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La Iglesia de la Arquidiócesis de Medellín que se proyecta ISSN: 2248-8162 Marzo de 2013 / No. 15 El próximo 25 de marzo, cuando la Iglesia celebra la fiesta de la Encarnación de Nuestro Señor Jesucristo en la entrañas de la Santísima Virgen María, se acostumbra celebrar también el Día internacional del niño por nacer. Como esta fiesta cae en medio de la Semana Santa, en Colombia se desplaza el día del Niño por nacer al día 8 de abril, para darle todo el realce que se merece. P.16 “VAMOS ADELANTE JUNTOS COMO SE ELIGE UN NUEVO PAPA P.13 A TI TE PERMITIERON NACER, DEFIENDE LA VIDA En la Semana Santa celebramos el misterio de la Pascua de nuestro Salvador, que es el camino hacia la nueva vida que nos trae Cristo Resucitado a todos aquellos que, con seriedad y conciencia, hemos vivido el camino cuaresmal para llegar a la alegría de la luz y alcanzar a ser hombres nuevos en Cristo. La Iglesia universal está invitada a revitalizar su fe como una gran familia de discípulos misioneros, con el compromiso de dar testimonio de la presencia actuante y vivificante de Jesucristo, para que muchos, por nuestra vida y nuestras acciones, crean en Él y, de esta manera, siendo evangelizados y evangeliza- dores, celebremos en la Casa de nuestro Padre los grandes misterios de nuestra salvación. LA PASCUA: CELEBRACIÓN DE LA FE "La elección de un nuevo Papa, más que un juego político, es un acontecimiento profundamente espiritual". Así nos invita el Arzobispo de Medellín a vivir este acontecimiento de Iglesia ante la elección del nuevo Papa para la Iglesia Católica. Y pone de manifiesto cuatro intencio- nes en la oración que debemos hacer todos los cristianos para que el Espíritu Santo ilumine a los cardenales electores reuni- dos en el Cónclave. P.2 P.4 “Hoy dejo de hablarles a ustedes de Dios para hablarle a Dios de ustedes” P.5

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Periodico Arquidiocesano. Misión

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Page 1: Periódico Misión No. 15

La Iglesia de la Arquidiócesis de Medellín que se proyecta

ISSN: 2248-8162

Marzo de 2013 / No. 15

El próximo 25 de marzo, cuando la Iglesia celebra la fiesta de la Encarnación de Nuestro Señor Jesucristo en la entrañas de la Santísima Virgen María, se acostumbra celebrar también el Día internacional del niño por nacer. Como esta fiesta cae en medio de la Semana Santa, en Colombia se desplaza el día del Niño por nacer al día 8 de abril, para darle todo el realce que se merece.

P.16

“VAMOS ADELANTE JUNTOS

COMO SE ELIGE UNNUEVO PAPA P.13

A TI TE PERMITIERON NACER,DEFIENDE LA VIDA

En la Semana Santa celebramos el misterio de la Pascua de nuestro Salvador, que es el camino hacia la nueva vida que nos trae Cristo Resucitado a todos aquellos que, con seriedad y conciencia, hemos vivido el camino cuaresmal para llegar a la alegría de la luz y alcanzar a ser hombres nuevos en Cristo. La Iglesia universal está invitada a revitalizar su fe como una gran familia de discípulos misioneros, con el compromiso de dar testimonio de la presencia actuante y vivificante de Jesucristo, para que muchos, por nuestra vida y nuestras acciones, crean en Él y, de esta manera, siendo evangelizados y evangeliza-dores, celebremos en la Casa de nuestro Padre los grandes misterios de nuestra salvación.

LA PASCUA: CELEBRACIÓN DE LA FE

"La elección de un nuevo Papa, más que un juego político, es un acontecimiento profundamente espiritual". Así nos invita el Arzobispo de Medellín a vivir este acontecimiento de Iglesia ante la elección del nuevo Papa para la Iglesia Católica. Y pone de manifiesto cuatro intencio-nes en la oración que debemos hacer todos los cristianos para que el Espíritu Santo ilumine a los cardenales electores reuni-dos en el Cónclave.

P.2

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“Hoy dejo de hablarlesa ustedes de Dios

para hablarle a Diosde ustedes”

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CONSEJO DE REDACCIÓN: + Monseñor Ricardo Tobón (Arzobispo de Medellín), Pbro. Juan Pablo Cardona (Director), Pbro. Germán Bustamante (Redacción), Pbro. Luis Fernando Arroyave, Pbro. Elías Lopera, Pbro. Alexander Pareja, Henry Horacio Cháves y Mauricio Agudelo.DISEÑO: Departamento de diseño, Arquidiócesis de Medellín.

Año 3 / No. 15

Después de la renuncia del Papa Benedic-to XVI, el pasado 11 de febrero, ha queda-do la Sede vacante, porque como en toda institución hay momentos en los que cesan quienes cumplen en ella alguna responsabilidad. Sin embargo, la Iglesia no ha quedado vacante porque Cristo, su Cabeza, está vivo y la sigue guiando con la luz y la fuerza de su Espíritu para que cumpla la misión que le ha confiado en la historia. Una vez que Benedicto XVI se “ha escondido para el mundo”, han comenzado muchos a “pontificar” con todo tipo de conje-turas sobre los motivos de la renuncia, sobre la situación de la Iglesia, sobre el perfil del Papa que debe ser elegido. La mayoría de los que opinan no tienen en cuenta que la Iglesia no es solamente el resultado de iniciativas humanas, ni vive únicamente de su capacidad organizativa, sino que se sostiene, sobre todo, por la fuerza que recibe de Dios. La Iglesia es de Dios. Hoy como ayer, los cardenales sienten presiones intolerables para condi-

“VAMOS ADELANTE JUNTOS”Arzobispo de Medellín

+Ricardo Tobón Restrepo

P. JorgeAlbertoRuízTobón

El mundo entero quedó conmocionado, el pasado lunes 11 de febrero, cuando su Santidad, Benedicto XVI, anunció la decisión de renunciar. La decisión tomada fue el fruto maduro de un ser reflexivo que no sólo piensa como uno de los hombres más brillantes de nuestro tiempo, sino también como padre y pastor. Como académico es consecuente en su pensamiento. Durante el verano del 2010 accedió a una entrevista con un viejo amigo periodista y escritor alemán, Peter Seewald; en ella abordaba diversos temas de importancia para la vida de la Iglesia y de la intimidad del pontífice.

Durante el tema más complejo: El Escán-dalo de los Abusos, se le llegó a plantear si ante la carga tan enorme que significa-ba asumir una respuesta por los delitos de algunos miembros de la Iglesia había pensado en renunciar; ante ello afirmaba el pontífice que “si el peligro es grande no se debe huir de él. Por eso ciertamente no es momento de renunciar. Justamente en un momento como éste hay que permanecer firme y arrostrar la situación difícil… se puede renunciar en un momento sereno, o cuando ya no se puede más. Pero no se debe huir en el peligro y decir: que lo haga otro. Si el papa llega a reconocer con claridad que física, psíquica y mentalmente no puede ya con el encargo de su oficio, tiene el derecho, y, en ciertas circunstancias, también el deber de renunciar.” (BENEDICTO XVI, Luz del Mundo. El Papa, la Iglesia y los Signos de los Tiem-pos. Bogotá: Herder 2012 p. 43) Como padre nos demuestra su gran amor. No es desconocido que desde su salida al Balcón de las Bendiciones de la Basílica Vaticana, numerosos personajes no han descansado en su afán de desa-

creditar al máximo jerarca de nuestra Iglesia Católica, buscando, sin éxito, pasajes oscuros de su historia personal y recorrido eclesial; por ello se han aferra-do hasta a las más mínimas diferencias con su antecesor o a rasgos de su perso-nalidad introvertida para mostrarlo como un monarca retrógrado, autoritario y ultra conservador que, encerrado en su orgullo, no ha dejado que la Iglesia avance. Pero, aquel lunes de febrero, en la Sala del Consistorio del Palacio Apostóli-co una vez más el mundo pudo ver por sus propios ojos la figura de un padre bueno que reconociendo sus limitaciones y por el bien de la Iglesia, de buena fe, se pone a un lado, no se aferra al poder y en una lección de humildad renuncia a su alto ministerio y se decide retirar a un claustro, sin parafernalias, ocultándose de la vida pública para poder orar por el mundo que tantas veces lo acogió y otras tantas lo criticó, tan cerca y tan lejos del palacio vaticano que permita libertad y tranquilidad a su sucesor y con la confianza puesta en el mismo Dios que alguna vez lo llamó a ser trabajador de su viña y en quien nos enseñó a creer con más convicción.

Como pastor nos sigue enseñando desde el testimonio. Benedicto XVI fue el papa de Lo Esencial, porque a través de todo su pensamiento ha hecho un llamado al mundo neopagano, secularizado y relati-vista, y a la Iglesia entera a que reconoz-can en Dios el fundamento de su existencia, la razón última de sus opcio-nes vitales y el presupuesto necesario para la felicidad. Durante todo su magis-terio logró hacer más accesible a todo tipo de personas los contenidos de la fe evitando protagonismos y dirigiendo la mirada hacia Dios, porque lo que siempre ha querido es que se conozca el mensaje del Evangelio sin glosas ni dilaciones.

cionar sus decisiones según la lógica del mundo. Antes eran los Estados los que querían imponer sus preferencias o sus vetos, ahora la presión viene por el peso de la opinión pública. Es realmente lamentable que en un momento tan decisivo para la Iglesia se multipliquen noticias y juicios no verificables e incluso falsos, con graves perjuicios para las personas y las instituciones. La elección de un nuevo Papa, más que un juego político, es un aconteci-miento profundamente espiritual, que realizan los cardenales en un contexto casi litúrgico respondiendo ante Dios por sus decisiones y al que se une toda la Iglesia en un clima de fe y de oración. Creemos que el que sea elegido es el que Dios envía para guiar la travesía de la Iglesia en una nueva etapa de su camino. A nosotros nos toca estar en oración y vigilando para ser capaces de responder a lo que Dios nos pide. Oramos en estos días con cuatro intenciones. En primer lugar, necesitamos

la oración fervorosa y perseverante para descubrir con fe la actuación de Dios y no quedarnos en las bagatelas y en las anécdotas que nos llegan a través de los medios de comunicación. Suplicamos que nuestra fe no se nuble con tantas informa-ciones y comentarios, sino que nos mantengamos en lo esencial. No oramos para pedirle a Dios por “mi candidato”, sino para que nos disponga para acoger a aquel que Él ha elegido. La segunda intención de nuestra oración es para que el Espíritu Santo ilumine y guíe los cardenales electores, a fin de que cada uno de ellos se deje mover por la gracia, proceda con rectitud de intención y no busque otra cosa que el bien de la Iglesia universal. En tercer lugar, oramos por quien va a ser elegido para que sienta la voz de Dios que lo llama, acepte con libertad de espíritu, experimente la gracia para la tarea que se le encomienda y esté dispuesto a ejercer su servicio con la entrega del Crucificado y la alegría del Resucitado.

Por último, oramos por toda la Iglesia para que reciba al nuevo Papa con espíritu de fe y de comunión eclesial, para que todos los fieles le ofrezcan la obediencia a sus orientaciones pastorales. Pidamos que, en esta hora decisiva, la Iglesia sienta que el Espíritu Santo es el alma que la une, la sostiene en las pruebas y la impulsa a la nueva evangelización; que experimente a Cristo buen Pastor que sigue poniendo al frente de la barca al apóstol Pedro para que confirme en la fe a sus hermanos. El momento que vivimos no es pues un episodio político, ni un acto puramente organizativo, sino algo que atañe al miste-rio de la Iglesia y que nosotros debemos vivir con la confianza y la esperanza que nos pide este Año de la Fe. Estamos ante una oportunidad privilegiada para reafir-marnos en nuestro amor a la Iglesia y para comprometernos con su misión. Que nos guíen las últimas palabras del Papa Bene-dicto XVI: “Vamos adelante juntos, con el Señor, por el bien de la humanidad y de la Iglesia”.

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P. JoséFernandoBernalParra

"Pascua: Celebración de la fe”El papa emérito Benedicto XVI -Joseph Ratzinger- en el segundo volumen de su obra ''Jesús de Naza-ret'' empieza su reflexión sobre el tema de la resurrección recordándo-nos el versículo 14 del capítulo 15 de la primera carta de San Pablo a los Corintios: ''Si no resucitó Cristo, vacía es nuestra predicación, vacía también vuestra fe''.

La resurrección del Señor, queda claro, es el fundamento de toda confesión y de toda vida de fe. Añade Benedicto XVI: ''La fe cristia-na se mantiene o cae con la verdad del testimonio de que Cristo ha resu-citado de entre los muertos".

Plenamente conscientes de esa centralidad, los cristianos, ya desde los tiempos apostólicos, empiezan a hacer corazón de su vida litúrgica y celebrativa, la asam-blea creyente reuni-da el primer día de la semana, el ''tercer día'' a partir del v i e r n e s de la pasión y de la cruz, el ''día del sol'', que se transforma en ''el día del Señor'', en el domingo, en el amanecer de la vida triunfante sobre la muerte.

Antes de Pentecostés la pequeña comunidad de los creyentes, la semilla de mostaza, se congrega el primer día de la semana con miedo, con temor , pero sintiendo la necesi-dad de reunirse, de compartir sus vivencias, de apoyarse en la común esperanza. Después de Pentecos-tés, ya con la fuerza del Espíritu del Señor, la dinámica de la asamblea lleva al anuncio alegre y valeroso, en un medio necesariamente hostil, de la locura de la cruz y de la plenitud de la resurrección .

Para los cristianos venidos del paga-nismo, de la gentilidad, el primer día de la semana se convirtió en el día del auténtico sol, de aquel que no sólo ilumina lo exterior, sino también lo más recóndito del corazón humano; aquel que no sólo da

calor al cuerpo, sino que llena de ardor las ilusio-nes y las esperanzas del ser humano en la totali-dad de sus dimensiones.

Los cristianos venidos del judaísmo, a pesar de

su intenso raigambre en las tradiciones de sus ante-

pasados, traspasan la centralidad del sábado, del día del descanso del Dios creador, del día de la asam-blea sinagogal alrededor de la ley y de los profetas, al domingo, al día de la resu-

rrección, a la celebración del acontecimiento en que Dios

lleva su obra hasta el "ya" que anticipa la consumación final.

La celebración del domingo es relacionada por aquellas primeras comunidades con la Pascua judía. Ya los evangelios, de una forma los sinópticos y de otra forma Juan, sitúan la muerte del Señor en contexto pascual. Él es el cordero que había sido señalado por el Bautista a orillas del río Jordán: "Este es el cordero de Dios, este es el que quita el pecado del mundo" . Su muerte no es un acontecimiento fortuito, es la plena realización de todo lo que había sido anticipado en los sacrificios pascuales.

Eran "asiduos a la fracción del pan" nos cuenta el autor del libro de los Hechos de los Apóstoles . Ese "partir el pan" al inicio de cada semana, es la base de toda la vida celebrativa de la Iglesia y fue el centro único de la liturgia de los primeros siglos.

Por eso, sabiendo entender correc-tamente, podríamos decir que a nosotros los cristianos se nos haría posible prescindir de toda la riqueza acumulada por la tradición y la expe-riencia de la fe en al año litúrgico, pero no podríamos nunca prescindir del domingo.

La celebración del domingo nos hace un pueblo, no sólo con la

multitud de asambleas eucarísti-cas que se congregan en

todas las dimensiones espaciales de la

geografía,

sino también con los que nos ante-cedieron en la dimensión del tiempo hasta incluir las primerísimas comu-nidades cristianas.

Pero la Pascua judía era anual y en el contexto de esa Pascua tuvo lugar la muerte y la resurrección del Señor. Él es, ya lo dijimos, el verda-dero cordero pascual. Por eso surge en algunas comunidades en la primera mitad del siglo II, y un poco más tarde en Roma, la costumbre de celebrar solemnemente y en clave cristiana la fiesta anual de la Pascua, situándola temporalmente en relación con la Pascua judía.

La Pascua es un domingo que se destaca celebrativamente en la vida cristiana, pero que no opaca de ninguna manera el sentido pascual de los demás domingos. La Pascua anual no anula sino que, por el contrario, realza y dignifica la Pascua semanal.

Recordemos finalmente que la fe es inseparable de la esperanza. Por eso la fe en la resurrección del Señor es inseparable de la esperan-za en nuestra propia resurrección. En una época de tanto agnosticis-mo, de tanta confusión y sincretis-mo, provocado entre otros factores por influencia de las tradiciones religiosas orientales y su doctrina de la reencarnación, es nuestro deber pastoral recordar en nuestra cate-quesis y predicación, "a tiempo y a destiempo" la radicalidad del mensa-je cristiano sobre la fe en la resurrec-ción del Señor y sobre la esperanza en la resurrección de quienes, por pura gracia, somos del Señor.

Terminemos entonces con las pala-bras del apóstol: "Si no hay resurrec-ción de muertos, tampoco Cristo resucitó (…) ¡Pero no! Cristo resuci-tó de entre los muertos como primi-cias de los que durmieron" .

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Últimamente, se ha publicitado mucho que Medellín es la más educada, que es ciudad incluyente, que es modelo de urbe innovadora. Todo eso debe ser cierto, cuando lo repiten tanto. Nos alegramos por las cosas buenas que tiene y se hacen en Medellín. Pero, igualmente, sabemos y constatamos cada día que nuestra región es la más violenta del país, que pasan los años y no logramos aprender una convivencia pacífica, que en nuestros barrios nos estamos matando. Ya he escrito y dicho, en varias ocasiones, lo que todo el mundo sabe: nuestro problema es muy complejo, está profundamente enquistado en la estructura social, no sirven soluciones simplistas, parciales y aisladas. Todos, gobierno, academia, mundo empresa-rial, instituciones sociales, culturales y religiosas, tenemos que comprometer-nos con la causa de la paz dentro de un plan de conjunto, debidamente concebi-do y adecuadamente liderado. La prueba de que nos está faltando ese proyecto común y ese compromiso de todos son las preguntas que tantas personas se hacen sin encontrar una respuesta. Puede resultar útil recoger

Aunque estoy seguro que no le quiso “aguar” la fiesta a nadie, el arzobispo de Medellín generó polémica con una serie de preguntas que hizo, justo cuando se anunciaba el premio de ciudad innova-dora. Cuestionamientos que para algunos no pasan de preguntas antes hechas e incluso lugares comunes, mientras que para otros son un jalón de orejas para todos quienes habitamos esta geografía sin comprometernos del todo con los semejantes. El cuestionario de monseñor Ricar-do Tobón Restrepo, publicado en el Semanario Arquidiocesano y replica-do en todos los medios, como suele decirse popularmente: no deja títere con cabeza. El arzobispo fustiga con preguntas a toda la sociedad, para que se entienda que no es un ataque contra nadie sino un reclamo contra todos. Por eso, no se hicieron esperar los intentos de respuesta, las caras descompuestas, las reflexiones de analistas, pero sobre

¿QUIÉN RESPONDE ESTOS INTERROGANTES?

HenryHoracioChaves

[email protected]

Arzobispo de Medellín

+Ricardo Tobón Restrepo

algunas de ellas:¿Por qué los medios de comunica-ción no informan exactamente la situación de violencia que se vive en el área metropolitana de Medellín?¿Por qué si alguien denuncia perso-nas vinculadas con la violencia, éstas lo saben inmediatamente, exigen razones y toman represa-lias?¿Por qué nadie logra hacer nada para que no se sigan vinculando niños y adolescentes a la guerra y no continúe la explotación sexual de niñas en medio del conflicto?¿Por qué las cárceles, en no pocas ocasiones, en lugar de controlar la acción de los delincuentes son el lugar seguro para que ellos planeen y dirijan las acciones criminales y terroristas?¿Por qué nadie llega al fondo de eliminar el vínculo entre narcotráfico y violencia, si, como ha dicho una fuente autorizada, el 97% de los asesinatos en Medellín se derivan del narcotráfico?¿Por qué se sigue hablando de “micro-tráfico” cuando, según datos hechos públicos por los medios de comunicación, se trata de un “nego-

cio” que en Medellín supera los dos billones de pesos al año e involucra a un 85% de la población juvenil de las comunas? ¿Por qué no se aprovecha mejor la inversión que se hace en educación para que ésta vaya más allá de la transmisión de datos y se ocupe de lo esencial: enseñar a vivir y a convi-vir? ¿Por qué circulan tantas armas modernas y sofisticadas; quién promueve ese negocio; con qué dinero se adquieren; quién adiestra para su manejo?¿Por qué persiste un índice tan alto de impunidad; dónde están la verdad y la justicia; se puede permi-tir una explotación ideológica o económica del dolor de los que sufren?¿Por qué está tan “barata” la “vida” en Medellín, hasta permitir que con muy poco dinero y sin mayor esfuer-zo se pueda contratar el asesinato de cualquier persona en la ciudad y sus alrededores? ¿Por qué mejora la infraestructura pero los niveles de pobreza no bajan; por qué decimos que la ciudad va bien y la gente está mal?

¿Por qué la violencia se ha organi-zado como una verdadera y omni-presente empresa, con su gerencia bien localizada, que al fin de cuen-tas todo el mundo acepta y respeta?¿Por qué si se sabe que sin la misión de la familia tal vez no sea posible la convivencia en una socie-dad, no se protege de ciertos medios de comunicación, de ideolo-gías adversas y de otros factores de riesgo esta institución natural y fundamental? ¿Por qué tantos viajan tranquilos en su barco de egoísmo y de codicia, sabiendo que sin una sociedad equitativa y pacífica finalmente su barco se va a hundir?¿Por qué la Iglesia no logra con toda su acción evangelizadora una influencia más visible en la forma-ción de las conciencias y en la reconstrucción de una sociedad moralmente enferma?

Estamos viviendo en estos días el recrudecimiento de la violencia, que periódicamente aparece en nuestra región, generando terror, pobreza y muerte. Se está pasando la hora de que actuemos todos con un plan integral y a largo plazo, porque los interrogantes enunciados sólo los podemos responder entre todos.

todo, el eco de los ciudadanos comunes y corrientes, a quienes también aluden las preguntas del pastor. Son 15 interrogantes que apelan al papel de los medios de comunicación, las autoridades de policía, la familia, la escuela, la administración y hasta la iglesia, para cerrar la brecha de inequi-dad y ayudar a construir un escenario mejor para vivir, en el que no campeen el delito y la violencia. Una realidad que él advierte, se repite periódicamente entre nosotros “generando terror, pobre-za y muerte”, por eso reclama un plan integral de acción que convoque la volun-tad, pero sobre todo la acción de todos los sectores, a largo plazo, para encon-trar la salida. Un camino deseable pero esquivo porque muchos sacan provecho de la situación. En distintos sitios de internet, las preguntas de Monseñor Tobón motiva-ron comentarios de lectores. El denomi-nador común “El señor Arzobispo, tiene

la razón”, algunos reclamaron respues-ta de la institucionalidad, pero en gene-ral se entendió como un llamado a la reflexión: Esa que no admite más dilaciones, ni esperar momento más oportuno. Cuando el arzobispo pregun-ta por qué cuando alguien denuncia a personas vinculadas con la violencia, éstas lo saben y amenazan, da cuenta de un secreto a voces: están infiltrados los organismos de seguridad, desde hace mucho y no se hace lo suficiente para sanearlos. Cuando pregunta por qué si mejora la infraestructura no bajan los niveles de pobreza, pone el dedo en otra llaga, como lo hacía el propio delegado de ONU el mismo día: somos una ciudad inmensamente inequitativa y desigual. Además de las 15 llagas que tocan las preguntas de monseñor Tobón, me parece que su pronunciamiento tiene un valor intrínseco, creo que la nutrida respuesta en las redes a sus preguntas

lo demuestra: rompió el silencio de la iglesia, nos recordó que además de elevar plegarias al cielo tenemos que ocuparnos de mejorar las condiciones de vida aquí en la tierra, en nuestra tierra; demostró que lo único que espe-ramos oír del pastor no son las certe-zas de la palabra, sino la angustia de las preguntas que nos persiguen; además hizo evidente que muchos se esconden en la comodidad de la indife-rencia que les permite acumular rique-za sin sentir vergüenza por no mejorar el entorno. Como si fuera poco, termi-na cuestionando a la propia Iglesia que dirige, porque la labor evangelizadora es insuficiente en el aquí y el ahora. Oportuno el llamado del pastor, ojalá sea más frecuente y ojalá el eco supere el momento de coyuntura para que abordemos el diálogo de largo plazo que reclaman, el arzobispo y la tozuda realidad.

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Toda vida humana, por el hecho de serlo, tiene un valor fundamentalmente igual, posee la misma dignidad y se hace acreedora a la misma protección. Pero este principio sufre brechas importantes que parecen signos de incoherencia, aún cuando, es lógico, se traten de justificar. Es interesante estudiar la discrimi-nación en relación con la vida que introduce cada cultura o que asume cada pueblo. A veces la razón de discriminación es el sexo: la vida de un hombre merece más aprecio que la de una mujer. Otras veces el valor de la vida se mide por la convergencia de la visión política: el disidente merece menos respeto. En ocasiones el color ha sido determinante: el negro tiene vocación de esclavo y su valor se mide por la utilidad, como el de un animal. La religión y la moralidad han sido también factores discriminantes. Pero nuestra sociedad, que se vanagloria de una mayor sensibilidad a la dignidad de todo ser humano, tiene también sus propias discriminaciones que resultan hirientes para quien aprecia por igual la vida humana, toda vida humana, por el mero hecho de serlo. Toda discriminación traduce una incoherencia. Las estadísticas nos revelan como cristianos de cuño tradicional son muy propensos a acep-tar la aplicación de la pena de muerte, mientras que en cuestión de aborto adoptan una postura de protección incondicional al feto o al embrión. En el lado contrario vemos personas visce-ralmente opuestas a la pena de muerte que admiten como un derecho de la mujer el interrumpir la vida ya iniciada en su seno. Cada grupo trata de justifi-car el apoyo a unas vidas y la indefen-

ZuletaLeónP. Guillermo

Recordemos que Jesucristo, con su muerte en la Cruz, no ofreció solamente su Carne y su Sangre, como si fuera un cordero inmolado. El ofreció al Padre, mucho más que esto. Le entregó todos sus sentimien-tos y actitudes, su vida interior, su ser en plenitud. Imaginémonos la vida interior de Cristo; amor, bondad, nobleza de corazón, capacidad de perdonar a los hermanos, fidelidad al Padre. El sufrimiento de Cristo, culminó en la más alta expresión de amor y gratuidad. El Prefacio es la proclama-ción de este gesto de Jesús, expre-sión de alabanza y de acción de

gracias a Dios, por la generosidad de su Hijo, al rescatar con su propia vida a la humanidad, liberándola de la esclavitud del pecado. El Prefacio es, entonces un cánti-co, un himno de acción de gracias, rezado por el sacerdote, al dar comienzo a la oración Eucarística. Es el comienzo del mismo sacrificio de Jesús. En la Cena, Él tomó el pan “dio gracias al Padre y lo partió”. En la cruz, su Cuerpo es desgarrado; aquí, su Cuerpo y su Sangre, pan y vino, se transforman en esta misma realidad. En la Eucaristía, su entrega sigue siendo la misma, se convierte en

Se inicia el momento central de la celebración, con la oración de acción de gracias denominada “Prefacio”. Es un himno de agradecimiento a Dios Padre. El sacerdote celebrante y toda la comunidad rinden homenaje a Dios, al mismo tiempo que reconocen su bondad, sabiduría y grandeza; Él es el Señor de todas las cosas, está siempre presente para dar la vida y nos ofrece los medios para preservarla. El prefacio se inicia con la oración Eucarística. Para cada tiempo litúrgi-co, o fiesta celebrada por la iglesia, hay un prefacio propio. Este es el momento de la gran oración de acción de gracias. Por la vida de quien se entrega por amor a los hermanos.

P. CarlosMarioHincapiéPérez

comida y bebida, para generar vida nueva. El Prefacio acompaña las fiestas litúrgicas que actualizan los principales acontecimientos de la vida y misión de Jesús: Adviento, Navidad, Cuaresma, Pascua, etc. Damos gracias a Dios, porque nueva-mente estas celebraciones manifies-tan la continuidad de la obra de la redención, de la liberación de la humanidad.

[email protected]

sión en que deja otras, pero a pesar de las justificaciones, ¿no significa todo ello un mal servicio al valor de la vida?. Con ello no se quiere decir que toda acción que establezca algunas diferencias entre vidas y vidas sea necesariamente discriminante. El problema está en compaginar la funda-mental igualdad de toda vida humana con ciertas diferencias existentes en la realidad. ¿Hay diferencias que permi-tan una valoración éticamente distinta en cuanto a la protección de la vida?, ¿No negamos con ello el principio básico de igualdad e introducimos categorías discriminatorias, vidas de primera y vidas de segunda?. Ahora bien, otro concepto que en nuestra sociedad, en la sociedad postindustrializada, va penetrando profundamente es el concepto y la preocupación por la calidad de la vida (calidad total). Es comprensible que en un contexto social pasado muy hostil, con muchas amenazas para la mera supervivencia, esta acaparara muchas energías. El concepto de calidad de vida es muy reciente y, como su utilización no ha sido muy precisa y critica, su análi-sis no resulta nada fácil. Frecuente-mente no es más que un eslogan. Incluso se ha llegado a decir que cuando existía la calidad de vida es cuando menos se hablaba de ella. También a las puertas de la ética llama este concepto y pretende ser

oído en orden a algunas decisiones importantes sobre la vida humana. Esta reivindicación se hace más palpable en cuatro campos: en la vida terminal, para saber si tiene sentido prolongarla o no; en la vida inicial, para darle curso o no; en acciones que miran a alterar la naturaleza del hombre, como en las intervenciones genéticas; en el sector del medio ambiente. En la imposibilidad de descender en pocas líneas a detalles muy concre-tos, y ante la variedad de situaciones en que se plantea el tema de la calidad de vida, limitémonos a unas indicacio-nes generales.

El atender a la calidad de la vida es una exigencia ética innegable si con ello nos referimos a cualquier tipo de acción orientada a crear condiciones más favorables para la expansión y desarrollo de cualquier ser humano. La calidad de vida no debe, de por sí, considerarse como un lujo burgués o una preocupación de quienes tienen resueltas las necesidades materiales fundamen-tales.El concepto calidad de vida, enten-dido con una carga prevalentemen-te económica es muy parcial y resulta insuficiente para iluminar decisiones importantes sobre la vida humana. Si la calidad de vida quiere determi-narse exclusivamente a partir de un análisis de las características

mentales o físicas de una persona, medibles y cuantificables, las decisiones inspiradas en esta concepción carecerán de impor-tantes garantías de acierto. La calidad de vida es inseparable de los aportes de la familia y de la sociedad. Ante un ser con deficien-cias físicas o psíquicas graves, la sociedad ha de mirar a las accio-nes posibles para darle la mayor acogida y para posibilitarle una vida humana lo más digna posible. Acudir a la calidad de vida para legitimar la supresión de seres humanos revela frecuentemente una radical incapacidad para la solidaridad.Una comprensión global de la calidad de vida que mire a las “condiciones de vida que respon-den a la dignidad humana para el mayor número posible de hombres”, sí merece una conside-ración ética, aunque su utilización en casos conflictivos es muy delicada y difícil. El concepto de calidad de vida, dependiente de una concepción del hombre, está sujeto a variacio-nes importantes por el mismo hecho. Con todo, debe ser un concepto que sirva a la humaniza-ción y, desde esta perspectiva, podrá ser un estimulo ético, no una norma, que revele con claridad la rectitud o no de algunos comporta-mientos.

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Todos conocemos la fragili-dad de un recién nacido humano: una criatura, cuya manera de expresarse suele limitarse al llanto y a unos movimientos refle-jos, por regla general encuentra en sus padres y en quienes lo rodean, la espontánea tendencia humana hacia la acogida y la protección. Si el recién nacido, por alguna razón, no recibe en sus primeras horas de vida lo elemental: abrigo, alimentación, proximidad física, y los corres-pondientes gestos de ternura que salen del corazón de su madre, puede morir en cuestión de unas cuántas horas, o a lo sumo, días… Esta actitud de protección y ayuda por parte de los padres, se dispensará a lo largo de la infancia, continuará en la adoles-cencia y nos acompañará hasta el fin: pensemos con sencillez en la ternura y el profundo vínculo afectivo que existe entre nietos y abuelos. El recién nacido constituye un ejemplo aleccionador de dos hechos: la realidad del compromi-so solidario y eficaz que espontá-neamente sucede entre los seres humanos, en la familia humana, y a la vez, y la realidad de la fragili-dad en que todos, en determina-dos momentos de la existencia, nos encontramos. Por ello son tan dramáticas y tienen tanta reso-nancia en los medios de comuni-cación las situaciones excepcio-nales en las que se atropella a aquella fragilidad e inocencia: todos reaccionamos con dolor ante las noticias que presentan sobre niños abandonados o maltratados. Es una reacción emotiva comprensible, pues por lo que estamos siendo cuestiona-dos, precisamente, es por aque-llos comportamientos excepcio-nales que calificamos como deshumanizados. “¡Cómo es que

Fajardo

CarlosGómez

se dan estas injusticias!”, nos preguntamos. “¿Por qué sufren los inocentes?”. Esto sucede en todo el mundo, entre pobres y ricos, entre educados y no educa-dos, en el hemisferio norte y el sur. Y mucho más, por supuesto, en sociedades en las que la unidad familiar y la justicia social han sido destruidas por inconta-bles razones. Es un “ser” que no coincide con un “deber ser”. Por ello nos cuestionamos, pensamos y queremos, naturalmente, que no suceda. El niño no nacido, embrión hasta la octava semana de desa-rrollo, feto desde la novena hasta la semana cuarenta (que es la duración normal de la gestación humana) es un paciente en espe-cial situación de fragilidad. Es un miembro de la especie humana sobre el cual hemos tenido una colosal cantidad de evidencias que nos permiten reconocerlo como tal: al alcance de todos se hallan los prodigiosos avances tecnológicos, uno de estos, las imágenes ecográficas que nos permiten registrar sus movimien-tos, evaluar con gran fidelidad sus velocidades de crecimiento, su actividad, sus gestos. Casi cualquier persona ya ha visto en diversos medios las imágenes del rostro del feto bostezando, las conmovedoras y mínimas dimen-

siones de unas manos y piecitos que comienzan a agitarse en el interior del útero materno. Nadie puede concebir racio-nalmente que exista un miembro de la especie humana que no tenga la categoría de persona. Ser pequeño y frágil no excluye a nadie de la categoría de lo humano: precisamente debiera suceder lo contrario. A mayor nivel de fragilidad, mejor nivel de atención y de preocupación expresado en la disposición de ayuda a aquel otro, cuyo pequeñi-to rostro, es el rostro de cualquie-ra de nosotros. Es, además, el diminuto rostro con el cual nos expresamos en nuestro momento, antes de que vinieran las conse-cuencias normales de la edad en nuestras actuales y reales caras, feos o apuestos, jóvenes y loza-nos, o ancianos y ajados, pero sin duda, humanos. No corresponde a la esencia de la medicina negar la realidad humana de alguien: ello constitui-ría una máxima arbitrariedad, una negación de la realidad. Triste-mente algunos de los llamados “avances” de las leyes han impuesto tal injusticia; por ello con frecuencia gentes animadas por la ligereza de algunos “slogans” propagandísticos hablan de un “derecho” al aborto, sea este por razones eugenési-

cas (eliminar a los enfermos) o por la simple expresión de la voluntad de la madre. Hay aquí un atropello de dimensiones muy graves pues se llama “derecho” a lo que no lo es, sino apenas pre-cisamente la negación del reco-nocimiento del rostro personal de uno de nosotros que está en situación de fragilidad. Se atrope-lla también al principio de la igual-dad que se supone es base de la convivencia social en las entre las sociedades que se promulgan y reconocen como democráticas. Pero también en el aborto se comete otra colosal injusticia y una falta de reconocimiento de la realidad: se pretende convertir al terapeuta en el cómplice irracio-nal y acrítico de un acto que es una de las máximas expresiones de deshumanización y de injusti-cia: la eliminación de un inocente. Eliminar seres humanos jamás será un acto de carácter “terapéu-tico”. Nadie se alivia con ello. La repetida violencia de aquella acción genera una especie de coraza que hace duras e imper-meables a las conciencias de muchos, imponiéndose progresi-vamente en una sociedad lo que conlleva el germen de su destruc-ción: la insolidaridad, el irrespeto a la condición personal del otro, la prevalencia del fuerte sobre el débil, la equivocada concepción de que lo que se “puede” hacer se “debe” hacer. El aborto, crimen abominable, no constituye un acto que se encuentre en la lógica y en la razón de ser de la profesión médica. Bajo los totalitarismos deshumanizadores del pasado siglo XX, tanto entre el régimen nazi como bajo los totalitarismos marxistas se impuso como norma jurídica. Igual ha sucedido en los países “demócratas”, ahora aparentemente enceguecidos bajo la tiranía de unos egos totali-taristas, de unos pequeños “yoes hipertróficos” que se niegan a ver con ojos humanos el rostro de aquellos pequeños. Al hacerlo, niegan la realidad, al promoverlo, desvirtúan el sentido de la medici-na. Por eso, la genuina respuesta del terapeuta, del médico, del sanador fiel a su vocación, es sólo una: ¡sí a la vida, respeto a la vida!

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Una constante de la Iglesia es la defensa de la vida denunciando todas las diferentes maneras con las que el hombre atenta contra ella y ofreciendo alternativas transforma-doras a favor de la vida. Maneras de atentar contra la vida son: guerra, suicidio, pena de muerte, tortura, narcotráfico, terro-rismo, aborto, eutanasia, deportes extremos, falta de precaución en los accidentes, tráfico de órganos para trasplantes, experimentos de inge-niería genética, contaminación del ambiente, sicariato, malos hábitos de salud. Todos sabemos como el cigarri-llo potencia el riesgo de muchas enfermedades que causan la muerte y/o baja calidad de vida. Hago un recordatorio de estas enfermedades por causa del cigarrillo: asma; bron-quitis; resfriados respiratorios; enfisema; cáncer en el pulmón, la laringe, la cavidad bucal, el esófago, la vejiga, el riñón; perdida del color de las piezas dentarias; mal aliento; hipertensión; accidente cerebrovas-cular; ulcera péptica; pérdida del gusto; en las madres embarazadas bajo peso en sus hijos. Los pacientes con estas enfer-medades que tienen el hábito del cigarrillo y van al médico tiene por prescripción médica dejar de fumar, y una gran mayoría de ellos no son capaces de cumplir esa orden médica, no por falta de motivación, ni porque no lo hayan intentado. La causa está en estos dos obstáculos que voy a describir y son complejos y difíciles de manejar:

Uno de ellos son los síntomas de la abstinencia a la nicotina. No todos tienen la fortaleza y auto-control para enfrentar la irritabili-dad, impaciencia, ira, inestabili-dad, perdida de concentración, aumento del apetito, aumento de peso, reducción del sueño y la ansiedad. Muchos fumadores que están leyendo este artículo identifican en sus propias vidas la evidencia de lo que aquí he dicho

y, tienen un historial de haberlo dejado varias veces por sema-nas, meses e incluso años y vuelven a recaer. A estos fuma-dores además de la enfermedad que produce el cigarrillo hay que agregar la pérdida de su autoesti-ma, autoconfianza, auto seguri-dad, con sentimientos de culpa e irresponsabilidad, debilidad, porque tienen plena conciencia que se están autoeliminando y acelerando el evento que va a causar su muerte, ejemplo, el infarto. Además, su grupo social constantemente se lo dice.

El otro obstáculo consiste en el fumador de cigarrillo que tiene alguna enfermedad psiquiátrica: ansiedad, estrés, depresión, trastorno bipolar, maniaco, esquizofrenia, hiperactivo, estrés postraumático porque la nicotina provoca la liberación de dopami-na que tranquiliza por breves momentos a estos enfermos y al dejar de fumar recaen brusca-mente en su cuadro clínico.

Y si estos dos obstáculos además están asociados con el consumo de otras sustancias como la mari-huana, la cocaína, el alcohol y el tinto sehace más débil la fortaleza para dejar de fumar. El propósito de este artículo es no dejarle al paciente fumador toda la responsabilidad en el abstenerse de fumar, se requiere de una ayuda profesional médica, por eso, le digo a los neumólogos, cardiólogos, internistas, nefrólo-gos, neurólogos, cirujanos vascu-lares y oncólogos que tienen pacientes fumadores evaluar con ellos sus fortalezas y debilidades e historial en haber dejado de fumar y, si hayan incapacidad de dejar de fumar remitir al psiquia-tra y/o psicólogo clínico, dado que

estos pueden prestarles ayuda, el psiquiatra con medicación como buspirona, bupro-pión y el psicólogo con grupos de terapia conductiva. Las EPS y Hospita-les se hace necesa-rio ofrecer este tipo de apoyo. A los fumadores ya enfermos que no han podido dejar el cigarrillo y están motivados en no fumar pidan este tipo de ayuda a su médico tratan-te para ser remitidos al profesional médico que está capacitado para pres-tar la ayuda. Dada la gravedad que tiene el cigarrillo les sugiero a los rectores, profesores de ética, a los párrocos en sus grupos juveniles, pastoral de salud, a las universidades, los medios de comunicación (escrita y oral), tener campañas preventivas para la juventud y llevarlos a tomar decisiones saludables de no consumo de cigarrillo. No desistir, sino por el contrario persistir año por año este tipo de proyecto a favor de la vida.

P. RafaelPosadaSoto

higiene del [email protected]

DEJAR DE FUMAR, UNA DECISIÓN

SALUDABLE

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P. MartínJaramilloMontoya

Una Capilla fundada por doña María de Heredia y dedicada a San Cristóbal, dio origen al nombre de esta fracción. La parroquia fue eregida el 15 de marzo de 1.771 por decreto del entonces Obispo de Popayán Dr. Jerónimo Antonio Obregón, en atención a la solicitud hecha por el dr. Juan Bautista Villa y Casta-ñeda, cura y vicario de Medellín. Antes de la Parroquia existía allí una vice parroquia dependiente del párroco de Medellín. En 1.752 abrió libros parroquiales el primer vice párroco, el presbítero José Salvador de la Fuente. El primer cura propio fue el padre Alejandro Rodríguez de Zea. San Cristóbal era punto de descanso en el pesado camino a Santa Fe de Antioquia; dista de Medellín de 12 kilómetros. El patrono es San Cristóbal mártir cuya fiesta se celebra el 10 de julio. Nació en Siria y murió en Asia menor hacia el año 250 d.c. Es de la primitiva Iglesia del siglo III. Su nombre Cristóforo significa “Que lleva a Cristo”. Su imagen se coloca llevando al niño Jesús al hombro. San Cristóbal es patrono de conductores y transportadores.

HISTORIA CIVIL DESAN CRISTOBAL

Después de El Poblado, San Cris-tóbal fue el segundo corregimien-to de Medellín. El primer asenta-miento de esta región fue fundado por doña Ana María de Heredia, en concesión del Conquistador, don Pedro de Heredia. Se le denomina en un principio Aldea de Ana. En el momento histórico hay gran florecimiento económico

en Santa Fe de Antioquia, y San Cristóbal se convierte en paso obligatorio de los poblados de Oriente, de allí el segundo nombre primitivo de “El reposade-ro”. Al ser Santa Fe el centro comercial como lo es hoy para nosotros Medellín, sería el lugar al cual la Parroquia le daría el frente, y esta es la explicación más acertada para el tercer nombre o distintivo “La Culata”, por su posición hoy en día con respecto a Medellín. Lo que aun no se sabe, es la fecha en que se le dio a la región, el nombre de “San Cristóbal” Hacia 1.778 aparece como distrito parroquial, luego en los censos de 1.820 y 1.825, aparece también como distrito según la ordenanza 13 del 15 de diciembre de 1.853. Diez años más tarde, la legislatura de Antioquia le quita la categoría de distrito y lo convierte en aldea en mayo 13 de 1.863. Y en 1.864 recupera el titulo de distrito que pierde en 1.865. Desde entonces pertenece a Medellín en calidad de corregi-miento.

HISTORIA ECLESIAL DE SAN CRISTOBAL

La parroquia San Cristóbal fue la segunda, después de La Estrella, en desgajarse de La Candelaria, que fue la primera Parroquia en todo el Valle de Aburra. Es la primera parroquia perteneciente a la Diócesis de Popayán: le siguie-ron Envigado y Hatoviejo, hoy Bello. Las tres, por petición del cura de Medellín, Dr. Juan Salva-dor de Villa y Castañeda. El decreto fue dado por el Obispo de

Bautismos: Último domingo de cada mesConfesiones: Antes y durante la eucaristíaEnfermos: Sábados en la mañanaCementerio: De domingo a viernes de 8:00 a 12:00 m y de 2:00 p.m. a 5:00 p.m.Fiestas Patronales: Cumpleaños de la parroquia: 15 de marzo San Cristóbal 10 de julio Virgen del Carmen 16 de julio Semana santa Navidad. Etc.Presencia Pastoral: Colegios, escuelas, jardines y asilos Comunidades Religiosas: Hermanas carmelitas Hermanas concepcionistas Hijos de la divina voluntad

El óleo en lienzo original fue pintado entre los años 1675 y 1740, en Santafé de Bogotá, tiene características de la escuela de Gregorio Arce y Cevallos y estas son: el fondo rocoso, los labios, la mano izquierda, el párpado derecho y ciertos colores empleados en la obra son característicos de él. El primer repinte se realizó al óleo entre 1900 y 1920, por deterioro, en tiempo del Pbro. Ramón María Gómez. El segundo repinte se realizó en pintura acrílico, por deterioro en tiempo del Pbro. Eloy Velásquez, 1980, por el maestro Fabián Restrepo. El maestro Roberto Pérez es restau-rador de pintura en caballete y talla en madera. Estudió en el Centro de Res-tauración “Santa Clara” de Bogotá. Ha realizado trabajos en el Museo de Antio-quia, Colombo Americano y Empresas Públicas de Medellín.

Parroquia

Vida Sacramental

A CARGO DEL MAESTROROBERTO PÉREZ

Popayán Jerónimo Antonio Obre-gón y Mena, el 15 de marzo de 1.771. Para ese entonces había 600 habitantes. Pero existió como Vice-parroquia de la Candelaria, o sea desprendida, desde 1.694 cuando el templo fue bendecido por el Párroco don Lorenzo Cas-trillón Vásquez Bernaldo de Quiroz, quedando sin asistencia de sacerdote permanente del primer vice-párroco Pbro. Don José Salvador de la Fuente, que fue quien abrió los libros parro-quiales, y estuvo hasta 1.762.

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UbicaciónDirección: Calle 62 No 129–93Vicaría Episcopal: NorteZona Pastoral: 2 Arciprestazgo: Beata Madre LauraMontoya

[email protected]

Bautismos: Último domingo de cada mesConfesiones: Antes y durante la eucaristíaEnfermos: Sábados en la mañanaCementerio: De domingo a viernes de 8:00 a 12:00 m y de 2:00 p.m. a 5:00 p.m.Fiestas Patronales: Cumpleaños de la parroquia: 15 de marzo San Cristóbal 10 de julio Virgen del Carmen 16 de julio Semana santa Navidad. Etc.Presencia Pastoral: Colegios, escuelas, jardines y asilos Comunidades Religiosas: Hermanas carmelitas Hermanas concepcionistas Hijos de la divina voluntad

Pbro. Eloy Velasquez(1981-1988)

Pbro. Andres Jaramillo(1988-1998)

Pbro. Carlos Uribe Vélez(1998-2003)

Párroco

Párrocos

Actual

Párroco: Martin Albeiro Jaramillo Montoya

Teléfono: 427 00 21

E mail párroco: [email protected] E mail despacho: [email protected]

Horario de Misas:lunes a viernes de 7:00 a.m. y 6:30 p.m. Martes a las 7:00 a.m. y 4:00 p.m.Sábados 7:00 a.m. 12:00 m. 6:00 p.m. Domingos 7:00 a.m. 10:00 a.m. 12:00 m. 6:00 p.m. y 7:00p.m.

Horario despacho parroquial: Martes a viernes de 8:00 a.m. a 12:00 m y de 2:00 p.m. a 4:00 p.m.

Pbro. Gerardo Diaz Molina(2003-2006)

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[email protected]

P. ElíasLoperaCárdenas

Nos consta que sabe de administra-ción y finanzas, por eso, con el

Señor Cardenal y con monseñor Rueda Hernández desempeñó

el cargo de Vicario Episcopal de Asuntos Administrativos

y Económicos. Habla con todo el clero y recordamos

ese: “Jovencito, hay que venir a pensar…” El padre Tiberio Berrío nació en Argelia (Ant) el 12 de agosto de 1925. Hijo de Jesús María Berrío y Jacinta López. Sus herma-nos son: David, Celia (religiosa de la presentación), Libia, Raquel y Noemy, que en paz descansen. Tiene tres sobrinas religiosas: Amparo, Laurita; Nubia, dominica y Piedad, asuncionista.

Los sacramentos del bautismo, la con-

firmación y

la primera comunión los celebró en Argelia. Estudió primaria en la escuela urbana de su pueblo natal. Ingresó al Seminario Menor de Medellín al patio de chicos donde hizo sus estudios secundarios. En el Seminario Mayor hizo los estudios filosóficos y teológi-cos. El 6 de abril de 1946 recibió la tonsura, el 1 de noviembre del mismo años las primeras órdenes menores, el 22 de marzo de 1947 las segundas, el subdiaconado el 1 de noviembre de 1948, el diaconado el 2 de abril de 1949 y el presbiterado el 1 de noviem-bre del mismo año, de manos de monseñor Joaquín García Benítez, en el entonces Arzobispo de Mede-llín. Sus compañeros de ordenación son: Luis Arbeláez A., Miguel Aristizá-bal A., Antonio Carvajal M., Arturo Cuervo P., Eduardo Gil G., Bernardo Londoño M. y Luis Ángel Moreno G. Su ministerio sacerdotal lo ejerció en el trabajo pastoral parroquial, en la rectoría de colegios arquidiocesanos y en cargos administrativos de gran responsabilidad. Fue Vicario coopera-dor en Santa Gertrudis, Envigado 1949-1950); en San Antonio, Barbosa (1950-1951) y en San Lorenzo, Yo-lombó (1953-1956). Profesor interno del Seminario Menor (1951-1953). Pá-rroco amovible del Perpetuo Socorro en Cristales, corregimiento de San Roque (1956-1959); párroco fundador de la parroquia Ntra. Sra. del Carmen en Bello (1959-1967), también Capellán de la cárcel San Quintín de Bello; párroco de Ntra. Sra. del Rosario en Bello y Rector del Colegio Jesús de la Buena Esperanza (1967-1974); en San Juan Evangelista en Medellín (1974-1975); en El Calvario (1975-1981) y Vicario Episcopal de la Zona 1, pasó como Vicario Episcopal de Asuntos Económicos y Administra-tivos de la Arquidiócesis; párroco de El Espíritu Santo (1981); párroco de Ntra. Sra. de Belén, Rector del Cole-gio San Rafael y Vicario Episcopal de

la zona 4 (1981-1988); pasó a Ntra. Sra. de los dolores de la América

y presidente de la Comisión de límites y división de parroquias

(1988-2004). Miembro de las juntas directivas del Semi-

nario, de la Fundación pía autónoma “Librería del

Seminario Conciliar” y de la Fundación

Bibliotecas (FUBI). El Papa Juan Pablo II lo distinguió con el título de Prelado de Honor (1984). En 1990 recibió la medalla

Pro-servitio Ecclesiae. También fue condecorado con la Orden al mérito a la democracia del Senado, con la Moción de reconocimiento de la Cámara y la Orden al Mérito Cívico, grado oro, Mariscal Robledo de la Asamblea de Antioquia. Encontramos en él a un sacerdo-te vigoroso, inteligente, centrado en el cumplimiento de sus obligaciones, que afronta los retos con entereza y en las pruebas de la vida nunca se da por vencido. Doña Jacinta y él reunían toda la familia y, al pasar la mamá a la casa del Padre, siguió siendo el centro de la misma; su descanso en las parroquias o en la finca de Barbosa tenía como entretenimiento el juego de cartas o de parques con todos. Era pendiente de las finanzas y de las cuentas. Construyó el templo de Ntra. Sra. del Carmen en Bello, de estilo gótico y muy grande. Recibía y acogía con fraternidad a los sacerdotes, no tenía reparos para trabajar con los que le nombraban como cooperadores. Los que trabajamos con él percibíamos la seguridad para todo, la firmeza de su fe y la decisión para el apostolado. Siempre muy activo, optimista y feliz en esa alegría sencilla del transcurrir de su vida sacerdotal. Su piedad centrada en Jesucristo y en la Virgen María y, cuando en 1996 lo arrolló una moto y lo dejó muy incapacitado, daba gracias a Dios porque lo dejó con el movimiento necesario para celebrar la Eucaristía y con absoluta lucidez. Aún incapacitado no se queda quieto, va y viene visitando al uno y al otro, y bregando a servir. Ha sido un trabajador incansable y se ha gastado sirviendo. Ha expresado su amor sincero a la Iglesia en el compromiso serio con las tareas que sus superiores le encomendaron.

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El segundo camino que hemos venido tratando para esclarecer o no la validez del matrimonio contraído es el de los impedimentos por vicios de consentimiento. Decíamos que éstos proceden unos de la inteligencia y otros de la voluntad. Ya vimos en el artículo pasado los que tienen origen en la inteligencia, ahora vamos a ver los que proceden de la voluntad. Estos son los siguientes: 1 – La simulación que puede ser total, si excluye el matrimonio mismo pretendiendo solamente usarlo como instrumento para la obtención de un fin determinado, por ejemplo una ciudadanía, la satisfacción de la fami-lia, la obtención de unas relaciones sexuales no conseguidas por otro medio, la búsqueda sólo de un amor libre, etc.; o parcial si excluye un elemento esencial del matrimonio, como por ejemplo, la comunión de vida, el bien de los esposos, el bien de los hijos (procreación o educación católica); exclusión de la unidad (permitirse convivir con otro), de la fidelidad (reserva de tener relaciones sexuales con otro), o de la indisolubili-dad (voluntad de divorciarse si la con-

Las causas de11

nulidad matrimonialvivencia no da resultado) (c. 1101). 2 – La condición que lleva a ponerle inseguridades al mismo contrato o alianza matrimonial (c. 1102). Las condiciones pueden ser: de presente, cuando son hechos ocultos pero que se están viviendo, por ejemplo la virginidad de la persona, la paternidad de un hijo esperado; de pasado, cuando se pone como condición hechos pretéritos de los que la perso-na no tiene seguridades pero cree necesarios para la celebración de su compromiso, por ejemplo, haber obtenido un diploma, haber prestado el servicio militar. Estas dos condicio-nes, de presente y de pasado, una vez puestas y aceptadas, requieren licencia del ordinario del lugar del que ya hemos hablado anteriormente. La condición de futuro que se proyecta al cumplimiento de promesas hechas para poder contraer el matrimonioy que dejarían en suspenso su validez hasta el cumplimiento del hecho,

esde por sí inválida para la Iglesia y por consiguiente no la acepta por ningún motivo. 3 – El miedo grave o la violencia (c. 1103) que se pueden generar por presiones de toda índole que afectan de modo grave la libertad de la persona, por ejemplo, amenazas, miedo reverencial grave por un embarazo, etc. Nos quedan los impedimentos pordefecto de forma que analizare-mos a continuación. La celebración de un matrimonio tiene validez ante la Iglesia cuando se cumplen las si-guientes normas, la presencia física de la pareja que desea contraer y que pronuncia la fórmula del compro-miso delante de un ministro legítimo de la Iglesia y de dos testigos (c. 1108). Cuando uno de la pareja está ausente puede hacerse reemplazar por un procurador a quien debe darle el mandato de representación de manera autentica, ojalá delante de un ordinario de lugar o de un párroco (c.

1105). Los testigos, llamados común-mente padrinos cuando profesan la fe católica, pueden ser también de otra religión. Su papel principal es el de atestiguar la veracidad del acto pero, como padrinos, puede incluir también la capacidad de orientar o aconsejar a la pareja en sus dificultades. El ministro legítimo es un sacerdote (obispo o presbítero) o diácono con la capacidad suficiente para representar a la Iglesia, sea obispo diocesano, or-dinario de lugar dentro de la diócesis, párroco dentro de su parroquia o un presbítero o diácono con facultad delegada por alguno de los anteriores para presenciar el matrimonio. Los matrimonios que se celebran fuera de las Iglesias parroquiales o en las salas de banquetes no tienen ninguna validez para la Iglesia católica mien-tras el ministro sacerdote o diácono no obtenga la facultad necesaria para ello que generalmente no se otorga.

M. RodrigoDurangoEscobar

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Los creyentes católicos hemos empezado un tiempo de gracia, un tiempo oportuno para revisar nues-tra mentalidad y comportamientos, para reflexionar y actuar la con-versión, el volver con el Padre de quien muchas veces nos hemos alejado por el pecado Pero, por qué siempre nos resul-ta tan difícil? Porque el proceso de con-versión es un proceso continuo que pone a prueba lo mejor del hombre creyente. La expresión “Quiero pero no puedo” es una expresión de impoten-cia que frecuentemente pronuncia-mos o escuchamos a otros pero, si será del todo exacta?. El hombre es un ser facultativo, es decir, dotado de facultad o capaci-dad para tomar decisiones, asumir posición ante alguien o algo. La voluntad es una facultad específica-mente humana donde la libertad y la responsabilidad van de la mano. El hombre, en razón de su libertad y recta intención, frecuentemente, se dice “quiero”, expresando su “inten-cionalidad” de actuar, cambiar, corre-gir, modular o moderar algunas formas

[email protected]

P. AncízarRestrepoToro

de pensar, algunos comportamientos o conductas que le duelen y hacen daño. Esta intencionalidad es conciencia de que puedo pasar de menos a más, de bueno a mejor, de esclavo a hombre libre, de pecador a justo, de justo a hijo, de derrotado a volver a soñar, de desesperanzado a la esperanza. Pero, la voluntad, como decisión, no es sólo “intencionalidad” (deseo), es, además, “acción”: Compromiso, fuerza y “dinámica” para lograr lo que “quiero” o me propongo. La voluntad, como decisión es, también, tener conciencia de que puedo colocar mi fuerza personal, mi dinámica integral, para lograr llegar adonde apunto como meta o ideal. En efecto, el ideal es como un polo magnético que jalona mi vida; es un punto de referencia que,apuntando al futuro, me está estimulando acerca de lo que es “posi-ble”. Y, la fuerza capaz de dar vida real a lo posible, de dar vida real a lo que “quiero” está en todo hombre, en cada hombre, en mí.

Pensemos con cuidado y atención. El “quiero” nos abre a la “esperanza” de lo “posible” pero en la voluntad, como fuerza o dinámica, como el actuar lo que quiero, tenemos que contar con los múltiples factores incidentes que, a veces, favorecen pero que, otras, dificultan los logros. Si tengo dificultades para afron-tar lo que deseo lograr o superar habrá que mantener los pies sobre la tierra, es decir, sopesar mis circuns-tancias concretas para manejarlas sabiamente y no caer en la desespe-ranza. A la voluntad como “dinámica” le deben acompañar, la permanencia firme en la “intencionalidad” y la constante paciencia para ir, paso a paso, seguro y decidido, poniendo las acciones de menos a más para el logro de lo “decidido”. Quien ha hecho conciencia del “qué” debo ser o hacer, el “qué” estoy llamado a ser o hacer, debe buscar consciente y consistentemen-te, el “cómo” lograr serlo o el “cómo” hacerlo.

Las circunstancias son diferen-tes, de hombre a hombre, o tienen incidencia diferente; para algunos son más incidentes, casi como deter-minantes, pero para ningún hombre son, exactamente, determinantes. Dónde quedaría mi libertad y responsabilidad si al “querer” llegar a ser o hacer, si al proponerme inten-cionalmente el “qué” ser o hacer no le pongo el “cómo” actuarlo”?. Enton-ces, si será cierto que quiero pero no puedo o, más bien, lo cierto será que puedo pero no quiero, puedo pero “no me comprometo”? No crees, amigo lector, que tu libertad y responsabilidad van de la mano y son irrenunciables? Recordemos la formulación Frankliana: el hombre es “potencial-mente” librepara enfrentar sus circunstancias, aún las más extre-mas, injustas o dolorosas, bien sea porque las pueda superar o porque las deba enfrentar con el valor de la “actitud”. En su pensamiento y actitud humanos y humanizadores, el padre de la Logoterapia solía decir: “No son las circunstancias las que me deter-minan; soy yo quien determino si me someto o no a las circunstancias”.

No pensaba que la gente fuera tan católica, me dijo mi esposa al oír mencionar tan a menudo el nombre de DIOS, en cuanta competición se da en el país. Si se gana en un concurso, se mete un gol o una canasta o bien la meta o una medalla que da para subir al pódium, viene la bendi-

[email protected]

FedericoVelásquez ción, la mirada al cielo y un “Gra-

cias Dios mío”, o el reconocimiento al “Señor Dios” en la declaración a los Medios de Comunicación. Y si se pierde, se oye hasta decir que “Dios lo quiso así, habrá otra oportunidad”. Imagínate que no es verdad tanta belleza. Lamentablemente es un decir generalizado, en el cual se incurre no solo en este campo sino en los escritos, discursos y confe-rencias. Y no es de hoy, sino que viene muy de atrás. Las expresiones “Si Dios quiere”, “Dios mediante”, “con la ayuda de Dios”, “ahí está Diosito” han ocupado puesto importante en lo dicho para algo. E igualmente; que pesar; perso-nas por fuera de la ley se santiguan y se encomiendan a la Virgen antes de cometer su fechoría. Y hasta iban a los Santuarios, antes y después. Y tanta “religiosidad”(?) se da por montones con llenos hasta las

banderas en Iglesias y Capillas de los Centros Educacionales o en los de Salud, ante la presentación de Exámenes o Pruebas, o de las Cirugías de los seres queridos. En todos estos casos; y en muchos más; pulula ese “Catolicis-mo exteriorizado” PERO aquí cabe la pregunta: Y esas frases se traducen en la verda-dera cercanía a la Iglesia, sus celebraciones y a los compromisos y responsabilidad de estos feligre-ses? Tal vez sí, tal vez no, lo más seguro es quién sabe. Si no están los micrófonos y cámaras de TV en las ceremonias religiosas. Estarán en ellas las personas triunfadoras de grito, arrodillada y manos elevadas al cielo? Y cuántas de las “rezanderas” de oportunidad peticionaria?No digo nada, pero me confundo.Bueno es REFLEXIONAR sobre la asistencia a las celebraciones euca-rísticas en nuestras Iglesias, que

valga la verdad se copan en la presencia desábados en la tarde y domingos, en cumplimiento al precepto de “Ir a misa en domingos y fiestas de guardar”, pero no sé si voy, sin planearlo o pensarlo, a las misas de la quinta edad, pues asistentes menores son las personas cuarento-nas y sucesivos (aproximadamente). En las procesiones; que no llevan el colegio; la presencia de la juventud, juventud, es pocona, pocona. Lo que sí vale reconocer es que en los grandes actos de integración (Misión Continental, de la Fe, de Pentecostés..), cuando las Parro-quias coordinan la presencia, el asunto es a otro cantar. Entonces a qué va mi cuento? A que mencionamos mucho la palabra DIOS pero tal vez como a la “jura”. Ser católicos por estampilla, no tan practicantes, deja un cierto deje.

y palabra de combateSer Supremo

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«Aprende el Símbolo. Escrí-belo no sobre una materia que pueda corromperse,

sino sobre las páginas de tu corazón. Lo que tenemos que creer y profesar siempre, no puede quedar oculto a la memoria ni fatigar a la inteligencia».

Recita o canta el Símbolo de fe en la santa misa todos los domingos y solemnida-

des del año; y en peculiares celebra-ciones más solemnes, para dar realce a los misterios que vienen celebradas.

Pronuncia el Símbolo de fe como respuesta a la Pala-bra de Dios que ha sido

proclamada y expuesta por medio de

la homilía.Contempla el Símbolo de fe haciendo memoria de las grandes obras de la salva-

ción y confiesa éstos antes de comenzar la liturgia de la Eucaristía.

Di el Símbolos de fe que se encuentre en los libros litúrgicos debidamente

aprobados y no otro. Es decir, para la Misa únicamente el Credo Niceno-Constantinopolitano o Credo de los apóstoles y, para la Vigilia Pascual y la celebración de los sacramentos del bautismo y la confirmación, la fórmula de interro-gatorio de la renovación de las promesas que le son propias.

Espera que el sacerdote inicie el Símbolo de fe cuando es cantado o, según

la oportunidad, que lo haga un cantor o el coro; para luego conti-nuarlo todos juntos, o bien lo alterna la asamblea y la schola. Cuando no

se canta, lo recitan todos juntos, o se alterna a dos coros entre sí.

Proclama el Símbolo de fe estando de pie, junto con el sacerdote y la asamblea. El

estar de pie es signo por excelencia del Resucitado. Es por una parte expresión de atención y de respeto hacia lo sagrado y es al mismo tiempo la posición de quien ora a Dios.

Inclínate profundamente, junto con todos, a las pala-bras y por obra del Espíritu

Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre. En las solemnidades de la Anunciación y la Natividad del Señor, arrodíllate para acentuar en esos días la fe en el misterio que se celebra.

Realiza la renovación de las promesas del bautismo en la Vigilia Pascual

teniendo en la mano la vela encendi-da del cirio pascual, recordando así

P. GabrielJaimeMolinaVélez

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también el día de tu bautismo y «como señal de alegría y símbolo de la luz divina».

Evita proclamar el Símbo-lo de la fe con gestos o posturas que no son

propias en la tradición litúrgica, como es el de colocar la mano en el pecho o de levantarla a modo de juramento.

Page 14: Periódico Misión No. 15

Jornada parroquialde la juventud

Vivir una Semana Santa en el Señor

Misa Crismal

Sede Vacante y Cónclave

[email protected] 14

El Beato Juan Pablo II, al terminar el Año Internacional de la Juventud en 1985, instituyó la Jornada mundial de la Juven-tud. Desde ese momento, cada Domingo de Ramos se comenzó a celebrar esta Jornada en todas las diócesis, y cada dos o tres años en una ciudad indicada por el Papa. Debido a la respuesta multitudinaria que las Jornadas mundiales han tenido, el Santo Padre decidió cambiar la fecha de la realización entre los meses de julio y agosto para permitir un mejor despla-zamiento de los jóvenes peregrinos y se empezaron a visitar distintas ciudades del mundo entero. En nuestra Arquidiócesis celebra-mos por mucho tiempo la Jornada Arqui-

El Santo Padre Benedicto XVI nombró como nuevo Nuncio Apostólico en Colombia a Mons. Ettore Balestrero. El obispo sucede a Mons. Aldo Cavalli, que fue designado como Nuncio Apostólico en Malta. Agradecemos al Señor el ministerio como representante del Santo Padre entre nosotros de mons. Cavalli, quien recorrió con alegría todo el territo-rio nacional llevando la voz esperanza-dora de Jesucristo a todas las Iglesias particulares de nuestra patria. Igualmente, le damos la bienvenida al nuevo nuncio para que Dios guíe su caminar por estas tierras colombianas. Datos biográficos: Mons. Ettore Balestrero , nació en Génova el 21 de diciembre de 1966. Ordenado sacerdote el 18 de septiembre de 1993. Doctorado en Derecho Canónico. Entró en el servicio diplomático de la Santa Sede el 1 de Julio de 1996; ha sido destinado al servicio en la Representación Pontificia

El pasado 11 de febrero mientras nues-tra arquidiócesis esperaba el anuncio de la fecha para la canonización de la Madre Laura, su santidad Benedicto XVI nos sorprendió con el anuncio de su renuncia como Obispo de Roma, sucesor del apóstol Pedro. Esta renuncia se haría efectiva a partir del 28 de febre-ro a las 20:00 hrs (hora italiana). Aunque solamente se ha dado el caso de S.S. Benedicto XVI en la historia moderna (2013), ha existido la opción de que la sede quede vacante por renuncia del papa. En otros casos de la historia, ha sido por obligación o por circunstan-cias de divisiones o cismas, pero el Código de Derecho Canónico, que rige

diocesana de la Juventud (JAJ) cerca de ese día santo, pero dado el grado de compromiso que tienen los jóvenes en la Semana Santa en nuestras parroquias, se ha dedicado otro día a la JAJ. Durante este año, el domingo de Ramos se realizará en muchas parro-quias la Jornada Parroquial de la Juven-tud con el fin de que en nuestras comuni-dades la juventud se sienta acogida y con alegría celebrando la entrada del Redentor.

Se aproxima la Semana Mayor, un momento privilegiado del año para vivir nuestra experiencia de encuentro con Cristo resucitado. Después de este tiempo cuaresmal, que nos ha motivado a vivir la reflexión sobre nuestras vidas, nos sentimos preparados para celebrar estas fiestas como verdadera alegría pascual. Prepárate convenientemente a vivir estos días santos que durante este año de la Fe nos anima a afirmar nuestra creencia en la muerte y resurrección de Cristo como el momento salvador de nuestra vida y que nos ha limpiado de nuestros pecados.

El próximo 21 de marzo la Arquidiócesis de Medellín se reunirá alrededor de su arzobispo, monseñor Ricardo Tobón Restrepo, para celebrar la bendición de los óleos y la consagración del santo Crisma que serán usados en todos los sacramentos que se realicen en nues-tras parroquias e igualmente acompaña-mos a todos los sacerdotes que trabajan en nuestra Iglesia particular a renovar sus promesas sacerdotales. La Misa Crismal es una de las princi-pales manifestaciones de la plenitud sacerdotal del obispo, que ha de ser tenido como el gran sacerdote de su grey, y como signo de la unión estrecha de los presbíteros con él. Esta solemne liturgia se ha convertido en ocasión para reunir a todo el presbiterio alrededor de su obispo y hacer de la celebración una fiesta del sacerdocio. Es importante la presencia de todas las comunidades parroquiales de la arquidiócesis para acompañar a sus sacerdotes en este día tan especial para la vida Arquidiocesana.

la vida jurídica de la Iglesia desde 1983 establece que el Santo Padre puede renunciar y que sólo necesita exponer de modo libre y con plena lucidez, sin nece-sidad, como es lógico, que sea aceptada por nadie, su voluntad de dejar el minis-terio de Pedro. A la fecha elegida para el cese del pontificado, la sede queda vacante y el papa es tenido como "papa emérito". Como signo de este cese, también se anulan los sellos y el anillo del pescador. Al quedar la sede vacante en el momento designado, se convoca a los cardenales a Roma para, primero, las congregaciones generales y luego el Cónclave, a los 15 o 20 días, o bien antes, al anunciarse con tiempo el momento

de Corea y Mongolia, en los Países Bajos y en la Sección para las Relacio-nes con los Estados de la Secretaría de Estado. Nombrado Sub Secretario para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado el 17 de agosto de 2009. Lenguas conocidas: español, inglés, francés, alemán y holandés.

Nuevo nuncio para Colombia

exacto que empezará el periodo de interregno. Luego, los trámites son los mismos: cesan todos los cargos y empieza el cónclave. La Iglesia se encuentra en oración, oramos por los señores cardenales para que Dios los ilumine y nos brinden el Pastor que la Iglesia necesita y nosotros, desde ya, abrimos nuestro corazón para acogerlo con alegría.

Mons. Ettore Balestrero

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P. LuisFernandoArroyave

[email protected]

Los personajes de la historia hay que entenderlos en su contexto, por eso no debemos juzgarlos con las cate-gorías que hoy tenemos porque los tiempos cambian y las personas y sociedades también.

Pastoreó a la Iglesia de 1831 a 1846. En “Mirari vos” (significa: “Admira-dos, tal vez están”) condenó la liber-tad de conciencia, considerada en esa época como un postulado absur-do y erróneo, y la libertad de prensa. Vivió tiempos de intensas revolucio-nes, por eso sus posturas radicales. Sostenía que lo ideal era la alianza entre el Estado y la Iglesia para cooperar mutuamente por el bien de las personas.

En el Cristianismo siempre ha sido fundamental demostrar la fe por las buenas obras, en ese espíritu del Evangelio nace “el catolicismo social”.

Desde los años 1830-1840 se dan a pronunciamientos de obispos: En 1842, Maurice de Bonald denuncia: “El obrero es tratado como una máquina”; en 1843, Auguste Affre escribe sobre los costos humanos de

Fue Papa de 1846 a 1878. En la encíclica “Quanta cura” (significa: “Con cuanto cuidado y vigilancia”) con un texto agregado llamado “Silla-bo” (“elenco”) atacó teorías panteís-tas y racionalistas por considerarlas adversas a la auténtica fe cristiana; fue un Papa de destacadas virtudes morales.

1 ANTES DEL PAPALEÓN XIII: LOS

PONTÍFICES DELSIGLO XIX

2 EL CATOLICISMOSOCIAL: PRIMERAS

EXPERIENCIAS

INTRODUCCIÓN A LA DOCTRINA

SOCIAL DE LA IGLESIA

1.1 El Papa Gregorio XVI

1.2 Pío XI

2.1 Francia

2.2 Alemania

la economía liberal; y en 1845 Giraud publica un libro sobre los problemas del mundo del trabajo. Federico Ozanam funda “Las Conferencias de San Vicente”; Buchez propone un “socialismo cristiano”; y los intelectuales y nobles se prodigan en obras educativas, culturales y asistenciales a beneficio de los obreros y artesanos.

cadena de cooperativas en el sector productivo, también tuvo gran importancia la prensa católica, por ejemplo, la “Civiltà Católica” fundada en 1850, con amplias reflexiones en materia de economía y política.

Pio XI

Cardenal Manning

En este curso de Doctrina Social de la Iglesia nos proponemos profundizar en la Carta Encíclica de Benedicto XVI: “La Caridad en la Verdad”. La puedes obtener siguiendo la ruta:

www.vatican.va link: La Santa Sede (en español)Link: Encíclicas: “Caritas in veritate”

Al leer una carta encíclica del Magisterio de la Iglesia hay que tener en cuenta:

El ambiente histórico del texto (acontecimientos sobresalientes en lo cultural, político y socio-económico)Informaciones/referencias sobre el Pontífice autor del texto.Leer siempre la introducción, porque ahí encontramos el objeti-vo de la encíclica o documento.

Para aprovechar mejor este curso es indispensable que empie-ces a leer pausadamente y haciendo resumen de ideas impor-tantes la encíclica “La Caridad en la Verdad”. Cualquier duda e inquietud a través del correo electrónico o con tu párroco.

La figura más destacada es Emma-nuel Von Ketteler, obispo de Maguncia (1811-1877). Formuló una lista de reclamos irrenunciables: aumento de salarios, reducción del horario de trabajo, reglamenta-ción del descanso, y prohibición al trabajo de mujeres y niños. Criticó el capitalismo exasperado reclamando la necesidad de un mejoramiento de las condiciones de vida de los obreros y su promoción cultural y moral. Gracias a Monseñor Ketteler los católicos alemanes se organizaron en la unión popular para la formación humana y profesional y la asistencia a los trabajadores, de hecho este obispo fue el gran inspi-rador de la “Rerum novarum”. La Iglesia Católica de Alemania se destacó en ese periodo por la defen-sa de los derechos de los obreros, muchos de los logros en el reconoci-miento de los derechos de los traba-jadores se deben a la Doctrina Social de la Iglesia.

2.3 Inglaterra/Estados UnidosSobresale el Cardenal Manning y su apoyo a los trabajadores del puerto de Londres (1889). En Norteamérica surgen “los caballeros del trabajo”, un verdadero sindicato; también hay que resaltar el trabajo social de James Gibbons, arzobispo de Balti-more y gran inspirador del pensa-miento social del Papa León XIII.

2.4 ItaliaLa Iglesia italiana a partir de 1880 intensificó su compromiso social debido a sus particulares condiciones políticas y económicas. Allí surgió una

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3 TAREASY ACCIONES

PARA LA VIDA

Gregorio XVI

James Gibbons

Emmanuel Von Ketteler

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El próximo 25 de marzo, cuando la Iglesia celebra la fiesta de la Encar-nación de Nuestro Señor Jesucristo en la entrañas de la Santísima Virgen María, se acostumbra celebrar también el Día internacional del Niño por nacer. Como esta fiesta cae en medio de la Semana Santa, en Colombia se desplaza el día del Niño por nacer al día 8 de abril, para darle todo el realce que se merece. Este es un día para poner de relieve el valor y el significado de toda vida humana. La de los niños que ya

existen en el vientre de sus madres y nadie puede negarles el derecho de nacer, y un día para recordarnos a cada uno de nosotros que somos destinatarios de un gran regalo de Dios: El don de la Vida. En esta ocasión queremos llamar la atención no sólo hacia el niño que está en gestación, sino también en las personas que por

vocación, como padres procreado-res, realizan este milagro maravillo-so de la vida, dejando que la bendi-ción de Dios obre en la pareja y se convierta en una razón suficiente para vivir. Y también en aquellas personas que por vocación, profe-sión o compromiso personal dedican inteligencia, tiempo y energías para defender el don de la vida. San Juan en el capítulo 3 habla del diálogo que sostuvieron Jesús y

Nicodemo, donde el Maestro decía que “el que no nace de

nuevo no puede entrar en el Reino de los Cielos” (Jn. 3,2). Y Nicodemo pregun-ta: “¿Cómo puede uno

nacer cuando ya es viejo? ¿Acaso podrá entrar una vez más en el vientre de su madre, para volver a nacer?” (Jn. 3,4). Sin lugar a dudas que la respuesta a este interrogante, dentro

del marco de esta celebración, la encon-

tramos cuando el adulto toma conciencia de sus

actos. La vida es un regalo de Dios, por tanto nadie

tiene derecho a decidir sobre ella, a no ser que sea la misma persona la que elija su propio destino. Y todos,

sin excepción, tene-mos siempre una

razón para vivir. Dios nos da ese motivo y la

carta encíclica de Juan Pablo II Evangelium Vitae (1995) lo confir-ma, cuando hace referencia al parentesco “espiritual” que debe existir entre todos los seres huma-nos en cuanto que somos miembros de una gran familia (Cfr. E.V. 8).Bastaría sólo con pensar que si el mundo es el gran vientre de Dios

A ti, te permitieron nacerDEFIENDE LA VIDA

donde el ser humano se va gestando con los cuidados y garantías de sus congéneres en aspectos biológicos, físicos, religiosos, culturales, socia-les, entre otros, la misma manifesta-ción de Dios que se ha revelado en la persona de su Hijo Jesucristo ya es un camino que da vía para dar a luz a la verdadera vida; la misma que promete el Señor para entrar en el Reino de los Cielos. Entendida así las cosas, la razón de vivir la da el hecho de que todos los seres humanos podemos sentir que hacemos parte de ese gran vientre que es el mundo, donde todos ocupamos un espacio y donde podemos exigir los mismos dere-chos y deberes. Por eso, una vez más lo tene-mos que decir: La responsabilidad frente a la vida es de todos. Y con esta sencilla reflexión buscamos desde la Pastoral Familiar, sensibili-zar frente a esta gran verdad que es la vida desde mi responsabilidad como ser humano y cristiano. En este día del Niño por nacer piense un instante en el valor de la vida aún desde su proceso de gesta-ción, redescubra el sentido de su existencia y conviértase en un defensor de este don tan sagrado que el Creador nos ha encomendado. Y Recuerde “el hombre, que no es dueño de la vida, tampoco lo es de la muerte; en su vida, como en su muerte, debe confiarse total-mente al “agrado del Altísimo”, a su designio de Amor” (E.V. 46).

Por: Jorge García Gómez, Pbro.