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La arqueología rural: contribución al estudio de la génesis y evolución del paisaje tradicional FELIPE CRIADO BOADO Y PAULA BALLESTEROS ARIAS Laboratorio de Arqueología y Formas Culturales, Instituto de Investigaciones Tecnológticas. Universidad de Santiago de Compostela, unidad asociada al Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento del CSIC. En la presente comunicación se pretende abordar de una manera sinté- tica la investigación del espacio rural desde la Arqueología. La ocasión para realizar este estudio fue suministrada por los trabajos de Evalua- ción (primero) y Control (después) del Impacto Cultural ocasionado por las obras de construcción de la Ciudad de la Cultura en Santiago de Compostela. Estas obras suponen el desmantelamiento de un espa- cio agrario tradicional concreto. La oportunidad de, mediante ellas, es- tudiar su subsuelo permitió descubrir información sobre la genealogía, proceso de formación y cronología de ese paisaje agrario. El resultado esencial de este trabajo fue descubrir que ese paisaje representa una historia de larga duración (casi dos milenios) a través de la cual el me- dio natural primigenia fue alterado mediante una intervención de gran alcance que implicó la movilización de ingentes esfuerzos, numerosa mano de obra y una planificación cuidadosa. De este modo se descubre que la artificialización del entorno en la historia medieval es algo más una cuestión de introducción de unos cultivos u otros. Se presentan los planteamientos y bases metodológicas que rigen el desarrollo de una incipiente línea de trabajo, la Arqueología Rural, orientada hacia el estudio de las formas y elementos que conforman el espacio rural tradicional en Galicia, proponiendo la validez de la utilización de la metodología arqueológica para este tipo de registro. Después de una breve localización geográfica y marco histórico de la zona estudiada, se presta especial atención a la forma como se es- R E S U M E N 461

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La arqueología rural: contribución al estudio de la génesis y evolución

del paisaje tradicional

FELIPE CRIADO BOADO Y PAULA BALLESTEROS ARIAS

Laboratorio de Arqueología y Formas Culturales, Instituto de Investigaciones Tecnológticas. Universidad de Santiago de Compostela, unidad asociada al Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento del CSIC.

En la presente comunicación se pretende abordar de una manera sinté-tica la investigación del espacio rural desde la Arqueología. La ocasiónpara realizar este estudio fue suministrada por los trabajos de Evalua-ción (primero) y Control (después) del Impacto Cultural ocasionadopor las obras de construcción de la Ciudad de la Cultura en Santiagode Compostela. Estas obras suponen el desmantelamiento de un espa-cio agrario tradicional concreto. La oportunidad de, mediante ellas, es-tudiar su subsuelo permitió descubrir información sobre la genealogía,proceso de formación y cronología de ese paisaje agrario. El resultadoesencial de este trabajo fue descubrir que ese paisaje representa unahistoria de larga duración (casi dos milenios) a través de la cual el me-dio natural primigenia fue alterado mediante una intervención de granalcance que implicó la movilización de ingentes esfuerzos, numerosamano de obra y una planificación cuidadosa. De este modo se descubreque la artificialización del entorno en la historia medieval es algo másuna cuestión de introducción de unos cultivos u otros.

Se presentan los planteamientos y bases metodológicas que rigen eldesarrollo de una incipiente línea de trabajo, la Arqueología Rural,orientada hacia el estudio de las formas y elementos que conformanel espacio rural tradicional en Galicia, proponiendo la validez de lautilización de la metodología arqueológica para este tipo de registro.

Después de una breve localización geográfica y marco histórico de lazona estudiada, se presta especial atención a la forma como se es-

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tructura el paisaje agrario, donde se describen las formas de organi-zación agraria y aprovechamiento del terrazgo para finalizar con unaexposición detallada de los datos obtenidos en el trabajo de campo,haciendo especial atención a la organización del terrazgo estructura-do en terrazas y bancales agrarios.

Palabras clave: obras públicas, arqueología del paisaje, impacto ar-queológico, impacto cultural, arqueología rural.

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1 . P R E S E N T A C I Ó N

Este trabajo, presentado además en este contexto, pretende hacer visible lo no apa-rente, sorprender haciendo ver lo que, estando presente ante nuestra vista, no vemosporque no valoramos. Uno mira hacia los campos y cultivos que le rodean cuando salede la ciudad, y adquiere una idea de contemporaneidad e inmediatez. Como alguientrabajó ayer esos campos y los trabajará mañana, ve en ellos el eco rural de nuestropresente. No existe conciencia de lo que los historiadores llamamos el espesor históri-co, de que la tierra que pisamos puede ser antigua y no es en todo caso natural. Deque ha sido producida por la historia y de que su historia se remonta mucho tiempohacia atrás. ¿Qué sería de nuestro entendimiento si comprendiera que ese paisaje queparece un «ahora mismo» es en realidad más viejo que nuestras catedrales, que es todoél un yacimiento arqueológico? ¿Qué es, en el sentido más propio y literal del térmi-no, un monumento histórico, el resultado de una acción humana progresiva de artifi-cialización y modificación del medio a gran escala? ¿Cómo administraríamos entoncesesa evidencia a la hora de abordar un proyecto de construcción que sea también unamodificación en gran escala de ese medio, que haga sucumbir bajo las palas y los des-montes la huella de un pasado antiguo? ¿Cómo trataríamos esa conciencia ante un es-tudio de impacto? Nos podemos preguntar incluso, ¿podremos o no alterar ese medioartificial?, ¿nos darán o no permiso para ello?

De esto va este trabajo. Pretende descubrir ante todo que el medio, a menudo com-prendido de forma apresurada como «natural», es un medio histórico; pretende mostrar,a continuación, que ese medio histórico ha creado un paisaje rural antiguo con el cualtodavía seguimos interaccionando en muchos casos pero que, en todo sentido, es un pai-saje histórico o arqueológico; pretende cuestionar sobre las formas de relación e integra-ción del presente con ese paisaje que es pasado porque ya no es sólo el soporte de la ac-ción actual sino la representación de otro tiempo desvanecido; pretende finalmente trazaralternativas pragmáticas, respestuosas, pero posibilistas, para tratar esta dimensión histó-rico tan vasta que de repente envuelve y contiene toda la acción sobre el territorio quepudiéramos abordar. Esto revaloriza a la Arqueología, porque no sólo es la disciplina quepermite reconstruir esa historia a través de la subespecialidad que llamamos ArqueologíaRural, sino que también es la disciplina que permite gestionar esa problemática.

Veremos, asimismo, que, aunque el caso de estudio que utilizamos es gallego yaunque la historia que reconstruimos se refiere a Galicia, el trabajo y sus implicacionesse podrían aplicar a cualquier zona de la península ibérica.

2 . P L A N T E A M I E N T O S

Resulta tópico decir que Galicia posee un paisaje rural antiguo cuya conformaciónbásica y original todavía se puede observar de forma directa en la actualidad y que, entodo caso, se conservó perfectamente hasta los años sesenta y setenta.

Ese sistema y los procesos sociales que lo constituyeron han sido adecuadamenteestudiados desde la Historia y la Geografía a través de trabajos realizados esencialmen-te en el seno de la Facultade de Xeografía e Historia de la Universidad Compostelana.Así se ha podido conocer la intrahistoria, características y evolución de un sistema agra-rio que, si bien ha tendido a ser muy conservador como consecuencia sobre todo de la

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conjunción del régimen de propiedad de la tierra que lo mantuvo (Villares, 1982) y dela propia eficacia del sistema (Bouhier, 1979), no poseyó una historia estática, sino quepermitió que, sobre unas estructuras más o menos invariantes, se superpusieran ritmosy procesos sociales distintos (como demuestra el trabajo de Cardesín, 1993).

En cualquier caso, esa dialéctica entre larga duración y cambio histórico ha dadolugar a un paisaje rural modelado totalmente por el impacto omnipresente del efectohumano. No se trata sólo de que la evolución reciente del medio natural (vegetación,suelos, sedimentos, etc.) y de la paleobiogeografía gallega hayan estado interferidas encasi todos sus ámbitos por la actividad humana. Se trata de que la intensidad de usodel suelo y la larga duración del sistema agrario tradicional han configurado un espa-cio rural dominado por elementos que son el resultado formal y visible de la acción so-cial. Si a ello se le añade que el sistema tradicional se basaba, como es bien sabido, enla explotación complementaria del ager y el saltus, hasta tal punto que la típica oposi-ción entre tierras cultas e incultas en Galicia debe ser sustituida por la oposición entretierras de trabajo intensivo o labradío (o agro) y de trabajo extensivo (o monte), el re-sultado final es que la totalidad del medio rural es en realidad un espacio humanizado,artificial, en el que destacan sobre todo formas u objetos físicos que son el efecto o elproducto del hombre: bancales y terrazas de cultivo, agras, caminos, muros de divisiónde fincas, canales de riego y construcciones auxiliares, en las tierras de labradío, y sis-temas de v a l o s y fosos de delimitación de fincas, en las de monte. Todos estos ele-mentos, tomados en su conjunto, conforman un paisaje arquitecturado, domesticado,que no puede ser denominado natural.

El conocimiento exhaustivo de la geografía e historia de ese paisaje, contrasta encambio con el desconocimiento casi completo tanto de su genealogía y procesos de for-mación, como el origen y morfología de los elementos formales y físicos que lo cons-tituyen. Entre éstos destacan sobre todo los sistemas de parcelación del campo, tantoen las tierras de labradío como en las de monte. También es un fenómeno de gran im-portancia, relacionado con el anterior, el estudio de los sistemas de abancalamiento yformación de terrazas.

Sin embargo, el estudio e interpretación de estos elementos no sólo permitiría com-prender un conjunto de entidades que son también objetos históricos, sino que además:

1. Aportaría datos para descubrir la génesis del sistema agrario y del paisaje ruraltradicional.

2. Permitiría ampliar nuestro conocimiento de la acción humana sobre el medioy los cambios recientes en el paisaje.

3. Llevaría el estudio de todos esos fenómenos más allá de los límites a los quequedan circunscritos con el uso de las metodologías de aplicación habitual enla investigación histórica y geográfica.

En relación con esta última observación, se debe tener en cuenta que la documen-tación histórica no permite remontar el límite de la Baja Edad Media para estudiar esosfenómenos. En cambio, este tipo de estudios y objetivos constituyen un programa deinvestigación específico que se denomina Arqueología Rural. La Arqueología puede aco-meter las observaciones iniciales, extraer los datos preliminares y elaborar las hipótesisde trabajo.

En este sentido, la intención en última instancia de esta aportación es no sólo plan-tear el interés del tema, proponer la metodología de trabajo y ofrecer unos resultados pro -

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visionales que avalen los dos objetivos anteriores sino también hacer un llamamiento ala colaboración entre especialistas para abordar este tipo de trabajos.

3 . MATERIALES Y MÉTODOS

El estudio de este tipo de fenómenos se enmarca dentro de lo que podemos deno-minar como Arqueología del Paisaje. Bajo esta denominación se entiende una línea deinvestigación que tiene el doble objetivo de, por un lado, reconstruir los paisajes so-ciales de épocas prehistóricas y, por otro, estudiar los procesos de cambio y continui-dad que han constituido el paisaje rural actual.

El estudio que ahora nos ocupa choca, no obstante, con importantes problemasempíricos, metodológicos y prácticos. Estos derivan, sobre todo, de la ausencia de unatradición de estudio precedente. Así, no sólo no disponemos de los datos básicos ne-cesarios para abordar esta investigación, sino que además carecemos de una metodo-logía definida y contrastada y, además, estamos obligados a mostrar el interés de esteestudio frente a un ambiente académico que, no habiendo considerado esta temática,no muestra interés por este tipo de investigaciones. A diferencia de lo que ocurre enotros países europeos, y a pesar de destacadas excepciones entre las que destaca M.B a r c e l ó .

La Arqueología es una disciplina adecuada para el estudio de este problema. A finde cuentas, los objetos que, como producto o efecto de la actividad humana, han con-formado el paisaje rural característico del sistema agrario tradicional de Galicia y re-presentan a éste, son, en el más estricto sentido del término, parte del registro arqueo-lógico. La Arqueología puede estudiar los procesos y sistemas de parcelación del campo.Es decir, una temática meramente formal, con un tratamiento morfológico y dejando(aquí como en otros temas y disciplinas) para un momento ulterior el problema del ori-gen y el sentido. Esto es, de hecho, lo que ya se intentó acometer de forma preliminaren otro punto (Criado, 1991: 248), y con más detenimiento en otros trabajos (Candal,1993; Parcero, 1995 y e.p.).

El estudio propiamente arqueológico debe empezar con una fase de observación quepermita reconocer esos objetos, continuar con una fase de descripción sistemática quepermita aislar sus rasgos formales y, después, culminar con una fase de interpretaciónque permita definir la correspondencia entre esos rasgos y la racionalidad socio-cultu-ral a la que responden. Más adelante veremos que este estudio tiene que completarsecon un trabajo de carácter interdisciplinar que desborda el carácter principalmente ar-queológico de la fase preliminar.

En nuestro caso concreto, la oportunidad para descubrir y reconocer los datos ne-cesarios para estudiar este fenómeno surgió inicialmente al plantearse la realización(desde 1992) de un proyecto de seguimiento y control arqueológico de obras lineales(oleoducto, gasoductos, carreteras...).

Mediante la observación atenta de zanjas y perfiles en estructuras agrarias tradi-cionales, documentando todos los indicios de forma intensiva a través de la limpiezay perfilado de los cortes, el dibujo, la toma de muestras y la captura de imágenes enfotografía y vídeo, pudimos obtener datos que nos muestran su origen histórico. Estetrabajo se completaba con la prospección detenida del entorno alrededor de la traza

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con el fin de delimitar superficialmente las estructuras cortadas por aquella y, en de-finitiva, poder contextualizar éstas. Resultó especialmente rentable e ilustrativo defi-nir la orientación que seguían las estructuras cortadas observando la disposición deéstas en los dos perfiles de la zanja y, a continuación, revisando su traducción su-p e r f i c i a l .

Se puso especial énfasis en intentar localizar restos de material arqueológico aso-ciado a estas estructuras. Esto permitiría establecer un término cronológico al menosaproximado para adscribir estas estructuras. Sorpresivamente, sin embargo, en ningúncaso aparecieron materiales arqueológicos. Esto plantea una problemática muy intere-sante a la que, en el futuro, habrá que responder de algún modo. En general podemosdecir que la inexistencia de material asociado a los campos de cultivo próximos a ya-cimientos castreños, romanos y medievales, sin duda deberá relacionarse con los siste-mas de uso del suelo, abonado y deposición cultural de los restos de cultura materialasociados a esos contextos sociales.

Sobre estos precedentes, surgió más recientemente la oportunidad de realizar un es-tudio arqueológico intensivo de un paisaje agrario al abordar el control de las obras deremoción de terrenos en lo que será la futura Ciudad de la Cultura de Galicia. Sobreeste ejemplo y su estudio preliminar, plantearemos el grueso de este trabajo.

4 . DESCRIPCIÓN GEOGRÁFICA E HISTÓRICA DE LA ZONA DE TRABAJO

4 . 1 . Localización geográfica

La zona en la que se ha realizado este estudio se sitúa en la parte noreste del va-lle de A Mahía, espacio mayoritariamente granítico que marca el escalonamiento gra-dual entre las tierras de Santiago y la costa atlántica (conocido como el escalón deSantiago, formado por amplias superficies de erosión que parten desde la dorsal ga-l l e g a ) .

Los distintos afluentes de los ríos Sar y Ulla (entre los que destacan el Roxos y elSarela), forman pequeños valles que inciden sobre la superficie de erosión, dejando enresalte pequeñas áreas montañosas, entre las que destaca el monte del Pedroso.

En concreto la «Cidade da Cultura» se emplazaría al SE de la ciudad de Santiagode Compostela, en el Monte Gaiás, entre el río Sar, el arroyo de Angrois y la Autopis-ta A-9. El área a urbanizar conforma una pequeña elevación con una cota máxima de304 m, que forma parte de la dorsal de estribación en descenso desde el norte, con al-turas no superiores a los 400 m, entre los que domina el Monte do Viso (397 m) comoelevación más destacada.

En la actualidad esta zona presenta vegetación de monte bajo en las partes de ma-yor elevación o pendiente y existen numerosas tierras de cultivo y prado en las áreasde ladera con aterrazamientos que tratan de salvar y reducir las pendientes.

La periferia del Monte Gaiás ha sido urbanizada recientemente como consecuenciade la expansión urbana de la ciudad de Santiago de Compostela, principalmente se hanconstruido infraestructuras viarias y edificios de iniciativa institucional como el Mul-tiusos del Sar.

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4 . 2 . Marco histórico

La Ciudad de la Cultura, como se apuntó anteriormente se encuentra en las proxi-midades de la ciudad de Santiago de Compostela y muy próxima a la Colegiata de Sardonde se sitúa el valle de Sar con las aldeas de Sar, Viso, Picaños o Aríns.

En el entorno de la zona se localizan importantes vestigios de época medieval comola Colegiata de Sar, uno de los elementos más representativos del patrimonio construi-do del ayuntamiento, integrada a su vez en un conjunto declarado BIC, Lei do 14 deagosto de 1985 (Gaceta, 17-VIII), o la propia ciudad de Santiago de Compostela de in-discutible importancia patrimonial, declarada conjunto histórico-artístico mediante elDecreto 9-III-1940 (BOE, 18-IV).

En principio para averiguar el origen posterior desenvolvimiento de estas aldeas hayque indagar en los propios inicios y desarrollo de la ciudad de Santiago y por supues-to en la fundación de la Colegiata de Sar como institución eclesiástica que controlaríala producción de las tierras de esa zona.

Siguiendo a López Alsina (1988), la constitución del primer núcleo urbano de laGalicia medieval se inicia en la primera mitad del siglo I X. Cuando muere el obispoiriense Teodomiro en el año 847, en la porción nororiental del territorio rural de A m a e ase han producido ya los primeros cambios, siendo la preocupación fundamental tantodel de Alfonso II como del obispo Teodomiro la de restablecer la vida eclesiástica en-torno al sepulcro jacobeo.

Esta cuidad tiene por base las actividades agropecuarias, y el mundo urbano va sur-giendo ensanchándose en constante simbiosis con el mundo rural, del que extrae lafuerza da trabajo que necesita mediante una inmigración controlada, y casi nunca pudoprescindir dentro de sus propios muros de tierras de labor y de un sector de su pobla-ción dedicado a la agricultura. La existencia de alfoces o de territorios suburbanos, de-pendientes del dominio señorial de la ciudad, viene a configurar la estrecha relaciónentre ciudad y campo en el mundo feudal.

De este modo, dos pequeños ríos, Sar y Sarela, surcan este lugar rodeado de un am-plio conjunto de valles, Amaía, A Sionlla, Ulla y Vea, por lo que resultaba particular-mente indicado para el desarrollo de actividades agropecuarias. Por esto mismo, era sus-ceptible de convertirse en centro administrativo a partir del cual un fuerte poderseñorial podría controlar, como así sucedió, la producción de los valles circundantes.Es decir, nos encontramos con que las aldeas situadas en los márgenes de Santiago des-de los inicios de su fundación hasta prácticamente la actualidad, estuvieron vinculadasa esta ciudad como centros proveedores ya no sólo de mano de obra, sino como fuen-te principal de abastecimiento de productos agroganaderos.

En lo que se refiere al monasterio de Santa María de Sar, Munio Alfonso, obispo deMondoñedo, adquiere un terreno en la orilla derecha del río Sar con objeto de fundarun pequeño monasterio al que retirarse y que se erigiría por la regla de San Agustín.Munio Alfonso muere en 1132 sin haber podido llevar a cabo su deseo y es entoncescuando el arzobispo Gelmirez decide llevar adelante su proyecto. El arzobispo Gelmi-rez le concede a la casa de Sar una serie de privilegios como fue poner bajo la juris-dicción de Sar un amplio territorio que comprendía varios valles agrarios localizados alSE de la ciudad de Santiago. Desde su fundación este priorato compostelano recibe unamuy larga serie de donaciones y privilegios que prácticamente van a continuar a lo lar-

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go de toda la Edad Media. Será a partir del siglo X V I cuando la vida del priorato co-mience a declinar quedando reducido a colegiata. En 1851 pasó a ser parroquia de laarchidiócesis compostelana, rango que ostenta en la actualidad.

En cuanto a la Calzada de Sar resulta evidente que al tratarse del camino de San-tiago, está vinculado a un intenso tránsito y actividad desde, por lo menos, época me-dieval. No sólo eso, sino que su propio trazado se ubica posiblemente en el lugar depaso óptimo para sortear las pendientes de la ladera del Monte Gaiás en su cara suro-este, por lo que podríamos suponer que el trazado posiblemente discurra por algún ca-mino tradicional o paso natural anterior a la construcción de la propia Calzada. Calza-da de Sar, aparece mencionado de que al l o c u s de Santiago confluían en el siglo I X v a r i a svías de comunicación siendo una de éstas la vía Santiago-Arines-Ourense a través de lacual está documentado que en el siglo XII llegaba a la ciudad el vino orensano (LópezAlsina, 1988, 135).

5 . FORMAS DE ORGANIZACIÓN AGRARIA

El Estudio de Impacto Cultural y posterior Control y Seguimiento arqueológico delas obras de construcción de la Ciudad de la Cultura de Galicia, realizado por el La-boratorio de Arqueoloxía e Formas Culturais permitió documentar una serie de ele-mentos pertenecientes al Patrimonio cultural: elementos arqueológicos como puedenser materiales cerámicos; elementos etnográficos, como molinos de agua, fuentes, hó-rreos, etc., y elementos agrarios sobre los que se realizó la documentación gráfica detodas las estructuras fundamentalmente de carácter agrario correspondientes a la divi-sión de parcelas a modo de taludes, muros, etc. Igualmente, se documentaron los cul-tivos actuales presentes en el momento del desarrollo de los trabajos de prospección asícomo de las rotaciones de cultivos y las diversas faenas y actividades vinculadas al tra-bajo agrario documentadas gracias a una labor de encuesta etnográfica a varios vecinosagricultores de la zona.

En el monte Gaiás nos encontramos con una explotación agrícola donde se des-arrolla una agricultura de corte tradicional basada en el autoabastecimiento de la fami-lia. Es una economía cerrada que no está orientada a la comercialización, determinan-do un paisaje agrario caracterizado por un policultivo de subsistencia. Su terrazgo estáconfigurado por una serie de parcelas de cultivo1, que variarán en extensión según laimportancia de dicho cultivo y el tamaño de la explotación agraria.

El espacio agrícola de esta zona es enormemente productivo como consecuencia deuna serie de factores que se podrían resumir en la alta concentración de trabajo porunidad de superficie, en las técnicas de cultivo intensivo mantenidas por la agriculturatradicional y finalmente por las condiciones favorables del medio en el que se organi-za esta agricultura. Se caracteriza también este paisaje agrario por otros llamativos ras-gos formales como pueden ser el ya escaso espacio agrario, fragmentado en muy pe-queñas parcelas, especialmente en los terrenos cultivados, que en su mayor partetodavía estaban dedicados al policultivo intensivo con escasa orientación comercial; la

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1 El elemento inicial (unidad productiva) del que partimos para poder definir la fragmentación de la ex-plotación agrícola es la parcela, que se define como «la unidad técnica de cultivo que origina una indivi-dualización del paisaje» (Díaz Álvarez, 1982: 28), y su estudio nos permite una mejor visión de la fragmen-tación de las tierras de cultivo y de la conformación del ager (García Pazos, 1990: 111).

pervivencia del sistema agrario tradicional, con el mantenimiento de pequeñas explota-ciones agrarias familiares, compuestas de numerosas parcelas, algunas dispersas entresí y en la que prácticamente no se emplean nuevas técnicas de cultivo2.

De este modo en la actualidad, en el área en la que se emplazará la Ciudad de laCultura, nos encontramos con un hábitat asentado a baja ladera en las áreas limítrofesdel monte Gaiás. En la zona inmediata a las casas se disponen unos huertos (cortiñas),de reducido tamaño, en el que se plantan legumbres, hortalizas y frutales varios. Estoshuertos se beneficiaron y se benefician de un trabajo muy intenso y de un abonado con-tinuo. En las inmediaciones de las casas, a un nivel algo más alto que ellas y configu-rando ya el paisaje de las zonas de ladera de monte, se encuentran las tierras de labra-dío ( a g r a s ) , que se trabajaban fundamentalmente con tracción mecánica aunque todavíase mantiene el uso del arado con tracción animal, generalmente dejándolas en barbe-cho un año de cada dos. Por encima de las tierras de labor y al noroeste de las mis-mas, se encuentra el bosque y el monte propiamente dicho. Esta última zona es de par-ticular importancia dentro del sistema agrario tradicional, pues en ella se cultivabacereal con un sistema de rozas ( e s t i v a d a s ) ; además se utilizaba como pasto comple-mentario para el ganado; y sobre todo, se recogía el toxo que mezclado y fermentadocon los excrementos del ganado, formaba el abono orgánico con el que se mantenía elrendimiento de las tierras de trabajo intensivo. Por tanto, aunque estas tierras de mon-te hoy en día parecen incultas, en realidad constituyeron el soporte fundamental delsistema agrícola.

Para empezar, en general, podemos decir que nos encontramos con un paisaje agra-rio, en el que se puede diferenciar dos grandes conjuntos definidos en función de unasmasas de aprovechamiento y al trabajo llevado a cabo por el agricultor en un determi-nado espacio: el ager y el saltus.

El ager que comprende el territorio verdaderamente explotado, el que recibe máscuidados por parte del agricultor, y que constituye un espacio potencialmente de ma-yor productividad. El s a l t u s es considerado como el espacio agrario no cultivado, al queel campesino dedica menos cuidados.

El s a l t u s ha aumentado en el presente siglo desde el abandono de las rozas aún exis-tentes tras la postguerra. Con el paso del tiempo, la emigración junto con la atraccióna la ciudad, supone un retroceso del a g e r que se materializa en la actualidad en unabandono de las tierras de cultivo que poco a poco ven modificada su utilización.

6 . EL TERRAZGO ORGANIZADO EN TERRAZAS Y BANCALES

Haciendo una valoración general del espacio agrario que se desarrolló en el Gaiás,vemos que es necesario hacer una especial mención a los espacios aterrazados3, enten-didos éstos como una disposición del paisaje agrario localizados en las zonas de ver-tiente. Éstos surgen como una solución a la adaptación de los cultivos a la pendiente

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2 A partir de 1960, la práctica totalidad de las parroquias rurales de Santiago han modificado el entra-mado parcelario y, por tanto, las infraestructuras viarias tradicionales por otras nuevas.

3 Según la toponimia recogida en esta zona, estas estructuras de aterrazamiento reciben el término de«roleiros», destinados a la contención del terreno mediante talud o muro para salvar las pendientes o desni-veles y convertirlo en apto para el cultivo.

del terreno y que además evitan la erosión acelerada del suelo. Estas estructuras agra-rias tienen una especial relevancia en nuestro estudio, ya que tuvieron y siguen te-niendo un papel decisivo en la configuración del paisaje actual.

Los estudios de los sistemas aterrazados que estamos llevando a cabo, parten de unabase arqueológica. Este examen atento de los restos materiales del pasado se realiza tan-to si se hallan bajo tierra como en superficie. Es decir, no hace falta que se encuentrenenterrados para que puedan ser examinados por los arqueólogos. Al igual que apuntaGonzález Alcantud para los sistemas hidráulicos (1995), el problema no estriba tantoen este último caso, sino en el hecho de que sigan manteniendo una vigencia y vida enel conjunto del paisaje y del territorio en que se hallan, es decir, que sigan siendo reu-tilizados a lo largo del tiempo. Es verdad que si están fosilizados pueden suministraruna información más o menos precisa en cuanto a cronologías. No es lo mismo en elsupuesto de que sigan vivos siendo, por tanto, una muestra evidente de su adaptaciónal medio en que se encuentran aunque en su contra tenemos que no nos permiten es-tablecer datos históricos con igual precisión.

Por lo tanto, tenemos que en el paisaje actual hay realidades que se integran sin es-tar vivas, sino fosilizadas, mientras que hay otras que continúan teniendo un papel de-cisivo en su configuración y están plenamente vivas, es decir, siguen en activo dentrode un determinado espacio agrario. Este es el caso de los sistemas aterrazados.

Centrándonos en el Monte Gaiás, la importancia del estudio de estos sistemas ate-rrazados radica en que estas terrazas posiblemente fueron producto de una configura-ción del paisaje ya en épocas muy precedentes, probablemente, desde el mismo mo-mento en que se generalizó el aprovechamiento de los recursos agrícolas en la zona.Estos sistemas agrarios reaprovechados en épocas posteriores para un uso agrícola, sonpor lo tanto muy difíciles de datar con un análisis superficial del terrazgo y a lo máxi-mo que se puede aspirar en la actualidad es a formular hipótesis coherentes. Es aquídonde el método arqueológico se hace necesario.

Así, nos encontramos básicamente con tres zonas de terrazas en los terrenos ocu-pados por la Ciudad de la Cultura: una primera zona al SW del monte Gaiás; una se-gunda en la zona E del monte Gaiás, la más amplia en lo que se refiere al área ocu-pada por los aterrazamientos, y una tercera en la zona situada al SE del lugar de OV i s o .

6 . 1 . Terrazas localizadas al suroeste del monte Gaiás

Localizadas en la vertiente occidental de una pequeña loma situada al suroeste delmonte Gaiás, que comprende las áreas denominadas M i l l a d o i r o y A Fidalga (véase fi-gura 1). Nos encontramos con que las formas aterrazadas se concentran fundamental-mente en torno a una pequeña elevación en el que se encuentra un afloramiento de an-fibolita y domina la repoblación con pinos, además de matorral y monte bajo. Estosaterrazamientos en bandas amplias, se caracterizan por poseer muros de contención máso menos sólidos formados por piedras. En algunos de ellos domina también una vege-tación que facilita la contención y la delimitación de las parcelas.

En la actualidad la mayoría de estas terrazas están dedicadas mayoritariamente alcultivo de maíz, productos hortícolas además de parcelas que se encuentran en reposo.

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Figura 1. Estudio arqueológico realizado en el espacio aterrazado al suroeste del Monte Gaiás.

6 . 2 . Terrazas localizadas al este-noreste del monte Gaiás

A simple vista vemos que en esta zona, de intensa actividad agrícola, predominanlas estructuras de aterrazamiento. Se pueden observar una serie de bancales super-puestos, de formas alargadas e irregulares, que escalonan el terreno desde la parte más

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Figura 2. Estudio arqueológico realizado en el espacio aterrazado al sureste del lugar de OViso.

baja, en torno al nacimiento de un pequeño arroyo, hacia las zonas altas. Se corres-pondería con la zona denominada con Paseiro-Sus Corredoiras .

Prácticamente todas estas parcelas localizadas en esta zona presentan una intensaactividad agrícola, predominando las áreas de prado por tratarse de la zona de mayorhumedad, cultivos de maíz y hortícolas. Simplemente podemos decir que son aterra-zamientos producto de la nivelación de una pendiente suave con tendencia a acen-tuarse a medida que ascendemos, que los muros de contención son taludes de tierrade escasa altura que, gracias a la vegetación que los recubre impide que estos se des-moronen, y algún que otro pequeño tramo de terraza con muro de piedras o piedray tierra.

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6 . 3 . Terrazas localizadas al sudeste del lugar de O Viso

En esta zona (véase figura 2) denominada como Portiña-Chousa da Agra, nos en-contraríamos con el mismo tipo de sistemas de aterrazamientos que en los casos ante-riores. La diferencia estriba en que la mayor acentuación de la pendiente implica laabundancia de muros de contención, con algún que otro tramo de muro-terraza conuna mayor presencia de elementos vegetales formando parte de estas estructuras. Lasparcelas, por las condiciones del terreno, son de menor tamaño y predominan las for-mas cuadrangulares. El cultivo fundamental sigue constituyéndolo el maíz con algunapequeña porción dedicada a la horticultura y a pasto.

7 . DOS MODELOS HIPOTÉTICOS CONSTRUCTIVOS DE TERRAZAS

De lo comentado hasta aquí se observa que en el marco geográfico de la zona demonte Gaiás y tierras de O Viso hay una influencia importante de la actividad humanaen la evolución de los suelos y en el paisaje. Con las prácticas agropecuarias, la activi-dad humana desencadena cambios relevantes en su entorno, donde las formas del terre-no evolucionan en respuesta a la actividad antrópica y sus determinadas necesidades.

A continuación se describen dos hipotéticas reconstrucciones de cómo se originarondos sistemas aterrazados. En el primero de ellos se materializa a través una acumulaciónpaulatina de material orgánico sin desmantelar el suelo original en el que además tene-mos dataciones sobre las que basar nuestras hipótesis, y en el segundo, y al contrarioque el anterior, hay un desmantelamiento del suelo original para nivelar la pendiente.

7 . 1 . Aterrazamientos de Milladoiro-A Fidalga

En el perfil originado por el corte de la zanja se pueden distinguir varios nivelesestratigráficos que ponen de manifiesto la artificialidad del proceso de formación de estesistema de terrazas (véase figura 3).

Sobre el suelo original en ladera (la fecha obtenida a través de una datación porC14 dio un 410 A. D), en un determinado momento se hinca una piedra sobre la quese deposita un estrato de textura muy arenosa, con una importante acumulación de gra-vas. Este estrato podría ser producto de una fase de abandono del suelo de cultivo, obien se podría corresponder a una deposición intencional para favorecer el drenaje delsuelo4. Sobre esta capa, al tiempo que se amplía el muro de contención, se depositanuna serie de horizontes orgánicos hasta dar lugar a una nivelación de la superficie conun muro de contención de gran solidez. En un determinado momento, sobre esta su-perficie horizontal se planta un seto vivo, que después de una fase de abandono o es-trato de drenaje, se deposita un horizonte orgánico de amplio espesor. La base de estehorizonte ha proporcionado una datación de un 890 A. D.

En este caso estamos ante un sistema aterrazado que se formó por continuas depo-siciones de material orgánico sobre la superficie original, en el gracias a las datacionesobtenidas sabemos que se aterraza primero la parte inferior, para posteriormente am-pliar este sistema a niveles superiores.

4 Hasta que no se realice un estudio más minucioso no se puede precisar su procedencia.

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Figura 3. Modelo de formación de un sistema aterrazado construido por continuas deposicio-nes de tierra sobre el suelo original.

7 . 2 . Aterrazamientos de Portiña-Chousa da Agra

Después de la lectura estratigráfica (véase figura 4) de la totalidad del perfil de laladera aterrazada se observa que sobre el suelo original (horizonte B resultado de la al-teración del material de partida, anfibolita y un paleosuelo), se desmonta conformandouna superficie horizontal. El material producto de la excavación se aterraplana en unacota inferior, dando lugar al primer bancal, ampliando la superficie nivelada. En un se-

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Figura 4. Modelo de formación de un aterrazamiento construido a partir del sistema desmon-te-terraplén.

gundo momento se aterrazó el nivel superior, repitiéndose el mismo sistema que el an-terior de exvavación y terraplén. Y lo mismo con el tercer aterrazamiento. Como con-secuencia tenemos un conjunto de terrazas con unos rasgos morfológicos muy simila-res, no solo ya en superficie sino también en dimensiones.

De nuevo tenemos que la acción antrópica varió sustancialmente las cualidades ycalidades naturales del suelo, profundidad, grado de pendiente, etc., respondiendo enprincipio, a una mejora de la rentabilidad económica. Finalmente podríamos ver eneste paisaje agrario tradicional no sólo los continuos cambios que se produjeron ensu conformación, sino también una reutilización de estas estructuras a lo largo de loss i g l o s .

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Foto 1. Espacio agrario de las tierras del lugar de O Viso antes de las obras.

Foto 2. Vista general de las tierras del lugar de O Viso una vez iniciadas las obras de la futu-ra Ciudad de la Cultura de Galicia.

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