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    Curso de economa ecolgica 1

    Programa de las Naciones Unidas para el Medio AmbienteOficina Regional para Amrica Latina y el Caribe

    CURSO DE ECONOMA ECOLGICA

    Juan Martnez Alier

    con la colaboracin de

    Jordi Roca y Jeannette Snchez

    1998

    Serie Textos Bsicos para la Formacin AmbientalN 1

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    2 Textos bsicos para la formacin ambiental

    Primera edicin: 1995, versin corregida 1998

    Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente

    Oficina Regional para Amrica Latina y el Caribe

    Red de Formacin Ambiental para Amrica Latina y el Caribe

    Boulevard de los Virreyes N 155, Colonia Lomas de Virreyes

    11000 Mxico, D.F. Mxico

    ISBN 968-7913-03-7

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    Curso de economa ecolgica 3

    CONTENIDO

    PRESENTACIN 7

    MDULO I. El flujo de la energa y de materiales en la economa9

    I.1 El consumo endosomtico y el uso exosomtico de energa por los humanos. Laintensidad energtica de la economa: la elasticidad-ingreso del uso de energa

    9

    I.2 Fuentes de energa preindustriales e industriales. Dos visiones de la economa:la economa neoclsica y la economaecolgica. El principio de Podolinsky 12

    I.3 Antropologa ecolgico-energtica y antropologa econmica. Rappaport enNueva Guinea y Brooke Thomas en los Andes. La productividad de la agricul-tura moderna 17

    MDULO II. La contabilidad macroeconmica y el medioambiente

    23

    II.1 Qu es le PIB? Algunas crticas ya conocidas 23

    II.2 La contabilidad nacional y la prdida depatrimonio natural, sin amortizacin.Otra crtica ecolgica de la contabilidadnacional: los gastos defensivos o compensatorios 25

    II.3 Corregir monetariamente el PIB o suplementarlo con cuentas satlites en uni-dades fsicas? El Serafy y los recursos norenovables: sembrando petrleo?Los criterios de Roefie Hueting 30

    MDULO III. Valoracin de externalidades y de bienesambientales. Internalizacin de externalidades

    35

    III.1 Una negociacin coasiana 35

    III.2 Un impuesto piguviano 40

    III.3 Impuestos o normas cuantitativas?Descontaminacin: su costo marginal.Comparacin de un impuesto sobre la contaminacin y de un standard comnpara todas las empresas 43

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    4 Textos bsicos para la formacin ambiental

    III.4 Premisos de contaminacin negociables 49III.5 Valoracin de bienes ambientales: el mtodo del

    costo viaje 53

    III.6 La valoracin de contingencias 59

    III.7 La economa ambiental y la internalizacin de externalidades63

    MDULO IV. El anlisis costo-beneficio y la evaluacin ambiental.69

    IV.1 Una introduccin al anlisis costo-beneficio. Las necesidades de las generacio-nes futuras y de los animales que no son

    humanos. 69

    IV.2 El descuento del futuro en el anlisis costo-beneficio 75

    IV.3 El criterio de Krutilla. 81

    IV.4 Pluralismo de valores en la evaluacin ambiental 84

    IV.5 La inconmensurabilidad de valores en la evaluacin ambiental.90

    IV.6 La disposicin a pagar: consumidores en un mercado ficticio o ciudadanos.98

    MDULO V. La asignacin intergeneracional de recursos agotables y la economa delos recursos renovables. 103

    V.1 La explotacin de recursos agotables. La regla deGray-Hotelling 103

    V.2 La economa forestal y de la pesca 109

    MDULO VI. Formas de propiedad su influencia en la gestin de los recursos natura-les. 115

    MDULO VII. Indicadores monetarios y biofsicos desustentabilidad.

    119

    VII.1 La llamada sustentabilidad dbil 119

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    VII.2 La relacin entre pobreza y degradacin ambiental 124VII.3 La tasa de descuento de una economa sustentable y la

    explotacin de recursos agotables como descapitalizacin129

    MDULO VIII. Economa ecolgica, ecologa poltica einconmensurabilidad.

    137

    MDULO IX. Algunas cuestiones internacionales.143

    IX.1 Comercio internacional y medio ambiente. La deudaecolgica.

    143

    IX.2 La internacionalizacin de la internalizacin deexternalidades. 148

    IX.3 La discusin actual sobre el aumento del efecto invernadero. Propuestas para lareduccin de emisiones de dixidode carbono. 152

    IX.4 La conservacin de la biodiversidad silvestre y agrcola.Los derechos de los agricultores.

    158

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    PRESENTACIN

    La formacin ambiental es un proceso que depende de la construccin de nuevos acerca-mientos que ayuden a comprender y resolver los problemas socioambientales que crecen en com-plejidad y para los cuales los conocimientos actuales son insuficientes. En este sentido, la forma-cin ambiental implica la elaboracin de nuevas teoras, mtodos y tcnicas, su incorporacin enlos programas curriculares en la educacin formal, y su difusin a un amplio grupo de actores, quetanto en el campo acadmico como en el de la gestin pblica y privada, son responsables de lagestin ambiental del desarrollo sustentable.

    Los cambios ambientales de nuestro tiempo han adquirido una dimensin global. Sin embargo, losproblemas socioambientales se caracterizan por su especificidad regional y local, ecolgica y cultu-

    ral, econmica y poltica. La contribucin ms amplia al tratamiento de estos problemas est sien-do generada en los pases industrializados del Norte y transferidos a los pases del Sur. La mayorparte de esta nueva literatura no est disponible y su traduccin e incorporacin a los programaseducativos se da con retrasos que implican un rezago en la actualizacin de los programas de for-macin ambiental de la regin. Ejemplo de ello es la incipiente oferta de cursos y medios de capa-citacin en temas tan importantes como la economa ecolgica, la economa y el manejo sustenta-ble de la biodiversidad, o el cambio climtico.

    Respondiendo a este reto, la Red de Formacin Ambiental para Amrica Latina y el Caribe delPNUMA ha iniciado un programa editorial, orientado a construir y difundir un conjunto de cono-cimientos como apoyo a los programas de formacin ambiental de la regin. Estos textos buscansistematizar el conocimiento actual disponible y estimular una produccin de conocimientos, querespondan a la especificidad de los problemas socioambientales de la regin. Estos textos no slopodrn servir como materiales de apoyo a cursos formales, sino tambin como textos de referenciapara las instancias de administracin y gestin ambiental del desarrollo de nuestros pases, tantogubernamentales como no gubernamentales. La organizacin modular de estos textos habr defacilitar la programacin de cursos a distancia, para generar un proceso ms flexible y amplio decapacitacin que el que permiten los programas educativos formales. Asimismo, ofrecen una basepara inducir procesos de autoformacin del pblico en general interesado en esta problemticaemergente.

    En este primer ttulo de la serie Textos Bsicos para la Formacin Ambiental, ofrecemos el"Texto de Economa Ecolgica", preparado por Juan Martnez-Alier, en colaboracin con JordiRoca y Jeanette Snchez, cuya primera versin fue publicada por el PNUMA en 1995. Este textoaborda de manera al mismo tiempo rigurosa y didctica las contribuciones ms importantes alcampo emergente de la economa ecolgica, cubriendo un amplio espectro de teoras y mtodosque van desde la economa ambiental (la economa neoclsica de los recursos naturales y de la

    contaminacin) y la economa ecolgica, hasta la ecologa poltica.

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    Enrique Leff

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    MDULO I

    EL FLUJO DE ENERGA Y DEMATERIALES EN LA ECONOMA

    I.1. El consumo endosomtico y el uso exosomtico de energa por los humanos. La in-tensidad energtica de la economa; la elasticidad- ingreso del uso de energa.

    La economa humana est abierta a la entrada de energa. En los sistemas econmicospreindustriales, la fuente ms importante de energa es la energa solar directa convertida por lafotosntesis en productos para la comida, el vestido, la vivienda. Por la fotosntesis, la energa solar

    que cae sobre la Tierra acta sobre el dixido de carbono y el agua, que forman los carbohidratosde las plantas, fuente directa de nuestra alimentacin, o fuente indirecta (si somos carnvoros ocomemos peces que a su vez dependen del plancton del mar). El insumo de energa en la alimenta-cin se suele medir en kilocaloras, y desde hace unos ciento cincuenta aos se conoce que la ali-mentacin diaria de una persona adulta es equivalente a dos o tres mil kilocaloras (una kilocalora= la cantidad de calor necesaria para elevar un grado centgrado la temperatura de un litro deagua), dependiendo del tamao de la persona y del esfuerzo que haga al trabajar o moverse. Algoas como una quinta parte de ese consumo endosomtico (es decir, interior al cuerpo) de energa, sepuede convertir en trabajo, es decir, el trabajo humano en un da equivale a 400 o 600 kcal. El restode la energa alimenticia se gasta en mantener la temperatura del cuerpo y en el metabolismo, demanera que incluso una persona que apenas se mueva, necesita un suministro diario de energaendosomtica superior a las mil kcal.

    Es importante darse cuenta que el consumo endosomtico de energa obedece a instrucciones gen-

    ticas. As, si el consumo de alimentos est por debajo de ese mnimo de caloras, se muere lenta-mente de inanicin, mientras que los ricos, por ricos que sean, no consumen directamente en sualimentacin ms caloras que las que necesitan. De hecho, en los pases ricos a menudo los pa-quetes de alimentos contienen su contenido calrico, no para facilitar el clculo de una dieta consuficientes caloras al mnimo costo, sino al revs, para facilitar la extravagancia de gastar bastantedinero comprando pocas caloras, para no engordar. El tipo de alimentacin, la cuisine es por su-puesto un producto de cada cultura humana y estrato social, siempre que suministre las caloras,protenas y otros elementos necesarios; as, observamos con frecuencia tanto histrica como ac-tualmente, combinaciones de un cereal y una leguminosa (arroz y frijoles; arroz y soja; maz y frijo-les), o de tubrculos (yuca, papas) junto con algn alimento rico en protenas, como bases de laalimentacin popular, mientras los ricos consumen por lo general mayores cantidades de carne (ypor tanto, indirectamente, mayores cantidades de productos vegetales, o incluso harina de pescado,que sirven para alimentar los animales). La cultura, la economa, y la poltica influyen en la ali-

    mentacin (por ejemplo, las polticas neoliberales que favorecen la importacin de alimentos bsi-cos como harina de trigo en pases tropicales). Sin embargo, el hecho bsico es que la energa en-dosomtica de la alimentacin (las 2000 o 3000 kcal diarias) viene determinada por la biologa

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    humana. Podemos elegir (si tenemos plata) entre ir a trabajar en bicicleta, en transporte pblico oen automvil (que gaste veinte mil kcal al da de petrleo para un viaje de ida y vuelta de quincekms hasta el trabajo), pero no podemos preferir seis mil kcal al da de consumo directo de alimen-tos a dos mil kcal, por ricos que seamos.

    En cambio, en la situacin actual de la humanidad, el uso exosomtico de energa no tiene nadaque ver con instrucciones genticas. Es sumamente distinto entre grupos humanos, oscilando, porda entre menos de cinco mil kcal para quienes son pobres y viven en climas clidos y slo gastanun poco de energa para cocinar los alimentos y para fabricar sus pobres vestidos y viviendas, yms de cien mil kcal diarias para los ricos del mundo (independientemente del clima, pues si algu-nos ricos gastan energa para la calefaccin, otros o los mismos la gastan para la refrigeracin). Eluso exosomtico de energa (directamente en los hogares y el transporte, e indirectamente a travsde la energa gastada en la produccin) no puede ser explicado por la biologa humana sino quedepende de la economa, la cultura, la poltica, y las diferencias sociales. La humanidad es una

    especie animal que carece de instrucciones genticas que determinen su uso exosomtico de ener-ga. Este es un punto de partida para analizar toda la historia econmica de la humanidad, hasta elpresente.

    La influencia de la riqueza se hace notar en todas las pautas de consumo exosomtico de energa.En general, a ms riqueza, ms dispendio de energa, aunque existe discusin y mucha investiga-cin sobre la intensidad energtica de las economas de distintos pases (es decir, el gasto de ener-ga por unidad de produccin), y hay quienes sostienen que la produccin de la economa (tal comose mide convencionalmente) puede crecer sin aumentar ya el gasto de energa, sino aumentando laeficiencia en el uso de energa. Hay sectores de la economa donde efectivamente sucede as. Porejemplo, el uso de energa para cocinar en familias pobres de lugares pobres (donde no hay gaslicuado de petrleo o keroseno disponibles o son productos demasiado caros), es superior al uso defamilias que cocinen con gas o keroseno, ya que las familias pobres (que usan lea o carbn delea o bosta) habitualmente queman esos combustibles en fuegos de hogar muy ineficientes ener-gticamente. As se da esa situacin excepcional y hasta paradjica, que al aumentar el ingresopuede ocurrir que disminuya el uso exosomtico de energa para cocinar. Pero no sucede as, sinoal contrario, con el uso exosomtico de energa para transportes, o en la forma de otros productos oservicios de la economa.

    En los pases ricos est aumentando la eficiencia del uso de energa en los procesos industriales(especialmente tras los aumentos de precios de la energa en 1973 y 1979), pero ha aumentado lademanda de energa en el sector domstico y en el transporte. Las diferencias en el uso exosomti-co de energa en pases ricos y pobres continan siendo muy grandes. Por ejemplo, por dar unailustracin, un viaje por avin entre Buenos Aires y Pars consume unas 70 toneladas de combusti-ble, y aunque el avin vaya bien lleno y lleve 350 pasajeros, eso representa media tonelada porpersona, es decir, 500 kgs x 10,000 kcal = 2,000,000 kcal, por tanto unas dos veces ms que elconsumo endosomtico de energa en todo un ao de una persona.

    En las averiguaciones sobre la intensidad energtica de la economa, a menudo se calcula la elasti-cidad-ingreso del consumo de energa, es decir, la relacin entre el aumento porcentual del consu-mo de energa y el aumento porcentual del ingreso. As, podemos expresar lo dicho hasta ahora con

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    estas palabras: la elasticidad-ingreso del consumo endosomtico de energa es muy baja y prontose torna cero; mientras que la elasticidad-ingreso del uso exosomtico de energa es mayor quecero, tal vez incluso igual o mayor que la unidad. El caso excepcional del combustible para cocinaren pases pobres, es un caso de uso de energa (en la forma de lea, carbn de lea o estircol seco)que muestra una elasticidad-ingreso negativa.

    I.2. Fuentes de energa preindustriales e industriales. Dos visiones de la economa: laeconoma neoclsica y la economa ecolgica. El principio de Podolinsky.

    Antes de la industrializacin, las fuentes de energa eran energa solar directa aprovecha-da por la fotosntesis, o energa solar transformada en viento (que mueve molinos), o cadas deagua (usada en molinos) previamente evaporada por la energa solar. Con la industrializacin, seaadi una fuente de energa nueva, el carbn, y ms tarde (desde finales del siglo XIX) el petrleo

    y el gas. Esas energas tambin proceden de la energa solar de pocas geolgicamente remotas, ylo que ahora hacemos es extraer esos combustibles fsiles y quemarlos a un ritmo mucho ms r-pido que el de su produccin geolgica. En efecto, no hay que confundir lo que es extraccin con loque es verdadera produccin sostenible. Es por tanto errneo, o al menos confuso, hablar de pro-duccin de petrleo de la manera como habitualmente lo hacen los economistas, al referirse porejemplo a la extraccin anual en Ecuador o Mxico y a la destruccin posterior de ese petrleo. Eserrneo emplear la misma palabra,produccin, para dos procesos distintos: la extraccin de petr-leo y la produccin de biomasa en la agricultura mediante el flujo actual de energa solar y la foto-sntesis. Las relaciones entre el Tiempo biolgico y el tiempo econmico son muy distintas en am-bos tipos de produccin. Igualmente, la naturaleza proporciona unos ciclos biogeoqumicos dereciclaje de elementos qumicos, como el ciclo del carbono, o los ciclos del fsforo. Lo que hace-mos en la economa actual es aceleraresos ciclos, de manera que ponemos en la atmsfera msdixido de carbono que el que la fotosntesis aprovecha o los ocanos absorben, con lo cual hace-mos aumentar el efecto invernadero; o ponemos (en algunos lugares del mundo) demasiado fsforoen el mar (por los fertilizantes y detergentes), ms aprisa que puede ser reciclado naturalmente, conlo que provocamos una contaminacin.

    El petrleo (o el carbn, o el gas) no se produce, porque ya se produjo; se extrae y se destruye. Laprimera ley o postulado de la termodinmica (ciencia de la energa y de sus transformaciones), quefue enunciado hacia 1840, dice que la energa se conserva, por tanto la energa del petrleo (o delcarbn, o del gas) quemado, no se pierde pero se transforma en calor disipado (por la segunda ley opostulado de la termodinmica, que fue enunciado hacia 1850). Ese calor disipado es incapaz ya deproporcionar una energa de movimiento. Esos postulados de la termodinmica, tienen relevanciapara la economa humana? Puede un economista ser competente como tal e ignorar la primera ysegunda leyes de la termodinmica? Puede verse la economa simplemente como un circuito ce-rrado entre productores de mercancas y consumidores, coordinados por los mercados donde seforman precios que guan decisiones, o ms bien debemos entender la economa humana como un

    sistema abierto a la entrada de energa (y de materiales) y abierto tambin a la salida de residuosslo en parte reciclables?

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    La economa neoclsica analiza los precios (es pues una crematstica) y tiene una concepcinmetafsica de la realidad econmica que funciona como un perpetuum mobile lubricado por eldinero. Las empresas venden bienes y servicios, y con esto remuneran los factores de produccin(tierra, trabajo y capital).

    La economa ecolgica ve el planeta Tierra como un sistema abierto a la entrada de energa solar.La economa necesita entradas de energa y materiales. La economa produce dos tipos de residuos:el calor disipado (por la Segunda Ley de la termodinmica), y los residuos materiales, que median-te reciclaje pueden volver a ser parcialmente utilizados. El funcionamiento de la economa exige unsuministro adecuado de energa y materiales (y el mantenimiento de la biodiversidad), y tambinexige poder disponer de los residuos de manera no contaminante. Los servicios que la naturalezapresta a la economa humana no estn bien valorados en el sistema de contabilidad crematsticapropio de la economa neoclsica.

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    Dos divisiones de la economa:

    La Economa Neoclsica

    Mercados debienes yservicios

    Mercados defactores deproductos

    FamiliasEmpresasECONOMA

    NEOCLSICA

    La Economa Ecolgica

    Materiasprimas

    Residuosmateriales

    Reciclaje

    Energatil

    Energaresidual

    ENERGASOLAR

    CALORDISIPADO

    ECONOMAECONOMANEOCLSICANEOCLSICA

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    El debate entre esas dos visiones de la economa, ha cobrado un gran mpetu en aos recientes,pero de hecho sus orgenes se remontan a ms de cien aos atrs, cosa fcilmente comprensible sirecordamos que la qumica, la fsica y la biologa necesarias para entender cmo la economahumana est inmersa en ecosistemas mucho ms amplios, estaban ya disponibles desde hace cien-to cincuenta aos. Es decir, la escuela de economistas llamados Fisicratas, en la Francia del sigloXVIII, o Adam Smith (quien public La Riqueza de las Naciones en 1776, o David Ricardo, oThomas Robert Malthus) escribieron antes de que se establecieran los postulados de la Termodi-nmica, pero eso no se aplica ni a Marx, ni a los economistas neoclsicos como Walras o Jevons,todos ellos autores de la segunda mitad del siglo XIX. Es sorprendente esa ceguera y ensimisma-miento persistentes de los economistas, hasta la reciente eclosin de una nueva escuela de econo-ma ecolgica.

    Naturalmente, las ciencias naturales han descubierto nuevos fenmenos desde mediados del siglopasado. En el campo de la energa, tuvo enorme importancia el hallazgo de la energa interna de

    los tomos. Pero la tecnologa de la fisin atmica para la produccin de electricidad ha resultadoser peligrosa y controvertida, y por lo tanto la energa usada exosomticamente en las sociedadesindustriales proviene sobre todo de los combustibles fsiles. Desde el incidente de la central deThree Mile Island en Estados Unidos en 1979, y de Chernobyl en la ex-Unin Sovitica en 1986,se ha frenado la construccin de centrales nucleares, y en varios pases (Estados Unidos, Alema-nia) el ritmo de retirada de centrales del servicio es mayor que el de nueva construccin. Adems,los hechos estn dando la razn a los ecologistas que haban advertido de la estrecha conexinentre uso militar y civil de la energa de fisin nuclear.

    Por tanto, aunque la energa nuclear sea muy importante en algunos pases en la produccin deelectricidad, las fuentes principales de energa en todas las sociedades industriales son el carbn, elpetrleo y el gas. Por lo que respecta al consumo endosomtico de energa, la fotosntesis continasiendo por supuesto la nica fuente. De las consecuencias ambientales o externalidades (es decir,efectos no medidos por los precios del mercado) que tiene el empleo de formas de energa como loscombustibles fsiles o la energa nuclear (aumento del efecto invernadero, residuos radioactivos,etc.) nos ocuparemos en otros mdulos de este curso. Aqu, una vez recordada brevemente la histo-ria de cules han sido las fuentes de energa principales antes y despus de la industrializacin,queremos exponer los fundamentos de la economa energtica de la humanidad, tal como fueron yaexplicados hacia 1880 por S.A. Podolinsky.

    Las ideas pioneras de Podolinsky (un autor brillante que muri joven) son conocidas sobre todo porlos comentarios que merecieron de Engels (el compaero intelectual y poltico de Marx) y de Vla-dimir Vernadsky, el gran eclogo ruso. Engels ley el trabajo de Podolinsky en 1882, y aunqueapreci su esfuerzo, se pronunci contra la mezcla de la economa con la fsica, cortando as eldesarrollo de un marxismo ecolgico. Vernadsky, en 1925, resumi acertadamente la contribucinde Podolinsky, quien "estudi la energtica de la vida y aplic esos resultados al estudio de losfenmenos econmicos".

    En efecto, Podolinsky, que tena un doctorado en medicina y conoca bien la reciente investigacinen fisiologa humana, quiso estudiar la economa como un sistema de conversin de energa. Paraello, compar la productividad energtica de diversos ecosistemas rurales: por un lado, bosques y

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    prados naturales, por otro, prados artificiales y campos agrcolas. La produccin de biomasa eramayor cuando intervena el trabajo humano y de animales. Los clculos indicaban que una calorade trabajo humano o de animales contribua a producir entre 20 y 40 caloras extra. De dndevena la capacidad del ser humano para trabajar? Si considerbamos el cuerpo humano como untipo de mquina trmica, por as decir, sabamos que la capacidad de trabajar vena del consumode alimentos [lo que hemos llamado energa endosomtica, con la denominacin de Alfred Lotkaintroducida hacia 1920]. La conversin, o coeficiente econmico [como lo llam Podolinsky, conterminologa de los ingenieros de las mquinas de vapor] era en el cuerpo humano de una quintaparte. Naturalmente, la humanidad no coma nicamente para trabajar; no todos los humanos sededicaban al trabajo en la agricultura, y existan otras necesidades aparte de la alimentacin; ade-ms las clases sociales ricas usaban mucha ms energa en sus lujos que las clases pobres. Portanto, segn el tipo de economa y de sociedad, ese coeficiente econmico (es decir, la relacinentre consumo de energa y trabajo efectuado) sera distinto. En la sociedad ms simple y ms tra-

    bajadora, estara cerca de ser 5:1. En este caso, la productividad energtica del trabajo, es decir, sucontribucin a una mayor disponibilidad de energa, deba ser como mnimo de 1:5, para que lasociedad en cuestin fuera sostenible. En sociedades con mayores necesidades y con mayor dife-renciacin social, la productividad energtica mnima deba ser mucho mayor. Por supuesto, enactividades como la extraccin de carbn, podamos comprobar que la productividad energtica deltrabajo humano (es decir, la relacin entre energa obtenida y energa gastada del trabajo humano)era muy alta, pero eso era engaoso porque el carbn era un recurso agotable.

    En resumen, mediante la agricultura la especie humana lograba ser como una mquina termodi-nmicamente perfecta (por usar una metfora que remita a los trabajos de Sadi Carnot de 1824),es decir, con la energa obtenida mediante el propio trabajo humano, consegua alimentar la propiacaldera. Obviamente, el secreto estaba no slo en el ingenio y en el trabajo fsico humanos, sino enla fotosntesis.

    Ese principio de Podolinsky ha sido enunciado con posterioridad muchsimas veces por muchosinvestigadores, que no saban que haba sido ya descubierto. Entre las investigaciones ms relevan-tes para la Economa Ecolgica estn las de algunos antroplogos ecolgicos, como Roy Rappa-port.

    I.3. Antropologa ecolgico-energtica y antropologa econmica. Rappaport en NuevaGuinea y Brooke Thomas en los Andes. La productividad de la agricultura moder-na.

    Los antroplogos estudian con gran esfuerzo el funcionamiento de sociedades que llamamosprimi-tivas, e intentan estudiarlas en todos sus niveles: no slo la economa, o no slo las relaciones fa-miliares, o no slo la religin y el simbolismo, sino todo a la vez. Los antroplogos han de ser a lavez cientficos de la naturaleza (es decir, han de entender las relaciones entre sociedades humanasy la naturaleza, tanto en trminos de la ciencia como en los propios trminos empleados por las

    sociedades estudiadas) y a la vez han de ser cientficos sociales, con competencia particular enrelaciones de parentesco que tan importantes son en sociedades primitivas. En principio, pareceque los antroplogos no han de ser economistas competentes, pues las sociedades que estudian

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    carecen de instituciones econmicas complicadas, no tienen mercados, o apenas tienen mercadosque son perifricos para sus decisiones de produccin.

    Si el objeto de la ciencia econmica es estudiar -como dicen muchos manuales- la asignacin derecursos escasos a finalidades alternativas, actuales y futuras, asignacin que se realiza mediante elsistema de precios (o, lo que es lo mismo, mediante la vara de medir del dinero, como dijo el eco-nomista Pigou), entonces, en qu sentido tienen economa las sociedades primitivas? Es su eco-noma lo mismo que su ecologa? Aristteles haba distinguido, en la poltica, dos sentidos de lapalabra oikonomia: el estudio del aprovisionamiento material del oikos o de la polis; y el estudio dela formacin de los precios con el deseo de ganar dinero, lo que propiamente no era oikonomia sinocrematstica. Hay sin embargoprecios en economas que carecen de mercados y de dinero?

    El antroplogo Roy Rappaport estudi en los aos 1960 un pequeo grupo humano, los Tsembaga-Maring de Nueva Guinea, y public despus una famosa monografa sobre su economa ecolgica

    y su religin, Cerdos para los antepasados (traduccin castellana, Siglo XXI). Los Tsembagacultivaban dos tipos de campos, con un sistema de cultivo itinerante o roza-tumba-y- quema; enuno predominaban taros y ames, en el otro, camote y caa de azcar, pero en ambos haba la felizpromiscuidad de plantas tpica de esa agricultura. Tras un par de aos de cultivo, los campos rever-tan a barbecho forestal o bosque secundario, sin que se apreciara erosin o disminucin de fertili-dad de la tierra. Adems, los Tsembaga se dedicaban a la crianza de los cerdos, cada grupo fami-liar dispona de algunos cerdos, que alcanzaban hasta las doscientas libras de peso, antes de sersacrificados, casi todos a la vez, en una matanza ritual del cerdo, llamada kaiko, institucin social yreligiosa fundamental en la vida de ese pueblo pues restableca mediante regalos las alianzas congrupos vecinos de cultura similar, frecuentemente rotas por guerras.

    Rappaport estudi cuidadosamente el trabajo de mujeres y hombres en el establecimiento, desyerbey cosecha de los huertos, y tradujo ese trabajo en kilocaloras. Estudi tambin el rendimiento oproductividad energtica de ese trabajo, al pesar los distintos productos cosechados y atribuirles su

    valor calrico. As consigui determinar el rendimiento calrico de insumos de trabajo medidostambin en caloras, siendo en ambos tipos de campos alrededor de 20 a 1. Enunci despus lo quehemos llamado en el mdulo anterior elprincipio de Podolinsky (sin conocer a este autor), es decir,hizo notar que esa productividad energtica superaba satisfactoriamente el consumo energticoendosomtico que haca posible el trabajo fsico en los huertos. Entre los Tsembaga, todos loshombres y mujeres trabajaban, no haba una capa social ociosa que hubiera que mantener, tampocohaba exportacin mal pagada de productos, se trataba una economa de subsistencia igualitaria.La productividad energtica agrcola era suficientemente alta (como en tantos otros ejemplos quese han estudiado de cultivo itinerante tropical), como para mantener a los cerdos, que cuando eranchicos se alimentaban de los residuos domsticos pero que al crecer, requeran de un trabajo espe-cialmente dedicado a su alimentacin, es decir, requeran que se les dedicara huertos especiales.

    Al hacer el balance energtico de esa economa porcina, se presentaba la aparente paradoja que elrendimiento en caloras era tan bajo que pareca absurdo dedicarse a criar cerdos. As, haba que

    trabajar en la agricultura, cosechar, y alimentar a los cerdos (que no estaban inmovilizados en unasuerte de campos de concentracin como en los pases de alta civilizacin, sino que corran sueltos,gastando mucha energa innecesariamente), y el balance energtico era muy pobre, aproximada-

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    mente se gastaba tanta energa como la que se obtena. Mostraban pues los Tsembaga una irra-cionalidad econmico-ecolgica al dedicarse a criar los cerdos? La respuesta era negativa, por va-rias razones. De un lado, la carne de cerdo era consumida por las protenas, y no por las caloras(aunque los propios Tsembaga no saban hablar de protenas, s saban que la carne de cerdo eraparticularmente necesaria para nios y mujeres embarazadas). Era tambin consumida por su buengusto. Y la matanza ritual de los cerdos era la propia religin de los Tsembaga.

    Cundo se iniciaba el kaiko, esa matanza colectiva ritual? Ciertamente, cuando los especialistasreligiosos apreciaban ciertas seales propicias, pero asimismo cuando el nmero y el peso de loscerdos que haba que alimentar exceda cierta cantidad. Rappaport, antroplogo ecolgico y de lareligin, escribe literalmente en su magnfica monografa: demasiados cerdos son caros. Cmopueden ser caros si no hay mercado ni precios?

    Vemos aqu los dos sentidos de la palabra economa: aprovisionamiento material y energtico del

    oikos; y estudio de la asignacin de recursos escasos a fines alternativos mediante, no realmentelos precios de mercado, pero s mediante la comparabilidad de valores. Las protenas de los cerdosresultan baratas, aunque sus caloras resulten caras, siempre que el nmero y el peso de los cerdosno sea excesivo. La monografa de Rappaport es realmente un estudio de economa ecolgica.

    Agudamente se ha sealado (por David McGrath, un eclogo que trabaja en la Amazona brasile-a) que el clculo energtico de la agricultura itinerante sera muy distinto si entre los insumoscontamos, no slo la energa del trabajo humano, sino la energa del bosque primario o secundarioquemado. Desde luego, la agricultura itinerante aparecera como la ms energticamente despilfa-rradora de todas las agriculturas (incluso ms que la agricultura moderna ms intensiva en el usode combustibles fsiles), si pensamos en la enorme biomasa que se quema. El argumento en contraes que, si la densidad de poblacin no es alta y si no hay tampoco presin de la produccin paraexportar, el sistema es sostenible sin grave degradacin ecolgica, ya que el bosque secundariovuelve a salir. El empleo de la expresin barbecho forestal indica esa visin tal vez demasiado

    optimista, ya que el barbecho consiste en dar descanso a la tierra para recuperar su fertilidad demanera que el sistema de cultivo sea sostenible.

    La economa vertical andina

    Lo que llev a John Murra, hacia 1965, al concepto de economa vertical andina, fue lasiguiente pregunta, que naci de su vinculacin a la escuela de antropologa econmica de KarlPolanyi. Dado que antes de la conquista europea no haba mercados en los Andes, y una vez cons-ciente de que en economas de montaa no cabe la autarqua porque las producciones de distintospisos ecolgicos son complementarias, cmo circulaban esos productos? La respuesta pre-hispnica es el tributo; una respuesta posterior es el trueque, y los mercados perifricos (que soncompatibles con economas mayormente de subsistencia, es decir, cuyas decisiones de produccinno vienen guiadas nicamente por costes y precios: hay papas para comer y papas para vender).

    El estudio de Brooke Thomas de un grupo de familias de pastores en Puno, Per (un grupo de wak-chilleros) en los primeros aos l970, traduce la nocin de economa vertical de Murra (o la nocinequivalente de simbiosis interzonal de Condarco Morales) en trminos del estudio del flujo de

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    energa. Brooke Thomas estableci que la productividad del trabajo humano empleado en el culti-vo de papa era nicamente de 1:10. Esa productividad energtica del cultivo de papa, a casi 4000m. de altura, es de las ms bajas que se ha observado nunca en la agricultura. En efecto, un grupohumano, por pobre, igualitario e independiente que fuera, no podra subsistir si cada calora detrabajo humano reportara nicamente 10 cal de produccin, ya que el trabajo humano exige yaunas cinco veces mas energa de la alimentacin que la que se transforma en trabajo. De qu vivi-ran nios y viejos? Adems, el grupo humano en cuestin estaba sometido a la extraccin de unexcedente en trabajo por la hacienda vecina. El secreto de la existencia de los wakchilleros era porsupuesto el pastoreo, donde, en forma de lana y carne del ganado (y tambin en forma de bosta tanimprescindible para la fertilizacin de los campos, y como combustible), y a pesar de la pobreza delos pastos, se produca un excedente energtico suficiente para darle su renta al hacendado y paraque esos pastores intercambiaran carne y lana por productos agrcolas de pisos ecolgicos inferio-res. Con el poco ganado disponible por familia (ya que la hacienda tena la mayor extensin, y

    trataba de reducir la disponibilidad de pastos para los wakchilleros), y con la escasa productividadenergtica del cultivo de papas, era necesario recurrir a la economa vertical.

    La productividad de la agricultura moderna

    Hasta aqu, hemos resumido un par de estudios de antropologa ecolgico-econmica, delos muchos disponibles, que analizaron el flujo de energa en agriculturas muy simples. En 1973 y1974 varios estudiosos, siguiendo una sugerencia del eclogo Howard Odum que haba escrito quela agricultura moderna consiste en cultivar con petrleo, presentaron balances energticos de di-versos tipos de agricultura. El estudio ms conocido es el de David Pimentel, de la Universidad deCornell (una universidad de gran reputacin en estudios agrarios y forestales, cuyo fundador, el Sr.Cornell, consigui grandes ganancias crematsticas arrasando bosques). Pimentel mostr la decre-ciente eficiencia energtica del cultivo del maz en Estados Unidos, a causa del enorme y crecienteinsumo de petrleo o derivados del petrleo (como fertilizantes, pesticidas), y la compar con lamayor eficiencia energtica conseguida en la agricultura de la milpa en el sur de Mxico. Desdeentonces, diversos autores se han preguntado qu significa el aumento de productividad en la agri-cultura que los economistas observan, realmente ha existido? La productividad econmica aumen-ta, la productividad energtica disminuye. Cmo conciliar esos hechos?

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    Laproductividadse mide en economa de la forma siguiente:

    Valor de la produccin - Valor de los insumos______________________________________________

    Cantidad del insumo cuya productividad se mide

    As, hablamos de la productividad por hectrea de tierra o por hora de trabajo. No hay duda que enla agricultura ha aumentado la productividad por hectrea o, an ms, por hora de trabajo, as me-dida, pero la cuestin es si esa medida es correcta. No ser, como dijo el poeta Antonio Machado,que todo necio/ confunde valor y precio? Para sumar y restar producciones e insumos heterog-neos, necesitamos hacerlos conmensurables, y eso se hace por sus precios. Pero, del valor de laproduccin, no deberamos deducir las varias contaminaciones que son productos de la agricultu-ra moderna, y tambin el valor de la erosin del suelo y el valor de la prdida de biodiversidad, tanmarcada precisamente en los maces hbridos modernos? Es decir, estn las externalidades nega-tivas deducidas del valor de la produccin? Y, el valor de los insumos, realmente asume la faltade disponibilidad futura del petrleo al usarlo ahora en tan grandes cantidades?

    Por tanto, al dudar de si la agricultura moderna realmente supone un aumento de la productividad,al sealar el conflicto entre valoracin econmica convencional y los resultados obtenidos al estu-diar el flujo de energa en la agricultura, al preguntarnos pues sobre la valoracin adecuada derecursos y servicios ambientales menoscabados por la modernizacin de la agricultura, estamosintroducindonos en el tema principal de estudio de la economa ambiental.

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    MDULO II

    LA CONTABILIDAD MACROECONMICA Y EL MEDIOAMBIENTE

    II. 1. Qu es el PIB? Algunas crticas ya conocidas.

    El medio ambiente significa en este contexto los recursos naturales y los servicios am-bientales. Cmo se contempla su contabilizacin dentro de la contabilidad macroeconmica, habi-tualmente llamada contabilidad nacional? La cuestin excede con mucho una preocupacin deespecialistas, ya que los resultados de la contabilidad nacional proporcionan desde 1945 y la im-plantacin general del marco macroeconmico keynesiano -de la mano de las instituciones deBretton Woods, es decir, Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional, y de las Naciones Uni-das- la argumentacin indispensable, tal vez la ms importante, del debate poltico. Si el PIB au-menta y en qu porcentaje anual, es tema esencial no slo de la poltica econmica sino de la pol-tica en general. Pocas veces se discute la relevancia de ese lenguaje econmico, aunque hace yaquince aos los verdes alemanes presentaron interpelaciones en el parlamento de Bonn en contrade la contabilidad nacional.

    Primero, algunas definiciones, slo para hacer memoria. Se llama producto interno bruto (PIB), yse mide por lo general referido a un ao y al territorio de un estado, a la suma total de todas lasproducciones de todas las empresas y actividades (restando los insumos intermedios, para evitar ladoble, o triple, contabilidad), es decir, a la suma de todos los valores aadidos; el mismo total sedebe obtener por la suma de salarios, ganancias de las empresas, y rentas de la tierra; y la terceramanera de llegar a ese total es sumando los gastos en compras de bienes de consumo y en bienes

    de inversin (tanto los que sirven para reponer inversiones evitando la prdida de capital, como losque representan una inversin neta). Si al PIB le restamos la depreciacin o prdida de capital,obtenemos el producto interior neto o ingreso nacional.

    Surge una primera cuestin, y es si el producto interno bruto y sus incrementos son un buen indi-cador de bienestar social. La discusin es antigua. Por ejemplo, un mismo PIB puede obtenerse conuna distribucin bastante igualitaria del ingreso o con una desigualdad enorme; y seguramente elcontenido de ese PIB ser tambin entonces necesariamente distinto, pues la produccin de crce-les y servicios de guardias en un caso, tal vez sean producciones y servicios ms placenteros en elotro. Entre el PIB y el placer o el bienestar, no hay siempre mucha relacin.

    Un mismo PIB puede implicar un nivel de consumo muy inferior, si la inversin es muy grande, ydeberamos entonces comparar los PIB a lo largo de muchos aos para ver cul es el efecto poste-rior de esa gran inversin sobre el consumo. Es cierto, sin embargo, que los pases con ms PIBper capita viven en general mejor. Pero, si el PIB es un indicador de bienestar, ocurrir entoncesque un mismo PIB obtenido con jornadas laborales mucho ms largas indica el mismo grado debienestar de los ciudadanos? Dicho de otro modo, el ocio no remunerado no est incluido en elPIB. De hecho, en principio ninguna corriente de servicios o productos no remunerados est in-

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    cluida en el PIB, lo que provoca distorsiones considerables que han sido expuestas muchas veces eincluso han sido temas de debate poltico. As, en economas con un fuerte sector campesino desubsistencia, el producto interno bruto no suele incluir toda esa produccin que no circula por elmercado sino que va directamente de la produccin al consumo. En cambio, el PIB s imputa unvalor al servicio que las viviendas proporcionan a sus dueos que viven en ellas, es decir, incluyeuna suerte de alquileres auto-pagados.

    Aunque sera injusto ensaarse con las convenciones, dudas y manas de los contables, pues loms importante es que sus criterios sean explcitos y coherentes de un ao al siguiente, sin embar-go el movimiento feminista ha hecho notar en los ltimos veinte aos que los trabajos domsticosno remunerados, dados por ahora predominantemente por mujeres no por gusto o por determina-cin biolgica sino a causa de instituciones sociales que as lo establecen, no estn incluidos en elPIB, y si lo estuvieran, este aumentara. Esos trabajos contribuiran una parte muy importante, talvez el 20 o el 30 por ciento del nuevo PIB. En los antiguos libros de economa haba a veces el

    chiste, por llamarle de algn modo, que el PIB disminuira si un seor se casaba con su cocinera.Es decir, lo nuevo no ha sido percatarse de ese olvido sino la politizacin del tema a cargo del mo-vimiento feminista. Hay, por supuesto, la cuestin de qu salario se imputara a esos trabajos noremunerados; hay tambin la cuestin de si la inclusin en el PIB, que hara socialmente ms visi-bles esos trabajos, realmente llevara a, o tiene algo que ver con, una solucin a la desigual distri-bucin del trabajo domstico. En cualquier caso, no es de extraar que haya sido autoras eco-feministas (Marilyn Waring) quienes trazaron por primera vez el paralelo entre trabajo femeninodomstico no remunerado (y no incluido en el PIB) y servicios de la naturaleza no remunerados (yno incluidos en el PIB).

    La cuestin del salario que se imputara a ese trabajo domstico no remunerado tiene que ver, engeneral, con la contabilizacin de muchos otros servicios que s son remunerados, pero con salariosque pueden parecer de origen extrao a la economa, en el sentido mercantil. As, la contribucinde las administraciones pblicas al PIB (bienes y servicios que no se venden, como la DefensaNacional o la Enseanza Pblica gratuita) se cuenta segn el coste de esas producciones, es decirse computa segn los salarios que se pagan. Y al sumar, no ya solamente trabajos heterogneos,sino productos heterogneos, como hace el PIB al calcular la suma total de valores aadidos, he-mos de estar atentos tambin a la cuestin anloga de cmo se forman los precios: la macroeco-noma descansa sobre la microeconoma. Por tanto, el problema no es slo que el PIB olvide lo queno se mercantiliza y por tanto no tiene precio, sino que tambin lo mercantilizado y con preciopuede tener precios muy discutibles.

    La ausencia o dudosa contabilizacin de los recursos naturales y servicios ambientales apareceahora en primer plano en la discusin sobre la Contabilidad Nacional. Estos temas son expresa-mente recogidos en la cuarta revisin del Sistema de Cuentas Nacionales que rene las recomen-daciones de las Naciones Unidas en 1993.

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    II.2. La contabilidad nacional y la prdida depatrimonio naturalsin amortizacin. Otracrtica ecolgica de la contabilidad nacional: losgastos defensivos o compensatorios.

    Hay una asimetra en la forma de tratar la depreciacin del capital y el desgaste o prdidade recursos naturales. Es distinto el tratamiento que se da al capital (es decir, medios de produc-cin producidos, como mquinas de una fbrica o tractores de una granja), y el tratamiento que seda a los recursos naturales, ya que en el primer caso se aplica la amortizacin y en el segundo, no.Es decir, para pasar del clculo del PIB (producto interno bruto), al PIN o ingreso nacional, se restadel PIB el valor de la depreciacin del capital. As tenemos una medida del ingreso, es decir (segnla definicin de Hicks), lo que podramos dedicar ntegramente al consumo sin empobrecernos, sindescapitalizarnos. (Otra cosa es que dediquemos el Ingreso ntegramente al consumo, o que msbien dediquemos una parte a la inversin neta, para aumentar posteriormente al consumo. Peropodramos consumir ntegramente el ingreso sin que la economa pierda sustancia, se descapitali-ce: sa es la definicin de ingreso).

    En cambio, cuando perdemos una parte de los recursos naturales o del patrimonio natural, no seaplica una depreciacin (ni una amortizacin que la compense) sino que lo que es una disminucinde patrimonio aparece por el contrario como ingreso (pues existe la convencin contable, basada enuna curiosa visin de la naturaleza como fuente inagotable, que el gasto de recursos naturales escompensado con el descubrimiento de nuevas reservas: esos aumentos de inventarios tampoco sonincluidos, es decir no son sumados al PIB).

    Por eso, al usar el trmino capital natural en vez de recursos naturales o de patrimonio natural seha querido llamar la atencin al distinto trato contable a la prdida de ambas formas de recursos,los naturales y los producidos por los humanos; ahora bien, ese salto terminolgico de recursosnaturales a capital natural puede tambin responder a un deseo de mercadeo generalizado de lanaturaleza, y en este sentido la nueva terminologa (capital natural) no es tan benvola. Aqu usa-remos, a la vieja usanza, recursos naturales o patrimonio natural.

    * * *

    Veamos un sencillo ejemplo de lo que significa depreciacin y amortizacin. Suponga-mos una economa que disponga de un capital en la forma de medios de produccin o instrumentosde trabajo de 1000 unidades monetarias, y supongamos que estn hechos de madera, y que el bos-que de donde se saca la madera est en un rgimen de produccin sostenible. Supongamos queesos instrumentos tengan una vida media de 10 aos. Supongamos que al trabajar con esos instru-mentos, cada ao se obtiene en esa economa un total de bienes por valor de 1200 unidades mone-tarias, que es el PIB. Si nos comiramos las 1200 unidades monetarias, es decir, si todo fuera alconsumo y por tanto la inversin bruta (suma de amortizacin y de inversin neta) fuera cero, en-tonces esta economa se estara descapitalizando y no podra aguantar el nivel de consumo por nodisponer de suficientes instrumentos de trabajo. Teniendo esto en cuenta, el ingreso nacional oproducto interior neto se calcula restando del PIB la depreciacin del capital. En este caso, la amor-

    tizacin que compensa esa depreciacin es 100 unidades monetarias, y por tanto el PIN o ingresonacional ser 1100 unidades monetarias, pudiendo la economa mantener indefinidamente ese ni-vel de consumo, aunque tambin puede, como qued indicado, sacrificar una parte de ese consumopara hacer una inversin neta (aumentando el stock de medios de produccin producidos).

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    En la prctica, como los precios de los medios de produccin varan, hay que decidir si se amortizasegn lo que cost adquirirlos o segn el coste de reposicin. Pero adems a menudo no podemosya encontrar los mismos medios de produccin en el mercado cuando llega la hora de reponerlos,por tanto tal vez el fondo de amortizacin comprenda un elemento de inversin neta (ya que, porejemplo, los nuevos modelos de maquinaria son ms eficientes). Tampoco la amortizacin tienepor qu hacerse segn una elemental frmula lineal como en ese ejemplo, de 100 unidades mone-tarias por ao para acumular un fondo de amortizacin de 1000 unidades en diez aos!

    Supongamos ahora otra economa, no basada en instrumentos de madera que proceden de un bos-que que se usa sosteniblemente (es decir, que proceden de la fotosntesis actual), sino una econo-ma basada en petrleo, un recurso no renovable cuya produccin se remonta a pocas geolgicasremotas. Cada ao se extrae una cantidad determinada de ese recurso. Supongamos que la tasaactual de extraccin es tal que las reservas slo duraran diez aos. (En la prctica las reservas sedividen en varias categoras, segn se conozca mejor o peor su existencia, y las compaas no in-

    vierten ms de lo necesario para asegurar una cierta relacin entre extraccin y reservas seguras: deotro lado, en algunos lugares, como Estados Unidos, la relacin entre extraccin y reservas no cesaya de aumentar, lo que indica una progresiva disminucin de reservas que ya ocurri en otros terri-torios).

    El ingreso generado por esa economa que depende totalmente de la extraccin de petrleo es, su-pongamos, 1200 unidades monetarias al ao (de las que ya hemos restado la amortizacin de otrosinstrumentos de trabajo utilizados como medios de produccin). La metodologa habitual de lacontabilidad nacional nos informar que el PIN o ingreso nacional es de 1200 unidades moneta-rias, pero si la economa mantiene ese consumo (o, aparentemente, si mantiene cualquier consu-mo), se encamina al colapso final en diez aos. Como veremos, El Serafy se pregunt e intentresponder a la pregunta: cul es el consumo realmente sostenible en una tal economa?, siguiendola vieja idea (ms fcil de enunciar que de practicar) de sembrar el petrleo.

    Adems, supongamos que en esa economa aumenta la extraccin de petrleo, de manera que elingreso anual sube a 1300 unidades: la contabilidad nacional actual indicar que ha habido uncrecimiento econmico cuando lo que ocurre es que se acerca ms rpido el colapso final.

    No extraa que se haya querido remediar esa asimetra entre la amortizacin del capital y la faltade amortizacin de los recursos naturales que se agotan, pero la solucin simple de rebautizar losrecursos naturales o patrimonio natural como capital natural, y aplicarle una amortizacin, no esconvincente. La amortizacin sirve para reconstituir el capital depreciado, es decir, gastado fsica-mente u obsoleto econmicamente. Esa idea de la reconstitucin no es aplicable a los recursos norenovables (cuyos ritmos de produccin natural son lentsimos en comparacin con nuestros ritmosde destruccin). Como ha escrito Naredo: "El problema estriba en que muchos de los recursos pa-trimoniales que [ya] los Fisicratas [del s. XVIII] incluan bajo la denominacin de bienes fondono son renovables o productibles, no pudiendo por tanto reponerse. En el caso particular de unaempresa, este problema se resuelve asegurando en su contabilidad privada, que la venta de sus

    productos le permita amortizar el valor monetario de los bienes fondo adquiridos. Una vez consu-midos esos bienes fondo no reproducibles, la empresa podr trasladar as su actividad a otros re-cursos, sin quebranto de su patrimonio medido en trminos monetarios. Sin embargo, si se ampla

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    la escala de razonamiento al nivel estatal o incluso planetario, los lmites objetivos que comportanlas dotaciones de bienes fondo disponibles, hacen inadecuados los principios que inspiraban elrazonamiento y el registro contable propios de la empresa privada. La nocin de amortizacin pier-de su sentido para atajar procesos de degradacin patrimonial globalmente irreversibles".

    Esa sensata posicin de Naredo (el autor de La economa en evolucin) nos ser tambin tilpara la discusin posterior sobre la sustitucin de capital natural por capital hecho por los huma-nos, y sobre las nociones dbil y fuerte de sustentabilidad (presentadas por David Pearce y suscolegas). Si los recursos naturales valen crematsticamente poco, habr quien piense que las canti-dades monetarias que hay que separar para constituir unos fondos de amortizacin adecuados,sern cantidades pequeas.

    El concepto degastos defensivos o compensatorios

    Gran parte de los gastos de los consumidores y de las administraciones pblicas de laseconomas avanzadas se dedican no tanto a obtener bienes como a corregir o evitar los males cau-sados por la propia economa. Muchos de los gastos en sanidad, contra enfermedades profesionaleso contra los efectos de la contaminacin o para paliar los efectos de los accidentes de circulacin,son de este tipo. Si una empresa instala un filtro para evitar la emisin de dixido de azufre, eso esun gasto intermedio de esa empresa, su repercusin anual ser restada del valor de su produccinpara obtener el valor aadido o producto neto del ao; la venta del filtro ser un ingreso para otraempresa. Pero los gastos defensivos, o mitigadores, o compensatorios de consumidores o adminis-traciones pblicas se contabilizan como produccin final.

    Parece que fue Fred Hirsch (en Los lmites sociales del crecimiento, 1976) quien acu el con-cepto. Las investigaciones recientes ms conocidas han sido las de Christian Leipert en Alemania.Aunque el propio autor no lo exprese as, hay de hecho una Ley de Leipert segn la cual los gas-tos defensivos aumentan (segn las cifras alemanas) ms rpido que el PIB, o sea que a la larga sellegara a la situacin absurda que la economa debe crecer ms y ms para proteger a la ciudada-na del crecimiento de la economa. Naturalmente, qu es lo que se incluye o no como gastos de-fensivos es motivo de discusin, pero lo interesante del trabajo de Leipert es que l aplica los mis-mos criterios de inclusin para varios perodos sucesivos, y su trabajo adquiere pues un valor com-parativo.

    Veamos algunos ejemplos de gastos defensivos. Si alguien tiene suficiente plata para insonorizarsu casa y evitar los nuevos ruidos de los vecinos o de una nueva autopista o aeropuerto, no puededecirse que adquiera nuevos bienes o servicios finales sino que realiza un gasto protector paramantenerse donde estaba, es decir, que ese gasto es un coste; lo mismo se aplica al gasto de la ad-ministracin pblica para instalar pantallas acsticas en nuevas autopistas, o el gasto para eliminarmanchas de petrleo en las costas, o el gasto de hospitales para evitar o curar el asma infantil pro-vocada por contaminacin de automviles o para remediar la intoxicacin con pesticidas en las

    plantaciones de bananos. Los ejemplos pueden multiplicarse, de tal manera que fcilmente el ejer-cicio se puede reducir al absurdo: los gastos de comida son un coste de la restauracin (nunca me-jor dicho) de las fuerzas del cuerpo humano, no son un producto final. Sin embargo, si, como hizo

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    Leipert, se mantiene siempre el mismo criterio de clasificacin, podemos entonces comprobar elaumento de los gastos defensivos respecto del PIB.

    Deben esos gastos defensivos restarse o sumarse al PIB? En principio, no deben sumarse sinorestarse, ya que los consideramos costes, pero tambin podra argumentarse que, si el dao ya esthecho o se est produciendo (el aeropuerto ya est construido), y si ahora se remedia, eso implicaun aumento de bienestar, y es una contribucin positiva al PIB. Si Texaco indemniza a los indge-nas y colonos (en el Ecuador y en Per) por los daos de una extraccin de petrleo que ya se hizo,hay en primer lugar la cuestin de cmo el juez competente valora ese daos, si a precios delEcuador y Per, o a precios de Estados Unidos; hay despus la cuestin de cmo se contabiliza esareparacin, ese pago de una deuda ecolgica. Se aadira al Ingreso del Ecuador de ese ao, perosin que se hubiera restado nada en aos anteriores a cuenta del dao, lo cual es obviamente equi-vocado.

    II.3. Corregir monetariamente el PIB o suplementarlo con cuentas satlites en unidadesfsicas? El Serafy y los recursos no renovables: sembrando el petrleo. Los criteriosde Roefie Hueting.

    Hemos visto dos crticas principales a la contabilidad nacional desde el punto de vistaecolgico. Ambas crticas (la ausencia de amortizacin del patrimonio natural; la inclusin de losgastos defensivos) estn muy lejos de proporcionar valoraciones monetarias consensuadas. Pense-mos adems qu informacin hara falta y qu estimaciones seran necesarias para incluir en elPIB funciones ambientales como la depuracin de residuos (que si no se hace de forma natural,resulta costosa), la disponibilidad de agua en zonas ms o menos ridas gracias a la evaporacinpor energa solar, la absorcin de dixido de carbono por plantas y ocanos, etc. La economa seracomo un pequeo planeta en una galaxia de externalidades positivas y negativas difcilmente valo-rables crematsticamente. Por tanto, no extraa que la contabilizacin crematstica de los recursos

    naturales y de los servicios ambientales en una contabilidad nacional corregida no haya avanzadoapenas, no existe un PIBverde ni hay ningn avance substancial en direccin a un PIB verde. Laspropuestas han ido en otra direccin, que es tambin la que se adopta en la revisin de 1993 delSCN de Naciones Unidas. Es la direccin de las cuentas satlites en trminos fsicos -pero, comodijo una vez Naredo en una reunin internacional, no sern esos satlites mayores que los plane-tas?

    En Noruega, Francia, Canad y otros pases, se establecen cuentas en trminos fsicos de los recur-sos y sus variaciones (stock de metros cbicos de maderas de distintas clases, etc., tambin sobrela tierra agrcola y su calidad, agua de acuferos y de superficie, etc., y, si est inventariada, tam-bin puede incluirse la biodiversidad de distintos tipos). Por el lado de la contaminacin, se esta-blecen cuentas de emisiones de CO2, de NOx, de SO2, etc. y de produccin de residuos domsticose industriales. No se trata pues de llegar a un nuevo indicador sinttico y nico de la marcha de laeconoma que tenga en cuenta los aspectos ecolgicos. Ese empeo es abandonado, en favor de una

    rica variedad de estadsticas fsicas, que se supone complementan o suplementan la contabilidadmacroeconmica habitual, aunque estn expresadas en unidades de medida distintas. Este es elenfoque realista, que equivale en la esfera macroeconmica a lo que la evaluacin multi-criterial

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    supone en la evaluacin de proyectos, alejndose del espejismo de la conmensurabilidad cremats-tica.

    El segundo enfoque, al contrario, trata todava de llegar a un PIB verde, o PIN o ingreso nacionalsostenible. Desde luego, sera agradable poder calcular tal magnitud. Por ejemplo, en el crecimien-to econmico actual existe una mezcla difcilmente separable de crecimiento autntico y de des-truccin, y por tanto resulta muy difcil establecer cual debera ser la tasa de descuento o de actua-lizacin de costes y beneficios futuros, si pensamos (como debera pensarse) que podemos infrava-lorar el futuro slo en la medida que exista crecimiento sostenible. Sera, pues, excelente, llegar alconsenso sobre cmo medir o contabilizar el ingreso nacional sostenible. Veremos en seguida lasbien intencionadas contribuciones de El Serafy y de Hueting, para llegar a la conclusin que no esposible ese consenso.

    a) El Serafy y los recursos no-renovables: sembrando el petrleo.

    Las propuestas de El Serafy (economista del Banco Mundial) fueron presentadas por pri-mera vez a mediados de los aos 1970, despus del primer boom de precios petroleros, pero se handifundido con generalidad recin a finales de los aos 1980 (con su participacin en los congresosde economa ecolgica, y al haber sido muy citado por Herman Daly, colega suyo en el BancoMundial entre 1988 y 1994).

    Qu parte de los ingresos de un pas por la venta de recursos no-renovables puede considerarseverdaderamente ingreso y qu parte debe considerarse descapitalizacin o prdida de patrimonio?Para responder la pregunta, El Serafy toma como un dato el tipo de inters. Supongamos que unpas tiene reservas tales que el ritmo de extraccin puede mantenerse diez aos ms y el tipo deinters es 1O% anual. Cmo distribuir los ingresos de la venta, v, entre una parte, c, que podragastarse ntegramente en consumo y considerarse ingreso, y otra parte, v-c, que debe invertirse,capitalizarse, para mantener el ingreso una vez agotado el recurso renovable?

    Si suponemos, en ese ejemplo de diez aos ms de extraccin y tipo de inters del 10%, que losingresos anuales por la venta son 100 unidades monetarias; entonces, c es aproximadamente 65, yv-c es 35, con lo cual vemos que la situacin es bastante halagea; cunto mayor el tipo de inters(y/o cunto ms lenta sea la extraccin), ms fcil resulta asegurar el ingreso futuro. [Queda fuerade la discusin ese milagro de una economa que remunera las inversiones con un alto tipo de inte-rs a pesar que los recursos agotables se van agotando: la perspectiva de El Serafy no es planetaria,sino referida a un solo pas. Queda tambin excluida la posibilidad de inversiones fallidas, comoalgunas de KIO, que integra el Fondo Kuwait para las Generaciones Futuras].

    La aritmtica del capital acumulado a inters compuesto es la siguiente:

    ao 0 35 unidades monetarias

    ao 1 [35 x 1.1] + 35 = 73.5

    ao 2 [35 x 1.l2] + [35 x 1.1] + 35 = 115.85...

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    ao 10 Sumatorio (desde i=0 a i=10) de [35 x 1.li]

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    Ese capital acumulado en el ao 10, hace posible mantener a perpetuidad el ingreso, una vez ago-tado el recurso. Esa regla servira tambin, no slo para el clculo de un ms prudente ritmo deconsumo, sino para recalcular el PIB y el ingreso nacional.

    Desde luego, que los ingresos procedentes de recursos naturales deben ser reinvertidos es una ideaantigua; en la Amrica Latina, hay por lo menos desde mediados del siglo pasado textos conocidosy angustiados en este sentido, como los de Mariano de Rivero (el qumico nacido en Arequipa yformado en Pars) sobre las rentas del guano peruano. Lo novedoso de El Serafy es el criterio ope-rativo que presenta, y su vinculacin a la discusin sobre las correcciones ecolgicas de la contabi-lidad nacional. Pero su criterio no sirve para corregir la contabilidad nacional, ya que hemos detomar un tipo de inters como dato, hemos de conocer las reservas (y la futura evolucin de la tec-nologa, que pueda quitar usos a los recursos naturales antes de agotarse las reservas), y se suponeadems que las inversiones de capital pueden dar rendimientos y compensar as la prdida de losrecursos naturales incluso aunque se agoten esos recursos naturales cruciales.

    b) Los criterios de Roefie Hueting

    La preocupacin de Hueting no es la amortizacin de los recursos agotables sino la valo-racin de los servicios o funciones ambientales daados. Hueting es autor de un interesante textode economa ecolgica publicado en 1980 en ingls, y aos antes en holands; funcionario del ser-vicio de estadstica del Estado holands y encargado de estadsticas ambientales por recomenda-cin de Tinbergen; practicante de jazz en un conocido grupo de Amsterdam. Tras muchos aos debatallar en el campo de las correcciones ambientales de la contabilidad nacional pens que el In-forme Brundtland proporcionaba un criterio operativo para corregir la contabilidad nacional.

    El consenso sobre la sustentabilidado el desarrollo sustentable pareca proporcionar (o le parece aHueting que podra proporcionar) una serie de metas u objetivos concretos, en trminos fsicos,unos standards ambientales y de conservacin; slo hace falta entonces calcular los costos de llegara esos objetivos, ya sea mediante la reparacin o restauracin de daos, o mediante la disminucinde ciertas producciones (por ejemplo, el costo de conservar biodiversidad no es, evidentemente, elcosto actualizado de volver a producirla, ya que no pueden resucitarse las especies que desapare-cen, sino el costo de oportunidad de dejar de producir madera, ganado, etc.).

    Naturalmente, si esos objetivos colocados desde fuera la economa no existen, entonces, para en-mendar la contabilidad nacional, nos vemos obligados a calcular unos precios-sombra de las fun-ciones ambientales; por ejemplo, si daamos la capa de ozono, hemos de valorar el beneficio per-dido en trminos de evitacin de radiacin ultravioleta. Cmo conseguir esos valores? Medianteencuestas de disposicin a pagar, que incluyan tambin los daos futuros que estamos causandoahora? Mediante el coste de reparacin, cuando sta es posible? Pero, qu grado de reparacin?Pensemos por ejemplo en los nitritos en la capa fretica en Holanda: cmo crecen los costes mar-ginales de saneamiento y cules son los standards de contaminacin cientficamente recomenda-bles y polticamente tolerables? Ante tanta perplejidad, no puede extraar que Roefie Hueting se

    haya querido refugiar en brazos de la seora Brundtland! Pero la nocin de sustentabilidady anmenos la de desarrollo sostenible no pueden proporcionar directamente unas metas o lmites aldeterioro de las funciones o servicios ambientales.

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    MDULO III

    VALORACIN DE EXTERNALIDADESY DE BIENES AMBIENTALES.

    INTERNALIZACIN DE EXTERNALIDADES

    III.1. Una negociacin coasiana

    Sea la empresa A que produce un bien a, cuyo precio estable es 80 unidades monetariasy cuyos costos totales estn definidos por la funcin C(a) = a2, de la manera siguiente:

    Produccin (unidadesfsicas)

    Costos Totales ($) Costos Marginales($)

    Ingresos Marginales($)

    Ingresos Totales($)

    1 1 1 80 802 4 3 80 1603 9 5 80 240... ... ... ...39 1,521 77 80 3,12040 1,600 79 80 3,20041 1,681 81 80 3,280

    [Costo marginal (o incremental o adicional) es el aumento del costo total al producir una unidadms. Ingreso marginal (o incremental o adicional) es el aumento del ingreso total al producir yvender una unidad ms; en este caso, el ingreso marginal es igual al precio, ya que ste es estable.Si al vender ms, la empresa se viera forzada a bajar el precio de venta, entonces el ingreso margi-

    nal estara por debajo del precio. Aqu, para simplificar el ejemplo, suponemos un precio estable].Esa empresa A fabrica, por ejemplo, pasta de papel, y por tanto contamina el agua. Pero esta exter-nalidadno est incluida en sus costos. La empresa A tiene un derecho implcito o se arroga el de-recho a contaminar.

    Aguas abajo existe la empresa B, cuyo proceso de produccin del producto b requiere agua lim-pia. Podra ser, por ejemplo, una empresa agrcola que usa agua para regar. As, el grado de lim-pieza que el agua debe tener, depende mucho del uso al que se dedique. Supongamos que la em-presa B necesita un agua algo ms limpia que la que le llega de la empresa A, y que es la empresaB la que corre con los costos de descontaminacin del agua. As, una parte de los costos de la em-presa B responden a la fabricacin del producto a por la empresa A.

    Supongamos que el producto b tiene un precio estable de 100 unidades monetarias, y que la fun-cin de costos de la empresa B es as : C(b) = b2 + 30a , con lo cual indicamos que los costos de

    la empresa B dependen de su propia produccin pero tambin dependen (ya que debe depurar elagua) de la produccin de la empresa A.

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    Costos Ingresos GananciasEmpresa A 1600 3200 1600

    Empresa B 3700 5000 1300

    2900

    Ahora bien, si ambas empresas se fusionaran, la despreocupacin ecolgica de la cual la empresaA haca gala en lo que concierne a la contaminacin del agua, no tendra sentido, ya que descon-taminar el agua implica ahora costos (iguales a 30a) para la nueva empresa que realiza una pro-duccin conjunta de a y b. La nueva empresa internaliza las externalidades dentro de sus costos,y su programa de maximizacin de ganancias es:

    maximizar 80a - a2 + 100b - b2 - 30a

    La produccin de a bajara ahora hasta a=25, ya que ah los costos marginales (los propios de lafbrica A ms el costo de descontaminacin del agua para la fbrica B) son iguales a 80 y coinci-den con el precio de a. La produccin de b seguira siendo de 50 unidades. El nivel de contamina-cin sera menor (al bajar la produccin de a) y las ganancias totales seran mayores.

    Producto Produccin CostosTotales

    IngresosTotales

    Ganancias

    A 25 625 2,000 -

    B 50 3,250 5,000 -

    3,875 7,000 3,125

    As pues, al fusionarse ambas empresas, aumenta la eficiencia de la situacin. Ahora bien, supon-gamos que no se fusionan, sino que los derechos de propiedad o ttulos jurdicos sobre el ambiente(en este ejemplo, sobre el agua) estn bien definidos. Supongamos que est establecido que el con-taminador paga, es decir, no se puede contaminar impunemente o, dicho de otro modo, suponga-mos que la empresa A no tiene un derecho implcito a contaminar sin ms. Entonces, la empresa Baceptar que el agua est contaminada en la medida que la empresa A le pague la descontamina-cin. Si la produccin de a es inferior a 25 unidades, A puede fcilmente compensar a B. Porejemplo, al pasar de a=20 a a=21, la ganancia marginal de A es de 39 unidades monetarias y elcosto marginal para B es slo de 30 unidades monetarias. As, la negociacin llevara a una inter-nalizacin de la externalidad. Ese resultado a veces se glorifica bajo el nombre de Teorema deCoase. El mismo resultado se conseguira con otra atribucin de ttulos jurdicos sobre el ambien-

    te. Supongamos que la empresa A tuviera derecho a contaminar por ser propietaria del curso deagua. Si la produccin de a es, por ejemplo, de 30 unidades, la empresa B pagar para que sereduzca la produccin de a y por tanto la contaminacin, hasta el nivel a=25.

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    Examinemos grficamente la produccin de A.Fig. III.1.1

    Coste externo marginal

    Cantidad producida de a1 0

    Ganancia marginal

    Coste externo

    marginal

    2 5 3 01 0 2 0

    C

    D

    3 0

    8 0

    4 0

    Supongamos que la situacin inicial es a=40. Al reducir la produccin de a=40 a a=25, la em-presa A pierde una ganancia igual al rea C pero la empresa B se ahorra un costo igual a D +C. Es decir, la empresa B puede compensar a la empresa A por su menor ganancia, y salir anganando. Si los costos de transaccin de tales negociaciones no existen o no son muy grandes (porejemplo, comisiones de intermediarios), entonces todo lo que hace falta para internalizar laexternalidad es que sta tenga un valor monetario y que haya derechos de propiedad (o ttulos

    jurdicos) sobre el ambiente claramente definidos, y da lo mismo si el propietario del ambiente esel contaminador o el contaminado.

    Es importante darse cuenta de los supuestos restrictivos que hacen posible, en este caso, una nego-ciacin coasiana exitosa. Supongamos, por ejemplo, que la empresa A fuera una central trmicaque produce electricidad y, a la vez, produce dixido de azufre y xidos de nitrgeno (que producenlluvia cida), y dixido de carbono (que es un gas con efecto invernadero). Quines son los perju-dicados? Son personas (y plantas y animales) que estn tal vez muy distantes o que no han nacido

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    an. Es decir, un supuesto necesario es que los perjudicados sean identificados, y puedan acudir auna negociacin.

    III.2. Un impuesto pigouviano

    Supongamos que existen dos empresas, A y B, y que la produccin de la empresa A im-plica una externalidad negativa para la empresa B (por ejemplo, A contamina el agua que B aguasabajo, necesita). Una solucin alternativa a la negociacin coasiana sera colocar un impuesto so-bre la contaminacin. Es decir, el contaminador, paga. Cunto debe pagar? El impuesto pigouvia-no (del nombre de Pigou, economista de Cambridge que sugiri esta solucin en sus escritos de ladcada de 1920) es un impuesto que es exactamente igual al coste externo marginal en el nivelptimo de contaminacin. Veamos que significa ese lenguaje de economista, y veamos qu infor-macin hara falta para lograr afinar tanto.

    El nivel ptimo de contaminacin no quiere decir el nivel cero sino el nivel donde se iguala la ga-nancia marginal de la empresa y el costo externo marginal (medido, en nuestro ejemplo, por elcosto de restauracin o descontaminacin), es decir, una produccin a=25. Es importante obser-var que ese costo marginal de la externalidad es, en este ejemplo, constante, es decir, cada unidadms de produccin de a implica un costo extra de descontaminacin (para la empresa B) de 30unidades monetarias. Podramos establecer otros supuestos, ya sea que el costo externo marginalcrece o, al contrario, que decrece (ya que descontaminar mucha agua contaminada resulta por uni-dad ms barato). Para simplificar la explicacin, continuamos aqu con el mismo ejemplo del m-dulo "Una negociacin coasiana", es decir, costo externo marginal constante, y medido por el costode reparacin o restauracin. Pero hace falta advertir que no hay razn para suponer, en general,costos externos marginales constantes. Tal vez, al producir ms y ms pasta de papel por la empre-sa A, hay un efecto acumulativo sobre la contaminacin del agua y el costo marginal de desconta-minacin crece. O, por el contrario, resulta relativamente fcil descontaminar una gran cantidad de

    agua y, en cambio, resulta muy caro eliminar la contaminacin inicial, lo que nos dara un costomarginal de descontaminacin decreciente.

    En general, somos incapaces de dar valores monetarios actualizados a los costos externos futuros,irreversibles, inciertos, pero en este ejemplo sabemos que la empresa A produce una externalidadcuyo valor es (por lo menos desde el punto de vista exclusivo de la empresa B) igual a 30 unidadesmonetarias por cada unidad de a producida. Eso es lo que cuesta descontaminar el agua, que laempresa A ha contaminado, para los propsitos de la empresa B, aunque tal vez el agua contengaan residuos peligrosos para otros usos agua abajo, externalidad que no valoramos.

    Si la empresa A se ve obligada a pagar un impuesto pigouviano de 30 unidades monetarias porunidad de producto, sus decisiones de produccin seran las indicadas en la Figura III.2.1.

    Fig. III.2.1.Un impuesto pigouviano

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    Ganancia marg.

    Coste ext . marg.

    3 0

    5 0

    8 0

    1 0 2 0 2 5 3 0 4 0

    Cantidad

    producida

    de a

    Coste

    externo

    marginal

    Impuesto

    1 0

    La ganancia marginal, despus de pagar el impuesto, es igual a cero y por tanto la ganancia totales mxima en el nivel de produccin a=25. Esa sera pues la decisin de esa empresa.

    Ntese los efectos distributivos distintos de una internalizacin de la externalidad lograda mediantesoluciones coasianas (segn los ttulos jurdicos sobre el ambiente -el agua, en este caso- sean dela empresa A o de la empresa B), o mediante esa solucin fiscal.

    Supongamos que el costo externo marginal no fuera constante, como en nuestro ejemplo, sino quefuera decreciente. Si inicialmente est por debajo de la ganancia marginal, entonces es posiblealcanzar nocionalmente ese nivel ptimo de contaminacin y por tanto es posible fijar un impuestopigouviano OT (Fig. III.2.2.) igual al valor de costo externo marginal en el nivel ptimo de conta-minacin. Pero piensen ustedes en la situacin contraria, es decir, que el valor del costo externomarginal sea ya inicialmente superior a la ganancia marginal de la empresa: por ejemplo, que elperjuicio actualizado (a qu tasa de descuento?) de los residuos radioactivos de una central nuclearsea mayor que la ganancia que va ganando al vender ms kilowatios.

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    Fig. III.2.2.

    Ganancia

    marginal

    Costo

    externo

    marginal

    8 O

    T

    O 4 0

    Costo Externo Marginal

    Ganancia Marginal

    Cantidad producida de a

    III.3. Impuestos o normas cuantitativas?

    a) Descontaminacin: su costo marginal

    Supongamos una central trmica que produce energa elctrica y a la vez dixido de azufre(SO2). Si no existiera tecnologa de descontaminacin slo podra dejar de producir SO2 si dejarade producir electricidad, pero en este drstico caso, su costo marginal de descontaminacin coinci-

    dira con su curva de ganancia marginal. Es decir, al dejar de producir SO 2 dejando de producirelectricidad, deja de ganar todos los aumentos de ganancia (ingresos menos costes) que tendra alproducir y vender esa electricidad.

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    Supongamos ahora que, en vez de respetar ese standard o norma o lmite obligatorio, la empresa seve obligada a pagar un impuesto sobre la produccin de SO 2. Qu decidir hacer la empresa si elimpuesto es igual a OT? (Fig. III.3.1.) Producir OZ unidades de SO2, ya que ms all de ese pun-to le sale ms barato descontaminar que pagar el impuesto, pero hasta ese punto le sale ms baratopagar el impuesto que descontaminar.

    b) Comparacin de un impuesto sobre la contaminacin y de un standardcomn a todas lasempresas

    Se trata aqu de discutir la cuestin de cules instrumentos de poltica econmica ambien-tal utilizar. De qu manera resulta ms econmico conseguir un objetivo? Es lo que se llama costo-efectividad. No discutimos los objetivos fsicos de descontaminacin (fijados desde fuera de laeconoma), sino el costo de alcanzar esos objetivos fsicos. (Este es el enfoque de los economistasBaumol y Oates).

    Sean tres centrales trmicas que (como en la seccin anterior) producen SO2 a la vez que producenelectricidad. Su tecnologa es distinta, tambin lo es el combustible que queman (el lignito producems SO2 por kwh que el gas natural). Fijamos nuestra atencin nicamente en el SO 2, que puedeproducir lluvia cida, afectando de diversa manera los suelos calcreos (que incluso se favorecen) olos suelos cidos. No prestamos atencin a los resultados de las emisiones, sino a las emisionesmismas.

    Como las tres centrales son distintas, sus costos marginales de descontaminacin son distintos(Fig. III.3.2.). Todos descienden, pues descontaminar un poco, es barato, mientras que desconta-minar mucho, es caro. (El origen comn se debe slo a comodidad expositiva).

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    Figura III.3.2.

    Costo

    marginal de

    descontaminar

    CMDESC

    empresa 1

    CMDESC

    empresa 2CMDESC

    empresa 3

    Produccin

    de SO

    O

    D

    2

    Si con una poltica super-ecolgica, la contaminacin fuera reducida a 0, el costo total de descon-taminacin sera por supuesto toda el rea bajo cada una de las curvas (o rectas, en este caso) queindican el costo marginal de descontaminacin, desde los respectivos punto de produccin actualde SO2.

    La autoridad competente podra imponer un lmite obligatorio de produccin de SO2 igual a cero.Naturalmente, si la nica manera de no producir SO2 es dejar de producir electricidad, ese lmitesera absurdo. Pero cabe reducir la emisin de SO2 con cambios tecnolgicos. La autoridad compe-tente cede a los ruegos de las empresas, que no quieren cargar con los altos costos marginales dedejar totalmente de producir SO2, e impone en cambio un lmite cuantitativo OS (Fig. III.3.3.)igual para las tres empresas, medido en microgramos de SO2 por metro cbico de emisin de gases

    de combustin. El total de contaminacin tolerado es as tres veces OS. As, las empresas adquie-ren un derecho implcito a contaminar (gratuitamente) en esa cuanta; si se pasan, multa o a lacrcel.

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    Figura III.3.3.

    Costo

    marginal de

    descontaminar

    CMDESC

    empresa 1

    CMDESC

    empresa 2CMDESC

    empresa 3

    Produccin

    de SOO

    D

    A

    S

    B

    C

    2

    Esa permisividad de la autoridad (que no impone un standard O sino un standard OS) ahorra a lasempresas, respectivamente, las reas DASO, DBSO y DCSO, que sera su respectivo costo total dedescontaminar si en vez del standard OS se les impusiera un nivel cero de descontaminacin.

    * * *

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    Figura III.3.4.

    Costo

    m arginal de

    descontaminar

    CMDESC

    empresa 1

    CMDESC

    empresa 2

    CMDESC

    empresa 3

    Produccin

    de SOO G S H

    T

    D

    E B F

    A

    C

    2

    Todas las empresas comparan lo que cuesta el impuesto con el costo marginal de descontaminar, yprefieren pagar el impuesto mientras sea ms barato que descontaminar. As, para la empresa 1 porejemplo, a partir de H resulta ms caro producir SO2 (ya que ha de pagar el impuesto) que no pro-ducirlo, pero hasta ese punto, el costo marginal de descontaminar es superior al impuesto que ha depagar. El impuesto opera como una suerte de permiso de contaminacin, pero ahora no gratuito! Laempresa contaminadora paga un impuesto y ella misma decide hasta qu punto va a contaminar.

    Fijamos nuestra atencin en lo que las empresas ahora dejan de pagar, o pagan de ms, en costosde descontaminacin. No olvidemos nuestro punto de referencia super-ecolgico inicial: nivel decontaminacin cero.

    La empresa 2 queda como antes, en el sentido siguiente: contamina igual que antes y deja de pagar

    DBSO, que debera pagar si se le impusiera una contaminacin igual a cero. Eso tambin lo dejabade pagar bajo la norma comn OS. Mientras antes ese ahorro se lo quedaba ella, ahora una buenaparte de l, el rea TBSO, es transferido a la sociedad o al Estado como impuestos.

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    do a empresas contaminantes. En principio se podra aplicar a consumidores contaminantes. O, anivel mundial, se podra aplicar para distribuir las reducciones de dixido de carbono tericamenteprometidas en la Conferencia de Ro de Janeiro de 1992. Agarwal y Narain (del Centro de Cienciay Medio Ambiente de Nueva Delhi) argumentaron, en efecto, que deberan reducirse las emisionespor persona de dixido de carbono al nivel absorbible por la nueva vegetacin o por los ocanos.La mayor parte de habitantes del mundo estn por bajo de ese nivel, pero otros estn muy por en-cima. Cada pas tendra derecho a una cuota de emisin igual a su nmero de habitantes multipli-cado por ese nivel tolerable por persona, y podra vender la parte de la cuota que no utiliza. Por elmomento, esa propuesta no ha sido aceptada.

    Nuestro ejemplo se refiere a emisiones de SO2. Supongamos que en un rea determinada hay unasemisiones de tantos cientos de miles de toneladas de dixido de azufre por ao, y que las autorida-des quieren conseguir un nivel inferior. El primer paso es distribuir permisos de contaminacinequivalentes a ese nivel inferior. Esa distribucin puede hacerse de dos modos:

    - Subastando los permisos entre las empresas de esa regin, segn el principio el contaminadorpaga;

    - Entregando los permisos gratuitamente, segn (por ejemplo) una determinada proporcin delas emisiones anteriores de cada empresa.

    Veamos cmo funciona ese sistema. Supongamos que una central trmica que produce kwh produ-ce tambin dixido de azufre. La valoracin econmica (ya sea mediante el costo de restauracindel dao o mediante la averiguacin de la disposicin a aceptar indemnizaciones de los contami-nados) no tiene porqu ser aceptada. Mucho menos podemos determinar un punto de contamina-cin ptima donde el dao econmico marginal se iguale al costo marginal de dejar de contaminar(ya sea instalando equipo descontaminador o, en ltimo trmino, dejando de producir kwh). Su-pongamos, sin embargo, que aunque no conocemos el costo marginal de esa externalidad s cono-cemos ese costo marginal de la descontaminacin (Fig. III.4.1).

    Supongamos ahora que la autoridad poltica ni coloca un standard o norma obligatoria mxima deemisin de dixido de azufre a cada empresa respaldada por multas u otros castigos, ni tampococoloca un impuesto sobre las emisiones de dixido de azufre, sino que anuncia ese nuevo sistema,a primera vista tan escandaloso: permisos o licencias comerciables de contaminacin. Obviamente,el primer paso es saber cuntas licencias se van a dar, o lo que es lo mismo, cunta emisin de SO 2en toneladas/ao se va a permitir. Desde fuera de la economa, a travs de un proceso cientfico-poltico de evaluacin social, se decide que el total de contaminacin ser tanto (el nivel OS en laFig. III.4.1), por ejemplo un nivel que sea un 30 por ciento inferior al anterior. Pero ahora en vez decastigar penal o administrativamente a los infractores una vez repartido el nivel agregado toleradode emisiones entre las empresas, lo que se hace es anunciar ese nuevo sistema de permisos nego-ciables.

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    Figura III.4.1.Compra de permisos de contaminacin por la empresa 1

    Costo

    CMDESC1

    S

    O

    Cantidad de

    marginal de

    descontaminar

    Precio de

    lo s

    permisos

    P1

    P2

    permisos de

    emisin de SOS2

    Si el precio de los permisos fuera OP1, la empresa 1 los comprara en la medida que resulten msbaratos que el costo marginal de descontaminar (que aqu suponemos decreciente). En la Fig.III.4.1, los comprara casi todos. Si el precio anunciado por el gobierno fuera OP2, la demanda depermisos excedera la oferta OS. Es decir, si los permisos s