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Enrique Nuñez - Ingreso 2013 - [email protected] GillesDeleuze, Conversaciones 1972– 1990 1 El siguiente es un extracto de una extensa entrevista que Raymond Bellour y François Ewald realizaran a Gilles Deleuze, filósofo contemporáneo francés. La misma fue publicada originalmente en Magazine littéraire n.º 257 en Septiembre de 1988. 13. SOBRE LA FILOSOFÍA – Ha publicado usted un nuevo libro: El pliegue. Leibniz y el Barroco 32 . ¿Podría reconstruir el itinerario que le ha conducido desde un estudio sobre Hume (Empirismo y Subjetividad, 1953) 33 hasta este actual acerca de Leibniz? Siguiendo la cronología de sus libros, se diría que, tras una primera etapa consagrada a trabajos de historia de la filosofía, que culmina quizá en el Nietzsche 34 (1962), usted ha elaborado, primero en 1 GillesDeleuze (1995), Conversaciones 1972–1990. Valencia: Pre–textos. Pág. 116 y ss 32 (1989)Trad. cast. J. Vázquez y U. Larraceleta. Ed. Barcelona:Paidós. [N. del T.] 33 (1978)Trad. cast. H. Acevedo. Barcelona: Ed. Granica. [N. del T.] 34 (1971)Nietzsche et la philosophie, Paris:PressesUniversitaires de France. Trad. cast.C. Artal, Nietzsche y la filosofía. Ed. Barcelona: Anagrama. [N. del T.] 35 (1988)Trad. cast. A. Cardín, Madrid:Ed. Júcar. [N. del T.] 36 (1981)Logique de la sensation. París:Ed. de la Différence. [N. del T.]

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Conversaciones DeleuzeFilosofia

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Page 1: Gilles Deleuze. Conversaciones (1)

Enrique Nuñez - Ingreso 2013 - [email protected]

GillesDeleuze, Conversaciones 1972–19901

El siguiente es un extracto de una extensa entrevista que Raymond Bellour y François Ewald realizaran a Gilles Deleuze, filósofo contemporáneo francés. La misma fue publicada originalmente en Magazine littéraire n.º 257 en Septiembre de 1988.

13. SOBRE LA FILOSOFÍA– Ha publicado usted un nuevo libro: El pliegue. Leibniz y el Barroco32.¿Podría reconstruir el itinerario que le ha conducido desde un estudio sobre Hume (Empirismo y Subjetividad, 1953)33 hasta este actual acerca de Leibniz? Siguiendo la cronología de sus libros, se diría que, tras una primera etapa consagrada a trabajos de historia de la filosofía, que culmina quizá en el Nietzsche34 (1962), usted ha elaborado, primero en Diferencia y repetición35 (1969), y después en los dos volúmenes de Capitalismo y esquizofrenia (1972 y 1980), escritos con Félix Guattari, una filosofía propia que no es del todo universitaria.Parece que ahora, después de haber escrito sobre la pintura (Bacon) 36 y el cine, recupera una forma filosófica más clásica. ¿Se reconoce en esta descripción? ¿Ha de considerarse su obra como un todo, como una unidad? ¿O al contrario, señalaría usted rupturas, transformaciones?

– Tres períodos son suficientes. Empecé, en efecto, con libros de historia de la filosofía, pero todos los autores de los que me he ocupado tenían para mí algo en común. Y todo tendía hacia la gran identidad Spinoza–Nietzsche.La historia de la filosofía no es una disciplina particularmente reflexiva. Es como el arte del retrato en la pintura. Se trata de retratos mentales, conceptuales. Igual que en la pintura, hay que conseguir una semejanza con el retratado, pero por medios desemejantes, por medios diferentes: hay que producir un semblante, no reproducirlo (lo que significaría conformarse con repetir lo que tal filósofo dijo). Los

1 GillesDeleuze (1995), Conversaciones 1972–1990. Valencia: Pre–textos. Pág. 116 y ss32 (1989)Trad. cast. J. Vázquez y U. Larraceleta. Ed. Barcelona:Paidós. [N. del T.]33 (1978)Trad. cast. H. Acevedo. Barcelona: Ed. Granica. [N. del T.]34 (1971)Nietzsche et la philosophie, Paris:PressesUniversitaires de France. Trad. cast.C. Artal, Nietzsche y la filosofía. Ed. Barcelona: Anagrama. [N. del T.]

35 (1988)Trad. cast. A. Cardín, Madrid:Ed. Júcar. [N. del T.] 36 (1981)Logique de la sensation. París:Ed. de la Différence. [N. del T.]

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filósofos aportan conceptos nuevos, los exponen, pero no dicen, o no dicen del todo los problemas a los que tales conceptos responden. Por ejemplo, Hume expone un concepto original de creencia, pero no dice por qué y cómo el problema del conocimiento se plantea de tal modo que el conocimiento aparece como una forma determinada de creencia.La historia de la filosofía no debe decir lo que ya dijo un filósofo, sino aquello que está necesariamente sobrentendido en su filosofía, lo que no decía y que, sin embargo, está presente en lo que decía.La filosofía consiste siempre en inventar conceptos. Nunca me han preocupado la superación de la metafísica o la muerte de la filosofía. La filosofía tiene una función que sigue siendo plenamente actual, crear conceptos. Nadie puede hacerlo en su lugar. Ciertamente, la filosofía siempre ha tenido rivales, desde los “pretendientes” de Platón hasta el bufón de Zaratustra. Hoy, estos rivales son la informática, la comunicación, la promoción comercial que se ha apropiado de las palabras “concepto” y “creativo”, y estos “conceptores” constituyen una estirpe de desvergonzados que hacen del acto de vender el supremo pensamiento capitalista, el cogito mercantil. La filosofía se siente pequeña ante esos poderes pero, si muere, al menos será de risa.La filosofía no es comunicativa, ni tampoco contemplativa o reflexiva: es creadora, incluso revolucionaria por naturaleza, ya que no cesa de crear conceptos nuevos. La única condición es que satisfagan una necesidad y que presenten cierta extrañeza, cosa que sólo sucede cuando responden a problemas verdaderos. El concepto es lo que impide que el pensamiento sea simplemente una opinión, un parecer, una discusión, una habladuría. Todo concepto es, forzosamente, paradoja. Félix Guattari y yo hemos intentado exponer una filosofía en El Anti–Edipo y en Mil Mesetas, especialmente en este último, que es un libro muy amplio que propone muchos conceptos. No es una colaboración: hemos escrito un libro y luego otro, no “un” libro en el sentido de unidad, sino como el artículo indeterminado. Cada uno de nosotros tenía un pasado y un trabajo anterior, él en psiquiatría, en política y en una filosofía ya rica en conceptos, y yo había escrito Diferencia y repetición y Lógica del sentido. Pero no hemos colaborado [218] como dos personas. Más bien como dos arroyos que se encuentran para configurar “un” tercero, nosotros. Después de todo, una de las cuestiones eternas de la filosofía es la interpretación del “filo”. Una filosofía, esto significó para mí como un segundo período, al que nunca habría llegado y que no habría cumplido sin Félix. Supongamos que hay, después, una tercera etapa en la que me ocupo de la pintura y del cine, aparentemente de imágenes. Pero se trata de libros de filosofía. Creo que el concepto comporta otras dos dimensiones, el afecto y el percepto. Esto, y no las imágenes, es lo que me interesa. Los perceptos no son percepciones, son paquetes de sensaciones y relaciones que sobreviven a quienes los experimentan. Los afectos no son sentimientos, son devenires que desbordan a quien los atraviesa (que deviene otro). Los grandes novelistas ingleses o americanos escriben con frecuencia mediante perceptos; Kleist y Kafka, mediante afectos. El afecto, el percepto y el concepto son tres potencias inseparables que van del arte a la filosofía y viceversa. (…)

Usted ha aplicado esta crítica de la comunicación especialmente a la televisión. Se ha explicado usted a este respecto en el prólogo al libro de Serge Daney Ciné–Journal. Pero, ¿cómo se comunica el filósofo?, ¿cómo se debe comunicar? Desde Platón, los filósofos escriben libros, se expresan mediante libros. Esto no ha cambiado hasta hoy día, en que se distinguen dos tipos de aquellos que se

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denominan o son denominados filósofos: los hay que enseñan, que siguen enseñando, que ocupan una cátedra universitaria y que creen que esto es importante. Y los hay que no enseñan, que incluso rechazan la enseñanza y que intentan ocupar los medios de comunicación de masas: son los “nuevos filósofos”. Parece que usted se sitúa en la primera de estas categorías. Usted incluso ha publicado un “panfleto” contra los “nuevos filósofos”. ¿Qué significa para usted dar clases? ¿Qué tiene de insustituible este ejercicio?

– Las clases han ocupado toda una parte de mi vida, me he empleado en ellas con pasión. No es lo mismo que una conferencia, ya que se trata de un período muy dilatado y de un público relativamente constante, a veces a lo largo de varios años. Es como un laboratorio de investigación: se organizan cursos acerca de aquello que uno investiga, no acerca de lo que uno sabe. Hay que prepararse durante mucho tiempo para llegar a tener unos minutos de inspiración. Me vino bien dejarlo cuando comprendí que necesitaba prepararme mucho más para conseguir una inspiración más dolorosa. Y el porvenir es sombrío, ya que cada vez es más difícil hacer investigación en las universidades francesas. Las clases son como una Sprechgesang, más parecidas a la música que al teatro. Nada se opone en principio a que un curso sea como un concierto de rock. Hay que reconocer que Vincennes (y esto siguió siendo así cuando se nos trasladó violentamente a Saint–Denis) reunía unas condiciones excepcionales. En filosofía, rechazamos el principio de los “conocimientos progresivos”: el mismo curso se dirigía a estudiantes de primero y de último año, a estudiantes y a no–estudiantes, a filósofos y a no–filósofos, jóvenes y mayores de múltiples nacionalidades. Siempre asistían pintores o músicos, cineastas o arquitectos jóvenes que mostraban un pensamiento muy exigente. (…)Nunca le dije a este público lo que significó para mí, lo que le debo. Nada menos parecido a las discusiones. La filosofía no tiene estrictamente nada que ver con las discusiones: ya es suficiente con molestarse en comprender el problema que alguien plantea y cómo lo hace, lo que se precisa es enriquecerlo, variar sus condiciones, añadirle algo o conectarlo con otra cosa, pero nunca discutir. Era como una cámara de ecos, un serpentín en el que las ideas retornaban después de haber pasado por muchos filtros. Allí fue donde me di cuenta de que la filosofía no requiere únicamente una comprensión filosófica, por conceptos, sino también una comprensión no filosófica, por afectos y perceptos. Los dos aspectos son necesarios. La filosofía mantiene una relación esencial y positiva con la no–filosofía: se dirige directamente a no filósofos. El caso más asombroso es el de Spinoza: es el filósofo absoluto, y la Ética es el gran libro del concepto. Pero, al mismo tiempo que es el filósofo más puro, se dirige estrictamente a todo el mundo: cualquiera puede leer la Ética si es capaz de dejarse arrastrar por su corriente, por su fuego. O Nietzsche. Al contrario, un exceso de saber mata lo que la filosofía tiene de vital. La comprensión no filosófica no es una comprensión insuficiente o provisional, es una de las dos mitades, una de las dos alas. (…)

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CONSIGNAS1. Señale en el texto las marcas que reconozca como propias de una entrevista.

Hay marcas en una entrevista que son directamente visibles pero también hay otras marcas “invisibles” pero perceptibles.En líneas generales en una entrevista se hacen preguntas y se dan respuestas, en donde el entrevistador debe reservarse sus opiniones y juicios de valor. Pareciera evidente, en este caso, que se trata de una entrevista “formal”, prefijada y determinada de antemano, aunque todo el diálogo parezca natural, fluido. Es naturalmente una interacción entre uno o más entrevistadores y normalmente un entrevistado, con un fin predeterminado, pero que no se centra solamente en ese fin, ese objetivo predefinido, sino que busca saber además sobre las experiencias y los sentimientos del entrevistado. De ahí la importancia de la relación entre entrevistador(es) y entrevistado(s).

2. Elabore un breve informe sobre las expresiones vertidas por Deleuze en la entrevista.

Deleuze reflexiona sobre varios temas. En primer lugar sobre la Historia de la Filosofía. Establece, por una parte, algunas analogías relacionadas con el retrato y la pintura.

Dice: “…Es [la historia de la filosofía] como el arte del retrato en la pintura. Se trata de retratos mentales, conceptuales. Igual que en la pintura, hay que conseguir una semejanza con el retratado, pero por medios desemejantes, por medios diferentes: hay que producir un semblante, no reproducirlo…”

Luego dice textualmente: “… Los filósofos aportan conceptos nuevos, los exponen, pero no dicen, o no dicen del todo los problemas a los que tales conceptos responden…”

Más adelante expresa: “…La historia de la filosofía no debe decir lo que ya dijo un filósofo, sino aquello que está necesariamente sobrentendido en su filosofía, lo que no decía y que, sin embargo, está presente en lo que decía…”

Después se refiere al concepto de filosofía y dice:

“…La filosofía no es comunicativa, ni tampoco contemplativa o reflexiva: es creadora, incluso revolucionaria por naturaleza, ya que no cesa de crear conceptos nuevos. La única condición es que satisfagan una necesidad y que

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presenten cierta extrañeza, cosa que sólo sucede cuando responden a problemas verdaderos…”

“…Todo concepto es, forzosamente, paradoja.”

“…Creo que el concepto comporta otras dos dimensiones, el afecto y el percepto…”.A continuación define lo que es para él: afecto y percepto:

“…Los perceptos no son percepciones, son paquetes de sensaciones y relaciones que sobreviven a quienes los experimentan. Los afectos no son sentimientos, son devenires que desbordan a quien los atraviesa (que deviene otro)…”“…El afecto, el percepto y el concepto son tres potencias inseparables que van del arte a la filosofía y viceversa…”

“…En filosofía, rechazamos el principio de los “conocimientos progresivos”: el mismo curso se dirigía a estudiantes de primero y de último año, a estudiantes y a no–estudiantes, a filósofos y a no–filósofos, jóvenes y mayores de múltiples nacionalidades…”

“…La filosofía no tiene estrictamente nada que ver con las discusiones…”

Y refuerza la idea con una analogía:

“…Era como una cámara de ecos, un serpentín en el que las ideas retornaban después de haber pasado por muchos filtros…”

”… la filosofía no requiere únicamente una comprensión filosófica, por conceptos, sino también una comprensión no filosófica, por afectos y perceptos. Los dos aspectos son necesarios…”

“…La comprensión no filosófica no es una comprensión insuficiente o provisional, es una de las dos mitades, una de las dos alas. (…)”

El entrevistador lo interroga, a continuación, sobre el significado de dar clases, en referencia a la afirmación de Deleuze de que la filosofía no es comunicación.

“… [Las clases] no es lo mismo que una conferencia, ya que se trata de un período muy dilatado y de un público relativamente constante, a veces a lo largo de varios años. Es como un laboratorio de investigación: se organizan cursos acerca de aquello que uno investiga, no acerca de lo que uno sabe…”

“…Las clases son como una Sprechgesang…” (Sprech(en) = hablar; Gesang = canto; es decir: “canto hablado”)

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3. Reconstruya el concepto de Filosofía que trabaja el autor.

La filosofía “crea conceptos nuevos”, dice Deleuze, “la única condición es que satisfagan una necesidad y que respondan a problemas verdaderos” Cabe la pregunta, que entiende por “concepto” Deleuze? Esos conceptos son creados de la nada? No necesitan estar apoyados en ninguna estructura. Desde dónde se construyen los conceptos?Qué instrumento tiene la filosofía para enfrentar la realidad, para explicar, para ordenar el universo? los conceptos? A continuación acota “… que el concepto comporta otras dos dimensiones, el afecto y el percepto…”. Pareciera que no queda claro si esas otras dos dimensiones ( la del afecto y el percepto), son subdimensiones de la dimensión concepto, o son dimensiones independientes una de otras. Pero a continuación despeja esta duda: “…El afecto, el percepto y el concepto son tres potencias inseparables que van del arte a la filosofía y viceversa…” Una de las aseveraciones mas interesantes de Deleuze se refiere a que la filosofía no es un edificio de “conocimientos progresivos”. Supongo que querrá decir, de conocimientos de menor a mayor complejidad. Es lógico que Deleuze afirme esto y coherente con su entendimiento de que es filosofar: “crear conceptos”. Cada nuevo filósofo crea nuevos conceptos que no existían antes (de ahí el carácter revolucionario de la filosofía), y por lo tanto esta ruptura con lo anterior hace imposible el “conocimiento progresivo”, pues el conocimiento progresivo tiene como condición necesaria la continuidad conceptual, axiomática. Por lo tanto, sin expresarlo Deleuze explícitamente, estaríamos ante un conocimiento por capas, por planos, superpuestos. Cada capa, cada plano, con sus propios conceptos singulares.

4. Deleuze afirma que la Historia de la Filosofía no debe decir lo que en su momento dijera un filósofo, sino que debe decir “aquello que está necesariamente sobrentendido en su Filosofía, lo que no decía y que, sin embargo, está presente en lo que decía.”

a. ¿puede pensarse entonces que esta historia es “filosófica”?

Cuando dice “…La historia de la filosofía no debe decir lo que ya dijo un filósofo, sino aquello que está necesariamente sobrentendido en su filosofía, lo que no decía y que, sin embargo, está presente en lo que decía…”, no se refiere a explicitar los fundamentos, resaltar los sustratos, o describir los ladrillos que el filósofo utiliza para construir su edificio teórico, sino a que el “historiador” debe buscar “…los problemas a los que tales conceptos responden…”

Es decir, la función del historiador de la filosofía sería explicitar, sacar a luz, las motivaciones, las preocupaciones, los desafíos que motivaron al filósofo a dar tal respuesta. Es la tarea de la historia de la filosofía, según interpreto, resaltar: Qué problemas quería resolver el filósofo cuando escribió lo que escribió? Esta búsqueda de los problemas a los que dieron cuenta los conceptos creados es, a mi entender, historia de la filosofía.

Muy buen trabajo!