mensajero 177

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Año 6 No. 177 Provincia Eclesiástica de Tlalnepantla Domingo 29 de marzo de 2015 Donativo: $5.00 TLALNEPANTLA CUAUTITLÁN IZCALLI ECATEPEC TEOTIHUACÁN TEXCOCO NEZAHUALCÓYOTL VALLE DE CHALCO Mensajero Año Internacional de la Vida Consagrada Pág. 11 Familia, fundamento de la sociedad Semana Santa Especial de

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Periódico Católico de la Provincia Eclesiástica de Tlalnepantla.

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Page 1: Mensajero 177

Año 6 No. 177 Provincia Eclesiástica de Tlalnepantla Domingo 29 de marzo de 2015 Donativo: $5.00

TLALNEPANTLA CUAUTITLÁN IZCALLI ECATEPEC TEOTIHUACÁN TEXCOCO NEZAHUALCÓYOTL VALLE DE CHALCO

MensajeroAño Internacional de la Vida Consagrada

Pág. 11

Familia, fundamento de la sociedadSemana SantaEspecial de

Page 2: Mensajero 177

2 MensajeroVoz del PastorDIRECTORIO

Excmo. Sr. D. Carlos Aguiar Retes

Arzobispo de Tlalnepantla

Excmo. Sr. D. Ricardo Guízar Díaz

Arzobispo Emérito de Tlalnepantla

Excmo. Sr. D. Guillermo Or�z Mondragón

Obispo de Cuau�tlán

Excmo. Sr. D. Francisco González Ramos

Obispo de Izcalli

Excmo. Sr. D. Oscar Roberto Domínguez

Cou�olenc, M.G

Obispo de Ecatepec

Excmo. Sr. D. Onésimo Cepeda Silva

Obispo Emérito de Ecatepec

Excmo. Sr. D. Guillermo Francisco Escobar

Galicia

Obispo de Teo�huacán

Excmo. Sr. D. Juan Manuel Mancilla Sánchez

Obispo de Texcoco

Excmo. Sr. D. Héctor Luis Morales Sánchez

Obispo de Nezahualcóyotl

Excmo. Sr. D. Víctor René Rodríguez Gómez

Obispo de Valle de Chalco

Excmo. Sr. D. Francisco Ramírez N.

Obispo Auxiliar de Tlalnepantla

Excmo. Sr. D. Efraín Mendoza Cruz

Obispo Auxiliar de Tlalnepantla

DIRECTOR GENERAL

Mons. Víctor René Rodríguez Gómez

Presidente de la Comisión Provincial para la

Pastoral de la Comunicación

DIRECTORA EN TURNO

Abril Villanueva

SUBDIRECTORMons. Luis Mar�nez Flores

CORRECCIÓN Y ESTILOSan�ago Ma�as

DIAGRAMACIÓN Y DISEÑOSamuel Nájera

COLABORADORES

Equipo de la Pastoral de la Comunicación de

la Provincia Eclesiás�ca de Tlalnepantla.

Registro en trámite.

Mensajero Es una publicación catorcenal de la Provincia

Eclesiás�ca de Tlalnepantla. Se distribuye en la

Arquidiócesis de Tlalnepantla y en las Diócesis de

Cuau�tlán, Izcalli, Ecatepec, Texcoco,

Teo�huacán, Nezahualcóyotl y Valle de Chalco.

[email protected]

A propósito de la “mexicanización” a la que hizo alusión recientemente el papa Francisco y que provocó en algu-nos sectores oficiales y privados un gran escándalo, pues lo tomaron como una ofensa para México, me parece que este incidente, por el contrario, sí puede generar una reac-ción positiva en el pueblo de México.

Es cierto que tenemos muchos problemas en el país, situación que en el documento del Episcopado Mexicano del año 2010: “Que en Cristo nuestra paz México tenga vida digna”, a propósito del bicentenario de la Indepen-dencia, se analiza y resume como una crisis de legalidad, crisis de moralidad y emergencia educativa.

Es verdad también que los distintos actores de la socie-dad –el gobierno, el sistema educativo nacional, la socie-dad civil y la Iglesia– estamos haciendo nuestra parte para construir una nueva sociedad.

Quizá los esfuerzos han sido aislados o insuficientes, por lo cual, entre otras cosas, es necesario definir el rumbo, y éste, creo, debe ser el de la mexicanización, es decir, el rescate y afirmación de nuestra esencia como nación, en relación y diálogo con el mundo y con los cambios históri-cos que actualmente vivimos. Recordar que somos here-deros de una cultura originaria, en la que destacan grandes valores como el sentido comunitario y la solidaridad.

Somos también herederos de una cultura occidental que ha tenido un gran aprecio por la familia, núcleo de la sociedad y transmisora de principios y valores fundamen-tales: la solidaridad, el honor y la reciprocidad, el respeto a los mayores, y el sentido de pertenencia y arraigo a nues-tra tierra.

Dentro de la esencia de la mexicanidad está también el sentido de trascendencia y la fe en la vida futura, como lo demuestran nuestras celebraciones en torno a la muerte y en recuerdo de nuestro antepasados; las grandes manifes-taciones de religiosidad popular, como las fiestas patrona-les, las devociones de San Judas, principalmente entre los jóvenes de colonias populares; y las peregrinaciones a los grandes santuarios de distintos alcances en todas las regiones de nuestra amplia patria, entre las que están San Juan de los Lagos, el Santo Niño de Plateros, Juquila, los Remedios e incontables santuarios regionales dedicados a diversas advocaciones de Cristo sufriente o crucificado.

Entre todas estas expresiones de fe y devoción hay algu-nas que no tienen comparación: la del Santuario y la devo-ción a la Reina de México, Santa María de Guadalupe, cuya figura nos convoca, nos une e inspira. Ella, la Reina de México, nos ha cuidado siempre de todos los peligros internos y externos, principalmente de nosotros mismos y de nuestros propios errores.

Ella puede y debe inspirar, así como conducir el rescate de nuestra mexicanidad con sus grandes valores, como la familia, el valor de cada persona, e incluso los que la sociedad margina por ser “menos importantes”: la fe que nos aglutina en Iglesia (o iglesias como dice la ley actual).

Santa María de Guadalupe puede inspirar la reconcilia-ción y la paz, y para nosotros también es la estrella de la evangelización, capaz de inspirar “la Iglesia en salida misionera”, capaz de primerear, involucrarse, acompañar, producir fruto y celebrar, principalmente en la solemni-dad y alegría esperanzadora de cada eucaristía.

† Víctor René Rodríguez GómezObispo de Valle de Chalco

29 de marzo de 2015

México tiene una Reina

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3Mensajero Editorial

Por: Samuel Nájera

Dominik Kustra, nacido en Polonia y radicado en España, es misionero laico, miembro de la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada, y viajó a México para compartir su testimonio de encuentro y esperanza con los Cris-tianos Perseguidos en Oriente Medio. De manera particular su experiencia con los cristianos refugiados en Irak a quienes visitó y celebró con ellos la Navidad.En su recorrido por nuestra Patria y

por nuestro territorio provincial, visitó los Seminarios de los Misioneros Ser-vidores de la Palabra, el Seminario de Cristo Rey y Santa María de Guadalupe para las Vocaciones en Edad Adulta y el Seminario Mayor de Texcoco.Al compartir su experiencia en la

Obra Pontificia “Ayuda a la Iglesia que Sufre” (como se le conoce en América Latina), fundada en 1947 para ayudar pastoralmente a la Iglesia necesitada o que sufre persecución en cualquier parte del mundo, y de su encuentro con los cristianos refugiados de Irak, Domi-nik Kustra, pidió a los futuros sacerdo-

tes su constante oración por los cristianos perseguidos, secuestra-dos y martirizados; su comunica-ción con las diversas situaciones en la que se encuentran los cristianos en el mundo a través del boletín electrónico de Ayuda a la Iglesia que Sufre (www.ayudaalaiglesia-quesufre.mx); y con acciones que les una, fraterna y solidariamente, con las comunidades cristianas perseguidas, refugiadas y sufrien-tes a causa de su fe en Cristo y por su permanencia en su Iglesia.El encuentro con más de 200 semi-

naristas consintió en un diálogo abierto, sincero y fraterno, que llama a la catolicidad, a sentirse y ser miembro activo de una gran familia que es la Iglesia de Jesu-cristo, en la que los cristianos de Occidente nos unimos en oración por las dificultades por las que atraviesan nuestros hermanos cristia-nos de Oriente, y los cristianos de Oriente se unen en oración por la reno-vación, firmeza y testimonio de la fe de los cristianos de Occidente, por todos nosotros, para que esta fe no se debilite

ni se pierda.Dominik Kustra, laico católico,

misionero, teólogo y comunicador, dejó a su paso, por su testimonio de amor, esperanza y comunidad de la verdadera Iglesia, una estela que nos une con mayor consciencia de las fami-

lias, niños, jóvenes, mujeres y hom-bres, comunidades cristianas enteras, que hoy por hoy, están entregando su vida por creer en Cristo y proclamar sin miedo y sin reservas su fe en la Iglesia que fundó para la salvación de todos los en Él crean.

Entre todas las celebraciones que lleva-mos a cabo los católicos, la Cuaresma y la Semana Santa concentran el sentido más valioso que alimenta nuestra fe.

Los que contamos con varias décadas de vida, recordamos la forma cómo nuestros padres nos inculcaban que era una época especial de nuestra religión; guardábamos rigurosamente la vigilia; quizá asistíamos a los ejercicios espiri-tuales, propios de aquel tiempo; y ya en plena Semana Santa nos restringían el escuchar radio y ver televisión; eran días de penitencia, sin olvidar la tradi-cional visita a las siete iglesias, conoci-da como la “Visita de las siete casas”.

Eventos más, eventos menos, lo cru-cial de toda la experiencia era enseñar-nos que se trataba de un tiempo espe-cial del catolicismo, y que como niños, lo vivíamos a nuestra manera: infantil-mente pero con respeto.

Hoy en día, las modernidades y el modo de vivir han modificado sustan-cialmente la forma en la que estos acon-tecimientos se llevan a cabo. Los pre-ceptos de abstinencia, penitencia, ayuno y oración difícilmente los reali-

zamos del todo; hemos permitido que las formas relajadas y a veces irrespe-tuosas contaminen esta temporada tan importante.

Si sólo la forma de todo esto fuera lo que se ha alterado, creo que podría pensarse en un mal menor. Pregunté-monos si hemos sido capaces de mante-ner el fondo de aquello que realmente da sentido a estos días y proporciona verdadera vida a nuestra fe.

Qué bueno sería regalarnos la oportu-nidad de conocer y adentrarnos en la riqueza y hermosura de la liturgia de esta temporada; que saboreáramos la solemnidad de sus celebraciones, que son precisamente la infinita y sagrada base de nuestra fe. Nos estamos per-diendo de un verdadero alimento para el alma, ése que nos da la convicción de vivir con gozo.

Es momento de saber reconocer y aceptar la presencia de Cristo como hijo de Dios en nuestra vida; valorar y res-ponder al sacrificio de su entrega para redimir a la humanidad; asumir que somos obra de Dios y que su crucifixión es obra de aquellos que tanto ama.

Pienso que en toda esta modernidad que vivimos, Dios sabe muy bien que nuestras percepciones y formas de vivir estos días han cambiado, pero invaria-blemente Él siempre esperará que prac-tiquemos su enseñanza principal: “Ámense unos a otros como yo os he amado”, ésa es la única realidad y medi-

da. Vivir estos días santos, que nos encaminan a Él, tienen como premisa ese mandamiento para ayer, hoy y siem-pre, de la misma forma como Él se manifiesta para nosotros. ¡Cristo ayer, Cristo hoy, Cristo siempre!

¡Cristo ayer, Cristo hoy, Cristo siempre!

Oración, Comunicación y Solidaridad con los Cristianos Perseguidos

29 de marzo de 2015

Page 4: Mensajero 177

4 Caminar Diocesano

Por: Francisco EsquedaDiócesis de Nezahualcóyotl

Este año el papa Francisco con-vocó a una vigilia de adoración a Jesús Sacramentado, en donde anunció un Jubileo Extraordina-rio de la Misericordia, del 8 de diciembre de 2015 al 20 de noviembre de 2016.En nuestra Diócesis está dedi-

cada a la Misericordia, pues la catedral fue dedicada a Jesús de la Divina Misericordia el 20 de noviembre de 2000 por monse-

ñor José María Hernández; nues-tra Iglesia Particular se está preparando para vivir este Jubi-leo.La mejor manera de vivir este

“año santo de la Misericordia” es realizando las obras de mise-ricordia corporales y espiritua-les como dar de comer al ham-briento, darle de beber al sedien-to, darle posada al necesitado, vestir al desnudo, visitar al enfermo, socorrer al preso, ente-rrar a los muertos, enseñar al que no sabe, dar buen consejo al

que lo necesita, corregir al que está en error, perdonar las inju-rias, consolar al triste, sufrir con paciencia los defectos de los demás, rogar a Dios por vivos y difuntos.En el tiempo que falta para el

inicio del Jubileo preparémonos para vivir la misericordia de mejor manera para nosotros y los demás, que podamos sentir la misericordia de Dios y hacer-la sentir a los demás.

En el contexto de las celebraciones del 50 Aniversario de la Declaración Gra-vissimum Educationis sobre la misión de la educación católica, se llevó a cabo el Encuentro de Directores de Institu-ciones de Educación Católica y de ins-piración cristiana con la participación de don Carlos Aguiar Retes, Arzobispo de Tlalnepantla.

El objeto de este Encuentro fue tener un momento para compartir con otros líderes educativos reflexiones sobre el reto de vivir la identidad católica de sus instituciones como uno de los desafíos más importantes de la Iglesia en el

actual momento histórico. Ante la presencia de la imagen de

Nuestra Señora de los Remedios, Patrona de la Arquidiócesis, se vivió este Encuentro de hermanos recordan-do cuando los primeros discípulos se reunían con la Santísima Virgen para compartir experiencias, tomar fuerza unos de otros y regresar a la misión.

El evento tuvo tres momentos princi-pales: en primer lugar un tiempo para reflexionar en equipo sobre los elemen-tos esenciales de la identidad del Cole-gio Católico de acuerdo con las ense-ñanzas de la Santa Sede:

Ÿ Inspirado por una visión sobrenatural.ŸFundado en una antropología cris-

tiana.ŸAnimado por la comunión y por la

comunidad.Ÿ Imbuido de una visión católica del

mundo a través de todo el currículo.ŸSostenido con testigos del Evangelio.

Un segundo momento se centró en el mensaje del Señor Arzobispo sobre la aportación del colegio católico para restablecer el tejido social de nuestro país desde la vivencia de la coherencia de la fe. Expresó claramente que el Episcopado Mexicano sigue atendien-

do con prontitud el tema de la Emer-gencia Educativa, ahora con el docu-mento “Educar para una nueva socie-dad” y con los “Talleres de Educación para Padres”, que recomendó amplia-mente conocer y transmitir en sus insti-tuciones.

El diálogo se desarrolló a partir de preguntas e intervenciones espontá-neas de los directivos presentes. El encuentro se vio coronado con la ben-dición del Señor Arzobispo, fotografías y una hermosa convivencia fraterna alrededor del brindis conclusivo.

Una tarde llena de esperanza... viviendo el sueño de Jesús...

“¡Que todos sean uno…!” (Jn. 17, 21)

Caminemos hacia la Misericordia

29 de marzo de 2015

Mensajero

Page 5: Mensajero 177

5Caminar Diocesano

Por: Cinthya Lorena Martínez Ángeles

Chimalhuacán, Méx., 15 de mar-zo de 2015. La IV Vicaría Santa María de Guadalupe, la comuni-dad religiosa de las Misioneras de Jesús Resucitado y la Pastoral de Multitudes, organizó, por segun-do año consecutivo, la manifesta-ción pública por el derecho a la vida y a la paz en nuestra patria.

El Sr. Obispo Juan Manuel Man-cilla Sánchez, participó de esta iniciativa con su presencia y ben-dición al inicio de la peregrina-ción. Invitó a cuidar a los niños, señalando que “necesitamos que Dios ilumine nuestros corazones porque la vida le pertenece a Dios y nadie tiene derecho a quitarla”, por lo cual pidió a todos elevar plegarías por todas las madres.

Después de la bendición de nues-tro padre y pastor Juan Manuel,

inició la manifestación a favor de la vida. El punto de salida fue la parroquia de la Divina Providencia y Santa María de Guadalupe, ubicada en la avenida Organización Popular. Se contó con la participación de aproximadamente 300 personas entre niños, jóvenes y adultos.

La manifestación estuvo animada por la “Banda Santa Cecilia”, y concluyó en el convento de las Hermanas Misio-neras de Jesús Resucitado, en donde el grupo de renovación carismática de la parroquia San Judas Tadeo amenizó el momento.

La celebración eucarística fue presi-dida por el Vicario Episcopal Pbro. Elmer Jacob de León, quien exhortó a pedir a Dios “por los niños que no pudieron nacer y los que están por nacer (…) y como católicos, sembrar a Jesús en nuestros corazones”, para que la alegría de la vida humana se celebre cada día en nuestras familias y en todas nuestras comunidades.

Por: Sem. Luis Enrique Ríos H.

En la solemnidad de San José, esposo de la Santísima Virgen María, fue con-ferido el ministerio del acolitado a cua-tro seminaristas de la Diócesis de Izca-lli, de manos del Excmo. Sr. Francisco González Ramos. En punto de las seis de la tarde dio inicio la celebración eucarística en la capilla del Seminario Diocesano, donde estuvieron presentes familiares, amigos y sacerdotes cono-cidos de los nuevos ministros. Al termi-nar las lecturas, fueron llamados, uno por uno: Jesús Antonio Cortés, Samuel Huerta Tovar, Cirilo San Martín García y Jonathan Robles Lira, quienes toma-ron asiento frente al obispo, para dar comienzo a la homilía, en la que Mon-señor Francisco hizo referencia a la gran alegría que inunda al seminario por los nuevos ministros, pues ellos son fruto de la formación; después habló sobre la persona y las virtudes de San José: “hombre fiel, justo, prudente y servidor que hizo las veces de padre para Jesús. El primer mérito de San José fue el de no dudar del proyecto de Dios, y recibir a María como esposa. Él fue respetuoso de la voluntad del

Señor, que es lo mismo a lo que nos exhorta Dios: a no dudar de su desig-nio. José se hizo a un lado para no opo-nerse al proyecto de Dios. Se sentía indigno, pero gracias a su fe, actuó en silencio, convirtiéndose así en un testi-monio maravilloso de las virtudes que más necesita nuestro tiempo”.

Vivimos, dijo Monseñor Francisco, una vida acelerada, de agresividad y lucro, de ansia y placer, de soberbia y deseo de venganza, de escepticismo, ante esto, José fue manso, generoso, puro, austero, discreto, obediente, un hombre de fe. Ante los ojos de hoy, José sería un fracasado, pero él fue realmen-te feliz, y tal es su éxito: feliz por su cercanía a María. Dichoso él por ser su compañero, él tenía su cercanía, su oración, su respeto.

“Vivan en esta cercanía de María y reflexionen su vocación con ella”, expresaba Don Francisco. Los nuevos ministros deben sentirse felices porque gracias a este ministerio sirven al altar con una disposición más plena, con limpieza de corazón. “Pidan a San José, que así como acompañó a Jesús hacién-dola de padre, así los guíe a ustedes para que crezcan en el amor a Dios”. Lo

más sorprendente de José es que no hizo nada para sí, y de la misma manera el ministerio sacerdotal así se desarro-lla, pues es la donación de sí mismo.

Con este ánimo, Monseñor Francisco concluyó su homilía, dando pie al ini-cio del rito de la entrega de signos –pro-pios del ministerio del acolitado–, el cáliz y la patena. Pero antes, la asam-

blea oró por ellos, mientras los nuevos ministros oraron de rodillas ante el obispo. Así lo recibieron, y al concluir inició su servicio. No faltó alguna lagrima de felicidad por parte de los familiares, o una sonrisa de algún sacerdote, como recordando aquel día en que experimentó la gracia de ser llamado a servir al altar.

Ministerios laicales en el seminario

La vida pertenece a Dios y nadie tiene derecho a quitarla

29 de marzo de 2015

Mensajero

Page 6: Mensajero 177

Caminar Diocesano6

Por: Javier Hernández y María de los Ángeles López. Presidentes diocesa-nos MFC Ecatepec

El 14 y 15 de Marzo la Diócesis de Eca-tepec fue la anfitriona de la reunión del Bloque IV de Movimiento Familiar Cristiano (MFC), que lo conforman las Provincias Eclesiásticas de Acapulco México, Puebla y Tlalnepantla. En esta ocasión en el Colegio Oparin se hicie-ron presentes 19 diócesis, representa-das por sus equipos coordinadores diocesanos, los cuales fueron alrededor de 400 personas.

Se contó con la presencia de Mons. Óscar Roberto Domínguez Couttolenc M.G., quien dio la bienvenida y presi-dió la Eucaristía en la Iglesia Catedral en el cierre de este encuentro de MFC. Durante su intervención, el Obispo de Ecatepec manifestó la alegría que se experimenta al transmitir el Evangelio, y sobre todo a la familia. Alentó a todos los participantes a seguir en su misión. Por otra parte, el Padre Oliver César Villalobos, Asistente Nacional de MFC, dio un tema centrado en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, donde invitó a servir con

alegría y superar los obstáculos que se puedan presentar. Los Presidentes Nacionales Rafael y Raquel Vivián Hernández junto con el Equipo Nacional, dieron informe de los tra-bajos realizados durante su servicio al frente de MFC. También se dieron a conocer los planes más actuales de MFC y los procesos de cambio de dirigencia en cada diócesis, que se avecinan.

Dentro de los momentos más signi-ficativos, estuvo la Hora Santa y una verbena la noche del sábado. Se llevó a cabo una procesión por la Avenida Morelos, con la idea de dar a conocer la agrupación a la comunidad, donde cada uno de los equipos llevaba una lona de su diócesis respectiva. Asis-tieron además los jóvenes de MFC de las Diócesis y tuvieron actividades propias, dando un gran testimonio de entusiasmo.

La enseñanza de este encuentro fue que fortaleció mucho a la Diócesis de Ecatepec, ya que los sectores de nuestra Iglesia Particular, sirvieron y dieron hospitalidad a todos los asistentes. Se permitió hacer acciones para que la comunidad conozca la agrupación, y se

tuvo siempre presente el lema de este trienio: “Familia misionera, santuario de la vida y transmisora de la fe”.

Agradecemos a todos el apoyo a este evento y esperamos que sigan apoyan-do a la pastoral familiar, como lo ha

impulsado nuestro Santo Padre Fran-cisco y los Obispos de México, y que a todos los que tengan inquietud de llevar la Buena Nueva a su familia, MFC tiene una puerta abierta.

Por: CODIPACS, Valle de Chalco

Con motivo del año de la Vida Consa-grada, Mons. Víctor René Rodríguez Gómez, Obispo de Valle de Chalco, continúa con la visita pastoral en las comunidades religiosas, acompañado por el padre Rogelio Antonio Zamora Rosales, Vicario Episcopal de Vida Consagrada. El pasado 20 de marzo visitaron a las religiosas Carmelitas Descalzas Contemplativas, quienes llenas de gozo recibieron a su pastor y estuvieron atentas a su mensaje: “La vocación de las Carmelitas Descalzas es un don del espíritu que las invita a una misteriosa unión con Dios, vivien-do en amistad con Cristo y en intimidad con la bienaventurada Virgen María. Por eso, en virtud de su vocación, están llamadas a la contemplación, tanto en la oración como en la vida. Este com-promiso de vivir en continua oración se nutre con la fe, la esperanza y, sobre todo, con el amor de Dios. En confor-midad con el ideal de Santa Teresa de Jesús, las Carmelitas Descalzas viven

su vida contemplativa eclesial en un clima que armoniza la soledad y el silencio, es decir, dentro de una clausu-ra que no sirve de refugio, de fuga o de descanso perezoso, sino que es un lugar específico y enteramente reservado para Dios, siendo su principal carisma la oración, que ha de estar orientada hacia la salvación de la humanidad” (cfr. Constituciones ODC 10-11).

Teniendo en cuenta su carisma, el obispo las animó a seguir realizando su ministerio con entrega generosa, teniendo la certeza de que la fuerza de su oración ayuda a la Iglesia a realizar la misión que Cristo le encomendó a sus apóstoles. Por ello deben fomentar la caridad, meditar día y noche la Pala-bra del Señor, orar juntas o de forma individual durante el día, participar con alegría en la eucaristía y conformar su vida a la voluntad de Dios, para que en el silencio, el recogimiento, la vida fraterna en comunidad, el espíritu de penitencia y la austeridad, puedan vivir agradando a Dios, y así poder interce-der eficazmente por las necesidades de

las familias, la diócesis y la Iglesia.El catecismo de la Iglesia católica nos

dice claramente que la oración es prime-ro una llamada de Dios, y después una respuesta nuestra; es, ante todo, una gracia de Dios; gracia que no sólo se

concede a los consagrados, ya que es otorgada a todos desde nuestros dife-rentes roles, para testimoniar la alegría que nace del encuentro con el Señor y nos dispone a proclamar la buena nueva.

La oración, misión de todos y compromiso que se nutre con el amor de Dios

19 Equipos Diocesanos del MFC en Ecatepec

29 de marzo de 2015

Mensajero

Page 7: Mensajero 177

Especial de Semana Santa

Viacrucis 2015Señor Jesús, perdónanos, danos Tu Paz

7Domingo de Ramos

La liturgia de este domingo expresa por medio de dos ceremonias (una de ale-gría y la otra de tristeza) los dos aspec-tos bajo los cuales la Iglesia considera la Santa Cruz. Se trata primero de la bendición y procesión de las Palmas donde todo respira un santo júbilo, el cual nos permite, aun después de veinte siglos, revivir la escena grandiosa de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén.

Luego viene la Misa, cuyos cantos y lecturas se relacionan exclusivamente con el doloroso recuerdo de la Pasión del Salvador; pero incluso la cruz nos habla de la victoria de Cristo sobre la muerte y el pecado.

En Jerusalén, ya en el siglo IV, se leía en este domingo, y en el lugar mismo donde se realizó, el relato evangélico que nos refiere a Cristo aclamado por las turbas como rey de Israel, y toman-do posesión de su capital. Y, en efecto, Jerusalén no era sino la imagen del reino de la Jerusalén celestial.

Luego, el obispo, cabalgando sobre un jumento, iba desde la cima del monte de los Olivos hasta la Iglesia de la Resurrección, rodeado de la muche-dumbre que llevaba en la mano ramos y cantaba ritmos y antífonas. Cuando la Iglesia romana adoptó este uso en el

siglo IX, añadió los ritos de la bendi-ción de los Ramos.

Los Ramos de palmera significan la victoria sobre la muerte y el pecado, y a la vez la abundancia de los dones y frutos de la pasión, muerte y resurrec-ción de Cristo. La bendición de los Ramos tenía lugar en Roma en la Basí-lica de Santa María la Mayor, que representa a Belén, donde nació Aquel a quien los Magos proclamaron “Rey de los Judíos”. De esa Iglesia, la proce-sión iba a la de S. Juan de Letrán, que dedicada como estaba al Salvador traía a la memoria la Pasión de que nos habla la Misa.

Con la entrada solemne de Jesús en Jerusalén se cumple la profecía de Zaca-rías (Zac 9,9), que evoca el Evangelio de la bendición de los Ramos. Las acla-maciones de la muchedumbre están tomadas del Salmo 117, 25-26, que cantaban los judíos al entrar en proce-sión en el Templo el gran día de los tabernáculos.

Esta entrada triunfal de Cristo en la ciudad santa recuerda algunas otras: la del Arca de la Alianza en Jerusalén (1Cr 11, 4-9; 13; 15; 16; Sal 23, 7-12) y la victoria final (1Cor 15,54-57).

El cortejo de cristianos que, con pal-

mas en la mano y entonando triunfantes hosannas, aclama todos los años en el mundo entero y a través de todas las generaciones la realeza de Cristo, está compuesto de fieles, de catecúmenos, de penitentes asociados en las solemni-dades Pascuales al glorioso Triunfador.

Luego la procesión entra al templo, del mismo modo que los elegidos entrarán algún día con Cristo en la glo-ria eterna.

Conservemos devotamente en nues-tras casas uno de los ramitos bendeci-

dos. Pero conociendo por la fe el senti-do y consecuencias de los aconteci-mientos que vamos a celebrar y conme-morar. Comprendamos bien lo que representa el triunfo de Cristo. Él es el Mesías, Hijo de Dios, hijo de David. Enviado al mundo para arrancarnos del pecado y la muerte. Muerto en la cruz, pero triunfante al salir vencedor del sepulcro. De modo que con su victoria nos alcanza la paz con Dios y nos lleva consigo al reino de su Padre celestial.

¡Bendito el que viene en nombre del Señor!

1ª Estación: Jesús sentenciado a muerteTe adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Sentenciado, y no por un tri-bunal, sino por todos. Condenado por los mismos que le habían aclamado poco antes. Y Él calla... Nosotros hui-mos de ser reprochados. Y saltamos inmediatamente...

Concédeme, Señor, imitarte, uniéndome a Ti por el Silencio cuan-do alguien me haga sufrir. Yo lo merezco. ¡Ayúdame!

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

2ª Estación: Jesús cargado con la cruzTe adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Que yo comprenda, Señor, el valor de la cruz, de mis pequeñas cru-ces de cada día, de mis achaques, de mis dolencias, de mi soledad.

Permíteme convertirme en ofren-da amorosa, en reparación por mi vida y en apostolado por mis herma-nos, mi cruz de cada día.

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

29 de marzo de 2015

Mensajero

Page 8: Mensajero 177

3ª Estación: Jesús cae, por primera vez, bajo el paso de la cruz

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Tú caes, Señor, para redimirme. Para ayudarme a levantarme de mis caídas diarias, cuando después de haberme propuesto ser fiel, vuelvo a reinci-dir en mis defectos cotidianos.

¡Ayúdame a levantarme siempre y a seguir mi camino hacia Ti! Señor, pequé, ten piedad

y misericordia de mí.Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

4ª Estación: Encuentro con la Virgen

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Haz Señor, que me encuentre al lado de tu Madre en todos los momen-tos de mi vida.

Con ella, apoyándome en su cariño maternal, tengo la seguridad de llegar a Ti en el último día de mi existencia.¡Ayúdame Madre!

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

8 Martes Santo

Por: P. Gustavo S. P.Diócesis de Cuautitlán

Durante los días de la Semana Mayor o Semana Santa se llevan a cabo diversas celebraciones y rituales que nos ayudan a culminar la preparación de Cuaresma de una manera reflexiva, meditando y viviendo la Pasión de Cristo y prepa-rándonos de una manera adecuada a la Pascua del Señor Jesús.

Una de las celebraciones que no puede faltar es la Misa Crismal, que tradicionalmente se hace el Jueves Santo; sin embargo, en sus excepcio-nes, se realiza cualquier otro día previo dentro de la Semana Santa.

La Misa Crismal es precisamente donde se consagra el Santo Crisma, que es un aceite consagrado compuesto por aceite de oliva (que representa la forta-leza) al que se añade una pequeña canti-dad de bálsamo (cuyo aroma representa el suave olor de la vida cristiana) y se bendicen los restantes óleos (aceites) de los catecúmenos y de los enfermos, mismos que no incluyen ningún bálsa-mo. Esta celebración es presidida por el Obispo y concelebrada con los presbí-

teros de la diócesis.Con el Crisma consa-

grado por el Obispo son ungidos los nuevos bau-tizados y son signados los que reciben la confir-mación. También se emplea en las ordenacio-nes de obispos (en la cabeza) y de los presbíte-ros (en las palmas de las manos); asimismo, se usa en la dedicación y consagración de una iglesia y de un altar. Su efecto es el que tiene mayor riqueza de signifi-cados encontrados en las distintas celebraciones y sacramentos: con el óleo de los catecúmenos se preparan y disponen para el bautismo estos mis-mos, y su efecto se remite a la fortaleza en la lucha de la vida cristiana y se extiende a los exorcismos; mientras que con el óleo de los enfermos, se ungen a estos mismos para que sean

aliviados físicamente y les sea restitui-da la salud.

De esta forma, la celebración de la Misa Crismal es necesaria para la vida

y acción de todo el año litúrgico, ya que la unción con el crisma y los óleos se re-presenta la plena difusión de la Gracia.

Óleo perfumado del Espíritu Santo

29 de marzo de 2015

Mensajero

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5ª Estación: El Cirineo ayuda al Señor a llevar

la CruzTe adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Cada uno de nosotros tenemos nuestra vocación, hemos venido al mundo para algo concreto, para realizarnos de una manera particular. ¿Cuál es la mía y cómo la llevo a cabo?

Pero hay algo, Señor, que es misión mía y de todos: la de ser Cirineo de los demás, la de ayu-dar a todos. ¿Cómo llevo adelante la realización de mi misión de Cirineo?

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

6ª Estación: La Verónica enjuga el rostro de Jesús

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Es la mujer valiente, decidida, que se acerca a Ti cuando todos te abandonan.

Yo, Señor, te abandono cuando me dejo llevar por el “qué dirán” del respeto humano, cuando no me atrevo a defender al prójimo ausente, cuando no me atrevo a replicar una broma que ridiculiza a los que tratan de acercarse a Ti.

Y en tantas otras ocasiones. Ayúdame a no dejarme llevar por el respeto humano, por el “qué dirán”.

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

7ª Estación: Segunda caída en el camino de la Cruz

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Caes, Señor, por segunda vez. El Vía Crucis nos señala tres caídas en tu caminar hacia el Calvario. Tal vez fueran más. Caes delante de todos... ¿Cuándo aprenderé yo a no temer quedar mal ante

los demás, por un error, por una equivocación?¿Cuándo aprenderé que también eso se puede

convertir en ofrenda? Señor, pequé, ten piedad

y misericordia de mí.Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

Jueves Santo 9

Por: Sem. Carlos A. Flores Loya

En Jerusalén se vivía el bullicio y la agitación por la inminencia de la fiesta de la Pascua. Cada día llegaban cientos de peregrinos a la ciudad santa. Al vis-lumbrar sus murallas, cuando alcanza-ban a ver el resplandor del templo, el

corazón de todo judío ardía de emoción por haber llegado a la casa del Señor, a ofrecer en sacrificio el cordero pascual.

Era el mes de Nisan del año treinta y tantos, y entre muchos peregrinos va Cristo junto con sus discípulos. Jesús sube a Jerusalén consciente de su desti-no, su corazón está inquieto. De sus

labios brotan estas palabras: “¡Jerusa-lén, Jerusalén que matas a los profetas y apedreas a los que Dios te envía! (Mt.23, 37), sabe lo que pasará con él, sabe que morirá de forma espantosa en la cruz, pero no quiere morir sin antes despedirse de los suyos”.

Con un amor infinito celebró la cena pascual con sus amigos. Se hinca ante doce hombres y con profunda reveren-cia les lava los pies, les quita las sanda-lias con tal delicadeza que pareciera tocar lo más sagrado en el mundo. Entonces les explica que para ser parte del Reino de Dios deben amarse unos a otros y estar al servicio de todos, como Él mismo lo ha hecho. Después tomó un pedazo de pan, bendijo a su Padre eterno, lo partió y se lo dio; tomó una copa llena de vino y les dio a beber del cáliz de su sangre.

A los Apóstoles jamás se les olvidó esa cena, no pasaron por alto ningún detalle. En su memoria resonaban las palabras de Cristo: “Hagan esto en memoria mía” y desde entonces cele-braron el misterio de la cena del Señor,

que la tradición llamó Eucaristía. Dos mil años de historia nos unen a ese acon-tecimiento inolvidable. El Jueves Santo conmemoramos solemnemente la institución sacerdotal de los discípu-los que se sintieron llamados a repetir los gestos de Jesús, y en torno al Obispo se bendicen los Santos Óleos.

Por la tarde, nuestro corazón vuelve a estremecerse como el de Cristo, porque lo contemplamos en la cruz, lo vemos muerto, pero descubrimos que no esta-mos solos, que su presencia habita en su Iglesia en el milagro de la Eucaristía. Sólo entonces, en la misa vespertina cantamos llenos de alegría el himno de su gloria, rompemos el silencio de la Cuaresma y hasta las campanas tañen de júbilo, porque Dios ha pactado una nueva alianza con nosotros y ahora es eterna. Vemos a Cristo sacerdote de nuevo al servicio del prójimo, y tras comer su cuerpo y su sangre velamos con Él, nos quedamos en silencio, ilu-minados por la luna llena, que brilla avergonzada porque anuncia la muerte de Cristo.

Una despedida inolvidable29 de marzo de 2015

Mensajero

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8ª Estación: Jesús consuela a las hijas de

JerusalénTe adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Muchas veces, tendría yo que analizar la causa de mis lágrimas. Al menos, de mis pesa-res, de mis preocupaciones. Tal vez hay en ellos un fondo de orgullo, de amor propio mal entendido, de egoísmo, de envidia. Debería llorar por mi falta de correspondencia a tus innumerables beneficios de cada día, que me manifiestan, Señor, cuánto me quieres. Dame profunda gratitud y correspondencia a tu misericordia.

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

9ª Estación: Jesús cae por tercera vez

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Tercera caída. Más cerca de la Cruz. Más agotado, más falto de fuerzas. Caes desfallecido, Señor.Yo digo que me pesan los años, que no soy el

de antes, que me siento incapaz. Permíteme, Señor, imitarte en esta terce-

ra caída y haz que mi desfallecimiento sea beneficioso para otros, porque te lo doy a Ti para ellos.

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

10 Viernes Santo

Por: CODIPACS Ecatepec

Vía Crucis son dos palabras latinas, cuyo sig-nificado es “camino de la cruz”; es el recuerdo de los dolores de Jesús en sus últimas horas de su vida convertidas en oración. El Vía Crucis es la oportunidad de contemplar a Jesús, quien camina en la entrega de su amor hasta el extre-mo (Jn 13,1).

Nos ayuda, como dice San Pablo: “Ancho, largo, alto y profundo es el amor de Cristo” (Cfr. Ef 3, 18). Nos ayuda a meditar que hay personas que también participan del Camino de la Cruz. Quienes sufren la violencia, los pobres, los enfermos, los que sufren por sus muertos, los que sufren discriminación o por la migración. Todos en cierto modo hacemos un Vía Crucis a lo largo de nuestra vida: los esposos recorren este paso de dolor, los sacer-dotes, los consagrados y las mujeres y hom-bres que viven caídas, traiciones, las conse-cuencias de las debilidades y pecados.

El Vía Crucis consta de 14 estaciones, cada una se fija en un paso o episodio de la Pasión del Señor. A veces se añade una decimoquinta, dedicada a la Resurrección de Cristo. En la práctica de este ejercicio piadoso, las estacio-nes tienen un núcleo central, están tomadas de

los relatos evangélicos de la Pasión expresa-dos en cada pasaje, propone la meditación y contemplación de uno de los momentos importantes de la Pasión de Jesús. Suele ir precedido y seguido de diversas preces y ora-ciones, según las costumbres y tradiciones de las diferentes regiones o comunidades eclesia-les. En la práctica comunitaria del Vía Crucis, al principio y al final, y mientras se va de una estación a otra, suelen introducirse cantos adecuados.

“Condenado a muerte y cargado del madero, que había de ser el instrumento de nuestra redención, Jesús hizo este itinerario de dolor desde el pretorio de Pilato hasta el monte Cal-vario (Mt 27, 22-61; Mc 15; Lc 23; Jn 19).

La costumbre es llevar a cabo un recorrido grupal que puede tener lugar dentro del templo o por las calles, deteniéndose en cada estación y haciendo una oración en cada una, además de una lectura de algún pasaje del Evangelio y un canto. La Piedad dejó o hizo producir en el arte obras maravillosas representando las distintas escenas del Vía Crucis. En muchos lugares se representa en vivo por la gente que se adentra en cada uno de los personajes que surgieron en aquel momento y es importante en nuestras vidas.

Vía Crucis,Por: CODIPACS Teotihuacán

Palabras ante la muerte. Pala-bras que nos hablan de la VIDA. En la tradición cristia-na, el martirio ha sido el premio de quienes han seguido fiel-mente las huellas de Jesús. El seguimiento radical del Evan-gelio pasa necesariamente por la Cruz, signo de escándalo y contradicción, pero también signo de salvación y liberación.

Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen

Perdón es reconocer que algo es contradictorio con la digni-dad que Dios nos ha dado. Pedir perdón es también indig-narse por las ocasiones que padecemos el pecado de los poderosos. El grito de Jesús no es un grito resignado ante la muerte, es un grito de indigna-ción ante quienes ultrajan la vida de los inocentes y se man-chan las manos con esa sangre derramada. ¿Qué diremos noso-tros ahora ante el abuso de auto-ridad de la mayoría de las poli-cías o de muchos funcionarios públicos o incluso de nuestros mismos pastores?

Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso

Quisiéramos que las situacio-nes de dolor y sufrimiento deja-ran de atormentarnos o atormen-tar a los más débiles. Sin embar-go, no podemos pensar en una solución fácil y rápida si no hemos hecho algo para que el dolor no hiera a más inocentes. Si queremos que el dolor no due-la, denunciémoslo, si queremos estar ya en el paraíso, comence-mos a construirlo, si queremos que llegue a los demás, dejemos nuestra indiferencia.

Mujer, ahí tienes a tu hijo... Ahí tienes a tu Madre

El amor nos hace vivir la entre-ga. La entrega mayor es confiar-nos al otro. Esa fue la entrega de Jesús, vivir en confianza y fami-liaridad con sus discípulos. De la misma manera, en la extrema necesidad nos confiamos a los demás, porque luchar por nece-sidades comunes nos hace ser una familia. Ante la experiencia de la muerte, quisiéramos que nuestros seres queridos no sin-tieran el abandono.Dios mío, Dios mío, ¿por qué

me has abandonado?¿Será que Dios se complace en

nuestro sufrimiento y abando-no? ¿Cómo soportan muchos el abandono? Los indígenas que son tratados como personas sin derechos, las mujeres que pade-cen el machismo, los niños y

niñas de la calle sacando fuerzas de su ser para provocar la com-pasión y conseguir unas mone-das para comer un día, las perso-nas que emigran para conseguir trabajo y futuro en otra tierra, en otra cultura. Y con todo, es en este abandono donde reconoce-mos, como el hijo pródigo, que nuestra vida no puede seguir así. El total abandono es para reco-nocer que la fuerza de la espe-ranza se construye a partir de reconocer la propia dignidad.

Tengo sedCómo quisiera que tú también

tuvieras sed, cómo quisiera que tú también clamaras por justi-cia. El grito: ¡Tengo sed! Es el deseo de contagiar a los demás con el mismo grito: anhelar que la vida venga con dignidad, con justicia, con esperanza para todos y todas de una liberación plena y total. Tener sed es más que una necesidad física, es sentir el deseo más hondo de que la dignidad humana se res-pete, más aún en los momentos en que está en riesgo.

Todo está cumplidoNosotros, ¿tenemos en nuestro

corazón la certeza de que hemos cumplido con nuestro compro-miso de vida cristiana? ¿Hemos cumplido con este compromiso a pesar de los riesgos, como la persecución?

Padre, en tus manos pongo mi espíritu

Aunque estas palabras nos recuerden la muerte de los már-tires y de nuestro Mártir mayor, Jesucristo, también estas pala-bras nos anuncian la resurrec-ción, la vida nueva.

Fuente: Folleto“Misión por la fraternidad”.

Siete palabras de vida contemplar a Jesús

29 de marzo de 2015

Mensajero

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10ª Estación: Jesús despojado de sus vestidurasTe adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Arrancan tus vestiduras, adheridas a Ti por la sangre de tus heridas.

A infinita distancia de tu dolor, yo he sentido, a veces, cómo algo se arrancaba dolorosamente de mí por la pérdida de mis seres queridos.

Que yo sepa ofrecerte el recuerdo de las sepa-raciones que me desgarraron, uniéndome a tu pasión y esforzándome en consolar a los que sufren, huyendo de mi propio egoísmo.

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

11ª Estación: Jesús es clavado en la Cruz

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Señor, que yo disminuya mis limitaciones con mi esfuerzo y así pueda ayudar a mis hermanos.

Y que cuando mi esfuerzo no consiga dismi-nuirlas, las ofrezca a Ti también por ellos.

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

12ª Estación: Jesús muere en la Cruz

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Te adoro, mi Señor, muerto en la Cruz por Salvarme. Te adoro y beso tus llagas, las heridas de los clavos, la lan-zada del costado... ¡Gracias, Señor, gracias! Has muerto por salvarme, por salvarnos.

Otórgame el responder a tu amor con amor, cumplir tu Voluntad, trabajar por mi salva-ción, ayudado de tu gracia. Y concédeme el trabajar con ahínco por la salvación de mis hermanos.

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

11Vigilia Pascual

Es la celebración central de todo el año litúrgico y ocurre al caer el sol del Sába-do Santo. Con esta fiesta los cristianos recordamos la noche en la cual Cristo sale de la tumba, victorioso de la muer-te. Esta memoria se hace realidad, por-que sabemos que el mismo Cristo resu-citado está presente en la comunidad que celebra el gran acontecimiento.Lo llamamos “vigilia” por la actitud

de espera que debe tener el cristiano, según la invitación del Evangelio: “Ten-gan la ropa puesta y mantengan encen-didas sus lámparas. Estén como hom-bres que esperan que su patrón regrese de un casamiento para abrirle la puerta. Dichosos los siervos que el Señor al venir encuentre despiertos…” (Lc 12, 35-37). Para todo cristiano este velar adquiere el valor simbólico de la espera de la venida del Señor. Así, la Vigilia Pascual se convierte en el programa de vida: estar siempre alertas y preparados para nuestro encuentro final con el Señor.Durante la Vigilia Pascual se presen-

tan símbolos y ritos como la “bendición del fuego”, la cual marca el inicio de la vigilia. Habla del paso de las tinieblas a la luz, de la noche al día. Las tinieblas simbolizan el pecado y la muerte; y la

luz simboliza a Cristo Resucitado.Se enciende el Cirio Pascual, que sim-

boliza a Cristo resucitado, y se compar-te su fuego para encender las velas que todos los fieles llevan a la celebración. Esto significa que Cristo, “Luz del Mundo”, ilumina la vida de los hom-bres con su Resurrección. Se coloca al frente, en el presbiterio, desde donde domina toda la asamblea.La procesión consiste en entrar al

templo o lugar de la celebración, prece-didos por el sacerdote que lleva el Cirio Pascual en alto, lo cual significa que somos el Nuevo Pueblo de Dios, nacido de la Pascua; peregrinos seguimos a Cristo Resucitado, nuestro Jefe y Luz del Mundo a través del desierto de esta vida hacia la Patria Celestial.

La Liturgia de la PalabraEn ninguna otra celebración hay tan-

tos textos como en ésta. Son nueve lecturas que presentan en síntesis la Historia de la Salvación. Las lecturas se hacen a manera de diálogo entre Dios y la comunidad, cada una está precedida de momentos de silencio, aclamacio-nes y cantos de salmos. Las siete prime-ras lecturas se refieren al Antiguo Testamento, para admirar la obra de la

Creación (Génesis); recordar los pro-digios que hizo Dios con Israel su pueblo (Éxodo); leer a los profetas que anunciaron la Salvación que Dios realizaría para todos los hombres. Enseguida, se ofrecen dos lecturas: una de San Pablo que anuncia a la nueva Iglesia que Cristo resucitado de entre los muertos ya no morirá, y la más importante: el Evangelio, que narra la Resurrección del Señor.

La Liturgia BautismalEs el momento en que se bendice el

agua bautismal; se brinda el Bautismo a quienes se hayan preparado para ingresar a la comunidad cristiana y se renuevan las promesas bautismales por parte de todos los presentes.

La Liturgia EucarísticaComo en todas las celebraciones

eucarísticas (misas), se prepara el altar con los dones del pan y el vino, para hacer presente la Pascua de Cristo, como Él nos lo enseñó. La celebración eucarística es el centro de toda la vigi-lia. La palabra “eucaristía” significa "acción de gracias”. En esta noche pas-cual, la Iglesia celebra su acción de gracias al Padre por habernos dado a su

Hijo, muerto y resucitado. En esta noche se comprende más que nunca por qué los primeros cristianos llamaron Eucaristía a la Cena del Señor. Este es el momento en que nació la verdadera Eucaristía: ¡la Pascua! Por esto, el Mis-terio de la Noche Pascual culmina en la Eucaristía, que ya no la ofrece Cristo solo, sino en compañía de su Iglesia.

Cristo, “Luz del Mundo”29 de marzo de 2015

Mensajero

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13ª Estación: Jesús en brazos de su madre

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Déjame estar a tu lado, Madre, especialmente en estos momentos de tu dolor incomparable. Déjame estar a tu lado. Más te pido: que hoy y siempre me tengas cerca de Ti y te compadezcas de mí.

¡Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía! Señor, pequé, ten piedad

y misericordia de mí.Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

14ª Estación: El cadáver de Jesús puesto en el Sepulcro

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Todo ha terminado. Pero no: después de la muer-

te, la Resurrección. Enséñame a ver lo que pasa, lo transitorio y

pasajero, a la luz de lo que no pasa. Y que esa luz ilumine todos mis actos. Así sea.

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

Oración Final

Te suplico, Señor, que me concedas, por intercesión de tu Madre la Virgen,

que cada vez que medite tu Pasión, quede grabado en mí

con marca de actualidad constante, lo que Tú has hecho por mí y tus constantes beneficios.

Haz, Señor, que me acompañe, durante toda mi vida,

un agradecimiento inmenso a tu Bondad.

Amén.

1 Domingo de Resurrección

Por: Pbro. Mariano I. MontielDiócesis de Nezahualcóyotl

La Resurrección de Cristo nos abre la esperanza más grande, porque abre nuestra vida y la vida del mundo al futuro eterno de Dios, a la felicidad plena, a la certeza de que el mal, el peca-do, la muerte pueden ser vencidos. Y esto nos lleva a vivir con más confianza la realidad cotidiana, a afrontarla con coraje y compromiso. La Resurrección de Cristo es nuestra fuerza.

Deteniéndose en los testimonios en forma de relatos que se encuentran en el Evangelio, noto que los primeros testi-gos de este evento fueron las mujeres. Éstas son impulsadas por el amor y saben recibir este anuncio con fe: creen e inmediatamente lo transmiten, no se lo guardan para sí. La alegría de saber que Jesús está vivo, la esperanza que llena sus corazones no se puede conte-ner. Esto debería suceder también en nuestra vida… ¡Tenemos el coraje de salir para llevar esta alegría y esta luz a todos los lugares de nuestra vida! La Resurrección de Cristo es nuestra cer-

teza más grande; ¡es el tesoro más precioso! ¡Cómo no compartir con los otros este tesoro, esta certeza tan bella! ¿Cómo se ha transmitido esta verdad de fe?

En las Escrituras encontramos dos tipos de testimonios al respecto: el primero, las breves fórmulas, que indi-can con concisión el núcleo de la fe: la pasión, muerte y resurrección del Señor. Es significativo el hecho de que sean mujeres, que según la ley no podían dar un testimonio fiable, las primeras en anunciar la Resurrección. Dios no las elige con criterios huma-nos sino que mira a su corazón. Su experiencia parte del amor, que las mueve a acudir al sepulcro, y que las hace capaces de acoger el signo de la tumba vacía y el anuncio del mensaje-ro de Dios, y transmitirlo, pues la ale-gría y la esperanza que las invade no se puede contener.

Para los otros discípulos fue más difícil: Pedro se detiene ante el sepul-cro vacío, Tomás quiere tocar con sus manos las llagas del cuerpo de Jesús. También nosotros estamos llamados a

crecer en la fe a través de los signos del amor de Dios: la Escritura, la Eucaristía y los otros sacramentos, y de ese modo, la fe en el Resucitado nos impulsará a

salir para llevar esta luz a cada rincón de nuestra vida, comunicándola con ges-tos de caridad, misericordia y perdón.

La Resurrección esel corazón de la fe

29 de marzo de 2015

Mensajero2

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13Pascua29 de marzo de 2015

Por: Mons. Luis Martínez FloresCODIPACS Ecatepec

Cuando vemos las noticias actuales, al recordar que el hombre ha estado en guerra prácticamente toda su historia y cuando experimentamos la inestabili-dad social y la severa pobreza que afec-ta a los más débiles, sabemos que hay una gran división. En nosotros mismos experimentamos el miedo, la culpabili-dad de nuestras acciones y la falta de amor, sabemos que no tenemos paz interior. Ante este escenario podemos pensar: “¡La paz es algo verdadera-mente inalcanzable!”. Muchas veces nos encontramos con personas violen-tas, pero por desgracia no sólo es eso, sino que también hay personas indife-rentes ante estas situaciones.

Lo primero que debemos considerar es “no resignarnos”, ya que el proyecto original de Dios para el hombre es que viva en paz. La paz es “don de Dios”, pero también es “tarea del hombre”, por eso debemos ser “constructores de paz”.

Cuando las naciones se alzan en gue-rra, cuando recordamos la Primera y Segunda Guerra Mundial, el 11 de sep-tiembre o la violencia que se ha genera-do en nuestro país, no debemos olvidar que eso es expresión de algo más pro-fundo; no sólo es responsabilidad de los gobiernos sino que la raíz está en

cada uno de nosotros. Por eso hay que sembrar la paz en el corazón de cada ser humano, en el corazón de cada uno de nosotros para que alcance la realidad de la familia, de la Iglesia, de la escuela o del trabajo, del deporte y la política, de la universidad y de los sindicatos. El fin de la carrera armamentista inicia en el fin de la violencia en nuestra vida y en nuestras familias.

En el ámbito de nuestra fe, recorde-mos que la paz es un don de Dios. Cuan-do hemos recibido la buena nueva del Evangelio cambia nuestra visión del mundo y de la misma vida: como Jesús, nos hacemos capaces de “hacer el bien”, de “perdonar a nuestros enemi-gos” como oramos en el Padrenuestro, estamos llamados a buscar la perfec-ción y la santidad como es Dios mismo: santo y perfecto. Esto los podemos contemplar en las bienaventuranzas o el camino de la felicidad que el mismo Cristo nos enseñó: “Dichosos los que trabajan por la paz, porque se les llama-rá hijos de Dios” (Mt 5,9).

Todo ser humano, pero de una manera especial los papás, los educadores y los sacerdotes, tenemos la tarea, la misión de transmitir a las nuevas generaciones los valores de la paz, la verdad, la tole-rancia, la justicia y solidaridad. Para los que pertenecemos a la Iglesia católica la paz se vive en la Eucaristía: ahí pedi-mos y experimentamos el perdón, bus-

camos la comunión con los hermanos y con Dios mismo.

¿Cómo construir la paz? Hay muchas formas, nosotros tomaremos estos elementos: reflexión y diálogo. Verifi-cando hasta dónde ha llegado el mensa-je del Evangelio a cada uno de noso-tros, a los niños, jóvenes y adultos; y nos abriremos a un diálogo sincero, con la buena voluntad de construir el Reino de Dios en nosotros. Por último, llegan-do al compromiso en nuestro camino Cuaresma-Pascua.

Una buena iniciativa es en esta Sema-na Santa participar en el Triduo Pas-cual, en la institución de la Eucaristía, en el Vía Crucis y la Vigilia Pascual, con una participación en actitud de plegaria a Dios y compromiso de fra-ternidad entre nosotros. Los signos de vestir de blanco y de encender una pequeña luz, la cual, en el momento en que se junte con todas las luces, se con-vertirá en la gran luz de la Paz de Cristo que irrumpe en las tinieblas de nuestros egoísmos.

Por: Pbro. Abel Fernando Silva López, Diócesis Valle de Chalco

Como personas de fe hablar del tiempo de Pascua es motivo de alegría y espe-ranza, de gozo y júbilo; y no exagero en esto, pues en una experiencia muy per-sonal siempre anhelo que llegue este tiempo, me gusta mucho, incluso podría decir más que la Navidad.

Creo que este sentimiento es compar-tido por muchas personas de fe que, como yo, han aprendido que “si Cristo no hubiera resucitado vana sería nues-tra fe”. La experiencia del resucitado es la fuerza motora que animó a los prime-ros discípulos a dejar el miedo y el dolor de la crucifixión y a tener el valor de enfrentarse a un ambiente negativo que dio muerte a Jesucristo, su Maestro y Señor.

Alguna ocasión escuché esta frase “Pascua es Esperanza” y aunque no era nada nuevo en la teología que aprendí en el seminario sí me hizo eco, pues la frase salió de una película de caricatu-ras y se me ocurrió utilizarla para una

homilía.Para mí la Pascua es eso: esperanza.

La esperanza de cambiar una realidad de muerte en otra de vida; la esperanza de dejar situaciones de dolor y transfor-marlas en alegría; la esperanza de que por medio de Jesucristo podemos ven-cer las tinieblas del pecado y sus conse-cuencias como el dolor, la angustia, el sufrimiento, el aislamiento, la división, entre otros.

En este mundo, donde sigue habiendo tanto dolor, sufrimiento y muerte, hoy más que nunca es necesario proclamar: “No se espanten. Buscan a Jesús de Nazaret, el que fue crucificado. No está aquí; ha resucitado” (Mc 16,6).

La Iglesia tiene que seguir asumiendo estas palabras, revitalizarlas y presen-tarlas a los hombres de hoy porque no podemos seguir buscando a Cristo en el sepulcro, es decir, en un mundo de muerte. Tenemos que proclamar que Jesucristo no está allí, que ha resucita-do y eso es cambiar el punto de referen-cia y nuestra actitud frente a la realidad en la que nos encontramos. No es lo

mismo voltear a ver al sepulcro que fue el lugar donde pusieron el cuerpo inerte de Cristo que voltear a ver a Galilea, que es el lugar de la promesa del

encuentro con Jesucristo. Por eso la resurrección es esperanza, es ver la promesa de vida y dejar atrás el pesi-mismo y el miedo.

El inicio del tiempo de Pascua

Paz: don de Dios yconstrucción del ser humano

Mensajero

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1 Familia

Por: Gerardo Pimentel BarajasDiócesis de Valle de Chalco

Día con día nos encontramos con la tragedia de la inseguridad, corrupción,

desempleo, cultura de la muerte (abor-to y eutanasia), drogas, bullying, discri-minación, narcotráfico y demás; parece como si tales hechos imperaran en nues-tra sociedad, sembrando la desesperan-za y el miedo.

Como consecuencia de estos actos se ve afectada directamente la familia en sus cimientos, en su integridad y en su unidad. La familia hoy por hoy vive preocupada por el acontecer social, los padres viven preocupados por el futuro de sus hijos, quienes se enfrentan a este panorama. Nadie debe excluirnos ni justificarnos de esta realidad porque todos formamos parte de la sociedad; somos nosotros mismos los que contri-buimos directa e indirectamente en la realidad social a la cual pertenecemos.

Habría que cuestionarnos ante estas realidades que lastiman los frágiles cimientos familiares en el rol que nos corresponde como: padre, madre, hijo

o hija. Frente a esta realidad, ¿qué he hecho y qué he dejado de hacer para contribuir en esta tragedia? ¿En qué puedo contribuir para transformar mi entorno familiar y social? ¿Qué inicia-tivas puedo aportar para mejorar la sociedad en la que vivo?

En el Evangelio, Cristo nos da estas respuestas: “Ten fe en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu familia” (Hch. 16,31). Es indispensable creer en Cris-to y en su palabra porque es Cristo mismo quien da su propuesta de amor, misericordia y perdón. Así podremos aportar un mensaje novedoso y verda-dero a la sociedad en que vivimos, enviado desde el seno familiar; porque es en la familia donde se germinan los valores fundamentales e indispensa-bles para la transformación social.

“Graba en tu corazón los mandamien-tos que yo te entrego hoy, repíteselos a tus hijos, habla de ellos tanto en casa

como cuando estés de viaje, cuando te acuestes y cuando te levantes” (Dt 6, 6-7). Padre y madre grábate en tu corazón la Palabras de Cristo, hazlas vida pri-mero y después grábalas en el corazón de tu hijo. Si los padres educan a sus hijos desde el Evangelio de Cristo jamás se equivocarán.

“Hijo mío, observa los consejos de tu padre, no rechaces la enseñanza de tu madre” (Prov. 6,20). Hijo, hija obedece a tus padres, porque ellos con su cono-cimiento y experiencia saben lo que es mejor para ti.

Para que este propósito de familia ejemplar se logre es fundamental que todos los integrantes trabajen en con-junto y en armonía; donde los valores sean inculcados con sabiduría, amor y como pieza importante de nuestra sociedad. De este modo la familia reno-vada y transformada será la célula fun-damental de la transformación social.

Por: Viviana Martínez

La familia siempre estará en nuestro corazón porque es un ámbito privile-giado donde vivir la comunión de amor a la que Dios nos llama para nuestra plena realización. La familia está invi-tada a constituirse en un camino de santidad para todos sus miembros. Quien nos puede dar luces de cómo lograrlo es la Familia de Nazaret, inte-grada por Jesús, María y José. ¿Qué significa tener como modelo el hogar de Nazaret?Jesús nació en un sencillo establo y

descansó por primera vez en un pese-bre, envuelto en pañales (Lucas 2, 16). Santa María vio nacer a su Hijo en la pobreza material. Sin embargo, lo importante para Jesús fue la acogida amorosa de sus padres que “le hizo sentir la ternura y la belleza de ser ama-do”, según las palabras del papa Bene-dicto XVI. “En Él ha aparecido la gra-cia, la misericordia, la ternura del Padre: Jesús es el Amor hecho carne”, como recientemente lo destacó el Santo Padre Francisco.No hay ninguna razón por la que este

ejemplo no siga siendo válido hoy en día, y por eso la Iglesia insiste en que es el amor de una familia la que da a los hijos la seguridad que necesitan y les permite desplegar aquello que los hace

únicos e irrepetibles. El primer alimen-to que recibió Jesús fue el amor de sus padres y fue ese amor la base de su formación.La familia de Nazaret nos invita a

amarnos entre esposo y esposa porque de ese amor se alimentarán los hijos. Ellos no necesitan discursos ni largos sermones, necesitan un testimonio de amor de parte de sus padres en la coti-dianidad de sus vidas. De este modo, a pesar de las enormes dificultades que pueda encontrarse un niño tras su naci-miento o un adolescente durante su crecimiento, si es recibido en el seno de una familia que le ama, encontrarán todas las fuerzas para superar cualquier obstáculo.Jesús, verdadero hombre, quiso nacer

en una familia humana, y al hacerlo la ha bendecido y consagrado. Dios se hizo hombre y esta verdad de fe es la verdad sobre el ser humano. Queda así de manifiesto el especial papel de la familia, que se convierte a la vez en partícipe y testigo del gran milagro de la vida. Y es que el nacimiento de un hijo no deja de ser un auténtico miste-rio, un regalo de Dios. Los pastores, luego del anuncio del Ángel, encontra-ron la escena de una familia: madre, padre e hijo. Así se nos presenta Jesús, en medio de una familia. Pero no por eso está privada de peligros. Recorde-

mos que Herodes se sintió amenazado en su poder y ordenó matar a todos los niños menores de 10 años de Belén y alrededores.Cuántas injusticias no se

cometen en la actualidad en contra de la vida; incluso un bebé en el vien-tre de la madre está ame-nazado de muerte. Así le ocurrió a la Familia de Nazaret, tuvo que emigrar a Egipto para huir de los que buscaban a Jesús para matarlo. Pero a pesar de todo, sus padres, confian-do en la Providencia, encontraron la manera de proporcionarle seguridad y felicidad.La Sagrada Familia expe-

rimentó a fondo el amor de Dios, signo de unidad, de respeto a la dignidad de sus miembros, valor supremo del trabajo cons-tante y honesto para poder subsistir cada día. Con sencillez, prac-ticaron el sacrificio, comprensión, ternura y bondad. La presencia cons-tante de Dios los mantuvo siempre unidos en la dificultad y alegría. Siem-pre dóciles a la fuerza del Espíritu San-

to, para dar cumplimiento, en todo momento, al plan de amor que estaba pensado para ellos y su misión. Este es el amor que Dios, en su infinita miseri-cordia, reservó para la familia católica. Gracias, Familia de Nazaret, modelo para mi familia.

La familia: célula fundamental

para toda familiaFamilia de Nazaret: modelo

para la transformación social

29 de marzo de 2015

Mensajero4

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1@joven29 de marzo de 2015

Por: P. Gustavo S.P.Diócesis de Cuautitlán

Uno de los compromisos más decidi-dos del Obispo don Guillermo Ortiz Mondragón es encontrarse, atender, animar y formar a los jóvenes. Para ello convoca a la juventud de la Diócesis de Cuautitlán para asistir a las reuniones mensuales que él, de manera personal, prepara para que los jóvenes lleven un proceso de reiniciación en su vida de fe.

Cada momento está marcado por el acercamiento y la guía de la Palabra Divina, el joven lee, reflexiona, medita y hace oración desde la contemplación de los Evangelios. Cada joven en su personalidad singular expresa sus sen-timientos, y es en el aporte comunitario donde se enriquece la vida de aquellos que, en busca de ser escuchados, plas-man la realidad a la cual hacen frente con la decisión unánime de llevar a Cristo y compartir el amor de Dios en sus contextos cotidianos.

Los temas que se abordaron en la jornada fueron: sexualidad en pleni-tud cristiana, pureza de intención, cultura de vida y dignidad espiritual. En el plenario de este encuentro los jóvenes llegan a distintas conclusio-nes que enriquecen la fe y desde el interior se elevan frases como: “De-bemos creer y confiar en uno mismo aprendiendo de nuestros errores”, “Quien ha conocido a Dios no puede callar”, “Dios no vale la pena, vale la vida”, “Cristo es joven como noso-tros”, “Jesús me ama como joven y viviré para servirlo”, “Todo lo puedo en Cristo con amor y fe”.

El P. Óscar Carrillo, animador de la Pastoral Juvenil, compartió con los jóvenes algunos elementos para que ellos se organizaran a través de sus grupos parroquiales, elementos para que pudieran interactuar de manera más integral hacia la comunidad. Algu-nos temas que abordó fueron los de: liderazgo, la dinámica de grupos y nive-

les de organización social (equipos, grupos y comunidades).

El Obispo sigue animando a todos los sacerdotes de la Diócesis para que se conviertan en animadores y forma-dores de la juventud.

Para estar cercano a los jóvenes los ha invitado a interactuar con él en su cuen-ta de Facebook: “Obispo Guillermo”, en un apartado especial para el encuen-tro con la juventud que se llama “Jóve-nes con el Obispo”.

Por: CODIPACS Teotihuacán

La Semana Santa implica mucho más que ir a misa o rezar. Es un tiempo donde la espiritualidad aflora. En un principio para algunos puede resultar difícil vivirla así, sobre todo cuando no hay mucha formación religiosa, pero inme-diatamente se enganchan porque ver a una persona que sufre injustamente siempre conmueve y es un muy buen punto de entrada para el dolor humano en general, y los jóvenes son especial-mente sensibles a la pena de otros. Saber que esa persona es Dios y dio su vida por nosotros... cualquier joven debe sentirse muy identificado con Jesús.

Hay que ver la pasión, muerte y resu-rrección de Jesús de modo tal que poda-mos entender este proceso como una forma de encontrar respuestas y moti-vos para vivir con más fortaleza los momentos difíciles, por lo que vencer la muerte podría ser el equivalente a salir de los problemas y entender que éstos nos puedan servir como lección de vida. Por eso, si nos fijamos bien hay muchas maneras en que los jóvenes expresan sus inquietudes y que a veces sin darnos cuenta hacen más cosas por los demás de lo que nosotros mismos creemos.

Estas nuevas generaciones se han caracterizado por romper los esque-mas tradicionales de las sociedades. La que antes era la semana más respe-tada, ahora para muchos es el momen-to de descansar y de dedicarse a hacer lo que más les gusta. Una semana completa divide el calendario en dos, este periodo, a diferencia de la época de vacaciones escolares, incluye el descanso de todos los familiares. Cuatro días en los que no hay trabajo, estudio o cualquier actividad que hace parte de la cotidianidad de una perso-na, en los que se puede hacer planes para descansar y en los que, por supuesto, tanto la mente como el cuer-po se oxigenan.

Ahora, las tardes de Vía Crucis en la Iglesia, la bendición del agua y el fuego y el sermón de las siete palabras son escuchados por las personas que lo disfrutan, mientras que los demás invierten su tiempo libre en lo que más les gusta. Esta semana es propicia para los jóvenes, que por el momento de la vida en que se encuentran necesitan tomar decisiones.� Qué aburrido es que te digan qué pensar y qué decir todo el tiempo en Semana Santa. Los tiem-pos han cambiado y más allá de sermo-nes, lo que nos interesa es entender la espiritualidad pero desde el punto de

vista de los chavos. Es muy difícil con-vencerlos de asistir a la iglesia, porque no se sienten identificados con algo que desde niños se les ha repetido. Es por eso que a los jóvenes hay que invitarlos a reflexionar y compartir sin necesidad de dejar de lado la diversión, no es nece-sario cancelar viajes o salidas familia-res para vivir la Semana Santa. Lo importante es que se dediquen unos minutos a la meditación sobre nuestra labor en el mundo, con tener conciencia

de eso bastará.Los jóvenes tienen la necesidad de

encontrar ese horizonte que le dé senti-do a su vida, para encontrarse consigo mismos, para pensar en la familia, en la amistad y el amor. La Semana Santa es un excelente momento para eso, es un momento de reflexión para considerar la vida y pensarla, pues tenemos en Jesús a ese Cristo eternamente joven que le puede dar sentido y orientación a cada uno de nosotros.

Jesús: un Cristo eternamente joven y para jóvenes

Jóvenes con el Obispo

Mensajero 5

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16 2015-2016 Año Internacional de la Vida Consagrada29 de marzo de 2015

1. En nuestra responsabilidad de participar como ciudadanos, y de orientar como Obispos a los fieles católicos de las Diócesis queremos darles una palabra de aliento y esperanza.

2. Aunque constatamos avances en el proceso democrático, todavía lo percibimos frágil, ya que por lo general, la participación ciu-dadana queda limitada al mo-mento electoral.

3. ¿Cómo asegurar la continuidad de proyectos en bien de la comu-nidad? ¿Cómo superar la historia de descalificaciones a lo realiza-do, a lo logrado, a lo que se ha iniciado cuando todo esto es váli-do y urgente para continuar? ¿Cómo lograr que avancemos en la erradicación de lo que nos daña a todos, y que no sólo en los niveles de gobierno, sino tam-bién en los de dirección se lleven a cabo los necesarios cambios de actitudes?

4. Como Iglesia, fieles al Evan-gelio y a su expresión en nuestra Doctrina Social, proponemos lo siguiente:

a. Reconocemos que es indis-pensable para la garantía de los Derechos Humanos el respeto y el apoyo a las Insti-

tuciones y a la Autoridad para su buen funcionamiento en servicio de la sociedad, cuyo horizonte de acción es el man-dato que el pueblo le da a par-tir de la Constitución Política tanto de México como de nuestro Estado, y de las Leyes Reglamentarias que de ella emanan para el Municipio.

b. Consideramos que es urgente el diálogo entre los diversos sectores de la sociedad y los candidatos de cada partido para presentar, por parte de los ciudadanos, la realidad que viven y la que esperan lograr; por parte de los parti-dos junto con sus candidatos, los proyectos con sentido de aplicabilidad real a situacio-nes concretas.

c. Percibimos que la unidad interna de cada partido es im-portante. Siempre habrá gru-pos dentro de una organiza-ción; sin embargo, la unidad facilitará que los candidatos cuenten con el apoyo necesa-rio para avalar y sostener sus propuestas y así ejecutarlas en bien de la sociedad.

d. Invitamos a todos los ciuda-danos, en edad de ejercer el voto, a participar de manera

libre, con plena libertad de conciencia, y elegir al candi-dato de su preferencia, asu-miendo la responsabilidad de actuar por sí mismos y con la intención de contribuir al bien social, dado que la democra-cia sigue siendo el camino de la justicia y el desarrollo en la paz.

e. La sociedad es un todo com-plejo, estructurado a partir de relaciones necesarias, en las que cada persona, al actuar, participa en la vida de todos. De modo que votar o no votar no es sólo un acto individual, sino que tiene repercusiones en toda la estructura social. Por eso alentamos la partici-

pación de cada uno en este ejercicio.

5. Encomendamos a Nuestra Seño-ra de Guadalupe, Reina de la Paz, la tarea de todos los ciudadanos en el cumplimiento de esta res-ponsabilidad común e ineludi-ble, y le pedimos, nos acompañe para que la Jornada electoral transcurra con civilidad y pacífi-camente en nuestro querido Esta-do de México.

Marzo 25 de 2015 Fiesta de la Anunciación

del Señor.

Atentamente sus hermanos en Cristo:

Ante la Jornada Electoral del próximo 7 de junio de 2015, para elegir a los diputados locales y federales, y a los

presidentes municipales en el Estado de México

Mensaje de los Obispos de la Provincia de Tlalnepantla

† Oscar Roberto Domínguez CouttolencObispo de Ecatepec

† Guillermo Francisco Escobar GaliciaObispo de Teotihuacán

+ Francisco González RamosObispo de Izcalli

† Juan Manuel Mancilla SánchezObispo de Texcoco

† Héctor Luis Morales SánchezObispo de Cd. Netzahualcóyotl

† Guillermo Ortiz MondragónObispo de Cuautitlán

† Víctor René Rodríguez GómezObispo Valle de Chalco

† Efraín Mendoza CruzObispo Auxiliar de Tlalnepantla

† Francisco Ramírez NavarroObispo Auxiliar de Tlalnepantla

† Carlos Aguiar RetesArzobispo de Tlalnepantla

Mensajero