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y permanencias OCEANO

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y p e r m a n e n c i a s

OCEANO

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UNA HISTORIA r.ONTF.MPORÁNE.aL DE MÉXICO: TRANSFORMACIONES Y PERMANENCIAS

Tabla VI. Distnlaáón y porcentaje tU votos entre el PIU y la oposición en 1997

TIPO DI: DISIRITO TOlA i . I'RI PORCll'.NTAiV: OPOSICION l'ORCliXTAJE

MeUopoliLíinos 77 n i 6.0 66 85.7 Urbanos 65 28 . 43.0 37 56.9 Mixios 78 54 59.2 24 30.7 Rurales 80 71 S8.7 9 11.2

En 1997 se estableció u n sistema electoral de plena competencia y posibilidades de al-teiTiancia. La re forma de 1996 pasó la prueba de fuego y a pesar de los desacuerdos de la opo­sición para la apiobación del COFIPE, se lograron unas elecciones mucho más equitativas que las de 1994 y con i m grado más alto de conf iabi l idad y transparencia. El sistema de partidos pro­fundizó su tendencia de tres grandes fuerzas.

En la nueva geografía electoral hubo cambios sustantivos no sólo en el número de derro­tas del PRl, 134 distritos, sino también en los rangos de di ferencia con los que se dan los t r i u n ­fos: por ejemplo, en 1994 hubo 103 distritos en los que el PRl ganó por u n rango de entre L 5 % y 30%, y 82 distritos que ganó por más de 3 0 % ; en 1997 esos distritos se redujeron de 103 a 60 y de 82 a 27, es decir, sólo quedaron 87 con diferencias altas de votación.'"

Con los resultados de 1997 se puede observar también u n fenómeno de alta voladlidad en el voto, el cual se puede ver de manera part icular en la zona metropol i tana de la ciudad de México y en algunos estados como Col ima y Sonora. De pronto en esta elección algunos partidos de oposición dieron saltos muy importantes en sus niveles de votación respecto de 1994, como el PAN que en Col ima pasó de 1 4 . 1 % a 38.5%, o el PRD que avanzó en Sonora de 3,3% a 27.8%.

La alternancia presidencial, las elecciones de 2000

Este recorr ido cobra mayor signif icado después de conocer ¡os acontecimientos que le d ieron forma a las elecciones más competidas y transparentes en la historia moder i ia del país, las del 2 de j u l i o de 2000. La larga marcha de la democracia mexicana necesitaba un aconteci­miento que estableciera una clara separación entre el viejo y el nuevo régimen. E.se momen­to fue el 2 de j u l i o . El IFF. demostró ser una institución profesional y c o n autonomía, que pudo organizar el mejor proceso electoral que había tenido el país. El resultado fue (jue de forma pa­cífica y democrática el poder pasó de un part ido que gobernó al país durante setenta y i m años a o t ro part ido . Cuando 2000 llegó muchos celebraron el in ic io del siglo XXI, mientras otros afir­maban que faltaba u n año. Pero independientemente de esa discusión, en términos políticos y simbóHcos, el siglo XXI empezó en México el 2 de j u l i o .

Sobre el in ic io de nuestra transición a la democracia no hay consenso; algunos hablan del mov imiento del 68, otros de la caída del sistema en 1988, algmios más consideran que fue en 1997, con la pérdida de las mayorías legislativas. Hoy podemos decir que esos y otros impor­tantes acontecimientos regionales prepararon la alternancia nacional , como lo hemos visto en este trabajo. Estas elecciones estuvieron exactamente a la mitad de una frontera en la que el país caminó durante meses, y donde lo viejo del sistema políüco, del ejercicio del poder del PRl, e.s-tuvo presente, pero al mismo dempo la parte más novedosa de México, la construcción de su

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Iji CONSTRUCCIÓN D E I . ^ DEMOCR.AC1A K¡.l-X:Tí.)lí.\l.

ciudadanía, sus reglas e instiuiciones electorales, la vo lunlad ciudadana de u n cambio y una opi­nión píiblica vigilante, lograron imponerse y ganar en las mnas.

La jornada electoral del 2 de ju l i o fue importiuite en nuichos sentidos; la ciudadanía par­ticipó de manera cívica; los partidos respetaron las reglas del juego; hus autoridades elecioi ales resol­vieron los problemas de la jornada electoral de acuerdo con la ley y, f inalmeiue, los actores del pixv ceso asumieron una actitud republicana. El presidente Zedillo avaló el t i iunfo opositor, legitimó el momento político y fortaleció la estabilidad del país; los candidatos perdedores, (Cárdenas y Labas-tida, reconocieron su derrota, y el vencedor, Vicente Fox, tuvo una actitud de prudencia y mesura.

Estas elecciones se apegaron a la legalidad: el IFE implemento un eficaz sistema de infor­mación y las etíipas de la jornada electoral se conocieron paso a paso, desde ia instalación de las casillas, que en 99% realizaron funcionarios capacitados por el IFE, de manera que la elección es­tuvo en manos de los ciudadanos. Los incidentes fueron menores y se resolvieron casi en su totali­dad; el programa de resultados preliminares funcionó de manera correcta y puntual ; las encuestas de salida y los conteos rápidos despejaron la incerüdumbre de los resultados. Después de muchos años de luchar en contra de la adversidad, ese 2 de jul io se impuso la transparencia electoral.

Los últimos eslabones de la cadena democrádca mexicana quedaron puestos. Para un país como México, con una añeja historia de autor i tar ismo, con uno de los partidos gobernan­te más viejos del m u n d o , era difícil aceptar que la alternancia en el poder tenía que ser sólo ima garantía, una posibi l idad, y no una real idad. Lo hemos visto en las regiones, la alternancia es una condición de la transición democrática, aunque de n inguna manera suficiente para tener un buen gobierno. Por otra parte, los resultados del poder legislativo indicaron que ningún parti­do tendría mayoría absoluta, así que tanto senadores como diptuados estaban obligados a ne­gociar y consensar todos los acuerdos.

México ha tenido su p i op i o modelo de cambio político; lu i largo proceso de tres déca­das de reformas electorales, de liberalización de espacios que fue desde lo munic ipa l , pasando por los estados, los congresos locales, el Congreso de la Unión, hasta llegar a la presidencia de la República. Pero vavamos por partes para contar esta última fase de la historia.

El p r imer elentenlo de las elecciones de 2000 fue que se realizaron con las mismas re­glas de 1997; por pr imera vez en muchos años, el país fue a dos elecciones con el nñsmo marco legal. De hecho, los diputados de la oposición aprobaron, sin el consenso del ! 'Ri, una reforma electoral que no obtuvo la aprobación del senado donde los priístas tenían mayoría suficiente para detenerla, como sucedió. En esa reforma se trató de vencer ciertas resistencias del I'RI en puntos neurálgicos para el proceso electoral. La iniciativa de reformas electorales se aprobó en la cámara de diputados en abri l de 1999, sólo con el voto de ia oposición (l'AX', PRD, PT y P\''F\I).

Las partes medulares de esta reforma fueron las siguientes;

• Coalidoves. El COFIPE establece serias l imitaciones para que ios partidos puedan coa­ligarse, como la pérdida de recursos, menor acceso a medios de información y dis­minución sensible de representantes, pt>r lo que en lugar de fortalecer, una alianza debi l i ta. Con las cifras electorales de una oposición unida , el PRl difícilmente conser­varía el poder. De hecho, como lo veremos adelante, estas reglas fueron im gran obs­táculo para que se llevara a cabo una alianza ampl ia de la íjposición.

• Voto en el extmnjero. Según los cálculos del estudio que realizó el IFE, para 2000 los me-

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UNA HISTORIA CONTRMI'OIÚNEA DE MÉXICO: TR-^^NSFORMACIONES Y PERMANENCIAS

xicanos en el extranjero, en diversas situaciones migratorias, serían casi once mi l lo ­nes, o 15.3% de los mexicanos en edad de votar; s implemente los que se encuentran en Estados Unidos son 8.8%, es decir, más de seis mil lones en edad de votar. Median­te una comisión de expertos en la materia se h ic ieron estudios y se propuso la logís­tica para resolver los problemas de estas elecciones, pero el conf l icto era de t ipo po­lítico y no técnico, ya que muchos de esos votos podrían ser para la oposición. Era lu i riesgo que el PRl no quiso correr.

• Equidad en el acceso a los medios: radio y televisión. Se propuso aumentar los tiempos mensuales de quince a treinta minutos y elevar de 200 a 300 horas el t iempo para la elección presidencial, entre otros cambios.

• Aumento en la capacidad de fiscalización del IFE. Todavía hoy las reglas pueden dejar sin vigilancia ciertos gastos, por lo que se trata de fortalecer a la Comisión de Eiscaliza-ción para que pueda auditar durante las precampañas y campañas. Las elecciones lo­cales de 1998 mostraron que el talón de Aquiles de una competencia equitativa era el excesivo gasto de los partidos políticos y la incapacidad de los organismos electo­rales para controlarlos. Con esta nueva capacidad se podría garanüzar de mejor for­ma la equidad. Una parte impor tante del debate entre los partidos durante 1998 y 1999 fue por las acusaciones sobre uso ilegal de recursos en camparlas.

• Impedir la propaganda gubernamental. La propvresta fue que antes de las elecciones el gobierno dejara de hacer propaganda.

• Prohibir el corporaiivismo. Se trata de cerrarle el paso alas formas de presión y coacción sobre el voto, situación a la que pueden estar someddos mil lones de mexicanos por motivos de pobreza, actividad profesional o s implemente por chantaje; es u n factor que tiene un pie en el lado electoral y otro en las condiciones económicas y políticas del país, es decir, en la pobreza y en el contro l político.

No hubo nuevas reglas, pero se modificó el cuadro de los actores políticos, ya que hu­bo nuevos registros para parudos políticos. U n signo de los dempos polídcos del f i n de siglo mexicano fue el surgimiento de nuevos partidos y la muldplicación de las agrupaciones.

El escenario de los parddos ha tenido diferentes moinéntos, como to hemos visto en este trabajo: durante la época de oro del esquema de parddo hegemónico, se estableció u n con­tro l rígido que cerró la posibi l idad de hacer nuevos partidos, lo cual se modificó en la década de los años setenta, cuando la re forma política abrió el restr ingido espectro partidista que ya era completamente anacrónico y permiüó una pr imera oleada de nuevos partidos o de viejas organizaciones que estaban en la clandesdnidad. Posteriormente, a finales de los años ochen­ta, el propósito de la oposición de izquierda fue conjuntar esfuerzos y hacer una organización sólida, en la cual se fusionaron diversos partidos para que surgiera el PRD. En 1999, cerca de la elección presidencial, se experimentó u n fenómeno de escisiones y surgió una segunda oleada de nuevos parddos y viejas organizaciones.

En los úldmos veinte años el espectro de los parddos se ha movido en tres direcciones básicas: se ha hecho u n ajuste políüco en los llamados partidos pequeños, de tal f o rma que va­rios de ellos han perd ido su registro, como consecuencia de haber perd ido votos; al mismo uempo, se ha fortalecido u n esquema de tres grandes parddos (PRD, PRl y PAN) y otros dos par-

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1 A CONSTRliCCIÓN DE LA DEMOCRACIA E L E C T O R A L

tidos pequeños que conservan el registro (PT y PVtM) , y, a pesar de las l ini itaciones que las re­glas electorales imponen para realizar coaliciones electorales, se ha comprobado que el desuno de los partidos pequeños es establecer alianzas con los partidos mavores para potenciar sus lo­gros. En u n escenario en el que la compet i t i\ idad se agudiza, los partidos pequeños sin alianza t ienden a recibir menos voios, como de hecho sucedió en 2000.

Al IFE l legaron ocho expedientes de sol icitud de registio para nuevos partidos, de los cuales seis lograron su objetivo, con lo cual subió a once el espectro partidista del país. Hay que reconocer que en u n contexto de alta moviÜdad política y cambios dentro y fuera de los part i­dos, como el que se empieza a dar en México, resulta nniy explicable tener rupturas y reacomodos que desembocan en nuevas iniciaüvas de parddos. Entre los solicitantes de registro existen dos cla­ras escisiones del PRl, por una parte Convergencia por la Democracia (CD) y por otra el Partido de Centro Democrático (P('I)), Ot ra verdente es la de los parddos que se reconvierten después de haber perd ido su registro; es el caso del viejo PARM, que resurge en dos nuevos parddos, uno que conserva este nombre y el Partido de la Sociedad Nacionalista (PSN) , y el del PDM, que vuelve al escenario bajo el nombre de Parddo Alianza Social (PAS). Una escisión del i'RD que se j imta con otros grupos de izquierda es Democracia Social Partido Político Nacional (DSPPN).

Los nuevos partidos, y también los dos pequeños que hoy tienen registro (PT v PVFM) , tu­vieron su prueba de fuego en 2000, de tal forma que los que lograron conservar el registro fue­ron los partidos que entraron en ima de l;is dos alianzas que hubo. En las elecciones de 2000 el camino exitoso para u n part ido nuevo y pequeño fue buscar una coalición con alguno de los tres grandes parddos. En el caso contrario, los que se mantuvieron aislados no llegaron a 2% de la vo­tación, requisito para conservar el registro. La competencia partidista supone contar con una es­tructura terr i tor ia l , recursos económicos millonarios, acceso a los medios masivos, concretamente radio y televisión, reconocimiento de los electores, porcentiije alto de voto duro , precandidatos presidenciales en buena posición y experiencia de gobierno en territorios importantes del país.

Frente a este capital político, los nuevos parddos tienen una estructura que apenas han empezado a desarrollar para obtener el registro, la cual estará entre los 80 y 200 m i l afiliados; sus recursos son e.scasos y para 2000 tuvieron una bolsa de ñnancÍamÍento de 2% de recursos públi­cos, la cual fue aproximadamente de 10 millones de pesos para cada nuevo part ido durante el pe­r iodo de agostodiciembre de 1999, y en 2000 recibieron 53.5 millones, de Icjs cuales pudieron des­tinar la mi tad a las campañas."" E n comparación con el parddo con registro que menos recursos recibió en 1999, el PT tuvo una bolsa de casi 99 millones de pesos que subió 110% e n 2000, es de­cir, llegó a manejar 210 mil lones de pesos por concepto de f inanciamiento público.

El f inanc iamiento público de los part idos políticos en 2000 tuvo u n gasto total de 3,000'912,254 pesos, que equivalen a 315 millones de dólares, de los cuales la mitad fueron para gasto de campañas. Además, e l IFE tuvo i m presupuesto de 300 nullones de pesos para comprar ammcios de radio y televisión para los partidos. El desglose entre los tres partidos grandes, to­mando en cuenta que la mi tad del monto fue para actividades ordinarias y la otra mitad para gastos de campaña, fue del sigttiente orden : e l PAN tuvo 671 mil lones de pesos (22.3%), al PRl le correspondieron 910 mi l lones d e pesos (30.3%) y al PRD 653 mil lones de pesos (21.7%).

E l cuadro de parddos para las elecciones del año 2000 quedó conformado por once in ­tegrantes: los cinco que ya tenían su registro (PAN, PRl, PRD, I T y P\TM) y los seis nuevos (PCD, CD, DSPPN, PARM, PSN y PAS)."''

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I - N A HISTORIA CONTEMPORÁNEA DE MÉXICO: TRANSFORMACIONES Y PERMANENCIAS

Durante 1999, fase de preparación electoral, hubo dos acontecimientos particular­mente importantes para e! proceso de 2000. U n o fue el fracaso del intento de la oposición de hacer u n a alianza ampl ia entre ocho partidos; el otro , la elección abierta del candidato del PRi.

Hubo tres obstáculos part icularmente relevantes para que la oposición hiciera una alianza amplia: uno ideológico, o t ro estratégico y uno más de t ipo legal. El p r imero está muy claro: ¿cómo es posible que se puedan jun ta r la izquierda y la derecha? Estos términos son nudos ceiurales en u n t ipo de discuiso político general que se nutre de ciertos temas que polarizan, co­mo el aborto o la privadzaeión de las empresas públicas. Sin embargo, tanto la izquierda como la derecha pueden coincidir para un proyecto democrádco de país: nuevas insdtuciones, respeto a la lev, gobiernos eficientes y honestos, participación ciudadana, descentralización de ios re­cursos fiscales, impulso al mercado in te rno , reforma munic ipa l , re forma laboral, en f i n , muchas de las necesidades que nene la transición mexicana.

La parte estratégica esuivo vinculada a los líderes y las maquinarias de ios parddos. Para los líderes de la oposición resultaba imposible renunc iar o decl inar ante o t ro contr incante, y peor si era de otro part ido. La parte legal consdtuye una limitación fuerte porque está estruc­turada sobre la lógica de penalizar a las alianzas, no de estimularlas, ya que castiga con recursos económicos, acceso a medios de información y representación en los organismos electorales.

Los números electorales de 1997, 1998 y 1999 expresaron que el país estaba div id ido en tres segmentos de votación: uno del PRI con u n rango entre 35% y 4 2 % y otros dos de opo­sición, que oscilaron entre 22% y 28% cada uno . Estos números hacían de 2000 u n momento parücüiarmente atractivo para una alianza, ya que la opo.sición div idida estaba en desventaja, como de hecho ocurrió en las elecciones de 1988 y de 1994, es decir, u n voto opositor mayori-fario o de empate, pero div idido, frente a u n voto priísta l igeramente superior.

A pesar de los obstáculos mencionados, ocho partidos recorr ie ron el camino de la alianza, cuatro que ya tenían el registro (PAN, PRD, PVEM y PT) v cuatro de nuevo ingreso (CD, PSN, PCD y RAS). Durante varios meses se integró una mesa de negociación y prácticamente se ix'.solvieron todos los obstáculos, menos uno: el método para elegir al candidato común. La fuerza de los dos partidos mayores y el pe r f i l de sus candidatos, prácticamente en campaña, pro­pició que éste fuera, al f ina l , el obstáculo invencible.

El PAN proponía que se hiciera una batería de encuestas, para indagar cuál de los po­sibles canflidatos contaba con mayor apovo de la ciudadanía; el PRD, por su parte, proponía i m ejercicio de elección directa. Los estilos de cu l tura políüca, la desconfianza del panismo hacia un método de elección sin contar con los instrumentos necesarios, como reglas legales y pa­drón, y el rechazo del I'RD hacia las encuestas, que en ese momento ubicaban como puntero al candidato panista, impidió la alianza. A l f inal del proceso se convocó a u n g rupo de catorce c iu­dadanos para proponer un método, y el resultado fue una combinación de una consulta de t i ­po plebiscitaria y ima serie de encuestas, lo cual fue aceptado por seis partidos (PRD, Cl ) , PT, PSN, PCD y PAS) )• rechazado por el PAN, con lo cual terminó esa posibi l idad.

Finalmente, se fo rmaron dos alianzas parciales; una integrada por el PAN y el PVEM con la candidatura fie Vicente Fox, y otra por el PRD, el I T , el PSN, el PAS y CD, con la candidatura íle Cuauluémoc Cárdenas; el PCI) decidió no incorporarse a n inguna de las dos coaliciones y postuló a Manuel C.amacho, Por otra parte, el PARM postuló a Por f i r io Muñoz Ledo y DSPPN eli­gió a (.'.ilberto Rincón Gallardo, sin que se incorporaran a n inguna alianza, en tanto que el PRl

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Ij^ C O N S T R L K X U Ó N DE [ A lM:MOt;RAC.IA E l .K ( ; rOR,\ ! .

postuló a Francisco Labastida. Con este panorama, hubo seis candidatos a la presidencia d<r la Reptiblica, de los cuales l legaron cinco, porque el del PARM declinó en ía\'or del candidaU) de la Alianza por el Cambio.

Por el lado del PRl las cosas tomaron un r innbo diferente del ti'acUcional: se estableció u n proceso de elección abierta en el cual hubo cuatro candidatos (Francisco Labastida, Rober­to Madrazo, Manuel Bartlett y H innbe r i o Roque Vülanueva). Se realizó además un debaie v un intenso proceso de campaña electoral. El domingo 7 de noviend^re de 1999 el I'RI aiumció (|ue con 10 mil lones de votos eligió a Francisco Labastida como su cairdidato a la presidenc ia. \x>s tres candidatos perdedores reconocieron su derrota v se quedaron adentro del part ido, von lo cual se canceló el escenario de ruptura . Se con f i rmaron las tenriencias electorales que haiiían anunciado las encuestas; el i r i tm fo de Labastida fue en una proporción de dos a imo y en los distritos ganó 273 de 300, es decir, 9 1 % . Con estos datos el PRl demostró el poder de su maqui­naria electoral que operó de forma eficiente en todo el país; fue como un en.savo general para la elección consdtucionai del año siguiente. Se montó en u n discurso de leg i t imidad democrá­dca, porque f ina lmente cambió la forma de elegir a su candidato y el expe-iimento le salió bien; con los riesgos qtie hubo durante el prticeso, el resultado señala que los problemas que<laion asimilados. El PRI pudo presumir que su proceso fue más abierto y participati\<í que el de los partidos de oposición. Pese a ello, hubo sospecha sobre la gran afluencia de votantes que a sim­ple vista no se vio en las casillas y el proceso tuvo una calidad democrádca muy pobre. Las reglas l u c r on impugnadas por tres de los cuatro candidatos; la mayor parte de las quejas no procedie­ron n i fueron resueltas; se pracücaron los viejos mecanismos de la cargada, la línea y la manipu­lación. Una cul tura política no cambia de la noche a la mañana, y durante toda la contienda in ­terna del PRI se creó una r ival idad entre Labastida y Madrazo que se ventiló en los medios.'""

Con este proceso. Fox y Cárdenas tuvieron al in ic io de la campaña formal a un candi­dato del PRl fuerte y ampl iamente legidmado. U iu i encuesta de opinión sobi'e las intenciones de voto estableció que a finales de noviembre Labastida tenía 4 3 % , Fox 2 7 % v Cárdenas 8% . " " C-on esta cóiuoda ventaja de 16 puntos empezó la campaña fo rmal .

En los seis meses de la campaña presidencial se pueden establecer tres grandes fases: la del in ic io , que fue de enero a fines de febrero; la intermedia, que abarcó marzo \ cenó a f i ­nes de abri l con el p r imer debate y la de! f inal en mayo y j m d o , en que tu\'o lugar el segiuido debate y la guerra de encuestas. Una historia detallada de esta campaña está fuera de los alcan­ces de este trabajo, por lo cual sólo anotaremos algimos datos y acontecimientos que defi ide-ron su per f i l ; se trata de la presencia y cobertura de los medios de información, las encuestas de opinión y los debates.

En u n o de sus últimos l ibros, Manuel Caslells enmarca el prob lema de la política y los medios de la siguiente forma:

El punto clave es que los medios electrónicos ( incluidas no sólo la televisión )' la radio, sino todas las formas de comunicación, como los periódicos e Internet ) se han conver­t ido en el espacio privi legiado de la política. No es que toda la política pueda reducir­se a imágenes, sonidos o manipulación simbólica, pero sin ellos no hay posibi l idad de obtener el poder, Así, pues, todos acaban jugando el nnsnio juego , aunque no del nñs­m o modo n i con el mismo propósito.'"'

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UNA HISTORIA CONTEMPORÁNEA DE MÉXTCO: TR.\NSKORMACIONES Y PERMANENCIAS

Poco a poco este modelo se impuso en el país y ahora existen múldples consecuencias. México se ha ameñmnizado en sus formas políticas y hoy las campañas electorales se hacen p r in ­cipalmente a través (k; los medios masivos, y sus impactos se miden con encuestas de opinión. Con la llegada de la compet i t iv idad electoral también arribó la presencia dominante de los me­dios. En doce años la polídca electoral entró en un nuevo esquema: en 1988 la elección presi­dencial fue notable por el desencuentro entre las reglas de u n sistema que no estaba diseñado para procesal" la competencia y la irrupción masiva de la oposición, de manera que el resulta­do fue la atrofia v el fraude; en 1994 las elecciones presidenciales se llevaron a cabo en u n cl i­ma de nñedo e i iK e r t idumbre , pero ya se contó con varias novedades en el proceso, como la presencia de las encuestas y de la observación electora! ciudadana, aunque todavía predominó una fuerte in iqu idad en la competencia; en 2000 la equidad mejoró y las reglas tuvieron una mayor base de coníian/.a. A pesar de todas las dudas que pueda haber sobre dónde se encon­traba el país en materia de democracia electoral, en esa campaña los partidos y candidatos es­tuvieron dedicados de dempo completo a conseguir votos; la oposición se ubicó en la pelea real por el poder; el país se convirtió en un te r r i to r io en donde las intenciones del voto se m id i e r on cot idianamente; los medios masivos se desempeñaron de f o rma estratégica y por segunda vez la opo.sición estuvo presente en los horarios estelares de la televisión.

El gasto de los parddos políticos en medios de información, que en 1997 fue de 55%, en 2000 se movió a rangos que fueron de 65% a 70%, lo cual estableció la impor tanc ia enorme de los medios durante las campañas; la política mexicana era ya completamente mediática.

Un 1 esnltado de la competencia con mayor equidad fue que las encuestas de opinión mostraron un temprano empate entre Fox y Lab;usdda desde mediados de febrero.'""' Por pr ime­ra vez en el país m i can.didatü de oposición estaba realmente en la lucha por la presidencia. Con el empate técnico entre PAN y PRI, en las siguientes semanas de campaña hubo dos escenarios no necesariamente excluventes: uno de corte deliberativo, con debates sobre provectos y agendas, y otro de fuerte polarización, con un carácter de upo plebiscitario, en donde la elección se em­pezó a convertir en una suerte de plebiscito entre un voto "por más de lo mismo con el PRl" o u n voto "por u n cambio" hacia la oposición más fuerte, lo cual abrió el debate sobre e! "voto útil".

El manejo de medios cambió en las diferentes fases de la campaña. El IFF, hizo u n mo-ni toreo permanente en el cual se observó una modificación en la cobertura que tuvieron los parddos. Hubo dos fases, una de equidad y la otra de desequil ibrio. Así, por ejemplo, si toma­mos el per iodo del 19 de enero al 11 de jun io de 2000, .se ve que u n solo part ido concentró ca­si 40% y superó en doce puntos porcentuales al candidato que le siguió. En la pr imera etapa de la campaña hubo una cobertura equi l ibrada, puesto que la distancia entre los dos parddos con mayor cobertura fue de sólo u n punto y medio porcentual ; el g i ro se d io a par t i r de la segunda quincena de marzo, cuando ya había un empate técnico entre el PRl y la Alianza por el Cam­b i o . " " Esta cargada de medios en favor del candidato de l PRI no sólo se hizo a través de u n ma­yor espacio, sino de un manejo cualitativo de notas positivas y negativas. E l pr inc ipa l afectado por el t i empo negativo en los medios fue el candidato de la Alianza por el Cambio y el positivo fue para el Pld, que nunca bajó de 3 9 % de dempo positivo acuinulado. Además, el manejo de las notas más polémicas tenía un tratamiento desequil ibrado en la editorialización que hic ieron los medios.'"' '

O t ro de los espacios en donde la campaña de 2000 tuvo u n desarrol lo destacado fue el

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LA CONSTRUCCIÓN DK IA DKMOCR/\CIA ELECTORAL

de las encuestas de opinión. El tema de las encuestas se ha incorporado recientemente a los co­micios mexicanos. Antes de 1994 la situación de las encuestas era muy frágil, había pocas y su credib i l idad estaba casi siempre en duda; los que salían favorecidos la daban por buena y los que estaban abajo la descalificaban. Fue a pardr de la sucesión presidencial de 1994 cuando las encuestas entraron de l leno en el panorama electoral, y para 1997 quedaron asentadas. Las en­cuestas def inen estrategias de parddos y candidatos, ubican estados de ánimo y dan una pers­pectiva de lo que piensa la ciudadanía a diar io; son u n instrumento clave del proceso político.

Después de la elección interna del PRI, el 7 de noviembre de 1999, diversas mediciones de opinión ubicaron a Francisco Labastida con una ventaja de doce a catorce puntos porcentua­les sobre su más cercano rival, Vicente Fox. Con ese resiUtado, se logró crear un efecto de opi­nión en el cual se daba casi como u n hecho a m i I'RI t r iunfador el 2 de ju l i o . Sin embargo, en la medida en que la campaña avanzó, las intenciones del voto se redeíinieron: Labastida empezó a bajar en las preferencias y Fox subió, mientras que Cárdenas permaneció abajo y estable en un distante tercer lugar. La encuesta de Milmioel 13 de febrero de 2000 arrojó u n empale entre los dos { 4 1 % para el I'AN y 42% para el PRI), pero indicó otra cosa más interesante: que una mayo­ría estaba por u n cambio político y que de esa mayoría 5 0 % pensaba que el cambio significaba la derrota del PRI. Prácticamente al mismo tiempo, circuló el resultado de otra encuesta del Cru-po de Economistas Asociados en la que Fox tenía una ventaja de ocho puntos sobre Labasdda, y la versión de que el candidato del PRI estaba cayendo tuvo i m per f i l dramático para ese part ido.

Los resultados del 2 de j u l i o de 2000 tienen dos lecturas: la alternancia y el voto div idi­do, como las características sobresalientes del proceso. El presidente de la República no tendría mayoría en n inguna de las dos cámaras y, a su vez, ningún part ido tendría mayoría absoluta en el poder legislativo.

En las elecciones hubo u n padrón electoral de 59'584,542 ciudadanos y una lista nomi ­nal de 58'782,737 ciudadanos. De este conjunto votó un total de 37'603,923, es decir, 63.9%.""^ La distribución de los votos para presidente de la República quedó de ia siguiente forma:

Tabla VII, Cómputos distritales las elmiones jedemU's de 2000 (resiiUado.s nacionales)

PARTIDOS VOTOS PORCENTAJE

Alianza por el C^ambio 15'988,740 42.52 PRl I3'57(i,385 36.10 Alianza por México 6'259,048 16.64 PCÜ 208,261 0.55 PARM 157.119 0.42 DSPPN 592,075 1.57 Candidato no registrado 32,457 0.09 Nulos 789.838 2.10

Total 37'603,923 100.00

Fuente: Insiitulo Federal Electoral, 2000.

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UNA I I I S T O K I A C O N T K M I ' Í J R Á X K A di-. M K X I C . O : T I U N S F O R M A C Ü O N E S Y Pt:RMANKNt:iAS

El voto d iv id ido fue importante , aunque no def ini t ivo para el t r i im fo del candidato de la Alianza por el (Cambio. Vicente Fox tuvo 12% más de votos que sirs diptitados, lo cual repre­sentó 1 "761,400 sufragios que se hic ieron por la presidencia y no por los diputados de los dos partidos que integraron esta alianza. En cambio, todos los demás candidatos perdieron votos hen-te a sus diputados. Francisco Labastida fue el que menos perdió por esta migración, sólo 1.2%, es decir, 157 m i l votos. Cárdenas perdió 10%, casi 700 m i l votos menos que los diputados de la Alianza por México. En los partidos chicos fue variable: mientras Manue l Camacho tuvo 5 1 % menos que sus diputados, ( i i l be r to Rjncón Gallardo obtuvo 15% menos. Una de las hipótesis que se puede manejar es que .se votó con la estrategia del l lamado "voto t i t i l " , en fa\or de ia op­ción opositora que más opor tun idad tuviera de vencer.

Lt)s) c'sultados de las elecciones también ajustaron de f o rma impor tante el esquema de partidos que había en 1997, ya que de las tres grandes fuerzas quedaron dos y media, pues el PRD perdió en tres años una parte sustantiva de stis votos en la cámara de diputados, pasando de 25.7% a 18.6%: 7.1 % que ei i términos absolutos fueron 482 m i l votos. El PRI perdió 2.2% en la misma categoría, casi 2.5 mil lones de votos, en tanto que el PAN ganó 11.6%, con lo cual ca­si duplicó sus sufragios, va (]ue aimientó más de 6.5 mil lones de votos.

Los resvdtados de 1997 dejaron mía cámara de diputados con tres grandes partidos; la distancia entre el p r imer lugar, el PRl, y el tercero, el PRD, era de sólo trece puntos porcentua­les. En cambio, en 2000 la distancia entre el p r imer lugar, la Alianza por el Cambio, y tfl tercer lugar, la Alian/a por México, fue de casi veinte puntos. Pero si vemos la integración de ta cáma­ra, la distancia resultó más radical, ya que los dos primeros lugares (PRl y PAN) tuvieron 42% y 4 1 % lespectivamente, y el tercero (el PRD) sólo 10% de los diputados, cuando tres años antes alcanzó 25%,

Tiibla VIW. l'.leccmues de di ¡miados federales en 2000 por c¡ ¡mnñpio de mn-íon'a reUtUva

l ' A R r i D O S V O T O S I 'ORCF .NTAJF .

Ali^inza [>or cl C^anihio 14'227,340 38.23 I 'R I 36.91 Alianza por México 6'9,54,016 . 18.69

428,927 M 5 l ' A R M 272,635 0.73 nsi'i 'N 699.152 1.88 Caiulidalo no regisir:uios 30,439 0.08 Nulos 865,930 2.33

Total 37'212,579 100.00

i-'unitr. Itihiinim Fcdcntl Kií-ctural, '¿001).

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1.A CONSTRUCCIÓN i)! ' . LA ni-:MOCR.\CIA Kl.LC' l í )RAL

Tal)hi IX . Inleginaón. de la cámara de diputados. 2000

TAN I'RI PRl) l'T P\TM P.\ <:i) i'SN lOIA! .

Rcpicscnlación propoicional 7Ü 79 26 6 11 9 3 3 200 N4ayorÍLi iflaliva I;-Í6 132 24 1 6 0 1 0 3()U

Total 206 211 50 7 17 9 4 3 500

PoixrnLijc 41.20 42.20 10.00 1.40 .•Í.40 0.40 O.SO Ü.60

Fvenlr [iistitiuu Fccicnit F4cctoral, 201)11.

E l .senado tuvo una renovación completa en el 2000. Sus 128 integrantes pasaron por tres vías de incorporación: la mayoría relativa, la lista de representación p ropo rc i ona l y la pri ­m e r a minoría. En esta elección, la composición se h izo bajo u n es f iuema de c o m b i n a c i o n e s que respondió básicamenie a dos cr i ie i ios: la me jo r ubicación del voto de los part idos, que fue pre­ndada con más escaños, y e l fenómeno de l voto dividido. D e esta manera , el PRI quedó c o m o pri ­me ra minoría en prácticamente la mitad de los esiatlos de l país; en camb io , el PAis' lo hizo sólo en 'M)% de l terr i tor io v e l PRD en 2 1 % de los estados restaiues. E l m a p a correspondió al esque­m a dt: un bipartidisuK) dividido por regiones; la competenc i a entre PRl y PAN fue pr inc ipa lmente en el centi-o, occideiU,e y n o i i e , y entre el PRi y e! PRl) en el sur de l paí.s. L a par le de l \'oU) divi­dido provocó que en varios estados donde ganó la Alianza por c l Cambio en la p res idenc ia , el

voto por los d iputados y senadoi 'es fuera por los otros par l idos , en este caso e l PRl el PRl).

Tabla X. ¡uU's^ración de la cámara de senadores, 2000

I'AN l'Rl I'RI) i'T l'\'K.\ cu l'SN i'.vs • l O T U .

Mayoría relativa 27 32 4 0 I 0 0 0 64 Reprt'seniacióii proporcional 9 13 4 1 4 1 0 0 32 PriiiK'ra iiiiiioiía 10 15 7 0 ú 0 0 0 32

Total 46 60 15 1 5 1 0 Ü 128

l'orcentajc 35.94 46,88 11,72 0.78 3.91 0.78 (1 í) 100.00

Fiiriilr. Iiisiidito Federal Electoral , '21)00.

La Alianza por el Cambio ganó la elección por la presidencia d e l a Repúlilica en veinte

estados, el PR! en once y el PRD sólo en u n o . ' " ' El mapa de pre fe iXL ic ias e l e c t o ra l e s sufrió tma

modificación en los estados gobernados por los diferentes p a r l i d o s políticos: se estableció que

el país d e l PRI eran los estados del su r y sureste, con excepción de Yucatán v c o n un v o i o d i v i d i ­

d o en Chiapas; el PRD no logró ganar la presidencia en los estados que gobi irrna. i n c l u s o se p u ­

d o ver que ganó e l PRl, p o r lo que la maquinar ia de ese part ido prevaleció .sobre ia esu ucit ira

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U N A M I S K H Í I A C Í I N T K M I ' O R Á N K A \W M É N K X ) : T R A N S F O R M A C I O N E S V l ' K R N f A N F N C I A S

¡n 'i rcd is ia , \ c! I'.W i (^n^()lifló sus b.istioní's tra ( l icH ) itcs, los (;s(a(i()S e n los (|iie gob ie rna , v ade-nifis m v o u n e \ n a nin\ i n i p o r i a n i e en las zonas ciel país con nia\'or padrón e lec io ra l c o m o el V.s-

l:ido de México, el D is i r i lo Fede ra l v \ 'eracruz.

l 'n el congreso el volo dividirlo por estarlos mosuó íjue e l l'Rl recnpeió c i n c o estados, l a m o para la dipniación c o m o para el senado, y el l 'Rl) logró u n o más.'"^ I'oi" o i t a par le , c o m o \ lo luibíamos señalado, e n razón de l id\'el de polaiización (pie hubo , los par l idos pecjueño^ { j i ie c o n s c r \ a r o n el regis iro fueron los tpie esiu\ier<,'ii en a lguna de las dos a l ianzas (los d e vie­jo registro l'T \ I'\1-;M y los I U U A ' O S , C l ) . I 'SX y P/VS), v los que fueron por su ( ue iua no i o g r amn - % de los votos c o m o requis ito para coi isei var e l registro, c o m o le pasó al l ' A R M , OSPl'X y al ! 'CI).

( ' o u i o se puede a p r e c i a r e n la tabla sobre el fói'iuaio de los part idos, el e l c c i o de ia e lec ­ción de l 2 de julio de 2000 mo-siró a lgunas i iovedarles l e spcc to de las elc-cciones de 1097: el nú­mero de estados eii los (pie hubo u n a p resenc i a de Luu l i ipa i t id i smo creci(') al dob le , al pasar de c inco a d iez ( asos. L a o i i a no\edad fue fjue el b ipa r i id i smo que existía se mauiii\ 'o. pero m i e n ­tras f|ue la p resenc ia del l'Rt) bajó de nue\ a dos esiados, la de l F A X cix-ció de diez a d i e c i o c h o estados; el escaño de part ido d o m i n a n l e , que todavía l i ene a lgunos casos, lambién dismimiyó (\c o c h o a Ucs esiados.

Comentarios finales

l .a ubicación del s istema de p ;u i idos que quedó a,sent:i(la e l 2 de jul io de 2000, fue de alta co inpe i i [ i\ idad . S in emb ;ugo . ;il f inal de cue i i l a s !ia\ (jue hacei" un e s l ue i zo de ubicación \ (le po i idcr .u ii'iii de los l e su l i ados e lectora les . E n términos es l ruc tura l e s se ve u n a líiu'a de caí­da en el \ ( j io l'Rl (]ue se conso l ida . Después de 1970, fecha e n la cua l e l l'Rl Iogi() repuiiui i " .sus vf>tos ¡jara l legar ;i niveles fie ¡iiincipios de los años sesenta, los sigiúeiUes ocho p iocesos e lec -loiaU-s mues t ran esa u^ndencia.

Kn cuanto al lorniLUo d f l s istema de pariidf )s, c l c amb io es muv c laro : eii las últimas seis e lc ( c io i i es se ha desarro l lado el est juema de alta competenc i a , al que hir inuts i -e leiencia antes y i j t K . ' se puede a p i r c i a r en la tabla de segiúmiento por estados c|ue apa rece c o m o anexo de l tra­bajo, de dos g rupos de b ipar i id i smo en un con junto de (res g randes fuerzas nac iona les . Las le -gla.s del juego e lec iora l t ienen \'a un I U K . - V O régimen, con una !('>gica de ma\i i r et iu idad en l:i c o m -pe i enc i a \ mecan i smos de i r anspa renc i a . Las e l ecc iones de 2000 logrart)n u n a consolidafiéni i inpoiTaiUe pa i a cjue los C O I I Ú C Í Í J S ¡juedan e m p e z a r a ser mía espec ie de ru t ina , c o m o sucede en (;iros p:u\es, \ de jen de ser u n a pic-za confl ictiva que alicLita ia inestab i l idad .

S in eml )argo, du rante toda la eleccié>n hubo de f i c ienc ias , amenazas y retos (¡ne se ten­drán (|ue c o i t e g i r e n el futuro. U n o de los graufles retos para que esU) pued. i sucede r se ub ica en la pos ib i l idad de asegurar {]iie los g rupos de c iudadanos ( lu ' o sufragio se e n c u e n t r a en ries­go ( c o m p r a , coacción de l \(>lo) pmx la i i tener c o n d i c i o n e s de l ibertad para e jercer sus dere ­chos , simaciéMi (¡ne en 2000 tochuía n<.) sucí:dió, de a c u e i d o c o n la ohser\'acÍón que h i c i e r o n las o rgan izac iones no gu l ) e rnanienta les G loba l E x c h a n g e y /Mianza Cívica. Oíros p rob lemas que se ( U i e c i a r o n d n r a n i e el p roceso elecloiaí fueron la deb i l i dad de r ec lu sos de la Fiscalía Para los DeliUjs EletTorales ; la f a l t a de conU'oles para los gastos pi'ivados en e l f n i ane i amien i o de las c a m ­panas. V los desefpúlibrios en ia cober tura de med ios de inrorniación, eni i 'e oíros."'''

t j i n los ind icadores <]ue h e m o s mane j ado ( formatos de part idos , s istema de regias

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1.A (:()N.sr[íi;í;i;!ÓN HK ¡A Í)I;MOI:RA<;IA KI.IXTOIÍAI.

elecLorales v rcsiihados), podemos observar que el país ha completado su transición, a pesar de (|ue toda\'ía (¡uedaii muchos temas pendientes, C O E U O la re forma de l Eslaílo, la re forma laboral, el federalismo, las adecuacic)nes al modelo económico para una redistribución riel ingreso y la conclusión de los pendientes electorales. Discusiones sustantivas con las (nales se dará u n per­f i l deünido a m i nuevo sistema político mexicano de corte democrático.

Si hablamos de consolidación, como una fase posterior a la transición, será necesa i i o rec iu ' r i r al esiableciniicnto de algunos criterios. L 'n sistema político tiene una democracia con­solidada cuando es ei único juego posible; cuando todos los actores respetan las reglas \e establei e un juego paralelo en los mái'genes.

l.a alternancia el 2 de jiUio ha resíjuebrajado las \'iejas reglas y la discipl ina con la que operal ian nuichos de los actores polídcos. Ha\ u n fuerte acomodo entre los parl idos políticos. Los actores se nuieven de lugar y, al mismo t iempo, .se da i n i reaconiodo de los espacios; hay una intensa l u d i a ideológica entre los grupos radicales de la derecha y de la i/tpiierda que in­tentan imponer temas polarizantes en la agenda pública, antes de que se trabajen las posibles refoi-mas sobi'e las que es factible encontrar consensos. Las insdtucioiu -s se abren a nuevas di ­námicas aun aiues de que haya reformas.

l.,a democracia mexicana apenas empieza. ;Será posible conduc i r de forma satisfacto­ria, en téiininos (leniocrátic(-s, la reforma insdtucional que pueda coiisolidai ' L U Í nuevo sistema político? Pf)r lo pronto , después del 2 d e ju l i o de 2000 estamos ante posibilidades de cambios o restainaeiones tpie hov sólo imaginamos.

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