margueron, jean claude - los mesopotámicos

5/11/2018 Margueron, Jean Claude - Los mesopotámicos - slidepdf.com

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Jean-Claude Margueron

Introducci6n

Los .mesopotamicos

SEGUNDA EDICI6N

iMesopotamicos? jNo existen!, diran algunos y no sin excelentesrazones. Sumerios, acadios, asirios, hurritas, sirios ... st, pero en el paisdel Tigris y del Eufrates nunca nadie se identific6 como mesopo-tamico.

En realidad, mientras que el termino Mesopotamia para designarla cuenca hidrografica formada por los dos rios esta consagrado porel uso y el de civilizaci6n mesopotamica no molesta a nadie, no es

habitual designar a sus habitantes con el vocablo elegido como titulode este libro. Por encima de los imperativos editoriales de esta colec-

ci6n -y el titulo, desde luego, es uno de ellos- existe tambien, y

quizas sobre todo, una 6ptica particular y una ambici6n que quisierairnpregnar el conjunto de esta obra con una idea simple, dirigir sueconornia e indicar su color desde el titulo.

La 6ptica es la de un arqueologo de campo al que una experien-cia de treinta afios Ie ha llevado naturalmente a comprender la civili-zaci6n estudiada en los tells a base de los restos materiales encontra-

dos y definidos en su especificidad de origen. La ambici6n es la deutilizar esta experiencia de la excavaci6n para presentar el marco deuna civilizaci6n para la que hasta una fecha reciente se preferian, ins-

tintivamente, los conocimientos inducidos por los textos.Entiendase que en esta ultlmaproposlcion no existe por mi parte

ningun animo de polemica: arqueologos y epigrafistas concurren am-

bos, por diferentes caminos pero con el final cormin, a encontrar elpasado de Mesopotamia y las experiencias recientes prueban quecuando .ambas disciplinas caminan concertadamente, en equipos es-trechamente fundidos, los progresos son espectaculares. Sin embar-go, cada especialista debe conservar la originalidad de su vision y

debe poder presentar su propia sensibilidad respecto a la civilizaci6ndel Pais .de los Dos Rios.

CATEDRA

HISTORIA/SERIE MENOR 1 5



Igualmente, es de forma deliberada el que yo pretenda bosquejar

aqui un cuadro de la civilizaci6n mesopotamica partiendo, tan siste-

maticamente como sea posible, de los restos que nos proporcionan

los tells. Pero no debe tomarse como signo de materialismo por mi

parte. Yo no reduzco, en absoluto, el oriente antiguo a sus compo-

nentes fisicos,0a los vestigios que han sobrevivido, nonnalmente de

forma fortuita, a la aniquilaci6n que engulle individuos y colectivida-des. Detras de la materia esta el espiritu: la suerte de la civilizaci6n

mesopotamica estriba en haber utilizado para la transmisi6n desu

pensamiento un soporte, la arcilla, que ha permitido su conservaci6n.

Nos es, pues, posible ir mas alla del aspecto material de las cosas y

no necesitare reconocer en cada ocasi6n que esto facilitara ia com-

prensi6n.

Asl, en principio, la .intencicn es la de poner en evidencia las

condiciones materiales de la vida de los mesopotarnicos y de su acti-

vidad. Una de las consecuencias de esta elecci6n sera que se minimi-

zaran los problemas ligados a las caracteristicas etnicas, desde el mo-

mento en que estas no son totalmente perceptibles en los hechos

aportados por la excavacion, mientras que es sobre esta diversidad

etnica donde se ha puesto el acento la mayor parte de las veces, in-

cluso involuntariamente, desde principios de siglo: un vistazo sobre

las publicaciones mas significativas indica que la investigacion, entre

otras cosas, se ha aplicado a definir 10 que era propio de los sume-

rios, babilonios, acadios, asirios, hurritas ... En orientalismo, es este un

objetivo antiguo, fundamental y siernpre de actualidad.

Pero me parece, por el contrario, que las formas de vida, a pesar

de sus variantes, unirian mas que separarian a los diferentes grupos

humanos que han coexistido, se han sucedido y se han mezclado en

este Proximo Oriente de multiples facetas raciales, En estas condicio-

nes, y sin desconocer la realidad de estas diferencias, yo insistire mas

en 10 que une a los pueblos y a las regiones que en 10 que los separa.

Adernas, al intentar caracterizar a los habitantes del Pais de losDos Rios como mesopotamicos, quiero tambien poner el acento en

una particularidad de nuestro acercamiento a esta civilizaci6n que

proviene, como es natural, de su descubrimientohacia lamitad del si-

glo pasado: antes de las primeras excavaciones no se la conocfa mas

que por un texto escrito, la Biblia; seguidamente, la aparici6n de los

primeros palacios asirios, fue acompafiada por la de tablillas que pu-

dieron descifrarse con bastante rapidez. Se ha asociado, pues, de

forma espontanea, muy estrechamente, texto y arqueologia, es decir,

escritura y civilizaci6n. Desde luego, fueron los textos los que sirvie-

ron para definir los pueblos y los periodos conocidos en las epocas

historicas, como Sumer y Akkad, 10 que no era escandaloso, en abso-

luto, ya que eran terminos que se habian usado en la antiguedad.

Pero no es sino a partir del tercer milenio, 0sea, con la aparici6n de

los primeros documentos escritos cuando esta practica se hace real-

mente Iegitima: no 10 es para los tres 0 cuatro milenios precedentes

de los que se ignora su lengua. Se ha llegado, asi, a marcar como con

una cesura este momento privilegiado de la aparici6n de la escritura y

a considerar que la civilizaci6n rnesopotamica nacia realmente en ese

momento, lanzando a las tinieblas todo 10 anterior y que, no obs-tante, formaba buena parte de la misma civilizacion material. Me ha

parecido mas justo, hist6ricamente, usando el termino de mesopota-

micos, marcar la continuidad y la unidad profunda de una civilizaci6n

que se forja en el Neolitico para morir a finales del primer milenio.

Tal vez sea este un aspecto esencial de la elecci6n realizada. Por-

que Mesopotamia es un ejemplo, si no excepcional en cualquier caso

elocuente, de un pais que ha conocido una civilizacion cuyos cornpo-

nentes generales forman un todo coherente a traves de la duraci6n de

su existencia: esto no significa que haya habido un sistema cerra do

como en Egipto, sino que las transformaciones progresivas estan con-

tenidas en germen en la situaci6n de partida y en los desarrollos que

ella engendra. Intentare, en las paginas que siguen, precisar esta

toma de posici6n que a algunos puede parecer excesiva.

Queda todavia insistir en un caracter propio de esta civilizaci6n

mesopotamica, que es su larga duraci6n. Las investigaciones histori-

cas recientes inciden poco en la duraci6n de las civilizaciones: la in-

dispensable especializaci6n del historiador conduce, como en todo

ambito de investigaci6n, a una parcelaci6n del saber; se pone gusto-

samente el acento en las cortas oscilaciones de la historia y en aspec-

tos particulares. Pero, como hemos visto, la antigua Mesopotamia no

es solamente los tres milenios marcados por el uso de la escritura,

descubrimiento ciertamente fundamental pero que no Ie es especi-

fico: es tambien la larga lucha que acompafia a la puesta a punto de

un pais particularmente inhospito en principio; los hombre que 10

han levantado se han enfrentado a problemas de supervivencia hastaentonces desconocidos y ellos han encontrado las respuestas origina-

les que definirian Mesopotamia hasta el final del primer milenio. tEs

excesivo pensar que ella ha sido tambien un laboratorio en el que se

han elaborado las caracteristicas fundamentales de las civilizaciones

de la antiguedad, e incluso los fundamentos tecnicos de todas aque-

llas que han existido hasta la revoluci6n industrial y tecno16gica que

se inicia en el siglo xvrn?Pero no es este nuestro proposito. Para no-

sotros, uno de los intereses excepcionales de Mesopotamia es el de

ofrecer un campo de estudio para la genesis, maduraci6n y envejeci-

miento de una civilizaci6n y, por tanto, permitirnos una reflexion so-

bre el fen6meno cultural que recubre este termino, a veces ambiguo.

Aunque pretenda definir el conjunto de la civilizaci6n mesopota-

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mica mediante sus componentes unitarios no he de olvidar, en abso-

luto, sus fermentos de diversidad: tan cierto es que el marco impone

algunas constantes como que el hombre crea un remodelado casi

permanente. No se incurre en menosprecio del tiempo, es decir, de la

historia, incluso aunque el deseo sea el de insistir sobre una l6gica

del desarrollo m,;(i~.,ql.l~c".s,obrea incidencia de fen6menos hist6ricos

aparentemente mas accidentales, Cuando las primeras aldeas se insta-

laron en el valle no era seguro que evolucionaran en laforma que 10hicieron, pero esta evoluci6n de las formas materiales estaba, no obs-

tante, contenida en las potencialidades de origen. Ello implica, pues,

una 16gicadel desarrollo, es eso 10 que quisiera poner en evidencia.

Sepodra criticar mi elecci6n, pero al hacerlo, habra que recordar

con Plotino que las formas son los reflejos de las ideas: no hay, me

parece, mejor justificaci6n para un enfoque arqueo16gico de una civi-

lizaci6n.

18

El media fisico y el hist6rico



,I

kr.

E 1 espacio

Comenzar por la descripci6n del espacio geograflco y el analisisde sus componentes no es sacrificarse a una moda, es una necesidadabsoluta si se quiere comprender su desarrollo y 10que ha informadosu originalidad. No hay en este punto de partida ningun determinis-

mo geograflco primario y simplificador, S 1 , s610, el deseo de definiruna de las bazas que predispusieron a este pais para su prestigiosodestino, asi como las debilidades que explican quizas, el marasmo fi-nal de la civil izacion mesopotamica y, sin duda, su desaparicion,

lQue es Mesopotamia; que ha hecho de ella una entidad geogra-fica?lSe latomaba por tal en el transcurso de su existencia? De hecho,sus limites no son faciles de determinar con precision. El pais no hatenido nunca unos limites claramente definidos en la antigiiedad: lanaturaleza no se los haproporcionado explicitos y el concepto defrontera, demasiado modemo, no es valido, En realidad, es la cuencahidrografica la que ha aparecido en todo tiempo constituyendo elrasgo fisico esencial, la que ha permitido explicar la genesis del pais y

su evolucion: la que ha proporcionado el verdadero factor de unifica-cion y es ella, por ultimo, la que ha permitido la instalacion de hom-bres en un universo que sin la cual solo serfa un desierto.

En esta cuenca, dos nos y sus afluentes: al oeste el Eufrates y aleste el Tigris. Ambos descienden del coraz6n de las montafias de laAnatolia oriental donde nacen a escasa distancia uno de otro, pero to-

mando al salir direcciones diferentes; s610 despues de largos recorri-dos independientes reunen sus aguas para formar, antes de introdu-cirse en el golfo Persico, el delta pantanoso del Chatt-el-Arab. Rioscon cursos independientes, ciertamente, pero unidos por las condi-

.c iones climaticas de su lugar de nacimiento: la considerable capa denieve que cubre en inviemo las rnontafias de Anatolia les va a asegu-rar un aprovisionamiento, suficiente como para permitirles franquear

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C6UCOSO

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EL T IGR IS

... 0 Didjila en lirabe, derivaci6n de Tiglat, 0 la Flecha, en la antigiiedad.

Nacido en eI Sureste de Turquia es un torrente montanes cuando entra enDjezi re con un curso salpica do de gargantas y rapidos; a su llegada a la lla-

nura aluvial en Samarra, se ha apaciguado. Es acrecido entonces por el Grany el Pequeno Zab (392 y 400 km), por el Adhaim (230 km), por eI Diyala

086 km) , que desempena un importante pape! en deterininadas epocas his-

t6ricas, todos ellos afluyendo por la or il la izquierda provenientes de los Za-gros. A parti r de Kut comienza a discurr ir con dif lcultad entres los aluviones ylIega a una zona pantanosa, donde acaba por reunirse can el Eufrates des-pues de haber recib ido al Kherka, que proviene del Khuzistan. Esmas cauda-

loso que el Eufrates, pero tambien mas brutal, can crecidas mas devastadoras.

No ha tenido en I~h istor ia de! Proximo Oriente antiguo un papel tan impor-tante como el del Eufrates.

EL EUFRATES

... 0 E!Furat en arabe, palabra der ivada del asi rio Purati , es un rio de masde 2800 km de longitud, que nace en Turqula; esta forniado a su salida por la

reunion del Kara- su, de 450 km de !ongitud, a! que cornunmente se acepta

como el Eufrates ve rdadero y de l Murad- su, de 650 km de largo. Despues de

un curso montanoso, sale de Turquia y hace cree r que va a dirigir se hacia e!Medi tercineo, pero a unos 160 krn de su cos ta , un ligero accidente del terreno

le hace girar su cur so hacia el sureste y se dirige ya definitivamente hacia elgolfo Persico. Su recorrido por Siria, alrededor de 650 km, donde excava un

valle sobre la meseta , es el inicio de su curso en la zona estepar ia y mas tardedesertica, A pesar de la aportaci6n de aguas del Balikh, y despues las del

Khabur, pierde cerca de 200 m3/sg de los 900 m3/sg que llevaba a su entrada

en Siria. En Hit, en Irak, entr a en la llanura aJuvial donde discurre cada vezpeor entre los aluviones. A partir de ahi, su curso ha conocido durante losultimos mllenlos numerosos cambios. Despues de aproximarse a l Tigris se

aleja de e l, se divide en dos brazos, el Hilla, e! antiguo Iecho mayor hasta e l

siglo XIX, y e l Hindiya ; entra seguidamente en un te rreno muy pantanosodonde sus aguas se mezclan con las del Tigr is para formar el Chat t-el -Arab. Es

su gran caudal el que Iepermi te franquear la zona deser tica, pero es tambien

un rio muy ir regula r que mueve mas de la mitad de su volumen en tres meses,de abril a junio , cuando se funden lasnieves en Turqufa.

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,

I,I

los centenares de kil6metros de estepas 0de desiertos que se extien-

den entre los contrafuertes del Tauro y el mar.

Elentomo parece muy simple de definir: la cuenca se inicia en el

norte, en elmacizo del Tauro que se continua hacia el este por las ca-

denasmontafiosas del Kurdistan, de los Zagros y del Luristan. Esta

larga y potente ondulaci6n individualiza a la cuenca mesopotamica

en relaci6n a sus vecinos anatolios e iranios. Hacia el oeste, es un ac-cidente climatico, agravado por la barrera montafiosa que borde a al

Mediterraneo, el que marca el Iimite.las estepas sirias, que se extien-

den al norte y que atraviesan el Eufrates, se transforman hacia el sur

en un desierto mas y mas vasto y mas y mas arido hasta la peninsula

arabiga, Asi, montafias al norte y al este, estepas y desiertos al oeste y

suroeste forman los limites naturales de una cuenca cuya salida es el

golfo Persico.

Mas ana de estos bordes se extienden otras regiones que han

mantenido estrechas relaciones con el mundo rnesopotamico. AI oes-

te, 1a costa mediterranea esta bordeada por las cadenas rnontafiosas

del Amanus, de los Alauitas, del Libano, del Anti-Libano y por los

montes de Galilea, conjunto de alturas que van a retener una parte de

las influencias climaticas mediterraneas, detras de esta barrera co-

mienzan rapidamente la estepa y el desierto, que algunos oasis salpi-

can cuando se han podido instalar algunos cursos de agua: valle del

Jordan, Gotta de Damasco 0valle del Orontes. Hacia el norte/nor-

oeste y gracias a la penetraci6n del Eufrates, se pueden establecer re-

laciones con las llanuras de laAnatolia inferior. Hacia el este, mas alla

de las cadenas de los Zagros y del Luristan, se alzan las mesetas del

Iran, especie de plataforma mas 0menos desertica, alrededor de la

cual se articulan las estepas y despues las altas cadenas del Asia cen-

tral, prolongadas hacia el sur por el subcontinente indio con el valle

del Indo.

Todas estas regiones no estan aisladas las unas de las otras: las

montafias estan cortadas por los rios, el Eufrates y el Tigris hacia elnorte como se ha visto, pero tambien sus principales afluentes, en ge-

neral todos de la orilla izquierda, Balikh y Khabur, para el primero,

Gran Zab, Pequeno Zab, Diyala y Kherka, para el segundo. En cuanto

al desierto, se pueden encontrar vias en las que los puntos de agua

son suficientes para perrnitir el paso de las caravanas.

En suma, una. regi6nmarcada por la diversidad: cuenca hidro-

grafica, mesetas, pais de colinas, rnontafias y desiertos se articulan ani

y dan nacimiento a las principales entidades regionales.

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M E SO PO TA M IA : P AL AB RA S Y R EA LI DA DE S

. En e_steensayo, es a la cuenca hidrografica engendrada por el Ti-grIS Y el Eufrates,una ~.~~que han salido de las montaiias , a la que seaplicara el termino "Mesopotamia". Pero hay que reconocer que es

una definici6n en sentido amplio, que no es la de los ge6grafos, ni in-

c1uso la de todos los historiadores; presenta, no obstante, la ventajade corresponderse con una unidad geografica que acoge los fen6me-nos culturales homogeneos y de mayor in teres para el objeto de esteestudio.

Por 10dernas, la palabra Mesopotamia no se ha aplicado siemprea la misma regi6n. Usada por primera vez por los griegos, designabaentonces, conforme a su sentido etimol6gico "el pais entre rios" esdecir, la regi6n q.ue se extiende entre el Eufrates y el Tigris, pero ;610la parte septentrional de la cuenca. Ha sido un uso mas reciente 10

9ue ha llevado a incluir la regi6n babil6nica y el pais sumerio y, hastaincluso, otras regiones limitrofes en esta expresi6n topograflca.

Esta modificaci6n semantica (la designaci6n del todo por una de

sus partes) ha llevado a enmascarar un aspecto esencial de la realidadgeografica, la divis i6n regional que los especialistas, con razon, po-nen por delante:

- en el norte, el Djezire, zona de mesetas que los rios cortan, aveces profundamente, dando lugar a valles bien encajados; estas me-

setas acaban engarzandose con los contrafuertes de las cadenas sep-tentrionales. .

-:: en el sur, 1a l lanura a1uvial, seguida por 1a l lanura del delta ydespues por una zona muy pantanosa; es a esta region a la que los

ge6?rafos .moder_nos dan m~s frecuentemente el nornbre de Mesopo-tamia, a diferencia de los gnegos de la antigiiedad; es una llanura deacumulaci6n de sedimentos provenientes de las montaiias de Anatoliao de los Zagros; es tarnbien 1aIlanura de inundaci6n de ambos rios.

Esta visi6n regional aparece bajo multiples facetas y puede con-llevar consecuencias humanas muy opuestas e incluso contradicto-lias " .En el Djezire, desde que se alejan los contrafuertes, las ins-

talaciones humanas se concentran a 10largo de rfos y riveras que apa-recen en las regiones deserticas como verdaderos oasis lineales:ademas, la profundizaci6n de los rios en las mesetas desde el fin delterciario entrana una permanencia del trazado de los cursos fluviales10 que proporciona un sentimiento de inmutabilidad de 1a organiza-

ci6n del conjunto.

Por consiguiente, cuanto mas hacia el sur se va mas se difuminala idea de permanencia para dar lugar a 1a impresion de una modifi-

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Pantano en el pais sumerio,

caci6n continua. Ya desde 1aentrada en 1allanura aluvial, los dos riosse desembarazan de una parte cada vez mayor de su carga: tienden aelevar sus aluviones y finalmente a dominar en algunos metros la lla-nura colindante. Estes son los diques 1evantados durante siglos, in-cluso milenios, y sobre los que se han instalado las aglomeracione_s,hasta que una crecida, mas grande que las precedentes, lleva el nofuera de su curso y le obliga a abrirse una nueva via cuando las aguasse retiran. Peri6dicamente se crean, pues, nuevos trazados y se en-

tiende que en estas condiciones el emplazamiento d~ los. rios hayaconocido grandes variaciones en el transcurso de la hlstoria, que lasciudades que los bordeaban hayan quedado marcadas por el sella deuna gran precariedad, y que esta continua inseguridad se haya tradu-

cido entre los habitantes por un pesimismo profunda mente anclado

en su espiritu. Los estudios en curso, efectuados por arqueologos yge6grafos de la Universidad de Gante, permiten situar los antiguos di-

ques y las ciudades que se escalonaban en la antiguedad a 10largo de

su trazado.Asi es a una zona de 200 km de este a oeste y de 600 km de nor-

te a sur: a la que se extiende esta llanura aluvial, con ciudades nume-rosas pero errantes, 10 que ha valido a Babilonia el sobrenombre de

corredor de capita1es. "-i;}f

Cuanto mas se avanza hacia e1sur mas crece este sentimiento de

incertidumbre: en la zona de los pantanos el agua se mezcla con latierra en una inextricable red de vias fluviales, donde la barca es el

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MESOPOTAMIA, tEL PAlS D E L E D EN ?

"EISenor Dios plant6 un jardln en Eden, al oriente, y allf coloc6 al hombre

que habla formado. EI Senor Dios hizo germinar del suelo todo arbol de as-pecto atrayente y bueno para comer, el arbol de la vida en medio del jardin, y

el arbol de la ciencia del bien y del ma l. Un rio salla de Eden para regar el jar-din; de ahi se partla para formar cua tro brazos. Uno de ellos se llamaba Pi-OOn.. Elsegundo rio se llamaba Guij6n . .. EItercero se llamaba Tigris; corre al

oriente de Asir ia . El cuarto r io era el Eufrates, EISenor tom6 al hombre y 10es-tableci6 en el jardin del Eden para que cultivara el suelo y 10guardara."

Asi, aunque se s it ii en mal actualmente dos de los cuatro brazos del no pa-radis iaco, la t radici6n hebrea parece haber colocado el paral so en Mesopota-

mia. Y apenas si se puede comprender tal localizaci6n. La idea de lujuriosidad,implicitamente asociada a la del jardin del Eden, no parece que pueda traducirla realidad natural rnesopotarnica, s610 a cos ta del precio de un enorme tra-

bajo humano se han podido transformar las condiciones originales y Iallanura

rnesopotamica pudo lIegar a ser s in6nimo de riqueza agricola. Perc, en aca-dio, Edinu, t ermino cuyas aflnidades con Eden estan claras, designa a la es-

tepa, con una visi6n muy negativa, como espacio improductivo, luga r de la

vida salvaje y dominio de los n6madas que aparedan con frecuencia como

la anticivilizaci6n.No es pues, sin duda, pensando en la propia Mesopotamia por 10que los

redactores del Genesis colocaron alli e l jardin del Eden. Basandose en ot ro

sentido, en el que eden equivale a delicia 0placer, se estima por 10 generalque ellos tenfan en mente la imagen de parques de recreo, costosamente 10-grados, como contraste can la dureza del entorno,

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unico medio de comunicaci6n. Las condiciones apenas si se prestan a

la vida de las grandes ciudades y se sale de las regiones urbanizadaspara a1canzar por este pais, informe y mutable, el ambito del golfo

Persico.

PRINCIPALESDATOS DEL CLIMA

El rnedio fisico, tanto en el interior de la cuenca como en susbordes, aparece pues, muy diversificado y representa la primera cau-sa de las diferencias regionales. Pero el clima interviene tarnbien paramarcar con fuerza las regiones de Mesopotamia. , .

Globalmente, la cuenca hidrografica del Tigris y del Eufrates per-tenece a la gran diagonal arida del hemisferio norte que prolonga eldesierto del Sahara al Pr6ximo Oriente. Sin embargo, la presencia delmar Mediterraneo y, en menor grado, la del golfo Persico, introducenimportantes modificaciones en el esquema basico, la implantaci6n de

las cadenas montaiiosas conlleva nuevos factores de variaci6n.La barrera montafiosa que bordea el Mediterraneo provoca 11u-

vias importantes en la vertiente maritima y verdadera aridez en e1 in-terior. Es por esto por 10que el desierto y la estepa comienzan desdela misma vertiente oriental del Anti-Libano, Por 10 demas, las tierrasaltas de Arabia, las cadenas montafiosas del Tauro y, en menor me-

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Vegetaci6n de la estepa siria.

dida, las de los Zagros, son accidentes del relieve que provocan pre-cipitaciones. Asi, son las zonas de los margenes las que quedan rega-das por la lluvia, mucho mas que la cuenca propiamente dicha; peroesta sit:uaci6n no es enteramente negativa, pues las alturas, a menudoconsiderables, de las zonas donde caen las lluvias permiten, gracias alhielo invemal, la conservaci6n de este agua en el momento en que es

abundante y su redistribuci6n a 10 largo del afio como efecto del fun-dido de las nieves, redistribuci6n que, ciertamente, no queda repar-tida con regularidad en el conjunto anual. No obstante, gracias a lasnieves de las altas montafias y al agua que almacenada en las rocascalizas resurge en las zonas de piedemonte, el Eufrates y el Tigris, en-

grosados por sus afluentes de la orilla izquierda provenientes de lasmontafias y de regimen que a menudo es exc1usivamente pluvial,pueden franquear el desierto que los separa del golfo Persico.

Este dispositivo, que regula a 10 largo del ano el suministro delagua caida en inviemo, posibilita la instalacion del hombre en lacuenca, pues desde que uno se aleja del arco montafioso las precipi-taciones disminuyen rapidamente hacia el norte y hacia el este. Si

llueve alrededor de 900 mm en Beirut, Damasco, a 100 km al este, alestar aislada por la cadena del Libano, no recibe mas que 200 mm; enla llanura del Khabur se pasa, en menos de 40 km, de 450 mm al pie

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del Tauro a 277 en la ciudad de Hassake. Y el conjunto de la cuencaapenas si recoge anualmente 200 mm de lluvia. En cuanto a la regi6n

desertica que forma las avanzadas septentrionales del desierto ara-

bigo recibe menos de 100 mm.A esta extrema debilidad general de las precipitaciones, que de

por S I explica la dura realidad del pais, hay que afiadir, como circuns-tancia agravante, la concentraci6n exclusiva de las lluvias en el perio-

do de invierno y el escaso mimero de dias del ano en los cuales lalluvia cae en forma de violentos aguaceros tempestuosos, asi como

las grandes variaciones que se dan de un afio a otro. Buenos y rnalosaiios se suceden por ciclos, y una mala serie se traduce con frecuen-cia por un proceso de desertificaci6n de zonas marginales habitadasy, por tanto, por condiciones de vida extremadamente dificiles, hasta

catastr6ficas, como las recientes y dramaticas experiencias del Sahel

nos permiten Imagmarnos sin dificultad.Asi, el Pr6ximo Oriente aparecia formado por la reuni6n de me-

dios diversos y claramente individualizados que han dado lugar,como era de esperar, a generos de vida diferentes. A la montana, queforma con un arco de circulo el limite de la cuenca, relativamentebien regada y bordeada por unas estribaciones de colinas, ricas enfuentes y fertiles, dominio predilecto de los agricultores, le sucede

una meseta esteparia donde pozos y fuentes son escasos y cuya ari-dez aumenta progresivamente hacia el sur. Es el dominio predilecto yde peregrinaci6n de los n6madas. Por el lado occidental esta estepa

Paisaje de la llanura del delta.

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Palmeras, zarife, barca: los tres componentes de un paisajede la Mesopotamia meridional.

se transfonna insensiblemente en un verdadero desierto, que se ex-tiende a continuaci6n al conjunto de la peninsula de Arabia; sin em-bargo, al este, e1 desierto se desvanece ante los aluviones y la hume-dad aportados por los dos grandes rios, all i, la agricultura y la civil iza-

ci6n urbana consiguieron imponerse.Estas caracteristicas fundamentales del espacio oriental permiten

explicar numerosos hechos de la historia, mas 0menos Iejana, y delpresente. Pero lestamos seguros de que los rasgos morfologicos 0eli-maticos no han conocido transfonnaciones mayores desde la antigue-dad? A este respecto hay que revisar cuatro facetas de este problema:

1-El relieve, en sus Iineas generales, no ha conocido efectiva-mente grandes modificaciones: las montaftas, mesetas, llanuras y va-lles estan en su lugar ahora como hace tres, cinco u ocho mil aiios.Por el contrario, no puede asegurarse que, en detalle, la situaci6nhaya sido inmutable. AS l pues, los sistemas de terrazas en los valleshan podido reacondicionarse repetidas veces como consecuencia de

la variaci6n del nivel de base. Se han llevado a cabo numerosas in-vestigaciones para definir la importancia de esas variaciones. Se hasabido reciegtemente que en la regi6nde Mari, en Ia epoca neolitica,

ellecho del Eufrates ocupaba el total de la anchura del valle gracias auna reticula de canales formando asi Ia terraza del holoceno, mas tar-de se hunde en esta terraza, que tuvo gran protagonismo en el apro-

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vechamiento del terreno agricola de la ciudad en los finales delcuarto y principios del tercer milenio. Son estas terrazas de formaci6nreciente, a veces hasta de epoca historica, las que pueden haber sufri-

do modificaciones notables desde la antiguedad,2.-En Ia llanura aluvial 0 en la zona del delta se encuentra otro

tipo de modificaciones impulsadas por el cambio del curso de los rios

de acuer~o con el proceso que hemos visto. Se comprende facilmen-te, que S1 los rasgos fundamentales del paisaje no se han renovadodesde hace milenios, por el contrario, el desplazamiento de los rios yel abandono de los rebordes de la orilla hacen que e1 paisaje antiguoen un lugar determinado, no se corresponda con el actual. Se han ini~

cia~o investigaciones edafol6gicas con gran exito, por ejemplo, como

l~ c.ltada mas at?ba .en Ia regi6n de tell ed-Der por la misi6n arqueo-logica de la Universidad de Gante para estudiar la configuraci6n anti-gua del terreno. Como adernas, se sabe que el Eufrates se ha desdo-

b!ado.e,n .elsiglo pasado, desplazandose hacia el oeste, se puede ima-gmar facilmente 10 que la geografia hist6rica puede ganar con unmejor conocimiento de la antigua organizacion de la red fluvial meso-potamica.

3.- En tercer lugar, debe estudiarse Ia relaci6n entre la llanuradel delta y el golfo Persico. La ausencia de todo asentamiento imp or-tante al sur de Ur, lleva a pensar en la posibilidad de un avance del

. delta en el Golfo en epoca hist6rica, y a evaluar en unos 150 km laprogresi6n del rio desde la antiguedad, Pero esta tesis no esta confir-

mada en absoluto; ademas de que el nivel marino ha variado de for-ma importante en epocas recientes: segun P. Sanlaville , de acuerdocon ciertas observaciones podria haber habido una invasi6n del marhace menos de diez mil afios, con un maximo en Ia epoca de Obeid~rvrnilenio), seguida de una vuelta de la progresi6n del delta, y comoesta es una zona de acumulaci6n de materiales detriticos la evalua-cion del caracter pennanente 0cambiante de las tierras mas 0rnenos

emergidas es muy aleatoria. No obstante, el conocimiento exacto delas relaciones de Mesopotamia con los pafses del Golfo en las dife-rentes epocas de la antiguedad pasa por un conocimiento exacto dela configuraci6n de la costa. Parece, pues, que si bien es bastante ve-rosfrnil que el sur estuviera ocupado, antes incluso de la aparici6n delas primeras aIdeas, los fenornenos de transgresion en el NeoI:itico yel potente aluvionamiento ocurrido han hecho desaparecer los ras-tros de posibles instituciones humanas.

4.- El ultimo aspecto, aunque no por ello menos importante,nos lleva a revisar si el clima ha variado de forma notable desde Ia an-

tiguedad. Se entiende que en un pais arido, 0 en el limite de la aridezla variaci6n de las precipitaciones desde los primeros desarrollos d~Ia civilizaci6n sea una cuesti6n esencial para comprender los meca-

33



nismos que se han puesto en juego. Ha podido establecerse, que en-

tre el12000 y e18000 a. c. , y despues de quince mil afios de un clima

muy seco, hubo unas condiciones climaticas particularmente favora-

bles para los cereales silvestres y para la vegetaci6n arbustiva, robles

y pistachos, en todo el Creciente Fertil, circunstancia que ha tenido

un importante. papel.ea el proceso de sedentarizaci6n. Pero una nue-

va sequia ha conducido, inmediatamente despues, a condiciones mas

duras para los recientes sedentarios, que vuelven a escasear; se han

sucedido fases secas y fases humedas segun ciclos que oscilan entrecinco y quince siglos. Su intensidad esta mucho menos marcada y no

es facil conocer, incluso ya en epoca historica, la trascendencia de las

variaciones. Parece veroslmil, sin embargo, que si bien se puede ad-

mitir una cierta tendencia a la desecaci6n y por consiguiente, un em-

peoramiento de las condiciones generales, la .situaci6n actual no es

muy distinta de laque habia hace cuatro 0cinco mil afios.

Pero aunque esto sea asi, hay dos circunstancias que han sufrido

severas modificaciones desde la antigiiedad y que han entrafiado

condiciones de vida diferentes:

- por un lado, la cobertura vegetal se ha degradado considera-

blemente por la actuaci6n del hombre: sus necesidades de calefac-cion, el uso de lamadera para los materiales de lavida dornestica y la

practica del pastoreo, agravada por la acci6n de las cabras, han hecho

desaparecer los arboles de alli donde credan espontaneamente hace

ahora tres 0cuatro mil anos,

- algunos enclaves con agua en la zona de la estepa han po-

dido quedar secos como consecuencia de la desaparici6n del arbo-

lade y de la transformaci6n de los suelos, resultados de una sobre-

explotaci6n de la capa freatica.

34



Los ritmos

El esbozo que sigue no pretende mas que presentar el marco his-torico en el que seha desarrollado la civilizacion mesopotamica, Alponer el acento en algunos hechos principales de la cultura materialy en los acontecimientos historicos mas sobresalientes de las epocasen las que estes son accesibles por medio de la documentacion es-

crita, se ha intentado, ante todo, definir algunas lineas maestras de laevolucion y los momentos que parecen ser mas importantes. La bre-vedad de esta presentacion se explica porque cada uno de los capftu-los que siguen insistira en los grandes periodos que Ie afectan par-ticularmente.

ANTES DE LOS TEXTOS

Las investigaciones de los ultimos cincuenta afios, y de forma es-pecial, las de los dos ultimos decenios, han conseguido identificar lasdiferentes fases de la prehistoria de Mesopotamia. Este descubri-

miento progresivo ha ido acompafiado por la atribucion de nombres

a cada una de las epocas reconocidas relacionados con los emplaza-mientos que habian proporcionado la primera documentaci6n de talo cual cultura 0 su manifestacion mas evidente. De esta manera, losestablecimientos eponimos han sido promovidos a una notable digni-dad, 10 que no parece siempre satisfactorio en la medida en que seidentifica excesivamente con ciertos focos unos fen6menos cuya am-plitud es mucho mayor. Debido a esto, el equipo de prehistoriadoresde Lyon ha propuesto una nueva clasiflcacion cronologica (uid. cua-dro pag, 61), aunque conservaremos la denorninacion usual' ya con-sagrada.

59



La marcba hacia elNeoli tico

De entrada, hay que dejar bien establecida la situacion muy par-ticular de Mesopotamia, que entra tardiamente en el proceso de neo-litizaci6n, mientras que al principio, s6lo las zonas que la bordean

quedan afectadas. En una primera etapa, el desarrollo crucial quetiene lugar entre los milenios XI I y X Y que ve como los cazadores-re-colectores se transforman en agricultores-ganaderos, es decir, comolos predadores se hacen productores, tuvo lugar en la zona de colinasque se extiende al pie de la cadena del Tauro y a 10 largo del mar Me-diterraneo. Es en este sector, llamado por los especialistas la "zonanuclear", donde se expandi6, en un medio favorable, un cereal silves-tre que, al principia, los hombres se lirnitaron a recoger. Tal ha sidoel punto de partida del proceso de la neolitizaci6n que comprende lasedentarizaci6n de los hombres y, por tanto, el nacimiento de un ha-bitat fijo y de una arquitectura y, a traves del paso por una protoagri-cultura y una protoganaderia, el nacimiento de la agricultura y gana-

deria verdaderas.Fue en Palestina '(Mallaha, Jerico) y en el norte de Siria (Murey-

bet), en el kebariense y, sobre todo, en el natufiense (10000-8300),donde se observaron los primeros pasos de la evoluci6n. Mas tarde,entre los afios 8300 y4400 dominan en Palestina (Ierico y Beidha) y

en Siria (Mureybet) las formas protoneoliticas, mientras que en Ana-tolia y en los Zagros comienza a notarse el proceso.

Los inicios del Neolitico en Mesopotamia

El cambio en Mesopotamia se sima entre el afro 6000 y el 5600.Es en el transcurso de este milenio cuando la agricultura y la ganade-

ria se dominan y cuando comienza el verdadero Neolitico, Se obser-va, tambien, la salida de las nuevas tecnicas de Ia zona nuclear y suexpansi6n hacia territorios nuevos, y entre ellos, hacia el valle delEufrates, De esta manera, se funda Buqras, mas hacia el este Umrn

Dabagiyah y Yarim tepe. A partir de ahi, la cuenca rnesopotamica se

ira ocupando progresivamente desde las colinas que la borde an ymas tarde se ira descendiendo a 10 largo del curso de los rios, La cul-

tura de Samarra ilustra esta nueva situaci6n con tell es-Sawwan, cercadel Tigris , y Choga Mami en la region de Mandali. En.Ia segunda mi-

tad del sexto mileniotambien se desarrolla la potente cultura de Ha-

laf, cuyo nombre 10 toma de un emplazamiento del norte de Siria, ca-racterizada por una ceramica con decoraci6n geometrica que se en-

60

ELPROXIMO ORIENTE DEL 14000 AL 3700 a.C. (16000-5700 BP)

Periodo 0 (14000-10000) Periodo 6 (5600-5000)

Levante: kebariense.Zagros: zarciense.

Periodo 1 (10000-8300)

Levante: natufiense (Mallaha),

Zagros: zarciense final.Caspiana: epipaleoiitico.

Periodo 2 (8300-7600)

. Siria-Palestina: protoneolitico, PPNA (Ie-rico, Mureybet).

Periodo 3 (7600-6600)

Siria-Palestina: PPNB 0 " erico, Beidha).Anatolia: Hacilar preceramico, Cayonu.Zagros: Ganj Dareh, Ali Kosh (Bus Mor-

deb).

Periodo 4 (6600-6000)

Siria-Palestina: PPNB final (Abu Hureyra,Buqras, Ramad Ras Shamra V C,AbuGosh, Beisamun).

Anatolia: yataI Hiiytik (XII-IX), Can Has-san III, Suberde,

Zagros: Jarmo (acerdmico), Ali Kosh, Se-fid (AliKosb).

Periodo 5 (6000-5600)

Siria-Palestina: Biblos (neo, antiguo),

Ras Shamra VB.

Anatolia-Cilicia: yatal Hiiytik (VIII-II),AmuqA.Mesopotamia: Umm Dabagiyah, Yarim I

(XII-IX).Zagros-Khuzistam Ali Kosh (Mobammed

[affar), Choga Mish (Susiana area i-

col).

Levante: Biblos (neo, antiguo final), Ras

Shamra V A, lase Sba'ar, Hagolan,Amuq B; Chipre.

Mesopotamia: Hassuna, Halaf, Samarra,

Obeid I (Oates).Zagros-Khuzistan: Sefid (Surkb), Susiana

arcaico II(Susiana a).Turkmenistan: jeitun.

Periodo 7 (5000-4500)

Levante: Biblos (neo, medio), Ras ShamraIV CoB,PNA, Amuq C .

Mesopotamia: Halaf final, Obeid II.Zagros-Khuzistan: Sabz-Kbazineh, Cboga

Mam: trans., Susiana arcaico III,

Susiana primitivo, Susiana medio 1-2(Susiana b).

Turkmenistan: Anau I A.

Periodo 8 (4500-4100)

Levante: Biblos (neo, reciente), PNB,

Amuq D.Mesopotamia: Obeid III.Zagros-Khuzistan: Mebmeb, Dalma, Su-

siana medio3 (Susiana c).Turkmenistan: Anau I B , Namazga I.

Periodo 9 (4100-3700)

Levante: Biblos (eneo, antiguo), Amu.q E.Mesopotamia: Obeid IV.

Zagros-Khuzistan: Bayat, Susiana tardio(Susiana d).

Turkmenistan: Namazga II.

N.B.Losdatos se dan a. C., calculados sobre labase de lavida media "corta" (Libby) no calibrados.

Cuadro cronol6gico de la prehistoria oriental segun la Escuela de Lyon (en Prebistoiredu Levant, CoIl. Int. du C.N.R.S., 1980).

6 1



cuentra desde Hassuna hasta la costa mediterranea y que presenta

afinidades con la de Samarra.

La epoca deEl()b~ii

Hacia el ano 5000, acaso antes incluso, aunque las condiciones

geol6gicas han hecho desaparecer las primeras huellas, Mesopotamia

que~6 completamente dominada. Comienza entonces la epoca de El

Obeid, cuyo nombre corresponde al de un poblamiento meridionalcercano a Ur, donde se reconoci6 por primera vez la ceramica que

caracteriza a este periodo.

Durante un milenio y medio, esta civilizaci6n se mantuvo como

dominante y sus caracteristlcas fueron extendiendose rapidamente a

Un ejernplar de documento de tipo historico: un ladrillo inscrito encontrado

en el gran templo solar llamado E-babbar de Larsa.

62

EI edificio de piedra (Steingebaude) de la mitad 0principlos de la segundaparte del IVmilenio, al pie de la terraza del Templo Blanco,

su funci6n permanece desconocida.

gran parte del Pr6ximo Oriente. Hasta aproximadamente el afio 5000,

Mesopotamia parece que no habia hecho mas que recibir influencias

extemas, pero en el transcurso de este periodo de Obeid se invierte

esa tendencia. Se observa, no s6lo un desarrollo particularmente vi-

goroso de esta civilizaci6n en la misma Mesopotamia, sino tarnbien

una no menos vigorosa expansi6n -a no ser que se trate de una

transformaci6n global- de las formas materiales hacia las regiones

de alrededor, desde la Susiana hasta las costas mediterraneas. Este

periodo aparece asi, como la asunci6n por Mesopotamia de su des-

tino, y esta irradiaci6n es el signo mas verosimil de una profunda mo-

dificaci6n de las fuerzas en juego. Este periodo marca los comienzos

de una potencia que se va a establecer durante mas de cuatro mi-lenios.

Este momento se caracteriza, en particular, por e1 desarrollo de

la agricultura y por la adopci6n de tecnicas de regadio, sin las cuales

el progreso de Mesopotamia no se podrla comprender. Las aldeas

son siempre el marco normal de la vida humana, pero se van trans-

formando en aglomeraciones mas importantes cuya estructura no

quedaba nunca anquilosada.

63



Lapujante civilizaci6n de Uruk

En el curso del cuarto milenio, la civilizacion de Uruk sucede a lade Obeid. El nombre proviene de uno de los mayores emplazamien-tos de la Mesopotamia meridional y que parece haber sido el centrode la evoluci6n que dio lugar al nacimiento de Sumer. Es en ese mo-mento cuando se observa la multiplicaci6n de senales que anuncianel paso de la aldea a la ciudad, y Uruk es, en la actualidad, una mag-nifica ilustraci6n de este proceso sin que sea posible decir si ella hasido realmente esa primera ciudad, la de los origenes, siendo vano yut6pico, por 10 demas, el querer encontrarla , ya que no se puede atri-buir ninguna fecha de nacimiento precisa a ese fen6meno. Lo que seconstata en Uruk, y adernas en ese mismo momento, es la aparici6nde una arquitectura monumental, la aparici6n del cilindro-sello, quereemplaza al sello plano, y en el conjunto del Pr6ximo Oriente la uti-

lizaci6n de calculi en los que se reconocen instrumentos de gesti6ncontable. Estos son los signos caracterist icos de las nuevas condicio-

nes de la vida econ6mica y del franqueamiento de una etapa impor-tante en Mesopotamia ..

Todas estas caracterfsticas vuelven a aparecer, ademas, bastantelejos de Uruk: en Susa, par ejernplo, en el norte de Siria , a 10 largo delEufrates (Habuba Kabira, Djebel Aroda) 0 en Turquia (Hassek Hu-

yuk) y, de acuerdo con las iiltimas investigaciones en el Alto Khabur,asi como en el Alto Tigris. Parece, pues, que nos encontramos anteun momento crucial en la evoluci6n del Pr6ximo Oriente, cuando seelaboran formas nuevas de la vida en comunidad, y cuando la econo-mia cambia de dimensiones, incluso de objetivos. Nos es, a menu do,dificil de medir la amplitud de las mutaciones ocurridas , pero pareceque han sido mas bien subestimadas hasta ahora, pero s6lo Ia ar-queologia permite contestar sobre este punto a los interrogantes delos historiadores.. Las excavaciones de Uruk parecen demostrar que los cambios

flfundamentales ocurrieron entre los niveles V y II de los definidos enelIas. Es, en primer lugar, en los niveles Vy N donde aparece el cilin-dro-sello y en elNdonde se encuentran los primeros ejemplos de es-critura pictografica. Algunas particularidades de las tablillas de los ni-

veles III-II (fase Hamada de Djemdet Nasr, por un emplazamiento dela Babilonia central donde se encontraron tambien tablil las arcaicas)

permiten decir que han sido escritas en sumerio. Es, pues, bastanteverosimil que en el nivel IV se haya hablado ya esta lengua. La cues-ti6n que ha llamado, por mucho tiempo, la atencion de los' orientalis

nas es la de averiguar el momento en que aparecen estos sumerios

64

Ruinas del Templo Blanco de Uruk instalado sobre una terraza; se venen primer plano los restos de Ia escalera de acceso a la terraza

(excavaciones alemanas).

I Como se vera, este problema es, sin lugar a dudas esteril, pero, en~cualquier caso, parece dific il responder a el por medio de la arqueo-logia.

En este periodo crucial se manifiesta otra transformaci6n primor-

dial: lam~r~E~!~.~~L~et~!, !l()~r~. totalmente ..desconocida, pero esahora cuando se inicia un.uso ..mas.Jntensivo.de ese.material, junto alQ~9y Ia plata se encuentra, algunas veces, plomo y sobre todo, cobre.Lanove dad consiste en que, al final del periodo, seempieza a utilizaruna ..:U!;!.~j<QP""eLb.~9nce,n la que se mezc1an cobre y una cantidadmenor de estafio 0 de arsenico, Sus ventajas van a proporcionar aesta nueva materia una difusi6n mas y mas grande durante la primeramitad del tercer milenio.

Ese no es mas que uno de los aspectos de la profunda mutaci6nque impregna esteperiodo que ha conducido a una estratificaci6n so-cial mas fuerte y a la vida urbana. Otros descubrimientos con con-secuencias incalculables se sinian tambien en este momento privi-

legiado: rl..S~~ode alfarero que sucede a la simple meda e indica,normalmente.'Tajtecesjdad de una producci6n en serie; tarnbien la

rueda, que se revela como un factor del desarrollo de los cambios y

del que apenas S 1 se pueden atisbar las consecuencias para la ulteriorevoluci6n de la humanidad.

65



Es, pues, en la epoca de Uruk donde se yen situarse las estructu-

ras economicas y sociales que van a caracterizar las fonnas de la civi-Iizacion oriental tal como eIlas se nos aparecen cuando los textos

penniten una aproximacion historica de acuerdo con los diferentesritmos.

CON LOS TEXTOS

Las primeras tablillas son manifestaciones de textos de gestionadministrativa 0 economica, La escritura se muestra asi, bajo su pri-mera luz, como un util economico 0 administrative que ha servido,

primeramente para mejorar el aprovecharniento de una explotacion,una hacienda 0de un intereambio. Fueron precisos varios siglos para

que se saliera de su papeI tecnico inicial ypara que se la utilizara eninscripciones dedicatorias realizadas en las estatuas consagradas enlos templos; estamos, en ese tiempo, en el periodo definido como elde las "Dinastias arcaicas"; mas adelante, el uso de la escritura se ex-

tiende y sirve, por ejemplo, para transcribir inscripciones his toricas ,textos sapienciales, invocaciones, series Iexicograficas e incluso, tam-bien, los primeros textos epicos y mitologicos: entramos entonces,

verdaderamente, en la historia.

La epoca del Dindstico Arcaico

El proceso de urbanizacion emprendido en la epoca de Uruk noceso en su desarrollo y acabo dando sus frutos: el pais de Sumer, Ba-

bilonia, los grandes valles del Tigris y del Eufrates, la llanura del Kha-bur se eubren de ciudades; Siria, que durante largo tiempo se creyoque no fue afectada por el proeeso, acaba de revelar patentemente,gracias al descubrimiento de Ebla, que no quedo excluida. El movi-

rniento tomo, pues, y quizas por razones diferentes de unas regiones

a otras, gran extension y se convirtio en una caracteristica del perio-do, a la que se afiade, tambien como rasgo especffico, el hecho deque las ciudades se rodean de murallas: Ia tradicion epica atribuye aGilgamesh, el rey-heroe de Uruk, la construccion de una defensa en

torno a su ciudad con una longitud de mas de 9 km. El hecho, sin du-darlo, refleja la necesidad de las ciudades de protegerse de los efec-tos de una guerra endemica. Su estructura parece estar dominada por

la presencia de los templos, en 10 que se pretende ver una herenciadel periodo precedente, y por la aparicion de los palacios, monumen-tos considerados como exponentes de Ia existencia de nuevas fuerzas

politicas que se imponen parcialmente a expensas de los poderes sa-

66

cerdotales: no es cierto, no obstante, que Ia realidad haya sido tan

simple.En la mente de los historiadores esta claro que es la realeza la

que caracteriza este periodo, se apoyan, particularmente, en la exis-tencia de listas reales, cuya confeccion es, sin embargo, tardia , ya queno se conocen anteriores al s iglo XVII, y a las que no se puede otorgarmas que una fe limitada, pues en principio trataban de justificar situ a-ciones 0pretensiones que tenian poco que ver respecto a la realidad

existente en la epoca de los origenes de las dinastias. Se sabe, porotra parte, de reyes que han reinado efectivamente, puesto que sehan encontrado sus inscripciones, y no aparecen en las listas reales,Sin embargo, los especialistas, cuando relacionan estas listas con las

epopeyas, cuya informacion hay que tomarla con muchas precaucio-nes, llegan a proponer algunos atisbos de una historia de relacionesentre las ciudades que habrian sido bastante agitadas: asf, en la epoca

de Gilgamesh, al que se le sinia generalmente hacia 2700, aparece

uno de sus adversaries , Mebaragesi, rey de Kish y padre de Agga; tras

la lucha que los enfrenta, 0 tras de la que sostiene Enmerkarcontra elsefior de Aratta, en las que se evocan expediciones al golfo Persico 0

a1 Iran, ve perfilarse el cuidado de las rutas comerciales y de su domi-

nio, 10 que era, verdaderamente, un presupuesto fundamental para

Sumer.La unica historia que se conoce con un poco de precision es la

de la ciudad de Lagash, gracias a los textos recuperados en Tello y ala Estela de los buitres. Una disputa relativa a un terreno situado entreLagash y su vecina, la ciudad de Umma, fue solventada, una primera

vez, mediante el arbitraje del rey de Kish, Mesilim; mas tarde, bajo elreinado de Akurgal, hijo de Ur-Nanshe, quien se habia distinguidopor la construccion de templos y canales, se reanudo la guerra con

Umma. Fue Eannatum, hijo de Akurgal, quien logro la victoria, se-guida, parece ser, de un periodo de hegemonia con dominacion deSumer, puesto que habria Ilevado sus campafias victoriosas por el Eu-

frates, contra Marl, al corazon del pals de Assur y al Elam. No obs-

tante, el conflicto con Umma volveria a resurgir y Entemena, hijo deEnannatum (hermano de Eannaturn), volveria a afrontarlo una vezmas, pero sin lograr para su ciudad la supremacia existente en tiem-pbs de su tio. La potencia de Umma tambien parece declinar hasta

que Lugalzagesi, principe de esta ciudad, se apodera de Lagash, pro-vocando la caida del refonnador Urukagina, y extiende su poder so-bre el pafs de Sumer (Uruk, Ur y Kish) y dirige una expedicion hastael Mediterraneo siguiendo la ruta del Eufrates.es-la primera iniciativa,historicamente conocida, de unificacion de Mesopotamia, iniciativa

efimera, ya que Lugalzagesi fue rapldamente vencido por Sargon deAkkad.

67



Estela de los Buitres: lado del gran dios Ningirsu de Lagash sosteniendoa sus enemigos aprisionados en una red (finales de la primera mitad

del IIImilenio, Museo del Louvre).

68

Estela de los Buitres: lado de los combates de Eannatum contra la ciudadde Umma (Museo del Louvre).

69



Estatuilla de Lamgi-Mari, rey de Mari de mediados del IIImiIenio,

encontrada en la excavaci6n del Templo de Ishtar; su nombre, sin embargo,no aparece en las listas reales (Alepo).

Placa de Dudu, sacerdote de Lagash (finales de la pnmera mitaddel IIImllenio, Museo del Louvre).

70 71



Placade Ur-Nanshe,rey de Lagash(sigloXXVI), representadocon sushijoscomofundador del ternplo;Ur-Nansheacompaiiadode su copero

y bebiendo, en el segundoregistro(MuseodelLouvre).

He ahi, en resumen, 10 que se sabe de la historia de los comien-

zos de Sumer por los primeros textos conocidos. No esmucho y tam-

poco es cierto que se consiga aprehender el verdadero espfritu de 10

sucedido. La forma de los documentos historicos 0epicos no res-

ponde a una verdadera preocupaci6n hist6rica y las disputas de

Umma y de Lagash durante un siglo y medio no reflejan de manera

garantizada la historia real de Mesopotamia durante los cinco siglos

que abarcan las "Dinastias arcaicas".

El imperio de Agade

En el periodo acadio la trama de los acontecimientos historicos

se haee mas cornpleja; las fuentes son mas numerosas y se advierten

tras elIas, aunque la interpretaci6n no sea siempre facil, los proble-

mas que subtienden toda la historia de Mesopotamia.

Lahistoria del imperio de Akkad es esquernaticamente bastante

simple: Sarg6n, un advenedizo, despues de haber ejercido ciertas

funciones en la corte del rey de Kish, se rebel6 contra su senor y fun-

72

CabezademazadeMesillmdecorada conun frisode leones(finalesdelaprirneramitaddel IIImilenio,Museodel Louvre).

d6 su capital Akkad 0Agade, cuyo emplazamiento todavia se desco-

noce, y mas tarde derrot6 a Lugalzagesi. Ocurre entonees, hacia elafio 2370, el nacimiento de una rapida expansi6n: despues de haber

sometido a Sumer y al Elam, se apoder6 del resto de Mesopotamia,

del valle del Diyala, del valle del Eufrates con Mari y del alto Khabur.

Parece incluso, que llego a aventurarse hasta en Anatolia. Toda la

cuenca mesopotamica qued6 asi unificada, aunque esto es, sin duda,

mas aparente que real y los unicos lazos entre poblaciones tan distin-

tas, reunidas en un mismo conjunto, fueron la administraci6n y laafmnaci6n de una ideologia que encontr6 su aplicaci6n, en particu-

lar, en las nuevas formas del arte y en la titulatura real. Sin embargo,

las ciudades-estado no estaban dispuestas a abandonar su personali-

dad, ni su ansia de hegernonfa, y 13.revoluci6n general que marc6 el

fin del reinado de Sarg6n es el signo mas evidente de ello.

Bajo Rimush y Manishtusu, dos hijos de Sarg6n, la indisciplina de

Sumer y de Elam se mantuvo; Naram-Sin, el hijo de Manishtusu, des-

de su accesi6n al trono tuvo que aplastar una revuelta general y todo

su reinado transcurri6, al parecer, guerreando, hasta tal punto que

dej6 exhausto al pals. A los peligros interiores vinieron a afiadirse los

exteriores, bajo la forma de las primeras amenazas de las tribus amo-

73



Impronta de cilindro-sello de Ibnl-sharrum, escriba del rey de Akkad Sharka-

Iisharri (siglo XXIV); una de las mas bellas realizaciones de la gliptica acadiacon el tema del heroe abrevando un bufalo (Muso del Louvre).

rritas y la presion de los guti, montafieses de los Zagros; peligros que,

al final, provocaron, bajo Sharkalisharri, el hijo de Naram-Sin, el hun-

dimiento del imperio hacia 2230.

Esta aventura habia dura do unos ciento cuarenta afios. Dej6 un

recuerdo muy profundo en la mentalidad mesopotamica proporcio-

nando, de alguna manera, dos arquetipos contrarios de imperio, el

bueno y el malo: Sargon ha representado siempre, para la posteridad,

la imagen de referenda a la que se recurria y la que se constituia en

modelo, mientras que Naram-Sin, que parece haber necesitado usar

de todas sus energias para mantener la cohesi6n del imperio, ha reu-

nido en contra suya toda la negatividad de esa acci6n. Pero, mas alla

de la ambivalencia del juicio, la ideologia unitaria ha permanecido

como un objetivo, hacia el que no cesaron de tender los soberanosmesopotamicos cada vez que les fue posible desarrollar sus ambicio-

nes hegernonicas y Sargon representara, siempre, el ideal a alcanzar.

Sargon aparece tambien, como el primer soberano sernita en un

mundo en el que hasta entonces habian domina do los sumerios. La

oposicion racial, que algunos han querido entrever en esta construe-

ci6n imperial a expensas de las ciudades-estado sumerias, no parece

descansar sino en bases poco creibles y en la coexistencia de sume-

rios y semitas .:

74

Estela de Naram-Sin donde el

rey, ala cabeza de sus tropas,escala la montana de los lullubi a

los que combate victoriosamente(slglo XXIV , Museo del Louvre).

El renacimiento sumeria de la III Dinastia de Ur

El hundimiento del imperio acadio fue seguido, segun las fuen-

tes, de un periodo negro en el que los guti, responsables de su caida,

establecieron una dominaci6n anarquica durante ciento veinticinco

afios de acuerdo con las listas reales. Sin embargo, el vigor del renaci-

miento sumerio, hacia 2120-2100, es el Indice de que el marasmo de

las ciudades mesopotamicas no era quizastantotal como pretenden

los documentos antiguos; la calidad de la escultura de Gudea de La-

gash, el gran valor de los materiales qul hizo llegar de Siria (cedro y

otras maderas preciosas, piedras para talIar)0de los paises riberefios

75



Escena de combate procedente de la estela del rey de Akkad Rimush(siglo XXIV , Museo del Louvre).

del Golfo y del valle del Indo (ebano, oro, cobre, diorita y comalina)para construir el santuario del dios Ningirsu, son la prueba de que losintercambios se hacian, aparentemente, sin dernasiadas dificultades.

EI renacimiento comienza, segun nuestras fuentes, con un rey deUruk, Utu-hegal, que destruyo al ult imo rey guti; mas tarde, Ur-Nam-mu establece, con el mayor vigor, la hegemonia de la ciudad de Ursobre el conjunto del pais sumerio. Instituyo su poder hasta en el Di-yala septentrional; sin embargo, se conoce mal su poder real en Babi-

Ionia, a pesar del titulo de "rey de Sumer y de Akkad" que se dio parasituarse en la tradici6n de Sargon: en todo caso, creo los condiciona-mientos para un buen desarrollo econ6mico en Sumer. Shulgi, suhijo, a traves de un largo reinado de cuarenta y ocho afios, prosiguiola obra de reconstrucci6n interior y despues tuvo que combatir contraElam y las tribus de los Zagros y del Kurdistan. Fue su hijo, Amar-Suen, quien confirm6 la victoria con la toma de Arbelas en el norte. Elimperio pudo gozar durante un cuarto de siglo de una paz relativa.Los dos hermanos de Amar-Suen, Shu-Sin e Ibbi-Sin, subieron tras el

al trono, pero el ultimo soberano tuvo que hacer frente a la presion,

cada vez mas fuerte, de las tribus amorritas, de los pueblos de losZagros y del Elarn: y bajo los golpes de este sucumbi6 en el 2003.

76

Urningirsu, principe de Lagash

(siglo XXII) , can la representaci6n

de los tributarios sabre el z6calo(Museo del Louvre).

77



Estatua de Gudea de Lagash,Hamada Gudea arquitecto, porqueesta grabado el plano de un edificio

sobre la tabli lla que sostiene ensus rodillas (siglo XXII , Museo

del Louvre).

En su apogeo, la extension del imperio de la III dinastia de Ur

fue, por 10 menos, igual a la del imperio de Akkad; acaso incluso, la

sobrepasara durante algun tiempo al incorporar todo el reborde de

los Zagros. Sin embargo, su duracion fue mas corta, apenas algo mas

de un siglo: el ideal unitario encontro mucha oposicion para impo-

nerse, el Elam 10 rechazo con todo su fuerza, y los nomadas amorritas

que ya habian empezado a hacerse notar con los monarcas acadios

estuvieron cada vez mas presentes y reforzaron el componente semi-

tico a expensas de la cultura sumeria.

La impresion que domina es que esta segunda experiencia de

imperio universal se introdujo en una via mucho mas estatalista que

la precedente. Ur-Nammu y sus sucesores han querido, aparente-

mente, desarrollar al maximo la Administracion y de ello resulto una

78

burocracia pesada y puntillosa: las decenas de miles de tablillas ad-

ministrativas liberadas por los niveles de esta epoca son los signos

tangibles de esta actividad, tan intensa, que cabrfa preguntarse si no

entrafio un peso excesivo de la maquina, quizas hasta el punto de

rozar la paralisis, tserfa acaso esto tan responsable de la desaparicion

del imperio como los rudos ataques de los amorritas 0los esfuerzos

del Elam?

La epoca de las dinastias amorritas

Una gran diferencia separa las condiciones de la desaparicion

del imperio de Sargon de las del imperio de Ur-Nammu. EI primero

parece que fue seguido por una verdadera regresion, por un rnaras-

mo bastante general, al menos si nos basamos en las fuentes orienta-

les y en los resultados de las excavaciones (a condicion de que sean

bien interpretadas). Habra tiempo de matizar, incluso fuertemente,

esta impresion, pero no es menos cierto que con Ibbi-Sin, la situacion

es totalmente diferente; 10 que desaparece es el imperio, la III dinas-

tia de Ur, pero el pais mismo no parece sufrir el desastre: se asiste,

simplemente, a un estallido de los componentes del imperio y a la

constitucion de numerosos reinos que intentan asumir la herencia yreconstruir el imperio en su provecho.

Durante los dos siglos que separan la caida de la III dinastia de

Dr de la constitucion del imperio de Hammurabi se observa una evo-

lucien que pone en juego, alternativamente, la mayor parte de los

grandes reinos, que se hacen y se deshacen al son de las alianzas y

de los exitos 0de los fracasos militares. Y por todas partes el poder

esta ocupado por reyes de origen amorrita.

Se pueden recoger muy esquematicamente los acontecimientos,

a menudo bastante confusos, en el cuadro siguiente: en un primer

tiempo, y durante un periodo de unos cincuenta afios, bajo la direc-

cion de Ishbi-erra, un oficial traidor a Ibbi-Sin, y de sus sucesores, Id-

din-Dagan, Ishme-Dagan y Lipit-Ishtar, la ciudad de Isin intento im-

poner, sin exito, su supremacia. Hacia 1930 son los reyes de Larsa los

que intentan, a su vez, extender su influencia: Gungunum lanza sus

tropas al asalto del Elam y contra las ciudades del Diyala: consigue

apoderarse de Ur. Sus sucesores tratan de proseguir su obra con ma-

yor0menor fortuna, pero aunque el reino de Larsa tuvo un papel im-

portante durante mas de siglo y medio, nunca consiguio imponerse

~,<:lena forma indiscutible como potencia qQg;tinante.en el pals de Su-

.'mer; en Uruk, separada solo por unos cuarenta kil6metros y que con

tiempo claro llega a divisarse, una dinastia fundada por Sinkashid, ha-

cia 1860, hace fracasar las ambiciones de Larsa durante unos sesenta

79



Cubilete de Gudea con un monstruo compuesto (cabeza de serpiente,

alas y garras de aguila, cuerpo de fel ino, cola de escorpion), animal atr ibuto

del dios Ningizzida que protege al principe de Lagash(siglo XXII, Museo del Louvre).

80

Estatua acefala de Idi-I lum, Shakkanakkum de Mari(siglo XXI, Museo del Louvre).

81



El rey conquistador

En los nueve ladri llos de fundaci6n que hay enterrados bajo el templo de

Shamash, Yahdun-Lim, rey de Marl a f inales del s ig lo XIX, recuerda en estosterminos su actividad militar en Siria del Norte y en las riberas del Medite -

rraneo: '_ '," <" -

"I... J Desde el d la lejano en que dios const ruy6 Ja cludad de Mari, n ingunrey habi tante de Mari habia alcanzado el mar , n i habia aIcanzado las monta-fia s de Cedros y de Boj, montafias e levadas, ni habia cortado los arbole s deelias. Yahdun-Lim, el hijo de Yaggid-Lim, el rey fuerte, el toro salvaje entre losreyes, fue hasta el borde del mar gracias a (su) habilidad y a (su) gran fuerza,ofreci6 a l Oceano un gran sacrificio (digno) de su rea leza, y sus soIdados sebanaron en las aguas del Oceano. Penetr6 en las rnontanas de Cedros y deBOj,montanas elevadas y he aqui los arboles que el tala: boj, cedro , cipres, yelammahkum. Saqueo todo 10 que habia por saquear, estabJeci6 su fama y re-vel6 su habilidad. Sometio al pais del borde del Oceano, Ie hizo vivir con-forme a (sus) ordenes y Ie hizo marchar detras de el, Le impuso un tributoperpetuo y ellos Ie llevaron su tributo.

En este mismo afio, La'um, el rey de Samanum y del pais de los Uprapum,Bahlu-kulim, eJ rey de Tuttul y del pais de los Amnanum, Ayalum, e1 rey deAba ttum y del pais de los Rabbum, ( todos) estos reyes se pusieron en guer racontra el y las tropas de Sumu-epuh del pais de Iarnhad vinieron en su soco-

rro. En la ciudad de Samanum, guarida de [..J, se reunieron juntos contra elpero , gracias a (su) arma poderosa, el h izo pri sioneros a estos t res reyes de L . .J ,

el vene to a sus tropas, el les infligio una de rrota , el hizo un menton con suscadaveres, el des truyo sus defensas y las convi rtio en tells y en te rrenos bal-dios. La ciudad de Haman, (parte de) la gua rida de los haneos, que todos lospadres de Hana habian for tl fi cado, ella dest ruyo y la convi rt io en tells y en te-

rrenos bald ios . Elh izo tambien pris ionero a su rey Ka-tsuri -hala, EIarras tr6 asu poblacion y tuvo bajo su dorninio las orillas del Eufrates".

(E. Sollberger y J. R. Kupper, Inscriptions royales sumeriennes et akka-

diennes, ed. du Cerf, pags. 246-247.)

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Estatuilla de bronceparcialmente chapada en

oro de un adoradorarrodillado, consagrado aHammurabi de Babilonia,

llamada "adoradorde Larsa" (siglo XVIII ,

Museo del Louvre).

83



afios, hasta 1803, aproximadamente. Hammurabi de Babilonia, final-mente, derroto a Rim-Sin de Larsa hacia 1761.

Al este, e1E1amnota fuertemente 1ainfluencia acadia e intervinovarias veces en los asuntos mesopotamicos, hasta su derrota ante

Hammurabi en 1762. Mas a1norte, las ciudades del Diyala conocieronel mismo tipo de vicisitudes, con alternativas de disgregacion y rea-gruparniento de fuerzas.

Y rnientras que los reinos sirios de Iamhad (en los alrededoresde Alepo), de Ebla y de Qatna viven mas asornados a1mundo medite-rraneo, aun teniendo sieinpre relaciones estrechas con Mesopotamiacomo 10 demuestran los archivos de Mari, en e1 norte se desarrollauna potencia, centrada en el Alto Khabur, en el pais asirio, y tam-bien tempora1mente, en el reino de Mari, bajo 1a energica accion deShamshi-Adad I (1814-1782); el forja, durante un tiempo limitado, 1aprimera construccion .politica de envergadura (que conozcamos),fundada en los territorios del norte, teniendo como base territorial unconjunto complementario de valles, llanuras y montafias. A 1amuertede Shamshi-Adad su construccion se disgrega, su hijo Ishme-Daganpuede mantenerse por un tiempo en Assur, pero Mari recobra su in-

dependencia con Zimri-Lim, quien intenta reconstruir la antigua pu-janza del reino del Eufrates: sucumbio, tambien, bajo el golpe deHammurabi en 1761. 10 interesante de la creacion de Shamshi Adad apesar de su caracter efirnero, es que intenta hacer coincidir una for-maci6n polit ica con una realidad econ6mica; e1comercio entre Meso-potamia septentrional y Anatolia era muy activo desde hacia muchotiempo, como 10 demuestra la colonia de mercaderes asirios estable-cida en Ku1tepe (Kanesh) en Capadocia.

EIprimer imperio babil6nico

La formaci6n del imperio de Hammurabi es, de alguna manera,

1a conclusion logica de las politicas llevadas durante dos siglos porlas dinastias amorritas que habfan tratado de dominarse unas a otras.E1problema qued6 resuelto por el soberano de Babilonia.

La ciudad de Babilonia apareci6 en el escenario polit ico hacia elfinal del tercer milenio; se liber6 de la tutela de Ur, se erigio en prin-cipado independiente en el siglo xx, y llev6 en principio, una politicade prudencia. Harnmurabi lIeg6 al trono en 1792; los recursos de sureino eran, quizas, mas importantes de 10que parecia, pero su exten-sion se debio sobre todo a su habilidad, pues muy prudentemente in-corpore sucesivamente cada una de las potencias del momento.

En 1786 toma a Rim-Sin de Larsa, posiblemente su principal competi-dor del momento, Isin y Uruk; mas tarde condujo expediciones por la

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Estela de Hammurabi, soporte delcelebre c6digo del mismo rey, y en suvertice una escena donde Hammurabi

se presenta ante el dios Shamash,el dios de la justicia (siglo XVII I ,

Museo del Louvre).

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Pequefia cabeza de dioritaen la que algunos reconocenun retrato del reyHammurabi

de Babilonia (sigloXVIII,

Museo del Louvre).

zona situada mas alla del Tigris, cuyos ocupantes estaban siempre in-quietos, en 1762 abate , con la ayuda de Mari, una coalici6n que agru-

paba a las potencias del Tigris: los asirios, las ciudades del Diyala , loselamitas . .. ; en 1761 toma Larsa y se proclama "Rey de Sumer y Ak-kad"; posteriormente hay una nueva victoria contra una coalici6n que

agrupaba otra vez a las potencias orientales, despues de 10 cual se

apodera de Mari. La conquista termina en 1753 con la derrota de Asi-ria y del reino de Eshnunna (Diyala).

Harnmurabi habra reconstituido as! la unidad de la cuenca meso-potamica: por tercera vez en seis siglos, el pais conocia un regimen

unificador y una politlca conducente a armonizar una herencia hete-rogenea, marcada por antiguas rivalidades. La redacci6n del celebrec6digo es el signo mas claro de esta politica de vuelta al orden. Laobra de Hammurabi Ie valdra una reputaci6n de principe sabio, favo-lito de los dioses de quienes se considera el primer servidor, pro-

tector de su pueblo al que defiende de sus enemigos, dispensador, en

fin, de vida y bienestar por la atenci6n que presta a la agricultura y al

riego, de alguna forma, es el retrato ideal del soberano mesopota-

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mico. No obstante, parece que las ultimas investigaciones llevadas a

cabo por J. M. Durand yD. Charpin inclinan a pensar que ~l po?e-roso Hammurabi, sfmbolo del rey justiciero y unificador, hubiera sido

vasallo de un rey aun mas fuerte, el sukkalmah de Elam. Se muestraas! que la naturaleza de nuestra documentaci6n ha falseado, con fre-

cuencia, la realidad hist6rica.Pero ..., este imperio, a pesar del prestigio del que goz6, no fue

mas s6lido que los dos precedentes. En efecto, a partir del final delreinado de Hammurabi, en 1750, los peligros se acumularon: inesta-

bilidad interior y crisis social, rumores amenazadores que llegaban delos Zagros e infil traci6n pacifica de los casitas. En 1740, Sarnsu-iluna

tuvo que contener un ataque lanzado por los casitas que habian ba-jado de sus montafias; hubo una nueva tentativa, otra vez contenida,en 1708 bajo Abu-Eshuh. En el transcurso del s iglo XVII, el imperio sepulveriz6 bajo la presion casita que se hacia cada vez mas fuerte; fue,

no obstante, el rey hitita Mursili I quien, en el curso de una correriasobre Mesopotamia, hacia 1595, provoc6 la caida de Babilonia. Aun-

que tuvo una duraci6n superior a siglo y medio, el imperio se encon-traba considerablemente debilitado desde el inicio del siglo XVIr. Encuanto a la victoria de Mursili I, tuvo como consecuencia el entregarBabilonia a los casitas.

La dominaci6n casita, Mitanni y Stria

Los "siglos oscuros" siguen al hundimiento del imperio de Ham-

murabi; los documentos escritos desaparecen, los barbaros casitas,que reinan en Babilonia desde el siglo XVI con Burnaburiash I, sonciertamente los responsables. Por eso sabemos tan pocas cosas de losdos siglos siguientes . Aqar Quf (Dur Kurigalzu) es nuestra principalfuente de informaci6n a partir de 1400 hasta el final del periodo.

.1 En realidad, los centros de interes se desplazan hacia el norte. Esla epoca del impulso, seguido por la plena potencia, del imperio hi-

t ita que introduce a1 complejo anat6lico en el juego internacional.Pero es tambien, la epoca de la formaci6n, en la regi6n septentrionalde Mesopotamia, de ese reino de Mitanni en circunstancias que nossoh todavia oscuras. Se caracteriza, primero, por una poblaci6n hu-

rrita, que se la vuelve a encontrar, mas tarde, en el norte de Siria (enUgarit, Alalakh y Qatna) hasta Asiria oriental, en Nuzi; pero con esefondo hurrita se mezc1an, desde el principio del siglo XVI, y eso es 10

."gue parece todavia misterioso, gentes que)J~vaA nombres indoeuro-

peos, hay que esperar nuevos documentos para comprender la es-tructura de este Estado, cuya capital, Wasugani, no ha sido hallada to-

davia. El conocimiento que tenemos de este reino se refiere de hecho

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Kudurru del rey casitaKudurri-Bnlil(1264-1256)encontrado en el templodel E-babbar de Larsay en sus tres registrossuperpuestos, lossimbolos

de las divinidades del pante6n de mayor omenor importancia: .sucesivamente Sin,Shamash (?), Ishtar (?), Ea,Anu, Enlil,Nabu,Marduk, Adad, Gula, Nergal, Zababa, Shuqamuna, Papsukal

y Nusku (Bagdad).

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Kudurru del rey casitaNazi-marrutash (1323-1298)representando aI moloso

'de la diosa Gula: obra de excepcional calidad plastica que casi nose esperarfa encontrar en esta epoca,

a su periferia, puesto que los documentos provienen de Alalakh, enSiria, 0de Nuzi, en el otro extremo del territorio, donde residia un so-berano que reconoda como su sefior al rey de Wasugani.

De esta manera, nosotros tenemos ahora una Babilonia que no

tiene un papel estelar, es una pobre entidad reducida a la parte cen-tral, y acaso la meridional, de Mesopotamia y un reino de Mitanni queocupa to do el norte de la regi6n en la epoca del rey Saustatar, ha-cia 1500, con unos Iimites, hay que reconocerlo, variables, pero que

ocupa un papel intemacional importante, en particular, con respectoa la rivalidad que enfrenta a hititas y egipcios. Estas potencias arre-glan sus querellas en el terri torio sirio, que se convierte en palenquede las luchas intemacionales. Los archivos de tell el-Amarna en Egip-to son una mina de informaci6n que revelan con una agudeza par-ticular la complejidad del juego diplomatico del siglo XVI.

En esta situaci6n conflic tiva es cuando Siria conoce un periodoparticularmente esplendente; no hay ningun imperio, sino pequefiosreinos reducidos normalmente a una ciudad y su territorio circun-

dante, incapaces de luchar con eficacia contra los apetitos de sus po-tentes vecinos. Su juego politico consiste, en general, en sacar el me-jor partido a esta situaci6n y, en definitiva, aceptando alianzas, pro-

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tectorados Y'.a veces,. la dominaci6n extranjera las ciudades sirias pa-recen no s~hr demasiado mal paradas cuando se ve su riqueza, quelas excavaciones de Ugarit, Alalakh y Emar han puesto al descubierto.

E~ ese contexto de gran antagonismo se ve apuntar, de formamuy discreta en principio, la potencia asiria. Despues de un largo pe-

riodo ~e oscur~~3:~:ttA~;i!ia~e libera de Mitanni y reaparece como una.potencia real, a partir-del siglo XIV, con Assur-uballit. Tukulti-Ninurta I(1244-1208) emprende una politica expansionista, particularmente ac-

tiv~ en los ~a.gros, el Alto Tigris y hacia el _oeste, donde, con gran

dano a los hititas, llega a cruzar,incluso, el Eufrates. Eclifica, de estamanera, muy rapidamente, un vasto complejo que no Ie sobrevivira,

Asiria se introduce asi, suavemente, en su sitio mientras que los; ,

parses occidentales van a conocer con la llegada de los "Pueblos delMar", hacia el afio 1200, perturbaciones tales, que el imperio hititasera arrastrado, igual que todas las ciudades sirias. Estos trastornosacompafian el paso de la Edad del Bronce Reciente a la del Hierro y

no ?ay que dudar que estan ligados. En cualquier caso, se abre unpenodo sombrio en las riberas del Mediterraneo oriental.

Las uicisitudes de fapotencia asiria

_ La gran crisis que agobia a los paises occidentales esta acornpa-na~a por un hecho clave con graves consecuencias para todo elOnente: la Uegada de una nueva ola de n6madas semitas los ara-meos. Y los escenarios de la invasi6n amorrita se repiten, las nuevasbandas ejercen una presi6n permanente sobre todo 10 que es seden-tario, golpean con violencia a los estados neo-hititas, nacidos de lasruinas de las invasiones de los Pueblos del Mar, pero tambien 10 ha-cen con .asirios y ?~biloniOs. No obstante, aunque logran apoderarsed~; las ciudades smas, aunque su lengua acabara finalmente irnpo-niendose como lengua comun del Oriente, no conseguiran destruir niAsiria ni Babilonia.

Se llega, entonces, al retorno a la escena internacional de Meso-

potamia tras un eclipse de varios siglos. Babilonia y Asiria son los dosce~tros q~e ~ominan el mundo oriental durante la primera parte delpnmer milenio; Assur asume eI papel principal hasta la caida de Ni-

niveoen .el 612; pero antes de sucederle durante tres cuartos de siglo,Babilonia se muestra constantemente presente con sus ambiciones ycon un poder que, en ciertos momentos, no es secundario de nin-

g~na forma. ~or ella:to sirio, la actividad de las ciudades es siempreViva, pero nmguna tiene alguna vez medios para imponerse a lasotras; a vece~ llegan, no obstante, a resistir a las potencias imperialescausando sen os problemas en varias ocasiones.

90

Detalle de un bajorrelieve de Ninive en el que figura la deportacion

de poblaciones civiles por Assurbanipal (slglo VII, Museo del Louvre).

En un primer tiempo, los asirios tuvieron que luchar para conte-ner a los n6madas arameos que llegaban en oleadas devastadoras.Hubo que esperar al siglo x para vel' c6mo Asiria reernprendia su as-censi6n. Sus soberanos se emplean ahora, activamente, en construiruna herramienta militar eficaz y en poner a trabajar al pais. Vuelvencon Adad-Nirari II (911-891) a abrir la era de las conquistas atacancloal Urartu y en el oeste, a los paises poseidos por los arameos, masalla del Khabur, la soluci6n adoptada es la de recorrer un pals me-diante correrias, obtener rescate pOl' las ciudades y despues volver asu propia casa cubiertosde riquezas sin tener que administrar las re-giones cruzadas. Tras el, Tukulti-Ninurta II (890-884), luego Assurna-

sirpal (883-859), continuan con la misma politica, pero este ultimoafiadiendo un componente sistematico de cruelclad para conseguirque domine el terror; los ejercitos asirios circulan de esta manera has-ta el Libano sin incorporar los territorios. Con Salmanasar III (858-824)cambia el objetivo: se trata de conquistar realmente los paises medite-rraneos; pero a pesar de los repetidos intentos, acompafiaclos de los

;.ystragos habituales, no llega a imponerse ~q~n1,1itiy.<lmen,telos dife-rentes reyes de Siria y Palestina. EI siglo siguiente esta marcado poruna crisis interior que lleva a un debilitamiento de los poderes del

rey; no hay, sin embargo, perdida real de territorio.

91



Altar del rey Tukulti-Ninurta I (siglo XIII): el soberano esta representado endos actitudes diferentes ante eI altar de Nusku (Berlfn).

92

Bajorrelieve de Dur Sharrukin (Khorsabad) en el que el rey Sarg6n IIesta

representado I1evando el cabrito destinado al sacrificio (finales del siglo VIII,

Museo del Louvre).

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Eseena de guerra de la epoca aslria: ataque a una ciudad con ayuda de una

maquina de asedio tras de la eual acnian los arqueros protegidos con

pantallas; en el segundo plano hombres empalados. Bajorrelievede Tiglar-Plleser (744-727),Nimrud (British Museum).

Una rebelion que coloca en el trono a Tiglat-Pileser III en el 746sefiala el final de esta cris is y este rey aparece como el verdadero fun-

dador del imperio neoasirio. Comienza por someter a Babilonia, se

vuelve seguidamente contra Urartu, los medos y despues los ara-meos. Con el se inicia la ocupacion permanente de los territories con-quistados y las deportaciones en masa de los pueblos vencidos, po-

litica que buscaba el amalgamarlos e imponer una misma adminis-tracion para todos en todo el imperio. Es una verdadera politicaimperial, que sustituye a la del territorio pillado y expoliado por lasarmas. Durante el siglo siguiente, Asiria domino e1 conjunto del Pro-

ximo Oriente pero no sin esfuerzo: la guerra fue permanente en las

fronteras , las rebeliones internas frecuentes e incluso habituales en

cada cambio de reinado. Algunas figuras seneras han marcado el si-glo: Sargon II, el constructor de Dur Sharrukin CKhorsabad) que me-tio en razon a Urartu; Assarhadon, quien en 674-671Uego a conquis-

tar Egipto, aunque aquila dominacion asiria permanecera fragil has-ta 653, momento en que los asirios debieron retirarse; Assurbanipalque impuso su poderio en Babilonia y Elam; a la muerte de este en elafio 627, Asiria parece estar en la cumbre de su poder y, no obstante,quince afios despues, en el 612, Ninive sucumbe bajo los golpes delos medos al mismo tiempo que Nabopolasar, rey de Babilonia, pone

a su pals en franquicia. Ha producido gran extrafieza 10 radical de la

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desaparicion definitiva de Asiria que nada hacia presagiar; pero dehecho, el pais estaba totalmente agotado por las guerras y tambienpor las politicas de munificencia de los soberanos que rivalizaron en

la construccion de sus palacios.

El imperio neobabil6nico

Sobre las ruinas del imperio asirio Nabopolasar, que habia con-

tribuido grandemente a su caida, establecio su dominio. Su hijo Na-bucodonosor se apodero en el 605 de Siria y de una parte de Pales-

tina; en los afios 597 y 587, acaece la toma de jerusalen seguida de ladeportacion, por otra parte, se promueve un gran esfuerzo para el de-sarrollo interior. Nuevamente, es te imperio adquiere la apariencia defortaleza, pero el sucesor de Nabucodonosor tendra dificultades y elultimo rey, Nabonido, se debatio en una slruacion confusa, marcada

por la ascension del poderio de los persas. Y fue Ciro quien hizo caera Babilonia sin la menor dificultad en el 539.

Lo que muere con la caida de Babilonia no es la civilizacion me-sopotarnica, sino la Mesopotamia independiente, la que por las armas

habla dominado el Oriente Pr6ximo desde hacia siglos. Ciro, alesta-blecer su dominio sobre el Pais de los Dos Rios, que no va a ser mas

que uno de los componentes de un imperio que sobrepasara todo 10

que se habia hecho hasta entonces, no quiere, de ningun modo, ha-cer desaparecer 10 que constituia la esencia de su civilizacion. E in-

cluso, reducida de esa manera, Mesopotamia guarda todavia un granprestigio que el interes de Alejandro evidencia. Pero no es mas queuna supervivencia: la escritura permanece en usa en centros que son

conservatorios. En Sippar, las excavaciones iraquies acaban de en-contrar una verdadera biblioteca todavia colocada sobre sus "anaque-

les", que data de la epoca parta y en Ia que parece haberse reunido

un compendio de la tradici6n mesopotamica, bella prueba del arraigo

en su propio pasado, pero tambien signo de una escIerosis total queexplica facilmente la desaparicion de esta civilizaci6n multimilenaria.

Pero la civilizacion mesopotamica, aunque no desaparezca rapi-damente, no hace mas que sobrevivir. El helenismo triunfante va a re-cubrir este Oriente que durante cinco milenios se habia proyectado

hacia Occidente, y que en 10 sucesivo, recibira de el sus fuerzas vivifi-

cadoras, el nacimiento del Islam marcara la vuelta del pendulo y laadopcion de la tendencia original. '

,'. Esbozado as! e1 cuadro cronologico ,d~I~A:ivilizacion mesopota-mica hay que hacer algunas reflexiones complernentarias,

95



ALGUNOS PROBLEMAS

Elproblema de la datacton

EI problema es simple: ten el transcurso de los diez milenios del

'cuadra propuesto, hay seguridad en las fechas? tLas condiciones dedataci6n son uniformes para todo el periodo? Esta claro que la largaduracion de esta historia , su arraigo en la prehistoria, la desigual im-

portancia, cualitativa y cuantitativa, de la documentaci6n escrita en elcorrer de tres milenios de su existencia, no pueden otorgar a cadamomento la misma precisi6n.

Incluso, en la antiguedad, la preocupaci6n por la medici6n deltiempo no se desarroll6 sino progresivamente, la diversidad de situa-clones, asi como las dificultades que encuentra el historiador, apare-cen con Laevoluci6n de la forma de fechar. AI principio del segundomilenio se media un reinado por el numero de afios de su duraci6n y

se le daba a cada ario un nombre que conmemoraba un aconteci-miento del afio precedente; no habra, pues, ningun lazo 16gico que

uniera los afios de reinado de un soberano ni nada que los relacio-nara can algun sistema externo: en estas condiciones, conocer el or-den de los acontecimientos de un reinado equivale a solucionar unpuzzle, las mas de las veces incompleto, y en el que todas las piezas

tuvieran la misma forma y por tanto la misma posibilidad de adap-tarse a una pieza 0 a cualquier otra; por fortuna, relaciones 16gicas 0informaciones externas proporcionan a veces e~hilo conductor. Entrelos asirios, en cambio, se da al afio el nombre de un gran personajedel Estado y los actos se fechan con ayuda de este nombre; por otraparte, la lista de estos "eponimos" esta oficialmente establecida. Gra-cias a ella, el historiador conternporaneo esta en .posesion de unmarco cronoI6gico coherente.

Esta cronologia establecida sobre la base de textos da las indica-ciones habituales en historia . Pero cuando los documentos escritosfaltan, 0 cuando no aportan datos de esta naturaleza, la arqueologiaes la unica que puede aportar las bases de referenda; es evidente, en-tonces, que la indicaci6n no puede ser el afio y que s610 la noci6n deperiodo, con una duraci6n variable, se puede tomar en considera-ci6n. Diversos intentos han tratado de cuantificar la duraci6n de lascapas arqueol6gicas, c6mo se puede determinar la duraci6n media

de las generaciones 0de los reinados. Esos intentos no hanlogradonada, ya que nunca se han introducido datos fundamentales como lasmodalidades 0las causas de la formaci6n de tal0cual capa arqueolo-

gica. En cambio, se abri6 una gran esperanza en el mundo cientifico

96

Ruinasde Babilonia, En elfondo la reconstrucci6n reciente del templode Ninmah.

de la prehistoria cu~ndo elanalisis del carbono 14(04) parecia haberproporcionado un mstrumento de rnedida del tiempo capaz de com-pensar l~ ausencia de textos. Despues de unos cuarenta afios en losque se vlen~n efectuando esas mediciones, se aprecia que la soluci6nno es tan eVld~~te como se habia esperado en principio, pero paso apaso: la~ rnediciories se van multiplicando y las investigaciones en~~~ambito se profundizan, su precisi6n, y sobre todo su interpreta-

CIon en un marco bastante amplio, suministran una base cada vezmas s6lida. Este metodo resulta todavia mas interesante cuando se lepue~e relacionar con otros, la dendrocronologia , por ejemplo. Des-graclad~rr:ente, las malas con~iciones de conservaci6n de los produc-to~ orgarucos en los suelos humedos de los valles orientales no per-miten apenas emprender su util izaci6n. Por el contrario, se deberianusar otros procedimientos de dataci6n, como la termoluminiscenciaque permite datar ceramicas. Aunque en el ambito crono16gico no se

, ? a llegado a establecer certidumbres, puede esperarse que esten at;LuestroaIcance en un corto porvenir.

97



Credibilidad del marco cronol6gico

Asi, el grado de fiabilidad del marco cronologico de la historia

mesopotami;!T::.tq~,l?J,~sentactualmente como sigue:

En el primer milenio, la confrontacion de todas las fuentes dispo-

nibles, el compute seleucida, la lista de los eponimos asirios, obser-

vaciones astronomicas y las listas dinasticas egipcias han posibilitado

que se elabore una cronologia que puede considerarse valida con un

error de uno 0dos afios,

Remontandose en el curso del tiempo, la incertidumbre para la

segunda mitad del segundo milenio crece un poco, pero no sobre-

pasa la decena de afios. Se puede considerar que para los ultimos

quince siglos de la historia de Mesopotamia la incertidumbre cronolo-

gica es despreciable.

La sltuacion ya no es tan buena para la primera mitad del se-

gundo milenio, ya que aparece una ruptura muy definida durante el

periodo oscuro que sigue al primer imperio babilonico. Los textos de

laepoca son, en efecto, extremadamente raros. Se conocen, para el

tiempo de las dinastias amorritas y para el primer imperio babilonico,

listas de reyes de los que se sabe laduracion del reinado y a veces losnombres de los afios: los sincronismos han posibilitado ajustes para-

lelos y una coherencia aceptable entre los diferentes reinados; pero la

situacion se complica singularmente cuando se quiere enganchar este

conjunto con la cronologia absoluta: las investigaciones han con-

cluido en este caso con la elaboracion de tres propuestas cronolo-

gicas diferentes, llamadas respectivamente larga, media y corta. La

primera situa el reinado de Hammurabi de 1846 a 1806, la segunda

de 1792 a 1750 y la tercera de 1728 a 1686. Lacronologia media es la

que presenta menores dificultades, sin resolver de forma absoluta to-

dos los problemas: como es adoptada por 10general, en espera de la

aparicion de un documento 0de un metodo que permita resolver el

problema, es la que se utiliza aqui.

Aunque la cronologia interna de la III dinastia de Ur esta asegu-

rada, su lugar no esta bien fijado, A partir de ahi, cuanto mas se re-

monta el tercer milenio, la imprecision es mayor. Lasbases de los sis-

temas propuestos descansan esencialmente en las listas rea1es, elabo-

radas la rnayoria en la epoca de Isin y sobre sincronismos. Seatribuye

una duracion a la epoca del Dinastico Arcaico de cuatro 0cinco si-

glos, situandose su inicio hacia 2800, ya que se tienen para la epoca

del 3000-2800 (periodo de Djemdet-Nasr 0de Uruk III) documentos

que se pueden considerar como sincronicos de la epoca tinita egip-

cia, que esta bien datada. De hecho, los esfuerzos por fijarla fecha de

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las Dinastias Arcaicas se han apoyado tanto en la arqueologia como

en los textos, todavia poco numerosos y con frecuencia oscuros.

A partir de ahi solo los metodos arqueologicos 0 cienrificos pue-

den permitir una aproximacion a los problemas cronologicos en las

condiciones que ya se ha dicho.

Los textos, iresponsables de una deformaci6n de optica?

La presencia de textos en una epoca en la que ninguna otra civi-lizacion, excepto la egipcia, los posee, otorga un interes sin par a Su-

mer. Ha side gracias a ellos como se han podido conocer los nom-

bres de los soberanos, entrever las relaciones entre las ciudades y por

tanto, aprehender algunas briznas de la historia de los acontecimien-

to~,y tarnbien, estudiar la evolucion de una sociedad en la que Ia es-

c:~tura es elproducto de una secrecion interna y no la simple adop-

CIonde un SIstemaexterior.

Paradojicamente, este recurso ha podido conducir en algunos ca-

sos a sobreestimar la epoca en la que aparecen los textos y a conce-

derle todas las novedades. Asi es, por ejemplo, que se atribuya a Lu-

galzagesi la primera tentativa de unificacion de Mesopotamia y que se

le conceda a Sargon de Akkad el primer exito en ese aspecto: de he-cho, nada prueba que una intentona de la misma naturaleza no hu-

biera ya tenido lugar, incluso con exito, en los siglos precedentes,

~,::esuna tal COI?struccionpolitica no tiene nada que ver con la pose-

~lon de la escntura: jse sabe de irnperios que han nacido en una

Africa sin escritura! Nada indica, pues, que todo 10 que se nos apa-

rece como nuevo, porque es la escritura la que nos 10 ha hecho cono-

cer, no haya sido. una realidad anteriormente. La escritura herra-

mienta economica, no debe considerarse como el origen del desarro-

llo, sino mas bien como la consecuencia de un desarrollo al que

~odavianos resulta dificil conocer. Entiendase que este comentario no

mtenta, en modo alguno, proponer de forma precisa hechos tales

co~o la construccion de un imperio en epoca prehistorica, sino que

~u~eresolamente .luchar contra una tendencia extendida y al fin, his-

toncamente perniciosa, que subestima las aptitudes de los periodos

sin escritura y considera que esta, de pronto, provoca un formidable

salto hacia delante de la humanidad y una ruptura cualificada con el

pasado. Las ultimas investigaciones parecen probar que la organiza-

c~onregional del reino de Mari, con su canal de transporte de 120 ki-

)ometros de largo, fue realizada en la epoaa·deia:fundacion de esta

ciudad, haeia el afio 2800 seguramente, y quizas antes, cuando la es-

eritura ~o ~~taba entonees mas que en sus balbuceos, iSe negara esta

revalorizacion de envergadura denegando a todo el estado la capaci-

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dad de comprometerse en una tal empresa, cuando solo esta organi-

zacion permite comprender las causas de la fundaci6n de la ciudad?Volver a dar ala epoca de Uruk su verdadera amplitud pasa sin duda

por esta revisi6n.

El desplazamiento de los centros de equilibria

La historia de Mesopotamia es una historia de ciudades. Desde

los origenes, 0rnejor, desde que los documentos escritos pex:rutenobservarlo, las fuerzas en [uego son las de unas ciudades que mten-tan dominar a las vecinas. Una potencia en ascenso se transforma en

reino, que no es mas que una agrupaci6n de ~iuda~es bajo e1 do~-nio de una de ellas, en el estadio siguiente, el imperio es la absorc~~npor un reino de otros menos fuertes. En el ap?geo_ de la formacionesta siempre una ciudad que controla un espacio mas 0menos gran-

de: Akkad, Ur, Babilonia... .Pero la lucha entre estas ciudades no se hace por puro azar; fuer-

zas profundas tejen la trama de la historia del pais. E~ en el pais de

Sumer doride ocurre todo al principio: les una casualidad que en elotro extremo del Golfo se.desarrolle casi paralelamente la crvilizaciondel Indo? En el transcurso del tercer milenio, la iinica tentatlva que noes esrrictamente meridional es la de Agade, que aparece tambiencomo la primera tentat iva semita conocida. La luch~ de .las ciuda~esen la epoca de las dinastias amorritas acaba con la victoria .de Babilo-

nia: el centro de equilibrio se ha desplazado entonces hacl~ la=:potamia central; por tanto, esto se corresp?~de .con la declinacion ~eSumer, imputable posiblemente a un debll~t~I_?Ientode.l~ .eco~offilaagricola del sur pero tambien, a la desaparicion de la civilizacion deHarapa en el valle del Indo: por 10 demas, las ultimas investigacionesllevadas a cabo en el Golfo parecen mostrar tambien, un tercer mile-nio a imagen del dinamismo de Sumer y por el co?trario, un ~e?Undo

milenio apagado ysin vigor; todo ocurre como si la desaparicion dela civilizaci6n del Indo hubiera tenido repercusiones hasta en Meso-potamia, sin duda por el debil itamiento de las corrientes comerciales

que utilizaban la via maritima.Se produce entonces un nuevo centr~do. hacia Babilonia en el

momenta en que Siria, que en el tercer ffill~n1oparec~ h~b~r es~adoen la 6rbita del Pais de los Dos Rios, manifiesta una mdlvlduahdad

notable y un interes, aparentemente nuevo, por el mar Mediterraneo.Pero e1 centrado no llega a termino, pues en el correr del segundo

milenio el reino de Shamshi-Adad constituye el primer intento de

una gra~ fundacion septentrional, retomada menos de dos siglos mastarde por Mitanni; esta claro desde entonces, que las fuerzas reales se

100

encuentran, en el futuro, en la zona septentrional de Mesopotamia y

las fuentes de aprovisionamiento de metal tienen, por supuesto, ungran papel en esta cuesti6n. Asi, la region de piedemonte, que desdehacfa tiernpo formaba uno de los polos del desarrollo econ6mico dela zona, se constituye en el curso del segundo milenio en la base delas formaciones politicas. En cuanto al aumento de poder de los asi-rios, no resulta solamente de sus cualidades militares, que les serancaracteristicas en el primer rnilenio, ni por sus aptitudes mercantiles,atest iguadas desde finales del tercero cuando comerciaban con Capa-docia: es, ante todo, el signo del desplazamiento de los centros deequilibrio Iigados tambien al progreso de la cuenca mediterranea en

el segundo milenio. EI imperio neobabil6nico aparece casi como unaccidente en esta evoluci6n y su corta vida asi 10 testimonia; todoocurre como si se hubiera colocado en un reducto liberado del de-rrumbarniento brutal e inesperado de Asiria, cuando los medos no es-taban todavia en disposicion de absorber a Mesopotamia.

Asi, el desplazamiento de los centros de poder en el transcursode los tres ultimos rnilenios de la historia de Mesopotamia, pareceresponder a polos exteriores que podrian tener un papel atrayente en

vir tud de la vias comerciales que era preciso dominar.

Los ACfORES PRINCIPALES

Hasta ahora los protagonistas de esta historia no nos han rete-nido demasiado y merecen algo rnejor, Sumerios y semitas son losdos gruposetnicos principales: ya se ha vis to su posicion en el espa-cio (los sumerios dominan el sur y los semitas, principalmente elnorte, mas alla de Nippur) y los tiempos de auge de la historia decada uno de ellos (dominaci6n de los sumerios en el tercer milenio,supremacia de los semitas en el segundo, con desaparici6n de los su-merios que ya no aparecen mas que como referencia cultural del pa-

sado en el ambito de los escribas),Son los sumerios, efectivamente, quienes han tenido el papel

mas antiguo y de quienes parece proceder todo. Los hombres queutilizan la lengua sumeria estan presentes en la Baja Mesopotamiadesde los origenes de la historia. Se ha investigado durante rnuchotiempo para saber cuandoIlegaron y de donde vinieron: no se hadado hasta ahora ninguna respuesta satisfactoria. Su lengua no se pa-rece a ninguna rama conocida y las creaciones materiales de su civili-zacion parecen colocarse en linea recta con las realizaciones de laepoca de Obeid. Desde luego, la continuidad de la evoluci6n de la

cultura material es mucho mas llamativa que las rupturas que se hansefialado a fin de determinar el momento de la Uegada de los sume-

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rios. En estas condiciones, y sea 10que sea de la cuesti6n de los ori-

genes de la lengua, parece mucho mas razonable pensar que la po-

blaci6n del bajo pais mesopotamico es el resultado de. I:amalg~ma

de poblaciones diversas, instaladas desde que se practice la agnc~l-

tura, acaso incluso antes, y constantemente renovada po: aportacio-

nes exteriores. No hayapenas razones para pensar que la Imagep,.que

nos remite I a ~ p 6C 1i 'hist6rica, de una renovaei6n permanente en la

que desaparecen los caracteres de cada etnia, haya sido diferente de

la que precede de forma inmediata a l~apariei6n de los t~xtos.

Los semitas estan alli desde los ongenes de la histona. Esabsolu-tamente vano intentar precisar el momento de su llegada. Lacuesti6n

estriba en saber si sumerios y semitas forman grupos etnicos franca-

mente opuestos, tratando de conservar celosamente su integrida~ ra-

cial si ha habido fricciones entre ambos grupos, como algunos h1StO-

riadores han pensado, y si puedehablarse, con respecto al tercer mi-

lenio, de una lucha que finaliza con la victoria del segundo ?:upo. En

realidad son los terminos raza y etnia los que parecen diflciles de

aceptars'e: en el sur, la lengua dominante era, en el tercer milenio,.~Isumerio, y en Babilonia central el acadio; cada una de ellas transm~tl~

una cultura que no era intercambiable con la otra. Cuando la actrvt-

dad econ6mica del sur se debilita y Babilonia toma el relevo, las len-

guas semiticas se imponen de manera muy natural y 10que ha c~nsti-tuido la fuerza del viejo fondo sernitico es que ha estado continua-

mente renovado durante dos milenios por poblaciones que usaban el

mismo tipo de lengua. ..Mesopotamia aparece como un mundo de ciudades sumenas 0

semiticas; pero en el trasfondo estan las pob1aciones n6madas que

desernpenan un papel fundamental, inclu~~ aunque ellas no apare~-

can sino muy mal en nuestra documentacion, ya que la arqueologia

es incapaz de aprehender la existencia antigua de hombr~s que .~o

dejan que los restos de su actividad se acumulen en el mismo ~SltiO

durante un cierto tiempo. Ademas, los textos no hablan de los noma~

das mas que en la medida en que entran en contacto con los sedenta-

rios. S610la documentaci6n de Mad al dirigir, de alguna manera, su

enfoque sobre el Eufrates durante una quincena de anos posi~ilit~ el

tener algunas ideas sobre ese mundo, no tanto sobre la propia VIda

de esos grupos como sobre sus altercados con el rev Zimri-Lim. La

realidad es, no obstante, que las poblaciones n6madas han vivido du-

rante toda la antiguedad, y hasta los tiempos modemos, allado de los

sedentarios en un estado de dependencia reciproca; pero los modos

de vivir y de pensar eran tan diferentes que las relaciones no pod1~

ser sino conflictivas. Gracias a los textos vemos aparecer grupos no-

madas en los inicios de la historia (hacia 2300) bajo el nombre de "tri-

bus amorritas". Es muy verosimil que la presencia de n6madas fuera

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anterior a las primeras menciones de los textos. Durante varios siglos

esas tribus seran causa de ansiedad permanente para los respon-

sables de las ciudades, que deberan luchar, contemporizar, tratar con

un enemigo insaciable, concederle tierras y alistarle en el ejercito.

A la larga, estos n6madas, cuando intentan sedentarizarse, se asimilan

y se integran en las estructuras existentes. Son un elemento esencial

en la renovaci6n permanente de las poblaciones. Ocurre con fre-

cuencia que llegan a tomar el poder en las ciudades, como 10hicie-

ron los amorritas y despues los arameos y mas tarde los arabes. Lo

que choca en este universe oriental es la permanencia de la pobla-ci6n n6mada que ejerce una presi6n mas fuerte sobre los sedentarios

cuando crece su numero; es entonces cuando se habla de ella. La

cuesti6n de su origen no esta realmente resuelta: puesto que los ara-

bes han venido de la peninsula arabiga se ha tenido la tendencia, a

menudo, de ver alli el reservorio natural de los n6madas que apare-

cen peri6dicamente por oleadas, pero permaneciendo siempre pre-

sentes. Algunos investigadores han propuesto otros origenes geogra-

ficos, almenos para el grupo inicial, otros, por ultimo, se preguntan si

las regiones esteparias y los bordes del desierto del Pr6ximo Oriente

no suministrarian de forma permanente esas poblaciones n6madas.

Problema no resuelto, pues, pero que no se le debe tratar sin te-

ner en cuenta esa otra componente del poblamiento de Mesopotamiaque constituyen los montafieses vecinos. Las montafias del norte y

del este, que participan en la personalidad de Mesopotamia, han

constituido, como las regiones esteparias, un reservorio permanente

de poblaciones a menudo atraidas por la riqueza de la llanura 0 en

busca de trabajo. Tan pronto como los textos nos instruyen de forma

suficiente, se yen desarrollarse las relaciones conflictivas entre Meso-

potamia y los montafieses y toda la historia esta jalonada por el des-

censo de estos ultimos a la llanura y por las guerras que hacen a las

ciudades: Naram-Sin y los lullubi (estela de Naram-Sin, vid. pag. 75),

la invasion y la dominaci6n de los guti, la instalaci6n de poblaciones

hurritas en el norte, la dominaci6n de los casitas, son otros tantos

ejemplos. Es notable, por 10 demas, que Ios asirios hayan edificado su

imperio apoyandose simultaneamente en la llanura, en la montana y

en los valles septentrionales: era mas facil dominar a los montafieses

turbulentos desde Assur, Nfnive0Kalhu que desde Babilonia 0Ur. El

Elam0 Mitanni son otros ejemplos de reinos a caballo entre la llanura

y la montana que muestran, que las estructuras politicas no se basa-

ban solamente en la cuenca hidrografica p~f)lfal, sino tambien en susalrededores. . -_- .

N6madas de las estepas y montafieses: poblaciones rudas con

condiciones de vida a menudo dificiles, fueron temibles adversarios

para las poblaciones establecidas en los valles y en las llanuras que,

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por extraer sus riquezas de la explotacion de la tierra y de los. inter- .

cambios comerciales, no desarrollaban siempre sus virtudes guerreras

tanto como sus vecinos: puesto que los primeros atacaban y los se-gundos no hacian mas que defender sus riquezas, estes fueron, deuna forma u otra, casi siempre perdedores.

Mesopotamia se comporta, pues, como un crisol cuya poblacionhaya sido continuamente renovada por aportaciones de todos los par-ses del contomo. De esta amalgama permanente ha salido una civili-zacion original, siempre adoptada por los recien llegados en detri-mento de su propia personalidad: los rasgos constrictores de una civi-lizacion de llanura dominada por dos rios han primado siempre sobrelas fuertes individualidades de los nomadas 0de los montafieses,

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Laprogresioa dominacion del media



Desarrollo de los diferentes frisos del vaso de alabastro de Uruk

(cfr. fig. pag. 119) que parece asociar los sfrnbolos de la agriculturay de Ia ganaderia con un ritual de of rend a di rigida a una gran diosa,

seguramente Inanna (hacia el afio 3000, Bagdad).

La historia de Mesopotamia se ha descrito durante mucho tiempocomo la de una sucesi6n de imperios: cuando se recuerda a Sarg6n

de Agade, a Hammurabi de Babilonia, a tal 0cual soberano neoasirioo neobabilonio, ique otra imagen podria venir a la mente de formaespontanea?

Pero esta atenci6n, enfocada a hechos militares 0 polit icos, ha

enmascarado hasta epoca reciente la verdadera originalidad de laaventura humana en esta .zona del mundo, fue alli, efectivamente,

donde por primera vez segun parece, los hombres pasaron del estado

de predador al de productor, 10 que significa que aprendieron a do-minar el medio, a domesticar la vida natural, a hacer producir a la na-turaleza en su beneficio en lugar de contentarse con recoger los fru-tos de crecimiento espontaneo, as! fue como se desarro1l6, de unmodo desconocido hasta entonces, la utilizaci6n de las fuerzas de la

naturaleza y de los elementos, como el agua y el fuego, y alli fueronconducidos a la sedentarizaci6n en vez de llevar una existencia conti-

nuamente n6mada.Esta aventura, que se ha desarrollado en miles de afios, confiere

el verdadero interes al estudio del mundo mesopotamico. Pero lasetapas de esta transformaci6n han tenido lugar antes del descubri-miento de la escritura que, por 1 0 demas, es uno de sus resultados. Es

pues, la arqueologia, la que, en el curso de los ultimos treinta afios,

se ha afanado en sacar a la luz, progresivamente, estas zonas de som-bra. Surge con claridad ahora que la historia de los tres ultimos mile-

nios de la civilizaci6n mesopotamica no es mas que lejana conse-cuencia de las mutaciones emprendidas cinco milenios antes.

Ha parecido imposible exponer de forma sincr6nica las mutacio-nes y conquistas en ambltos tan distintos como la alimentaci6n, el de-sarrollo regional y la tecnologia. Pero hay-que tener en cuenta que to-

dos esos campos se han desenvuelto de forma concomitante y que nose puede separar una linea directriz de las otras. La evoluci6n es un

todo en el que cada hecho es, altemativamente, consecuencia y causa.

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Genio alado efectuando la pollnlzacion: frota flores femeninas con panlculasmasculinas, bajorrelieve procedente de Nimrud (siglo IX, Museo del Louvre).

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margueron, jean claude - los mesopotámicos

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