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Epistemología Explorando distintas visiones sobre la ciencia y su contexto ¿Sabes de qué está hecha la tela de la ropa que estás usando? ¿Cómo se elabora la comida que compras en el supermercado; la bolsa que la contiene; la tinta que dibuja la marca en ella...? ¿Sabes algo, mínimo, acerca de cómo se podría haber llegado a construir tu computadora, tu celular? ¿Bajo qué principios funciona? Vivimos rodeados de artefactos, artefactos que son imprescindibles para nuestra vida y sin embargo no sabemos absolutamente nada sobre ellos, sobre los conocimientos, las tecnologías, las personas y las luchas de poder que los han hecho posibles. Estamos tan acostumbrados que hasta nos parecen “naturales”, “normales”. Pero detrás hay todo un proceso de producción, y más atrás un esfuerzo humano por comprender y transformar la naturaleza que se traduce en una serie de conocimientos y tecnologías sin las cuales hoy ni nos podemos imaginar. Detrás de todo hay ciencia. Los conocimientos son tan fundamentales en nuestras vidas que hoy es frecuente hablar de que vivimos en una “sociedad del conocimiento”. Es decir, así en un momento fue la industria la que transformó las vidas de los seres humanos, razón por la cual se hablaba de “sociedades industriales”, hoy lo que ha transformado nuestras vidas, y lo que constituye el motor de nuestras economías, es el conocimiento. Un capital intangible, que no se puede ver ni tocar, pero que determina nuestras formas de relacionarnos y estar en el mundo. La ciencia y la tecnología han logrado cosas maravillosas. Nos han permitido extender nuestra comprensión del mundo hasta límites que hace pocas décadas serían inimaginables. Nos han brindado la posibilidad de transformarlo y transformarnos; de curar enfermedades, de maximizar nuestras opciones de aprendizaje y comunicación. Pero como sabemos... Prof. Camila López 2ºBD. Liceo:_______________________________ Nombre del alumno:__________________________ Fecha de entrega:________________ Ficha 4

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Epistemología

Explorando distintas visiones sobre la ciencia y su contexto

¿Sabes de qué está hecha la tela de la ropa que estás usando? ¿Cómo se elabora la comida que compras en el supermercado; la bolsa que la contiene; la tinta que dibuja la marca en ella...? ¿Sabes algo, mínimo, acerca de cómo se podría haber llegado a construir tu computadora, tu celular? ¿Bajo qué principios funciona?

Vivimos rodeados de artefactos, artefactos que son imprescindibles para nuestra vida y sin embargo no sabemos absolutamente nada sobre ellos, sobre los conocimientos, las tecnologías, las personas y las luchas de poder que los han hecho posibles. Estamos tan acostumbrados que hasta nos parecen “naturales”, “normales”. Pero detrás hay todo un proceso de producción, y más atrás un esfuerzo humano por comprender y transformar la naturaleza que se traduce en una serie de conocimientos y tecnologías sin las cuales hoy ni nos podemos imaginar. Detrás de todo hay ciencia.

Los conocimientos son tan fundamentales en nuestras vidas que hoy es frecuente hablar de que vivimos en una “sociedad del conocimiento”. Es decir, así en un momento fue la industria la que transformó las vidas de los seres humanos, razón por la cual se hablaba de “sociedades industriales”, hoy lo que ha transformado nuestras vidas, y lo que constituye el motor de nuestras economías, es el conocimiento. Un capital intangible, que no se puede ver ni tocar, pero que determina nuestras formas de relacionarnos y estar en el mundo.

La ciencia y la tecnología han logrado cosas maravillosas. Nos han permitido extender nuestra comprensión del mundo hasta límites que hace pocas décadas serían inimaginables. Nos han brindado la posibilidad de transformarlo y transformarnos; de curar enfermedades, de maximizar nuestras opciones de aprendizaje y comunicación. Pero como sabemos...

Prof. Camila López 2ºBD. Liceo:_______________________________ Nombre del alumno:__________________________ Fecha de entrega:________________

Ficha 4

Semejante poder de transformación tiene también sus consecuencias problemáticas:

En primer lugar, la ciencia se ha convertido en un instrumento de legitimación: si digo que algo está “científicamente comprobado”, seguramente la gente confíe más en lo que estoy diciendo... Pero, ¿cómo sé si es efectivamente fiable aquello que dice ser “científicamente comprobado”? A veces la ciencia utiliza un lenguaje técnico que nos suena tan lejano, que nos parece que al final se trata de un grupo de expertos que, en sus laboratorios, logran conocimientos que son inalcanzables para nosotros, simples mortales. ¿Pero entonces, qué? ¿Debo simplemente tener “fe” en la ciencia? ¿No puedo acaso saber qué es lo que la ciencia hace, cómo es que comprueba las cosas, por qué fines lo hace? Si la ciencia y la tecnología son taaaaaan importantes en nuestras vidas, ¿acaso no sería importante que, al menos, pudiéramos saber qué hacen esos científicos en sus laboratorios, y decidir un poco más sobre cuestiones científicas? ¿Acaso no podemos nosotros también tomar decisiones sobre algo que nos afecta tanto?

En segundo lugar, el poder del conocimiento ha hecho también que la ciencia fuera responsable de cosas terribles. Quizás el evento que más provocó la sensación de que la ciencia se involucraba con problemas éticos y políticos, y que podía ser tan riesgosa que debíamos prestarle un poquito más de atención, fue el desarrollo de la bomba atómica. A principios de la década del ’40, en el “Proyecto Manhattan”, un grupo de reconocidos científicos pusieron manos a la obra para aplicar sus conocimientos científicos a un fin político. Lograron crear una bomba nunca antes vista. El gobierno norteamericano la usó en Hiroshima y Nagasaki, matando cientos de miles de personas. Eso hizo ver a los científicos, y también a no científicos, que la ciencia era bastante más compleja que un grupo de científicos locos jugando con probetas en su laboratorio; que así como podía ser una promesa de progreso, tal como lo había sido hasta entonces, también implicaba riesgos enormes... Y que, por tanto, dependía de todos y cada uno de nosotros involucrarnos para tomar un papel más activo sobre los desarrollos científico-tecnológicos.

Por todo esto:

...porque detrás de todo lo que nos rodea hay ciencia y tecnología

...porque la ciencia ha logrado cosas maravillosas y nos ha transformado la vida

...porque la ciencia ha traído también nuevos y gravísimos riesgos que nos afectan directamente...

¡Involucrate!

¡No seas ajeno! ¡No seas simple consumidor! ¡No dejes que otros simplemente transformen por vos el mundo en que vivís!

¡Estudiemos juntos qué es la ciencia, cómo trabaja, qué problemas conlleva, cómo podemos participar en ella!

El conocimiento científico es un tipo de conocimiento racional que se refiere al mundo material o naturaleza, cuyas regularidades quiere explicar y predecir; obtenido mediante un método experimental, del cual forman parte la observación, la experimentación y las inferencias de los hechos observados; es sistemático porque se organiza mediante hipótesis, leyes y teorías, y es un conocimiento objetivo y público, porque busca ser reconocido por todos como verdadero o, por lo menos, ser aceptado por consenso universal*.

*La que vemos es una definición general de “conocimiento científico”. No obstante, debe hacerse una aclaración: no todos los conocimientos científicos son resultado de observaciones. La matemática y la lógica son ciencias, pero no trabajan con experimentos sino que son disciplinas teóricas. Comparten todo el resto de las características de los conocimientos científicos, excepto el ser resultado de observaciones. Por ello, distinguimos dos tipos de ciencias:

• ciencias fácticas: Son aquellas que trabajan con hechos (facto = hecho) observables. Aquí encontramos a las ciencias naturales (biología, física, química, etc.) y las ciencias sociales (historia, sociología, etc.)

• ciencias formales: Son aquellas que no trabajan con hechos observables sino con estructuras del pensamiento: Lógica y Matemática

1- Completa el siguiente crucigrama:

¿Qué características tiene el conocimiento científico?

La ciencia es la actividad cultural humana que tiene como objetivo la constitución y fundamentación de un cuerpo sistemático del saber. Pero no de cualquier tipo de saber, sino de un saber particular, con características que lo distinguen de los demás: el conocimiento científico.

Pero, ¿qué características tiene el conocimiento científico?

Esquematizando, las características del conocimiento científico son:

Es RACIONAL y FUNDAMENTADO. Debe JUSTIFICAR sus afirmaciones racionalmente y en base a EVIDENCIA.

Busca COMPRENDER, EXPLICAR y PREDECIR los fenómenos que ocurren en el mundo.

Es SISTEMÁTICO y METÓDICO. No es azaroso ni espontáneo, sino que sigue un conjunto de pasos determinados para verificar la veracidad de sus postulados. El método incluye la enunciación de HIPÓTESIS y su CONTRASTACIÓN con evidencia EMPÍRICA (observaciones y experimentación).

Es OBJETIVO y PÚBLICO. No puede ser un conocimiento privado ni subjetivo –no busca explicar qué impresiones reciben los científicos de lo que observan, sino que pretende explicar qué características tiene la REALIDAD. Es PÚBLICO porque es realizado en COMUNIDADES CIENTÍFICAS, COMPARTIDO y RECONOCIDO por ellas.

Utiliza un LENGUAJE PRECISO. Justamente para poder ser PÚBLICO, requiere un lenguaje ESPECÍFICO que no dé lugar a ambigüedades, que no sea vago ni confuso, y pueda ser entendido por toda la comunidad de científicos.

Es PROVISORIO y FALIBLE. Sus resultados no son definitivos, sino que continúan siendo revisados y sometidos a su posible refutación.

Estas son las características que se atribuyen al conocimiento científico. No obstante, algunas de ellas son polémicas y han sido discutidas a lo largo de la historia de la filosofía de la ciencia. Por ejemplo,

existen distintas concepciones acerca de cuál es y cuál debe ser el “método científico”, y continúa habiendo grandes debates acerca de qué debemos entender por “objetividad”.

Esquematizaremos de modo muy general algunas posibles formas de entender cómo funciona la ciencia:

Empecemos por el principio: la concepción heredada de la ciencia

Todos tenemos una serie de ideas sobre lo que la ciencia es: por la educación que tuvimos, por lo que vemos en la tele, por nuestras experiencias más cercanas; en fin, hay un cierto “sentido común” sobre qué es la ciencia. En general, se corresponde bastante con las características de la ciencia clásicas que vimos previamente: los científicos son personas que observan y experimentan desinteresadamente para alcanzar resultados verificables, objetivos y confiables en base a los cuales nuestro conocimiento se va acumulando más y más. Sin embargo, esta visión de la ciencia ha sido muy discutida en la epistemología, y aun así, nuestra idea de la ciencia sigue siendo la misma. A esa idea general de la ciencia que todos tenemos casi por “sentido común” se le llama

CONCEPCIÓN HEREDADA DE LA CIENCIA.

Extraído y adaptado de García, E., González, J., López, J. A., Luján, J. L., Gordillo, M., Osorio, C., & Valdés, C. (2001). Ciencia, tecnología y sociedad: una aproximación conceptual. Madrid: OEI.

La concepción heredada de la ciencia consiste en una forma de entender la ciencia según la cual ésta es una actividad autónoma, objetiva, neutral. Tiene un “método científico” que consiste en un algoritmo o procedimiento reglamentado para evaluar la aceptabilidad de enunciados generales sobre la base de su apoyo empírico. El desarrollo científico es concebido de este modo como un proceso que avanza de forma lineal y acumulativa, como paradigma de progreso humano.

La concepción heredada de la ciencia proviene de las ideas sobre la ciencia que tuvieron un grupo de científicos y filósofos conocidos como

“empiristas lógicos”, “positivistas lógicos”, “neopositivistas”, o “integrantes del Círculo de Viena”. Veamos, entonces, qué pensaban estas personas:

El Círculo de Viena

El término “positivismo lógico” o “empirismo lógico” denomina originariamente a un grupo de intelectuales que se autodenominaron integrantes del “Círculo de Viena”. El Círculo de Viena surgió a principios de la década de 1920 en torno a la figura de Moritz Schlick, a partir de su nombramiento para desempeñarse la cátedra de filosofía de las ciencias inductivas que había sido creada en 1895 para Ernst Mach. Schlick tenía intereses filosóficos, pero había llegado a la filosofía desde la física. Pronto se empezó a formar un círculo en torno a él, conformado por discípulos y colegas de distintas disciplinas (científicos y matemáticos sobre todo). Entre los principales miembros de este grupo se encontraban Rudolf Carnap, Otto Neurath, Herbert Feigl, Friedrich Wajsmann, Edgar Zilsel y Victor Kraft. Estos científicos y filósofos comenzaron a reunirse al notar que compartían un interés por cierto tipo de problemas y una misma actitud para su resolución; en sus reuniones, discutían sobre asuntos lógicos y gnoseológicos. De a poco se fueron organizando y no solo se limitaron a reunirse con el fin de intercambiar y discutir ideas, sino que organizaron actividades orientadas a constituir un movimiento internacional, tales como como congresos (en Praga, Konigsberg, Copenhague, París y Cambridge), la alianza con grupos de filósofos y científicos de universidades de otros países, tales como la Escuela de Berlín (Reichenbach y Hempel, entre otros) o los lógicos de Varsovia (Lukasiewicz, Tarski), la edición de la revista Erkenntnis –órgano principal del movimiento-, y la publicación de sucesivas monografías bajo el lema “Ciencia unificada”. Además, es importante mencionar la publicación en 1929 de un manifiesto denominado “La concepción científica del mundo”. Los integrantes del Círculo de Viena tenían un gran optimismo respecto al papel de la ciencia y la tecnología en la sociedad: creían que la investigación, educación y divulgación científica tenían un importante papel para lograr el progreso social, puesto que ayudaría al hombre a luchar contra la superstición, la ignorancia, la dependencia. El advenimiento del nazismo hizo que la mayoría de los integrantes emigrara y así se dispersara este movimiento. No obstante, sus ideas continuaron teniendo presencia internacional, principalmente en las universidades anglosajonas, adscribiéndose a la línea de pensamiento denominada “filosofía analítica de la ciencia”.

Características del Círculo de Viena

a. La ciencia unificada

Apostaban, los positivistas lógicos, por lograr una ciencia unificada. ¿Por qué? Porque no puede ser que cada una de las ciencias tenga su propio sistema conceptual, su propio lenguaje; de ser así, es imposible la comparación, comunicación e interacción entre ciencias. Y esta interacción es imprescindible, porque hay que estar usando constantemente los conceptos y leyes de una ciencia en otra. Todo conocimiento es complejo y requiere, en general, de la referencia a leyes de disciplinas diversas (Kraft, 1986). Entonces,

tiene que haber algo así como un sistema común: un lenguaje común al cual los enunciados de toda ciencia puedan ser traducidos. ¿Cuál es ese lenguaje? Hubo distintas posturas sobre el tipo de lenguaje para lograr esta unificación, pero finalmente triunfó la propuesta fisicalista. Esta propuesta consistía, en principio, en unir a las ciencias en torno al lenguaje de la física; luego, el fisicalismo se amplió y pasó a denominar a un tipo de lenguaje común que refiriera a propiedades y relaciones observables de las cosas.

b. El ataque a la metafísica Los empiristas lógicos consideraban que una buena parte de la filosofía consistía en pseudoproposiciones sin ningún fundamento empírico y defectuosas lógicamente. En cambio, apuntaban por lograr una nueva forma de filosofía, la “filosofía científica”. Siguiendo el programa positivista de Comte, la filosofía (al igual que la psicología y la sociología) debía convertirse en una ciencia positiva. Toda proposición, para poder ser considerada científica, debe ser verificable. Esto no quiere decir que deba ser “verificada”, sino que sea verificable: es decir, que puedan establecerse condiciones empíricas de acuerdo a las cuales tal proposición pudiera ser verdadera o falsa. Las proposiciones que incluyen términos como “alma”, “esencia”, “cosa en sí” o “dios” no satisfacen este requisito, por tanto no son exactamente “falsas”, sino que ni siquiera pueden ser consideradas “proposiciones” con sentido: son pseudoproposiciones. Esto trae como consecuencia el rechazo a la metafísica y a una gran parte de la filosofía, así como otras disciplinas (el psicoanálisis, por ejemplo).

c. El empirismo lógico Los integrantes del Círculo de Viena se autodenominaban “empiristas” porque seguían la línea de pensamiento de los empiristas británicos modernos como David Hume1, para quien toda proposición debía poder ser reducida a experiencias para tener sentido; también se llamaban a sí mismos “positivistas” por retomar las ideas del positivismo clásico fundado por Comte2. Sin embargo, agregaban a estas denominaciones de “empiristas” y “positivistas” el término “lógicos”, ya que su aporte fue agregar al empirismo clásico la herramienta del análisis lógico del lenguaje. La aparición de nuevas teorías lógicas promovió la reconstrucción de la lógica desde la matemática. La lógica, entonces, pasó a ser más rigurosa y sistemática: “con el simbolismo se ha creado una forma de exposición mediante la cual se fijan los conceptos y enunciados y las reglas de su conexión con precisión matemática” (Kraft, 1986, p. 28). El nuevo simbolismo lógico permitió lograr un rigor y una precisión que no es posible encontrar en el lenguaje natural.

1 David Hume fue el principal representante del empirismo británico del s. XVIII. Consideraba que “Los materiales básicos (los «átomos» de la mente) de que se nutre el conocimiento son percepciones de la mente. Estas percepciones son impresiones, si son sensaciones o sentimientos (por ejemplo, oír, ver, sentir, amar, odiar, desear, querer), y son percepciones vivaces e intensas; o son ideas, si son recuerdos o imaginaciones de sensaciones. Las ideas son siempre débiles y oscuras, y son copias de las impresiones, mientras que éstas, afirma Hume, provienen de causas desconocidas. Las palabras, a su vez, representan a las ideas, por lo que, para saber si una palabra tiene significado, hay que averiguar cuál es la idea que representa, y se conoce la idea averiguando la impresión de donde procede. Este principio, que suele llamarse el microscopio de Hume, lo aplicará Hume cuidadosamente al análisis de palabras tales como sustancia, causa, libertad, y otras, que suelen considerarse palabras clave de la filosofía tradicional. Por consiguiente, el origen de las ideas es la sensación, interna o externa” (Encyclopaedia Herder de Filosofía). 2 Auguste Comte fue el fundador del “positivismo” en el siglo XIX, así como de la sociología. En su pensamiento destaca la conocida como “ley de los tres estados”. Comte consideraba que “Toda ciencia (habla de astronomía, física, química y biología), igual que todo individuo y aun la especie humana, pasa por tres estados: el estado teológico o ficticio, cuando el hombre explica las cosas recurriendo a principios y fuerzas sobrenaturales y de carácter personal; el metafísico o abstracto, cuando el hombre sustituye lo sobrenatural por lo abstracto, y recurre a fuerzas y causas a modo de entidades ocultas que explican la naturaleza; y el científico o positivo, cuando el hombre, renunciando a un saber absoluto, se conforma con conocer las meras relaciones entre fenómenos, esto es, las leyes” (Encyclopaedia Herder de Filosofía).

«Si varias personas quieren ponerse de acuerdo sobre la corrección formal de una inferencia dada, pueden dejar de lado todas las diferencias de opinión sobre cuestiones materiales o cuestiones de interpretación. Sólo tienen que investigar si la serie de fórmulas dada cumple las reglas formales del cálculo» (Camap, «Foundations of Logic and Mathematics», 1939. International Encyclopedia of Unified Science, vol. I, núm. 3., citado por Kraft, p. 29)

El simbolismo lógico ofrecía la base neutral y objetiva que este nuevo empirismo prometía, de ahí que pasara a considerarse “empirismo lógico”

d. Inducción, verificación y probabilidad De acuerdo al “inductivismo”, la ciencia comienza con observaciones cuidadosamente realizadas y clasificadas, de las que se pasa por inducción a generalizaciones (hipótesis, leyes y teorías), que sirven luego para realizar predicciones.

El inductivismo como teoría del método científico comenzó con Francis Bacon (1561-1626). En el s. XX, es retomado por los integrantes del Círculo de Viena. En el positivismo lógico se han propuesto diferentes formas de interpretar la inducción. Podríamos decir que las primeras tesis apostaban a alcanzar la verificación de teorías, y luego se fue optando por un probabilismo en lugar del verificacionismo. En la primera época, el Círculo de Viena creía en la posibilidad de una verificación concluyente de los enunciados extraídos como producto del método inductivo. Esto es lo que se denominaba “criterio empirista del significado”: todo enunciado empírico (a posteriori) es considerado verdadero solo si es verificable. En otras palabras, el criterio de demarcación de la ciencia (el criterio por el cual diferencio lo que es ciencia de lo que no lo es) es la verificabilidad.

e. Contexto de descubrimiento y contexto de justificación Reichenbach realizó la conocida distinción entre “contexto de descubrimiento” y “contexto de justificación”. En el contexto de descubrimiento se comprenden cuestiones relacionadas con el modo en que se generan las teorías en la ciencia. Se incluyen aquí los procesos psicológicos y sociales que tienen lugar, históricamente, durante el proceso real en que los científicos generan nuevas ideas. No corresponde, según este criterio, a la epistemología estudiar estas circunstancias, sino en todo caso a la psicología, sociología o historia. En el contexto de justificación se comprenden los criterios lógicos que dichas teorías o hipótesis deben satisfacer para ser aceptadas científicamente. Solo este contexto es relevante para a investigación epistemológica, de acuerdo al punto de vista del positivismo lógico.

2- A partir de la información precedente, elabora una síntesis (párrafo de unas diez líneas apróx.) que explique qué características tiene la ciencia de acuerdo al Círculo de Viena.

Esta distinción es la que termina delineando la idea de una ciencia cuyos enunciados, leyes y teorías son, de algún modo, independientes de factores “extracientíficos” propios del contexto político, social, económico o psicológico en que se crearon. De ahí que, en las últimas décadas, esta concepción haya sido criticada por dar una visión de la ciencia ahistórica y aislada de su contexto.

“De un modo simplificado puede atribuirse al Positivismo lógico la responsabilidad de la cristalización filosófica de esa concepción que distancia la ciencia del contexto político, económico, social y moral donde se produce... Este producto cultural puede ser concebido como un esfuerzo por encontrar los recursos intelectuales que hicieran posible la objetividad y la verdad apelando a consideraciones empíricas y lógicas y sustrayendo al conocimiento de la influencia de circunstancias psicológicas, políticas o de otros órdenes.” (Núñez, Jover, J., 1999d, p. 6)

Desde esta concepción, la epistemología era considerada entonces como el análisis lógico del conocimiento científico.

“Investigar el conocimiento científico en su estructura lógica significa investigar cómo se relacionan entre sí sus conceptos y enunciados, cómo unos conceptos están incluidos en otros, cómo los enunciados pueden inferirse unos de otros, y cuestiones semejantes. En tales investigaciones, en el análisis lógico de los conceptos, proposiciones, demostraciones, hipótesis y teorías de la ciencia consiste la tarea de la teoría del conocimiento y de la filosofía en general. (...) El conocimiento se expresa en formulaciones lingüísticas. Sólo mediante ellas se fija y objetiva su contenido intelectual, adquiere una forma fija y duradera y se hace comunicable. Pero el lenguaje no tiene simplemente la función de la comunicación, no se limita a servir a la comprensión intersubjetiva, sino que es ya indispensable de un modo puramente solipsista como medio de representación. Sin el lenguaje no podría desarrollarse y dominarse la pluralidad de los conceptos y de los contenidos enunciativos. El lenguaje constituye por así decirlo el cuerpo del conocimiento. Sólo con su ayuda puede elaborarse éste. El análisis lógico del conocimiento científico ha de realizarse, por tanto, sobre su formulación lingüística. Si la investigación de los hechos, es decir, de aquello que se representa mediante el lenguaje, corresponde a las ciencias particulares, el análisis lógico se orienta hacia cómo se representan en el lenguaje los hechos mediante conceptos y enunciados. El análisis del lenguaje constituye el campo propio de la lógica de la ciencia.” (Kraft, 1986, pp. 37-38)

Primera crítica al Círculo de Viena: el Falsacionismo de Karl Popper

Si bien Popper en un inicio adhirió al Círculo de Viena, y de hecho acepta ciertos elementos de su visión de la ciencia, fue uno de los primeros en criticar a esta corriente epistemológica, principalmente discutiendo el método inductivista y verificacionista que aquellos apoyaban.

Popper sostiene que la ciencia, de hecho, no opera con el método inductivo. Éste es imposible, ya que:

-La observación de casos particulares, por sí sola, no alcanza para formular una hipótesis general. De hecho, dice Popper, cuando el científico observa ya lo hace con una hipótesis general previa que intenta corroborar. Hay una teoría que precede a la observación. El científico ha de “imaginar” conjeturas y comprobarlas.

-Es inútil intentar verificar una teoría, ya que de hecho es imposible hacerlo. Si yo quiero verificar la teoría de que “Todos los metales se dilatan con el calor”, debería experimentar con todos los metales para verificar que la afirmación es cierta. Aún experimentando con muchos metales en muchas condiciones diferentes (además, ¿qué serían “muchos” casos? ¿cuándo nos quedaríamos tranquilos pensando que ya lo verificamos? ¿qué son “muchas” condiciones?), no es posible excluir la posibilidad de que en algún caso aún no experimentado la teoría no funcione.

Entonces, Popper sostiene que la ciencia utiliza el método hipotético-deductivo: primero establece una hipótesis general, y luego la contrasta empíricamente. Esta contrastación no puede verificar una teoría, pero sí la puede falsar (por eso falsacionismo). Entonces, si la hipótesis es falsada, debe ser descartada; si no es falsada, es aceptada PROVISIONALMENTE hasta que sea falsada o sustituida por otra mejor. La ciencia no verifica sus leyes sino que las acepta provisoriamente, y es de esta forma que se da el progreso científico.

Popper sigue sosteniendo la superioridad de la ciencia frente a otras formas de saber (cientificismo), sique creyendo que la ciencia realiza un progreso acumulativo, que se trata de una práctica sistemática que progresa por su propia lógica interna, y que la objetividad es posible (aunque ya no la define como neutralidad sino como intersubjetividad).

Crítica al Círculo de Viena y a Popper: el “giro historicista”

A partir de los años ’60, se dio una reacción antipositivista que rechazaba la visión de la ciencia que se había promovido tanto desde el Círculo de Viena como desde la crítica popperiana. Dicha reacción antipositivista tiene sus pilares en una serie de críticas realizadas por algunos autores, entre los que se encuentran T. Kuhn, P. Feyerabend, N. R. Hanson, S. Toulmin o W. Quine. La reacción antipositivista vino marcada por la denuncia filosófica de una serie de problemas que hacían realmente complicado seguir manteniendo los presupuestos racionalistas tradicionales. Vamos a analizar brevemente algunos de estos problemas. • La carga teórica de la observación. Lo que se ve depende tanto de las impresiones sensibles como del conocimiento previo, de las expectativas, los prejuicios y el estado interno general del observador. De tal modo, toda observación está cargada teóricamente. La discusión tradicional sobre este argumento se centra en las consecuencias que puede tener su reconocimiento sobre la cuestión de la comparación interteórica, bien en contextos de dinámica de la ciencia donde teorías dadas son sustituidas por otras incompatibles, o bien en contextos de elección entre teorías rivales incompatibles. En el primer caso, el argumento de la carga teórica de la observación amenaza el modelo acumulativo en dinámica de la ciencia; en el segundo, el papel causal de la racionalidad en la resolución de las controversias científicas. • La infradeterminación de la teoría por la evidencia. Lo que el argumento de la infradeterminación afirma es que, frente a un mismo cuerpo de evidencia, es posible producir más de una teoría alternativa igualmente válida que dé cuenta de ella. Entonces, no alcanza solo con la evidencia producto de la observación y la experimentación para elegir una teoría entre varias rivales: hay que tener en cuenta otros aspectos tales como cuestiones sociales, políticas o económicas para elegir cuál es la teoría más pertinente. Es así que se toma conciencia sobre la importancia de la dimensión social y del enraizamiento histórico de la ciencia, al tiempo que inaugura un estilo interdisciplinar que tiende a difuminar las fronteras clásicas entre especialidades académicas. Esto es importante porque cuestiona un supuesto básico que hasta entonces los estudios sobre la ciencia habían asumido: la distinción entre el contexto de descubrimiento y el contexto de justificación.

3- Resumen:

Frente a la concepción heredada de la ciencia, se produjo una reacción crítica que plantea:

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El inicio del “giro historicista”: Thomas Kuhn y “La estructura de las revoluciones científicas”

En la década de 1960, Thomas Kuhn publica “La estructura de las revoluciones científicas”, considerada la obra a partir de la cual inicia el “giro historicista”. Kuhn sostiene que la ciencia es realizada por una comunidad científica que realiza investigaciones dentro de cierto paradigma. Un paradigma es un conjunto de creencias, valores y técnicas que determinan una forma de ver el mundo, una forma de trabajar y de enfrentarse a los problemas por parte de la comunidad científica.

Lo que ocurre, dice Kuhn, es que la comunidad científica trabaja dentro de este paradigma resolviendo enigmas. Periódicamente, ocurre que algunos enigmas se vuelven imposibles de resolver: es

entonces cuando el paradigma sostenido hasta entonces entra en crisis y acaba siendo sustituido por otro; se da lo que llama una “revolución científica”. El nuevo paradigma consiste en un nuevo conjunto de creencias que implica una nueva forma de ver el mundo, incomparable (inconmensurable) al paradigma anterior. El paradigma trabajará normalmente hasta entrar en crisis, ser sustituido por otro, y así sucesivamente. La historia de la ciencia, dice Kuhn, está marcada por estos quiebres, estas revoluciones: entonces, la ciencia no progresa acumulativamente, de hecho no hay un progreso lineal en la ciencia, sino que hay una sucesión de nuevas formas de conocer el mundo. No solo eso, sino que además la actividad normal de la ciencia no se limita simplemente a verificar hipótesis empíricamente, sino que las teorías consideradas por los científicos como “válidas”, lo son únicamente en el contexto de un paradigma determinado, que será posteriormente sustituido por otro. Es decir que los aspectos históricos y sociales son imprescindibles para comprender cómo la ciencia funciona.

A partir del “giro historicista”, comienzan a aparecer concepciones epistemológicas que ven a la ciencia como una práctica humana situada en un contexto, y que es afectada por factores externos al propio método científico. A partir de aquí es que la idea de progreso acumulativo y de objetividad como neutralidad es puesta en tela de juicio. Estos nuevos epistemólogos críticos no niegan que exista objetividad o racionalidad en la ciencia, sino que éstas se construyen en la interacción social y la práctica real de los actores y grupos involucrados en la actividad científica. Por eso, cualquier intento de fundamentar el conocimiento científico ha de ser esencialmente sociológico. A pesar de tener diferencias y matices entre sí, las nuevas corrientes coinciden en afirmar que la ciencia es constitutivamente social y que el conocimiento científico mismo debe ser entendido como un producto social.

5- Reflexiona: ¿Identificas alguna de estas visiones de la ciencia con alguna experiencia personal en tu paso por la escuela y el liceo, así como en tu vida diaria –charlas con amigos, programas de televisión, publicidades-? ¿Alguna vez tuviste alguna clase, o viste alguna publicidad, u otro tipo de actividad donde estuviera implícita alguna de estas visiones? ¿De qué forma has visto a la ciencia en la escuela o liceo; te la han presentado con características de la ‘concepción heredada de la ciencia’, o con características del ‘giro historicista’? Elabora un texto plasmando tus reflexiones sobre estos aspectos, en donde cites ejemplos específicos de tu experiencia personal y educativa. Intenta desarrollar tu reflexión de modo que tenga cierta profundidad.

4- A partir de todas las lecturas precedentes, completa el siguiente cuadro comparando la “concepción heredada de la ciencia” y el “giro historicista”. Para ello, contesta cada una de las preguntas con “Sí” o “No” para cada corriente según corresponda, y justifica por qué.

Pregunta Concepción heredada Giro historicista ¿Hay progreso científico acumulativo en la ciencia?

¿La objetividad es neutralidad?

¿Es importante para entender la ciencia verla en su contexto?

¿La ciencia es la única forma de saber legítimo?

¿La verdad es una construcción humana?

¿Lo fundamental para que una teoría sea aceptada es su contrastación empírica?