la ira y otros estudios

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http://consejeriapastoralcclt.blogspot.com/2009/02/la-ira.html La Ira La ira es una emoción, una reacción involuntaria ante un suceso o una situación desagradable. En tanto la ira se limite a esta emoción inicial e involuntaria, se podrá considerar como una reacción natural. Sin embargo, se vuelve peligrosa cuando nuestra respuesta ante ella es inadecuada; cuando perdemos el control (y descargamos la ira libremente) o nos la guardamos, de modo que volvemos amargados, resentidos y hostiles. Es entonces cuando la Biblia nos llama a cuentas. Al abordar el tema de la ira, debemos entender que no toda la ira es mala. Cuando la Biblia se refiere a la ira, puede estar haciendo hincapié en varias emociones distintas. Por ejemplo: 1. La ira de Moisés se encendió al ver la infidelidad y la idolatría de su pueblo (Éxodo 32:19) 2. Al curar al hombre que tenía la “mano seca”, se indica que Jesús “los miró en torno suyo con enojo”, entristecido por la dureza de sus corazones (de los fariseos) (Marcos 3:5) 3. Aunque no se indica explícitamente, la ira se encuentra en la actitud y los actos de nuestro Señor Jesús cuando expulsó a los mercaderes de la casa de Dios (Marcos 11:15-17) 4. Hasta cierto punto, la ira se encuentra presente en nuestra actitud hacia el pecado y el modo en que lo abordamos. “Airaos, pero no pequéis” (Efesios 4:26) El control de la ira es bíblico “El necio da rienda suelta a toda su ira; mas el sabio sosiega” (Proverbios 29:11) Al tratar de controlar nuestra ira, debemos darnos cuenta de que todas las personas tienen derecho a sus propias opiniones y que sus vidas se deben distinguir por la dignidad y el respeto. Al mismo tiempo, con el fin de mantener todas las cosas dentro de la perspectiva correcta, no nos olvidemos de que si Jesús hubiera exigido Sus derechos, no hubiera muerto en la cruz. En este punto, hay una distinción muy fina. Lo que tenemos que recordar es que los cristianos debemos ser muy cuidadosos en nuestras respuestas, sin olvidarnos de que es posible que nuestra posición sea correcta, pero nuestras actitudes erróneas. Nota: Billy Graham escribió: La Biblia no prohíbe el enojo; pero establece dos límites. El primero es que debemos mantener la ira libre de amargura, desprecio u odio. La segunda es la verificación diaria de si hemos resuelto nuestros sentimientos maliciosos. Hay un antiguo proverbio latino que dice: “El que se acuesta airado tiene al demonio como compañero de lecho”. Por supuesto, la vida contiene muchos motivos de irritación, que se convierten en magníficas oportunidades para que Satanás nos conduzca a las malas pasiones. La ira será excesiva o estará fuera de control cuando: 1. Dé como resultado explosiones de cólera y un lenguaje ofensivo. 2. Produzca amargura, resentimientos y hostilidad (el deseo de “ajustar las cuentas”)

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Page 1: La Ira y Otros Estudios

http://consejeriapastoralcclt.blogspot.com/2009/02/la-ira.html

La IraLa ira es una emoción, una reacción involuntaria ante un suceso o una situación desagradable. En tanto la ira se limite a esta emoción inicial e involuntaria, se podrá considerar como una reacción natural. Sin embargo, se vuelve peligrosa cuando nuestra respuesta ante ella es inadecuada; cuando perdemos el control (y descargamos la ira libremente) o nos la guardamos, de modo que volvemos amargados, resentidos y hostiles. Es entonces cuando la Biblia nos llama a cuentas.

Al abordar el tema de la ira, debemos entender que no toda la ira es mala. Cuando la Biblia se refiere a la ira, puede estar haciendo hincapié en varias emociones distintas. Por ejemplo:

1. La ira de Moisés se encendió al ver la infidelidad y la idolatría de su pueblo (Éxodo 32:19)2. Al curar al hombre que tenía la “mano seca”, se indica que Jesús “los miró en torno suyo con enojo”, entristecido por la dureza de sus corazones (de los fariseos) (Marcos 3:5)3. Aunque no se indica explícitamente, la ira se encuentra en la actitud y los actos de nuestro Señor Jesús cuando expulsó a los mercaderes de la casa de Dios (Marcos 11:15-17)4. Hasta cierto punto, la ira se encuentra presente en nuestra actitud hacia el pecado y el modo en que lo abordamos. “Airaos, pero no pequéis” (Efesios 4:26)

El control de la ira es bíblico

“El necio da rienda suelta a toda su ira; mas el sabio sosiega” (Proverbios 29:11) Al tratar de controlar nuestra ira, debemos darnos cuenta de que todas las personas tienen derecho a sus propias opiniones y que sus vidas se deben distinguir por la dignidad y el respeto. Al mismo tiempo, con el fin de mantener todas las cosas dentro de la perspectiva correcta, no nos olvidemos de que si Jesús hubiera exigido Sus derechos, no hubiera muerto en la cruz. En este punto, hay una distinción muy fina. Lo que tenemos que recordar es que los cristianos debemos ser muy cuidadosos en nuestras respuestas, sin olvidarnos de que es posible que nuestra posición sea correcta, pero nuestras actitudes erróneas.

Nota: Billy Graham escribió: La Biblia no prohíbe el enojo; pero establece dos límites. El primero es que debemos mantener la ira libre de amargura, desprecio u odio. La segunda es la verificación diaria de si hemos resuelto nuestros sentimientos maliciosos. Hay un antiguo proverbio latino que dice: “El que se acuesta airado tiene al demonio como compañero de lecho”. Por supuesto, la vida contiene muchos motivos de irritación, que se convierten en magníficas oportunidades para que Satanás nos conduzca a las malas pasiones.

La ira será excesiva o estará fuera de control cuando:1. Dé como resultado explosiones de cólera y un lenguaje ofensivo.2. Produzca amargura, resentimientos y hostilidad (el deseo de “ajustar las cuentas”)3. Es espiritualmente debilitante, provoca inquietud interna, destruye la tranquilidad propia y es contraria a los sentimientos de bienestar. ¿Tengo el sentimiento de que mi actitud es desagradable para Dios o que le estoy dando “lugar al diablo”? (Efesios 4:27)4. Daña a otras personas. ¿Afecta negativamente mi testimonio cuando los demás observan mis malas respuestas? ¿Son víctimas de esas respuestas?¿Cómo podemos aprender a controlar la ira excesiva?1. Traten de no interpretarlo todo como si fueran ofensas, desprecios, deseos de lastimar, etc. Al mismo tiempo, procuren identificar las cosas que causan su ira excesiva.2. Hagan que sus actitudes y respuestas sean objeto de oración firme. También debemos llevar ante el Señor la conducta irritante de otras personas, dándonos cuenta de que Dios utiliza a los individuos y las circunstancias para refinar nuestro carácter. ¡Es posible que tengamos demasiadas aristas que se deban suavizar de nosotros mismos!3. Cultiven la práctica de confesar como pecado la ira excesiva. La importancia de “lo inmediato” en esta búsqueda del perdón se debe colegir a partir de las palabras del Apóstol Pablo: “No dejéis que se ponga el sol sobre vuestro enojo” (Efesios 4:26) Aprendan a poner las cuentas en orden, al menos para el final del día.4. Dense cuenta de que los cristianos deben enfrentarse a dos naturalezas que se esfuerzan por obtener la supremacía. Debemos aprender el principio de “despojo” y “revestimiento” de Efesios 4:22-24.A. “Despojémonos” del viejo hombre, corrompido por sus deseos engañosos (versículo 22)

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B. “Vistámonos” con el nuevo hombre, creado para ser como Dios en justicia y santidad (versículo 24)C. El efecto de poner en práctica el principio de “despojo” y “revestimiento” es renovarnos en el espíritu de nuestra mente (versículo 23) Este es el modo en que se hace válido 2 Corintios 5:17.5. Esfuércense en alejar la ira de ustedes mismos para enfocarla en los problemas que la provocan.6. Sométanse todos los días al Espíritu Santo. “Andad en el espíritu y no satisfagáis los deseos de la carne”. (Gálatas 5:16)7. Permitan que la Palabra de Dios ejerza su poder sobre los aspectos de sus vidas, al leerla, estudiarla y aprenderla de memoria. “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, ensenándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría” (Colosenses 3:16)

Estrategia de Asesoramiento:1. Una relación personal con Jesucristo es básica para resolver cualquier problema espiritual.Pregúntenle a la persona en cuestión si ha llegado a tener esta relación con el Señor. Denle las “Cuatro leyes espirituales”.2. Háganle preguntas a su interlocutor cristiano, para determinar cuál es su situación en lo que se refiere a su ira excesiva o no resuelta.Hablen con él sobre los antecedentes, haciendo hincapié en las actitudes de los cristianos, la confesión diaria y los componentes del principio del “despojo” y “revestimiento”. Hagan que tome nota de los consejos y las citas bíblicas, como ayuda para que los recuerde.3. Oren con esa persona. Rueguen que pueda tener una “conciencia libre de ofensas contra Dios y los hombres”, y la fe necesaria para confiar en Dios para obtener la victoria continua.

Citas Bíblicas:“Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse, porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios”.(Santiago 1:19-20)

“La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor”. (Proverbios 15:1)

“Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca”. (Colosenses 3:8)

“El necio da rienda suelta a toda su ira; mas el sabio al fin la sosiega”.(Proverbios 29:11)

“En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”. (Efesios 4:22-24).

La blanda respuesta quita la ira; Mas la palabra áspera hace subir el furor. (Proverbios 15:1)

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http://www.gotquestions.org/Espanol/ira-Biblia.html

¿Qué dice la Biblia acerca de la ira?

Pregunta: "¿Qué dice la Biblia acerca de la ira?"

Respuesta:El manejo de la ira es un tópico importante. Un experimentado consejero establece que el 50% de la gente que acude para consejería, tuvo problemas con el manejo de su ira. La ira puede hacer añicos la comunicación, romper las relaciones, y arruinar tanto el gozo como la salud de muchos. Y con mucha frecuencia la gente tiende a justificar su enojo, en vez de aceptar la responsabilidad por él. Hay un tipo de ira que la Biblia llama “justa indignación,” pero ésta no debe ser confundida con la ira.

Antes que nada, la ira no siempre es pecado. Dios está airado (Salmos 7:11; Marcos 3:5), y a los creyentes se les permite estar airados (Efesios 4:26). En el Nuevo Testamento son usadas dos palabras griegas para la palabra “ira.” Una (orge) significa “pasión, energía;” la otra (thumos) que significa “agitado, ebullición.” El diccionario Webster define la ira como “emoción excesiva, pasión incitada por un sentido de daño o injusticia;” este daño puede ser hacia nosotros o hacia alguien más. Bíblicamente, la ira es una energía dada por Dios con la intención de ayudarnos a resolver problemas. Ejemplos de ira bíblica incluyen la confrontación de Pablo con Pedro, por su mal ejemplo en Gálatas 2:11-14. David, disgustado al escuchar al profeta Natán compartirle una injusticia (2 Samuel 12), y Jesús airado por la manera en que algunos judíos habían corrompido la adoración en el templo de Dios en Jerusalén (Juan 2:13-18). Nótese que ninguno de estos ejemplos de ira involucraron la auto-defensa, sino la defensa de otros, o de un principio.

Pero la ira se vuelve pecado cuando es motivada por el egoísmo (Santiago 1:20), cuando el objetivo de Dios es distorsionado (1 Corintios 10:31), o cuando se deja que la ira persista (Efesios 4:26-27). En vez de utilizar la energía generada por la ira para atacar el problema en sí, es la persona quien es atacada en su lugar. Efesios 4:15, 29 dice que debemos hablar la verdad en amor y usar nuestras palabras para edificar a otros, y no permitir que salgan de nuestra boca palabras corrompidas o destructivas. Desafortunadamente, esta venenosa manera de hablar es una característica común del hombre caído (Romanos 3:13-14). La ira se vuelve pecado cuando se le permite desbordarse sin restricción, dando como resultado un escenario en el que todos a su alrededor resultan lastimados (Proverbios 29:11), dejando devastación a su camino, usualmente con consecuencias irreparables. La ira también se vuelve pecado cuando el airado rehúsa ser tranquilizado, guarda rencor, o lo guarda todo en su interior (Efesios 4:26-27). Esto puede causar depresión e irritabilidad ante cualquier cosita, con frecuencia con cosas sin relación alguna con el problema subyacente.

Podemos manejar la ira bíblicamente mediante:

1) Reconocer y admitir nuestra ira egoísta y el erróneo manejo del enojo como un pecado (Proverbios 28:13; 1 Juan 1:9). Esta confesión debe ser hecha tanto a Dios como ante

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aquellos a quienes hemos herido con nuestra ira. Tampoco debemos minimizar ese pecado llamándolo “me alteré un poco el otro día” o transfiriendo la culpa: “bueno, si no hubieras actuado como lo hiciste…”

2) Viendo a Dios en la prueba. Eso es especialmente importante cuando la gente ha hecho algo específicamente para ofendernos. Santiago 1:2-4; Romanos 8:28-29; y Génesis 50:20 apuntan todo al hecho de que Dios es soberano y tiene completo control sobre CUALQUIER circunstancia y persona que entra en nuestro camino. Nada nos sucede que Él no lo cause o lo permita. Y como todos estos versos lo dicen, Dios es un Dios BUENO (Salmos 145:8,9,17) que hace y permite todas las cosas en nuestras vidas para nuestro bien y el bien de otros. Si reflexionamos sobre esta verdad hasta que se mueva de nuestra mente a nuestro corazón, alterará nuestra reacción hacia aquellos que nos hieren profundamente.

3) Dejando lugar para la ira de Dios. Esto es especialmente importante en casos de injusticia, especialmente cuando es hecho por hombres “malvados” hacia gente “inocente.” Génesis 50:19 y Romanos 12:19 nos dicen ambos que no juguemos a ser Dios. Dios es recto y justo, y podemos confiar en Él, quien conoce todo y lo ve todo para actuar con justicia (Génesis 18:25).

4) No regresando mal por bien (Génesis 50:21; Romanos 12:21). Esta es la clave para convertir nuestra ira en amor. Todas nuestras acciones fluyen de nuestro corazón, así que también nuestros corazones pueden ser alterados por nuestras acciones (Mateo 5:43-48). Así que, podemos cambiar nuestros sentimientos hacia otros, cambiando la manera en que decidimos actuar hacia esa persona.

5) Comunicándonos para resolver el problema. Hay cuatro reglas básicas de comunicación que se nos comparten en Efesios 4:15, 25-32.

a) Ser honestos y hablar (Efesios 4:15,25). La gente no puede leer nuestra mente; diga la verdad EN AMOR.

b) Ser oportunos (Efesios 4:26-27). No debemos permitir que lo que nos está molestando, crezca hasta perder el control. Es importante manejar y compartir lo que nos molesta antes que llegue hasta ese punto.

c) Atacar el problema, no a la persona (Efesios 4:29, 31). Junto con esto, debemos recordar la importancia de mantener bajo el volumen de nuestra voz (Proverbios 15:1). Gritar es usualmente percibido como una forma de ataque.

d) Actuar, no reaccionar (Efesios 4:31-32). A causa de nuestra naturaleza caída, generalmente nuestro primer impulso es uno pecaminoso (verso 31).

El tiempo utilizado para “contar hasta diez” debe ser usado para reflexionar sobre la

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manera amable de responder (verso 32), y para recordarnos a nosotros mismos, cómo la ira debe ser usada para resolver problemas y no para crear unos mayores.

6) Por último, debemos actuar para resolver nuestra parte del problema (Hechos 23:5). No podemos controlar la manera en que los demás actúen o respondan, pero sí podemos hacer los cambios necesarios para hacerlo por nuestra parte. Conquistar nuestro temperamento no es algo que suceda de la noche a la mañana. Pero a través de la oración pidiendo ayuda, el estudio de la Biblia, y la confianza en el Espíritu Santo de Dios, puede ser conquistado. Así como hemos permitido que la ira se haya atrincherado en nuestras vidas por la práctica habitual, también debemos practicar responder correctamente hasta que se convierta en un hábito que reemplace a las viejas actitudes. Estos son algunos Proverbios que tratan con el tema de la ira:

6:34 “Porque los celos son el furor del hombre, y no perdonará en el día de la venganza”14:17 “El que fácilmente se enoja hará locuras; y el hombre perverso será aborrecido.”14:29 “El que tarda en airarse es grande de entendimiento; mas el que es impaciente de espíritu enaltece la necedad.”15:1 “La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor.”15:18 “El hombre iracundo promueve contiendas; mas el que tarda en airarse apacigua la rencilla.”16:32 “Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad.”19:11 “La cordura del hombre detiene su furor, y su honra es pasar por alto la ofensa.”19:19 “El de grande ira llevará la pena; y si usa de violencias, añadirá nuevos males.”22:24-25 “No te entremetas con el iracundo, ni te acompañes con el hombre de enojos, no sea que aprendas sus maneras, y tomes lazo para tu alma.”27:4 “Cruel es la ira, e impetuoso el furor; mas ¿quién podrá sostenerse delante de la envidia?”29:8 “Los hombres escarnecedores ponen la ciudad en llamas; mas los sabios apartan la ira.”29:22 “El hombre iracundo levanta contiendas, y el furioso muchas veces peca.”

Leer más:http://www.gotquestions.org/Espanol/ira-Biblia.html#ixzz2Zz1GKRmK

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http://www.euroresidentes.com/controlar-ira/controlar-la-ira.html

Consejos para el manejo de la ira y para calmar el mal genio

La ira descontrolada puede hacernos sentir muy mal. Si nuestros enfados, rabia o frustración están afectando negativamente a nuestras relaciones con familiares, amigos, compañeros de trabajo o incluso desconocidos, es hora de aprender algunas habilidades para el manejo de la ira.

No podremos progresar si dejamos que predominan los pensamientos negativos.

Está demostrado que las técnicas de manejo o control de la ira (Anger Management en inglés) ayudan a cambiar la forma en que expresamos nuestra ira o rabia. Mientras un enfado periódico puede ser hasta sano para dejar salir emociones negativas, pero cuando se convierte en la principal forma en que expresamos nuestras discrepancias con la forma de actuar o pensar de terceros, puede ser hasta peligroso. Tanto para las relaciones humanas como para la salud, pues un estado de irritación o ira constante influye negativamente sobre la tensión y el estado de salud general de una persona.

 

Aquí ofrecemos unos consejos para 

Consejos para controlar la ira o rabia.

1. Tomarse un "tiempo": aunque pueda parecer un cliché, contar hasta diez antes de reaccionar realmente puede calmar nuestro temperamento, sobre todo si es una persona compulsiva que suele hablar (o gritar) antes de pensar. 

2. Poner un poco de distancia de por medio: es aconsejable tomarse un descanso de la persona con la que estamos enfadados hasta que nuestras frustraciones se disipen un poco. Esto también nos permite planificar mejor cómo abarcar el asunto que nos preocupa o que nos ha causado un disgusto. 

3. Expresar de forma clara el motivo de nuestro enfado: es saludable expresar la frustración sin confrontación. No por gritar mas fuerte vayamos a convencer a nadie que tengamos razón. Una argumentación inteligente y honesta suele ser mucho mas eficaz que un enfado monumental. Se convence mucho mas si se identifican problemas y se plantean soluciones. Y si logramos convencer además al "culpable", pues hay mucha mas probabilidad de que el problema no vuelva a surgir.

4. Hacer algo de ejercicio: la actividad física puede ofrecer una salida a las emociones, especialmente si estamos a punto de estallar. Salir a caminar o a correr, nadar, levantar pesas o simplemente subir y bajar las escaleras varias veces permitirá sacar la adrenalina de la ira sin confrontaciones. 

5. Pensar bien las cosas antes de decir nada: de lo contrario, es muy probable que digamos algo de lo que nos arrepentiremos después. Puede ser muy útil escribir lo que queremos decir para ceñirnos al tema o problema actual. Cuando estamos muy enfadados, es fácil dispersarse. Y si nos pasamos es muy importante saber pedir perdón. 

6. Identificar soluciones para la situación: en lugar de centrarnos en lo que nos hizo estallar, trabajar conjuntamente con la persona que nos enfureció para resolver el asunto en cuestión. Esto quiere decir que también debe estar dispuesto a escuchar la versión de la otra persona. No se puede llegar a acuerdos o soluciones sin antes comprender (no compartir) el argumento del otro. 

7. Hablar en primera persona al describir el problema: esto nos ayudará a evitar criticar o culpar a la otra persona, algo que podría hacer que se enfadara más o sintiera resentimiento, aumentando la tensión. Hay que evitar que la otra persona se sienta acusada o criticada para que no se ponga automáticamente a la defensiva. Podemos decir, por ejemplo: "Me siento mal porque he tenido que hacer todas las tareas domésticas esta semana" en vez de "Deberías haberme ayudado" o "Eres un vago y no ayudas nada".

8. No guardar rencor: si podemos perdonar a la otra persona, ambos nos sentiremos mejor. No es realista esperar que todo el mundo se comporte exactamente como queremos. El rencor es un sentimiento muy negativo. Una vez resuelta una discusión es importante olvidar lo sucedido y no dejar que el resentimiento o rencor siga dentro, listo para salir en una discusión posterior. Intenta  pensar en positivo . 

9. Utilizar el humor para liberar tensiones: reírse puede ayudar a disipar la tensión. No obstante, no utilizar el sarcasmo; solo logrará herir los sentimientos de la otra persona y empeorar las cosas. Si una risa le parece imposible, intentar al menos una sonrisa. 

10. Practicar técnicas de relajación: aprender habilidades de relajación y desestrés también puede ayudarnos a controlar nuestro genio cuando aparezca. Practicar ejercicios de respiración profunda, visualizar una escena relajante o repetir una palabra o frase para calmarnos, como "Tranquilo". Otras formas demostradas para aliviar la ira son escuchar música relajante, hacer meditación, cocinar, escribir un diario y hacer yoga.

http://www.ungidos.com/guia/23.html

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(La Ira, odio y rencor)

"Deja la ira y abandona el furor, no te irrites, solo harías lo malo" (Salmo 37:8).

La ira puede invadirte a cada instante y tomar control de tu vida en forma peligrosa.

La Biblia tiene muchas enseñanzas en relación a la ira.

Veamos el siguiente texto bíblico:

"El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua del mal, y sus labios no hablen engaño. Apártese del mal y haga el bien; busque la paz y síguela. Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra los que hacen el mal"(I Pedro 3:10-12).

Algunas personas piensan que no se debe sentir ira. Si eso fuera cierto tendrías que despojarte de tu "carne" porque la ira es una emoción de la naturaleza caída del hombre. Sentir ira es natural pero no tener control de ello es peligroso porque da rienda suelta al pecado y es destructiva en acciones de agresión física o verbal. Con ira sin control puedes pecar contra Dios, culpándolo de tus experiencias dolorosas en tu vida, contra tu prójimo o contra ti mismo.

"Airaos pero no pequeis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis oportunidad al diablo" (Efesios 4:26,27)

La ira da como resultado explosiones de cólera que afectan tu lenguaje, y hieres a otros como lo expresa el profeta Jeremías en el capítulo 20. La ira produce también sentimientos de venganza. Bajo la ira eres presa fácil de Satanás.

Por eso...

"No digas: Yo pagaré mal por mal, espera en El Señor y Él te salvará" (Proverbios 20:22).

La ira depende de muchos aspectos: Del temperamento, de los patrones de conducta aprendidos en el seno familiar y de las experiencias de injusticia o de dolor no resueltas en tu pasado; pero sobre todo de la incapacidad de perdonar al prójimo como a ti mismo. También por ser incapaz de someterte a la voluntad y autoridad de Dios; por falta de paciencia y dominio propio así como de comprensión y aceptación del punto de vista del otro (empatía).

"El necio da rienda suelta a toda su ira, más el sabio al fin la sosiega" (proverbios 29:11).

Debes tener presente que cada persona tiene derecho a tener diferentes opiniones y que cada quien tratará de hacer su voluntad, por eso no debes dar rienda suelta a la ira cuando no se tomen en cuenta tus opiniones. Debes aprender a ser sabio y no tratar de ejercer tu autoridad sin control. Responde calladamente cuando tengas ira y si no puedes dominarla apártate de tu prójimo porque:

" La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor"(Proverbios 15:1). "Todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse, porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios"(Santiago 1: 19,20).

Reconoce con humildad ante Dios que tienes problemas de ira para que aprendas a controlarte y a sanar sus raíces.

"Humillaos bajo la poderosa mano de Dios para que Él os exalte a su debido tiempo, echando toda ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros" (I Pedro 5: 6,7).

Tener dominio sobre la ira no es reprimirla sino liberarla adecuadamente sin hacer daño a otros. No debes reprimirla disimulando, porque crecerá dentro de ti y saldrá en forma explosiva y sin control. Cuando la ira se reprime, va creciendo en el fondo del corazón y puede explotar en forma violenta atentando contra tu paz interior o de los que te rodean. También te puede llevar a cometer agresión contra ti mismo y tu prójimo, especialmente en personas indefensas o débiles.

Libera la ira ante la cruz. El Señor comprende tus emociones; exprésale lo que sientes y si ofendes, acude al perdón. No debes reprimir la ira porque si es persistente te puede provocar enfermedades, obstaculiza tu relación con Dios, afecta negativamente tu vida emocional y te esclaviza impidiéndote sentir paz y gozo en tu corazón.

Practica también el dominio propio sobre las pequeñas situaciones con paciencia y comprensión hacia otros, así te fortalecerás, pero sobre todo sigue la luz del Señor que está contenida en los siguientes versículos bíblicos:

"Porque no nos ha dado Dos espíritu de cobardía, sino de poder, amor y dominio propio" (2 Timoteo 1:7). "No te apresures en tu espíritu a enojarte, porque el enojo se anida al seno de los necios"(Eclesiastés 7:9).

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"Sed de un mismo sentir, compasivos, fraternales, misericordiosos y de espíritu de humildad, no devolver mal por mal, o insulto por insulto, sino más bien bendiciendo, porque fuisteis llamados con el propósito de heredar bendición" (1 Pedro 3:8,9).

"Por tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, vestíos de profunda compasión, de benignidad, de humildad, de mansedumbre y de paciencia" (Colosences 3: 12).

"Andad en el espíritu y no satisfagáis los deseos de la carne" (Gálatas 5: 16). "El fruto del espíritu es: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y dominio propio, contra tales cosas no hay ley" (Gálatas 5: 22,23).

PARA REFLEXIONAR:

¿Explotas con cólera y mal humor por pequeñas cosas?

¿Te es difícil sonreír siempre?

¿Ofendes y te desahogas con niños o ancianos, y en general con personas débiles?

PARA RECORDAR:

"Sed de espíritu sobrio y velad, vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar" (I Pedro 5:8). "El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua del mal y sus labios no hablen engaño. Apártese del mal y haga el bien; busque la paz y sígala" (1 Pedro 3:10,11)

ESCRIBE UNA ENSEÑANZA PARA APLICACIÓN EN TU VIDA:

Si tienes odio reprimido, envidia, celos, orgullo, entonces tienes el alimento para la ira. Destruye estos enemigos de tu mundo interior, por medio del perdón en oración.

http://vidacristiana.com/devocional/19219-ser-lento-para-enojarse

Ser lento para enojarse

Escrito por Joyce Meyer

Eclesiastés 7:9, en términos de la versión Reina Valera 1960, nos exhorta: "No te dejes llevar por el enojo que sólo abriga el corazón del necio". No apresurarse en el espíritu a enojarse me habla de autocontrol. No podremos llegar a ser creyentes victoriosos, vencedores, si no aprendemos a ejercitar el dominio propio manejando nuestras emociones, especialmente la emoción del enojo. 

Eclesiastés 7:9 es sólo uno de muchos versículos bíblicos que tratan el tema del enojo. Por ejemplo, Proverbios 14:17 dice: "El iracundo

comete locuras, pero el prudente sabe aguantar". En Proverbios 16:32, leemos que: "Más vale ser paciente que valiente". Proverbios

sigue tratando sobre el enojo al afirmar que: "El buen juicio hace al hombre paciente; su gloria es pasar por alto la ofensa" (Proverbios

19:11). Y en Santiago 1:19,10, leemos: "Mis queridos hermanos, tengan presente esto: Todos deben estar listos para escuchar, y ser

lentos para hablar y para enojarse; pues la ira humana no produce la vida justa que Dios quiere".

Observe en Santiago 1:19,20 que "la ira humana no produce" la rectitud. Parte de la rectitud, o de la recta manera de ser como Dios

quiere que seamos, es realizar nuestro potencial, y no podemos hacerlo a menos que aprendamos a refrenar nuestro enojo.

Todos queremos más de lo que tenemos en varias áreas de nuestras vidas, pero para lograrlo debemos operar dentro de los límites del

autocontrol. Si de veras queremos crecer espiritualmente, debemos mantener nuestras pasiones bajo control. Eso no significa que

tengamos que ser perfectos o que nunca cometamos errores. Aunque el Espíritu Santo nos da poder para controlar nuestras

emociones, algunas veces podemos perder la paciencia. Pero tan pronto como lo hemos hecho, debemos confesarlo y arrepentirnos.

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Una vida disciplinada, autocontrolada, no sólo requiere tiempo, determinación y arduo

trabajo; también exige negarse a sí mismo, pero la recompensa vale el esfuerzo que demanda.

--Tomado de La Biblia de la vida diaria, de Joyce Meyer. Una publicación de Casa Creación. Usado con permiso.

http://obrerofiel.com/el-enojo-y-la-paz-de-dios/

¿Cómo manejar el enojo y la paz de Dios?INTRODUCCIÓN

En octubre de 1997, el señor David Cline, quien era maestro de educación física y entrenador del equipo de béisbol en el

colegio donde trabajaba, les impartía clases de manejo a dos señoritas del colegio.  Mientras iba manejando una de estas

señoritas, un carro se acercó y les cortó el paso. Así se presentó una oportunidad propicia para dar una enseñanza sobre

la imprudencia, y la importancia de la cortesía en las calles.  Pero el señor Cline se enfureció, y le ordenó a la señorita que

estaba manejando que siguiera al carro que había cometido la ofensa.  Alcanzaron al otro carro en un semáforo, y el señor

Cline se bajó del carro y corrió hacia el primer carro para hablar con el conductor.  Hubo una discusión, y el señor Cline le

pegó al otro conductor en la cara.  Cuando el semáforo se puso en verde, el señor Cline, con la ira todavía no descargada,

volvió a ordenar a la estudiante que persiguiera al conductor del primer carro. La obligó a manejar a una velocidad tan alta

que un carro patrullero interceptó al carro en que viajaba el señor Cline con las dos alumnas.  Salieron a la luz los detalles

del acontecimiento y el señor Cline fue detenido y luego destituido de sus cargos docentes.

¿Quién se atreve a medir el poder destructivo del enojo descontrolado?  El enojo y su prole (la amargura, el resentimiento,

la violencia, la venganza, el abuso verbal y físico, etc.) puede destruir familias, iglesias, empresas, y hasta naciones

enteras.  La palabra de Dios declara en forma directa que “la ira del hombre no obra la justicia de Dios” (Santiago 1:20). 

Sin embargo, son muchos los cristianos que viven bajo el dominio del enojo, ya sea en forma abierta u oculta.

I. ¿QUÉ ES EL ENOJO?

¿Es el enojo nada más una emoción que uno siente cuando le pasa algo desagradable?  Dice el sicólogo cristiano el Dr.

Dwight Carlson: “El enojo se define en términos generales como un sentimiento fuerte de hostilidad o indignación . . .

inducido por un disgusto intenso resultando de una amenaza . . . un insulto, un sentido de frustración, o una injusticia. . .”

Los autores Roher y Sutherland comentan, “el enojo es una emoción.  Surge cuando un deseo no se cumple.  Si no se

cumple nuestro deseo, [queremos] cambiar esa situación o destruirla”.

Sin embargo, la Biblia generalmente describe el enojo (y la ira) como un pecado y no sólo como un sentimiento o

emoción.  El apóstol Pablo dice en Colosenses 3:8: “Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo,

malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca” (véase también Ef. 4:31 y Gálatas 5:20).  El Señor Jesús

enseñó que “cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio” (Mateo 5:22).  El capítulo cuatro de

Génesis relata que cuando Dios no miró la ofrenda de Caín con agrado, Caín “se enfureció y andaba cabizbajo” (Génesis

4:5 NVI).  Dios lo invitó a dejar su enojo y a hacer “lo bueno” (lo que Dios le había mandado): “¿Por qué estás tan

enojado? . . . Si hicieras lo bueno, podrías andar con la frente en alto” (4:6-7 NVI).  Dios no aceptó el enojo de Caín como

si fuera “sólo una emoción”.

Parece más bíblico describir el enojo como una respuesta que escogemos hacia la persona o la situación que provocó el

sentimiento “de hosti lidad o indignación” en nosotros.  Esta respuesta incluye la emoción más las actitudes y acciones que

surgen de ella.  O sea, en la mayoría de los casos, la Biblia no distingue entre la emoción del enojo y las actitudes y

acciónes que la acompañan, sino que habla del enojo como una respuesta equivocada y pecaminosa hacia la persona o la

situación que provocó nuestros sentimientos de hostilidad.  Los mismos autores arriba citados concuerdan que el enojo no

es sólo una emoción o sentimiento, sino que es algo que escogemos para realizar nuestro deseo (o defenderlo)

observando que no se puede enojar a nadie en contra de su propia voluntad.

II. LOS PECADOS QUE SURGEN DEL ENOJO.

Efesios 4:26 (“Airaos pero no pequéis”) es quizás el único ejemplo en el cual  la Biblia distingue entre la emoción del enojo,

y las actitudes y acciones pecaminosas que surgen de él.  Sin embargo, el propósito de esta exhortación no es el de

justificar nuestro sentimiento de enojo, sino hacernos conscientes de la rapidez con la cual el enojo nos conduce hacia el

pecado. El enojo se puede manifestar en el pecado de muchas maneras.

Page 10: La Ira y Otros Estudios

1) Un comportamiento explosivo. La persona se enoja fácilmente y otros le tienen miedo o la tratan “con pinzas” para no

ofenderla. Una persona con este comportamiento procura controlar a otros y realizar sus deseos por medio del enojo.

2) El abuso familiar. Esta persona expresa su enojo abusando de su cónyuge y/o de sus hijos.  Este abuso puede ser

verbal, físico o ambos.

3) La amargura y el resentimiento. Algunos creyentes ocultan su enojo, convirtiéndolo en la amargura y el resentimiento.

A menudo estas personas no parecen estar enojadas, y piensan que están manejando su enojo bíblicamente. La verdad

es que la amargura y el resentimiento son tan pecaminosos y dañinos como el enojo abierto.  Suelen expresarse en el

chisme, la crítica, la mentira, la burla, y la resistencia pasiva ya que en muchos casos se trata de sentimientos de

hostilidad hacia personas en autoridad contra quienes no se puede expresar el enojo en forma abierta. Un ejemplo de esto

es el caso de Esaú.  Se sintió profundamente resentido por el favoritismo que su madre le mostraba a Jacob y por la falta

de aceptación de parte de su familia hacia sus esposas cananeas, Judit y Basemat (Génesis 26:34).  Al ver el gran

esfuerzo que hicieron sus padres para conseguirle a Jacob una esposa de la línea familiar, Esaú se casó con una hija de

Ismael para vengarse contra sus padres (Génesis 28:6-10).

4) La depresión. Puede tener varias causas no relacionadas con el enojo.  Sin embargo, el creyente que reprime sus

sentimientos de enojo y no los resuelve, puede caer en un estado depresivo, sintiéndose fracasado y de ninguna

importancia.  A veces, esta clase de depresión se trata del enojo contra Dios porque las cosas no han salido de acuerdo

con lo planeado (véase el número 6. a continuación).

5) La venganza y las represalias. La Biblia presenta muchos casos en los cuales el enojo se manifestó en la venganza y

las represalias violentas.  El rey Asa “se encolerizó grandemente” con un “vidente” (profeta) y lo echó en la cárcel porque

el vidente expuso la falta de fe de Asa y anunció el juicio de Dios sobre su reino (2 Crónicas. 16:9-10).  Absalón guardó su

enojo contra Amnón por la violación de Tamar y luego dio órdenes que le matesen (2 Samuel 13:22, 28-29) lo cual produjo

una rotura severa en la relación entre David y Absalón.  Simeón y Leví mataron a muchas personas inocentes para

vengarse contra el príncipe Siquem por haber violado a Dina (Génesis 34).

6) El enojo contra Dios. En Números 11:10-15 Moíses se sentía disgustado con el pueblo de Israel por su rebeldía contra

Dios.  Como consecuencia de ello, se enojó con Dios, acusándolo de haberle dado una carga imposible de llevar: “No

puedo yo solo soportar a todo este pueblo, que me es pesado en demasía.  Y si así lo haces tú conmigo, yo te ruego que

me des muerte, si he hallado gracia en tus ojos; y que yo no vea mi mal ” (Números 11:14-15).  Asaf se enojó con Dios al

ver la prosperidad de los malos (Salmo 73:13-14), y Jeremías también se resintió con el Señor porque nadie le hizo caso a

su mensaje profético (Jeremías 20:7-8, 14-18).   El rey Asa (en el caso arriba citado) se enojó con Dios y “no lo buscó” aun

frente a la enfermedad que le quitó la vida (2 Crónicas. 16:12).

Hoy día algunos cristianos viven enojados con Dios porque no salvó la vida de un ser querido o no les proveyó lo que ellos

pidieron, o de otra manera no cumplió con las expectativas que tenían de él.  Es importante reconocer que Dios desea que

sus hijos le expresen todo lo que está en su corazón, hasta sus sentimientos de enojo hacia él.  Sin embargo, el creyente

que escoge seguir viviendo con sentimientos de enojo hacia Dios, le dará lugar a Satanás, y terminará en la amargura, el

resentimiento, o la depresión.

III. LOS “MITOS” DEL ENOJO

Los mitos acerca del enojo pueden impedir que el cristiano haga los cambios de actitud y conducta que la palabra de Dios

le exige acerca del control de sus sentimientos de enojo.  Considere los siguientes mitos que se presentan con frecuencia

para justificar el enojo.

A. “No puedo controlar mi enojo”. El hecho de que la Biblia nos exhorte a dejar el enojo demuestra que somos capaces

de controlarlo.  Eclesiastés 7:9 nos recuerda: “No te apresures en tu espíritu a enojarte; porque el enojo reposa en el seno

de los necios.” Santiago 1:19 dice que todo creyente debe ser “tardo para airarse”.  Estas frases “no te apresures” y “sea

tardo” demuestran que el enojo está bajo el control del creyente, y que la intensidad de los sentimientos de enojo nunca

justifican actitudes y conductas en contra de la palabra de Dios.  Más bien el hombre sabio es aquel que haya aprendido a

no enojarse fácilmente (Proverbios 14:29: “El que tarda en airarse es grande en entendimiento; mas el que es impaciente

de espíritu enaltece la necedad”).

B. “Mi enojo pasa rápidamente y no hace mucho daño”. Aunque pase rápidamente el enojo puede hacer mucho daño

y dejar cicatrices que se tardan mucho en sanar.  Aunque Alejandro Magno fue un hombre que conquistó imperios, a

veces se encontró conquistado por su propio enojo.  En cierta ocasión, su querido amigo Cletus, quien fue también uno de

los generales destacados en el ejército de Alejandro, se puso ebrio y comezó a poner a Alejandro en ridículo en frente de

los soldados.  Cegado por el enojo, Alejandro tomó una lanza y se la tiró a Cletus con la intención de asustarlo.  Pero la

lanza encontró su blanco y quitó la vida de Cletus.  De inmediato Alejandro sintió un gran remordimiento e intentó quitarse

Page 11: La Ira y Otros Estudios

la vida, siendo detenido en ello por sus propios soldados.  Por unos días después del acontecimiento, Alejandro se quedó

en su tienda, enfermo, llorando por Cletus y llamándose asesino. Proverbios 16:32 dice: “Mejor es el que tarda en airarse

que el  fuerte; y el que se enseñorea  de su espíritu que el que toma una ciudad”. La dura realidad es que no se puede

anular las cosas que hacemos o decimos en un momento de enojo descontrolado.  A veces el daño es irreparable.

C. “Mi enojo es justificado porque . . .” En algunas ocasiones nuestros sentimientos de enojo son provocados por los

pecados de otros, tales como la mentira, la injusticia, el abuso, la violencia, el robo, el prejuicio, y la falta de amor y

comprensión.  Sin embargo, la palabra de Dios nos llama a resolver los conflictos bíblicamente y a vencer el mal con el

bien (Romanos 12:17-21; 1 Pedro 3:8-12).  Es natural sentirse enojado cuando uno se encuentra como la víctima del

pecado de otros; sin embargo dicho pecado no justifica una respuesta de enojo.  Los casos del enojo “justificado” son bien

escasos: (1) la defensa del honor de Dios, (2) la defensa de otros contra la violencia e injusticia (2 Samuel 11:6; Nehemías

5:6), (3) la protección de la vida espiritual y bienestar del pueblo de Dios ( Lucas 19:46-47).  Más adelante, se presentarán

consejos para resolver el enojo que es el resultado del pecado ajeno.

D. “Es bueno descargar mi enojo para que otros sepan cómo me siento”

Es falsa la teoría popular que el enojo se va acumulando y debe ser descargado sin reservas antes de provocar una

“explosión”.  La catarsis (descargando el enojo sin reserva) significa atacar a alguien, lo cual nunca puede ser la voluntad

de Dios.  Algunas investigaciones de personas que descargaron su enojo sin reserva han demostrado que estas personas

experimentaron un alivio pasajero, pero luego volvieron a enojarse frente a la misma situación.  O sea, no se dio una

“catarsis” que agotara el enojo acumulado.  Más bien siguieron siendo personas controladas por el enojo.

IV. LAS RAÍCES DEL ENOJO

Antes de ver cómo la paz de Dios (y no el enojo) puede “gobernar” en nuestro corazón, es importante entender de dónde

viene el enojo.  El enojo viene de dos fuentes principales. La primera fuente es la de tener nuestros deseos  frustrados,

bloqueados, o rechazados. Santiago 4:1-3 dice: “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros?  ¿No es de

vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros?  Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no

podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis porque no pedís”. Aun la frustración de los deseos

buenos y no egoístas pueden provocar el enojo. Si proponemos un plan de evangelismo en la iglesia y no se logra la

aceptación deseada, surge el enojo porque nuestro deseo ha sido frustrado.  El hecho de que el deseo sea bueno o malo

no cambia la naturaleza de la emoción que surge al no cumplirse el deseo.

La segunda fuente del enojo es el temor de perder algo de valor, como la reputación, las posesiones, el dinero, el tiempo,

la autoestima, el control de una situación, o aún la vida propia o la de un ser querido.  Por ejemplo, si nos obligan a hacer

cola y esperar un largo rato para ser atendido en una tienda, nos sentimos enojados porque tememos la pérdida de algo

valioso: nuestro tiempo. La vida nos sujeta en forma constante y variada a estas dos fuentes de enojo: la frustración de

nuestros deseos, y la posible pérdida de algo que valoramos.  Considere los siguientes ejemplos sencillos:

·  Mi esposo/a no me trata con el amor y la comprensión que deseo;

·  Mis hijos no me obedecen;

·  La tienda de zapatos no acepta la devolución de un producto defectuoso;

·  Los trámites del gobierno absorben mi tiempo y dinero;

·  Los demás se burlan de mis habilidades y mi apariencia;

·  No hay aprecio genuino para mi ministerio;

·  ¡Alguien se sienta en mi silla preferida!

El objetivo de la formación espiritual no es sólo controlar o eliminar el enojo sino experimentar una vida de paz en medio

de los factores que muchas veces producen el enojo.

V. CÓMO EXPERIMENTAR LA PAZ DE DIOS.

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La paz con Dios comienza cuando una persona recibe a Jesucristo como Salvador, así convirtiendo la enemistad con Dios

en amistad con Dios (Romanos 5:8-10). Habiendo entrado en la paz con Dios, el creyente puede experimentar la paz de

Dios en medio de cualquier situación y a pesar de los sentimientos de enojo. Los siguientes consejos ayudarán al creyente

a vivir en paz con Dios y con otros creyentes.

A. Alimente la vida de oración. La promesa de Filipenses 4:7 es que la oración le traerá al creyente “la paz que

sobrepasa todo entendimiento” y guardará su corazón y pensamientos en Cristo Jesús.  Como el primer paso en vencer el

enojo, el creyente debe examinar su corazón e identificar los deseos frustrados y/o las cosas que teme perder.  Así podrá

entregar estas cosas en las manos de Dios en la forma de peticiones con acción de gracias.  Dios nos invita a volcar

delante de él nuestras penas, ansiedades, heridas, indignación, y aun nuestros sentimientos de enojo.  Le podemos hablar

con libertad de nuestros deseos frustrados y nuestras pérdidas, y pedirle que él intervenga para cambiar la situación o que

nos dé su paz aunque no haya cambios.  Por ejemplo en el Salmo 13, David repitió la frase “¿hasta cuándo?” cuatro

veces, así expresando su sentir de que en nada podía ver evidencias de la mano buena de Dios.  Pero en el versículo 5

proclamó, “Mas yo en tu misericordia (hesed) he confiado; mi corazón se alegrará en tu salvación.”   La paz de Dios vi ene

no con recibir la intervención solicitada de Dios sino con entregar la situación en sus manos confiando que su amor leal

(hesed) es más grande que los “angustiadores” que nos rodean y provocan el enojo que sentimos.

La oración también permite que Dios nos enseñe la verdad acerca de nosotros mismos y nuestro enojo.  Tal vez nuestro

enojo es el resultado de los celos.  Tal vez Dios quiere enseñarnos que nuestro propio egocentrismo nos tiene atrapados

en formas de ser y pensar que nos llevan ineludiblemente hacia el enojo.  Aunque no sea siempre posible orar de

inmediato frente al enojo, el creyente debe cultivar la costumbre de exponer delante de Dios en peticiones y súplicas las

cosas que le producen los sentimientos de hostilidad e indignación.

B. Renuncie al perfeccionismo y al egocentrismo. El perfeccionismo y el egocentrismo alimentan el enojo porque nos

hacen desear un mundo que funcione de acuerdo a nuestras preferencias y gustos.  El cristiano perfeccionista vive con

sentimientos constantes de enojo porque nunca se siente satisfecho con lo que él mismo u otros han hecho.  Siempre

“falta algo”.  Es necesario que éste reconoza que el perfeccionismo es nada más el egocentrismo y que se arrepienta de

exigir que el mundo gire alrededor de sus deseos y pautas personales (Stg. 4:1-3).  En el mismo versículo en el cual el

apóstol Pablo nos exhorta a que “la paz de Dios gobierne” en nuestro corazón, aparece la frase “y sed agradecidos” (Col.

3:15). Sin un espíritu agradecido que reconoce las dádivas de Dios en sus múltiples manifestaciones, no es posible

experimentar la paz de Dios.  Cada creyente debe encontrarse en el proceso constante de cambiar el perfeccionismo por

un espíritu agradecido.

C. Deje pasar por alto las ofensas de menor importancia. Proverbios 19:11 dice: “La cordura del hombre detiene su

furor,  y su honra es pasar por alto la ofensa.”  Las ofensas nos quitan la autoestima y la ilusión de ser personas de

importancia, dignas de ser servidas por los demás.  La paz de Dios no se puede alcanzar sin encontrar nuestra identidad

personal en Dios y su amor para con nosotros.  Se ha dicho que para experimentar la paz de Dios, el creyente debe tener

el corazón de un niño y la piel de un rinoceronte, pasando por alto muchas cosas que pueden ser una ofensa.

D. Ponga en práctica los principios bíblicos para la resolución de conflictos. A veces las ofensas cometidas en

contra de nuestra persona son graves y no sería ni correcto ni prudente pasarlas por alto.  Sin embargo, la Biblia no

justifica el enojo en tales casos, sino que nos llama a buscar la paz.  “Busque la paz y sígala” (1 Pedro 3:11).

“Seguid la paz con todos” (Hebreos 12:14).

“Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia, y de

buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.  Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz

(Stg. 3:17-18).

El Señor Jesús enseña que la paz entre cristianos es tan importante que debemos buscar a la persona que nos ha

ofendido con el fin de reconciliarnos con ella y resolver nuestros sentimientos de enojo (Mateo 18:15-35).  Es menester

poner en práctica los principios para la resolución de conflictos tanto para tener la paz de Dios como para vivir en paz con

nuestro hermano en Cristo.  Si no obedecemos los principios bíblicos para la resolución de conflictos, viviremos con el

enojo no resuelto, así haciendo imposible conocer la paz profunda de Dios.  A veces pensamos que el tiempo y la

distancia sanarán nuestro enojo, pero la verdad es que solo el acercamiento bíblico para “buscar la paz y seguirla” puede

lograrlo.

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E. Vea el enojo como una oportunidad para el crecimiento en las relaciones familiares. Los consejeros

matrimoniales David y Vera Mace exhortan a los matrimonios a ver el enojo como el siervo del amor conyugal, y a utilizarlo

para enriquecer su vida de pareja. Para el matrimonio Mace, el enojo funciona como una luz de alerta que indica las áreas

en las cuales la pareja debe trabajar para mejorar su matrimonio.  Si la pareja mira el enojo como un aliado (y no como

enemigo) estará en condiciones para entenderse mejorar y desarrollar patrones constructivos para resolver los

desacuerdos que forman parte de todo matrimonio. De igual manera, los sentimientos de enojo que surgen en las

relaciones familiares, pueden servir como el ímpetu para la comprensión mutua.  En muchos hogares el enojo matrimonial

o familiar se maneja de una manera poco saludable: o se descarga sobre otros o se reprime.  Los matrimonios y familia

sanos utilizan los sentimientos de enojo para identificar los puntos de desacuerdo y resolverlos de una manera que

contribuya al bienestar de todos.

F.  Vea el enojo como una oportunidad para experimentar la paz que Jesucristo nos ofrece.

Este mundo siempre nos dejará desilusionados con expectativas legítimas no satisfechas.  Y nos vendrán los

sentimimentos de enojo.  Los demás no nos tratarán ni como deben tratarnos ni como queremos ser tratados.  Y nos

vendrán los sentimientos de enojo.  Habrá injusticias, calumnias, prejuicios, críticas, y muchas cosas más en nuestra

contra.  Y nos vendrán los sentimientos de enojo.  En medio de este enojo, el Señor Jesús nos promete su paz:

“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No s e turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan

14:27).

“Estas cosas os he hablado para que  en mí tengáis paz.  En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al

mundo” (Juan 16:33).

Si vivimos derrotados y dominados por el enojo, el Señor Jesucristo nos invita a entrar en una comunión estrecha con El,

en la cual aprenderemos a confiar en su amor y en su control soberano de toda circunstancia adversa.  Sólo El puede

convertir las cosas que provocan el enojo en oportunidades para experimentar su obra en nosotros.  Dice el autor James

Reid, “La salida de las frustraciones de la vida no se encuentra en resentirlas sino en aceptarlas como la esfera de los

propósitos de Dios.”  Cuando aceptamos estas cosas como “la esfera de los propósitos de Dios”, la paz de Cristo

gobernará nuestro corazón.

Prof. Jim Adams

SETECA

junio de 2003

Preguntas para el estudio “En enojo y la paz de Dios”

1. ¿Cuáles son algunas cosas que provocan fuertes sentimientos de enojo?

2. Según la Biblia, ¿por qué es el enojo más que “sólo una emoción”?  ¿Cuáles son los peligros de negar que sea una

emoción?   ¿Cuáles son los peligros de justificar el enojo como “sólo una emoción”? (parte I)

3. ¿Cuáles son algunos de los pecados que con frecuencia surgen del enojo?   ¿Con cuál más lucha usted? (parte II)

4. De los cuatro “mitos del enojo”, ¿cuáles han sido más aceptados en la iglesia evangélica? (parte III)

5. ¿Cuáles son las dos raíces principales del enojo? (parte IV)

6. De los consejos sobre “cómo experimentar la paz de Dios”, ¿cuál sería de mayor ayuda para su vida en estos

momentos?  (parte V)

Usado con permiso.

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http://apologista.wordpress.com/2010/01/16/reglas-para-controlar-la-ira/

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REGLAS PARA CONTROLAR LA IRA

Por:

Dr. Jason Navarro, Apologista de la República Dominicana.

Este artículo que les escribo es muy importante en la vida de todo cristiano, ya que nosotros debemos ser mansos y humildes como nuestro señor y salvador Jesucristo. Para nosotros poder trazarles algunas pautas debemos ir  a la Biblia donde están plasmadas las palabras eternas de nuestro único gran DIOS, el Padre.

Las causas de las guerras, homicidios, violencia  intrafamiliar, etc, se debe al mal llamado IRA que el ser humano no a podido ni a sabido controlar. Por  esto la palabra de DIOS nos traza las pautas para poder controlar este enemigo que batalla contra el alma y que nos puede destruir en el infierno, si seguimos los designios de la carne.

VEAMOS LOS QUE NOS DICE LA BIBLIA

Mateo5:22

Pero yo os digo que todo aquel que este enojado con su hermano será culpable ante la corte; y cualquiera que diga insensato a su hermano, será culpable delante de la corte suprema y cualquiera que diga idiota será reo del infierno de fuego.

Proverbios 14:17 y 29

“El hombre pronto a la ira obra neciamente, y el hombre de malos designios es aborrecido”.

“El lento para la ira tiene gran prudencia, pero el que es irascible ensalza necedad”.

Proverbios 15:1

“La suave respuesta aparta el furor, mas la palabra hiriente hace subir la ira”.

Proverbios 22:24

“No te asocies con el hombre iracundo; ni andes con el hombre violento, no seas que aprendas sus maneras, y tiendas lazo para tu vida”.

Proverbios 29:11

“El necio da rienda suelta a su ira, pero el sabio la reprime”.

Regla numero 1 para controlar la ira:

Tomarse una tregua para no dejarse dominar por la violencia. Sólo puede hacerse una cosa cuando se está cercano a la explosión: darse tiempo. Abandonar el lugar de la escena hasta haberse enfriado.

Regla numero 2 para controlar su ira:

Elimine ese ceño fruncido y relájese. La mayoría de la gente iracunda no advierte lo tensos que están.

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Regla numero 3 para controlar la ira:

Deje de intentar dominar a los demás. Enfréntate a la realidad. No puedes dominar  al mundo. Deja de querer ser la reina o el rey. Además, tampoco eres DIOS. Así que baja la intensidad del fuego antes de que te queme.

Regla numero 4 para controlar la ira:

Aceptar la diferencia. La gente actúa y piensa diferente de usted. Déjelos. Deje de acosarlos. Cese de arrinconarlos hasta que ”comprendan”. Tienen derecho a sus propias opiniones, igual que usted.

Regla numero 5 para controlar la ira:

Pida, no exija. Las cosas se hacen sencillas cuando uno admite que no tiene derecho a reclamar nada del tiempo, dinero, cuerpo o almas de los demás. Hasta entonces lo pasa mal.

Regla numero 6 para controlar la ira:

Premie, no castigue ni amenace. Es decir, amenazar con una especie de castigo. O  se hace lo que yo digo o habrá consecuencias graves. Los iracundos no conocen casi nada de la existencia de las recompensas, Pero son expertos en castigos porque de pequeño los recibían. Es difícil dar lo que nunca se tuvo.

Regla numero 7 para controlar la ira:

Hablar en voz baja y no maldecir. No gritar, no maldecir, no vociferar. Ni incluso cuando los demás se lo hacen a uno. Hablar en voz baja y sin palabrotas. Recuerde que toda la vida ha tenido un problema con la ira.

Regla numero 8 para controlar la ira:

Acepte la responsabilidad de todo cuanto hace y dice. Es posible curarse de la iracundia pero usted lo lograra, pero sólo a condición de aceptar la completa responsabilidad de sus palabras y acciones. Usted es el propietario de su boca. Usted es el responsable de todo cuanto hace y dice.

Regla numero 9 para controlar la ira:

Trate a los demás con respeto. Nada de esto es fácil porque ya está acostumbrado a echar la culpa a los demás y a humillarlos. Le costará una promesa firme consigo mismo hablar y actuar con respeto. Pero vale la pena. Trate bien a los demás y estos le trataran bien a usted.

Regla numero 10 para controlar la ira:

Comunique a los demás lo que le molesta de ellos de forma directa, específica y educada.

Nota: la mayoría de las personas se llenan de ira porque en el fondo se creen la gran cosa y carecen de humildad y mansedumbre.

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Que DIOS les bendiga, iracundos.

http://www.devocionalescristianos.org/2009/10/temas-cristianos-biblicos-como-manejar-el-enojo.html

Temas Cristianos Bíblicos – Como manejar el enojo

Colosenses 3.8-17 :8 Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca.9 No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos,10 y revestido del nuevo,el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno,11 donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos.12 Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia;13 soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.14 Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.15 Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.16 La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.17 Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.

Los cristianos estamos llamados a dejar de lado “ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas” (Col 3.8). El mandamiento es claro, pero la manera de lograr y mantener este proposito puede parecer confusa y abrumadora.

El primer paso es reconocer el enojo en nuestros corazones. Esto puede parecer innecesario a quienes expresan con facilidad sus sentimientos, pero para aquellos que han enterrado su ira en lo mas profundo de su ser, sera necesario un prolongado tiempo de autoanalisis delante el Senor. Aunque oculto, el cancer del resentimiento ha estado creciendo e infestando lentamente el corazon.

Hay que dejar, entonces, que la aguda espada de la Palabra de Dios haga una cirugia (He 4.12).

El paso siguiente es reconocer que el enojo es pecado, y comenzar a ocuparse de el. Puesto que la ira es a menudo una respuesta a una herida recibida, se debe tener cuidado de no excusarla ni defenderla en nombre de la justicia. Aunque alguien haya pecado contra usted, aferrarse a la ira como respuesta, es pecado. La Biblia nos dice que no debemos pagar mal por mal, sino que venzamos con el bien el mal (Ro 12.17, 21).

El manejo de un estilo de vida irascible no es opcional; hay que dejar la ira. No podemos esperar vivir en la nueva naturaleza que Cristo ha creado para nosotros, conservando al mismo tiempo nuestro “derecho” a estar enojados y guardar resentimientos.

La solucion de Dios al problema del enojo, es ser mas como Cristo. Nuestra responsabilidad es revestirnos de su caracter. El Senor nos invita a cooperar con El en este proceso de transformacion. Con cada paso de obediencia que demos, la paz de Cristo crecera, y la ira se reducira.

http://www.devocionalescristianos.org/2009/08/temas-cristianos-biblicos-altivez-arrogancia-soberbia.html

ALTIVEZ ,Arrogancia, soberbia

Veamos rápidamente, cómo mira DIOS la altivez y la arrogancia vs la humildad y mansedumbre.

La mayor manifestación de la altivez y la soberbia, es pretender vivir sin DIOS. Es creer que no necesitamos a DIOS y podemos vivir en este mundo separados de Él. Este orgullo es uno de los mayores pecados.

Como se dijo en otra oportunidad, nosotros no estamos diseñados para vivir sin DIOS. DIOS nos manifiesta muchas veces que no temamos porque ÉL va a estar con nosotros. Es decir, la vida sin DIOS, sin contar con su amor y ayuda se nos hará demasiado pesada. Las tribulaciones y angustias le ocurren a todos, creyentes y no creyentes. Pero el creyente pasa esas situaciones difíciles tomado de la mano de DIOS. Pero el no creyente tendrá que pasarla solo.

Como vamos a ver, esta soberbia la pagamos muy caro y, en consecuencia, nuestra estadía en esta tierra se nos hará mucho más difícil.

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Salmo 10:4 “El malo, por la altivez de su rostro, no busca a DIOS. No hay DIOS en ninguno de sus pensamientos”.

Salmo 138:6 “Porque JEHOVÁ es excelso, y atiende al humilde, más al altivo mira de lejos”.

Isaías 2:11 “La altivez de los ojos del hombre será abatida y la soberbia de los hombres será humillada; … “.

Isaías 13:11 “… abatiré la altivez de los fuertes”.

Isaías 5:15 ” … serán bajados los ojos de los altivos”.

Proverbios 22:4 “Riquezas, honra y vida son la remuneración de la humildad y del temor de JEHOVÁ”.

Proverbios 5:5 ” … porque DIOS resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes”.

Proverbios 11:2 ” Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; más con los humildes está la sabiduría”.

Isaías 29:19 “Entonces los humildes crecerán en alegría en JEHOVÁ y aún los más pobres de los hombres se gozarán en el Santo de Israel”.

Isaías 66:2 ” … pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiemble a mi palabra”.

Mateo 11:29 “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para nuestras almas”.

Esta altivez y soberbia nos alejan de DIOS. Perdemos su bendición, presencia y compañía.

Esta altivez y soberbia será abatida y humillada, mientras que como resultado de la humildad vendrán las riquezas, honra, vida y la sabiduría.

Definitivamente, sin obediencia, sin temor de DIOS jamás seremos bendecidos.

Aunque actualmente se predica mucho sobre la bendición y la prosperidad, se hace, posiblemente, con el fin de que las iglesias crezcan, predicando lo que la gente quiere oír.

Pero desde el punto de vista bíblico, si no buscamos la santidad, a la hora de la prueba y de la tribulación no podremos contar con la ayuda y la fortaleza de DIOS.

Nuevamente necesitamos entender que: “No se puede ganar con oración, lo que se pierde por desobediencia”.

Por Jorge Segura

http://www.devocionalescristianos.org/2008/05/devocionales-cristianos-cmo-manejar.html

Devocionales Cristianos – Cómo manejar nuestro orgullo

1 Samuel 24:1-22

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El orgullo nos hace pensar que podemos manejar por nosotros mismos las situaciones de la vida y hacer nuestros propios planes. Los primeros dos reyes de Israel, Saúl y David, ilustran diferentes maneras de manejar el orgullo.

La elevada opinión que tenía Saúl de sí mismo desembocó en decisiones que fueron contrarias a los mandamientos del Señor. Por ejemplo, después de derrotar a los filisteos, el rey pensó que debía tomar parte del botín de la guerra, aunque Dios le había dicho que no lo hiciera. Cuando fue confrontado por Samuel, contestó que su plan era sacrificar los animales al Señor (cf. 1 S. 15:15).

Dios vio a través de sus palabras un corazón de orgullo. Si nuestra egolatría controla nuestra manera de pensar, buscaremos las maneras de no obedecer al Señor, y al ser descubiertos, trataremos de justificar nuestra desobediencia, al igual que Saúl.

David, el segundo rey de Israel, que fue escogido mientras Saúl estaba todavía en el trono, demostró la disposición de esperar en Dios para iniciar su reinado. Soportó la ira, los celos y los intentos homicidas de Saúl, pero no quiso vengarse. De hecho, se negó a tomar el trono cuando tuvo oportunidad de hacerlo. No permitió que el orgullo dominara su mente. Posteriormente, David codició la esposa de otro hombre y cometió adulterio, pero cuando fue acusado su corazón se humilló y se arrepintió.

Para evitar una conducta orgullosa, debemos negarnos a actuar independientemente del Señor. Al igual que David, debemos manejar el egocentrismo acudiendo al Señor en confesión. Los pecados de David fueron perdonados. Saúl, por el contrario, nunca reconoció sus errores, y eso lo llevó a su ruina.

La mina terrestre del orgullo La mina terrestre del orgullo  Una mina terrestre es un dispositivo hecho para mutilar o destruir a cualquiera que lo haga disparar. Es un peligro oculto. Cuando uno descubre una mina terrestre, ya es demasiado tarde. Esto es tan cierto en nuestra vida espiritual como en el mundo fìsico. Satanás pone minas terrestres en el camino del creyente; es importante que aprendamos cómo detectarlas para proteger nuestra relación con el Padre celestial. De todas las minas terrestres, el orgullo es la más engañosa. No perdemos tiempo para negar que ponemos énfasis en nosotros mismos, especialmente porque el orgullo es generalmente una manera de ocultar nuestros sentimientos de incompetencia. Con frecuencia, la persona orgullosa trata de atraer suficiente atención para llenar asì su vacìo personal. Al igual que otras minas terrestres, el orgullo es un serio problema que estorba nuestra relación con Dios. Proverbios 16:5 dice: ?Abominación es a Jehová todo altivo de corazón?. Dios se reserva palabras duras para el orgullo, porque Él sabe que esta actitud es una piedra de tropiezo para los creyentes. No podemos servir a Dios si estamos sirviendo a nuestra propia necesidad de ser adulados. Cuando Dios es expulsado de nuestras vidas, cometemos torpes errores. La

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obra del Espìritu Santo es expulsada de nuestra vida, porque confiamos en nuestro propio juicio en vez de buscar el consejo del Señor. Como hijos de Dios, somos sus siervos, y no hay lugar para el orgullo en nuestra vida. Si tenemos éxito, eso no es una razón para sentirnos importantes. Debemos agradecer a Dios por su gracia y sus bendiciones.   Un corazón orgulloso: El orgullo es engañoso. La persona orgullosa es a menudo la última que se entera de lo que hay en su corazón. Nuestra propia importancia nos hace desear ser el número uno. En vez de procurar ser mejores personas, estamos resueltos a ser mejores que los demás. Para llegar a tener esa posición sobre los demás, constantemente estaremos apuntando hacia nosotros mismos como los mejores, y buscando la alabanza y los halagos de los demás. Muchas veces decidimos estar alrededor de personas importantes y apreciadas, pero tendemos a ignorar a los menos admirados. Esto es lo opuesto a la manera como Jesús trataba a las personas. Él mostró compasión hacia la mujer adúltera, pero se refirió a los fariseos como sepulcros blanqueados. Mientras buscamos la prominencia exteriormente, nuestro espìritu se vuelve rebelde interiormente. Nos negamos a obedecer a Dios porque creemos saber más que Él. Para dominar nuestra desobediencia y poner a nuestro orgullo bajo el control de Dios, tenemos que reconocer las partes especìficas de nuestra vida que han sido afectadas. Al confesar esas áreas, damos el primer paso hacia el sometimiento porque volvemos a centrar nuestra atención en Dios. Debemos estar vigilantes contra una actitud de orgullo. Podemos eliminarla si recordamos lo que Dios ha hecho en nuestra vida, y de lo que Él nos salvó. El orgullo nos llevará a compararnos con los demás. Encontraremos a alguien a quien podamos aventajar en logros, o en ropa, o en inteligencia, pero la persona con quien debemos compararnos es Jesucristo, y siempre encontraremos que no estamos a Su altura.

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 La mina terrestre del orgullo  Una mina terrestre es un dispositivo hecho para mutilar o destruir a cualquiera que lo haga disparar. Es un peligro oculto. Cuando uno descubre una mina terrestre, ya es demasiado tarde. Esto es tan cierto en nuestra vida espiritual como en el mundo fìsico. Satanás pone minas terrestres en el camino del creyente; es importante que aprendamos cómo detectarlas para proteger nuestra relación con el Padre celestial. De todas las minas terrestres, el orgullo es la más engañosa. No perdemos tiempo para negar que ponemos énfasis en nosotros mismos, especialmente porque el orgullo es generalmente una manera de ocultar nuestros sentimientos de incompetencia. Con frecuencia, la persona orgullosa trata de atraer suficiente atención para llenar asì su vacìo personal. Al igual que otras minas terrestres, el orgullo es un serio problema que estorba nuestra relación con Dios. Proverbios 16:5 dice: ?Abominación es a Jehová todo altivo de corazón?. Dios se reserva palabras duras para el orgullo, porque Él sabe que esta actitud es una piedra de tropiezo para los creyentes. No podemos servir a Dios si estamos sirviendo a

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nuestra propia necesidad de ser adulados. Cuando Dios es expulsado de nuestras vidas, cometemos torpes errores. La obra del Espìritu Santo es expulsada de nuestra vida, porque confiamos en nuestro propio juicio en vez de buscar el consejo del Señor. Como hijos de Dios, somos sus siervos, y no hay lugar para el orgullo en nuestra vida. Si tenemos éxito, eso no es una razón para sentirnos importantes. Debemos agradecer a Dios por su gracia y sus bendiciones.   Un corazón orgulloso: El orgullo es engañoso. La persona orgullosa es a menudo la última que se entera de lo que hay en su corazón. Nuestra propia importancia nos hace desear ser el número uno. En vez de procurar ser mejores personas, estamos resueltos a ser mejores que los demás. Para llegar a tener esa posición sobre los demás, constantemente estaremos apuntando hacia nosotros mismos como los mejores, y buscando la alabanza y los halagos de los demás. Muchas veces decidimos estar alrededor de personas importantes y apreciadas, pero tendemos a ignorar a los menos admirados. Esto es lo opuesto a la manera como Jesús trataba a las personas. Él mostró compasión hacia la mujer adúltera, pero se refirió a los fariseos como sepulcros blanqueados. Mientras buscamos la prominencia exteriormente, nuestro espìritu se vuelve rebelde interiormente. Nos negamos a obedecer a Dios porque creemos saber más que Él. Para dominar nuestra desobediencia y poner a nuestro orgullo bajo el control de Dios, tenemos que reconocer las partes especìficas de nuestra vida que han sido afectadas. Al confesar esas áreas, damos el primer paso hacia el sometimiento porque volvemos a centrar nuestra atención en Dios. Debemos estar vigilantes contra una actitud de orgullo. Podemos eliminarla si recordamos lo que Dios ha hecho en nuestra vida, y de lo que Él nos salvó. El orgullo nos llevará a compararnos con los demás. Encontraremos a alguien a quien podamos aventajar en logros, o en ropa, o en inteligencia, pero la persona con quien debemos compararnos es Jesucristo, y siempre encontraremos que no estamos a Su altura.

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Orgullo y humildad.

Porque el que a s? mismo se engrandece ser? humillado, y el que se humilla ser? engrandecido (Mateo 23,12).

La humildad es una ley del Reino de los Cielos, una virtud que Jes?s predica a lo largo de todo el Evangelio. ?l nos invita a dejar de

pensar en nosotros mismos para poder pensar en los dem?s. Jes?s plante? esta profunda cuesti?n del orgullo frente a la humildad,

pues la mayor?a de nosotros puede identificarse con lo que Jes?s dec?a de los escribas y fariseos. Es cierto que no llevamos porciones

de las Escrituras en la frente o en los brazos, o largas borlas como marcas de orgullo (Mateo 23,5) pero ¿acaso no anhelamos reconocimiento y respeto, aunque no sean honores y t?tulos ampulosos? Señor, no es orgulloso mi coraz?n, ni son altaneros mis ojos, ni voy tras cosas grandes y extraordinarias que est?n fuera de mi alcance (Salmo 131,1).

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Quiz?s los honores y t?tulos no tengan nada de malo en s? mismos pero lo condenable es el coraz?n arrogante que se hincha con la

admiraci?n humana m?s que con el servicio a Dios; es el ego?smo, un fruto de la soberbia. Y un alma soberbia nunca entrar? en el

Reino de Dios, porque el soberbio no puede unirse a Dios. Jes?s nos advirti? que no deb?amos buscar para nosotros el honor que

corresponde a nuestro Padre celestial, haciendo esencial el concepto de referirnos a Dios como Padre, algo que en la antigüedad pocas

veces se menciona(Deuteronomio 32,6; Isa?as 63,16 y 64,8; Malaqu?as 2,10) y nos expresa as? la ?ntima relaci?n que significa abb?. En un nivel m?s profundo Jes?s enseñaba que nuestra relaci?n con el Padre Dios es tan especial que debemos

guardarnos de que los impulsos del orgullo la pongan en peligro: El m?s importante en el Reino de los Cielos es el que se humilla y se vuelve como un niño (Mateo 18,4) Estoy callado y tranquilo, como un niño reci?n amamantado que est? en brazos de su madre. ¡Soy como un niño reci?n amamantado! (Salmo 131,2).

Los escribas y fariseos eran ejemplos de personas que trataban de ser justos por sus propios medios; estudiaban atentamente la ley

buscando todas las posibles variaciones de interpretaci?n, declarando lo que estaba permitido y lo que no, procurando recibir la

aprobaci?n y el aplauso de la gente. Como afirmaba Jes?s: De veras les digo que ya han recibido toda su recompensa(Mateo 6,2). ?l

condenaba su hipocres?a pero no sus t?tulos; señal? que ciertos t?tulos son adecuados, como por ejemplo hermano (Mateo 23,8) y

servidor (Mateo 23,11), los cuales indican servicio, humildad e igualdad. M?s adelante Jes?s habla de enviar profetas, sabios y

maestros (Mateo 23,34), t?tulos que denotan servicio a Dios y a otras personas. Dios desea que su pueblo sirva humildemente y sin

arrogancia, porque estamos llamados a ser como Jes?s, a servirnos los unos a los otros, y no a querer dominar a los dem?s con

altaner?a y orgullo.

La primera carta de Pablo a los tesalonicenses nos ayuda a entender las palabras de Jes?s:Cuando ustedes escucharon la Palabra de

Dios que nosotros les predicamos, lo recibieron como mensaje de Dios y no como mensaje de hombres, y en verdad es la Palabra de

Dios que produce sus resultados en ustedes los que creen (1 Tesalonicenses 2,13). Es s?lo por la obra de Jes?s y su Palabra en nosotros que podemos doblegar la vanidad de nuestro coraz?n y servir a Dios y al pr?jimo con genuina humildad:  Señor, ¿a qui?n podemos acudir? Tus palabras son palabras de vida eterna. Nosotros ya hemos cre?do y sabemos que T? eres el Santo de Dios, eres el Mes?as, el Hijo del Dios viviente (Juan 6,68 – 69; Mateo 16,16).

¡¡¡Jes?s, Señor nuestro, toma el coraz?n orgulloso que tenemos y c?mbialo por uno que desee servir con humildad!!!

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Dejen de estar en rojo

Cómo manejar el dinero en pareja

por Suzanne Lesser

Usted ha gastado demasiado otra vez, y ahora está discutiendo con su cónyuge acerca de cómo pagar las cuentas. Pues, usted está dentro de lo típico: más peleas giran en torno al dinero que del sexo o de los suegros1. El dinero es una fuente de fricción, pero no tiene que ser así. El experto financiero Howard Dayton, cofundador y ex director general de Crown Financial Ministries, habló con En Contacto en cuanto a cómo manejar el dinero como Dios desea. Esto es lo que él recomienda a las parejas. 

1. Descubra la verdad acerca del dinero. Uno de los primeros principios que enseña Crown es que Dios es el dueño de todo. Nosotros no somos más que mayordomos (Sal. 104:24). La mayoría de los cristianos desconocen que la Escritura está llena de consejos sobre el dinero. La Biblia habla de cómo ganarlo, gastarlo, ahorrarlo, invertirlo y pagar las deudas.

2. No permitan que el dinero los divida. Aunque estén enfrentando una situación económica difícil. No haga ataques personales a su cónyuge. En lugar de ello, busquen juntos la manera de resolver el problema. Busquen la dirección del Señor, en vez de dejar que las dificultades económicas divida su matrimonio.

3. Tenga una “cita financiera” cada semana. Eviten hablar de problemas de dinero antes de irse a la cama o antes de salir a trabajar. Escojan el momento en que no estén cansados, con hambre o de mal humor. Revisen sus finanzas, sus metas y oren por las decisiones que tengan que tomar.

4. Hagan un plan de gastos sencillo. De acuerdo con el Departamento de Comercio de EE.UU., el estadounidense promedio gastará $1,22 por cada dólar ganado. Así que, en vez de preguntarse después en qué se les fue el dinero, planifiquen de antemano cómo va a manejarlo. Hay una serie de presupuestos a la mano, desde la técnica de poner efectivo en sobres, hasta herramientas en línea y softwares.

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5. Permítanse cierta libertad en el presupuesto. Pónganse de acuerdo en una cantidad máxima que puedan gastar sin que antes tengan que consultarse mutuamente. El monto destinado para esto dependerá de una serie de factores: El monto que tienen que pagar por la vivienda y por las deudas. Al pagar lo que deben y aumentar su ahorro, la cantidad de lo que puedan gastar libremente será mayor. Dice Howard: “Si una familia tiene muchas deudas, yo reduciría al mínimo esa cantidad, aunque conservaría al menos $5 al mes”.

6. Ahorren para las emergencias. Cuando el refrigerador ya no dé más, o explote el radiador del automóvil, se les arruinará el presupuesto a menos que tengan ahorros. Dayton recomienda que las personas comiencen haciendo un fondo de $1.000 para las emergencias. Pero una vez que hayan pagado sus deudas, deben esforzarse por ahorrar el equivalente a tres meses de sus gastos cotidianos.

7. No tomen decisiones económicas importantes sin el total acuerdo de ambos. Si Dayton o su esposa quieren algo con vehemencia, pero no están de acuerdo, entonces esperan. “Vamos a orar juntos y a tomarnos el tiempo que sea necesario, hasta que escuchemos claramente qué dirección quiere el Espíritu de Dios que tomemos”, dice Howard.

8. Oren en vez de discutir. Muchas veces, uno de los cónyuges está dispuesto a confiar en Dios en cuanto a las finanzas, pero el otro no lo está. Howard les recuerda a las personas que no deben perder de vista lo más importante: el dinero debe ser utilizado para desarrollar una relación más estrecha entre los cónyuges. Dice Howard: “Si la esposa quiere dar el diezmo, pero el marido es reacio a dar un centavo, yo no convertiría eso en un campo de batalla. Con frecuencia, las personas aceptan un consejo de alguien que no sea su cónyuge. Por tanto, yo oraría porque el Señor ponga al cónyuge en contacto con alguien que él o ella respete –con una persona piadosa que esté manejando su dinero de acuerdo con el deseo del Señor. Lo mejor que usted puede hacer es orar”.

9. Celebren los avances. Cuando la mayoría de las parejas hablan de dinero, el tema se convierte en una guerra a pequeña escala. “El celebrar los avances crea un ambiente de gratitud y de confianza dentro de su matrimonio”, dice Howard. Estas celebraciones no tienen que ser costosas; cuando Dayton y su esposa lograron su primera meta económica, pudieron permitirse solamente un viaje a una playa cercana. Las celebraciones tienen el beneficio adicional de inspirar a otros a lograr, también, sus metas económicas.

10. Equilibren sus ahorros con generosidad. Cuando decidan bendecir a otros económicamente, no sólo se acercarán más ustedes como pareja, sino que también se acercarán más a Cristo. “Si nos concentramos exclusivamente en ahorrar e invertir, y no somos generosos, nuestro corazón estará puesto en esos ahorros, dice Dayton. Pero si ustedes tienen un equilibrio y son generosos con su dinero dando a los demás y a la causa de Cristo… su corazón podrá estar más unido al Señor, que es el objetivo”.

Temas Cristianos Bíblicos – EDIFICAR LA FORTALEZA DE LA FE

EDIFICAR LA FORTALEZA DE LA FE

Las fortalezas carnales de la mente se caracterizan por pensamientos erigidos contra el conocimiento de Dios que abarcan dudas, incredulidad, miedo y ansiedad.

Sin embargo, Dios nos ha dado armas superiores diseñadas para demoler las fortalezas carnales incluyendo los miedos y las ansiedades que nos dominan.  Sin embargo más que defendernos a nosotros mismos, Él quiere llegar a ser nuestra defensa y fortaleza.  David escribió: “El Señor será refugio del pobre, refugio para el tiempo de angustia.  En ti confiaron los que conocen tu nombre, por cuanto tú Oh Señor, no desamparaste a los que te buscaron”.

Dios es fiel.  Él nunca permite que sus hijos sean tentados o probados más allá de su habilidad para escapar o soportar.

Una vez que hemos roto el espinazo de la incredulidad y el miedo a nuestra vida, somos libres para reedificar la fortaleza de la fe.  Impedimos que regrese el miedo adorando a Dios en espíritu y en verdad.  Le adoramos en espíritu cuando nacemos de nuevo y llenos con su Espíritu Santo.

Todo miedo que sintamos tiene su antídoto definitivo en conocer y confiar en el nombre de Dios.  Él dice no temas porque está siempre con nosotros para protegernos y guiarnos:

“El Señor tu Dios no te dejará ni te desamparará”

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“Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno., porque tú estarás conmigo, tu vara y tu cayado me infundirán aliento”

“El Señor está conmigo no temeré lo que me pueda hacer el hombre”

“Porque yo el Señor soy tu Dios que te sostiene de tu mano derecha y te dice: No temas, yo te ayudo”

Dios nunca prometió que su presencia significa una vida sin problemas.  Jesús nos advirtió que tendremos pruebas y tribulaciones en este mundo., pero nos prometió su paz en medio de hasta lo peor que este mundo caído pueda tirarnos encima:

“La paz os dejo, mi paz os doy, no os la doy como el mundo la da.  No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo”

Nosotros tenemos la convicción de que todo trastorno ansioso puede resolverse definitivamente por el conocimiento y la presencia de Dios.  Sentiremos su paz cuando mantengamos los ojos de nuestra fe fijos en Dios, caminando íntimamente con Él.

La llave de la paz está en enfocar la fe en Dios sin vacilar, sin retroceder, sin distraerse, como lo enseña Jesús:

“Tú guardarás en perfecta paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti ha confiado”.

Verdaderamente no existe una razón racional para tener miedo cuando Jesús está presente.  El Príncipe de paz vence el miedo de aquellos que confían en Él sin dudar.

Se necesita confiar en Dios y en su Palabra.  Nunca dude del poder de la Palabra de Dios:

” Toda la escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia”.

¿Por qué tenemos que rendirnos al miedo cuando podemos confiar en el Dios que es más grande que todas las cosas, incluso que el miedo?  ¿Por qué temer al futuro cuando Dios es eterno y conoce el final desde el principio?  Él es el alfa y la omega, el primero y el último , el principio y el fin, el que es y que fue y el que vendrá”.

¿Por qué tener ansiedad por las decisiones que debemos tomar cuando Él es nuestro Admirable Consejero?  ¿Por qué tener miedo de dar pasos de fe cuando nuestro Dios Poderoso está ahí para darnos fuerza?  ¿Por qué sentirnos ansiosos e inseguros cuando nuestro Padre Eterno habita en nosotros?  Y, ¿por qué dejar que el miedo y la ansiedad nos abrumen cuando el Príncipe de Paz nunca nos dejará?

Cuando somos llenos con el Espíritu Santo, se nos da un corazón de alabanza, acción de gracias y humildad y el poder para ser testigos de Cristo.  Podemos andar por el poder del Espíritu y no ceder a los deseos de la carne ni al legalismo. Podemos vencer el miedo con el poder, el amor y el dominio propio que Él nos da.

El Espíritu permanecerá con y en nosotros hasta el momento en que seamos llevados a salvo a la presencia de Dios.

Todas las siguientes cosas y muchas más, son las que Dios ha hecho por nosotros debido a su gracia sublime:

Perdonados.  Limpiados.  Dados vida eterna.  Nuevas creaciones en Cristo.  Habitados por el Espíritu Santo. Redimidos. Escogidos.  No declarados culpables.  Dados la justicia misma de Cristo.

La cruz fue donde se consumó la obra, asestando un golpe de muerte al pecado y a la muerte.  La tumba vacía fue donde se reivindicó la obra asegurándonos la vida eterna.  La presencia de Jesús en el cielo es donde será glorificada la obra, ¿Dios no ha demostrado verdaderamente, y sin sombra de duda, la magnitud de su amor por su pueblo?  ¿No podemos, a la luz de todo esto, entregarnos sin reservas en sus manos y confiar que Él nos provea y proteja?

La exhortación es una gran necesidad de la gente que lucha con el miedo y la ansiedad.  Gran parte de la vida en este mundo nos descorazona o nos quita el valor.  Dios nos ha dado unos a otros para poner valor en esto.  Ninguna congregación es perfecta pero Dios lo es y Él se deleita en obrar por medio de gente imperfecta.

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Tenemos que saber que no estamos solos en esta lucha contra el miedo.  Dios nos ha creado con la necesidad de Él y de los unos por los otros, estaremos más a salvo y seguros dentro del contexto de relaciones humanas íntimas.

Concluimos este capítulo con una palabra de exhortación para usted mientras piensa su relación con su Padre celestial.

Ahora mismo:

Alguien piensa en usted.

Alguien se interesa por usted.

Alguien le quiere a usted.

Alguien quiere conversar con usted.

Alguien quiere estar con usted.

Alguien quiere oírlo a usted.

Alguien quiere tomarle la mano.

Alguien lo protege a usted.

Alguien trabaja por su bien.

Alguien celebra sus éxitos.

Alguien quiere regalarle algo.

Alguien quiere tenerlo en Sus brazos.

Alguien está a su lado y hoy le ayuda.

Alguien le ama.

Alguien quiere reír con usted.  Alguien quiere llorar con usted.

Alguien quiere decirle cuánto le quiere.

Alguien quiere compartir con usted su vida.

Alguien quiere ser su amigo.

Alguien murió para hacer posible esa amistad.

Alguien le ama por quién es usted.

Alguien siempre piensa en usted.

Alguien cree en usted.

Alguien quiere que usted confíe en Él…hoy.

Temas Cristianos Bíblicos – Éxito y dinero

Exito y dinero

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Lucas 12.13-21

13 Le dijo uno de la multitud: Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia.14 Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor?15 Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.16 También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho.17 Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos?18 Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes;19 y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate.20 Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?21 Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.

La creencia de que exito y riqueza son la misma cosa, es un error.  El exito verdadero significa llegar a ser lo que Dios quiere que uno sea, y hacer aquello que Dios ha dispuesto que uno logre.  Jesus dijo que el hombre de Lucas 12 fue un necio, porque malgasto su vida buscando ser rico, pero no fue rico para con Dios.  La actitud idolatrica por el dinero se revela por el deseo insaciable de tener mas.  El materialismo afecta a ricos y pobres por igual.  Por eso, siempre que las preocupaciones financieras tienen la prioridad en nuestros pensamientos, y comienzan a dictar nuestros objetivos y deseos, podemos saber que hemos sucumbido a la necedad de la codicia.

Angustiarse por el dinero es, en realidad, una señal de alerta de que hemos establecido mal nuestras prioridades, y demuestra falta de confianza en Dios.  El dinero es parte vital de nuestras vidas, pero nunca debe ocupar un lugar mas alto de lo que el Señor espera.  Todo le pertenece a Dios.  Nosotros no somos sino mayordomos de lo que El nos confia, y un dia le daremos cuenta de como utilizamos lo que El nos dio para administrar.

Nuestra meta no debe ser volvernos ricos, sino fieles.  El Señor ha determinado, en su gran sabiduria, un remedio para nuestra tendencia a sobrevalorar el dinero.  Darlo destruye la avaricia, nos enseña a confiar en Dios y a obedecerlo, y es el medio a traves del cual podemos atesorar tesoros en el cielo.  Si usted ansia mas el tener riquezas mundanas, que la riqueza de conocer a Dios, entonces esta subiendo por la escalera equivocada del exito.

La bendicion eterna genuina se mide por la relacion con Jesus, no por la acumulacion de dinero.  Haga de Cristo su prioridad absoluta y su gran motivo de gozo, para que experimente asi la verdadera prosperidad.

Por: Charles Stanley