pei - definitivo - 22 agosto 2011

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PEI Proyecto Educativo Institucional Aspectos doctrinales 1. Referencia histórica de la educación a cargo la iglesia. Desde el mandato del Señor: “Id y enseñad a todas las gentes…”, la Iglesia ha tomado como propia la tarea educativa y no sólo en lo referido a la fe, sino, también, en todos los aspectos del hombre, dado que la gracia que comunica la Iglesia, mediante los sacramentos, supone la naturaleza. De allí que siempre se haya preocupado por brindar al hombre los medios necesarios para disponer mejor su naturaleza a fin de recibir más abundante y fructuosamente la gracia divina. En su deseo de transmitir la Palabra de Dios se ha esforzado por enseñar la lectura y la escritura a fin de brindar el acceso a la Palabra revelada y escrita en la Biblia. Así es como han surgido siempre escuelas alrededor de los sacerdotes y religiosos. En la Edad Media se ve la generación de un movimiento importantísimo, ya que las mismas universidades han surgido de las escuelas monacales y catedralicias; es decir de los institutos de formación que se construían al lado de los monasterios y de las catedrales. De tal modo que todas las universidades principales recibían la autorización de la Santa Sede para funcionar. Siempre han existido congregaciones religiosas que surgieron con el carisma de la formación de la juventud; tal es el caso de los hermanos maristas; los escolapios; los salesianos; etc. La Iglesia siempre ha acogido con gran amor a estas congregaciones y las ha valorado en el trabajo que hacen. La educación de la juventud dentro de la Iglesia ha permitido la formación de hombres que han generado cultura cristiana. Cuando la cultura deja de ser cristiana se debe principalmente al hecho de perder la identidad católica de las instituciones educativas. 2. Pertenencia a la Iglesia: a. La Escuela católica. “La Escuela Católica entra de lleno en la misión salvífica de la Iglesia y particularmente en la exigencia de la educación a la fe. Sabiendo que «la conciencia psicológica y moral son llamadas por Cristo a una simultánea plenitud como condición para que el hombre reciba convenientemente los dones divinos de la verdad y de la gracia», la Iglesia se siente comprometida a promover en sus hijos la plena conciencia de que han sido regenerados a una vida nueva. El proyecto educativo de la Escuela Católica se define precisamente por su referencia explícita al Evangelio de Jesucristo, con el intento de arraigarlo en 1

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Page 1: PEI - Definitivo - 22 Agosto 2011

PEIProyecto Educativo Institucional

Aspectos doctrinales

1. Referencia histórica de la educación a cargo la iglesia.

Desde el mandato del Señor: “Id y enseñad a todas las gentes…”, la Iglesia ha tomado como propia la tarea educativa y no sólo en lo referido a la fe, sino, también, en todos los aspectos del hombre, dado que la gracia que comunica la Iglesia, mediante los sacramentos, supone la naturaleza. De allí que siempre se haya preocupado por brindar al hombre los medios necesarios para disponer mejor su naturaleza a fin de recibir más abundante y fructuosamente la gracia divina.

En su deseo de transmitir la Palabra de Dios se ha esforzado por enseñar la lectura y la escritura a fin de brindar el acceso a la Palabra revelada y escrita en la Biblia.

Así es como han surgido siempre escuelas alrededor de los sacerdotes y religiosos. En la Edad Media se ve la generación de un movimiento importantísimo, ya que las mismas universidades han surgido de las escuelas monacales y catedralicias; es decir de los institutos de formación que se construían al lado de los monasterios y de las catedrales. De tal modo que todas las universidades principales recibían la autorización de la Santa Sede para funcionar.

Siempre han existido congregaciones religiosas que surgieron con el carisma de la formación de la juventud; tal es el caso de los hermanos maristas; los escolapios; los salesianos; etc. La Iglesia siempre ha acogido con gran amor a estas congregaciones y las ha valorado en el trabajo que hacen.

La educación de la juventud dentro de la Iglesia ha permitido la formación de hombres que han generado cultura cristiana. Cuando la cultura deja de ser cristiana se debe principalmente al hecho de perder la identidad católica de las instituciones educativas.

2. Pertenencia a la Iglesia:

a. La Escuela católica.“La Escuela Católica entra de lleno en la misión salvífica de la Iglesia y particularmente en la exigencia de la educación a la fe. Sabiendo que «la conciencia psicológica y moral son llamadas por Cristo a una simultánea plenitud como condición para que el hombre reciba convenientemente los dones divinos de la verdad y de la gracia», la Iglesia se siente comprometida a promover en sus hijos la plena conciencia de que han sido regenerados a una vida nueva.

El proyecto educativo de la Escuela Católica se define precisamente por su referencia explícita al Evangelio de Jesucristo, con el intento de arraigarlo en la conciencia y en la vida de los jóvenes, teniendo en cuenta los condicionamientos culturales de hoy.”1

Toca a la Escuela Católica el ayudar a los jóvenes a realizar la síntesis entre el evangelio y la vida; a dar una cosmovisión cristiana del mundo que sirva a los hombres para buscar respuestas a los desafíos modernos en la doctrina católica. De este modo, el joven, se dispone mejor a recibir la gracia que Dios otorga a los que lo reconocen ante los hombres.

b. El Instituto Religioso.

El Instituto del Verbo Encarnado no tiene una función distinta de la que tiene la Iglesia: acercar a los hombres la salvación que Jesucristo vino a traernos. Su misión específica se distingue solamente en algunos aspectos que destaca la especial llamada de Dios a formar una congregación religiosa. Su particularidad y carisma deriva de la consideración radical del hecho de la Encarnación del Verbo de Dios.

Fundados en el misterio de la Encarnación de la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, nos sentimos impulsados a “inculturar el Evangelio, o sea,… prolongar la Encarnación en todo hombre, en todo el

1 Sagrada Congregación Para La Educación Católica, LA ESCUELA CATÓLICA, Nº 9.

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hombre y en todas las manifestaciones del hombre2, de acuerdo con las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia3…”4

Inculturar el evangelio no es otra cosa que traducir las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo en pensamientos y comportamientos del hombre actual.

c. La misión canónica dada a un Instituto religioso.

Cuando un obispo diocesano erige un instituto religioso, además de darle existencia canónica, valoriza la realidad teológica, carismática, apostólica y comunitaria, que entiende proceder del Espíritu Santo, dado que cada instituto es un don del Espíritu Santo a la Iglesia.

“El carisma es reconocido auténtico; la forma de vida propuesta es declarada conforme al Evangelio e idónea para conseguir el fin prefijado, el instituto erigido para el apostolado es investido de la misión canónica por la cual sus miembros expresan “un misterio sagrado y un ejercicio de la caridad que a ellos les ha sido confiado por la Iglesia y que deben ejercitar en su nombre” (PC 8, 1; can, 675,3).”5.

Con la erección canónica el Instituto será una persona pública en la Iglesia, que actúa en nombre y por mandato de la Iglesia. A esto se le llama “misión canónica”, que tiene una importancia singular, pues por ella cada Instituto recibe el mandato de ejercitar su propio carisma en nombre de Ella.

De tal modo es así que Dios no bendice un Instituto que en su apostolado contraría el carisma recibido de su Fundador, y confirmado por la autoridad de la Iglesia. Por lo tanto, si quiere dar frutos en la gran obra de la educación, el Instituto del Verbo Encarnado debe procurar evangelizar la cultura también en el ámbito de los colegios, y concebir la acción educativa en la escuela como una misión que se le ha confiado y ha asumido de procurar ser generadores de cultura cristiana en nuestra sociedad; es decir: de que los hombres rijan sus vidas por criterios del evangelio como norma de discernimiento, y que no actúen movidos por los criterios del mundo.

3- Fundamento de la educación

I. Características del hombre.

Dignidad original del hombre: La grandeza del hombre radica, precisamente, en ser a imagen de Dios y "la razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación del hombre a la unión con Dios. Desde su mismo nacimiento, el hombre es invitado al diálogo con Dios. Existe pura y simplemente por el amor de Dios, que lo creó, y por el amor de Dios, que lo conserva. Y sólo se puede decir que vive en la plenitud de la verdad cuando reconoce libremente ese amor y se confía por entero a su Creador"6.

No pensemos, sin embargo, que estamos ante una imagen estática, fija, inmóvil, como la fría y rígida representación que un trozo de mármol tiene respecto de su modelo. La imagen espiritual es dinámica, está en movimiento, tiene plasticidad. Esto quiere decir que puede crecer o disminuir; reflejar con más intensidad o bien opacarse, incluso, en cierto modo, perderse.

Por eso mismo, la educación debe ayudar al hombre para que pueda reflejar cada vez más a Dios.

Esta imagen estaba intacta antes del pecado de los primeros padres: “Al crear al hombre y a la mujer, Dios les había dado una especial participación de la vida divina, en un estado de santidad y justicia. En este proyecto de Dios, el hombre no habría debido sufrir ni morir. Igualmente reinaba en el hombre una armonía perfecta consigo mismo, con el Creador, entre hombre y mujer, así como entre la primera pareja humana y toda la Creación”7.

Situación actual:2 Cf. JUAN PABLO II, Mensaje al mundo de la cultura y a los empresarios en el Seminario Santo Toribio de Mogrovejo, Lima (15/5/1988).3 En especial: GS, 53-62; EN, 20; CT, 53; etc.4 Constituciones del IVE Nº 55 Elio Gambari, Vita Religiosa secondo il Concilio e il nuovo Diritto Canonico, Edizioni Monfortane, Roma, 1985, p. 50.6 ? Gaudium et spes, 19.7 Compendio del Catecismo de la Iglesia, Nº 72.

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“El hombre, tentado por el diablo, dejó apagarse en su corazón la confianza hacia su Creador y, desobedeciéndole, quiso «ser como Dios» (Gn 3, 5), sin Dios, y no según Dios. Así Adán y Eva perdieron inmediatamente, para sí y para todos sus descendientes, la gracia de la santidad y de la justicia originales”8.

“El pecado original, en el que todos los hombres nacen, es el estado de privación de la santidad y de la justicia originales. Es un pecado «contraído» no «cometido» por nosotros; es una condición de nacimiento y no un acto personal. A causa de la unidad de origen de todos los hombres, el pecado original se transmite a los descendientes de Adán con la misma naturaleza humana, «no por imitación sino por propagación». Esta transmisión es un misterio que no podemos comprender plenamente”9.

“Como consecuencia del pecado original, la naturaleza humana, aun sin estar totalmente corrompida, se halla herida en sus propias fuerzas naturales, sometida a la ignorancia, al sufrimiento y al poder de la muerte, e inclinada al pecado. Esta inclinación al mal se llama concupiscencia”10.

“Después del primer pecado, el mundo ha sido inundado de pecados, pero Dios no ha abandonado al hombre al poder de la muerte, antes al contrario, le predijo de modo misterioso –en el «Protoevangelio» (Gn 3, 15)– que el mal sería vencido y el hombre levantado de la caída. Se trata del primer anuncio del Mesías Redentor. Por ello, la caída será incluso llamada feliz culpa, porque «ha merecido tal y tan grande Redentor» (Liturgia de la Vigilia pascual)”11.

Visión antropológica:

- El hombre como unidad sustancial.

Culmen de toda la creación, el hombre es como un microcosmos, es decir síntesis de todas las cosas salidas de la mano de Dios. En sí se contiene las perfecciones del orden material, pero también las perfecciones propias del orden espiritual, en el grado que le corresponde. Compuesto de alma y cuerpo, el hombre se sitúa en el centro de la realidad, "en el horizonte de lo corporal y de lo espiritual", "en el confín entre el tiempo y la eternidad".12 Esto significa:

Hombre compuesto de cuerpo y alma.o No se trata de un ser puramente angélico ni tampoco de un ser puramente carnal. Esta

conciencia de ser uno, compuesto de alma y cuerpo, evita caer en el error del angelismo como un extremo, afirmando que somos espíritus encarnados, y por otra parte previene del materialismo, que reduce toda la realidad del hombre a lo que se puede medir y cuantificar.

Potencias espirituales del hombre.o El ser humano participa de la luz del Verbo “que ilumina a todo hombre que viene a este

mundo”, y tiene esta dimensión trascendente por la cual puede ponerse de cara a la eternidad. Las potencias espirituales del hombre son dos: inteligencia y voluntad. Una mira al descubrimiento de la verdad –la inteligencia- y la otra busca tender y reposar en el bien: la voluntad.

Potencias sensibles del hombre.o Las potencias sensibles del hombre son indispensables para nuestro conocimiento de la

realidad, desde lo más material hasta lo espiritual. Dichas potencias se agrupan en externas e internas de acuerdo a si tienen o no un órgano exterior. Los sentidos externos son las puertas del alma. Dan al conocimiento una firmeza total, ya que no pueden fallar en su objeto propio. También perciben los sensibles que afectan a más de un sentido, como el movimiento, el reposo, el número, la figura, el tamaño. Esto nos permite situar objetivamente nuestras percepciones en el espacio y en el tiempo. Por accidente conocen la sustancia, porque tienen contacto con los accidentes que no tienen realidad en sí mismos independientemente de las sustancias, y de ese modo permiten a la inteligencia “saber” de dónde ha tomado los datos que a ella llegan.

o Se encuentran entre las potencias sensibles las interiores al hombre: aquellas que le permiten unificar los sensibles que reciben los sentidos externos guardando el contenido

8 Ibídem Nº 75.9 Ibídem Nº 76.10 Ibidem Nº 77.11 Ibidem Nº 78.12 Santo Tomás de Aquino, In I De causis, lect. II, s. 15

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formal, el que puede ser reproducido en ausencia del objeto que los produjo y aún más pueden ser recreados. Se trata del llamado sentido común y la imaginación o fantasía.

o Por último, en el orden más cercano a las potencias intelectuales se encuentran los sentidos llamados intencionales, porque reciben y conservan el valor de las cosas: la cogitativa y la memoria.

Conjunción de las potencias.o Todas las potencias sensibles y espirituales actúan armónicamente y como parte del un

todo, dado que no es el ojo ni la inteligencia quien conoce sino que es el hombre quien conoce.

o La unión de alma y cuerpo no es como la suma de dos elementos, sino la actuación conjunta de dos coprincipios que no se unen de un modo mecánico sino vital, y por lo tanto se dan naturalmente influencias recíprocas que hay que tener muy en cuenta en el momento de educar. No se educa, por ejemplo, la inteligencia, sino que se educa al hombre.

- El hombre: un ser en camino hacia un fin.

El hombre es un ser radicalmente contingente, y por lo tanto perfectible. Un ser humano equilibrado sabe que es menos de lo que debe ser, cree ser lo que es y desea ser mejor de lo que es. Para perfeccionarse necesita conocimiento del fin, lo cual lo da su inteligencia, tendencia al fin, que proviene de su voluntad y el ejercicio concreto del bien, que se realiza por la virtud.

La ley como ayuda para el fin.o La ley muestra el fin –se entiende esto de la ley verdadera- de un modo extrínseco, e

incentiva a realizarlo por la amenaza de las penas en las que puede incurrir aquel que va contra la ley. Ilustra a la inteligencia y educa principalmente por el camino del temor.

La virtud como el modo de caminar.o La virtud es un ejercicio que forma en la misma persona que los practica hábitos buenos,

que permiten obrar el bien pronta, fácil y deleitablemente. Dan a la persona una connaturalidad con el bien y la hacen progresar por la vía del amor. Es el modo por el cual el educador debe conducir principalmente a sus discípulos y el que más garantías tiene de producir un cambio en la persona, dado que educa a la voluntad y la afirma en el bien.

La gracia como el auxilio de lo Alto.o Para practicar el bien no basta la virtud natural. Dada la realidad de la herida del pecado

original nadie sin la ayuda de Dios puede cumplir todos los mandamientos de la ley natural. Dios nos auxilia con su gracia, que coopera a nuestros actos humanos libres con las virtudes que infunde y que nos permite realizar actos que exceden los límites de nuestra naturaleza, ya que mediante los dones del Espíritu Santo nos comunica un modo de obrar divino.

La pasión, que puede cooperar a la intensidad del bien obrar.o La sensibilidad de la persona también debe colaborar en la obra de la educación. Las

pasiones, que no son ni buenas ni malas en sí misma consideradas, son indispensables para comprometer el corazón en la obra de nuestra perfección, y darles a las acciones una intensidad que de otro modo no tendrían. Es lo que permite a un joven tener agallas.

Fin del hombre:

Hemos dicho que el hombre puede conocer y alcanzar el fin. Debemos decir ahora en qué consiste. El fin del hombre es la felicidad que sólo se puede encontrar en Dios. Santo Tomás nos enseña que a lo largo de la historia los hombres han buscado la felicidad en distintos bienes siendo que uno solo reúne las condiciones necesarias para darla.

La felicidad consiste en un estado del alma que reposa ante un bien adquirido. Ese bien debe tener características especiales: ser un bien que no se pueda perder, ser un bien que colme las ansias del hombre, ser un bien total. Ese bien no puede ser otro distinto a Dios. Los demás bienes: riqueza, fama, poder, placer, etc. son contingentes y parciales.

Nosotros debemos transmitir que la única felicidad está en las cosas eternas que Dios nos concede. Aquí, en la tierra, podemos acercarnos mediante la práctica de la virtud en la vida cotidiana.

Llevar a que nuestros alumnos vivan con la mirada puesta en el cielo y los pies en la tierra debe ser el objetivo principal de nuestro colegio.

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II. ¿Qué significa educar?

Podemos definir la educación, según Santo Tomás de Aquino, como “conducción y promoción de la prole al estado perfecto del hombre en cuanto hombre que es el estado de virtud” 13. O bien, como decía el educador Francisco Ruiz Sánchez, como “El auxilio al hombre, en tanto que indigente y falible, por el cual éste puede lograr su plenitud dinámica, esto es, la capacidad estable para ordenarse libre y rectamente, en su dinamismo interior y en su auto conducción hacia los bienes individuales y comunes, naturales y sobrenaturales que plenifican su naturaleza.

“a) el género próximo: “auxilio al hombre, en tanto que indigente y falible.” Hay otros auxilios al hombre en la misma condición, sin que ello constituya educación; b) la diferencia específica, que en las acciones está dada por el fin: la “plenitud dinámica” o “la capacidad estable para ordenarse...”. 14

Si seguimos al Beato Manuel González15 “Educar, según su doble sentido etimológico, es sacar y guiar: sacar las energías que hay dormidas, amorfas, inexplotadas o torcidas en el niño, que como ser inmanente que es tiene dentro de sí el principio y el término de su acción y guiarlas a estado de perfección.

“Educar es la labor más difícil de todas las labores humanas, por lo honda, transformadora y contrariada.

“Honda, porque, empezando por lo más exterior, como es el gesto, la pronunciación de la sílaba y de la palabra y la postura, ha de contar con lo más interior puesto que tiene que llegar al fondo del entendimiento para formarle el criterio, de la voluntad para forjarle el carácter, y del corazón y de la sensibilidad, en donde se esconden las raíces de las pasiones, de los gustos e instintos para enseñarles y acostumbrarles a obedecer a la razón.

“Transformadora y contrariada porque su fin es siempre hacer pasar de un estado inferior a otro superior, hacer del niño de barro, niño de carne; del niño de carne de bestia, carne espiritualizada; la educación buena debe hacer del niño grosero como de barro, de malos instintos como de fieras, de rebeldías como de carne humana nacida en pecado original, un hombre cabal y a fuer de cabal, con los sentidos y apetitos del cuerpo en desarrollo perfecto y armónico sometidos a las potencias del alma y las potencias del alma en avances perpetuos de perfección, enfrenadas, iluminadas, reformadas y siempre elevadas por la sumisión a Dios.

“La educación, si ha de merecer con justicia ese nombre, es la acción misteriosa y lenta de unas manos como de hadas que de un muñeco de barro sacan un hombre, de un candidato a diablo sacan un ángel, de un mal hijo de la tierra pecadora sacan un hijo bueno de Dios.”

III. Fin de la educación.1. En general.

El fin de la educación no puede ser otro que formar al hombre, llevándolo a la perfección por el ejercicio de la virtud.

Dice San Alberto Hurtado:

“El fin de la formación intelectual… no es el almacenar conocimientos, sino formar en el individuo un hábito de pensar, el despertar en él la actitud científica, el pensamiento reflejo. "Llenar nuestras cabezas como un escaparate con nociones hechas, no es pensar. El fin de la educación es la formación de hábitos de pensar disciplinados, cuidadosos y llenos de vida".16

"Fin propio e inmediato de la educación cristiana es cooperar con la gracia divina a formar el verdadero y perfecto cristiano, esto es, al mismo Cristo en los regenerados con el bautismo, según la viva expresión del

13 Santo Tomás de Aquino, Suma teológica Suplem. 3, q. 41, a 1.14 Ruíz Sánchez, Francisco, Fundamentos y fines de la educación, San Rafael – Mendoza - Ediciones del Verbo Encarnado, 2003, p. 21.15 Manuel González García, La gracias en la educación o el arte de educar con gracia, en Obras completas T. III, Madrid, El granito de arena, pp. 15 y ss.16 San Alberto Hurtado, Psicología Pedagógica. La formación intelectual según Dewey, Artículo publicado en: La Revista Católica, LXXI, 816 (1936), pp. 217–226.

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Apóstol: "Hijitos míos, por quienes segunda vez padezco dolores de parto hasta formar a Cristo en vosotros", GAL. IV, 19". (Divini Illiius Magistri).17

“El fin primordial de toda educación cristiana es grabar fijamente la imagen de Cristo en las mentes juveniles, y que de ese conocimiento de la Verdad, resulte una vida que sea un trasunto de la Vida verdadera que el Redentor nos mereció con el precio de la suya.”18

Es importante tener en cuenta que nunca puede considerarse a la educación como una herramienta de transformación política. Esta visión responde a la concepción marxista de educación. La educación en este sentido deja de ser lo que es y se convierte solo en el modo por el cual se puede manipular las mentes de los hombres para que respondan a los intereses de las ideologías imperantes.

Cuando se plantea que la educación sirve para generar cultura, hay que tener en cuenta que ésta debe estar siempre en la línea de la naturaleza del mismo hombre; cuando va en sentido contrario, no es propiamente cultura ya que la cultura hace al hombre más hombre y lo contrario llevaría a la destrucción del ser humano.

En el Directorio de Evangelización de la Cultura del Instituto del Verbo Encarnado, se define la cultura como: “el cultivo en el mismo hombre y en todas sus dimensiones humanas; es decir, una segunda forma de cultivo, inmanente al hombre, una actividad -inteligente y libre- que va dirigida directamente a la perfección del hombre mismo, mediante el despliegue de todas sus potencias en armonía con su verdadera naturaleza. Se trata del cultivo de todo el hombre, cuerpo y alma, en una armoniosa jerarquía. Cicerón la llamaba cultura animi. Así, cultura tiene un sentido marcadamente personal. Pero también -y actualmente es predominante, tiene un sentido social, incluyendo en su significación todas las realizaciones del hombre como ser social19; se trata de una tradición colectiva que informa la vida de todos los individuos. Podemos entonces hablar de cultura helénica, medieval, española, argentina, etc.”20

Por lo tanto, para que una educación sea verdaderamente humana no puede desconocer los principios de la religión, ya que el hombre es un ser naturalmente religioso. Tampoco puede desconocerse la capacidad de razonar del hombre al tratar sobre su religiosidad; ya que si bien la religión no es racional, sí es razonable, es decir, no contraria a la razón.

Por eso la educación comienza con el estudio de las verdades naturales, pero debe desembocar lógicamente en la religión. De allí que sea tan importante para los alumnos la reflexión sobre los llamados preámbulos de la fe. Ellos están colocados entre los dos grandes campos de la ciencia, que son: “el del conocimiento natural, y el del sobrenatural. Bajo este concepto la ciencia precede a la fe, pues le prepara su camino, echa en nosotros los cimientos de una fe razonable, a fin de que estemos dispuestos a dar cuenta del por qué de lo que creemos21.

2. En particular nuestro instituto tiene delineado su fin.

El fin de la educación para nuestro colegio es, siguiendo el carisma propio del Instituto del Verbo Encarnado, la evangelización de la cultura, entendiendo esto como el hecho de formar a los hombres para que guiados por el evangelio influyan en toda la sociedad a fin de hacer reinar a Jesucristo en ellas; que no se desentiendan de las realidades humanas sino, más bien, que intenten hacerlas más verdaderamente humanas, es decir poniéndolas al servicio de Dios, que es su último fin.

El objetivo institucional del colegio en cuanto a la evangelización de la cultura; fin propio del Instituto del Verbo Encarnado, consiste en intentar que los alumnos, padres, docentes y personal administrativo, adquiera el espíritu del Evangelio como norma de vida.

Evangelizar la cultura significa ayudar a los hombres para que abandonen los criterios del mundo y adquieran los de Cristo. No puede ser otro.17 Citado por San Alberto Hurtado en La enseñanza de la Religión en el Segundo Ciclo de Humanidades, Artículo publicado en: La Revista Católica, LXXXII, 932 (1947), pp. 1011–1024.18 San Alberto Hurtado en Puntos de educación.19 Tylor, en este segundo sentido, escribía en 1871: "la palabra cultura o civilización tomada en un sentido etnográfico más amplio, designa ese todo complejo que comprende a la vez las ciencias, las creencias, las artes, las leyes, las costumbres, y las demás facultades y hábitos adquiridos por el hombre en cuanto miembro de la sociedad" (citado por Gómez Pérez R., El desafío cultural, Madrid 1983, p. 4).20 Directorio de Evangelización de la Cultura (IVE), parte I, capítulo 1, 2.21 Rom 12,1.

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Para cumplir con ese cometido se procura transmitir conceptos claros, que dependan de la doctrina tradicional de la Iglesia, y mostrar con el ejemplo cómo debe vivirse.

IV. Actores de la educación.1. Los padres son los primeros educadores.

Este deber de la educación familiar (de los padres) es de tanta trascendencia, que, cuando falta, difícilmente puede suplirse. Es, pues, deber de los padres crear un ambiente de familia animado por el amor por la piedad hacia Dios y hacia los hombres, que favorezca la educación íntegra personal y social de los hijos. La familia es, por tanto, la primera escuela de las virtudes sociales, que todas las sociedades necesitan.

La educación, en efecto, corresponde a los padres en cuanto que la misión educativa continúa la de la generación y es dádiva de su humanidad a la que se han comprometido solemnemente en el momento de la celebración de su matrimonio. «Los padres son los primeros y principales educadores de sus hijos, y en este campo tienen una competencia fundamental: son educadores por ser padres».

En este punto seguimos el Compendio del Catecismo de la Iglesia en su totalidad, para ello transcribimos los siguientes números:

“[460] ¿Cuáles son los deberes de los padres hacia los hijos?

Los padres, partícipes de la paternidad divina, son los primeros responsables de la educación de sus hijos y los primeros anunciadores de la fe. Tienen el deber de amar y de respetar a sus hijos como personas y como hijos de Dios, y proveer, en cuanto sea posible, a sus necesidades materiales y espirituales, eligiendo para ellos una escuela adecuada, y ayudándoles con prudentes consejos en la elección de la profesión y del estado de vida. En especial, tienen la misión de educarlos en la fe cristiana.

[461] ¿Cómo educan los padres a sus hijos en la fe cristiana?

Los padres educan a sus hijos en la fe cristiana principalmente con el ejemplo, la oración, la catequesis familiar y la participación en la vida de la Iglesia.

[462] ¿Son un bien absoluto los vínculos familiares?

Los vínculos familiares, aunque sean importantes, no son absolutos, porque la primera vocación del cristiano es seguir a Jesús, amándolo: «El que ama su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí» (Mt 10, 37). Los padres deben favorecer gozosamente el seguimiento de Jesús por parte de sus hijos en todo estado de vida, también en la vida consagrada y en el ministerio sacerdotal.”

Hasta aquí el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica.

Los padres tienen gravísima obligación de procurar con todo empeño la educación de sus hijos, tanto la religiosa y moral como la física y civil, y de proveer también a su bien temporal.

Notemos cuatro cosas: 1) Esta gravísima obligación es derivada de la ley natural; ellos los han traído al mundo y deben ayudarlos a que crezcan en todos los aspectos. 2) Esta obligación es una exigencia inmediata e intransferible. 3) Esta educación debe ser integral es decir que comprenda la totalidad de los valores capaces de realizar la perfección de la personalidad. 4) Es necesario que atienda al bienestar temporal necesario para el ejercicio de las virtudes.

No es una obligación que el padre pueda eludir, descargando la responsabilidad absoluta en la escuela, sea religiosa o laica.

La raíz del derecho familiar en orden a la educación, es la fecundidad; se trata de un oficio propio del matrimonio; y si el matrimonio es sacramento, es un oficio de orden sacramental. La enseñanza paterna va acompañada de la gracia propia que la vuelve eficaz; eficacia que no puede tener la docencia escolar.22

2. Subsidiaridad de la escuela en la acción de los padres.

22 Vieyra García, Alberto, Política educativa, Buenos Aires, 1967, cap, VIII, pag 138- 140.

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La acción de la escuela es solamente subsidiaria. La acción subsidiaria es un ayuda que se presta hasta tanto el principal responsable de la acción pueda realizar la obra por sí mismo; o bien la obra exceda las posibilidades de la persona responsable.

Si bien los padres son los principales educadores, no poseen todos los medios para atender la educación integral de sus hijos; en este ámbito la escuela debe ayudar a los padres pero nunca reemplazarlos.

De allí se deben seguir algunas consecuencias: hay ámbitos de la educación donde son los padres los únicos que pueden actuar y, si lo debe hacer

la escuela, siempre será con la autorización de ellos; por ejemplo en materia de educación sexual. Si los padres no colaboran con la escuela, debe quedar claro que la escuela no puede hacer mucho

con sus hijos.

En la tarea educativa23 los padres pueden recibir ayudas de otros educadores, pero no ser sustituidos salvo por graves razones de incapacidad física o moral.

Comparten su misión educativa con otras personas e instituciones, como la Iglesia y el Estado; pero aplicando correctamente el principio de subsidiaridad. De ahí la legitimidad e incluso el deber de ayudar a los padres, pero a la vez el límite intrínseco y no rebasable del derecho prevalente y las posibilidades efectivas de los padres. El principio de subsidiaridad está, por tanto, al servicio del amor de los padres, favoreciendo el bien del núcleo familiar. En efecto, los padres no son capaces de satisfacer por sí solos todas las exigencias del proceso educativo, especialmente en lo que atañe a la instrucción y al amplio sector de la socialización. La subsidiaridad completa así el amor paterno y materno, ratificando su carácter fundamental, porque cualquier otro colaborador en el proceso educativo debe actuar en nombre de los padres, con su consenso y, en cierta medida, incluso por encargo suyo ».

3. Características del educador católico.

Citando un dicho popular: “la escuela es el maestro”, tendremos que considerar que siempre será el docente quien habrá de determinar el carácter específico de “Escuela Católica” a una institución educativa. Para esto se requiere una visión católica del mundo, especialmente de la cultura, así como una pedagogía adaptada a los principios evangélicos. Bien dice el Documento de la Congregación de Educación Católica: "Es evidente que semejante orientación de la enseñanza no depende tanto de la materia o de los programas, sino principalmente de las personas que lo imparten. Mucho dependerá de la capacidad de los maestros el que la enseñanza llegue a ser una escuela de fe, es decir, una transmisión del mensaje cristiano.

La síntesis entre cultura y fe se realiza gracias a la armonía orgánica de fe y vida en la persona de los educadores. La nobleza de la tarea a la que han sido llamados reclama que, a imitación del único Maestro, Cristo, ellos revelen el misterio cristiano no sólo con la palabra, sino también con sus mismas actitudes y comportamiento. Se comprende así la fundamental diferencia que existe entre una escuela en la cual la enseñanza estuviera penetrada del espíritu cristiano y otra que se limitara a incluir la religión entre las materias escolares".

El profesor debe ser: - Un hombre de orden, un alma arquitectónica. De ahí la necesidad de la propia formación. Nadie da lo

que no tiene. No basta con conocer más o menos la materia que se dicta. Si es que de veras se quiere imbuirla de catolicidad será necesario que el docente encare con firmeza su propia formación -nunca terminada especialmente en el ámbito de la filosofía y de la teología, así como en el campo de la historia, tan importante para comprender el sentido de los acontecimientos. Son sobre todo estas asignaturas, trascendentes a todas las otras, las que crean orden en el alma del profesor, permitiendo que éste "ubique" su materia específica en la cosmovisión cristiana. Por eso la tarea de la educación exige en el docente, verdadero ministro del Verbo, una penetración y profundización constante en la Verdad, así como un perfeccionamiento progresivo de su vida espiritual, es decir, de su total humanidad concreta, pues solamente tiene posibilidad de enseñar aquel que, como acabamos de decir, está identificado con la verdad que enseña.

23 Cft. documento “SEXUALIDAD HUMANA: VERDAD Y SIGNIFICADO. Orientaciones educativas en familia”, del Pontificio Consejo para la Familia, 1985.

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- Un santo. Tenemos que ser santos y fundadores, porque necesitamos crear instituciones que realmente sean canal de esa cultura que anhelamos. La tendencia a la santidad, y a una santidad fundacional, llenará nuestra alma de celo apostólico, de ese celo que es calor del alma encendida en el amor a Dios y que ama al prójimo por amor a Dios.24

4. Perfil del docente de nuestro instituto.

Nuestra institución como comunidad educativa requiere un cuerpo homogéneo de mujeres y hombres que, comprometidos con el ideario de la institución, procure la formación integral de los jóvenes que Dios, en su Divina Providencia, les ha confiado. Para este cometido, consideramos que el docente del Instituto Alfredo R. Bufano debe revestir las siguientes características:

a) como profesional- que muestre su idoneidad- que evangelice dando correctamente su cátedra.

b) como cristiano- que tenga una profunda relación con Cristo, a través de los sacramentos y oración- que manifieste su fe a través del ejemplo- que aproveche las oportunidades para catequizar

c) en su relación con el Bachillerato- que comparta los mismos criterios- que participe de las actividades del colegio

d) en su relación con los alumnos- que practique la paternidad- que corrija con dulzura- que sea paciente en aguardar la enmienda de los alumnos- que sepa perdonar e inspirar confianza en que sabe perdonar- que sepa compartir con los alumnos recreos, alegrías, preocupaciones, etc.

e) en su relación con sus colegas- que fomente la caridad- que forme un cuerpo con los otros docentes- que evite la murmuración

5. Condiciones de los otros actores.

a. La familia del alumno.

La época actual nos presenta numerosos ataques contra la familia. Frente a esto vemos dos tipos de familia: aquellas que son herederas de la situación actual y aquellas otras familias cristiana que resiste a los ataques. Estas consideraciones nos plantean un desafío:

Actitud que debemos tener con las familias más vulneradas: Evangelización Compromiso Búsqueda de fortalecerla Subsidiarla en lo que ella no pueda hacer.

Acciones que debemos realizar: Visitas domiciliarias. Misiones escolares Escuela para padres Talleres de educación sexual. Actividades recreativas.

b. Los ámbitos donde se mueve el alumno.

Nuestros alumnos son hijos de Dios pero viven en un mundo concreto que los influye.

24 P. Saenz Peña, Alfredo. Como evangelizar desde la cátedra. 2° edición. Buenos Aires. 1983 cap. IV, pág 31- 36.

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El beato obispo Manuel González define la situación del niño como la consistencia que tiene el barro que, por un lado, es poroso y por el otro frágil. Esta condición la recibió del pecado original. Por la condición de barro se quiere indicar que las cosas que pasan a su alrededor le influyen enormemente. No puede dejar de infeccionarlo el espíritu del mundo en el que vive. Las malas conversaciones, las modas indecentes, la música, etc., todo lo influye.

Por otro la cualidad del barro lo hace frágil aún en la resistencia que debe y que quiera poner. El ambiente es fuerte y él débil, por las consecuencias del pecado original que lo hace tender más fácilmente al mal que al bien.

Acciones para contrarrestar las características del barro: Promover ambientes sanos. Favorecer la práctica de la virtud, especialmente la responsabilidad, la pureza, la fortaleza. Promover la integración a grupos parroquiales y de apostolado. Favorecer la creación cofradías y otros modos de reunión de los jóvenes en. actividades

sanas y santas.

4- Aspectos en la educación del hombre:

I. En cuanto tal, en su aspecto individual.El hombre es un ser querido por Dios por sí mismo. Está llamado por Él a una perfección individual que se relaciona con la vida de gracia que Dios le quiere infundir. Su fin es conocer, amar y servir a Dios en esta vida para después gozarle en la vida eterna.

II. Como ciudadano, en su aspecto social.El hombre vive inserto en una sociedad con la que mantiene lazos naturales. “No es bueno que el hombre esté solo”. Dios lo ha hecho para la vida en comunión. Necesita de los demás, por su indigencia, pero también por su capacidad de darse y servir. La educación lo debe llevar a amar y a ser capaz de dar la vida inclusive por aquellos que ama: su familia, su patria.

III. Como cristiano, en relación al Cuerpo Místico de CristoLa inserción vital a Cristo, que se realiza por el bautismo, nos hace hijos de Dios y miembros de la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo. Por esa unión somos solidarios unos de otros, y debemos hacernos responsables de nuestros hermanos.

También nos infunde la vida misma de Cristo, y por lo tanto, participamos de su triple oficio:

- sacerdote:Todo cristiano participa en el sacerdocio común de Cristo, por el cual podemos ofrecer a Dios un acto de culto con cada uno de las acciones de nuestra vida.

- profeta:Todo cristiano es también profeta: habla de parte de Dios, en la medida en que está vitalmente unido a Él. Su misma vida es un testimonio de la existencia de Dios y de su providencia omnipotente.

- rey: Todo cristiano está llamado a reinar con Cristo. Los cristianos son “el alma del mundo”25, y toda la historia humana, aún la acción de los malos, no se entiende sino a la luz de Cristo, el Señor de la historia, y de la salvación de sus elegidos, los santos26.

5- Sistema educativo:

El sistema educativo básico que debemos seguir es el Sistema Preventivo de San Juan Bosco, adaptándolo a nuestra realidad. Esto no impide que nos enriquezcamos con otros aportes realizados por educadores eximios y santos, como ser el Beato Manuel González y San Marcelino Champagnat, entre otros.

Respecto al Sistema Preventivo conviene hacer algunas precisiones:

25 Cfr. Carta a Diogneto.26 Cfr. Julio Meinvielle, El comunismo en la revolución anticristiana.

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Es el sistema que debe utilizarse en nuestros colegios, así lo ha manifestado el Fundador. Es un sistema que debe ser adaptado a nuestras circunstancias particulares. Por ese motivo

conviene estudiarlo y debatir al respecto para ver cómo se aplica en estas circunstancias especiales.

Se adjunta un compendio al final de este trabajo.

6- Referencia histórica del colegio.

El Instituto PS-215 Bachillerato Humanista “Alfredo R. Bufano” fue creado por el P. Buela, que, a propuesta de Don Juan Demianzcuk, quien sugirió a nuestro Fundador comenzar con una escuela para príncipes (entendiendo por tal: formar hombres con principios arraigados en la cultura greco-romana y católica), con este propósito donó el terreno para la construcción del colegio.

Por otro lado, esta idea, permitía brindar otra oferta educativa a la comunidad sanrafaelina, que carecía de instituciones de enseñanza media con orientación en el área de las humanidades clásicas.

Por decreto episcopal de fecha 22 de mayo de 1988, monseñor León Kruk crea el Instituto Alfredo R. Bufano como escuela católica.

Comenzó sus actividades en el año 1989 con el primer año del plan elegido, incorporando, de manera progresiva en los años sucesivos, los cursos que iban surgiendo. En sus comienzos se adoptó el plan de estudios de “Bachillerato Humanista Moderno” (aprobado por Decreto nacional Nº 9.908/61), plan particular de nivel medio compuesto de siete años de estudio y en el cual ingresaban los alumnos al finalizar el quinto grado de la enseñanza primaria. Posteriormente, se hizo una modificación y pasó a ser el “Bachillerato en Humanidades Clásicas y Modernas”, aprobado por Resolución 1.272/91 del Ministerio de Educación de la Nación (con carácter de proyecto de ensayo). El inicio de las actividades fue en calle 3 de Febrero 144 (Ciudad de San Rafael), en donde funcionaron hasta el año 1998 los dos primeros cursos (equivalentes al sexto y séptimo grados de la enseñanza primaria).

En un principio estaba bajo la supervisión de la SNEP (Superintendencia Nacional de Enseñanza Privada), pero en el año 1993 pasa a depender de la Dirección General de Escuelas de la Provincia de Mendoza a través de la Dirección de Educación Privada.

En el año 1998 se opera la modificación en razón de la Ley Federal de Educación, viéndose obligados a aceptar la propuesta de la DEP de suprimir un año y constituir el EGB 3 con 7°, 8° y 9° años. Al hacerse la aplicación en el año 1999, se realizó la reagrupación de los cursos, comenzando a funcionar la totalidad de los mismos en Calle Ortubia 2.435 (Distrito de Las Paredes) y abandonando de manera definitiva para el dictado de clases el domicilio de Calle 3 de Febrero 144 (Ciudad de San Rafael).

En el año 2004 ya se encuentra implementada en su totalidad la LFE.

El Instituto “Alfredo R. Bufano”, como pertenece al Instituto del Verbo Encarnado, instituto religioso que tiene como finalidad la inculturación del Evangelio, y en su acción apostólica desempeña una tarea de asistencia a las personas con discapacidad en el Hogar San Martín de Tours, sito en Rama Caída, procuró desde el año 2004 contar con una Escuela Especial para atender a la población del Hogar y otros niños de familias cercanas. El proyecto procuraba brindar a la comunidad un doble servicio: primero, integrar a niños, adolescentes y jóvenes con capacidades diferentes a la enseñanza formal, atendiendo a las particularidades de ellos; y segundo, posibilitar a los alumnos de la escuela común el desarrollo de alguna tarea social, ayudando a sus hermanos con capacidades diferentes.

En el año 2006 la DEP autorizó el funcionamiento de 1º y 2º años de EGB 1 en Nivel Especial, y en 2007 la misma dependencia permitió la apertura de un 3º año de EGB 1 y 4º año de EGB 2. Por ello, la Institución ha abierto la inscripción a la comunidad sanrafaelina, dando así una nueva alternativa a los padres que quieran contar con un colegio gratuito y con un perfil definido.

En marzo de 2008 fue aprobada la implementación de la Escuela Post Primaria Especial de Formación Laboral. El propósito de la misma es atender a los jóvenes y adultos que por sus dificultades no pueden continuar estudios superiores pero necesitan de un espacio que les permita la capacitación laboral a través del aprendizaje de oficios, que les puedan servir, según el caso, para una futura inserción social y laboral.

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Desde marzo de 2011 funcionan los dos niveles especiales en dependencias del Hogar San Martín de Tours en Rama Caída.

En diciembre de 2010, por Resolución Nº 3131 DGE, fue aprobado el profesorado de Filosofía, comenzando así a funcionar el Instituto Terciario. Este nivel comenzó a funcionar en marzo de 2.011. Posteriormente se solicitó la autorización para un profesorado en Lengua y Literatura y se espera la aprobación de una tecnicatura en gerontología.

En marzo de 2011, se aprobó la creación de un CENS con el objeto de facilitar a jóvenes mayores y adultos la culminación de sus estudios secundarios.

En marzo de 2.011 se constituyó el Instituto de Formación Católica Alfredo R. Bufano que tiene la misión de dirigir toda la acción educativa desarrollada por el Instituto del Verbo Encarnado en San Rafael, Mendoza.

Se ha solicitado autorización para el funcionamiento de una CEBA para completar el espectro de la formación de adultos.

En mayo de 2.011 se ha fundado el Centro de Estudios de Doctrina Social de la Iglesia “Carlos Sacheri” dentro del ámbito del Instituto Bufano y con deseo que se convierta en escuela de DSI.

7 – Formación humanística

El Instituto Alfredo R. Bufano imparte educación humanística porque intenta llegar al hombre, a todos los hombres, a todo el hombre y a todas las manifestaciones del hombre, tal como lo estipula su derecho propio. Por tal motivo es un instituto humanístico.

Además, la formación humanista consiste substancialmente en formar al hombre completo de manera particular enseñándole a pensar y a desarrollarse en el campo social. Para esto se cree que como primera tarea consiste en que el hombre aprenda a pensar y para esto es sumamente conveniente el estudio de las lenguas clásicas, en los niveles que sea posible.

“El Bachillerato Humanista –Dice el P. Carlos M. Buela- se dedica específicamente a la formación humana, no es como una escuela técnica que enseña a usar una máquina o enseña una técnica, sino que enseña al hombre a ser hombre; y una vez que el joven tiene esa formación puede elegir...” 27. Más extensamente, lo publicó bajo el título “Objetivos” en el folleto Proyecto de Bachillerato Humanista, editado el 6 de agosto de 1988 de este modo:“1. Magníficamente sintetizó S.S. Juan Pablo II el objetivo de la educación católica hablando a los jóvenes estudiantes: “el propósito de la educación católica es comunicaros a Cristo, para que vuestra actitud hacia los demás sea la de Cristo”28. Por tanto, ese es nuestro principal objetivo: formar “otros Cristos” que actúen como Cristo.

“2. Para ello no basta una sólida formación espiritual, es necesario, también, una profunda formación de la inteligencia, de la voluntad, de la imaginación creativa y del carácter viril, de la sensibilidad estética y de la agilidad corporal, de la solidaridad social y del compromiso personal, de la responsabilidad y de la cortesías, del diálogo y del servicio, del respeto de los demás y del saber dar razón de lo que se espera, del sentido señorial de la vida, de la libertad inalienable, de la inviolabilidad de la conciencia, de la disciplina que desarrolla los talentos, de la jerarquía de los valores, de la nobleza del alma, del amor preferencial por los pobres, en fin, se trata de lograr jóvenes con “espíritu de príncipes”, o sea, de principios, como pedía el Rey David29.

3. Propendemos a la formación integral de los jóvenes. Para ello hay que educar según el orden natural que “es paralelo al orden de las inclinaciones naturales”30, a saber inclinación hacia el bien de su naturaleza –común a todos los seres-; inclinación hacia bienes más particulares según su naturaleza (la generación y educación de la prole, etc.); inclinación al bien correspondiente a su naturaleza racional –inclinación específicamente humana- (tendencia a conocer las verdades divinas y a vivir en sociedad, etc.). O sea,

27 Reportaje al P. Carlos M. Buela, Vox Verbi año 6, n° 201, 17-11-1999, p. 262.28 Discurso a los estudiantes en el Madison Square Garden (3-10-1979)29 cf. Sal. 50.30 Santo Tomás, S. Th. I-II, q. 94, a. 2

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responder dándoles la verdad sobre las inclinaciones. Entendemos que esto responde a lo que llama el Concilio Vaticano II: “la educación integral del hombre”31.

4. Aspiramos a dar a los jóvenes una formación jerárquica, es decir, que sepan que somos algo para vivir, vivimos para sentir, sentimos para pensar, pensamos para rezar. Dicho con otras palabras que lo que tenemos en común con los minerales debe estar al servicio de lo que tenemos en común con los vegetales, y esto al servicio de lo que tenemos en común con los animales, y esto a lo que tenemos en común con los ángeles, y esto en lo que tenemos en común con Dios. Cada formalidad con entidad y las leyes propias que no son diluidas, ni destruidas por la formalidad superior sino elevados, dignificados, perfeccionados y ennoblecidos. Así tenemos el cuerpo, “como materia e instrumento del alma”, movido por un principio exterior¸ las operaciones movidas por un principio interior mediante un órgano corpóreo y en virtud de alguna cualidad corpórea: la vida vegetativa; la operación mediante un órgano corpóreo sin cualidad alguna corporal vida sensitiva; la operación que sobrepuja la naturaleza corporal que ni siquiera se ejerce mediante órgano corpóreo: la vida racional32, y la gracia santificante que nos hace hijos de Dios: vida divina. Por eso llamaban los griegos al hombre “microcosmos”.

5. Con ello deseamos suscitar en los jóvenes multifacéticas respuestas vocacionales que tiendan al desarrollo de todos sus talentos corporales, estéticos, sociales, artesanales, literarios, civiles, intelectuales, en fin, culturales.

Más aún, consideramos que al joven hay que darle la posibilidad de que ya pueda expresarse porque ese es un medio importante para ir conociéndose, afirmándose y superándose. El Sínodo de Obispos de 1987 ha urgido la necesidad de la formación integral de los laicos, quienes constituyen, mayoritariamente, el Pueblo de Dios y para quienes hemos querido fundar el Instituto “Alfredo R. Bufano”.

6. Consideramos que el Bachillerato en Humanidades Clásicas y Modernas con las características que le reconoce el Decreto N° 366 del P.E.N., con el plan de estudios aprobado por Decreto n° 9508, responde adecuadamente –a lo menos en gran parte- para ayudarnos a alcanzar el objetivo propuesto ya que el método es acertado.

7. Estimamos, también, que el poder obtener el certificado de Bachiller reconocido por el Ministerio de la Nación que habilita a los egresados a ingresar en cualquier facultad de las Universidades Nacionales, da al joven un margen mayor de acierto y, por tanto, de seguridad respecto a su futura decisión vocacional...

8. Resumiendo: consideramos que así como damos un cauce a “la preocupación social de la Iglesia, orientada al desarrollo auténtico del hombre y de la sociedad, que respeta y promueve en toda su dimensión a la persona humana...”33

Se trata de difundir “una cultura de la verdad y del bien, que pueda contribuir a una colaboración fecunda entre la ciencia y la fe”34. De formar jóvenes que sean capaces de vivir la “firmeza de los principios, con la coherencia de las acciones y la caridad de las relaciones”35.

Y que, por la formación recibida puedan decir siempre: “Fecit mihi magna” (“Hizo grandes cosas en mí”, Lc. 1,49) a semejanza de la Santísima Virgen”.

8 - La Enseñanza de las Lenguas Clásicas

Elemento siempre distintivo de nuestra institución ha sido el incluir el estudio de las lenguas y culturas clásicas. Consideramos que una auténtica formación humanista resulta muy empobrecida si no se procura tener un conocimiento de ellas. De manera muy sintética, manifestamos aquí las razones que nos mueven a querer ofrecer en nuestra propuesta educativa una formación en el campo de las lenguas clásicas.

a. Razones de orden didáctico

A título de ejemplo, colocamos algunos testimonios que refieren la importancia de las virtudes formativas de las lenguas clásicas. Así, Tournier “la utilidad del latín, dice Taine, es la de suministrar un método de análisis 31 Gaudium et spes, 61.32 cf. S. Th. q. 78, a. 133 Juan Pablo II, Solicitudo rei socialis, 1.34 Juan Pablo II, en Rosario, 11-04-1987.35 Juan Pablo II, Córdoba, 21-09-1988.

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y de razonamiento. Gracias a las declinaciones y conjugaciones, a la construcción sobria y diferente de la nuestra, cada frase para el alumno se vuelve un problema a resolver, análogo a los problemas de la geometría y de la aritmética, pero de naturaleza moral, no física”36. También está el testimonio del escritor y político italiano Antonio Gramsci: “El latín no se estudia para usarlo sino para una serie de exigencias pedagógicas y psicológicas como razonar, abstraer de la realidad concreta y discutir sobre esa realidad partiendo de la abstracción”37. Y, más cercano a nosotros, el Rector del Colegio Nacional de Buenos Aires, Horacio Sanguinetti: “Yo lo defiendo a muerte por la formación que da. Funciona como un ordenador mental”38.

Concretamente, se ven potenciadas las capacidades de reflexión y análisis, de resolución de problemas, de razonamiento abstracto, de desarrollo de las facultades lógicas, de producción oral y escrita, de apreciación de valores poéticos y estéticos, conjuntamente con un mayor cultivo de la memoria, un enriquecimiento del vocabulario y del componente cultural e histórico. De este modo, se vería mejorada la capacitación del sujeto en determinadas competencias, útiles para cualquier desempeño posterior.

b. Razones de orden laboral

También aquí es importante el desarrollo de diversas competencias. Así, por ejemplo, dice Silvina Schuchner que hay dos razones que, según los especialistas consultados, no admiten discusión: “enseñan a usar correctamente nuestro idioma y desarrollan la capacidad de resolver problemas de organización”39. Otro ejemplo es el que trae Senghor, que preguntó en Harvard (EE.UU.) si se seguían enseñando las lenguas clásicas y le respondieron: “Los business, que son gente práctica, descubrieron que los hombres en posesión de una cultura greco-latina triunfaban mejor en los negocios”40. Incluso, el empresario Carlo de Benedetti sostuvo que “la cultura humanística es un arma para formar nuevos gerentes, seguramente superiores a los Estados Unidos... en la Olivetti hay un 15% de graduados en materias humanísticas”41. Y en el Politécnico de Milán, el Prof. Carlo Ortolani garantizó que “la proveniencia del liceo clásico y científico es garantía de los mejores graduados. Enseñar y aprender cuestiones técnicas es casi banal. No se trata de preparar paquetes de tablas, resultados y diagramas. Lo que cuenta es la capacidad de pensar a un nivel superior, es decir, de analizar esos resultados, tablas y diagramas. En suma, antes que la técnica hay una forma mentis que importa. No es determinante la cantidad de las nociones técnicas, sino la facultad de organizar lo que se aprende. En una empresa lo que uno no sabe se lo enseñan, pero si no sabe razonar no hay nada que hacer”42. Corroborando esto dijo el presidente ejecutivo de Korn Ferry de España, el Sr. Luis Ruiz Arcaute que “un técnico, sólo técnico, un ingeniero, sólo ingeniero, suelen ser una pena. Ven el mundo sólo por un agujero cuando hoy es necesaria una gran visión global de los problemas, capacidad de planificar, intuición de futuro”43.

c. Razones vinculadas a aspectos comunicacionales

Es clara la ventaja de conocer las lenguas clásicas para el aprendizaje de las llamadas lenguas romances (italiano, francés, portugués, rumano, etc.), que derivan precisamente de ellas, lenguas tenidas como lengua madre por unos 500 millones de personas.

Pero también es de suma utilidad para el conocimiento de otras lenguas, como el caso del alemán y del inglés. De hecho, al menos un 30% del vocabulario de estas lenguas es de raíz latina, sin considerar que el vocabulario de tipo técnico y científico, es deudor prácticamente en su totalidad de las dos lenguas clásicas. Y en el caso del alemán, al igual que de las lenguas de Europa Oriental, se facilita su aprendizaje porque se trata de lenguas de flexión, es decir, que poseen varios casos, géneros y tipos de verbos.

Por otra parte, el latín ha sido propuesto en particular, como lengua científica a los efectos de unificar el idioma44 y como lengua común de la Unión Europea.

36 Tournier, Gilbert, “Le latin et la Science”, 2ème Congres International pour le latin vivant (Lyon-Villeurbanne, 8-10/9/1959), Aviñon (Aubanel, 1960) 118-125.37 Citado por Romanelli, Pietro, Acta omnium gentium ac nationum conventus latinis litteris linguaeque fovendis (Roma, 14-18/4/1996), Roma (Carlo-Colombo, 1968) 38-43.38 Diario “Clarín” del 26/3/1995 en Guía de la Enseñanza p. 12. Semejante se puede leer en “La Nación” del 10/9/2000, p. 17.39 Diario “Clarín” del 15/9/1991.40 Del libro de Leopoldo Sedar Senghor, Libertad, Negritud y Humanismo, citado por Vaccaro, Alberto, “La suerte del latín en la enseñanza media”, Diario “La Nueva Provincia”, 21/8/1989.41 Citado por Straniero, Daniele, “Noi, nipoti di Ciceroni”, Alba del 17/11/1989 , p.50-51.42 Ídem anterior.43 Citado por Silvina Schuchner en “Clarín” del 15/9/1991.44 Cf. Aldama, Ana María, De Roma al Siglo XX tomo 2, Universidad de Extremadura (1996) p. 963.

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Entre las capacidades y competencias podemos mencionar la disminución de problemas ortográficos, gramaticales y sintácticos; incremento del vocabulario; mejoramiento de la producción oral y escrita; mayor capacidad para leer y comprender textos jurídicos, lingüísticos y filosóficos.

d. Razones de orden socio-afectivo

Además de la educación de la voluntad que se obtiene merced al esfuerzo necesario para obtener el conocimiento de estas lenguas, incluso a nivel básico, se ha de añadir lo que es propio de una formación humanista en cuanto enseña a percibir, conocer y comprender al otro, intercambiar opiniones. “Por humanismo se entiende una actitud mental que atribuye fundamental importancia al ser humano. Dicho término implica una serie de cualidades: comprensión, benevolencia, compasión, clemencia y además fortaleza, juicio, prudencia, elocuencia y aun sentido del honor”45. Y nada mejor para esto que el espíritu que contagia el estudio de la lengua y la cultura clásicas.

Conclusión

A la luz de lo visto se puede comprender cómo es posible que se dé un renacimiento de los estudios clásicos en las naciones líderes del mundo occidental, con un aumento constante en el número de alumnos (en Nueva York pasaron de 150.000 a 500.000 en veinte años)46, el añadido del curso en la enseñanza media francesa o la importancia que se le da en Austria, Bélgica y Suiza con seis años de latín, y Polonia, con cuatro. El diario “Times” de Londres está apoyando una iniciativa para que en Inglaterra se reimplante el latín como idioma obligatorio en la enseñanza media47. El caso más significativo, sin embargo, es el de la decisión tomada por Finlandia, que optó por utilizar el latín como idioma de comunicación interministerial durante el semestre que le corresponda ocupar la presidencia en la Unión Europea; de hecho, así lo realizó durante el segundo semestre de 199948.

La experiencia vivida hasta el presente, particularmente en las personas de los egresados (uno de los cuales es egresado del Instituto Balseiro de Bariloche), nos brinda un aliciente al ver las condiciones adquiridas que les permiten desempeñarse en el presente.

9- Otros elementos a tener en cuenta en nuestro colegio.

a- NombreHemos querido honrar la memoria de un eximio literato argentino, nacido en esta Provincia de Mendoza y que vivió y murió en esta ciudad, donde produjo la mayor parte de sus imperecederas creaciones, ejerció la docencia, educó a sus hijos, cultivo amistades, descansando sus restos en el cementerio de la "Villa 25 de Mayo".

b- EscudoSobre campo de púrpura ("purpure") la Cruz de la Pasión de plata ("argent"). La flanquean en la parte superior dos letras griegas mayúsculas de oro ("or") y en la parte inferior a diestra dos letras mayúsculas entrelazadas de oro, A y M, y una corona real, ambas de oro; y a siniestra un libro y sobre el mismo una llave de oro. Rodean el escudo dos ramas, una de olivo y otra de vid con sus frutos y unidas con una cinta celeste y plata. Corona todo el conjunto una inscripción latina sobre una cinta roja ("gules").

La posesión de la Sabiduría verdadera es la que hace al hombre señor de sí mismo y será digno entonces de la púrpura ("campo de púrpura"), que es la majestad, el señorío. Rey de la creación hizo Dios al hombre para que dominase sobre ella, pero la plenitud de ese saber no se da solo en la naturaleza del hombre y por sus potencias, además heridas por el pecado original, sino en la totalidad que es Mesías Salvador y maestro a la vez, pues "no tenemos más verdadero maestro que éste, Sabiduría encarnada que se llama Jesucristo" ("El amor de la Sabiduría eterna", n° 56, SAN LUIS MARÍA G. DE MONFORT) el Cordero inmaculado, puro e inocente ("cruz de la Pasión de plata"), el que reinará a través de sus hijos repitiendo sus palabras: "Yo para esto he venido al mundo; para dar testimonio de la verdad"(Mt. 18,37)Serán antorchas desde el puesto que les coloque el Espíritu Santo, iluminando a todos los hombres para que vivan bajo el estandarte de aquel que es el "Alfa y Omega", el que Es, el que Era y el que Vendrá (Cf. Ap. 1,8).

45 Del Col, José Juan, ¿Latín hoy?, Instituto Superior Juan XXIII (Bahía Blanca, 1999).46 Cf. “Clarín” del 26/3/1995, en “Guía de la Enseñanza” p. 12. Revista “Muy Interesante” de 1995.47 Diario “Clarín” del 2/1/1997.48 Cf. http://presidency.Finland.fi (sección news)

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El monograma del saludo angélico a la Santísima Virgen está coronado: "Ave María", la Inmaculada es "Trono de la Sabiduría", en ella "el Verbo se hizo carne", la Palabra creadora, el "Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad" (Jn.1,14).

El "libro" representa la sabiduría humana, regalo de Dios al hombre, para penetrar los misterios y grandezas de la creación y hasta del Padre Eterno que lo llevará naturalmente a anhelar una sabiduría superior cuya llave está en poder del Altísimo y la otorga al hombre ("llave de oro") para gozar de El y de todas las cosas en El. Se formarán de este modo verdaderos "hombres universales" herederos de los esplendores de la cultura humana y poseedores del saber que solo se halla en Dios.

Rodeando el blasón, una rama de "olivo" y otra de "vid", ambas con sus frutos, teniendo una doble simbología. Por un lado, los dos son los cultivos más tradicionales de esta tierra mendocina de San Rafael y por el otro lado, al estar fuera del escudo, representan a aquellos que egresarán de esta institución y serán los renuevos de olivo (cf. Ps.127,3) y el sarmiento que permanece unido a la vid dando sus frutos, unidos a Cristo, quien dijo: "Sin mi no podéis hacer nada" (cf. Jn.15,5).

Coronando todo, ondea el lema: "Fecit mihi magna" (cf. Le. 1,49), palabras de la Santísima Virgen pronunciadas en el "Magnificat": "hizo en mí grandes cosas". Y así fue, el Altísimo obró en ella el acontecimiento más grande de todos los tiempos: la Encarnación, el Dios que se hace hombre para redimirnos, el Dios que se hace hombre para que el hombre se haga dios. Esas palabras las harán propias los miembros del Bachillerato Humanista, prolongando en ellos mismos la Encarnación, diciendo junto con la Madre de Dios: "El Señor hizo en mí grandes cosas".

c- Patrono

Hemos elegido como patrono del colegio al Beato Pier Giorgio Frassati por considerarlo un modelo adecuado para nuestros jóvenes ya que fue un gran humanista de inteligencia clara, de virtudes sociales heroicas, comprometido con todas las realidades del hombre. Fue estudiante destacado, deportista nato, católico valiente y hombre que amaba a su prójimo no sólo de palabras sino con hechos ya que su caridad fue reconocida incluso por sus enemigos políticos.

Como católico no tenía complejos, estaba siempre dispuesto a dar razón de su fe y a discutir con aquellos que intentaban impugnarlo. Esto le granjeó el respeto incluso de sus adversarios. Orgulloso de ser católico llegaba a decir: “Cada día comprendo mejor la gracia de ser católico. Vivir sin fe, sin un patrimonio que defender, sin mantener una lucha por la Verdad no es vivir, sino ir tirando… Incluso a través de cada desilusión tenemos que recordar que somos los únicos que poseemos la verdad.”.

Como deportista practico todas las disciplina, sobre todo el alpinismo, subiendo las cumbres hasta lo más alto; eso es signo de su tendencia habitual ya que siempre buscó lo más alto.

ANEXO I: EL SISTEMA PREVENTIVOEL SISTEMA PREVENTIVO

Nociones y observaciones preliminaresNociones y observaciones preliminares

1. Dos sistemas. Dos son los sistemas usados en todo tiempo en la educación de la juventud: preventivo y represivo.

1. a. Represivo. El sistema represivo consiste en hacer conocer las leyes a los súbditos, vigilar después para conocer los transgresores y aplicar donde sea necesario el merecido castigo. En este sistema, la palabra y el aspecto del superior deben ser severos y, mejor, amenazadores, y debe evitar toda familiaridad con sus dependientes. El director, para dar más valor a su autoridad, deberá hallarse rara vez entre sus súbditos, y a lo más cuando se trate de castigar o amenazar. Este sistema es fácil, menos fatigoso, y puede servir especialmente en la milicia y, en general, entre las personas adultas y juiciosas, que están en grado de saber y recordar por sí mismas lo que es conforme con las leyes y demás prescripciones.

1. b. Preventivo. Diverso, y diría opuesto, es el sistema preventivo. Este consiste en hacer conocer las prescripciones y reglamentos de un instituto, y después vigilar de modo que el alumno tenga siempre sobre sí el ojo paternal del director o de los subalternos, que como padres amorosos hablen, sirvan de guía en todo, aconsejen y con cariño corrijan; que es como decir poner a los alumnos en la imposibilidad moral

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de faltar49. Este sistema se apoya todo sobre la razón, la religión y el amor: por eso excluye todo castigo violento y procura alejar aun los más ligeros.

1. b. 1. Base. La práctica de este sistema está apoyada en las palabras de San Pablo que dicen: La caridad es benigna y paciente, todo lo sufre, todo lo espera, lo soporta todo. Por esto, solamente el cristiano puede aplicar con éxito el sistema preventivo. Instrumentos. Razón y religión son los instrumentos de que debe hacer uso constante el educador, enseñarlos y practicarlos él mismo si quiere ser obedecido y obtener su fin50. Finalidad. Este fin supremo consiste en tornar buenos a los jóvenes y salvarlos eternamente; todo lo demás: letras, ciencias, artes, oficios, se ha de considerar como medios51.

Así es que el sistema preventivo tiende a disponer el ánimo de los alumnos de tal modo que, sin ninguna violencia externa, se dobleguen a nuestro querer52; es prudente y sabio prever y proveer53. Además, la práctica de este sistema resulta casi imposible si los alumnos no dependen plenamente de los educadores, es decir, si dependen también de otras personas54.

EducadoresEducadores

Consejos para el director. El director, por lo tanto, conságrese enteramente a sus educandos y no tome ningún cargo que lo aleje de su oficio; al contrario, hállese siempre en medio de sus alumnos, a no ser que estén debidamente ocupados y asistidos55. Dése a conocer a los educandos y trabaje él mismo por conocerlos a ellos56. Debe hacer de padre, de médico, de juez, pero esté pronto a soportar y a olvidar57. Procure paternalmente enterarse de todo lo que acaece en casa, con el fin de hacer el bien a todos, sin excluir a ninguno58. La caridad y la cortesía sean sus notas características59.

Influencia. Para gobernar bien es menester tenga plena influencia sobre los educandos. Para ello necesita: 1º. Que sea estimado por su bondad y hasta por su santidad. 2º. Que sea reputado como hombre docto especialmente en aquellas cosas que interesan a los alumnos. Si fuere preguntado y no supiera responder, conteste: "Mira, ahora no tengo tiempo; mañana te daré la respuesta". Y luego tenga paciencia e instrúyase sobre aquel punto para poder responder con precisión. 3º. Que los educandos se den cuenta de que son amados60.

Visitar la casa. El director haga de director, esto es, sepa hacer trabajar a los demás: prevea y disponga las cosas de tal modo que no tenga él que ocuparse en obras ajenas a su misión. Si no hallare elementos habilidosos, confórmese con los de mediocre habilidad; pero por afán de lo mejor no pretenda hacer todo él. Sólo así tendrá tiempo para llevar a cabo lo que juzgo principal oficio del director: visitar casi diariamente toda la casa (clases, estancias, cocina, refectorio, bodega). Entérese de todo lo que se realiza en casa. Es éste el gran medio de impedir que arraiguen desórdenes. Procuren todos observar bien la parte que les corresponde y estúdiese la manera de hacer cumplir a los demás sus deberes, y las cosas procederán sin inconvenientes61.

Afrontar todo sacrificio. El educador es un individuo consagrado al bien de sus alumnos; por lo que debe estar pronto a afrontar todo sacrificio y toda fatiga, con tal de conseguir su fin, que es la educación moral, social y científica de sus alumnos62.

49 Como es sabido, Don Bosco no escribió un tratado sistemático de su pedagogía, aunque lo deseó y lo prometió. Ceria ha ordenado sistemáticamente en unas pocas páginas los pensamientos directivos del Santo, conservando escrupulosamente sus mismas palabras. Son las que aquí presentamos.50 Esto se basa en una ley pedagógica: la inhibición hace olvidar, y, por tanto, debilita o destruye (aquí los hábitos viciosos que por acaso hubiese), y el ejercicio activo crea los hábitos (aquí buenos). Al mismo tiempo, la instrucción habla a la razón y a la voluntad.51 Sist. prev. a.1 y 2.52 MB XVI 439.53 MB XII 53.54 MB XIV 22.55 Sist. prev. a. 2.56 Recuerdos confidenciales a los directores.57 MB VII 509.58 MB X 1102.59 MB VII 526.60 MB VI 302.61 MB XII 258.62 Sist. prev. a. 3.

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Hacerse amar. Procure cada cual hacerse amar si quiere hacerse respetar. Logrará este gran fin si con las palabras - y mucho más con los hechos - muestra que todos sus afanes van exclusivamente encaminados al bien espiritual y temporal de sus alumnos63.

Luchar contra el egoísmo. Para que su palabra goce de prestigio, destruya todo egoísmo personal. Los chicos son finos observadores, y si se apercibieran que en tal o cual superior anidan los celos, la envidia, la soberbia, la manía de gallear o de sobresalir él solo, caerá por tierra toda su influencia. La falta de humildad redunda siempre en detrimento de la unidad; y cualquier colegio donde se advirtiere el desbordado amor propio de un superior está abocado a la ruina. Los centros educativos florecerán en todo tiempo si únicamente se busca la gloria de Dios. Mas si alguien quisiera granjearse gloria propia, presto nacerían el descontento, la división, el desorden. El personal forme un solo cuerpo con el director, y éste un solo corazón con todos sus subalternos, sin segundas miras, que no sirven para su excelsa misión64.

¡Qué inmenso mal infieren al buen orden general aquellos que tratan de constituirse en centro aparte entre los alumnos! Todos hagan centro al director. ¡Ay de aquella casa en las que surjan dos núcleos! Serían como dos campos, dos bandos, si no contrarios, al menos divididos. El afecto que se le tributa al uno réstasele al otro. La frialdad se trueca, poco a poco, en indiferencia, en desestima, y puede llegar a ser principio de discordia; y el reino dividido será desolado65.

Paciencia. Se ha menester, además, de mucha paciencia. Cualquier maestro o asistente podría zanjar toda cuestión con procedimientos radicales o violentos; pero tal proceder, recordémoslo bien, si en ocasiones puede impedir algún desorden, jamás mejorará a nadie ni servirá para aumentar el afecto ni inyectarlo en corazón alguno. Trabájese con celo, sí: utilícese cualquier ocasión para hacer el bien; pero siempre apacible, suave, pacientemente. ¿Qué cuesta? De sobra lo sabemos; pero el vocablo "paciencia" se deriva de pati, que significa padecer, tolerar, sufrir. Si no supusiera esfuerzo, no sería paciencia; y precisamente por esto, porque supone un gran esfuerzo, el Señor la inculca tan insistentemente en la Sagrada Escritura. ¿Por qué impacientarnos? Con ello no lograremos que se cumpla lo no realizado, como tampoco se corrige nadie con la violencia.

Ej. Se necesita, pues, esa paciencia que es constancia, que es perseverancia. Los educadores nos asemejamos a los agricultores y jardineros. Miradlos: ¡cuán constantes, cuán perseverantes! ¡Cuántos cuidados prodigan a cada plantecilla para sacarla adelante!

Quien desee ser obedecido y respetado, procure hacerse querer, pero varonilmente, sin melindres66.Tratemos a los jóvenes como trataríamos al Niño Jesús si habitara en nuestro colegio. Tratémosles

como amor, y nos amarán, con respeto, y nos respetarán. Es necesario que ellos mismos nos crean superiores. Si quisiéramos humillarlos por el mero hecho de que somos superiores nos tornaríamos ridículos67.

EducandosEducandos

Caracteres. Los chicos suelen manifestar uno de estos caracteres: bueno, ordinario, difícil y malo. Es nuestro estricto deber estudiar los medios conducentes para conciliarlos, a fin de hacerles bien a todos, sin que ellos perjudiquen a otros.

Bueno. Para los dotados por naturaleza de buen carácter basta la vigilancia general, explicándoles las reglas disciplinares y recomendándoles su observancia.

Ordinario. La categoría mayor es la de los que tienen un carácter ordinario, algo voluble e inclinable a la indiferencia. Es necesario estimularlos al trabajo aun con pequeños premios y demostrarles grande confianza, sin dejar por eso de vigilarlos.

Difícil. Mas los esfuerzos y solicitudes han de dirigirse de modo particular a los difíciles y a los díscolos.

Número. Su número puede calcularse en uno sobre quince. Conocerlos. Todo superior procure conocerlos; y para ello infórmese sobre su vida pasada,

muéstreseles amigo, déjeles hablar mucho y hable poco él, siendo sus intervenciones ejemplos breves, máximas, episodios y cosas semejantes.

No perderlos de vista. No los pierda jamás de vista, sin dar a entender que desconfía de ellos. Los maestros y asistentes, al llegar, búsquenles con la mirada; y si notan que alguno falta, háganlo llamar sin pérdida de tiempo, con pretexto de que tienen algo que comunicarles o encargarles.

63 Sist. prev. a. 5.64 MB VI 389.65 MB XII 45.66 MB XIII67 MB XIV 646.

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Corregirlos aparte. Cuando haya que reprenderlos, corregirles o avisarles de algo, hágase aparte, no en presencia de sus compañeros. Sin embargo, puede aprovecharse de hechos o episodios sucedidos a otros para sacar alabanza o reproche que caiga sobre ellos68.

Malos. Clases. Los chicos mayormente peligrosos se distinguen en dos clases: los malos, de costumbres disolutas, y los habitualmente indisciplinados.

Primeramente en cuanto a los malos, diré una sola cosa que acaso parecerá inverosímil, pero es a ciencia cierta tal cual la digo: supongamos que entre 600 alumnos de un colegio haya uno de viis depravada; de pronto llega un nuevo alumno, también él vicioso; son de distinta región y provincia, hasta de nacionalidad diversa; están en curso y local distinto, no se han visto nunca ni conocido nunca; pues, no obstante, al segundo día de estancia en el colegio, y tal vez a las pocas horas, los veréis juntos durante el recreo. Parece que un espíritu maléfico les hace adivinar quién está manchado de su misma pez o como si un imán demoníaco los atrajera para trabar íntima amistad. El "dime con quien andas y te diré quién eres" es un medio facilísimo de dar con las ovejas sarnosas antes de que se truequen en lobos rapaces. No son para colegios corrientes.

Hay otra clase de alumnos que no debe haber en casa. Cuando tengáis algún jovencito que aparentemente parece bueno, pero es abstraído, se ausenta con facilidad de los sitios que le fija el horario o lo encontraréis con frecuencia solo en los rincones del patio, en las escaleras, en los balcones y en escondites apartados de los ojos de los superiores, temed siempre. No os dejéis ilusionar por las apariencias de timidez, misantropía, ligereza o ingenuidad. Este, o sabe fingir muy bien o hallará indudablemente quien lo vicie. Tampoco son para colegios normales69.

La expulsión, empero, debe ser el último recurso, sólo después de haber empleado, y sin resultado, todos los otros medios.

Aislarlos. Lo primero que hay que hacer es aislar a los jóvenes peligrosos de los más pequeños e ingenuos y de los que tengan las mismas propensiones o se muestren débiles en la virtud, rodeándolos de amigos sinceros y seguros.

Advertirlos. Hecho esto, es preciso no cansarse de avisarlos a cada falta. Hablad, habladles mucho, advertid, advertid siempre. Aunque cayeran todos los días, todos los días llamadlos...; hasta repetidas veces al día, si fuera menester. Amables en el trato, pero firmes en exigirles el cumplimiento de sus deberes. De este modo, o cambian de conducta o, hastiados, terminan por marchase a casa sin haber usado con ellos de medios coercitivos. Es éste un punto de capital importancia, que los jóvenes no partan del colegio con mal en el corazón, pues al venir el desengaño recuerdan la caridad con que fueron tratados, entran dentro de sí, recapacitan los buenos consejos recibidos; en el afecto que se les demostró reconocen que los superiores se comportaron con ellos como verdaderos amigos, y muchas veces, después de años y años, si se determinan a una santa confesión, buscan precisamente, exclusivamente, a quienes en su juventud los acogieron con cariño. Vuelven porque espontáneamente se marcharon. En cambio, si el superior procede precipitadamente con inconsiderable rigor, sin haberlos avisado con anterioridad, entonces se enciende en los más una aversión que tarde o temprano producirá fatales consecuencias.

Cuando a ciertos jóvenes se les hubiese advertido que entre ellos median lazos que de un modo u otro, si no se rompen terminan por ser una peste para la comunidad, y fueron llamados y avisados individualmente, pero sin resultados positivos, entonces échese mano de otros medios. Llame a todos juntos el director a su despacho, haciéndolos esperar algún tiempo en la sala de espera para que reflexionen sobre el motivo de la llamada. Después hábleles con caridad en estos términos:

"¿No os he avisado ya bastantes veces? Se dice de vosotros esto y aquello... ¿He de creerlo? ¿Por qué me buscáis tantos disgustos? ¿Por qué queréis obligarme a dar un paso que siento en el alma? ¿Por qué vosotros mismos no me ayudáis a salvaros? ¿Acaso la desobediencia es algún bien? Obedeced al menos una vez; que nunca más os vean juntos. Dejad esas conversaciones; os lo pido por favor. Es la última vez que os aviso. Marchaos antes que yo tenga que experimentar el amargo dolor de echaros. Si veo que continuáis siendo desobedientes, mi decisión está tomada. Entonces lloraréis..."

Se pueden usar aún frases más serias, según los casos. Es ésta una prueba que generalmente produce felices resultados70.

En todo joven, aun en el más desgraciado, hay un punto accesible al bien: es deber primordial del educador dar con ese punto, con esa cuerda sensible del corazón, y recabar de ello provecho71.

Medios especialesMedios especiales

68 Sist. prev.69 MB VI70 MB IV 566-871 MB V 367.

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1º. Religión. Sólo la religión es capaz de comenzar y acabar la gran obra de una verdadera educación72. Sin religión no se consigue ningún fruto entre los jóvenes73. Las almas juveniles, en el período de su formación, tienen necesidad de experimentar los benéficos efectos que se derivan de la dulzura sacerdotal. Habiendo vivido bajo este influjo ya desde la más tierna edad, rememoran, pasado el tiempo, la paz experimentada después de las absoluciones sacramentales, y aun cuando se hubiesen entregado a humanos extravíos, saben siempre acudir en demanda de auxilio a los amigos de su infancia74.

Algunos, al enseñar, reducen la religión a puro sentimentalismo. Una de las lacras de la pedagogía moderna es la de pretender que en la educación no se mienten las máximas eternas, ni las postrimerías, particularmente la muerte y el infierno75.

2º Sacramentos. El primer medio para educar bien a los jóvenes consiste en trabajar por que confiesen y comulguen con las debidas disposiciones76. Estos dos sacramentos son los más firmes sostenes de la juventud77.

Columnas. La frecuente confesión y comunión y la misa diaria son las columnas que deben sostener un edificio educativo del cual se quiere tener lejos el castigo y la amenaza. No obligar a los jóvenes a la frecuencia de los sacramentos, no; sino animarlos y darles facilidad para que puedan aprovechase de ellos. En ocasión de ejercicios espirituales, triduos, novenas, sermones, catecismos, etc., debe hacerse resaltar la belleza, la grandeza, la santidad de una religión que propone medios tan fáciles, tan útiles a la sociedad civil, a la tranquilidad del corazón y a la salvación del alma como son los santos sacramentos. De esta manera quedan prendados espontáneamente de estas prácticas de piedad y las cumplirán con gusto y con fruto78.

Punto culminante. Punto culminante para fomentar moralidad entre los jóvenes es, ciertamente, la confesión y la comunión frecuentes, pero bien hechas79, pues la sola frecuencia de sacramentos no es indicio de bondad80.

La comunión frecuente ha de ser espontánea. No hay que dejar entrever que se observa si alguno de los jóvenes no va a comulgar. Exhortar, exhortar y nada más81.

Las notas de conducta no se lean nunca en vísperas de fiestas, a fin de que el mal humor de la mala nota no disminuya o disturbe las confesiones82.

3º Pureza. La impureza es el vicio que más estragos ocasiona en la juventud 83. Moralidad: ¡he aquí lo que más importa!84.

Contra amistad particular. Por ende, los maestros, los jefes de taller, los asistentes, deben ser de moralidad reconocida. Procuren evitar como la peste toda afección o amistad particular con los alumnos y recuerden que el extravío de uno solo puede comprometer un instituto entero.

No dejarlos solos. Hágase de modo que los alumnos no estén nunca solos; debe hacerse lo posible para que los asistentes estén anticipadamente en los lugares donde hayan de reunirse, permanezcan siempre con ellos hasta tanto que otros vengan a relevarlos y no los dejen nunca ociosos85.

Ocupados. Es menester tener siempre ocupados a los muchachos. Amén de la clase y del oficio, tomen parte en la banda de música, en el "clero juvenil" o en otras actividades. De esta manera su mente trabajará de continuo. Si nosotros no los ocupamos, ellos se buscarán ocupación, y ciertamente con pensamientos y cosas no buenas86.

Cuidado en admitir. Debe tenerse suma vigilancia para impedir que en el Instituto se introduzcan compañeros, libros o personas mal habladas. La elección de un buen portero es un tesoro para una casa de educación87. Conocido un alumno como escandaloso o peligroso, aléjeselo cuanto antes88. No se acepta a ningún joven expulsado de otros centros o al que conste que es de malas costumbres. Si a pesar de las debidas precauciones se aceptase a alguno de tal índole, asígnesele en seguida un compañero seguro que

72 MB III 605.73 MB XIII 557.74 MB XVI 169.75 MB II 204.76 MB IV 553.77 Bosco. Vida de Domingo Savio, c. 1478 Sist. prev. a. 2.79 MB XIII 270.80 MB XI 278.81 MB XIII 827.82 MB VI 390.83 MB XII 583.84 MB V 485.85 Sist. prev. a. 2.86 MB V 347.87 Sist. prev, a. 2.88 MB VI 391.

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no le deje ni a sol ni a sombra. Y en faltando, sea por una vez corregido; a las segunda, póngasele inmediatamente fuera del colegio89.

Prevención de las crisis de la edad. Es necesario preparar a los alumnos para las crisis de la edad, para cuando lleguen a los diecisiete o dieciocho años... Pero sobre ciertos asuntos se hará individual, privadamente.

"Mira -se les dirá-, vendrá una edad muy peligrosa para ti; el demonio te tenderá lazos para hacerte caer. Primeramente te susurrará al oído que la comunión frecuente es cosa de niños y que basta ir a comulgar de vez en cuando. Después no ahorrará esfuerzos por alejarte de los sermones e inspirarte hastío, de la palabra de Dios. Te convencerá de que ciertas cosas no son pecado. Finalmente los compañeros, el respeto humano, las lecturas, las pasiones, etc. ¡Está alerta! No permitas que el demonio te robe la paz del corazón ni el candor del alma, por el que ahora eres amigo de Dios". Los chicos no olvidarán estas palabras. Cuando, ya de edad, tropecemos con ellos en el mundo, les diremos:

- ¿Te acuerdas de aquello que te dije en cierta ocasión...?- ¡Ah, sí, es verdad!, - responderán.Y este recuerdo labrará hondo en su ánimo90.4º La asistencia. [Llamamos asistencia a la vigilancia activa, paternal y continua]. Las faltas de los

jóvenes provienen en gran parte de la negligencia en la asistencia; vigilando, se previene suficientemente el mal y no es preciso reprimirlo91. No quede ni cosa, ni persona, ni muchacho, ni departamento que no esté confiado a alguien92. Los asistentes vigilen a los chicos poniéndoles en la imposibilidad moral de faltar93. Vigilarlos como si fueran malos, pero hacerlo de tal modo que ellos estén persuadidos de que les estimamos buenos94. Participar en sus juegos, tolerar sus impertinencias y fastidios95.

En la asistencia pocas palabras y muchos hechos, y dése a los alumnos ocasión de exponer con toda libertad su pensamiento, cuidando, sí, de rectificar o corregir las expresiones, las palabras y las acciones no conformes con la educación cristiana96.

5º Confianza. ¿Hay cosa más admirable en una casa que el gozar los superiores de la confianza de sus inferiores? Es el único medio para conseguir que el centro educativo sea un paraíso terrenal y que en él no reine el descontento97.

Ahora bien, la confianza de los jóvenes se gana procurando acercárnoslos: y el mejor medio es ir nosotros a ellos trabajando para adaptarnos a sus gustos y haciéndonos semejantes a ellos: entrar con la suya para salir con la nuestra98.

Familiaridad. Es menester noble familiaridad; familiaridad con los jóvenes, de modo especial durante el recreo. Sin familiaridad no se manifiesta el afecto, y sin esta manifestación no puede haber confianza. Quien desea ser amado es necesario que ame y con hechos lo manifieste; el alumno debe conocer que se le ama. El profesor, visto únicamente en su cátedra, es profesor, y de ahí no pasa; pero si toma parte en el recreo con los muchachos llega a ser un hermano. Si uno predica desde el púlpito, se dice que no hace sino cumplir con su deber; mas la palabra dicha durante el juego es palabra de uno que ama.

Quien advierte el cariño de que es objeto, ama; y quien es amado, lo alcanza todo, especialmente de los muchachos.

Simpatía. Esta confianza origina una corriente de simpatía entre alumnos y superiores. Se abren los corazones, dando a conocer sus necesidades y descubriendo sus defectos. Este amor hace llevaderas a los superiores las fatigas, incomodidades, ingratitudes, faltas y negligencias de los jovencitos. No habrá así quien trabaje por vanagloria; quien únicamente castigue por vengar su amor propio herido; quien se retire de la asistencia por celos de la preponderancia que teme en otro; quien murmure de los demás pretendiendo ser amado y estimado por los jóvenes con exclusión de sus colegas, ganándose sólo desprecios e hipócritas halagos; quien se deja robar el corazón por una criatura, descuidando a los restantes jovencitos para ir únicamente tras ella; quien por amor a las propias comodidades tenga en poco el estrechísimo deber de la asistencia; quien por respeto humano avise a quien debe ser avisado.

Teniendo este amor sincero, no se buscará nada más que la gloria de Dios y la salvación de las almas.

Al languidecer este amor, las cosas ya no van bien. Se pretende entonces sustituir la caridad por la frialdad de un reglamento; se va sustituyendo poco a poco el sistema de prevenir amorosamente con la asistencia por el sistema menos pesado y más expedito de promulgar leyes que se mantienen con castigos,

89 MB VII 626.90 MB VII 382.91 MB XVI 165.92 Carta a D. Bologna, 21 de marzo de 188093 MB VI 390.94 MB XIV 369.95 MB IV 653.96 Sist. prev. a. 5.97 MB VI 321.98 MB V 817.

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encienden odios y cosechan disgustos; que son fuente de desprecio para los superiores si no exigen su observancia y causa de gravísimos males y desórdenes. Todo esto tiene lugar si falta la familiaridad.

Disposición a escuchar, observar, procurar el bien. Por consiguiente, sea el superior todo para todos; esté dispuesto siempre a escuchar cualquier duda o queja de los chicos; ojo avizor para vigilar paternalmente su conducta; sea todo corazón el afán de procura el bien espiritual y temporal de cuantos la Providencia le ha confiado.

Inexorables. Así no habrá corazones cerrados ni reinarán ciertos misterios que matan. Los superiores sólo sean inexorables en casos de inmoralidad. Pero aun entonces úsese de la caridad del buen trato; que el rigor necesario no está reñido con la caridad cristiana.

Preferible es exponerse al peligro de alejar a un inocente que retener un escandaloso99.6º Alegría. Es axioma educativo que el chico debe estar contento; por consiguiente, es menester

entretenerlo, distraerlo e interesarlo100. Déseles amplia libertad de saltar, correr, gritar y divertirse a su gusto; la gimnasia, la música, la declamación, el teatro, los paseos, son medios eficacísimos para obtener disciplina y coadyuvar a la moralidad y a la salud. Cuídese, eso sí, de que el objeto de entretenimiento, las personas que en él intervengan y las conversaciones no sean vituperables. Haced cuanto queráis, decía el gran amigo de la juventud San Felipe Neri; a mí me basta que no cometáis pecados101. Es mejor algo de murmullo que un silencio rabioso o sospechoso102.

7º Buenas noches. Terminadas las oraciones de la noche, y antes que los alumnos se retiren al reposo, el director o quien haga sus veces dirija algunas palabras a todos, dando algún aviso o consejo acerca de las cosas que deban hacerse o evitarse. Cuide de sacar provecho de lo sucedido durante el día dentro del colegio o fuera; pero su hablar no pase de dos o tres minutos. Esta es la clave de la moralidad, de la buena marcha, del buen éxito de la educación103. Pocas palabras; una sola idea de relieve que impresione, de suerte que los jóvenes vayan a dormir bien penetrados de la verdad que les ha sido expuesta104. Merced a este medio, se arranca de cuajo la raíz de todos los desórdenes antes que nazcan105.

Metodología moralMetodología moral

1º Amabilidad. Es necesario usar de gran afabilidad con los chicos, y tratarlos bien, suavemente. Esta bondad de trato y esta amabilidad constituyan el carácter de todos los superiores, sin exceptuar a ninguno. Todos los superiores a una lograrán atraer al jovencito, pero basta un solo superior para distanciar a todos los educandos. ¡Cuán grande cariño cobra un muchacho cuando se le trata bien! Deposita su corazón en las manos de los superiores106.

Que se sepan amados. No basta que sean amados, es preciso que se den cuenta de este amor; que, siendo amados en lo que les agrada y compartiendo sus infantiles inclinaciones, pasen a darse cuenta del amor en aquello que por naturaleza les gusta poco, como, por ejemplo, la disciplina, el estudio y la negación de sí mismos; y que aprendan a hacer estas cosas con decisión y con amor107.

Que nunca se aleje malhumorado. Es cosa de mucha importancia y utilidad para la educación el hacer de suerte que nunca parta malhumorado un muchacho de nuestro lado. Déseles siempre, por el contrario, un regalito, una promesa, una buena palabra, para que lo anime a tornar gustosamente.

Mantener las promesas hechas. Mas hay que mantener constantemente las promesas hechas, o, al menos, darles razón de su incumplimiento108.

Los chicos estiman las cosas como han aprendido a apreciarlas: no es lo mucho, sino lo dado de corazón y oportunamente lo que les agrada109.

2º Correcciones. En caso de tener que corregir, guárdense los debidos miramientos: no se haga en cuanto sea posible, la corrección en público, sino en privado, excepción hecha de cuando sea ésta absolutamente necesaria para reparar un escándalo público110. Y cuando haya de hacerse un reproche, no

99 Carta de Don Bosco al Oratorio, Roma, 10 de mayo 1884 (MB XVIII 108-12)100 MB XVI 168.101 Sist. prev. a. 2.102 MB V 845.103 Sist. prev. a.2. Cf. La pedagogía social de Don Bosco c. 19.104 MB VI 94.105 Barberis. Cron cir., junio 1875.106 MB XII 88107 MB XVII 110.108 MB II 153.109 MB III 143.110 MB III 105.

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se espere una segunda infracción, con el fin de que la corrección surta efectos más eficaces. No; en habiendo algo de que avisar, avísese lo más pronto posible111.

No sea precipitada. Por lo general, el corregir precipitadamente es cosa peligrosa. El corrigendo y el corrector están como febricitantes; el individuo así corregido no echará a buena parte la corrección y hasta se le antojará que actuamos por pasión. En cambio, cuando la corrección se ha hecho serena y amorosamente, los culpables reconocen claramente el mal cometido, como asimismo la obligación que tiene el superior de corregirlos para que se enmienden y saquen provecho de la admonición112.

Abstenerse de corregir apasionado. Cuando os sintáis movidos por la ira o estéis sobreexcitados, absteneos de reprender, para que los chicos no crean que obráis por pasión; esperad el momento en que, depuesta toda la indignación o cólera y aventada toda impresión violenta, podáis hacerlo con serenidad y tranquilidad. Dígaseles al final una palabrita de cariño: por ejemplo, que de ahora en adelante queréis sean amigos vuestros, que estáis dispuestos a ayudarles en todo cuanto podáis, etc.

Fáciles en perdonar. Cuando un alumno se muestre arrepentido de la falta cometida, sed fáciles en perdonarle, y perdonadle de corazón. En estos casos olvidad absolutamente todo.

Cuidado con las palabras. Nadie diga nunca a un muchacho que le haya desobedecido o faltado de cualquier manera al respecto: "¡Me las pagarás!" Este lenguaje no es de cristianos113.

El provecho de las correcciones. Quizá nos parezca, a veces, que tal muchacho no saca provecho de nuestras correcciones, y, en cambio, por ventura, existen en su corazón óptimas disposiciones para secundarnos, y que nosotros daríamos de lado por un malentendido rigorismo exigiendo al culpable grave e inmediata reparación. Y tal vez él cree no haber desmerecido tanto con su yerro, cometido más por ligereza que por malicia. ¡Cuántas veces en casos que parecían graves, informándonos luego sobre ellos con calma y sin prevenciones, hemos debido convencernos de que la culpa se aminoraba notablemente y, en ocasiones, desaparecía casi por completo o era suya precisamente!114.

Servíos a veces de tercera persona autorizada que le avise de lo que vosotros no podríais convenientemente, aunque quisierais: que éste lo sane de su vergüenza o su resentimiento y disponga a tornar sumiso a vuestro lado. Elegid a quien el muchacho pueda, en su pena, abrir más sinceramente el corazón, lo que tal vez no se atreva a hacer con vosotros, por temor de no ser creído o, en su orgullo, por estimarse no obligado a hacerlo.

Cancelar su pasado manchado. Una vez hayáis conseguido granjearos aquella voluntad tenaz, os encarezco le brindéis de corazón no sólo la esperanza del perdón, sino también el que pueda cancelar con su buena conducta la mancha que a sí mismo se infirió con sus culpas. En olvidar y hacer que olviden los tristes días de sus yerros consiste buena parte del soberano arte del experto educador.

A veces, el sólo dejar entender al joven que no se cree lo haya hecho con malicia, basta para evitar que recaiga en la misma falta.

No mostrarse resentido. En general, ¿queréis conseguir grandes cosas de vuestros alumnos? No os mostréis resentidos con ninguno. Soportad sus defectos, corregidles, pero sabed olvidar sus yerros. Profesaos siempre íntimos amigos suyos y demostradles que todos vuestros esfuerzos van encaminados a hacerles el bien115.

Si acaecieren faltas contra las buenas costumbres, llámese al joven culpable y dígasele: "Me obligáis a hablarte sobre aquella materia de que San Pablo no quiere se haga mención siquiera116. Demuéstresele la gravedad de la falta cometida. Y, si la caridad para con los demás lo exigiese, envíesele ocultamente a su casa. No obstante, no se le imponga castigo alguno, para evitar males mayores, como serían los comentarios que harían naturalmente los demás alumnos117.

3º Premios y castigos. Entre los jovencitos es premio lo que se hace servir como premio. Ellos estiman las cosas conforme han aprendido a apreciarlas. No es lo mucho lo que les agrada, sino lo dado de corazón y oportunamente.

¿Queréis que os sugiera un premio muy grato a los alumnos? Decidle a un muchacho: "Estoy contento de ti; se lo comunicaré a tus padres". Veréis qué efectos más considerables surtirán estas palabras en los corazones bien dispuestos.

Son premios de grande eficacia pedagógica: los pequeños cargos o encomiendas, las alabanzas públicas, algunas muestras de distinción, como, por ejemplo, sentar por turno a la mesa de los superiores, en días de fiesta, a los alumnos de mejor conducta; repartos de premios después de los exámenes parciales, la solemne repartición de premios al final de curso con asistencia de autoridades y de los padres de los alumnos, la lectura semanal de las notas de conducta, el hacer o

111 MB VI 722.112 MB XI 346.113 MB VI 591-2.114 MB XVI 641.115 MB XVI 644.116 Carta testamento de Don Bosco, 1884.117 MB IV

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permitir representar papeles de teatro, los buenos informes a los padres, paseos especiales, rebajas en la pensión, estampitas, medallas, las exposiciones de trabajos, etc.

Téngase presente. Mientras sea posible, no se haga uso de castigos, y cuando la necesidad lo exija, téngase presente lo siguiente:

1. El educador entre sus discípulos trate de hacerse amar si quiere hacerse respetar. En ese caso, el negarles una muestra de cariño118 ya es un castigo; pero un castigo que excita la emulación de valor y no afrenta.2. Entre los jovencitos es castigo todo lo que se hace sentir como castigo. Se ha observado que una mirada severa, o el no mirar a uno, produce en algunos mayor efecto que un bofetón.La alabanza, cuando una cosa está bien hecha, y la represión, cuando es vituperable, son ya un premio o un castigo.3. Exceptuados gravísimos casos, las correcciones y los castigos no se den nunca en público, sino privadamente, lejos de los compañeros, usando la mayor prudencia y paciencia para alcanzar que el alumno comprenda su culpa con la razón y con la religión.4. El golpear, de cualquier modo que sea, el poner de rodillas o en posición dolorosa, el tirar de las orejas y otros castigos por el estilo, débense evitar del todo; están prohibidos por la ley civil. Irritan gravemente a los niños y envilecen al educador.5. El director haga conocer bien las reglas, los premios y los castigos establecidos por las leyes disciplinares o reglamentos, a fin de que el alumno no se pueda disculpar diciendo que no sabía que eso estuviera mandado o prohibido.Debe ser el amor el que impulse a los jóvenes a hacer el bien por medio de una continua vigilancia y dirección, no ya por la punición sistemática de las faltas una vez cometidas. Está comprobado que este segundo procedimiento engendra odio en el educando contra el educador, y, las más de las veces, para toda la vida119.Castigos generales. Jamás se impongan castigos generales a toda una clase, a un

dormitorio, etc., sino procúrese descubrir los autores del desorden, y, si es menester, despídaseles del centro. En los castigos colectivos se engloba en una causa común a buenos y a malos, los cuales son siempre pocos, y, por consiguiente, es injusto tengan que pagar por estos pocos aquellos, que son los más120.

En los castigos mencionados se tuvo en cuenta tan sólo las infracciones contra la disciplina del colegio; mas en el triste caso de que un alumno diese escándalo o cometiese una grave ofensa contra el Señor, sea llevado inmediatamente al superior, el cual, en su prudencia, tomará las medidas oportunas. Y si, a pesar de todo esto, alguno se mostrara indiferente a medios tan sabios de enmienda y fuese todavía causa de mal ejemplo y de escándalo, en este caso debe alejársele irremisiblemente, pero de forma que, en cuanto sea posible, quede a salvo su honor.

¿Quién ha de dar la orden, señalar el tiempo y el modo de castigar? Sea siempre el director, sin que tenga por ello que comparecer. Él es el más autorizado y quien puede más fácilmente ahondar en los corazones.

Por consiguiente, sería mi más vivo deseo que ninguno se permitiese castigar sin previo consejo o aprobación del director, único que puede rectamente determinar el tiempo, el modo y la calidad del castigo. Nadie se exima de esta acreditada dependencia y no se finjan pretextos para eludir su vigilancia. Esta es regla de máxima importancia.

La educación es empresa de corazones, y del corazón sólo Dios es dueño121.

DidácticaDidáctica

Puntualidad. El primer deber del maestro es hallarse puntual en su aula e impedir los desórdenes que suelen acaecer antes y después de las clases. En notando la falta de algún alumno, avisen enseguida al prefecto o al consejero escolástico.

Preparación. Vayan debidamente preparados en la materia objeto de la explicación. Esta preparación facilitará eficazmente a los alumnos la inteligencia de las cuestiones, al par que aliviará notablemente la carga al mismo maestro.

Imparcialidad. Ninguna parcialidad, ninguna animosidad; avisen, corrijan, si es el caso, pero perdonen con facilidad, evitando, en lo posible, el dar castigos.

118 Quiere decir suspender las muestras de cariño externamente (N. del t.)119 MB XIII 292.120 MB VI 392.121 MB XVI 446-7.

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Solicitud por los torpes. Los más torpes de la clase sean el objeto especial de sus solicitudes; animen siempre, jamás desalienten.

Pregunten a todos indistintamente y con frecuencia; muestren grande estima y afecto a todos los alumnos, singularmente a los de tardo ingenio. Eviten la perniciosa costumbre de algunos de abandonar a sí mismos a los negligentes o a los de escasas prendas.

Castigo en clase. Si durante la clase hubiere necesidad de castigar, impóngase el castigo en la misma clase, pero no se expulse de ella a ninguno. En casos realmente graves, llámese al consejero escolástico o envíesele (acompañado) el culpable.

Prohibido pegar. Está terminantemente prohibido el pegar o imponer castigos ignominiosos o nocivos a la salud.

Si fuera de la clase hubiera que castigar o tomar alguna determinación, remítase todo al consejero escolástico o al director de la casa. Fuera de clase, el maestro no debe amenazar ni castigar, sino únicamente limitarse a amonestar o aconsejar a sus alumnos con modales benévolos de amigo sincero.

Recomiende limpieza en los cuadernos, esmero en la caligrafía, pulcritud en los libros y páginas que deba presentar al maestro.

Exámenes. Al menos una vez al mes, dé un ejercicio de prueba, y después de corregido, presénteselo al director o al consejero escolástico.

Libreta. Tenga la libreta o fichero de notas de tal manera que a cada momento la puedan presentar a quien la pidiere, verbigracia, cuando una persona visita la clase; mas téngase en cuenta que sólo al director o al prefecto compete dar los informes de los alumnos.

Vigilar las lecturas. Vigile sobre las lecturas de los alumnos; recomiende y cite los autores que puedan leerse sin que las buenas costumbres y la religión sufran menoscabo: escoja como temas los pasajes más propios para fomentar la moralidad y el buen gusto, dando de lado a aquellos otros que puedan inferirles daño. Téngase esmerado empeño por no citar, en cuanto sea posible, nombres de autores ni títulos de libros malos.

Consecuencias morales. Tanto de los clásicos profanos como de los sagrados procurará sacar consecuencias morales siempre que las materias le brinden coyuntura para ello, mas con contadas palabras y suma tranquilidad.

En novenas y solemnidades dígaseles alguna buena palabra de entusiasmo, breve y aderezada, si se pudiere, con algún ejemplo122.

ConclusionesConclusiones

El sistema preventivo me parece preferible por las siguientes razones:1. No da lugar al desaliento. No exaspera. El alumno avisado preventivamente no queda

desalentado por las faltas cometidas; ni se encoleriza por la corrección o por el castigo con que se le amenazó o tal vez se le aplicó, porque en esto va siempre un aviso amigable y preventivo que le razona, y generalmente le gana el corazón, por lo que conoce la necesidad del castigo y casi lo desea.

2. Tiene en cuenta la ligereza de la edad. La razón de esto es la ligereza natural de la juventud, que en un momento olvida las reglas disciplinarias y los castigos que ellas amenazan. Por esto, a menudo un chico se hace culpable y merecedor de una pena en que no ha pensado y que absolutamente no ha recordado en el veto de la falta, y que ciertamente hubiera evitado si una voz amiga le hubiese advertido.

3. Hace amigo al alumno. El sistema represivo puede impedir un desorden, pero difícilmente hará mejores a los culpables; y se ha observado que los jovencitos no olvidan los castigos infligidos y conservan rencor con el deseo de sacudir el yugo y aun de tomar venganza. Parece a veces que no se fijan, pero el que sigue sus pasos sabe que son terribles las reminiscencias de la juventud que olvidan fácilmente los castigos de los padres, pero difícilmente los de los maestros. Se han dado casos de algunos que en la vejez vengaron brutalmente castigos que aún con justicia se les habían impuesto en su educación. Al contrario, el sistema preventivo hace amigo al alumno, que ve en el educador un bienhechor que le avisa, que desea hacerlo bueno, librarlo de los disgustos, de los castigos y de la deshonra.

4. Ejerce sobre el educando un gran imperio. El sistema preventivo dispone y persuade al alumno de modo que el educador podrá hablar siempre con el lenguaje del corazón, sea durante la educación, sea después de ella. El educador, una vez ganado el corazón del alumno,

122 Sist. prev. a. 12.25

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podrá ejercer sobre él un gran imperio, corregirlo, aconsejarlo y reprenderlo, aun después, cuando se halle fuera de su jurisdicción123.Alguno dirá que este sistema es difícil en la práctica. Respondo que para los alumnos resulta bastante más fácil, más satisfactorio y más ventajoso. Para los educadores encierra, sí, alguna dificultad, pero ésta disminuye si el educador se pone con celo a su obra. A las ventajas arriba expuestas se añade que:

1º Lo recordará como a padre o hermano. El alumno estará siempre lleno de respeto al educador y recordará con placer la educación recibida, considerando como a padres y hermanos a sus maestros y demás superiores. Adondequiera que vayan estos discípulos, son siempre el consuelo de la familia, ciudadanos útiles y buenos cristianos.

2º No ha de empeorar. Cualquiera que sea el carácter, la índole y el estado mental de un alumno en la época de entrada, sus padres pueden vivir seguros de que su hijo no ha de empeorar, y se puede dar como cierto que obtendrán siempre algún mejoramiento.

Es más, se ha visto que niños y jóvenes que por mucho tiempo fueron el azote de sus padres y expulsados aun de correccionales, cultivados según estos principios cambiaron de índole y de carácter, se entregaron a una vida arreglada y llegaron a ocupar una buena posición en la sociedad, viniendo de este modo a ser el sostén de la familia y el decoro del país donde habitan.

3º No hay peligro de daño. Los jóvenes que por eventualidad entrasen ya maleados en un instituto de sistema preventivo no pueden dañar a sus compañeros, ni los jóvenes buenos podrán recibir daño alguno de ellos, porque no tendrán tiempo, ni sitio, ni oportunidad, puesto que el asistente está siempre a la vista, y pondría remedio inmediatamente124.

123 Sist. prev.124 Sist. prev. a. 3.

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