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GORILLAZ Tercer disco

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Entertainment & Humor


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revista argentina inrockuptibles

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Page 1: Gorillaz april2010- inrockuptibles mag

GORILLAZTercer disco

Page 2: Gorillaz april2010- inrockuptibles mag

los inrockuptibles. 35

La isla del

Rodeado de ungrupo de invitadosde lujo, DamonAlbarn firma PlasticBeach, el tercer –¿yúltimo?– disco de sucreación cartoon popGorillaz, un trabajoaudaz, sombrío,inspirado por lainfluencia del hiphop y la electrónica.Entrevista conMurdoc, su alterego, únicosobreviviente de labanda, solitario ygruñón desde su islaimaginaria. Entrevista Johanna Seban

TESORO

Page 3: Gorillaz april2010- inrockuptibles mag

36. los inrockuptibles

A comienzos del milenio, Damon Albarn,

cansado de haber pasado los noventa

ocupando la portada de los semanarios

musicales ingleses con Blur, decide con-

cebir, con la ayuda de su compañero

dibujante Jamie Hewlett (el de Tank

Girl), el cartoon pop Gorillaz. Aquello era

una pequeña banda de cuatro personajes

virtuales, ideal para llevar a su lugar las

composiciones del inglés y devolverle su

anonimato perdido, un concepto increí-

ble en una sociedad fundada, más que

nunca, en la imagen y la encarnación.

Pero también se trataba de su escondite:

gracias a Gorillaz, Albarn pudo desarro-

llar sus fantasías musicales, multiplicar

las colaboraciones y los viajes, sin jamás

haber tenido que mostrar ni siquiera su

nariz. Solamente hay que recordar las

primeras actuaciones de Gorillaz, en las

que la banda tocaba siempre escondida

detrás de una cortina. Podemos pregun-

tarnos además si Albarn no ha decidido

también camuflar su riqueza: su nombre

brilla por su ausencia en la muy oficial

Rich List establecida cada año en el Reino

Unido para censar las mayores fortunas

de la monarquía. Ahí, entre los “jóvenes”

músicos, aparecen Chris Martin de Cold-

play y los hermanos Gallagher de Oasis.

Pero ningún Albarn. Algo que podría sor-

prender cuando sabemos que aquello que

inicialmente fue un proyecto paralelo y

lúdico se transformó rápidamente en

una verdadera gallina de los huevos de

oro, incluso de platino: más de quince

millones de ejemplares de los álbumes

Gorillaz (01) y Demon Days (05) fueron

vendidos en todo el mundo.

Plastic Beach, tercera parte de la saga

Gorillaz, permite a Damon Albarn conti-

nuar tomándonos el pelo: anunciado por

su autor como el álbum más pop hasta

hoy, se revela como el disco menos accesi-

ble de la banda, con pocos hits y bajo una

gran influencia de hip hop. Sombrío,

sinuoso y torcido, Plastic Beach es sin

embargo, a medida que se lo escucha, hip-

nótico. Haciendo alarde de un casting pro-

digioso (Lou Reed, Snoop Dogg, Mark E.

Smith de The Fall, Mos Def, Bobby

Womack, Mick Jones y Paul Simonon de

The Clash respondieron especialmente al

llamado), el disco está acompañado por

una historia imaginaria bastante simpáti-

ca: luego de la destrucción de los estudios

Kong de la banda, el disco se grabó en una

isla construida sobre basura y desechos,

situada en el Point Némo, el lugar del océ-

ano Pacífico más alejado de todas las cos-

tas. De los cuatro personajes originales

(Murdoc, 2D, Russell y Nooddle), sólo que-

da el horrible Murdoc, contento de haber-

se librado finalmente de sus compañeros

invasores. Es de hecho él quien, por e-

mail, por supuesto, respondió a esta entre-

vista, con la gracia de un Capitán Haddock

burlón y borracho. Compra de pirámides,

tráfico de armas y burka: bienvenido al

mundo de plástico de Gorillaz.

ENTREVISTA> ¿¿QQuuéé sseennssaacciioonneess ttee pprroovvooccaa

eell llaannzzaammiieennttoo ddee eessttee tteerrcceerr áállbbuumm??

MMuurrddoocc NNiiccaallllss:: Me siento más o menos

como todos los días: no tengo nada por qué

preocuparme, las bebidas energizantes y el

alcohol que encargué en Internet harán

pronto su efecto… ¡Ya está! Organicen sus

preguntas, ¿qué quieren saber sobre la ban-

da de pop más grande de la historia? Por

supuesto que estoy excitado con la idea de

esta salida, pero nada angustiado: tengo un

álbum de oro bajo el brazo, una autoriza-

ción para salir de la cárcel, una idea simple

para la inmortalidad.

¿¿QQuuéé eessppeerrááss ddee PPllaassttiicc BBeeaacchh??

Lo mismo de siempre: la dominación pla-

netaria y una cobertura mediática total.

Es el tercer acto de la epopeya en expan-

sión que es Gorillaz. A partir de un simple

concepto, florecimos y nos convertimos en

una institución concreta. Hoy somos un

nombre, una marca, que se puede sellar

en un disco a modo de garantía. Si escu-

chás atentamente los tres discos, vas a ver

una evolución, un crecimiento que no

encontrarás jamás en otra banda. Así es

como pensé las cosas. Plastic Beach es el

tercer y más glorioso capítulo de mi mag-

nífico tríptico.

¿¿PPooddééss hhaabbllaarrnnooss ddee eessttaa iissllaa ddee pplláássttiiccoo

eenn llaa qquuee ggrraabbaarroonn eell áállbbuumm yy qquuee ddiioo

nnoommbbrree aall ddiissccoo??

Es un inmenso montón de plástico podrido

en medio de la nada. Lo gracioso es que

cuando lo vi por primera vez, de lejos, el

lugar me pareció idílico. A través de los

prismáticos, uno hubiera dicho… ¡un para-

íso flotante! Pero al acercarme, me di cuen-

ta de que no era más que un vertedero

hecho de grasa, basura, viejos tubos oxida-

dos, pedazos de plástico tirados por los

hombres. No me molestó. Pinté todo de

rosa vivo, y listo: ¡mi propia playa de plás-

tico! Estaba de nuevo como en casa. Tenía

ganas de estar en un lugar donde pudiera

llevar a las chicas y dejar todo patas para

arriba, reventar el estéreo. Lo primero que

hice fue construir una casa Playboy tipo

Playmobil. Ahí se encuentra absolutamen-

te todo: habitaciones con un piso transpa-

rente que permite ver el mar, cuartos

secretos, faros. Al lado de todo esto, Real

World, el estudio de Peter Gabriel, ¡es una

gran mierda!

¿¿LLeeííssttee LLaa ppoossiibbiilliiddaadd ddee uunnaa iissllaa,, ddee MMiicchheell

HHoouueelllleebbeeccqq??

Nah… Pero aprendí que el álbum de mi tío

abuelo, Iggy Pop, fue inspirado por la nove-

la. Tuve ganas de aislarme en una isla por-

que no podía más estar todo el tiempo aco-

sado, perseguido por ridículas historias de

paternidad, o por criaturas del diablo que

exigen su parte de la torta (según la leyen-

da, Murdoc sería el padre de los miembros

de la banda inglesa The Horrors. Por haber

abandonado a sus hijos, habría sido perse-

guido en 2009 por la DASS, que le habría

reclamado 500 mil libras por cada chico

como atraso de pensión alimenticia). Para

ser totalmente honesto, me escapé porque

me indigesté de las inmundicias que impo-

ne la vida moderna. Vas a un centro comer-

cial hoy, y es como si el edificio entero te

estuviera tirando productos encima: libros,

DVDs, juegos, remeras, accesorios, Ipods,

descargas, aplicaciones, herramientas, pro-

gramas de tele, cable… La tierra está llena,

va a desbordar. Todo ya fue dicho, todo fue

GORILLAZ

>>>

‘‘

Tengo un álbum de oro bajo el brazo, unaautorización para salir de la cárcel, una idea

simple para la inmortalidad.

‘‘

Page 4: Gorillaz april2010- inrockuptibles mag

dado vuelta en todos los sentidos. Entonces

tuve ganas de escaparme, de irme a un

lugar donde pudiera simplemente mirar

las estrellas, y analizar en total tranquili-

dad este mundo enfermo. La isla en cues-

tión está situada en Point Némo, el lugar

más alejado de todas las costas del planeta.

Nadie imaginaría encontrarme ahí, podría

hacer tanto quilombo como quisiera.

SSooss aahhoorraa eell úúnniiccoo rreepprreesseennttaannttee ddee GGoorrii--

llllaazz.. ¿¿SSee pprreeooccuuppaarroonn ppoorr eell eeggoo eenn llaa bbaannddaa??

Con treinta mil voltios en la nuca te aseguro

que eliminás cualquier problema de ego. Lo

que pasa es que mi ego siempre fue enorme,

desde que salí del útero de mi mamá… Tam-

bién el éxito fue una confirmación de mi

genio. Y todas las bandas son iguales: una

luz y tres débiles que agitan sus cabezas. La

primera vez que pensé en embarcarme de

nuevo para una tercera maratón Gorillaz

hice el esfuerzo –sin entusiasmo, lo admito–

de encontrar a los otros. Creo incluso haber

pegado un afiche en un farol en el barrio de

Neasden, al norte de Londres: “Aviso de bús-

queda: tres roqueros torpes, vistos por últi-

ma vez en la banda itinerante Gorillaz.

Recompensa: 70 euros”. No tuve ninguna

respuesta… ¿Para qué los necesito? ¡Podría

programar las baterías yo mismo! Y además,

luego de su muerte, logré recuperar el ADN

de Noodle y creé su cyborg, una guitarrista

mejor. Ya no necesito aguantar la ciclotimia

y las maldiciones de un adolescente.

¿¿NNuunnccaa ttuuvviissttee ggaannaass ddee ddeejjaarr GGoorriillllaazz??

Sí, cada vez que termino un disco. A veces

incluso antes de hacerlo. Pero creo cada

vez que una nueva grabación me abrirá

las puertas del reino privado de las elites

inmortales y que no tendré que trabajar

más con todos esos boludos. Y resulta que

no, al final siempre tenés que volver a

unirte. Aunque tu trabajo sea del temple

de un genio divino. No se puede privar al

los inrockuptibles. 37

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Page 5: Gorillaz april2010- inrockuptibles mag

38. los inrockuptibles

mundo de una personalidad como la mía,

sería cruel. Los lunes a la mañana son

generalmente terribles para mí. En un

momento pensé en unirme al girlsband

inglés Girls Aloud. Tenía una terrible resa-

ca, y empecé a leer el diario. Y encuentro

una enésima foto de Sarah Harding que

sale de un boliche, un poco desalineada…

Me digo: “Eso parece cool”. Al menos más

cool que quedarme sentado en mi estudio

todo el día, maquinando módulos y efec-

tos de sonido. Entonces pensé: antes que

intentar redefinir el concepto mismo del

álbum pop moderno, antes que fundir las

diferentes culturas musicales del planeta

en una nueva forma audaz que transgreda

los tiempos, los lugares, los géneros, los

tipos y la religión, lo que podría hacer es

olvidar esta historia del tercer álbum de

Gorillaz y callejear con Girls Aloud. Pero

luego aclaré un poco las ideas y me di

cuenta de que eso iría en contra de todo lo

que había dicho antes. Así que tomé una

taza de té y volví al estudio.

¿¿EEssttááss ddee aaccuueerrddoo eenn aaffiirrmmaarr qquuee eessttee áállbbuumm

ssiimmbboolliizzaa eell ddeessoorrddeenn,, llaa ddeessttrruucccciióónn??

Insisto en alejar todo malentendido. No es

un álbum verde o ecologista, es la banda

sonora de una playa de plástico. Es como

una serie de fotografías tomadas en un

montón de lugares diferentes del planeta y

después reunidas en una cartelera para ver

cómo pueden convivir. No es una manera

de juzgar al mundo, es una fotografía.

VVeennddiissttee mmiilllloonneess ddee ddiissccooss yy ssiinn eemmbbaarrggoo

ttee eennccoonnttrraassttee eenn llaa rruuiinnaa.. ¿¿QQuuéé ppaassóó??

Después de los recitales para Demon Days,

me fui de fiesta por todas partes, descon-

trolé en los cuatro rincones del planeta. Y

después, el dinero me empezó a faltar.

También invertí en un montón de cosas,

empresas de telefonía celular muy

malas… Sin contar esas historias de siste-

mas piramidales: compré muchas pirámi-

des en Gizeh en Egipto. Pero resulta que el

tipo que me las vendió –Bernie Madoff–

era un depravado. Al final, los contratos

no valían ni siquiera los pergaminos sobre

los que habían sido escritos. Estaba sin un

peso, necesitaba nuevos financiamientos.

Intenté otros negocios, particularmente el

tráfico de armas amateur. ¡Mucha adrena-

lina! Compré un ejemplar de As Used On

The Famous Nelson Mandela de Mark

Thomas en un negocio de libros usados.

Genial. Muestra lo fácil que es desarrollar

las armas a través del mundo comprando

viejos stocks a los países en vías de des-

arrollo, para repintarlas y revenderlas a

otros grupos sacando beneficio. Desde el

momento en que se terminó el papelerío,

todo está encaminado, ¿no? Es lo que

hacen los gobiernos, de hecho. En todo

caso, seguro que la historia con Bernie

Madoff era una tontería. Me decía que con

esta crisis, y las fluctuaciones incesantes

de la economía, mi dinero estaría seguro

en una pirámide. Evidentemente no.

Dicho esto, me gusta pensar que un peda-

zo de mi corazón está enterrado en alguna

parte de una tumba egipcia. Al lado de

Tutankamón.

GORILLAZ

>>>

‘‘

‘‘

Es posible ser innovador haciendocolaborar a viejos músicos geniales conlos más jóvenes. No todo tiene que girar siempre alrededor del shock de la novedad.

Page 6: Gorillaz april2010- inrockuptibles mag

GGrraabbaassttee eenn BBeeiirruutt ccoonn llaa NNaattiioonnaall OOrrcchheess--

ttrraa ooff AArraabbiicc MMuussiicc……

Fui de incógnito, me puse una burka

negra. Tenía ganas de que esa parte del

mundo figurara en el álbum, entonces

hice que se rompiera el helicóptero, dejé

Plastic Beach y me embarqué rumbo a Bei-

rut y Siria. Es fundamental abrir las orejas

de las personas hacia esa parte del mun-

do. Porque si uno se contenta con lo que

lee en los diarios o ve en la televisión, se

tiene una imagen falsa de esa región.

¡Gorillaz es un servicio público!

LLooss rruummoorreess ddiicceenn qquuee rroobbaassttee ppiissttaass iinnééddii--

ttaass ddee BBlluurr……

No sé mentir: todo eso es verdad. “El talen-

toso pide prestado, el genio roba.” Es una de

mis citas. Damon y su pequeña puta de

Jamie Hewlett trabajan en ese proyecto de

Carousel y algunos elementos tuvieron

una resonancia muy particular en mi espí-

ritu fangoso: la melancolía de los muelles

sobre el mar, con las ferias en ruinas y las

calesitas abandonadas… Entonces aprove-

ché que Blur estaba muy ocupado con la

gira para colarme, robar las pistas de su dis-

co rígido, destruir su copia y correr al estu-

dio. Tomé lo que necesitaba, tiré el resto a

la basura e hice Plastic Beach. Lo que

Damon había hecho era muy sugerente,

muy conmovedor, pero sin embargo nece-

sitaba huevos. No sé cómo reaccionaron los

miembros de Blur. A decir verdad, no los

frecuento mucho.

¿¿PPllaassttiicc BBeeaacchh sseerráá eell úúllttiimmoo áállbbuumm ddee

GGoorriillllaazz??

Digamos que sí. No lloren mi desaparición.

Como las Destiny’s Child, I’m a Survivor. No

es el último capítulo de la historia de Mur-

doc Nicalls.

¿¿DDee qquuéé eessttááss mmááss oorrgguulllloossoo ccoonn GGoorriillllaazz??

Logramos gobernar este imponente navío

que es la industria del disco lejos de las

rocas de la catástrofe. Quizás no cambia-

mos todo para todo el mundo sobre la tie-

rra, pero seguro dibujamos una nueva

imagen, un nuevo modelo a partir del cual

se puede trabajar. Mostramos que es posi-

ble ser innovadores sin escrúpulos y sien-

do tramposos, haciendo colaborar a viejos

músicos geniales con los más jóvenes. No

todo tiene que girar siempre alrededor

del shock de la novedad. Todos esos gran-

des músicos, animadores, actores, grafis-

tas que trabajan juntos para crear algo

que no es solamente un proyecto efímero

y desechable, únicamente destinado a

hacer dinero y controlado por un oscuro

gurú vanidoso (que no es otro que yo mis-

mo), es pese a todo algo de lo que se pue-

de estar orgulloso.

¿¿YY ccuuááll eess llaa mmaayyoorr ddeecceeppcciióónn??

Probablemente el hecho de que después de

tantos álbumes de platino, incontables

colaboraciones, millones de innovaciones y

de maneras de reinventar la música y el

divertimento, se me pida todavía que justi-

fique mi genio y mi autenticidad. Aparte de

eso, todo va a pedir de boca, nada que

lamentar. Bueno, ¿dónde está esa maldita

botella de rhum que había empezado?______________________________________

PLASTIC BEACH

(EMI) _____________________________________

>> www.gorillaz.com

los inrockuptibles. 39

De referente del brit

pop en Inglaterra a

estrella del pop

mundial, Damon

Albarn ha demostrado

durante esa evolución

vertiginosa ser una

persona humilde y respetuosa. Después de

todo, tras tantos años de pelear contra los

hermanos Gallagher por establecer quién la

tenía más larga, bien podría ir hoy a

refregarles su éxito por la cara mientras

Noel huye de Oasis y Liam se queda quieto

con un enorme signo de interrogación

flotando sobre la cabeza, como un dibujito

animado, como un personaje más,

humillado y con la cola entre las patas, de

esta aventura llamada Gorillaz. Pero no. Esa

soberbia es potestad exclusiva de Murdoc,

el personaje animado al cual le pone la voz y

las ideas –su avatar, diríamos hoy– desde

hace ya casi una década entera. “¿Qué

quieren saber sobre la banda de pop más

grande de la historia?”, pregunta desde lo

más alto del pedestal el muñeco

megalómano en estas mismas páginas.

Cambien “pop” por “rock” y… ¿No es acaso

el tipo de sentencia que hacía sin dudar el

menor de los Gallagher en sus épocas de

gloria? Quizás por la lección aprendida

después de aquellos años de berrinches y

acusaciones cruzadas, Albarn funciona hoy

de manera inversa, cultivando el bajo perfil

aun en la cima del mundo del

entretenimiento. Pensar que en algún

momento Gorillaz nos pareció apenas un

proyecto paralelo y temporal, un capricho,

una excentricidad. Tres discos más tarde,

Plastic Beach es uno de los lanzamientos

más esperados del año, tanto por el público

como por la industria, que le pone a Bruce

Willis a disposición para filmar un video clip

y, sin chistar, hace las gestiones para que un

puñado de consagrados se sumen a la lista

de colaboradores (incluidos dos miembros

de The Clash reunidos por primera vez en

veinticinco años: ¿hubieran Mick Jones y

Paul Simonon tocado en un disco de Blur?).

Lo bueno del caso es que, más allá de la

valoración que la industria haga de Albarn

como estrella merecedora de esos

encuentros, el inglés trata a todos sus

invitados por igual (desde los ignotos Little

Dragon hasta el mismísimo Lou Reed) y les

permite ser partícipes de un proyecto lúdico

y felizmente experimental, descubriendo así

una de las virtudes más grandes de Plastic

Beach: nadie hace más de lo mismo, pero

todos encuentran su lugar ideal. Ahí está

Snoop Dogg, campeón mundial de la rima

cansina, alejándose del hip hop y abriendo

el disco sobre una base de dub cargada de

sintetizadores oníricos, y, por una vez en su

vida, pronunciando la palabra “bitch” para

referirse a una playa (“beach”) y no a una

puta. O los raperos Bashy y Kano, dos de los

mejores exponentes del grime inglés,

poniendo su cerradísimo acento al servicio

de un dancehall infeccioso con el aporte de

la Lebanese National Orchestra for Oriental

Arabic Music. De la electrónica al hip hop,

Gorillaz siempre se inclinó hacia los géneros

más rítmicos, y en Plastic Beach su afán de

experimentación no parece tener límites. Es

cierto que no aparece un hit indiscutido

como lo fueron en su momento Clint

Eastwood o Feel Good Inc., pero tampoco lo

necesita, porque el disco se sostiene en la

capacidad de los músicos invitados para

adaptarse al universo sonoro que Albarn

–por primera vez oficiando él mismo como

productor– crea tema tras tema. Quizás lo

más cercano a eso sea Superfast Jellyfish,

tres minutos compartidos por De La Soul en

las estrofas y Gruff Rhys de los Super Furry

Animals en el estribillo, dos planetas que

están a años luz de distancia y sin embargo

coinciden en esta joya de synth pop

cósmico. Stylo, primer corte, por su parte,

tiene al legendario músico de soul y r&b

Bobby Womack luciéndose con su voz en un

tema que recuerda a Giorgio Moroder y

Gary Numan, otro link inesperado. ¿A quién

se le ocurre? La respuesta, por más que él se

oculte, ya la sabemos. Se le ocurre a Damon

Albarn, alguna vez referente del britpop,

hoy estrella del pop a secas.

Lucas Garófalo

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