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IMPLICACIÓN DE LA QUINASA HUMANA VRK1 EN LA RESPUESTA AL DAÑO GÉNICO INDUCIDO POR ESTRÉS OXIDATIVO Ignacio Campillo Marcos Trabajo Fin de Máster Máster en Biología y Clínica del Cáncer, Curso 2013/2014

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IMPLICACIÓN DE LA QUINASA HUMANA VRK1 EN LA RESPUESTA AL DAÑO

GÉNICO INDUCIDO POR ESTRÉS OXIDATIVO

Ignacio Campillo Marcos

Trabajo Fin de Máster

Máster en Biología y Clínica del Cáncer, Curso 2013/2014

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D. Pedro A. Lazo-Zbikowski Taracena, Profesor de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC),

CERTIFICA:

Que la memoria titulada “Implicación de la quinasa humana VRK1 en la respuesta al daño génico inducido por estrés oxidativo” presentada por el licenciado en Biotecnología Ignacio Campillo Marcos, ha sido realizada bajo su dirección en el Instituto de Biología Molecular y Celular del Cáncer y reúne, a su juicio, originalidad y contenidos suficientes para que sea presentada ante el tribunal correspondiente y optar al título de Máster en Biología y Clínica del Cáncer por la Universidad de Salamanca.

Y para que así conste a efectos legales, expide el presente certificado en Salamanca, a 17 de junio de 2014.

Fdo. Pedro A. Lazo-Zbikowski Taracena

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ÍNDICE

RESUMEN / ABSTRACT 1

1. INTRODUCCIÓN 2

1.1 Daño y reparación del ADN 2

1.1.1 Roturas de cadena sencilla (SSBs) 4

1.1.2 Roturas de doble cadena (DSBs) 5

1.2 La quinasa VRK1 y la respuesta al daño génico 7

2. OBJETIVO 9

3. MATERIALES Y MÉTODOS 9

3.1. Obtención de extractos proteicos 9

3.2. Cuantificación de proteínas 9

3.3. Electroforesis en geles SDS-PAGE 10

3.4. Transferencia húmeda y Western blot de extractos proteicos 10

3.5. Transfecciones transitorias de ADN en células eucariotas en cultivo en monocapa 10

3.5.1. Transfección con PEI

3.5.2. Transfección con Lipofectamine

3.6. Infección con ARN de interferencia en células eucariotas en cultivo en monocapa 11

3.7. Cultivo de líneas celulares 12

3.8. Inmunofluorescencia y microscopía confocal 12

3.9. Inducción de daño en el ADN 13

4. RESULTADOS 14

4.1 El agua oxigenada contribuye a la formación de focos de 53BP1 14

4.2 La formación de focos de 53BP1 depende de la activación de VRK1 en 15 ausencia de suero

4.3 VRK1 participa en la formación de focos de γH2AX en ausencia de suero 16

4.4 El número de focos de 53BP1 disminuye significativamente al silenciar a VRK1 17

5. DISCUSIÓN 19

6. CONCLUSIONES 20

7. BIBLIOGRAFÍA 21

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RESUMEN

La célula está continuamente expuesta a agentes tanto exógenos como endógenos causantes de daños en el material genético que pueden afectar a la integridad genómica. Para evitar que esto ocurra, cuenta con mecanismos de reparación específicos para cada tipo de lesión. En este trabajo demostramos la implicación de la serina – treonina quinasa VRK1 en la respuesta al daño oxidativo, especialmente importante en órganos con alta tasa metabólica como el cerebro. Esta quinasa se activa en respuesta a las roturas de doble cadena generadas por la exposición al agua oxigenada y participa en la formación de focos de 53BP1 y γH2AX en presencia y ausencia de suero. Además, al silenciar VRK1, el número de focos de 53BP1 disminuye significativamente. En conjunto, estos resultados muestran que VRK1 juega un papel importante en las etapas tempranas de la respuesta al daño en el ADN y ponen de manifiesto su implicación en la reparación de las lesiones asociadas al estrés oxidativo.

ABSTRACT

Cells are continuously exposed to both exogenous and endogenous agents responsible for DNA damage that could affect genomic integrity. They have developed specific DNA repair mechanisms so as to avoid each of these lesions. In this work we demonstrate serine - threonine kinase VRK1 implication in oxidative damage response, which is essential in organs with high metabolic rates such as brain. This kinase is activated in response to double-strand breaks induced by hydrogen peroxide and it participates in 53BP1 and γH2AX foci formation, both in presence or absence of serum. Furthermore, the number of 53BP1 foci is significantly reduced after VRK1 knockdown. Therefore, all these results show that VRK1 plays a crucial role in early steps of DNA damage response and exhibit its implication in DNA lesions related to oxidative stress.

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1. INTRODUCCIÓN

1.1 Daño y reparación del ADN

Desde el descubrimiento de la estructura del ADN, los mecanismos encargados de preservar la información genética y garantizar su transmisión a la descendencia han sido objeto de continuos estudios. Entre estos mecanismos destacan los asociados al control de la replicación, los checkpoints del ciclo celular o el sistema de respuesta al daño en el ADN o DDR (del inglés DNA Damage Response)1. Este último es uno de los más importantes y tiene como funciones principales la detección, señalización y reparación de las lesiones en el material genético.

El sistema DDR responde rápidamente a las roturas o lesiones en el ADN tanto en células en división como en aquellas que se encuentran en fase de reposo e induce, por una parte, la parada del ciclo celular, que impide que el ADN dañado se replique y, por otra, la activación de la cascada de señalización adecuada en cada caso, que tiene como objetivo restaurar la integridad del ADN.

Las células en división pueden reanudar su proliferación normal cuando el daño ha sido reparado. Sin embargo, cuando las lesiones son deletéreas y no pueden ser reparadas, activan programas de muerte celular programada (apoptosis), senescencia o parada irreversible del ciclo celular, dependiendo del tipo celular y la intensidad, duración y naturaleza del daño2.

En ocasiones, algunas células comienzan a dividirse cuando su material genético aun no ha sido reparado o no se ha reparado correctamente. En estos casos, las lesiones en el ADN conllevan la aparición de mutaciones o aberraciones cromosómicas relacionadas directamente con el desarrollo del cáncer (Figura 1)3.

Figura 1: El daño en el ADN, generado por agentes endógenos o exógenos, conlleva, por una parte, la aparición de mutaciones y alteraciones cromosómicas relacionadas con el desarrollo del cáncer y, por otra, el bloqueo de procesos clave para la célula

como la replicación o la transcripción, asociados al envejecimiento (Hoeijmakers et al., 2009)4.

Las fuentes del daño en el ADN pueden ser exógenas o endógenas (Figura 1). Dentro de los factores exógenos que pueden generar lesiones en el material genético se encuentran las radiaciones ionizantes (rayos X y γ), la radiación ultravioleta (UV) o los agentes químicos, como por ejemplo, los

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agentes alquilantes o los fármacos utilizados en el tratamiento del cáncer como la camptotecina o el etopósido. Por su parte, la mayoría de las lesiones en el ADN asociadas a factores endógenos se deben a errores en la replicación, modificaciones de bases nitrogenadas por alquilación, cambios en las bases por desaminación o pérdida de bases por depurinación o depirimidización5.

Especial mención merece el daño oxidativo en el ADN, causado por especies reactivas de oxígeno (ROS) como el anión superóxido, el peróxido de hidrógeno o el radical hidroxilo. Por lo general, derivan del metabolismo celular normal, pero también pueden generarse tras la exposición a radiación ionizante o ser liberadas por los fagocitos para eliminar células infectadas por bacterias o virus6,7. Estas ROS actúan como fuertes oxidantes de las bases nitrogenadas y son las responsables de la aparición del estrés oxidativo en la célula.

Este tipo de estrés se debe principalmente a la incapacidad de los agentes antioxidantes (glutamato, vitaminas C y E, y enzimas antioxidantes como la superóxido dismutasa, la catalasa o distintas peroxidasas) para contrarrestar la cantidad de ROS producidas. Una consecuencia inmediata del exceso de ROS es la formación de roturas de cadena sencilla, de doble cadena y otras lesiones en el ADN generadas por la actividad oxidativa (OCDLs, del inglés non-DSB oxidatively generated clustered DNA lesions), implicadas directamente en el desarrollo de enfermedades coronarias, cataratas, degeneración muscular, envejecimiento y cáncer8,9.

Tanto los agentes endógenos como los exógenos generan dos tipos de roturas en el ADN, de cadena sencilla (SSBs, del inglés single strand breaks)10 o de doble cadena (DSBs, del inglés double strand

breaks)11 (Figura 2). La reparación de las mismas depende del tipo de lesión y en ella participan una

gran variedad de enzimas, que incluyen nucleasas, helicasas, polimerasas, topoisomerasas, recombinasas, ligasas, glicosilasas, demetilasas, quinasas y fosfatasas5.

Figura 8: Esquema-resumen de los principales mecanismos de reparación presentes en la célula en respuesta a SSBs y DSBs (Postel-Vinay et al., 2012)12.

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Una vez producido el daño, las proteínas sensoras tienen que reconocer específicamente la lesión y reclutar a otras proteínas para formar los llamados focos de reparación, que son estructuras dinámicas importantes en la respuesta al daño génico y que están sujetas a una regulación espacio-temporal precisa. El ensamblaje de esta cascada de reparación depende de una gran cantidad de modificaciones postraduccionales en las proteínas implicadas, como fosforilaciones, acetilaciones, metilaciones, ubiquitinaciones o sumoilaciones, que resultan esenciales a la hora de activar el mecanismo concreto en cada caso5.

Debido al amplio número de lesiones que pueden afectar al ADN, la célula ha desarrollado distintos sistemas de reparación en función del daño. Estos sistemas surgieron muy pronto en la evolución y abarcan prácticamente todos los tipos de daño.

1.1.1 Roturas de cadena sencilla (SSBs)

Las roturas de cadena sencilla afectan a procesos clave en la célula como la replicación o la transcripción y están relacionadas con enfermedades neurodegenerativas hereditarias. Estas SSBs derivan principalmente del ataque a las desoxirribosas de las bases nitrogenadas mediado por subproductos procedentes del metabolismo celular o por la exposición a agentes externos como el agua oxigenada, la radiación ionizante o los fármacos radiomiméticos13. Los mecanismos más importantes encargados de la reparación de SSBs son los que se detallan a continuación:

1) Reparación directa o in situ. Es un sistema que se basa en la eliminación de los nucleótidos o las bases nitrogenadas dañadas y la sustitución inmediata por las correctas. La célula emplea este mecanismo, por ejemplo, en la reparación de los dímeros de pirimidina generados por exposición a luz UV o de los residuos alquilados de guanina.

2) Reparación por excisión de bases (BER, del inglés Base Excision Repair). Es un mecanismo especialmente importante en las lesiones asociadas al metabolismo celular, derivadas de la producción de especies reactivas de oxígeno o de procesos como la metilación, la desaminación o la hidroxilación. Las primeras enzimas que participan en la reparación de este tipo de lesiones son las glicosilasas, que median la rotura del enlace glucosídico entre la base nitrogenada y la desoxirribosa del nucleótido mal apareado, y generan un sitio AP (del inglés apurinic / apyrimidinic site) en el ADN. Más tarde, se elimina este sitio AP por la acción de 2 endonucleasas y, finalmente, la ADN polimerasa y la ADN ligasa sustituyen el nucleótido erróneo por el correcto3.

3) Reparación por excisión de nucleótidos (NER, del inglés Nucleotide Excision Repair). Este sistema reconoce distintos tipos de lesiones relacionadas con la alteración de la estructura del ADN. Participa en la reparación del daño en el ADN causado por agentes químicos capaces de unirse covalentemente a las bases nitrogenadas, la luz UV o la formación de ciclopurinas. En este sistema, la célula elimina la región del ADN que contiene la lesión y utiliza la otra cadena como molde para sintetizar la cadena complementaria correcta. Existen dos subtipos de NER con distinta especificidad de sustrato: la GGR (Global Genome repair, o GG-NER), que actúa sobre el conjunto del genoma, y la TCR (Transcription-coupled repair, o DAR), que se centra en el daño implicado en el bloqueo de la elongación del ARN3,14.

4) Reparación de apareamientos erróneos (MMR, del inglés Mismatch Repair). La maquinaria implicada en este proceso elimina los nucleótidos apareados incorrectamente por acción de la ADN polimerasa y los bucles de inserción / deleción que resultan del retraso en la replicación de las secuencias repetidas o durante la recombinación. Las principales etapas de la MMR son el reconocimiento de la región desapareada, el reclutamiento de factores adicionales implicados en el proceso, la búsqueda de una señal que indique cuál es la cadena que contiene la alteración, seguida de la escisión de la región concreta, y la síntesis correcta de la zona afectada3,15.

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1.1.2 Roturas de doble cadena (DSBs)

Este tipo de roturas constituyen la forma más deletérea de daño en el ADN, dado que no queda ninguna cadena intacta que pueda utilizarse como molde para la reparación del ADN. Este tipo de lesiones pueden dar lugar a roturas cromosómicas y translocaciones, asociadas a defectos en el desarrollo, neurodegeneración, inmunodeficiencia, radiosensibilidad, esterilidad y predisposición al cáncer. Estas DSBs pueden generarse de forma natural cuando las horquillas de replicación encuentran una rotura de cadena sencilla, por el metabolismo celular (ROS) y por procesos de recombinación V(D)J en linfocitos T y B o de recombinación meiótica, entre otros. La reparación de estas lesiones se lleva a cabo principalmente por dos mecanismos, la recombinación homóloga (HR, del inglés Homologous Recombination) o la unión de extremos no homólogos (NHEJ, del inglés Non-homologous DNA end joining).

En la detección, señalización y reparación de estas DSBs participan una gran cantidad de proteínas altamente conservadas en la evolución. Inicialmente, las proteínas sensoras reconocen los cambios en la estructura de la cromatina e inician la DDR. A continuación, las proteínas mediadoras actúan como adaptadoras y ayudan a reclutar a otros componentes de la respuesta. Posteriormente, las proteínas transductoras amplifican la señal de daño, y, por último, las efectoras reparan la lesión en el ADN16.

Dentro de las proteínas sensoras destacan la histona H2AX (variante de la histona H2A), el complejo MRN (Mre11-Rad50-Nbs1) y la familia de las PIKKs (del inglés Phosphatidylinositol-3-OH-kinase like Kinases), que incluye a ATM, ATR y DNA-PKcs.

ATM es una serina - treonina quinasa que juega un papel esencial en la cascada de señalización activada tras las DSBs. En condiciones normales, se encuentra formando dímeros inactivos, pero cuando se induce un daño en el ADN o se altera la estructura de la cromatina, ATM se autofosforila en la serina 1981 y pasa a formar monómeros activos. En su forma activa, fosforila a distintas proteínas implicadas en el control del ciclo celular, la apoptosis y la reparación del ADN, como p53, Chk2, BRCA1, RPA, H2AX, SMC1, FANCD2, Rad17, Artemis y Nbs117,18.

Esta quinasa participa preferentemente en el mecanismo de recombinación homóloga (HR), mientras que DNA-PKcs media la unión de extremos no homólogos (NHEJ). Por contra, ATR interviene en las paradas de replicación debidas a bloqueos en la horquilla o en lesiones producidas por la luz UV o por roturas de una sola cadena de ADN. El reclutamiento de estas proteínas a la cromatina depende, respectivamente, del complejo MRN, el heterodímero Ku70-Ku80 y la proteína ATRIP.

Otra de las proteínas sensoras importantes es la histona H2AX. Esta isoforma de la histona H2A se fosforila rápidamente en la serina 139 por acción de ATM, lo que la convierte en un componente esencial de la transducción temprana de la señal de daño1. Una vez fosforilada (denominada γH2AX), esta histona actúa como marcador epigenético para localizar la lesión en el ADN y para la formación del foco de reparación, una estructura formada por la relajación local de la cromatina, las modificaciones postraduccionales de las histonas y el reclutamiento y acumulación de proteínas implicadas en la reparación del daño17. Otra modificación destacable de la histona H2AX es la defosforilación de la tirosina 142, mediada por la fosfatasa EYA1/3, esencial para que MDC1 se una a γH2AX y medie el reclutamiento de proteínas al foco de reparación19.

Por su parte, el complejo MRN participa en el reconocimiento y reparación de las roturas de doble cadena tanto por HR como por NHEJ. Este complejo consta de tres proteínas: la proteína de recombinación meiótica Mre11, Rad 50, encargada del mantenimiento estructural de los cromosomas SMC (del inglés Structural Maintenance of Chromosome) y NBS1, una proteína sin actividad enzimática que regula las funciones del complejo. Está altamente conservado y, además de en la reparación de ADN, participa en el mantenimiento de los telómeros y en el control del ciclo celular1.

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El complejo MRN se considera un scaffold flexible que actúa como sensor, transductor y efector en los mecanismos de reparación de las DSBs y tiene tres funciones principales: unirse al ADN, actuar como puente entre las regiones del ADN dañadas y activar las vías de reparación de las DSBs y del control de los checkpoints20.

Una vez detectado el daño, comienza el reclutamiento de proteínas a la región donde se localiza el daño. Este proceso depende de las proteínas mediadoras, entre las que destacan MDC1, 53BP1 y BRCA1.

MDC1 se une a la histona γH2AX y promueve una mayor acumulación del complejo MRN en la región dañada. A su vez, favorece el aumento de la actividad local de ATM y permite incrementar la cantidad de γH2AX a lo largo de la cromatina. Además, MDC1 recluta al foco de reparación a la ubiquitina ligasa RNF8, importante para el reclutamiento de 53BP1 y BRCA121,22.

Las modificaciones en las histonas y el reclutamiento de MDC1 conducen a la acumulación de 53BP1 y BRCA1 en las zonas del ADN dañadas. Estas proteínas carecen de actividad enzimática, pero juegan un papel clave a la hora de facilitar la transmisión de la señal desde las proteínas sensoras hasta las transductoras y efectoras (Chks, p53 y cdc25, entre otras). Estas últimas se encargan de mediar la reparación del ADN o, en su caso, la parada irreversible del ciclo celular o la entrada de la célula en senescencia o apoptosis.

Figura 3: Mecanismos de reparación de DSBs (Misteli et al., 2009)23.

Con todo esto, resulta más sencillo comprender cómo funcionan las dos principales vías de reparación de las DSBs (Figura 3):

1) Recombinación homóloga (HR). Es un mecanismo de reparación del ADN que necesita un molde, generalmente una cromátida hermana, y que permite la adecuada reparación de las DSBs post-replicativas en las fases S y G2 del ciclo celular. En la HR participan distintas proteínas, entre las que destacan RAD50, RAD51, RAD52, RAD54, MRE1, RPA, BRCA1 y BRCA2. En primer lugar, el complejo MRN, junto con otros factores auxiliares

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como CtIP (que forma un complejo con BRCA1 y BARD1), la familia de helicasas RECQ y las nucleasas Exo1 y Dna2, procesan los extremos del ADN dañado en dirección 5’-3’, generando fragmentos de cadena sencilla. A continuación, la proteína RPA reconoce estos extremos y se une a ellos para evitar que formen estructuras secundarias. Seguidamente, BRCA1/BRD1 promueven la acumulación de BRCA2 en los sitios de lesión. Este supresor de tumores (BRCA2) media la unión de la recombinasa RAD51 al ADN de cadena sencilla para formar un filamento nucleoproteico e invadir la región homóloga del ADN bicatenario de la cromátida hermana. RAD51 interacciona con RAD52 para favorecer la formación del filamento, y con RAD54, que estabiliza la unión RAD51-RAD52 y potencia su capacidad catalítica. Tras desplazar a una de las cadenas de ADN de la cromátida hermana, se forma un heterodúplex de ADN con la región complementaria de la otra cadena, comienza a sintetizarse la nueva cadena y se unen los extremos por acción de la ADN ligasa I, poniendo fin al proceso de reparación1,11,13.

2) Unión de extremos no homólogos (NHEJ). Este sistema no necesita moldes, lo cual favorece la aparición de deleciones e inserciones en el sitio de reparación, y puede actuar en cualquier fase del ciclo celular. En este caso, las proteínas que se unen a los extremos de ADN son los heterodímeros formados por las proteínas Ku70 y Ku80. Esta unión media el reclutamiento y la activación de la subunidad catalítica de la DNA-PK (DNA-PKcs, del inglés DNA-dependent protein kinase catalytic subunit). DNA-PKcs estabiliza estos extremos y recluta a otros factores implicados en la reparación como la nucleasa Artemis, la polinucleótido quinasa (PNK), la aprataxina y el APLF. Para finalizar, el complejo XLF-XRCC4-Ligasa IV media la ligación de los extremos ya procesados1,11,13.

Una vez que la lesión ha sido reparada, se desensamblan los focos de reparación y se reanuda el ciclo celular. Este proceso se basa en la reversión de los cambios postraduccionales, como ubiquitinaciones y fosforilaciones, y en la degradación de las proteínas que participan en la respuesta al daño en el ADN. En caso de que estas lesiones no hayan sido reparadas correctamente y la célula inicie el ciclo, se genera inestabilidad genómica y/o se activan programas de senescencia o parada irreversible de ciclo. Sin embargo, cuando el daño es severo, no es capaz de iniciar el proceso de división y entra en apoptosis.

1.2 La quinasa VRK1 y la respuesta al daño génico

La fosforilación es una de las modificaciones postraduccionales reversibles más importantes y mejor estudiadas. Se caracteriza por la transferencia de un grupo fosfato del ATP a los grupos hidroxilo libres de residuos de serina, treonina y tirosina. A su vez, media cambios en la conformación, localización, estabilidad y actividad de las proteínas fosforiladas y juega un papel esencial en la regulación del metabolismo, el ciclo celular, el crecimiento, la diferenciación, la apoptosis o las vías de transducción de señales24.

Las proteínas que catalizan esta reacción son las quinasas, que se caracterizan por la elevada homología que presentan en su dominio catalítico (o dominio quinasa). Constituyen en torno al 2% del proteoma y se estima que un tercio de las proteínas celulares son sustratos de fosforilación25. Estas enzimas pueden dividirse en tres grupos: serina – treonina quinasas, tirosina – quinasas y quinasas duales, capaces de fosforilar cualquiera de los tres residuos. La reversión de las reacciones mediadas por las quinasas corre a cargo de las fosfatasas, que también son claves en la regulación de distintos procesos celulares.

En 2002, Manning y su grupo clasificaron filogenéticamente a todas las quinasas humanas (518 quinasas potenciales) en lo que se denominó el “quinoma humano”, en base a los datos genómicos disponibles, los ADN codificantes y las ESTs (del inglés Expression Sequence Tags)26. En esta nueva clasificación, posterior a la que realizaron Hanks y Hunter en 199527, se incluyeron cuatro grupos más, entre los que se encuentra el CK1 (del inglés Casein Kinases I), que engloba, entre otras, a la familia de las serina – treonina quinasas VRK ( del inglés Vaccinia-related Kinases) (Figura 4).

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Esta familia de serina – treonina quinasas, que recibe el nombre de VRK por su elevada homología con la quinasa B1R del virus Vaccinia, esencial en la replicación viral, cuenta, en el ser humano, con tres miembros: VRK1 y VRK2, catalíticamente activos, y VRK3, una pseudoquinasa que carece de actividad enzimática debido a sustituciones en aminoácidos críticos del dominio quinasa.

Figura 4: Quinoma humano, enfatizando la presencia de la familia CK1, a la cual pertenece VRK1 (Manning et al., 2002)26.

La quinasa VRK1, el miembro de la familia mejor caracterizado y que será objeto de este estudio, está formada por 396 aminoácidos y codificada por el gen VRK1, localizado en la región cromosómica 14q32. En la región amino terminal se encuentra un sitio activo de unión a ATP (residuos 43-71) y el dominio quinasa activo (residuos 173-185), mientras que en la región carboxilo terminal se encuentra la secuencia de localización nuclear NLS (del inglés Nuclear Localization Signal) (residuos 356-360) y un dominio básico-ácido-básico BAB (residuos 356-396). Esta región C-terminal no muestra homología con otras proteínas, por lo que es posible que esté implicada en su regulación28.

Figura 5: Estructura de la quinasa humana VRK1 (Elaboración propia)

35 275

ATP BABNES NLSVRK1

Dominio quinasa

Dominio catalítico

Sitio de unión al ATP

Dominio quinasa activo

Región transmembrana

Secuencia de exportación nuclear (NES)

Secuencia de localización nuclear (NLS)

Motivo Básico-Ácido-Básico

DQA

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La expresión de VRK1 es ubicua, aunque se expresa en mayor medida en aquellos tejidos con alta tasa proliferativa, como el hígado, el timo y los testículos fetales, o las líneas celulares tumorales. Su localización es principalmente nuclear, debido a la secuencia NLS, donde puede asociarse a factores de ensamblaje e histonas para formar complejos implicados en el inicio de la transcripción, pero también puede encontrarse en el nucleoplasma o el nucleolo. Esta disposición subcelular depende del tipo celular y de las condiciones de crecimiento, observándose en el citoplasma en algunas líneas celulares. Además, se ha descrito una subpoblación de VRK1 en el aparato de Golgi.

Inicialmente, basándose en sus características y expresión, se relacionó exclusivamente a VRK1 con el control de la proliferación y progresión del ciclo celular29. Sin embargo, estudios posteriores han demostrado su papel en otros procesos como la regulación de distintos factores de transcripción, como p5330 o c-Jun, entre otros, la fosforilación de histonas como la H331, el ensamblaje de la envoltura nuclear32, la fragmentación del aparato de Golgi33 y la neurodegeneración34.

Más recientemente se ha visto que VRK1 es importante en el ensamblaje de los focos de reparación de 53BP135, γH2AX y NBS1 (Monsalve et al., datos no publicados) en respuesta a las roturas de doble cadena inducidas por radiación ionizante (IR). Este tipo de radiación induce la formación de ROS en la célula, lo cual contribuye a la formación de DSBs. En base a estos resultados, cabe pensar que VRK1 participe en la repuesta al daño en el ADN generado por estrés oxidativo.

2. OBJETIVO

En este trabajo se quiere demostrar que la quinasa humana VRK1 tiene un papel esencial en la formación de focos de reparación de γH2AX y 53BP1 en líneas celulares tumorales tras la inducción de daño génico con agua oxigenada (H2O2), agente oxidante utilizado para simular estrés oxidativo en la célula.

3. MATERIALES Y MÉTODOS

3.1 Obtención de extractos proteicos

Para obtener extractos proteicos totales a partir de células en cultivo, se lisan las células con tampón de lisis suave (50 mM Tris-HCl, pH 8.0, 150 mM NaCl, 1% Tritón X-100 y 1 mM EDTA), o con tampón de lisis RIPA (150 mM NaCl, 1,5 mM MgCl2, 10 mM NaF, 4 mM EDTA, 50 mM Hepes, 1% de Tritón X-100, 0,1% SDS y 10% Glicerol), a los cuáles se les añaden inhibidores de proteasas (1 mM PMSF, 10

g/ml de aprotinina y 10 g/ml de leupeptina) y fosfatasas (1 mM de ortovanadato de sodio y 1 mM de NaF). A continuación, los extractos se incuban durante 20 minutos en hielo, para, posteriormente, centrifugarlos durante otros 20 minutos a 13200 rpm a 4ºC. Hecho esto, se recupera la fracción soluble y se descarta el pellet. Por último, las proteínas contenidas en dicho extracto se cuantifican

mediante el método de Bradford, se carga la misma cantidad (25-50 g) de cada muestra en todos los pocillos y se analizan por electroforesis SDS-PAGE y Western blot.

3.2 Cuantificación de proteínas

La cuantificación de proteínas, como se ha mencionado anteriormente, se realiza utilizando el método de Bradford, que se basa en la utilización del azul brillante G-250 Coomasie, un colorante que al unirse a las proteínas induce un cambio de color (de pardo a rojo azulado), asociado a un cambio en su máximo de absorción (de 465 a 595 nm). Se utiliza el reactivo comercial Bio-Rad Protein Assay (Bio-Rad) y se realiza una curva patrón con la proteína BSA (albúmina sérica bovina) para, posteriormente, calcular la concentración de cada extracto proteico.

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3.3 Electroforesis en geles SDS-PAGE

La electroforesis vertical en geles SDS-PAGE (del inglés: Sodium Dodecylsulfate – Polyacrilamide Gel Electrophoresis) permite separar a las proteínas en base a su tamaño y en condiciones desnaturalizantes. El SDS o dodecilsulfato sódico es un detergente aniónico capaz de desnaturalizar y unirse a las proteínas, confiriéndoles una carga negativa uniforme gracias a los grupos sulfato presentes en su estructura. De esta forma, la carga propia de la proteína queda neutralizada y las proteínas migran hacia el polo positivo en función, únicamente, de su masa molecular, dado que la relación carga:masa es uniforme. El tamaño de los poros en el gel depende de la concentración de acrilamida utilizada y ésta, a su vez, de la proteína a analizar. Así, para resolver proteínas de peso molecular entre 30-100 kDa como VRK1, se emplearon geles al 10% de acrilamida. En la preparación del gel separador (resolving) se utiliza un porcentaje de 5-15% de acrilamida – 0,13-0,4% bis-acrilamida en un tampón de 0,375 M Tris-HCl pH 8,8 y 3,5 mM SDS, mientras que, para el gel concentrador (stacking), uno del 4,75% acrilamida – 0,128% bis-acrilamida en tampón 0,125 M Tris-HCl pH 6,8 y 3,5 mM de SDS. Posteriormente, para la solidificación de los geles se añade un agente iniciador de la polimerización como el persulfato de amonio y un catalizador de la formación de los radicales libres como el TEMED (N, N, N’, N’ – tetrametiletilenodiamina).

Por su parte, las muestras de proteínas se procesaron con tampón de carga (62,5 mM Tris-HCl pH 6,8, 10% glicerol, 2,3% SDS, 0,1% de azul de bromofenol y 5% de β-mercaptoetanol) y se hirvieron durante 5 minutos. A continuación, dichas muestras se corrieron en condiciones desnaturalizantes en tampón 25 mM Tris-HCl, 200 mM de glicina y 1,7 mM SDS y, como marcadores de peso molecular se utilizaron marcadores preteñidos Precision Plus ProteinTM Standards Dual Color (Bio-Rad).

3.4 Transferencia húmeda y Western blot de extractos proteicos

Tras la electroforesis, las proteínas se transfieren de los geles de poliacrilamida a membranas de Immobilion-FL (Millipore) mediante transferencia húmeda36. A continuación, se realiza el Western blot y la detección de las proteínas con anticuerpos específicos. El tampón de transferencia utilizado consta de 25 mM Tris–HCl, 19,2 mM de glicina y 10-20% de metanol en función de la masa molecular de las proteínas de interés (a mayor tamaño, menor concentración de metanol).

Una vez transferidas las proteínas a la membrana, se bloquea dicha membrana con leche en polvo desnatada al 5% resuspendida en tampón TBS-T (25 mM Tris-HCl pH 8,0, 50 mM NaCl, 2,5 mM KCl y 0,1% Tween-20) durante una hora a temperatura ambiente o toda la noche a 4ºC. Seguidamente, la membrana se incuba con el anticuerpo primario necesario para detectar la proteína de interés (Ver Tabla 4), a la dilución recomendada, en TBS-T con azida durante 1-2 horas a temperatura ambiente o toda la noche a 4ºC. Tras la incubación, se realizan 3 lavados de 10 minutos con TBS-T en agitación. Posteriormente, se incuban los anticuerpos secundarios (Goat anti-Mouse IgG, DyLightTM 800 y/o Goat anti-Rabbit IgG, DyLightTM 800) durante una hora y, después de lavar la membrana 3 veces con TBS-T, se escanea con el equipo LI-COR Odyssey Infrared Imaging System, que detecta la fluorescencia emitida por los anticuerpos secundarios.

3.5 Transfecciones transitorias de ADN en células eucariotas en cultivo en monocapa

Se siembran las células en placas de Petri (BD-Falcon) 24 horas antes, de tal forma que la confluencia sea del 50-70% en el momento de la transfección. Las cantidades de ADN transfectado se especifican en cada experimento y la concentración final de ADN se mantiene constante gracias a la adición de los microgramos necesarios de un vector vacío.

3.5.1 Transfección con PEI

En este tipo de transfecciones se utiliza el reactivo comercial PEI (Polyethylenimine, Polysciences), que es un polímero catiónico (polietilenimina) capaz de compactar el ADN en el interior de partículas

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cargadas positivamente para que puedan unirse a los proteoglicanos cargados negativamente de la superficie celular, siendo posteriormente introducidos al interior de la célula mediante endocitosis.

Para llevar a cabo este proceso, se resuspende el ADN en un volumen determinado de NaCl 150 mM y, a continuación, se añade un volumen de NaCl 150 mM en el que previamente se ha resuspendido el reactivo PEI (2l por cada g de ADN a transfectar). Posteriormente, la mezcla ADN:PEI se incuba durante 30 minutos a temperatura ambiente, se añade por goteo a las placas de Petri donde se han sembrado las células y se homogeniza con el medio de cultivo.

3.5.2 Transfección con Lipofectamine

Cuando el objetivo del experimento es silenciar una proteína mediante ARN de interferencia, se utiliza el reactivo LipofectamineTM 2000 (Invitrogen), ya que permite conseguir una mayor eficiencia de transfección de los oligonucleótidos. Dicho reactivo contiene subunidades lipídicas que pueden formar liposomas en ambientes acuosos. Estos liposomas tienen naturaleza catiónica y forman complejos con los ácidos nucleicos, cargados negativamente, con el fin de, por un lado, evitar la repulsión electroestática de la membrana celular (con carga negativa), y, por otro, facilitar la unión de estos complejos a dicha membrana para su posterior incorporación.

En este caso, el reactivo Lipofectamine se diluye en un volumen de medio Opti-MEM (GIBCO-life technologies) y, tras 10 minutos de incubación, se mezcla con un volumen de Opti-MEM en el que previamente se han resuspendido los oligonucleótidos de ARN de interferencia a una concentración de 100-200 nM. Transcurridos 30 minutos de incubación, se adiciona la mezcla sobre las placas donde anteriormente se habían sembrado las células en medio sin antibiótico.

3.6 Infección con ARN de interferencia en células eucariotas en cultivo en monocapa

Otra forma de silenciar una proteína mediante ARN de interferencia es infectar a las células diana con partículas virales que contienen el oligonucleótido en cuestión. Con este procedimiento, las células se someten a un menor estrés que en el caso de la transfección.

El primer paso consiste en sembrar las células HEK-293T en placas de Petri y, 24 horas después, alcanzada la confluencia necesaria, se transfectan con los vectores lentivirales que contienen, por una parte, el ARN de interferencia (small hairpin RNA, shRNA, SIGMA-ALDRICH), y, por otra, las proteínas necesarias para el empaquetamiento de ese ácido nucleico en la partícula viral correspondiente (Ver Tablas 1 y 2).

Oligonucleótidos

Denominación Secuencia 5’ - 3’ Uso

siVRK1-02 CAAGGAACCUGGUGUUGAAUU siRNA frente a VRK1 humana

shVRK1-H1 CCGGCCTGGTGTTGAAGATACGGAACTCGAGTTCCGTATCT

TCAACACCAGGTTTTT shRNA frente a VRK1 humana

shVRK1-H3 CCGGGTAGATTATGGCCTTGCCTTATCTCGAGATAAGCAAG

GCCATAATCTACTTTTT shRNA frente a VRK1 humana

Tabla 1: Secuencias de ARN de interferencia utilizadas en el silenciamiento de VRK1.

Tras un tiempo nunca superior a 20 horas, se siembran las células diana (A549) y se cambia el medio de las placas que contienen las células HEK-293T. Tras 48 horas de transfección, el medio de cultivo en el que han crecido las células HEK-293T contiene partículas virales. En ese momento, se filtra dicho medio (que pudiera contener células muertas o en suspensión) con los Acrodisc® Syringe Filters (Pall Corporation), filtros de 0,45 m, para, a continuación, añadirlo a las placas donde se habían

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sembrado las células diana. Para aumentar la eficiencia de la infección se añade al medio de cultivo filtrado el polímero catiónico Polybrene a una concentración de 16 ng/µl. En las placas que contienen las células HEK-293T, se añade medio nuevo de cultivo, para que acumule nuevas partículas virales y, repitiendo el proceso descrito anteriormente, puedan infectarse las células diana una segunda vez, 12 horas después de la primera. En este caso, la concentración de Polybrene es de 8 ng/µl.

Plásmidos de ADN recombinante

Vector Inserto Tipo de vector Uso

pLKO.1-puro shControl Lentiviral Vector control

pLKO.1-puro shVRK1-H1 Lentiviral Silenciamiento VRK1

pLKO.1-puro shVRK1-H3 Lentiviral Silenciamiento VRK1

pMD26-VSV-G VSV-G Lentiviral Packaging plasmid

lentivirus

pCMV-dRp8.91 gag-pol Lentiviral Packaging plasmid

lentivirus

Tabla 2: Vectores lentivirales utilizados en los procesos de infección.

Doce horas después de la segunda infección, se cambia el medio de cultivo de las células diana por medio fresco y, 24 horas más tarde, se sustituye por medio que contiene el antibiótico puromicina (1

g/ml). Como los vectores que contienen el ARN de interferencia poseen también el gen que confiere resistencia a este antibiótico, sólo sobrevivirán en la placa aquellas que hayan sido infectadas por el virus, es decir, las que hayan incorporado en su interior el oligonucleótido de interés, que son las que se necesitan posteriormente para los experimentos en cuestión.

3.7 Cultivo de líneas celulares

Para este trabajo se utilizaron las líneas celulares y los medios de cultivo que aparecen detallados en la tabla 3. El cultivo de estas líneas celulares se realizó en flasks (BD Falcon) y en un incubador a 37ºC, 5% CO2 y 98% de humedad relativa.

Líneas celulares

Línea celular Organismo Procedencia Medio de cultivo

HEK-293T Humano Embrionarias de riñón DMEM

A549 Humano Carcinoma de pulmón RPMI

MCF7 Humano Adenocarcinoma de mama DMEM

Tabla 3: Líneas celulares utilizadas.

Ambos medios de cultivo (DMEM, RPMI; SIGMA-ALDRICH) se suplementaron con 10% FBS (Fetal Bovine Serum, suero fetal bovino), 2 mM de L-Glutamina y los antibióticos penicilina (50 unidades/ml) y estreptomicina (50 g/ml) (GIBCO-life technologies).

3.8 Inmunofluorescencia y microscopía confocal

La inmunofluorescencia es una técnica que permite detectar los niveles de expresión y localización subcelular de proteínas endógenas o sobreexpresadas en células en cultivo. En estos ensayos, las células se siembran sobre cubreobjetos estériles de vidrio que, en algunas ocasiones, se tratan con poli-L-lisina (SIGMA-ALDRICH) al 0,01% para mejorar la adhesión al cristal. Cuando las células han

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crecido (tiempo variable en función del experimento), se lavan con PBS 1X y se fijan al cubreobjetos con paraformaldehído (PFA) al 3% en PBS 1X durante 30 minutos a temperatura ambiente. A continuación, se añade glicina 200 mM durante 15-30 minutos, con el objetivo de neutralizar los grupos aldehído que quedan libres procedentes del PFA, ya que pueden reaccionar con aminas o proteínas y generar productos fluorescentes. Seguidamente, se permeabilizan las células con Tritón X-100 al 0,2% en PBS 1X durante 30 minutos a temperatura ambiente y, finalmente, se bloquea con PBS 1X-BSA 1% y azida 2X durante una hora a temperatura ambiente o toda la noche a 4ºC.

El siguiente paso es la incubación de los anticuerpos primarios (Ver tabla 4). Como normalmente se detectan dos proteínas a la vez, se incuban los dos anticuerpos de forma secuencial, diluyéndolos previamente según las instrucciones del fabricante en PBS 1X-BSA 1% y azida 2X, durante 2 horas a temperatura ambiente o toda la noche a 4ºC y lavando 3 veces con PBS 1X entre uno y otro, para eliminar los restos de anticuerpo libre. Es importante indicar que cada uno de los anticuerpos primarios utilizados tiene distinta procedencia, lo que permitirá posteriormente detectarlos de manera conjunta. Tras lavar 3 veces con PBS 1X el exceso del segundo anticuerpo primario, los anticuerpos secundarios se diluyen 1:1000 en PBS 1X-BSA 1%, marcados con fluorocromos de cianina Cy2 (CyTM2-conjugated AffiniPure Goat anti-Rabbit/anti-Mouse IgG (H+L), Jackson Inmunoresearch) y Cy3 (CyTM3-conjugated AffiniPure Goat anti-Rabbit/anti-Mouse IgG (H+L), Jackson Inmunoresearch), y se incuban durante una hora a temperatura ambiente y en oscuridad, manteniendo estas condiciones durante el resto del proceso para evitar la pérdida de fluorescencia de los fluoróforos. Tras lavar 3 veces con PBS 1X, se tiñen los núcleos con DAPI (4’, 6’-diamidino-2-fenilindol) diluido en PBS 1X durante 15 minutos a temperatura ambiente, y, tras los lavados correspondientes, se montan los cubreobjetos sobre los portaobjetos con MOWIOL 4-88 (Calbiochem). Por último, se analiza la localización subcelular mediante microscopía confocal, utilizando el microscopio Leica TCS SP5 y el software de captura y análisis de imagen LAS AF Lite. Para la cuantificación de los focos de reparación se utiliza el software de análisis de imagen Image J.

Anticuerpos

Anticuerpo Antígeno Tipo Dilución de

uso MW: kDa Procedencia

Anti-VRK1 (1F6)

VRK1 humana (aa

333-396)

Monoclonal ratón

WB 1:1000 45 Producción

propia

Anti-VRK1 (1B5)

VRK1 humana

Monoclonal ratón

IF 1:200 45 Producción

propia

β-Actina β-Actina

(Extremo N-terminal)

Monoclonal ratón

WB 1:5000 42 SIGMA-

ALDRICH

53BP1(H300) 53BP1 (aa 1-

300) Policlonal

conejo IF 1:200 130

Cell Signalling

H2AX H2AX Policlonal

conejo IF 1:100 15

Cell Signalling

Tabla 4: Anticuerpos empleados en los estudios de inmunofluorescencia y Western blot.

3.9 Inducción de daño en el ADN

Se utilizan distintas concentraciones de agua oxigenada (de 0 a 400 µM) para generar lesiones en el ADN, preparadas a partir de una solución madre de peróxido de hidrógeno al 30% p/v (Foret). Se diluyen convenientemente en medio de cultivo y, posteriormente, se añaden a las placas donde se han sembrado las líneas celulares tumorales. El tiempo de exposición al peróxido de hidrógeno dependerá de las características del experimento en cuestión.

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4. RESULTADOS

4.1 El agua oxigenada contribuye a la formación de focos de 53BP1.

Como se ha mencionado anteriormente, las especies reactivas de oxígeno (ROS), entre las que se encuentra el peróxido de hidrógeno, se generan de forma endógena como consecuencia del metabolismo y se sabe que están implicadas en la oxidación de las bases nitrogenadas.

El método que hemos utilizado para recrear in vitro este tipo de estrés celular es la exposición a una solución de agua oxigenada. Estudios previos mostraban que el incremento de la concentración de H2O2 (de 50 µM a 1 mM) suponía un aumento de la apoptosis y una disminución de la viabilidad37. Otros, por su parte, indicaban que concentraciones de 50 µM causaban SSBs, mientras que concentraciones de 50 mM inducían DSBs y OCDLs, y provocaban la muerte celular8.

Con estos datos como premisa, se realizó una curva de concentraciones de H2O2 (0-25-100-200-400 µM) en la línea celular A549 para estudiar su comportamiento en respuesta a este agente exógeno. En un primer momento, se sembraron las células en placas p100 y, 24 horas después, alcanzada una confluencia del 70-80%, se trataron o no con las soluciones de H2O2 durante 30 minutos. Posteriormente se evaluó por microscopía confocal el número de focos de 53BP1, una proteína mediadora esencial en el mecanismo de reparación de las DSBs y cuya detección es sencilla. Tras cuantificar los focos, concluimos que no había diferencias significativas entre las tres últimas concentraciones (100-200-400 µM), con lo que, en adelante, utilizamos las de 100 y 200 µM, ya que se asemejan más a las que aparecen en la célula en condiciones normales.

Figura 6: Curva de tiempo en la línea celular A549. Estas células se trataron con 100 µM de H2O2 durante 0 (control), 5, 15, 30 60 y 180 minutos. Los focos de 53BP1 se analizaron por microscopía confocal y se cuantificaron con el programa Image J.

A continuación, se llevó a cabo una curva de tiempo para estudiar la formación de focos de 53BP1. Para ello, se sembraron células A549 en placas p100 y, cuando alcanzaron la confluencia adecuada, se expusieron a una concentración de 100 µM de H2O2 durante los siguientes tiempos: 0 (control), 5 minutos, 15 minutos, 30 minutos, 1 hora y 3 horas. Como se observa en la figura 6, el número de focos aumentó exponencialmente hasta alcanzar un máximo a los 30 minutos, momento a partir del cual se estabilizó. Esto quiere decir que el efecto del agua oxigenada sobre el ADN se observa principalmente durante los primeros 30 minutos de exposición.

Tiempo (minutos)

med

io d

e fo

cos

/ cél

ula

0 minutos 30 minutos

0 5 15 30 60 180

0

10

20

30

40

50

60

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4.2 La formación de focos de 53BP1 depende de la activación de VRK1 en ausencia de suero.

Las curvas de concentración y tiempo realizadas anteriormente se llevaron a cabo con células A549 crecidas en medio RPMI con 10% FBS. En estas condiciones, la activación de VRK1 podría deberse no solo al daño en el ADN, sino también a la presencia de factores de crecimiento en el suero. A su vez, el estudio del estrés oxidativo en ausencia de suero, que supone una parada del ciclo celular, arrojaría luz acerca de la reparación del daño en el ADN generado por ROS en células que no se están dividiendo, como las neuronas.

Para demostrar que VRK1 se activa en respuesta al daño en el ADN generado por estrés oxidativo, se realizó una curva de tiempo utilizando medio RPMI con 0,5% FBS. En este caso, se sembraron células A549 en medio RPMI 10% FBS y, a las 24 horas, cuando las placas alcanzaron una confluencia del 70-80%, se sustituyó el medio con 10 % FBS por el de 0,5 %. Hecho esto, se crecieron las células en ausencia de suero durante 72 horas y, pasado este tiempo, se trataron con una concentración de 200 µM de H2O2 a tiempos 0 (control), 5, 15, 30 y 60 minutos. Posteriormente, se analizó el número de focos de 53BP1 por microscopía confocal y se vio que aumentaban hasta los 30 minutos (Figura 7), igual que ocurría con las células crecidas en medio con 10% FBS. Esto pone de manifiesto que la activación de VRK1 mediada por el daño en el ADN contribuye a la formación de focos de 53BP1 y que dicha activación es independiente de la presencia de factores de crecimiento en el suero.

Además, se realizó este mismo experimento con la línea celular MCF7, con el objetivo de determinar si el efecto de VRK1 en la reparación de las DSBs era o no dependiente de la línea celular. El análisis de los resultados obtenidos por microscopía confocal mostró que VRK1 también era capaz de inducir la formación de focos de 53BP1 en células MCF7 en respuesta al daño en el ADN generado por una concentración de 200 µM de H2O2 (Figura 7).

Para reforzar esta teoría, sería necesario realizar un ensayo quinasa con γP32-ATP en el que se evaluase la actividad in vitro de VRK1 a través de su autofosforilación y la fosforilación de un sustrato de esta quinasa como el factor de transcripción p53 o la histona H3.

5 m

in15

min

C

ON

TR

OL

0,5

% F

BS

30m

in

200

µM H

2O2

0,5

% F

BS

30m

in

45 m

in

DAPI VRK1 53BP1 VRK1 + 53BP1

Células A549

DAPI VRK1 53BP1 VRK1 + 53BP1

Células MCF7

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Figura 7: Curva de tiempo en A549 y MCF7 en ausencia de suero. Se les retiró el suero durante 72 horas y, posteriormente, se incubaron en presencia de una concentración de 200 µM de agua oxigenada durante 0 (control), 5, 15, 30 y 45 minutos. Por

último, se cuantificó el número de focos de 53BP1 con el programa Image J.

4.3 VRK1 participa en la formación de focos de γH2AX en ausencia de suero.

Hasta este momento, se ha demostrado el papel de VRK1 en la formación de focos de 53BP1 en respuesta al daño en el ADN inducido por estrés oxidativo, pero se quería saber si participaba en etapas más tempranas de la ruta de reparación de las DSBs.

Figura 8: Curva de tiempo en la que se representan los focos de γH2AX en células MCF7. Las células se mantuvieron 72 horas sin suero para, posteriormente, incubarse a distintos tiempos (0, 5, 15, 30, 45 y 60 minutos) con una solución de agua

oxigenada de concentración 200 µM. Por último, se analizó la formación de focos de γH2AX mediante microscopía confocal y se cuantificaron utilizando el programa Image J.

Línea A549

0 5 15 30 45

Tiempo (minutos)

med

io d

e fo

cos

/ cél

ula

0

5

10

15

20

25

30

Línea MCF7

0 5 15 30 45

Tiempo (minutos)

med

io d

e fo

cos

/ cél

ula

0

10

20

30

40

5 m

in15

min

1

h

CT

RL

0,5

% F

BS

30m

in

200

µM H

2O2

0,5

% F

BS

45 m

in

DAPI H2AXVRK1 VRK1 + H2AX

med

io d

e fo

cos

/ cél

ula

0 5 15 30 45

Tiempo (minutos)

60

0

10

20

30

40

50

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Para probar esta hipótesis, se estudió el efecto de la activación de VRK1 en la formación de focos de γH2AX. Se sembraron células MCF7 en medio DMEM 10% FBS, se retiró el suero durante 72 horas (0,5% FBS) y se realizó una nueva curva de tiempo (200 µM de H2O2 a 0, 5, 15, 30 y 45 minutos). Mediante inmunofluorescencia y microscopía confocal, se vio que, al igual que ocurría con 53BP1, el número de focos de γH2AX aumentaba a medida que se incrementaba el tiempo de exposición al agua oxigenada, obteniéndose el valor más alto a los 30 minutos (Figura 8). A partir de entonces, se observaba una cierta disminución. Esto parece indicar que VRK1 se activa en respuesta a las lesiones en el ADN debidas al estrés oxidativo y participa en la reparación de las mismas a nivel de proteínas sensoras (γH2AX) y de proteínas mediadoras (53BP1). Actualmente, se están realizando estos mismos experimentos en la línea celular A549 para poder demostrar que este efecto es independiente de la línea celular.

4.4 El número de focos de 53BP1 disminuye significativamente al silenciar a VRK1.

Para verificar que VRK1 participa en la respuesta al daño en el ADN generado por H2O2, se realizaron experimentos de silenciamiento con un siRNA específico para VRK1 (siVRK1-02) y se evaluó el número de focos de 53BP1. Tras transfectar células A549 con este siRNA y esperar 72 horas, tiempo necesario para que disminuyan significativamente los niveles de VRK1, se estudió por microscopia confocal el número de focos de 53BP1 formados a distintos tiempos (5, 15 y 60 minutos). Los resultados obtenidos pusieron de manifiesto que la ausencia de VRK1 estaba directamente relacionada con la disminución del número de focos de 53BP1 (Figura 9), lo que quiere decir que esta quinasa juega un papel esencial en los mecanismos de reparación de DSBs generadas por estrés oxidativo.

S S S

VRK1

β-actina

Co

ntro

l (5

min

)

Co

ntro

l (1

5 m

in)

Co

ntro

l (6

0 m

in)

siV

RK

1-02

(5

min

)

siV

RK

1-02

(1

5 m

in)

siV

RK

1-02

(6

0 m

in)

DAPI VRK1 53BP1 VRK1 + 53BP1

100

µM H

2O2

CO

NT

RO

L5

min

15 m

in

1 h

1

h s

iVR

K1

15 m

in s

iVR

K1

5m

in s

iVR

K1

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Figura 9: Efecto del silenciamiento de VRK1 sobre los focos de 53BP1. Se transfectaron las células A549 con un siRNA específico para VRK1 (siVRK1-02) o con un siRNA control sin diana específica y, 72 horas después, se trataron o no (control) con 100 µM de H2O2 durante 30 minutos. A continuación, se analizó la formación de focos de 53BP1 por microscopía confocal

y se cuantificaron utilizando el programa Image J. Para comprobar la disminución de los niveles proteicos, se realizó un Western blot empleando anticuerpos monoclonales frente a VRK1 y β-actina (control). La significancia estadística del

silenciamiento se llevó a cabo utilizando la t de Student (*, p < 0,05; **, p < 0,005; ***, p < 0,0005).

Por último, se llevaron a cabo experimentos de infección con vectores que contenían shRNAs (Ver Tabla 1) frente a VRK1 para evaluar los efectos del silenciamiento de esta quinasa por otro método. El uso de la infección generaría menor estrés a la célula que la transfección, de ahí la importancia de poner a punto esta técnica.

Como se detalla en el apartado de “materiales y métodos”, en un primer momento realizamos una doble infección de las células diana para aumentar la eficiencia del proceso. Sin embargo, nos dimos cuenta de que estábamos induciendo la superinfección de las mismas y decidimos infectar una sola vez.

Tras realizar las pruebas pertinentes, se quería saber cuánto tiempo era necesario infectar las células para conseguir disminuir significativamente los niveles proteicos de VRK1 utilizando los vectores pLKO-shVRK1-H1 y pLKO-shVRK1-H3. Para ello, se lisaron y cuantificaron extractos proteicos procedentes de células A549 infectadas durante 24, 48, 72 y 96 horas con cada shRNA. Posteriormente se analizaron por Western blot y se vio que el silenciamiento era más efectivo a las 96 horas post-infección para ambos shRNAs (Figura 10):

Figura 10: Silenciamiento de VRK1 tras infección con los vectores pLKO-shVRK1-H1 y pLKO-shVRK1-H3. Se lisaron y cuantificaron las células A549 infectadas durante 24, 48, 72 y 96 horas. Posteriormente, se realizó un Western blot utilizando

anticuerpos monoclonales frente a VRK1 y β-actina (control).

A continuación, se trató de analizar por microscopía confocal el número de focos de 53BP1 en células A549 tras 96 horas de infección comparando las condiciones normales (control) con la exposición durante 30 minutos a una concentración de 200 µM de H2O2. Haciendo un seguimiento cada 24

med

io d

e fo

cos

/ cél

ula

Tratamiento con agua oxigenada (100 µM)

5 15 60 Tiempo (minutos)

5

30

20

10

25

15

*** ****** ***

*** ***

VRK1

β-actina

96 h

ora

s

96 h

ora

s

96 h

ora

s

24 h

ora

s

48 h

ora

s

72 h

ora

s

24 h

ora

s

48 h

ora

s

72 h

ora

s

pLKO shCTRL pLKO shVRK1-H1 pLKO shVRK1-H3

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horas, se vio cómo aumentaba el número de células que perdían su adherencia a la placa, de tal forma que, a las 96 horas post-infección, la cantidad de células fijadas permitía evaluar los niveles proteicos por Western blot, pero no así por inmunofluorescencia, ya que el número de células adheridas a los cubreobjetos era demasiado bajo.

Esta circunstancia puede deberse al efecto del silenciamiento de VRK1 sobre la división celular y la adherencia, de tal forma que las células no son capaces de volver a fijarse en la superficie de la placa una vez han iniciado el proceso de división. Ahora bien, esto no quiere decir que las células que quedan flotando en el medio estén muertas, y sería necesario realizar nuevos estudios que ayudasen a probar esta hipótesis.

5. DISCUSIÓN

En este trabajo se demuestra el papel de la quinasa humana VRK1 en la respuesta al daño en el ADN generado por estrés oxidativo. Concretamente, participa en los procesos de reparación de roturas de doble cadena en el ADN producidas por la exposición celular a distintas concentraciones de agua oxigenada, agente oxidante que también se produce de forma endógena durante el metabolismo.

Los estudios anteriores muestran la relación existente entre la activación de VRK1 y la formación de focos de 53BP1 en respuesta al estrés oxidativo. En conjunto, todos estos resultados ponen de manifiesto, por un lado, que VRK1 es necesaria para la fosforilación y el correcto reclutamiento de 53BP1 a los focos de reparación en respuesta a las DSBs generadas por el agua oxigenada a través de un mecanismo independiente del ciclo celular y, por otro, que la especificidad de la respuesta depende de los componentes que se encuentren downstream en la vía, ya que este tipo de focos puede depender también de la activación de la quinasa ATM. Además, coinciden con los que ya estaban publicados acerca de la participación de esta quinasa en la reparación de las lesiones en el ADN debidas a la radiación ionizante35, un tipo de agente exógeno que causa roturas de doble cadena al inducir la producción de especies reactivas de oxígeno.

También se estudia el papel de VRK1 en el ensamblaje y la formación de focos de γH2AX, una proteína sensora clave en la respuesta a las DSBs. A falta de otros experimentos que lo confirmen, nuestros resultados parecen indicar que VRK1 participa en la respuesta al daño en el ADN a nivel de proteínas sensoras y mediadoras y es esencial, al igual que otras proteínas como ATM, ATR o DNA-PKcs, en los procesos de reparación del material genético. Como se ha descrito previamente, las alteraciones en los mecanismos de reparación del ADN y la inestabilidad genómica asociadas pueden conducir al desarrollo de graves patologías como el cáncer, lo cual ha convertido a muchas de las proteínas implicadas en la reparación del ADN en posibles dianas para el diseño de nuevos fármacos antitumorales38.

Este trabajo adquiere especial relevancia a la vista de las evidencias científicas que relacionan este tipo de estrés celular con neurodegeneración, ya que la producción de especies reactivas de oxígeno (ROS) está asociada a muerte celular programada (apoptosis), inflamación glial, disfunción mitocondrial y formación de agregados proteicos39-41 (Figura 11).

El cerebro es un órgano significativamente sensible a los daños producidos por ROS, debido a su elevada tasa metabólica y reducida capacidad de regeneración41. Enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson se caracterizan por presentar unos índices particularmente altos de ROS, que, en conjunto, conducen a la activación de rutas de muerte celular dependientes del estrés oxidativo41,42. Desde hace relativamente poco tiempo se están comenzando a realizar estudios a nivel celular que puedan ayudar a comprender las vías celulares y moleculares por las cuales las neuronas responden al estrés oxidativo, buscando mejorar las estrategias terapéuticas disponibles hoy en día para tratar estas patologías42.

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Figura 11: Eventos típicos de las enfermedades neurodegenerativas relacionados con la producción de ROS (Andersen et al., 2004)41.

El nuevo papel de VRK1 en respuesta al daño génico generado por este tipo de estrés puede ayudar a entender mejor los mecanismos implicados en la reparación del daño oxidativo en las neuronas, pero todavía se sabe muy poco acerca de la acción o acciones que desempeña esta quinasa en células neuronales. Serían necesarios estudios en estas líneas celulares para verificar esta teoría y para poder utilizar a las proteínas implicadas en la reparación de estas lesiones como dianas en el desarrollo de tratamientos más eficaces frente a enfermedades neurodegenerativas.

6. CONCLUSIONES

A lo largo de los años se han llevado a cabo gran cantidad de estudios para tratar de comprender los mecanismos por los cuales la célula es capaz de responder de forma específica a las innumerables lesiones que se producen en el ADN, ya que son procesos esenciales para el mantenimiento de la integridad genómica.

Numerosos trabajos han demostrado el papel de VRK1 en la regulación de distintos procesos celulares, entre los que se encuentra la reparación del ADN. Los experimentos realizados muestran que la activación de VRK1 es esencial en la formación de focos de 53BP1 en respuesta a DSBs generadas, en este caso, por la exposición celular a distintas concentraciones de agua oxigenada, lo cual se comprobó en presencia y ausencia de suero y al silenciar la expresión de esta quinasa. Además, es muy posible que esté implicada también en el reclutamiento y ensamblaje de los focos de γH2AX.

Con estos resultados, y a falta de otros experimentos que ayuden a validar esta hipótesis, podemos decir que VRK1 participa en los mecanismos de reparación de DSBs generadas por agentes oxidantes como el agua oxigenada.

Por su implicación en los procesos de reparación del ADN, VRK1 podría convertirse en una diana terapéutica importante en el tratamiento de los tumores, mientras que, por su importancia en la respuesta al estrés oxidativo en las células que no se dividen, cabría esperar que participase en los mecanismos de respuesta a los daños producidos por ROS en el tejido neuronal, una característica generalmente presente en enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson o el Alzheimer.

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