peregrinación a santuarios de umbría y alto lacio 2....

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E l segundo día de nuestro viaje, primer día de mayo, lo dedicamos entero a Asís. Podía parecer inicial- mente que nos iba a sobrar tiempo..., pero fue lo con- trario, pues son muchas las iglesias y lugares a visitar. Y tuvimos la suerte de contar con un guía de muchos conocimientos, que hizo amena e interesantísima la explicación de cada uno de los lugares y de la vida de San Francisco, que evidentemente “lo llenaba” todo. El día empezó para algunos con un buen madrugón, para asistir al rezo de laudes, cantadas, en Santa María de los Ángeles a las 6,30 de la mañana, con los francis- canos y numerosos fieles y religiosas que casi llenaban la parte del templo situada en la cabecera de la basílica, detrás de la Porciúncula. Este día hemos visitado la Basílica citada en primer lugar, con la Porciúncula y la Capilla del Tránsito donde murió San Francisco, Rivotorto, San Damián y el san- tuario de las Cárceles por la mañana. Por la tarde, la basílica de Santa Clara y la de San Francisco, de los que hablaremos más detenidamente. Recogemos aquí una información general sobre la vida y obra de San Francisco, aunque luego, en otros boletines, nos vayamos deteniendo en los diversos lugares relacionados con su vida. Asís. Valle de Umbría. Estatua de San Francisco en San Damián. 2. ASÍS Peregrinación a Santuarios de Umbría y Alto Lacio Segundo día – Domingo 1 de mayo (I) 2. ASÍS Durante la Misa, en la capilla de Santa Clara.

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El segundo día de nuestro viaje, primer día de mayo,lo dedicamos entero a Asís. Podía parecer inicial-

mente que nos iba a sobrar tiempo..., pero fue lo con-trario, pues son muchas las iglesias y lugares a visitar.Y tuvimos la suerte de contar con un guía de muchosconocimientos, que hizo amena e interesantísima laexplicación de cada uno de los lugares y de la vida deSan Francisco, que evidentemente “lo llenaba” todo.

El día empezó para algunos con un buen madrugón,para asistir al rezo de laudes, cantadas, en Santa Maríade los Ángeles a las 6,30 de la mañana, con los francis-canos y numerosos fieles y religiosas que casi llenaban

la parte del templo situada en la cabecera de la basílica,detrás de la Porciúncula.

Este día hemos visitado la Basílica citada en primerlugar, con la Porciúncula y la Capilla del Tránsito dondemurió San Francisco, Rivotorto, San Damián y el san-tuario de las Cárceles por la mañana. Por la tarde, labasílica de Santa Clara y la de San Francisco, de los quehablaremos más detenidamente.

Recogemos aquí una información general sobre lavida y obra de San Francisco, aunque luego, en otrosboletines, nos vayamos deteniendo en los diversoslugares relacionados con su vida.

Asís. Valle de Umbría.

Estatua de San Francisco en San Damián.

2. ASÍSPeregrinación a Santuarios de Umbría y Alto Lacio

Segundo día – Domingo 1 de mayo (I)

2. ASÍS

Durante la Misa, en la capilla de Santa Clara.

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Francisco de Asís

Francisco de Asís, nacido Giovanni di Pietro Ber-nardone; Asís, 1181/1182–3 de octubre de 1226)santo italiano, que fue diácono, fundador de la«Orden Franciscana», de una segunda orden conoci-da como «Hermanas Clarisas» y una tercera conocidacomo «Tercera Orden seglar», todas surgidas bajo laautoridad de la Iglesia católica en la Edad Media.

De ser hijo de un rico comerciante de la ciudad ensu juventud, pasó a vivir bajo la más estricta pobreza yobservancia de los Evangelios. En Egipto, intentóinfructuosamente la conversión de los musulmanes alcristianismo. Su vida religiosa fue austera y simple, porlo que animaba a sus seguidores a hacerlo de igualmanera. Tal forma de vivir no fue aceptada por algunosde los nuevos miembros de la orden mientras ésta cre-cía; aun así, Francisco no fue reticente a una reorgani-zación. Es el primer caso conocido en la historia deestigmatizaciones visibles y externas. Fue canonizadopor la Iglesia católica en 1228, y su festividad se cele-bra el 4 de octubre. Es conocido también como ilpoverello d’Assisi (‘el pobrecillo de Asís’, en italiano).

Contexto histórico

Diversos movimientos religiosos surgieron en recha-zo a la creciente opulencia de la jerarquía eclesiástica enesa época, o se dedicaron a vivir más de acuerdo conlos postulados de una vida pobre y evangélica. Algunosde ellos medraron afuera de la institución y vivieron a sumanera; tales movimientos fueron condenados hasta elpunto de considerarlos herejes. Los cátaros predica-ban entre otras cosas el rechazo a los sacramentos, lasimágenes y la cruz. Otras organizaciones como la crea-da por San Francisco de Asís y Santo Domingo de Guz-mán, por el contrario, nacieron bajo sumisión a la auto-ridad católica y fueron conocidas con el nombre gené-rico de “los monjes mendicantes”. Este movimientologró que la mayoría de la Iglesia se alejase de la opu-lencia, algo que tornaría en el siglo XIV.

Infancia y juventud

Francisco de Asís nació bajo el nombre de Giovan-ni. Sus padres fueron Pietro Bernardone dei Moriconi yDonna Pica Bourlemont, provenzal; tuvo al menos unhermano más, de nombre Angelo. Su padre era un

próspero comerciante de telas que formaba parte de laburguesía de Asís y que viajaba constantemente aFrancia a las ferias locales. Entre algunas versiones, fuela afición a esta tierra por lo que su padre lo apodó des-pués como Francesco o el francesito; también es pro-bable que el pequeño fuera conocido más adelante deeste modo por su afición a la lengua francesa y los can-tos de los trovadores.

Francisco recibió la educación regular de la época,en la que aprendió latín. De joven se caracterizó por

Estatua de San Francisco en Asís.

La renuncia a los bienes terrenales, según Giotto.

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su vida despreocupada: no tenía reparos en hacer gas-tos cuando andaba en compañía de sus amigos, en suscorrerías periódicas, ni en dar pródigas limosnas;como cualquier hijo de un potentado tenía ambicionesde ser exitoso.

En sus años juveniles la ciudad ya estaba envueltaen conflictos para reclamar su autonomía del SacroImperio. En 1197 lograron quitarse la autoridad ger-mánica, pero desde 1201 se enfrascaron en otra gue-rra contra Perusa (Perugia), apoyada por los noblesdesterrados de Asís. En la batalla de Ponte San Gio-vanni, en noviembre de 1202, Francisco fue hechoprisionero y estuvo cautivo por lo menos un año.

Desde 1198 el pontificado se hallaba en conflictocon el Imperio, y Francisco formó parte del ejércitopapal bajo las órdenes de Gualterio de Brienne contralos germanos.

De acuerdo con los relatos, fue en un viaje a Apulia(1205) mientras marchaba a pelear, cuando durante lanoche escuchó una voz que le recomendaba regresara Asís. Así lo hizo y volvió ante la sorpresa de quieneslo vieron, siempre jovial pero envuelto ahora en medi-taciones solitarias.

Empezó a mostrar una conducta de desapego a loterrenal. Un día en que se mostró en un estado dequietud y paz sus amigos le preguntaron si estaba pen-sando en casarse, a lo que él respondió: Estáis en locorrecto, pienso casarme, y la mujer con la que piensocomprometerme es tan noble, tan rica, tan buena, queninguno de vosotros visteis otra igual. Hasta esemomento todavía no sabía él mismo exactamente elcamino que había de tomar de ahí en adelante; fue des-pués de reflexiones y oraciones que supo que la damaa quien se refería era la Pobreza.

El punto culminante de su transformación se diocuando convivió con los leprosos, a quienes tiempoantes le parecía extremadamente amargo mirar. Sededicó después a la reconstrucción de la capilla de SanDamián. Según los relatos, lo hizo después de habervisto al crucifijo de esta iglesia decirle: Francisco, vetey repara mi iglesia, que se está cayendo en ruinas.Entonces decidió vender el caballo y las mercancías desu padre en Foligno, regresó a San Damián con lo gana-do y se lo ofreció al sacerdote, pero este lo rechazó.

Su padre, al darse cuenta de la conducta de su hijo,fue enojado en su búsqueda, pero Francisco estabaescondido y no lo halló. Un mes después fue él mismoel que decidió encarar a su padre. En el camino a su

casa, las personas con que se encontró lo recibieron maly, creyéndolo un lunático, le lanzaron piedras y lodo.

Francisco ante las autoridades eclesiales

Su padre le reprendió severamente, tanto que loencadenó y lo encerró en un calabozo. Al ausentarse elairado padre por los negocios, la madre lo libró de lascadenas. Cuando regresó, fue ella quien recibió lasreprimendas del señor de la casa, y fue otra vez en bús-queda del muchacho a San Damián, pero Francisco seplantó con calma y le reafirmó que enfrentaría cualquiercosa por amor a Cristo. Pietro Bernardone, más preocu-pado por lo perdido de su patrimonio, acudió a las auto-ridades civiles a forzarlo a presentarse, pero el jovenrehusó hacerlo con el argumento de no pertenecer ya ala jurisdicción civil, por lo que las autoridades dejaron elcaso en manos de la Iglesia.

Porciúncula.

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Francisco se sometió al llamado de la autoridad ecle-sial. Ante el requerimiento de devolver el dinero frentea su padre y al obispo de Asís, de nombre Guido, nosólo lo hizo, sino que se despojó de todas sus vestimen-tas ante los jueces, proclamando a Dios desde esemomento como su verdadero Padre. Ante esto, el obis-po lo abrazó y le envolvió con su manto.

Comienzos de la orden

No se sabe con certeza cuántas iglesias en ruinas odeterioradas reconstruyó; entre ellas, a la que más esti-ma tenía era la capilla de la Porciúncula (“la partecita”,llamada así porque estaba junto a una construcciónmayor).

Allí fue donde recibió la revelación definitiva de sumisión, probablemente el 24 de febrero de 1208,cuando escuchó estas palabras del Evangelio: No lle-ven monedero, ni bolsón, ni sandalias, ni se detengana visitar a conocidos... (Lc., 10). Así, cambió su afán dereconstruir las iglesias por la vida austera y la prédicadel Evangelio. Después de someterse a las burlas dequienes lo veían vestido casi de trapos, ahora su men-saje era escuchado con atención, y al contrario deotros grupos reformadores de la época, el suyo no eraun mensaje de descalificaciones ni anatemas.

En unos meses sus discípulos eran once: Bernardodi Quintavalle, Pedro Catani, Gil, Morico, Bárbaro,Sabatino, Bernardo Vigilante, Juan de San Constanzo,Angelo Tancredo, Felipe y Giovanni de la Capella.

Bajo la pobreza que Francisco predicaba y pedía, losfrailes hacían sus labores diarias atendiendo leprosos,empleándose en faenas humildes para los monasteriosy casas particulares, y trabajando para granjeros. Perolas necesidades cotidianas hacían la colecta de limosnainevitable, labor que Francisco alentaba con alegría porhaber elegido el camino de la pobreza. Comenzó tam-bién la expansión del mensaje evangélico, y para ellolos estimuló a viajar de dos en dos.

Ante el Papa para la aprobación de la regla

Hacia abril o mayo de 1209, Francisco se decidió apresentarse ante el papa Inocencio III, para que leaprobara la primera regla de la Orden. Con ese fin, él ysus acompañantes emprendieron el viaje a Roma.

Fue bajo la intervención del obispo Guido de Asíscomo pudo tener audiencia con el Papa. Éste y cier-

tos cardenales objetaban el programa franciscano porel peligro de crear otra organización nueva, debido alos movimientos anticlericales de la época y a la faltade una mínima base material de la orden; pero bajo lainfluencia del cardenal Juan de San Pablo y su apoyo,Francisco pudo tener una nueva audiencia para quese considerara la aprobación de su hermandad depobres.

El Papa por fin aprobó la regla verbalmente, al con-vencerse de que la ayuda de un hombre como Francis-co reforzaría la imagen de la Iglesia con su prédica y supráctica del Evangelio. No se conoce el contenido deesta primera regla. Fue por esta época (seis años des-pués de su conversión según Celano) cuando fundó,junto a Clara de Asís, la llamada «Segunda orden».

Rivotorto

Camino de vuelta a Asís, él y sus acompañantes seubicaron en un lugar llamado Rivotorto, donde conso-

San Francisco de Asís por Francisco Zurbarán.

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lidaron sus princi-pios de vivir en lapobreza, convi-viendo entre loscampesinos loca-les y atendiendo aleprosos; desdeentonces se hací-an llamar a sí mis-mos HermanosMenores o Frailes Menores (el nombre fundacionalde la congregación es Ordinis Fratrorum Minorum,abreviado O.F.M.).

Después de la estadía en Rivotorto, buscó una sedepara su orden; para ello pidió la ayuda del obispoGuido, pero no consiguió respuesta favorable. Fue unabad benedictino del Monte Subasio quien le ofrecióla capilla de la Porciúncula y un terreno adyacente (pro-piamente la partecita, la porcioncita). Francisco acep-tó, pero no como un regalo, sino que pagaba comorenta canastas con peces.

Crecimiento y expansión

Francisco dando un sermón a las aves, según frescode Giotto en la Basílica dedicada al santo.

Dentro del ánimo de la época de los viajes hacia elEste, hizo un intento de ir a Siria para la expansión delEvangelio en la tierra de los llamados «infieles». Estosucedió probablemente a finales del año 1212 y nue-vamente dos años más tarde, pero ambas empresas sefrustraron.

Antes de 1215 el número de frailes se había incre-mentado, no sólo en Italia sino en el sur de Franciay en los reinos de España. Viajaban los franciscanosde dos en dos y convivían con la gente común; ade-más, establecían ermitas en las afueras de las ciu-dades.

Concilio de Letrán

Durante el Concilio de Letrán de 1215, la organi-zación adquirió un fuerte estatus legal; en ese año sedecretó que toda nueva orden debía adoptar la Reglade San Benito o la de San Agustín. Para los FrailesMenores no hubo necesidad de esto, por haber sidoaceptados seis años antes (aunque de palabra y no ofi-cialmente). En este concilio el Papa Inocencio III tomó

la letra Tau comosímbolo de con-versión y señal dela cruz; de ahí enadelante el pove-rello fue devotode este símbolo.

En esa época,el cardenal Hugo-lino les ofreció a

él y a Domingo de Guzmán la posibilidad de formarcardenales de las filas de sus órdenes. Francisco,según las crónicas de Tomás de Celano, acorde consus principios respondió: «Eminencia: mis hermanosson llamados frailes menores, y ellos no intentan con-vertirse en mayores. Su vocación les enseña a perma-necer siempre en condición humilde. Mantenedlosasí, aún en contra de su voluntad, si Vuestra Eminen-cia los considera útiles para la Iglesia. Y nunca, os loruego, les permitáis convertirse en prelados.»

Indulgencia en la Porciúncula

Bajo el pontificado de Honorio III en 1216, se pro-movió la indulgencia plenaria a favor de todo aquelque visitara la iglesia de Santa María de los Ángeles dePorciúncula. Obtuvo Francisco esa gracia del Papapara que la peregrinación se realizara una vez al año,pero bajo fuerte oposición, puesto que pocos lugarespodían disfrutar de tan alto privilegio.

Desde el año 1217 organizó capítulos en el que losFrailes Menores se reunían para intercambiar experien-cias; para la organización apropiada de los territoriosen que los frailes se habían dispersado, organizó tam-bién provincias de evangelización.

Viaje a Oriente

Hacia el capítulo de 1219, la orden tuvo sus prime-ras disensiones respecto de las normas de pobreza dic-tadas por Francisco. Algunos persuadieron al cardenalHugolino para que hablara con él, a fin de que la ordenfuera dirigida por hermanos «más sabios» y de acuerdocon reglas como la de San Benito, a lo que el poverellose opuso recalcando la forma de vida de humildad ysimplicidad. La innovación que brotó de este encuen-tro fue la organización de misiones a las llamadas «tie-rras paganas».

Captura de Damieta durante las cruzadas, por C. C. van Wieringen.

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En 1219 se embarcó hacia el oriente, pasando porChipre, San Juan de Acre y Damieta en el delta del Nilo,donde los cruzados estaban bajo la orden del duqueLeopoldo VI de Austria. Allí, Francisco los previno deque había sido alertado por Dios de que no realizaranningún ataque; ante sus palabras, los soldados se bur-laron de él. El resultado de la siguiente batalla fue undesastre para los cruzados. Continuó su estadía y elaprecio hacia su persona crecía, incluso algunos caba-lleros abandonaron las armas para convertirse en frai-les menores.

La Tercera Orden

Ante el incremento de las vocaciones y el peligro deinclusión de gente de dudosa vocación espiritual, nacióla llamada Tercera Orden, para permitir a hombres ymujeres laicos vivir el Evangelio tras las huellas deFrancisco. Obtuvo su estatus legal en 1221 tambiéncon la ayuda del cardenal Hugolino. Es en posterioresescritos como se rescata su contenido, porque el origi-nal se perdió. Consistía de trece capítulos en los que sereglamentaba la santificación personal de los terciarios,su vida social y la organización de la nueva fraternidad.

Bajo influencia nuevamente de este cardenal, laorden reabrió el convento de Bolonia para el estudio, apesar de la convicción de Francisco de la primacía dela oración y la prédica de los Evangelios por sobre laeducación formal.

La regla definitiva

Bajo la insistencia de ministros de la orden, fue obli-gado a redactar una nueva regla, ya que ciertos oposi-tores a la entonces vigente consideraban que le faltabaconsistencia y definición, y que eso le impedía obteneruna definitiva aprobación del Papado. Nuevamenteaceptó las exigencias. Para ello se retiró dos veces a laermita de Fonte Colombo cerca de Rieti, a redactar unadefinitiva regla bajo ayuno y oración. El 29 de noviem-bre de 1223, con otra participación del cardenal Hugo-lino, la regla tuvo su forma definitiva y fue aprobada porel papa Honorio III.

Navidad en Greccio

Terminada la labor de aprobación de la regla defini-tiva, Francisco decidió retornar a Umbría. Debido a la

cercanía de la Navidad, a la que él tenía especial apre-cio, quiso celebrarla de manera particular ese año de1223; para ello convidó a un noble de la ciudad deGreccio, de nombre Juan, a festejar el nacimiento deJesucristo en una loma rodeada de árboles y llena decuevas de un terreno de su propiedad.

Pretendió que la celebración se asemejara lo másposible a la natividad de Jesús, y montó un pesebrecon animales y heno; pobladores y frailes de los alre-dedores acudieron a la misa en procesión. Allí elpoverello asistió como diácono y predicó un sermón.Aunque no fue la primera celebración de este tipo, esconsiderada un importante evento religioso, una fies-ta única.

Los estigmas

Francisco asistió en junio de 1224 a lo que fue suúltimo capítulo general de la orden. Hacia principios deagosto decidió hacer un viaje a un lugar aislado llama-do Monte Alvernia, a unos 160 kilómetros al norte deAsís; escogió para este viaje a algunos de sus compa-ñeros: León, Angelo, Illuminato, Rufino y Masseo, aquien el poverello puso al mando del grupo.

Estando en la cima, fue visitado por el condeOrlando, quien llevaba provisiones a los hermanos.Francisco le pidió construirle una cabaña a manera decelda, donde después se aisló. La oración ocupó unlugar central en la vida de Francisco; para ello busca-

La estigmatización, fresco de la Basílica de San Francisco.

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ba la vida eremítica, el silencio y soledad interior.Reforzaba sus plegarias postrándose, ayunando, eincluso, gesticulando.

En ese lugar, León fue testigo de los actos de susoledad: lamentos por el futuro de la orden y estadosde éxtasis. Al saber que era espiado, decidió irse a unsitio más apartado en una saliente de montaña. En lafiesta de la Asunción Francisco decidió hacer un ayunode cuarenta días.

Por órdenes del poverello, León lo visitaba dosveces para llevarle pan y agua. Según los relatos querecogieron los testimonios de León, éste fue testigo dela aproximación y alejamiento de una bola de fuego quebajaba del cielo; por este prodigio, Francisco le comen-tó que algo grande estaría por ocurrir. Le hizo abrir tresveces el misal para encontrar respuesta, y las tresveces se abrió en la historia de la Pasión de Jesús.

Probablemente el 14 de septiembre de 1224, orópara recibir dos gracias antes de morir: sentir la Pasiónde Jesús, y una enfermedad larga con una muerte dolo-rosa. Después de intensas oraciones, entonces en untrance profundo —según relato de San Buenaventura—el mismo Nazareno se le presentó, crucificado, rodea-do por seis alas angélicas, y le imprimió las señales dela crucifixión en las manos, los pies y el costado; pos-

teriormente, sus hermanos vieron los estigmas deFrancisco, que él conservó por el resto de su vida. Sinembargo, Francisco —al igual que otros santos estigma-tizados— hizo todo lo posible para ocultarlos a la vistade los demás por considerarse indigno, no del dolorque sentía, sino de ser portador de las señales de laPasión de Cristo. Por eso, fue desde entonces con lasmanos metidas entre las mangas del hábito, y con lospies cubiertos por medias y zapatos.

Muerte

Retornó a la Porciúncula acompañado sólo porLeón; en su camino hubo muestras de veneración alestigmatizado, aparentemente su acompañante hacíasaber a todos acerca del prodigio. Mientras tanto, susalud —que desde mucho tiempo antes nunca fuebuena del todo— empeoraba: El sangrado de sus heri-das lo hacía sufrir constantemente. En el verano de1225 pasó un tiempo en San Damián bajo el cuidadode sus allegados.

Fue durante esta temporada cuando compuso elCántico de las criaturas, que hizo también cantar a suscompañeros. Se encaminó luego a Rieti, rodeado delentusiasmo popular por tocarlo o arrancar algún peda-

Basílica de San Francisco.

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cito del paupérrimo sayo que vestía, y se instaló en elpalacio del obispo. Después se hospedó en FonteColombo, donde fue sometido a tratamiento médico,que incluyó cauterizar con un hierro ardiente la zonadesde la oreja hasta la altura de la ceja de uno de susojos; según los relatos, Francisco no sintió dolor al«platicar» con el fuego para que no lo dañara. Otrointento para ser tratado por renombrados médicos fuehecho en Siena, sin buen resultado.

Deseó volver a la Porciúncula a pasar sus últimosdías. Arribó a Asís y fue llevado al palacio del obispo yresguardado por hombres armados, puesto que la loca-

lidad estaba en estado de guerra. En su lecho escribió suTestamento. En sus últimos momentos entonó nueva-mente su Cántico al Hermano Sol —al que agregó unnuevo verso dedicado a la hermana Muerte— junto aAngelo y León.

De acuerdo con su último deseo, fue encaminado ala Porciúncula, donde se estableció en una cabaña cer-cana a la capilla. Murió el 3 de octubre de 1226 a laedad de 44.

Así relata San Buenaventura la verificación de las lla-gas de Francisco después de su muerte:

Al emigrar de este mundo, el bienaventurado Fran-cisco dejó impresas en su cuerpo las señales de laPasión de Cristo. Se veían en aquellos dichososmiembros unos clavos de su misma carne, fabrica-dos maravillosamente por el poder divino y tan con-naturales a ella, que, si se les presionaba por unaparte, al momento sobresalían por la otra, como sifueran nervios duros y de una sola pieza. Apareciótambién muy visible en su cuerpo la llaga del costa-do, semejante a la del costado herido del Salvador.El aspecto de los clavos era negro, parecido al hie-rro; mas la herida del costado era rojiza y formaba,por la contracción de la carne, una especie de círcu-lo, presentándose a la vista como una rosa bellísima.El resto de su cuerpo, que antes, tanto por la enfer-medad como por su modo natural de ser, era decolor moreno, brillaba ahora con una blancuraextraordinaria. Los miembros de su cuerpo se mos-traban al tacto tan blandos y flexibles, que parecíanhaber vuelto a ser tiernos como los de la infancia.Tan pronto como se tuvo noticia del tránsito delbienaventurado Padre y se divulgó la fama del mila-gro de la estigmatización, el pueblo en masa acudióen seguida al lugar para ver con sus propios ojosaquel portento, que disipara toda duda de sus men-tes y colmara de gozo sus corazones afectados porel dolor. Muchos ciudadanos de Asís fueron admiti-dos para contemplar y besar las sagradas llagas. Unode ellos llamado Jerónimo, caballero culto y pruden-te además de famoso y célebre, como dudase deestas sagradas llagas, siendo incrédulo comoTomás, movió con mucho fervor y audacia los cla-vos y con sus propias manos tocó las manos, lospies y el costado del Santo en presencia de los her-manos y de otros ciudadanos; y resultó que, a medi-da que iba palpando aquellas señales auténticas de

La tumba de San Francisco en Asís.

Hábito de San Francisco.

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las llagas de Cristo, amputaba de su corazón y delcorazón de todos la más leve herida de duda. Por locual desde entonces se convirtió, entre otros, en untestigo cualificado de esta verdad conocida contanta certeza, y la confirmó bajo juramento ponien-do las manos sobre los libros sagrados.

San Buenaventura, Leyenda Mayor de San Francisco 15,4

Al día siguiente, el cortejo fúnebre se encaminóhacia San Damiano y después a San Giorgio, dondefue sepultado. Fue canonizado el 16 de julio de 1228.Sus restos se encuentran en la Basílica de San Francis-co en Asís.

Repercusiones en la actualidad

l Francisco ha quedado como aquél que, en su espíri-tu de pobreza y desprendimiento, probablementemás se pareció a Jesús en la historia de la cristian-dad. El «Pobre de Asís» sigue conmoviendo por sucapacidad infinita de reconciliación con todo y contodos, respetado no sólo por creyentes de todas lasreligiones, sino también por no creyentes. Es, qui-zás, el santo más ecuménico, razón por la cual serealizaron encuentros interreligiosos mundiales enAsís, la «ciudad de Francisco».

l Por su devoción a los animales como criaturas deDios, ha sido abrazado por la cultura del escultismoparticularmente por la relación hacia los lobos. Es elpatrono de los veterinarios y de los forestales(Ingenieros de Montes, Ingenieros Técnicos Fores-tales, Agentes y Guardas Forestales, y otros cuerpossimilares) y, por extensión, de los movimientosecologistas que empeñan sus esfuerzos en el cui-dado de la naturaleza y del ambiente.

l El mundo cristiano está lleno de iglesias y de altaresdedicados a él y por él su nombre, antes bastanteraro, se hizo habitual en toda Europa. Pío XII lo pro-clamó, con Catalina de Siena, patrono de Italia el 18de junio de 1939. Tiene numerosos epónimos deciudades o localidades (la capital de la Repúblicadel Ecuador, formalmente llamada San Francisco deQuito o la ciudad de San Francisco en los EstadosUnidos, por ejemplo).

l Aunque algunos sostienen que la creación delpesebre es anterior a Francisco, fue sin dudas élquien popularizó el Nacimiento o escena del naci-

miento de Jesús. Al entrar a rezar en la ermita deGreccio en la Navidad de 1223, Francisco sintió eldeseo de representar en vivo el nacimiento del NiñoJesús, y ese hecho fue decisivo en la universaliza-ción de esa tradición. En 1986, a petición de lasasociaciones belenistas de todo el mundo, el PapaJuan Pablo II proclamó patrono universal del “Bele-nismo” a San Francisco de Asís.

l Francisco no fue el creador de la llamada Oración dela paz de san Francisco («Señor, hazme un instru-mento de tu paz...»), poema francés publicado en1912 y atribuido al fraile italiano desde 1916 hastafines del siglo XX. Sin embargo, se la considera unasíntesis hasta el presente anónima del ideario vividopor el «santo de Asís».

l En virtud de la devota peregrinación de San Francis-co a Oriente, y de su voluntad de reconciliar a todoslos hombres, los franciscanos son custodios de losSantos Lugares. La presencia franciscana en TierraSanta, que con diversas vicisitudes se ha mantenidosiempre, adquirió estabilidad y carácter oficial departe de la Iglesia en 1342, año en que el papa Cle-mente VI promulgó dos bulas: Gratias agimus yNuper carissimae, en las que encomendó a la OrdenFranciscana la “custodia de los Santos Lugares”.Cuando, en 1992, se cumplieron los 650 años detales bulas, Juan Pablo II envió al ministro general dela orden un mensaje de felicitación a la vez que deexhortación a perseverar en el encargo recibido dela Iglesia.

l El papa Francisco eligió este nombre en honor asan Francisco de Asís el 13 de marzo de 2013. Lasegunda encíclica de su pontificado, Laudato si’(en español, Alabado seas), que tiene por temacentral la conservación del ambiente con particularénfasis en la búsqueda de una «ecología integral»,reproduce en su título las primeras palabras delCántico de las criaturas del santo de Asís.

«Laudato si’, mi’ Signore» — «Alabado seas, miSeñor», cantaba san Francisco de Asís. En ese her-moso cántico nos recordaba que nuestra casacomún es también como una hermana, con la cualcompartimos la existencia, y como una madre bellaque nos acoge entre sus brazos: «Alabado seas, miSeñor, por la hermana nuestra madre tierra, la cualnos sustenta, y gobierna y produce diversos frutoscon coloridas flores y hierba». l