marxismo integral

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UNIVERSIDAD CENTROAMERICANA JOS SIMEN CAAS FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y DE HUMANIDADES

EL MARXISMO INTEGRAL DE JOS CARLOS MARIATEGUI: POSIBILIDAD Y ALTERNATIVA PARA UN MUNDO FRAGMENTADO

JOS HUMBERTO FLORES MUOZ

TESIS DOCTORAL

SAN SALVADOR, EL SALVADOR, C.A., Agosto de 2007.

A siglo y medio de El Capital

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Un proyecto revolucionario, para ser eficaz, debe insertarse en una tradicin histrica. Maritegui lo saba bien. Pero para ser precisamente revolucionario debe, en ms de una ocasin, forzar a esa misma historia, desplegar sus velas contra el viento y navegar en direccin contraria a la corriente. Saber amalgamar voluntad y determinismo es lo que, en ltima instancia, permite superar los escollos del reformismo y del aventurerismo; las seducciones de la derecha y de la izquierda extremas. Estamos en las fronteras del pensamiento de Maritegui. Recordemos que muri en 1930, muy joven, y dejando una obra inconclusa.

Alberto Flores Galindo en Para situar a Maritegui

Tenemos el deber de no ignorar la realidad nacional; pero tenemos tambin el deber de no ignorar la realidad mundial. El Per es el fragmento de un mundo que sigue una trayectoria solidaria. Los pueblos con ms aptitud para el progreso son siempre aqullos con ms aptitud para aceptar las consecuencias de su civilizacin y de su poca. Jos Carlos Maritegui, Lo nacional y lo extico

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PRESENTACIN

El socialismo aparece siempre en la decadencia, en el Urtengang pero no es sntoma de la decadencia misma; es la nica y ltima esperanza Jos Carlos Maritegui, Obras Completas, T1.

Es muy difcil hacer un trabajo sobre el marxismo, ya que no existe un contexto apropiado para la recepcin de tales ideas. El sentido comn instalado sostiene que con la cada del Muro de Berln el socialismo no tiene ya nada que decir. En Europa ms que en Amrica Latina, se cree que el marxismo ha agotado su capacidad de aportar orientaciones, tanto en la teora como en la prctica. Muchas veces, tanto detractores como filo-marxistas de otros tiempos, anuncian que el marxismo ha sido superado. En realidad, creemos que lo que ha entrado en crisis y tiene ya poco que decir es una cierta praxis del marxismo: la que se dio en la experiencia sovitica de 1917 hasta 1989.

Sin embargo, si bien se puede hablar de la crisis de una praxis, no se puede hablar de extincin de la idea. La crisis nos ha llevado a otros cambios. La crisis del paradigma terico slo ser comprensible como una ruptura en la

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continuidad y una continuidad en la apertura sobre la base del error y la verdad1 para establecer las condiciones de un nuevo marxismo.

Esto quiere decir que es vlido presentar y actuar una teora que, si bien ha sido implementada imperfectamente, con el agravante que en algunas situaciones se lleg a excesos que pasaron sobre la dignidad del ser humano, como en el caso del marxismo stalinista, ha demostrado tambin manifestaciones con mucha imaginacin, sobre todo, para adecuarse a las nuevas exigencias del mundo.

Es ms: en los ltimos tiempos, en Amrica Latina se estn respirando otros vientos, por el fortalecimiento de muchos movimientos sociales, por la asuncin al poder por parte de algunos partidos de izquierda, por las resistencias permanentes de muchos colectivos, por la imaginacin y la creatividad de la izquierda en algunos contextos locales, por la sensibilidad mundial que ha caracterizado a la izquierda, por la voz levantada ante las agresiones del imperio, etc. Todas esas son buenas noticias, que nos llevan no a un mero triunfalismo, sino al compromiso del esfuerzo permanente para posibilitar otro mundo: ms justo, ms fraterno y ms humano.

Maritegui nos ha interesado por el carcter creador de sus propuestas. Y decimos creador, no tanto por la brillantez de sus ideas o por la originalidad de sus proyectos, sino por un proceso, frecuentemente doloroso, de su encuentro con el marxismo2.

Maritegui no fue marxista por el hecho de leer nicamente las obras de Marx o conocer todo el aparato terico de ste. Es algo ms. Maritegui es marxista porque supo encontrarse con Marx y llegar al fondo de su idea. Lo que1

MIGUEL ROJAS GMEZ, Para una esttica abierta, en, PABLO GUADARRAMA y CARMEN SUREZ GMEZ, Filosofa y Sociedad, tomo II, Editorial Flix Varela, La Habana, 2000, p. 457. 2 Cfr. JORGE OSHIRO, Labriola y Maritegui o la cuestin del marxismo creador, en, Anuario Mariateguiano, vol. 5, nmero 5, Editora Amauta, Lima, pp. 169-179.

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nos interesa de Maritegui es observar el proceso en el cual l asumi el marxismo, cmo fue el encuentro de Maritegui con Marx y el marxismo. En este sentido, siguiendo a Althusser, no slo nos ocupa el pensamiento de Maritegui, es decir, su produccin literaria, sino que nos interesa, sobre todo, su acto de pensar. Esto quiere decir, que debemos abordar el problema de cmo asumi el marxismo. Por consecuencia, observamos que el pensamiento sin la actividad del pensar es palabra y signos muertos. Y esto es importante para el problema filosfico de la actualidad. Muchos podrn decir que el marxismo como discurrir filosfico est muerto; sin embargo, eso lo podemos decir de la praxis sovitica. Pero si un pensador pone en acto el pensamiento de Marx, entonces, todo lo que dijo Marx, recobra una vigencia filosfica. As, se toman en cuenta dos cosas: el pensamiento de Marx y la accin del pensador, del cmo en la actualidad, en sus circunstancias, piensa el pensamiento de Marx. En este proceso se vuelve un pensamiento vivo. Dicho en otras palabras, Maritegui vivific el marxismo en su acto de pensar y, a la vez, su acto de pensar entr en su pensamiento, para proponer desde esas dos perspectivas el marxismo creativo y heroico atinente al continente americano.

El marxismo de Maritegui tiene muchas aristas que hicieron posible que su propuesta fuera integral. Desde el marxismo tuvo varias fuentes: el idealismo esttico de Croce, la idea de revolucin de Lenin, el trabajo de los mitos de Sorel, el marxismo creador de Labriola, los temas culturales de Gramsci, la sociedad nueva de Gobetti. Adems, acompa estas fuentes de avenidas de reflexin antipositivista visualizadas ya en Bergson y en Nietzsche

principalmente. Sus gustos estticos estuvieron marcados por Bernard Shaw, Waldo Frank, George Gras y Csar Vallejo, entre otros.

Maritegui en su asuncin del marxismo tuvo que pasar por muchas vicisitudes con propios y extraos. Desde las luchas internas con el APRA y,

especialmente, con Haya de la Torre o con los miembros de la Secretara de la Tercera Internacional de Amrica Latina, a su discusin en su libro Defensa del 6

Marxismo, con Henri de Man y con la permanente pugna con los gobernantes de su tiempo, en especial con Legua. Maritegui fue un marxista creador por muchas razones: por su conocimiento de Marx y de los marxistas de su tiempo, por su conocimiento de la realidad peruana y europea, porque asumi el marxismo con pasin y voluntad, porque lo asumi por una responsabilidad tica y esttica y, sobre todo, porque lo asumi como su forma de vida. En sntesis, podemos decir que Maritegui asume el marxismo en forma agnica que es lucha, es pasin, es vida3 y, en definitiva, es una tica y una militancia.

Maritegui, en esta lnea, hizo un esfuerzo filosfico, sin saberlo l, ya que busc permanentemente salirse de los lmites de cualquier punto de vista que se presentase como deudor de un sistema de pensamiento o de una totalizacin4. Con ello, aunque intent salirse de totalizaciones, se enrumb por el camino ms holstico de su propuesta. As, se decant por este camino filosfico porque hizo uso de la crtica hasta en la filosofa misma y en las posturas dogmticas de algunos marxistas de su tiempo.

Otra razn primordial para decidirnos a trabajar en la obra de Maritegui, fue por su espritu libre, creativo, dinmico y abierto. Esto tal vez no est expresado a lo largo de este trabajo; sin embargo, releyendo su obra, investigando a sus contemporneos, leyendo sus debates, nos parece que podemos atisbar este espritu que nos hemos referido. As, convencidos de la vigencia del marxismo, de su genuina alternativa al modelo neoliberal, notamos que Maritegui nos poda llevar no solamente a recrear el marxismo, sino a dar aportaciones significativas para construir un modelo alternativo en nuestros pases. La alternativa de Maritegui no consiste en una mera asuncin al poder o la sumisin de los partidos de izquierda a las elecciones parlamentarias; es algo ms: es recobrar la vitalidad de las muchedumbres a partir de sus organizaciones3

FRANCIS GUIBAL, Maritegui y Unamuno, en, Anuario Mariateguiano, Vol. 1, nmero 1, Editora Amauta, Lima, 1989, p. 157. 4 IGNACIO ELLACURA, Filosofa para qu?, en, Reflexiones Filosficas, Coleccin Paideia, Departamento de Filosofa, Universidad Jos Simen Caas, San Salvador, 1998, pp. 9-10.

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y sus movimientos, teniendo en cuenta las idiosincracias de los pueblos y sus personas. No se trata, nicamente, de un modelo econmico, sino de un modelo integral que toma en cuenta todas las dimensiones: lo poltico, lo econmico, lo cultural, lo social, lo educativo, lo ecolgico, lo tico, lo religioso, etc. Maritegui recogi todo este mpetu en el Amauta que se mostr como un factor aglutinante de un conjunto de prcticas polticas y culturales.

Lejos de ser un resabio de la visin ecumnica de un Maritegui europeizante, comenzamos a ver en la revista un resultado de la peruanizacin de su proyecto socialista y el eje de todas las iniciativas que contribuy a crear en Per hasta su muerte5.

Pero no slo en s mismo nos interesa el marxismo de Maritegui. En el esfuerzo del peruano se denota, tambin, que a travs del marxismo en confluencia con el indigenismo, trata de buscar un elemento identitario y constitutivo para Amrica Latina. Maritegui se sita, al igual que otros precursores del siglo XIX y principios del siglo XX, entre los pensadores que intentaron darle carta de ciudadana a todas las expresiones culturales e intelectuales de Amrica Latina. Ellos fueron constructores de nuestra Amrica, buscando, ante todo, un nosotros latinoamericano. Las expresiones de estos pioneros fueron variadas: desde gestas libertarias hasta construcciones tericopolticas que beneficiaban las reinvindicaciones latinoamericanas. En esta rbita de pensamiento podemos recordar el papel de Jos Mart6, quien con la construccin de un nuevo discurso, acorde con los tiempos, trata de

5 FERNANDA BEIGEL, El itinerario y la brjula, El vanguardismo esttico y poltico de Jos Carlos Maritegui, Editorial Biblos, Buenos Aires, 2003, p. 204. 6 El texto de Nuestra Amrica de 1891, de Jos Mart, pone en movimiento un dispositivo complejo, que apunta a enfrentar una serie de tensiones presentes en el mbito latinoamericano. Este texto tendr como componente esencial la instalacin discursiva de un nuevo e inquietante sujeto cultural: un nosotros latinoamericano. En la construccin de este nuevo sujeto (tan antialdeano como antisarmientino), Mart cree encontrar una base capaz de reequilibrar los factores de un proceso de modernizacin y de frenar el expansionismo norteamericano. En este esfuerzo, Mart traduce una vivencia particular de la experiencia de la

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proponer un sujeto cultural, dejando atrs toda actitud aldeana de los latinoamericanos, para convertirse en sujetos protagnicos en Amrica, desde la historia comn que tienen todos sus pueblos, adems de todas las seales de identidad cultural. En este esfuerzo de unin se debe volver a lo propio y desde ah proclamar un andar que nos debe llevar a sociedades ms modernas.

Otros pensadores que buscaban el pensamiento comn latinoamericano lleno tanto de creatividad como de mpetu de lucha, lo demostraron lderes como Simn Bolvar o Francisco de Miranda. El primero ide una Amrica unida que saliera de los resabios coloniales. El segundo, alejndose de una visin colonialista, propuso formular un proyecto de emancipacin global para el subcontinente, a partir de la unidad cultural y poltica de la Amrica independiente7.

En sntesis, consideramos necesaria la vertiente ms humana y ms prctica para la izquierda en la actualidad, sobre todo, en el esfuerzo sostenido que se le deben dar a las muchedumbres, a los colectivos y a las organizaciones. La izquierda comenzar su ascenso nuevamente, no slo porque el modelo capitalista ha cado en grandes contradicciones, sino por el papel protagnico que asume el sujeto viviente y plural de Amrica Latina expresado en las mujeres, los indgenas, los negros, los nios, las personas de la tercera edad, los inmigrantes, los jvenes, los nios, etc. En s, la revolucin permanente de Amrica Latina debe ser integral y debe apuntar a todas las dimensiones del ser humano y de la sociedad.

Aun con todos los escollos que hemos apuntado anteriormente, nos parece fundamental hacernos tres preguntas, que van a ser la brjula y la carta de navegacin de este trabajo: por qu sigue siendo necesario el marxismo?, y enmodernidad en Amrica Latina en CARLOS OSSANDN, Nuestra Amrica, en, RICARDO SALAS (Ed.), Pensamiento Crtico Latinoamericano, Conceptos Fundamentales, volumen III, Ediciones Universidad Catlica Silva Henrquez, Santiago de Chile, 205, p. 719. 7 Cfr. CARMEN BOHRQUEZ MORN, Francisco de Miranda. Precursor de las independencias de Amrica Latina, Universidad Catlica Andrs Bello, Caracas, 2002, pp.335-337.

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nuestro caso, en un contexto latinoamericano por qu tomar como punto de referencia el marxismo de Jos Carlos Maritegui? puede ser alternativa el marxismo latinoamericano a la vorgine del neoliberalismo y la globalizacin econmica?

Deseo, en esta introduccin, adems, agradecer a muchas personas que me apoyaron en este esfuerzo de largo aliento. A Estela Fernndez, por su esmerada direccin a lo largo de todo el trabajo, por su saber filosfico del pensamiento latinoamericano de lo cual me dej una leccin imborrable. A la direccin del doctorado en Filosofa Iberoamericana, especialmente al Dr. Hctor Samour, por su apoyo permanente en las diferentes etapas de mis estudios. Agradezco a los lectores que con paciencia leern este trabajo.

A las autoridades de la Universidad Don Bosco que, con comprensin y paciencia, me dieron un apoyo institucional importante durante los ltimos aos, para que yo culminara este trabajo.

Un especial agradecimiento al Dr. Zenn Depaz, filsofo peruano, experto en Maritegui, a quien me encontr en Per por un encuentro latinoamericano de universidades, y que me dio informacin valiosa de la bibliografa actualizada sobre Maritegui.

No puedo dejar de mencionar a los profesores de la UCA del programa Doctorado en Filosofa Iberoamericana, quienes me ensearon que la filosofa es una forma de enfrentar la vida: Ral Fornet Betancourt, Jordi Corominas, Antonio Gonzlez, Carlos Beorlegui, Manuel Mazn, Hctor Samour, Estela Fernndez, Antonio Sidekum, entre otros. A mis compaeros del programa del Doctorado de Filosofa Iberoamericana con quienes compart aos de estudio: Beatriz, Ricardo, Ru, Herman y Oscar.

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A mis compaeros de trabajo de la Universidad Don Bosco; especialmente a mis contertulios de la hora del caf, con quienes compartimos los pensamientos, las discusiones y de cuando en cuando, los ltimos

acontecimientos del ftbol internacional. A todos ellos muy agradecidos: Mario, Rubn, Rudy, Milton, Mnica, Hctor y Manuel.

Un agradecimiento a Hctor Grenni y a Mario Mndez con su oportunas observaciones redaccionales del documento; a Lili, amiga, constructura y luchadora, por ofrecerme sus comentarios vitales, sobre todo en la orientacin de que otro mundo es posible; a Angela que, desde algn lugar, me estar acompaando en esta lucha por la vida; a mis padres quienes impulsaron mis inquietudes intelectuales. Y finalmente, con especial agradecimiento, a mi esposa y mi pequea hija, Susana y Susanita, quienes me acompaan con amor en el camino de la vida.

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INTRODUCCIN: Cuestiones Metodolgicas

En el comienzo fue la accin(En el Fausto de Goethe).

1. Palabras previas Una de las caractersticas de nuestro tiempo es la crisis. Ciertamente, tendramos que indicar el alcance de estos trminos, cosa que hacemos en estas pginas. De momento le llamamos crisis al fenmeno complejo e incontrolable que vive la humanidad, y que se caracteriza por la falta de orientacin y de rumbo. Esta falta de orientacin se nota en varios aspectos: el econmico, el poltico, el religioso, el social, el ecolgico, etc. Algunos pensadores, seguidores de la deconstruccin y del pensamiento dbil, ven en tal crisis una oportunidad para inaugurar un cambio de poca y el surgimiento de lo que denominan postmodernidad. De esta oportunidad se deriva lo que podemos llamar el fin de muchas instituciones: el fin del Estado, el fin del sistema, el fin del sujeto, el fin de las ideologas, el fin de la historia, el fin de la metafsica, etc. Con esta proclamacin del fin de tantas cosas se puede ver el comienzo de algo que no tiene definicin propia, sino que deviene de la negacin de su antnimo: la modernidad. Sin embargo, nosotros pensamos que no podemos desprendernos tan fcilmente de la modernidad, que ser siempre un referente, al menos por un tiempo ms. Pero esta postmodernidad, que es el contexto de nuestra poca, como vivencia cotidiana y como forma de pensamiento, encierra un conjunto de dificultades, tales como la fragmentacin, el individualismo, el anti-sistema, lo anti-nacional, etc., que aparentemente se muestran como incongruentes con el mensaje y el discurso que ofrecen.

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Esta nueva poca, sin lugar a dudas, se est diseando como reaccin a lo que se ha llamado la modernidad. La postmodernidad se define en la medida en que niega, a la vez, la modernidad. Pero qu es lo que se le echa en cara a la modernidad? Son muchos hechos. Algunos son: los totalitarismos sanguinarios, las guerras mundiales y los modelos infrahumanos. Como ya hemos dicho, la postmodernidad marca un diagnstico de nuestra poca, de una poca que podra mostrar una crisis, pero que encierra un hlito de esperanza para construir un mundo posible que sea mejor que el que tenemos. La postmodernidad no se encuentra sola, es la expresin cultural e ideolgica del capitalismo en su etapa actual, es decir del modo de acumulacin que llamamos globalizacin econmica. Entonces: La globalizacin o

mundializacin en la etapa actual (predominio del capital financiero y libre flujo de capitales en el mercado mundial) es el contexto socio-econmico de la posmodernidad. Esta globalizacin es un hecho y como tal debemos enfrentarlo. As, debemos re-pensar el mundo globalizado. Qu consecuencias nos trae esto? Los beneficios de la globalizacin son innegables, pero tambin son ciertos sus lmites. Otro fenmeno que determina la poca que vivimos es el modelo econmico neoliberal. Y lo hace desde dos puntos de vista. El primero, porque se ha autoproclamado como el modelo nico, an cuando se noten sus grandes deficiencias internas. El segundo, porque el subsistema econmico se ha sobrepuesto a los otros subsistemas (poltico, cultural, social), lo que ha provocado que el subsistema econmico del modelo neoliberal, determine nuestras relaciones a nivel macro y micro en nuestra sociedad (la globalizacin). Lo dicho anteriormente es claro por muchas seales que tenemos: ya sea por la globalizacin que hemos diseado; o por la gran brecha entre ricos y pobres; o por la disminucin de la capacidad decisoria de los estados nacionales frente a las trans-nacionales y a las instancias econmicas mundiales que determinan el futuro de los pueblos y su desarrollo. En este breve anlisis nos 13

encontramos ante fenmenos que se relacionan entre s, por ejemplo: la clausura de la bsqueda de un modelo econmico alternativo ya que el modelo neoliberal de mercado se autoproclam como el mejor y el culmen de todos los modelos o el nico modelo posible. Esta idea acaso no nos evoca aquella anemia de bsquedas de un mundo mejor que la sociedad sufre? No tienen en comn, la postmodernidad y el modelo nico, el desencanto frente a la ausencias de utopas que marquen el rumbo de un mundo ms humano? La fragmentacin epocal no tiene relacin con el discurso ideolgico del mundo nico y el pensamiento nico? Parece ser que tanto la postmodernidad como la globalizacin y el modelo neoliberal, sin quererlo, se articulan ideolgicamente entre s. De esto se concluye que han barrido con las alternativas; al menos as lo proclaman sus patrocinadores. En conclusin, a pesar de los grandes avances que hemos tenido en la ltima poca, denotamos una frialdad cultural que nos conduce al

resquebrajamiento de una autocrtica sana. Todo esto nos impide visualizar el futuro, pues el futuro ya est hecho. En este ambiente, por tanto, se afirma la idea de que tenemos un modelo econmico vasto y global, el cual, poco a poco, ser la solucin de todos los problemas del planeta. En este sentido, el modelo econmico es nico, necesario y suficiente, con lo que se concluye que no se necesita la bsqueda de un modelo nuevo. Si todo est dado segn la lgica antes descrita, y ya no se necesita la bsqueda de alternativas, sobran, por supuesto, los esfuerzos tericos y de fundamentacin. Por tanto, la idea de un mundo nico exige un discurso vaco de proyecciones y una filosofa inactiva que solamente describa los acontecimientos. Y es aqu donde la postmodernidad y la globalizacin econmica se unifican para convertirse, sin conciencia, en el modelo hegemnico en el que se produce el poder autoritario.

Con esta investigacin queremos recoger las dos inquietudes mencionadas: En primer lugar, a) la poca postmoderna y la globalizacin econmica; y luego,

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b) la tarea de la filosofa en su dimensin crtica, en la bsqueda de alternativas potentes para nuestro continente. En esta bsqueda de alternativas, nuestra posicin es que debemos apostar por una va marxista, de momento entendida como interpretacin o, si se quiere, comprensin,

una cosmovisin, y no tanto como una receta

acerca de la forma de Estado que hay que instaurar. Se trata de una comprensin nueva del marxismo, que tome en cuenta a todos los seres humanos y a todo el ser humano, que tambin se ocupe de re-fundar un tipo nuevo de sociedad y una relacin nueva con la naturaleza. Estamos hablando, por tanto, si cabe la palabra, de un enfoque holstico del marxismo. Sin embargo, el marxismo, especialmente desde la cada del Muro, ha entrado en descrdito, ya sea porque fall como modelo poltico o porque fue un sistema que reprodujo la racionalidad moderna en su interior. Ambos enfoques encierran un error de apreciacin y de profundizacin del marxismo, ya que lo que ha fracasado es una cierta praxis del marxismo. La izquierda poltica forma parte del problema, ya que ha carecido de creatividad y talante para enfrentar la situacin actual: Ser que hay una izquierda que no quiere despedirse del socialismo omnicomprensivo que traz el camino en dcadas pasadas? No ser que se sigue colocando en el mundo como enemiga del capitalismo ms que como constructora de una alternativa frente a l? Buscar el socialismo de Estado del pasado? No cabe duda que la izquierda y el socialismo deben decir una palabra aquilatada sobre los sucesos actuales. En el mismo orden de ideas, el socialismo aparece siempre como una posibilidad. Una posibilidad que no necesariamente debe cristalizarse en una forma de Estado. Es otro el socialismo que necesitamos. El socialismo que nos urge es aqul que nos ayude a entender qu tipo de sociedad queremos, a qu comunidad le apostamos, qu ser humano queremos construir, qu mundo habitable queremos. Tal vez sea el tiempo de darle paso a un socialismo ms

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humano que estatal, ms poltico y cultural que economicista, ms particular que universal y ms comunitario que totalitario. En este sentido, y recogiendo todo lo dicho anteriormente, el fin de la investigacin es presentar el Marxismo del peruano Jos Carlos Maritegui8 que, desde un enfoque integral, puede dar elementos importantes para repensar una propuesta terica que responda a los retos actuales que plantea la globalizacin capitalista y la hegemona del pensamiento nico. Este concepto de integralidad merecer un estudio ms detenido. De momento, diremos que la integralidad no es una forma nica y cerrada de comprender al marxismo. Todo lo contrario. Lo integral se refiere a la amplitud que puede tener el enfoque marxista, tan amplio que no se quede solamente en el problema econmico, sino que se abra a muchas posibilidades como pueden ser la poltica, lo social, la cultura, lo psicolgico, etc. Un marxismo que reclame una mirada holstica que recoja, sobre todo, las demandas de los excluidos de este mundo. Por qu el pensamiento de Maritegui es pertinente para este tipo de problemas? Por qu el pensamiento de Maritegui puede ser una alternativa desde Amrica Latina? Creemos que hay rasgos interesantes en el pensamiento del peruano, que nos ayudarn a responder esas interrogantes. Uno de los rasgos principales de Maritegui es que intent plantearse un marxismo que no slo se ocupara de la vertiente econmica, sino de las dems vertientes importantes para los seres humanos y la sociedad. Otro rasgo, tan importante como el anterior, es que Maritegui asumi el problema del Per, su nacin, desde una

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Jos Carlos Maritegui (1898-1930) nacido en Huacho, Per, escritor, periodista, poltico. Fue uno de los primeros tericos marxistas en Amrica Latina. De origen humilde y autodidacta se dedic al trabajo de tipgrafo y en el campo intelectual se desarroll como escritor y periodista. Su vida transcurri en un perodo de revoluciones econmicas y sociales en Latinoamrica y Europa que se plasmaron, tanto en su compromiso literario como poltico. Su estancia en Europa lo convierte en fiel defensor del marxismo. Asimismo, recibe influencia de la tradicin filosfica de Croce; la lectura de Marx, a partir de Labriola, Los Consejos de Fbrica, de Gramsci; y la descripcin del mito de Sorel. Regresa al Per con el deseo de proponer un socialismo ms latinoamericano centrado, principalmente, en la comuna indgena. En 1924 crea el AMAUTA, un espacio literario donde confluyen intelectuales de varias ramas.

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perspectiva marxista. Y, en estas dos perspectivas, utiliz el mtodo marxista para el anlisis de su pas.

Ms all de cualquier triunfalismo por la figura de Maritegui, valoramos su perspectiva de intelectual orgnico que se hizo cargo, con las limitaciones del caso, de la realidad que le toc vivir. Pero hay en Maritegui, adems, una contribucin muy importante para la construccin del marxismo en Amrica Latina: la confluencia entre el socialismo y el problema del indio. De esto hay mucho que decir. Hay una preocupacin genuina por radicalizar el problema del socialismo en Amrica Latina mediante un mtodo que, hasta la fecha, no haba sido implementado por pensador alguno en Amrica Latina. En este esfuerzo se denota el talento creativo de Maritegui, quien nos ofrece avenidas de reflexin para la solucin del problema nacional, del problema agrario y del problema del indio. Todos estos problemas, al menos en Amrica Latina, gozan de actualidad, porque son una agenda pendiente en los estados del continente. 2. Planteamiento del problema. Para muchos, con la cada del muro de Berln no slo acababa el siglo sino una de las pocas ms ricas y compleja de la historia humana, como tambin ms destructivas: la modernidad. Al menos se era el anuncio de sus detractores. De esta cuestin no podemos estar seguros, pero s de que nos encontramos en una poca nueva y singular. Con la cada emblemtica del socialismo se estaba clausurando, para algunos, la poca de la modernidad, de esa modernidad que nos haba dejado consecuencias negativas: guerras, totalitarismos, imperialismos etc. Con la terminacin de la modernidad no slo se pretenda que haba terminado un modelo y una ideologa, en este caso la socialista, sino que se terminaba

tambin con una forma de pensar y de plantearse los problemas. Se proclam que la modernidad haba fracasado y que debamos comenzar una nueva poca. Consecuentemente, la postmodernidad se autodefina negativamente, como

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aquello que no es modernidad: Queremos ser postmodernos, entonces desconstruyamos todo aquello que por asomo se nos presente como moderno9. Por tanto, estos ltimos aos, en lugar de conducirnos a enfoques certeros, nos han llevado a una poca en la que tenemos la sensacin de ir a la tierra de la indiferencia y de la apata y, especialmente, de la desorientacin10. Y, unido a este desacierto, aparece una cierta anemia intelectual que nos lleva a no plantearnos el problema de nuestra crisis. Desde la cada del Muro, se han dado dos acontecimientos que han radicalizado el problema de la sociedad actual dejndonos una cuota de crisis que a veces no podemos enfrentar. En primer lugar, algo que condiciona la crisis actual es la globalizacin econmica11. Algunos sostienen, como Antonio Gonzlez, que la globalizacin es la expresin epocal de las tendencias expansivas intrnsecas al sistema econmico capitalista. En esta lgica se promulga una mundializacin de la economa, donde se implementa la libertad de mercado. Esta libertad de mercado se expresa en la reduccin de los estados nacionales12 y la reformulacin del Estado por medio de la implementacin de procesos de privatizacin, desregulacin o descentralizacin; ello es acompaado por una reestructuracin productiva donde se da la liberalizacin de precios, losEn este sentido, podemos enunciar muchos trabajos importantes de: Marta Lpez Gil, Daniel Carbone, Cristina Reigadas, Ana Zagar, Mario Heler y Carlos Cullen, todos presente en el libro Posmodernidad? , Editorial Biblos, Argentina, 1988. Enrique Mar, en el Prlogo, presenta la postmodernidad como desencantamiento generalizado. 10 Frederic Jameson considera la postmodernidad como una poca incapaz de pensar en trminos histricos, donde prima la idea de la naturalizacin de lo social, en su libro Teora de la Postmodernidad, Editorial Trotta, Madrid, 2001: El modo ms seguro de comprender el concepto de lo postmoderno es considerarlo como un intento de pensar histricamente el presente en una poca que ha olvidado cmo se piensa histricamente , Introduccin, p.9. 11 Cfr. ANTONIO GONZLEZ, Los problemas de la aldea global, en, www.geocities.com/filozofio/sistema.html, Curso de Filosofa de la sociedad mundial, Doctorado en Filosofa Iberoamericana, UCA, San Salvador, 2000. 12 WILLIAM ROBINSON, Nueve tesis sobre nuestra poca, policopiado, UCA, Managua, Nicaragua, 1996. Al respecto afirma el autor que en la actualidad las transnacionales son ms poderosas que los estados, ya que los estados se encuentran al servicio de la lgica de la acumulacin: la vieja fase de la nacin-estado del capitalismo ha sido reemplazada por la fase transnacional del capitalismo.9

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aranceles bajos, el intercambio de mercancas, la flexibilizacin de la mano de obra, etc. En segundo lugar, este sistema econmico se presenta como nico y sin alternativas posibles. En este sentido, el modelo neoliberal de mercado se expone como la nica va de solucin. De los aspectos antes mencionados, se deduce que este mundo, que se nos aparece como nico, est fragmentado. El problema principal de la

fragmentacin es que los diferentes subsistemas estn separados entre s, cada uno acta sin referencia al otro. As, lo econmico no tiene nada que ver con la poltica, con la tica o con lo cultural. Tampoco la poltica est permeada de los dems subsistemas, todos actan unilateralmente. Ante este problema de un mundo nico que no admite alternativas y que, a la vez, se encuentra fragmentado, presentamos la alternativa del marxismo de Maritegui, como una perspectiva integral. En otras palabras, analizamos crticamente el aporte marxista de Maritegui como tambin su posibilidad de rendimiento en la actualidad. Trabajaremos el problema enunciado desde una triple perspectiva: terica, metodolgica y prctica. A continuacin presentaremos cada uno de los

problemas con sus enunciados. 2.1. El problema terico. En esta perspectiva nos plantearemos el problema en trminos tericos: planteamiento y fundamentacin del problema desde la perspectiva de las tradiciones acadmicas marxistas, y las dimensiones y categoras tericas que se involucran en la resolucin. Aqu nos encontraremos con las tareas tericas y epistemolgicas a resolver. Sintticamente, lo responderemos en dos momentos. En primer lugar, esbozaremos tericamente la postmodernidad y la globalizacin y presentaremos brevemente algunas caractersticas actuales del 19

modo de produccin capitalista; y presentaremos la consecuencia que de ello se deriva: la fragmentacin, de la que haremos un breve anlisis y presentaremos brevemente el alcance del trmino. En segundo lugar, trataremos de explicar el marxismo de Maritegui. En esta perspectiva no nos preguntamos tanto por el marxismo, sino por el marxismo de Maritegui. En este sentido, podremos contestar los siguientes enunciados del problema: por qu el marxismo de Maritegui es marxismo?13 Si Maritegui es marxista, entonces cul es su marxismo?14 Su marxismo es una construccin latinoamericana? Qu relaciones podemos establecer entre Marx y Maritegui? Qu relaciones podemos establecer con los marxistas de su poca? Construy Maritegui un socialismo peruano? Cules son las dimensiones de este socialismo nacional? Cul es la especificidad del marxismo de Maritegui?

2.2. El problema metodolgico. Aclaramos que este problema no consiste en explicar la metodologa del trabajo, eso lo haremos en el lugar correspondiente. Se trata, ms bien, de probar metodolgicamente el marxismo de Maritegui, en el que consideramos la integralidad como una de las caractersticas principales. En este sentido, debemos revisar, desde los textos de Maritegui, si su metodologa de anlisis es marxista. Lo central consistir en preguntarnos sobre las contribuciones del marxismo terico y prxico de Maritegui. En una palabra, en esta perspectiva probaremos el marxismo de Maritegui y contestaremos al enunciado principal de la investigacin: En qu sentido podemos hablar del marxismo integral de Maritegui que pueda servir de alternativa ante la fragmentariedad de la sociedad? Fundamentar esta parte es la mdula de este trabajo.

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La pregunta no me parece ociosa, ya que Maritegui no se present como un marxista ortodoxo de su tiempo. Ni siquiera pudo inscribirse en el Partido Comunista; la vida no le dio tiempo. 14 Maritegui se presenta como una visin marxista ms abierta y menos cerrada que sus contemporneos. Su marxismo se tiene que revisar a partir de la influencia de Sorel, Labriola o Gentile, y sus contemporneos como Gramsci y Rosa Luxemburgo. En este marxismo menos cerrado caban preguntas por la cultura, la educacin, la visin antropolgica de la revolucin.

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A la pregunta que hemos formulado, debemos responder desde tres dimensiones principales: Primero, debemos abordar la explicacin marxista de Maritegui sobre la realidad peruana y mundial. Esta explicacin la hace a partir del subsistema econmico, para luego, desde ah, explicar los dems subsistemas. Este paso de lo econmico a lo poltico, cultural, social, artstico es una de las caractersticas peculiares de su marxismo que nos da pistas importantes para probar su marxismo integral. Segundo, siguiendo con la integralidad del marxismo mariateguiano, explicaremos cmo Maritegui hace del problema del indio un problema nacional y continental, desde un referencial marxista. Tercero, siguiendo la dimensin anterior, explicaremos la confluencia entre el socialismo y el indigenismo. En sntesis, nos cuestionaremos cmo Maritegui utiliz las categoras marxistas para explicar problemas locales como el del indio y el del Per.

2.3. El problema prctico. En esta perspectiva se prueba si el planteamiento y la fundamentacin del problema, desde la perspectiva de Amrica Latina, da un rendimiento positivo. Se exige, por tanto, que todos los planteamientos expuestos tengan una tarea de rendimiento para nuestra sociedad. Aqu daremos cuenta de las tareas polticas y ticas que supone el marxismo integral. Indagaremos si el marxismo de Maritegui nos ofrece lecciones para el presente y, sobre todo, si la propuesta del marxismo integral es una alternativa viable a lo que hemos llamado mundo nico fragmentado. Los enunciados estarn centrados en la siguiente direccin: Es viable el marxismo integral de Maritegui para el mundo fragmentado? Podemos repensar el marxismo desde el marxismo integral de Maritegui para una propuesta latinoamericana? El marxismo integral 21

supera la visin de un marxismo cerrado? Es posible que este marxismo nos ofrezca avenidas potentes de fundamentacin para encontrar una salida a la crisis de nuestra poca? Es oportuno el marxismo mariateguiano para este nihilismo complejo en el cual nos encontramos?.

3. Justificacin. El problema antes apuntado, el pensamiento nico y el modelo nico, arrastra consecuencias negativas que resultan ser un desafo para la filosofa. La fragmentariedad, en medio de la proclamacin de la inexorabilidad de la globalizacin, se ha vuelto un discurso ideolgico de quienes detentan el poder.

Sin embargo, la fragmentacin no es nueva, sino que se estipula en la cintura de la modernidad cuando se separan los diferentes subsistemas; un ejemplo de ello es la separacin de la ciencia con la poltica, o bien la separacin de la tica con la poltica. La imposicin de la modernidad como modelo total es paralela a la fragmentacin de las esferas o subsistemas, a la especializacin de los campos, a la prdida de horizontes holsticos y el predominio de una racionalidad puramente instrumental. Con el tiempo esta fragmentacin se ha radicalizado. La postmodernidad ha radicalizado esta fragmentariedad de la sociedad. Una de las preocupaciones de este trabajo es intentar describir el problema de nuestra poca. Aun cuando nos encontramos ante una crisis, no resulta fcil determinar con precisin qu est en crisis y qu es lo que ha perdido vigencia. En esta descripcin de nuestra poca se impone que expliquemos su fragmentariedad. Ante esta situacin, pretendemos proponer una alternativa socialista inspirada en el marxismo. ste aparece como una posibilidad: construir una convivencia ms integral y humana. A grandes rasgos, pudiese parecer que el marxismo est descalificado por los errores histricos de una versin del marxismo, como lo relata la propaganda inoficiosa de sus detractores. El socialismo es una visin del mundo, es un pathos de vida, es una 22

lectura de la realidad, es una forma de encargarse de la realidad, que resulta muy difcil de descalificar acrticamente. Las preguntas, entre otras, podran ser: Cul es el marxismo que necesitamos para estos tiempos? Evidentemente, hacernos estas preguntas implicar necesariamente buscar una alternativa marxista que responda a nuestro continente latinoamericano. Nuestra preocupacin ser mostrar un marxismo alternativo: no

alternativo a otras visiones marxistas, sino alternativo al modelo econmico vigente. En este orden de ideas, la finalidad de este trabajo, consecuentemente, es estudiar con detenimiento el marxismo de Jos Carlos Maritegui. As, este trabajo versar sobre el estudio del marxismo de Maritegui (marxismo pionero de los aos treinta del siglo XX) para buscar una alternativa de organizacin social en el presente. La investigacin del marxismo de Maritegui se justifica por la necesidad de recuperar el tipo de marxismo que exige nuestro continente. El marxismo integral de Maritegui, como lo hemos propuesto, no se refiere a una visin integrista del marxismo, ni tampoco a un marxismo cerrado, ni mucho menos a un concepto absoluto. Cuando utilizamos el trmino integral, no se referie a que el peruano pens que el socialismo de su tiempo (europeo) poda confluirse con un enfoque de vida comunitaria indgena. Al tratar de hacer esta sntesis, hizo una lectura integral del marxismo, en la que no slo se preocupaba del aspecto econmico, ni de la vanguardia del partido, sino del pathos del revolucionario, de las condiciones de la tierra, de las condiciones del indgena, present ese problema como el problema nacional o el problema del Per. Nos parece que la izquierda siempre debe estar regresando al pueblo, a la gente que representa. Y este camino podra ser viable. Mostraremos este marxismo integral en tres momentos culminantes. En un primer momento, el terico, trataremos de hacer un anlisis de la propuesta marxista de Maritegui y, especialmente, verificaremos cmo Maritegui construy su propuesta socialista. En un segundo momento, el metodolgico, 23

daremos las razones para hablar de un marxismo integral de Maritegui. Aqu tocaremos algunos puntos como la formacin de Maritegui, el problema del indio como problema nacional y la explicacin, con mtodo marxista sobre la realidad peruana de su poca. En el tercer momento, el prctico, mostraremos el rendimiento filosfico de Maritegui en la actualidad. En este espacio confrontaremos la propuesta mariateguiana con el problema de la

fragmentariedad actual. La estructura capitular Este escrito est compuesto por cinco captulos, cada uno de ellos tiene una introduccin y una pequea conclusin. Estos captulos obedecen al desarrollo de la hiptesis que nos hemos planteado. El ltimo captulo que es la confrontacin de la hiptesis tiene el objetivo de ser la conclusin general de la tesis. La estructura es la siguiente: Introduccin: Cuestiones Metodolgicas. Captulo I: El mundo nico fragmentado: abordar el problema de nuestra sociedad desde dos perspectivas: la postmodernidad y la globalizacin. Captulo II: La vigencia del marxismo: tratar de la pertinencia del marxismo para los problemas de la sociedad actual, principalmente en Amrica Latina. Captulo III: El Pensamiento de Jos Carlos Maritegui: describir en grandes lneas toda la riqueza del pensamiento de Maritegui, entre lo que se destaca el problema del indio, la confluencia entre el indigenismo y el socialismo, la importancia del arte y la cultura en la revolucin, el internacionalismo, etc. Captulo IV: El marxismo integral de Maritegui: presentar la vigencia del marxismo de Maritegui y un anlisis de su propuesta integral. 24

Captulo V: El mundo nico fragmentado ante el marxismo integral: describir la confrontacin de la hiptesis: ante un mundo fragmentado cabe la posibilidad y la alternativa del marxismo integral de Maritegui.

Bibliografa.

4. OBJETIVO GENERAL: Proponer una alternativa filosfica, fundamentada en el marxismo integral de Maritegui ante la postmodernidad y la fragmentariedad de la sociedad, con nfasis en Amrica Latina.

Objetivos Especficos: El objetivo terico: En primer lugar, mostraremos en qu consiste la fragmentariedad en la poca postmoderna. Para este cometido

buscaremos analizar, desde una perspectiva filosfica, la postmodernidad, la globalizacin y el modelo econmico neoliberal. Luego estableceremos una relacin entre ellas. En segundo lugar, explicaremos en qu consiste la especificidad el marxismo de Maritegui, as como estableceremos la importancia de su marxismo para los problemas del continente

latinoamericano, especialmente en nuestra poca. El objetivo metodolgico: No slo se trata de presentar una serie de autores que son recuperados en el pensamiento de Maritegui, sino una serie de problemas que nutren la reflexin filosfica. Paralelamente, trataremos la integralidad desde la lectura que hace Maritegui de la realidad, es decir, investigando cmo relee la realidad peruana desde una clave marxista, de tal manera que no slo se ocupa del problema econmico, sino tambin del aspecto poltico, social, cultural, etc.

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El objetivo prctico: Se trata aqu de mostrar la pertinencia de los aportes de Jos Carlos Maritegui para una fundamentacin filosfica que permita comprender la realidad social, poltica y cultural de Amrica Latina y proyectar alternativas tericas y prcticas, en el actual contexto de fragmentariedad y dominacin. Aqu se confrontar filosficamente el marxismo integral de Maritegui con la fragmentariedad, para ver el rendimiento filosfico del primero en la actualidad.

5. LA Hiptesis:

Ante la fragmentacin del mundo nico ocasionado por la globalizacin en consonancia con la postmodernidad, es posible proponer el proyecto de un marxismo integral basado en el pensamiento de Jos Carlos Maritegui, que resulte sugerente para una alternativa socialista en Amrica Latina.

Esto implica que, a su vez, se den tres pasos que obedecen a los planteamientos del problema anteriormente delineado (el problema terico, el problema metodolgico y el problema prctico). 1. Mostrar que la postmodernidad, junto con la globalizacin econmica, produce la fragmentariedad en la sociedad. 2. Mostrar que el marxismo integral de Maritegui es un verdadero marxismo que se extiende a vertientes que van ms all de lo econmico. Mostraremos la fundamentacin filosfica de este marxismo integral, explicando en qu consiste su integralidad. 3. Mostrar que este marxismo integral se presenta viable para las alternativas de una construccin filosfica en Amrica Latina,

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especialmente si la visin marxista de Maritegui puede contribuir a la discusin actual.

Analizaremos dicha propuesta, continuando con el esquema anterior, de la siguiente manera:

Primero, verificaremos si la postmodernidad, como un fenmeno cultural amplio y como una forma de pensamiento (que se est conformando en los ltimos tiempos), nos est produciendo una sociedad fragmentada en pedazos. Si se verifica la fragmentacin tendremos que mostrar que algunas de sus vertientes ms decisivas son la estrategia de la globalizacin y el modelo

econmico, los cuales, a su vez, condicionan la misma fragmentacin. Para este cometido, analizaremos el sustento filosfico tanto de la posmodernidad como de la globalizacin y del modelo econmico. Lo haremos segn el siguiente esquema:

Posmodernidad

Globalizacin Fragmentacin

(Modelo Econmico)

Segundo,

estableceremos

una

alternativa

para

este

problema

de

la

fragmentacin que se da como hecho social. La alternativa que proponemos es el marxismo. El marxismo que vemos viable es el de la vertiente menos estatal y vertical. Es un marxismo ms integral y humanista, que posibilita apropiarnos de todas la dimensiones del ser humano y de la sociedad. En este sentido, pensamos que el proyecto socialista de Jos Carlos Maritegui, desde una vertiente integral, es potente para dar alternativas culturales (de organizacin social), polticas y ticas muy importantes para los sectores que, en Amrica de Latina, estn excluidos.

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Marxismo

Proyecto socialista integral Marxismo integral de Maritegui

Analiza los subsistemas

Desde este esquema mostraremos, al menos desde la filosofa, que el marxismo tiene mucho que dar de s. Ya no podemos esperar del marxismo una vertiente de Estado, de vanguardia o de partido, sino ms bien un referente colectivo de todos aqullos que optamos por el marxismo. Esta demostracin de la vigencia del marxismo ser hecha desde el referente de Jos Carlos Maritegui. En primer lugar, por tratarse de un pensador latinoamericano que se empe en hacer una sntesis importante: entre el socialismo e indigenismo. En segundo lugar, por asumir el problema nacional de su pas Per, desde las categoras marxistas y las necesidades de su pueblo: el problema de la tierra. En tercer lugar, porque suscribi su pensamiento como una filosofa de la praxis, lo cual le permiti ponerse como problemas filosficos aqullos que la idea de una filosofa homogenizadora no consider. As elev a problema filosfico el problema del indio, de la tierra, de lo nacional, la praxis, etc. En esta vertiente, fue un seguidor de los americanistas del siglo XIX.

Tercero, tal como lo hemos dicho antes, debemos revisar si este marxismo de Maritegui tiene algo que hacer hoy. En este espacio se impone que nos preguntemos por las implicaciones ticas y polticas. Eso nos llevar a enfrentar la fragmentacin desde el marxismo integral. As, el marxismo integral puede responder, entre otras cosas, al modelo hegemnico y nico, del cual la globalizacin y el modelo econmico han hecho su sustento ideolgico y que resulta inaceptable por las razones anteriormente expuestas. Aunque se trate de una alternativa al modelo nico, no quiere decir que sea la nica alternativa.

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Marxismo integral de Maritegui

Fragmentariedad

discurso hegemnico

alternativa al modelo nico

6. La Metodologa El camino de esta investigacin no tiene como finalidad periodizar la obra completa de Maritegui; tampoco esbozar un anlisis biogrfico de su corta trayectoria. Lo que se propone es un esquema de anlisis a partir de las ideas del peruano para que sirva de interpretacin a uno de los grandes problemas de la actualidad: la fragmentariedad que ocasiona el modelo neoliberal y su ideologa de la globalizacin econmica. Al tratar el pensamiento de Maritegui partimos de sus mapas categoriales que hemos estudiado en su propio contexto y, adems, en un menor grado, comparado con algunas problemticas de nuestro tiempo. De las categoras de Maritegui utilizadas para explicar el marxismo partimos para elaborar la propuesta de su Marxismo integral. En este camino no se han expuesto nicamente en solitario sus ideas, sino que se han confrontado con otros pensadores que han desarrollado propuestas en temas de la globalizacin, la postmodernidad, el marxismo, el indigenismo, el pensamiento latinoamericano, etc.

7. Para terminar.

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No hay duda que el contexto y la poca que describimos en el primer apartado de esta Introduccin representan un reto cualificado para la filosofa. La filosofa tiene una palabra que decir sobre esta crisis. Si hemos anotado que vivimos en la actualidad una desorientacin, ahora se impone que la filosofa se encargue, en primer lugar, de entender y comprender esta poca. Es el momento de darle vuelta a la afirmacin que haca Marx acerca de los filsofos: Los filsofos se han limitado a interpretar el mundo de distintos modos; de lo que se trata es de transformarlo15. Ahora urge, en medio de esta desorientacin, interpretar el mundo para luego establecer algunas avenidas de transformacin. Pero otro reto que enfrentamos es el establecimiento del estatuto crtico de la filosofa. Es urgente la crtica filosfica ya que es necesario sospechar de ciertas seguridades que se nos venden como ideologa: el pensamiento nico. Esta actitud filosfica de dudar ante lo dado nos permite preguntarnos a fondo sobre la globalizacin y el modelo econmico imperante y, especialmente, plantearnos una manera alternativa de ver las cosas. Esta alternativa

precisamente consiste, primariamente, en entender las cosas tal como estn y en la posibilidad de preguntarnos si pueden estar de otra manera. Es as que la filosofa debe preguntarse sobre el diseo de la globalizacin, sobre el puesto del ser humano en este modelo y cuestionarse sobre la posibilidad de alternativas al modelo nico. En una palabra, debemos cuestionar todos los supuestos que nos vende la ideologa del mundo nico. Con esta visin abandonaremos el dogmatismo tan extendido en nuestra poca y el escepticismo que nos ofrece un horizonte incierto en lo que todo da igual.

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Cfr. KARL MARX, y F. ENGELS, Tesis sobre Feuerbach, en, La Ideologa Alemana, Traduccin de Wenceslao Roces, Pueblos Unidos, Buenos Aires,1975.

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CAPTULO I:

EL MUNDO NICO: FRAGMENTADO. Contextualizacin del problema de nuestro tiempo.

El mundo que ahora se anuncia es un mundo en el que existe un solo amo y un solo sistema. Tenemos un mundo con un solo imperio, que llega a todas partes. De repente se hace claro que ya no queda ningn lugar de asilo. El imperio est en todas partes. Llega a tener el poder total y lo sabe. La autoproclamada sociedad abierta constituye la primera sociedad cerrada, de la que no existe escape hacia afuera. Franz Hinkelammert, entrevista para revista xodo.

1. Introduccin.El ttulo de estas pginas contiene una paradoja. No se trata de exponer el antiguo problema filosfico entre lo uno y lo mltiple, entre el movimiento y lo que permanece, que afrontaron Parmnides y Herclito en la Antigedad. El problema que aqu abordamos es mucho ms modesto. El ttulo obedece ms bien a la imperiosa necesidad de preguntarnos qu est ocurriendo en nuestra sociedad. Debemos preguntrnoslo por el simple hecho de buscar alternativas viables para un mundo mejor. Si bien es cierto que este planteamiento nos podra parecer utpico, considero que es una exigencia tica que permea las realidades econmicas, polticas, sociales y culturales.

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El objetivo de este captulo es tomarle el pulso a la cultura, a la sociedad mundial. Se trata de un diagnstico filosfico que busca reconocer cmo anda el mundo y en qu bases tericas descansa su desarrollo. Pero se hace necesario buscar una forma de acercamiento que nos permita verlo no en forma general, sino en algunos de sus detalles. Por eso, proponemos realizar esta mirada a nuestra actualidad sobre dos avenidas principales: el postmodernismo y la globalizacin econmica. Por qu razn? Porque es lo que tenemos como dominio hegemnico16. As el dominio hegemnico se da a partir de la globalizacin econmica, que es una de las propuestas de la racionalidad moderna, ya que se ha erigido en las ltimas dcadas como el nico mundo posible que, al ideologizarse, se ha constituido en un poder nico e insaciable17. Sin embargo, el postmodernismo y algunos intelectuales que se denominan postmodernos, crticos de la modernidad18, desarrollan un pensamiento

ideolgicamente funcional al proceso de globalizacin econmica, que en algunos casos despierta sospechas fundadas de complicidad ideolgica. Una complicidad perceptible en algunas caractersticas que ms adelante detallaremos, tales como: la fragmentariedad, el desvanecimiento del vnculo social, la propuesta de una tica relativa, la destruccin del estado, la disolucin del sujeto, etc. Frederic Jameson expresa con agudeza la simbiosis de estos dos fenmenos:

La cultura postmoderna global aunque estadounidense- es la expresin interna y superestructural de toda una oleada de dominioLo que produce el dominio hegemnico es la globalizacin econmica en su vertiente capitalista. Luego al imponerse el capital apoyado en la lgica del mercado mundial, se impusieron teoras que expresaban esta dominacin y que se suelen sintetizar con el nombre de neoliberalismo: Cfr. FRANZ HINKELAMMERT, El huracn de la globalizacin, la exclusin y la destruccin del medio ambiente vistos desde la teora de la dependencia, en, Pasos, No. 90, San Jos, 1998, p.15. 17 Perry Anderson afirma que el neoliberalismo es la ideologa ms hegemnica que ha habido en la historia. Cfr. PERRY ANDERSON, Las ideas y la accin poltica en el cambio histrico, en, Teora Marxista hoy, CLACSO, Buenos Aires, 2006, pp. 386. 18 El trmino moderno se remite al siglo V y significa actual. En aquel momento los cristianos eran modernos respecto de los paganos. Estos eran considerados antiguos. Moderna es la conciencia que tiene una poca de haber superado, por rupturas, sus lazos con el pasado. En este sentido, la postmodernidad tiene un problema semntico: si la postmodernidad es el despus de la modernidad, la postmodernidad ser lo actual: no es la postmodernidad una fase ms de la modernidad?16

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militar y econmico de los Estados Unidos en el mundo... Sera el postmodernismo- la lgica cultural del capitalismo avanzado19.

Jameson indica que el hecho cultural es subsumido en el hecho econmico, sobre todo porque la cultura se ha entronizado en la

mercantilizacin, presentndose los dos fenmenos como uno solo:

De este modo, en la cultura postmoderna la cultura se ha vuelto un producto por derecho propio; el mercado se ha convertido en un sustituto de s mismo y en una mercanca, como cualquiera de los productos que contiene... La postmodernidad es el consumo de la propia mercantilizacin como proceso20.

El enfoque postmoderno y globalizador no es la nica perspectiva desde la cual leeremos la realidad. De momento, quiero abordar filosficamente estos dos hechos por tratarse de enfoques homogenizadores.

Pero hay otras razones de peso que nos llevan a plantearnos la pertinencia de estos dos enfoques. Una de ellas, y que nos parece focal, es la discusin sobre la modernidad, ya sea para de-construirla, para superarla o para culminarla. La modernidad explica cmo vivimos hoy, nuestros errores histricos y nuestros

posibles aciertos. De la modernidad no es tan fcil salirse y mucho menos superarla. Posiblemente estamos en el comienzo de una transicin o tal vez empezamos a preguntarnos por el problema.

Muchos han reaccionado frente a la crtica a la modernidad. Entendemos esa crtica como seal inequvoca de los problemas que estamos viviendo: unos, los postmodernos, afirman que la descomposicin de la modernidad es irreversible; otros, sostienen, que la modernidad puede y debe ser defendida e19 20

FREDERIC JAMESON, Teora de la Postmodernidad, Editorial Trotta, Madrid, 2001, p.10. Ibid., p.11.

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incluso ampliada21. Sea cual fuere la postura que se adopte ante la modernidad, en el futuro que se nos avecina, tal como lo prevemos ahora, nos enfrentaremos a profundas y desconcertantes contradicciones en las que experimentaremos esperanzas envueltas en desesperacin. Ya algunos pensadores haban atisbado el problema: Husserl propuso ir a las cosas mismas; Marx proclam la transformacin del mundo en vez de interpretarlo; Vattimo habla de la asuncin del pensamiento dbil; Held proclam la necesidad de una democracia cosmopolita; Giddens y U. Beck, se refieren a la modernidad reflexiva;

Giddens habla de la modernidad tarda; Jameson, del capitalismo tardo. Ciertamente las interpretaciones han sido variadas.

Otra de las discusiones de peso relacionada con la modernidad, se refiere a la importancia del sujeto. Del sujeto, al igual que de la modernidad, es difcil salirnos: ya sea para apoyarlo como para negarlo. Las diferentes corrientes filosficas abordan el problema: unos niegan al sujeto; otros trasladan el concepto de sujeto al modelo econmico; y otros suplantan el sujeto individual por el concepto de intersubjetividad. Los filsofos de Amrica Latina tambin proponen un sujeto concreto, vivo y corporal22. Es ms, para muchos filsofos latinoamericanos solamente se pueden atisbar soluciones para los pueblos de Amrica Latina, si se tiene en cuenta la importancia del sujeto:

Muchas veces, la historia aparece ms como algo hecho que como algo que se hace, ms como un resultado que como un principio, pero esto puede deberse a que no se considera el sujeto ltimo de la historia, sino tan slo a lo que los individuos van poniendo en ella. Como quiera que sea (...), no parece pequea tarea, ni tampoco totalmente utpica, el que la humanidad entera, como sujeto ltimo

Cfr. ALAIN TOURAINE, Critica de la Modernidad, Fondo de la Cultura Econmica, Buenos Aires, 1994, p.178. Ver para el tema el libro: ALAIN TOURAINE, La sociedad postindustrial, Editorial Ariel, Barcelona, 1973. 22 Cfr. FRANZ HINKELAMMERT, La vuelta del sujeto humano reprimido frente a la estrategia de la globalizacin, Universidad Nacional de Colombia, Bogot, 2002, p. 341-351.

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de la historia, pueda llegar a ser la creadora y la duea de su propio curso histrico, de la vida histrica entera23.

La discusin est abierta. Desde la modernidad y el sujeto, esperamos abordar otros temas fundamentales: la metafsica, los grandes relatos, la cultura, la historia, la fundamentacin, el pensamiento dbil, etc.

Pero este captulo tiene, adems, otras pretensiones. No basta con analizar las diferentes corrientes filosficas para solucionar los problemas. En la actualidad advertimos una crisis. Y esa crisis tiene bastantes expresiones: el deterioro natural, la pobreza extrema, las guerras, la violencia, etc. Esta crisis es transversal, ya que se exterioriza desde el campo poltico y econmico hasta el campo tico y religioso.

Una de las expresiones de la crisis, despus de la II Guerra Mundial, fue que la humanidad se encontr sin rumbo. Uno de los momentos lgidos de la modernidad haba cado. Otros sealan el final de la dcada de los sesenta como otro momento de crisis, en el que aparecen muchos movimientos que luchan porque se den cambios en el mundo. La crisis ha sido relatada como crisis de transicin24, cuestionamiento de hegemona25, fin de las ideologas, etc. La crisis en la sociedad, en trminos generales, se manifiesta en dos sntomas fundamentales: el primero se refiere a una desorientacin generalizada: no sabemos qu rumbo tomar; en segundo lugar, la desorientacin es descrita por

IGNACIO ELLACURA, Historizacin del Bien Comn y de los Derechos Humanos en una sociedad dividida, en, Estudios Filosficos, tomo II, Uca Editores, San Salvador, 1999, p. 561. 24 Cfr. IMMANUEL WALLERSTEIN, La crisis como transicin, en, Dinmica de la crisis global, Siglo Veintiuno editores, Madrid, 1998, p. 15-60. El autor propone que la crisis del mundo es estructural. Para l, la crisis consiste en el fallecimiento de la economa-mundo capitalista. El fallecimiento de un modelo nos lleva a otro. Ese lapso del paso de un modelo a otro, Wallerstein lo explica como transicin. 25 Cfr. GIOVANNI ARRIGHI, La crisis como hegemona, en, Op. Cit., 1988, p. 62-118. Arrighi acepta la tesis de Wallerstein. Aun cuando el autor escribe a finales de los ochenta, se puede advertir que visiona la hegemona mercantilista de Estados Unidos.

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muchos como novedad: estamos viviendo nuevos caminos. En esta novedad se delatan muchos riesgos26.

La crisis es pluriforme y

se denota en muchos campos. Sin embargo,

Xavier Zubiri, en Nuestra situacin intelectual27, visualiza que la sociedad, en la mitad del siglo XX, est en crisis debido a que la situacin intelectual se encuentra en un estado profundamente paradjico28. Zubiri describe lcidamente los factores que influyen para que nos encontremos en esta situacin de postracin: primero, la confusin de la ciencia; segundo, la desorientacin del mundo y tercero, el descontento ntimo del hombre consigo mismo29.

La crisis se radicaliza mucho ms en la crtica sobre la modernidad. Nos hallamos en un profundo malestar de la cultura30. Pero el quid del problema no es la crtica de la modernidad en s misma. Lo que inquieta es algo ms profundo: al de-construir la modernidad -segn autores postmodernos- nos asaltan las preguntas: con qu nos quedamos?, slo el hecho de renunciar a la modernidad nos hace posmodernos?, con esa renuncia podemos advertir los tiempos

nuevos? Preguntmoslo de otra manera: qu estamos viviendo hoy?, as debemos vivir?

Cfr. ULRICH BECK, La sociedad del riesgo global, Siglo Veintiuno editores, Madrid, 2002. Cfr. XAVIER ZUBIRI, Nuestra situacin intelectual, en, Naturaleza, Historia, Dios, Alianza Editorial, Fundacin Zubiri, Madrid, 1987, p. 29-87. 28 Ibid, p. 30-36. Para Zubiri el problema no se centra nicamente en la ciencia o en el cientfico, sino que va ms a fondo: el hombre contemporneo ha renunciado a su situacin intelectual. 29 JUAN NICOLS, Teoras de la verdad en el siglo XX, Editorial Tecnos, Madrid, 1997. Nicols afirma, en la introduccin del libro: Surgen por doquier sntomas de esta crisis: aceleracin histrica que hace ineficaces para una generacin los valores de la anterior, prdida de convicciones suficientemente potentes como para instaurar un proyecto coherente de sociedad, desestructuracin del saber en parcelas con fines desconectados entre s, soledad en medio de un mundo intercomunicado, diferencias econmicas y sociales cada vez mayores y fragilidad del sentido indvidual y colectivo. 30 JUAN NICOLS, Alternativas actuales a la crisis de la metafsica moderna, conferencia dictada en la Universidad Jos Simen Caas, UCA, San Salvador, 2002. El autor parafrasea a Freud para denotar lo mal que estamos viviendo. En el sitio: www.uca.edu.sv/facultad/chn/c1170/27

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La postmodernidad y la globalizacin econmica son el punto de partida de este estudio sobre nuestra situacin actual, mientras que para explicar la crisis de la poca actual nos centraremos en aquello que, en el ttulo de este captulo, hemos llamado mundo nico: fragmentado. Lo que pretendemos expresar es cmo este mundo nico, por el efecto de la globalizacin econmica, se ha convertido en un mundo subsumido bajo un poder hegemnico. La unicidad del mundo viene de la nica va de poder en la sociedad capaz de dirigir a la humanidad: el capitalismo. Sin embargo, este mundo nico, ideologizado, convertido en un poder global, est fragmentado. La fragmentacin del mundo nico desalienta a las alternativas sociales y polticas en el mundo, rompe con el vnculo social, pragmatiza la tica y hace de la poltica, una vez ms, un subsistema dependiente del modelo econmico.

Volviendo al tema del ttulo, El mundo nico: fragmentado, se refiere a un dato desde el que pretendemos hacer una descripcin de nuestro tiempo. De eso trata el contenido de estas lneas. Para llegar a constatar que el mundo nico est fragmentado ocupamos -tal como lo hemos hecho para la descripcin de nuestra situacin actualde dos fenmenos contemporneos de gran

envergadura: La postmodernidad y la globalizacin. A simple vista pudiese resultar que los dos fenmenos son irreconciliables. Pensamos que no. Aun cuando los dos fenmenos tienen puntos de partida y de llegada dismiles, el uno sirve de caldo de cultivo para el otro. A la globalizacin, por ejemplo, le sienta bien la mirada anti-fundamentalista y anti-esencialista de la postmodernidad. Una de las finalidades de esta indagacin es relacionar los dos fenmenos en vista de realizar una crtica a la radicalizacin del discurso homogenizante del mundo nico, del pensamiento nico. Ms all de un mundo nico, toda esta ideologizacin lleva a institucionalizar un discurso uniforme al cual no le caben alternativas. El discurso nico nos advierte que se ha puesto punto final a la bsqueda de otras alternativas (econmicas, sociales, culturales, polticas, etc.), y advierte que no necesitamos la figura de un mundo plural.

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Para esta ideologa neoliberal, lo que importa es que el mundo est fragmentado. Pero lo plural no es lo mismo que lo fragmentado. En la pluralidad hay variedad de alternativas, hay dilogo, hay apertura etc. En la

fragmentariedad no hay dilogo, los subsistemas se encuentran divorciados, hay marginacin y exclusin. Cada subsistema se hunde en un autismo social impenetrable. Tal como afirma Roig31, un mundo fragmentado, es lo que esperan y desean los sectores de poder. Este es uno de los elementos que produce la profunda crisis de nuestro tiempo.

Cabe aclarar que no nos oponemos a la afirmacin de algunos pensadores con respecto a que nos encontramos en una sola sociedad mundial32. Sin embargo, la conformacin de una nica sociedad mundial no significa homogenizacin, como s ocurre en el caso de la globalizacin. Ciertamente, no podemos pensar que la universalidad de oportunidades es igual para todos los humanos del planeta por el simple hecho de compartir productos que se encuentran en la mayora de mercados locales, tales como la Coca-Cola. Este es un caso de homogenizacin estril. El fenmeno de la mundializacin es algo ms: se da por el simple hecho que nuestras actividades cotidianas estn decisivamente influidas por sucesos que ocurren en otras partes del mundo. Los hbitos de vida locales han adquirido consecuencias universales. La decisin de comprar un producto tiene repercusiones no slo en la divisin internacional del trabajo, sino en los ecosistemas terrestres. Lo inaceptable es aceptar que del planteamiento del mundo nico pasemos sin ms a la concepcin ideolgica del nico mundo tal como lo aprueban los idelogos del discurso nico- en el cual no caben alternativas.

Cfr. ARTURO ANDRS ROIG, La fragmentacin y nuestro mundo, en, tica del poder y moralidad de la protesta: La moral latinoamericana de la emergencia, Ensayo hispnico, Buenos Aires, 1998, p. 3. 32 Cfr. ANTONIO GONZLEZ, Un solo mundo, la relevancia de Zubiri para la teora social, Tesis doctoral, UCA, San Salvador, 1995, en www.uca.edu.sv/facultad/chn/c1170/agtdind.html; JORDI COROMINAS, tica Primera, aportacin de X. Zubiri al debate tico contemporneo, Editorial Descle de Brouwer, Bilbao, 2000, p. 39-99.

31

38

Al poner en dilogo las diferentes perspectivas filosficas, podremos abordar autores postmodernos (Lyotard, Vattimo, Rorty, etc); tambin autores crticos de la modernidad (Foucault, Jamenson, Derrida, etc); como otros que tratan de presentar algunas alternativas a la modernidad (Habermas, Dussel, Hinkelamert, Roig, etc). Del cmulo de estos autores, especialmente de algunos, tendremos la posibilidad de estudiar la globalizacin, especialmente en su vertiente econmica y como hecho cultural.

Lo que nos ocupa, de momento, es leer la crisis de nuestro tiempo desde la relacin de los fenmenos que he citado con anterioridad: la postmodernidad y la globalizacin. Pero el cometido no ser nicamente diagnstico; sino que trataremos, en lo posible, de exponer las posibilidades que tiene cada uno de los fenmenos para aportar a la solucin del problema planteado.

2. La globalizacin2.1. Algunas palabras previas.

En

la

primera

parte

de

este

captulo

abordamos

el

tema

del

postmodernismo. En esta segunda parte, explicaremos el fenmeno de la globalizacin. Adems, haremos ver cmo la relacin, inconsciente si se quiere, entre el postmodernismo y la globalizacin produce un binomio ideologizador, capaz de afectar las relaciones vitales de la sociedad. La globalizacin33 es, de seguro, la palabra o consigna peor empleada, menos definida y comprendida34. En este sentido, la globalizacin es un concepto33

Ver el artculo de JAIME LORING, La Globalizacin, en, REVISTA ESTUDIOS CENTROMERICANOS ECA, UCA Editores, San Salvador, 2001, p. 369-382. El autor se esfuerza por conceptuar el fenmeno de la globalizacin, especialmente el problema antropolgico, tico y de derechos humanos. 34 ULRICH BECK, Qu es es la globalizacin? Falacias del globalismo, respuestas a la globalizacin, Ediciones Paids Ibrica, Barcelona,1998. Esta obra trata, con bastante calma, la problemtica de la globalizacin: su ambigedad y su estructuracin poltica.

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en el que se pueden distinguir varias dimensiones: la tcnica que se refiere a la comunicacin, la ecolgica, la econmica, la de la divisin del trabajo y la cultural. No hay duda que entendemos esta terminologa de globalizacin de muchas formas.

Unos pensadores contemplan que el trmino globalizacin es la ltima versin de la colonizacin, de la neocolonizacin o de la expansin de los mercados financieros occidentales. Otros, un poco ms indulgentes, han tratado de eludir el uso anteriormente descrito reescribindolo desde una significacin diferente, como mundializacin o planetarizacin. Hay otro grupo de pensadores, el tercero35, que no ha rechazado el trmino ni ha tratado de modificarlo gramaticalmente. Se ha dedicado a pensar los procesos, las fuerzas institucionales y los desafos asociados a la

globalizacin. As, este grupo ha dejado atrs el concepto anacrnico de nacin para hablar, por ejemplo, del alcance de la crisis ecolgica en el planeta; de la necesidad humanos36. de una tica planetaria; de la necesidad de mecanismos

supranacionales para legislar, arbitrar y reforzar las leyes globales y los derechos

Desde esta variedad de concepciones nos asaltan muchas preguntas sobre la globalizacin: es un proceso de internacionalizacin?, es la unilateralidad de un modelo econmico?, es un presupuesto de la modernidad?, es una moda cultural?, es nueva?, es el sistema capitalista mundial en su ltima etapa?, es un fenmeno translocal?

En este grupo podemos mencionar a Niklas Luhmann, Anthony Giddens, Immanuel Wallerstein, Ulrich Beck y Jurgen Habermas. 36 EDUARDO MENDIETA, Poltica en la era de la globalizacin: crtica de la razn poltica de Enrique Dussel, en, ENRIQUE DUSSEL, Hacia una filosofa poltica crtica, Descle de Brouwer, Bilbao, 2001, p. 15-16.

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2.2. Aproximacin a la conceptuacin de globalizacin37.

Hablar de globalizacin es tan fcil como difcil. Es fcil porque muchos lo entienden como un hecho indiscutido y natural. Lo describen, muchas veces, para justificar ciertas formas de organizacin social. Superficialmente, describen todas las ventajas incomparables de entrar en procesos globalizadores: la comunicacin, la tecnologa, etc. No hay duda que ellos, sus apologistas, presentan a la globalizacin como un hecho ideologizado, cuando afirman: solamente los anormales no quieren entrar en este proceso innovador de organizacin social.

Es difcil, porque nos encontramos con un problema muy ambiguo. Es necesario abordarlo filosficamente, especialmente, porque los procesos

globalizadores afectan las relaciones sociales, polticas, econmicas y culturales. Ciertamente, el grado de afectacin, positiva o negativa, lo sufren todos, aunque hay que aclarar que no de la misma manera. Por esto mismo, al escribir estas lneas, hacemos ver la relacin de los procesos globalizadores con la tendencia occidental cultural postmoderna, para describir el fenmeno y el problema de nuestra sociedad actual.

Para este cometido no arrancamos del anlisis sociolgico, sino de aquella situacin social que est ideologizada y que se presenta como una novedad beneficiosa desde su sustrato. El hecho de la globalizacin, junto con la superacin de la modernidad por medio de la postmodernidad, se presenta comoEs interesante aqu el artculo de HCTOR SAMOUR, Globalizacin, cultura e identidad, en Teora y Praxis, nmero 7, Universidad Don Bosco, San Salvador, 2006, pp. 66-86. En este trabajo Samour, siguiendo las conceptualizaciones de ULRICH, BECK en Qu es la globalizacin?.., explica qu se quiere decir con los trminos de globalizacin, globalismo y globalidad. El primero, globalizacin, alude a los procesos en virtud de los cuales los Estados nacionales soberanos se entremezclan e imbrican mediante actores transnacionales y sus repectivas probabilidades de poder, orientaciones, identidades y entramados varios, en, op. cit., P. 67. Mientras que el globalismo es la concepcin segn la cual el mercado desaloja o sustituye el quehacer poltico; es decir, la ideologa del dominio del mercado mundial o la ideologa del liberalismo, en, op. cit. P. 67. La globalidad, en cambio, supone que vivimos en una sociedad mundial, en la que no hay espacios cerrados y ningn grupo ni pas puede vivir al margen de los dems, en op. cit., P. 68.37

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el nico camino que nos hace un mundo nico, constituyndose en slido sistema al que no le caben alternativas. Pensamos que hay que someter esa postura al crisol de la crtica. Es ms, este hecho de la globalizacin podra afectar a la reflexin filosfica si no se hace nada al respecto. Es lo que expresa Ral Fornet Betancourt Con las siguientes palabras:

Justamente hoy, en el contexto de la globalizacin neoliberal, corre la filosofa peligro de convertirse en un discurso ideolgico que apuntala el curso histrico vigente mediante su contribucin terica a la legitimacin del imperativo que se impone como la ley sagrada de dicho curso de la historia38.

Fornet va ms all del problema: advierte que la misma legitimacin que se hizo de la modernidad, ahora se podra repetir al hablar de la globalizacin:

Deberamos evitar que la filosofa actual se escriba en el sentido de una legitimacin de la globalizacin neoliberal, como no hace mucho todava pudo escribirse una legitimacin de la modernidad...39.

El problema de la conjuncin, si se quiere inconsciente, de la globalizacin y la postmodernidad, es que se presenta como camino nico sin ninguna alternativa. Es un problema de unilateralidad que no acepta ningn tipo de alternativas. Desde esta perspectiva, ya no slo el poder econmico y el poder poltico se presentan como omnipotentes, sino que la cultura misma se presenta como un polo poderoso que justifica las convivencias cotidianas desde la perspectiva ideologizada de la postmodernidad fusionada con la globalizacin. Al respecto, la sociedad tendr que decir alguna palabra.

RAL FORNET-BETANCOURT, La globalizacin como universalizacin de polticas neoliberales: apuntes para una crtica de la filosofa, en, Transformacin incultural de la Filosofa, Editorial Descle de Brouwer, Bilbao, 2001, p. 320. 39 Ibid., p. 321

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Debemos partir de un hecho: las relaciones sociales en el mundo han sufrido, con el tiempo, procesos de mundializacin y de globalizacin. Todos, en el planeta, vivimos afectados por las acciones que desempeamos en l. Todos vivimos ciertos grados de afectacin. Y esta afectacin, no slo ocurre porque est en boga la comunicacin o la tecnologa, sino debido a aspectos ms primarios: el de la convivencia humana con la naturaleza, por ejemplo. Con este enfoque nos distanciamos del concepto naturalista de la sociedad presentada como la simple agregacin de los individuos en una zona geogrfica. Ms bien, estamos acudiendo al concepto de sociedad que destaca la dimensin de socialidad de los seres humanos: no se trata que nosotros, hombres y mujeres, estemos colocados en una sociedad, sino que es la socialidad que est presente en nosotros mismos. Es un rasgo constitutivo del ser humano. Esta socializacin es parte de la humanizacin.

As, la humanidad se recibe por los procesos de humanizacin, por aprendizaje en una comunidad humana. Esta relacin estructural entre socializacin y humanizacin se cristaliza por medio de la relacin entre las diferentes actividades del ser humano, a saber: econmicas, culturales, polticas, sociales, etc. Todas estas actividades funcionan en relacin con el todo (la estructura) en forma de subsistemas. As, cada subsistema est implicado en el otro y viceversa. De toda esta pluralidad de relaciones e intercambios

podemos aducir que el mundo como hecho estructurado est afectado de todo en todos. Desde este modo primario de afectacin podemos afirmar que nos encontramos en un proceso de mundializacin. Sin embargo, esta forma de relaciones no es explicada por los apologistas de la globalizacin. Ellos, por el contrario, presentan el proceso global como si se tratar de la ltima oferta del mercado: Si entramos a la globalizacin estaremos al da, beneficindonos de muchas ventajas...

No todos participamos de la globalizacin de la misma manera. El subsistema econmico tiene fuerte impacto en el sub-sistema ecolgico. Pases muy 43

poblados

como

China

e

India,

cuyos

habitantes

han

visto

mejorar

sustancialmente su nivel de vida en los ltimos aos, demandan en sus hogares y trabajos mucha tecnologa; esto ha causado que el mundo demande mucho ms petrleo; las productoras de petrleo no dan respuesta a la demandas porque no refinan lo suficiente. Ante este problema, el precio de los combustibles sube exageradamente; las refinadoras buscan elevar la produccin de combustibles y stos, a su vez, contaminan ros por los desechos inservibles. Hechos

aparentemente aislados o inconexos, por la configuracin estructural del mundo, producen una reaccin en cadena.

Antonio Gonzlez ofrece una interesante explicacin de la globalizacin. l advierte que el horizonte ineludible de la filosofa social y poltica en el presente es la ''sociedad mundial'' constituida por los procesos de globalizacin. El ''analogado principal'' del concepto de sociedad ya no son las ''sociedades nacionales'', constituidas en el interior de los diversos estados, sino la red mundial de vnculos sociales en la que tienen lugar todos los procesos sociales del presente.

Contina Gonzlez diciendo que asistimos a una transicin semejante a la que se produjo desde la plis griega a los estados nacionales modernos. Este trnsito no es un cambio instantneo, sino ms bien implica procesos sociales que ocupan toda una poca. Tampoco es un proceso unilineal, sino que puede conocer avances y retrocesos. Sin embargo, el sentido fundamental de estas transformaciones sociales viene impuesto por tendencias intrnsecas al sistema econmico capitalista. Se trata de un sistema que en su misma estructura fundamental est orientado hacia el crecimiento y hacia la expansin. El capitalismo ''globaliza'' los vnculos sociales de una forma que, a largo plazo, resulta inevitable mientras se mantengan las caractersticas fundamentales de este sistema econmico40.Cfr. ANTONIO GONZLEZ, Un solo mundo: relevancia de Zubiri para la teora social, Tesis doctoral, Universidad de Comillas, Madrid, 1995, p. 383-390.40

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Ciertamente, la 'globalizacin' econmica no es un proceso todava completado. Una autntica globalizacin solamente tendr lugar cuando exista un nico mercado global para todos los bienes y servicios. Sin embargo, una caracterstica de nuestra poca es la toma de conciencia sobre los efectos ms visibles de este proceso. Uno de estos efectos es la prdida de capacidad ejecutiva de los gobiernos nacionales sobre los procesos sociales y econmicos que afectan a los propios ciudadanos. Y, al mismo tiempo, la prdida de control de los propios ciudadanos sobre la poltica econmica de los propios gobiernos41.

Con todo, podemos pensar que la globalizacin es un hecho. Antonio Gonzlez lo expresa con las siguientes palabras:

Esta globalizacin es un hecho, y constituye un acierto analtico de la teora de la dependencia el haberse situado en esta perspectiva. No estamos ante una internacionalizacin en cuanto estrechamiento de los lazos entre los Estados, que podran seguir siendo tomados como unidades de anlisis, sino ante una globalizacin estricta. Las estructuras de los individuos y de los grupos en el "interior" de cada "nacin" estn constitutivamente afectadas por factores globales.42

Autores como Giddens o Zubiri se inclinan por pensar que, en la actualidad, la sociedad en sentido propio tiene un carcter mundial. As, Giddens seala que el mundo se ha convertido en un solo sistema social, que no es slo un entorno dentro del cual se encuentran las sociedades concretas, sino una autntica sociedad mundial. Igualmente, para Zubiri nuestra poca es "la primera en que la humanidad constituye, todo lo laxamente que se quiera, una sociedad verdaderamente una y nica".43Ibid., p. 15. ANTONIO GONZLEZ, Orden Mundial y Liberacin, en, ESTUDIOS CENTROAMERICANOS, ECA, UCA Editores, San Salvador, 1995, p. 629-654. 43 ANTONIO GONZLEZ , Un slo mundo..., en, op. cit., P. 347.42 41

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Jordi Corominas, siguiendo la lnea de pensamiento de A. Gonzlez afirma:

En la actualidad las acciones cotidianas y las formas de vida de cada uno, anteriormente a la cultura y al universo simblico de cada cual, estn lastradas y forman sistemas con acontecimientos que ocurren en el otro lado del planeta y con formas de vida absolutamente dispares. Es, precisamente, la constatacin del hecho actual de que no hay accin humana alguna que no est afectada por una estructuracin mundial de las formas de vida la que nos lleva a afirmar que la sociedad hoy es mundial.44

Y contina:

... Mientras una minora de la humanidad se encuentra en su casa en cualquier capital del mundo con sus cadenas de hoteles mundiales, sus centros de compras y sus barrios residenciales, la mayora de la humanidad vive en una situacin muy parecida a la de los salvadoreos de barrios marginales. Su marginacin es una necesidad para mantener la jerarqua de la sociedad mundial. No es cierto, como a veces se dice, que los pobres no estn afectados por la globalizacin. Al contrario, probablemente sean ellos los ms profundamente afectados por un sistema econmico-poltico mundial que parece tener la necesidad de la exclusin y la radical heterogeneidad econmica de la poblacin para mantenerse como tal.45

El problema no consiste en que la globalizacin no produzca beneficios; el problema estriba en que sus beneficios son para unos pocos. No cuestionamos la44

JORDI COROMINAS, Sociedad Mundial y Democracia, en, ESTUDIOS CENTROAMERICANOS ECA, UCA Editores, San Salvador, 2000, p. 423. www.uca.edu.sv/facultad/chn/c1170/democracia.html. Documento de 15 pginas. 45 JORDI COROMINAS, op. cit. , p. 424.

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globalizacin como fenmeno, lo que cuestionamos que esta organizacin de convivencia social no acepte alternativas y que por lo tanto a la humanidad no le quede ms remedio que comulgar con ella sin ningn tipo de crtica constructiva.

Uno de los trabajos de la filosofa ser, precisamente, des-ideologizar todo el discurso montado alrededor de la globalizacin.

Para realizar este proceso de des-ideologizacin debemos echar mano de los mitos de la globalizacin. Debemos de-construir el trmino para luego afrontar la tesis principal de este trabajo: que el mundo nico est fragmentado; que este mundo nico ha sido volado en pedazos hasta la fragmentacin por el uso excesivo de la propaganda de los beneficios de la globalizacin; que la supuesta postmodernidad, como superacin de la modernidad, lo nico que ha hecho es desencantar a la sociedad en su funcin crtica y, ms an, la ha descalificado como una estructura capaz de buscar alternativa frente a la ideologa del camino nico, del mundo nico. As, la globalizacin, como la presentan sus defensores, no es una descripcin de una economa del entorno ni una construccin ideolgica que explica que la economa no se ha mundializado, sino que se ha reorganizado y reestructurado segn los intereses de tres grandes bloques econmicos: Estados Unidos-Canad, la Comunidad Europea y Japn. Al respecto dira Fornet:

A la globalizacin de estas tres potencias... la llamamos triadizacin que significa que los procesos de integracin tecnolgicos, econmicos y socioculturales entre las regiones mundiales ms desarrolladas llegan a ser ms generalizados, intensivos e importantes que la integracin entre estas tres regiones y los pases menos desarrollados o entre estos pases46.

46

RAL FORNET-BETANCOURT, La globalizacin como universalizacin, en, op. Cit., p.30.

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La crtica a esta visin nos produce la pregunta por qu globalizar nicamente el sustrato econmico? Por qu globalizar este modelo de mercado? Al tratarse de una globalizacin unilateral estamos homogenizando la globalizacin?

El producto de la homogenizacin es que la visin de la globalizacin del modo econmico aparece como la nica salida a los graves problemas de la humanidad. Es as como la globalizacin no solamente se convierte en un referente ideolgico y hasta metafsico, sino tambin tico, para que las naciones del mundo puedan ponerlo en marcha.

En el fondo, estas lneas no tratan, como he dicho, de analizar los hechos sociolgicos o polticos, sino de revisar el contexto y de indagar cmo se colocan preguntas ticas y antropolgicas al fenmeno de la globalizacin.

2.3. Globalizacin econmica

Es difcil hablar de globalizacin, como anotamos, porque muchos han tratado de explicar de qu se trata. Unos pretritos: desde que se inventaron las colocan su origen en tiempos embarcaciones que ofrecieron

oportunidades de intercambio de mercancas para producir un acercamiento de las fronteras. As, por tanto, se considera a la globalizacin y al hecho econmico como un binomio ideal: al hablar de la globalizacin sus defensores se refieren a la globalizacin de la economa y, ms enfticamente, a la globalizacin de los mercados.

No cabe duda que una de las tendencias mundiales ms importantes es la tendencia a la globalizacin, entendiendo por tal, los procesos encaminados a uniformar a la sociedad en lo que concierne a la aplicacin de polticas generales, sin hacer diferencias importantes en atencin de lugar, historia,

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cultura y circunstancias especficas47. Esta visin de globalizacin ha diseado una sociedad con nuevas relaciones.

El trmino

globalizacin tal como lo entendemos ahora, puede ser

ubicado a finales de los aos ochenta y principio de los noventa. La globalizacin lleg al relevo de los trminos internacionalizacin y transnacionalizacin que eran conceptos que describan las redes que existan entre los estados48. Esta primera utilizacin del trmino expresaba que la globalizacin sera la consideracin de una condicin emprica de la conexin compleja evidente en todas las partes del mundo. La conexin compleja49 debera sobreponerse a las distancias culturales por medio de experiencias polticas, educativas, del consumo y de los medios masivos, etc.

Desde un amplio sector de la sociedad se identifica a la globalizacin o mundializacin como una nueva economa, es decir, como una nueva forma de produccin, distribucin y consumo de aquellos bienes que tienen el fin de satisfacer una determinada fraccin de nuestras necesidades; pero nada ms lejos de la realidad. El sistema econmico que actualmente regula estas actividades es el capitalismo, que hace ya ms de 500 aos apareca en el centro de Europa, aunque no podamos decir que se consolide realmente hasta cerca de tres siglo ms tarde. Evidentemente se nos presenta una economa mundial con nuevas caractersticas, pero siempre debemos estudiarla dentro de las coordenadas del capitalismo.

El capitalismo global no es sino la penetracin del capital en nuevos espacios, tanto en las propias sociedades en las que ya estaba instalado como enCfr. ALEJANDRO SERRANO CALDERA, Razn, derecho y poder, reflexiones sobre la democracia y la poltica, Hispamer, Managua, 2004, p.73. 48 Cfr. LEELA DE SOUZ