escultura romanista en calatayud

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    Centro de Estudios Bilbilitanos

    Institucin Fernando el Catlico

    Comarca Comunidad de Calatayud

    Jess Criado Mainar

    LA ESCULTURAROMANISTA

    EN LA COMARCA DE

    LA COMUNIDADDE CALATAYUDY SU REA DEINFLUENCIA.

    1589-1639

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    LA ESCULTURA ROMANISTA EN LACOMARCA DE LA COMUNIDAD

    DE CALATAYUDY SU REA DE INFLUENCIA.

    1589-1639

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    JESS CRIADO MAINAR

    CENTRODEESTUDIOSBILBILITANOSINSTITUCINFERNANDOELCATLICO

    *COMARCACOMUNIDADDECALATAYUD

    Calatayud 2013

    LA ESCULTURA ROMANISTA EN LACOMARCA DE LA COMUNIDAD

    DE CALATAYUDY SU REA DE INFLUENCIA.

    1589-1639

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    Publicacin n. 122del Centro de Estudios Bilbilitanos

    Puerta de Terrer50300 CALATAYUD (Zaragoza) Espaa

    Tlf.: (34) 976 885 528 - Fax (34) 976 885 630e-mail: [email protected] n. 3.240 de la Institucin Fernando el Catlico

    Organismo autnomo de la Excma. Diputacin de ZaragozaPlaza de Espaa, 2

    50071 ZARAGOZA (Espaa)Tlf. (34) 976 288 878/9 - Fax (34) 976 288 869

    e-mail: [email protected]://ifc.dpz.es

    CRIADO MAINAR, Jess

    La escultura romanista en la Comarca de la Comunidad de Calatayud y surea de influencia. 1589-1639 / Jess Criado Mainar.Calatayud: Centro deEstudios Bilbilitanos de la Institucin Fernando el Catlico y Comarca de laComunidad de Calatayud.

    384 p. : il. ; 24 cm.

    ISBN: 978-84-9911-235-0

    Jess Criado Mainar

    De la presente edicin:Centro de Estudios Bilbilitanos de la Institucin Fernando el Catlico y

    Comarca de la Comunidad de CalatayudPortada: ngel de la Anunciacin. Retablo mayor de la catedral de Tarazona.

    Pedro Martnezel Viejo (hacia 1605-1610). Foto: Olga Cantos.

    Contraportada: Escudo de la ciudad de Calatayud. Retablo de San igo de Oa.Iglesia de San Pedro de los Francos. Foto: Rafael Lapuente.

    Colofn: San Juan Bautista. Remate del facistol de San Juan de Vallupi.Museo de San Juan el Real de Calatayud. Foto: Rafael Lapuente.

    I.S.B.N.: 978-84-9911-235-0Depsito Legal: Z 1067-2013

    Imprime: Talleres Editoriales Cometa, S.A.Ctra. Castelln, Km. 3,400 Zaragoza

    FICHA CATALOGRFICA

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    Para Agustn Sanmiguel ()y Ana Isabel Ptriz

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    PRESENTACIN

    En los aos finales del siglo XVI Calatayud protagoniz un no-table esfuerzo de afirmacin en el mbito religioso que cont con elapoyo del obispo Pedro Cerbuna (1585-1597), fallecido en olor desantidad y sepultado en el presbiterio de la colegiata de Santa Marala Mayor. No era la primera vez ni sera la ltima que las institu-ciones bilbilitanas intentaban desvincularse de la Dicesis de Tarazo-na para demandar la instauracin de un obispado propio con sede enla ciudad del Jaln, pero lo cierto es que esta vez les respaldaba una

    coyuntura favorable, fruto de la ambiciosa reorganizacin eclesisticaque Felipe II haba emprendido con el teln de fondo del Concilio deTrento (1545-1563) y que afect a varias dicesis aragonesas.

    La iniciativa no prosper, pero puso de manifiesto la pujanza deCalatayud y su extenso arcedianado. Una vitalidad que en el campode las artes se corresponde, ante todo, con la introduccin del inci-piente lenguaje clasicista en fundaciones como las renovadas fbricascolegiales de Santa Mara la Mayor y el Santo Sepulcro, dos de los

    monumentos religiosos aragoneses ms impresionantes e influyentesdel momento, y que tambin coincide con la organizacin de grandestalleres especializados en la realizacin de retablos escultricos paraabastecer a las incontables instituciones eclesisticas de nuestro terri-torio comarcano y an ms all. Y bastar para ello con recordar queel magnfico retablo que el obispo fray Diego de Yepes (1599-1613)sufrag para la capilla mayor de la catedral de Tarazona sali de losobradores bilbilitanos.

    Este proceso creativo, que ya perge a grandes rasgos AgustnRubio Semper en su notable Estudio documental de las artes en la Co-

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    munidad de Calatayud en el siglo XVII (editado en 1980 por el Centrode Estudios Bilbilitanos), es el argumento central de la investigacinque ha desarrollado Jess Criado Mainar, Profesor Titular del De-

    partamento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza ymiembro de una institucin hermana como es el Centro de EstudiosTuriasonenses. El autor analiza en ella la actividad de las grandesfiguras de la escultura bilbilitana en el periodo comprendido entre1589 cuando se contrat el retablo titular de San Clemente de LaMuela y 1639 ao de la finalizacin del de San Juan Bautista deMilmarcos, las principales modalidades artsticas hacia las que seorient su labor, as como sus obras ms sobresalientes en el campo dela retablstica o de la imaginera devocional.

    Con este bello libro el Centro de Estudios Bilbilitanos ha queridodar cobertura a una investigacin rigurosa y centrada en uno de losmomentos angulares de la historia de nuestra comarca, que contribu-ye a un mejor conocimiento de una parte en absoluto menor de la es-cultura de propsito religioso conservada en las iglesias de la ciudady de las localidades que en su da formaron la histrica Comunidad deAldeas de Calatayud. Esto ltimo justifica la participacin en el pro-yecto editorial de la Comarca Comunidad de Calatayud, que no poda

    quedar al margen de una publicacin en la que nuestros pueblos sonparte fundamental de un hilo argumental que reafirma la cohesin deeste territorio desde una perspectiva histrica.

    Centro de Estudios Bilbilitanos

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    INTRODUCCIN

    La celebracin del Concilio de Trento (1545-1563) supuso para laIglesia Romana una gran catarsis que impuls una decidida voluntadde revisar y reafirmar los principales dogmas de fe del catolicismocomo estrategia para poner freno a la Reforma protestante, inaugu-rando as un periodo de fuerte militancia religiosa que conocemoscomo Contrarreforma. El arte al servicio de la fe se convirti entoncesen una herramienta fundamental para el adoctrinamiento de los fieles:sujeto a unos parmetros de estricta ortodoxia y bajo el control de la

    jerarqua, su eficacia se demostr muy patente desde Roma hasta laperiferia. Al igual que en el resto del orbe catlico, en la Espaa deFelipe II (1556-1598) y Felipe III (1598-1621) las manifestacionesartsticas de propsito religioso no pueden leerse al margen de la Con-trarreforma; esta realidad es difana en la pintura religiosa pero no loes menos para la escultura.

    En este contexto, el retablo escultrico se vio sometido a una pro-funda puesta al da a raz de la ereccin por Gaspar Becerra (act.1544-1569, 1569) de la nueva mquina titular (1558-1563) de la ca-tedral de Astorga.1En esta obra angular coinciden en fecha tempranala voluntad de actualizar el mensaje religioso en clave tridentina2conla aplicacin de un lenguaje plstico y arquitectnico de rigurosa baseclsica que Becerra, viajero a Italia, sintetiza a partir de su profundaasimilacin de la vanguardia del arte romano y florentino de media-

    1Vase, en particular, Manuel ARIAS MARTNEZ y Miguel ngel GONZLEZGARCA, 2001, pp. 11-162.

    2 Como ha demostrado Miguel ngel GONZLEZGARCA, 1989, pp. 332-340.

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    dos de siglo, fundada en las principales creaciones de artistas comoMiguel ngel Buonarroti, Jacopo Barozzi da Vignola o Daniele daVolterra.

    El retablo de Astorga es, en efecto, el punto de partida de unanueva modalidad que la dispora del taller de Becerra hizo triunfarpor toda la mitad septentrional de la Pennsula, en torno al foco deValladolid y con importantsimas ramificaciones en Navarra y LaRioja. A pesar de la presencia del gran escultor Juan de Anchieta(act. 1551-1588, 1588) uno de los baluartes de este lenguaje reno-vado en fecha temprana tanto en Zaragoza (1570-1571) como enJaca (1573-1574), la nueva corriente romanista no se consolidaraen Aragn hasta los aos noventa. Fue entonces cuando se articula-

    ron los centros creadores de Zaragoza en torno a la figura de JuanMiguel Orliens (doc. 1585, 1595-1641, 1641) y Calatayud cuyoprincipal referente es Pedro Martnez el Viejo (nac. 1555, doc. 1578-1609) junto a otros de impacto ms modesto en Huesca, Tarazonay Daroca.

    De Juan Miguel Orliens y el foco zaragozano se ocup haceya algunos aos Gonzalo M. Borrs Gualis en un libro primoridal,3en el que puso de manifiesto la enorme estatura del artista oscense

    que aportaciones posteriores han confirmado y completado altiempo que esbozaba un primer panorama de la escultura romanistaaragonesa. Por Pedro Martnez el Viejo, mencionado ya en el trabajodel profesor Borrs, se interesaron casi por las mismas fechas IsabelAlamaac,4Carmen Morte5y Agustn Rubio,6cuyas reflexiones ayu-daron a perfilar esta interesantsima figura.

    De las ltimas contribuciones cabe destacar ahora la de AgustnRubio, dedicada a las artes en el mbito de la histrica Comunidad deCalatayud durante el siglo XVII. Su contribucin al conocimiento de

    los principales escultores activos en la ciudad del Jaln hasta finalesde los aos treinta que es el lmite cronolgico que nos interesaaqu fue fundamental y le debemos muchos de los datos publica-

    3 Gonzalo M. BORRSGUALIS, 1980. Este volumen rene dos artculos publi-cados en 1979-1980 en la revista Seminario de Arte Aragons, en los nmeros XXIX-XXX (1979), pp. 67-111; y XXXI (1980), pp. 77-105.

    4 M IsabelALAMAACCORED, 1980, pp. 149-209.5 Carmen MORTEGARCA, 1982, pp. 169-196.6Agustn RUBIOSEMPER, 1980 (I).

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    dos sobre Pedro Martnez, Lope Garca de Tejada (doc. 1578-1633,1633), Jaime Viola (doc. 1590-1634, 1634), Francisco del Con-dado (doc. 1592-1637, 1637), Pedro de Juregui (doc. 1604-1630,

    1635) y Antonio Bastida (doc. 1619-1641, 1641). De hecho, nues-tro libro asume esta meritoria investigacin como punto de partida yno hubiera sido factible sin ella.

    El trabajo de campo que llevamos a cabo en 2005-2008 para laredaccin de una monografa sobre el impacto del Renacimiento en elmbito bilbilitano nos permiti constatar que el nmero de retablose imgenes devocionales que podan datarse entre 1590 y 1640 eracrecido, y que una parte nada desdeable de estas piezas no estabarecogida en el Catlogo Monumentalde Francisco Abbad;7 as, en el

    citado volumen incorporamos ya una primera reflexin sobre la es-cultura del periodo 1590-1610.8Ms recientemente, con motivo de lacelebracin del VIII Encuentro de Estudios Bilbilitanos, ensayamos unaaproximacin a los principales retablos realizados en este foco crea-dor a raz de la ereccin de la mquina titular (hacia 1612-1614) de lacolegiata de Santa Mara la Mayor y hasta el retablo (1630-1633) dela parroquia de Monterde.9

    La expansin comercial de los talleres romanistas bilbilitanos de

    escultura fue excepcional y super con creces el territorio de la actualcomarca administrativa de la Comunidad de Calatayud. De hecho,afecta tambin a la vecina comarca del Aranda, a la ciudad de Tara-zona la sede episcopal de la que todava depende Calatayud, aalgunas localidades de las comarcas del Campo de Daroca y el Jilocae, incluso, a enclaves ms alejados como Albalate del Arzobispo enla comarca del Bajo Martn o diversas poblaciones del obispado deSigenza muy cercanas a Aragn como Milmarcos o Luzn. Como eslgico, el trabajo atender a esta circunstancia, y aunque algunas de

    las piezas examinadas pertenecen a territorios diferentes al de Cala-tayud, no debe olvidarse que son fruto de la enorme pujanza de dichaciudad.

    Nuestra exposicin se articula en tres apartados y otros tantosapndices. La primera parte ofrece un panorama de la realidad re-

    7 FranciscoABBADROS, 1957, 2 vols.8 Jess CRIADOMAINAR, 2008 (I), pp. 189-225.9 Jess CRIADOMAINAR, 2011 (I), pp. 13-45.

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    ligiosa bilbilitana durante la etapa de apogeo en la aplicacin de losdecretos de Trento y traza las lneas generales de la formacin de lacorriente escultrica romanista y su introduccin en Aragn y Calata-

    yud. La segunda efecta un recorrido por los principales gneros delarte religioso de los que se ocuparon escultores y ensambladores [fig.n 1], desde la confeccin de imgenes devocionales hasta algunosprogramas de ornamentacin arquitectnica, pasando por la realiza-cin de tabernculos eucarsticos y otros dispositivos. En la tercera,que es la ms extensa, se aborda un detallado estudio de la evolucindel retablo romanista bilbilitano.

    El libro se completa con un apartado que rene las biografas de losseis escultores y ensambladores ms importantes que abrieron taller en

    nuestra ciudad, un apndice documental con la transcripcin de algu-nos datos inditos y la presentacin de la bibliografa citada en el texto.

    Este trabajo pudo llevarse a trmino gracias a la licencia sab-

    tica que el Departamento de Historia del Arte de la Universidad deZaragoza me concedi para el Curso Acadmico 2011-2012, por loque quiero agradecer al equipo de Direccin y a los compaeros delDepartamento el apoyo prestado de cara a la concesin administrati-va de este permiso de investigacin en unos momentos que ya empe-zaban a vislumbrarse complicados. Tambin se benefici de diversasayudas puntuales para viajes facilitadas por el Grupo de Investiga-cin Consolidado Patrimonio artstico en Aragn cofinanciadopor el Gobierno de Aragn y el Fondo Social Europeo. ProgramaOperativo 2007-2013.

    En su elaboracin han resultado bsicos el respaldo, el inters y la

    amistad demostrados en todo momento por Jos Luis Corts, asesorde Presidencia de la Comarca Comunidad de Calatayud, que ademsde hacerse cargo de un sinfn de gestiones, me acompa en algunasvisitas, me proporcion imgenes de piezas desaparecidas tales comoel retablo de la ermita de Jerusaln en Inogs y se prest amable-mente a leer el original, compartiendo conmigo sus hallazgos sobreel retablo de San igo de Calatayud, efectuados con motivo de surestauracin cuando el libro estaba ya en proceso de edicin.

    Deseo subrayar la comprensin que los amigos del Centro de Es-

    tudios Bilbilitanos me han vuelto a mostrar. Les estoy muy agrade-

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    1. San igo de Oa. Iglesia de San Pedro de los Francos de Calatayud.

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    cido tanto por haber escuchado con atencin esta nueva propuestacomo por el patrocinio editorial que le han brindado. Asimismo a laComarca Comunidad de Calatayud por acceder de buen grado a co-

    laborar en su publicacin.He de recordar de forma especial la ayuda de M Teresa Ainaga yRebeca Carretero, que compartieron conmigo esta investigacin des-de el principio. No slo aportaron innumerables ideas, sino que meacompaaron en una buena parte de los desplazamientos y revisaronel original. Sin su generosa contribucin el resultado final se hubieraresentido.

    Fabin Maas, siempre desprendido, me cedi amablemente va-rios documentos que acreditan la residencia de Pedro de Juregui enDaroca, fruto de sus investigaciones en el Archivo Notarial de esaciudad. Joan Yeguas, Conservador de Arte Renacentista y Barrocodel Museo Nacional de Arte de Catalua, atendi con gran inters mispreguntas en torno a los orgenes y la presumible formacin catalanadel mazonero Jaime Viola. Jos Ignacio Calvo, Jefe de la Seccinde Restauracin de Bienes Muebles de la Diputacin de Zaragoza, yNuria Moreno, Restauradora de dicho Servicio, me ofrecieron unavez ms su ayuda desinteresada en todos los requerimientos que les

    efectu, tanto de imgenes como de informacin sobre piezas interve-nidas a instancias de la institucin provincial. Olga Cantos, Restau-radora del Instituto de Patrimonio Cultural de Espaa, atendi todaslas consultas que le hice y me facilit la fotografa del retablo mayorde la catedral de Sigenza, intervenido por dicha institucin bajo sudireccin; tambin gestion la obtencin de imgenes de los retablostitulares de Santa Mara de Medina de Rioseco y la catedral de Bar-bastro. Suya es tambin la instantnea que ilustra la portada.

    Otros amigos contribuyeron con materiales de su propiedad. As,Aurelio A. Barrn tom para m las imgenes de la Virgen del Rosa-rio de Navarrete y la antigua titular del retablo mayor de la catedralde Tarazona, mientras que Luis Vasallo me cedi la de los evangelistasdel retablo de San Miguel de la Seo de Zaragoza, la del grupo titu-lar del retablo de la Trinidad y la de la Virgen asuntadel sepulcro delobispo Pedro Baguer, ambos de la catedral de Jaca. Carlos Jimnezme ayud con una bella vista interior de la cpula de la colegiata deSanta Mara la Mayor, imposible de fotografiar en este momento porestar apeada para su rehabilitacin. Carlos Becerril me proporcion

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    una instantnea del tabernculo del retablo mayor de la parroquia deValtierra. Jos M Artiaga me facilit imgenes del busto de GregorioOstiense de Ibdes y Mara Jaime la del retablo de la Sagrada Familia

    de Villafeliche as como la del sagrario de Abanto. Finalmente, PedroPerales puso a mi disposicin un exhaustivo reportaje del Cristo delos Artistas del Hospital de Gracia de Zaragoza.

    Jos Latova autoriz la reproduccin de diversas fotografas pro-cedentes de campaas antiguas y tambin hizo un magnfico reportajedel retablo mayor de la catedral de Tarazona algunas de cuyas instan-tneas reproducimos por cortesa de Olga Cantos, que dirigi su res-tauracin. Javier Latorre, gerente de Artelan Restauracin, S.L., mefacilit las preciosas fotografas que Antonio Ceruelo tom con moti-vo de la restauracin del retablo de la catedral de Barbastro y durantelos estudios previos a la intervencin de la gran mquina que presidela colegiata de Santa Mara la Mayor de Calatayud. Pedro Jos Fatsme cedi de forma desinteresada una bella imagen del ltimo conjun-to citado, que tom antes del cierre del templo para su restauracinpor encargo del Grupo de Investigacin Consolidado Vestigiumcuyos responsables permitieron cortsmente su publicacin aqu.

    Pero, ms all de estas valiosas aportaciones puntuales, el grue-

    so de las fotografas que ilustran el libro son fruto de la amistad y elbuen hacer de Rafael Lapuente, con quien efectu gran parte de losrecorridos por el amplsimo solar bilbilitano. Gracias a l esta labor decampo se hizo ms llevadera y sin su gusto por el trabajo bien hechoun buen nmero de las piezas que estudiamos y que presentan unascondiciones de conservacin deficientes no podran haber sido repro-ducidas en condiciones de un mnimo decoro. Todo ello hace que estelibro sea, en un cierto modo, tanto suyo como mo.

    Al tratarse de una investigacin centrada en patrimonio artsticosacro han sido decisivas las facilidades ofrecidas por Miguel AntonioFranco y Jess Vicente Bueno, Delegados Episcopales anterior yactual de Patrimonio Cultural del Obispado de Tarazona y el se-gundo, adems, abad de Santa Mara la Mayor de Calatayud, tantopara acceder a los edificios religiosos y los fondos documentales delos actuales arciprestazgos del Alto Jaln, Calatayud y Bajo Jaln,como para fotografiar las piezas objeto de anlisis. En este sentido,he de reconocer tambin la afectuosa disponibilidad de Cirilo Ortn,Archivero del Archivo Diocesano de Tarazona, para la consulta de los

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    fondos a su cargo, junto a la amable cercana de Alejandro Barrera,Oficial del Obispado.

    Mi gratitud para quienes me han atendido en las visitas a los ar-

    chivos y monumentos religiosos bajo su responsabilidad. An a ries-go de olvidar a alguien, quiero mencionar a Jos Antonio Acerete,Eugenia Acero, ngel Alares, Teresa Alaya, Christian Alastuey, JosM Alonso, Pilar Aranda, Mlance Bankibigwira, M Victoria Blas-co, Charo Bueno, Inocencio Cebrin, Antonio Estella, Toms Fran-co, Bernardo Fuentes, Alfonso Garca, Julin Garca, Rafael Garca,Constantino Gmez, Miguel Gonzlez, Jos Gracia, Miguel ngelGuilln, Hilario Herrer, Carlota Jarauta, Carmen Julin, M CruzLanga, Mara Llanitos, Toms Lpez, Julio Martn, Ana M Mateo,

    Manuel Moreno, Florentino Nonay, Domingo Pacheco, Jess Par-dillos, Flix Peir, Len Prez, Raimunda Piqueras, PresentacinQulez, Carmelo Roy, Pablo Rubio, Toms Rubio, Javier V. Sanz,Nicols Sebastin, Basilio Valero, ngel Yage y Jos A. Zazu.

    Tarazona, septiembre de 2012.

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    LA RENOVACIN ARTSTICAEN CLAVE CLASICISTA

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    Al igual que en el conjunto de la Europa catlica, la celebracindel Concilio de Trento (1545-1563) supuso para el Obispado de Ta-razona el establecimiento de un nuevo marco sociorreligioso.1En Ca-latayud, que era cabeza de un rico y extenso arcedianado a la par queel ncleo ms poblado de toda la demarcacin diocesana, las dcadasfinales del siglo XVI y los primeros aos del siguiente coincidieroncon la instalacin de las nuevas rdenes religiosas de la Contrarre-forma en particular los jesuitas2(1584), los capuchinos3(1599) ylas ramas masculina4(1598) y femenina5(1603) del carmelo descal-zo, la revitalizacin de otras asentadas desde el medievo como losdominicos que incrementaron su presencia con una casa femeni-na6(1616) o la llegada de los observantes de varias religiones mscomo los agustinos descalzos7(1606).

    El renovado ideario catlico fund su doctrina en la prctica de

    las virtudes, como muestra el coronamiento del retablo mayor (1589-1591) de la parroquia de San Clemente de La Muela, donde las cua-tro cardinales ocupan los laterales Justicia y Prudencia en el lado

    1 El cabildo de la catedral de Tarazona recibi las resoluciones conciliaresel 28-IV-1564 (Rebeca CARRETERO CALVO, 2011, t. III, pp. 1.058-1.061, doc. n2). Una aproximacin general en Ronnie PO-CHIAHSIA, 2010, pp. 70-78; e IgnasiFERNNDEZTERRICABRAS, 2000, pp. 97-147. Falta un estudio en profundidad sobrela incidencia de Trento en nuestra dicesis.

    2 Antonio SANGESA GARCSy Jos ngel URZAY BARRIOS, 1997, pp. 313-326; y Jos ngel URZAYBARRIOSy Antonio SANGESAGARCS, 1997, pp. 293-311.

    3 El cabildo de Tarazona, en sede vacante, otorg el oportuno permiso a laOrden para fundar en Calatayud el 8-V-1599. Vase Archivo de la Catedral de Ta-razona [A.C.T.], Caja n 149, Actas capitulares (1587-1605), f. 140 v.

    4 Rebeca CARRETEROCALVO, 2009, pp. 473-492.5Vicente de LAFUENTE, 1880, t. II, pp. 359-363.6 Ibidem, pp. 372-376; Gonzalo M. BORRSGUALISy Germn LPEZSAMPE-

    DRO, 1975, pp. 136-137.7Vicente de LAFUENTE, 1880, t. II, p. 378; Jos ngel URZAYBARRIOS,Anto-

    nio SANGESAGARCSe Isabel IBARRACASTELLANO,2001, p. 238.

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    del evangelio; Templanzay Fortalezaen el de la epstola y las tresteologales Fe, Esperanzay Caridad apoyan sobre el frontn en queculmina el Calvario[figs. nms. 2 y 12]. Es importante advertir queentre las ltimas se confiere una mayor preeminencia a la Caridad,emplazada en el centro y a mayor altura, que a la Fe, en lo que puedeleerse como un claro alineamiento con la postura contrarreformistade que la fe sin obras no basta para alcanzar la salvacin de impor-tancia angular para entender el mecenazgo eclesistico y la institu-cin de obras pas, en contra de lo que haba postulado la Reformaprotestante y que tanto eco haba encontrado en un influyente sectorde la alta jerarqua eclesistica romana.8

    Cumpliendo los mandatos tridentinos, las autoridades religiosasbilbilitanas hicieron un gran esfuerzo por divulgar los dogmas reba-tidos por los reformadores. As, se afianz y dio mayor visibilidad alculto a la Eucarista conforme a lo expresado en la sesin XIII del

    8 Esta disposicin no es, sin embargo, la habitual pues en el pice de retablostitulares como los de la parroquia de Arndiga o la colegiata de Santa Mara la Ma-yor de Calatayud, laFeocupa una posicin preeminente con respecto a laEsperanzay la Caridad. Este hecho otorga, si cabe, un mayor inters a la solucin desplegadaen La Muela.

    2. Fe, Esperanza y Caridad. Retablo mayor. Parroquia de La Muela.

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    Concilio mediante la realizacin de nuevos mecanismos de exposiciny reserva como en Santa Mara la Mayor de Calatayud, donde selevant una capilla sacramental entre 1587 y 1588;9o en San Pedro de

    los Francos de la misma ciudad, cuyo trasagrario decor hacia 1594-1600 Felices de Cceres con murales10ad hoc o la organizacin decofradas de la Minerva como la de Torralba de Ribota, instituida en1607.11El respaldo otorgado a los milagros eucarsticos,12 antiguosmonasterio de Piedra y Anin y nuevos Paracuellos de Ji-loca y La Viluea, dio pie a la configuracin de recintos sacros degran inters, entre los que sobresale por su lujo excepcional la capilladel Santsimo Misterio (1694-1728) de Anin.13

    Mientras tanto, los institutos regulares pugnaban por populari-

    zar sus devociones ms representativas e introducan el culto a sussantos y beatos. La Orden de Predicadores, que a los dos conventosbilbilitanos sumaba el de Nuestra Seora de la Consolacin en Gotor,en la vecina comarca del Aranda, extendi de manera eficaz el rezodel Santo Rosario a partir de la articulacin de una red de cofradaspresente en casi todas las localidades y tambin alent la fundacinde hermandades del Dulce Nombre de Jess en nmero crecido. Porsu parte, la Compaa de Jess propag el culto a San Ignacio de

    Loyola y San Francisco Javier con ejemplos tan significativos comoel de Munbrega, adonde lleg muy pronto un retrato milagrosodel fundador merced a una donacin de Roque del Villar, cannigodel Santo Sepulcro de Calatayud, que avanzado el siglo XVIII daralugar a la creacin de una magnfica capilla.14

    La devocin a los santos locales o considerados de algn modocomo tales, incluida entre las recomendaciones de la XXV sesin con-

    9 Javier IBEZFERNNDEZy J. Fernando ALEGREARBUS, 2012, pp. 109-110, doc. n 12, p. 110, doc. n 13, y p. 111, docs. nms. 16-17.

    10 Estudiados en Jess CRIADOMAINAR, 2008 (I), pp. 180-183.11ngelYAGEGUIRLES, 2011, pp. 169-170. Segn explicita el documento, la ma-

    triz bilbilitana de las cofradas de la Minerva tena su sede en Santa Mara de la Pea.12 Reunidos por fray Roque Alberto FACI, 1750, t. II, parte tercera, pp. 8-10

    [Anin], pp. 11-12 [monasterio de Piedra], p. 19 [Paracuellos de Jiloca] y pp. 19-21 [La Viluea]. Los misterios eucarsticos aragoneses constituyen el tema centralde la Tesis de Doctorado en la que actualmente trabaja Cristina Gracia Jimnez.

    13 Teodoro GLLEGO, 1913, p. 63; y FranciscoABBADROS, 1957, t. I, pp. 223-224.14 Roque Alberto FACI, 1750, t. II, cuarta parte, pp. 278-281.

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    ciliar, recibi un slido apoyo a travs de la potenciacin del cultoa sus reliquias con episodios singulares en torno al benedictino Sanigo de Oa, patrn de Calatayud [fig. n 1], cuya presea sacra se

    recibi solemnemente en 160015

    dando pie a la ereccin aos despusde una gran capilla con el correspondiente retablo [fig. n 179] en laiglesia del monasterio de San Benito,16 o el franciscano San PedroBautista, uno de los veintisis religiosos martirizados en Nagasaki en1597, cuya reliquia envi a Paracuellos de la Ribera en 1600 frayPedro Campos, provincial de la Orden oriundo de dicha poblacin,para la que se hizo de inmediato un precioso relicario an antes de subeatificacin en 1627 y tiempo despus la correspondiente capilla.17Otros ejemplos en esta misma lnea son los de San Milln en Torrela-

    paja [fig. n 3], los hermanos San Flix y Santa Rgula tanto en Mu-nbrega [figs. nms. 70 y 71] como en Torrijo de la Caada [fig. n 4]o el franciscano San Pascual Bailn (1592, beatificado en 1618) ensu localidad natal de Torrehermosa18si bien el culto a este ltimocristalizara en fechas ms avanzadas.

    Todo ello contribuy a activar un proceso de dinamizacin conta-giado a particulares pero, sobre todo, a parroquias y cofradas. Estasltimas se erigieron en un instrumento de cohesin social y devocio-

    nal muy importante, proliferando en particular las ya mencionadas deNuestra Seora del Rosario gracias al impulso que supuso la procla-macin en 1571 de esta fiesta mariana por el pontfice dominico SanPo V tras la victoria de la Santa Liga sobre los turcos en Lepanto. 19Algo ms modestas en nmero fueron otras hermandades entre lasque pueden citarse las del Dulce Nombre de Jess, asimismo bajotutela dominica, o las de San Pedro apstol.20A la iniciativa colegia-

    15 Francisco Javier LORENZODELAMATAy Jos M SNCHEZMOLLEDO, 2000,pp. 7-10; y Jos ngel URZAYBARRIOS,Antonio SANGESAGARCSe Isabel IBARRACASTELLANO,2001, pp. 318-323.

    16 Gonzalo M. BORRSGUALISy Germn LPEZSAMPEDRO, 1975, p. 135; Je-ss CRIADOMAINAR, 2008 (I), pp. 218-221.

    17Vase, en particular, Felipe ROBLESDGANO, 1997.18 De quien ya se public una primera y muy temprana biografa en 1601. Va-

    se Pascual RAMBLA, 1990; Ignace BEAUFAYSy Samuel EIJN, 2001.19 Que est estudiando en la actualidad Paola Toln Herrera en el mbito de la

    Dicesis de Tarazona como argumento de su Tesis de Doctorado.20 Entre las devociones que ms apoy la Contrarreforma est precisamente la

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    3. Capilla mayor. Parroquia de Torrelapaja.

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    da de estas asociaciones se debe la realizacin de un buen nmero

    de retablos y tambin de numerosas esculturas, casi siempre de usoprocesional.

    Los cabildos de Santa Mara la Mayor y el Santo Sepulcro, queeran las instituciones de mayor abolengo eclesistico de la ciudad,tampoco quedaron al margen. Las fuertes pulsiones centrfugas queeste territorio vena protagonizando desde tiempo atrs rebrotaronen 1592, cuando las autoridades municipales pidieron a la corona queunificara sus tres templos colegiales los dos citados ms el de Santa

    Mara de la Pea en torno a Santa Mara la Mayor al objeto de eri-gir a este ltimo en cabeza de una dicesis independiente de Tarazo-na.21La operacin contaba, al parecer, con el beneplcito del obispo

    de San Pedro en ctedra, dado que simbolizaba el carcter incuestionable de la au-toridad de la Iglesia Romana que la Reforma haba rechazado. Vase mile MLE,2001, pp. 56-64.

    21 Jos ngel URZAY BARRIOS, Antonio SANGESA GARCS e Isabel IBARRACASTELLANO,2001, p. 188.

    4. San Flix y Santa Rgula. Retablo de San Flix y Santa Rgula.Parroquia de Torrijo de la Caada.

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    Pedro Cerbuna (1585-1597), fallecido poco despus en Calatayud22yque segn refieren Miguel Martnez del Villar23y Pedro de Moros24apoy en su inicio la reconstruccin de Santa Mara la Mayor con

    una ddiva de 3.000 libras; la fbrica se comenz, en efecto, por esosaos hasta quedar ultimada en torno a 1617.25Tambin se rehzo laiglesia del Sepulcro26(1607-1613), que tras eludir la unificacin vol-vi a levantar su fbrica y ajuar lujosamente con el mecenazgo delprior Juan de Rebolledo y Palafox (1598-1620) y su hermano Jos,miembros de la casa de los marqueses de Ariza, para reafirmar laindependencia de dicha institucin eclesistica con respecto al ordi-nario diocesano.

    Detrs de estos dos edificios, que se inscriben en la renovacin

    clasicista que el arte religioso del viejo reino haba emprendido entorno a 1590,27se encuentra la figura del arquitecto Gaspar de Santi-

    22 Un retrato pstumo lo representa tendido sobre el catafalco en el que se ex-puso durante sus exequias en Santa Mara la Mayor. Vase Jess CRIADOMAINAR,1997, pp. 177-178.

    23 Miguel MARTNEZDELVILLAR, 1598, Parte Segunda, pp. 115-116.24 y dese hacer esta iglesia de planta, hizo hacer el diseo y busc arqui-

    tectos, y su muerte no dio lugar a la execucin, como lo depone el cannigo PedroMoros de dicha yglesia (Eliseo SERRANOMARTN, 1997, p. 35, donde tambin seprecisa el alcance de la limosna).

    25 Cuando el den Domingo Gordo presidi el pontifical de la inauguracincon notable disgusto del obispo Martn Terrer de Valenzuela (Vicente de LAFUEN-TE, 1865, cap. X, p. 261).

    El nuevo templo es una iglesia de saln de tres naves de otros tantos tramosms un transepto ligeramente ms profundo y presidido por una monumental c-pula sobre tambor. La nueva capilla mayor se encaj entre el espacio de la medievaly el campanario.

    26 Eugenio LLAGUNOYAMROLA, 1829, pp. 151-152; Vicente de LAFUENTE,1866, p. 159; Gonzalo M. BORRSGUALISy Germn LPEZSAMPEDRO, 1975, pp.109-114; Agustn RUBIOSEMPER, 1978 (I), pp. 297-298; y Agustn RUBIOSEMPER,1980 (I), pp. 29-30.

    Es un gran templo basilical provisto de transepto alineado con cpula sobretambor en la encrucijada y capilla mayor muy profunda, a la italiana, que albergael coro y un monumental baldaquino con el Santo Sepulcro.

    27 Las claves generales del proceso en Jess CRIADOMAINAR, 2005, pp. 321-327. Para la sede episcopal vase, adems, el reciente estudio de Rebeca CARRETEROCALVO, 2010-2011, pp. 219-247.

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    5. Colegiata del Santo Sepulcro de Calatayud.

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    bez Salcedo o de Villaverde28(doc. 1593-1622, 1622), localizadopor vez primera en Calatayud, en octubre de 1593, cuando contrajonupcias con Margarita de Leturia,29y que en 1594 estaba en Zara-

    goza para contratar junto al albail Esteban de Leturia las obras dela escalera principal del convento de San Agustn de la capital delEbro.30Aunque no tenemos constancia de ningn trabajo de Villaver-de en Calatayud con anterioridad a 1607, fecha en que principi lareedificacin del Santo Sepulcro31[fig. n 5], pensamos que tambinpudo disear Santa Mara la Mayor.32

    El dominio del lenguaje clsico que Villaverde demuestra tantoen Santa Mara la Mayor y el Santo Sepulcro como en la desapareci-da capilla de las dominicas (1616-1625) de la ciudad del Jaln33hubo

    de constituir un referente a la hora de trazar retablos tan rigurosos

    28 Su semblanza biogrfica en Gonzalo M. BORRSGUALISy Germn LPEZSAMPEDRO, 1975, pp. 113-114; y Agustn RUBIO SEMPER, 1978 (I), pp. 297-302.Nuevos datos en ngel SANVICENTE, 1991, pp. 504-505, doc. n 419, pp. 574-575,doc. n 467, y 578-580, doc. n 470.

    Como apunt Agustn Rubio, Gaspar Santibez y Salcedo proceda con pro-babilidad del valle de Villaverde, enclave cntabro en las Encartaciones de Vizcaya.As parece sugerirlo el que su hija Jernima se desposara en Calatayud con LucasTraslavia Mollinedo, vecino de la valle de Villaverde, en la Encartacion de Viz-caya; la noticia en Archivo Parroquial de San Andrs de Calatayud [A.P.S.A.C.],

    Quinque libri, vol. II (1576-1659), f. 478, (Calatayud, 8-IX-1621). Tambin apoyaesta hiptesis el que el 28-III-1622, el arquitecto representara a su sobrino Tomsdel Castillo, natural de Villaverde del reyno de Vizcaya en la concertacin de suaprendizaje con el escultor Pedro de Juregui; noticia publicada por Agustn RUBIOSEMPER, 1980 (I), p. 169, doc. n 57. Estos datos obligan a descartar que su lugar deprocedencia sea la localidad palentina de Villaverde del Monte, junto a Santibezde la Pea, como propusimos en Jess CRIADOMAINAR, 2005, p. 326, nota n 169.

    29Agustn RUBIOSEMPER, 1978 (I), p. 297, y p. 302, nota n 1.30ngel SANVICENTE, 1991, pp. 504-505, doc. n 419.31 Una vez concluida la demolicin del templo medieval, que haba comenzado

    en 1605. Vase Vicente de LAFUENTE, 1866, p. 159.32 En sintona con lo que expresa Gonzalo M. BORRSGUALIS, 2007, pp. 36-39.33 Cuya solucin centralizada subrayaba su propsito conmemorativo al haber

    sido concebida como mausoleo del ya citado Jos de Palafox (1628), cannigohierosimilitano que ejerci como vicario general del arcedianado antes de alcanzarla mitra de Jaca (1627-1628). Los datos documentales sobre su construccin enAgustn RUBIOSEMPER, 1978 (I), pp. 300-301; y Agustn RUBIOSEMPER, 1980 (I),pp. 45-47, pp. 167-168, docs. nms. 50-53, p. 169, doc. n 56, p. 170, doc. n 59, pp.172-173, docs. nms. 63-64, y p. 174, doc. n 66.

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    como el de la parroquia de San Julin y Santa Basilisa de Nuvalos34(hacia 1605-1607) [fig. n 26], que ilustra perfectamente este cambiode rumbo.

    EL RETABLO ESCULTRICO Y LOS FUNDAMENTOSDEL CLASICISMO

    El retorno de Gaspar Becerra (act. 1544-1569, 1569) a Espaadesde Roma en la primavera de 155735pasando por Burgos36hastainstalarse en Valladolid en los primeros meses de 1558 fue un acon-tecimiento angular en la evolucin de la escultura espaola de las l-

    timas dcadas del siglo XVI. Como es sabido, ese verano contratarael retablo mayor (1558-1563) de la catedral de Astorga [fig. n 6],verdadero punto de inflexin en el desarrollo del retablo escultricoespaol37que a partir de entonces incorpora una nueva manera dearticular el marco. sta se basaba en una rigurosa aplicacin de losprincipios de la arquitectura clsica que Becerra haba asimilado du-rante su larga estancia en Italia, tanto en Florencia38como en Roma,a la vista de obras miguelangelescas como el vestbulo de la Biblioteca

    Laurenciana y las tumbas mediceas de San Lorenzo de Florencia o elbside de la nueva baslica de San Pedro del Vaticano, junto a otrascreaciones romanas vinculadas a la obra de Giorgio Vasari en la Salade los Cien Das del palacio de la Cancillera, la de Daniele da Vol-terra en la Sala Regia vaticana o la de Giulio Mazzoni en el palacioCapodiferro.39

    34 Jess CRIADOMAINAR, 2008 (I), pp. 207-210, y p. 206, fig. n 135.35 Gaspar Becerra y Paula Velzquez, su mujer, se hicieron con una copia de

    sus capitulaciones matrimoniales el 27-III-1557, sin duda porque se disponan aemprender el viaje de regreso a Espaa. Vase Francisco J. HERRERAGARCA, 2004,p. 67, y pp. 85-87, doc. n 1.

    36 Donde estaba a finales de dicho ao. Vase Aurelio BARRNy M Pilar RUIZDELACUESTA, 1993, p. 258, nota n 46.

    37 Como ya subray Juan Jos MARTNGONZLEZ, 1969, p. 352. Un completoestudio de la obra en ManuelARIASMARTNEZy Miguel ngel GONZLEZGARCA2001, pp. 11-162.

    38 Que visit en septiembre de 1551, segn ha documentado Salvador SALORTPONS, 2005, pp. 100-102.

    39 Fernando MARAS, 1989, pp. 606-607; Carmen FRACCHIA, 1997-1998, pp.

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    6. Retablo mayor. Catedral Astorga.

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    Junto a estas novedades arquitectnicas Becerra, que en Italiahaba trabajado sobre todo como pintor,40adopta una concepcinplstica de la figura humana y un tratamiento del relieve de na-

    turaleza manierista, fundados en la compleja, vigorosa y con fre-cuencia enftica obra de Miguel ngel.41Ya en 1585 Juan de Arfey Villafae sealaba que nuestro artista traxo de Ytalia la maneraque aora esta introduzida entre los mas artifices, que es las figurascompuestas de mas carne que las de [Alonso] Berruguete, marcan-do distancias entre l y otros grandes escultores activos en Castillaa lo largo de la primera mitad de la centuria, en particular el granmaestro palentino.42

    De este modo, el artista de Baeza proyect una mquina que so-

    bresale por el perfecto equilibrio alcanzado entre arquitectura y es-cultura, donde la primera, a pesar de su impactante presencia, quedarelegada de modo sutil a un plano secundario para no restar protago-nismo a un discurso escultrico algo fro pero de gran efecto plsticoy narrativo43que, adems, est en absoluta sintona con los postula-dos iconogrficos de la Contrarreforma.44

    Gaspar Becerra consigui reunir en Astorga un fabuloso equipode ayudantes45que consolidaron sus logros en tierras leonesas a las

    que volvi Bartolom Hernndez en 1569 tras trabajar junto al maes-tro en la corte y propagaron con rapidez las novedades de su estiloen Valladolid lugar de residencia de Esteban Jordn y Juan deAnchieta, si bien la presencia de ste en Astorga no est confirmadapese a que se da por segura, La Rioja destino final de Pedro de

    133-151; M Concepcin GARCAGAINZA, 1999, pp. 177-184; Mercedes SERRANOMARQUS, 1999, pp. 207-239; y Gonzalo REDNMICHAUS, 2007, pp. 163-173.

    40 Su nico trabajo romano estrictamente escultrico fue la realizacin entre1550 y 1551 de la custodia de la iglesia de Santiago de los Espaoles. Vase MiguelngelARAMBURU-ZABALA, 1991, p. 38; y Gonzalo REDNMICHAUS, 2002, p. 130.

    41 Vanse las consideraciones apuntadas por Fernando MARAS, 1989, pp. 591-594.

    42Agustn BUSTAMANTEGARCA, 1993 (I), pp. 88-90.43 Fernando MARAS, 1989, pp. 606-607.44 Como ha estudiado Miguel ngel GONZLEZGARCA, 1989, pp. 332-340.45 Miguel ngel GONZLEZGARCA, 1991, pp. 211-215 [Bartolom Hernndez,

    Pedro de Arbulo y Bernal Gabadi]; Jos MVOCESJOLAS, 1987, p. 122, y LuisVASALLOTORANZO, 2012, p. 65, y p. 84, nota n 35 [Esteban Jordn].

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    7. Retablo mayor. Colegiata de Santa Mara de Medina de Rioseco.

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    Arbulo o Navarra a donde regres Bernal Gabadi, un artfice46de estatura mucho ms modesta que los anteriores.

    Algunos grandes proyectos de los aos sesenta y setenta acusan

    la influencia de Astorga desde luego, en modo muy diverso ala par que testimonian la rpida difusin de sus novedades tanto enCastilla la Vieja como en La Rioja, el Pas Vasco o Navarra. Estees el caso del retablo mayor (1562-1584) de la catedral de Burgos,responsabilidad de los hermanos Rodrigo y Martn de la Haya,47oel de la iglesia de Santa Clara de Briviesca, contratado en 1559 porDiego Guilln (1565) y proseguido tras su fallecimiento, a partirde 1566, por Pedro Lpez de Gmiz hasta su culminacin en 1571.48Tambin el retablo mayor (1563-1564) de la parroquia del Salvador

    en Simancas, ajustado con Inocencio Berruguete y Bautista Beltrn,49el titular (1571-1574) de la parroquia de la Magdalena de Valladolid,de Esteban Jordn,50y el que preside la parroquia de Santa Maraen Medina de Rioseco [fig. n 7], que Becerra haba trazado antes demorir, concertado en 1573 con el mismsimo Juni y que tras su decesoen 1577 asumi Jordn hasta su tarda finalizacin.51

    Por lo que respecta a La Rioja, el Pas Vasco y Navarra, las pri-meras grandes realizaciones son el retablo mayor (hacia 1567-1569)

    de la parroquia alavesa de San Acisclo y Santa Victoria de Lancie-go, debido al escultor Juan Fernndez de Vallejo, antiguo ayudantede Juan de Juni en Valladolid y hasta 1571 socio de Arbulo,52y el

    46 Necesitado todava de un estudio particular, nada fcil de abordar. La msreciente aportacin corresponde a Eduardo MORALESSOLCHAGA, 2011, pp. 584-592.

    47 GeorgWEISE, 1959, parte II, pp. 7-11 y lms. nms. 3, 8-13 y 89; y AurelioBARRNGARCA, 1996 (I), pp. 15-20.

    48 GeorgWEISE, 1959, parte II, pp. 46-56, lms. nms. 88 y 90-97; Carlos DEZJVIZ, 1985, pp. 104-119; Aurelio BARRNy M Pilar RUIZDELACUESTA, 1993,pp. 255-261; Aurelio BARRNy M Pilar RUIZDELACUESTA, 1997, pp. 257-269;Concepcin GARCAGAINZA, 2008, pp. 127-137; LuisVASALLOTORANZO, 2009, pp.355-366; y LuisVASALLOTORANZO, 2012, pp. 191-250.

    49 Francisco Jos PORTELASANDOVAL, 1977, pp. 191-192. En el que ahora seconcede una importantsima participacin en la parte escultrica a Juan de Anchie-ta que ha justificado LuisVASALLOTORANZO, 2012, pp. 90-103.

    50 Juan Jos MARTNGONZLEZ, 1952, pp. 59-63 y lms. 8-12.51 Ibidem, pp. 81-89; Juan Jos MARTNGONZLEZ, 1974, pp. 301-306; y Luis

    VASALLOTORANZO, 2012, pp. 325-339.52Aurelio BARRNGARCA, 1996 (II), pp. 344-352.

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    destruido aunque conocido a travs de fotografas titular (hacia1570-1574) de la parroquia de la Asuncin de la Virgen en la loca-lidad riojana de San Asensio, a cargo del propio Pedro de Arbulo.53

    Asimismo el de la parroquia de San Pedro de Zumaya, materializadoentre 1574 y 1577 por Juan de Anchieta y el ensamblador Martn deArbizu,54y el de Santa Mara de Cseda, que erigieron entre 1576 y1581 el propio Anchieta y el ensamblador Pedro de Contreras.55

    El introductor del nuevo lenguaje miguelangelesco en la escultu-ra aragonesa fue Juan de Anchieta (act. 1551-1588, 1588), un grancreador del foco de Valladolid formado con el imaginero riosecanoAntonio Martnez. Su trabajo demuestra una profunda y sabia asimi-lacin de la obra de Juan de Juni que senta un gran respeto pro-

    fesional por l, expresado en su testamento y en grado no menordel repertorio que Becerra despleg en Astorga.56Lleg a Zaragozaen julio de 1570 para completar los relieves e imgenes de alabastroya iniciados para entonces del retablo de San Miguel arcngel dela catedral metropolitana de la Seo57[fig. n 8] tras haberse desvin-culado de las obras del retablo de Santa Clara de Briviesca, en dondetuvo una participacin determinante entre el verano de 1566 y el mesde septiembre de 1569.58

    El paso de Fernndez de Vallejo por el taller de Juni, donde sirvi como oficialdurante un ao y medio, se refiere en LuisVASALLOTORANZO, 2009, p. 362.

    53 GeorgWEISE, 1926-1927, t. II.I, pp. 233 y ss., y t. II.II, lms. 214-221. Josngel BARRIOLOZA, 1981, pp. 41-43. Para entonces Arbulo haba hecho ya el pre-cioso retablo y el sepulcro de la capilla de los Ircio (1564-1568) de la parroquia deBriones, donde la huella de Astorga resulta igualmente patente (ibidem, pp. 35-38).

    54 M AsuncinARRAZOLAECHEVERRA, 1988, pp. 160-165 y 413-415; IgnacioCENDOYAECHNIZy Pedro M MONTEROESTEBAS, 2001, pp. 679-685; M Concep-cin GARCAGAINZA, 2008, pp. 156-161.

    55 Toms BIURRUNSOTIL, 1935, pp. 267-270; M Teresa GOYONECHEVENTURA,1988, pp. 535-561; y M Concepcin GARCAGAINZA, 2008, pp. 169-175.

    56 Una primera aproximacin en Juan Jos MARTNGONZLEZ, 1988, pp. 469-476. Sobre su dilatada etapa castellana vanse las recientes y valiosas contribucio-nes de M Jos REDONDOCANTERA, 2003, pp. 481-497; y LuisVASALLOTORANZO,2012,passim.

    57 Jos CAMNAZNAR, 1990, pp. 72-75; ngel SANVICENTE, 1963, pp. 107-110;ngel SANVICENTE, 1991, pp. 178-181, doc. n 149; Jess CRIADOMAINAR, 1996,pp. 337-339, pp. 794-795, doc. n 75, y pp. 798-799, doc. n 78; Jess CRIADOMAI-NAR, 2004, pp. 49-71; M Concepcin GARCAGAINZA, 2008, pp. 140-146.

    58 LuisVASALLOTORANZO, 2009, pp. 363-366.

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    Una vez cerrada en marzo de 1571 su contribucin al retablo deGabriel Zaporta en la Seo y, sin duda, despus de esculpir el magnfi-

    co Cristo de los Artistasdel Hospital de Gracia [fig. n 64] en la capitalaragonesa,59debi ejecutar el grupo de la Coronacin de la Virgen[fig. n120] con losprofetasde las enjutas del arco de la sepultura del obispoPedro Baguer de la Seo de Jaca, una empresa para cuya realizacinhaban rubricado en 1567 una compaa los escultores zaragozanosGuillem Salban contratista del retablo de San Miguel y Juan

    59 Arturo ANSN NAVARRO, 2007, pp. 336-339; y Carmen MORTE GARCA,2010, pp. 244-246.

    8. San Juan y San Lucas. Retablo de San Miguel.Catedral de la Seo de Zaragoza.

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    Rigalte.60Consta que en el otoo de 1572 se desplaz a Asteasu para

    negociar con su colega Pierres Picart el reparto del retablo titular dela parroquia de San Pedro, que no quedara concluido hasta 1575.61Este encargo se solapa en el tiempo con su intervencin en la portada

    60 Jess CRIADOMAINAR, 1993 (I), p. 85; Ernesto ARCEOLIVA, 1993 (I), p.167; Jess CRIADOMAINAR, 1996, pp. 316-318, y p. 781, doc. n 64; Carmen MORTEGARCA, 2004, pp. 39-44; y M Concepcin GARCAGAINZA, 2008, pp. 146-148.

    61 Sebastin INSAUSTI, 1957, pp. 415-428; y M Asuncin ARRAZOLA ECHE-VERRA, 1988, pp. 158-159 y 408-411. Este retablo fue substituido por el actual enpoca barroca.

    9. Santsima Trinidad. Retablo de la Trinidad.Catedral de San Pedro de Jaca.

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    10. Retablo de San Miguel. Catedral de la Seo de Zaragoza.

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    y el retablo de la capilla de la Trinidad del primer templo jaqus [fig.n 9], por el que recibi sendos pagos en noviembre de 1573 y febrerode 1574, este ltimo correspondiente al finiquito.62

    A pesar de esta temprana aportacin, en Aragn los nuevos mo-dos escultricos se desarrollaron con ms lentitud de lo que hubieracabido esperar. Una vez ultimadas sus obras aragonesas en 1574, An-chieta abandon este territorio para no retornar y los modestos talle-res locales fueron incapaces de extraer consecuencias a corto plazo desu vigoroso lenguaje. De hecho, habr que esperar hasta la materiali-zacin de la sillera coral (1577, 1585-1591) de la catedral de Huesca,al frente de la que se sucedieron los maestros de Sangesa Nicols deBerstegui y su hijo Juan de Berroeta,63para encontrar un conjunto

    de relieves que participe de la nueva esttica.En lo que afecta a la arquitectura de los retablos, el de la capilla

    de San Miguel (1569-1571) de la Seo [fig. n 10], propiedad del mer-cader Gabriel Zaporta y a cargo de Guillem SalbanaliasMallorqun64(doc. 1557-1578), cuya traza sobrecargada de ornatos se explica porla necesidad de satisfacer el gusto abigarrado del promotor,65se con-virti en los aos setenta en el referente para otras creaciones pres-cindiendo de los obeliscos laterales. Se caracteriza por aplicar unos

    principios fundados en el manejo de los libros III y IV del tratado delarquitecto bolos Sebastiano Serlio (traducidos al espaol en 1552;con reediciones en 1563 y 1573), as como por un empleo ortodoxodel orden gigante y el adelantamiento de las calles laterales a modo deestructuras ediculares rematadas en frontn; novedades que junto a lainclusin de templetes en el tico han sido relacionadas con la influen-

    62 Jos CAMNAZNAR, 1990, pp. 67-71; Jess CRIADOMAINAR, 1996, pp. 352-358, pp. 811-812, doc. n 88, y pp. 815-816, doc. n 91; y Carmen MORTEGARCA,2002 (I), pp. 25-50.

    63 Isabel ROMANOSCLERA, 2004, pp. 145-340, con bibliografa anterior.La empresa se inici en 1577 y un ao despus estaban terminadas las sillas

    de muestra pero las tareas debieron quedar suspendidas hasta 1585. Dos aos mstarde se firm un contrato con Nicols de Berstegui para su prosecucin, pero stefalleci en 1588 y fue su hijo, Juan de Berroeta, quien las asumi hasta su conclu-sin en 1591 con la ayuda de Juan de Alli.

    64 Su biografa en Jess CRIADOMAINAR, 1993 (II), pp. 279-280; y Jess CRIA-DOMAINAR, 1996, pp. 598-605.

    65 Tal y como pone de manifiesto la capitulacin de la obra. Su transcripcin enngel SANVICENTE, 1991, pp. 157-160, doc. n 137.

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    cia del retablo de Santa Clara de Briviesca, en el que haba trabajadohasta poco antes Juan de Anchieta.66

    El retablo de la colegiata oscense de la Asuncin de la Virgen (ha-

    cia 1572-1580) de Alquzar, todava insuficientemente estudiado,67

    exhibe una versin evolucionada de este esquema al reemplazar losobeliscos por calles complementarias sin aminorar el exceso decora-tivo.68Presenta, adems, interesantes novedades con respecto al reta-blo de la capilla Zaporta como el uso de estpites antropomorfos paradelimitar las casas del banco o la incorporacin de personajes recos-tados sobre los frontones, al modo de las tumbas mediceas de SanLorenzo de Florencia o la tumba vaticana de Pablo III, que Becerrahaba introducido ya en el primer piso del retablo de Astorga y Lpez

    de Gmiz o Anchieta por l en las calles laterales del retablo delas clarisas de Briviesca.

    Algunos retablos bilbilitanos de los ltimos aos setenta se atie-nen a este esquema, enriquecindolo con inevitables variaciones. As,el de la Salutacin anglica y el de Santa Quiteria antes de la Vir-gen del Rosario (ambos hacia 1575-1580) de la parroquia de Atecalo siguen con claridad. Destaca el primero, que maciza el banco bajolas calles laterales para formar un slido pedestal en correspondencia

    con el entablamento69

    e incorpora un frontn avolutado en el ticoque acredita el manejo en fecha bastante temprana de la edicin ita-liana de la Regolade Vignola (Roma, 1562). Asimismo el retablo delos Desposorios de la Virgen (hacia 1575) de La Viluea [fig. n 11],obra indita cuya disposicin es idntica a la del conjunto de la Anun-

    66Agustn BUSTAMANTEGARCA, 1994, p. 62.La articulacin del tico mediante templetes es ms patente en el retablo de San-

    ta Casilda (finalizado en 1567) de la colegiata de Santa Mara de Briviesca (CarlosDEZJVIZ, 1985, pp. 130-143; Aurelio BARRNGARCAy M Pilar RUIZDELACUES-TABRAVO, 1992, p. 69; Jos JavierVLEZCHAURRIy Pedro Luis ECHEVERRAGOI,1996, pp. 130-133; LuisVASALLOTORANZO, 2012, p. 253), obra de los mismos artistasque el de Santa Clara. Esta solucin se reiterar en el retablo titular de Alquzar.

    67A pesar de que fue objeto de anlisis en la tesis de licenciatura de M VictoriaIRIGOYENJADRAQUE, 1996-1997, pp. 703-706.

    68 Jess CRIADOMAINAR, 1996, pp. 138-139; y Jess CRIADOMAINAR, 2004,pp. 40-41.

    69 Jess CRIADOMAINAR, 2008 (I), pp. 172-180 y figs. nms. 112 y 115, dondepropusimos una datacin algo ms tarda para estos retablos, hacia 1580-1585, queahora adelantamos.

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    11. Retablo de los Desposorios. Parroquia de La Viluea.

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    ciacin de Ateca con la nica diferencia de que est presidido por unbello relieve escultrico.70A las manos del mismo ensamblador per-tenece el retablo de la Virgen del Rosario (hacia 1575) de Ibdes, en

    el que es la calle central la que se adelanta sobre las laterales para asinvertir el nfasis compositivo.71

    Recordaremos, por ltimo, el quizs algo ms tardo, indito72ymuy maltratado retablo titular (hacia 1585-1590) de la parroquia deNuestra Seora de Aluenda, que arma los edculos laterales del cuer-po con un riguroso orden de columnas toscanas de fuste completa-mente estriado y emplea ya en el tico pilastras con ancones curvossobre las que descansa una cornisa que vuelve a recibir un frontnavolutado, similar al del retablo de la Anunciacin de Ateca. Tanto

    el tratamiento de algunos detalles de la arquitectura y, entre ellos,significativamente el uso de pilastras con ancones curvos como elestilo de las dos imgenes originales falta la correspondiente al ladodel evangelio remiten al retablo del Rosario (1590-1591) de SanMartn del Ro, en Teruel, obra segura de Andrea Fortunato de Pe-regrinis73 (doc. 1583-1605), un escultor oriundo de Roma afincadoen Calatayud entre 1583 y 1591 que luego se desplaz a Catalua,74aquien a falta de datos ms precisos cabe atribuir su realizacin.

    Sin menoscabo de la contribucin de Peregrinis, creemos queesta vigorosa puesta al da iniciada en el mbito del retablo en el vasto

    70 La Viluea es una de las poblaciones no recogidas en el catlogo monumen-tal de Francisco Abbad. Tanto el retablo como la capilla que lo alberga se realizaroncon cargo a un legado del obispo Juan Gonzlez de Munbrega (1567), comoacredita la herldica del zcalo. Aunque carece en la actualidad de remate sobre eltico, creemos que procede del mismo un frontn de tipo vignolesco, idntico al delretablo de la Anunciacin de Ateca, que ahora est emplazado fuera de contextosobre el retablo de San Antonio abad.

    71 Sus pinturas pertenecen con seguridad a Pietro Morone, que falleci enfebrero de 1577. Vase ibidem, p. 104 y p. 105, fig. n 59.

    72 No lo menciona en su lacnica descripcin del templo parroquial FranciscoABBADROS, 1957, t. I, p. 356. Agradezco a Paola Toln el conocimiento de esteretablo.

    73 FranciscoABBADROS, 1950, pp. 100-104. La identificacin de su autor enErnestoARCEOLIVA, 1989, pp. 14-17, y pp. 23-26, docs. nms. 1 y 2.

    74 Ms datos sobre su estancia bilbilitana en Jess CRIADOMAINAR, 2008 (I),pp. 198-201. La actividad de Andrea de Peregrinis en Catalua se analiza en Joa-quim GARRIGARIERA, 2002, pp. 280-283; y JoanYEGUASIGASS, 2003, pp. 32-35.

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    territorio de las comarcas de la Comunidad de Calatayud y del Aran-da a partir de mediados de los aos setenta ha de pasar por el escultorbilbilitano Juan Martn de Salamanca75(doc. 1547-1580, 1580), de

    cuyo obrador pudieron salir los dos retablos de Ateca, el de La Vilue-a incluido su relieve central y tambin el de Ibdes, a pesar delcarcter fundamentalmente pictrico de la mayora de ellos. Su parti-cipacin en la primera fase de la mquina titular de la parroquia de laAsuncin de Valtierra, que dirigi entre septiembre de 1577 y el mo-mento de su muerte,76le permiti entrar en contacto con un mbito enel que el retablo escultrico haba evolucionado ms que en Aragn.

    Varios miembros del nutrido taller de Valtierra reaparecern enCalatayud en los aos ochenta, en algn caso en relacin con Pedro

    Martnezel Viejo: el ensamblador Juan Muoz,77el mazonero y enta-llador Francisco Villalpando78y el imaginero Lope Garca [de Tejada],quizs antiguo discpulo79de Juan Fernndez de Vallejo en Logroo.

    75 Su biografa en Jess CRIADOMAINAR, 1996, pp. 505-513.76 Toms BIURRUNSOTIL, 1935, pp. 209-228; Flix ZAPATEROPREZ, 1572, pp.

    124-141; M Concepcin GARCAGAINZA(dir.), 1980, pp. 407-409; y Jess CRIADOMAINAR, 1996, pp. 377-392.

    77 El 5-XII-1587 jur como parroquiano de San Andrs de Calatayud asis-tiendo como testigo Pedro Martnez, ymaginario. Vase A.P.S.A.C.,Quinque libri,vol. II (1576-1659), f. 10 v. No obstante, una comanda del 17-I-1588 es el ltimotestimonio localizado de su residencia en la ciudad (Jos MiguelACERETETEJERO,2001, p. 302).

    78 El 22-IX-1582 cas con Francisca, hermana de Pedro Martnez (Jess CRIADOMAINAR, 1996, p. 598, nota n 33). La pareja tuvo tres hijos: Juan Crisstomo, bauti-zado el 2-II-1584; Mariana, cristianada el 17-III-1587; y Beatriz, que recibi las aguasbautismales el 25-X-1590. Vase A.P.S.A.C.,Quinque libri, vol. II (1576-1659), ff. 92,97 v. y 104 v. Carecemos de otras noticias del artfice hasta 1596, cuando calificado deescultor y vecino de Zaragoza, otorg una procura junto a otros compaeros de ofi-cio para solicitar de las autoridades municipales una componenda de las ordinacionesgremiales (Jess CRIADOMAINAR, 2008 (II), pp. 536-537, doc. n 6). Al ao siguientecontrat un retablo junto al ensamblador Salvador Coco para la iglesia jesutica de Za-ragoza y dos aos despus, todava en la ciudad del Ebro, una imagen de San Victorin(ngel SANVICENTE, 1991, pp. 552-553, doc. n 451, y p. 576, doc. n 468).

    No hemos podido confirmar una hipottica relacin familiar entre Francisco yel mazonero Alonso de Villalpando, que en 1584 firmaba paces en Calatayud con sucolega Pedro Martnez (Jos MiguelACERETETEJERO, 2001, p. 311, nota n 472).

    79 El 3-VII-1578 Lzaro de Leiva que tambin trabaj en Valtierra, Pedrode Izaguirre y Lope Garca, calificados de criados de Juan Fernndez de Vallejo,

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    LOS PRINCIPIOS DE LA ESCULTURA ROMANISTABILBILITANA

    En un trabajo anterior dimos cuenta de la gran complejidad quereviste el desarrollo de la escultura bilbilitana de los ltimos veinteaos del siglo XVI y la primera dcada del XVII al tratarse de unaetapa caracterizada por la convivencia de tendencias muy diversas, almodo de lo que aconteca en otras zonas del Aragn occidental.80Enfecha ms reciente hemos intentado establecer las pautas que siguila evolucin del retablo en este territorio a partir de la ereccin de lagran mquina titular (hacia 1612-1614) de la colegiata Santa Marala Mayor y hasta finales de los aos treinta, cuando ya se advierte un

    cambio de tendencia que conducir al retablo protobarroco.81 Ellono nos exime de presentar ahora las claves del nuevo panorama quecristaliz hacia 1590.

    La figura clave en este cambio de rumbo es el escultor Pedro Mar-tnezel Viejo82(doc. 1578-1609). Naci en torno a 1555, pues cuandoen 1597 fue llamado a Cascante para reconocer la parte ya asentadadel retablo mayor de la parroquia de la Asuncin declar una edad decuarenta y dos aos.83Una noticia indita lo sita por vez primera en

    Zaragoza en 1578, recibiendo de los jurados de la ciudad 800 sueldospor su participacin en el ornato de las columnas del arco triunfalarmado para la entrada de la reina Ana de Austria.84

    Pese a que en este albarn se dice natural de Caparroso sinduda, la localidad navarra homnima, creemos que ha de identi-ficarse con el artfice activo en Calatayud a partir de 1579.85No he-

    figuran como testigos en una carta de pago a favor de su maestro por el retablo deLeza de lava (Jos Manuel RAMREZMARTNEZ, 2009, p. 521, nota n 330 del CDanexo).

    80 Jess CRIADOMAINAR, 2008 (I), pp. 189-225.81 Jess CRIADOMAINAR, 2011 (I), pp. 13-45.82 Su biografa en ErnestoARCEOLIVA, 1993 (II), pp. 226-229.83Archivo General de Navarra [A.G.N.], Procesos, n 1.990, f. 98 v., (Cascan-

    te, 5-V-1597).84 Archivo Histrico de Protocolos de Zaragoza [A.H.P.Z.], Miguel Espaol

    menor, 1578, ff. 265 v.-266, (Zaragoza, 29-VIII-1578). La decoracin del arco estabaa cargo del pintor Diego Cerbatos (ManuelABIZANDABROTO, 1932, pp. 138-139).

    85 Su primera mencin bilbilitana en Jess CRIADOMAINAR, 1996, p. 508, notan 32.

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    mos logrado localizar la partida de bautismo de ningn hijo de JuanMartn de Salamanca con ese nombre quizs justamente porque sunacimiento coincidiera con un traslado temporal de la familia a dicha

    poblacin86

    del que no tenemos constancia, pero sabemos por unadeclaracin que Mara Gonzlez, viuda de Juan Martn, efectu trassu muerte que ste haba dispuesto que la herramienta de su oficio seentregara a uno de sus hijos,87por lo que a falta de datos ms precisoscabe pensar que se trate de Pedro Martnez. Desafortunadamente, noconocemos ninguna obra suya conservada que pueda datarse antesde 1589,88lo que nos priva de una informacin muy valiosa sobre susprimeros aos de actividad.

    Coincidiendo con el cambio de dcada, en 1590 llegara a Calata-

    yud el ensamblador Jaime Viola89(doc. 1590-1634, 1634), oriundode la localidad barcelonesa de Granollers.90Este artfice cataln, cuyaformacin sigue siendo una incgnita,91aport unos modos arquitec-tnicos ms avanzados, en sintona con el repertorio clsico migue-langelesco divulgado por los seguidores de Becerra y accesible almenos en parte tambin a travs de grabados y vignolesco fun-dado en el manejo de la Regola que Georg Weise denomin roma-

    86 Dato imposible de comprobar, ya que los registros de bautismo de la parro-quia de Santa Fe de Caparroso comienzan en 1567. Vase Ana M AICUA IRISO,2009, p. 104.

    87 Jess CRIADOMAINAR, 1996, pp. 382-384, nota n 29.88 Consideramos improbable que el pago en 1583 de 2.100 sueldos por los

    cofrades de la Vera Cruz de Maluenda a Pedro Martnez y al pintor Miguel Cela-ya tenga que ver con la realizacin del retablo de la Piedad de la parroquia de lasSantas Justa y Rufina de este lugar, como propone Jos MiguelACERETETEJERO,2001, pp. 350-353. Vase sobre el particular lo que ya sealamos en Jess CRIADOMAINAR, 2008 (I), pp. 104-106.

    89 Su biografa en Agustn RUBIOSEMPER, 1982 (II), p. 3.351; y Agustn RUBIOSEMPER, 1993 (III), pp. 283-284.

    90 Como advierte Agustn Rubio en sus dos biografas de Jaime Viola, elasiento de sus esponsales con Mara Bordera el 4-XI-1590 seala que era naturalde la villa de Granolles [sic] del reyno de Catalua. Vase Archivo de la Colegiatade Santa Mara la Mayor de Calatayud [A.C.S.M.C.], Fondo de San Pedro de losFrancos,Quinque libri, vol. II (1581-1620), f. 144 v.

    91 Queremos expresar nuestra gratitud al Dr. Joan Yeguas i Gass, Conser-vador de la coleccin de arte renacentista y barroco del Museo Nacional de Arte deCatalua, por atender amablemente nuestras consultas sobre este particular.

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    12. Retablo mayor. Parroquia de La Muela.

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    nista92y que para esa fecha estaban ya plenamente consolidados enterritorios vecinos al nuestro como Navarra o La Rioja.

    Como habr oportunidad de analizar ms adelante, el retablo ma-

    yor de la parroquia de San Clemente (1589-1591) de La Muela es uneslabn fundamental en este proceso [fig. n 12]. Lo contrat PedroMartnez en julio de 1589 junto al pintor zaragozano Antn Galcern(doc. 1578-1613, 1613), encargado de su policroma, de acuerdo alos contenidos de una traza que el documento asigna al escultor.93Elsotabanco y el banco estaban hechos desde algunos aos antes y estopodra justificar la resolucin ms tradicional del cuerpo, que estplanteado en funcin de la zona baja y se articula mediante un ordengigante de columnas compuestas, con independencia de que sus im-

    genes y relieves participen ya con claridad del nuevo lenguaje plsticomiguelangelesco. Sin embargo, el diseo del tico presenta una defi-nicin innovadora, con tres huecos escalonados tratados como cajasrematadas en frontn que se adelantan al orden de estpites antropo-morfos con capiteles jnicos que lo articula.

    No disponemos de todas las claves para reconstruir la eclosinde la nueva corriente a nivel regional, pero como ya sealamos enotra oportunidad94es probable que tambin jugara un rol destacado

    el desaparecido retablo de la capilla de San Miguel arcngel (1587-1589) del claustro de Nuestra Seora del Pilar de Zaragoza, un con-junto debido al guipuzcoano95Domingo Fernndez de Ayarza (doc.1583-1607, 1607) y destinado al mausoleo del prelado turolense Jai-me Jimeno de Lobera que visuraron, entre otros, el navarro PedroGonzlez [de San Pedro] o el vitoriano Esteban de Velasco.96

    92 GeorgWEISE, 1926, t. II.I, pp. 217 y ss.93 Estudiado por Carmen MORTE GARCA, 1982, pp. 172-177, pp. 186-192,

    docs. nms. 2-6, p. 196, doc. n 10 y figs. nms. 2-12.94 Nos atenemos aqu a la sntesis del proceso evolutivo que propusimos en

    Jess CRIADOMAINAR, 2008 (II), pp. 522-531.95 Procedente de Asteasu, donde Juan de Anchieta haba realizado aos atrs

    el desaparecido retablo titular de la parroquia de San Pedro apstol (SebastinINSAUSTI, 1957, pp. 415-428; y M AsuncinARRAZOLAECHEVERRA, 1988, pp. 158-159 y 408-411).

    96 Carmen MORTEGARCA, 1988, pp. 342-343, doc. n 357; ngel SANVICEN-TE, 1991, p. 458, doc. n 373, y pp. 462-463, doc. n 377; y Jess CRIADOMAINAR,2008 (II), pp. 522-523.

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    No obstante, el primer retablo zaragozano conservado que adop-ta los presupuestos romanistas es el del colegio de la Inmaculada(1595-1600) de la Compaa de Jess, transferido a la iglesia de San

    Vicente mrtir de Tarazona hacia 1723-1725 [fig. n 13]. Al frente deesta gran empresa se sucedieron Miguel de Zay (doc. 1582-1602),procedente de Sangesa pero que haba terminado su formacin en lacapital aragonesa junto a Juan Rigalte97(doc. 1599-1603, 1603), yel oscense Juan Miguel Orliens98(doc. 1585, 1595-1641, 1641), quehizo el sagrario y parte de las imgenes a partir de finales de 1598.99

    Mientras tanto, Nicols de Berstegui, Juan de Berroeta y Juande Alli trabajaban en la nueva sillera coral (1585-1591) de la catedralde Huesca aunque los ms tempranos retablos de esta ciudad que

    pueden tildarse de romanistas son el titular (1595-1597) de la ermitade San Jorge100y el de de la Virgen del Rosario (1598-1599) del con-vento de Santo Domingo101desde 1746 en Plasencia del Monte,obras de Juan Miguel Orliens, un artista fundamental que tras pasarentre 1585 y 1589 por el taller zaragozano de Rigalte102debi ponerrumbo lejos de Aragn103para retornar a Huesca hacia 1595.

    El desarrollo de esta corriente escultrica fue menos significati-vo en Tarazona que en Zaragoza, Calatayud o incluso Huesca, y las

    principales manifestaciones responden al quehacer de artistas for-neos cuando no son encargos efectuados lejos de la ciudad. As, elretablo de San Clemente y Santa Luca104(hacia 1595-1596) [fig. n14] de la Seo turiasonense se debe a los navarros Pedro Gonzlez

    97 Ibidem, pp. 513-515, y pp. 532-533, docs. nms. 2 y 3.98 Su biografa en Gonzalo M. BORRSGUALIS, 1980; y ErnestoARCEOLIVA,

    1993 (III), pp. 261-265. Nuevos datos sobre su etapa valenciana en Fernando MA-RAS, 1994, pp. 73-74; y LuisARCINIEGAGARCA, 2001, t. I, pp. 173-176 y t. II, pp.278-301.

    99 Gonzalo M. BORRSGUALIS, 1980, pp. 22-25, doc. n 1; ngel SANVICENTE,1991, pp. 517-520, doc. n 425; y Jess CRIADOMAINAR,2007 (I), pp. 543-566.

    100 Ricardo delARCO, 1915, pp. 17-21; Federico BALAGUER,1978, pp. 438-440;y Gonzalo M. BORRSGUALIS, 1980, p. 75 y figs. nms. 1-6.

    101 Federico BALAGUERy M Jos PALLARS, 1993, p. 183, y pp. 186-187, doc.n 2.

    102 Jess CRIADOMAINAR, 2008 (II), pp. 515-518, y pp. 534-535, doc. n 4.103 Quizs hacia Valladolid, como sugerimos en Jess CRIADOMAINAR, 2008

    (II), p. 518.104 Jess CRIADOMAINAR, 2005-2007, pp. 81-86.

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    13. Retablo mayor. Iglesia de San Vicente mrtir de Tarazona.

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    14. Retablo de San Clemente y Santa Luca.Catedral de Santa Mara de la Huerta de Tarazona.

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    de San Pedro y Ambrosio Bengoechea, llamados a la sede mientraserigan el retablo mayor (1592-1601) de la parroquia de la Asuncinde Cascante y con los que pudo colaborar el maestro local Miguel

    Ginesta (doc. 1574-1626, 1626), mientras que el de la cofrada delRosario del claustro catedralicio que en 1957 se llev al SeminarioDiocesano de la Inmaculada lo contrat en 1595 Juan de Bescs105(doc. 1576, 1590-1610), un ensamblador altoaragons afincado enZaragoza del que nos volveremos a ocupar ms adelante.

    El retablo de La Muela es con certeza anterior a la mayora delas obras zaragozanas, oscenses o turiasonenses citadas, lo que otorgaa los talleres de Calatayud una cierta preeminencia a nivel regionalsin olvidar que la prdida de algunas creaciones importantes de los

    ltimos aos ochenta en la capital aragonesa nos priva de elementosdefinitivos de juicio.

    REPERTORIO Y SINTAXIS DE LOS RETABLOSROMANISTAS BILBILITANOS

    El repertorio que triunfar a partir de los aos noventa en la ar-

    quitectura de los retablos aragoneses y por ende, en los bilbilita-nos toma su inspiracin en los principios que Gaspar Becerra habaformulado treinta aos atrs en Astorga. Ante todo, se consolida latendencia a usar unos rdenes ms rigurosos y de ms cuidada sin-taxis iniciada en las dcadas sesenta y setenta a partir de las lminasdel libro IV de Sebastiano Serlio106que ahora se apoya en el uso delaRegola delli cinque ordini dArchitetturade Jacopo Barozzi da Vignola,primero en la edicin romana de 1562 y sus caticas reimpresiones,y poco despus en la versin espaola de Patricio Cajs107(Madrid,

    1593; con una segunda tirada en 1597). El recurso a la Regola, un

    105 Jess CRIADOMAINAR, 2008 (II), p. 528, y p. 529, fig. n 13.106 Como seala con acierto Agustn BUSTAMANTEGARCA, 1994, p. 61.107 Tambin fueron de gran utilidad las lminas aadidas al final de la obra para

    la definicin de detalles complementarios. Respecto a la Regola,vase FernandoMARASy Agustn BUSTAMANTE, 1985, pp. 208-209 [edicin italiana]; Agustn BUS-TAMANTEy Fernando MARAS, 1985, pp. 210-211 [edicin espaola]. Una recientey documentada reconsideracin sobre los problemas que suscita la historia editorialde la obra y su difusin en Espaa en Fernando MARAS,2011, pp. 259-270.

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    repertorio de altsima calidad y fcil de trasladar, lleg a ser un factorde autoridad entre los retablistas hispanos y no faltan las citas dondese prescribe que los cometidos de ensamblaje se efecten confor-

    me al arte, y bien acabado y labrado, y preceptos de Viola,108

    si biensirvi con mucha ms frecuencia como referencia grfica para definirpormenores tan concretos como la forma de los capiteles.109

    A pesar de que los rdenes de uso ms comn fueron el corintioy el compuesto es decir, los rdenes romanos110por excelencia,no faltan ejemplos de utilizacin del drico con columna de fuste es-triado que recibe un riguroso entablamento con friso de triglifos ymetopas, inspirado en las lminas XII, XIII [fig. n 15] y XIIII deVignola,111tanto en retablos de capilla los de la Misa de San Grego-

    rio (hacia 1594-1600) de Morata de Jiloca, la Sagrada Familia (hacia1605-1609) de Villafeliche [fig. n 122] o San igo de Oa112(hacia1630-1635) de San Benito de Calatayud [fig. n 179] como mayo-res en el primer piso del ya citado retablo titular de San Julin ySanta Basilisa de Nuvalos [fig. n 16].

    Interesa destacar el empleo de estpites antropomorfos, para Ser-lio terminos lib. IV, ff. XLVII v.-XLVIII y LII v.-LIII y segnla documentacin bilbilitana termas.113Casi siempre se relegan al

    108 El texto procede de la capitulacin rubricada en 1597 entre el escultor Pe-dro Gonzlez de San Pedro y el ensamblador Domingo Bidarte sobre el ensamblajedel retablo mayor de la catedral de Pamplona (Jess CRIADOMAINAR, 2007 (II),pp. 155-157, doc. n 1).

    Son de gran inters las reflexiones formuladas en torno al empleo del tratadode Vignola por Jos JavierVLEZCHAURRI, 1994, pp. 289-296 a propsito de algu-nos retablos alaveses de las primeras dcadas del siglo XVII.

    109 La capitulacin firmada en 1600 con Pedro Martnezel Viejo, Juan MiguelOrliens y Pedro Aramenda para completar el retablo mayor de la catedral de Bar-bastro (Huesca) impone que los capiteles corintios de los dos cuerpos de la mqui-na hayan de ser de ojas arpadas conforme lo ensea Viola, guardando su meto-do. Vase Carmen MORTEGARCA, 2002 (II), pp. 136-138, doc. n 9, espec. p. 136.

    110 Erik FORSSMAN, 1983, p. 53.111 Las lminas citadas en las siguientes pginas se atinen a la numeracin de

    la edicin de Patricio Cajs, publicada en Madrid en 1593, que no coincide con laversin romana.

    112 Jess CRIADOMAINAR, 2008 (I), pp. 215-221 con figs. nms. 144, 145 y 146.113 En la capitulacin del retablo de San Miguel de Maluenda, suscrita en 1633

    con Jaime Viola y Antonio Bastida. Vase Agustn RUBIOSEMPER, 1980 (I), pp.213-216, doc. n 124.

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    tico, al modo del segundo cuerpo del retablo de Santa Mara de Me-dina de Rioseco [fig. n 7]. Pueden verse en mquinas de mediano

    o gran tamao como San Clemente de La Muela [fig. n 17], la Seo(hacia 1605-1610) de Tarazona114[fig. n 18], Santa Mara la Mayor(hacia 1612-1614) de Calatayud115[fig. n 19] o San Francisco (hacia

    114 Tefilo PREZ URTUBIA, 1953, pp. 98-102; Gonzalo M. BORRS GUALIS,1980, p. 53 y figs. nms. 32-42; Carmen MORTEGARCA, 1982, pp. 180-184 y figs.nms. 16-26; Gonzalo M. BORRSGUALIS, 1987, pp. 130-131; y Jess CRIADOMAI-NAR, 2006, pp. 417-451.

    115 Agustn RUBIOSEMPER, 1980 (I), pp. 19-22; Ernesto ARCEOLIVAy JuanCarlos LOZANOLPEZ, 2007, pp. 44-51; y Jess CRIADOMAINAR, 2011 (I), pp. 21-23.

    15. Orden drico. J. B. Vignola,Regola delli cinqueordini dArchitettura, lm XIII.

    16. Orden drico. Retablomayor. Parroquia de Nuvalos.

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    17, 18 y 19. Estpites antropomorfos. Retablo mayor de la parroquia La Muela,retablo mayor de la catedral de Santa Mara de la Huerta de Tarazona

    y retablo mayor de la colegiata de Santa Mara la Mayor de Calatayud.

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    1628) de Calatayud116ahora en Arganda del Rey, aqu en agru-paciones de tres. Los de La Muela y el desaparecido retablo mayor dela ermita de Nuestra Seora de Jerusaln en Inogs117[fig. n 141] seaproximan a los que flanquean la chimenea de Vignola para la SalaGrande o de los Emperadores del palacio Farnesio de Roma, que nofue recogida en laRegola, mientras que en el resto se advierte un ma-

    yor sentido arquitectnico.Abundan las pilastras con ancones rectos o ms frecuentemente

    curvos, las ms de las veces incorporadas a composiciones de artifi-ciosa y heterodoxa sintaxis donde quedan subordinadas a otro

    116 Wifredo RINCNGARCA, 1982, pp. 253-260; y Rebeca CARRETEROCALVO,2010, pp. 435-439, y p. 437, fig. n 2.

    117 Que an vio FranciscoABBADROS, 1957, t. I, p. 375, aunque se refiera porerror a la ermita de Nuestra Seora del Rosario, y no de Jerusaln.

    20. Misa de San Gregorio. Retablo de la Misa de

    San Gregorio. Parroquia de Morata de Jiloca.

    21. Portada. J. B. Vignola,

    Regola delli cinque ordini dArchitettura,lm. XXXXII.

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    tipo de soportes bajo un orden co-mn en la familia que encabeza elretablo ya citado de la Misa de San

    Gregorio de Morata de Jiloca [fig.n 20]. Con mucha ms frecuenciasirvieron para articular el tico de re-tablos entre otros, en los de Nues-tra Seora de Aluenda y Belmontede Gracin118(1609-hacia 1610) [fig.n 115] siguiendo de cerca las l-minas XXXIIII [puerta de la ya cita-da Sala Grande del palacio Farnesio]

    y XXXXII [fig. n 21] de laRegoladeVignola.

    Tambin se usaron diferentes va-riantes de terminos en la plaza delas periclitadas polseras de tradicinmedieval para delimitar los lateralesdel cuerpo a veces, como en el re-tablo del Calvario (hacia 1600) de

    Paracuellos de la Ribera, de concep-cin harto fantasiosa [fig. n 22] yel tico. Esta solucin responde a lacostumbre de enmarcar vanos, al-tares o, incluso, monumentos fune-rarios con estpites figurativos, fre-cuente en el arte italiano de las dca-das centrales del Quinientos. Comopropusimos en otra ocasin,119en las

    mazoneras asociadas a Jaime Vi-ola como los retablos ya citadosde Nuvalos [fig. n 16], Villafeliche[fig. n 122] y Belmonte de Gracin[fig. n 23] la fuente, oportuna-mente simplificada, podra estar en

    118 Jess CRIADOMAINAR, 2008 (I), pp. 210-213.119 Ibidem, p. 212, figs. nms. 141 y 142.

    22. Guardapolvo antropomorfo.Retablo del Calvario. Parroquia

    de Paracuellos de la Ribera.

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    23. Estpite antropomorfo. Retablo de N Sdel Rosario. Parroquia de Belmonte de Gracin.

    24. Estptie antropomorfo. J. B.Vignola,Regola delli cinque ordini

    dArchitettura, lm. XXXVI.

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    la lmina XXXVI [fig. n 24]de la Regola [chimenea delcardenal Ranuccio Farnese].

    En alguna oportunidadse acudi a un desarrollocurvilneo de dicho elementopara formar los aletones conlos que se suele flanquearel tico de muchos retablos.As sucede, por ejemplo, enel de San Sebastin (1601)de Milmarcos [fig. n 25], un

    interesante mueble de pincelde incuestionable filiacinbilbilitana, en el titular deArndiga [fig. n 136] o en elde San Francisco de Savin[fig. n 140]. Sin embargo, elretablo de San igo de Ca-latayud [fig. n 179] propone

    un tratamiento mucho msimaginativo de esta idea queremite a otras fuentes, asi-mismo italianas.

    Muy importante fue, por ltimo, el recurso a partir de los aosveinte del siglo XVII a las agrupaciones de columnas o triples colum-nas, que la documentacin bilbilitana denomina quarteronadas, endiferentes presentaciones. Tal y como ha propuesto en fecha recienteRebeca Carretero,120es muy probable que su introduccin se justifi-

    que por su empleo previo en el retablo mayor (1608-1610) de la ca-tedral de Sigenza. Tras su incorporacin a los retablos (hacia 1622-1626) de la colegiata del Santo Sepulcro, que consideramos obra muyprobable de los ensambladores Jaime Viola y Antonio Bastida, suuso se generaliz en el mbito bilbilitano hasta ms all de mediadosde la centuria.121

    120 Rebeca CARRETEROCALVO, 2010, p. 442, nota n 17.121Vase, en particular, Jess CRIADOMAINAR, 2011 (I), pp. 34-38.

    25. Aletn antropomorfo. Retablode San Sebastin. Parroquia de Milmarcos.

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    Frente al hbito de acudir al orden gigante para unificar la zona no-ble de los retablos,122comn en el Segundo Renacimiento aragons,123se impone ahora el principio vitruviano de la superposicin, donde

    cada cuerpo queda definido por un nico orden como en el alzadodel Coliseo romano que Serlio reproduce en el fol. XXXVII del lib.III. Los conjuntos que se articulan segn el esquema de drico, j-nico, corintio y compuesto,124a la manera del retablo mayor (a partirde 1579) de la baslica de San Lorenzo del Escorial, fueron, pese atodo, la excepcin y en nuestro territorio tan slo puede aducirse el dela parroquia de San Julin y Santa Basilisa de Nuvalos [fig. n 26].Abundan, sin embargo, otras combinaciones igualmente cannicasque siguen el modelo del retablo de Astorga donde se superponen

    corintio, compuesto y pilastras con ancones como sucede en SantaMara la Mayor de Calatayud con corintio, compuesto y estpiteso en la Seo de Tarazona con jnico, corintio y estpites.

    El orden gigante era un recurso compositivo eficaz que reforzsu presencia en la arquitectura de la segunda mitad del siglo XVI trasusarlo Miguel ngel en los edificios de la plaza del Capitolio (a partirde 1539) y el bside de la baslica de San Pedro (a partir de 1546)y difundirse sus propuestas a travs de los magnficos grabados de

    tienne Duprac.125

    De hecho, en el campo del retablo nunca des-aparecer y est presente en creaciones de los aos noventa como eltitular de la iglesia zaragozana de la Compaa de Jess [fig. n 13] oen el de Nuestra Seora de los ngeles (hacia 1595-1600) de Fuentesde Ebro126[fig. n 27], as como en algunos ejemplares dedicados a la

    122 Una reflexin de carcter general en torno al desarrollo del orden colosalen la arquitectura del Cinquecentoy su incorporacin al retablo espaol que nocompartimos por completo en Jos Miguel MUOZJIMNEZ, 1995, pp. 333-343.En este trabajo no se tienen en cuenta los ejemplos aragoneses.

    123 A partir de los ltimos aos cincuenta (Jess CRIADOMAINAR, 2002, pp.320-322).

    124 Segn este principio el orden drico o el toscano, considerados como losms robustos, deban sostener al jnico, ms sutil, y ste, a su vez, al corintio y alcompuesto. Vase Erik FORSSMAN, 1983, pp. 74-76.

    125 James S.ACKERMAN, 1997, pp. 151-156 [conjunto de la plaza del Capitolio]y pp. 203-209 [baslica Vaticana].

    126 No disponemos de datos sobre su realizacin, que es posterior en todo casoal 29-III-1581, cuando el visitador arzobispal registr todava la existencia de unretablo anterior de pincel presidido por una imagen de bulto. Vase Archivo Dio-

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    26. Retablo mayor. Parroquia de Nuvalos.

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    27. Retablo de N S de los ngeles. Parroquia de Fuentes de Ebro.

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    devocin del Santo Rosario, donde la necesidad de ilustrar numero-sos misterios con frecuencia hasta quince se solventaba mediantesu introduccin.127Creaciones que pueden tildarse de plenamente ro-

    manistas como el desaparecido mueble titular (1605 y despus) de laparroquia de la Asuncin128de Albalate del Arzobispo [fig. n 124] lomantuvieron y, de hecho, volvera a cobrar pleno protagonismo cuan-do a finales de los aos treinta se impusiera el retablo protobarroco.129

    Es muy caracterstico que la arquitectura de una parte de loscompartimentos se refuerce con la disposicin de frontones sobre elentablamento, que suele adelantarse en ese punto para situar as elnfasis compositivo bien sobre las calles laterales en el retablo delRosario de Belmonte de Gracin [fig. n 115], bien sobre la calle

    central en el del Rosario130(1629-1631) de Gotor, aunque tam-bin caben frmulas algo ms elaboradas en el de la Seo de Tarazo-na [fig. n 132]. La idea parte, una vez ms, de Astorga [fig. n 6],donde Becerra desarrolla una serie muy lineal en la que juega con laalternancia de frontones curvos y triangulares para crear un ritmo si-milar al del piso noble de la fachada del palacio Farnesio de Roma,131cuya rplica aragonesa ms cercana est en el retablo (1600-1601) dela catedral de Barbastro132[fig. n 28].

    Idntico origen romano tiene la idea de encuadrar imgenes me-diante edculos que cobijan cajas u hornacinas en especial, en las

    cesano de Zaragoza [A.D.Z.], Registro de las visitas pastorales de los arzobisposAndrs Santos y Alonso Gregorio, f. 159 v.

    No es, pues, correcta, la propuesta cronolgica de Jos Antonio AGUILAR,2008, pp. 82-83, que estima que el retablo actual exista ya en 1581.

    127 Jess CRIADOMAINAR, 2008 (I), p. 152, fig. n 84 [retablo del Rosario (ha-cia 1594-1600) de Malanquilla], y p. 214, fig. n 143 [retablo del Rosario (hacia1600-1605) de Morata de Jiloca].

    128Vicente BARDAVUPONZ, 1914, pp. 221-225; y Jess CRIADOMAINAR, 2008(I), p. 222, y p. 223, lm. n 147.

    129ArturoANSNNAVARRO, 2002, p. 15.130Agustn RUBIOSEMPER, 1980 (I), pp. 82-85, pp. 182-183, doc. n 83, p. 204,

    doc. n 108, y p. 229, doc. n 147; y Jess CRIADOMAINAR, 2011, pp. 27-30 con fig.n 8.

    131 Que Nicolas Beatrizet pas a la estampa en 1549. Vase Stefano CORSIyPina RAGIONIERI(comis.), 2004, p. 59, cat. n 45.

    132 Gonzalo M. BORRSGUALIS, 1980, pp. 75-76; Carmen MORTEGARCA, 2002(II), pp. 78-80 y Agustn BUSTAMANTEGARCA, 1994, p. 64.

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    28. Retablo mayor. Catedral de la Asuncin de Barbastro.

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