la lisboa de saramago - cartelera de cine de...

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H ay muchas Lisboas y casi todas tienen, afortunadamente, una pátina litera- ria. Quizá porque Lisboa, como di- ce José Saramago, es “una ciudad cenicienta” que na- ce donde “acaba el mar y empieza la tierra”. Lo primero que sorprende en Lisboa es su luz y una atmósfera atlántica realzada por el amplio es- tuario del Tajo y por una accidenta- da orografía que la divide en barrios bajos y altos y la dota de excelentes miradores, como el de Santa Catali- na o el de San Jorge, que confirman que la capital portuguesa nació pa- ra ser mirada. Llegando por la larga Avenida da Liberdade, la plaza del Rossio mar- ca el inicio del sueño de Lisboa. Es aquí donde empieza a apreciarse la Lisboa antigua o, mejor dicho, la Lis- boa reurbanizada por el Marqués de Pombal después del terremoto de 1755. Hay en esta plaza palacios, mo- numentos, fuentes, quioscos, bares y una multitud que no cesa. En una de las fuentes, por cierto, Sarama- go centra un artículo publicado en 1969, reunido en el libro Las intermi- tencias de la muerte, en el que un hom- bre encuentra una botella con un mensaje que es una alegoría contra la dictadura de Salazar. También en el Rossio, pues, se ambienta el com- promiso del escritor. Y para redon- dear el factor literario, el Hotel Inter- nacional, situado en la misma plaza, arrastra la leyenda de los espías que se hospedaban en él en los años 40, cuando Lisboa era algo así como la Casablanca de la película. En El año de la muerte de Ricardo Reis demuestra Saramago que es imposi- ble hablar de Lisboa sin referirse a Pessoa, el poeta que inventó múlti- ples heterónimos (entre ellos el de Ricardo Reis) para dar salida a sus distintas personalidades. En la no- vela de Saramago, Reis pasea por el barrio de la Baixa, por sus calles pea- tonales con casas con azulejos y es- caparates de los años 50, hasta des- embocar en otra plaza maravillosa, la del Comercio, conocida popular- mente como Terreiro do Paço. En esta inmensa plaza señorial –abierta al mar, al infinito– se en- cuentra Martinho da Arcada, uno de los restaurantes más antiguos de Lisboa (fundado en 1778), en el que Pessoa y Saramago se permiten el lu- jo (póstumo en el caso de Pessoa) de tener mesa reservada de modo per- manente. No muy lejos, en la Rua Bernardino Costa, se encuentra el British Bar, otro café con encanto de Lisboa que aparece en En la ciudad blanca (1983), la película en la que Alain Tanner expresó su amor por esta ciudad. El barrio de Alfama, visto desde el mirador de Santa Lucía. La Lisboa de Saramago La luz y la atmósfera atlántica son la primera impresión de la capital portuguesa, cuya compleja orografía dotada de excelentes miradores confirma que nació para ser mirada El nobel y Pessoa tenían mesa reservada permanentemente en el restaurante Martinho da Arcada, fundado en 1778 LA CIUDAD CENICIENTA Así describe José Saramago a la magnética capital portuguesa, donde, dice, «acaba el mar y empieza la tierra». Aunque el ganador del Nobel de Literatura de 1998 no nació allí, sus vínculos sentimentales con Lisboa son numerosos, y su presencia, permanente. POR XAVIER MORET VIAJES LITERARIOS 10 3 DE ENERO DEL 2010

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Hay muchas Lisboas y casi todas tienen, afortunadamente, una pátina litera-ria. Quizá porque Lisboa, como di-ce José Saramago,

es “una ciudad cenicienta” que na-ce donde “acaba el mar y empieza la tierra”. Lo primero que sorprende en Lisboa es su luz y una atmósfera atlántica realzada por el amplio es-tuario del Tajo y por una accidenta-da orografía que la divide en barrios bajos y altos y la dota de excelentes miradores, como el de Santa Catali-na o el de San Jorge, que confirman

que la capital portuguesa nació pa-ra ser mirada. Llegando por la larga Avenida da Liberdade, la plaza del Rossio mar-ca el inicio del sueño de Lisboa. Es aquí donde empieza a apreciarse la Lisboa antigua o, mejor dicho, la Lis-boa reurbanizada por el Marqués de Pombal después del terremoto de 1755. Hay en esta plaza palacios, mo-numentos, fuentes, quioscos, bares y una multitud que no cesa. En una de las fuentes, por cierto, Sarama-go centra un artículo publicado en 1969, reunido en el libro Las intermi-tencias de la muerte, en el que un hom-bre encuentra una botella con un

mensaje que es una alegoría contra la dictadura de Salazar. También en el Rossio, pues, se ambienta el com-promiso del escritor. Y para redon-dear el factor literario, el Hotel Inter-nacional, situado en la misma plaza, arrastra la leyenda de los espías que se hospedaban en él en los años 40, cuando Lisboa era algo así como la Casablanca de la película. En El año de la muerte de Ricardo Reis demuestra Saramago que es imposi-ble hablar de Lisboa sin referirse a Pessoa, el poeta que inventó múlti-ples heterónimos (entre ellos el de Ricardo Reis) para dar salida a sus distintas personalidades. En la no-

vela de Saramago, Reis pasea por el barrio de la Baixa, por sus calles pea-tonales con casas con azulejos y es-caparates de los años 50, hasta des-embocar en otra plaza maravillosa,

la del Comercio, conocida popular-mente como Terreiro do Paço. En esta inmensa plaza señorial –abierta al mar, al infinito– se en-cuentra Martinho da Arcada, uno de los restaurantes más antiguos de Lisboa (fundado en 1778), en el que Pessoa y Saramago se permiten el lu-jo (póstumo en el caso de Pessoa) de tener mesa reservada de modo per-manente. No muy lejos, en la Rua Bernardino Costa, se encuentra el British Bar, otro café con encanto de Lisboa que aparece en En la ciudad blanca (1983), la película en la que Alain Tanner expresó su amor por esta ciudad.

El barrio de Alfama, visto desde el mirador de Santa Lucía.

La Lisboa de SaramagoLa luz y la atmósfera atlántica son la primera impresión de la capital portuguesa, cuya compleja orografía dotada de excelentes miradores confirma que nació para ser mirada

El nobel y Pessoa tenían mesa reservada permanentemente en el restaurante Martinho da Arcada, fundado en 1778

LA CIUDAD CENICIENTAAsí describe José Saramago a la magnética capital portuguesa, donde, dice, «acaba el mar y empieza la tierra». Aunque el ganador del Nobel de Literatura de 1998 no nació allí, sus vínculos sentimentales con Lisboa son numerosos, y su presencia, permanente.

PORXAVIER MORET

viajes literarios

10 3 DE ENERO DEL 2010

DespuésderecorrerlaBaixa,seimponelavisitadelosbarriosaltos.AunladoelChiadoyelBairroAlto;enelotro,AlfamayelCastillodeSaoJorge.SiseempiezaporelChiado,subiendoenelascensordeSantaJus-ta,escasiobligatoriaunaparadaenABrasileira(otrodeloscaféssacra-lizadosporPessoa,conunaestatuadelpoetaenfrente)yunavisitaalalibreríaBertrand(ruaGarrett,17),paraponersealdíadelaabundanteproduccióndeSaramago,yalcerca-noTeatroSaoCarlos,adondeSara-magoacudeaescucharÓpera.Muycerca,enlaplazaCamoes,tienesuconsulta,enellibrodeSaramago,eldoctorRicardoReis.

Las mejores vistas

EnelBairroAltoseencuentranelmágicoPavillaoChinés(ruaD.Pe-droV,89),unbarinstaladoenunaantiguamerceríadeprincipiosdelsigloXXqueexponejuguetesdeco-leccionista,yelmiradordeSantaCa-talina,queofreceunadelasmejoresvistasdeLisboa.AlladodelmiradorselevantaunacasarosaenlaqueSa-ramagositúaensunovelaelHotelBragança,enelquesealojaReisasu

llegadaaLisboaen1935. ElChiadoylaAlfamasoncomolacaraAylacaraBdelosbarriosaltos.SienelChiadodominaunambien-teburguésprestigiadoporelarte,enAlfamaseimponenloscallejonesos-curosyestrechos,loslocalesdondeseescuchanfados(amediocaminoentreelambientecanallayelturís-tico)ylostranvíasquezigzagueanparasalvareldesnivel.Cercadelcas-tillodeSaoJorge,unodelosmira-dorespreferidosdeSaramago,seen-contrabaporciertoeldespachodelcorrectorprotagonistadeHistoriadelcercodeLisboa.

Alfamatientaalviajeroencadaesquina,peroconvieneescapardelaviejaLisboaparavisitarelMonas-teriodelosJerónimos,unlugarma-jestuosoqueesmuyespecialparaSaramago.Fueallídondellevóen1985,cuandoellatenía36añosyél63,alaandaluzaPilardelRío,unaadmiradoradesuobraquesecon-vertiríaensuesposa. Yesallí,enelluminosoclaustrodeestilogóticotardío,dondeseen-cuentralatumbadePessoa, “poeta inútil”enviday“portugués ilustre”trassumuerte.LosversosdePessoagrabadosenelmonolitohansido

unaconsignavitalparaSaramago.Dicenasí:“Para ser grande, sé ente-ro: Nada / tuyo exageres o excluyas. / Sé todo en cada cosa. Pon cuanto eres / en lo mínimo que hagas. / Así en cada lago la luna entera / brilla, porque alta vive”. ParaterminarestavisitadeLis-boaenclavedeSaramago,nadame-

jorqueunacenaenVarinadeMa-dragoa(ruadasMadres,36),unaan-tiguapescaderíadelbarriodeLapareconvertidaenrestauranteenlaquepuededegustarsecocinapo-pularportuguesa.Yoacudíallíporazar,peroempecéasospecharqueelespíritudeSaramagoguiabamispasoscuandovilasparedesdecora-dasconfotosdelescritoryrecortes

deprensaquehablabandelNobelqueleconcedieronen1998. Enelrestaurantesolohabía,ade-másdelamía,otramesaocupada,enlaquesesentabaunaancianaquecomíasinprisasunasopaalenteja-na.CuandolepedíalpropietariounplatodebacalaoalaBras,aprovechéparapreguntarlesiSaramagosolíaveniralrestaurante.Paramisorpre-sa,meconminóalsilencioconundedoenloslabiosymeseñalócongestopreocupadoalaanciana. Solocuandoellasefuemeinfor-módequeeralaprimeraesposadeSaramago.“Hace unos años el es-critor venía a menudo con ella, inclu-so celebró en una de esas mesas la concesión del Nobel, pero desde la separación ella viene sola y prefiere no oír hablar de Saramago”. Ledijequelocomprendía,peromientrasmecomíaelbacalaore-vueltoconhuevos,patatasfritasycebollapenséparamíquesiloquepretendíalamujereraolvidarales-critor,probablementenoeraunabuenaideaacudiraunrestauranterepletodefotosyrecortesquehabla-bandeél.Definitivamente,Lisboaesunaciudadtanliterariaquenuncadejarádesorprenderme.H

JULIO CARBÓ

A la izquierda, un mercado de flores en el Chiado, con el Mirador de Santa Justa al fondo. A la derecha, una estampa clásica de Lisboa: un tranvía desciende por la Rua A Rosa, en el barrio de Alfama.

JULIO CARBÓ

El burgués Chiado y la Alfama de los callejones oscuros son como la cara A y la cara B de los barrios altos

KILÓMETROS TIENE EL PUENTE VASCO DA GAMA QUE CRUZA EL TAJO. INAUGURADO EN 1998, ES EL MÁS LARGO DE EUROPA

PESSOA, UNA CONSIGNA VITAL PARA SARAMAGO, fUE UN «POETA INúTIL» EN VIDA y «PORTUGUéS ILUSTRE» TRAS SU MUERTE18

En El año de la muerte de Ricardo Reis (1984), José Saramago rela-ta el regreso a Lisboa, en 1935, de Ricardo Reis, uno de los heteró-nimos de Fernando Pessoa, que llega a la ciudad en barco proce-dente de Brasil. A lo largo de nue-ve meses, Ricardo Reis pasea por Lisboa, se reencuentra con la ciudad, dialoga con el espíritu de Pessoa (que abandona de vez en cuando su tumba) y se detie-ne en algunos momentos funda-mentales de la historia de la épo-ca, como el estallido de la guerra civil de España y la intervención italiana en Abisinia. La ciudad de Lisboa, con su ambiente atlánti-co, su luz especial y su encanto, es otro de los protagonistas de la novela.

Un paseo de nueve meses

Novelista tras cumplir los 50José Saramago nació en Azinha-ga en 1922. Sus padres eran po-bres y en casa no había libros, pero se aficionó a leer en la bi-blioteca pública. Es miembro del Partido Comunista desde 1969 y recibió el Nobel en 1998. Vive par-te del año en Lanzarote y publi-có la mayoría de sus novelas tras cumplir los 50 años, al ser expul-sado del Diario de Noticias por sus ideas políticas. Entre sus li-bros destacan Memorial del con-vento (1982), El año de la muerte de Ricardo Reis (1984), El Evan-gelio según Jesucristo (1991) y Ensayo sobre la ceguera (1995).

JOSÉ SARAMAGO

‘EL AÑO DE LA MUERTE DE RICARDO REIS’JOSÉ SARAMAGO

Editorial Alfaguara527 páginas.20,70 euros.

El libro

El autor

113 DE ENERO DEL 2010X