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ESTUDIO DE UN CASO DE ESTRÉS POSTRAUMÁTICO VS TRAUMA CRANEOENCEFALICO María Adela Rojas Cruz Luvy Patricia Barrera Magda Constanza Moreno Doncel Dary Luz Lara Correa UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA Facultad de Psicología Maestría en Neuropsicología Clínica Junio 2010

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ESTUDIO DE UN CASO DE ESTRÉS POSTRAUMÁTICO VS TRAUM A CRANEOENCEFALICO

María Adela Rojas Cruz

Luvy Patricia Barrera

Magda Constanza Moreno Doncel

Dary Luz Lara Correa

UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA

Facultad de Psicología

Maestría en Neuropsicología Clínica

Junio

2010

ESTUDIO DE UN CASO DE ESTRÉS POSTRAUMÁTICO VS TRAUM A CRANEOENCEFALICO

Este trabajo de grado pertenece al Grupo de Maestrí a en Neuropsicología Clínica

de la Facultad de Psicología

María Rocío Acosta Barreto 1

María Adela Rojas Cruz 2

Luvy Patricia Barrera 3

Magda Constanza Moreno 4

Dary Luz Lara Correa 5

1 Directora Trabajo de Grado 2 Coautora: Alumna Especialización 3 Coautora: Alumna Especialización 4 Coautora: Alumna Especialización 5 Coautora: Alumna Especialización

Resumen:

Al presentarse un Trauma craneoencefálico (TCE), son diversos los signos y síntomas

que presenta el paciente, pero si esta entidad se presenta en un paciente que esta

desarrollando un cuadro de estrés postraumático, esto se enmarcaría en un caso

complejo, teniendo en cuenta que se presentaría déficit a nivel de procesos cognoscitivos

y a nivel de comportamiento, lo cual llevaría a que las diferentes áreas de desempeño se

encuentren comprometidas. El objetivo de este estudio fue el presentar un caso de un

paciente, que por razones laborales, desarrollo un cuadro de estrés postraumático y

posteriormente sufrió un trauma craneoencefálico. Para el estudio neuropsicológico, se

emplearon diferentes baterías de pruebas, imágenes diagnosticas y un trabajo de

evaluación interdisciplinario, con neurología y psiquiatría.

ESTUDIO DE UN CASO DE ESTRÉS POSTRAUMÁTICO VS TRAUM A CRANEOENCEFALICO

Al revisar la literatura, en busca de estrés postraumático y Trauma craneoencefálico

en un mismo paciente, encontramos generalmente al primero como consecuencia del

segundo y en el mismo evento, pero no en el orden presentado por nuestro paciente, ante

lo cual se abordaron estas dos entidades por separado.

TRASTORNO ESTRÉS POSTRAUMÁTICO:

El término trastorno por estrés postraumático (TEPT) no apareció en la

nomenclatura diagnóstica hasta la tercera edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de

los Trastornos Mentales (DSM III; APA, 1980), a través de la historia han estado

presentes numerosas descripciones de las manifestaciones de este cuadro clínico (Neel,

2000). Tal y como exponen Crocq y Crocq (2000) en una exhaustiva revisión histórica de

las experiencias postraumáticas, la primera descripción de este tipo de hechos fue llevada

a cabo por Herodoto cuando describe la batalla de Maratón, remontándose a 400 años

A.C.

En 1980 se acuño oficialmente, en la terminología psiquiátrica, la denominación

de Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT) en la tercera versión de la clasificación

diagnóstica de la Asociación Psiquiátrica Americana (DSM-III)

El TEPT se caracteriza por una tríada sintomática de fenómenos invasores,

conductas de evitación y síntomas de hiperalerta en respuesta a un acontecimiento

traumático, el que puede presentarse en cualquier sujeto y a cualquier edad. Este

diagnóstico constituye un problema de salud pública por su alta prevalencia, por afectar

de preferencia a población activa, por presentarse tanto en población general como en

combatientes, por la incapacidad que genera y por los altos costos de salud que implica.

Es un cuadro que en general ha sido subdiagnosticado y por ende subrogado. (Carvajal

Cesar. 2002).

Una interesante y completa revisión histórica sobre la así denominada

"psicotraumatología" se encuentra en una publicación del año 2000 de Crocq y Crocq

donde se abordan diversos textos en que aparecen síntomas propios del TEPT a partir

de los clásicos griegos, pasando por la Biblia, la Guerra de los Cien Años entre Francia e

Inglaterra y algunas obras de Shakespeare entre otros clásicos de la literatura; en estos

relatos los síntomas aparecen de preferencia en los soldados y corresponden

principalmente a síntomas invasores

La Revolución Francesa y la figura de Phillipe Pinel dan inicio a la moderna

psiquiatría y se incorpora esta especialidad al resto de la medicina. Los médicos militares

en esa época propusieron hipótesis etiológicas para explicar los síntomas observados

por algunos soldados a consecuencia de las explosiones de granadas, aunque no

presentaran lesiones físicas.

También resulta interesante la descripción que hace Phillipe Pinel sobre los

síntomas experimentados por el filósofo Blas Pascal con posterioridad a un accidente de

su carruaje al caer al río Sena en el cual él estuvo a punto de ahogarse. B. Pascal vivió

ocho años más y se mantuvieron las pesadillas con un precipicio al lado izquierdo, por lo

que cada noche colocaba una silla a ese lado de la cama para evitar caerse. Tomando

en cuenta los síntomas experimentados por los soldados y el efecto provocado por

algunos hechos traumáticos en la población civil, Phillipe Pinel describió la "neurosis

cardiorrespiratoria" y los estados postraumáticos estuporosos que denominó "idiotismo".

Estas descripciones corresponden al concepto de neurosis de guerra que aparecerá

posteriormente. (Cesar Carvajal 2002).

El término TEPT engloba dos aspectos bien definidos: por una parte una respuesta

de estrés que naturalmente es patológica, y por otra el trauma. Estrés es un concepto

científico que alude a una respuesta inespecífica del organismo ante una demanda.

Frente a un estresor el organismo responderá buscando la adaptación y el equilibrio

(homeostasis). El estresor puede ser físico o psicológico y la respuesta puede resultar

adaptativa (eustrés) o patológica (distrés). De acuerdo con el concepto científico de

estrés se podría tener una denominación más adecuada para el TEPT y que no llevara a

confusión, como podría ser "trastorno por distrés postraumático". Por otra parte, la

respuesta de estrés de los pacientes con TEPT no corresponde a una exageración de la

respuesta normal de estrés, sino que incluye diversos indicadores biológicos que

permiten caracterizar e individualizar la respuesta específica de este cuadro clínico.

(Cesar Carvajal 2002).

El TEPT es un trastorno de ansiedad que suele producirse tras haber sufrido u

observado un acontecimiento altamente traumático (atentado, violación, asalto, secuestro,

accidente, enfermedad mortal, etc.), en el que está en juego nuestra vida o la vida de

otras personas (Dongil, 2008; Iruarrizaga, Miguel-Tobal, Cano-Vindel & González-Ordi,

2004; Miguel-Tobal, Cano-Vindel, Iruarrizaga, González, & Galea, 2004; Moya-Albiol &

Occhi, 2007; Olivares-Crespo, Sanz-Cortés & Roa-Álvaro, 2004). Esta experiencia puede

originar un aprendizaje emocional que tiene como fin proteger al individuo frente a nuevas

situaciones similares (Conejero, de-Rivera, Páez & Jiménez, 2004), pero que va a

ocasionar toda una serie de síntomas agrupados en tres tipos diferentes: rememoración

(o reexperimentación), hiperactivación fisiológica y evitación (junto con embotamiento

afectivo). Las imágenes de la situación traumática han quedado grabadas en una

memoria emocional indeleble y vuelven a reexperimentarse una y otra vez con gran

viveza, en contra de la propia voluntad, a pesar del paso del tiempo, con todo lujo de

detalles, como si estuviera sucediendo de nuevo (flashback), (Conejero, de-Rivera, Páez

& Jiménez, 2004).

Estos procesos cognitivos disminuyen la capacidad de concentración, memoria,

toma de decisiones, y producen reacciones emocionales muy fuertes, con intensas

respuestas de ansiedad (preocupación, miedo intenso, falta de control, alta activación

fisiológica, evitación de situaciones relacionadas, irritabilidad, ira, tristeza, culpa y otras

emociones negativas. Todo ello genera una gran activación fisiológica, un tremendo

malestar psicológico acompañado de una continua hipervigilancia que mantiene la

reacción de estrés, como si volviera a repetirse actualmente la situación traumática, o

pudiera repetirse en cualquier momento, generando agotamiento, emociones intensas,

pensamientos irracionales, sesgo atencional (todo el tiempo se piensa en lo mismo),

sesgo interpretativo (estímulos que antes eran neutros ahora se viven como amenazantes

y se evitan), que aumentan aún más la intensidad de las respuestas de ansiedad,

sumando más impotencia, debilidad, agotamiento, etc. (Dongil, 2008).

CRITERIOS PARA EL DIAGNÓSTICO SEGÚN EL DSM IV

El DSM-IV (American Psychiatric Association, 1994) y el DSM-IV-TR (American

Psychiatric Association, 2000) consideran al TEP como un trastorno de ansiedad e

incluyen 6 criterios para su diagnóstico.

Según los criterios para determinar que una persona ha experimentado,

presenciado o se le ha explicado uno o más acontecimientos caracterizados por muertes

o amenazas para su integridad física o la de los demás. Se señala además que la

persona ha respondido con un temor, una desesperanza o un horror intensos.

El primero (criterio A) se refiere a la delimitación del trauma, señalando que un

evento traumático es definido como tal si: (a) la persona ha experimentado, presenciado o

le han explicado uno o más acontecimientos caracterizados por muertes o amenazas

para su integridad física o la de los demás; y (b) la persona ha respondido con temor,

desesperanza u horror intensos.

Los tres siguientes (criterios B, C y D) se refieren a los síntomas psicológicos

del TEPT, que se agrupan en tres categorías: (1) reexperimentación, (2) evitación /

embotamiento afectivo y (3) aumento de la activación. Deben darse uno o más de los

cinco síntomas de reexperimentación, tres o más de los siete de evitación (o

embotamiento afectivo) y dos o más de los cinco de hiperactivación. Los síntomas de

reexperimentación (B) incluyen pesadillas y flashbacks y han sido considerados como los

más patognómicos del TEP (Foa y Rothbaum, 1992). El segundo grupo de síntomas

(criterio C) se refiere a la evitación persistente de estímulos asociados al trauma

(pensamientos, actividades, sentimientos, lugares, o personas que motivan recuerdos del

trauma) y síntomas de embotamiento emocional (tales como reducción del interés o

participación en actividades significativas, sensación de desapego, incapacidad para

tener sentimientos de amor o expectativas catastrofistas de futuro). El último grupo de

síntomas, el aumento de la activación (criterio D), incluye síntomas tales como dificultad

para dormir, hipervigilancia e irritabilidad.

Por último, se incluyen dos criterios referidos a que los síntomas deben durar

más de un mes (criterio E) y deben causar malestar clínicamente significativo en algún

área de la vida (criterio F).

SINTOMATOLOGÍA:

Podríamos agrupar la sintomatología asociada más común en tres grandes bloques:

A.- RE-EXPERIMENTACIÓN DEL EVENTO TRAUMÁTICO

-Flashbacks. Sentimientos y sensaciones asociadas por el sujeto a la situación traumática

-Pesadillas .El evento u otras imágenes asociadas al mismo recurren

frecuentemente en sueños.

-Reacciones físicas y emocionales desproporcionadas ante

acontecimientos asociados a la situación traumática

B.-INCREMENTO ACTIVACIÓN

-Dificultades conciliar el sueño

-Hipervigilancia

-Problemas de concentración

-Irritabilidad / impulsividad / agresividad

C.- CONDUCTAS DE EVITACIÓN Y BLOQUEO EMOCIONAL

-Intensa evitación/huida/rechazo del sujeto a situaciones,lugares,

pensamientos, sensaciones o conversaciones relacionadas con el evento

traumático.

-Pérdida de interés

-Bloqueo emocional

-Aislamiento social

Los tres grupos de síntomas mencionados son los que en mayor medida se

presentan en la población afectada por el trastorno por estrés postraumático, sin

embargo es común observar en la práctica clínica otros problemas asociados al mismo

Edna Foa (1.999) ha propuesto que los factores que contribuyen a graduar la

intensidad de la respuesta al trauma son la capacidad de control que tiene el sujeto sobre

la situación misma, la capacidad de predecir el hecho y la amenaza percibida También se

ha destacado el papel que tiene el dolor, de difícil manejo, en la intensificación de la

respuesta frente a una situación traumática.(Foa et al 1999). Cuando el hecho traumático

se acompaña de alguna pérdida, o bien cuando el paciente siente que fue incapaz de

minimizar el daño a terceros, o cuando aparecen sentimientos de culpa o de humillación

por lo ocurrido probablemente se acentuará la intensidad de la respuesta emocional ante

el trauma. Por otra parte las lesiones físicas que pueden acompañar al trauma y la

necesidad de hospitalización a raíz de estas lesiones se constituyen en factores de peor

pronóstico del TEPT. (Foa et al 1999).

CARACTERISTICAS CLINICAS SEGÚN BIELSA ANNA (2009)

• Sentimiento de culpa del sobreviviente

• Relaciones interpersonales perturbadas

• Habilidad deteriorada para modular los sentimientos

• Comportamiento Autodestructivo

• Síntomas disociativos

• Quejas somáticas

• Bochorno

• Retirada Social

• Cambios en las características de personalidad

CARACTERÍSTICAS PSICOBIOLÓGICAS DEL TEPT

El TEPT es un trastorno muy complejo, con numerosos sistemas neurobiológicos

afectados tras la exposición a adversidades o estresores catastróficos. Actualmente hay

un gran cuerpo de datos experimentales que permiten desarrollar varios modelos

animales del TEPT, como el del estrés incontrolable, el del miedo condicionado, el de la

respuesta de sobresalto potenciada por el miedo, el del "kindling", y el de sensibilización

conductual (Mason et al, 1986).

Las principales alteraciones neurobiológicas del TEPT:

• Bajos niveles relativos de cortisol libre en orina y altos niveles de adrenalina y noradrenalina en orina (Mason et al, 1986).

• Aumentada la actividad noradernérgica central, y elevada actividad dopaminérgica en tronco cerebral (Charney et al, 1993).

• Elevación del número de receptores glucocorticoides (GRs) en los linfocitos, que correlaciona de forma positiva con la gravedad del TEPT (Yehuda et al, 1991).

• Exagerada supresión del cortisol con dexametasona (1 mg y 0,5 mg).

• Incremento del "feedback" negativo en el eje Hipotalámico-Hipofisario-Adrenal con aumento del número de GRS y disminución del cortisol plasmático.

• Disbalance en la secreción de noradrenalina y de opioides en el núcleo cerúleo (Burges Watson et al, 1988).

• Todo este perfil sugiere un patrón psicobiológico de evitación activa ineficaz, persistente y global parecido al de los sujetos fóbicos y obsesivos graves (Toates, 1990), una estrategia de control activo que se ha descontrolado por exceso de activación.

FACTORES DE RIESGO PARA DESARROLLAR TEPT

El trastorno de estrés postraumático (TEPT) se puede presentar inmediatamente después

de un trauma mayor o demorar más de 6 meses después del acontecimiento. Cuando se

presenta inmediatamente después del trauma, por lo general mejora después de tres

meses; sin embargo, algunas personas tienen una forma más prolongada de la

enfermedad que puede durar por muchos años (Burges Watson et al, 1988).

No todas las personas que experimentan un suceso traumático desarrollan TEPT. Es más

probable que se manifiesten los síntomas del TEPT cuando la persona tiene:

• Experiencias traumáticas previas

• Un historial de abuso físico

• Malas habilidades para sobrellevar las cosas

• Falta de apoyo social

• Estrés continuo

• Un entorno social que produce vergüenza, culpa, estigmatización u odio a sí

mismo

• Abuso del alcohol

• Un historial familiar psiquiátrico

TRAUMATISMO CRANEOENCEFALICO

Definido como cualquier lesión física, o deterioro funcional del contenido craneal,

secundario a un intercambio brusco de energía mecánica, producido por accidentes de

tráfico, laborales o caídas, las lesiones cerebrales producidas por golpes que no perforan

el cráneo se denominan traumatismos craneoencefálicos cerrados. Las contusiones son

traumatismos craneoencefálicos cerrados que suponen la lesión del sistema circulatorio

cerrado, dichas lesiones producen hemorragias internas que dan lugar a un hematoma en

el otro lado de la cabeza. Las contusiones se producen con frecuencia en el lado opuesto

del encéfalo donde se produce el golpe. La razón de estas lesiones, denominadas

contragolpes, es que el impacto hace que el cerebro se golpee dentro del cráneo contra el

otro lado de la cabeza. Cuando se produce una afectación de la consciencia después de

un golpe en la cabeza, y no existen pruebas de que se haya producido una contusión u

otros daños estructurales, el diagnostico es de concusión. Habitualmente, se supone que

las concusiones conllevan una alteración temporal del funcionamiento cerebral normal,

sin que se produzcan lesiones a largo plazo. (Pinel, 2001).

EPIDEMIOLOGÍA

Entre las diversas entidades tratadas por los neurocirujanos y los médicos de

urgencias, la más frecuentemente asociada con mortalidad en el período agudo es el

traumatismo craneoencefálico. Afecta principalmente a la población de 15 a 45 años.

Causas más frecuentes son: Accidente de tráfico alrededor del 75%. Caídas: alrededor

del 20%, lesiones deportivas: alrededor de 5%.Varones: tres veces mas frecuente que en

mujeres. Edad: Mayor frecuencia entre los 15 y los 29 años. Atropellos y caídas más

frecuentes en los niños y en los mayores de 65 años. Los accidentes de moto se centran

fundamentalmente en los jóvenes menores de 25 años. (Sales Llopis, 2005).

Los mecanismos que se suceden cuando ocurre en el TCE son extremadamente

complejos, teniendo lugar durante las horas, días o semanas que siguen al daño cerebral.

Estos mecanismos afectan no únicamente a las neuronas directamente lesionadas, sino

también áreas alejadas de la lesión a través de mecanismos como la degeneración

transneuronal, las alteraciones neuroquímicas, el edema, el incremento de la presión

intracraneal y disrupción vascular debida a hemorragia o isquemia (Almi y Finger, 1992).

La resolución de los cambios fisiológicos que causan la disrupción funcional más que

estructural, es probablemente la mejor explicación de la emergencia del coma y de la

primera y espontánea recuperación física y neuropsicológica después del TCE. Ello

significa el retorno a la normalidad en horas, días o semanas de funciones o áreas del

cerebro temporalmente suprimidas (Schoenfeld y Hamilton, 1977). De forma inmediata a

la salida del estado de coma, los pacientes con TCE tienen un período de confusión,

desorientación e inhabilidad para recordar los hechos que van ocurriendo. Este período

es conocido como Amnesia Post- Traumática (APT) que puede durar días, semanas o, en

los casos más graves, meses. Varios estudios han relacionado las consecuencias

neuropsicológicas con variables de esta fase aguda. Una menor puntuación en la escala

de coma de Glasgow y la alteración de los reflejos del tronco encefálico se relacionan

con un peor funcionamiento cognitivo a largo plazo. Asimismo, la presencia de insultos

extraneurológicos (hipoxia sistémica, hipotensión arterial) producidos en las primeras

horas después del TCE se encuentran relacionados con las secuelas neuropsicológicas a

largo plazo (Ariza, Mataró, Poca, Junqué, 2004) Como se ha dicho antes, en los TCE

suelen coexistir las lesiones focales y las difusas. Así, el daño cerebral que presentarán

los TCE moderados y graves será un patrón de daño no específico y generalizado, pero

con gran afectación de los lóbulos frontal y temporal (Bigler, 2001; Fontaine, Azouvi,

Remy, Bussel y Samson, 1999). Ello implica que las funciones que se van a encontrar

alteradas tras un TCE, en la mayoría de los casos, serán la atención, la memoria, las

funciones frontales, la emoción y la conducta.

La recuperación neuropsicológica posterior de estas secuelas dependerá de la

etiología específica de la lesión, su gravedad y localización, así como de las diferencias

individuales en la organización cerebral y factores como la edad, la inteligencia y la

motivación de la persona que ha sufrido el daño (Powell, 1981). La tendencia a mejorar

generalmente sigue una curva de tendencia negativa progresiva. Esta curva es más

rápida entre los meses tercero y sexto después del TCE y puede continuar durante varios

años después del daño (Groswasser, Mendelson, Strern, Schechter y Najenson, 1977;

Thomsen, 1984).

A continuación se presentan las principales características neuropsicológicas del

trauma cráneo encefálico:

Atención y velocidad de procesamiento

Estudios de seguimiento han indicado que los déficit de atención se presentan

comúnmente después de un TCE moderado o grave, particularmente en aquellas

afectaciones que ocurren bajo condiciones de rápida desaceleración (Brouwer, Ponds,

Van Wolffelaar y van Zomeren, 1989; Stuss, Stethem, Hugenholtz, Picton, Pivik y Richard,

1989a; Van Zomeren y Brouwer, 1990b; Dikmen, Machamer y Temkin, 1993; Ponsford,

Olver y Curran, 1995; Van Zomeren y van den Burg, 1985). Estas circunstancias generan

lesiones en la sustancia blanca que interfieren en el funcionamiento normal del sistema

reticular ascendente - lóbulo frontal. Ello comporta la afectación de un conjunto de

funciones relacionadas con el lóbulo frontal tales como la atención y la motivación (Stuss

y Gow, 1992).

Respecto a los subtipos de atención, se ha encontrado un bajo rendimiento en la

atención selectiva, problemas en mantener la atención a lo largo del tiempo, y dificultades

en focalizar la atención en tareas dirigidas a un objetivo (Stuss et al., 1989a, Stuss,

Stethem, Hugenholtz y Richard, 1989b; Ponsford y Kinsella, 1991; Van Zomeren y

Brouwer, 1994; Gronwall, 1977; Van Zomeren y Brouwer, 1990b). El daño axonal difuso

además de afectar a la atención tiende a comprometer la velocidad de procesamiento de

la información. En opinión de algunos autores, ambos déficit podrían afectar a la eficacia

cognitiva, la formación de conceptos de alto nivel y las habilidades de razonamiento

complejo (Gronwall y Sampson, 1974; Stuss, Ely, Hugenholtz, Richard, La Rochelle,

Poirier y Bell, 1985; Van Zomeren y Brouwer, 1990a). Estos problemas se reflejan

típicamente en las quejas de los pacientes sobre su incapacidad de concentrarse o a la

hora de ejecutar operaciones mentales complejas, en la confusión y en la perplejidad en

el pensamiento, en la irritabilidad, la fatiga, y la incapacidad para hacer las cosas igual de

bien que antes de padecer el daño .

Aprendizaje y memoria

La mayoría de las personas que han sufrido un TCE hacen referencia a

dificultades en el aprendizaje y la memoria. Generalmente la alteración de memoria

consiste en problemas de adquisición y de recuerdo de nueva información tanto

semántica como episódica, siendo menos probable la afectación de la memoria a corto

plazo (Bennett- Levy, 1984; Brooks, Ose, Bond, Jennett y Aughton, 1986; Levin y

Goldstein, 1986). Algunos autores han sugerido que la memoria procedimental puede

estar preservada (Miller, 1980; Ewert, Levin, Watson y Kalisky, 1989; Timmerman y

Brouwer), lo cual podría ser utilizado como estrategia terapéutica (Ewert et al., 1989,

Wilson, 1992). Sin embargo, en un estudio con niños y adolescentes con antecedentes de

TCE grave se ha encontrado también alterada la memoria procedimental (Verger et al.,

2001).

La afectación de la memoria suele persistir, incluso cuando otras funciones están

ya a nivel premórbido o casi premórbido (Tabaddor, 1984). Estudios de seguimiento de 6

meses hasta 7 años después del TCE han encontrado que ésta es la queja subjetiva más

frecuente de los sujetos con TCE y/o de sus familiares (Brooks, Campsie, Symington,

Beattie y McKinlay, 1987, Brown y Nell, 1992; Oddy, Humphrey y Uttley, 1978a, Ponsford

et al., 1995; Van Zomeren y van den Burg, 1985).

Funciones Frontales

Estos déficit son a menudo los que generan mayor discapacidad, dado que

interfieren en la habilidad de los pacientes para usar el conocimiento de forma fluida,

apropiada, o adaptativa (Stuss, 1987). Muchas de las personas que han sufrido un TCE

tienen dificultades para analizar, planificar y llevar a cabo la solución a problemas o tareas

complejas, mientras que pueden seguir realizando correctamente actividades

estructuradas, que requieran poca iniciativa o dirección. Así, los pacientes con TCE

presentan una alteración de las funciones ejecutivas que incluyen la planificación, la

resolución de problemas, el pensamiento abstracto, la flexibilidad mental, y el control y la

regulación de los procesos de pensamiento y conducta.

Lenguaje y Comunicación

La anomia es probablemente el déficit lingüístico más frecuente en los pacientes

que han sobrevivido a un TCE. También se han descrito otros problemas en el lenguaje

oral y escrito, así como en la repetición de oraciones y la fluencia verbal (Levin, Eisenberg

y Fletcher, 1987). A pesar de ello, la incidencia de afasia tras un TCE en adultos es baja

(alrededor del 10% de los casos) (Gil, Cohen, Korn y Groswasser, 1996) y tiene un

relativo buen pronóstico. De forma ocasional, se afecta la prosodia y la entonación por lo

que los pacientes hablan de forma uniforme y robótica (Hecaen, 1976). Generalmente

una conversación normal con estas personas no supone particulares dificultades, aunque

tanto ellos y como, a menudo, sus familiares o amigos se quejan que no siguen la

conversación general de un grupo y que su lenguaje expresivo suele estar alterado

(Hecaen, 1976). Probablemente sea el uso del lenguaje en estas situaciones sociales,

más que las habilidades reales por sí mismas, lo que haga que las dificultades en

lenguaje adquieran importancia (Sohlberg y Mateer, 1990). Así, el déficit de lenguaje que

presentan puede ser sutil y no aparentes de forma inmediata y pasar desapercibidos en

una evaluación mediante tests básicos de lenguaje.

Emoción y Conducta

Tanto las alteraciones emocionales como las conductuales tienen su base

orgánica principalmente en los lóbulos frontal, temporal y en las estructuras subyacentes

(Blumer y Benson, 1975; Brooks, 1988; Lezak y O' Brien, 1988). Los cambios

emocionales que tienen lugar como resultado del trauma cerebral incluyen la exageración

o desaparición de la experiencia y la respuesta emocional (Blumerc y Benson, 1975).

Tras un TCE, la ansiedad y la depresión son los trastornos emocionales más comunes,

mientras que son poco habituales los trastornos psiquiátricos como el trastorno bipolar o

trastorno psicótico (Hanks, Temkin, Machamer y Dikmen, 1999; Brown, Chadwick,

Shaffer, Rutter y Traub, 1981). Los cambios de personalidad tras el TCE son frecuentes

(Brooks, 1984). Estos cambios, que pueden ir desde una leve exacerbación de los rasgos

previos hasta un cambio radical de la personalidad premórbida, son la principal causa de

queja y de motivo de consulta por parte de los familiares (Brooks, 1984; Muñoz-

Cespedes, 1997). Desde el punto de vista descriptivo los cambios más frecuentes son la

apatía y la pérdida de interés por el entorno, el embotamiento afectivo, la irritabilidad, los

episodios de conducta explosiva, los problemas de impulsividad, la desinhibición y la

euforia, la labilidad emocional, la conducta egocéntrica e infantil, la suspicacia o la

intolerancia a la frustración. Frecuentemente, también se observa pérdida de la

conciencia de los propios déficit o una falta de habilidad para percibir los cambios en las

funciones cognitivas o en la conducta. Ello conlleva una tendencia a intentar trabajos u

otras tareas cuyos requerimientos se sitúan por encima de sus capacidades (Prigatano,

1991). Suelen fracasar en el reconocimiento de lo impulsivos, irritables, infantiles o

exigentes que son en determinadas ocasiones, lo que tiene desastrosas consecuencias

para las relaciones interpersonales (Prigatano, 1991), por lo que suelen acabar quedando

aislados socialmente.

Muñoz y Cespedes (1997), determinaron el perfil del paciente que ha sufrido

Traumatismo craneoencefálico, al igual que muestran un porcentaje de alteración en los

procesos implicados, así: Memoria 80%, Lentitud mental 74.5%, Lentitud motora 72.5%,

Iniciativa 70.2%, Atención 67%, Aprendizaje 63.8%, Expresión verbal 38.1%, Calculo

mental 34%, Comprensión verbal 31.9%, Escritura 25.5%, Orientación 21.3%, Lectura

19.1%.

Scheid y cols (2006), de acuerdo a las investigaciones realizadas propone el Perfil

Neuropsicológico en TCE así:

Disminución para realizar nuevos aprendizajes, alteraciones de la atención,

alteración en la velocidad de procesamiento de la información y de las funciones

ejecutivas.

La alteración de las funciones frontales, es una constante y la explica por el hecho de

que las funciones frontales requieren la integridad de todos los circuitos cortico-corticales

y cortico- subcorticales, los cuales se encuentran dañados por el TCE.

Finalmente de acuerdo al estudio de 8 casos realizado por Myrta o’ valle et

all (2004) describe el siguiente perfil neuropsicológico: severo déficit de atención,

marcada tendencia al sueño, déficit de memoria, déficit en habilidades visuoespaciales,

déficit en funcionamiento ejecutivo, enlentecimiento motor generalizado, síndrome orbito

frontal, desorientación, afasia, amnesia de fijación, conductualmente desinhibición,

infantilismo, impulsividad, agresividad y marcada anosognosia. Sintomatología de estrés

postraumático.

CASO

HISTORIA CLÍNICA

Paciente remitido por psiquiatría para evaluación neuropsicologica.

Paciente con EPT, trastorno mental orgánico inespecífico, pérdida de funciones

ejecutivas, afecto plano, pensamiento pobre, olvida donde deja las cosas, se distrae con

facilidad y se ha psicotizado dos veces en el Batallón con agresión e ideas paranoides”

“Se solicitan pruebas de neuropsicología”

RASM, hombre de 30 años de edad, de profesión militar, escolaridad bachiller, de

lateralidad diestro, separado con dos hijos, familia campesina, sufrió trauma

craneoencefálico con pérdida de conciencia de 15 – 16 horas en el año 2005 al caer en

un campo minado, con Glasgow de 9/15, secuelas múltiples esquirlas intracraneanas,

paresia distal pie izquierdo «pie caído» con secuelas neurológicas. Hipoacusia bilateral,

(de predominio izquierdo). Ortopedia dolorosa a la flexoestensión forzada de la mano y

puño, fractura del meto carpiano miembro superior izquierdo. En esa fecha no fue

valorado por neurología ya que no se evidenciaron secuelas de tipo cognoscitivo y

funcional en la vida cotidiana del paciente

.

Paciente quien además en 1999 fue diagnosticado con estrés postraumático por la

Doctora Lucy Manozalva médico psiquiatra del Batallón de sanidad, por presentar

psicosis, flaskback, hetero y autoagresión, pesadillas recurrentes entre otros síntomas,

con medicación psiquiátrica desde el 2002 hasta la fecha con Certralina 100mg una

diaria, Olanzapina 05 mg una diaria, Isoden 10 mg una en la noche.

Valoración neuropsicológica en cuatro (4) sesiones ya que se presentaba signos

de fatiga.

RESULTADOS:

Neurología: compromiso en la prosodia, la entonación, la musicalidad, tendencia a un

lenguaje plano, latencia larga entre la pregunta y la respuesta, abstracción, análisis de

silogismos, alterada, compatible con difusión del lóbulo dorso lateral.

TAC cerebral: Hipodensidad antigua en área frontal. Resto de los resultados dentro de los

límites normales.

RESONANCIA MAGNÉTICA: No se pudo realizar por las múltiples esquirlas que tiene en

el cráneo

ELECTRO ENCEFALOGRAMA DIGITALIZADO : En vigilia y somnolencia normal.

EVALUACIÓN NEUROPSICOLÓGICA:

Se evaluó con el Mini Mental - Examen Cognostivo, Escala De Inteligencia De

Wechsler para Adultos (WAIS), Test De California, Escala De Memoria De Wechsler,

Tachado De Cuadros, TMT A y B, Aritmética, Fluidez Verbal Semántica, Lamina

Descriptiva, Fluidez Verbal Semántica, Fluidez Fonológica, Stroop, Semejanzas, Gesto

Automático, Figura De Rey .(Protocolo De Pruebas Neuropsicologícas Policía Nacional,

2010)

Las puntuaciones directas obtenidas por el sujeto en cada prueba, fueron

transformadas a puntuaciones típicas, porcentajes y percentiles, teniendo en cuenta

variables como la edad, el sexo y el cociente de inteligencia. Por eso se presentan en

primer lugar, las puntuaciones transformadas y a continuación las que se consideran

como puntuaciones dentro del rango de la normalidad.

En el Mini-mental, los resultados pueden ser compatibles con la presencia de un

deterioro cognitivo. (Sanchez Rodriguez y Col 1.999). En el estudio de la escala de

inteligencia de Werchesler adultos nos informa un CI verbal de 65, CI manipulativo de 70

y un CI total de 60, situándose en un perfil de clasificación deficiente.

Los resultados del Test de California y la Escala de memoria de Werchesler

fueron con una curva no productiva, ya que en los ensayos se daba aumento seguido de

un descenso en la información para el aprendizaje en la retención y memorización de las

palabras, por tanto en los niveles de retención inmediata verbal y no verbal se evidencia

en el promedio, mejora el almacenamiento y la evocación con los ensayos de repetición.

Sus estrategias de almacenamiento no son claras, sin evidenciar tendencias ni seriales ni

semánticas; aspecto que en todo caso, no interfiere la evocación en el corto y largo plazo.

Su capacidad de reconocimiento está dentro del rango normal.

En la memoria de Wechsler obtuvo un coeficiente de memoria en el rango normal

bajo. En la memoria visual igualmente pudo codificar y recuperar imágenes en el archivo

de la memoria a largo plazo.

La memoria semántica y episódica está intacta, la memoria a corto plazo se ve

afectada por la atención o tal vez al efecto priming en su preparación en la detección

subsecuente de estímulos para su identificación. Las memorias autobiográfica y

sociocultural están preservadas y se manifiesta de acuerdo a su edad y a su nivel socio-

cultural.

En las pruebas de tachado de cuadros y TMT A y B los resultados evidencian en

esta área de atención, escasa capacidad de focalización, con claro compromiso en

sostenimiento, teniendo dificultad para mantenerse durante los tiempos requeridos,

dificultad para la inhibición frente a tareas en las cuales hay mayor presencia de

estímulos. Se puede describir como una persona desatenta y que requiere mayor esfuer

para responder a las tareas de memorización.

En los resultados de los test de Fluidez Semántica, Fonológica y Memoria Lógica,

el lenguaje articulado se encuentra conservado, pero su discurso disminuido a nivel de

producción. En general, se presenta dificultad en la comprensión de instrucciones tanto

simples como complejas.. Hay dificultad para hallar las palabras necesarias para

expresarse, presenta anomia, La ejecución en tareas de comprensión de lectura se

muestra comprometida, no tiene la capacidad para extraer información general ni

tampoco detalles específicos de las lecturas realizadas.

La fluidez verbal semántica se encuentra disminuida ya que no logra evocar un

gran número de palabras que se encuentren en la misma categoría.

Los resultados de la prueba Stroop muestran un significativo deterioro en la

capacidad de inhibición se deja clara la omisión del color azul en esta prueba, como en

círculos de colores y las palabras escritas en un color diferentes, dificultad para inhibir

una respuesta frente a estímulos distractores y para centrarse en estímulos relevantes.

En Fluidez Verbal Fonológica se observa un desempeño deficiente. Evidencia fallas en

pensamiento lógico y solución de problemas, presenta dificultades para planear y

organizar conductas, abstraer y utilizar estrategias adecuadas para la solución de

problemas, se encuentran algunas dificultades relacionadas con la velocidad de

procesamiento de la información, que ligado a su compromiso de atención y focalización

le lleva al rápido olvido y a respuestas con análisis, interpretación y establecimiento de

conclusiones con pobres resultados.

En el dibujo de Figura de Rey se puede evidenciar la poca organización y

planificación de estrategias, en la resolución de problemas y su capacidad viso

constructiva esta alterada, con una impresión diagnostica en neuropsicología: Déficit

Cognoscitivo Secundario a Trauma Craneoencefálico y Estrés Postraumático .

RESULTADOS CUANTITATIVOS

Proceso Prueba Resultado

Estado Mental Mini mental 19/30

Quejas

Subjetivas

Escala de Trastornos de Memoria Paciente: 37/45

Familiar: NA

Inteligencia

General

Escala de Inteligencia de Wechsler para Adultos

(WAIS

CI VERBAL 65

CI MANIPULATIVO 70

CI TOTAL 60/150

MEMORIA

• Retención inmediata 6/16

• % de aprendizaje 45%

• Interferencia homogénea 2/16

• Agrupaciones: Semánticas 3/40

• Fenómenos patológicos Intrusiones: 22

Perseveraciones: 2

• Reconocimiento 10/16

16

14

12

10

8

6

4

2

E1 E2 E3 E4 E5 CP CC LP CC

• Curva MCP sin claves 4/16

• Curva MCP con claves 7/16

• Curva MLP sin claves 4/16

• Curva MLP con claves 9/16

Escala de memoria de Weschler

Coeficiente de Memoria

NORMAL BAJO

(87.5)

• Control mental 4/9

• Memoria lógica recuerdo inmediato

• Memoria lógica recuerdo diferido

5/23

7/23

• Dígitos directos

• Dígitos inversos

4/7+2

4/7+2

• Pares asociativos 9.5/21

• Memoria visual explícita 4/14

Tachado de Cuadros 11 correctas

Comisiones: 8

Tiempo: 2´50”

TMT-A Tiempo: 2¨18”

Puntaje: 25/25

TMT-B Tiempo: 2¨54”

Puntaje: 24/25

Lenguaje

Memoria 42 /60

Clave fonológica: 16

Clave semánticas: 2

Errores: 0

Aritmética

• Problemas

5/7

Fluidez Verbal Semántica 10

Lamina Descriptiva 4/7

Función

Ejecutiva

Fluidez Fonológica F 0

A 5

S 7

Stroop 2”06” 0 errores

2”58” 5 errores se

omitieron el color

azul

2”32 2 errores se

omitió dos veces el

color azul

Semejanzas 08/10

Semejanzas - Gesto automático

- Gesto secuencial (orden)

- Gesto secuencial (imitación)

- Gesto simbólico: Mano izquierda (orden)

- Gesto simbólico: Mano derecha ( orden)

49/50

48/50

50/27

45/45

45/45

Figura de Rey Copia: 21/36

Recuerdo: 07/33

PASOS REQUERIDOS EN LA EVALUACION:

Elaboración de historia clínica, evaluación neuropsicológica, remisión a

neurología, exámenes de apoyo como imágenes diagnósticas, la TAC , RSM y

EEG DIGITAL, comités interdisciplinarios con neurología y psiquiatría, revisión

teórica acerca de las dos entidades presentadas por el paciente (EPT y TCE) y

finalmente se realizó comparación con casos de similar sintomatología.

DISCUSIÓN

Es importante considerar que las experiencias de guerra son mas probables que

lleven a TEPT. Ya se ha mencionado que la mayoría de los soldados empleados en Iraq

y en Afganistán que han desarrollado TEPT son conocidos por tener experiencias

específicamente traumáticas, relacionadas con situaciones de combate (ser atacado o

emboscado, ver muertos, recibir disparos, conocer a alguien que fue herido o muerto, y/o

sufrir estresores crónicos especialmente si se relacionan con crueldad) (Kramer et al

1994; Tanelian 2008). Estos fenomenales hallazgos sugieren que algunas experiencias

de guerra son más probables de llevar a reacción traumática extrema que otras.

Además, los individuos que han sufrido TEPT tienen un riesgo aumentado de

padecer otros trastornos psiquiátricos (Paula Corzo y colaboradores,2009). La

participación en actividades bélicas también se ha relacionado con la presencia de

psicopatología. Estos factores y el hecho de que el estrés postraumático sea una entidad

nosológica subdiagnosticada, conllevó a que el evaluado presentara este trastorno por

algunos años, sin que fuera diagnosticado adecuadamente.

El diagnostico se realizó atendiendo a que cumple con los criterios diagnósticos

tanto de la Clasificación Internacional de Enfermedades como con los criterios

diagnósticos de la cuarta edición del Diagnostic and Statistical Manual of Mental

Disorders (DSM-IV) de la Asociación Psiquiátrica Norteamericana para TEPT. Cabe

destacar que de acuerdo a la comparación con los diferentes estudios de TCE, el

paciente si cumple todos los criterios para esta entidad.

Por otro lado es importante resaltar que no solo los heridos en guerra se

diagnostican con estrés postraumático, no siempre su cuadro clínico obedece solamente

a esta categoría psiquiátrica, necesariamente se requiere una evaluación

interdisciplinaria para determinar el cuadro real lo cual permitiría una rehabilitación

integral (cognitiva, física, ocupacional), en tiempo oportuno.

A nivel de neuroimagenes, se evidenció que estas no muestran un compromiso

significativo, pero al corrobar con las evaluaciones neuropsicologícas, si se destaca una

alteración mayor a lo que nos reflejan las neuriomagenes.

Es de resaltar que en la mayoría de estudios de TCE, en el perfil

neuropsicológico, el lenguaje no presenta alteraciones tan evidentes, en este caso se

evidencia un gran compromiso a nivel de lenguaje, encontrándose compromiso a nivel de

prosodia, entonación musicalizada, predominando un lenguaje plano.

CONCLUSIONES

� El evaluado presenta alteraciones en los procesos cognoscitivos como secuela de

trauma craneoencefálico.

� Los principales procesos cognoscitivos alterados fueron memoria, atención y

lenguaje, lo cual afecta las actividades en su vida diaria.

� Desde el diagnostico neurológico se corrobora que el deterioro cognoscitivo del

paciente no obedece a un estrés postraumático, sino a las consecuencias del

Trauma Craneoencefálico.

� Basados en el concepto neurológico, se puede determinar que su deterioro

cognoscitivo progresivo, puede llegar a una demencia frontotemporal de origen

traumático.

� La memoria declarativa se deteriora en intensidad con el tiempo.

� El trauma parece ser una experiencia reciente, más que un evento del pasado.

� Las pruebas arrojan resultados de claras alteraciones en la atención y

concentración, memoria y funciones ejecutivas.

� Cabe destacar que de acuerdo a la comparación con los diferentes estudios de

TCE, el paciente presenta diferentes alteraciones a nivel cognoscitivo, según los

perfiles neuropsicológicos encontrados.

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