henri ey esboso de una historia natural de la locura

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NATURALEZA Y CLASIFICACIÓN DE LAS ENFERMEDADES MENTALES Esbozo de una historia natural de la locura Henri Ey Cuando se piensa en las "enfermedades mentales", el espíritu se ve asediado por la validez del concepto general de enfermedad mental y, por consiguien te, por el problema de la clasificación de las especies que este género comprende. Pese a sus dificultades, si la Psiquiatría quiere ser una ciencia, debe ser una clasificación. Nosotros intentaremos, reduciéndolo a lo esencial, simplificar los supuestos lógicos y empíricos de este problema. Es, desde luego, el oráculo de Delfos en la Psiquiatría, como lo afirmaba hace poco Kolle, a propósito preci samente de las "psicosis endógenas" que resultan algo así como las "criptóga- mas" de nuestras clasificaciones. Así como en la Botánica existe la sistemática linneana, también debemos, en Psiquiatría, intentar establecer una clasificación, una taxonomía de los géneros y de las especies. I. Necesidad y reglas lógicas de una clasificación Las "enfermedades mentales" son como flores, flores del mal, que nos dejan perplejos en cuanto a su nacimiento, naturaleza y diversidad. Me parece per tinente recordar que para Linné la morfología de las flores, más generalmente, las modalidades de la reproducción de los vegetales, y más especialmente, las "stamina", eran los principios mismos de una clasificación natural del gran reino de las plantas.1 En su Systema Naturae (1753), es el estambre (consi derado aún por Tournefort como una cloaca de excrementos) el que llega a ser la clavis systematis sexualis, el principio mismo de la clasificación de las plan tas. Éstas celebran, o bien nupcias públicas (nuptias publicae) según el modo moneclinia (Mariti et uxores eodem Thalamo gaudent-Flores masculini vel femini in eodem specie), o según el modo diclinia (Mariti et femina distinctis thalamis gaudent-Flores hermaphroditi sunt et stamina cum pistillis in eodem flores), o bien nupcias ocultas (Nuptias clandestinae) en donde "flores oculis nostris mudis vix conspiciuntur". Esta sistemática linneana más que en el siste ma administrativo y militar romano de Agassix (1857), sería en Freud en quien nos hace pensar; en las clasificaciones de las enfermedades mentales sobre la base de las modalidades, de las fijaciones y de las relaciones objétales de la libi do.2 Tan cierto es esto, que en Biología, la "sistemática", aunque sea la de los 1 L. Plantefol et A. M. Prevost, "La notion cTetaminé". Revue philosophique, 1962, pp. 145 a 172. 2 Puede hacerse referencia, por ejemplo, al intento de clasificación psicoanalítica de 68 NATURALEZA DE LAS ENFERMEDADES MENTALES 69 vegetales, nos remite a la forma de organización de los seres vivientes, al plan fundamental de su formación, de su producción y de su reproducción. ¿De qué manera, con la clasificación de A. L. de Jussieu, el plan de organización se ha desplazado de la flor a la semilla ya sus cotiledones; cómo la química y la fisiología vegetales, y especialmente la asimilación clorofílica, han suscitado críticas y necesitado de reajustes con respecto a una de las más célebres clasifi caciones de los seres vivos? Todo esto no nos importa aquí; de igual forma que tampoco podemos buscar los planes de clasificación en Zoología, la de los empalmes de Cuvier, de las clases de Oken o tantas otras que la tendencia a la transformación de las especies ha parecido poner en duda. Tampoco es cuestión de trasladarnos, en Química, a las clasificaciones de los pesos atómicos de Mendeleieff. Todas estas clasificaciones en las ciencias no nos manifestarían otra cosa sino esto: una clasificación exige una idea directriz, aunque sea hipo tética, sobre la organización estructural de los fenómenos a clasificar. Sin duda la fisonomía o morfología pueden y deben, por sus indicios, manifestar al clasificador los secretos del orden que busca, pero éste no aparece jamás como una simple colección de fenómenos estadísticamente correlativos, sino más bien distribuidos según ejes de referencia. La clasificación no exige sola mente una descripción rigurosa sino también una hipótesis sobre la jerarquía de estructuras. Se puede encontrar irrisorio, o simplemente analógico, el espíritu de siste matización y clasificación, y ya se ha hecho burla a estas manías ¿no se ha acusado a la sistemática de Kraepeling de reflejar el estado prusiano de Bis- marck? A este respecto, Durkheim y Maus han podido escribir (en 1902) que la clasificación de las cosas reproduce la clasificación de los hombres. Esto resulta ciertamente verdadero con respecto a las representaciones del mundo mítico; y la ciencia es muy frecuentemente mítica. Pero una clasificación cien tífica debe desligarse precisamente de estas representaciones mágicas. En la Evolution Psychiatrique (núm. 2, 1963), H. Ellenberger ha anali zado muy profundamente las "causas de error" que pueden influir los esfuerzos de los observadores. Él se ha inspirado sencillamente en el libro de Gastón Bachelar (La formation de Fsprit cientifique. Psychoanalyse de la connaissance objetive, 1947). Las causas de error de los espíritus clasificadores son allí no tablemente puestas al descubierto. La imperfección de las clasificaciones, nos dice, puede depender de ilusiones o de posiciones filosóficas, y denuncia, en primer lugar, a la ilusión pragmatista. Efectivamente, ésta busca sólo recetas de nomenclatura y se acomoda bastante fácilmente a la simplicidad de los con ceptos. Me parece que a pesar de sus excelentes preceptos para establecer un "buen sistema taxonómico", Karl G. Hempel (1959) no se ha liberado lo sufi ciente de este punto de vista pragmático. Yo me he preguntado con frecuencia por qué este espíritu llamado pragmático no se limitaba pura y simplemente a un orden alfabético, en suma mucho más cómodo y menos especulativo... Ellenberger nos pone en guardia, a la inversa, contra el espíritu demasiado "idealista de tipo Heinroth". Pero los capítulos más interesantes de su trabajo las enfermedades mentales de G. Glover o al que A. Green ha propuesto recientemente a la sociedad psicoanalítica en Paris. Propriety of the Erich Fromm Document Center. For personal use only. Citation or publication of material prohibited without express written permission of the copyright holder. Eigentum des Erich Fromm Dokumentationszentrums. Nutzung nur für persönliche Zwecke. Veröffentlichungen – auch von Teilen – bedürfen der schriftlichen Erlaubnis des Rechteinhabers. Ey, H., 1967b: Naturaleza y clasificación de las enfermedades mentales. Esbozo de una historia natural de la locura, in: Revista de Psicoanálisis, Psiquiatría y Psicología, México (No. 5, 1967), pp. 68-82.

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Henri Ey Esboso de una historia natural de la locura

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  • NATURALEZA Y CLASIFICACIN DE LASENFERMEDADES MENTALES

    Esbozo de una historia natural de la locura

    Henri Ey

    Cuando se piensa en las "enfermedades mentales", el espritu se ve asediadopor la validez del concepto general de enfermedad mental y, por consiguiente, por el problema de la clasificacin de las especies que este gnero comprende.Pese a sus dificultades, si la Psiquiatra quiere ser una ciencia, debe ser unaclasificacin. Nosotros intentaremos, reducindolo a lo esencial, simplificar lossupuestos lgicos y empricos de este problema. Es, desde luego, el orculo deDelfos en la Psiquiatra, como lo afirmaba hace poco Kolle, a propsito precisamente de las "psicosis endgenas" que resultan algo as como las "criptga-mas" de nuestras clasificaciones. As como en la Botnica existe la sistemticalinneana, tambin debemos, en Psiquiatra, intentar establecer una clasificacin,una taxonoma de los gneros y de las especies.

    I. Necesidad y reglas lgicas de una clasificacin

    Las "enfermedades mentales" son como flores, flores del mal, que nos dejanperplejos en cuanto a su nacimiento, naturaleza y diversidad. Me parece pertinente recordar que para Linn la morfologa de las flores, ms generalmente,las modalidades de la reproduccin de los vegetales, y ms especialmente, las"stamina", eran los principios mismos de una clasificacin natural del granreino de las plantas.1 En su Systema Naturae (1753), es el estambre (considerado an por Tournefort como una cloaca de excrementos) el que llega a serla clavis systematis sexualis, el principio mismo de la clasificacin de las plantas. stas celebran, o bien nupcias pblicas (nuptias publicae) segn el modomoneclinia (Mariti et uxores eodem Thalamo gaudent-Flores masculini velfemini in eodem specie), o segn el modo diclinia (Mariti et femina distinctisthalamis gaudent-Flores hermaphroditi sunt et stamina cum pistillis in eodemflores), o bien nupcias ocultas (Nuptias clandestinae) en donde "flores oculisnostris mudis vix conspiciuntur". Esta sistemtica linneana ms que en el sistema administrativo y militar romano de Agassix (1857), sera en Freuden quiennos hace pensar; en las clasificaciones de las enfermedades mentales sobre labasede las modalidades, de las fijaciones y de las relaciones objtales de la libido.2 Tan cierto es esto, que en Biologa, la "sistemtica", aunque sea la de los

    1 L. Plantefol et A. M. Prevost, "La notion cTetamin". Revue philosophique, 1962,pp. 145 a 172.

    2 Puede hacerse referencia, por ejemplo, al intento de clasificacin psicoanaltica de68

    NATURALEZA DE LAS ENFERMEDADES MENTALES 69

    vegetales, nos remite a la forma de organizacin de los seres vivientes, al planfundamental de su formacin, de su produccin y de su reproduccin. De qumanera, con la clasificacin de A. L. de Jussieu, el plan de organizacin se hadesplazado de la flor a la semilla y a sus cotiledones; cmo la qumica y lafisiologa vegetales, y especialmente la asimilacin cloroflica, han suscitadocrticas y necesitado de reajustes con respecto a una de las ms clebres clasificaciones de los seres vivos? Todo esto no nos importa aqu; de igual formaque tampoco podemos buscar los planes de clasificacin en Zoologa, la de losempalmes de Cuvier, de las clases de Oken o tantas otras que la tendenciaa la transformacin de las especies ha parecido poner en duda. Tampoco escuestin de trasladarnos, en Qumica, a las clasificaciones de los pesos atmicosde Mendeleieff. Todas estas clasificaciones en las ciencias no nos manifestaranotra cosa sino esto: una clasificacin exige una idea directriz, aunque sea hipottica, sobre la organizacin estructural de los fenmenos a clasificar. Sinduda la fisonoma o morfologa pueden y deben, por sus indicios, manifestaral clasificador los secretos del orden que busca, pero ste no aparece jamscomo una simple coleccin de fenmenos estadsticamente correlativos, sinoms bien distribuidos segn ejes de referencia. La clasificacin no exige solamente una descripcin rigurosa sino tambin una hiptesis sobre la jerarquade estructuras.

    Se puede encontrar irrisorio, o simplemente analgico, el espritu de sistematizacin y clasificacin, y ya se ha hecho burla a estas manas no se haacusado a la sistemtica de Kraepeling de reflejar el estado prusiano de Bis-marck? A este respecto, Durkheim y Maus han podido escribir (en 1902) quela clasificacin de las cosas reproduce la clasificacin de los hombres. Estoresulta ciertamente verdadero con respecto a las representaciones del mundomtico; y la ciencia es muy frecuentemente mtica. Pero una clasificacin cientfica debe desligarse precisamente de estas representaciones mgicas.

    En la Evolution Psychiatrique (nm. 2, 1963), H. Ellenberger ha analizado muy profundamente las "causas de error" que pueden influir los esfuerzosde los observadores. l se ha inspirado sencillamente en el libro de GastnBachelar (La formation de Fsprit cientifique. Psychoanalyse de la connaissanceobjetive, 1947). Las causas de error de los espritus clasificadores son all notablemente puestas al descubierto. La imperfeccin de las clasificaciones, nosdice, puede depender de ilusiones o de posiciones filosficas, y denuncia, enprimer lugar, a la ilusin pragmatista. Efectivamente, sta busca slo recetasde nomenclatura y se acomoda bastante fcilmente a la simplicidad de los conceptos. Me parece que a pesar de sus excelentes preceptos para establecer un"buen sistema taxonmico", Karl G. Hempel (1959) no se ha liberado lo suficiente de este punto de vista pragmtico. Yo me he preguntado con frecuenciapor qu este espritu llamado pragmtico no se limitaba pura y simplementea un orden alfabtico, en suma mucho ms cmodo y menos especulativo...Ellenberger nos pone en guardia, a la inversa, contra el espritu demasiado"idealista de tipo Heinroth". Pero los captulos ms interesantes de su trabajolas enfermedades mentales de G. Glover o al que A. Green ha propuesto recientementea la sociedad psicoanaltica en Paris.

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    Ey, H., 1967b: Naturaleza y clasificacin de las enfermedades mentales. Esbozo de una historia natural de la locura, in: Revista de Psicoanlisis, Psiquiatra y Psicologa, Mxico (No. 5, 1967), pp. 68-82.

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    estn consagrados a la ilusin numrica, especie de predileccin mgica e inconsciente por ciertos nmeros (clasificaciones binarias, ternarias, o por elcontrario tendencias unitarias). Indica tambin el peligro de la ilusin verbalo lingstica de la que l da interesantes ejemplos, y de la ilusin socio-cntrica(induccin por los esquemas institucionales y culturales de los grupos socialesen que viven los autores); por fin, Ellenberger analiza muy finamente las motivaciones inconscientes del "sabio que gusta de clasificar"... "Por mi parte,pienso que el psiquiatra no tiene que amar o detestar la clasificacin; l tienerelacin con ella como tarea central de su trabajo. No le sirve para nada decir que no se interesa en ella, cuando pretende hacer diagnsticos y pronsticosque no tienen sentido ms que en un cuadro nosogrfico".

    Digamos, pues, que para no ser mtica, fantstica o artificial, una clasificacin debe, en Psiquiatra como en toda otra ciencia, reposar sobre la jerarquade las estructuras y el orden de los conceptos que encierran en la generalidaddel gnero (enfermedad mental) la diversidad de las especies (enfermedadesmentales). Tal clasificacin debe comportar una subordinacin de caracteres, es decir, un juicio referente a la generalidad del terreno a dividir. Estadivisin debe realizarse por deduccin, pero tambin de acuerdo con la leynatural que se prueba por induccin. Y es que no se trata solamente de unejercicio de lgica formal. Sabemos bien, desde Francis Bacon, que toda clasificacin debe operar por induccin hasta el establecimiento de definiciones-clave: los gneros, las especies y las variedades, que reflejan el orden natural yes este orden el que debe servir de plan para la clasificacin.

    Penetrados, as, de la importancia pero tambin de las dificultades de unaclasificacin general, no nos asombraremos de que las clasificaciones en Psiquiatra sean a la vez tan numerosas y tan decepcionantes. Ellas reflejan lasdificultades de definir el objeto general de la Psiquiatra, es decir la enfermedad mental, tanto desde el punto de vista lgico como desde el punto de vistaemprico. De tal suerte que, o las clasificaciones parten de descripcciones concretas y son puramente empricas y sin lgica, o son del tipo demasiado lgico, como la clasificacin de Heinroth del siglo pasado (1818), que constituyeun modelo puramente especulativo. l la haba deducido de un cierto nmerode nociones: las tres "facultades" (afectividad, intelecto y voluntad), y segnque ellas fuesen exaltadas, depresivas o mixtas producan cada una tres gneros de trastornos (o sea, nueve gneros) divididos a su vez en cuatro especies.De tal manera que l "defina" treinta y seis especies de enfermedades mentales! La idea directriz confera aqu al sistema su unidad lgica, pero laausencia de orden natural, es decir, de articulacin con la realidad, le quitabatodo valor.

    Situemos ahora, ms cerca de nosotros y en una posicin inversa, la clasificacin de nuestros colegas peruanos C. Seguin, Castro, Valdivia y Zapata(Congreso de Montreal, 1961), clasificacin que encomendaron a una calculadora electrnica, desconectando las correlaciones significativas de las relacionesestadsticamente ms frecuentes entre algunos sntomas; en definitiva, resultaron nueve grupos enumerados como cuadros clnicos de los que, desgraciadamente, ni la mquina ni los autores nos dicen una palabra. Podemos muy

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    bien afirmar, prestndoles la confianza que merecen, que aqu los hechos hanhablado, pero para no decir nada, porque es la idea directriz la que falta paraerigir en clasificacin vlida esta descripcin, por precisa o cuantificada que sea.

    Generalmente, la incoherencia de las clasificaciones se debe a uno de estosdos defectos (exceso de lgica sin clnica, exceso de clnica sin lgica), y aveces a las dos causas de error juntas. Ya no hay que hacer su proceso. Remtanse ustedes a todas las que E. Stengel ("Clasification of Disorders", Bol.de la O. M. S. de 1959, 21, 601, 663) ha reunido. All expone l 17 clasificaciones que han sido establecidas o aceptadas por sociedades u organizacionesmuy serias y por autores reconocidos (a veces incluso clebres como K. Schnei-der, Rmke, Henderson, y Gillespie, Langfeldt, Stromgres, etc.). En 1954, enel sentido que yo haba consagrado a este problema, ya haba destacado (despus de muchos otros!) cuan heterclitas eran todas estas clasificaciones. ErikEssen-Moller, en un trabajo de gran rigor ("Acta Psychiatrica Scandinava"1961, 37, 119, 126), ha sabido decir en pocas palabras lo que haba que pensar de la inconsistencia, de las contaminaciones y de las divergencias queentraan muy frecuentemente una distorsin lgica de la clasificacin. Especialmente ha puesto l en evidencia lo que yo llamo "el pecado original" dela mayor parte de las clasificaciones (el cual, por mi parte, no he cesadode denunciar desde 1934): el de mezclar el plano de la etiologa y el delcuadro clnico. Veremos ms adelante, en efecto, que una clasificacin, paraser homognea, debe excluir precisamente una heterogeneidad tal que tiendea una yuxtaposicin artificial.

    Y henos aqu de pronto lanzados al corazn del problema, porque nosotrosdebemos preguntarnos cul es el objeto de una clasificacin psiquitrica?;qu "cosas" son las que hay que clasificar? Naturalmente: las diversas especies de "enfermedades mentales". Desde ahora es preciso hacerse una idea clarade la enfermedad mental, de su etiologa, de sus relaciones con las afeccionescerebrales de las que ella puede ser el efecto, con las disposiciones hereditariasen las que puede estar preformada, con las situaciones de la existencia quepueden constituirla o provocarla, etc. Psicosis y neurosis, factores exgenos yendgenos, evolucin crnica o aguda, enfermedad sintomtica o entidad pura,etc., todos estos problemas surgen aqu a la vez; y es que todos remiten alque los envuelve: el de la naturaleza y la definicin de la enfermedad mental.Porque clasificar las enfermedades como especies de un gnero, plantea esencialmente el problema de este gnero, es decir, su definicin.

    Es preciso pues, que entremos resueltamente en este problema que es almismo tiempo prctico y terico.

    II. El gneroQUIATRA

    'enfermedad mental definido como objeto de LA PSI-.

    Cuando se quieren clasificar hechos, cosas o personas, hay que empezar, evidentemente, por determinar cules son los que entran en el grupo que se pretende dividir en subgrupos. Pero inversamente, para llegar a la idea del g-

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    Ey, H., 1967b: Naturaleza y clasificacin de las enfermedades mentales. Esbozo de una historia natural de la locura, in: Revista de Psicoanlisis, Psiquiatra y Psicologa, Mxico (No. 5, 1967), pp. 68-82.

  • 72 NATURALEZA DE LAS ENFERMEDADES MENTALES

    ero, es preciso comparar los seres particulares que ella encierra. A estadificultad corresponden las eternas discusiones sobre la parte de inducciny de deduccin en las ciencias. Pero evidentemente stas (sean ciencias de lanaturaleza o ciencias humanas) requieren la base emprica de que deben partirdefinicin y clasificacin.

    A) Definicin de la enfermedad mental. El cmulo histrico y clnico delos hechos que han constituido la masa global de las descripciones de la patologa mental desde el Renacimiento (para no remontarnos a la Antigedad)ha evidenciado progresivamente: primero, que la enfermedad mental es unaanomala estadstica de los comportamientos humanos; despus, su carcterpatolgico por semejanza con la patologa general y especialmente nerviosay, finalmente, su determinismo interno por las fuerzas de la predisposicino las del inconsciente. Veamos ms de cerca todo esto.

    Los comportamientos, las ideas y los sentimientos que constituyen los sntomas de la "enfermedad mental" han sido, primeramente, objeto (por partede grandes clnicos: Pinel, Esquirol, Baillarger, Morel, Schule, KahlbaumSeglas, etc.) de minuciosas descripciones (mana, melancola, delirio de persecucin, catatona, demencia). As, la enfermedad mental ha aparecido bajosu forma tpica; y el conocimiento de esta "tipicidad" del cuadro clnico a travs de sus aspectos sintomticos y evolutivos de las "afecciones mentales" hasido llevado a su ms alto grado de perfeccin por Kraepelin.

    El estudio de estas "enfermedades mentales" ha sido, a continuacin ymuy rpidamente, calcado de las enfermedades orgnicas, porque sus sntomas,su evolucin, las condiciones hereditarias o adquiridas, su etiologa y su patogenia han sido consideradas, desde W. Griesinger, Bayle, Morel, Moreau deTours, etc., como resultados de afecciones hereditarias o adquiridas, directaso indirectas, del sistema nervioso.

    Finalmente, la estructura de estas anomalas de la vida psquica, comoreflejo, segn veremos, de un desorden del ser psquico, ha sido estudiada afondo tanto en el sentido de un determinismo heredo-constitucional (escuelagentica), como en el sentido de un determinismo inconsciente de las exigencias y represiones de los instintos y especialmente del instinto sexual(Freud). Pero en ambos casos el proceso morboso ha sido y es consideradocomo profundamente "endgeno", aunque sea en dos sentidos diferentes: comoenfermedad de la constitucin o como enfermedad de las pulsiones.

    Sin duda, cada uno de estos tres caracteres (tipicidad del cuadro clnicoorganicidad endogeneidad) han sido y son an objeto de innumerablesdiscusiones. Cierta escuela, llamada antropolgica, pone en duda el carcterradicalmente original de la variacin patolgica (y el concepto mismo de enfermedad mental). Amplios movimientos llamados sociognicos o psicognicosse proponen abandonar la idea de que la enfermedad mental sea siempre laexpresin directa o indirecta de un trastorno somtico. Y, finalmente, muchospsiquiatras rechazan la idea de un origen endgeno de los trastornos, ya porque nieguen a la herencia toda influencia etiolgica, ya porque nieguen la importancia y la existencia misma del inconsciente.

    Por mi parte, yo creo que si la enfermedad mental existe, es necesario:

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    1) Que sea diferente de las variaciones normales de la vida de relacin (reacciones en el medio cultural y social que son los movimientos normales de lavida de relacin), 2) que sea la expresin directa o indirecta de un trastornoneuro-somtico y 3) que sea la manifestacin de acontecimientos internos endonde se combinen las fuerzas hereditarias, instintivo-afectivas y la formacininconsciente de los fantasmas que estas fuerzas engendran. De tal suerteque la enfermedad mental aparece a travs de todos estos estudios clsicos yclnicos como una modalidad del ser humano que manifiesta su malformacin, o su desorganizacin. Es enfermedad de la humanidad y no solamentede la vitalidad (por esto es por lo que la enfermedad mental es justamente"mental"). Est profundamente ligada a la disgenesia o a la disolucin de lasfunciones cerebrales (por lo cual, una enfermedad mental es verdaderamente una enfermedad). Pone en juego y saca a la luz las fuerzas del inconscienteque se desencadenan o se manifiestan en sus sntomas: es esencialmente endgena.

    La originalidad radical de esta forma de patologa, que es la patologamental, es, pues, aparecer como una estructura negativa o deficitaria que nopermite al hombre desarrollarse o mantenerse en un nivel de organizacinnormal. Esto es, creo yo, lo que Hughlings Jackson, Moreau de Tours, E.Bleuler, P. Janet han visto admirablemente.

    He tenido muchas ocasiones de exponer el argumento sobre el cual reposanlas tesis que forman, a mis ojos, por su coherencia, una teora rgano-dina-mista de la enfermedad mental, de la cual dir algo al final.

    Tal es, pues y si se quiere por hiptesis, pero por una hiptesis que serefiere a lo que hay de ms profundo y slido en la experiencia clnica, ladefinicin de la enfermedad mental, es decir, la definicin del gnero, del summum genus, cuyas especies intenta establecer toda clasificacin psiquitrica,como veremos despus.

    B) Las enfermedades mentales forman una categora homognea que excluye toda heterogeneidad radical en su clasificacin. Este "gnero" corresponde evidentemente, en su generalidad, a lo que todas las enfermedades mentales tienen de comn, siendo estas caractersticas las que acabo de exponer.No es cuestin, en efecto, de asentir a una de estas tres tesis que comprometenesta unidad: ni a aquella para la que hay "enfermedades mentales" que noseran sino reacciones psicgenas de la vida de relacin, tesis inaceptable porque eso equivaldra a decir que no hay nada de comn entre una neurosis yuna psicosis, ni a aquella que admite que las enfermedades mentales puedenser clasificadas en dos categoras, las que son orgnicas o sintomticas y lasque no lo son, porque esto es ignorar que no hay separacin, sino formas detransicin, por ejemplo, entre la melancola y los estados confusionales, entrela esquizofrenia y las neurosis o las demencias, entre los estados crepuscularesepilpticos e histricos, etc., ni a aquella para la que habra enfermedadesmentales que no dependeran del dinamismo interno de las tendencias hereditarias o de las pulsiones inconscientes, tesis tambin inadmisible porque suprime de todas las enfermedades mentales la fuerza misma que las anima, elaparato pulsor fundamental que ellas liberan slo de modos diferentes.

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    Ey, H., 1967b: Naturaleza y clasificacin de las enfermedades mentales. Esbozo de una historia natural de la locura, in: Revista de Psicoanlisis, Psiquiatra y Psicologa, Mxico (No. 5, 1967), pp. 68-82.

  • 74 NATURALEZA DE LAS ENFERMEDADES MENTALES

    Hay, por el contrario (pese a las importantes crticas a las cuales acabode hacer alusin), una tal unidad en el gnero de las enfermedades mentalesque se ha podido sostener que no hay sino una sola enfermedad mental. Esla famosa doctrina de la Einheitpsychose de Zeller y Neuman, y en ciertos aspectos de Griesinger; nocin recogida por Karl Meminger y Llopis. He tenidoocasin, repetidas veces, de decir que este concepto por cuanto que apuntabaa lo que hay de comn en las enfermedades mentales no poda ser olvidado,porque corresponde a las innumerables formas de transicin que diariamentenos ensea la clnica entre los grupos tpicos de casos, y en el caso en elcurso de su evolucin. Es precisamente esta unidad estructurada por la diversidad de las especies, la que confiere su cohesin y su solidez al conceptode enfermedad mental, permitiendo diferenciarla tanto de las variaciones psquicas normales, como de la patologa vital o estrictamente somtica. Es preciso,en efecto, que el gnero "enfermedad mental" sea lo suficientemente elsticopara englobar no slo las grandes formas de la alineacin mental y las neurosis; pero no tanto que comprenda todas las condiciones de la existencia humana y tambin las enfermedades de la sangre, del hgado, y aun las del cerebro que no alteran al hombre ms que en su vitalidad y no en su humanidad. Concentremos, an, todo eso en esta frmula: en las innumerablesformas de existencia y de patologa del hombre, hay lugar para distinguir ungnero especial de la patologa humana que se caracteriza por malformacioneso desorganizaciones del ser psquico, irreductibles a las reacciones normalesdel hombre, a su medio y a las enfermedades de las funciones orgnicas quecomprometen solamente su vitalidad (como, por ejemplo, un sndrome coreicoo una hemipleja).

    De esta manera, la psiquiatra queda fundamentada como una ciencia mdica autnoma con respecto a la psicologa, a la sociologa, y a la patologade los rganos sensu strictu.

    III. Las "especies" de las enfermedades mentales se refieren a la estructura DEL SER PSQUICO

    S hay algo de comn en las enfermedades mentales, que es como la esenciade su gnero; y es que ellas constituyen modalidades de la malformacin o dela desorganizacin del ser psquico. Pero como esta idea clara no es, sinembargo, evidente para todos, los que no la perciben van a perderse necesariamente en los artificios y callejones sin salida de sus clasificaciones: sus "nosografas" son nomenclaturas incoherentes por falta de un concepto general bastante seguro sobre el que apoyarse. Esto es lo que explica el descorazonamiento o el escepticismo de tantos autores. De manera que despus de habersido un colocador de etiquetas en la poca de las "entidades" krepelinianas,desde la reaccin de A. Meyer, el psiquiatra tiene vergenza de sus preocupaciones nosogrficas. Sin embargo, es muy preciso trabajar en esta clasificacin, aunque no fuera ms que recordando la frase de Spinoza en De Emen-datione: "El martillo malo del herrero sirve para forjar un martillo mejor."

    NATURALEZA DE LAS ENFERMEDADES MENTALES 75

    A) Las diversas enfermedades mentales no pueden definirse ms que comoformas y evoluciones tpicas. Es preciso ver bien, para aclarar este problemade la validez de las clasificaciones del gnero en especies morbosas, que lasenfermedades mentales son "sindrmicas", porque son modalidades patolgicas multidimensionales y pueden ser el resultado de causas complejas. No sonespecialmente afecciones indicadoras de un proceso etiopatognico, llamado precisamente "especfico" para designar que el conjunto de los efectos que lo-manifiestan en el plano clnico son directa y exclusivamente producidos porun factor que definira su especie. No hay duda de que el vrtigo que sobrecogi a los psiquiatras al descubrir que la parlisis general era el efecto deuna causa especfica, la meningoencefalitis sifiltica, les ha impulsado a considerar las enfermedades mentales si no exactamente como una fractura, s almenos como una "tuberculosis pulmonar" o una "trombosis coronaria". Pero-basta con reflexionar un poco para darse cuenta de que la fisonoma clnicade las enfermedades mentales es relativamente independiente de las causas conocidas o desconocidas que las provocan. Un delirio de persecucin, una neurosis obsesiva (no solamente confuso-onrico o un sndrome Korsakov) tienenuna realidad clnica antes de todo conocimiento o interpretacin etiolgica..Consideraremos ms tarde el problema de la causalidad de las enfermedadesmentales, es decir, de las concepciones etiopatolgicas. Pero por el momento-nos basta con anotar que si deseamos encontrar en el gnero definido msarriba sus especies naturales, nos est prohibido lgicamente (y ms all dela lgica por la naturaleza emprica de las enfermedades mentales) introduciren el sistema de clasificacin una heterogeneidad etiolgica de las especies(sta exgena y aqulla endgena, sta orgnica y la otra psicgena; sta causada por una atrofia cerebral y aqulla por una afeccin dismetablica o infecciosa, etc.). Ninguna clasificacin, como bien ha dicho Essen-Moleer, puedeintroducir el factor etiolgico en una categora esencialmente sindrmica.

    Las especies naturales deben, pues, distinguirse, en el gnero enfermedades mentales, por su fisonoma clnica, es decir, sus sntomas, la estructura delas vivencias y de los comportamientos que entran en el cuadro clnico y lasfases que constituyen la evolucin de la enfermedad. Sin duda, en nuestrapoca frenticamente teraputica correramos el riesgo de no discernir estasformas y estos movimientos evolutivos espontneos; pero gracias a la clnicaclsica, y a lo que ella nos ha enseado, y a lo que todava nos exige, debemoscontinuar observndolos. Y as, encontramos que existen formas y evolucionestpicas de los trastornos mentales: son estas formas y estas evoluciones lasque constituyen estos "sndromes de malformacin y de desorganizacin psquica que son las enfermedades mentales". Y aunque las llamemos "psicosis" o"neurosis" e incluso "reacciones" o "estados psicopatolgicos", siempre sonen grados variables o a niveles diferentes formas de alteracin de la vidapsquica y de alienacin de la persona. Y son ellas, todas ellas y solamenteellas, las que forman el campo de la psiquiatra clnica.

    Conviene, pues, para ver claro y para adaptarse a la originalidad mismadel hecho psiquitrico, considerar que las enfermedades mentales deben serdescritas y clasificadas segn su tipo clnico, con exclusin de todo punto de

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    Ey, H., 1967b: Naturaleza y clasificacin de las enfermedades mentales. Esbozo de una historia natural de la locura, in: Revista de Psicoanlisis, Psiquiatra y Psicologa, Mxico (No. 5, 1967), pp. 68-82.

  • 76 NATURALEZA DE LAS ENFERMEDADES MENTALES

    vista etiolgico que, por su misma heterogeneidad, vuelve caduca toda clasificacin.

    B) El orden de su clasificacin no es su etiologa sino la estructura delser psquico cuyo desorden manifiestan. Cul es, pues, el principio de estanosografa sindrmica que rehusa describir "entidades especficas" radicalmente distintas las unas de las otras? Sobre qu base emprica se ha dereforzar el orden de nuestra clasificacin, sobre qu estructura, sobre qu "estambres" fundamentales, sobre qu plan de organizacin puede edificarse estaclasificacin ?

    Nos resulta necesario para ello considerar con mtodo inductivo las grandes masas de la experiencia ch'nica. Entonces, cuando examinamos el conjunto variado y sin embargo continuo de la diversidad de los tipos clnicossin prejuicio etiolgico, deben chocarnos, me parece, dos hechos.

    El primero, es la oposicin de dos estructuras patolgicas fundamentalesigualmente tpicas: la una constituye un "accidente", una "crisis", que contrasta con el desarrollo de la personalidad, de su historia. La otra'est encerrada en la trayectoria misma de la personalidad y llega a ser su historia. Elprimer grupo de enfermedades mentales se asemeja al sueo y al ensueo enque, como estos estados, se excluyen de la existencia o no se incluyen ms quecomo puestos entre parntesis y, como estos estados son reversibles y constituyen episodios transitorios... Un segundo grupo est constituido por enfermedades mentales que se caracterizan, al contrario, por una organizacin duradera de trastornos integrados en el sistema permanente de la personalidad, que"hacen cuerpo" con la persona misma.

    El segundo hecho es que los diversos cuadros clnicos que entran en cadauna de estas dos categoras se ordenan como una serie de niveles de desestructuracin y de tal naturaleza que la sintomatologa de los niveles superioresse aade a los niveles inferiores sin que sea cierto lo recproco.

    Podemos proponer el esquema siguiente:

    PSICOPATOLOGIA DEL CAMPO DE LACONCIENCIA

    (Psicosis Agudas)

    Crisis maniacodepresivas.Brotes delirantes y alucinatorios. Es

    tados oniroides.Psicosis confuso-onricas.

    PATOLOGA DE LA PERSONALIDAD

    (Psicosis y neurosis crnicas)Desequilibrio. Neurosis.Delirios crnicos y esquizofrenia.Demencias.

    Este esquema no es para m una conclusin, sino un plan de trabajo cuyametdica ejecucin persigo desde hace ya veinte aos.

    Nociones tan vagas, pero prcticamente muy importantes, tales como "agudeza" y "cronicidad", y que sera irrisorio tomar de entrada como criteriosde clasificacin, no pueden en esta perspectiva tomar importancia ms que porel anlisis estructural o si se quiere por el profundizar fenomenolgico en

    NATURALEZA DE LAS ENFERMEDADES MENTALES 77

    las enfermedades mentales, nicos que pueden hacemos comprender, bien sealo que hay de actual o de episdico, bien sea lo que hay de permanente o decrnico en la esencia del cuadro clnico, lo que es de la categora del estary lo que es de la categora del ser. Esto va a quedar ms claro si intentamos comprender las diferencias y las relaciones entre estos dos grandes grupos, profundizando en la estructura misma de la organizacin del ser psquicocuya descomposicin se efecta segn estas dos modalidades esenciales.

    El grupo de las enfermedades mentales "crticas" nos remite a la patologadel campo de la conciencia. He consagrado un grueso libro a esta tesis (tomom de mis tudes) para demostrar que entre las crisis de mana y de melancola y los estados confusionales y onricos, pasando por el nivel de las "experiencias o vivencias agudas delirantes", alucinatorias y de despersonalizacin, todos estos cuadros clnicos forman entre s una serie continua de nivelesde desestructuracin del campo de la conciencia. De esta manera he queridodar a esta nocin un significado ms amplio que aquel con que es ms usual-mente empleado, incluyendo en ella las crisis maniaco-depresivas porque meparece imposible separarlas de las otras. Esta desestructuracin del campo dela conciencia, este itinerario de la vigilia al sueo entraa alteraciones de laexperiencia de la actualidad vivida, es decir, una desorganizacin del campode la conciencia que cae en lo imaginario.

    El grupo de las enfermedades mentales, que constituye la desorganizacino la disgenesia del sistema transactual del yo tiene por caracterstica la de seruna modalidad crnica del trastorno puesto que es la existencia misma, elDasein, lo que se encuentra perturbado en sus proyectos y sus valores. A estegrupo pertenecen todas las enfermedades crnicas que, de la demencia a lasneurosis, pasando por las esquizofrenias y los delirios paranoicos, "alien" elyo. Aqu, todo sucede como si, sin que el campo de la conciencia sea, aparentemente al menos, trastornado, sin que el ser consciente de s haya perdido,con su unidad, el sentido mismo de su trayectoria existencial.

    As, los estudios clnicos, por lo menos los que pueden realizarse basndosesobre los ms slidos trabajos de nuestros predecesores, nos hacen evidente laestructura bipolar del ser psquico, o ms exactamente, del ser consciente.

    El ser consciente, o ms bien el devenir consciente, se nos hace presente,entonces, con su organizacin dinmica propia, gracias al orden introducidoen la clasificacin de las enfermedades mentales. Mi libro sobre La Concienciaexpone esta estructuracin. El campo de la conciencia alterado en las enfermedades mentales del primer grupo es la organizacin de la experiencia actual;mientras que la conciencia de s es el sistema axiolgico de valores que seconstruye para formar el yo como ser razonable, segn la famosa frase deFreud "Wo Es war sol ich werden" (A donde estaba el ello debo deveniryo). Es en la convergencia de los puntos de vista clnicos, fenomenolgicoy psicoanalticos, en donde esta estructuracin del ser psquico se manifiesta.No puedo detenerme a exponer aqu esta organizacin fundamental del serpsquico que, como ser consciente, contiene lo inconsciente (en los dos sentidosfranceses de la palabra contener, es decir, encerrar y deprimir). Digamos sim-

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    Ey, H., 1967b: Naturaleza y clasificacin de las enfermedades mentales. Esbozo de una historia natural de la locura, in: Revista de Psicoanlisis, Psiquiatra y Psicologa, Mxico (No. 5, 1967), pp. 68-82.

  • 78 NATURALEZA DE LAS ENFERMEDADES MENTALES

    plemente que la desorganizacin de esta organizacin implica necesariamentelas dos categoras de enfermedades mentales que acabo de exponer.

    Eso no quiere decir, naturalmente, que estas dos subformas de enfermedades mentales estn radicalmente separadas, lo cual sera contrario, no solamente.al espritu lgico de la clasificacin, sino a los hechos mismos. Si en la primera categora los trastornos del campo de la conciencia son la figura cuyofondo lo constituye la personalidad relativamente intacta, en la segunda, las.malas conformaciones o deformaciones del Yo constituyen la figura cuyo fondo es el campo de la conciencia ms o menos alterado.

    No se asombren demasiado de esta clasificacin binaria y del sentido queyo le doy. Parece corresponder, al menos en lo esencial, a la distincin clsica entre psicosis agudas sintomticas con trastornos de la conciencia y enfermedades mentales endgenas que alteran radicalmente la razn, correspondiendo al concepto de alienacin, ms o menos global, al concepto del Yo psquico,s decir, a estas formas de enfermedades mentales que engloban las demencias(en donde no hay alguien), a las neurosis (en donde hay alguien incierto desu propia identidad) pasando por las esquizofrenias (en donde el Yo se convierte en otro). Si la oposicin entre lo exgeno y lo endgeno, o entre agudoy crnico, es mera conjetura, por el contrario la fisonoma clnica tan destacadade estos dos grupos de enfermedades mentales aparece mejor establecida sobrelas bases que yo acabo de exponer.

    Tal es, a mis ojos, la perspectiva natural de clasificacin de las especiesde la"locura", y yo entiendo por esta palabra pasada demoda la generalidad delas enfermedades mentales, desde los estados confuso-onricos hasta las crisisdepresivas o maniacas, desde las demencias hasta, incluso, las neurosis. Estaclasificacin est basada en un estudio clnico y estructural de las enfermedades mentales. La hiptesis, a la que conduce, sobre la organizacin del serpsquico, es a su vez verificada por la coherencia misma de esta nosografa.Una tal clasificacin de las especies en el interior del gnero est completamente de acuerdo con lo que hemos establecido al principio de esta conferencia: una clasificacin debe encontrar en el orden lgico un orden natural.El orden natural al cual se refiere la psiquiatra es la estructura del ser cons-

    ciente.

    IV. Esbozo de una "historia natural de la locura"

    Las ciencias de la naturaleza se fundan en el principio de una causalidad determinista. Lo mismo resulta para las ciencias biolgicas pese a las reservas-que se imponen cuando se trata de un organismo irreductible a un determinismo total. Por lo que respecta a las "ciencias humanas", los principios deindeterminacin y de finalidad tienen una importancia tal que las opone relativamente a las ciencias de la naturaleza. Cmo podemos considerar la causalidad de las enfermedades mentales? Es la psiquiatra una ciencia de lanaturaleza o una ciencia humana? Y en consecuencia, qu relaciones podemos entrever entre la causalidad fsica (de la cual puede el cuerpo ser la sede)

    NATURALEZA DE LAS ENFERMEDADES MENTALES 79

    y la causalidad psquica o moral (de la cual la finalidad de los motivos y delas intenciones constituyen los proyectos del Dasein del hombre en su mundo) ? Inmanencia o trascendencia, organognesis o psicognesis? Conocemos todos estos terribles problemas! Los hemos apartado sistemticamente deuna clasificacin rigurosa que no puede depender ni de estas incertidumbresni de la heterogeneidad que introduce la diversidad de las causas. Pero espreciso que ahora habiendo excluido esta problemtica de la definicin yde la clasificacin de las enfermedades mentales nos la encontremos fuera dela clasificacin, como un aspecto complementario y necesario de la patologamental. Vamos a ver que, estando basada la clasificacin de las especies morbosas sobre los desrdenes de la estructura misma del ser psquico, debemosnecesariamente considerar estos desrdenes como un efecto de los trastornossomticos sobre la psique (el peso de la naturaleza del hombre sobre su existencia). Veremos los dos aspectos de esta concepcin rgano-dinamista.

    A) Organognesis de las enfermedades mentales. La organizacin es lanaturalezamisma de los seres vivos, es decir, su cuerpo y su organismo. Cmopodemos entonces hablar de la organizacin del ser psquico que sobrepasamanifiestamente el nivel de las funciones vitales? Cmo y por qu? Pararesponder a esta pregunta es preciso, y es suficiente, considerar que el cerebrodel hombre es a la vez un rgano de su cuerpo y la condicin misma de sulibertad en sus relaciones con su mundo. Tan cierto es ello, que el sistemanervioso no es un sistema rigurosamente cerrado sobre el arco reflejo, sinoabierto a una combinacin de infinitas posibilidades de relacin. No sabraaqu explicarme sobre este punto fundamental sin verme obligado a dar otrao varias conferencias. Me contentar, pues, con decir que la organizacin misma del cerebro es tal, que ella aade al organismo el orden del pensamientoque es la estructura misma del ser psquico, es decir, el orden mismo de supropia temporalidad y de su propia libertad. El ser consciente implica efectivamente la capacidad cerebral para organizar las experiencias actuales y paramantener la permanencia histrica de un sistema personal.

    Todos nuestros conocimientos de neurofisiologa, del crtex cerebral en susrelaciones con el cerebro medio, todos nuestros anlisis de la estructura delser consciente, extrados del profundizar y de la clasificacin de las estructuras psico-patolgicas, es decir, de las enfermedades mentales, todo eso loshace parecer un cuerpo de fenmenos que nos obligan, por su cohesin misma,a comprender la articulacin del ser psquico del hombre, las dos coordenadas de su ser consciente. Esta articulacin es la que ensambla la estructuracin "del campo de la conciencia", es decir, la actualidad de lo vivido, conel sistema trans-actual del Yo, o, dicho de otra forma, los "acontecimientos cerebrales" regulan en el hompre la posibilidad de expulsar del campo de laconciencia lo imaginario de su vivido (alejndolo del sueo), y de construir unplan de existencia, es decir, el sistema axiolgico de la persona (al construirel Yo frente al Otro). Basta, por otra parte, con formular as el sentido delas funciones del cerebro (funcin de adaptacin a la realidad presente y funcin de construccin de la realidad en su relacin al Yo), para ver el sistemanervioso central de la organizacin misma del espacio y del tiempo que com-

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  • 80 NATURALEZA DE LAS ENFERMEDADES MENTALES

    ponen la vida psquica propia de cada uno, es decir, la dotan de las infraestructuras necesarias para la estructuracin de su conciencia y de su existenciacomo persona; pero, como luego repetir, estamos lejos de las concepcionesmaterialistas y mecanicistas del cerebro que en el siglo xrx hacan de l solamente un lugar de asociacin, correspondiendo a una psicologa asociacionista.

    Si el cerebro, al desarrollarse, constituye al sustrato del ser consciente ensus relaciones con el inconsciente, si la persona no se construye ms que porel orden introducido por la estructuracin del campo de la conciencia y porun sistema de informaciones y de valores que asignan un lugar al Yo y asus acciones, es claro que este dinamismo evolutivo vulnerable, es decir, eledificio de las formas arquitectnicas de esta organizacin, puede deshacerse,descomponerse. A esta descomposicin del ser psquico corresponde, repitmoslo, el gnero de las "enfermedades mentales". As, resulta bien claro quela enfermedad mental est, por as decir, implcita en la organizacin del serpsquico. El ser consciente contiene lo inconsciente; la vigilia contiene el sueo; el Yo contiene su alienacin; la salud mental contiene la psicopata. Todasestas formas expresan este hecho primordial; por su organizacin, el ser psquico contiene la enfermedad mental, o para decirlo de otro modo, la enfermedad mental est latente en todo hombre.

    Pero esta ontologa del ser psquico que implica en su ontognesis la posibilidad misma de desintegrarse nos permite todava alcanzar otra verdad. Si,en efecto, la enfermedad mental es una desestructuracin de la estructuracindel ser psquico, es claro que toda enfermedad mental es esencialmente unaforma de desorganizacin, es decir, tiene una estructura esencialmente nega-,tiva, y es aqu donde debe ser subrayada la inspiracin neo-jacksoniana de miconcepcin de las enfermedades mentales. stas, como lo quera H. Jackson,representando un aspecto regresivo de la evolucin, comportan necesariamenteuna negatividad. Y es precisamente a esta negatividad a la que, en la concepcin rganodinamista que a mis ojos constituye la historia natural de lalocura, corresponde la causalidad somtica u orgnica del proceso generadorde todas las enfermedades mentales. No se trata de decir, en efecto: ciertasenfermedades mentales son orgnicas y otras son psicgenas; hay en ello unpunto de vista eclctico que es superficial y que no corresponde a la estructurantima, a la naturaleza misma, de la enfermedad mental. La rgano-gnesisde las enfermedades mentales depende de la ontologa misma del ser psquicocuya desorganizacin ella representa. De ah la justificacin e incluso la necesidad de buscar causas somticas de las enfermedades mentales, de integrarradicalmente la patologa mental en la patologa orgnica y especialmente enla patologa nerviosa o neurometablica. Despus de haber expulsado de laclasificacin de las enfermedades mentales toda idea de causalidad, pero despus de haber mostrado que la causa de la desorganizacin del ser psquicono poda ser sino un trastorno del organismo, jams dir con demasiado nfasis que los estudios etiopatognicos somticos son, no solamente de valor, sinonecesarios.

    B) Estructura dinmica de las enfermedades mentales. Entendmonos. Decir que una enfermedad mental depende de tal o cual factor etiolgico org-

    NATURALEZA DE LAS ENFERMEDADES MENTALES 81

    nico no equivale a definir esta enfermedad mental por su factor etiolgico. Elcuadro clnico de la parlisis general no se define en una clasificacin de lasenfermedades mentales por la meningoencefalitis, se define por la "demenciaexpansiva". El que no viera claramente esta "realidad sindrmica" de la enfermedad mental caera en el error de creer, en efecto, que toda demenciaexpansiva es una meningoencefalitis, lo cual no es desde luego el caso. Odicho de otro modo, la tipicidad del cuadro clnico (e incluso la de los signosllamados "patognmicos" que no lo son jams por completo en s mismos nien su agrupacin) no depende de la especificidad del proceso etiolgico y esoes tan cierto que es imposible imaginar que el da que se conocieran todaslas causas de las enfermedades mentales, stas desapareceran para no llamarsems que trombosis de tal arteria, encefalitis de tal naturaleza o afeccin dis-metablica de tal gnero. Esta separacin entre la enfermedad mental y suetiologa se manifiesta incluso all donde los lazos de la afeccin y de su determinismo causal resultan aparentes, de la forma ms simple y absoluta, es decir,en los estudios genticos. Recordemos las conclusiones a las cuales, por ejemplo, ha llegado Luxemburger despus de largas y minuciosas investigacionesen el Instituto de Munich: lo que hay de genotpico ha escrito en la esquizofrenia, parece ser un proceso somtico especfico. Dicho de otro modo,lo que sera especfico en la esquizofrenia no sera la esquizofrenia, sinoun factor somtico acerca del cual convendra preguntarse, cuando se le conozca, si no es capaz de producir ms cuadros clnicos que el de la esquizofrenia; de la misma manera que nosotros sabemos bien cmo la sfilis nerviosapuede producir otras enfermedades mentales adems de la "demencia". Todoeso parece bastante claro para que nosotros podamos decir que la enfermedadmental no depende directamente (no puede depender), ms que en segundogrado (y no especficamente), de tal o cual proceso etiolgico. Podemosexpresar esto de otra manera diciendo que entre el proceso orgnico generadory la enfermedad mental hay un intervalo. Es lo que yo he propuesto llamarel hiato orgnico-clnico que separa la causa orgnica de su efecto psico-pato-lgico. Este hiato, ya muy sensible en la fenomenologa misma de las crisisde desestructuracin de la conciencia (bien se trate de un estado crepuscularepilptico, o de un estado onrico, o de una crisis maniaca), es todava msperceptible cuando se trata de la enfermedad de la personalidad en la que elYo no puede ser alterado o alienado ms que como efecto muy indirecto delproceso somtico generador.

    Como se ve, si parece imposible dividir el "gnero" enfermedad mental endos categoras etiolgicas, unas orgnicas y otras psquicas, si por el contrariotodas las enfermedades mentales parecen ser organgenas (es decir, desorganizaciones del ser psquico provocadas ms o menos directamente por perturbaciones adquiridas o congnitas de su sustrato orgnico), parece tambin evidente que las causalidades orgnicas y psquicas son complementarias en cadacuadro clnico particular. Decir, en efecto, que las enfermedades mentales dependen esencialmente de procesos orgnicos, o sea, acentuar su carcter patolgico, deficitario, regresivo y, ms generalmente, negativo, es tambin admitirnecesariamente que un enfermo mental en sus manifestaciones clnicas, en la

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    Ey, H., 1967b: Naturaleza y clasificacin de las enfermedades mentales. Esbozo de una historia natural de la locura, in: Revista de Psicoanlisis, Psiquiatra y Psicologa, Mxico (No. 5, 1967), pp. 68-82.

  • 82 NATURALEZA DE LAS ENFERMEDADES MENTALESrealidad fenomenolgica de su vivido y de su existencia patolgica, pone enjuego la creacin positiva de sntomas. Ni una melancola ni tampoco unapsicosis esquizofrnica o una neurosis son reductibles a un dficit a su sinto-matologa primaria. No ha dicho Bleuler, a propsito de las esquizofrenias,muy justamente que toda o casi toda la sintomatologa de las esquizofreniasera secundaria? El sentido de los sntomas y ms generalmente de la existencia patolgica no puede escapar a la intencionalidad profunda de las fuerzaspsquicas "subsistentes", como deca Jackson. Son ellas las que entran, sea attulo de expresin directa, sea como manifestaciones simblicas, en el cuadroclnico de las diversas enfermedades mentales.

    Yes que la historia natural de la locura no puede reducir al hombre enfermomental a no ser ms que el objeto de una ciencia puramente natural aunquefuese la Biologa o la Neurobiologa. Si la locura (yo empleo todava, porltima vez, esta palabra en su sentido muy general, abarcando todo el campode la Psiquiatra y comprendiendo en l el de las neurosis) depende en ltimoanlisis del trastorno de la organizacin fsica que hace del hombre un seralterado o alienado en su humanidad, el ser humano psquicamente enfermoes y sigue siendo un hombre a cuyo encuentro debe el psiquiatra entregarse.La Psicoterapia es una dimensin fundamental de relacin con la enfermedadmental porque slo ella puede aadir al enfermo lo que le falta de conocimiento y de dominio de s. La Psiquiatra es a este respecto como yo lo hedicho y repetido con tanta frecuencia la Patologa de la libertad, la cualexige del mdico que desencadene al hombre como enfermo mental.

    No puede, en absoluto, tratarse de reducir el comportamiento humano engeneral, las instituciones humanas, la psicologa humana a ser objetos de lasciencias de la naturaleza.

    La Psiquiatra, por el contrario, no puede ser considerada como lo son laPsicologa y la Sociologa como una ciencia puramente humana sin que, ala vez, se le destruya su propio objeto, de enfermedad mental. sta, al ser unefecto de la desorganizacin del ser, al ser esencialmente orgnica, es tambinobjeto de una "ciencia" natural, la de la locura. Porque si el hompre normal,en su libertad, no puede ser objeto ms que de una ciencia del espritu, elhombre que cae en la locura sea cuales sean sus formas y sus gradosllega a ser el objeto de una ciencia de la naturaleza, en la misma medida enque l ha recado en la naturaleza, es decir, en su cuerpo.

    LIBROS Y REVISTAS

    Solomon, Philip, et al. (eds.), Sen-sory Deprivation. Harvard Uni-versity Press, Cambridge, 1961.

    Los estudios que forman este libro fueron presentados en un simposio sobreprivacin sensorial celebrado en la Escuela de Medicina de la Universidad deHarvard, en 1958. Los resultados de losdiversos experimentos y observacionespresentados en esta reunin indicanque la privacin sensorial causa unainterferencia en el pensamiento orientado hacia la realidad. Los efectos detal privacin pueden verse en una actuacin significativamente ms pobrede los sujetos en varias tareas cognoscitivas as como en las que suponendestreza motora y perceptiva; en unamayor susceptibilidad a la sugestin;en cambios significativos en la conductade una naturaleza por lo general regresiva y en ciertos cambios fisiolgicos que son paralelos de los psicolgicos. Los estudios hechos en animalesprivados de la percepcin sensorial apartir del nacimiento y que persisten enesta situacin durante varios meses hanrevelado efectos de larga duracin, independientemente de posteriores experiencias correctivas. Tales revelacionesapoyan algunos de los principales hallazgos de las observaciones de Spitzen nios institucionalizados. En estapublicacin se pasa revista a algunosde los diversos estudios. Los captulosintroductorio y final del libro no se resumen debido a que son de naturalezams general. Debe tenerse presente quela metodologa experimental, en la mayor parte de estos estudios, fue de alta

    categora y que por lo general se utiliz algn tipo de grupo de control.

    "Cognitive and Physiological Effectsof Perceptual Isolation", por W. Heron(pp. 6-33). Se utilizaron como sujetosa estudiantes varones universitarios. Sele pidi a cada uno de ellos que permaneciera en el experimento el mayortiempo posible. Este lapso usualmentefue de dos a tres das. Se pona al sujeto en una cama, dentro de un cubculo con luz, privado a medias detodo ruido, y siempre bajo la observacin del autor del experimento. El sujeto llevaba lentes traslcidos que dejaban pasar la luz difusa, pero que nopermitan percibir figuras. Tambinllevaba guantes de algodn y puos decartn para limitar la sensacin tctil.Las paredes del cubculo en donde estaba el sujeto, as como el ruido de unacondicionador de aire limitaron lapercepcin auditiva. Las comidas setomaban de una charola que estabajunto a la cama, y en una habitacinadyacente haba un excusado. Se ledijo al sujeto que estara presente unexperimentador y que poda pedirletodo lo que necesitara. Se le dio acada sujeto una batera de pruebas endiversos momentos anteriores al aislamiento, durante el aislamiento y despus de l. Tambin se tomaron medidas fisiolgicas. Se obtuvo una medicin de la susceptibilidad a la propaganda como resultado de la experiencia. Si el sujeto lo deseaba, se le ponan discos con msica durante el periodo de aislamiento. Con anterioridadal aislamiento, y tambin despus de l,se tomaron medidas de la actitud delsujeto con respecto a temas particula-

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    Ey, H., 1967b: Naturaleza y clasificacin de las enfermedades mentales. Esbozo de una historia natural de la locura, in: Revista de Psicoanlisis, Psiquiatra y Psicologa, Mxico (No. 5, 1967), pp. 68-82.