Kilimanjaro por la ruta Lemosho

Soy Marcos Fraga. Hoy me he reincorporado al trabajo después de una bonita experiencia en una montaña especial. Subimos por la vía Lemosho, una de las más largas (7 días mínimo, 8 recomendables) pero, al mismo tiempo, que permiten una mejor aclimatación a la altitud.

La agencia (Ahsante Tours) puso a nuestra disposición un guía, un asistente de guía, un cocinero y seis porteadores. Parece mucha tropa, pero es lo mínimo exigido por las autoridades del Parque Nacional del Kilimanjaro para una ruta de este tipo, que requiere de campamentos en tiendas de campaña (sólo hay refugios en la ruta Marangu) y de cargar con todas las provisiones.

Al ser época de lluvias, la humedad y el frío fueron nuestros principales enemigos, más que la altitud. Solía llover cada día entre las 11.00 y las 16.00 horas, aproximadamente. Al atardecer quedaba un cielo despejado y de noche se podían ver todas las estrellas imaginables, así como la Vía Láctea. La temporada seca tiene sus ventajas, pero al mismo tiempo atrae, como es lógico, a muchos más montañeros, y eso se nota en los campamentos. Nosotros sólo coincidimos en la montaña con dos o tres grupos, sobre todo estadounidenses.

Hay que ir muy preparado para ascender el Uhuru (5.895 metros) porque el día de ataque a la cima exige, desde cualquier ruta, salvar un desnivel aproximado de 1.300 metros. En nuestro caso, fueron siete horas de ascensión casi sin paradas, de noche (se intenta hollar la cima al amanecer, cuando hace mejor tiempo) y entre una intensa nevada. Arriba estábamos a -15 grados. De las 20 personas que ascendieron esa noche por nuestra ruta, sólo llegamos arriba cinco. La verdad es que se hace muy duro, ya que las pendientes hasta el collado (Stella Point, 5.700 m) son muy pronunciadas e interminables.

Adjunto un par de fotos: la primera, desde el campamento Karanga (3.900 m); la segunda, desde el último campamento (Barafu, 4.600 m), horas antes del ataque a la cumbre; la tercera, en el punto culminante del volcán, el Uhuru, en medio de una intensa nevada, aparece David, un externo de Repsol con el que subí, el guía y el asistente del guía; y en la cuarta aparece mi compañero de aventuras junto a uno de los glacieres.

Un saludo

Marcos