herrera cajas las relaciones internacionales del imp bizantino

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Relerencias para los mapas 236 Mrrr l. Cuail¡o geográfico ilel Imperio Rorano de Oriente. (En negro) Mrp.r 2. Las relaciones del Imperio Romano de Oriente. (siglos rv y vr). (En color). Ll"hl .üürn$ hf Bttwúro rurs iNrwunu^orv'/É l,É3 &t lt1@o$¡znn'riNo 1 I l ll ,I t Lísas oonológbas ile Emperailares y R+7a . . 232 llustraciones PREFACIO Desde Constantitro a Justiniano hay una sucesién de generaciones gue viven Ia transformación del mundo romano, hasta gue éste queda con- vertido en un n¡undo occidental -eI de los reinos romano-bárbaro&- y un mundo oriental -eI Imperio Bizantino-; dos mundos dietintos y aun opuestos por uumeroeos rasgos importautes, pero ([ue, a pesar de todo, insieten, cada cual a 6u manera, en Ioe lazos gue los vinculan con Roma. Es éste eI período gue estudiaremos para descubrir cuáI es eI sig- nificado de Ia acción diplomática de Bizancio, que tiene en esos siglos Ia oportunidad de ejercitarse y perfeccionarse para una tarea milena- ria. Pero uo h.ay que olvidar que Ia diplomacia, además de su papel como arma polÍtica, cumple una importante función al Iegalizar si- tuaciones que existen ya en el hecho, gracias a otros contactos; o bien, aI prtrniover iales contactos. Así, consideramos las misiones religiosas y los intercaml¡ios eomerciales como {actores de primer orrlen, al favorecer sl so¡s6inrisnto de los pueblos entre 1'Ia expansión de Ia influencia bizantina. De]¡emos deciro en primer lugar, que no se debe buscar en las pá- ginas de este trabajo una esquenatización de las formas que revisten Ias relacioneg internacionales duraute este período, como Ici hace Lóhren en su interesante estudio del aíro 1884; ni como Io propone Ganshof en el tomo ¡ de su Historia de las Relaciones Internacíonales, bajo la dirección de Renouvin; ni aun como Io presenta Éfehu en un artículo completísimo, pero indigesto. lYuestra preocupación ha sido más histórica; es decir, hemos considerado indispensable seguir eI curso cronolégico de los sucesos, estableciendo las posibles relaciones entre las diferentes zonas en ![ue se ejerce la aetividad diplomática del Imperio, y teniendo presentes en el espíritu los diversos elemen- toe que eontribuyen a una mejor comprensión de Ios problemas y de lae soluciones ailoptadas. En una palabra, hemos tratado de recrear Ia historia de Ias relacionee internacionales del Inrperio durante este período, en una ob¡a unitaria, que supere el enfogue fragmentario con que éstas habían sido tratadas hasta el momento en estudios rela- tivos a determinado reino, frontera, o pueblo. I I li i I I I

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El estudio de las relaciones internacionales del Imperio de Oriente en la época de las Grandes Invasiones requiere una presentación previa del estado de estas relaciones y problemas anexos en el período inmediatamente anterior. Así se podrá, por una parte, tener los antecedentes necesarios para una mejor comprensión de dichas relaciones que son continuidad de formas y mantenimiento del espíritu que las caracterizaba en el s. IV y, por otra, establecer las posibles modificaciones que ocurrieran o la afirmación de los principios y formas heredadas.

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Page 1: HERRERA CAJAS Las Relaciones Internacionales Del Imp Bizantino

Relerencias para los mapas 236

Mrrr l. Cuail¡o geográfico ilel Imperio Rorano de Oriente. (En negro)

Mrp.r 2. Las relaciones del Imperio Romano de Oriente. (siglos rv y vr).(En color).

Ll"hl .üürn$

hf Bttwúro rurs iNrwunu^orv'/É l,É3

&t lt1@o$¡znn'riNo

1I

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Lísas oonológbas ile Emperailares y R+7a . . 232

llustraciones

PREFACIO

Desde Constantitro a Justiniano hay una sucesién de generaciones gueviven Ia transformación del mundo romano, hasta gue éste queda con-vertido en un n¡undo occidental -eI de los reinos romano-bárbaro&-y un mundo oriental -eI Imperio Bizantino-; dos mundos dietintos yaun opuestos por uumeroeos rasgos importautes, pero ([ue, a pesar detodo, insieten, cada cual a 6u manera, en Ioe lazos gue los vinculancon Roma.

Es éste eI período gue estudiaremos para descubrir cuáI es eI sig-nificado de Ia acción diplomática de Bizancio, que tiene en esos siglosIa oportunidad de ejercitarse y perfeccionarse para una tarea milena-ria. Pero uo h.ay que olvidar que Ia diplomacia, además de su papelcomo arma polÍtica, cumple una importante función al Iegalizar si-tuaciones que existen ya en el hecho, gracias a otros contactos; o bien,aI prtrniover iales contactos. Así, consideramos las misiones religiosasy los intercaml¡ios eomerciales como {actores de primer orrlen, alfavorecer sl so¡s6inrisnto de los pueblos entre sí 1'Ia expansión de Iainfluencia bizantina.

De]¡emos deciro en primer lugar, que no se debe buscar en las pá-ginas de este trabajo una esquenatización de las formas que revistenIas relacioneg internacionales duraute este período, como Ici haceLóhren en su interesante estudio del aíro 1884; ni como Io proponeGanshof en el tomo ¡ de su Historia de las Relaciones Internacíonales,bajo la dirección de Renouvin; ni aun como Io presenta Éfehu en unartículo completísimo, pero indigesto. lYuestra preocupación ha sidomás histórica; es decir, hemos considerado indispensable seguir eIcurso cronolégico de los sucesos, estableciendo las posibles relacionesentre las diferentes zonas en ![ue se ejerce la aetividad diplomáticadel Imperio, y teniendo presentes en el espíritu los diversos elemen-toe que eontribuyen a una mejor comprensión de Ios problemas yde lae soluciones ailoptadas. En una palabra, hemos tratado de recrearIa historia de Ias relacionee internacionales del Inrperio durante esteperíodo, en una ob¡a unitaria, que supere el enfogue fragmentariocon que éstas habían sido tratadas hasta el momento en estudios rela-tivos a determinado reino, frontera, o pueblo.

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Log ¡esultadoe de nuestras inveetigaciones re presentan etl tresparteB. La Primera Parte se refiere, ante todo, a todoe aquelloe aEpec-

tos que puedan considerarse como loe datos indiepeneablee para unamejor compreneión de las actividadee diplomáticaB; y, en eegundolugar, a presentar Ias relaciones del rrnperio eon Pereia y con loebárbaroe durante el eiglo rv y hasta Ia muerte de Teodosio eI Grande.La Segunda Parte se dedica al estudio de Ias relaciones con Persiahasta Ia conclusión de Ia Paz de 532. En Ia Tercera Parte presenta-mos Ia historia circunstanciada de Ias relaciones con los hunos, Iosvándalos, y los ostrogodos, hasta el momento en que se inicia la polí-tica coaguietadora de Justiuiano, quien Iograría rertaurar momentá-DeameDte eI fmperio eD torno aI MediteEáneo.

Por ütimo, eslleramos haber establecido tambiéno con auficienteclaridad, hasta qué punto Ia actividad diplomática, uuida a otrasformas de relacioues exteriores, ha contribuido a salvar la parsoríentalís de la destrucción que pudo haber_ eignificado la presiónbárbara, aún si ésta no se hul¡iese conjugado voluntariamente con eIpoderío sasánida.

Si nos ha sido posible presentar este trabajo a la Universidad deBurdeos, ae debe a la concurrencia de varios factores favorables. Enprimer lugar, a la a¡r¡istad fraternal del profesor Rómulo Santana,doetor de esta misma Universidad, quien literalmente nos eerpujóa emprender e6ta tarea, y luego nos a1-udó, ein escatimar esfuerzos, aresolver las dificultades que pudiesen surgir, prodigándonos 6uB con-sejos entusiastas. Una invitación del Senicio Alemán de IntercambioAcadémico (oe¡,o) para visitar Alemania, hace tres años, nos dio Iaoportunidad de tomar contacto con Ios profesores Altheiru y Rubin,entre otros? guienes nos animaron a Ia realización del trabajo y nosdieron valiosos consejos. Durante este mismo viaje pudimos con-versar con eI profesor Lemerle y eI profesor Guillemain, guien seríanuestro director de tesis; y ambos estimaron gue el trabajo guehabíamos iniciado, acerca de las relaciones internacionales del Im-perio Bizantino en Ia época de las grandee invasiones, constituia untema de investigación interesante, y qpre valía Ia pena proseguir. Sean,pues, ante todo, nuestros cordiales agradecimientos para estos profe.sores guienes, a veces con unas pocas palabras, han contribuido demodo tan eonsiderable a Ia realización de nuestro trabajo.

A continuación, la obtención de una beca Fulbright nos permitiófrecuentar diariamente, ilurante siete meses, Ia Biblioteca del Centrode Estudios Bizantinos de Dumbarton Oaks; en Washington D. c.; y,con ello, enriquecer consideral¡lemente Ias bases de nuestra investiga-ción. Nuestro trabajo permanecerá siempre ligado al recuerdo del

ambiente incomparable de Dumbarton Oake; pero eir¡que podamoaolvidar por ello aguel otro ambiente

-ya deeaparecido- de Ia que

fuera Ia Biblioteca del antiguo Seminario Pontifieio de Santiago deChileo donde se deearrollé Ia mayor parte de uuestras primitivaeinveatigacionea. Sin ertaa etapas de una iuveetigacién largamentemadurada, nueetra teeie adolecería de muchas más Iimitaciouee queIae gue tiene en Ia actual presentación.

La cordial acogida prestada por eI Agregado Cultural de Ia Em-bajada de Francia en Chile, 1l[. Pommier, no8 permitió contarno§entre loe becarios del gobierno francée durante el año 1967. Pudimogaeí dieponer del tie-po neceeario para completar ruertra investiga.ción y darle Ia forma eD que hoy la presentamos.

También debemos eepecial agradecimiento ¡ Ias Univereidadeg ehi-Ienas, donde preatamos nuestra colaboración desde algunos añoe. Demodo especial, a Ia Universidad de Chile y en parücular a su €x r€c.tor, el profesor Eugenio González Rojas; a la Universidad CatóIica deValparaíso y a su ex rector, uuestro amigo eI profesor Arturo ZavalaR.; y a la Pontificia Univereidad Católica de Chile. Estag Univerei-dades, en. las pereonas de eue res¡rectivos representa[tee, hau com-preudido Ia im¡rortancia de estudios f[ue aparentenente no se rela.cionan con Ia realidad cotidiana e inmediata, y han patrocinadoauestro viaje aI extranjero, haciendo posible, eu parte, DueEtrapermauencia allí. fgualmente gueremos expresar nuestra gratitüda los profesoree Salomon y Nourtier de Burdeos y al Sr. It{arandjiany familia de Ia uisma ciudad.

AI aceptar patrocinar nuestra tesie, el profesor Guillemain noE hademostrado una eonfianza por la cual Ie estaremos siempre profunda-mente agradecidos; y Iuego noa ha permitido llevar la inveetigacióncou una amplia libertad. A él debemos eI ¡roder presentar hoyeste trabajo en Ia forma actuaf, resultado de sue valiosas sugerencia§.

Ciertamente no habríamos emprendido jamás este trabajo de nohaberee dado los cursos del profesor Malleros, quien presentó haceya muchos años, ¡ror primera vez en Chile, la hietoria del ImperioBizantiuo. A él

-guien ha seguido de cerca nuestros estudios, quien

ha alentado nuestras esperanzas y ha conocido nuestras pequeñasy grandes satisfaeciones, a éI, gue fue nuestro maestro y se ha con-vertido en uuestro amigo- está dedicado este trabajo, en testimoniode gratitud y recorocimiento. Pero estamos seguroo que, con Iabondad gue Ie caracteriza, noe permitirá aeociar a esta dedicatoriaotros nombrea flue sabemos Ie ¡on igualmente queridoa: el R. P.Jorge González, antiguo rector de la Universidad Católica de Valpa.raíso, quien desde hace años nos honra con Eu amistad entusiasta; yIoa nombres de mi madre y de mi esposa, cuyo afecto y colaboracióu

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han sido ayuda inapreeiable durante Ias largas horas eue exige nor.malmente todo trabajo de largo aüento.

. Finalmente, no ¡rodemos dejar de señalar cuán valioeo nog ha sidopara cultivar Ia gerenidail y Ia esperanza flue exigen Ios tiempoeactuales Ia historia de'eeos eiglos, en que el contacto contfuruo conIog bárbaros de a,táño nos ha confi¡rrado en los valoreg de Ia cultura

. y del ¡reneamiento, flue encontraron su defeneor eu eI Imperio Bizan-tino, y graciae a Io cual esos mismos bárbaroe debieron ca-hiar deun modo tan Leliz, encontrando eu lugar en Ia historia.

B urd.eos, Pentecostés, 79 68.Y alparaíso, P ascua fu Resurreccün, 797 7

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Primera Parte

Estado de Ia diplomacia del fmperio de

Oriente durante el siglo rv

Page 4: HERRERA CAJAS Las Relaciones Internacionales Del Imp Bizantino

EL ESTUDIO DE LAS RETACIO;S II,.{TERNACIONALESdel Imperio de Oriente en la época de Ias Grandee Invasionee requiereutra presentación previa del estado de estae rel&ciones y problemaeanexos en el período inmediatameute anterior. Aaí ee podrá, por nnaparte, tener Ios antecedenteg uecesarios para nna mejor comprenaiónde diehae relacioues f[ue Eon, en gran medida, eontinuidad de formasy ñantenimiento del espíritu que las caracterizaba en el s. Ir, y,

¡ror otra, eetablecer las posibles modificacio[es que ocur:ierau o Iaafirmación de Ioe principios y formas heredadae.

En esta primera parte -que viene a llenar el papel de unafntroducción- creemos conveniente referirnos a los siguientes pnntos:una descripción de las fronteras del Imperio de Oriente, Gon eapecidreferencia a las zonas o puntos que presentaban problemas especialeapara la defensa de los territorios imperialee y que generalmentecorresponden tanrbién a Iae zonas de contactoe mriltiples: así lae

mismas rutas que pueden servir para operaciones militares puedenser recorridas, en uno y otro sentido, por los comerciantes. El comerciointernacional expanile las perspectivas del Imperio, crea vínculos,pero también da preocupaciones.

Antes de describir las relaciones internacionales propiamente talesdel Imperio, abordamos el estudio de la teoría del poder imperial,que nos parece indispensable para arrojar un poeo de Iuz ón eIcurso de estos acontecimientos e incidentes: eue 6e ordenan y explican

,,' a partir de los principi,gl lLco_nmovibles de la convicción ecuménica -\ u''. 4gll-p"rio.*Las fái"rui qoe re"i.ien lailelaciones diplomáticas están ' /

justamente informadas por este espíritu "imperialista", que adquiriónuevos fundamentos con la conve¡sión al Cristianismo, pero quetambién Ie asignó nuevas responsabilidades, alg'unas de las cualescon er-idente incidencia internacional. El Cristianismo significó igual-meute Ia renovación del viejo ideal de la pax, proyectado ahora ahorizontes escatológicos, y que aos parece Ia clave de toda la políticabizantina.

Por riltimo, entramos a Ia presentación del juego diplomático delImperio, tanto en eu frontera oriental, con Persia, Eu secular adver-sario en Ia hegemonía de Siria, Agia Menor y la Tranecaucasia, comoen Ia frontera del Danubio, donde los godos se hacetl cada día mág

amenazadoreE por efecto de Ia presión huna, que comunica unasingular comunidad a lae relaciones que se mantienen con el Im-perio Peraa.

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Page 5: HERRERA CAJAS Las Relaciones Internacionales Del Imp Bizantino

l'GEOPOLITICA DE LAS FNONTERAS DEL IITIPERIO DE ORIENTE

Lae fronteras del lp.ler.p--.o"-_-=puando se puede- naturales; eed""i.@ñá.ñ"-"iGñlGt'-seográf.isos,r.";a;;i;.';;;i".".montañosae: para facilitar el problema de su defensal, pero, por eobretodo, son pg!í1!gs, cou todo Io gue esto signific", ,oo..-d. uffii"i#"-cTéñ, Ee-f'Eñiññción de las conquist". o d. Ia defensa; de influeu-gf& _t-gao tipo, que se proyectan mucho más allá del,r;ee ;;una pal;6ffiahay una frontera étnica o cultural; muy por el con-tra rio,. bJrgT.:9T-1_9-:tá ab i ert a tamb i én a

. | 1 ¡9-n9trq ci ón perm a nentede,lo-s-Iátar-oi.

cáá1i""" pues hablar del limes, más bien como de una ampria zonade influeneias mutuas3, quela-algunos puntos y secto;6ffiirt-i¡erité ¡;éti[;ósóÁl'iiírd", por Ia fierru áe circunstancias

"di""r"r,a 'ocerrarse", .' gue paulati,amente va solidificándo'e, a medida guecesa Ia fuerza expansiva del Imperio; desde tal momento, §e creaun contraste marcado entre el mundo romano y eI bárbaro, oposiciónque encontrará una primera solucióu en las invasiones de finalesdel s- rv y las del s. v, solución endéurica que afectará especialmente,cn los siglos siguientes a'Ia Pars Occidentalis del Imperio.

estáu fuertemente marcadas eegrin la eetación, creando en inviernouna barrera infranqueable, que no cede con los deshieloe ni ec hacemás t¡ansitallle en los meeee tórridos; erl 6ur¡la, son apenas uno6 pocoe

meses los que permiten eI tránsito por eeas cunrbres v pasos, asícomo algrin establecimiento para la trashumancia estacional.

En eete paisaje, tanto es posible que 6e instalen gg}]gg-_e.p b9l-eones casi totalmente .li-ql-gdg.r,_g"g."práctica4Lente qarecen quedar aIgT-q*:pó_-l¡d tr.lliilmgciong_s. -culturalee de sui y""igo. -tantomáe cuando no Be encuentran rutas co¡úeréiales próximas-'comobien puede ser simple Iugar de escala o de paso para moviniientosnrigratorios más amplios que, a menudo, revisten formas invasionales.

En consecuencia, tanto los Balkanea, como eI Cáucaso y sus estri-baciones, añaden a su complicada geografía un mosaico de pueblosaguerridos, algunos datando de los tiempos prehistóricos, que Be

aíslan o Ee superponen o Ee rtezclan, y quq segrín sea su ubicacióncon respecto a las grandes rutas o a los accesos marítimos, ![uedanreplegados en fornras arcaicas o despliegan todos los talentos de sucapacidad culturall.

Como zona intermedia entre los Balkanes y el Cáucaso está Ia )

península de Crimea, con antiguas relaciones con eI mundo gr€co- : .

romano- ), que presta valiosos servicios aI fmperio, aI ser un punto :-deolrservaciónpririIegiadoparadescubrirlosmovinrientosdeIos,".-.pueblos de las ".t"p"r, así como un actiro c.entro courercials. '":

YI; - ,De muy tcmplalg se vio que la segrrridad de los grandes centros li *

del Imperio -y permítasenos ¡eferirnos en especial a Ia Pari Orien-talis- Thessalónica- Constantinopla, Antioquía, Alejandría y de lasgrandes vías, tan importantes para mantener la estructura adminis-tratira, la circulación económica y Ia estrategia en pie de eficiencia,gfigÍ.l controlar los posibles puntos de penetración de los bárbarose-p.-el territofjg. ¡1rlTlial para así ¡rc_der _d,etengr a tiempo .dichosmovinrientos.

Esto explica la constante preocupación por la defensa del Danubioy süs lrincipáIes afluentes meridionales, dotando a toda está redfluvial de una imponente'flota, que, segrin 'la Notitia. Dignitatum,

tSobre el cuadro geográfico, ser Pnrlmsox, A. Das byzantinische Reichak geo-erophische ErscheinunS (f,eiden, 1939), sobre todo págs. 3l y siguientes,para una presentación general de las fronteras, Como investigación paralela,sobre la divisióu en zo[a6 culturales a la cuel se ha hecho referencia, ver Ml'cllfurrrr, Rn Barbarian enclaoes in the Northern Roman Empíre, L'AntiquitéClassigue, 1963, p. 560.

uonorexsxl', D., The principles and methodes ol byzantine Diplornaq, Actasdel xr¡c c.r.a. (Beogra¿ 1963)' l, p- 49; Zcrttga,1., Les origines chrétiennes dansles prouínces danubie¡rnes de l'Empire Romain (Paris, 19lB)' pp.400-41?; Vesr-rtrvo A. A., The Goths in the Crimeo (Cambridge, llfass, 1936), passim.

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Las d.g-s_ q-o._g11. e]le_ plantelrgn ¡n3-)-9-l:es problcmas para la defensa

de la Pars Oríe¡tiálii del hn¡iáril --I* Bulkuo". y Ll Cáucaso consus estribaciones I¡acia 1\fesopotauriai*ÁE;;;;;G;üáo'po" el com-¡ilicado rcliere, en_ gue se alternan cadenas difíciles de superarfcón-valleJ?ñiüñ,ádos, -áe-.filaderos peligrosos con pasos estratégicos y ríosQ --- J ----

de al? ;glgglgñl, a más de un clirna cuyas temperaturas extremag

'PornEn,rRo, AnLaTrace ile Rome ilans le Désert ilellljg (parís, 1934), p. I9g,en relación af Z;áffi-1liñ6f miite (montagne, fleuve,ouvrages défensifs) imposé á I'organisation romaine".

@orr."eno, op. citn pp. 198-199: *La ligne constituait ainsi u¡re zone vitalede li-[ilIIice politique et militaire de I'empire, un glacis animé e! puissanten méme temps gu'une zone de surr.eillance douaniére. Zone acüve oü i'arméeromaine trouvait ligne de retrait en cas d'attaque trop pressante, et zone dedépart... en cas d'expédition, Pour rempür son r6le, elle avait été minutieusementorganisée, comr¡e routes, poi¡tts d'eau, centres de culture et de páturages, systü-mes de défense des partisans.,.1

"Sobre el co¡lcepto de limes, ver CHAror, Y, In Frontíé¡e de I'Euphrate(Paris, 1907), p. 245, que entrega la bibliografía anterior; flolro, L. La cioíl|satíon romaine (Paris, 1930), pp. 114116; Ilorrclnxx, En Neue Íorsclwngenüber den Slziscñen f,fmes, Klio, 1982, p. 136; pororr.rao, op. cit_ p, lB; Re:uor.noN, R- La crise de I'Empire ¡omain (Paris, 1964), pp.264-266; Lruossr, M.,Le régíme des ¡elatíons internationales da¿s le Haut-Empire Romain (prris,1967), pp.14 y 101.

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Page 6: HERRERA CAJAS Las Relaciones Internacionales Del Imp Bizantino

alcanzú a quince comandoe autónomoso, aeí como eI papel tan im-portante que juegan por eiglos emplazamientog tales como Singidunum(Belgrado), por ejemploo en donde, v¡a yez cruzado el Danubio,comienzan lae rutas, a través de Iae cadenae de los Balkaneso guellevan hacia eI sur, hacia Theeealónica y Constantinopla.

TaI vez la más importante de estaB rutas es Ia que por el valle delMargue (Morava), alcanza Naíesug (Nisch): para deepués tomar porSérüca (Sofía), a travée de las Puertas Trajanas (Succi), en Ios

- montee Ilaemus (Balkanes), haeta Philippopolis, desde allí, eiguiendo. el cureo del Hebrue (Maritza)o llega a Adrianópolis y Constantinopla.

Otra ruta es Ia que sigua eI curso ruperior del Margus y, por Scupi,alcanza el Axios (Yardar), que lleva) tttta vez que se frangueanpeligroeas gargantas, hasta Ia costa de Thessalónica; esta ruta teníamás de un desvío. También eetá la ruta que conectaba Sérdica conAmphipolis, por el río Stry-mon (Struma) ; esta ruta exigÍa Buperarel desfiladero del Rupel. Por último, existe Ia ruta que? hordeando

. Ia costa del llfar l.[egro, pasa por Odessa y alcanza la capital delImperio de OrienteT

Estae ruta§_ggg_.pg-rt.e-n- 49g-de "I Danubio hqcia eI sur.--_r-utas deinvasiones, p9r sgb¡g lodo explican el vivo interés del fm¡rerio pormantener Ia línea del Danubio, como Ia más adecuada para asegurari" ,l"f"osa del-mundo mediterráneo, deteniendo Ia invasión de losbárbaros en su punto cle partidas; 'esta tarea? por supuesto, no sóIoestaba encomendada a las guarniciones y al ejército irnperial, sino

oCountots, Crr.., Les pol.itiques nat¡ales de l'Empíre rontaín, n.n, 1939, pp.257 y 239; Grcr,r, G,, La flotta e la ilife*a del Basso Impero (Roma, 1946), pp.18.23.

TAlnr¡lxus llflncrr-rrxus, xltvr, 7, 12, indica que Aeguitius, eMagister militumper fllyricum", para impedir el paso hacia Constantinopla de las tropas enviadaspor el usurpador Procopio (a. 365), "ol¡struxit tres aditus angustissimos, perquos provinciae temptantur erctoae, unum per D.aciam Ripensem, alterum perSucco¡ notissinum, tercium per Macedonas, fluem appellant Acontismal EI pri-mero corresponde, sin duila, a las Puertas de Hierro, el eegunflo a las Puertasdc Trajano y el tercero 6e e¡cuentra sobre la costa del Egeo, al óeste de Nesto§;para todas e6tas rutas, ver Bun¿ J. Bn History ol the Later Rotutn Empire '(Lonilon, 1923) r, pp. 264.271; Cnrnr.Bsrvon¡n, llf. P., Les routes et le traficcommercial dans ?Empire Romain (Paris, 1939), pp. 127.129; PnrlrnrsoN, op.cif., p.33; Lrurnlr, P. Philippes et la Macédoine orientale d tépoque chrétie*ne et byzantüze (Paris, 1945), pp. 70-73 e Inoasíons et migrations dans lcsBalkans depuis la lín de I'époque ¡omaine jusqtau VIIIe Siócle, n.n., 1954,p. 273.277 y el mapa p. 275; también R.ruoxoor, op. cít, mapa 5 en Ia p. 330;Prnrusq A,., Bizancio . e l'irradiazíone d.ella sua cioiló in Occid.ente nell'altom.eilioeoo, Atti delle Seitimane ili Studio sull'Alto llfedioevo (Spoleto, 1954),pp. 38 y 88; Srrlrr-Pevr.owlTcH! Dn Sautset.age Archéologique au.x Portes.d.e-Fer,Archéologia, 35, l9?0, pp. 62.66.

"Ororrxsr¡ Loc. cit., p,52.

tfre, muy a müudo' eerá labortque 8e confía a Ia habilidail ilipto'máüca.

Con todo, en más de una ocaBión' Ia defenea de Ia frontera fueguebrada y Ias rutas recorridas victorioeamente Por los bárbaroa; en

GsoE momentoe, Ias grandet ciudades ee fortificaban en sus murallat,que general¡¡rente desanimaban a loe bárbaros, ignorantes del artede eitiar una ciudado. En toda eeta combinación defensiva, ademáe

de Iae yentajas excepcionales del emplazamieuto, reside Ia fortalezade Constantinopla, que, en el mismo s. rv' resistió eI atague de lotbárbaroa; seg.ura en 6uB poderosae murallas, bien avituallada porlrar, contaudo con eI respaldo del Aeia Menor para los staques Proce'dentes del norte y con el respaldo de Ias provincias e¡rropeat Paraloe ataques de oriente, §egstC"JiS-r¡lk--pT-qg3g.qCnfj"f.+i.*e-l.99t9rto

ég-le--elpe..jós-d-e--Con-staltj*p y comprobó gue estaba en condi'ciones de haceree cargo de u¡¡a milenaria tarea de defensa y de

creación culturallo.. El Cáucaso, por su parte, es la gran l¡arrera que defiende la Trans'

caucasia --plrru*iuoto

d. lae antiguas .egiones históricae de .'1 O)-3- "nLázica, Il¡eria e Alt¡ania- Armenia, Mesopotamia y Asia Menor de 'r/-"

Ioe ataques e invasiones de los pueblos de las estepas. Con cumbres

más elevadas que los Alpes, relieve escarpado e innunerables gla'ciares, sóIo tiene uno pocos pasos transitables; dos de átos han sido

-durante siglos- Ia ruta obligada de invasiones que, al superar

las defensas, alcanzan hasta el mismo Mediterráneo: 8e trata de las

Puertas Caspias, en el desfiladero de Darband, sobre Ia costa del

Caspio, y las Puertas clel Cáucaso o de los Alanos, en el desfiladerode Dariel, sobre el río Terek; este úItimo paso abre Ia ruta que,

¡ror el río Arazr¡'i, conduce directamente a lq región de Kakhetitesto e6 aI corazón mismo de ll¡eria (Georgia) 11.'

tA*rulaxus, xxxt, 6,4.loRuxcr*rAr§, S. La cioílisation byzantí¡¡¿ (Paris, 1952), pp. 9-12 y 26.28;

}f.r.yrn, R., Byzantion. Konstantinupol¡. |5¡ambul Eine genetixhe Staih'geogra'plule (IPien, I9{3), pp. 217-219 y 234"237; Rtuonoorv, op. citn pp. 294"298i

Ter¡gr RIcr, D, Consuntínople (New Yorlq 1965) sobre todo pp. 1638.

\-9trhoconrus, vIlr,3, 3-4; r, l.l0; Mlgounr, Les Praí¡íesto4xvu (t- rr, pp. 2 y43-{5) "Entre Ie royaulqe des Alains et Ie Caucase, il y a un cháteau et unpont conFtruit sur uue'riri¿"e consiilérable. Le chiteau est appéle cháteaudes Alains...; étant bñti 6ur un rocher inébranlablg il est impossülede s'en emparer et méme d'y arriver, i ¡¡oins q¡¡e ce¡xE gui le garilent nes'y prétent de bonne gráce... aussi est.ce I'une des forteresses les plus r€Dotrtmée¡ du monde pour leur situation inexpugnable". Ver Ltrcto¡s, Dota a

-{rrr.rxcrr.os, Hktoire de Ti¡idate le Grand. (Paris, 1867) q p. lI5; Menquenr,trinlahr nach der Geographie des Ps. llloses Xorenac'i (Berlin, 1901), pp. 99-I0l; Lrxc, D. ltf, Tlre Georginns (New York" 1966), p. ?2; Sr.rnx, t., Rome onthe Euphrates (Nerc York, 1967), pp. 19,1 y 198; una excelenre fotografía ilel

ttI

18 19

Page 7: HERRERA CAJAS Las Relaciones Internacionales Del Imp Bizantino

' "Los boagues del Cáucago groducían maderas excelenteB, en eIvalle del Fasie crecía el lino y las telas de Ia región eran famoeae.La región producía igualmente cera y resinas, lo que explica Ia,proaperidad marítima de ciudades tales como Sinope, Amisos yTrebizonda. Los ríos teníau arenas auríferas y había minas de arcillato.l. y de oro cerca de CabaIIa; dicho territorio ciertamente valíala pena ser anexadottrz, pero era, de todo irunto de vista, imposibleincorporar todos esos territorios al Im¡rerio, aun cuando se contasecon el dominio del Mar Negro; por Io tanto, Ia política iry¡rSfiul-11g-preocupó má9 bi9l {e asegurar. fa-.defenqa de-§pasos,

"31'¡rá-""a"..a los -ieyes locales ó-entrando en-conversaciones directás-".-"¡r_ eí

Yeamos ahora cual "s eI t"araáo de Ia irontera oriental, haciamediadoe del s. rv, momento en eI cual está próxima a estabilizarse¡ror Iargo tiempo. Al parecer, la avanzada más septentrional, en lacosta e6te del Mar N'egro, era el estratégico puerto de Pithia (Bich-vinta), en la CóIquida (Abkhazia)13; este puerto formaba parte deuna línea defensiva, a la cual estaba encargada Ia defensa de Iaimportante ruta comercial gue se interna hacia oriente por el cursodel río Fasis. De todos esos puertos, deLidanrente fortificados,.eraTrapezonte (Trebizonda) el más irnportante y pucde decirse querenresentaba el punto extremo, por el norte? de una línea que seprolonga hasta eI 1l[ar Rojo. por el sur, con-stituycndo el eje de Iafrontera romana en oriente. Desde Trapezonte, cruzando los nontesdel Ponto, se alcanza las fuentes del Lycus y del Choruk y, un pocomás aI surr 6e encuentra el Eufrates; un poco más hacia eI occidente,están las fuentes del Hal.vs, que permite entrar en contacto con Capa-docia y Ia meseta del Asia [fenor; o bien dirigiéndose hacia el oriente,ae encuentra eI curso superior del Araxes, que recorre Ia mayorparte de Armeniala. En este excepcional caruelour se ha1.a ubieadaSatala, ciudad por siglos er\ manos de Roma, y desde donde podíacontrolaree todo este nudo de rutas, tanto militares como comercialesrb.

Siguiendo el eurso del Eufrates, se alcanzal¡a llfctilenc y después .

Samosata, amhas importantes eentros de la dominación roruana en

desfiladero del Dariel" 6e encuentra en Kornv.Lrrnexr, K, Europe, a naru¡aJhütory (New York,1964), p. 109. /

uCr¡,nr,sswonrH, op. cit, p. Il5.üPnocorrus, rrrr, 4, 4.5; Lerc, op. ci.t., p.94.a'Bnpx¡sn, Ln Le Moode Byzantin (Paris, l9{8), r, p. 5i Gnoussrr, R., IIis-

toi¡e de TArmáníe (Paris, 1947), pp. 13-25.ÜLa importancia de las rutar que conducen a Satala se ve confirmaila por

las continuas reparaciones que ellas experimentaron; ver SrrRK, op cif., p.203 yt-mhién Cnu¡.sswonru, op. cit., pp. 116-11?.

20 2t.

egas regiones. En todo eote trechor.y en el restante.cur§o tup€riordel Eufrates, que se prolonga hasta Zeugma, el río corre casi sie¡xPrc

por profundas gargantas, de tal manera que constituye efectivo

ialuarte, eólo franqueable en un vado importante: Samosata, que

Gonduce -tal conro la ruta que paea por Zeugma o las más meri'dionalee de Hierápolie o de Callinicum- por nna Parte 8 Antioguíayr por otra, a Edessa, grar- carreiour de Ia Osrhoene; Edessa eeta

unida con Nieibis y eon Amida y Bezabdé, ambas eobre el Tigris;ésta riitima, punto extremo de la expansióu imperial hacia Oriente.

En cuanto u "lg fgglSn-montañoe?. flqe gcupa Ia región elt5e-elerTl.I.gjm_._o- _orie,ntal. d9l M,ar §,eg¡o .y 91_ cEr.so.ledi_o ttel.Jigr§Jqo;ñ;; una frontera natural e¡rtre los dos grandes Im¡rerios"' y esta

;;-"ai"i3l1áág.afi¿á fá""r""i"-"., á.t"do d. g,r"r." casi continuo. Si

ññnü-ñhi.»'" iiiU Éáaiántd füérté'paia mantener eu independen-

cia frente a las dos grandes ¡rotencias, habría podido servir de

estado tampón, pero era demaeiado débi¡"i6'; con la partición de

Armenia, a fines del s. rr" se dará un paso decisivo en la definición

del trazado de la f¡ontera de Oriente, ineorporado aI territorioimperial \a zona que cae al oeste de una línea que coincide más o

menos con el meridiano 41o E17.

Desde Bezabdé, la frontera toma hacia el suroeste, pasanilo por

siugara e identificándose con eI curso inferior del Aborrae (Khabour).En la.corrfluencia del Aborras con el Eufrates, §e eneuentra Cir'sesiuut, que despué-. de la conquista de Dura'Europos por los persae

(c, 260 d. C.), en Ia ofensiva sasánida, pasó a ser eI punto extremo

del fmperio sobre eI Eufratesls. En general, dadas las característicae

del terreno, -v Ia idiosincrasia de los pue}los gue habitaban esteotvasto territorio entre los dos rios", puede decirse -a

p€sar de las

prccisiones que aporta, por ejemplo Dillemann, para eI trazado de lafrontera en la Alta ]\Iesopotamia- que nunca esta frontera tuvou¡a delinitación muy precisare.

AI sur del Eufrates' comenzaba el ineierto límes a través del' desierto, donde es imposillle pensar en una obra de defensa continua; '

el fmperio aprovechó los aecidentes geográficos, montañas, oasis ypozo6, para apoyar las plazas fuertes que defienilen la importaBte

l. s (Copenhague, 1936), P. 213-

''gÑrinix, Die Oítgrenze.des byzantiníschen Reiches (Bruxelles, 1935)' f!' 9;Gnoussri, op. cít., pp. 164165, y L'Empire iht Leaant (Paris, 1949)' pp. 70 s.

rtlSr.rnr, op, cit., pp.246 y 345; Cr¡,rmr, op. cit, p.29?. Ver Res gestae d'h:í

§oporis, rrr, en Glcr, !., La motuée des S¿ssani&s (Paris, 1964)' p. 286, vorta¡nLién pp.95 s.

"I)rYnrrssr, R. Arabes-Perses et Arabe*Romaíns. Lafthmídes et Gluswúdes,Yirre et penser, 1942, p.273.

Page 8: HERRERA CAJAS Las Relaciones Internacionales Del Imp Bizantino

St¡ata Diocl.ecianar t[ü€ va de Sura, eobre eI Eufrates, a Boetra,aI pie del macizo del Gebel llawran, pasando por Palmira y Da-masco2o. tol,oe puestos militarer, que contituían Ia defensa, eetabansituadoa a x oxx ¡vr. P. de intervalo (15 o 30 km.) y conectados entresí por un sietema ee eeñalización óptica. En esta línea regularmeutcdispuesta, Ee obaervan castillos más importantes que dividen Ia rutacada xx:r M. p. (45 km.¡"2t. Esta vía señalaba el límite del territoriodel Imperio propiaruente tal, es el llamado limes interior, ya ([uehabía también w límes exterior, cuyo trazado, tocando Ios pozos eoeI deeiertoo puede descubrirse entre 100 y 200 kms. al este del ante-rior, describiendo una gran línea curva, más o menoe paralela aIlimes interiof2. La zona intermedia era controlada por eI Tmperio,gracias a una amplia red de vías y pistas, que ofrecían r¡.na gra¡¡posibilidad de combinaciones para Ios movimientos de defensa delterritorio imperial; pero este control ee extendía a ín máe lejos,usaudo de las rrÍas gue se internan en el Desierto y que cumplentambién un papel comercial importante2s. Toda esta franja marginalestaba poblada por numerosas tribus árabes que reconocían r¡naespecie de protectorado romano v que, en tienpos de guena, militaaa su ]ado2a.

Si Ia frontera oriental del Imperio demostró ser efectiva, en gtanparte se debió a Ia red de fortalezas, inteligenteruente ulieadas, gueIa eubrían, a tal punto que, bien puede decirse que lolas arurasimportaban menos q"ue Ios ljaluartes de piedra y Ios soldados quelos albañiles"25.

El trazado de esta frontera rnarca también el fin del períodoexpansivo de Roma; hasta el monento de enfrentarse con los Sasá-

nidas, Roma fue de conquista en conquista, movida por su deseode contar con una u:eak periphery, qrte no le produjese sobresaltos;así aconteció con Seleucia, así con Palmira, ignorando los mayorespeligros que se escondían tras eso6 estados gue servían, o ¡rodíanhaber servidos a eu debido tiempo, de eficientes obstáculos frentea enemigos Iejanos gue con las conquistas llegaron a. ser yecinos26.

rPotorsl*o, op. cit, p. 198; HoxIcltraN, ¿rú. cít., p. I40.áPorora.uo, Ibídem; ejemplos de itinerarios, pp.36 s.; acerca de la seña-

Iización óptiea, ver pp. 3I, 39 y 168.

?o¡osslnD, op. cit.,p. ll9; IIoxrcMANN, crr. cit.,pp. 137.138.-Por»rarno, op. cit-, p. 96.2'PorDrrrnD, op. eito p. 127; Dussruo, R, La Pénétation d.es A¡abes en

Syrie aaant l'Islam (Paris [907] 1955), p. 148; Cf. Alrrrrrrt, F., Nieilergang ilaAlten Y'eh, rq pp. 96.9?.

sCuaror, op. cit., p.385.sSr,rRrl, op. cit., pp. 68, 104,235 y 240; rambiéu Gecr, op. cif., p. l4l.

f E*", euceeivas anexiones territorialee de Roma -rdactio in pru

oitrcia,m- destacan Üaracteríetica8 muy importantee en el estilo de la

política ex:terior del Imperio. f,emosse indica flue' aunflue teórica'

ir"rt. pueda tratarse de situacioneE muy dietintas' de hecho hay

poea diierencia, y que Ia elección entre mantener utt reino vasallo

o reducirlo a p"oviicia depeuderá, además de Ia voluntail imperial

que imprim" u l" política sus propios rasgoe, de criterios de econo'

mía -resultaba más económico mar¡teuer rei¡oe vasallos gue ad'

minietrarlos directamente,- o de eficacia --era más expedito contro'

Iar una provincia para disponer de gus recurtoe, etc't que obtenerlos

de reinos vaEallos--, go" rro resultaba siempre fácil conjugar' En

general, la anexión táolt"b. inaplicable en la§ zouas marginales

i"*or"r, con dificultadee de comunicación o reacias ¡ ls ¡spnni'¿'

eión como era, por ejemplo, la Tranecaucaeia2T'

Pero Ia geografía uo sólo concurre a explica: el sisr'efa defeneivo

ilel Imperiá, iambién ayuda a comprender Ia peculiar expresión

gue adáptan las operaciones militares en Ia frontera oriental; "había

etl e6ta§ extensas regiones medianeras tal cantidatl de obstáculoe, de

tran1pa6, flue no "J dub" ningrin paso decisivo' auu después de

or-itor".-"ampañae'o; oola proteeción de la frontera de Oriente ee

resume e¡r buena medida en una serie interminallle de escaramuzas'

de aeedios --sin resultado o con éxito tardío, al fin ile estación-

de entrevistas demorosas, de perfidiaa, de grandee y pegueñas astu'

ciast'!8.Parece convcniente dedicar tamJrién unas líneas para presentar'

en geueral, Ia organización defensiva del Imperio de Oriente' Ilacia

fine-s del s. rv, después de Ias reformas que emprendió Teoilosio con

el objeto de reparar las tremendas pérdidas sufridae en Adrianópolis'

la defensa aParece confiada t It' 'ig'i"ntes

fuerzas; cinco grandes

secciones, en que estaba iliviilido el comitatu'r' comandada cada una

. por su ""rp""iioo mapíster utríusque militiae' formaban el cuerpo

mévil ilel á¡ército; en-cambio, loe lünítanei o_ripensis. estaban esta'

hlecidos u io lurgo de todas las fronteras del Irnperio; eu Egipto

eran comaudados por an con:,les rei milita¡is' en la Tebaida y Libia

por d.uces, aI iguaf que en las siete provincias de Ia frontera oriental

-Palestina, Arabia,^Fenicia, Siria, Osrhoeue, Mesopotamia y Arme'

nia- y en Ias cuatro del Danubio -Escitia' Dacia' Ilfoesia r y

Moesia n2e.

el.r:rrossr, op. cit.,pp. 33'34, 83'86, 98 y ll8'-Cn.trot, op. cit., pp' zoZ'iOa; cf. también Dnr'rurxx' f- Eaute Másopow'

mi¿ Orienrale et Pays Ailjacents (Paris, 1962)' p. 224'

-Jorrs, A. ¡1. I\{.. Tíe Loter Roman Empire (284.602) (Norman, Oklahomq

1964),P609;vertambiénN¡scrr¡nE.Y.DíeZeítilesilif|*enzicrtcnstel*nden

22 23

Page 9: HERRERA CAJAS Las Relaciones Internacionales Del Imp Bizantino

/ Por eupueeto, eetaertropao cuentan cou un crecido número debárbaros, reelutados individualmente y comandados por oficialesromanos; sabemoso por ejemplo, que en eI ejército que Teodoeioreunió para combatir aI usurpador Eugenio había muehos bárbaros,presumiblemente godos8o. Eu general, el porcentaje de bárbarogparece haber aumentado oetensiblemente después gue el EmperadorValente aceptó Ia entrada masiva de godos aI Imperio, ¡rensaudojuetamente fortalecer con ellos su ejército, pero, en verdado proyo-cando Ia adversidad qr. habría de ensañarse con Roma3l.

También es posible observar, a Io Iargo de todo este aiglo, eIaeeenro de algunoe de eetos bárbaros haeta ocupar Ios cargos máeimportantee del ejército im¡rerialo Io gue no podía sino fomentar Iaodiosidad entre loe romanos postergadoss2.

Basado especialmente, en Ia Notitia Dignítatum, Jonea ha calculadoaproximadamente los efectivos del ejército imperial; para el lrnperiode Oriente, el comitatus debe haber contado, por lo meno§, con 104.000honrbres, y los límitanci alrededor de 250.000, siendo la frontera deOrienteo la que contaba con un más alto número, de acuerdo a sugr&n extensióno por supuesto, lt5.000 honrJrres, al lado de los 64.000que defendían Ia frontera del Danubios.

El ejército tuvo gue enfrentar prácticamente sóIo las fuerzae delos bárbaros porflue Ia poblirción civil, en ge'leral, pe:maueció almargen de este tremendo conflicto, en que ¡e estaba üecidiendo elcurso de Ios siglos futuros; esta falta de espíritu cívico minaba porigual todos Ios niveles de Ia población, pero se agravaba hacia Iasclases bajas, mueho más indiferentee al curso f[ue tomase Ia historiay mucho menos comprometidae con Ioe ideales del Imperio. S¡rnesios,en su crítica descri¡rcióu de la situación en f[ue se debate sl T,nperio¡a fines del s. rv, fustiga durameute esta apatía, que ocasioualmente

. será alterada por momentáneos ramalazos de antibarl¡arismo lateutesa.Ilemos señalado Ias rutas f[ue, por los Balkanea, el Cáucaso, la

Mesopotamia y Arabia, eeñalaban Ios puntos peligrosoe en los límites

Eeeres, en Knoueypn-\r;n*, Heeruesen und Krie§iihrung ila Gri¿chen undRiimer, Hanilbuch der Altert'-swissenschaft, rv, 32 (München, 1928), pp. 568 s.

¡Sócnerrs, v,25; Sozourros, vrq 24.eVer infra, p. 6{.Tor ejemplo, Arulrraxus, §DL I, 2; cf. Srrrry E, Hist.rlí¡e ib Bas.Empite

(Bruges U9281, 1959), r, p. 194; Jores, op. cü¡ pp. 142 s, I59 s. 619 a.;Drnouceor, 8., De lanité A h ilit:ision ilc tEmpire Romain. 395410 (Pafia,l95l), pp. 26-29.

oJowas, op. cit., pp. 682-683 ; ver rambién Cuailro xv, pp, 1449.1450.aSYxrstos, Dir.orus sur la Royattté d tEmperetr A¡cadios (Paris, l95l)

passim; ver Joxrs, óp. cit., pp. 1059-106I; IIeRRrRT CrJ.rs, I[,, §ynáios de C¡rme,ut cri.tico ilel Imperío, Bizantion Nea Eellas (Santiago, l9?0), pp. t08-12i.

del Imperio y que exigían una eonstante defensa para impedir las+ ..,

invasionee. La vieión quedaría trunca si olvidáramoe'flue la mayoríade eeae rutaa er&n también víaa de comercio, y bien puede decirseque si Roma hizo tantoe esfuerzoe por mantener el coutrol eobrezonas remotaeo fue considerando eI apreciable volumen del comercioallí efectuados6.. Por esto, rlunca se iasietirá bastant€ acerc& del eignificado de Iafrontera, que no repreeenta rirricamente una zoua de organizaciúa ¿_

,de Ia defensa, eino tambiéB una zona de contacto e inlluencias, en \'

' que juega destagrdo papel eI comercio, como rnuy elaramente ya,Io vio Julio Céea[19

Al referirnos al comercio, ¡ro debeuroe olvidar Io que sigaifica

¡lara ampüar eI conocimiento del mundo por sobre las fronteras,para expandir eI prestigio del Imperior j corro obliga por dobletazóa. ---+conómica y de prestigio- a defender las rutas que per'miten mantener viva esas comunicaciones.

Pero si eI fmperio quiere activar estas corrientes comerciales debetambién favorecer a los comerciante€ extranjeros que llegan hastaIos emporios imperiales, garantizándoles algunos derechos, general-mente sobre Ia base de la reciprocidad$z; de este modo, Ios comer-ciantes pasan a ser un grupo privilegiado que establece r¡rra eonexiónpermanente entre el Imperio y el exterior, con indudable inrportanciaen Io gue se refiere a Ia ampliación del horizonte geográfico y aImejoramiento del conocimiento de los pueblos extranjeros, de sus

costuruhres y de sus valores; podría deciree que la courprensióninternacioual, antes gue por otro conducto, comienza a funcionarpor este medio, ya f[ue Ia misma actividad misional es ba¡tante másrenuenter' por lo menos err esto6 siglos, a una coruprensión de losvalores gue se daban entre Ios pueblos paganos. Con todo, no debe.olvidarse que, de acuerdo con Ia mentalidad de Ia época, se da unafuerte tendencia a Io legendario eu Ia courunicación de estos conoci-mientos, la que es aeentuada por la distancia, gue juega un papeldistorsionador de la realidad; no podía ser de otra nanera cuando se

te trataba de noticias de pueblos lejanos, con los que üfíciLnente 6e

tenía contacto a no 6er que se i¡rtentase un arriesgado viaje prolongadoIlor 6eman&6 o mere§, al paso de la cabalgadura y amenazada por

lCnenrnswonrH, op. cir., p. ll8.(.-!e bello Gallico, r, 1; Lrlrnra, art. cir., p. 273. *Uno froptiire, d.'ailleurs,

n'est pas toujours une barriére: c'est, normalement, une zone tle cor¡tact et d'éch¡n-ge". Ver también flrcourrr, Cr.. La Géohistoire ?n l.'histote ,a ses méthoilej¡(Paris, 196l), pp. ?5-?8.

'Prn.r,rrsr, Bn Storia ilel Di¡üto iwennzíanal¿ nel Meilia Eoo (lfilano, 1940).4 pp.Lza-zzt.

:¡IIiII

I

I

24

(25

:]

,I

IIIII

II

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peligros ein cuenta, o sujeto a Ia aventura de una travesía Ircr nraresdesconocidoe y procelosos.

Uno de Ioe productos que tenía más importancia en el tráfico deeetos aiglos era Ia seda que, junto cou las especieso representaba elrubro mayor de la contribución oriental aI comercio internacionaldel fmperio; poco a poco, eI comercio de Ia eeila paaí a ser unmonopolio imperial porque era necesario disponer eiempre de unetock que aoegurase las aecesidades de Ia administración y, a Ia vez,impedir gue re hiciese un u6o indiscriminado de las vestiduras deeeda, que habían llegado a eer símbolo de la categoría de los altosfuncionarios de Ia Corte; ademáe en Ia liturgia eclesiástica tambiénva impouiéndoee 6u uso e¡r consonancia con eI deepliegue de Ia Cortepalatina; ¡ror tiltimo, recordemoe gue el Emperador acoetu;brabadistinguir a reye6, vasallog y jefee bárbaros enviándoles vestidurasde seda38.

Una de Ias zonas de gran importancia para eI comercio con eIOriente fue la Alta Meso¡lotamia, Io que explica los conflictos decompetencia gue durante siglos enfrentaron a Roma y Persia en esas

regiones y también Ia rigueza que 6e acumuló en es¿rs ciudadesse.A¡rrniano cueDta que en Batnae, ciudad entre Edessa y Zetgrna, ee

afectuaba una gran feria en los primeros días de septiembre de cadaaño, a la cual concurría multitud de comerciantes interesados en losprorluctos que, desde fndia, China y otras partes,'Ilega}¡an por tierray por nlar4o. Pero antes de llegar a Batnae- Ias mercaderías erandebidamente controladas a la entrada del territorio im¡rerial, enNisibis, ciudad que desde el tratado del 297, tenía eI papel de puertapara el flujo comercial que venía de Orier,lte y que salía del Imperioen esa dirección; allí se cobraban los derechos de aduana .r' se contro-Iaban las exportaciones para evitar que el Imperio se ¡'iese disminuidoen materias vitalesal.

Después del Tratado del 363, que cedió Nisibis al Imperio Persa,fue Callinicum -----ciudad también famosa por su comercio- Ia quecumplió con este papél; es interesante hacer notar que'en eI rescripto

oIÁeaz, R., SiIE Indastry in the Byzantine Empire, Speculum, 1945, pp. I y2l; cf. Errnsorr, llfélanges dilístoire et tArchéologíe Byzantines (Paris, l9l7),pp. 51.52; Iluosox, G. F., Europe and. China, A Suntey ol theír Relatíons tromthe Ea¡liest Times to IB00 (London, 1931; Boston, 1961), pp. 1l&ll9; Srucrtex,C. G- Th-e Roma,a Oríent and. the Fa¡ Easr, Antiguit¡', 1937, pp. 5.30; ver tambiénI[,txxrsrln, K, Zos relctions de Byzance at¡ec laTranscatrcasie et tAsie Centraleaux 5e et 6e Siécles, Byzantion, 1955.1957, p,422.

sDnltrrerrt, op. cit., pp. 190-191.

'AtIltt.lxus, xn', 3,3.

"Peraus P.lrnIcrus, Frag. 14; cf. también Morrlrsrx, Le Droit Public Romain,¡r', 2 (Paris, l89l), p. 218, nota l.

imperial en que se ordeua eeto (cJ rv.63; 4; a.409),8€ da comorazón para limitar el deaplazamieuto de Ios comerciantes extranjerosen eI Imperio, la uecesidad de evitar que recojan informacionesacerca de los Eecretos del Lnperion'; po.supuesto, que eEta prácticade mantener eepíae, que bajo el disfraz de comerciantes o con otropretexto, pasaban de un Imperio a otro, tamhién era couocida enRoma desde autiguoas.

En cuanto a Ia frontera del Danubioo el comercio interuacionalestaba

-desde eI Tratado del 369 con Athanarico- autorizado eóIo

en dos ciudades fluvialesaa; en los años anteriores había estadototalmente interrumpido y los bá¡baros habían sufrido duramenteaI verse sin mercado para vender sus productosas.

Romao desde que entró en relaciones con el Oriente, ee preocuEípor eludir el control persa eobre dicho comercio, a \a vez qaeasegu¡ar su continuidad frente a lag eventuales interrupciones detiempo de guerra; de allí la preocupación ¡ror maEtener abiertasotras rutas al rnargen del fmperio Persa. En estos siglos, ademásde las rutas caravaneras del Desierto, servidas ¡ror Ios árabes, y queexplican Ia grandeza de Palmira, de Bostra y, en parte, de Petraopero que también dependían del control persa46, adguiere especialimportancia la ruta marítima por eI Illar Rojo. Las estaciones termi-nales del comercio que provenía de Intlia, Ceylan y Etiopía eranAiIa y Clisma, en el Golfo de Suez, donde 6e encontraba Ia aduana-:t¡iffie§-resi¿lit nñ-funíonario

-llamudo - logotheta. ya a fines

del s. n'- que disponía de eus propios barcos y viajaba anualmentea fndia para ntbusóar Ios productos tan apreciados en Ia Corte: aromas,especias,'perlas, y piedras preciosas"{7. Presunriblemente todas estas

cRrrrtu», l. Tn Relations politiques et commerciales ile lEmpire Romaínaxec I'Asie Orienule (Paris, 1863), p. 286; Prcerrol, A., L'Empire Ch¡étíctt.(Paris, 1947), p.300; V.lsIltrv, A. A., Jus¿in the First (Cambridge Mass., 1950),p.359; Joxrs, op. cir., pp. 827 y 1342, nota 7. En cuanto a Persia, Ias ciuiladesque eran sede oficial del comereio internacional eran Nisibis y Artaxata.

6PRocorrus, Anécilota, xxx, 12-13.«Prc-txtor,, op. cit., p. 156; Joxns, iúídem; Txorrrrsors, E. A,. The Yisígoths

in th¿ tim¿ ol Agih (Oxford, 1966), p. 38.t5Alrnrt.l.Nus, :oivlr, 5, 7.

'uPoIou,atRo, op. cit., pp, 96 y ll8; ver también Ar.rnrru, op. cit., r, pp. 150 s.ttMrrrrr, G, Sur les sceaux des commerciaíres byzantins, en MéLanges

ScH¡,u¡n¡sncER, u (Paris, I24), p. 204; Ruxcrnr,rx, Sn Byzantine Trade atd i¿dus.try en Thc Cambridge Economic History ol Europe, ¡¡ (Cambridge, 1952), p;89;ver también A¡sc, F. M., L'íle de lotabé, Revue Biblique, 1938, p. 521, nota 2;*llfais il est inexact de réserver ce r6le i Clysma, car restait aussi comme débouchédes denrées i¡do.arabes". Srulx, op, cít., tt., pp, 10I.102. No puclimos eonsnltar:P¡currvsri-r¡r, I§. V. Byzatrce sr ln route des lndcs. Hktoire dt¿ commerce deByzarrce aoec l'Orient aux. tre.yre Siicles (Moscou, I95l).

26 .l 4

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actividad¡e guedaban encargadas al cuidado del comcs camtnercia'rurn pq Orientem et Aegypturn, que dependía del cotmes E{rorarum

. largítiorurnfB.

En est¡ ruta r¡larítima juega un papel deelgeedo-el*¡eiuo-"deAxum (Eüopía), que eeffa de intermediáiioEñl;iente, aI controlarIahoetas-nre¡:idionalee del Mar Rojo, eepecialmente urra vez quefueron desplazados loe árabes honieriiis de eea miema zona; estaimportarcia va a ir acentuándose a Io Iargo de todo el s. v, haetacoustituir prácticamente un monopolio comercial con India y Ceylau,que se prolongará hasta mediados del s. vlao, fecha, !-1cia _la cualcomenzará a aer reemplazada por Ia ruta del norte, por la-Tünsiiu'casia y el Caspio, ruta queo a partir d€-Jg-segunilalJia{ de! s. vradquiere toda eu iñipórtanciaBo--- "-'*''

¡ ''EI

éstailo de guerra ^gue

alteraba continuamente las relaciones eon

iPersia y creaba similares problemas con Iog bárbaros en Ia fronteralldel Danubio, explica también lae restricciones y prohibiciones que

.'se imponen al cüercio internacional-;{"óiiG-d" seguridad, los trata''.1o. qo" ponían fin a los conflictos deben haber consultado la norma'Iización de las relaciones comerciales, que al fin y aI cabo, producíanpingües utilidades a todos, tal como Io hemos señalado resPecto

a Ioe godos.

Disponemos de las eonstitucionee .Í[uer a finei del-s.-IYr.prohil¡enIa exportación a teuitorio bá¡baro de artículos que Ee qonsiderabanvitales -para el fmperio -vino, aceite, liquamen, orG- o que bienp,r"a"oi"rtir para los fines l¡éIicos de! enemigo

-friJrro, ürñce-oi.'

y como? por esta misma época, se fue estableciendo una identifica'ción entre ñostis y barbarus

-producto dela casi permamente acome'

tida de los bárbaros contra el Im¡rerio- fue natu¡al que Ias prohibi'ciones de tiempos de guerra se extendiesen a todos Ios bárbaros §in-distinción ):-elliojlo:rromento62.

--'-'-

Re"ién lrerr;;l;i"d; q" e al comes commercíarunt per h¡íentemet Aegyptum comespondía velar'poi que se .gumplieéén las disposi'cionee imperialee respecto al comercio internacional;- igual papelcorresponde al comes comnteriió¡uii per Moesiam, Scythíom et

.il:HLT:H:1lI;í.";#i'Il.u ," ,-no",ancia der puerto de Adoori., "".Axmr¡ F, I¿s toullí¿s archéologiques üooibnt thístoi¡e ile t6thiope onci.ernqArchéologi¡, 19, 1967, p. 66 /68.

@fIAxNEsrtD, art. cíÍ., pp. 428 a.; Ilunsor, op. cit., pp. 123 s.EYrslrear, Gn Limítazioni al comm¿rcío internazionale nell' lmpero Romano e

nell¿ Corunita cristi¡na mediooale, en Scriiti in onore di C. Frnn¡rr, ¡ (Milano,1917), pp. 445/447i Prcrxror, op. cit., p. 300; Jorvrs op. cit., p.827.

s\¡¡sur¡¡, art. cit., p. 448.

28 29

Pontun y aI c. cc. per lüyrinum, ubicados juetamente en lae zon¡eque tienen mayor€§ poeibilidadea de comereio con el extranjeroa.

Para eatiefae¿r eI nivel.-de.i19portqgig.*9g a que Be había aeostum-b"aáá il-Impefro, neceeitaia u"h"r -"ro cási'exclusivamente al oro,yry lasgpg*Éqg.ggpraaaínimas; a Io largo del s. rv, eI aatiguoproblema del drenaje del oro ee irá agudiz¿¡flo y si ademáe 8e tomaen cuenta lae cantidades apreciables que quedaban inmovilizaáai'enIos-tesorod-de particulares y de lalgl,esia, y Ia dificult¡d cada vez,mayor de obtenerlo de minae que quedasen fuera del teritorio. -r+*-a%'.impeiid, se coñpIéiiilé--que se haya creado una grave problema alcomercio i¡rter:¡acional y que los emperadoree hayan prohibido drás-ticamente eu salidau. No olvidemos fFre el tributo pagado a losbárbzroragüdirAiá árñn-más este problema.

-

DcsÉü6-ffiñ"gtrt";ñ;üdio?á'Róitovtzeff eobre The E conomieand Socíal Hístary o! the Rotnan Enpí,re y los certelos capítulosdedieados por.Jonee aI miemo tema, es fácil formarse una idea de

Ios graves problemas que aquejab"o ¿| Trnperio, y sin duda u¡ro delos más insolubles es el agobio fiscal en que incurrió al someter atributaciones cada vez más onerosas a loe eectores econémicamenteproductivos, con el objeto de disponer de recursos abundantes paramautener aI ejército en forna.

Este era uu viejo problema, aI gue ya aludió Tácito en formaIapidariasso y que afectaba también aI otro gran contendor: Persiao

gue tenía problemas máe o menos similares; al respecto hay elocuenteste.x,tos conservados por los historiadores árabes56o que igualmente'subrayan Ia importancia que adquiere el ejército para asegurar eIprestigio de Ia monarguía y la paz del Imperio." Joiee, al concluir su capítulo final, dedicado a explicar la deca-

dencia del fmperio, recoge la. mayor parte de los elementos ![ueentraron en juego en eI resurginriento de ese peeuliar clima tosenes-

-Norrr¡l Dlcxrreruu, Or. xnr,8 y 9.5'Rurcrxrlr, op- cit., p 88; Arvpnmons, A, M, De h mo¡naie a de lt puissarlr,e

tachat iles métottx précíeux dans l'Empire Byiantín, en Oeuvres, r (Arhénet, 1938)'pp. 501/502.

oT.tctrus, Historía, rv, 74: *Nam reque quies genüum eine armis, neque armaeine atipendiie, neque stipendia sine tributis haberi gueunt".

sTrtr',runr, Histoire des Roís iles Perses (Paris, 1900), p. 482, atribuye aArilashir, fundador de la dinastía Sasánida, la frase siguiente:'Point ile souverainrane solilats; point de soldats eans argent; point d'argent sans pros¡Érité, ctpoint de prospérité sane justice et bonne administrationl Este mismo l)€Dsam;entoee atribuido a algunos reyes posteriores por TlBr*r, Chronique, ¡¡ (Paris, 1869),p.340; lfegouor, op. cit. rr, p.'210; Cf. Ar.rHrnr, FnNieilergang iler akenYeh(Frankfu¡t am llfain, 1952), ¡, p.35; Brv¡¡¡s, N. E, The Byza*ine Stare ea

Byzantíne Sadies and Other Esscys, (London, 1960), p. 61,

ItI

II

Page 12: HERRERA CAJAS Las Relaciones Internacionales Del Imp Bizantino

cente" que caracteriza el fin de Ia Antigüeilad, destacando eI papelpreponderante que tuvo la presión hárbara, tal como también Iohabía afirmado AltheimsT.

"De lae multifacéticae muestrag de debflidad clel Bajo ImperioRomano algunas procedían

"o'!"r, medida de causas iotJ"nar: i"1".,Ia progresiva malversación de Ia riqueza,.la cormpción y extorsiónde Ios f,ncionarios, Ia carencia de espiritu priblico y Ia apatía generalde Ia población. sin embargo, algunas de las debilidades más oe¡iaseran el reeultado, directo o-f{irecto, *d" h pigqiÉp^bj¡b""".Tob""todo, Ia necesidad de ¡iiáñtener un abulüáo ejército tuvo efectosde largo al""nc". Demandaba una tributación tan gravosa como paraproducir una decadencia progreeiva de Ia agricultura, e indirecta-mente un decrecimiento de Ia población- La tarea de recolectareata gravoea tributación demandaba una

- gran

_ "rp;ñsóñ A;J;;J;-nistración, y esta expansión, . .o ""r, impánia un nueyo gravamena Ia econornía y hacía arin más difícil eI e,ontrol de Ia eáriupóiany extorsión adnrinistratirias. El peso abrumador de Ios impuestoscontribuyó a Ia general apatíat'68.

Es en este conjunto de factores de efecto insospechado y que Ee

afectan urutuamente, donde se de]re ubicar v comprender eI ejerciciodiplomático del fm¡reriose.

2.LA TEORIA T}EL PODER IIIfPERIAL

Para poder conrprender Ia cspecial entonación que reviste Ia historiade Ias relaciones internacionales del rmperio Romano, es necesarioconeeder toda su importancia a Ia teo¡ía del ¡roder imperialoo; sinentender el significado del papel del emperador dentro de Ia cosmo-Iogía romano-cristiana que se inrpone durante el s. rv61, resulta difícil

-AttHErlr, op. cit.r l, pasim.&'Jorvrs, op. cit,, p. 1067.oAcerca del papel que juegan las fuerzas profundas (geografía, demografia,

etc.), ver Rrxouvrr, P., y Dunosur,LE, J. B. ln*odtction á t[istoíre des RelationsIntertwtíonales (Pariq 1964).

"Acerca de este punto, ver la obra, amplia y bien documentada de Dvonxrc, F.Eaily chrístimt anil Byzantine Political Phítosoph¡'. origirts and Backgrounil1§'ashington ».c., 1966), sobre todo el vol rr con ú¡ra riquísima bibliografía, pp,85t/9s9.

oOsrnoconsry, G., The Byzantine Emperor a¡d, the híera¡chical vorld. Oriler,Slavonic anrl East European Revierr., 1gS7/lgSB, pp. l/14, reEume y comenta laepublicaciones más importantes sobre este tema, desde la aparición de las inreeü.gaciones de A. A¡.rór,n¡ (f9J4) y pone al día su yalioso ¡rriculo Die ByzantiníscheStamenhierarcluiq Seminarium Konttakovianum, 1936, pp. 4l/61.

30

penetrar en eI espíritu de Ia política exterior roulana y bizantinae,ya que será justamente eEte espíritu eI que explique que laa derrotaspuedan consideraree victorias y lae pérdidas tenito¡ialeso graeiosas

- concesionee de Ia majeetad imperialos.

Por eetoo eería formarse una falsa imagen de esa hiatoria, dejareeconmover por Ia amplitud y densidad de loe muchos problemaa queee acumularon en esas décadas, concediéndoles una gravedad para-üzante eobre el eepíritu de Ios contemporáneoe; por cierto, hubomomentoe en que-Bd-vivió toda Ia fuerza desatada de los bárbarosy prendió el pánico hasta en los espíritue más recios64, pero comoconrtante e8 otro eI estilo que caracteriza oficialmente a Ia Cortey da la peculiar tonalidad oiato¡iosa a lae relaciones que se tieuencon foe bárbaros, hasta tal punto,que bieu se puede hablar de unamísti¿a de la Yictoria Augusta$s. Este es eI eapíritu que, por ejemplo,está trazado con enérgicos rasgos en el discurso pronunciado porSynesios de Cirene ante el emperador Areadio, discureo que recogeel pensamiento tradicional acerca de Ia indiscutible superioridad deRoma y de su vocaeión imperi.al66.

Así pues, frente a Ia realidad triste y desalentadora de esos años,se alza inconmovible la teoría del poder.iFperial sobre la cual se

fundará Ia conciéncia política bizantina y con tal fortaleza q[ue, porurás de un milenio, constituirá la justificación para sus preten-"ionesideales a un papel histórico universal6?.

@Se intenta caracterizar este espíritu en HrnREM., E, tras ¡elaciones iuqtucio-nales del Imperio Bizantíno, Primera Semana Bizantina, 1958, pp. 2l/38 utilizandoespecialmente las magistrales investigaciones do Dórcrn, F., Byzanz und ilieeuropiiische Staatenu.elt (Ettal, 1953), que reúne los estudios publicados entre1933 y 1943; ver también Ororexsrx, art. cit., pp 45/6I y Iae precisionee dellfonevcsm, G., Actas del xr¡e c.Er., p. 301/311 y de Zlrunrxos, D., Ibidem, pp.313/319.

*Por ejemplo, Felipe el Arabe, después de Ia onerosa paz de 244, tom6 eltítulo de "Parthicus' y de "Persicus Maximuso': Cl. ZrccLex, K. E, Die Beiehungen zwísclrcn Rom und. ilem Partherreich. Ein Beítrag zu¡ Geschichte desl'Ülkerrechts (Wiesbaden, 1964), p. 142; Galliano celebró sus d¿cennalia con,*gentes simulatae, ut Gothi, Sarmatae, Franci, Persae". Scnrpornrs llrsron¡r¡Aucusr,r.r, Gallienus, r.rtt, 7; u, 5. Ver también Grcr, J., I* théologíe il.e laVictoire ünpériale, n.r., 19330 pp. 22 y 29.; Prcenn, G., Les Throphées romains,(Paris,1957), p.461.

al.as oscilaciones espirituales de este peúodo han sido cuidadosamente estu.diailas por Councruq P. Histoire Littérai¡e des Grandes Inoasions Germaniques(Paris, [948] I964).

oGrcr, art. cü., passim ¡ La l;ictobe impérfuIe ilans I'Empire ch¡étíen, f¡ev¡¡ed'histoire et de philosophie religiouse, 1933, pp. 370/400.

*Srlmsros, op. cít., passim.-Sobre los antecedentes, vcr la obra, rica en referencias, de Cenuu¿ L. y

3t

Page 13: HERRERA CAJAS Las Relaciones Internacionales Del Imp Bizantino

->

Eeta teoría ee tamlrién Ia gue explica ,el ueo Permanente que 8e

hace de la {iccíón en Ios problemae internacionales, para que siempre -

,"u "l l^plrio el que telga eI papel director, como correslx)nde aI

poder insiaurado por Dios para ejer"er eI gohierno y eatablecer eI

orden eu la tierraos.tñ¿-¿¡i""fñ-atrüutos corres¡rondientee de Ia ideología imperial

----eie"nidail, providencia, piedad, beneficeneia, etcr'nos intereea

destak su-u¿iuersahnafr\ por eI a§pecto conflictivo que preseBta

al enfrentarse con uná realidad, muy a menudo, hostil' Por - o-tra

;;"r;;;; deben olvidarse Ios rasgos de elasticidad' flexibilidad y

Ii"pá"iao que, de acuerdo eon las circur¡stancias' permiten a Ia

p"firi* impirial sacar el nejor partido aun de las circunstancias

más adversas; este aspecto realista es justamente una característica

que ha sido eubrayada en la política internacional de Roma y que

ü diplo*""ia imperial -uneja-como adecuado contrape8o a la teoría

absoluta?0.

Toxnntru,J.,LeculteilesSounsercínilnnsklciúlisationGré:o.romaine(Tournai'195?). Respeeto de las Iimitacione¡ que aparecen desde fines del a' xrt' ver

Zexvrnrxos, art. cit.' p. 3I7; Cf' Z¡ecr-in' op' cit" p' 81'- iR"rp".tá del papel delalicción, ver G-rcq La théologie d.e Ia Yictoire impé-

riale, p. 30: "Il lauilrait pu.l"' d'orr" politiq-ue mystique' imposée par la- nécessité

do sauver Ies fictions qouli thóologiqoes sur Iesquelles repose I'empereur"' Dórcan'

nulirr'¡rrt n Zortttm tind b.rzantínisches Kaisertum' en op' cit'' p' 144; Tneruxcrn'

ó"' p,i_-r_O"r¡rc-áp-Xaiselqi Ber&'"dsp--noch ihret-Qe-g-ql1yry-irrl hilJische.n

,;;;;;dl:1o"i-.t"a ile3{r iett,, pp' 166, l?3, le1' v 202;-PAnrDrsI' op' cít'

íffirt;;;;; giuridica suppliva talvolta la mancanza di una realtá che

ior" aorfor-" alla tradizione gloriosa e alle idee che ne erano eorte'" OstnoconsKT'

art.cit.,p. B: "No one coulil show more contempt for facts when they contrailicted

ü.o"y ii"r, üe Byzantins. 'iyhen lacte and beliefa contradicted each other beliefe

prevailed'. Prcrno, op. cít', p' 451 ; Exssr-rx' W, ?áe Emperor and ite Impeial

Ailmínístratior, "o Blrxrs, N. U, y l\foss, H., Byzantium' An Introduction to

East Roman cioilizatiorq p. 2?3; Hennnrl^, art- cit., tt. 26; Grca, L',Empereur et les

ro¡, ".t.,

1959, p. 225; Momvcst*, art' cit'' pp' 304/305'

-Sobre los orígenes y Ias rranifestaciones del concepto de "u¡iversalidatl", ver

Dvonxrr, op. cit tt, pp.50ér/510; Brlxrs' Ezsebius and the Christian Empire' ea

ñ^ro."r,'Bi.rontfn" St dies, pp. l6g/liz, presenta log antecedentes helenísticos del

"or."r,o cle universalidad y en The Thought'Wortil ol East Rome' ibídem' p' 33'

los ¡nteceilentee hebreos; Osrnoconsrl' út' cit'' p' 5: "The Emperor and om'

nipotentrulerofRo-,o.rr.illbetheleaderofallüeworldaniltheguardienaniil prorector of ttre Christiau faitb, because he is rbe only legetimate emperor on

earth, being the Choeen of Goil and the succesoi of Roman Emperors' The iilea

r.hat there may be only one single legitimate empire is the baiic principle, the alfa

anil omega oi all Byzantine political doctrines". Onor-rxsrx, art. cit- pp.52/53;

Toulrrxorr, Christiatt, Cc¿rcasia betuseen Byzantiunt and. .Iran, Traditio, 1954' p.

p. 119.-PAna»tsI, Dai ,.Foeile¡a íniqua', alle ,,Crísobulle,, byzantine, Studia et Docu.

mentaHistoriaee!Iuris'1951,p.107,halrladeIa*estremacapacitidiailattamento"

32 33

El acontecimiento más importante del s. n', la conrersión de Gons-tantino y Ia paulatina crietianización del Imperio, no modificó Iaposiiióri-áel Dmpeiailór, yá-ftis..i';s evidente que hubiese sido im.posible salvaguardar Ia institución imperial, si ee Ie hul¡iese arreba.tado Ia gue constituía"su fuerza principal: eu carácter eobrehuma-lr.o"l-:-i por el contrario, BuE pretensiones aI dominio uni¡ersal 'ee

'rrieron reforzadae al añadirse una nueva üurensión -l¡ fs¡¿¿ ¿vs¿-gelizadora--= a la que siglos atrás Ie l¡abia propuesto Virgilio enlos bien conocidos vergos del Canto vr de la E¡*í.d.o,72.

De ahora en adelante, se ideutificará fácilmente Ia guerra contraIos bárbaros o formas rrrenos violentas de hegemonía imperial con lamieión y conversión de los paganos, lo que producirá una apreciableexpansión de la cristiandad oriental, pero también provocará seriasdificultades a la Iglesia: ja itue¡ muchas vecee, 6e juzgará 6u obraevangelizadora como un medio más de Ia política imperialista deBizancioTs.

Si se acepta uua ruentalidad de esta naturaleza, puede compren-derse el sentido y también, en parte, la forma de las relaciones inter-nacionales del Imperio, que quedaron registradas no eóIo en los tex-tos, sino tarnl¡ién y de rnanera muy elocuente, en el arte ofieial. Elarte oficial 6e encarga de poner en relieve Ia indiscutible superiori.dad del frnperio, al exaltar Ia figura del Entperador, tal como real-mente acontece en el ceremonial palatino -lleno de si¡nbolismos- .quc rodea su llersona, y al cual este arte está constantenrente referido.

Grahar ha estudiado en detalle el ciclo ttiunfal, que 6e despliega

de la polítiea internacional de Bizancio; flusstiv, J. M., Tlrc Byzantine World(New l-ork, tl957l 196I), p. 97: *-.altlrough the rnain principles of Bizantinediplomacy remained uncLangeil, there t'a: a certain flexibiiiry in their application,and policy rras adapted to suit the needs of changing circumstances". OnoirtsxY,art. cit,, p 6l: "As we look closer into the history of Bizantine diplornrcy \fle maydetect in its methods a curious duality: a mixture of conservation antl elasticity,of overbearing pride and extreme heartedness, of aggressive fmperialism and politi.cal generosity". l{on.rvcsrr, art. cit., p. 304: *Das vielbesprochene, hiichst charakte.rische Kennzeichen der byzautinischen Diplomatie war die Etaunens$erte Elastizi.táI, mit der sie die klaffenden Gegensátze zr+'ischen seinen theoristischen Stand.punkt unil der jelreils cnt"§tandenen realen Lage prakti;ch ro überbrücken wusste'.Zrxynrrxos, e,rt. cit, p. 3I7; Lrnrossr, op. cit., pp. 58, 82/83, ll3, 135, 155.

tBneHtEn, L, en Bnrurm.Blrtrror, Les Suraioa¡tes du Culte lmpéríal Romain(Paris,1920), p.36; ver taml¡ién fiórcrn, op.cít. pp.141-142; \rocr,JosepH, LaDecadetrcia ile Romt (trfadrid, 1963), p. 123 ¡,

nAeneidos Liber r;t, BSI/853: '... lu regere imperio populos, Romane, memenlo/(hae tibi erunt arte6), pacisgue imponere morem,/ parcere subiectis et debellaresuperLos".

oOsrnoconsrv, Die b1'zuaínísche Staatenlderorchie, pasim; Oaole¡(sxy, arr,cü., p. 506; G.+ca, La l/ictoire impériale rlans l'Empire chrétien, p.393.

(-

t'II

Page 14: HERRERA CAJAS Las Relaciones Internacionales Del Imp Bizantino

abundante, a Ia vez gue ha subrayado Ia continuidad que ha! entreIog temae habitualee del Imperio romano y la iconografía oficial de

Bizancio. En primer lugar, se deetaca eI ulotivo de Ia victoria impe'rial, expreeado de diferentes manera6, *el emperador hollando alvencido, eI triunfador capturando y persiguieudo al bárbaro o rna't¡Ánilolo con su larrr&, el imperial jinete celebrando su triunfo, Ioevencidoe trayendo sue presentee en eeñal de aumieióno lae eecenaa de

fieetas en el Hipódromo, la adoración y aclamación rituales del em'perador por sus eúbditos y Eus enemigos vencidosttTa.

Log retratoe de Ios em¡reradoree, en cuadros, bustos o estatuasr erantarnhién objeto d" áp""irl veneración (adoratia) ¡ eolocadoe en ei'tioe oficialee, eetaban destiuadoe a evocar Ia omnipresencia de la auto'ridad imperial; con este fir¡ cada emperailor enüaba su imagen a Ias

autoridades provinciales y aun a loe reyes extranjeros; esta costumbre,tomada, aI parecer, de loe monarcaB helenísticoe, se continuó hasta el8. v875.

Todas estas representaciones permitían Ia amplia adoración de lamajestad imperial, ya que Ia adoración directa de Ia persona del Em-

¡rerador iba quedando reservada, cada Yez más, a un círculo selecto

de privilegiados que tenían acceso a las ceremonias quc se realizabapen eI Palacio, en las iglesias de especial devoción de Ios emperadoreso en eI llipódromo, ocasión en que el pueblo de Ia Capital tenía opor-tunidad de establecer utt contacto más estrecho con su Emperador.llÍediante las imágenes imperiales, se insistía pues en la veneración yadhesión que todos

-próximos y lejanos, romarlos y bárbaros- de-

ben demostrar al Emperador. Bréhier eita un sermón atribuido a San

Juan Crisóstomo, en eI gue ttse encuentra un curioso paralelo entre

Ia adoraeión que recibirá la crr0rz cuando apafezea en eI cielo al finalde los tiempos y Ia veneraeión de las inráge.nes im¡reriales. Así conro

todos, creyenteg e incrédulos, estarán obligados a ad.orar Ia cruz, pero

unos con amor y otros forzados, así cuando aparece Ia imagen del em'perador cada cual se prosterna, tanto el ciudadano del imperio como

el bárbaro.lPero? e¡ tanto que uno adora a su sol¡erano con confianza,

eI otro es ob)igado por necesidad y no obtiene ningrín provecho con 8u

"tGn,rnAn, A, L'Empereur ilats lart byzantin (Paris, 1936), p' 126 y en general,

eI capítulo completo, pp.725/162; Grlca, an. cü, pp. 375/378; Tnrrlxcm, op. citopp. 182 s.; Dór,cen, op. cit. pp. 13116 Dvonxu, op. cít., pp.656/657-

EBnrHIER, op. cit-, pp. 59ó4 y Berrrror" ibídem, pp. I8l20; Cf. eI estuiliofundamental de Knusr, H, Stuilien zur oflizízllen Gehung iles Kaíserbildes imrómischen Reiche (Pailerboro, 1934) especialmente pp. 23/34; ver tambiénGnr-ern, op. cít., p. 150; Tmrrlxcm, op. cít., pp 20.* s.; DvoRnrr, op cít-, pp' 652/

653; ver las numerosas ilustraciones de estos cuailros, erpuestos entre Ias insigniasdo los funcionarios imperia]es más importantes, en Ia Norrrre Dlcxrrerulr, éd.Seucr, pp. 8, 11, 15, 19,23,27, ete.).

accién"?o. Con esto se afirma Ia universslidad del Imperio, al euperaree

Ia nocién de frontera, que Beparara romanos de bárbaroe, para insistiren la vocación universal que Io conduce a identificar6e con el orbís

teüatunt, estableciéndose así el ansiado paraleüsmo entre eI Reino de

los Cieloe y el Imperio Romano7?.

Es interesan¡e recordar también cuánto contribuyeron las monedas,

especialmente Ias monedas de oro -de amplia circulación en el Mun'do Antiguc- para fomentar y expandir Ia creencia en el poder uni'vereal de Roma; con las efigies de los emPeradores en ejercicio, con

un rico eimbolismo y expresivas fórmulas Iatinas que duran hasta eI

s. vm, Ia moneda era un t'instrumento Permanente de propagandat'78,

y es indudable que igualnrente lo siguió siendo en la§ regiones de

oriente, aun después gue las fórmulas latinae fueron traducidas aI

griego.

EI proceso de crecimiento y conrplicacién del eeremonial cortesano

-que alcanzará su máximo esplendor en siglos posteriores y del cual

qucdará abundante descripción en el Líbro de las Cerentonios d.el

Emperador Constantino lrr Porfirogénito- está en relación recíproca

con el cerernonial eclesiástico, ya que así como éste reci[irá Ia fuerte

impronta del ceremonial irnperial, así tanrbién la persona del Empe-

rador, y por ende el mismo rmperio, reforzará su posición sacrosanta,

al l¡eneficiar6e con conexiones ¡- traslaciones afectivas, místicas y re'ligiosas;7e además no dcl¡e olvidarse gue el ceremonial es, por sobre

todo, un juego siubólico que general¡rente tiende a captar ) expresar

¡calidatles mayores, inaprehensibles directamente; en una ¡ralabra, eI

eeremonial imperial tiende a ser cósmico y' de allí, el rigor con que

tBnrxren, op. cit.p. 61, ver también Gnlr.ln, op- cü pp- 147 /148. '

-Grsqurr, A., L'Empíre byzantin et ln ntonarchie Ftanque (Paris, l8B8)' PP'

vrr/vrr y 22/23; Gtce, art. ch., p. 383; Lrlrrnlr' Le Style Byzantín, (Paris' 1943)

pp.23/24; Dvonxrx, op. eit., pp. 6801168l.

T.RREHrEn, L., L'origine des Titres ímpériau.x á Byzance, s.2., 1906, p. I?5; G,rcs,

ort. cit., p. 383; PIclxror., op. cit., p. 34; Plnrors4 L"'omacítin" internaizonalc neÜaltollledio Euo, Scritti in onore di C. Frnnlxr, rr (llfilano, 1947), pp. l9l y art. cít.cn s.D.H.r, 1954, p. I16; Lrnrossr, op. cit,, pp, 168,1169, hace notar que las moneilasdenuestran que, aún las ciuilades libres y Ios reinos autónomos, *étaieut liées á

Rome par un lien qui... était initialement hegémonigue'. Acerca de la imitaciónde monedas romanas en el reino de Ax'um, por ejemplo, ver Donrssr, op. cito 1p.I36-

'Tnnrtrcun, op. cit., p. 32: "H-rmr"r, ,od Akklamationen, mit denen derKaieer bei ellen festlichen Gelegentreiten begrüsst wird, überbieten sich eben'¡o i¡ \'ersuchen, die kaiserliche l\fajestiit.aus der irdisehweltlichen, gewóhnüch'memchlicl¡en Spháre zu entrücken und um direkte Beziehung zu Gott zu 6etzen'¡tie Zeremonien, die üLer ihre s)'ml¡olischiiethetischen Formen hinaufweisen zur¡eistigen Sehau".

l

34 ó§

Page 15: HERRERA CAJAS Las Relaciones Internacionales Del Imp Bizantino

c¡tá minuciosamente preecrito cada detalle porque todo eetá en rela-.. cióu con el Cosmo que reproduce o evoca.

Todae las grandes ceremoniae eontaban con nuruerosae aclanracio.nes, que, ya en eI e. rY, han adquirido forma litúrgica. Estas aclamaeio-ner --{oneervadae y ampliadas a Io largo de toda Ia historia bizan-

. tina- eubrayan loe atributoa más preciadoe del fmperio: su carácter^providencial, su uuiverealidado su vietoria ¡rermanente, etc.80.

Los funcionarios imperialee, en cuanto repreeentantee del Enrpera.dor, expresan su dignidad rodeándose ellos taml¡ién de su correspon-diente ceremouial y revistiéndose de loe ornamentos que manifiesten,ante los ojos de todos,6u rango. Algunas vecee el Emperador concedeaeimismo a los reyes vasallog valiosos ornamentos palatinos, con Io

-) cual dichos reyes guedan asimilados a Io altos funcionarios del Impe-rio, ¡ por eoo, puede decirse con razón que la seda

-preciada mate-

ria para Ia confección de esos ornamentos- fue, para el gobierno bi-zantino, también ttun instrumento de acción diplomática impor-tante"81.

Con todos tstos antecedentes, podenos'entrar en eI estuclio de lasformas gue revisten las relaciones internacionales oficia]es dcl Iurpe.'rio en esta época, Ias cuales siempre han estado revestida*c de un cere-monial en el cual es fácil distinguir sus elemen¿ós religiosos; desdeIuego el arcaico ritual de ios feriales, cuidadosanrente descrito-porTito Livio, y que estuvo en vigencia en los primeros siglos de Ia Re-pública8e. Con el fmperio, el cerenonial se centró en la figura delemperador; reeordenos, por ejernplo, Ia impresionante coronación deTiridates, conlo rey de Armenia, por l\erón, que inaugrrró una seriede ceremonias siruilares, que destacabair Ia universalidad y superiori-dad del Imperio más que eualquiera otra83.

Sin alcanzar e6ta ponrpa, pero mucho urás frecuentes son las rece¡r.ciones de embajadas; tales ocasiones, importaba, por sobre todo,.irn-

. ,presionar con Ia grandeza, poderío y rigueza iucomparable del fmpe-rio para conseguir Ia sumisión de los bárbaros, o, cuando se tratabacon Persia, f[ue no hubiese un boato inferior al que rodea!¡a aI GranRey, como expresión también de similares pretensiones. fnteresa hacernotar que parte de este ceremonial no se desprendió aunca totalmentede la idea de un Imperio eiempre victorioso; a tal punto gue hay un

eTnrrrrxcnn, op. cit., p. 169.eHerNesrrn, art. cít-, p. 422; TRrrrrrcen, op. cit., pp. 194 a.; IÁtzz, a¡t. cit.,

p. 2l; Prnr»rsq art. cit. en s.D.H.r., 1954, p. 105.

"Tlro Lnro, Ab urbe cond.in, y 24;' r,er Betr,txt, \., Foedus ef Sponsio dansléaolutíon du ilroit ínterndtionül romain, Revue Listorique de Droit frangais etétranger, 1962, pp. 5fB/519.

eZrrcrrn, op. cít., p. ?4,

pensamiento que eetablece una relación íntima egtre loa venciilos' a

guienes humilla públicamente la Majestad imperial, y los embajado'

res que se proste¡ran ante el Emperador en las tolemnes recepcioneEs{.

Nos parece que aquí tenemos una expresión más del reencuentro

entre arcaicae formae culturales del mundo roluatro -recubiertas

por

eueesivae capas de civilidad y racionalisrro-r que ahora recuperaran

parte de su vigencia, y formas prinitivas del ¡nundo bárbaro; eete

reencuentro; {u€ Be da también en otras manifestaciones de la cultura,facilitó eI entendimiento entre fomas aParentemente aatagónicas yprodujó, a Ia larga, una fructífera relación culturalss.

Teniendo etto presente, bien podemos hablar de la fuerza de tra'diciones seculares, capacet de inforn¡ar Ia política imperial y de pree'

tar su estilo aI muudo bizantino, sin desconocer' por supuesto, la há'

bil aceptación de innovaciones que van planteándose en consonancia

eon el curso de Ios acontecimientos, que nunca es tan ordenado ysubo¡dinado corno Ia teoría lo quisiera.

IJna de las características más acentuadas de eeta época parece ser

la actitud imperialista, paternalistas6 y, por ende, doméstica, y gue

---ent're otras cosas- tiende a rebajar Ia visión matizada que se podía

teuer del extranjero (gracias a las múItiples relaciones que se hau

cstablecido en el curso de los siglos), a uu mero esquerna de tópicosclásicos, aplicado con mu,v poco cuidado de Ia ¡rrecisión que exige larcalidad; así el Iurperio a¡rareee rodeado de bárbaros, en irreductibleantagonismo, que Ilega a tener significado cuasiteológico, Io que, sinduda, es un rasso propio del ¡rcnsauriento arcaicos?.

De acuerdo cou Ia imagen de un Em¡rerador siempre victorioso,parece natural gue todos los puebios con los cuales se entra en contac'to tengan que reducirse al nivel de vencidos y aceptar Iag condiciones

c¡:e Ics inrpone Ror¡ra unilateralmente: tal es la concepción de Ia<leditío in tidem'3.

eTnrrrrxcun, op.cir., pp. 19? ¡,; Cf. Gm¡r& op.cít.,p. 147.6Prn.tntst, Ibíilem, p.3. *...quanto si svolse nel periodo imperiale, e speci"lmen'

te iI progressivo adeguamento delle forme e degli istituti romani alle corrispon'denti lorme ed istituti barbarici, suggesrisce Ia conclusione di un rito¡:ro all'antico,guasi di un rifarsi ed una realti giuridica che iI particolarismo cittailino seobravaavere definitirame.Dte superato". Se alude a esta misma teoria en Ernnan, fI',Accrca del Duelo, Anales de la Univ. Católica de \¡alparaíso, 1955, pp. 87 y 97,bajo el lérmino d.e ¡e-e¡rcuentro, toman¿lo como punto de partida eI pensamientode FocIrt-ox, H- *foyen Age. Suruioances et RéoeilE (Monrréal, 1945), p. 14.

uCf. Penrnrsq ibídem, p.24.tPtc-lno, op. cit- pp. 475/476; Gtoe, art. cü, pp. 393, y 399, ¡¡ota 3, SMoB,

I)rxts, tros bárbaros, Diógeues, l-, 18, l9S?, pp- 53168.

"'l'lti.rotst, L'un¿itíé interruttionale. Les pltases crítiques d.e son ancíenne histoi.re, Recueil des Cours de l'Académie de Droif international de La Eaye, 1951, p.

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36 37

Page 16: HERRERA CAJAS Las Relaciones Internacionales Del Imp Bizantino

DeI estudio de lae relaeionee internacionalef de esta é¡roea, se dee.prende que paulatinamente y a Ia par tlue eI Imperio pone fin a auetapa expan"iva y üende a ce¡Tarse cada vez máe, ee vaa simplifican-do las formae de Ia política internacional. Esta eimplificacióo cooe..¡ronde a la necesidad de tratar con pueblos si¿,r.pre máe primitivoa yeu este trator 6ee máe bieu eI rmperio romano el gue ee rebajó al ni-vel de los pueblos de allende sue confinee y ,,o "l contrarilo,Bs. Deeete modo, se recurrió a Ia forma más eencilla de todae, la d.ed,itio,aeimilándola cE parte aI régimen de la clientela rome.aoo; la deditioahora ueada

-s.¡¡¡nplifla no como rrn acto al cual se era obligado por

Iag arrrrae romanag eino, aI contrarioo como manifestación de una res-petuoea amistad o de una ¡retición de ayuda'el- viene a lleuar raefunciones cuneplidas anteriorme[te por el loedus iniquu.m.e2, mante-niéndoee, por Io tanto, Ia base de desigualdad en estas relaciones; por,,.supuesto que esta desigualdad: t[u€ expresa Ia inferioridad jurídic/de Ios bárbaros respecto ¡l rrnperio, no tiene por qué significar tam-bién debilidad real; pero antes que llegue el momento aguel, en queya no valgaa derechos ni tratados, la deditío permitió "obtener Ioe

TTT,. ¡esultados que eI tocdus, ofreciendo aderqág ventajas indu-dables"os.

Roma enteudía, al establecer eete tipo de relaciones con Ios bárba-

370 y ort. cir. en s-o.n.¡.,7954,p, 86; no pudimo¡ consultar del mismo autor, Dedi-tlo ín fidem, studi in onore di A. sonrr, r (llfilano, lgll), pp.2B5 s.; ver tambiénLrrrossr, op. cit- pp, 18, 125, 204,210: *il apparait i l'évidence gue l,autoritéimpériale a généralment entendu régir ses relations avec Ie¡ peuples étrangersselon des iégles établies et sanctionées unilatéralemenr par elle m6me',. yaIlfouusrr, op. cit. vr,2,p.207/zol, hal¡ía indicarlo que'sans doute Ie caractüres¡rallagmatique des dispositions s'efface de plus en plus i mesure que la prédomi.nance de Rome s'accentue, Iorsqu'une dépendance légalment formulée vient segreffer sur l'a-itié-. Cf. también, Torltnrr, Anxo¡.o !. Hannibals Legacy, ¡ (Lon.don, 1965), pp. 398/401.

oPeuorsL L'amitié intenrationale, p.369 y acerca de ra simplificación de laaformas' del mi-mo autor: srorir del Diritto i¡uernazionale nel lleilio Eoo, t, p.213:*DaI r al vrr e r¡u sec. d. c. i trsttsti romano-barbarici si aggirano con l¡.na mono.tonia impresiona.nte intor¡o a due o tres guestioni, chi rivelano la grettezzaspirituale dominante in quei rapporti che, d'altronde, erano el ce¡uo del gigr.rr"r"oproblema storico, che gradatamente si imponeva".; ver también LrruossE, op. cit.,p. 125.

sP.en,»rsr, L'ami¡ié internationale, p. lZ2 y art. cit. e¡¡ s.D.H.r., 1954, pp. 24 y 26 3

Glrce, L'Empceur ¡omain a les ¡ois, Politique et protocole., n.x., 1959, p. 24g,¡ota l.

ñPenLorsr, c¡t. cü. en s.D.H.r, 1954, p. 39.otAcerca de la distinción entre *foedus aequum. y *foedus iniquum,,, verI\frsr, A, Fodus e¡ Nouisimo Digesto ltaliano, vrr (Torino, l96f), ;. 4Zl: Cf.

también Lrrrossa, op. cit.,p.22,al.ruossq op. cit. p.26.

ros, f[ue no entraba en alianza con eüoe sino gue eolament€ lee acor-

daba algún tipo de beneficio por la ayuda militar que Ie prestabans.Y, en verdad, aun con aguellos puebloa con los cualee el [nperioconcluía una alianza, siempre ae entendía que Ia autoridad imperialpodía interpretar y poner término aI tratado, fundada en au aolo pere-cer06; en eI fondo, Roma nuuea abandonó del todo su ideal de hege-

monía univerealoo.Y ea, juatamente eI concepto de la hegemonía el que permite con-

cebir una realidad imperial máe extensa flue el te¡ritorio ümitfudel Imperio; en efecto, dentro de una conce¡rción imperialiata, funda'da eobre principios providencialee, ee entiende gue jurídicamente eIImperio puede actuar eobre territorios gue, por el momerrtor 6€ elr-

cuentran fuer¿ de eu adminisüación directa, pero gue están llamadot.a formar parte de él eu un futuro próximo o remotor Eegúrr convenga

a Ia Majeetad del Imperio, gue ea lo mismo que decir aI cumplimieutode gu tarea de uuificación y pacifieación univerealo7.

Por supuesto que esta hegemonía, esla ntai.estas populi ¡onLdnor7rm,' gue había sido capaz de coustruir el Imperio, va a sufrir serios teveees,

a medida ![ue Bu poder decline, y, si bien en Ios eiglos auteriores había

¡rodido imponer eu superioridad, aun en aguellos easos en que Iae

fórnrulas de los tratados correspondían a un loedus aequ,us, ahora esta

superiori<Iad será un ideal acariciado, pero cada vez máe remotoes-

o¡Prr,rorsq L' "rtnicitia" internazíonale nel? alto Medio Eoo' p.211.rAunttANus, xxv, 9, l!, no vacila en recordar qae el foedus ha sitlo, y debe

ser roto, cuando deja de ser ventajoso para Roma: tld etiam memoriae nosveteres docent in extremis casibus icta cum detlecore foedera, postquam part€e

verl¡is iuravere conceptis, repetitione bellorum ilico disoluta; CI. EgsEs¡us, Zir¿Constnntini, rr; 5 y lllonlrsEN, op. cit. rlt,2, p.2L2.

sAcerca del concepto de hegemonía ver Lriuossn, op. cit., pp. 79/80,104/105

"v 109.

"Osrnoconsny, The Byzanthte Entperuror ond the Híerarchícal World Orde¡,p. 4; TounretoFr, C, Christian Caucasia betu¡een Byzantium anil lran, Trailitio,I95{, considera Ias relaciones intemaciouales del Impeüo Romano como unaexpresién más de su particular nonistno; P.mlusr, ort. cit, p. l9I: tl'amicitia-si estendeva oltre l'unitá imperiale e rappreseDtava piuttosto, anche formalmente,I'esistensa di una unitá internazionale che springeva i suoi margini al tli Iá ileilimiti dell 'Impero-. Eu ese caso, Ia amistad parece cumplir su antiguo papel deIigar a los pueblos por sobre lis diferencias étnicas u religiosas gue pudiesen exie-tir entre ellos. Ver también P.m.l.orsr, art. cit. en s.D.H.r., 1954, p. I02; Lrrvrossr,op. ciro p. l0{.

o'Pentutsl, L'uamicítia internazionale nell- alto Meilio Eoo, p. 202l. *-Roma6pe6so avera fato valere la propria superioriti effetiva anche i¡ rapporti i¡ternazio.nali formal-ente stretti su un piede ili paritir. Ora invece la superioriti cra, I,€rlo piü, soltanito una lüstra aIIa quale, in compenso, I' Impero non i¡tendeva mairinunciare. Era I'esasperazione della forma, che non si poteva piü modelare suun ¡olido coutenuto'.

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Page 17: HERRERA CAJAS Las Relaciones Internacionales Del Imp Bizantino

Con eate tipo de relaciones re va estructurando ttuna eapecie devaeallaje iater:nacioual" alrededor del Emperador, eI cual cobra cadavez mayor importancia, a uredida que Ee deevanece Ia autoridad delSenado y de los grandes magistrados ro[tanoBr y éete es juetarnente unraEgo revelador de Ia nueva época que ee abreo0.

Dado que el toedus adquiere eepecial importancia, I partir delE. ry, en Iae relacioner f[ue eI Imperio establecé con loe bárbaros, coa-iiene referirse brevemente a é1. El foedu.s corresponde a una de lasformas más antiguas y eole,nres empleadas por Ioa romanos €n BUs r€-Iaciones internacionales; Tito Livio noe ha ilejado una cuidadoea des-

cripcién de Ios elementos que concurrían a Eu celebraciódoo. Granparte de ese ceremonial -por no decir todo- desapareció: pero eIespÍritu gue Io auimaba, y flue había cumplido un importante papelen Ia constitución original de Ia poteneia romana, subsistió; y, por eto'cua¡rdo se habla de pueblos federados en eI Bajo Im¡rerio, entendemosque se trata no sóIo de una relación contractual y de prestaciones mu-tuas, sino también del establecimiento de 'ouna relación de fusiónmás o rnenos íntima y de naturaleza co¡rstitucional"lol ' relacióu que

--€n una perspectiva histórica mayor- debería dar origen a los rei-nos germano-ro¡uanos de la Europa occidental.

Pero antes gue esto se produzca: / rnás particulannente en lo que'toca a las relaciones internacionales fls| lnrperio de Oriente, veremo§gue hubo ffue reconocer Ia exietencia de ciertos pueblos bárbaros

"inasimilables e invictos; extranjeroe a la vida romana y a sus concep.ciones jurídicas"lo2, p€ro cou los cualee fue necesario establecer un ti-po de relación militar para que sirviesen de defensores del Imperiofrente a otros bárbaros más lejanos y menos romanizados.

Ya desde Domiciano se ve claramente que Roma debe instaurar uunuevo trato con los pueblos limítrofes para defender Ias provincias de

Ias presiones bárbaras erecientes: ee comienza a concederlesfeubsidioepor Ia ayuda militar que prestan, ante6 que percibir de ellos un tribu-to. Esta nueva forma empleada en lae relaciones internacionales vapaulatinaurente generalizaudose y así llegamos a loe loederati del

eP¡nrolst, L'antitié inernatianale, p.371 ; acerca de erte punto, ver Ia investi.gación funilamental de D6rcra, Di.e'*Familie der Kóníge" im Míttelaher, coop. cit, pp. 34/69: Acerca del papel ilel Senado, ver L¡ceryr¡x, Cr,o Le SénatRomain ilepuís Dioclctien d Rome et d Cotlstanfinople (Parie, 1888), pp. 33I s.;Joxes, op. cítu pp. 329/330; Osrnoconsrv, Hktory of thc Byzantine State, p.35.

t-Ver supra nota 82.uBnr.LrNl, art. cír. p. 538; Prn.lotst, art. ci.t., p. 337, nota 4 y p. 338; ver tam.

bién \rrccrtr, P. DalS unítá romtna al mondo barbarico, en Miscellanea G. Gr¡.Brarr, rr (tr(ilano, t!§l), p. 149.

l€Lrrrossu, op. cit., p.204.

Bajo fmperiolG; por eupuee'to gue "el em¡rerador teóric¡mente guedaen Iibertad para eEcoger eI régimen jurídico consentido a Ia otrar¡r)psrte"rol, pero Ia verdad es flue en los diferentes toedero del o. nvU-= ,, 'y'ilencontramos que eI Imperio ee eI que tieue gue conceder n¡bsidiosloi, ) t¿ 2-

haeta eI extremo de dar Ia impreaión de una del¡ilidad mayor que la L

real y que lo hará aparecer como un botín aun máe apetecible a laa

necesidades y ambiciouee de loe bárbaros.

3.LA NESPiONSáBILIDTD DEL IMPERIO CNISTIANO

Ya hemos indicado Ia íutima conexióñ que se da en eI peneamientode Constantino y de sus coutemporáneos acerca de Ia misión del Im-perio y Ia misión de la Igleeiary como Ia convereión no'alteré funda-mentalmente ninguna de Iae concepciones política imperante; de he-eho, Ia pretensión a Ia eternidad y universalidad alcanzará uua consi-deracióu más elevada aI proponerae eI paraleliemo entre eI Imperio yeI Reiuo de los Cielosloo; otro punto que para ¡losotros tiene interésreside en eI pa¡rel de prote*tor ile la fe que a6ume el Imperio, y queexplica Ia participacióu activa que tendrá el gobierno en la fonnula'ción de los dogmas y en ru imposición; de este modo, las persecucionesafectarán no sóIo a Ios paganos, sino también a las cour¡rnidades crietia-nas f[ue, en tal momento? r1o cuenten con eI favor imperiatr; así se vanconstituyendo zonas en lae gue, aI predominar una determiuada for-mulación doctriual, tiende a arraigarse una teuaz oposición a la IgIe-sia ofieial del Imperio, oposición en Ia gue cuenta adencás de la defen-sa de su credo un latente espíritu de regionalismo, que encuentra enesta oposición doctrinal un motivo para aglutinarse y un medio paraenfrentar al Imperio, a tal punto que puede hablarse de un nacionalis-

'aAcerca de los "foederati", Cf. Mtsrrno, iDot6¿edtol el Irgart6tat dcnsl'armées byzattine at¿ VIe siécl.e, sz, especialmente pp. 97 y 109; Peneorsr, art.ci[. en s.D.H.r. 1954, pp. 86.88: '...La Bostituzione del termine symmachh all'altroper iadieare, in definitiva, quanto cotr loeihx ú esprimeva prima del vI secolo,conferma cbe il loedus aveva preceilentemente intlicato soltando una socielas,una collaborazio¡e militare che niente aveya a che fare con I'alle¡nz¡ eterna dellempo reppublicano'; Sr¡ur¡¡s¡{sERc, ScH. vor, Das lmperium unil ilic Y6lker-wandenng (Itfiinchea, s. f.), pp. 82 s.; OsmocoRsKy, op. cito p. 13i Etlenur,L' ¿€s Burbares. Des G¡andes Inoasions aux Conquótes Turqu* du XIe Siécl¡-(Periq 1948), p. 25; RrrrrorsDoN, op. cü, pp. 284-285.

'ql.euosst, op. cir., p. 123.lqCrreror, op. cit., p. 213 y nota 3; Ptraorsr, art. cit. en s5.H.t. 1954, pp,

?9{0 y 85; Jo¡vss, op. cit., pp.611 y 1252; Lruossr, op. cito pp. ll? e.

* '*T*rrrna"R, op. cit., pp. 32 s. y 159 s.; ver 6upr¡¡ notas 69 y 77,ver también,DNssLM, ort. cít., en Bryxrs.trlfoss, Byzantütm, pp. 2?3 s.; Yocr, op. cito cap. tt, 4.

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Page 18: HERRERA CAJAS Las Relaciones Internacionales Del Imp Bizantino

mo fomentado por Iae igleelas localesroT, además de lae sublevacioneejudías que var¡ a adquirir un earácter endéurico. Lae peraecucionee

obligarán a sectoree de Ia población, en algunos casos, a cruzar lae

fronteras para eocapar del aniquilamiento yo eu ruáe de una o¡rort'ni'dad, Ia oposición religioea verá co¡l buenos ojos un entenümientocon enemigos del Imperio.

Pero junto a e§tos a§pectos negativos de la política religiosa del

Imperioo no del¡e olvidarse eI aPoyo que presté a Ia expansión del

Cristianismo también más allá de sus fronteras, aportando medios para

Ia constitución de cornunidades cristianas in partibus infideliumtos.

Que en tal apoyo haya habido, nrás de alguua vez, intereses ajenos a

loe estrictame¡te apostólicoso no puede poner6e en dudao ya que Eeme'

jante actitud no repugna a la concepción de un Imperio conseiente

de su misión universal, como puede 8er, por ejemplo, Ia intervención

del eruperador Constantino U en Etiopía a favor del arriauisulo, en

csc luomento confesión oficial del Imperio, con el propósito de asegu'

rarse taurl¡ién la ruta meridional hacia eI Orientelorr'

No es pues extraño que las Iglesias eonstituidas en el extranjero,

y "o "oo"lión

con Ia Iglesia oficial del Imperio, suscitasen sospechas

más o ne¡ros vivas acerca dcl patriotismo de sus fieles, y que esta

duda justifiquen huena parte de las persecuciones gue sufren Ias Igle'

sias cristianas Ío"ra del Imperio; el caso de la Iglesia en Persia ee

ejemplar al respecto, como vcreruos a continuación o l¡ien la per§ecu'

"ióo i"d"oudu po" Athanarieo contra los visigodos cristianos hacia eI

BZ0r10.

cuando se producían tales persecuciones, general[rente el hn¡rerio

entendía qr" l" corres¡rondía acoger ]os'cristianos ¡rerseguidos y to'

,or\§/ooDrveno, 8., christianíty anil Natiotwlísnt in the later Roman Empíre

(Lonilon, 1916), passim; ver también Tnou¡r[¡i, R., Ilistoire ile syrie (.Lille,

1929); \¡¡ccrRl, drr' cit,, pp. 139'140; Jonns, op' cü' pp' 965'9ó8, reiluce la

importancia de esta relación; por el contrario, Lrcutnrru, M', Aulonomy oetsus

Lliity in the Christian East, en The Translormatíon ol the Roman Vorld(Beikeley and Los Angeles, 1966), p. 146, concluye 'In t¡e Eas! the firetphase of the Empire's dissolution was..tLe reemergeDce of aneient peoples and

cultures to ¡1-hom Christianity had giveu a new identity anil a nen' intolerance...

It rr-as the surge of the new faith rvhich revitalized the inilegenous cultures of

Eg¡pt and Syria and macle them newly capable of aD autonomy demandeil by

tlr"ir conscience and supporteil by tLeir past'; ver también Tnolresox, E. A-The Visigoths in the time oÍ UlÍiln (Oxforil, 1966), p. ll0'

'Gl)r'on¡itÉ, op. cit., p. 643; Cf. Hussrv, op' cit', p' 90; Trrovrsor, op' cÍf',p. xv¡t,

t*Prc,rtvror, op. citn p. l0l; Exssr,rr, art. cít- en B-rvxrs'llfoss, op' cif. p' 307'

-olreouRr, !- Le christianism¿ d¿ns tEmpíre Perse sous la Dynastie Sassa.

níde (224'632/ (Paris, 1901), p. 44; Cxeror, Y, f,es destinées de l'hellénísme au

deli ite l'Euphrate (Paris, 1904) ; Tr¡oupsox, op. cit., pp. 100'101.

nrar Eu defenea oficial; esto daba origen a una negoeiación iliplomáti-cs, de la cual podia surgir la guerra si no se encontraba adecuadaeolución.

Ve¡uos pues que la acción de Inrperio es aparentemente contradic-toria: expulsa y recibe; ataca y defiende; pero? eu el fondo, es expre-sión de una solo convicción, eu providencial papel ecuménico. Deacuerdo con esta concepción, la conversión es un paso urás hacia eI re-conocimiento uoivereal del fmperio cristiano; por eso, cuando se daIa conversión de un rey -que generalrnente lleva aparejada Ia de su !

pueblo- ee entiende que 6e ha creado un vínculo espiritual de pode. §rosa adheeión al Imperio, y que este viuculo abona natural¡rrente unarelación política máe estrecha, hasta llegar a eetablecer un parentescoespiritual entrc eI Emperador y dicho rey, como exprcsión de su in-corporación a la órbita romana; taml¡ién puede suceder que sea larelación política Ia que preludia una evangelización que vendrá a se-

Ilar Ia vinculación aI Imperio.

La expansión r¡risional en el fmperio persa data desde los co¡¡rienzos¡uisnlos del s. u, por Io nenos, en Ia región de Adia]rene: p€ro va a seren eI s. rv, que Be va a tratar de organizar la cristiandad persa alrede-dor de la eede episco¡ral de CtesiphoDlll, I, al parecer, ya entonces, IosPadres occídentales intervienen en los probleuras internos de laIglesia persa113.

Siu duda, eI centro eclesiástico que ejercía una influencia náspoderosa sobre Ia cristiandad persa era Edessa, que establecía la cone-xión con el Patriarcado de Antioquía, del eual dependía Ia fglesia¡rersa113; hasta eI Tratado del 363, fue Nisibis la ciudad que urás in-fluyó, en cuanto sedc de Ia faruosa Escuela de los Persas, donde se

formaton los mienrbros más iurportantes del clero persa, Ilamados areorganizar esa fglcsia después que se cahnó la persecución que inició

ul,enounr, op. cit., p. 20 s.; TrssrR.lnr, E. L'Eglíse Nesto¡íanne (reeil.Louvain, 1955) r, p. l4B; véase también para este punto y Ios siguientes aI\fennou, H. !- Desde el Coneilío de Nicea hasra la mterte ile San GregorioMagno en Nueua Historia ile ln lglesfu, r (IlIadriil, 196{), cap.'r,rr, La expansiéndel cristianismo fuera del Imperio Romano, pp. 319.32?.

'*Sv¡¡oprcox Onnrvrlr,E, éd. Cxluor, J. B. (Paris, 1902), pp. 2,39-292; esosPadres Occidentales podrían ser loa Obispos ile Antioqoía,- Aleppo, Edessa,Tella y Amida, guienes figurarán nominalmente más tarde en el Sínoclo deIffar Isaac (410), ver p. 255.

- *Cf. Dut'er-, R, Ilísfoire politíque, religieuse et littéruire il,Eilesse jusqu,it

h Prenié¡e Croisade (Paris, 1892); L.raounr, op. cit., pp. IB y 132; G,.cs,, l,allloru,ée des S<¡ssanides, pp. 93.94.

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Page 19: HERRERA CAJAS Las Relaciones Internacionales Del Imp Bizantino

Shopur u, hacia el 340, bajo la acusación, antes eeíralada, de inclina-ción al Im¡reriorla.

Bueel¡io incluye en la Vita Constantínirlr una carta presumible-tuente enviada al rey Shapur por dicho Eruperador, en la q'ue 6e ponecomo condición para autorizar ciertas transacciones comerciales, queceee la persecución a los erietianos. Este eería el primer ejemplo deuna intervención inrperial a favor de los cristianos, tema qr¡e va a darcontenido a muchos trataclos tle los tiempos posteriores.

Por supuesto? que en eI Inrperio también se dudaba de Ia fide-lidad política de los ruaniqueos, y. desde tiempos de Diocleciano, ee

verá en los comerciantes árabes de Ifira, convertidos aI manigueísmo,los agentes de Persia116.

Posible¡uente Ia coudición de pagano de Amr¡riano l\{arcelino, nues-tra principal fuente ¡rara los años 353-37811?, explica que no tengarrosnlayores referencias acerca de la persecución en Persia, problema qucrolverá a colrrar irnportaneia en ]as relaciones diplornática: al fiu dclsiglo, rnonrento para el cual disponemos de mavor cantidad de testi-nronioE. De hecho, eabemos que la principal sede persa -Ia de Seleu-cia- permaneció vacante durante cuarenta años, entre eI 3-18-388,

es decir durante treinta años del reinado de Sha¡rur rr y durante elreinado de su hermano Ardashir rr y de su hijo Shapur nr, lo que es

elocuente indicio de las dificultades en que vivÍa esa cristiandadlls.Durante el s. n'. eI fmperio pudo contar también con la adhesión

es¡riritual tle Armenia y de algunos reinos del Cáucaso. donCe eI Cris-tianisrno había echado raíces de tiempos antes110. "La realidatl es queIa joven Iglesia amrenia fue una depcndencia de Ia Iglesia de Cesáreade Capadocia, su iglesia madre. Los Obispos de Cesárea tuvioion dcs-de el colnienzo eI derecho de conferir Ia dignidad episcopal a quien

l"TrssERArr, art. cit., pp. 150-155.uEusrntus, \ita Constantini, w, 9.I3. Trssrn.lxr, art. cit., p. l5l y Prcewrol,

op. citn pp. 56-57, ac€ptan la autenticidail de esta carla; yer taml¡ién DroRtslx,op. cü., p.643,

uoSestoN, §ln Le ¡oi Sassanid.e A'arsDs, Les Arabes et Le lllaníchéisme, ll[élan.ges R. Dusseuo (Paris, 1939), r, p.234.

t"Cf. Crruus, P. ltl., Ammien Marcellfit, témoin des couronts cuhwek etrelígieux n h fin du IY e SíécIe (Paris, 1967), p. 247 y s.

t'uTrssrnexr, árt. cit-, p.135.¡¡rfoulr,l,rvorE Christian Caucasia betu¡een Byzantium and lra, pp- 126 s.;

Vru.xr, 5., Formatíon de I'Eglise Arnténiennc, Echos d'Orient, 1913, pp. 193 s.;Jr¡rtr, Or¡gínes chrétiennes de Ia Géorgie, Echos il'Orient, 1912, p. 289 s.; llIenr.r¡'rnt, J., Die Bekeltrung lberíens unil die beíden ültesten Dokumente der ibe.rischen Kbche, Caucasia, 1931, pp. lll s.; Prs¡Ees, P, f,es débuts ds cl¡rfotionismeen Géorgíe <Toprés les sources htgiogaphí4ues, Analecta gqllqnii¡¡3, 50, pp.l7 s.; L,t¡sc, The Georgians, p, 9il.

44

escogían frara ocupar eI cargo de Obispo (jefe) de Arurenia"r20. Eetaprerrogativa significó un control efectivo sobre la Iglesia armenia,junto con una marcada influencia griega, gue 6e prolongó por el 6. rv;esta eituación, sin duda, tenía que provocar Ia reacción, más guc delpaganisrno ancestral, de la religión per6a que pretendía ejercer igualpredominio sobre Armenia, con¡o una garantía más para consegr¡ir su

adhesión polítiea en Ia campaña de influencia entre los pueblos fron-terizos con el fmperio romano.

La introducción del Cristianismo entre los axumitas (Etiopía) re-monta a los comienzos del gobierno del enrperaclor Ezana lentre 32G

325) 131, tiempo en el cual gozó d,e gran importancia en la Corte de

Axum, un cautivo cristiano de Tiro, Fruncntiue, quien «favoreeió,

entre Ios mereaderes gue frecuentaban Axum, a los que eran cric-tianos: les dio Ia posibilidad de reunirse para orar y les concedióaun terrenos para edificar las primeras iglesias"l22. Tiempo después,Fn¡nrentius fue ordenado en Alejandría ¡ror San Athanasio y enviadocotno obispo de Axum (entrc 341-316); de e-"te modo? se establecióun fuerte vínculo con ese Patriarcado; por ese ulisn¡o tiempo, hayque ubicar la convcrsión del emperador Ezana, atestiguada por lascruces que aparece¡r en las monedas de oro de este monarcalx:1.

Las oscilacioues confesionales por qtre atraviesa el fmperio a lamucrte de Constantino el Grantle, re¡rercutieron taml¡ién e¡i estaavauzada de Ia cristiandad en Africa. El Ernperador Constancio rr,

hacia el 356, entró en relaciones con Ezana, con cl propósito de

incorporar a Ia fe arriarla Ia naciente eristiandad de Etiopíal3l.

San Athanasio- en stt Apología, cita el doeurnento que ller'é Terí.filo el indio, coruo embajador del Emperador al rey Ezana parapedirle gue envÍe a Fnrmentius a Egipto para gue se instruya en lafe arriana, y sóIo entonces sea adecuado pastor para Ia Iglesia deEtiopía; la preocu¡ración del Ernperador es gue haya "una sola vu¡isma {e" en identidatl con la dcl fmperio Romanol25. Ezana noaceptó esta proposición, y como Ia hora del arrianismo oficial ibaa pasar pronto en eI frnperio, Ia adbesión a la ortodoxia, significó para

DToum,r¡orr, urt. cit., p. !28.'nDonessr, 1., L'Enpire du Próte-leon, I, L'Ethiopie Antique (Paris, 1957),

p. 138 y también Au pays de la Reine de Saba. L'Ethíopíe antigue et llIode¡ne(Paris, 1956), pp. 52 s. Cf. Ar,rurrrr, F., unil SrrrHr R., Der Name'Ezano; enFesrchrílt lür V. Errrns (Wiesbaden), pp. 301-30{.

EDonessr, op. cir., p. 138.

'-Donrssr, op. cit-, p. 150 ; Srrns, Hktoi¡e du Bas-Empíre, rr, p. 103.-tDonrssn, op. cit., p. 152; PrclxroL op, ci¡, p. l0l.E'Donessr, op. cir., p. 152.

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Page 20: HERRERA CAJAS Las Relaciones Internacionales Del Imp Bizantino

Etiopía una relación eepiritual y política perdurable con Egipto y,

por ende, con Bizancio.

Los comienzos del Cristianismo entre los áral¡es son recordadoe por

, Sócrates en su H*toría Eclesüústiea|2o; este acontecimiento ocurre.t" .'. con posterioridad aI año 376; se trata de árabes que habían sido

aliadoe (eeguramente Ioe mismos a que haee referencia Ammiano,conro rindiendo homenaje a Juliano) Y {ue, por esta fecha, ee

sublevaron contra los romanos, dirigidos por Ia reina Mauia, quienpuso como condición para terminar las hostilidades que se le enüase a

uu ranto anacoreta' Earraceno de naeimiento, llamado Moisés, paraque fuera obispo de su pueblo. Moisés fue ordenado y consagrado en

AJejandría y euviado a cumplir esta misión, que ofreeía aI fmperioIa posibilidad de establecer una relaeión espiritual con e§te gruPo

de árabes, en Ia esperanza ffue tal relación eonsolidara Ios términosde un mero tratado de Paz.

Sabemos que el Crietianismo prendió cfectivamente entre algunos

grupos de árabes, que pasaron a ser auados más o meno§ fielee del

furperio Romano, frente al Imperio Persa y a s¡s satélites, entreIos cuales se contaron justamente árabes paganos y posteriorurentede confesión adversa a la oficial del Inrperio cristiano.

En cuanto a los germanos, el Cristianismo había sido pre<licado

entre algunos grupos de godos, tanto en su fo¡1a ortodoxa, como

en Ia audita y en la aEiana, papel en el que se distinguió ulfilas,quién ¡rredicó al norte del Danubio entre el 341 y eI 348, fecha hacia

Ia cual conenzó una 'oprimera persecución que, después del martiriOde algunos fieles, obligó a IJIfiIas a cruzar el Danubio con el resto

de su rebañot'r2?.

Hacia el 3?0, el jefe visigodo Athanarico orrlenó una gran peree'

cución gue obligó a buscar refugio en territo¡io imperial a muchos

cristianos, f[ue, en tanto, habían vuelto a surgir eutre Ios godos, pero,

en general, puede decirse que "el arrianismo no llegó a ser para Ios

godos una religión nacional sino mueho rnás tarde, después que los

godos del fnrperio Romano fueron agru¡rados en estados"l2s'

uSócmrrs, rv' 36. -

D'Zetrr¡¡g, ln Les origines chrétiennes ilnns les proaítrces ilanubi¿nnes ile

?Empire Romain (Paris, 1918) p. 447 y tamhién pp. 417420 y 440464; sócn-rres,

rv, 33; M.lxsron, J. Les origines du ch¡isti¿nisme chez les Gots, Analecta Bollan'

diana, 1914, pp.8.9 y 30; T¡ro:rrpsox, op.cit,p.96; no pudimos consultar scrnor.

crr, P.. La conaersione ileí Goti al C¡isthnesímo, Atti delle Settimane du Stuüoeull'Alto llfedioevo (Spoleto, 196?). Acerca de los cudita.s, ver BlnsrLLE G,en Dict. de Tbéologie Cathoüque, col.2263'2267.

ul[frxsrox, art. cit., p. 26; acerca de esta persecucién ver THoltrsoN,op. cit., pp. 99-102 y llfrnnou, op. cit., pp. 325 s.

46 47

El arrianismo militante: {uc va a caracterizar a Ios godos desde

fines de siglo, va a repercutir a Io largo de todo el periodo estudiado,al enfrentar a godos instalados masivamente dentro de las fronterasdel Imperio, en calidad de tocd.erati, con eI fmperio flue, por e6e

nrismo tienrpo (a. 380), ha adoptado oficialmente el símbolo niceno;

Ia diferente confesión se agregará pues a Ia dietinta política gue

reprerentan para agudizar? en ciertos momento§, Ias telaciones del

fmperio con los bárbaros.

Al estudiar la política del Imperio cristiano? una de las ideasque, 6in duda, má,s vale la pena destacar e6 gue todo el afán conguis-tador, toda Ia acción misional, todas las exigencias que se imponíael Imperio, todas Ias tensiones que crispaban el alura de Ios contem-

poráneos, todo estaba rcsuelto v adquiría sentido a la luz de unaconsideración escatológica dc la historia; así, Ia política imperiaipreludiaba, con 6u pretensión de dar la paz a las naciones, la pazcelestial. Hay, sin dr¡da. una preocupación terrenal, cotidiana, con-

Eervar situacioncs ganadas" crecer en prestigio y poder, imponer unorden, establecer la paz con todos los beneficios iniliscutihles gueella depara a Ias naciones, y ciertamente un estudio de las relacionesinternacionales del Imperio tiene que tener presente todo esto; perohay ruás, y un nrás, sin Io cual se corre el riesgo de no llegara una justa comprensión de un mundo que -por profundamentereligioso- saeralizaba su historia para anticipar y aseguar su plenaredención.

En esta perspectira, adquiere todo su significado la Pax Augusta, - L-7a Pax Cltistíana y la Pax Coe.lestis. Bien sabeuroE cuanto hizo Augus-to por convencer a sus contemporáneos de las ventajas de la Paz,

flue nuevarDente re concedía a un mundo renovadorzs; el Imperioaparece eu dicha concepción como la institución Ilamada a dar lapaz a Ias naciones, idea que es recogida por el pensamieuto cristianoy consagrada en el s. rv: el Imperio Romano ha sido eonstitrrido ¡ror

uPor ejemplo, Cf. f[omcto, Carmcn Saxulzre; Cf, Eoíro, La cíuílisatíonRomaíne, p. 107.109. flay que recordar todo el fonilo trailicional que liga conla mentaliilad primitiva y arcaica, y que se reactualiza eu los peúodos de¡egreso a las fueues. Ver Brl¡.¡¡¡t, art. cito p. 529: *Ia vraie pax ne per¡t...eldster que si les deux groupes ne sont plus étrangers I'un i I'autre, c'est-i.ilirequa¡d il sont coordonnés dans une unité plus raste et soumis aux m6mes pria-cipes sacramentales". Dvidentemente, esta descripción mantiene su validez ¡es-pecto de Ios períodos pacili.cailores ¡ucesivos. Cf. Dórcnn, Bulgarische Zqrtumund byzantíni.scá¿s Xdisertunt, en B7'zonz and dí¿ europiísche Staatenueh,p. 142.

'--lri/

Page 21: HERRERA CAJAS Las Relaciones Internacionales Del Imp Bizantino

, Dior Para f[ue haya el ambiente adecuado al nacimiento del PrÍncipe

de la Paz y p"rr que, ruPeradas leE diferencias entre lae naciones,

pueda p."ii"".., eí Eornielio a todoe los pueblos. EI Imperio Cris'

tiano eg puer garantía de ia paz y sa mieión ee conformar un mundo

i pacífico, g;3,Bl3d9aBqrgg8ía-i Eete p""ffii""t" -fundamento

crcepcional para una política con

//\5 p*"ri""o universales- parecía, a ,.ece§r eufre,ntsrse en eu realiza'-

;ó" con las. fuerzas desencadeiadas del mismo Averno' ¿Qué otra

posa sino oi-foai"" ser loe bárbaros que se atrevian a enfrentar el

fmoerio? F "nL a las fuerzas eeelavizadoras de la barbarie y del mal

-*A iEr;gl¡g es 4__1¡n:¡9o -capaz.

de hacer -t!!1g9*a=pt !,g3p.res;.aquítambién ;ñ""ñ-r.á;ññ t""e¿i6o iominarto, viva todavía en

el 8. w131, con Ia enseñanza cristiana de la libertail espiritual de loe

hijosdeDios,paradaralrmperioC.ristianosumásuobleideal.-

4.

RELACIONES CON L{S Sentes efternae

18(\

\ R"k"ioorra"on persh : '

'

y pu.eblos de la lrontera oricntql

No podenros lrensar ni eiquiera en resumir brevemente las relacioDcsque Roma, desde tiempos de Ia República, tuvo con persia o conloe cstadog helenísticos del cercano orientetu¡ bristenoe scñalü qEer-.eI cq-hio de dinastía en Pereia, a. 227, con Ia inst¿ur¿ción de iossasánidae, eignificó un recrudecimieato de lae hostilidades en Ia fron-tera oriental, l,ieu comprensible por cierto, dado el acentuarnientodel nacionalismo gue cultivaron los easánidas, al restaurar eI eepírituque animsba a los aqueménidas de pretensién aI imperio ,rriyl¡.s¿¡;tambiéu debe tenerse en cuenta Ia importancia gue adquiere rareligién mazdeíer .¡re llega a eer Ia iglesia oficial del rmperio persay que a partir . conversión CI Cristianismo del fmperio Romano,creará un ruoirvo más de profunda hostilidad, gue impedirá unaverdadera colal¡oración para enfrentar el problema de Ios ubicuosbárbarosl33. con todo, ttsélo si 6e comprenden las relaciones i¡rter-nacionalee

^entre Roma y eI nuevo rmperio Persa como u¡ra continua-

ción orgánica de Ia actividad jurídica interestatal romano-párticaoee obtiene una imagen clara de los principios de Ia polítiea orientalromanarrl84.

Por ejemplo, cuando Diocleciano -después

de Ia victoria deGalerio que llevó Ia frontera roma[&, una yez más, hasta el rigriry el lago Vanl3ó- el 298 concede Ia paz al gran rey Narsai, e,I em-bajador perea dijo que "eI Trnperio Romano y el rmperio persa Bondos Iuminarias gue, tal como Ios ojos, deben ilnminarse y deetacarsemutuamente y no empeñaree en 8u recíproca aniquilaeión-ltr; püee

- -!'"., por ejemplo, Zrncr.rn, Díc Bezi.etutngen zusisdhen Rom und demPotheneich (Wieebaden, 1964) ; Srrnx, Rome ontle Euphracs (New yorÉ, Ig6?).aArdaahir, cl fundador de Ia aueva áinagtía, ¡c h¡cía llamer'Rcy'dc Io¡reyca dc lrán', ru sueesor, Shapür (241-272) ¿eri.Shah¡nehah i E,"n ri .Ancran',cr decir, Rey ile Rqes ilc los lranimns y ib tos na-r¡anianos.(Res Géstse Di¡ri.Saporis, r, en Gecn, La Mon6e ites fussniihs, p. 2g4); vcr también, Csrlsrnrsrr,?P. "ir"

p. 215; Alrxrru, Ni.dergang il* ahen velt, \ pp. 5{-SS. A"er"" dlar preteneioues imperialietae de la nueva dinestí" quu, *voul¡¡t.reconquórir irtmpire dce Persee tout ce cotrri'€nt d'aaie gue l" -"r Egée ct le dé-troit dcla P-ropontidc aéparaient ilTurope., ve" Er¡oüxus, v¡ 6-II, cn Gece, op. cit-pp.^296298_y 120 e.; ver t¡mbién log vergos ¡tribuido¡ e BahÉm v (420.43g), cu-1C"-t' Les Prai¡ies tOr, u, pp. l92.l93. Acerca de Ia importancia quc td-q"riTjl clero mazileíerq ver rambién Grcr, op. citn pp. 106_111.

-áTtt"c op. cito pp. I50-15I y también I48.

, x*'#:ru;'":,a .á!; í;t*li#;,Hffi :ffi í,;#

En este mismo 8. rV;ya se ve claramente'que eI Imperio tendrá que

adecuar su tería . ,*. poderoea realidad adversa' Tanto el Imperio

Persacomolospuebloslrárbarosdelnorteydelnorestel-}ano§onrráe gentes.o-i."r, que imploran eI

-perdón de Roma después de

halreieido veucid.r, y'q,." """pttlr "rruiqoier tipo de tratado dictado

por el emperadoru irnlp,. aiitorioso-; por el contrario' ahora es eI

imp".io ei que, urgido por fatal adversiilad' tiene gue ceder ante

lortbárb"to.-.on"eüi".,dá tratados o[ero§oB y au¡l humillantes' sin

bien no deeprovistos de acertadas clásulae' Se pasa Pues de- la etapa

del con-r¡eiimiento en las relacionee exteriores ilel Imperio, a uua

etapa que podría llamarse dela con¿esión'

El t"atado eon Persia, a Ia muerte de Juüauo (363)' o eI tratado

de Teodosio con Ios godos (382) son buenos ejemplos del nuevo

estilo que .se impone t h. relaciones internacionales; este estilo

eetará áe todoe uroilos --como Io henros visto-- Permanentemente

revestido de dignidail y 8ún más de irrenunciable autoridad, gracias

"1. ii""i¿" ¡oriai"a y a la conr"icción religiosa" ambas realzadas .

por

la pompa palatina.

úIfno LilYro, Ab urbe conilitq xxxu¡, ll3, 5: *(Roma) bella gerat pro Iibertatem

¿üorum... ne quod toto orbe tcrrarum i¡iustum imperiun eit"'*Arvr¡rrr¡.xus Mrrncrlltxus, xvrr, 12' 15: *"'alien¡ pote§tÁte eripi Sar:matae

iussi (Constantius), ut *"-p", Romanorum cüenles--' 20: 'Atgue ut restitutio

Ubertatis (Sarmstorum) hiberet ilipitetis argn'entun¡ Zizaim regem eie¿lem

prae[ecit,,.Cf.Peneorsr,Daiufloeilqeíniqtllo"alb.C¡isobüle"bízantbteen

". r, r. t. p. 77 a Ptctno, Les Trophées rotllrairx, p' 47 6'

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