Habla.• El cerebro de un recién nacido es asombroso. El

reconocimiento de sonido comienza al nacer y escuchar las voces de los padres es una de las primeras maneras en que los bebés comienzan a aprender habilidades lingüísticas.

• Es difícil de imaginar, pero, aunque parezcan desvalidos, los bebés están escuchando cada palabra desde el comienzo. Sus cerebros absorben información constantemente y descubren cómo se forman las sílabas y las palabras, para crear oraciones.

• El cerebro experimenta su crecimiento más dramático durante los primeros meses y años de vida del niño.

Lee.• Diversos estudios indican que los niños a quienes sus

padres les leen frecuentemente conocen muchas más palabras a los 4 años de edad que aquellos niños a quienes no les han leído con regularidad. Estos primeros años forman las bases para el futuro de un niño.

• Leer también brinda una oportunidad increíblemente importante para afianzar la unión de los padres con sus hijos. Los libros logran que los niños vivan grandes aventuras y, con frecuencia, sus recuerdos más preciados se forman en el regazo de sus padres con un cuento favorito.

• Es indudable que la lectura diaria estimula las células cerebrales.

Canta.

• ¿Sabías que el cerebro de un bebé responde de manera diferente a la música grabada que a una canción en vivo? La voz de los padres tiene un gran impacto, en particular cuando transmite una canción.

• Las canciones de cuna y las rimas son tipos especiales de discurso, cada una conlleva melodías únicas e inflexiones que ayudan a preparar el cerebro del bebé para el lenguaje.

• La investigación nos indica que la música puede estimular las mismas áreas del cerebro que se activan durante el procesamiento matemático.

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Cuerpo sano.Cerebro sano.

“Hablar dos idiomas está padre. Gracias y Thank you, te ayudan

en la escuela.”

“Como tú, cuando

canto las palabras, mejor las recuerdo.

Y cantar es muy divertido, seguro que estamos de

acuerdo.”

“¡Leer es un hábito divino! Y si quieres ser muy listo, entonces ese

es tu camino.”

Come alimentos saludables. El equilibrio correcto de nutrientes, incluidos hidratos de carbono, proteínas, grasas y vitaminas, brinda a los niños la energía necesaria para prosperar.

• Las calorías, que son la cantidad de energía contenida en los alimentos y las bebidas de tu hijo, son necesarias para que un niño crezca y se desarrolle.

• Incorporar más calorías de las que el cuerpo necesita puede generar una nutrición deficiente y causar problemas de salud más graves, como diabetes tipo 2 y obesidad.

Establecer hábitos alimenticios saludables desde el comienzo es la clave para una vida sana.

• Esto comienza al modelar conductas saludables en casa. Una nutrición equilibrada tiene aún más beneficios: ayuda a equilibrar el bienestar mental, impulsa al sistema inmunológico a combatir las enfermedades, contribuye con una curación más rápida de las heridas y reduce el riesgo del niño de padecer enfermedades graves en el futuro.

Ponte en movimiento. Mantenerse físicamente activo es fundamental para

conservar un peso corporal saludable, pero sus beneficios van más allá.

• Los estudios indican que incluso sesiones breves de movimientos físicos pueden mejorar la

atención y la memoria de los niños.• De hecho, escáneres cerebrales han mostrado niveles mucho más elevados de actividad cerebral, cuando un niño está caminando comparado a cuando está sentado.

Mantenerse activo no solo es bueno para el cuerpo, ¡sino también para la mente!• Los niños necesitan como mínimo un total de una hora de juego activo por día.

• Y en el mundo actual inmerso en la tecnología, es importante limitar el tiempo

que los niños pasan frente a las pantallas, incluidas la televisión, la computadora, el

teléfono celular, la tableta y la consola de videojuegos.