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GILLES DELEUZE NIETZSCHE Y LA FILOSOFÍA 1 1 Deleuze toma a Nietzsche como modelo del “filósofo” y al pensamiento nietzscheano como el modelo de “la filosofía”. Obviamente, la “exposición” de la filosofía nietzscheana por parte de Deleuze no se realiza sin que el pensamiento de Nietzsche se vuelva deleuziano (Cf. Badiou, A., 2008: 29). Sin embargo, como ya algunos han notado, esto no se logra sin que el pensamiento de Deleuze se vuelva nietzscheano. El mismo Deleuze ha señalado que el “vacío” de ocho años que precede a la publicación de Nietzsche y la filosofía está cargado de movimiento, es decir, el encuentro con el pensamiento de Nietzsche ha producido el efecto de definir, redefinir, perfilar, crear o inventar el pensamiento deleuziano. “Si desea usted aplicarme los criterios de conexión entre biografía y bibliografía, verá que escribí mi primer libro bastante pronto, y después dejé de publicar durante ocho años. Yo sé lo que hacía y cómo vivía durante aquellos años, pero lo sé en abstracto, como si otra persona me relatase unos recuerdos de los que yo no dudo, pero que no son realmente mis recuerdos. Es como un vacío en mi vida, un vacío de ocho años. Esto es lo que me interesa de una vida, sus vacíos, sus lagunas, a veces dramáticas y a veces no. Casi todas las vidas atraviesan una catalepsia, vacíos en donde tiene lugar el movimiento. Pues la cuestión es cómo moverse, cómo perforar el muro para dejar de golpearse la cabeza contra él” (Deleuze, G., Conversaciones 1972-1990, Valencia, Pre- Textos, 1995). Durante esos años Delueze se casó y tuvo a su primer/a hijo/a, y fue mejorando los lugares de trabajo institucional desde el Liceo en Orleans hasta la Sorbonne y la Universidad de Paris IV.

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Nietzsche y la filosofa Gilles Deleuze

GILLES DELEUZE

NIETZSCHE Y LA FILOSOFA

Traduccin de Carmen Artal.

Editorial Anagrama, Barcelona, 1971.

6ta edicin.

(Las notas originales estn en tipos negros;

los agregados (notas, comentarios, resmenes, etc.)

pertenecen a Ricardo Etchegaray y estn en tipos azules)

I - LO TRGICO

1. El concepto de genealoga [Crtica = Creatividad]

[7] El proyecto ms general de Nietzsche consiste en esto: introducir en filosofa los conceptos de sentido y valor. Es evidente que la filosofa moderna, en gran parte, ha vivido y vive an de Nietzsche. Pero no quizs como l hubiera deseado. Nietzsche no ocult nunca que la filosofa del sentido y de los valores tena que ser una crtica. Revelar que Kant no realiz la verdadera crtica, porque no supo plantear el problema en trminos de valores, es precisamente uno de los mviles relevantes de la obra de Nietzsche. Pero lo que le sucedi a la filosofa moderna es que la teora de los valores engendr un nuevo conformismo y nuevas sumisiones. Incluso la fenomenologa ha contribuido con su mtodo de trabajo a poner una inspiracin nietzscheana, a menudo presente en ella, al servicio del conformismo moderno. Pero cuando se trata de Nietzsche, tenemos por el contrario que partir del hecho siguiente: la filosofa de los valores, como l la instaura y la concibe, es la verdadera realizacin de la crtica, la nica manera de realizar la crtica total, es decir, de hacer filosofa a martillazos.

[En la interpretacin de Hardt, Kant no consigue una crtica total porque no es suficientemente destructiva, creando las condiciones necesarias a la nueva creacin. No lo es porque no logra plantear el problema de la crtica en trminos de valores. El nico principio que permitira tal cosa sera el perspectivismo. ste conlleva un cambio en la pregunta central de la indagacin filosfica: pasar del qu es? (que remite a un trasmundo) al quin? (una pregunta materialista). La pregunta quin? nos lleva al terreno de la voluntad y el valor, esto es, de la causa eficiente (y de la diferencia [de rangos]). La pregunta quin? no pregunta por un sujeto individual o colectivo, ni por una persona sino por un evento o acontecimiento, es decir, una constelacin de fuerzas de carcter impersonal. El impersonal Qui? no es ms concreto porque localice sujetos o agentes especficos, sino porque opera en el terreno materialista de una causalidad eficiente.]

El concepto de valor, en efecto, implica una inversin crtica. Por una parte, los valores aparecen o se ofrecen como principios: una valoracin supone valores a partir de los cuales sta aprecia los fenmenos. [8] Pero, por otra parte y con mayor profundidad, son los valores los que suponen valoraciones, puntos de vista de apreciacin, de los que deriva su valor intrnseco. El problema crtico es el valor de los valores, la valoracin de la que procede su valor, o sea, el problema de su creacin. La evaluacin se define como el elemento diferencial de los valores correspondientes: a la vez elemento crtico y creador. Las valoraciones, referidas a su elemento, no son valores, sino maneras de ser, modos de existencia de los que juzgan y valoran, sirviendo precisamente de principios a los valores en relacin a los cuales juzgan. Esta es la razn por la que tenemos siempre las creencias, los sentimientos y los pensamientos que merecemos en funcin de nuestro modo de ser o de nuestro estilo de vida. Hay cosas que no pueden decirse, sentir o concebirse, valores en los que slo puede creerse a condicin de valorar bajo, de vivir y de pensar bajamente. He aqu lo esencial: lo alto y lo bajo, lo noble y lo vil no son valores, sino representacin del elemento diferencial del que deriva el valor de los propios valores.

La filosofa crtica tiene dos movimientos inseparables: referir cualquier cosa, y cualquier origen de algo a los valores; pero tambin referir estos valores a algo que sea como su origen, y que decida su valor. Es aqu donde puede verse la doble lucha de Nietzsche: contra los que sustraen los valores a la crtica, contentndose con hacer inventario de los valores existentes o con criticar las cosas en nombre de valores ya establecidos: los obreros de la filosofa, Kant y Schopenhauer. Pero tambin contra los que critican, o respetan, los valores hacindolos derivar de simples hechos, de pretendidos hechos objetivos: los utilitaristas, los sabios. En ambos casos la filosofa nada en el elemento indiferente de lo que vale en s o de lo que vale para todos. Nietzsche se alza a la vez contra la elevada idea de fundamento, que deja los valores indiferentes a su propio origen, y contra la idea de una simple derivacin causal [mecnica] o de un llano inicio que plantea un origen indiferente a los valores. [9] Nietzsche crea el nuevo concepto de genealoga. El filsofo es un genelogo, no un juez de tribunal a la manera de Kant, ni un mecnico al modo utilitarista. El filsofo es Hesodo. Al principio de la universalidad kantiana, as como al principio de la semejanza, grato a los utilitaristas, Nietzsche opone el sentimiento de diferencia o de distancia (elemento diferencial). Es desde lo alto de este sentimiento de distancia que nos concedemos el derecho de crear valores o determinarlos: qu importa su utilidad?.

Genealoga quiere decir a la vez valor del origen y origen de los valores. Genealoga se opone tanto al carcter absoluto de los valores como a su carcter relativo o utilitario. Genealoga significa el elemento diferencial de los valores de los que se desprende su propio valor. Genealoga quiere decir pues origen o nacimiento, pero tambin diferencia o distancia en el origen. Genealoga quiere decir nobleza y bajeza, nobleza y vileza, nobleza y decadencia en el origen. Lo noble y lo vil, lo alto y lo bajo, tal es el elemento propiamente genealgico o crtico. Pero as entendida, la crtica es al mismo tiempo lo ms positivo. El elemento diferencial no es crtica del valor de los valores, sin ser tambin el elemento positivo de una creacin. Por este motivo la crtica no ha sido jams concebida por Nietzsche como una reaccin, sino como una accin. Nietzsche opone la actividad de la crtica a la venganza, al rencor o al resentimiento. Zarathustra ser seguido por su mono, por su bufn, por su demonio, de una parte a otra del libro; pero el mono se distingue de Zarathustra como la venganza y el resentimiento se distinguen de la propia crtica. Confundirse con su mono, esto es lo que Zarathustra siente como una de las horrorosas tentaciones que se le tienden. La crtica no es una re-accin del re-sentimiento, sino la expresin activa de un modo de existencia activo: el ataque y no la venganza, la agresividad natural de una manera de ser, la maldad divina sin la que no se podra imaginar la perfeccin

. [10] Esta manera de ser es la del filsofo, porque se propone precisamente manejar el elemento diferencial como crtico y creador, o sea, como un martillo. Piensan bajamente, dice Nietzsche de sus adversarios. Nietzsche espera muchas cosas de esta concepcin de la filosofa: una nueva organizacin de las ciencias, una nueva organizacin de la filosofa, una determinacin de los valores del futuro.

RESUMEN: Nietzsche concibe la filosofa como una consumacin de la crtica (incompleta) kantiana, planteada en trminos de valor y sentido. El problema crtico es doble: el valor de los valores y la valoracin de la que procede su valor, es decir, los modos de existencia, diferenciales, jerrquicos, creadores de valores (lo alto y lo bajo, lo noble y lo vil). La crtica deviene as en genealoga, es activa, positiva, creativa.

2. El sentido [Multiplicidad]

Nunca encontraremos el sentido de algo (fenmeno humano, biolgico o incluso fsico), si no sabemos cul es la fuerza que se apropia de la cosa, que la explota, que se apodera de ella o se expresa en ella. Un fenmeno no es una apariencia ni tampoco una aparicin, sino un signo, un sntoma que encuentra su sentido en una fuerza actual. Toda la filosofa es una sintomatologa y una semiologa. Las ciencias son un sistema sintomatolgico y semiolgico. A la dualidad metafsica de la apariencia y de la esencia, y tambin a la relacin cientfica del efecto y la causa, Nietzsche opone la correlacin de fenmeno y sentido. Cualquier fuerza es apropiacin, dominacin, explotacin de una porcin de realidad. Incluso la percepcin en sus diversos aspectos es la expresin de fuerzas que se apropian de la naturaleza. Es decir que la propia naturaleza tiene una historia. En general, la historia de una cosa es la sucesin de las fuerzas que se apoderan de ella, y la coexistencia de las fuerzas que luchan para conseguirlo. Un mismo objeto, un mismo fenmeno cambia de sentido de acuerdo con la fuerza que se apropia de l. La historia es la variacin de los sentidos, es decir la sucesin de los fenmenos de sujecin ms o menos violentos, ms o menos independientes unos de otros. El sentido es pues una nocin compleja: siempre hay una pluralidad de sentidos, una constelacin, un conjunto de sucesiones pero tambin de coexistencias, que hace de la interpretacin un arte. [11] Cualquier subyugacin, cualquier dominacin equivale a una nueva interpretacin

.

La filosofa de Nietzsche no se comprende mientras no se tenga en cuenta su esencial pluralismo. Y a decir verdad, el pluralismo (tambin llamado empirismo) y la propia filosofa son la misma cosa. El pluralismo es el modo de pensar propiamente filosfico, inventado por la filosofa: nica garanta de la libertad en el espritu concreto, nico principio de un violento atesmo. Los Dioses estn muertos; pero se han muerto de risa al or decir a un Dios que l era el nico. No es precisamente esto la divinidad, que haya dioses, que no haya un nico Dios?. Y la muerte de aquel Dios, que deca ser el nico, es en s misma plural: la muerte de Dios es un acontecimiento de sentido mltiple. Por eso Nietzsche no cree en los grandes acontecimientos ruidosos, sino en la pluralidad silenciosa de los sentidos de cada acontecimiento . No hay ningn acontecimiento, ningn fenmeno, palabra ni pensamiento cuyo sentido no sea mltiple: Algo es a veces esto, a veces aquello, a veces algo ms complicado, de acuerdo con las fuerzas (los dioses), que se apoderan de ello. Hegel quiso ridiculizar el pluralismo, identificndolo con una conciencia ingenua que se contentara con decir: esto, aquello, aqu, ahora -como un nio tartamudeando sus ms humildes necesidades. En la idea pluralista de que una cosa tiene varios sentidos, en la idea de que hay varias cosas, y esto y despus aquello para una misma cosa, observamos la ms alta conquista de la filosofa, la conquista del concepto verdadero, su madurez, y no su renuncia ni su infancia. Porque la evaluacin de esto y aquello, el delicado acto de pesar las cosas y los sentidos de cada una, la estimacin de las fuerzas que definen en cada instante los aspectos de una cosa y sus relaciones con las dems, todo aquello (o todo esto) revela el arte ms alto de la filosofa, el de la interpretacin. [12] Interpretar, e incluso valorar, es pesar. La nocin de esencia no se pierde en ello, sino que adquiere una nueva significacin; porque todos los sentidos no vienen a ser lo mismo. Una cosa tiene tanto sentido como fuerzas capaces de apoderarse de ella. Pero la propia cosa no es neutra, y se halla ms o menos en afinidad con la fuerza que actualmente la posee. Hay fuerzas que slo pueden apoderarse de algo dndole un sentido restrictivo y un valor negativo. Se denominar esencia, contrariamente, entre todos los sentidos de una cosa, a aqul que le da la fuerza que presenta con ella mayor afinidad. As, en un ejemplo que a Nietzsche le gusta citar, la religin no tiene un nico sentido, ya que sirve sucesivamente a fuerzas mltiples. Pero, cul es la fuerza de mayor afinidad con la religin? (Cul es aqulla en la que ya no se sabe quin domina, dominando ella misma a la religin o la religin dominndola a ella?). Buscad H. Todo esto para todas las cosas sigue siendo cuestin de peso, el arte delicado pero riguroso de la filosofa, la interpretacin pluralista.

La interpretacin revela su complejidad si se piensa que una nueva fuerza no puede aparecer y apropiarse de un objeto ms que adoptando, en su momento inicial, la mscara de las fuerzas precedentes que ya la han ocupado. La mscara o la astucia son leyes de la naturaleza, o sea algo ms que una mscara o una astucia. La vida, en sus comienzos, debe imitar la materia para ser nicamente posible. Una fuerza no sobrevivir, si antes no tomase en prstamo la faz de las fuerzas precedentes contra las que lucha . Por eso el filsofo slo puede nacer y crecer, con alguna posibilidad de sobrevivir, teniendo el aire contemplativo del sacerdote, del hombre asctico y religioso que domina el mundo antes de su aparicin. Que tal necesidad pesa sobre nosotros, no slo lo testimonia la ridcula imagen que nos hacemos de la filosofa: la imagen del filsofo-prudente, amigo de la prudencia y de la ascesis. Pero an ms, la misma filosofa no arroja su mscara asctica a medida que crece: en un cierto modo debe creer en ella, no puede ms que conquistar su mscara, dndole un nuevo sentido en el que finalmente se exprese la verdadera naturaleza de su fuerza anti-religiosa. [13] Observamos que el arte de interpretar debe ser tambin un arte de atravesar las mscaras, y de descubrir qu es lo que se enmascara y por qu, y con qu objeto se conserva una mscara remodelndola. Es decir, que la genealoga no aparece al principio, y que se corre el riesgo de muchos contrasentidos al buscarla, desde el nacimiento, que es el padre de la criatura. La diferencia en el origen no aparece desde el origen, salvo quizs para una mirada particularmente experta, la mirada que ve de lejos, la mirada del presbtero, del genealogista. Slo cuando la filosofa se ha desarrollado puede captarse la esencia o la genealoga, y distinguirla de todo aquello con lo que, al principio, tena demasiado inters en confundirse. Esto ocurre con todas las cosas: En cualquier cosa, slo importan los grados superiores. No porque el problema no sea el del origen, sino porque el origen concebido como genealoga slo puede ser determinado en relacin a los grados superiores.

No se trata de saber lo que los griegos deben a Oriente, dice Nietzsche. La filosofa es griega, en la medida en que es en Grecia donde alcanza por vez primera su forma superior, donde atestigua su verdadera fuerza y sus finalidades, que no se confunden con las del Oriente-sacerdote, incluso cuando las utiliza. Philosophos no quiere decir sabio, sino amigo de la sabidura. Ahora bien, de qu extraa manera hay que interpretar amigo: el amigo, dice Zarathustra, es siempre un tercero entre yo y yo mismo, que me impulsa a superarme y a ser superado para vivir. Amigo de la sabidura es aquel que se vale de la sabidura, pero como si se valiera de una mscara en la que no se sobrevivira; el que utiliza la sabidura para nuevos fines, extraos y peligrosos, ciertamente muy poco sabios. Desea que ella se supere y sea superada. [14] En efecto, la gente no siempre se engaa sobre esto; presiente la esencia del filsofo, su anti-sabidura, su inmoralismo, su concepto de la amistad. Humildad, pobreza, castidad, adivinemos el sentido que adquieren estas virtudes sabias y ascticas, cuando son recuperadas por la filosofa como por una fuerza nueva.

RESUMEN: Al trascendentalismo platnico, Nietzsche le opone una filosofa de la inmanencia. Al monismo platnico, Nietzsche le opone una teora de las fuerzas y una filosofa de la multiplicidad. La realidad es en ltima instancia una multiplicidad de fuerzas en relacin. Toda la filosofa es una sintomatologa y una semiologa: un arte de la interpretacin.

3. Filosofa de la voluntad [Complejidad, relacin]

La genealoga no slo interpreta, tambin valora. Hasta ahora hemos presentado las cosas como si las diferentes fuerzas luchasen y se sucediesen en relacin a un objeto casi inerte. Pero el propio objeto es fuerza, expresin de una fuerza. Por la misma razn existe ms o menos una afinidad entre el objeto y la fuerza que se apodera de l. No hay ningn objeto (fenmeno) que no est ya posedo, porque en s mismo es, no una apariencia, sino la aparicin de una fuerza. Cualquier fuerza se halla pues en una relacin esencial con otra fuerza. El ser de la fuerza es el plural; sera completamente absurdo pensar la fuerza en singular. Una fuerza es dominacin, pero tambin objeto sobre el que se ejerce una dominacin. Una pluralidad de fuerzas actuando y sufriendo a distancia, siendo la distancia el elemento diferencial comprendido en cada fuerza y gracias al cual cada una se relaciona con las dems: ste es el principio de la filosofa de la naturaleza en Nietzsche. La crtica del atomismo debe entenderse a partir de este principio; consiste en mostrar que el atomismo es un intento de prestar a la materia una pluralidad y una distancia esenciales que, de hecho, slo pertenecen a la fuerza. nicamente la fuerza tiene por ser el relacionarse con otra fuerza. (Como dice Marx, cuando interpreta el atomismo: los tomos son en s mismos su nico objeto y slo pueden relacionarse con ellos mismos.... Pero el problema es: la nocin de tomo en su esencia, deja adivinar esta relacin esencial que se le adjudica? [15] El concepto slo es coherente si se piensa fuerza en lugar de tomo. Porque la nocin de tomo no puede contener en s misma la diferencia necesaria para la afirmacin de semejante relacin, diferencia en la esencia y segn la esencia. As, el atomismo sera una mscara del dinamismo naciente.)

El concepto de fuerza es pues, en Nietzsche, el de una fuerza relacionada con otra fuerza: bajo este aspecto, la fuerza se llama una voluntad. La voluntad (voluntad de poder) es el elemento diferencial de la fuerza. De ello resulta una nueva concepcin de la filosofa de la voluntad; ya que la voluntad no se ejerce misteriosamente sobre msculos o sobre nervios, y menos an sobre una materia en general, sino que, necesariamente, se ejerce sobre otra voluntad. El autntico problema no se halla en la relacin del querer con lo involuntario, sino en la relacin entre una voluntad que ordena y una voluntad que obedece, y que obedece ms o menos. La voluntad bien entendida slo puede actuar sobre una voluntad, y no sobre una materia (los nervios, por ejemplo). Hay que aceptar la idea de que en cualquier parte donde se constaten efectos, es que una voluntad acta sobre otra voluntad. Se habla de la voluntad como de algo complejo porque, en tanto que quiere, quiere ser obedecida, pero slo una voluntad puede obedecer al que la manda. De este modo el pluralismo halla su inmediata confirmacin y su terreno de eleccin en la filosofa de la voluntad. Y el punto que acarrea la ruptura de Nietzsche con Schopenhauer es preciso: se trata, concretamente, de saber si la voluntad es una o mltiple. Todo lo dems se desprende de ah: efectivamente, si Schopenhauer llega a negar la voluntad, es, en primer lugar, porque cree en la unidad del querer. Al ser la voluntad, segn Schopenhauer, una en su esencia, el verdugo acaba por comprender que es uno con su propia vctima: la conciencia de la identidad de la voluntad en todas sus manifestaciones es lo que lleva a la voluntad a negarse, a suprimirse en la piedad, en la moral y en el ascetismo . [16] Nietzsche descubre lo que le parece ser la mistificacin propiamente schopenhaueriana: se debe negar necesariamente la voluntad, cuando se sostiene su unidad, su identidad.

Nietzsche denuncia el alma, el yo, el egosmo como los ltimos refugios del atomismo. El atomismo psquico no tiene mucho ms valor que el fsico: En todo querer, se trata solamente de mandar y de obedecer en el interior de una estructura colectiva compleja, hecha de varias almas. Cuando Nietzsche canta el egosmo, es siempre de un modo agresivo o polmico: contra las virtudes, contra la virtud del desinters pero, de hecho, el egosmo es una mala interpretacin de la voluntad, como el atomismo una mala interpretacin de la fuerza. Para que haya egosmo sera necesario que hubiera un ego. Que cualquier fuerza se relaciona con otra, sea para obedecer sea para mandar, he aqu lo que nos encamina hacia el origen: el origen es la diferencia en el origen, la diferencia en el origen es la jerarqua, es decir la relacin de una fuerza dominante con una fuerza dominada, de una voluntad obedecida con una voluntad obediente. La jerarqua como algo inseparable de la genealoga, he aqu lo que Nietzsche llama nuestro problema. La jerarqua es el hecho originario, la identidad de la diferencia y del origen. Porqu precisamente el problema de la jerarqua es el problema de los espritus libres lo entenderemos ms adelante. De todas maneras, podemos sealar a este respecto, la progresin del sentido al valor, de la interpretacin a la valoracin como tareas de la genealoga: el sentido de una cosa es la relacin entre esta cosa y la fuerza que la posee, el valor de una cosa es la jerarqua de las fuerzas que se expresan en la cosa en tanto que fenmeno complejo.

CUADRO DE LAS RELACIONES DE FUERZA:

Desde el punto de vista de la cualidad o diferencia, las fuerzas pueden ser altas (A) o bajas (B) = nobles o viles = dominantes o dominadas. Desde el punto de vista de cantidad, las fuerzas pueden ser fuertes (+) o dbiles (-).

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RESUMEN: Al substancialismo aristotlico y al esencialismo platnico, Nietzsche les opone una teora relacional de las fuerzas, que Deleuze identifica con el pluralismo (tanto del objeto como del sujeto). Pero la relacin no se establece entre fuerzas diferentes (dominante y dominada) slo en la cantidad, sino en la cualidad.

4. Contra la dialctica [Negacin, alienacin, supresin]

[17] Es dialctico Nietzsche? Una relacin aunque sea esencial entre el uno y el otro no basta para formar una dialctica: todo depende del papel de lo negativo en esta relacin. Nietzsche dice con razn que la fuerza tiene a otra fuerza por objeto. Pero, precisamente, es con otras fuerzas que la fuerza entra en relacin. Es con otra clase de vida que la vida entra en lucha. El pluralismo tiene a veces apariencias dialcticas; pero es su enemigo ms encarnizado, su nico enemigo profundo. Por ello debemos tomar en serio el carcter resueltamente antidialctico de la filosofa de Nietzsche. Se ha dicho que Nietzsche no conoca bien a Hegel, en el sentido de que no se conoce bien al adversario. Creemos por el contrario que el movimiento hegeliano, las distintas corrientes hegelianas le fueron familiares; al igual que Marx, las utiliz como cabeza de turco. El conjunto de la filosofa de Nietzsche aparece abstracta y poco comprensible si no se descubre en ella contra quin va dirigida. Y la pregunta, contra quin? induce a muchas respuestas. Pero una de ellas, particularmente importante, es que el superhombre va dirigido contra la concepcin dialctica del hombre, y el cambio de valor contra la dialctica de la apropiacin o de la supresin de la alienacin. El antihegelianismo atraviesa la obra de Nietzsche, como el hilo de la agresividad. Podemos ya seguirlo en la teora de las fuerzas.

En Nietzsche la relacin esencial de una fuerza con otra nunca se concibe como un elemento negativo en la esencia. En su relacin con la otra, la fuerza que se hace obedecer no niega la otra o lo que no es, afirma su propia diferencia y goza de esta diferencia. Lo negativo no est presente en la esencia como aquello de donde la fuerza extrae su actividad: al contrario, resulta de esta actividad, de la existencia de una fuerza activa y de la afirmacin de su diferencia. Lo negativo es un producto de la propia existencia: la agresividad necesariamente asociada a una existencia activa, la agresividad de una afirmacin. En cuanto al concepto negativo (es decir la negacin como concepto), es slo un plido contraste, nacido con retraso en comparacin con el concepto fundamental, totalmente impregnado de vida y de pasin. [18] Al elemento especulativo de la negacin, de la oposicin o de la contradiccin, Nietzsche opone el elemento prctico de la diferencia: objeto de afirmacin y de placer. Es en este sentido que puede hablarse de empirismo nietzscheano. El problema tan comn en Nietzsche: qu quiere una voluntad?, qu quiere ste, aqul?, no debe entenderse como bsqueda de una finalidad, de un motivo ni de un objeto de esta voluntad. Lo que quiere una voluntad es afirmar su diferencia. En su relacin esencial con la otra, una voluntad hace de su diferencia un objeto de afirmacin. El placer de saberse diferente : ste es el nuevo elemento conceptual, agresivo y areo, que el empirismo opone a las pesadas nociones de la dialctica y, sobre todo, como dice el dialctico, al trabajo de lo negativo . Que la dialctica sea un trabajo y el empirismo un placer, ya es caracterizarlos suficientemente. Y, quin se atreve a decir que hay ms pensamiento en un trabajo que en un placer? La diferencia es el objeto de una afirmacin prctica inseparable de la esencia y constitutiva de la existencia. El s de Nietzsche se opone al no dialctico; la afirmacin a la negacin dialctica; la diferencia a la contradiccin dialctica; la alegra, el placer, al trabajo dialctico; la ligereza, la danza, a la pesadez dialctica; la hermosa irresponsabilidad a las responsabilidades dialcticas. El sentimiento emprico de la diferencia, en resumen, la jerarqua, es el motor esencial del concepto ms eficaz y ms profundo que todo el pensamiento de la contradiccin.

Ms an, debemos preguntarnos: qu es lo que quiere el propio dialctico? Qu quiere esta voluntad que desea la dialctica? Una fuerza agotada que no posee la fuerza de afirmar su diferencia, una fuerza que ya no acta, sino que reacciona frente a las fuerzas que la dominan: slo una fuerza as sita al elemento negativo en primer plano en su relacin con la otra, niega todo lo que ella no es y hace de esta negacin su propia esencia y el principio de su existencia. [19] Mientras que la moral aristocrtica nace de una triunfal afirmacin de s misma, la moral de los esclavos desde el principio es un no a lo que no forma parte de ella misma, a lo que es diferente a ella, a lo que es su no-yo; y este no es su acto creador. Por eso Nietzsche presenta la dialctica como la especulacin de la plebe, como el modo de pensar del esclavo

: el pensamiento abstracto de la contradiccin prevalece entonces sobre el sentimiento concreto de la diferencia positiva, la reaccin sobre la accin, la venganza y el resentimiento ocupan el lugar de la agresividad. Y Nietzsche inversamente muestra que lo que es negativo en el dueo es siempre un producto secundario y derivado de su existencia. Del mismo modo, la relacin del seor y el esclavo no es, en s misma, dialctica. Quin es dialctico, quin dialectiza la relacin? Es el esclavo, el punto de vista del esclavo, el pensamiento desde el punto de vista del esclavo. El clebre aspecto dialctico de la relacin seor-esclavo, en efecto, depende de esto: que aqu el poder es concebido, no como voluntad de poder, sino como representacin del poder, como representacin de la superioridad, como reconocimiento por uno de la superioridad del otro. Lo que quieren las voluntades en Hegel, es hacer reconocer su poder, representar su poder. Y, segn Nietzsche, hay aqu una concepcin totalmente errnea de la voluntad de poder y de su naturaleza. Una concepcin semejante es la del esclavo, es la imagen que el hombre del resentimiento se hace del poder. Es el esclavo quien slo concibe el poder como objeto de reconocimiento, materia de una representacin, baza de una competicin, y por consiguiente quien lo hace depender, al final de un combate, de una simple atribucin de valores establecidos . Si la relacin de seor y esclavo adopta fcilmente la forma dialctica, hasta el punto de haberse convertido en un arquetipo o en una figura escolar para cualquier joven hegeliano, es porque el retrato del seor que nos presenta Hegel es, desde el inicio, un retrato que representa al esclavo, al menos como se ve a s mismo, como mximo, un esclavo venido a ms. [20] Bajo la imagen hegeliana del seor, es siempre el esclavo quien se manifiesta.

RESUMEN: Nietzsche es un pensador antidialctico y debe ser entendido en contraposicin con la dialctica. Para l la fuerza noble afirma su diferencia y se goza en ella. No parte de la negacin como motor de la accin ni considera la negacin en la esencia de la fuerza. La dialctica como modo de pensar del esclavo parte de la negacin de lo que ella no es (amo).

5. El problema de la tragedia [Contra la dialctica cristiana]

El comentador de Nietzsche debe evitar, sobre todo, dialectizar el pensamiento nietzscheano bajo cualquier pretexto. Sin embargo se ha hallado un pretexto: es el de la cultura trgica, del pensamiento trgico, de la filosofa trgica que recorren la obra de Nietzsche. Pero, precisamente, a qu llama trgico Nietzsche? Nietzsche opone la visin trgica del mundo a otras dos visiones: dialctica y cristiana. O, con mayor precisin, la tragedia tiene tres formas de morir: la primera vez muere debido a la dialctica de Scrates, es su muerte euripidiana. La segunda vez a causa del cristianismo y la tercera bajo los golpes conjuntos de la dialctica moderna y de Wagner en persona. Nietzsche insiste sobre los puntos siguientes: el carcter fundamentalmente cristiano de la dialctica y de la filosofa alemana; la incapacidad congnita de la dialctica y del cristianismo de vivir, de comprender, de pensar lo trgico. Yo soy el que ha descubierto lo trgico, incluso los griegos lo han desconocido.

La dialctica propone una cierta concepcin de lo trgico: asocia lo trgico a lo negativo, a la oposicin, a la contradiccin. La contradiccin del sufrimiento y de la vida, de lo finito y de lo infinito en la propia vida, del destino particular y del espritu universal en la idea; el movimiento de la contradiccin, y tambin de su solucin: as se representa lo trgico. Y, si se considera El origen de la tragedia, se percibe sin ninguna duda que Nietzsche no es un dialctico, sino ms bien un discpulo de Schopenhauer. [21] Y se recuerda tambin que el propio Schopenhauer apreciaba poco la dialctica. Y sin embargo, en este primer libro, el esquema que nos propone Nietzsche, bajo la influencia de Schopenhauer, se diferencia de la dialctica slo en la manera en la que son concebidas la contradiccin y su solucin. Lo que, ms tarde, permite a Nietzsche decir a propsito del Origen de la tragedia: Huele a hegelianismo de un modo bastante escabroso. Ya que la contradiccin y su solucin representan an un papel de principios esenciales; se ve ah a la anttesis convertirse en unidad. Debemos seguir el movimiento de este libro difcil, para entender cmo Nietzsche instaurar posteriormente una nueva concepcin de lo trgico:

1 La contradiccin, en El origen de la tragedia, es la de la unidad primitiva y la individuacin, del querer y de la apariencia, de la vida y del sufrimiento. Esta contradiccin original hace de testigo contra la vida, ocupa a la vida: la vida necesita ser justificada, es decir redimida del sufrimiento y de la contradiccin. El origen de la tragedia, se desarrolla a la sombra de estas categoras dialcticas cristianas: justificacin, redencin, reconciliacin;

2 La contradiccin se refleja en la oposicin entre Dionysos y Apolo. Apolo diviniza el principio de individuacin, construye la apariencia de la apariencia, la hermosa apariencia, el sueo o la imagen plstica, y de este modo se libera del sufrimiento: Apolo triunfa del sufrimiento del individuo por la radiante gloria con la que rodea la eternidad de la apariencia, borra el dolor. Dionysos, en cambio, retorna a la unidad primitiva, destroza al individuo, lo arrastra al gran naufragio y lo absorbe en el ser original: de esta manera reproduce la contradiccin como dolor de la individuacin, pero los resuelve en un placer superior, hacindonos participar en la sobreabundancia del ser nico o del querer universal. Dionysos y Apolo no se oponen pues como trminos de una contradiccin, sino ms bien como dos modos antitticos de resolverla: Apolo, mediatamente, en la contemplacin de la imagen plstica; Dionysos, inmediatamente, en la reproduccin, en el smbolo musical de la voluntad. [22] Dionysos es como el fondo sobre el que Apolo borda la hermosa apariencia; pero bajo Apolo es Dionysos el que grue. La misma anttesis necesita, pues, ser resuelta, convertida en unidad;

3 La tragedia es esta reconciliacin, esta admirable y precaria alianza dominada por Dionysos. Porque, en la tragedia, Dionysos es el fondo de lo trgico. El nico personaje trgico es Dionysos: dios sufriente y glorificado; el nico objeto trgico, son los sufrimientos de Dionisos, sufrimientos de la individuacin, pero reabsorbidos en el placer del ser original; y el nico espectador trgico es el coro, porque es dionisaco, porque ve a Dionysos como a su dueo y seor. Pero, por otra parte, la aportacin apolnea consiste en esto: en la tragedia, es Apolo quien desarrolla lo trgico en drama, quien expresa lo trgico en un drama, La tragedia, es el coro dionisaco que se distiende proyectando fuera de s un mundo de imgenes apolneas... En el curso de varias explosiones sucesivas, el fondo primitivo de la tragedia produce, por irradiacin, esta visin dramtica, que es esencialmente un sueo... El drama es, pues, la representacin de nociones y de acciones dionisacas, la objetivacin de Dionysos bajo una forma y en un mundo apolneos.

Resumen: Hay que evitar dialectizar el pensamiento de Nietzsche, aunque haya semejanzas con la dialctica. Tres rasgos caracterizan lo trgico: 1) La contradiccin inicial: unidad primitiva/individuacin, querer/apariencia, vida/sufrimiento. 2) La contradiccin inicial se refleja en la oposicin Dionisos/Apolo. 3) La contradiccin se resuelve en la obra de arte trgica.

6. La evolucin de Nietzsche

He aqu pues como viene definido en lneas generales lo trgico en El origen de la tragedia: la contradiccin original, su solucin dionisaca y la expresin dramtica de esta solucin. Reproducir y resolver la contradiccin, resolverla al reproducirla, resolver la contradiccin original en el fondo original, tal es el carcter de la cultura trgica y de sus modernos representantes, Kant, Schopenhauer y Wagner. [23] Su rasgo ms destacado es que sustituye la ciencia por una sabidura que fija una mirada impasible sobre la estructura del universo e intenta captar su eterno dolor, en el que reconoce con tierna simpata su propio dolor. Pero ya, en El origen de la tragedia, apuntan mil cosas que nos hacen sentir la proximidad de una nueva concepcin poco conforme a este esquema. [1] En primer lugar, Dionysos es presentado con insistencia como el dios afirmativo y afirmador. No se contenta con resolver el dolor en un placer superior y supra-personal; afirma el dolor y hace de l el placer de alguien. Por eso Dionysos se metamorfosea en mltiples afirmaciones, ms que resolverse en el ser original o reabsorber lo mltiple en un fondo primitivo. Dionysos afirma los dolores del crecimiento, ms que reproducir los sufrimientos de la individuacin. Es el dios que afirma la vida, por quien la vida debe ser afirmada, pero no justificada ni redimida. Lo que, de todas maneras, impide a este segundo Dionysos prevalecer sobre el primero es que el elemento supra-personal acompaa siempre al elemento afirmador y se atribuye finalmente el beneficio resultante. Existe, por ejemplo, un presentimiento del eterno retorno: Demeter se entera de que podr engendrar a Dionysos de nuevo; pero esta resurreccin de Dionysos se interpreta nicamente como el fin de la individuacin. Bajo la influencia de Schopenhauer y Wagner, la afirmacin de la vida slo se concibe an como la resolucin del sufrimiento en el seno de lo universal y de un placer que supera al individuo. El individuo debe ser transformado en un ser impersonal, superior a la persona. He aqu lo que se propone la tragedia....

Cuando Nietzsche, al final de su obra, se pregunta sobre El origen de la tragedia, reconoce en ella dos innovaciones esenciales que desbordan el cuadro semi-dialctico, semi-schopenhaueriano: una es precisamente el carcter afirmador de Dionysos, la afirmacin de la vida en lugar de su solucin superior o de su justificacin. [24] [2] Por otra parte, Nietzsche se congratula por haber descubierto una oposicin que en lo futuro iba a adquirir toda su amplitud. Porque, a partir del Origen de la tragedia, la verdadera oposicin no va a ser la oposicin slo dialctica entre Dionysos y Apolo, sino aqulla, ms profunda, entre Dionysos y Scrates. No es Apolo el que se opone a lo trgico o por quien lo trgico muere, es Scrates. Y Scrates no es ni apolneo ni dionisaco. Scrates viene definido por una extraa inversin: Mientras en todos los hombres productivos el instinto es una fuerza afirmativa y creadora, y la conciencia una forma crtica y negativa, en Scrates el instinto pasa a ser crtico y la conciencia creadora. Scrates es el primer genio de la decadencia: opone la idea a la vida, juzga la vida por la idea, presenta la vida como si debiera ser juzgada, justificada, redimida por la idea. Lo que nos pide, es llegar a sentir que la vida, aplastada bajo el peso de lo negativo, es indigna de ser deseada por s misma, experimentada en s misma: Scrates es el hombre terico, el nico verdadero contrario del hombre trgico.

Pero tambin aqu, algo impide a este segundo tema desarrollarse libremente. Para que la oposicin de Scrates y la tragedia adquiriera todo su valor, para que se convirtiese realmente en la oposicin del s y del no, de la negacin de la vida y de su afirmacin, era necesario, en primer lugar, que el propio elemento afirmativo en la tragedia se desprendiese, fuese expuesto por l mismo y liberado de cualquier subordinacin. Y por este camino, Nietzsche ya no podr detenerse: ser tambin necesario que la anttesis Dionysos-Apolo deje de ocupar el primer lugar, que se esfume o que desaparezca en provecho de la verdadera oposicin. Finalmente deber cambiar tambin la propia oposicin, no contentarse con Scrates como el hroe tpico; porque Scrates es demasiado griego, un poco apolneo en su inicio, por su claridad, un poco dionisaco al final, Scrates estudiando msica. [25] Scrates no da a la negacin de la vida toda su fuerza; la negacin de la vida todava no encuentra en l su esencia. Ser necesario, pues, que el hombre trgico, al mismo tiempo que descubre su propio elemento en la pura afirmacin, descubra a su ms profundo enemigo, como el que lleva a cabo verdaderamente, definitivamente, esencialmente, la empresa de la negacin. Nietzsche lleva a cabo este programa con rigor. La anttesis Dionysos-Apolo, dioses que se reconcilian para resolver el dolor, es sustituida por la complementariedad ms misteriosa Dionysos-Ariana; porque una mujer, una novia, se hacen necesarias cuando se trata de afirmar la vida. La oposicin Dionysos-Scrates es sustituida por la verdadera oposicin: Se me ha entendido?- Dionysos contra el crucificado. El origen de la tragedia, observa Nietzsche, no hablaba del cristianismo, no haba identificado al cristianismo. Y es el cristianismo lo que no es ni apolneo ni dionisaco: Niega los valores estticos, los nicos que reconoce El origen de la tragedia; es nihilista en el sentido ms profundo, mientras que en el smbolo dionisaco, se alcanza el lmite extremo de la afirmacin.

Resumen: Evolucin del pensamiento de Nietzsche ms all del planteo inicial: 1) Dionisos es un dios afirmativo y afirmador, que afirma los dolores del crecimiento, afirma la vida (sin justificacin o redencin). Reemplazo de la oposicin inicial Dionisos/Apolo, por la contraposicin Dionisos/Scrates (el hombre terico, el genio de la decadencia, contrario del hombre trgico). Scrates invierte los rasgos del instinto y de la conciencia. Scrates niega los valores estticos. Es nihilista.

7. Dionysos y Cristo [Contradiccin desarrollada]

En Dionysos y en Cristo, el martirio es el mismo, la pasin es la misma. Es el mismo fenmeno, pero con dos sentidos opuestos. Por una parte, la vida que justifica el sufrimiento, que afirma el sufrimiento; por otra parte, el sufrimiento que acusa a la vida, que testimonia contra ella, que convierte la vida en algo que debe ser justificado. Que haya sufrimiento en la vida, significa para el cristianismo, en primer lugar, que la vida no es justa, que es incluso esencialmente injusta, que paga por el sufrimiento una injusticia esencial: ya que sufre es culpable. [26] Despus, significa que debe ser justificada, es decir redimida de su injusticia o salvada, salvada por este mismo sufrimiento que la acusaba hace un momento: debe sufrir ya que es culpable. Estos dos aspectos del cristianismo forman lo que Nietzsche llama la mala conciencia, o la interiorizacin del dolor. Definen el nihilismo propiamente cristiano, es decir, la manera en que el cristianismo niega la vida: por una parte la mquina de fabricar la culpabilidad, la horrible ecuacin dolor-castigo; por otra parte la mquina de multiplicar el dolor, la justificacin por el dolor, la fbrica inmunda. Incluso cuando el cristianismo canta el amor y la vida, qu imprecaciones hay en estos cantos, cunto odio bajo este amor! Ama la vida como el ave de rapia el cordero: tierno, mutilado, moribundo. El dialctico considera el amor cristiano como una anttesis, por ejemplo, la anttesis del odio judo. Pero el oficio y la misin del dialctico es establecer anttesis, all donde hay evaluaciones ms delicadas que hacer, coordinaciones que interpretar. Que la flor es la anttesis de la hoja, que rechaza a la hoja, he aqu un clebre descubrimiento grato a la dialctica. De la misma manera la flor del amor cristiano rechaza el odio: es decir, de una manera completamente ficticia. No vaya a creerse que el amor se desarrolla... como anttesis del odio judo. No, al revs. El amor ha surgido de este odio expandindose como su corona, una corona triunfante, que se ensancha bajo los clidos rayos de un sol de pureza, pero que, en este nuevo dominio bajo el reino de la luz y de lo sublime, contina persiguiendo los mismos fines del odio: la victoria, la conquista, la seduccin. La alegra cristiana es la alegra de resolver el dolor: el dolor viene interiorizado, ofrecido a Dios por este medio, llevado a Dios por este medio. [27] La paradoja de un Dios crucificado, el misterio de una inimaginable y postrera crueldad, sta es la mana propiamente cristiana, una mana ya entonces muy dialctica.

Hasta qu punto este aspecto se ha hecho extrao al verdadero Dionysos! El Dionysos del Origen de la tragedia resolva an el dolor: la alegra que experimentaba era todava una alegra de resolverla, y tambin de conducirla a la unidad primitiva. Pero ahora Dionysos ha captado precisamente el sentido y el valor de sus propias metamorfosis: es el dios para quien la vida no tiene por qu ser justificada, para quien la vida es esencialmente justa. Ms an, es ella la que se encarga de justificar, incluso afirma el sufrimiento ms arduo. Hay que entender: la vida no resuelve el dolor al interiorizarlo, lo afirma en el elemento de su exterioridad. Y a partir de aqu, la oposicin de Dionysos y Cristo se desarrolla, punto por punto, como la afirmacin de la vida (su extrema apreciacin) y la negacin de la vida (su extrema depreciacin). La mana dionisaca se opone a la mana cristiana; la embriaguez dionisaca a una embriaguez cristiana; la laceracin dionisaca a la crucifixin; la resurreccin dionisaca a la resurreccin cristiana; la transvaloracin dionisaca a la transubstanciacin cristiana. Porque hay dos clases de sufrimientos y de sufrientes. Los que sufren por la sobreabundancia de vida hacen del sufrimiento una afirmacin, como de la embriaguez una actividad; en la laceracin de Dionysos reconocen la forma extrema de la afirmacin, sin posibilidad de sustraccin, de excepcin ni de eleccin. Los que, al contrario, sufren por un empobrecimiento de vida hacen de la embriaguez una convulsin o un abotargamiento; hacen del sufrimiento un medio para acusar a la vida, para contradecirla, y tambin un medio para justificar la vida, para resolver la contradiccin. Todo esto, efectivamente, entra en la idea de un salvador; no existe salvador ms hermoso que el que es a la vez verdugo, vctima y consolador, la santsima Trinidad, el prodigioso sueo de la mala conciencia. [28] Desde el punto de vista de un salvador, la vida debe ser el camino que conduce a la santidad; desde el punto de vista de Dionysos, la existencia parece lo bastante santa en s misma como para justificar de sobras una inmensidad de sufrimiento. La laceracin dionisaca es el smbolo inmediato de la mltiple afirmacin; la cruz de Cristo, el signo de la cruz, son la imagen de la contradiccin y de su solucin, la vida sometida a la labor de lo negativo. Contradiccin desarrollada, solucin de la contradiccin, reconciliacin de lo contradictorio, todas estas nociones se han convertido en extraas para Nietzsche. Zarathustra exclama: Algo ms elevado que cualquier reconciliacin - la afirmacin. Algo ms e1evado que cualquier contradiccin desarrollada, resulta, suprimida - la transvaloracin. Es ste el punto comn de Zarathustra y Dionysos: A todos los abismos hago llegar mi afirmacin que bendice (Zarathustra)... Pero esto, una vez ms, es la misma idea de Dionysos. La oposicin de Dionysos o de Zarathustra y Cristo no es una oposicin dialctica, sino la oposicin a la propia dialctica: la afirmacin diferencial contra la negacin dialctica, contra todo nihilismo y contra esta forma particular de nihilismo. Nada ms alejado de la interpretacin nietzscheana de Dionysos como la presentada ms tarde por Otto: un Dionysos hegeliano, dialctico y dialecticista!

8. Esencia de lo trgico

Dionysos afirma todo lo que aparece, incluso el ms spero sufrimiento, y aparece en todo lo que se afirma. Ya que la afirmacin mltiple o pluralista es la esencia de lo trgico. Se comprender mejor si se piensa en las dificultades que existen en hacer de todo un objeto de afirmacin. Es preciso el esfuerzo y el genio del pluralismo, el poder de las metamorfosis, la laceracin dionisaca. [29] En Nietzsche la angustia o el hasto surgen siempre en este punto: cualquier cosa puede llegar a ser objeto de afirmacin, es decir de alegra? Habr que encontrar para cada cosa los medios particulares mediante los cuales es afirmada, mediante los cuales deja de ser negativa . Subsiste que lo trgico no se halla en esa angustia ni en el mismo hasto, ni en una nostalgia de la unidad perdida. Lo trgico se halla nicamente en la multiplicidad, en la diversidad de la afirmacin como tal. Lo que define lo trgico es la alegra de lo mltiple, la alegra plural. Esta alegra no es el resultado de una sublimacin, de una compensacin, de una resignacin, de una reconciliacin con todas las teoras de lo trgico, Nietzsche puede denunciar un desconocimiento esencial, el de la tragedia como fenmeno esttico. Trgico designa la forma esttica de la alegra, no una receta mdica, ni una solucin moral del dolor, del miedo o de la piedad. Lo trgico, es alegra. Pero esto quiere decir que la tragedia es inmediatamente alegre, que no apela al miedo y la piedad del espectador obtuso, auditor patolgico y moralizador que cuenta con ella para asegurar el buen funcionamiento de sus sublimaciones morales o de sus purgaciones mdicas. El renacimiento de la tragedia arrastra el renacimiento del oyente artista cuyo lugar en el teatro, hasta el presente, ha sido ocupado por un extrao quid pro quo, de pretensiones semi-morales, semi-eruditas, el crtico. Y, en efecto, se requiere un verdadero renacimiento para liberar a lo trgico de todo el miedo o la piedad de los malos oyentes que le dieron un sentido mediocre proviniente de su mala conciencia. [30] Una lgica de la mltiple afirmacin, es decir, una lgica de la pura afirmacin, y una tica de la alegra que le corresponden, tal es el sueo anti-dialctico y anti-religioso que recorre toda la filosofa de Nietzsche. Lo trgico no est fundado en una relacin de lo negativo y la vida, sino en la relacin esencial de la alegra y de lo mltiple, de lo positivo y de lo mltiple, de la afirmacin y de lo mltiple. El hroe es alegre, esto es lo que han ignorado hasta el presente los autores de tragedias. La tragedia, abierta alegra dinmica.

Por este motivo Nietzsche renuncia a la concepcin del drama que sostena en El origen de la tragedia; el drama es todava un pathos, pathos cristiano de la contradiccin. Lo que Nietzsche reprocha a Wagner es precisamente el haber creado una msica dramtica, el haber renegado del carcter afirmador de la msica: Sufro porque es una msica de decadencia y ya no la flauta de Dionysos. De igual modo, Nietzsche reivindica, contra la expresin dramtica de la tragedia, los derechos de una expresin heroica: el hroe alegre, el hroe ligero, el hroe danzarn, el hroe jugador . Es tarea de Dionysos hacernos ligeros, ensearnos a danzar, concedernos el instinto del juego. Hasta un historiador hostil, o indiferente a los temas nietzscheanos, reconoce la alegra, la area ligereza, la movilidad y la ubicuidad como otros tantos aspectos particulares de Dionysos. Dionysos lleva al cielo a Ariana; las pedreras de la corona de Ariana son estrellas. Reside ah el secreto de Ariana? [31] La constelacin surgida del famoso lanzamiento de dados? Dionysos es quien echa los dados. l es quien danza y se metamorfosea, quien se llama Polygethes, el dios de las mil alegras.

La dialctica, en general, no consiste en una visin trgica del mundo, sino al contrario, en la muerte de la tragedia, en la sustitucin de la visin trgica por una concepcin terica (con Scrates) o, mejor an, por una concepcin cristiana (con Hegel). Lo que se ha descubierto en los textos de juventud de Hegel es tambin la verdad final de la dialctica: la dialctica moderna es la ideologa propiamente cristiana. Desea justificar la vida y la somete a la accin de lo negativo. Y sin embargo, entre la ideologa cristiana y el pensamiento trgico hay un problema comn: el del sentido de la existencia. Tiene algn sentido la existencia?, es, segn Nietzsche, el ms elevado interrogante de la filosofa, el ms emprico y a la vez el ms experimental, porque plantea simultneamente el problema de la interpretacin y de la valoracin. Si la entendemos bien, significa: Qu es la justicia?, y Nietzsche puede decir, sin exageracin, que toda su obra consiste en ese esfuerzo por entenderla bien. Existen, pues, formas equivocadas de entender la cuestin; desde tiempo atrs hasta ahora slo se ha buscado el sentido de la existencia, presentndola como algo en falta o culpable, algo injusto que deba ser justificado. Exista la necesidad de un Dios para interpretar la existencia. Se tena la necesidad de acusar a la vida para redimirla, de redimirla para justificarla. Se valoraba la existencia, pero siempre situndose bajo el punto de vista de la mala conciencia. Tal es la inspiracin cristiana que compromete a toda la filosofa. Hegel interpreta la existencia desde el punto de vista de la conciencia infeliz, pero la conciencia infeliz es nicamente la figura hegeliana de la mala conciencia. [32] Incluso Shopenhauer... Schopenhauer dio una resonancia a la cuestin de la existencia o de la justicia de una manera hasta entonces inaudita, pero l mismo hall en el sufrimiento un medio de negar la vida, y en la negacin de la vida el nico medio de justificarla. Schopenhauer como filsofo fue el primer ateo convencido e inflexible que tuvimos en Alemania: este es el secreto de su hostilidad hacia Hegel. La existencia no tiene nada de divino; esto era para l una verdad evidente, una cosa tangible, indiscutible... Desde el momento en que rechazamos la interpretacin cristiana, vemos alzarse ante nosotros, terriblemente, la pregunta de Schopenhauer: tiene algn sentido la existencia? Esta pregunta requerir siglos antes de poder ser sencillamente comprendida de manera exhaustiva en los recovecos de sus profundidades. La respuesta que le dio Schopenhauer fue, se me perdonar, prematura; es una fruta verde; puro compromiso; se detuvo orgullosamente, atrapado en la red de las perspectivas morales que eran el resultado del ascetismo cristiano, y en las que, como en Dios, se haba dado a entender que no se quera creer ms. Cul es entonces la otra forma de entender el problema, forma realmente trgica, donde la existencia justifica todo lo que afirma, incluyendo el sufrimiento, en lugar de ser ella misma justificada por el sufrimiento, es decir, santificada y divinizada?

Resumen: Comienza definiendo la esencia de la tragedia: afirmacin mltiple, alegra. Despus cuestiona las interpretaciones tradicionales de Aristteles, del cristianismo de la modernidad. Desvincula la tragedia del drama y de la dialctica. Finalmente, seala que tanto en la tragedia como en el cristianismo, el problema bsico es el del sentido de la existencia.

9. El problema [del sentido] de la existencia[La justificacin del mal]

Es una larga historia la del sentido de la existencia. Sus orgenes son griegos, precristianos. Se ha utilizado pues el sufrimiento como medio para demostrar la injusticia de la existencia, pero al mismo tiempo como medio para hallarle una justificacin superior y divina. (Ya que sufre, es culpable; pero porque sufre, expa y es redimida.) La existencia como desmesura, la existencia como hybris y como crimen, he aqu la manera como ya los griegos la interpretaban y la valoraban. La imagen titnica (la necesidad del crimen que se impone al individuo titnico) es, histricamente, el primer sentido acordado a la existencia. [33] Interpretacin tan seductora a la que Nietzsche, en El origen de la tragedia, no sabe an resistirse y que conduce en beneficio de Dionisos. Pero le bastar descubrir al verdadero Dionysos para ver la trampa que oculta o al servicio de qu se halla: hace de la existencia un fenmeno moral y religioso! Parece actuar a favor de la existencia cometiendo un crimen, una desmesura; se le confiere una doble naturaleza, la de una injusticia desmesurada y la de una expiacin justificadora; se la titaniza por el crimen, se la diviniza por la expiacin del crimen. Y qu se halla al final de todo esto, sino una manera sutil de depreciarla, de convertirla en receptora de un juicio, juicio moral y sobre todo juicio de Dios? Anaximandro es el filsofo que, segn Nietzsche, dio su perfecta expresin a esta concepcin de la existencia. Deca: Los seres se recompensan unos a otros la tristeza y la reparacin de su injusticia, segn el mandato del tiempo. Lo que quiere decir: 1. que el devenir es una injusticia (adikia), y la pluralidad de las cosas que llegan a la existencia, una suma de injusticias; 2. que stas luchan entre ellas, y expan mutuamente su injusticia con la phtora; 3. que todas provienen de un ser original (Apeiron), que cae en un devenir, en una pluralidad, en una generacin culpables, de las que reconquista eternamente la injusticia destruyndolas Theodicea.

[34] Schopenhauer es una especie de Anaximandro moderno. Qu es lo que le gusta tanto a Nietzsche, en uno y en otro, y que explica que en El origen de la tragedia sea an fiel, en general, a su interpretacin? Sin ninguna duda es su diferencia con el cristianismo. Hacen de la existencia algo criminal, o sea culpable, pero que todava no se acerca a la falta y la responsabilidad. Los mismos Titanes desconocen an la increble invencin semtica y cristiana, la mala conciencia, la falta y la responsabilidad. A partir del Origen de la tragedia, Nietzsche opone el crimen titnico y prometeico al pecado original. Pero lo hace en trminos oscuros y simblicos, porque esta disposicin es su secreto negativo, como el misterio de Ariana es su secreto positivo. Nietzsche escribe: En el pecado original, la curiosidad, las falsas apariencias, la inconsistencia, la concupiscencia, en fin, una serie de defectos femeninos se consideran como el origen del mal... As el crimen para los arios (griegos) es masculino; la falta, para los semitas es femenina. No hay ninguna misoginia nietzscheana: Ariana: es el primer secreto de Nietzsche, el primer poder femenino, el Anima, la inseparable novia de la afirmacin dionisaca. Pero el poder femenino es diverso, negativo y moralizador, madre terrible, madre del bien y del mal, que desprecia y niega la vida. No existe otra manera de devolver el honor a la filosofa. Hay que empezar por ahorcar a los moralistas. Mientras hablen de la felicidad y de la virtud, slo convertirn a la filosofa a las mujeres viejas. Miradlos a la cara, a todos estos sabios ilustres, desde milenios: todos viejas mujeres o mujeres maduras, madres para hablar como Fausto. Las madres, las madres! Terrible palabra!. Las madres y las hermanas: este segundo poder femenino est encargado de acusarnos, de hacernos responsables. Es culpa tuya, dice la madre, culpa tuya si yo no tengo un hijo mejor, ms respetuoso con su madre y ms consciente de su crimen. Es culpa tuya, dice la hermana, culpa tuya si yo no soy ms hermosa, ms rica y ms amada. [35] La imputacin de las equivocaciones y de las responsabilidades, la agria recriminacin, la perpetua acusacin, el resentimiento, he aqu una piadosa interpretacin de la existencia. Es culpa tuya, es culpa tuya, hasta que el acusado diga a su vez es culpa ma, y hasta que en el mundo desolado repercutan todas estas quejas y su eco. En cualquier parte donde se han buscado responsabilidades, ha sido el instinto de venganza quien las ha buscado. Este instinto de venganza se ha apoderado hasta tal punto de la humanidad, a lo largo de los siglos, que toda la metafsica, la psicologa, la historia, y sobre todo la moral, llevan su huella. Desde que el hombre ha pensado, ha introducido en las cosas el bacilo de la venganza. En el resentimiento (es culpa tuya), en la mala conciencia (es culpa ma), y en su fruto comn (la responsabilidad), Nietzsche no ve simples fenmenos psicolgicos, sino categoras fundamentales del pensamiento semtico y cristiano, nuestra manera de pensar y de interpretar la existencia en general. Un ideal nuevo, una nueva interpretacin, otra manera de pensar, son las tareas que se propone Nietzsche. Dar a la irresponsabilidad su primitivo sentido; He querido conquistar el sentimiento de una plena irresponsabilidad, hacerme independiente de la alabanza y del insulto, del presente y del pasado. La irresponsabilidad, el secreto ms hermoso y ms noble de Nietzsche.

En relacin al cristianismo los griegos son unos nios. Su manera de depreciar la existencia, su nihilismo, no tienen la perfeccin cristiana. Juzgan la existencia culpable, pero no han inventado an ese refinamiento que consiste en juzgarla culpable y responsable. Cuando los griegos hablan de la existencia como criminal e hybrica, creen que los dioses han vuelto locos a los hombres: la existencia es culpable, pero son los dioses quienes asumen la responsabilidad de la falta. sta es la gran diferencia entre la interpretacin griega del crimen y la interpretacin cristiana del pecado. [36] sta es la razn por la que Nietzsche, en El origen de la tragedia, cree todava en el carcter criminal de la existencia, ya que este crimen, al menos, no implica la responsabilidad del criminal. La locura, la sinrazn, una cierta turbacin en el cerebro, esto es lo que admitan los griegos de la poca ms vigorosa y excelsa, para explicar el origen de muchas cosas molestas y fatales. Locura y no pecado! Lo entendis?... Un dios debe haberlo cegado, se deca el griego ladeando la cabeza... He aqu la forma en que los dioses servan entonces para justificar cierto punto a los hombres; incluso en sus malas acciones, servan para interpretar la causa del mal - en aquel tiempo no tomaban sobre s el castigo, sino, lo que es ms noble, la falta . Pero Nietzsche se dar cuenta de que esta gran diferencia disminuye con la reflexin. Cuando se plantea la existencia como culpable, basta un paso para hacerla responsable, basta un cambio de sexo, Eva en lugar de los Titanes, un cambio en los dioses, un Dios nico actor y justiciero en lugar de los dioses espectadores y jueces olmpicos. Que un dios tome sobre l la responsabilidad de la locura que inspira a los hombres, o que los hombres sean responsables de la locura de un Dios que se pone en la cruz, no son an dos soluciones muy diversas, aunque la primera sea incomparablemente ms hermosa. Realmente, el problema no es: la existencia culpable, es o no es responsable? Sino, la existencia, es culpable o inocente? En este caso Dionysos ha hallado su verdad mltiple: la inocencia, la inocencia de la pluralidad, la inocencia del devenir y de lo que es.

Resumen: El problema del sentido de la existencia es el de la justificacin del dolor. La respuesta de Anaximandro es que el sufrimiento es causado por el crimen de la existencia. Hay aqu un juicio sobre la vida pero todava no se habla de culpa ni de responsabilidad. El resentimiento procede del instinto de venganza (y es femenino): la culpa es tuya. La mala conciencia pone la culpa en cada uno: la culpa es ma. Los griegos hablan de locura y no de pecado o de falta.

10. Existencia e inocencia

[37] Qu significa inocencia? Cuando Nietzsche denuncia nuestra deplorable mana de acusar, de buscar responsables fuera de nosotros o incluso en nosotros, funda su crtica en cinco razones, de las que la primera es que nada existe fuera del todo. Pero la ltima, ms profunda, es Hay que desmenuzar el universo, perder el respeto a todo. La inocencia es la verdad de lo mltiple. Se desprende inmediatamente de los principios de la filosofa de la fuerza y de la voluntad. Cualquier cosa se refiere a una fuerza capaz de interpretarla; cualquier fuerza se refiere a lo que ella puede, de lo que es inseparable. Es esta manera de relacionarse, de afirmar y de ser afirmado, la que es particularmente inocente. Lo que no se deja interpretar por una fuerza, ni valorar por una voluntad, exige otra voluntad capaz de valorarla, otra fuerza capaz de interpretarla. Pero nosotros preferirnos salvar la interpretacin que corresponde a nuestras fuerzas, y negar la cosa que no corresponde a nuestra interpretacin. Tenemos de la fuerza y de la voluntad una imagen grotesca: separamos la fuerza de su potencia, ponindola en nosotros como meritoria, porque se abstiene de lo que no puede, pero como culpable en la cosa donde precisamente manifiesta la fuerza que tiene. Desdoblamos la voluntad, inventamos un sujeto neutro, dotado de libre albedro, al que atribuimos el poder de actuar y de contenerse. Esta es nuestra situacin con relacin a la existencia: ni siquiera hemos reconocido a la voluntad capaz de valorar la tierra (de pesarla) ni a la fuerza capaz de interpretar la existencia. Entonces negamos la propia existencia, sustituimos la interpretacin por la depreciacin, inventamos la depreciacin como manera de interpretar y de valorar. Una de estas interpretaciones ha naufragado, pero como pasaba por ser la nica interpretacin posible, parece que la existencia ya no tenga sentido, que todo sea vano. [38] Ay! Somos malos jugadores. La inocencia es el juego de la existencia, de la fuerza y de la voluntad. La existencia afirmada y apreciada, la fuerza no separada, la voluntad no desdoblada, he aqu la primera aproximacin de la inocencia .

Herclito es el pensador trgico. El problema de la justicia recorre su obra. Herclito es aqul para quien la vida es radicalmente inocente y justa. Entiende la existencia a partir de un instinto de juego, hace de la existencia un fenmeno esttico, no un fenmeno moral o religioso. Nietzsche lo opone punto por punto a Anaximandro, como se opone l mismo a Schopenhauer.

Herclito ha negado la dualidad de los mundos, ha negado [al mismo] ser. Ms an: ha hecho del devenir una afirmacin. Y hay que reflexionar durante largo tiempo para llegar a comprender lo le significa hacer del devenir una afirmacin. Sin duda quiere decir en primer lugar: slo existe el devenir. Sin duda consiste en amar el devenir. Pero se afirma tambin el ser del devenir, se dice que el devenir afirma el ser o que el ser se afirma en el devenir. Herclito tiene dos pensamientos, que funcionan como cifras: uno segn el cual el ser no es, todo consiste en devenir, otro segn el cual el ser es el ser del devenir en tanto que tal. Un pensamiento laborioso que afirma el devenir, un pensamiento contemplativo que afirma el ser del devenir. Ambos pensamientos no son separables, por ser el pensamiento de un mismo elemento como Fuego y como Dike, como Physis y Logos. Porque el ser no existe ms all del devenir, ms all de lo mltiple; ni lo mltiple ni el devenir son apariencias o ilusiones. Pero tampoco hay realidades mltiples y eternas que seran, a su vez, como esencias ms all de la apariencia. Lo mltiple es la manifestacin inseparable, la metamorfosis esencial, el constante sntoma de lo nico. Lo mltiple es la afirmacin de lo uno, el devenir la afirmacin del ser. La afirmacin del devenir es el ser, la afirmacin de lo mltiple es lo uno, la afirmacin mltiple es la manera en que lo uno se afirma. [39] Lo uno es lo mltiple. Y, efectivamente cmo lo mltiple saldra de lo uno, y continuara saliendo desde una eternidad de tiempo, si precisamente lo uno no se afirmase en lo mltiple? S Herclito slo distingue un elemento nico, es pues en un sentido diametralmente opuesto al de Parmnides (o Anaximandro)... Lo nico debe afirmarse en la generacin y en la destruccin. Herclito ha mirado profundamente: no ha visto ningn castigo de lo mltiple, ninguna expiacin del devenir, ninguna culpabilidad de la existencia. No ha visto nada negativo en el devenir, sino todo lo contrario: la doble afirmacin del devenir y del ser del devenir, en resumen, la justificacin del ser. Herclito es el oscuro porque nos lleva al umbral de lo oscuro: Cul es el ser del devenir? Cul es el ser inseparable de lo que consiste en devenir? Retornar es el ser de lo que deviene. Retornar es el ser del mismo devenir, el ser que se afirma en el devenir. El eterno retorno como ley del devenir, como justicia y como ser.

De lo que se desprende que la existencia no tiene nada de responsable, ni de culpable. Herclito lleg a exclamar: La lucha de los seres innumerables es slo pura justicia! Y, por otra parte, lo uno es lo mltiple. La correlacin de lo mltiple y de lo uno, del devenir y del ser, forma un juego. Afirmar el devenir, afirmar el ser del devenir son los dos momentos de un juego que se componen con un tercer trmino, el jugador, el artista o el nio. El jugador-artista-nio, Zeus-nio: Dionysos, al que el mito nos presenta rodeado de sus juguetes divinos. El jugador se abandona temporalmente a la vida, y temporalmente fija su mirada sobre ella; el artista se coloca temporalmente en su obra, y temporalmente sobre su obra; el nio juega, se aparta del juego y vuelve a l. [40] Y este juego del devenir, lo juega tambin el ser del devenir con s mismo: el Ai(n, dice Herclito, es un nio que juega, que juega al chito. El ser del devenir, el eterno retorno, es el segundo momento del juego, pero tambin el tercer trmino idntico a los dos momentos y que equivale al conjunto. Porque el eterno retorno es el retorno distinto del ir, la contemplacin distinta de la accin, pero tambin el retorno del propio ir y el retorno de la accin: a la vez momento y ciclo del tiempo. Debemos entender el secreto de la interpretacin de Herclito: al hybris opone el instinto del juego. No es un orgullo culpable, es el instinto del juego incesantemente renovado, que llama a la luz a mundos nuevos. No una teodicea, sino una cosmodicea; no una suma de injusticias que expiar, sino la justicia como ley de este mundo; no el hybris, sino el juego, la inocencia. Esta peligrosa palabra, el hybris, es la piedra de toque de todo heraclitiano. Es ah donde puede mostrar si ha comprendido o no a su maestro

Resumen: qu significa inocencia? Inocencia se opone a culpabilidad. Toda fuerza realiza lo que puede. Eso es lo natural y, por lo tanto, no puede juzgarse moralmente. Herclito es el pensador trgico que afirma la inocencia de la existencia. No hay resentimiento ni culpa, sino juego. No hay abstraccin ni separacin, sino inocencia y justicia. No hay justificacin moral ni conocimiento abstracto, sino belleza y arte. No hay ser sino devenir.

11. El lanzamiento de dados

El juego tiene dos momentos que son los de echar los dados: los dados que se lanzan y los dados que caen. Nietzsche llega a presentar la tirada de dados como jugndose sobre dos mesas distintas, la tierra y el cielo. La tierra donde se lanzan los dados, el cielo donde van a caer: Alguna vez he jugado a los dados con los dioses, en la divina mesa de la tierra, de manera que la tierra temblaba y se rompa, y lanzaba ros de llamas: porque la tierra es una mesa divina, temblorosa por nuevas palabras creadoras y por un ruido de dados divinos... Oh cielo que me cubres, cielo alto y puro! sta es para m ahora tu pureza, que no existe eterna araa y tela de araa de la razn: que seas un suelo en el que danzan los azares divinos, que seas una mesa divina para los dados y los jugadores divinos.... [41] Pero estas dos mesas no son dos mundos. Son las dos horas de un mismo mundo, los dos momentos del mismo mundo, medianoche y medioda, la hora en la que se echan los dados, la hora en la que caen los dados. Nietzsche insiste sobre las dos mesas de la vida, que son tambin los dos momentos del jugador o del artista: Abandonarnos temporalmente a la vida, para a continuacin fijar sobre ella temporalmente nuestras miradas. El lanzamiento de dados afirma el devenir, y afirma el ser del devenir.

No se trata de varios lanzamientos de dados que, en razn de su nmero, llegaran a reproducir la misma combinacin. Al contrario: se trata de un solo lanzamiento de dados, que en razn del nmero de la combinacin producida, llega a reproducirse como tal. No es un gran nmero de lanzamientos lo que produce la repeticin de una combinacin, es el nmero de la combinacin que produce la repeticin del lanzamiento de dados. Los dados lanzados una vez son la afirmacin del azar, la combinacin que forman al caer es la afirmacin de la necesidad. La necesidad se afirma en el azar, en el sentido exacto en que el ser se afirma en el devenir y lo uno en lo mltiple. Intilmente se dir que, lanzados al azar, los dados no producen necesariamente la combinacin victoriosa, el doble seis que trae consigo una nueva tirada. Es cierto, pero slo en la medida en que el jugador no ha sabido primero afirmar el azar. Porque, as como lo uno no suprime ni niega lo mltiple, la necesidad no suprime ni abole el azar. Nietzsche identifica el azar con lo mltiple, con los fragmentos, con los miembros, con el caos: caos de los dados que chocan y se lanzan. Nietzsche hace del azar una afirmacin. El mismo cielo es llamado cielo azar, cielo inocencia; el reino de Zarathustra es llamado gran azar. Por azar, aqu se halla la ms antigua nobleza del mundo, yo la he incorporado a todas las cosas, las he liberado del servilismo de la finalidad... [42] He encontrado en todas las cosas esta certeza bienaventurada, a saber, que prefieren danzar sobre los pies del azar; Mi palabra es: dejad que el azar venga a m, es inocente como un nio. Lo que Nietzsche llama necesidad (destino), no es nunca la abolicin sino la combinacin del azar mismo. La necesidad se afirma en el azar, en cuanto el azar se afirma a s mismo. Porque existe slo una combinacin del azar como tal, un nico modo de combinar todos los miembros del azar, modo que es como lo uno de lo mltiple, es decir nmero y necesidad. Existen muchos nmeros segn las probabilidades crecientes o decrecientes, pero un nico nmero del azar como tal, un nico nmero fatal que rena todos los fragmentos del azar, como el medioda rene todos los miembros dispersos de la medianoche. Por esto, basta que el jugador afirme el azar una vez, para que se produzca el nmero que proporcionan los dados lanzados.

Saber afirmar el azar es saber jugar. Pero nosotros no sabemos jugar: Tmido, vergonzoso, torpe, semejante a un tigre que ha perdido su impulso: as es, hombres superiores, como os he visto a menudo deslizaros hacia un rincn. Habais perdido una tirada. Pero qu os importa a vosotros jugadores de dados! No habis aprendido a jugar y a provocar del modo que hay que jugar y provocar. El mal jugador confa en varias tiradas, en un gran nmero de tiradas: de esta manera dispone de la causalidad y de la probabilidad para conseguir una combinacin deseable; esta combinacin se presenta en s misma como un objetivo a obtener, oculto tras la causalidad. [43] Es lo que Nietzsche quiere decir cuando habla de la eterna araa, de la tela de araa de la razn: Una especie de araa de imperativo y de finalidad que se esconde tras la gran tela, la gran red de la causalidad -podramos decir como Carlos el Temerario en lucha con Luis XI: "Lucho contra la araa universal". Abolir el azar cogindolo en las pinzas de la causalidad y de la finalidad en lugar de afirmar el azar, confiar en la repeticin de las tiradas; en lugar de afirmar la necesidad, confiar en una finalidad: he aqu todas las operaciones del mal jugador. Tienen su raz en la razn, pero, cul es la raz de la razn? El espritu de venganza, nada ms que el espritu de venganza, la araa! El resentimiento en la repeticin de las tiradas, la mala conciencia en el creer en una finalidad. Pero as nunca se obtendrn ms que nmeros relativos ms o menos probables. Que el universo no tiene finalidad, que no hay ni finalidades que esperar ni causas que conocer, sta es la certeza para jugar bien. Se falla la tirada, porque no se ha afirmado suficientemente el azar en una vez. No se le ha afirmado lo suficiente para que se produzca el nmero fatal que rene necesariamente todos los fragmentos, y que, necesariamente, proporciona la nueva tirada. En consecuencia, debemos conceder la mayor atencin a la conclusin siguiente: a la pareja causalidad-finalidad, probabilidad-finalidad, a la oposicin y a la sntesis de estos trminos, a la tela [de araa] de estos trminos, Nietzsche opone la correlacin dionisaca azar-necesidad, la pareja dionisaca azar-destino. No una probabilidad repartida en varias veces, sino todo el azar en una vez; no una combinacin final deseada, querida, anhelada, sino la combinacin fatal, fatal y amada, el amor fati; no el retorno de una combinacin por el nmero de tiradas, sino la repeticin de la tirada por la naturaleza del nmero fatalmente obtenido.

Resumen: Nietzsche afirma el azar, el caos. La necesidad y el cosmos no se oponen al azar y al caos excluyndolos. La necesidad es una combinacin del azar; el cosmos es un orden del caos. Azar y caos se oponen a la concepcin teleolgica, al finalismo. El azar compone el orden, la necesidad. La finalidad no se corresponde con el orden sino con la razn, es decir, con el espritu de venganza.

12. Consecuencias para el eterno retorno

[44] Cuando los dados lanzados afirman una vez el azar, los dados que caen afirman necesariamente el nmero o el destino que acompaa a la tirada. Es en este sentido que el segundo momento del juego tambin es el conjunto de los dos momentos o el jugador que vale por el conjunto. El eterno retorno es el segundo momento, el resultado de la tirada, la afirmacin de la necesidad, el nmero que rene todos los miembros del azar, pero tambin el retorno del primer momento, la repeticin de la tirada, la reproduccin y la re-afirmacin del propio azar. El destino en el eterno retorno es tambin la bienvenida del azar: Hago hervir en mi olla todo lo que es azar. Y hasta que el azar no est cocido y a punto, no le deseo la bienvenida para hacer de l mi alimento. Y en verdad, mucho azar se ha acercado a m como dueo: pero mi voluntad le ha hablado ms imperiosamente todava, y ya estaba arrodillado delante mo y suplicndome - me suplicaba darle asilo y cordial acogida, y me hablaba de modo adulador: tenlo en cuenta, Zarathustra, slo hay un amigo que venga as a casa de un amigo. Esto quiere decir: hay muchos fragmentos del azar que pretenden valer por s mismos; se amparan en su probabilidad, cada uno solicita del jugador varias tiradas; repartidos en varias tiradas, convertidos en simples probabilidades, los fragmentos del azar son esclavos que quieren hablar como seores; pero Zarathustra sabe que no es as como hay que jugar, ni dejar jugar; al contrario, hay que afirmar todo el azar de un golpe (es decir, hacerlo hervir y cocer como el jugador que calienta los dados en sus manos), para reunir todos los fragmentos y para afirmar el nmero que no es probable, sino fatal y necesario: slo entonces es el azar un amigo que va a ver a su amigo, y que ste hace volver, un amigo del destino del que el propio destino asegura el eterno retorno como tal.

[45] En un texto ms oscuro, repleto de significacin histrica, Nietzsche escribe: El caos universal, que excluye cualquier actividad de carcter final, no se contradice con la idea del ciclo; porque esta idea no es ms que una necesidad irracional . Esto quiere decir: a menudo se han combinado el caos y el ciclo, el devenir y el eterno retorno, pero como si pusieran en juego dos trminos opuestos. As, para Platn, el devenir es en s mismo un devenir ilimitado, un devenir loco, un devenir hybrico y culpable, que, para que adopte un movimiento circular debe sufrir la accin de un demiurgo que le doblegue por la fuerza, que le imponga el lmite o el modelo de la idea: he aqu que el devenir o el caos son rechazados por parte de una causalidad mecnica oscura, y el ciclo llevado a una especie de finalidad que se impone desde fuera; el caos no subsiste en el ciclo; el ciclo expresa la forzada sumisin del devenir a una ley que no es la suya. Quizs nicamente Herclito, incluso entre los presocrticos, saba que el devenir no es juzgado, que no puede serlo ni tiene ganas de serlo, que no recibe su ley de otra parte, que es justo y posee en s mismo su propia ley. nicamente Herclito presinti que el caos y el ciclo no se oponan en nada. Y, en verdad, basta afirmar el caos (azar y no causalidad) para afirmar al mismo tiempo el nmero o la necesidad que lo proporciona (necesidad irracional y no finalidad). No hubo primero un caos, y despus, poco a poco, un movimiento regular y circular de todas las formas, al contrario: todo esto es eterno, sustrado al devenir; si alguna vez hubo un caos de fuerzas es que el caos era eterno y ha reaparecido en todos los ciclos. [46] El movimiento circular no ha devenido, es la ley original, del mismo modo que la masa de fuerza es la ley original sin excepcin, sin infraccin posible. Todo devenir acontece en el interior del ciclo y de la masa de fuerza. Se comprende que Nietzsche no reconociese de ninguna manera su idea del eterno retorno en sus antiguos predecesores. stos no vean en el eterno retorno el ser del devenir como tal, lo uno de lo mltiple, es decir, el nmero necesario, surgido necesariamente de todo el azar. Vean en l incluso lo contrario: una sumisin del devenir, una confesin de su injusticia y la expiacin de esta injusticia. Excepto quizs Herclito, no haban visto la presencia de la ley en el devenir y del juego en la necesidad.

Resumen:

13. Simbolismo de Nietzsche

Cuando los dados han sido lanzados sobre la mesa de la tierra, sta tiembla y se rompe. Porque el lanzamiento de dados es la afirmacin mltiple, la afirmacin de lo mltiple. Pero todos los miembros, todos los fragmentos se lanzan en una tirada: todo el azar de una vez. Este poder, no de suprimir lo mltiple, sino de afirmarlo en una sola vez, es como el juego: el juego es el elemento que juega, el elemento de las metamorfosis que no tiene contrario. La tierra, que se rompe bajo los dados proyecta pues ros de llamas. Como dice Zarathustra, lo mltiple, el azar, slo son buenos cocidos y hervidos. Hacer hervir, poner en el fuego, no significa abolir el azar, ni hallar lo uno detrs de lo mltiple. Al contrario: la ebullicin en la olla es como el chocar de los dados en la mano del jugador, el nico modo de hacer de lo mltiple o del azar una afirmacin. Entonces los dados lanzados forman el nmero que proporciona la nueva tirada. Al proporcionar la nueva tirada, el nmero vuelve a poner al fuego el azar, alimenta el fuego que vuelve a cocer el azar. [47] Porque el nmero es el ser, lo uno y la necesidad, pero lo uno que se afirma en lo mltiple como tal, el ser que se afirma en el devenir como tal, el destino que se afirma en el azar como tal. El nmero est presente en el azar como el ser y la ley estn presentes en el devenir. Y este nmero presente que alimenta el fuego, este uno que se afirma en lo mltiple cuando lo mltiple est afirmado, es la estrella danzante, o mejor, la constelacin salida de la tirada. La frmula del juego es: engendrar una estrella danzante con el caos que se lleva en s. Y cuando Nietzsche se preguntar por las razones que le han llevado a escoger el personaje de Zarathustra, encontrar tres, tres distintas y de desigual valor. La primera es Zarathustra como profeta del eterno retorno; pero Zarathustra no es el nico profeta, ni siquiera el que presinti mejor la verdadera naturaleza de lo que anunciaba. La segunda razn es polmica: Zarathustra fue el primero en introducir la moral en metafsica, hizo de la moral una fuerza, una causa, un objetivo por excelencia; es por tanto el que est mejor situado para denunciar la mixtificacin y el error de esa misma moral. (Pero una razn anloga valdra para Cristo: quin mejor que Cristo es apto para desempear el papel de anticristo... y de Zarathustra en persona?). La tercera razn, retrospectiva pero nica suficiente, es la hermosa razn del azar: Hoy he sabido por azar lo que significa Zarathustra, a saber, estrella de oro. Este azar me encanta.

Este juego de imgenes caos-fuego-constelacin rene todos los elementos del mito de Dionysos. O ms bien estas imgenes forman el juego propiamente dionisaco. Los juguetes de Dionysos nio; la afirmacin mltiple y los miembros o fragmentos de Dionysos lacerado; la coccin de Dionysos o lo uno afirmndose en lo mltiple; la constelacin llevada por Dionysos, Ariana en el cielo como estrella danzante; el retorno de Dionysos, Dionysos dueo del eterno retorno. [48] Tendremos ocasin de ver, por otra parte, cmo conceba Nietzsche la ciencia fsica, la energtica y la termodinmica de su tiempo. Desde este momento resulta evidente que suea en una mquina de fuego completamente distinta a la mquina de vapor. Nietzsche tiene una cierta concepcin de la fsica, pero ninguna ambicin como fsico. Se concede el derecho potico y filosfico de imaginar mquinas que quizs un da la ciencia se vea obligada a realizar por sus propios medios. La mquina de afirmar el azar, de hacer cocer el azar, de componer el nmero que proporciona el nuevo lanzamiento de dados, la mquina de desencadenar fuerzas inmensas bajo pequeas solicitaciones mltiples, la mquina de jugar con los astros, en resumen, la mquina de fuego heraclitiana.

Pero para Nietzsche nunca un juego de imgenes ha reemplazado un juego ms profundo, el de los conceptos y el del pensamiento filosfico. El poema y el aforismo son las dos expresiones en imgenes de Nietzsche; pero estas expresiones se hallan en una relacin determinable con la filosofa. Un aforismo considerado formalmente se presenta como un fragmento; es la forma del pensamiento pluralista; y en su contenido, pretende decir y formular un sentido. El sentido de un ser, de una accin, de una cosa, ste es el objeto del aforismo. A pesar de su admiracin por los autores de mximas, Nietzsche ve claramente de lo que carece la mxima como gnero: slo es apta para descubrir mviles, por eso slo se refiere, en general, a los fenmenos humanos. [49] Y, para Nietzsche, los mviles, incluso los ms secretos, no son slo un aspecto antropomrfico de las cosas, sino un aspecto superficial de la actividad humana. Slo el aforismo es capaz de decir, el sentido, el aforismo es la interpretacin y el arte de interpretar. De la misma manera que el poema es la valoracin y el arte de valorar: dice los valores. Pero precisamente el valor y el sentido de nociones tan complejas, que el propio poema debe ser valorado, a su vez, objeto de una interpretacin, de una valoracin. Un aforismo cuya fundicin e impacto sean los que deban ser, no est descifrado por haberse ledo: queda mucho an, porque entonces la interpretacin no ha hecho ms que empezar. Sucede que, desde el punto de vista pluralista, un sentido remite al elemento diferencial del que deriva su significacin, como los valores remiten al elemento diferencial de donde deriva su valor. Este elemento siempre presente, pero tambin siempre implcito y oculto en el poema o en el aforismo, es como la segunda dimensin del sentido y de los valores. Al desarrollar este elemento y desarrollndose en l, la filosofa, en su relacin esencial con el poema y con el aforismo, constituye la completa valoracin e interpretacin, es decir, el arte de pensar, la facultad superior de pensar o la facultad de rumiar. Rumiar y eterno retorno: dos estmagos no son demasiado para pensar. Existen dos dimensiones de la interpretacin o de la valoracin pudiendo muy bien ser la segunda el retorno de la primera, el retorno del aforismo o el ciclo del poema. Cualquier aforismo debe ser, pues, ledo dos veces. Con el lanzamiento de dados comienza la interpretacin del eterno retorno, pero no es nada ms que el principio. Todava hay que interpretar el propio lanzamiento de dados, al mismo tiempo que retorna.

14. Nietzsche y Mallarm

[50] No pueden ser exageradas las primeras semejanzas entre Nietzche y Mallarm. stas se apoyan en cuatro puntos principales y ponen en juego todo el aparato de las imgenes: 1. Pensar es producir un lanzamiento de dados. Slo un lanzamiento, a partir del azar, podra afirmar la necesidad, y producir el nico nmero que no puede ser otro. Se trata de una sola tirada, no de un xito en varias tiradas: nicamente la combinacin, victoriosa de un golpe puede garantizar el volver a tirar. Los dados lanzados son como el mar y las olas (pero Nietzsche dira: como la tierra y el fuego). Los dados al caer son una constelacin, sus puntos forman el nmero producto estelar. La mesa del lanzamiento es, pues, doble, mar del azar y cielo de la necesidad, medianochemedioda. Medianoche, hora en que se tiran los dados...; 2. El hombre no sabe jugar. Incluso el hombre superior es incapaz de producir el lanzamiento de dados. El seor es viejo, no sabe lanzar los dados sobre el mar y en el cielo. El viejo seor es un puente, algo que debe ser superado. Una sombra pueril, pluma o ala, se posa en la toca de un adolescente, estatura graciosa, tenebrosa y alzada en torsin de sirena, apta para recoger la tirada. Es el equivalente de Dionysos-nio, incluso de los nios de las islas bienaventuradas, hijos de Zarathustra? Mallarm presenta a Igitur invocando a sus antepasados que no son el hombre sino los Flohim: raza que ha sido pura, que ha llevado a lo absoluto su pureza, para serlo, y no dejar de ella ms que una idea que conduzca a la necesidad; 3. No slo el lanzar los dados es un acto irrazonable e irracional, absurdo y sobrehumano, sino que, al mismo tiempo, constituye la tentativa trgica y el pensamiento trgico por excelencia. [51] La idea mallarmeana del teatro, las clebres correspondencias y ecuaciones entre drama, misterio, himno, hroe, testimonian una reflexin equiparable en apariencia a la del Origen de la Tragedia, aunque no sea ms que por la eficaz sombra de Wagner como comn predecesor; 4. El nmero-constelacin es, o podra ser el libro, la obra de arte, como finalidad y justificacin del mundo. (Nietzsche escriba a propsito de la justificacin esttica de la existencia: se puede ver en el artista como la necesidad y el juego, el conflicto y la armona, se acoplan para engendrar la obra de arte). Y el nmero fatal y sideral produce la nueva tirada, del mismo modo que el libro es a la vez nico y mvil. La multiplicidad de los sentidos y de las interpretaciones es explcitamente afirmada por Mallarm; pero es el correlativo de otra afirmacin, la de la unidad del libro o del texto incorruptible como la ley. El libro es el ciclo y la ley presente en el devenir.

Por muy precisas que sean, estas semejanzas son superficiales. Porque Mallarm ha concebido siempre la necesidad como abolicin del azar. Mallarm concibe el lanzamiento de dados de manera que el azar y la necesidad se oponen como dos trminos, de los que el segundo debe negar al primero, y de los que el primero slo puede hacer fracasar al segundo. La tirada slo se consigue si se anula el azar; precisamente fracasa porque, en alguna manera, el azar an subsiste: Por el solo hecho de realizarse (la accin humana) utiliza los medios del azar. Por eso el nmero salido de la tirada todava es azar. A menudo se ha observado que el poema de Mallarm se insiere en el viejo pensamiento metafsico de una dualidad de mundos; el azar es como la existencia que debe ser negada, la necesidad como el carcter de la idea pura o de la eterna esencia. [52] Hasta el punto que la ltima esperanza de la tirada, es que halle su modelo inteligible en el otro mundo, llevada por una constelacin a alguna superficie vacante y superior, donde el azar no exista. Finalmente, la constelacin es menos el producto de la tirada que su paso al lmite o al otro mundo. No nos preguntaremos cul es el aspecto que predomina en Mallarm, el de la depreciacin de la vida o el de la exaltacin de lo inteligible. En una perspectiva nietzscheana ambos aspectos son inseparables y constituyen propiamente el nihilismo, es decir la manera en que la vida es acusada, juzgada, condenada. Todo el resto se desprende de ah; la raza de Igitur no es el superhombre, sino una emanacin del otro mundo. La estatura graciosa no es la de los nios de las islas bienaventuradas, sino la de Hamlet prncipe amargo del escollo, al que Mallarm llama en otra parte seor latente que no puede devenir. Herodade no es Ariana, sino la glacial criatura del resentimiento y de la mala conciencia, el espritu que niega la vida, per