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MANUEL DE JESUS GOICO CASTRO PEDRO HENRIQUEZ UREÑA

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Como pensador de la cultura Henríquez Ureña surge en un espacioen que ésta ha producido, con anterioridad inmediata, a AndrésBello, el más singular humanista de nuestra América, al prócerde las letras cubanas José Martl: y al sutil maestro uruguayo, JoséEnrique Rodó, quien habría de enfrentar al sentido espiritual deAriel -representado por Hispanoamérica-, al Calibán del materialismo-encarnado en Norteamérica.Un texto es siempre complejo, infinito. La crítica literaria tieneque reducir esa complejidad, conservando su "sentido ", a dimensionesexpresivas abarcables. En reducir el texto comentado a loesencial fue Henríquez Ureña un maestro de nuestra lengua.Por ello será el más extraordinario crítico literario que producela lengua española en un período en que ésta se estaba elevando auna plenitud semejante a la que en el siglo XVI en España inician.Boscán y Garcilaso, pero de otro sentido, pues ya no tendrá un carácterhispano.

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  • MANUEL DE JESUS GOICO CASTRO

    PEDROHENRIQUEZ

    UREA

  • Manuel de Jess Goico Castro

    PEDROHENRIQUEZ URE&A

    BmLIOTECA NACIONALSANTO DOMINGO, R. D.

    1986

  • Pnlro IleJ1rlquez lJ'etU

  • SUMARIO

    Prlogo por Antonio Fernndez SpencerProemio

    I Marco biogrfico11 Su Dominicanidad

    III Forjador de la imagen cultural del HemisferioIV Clsico del pensamiento del siglo XXV Vigencia de sus doctrinas como Maestro

    de AmricaVI El testimonio de sus contemporneos

    VII Perfiles de universalidadBibliografaObras publicadasObras inditasIndice de autores, artculos y libros

    9- 1417- 2021- 5051- 6869-102

    103-122

    123-142143-190191-204205-209211-212212213-231

  • ..... el PflSadO es leccin para el presente, si sabemos leer".

    PEDRO HENRIQUEZ UREA

    rv. Nota que pone P.R. U. en el prlogo a la obra de Mariano Pi-cn Salas DE LA CONQUISTA A LA INDEPENDENCIA. Fon-do de Cultura Econmica, Mxico, Cuarta reimpresin, 1969,p. 14 Y La Nacin, Buenos Aires, 5 de febrero de 1945).

    En el prlogo del libro Pedro Henrquez Urea. Su vida y suobra, de Juan Jacobo de Lara, el crtico y poeta Mariano Le-brn Savin expresa:

    "El es un devoto admirador de su magnFICo compatriota yposiblemente, si hacemos la excepcin de Rodrguez Demorizi,Flrida de Nolasco, quizs Fernndez Spencer o un Goico Cas-tro, muy pocos dominicanos conocen tan hondamente a PedroHenr(quez Urea" rOb. cit. p. 9).

  • PROLOGOANTONIOFERNANDEZSPENCER

  • Me he detenido muchas veces a meditar acerca del caso originalque presenta Pedro Henrquez Urea cuando se comprueba queentre la esttica y la tica, prefiere el destino moral del hombre.Pensaba el Maestro de Amrica que es ms fcil ser un gran escritorque un hombre bueno. Y prefera el soado hombre bueno ameri-cano. De ese hombre apto para la justicia.

    Como pensador de la cultura Henrquez Urea surge en un espa-cio en que sta ha producido, con anterioridad inmediata, a An-drs Bello, el ms singular humanista de nuestra Amrica, al prcerde las letras cubanas Jos Martl: y al sutil maestro uruguayo, JosEnrique Rod, quien habra de enfrentar al sentido espiritual deAriel -representado por Hispanoamrica-, al Calibn del materia-lismo -encarnado en Norteamrica.

    Un texto es siempre complejo, infinito. La crtica literaria tieneque reducir esa complejidad, conservando su "sentido ", a dimen-siones expresivas abarcables. En reducir el texto comentado a loesencial fue Henrquez Urea un maestro de nuestra lengua.

    Por ello ser el ms extraordinario crtico literario que producela lengua espaola en un perodo en que sta se estaba elevando auna plenitud semejante a la que en el siglo XVI en Espaa inician.Boscn y Garcilaso, pero de otro sentido, pues ya no tendr un ca-rcter hispano.

    Desde su primera mocedad, Henrz'quez Urea haba pareciado laplenitud de Espaa, que parte de Garcilaso, pasando por Caldernde la Barca, hasta llegar a la mexicana Sor Juana Ins de la Cruz, el

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    pensamiento de la juventud de su poca y de las nuevas generacio-nes, usufructuarias del aticismo integrador y positivo de tan sabiasdoctrinas.

    Ante la contemplacin continental de su obra emana fecundafuente de sabiduria. Esta virtud otorga derecho a que se le puedajuzgar como un predestinado descubridor de metas estelares, po-sitivas )1 medulares recursos que tuvo a su alcance para forjar laconducta intelectual, no slo de los que tuvieron el privilegio derecibir directamente sus enseanzas como discipulos, en palabrasiluminadas por su preclara autoridad, sino tambin de aquellosexgetas, apologistas y devotos continuadores de sus doctrinas, ra-dicados en Espaa, Colombia, Chile, Venezuela, Uruguay, PuertoRico, Costa Rica y otras naciones. En tribunas de centros acad-micos de la mayoria de esos paises Pedro Henriquez Urea ofreciconferencias, cursos magistrales y charlas, y al propio tiempo pu-blic en la prensa y en calificados rganos de difusin universita-ria numerosos ensayos y estudios especializados en torno a temascardinales de la cultura universal.

    En los anales del pensamiento del Siglo XX irradia con seorola memoria y la evocacin del maestro que leg a la posteridad elvalioso acervo de sus obras, que constituye gloria inmortal para suMagna Patria Americana.

  • 1.- MARCO BIOGRAFICO

  • Todo mortal est obligado cuando llegue ahombre a respetar los sueos de su juventud.

    Schiller.

    En las biografas de muchos de los grandes creadores de la lite-ratura universal, es fcil intuir la influencia que el mundo circun-dante o medio ambiente ejerci sobre su formacin intelectual.Esta influencia se percibe en las etapas sucesivas de la infancia, dela adolescencia y de la juventud, y casi siempre se prolonga hastasu madurez...

    En Pedro Henrquez Urea, tanto sus progenitores, COlnO susparientes ms cercanos y sobre todo sus primeros maestros, -co-mo si descifraran un designio del destino-, coinciden en vaticinarque en aquella alma infantil creca un genio; se fOljaba un hombreexcepcional; se vislumbraba un ente humano distinto de la gene-ralidad de los mortales.

    Esos clarividentes augurios se generaban en la percepcin de susarrebatos infantiles; de sus preocupaciones y de su tangible preco-cidad. Todos admiraban la presencia de un nio prodigio. Su infi-nita fiebre de saber, como un lucero se pos en su frente. Era es-crutadora su mirada... Sacuda su infantil cabeza como la melenade un cachorro de len, con vibrante inquietud, al captar las pri-meras lecciones, al conmoverse ante la cruz y la triloga de colores

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    de la bandera nacional y preguntar por el significado de la pala-bra patria. Prodigiosa crislida, capullo en cuyo aroma y frgilesptalos, se gestaba, se iba forjando lentamente, un ser humano quellegara a alcanzar las ms altas cimas y los honores ms insignesal constituirse en orgullo de su hogar y esplndida gloria de su pa-tria y del orbe americano.

    Sus progenitores ostentaban un claro y prestigioso abolengo;posean un blasonado rbol genealgico. Fueron dominicanosorgullosos de su patria. Sentan la ms recndita preocupacinpor el mantenimiento y desarrollo de los ms puros y sacrosantosprincipios del arte, de las letras y de las ciencias.

    Su padre, el doctor Francisco Henrquez y Carvajal (1859-1935), figura en la historia de la literatura dominicana como re-putado hombre de letras. Ejerca la profesin de abogado y de m-dico. Al decir de Jos Mart, -quien lo escuch en uno de sus via-jes a Santo Domingo-, era orador de "arrebatadora uncin". Elcrtico hispano Vicente L10rens Castillo, endilga que era "su pro-sa espontnea, rica, flexible, tan pronto tiene la se~ena objetivi-dad de la exposicin doctrinal como el mpetu y vigor de la po-lmica". Tanto en su libro intitulado Cayacoa y Cotubanam, co-mo en sus discursos acadmicos y polticos, hay muestras elocuen-tes de la impecabilidad y belleza de su prosa. El doctor JoaqunBalaguer, estadista e historiador de la cultura, afirma que sus tra-bajos literarios "logr dotarlos, sin esfuerzos, del elemento pls-tico y decorativo sin el cual dificilmente perdura ninguna obra dela inteligencia humana". Emilio Rodrguez Demorizi, el ms fe-cundo escritor dominicano, el amigo y discpulo predilecto de Pe-dro Henrquez Urea en el mbito intelectual de Santo Domingo,califica al progenitor del humanista "como orador elegante, doc-to y reposado" (1).

    Su madre, Salom Urea (1850-1897) "fue quien primeramentetuvo en Santo Domingo, -segn el crtico Joaqun Balaguer, elsentimiento ae la gran poesa, de la nica verdaderamente grande,

    1. Emilio Rodrguez Demorizi: Discursos histricos y literarios. (Pg. XLI)

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    porque lejos de recluirse en la intimidad de quien la escriba, pararecoger solo el eco de sus propias angustias, se levanta para domi-nar el espectculo entero de la vida y tiende a hacerse intrpretede zonas ms amplias y a la vez ms fecundas de la sensibilidad hu-mana". (2) Para el estilista Amrico Lugo, Salom Urea figura en-tre los poetas de "estro insuperable". Es la "Corina que vence anuestros Pndaros" (3). Por la ternura del estilo y certero enjui-ciamiento crtico, la mejor biografa que existe hasta ahora en tor-no a Salom Urea es obra de la ensayista y pulcra escritora Sil-veria Rodrguez de Rodrguez Demorizi.

    En 1897, la muerte de la insigne progenitora de Pedro Henr-quez Urea conmueve al pas. El poeta Arturo Pellerano Castro(Byron) exclama:

    "Para su cuerpo es bastante ese lecho de tierra donde va a dor-mir el sueo eterno, pero para su gloria son ya pequeos los mbi-tos de Amrica" (4). El maestro Eugenio Mara de Hostos desdeChile envia un emocionado voto de condolencia:

    ,. Hay que 1l0Tarla! Son muchos los que estaban interesados ensu vida: la patria, que no tuvo corazn ms devoto; su discipulado,que no tuvo mejor luz; la mujer quisqueyana, que no ha tenido re-formadora ms concienzuda de la educacin de la mujer; su fami-lia, que no tena mejor ambiente que el de aquellas virtudes mo-rales y sociales tan sencillas; sus coetneos, que no pudieron tenercentro mejor en donde confluyeran tantas admiraciones motivadascomo en aquel cuerpo dbil y alma fuerte, que era a la vez sacerdo-tisa en el aula, una pitonisa ~n el arte, un mentor en el hogar" (5).

    Al nacer Pedro Henrquez Urea, su progenitora estuvo cons-ciente de que en "sus entraas se haba formado un ser de proge-

    2. Joaqun Balaguer: Historia de la Literatura Dominicana, Sta. edicin 1912, pg. 119.

    3.Amrico Lugo: Prlogo de Cuentos Frgiles, de Fabio Fiallo. 1929, (pg. XIII).

    4.Silveria R. de Rodrguez Demorizi: Salom Urea, 2da. edicin, 1984, (p. 38-39).

    s.Silveria R. de Rodrguez Demorizi: Ob. cit. p. 39-40)

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    nie olmpica", segn el ensayista e historiador de la Filosofa doc-tor Armando Cordero (6).

    El ensayista Luis Alberto Snchez, antiguo Rector de la Univer-sidad de San Marcos, pensador peruano de gran resonancia conti-nental en esta centuria, al aludir el mundo circundante y la primi-genia formacin intelectual de Pedro Henrquez Urefia, consignaque: " ... no todos nacen con el privilegio de un hogar como el su-yo, donde padre, madre, to, hermanos fueron y son paradigmasde amor a la cultura, recorredores en libros y ciudades de todo loamericano e hispnico" (7).

    Juan Jacobo de Lara, refinado erudito, tenaz y devoto compi-lador de las Obras Completas del Maestro y acucioso editor delEpistolario Intimo, rica y novedosa coleccin de cartas cruzadassobre crtica literaria e ingeniosas y amenas confidencias sobre te-mas econmicos, sociales y polticos, entre el humanista domini-cano y el humanista azteca Alfonso Reyes, en el libro intituladoPedro Henrquez Urefi: su vida y su obra, sostiene que: "Si Pe-dro Henrquez Urefia hered de su madre el amor a la poesa, desu padre hered el espritu cientfico. De ambos hered su devo-cin al magisterio y a las letras. Ambos fUeron sus primeros maes-tros" (8).

    El prolfico historiador y castizo prosista Emilio Rodrguez De-morizi, en su impecable estudio Dominicanidad de Pedro Henr-quez Urea, pone de resalto que en el sabio dominicano "se cum-plieron los claros vaticinios de la madre-poeta, la e!p"egia mujerdominicana ms digna del mrmol. Corra el afio 1887. El infan-te apenas contaba tres abriles y yala madre augusta haba de in-clinarse a recoger las tempranas inquietudes de su alma, como an-te una flor abierta antes de tiempo:

    6.Annando Cordero: Estudios para la historia de la filosofa en Santo Domingo, 1956,p. 145).

    7. Luis Alberto Snchez: Notas sobre Pedro Henrquez Urea. (Revista Iberoamericananm. 41-42 Enero-Dic. 1956, p. 165).

    S.Juan Jacobo de Lara: Pedro Henrquez Urea: su vida y su obra, 1975, p. 20.

  • PEDRO HENRIQUEZ UREA

    "Qu es Patria? Sabes acaso(o que preguntas, mi amor?Todo un mundo se despiertaen mi espritu a esa voz.. ..... . .. . ... .. .... .... ..

    Qu es Patria? De tu inocenciaal pursimo candorpara hablarle de la Patriano halla el labio una expresin.

    En mis ojos arder sientode una lgrima el calor,meditando lo que ansasavanzar a tu razn:

    que tan slo tres abrilesa tu frente dan su albor,y te mueve ya ese nombrea curiosa indagacin" (9J.. .. . . . . . ... . . . .. . .. . ... ..

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    Tres aos despus, en su poema Mi Pedro, la amorosa madremodela la ms vvida y fiel semblanza del futuro humanista deAmrica. Con estro maternal, con lira pletrica de patriotismo, va-ticina el destino del sabio.

    Emilio Rodrguez Demorizi, el ms grande apologista de la do-minicanidad de Pedro Henrquez Urea y el ms dilecto de susamigos y discpulos dominicanos, ha tenido el acierto de calificareste poema como "luces arrancadas al misterio del porvenir".

    MI PEDRO

    Mi Pedro no es soldado; no ambicionade Csar ni Alejandro los laureles;si a sus sienes aguarda una corona,

    9. Emilio Rodrguez Demorizi: Ob. cil. p. 7-8).

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    la hallar del estudio en los vergeles.

    MANUEL DE JESUS GOICO CASTRO

    Si lo I'irais jugar! Tienen sus juegosalgo de serio que a pensar inclina.Nunca la gue"a le inspir sus fuegos;la fuerza del progreso lo domina.

    Hijo del siglo, para el bien creado,la fiebre de la vida lo sacude;busca la luz, como el insecto alado,y en sus fulgores a inundarse acude.

    Amante de la Patria, y entusiasta,el escudo conoce, en l se huelga,y de una caa, que transforma en asta,el cruzado pendn trmulo cuelga.

    As es mi Pedro, generoso y bueno;todo lo grande le merece culto;entre el ruido del mundo ir sereno,que lleva de virtud germen oculto.

    Cuando sacude su infantil cabezael pensamiento que le infunde bro,estalla en bendiciones mi ternezay digo al porvenir: Te lo confo!

    Tan slo seis Primaveras haban posado sus alas milagrosas en lafrente del nio prodigio, cuando la madre formula en esplndidosversos la profeca, el vaticinio, la clarividencia, -como si su esp-ritu captara alguna vez misteriosa-, y divulgara un secreto confia-do desde el reino del infinito.

    En Diccionarios Biogrficos de la Lengua Espaola y en textosde Historia de la Literatura Universal, hay constancia de que Pe-dro Henrquez Urea naci en la ciudad de Santo Domingo el29de junio de 1884 y muri en Buenos Aires, Argentina, el II demayo de 1946.

  • PEDRO HENR IQUEZ UREI\IA 29

    A los 15 aos recibe el ttulo de Bachiller en Ciencias y Letrasen el Instituto Profesional de Santo Domingo. Connotadas figurasde las letras dominicanas suscriben el Diploma el 6 de Febrero de1901: Monseor Fernando Arturo de Mermo, Manuel de JessGalvn, Apolinar Tejera, Ramn Bez y Salvador Otero Nolasco...

    Comienza su ruta itinerante por todo el Continente. En viajede estudios parte hacia Nueva York el 19 de febrero de 1901, dossemanas despus de su graduacin como Bachiller. En La Habanatiene su primer contacto con lo ms granado de la juventud de lapatria de Mart, entre 1904-1906. Al ao siguiente de su arriboa Cuba publica su primer libro Ensayos crticos. La Habana, 1905.En su primer viaje a Mxico permanece entre 1906-1914, en el l-timo ao de esa estancia recibe en la Universidad de Mxico su t-tulo de Abogado (1914).

    La labor de Pedro Henrquez Urea como crtico se inicia enCuba, en 1905, cuando edita su primer libro Ensayos crticos. Lascrnicas que publica en Cuba Literaria las remite como colabora-cin a El Telfono, de Santo Domingo.

    Al ao siguiente, 1906, comienza la primera etapa de su vida li-teraria en Mxico. Ejerce el periodismo en la redaccin de ElImparcial. Crtica literaria y ensayos publica en la Revista Moder-na, que dirige Jess E. Valenzuela y en Savia Moderna, que dirigeAlfonso Cravioto. Conoce a Antonio Caso y a Alfonso Rey.es yparticipa de las tertulias en casa de Jess Valenzuela, de quien emi-te conceptos impregnados de bondad y de ternura: -Es "uno delos pocos casos en que he conocido una personalidad y una vida in-teresalltes al par de la obra literaria". Est~ inmerso en un mundode dioses o de predestinados de arte:

    Luis G. Urbina, Marcelino Dvalos, Jos Juan Tablada, JessUrueta, Efrn Rebolledo y los artistas Roberto Montenegro, Ju-lio Ruelas, Jess P. Contreras, Manuel N. Ponce y otros.

    El pensador Jos Enrique Rod, venerable autor de A riel, co-mo si colocara en la cabeza del infante precoz la corona de la con-sagracin, cuando Pedro Henrquez Urea no haba cumplido an22 aos, le escribe con acento paternal, en carta del 20 de febrerode 1906, desde Montevideo, -al ao siguiente de aparecer en LaHabana Ensayos crticos, este bello ditirambo: "veo en usted Ull

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    verdadero escritor, una hennosa promesa para nuestra crtica ame-ricana". El maestro uruguayo, sin reticencias ni remilgos, tambinapuntala que ya para este tiempo el ensayista dominicano lucaexcelsas y envidiables prendas:

    ".. Me agradan la solidez y ecuanimidad de su criterio, la refle-xiva seriedad que da el tono de su pensamiento, lo concienzudode sus anlisis y juicios, la limpidez y precisin de su estilo". (10).

    Como fuente de estudio presenta acaso inapreciable inters parasus bigrafos, las confesiones, pletricas de cierta ingenuidad ju-venil y de sinceridad que el joven Pedro Henrquez Urea, en unafraternal carta a su hermano Max, expone sus hbitos y sus tcni-cas originales de escritor:

    "Siempre he escrito suficientemente despacio para trabajar tan-to la forma como la idea. Ya te he dicho que mi procedimiento espensar cada frase al escribirla, y escribirla lentamente; poco es loque corrijo despus de escrito ya un artculo... En cuanto a lasideas, tambin es necesario pensarlas muy cuidadosamente, antesde escribir; sobre todo, ninguna idea incidental enunciarla de pri-sa porque es incidental. Yo me he ledo libros enteros slo para sa-ber a qu atenerme sobre ciertas ideas incidentales que he queridoexpresar en mis artculos" (1).

    En 1917 obtiene en la Universidad de Minnesota la Licenciaturaen Filosofa y Letras y al ao siguiente presenta como tesis en in-gls su magistral estudio en torno a La versificacin irregular de lapoesa castellana para optar al Doctorado que obtiene con sobre-salientes calificaciones. Una segunda edicin de este estudio am-pliado vertido al espaol aparece en Madrid en 1920 con prlogode Ramn Menndez Pidal.

    En la \.Jniversidad Nacional de Mxico, en 1922, hace la revli-da de sus ttulos de Doctor en Filosofa y Letras otorgados por laUniversidad de Minnesota. La Universidad de Puerto Rico lo invis-te como Dodor Honoris Causa en Leyes en 1932.

    10. (Revista Iberoamericana nm. 41-42 Enero-Dic. 1956, p. 102).

    11. Pedro Henrquez Urea: Utopa de Amrica. (Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1978, p.504-506).

  • PEDRO HENRIQUEZ UREA 31

    Pedro Henrquez Urea tuvo la exclusiva preeminencia de serel nico pensador de su poca que se consagr a tiempo completoa estudiar y a difundir la literatura, las artes y las ciencias del vastosolar americano y de Espaa. El historiador Emilio Rodrguez De-morizi en su libro Dominicanidad de Pedro Henrquez Urea apor-ta un itinerario, casi exhaustivo, de la mesinica misin culturaldel universal Maestro dominicano. Este esquema est provisto degran acuciosidad y constituye elocuente revelacin de los cursos,ctedras y conferencias que dict Pedro Henrquez Urea en losviajes que realiz a Mxico, Cuba, Estados Unidos de Amrica, Es-paa, Argentina, Uruguay y Chile, naciones en las cuales cumplila misin de editar libros y folletos de su especialidad, al igual queen Pars y en San Jos de Costa Rica, segn reporta su extensa bi-bliografa, citada en el texto de este estudio.

    Como documento de til orientacin se reproduce el Resumenitinerario del Profesor Rodrguez Demorizi:

    Resumen Itinerario

    "Nace, 29 de junio 1884. (En la segunda casa que ocup el Ins-tituto de Seoritas de Salom Urea, calle de la Esperanza No. 27,esquina a Los Mrtires, hoy Lupern esquina Duarte, Edificio dedos plantas luego adquirido por Ulises Heureaux).

    El 26 de agosto de 1892 salieron de Santo Domingo hacia Puer-to Plata, en el vapor Saginaw, doa Salom Urea de Henrquez ysus hijos Pedro y Max. En la escala de varios das, en Snchez, sehospedaron en casa de don Jos Demorizi. Regresaron meses des-pus. Durante la estancia en Puerto Plata se constituy all la Sa-ciedad literaria Siglo Veinte. La presidi Salom Urea de Henr-quez y figur como Secretario P.H.U.

    Publica sus primeros versos, 1898: Aqu, abajo.Gradase de Bachiller en Ciencias y Letras, Santo Domingo, 6

    de febrero de 190 I.En viaje de estudios hacia Nueva York, en el vapor New York, el

    19 de febrero de 1901. (No volvi al pas hasta 1911). Ya ha pu-blicado en su patria versos, artculos, sus primeros ensayos.

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    En La Habana, 1904- 1906. (Publica su primer libro, EnsayoscrIticas, La Habana, 1905).

    En Mxico, 1906-1914.El 16 de mayo de 1911 lleg a Santo Domingo en el vapor fran-

    cs Abd el Kader. El 19 hizo una visita al Listn Diario. Regres aMxico, va Cuba, en el vapor cubano Julia, el 22 de Junio de1911. Acerca de su llegada hay suelto de La Cuna de Amrica,No. 7, 21 mayo, y fotografa en el No. 9, mayo 1911.

    Se grada de abogado, Mxico, 1914.La Asociacin Cristiana de Jvenes le ofrece un t-concierto con

    motivo de su viaje a Europa. Mxico, 14 de enero de 1914.En La Habana, julio 1914.En los Estados Unidos de Amrica: en Washington, (Seas:

    1417 calle K) 1914-1915; Nueva York, 1915-1916; Minnesota,1916-1919-1920-1921.

    En Espaa, 1917.En California, 1918.En Chicago, 1919.En Madrid, 1919-1920.En Mxico, 1921. (En Puebla, 1923-1924). En 1924 dej la

    Universidad de Mxico y fue a residir en Buenos Aires.Mxico, 23 mayo 1923. Matrimonio con Isabel Lombardo To-

    ledano. Hijos: Natalia, 26 de febrero 1924; Mxico; y Sofa, 10abril 1926, La Plata.

    En Buenos Aires y La Plata, 1924-1931, y 1933-1946.En Montevideo. 1925.En Santiago de Chile, 1927.En Montevideo, 1929.En Rosario, Argentina, 31 octubre, 1931.En Santo Domingo, 15 diciembre 1931-1933. (San Pedro de

    Macors, oct. 1932; el Cibao, 1932).En Francia, 1933.En Buenos Aires, 1933, hasta su muerte, 11 de mayo de 1946,

    salvo breves salidas.Universidad Popular despide a Pedro Henrquez Urea (La Pla-

    ta, septiembre 1940). Homenaje. Viaje de P.H.U. a los E.U. de A.,1940-1941.

  • PEDRO HENRIQUEZ UREIQA 33

    En las ciudades de Cambridge, Boston, New York, 1940-1941.En La Habana, enero 1941.25 abril 1941. Embarca en New York en el Santa Elena, mm bo

    a Valparaso. El 27 pasa entre Cuba y la isla de Santo Domingo.Ve por vez ltima, las tierras de su patria.

    11 mayo 1946. Muere repentinamente en Buenos Aires. Sucuerpo es incinerado. Su ltima voluntad: que sus cenizas reposaran junto a las de su madre, Salom Urefia de Henrquez, en laIglesia de Las Mercedes, su pueblo natal, Santo Domingo, Rep-blica Dominicana" (12).

    Rafael Alberto Arrieta en su ensayo Pedro Henrquez Urea,profesor en la Argentina, refiere que:

    "En 1940 la Universidad de Harvard lo invit a ocupar con uncurso de su especialidad la ctedra Charles Eliot Norton, de pres-tigio mundial, que haba contado en afios anteriores con la presen-cia del helenista Gilbert Murray, del fsico Albert Einstein, del m-sico Igor Stravinsky. El profesor Pedro Henrquez Urea permane-ci en los Estados Unidos dran te el afio acadmico 1940-1941.A su regreso, las ocho conferencias dadas por l, en lengua inglesa,en el Fogg Museum of Art. fueron reelaboradas en Buenos Aires yconstituyeron el volumen titulado Literary cu"ents in HispanicAmerica (Cambridge, 1945). La obra, traducida al espafiol por Joa-qun Dez-Canedo, apareci impresa en Mxico en 1949. (13).

    En carta del 23 de abril de 1923, Henrquez Urefia confesaba,sin ambages, a su futuro compafiero de ctedras y amigo insepara-ble Rafael Alberto Arrieta: " ...creo tener en usted uno de mis me-jores amigos argentinos". (]4).

    Alfonso Reyes, quien reclam como propio para Mxico el dere-cho de HorarIo, con lgrimas escribi estas palabras dictadas por sucorazn:

    12. Rodrguez Demorizi: Dominicanidad de Pedro Henrquez Urea. 2da. edicin. SantoDomingo 1984, p. 36-38.

    13. (Revista Iberoamericana nm. 41-42, Enero-Dic. 1956, p. 97).

    14.Rafael Alberto Arrieta: Pedro Henrquez Urea, profesor en la Argentina (RevistaIberoamericana, nm. 41-42, Enero-Dic. 1956, p. 87).

  • 34 MANUEL DE JESUS GOleo CASTRO

    "Aqu fund su hogar. Y al cabo, nos ayud a entender y, pormucho a descubrir a Mxico. Nuestro pas era siempre el plano defondo de su paisaje vital, la alusin secreta y constante de todassus meditaciones. Mxico fu para l la tierra fIrme en que asentsu vida y su campo de observacin y de batallar por los ideales deAmrica. Y para Mxico fu, como lo llam con acierto DanielCoso Vi11egas, "El hermano definidor" (15).

    El martiano Flix Lizaso, uno de los nombres seeros de las le-tras cubanas, comenta que: "Si su primera estancia en Cuba se se-al con la publicacin de su primer libro, la primera en Mxico,que comprendi casi seis aos, se coron con una obra all com-puesta en su totalidad (Horas de estudio) y que apareci publicadaen Pars en las ediciones de la casa Ollendorff, en 1910. La gran la-bor que en esa primera dcada del siglo le toc realizar, en un mo-mento en que fermentaban los nuevos impulsos y exista comouna fiebre en la juventud que buscaba afanosamente un caminoque ya presenta, -cuando surgan los nombres que despus ha-bran de ser gloriosos de Antonio Caso, Jos Vasconcelos, AlfonsoReyes, y algunos ms-, Pedro Henrquez Urea con ser de edadsemejante a la de sus cmpafieros, se les haba adelantado conaquella precocidad sorprendente que siempre se le reconoci. Yas fue en buena medida el guiador, el consejero, el mentor deaquel grupo" (16).

    El poeta y novelista cubano Jess Castellanos (1879-1912) ana-liza con acierto la proyeccin del pensamiento del Maestro en elmbito continental:

    "Pedro Henrquez Urea es uno de los muy contados crticosque en la Amrica trabajan, tomando la crtica en su sentido eu-ropeo de la ms ardua cumbre literaria". Y agrega: "He aqu unainteligencia que llega rpidamente a su climax de madurez. Su pro-ceso de desenvolvimiento, revelador de nuevas vistas en el futuro

    15.(Revista Iberoamericana nm. 41-42, Enero-Dic. 1956, p. 103).

    16. Flix Lizaso: Pedro Henrquez Urea y sus presencias en Cuba (Revista Iberoamericana, nm. 41-42, Enero-Dic. 1956, p. 103:....104).

  • PEDRO HENRIQUEZ UREI'iIA 35

    americano, es una buena leccin para ser contada al odo de nues-tros jvenes conquistadores" (17).

    Ejerciendo su innata funcin de maestro y de preceptor de lasnuevas corrientes literarias Henrquez Urea mantiene en Cubacontnuos coloquios con los jvenes valores ms representativos:Francisco Jos Castellanos, Mariano Brull, Jos Mara Chacn yCalvo, Luis A. Baralt, Flix Lizaso y otros.

    Para ese tiempo en una de las cartas que escribe a Flix Lizasoenfoca algo sobre preceptiva literaria y el dificil arte de escribircon sencillez. Como se form en moldes clsicos, su erudicin enliteratura espaola e hispanoamericana "era pasmosa".

    "En el estilo, el problema principal es la "unidad de tono", yeso es muy difcil de definir a priori. Esta unidad de tono la tieneVarona, la tena Rod, la tiene Valle-Incln... Es aquello que elvulgo llama ni una palabra de ms ni una palabra de menos" (18).

    "Era Pedro Henrquez Urea, un primado de la cultura america-na... una vida integramente consagrada a las ms puras dignidadesdel espritu", concluye Lizaso (19).

    El ensayista cubano Jos Mara Chacn y Calvo disfrut de lacamaradera y del apostolado mesinico de P. H. U. en la patria deMart y es una de las voces ms autorizadas para enjuiciar la in-fluencia del humanista en el mundo intelectual latinoamericano.Su juicio est inflamado de fraternal cario:

    "No slo por Ensayos crticos, tena Pedro Henrquez Ureauna profunda vinculacin con Cuba. Despus de sus fecundos aosen Mxico, cuando el libro Horas de Estudio anunci a Amrica eladvenimiento de un crtico de primer orden, de un escritor de m-todos rigurosos, de vastas. perspectivas y de acento universal. Hen-rquez Urea reside en La Habana cerca de un afio. Fue entoncescuando conoc al maestro cuya muerte lloramos. El humanista, po-

    17. Flix Lizaso: Pedro Henrquez Urea y sus presencias en Cuba (Revista Iberoamerica-na, nm. 41-42, Enero-Dic. 1956, p. 105).

    18. Flix Lizaso: Pedro Henrquez Urea y sus presencias en Cuba (Revista Iberoamerica-na, nm. 41-42, Enero-Dic. 1956, p. 114).

    19.Lizaso: Ob. cit. p. 117).

  • 36 MANUEL DE JESUS GOICO CASTRO

    ca amigo de la oratoria, gustaba, en cambio, de la amistad y el di-logo, con verdadera fruicin. Era maestro de ese gnero de conver-sacin cuyo espritu sentimos en el Banquete Platnico... En lasgrandes disciplinas, nuestra Amrica que ha producido figuras co-mo Bell y Cuerv~, puede enorgullecerse desde ahora con la delcrtico, humanista y fillogo, que al morir, sbitamente, en mediode una labor infatigable, ha encontrado de par en par abiertas laspuertas de la inmortalidad" (20).

    El eminente crtico chileno Arturo Torres Roseco pone en evi-dencia que ya... "en 1918 la reputacin de Pedro Henrquez Ure-a, segn entend yo en Nueva York, era de una solidez reconoci-da entre la gente de los pases del Norte de nuestra Amrica ...""Adems de sus estudios sobre literaturas hispnicas, Pedro habadivulgado ya algunos destacados valores de la literatura inglesa co-mo Walter Pater, Osear Wilde, Bernard Shaw. Lea con gran inte-rs en esos das a los escritores norteamericanos..." "Su artculoVeinte aos de literatura en los Estados Unidos (~osotros, LVII!1927) es el mejor comentario sinttico que se ha hecho de la lite-ratura norteamericana en el primer cuarto del presente siglo".

    Torres Roseco, con nostalgia, emocin y gratitud incluye a sutestimonio estas frases pletricas de franqueza: "Pedro haba sidouna especie de padrino literario para m. El fue quien por primeravez coment mis poemas de juventud en su ctedra; l me reco-mend para que le sucediera en su puesto en la Universidad deMinnesota; l quien me ilVit a dar clases en la Universidad deMxico; l quien me present a los maestros mexicanos AntonioCaso, Jos Vasconcelos, Julio TorrL .." (21).

    El escritor mexicano Luis Leal, uno de los ms entusiastas di-fundidores de la obra del sabio dominicano dice:

    "El paso de Pedro Henrquez Urea por Mxico dej huella in-deleble. Los pensadores mexicanos que mayor influencia han teni-do sobre el desarrollo de las letras modernas en ese pas bebieron

    20.Chacn y Calvo: Pedro Henrquez Urea (Revista Amrica, La Habana, Julio-Agosto1946).

    21.Arturo Torres Roseco: Recuerdos de Pedro Henrquez Urea. (Revista Iberoamerica-na, nm. 41-42, Enero-Dic. 1956, p. 140-142).

  • PEDRO HENRIQUEZ UREIQA 37

    copiosamente del manantial de su amplia cultura y asombrosa eru-dicin. Las obras de estos escritores -Antonio Caso, Jos Vascon-celos, Alfonso Reyes- trascienden la influencia del maestro domi-nicano. Con qu secreto contaba este joven de veintids aos-que lleg a Mxico en 1906- para poder ejercer su influencia, enun ambiente extranjero, sobre mentalidades de la talla de Caso,Reyes y Vasconcelos? El haber sido aceptado tal vez se deba a quelos jvenes a los cuales se uni -a su llegada a tierras de Anhuac-vieron en l lo que precisamente les faltaba a ellos: una mentalidadbien disciplinada; una rica erudicin; un estilo formado y, lo msimportante, un gran espritu emprendedor. Sin su esfuerzo, el gru-po de jvenes entusiastas que se reuna en los salones de la Prepa-ratoria para dictar y oir conferencias nunca se hubiera organizadoen "Ateneo de la Juventud". Antonio Caso, debido a su "carcteraptico y a veces insociable -nos dice Jos Vasconcelos- no hu-biera mantenido alianzas sin la colaboracin de Henrquez Urea".

    "Tan pronto como don Pedro llega a la ciudad de Mxico se in-corpora al grupo que Alfonso Cravioto haba reunido en torno a larevista Savia Moderna, establecida en mayo de 1906 con el objetode atraer a todos aquellos intelectuales que representaban las prin-cipales tendencias filosficas yliterarias de la poca. All conociHenrquez Urea a los jvenes literatos mexicanos que ms prome-tan. "Desde 1906 -dice Alfonso Reyes- me haba vinculado algrupo de Savia Moderna, en cuya redaccin conoc, entre otros,a Pedrc Henrquez Urea, que representa toda una etapa de miformacin juvenil"... (22).

    El cnclave contaba con jvenes que seran en no lejano tiem-po grandes luminarias de las letras y de las artes mexicanas: LuisCastillo Ledn, Antonio Caso, Jos Vasconcelos, Jess T. Aceve-do, Diego Rivera, Rafael Lpez, Manuel de la Parra, Eduardo Co-ln y Ricardo Gmez Robelo.

    Alfonso Reyes pone de resalto que la influencia de Pedro erams honda, ms total... "Sin saberlo, enseaba a ver, a oir, a pen-sar, y suscitaba una verdadera reforma en la cultura pesando en su

    22. Luis Leal: Pedro Henrquez Urea en Mxico. (Revista Iberoamericana, nm 4 I -42,Enero-Dic. 1956, p. 119-120).

  • 38 MAMJEL DE JESUS GOleo CASTRO

    pequeo mundo con mil compromisos de laboriosidad y concien-cia. Era, de todos, el nico escritor fonnado, aunque no el de msaos. No hay entre nosotros, ejemplo de comunidad y entusiasmoespirituales como los que l provoc" (23).

    Luis Leal traza un panorama pletrico de noticias alusivo al en-cuentro de figuras estelares en el Mxico de la primera dcada delsiglo:

    "Por aquellos aos (1907), don Pedro traduce a Walter Pater,inters que es manifiesto en su ensayo El espritu platnico (1907.),recogido en su libro Horas de estudio (Pars, 1910). En compaade Alfonso Reyes y Jos Vasconcelos lea a los griegos. El resulta-do de dichas lecturas es su tragedia El nacimiento de Dionisos(Nueva York, lQI6), obra relacionada, por la inspiracin, a la Efi-genia cruel de Reyes y al Prometeo vencedor de Vasconcelos. Ensu libro La experiencia literaria, Reyes hace memoria de esos es-tudios: "Y el mismo ao de .1908... el afn por desentraar la con-tinuidad pagana que corre del mito antiguo al cristianismo nos lle-v a celebrar una ntima fiesta literaria la noche de Navidad, fechacoincidente con la que se ha atribudo -al nacimiento de Dionisos.Sobre este asunto escribi Pedro Hcnrquez Urea una tragedia enprosa, segn la manera del teatro ateniense, y yo cierto Coto destiros en el bosque... Ambas piezas fueron ledas en aquella vela-da U(La experiencia literaria, p. 128). (24).

    En su obra Pasado inmediato, Alfonso Reyes ha de evocar que"los escritores griegos fueron la pasin de este grupo de jvenes"(25).

    Antonio Caso en su obra Apuntalamientos de cultura patria ci-ta que "adems de los griegos, Henrquez Urea lea, en compaade don Antonio Caso, a Kant y a otros filsofos idealistas"... "nostrae el libro a la memoria das ya lejanos en que, en nuestra casa ycompaa, don Pedro Hcnrquez Urea, don Jos Vasconcelos,

    23.Leal: Ob. cit. p. 120. (Revista Iberoamericana, nln 41-42, Enero-Dic. 1956)

    'l4.Leal: Ob. cit. p. 120-121.

    25.Reyes: Ob. ,1. p. i7-.J8.

  • PEDRO HENRIOUEZ UREAA 39

    don Alfonso Reyes y don Martn Luis Guzmn... leamos y co-mentbamos a Kant en el texto de Perojo. Estas lecturas fueronpara nosotros de incalculable significacin y trascendencia. PedroHenrquez Urea posea la versin inglesa de Max Mller, y solaagregar importantes notas eruditas a nuestras lecturas coml'ntadasde los captulos de la Esttica y Analtica trascendentales" (26).

    Todos los contertulios dejaron constancia de que don Pedro era"el ms activo miembro del grupo cuyas ideas prevalecieron a par-tir de esa fecha". Este concepto categricamente lo confinna Jo~Vasconcelos: "Mucho se ha hablado en Mxico del grupo del Atl'-neo y lo nico cierto es que sin don Pedro no habra existido. Suexigencia de sociabilidad nos llev a trabajar en comn, no obstan-te ser cada uno de nosotros radicalmente distinto, e inepto par..trabajo comn" (27).

    "El joven maestro dominicano era el verdadero animador del\teneo", afirma ~uis Leal. Y el novelista Martn Luis Guzmn rd-tifica que: "en el figur como voz orientadora infatigable --nuncase lo agradecern' bastante la cultura y las letras mexicanas- Pe-dro Renrquez Urea, alto espritu dotado a la vez, por raro pri-vilegio, de un talento adulto y fI.~posado y sabio y del ms belloentusiasmo juvenil" (28).

    En Historia de la Cultura en la Amrica Hispnica incorpora Pe-dro Henrquez Urea este l.:omentario: " ... y Martr Luis Guzmn(n. 1887), autor de La sombra del caudillo (1930) y El guila Jla serpiente (1928), su mejor obra, que parece novela y no lo cs.sino autobiografa" (Ob. cit., p. 166).

    Despus haba "surgido una nueva generacin -Antonio CastroLeal, Alfonso Caso, Gmez Morin, Toussaint, Coso Villegas, Lom-bardo Toledano, Jos Gorostiza- formada en las aulas de la Uni-

    26.Caso: Ob. cit. p. 92 Y 94.

    27.1os Vasconcelos: Vivi en los amigos, en Letras de Mxico. nm. 125,15 de agosto1946. Nmero dedicado a P U.

    28.Martn Luis Guzmn: A orillas del Hudson, Mxico. 1920, p. 49 .

  • MANUEL DE JESUS GOICO CASTRO 40

    versidad Nacional, bajo el influjo decisivo de Antonio Caso y Pe-dro Henrquez Urefia" (29).

    "En Mxico cre ambiente intelectual. Entre sus discpulos en-contramos a las mejores inteligencias del siglo: " ... las principalesaportaciones de don Pedro a la cultura mexicana son: en el campode las letras, la revalorizacin de Ruiz de Alarcn, los estudios sor-juansticos, los importantes estudios de revalorizacin de! sigloXVIII, la Antologa del centenario, la valorizacin de las obras deAlfonso Reyes y Gonzlez Martnez, y sus trabajos filolgicos; enel campo de las ideas: la ayuda que di6 a la lucha contra el positi-vismo, la orientacin de los jvenes que formaron el Ateneo de laJuventud y, ms tarde, al grupo llamado generacin de 1915; enla educacin: su colaboracin en la organizacin de la UniversidadPopular y la reorganizacin de la Escuela de Altos Estudios, hoyUniversidad Nacional; y, en fin, en el campo de las relaciones huma-nas: su ayuda a todos los jvenes que se le acercaban a pedirla, yafuera intelectual, moral o material" (30).

    Max Henrquez Urefia en su animado bosquejo biogrfico de Pe-dro: Hermano y Maestro (recuerdos de infancia y juventud), re-vela que Pedro desde muy "Temprana edad demostraba su naturalvocacin y aptitud para la ensefianza" y que en una velada en Ca-bo Haitiano de una Asociacin denominada El Siglo Veinte "leyPedro una composicin que lo confirm a nuestros ojos como poe-ta: Incendiada, poemita en que se advierte la influencia de GastnDeligne y acaso ms an de la de su hermano Rafael".

    Max postula que Flores de otoo, poema que Pedro en plenajuventud publica en la revista El Ideal, "como los primeros versosde genuino sabor modernista que ostentaban la firma de un autordominicano:

    "FLORES DE OTOOCrisantemas,crisantemas como el oro,crisantemas cual la nieve,

    29.Luis Leal: Ob. cit. p. 130.

    30.Leal: Ob. cit. p. 132-133.

  • PEDRO HENRIQUEZ UREAA

    desplegad vuestras corolas,las corolas como el sol de mediodzo,las corolas como el mrmol inmortal.

    Qu lucientesen el rico invernaderoo tras lmpidas vidrieras,entre rosas como auroras,entre vvidos claveles como sangre,entre tmidas violetas como el mar!

    Es que sueanen atvicos ensueos,en olmpicas nostalgias,con su pa encantado,con su patria luminosa que no han visto,con Cipango, ellejansimo Japn?

    Desterradas,slo nacen con las nieblas,slo viven en otoo.

    Flor de oro, flor de nieve,ya ha pasado entre esplendores el esto,ya es la hora, desplegad vuestro botn! (31)

    41

    En el bosquejo biogrfico queda ratificado que la primera visitade Pedro a Mxico se produjo en 1906. En Veracruz colabora co-mo redactor de El Dictamen, y "lanz a la publicidad, junto conArturo R. Carricarte, la Revista Crtica que alcanz bastante re-sonancia en el mundo intelectual" (32).

    31. Pedro H"urljUCZ Urea: Poesas Juveniles. Colombia, 1949, p. 22-23.

    32. Max Henrq uez Ur"a: Ob. cit. p. 32, 33, 35, 36, 38.

  • 42 MANUEL DE JESUS GOIOO CASTRO

    Tan pronto como se incorpora Pedro a las actividades periods-ticas en la capital mexicana colabora en la Revista Moderna de M-xico, que dirige el poeta Jess E. Valenzuela y al propio tiempoforma parte del cuerpo de redaccin del diario El Imparcial.

    Max refiere que el momento fue propicio para Pedro presenciarlos pasos iniciales de una promisoria falange de jvenes escritores ypoetas "de alta significacin del movimiento modernista". Entreellos descollaban: Luis G. Urbina, Jos Juan Tablada, Jess Urue-tao Efrn Rebolledo, Salvador Daz Mirn y otros.

    El momento est inflamado de un espritu renovador, la llamade un fuego sagrado despierta los espritus avisores. La revista Sa-via Moderna, iniciada por Alfonso Cravioto, es un rgano que inte-gra a los valores ms connotados: Antonio Caso, cultivador de losestudios filosficos; Rafael Lpez, Ricardo Gmez Robelo, AbelC. Salazar, Eduardo Coln, Manuel de la Parra, Nemesio Garca Na-ranjo, Carlos Gonzlez Pea, Jess T. Acevedo, Genaro FernndezMacGregor, Isidro Fabela y el benjamn del grupo, Alfonso Reyes,que habra de ser en corto tiempo discpulo, colega y hermano dePedro. Al grupo se afilian tambin Jos Vasconcelos y Jos de Je-ss Nez y Domnguez.

    La figura de Pedro fue alcanzando relieve y conquistando lau-ros y el apelativo de Scrates del grupo, por la fuerza incitadora ysapiente de su categora de maestro.

    En el nterin, labora Pedro como crtico literario y como crea-dor de cuentos. Sus trabajos despiertan notorio inters. Llega unmomento en que monopoliza la atencin en la Revista Azul, ElDiario, y en otros rganos donde la juventud liba orientacin yacoge las pautas del saber preponderante del Maestro.

    Los vnculos de la sangre no cohiben a Max en reconocer queen Seis ensayos en busca de nuestra expresin "hay algunas pgi-nas que pueden considerarse como las mejores escritas de toda suproduccin". A ese juicio tan justiciero agrega que "su estilo, flo-rido y rico en imgenes durante la juventud, alcanz grado a gradoms sencilla y armnica elegancia, a la vez que gran mesura y pre-cisin" (33).

    33.Max Henrquez Urea: Hennano y Maestro, Santo Domingo, 1950, p. XLVIII.

  • PEDRO HENRIQUEZ UREAA 43

    Rod estuvo animado de gran admiracin y cario por la cultu-ra dominicana. Esta virtud la deja traslucir en sus juicios sobre lasobras de Manuel de Jess Galvn, Federico Garca Godoy, FabioFiallo, Amrico Lugo y otros, y pone mucho nfasis cuando encarta desde Montevideo, del 19 de julio de 1912, exterioriza su ve-neracin por los hermanos Pedro y Max Henrquez Urea y losdefine como "los dos hermanos, dignos herederos de un apellidoilustre, que tan eficazmente contribuyen, uno en Cuba, otro enMxico, a mantener vivo y fecundo el entusiasmo por la cultura in-telectual" (34).

    Pedro Henrquez Urea es uno de los forjadores del espritu dela mexicanidad contempornea.

    Su inquietud, su constante renovacin, lo sitan en la vanguar-dia como maestro, en las corrientes del pensamiento mexicano delas primeras dcadas del siglo XX. Es la voz y el penacho orienta-dor de una falange de la juventud que Iiderean: Juan Jos Tablada,Xavier Villaurrutia, Enrique Gonzlez Martnez, Jess E. Valen-zuela, Manuel Gutirrez Njera y otros poetas vanguardistas, cons-cientes de que "renovarse es estar naciendo todos los das".

    Samuel Ramos en su Histona de la Filosofa en Mxico (Mxi-co, 1943, p. 132) patentiza la influencia del humanista dodtinica-no en la cultura azteca:

    "No cabe duda que las conversaciones socrticas de aquel jovenmaestro y la informacin que trajo a Mxico de las nuevas corrien-tes del pensamiento hicieron cambiar la posicin de Antonio Caso,y a travs de ste todo el rumbo de la enseanza filosfica en M-xico".

    El paso de Henrquez Urea por Mxico, segn Jos Luis Mar-tnez, "fue singularmente provechoso para nuestro desarrollo cul-tural y a su magisterio deben con largueza muchas de las persona-lidades del Ateneo: Jos Vasconcelos, Alfonso Reyes, Enrique

    34.Vide los A. Balseiro (Revista Iberoamericana, Enero-Dic. 1956, numo 41-42, p.17).

  • 44 MANUEL DE JESUS GOICO CASTRO

    Gonzlez Martnez, Ricardo Gmez Robelo, Jess T. Acevedo yJulio Torri" (35).

    Luis Leal en su libro Panorama de la Literatura Mexicana Ac-tual (ob. cit. p. 20) proclama que Mxico tiene con Pedro Henrf-quez Urea una deuda de agradecimiento y gratitud".

    Entre los discpulos ms brillantes de esa legin de jvenes quetuvo el privilegio de descifrar con Henrquez Urefia los enigmas dela cultura y de conquistar la luz de la verdad y de la ciencia, en eseciclo renacentista, -gracias a sus doctas ensefianzas-, adquiri elnombre honorfico de "los siete sabios". en el mbito del Ateneode la Juventud, templo donde oficiaba el apstol dominicano, cu-ya figura comenzaba a cobrar perfiles universales: Alfonso Caso,Antonio Castro Leal, Vicente Lombardo Toledano, Manuel G-mez Morn, Alberto Vsquez del Mercado, Tefilo Olea y JessMoreno Vaca.

    Uno de esos siete sabios: Antonio Castro Leal, al evocar a sumaestro escribe:

    "Henrquez Urefia ha sido uno de los americanos ms notables,ms buenos, ms sabios, ms nteligentes y de ms fina sensibili-dad de este siglo" (36).

    En reconocimiento a su contribucin decisiva a la grandeza dela nacin mexicana, Humberto Tejera incluye a Pedro HenrquezUrefia como un captulo de su libro Cultores y Forjadores de M-xico - Biografas- (Libro Mex Editores, Mxico, 1961, p. 198-204), junto a Vasco de Quiroga, Hidalgo, Morelos, Andrs Quinta-na Roo, Valentn Gmez Farias, Melchor acampo, Justo Sierra,David Berlanga, Ignacio Ramrez, Silva y Aceves, Altamirano yotros tan grandes como los volcanes del Anhuac.

    Como muestra del fervor de los argentinos a Henrquez Urefiaincluimos estos juicios, a manera de lcidas perlas:

    "Resulta caro a nuestros sentimientos el recuerdo de ese granhumanista que residi en nuestro pas veinte afios, dejando profun-

    35.Jos Luis Martnez: Las Letras patrias (de la poca de la Independencia a nuestrosdas), en Mxico en la Cultura. (Mxico, 1946, p. 430-431).

    36.Castro Leal, Mxico en la Cultura, Mxico 4 de julio de 1960, p. 5).

  • PEDRO HENRIQUEZ UREIQA 45

    da huellas a travs de sus enseanzas en muchos catedrticos ar-gentinos, que tienen el honor de considerarse disclpulos suyos (37).

    "A medida que pasan los aos... ms se levanta el recuerdo deHenrquez Urea, ms admiramos y aoramos aquel espritu su-premo" (38).

    En la Universidad de La Plata est viva la imagen y la voz dePedro Henrquez Urea. Nos hemos sentido conmovidos varias ve-ces de oir hablar a sus discpulos como de un ser mtico, de un.dios. Narciso Binayn, personaje que disfrut de la ms entraableamistad y de la ms positiva y cordial camaradera, lo evoca: "Es-toy seguro de que sus alumnos demoraron en comprender qu donles mandaba Dios al poner frente a ellos a ese hombre", sabio en lams cabal acepcin de la palabra. Henrquez Urea como lo recor-d recientemente, con profunda emocin uno de sus primeros dis-cpulos, era como ellos, otro alumno... Henrquez Urea era unaenciclopedia, pero tena lo que no puede tener la enciclopedia nisuelen tener los profesores: la sensibilidad para percibir el matiz, lasutileza espiritual para captar la transicin, el devenir. No vi elmundo, ni la cultura, ni el espritu del hombre, nada del mundo,como cosa esttica" (39).

    Pedro Henrquez Urea en su ensayo Aspectos de la enseanzaliteraria en la escuela comn, recalca que en colaboracin con suamigo y compaero Narciso Binayn (40) escribi una obra en tor-no a la enseanza del castellano (El libro del idioma, Buenos Aires,1927).

    Henrquez Urea, como orientador de la juventud, proclam

    37.Carta del Doctor Eduardo Jorge Vidiella, Secretario de Asuntos Acadmicos de la Fa-cultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires, del S de mayo de1976).

    38. Ernesto Sbato: Significado de Pedro Henrquez Urea, Ediciones Culturales Argen-tinas, Buenos Airea. 1966, p. 7).

    39.Narciso Binayn: P. H. U. (Revista de Educacin Americana, La Plata, Argentina, ma-yo 1946).

    40.En Cuademo:f de te11lllS ptUrlltz eduCllan pri11lllrio. Facultad de Humanidades y Cien-cias de la Educaci6n, Universidad de La Plata, 1930).

  • 46 MANUEL DE JESUS GOICO CASTRO

    que "el hbito y el amor a la lectura literaria forman la mejor llaveque podemos entregar al nio para abrirle el mundo de la culturauniversal". Reafirma que "hay que acostumbrar al estudiante aleer mucho y hay que comprobar que lee, hay que habituarlo a lalectura de obras difciles, allanndole la va con explicaciones yaclaraciones de orden histrico y lingstico, pero tambin hacin-dole comprender que nada de slido y de duradero se alcanza sintrabajo". (41).

    En la obra citada precedentemente, Henrquez Urea se calzael coturno de preceptista literario y entre otros temas sobre las re-glas que tratan de imponer los humanistas en la antigedad clsica;en torno a la retrica y potica latinas, consigna que "la oratoriadificilmente florece como arte puro: su origen, entre los griegos,fue forense, y su carcter utilitario persisti hasta el final del mun-do griego, aunque Lisias y Demstenes hayan sido grandes artistasdel discurso" (42).

    En el acto del sepelio, el ensayista argentino Ezequiel MartnezEstrada, afamado autor de Radiografa de la pampa, produjo unade las ms conmovedoras oraciones fnebres que resea la historiade la literatura hispanoamericana. Habl a nombre de la SociedadArgentina de Escritores y del Colegio de la Universidad Nacionalde La Plata: "Me han honrado con la tristsima misin de despedirpara siempre, en nom bre de los escritores y profesores secundarios,a nuestro venerable y digno compaero, Pedro Henrquez Urea.Escritores y profesores unifican sus homenajes como en vida lunific el arte de escribir y el don -que no se aprende- de ense-ar". Esta "desgracia enluta a las letras americanas y a la juventudque tuvo en l uno de sus ms preclaros e incorruptibles maes-tros".... "El tiempo no podr borrar el recuerdo de este hombre in-signe, y en cambio ir dando a su personalidad la elevacin conque alcance un da la talla de los ms grandes evangelistas de la cul-

    41.P. H. u.: Aspectos de la enseanza literaria en la escuela comn (Obra crtica, BuenosAire, 1960, p. 664 Y 666).

    42.P. H. U.: Ob. cito 662.

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    tura americana. As necesitamos alejarnos de la montafia para com-prender su altura" (43).

    En esta impecable oracin, Martnez Estrada, con pleno domi-nio de los ms recnditos secretos del idioma, utiliza el vocablosaber, en tres o cuatro acepciones distintas, segn perspicaz ob-servacin de un crtico dominicano en esa poca:

    "Posey Pedro Henrquez Urea las difciles virtudes de loshombres organizados para el saber y obligados, por la concienciade que el saber es un bien carismtico, a transferirle humildementea quienes lo necesitaban. Era el suyo un saber numeroso y preciso,un saber que pareca atesonarse y acrisolarse en l para que fuerams provechoso en su ddiva a los otros. Se beneficiaban de su sa-ber generoso los jvenes porque l lo adecuaba al nivel de sus mi-nsculas necesidades, y nos beneficiabamos nosotros porque, sinproponrselo y con la misma sencillez del rbol que ofrece sazo-nados sus frutos sin exigir de nadie el lento trabajo de su madurez,nos ilustraba y nos correga de los pecados originales del saberegosta. Saba muchas cosas de meditar y de contar, todas noblesy verdicas, recolectadas en los lugares ms altos y casi inaccesiblesde la sabidura, pero sobre todo las saba bien. Lo advertamos enla ardua sencillez de sus ideas, limpias y claras como su letra, fir-mes y luminosas como las estrellas fijas; y si muchos no encontra-ron en esta sencillez. brillante de sus ideas y de su carcter la sealde la eterna luz de las alturas, fue porque adems eran castas ygentiles y haban de ser preservadas de toda profanacin. Pues to-do su saber era un servicio nicamente eficaz para quienes, exen-tos de soberbia, sabamos que se haba de urado simplificndoseen la absoluta y simple unidad de la esfera".

    "Exactitud y orden fu~ron acaso las cualidades ms eminentesde esa sabidura, porque exactitud y orden participaban de la con-dicin de la honradez intelectual en aquellos remotos lmites enque se unen la decencia y la inteligencia. Su pensamiento tenasiempre la pulcritud del verso y del teorema, formas comunes y

    ~quiel Martnez Estrada: Homenaje a P. H. U. (Revista Sur, Buenos Aires, Julio1946, p. 7).

  • 48 MANUEL DEJESUS GOICO CASTRO

    distintas en ltima instancia de la justicia, la belleza y la verdadcon que el pensamiento se convierte imperceptiblemente en unafuerza moral".

    Martnez Estrada habla como si estuviera leyendo en el cora-zn -como en un resplandeciente libro abierto- del maestro mscabal y generoso del Hemisferio:

    "Todo en su mente y en su corazn estaba regido por las nor-mas inexorables del equilibrio y de la armona". Y agrega", " ...te-na el hbito de manejar las energas misteriosas del alma".

    Recalca su universalidad, su pensamiento ecumnico: "Nada delo que existe viviente en los ilimitados dominios del espritu le eraextrafio; sus inquietudes abarcaban el orbe ntegro de la cultura...""Su obra mucho ms meditada que escrita, iba realizndose en eldecurso tranquilo de su vivir, siendo l su libro y su ley mejor ela-borados".

    Martnez Estrada lo reconoce y lo exalta como artfice de la len-gua castellana, a cuya dignidad y sefioro consagr las fuerzas msrecnditas y luminosas de su esp ritu:

    "Lo que nos deja a manera de sayal es una prosa de urdimbreslida, y de suave y clido abrigo, apenas materializa el ropaje deun cuerpo hermoso y fuerte. Aunque su ropaje en esa prosa hon-rada nos subyugue, no perdamos jams la imagen ntida que de snos dejaba en las fases de su constante transfiguracin".

    Con gran fervor al Maestro, ilumina cuatro de las facetas que loinmortalizan: "Ensayist~, historiador, fillogo y critico, trabajen las disciplinas que suelen insensibilizar el saber..." Inmerso enuna aureola beatica descubre el sabio Martnez Estrada. Y es tes-tigo presencial de "la frescura que ese saber tena en las obras dedonde iba extrayndolo con la delicadeza de la abeja en la flor".

    En la prosa de Martnez Estrada la figura de Pedro HenrquezUrefia cobra dimensin universal. Se"'agiganta a la vista de todos lasnaciones, para constituirse en un inmortal signo de orgullo para supatria, para su Amrica y para su poca:

    "Cuando produjeron la razn y la fantasa en siglos y en pases

  • PEDRO HENRIOUEZ UREA 49

    diversos, l lo lib en la flor de las culturas... y era de tan inefablebondad que nada guardaba para s, como si su sabidura no tuvieraotro mrito ni sentido superiores que asumir el pesado trabajo desaber, para transmitirle a quienes lo recogan puro y ms humanode sus labios" (44).

    44. Martnez Estrada: Ob. cit. p. 8 Y 9).

  • 11.- SU DOMINICANIDAD

  • Si pequea es la patriauno grande la suea.

    RubnDaro

    11

    La robusta, entraable y patritica dominicanidad de PedroHenrquez Urea, ha sido estudiada en admirable ensayo por elerudito e historiador Emilio Rodrguez Demorizi, trabajo que noscomplacemos en glosar en varios captulos de este estudio en tornoal humanista, cuyo pensamiento irradia con emocionado acentocuando analiza, con gran visin objetiva, el panorama cultural do-minicano. Henrquez Urea podra patentizar, con difano donai-re su orgullo, fuertemente vinculado a su dominicanidad, en aque-llos versos introspectivos de Rubn Daro:

    "Si hay un alma sincera,esa es la ma ".

    Su amor aliar nativo, que es noble pasin en la vida y en la obradel pensador, tiene races profundas en su tradicin familiar y evo-ca aquella vivencia o sentimiento que inspir al filsofo argentinoJos Ingenieros a escribir:

    "... el terruo es la patria del corazn':

  • 54 MANUEL DE JESUS GOICO CASTRO

    Amrico Lugo, con su bien cortada pola de estilista, exultala dominicanidad de Pedro Henrquez Urea y su temprana pro-yeccin en Amrica como crtico literario.

    La carta que se reproduce, adems de su carcter histrico y deser modelo de diccin castellana, es un testimonio idneo y elo-cuente:

    "Santo Domingo, R. D.28 de mayo de 1946.

    Sr. Dr. D. Jos Mara Chacn y Calvo.La Habana.

    Mi querido amigo:

    He recibido la amable carta de usted de fecha 21 de los corrien-tes, en la cual me expresa que quisiera que al travs de unas brevescuartillas, yo cerrara la sesin del Ateneo de La Habana, en memo-ria de Pedro Henrquez Urea.

    Mucho me honra esta peticin de usted, pero me impiden com-placerle quebrantos de salud y esta jlbara costumbre que est con-virtindose en mi segunda naturaleza.

    Me arreda, por otra parte, el eminente valor de Pedro, cuyo na-cimiento dirase apolnea inspiracin. Su padre fu Francisco Hen-rquez y Carvajal, brazo derecho del seor Hostos, privilegiado en-tendimiento dominicano que supo apropiarse, para su desarrollo,de ms luz acaso que ningn otro de sus coetneos, y en quien en-carn profundamente el noble espritu cientfico de la poca.Fue su madre Salom Urea, dulce alondra como la que SheIleycant.

    Pedro creci bajo proftico influjo. Fluctu primero entre dosmundos: la poesa y la ciencia. Pag tributo a la estirpe materna, yfue musageta en Lo inasequible y Al mar, en Flores de otoo yMariposas negras; pero rindile al fin el pujante temperamento pa-terno, y ya en 1905 era el ms notable crtico dominicano.

  • PEDRO HENRIQUEZ UREtilA 55

    Predije su alta nombrada cuando para justificar la aparicin desu nombre juvenil en las Notas sobre nuestro movimiento litera-rio, inscritas en Bibliografa, escrib al poeta Bazil en carta del 21de Enero de 1907: "Confieso que siento admiracin por Pedro Ni-cols. No me gustan las profecas, por ms que slo en las de estaclase sean tolerables las equivocaciones; pero dudo mucho que nole saque verdadero a quien de l afirmara que llegar a ser el primerhombre de letras de la Repblica".

    Juzgadores idneos, Rubn Daro entre ellos, opinaban queMax, hermano de Pedro, era superior a ste como escritor, y sinduda, es ms gil y brillante. Como humanista y erudito, como fi-llogo y crtico Pedro Henrquez Urea no tena par entre noso-tros, y era uno de los valores ms respetados y aplaudidos de todaAmrica. Llegado a la cima del pensamiento crtico en hora opor-tuna como Petrarca, seal, igual que ste en el trecento, caucesnuevos a las corrientes de la sensibilidad e inteligencia en Hispano-Amrica, y en tal sentido, sta le debe unnime homenaje.

    Pero lo que ms aprecio en l es su DMINICANIDAD. Deste-rrado voluntario a causa del imperativo vocacional, es cierto; pero

    'de los de su generacin, nadie am ms a su patria. Defendindolade una inconcebible falsedad, escrib en 1943; "Pedro HenrquezUrea no tiene por oficio el periodismo sino la ctedra, desde lacual su enseanza irradia luz continental. Flix Lizaso, el mejordiscpulo de Mart, acaba de llamarle en Cuba "gran ciudadano deAmrica". Su nombre es glorioso: su modestia, ejemplar; su pa-triotismo, conmovedor. Ninguno de nosotros, fuera de su patria,suspira por ella como l, ninguno trabaja para ella como l. Conoz-co su corazn. S que ni honores ni riqueza compensarn jams enl el efecto de la ausencia del suelo natal. Es tan dominicano, sicabe decirlo, como nuestra iglesia catedral, con quien podra com-parrsele. S que su deseo ms profundo ser volver, callado; pe-garse a los muros de la ciudad sagrada que fue su cuna, besar susruinas, y devolver al seno generoso de la tierra patria, cuando sualma pase dulcemente, el maravilloso terrn que la contuvo". Sisus ojos recorrieron alguna vez, estas palabras, cmo debi recor-darme al cerrarlos para siempre en tierra extraa! Su alto espritu

  • 56 MANUEL DE JESUS GOICO CASTRO

    al cielo pertenece; pero la dulce tierra dominicana ansiosamenteespera, para guardar por siempre sus restos venerados.

    Abraza a usted cariosamente,

    AMERICO LUGO" (45).

    Cuando Pedro, -a tono con la meta de su destino como Maestrode Amrica-, cumpla una misin de su privilegiado ministerioContinental en Mxico, en Cuba, en Estados Unidos, en la Argen-tina o en cualquier otro clima cultural de su magna patria, viajabacon su voz y con su imagen inconfundibles, pero su corazn y suespritu flotaban entre el cielo y la tierra de Santo Domingo, aque-lla isla antillana que era para Amrica Lugo "alta como una estre-lla ... " "bella como una flor.,. llena de luz y de armona, beldad dela naturaleza, novia del cielo", (46).

    Para Alfonso Reyes, -quien se identific con su fraterno com-paero de letras en el amor a Santo Domingo-, escribi con infi-nita ternura que la patria dominicana era la "tierra por mil senti-dos grata a mi corazn" (47).

    El sabio ejerce su dominicanismo como ubicado en atalaya o to-rre de marfil... De Francisco A. de Icaza trasluce su pasin porCristbal de Lierena, cuyo entrems descubri. Henrquez lo defi-ne como "el ms antiguo autor dramtico nacido en el NuevoMundo".

    De Federico Garca Godoy reconoce que "la claridad fue su vir-tud: en el estilo, en el criterio, en las fuentes de su saber", .. "Susartculos sobre Comte (1908) son magistrales: tal vez sus mejores

    45. Una carta de Amrica Lugo, por Jos Mara Chacn y Calvo. (Revista Accin Teos-fica, nmeros 5-8 mayo-agosto 1946, p. 8-9),

    46.Amrico Lugo: Prlogo del libro Cosas de LUs, de Vctor M. de Castro, Santo Do-mingo, 1919.

    47. Alfonso Reyes: Carta a Federico Henrquez y Carvajal, dirigida desde Mxico el 15 deenero de 1935, en Clio, Santo Domingo, enero-febrero 1935, p. 23).

  • PEDRO HENRIQUEZ UREAA 57

    pginas de crtico" " ... y lleg a ser uno de los directores moralesdel pas, necesitado de fe en sus crisis tremendas" (48).

    Henrquez Urea es la viva expresin del cabal hombre de le-tras que defini Voltaire: "Un gran crtico sera un hombre conmucha ciencia y arte, sin prejuicios y sin envidia".

    En un estudio reciente, escrito por el ensayista y crtico RalH. Castagnino, actual presidente de la Academia Argentina de Le-tras, intitulado Homenaje a Pedro Henrquez Urea, incorpora untestimonio fidedigno del sabio dominicano, en el cual define ca-tegricamente su postura como escritor profesional, confesin quepodramos reputar como primicia de extraordinario inters docu-mental".

    "Y para cierre oe esta escueta semblanza evocativa nada mejorque ceder la palabra al propio Henrquez Urea, a travs de unosprrafos autobiogrficos, enservados entre papeles inditos y re-cuperados por Juan Carlos Ghiano:

    "Miro siempre con temor hacia atrs para darme cuenta o darcuenta, de mis trabajos, porque pocas veces he escrito lo que hu-biera querido escribir. De muchacho, es claro, hice versos: todo elmundo debe hacer versos hasta los veinticinco aos, despus sololos poetas. En poca de delirio griego compuse una tragedia, enprosa sobre asunto mtico, Una que otra vez he escrito cuentos. Eslo que preferira haber hecho. Y novelas. Y dramas. Y ensayos...Pero no he hallado tiempo para avanzar en ninguna de las novelasni en ninguno de los dramas que he comenzado. La experiencia meha demostrado que tanto para la obra de imaginacin como para lade pensamiento libre es indispensable el "descansado ocio", elbuen ocio. Y yo he trabajado siempre en la tarea ms devastadorade la fuerza mental y ms enemiga del libre juego de la imagina-cin y el pensamiento:" la enseanza. Al fin escribo lo que le pi-den con ocasin y asunto fijos, sur comande... No digo que, devivir libre, con ocio para hacer lo que yo quisiera no habra em-prendido uno que otro trabajo de investigacin: Por mi gusto hice,

    48.Pedro Henrquez Urea. Utopa de Amrica. Biblioteca Ayacucho. Tomo 37. Cara-cas, 1976, 369-362-363).

  • 58 MANUEL DE JESUS GOICO CASTRO

    muchos aos atrs, mi discutida interpretacin psicolgica de JuanRuiz de Alarcn; por mi gusto emprend, antes todava, unos es-tudios sobre el Renacimiento en Espaa, de los cuales slo llegua completar el de Hernn Prez de Oliva. Pero la crtica, que me in-teresaba precisamente en la poca en que haca versos, ahora nome interesa: de ella s pienso que la puede hacer todo el mundo, ya cualquier edad. Aos han corridos ya, pues, desde que dej dehacer crtica (a pesar de ello, los miopes me llaman critico): cuan-do tengo que tratar temas literarios, trato de hacer, a propsito deellos, estudios de historia de la cultura. Finalmente, a veces he es-crito de poltica: por ejemplo, para defender a mi pas contra coer-ciones injustas de fuera, en 1916 y aos subsiguientes, o para de-clarar como concibo el compromiso moral de nuestra Amrica enel futuro, "la utopa de Amrica" (49).

    Con gran acierto afirma Rodrguez Demorizi que: "En donde1

    menos sospechemos encontrarle, all est el nombre de Santo Do-mingo:'.. En la utopa de Amrica habla de Mxico, y agrega:" ... que conozco tanto como mi Santo Domingo". Su insigne dis-cpulo dominicano proclama que Pedro Henrquez Urea: "En susobras dej su alma escrita yel sello de su dominicanidad profunday generosa" (50).

    Entre otros ensayistas e historiadores de la cultura que han pon-derado con juicios enaltecedores la exacta magnitud del dominica-nismo del Maestro, -como una de sus facetas ms brillantes-, so-bresalen, adems de Amrica Lugo y Emilio Rodrguez Demori-zi, ya citados, los acadmicos de la Lengua y de la Historia PedroTroncoso Snchez y Carlos Federico Prez y Prez y sus devotosbigrafos Doa Flrida de Nolasco y Juan Jacobo de Lara. Esjus-to incorporar a sta legin de glosadores y exegetas a los poetas ytambin admirables "pedristas" Antonio Fernndez Spencer y Ma-

    49. Ral H.

  • PEDRO HENRIOUEZ UREAA 59

    riano Lebrn Savin, mencionados por De Lara en su biografa(ob. cit. p. 9).

    La dominicanidad del humanista de relieve universal qued deresalto en el elocuente discurso del Profesor Jaime Vias Romn,magnfico Rector de la Universidad que lleva el nombre del sabio,en el acto inaugural de los festejos del primer centenario del naci-miento de Don Pedro de Amrica y en la conferencia con queinaugur solemnemente la Ctedra Pedro Henrquez Urea el emi-nente ensayista y crtico azteca doctor Jos Luis Martnez, direc-tor de la Academia Mexicana de la Lengua, acontecimiento publi-cado por prestigiosos rganos de difusin universitaria en Mxi-co, la Argentina y Espaa, y divulgado internacionalmente porAgencias noticiosas de Amrica Latina, en lacnicos reportajes ori-ginados en Santo Domingo, que por cortesa de representantes di-plomticos hemos tenido ocasin de consultar.

    Los que nos dedicamos desde la ctedra universitaria, en biblio-tecas pblicas y en los laboratorios de nuestras bibliotecas perso-nales a tener encuentros o confrontaciones frecuentes con la cul-tura del Nuevo Mundo, a travs de la lectura de las obras de lospensadores ms representativos, disfrutamos del privilegio de teneral alcance de nuestra capacidad de captacin muy ricas fuentes deestudio, que integran el acervo de la ms slida erudicin contem-pornea sobre la materia.

    Al intentar un anlisis crtico, asaz exhaustivo, y penetrar,-como en un iluminado templo-, en la bibliografa de Pedro Hen-rquez Urea, admiramos que, a la par que maciza y multiforme,esa obra est orientada, al propio tiempo, a un cientfico y cabalenjuiciamiento de las creaciones ms seeras en literatura, arte yciencia en el mbito de Amrica Latina, en un perodo que abarcams de cuatro siglos, del Descubrimiento a la edad contempornea.

    Punto muy esencial es observar que en esa extensa bibliografase exhibe una gran porcin de libros, folletos y ensayos y artcu-los, publicados en revistas especializadas, que versan sobre temas yautores dominicanos, faceta apreciable de su esclarecedora y sis-temtica labor literaria en funcin de humanista y de historiadorde la cultura.

    Tan prolfica creatividad contribuye a robustecer, con claros

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    timbres, su impar nacionalismo y a definir los verdaderos perfilesde su magna patria americana.

    SINTESIS DE LA BffiLIOGRAFIA DOMINICANA DEPEDRO HENRIQUE UREA

    Ensayos crticos. La Habana, Imp. de Esteban Fernndez, Com-postela No. 73, 1905, 116 p. (Trabajos acerca de D'Annunzio, WiI-de, Bernard Shaw, Jos Enrique Rod, Wagner, Lluria, R. Strauss,Jos Joaqun Prez, Rubn Daro, Hostos. El Ensayo sobre JosJoaqun Prez aparece, adems, en La Cuna de Amrica, S. D., No.6, 10 febrero 1907 y como Prlogo en la obra de Prez, La Lira,S. D., 1928).

    Antologa del Centenario. Estudio de la literatura mexicana du-rante la poca de independencia 1800-1821). En colaboracincon Luis G. Urbina y Nicols Rangel. Mxico. 1910.2 vols. (Habladel dominicano VilIaurrutia, p. LVI-VIII, 1011-1013).

    Horas de estudio. Estudios crticos de filosofa y literatura, Pa-rs, 1910, 333 p. (Es el segundo libro con que Pedro HenrquezUrefia penetra en el corazn del continente y se afianza como es-clarecido portavoz de la crtica, a la par que acenta su dominica-nidad con la divulgacin de los estudios: La sociologa de Hostos;La Catedral -en el cual exclama con mpetu patritico: Amadla Catedral sin torre! Amad la Catedral de Santo Domingo! Vidaintelectual de Santo Domingo; Literatura histrica (Carta a Fede-rico Garca Godoy); estudios en torno a los poetas Jos JoaqunPrez y Gastn F. Deligne...).

    El primer libro de escritor americano. En Romanic Review, NewYork, 1916.

    Literatura dominicana. Estudio sobre la poca colonial. Pars,1917, 26 p. (Segn Amrico Lugo este estudio es el primer ensayoverdadero de la historia de nuestra civilizacin. La Opinin, 20 deenero 1932).

    Apuntaciones sobre la novela en la Amrica. Buenos Aires,1927, p. 16. -Menciona a dos dominicanos: VilIaurrutiay AntonioSnchez Valverde.

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    Cien de las mejores poesas de la lengua castellana. Seleccin.Buenos Aires, 1929, 289 p. (Segunda edicin, Buenos Aires, 1939,305 p.). En la primera edicin incluye a dos poetas dominicanos;Salom Urea y Jos Joaqun Prez. En la segunda a stos y a Gas-tn F. Deligne.

    La cultura y las letras coloniales en Santo Domingo. BuenosAires, 1936, 191 p. (Es la ms erudita y mejor orientada fuente pa-ra estudiar los cuatro primeros siglos de la cultura dominicana.Analiza obras de Historiadores coloniales; Coln y su poca; lasUniversidades; los Conventos; Obispos y Arzobispos; los Religio-sos, en cuyo captulo menciona a Carlos de Aragn, "predicadorruidoso que atraa grandes auditorios", al dramaturgo Micael deCarvajal, "buen poeta de la Tragedia Josefina; al padre Jos deAcosta, "el mejor de los naturalistas espaoles que en el siglo XVIdescribieron la fauna y la flora del Nuevo Mundo". Henrquez Ure-a consigna que "no sabemos cuando estuvo en Santo DomingoJuan de Castellanos, "el incansable autor de las Elegas de varonesilustres de Indias", poema que califica "el ms largo de nuestroidioma y uno de los menos poticos, pero de los ms animadoscomo narracin".: En el capitulo Seglares alude al explorador ygegrafo Martn Fernndez de Enciso, al historiador Gonzalo Fer-nndez de Oviedo, "cuya Historia general y natural de las Indiasconstituye, con los dos grandes libros de Las Casas, la fuente prin-cipal para el conocimiento de los primeros treinta aos de Espaaen Amrica". Existe mencion de Lazara Bejarano, poeta sevilla-no que perteneci al crculo de poetas en que figur Gutierre deCetina; de Juan Mndez Nieto, autor de Discursos Medicinales, "enprosa desenfadada, lleva disgresiones de toda especie, noticias cu-riosas y hasta malos versos del autor". Entre otros numerosos au-tores coloniales menciona tambin al "venezolano Juan IgnacioRondn, poeta latino y orador forense" (51). El captulo en tornoa los escritores nativos es de los ms extraordinarios del libro. Hayespecial mencin de figuras estelares como Diego Ramrez, escri-tor y predicador; del poeta Eugenio de Salazar y de las poetisas

    5 1. Pedro Henrquez Urea: Obra crtica, Buenos Aires, 1960, p. 347-356.

  • 62 MANUEL DE JESUS GOICO CASTRO

    Elvira de Mendoza y Leonor de Ovando; del dramaturgo Cristbalde Llererta, primer autor teatral del Nuevo Mundo; de Toms Ro-drguez de Sosa, "sacerdote venerado y orador de fama"; de Anto-nio Snchez Valverde, orador activo y autor de la obra Idea delvalor de la Isla Espaola; de Pedro Agustn MoreH de Santa Cruz,autor de la obra Historia de la isla y Catedral de Cuba; de LuisJernimo de Alcocer, "que en 1650 redact una especie de histo-ria eclesistica de la isla combinada con descripcin de su estado".En el captulo final: Independencia, cautiverio y resurgimiento apa-recen Juan Vicente Moscoso, Jos Nez de Cceres, el padre Gas-par Hernndez, orador limeo quien tuvo como discpulos a la ma-yora de los prceres independentistas, y Juan Pablo Duarte, patri-cio fundador de la Trinitaria, patritica sociedad secreta de donct'esurgi la Repblica Dominicana).

    Para la historia de los indigenismos. Buenos Aires, 1938, 147 p.(Contiene los siguientes trabajos publicados anteriormente: Papay batata, el enigma del aje; boniato, caribe y palabras antillanas).

    El espaol en Santo Domingo. Buenos Aires, 1940, 301 p. (To-mo V de la Biblioteca de Dialectologa Hispanoamericana). Desdehaca aos se propona publicar esta obra, que es el ms importan-te de sus estudios filolgicos. (Homenaje a Menndez Pidal, Vol.11, 1924, Y separata, Madrid 1924). deca: "Al iniciarse el proyec-to de homenaje a D. Ramn Menndez Pidal, ofrec contribuir conun trabajo sobre La lengua de Santo Domingo, donde el espaol seconserva con matices arcaicos y ha adquirido matices tropicalesdignos de estudio".

    Virginia Elena Ortea.En La Cuna de Amrica, S. D., No. 5, 3 demayo de 1903.

    Hostos. (A su muerte). En Listn Diario, S. 0.,29 de septiembre1903 y en Eugenio M. de Hostos. Biografa y bibliografa. SantoDomingo, 1905, p. 143, 145. (Escrito en New York, 1903). Sustrabajos acerca de Hostos pueden reducirse a tres: el de Ensayoscrticos, 1905, reproducido en Horas de estudio, 1910; el de 1903,yel publicado en La Nacin, de Buenos A.ires.

    Retlorescencia. En La Cuna de Amrica, S. D., No. 77, 18 di-ciembre 1904. Acerca de este artculo relativo a la poesa de Oe-ligne, vase carta de ste a Pedro Henrquez Urca, inserta en Gas-

  • PEDRO HENRIQUEZ UREAA 63

    tn F. Deligne, Galaripsos, C. T., 1946 (Biblioteca Dominicana,Vol. 111).

    Vencido. (Sntesis). En la revista El Ibero-Americano, S. D., No.10, noviembre 1905, p. 2-4. "Pinta la vida de un artista dominica-no y su estado de alma y fin en el poco propicio ambiente de su pas.Es sorprendente revelacin autobiogrfica de P. H. U., podra de-cirse, adelantndose a su destino", comenta Emilio Rodrguez De-morizi en Dominicanidad de Pedro Henrquez Urea, p. 51.

    Un libro! Carta a Enrique Apolinar Henrquez. En La Cuna deAmrica, S. D., No. 24, junio 1907. Acerca de Gastn F. Delignedice: "Dar a conocer lo nuestro! Lo ensayo, cuando puedo y comopuedo... A casi todos mis amigos (de Mxico) les he recitado Ani-quilamiento, que ha causado una sensacin de asombro ... "

    Conferencias y ts. Carta a Enrique Apolinar Henrquez.En LaCuna de Amrica, S. D., No. 34, 25 agosto 1907. (Acerca del mo-vimiento literario del Mxico de entonces).

    Fernando A. de Merio. En la revista Crnica, de Guadalajara,Mxico, 1907.

    Sobre Deligne. Carta a J. Humberto Ducoudray (Mxico, 25 denoviembre 1909). En Ateneo, S. D., marzo 1910. (Se refiere a Ga-laripsos de Deligne).

    Desde Mxico. En La Cuna de Amrica, S.D., No. 124, junio de1909. (Carta a Federico Garca Godoy. Expone su tesis acerca delproceso de inteleccin de la idea nacional).

    Cultura antigua de Santo Domingo, La Espaola. En la revistaAteneo, Santo Domingo, Nos. 10-12, 14, 17, 21 de noviembre1910 y septiembre 1911. Se trata de ex tractos, precedidos de unanota explicativa, de lo relativo a Santo Domingo de la obra de Be-ristain de Souza, Biblioteca Hispano-Americana Septentrional...1816-1821, de gran importancia para el conocimiento de la histo-ria de Amrica. P. H. U. realiz este fatigoso trabajo en Mxico, en1910, cumpliendo promesa de allegar datos para la historia intelec-tual de Santo Domingo.

    Desde Mxico. Carta a Gustavo J. Henrquez acerca de su librode poesas Trinos. En Ateneo, S. D., No. 15, marzo 191 I.

    Carta abierta. A Federico Garca Godoy, acerca de su libro Al-ma Dominicana. Mxico, 15 de marzo 1912. En Ateneo, S. D., 28

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    abril 1912. Reproducido en La Cuna de Amrica, S. D., No. 5, ma-yo 1912.

    La Repblica Dominicana. En Cuba Contempornea, La Haba-na, No. 1, Tomo XV, sept. 1916, p. 38-46.

    La lengua de Santo Domingo. En Revistas y libros, de Madrid,111, 1919. Reproducido en Repertorio A mericano, San Jos deCosta Rica. 1920.

    Garca Godoy. En Patria, S. D., No. 16,21 de noviembre 1925.(Contiene duros conceptos acerca de la ocupacin militar nortea-mericana de Santo Domingo, que consideraba "inexplicable, injus-tificable").

    La antigua sociedad patriarcal de las Antillas. Modalidades arcai-cas de la vida en Santo Domingo durante el siglo XIX. En Patria,S. D., Nos. 71-72, 20-25 diciembre de 1920. (Conferencia en laFacultad de Ciencias Econmicas de la Universidad de Buenos Ai-res, con la cual concluy el ciclo sobre Tipos americanos de orga-nizacin social, del que hay extractos en Revista de la Facultad deCiencias Econmicas, de B. A., reproducido en la Revista de Edu-cacin, S. D., No. 16, 1932).

    Bibliografa literaria de Santo Domingo. En Repertorio Ameri-cano, San Jos de Costa Rica, Nos. 9-11, del 7, 14 y 21 de sep-tiembre de 1929.

    Msica popular de Amrica. La Conferencias, Primer ciclo,1929, vol. 1, p. 177-236, de la Biblioteca del Colegio Nacion.al dela Universidad de La Plata, La Plata, 1930. (Refirese a las An tillasy Mxico. Contiene diversas ilustraciones musicales. Con el titulode Danza y Cancin de Amrica, se public extenso extracto enel diario La Nacin, Buenos Aires, fines 1929).

    Hroes de sacrificio. Palabras en el homenaje a Duarte, Snchezy Mella, el 20 de marzo de 1932. En Revista de Educacin, S. D.No. 13, marzo 1932. Reproducido en Homenaje a Pedro Henr-quez Urea, C. T., 1946.

    Palabras en la investidura de bachilleres de la Escuela Nonnal deSanto Domingo. En Revista de Educacin, S. D., No. 16, diciem-bre 1932, p. 56-57.

    Eugenio Mara de Hostos. En La Nac,m, Buenos Aires, mayo

  • PEDRO HENRIQUEZ UREIQA 65

    1933. (Prefacio de Hostos, Moral Social, 1939, y Prefacio de Essa,de Hostos, Pars, 1936, edicin en francs).

    Palabras antillanas en el diccionario de la Academia. En Revistade Filologa Espaola, XXII, 1935, p. 175-184.

    Casa de Apstoles.En ~a Nacin,B. A., 18 noviembre 1935, yRepertorio Americano, San Jos de Costa Rica, No. I 1, 16 marzo1935.

    Erasmistas en el Nuevo Mundo. En La Nacin, Buenos Aires, 8diciembre 1935; Bahoruco, S. D., No. 287, 22 febrero 1936, yCuadernos dominicanos de cultura, C. T., No. 2, 1943.

    Sobre literatura colonial en Amrica. (R. F. E., 1936, XXII, p.41-413).

    El idioma espaol y la historia poltica en Santo Domingo. (EnSegundo Congreso Internacional de Historia de Amrica, B. A.,1938, Vol. 3, p. 667-677).

    Biografa mnima. Eugenio Mara de Hostos, 1839-1939. EnBoletn del Instituto de Cultura Latino-Americana, Universidad deBuenos Aires, B. A., No. 13, enero-febrero 1939.

    Santiago Prampolini: Historia Universal de la literatura. B. A.,1941. En el Vol. XII, captulos adicionales de P. H. U. sobre lite-ratura dominicana, puertorriquea y centroamericana.

    Ricardo Levene: Historia de Amrica. Buenos Aires, 1941 (Ca-ptulo de P. H. U., en el Vol. XI, sobre historia contempornea dela Isla de Santo Domingo, y captulos acerca de Puerto Rico y deHaitJ.

    Barroco de Amrica. (En La Nacin, B. A., 23 junio 1940, y LaNacin, C. T., 6 julio 1941).

    Influencia del Descubrimiento en la literatura. (En la revistaSur, Buenos Aires, noviem bre 1942, p. I 1-15).

    Jos Joaqun Prez. La Lira. Santo Domingo 1928. Prlogo dePedro Henrquez Urea.

    Emilio Tejera: Palabras indgenas de la Isla de Santo Domingo,Prlogo de Pedro Henrquez Urea. Santo Domingo, R. D., 1933.

    Emilio Rodrguez Demorizi: Vicisitudes de la lengua espaolaen Santo Domingo. (Discurso de ingreso en la Academia Dominica-na de la Lengua). Es un comentario crtico de P. H. U. en quereconol,;C al ensayo de Emilio Rodrguez Demorizi como el ms

  • 66 MANUEL DE JESUS GOICO CASTRO

    sorprendente y hermoso estudio escrito en Santo Domingo sobrela materia.

    Conversaciones pedaggicas. Enseanza de la lect ura y la escri-tura. Eseuela Normal de Santo Domingo. Enero 1933.

    Curso sobre ciencia del lenguaje y filologa espaola. (En la Es-cuela Normal de Santo Domingo. Iniciado en febrero 1933. El Pro-grama inserta en Revista de Educacin, S. D., No. 17. 1933. p.39-41 ).

    Di~ertacin acerca de Luisa Ozema Pellerano. Santo Domingo,28 de marzo de 1933.

    Mostos: el educador antillano. (Conferencia en la Sociedad He-brica Argentina, b. A. 28 abril 1938).

    El descubrimiento de Amrica en la imaginacin de Europa.(Conferencia en el Instituto Francs de Estudios Superiores. Bue-nos Aires, 14 de sept iem bre de 1941).

    Dos momentos en la lstoria cultural de Santo Domingo. (Con-ferencia,6 mayo 1944, en su calidad de Miembro Correspondien-te en la Repblica Dominicana en la Academia Nacional de la His-toria. Buenos Aires, en el homenaje a la Repblica Dominicanacon motivo dc su 'ntenario).

    La Amrica espaola y su originalidad. (La Nacin, Buenos Ai-res. 27 de septiembre 1936).

    Bibliografa de la Literatura en la Amrica Espaola. (Boletndel Instituto de Cultura Latino-Americana. Buenos Aires, 1937-1943).

    El teatro de la Amrica Espaola en la poca colonial. (Cuader-nos dl'l Cultura Teatral, Buenos Aires, No. 3, p. 9-59).

    En un estudio en torno al humanista, Eugenio Pucciarelli afirmaque "mltiples han sido los intereses intelectuales de HenrquezUrea y considerable la magnitud de sus trabajos", y pone comoadicin en una nota que "de unos y otros dan testimonio los seis-cientos titulos de sus publicaciones, catalogados con ejemplar cui-dado por una de sus discpulas, Emma Susana Speratti Pieiro, enel Apndice al tomo 37 de la Biblioteca Americana': (Obra Criti-ca). (Vide Eugenio Pucciarelli: Pedro Henrquez Urea humanista.La Plata. Argentina, 1969, p. 4-5).

    "hl todos los paises donde estuvo Pedro Henrquez Urea hizo

  • PEDRO HENRIOUEZ UREA 67

    obras importantes: en filosofa, enarte, en literatura, en filologa:su avidez insaciable de saber lo llevaba a los temas ms diversos,con igual inters, con capacidad. Pero, siendo su obra important-sima, no puedo reducrsela a una fria enumeracin de ttulos y fe-chas, porque tratndose de l siempre por detrs y por encima delvalor erudito, del sentido crtico de la semblanza interpretativa,est su pasin, su fervor, dndole a cada pgina, a cada artculo, acada conferencia un sello, un tono absolutamente personar'.

    "Pedro Henrquez Urea, el humanista dominicano, personali-dad seera de la cultura americana: ensayista y crtico que alcanzen todo cuanto hizo en el libro, la palabra y la ctedra, la calidadde maestro" (52).

    S2.Cannelina de Castellanos y Luis Alberto Castellanos: Pedro Henrquez Urea. BuenosAires. 1967 (Reproducido por Jor!!e lena Re~'es ...n la edicin de la obra De mi pa-tria, de P. H. U. Santo Domingo. 1974. r 101.

  • 111 FORJADOR DE LA IMAGENCULTURAL DEL HEMISFERIO

  • "..porque l no poda ver las cosas sino en ar-moniosas imgenes, ,~n hennosas imgenes quele atrajeran por su ajustada representacin y porsu belleza fonnal':

    Jos Luis Romero

    lB

    PEDRO HENRlQUEZ UREA fue un autntico apstol. Sufuncin no tuvo las limitaciones tcnicas y docentes de dar cte-dras de filologa, de historia de la cultura, de literatura espaola ylatinoamericana, de historia del arte y de otras materias afines,sino porque difundi en todo el continente una doctrina para for-jar la imagen cultural de Amrica.

    Como forjador de la imagen cultural del Hemisferio se caracte-teriza plenamente y "a idntico afn orientador responden sus Ta-blas cronolgicas de la literatura espaola, publicadas primero enMxico, en 1913, y reeditadas siete aos ms tarde en la Universi-dad de Minnesota" (53), afirma Portuondo. Y destaca a rengln se-guido: los estudios sobre el Renacimiento espaol, sobre la versifi-cacin y sobre el espaol en Amrica. Al propio tiempo categri-

    53.Jos Antonio Portuondo: Pedro Henrquez Urea, el orientador. (Revista Iberoamericana nm. 41-42, Enero-Dic. 1956, p. 77).

  • 72 MAMJEL DEJESUS GOICO CASTRO

    camente afirma que "Los Seis ensayos en busca de nuestra expre-sin (Buenos Aires, 1928), que constituyen el punto de partida dela crtica hispanoamericana contempornea..... aparecen ensayosque encierran las bases para el ms justo enjuiciamiento de nues-tras letras..:' ... toda la produccin crtica de Pedro HenrquezUrea se resume en el empeo de orientarnos en la bsqueda denuestra propia y peculiar expresin hispanoamericana......

    Henrquez Urea considera slo como literatura genuina "la querepresenta un esfuerzo noble para interpretar la vida, acendrandolos jugos mejores de la personalidad humana". Portuondo no esca-tima reconocer la superioridad de Henrquez Urea por encima delos pensadores de su generacin, ponderando que el humanista do-minicano tena "plena conciencia de su condicin de maestro yorientador de las nuevas generaciones literarias hispanoamericas"(54).

    "El ideal de justicia est antes que el ideal de cultura; es supe-rior el hombre apasionado de justicia al que slo aspira a su pro-pia perfeccin intelectual. Al diletantismo egosta, aunque seampare bajo los nombres de Leonardo o de Goethe, o pongamosel nombre de Platn. nuestro primer maestro de utopa. el que en-treg al fuego todas sus invenciones de poeta para predicar la ver-dad y la justicia en nombre de Scrates, cuya muerte le revel laterrible imperfeccin de la sociedad en que viva. Si nuestra Am-rica no ha de ser sino una prolongacin de Europa. si lo nico quehacemos es ofrecer suelo nuevo a la explotacin del hombre por elhombre (y por desgracia, sa es hasta ahora nuestra nica reali-dad), si no nos decidimos a que sta sea la tierra de promisin parala humanidad cansada de buscarla en todos los climas, no tenemosjustificacin: sera preferible dejar desiertas nuestras altiplaniciesy nuestras pampas si slo hubieran de servir para que en ellas semultiplicaran los dolores humanos, no los dolores que nada alcan-zar a evitar nunca, los que son hijos del amor y la muerte, sino losque la codicia y la soberbia infligen al dbil y al hambriento. Nues-

    54. los Antonio fortuondo: Pedro Henrquez Urea. el orientador (Revista Iberoamericana. n. 41-43. Enero-Dic:. 1956. p. 78).

  • PEDRO HENRIQUEZ UREfilA 73

    tra Amrica se justificar ante la humanidad del futuro cuando,constituida en magna patria, fuerte y prspera por los dones de sunaturaleza y por el trabajo de sus hijos, d el ejemplo de la socie-dad donde se cumple "la emancipacin del brazo y de la inteligen-cia" (55).

    Frente a atisbos esclarecedores y ponderando el juicio inexora-ble de la crtica de su tiempo y el anlisis valedero de los modernoshistoriadores de la cultura del mundo contemporneo, acaece porunnime consenso que, a Pedro Henrquez Utea se le reconocecomo dueo de la aureola de pensador de relieve universal. No slose capta su presencia investida por el aticismo que emana de su vi-da inmaculada como hombre, sino de la imagen proyectada por lamultiplicidad de facetas intelectuales que ostenta la misin apost~lica que cumpli en el panorama de la cultura como fillogo, lin-gista, historiador, crtico, pedagogo, socilogo, filsofo ... y muypredominantemente como orientador, vivo ejemplo o seero pro-totipo, predestinado para forjar la identidad de la juventud deAmrica, la autntica imagen cultural del hemisferio.

    No admite controversia afirmar que en su vida se realizan, com-pletan y desarrollan, con renovado vigor y grandeza, las facetas de

    l

    esos pensadores y forjadores de la conciencia hemisfrica que fue-ron precursores del sabio dominic~no. De Jos Enrique Rod po-see la prdica aleccionadora y el mensaje mesinico que abre rutasy destruye falsos dolos; de Jos de la Luz y Caballero, de EnriqueJos Varona y de Alejandro Korn, adopta, la ideologa renovado-ra que ellos plantearon en la ctedra universitaria con el nobleideal de que sus discpulos la proyectan a la posteridad; de Euge-nio Mara de Hostos, capta la fiel interpretacin sociolgica quepenetra en el espritu de la juventud y liberGi el pensamiento de lastrabas anquilosadas y ancestrales del pasado; de Bello toma la an-torcha y las herramientas eclcticas para "limpiar, fijar y dar es-plendor" al tesoro comn de la lengua castellana, interpretando las

    55. Pedro Henrquez: Patria de la Justicia, en Ensayos en busca de nuestra expresin,Buenos Airea, 1952, p. 31).

  • 74 MANUEL DE JESUS GOICO CASTRO

    ms severas normas clsicas del adusto linaje del idioma y robuste-cindolas con el espritu renovador de la poca; de Domingo Faus-tino Sarmiento, de Jos Ingenieros y de Jos Vasconcelos, toma latoga inmaculada y viril de los que propugnan por el predominio dela verdad, del bien y de la belleza y la palabra doctoral y acadmi-ca que incita a la grandeza y conduce a las nuevas generaciones