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DIGITAL Semanario de las Iglesias de Granada y Guadix 7 de febrero de 2016 1132 AÑO XXIV FIELES LAICOS EN LA VIDA DE LA IGLESIA LAS 14 OBRAS DE MISERICORDIA EL OBISPO DE GUADIX VISITA HONDURAS

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Revista diocesana Fiesta digital, Semanario de actualidad de las Iglesias de Granada y de Guadix.

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DIGITAL

S e m a n a r i o d e l a s I g l e s i a s d e G r a n a d a y G u a d i x

7 de febrero de 2016Nº 1132 • AÑO XXIV

Fieles laicos en la vida de la iglesia

las 14 obras de misericordia

el obispo de guadixvisita Honduras

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Extracto del Mensaje del Papa para la XXIV Jornada Mundial del Enfermo, el día 11, Nues-tra Señora de Lourdes, con el lema Confiar en Jesús Misericordioso como María, “Haced lo que Él os diga” (Jn 2,5).

(…) La enfermedad, sobre todo cuando es grave, pone siempre en crisis la existencia humana y nos plantea grandes interrogantes. La primera reacción puede ser de rebeldía: ¿Por qué me ha sucedido precisamente a mí? Podemos sentirnos desespera-dos, pensar que todo está perdido y que ya nada tiene sentido.

En esta situación, por una parte la fe en Dios se pone a prueba, pero al mismo tiempo revela toda su fuerza positiva. No porque la fe haga desapare-cer la enfermedad, el dolor o los interrogantes que plantea, sino porque nos ofrece una clave con la que podemos descubrir el sentido más profundo de lo que estamos viviendo; una clave que nos ayu-da a ver cómo la enfermedad puede ser la vía que nos lleva a una cercanía más estrecha con Jesús, que camina a nuestro lado cargado con la cruz. Y esta clave nos la proporciona María, su Madre, experta en esta vía.

(…) Tenemos una Madre con ojos vigilantes y compasivos, como los de su Hijo; con un corazón maternal lleno de misericordia, como Él; con unas manos que quieren ayudar, como las manos de Je-sús, que partían el pan para los hambrientos, que

tocaban a los enfermos y los sanaba. Esto nos llena de confianza y nos abre a la gracia y a la misericor-dia de Cristo. (…)

En la solicitud de María se refleja la ternura de Dios. Y esa misma ternura se hace presente tam-bién en la vida de muchas personas que se encuen-tran junto a los enfermos y saben comprender sus necesidades, aún las más ocultas, porque miran con ojos llenos de amor. (…)

En esta Jornada Mundial del Enfermo podemos pedir a Jesús misericordioso por la intercesión de María, Madre suya y nuestra, que nos conceda esta disponibilidad para servir a los necesitados, y concretamente a nuestros hermanos enfermos. A veces este servicio puede resultar duro, pesado, pero estamos seguros de que el Señor no dejará de transformar nuestro esfuerzo humano en algo divi-no. También nosotros podemos ser manos, brazos, corazones que ayudan a Dios a realizar sus pro-digios, con frecuencia escondidos. También noso-tros, sanos o enfermos, podemos ofrecer nuestros cansancios y sufrimientos como el agua que llenó las tinajas en las bodas de Caná y fue transformada en el mejor vino. Cada vez que se ayuda discreta-mente a quien sufre, o cuando se está enfermo, se tiene la ocasión de cargar sobre los propios hom-bros la cruz de cada día y de seguir al Maestro (cf. Lc 9,23); y aún cuando el encuentro con el sufri-miento sea siempre un misterio, Jesús nos ayuda a encontrarle sentido. (…)

En María, se reflejala ternura de Dios Jornada Mundial

del Enfermo

vozdelPapa

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La parroquia es el tema principal al que dedicamos este número del Semanario Fiesta. Lo hacemos con las pa-labras que san Juan Pablo II publicó en su exhortación apostólica post sinodal Christifideles Laici sobre la voca-ción y misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo.

La parroquia es un lugar físico donde los cristianos nos encontramos para celebrar juntos la Eucaristía, la fe, compartir la vida, reconociéndonos hijos de Dios. En la parroquia la comunidad formada traspasa toda lengua, raza y parentesco, porque los lazos que nos unen son mucho más fuertes que la sangre. Nos une la vida que el Señor nos dona en cada instante.

Y como en toda gran familia, los miembros de la Iglesia son distintos entre sí, como los miembros del cuerpo que, haciendo cada uno su función, se necesitan unos a otros y todos son igualmente necesarios para que el cuerpo sea cuerpo. Así es en la Iglesia, donde la parro-quia conforma el lugar concreto en el que nos encon-tramos para dar gracias a Dios cuando celebramos la Eucaristía; el lugar en el que también se genera una vida de amistad, de fraternidad y de comunión entre sus miembros. Esto no impide, ni debe impedir, no obstante, que la fe vivida en otros ámbitos fuera de la parroquia pueda comunicarse también, es decir, pueda testimoniarse.

En la Iglesia todos los miembros son iguales, sin je-rarquías. La Iglesia no es sinónimo de jerarquía como equivocadamente se reduce cuando de ella se habla. En la parroquia los laicos están llamados a vivir la fe en comunidad, ayudando en lo que se necesite y contri-buyendo así a la vida comunitaria.

“La dignidad de los fieles laicos se nos revela en pleni-tud cuando consideramos ‘esa primera y fundamental vocación’, que el Padre dirige a todos ellos en Jesucris-to por medio del Espíritu: la vocación a la santidad, o sea a la perfección de la caridad”, nos dice san Juan Pablo II en esa exhortación de la que hoy recogemos dos de sus puntos, referidos a la comunión eclesial y al compromiso apostólico en la parroquia.

La Iglesia es todos los bautizados y todos estamos lla-mados a la santidad: “Todos en la Iglesia, precisamente por ser miembros de ella, reciben y, por tanto, compar-ten la común vocación a la santidad. Los fieles laicos están llamados, a pleno título, a esta común vocación, sin ninguna diferencia respecto de los demás miembros de la Iglesia: ‘Todos los fieles de cualquier estado y con-dición están llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad’; ‘todos los fieles están invitados y deben tender a la santidad y a la perfección en el propio estado’” (san Juan Pablo II).

Fieles cristianos

Editorial

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Directora:Paqui Pallarés García

Redacción:Rosa Die AlcoleaPedro Flores Medina

Delegado en Guadix:Antonio Gómez CasasIgnacio Fernández González

Edita: ARZOBISPADO DE GRANADAPlaza Alonso Cano, s/n18001 GRANADA tel.: 958 215 675 e-mail: [email protected]

Diseño y maquetación:Secretariado de Medios de Comunicación de la Archidiócesis de Granada

Facebook:Archidiócesis Granada

Twiter:@Archigranada

Sumario02. Voz del Papa

En María, se refleja la ternura de DiosJornada Mundial del Enfermo

03. Editorial Fieles cristianos

05. Mirada•Visita pastoral a los sacerdotes en Honduras

•Granada celebra la fiesta de su Patrón

•Vida consagrada: Seducidos por Jesús

•Actos en Granada de la Capaña de Manos Unidas

•Ante la Capaña del enfermo 2016

• “Sueños de paz: Misericordia y Acción”

• Las intenciones de oración del Papa para el mes de febreroGuía de belenes de COPE Granada

•Agenda

13. Textos Contemplar a un niño G.K. Chesterton

14. A fondoLa participación de los fieles laicos en la vida de la Iglesia - La parroquia

17. Cultura Los 14 signos de la gracia Obras de misericordia

20. Testimonio Dios restaura la vida Cómo el Señor nos alcanza con su misericordia

22. Signo y Gracia La Cuaresma, camino hacia la Pascua El signo de la ceniza

23. Luz de la Palabra “No temas, desde ahora seráspescador de hombres”

Sumario

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El Obispo de Guadix, Mons. Ginés García, está realizando su visita pastoral a los misioneros diocesanos que hay en Honduras. Desde el 28 de enero y hasta el 12 de febrero, el obispo ac-citano se ha desplazado hasta Tegucigalpa para conocer de cerca la misión que realizan los tres sacerdotes diocesanos que hay en ese país.

También conocerá la labor que realiza el accitano José Luis Campoy y se entrevistará con el Cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga. Es la primera vez que un Obispo accitano visita ese país, donde hay presencia de sacerdotes accitanos desde hace más de 20 años.

Durante todos esos días va a vivir con los sacerdotes que la diócesis tiene en esas tierras hondureñas, a las afueras de Tegucigalpa. Allí están, desde hace más de 20 años, Patricio Larrosa, que es de Huéneja, y Ramón Martínez, que es de Huéscar. El tercer sacer-dote es Andrés Porcel, de la ciudad de Guadix, que lleva unos tres años. El Obispo va a convivir con estos sacerdotes y conocerá de cerca la labor que realizan en ámbitos muy diferentes de la pastoral.

El padre Patricio, como popularmente se le conoce, ha desarrollado una labor impresionante en los barrios marginales de Tegucigalpa promoviendo la educa-ción. Desde el principio, creó escuelas que permitieron que los más pequeños pudiesen acceder a la cultura y labrarse un futuro. Los niños fueron creciendo y los centros formativos también: desde la guardería has-ta secundaria. Hoy son más de 5.000 los niños que reciben enseñanza, cada día, en los colegios creados por el padre Patricio. Muchos de esos niños ya han completado sus estudios y han terminado sus carreras en la Universidad. Y algunos, trabajan como maes-tros en los colegios donde comenzaron a estudiar. Sin duda, una gran labor que, desde hace muchos años, siembra de futuro las afueras de Tegucigalpa, apor-tando cultura y llevando el Evangelio. Desde Huéneja, su pueblo natal, y desde toda España, es apoyado por la ONG ACOES, Colaboración y Esfuerzo.

Ramón Martínez ha dedicado su labor durante estos 20 años al campo sanitario. Compaginando su acción pastoral en la parroquia, ha dedicado mucho tiem-po a ayudar a los que sufren alguna enfermedad y no tienen recursos para afrontarla. Entre sus hazañas

Visita pastoral a los sacerdotes diocesanos en Honduras

De Mons. Ginés García,Obispo de Guadix

Mirada

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Miradase encuentra la creación de una casa para atender a enfermos de Sida, cuando la enfermedad estaba co-menzando y no había quién les atendiera. El centro se llama Casa Zulema y pronto se convirtió en todo un referente en el país en la atención a los enfermos de Sida. Allí eran acogidos y recibían, sobre todo, ca-riño. Hoy, el padre Ramón dedica la mayor parte del tiempo a la pastoral de la salud, haciendo presente el Evangelio entre los que sufren la enfermedad.

Andrés Porcel lleva menos tiempo en Honduras: unos tres años. Su labor pastoral se desarrolla, sobre todo, en pueblos pequeños de las afueras de Tegucigalpa –aunque, eso sí, mucho más grandes que los pueblos que dejó en la Diócesis de Guadix-. En las parroquias, bautiza, celebra la Misa, casa,… anuncia a Jesús. El primer día que llegó a Honduras, vio como mataban a una persona en las puertas de la parroquia. Sin em-bargo, ese primer impacto no impidió que Andrés quedara seducido por aquellas personas entre las que hace presente el Evangelio. Y allí permanece, conten-to con la labor que realiza.

Además de estos sacerdotes, el Obispo va a conocer la labor que realiza en Honduras la ONG Solidaridad Honduras, que, desde Guadix, ayuda todo lo que pue-de en Honduras. Allí hay un accitano realizando una gran labor humanitaria: José Luis Campoy. El Obispo también conocerá todo lo que hace en Tegucigalpa, donde lleva ya varios años.

Otros momentos importantes de esta visita, que tiene carácter pastoral, será el encuentro con el Cardenal de Tegucigalpa Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga. Este Cardenal ha venido en numerosas ocasiones a la Diócesis de Guadix. La última fue en 2014, para la ce-lebración del 50 aniversario de Cáritas Diocesana de Guadix, como Presidente de Cáritas Internacional. En numerosas ocasiones ha invitado al Obispo de Guadix a visitar Honduras y ahora, por fin, podrá recibirlo en Tegucigalpa.

Mons. Ginés García acaba de terminar su visita pasto-ral a las parroquias de la Diócesis accitana. Este viaje, para conocer la labor que realizan estos sacerdotes accitanos, tiene también carácter pastoral y completa, sin duda, la visita que ha realizado, durante cuatro años, a todas y cada una de las parroquias del territo-rio diocesano, en el norte de la provincia de Granada. Ahora se ha ido más lejos, pero es que, desde hace 20 años, Honduras, y en concreto Tegucigalpa, es un poquito de la Diócesis de Guadix. Y tenía que ir.

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Mirada

El pueblo cristiano participó en la celebración li-túrgica del patrón de la Archidiócesis y la ciudad, el pasado día 1, en la Eucaristía presidida por Mons. Javier Martínez, y besaron las reliquias del primer obispo de Granada y mártir. El domin-go día 7, la Eucaristía es a las 12 horas y podrán visitarse las Santas Cuevas de 16 a 18 horas.

Nuestro Arzobispo celebró la Santa Misa en la iglesia de la Asunción en la Abadía del Sacromonte por el rito hispano-mozárabe, como es tradición en la fiesta litúrgica de San Cecilio, el 1 de febrero.

El Cabildo Sacromontano concelebró la Eucaristía y algunos sacerdotes diocesanos y diáconos. Los semi-naristas participaron en la celebración, y numerosos fieles, antiguos alumnos del Colegio del Sacromonte, y miembros de la Cofradía del Consuelo asistieron a la ceremonia.

Mons. Javier Martínez expresó su agradecimiento a San Cecilio y a todos los mártires y santos que nos han transmitido la fe: “Nosotros damos gracias a Dios por-que hemos recibido la fe a través de muchos testigos, esa muchedumbre inmensa que nadie podía contar hecha de toda raza, lengua, pueblo y nación. Noso-tros éramos muy forasteros, muy de la periferia, casi del fin del mundo, del finisterre, cerca del finisterre, cuando el Evangelio empieza a crecer, y sin embargo muy pronto llegó a nosotros la semilla de la nueva vida, de esa vida preciosa, fruto no de nuestras cuali-dades, ni de nuestra voluntad ni de nuestro esfuerzo, sino de la gracia de Dios. Pero esa gracia vale más que la vida. Y San Cecilio y los innumerables mártires

Granada celebra la fiesta de su Patrón en la Abadía del Sacromonte

que esta tierra ha visto sembrar su sangre en ella ha hecho florecer esa vida; es preciosa esa gracia, es una preciosidad inmensa, y esa gracia sigue existiendo”.

Al inicio de la celebración, el Arzobispo oró en silencio inclinado ante el altar la oración preparatoria, leyó la exhortación a los fieles de la Constitución Dogmática Lumen Gentium, invitando a encender las luces en Cristo y para peregrinar a las Santas Cuevas.

En procesión, los fieles, seminaristas, Cabildo del Sa-cromonte y el Arzobispo se dirigieron a las Santas Cuevas para venerar a San Cecilio. En el interior de las catacumbas, delante del horno de San Cecilio, los fieles confesaron la fe rezando el Credo y el Arzobispo rezó la oración de San Cecilio. Al término de la Euca-ristía, el Arzobispo dio a besar la reliquias del obispo y mártir a los fieles asistentes.

El Secretariado de Medios de Comunicación Social del Arzobispado de Granada ha elaborado una galería fo-tográfica de la celebración de la Santa Misa por el rito hispano mozárabe.

En la ciudad, la fiesta popular por San Cecilio se ce-lebra el primer domingo posterior a la fiesta litúrgica. Así, el día 7 tendrá lugar la Solemne misa Pontifical del Voto a San Cecilio en la iglesia de la Abadía del Sa-cromonte, a las 12 horas, presidida por Mons. Javier Martínez, con la asistencia de las autoridades locales. Asimismo, para facilitar la asistencia a la Eucaristía este domingo, también se celebrará la Santa Misa en la Abadía a las 17 horas, y podrán visitarse las Santas Cuevas de 16 a 18 horas.

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Mirada

Celebrada la fiesta de la Presentación del Señor y, por ello, Jornada Mundial de la Vida Consagra-da, que este año ha permitido obtener el Jubileo y con la que se ha clausurado el Año dedicado a la Vida Consagrada.

Cientos de personas consagradas en Granada reno-varon su profesión y pudieron ganar el Jubileo de la Misericordia, en la celebración que nuestro Arzobis-po, Mons. Javier Martínez, presidió en la fiesta de la Presentación del Señor, el martes día 2, y, por ello, Jornada Mundial de la Vida Consagrada, que, este año, con el lema La vida consagrada, profecía de la misericordia, clausura además el Año dedicado a la vida consagrada.

La celebración en el Jubileo de la vida consagrada comenzó en la Plaza de las Pasiegas, donde, ante la puerta santa de la Catedral en este Año de la Mi-sericordia, se congregaron numerosas personas con-sagradas de distintos carismas, congregaciones y realidades presentes en nuestra Iglesia de Granada, también vírgenes consagradas, de los Institutos Se-culares y religiosos de CONFER Granada. Allí, presidi-dos por Mons. Javier Martínez, acompañados de una veintena de sacerdotes diocesanos, se bendijeron las candelas con las que, encendidas, el Pueblo de Dios accedió al interior de la Catedral en procesión por la nave central para participar en la Santa Misa jubilar.

Vida consagrada: Seducidos por Jesús

HORIZONTE QUE GUÍA

“El lema de este año, La vida consagrada: profecía de la misericordia, nos recuerda la vocación que tenemos los consagrados y consagradas de vivir y anunciar el amor misericordioso de Dios a todos los hombres”, explicaron representantes de la vida consagrada, en la monición de entrada en la Santa Misa.

“La seducción por Jesús es la experiencia fundante que define toda experiencia cristiana, para los religio-sos, religiosas y miembros de Institutos Seculares y vírgenes consagradas, sentirse seducidos por Jesús se convierte en el horizonte que nos guía a través de un compromiso vital, encarnado en nuestro mundo, den-tro de la historia concreta de un carisma”, señalaron.

RENOVACIÓN DE LA PROFESIÓN

Durante la celebración eucarística, las personas con-sagradas de las distintas familias de vida consagrada, vírgenes consagradas, religiosos y de Institutos Secu-lares, y carismas y realidades en la Iglesia renovaron su profesión: “Porque el Señor me ha seducido y me sigue seduciendo quiero vivir desde Él en la Iglesia y en el mundo para transformar la realidad y anunciar su amor y su salvación desde compromisos y servicios concretos de misericordia, perdón y justicia. Desde el Instituto al que pertenezco quiero renovar mi fi-

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Miradadelidad al carisma que lo fecunda. Desde los votos de castidad, pobreza y obediencia quiero enraizarme apasionadamente en la voluntad amorosa de Dios que me llama a la solidaridad y al amor generoso. Desde mi experiencia orante quiero seguir convirtiendo mi corazón al perdón, la justicia, la esperanza y la paz”.

En su homilía, Mons. Martínez explicó la vinculación entre la fiesta de la Presentación del Señor y la luz que nos llega de la Navidad, con la celebración de la Epifanía. “Las candelas unen esta fiesta con la Epifa-nía; el Dios invisible que al asumir nuestra condición humana se ha hecho luz visible y se ha hecho luz para nosotros y ha iluminado nuestra condición humana y nuestra vida”.

Asimismo, nuestro Arzobispo de Granada señaló que una “súplica sencilla” para renovar la consagración al Señor es “el deseo de que nuestras vidas puedan ser expresión sencilla, humilde, pobre, transparente, no hipócrita, del amor infinito, de la misericordia infinita de Dios. Esa súplica el Señor la escucha seguro. Y el mundo no necesita otra medicina”, explico a las per-sonas consagradas.

“’Dios te ama, Cristo ha venido por ti’. Que nues-tras vidas, transformadas por la misericordia de Dios, puedan decir eso, eso es lo que yo suplico para mí, y con un amor y un afecto grande suplico para todos nosotros”, concluyó Mons. Martínez.

Con el lema Plántale cara al hambre: Siembra, Manos Unidas celebrará el día 14 su Campaña con la que inicia un nuevo trienio de lucha con-tra el hambre (2016-2018).

En la Diócesis de Granada, Manos Unidas ha progra-mado una serie de actos para difundir y comunicar el trabajo que desarrollan, a través del testimonio y participación del misionero Luis Ángel Moral Asto-la, sacerdote diocesano de La Rioja que durante estos dos últimos años ha estado trabajando en la misión de Fô Bouré (Beninn). Moral Astola estará en Granada del 7 al 10 de febrero y acudirá a colegios y visitará parroquias para contar su tarea misionera y pastoral en esta región de África.

Asimismo, Manos Unidas Granada celebrará su día de ayuno voluntario el día 12, con una Eucaristía por las víctimas del hambre a las 19:30 horas en la parroquia de Nuestra Señora de Gracia y una cena del hambre en diversos centros y parroquias de Granada.

Como es tradicional, Manos Unidas Granada instala-rá mesas de sensibilización e información en diversos puntos de la ciudad para explicar su labor y dónde y en qué proyectos destinan los recursos de los que disponen. Además, en las Eucaristías del día 14 y la víspera, el sábado 13, las colectas van destinadas a los proyectos de Manos Unidas Granada. El día 14 Ma-nos Unidas celebrará la Eucaristía en la Catedral, a las 12:30 horas, presidida por Mona. Javier Martínez.En el trienio de lucha contra el hambre que comienza este año Manos Unidas trabajará para dar respuesta a las causas y problemas que provocan el hambre en el

Actos en Granada de la Campaña de Manos Unidas

mundo desde una triple perspectiva: el mal uso de los recursos alimentarios y energéticos; un sistema eco-nómico internacional que prima el beneficio y excluye a los débiles; y unos estilos de vida y consumo que aumentan la vulnerabilidad y la exclusión.

MiradaAnte la Campaña del Enfermo 2016: “Confiar en Jesús como María”

Con la celebración de la fiesta de Nuestra Seño-ra de Lourdes, el próximo 11 de febrero, se abre la Campaña del Enfermo del presente año que se culminará con la Pascua del Enfermo, el 1 de mayo, celebrando el VI Domingo de Pascua. El tema propuesto por el Consejo Pontificio para el año 2016 es: María, icono de la confianza y el acompañamiento, y el lema que acompañará a todos los actos de este año será: Confiar en Jesús como María, inspirado en el capítulo 2 y versículo 5 del evangelio de San Juan: “Haced lo que Él os diga”.

Tanto las Jornadas (11 de febrero y VI domingo de Pascua) como la Campaña, son una invitación a con-templar, como en la solicitud de la Virgen María, se refleja la ternura de Dios. Y esa misma ternura se hace presente en la vida de muchas personas que se encuentran al lado de los enfermos y saben captar sus necesidades, aún las más imperceptibles, porque miran con ojos llenos de amor. ESA MUJER SIEMPRE NUEVA

En mis visitas por las habitaciones del hospital, en tantos cabeceros o mesitas junto al lecho de los en-fermos, es frecuente ver la imagen de una mujer. Esa Mujer a quien algunos llaman Angustias o Madre de la Salud, Madre de la Esperanza; y otros Guadalupa-na, Auxiliadora, Milagrosa, Inmaculada, Lourdes, y ¡tantos nombres!... Esa Mujer agota las palabras, y si

hiciéramos una lista de sus atributos, consumiríamos las letras del alfabeto porque el lenguaje se nos que-da corto al mencionarla. Nada resulta suficiente para expresar su grandeza tan inmensa que sólo cabe en Dios.

Esa Mujer es María. Tu María, mi María; la Madre, maestra, hermana, amiga y compañera peregrina. La Mujer inagotable de ayer, de hoy, de mañana... La tenemos cerca y no la vemos. ¿Dónde podemos encontrarla?

MARÍA, MODELO DE MUJER

(…)

La Mujer que siempre dijo SÍ a Dios, ¿qué haría hoy en cada situación nuestra? Mirarla es encontrar respues-tas que no sospechábamos. Es ver cuán grande es, cuán serena, sabia y eficaz. Ella es la Madre siempre admirable, poderosa para ayudarnos, e indispensable para guiarnos en todas las direcciones por las que nos lleve nuestra vocación.

Es la hora de ser personas nuevas, de renacer. Se nace en el vientre de la madre terrenal. Se renace en el co-razón de la Madre celestial. Renacer es dejar atrás los lastres que se nos han ido adhiriendo. Convertirnos, entre otras cosas, es desviar la mirada de lo material, de lo que nos aparta de Dios. Buscar Su presencia en cada cosa que tocamos y utilizarla como Él quiere.

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Buscar Su presencia en cada persona que nos encontramos y servirla, acompañarla, en definitiva, amarla como Él quiere ¿Cómo? Es lo que cada uno debe averiguar.

CELEBRACIÓN

Para finalizar, recordar que en la ciudad celebraremos la Eucaristía con Unción de Enfermos y posterior proce-sión de las antorchas con la Virgen de Lourdes, acompañando con el Rezo del Rosario, por y con los enfermos, el domingo 14 de febrero, a las 17 horas, en la Parroquia de San Agustín (C/ Dr. Barraquer, 6)

PLEGARIA

Nuestra Señora de Lourdes, nuestra Madre y Patrona de las Angustias, nos siga ayudando a estar al lado y acompañar, con la caridad que brota de la fe, a los que sufren como samaritanos de Jesús, Único y “Buen Samaritano”, “Hagamos lo que Él nos diga”.

José Gabriel Martín RodríguezDelegado Episcopal para la Pastoral de la Salud

Arzobispado de Granada

Mirada

“Sueños de paz: Misericordia y Acción”

Ponencia en el Centro Cultural del Arzobispa-do de Victor Ochen, galardonado con el Premio Mundo Negro a la Fraternidad 2015, que conce-de la revista del mismo nombre, y que estará en Granada el día 9 para testimoniar su “compromi-so inquebrantable con la paz y la promoción de una auténtica cultura del encuentro, la reconci-liación y el perdón”.

La infancia de Victor, nacido en el año 1981, se desa-rrolló sobre el telón de fondo del sangriento conflicto entre el Lord’s Resistance Army (LRA), el robo de ga-nado y el gobierno de Uganda, que causó estragos por el norte del país durante más de veinte años, y que causó inimaginables horrores sobre millones de personas.

Granada es una de las ciudades donde Victor Ochen contará su compromiso y apuesta por la paz, a través de la fundación que él ha creado, la African Youth Ini-tiative Network (AYINET), que fue candidata al Premio Nobel de la Paz, propuesta por el American Friends Service Committee (AFSC). Precisamente, el tema de su conferencia se refiere a la paz y la misericordia, con el título Sueños de paz: Misericordia y Acción.

La conferencia tendrá lugar el día 9, a las 19:30 horas, en el salón de actos del Centro Cultural Nuevo Inicio (Plaza Alonso Cano. Edificio Curia Metropolitana), organizada con la colaboración de la familia combo-niana de Granada, la Pastoral del Centro de Estudios

Superiores La Inmaculada y la revista Mundo Negro, que le entrega en Madrid el galardón Mundo Negro a la Fraternidad 2015. La entrada es gratuita.

Según el acta de concesión del galardón “la African Youth Iniciative Network, fundada por Victor Ochen, es fruto de su empeño personal y del de todos los que, como él, sólo pretenden que la paz y la recon-ciliación no sean únicamente una utopía. Su expe-riencia personal hace del galardonado un ejemplo a seguir por una juventud, la actual, muy necesitada de auténticos referentes”.

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• Miércoles de ceniza. El miércoles día 10, ce-lebración de la imposición de la ceniza con la que comienza el tiempo litúrgico de Cuaresma. En la S.I Catedral, presidida por el arzobispo Mons. Ja-vier Martínez, tendrá lugar a las 20:30 horas. En la celebración se hará el envío de evangelizadores de la misericordia, que, durante cuatro sesiones, se han formado en la Escuela de Evangelizadores, iniciativa diocesana en el Año de la Misericordia.

• Retiro del clero. El día 8 en el Seminario dio-cesano San Cecilio nuevo retiro del clero como preparación a la celebración del Miércoles de Ce-niza. El padre Juan Antonio Lamarca, CMF, de-sarrollará el tema El desarraigo, dentro del tema y la compasión a los que se están dedicando los retiros con motivo del Año de la Misericordia. El retiro del clero comenzará a las 11:15 horas.

• Jornada del enfermo. Eucaristía de la Pastoral de salud con Unción de Enfermos y posterior pro-cesión de las antorchas con la Virgen de Lourdes, acompañando con el Rezo del Rosario, por y con los enfermos, el domingo 14 de febrero, a las 17 horas, en la Parroquia de San Agustín (C/ Dr. Ba-rraquer, 6).

• Beato Fray Leopoldo. El 9 de febrero, fecha de su fallecimiento en Granada, se celebra la Memo-ria Libre del Beato Fray Leopoldo de Alpandei-re, beatificado en Granada el 12 de septiembre de 2010, durante el pontificado de Benedicto XVI. Sus restos se encuentran en la cripta en la parroquia de La Inmaculada, custodiada por los padres capuchinos.

• Cursillo de Cristiandad. Del 12 al 14 de febre-ro, en un lugar aún por determinar, organizado por Movimiento Cursillos de Cristiandad de Gra-nada. Más información en el teléfono 620-310-436 (Antoñita).

• Obras de misericordia. Siguiendo el calenda-rio propuesto para la Archidiócesis de Granada para practicar las obras de misericordia, en el mes de febrero como obra espiritual se propone “Dar de beber al sediento” y como obra corporal “Dar buen consejo al que lo necesita”.

AGENDA

Las intenciones de oración del Papa para el mes de febrero.

Encargadas al Apostolado de la Oración.

La intención universal del Apostolado de la Oración del Santo Padre para el mes de febrero de 2016 es: ‘’Para que cuidemos de la creación, recibida como un don que hay que cultivar y proteger para las generaciones futuras’’.

Su intención evangelizadora es: ‘’Para que aumente la oportunidad de diálogo y de encuentro entre la fe cris-tiana y los pueblos de Asia’’.

Mirada

La rectitud esencial de nuestra actitud hacia los niños se encuentra en el hecho de que sentimos que tanto ellos como su modo de comportarse son sobrenaturales, mientras que, por alguna misteriosa razón, no tenemos el mismo senti-miento sobre nosotros ni sobre nuestro modo de comportarnos.

La misma pequeñez de los niños hace posible que les miremos como si fueran prodigios maravillosos; nos da la impresión de que estamos tratando con una raza nueva que sólo se puede ver con microscopio.

Dudo que alguien con un mínimo de ternura e ima-ginación pueda ver la mano de un niño sin quedarse un poco asustado. Es tremendo pensar en la esencial energía humana que mueve algo tan diminuto; es como imaginarse que la naturaleza humana podría vi-vir en el ala de una mariposa o en la hoja de un árbol.

Al contemplar vidas tan humanas y, sin embargo, tan pequeñas, sentimos como si nosotros mismos nos hubiéramos inflado hasta alcanzar dimensiones ver-gonzosas. Sentimos el mismo tipo de obligación hacia esas criaturas que podría sentir una divinidad si hubie-ra creado algo que no podía entender.

Tal vez el aspecto chistoso de los niños es el víncu-lo más cariñoso y atractivo de todos los vínculos que mantienen junto al universo. La pesada dignidad de sus voluminosas cabezas es más enternecedora que cualquier medida de humildad; su solemnidad nos ofrece más esperanza por todas las cosas que mil car-navales de optimismo; sus ojos grandes y brillantes parecen contener en su admiración a todas las estre-llas; la ausencia fascinadora de la nariz parece darnos la insinuación más perfecta del humor que nos espera en el reino de los cielos.

G.K. Chesterton Contemplar a un niño

Niños en la playa. Joaquín Sorolla.

Textos

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La participación de los fieleslaicos en la vida de la Iglesia

La parroquia

Cientos de personas asistieron en la Catedral a la apertura de la Puerta Santa, tras la Liturgia de la Palabra celebrada en la Basílica de San Juan de Dios y la procesión con la entronización de la Palabra de Dios, uniéndose así en comunión a la Iglesia Universal. El resto de templos jubilares de la Archidiócesis también han abierto su Puerta Santa el pasado domingo: la Basílica de Nues-tra Señora de las Angustias, la parroquia de San juan de Dios y los santuarios de Nuestra Señora de la Cabeza en Motril y del Cristo del Paño en Moclín. La comunión eclesial, aún conservando siempre su dimensión universal, encuentra su expresión visible e inmediata en la parroquia. Ella es la última localiza-ción de la Iglesia; es, en cierto sentido, la misma Igle-sia que vive entre las casas de sus hijos y de sus hijas.

Es necesario que todos volvamos a descubrir, por la fe, el verdadero rostro de la parroquia; o sea, el “misterio” mismo de la Iglesia presente y operante

en ella. Aunque a veces le falten las personas y los medios necesarios, aunque otras veces se encuentre desperdigada en dilatados territorios o casi perdida en medio de populosos y caóticos barrios modernos, la parroquia no es principalmente una estructura, un territorio, un edifico; ella es “la familia de Dios, como una fraternidad animada por el Espíritu de unidad”, es “una casa de familia fraterna y acogedora”, es “la comunidad de los fieles”.

En definitiva, la parroquia está fundada sobre una realidad teológica, porque ella es una comunidad eucarística. Esto significa que es una comunidad idónea para celebrar la Eucaristía, en la que se en-cuentra la raíz viva de su edificación y el vínculo sa-cramental de su existir en plena comunión con toda la Iglesia. Tal idoneidad radica en el hecho de ser la parroquia una comunidad de fe y una comunidad orgánica, es decir, constituida por los ministros orde-nados y por los demás cristianos, en la que el párro-co -que representa al obispo diocesano- es el vínculo jerárquico con toda la Iglesia particular.

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Ciertamente, es inmensa la tarea que ha de realizar la Iglesia en nuestros días; y para llevarla a cabo no basta la parroquia sola. Por esto, el Código de Dere-cho Canónico prevee formas de colaboración entre parroquias en el ámbito del territorio y recomienda al obispo el cuidado pastoral de todas las categorías de fieles, también de aquéllas a las que no llega la cura pastoral ordinaria.

En efecto, son necesarios muchos lugares y formas de presencia y de acción, para poder llevar la pa-labra y la gracia del Evangelio a las múltiples y va-riadas condiciones de vida de los hombres de hoy. Igualmente, otras muchas funciones de irradiación religiosa y de apostolado de ambiente en el cam-po cultural, social, educativo, profesional, etc., no pueden tener como centro o punto de partida la pa-rroquia. Y, sin embargo, también en nuestros días la parroquia está conociendo una época nueva y prometedora. Como decía Pablo VI, al inicio de su pontificado, dirigiéndose al clero romano: “Creemos simplemente que la antigua y venerada estructura de la parroquia tiene una misión indispensable y de gran actualidad; a ella corresponde crear la primera comunidad del pueblo cristiano; iniciar y congregar al pueblo en la normal expresión de la vida litúrgica; conservar y reavivar la fe en la gente de hoy; sumi-nistrarle la doctrina salvadora de Cristo; practicar en el sentimiento y en las obras la caridad sencilla de las obras buenas y fraternas”.

Por su parte, los Padres sinodales han considerado atentamente la situación actual de muchas parro-quias, solicitando una decidida renovación de las mismas: “Muchas parroquias, sea en regiones urba-nas, sea en tierras de misión, no pueden funcionar con plenitud efectiva debido a la falta de medios materiales o de ministros ordenados, o también a causa de la excesiva extensión geográfica y por la condición especial de algunos cristianos (como, por ejemplo, los exiliados y los emigrantes). Para que todas estas parroquias sean verdaderamente comunidades cristianas, las autoridades locales de-ben favorecer: a) la adaptación de las estructuras parroquiales con la amplia flexibilidad que concede el Derecho Canónico, sobre todo promoviendo la participación de los laicos en las responsabilidades parroquiales; b) las pequeñas comunidades eclesia-les pueden comunicarse mutuamente la Palabra de Dios y manifestarse en el recíproco servicio y en el amor; esta comunidades son verdaderas expresiones de la comunión eclesial y centros de evangelización, en comunión con sus Pastores.

Para la renovación de las parroquias y para asegurar mejor su eficacia operativa, también se deben favo-recer formas institucionales de cooperación entre las diversas parroquias de un mismo territorio.

COMPROMISO APOSTÓLICO EN LA PARROQUIA

Ahora es necesario considerar más de cerca la co-munión y la participación de los fieles laicos en la vida de la parroquia. En este sentido, se debe llamar la atención de todos los fieles laicos, hombres y mu-jeres, sobre una expresión muy cierta, significativa y estimulante del Concilio. “Dentro de las comuni-dades de la Iglesia -leemos en el Decreto sobre el

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“La parroquia es una comunidad eucarística, ‘signo e instrumento’

de la común vocación a lacomunión”

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aFondoapostolado de los laicos- su acción es tan necesaria que, sin ella, el mismo apostolado de los Pastores no podría alcanzar, la mayor parte de las veces, su plena eficacia”.

Esta afirmación radical se debe entender, evidente-mente, a la luz de la “eclesiología de comunión”: siendo distintos y complementarios, los ministerios y los carismas son necesarios para el crecimiento de la Iglesia, cada uno según su propia modalidad.

Los fieles laicos deben estar cada vez más convenci-dos del particular significado que asume el compromi-so apostólico en su parroquia. Es de nuevo el Concilio quien lo pone de relieve autorizadamente: “La parro-quia ofrece un ejemplo luminoso de apostolado comu-nitario, fundiendo en la unidad todas las diferencias hu-manas que allí se dan e insertándolas en la universalidad de la Iglesia. Los laicos han de habituarse a trabajar en la parroquia en íntima unión con sus sacerdotes, a exponer a la comunidad eclesial sus problemas y los del mun-do y las cuestiones que se refieren a la salvación de los hombres, para que sean examinados y resueltos con la colaboración de todos; a dar, según sus propias posibili-dades, su personal contribución en las iniciativas apostó-licas y misioneras de su propia familia eclesiástica”.

La indicación conciliar respecto al examen y solución de los problemas pastorales “con la colaboración de todos”, debe encontrar un desarrollo adecuado y es-tructurado en la valorización más convencida, amplia y decidida de los Consejos pastorales parroquiales, en los que han insistido, con justa razón, los Padres sinodales.

En las circunstancias actuales, los fieles laicos pueden y deben prestar una gran ayuda al crecimiento de una au-téntica comunión eclesial en sus respectivas parroquias, y en el dar nueva vida al afán misionero dirigido hacia los no creyentes y hacia los mismos creyentes que han abandonado o limitado la práctica de la vida cristiana.

Si la parroquia es la Iglesia que se encuentra entre las casas de los hombres, ella vive y obra entonces profun-damente injertada en la sociedad humana e íntimamen-te solidaria con sus aspiraciones y dramas. A menudo, el contexto social, sobre todo en ciertos países y am-

bientes, está sacudido violentamente por fuerzas de dis-gregación y deshumanización. El hombre se encuentra perdido y desorientado; pero en su corazón permanece siempre el deseo de poder experimentar y cultivar unas relaciones más fraternas y humanas. La respuesta a este deseo puede encontrarse en la parroquia, cuando ésta, con la aspiración viva de los fieles laicos, permanece fiel a su originaria vocación y misión: ser en el mundo el “lu-gar” de la comunión de los creyentes y, a la vez, “signo e instrumento” de la común vocación a la comunión; en una palabra, ser la casa abierta de todos y al servicio de todos, o, como prefería llamarla el Papa Juan XXIII, ser la fuente de la aldea, a la que todos acuden para calmar su sed.

Juan Pablo IILos laicos cristianos, nn.26-27

Primer Día, publicación diocesana de Córdoba.

“Siendo distintos y complementarios, los ministerios y los carismas son nece-sarios para el crecimiento de la Iglesia, cada uno según su propia modalidad”

Dar de beber al sediento. Dar consejo al que lo necesita. Acoger a los peregrinos. Perdonar las ofensas… El Año Santo pone en el centro las obras de misericordia corporal y espiritual. El teólogo Andrea Grillo explica cómo se han ido configurando y qué significan.

Andrea Grillo es profesor ordinario de Teología de los Sacramentos y Filosofía de la Religión en el Pontificio Ateneo San Anselmo de Roma. Enseña Liturgia en el Instituto de Liturgia Pastoral de la Abadía de Santa Justina en Padua, en el Instituto Agustiniano de Roma y en el Instituto Superior de Liturgia de París. Habla-mos con él sobre el Jubileo de la Misericordia y, en especial, de las obras de misericordia que, según lo

que ha escrito Francisco en la carta enviada a mon-señor Rino Fisichella, se pueden vivir “en primera persona” para obtener la indulgencia jubilar.

Profesor, ¿cómo se han ido configurando las obras de misericordia?

Son el fruto de una larga historia, en la que las “praxis penitenciales” han sido la vía principal para responder a la gracia de Dios que perdona. Incluso antes de que existiera el confesionario, ¡había “obras de misericor-dia”! Más que obras, son maneras de obrar. Más que actos puntuales, son indicaciones autorizadas y efica-ces de “otras prioridades” o, mejor dicho, de la “prio-ridad del otro”. Son formas de olvido de uno mismo.

Los 14 signos de la graciaObras de misericordia

Cultura

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¿En qué sentido son formas de olvido de uno mismo? ¿Qué significa?

Significa que la comunión, que es el don fundamen-tal que Dios ofrece a los hombres, cobra vida en el momento en que cada individuo descubre en el otro el principio de la propia identidad. Dios y el prójimo son la “raíz del yo”. Para acceder a esta experiencia ha que vivir olvidados de uno mismo. Sólo quien no permanece aferrado a sí mismo puede llegar a amar al prójimo como a sí mismo, y por tanto también a sí mismo.

Son siete obras de misericordia corporal y siete espirituales, ¿por qué?

La respuesta no puede ser unívoca. Como toda bue-na tradición, se trata de la enjundia sacada de varias aportaciones. Incluye una “sistematización ordena-da”, que parte de los textos de la Escritura y luego añade, o matiza, según las diversas circunstancias históricas. La fuente de las obras de misericordia cor-poral es Mateo 25, pero sin ningún tipo de funda-mentalismo. ¡La verdadera tradición nunca es funda-mentalista!

Entre estas catorce obras, ¿algunas tienen un va-lor especial respecto a las demás? ¿Y por qué son precisamente éstas y no otras?

No, no hay unas más importantes que otras. El prima-do es el don de sí que Dios hace al hombre. Por eso todas y cada una resplandecen como imágenes, sig-nos, huellas de la inconmensurable gracia de Dios. El elenco no es taxativo, sino ejemplificativo; no encierra la tradición detrás de unos barrotes, sino que abre las puertas de la Iglesia a una plaza en fiestas.

Pero a menudo se ve la praxis penitencial de la forma contraria: más que una fiesta, una mortifi-cación, una ascesis difícil y complicada. Entonces, ¿en qué sentido practicar obras de misericordia equivale a abrirse a “una plaza en fiestas”?

La “fraternidad mística” –como la define Francisco en la Evangelii Gaudium- es la “forma primera” de la comunión eclesial. La fe nos lleva a vivir sin miedo las relaciones con los demás, el tiempo y el espacio de que disponemos; sobre todo sin miedo a la muerte, pero también sin miedo al otro que es diferente.

Entre las siete obra de misericordia espirituales, tal vez las más difíciles de comprender sean “dar consejo al que lo necesita” y “enseñar al que no sabe”. ¿Qué significan exactamente?

Significan que ni en la duda ni en el conocimiento es-tamos solos. Desplazan la perspectiva desde el juicio sobre la incapacidad del individuo hacia la comunión de una relación que es un bien para todos. En el con-sejo y en la enseñanza, el que da es el primero en recibir. Esta inversión es muy importante.

Las obras de misericordia corporales nos piden actuar a favor de los pobres, de los que no tie-nen nada y de los que sufren, por ejemplo, los presos. ¿Se puede decir que sin estas obras cor-porales, las espirituales resultan incompletas?

Cierto. El principio de la encarnación nos conduce a lo espiritual por mediación del cuerpo, nos abre a las lógicas de lo invisible gracias a la fuerza y a la elo-cuencia de lo visible.

Cultura

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CulturaLa indulgencia durante el Jubileo se obtiene con-fesándose, recibiendo la Eucaristía, rezando por las intenciones del Papa y haciendo un gesto de caridad y penitencia. ¿Por qué también median-te una obra de misericordia se puede obtener la indulgencia?

Hay que distinguir los “reglamentos eclesiales” del sentido teológico y espiritual de los actos. En reali-dad, la indulgencia es remisión de la pena temporal, es decir, mejor capacidad para responder al perdón ya recibido. Insistir demasiado en las “condiciones” de la indulgencia conlleva el riesgo de convertirla en un “mérito”, contradiciendo así su sentido. Además, una relectura profunda de la tradición jubilar sobre este punto favorecería notables progresos en el ám-bito ecuménico.

Francisco ha querido este Jubileo extraordinario dedicado a la misericordia. Da la impresión de que quiere liberar a la Iglesia de oropeles y ri-gores propios del pasado. Y, al mismo tiempo, llevarla más cerca de la humanidad, sobre todo de la que se ha alejado de una práctica de fe. Sin embargo, ¿no cree que volver a proponer las obras de misericordia puede provocar el rechazo de los no creyentes?

Las obras de misericordia, y todo el ordenamiento tradicional del Jubileo, tienen una larga historia y también necesitan una relectura detallada, que ya comenzó con Pablo VI. Un tono excesivamente in-dividual, casi privado, debe ceder paso a una lógica más bien comunitaria, serena, relacional. Abrir espa-cio a la misericordia, de por sí, significa promover al mismo tiempo una tradición eclesial más auténtica y una consideración más profunda de las dinámicas an-tropológicas actuales.

Una pregunta más general. ¿Cómo definiría el Pontificado de Francisco desde el punto de vista litúrgico?

Diría dos cosas. Ante todo, una bocanada de aire fres-co y de sentido común respecto a rigideces de estilos y nostalgias de formas que la Iglesia no sólo puede sino que debe superar. En segundo lugar, se ha pa-sado del primado de la “observancia” al primado del obrar con “tacto”. Esto hace del Vaticano II algo to-talmente irreversible.

Paolo RodariPublicado en Huellas, enero 2016

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Cómo el Señor nos alcanzacon su misericordia

Dios restaura la vida

Testimonio

El encuentro con Cristo es como el de Juan y An-drés, los discípulos de Jesús: atraídos por un atrac-tivo que llena la vida, el corazón, porque satisface el anhelo de infinito para el que está hecho y que sólo encuentra cumplimiento en Cristo. Es lo que le pasó a Eduardo Martín, granadino quien, en la Escuela de Evangelizadores de la Misericordia de Granada (iniciativa de la Archidiócesis en el marco del Año de la Misericordia), contó ese primer en-cuentro de amor con Dios, en medio de situaciones dolorosas por las que atravesaba. Su testimonio es la constatación de cómo el Señor vence con su amor y misericordia, sean cuales sean las circuns-tancias.

Hablo de la Misericordia de Dios en mi vida y cómo la Iglesia ha sido expresión de esa misericordia. Hablo con un punto de partida de mi vida en el que co-menzó todo. Yo me casé hace más de treinta años y hubo problemas continuos llegando a una situación insostenible. Terminó en una separación traumática y al borde de una profunda rotura psíquica.

Yo entonces trabajaba en Salud Mental y mis compa-ñeros eran psiquiatras y psicólogos. Entré en una de-presión muy profunda llegando al límite del abismo. Estuve en psicólogos y nada me hacía salir adelante. Eran sólo ayudas livianas pero no salía de mi gran depresión. Sentía que había bajado a los infiernos.

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El regreso del hijo pródigo, Esteban Murillo.

Todo era oscuridad y depresión. Rogué al Señor. Y Él me escuchó. Sentí como si mi vasija rota, agrietada, desconchada, de mi vida entrara en el taller del Alfa-rero. El Señor en sus manos me amasó y me horneó en su corazón misericordioso. Y aquí comenzó los lazos invisibles de Dios en mi vida.

Me invitaron a la oración del grupo carismático. Y fue un día que jamás olvidaré. Era un sábado. Cuan-do entré en los salones vi mucha gente mayor y em-pezó a acudir muchas señoras mayores que venían de Motril. Y yo me dije: “Qué hago aquí con estas viejecitas, haciendo rezos. Yo me voy”. Y dicho y he-cho, comencé a andar por los pasillos y patios para salir de allí. Y me ocurrió algo que nunca jamás me había sucedido. Sentí una sensación interior que me decía “no te vayas”. Y yo me decía: qué tontería, por qué me voy a quedar. Y seguí andando. Llegué a un patio y volví a sentir la misma sensación: “no te vayas”. Yo me sentía raro e incómodo. No enten-día aquello pero me dije: qué tonterías, yo me voy. Al llegar a la cancela de salida, en ese momento, volvía a sentir la misma sensación: “no te vayas”, pero esta vez tan contundente, con tal certeza, que me rendí y entré al local de nuevo. Al entrar en el salón ya estaban orando los unos por los otros. Y no llevaba ni cinco minutos cuando el sacerdote al levantar al Santísimo delante de mí yo caí de rodillas y allí empecé a llorar y a sanar. Cuando salí de allí, yo comencé a levantar vuelo en mi vida. Sentí la gran misericordia de Dios en mi vida, y esa misericordia tenía el rostro de creyentes que oraban por mí. Des-pués, supe de comunidades de creyentes que oraron por mí y mi situación. La Iglesia ha sido portadora de la misericordia de Dios en mi vida. La Iglesia que yo desechaba –“esas viejecitas con sus rezos”- benditas viejitas que rogaron a Dios.

También sentí la misericordia de Dios poniendo en mi mente a unos amigos que hacía años que no sabía de ellos. Les llamé y enseguida me invitaron a unos ejercicios en Siete Aguas (Valencia), en la comunidad Verbum Dei. Allí conocí Verbum Dei y, desde enton-ces, tuve un acompañamiento espiritual. Pero el Se-ñor siguió otorgándome su misericordia.

A los pocos años, entré en una iglesia. Estaba muy enfadado con Dios, pues mi vida la sentía estanca-da. Le pedí al Señor que me diera una vocación, a una persona para vivir y compartir la vida. Y el Señor me escuchó. A los dos meses y sin buscarlo conocí a Laura, toda una bendición en mi vida. Y las bendi-ciones continuaron. La Iglesia me reconoció la nuli-dad de mi anterior matrimonio. Y nos casamos por la Iglesia, con una vocación de entregar la vida al Señor. No haciendo alguna actividad apostólica, sino vivir para el Señor y con el Señor en todo momento. Dios restaura tu vida con su gran misericordia, pon tu vida en las manos del Alfarero, pero entrégala completamente del todo y Él obrará en ti, derramará su misericordia y su gracia. Y la alegría y la paz de Dios habitarán en tu vida y en tu corazón. Y de todo esto doy fe.

Hoy, mi vida canta el Salmo 103, que dice:Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre.Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus bene-ficios. Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfer-medades;Él restaura tu vida de la fosa, y te colma de gracia y de ternura;Él sacia de bienes tus días, y como un águila se re-nueva tu juventud.

Eduardo Martín

Testimonio

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La llamada de los apóstoles Pedro y Andrés, Duccio di Buoninsegra.

SignoyGracia

Con el sugestivo rito de la imposición de la ceniza en nuestra cabeza, iniciaremos el próximo miér-coles el tiempo de la Cuaresma, durante el cual la liturgia renueva en los creyentes la llamada a una conversión radical, confiando en la misericordia divina.

En los primeros siglos se expresó con este gesto el cami-no cuaresmal de los “penitentes”, es decir, el grupo de pecadores que querían recibir la reconciliación al final de la Cuaresma, el Jueves Santo, a las puertas de la Pascua. Vestidos de hábito penitencial y con la ceniza que ellos mismos se imponían en la cabeza, se presen-taban ante la comunidad y expresaban así su deseo de conversión.

Hacia el siglo XI, cuando desapareció ya la institución de los penitentes como grupo, se vio que el gesto de la ceniza era bueno para todos, y así se empezó a reali-zar este rito al principio de la Cuaresma para todos los cristianos. Toda la comunidad se reconocía pecadora, y expresaba con este gesto austero su actitud de con-versión.

EL SIGNIFICADO DE LA CENIZA

En el Misal Romano aparecen dos fórmulas tomadas de la Sagrada Escritura que pueden servirnos para com-prender el significado del gesto de la imposición de la ceniza:

La primera fórmula, muy antigua, está tomada del Libro del Génesis: “Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás” (cf. Gén 3, 19); recuerda al hombre su cadu-cidad del mismo modo que Isaías cuando dice: “Toda carne es como hierba y toda su gloria como flor del campo que se seca y se marchita” (cf. Is 40, 6-7). Son palabras que nos recuerdan nuestra condición humana caduca y débil, y nos invitan a considerar la vanidad de

todo proyecto terreno, cuando el hombre no funda su esperanza en el Señor.

En cambio, la segunda fórmula es de impronta evangé-lica: “Convertíos y creed en el Evangelio” (Mc 1, 15); la ha sugerido la reforma litúrgica postconciliar, y brinda al hombre una invitación y una propuesta abriéndole la perspectiva de la fe y la conversión en su vida concreta. Subraya cuál es la condición indispensable para avanzar por la senda de la vida cristiana: se requieren un cam-bio interior real y la adhesión confiada en la palabra de Cristo.

«La conversión a Dios consiste siempre en descubrir su misericordia, es decir, ese amor que es paciente y be-nigno a medida del Creador y Padre; el amor al que “Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo” (2 Cor 1, 3) es fiel hasta las últimas consecuencias en la historia de la alianza con el hombre: hasta la cruz, hasta la muer-te y resurrección de su Hijo. La conversión a Dios es siempre fruto del “reencuentro” de este Padre, rico en misericordia» (Juan Pablo II, Dives in misericordia, 13)

Por tanto, la liturgia de hoy puede considerarse, en cierto modo, como una “liturgia de muerte”, que re-mite al Viernes Santo, en el que el rito actual alcanza su realización plena. En efecto, en Cristo, que “se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz” (Flp 2, 8), también nosotros debemos morir a no-sotros mismos para renacer a la vida eterna.Ojalá que este tiempo cuaresmal sea para todos una renovada experiencia de conversión y de profunda re-conciliación con Dios, con nosotros mismos y con nues-tros hermanos.

¡Buena Cuaresma a todos!

José Antonio Vinuesa GarcíaDelegado episcopal de Liturgia (Granada)

La Cuaresma,camino hacia la Pascua El signo de la ceniza

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luzdelaPalabra

Isaías 6, 1-2a. 3-8Salmo 137. R1 Corintios 15, 1-11

Lucas 5, 1-11

Una vez que la gente se agolpaba en torno a él para oír la palabra de Dios, estando él de pie junto al lago de Genesaret, vio dos barcas que estaban en la orilla; los pescadores, que habían desembarcado, estaban lavando las redes. Subiendo a una de las barcas, que era la de Simón, le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: “Rema mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca”. Respondió Simón y dijo: “Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes”. Y, puestos a la obra, hicieron una redada tan grande de peces que las redes comenzaban a reventarse. Entonces hicieron señas a los compañeros, que esta-ban en la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Vinieron y llenaron las dos barcas, hasta el punto de que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús diciendo: “Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador”. Y es que el estupor se había apoderado de él y de los que estaban con él, por la redada de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Y Jesús dijo a Simón: “No temas; desde ahora serás pescador de hombres”. Entonces sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

“No temas, desde ahoraserás pescador de hombres” V Domingo del

Tiempo Ordinario

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luzdelaPalabra

Las lecturas de este V domingo ordinario, y último an-tes de entrar en la cuaresma, nos presentan el tema de la vocación. Todos hemos sido llamados por Dios y de Él hemos recibido una misión para llevarla a cabo en el mundo.

El Evangelio de san Lucas nos ha relatado el encuen-tro de Jesús con Pedro, Santiago, Juan y sus compa-ñeros pescadores. Jesús se acerca a ellos, les pide que tengan confianza y los invita a echar de nuevo las redes. Y se realizó lo imposible, la pesca abundante.

En este episodio se encierra como resumido todo lo que es y supone nuestro ser cristiano. Primero el encuentro con Jesús. Y esto es fundamental. Y aquí se impone que nos preguntemos por nuestra fe. ¿Por qué soy yo cristiano?

Para ser cristiano no es suficiente con haber nacido en un pueblo y en una familia cristiana. Para ser cris-tianos hay que encontrarse con Cristo. ¿Y cómo en-contrarnos con Cristo si no lo conocemos, si rezamos poco y cuando lo hacemos es para pedir cosas? ¿Y cómo podemos encontrarnos con Cristo si no somos solidarios con los demás?

Jesús sigue llamándonos a todos a adherirnos a Él, a que no haya nadie ni nada más importante que Él en nuestras vidas. Jesús sigue llamándonos por medio de la Iglesia, de los que nos rodean, de todos los que nos necesitan.

Jesús nos llama a ser su voz que anuncia el amor de Dios y denuncia la injusticia, Jesús nos llama a ser sus manos que consuelan y socorren al desvalido, Je-sús nos llama a ser sus pies para recorrer el mundo y anunciar por todos los caminos la Buena Noticia de un Dios que nos ama con locura.

Aquellos pescadores, Pedro, Juan y Santiago, se de-jaron seducir por Jesús, ¿seremos nosotros capaces también de dejarnos seducir por Él y ser tan valientes como ellos para dejar nuestra comodidad para seguir-lo a Él?

Ignacio Fernández GonzálezSacerdote Diócesis de Granada

Comentario al EvangelioLa pesca milagrosa, Rafael.

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