En ese momento surgen pro-

    tagonistas de gran virtuosismo que al descifrar los secretos del arruga-

    do instrumento lo enarbolan a manera de escudo, tratando de impo-

    ner su jerarqua donde sentaban sus reales.

    Aparece el trminojuglar, que con una tradicin de varios siglos

    en el viejo continente es adecuado en nuestro medio para designar

    aquellos personajes que por caminos polvorientos y a lomo de bes-

    tia, a la usanza medieval, iban de pueblo en pueblo dando a cono-cer en sus cantos de orden narrativo los episodios vividos en su en-

    torno, matizados con caracteres picos, amorosos, sociales, etc.

    Las tres vertientes que originaron esta cultura tritnica fueron

    desarrollando eventos festivos alrededor de su msica a travs del

    mestizaje, segn lo seala el cronista francs Henry Chandeli, en

    su obra Riohacha y los indios guajiros, donde afirma que ya en 1880en

    la tierra del almirante Padilla se festejaban cumbiambas donde la

    figura central era un acordeonero acompaado por tambor y gua-

    characa, con el pueblo bailando a su alrededor.

    Un poco ms adelante se hizo popular la parranda, tpica re-

    unin donde la gente se congregaba alrededor de un cantor que se

    acompaaba de su instrumento, pero en la cual no se bailaba.

    A comienzos del siglo xxflorece un evento de carcter bailable

    que las clases sociales ms acomodadas festejaban con la msica que

    el acorden trajo de Europa valses, polkas, pasodobles, mazurcas,etc., pero con un formato musical diferente, y el acorden se acom-

    paaba con bombo, redoblante y maracas. Se le llam colita y,

    segn el criterio de Daniel Samper Pizano y Pilar Tafur en Cien aos

    de vallenato, fue un punto de transicin que ayud a socializar el

    vallenato, considerado en ese entonces msica para gente baja. Al

    finalizar estos bailes, los seores de la casa permitan a los peones

    que parrandeaban en el patio y la cocina pasar a la sala. Fue la for-

    ma como se mezclaron los de atrs con los de adelante.

    En el curso de sus correras los juglares propiciaban cierta rivali-

    dad cuando ejecutaban el acorden, e improvisaban versos desa-fiantes, a veces hirientes y burlescos, para retar a los otros acordeone-

    ros. Esta prctica se bautiz con el nombre de piquerias, y a travs

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    de ellas se hicieron archifamosos muchos de nuestros acordeoneros

    de antao.

    Respecto a la guitarra, cordfono que en manos del conquista-

    dor pis Amrica mucho antes que el acorden, siempre ha tenido

    una presencia notable en manos de muchos virtuosos de la regin

    de Valledupar, quienes por los aos cuarenta realizaron una gran

    labor de difusin de nuestros aires y contribuyeron a delimitar muy

    bien ritmos como el paseo y el merengue. Desde los inicios de nues-

    tra historia fonogrfica hasta el presente, la guitarra y el acorden

    han ido siempre de la mano, pero el acorden ha mantenido su li-

    derazgo dentro del conjunto.

    En algunas regiones o pueblos de la gran Provincia el acorden

    tuvo mayor raigambre que en otros, y se observan casos donde fueasumido prcticamente por toda la colectividad, con la lgica apari-

    cin de dinastas musicales forjadas en el seno de familias con una

    larga tradicin de acordeoneros, cantores y percusionistas que le

    han dado a un apellido determinado gran resonancia en nuestro

    mbito artstico.

    Esta obra consta de 57captulos que se distribuyen en seis partes

    con base en sus afinidades. El primer apartado, Breve historia mu-

    sical del vallenato, registra la evolucin de esta manifestacin mu-

    sical en su formato, los cambios en los instrumentos, aires musicales

    y ejecucin del acorden.

    El segundo se titula Voces y acordeoneros, y se centra en los

    ejecutantes; indaga en la historia del vallenato desde sus orgenes,

    cuando el acordeonero de extraccin campesina y con frecuencia

    analfabeta era simultneamente compositor, ejecutante y vocalista,

    hasta la consolidacin del cantante como la figura principal de laagrupacin incluso por encima del acordeonero y la aparicin de

    una plyade de compositores con formacin universitaria. Se mues-

    tra adems cmo en este proceso existen una serie de antecedentes

    desconocidos de vocalistas tanto masculinos como femeninos.

    El tercer apartado, Temas, gneros y formas, toma como eje las

    letras de las canciones tanto en su forma como en su contenido, y se

    detiene en algunos tpicos que han ocupado lugares centrales en

    consonancia con los cambios histricos: las brujas y espantos, la pro-

    testa social, la ecologa, los gobernantes, etc. Importante en este

    captulo es el estudio exhaustivo de la piqueria y la dcima, formas

    expresivas en las que el vallenato ha revelado su singularidad frente

    a otras manifestaciones musicales nacionales e internacionales.

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    El cuarto, Curiosidades, muestra situaciones pintorescas y sin-

    gulares en la historia del vallenato, que abarcan tanto a los msicos

    como a las melodas y las relaciones con los destinatarios. En esta

    parte se aclaran muchas confusiones que han hecho carrera en la

    historia de esta msica, como es el caso de atribuciones errneas de

    canciones a compositores que no son.

    El quinto apartado, Relaciones, mira al vallenato en su dilogo

    con el contexto musical del Caribe como una manera de examinar

    su proyeccin internacional.

    La ltima parte, Retratos, presenta la semblanza de msicos ya

    fallecidos que han tenido un importante papel en la historia de esta

    cultura sonora.

    Sin lugar a dudas la labor de las agrupaciones en las casetas, conel aporte de los medios de comunicacin y los diferentes festivales

    vallenatos, han sido decisivos en la creciente popularidad alcanzada

    por esta expresin musical, que pas de ser una msica eminente-

    mente campesina, y desdeada en sus comienzos, a identificar una

    presencia cultural nacional e internacional que en pocas pretri-

    tas le correspondi a la cumbia.

    Dentro del proceso de expansin de la msica provinciana apa-

    rece el samario Carlos Vives rompiendo con los moldes tradiciona-

    les al combinar instrumentos indgenas y europeos, gracias a lo cual

    pudo conquistar con su grupo La Provincia un nuevo pblico, pues

    sedujo juventudes que hasta ese entonces vean con indiferencia el

    vallenato y el acorden.

    Vives alcanz una gran resonancia dentro de la comunidad lati-

    na de Estados Unidos y en todos los pases hispanoparlantes, inclu-

    yendo el viejo continente. Su xito contina firme con la conquistadel premio Grammy, que lo identifica como una luminaria de la

    farndula mundial.

    El empuje del vallenato no se detiene, y la supervivencia de esta

    cultura musical est asegurada mientras en la vieja Provincia sigan

    creciendo artistas cuyos lauros le hagan honores a la cultura musi-

    cal colombiana.

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    Breve historia musical

    del vallenato

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    1. Evolucin del acorden a travs

    del folclor vallenato

    El acorden primitivo fue el resultado de diversas experiencias en

    el intento de introducir en la instrumentacin musical un sistemade lengeta libre metlica como principio sonoro. Este sistema fueconocido por los chinos antes de la era cristiana, segn laEnciclope-dia Salvat de la Msica.

    El austriaco Cyrill Demian (constructor de rganos y pianos enViena), con sus hijos Karl y Guido, presenta el 6de mayo de 1829lapatente de un nuevo instrumento denominado accordion. Esteaccordion (la palabra acorden no aparece hasta 1842) se com-pone de una pequea caja de 21cm de largo por 9cm de ancho ycon una altura de 6cm (comprendido un fuelle de tres pliegues).Esta caja est coronada por un teclado de cinco teclas. Cada tecladeja or dos acordes, segn se estire o contraiga el fuelle, el cualpone en vibracin las lengetas metlicas colocadas en el interior.Con el tiempo, el principio de la lengeta libre se impone por suscualidades, y el acorden de juguete adquiere la forma de instru-

    mento ms perfeccionado.Por la misma poca, el italiano Beraldi, fabricante de acordeo-nes y guitarrista en sus horas de ocio, incorpor el teclado para lamano izquierda a partir de las observaciones sobre el modo como seobtenan los acordes en la guitarra. ste fue el punto de partida deuna revolucin en la fabricacin y en la evolucin del instrumento.Despus de 1940, numerosos perfeccionamientos concernientes ala afinacin, el registro y la bsqueda de una calidad sonora hanhecho que el acorden atraiga la atencin de msicos de todos lospases del mundo.

    En realidad mucho se ha hablado y escrito sobre los orgenes delacorden y el posible lugar por donde entr a Colombia. Mi inten-cin aqu es sealar que con seguridad sus creadores no imagina-

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    ron jams la decisiva influencia que ira a tener este instrumento

    como vehculo difusor y enriquecedor de uno de los folclores ms

    ricos de la Amrica Latina: el folclor vallenato.

    Sera muy difcil establecer cul fue el primer modelo o tipo de

    acorden que pudo haber llegado a nuestro pas. Tomando como

    base las investigaciones realizadas hasta la fecha, y apoyados tam-

    bin en la tradicin oral y el testimonio de los ms legendarios ju-

    glares, vamos a hacer un inventario de los diferentes modelos de

    acordeones que se utilizaron en el pas del vallenato desde sus pri-meros cultores hasta los virtuosos de hoy en da.

    Parece que el primer modelo constaba de ocho botones en el

    teclado de los pitos y dos en los bajos, los cuales venan sin ninguna

    parrilla u otro elemento protector, de manera que, al pulsar los bo-

    tones, las lengetas se levantaban y poda verse la intimidad del me-

    canismo en movimiento en cada apertura o contraccin del fuelle.

    Por este motivo los viejos acordeoneros lo denominaban acorden

    de nota abierta. Este modelo primitivo estuvo en boga desde co-

    mienzos del siglo xxhasta finales de la dcada de los veinte y, tal

    vez, un poco ms tarde.

    Como fueron muchos los pases que fabricaron el instrumento,

    los primeros ejecutantes tuvieron la oportunidad de conocer acor-

    Acorden patentado

    por Ciryll Demian.

    Acorden de 1900

    sin parrilla protectora.

    SalvatEdito

    res

    Acordeones:ArchivoJulioOate

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    deones con cartas de ciudadana de diversas nacionalidades. No obs-

    tante, dentro de esa gama de productividad que registraban los mer-

    cados hubo una marcada preferencia hacia los acordeones produci-

    dos por la casa Hohner de Alemania, quizs por su mayor fortaleza

    y atractivo visual frente a los producidos en Francia, Italia y Austria,

    sus principales competidores.

    Con el correr del tiempo, la tendencia hacia una mayor deman-

    da del producto ha sido tan grande que el nombre de la fbrica se

    ha convertido en sinnimo del instrumento, y al decir acorden sepiensa inmediatamente en un Hohner, sin desconocer que tambin

    se venden acordeones de otros lugares, en especial franceses.

    Bien entrada la dcada de los aos treinta se populariz un mo-

    delo que ha pasado a formar parte de la leyenda vallenata, porque

    con uno de ellos Francisco el Hombre tuvo el encuentro con el dia-

    blo, que lo convirti en personaje mtico de nuestra cultura popu-

    lar. Se trata del conocido popularmente como tornillo e mquina,

    el cual consta de diez botones en el caballete y una parrilla protectora;

    a diferencia de los anteriores, y en la parte izquierda, el sistema de

    bajos constaba de dos botones alargados con forma de pequeas

    cucharas, cuyo funcionamiento lo denominaron nuestros juglares

    como bajo de cuchara. La denominacin no slo hizo carrera sino

    Acorden tornillo e mquina, 1930.

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    que se ha quedado plasmada en la historia. En la parte superior

    derecha del mismo acorden, en la pieza conocida como caja del

    instrumento, traa cuatro tornillos o pequeos trompos, conecta-

    dos al mecanismo de lengetas que al ser accionadas hacia arriba

    variaban el sonido de los pitos yendo de brillante a grave en diferen-

    tes gamas. Este acorden, por respeto a su significacin histrica, lo

    sigue fabricando la casa Hohner.

    Ya para finales de la dcada del treinta nos llega un modelo si-

    milar en la parte derecha, o sea con un solo teclado, pero con un

    cambio en el rea de los bajos, la cual ya vena enriquecida con cua-tro botones. Ms grande, con un sonido mucho ms vigoroso que

    el anterior gracias a la supresin del sistema de tornillos o trom-

    pos que caracteriz a su antecesor, a este acorden lo bautizaron

    acorden moruno los viejos acordeoneros de la Provincia.

    Segn el concepto calificado del decano de los acordeoneros

    contemporneos, Andrs El Turco Gil, cuando el viejo Emiliano

    Zuleta compuso su inmortal obra La gota fra en el ao 1938la

    pieza originalmente debi ser interpretada en tono mayor, ya que

    este instrumento de un solo teclado tena limitaciones para produ-

    cir la tonalidad menor. A comienzos de 1940, con la llegada de los

    acordeones de dos teclados, sin lugar a dudas el viejo Emiliano pu-

    do ampliar su espectro sonoro, logrando matizar su pieza musical

    Acorden moruno, 1930.

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    con tonos mayores y menores, lo que hizo de sta una pieza extica

    en el firmamento meldico vallenato por la riqueza de la misma,

    puesto que hasta ese momento ningn compositor haba logrado

    descubrir este filn de delicados matices. De esta manera, la evolu-

    cin del instrumento gener cambios en las creaciones folclricas

    al permitirle a creativos y ejecutantes una mayor disponibilidad de

    recursos meldicos. Este nuevo modelo de acorden de dos hileras

    de pitos y ocho botones en el bajo traa asimismo dibujos de guaca-

    mayas, colibres y otras aves tropicales, a lo mejor como una estrate-

    gia comercial de los fabricantes para penetrar mucho ms en el mer-cado latino que se les insinuaba con unas inmensas posibilidades.

    En consecuencia con lo anterior, los instrumentos, segn el dibu-

    jo, se denominaban Guacamayos o Colibres y hoy se recuerdan

    con nostalgia por su fortaleza y sonoridad. Estos acordeones eran

    fabricados tambin por la Hohner.

    En la misma poca llegaron tambin acordeones fabricados en

    Italia, conocidos popularmente como Espejito, porque en el mar-

    co de la caja traan insertados unos pequeos espejos, lo que des-

    pertaba gran curiosidad en la persona que estaba viendo el accio-

    nar del msico, ya que se poda reflejar su imagen en ellos.

    Los espejitos venan en variedad de llamativos colores (amari-

    llo, verde y morado), pero no tenan la fortaleza suficiente como

    Acorden Guacamayo, 1940.

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    para resistir el trajn a que eran sometidos en las parrandas y cum-

    biambas de la poca, razn por la cual ha sido imposible hasta la

    fecha el rescate de una muestra representativa, por lo que debemos

    atenernos a la tradicin oral.

    La dcada del cincuenta lleg cargada de sorpresas en el instru-

    mento con el consiguiente beneplcito de nuestros msicos. Apare-

    ce el acorden Hohner de tres teclados con 31botones para los

    altos y 12botones en los bajos rotulado como corona ii, y populari-

    zado en nuestro medio como el Dos Coronas. Es en este momento

    cuando empiezan nuestros acordeoneros a conocer un mundo mu-sical mucho ms amplio, que les abra risueas perspectivas y les

    permita dar rienda suelta a su fecundidad meldica y a sus recursos

    interpretativos mediante el desarrollo de la digitacin. Surgieron

    as diversas figuras, de las cuales la ms destacada ha sido sin duda

    el gran Luis Enrique Martnez.

    Hasta este momento todos los acordeones que se fabricaban eran

    cuadrados y con terminacin en ngulos rectos. A mediados de los

    cincuenta comienzan los cambios en las lneas de sus diseos, las

    cuales se redondean en los extremos. Con esta transformacin los

    acordeones no slo ganaron en su apariencia, ahora mucho ms

    atractiva, sino en comodidad para los ejecutantes ya que los anterio-

    res de marco recto se convertan en una verdadera tortura, pues

    Acorden Dos Coronas cuadrado, 1950.

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    luego de varias horas de toque las muecas de los acordeoneros

    estaban literalmente talladas por aquella especie de filo, lo que los

    obligaba muchas veces a utilizar una manilla protectora que man-

    daban a confeccionar en material resistente, generalmente cuero.

    Con este cambio de lneas en el diseo se consolid la denomina-

    cin de moruno.

    A comienzos de la dcada del sesenta llega el acorden insignia,

    el instrumento emblema, el Rolls Royce de los acordeones, con el

    que hasta nuestros das se ha emitido un mensaje musical, de im-

    portancia innegable, que llega a todos los confines del mundo. Re-gistrado por su fabricante, la casa Hohner, como corona iii, se

    populariza como el Tres Coronas, en ese innegable abolengo que

    da la tradicin, pues no olvidemos que en el pasado los antecesores

    de los brillantes intrpretes de hoy denominaron a su acorden Dos

    Coronas.

    Sobre este instrumento constantemente se ha volcado la inspira-

    cin de muchos compositores para dedicarle pginas doradas de

    nuestro cancionero, como es el caso sobresaliente de Emiliano Zuleta

    Daz que en 1985gan el concurso de la cancin indita en el Fes-

    tival Vallenato con su paseo Mi acorden.

    En este punto transcribo la letra de una composicin de quien

    esto escribe titulada Reina de tres coronas, grabada por el tres

    Acorden morunito, 1960.

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    veces rey Alfredo Gutirrez y vocalizada por su autor para el sello

    Fuentes en 1975.

    Reina de tres coronas

    Tengo una hermosa novia adorada

    La que yo amo con todo el corazn

    Ha sido por m la ms amada

    Con el ms puro, grande y sincero amor

    Ella es parte de la vida maY ha compartido todos mis sentimientos

    Y mis penas y sufrimientos

    Ella siempre cambia en alegra

    Su cuna es de recio y noble ancestro

    De la ms pura y fina estirpe sajona

    Y en Valledupar tiene su reino

    Y siempre ser reina de tres coronas

    Todos la admiran, todos la quieren

    Ella engalana la tierra vallenata

    Y a veces la celan las mujeres

    Por su coquetear, que a todos nos encanta

    Acorden Tres Coronas de cambios, 1965.

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    Ella tiene una hermosa figura

    Y sus lneas son sencillas y elegantes

    Es slo un derroche de dulzura

    Y con ella voy alegre a todas partes

    A ella le canto sinceramente

    Con toda el alma dedico mi cancin

    A mi gran amor aqu presenteA mi viejo amor, mi querido acorden

    Este mismo acorden fue llamado Cinco en Tres, porque a dife-

    rencia de su antecesor el Dos Coronas, que tena por cada hilera de

    pitos su correspondiente hilera de lengetas, el Cinco en Tres esta-

    ba mucho ms enriquecido desde el punto de vista sonoro porque

    para las tres hileras de pitos traan 5hileras de lengetas, con lo que

    produca un sonido ms fuerte y vigoroso y con mayor riqueza me-

    ldica, ya que al pulsar un pito sonaban varias lengetas.

    Aparecen en la misma poca acordeones que traan dos hileras y

    media de pitos y ocho bajos, razn por la cual se les conoca popular-

    mente como acordeones dos y medio y venan referenciados por

    Alejo Durn con su acorden Club iii.

    D

    iscosTropical

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    Ref. de fbrica Notas Nombre popular

    BEA Si-Mi-La Simil

    CFBb Do-Fa-Sib GCF alzao

    DGC Re-Sol-Do ADG alzao

    EbAbDb Mib-Lab-Reb Simil altoC#F#B Do#-Fa#-Sii El sostenido

    DbGbCb Reb-Solb-Dob El colibr

    la fbrica como Club iii. Asimismo, y tal vez para lograr una ampli-

    tud mayor de sonido en las grabaciones, llegan los acordeones Tres

    Coronas de cambios, que traan en la base de la parrilla varios boto-

    nes para producir cambios en el sonido y algunas veces semejar soni-

    dos de instrumentos diferentes como clarinetes, piano, etc.

    En los acordeones citados anteriormente el cambio de sonido de

    un pito a otro es de tono a tono, diferente a los acordeones profesio-

    nales o cromticos, cuyos pitos cambian por semitonos y slo pue-

    den ser interpretados por acordeoneros de alta formacin acadmi-

    ca; en otras palabras, se trata de acordeones para conciertos, que

    requieren obligadamente estudios de conservatorio, mientras que

    los otros se ajustan especficamente a la interpretacin popular.

    Los acordeones Tres Coronas los fabrica la Hohner en diferen-tes tonalidades para que puedan ajustarse a la tesitura de la voz del

    cantante. Los de uso ms comn, con el nombre que se les identi-

    fica popularmente y con las notas equivalentes segn los cifrados

    internacionales, son los siguientes:

    1. b = bemol

    # = sostenido.

    Ref. de fbrica Notas Nombre popular

    ADG La-Re-Sol ADGGCF Sol-Do-Fa GCF

    FbbEb1 Fa-Sib-Mib Cuatro letras

    BbEbAb Sib-Mib-Lab Cinco letras

    Pero como una muestra del ingenio de nuestras tierras, algunos

    acordeoneros llegaron a tener tanto conocimiento de las intimida-

    des del aparato que produjeron innovaciones que ni en sueos ima-

    ginaron los fabricantes originales. He aqu las nuevas tonalidadesintroducidas por los artesanos caribeos colombianos:

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    La lista de artesanos es muy extensa, pero quiero resaltar al ms

    importante de todos, el tercer rey vallenato, Calixto Ochoa, que

    adems de estos logros fue el primero en incorporarle a un acor-

    den Tres Coronas un sistema de cambio de palanca, fruto de su

    ingenio, sin desconocer la labor que han desarrollado en este mis-

    mo campo talentosos artesanos como Ovidio Granados, Chema Mar-

    tnez, Ismael Rudas (padre), Juan Madrid, Lucho Campillo y Jorge

    Rojas, entre otros. Adems de lo anterior, el rey Calixto Ochoa en

    uno de sus geniales chispazos tuvo la feliz ocurrencia de ponerle otracorrea al acorden para darle ms soporte a la mano izquierda, lo

    cual permiti una mejor sujecin del instrumento puesto que de

    fbrica traa nicamente la correa del brazo derecho. Esto fue per-

    feccionado ms adelante por Ramn Vargas, quien desarroll un

    diseo mucho ms cmodo.

    El avance en este campo ha sido tal que, en la actualidad, se es-

    tn fabricando en nuestro pas acordeones Tres Coronas completa-

    mente idnticos a los alemanes en calidad de sonido. El precursor,

    fabricante del primer acorden en Colombia, fue el sanjacintero

    Ramn Vargas, seguido posteriormente por el sincelejano Rufino

    Barrios. Vale la pena destacar que por estos das Luis Eduardo Cor-

    ts, un joven msico bogotano, perfecciona un tipo de acorden en

    Calixto Ochoa con el primer acorden con cambios de palanca,

    fabricado por l.

    ArchivoJul

    ioOate

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    tonalidad menor que sin lugar a dudas revolucionar el espectro

    sonoro actual. Por otra parte, el vallenato Jos Luis Sierra trabaja

    sobre diseos anatmicos diferentes a los tradicionales.

    Recientemente, introducido por el chocoano Antonio Rivas, se

    est abriendo mercado un acorden distinguido con la marca Sal-

    tarelle, fabricado en Montpellier, Francia. De colores muy vistosos,

    estos acordeones vienen en tonalidades diferentes al Hohner y traen

    un mecanismo que permite incorporar micrfonos para la corres-

    pondiente presentacin en los espectculos en que se utilicen. Es-

    pordicamente llegan de Italia acordeones marca Gabanelli, ms

    lujosos que los anteriores, pero tambin ms grandes y pesados, lo

    que explica su escasa demanda.

    Parece que el mayor avance tecnolgico logrado en este campoes el de un acorden que trae incorporado un sistema llamado midi,

    el cual puede acoplarse a un sintetizador y producir efectos especia-

    les o sonidos de diferentes instrumentos. Hasta la fecha del presen-

    te trabajo el nico de nuestros acordeoneros que ha explorado esta

    alternativa sonora ha sido y no poda ser otro Alfredo Gutirrez,

    El Rebelde del Acorden. El sistema parece un poco complica-

    do, pues Alfredo no lo usa con frecuencia.

    No imagin jams el creador de este instrumento, el austriaco

    Ciryll Demian, que los acordeoneros colombianos iran a situarse a

    la vanguardia en la ejecucin del instrumento que l invent, al

    punto de haber obtenido dos campeonatos mundiales, uno en Ale-

    mania, ganado por Alfredo Gutirrez, y otro en Estados Unidos obte-

    nido por Israel Romero. Cabe destacar que tales triunfos fueron lo-

    grados en la interpretacin de toda clase de msica popular.

    Para los ortodoxos este hecho se debe no slo a la capacidad pro-fesional de nuestros msicos, sino a una ayuda divina o, al menos,

    metafsica. Para culminar same permitido, no por irreverencia sino

    por justicia histrica, darle su mrito al diablo. No olvidemos que

    ese caballero exigi al mximo las capacidades interpretativas de

    Francisco el Hombre, y desde entonces, los que nacieron en estos

    lares, en la tierra de Francisco el Hombre, no creen en diablos cuan-

    do de tocar el acorden se trata.

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    2. Los bajos en el acorden

    En el curso de la historia musical vallenata hay figuras que a travs

    de los aos han mostrado su virtuosismo en la ejecucin del acor-den, llegando a dominar por completo los pitos y los bajos. Tal fue

    el caso de los acordeoneros de la primera generacin, los contem-

    porneos de Francisco el Hombre.

    Tiempo despus aparecen figuras dignas de resaltar, como es el

    caso de Chico Bolao, de quien los investigadores afirman que

    ha sido el intrprete que contribuy en gran parte a darle identi-

    dad a los aires vallenatos, puesto que su obra musical corrobora su

    creatividad en los cuatro aires bsicos de la modalidad vallenata. Es

    digno de mencionarse tambin Rafael Enrique Daza Iriarte (1910-

    1963), un viejo juglar villanuevero que en la dcada del treinta sa-

    li de su tierra para no regresar y se radic a mediados del cuarenta

    en Campo de la Cruz (Atlntico). Ramoncito Prez y Juan Martn

    Tatis, msicos nativos de ese municipio, recuerdan que por la casa

    de Rafael Enrique desfilaban acordeoneros reconocidos como Abel

    Antonio Villa, Alejo Durn y Luis Enrique Martnez para que lesarreglara el acorden, actividad en la que Daza fue pionero. Por

    otra parte afirman tambin que Daza Iriarte tocaba no slo paseos,

    merengues y sones (muchos de los cuales he recuperado), sino tam-

    bin una puya algo espectacular conocida como Viene la vacaoEl torito, en cuya ejecucin imitaba con los bajos del acorden el

    mugido del animal. La anterior afirmacin la confirma el rey va-

    llenato Miguel Lpez, quien adems recuerda las visitas que a la

    casa de su padre, Pablo Lpez, haca Rafael Enrique Daza, debido

    a la estrecha amistad que los una.

    Pacho Rada, considerado el padre del son, se caracteriza por mar-

    car el bajo en una forma suave en la que prima la meloda. Este

    estilo lo apreciamos tambin en Juancho Polo Valencia.

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    Un intrprete de estilo opuesto a los citados anteriormente es

    Alejo Durn, cuyo golpe de bajo, profundo y de una sonoridad sos-

    tenida durante toda la ejecucin, logra que su marcante se convier-

    ta en un adorno para la pieza que interpreta. Por su parte, Abel An-

    tonio Villa posee una manera muy particular de manejar los bajos,

    totalmente exenta de figurajes, que alarga la pulsacin del bajo en

    consonancia con los pitos, con lo cual obtiene un sonido mucho

    ms lleno.

    En acetatos no comerciales grabados hacia 1948, Luis Enrique

    Martnez mostraba la tendencia del artista a hacer figurajes con los

    bajos, lo que nos permite afirmar que es l el primero en realizar

    pases o figuras con el bajo, independientemente de la meloda, pero

    conservando el formato armnico de la pieza. Al respecto conta-mos con el testimonio de Vctor Amortegu, quien sostiene de mane-

    ra enftica, en entrevista en Miami con Emigdio Ortiz, acordeonero

    de Fonseca residente en los Estados Unidos, que al primer acordeo-

    nero al que vio sacar meloda con los bajos fue a Luis Enrique Mar-

    tnez.

    A mediados de los cincuenta se puso nuevamente de manifiesto

    el espritu innovador de Luis Enrique Martnez, al introducir algu-

    nas modificaciones en las notas de los bajos en el acorden. En al-

    guna ocasin quiso reproducir en los bajos las figuras que Juan Ma-

    drid realizaba en la guitarra, cosa que ya haca con los pitos, y se dio

    cuenta de que le faltaba una nota. Entonces acudi a don Ismael Ru-

    das, padre del acordeonero con el mismo nombre, quien arreglaba

    todos los acordeones de su regin, Caracolcito. Ante la consulta de

    Luis Enrique, el viejo Ismael encontr una solucin: trasladar la

    nota que faltaba del teclado de los pitos al rea de los bajos. Segntestimonio del rey vallenato Nfer Durn, fue el gran Pollo Vallenato

    quien mostr una manera ms novedosa de marcar el bajo, conoci-

    do como bajo repicao, porque en los aires de paseo y el meren-

    gue el marcante de sus bajos eran un verdadero repique.

    El rey de reyes, Colacho Mendoza, en esto de marcar los bajos

    recibi la influencia de Luis Enrique Martnez, y en una vieja graba-

    cin suya titulada Amores en cine hay momentos en los que su

    marcante registra un sonido que corrobora esta afirmacin, desde

    luego, con el aporte personal del intrprete para dichos figurajes.

    En el mismo plano podemos ubicar a Poncho Lpez, uno de los fa-

    mosos hermanos Lpez, quien en su mejor poca fue popularmen-

    te llamado el rey de los bajos.

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    Luis Enrique Martnez, El Pollo Vallenato.

    Alfredo Gutirrez es quizs el primero en realizar con el bajo

    funciones de la meloda, como lo podemos constatar en su inter-

    pretacin de la pieza La caaguatera. Sin que ste sea su fuerte,

    Emilianito Zuleta Daz demostr en la pieza Carmen Daz que

    cuando quiere ejecutar con el bajo lo hace en forma sobresaliente.

    C

    odiscos

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    En el curso de los festivales vallenatos se han presentado hechos

    que han roto los formatos tradicionales en cuanto a la interpreta-

    cin del bajo se refiere. Es el caso del rey vallenato Beto Rada, quien

    tuvo la osada de hacer figurajes con los bajos durante la interpreta-

    cin del son. Por otra parte, el tambin soberano Orangel El Pan-

    gue Maestre fue el primero que en una tarima tuvo la genialidad

    de rematar el aire de la puya en una vibrante combinacin de pitos

    y bajos. Cabe anotar que los dos casos citados anteriormente han

    sido copiados a partir de entonces por todos los acordeoneros que

    van a competir al magno certamen del folclor vallenato.

    Actualmente existe un caso excepcional y es el del rey vallenato

    Freddy Sierra, quien exhibiendo un dominio absoluto de los bajos

    es capaz de interpretar toda una pieza musical sin recurrir a lospitos. Ojal pudiera realizar una grabacin en esta forma para que

    quede el testimonio histrico de tan notable habilidad.

    No poda quedar por fuera de este recuento una figura sobresa-

    liente de nuestro folclor, el rey vallenato Calixto Ochoa, quien ha lle-

    gado a conocer tanto la anatoma del acorden, que en uno de sus

    maravillosos experimentos logr adaptar las peinillas o liras de la

    caja izquierda, la correspondiente a los bajos, en la caja derecha

    donde van los pitos. En esta forma ejecutaba los pitos con la mano

    derecha obteniendo sonido de bajos. El tema La comadre, graba-

    do en esta forma, se convirti en un verdadero rompecabezas para

    los acordeoneros, que al tratar de interpretar esta pieza no podan

    ejecutar con la mano izquierda lo que Calixto haca con la derecha.

    Hasta ahora creo que ninguno ha logrado descifrar ese misterio

    musical.

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    3. El acorden piano en el vallenato

    Despus de las primeras evoluciones en el acorden, hacia 1852un

    francs de nombre Bouton introdujo el sistema unisonoro,que per-mita obtener un sonido nico por tecla, con el mismo procedimien-

    to en el fuelle. Realmente lo que hizo fue trasladar un segmento del

    teclado del piano a la caja del instrumento, enriquecido posterior-

    mente, por consecuencia lgica, con un mayor nmero de bajos.

    Esta modificacin en el instrumento y el resultado de la misma lle-

    g entonces a conocerse con el trmino que an hoy se utiliza, acor-

    den piano, instrumento que se populariza a partir de 1920.

    Despus de realizar un censo de los intrpretes de msica vallena-

    ta teniendo el fuelle como instrumento bsico, hemos podido encon-

    trar un nmero de ejecutantes que lo han hecho con un acorden

    de teclas o acorden piano. La mayora de estos ejecutantes tienen

    dominio del piano porque han realizado estudios acadmicos, lo

    que les da la facilidad de interpretar el acorden de teclas, que sien-

    do mucho ms pesado y de mayor tamao que el convencional tie-

    ne menos versatilidad y requiere en consecuencia algunas condicio-nes especiales para lograr la maestra en su manejo. A continuacin

    citamos sus nombres.

    Fortunato Chadid, sincelejano. Sus grabaciones se conocieron a

    comienzos de los cincuenta cuando lideraba el conjunto conocido

    como Los Guacharacos, que dejaron para el sello Fuentes un gran

    aporte con canciones de nostlgica recordacin entre las cuales des-

    tacamosLa fiebre aftosay Los Guacharacos en ritmo de paseo.

    Gustavo Gutirrez, vallenato. Aparece a mediados de los sesenta,

    cuando graba un soberbio volumen titulado Concierto vallenatopara

    el sello Orbe, con canciones de su autora y de Freddy Molina. Des-

    pus de esto ha hecho muchas producciones musicales, siempre

    teniendo como base el acorden de teclas o acorden piano.

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    Egidio Cuadrado, villanuevero. En el inicio de su carrera artsti-

    ca tuvo la oportunidad de interpretar el acorden piano en sus prime-

    Gustavo Gutirrez con su acorden piano.

    S

    ony

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    Julio Oate Martnez

    ras grabaciones comerciales para el sello Fuentes, en 1975, entre las

    cuales citamos Lo natural (merengue), autora del viejo Poncho

    Cotes, y Locura de amor, inspiracin del propio Egidio en aire de

    paseo. Ms adelante reemplaza este instrumento por el acorden de

    botones, llegando a tal dominio de l que pudo coronarse como rey

    vallenato en 1985, y hoy por hoy es un acordeonero con gran presti-

    gio internacional al lado de Carlos Vives.

    Rafael Ricardo, de San Juan Nepomuceno, Bolvar, ha desempe-

    ado un admirable papel en la divulgacin del vallenato en el inte-

    rior del pas, con su estilo sentimental y acompaado en la parte vo-

    cal por el mdico Otto Serge.

    Elber Arajo, de La Paz, Cesar. Al igual que Egidio Cuadrado,

    pulsa ambos tipos de acorden, virtud que ha puesto de manifiestoen grabaciones comerciales en las cuales los ha utilizado indistinta-

    mente.

    Freddy Molina, de Patillal, Cesar. Su repentina muerte, cuando

    todava era un adolescente, le impidi dejar plasmadas sus cualida-

    des artsticas en el microsurco, privndonos del placer de escuchar

    a un verdadero maestro del acorden piano, condicin que pode-

    mos avalar los que tuvimos la dicha y el privilegio de haber podido

    verlo tocar en ambientes de parranda y en agradables tertulias va-

    llenatas.

    Rita Fernndez, samaria, es la nica mujer que ha hecho carrera

    con este instrumento. Destacada no solamente como intrprete sino

    como gran compositora, lider el grupo Las Universitarias, sensa-

    cin en el festival del ao 69, cuando actu en calidad de invitada

    especial. Ya para entonces haba hecho grabaciones y luego conti-

    nu realizando trabajos para el disco, y grab incluso un lp conAlberto Fernndez, el veterano cantante de Bovea y sus Vallenatos.

    El villanuevero Jos del Gordo se dio a conocer como un gran

    intrprete del acorden piano a mediados de los noventa cuando

    tuvo el honor de acompaar a Rafael Escalona en su segunda incur-

    sin como vocalista en la pasta fonogrfica, en la interpretacin del

    paseo La historia y el merengue Nube rosada.

    Finalmente, Edel Manrique, intrprete de msica tropical con

    formato de orquesta, en la que el instrumento lder es el acorden

    piano, realiz una excelente versin del paseo Por ella del maes-

    tro Esteban Montao.

    Como se ha podido notar, la msica vallenata ofrece una amplia

    Queda prohibida, salvo excepcin prevista en la ley, cualquier forma de reproduccin, distribucin,

    comunicacin pblica y transformacin de esta obra sin contar con autorizacin de los titulares de

    propiedad intelectual. La infraccin de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito

    contra la propiedad intelectual (arts. 270 y ss. Cdigo Penal).