envejecimiento activo: un marco político* · programa de envejecimiento y ciclo vital de la oms...

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74 Rev Esp Geriatr Gerontol 2002;37(S2):74-105 94 Este marco político pretende aportar información al de- bate y a la formulación de planes de acción que promuevan la salud y el envejecimiento activo. Fue desarrollado por el Programa de Envejecimiento y Ciclo Vital de la OMS como contribución a la Segunda Asamblea Mundial de las Na- ciones Unidas sobre el Envejecimiento, celebrada en abril de 2002 en Madrid, España. La versión preliminar, publica- da en 2001 con el título de Salud y envejecimiento: Un do- cumento para el debate, fue traducida al francés y al espa- ñol y ampliamente divulgada durante todo ese año en bus- ca de aportaciones (se incluyó en talleres especializados que se realizaron en Brasil, Canadá, los Países Bajos, Es- paña y el Reino Unido). En enero de 2002, se convocó una reunión del grupo de expertos en el Centro de la OMS para el Desarrollo de la Salud (WKC) en Kobe, Japón, con 29 participantes procedentes de 21 países. Para completar esta versión final, se reunieron los comentarios detallados y las recomendaciones de esta reunión, así como los que se recibieron a lo largo del proceso de consultas previo. Se está preparando una monografía complementaria ti- tulada Envejecimiento Activo: de los Hechos a la Acción en colaboración con la Asociación Internacional de Ge- rontología (IAG), que estará disponible en http://www. who.int/hpr/ageing, donde también se facilita más informa- ción sobre el envejecimiento desde la perspectiva del ciclo vital. Contribución de la Organización Mundial de la Salud a la Segunda Asamblea de las Naciones Unidas sobre el Envejecimiento, Madrid, España. Abril de 2002. ÍNDICE Introducción 1. El envejecimiento global: un triunfo y un desafío. – La revolución demográfica. – El rápido envejecimiento de la población en los paí- ses en vías de desarrollo. 2. El envejecimiento activo: concepto y fundamen- tación. – ¿Qué es el «envejecimiento activo»? – Un acercamiento al envejecimiento activo desde el ci- clo vital. – Políticas y programas del envejecimiento activo. 3. Los determinantes del envejecimiento activo: com- prensión de la evidencia empírica. – Determinantes transversales: la cultura y el género. – Determinantes relacionados con los sistemas sanita- rios y los servicios sociales. – Determinantes conductuales. – Determinantes relacionados con los factores perso- nales. – Determinantes relacionados con el entorno físico. – Determinantes relacionados con el entorno social. – Determinantes económicos. 4. Los desafíos de una población que envejece. – Desafío 1: la doble carga de la enfermedad. – Desafío 2: mayor riesgo de discapacidad. – Desafío 3: proporcionar atención a las poblaciones que envejecen. – Desafío 4: la feminización del envejecimiento. – Desafío 5: la ética y las desigualdades. – Desafío 6: la economía de una población que enve- jece. – Desafío 7: la forja un nuevo paradigma. 5. La respuesta política. – La acción intersectorial. – Propuestas políticas fundamentales. 1. Salud. 2. Participación. 3. Seguridad. – La OMS y el envejecimiento. – La colaboración internacional. – Conclusiones. 6. Referencias bibliográficas. ¿CON CUÁNTOS AÑOS SE ES MAYOR? Este folleto usa el estándar de las Naciones Unidas de 60 años de edad para describir a las personas «ancia- nas». Esta edad puede parecer joven en el mundo desa- Envejecimiento activo: un marco político* Organización Mundial de la Salud Grupo Orgánico de Enfermedades No Transmisibles y Salud Mental Departamento de Prevención de las Enfermedades No Transmisibles y Promoción de la Salud Envejecimiento y Ciclo Vital * Texto traducido por el Dr. Pedro J. Regalado Doña. Médico geriatra.

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74 Rev Esp Geriatr Gerontol 2002;37(S2):74-105 94

Este marco político pretende aportar información al de-bate y a la formulación de planes de acción que promuevanla salud y el envejecimiento activo. Fue desarrollado por elPrograma de Envejecimiento y Ciclo Vital de la OMS comocontribución a la Segunda Asamblea Mundial de las Na-ciones Unidas sobre el Envejecimiento, celebrada en abrilde 2002 en Madrid, España. La versión preliminar, publica-da en 2001 con el título de Salud y envejecimiento: Un do-cumento para el debate, fue traducida al francés y al espa-ñol y ampliamente divulgada durante todo ese año en bus-ca de aportaciones (se incluyó en talleres especializadosque se realizaron en Brasil, Canadá, los Países Bajos, Es-paña y el Reino Unido). En enero de 2002, se convocó unareunión del grupo de expertos en el Centro de la OMS parael Desarrollo de la Salud (WKC) en Kobe, Japón, con 29participantes procedentes de 21 países. Para completaresta versión final, se reunieron los comentarios detalladosy las recomendaciones de esta reunión, así como los quese recibieron a lo largo del proceso de consultas previo.

Se está preparando una monografía complementaria ti-tulada Envejecimiento Activo: de los Hechos a la Acciónen colaboración con la Asociación Internacional de Ge-rontología (IAG), que estará disponible en http://www.who.int/hpr/ageing, donde también se facilita más informa-ción sobre el envejecimiento desde la perspectiva del ciclovital.

Contribución de la Organización Mundial de la Salud ala Segunda Asamblea de las Naciones Unidas sobre elEnvejecimiento, Madrid, España. Abril de 2002.

ÍNDICE

Introducción 1. El envejecimiento global: un triunfo y un desafío.

– La revolución demográfica.– El rápido envejecimiento de la población en los paí-

ses en vías de desarrollo.2. El envejecimiento activo: concepto y fundamen-

tación.

– ¿Qué es el «envejecimiento activo»? – Un acercamiento al envejecimiento activo desde el ci-

clo vital.– Políticas y programas del envejecimiento activo.

3. Los determinantes del envejecimiento activo: com-prensión de la evidencia empírica.– Determinantes transversales: la cultura y el género.– Determinantes relacionados con los sistemas sanita-

rios y los servicios sociales.– Determinantes conductuales.– Determinantes relacionados con los factores perso-

nales.– Determinantes relacionados con el entorno físico.– Determinantes relacionados con el entorno social.– Determinantes económicos.

4. Los desafíos de una población que envejece.– Desafío 1: la doble carga de la enfermedad.– Desafío 2: mayor riesgo de discapacidad.– Desafío 3: proporcionar atención a las poblaciones

que envejecen.– Desafío 4: la feminización del envejecimiento.– Desafío 5: la ética y las desigualdades.– Desafío 6: la economía de una población que enve-

jece.– Desafío 7: la forja un nuevo paradigma.

5. La respuesta política.– La acción intersectorial.– Propuestas políticas fundamentales.

1. Salud.2. Participación.3. Seguridad.

– La OMS y el envejecimiento.– La colaboración internacional.– Conclusiones.

6. Referencias bibliográficas.

¿CON CUÁNTOS AÑOS SE ES MAYOR?

Este folleto usa el estándar de las Naciones Unidas de60 años de edad para describir a las personas «ancia-nas». Esta edad puede parecer joven en el mundo desa-

Envejecimiento activo: un marco político*

Organización Mundial de la SaludGrupo Orgánico de Enfermedades No Transmisibles y Salud MentalDepartamento de Prevención de las Enfermedades No Transmisibles y Promoción de la SaludEnvejecimiento y Ciclo Vital

* Texto traducido por el Dr. Pedro J. Regalado Doña. Médico geriatra.

rrollado y en aquellos países en vías de desarrollo dondeya se han producido importantes progresos en la espe-ranza de vida. Sin embargo, independientemente de laedad que se utilice en los diferentes contextos, es impor-tante reconocer que la edad cronológica no es un indica-dor exacto de los cambios que acompañan al envejeci-miento. Existen considerables variaciones en el estado desalud, la participación y los niveles de independencia en-tre las personas ancianas de la misma edad. Los respon-sables políticos tienen que tenerlo en cuenta cuando dise-ñen políticas y programas para sus poblaciones de perso-nas «ancianas». Promulgar amplias políticas socialesbasadas únicamente en la edad cronológica puede serdiscriminatorio y contraproducente para el bienestar delas personas de edad avanzada.

Este texto y la versión preliminar del documento fueronelaborados por Peggy Edwards, asesora de Health Cana-dá que permaneció en la OMS durante seis meses, bajo laorientación del Programa de Envejecimiento y Ciclo Vitalde la OMS. Se agradece encarecidamente el apoyo pres-tado por Health Canadá en todas las fases de este pro-yecto.

INTRODUCCIÓN

El envejecimiento de la población plantea muchascuestiones fundamentales a los responsables políticos.¿Cómo podemos ayudar a las personas a que sigan sien-do independientes y activas a medida que envejecen?¿Cómo podemos reforzar las políticas de promoción yprevención de la salud, especialmente las dirigidas a laspersonas ancianas? Ya que la población vive más años,¿cómo se puede mejorar la calidad de vida en la edadavanzada? ¿Hará quebrar tal cantidad de personas deedad avanzada nuestros sistemas sanitarios y sociales?¿Cómo repartir de forma equilibrada el cuidado de las per-sonas que necesitan asistencia a medida que envejecenentre la familia y el estado? ¿Cómo reconocer y apoyar elimportante papel que desempeñan estas personas a me-dida que envejecen cuidando de otros?

Este documento se ha diseñado para abordar estascuestiones y otros problemas del envejecimiento de la po-blación. Va dirigido a los dirigentes gubernamentales detodos los niveles, al sector no gubernamental y al sectorprivado: a todos cuantos son responsables de formular laspolíticas y los programas sobre el envejecimiento. Abordala salud desde una amplia perspectiva y reconoce el he-cho de que la salud sólo puede crearse y mantenerse me-diante la participación de múltiples sectores. Sugiere quelos profesionales sanitarios deben tomar la iniciativa si he-mos de alcanzar el objetivo de que las personas mayoressanas sigan siendo un recurso para sus familias, comuni-dades y economías, como se indicó en la Declaración deBrasilia de las Naciones Unidas sobre Envejecimiento ySalud en 1996.

• La primera parte describe el rápido crecimiento mun-dial de la población mayor de 60 años, especialmente enlos países en vías de desarrollo.

• La segunda parte explora el concepto y los funda-mentos del «envejecimiento activo» como objetivo para laelaboración de políticas y programas.

• La tercera parte resume la evidencia experimental so-bre los factores que determinan si los individuos y las po-blaciones disfrutarán o no de una calidad de vida positivaa medida que envejezcan.

• La cuarta parte se ocupa de los siete desafíos funda-mentales relacionados con el envejecimiento de la pobla-ción para los gobiernos, los sectores no gubernamentalesy los sectores académico y privado.

• La quinta parte proporciona un marco político para elenvejecimiento activo y sugerencias concretas para laspropuestas políticas fundamentales, con la intención deque éstas sirvan de base para desarrollar acciones másespecíficas a escala regional, nacional y local, de confor-midad con el plan de acción adoptado en 2002 por la Se-gunda Asamblea Mundial de las Naciones Unidas sobre elEnvejecimiento.

1. EL ENVEJECIMIENTO GLOBAL: UN TRIUNFO Y UN DESAFÍO

«El envejecimiento de la población es, ante todo y so-bre todo, una historia del éxito de las políticas de salud pú-blica, así como del desarrollo social y económico...»

Gro Harlem Brundtland, Directora General deOrganización Mundial de la Salud, 1999.

El envejecimiento de la población es uno de los mayo-res triunfos de la humanidad y también uno de nuestrosmayores desafíos. Al entrar en el siglo XXI, el envejeci-miento a escala mundial impondrá mayores exigenciaseconómicas y sociales a todos los países. Al mismo tiem-po, las personas de edad avanzada ofrecen valiosos re-cursos, a menudo ignorados, que realizan una importantecontribución a la estructura de nuestras sociedades.

La Organización Mundial de la Salud sostiene que lospaíses podrán afrontar el envejecimiento si los gobiernos,las organizaciones internacionales y la sociedad civil, pro-mulgan políticas y programas de «envejecimiento activo»que mejoren la salud, la participación y la seguridad de losciudadanos de mayor edad. Ha llegado el momento de ha-cer planes y actuar.

En todos los países, y sobre todo en los países en víasde desarrollo, las medidas para ayudar a que las personasancianas sigan sanas y activas son, más que un lujo, unaauténtica necesidad.

Este tipo de políticas y programas han de basarse enlos derechos, las necesidades, las preferencias y las ca-pacidades de las personas mayores. Además, también tie-

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nen que considerar una perspectiva del ciclo vital que re-conozca la importante influencia de las experiencias vita-les anteriores en la manera de envejecer de las personas.

La revolución demográfica

En todo el mundo, la proporción de personas que tie-nen 60 años, y más, está creciendo con más rapidez queningún otro grupo de edad. Entre 1970 y 2025, se prevéque la población con más edad aumente en unos 694 mi-llones, o el 223 por ciento. En 2025, habrá un total de cer-ca de 1,2 millardos de personas con más de 60 años. Parael año 2050, habrá 2 millardos, con el 80 por ciento deellas viviendo en los países en vías de desarrollo.

La composición de sus edades –es decir, los porcenta-jes de niños, jóvenes, adultos y ancianos en un paísdado– es un importante elemento que han de tener encuenta los responsables políticos. El envejecimiento de la

población se refiere a una disminución de la proporción deniños y jóvenes y un aumento de la proporción de perso-nas de 60 años y más. A medida que la población enve-jezca, la pirámide de población triangular de 2002 serásustituida en 2025 por una estructura de tipo más cilíndri-co (fig. 1).

Unas tasas de fertilidad decrecientes y un aumento dela longevidad son factores que asegurarán el «envejeci-miento» continuo de la población mundial, a pesar de laregresión en la expectativa de vida de algunos países afri-canos (a causa del SIDA) y de algunos estados reciente-mente independizados (debido al aumento de las muertescausadas por las enfermedades cardiovasculares y la vio-lencia). En todo el mundo se observan fuertes disminucio-nes de las tasas de fertilidad y se calcula que, para el año2025, 120 países habrán alcanzado tasas de fertilidad to-tal por debajo de la tasa de sustitución (tasa de fertilidadmedia de 2,1 niños por mujer); esto representa un aumen-to considerable del número de países respecto a 1975,cuando sólo 22 países tenían una tasa de fertilidad totalinferior o igual a la tasa de sustitución. La cifra actual es de70 países.

Hasta ahora, el envejecimiento de la población se haasociado principalmente con las regiones más desarrolla-das del mundo. Por ejemplo, actualmente nueve de losdiez países con más de 10 millones de habitantes y la ma-yor proporción de personas mayores está en Europa (ta-bla 1). Se esperan pocos cambios en la clasificación parael año 2025, cuando las personas mayores de 60 añosconstituirán alrededor de un tercio de la población en paí-ses como Japón, Alemania e Italia, seguidos de cerca porotros países europeos (tabla 1).

Lo que se conoce peor es la velocidad y la importanciadel envejecimiento de la población en las regiones menosdesarrolladas. Actualmente la mayoría de las personasancianas, alrededor del 70 por ciento, viven en países envías de desarrollo (tabla 2). Estas cifras continuarán au-mentando a un ritmo rápido.

Figura 1. Pirámide de poblaciónglobal en 2002 y 2025.Fuente: NN.UU., 2001.

TABLA 1. Países con más de 10 millones de habitantes con lamayor proporción de personas mayores de 60 años de edad.Año 2002 y proyección en 2025

Fuente: NN.UU., 2001.

2002 2025

Italia 24,5% Japón 35,1%Japón 24,3% Italia 34,0%Alemania 24,0% Alemania 33,2%Grecia 23,9% Grecia 31,6%Bélgica 22,3% España 31,4%España 22,1% Bélgica 31,2%Portugal 21,1% Reino Unido 29,4%Reino Unido 20,8% Países Bajos 29,4%Ucrania 20,7% Francia 28,7%Francia 20,5% Canadá 27,9%

En todos los países, especialmente en los desarrolla-dos, la propia población anciana también está enveje-ciendo.

El número de personas mayores de 80 años actual-mente es de unos 69 millones, la mayor parte de las cua-les vive en las regiones más desarrolladas. Aunque esaspersonas constituyen sólo alrededor del uno por cientode la población mundial y del tres por ciento de la pobla-ción de las regiones desarrolladas, este grupo etario esel sector de más rápido crecimiento de la población an-ciana.

Tanto en los países desarrollados como en los que es-tán en vías de desarrollo, el envejecimiento de la pobla-ción suscita la preocupación sobre si una mano de obramenguante será capaz de sostener a esa parte de la po-blación que comúnmente se cree que depende de otros(es decir, los niños y las personas mayores).

La tasa de dependencia de la ancianidad (esto es, lapoblación total de 60 años y más dividida por la poblaciónde 15 a 60 años) (tabla 3) la usan principalmente los eco-nomistas y actuarios de seguros que pronostican las im-plicaciones financieras de las políticas de pensiones. Sinembargo, también es útil para quienes se interesan por lagestión y planificación de los servicios de asistencia.

Las tasas de dependencia de la ancianidad cambianrápidamente en todo el mundo. En Japón, por ejemplo,existen actualmente 39 personas mayores de 60 años porcada 100 personas del grupo de edad de los 15 a los 60.En 2025 esta cifra aumentará a 66.

Sin embargo, la mayoría de las personas ancianas detodos los países siguen siendo un recurso vital para susfamilias y comunidades. Muchos continúan trabajando enlos sectores laborales tanto formales como informales. Portanto, como indicador para predecir las necesidades de lapoblación, la tasa de dependencia sólo tiene un uso limi-

tado. Se necesitan índices más sofisticados para reflejarcon mayor exactitud la «dependencia», antes que catego-rizar equivocadamente a individuos que siguen siendocompletamente capaces e independientes.

Al mismo tiempo, es necesario que las políticas y losprogramas de envejecimiento activo permitan a las perso-nas seguir trabajando de acuerdo con sus capacidades ypreferencias a medida que envejecen, y prevenir o retra-sar las discapacidades y enfermedades crónicas que soncostosas tanto para los individuos, como para las familiasy el sistema de atención sanitaria. Esto se expone con ma-yor amplitud en la sección sobre el trabajo (página 89) yen el Desafío 2: mayor riesgo de discapacidad (página 91)y el Desafío 6: la economía de una población que enveje-ce (página 96).

El rápido envejecimiento de la población en los países en vías de desarrollo

En el año 2002, casi 400 millones de personas mayo-res de 60 años vivían en el mundo en vías de desarrollo.Para 2025, esta cifra se habrá incrementado hasta aproxi-madamente 840 millones, lo que representa el 70 porciento de todas las personas mayores del mundo (fig. 2).Por lo que respecta a las regiones, casi la mitad de los an-cianos del mundo viven en Asia. El porcentaje asiático dela población más anciana seguirá siendo el de mayor cre-

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TABLA 3. Tasa de dependencia de la ancianidad por países / re-giones seleccionadas

Fuente: NN.UU., 2001.

2002 2025

Japón 0,39 Japón 0,66Norteamérica 0,26 Norteamérica 0,44Unión Europea 0,36 Unión Europea 0,56

Figura 2. Número de personas mayores de 60 años en las regiones másy menos desarrolladas, 1970, 2000 y 2025. RmD: regiones menosdesarrolladas. RMD: regiones más desarrolladas. Fuente: NN.UU.,2001.

TABLA 2. Cifras absolutas de personas (en millones) mayoresde 60 años de edad en países con una población total que seacerca a los 100 millones de habitantes o los supera (en 2002)

Fuente: NN.UU., 2001.

2002 2025

China 134,2 China 287,5India 81,0 India 168,5EE. UU. 46,9 EE. UU. 86,1Japón 31,0 Japón 43,5Federación Rusa 26,2 Indonesia 35,0Indonesia 17,1 Brasil 33,4Brasil 14,1 Federación Rusa 32,7Pakistán 8,6 Pakistán 18,3México 7,3 Bangladesh 17,7Bangladesh 7,2 México 17,6Nigeria 5,7 Nigeria 11,4

cimiento, mientras que el porcentaje europeo de la pobla-ción anciana global disminuirá en las dos décadas próxi-mas (fig. 3).

Comparado con el mundo desarrollado, es frecuenteque el desarrollo socioeconómico no haya ido acompaña-do por el rápido envejecimiento de la población. Por ejem-plo, mientras que fueron necesarios 115 años para que laproporción de personas mayores de Francia se duplicasedel 7 al 14 por ciento, China tardará sólo 27 años en lograrel mismo incremento. En la mayor parte del mundo desa-rrollado, el envejecimiento de la población fue un procesogradual tras un crecimiento socioeconómico constante du-rante varias décadas y generaciones. En los países envías de desarrollo, el proceso se condensa a dos o tresdécadas. En consecuencia, mientras que los países desa-rrollados se enriquecieron antes de envejecer, los paísesen vías de desarrollo están envejeciendo antes de que seproduzca un aumento considerable de la riqueza (Kalachey Keller, 2000).

El rápido envejecimiento de los países en vías de de-sarrollo se acompaña de grandes cambios en las estruc-turas y los roles familiares, así como en los patrones detrabajo y migración. La urbanización, la migración de losjóvenes a las ciudades en busca de trabajo, el menor ta-

maño de las familias y un mayor número de mujeres queengrosan los activos del sector de trabajo formal significaque haya un menor número de personas disponibles paracuidar de los mayores cuando éstos necesiten ayuda.

2. EL ENVEJECIMIENTO ACTIVO:CONCEPTO Y JUSTIFICACIÓN

Si se quiere hacer del envejecimiento una experienciapositiva, una vida más larga debe ir acompañada de opor-tunidades continuas de salud, participación y seguridad.La Organización Mundial de la Salud utiliza el término

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Figura 3. Distribución de la población mundial mayor de 60 años porregiones, 2002 y 2025. NA: Norteamérica. HAC: Hispanoamérica y elCaribe. Fuente: NN.UU., 2001.

ALGUNAS DEFINICIONES FUNDAMENTALES

La autonomía es la capacidad percibida de controlar,afrontar y tomar decisiones personales acerca de cómo viviral día de acuerdo con las normas y preferencias propias.

La independencia se entiende comúnmente como la ca-pacidad de desempeñar las funciones relacionadas con lavida diaria, es decir, la capacidad de vivir con independenciaen la comunidad recibiendo poca ayuda, o ninguna, de losdemás.

La calidad de vida es «la percepción individual de la pro-pia posición en la vida dentro del contexto del sistema cultu-ral y de valores en que se vive y en relación con sus objetivos,esperanzas, normas y preocupaciones. Es un concepto de am-plio espectro, que incluye de forma compleja la salud físicade la persona, su estado psicológico, su nivel de independen-cia, sus relaciones sociales, sus creencias personales y su re-lación con las características destacadas de su entorno»(OMS, 1994). A medida que las personas envejecen, su cali-dad de vida se ve determinada en gran medida por su capaci-dad para mantener la autonomía y la independencia...

La esperanza de vida saludable se utiliza comunmentecomo sinónimo de «esperanza de vida libre de discapaci-dad». Mientras la esperanza de vida al nacer sigue siendo unaimportante medida del envejecimiento de la población, cuán-to tiempo pueden las personas esperar vivir sin discapacidadresulta especialmente importante para una población que en-vejece.

Con la excepción de la autonomía, que es notablementedifícil de medir, todos los conceptos mencionados anterior-mente se han elaborado como intentos de medir el grado dedificultad que tiene una persona mayor para desarrollar lasactividades básicas de la vida diaria (ABVD) y las activida-des instrumentales de la vida diaria (AIVD). Las ABVD in-cluyen, por ejemplo, bañarse, comer, ir al baño y pasear porla habitación. Las AIVD incluyen actividades como ir decompras, hacer las tareas domésticas y preparar la comida.Recientemente se han desarrollado una serie de medidas, va-lidadas y más globales, de calidad de vida relacionada con lasalud. Es necesario compartir y adaptar estos índices paraque se usen en una diversidad de culturas y contextos.

«envejecimiento activo» para expresar el proceso por elque se consigue este objetivo.

¿Qué es el «envejecimiento activo»?

El envejecimiento activo es el proceso de optimizaciónde las oportunidades de salud, participación y seguridadcon el fin de mejorar la calidad de vida a medida que laspersonas envejecen.

El envejecimiento activo se aplica tanto a los individuoscomo a los grupos de población. Permite a las personasrealizar su potencial de bienestar físico, social y mental alo largo de todo su ciclo vital y participar en la sociedad deacuerdo con sus necesidades, deseos y capacidades,mientras que les proporciona protección, seguridad y cui-dados adecuados cuando necesitan asistencia.

El término «activo» hace referencia a una participacióncontinua en las cuestiones sociales, económicas, cultura-les, espirituales y cívicas, no sólo a la capacidad para es-tar físicamente activo o participar en la mano de obra. Laspersonas ancianas que se retiran del trabajo y las que es-tán enfermas o viven en situación de discapacidad pue-den seguir contribuyendo activamente con sus familias,semejantes, comunidades y naciones. El envejecimientoactivo trata de ampliar la esperanza de vida saludable y lacalidad de vida para todas las personas a medida que en-vejecen, incluyendo aquellas personas frágiles, discapaci-tadas o que necesitan asistencia.

El término «Salud» se refiere al bienestar físico, mentaly social expresado por la OMS en su definición de salud.Por tanto, en un marco de envejecimiento activo, las políti-cas y los programas que promueven las relaciones entrela salud mental y social son tan importantes como los quemejoran las condiciones de salud física.

Mantener la autonomía y la independencia a medidaque se envejece es un objetivo primordial tanto para los in-dividuos como para los responsables políticos (véase elrecuadro de definiciones). Además, el envejecimiento tie-ne lugar dentro del contexto de los demás: los amigos, loscompañeros de trabajo, los vecinos y los miembros de lafamilia. Por ello, la interdependencia y la solidaridad inter-generacional (dar y recibir de manera recíproca entre indi-viduos, así como entre generaciones de viejos y de jóve-nes) son principios importantes del envejecimiento activo.El niño de ayer es el adulto de hoy y será la abuela o elabuelo de mañana. La calidad de vida que disfrutaráncomo abuelos dependerá de los riesgos y las oportunida-des que experimenten a través de toda su vida, así comode la forma en que las generaciones sucesivas proporcio-nen ayuda y soporte mutuos cuando sean necesarios.

El término «envejecimiento activo» fue adoptado por laOrganización Mundial de la Salud a finales de los años 90con la intención de transmitir un mensaje más completoque el de «envejecimiento saludable» y reconocer los fac-tores que junto a la atención sanitaria afectan a la manera

de envejecer de los individuos y las poblaciones (Kalachey Kickbusch, 1997).

El planteamiento del envejecimiento activo se basa enel reconocimiento de los derechos humanos de las perso-nas mayores y en los Principios de las Naciones Unidasde independencia, participación, dignidad, asistencia yrealización de los propios deseos. Sustituye la planifica-ción estratégica desde un planteamiento «basado en lasnecesidades» (que contempla a las personas mayorescomo objetivos pasivos) a otro «basado en los derechos»,que reconoce los derechos de las personas mayores a laigualdad de oportunidades y de trato en todos los aspec-tos de la vida a medida que envejecen.Y respalda su res-ponsabilidad para ejercer su participación en el procesopolítico y en otros aspectos de la vida comunitaria.

Un acercamiento al envejecimiento activo desde el ciclo vital

Un acercamiento al fenómeno del envejecimiento quetenga en cuenta el ciclo vital reconoce que las personasmayores no son un grupo homogéneo y que la diversidaddel individuo tiende a aumentar con la edad. Las interven-ciones que crean ambientes de ayuda y que fomentan op-ciones saludables son importantes en todas las etapas dela vida (fig. 4).

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Figura 4. Mantenimiento de la capacidad funcional durante el ciclovital. Fuente: Kalache y Kickbusch, 1997.* Los cambios en el entorno pueden reducir el umbral dediscapacidad, disminuyendo así el número de personas condiscapacidad en una comunidad dada.La capacidad funcional (como la capacidad respiratoria, la fuerzamuscular y el rendimiento cardiovascular) aumenta en la infancia yllega al máximo en los primeros años de la edad adulta, declinando acontinuación. Sin embargo, el ritmo del declive viene determinado, engran medida, por factores relacionados con el estilo de vida adulta,como el tabaquismo, el consumo de alcohol, el nivel de actividad físicay la dieta y con factores externos y medioambientales. La pendiente deldeclive puede llegar a ser tan inclinada que dé lugar a unadiscapacidad prematura. Sin embargo, se puede influir sobre laaceleración de este declive y hacerlo reversible a cualquier edadmediante medidas tanto individuales como de salud pública.

tosas para las personas, las familias y la hacienda pública.Pero muchas ENT pueden prevenirse o retrasarse. La fal-ta de prevención el crecimiento de las ENT produciráenormes costes humanos y sociales que absorberán unacantidad desproporcionada de recursos, que podrían ha-ber sido usados para hacer frente a los problemas de sa-lud de otros grupos de edad.

A edad temprana, las enfermedades transmisibles, lasenfermedades maternas y perinatales y las deficienciasnutricionales son las principales causas de muerte y en-fermedad. Al final de la infancia y en la adolescencia y ju-ventud, las lesiones y las enfermedades no transmisiblescomienzan a asumir un papel más importante. Hacia lamitad de la vida (45 años), y en los años posteriores, lasENT son responsables de la inmensa mayoría de lasmuertes y enfermedades (figs. 5 y 6). La investigaciónmuestra cada vez más que los orígenes del riesgo de en-fermedades crónicas, como la diabetes y las dolenciascardíacas, comienzan en la primera infancia o incluso an-tes. Más tarde, este riesgo está determinado y modificadopor factores, como la situación socioeconómica y las ex-periencias durante toda la vida. El riesgo de desarrollarENT sigue aumentando a medida que las personas enve-jecen. Pero el tabaquismo, la ausencia de actividad física,una dieta inadecuada y otros factores de riesgo estableci-dos para los adultos son los que colocarán a las personasen el riesgo, relativamente mayor, de desarrollar ENT enla ancianidad (fig. 7). Por lo tanto, es importante afrontarlos riesgos de enfermedades no transmisibles desde losprimeros años de la vida hasta una edad avanzada, es de-cir, a lo largo de todo el ciclo vital.

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A medida que envejecen las personas, las enfermeda-des no transmisibles (ENT) se convierten en las principa-les causas de morbilidad, discapacidad y mortalidad entodas las regiones del mundo, incluso en los países envías de desarrollo (figs. 5 y 6). Las ENT, que esencialmen-te son enfermedades de la edad avanzada, resultan cos-

Figura 5. Principales causas de muerte, en ambos sexos, en 1998, enpaíses de ingresos bajos y medios según la edad. Fuente: Informe de laSalud Mundial 1999, Base de datos.

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Figura 6.Principales causas de enfermedad, en ambos sexos, en 1998,en países de ingresos bajos y medios según la edad. Fuente: Informede la Salud Mundial 1999, Base de datos..

PRINCIPALES ENFERMEDADES CRÓNICASQUE AFECTAN A LAS PERSONAS ANCIANAS

EN TODO EL MUNDO

• Enfermedades cardiovasculares (como la cardiopatíacoronaria).

• Hipertensión.

• Accidente cerebrovascular.

• Diabetes.

• Cáncer.

• Enfermedad pulmonar obstructiva crónica.

• Enfermedades musculoesqueléticas (como la artritis y laosteoporosis).

• Enfermedades mentales (principalmente, demencia ydepresión).

• Ceguera y alteraciones visuales.

Nota: Las causas de discapacidad en la vejez son similares enmujeres y hombres, aunque las mujeres suelen referir problemasmusculoesqueléticos con más frecuencia.

Fuente: OMS, 1998.

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Políticas y programas de envejecimiento activo

Un enfoque desde el envejecimiento activo a las políti-cas y programas de desarrollo ofrece la posibilidad deafrontar muchos de los retos tanto de las personas comode las poblaciones que están envejeciendo. Cuando la sa-lud, el mercado de trabajo, el empleo y las políticas edu-cativas y sanitarias apoyen el envejecimiento activo, posi-blemente habrá:

• Menos muertes prematuras en las etapas más pro-ductivas de la vida.

• Menos discapacidades relacionadas con enfermeda-des crónicas en la ancianidad.

• Más personas que disfruten de una calidad de vidapositiva a medida que vayan envejeciendo.

• Más personas que participen activamente en los ám-bitos sociales, culturales, económicos y políticos de la so-ciedad, en trabajos remunerados y sin remunerar y en lavida doméstica, familiar y comunitaria.

• Menos gastos debidos a los tratamientos médicos y laatención sanitaria.

Las políticas y los programas del envejecimiento activoreconocen la necesidad de fomentar y equilibrar la res-ponsabilidad personal (el cuidado de la propia salud), losentornos adecuados para las personas de edad y la soli-daridad intergeneracional. Las personas y las familias ne-cesitan planificar su vejez y prepararse para ella, y llevar acabo esfuerzos personales para adoptar prácticas de sa-lud positivas y personales en todas las etapas de la vida.Al mismo tiempo, se requieren entornos favorables que«hagan que las decisiones saludables sean decisiones fá-ciles».

Hay buenas razones económicas para promulgar políti-cas y programas que fomenten el envejecimiento activo enlo referente al aumento de la participación y la reducción

de gastos de asistencia. Las personas que permanecensanas a medida que envejecen tienen menos impedimen-tos para continuar trabajando. La actual tendencia a favorde la jubilación anticipada en los países industrializadoses, en gran medida, el resultado de políticas públicas quehan alentado la jubilación precoz. A medida que envejez-can las poblaciones, aumentarán las presiones para quecambien tales políticas, especialmente si cada vez haymás personas que llegan a la vejez con buena salud, esdecir, siendo «aptos para el trabajo». Esto ayudaría acompensar el aumento del coste de las pensiones y de losesquemas de seguridad social basados en los ingresos,así como los relacionados con los gastos de asistenciamédica y social.

Por lo que respecta al aumento del gasto público porasistencia médica, los datos disponibles indican cada vezmás que la vejez en sí misma no está asociada con el au-mento de los gastos sanitarios. Lo costoso es la discapa-cidad y la mala salud, con frecuencia asociadas a la edadavanzada. A medida que las personas envejezcan con unmejor estado de salud, es posible que el gasto médico noaumente tan rápidamente.

Los responsables políticos necesitan tener una visiónde conjunto y considerar el ahorro conseguido gracias a ladisminución de la tasa de discapacidad. En los EE.UU.,por ejemplo, tal disminución puede reducir el gasto médi-co en cerca de un 20 por ciento durante los próximos 50años (Cutler, 2001). Entre 1982 y 1994, en los EE.UU., secalculó que sólo el ahorro en gastos de atención domici-liaria superaría los 17 millardos de dólares (Singer y Man-ton, 1998). Por otra parte, si las personas mayores sanas(cuyo número va en aumento) ampliaran su participaciónen la fuerza laboral (mediante el empleo completo o atiempo parcial), su contribución a la renta pública aumen-taría continuamente. Por último, a menudo es más baratoprevenir la enfermedad que curarla. Por ejemplo, se hacalculado que una inversión de un dólar en medidas para

Figura 7. Ámbito de aplicaciónpara la prevención de lasenfermedades no transmisiblesdesde un enfoque del ciclo vital.Fuente: Aboderin y col., 2002.

fomentar la actividad física moderada conlleva un ahorrode 3,2 dólares en gastos médicos (Centro para el Controlde las Enfermedades de los EE.UU, 1999).

3. LOS DETERMINANTES DEL ENVEJECIMIENTOACTIVO. COMPRENSIÓN DE LA EVIDENCIAEMPÍRICA

El envejecimiento activo depende de una diversidad deinfluencias o «determinantes» que rodean a las personas,las familias y las naciones. Comprender la evidencia em-pírica de que disponemos sobre estos determinantes nosayudará a diseñar políticas y programas que funcionen.

La siguiente sección resume lo que sabemos sobrecómo los grandes determinantes de la salud afectan alproceso de envejecimiento. Estos determinantes puedenaplicarse a la salud de todos los grupos de edad, aunqueaquí se hace hincapié en la salud y la calidad de vida delas personas de edad avanzada (fig. 8). En este momentono es posible atribuir una causalidad directa a ningún de-terminante; sin embargo, el importante conjunto de evi-dencias empíricas sobre lo que determina la salud sugie-re que todos estos factores (y la interacción entre ellos)son buenos predictores de la bondad del envejecimientotanto de las personas como de las poblaciones. Es nece-sario investigar más para clarificar y especificar el papelde cada determinante, así como la interacción entre ellos,en el proceso del envejecimiento. También necesitamoscomprender las vías a través de las cuales afectan estosgrandes determinantes a la salud y el bienestar.

Además, es útil considerar la influencia de diversos de-terminantes sobre el curso vital a fin de sacar partido delas transiciones y de los «momentos oportunos» para me-jorar la salud, la participación y la seguridad en diferentesetapas. Por ejemplo, existen pruebas de que estimular yasegurar el cariño en la infancia influye en la capacidad deun individuo para aprender y congeniar con los demás entodas las demás etapas de la vida. El empleo, que es undeterminante a lo largo de la vida adulta, influye enorme-mente en la preparación financiera del individuo para la

ancianidad. El acceso a una asistencia de larga duración,digna y de gran calidad, es particularmente importante enla edad avanzada. Con frecuencia, como sucede con laexposición a la contaminación, los jóvenes y los ancianosson los grupos de población más vulnerables.

Determinantes transversales: la cultura y el género

La cultura es un determinante transversal incluido den-tro del marco de comprensión del envejecimiento activo.

La cultura, que rodea a las personas y poblaciones, de-termina la forma en que envejecemos porque influye so-bre todos los demás determinantes del envejecimiento ac-tivo.

Los valores y las tradiciones culturales determinan engran medida la forma en que una sociedad dada conside-ra a las personas mayores y al proceso de envejecimien-to. Cuando las sociedades son más proclives a atribuir lossíntomas de enfermedad al proceso de envejecimiento, esmenos probable que proporcionen servicios de preven-ción, de detección precoz y de tratamiento apropiado. Lacultura es un factor clave que determina si compartir elmismo techo con las generaciones más jóvenes es la for-ma de vida preferida o no lo es. Por ejemplo, en la mayo-ría de los países asiáticos, la norma cultural valora las fa-milias numerosas y la convivencia común en hogares plu-rigeneracionales. Los factores culturales también influyenen las conductas en pos de la salud. Por ejemplo, las acti-tudes hacia el hábito de fumar están cambiando gradual-mente en una serie de países.

Hay una enorme diversidad y complejidad cultural en elinterior de los países y entre los diversos países y las re-giones del mundo. Por ejemplo, las diferentes identidadesétnicas aportan una diversidad de valores, actitudes y tra-diciones a la cultura dominante dentro de un país. Las po-líticas y los programas que se instauren necesitan respe-tar las culturas y tradiciones actuales a la vez que desen-mascarar estereotipos trasnochados e informacioneserróneas. Por otra parte, existen valores universales críti-cos que trascienden la cultura, como los valores éticos ylos derechos humanos.

El sexo es una «lente» a través de la cual se puedeconsiderar la idoneidad de las distintas opciones de laspolíticas instauradas y cómo afectarán al bienestar tantode los hombres como de las mujeres.

En muchas sociedades, las muchachas y las mujerestienen una situación social de inferioridad y un menor ac-ceso a los alimentos nutritivos, a la educación, a un traba-jo gratificante y a los servicios sanitarios. El papel tradicio-nal de las mujeres como cuidadoras de la familia tambiénpuede contribuir al aumento de la pobreza y a la mala sa-lud en la ancianidad. Algunas mujeres se ven forzadas arenunciar a un empleo remunerado para hacerse respon-sables del papel de cuidadoras.

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Figura 8. Los determinantes del envejecimiento activo.

Otras nunca tienen acceso a un empleo remuneradoporque durante toda la jornada desempeñan tareas comocuidadoras sin remuneración, ocupándose de los niños,los padres ancianos, los esposos que están enfermos ylos nietos. Al mismo tiempo, los muchachos y los hombresson más propensos a padecer lesiones debilitantes o amorir a causa de la violencia, los riesgos laborales y el sui-cidio. También se involucran en conductas de mayor ries-go, como fumar, consumir alcohol y drogas y exponerseinnecesariamente al riesgo de herirse.

Determinantes relacionados con los sistemassanitarios y los servicios sociales

Para fomentar el envejecimiento activo, es necesarioque los sistemas sanitarios tengan una perspectiva del ci-clo vital completo y se orienten a la promoción de la salud,la prevención de las enfermedades y el acceso equitativotanto a una atención primaria como a una asistencia delarga duración de calidad.

La sanidad y los servicios sociales han de estar inte-grados y coordinados y ser efectivos, integrados y renta-bles. No debe existir discriminación por causa de la edadal facilitar los servicios y los profesionales sanitarios hande tratar a las personas de todas las edades con dignidady respeto.

Promoción de la salud y prevención de las enfermedades

La promoción de la salud es el proceso que permite alas personas controlar y mejorar su salud. La prevenciónde las enfermedades incluye la prevención y el tratamien-to de las patologías que son especialmente frecuentes amedida que las personas envejecen: las enfermedades notransmisibles y las lesiones. La prevención se refiere tantoa la prevención «primaria» (por ejemplo, evitar el taba-quismo) como a la prevención «secundaria» (por ejemplo,la detección selectiva precoz de las enfermedades cróni-cas), o a la prevención «terciaria», por ejemplo, el trata-miento clínico apropiado de las enfermedades. Todo estocontribuye a reducir el riesgo de discapacidades. Las es-trategias de prevención de las enfermedades, que tam-bién pueden abordar las enfermedades infecciosas, aho-rran dinero a cualquier edad. Por ejemplo, se calcula quevacunar a los adultos ancianos contra la gripe ahorra en-tre 30 y 60 dólares en los gastos de tratamiento por cadadólar gastado en vacunas (U.S. Departamento de Salud yServicios Humanos, 1999).

Servicios curativos

Aunque se realicen los mejores esfuerzos en promoverla salud y prevenir las enfermedades, las personas se venexpuestas a un riesgo creciente de desarrollar enferme-dades a medida que envejecen. Por consiguiente, accedera los servicios curativos se hace indispensable. Como lainmensa mayoría de las personas ancianas de un país de-terminado viven en la comunidad, el sector de asistencia

sanitaria primaria debe ofrecer la mayoría de los servicioscurativos. Este sector es el mejor equipado para remitir alos pacientes a los niveles de asistencia secundaria y ter-ciaria, donde se proporciona la mayor parte de la atenciónde emergencia y de casos graves.

En última instancia, el desplazamiento mundial de lacarga global de la enfermedad hacia las enfermedadescrónicas exige pasar de un modelo de «encuéntralo yarréglalo» a un modelo de continuo asistencial coordinadoy global. Esto requerirá una nueva orientación de los sis-temas de salud que actualmente se organizan alrededorde experiencias de enfermedades graves y episódicas.Los modelos actuales de prestación de servicios sanita-rios para enfermedades agudas no son adecuados paraafrontar las necesidades sanitarias de las poblacionesque envejecen rápidamente (OMS, 2001).

A medida que la población envejece, continuará au-mentando la demanda de medicamentos que se usanpara retrasar y tratar las enfermedades crónicas, aliviar eldolor y mejorar la calidad de vida. Esto exige un esfuerzorenovado para aumentar el acceso asequible a medica-mentos básicos y seguros y para garantizar mejor el usocorrecto y eficiente tanto de los fármacos actualmente enuso como de los nuevos. En este esfuerzo deben colabo-rar los gobiernos, los trabajadores sanitarios, los curan-deros tradicionales, la industria farmacéutica, los empre-sarios y las organizaciones que representan a las perso-nas ancianas.

Asistencia de larga duración

La OMS ha definido la asistencia de larga duracióncomo «el sistema de actividades desarrolladas por cuida-dores informales (familia, amigos, vecinos) o profesiona-les (servicios sanitarios y sociales) para garantizar queuna persona que no pueda valerse por sí misma puedallevar una vida con la mayor calidad posible, según susgustos personales, y con el mayor grado posible de inde-pendencia, autonomía, participación, realización y digni-dad humana» (OMS, 2000).

Por tanto, la asistencia de larga duración incluye ambossistemas de apoyo: informal y formal, estos últimos pue-den incluir una amplia gama de servicios comunitarios(p.ej., salud pública, atención primaria, asistencia domici-liaria, servicios de rehabilitación y cuidados paliativos) asícomo asistencia institucional en residencias y centros decuidados paliativos asistidos. También se refiere a trata-mientos para detener o retrasar el curso de la enfermedady la discapacidad.

Servicios de salud mental

Los servicios de salud mental, que desempeñan un papelcrucial en el envejecimiento activo, deben formar parte inte-gral de la asistencia de larga duración. Es necesario prestarespecial atención al insuficiente diagnóstico de las enferme-dades mentales (sobre todo la depresión) y a los índices desuicidio entre las personas mayores (OMS, 2001).

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Determinantes conductuales

La adopción de estilos de vida saludables y la partici-pación activa en el propio autocuidado son importantes entodas las etapas del curso vital. Uno de los mitos sobre alenvejecimiento gira en torno a la idea de que, en la vejez,ya es demasiado tarde para adoptar un estilo de vida sa-ludable. Y al contrario, implicarse en una actividad físicaadecuada, una alimentación sana, no fumar y el consumoprudente de alcohol y medicamentos en la vejez puedeevitar la discapacidad y el declive funcional, prolongar lalongevidad y mejorar la propia calidad de vida.

El tabaquismo

El consumo de tabaco es el factor de riesgo modifica-ble más importante para las ENT tanto en los jóvenescomo en los ancianos y una importante causa de muerteprematura que se puede evitar. Fumar no sólo aumenta elriesgo de enfermedades como el cáncer de pulmón, sinoque también está relacionado negativamente con facto-res que pueden llevar a importantes pérdidas de la capa-cidad funcional. Por ejemplo, fumar acelera la tasa de re-ducción de la densidad ósea, de la fuerza muscular y dela función respiratoria. La investigación sobre los efectosdel tabaco reveló no sólo que fumar es un factor de ries-go para un elevado y creciente número de enfermedades,sino también que sus efectos son acumulativos y de largaduración. El riesgo de contraer al menos una de las en-fermedades asociadas con el hábito de fumar aumentacon la duración y la cantidad de la exposición del humodel tabaco.

Un mensaje crucial para los jóvenes debería ser siem-pre: «Si quieres llegar a viejo, no fumes. Más aún, si quie-res llegar a viejo y tener posibilidades de envejecer bien,una vez más: no fumes».

Las ventajas de dejar de fumar son muy amplias y apli-cables a cualquier grupo de edad. Nunca es demasiadotarde para dejar de fumar. Por ejemplo, el riesgo de acci-dente cerebrovascular se reduce después de dos años deabstenerse de fumar cigarrillos y, después de cinco años,llega a ser igual que para las personas que nunca han fu-mado. Por lo que respecta a otras enfermedades, como elcáncer de pulmón y la enfermedad obstructiva de las víasrespiratorias, dejar de fumar reduce el riesgo, pero sólomuy lentamente. Por tanto, la exposición en el momentoactual al humo del tabaco no es un buen indicador de losriesgos actuales y futuros, y la exposición pasada tambiéndebería tenerse en cuenta; los efectos del hábito de fumarson acumulativos y de larga duración (Doll, 1999).

Fumar puede interferir en el efecto de los medicamen-tos necesarios. La exposición pasiva al humo del tabacotambién puede tener un efecto negativo sobre la salud delas personas mayores, especialmente si están aquejadasde asma u otros problemas respiratorios.

La mayoría de los fumadores comienzan en la juventudy rápidamente se hacen adictos a la nicotina del tabaco.

Por tanto, los esfuerzos por evitar que los niños y los jóve-nes empiecen a fumar deben ser una estrategia funda-mental en el control del tabaco. Al mismo tiempo, es im-portante reducir la demanda de tabaco entre los adultos(mediante medidas generales como los impuestos y lasrestricciones en la publicidad) y ayudar a los adultos de to-das las edades a abandonarlo. Los estudios han mostradoque el control del tabaco es muy rentable en los paísescon ingresos bajos y medios. En China, por ejemplo, uncálculo conservador indica que un aumento del 10 porciento en los impuestos del tabaco reduciría el consumoen un cinco por ciento y aumentaría las rentas globales enun cinco por ciento. Este aumento de los ingresos seríasuficiente para financiar un conjunto de servicios sanita-rios esenciales para un tercio de los ciudadanos chinosmás pobres (Banco Mundial, 1999).

La actividad física

La participación periódica en actividades físicas mode-radas puede retrasar el declive funcional y reducir el riesgode enfermedades crónicas tanto en los ancianos sanoscomo en aquellos que sufren enfermedades crónicas. Porejemplo, la actividad física moderada regular reduce elriesgo de muerte cardíaca del 20 al 25 por ciento entre laspersonas con una enfermedad cardíaca probada (Merz yForrester, 1997). También puede reducir sustancialmentela gravedad de las discapacidades asociadas con enfer-medades cardíacas y otras enfermedades crónicas (Grupode Trabajo de los Servicios Preventivos de los EE.UU.,1996). Un estilo de vida activo mejora la salud mental ysuele favorecer los contactos sociales. El hecho de mante-nerse activas puede ayudar a las personas mayores amantener la mayor independencia posible y durante el ma-yor período de tiempo, además de reducir el riesgo de caí-das. Por lo tanto existen ventajas económicas en el hechode que las personas mayores permanezcan activas física-mente. Los gastos médicos se reducen considerablementecuando los ancianos se mantienen activos (OMS, 1998).

A pesar de todo, una gran proporción de personas ma-yores lleva una vida sedentaria en la mayoría de los paí-ses. Las poblaciones con ingresos bajos, las minorías ét-nicas y las personas mayores con discapacidades son lasque tienen una mayor probabilidad de permanecer inacti-vas. Las políticas y los programas deben animar a las per-sonas inactivas a estar físicamente más activas a medidaque envejecen y proporcionarles oportunidades para ello.Es especialmente importante ofrecerles áreas de paseoseguras y apoyarles en actividades comunitarias quesean culturalmente apropiadas, que estimulen la actividadfísica y que estén organizadas y dirigidas por las propiaspersonas mayores. El consejo profesional de «pasar de nohacer nada a hacer algo» y los programas de rehabilita-ción física que ayudan a las personas mayores a recupe-rarse de los problemas de movilidad son, a la vez, efica-ces y eficientes.

En los países menos desarrollados, puede aparecer elproblema contrario. En estos países, las personas mayo-

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res pueden colaborar en trabajos físicos agotadores y entareas que pueden acelerar las discapacidades, causar le-siones y agravar las condiciones previas, en especial amedida que se aproximan a la ancianidad. Esto puede in-cluir pesadas responsabilidades de asistencia a familiaresenfermos y moribundos. Los esfuerzos de promoción de lasalud en estos ámbitos deben dirigirse a aliviar las tareasrepetitivas y agotadoras, así como a realizar ajustes en losmovimientos físicos peligrosos en el trabajo, a fin de redu-cir las lesiones y el dolor. Las personas mayores que sededican con regularidad a trabajos físicos vigorosos nece-sitan oportunidades de descanso y esparcimiento.

La alimentación sana

Los problemas de alimentación y seguridad alimentariaen todas las edades incluyen tanto la desnutrición (de for-ma especial, aunque no exclusiva, en los países menosdesarrollados) como el consumo excesivo de calorías. Enlas personas mayores, la nutrición incorrecta puede estarcausada por el acceso limitado a los alimentos, las penu-rias socioeconómicas, la falta de conocimientos e infor-mación sobre nutrición, la incorrecta elección de los ali-mentos (por ejemplo, comer comidas ricas en grasas), lasenfermedades y el uso de medicamentos, la pérdida delos dientes, el aislamiento social y las discapacidadescognitivas o físicas que inhiban la propia capacidad paracomprar alimentos y prepararlos, las situaciones de emer-gencia y la falta de actividad física.

El consumo excesivo de energía aumenta considera-blemente el riesgo de sufrir obesidad, enfermedades cró-nicas y discapacidades a medida que las personas se ha-cen mayores.

Las dietas ricas en grasas (saturadas) y sal, pobres enfrutas y verduras y que no proporcionan cantidades sufi-cientes de fibra y vitaminas, en combinación con el se-dentarismo, son los mayores factores de riesgo para en-fermedades crónicas como la diabetes, las enfermedadescardiovasculares, la hipertensión arterial, la obesidad, laartritis y algunas formas de cáncer.

Una cantidad insuficiente de calcio y vitamina D provo-ca la pérdida de la densidad ósea en la vejez y, por consi-guiente, un aumento de las fracturas óseas que resultandolorosas, costosas y debilitantes, sobre todo en las mu-jeres mayores. En poblaciones con una elevada incidenciade fracturas, el riesgo se puede reducir asegurando unconsumo adecuado de calcio y vitamina D.

Salud bucal

Una mala salud bucal, especialmente la caries dental,las enfermedades periodontales, la pérdida de los dientesy el cáncer bucal, produce problemas de salud generali-zados. Crean una carga financiera para las personas y lasociedad y pueden reducir la autoconfianza y la calidad devida. Los estudios demuestran que una mala salud bucalse asocia a la desnutrición y, en consecuencia, aumentalos riesgos de contraer diferentes enfermedades no trans-

misibles. Los programas de promoción de la salud bucal yde prevención de la caries diseñados para animar a laspersonas a conservar su dentadura natural debe comen-zar a edad temprana y continuar durante toda la vida. Acausa del dolor y la reducción de la calidad de vida que seasocian con los problemas de la salud bucal, son necesa-rios unos servicios de tratamiento dental básico y un fácilacceso a las prótesis dentales.

El alcohol

Aunque las personas mayores tienden a beber menosque las jóvenes, los cambios metabólicos que acompañanal envejecimiento aumentan su predisposición a las enfer-medades relacionadas con el alcohol, entre las que se in-cluyen la desnutrición y las enfermedades hepáticas, gás-tricas y del páncreas. Las personas mayores también pre-sentan un mayor riesgo de caídas y lesiones relacionadascon el alcohol, así como posibles peligros relacionadoscon la mezcla de alcohol y medicamentos. Debe disponer-se de servicios de tratamiento para las personas mayoresy de los jóvenes.

Según una reciente revisión bibliográfica efectuadapor la OMS, hay pruebas de que el consumo de peque-ñas cantidades de alcohol (hasta un vaso al día) puedeproporcionar cierto grado de protección contra la cardio-patía coronaria y el ictus en las personas que superan los45 años de edad. Sin embargo, desde el punto de vista dela mortalidad global, los efectos adversos de la bebidasuperan cualquier protección contra la cardiopatía coro-naria, incluso en las poblaciones de alto riesgo (Jernigany cols., 2000).

Los medicamentos

Puesto que las personas ancianas tienen habitual-mente problemas de salud crónicos, tienen una mayorprobabilidad que la gente joven de necesitar y usar medi-camentos (tradicionales, sin receta y con receta). En lamayoría de los países, las personas mayores con pocosingresos tienen pocas posibilidades de acceder a un se-guro médico que les proporcione medicamentos. En con-secuencia, muchos han de prescindir de ellos o se gastanuna proporción muy elevada de sus exiguos ingresos enfármacos.

En contraste, a veces se prescriben demasiados medi-camentos a los mayores (sobre todo a las mujeres) quetienen un seguro o medios de pagar estos fármacos. Lascaídas y los efectos adversos que se asocian a los fárma-cos (en especial píldoras para dormir y tranquilizantes)son importantes motivos de sufrimiento personal e ingre-sos hospitalarios costosos que podrían evitarse (Gurwitz yAvorn, 1991).

La yatrogenia, los problemas de salud inducidos por losdiagnósticos o los tratamientos, provocada por el uso defármacos resulta común entre los ancianos, debido a lasinteracciones farmacológicas, a una dosificación inade-

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cuada y a una mayor frecuencia de reacciones imprevisi-bles a través de mecanismos desconocidos.

Con el advenimiento de muchos tratamientos nuevos,existe una necesidad creciente de establecer sistemaspara prevenir los efectos adversos de los medicamentos ypara informar tanto a los profesionales sanitarios como ala población que envejece sobre los riesgos y las ventajasde los tratamientos modernos.

Cumplimiento terapéutico

El acceso a los medicamentos necesarios no es sufi-ciente en sí mismo a no ser que también se alcancen co-tas elevadas de cumplimiento terapéutico a largo plazo enlas enfermedades crónicas relacionadas con el envejeci-miento. El cumplimiento terapéutico implica adoptar ymantener una amplia gama de conductas (por ejemplo,una dieta sana, la actividad física, no fumar), así como to-mar los medicamentos bajo la dirección de un profesionalsanitario. Se calcula que en los países desarrollados elcumplimiento terapéutico a largo plazo es sólo del 50 porciento como término medio. En los países en vías de de-sarrollo los índices son menores aún. Esta pobreza en elcumplimiento terapéutico compromete gravemente la efi-cacia de los tratamientos y la calidad de vida y tiene drás-ticas repercusiones económicas para la salud pública. Losresultados de la salud de la población previstos por los da-tos disponibles sobre la eficacia de los tratamientos sólopueden conseguirse si se facilita información sobre elcumplimiento terapéutico a todos los profesionales y pla-nificadores sanitarios. Sin un sistema que se ocupe de in-fluir sobre el cumplimiento terapéutico, los avances en tec-nología biomédica fracasarán al no llegar a reducir la car-ga de las enfermedades crónicas (Dipollina y Sabate,2002).

Determinantes relacionados con los factorespersonales

Biología y Genética

La biología y la genética influyen en gran medida encómo envejece una persona. El envejecimiento es un con-junto de procesos biológicos determinados genéticamen-te. El envejecimiento puede definirse como un deteriorofuncional progresivo y generalizado que ocasiona unapérdida de la respuesta de adaptación a la agresión y unaumento del riesgo de enfermedades asociadas a la edad(Kirkwood, 1996). En otras palabras, la razón principal deque los ancianos enfermen con más frecuencia que los jó-venes es que, debido a su vida más prolongada, han es-tado expuestos a factores externos, conductuales y me-dioambientales que provocan enfermedades durante unperíodo más largo que el de sus homólogos más jóvenes(Gray, 1996).

Aunque los genes pueden estar involucrados en la cau-sa de las enfermedades, en muchas de ellas la causa es

medioambiental y externa en mayor grado que genética einterna.

Debe advertirse también de que en poblaciones huma-nas existen evidencias de que la longevidad tiende a sersimilar en el seno de determinadas familias. Pero, toman-do todo en consideración, hay un acuerdo generalizadode que la trayectoria vital de la salud y la enfermedad deun individuo es el resultado de una combinación de gené-tica, medio ambiente, estilo de vida, nutrición, y, en granmedida, azar (Kirkwood, 1996).

Por tanto, la influencia de los factores genéticos sobreel desarrollo de enfermedades crónicas, como la diabetes,las cardiopatías, la enfermedad de Alzheimer y ciertoscánceres, varía considerablemente entre las personas.Para muchas de ellas, las conductas relacionadas con elestilo de vida (como no fumar), las dotes personales paraenfrentarse a las situaciones adversas y una red de pa-rientes próximos y amigos pueden modificar eficazmentela influencia de la herencia genética en el declive funcionaly el comienzo de la enfermedad.

Factores psicológicos

Los factores psicológicos como la inteligencia y la ca-pacidad cognoscitiva (por ejemplo, la capacidad de resol-ver problemas y adaptarse a los cambios y a las pérdidas)y son potentes predictores del envejecimiento activo y lalongevidad (Smits et al, 1999). Durante el envejecimientonormal, algunas capacidades cognitivas (como la veloci-dad de aprendizaje y la memoria) disminuyen de formanatural con la edad. Sin embargo, estas pérdidas puedencompensarse por un incremento de la sabiduría, los cono-cimientos y la experiencia. A menudo el declive del rendi-miento cognoscitivo se desencadena por el desuso (faltade práctica), la enfermedad (depresión), los factores con-ductuales (consumo de alcohol y medicamentos), los fac-tores psicológicos (falta de motivación, bajas expectativasy falta de confianza) y los factores sociales (soledad y ais-lamiento) más que por el envejecimiento per se.

Otros factores psicológicos que se adquieren a lo largodel curso vital influyen en gran medida en la forma en quelas personas envejecen. La autoeficacia (la fe que tienenlas personas en su capacidad para ejercer el control desus vidas) está vinculada a las decisiones de conductapersonal a medida que se envejece y a la preparaciónpara la jubilación. La manera de enfrentarse con las cir-cunstancias adversas determina lo bien que las personasse adaptan a las transiciones (como la jubilación) y las cri-sis del envejecimiento (como la pérdida de un ser queridoy la aparición de enfermedades).

Los hombres y las mujeres que se preparan para la an-cianidad y se adaptan a los cambios, se ajustan mejor a lavida después de los 60 años. Muchas personas siguen te-niendo capacidad de resistencia a medida que envejeceny, por lo general, los ancianos no se diferencian de los jó-venes, de modo significativo, en su capacidad de enfren-tarse a la adversidad.

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Determinantes relacionados con el entorno físico

Entornos físicos

Unos entornos físicos que tengan en cuenta a las per-sonas ancianas pueden establecer la diferencia entre in-dependencia y dependencia para todas las personas,pero son de especial importancia para las que están en-vejeciendo. Por ejemplo, los ancianos que viven en un en-torno inseguro o en zonas con múltiples barreras físicasson menos proclives a salir y, por tanto, son más propen-sas al aislamiento, a la depresión, y también a tener unpeor estado físico y más problemas de movilidad.

Debe prestarse especial atención a las personas ma-yores que viven en zonas rurales (un 60 por ciento en todoel mundo) donde los patrones de enfermedad pueden serdiferentes debido a las condiciones medioambientales y ala ausencia de servicios de asistencia adecuados. La ur-banización y la migración de los jóvenes en busca de tra-bajo pueden llevar a las personas mayores al aislamientoen zonas rurales con pocos medios de apoyo y poco o nin-gún acceso a los servicios sanitarios y sociales.

En las zonas tanto rurales y como urbanas son nece-sarios unos servicios de transporte accesibles y asequi-bles para que las personas de todas las edades puedanparticipar plenamente en la vida familiar y comunitaria.Esto es de especial importancia en el caso de los ancia-nos que tienen problemas de movilidad.

El entorno físico entraña riesgos que pueden provocarlesiones debilitantes y dolorosas en las personas mayo-res. Las lesiones como consecuencia de caídas, incen-dios y accidentes de tráfico, son las más frecuentes.

La seguridad de la vivienda

Una vivienda y un vecindario seguros y adecuados sonesenciales para el bienestar tanto de los jóvenes como delas personas mayores. Para estas últimas, la ubicación, te-niendo en cuenta la proximidad a los miembros de la fami-lia, los servicios y el transporte pueden marcar la diferenciaentre la interacción social positiva y el aislamiento. Es pre-ciso que las ordenanzas de edificación tengan en cuentalas necesidades de seguridad y de salud de las personasmayores. Los peligros domésticos que aumenten el riesgode sufrir caídas deben ser solucionados o eliminados.

Es un hecho que las personas mayores tienden cadavez más a vivir solas a escala planetaria, sobre todomujeres mayores independientes, que en la mayoría delos casos son viudas y a menudo pobres, incluso en lospaíses desarrollados. Otras pueden verse obligadas avivir de una manera que no han elegido, por ejemplocon familiares en hogares ya abarrotados. En muchospaíses en vías de desarrollo, la proporción de personasmayores que viven en suburbios y chabolas está au-mentado rápidamente, ya que muchos, que emigraron alas ciudades hace tiempo, se han hecho suburbanos aperpetuidad, mientras que otras personas mayores emi-graron a las ciudades para vivir con miembros de su fa-

milia más jóvenes que ya se habían trasladado allí. Laspersonas mayores que viven en estos asentamientospresentan un riesgo elevado de aislamiento social ymala salud.

En situaciones de crisis y conflictos las personas ma-yores desplazadas son especialmente vulnerables y esfrecuente que no puedan alcanzar andando los campa-mentos de refugiados. Incluso cuando llegan a dichoscampamentos, les puede resultar difícil hallar cobijo y co-mida, sobre todo a las mujeres mayores y a los ancianoscon discapacidades que se encuentran con una situaciónsocial de inferioridad y otras múltiples barreras.

Las caídas

Las caídas de las personas mayores son una impor-tante y creciente causa de lesiones, gastos de tratamientoy muerte. Los peligros del entorno que aumentan el riesgode caerse son la mala iluminación, suelos resbaladizos oirregulares y la ausencia de barandillas donde apoyarse.Con mucha frecuencia, estas caídas se producen en elentorno doméstico y pueden evitarse.

Las consecuencias de las lesiones sufridas por los an-cianos son más graves que las de los jóvenes. Frente a le-siones de la misma gravedad, las personas ancianas pa-decen más discapacidad, estancias hospitalarias másprolongadas, amplios períodos de rehabilitación y mayo-res riesgos de dependencia ulterior y fallecimiento.

La inmensa mayoría de las lesiones pueden prevenir-se; sin embargo, la consideración tradicional de las lesio-nes como «accidentes» ha ocasionado el histórico aban-dono de este ámbito de la salud pública.

Agua limpia, aire puro y alimentos sanos

El agua limpia, el aire puro y el acceso a alimentos sa-nos son cuestiones especialmente importantes para losgrupos de población más vulnerables, como los niños ylas personas ancianas, y para quienes padecen enferme-dades crónicas y daños en el sistema inmunitario.

Determinantes relacionados con el entorno social

El apoyo social, las oportunidades para la educación yel aprendizaje continuo durante toda la vida, la paz y laprotección frente a la violencia y el abuso, son factoresfundamentales del entorno social que mejoran la salud, laparticipación y la seguridad a medida que las personasenvejecen. La soledad, el aislamiento social, el analfabe-tismo y la falta de educación, el abuso contra las personasde edad avanzada y la exposición a situaciones de con-flicto aumentan enormemente los riesgos de discapacidady muerte prematura en las personas mayores.

El apoyo social

El apoyo social inadecuado no sólo se asocia a un au-mento de la mortalidad, la morbilidad y la angustia psico-

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lógica, sino también a una disminución de la salud generalglobal y el bienestar. La interrupción de los vínculos per-sonales, la soledad y las interacciones conflictivas sonfuentes importantes de estrés, mientras que los contactossociales de apoyo y las relaciones íntimas son fuentes vi-tales de fortaleza emocional (Gironda y Lubben, en pren-sa). En Japón, por ejemplo, las personas mayores que in-formaron de la ausencia de contactos sociales tuvieron1,5 veces más la probabilidad de morir en los tres años si-guientes que quienes tuvieron mayor apoyo social (Sugis-wawa y cols., 1994).

Es más probable que las personas mayores pierdan asus seres queridos y amigos y sean más vulnerables a lasoledad, al aislamiento social y a la disponibilidad de un«grupo social más reducido». El aislamiento social y la so-ledad en la vejez están relacionados con un declive delbienestar tanto físico como mental. En la mayoría de lassociedades, los hombres mayores suelen tener menos re-des sociales de apoyo que las mujeres mayores. Sin em-bargo, en algunas culturas las mujeres mayores que sequedan viudas son sistemáticamente excluidas del núcleode la sociedad o, incluso, rechazadas por su comunidad.

Los responsables políticos, las organizaciones no gu-bernamentales, la industria privada y los profesionales sa-nitarios y sociales pueden ayudar a fomentar redes socia-les para las personas que envejecen apoyando las socie-dades tradicionales y los grupos comunitarios dirigidospor personas mayores, el voluntariado, la ayuda vecinal, elasesoramiento y las visitas de personas de la mismaedad, los cuidadores familiares, los programas intergene-racionales y los servicios de prestaciones sociales.

Violencia y abuso

Las personas mayores que son frágiles o viven solaspueden ser especialmente vulnerables a delitos como elrobo y el asalto. Una forma más frecuente de violenciacontra los ancianos (especialmente contra las mujeres) esel «abuso contra las personas de edad avanzada» come-tido por los miembros de la familia o por los cuidadoresinstitucionales que son bien conocidos por sus víctimas. Elabuso contra los ancianos se produce en familias de todoslos niveles económicos. Suele ser mas frecuente en so-ciedades que sufren convulsiones económicas y desorga-nización social, donde el delito y la explotación tienden acrecer.

Según la Red Internacional para la Prevención del Abu-so contra los Ancianos (INPEA), el abuso de los ancianoses «un acto único o repetido, o la falta de medidas apro-piadas que se produce dentro de cualquier relación dondehay una expectativa de confianza que causa daño o an-gustia a una persona mayor». (Acción sobre el Abuso con-tra las Personas de Edad 1995).

El abuso contra las personas de edad avanzada inclu-ye el abuso físico, sexual, psicológico y económico, asícomo la desatención. Los propios ancianos perciben queen el abuso se incluyen los siguientes factores sociales:

desatención (exclusión social y abandono), violación (de-rechos humanos, legales y médicos) y privación (eleccio-nes, decisiones, condición, economía y respeto) (OMS/IN-PEA 2002). El abuso de los ancianos se trata de una vio-lación de los derechos humanos y una causa importantede lesiones, enfermedades, pérdida de productividad, ais-lamiento y desesperación. Habitualmente, se denunciamuy poco en todas las culturas.

Enfrentarse al abuso contra las personas de edad y re-ducirlo requiere un enfoque multisectorial y multidiscipli-nario en el que se impliquen la justicia, los funcionariosencargados de la aplicación de las leyes, los trabajadoressanitarios y sociales, los líderes sindicales, los líderes es-pirituales, las instituciones religiosas, las organizacionesde defensa y las propias personas mayores. También esnecesario un esfuerzo continuo para aumentar la concien-cia pública del problema y para modificar los valores queperpetúan las desigualdades de sexo y las actitudes dis-criminatorias contra los ancianos.

Educación y alfabetización

Los bajos niveles de educación y alfabetización se aso-cian con un mayor riesgo de discapacidad y muerte entrelas personas a medida que envejecen, así como con ma-yores índices de desempleo. La educación en los prime-ros años de la vida, junto con las oportunidades de apren-dizaje durante toda la vida, puede ayudar a las personas adesarrollar las aptitudes y la confianza que necesitan paraadaptarse y seguir siendo independientes a medida queenvejecen.

Otros estudios han demostrado igualmente que losproblemas laborales de los trabajadores mayores a menu-do tienen su origen en una alfabetización relativamenteescasa, y no en el propio envejecimiento. Para que laspersonas puedan seguir ocupadas en actividades gratifi-cantes y productivas a medida que envejecen, es necesa-ria una formación continua en el lugar de trabajo y oportu-nidades de aprendizaje durante toda la vida en la comuni-dad (OCDE, 1998).

Al igual que los jóvenes, los ciudadanos mayores nece-sitan de formación en las nuevas tecnologías, especial-mente en agricultura y comunicación electrónica. El auto-aprendizaje dirigido, el aumento de la práctica y las adap-taciones físicas (como el uso de caracteres tipográficosgrandes) pueden compensar las pérdidas de agudeza vi-sual, audición y memoria a corto plazo. Las personas ma-yores pueden y deben seguir siendo creativas y flexibles.El aprendizaje intergeneracional salva las diferencias deedad, mejora la transmisión de los valores culturales y fo-menta la valía de todas las edades. Los estudios han mos-trado que los jóvenes que aprenden con personas mayo-res tienen actitudes más positivas y realistas con respectoa la generación de más edad.

Desgraciadamente, siguen existiendo tremendas desi-gualdades en las tasas de alfabetización entre hombres ymujeres. En 1995, en los países menos desarrollados el

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31 por ciento de las mujeres adultas eran analfabetas, encomparación con el 20 por ciento de los hombres adultos(OMS, 1998).

Determinantes económicos

Existen tres aspectos del ámbito económico que tienenun efecto especialmente significativo sobre el envejeci-miento activo: los ingresos, el trabajo y la protección social.

Los ingresos

Es necesario que las políticas de envejecimiento activose entrecrucen con planes más amplios para reducir la po-breza en todas las edades. Aunque las personas pobresde todas las edades se enfrentan a un riesgo creciente demala salud y discapacidades, los ancianos son particular-mente vulnerables. Muchas personas mayores, sobre todomujeres que viven solas o en zonas rurales, no tienen su-ficientes ingresos garantizados. Esto afecta seriamente asu acceso a alimentos nutritivos, a una vivienda adecuaday a la atención sanitaria. De hecho, los estudios han mos-trado que los ancianos con ingresos bajos tienen sólo untercio de probabilidades de mantener un nivel elevado defuncionalidad que los que tienen ingresos elevados (Gu-ralnick y Kaplan, 1989).

Las más vulnerables son las personas mayores que notienen bienes, cuentan con ahorros escasos o inexisten-tes, carecen de pensiones o subsidios de la seguridad so-cial o forman parte de familias con ingresos bajos o no ga-rantizados. En especial, los que no tienen hijos ni familia-res se enfrentan a menudo con un futuro incierto y tienenun riesgo elevado de quedarse sin hogar y conocer la in-digencia.

La protección social

En todos los países del mundo, las familias proporcio-nan la mayor parte del apoyo a los ancianos que necesi-tan ayuda. Sin embargo, a medida que las sociedades sedesarrollan y comienza a decaer la tradición de que lasgeneraciones vivan juntas, los países recurren cada vezmás al desarrollo de mecanismos que proporcionen pro-tección social a las personas de edad avanzada que nopueden ganarse la vida y están solas y son vulnerables.En los países en vías de desarrollo, las personas ancia-nas que necesitan asistencia tienden a depender del apo-yo familiar, la asistencia de servicios informales y los aho-rros personales. Los programas de seguridad social exis-tentes en estos ámbitos son mínimos y, en algunos casos,redistribuyen los ingresos a las minorías de la poblaciónque tienen menos necesidades. Sin embargo, en paísescomo Suráfrica y Namibia, que disponen de un sistema depensiones nacional, este tipo de seguros sociales consti-tuye una de las principales fuentes de ingresos para mu-chas familias pobres, así como para los adultos de edadavanzada que viven en estas familias. El dinero de estaspequeñas pensiones se destina a la compra de comida

para el hogar, a llevar a los niños al colegio, y a invertir entecnologías agrícolas para así garantizar la supervivenciapara muchas familias rurales pobres.

En los países desarrollados, las medidas de protecciónsocial pueden incluir las pensiones, los planes de pensio-nes de trabajo, los programas de incentivación del ahorro,los fondos de ahorro obligatorios y los programas de se-guros de discapacidad, de enfermedad, de asistencia delarga duración y de desempleo. En los últimos años, lasreformas políticas han favorecido un planteamiento basa-do en múltiples pilares que mezcla el apoyo estatal y pri-vado para la seguridad en la vejez y anima a trabajar másaños y a jubilarse de forma gradual (OCDE, 1998).

El trabajo

En todo el mundo, si un mayor número de personas dis-frutaran de la oportunidad de tener un trabajo digno (apro-piadamente remunerado, en entornos adecuados, prote-gido contra los riesgos) desde la juventud, se llegaría a lavejez siendo capaz de seguir participando en la fuerza la-boral. En consecuencia, toda la sociedad saldría benefi-ciada. En todo el mundo cada vez es mayor el reconoci-miento de la necesidad de apoyar la contribución activa yproductiva que las personas mayores puedan aportar y dehecho aportan tanto en el trabajo formal como informal, enla realización de actividades domésticas sin remunerar yen empleos voluntarios.

En los países desarrollados no existe plena concienciadel beneficio potencial que conlleva animar a las personasmayores a trabajar más años. Cuando el desempleo eselevado, con frecuencia se tiende a reducir el número detrabajadores mayores como forma de crear puestos detrabajo para los jóvenes. Sin embargo, la experiencia hademostrado que utilizar la jubilación anticipada para dejarlibres nuevos puestos de trabajo para los desempleadosno ha sido una solución eficaz (OCDE, 1998).

En los países menos desarrollados, es más probableque las personas mayores se vean en la necesidad de se-guir económicamente activas en la vejez (fig. 9). Sin em-bargo, la industrialización, la adopción de nuevas tecnolo-gías y la movilidad del mercado de trabajo están poniendoen peligro gran parte del trabajo tradicional de los ancia-nos, sobre todo en las zonas rurales. Los proyectos de de-sarrollo deben garantizar que las personas de edad avan-zada puedan acogerse a planes de créditos y participartotalmente en actividades que generen ingresos.

Al concentrarse sólo en el trabajo del mercado de tra-bajo formal, se tiende a ignorar la valiosa contribución delos ancianos en trabajos del sector informal (por ejemplo,actividades a pequeña escala y de empleo por cuenta pro-pia y trabajos domésticos) y en las actividades domésticasno remuneradas.

Tanto en los países en vías de desarrollo como en losdesarrollados, los ancianos suelen asumir la responsabili-dad principal del trabajo de la casa y el cuidado de los ni-

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ños para que los adultos más jóvenes puedan trabajarfuera de casa.

En todos las países son muchas las personas de edadavanzada con pericia y experiencia que trabajan como vo-luntarios en colegios, comunidades, instituciones religiosas,empresas y organizaciones sanitarias y políticas. El trabajovoluntario beneficia a los mayores aumentando sus contac-tos sociales y su bienestar mental, a la vez que realizan unavaliosa contribución a sus comunidades y naciones.

4. LOS DESAFÍOS DE UNA POBLACIÓN QUEENVEJECE

Los desafíos del envejecimiento de la población songlobales, nacionales y locales. Satisfacer estos desafíosrequerirá la planificación innovadora y políticas sustanti-vas en los países desarrollados y en los países en transi-ción. Los países en vías de desarrollo, la mayoría de loscuales carecen aún de políticas integrales sobre el enve-jecimiento, se enfrentan a los mayores desafíos.

Desafío 1: la doble carga de la enfermedad

A medida que las naciones se industrializan, el cambiode los modelos de vida y de trabajo va acompañado inevi-tablemente por un cambio de los patrones de la enferme-dad. Los países más afectados por estos cambios son lospaíses en vías de desarrollo. Aunque estos países conti-núan luchando contra las enfermedades infecciosas, ladesnutrición y las complicaciones perinatales, también seenfrentan con el rápido crecimiento de enfermedades notransmisibles (ENT). Esta «doble carga de la enfermedad»lleva los escasos recursos al límite.

El paso de las enfermedades transmisibles a las enfer-medades no transmisibles se está produciendo rápida-mente en la mayoría de los países en vías de desarrollodónde enfermedades crónicas como las enfermedades

cardíacas, el cáncer y la depresión, están convirtiéndosecon rapidez en las causas principales de morbilidad y dis-capacidad. Esta tendencia se multiplicará durante las pró-ximas décadas. En 1990, el 51 por ciento de la carga glo-bal de enfermedad en los países en desarrollo y en lospaíses recientemente industrializados fue causada porenfermedades no transmisibles, trastornos de salud men-tal y lesiones. Para 2020, la carga de estas enfermedadesse elevará aproximadamente al 78 por ciento (fig. 10).

Figura 9. Porcentaje de laparticipación en la fuerza detrabajo por parte de personasmayores de 65 años, segúnregiones. HAC: Hispanoaméricay el Caribe. NA: Norteamérica.Fuente: OIT, 2000.

EL VIH/SIDA Y LAS PERSONAS MAYORES

En África y en otras regiones en vías de desarrollo, elVIH/SIDA ha tenido múltiples impactos en los ancianos, encuanto a padecer ellos mismos con la enfermedad, cuidar deotros infectados y asumir el papel de padres de huérfanosdel SIDA. Este impacto ha sido prácticamente ignorado has-ta el día de hoy. De hecho, la mayoría de los datos sobre losíndices de infección del VIH y del SIDA sólo se recopilanhasta los 49 años. Se necesita urgentemente mejorar la reco-pilación de datos (sin limitaciones de edad) que nos ayude aconocer mejor el impacto del VIH/SIDA en los ancianos.Deben instaurarse actividades de prevención, educación einformación sobre el VIH/SIDA, así como servicios de tra-tamiento destinados a todas las edades.

Numerosos estudios han mostrado que la mayoría de losniños mayores con SIDA vuelven a su casa para morir.

Las esposas, madres, tías, hermanas, cuñadas y abuelasasumen la mayor parte de la carga que suponen los cuidadosa estas personas de edad avanzada. Y, en muchos casos, estasmujeres se encargan del cuidado de los niños huérfanos.

Los gobiernos, las organizaciones no gubernamentales ylas empresas privadas necesitan solucionar las necesidadesfinancieras, sociales y de formación de las personas de edadavanzada que cuidan de los miembros de su familia y de ve-cinos que están infectados y crían a los niños supervivientes;algunos de estos ancianos también están infectados.(OMS, 2002).

No cabe duda de que los responsables políticos y laspersonas que llevan a cabo iniciativas sociales sin ánimode lucro deben continuar invirtiendo recursos en el controly la erradicación de las enfermedades infecciosas. Noobstante, también es fundamental adoptar políticas, pro-gramas y asociaciones intersectoriales que puedan contri-buir a detener la expansión masiva de las enfermedadesno transmisibles crónicas. Aunque no sean necesariamen-te fáciles de aplicar, las políticas que se centran en el de-sarrollo comunitario, la promoción de la salud, la preven-ción de enfermedades y la participación creciente suelenser las más eficaces para controlar la carga de la enfer-medad. Además, otras políticas a largo plazo cuyo objeti-vo sea la desnutrición y la pobreza ayudarán a reducir tan-to las enfermedades contagiosas crónicas como las enfer-medades no transmisibles.

Se necesita con urgencia apoyar la investigación nece-saria para los países menos desarrollados. Actualmente,los países con ingresos medios y bajos tienen el 85 porciento de la población del mundo y sufren el 92 por cientode la carga de la enfermedad, pero sólo representan el 10por ciento del gasto en investigación sanitaria del mundo(OMS, 2000).

Desafío 2: mayor riesgo de discapacidad

Tanto en los países en vías de desarrollo como en lospaíses desarrollados, las enfermedades crónicas son cau-sas importantes y de discapacidad, resultan costosas yreducen la calidad de vida. La independencia de un ancia-no se ve amenazada cuando las discapacidades físicas o

mentales hacen que le resulte difícil llevar a cabo las acti-vidades de la vida diaria.

A medida que envejecen, es posible que las personascon discapacidades encuentren barreras adicionales rela-cionadas con el proceso de envejecimiento. Por ejemplo,problemas de movilidad producidos por una poliomielitisen la niñez pueden agravarse considerablemente en eta-pas tardías de la vida. Hoy día, en que tantos jóvenes condiscapacidades intelectuales sobreviven hasta edadesmuy avanzadas y viven más tiempo que sus progenitores,este grupo especial requiere también una atención cuida-dosa por parte de los responsables políticos.

Muchas personas desarrollan discapacidades en épo-cas tardías de la vida relacionadas con el deterioro del en-vejecimiento (por ejemplo, artritis) o por la aparición deuna enfermedad crónica que podría haberse prevenido ensus inicios (cáncer de pulmón, diabetes y enfermedadvascular periférica) o una enfermedad degenerativa (porejemplo, demencia). La probabilidad de experimentar gra-ves discapacidades cognoscitivas y físicas aumenta deforma espectacular en edades muy avanzadas. Es signifi-cativo que los adultos de más de 80 años son el grupo deedad de más rápido crecimiento en todo el mundo.

Pero las discapacidades asociadas con el envejeci-miento y la aparición de las enfermedades crónicas pue-den prevenirse o retrasarse. Por ejemplo, durante los últi-mos 20 años se ha producido una importante disminuciónde los índices de discapacidades específicas de la edaden los EE.UU. (fig. 11), el Reino Unido, Suecia y otros paí-ses desarrollados.

La figura 11 muestra la disminución real de las disca-pacidades entre los americanos mayores entre 1982 y1999 comparada con los números previstos si los índicesde discapacidad se hubieran mantenido estables duranteese período de tiempo.

Parte de esta disminución se debe probablemente a losmayores niveles de educación, a los mejores estándaresde vida y a una mejoría de la salud en los primeros añosde la vida. La adopción de un estilo de vida positiva tam-bién es otro factor. Como ya se ha mencionado, la elec-ción de abstenerse de fumar y aumentar moderadamentelos niveles de actividad física puede reducir, de forma sig-nificativa, el riesgo de enfermedades cardíacas y de otrotipo. También son importantes los cambios favorables enla comunidad, tanto por lo que se refiere a prevenir disca-pacidades como para reducir las restricciones que las per-sonas con discapacidades suelen encontrar. Además, seha observado un progreso impresionante en el tratamien-to de patologías crónicas, incluyendo nuevas técnicaspara el diagnóstico y el tratamiento precoz, así como eltratamiento a largo plazo de enfermedades crónicas,como la hipertensión y la artritis. Estudios recientes handestacado también que el incremento en el uso de ayu-das, desde sencillas ayudas personales, como bastones,andadores, pasamanos, a tecnologías dirigidas al conjun-to de la población, como los teléfonos, puede reducir la

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Figura 10. Carga global de la enfermedad en 1990 y 2020.Contribución por grupo de enfermedades en los países en vías dedesarrollo y recién industrializados. Fuente: Murray y López, 1996.Para el año 2020, más del 70 por ciento de la carga global de laenfermedad en los países en desarrollo y en los países recientementeindustrializados será causada por enfermedades no transmisibles,trastornos de la salud mental y lesiones.

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dependencia de las personas discapacitadas. En losEE.UU. el uso de tales ayudas por personas de edad de-pendientes aumentó del 76 por ciento en 1984 a más del90 por ciento en 1999 (Cutler, 2001).

La visión y la audición

Otras discapacidades comunes relacionadas con laedad incluyen la pérdida de visión y de audición. Actual-mente, en todo el mundo, hay 180 millones de personascon discapacidad visual, de los cuales 45 millones sonciegos. La mayoría de ellos son ancianos, ya que el dete-rioro visual y la ceguera aumentan de forma muy acusadacon la edad. En conjunto, se piensa que aproximadamen-te el cuatro por ciento de las personas mayores de 60años están ciegas, y el 60 por ciento de ellas viven en elÁfrica subsahariana, China e India. Las principales cau-sas relacionadas con la edad de la discapacidad visual yde ceguera son las cataratas (casi el 50 por ciento de todala ceguera), el glaucoma, la degeneración macular y la re-tinopatía diabética (OMS, 1997).

Se necesitan urgentemente políticas y programas dise-ñados para prevenir el deterioro visual y aumentar los ser-vicios apropiados para el cuidado de la vista, particular-mente en los países en vías de desarrollo. En todos lospaíses, las lentes correctoras y la cirugía de las cataratasdeberían ser accesibles y económicas para los ancianosque las necesiten.

El deterioro de la audición provoca una de las discapa-cidades más extendidas, particularmente entre las perso-nas mayores. Se estima que en todo el mundo, más del 50por ciento de las personas mayores de 65 años sufren al-gún grado de pérdida auditiva (OMS, 2002). La pérdida deloído puede causar dificultades de comunicación. Esto, asu vez, puede llevar a la frustración, la disminución de laautoestima, el retiro y el aislamiento social (Pal, 1974, Wil-son, 1999).

Es necesario aplicar políticas y programas para reduciry finalmente eliminar el deterioro evitable de la audición yayudar a las personas con pérdida auditiva a obtener au-dífonos. La pérdida de la audición puede prevenirse evi-tando la exposición al ruido excesivo y el uso de fármacospotencialmente perjudiciales y con el tratamiento precozde enfermedades que producen pérdida auditiva, comolas infecciones del oído medio, la diabetes y posiblementela hipertensión. La pérdida de la audición puede tratarsealgunas veces, sobre todo si la causa está en el canal deloído o en el oído medio. Sin embargo, es mas frecuenteque la discapacidad pueda reducirse por la amplificacióndel sonido, normalmente usando un audífono.

Un entorno de capacitación

Dado que las poblaciones de todo el mundo viven mu-cho más tiempo, se necesitan urgentemente políticas yprogramas que ayuden a prevenir y reducir la carga de ladiscapacidad en la vejez tanto en los países en vías desa-rrollo como en los países desarrollados. Una manera útilde considerar la toma de decisiones en esta área es pen-sar en la capacitación en lugar de la discapacitación. Losprocesos de discapacitación aumentan las necesidadesde las personas mayores y llevan al aislamiento y a la de-pendencia. Los procesos de capacitación restablecen lafunción y extienden la participación de las personas ma-yores a todos los aspectos de la sociedad.

Una gran variedad de sectores puede promulgar políti-cas «amistosas con los ancianos» que previenen la disca-pacidad y permiten a aquellos que tienen discapacidadesparticipar plenamente en la vida de la comunidad. Aquíhay algunos ejemplos de programas, entornos y políticasde capacitación en diferentes sectores:

• Lugares de trabajo sin obstáculos, horarios de trabajoflexibles, entornos de trabajo modificados y jornadas detrabajo con dedicación parcial para personas que sufrendiscapacidades a medida que envejecen o que tienen que

Figura 11. Número deamericanos con discapacidadescrónicas mayores de 65 años (enmillones), de 1982 a 1999,números reales y proyecciones.Fuente: Manton y Gu, 2001.

cuidar de otros con discapacidades (industria privada yempresarios).

• Calles bien iluminadas para que caminar resulte se-guro, lavabos públicos accesibles y semáforos que den alas personas más tiempo para cruzar la calle (administra-ciones locales).

• Programas de ejercicios que ayuden a los ancianos amantener su movilidad o a recuperar la fuerza de las pier-nas que necesitan para moverse (servicios de ocio yagencias no gubernamentales).

• Programas de alfabetización y de formación durantetoda la vida (sector de educación y organizaciones no gu-bernamentales).

• Ayudas auditivas o instrucción en lenguaje de signosque permitan a las personas ancianas con problemas au-ditivos continuar comunicándose con los demás (serviciossociales y organizaciones no gubernamentales).

• Acceso sin obstáculos a los centros de salud, pro-gramas de rehabilitación y procedimientos eficientescomo la cirugía de cataratas y prótesis de la cadera (sec-tor de salud).

• Planes de créditos y acceso a los pequeños negociosy a oportunidades de desarrollo para que las personasmayores puedan continuar ganándose la vida (agenciasdel gobierno e internacionales).

El cambio de actitud de los proveedores de serviciossociales y sanitarios es de vital importancia a fin de ase-gurar que sus prácticas posibilitan y capacitan a los indivi-duos para ser lo más autónomos e independientes duran-te el mayor tiempo posible. Los cuidadores profesionalestienen que respetar la dignidad de las personas de edaden todo momento y tener cuidado para evitar intervencio-nes prematuras que puedan inducir involuntariamente a lapérdida de independencia.

Los investigadores necesitan definir y estandarizar me-jor las herramientas usadas para evaluar la capacidad y ladiscapacidad y proporcionar a los responsables políticosmás pruebas sobre procesos de capacitación claves enun sentido más amplio, además de en la medicina y la sa-nidad. Es necesario prestar mucha atención a las diferen-cias de sexo en estos análisis.

Desafío 3: proporcionar asistencia a las poblacionesque envejecen

A medida que las poblaciones envejecen, uno de losmayores desafíos de la política sanitaria es encontrar elequilibrio entre la ayuda para el cuidado de la propia salud(personas que se cuidan a sí mismas), la ayuda informal(asistencia de los miembros de la familia y amigos) y laatención formal (servicios sociales y de salud). La aten-ción formal incluye tanto la asistencia primaria de salud(prestada básicamente al nivel de la comunidad) como la

asistencia institucional (en hospitales o residencias de an-cianos). Aunque está claro que la mayor parte de la nece-sidad asistencial de las personas se la prestan ellos mis-mos o sus cuidadores informales, la mayoría de los paísesasignan sus recursos financieros inversamente, es decir,la mayor parte del gasto se dedica a la asistencia institu-cional.

En todo el mundo, los miembros de la familia, los ami-gos y vecinos (muchos de los cuales son mujeres) propor-cionan la mayor parte del apoyo y los cuidados a los adul-tos de edad avanzada que necesitan ayuda. Algunos res-ponsables políticos temen que el hecho de proporcionarservicios de asistencia profesionales conlleve una menorimplicación por parte de las familias. Los estudios de-muestran que esto no es así. Cuando se prestan serviciosformales adecuados, la asistencia informal sigue siendoun aliado fundamental (OMS, 1999). Son preocupanteslas recientes tendencias demográficas en gran número depaíses, que indican el aumento de la proporción de muje-res sin hijos, cambios en los modelos de divorcio y del ma-trimonio y el número global, mucho menor, de niños de fu-turas generaciones de personas ancianas: todo ello con-tribuye a una disminución de la reserva de apoyo familiar(Wolf, 2001).

La asistencia formal a través de los sistemas de servi-cios sociales y sanitarios tiene que ser igualmente accesi-ble para todos. En muchos países, las personas ancianasque son pobres y viven en zonas rurales carecen de ac-ceso o tienen un acceso limitado a la asistencia sanitarianecesaria. La reducción de la ayuda pública para los ser-vicios de asistencia primaria en muchas zonas ha traídoconsigo un incremento del esfuerzo financiero e interge-neracional entre las personas de edad y sus familias.

Muchas de las personas ancianas con necesidad deasistencia prefieren ser cuidadas en sus propios hogares.Sin embargo, hay que ayudar a los cuidadores (que sue-len ser también de edad avanzada) si se quiere que conti-núen prestando ayuda sin que ellos mismos caigan enfer-mos. Sobre todo, necesitan estar bien informados sobre lacondición a la que se enfrentan, su probable evolución, ycómo obtener los servicios de asistencia disponibles. Laasistencia sanitaria y social a domicilio, los programas deayuda por parte de personas de la misma edad, los dispo-sitivos de ayuda (que van desde los dispositivos básicoscomo un audífono a los más sofisticados, como un siste-ma de la alarma electrónico), los servicios de ingreso tem-poral para descanso del cuidador y los centros de día, sontodos ellos servicios importantes que permiten que loscuidadores informales puedan seguir asistiendo a las per-sonas que necesitan ayuda, con independencia de suedad. Otras formas son la ayuda en formación, los ingre-sos asegurados (por ejemplo, prestaciones de la seguri-dad social), las ayudas para adaptar el hogar que permitaque las familias puedan cuidar de las personas mayorescon discapacidad y los desembolsos para ayudar a cubrirlos costes de la asistencia.

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A medida que aumenta en todos los países la propor-ción de personas de edad, aumentará cada vez más el nú-mero de ancianos que vivan en el hogar con ayuda demiembros de la familia. Los servicios de asistencia do-méstica y comunitarios para ayudar a los cuidadores infor-males tienen que estar disponibles para todos, no sólopara aquellos a quienes conocen o que tienen mediospara pagarles.

Los cuidadores profesionales necesitan también forma-ción y práctica sobre modelos de asistencia que pongande relieve la fortaleza de la persona anciana asistida, quereconozca sus puntos fuertes y que potencie el manteni-miento de cotas de independencia aunque sean peque-ñas, incluso cuando están enfermas o en situación de fra-gilidad. Actitudes paternalistas o irrespetuosas por partede los profesionales pueden producir efectos devastado-res en la autoestima y la autonomía de los ancianos quesolicitan sus servicios.

La información y la educación sobre el envejecimientoactivo tienen que incorporarse en los planes de estudios yen los programas de formación de todos los trabajadoressanitarios, de los servicios sociales y de animación, asícomo de urbanistas y arquitectos. Los principios básicos ylos principales enfoques de la asistencia a la vejez debenser obligatorios en la formación de todos los estudiantesde medicina y enfermería, y de otras profesiones relacio-nadas con la salud.

Desafío 4: la feminización del envejecimiento

Las mujeres viven más tiempo que los hombres prácti-camente en todas las partes del mundo. Esto se refleja enla proporción mayor de mujeres que de hombres en losgrupos de edad avanzada. Por ejemplo, en 2002, había678 hombres por cada 1.000 mujeres mayores de 60 añosen Europa. En regiones menos desarrolladas, había 879

hombres por 1.000 mujeres (fig. 12). Las mujeres constitu-yen, aproximadamente, dos tercios de la población mayorde 75 años en Brasil y Suráfrica. Aunque las mujerescuentan con la ventaja de vivir más años, tienen más po-sibilidades de sufrir violencia doméstica y discriminación ala hora de acceder a la educación, a los ingresos, a la ali-mentación, a un trabajo gratificante, a la asistencia sanita-ria, a las herencias, a las medidas de protección social y alpoder político. Este cúmulo de desventajas implica que lasmujeres sean más proclives a sufrir la pobreza y la disca-pacidad en la vejez. Debido a su situación social de infe-rioridad, la salud de las mujeres ancianas a menudo sedescuida o se ignora. Además, muchas mujeres tienen in-gresos muy escasos, o carecen de ellos, debido a tantosaños dedicados a los papeles de cuidadoras sin remune-ración. El cuidado de la familia se consigue, a menudo, endetrimento de la seguridad económica y la buena salud dela cuidadora en su ancianidad.

Las mujeres también tienen más posibilidades que loshombres de llegar a la vejez, período en el que las disca-pacidades y numerosos problemas de salud son más fre-cuentes. En el grupo de los mayores de 80 años de edad,el promedio mundial es de menos de 550 hombres porcada 1.000 mujeres. En las regiones más desarrolladas,las mujeres mayores de 80 años sobrepasan en más deldoble a los hombres (véase el ejemplo de Japón en la fi-gura 13).

Debido a la mayor esperanza de vida de las mujeres yla tendencia de los hombres a casarse con mujeres másjóvenes y volver a casarse si sus esposas fallecen, el nú-mero de viudas supera de manera espectacular al de viu-dos en todos los países. Por ejemplo, en los países de Eu-ropa Oriental en plena transición económica, más del 70por ciento de las mujeres mayores de 70 años son viudas(Botev, 1999).

Las mujeres mayores que viven solas son muy vulnera-bles a la pobreza y al aislamiento social. En algunas cultu-ras, las actitudes y prácticas degradantes y destructivascon respecto a los derechos de enterramiento y a la he-rencia pueden despojar a las viudas de sus propiedades yposesiones, arrebatarles la salud e independencia y, enalgunos casos, sus propias vidas.

Desafío 5: la ética y las desigualdades

A medida que las poblaciones envejecen, se perfilanuna serie de consideraciones éticas. Están vinculadas conla discriminación en la asignación de los recursos por ra-zones de edad, cuestiones relacionadas con el fin de lavida y una multitud de dilemas asociados con la asistenciade larga duración y los derechos humanos de las perso-nas mayores pobres y con discapacidades. Los avancescientíficos y la medicina moderna han planteado muchaspreguntas éticas relacionadas con la investigación y lamanipulación genética, la biotecnología, la investigacióncon células madres y el uso de la tecnología para mante-

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Figura 12. Proporción de sexos por regiones del mundo, mayores de60 años, en 2002 y 2020. RBD: regiones menos desarrolladas. R+D:regiones más desarrolladas. Fuente: NN.UU., 2001. La proporción desexos en las poblaciones con 60 años y más refleja la mayorproporción de mujeres que de hombres en todas las regiones delmundo, sobre todo en las regiones más desarrolladas.

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ner la vida de una forma que compromete, al mismo tiem-po, la calidad de vida. En todas las culturas, los consumi-dores tienen que ser completamente informados sobrelas falsas afirmaciones de productos «antienvejecimien-to» y sobre los programas que resultan ineficaces o dañi-nos. Necesitan protección frente al márketing y los planesde financiación fraudulentos, sobre todo a medida queenvejecen.

Las sociedades que valoran la justicia social deben es-forzarse por asegurar que todas las políticas y prácticasmantengan y garanticen los derechos de todas las perso-nas, sin tener en cuenta su edad. El apoyo y la toma dedecisiones éticas han de ser estrategias fundamentalesen cualquier programa, práctica, política e investigaciónsobre el envejecimiento.

La edad avanzada exacerba a menudo otras desigual-dades preexistentes basadas en la raza, el origen étnico oel sexo. Aunque las mujeres están en desventaja de formauniversal en cuanto a pobreza, los hombres tienen una ex-pectativa de vida menor en la mayor parte de los países.La exclusión y el empobrecimiento de los hombres y mu-jeres ancianas suelen ser fruto de las desigualdades es-tructurales de los países tanto en vías de desarrollo comodesarrollados. Las desigualdades sufridas en los primerosaños de la vida en el acceso a la educación, el empleo yla asistencia sanitaria y la discriminación por motivos desexo o raza se relacionan de forma crítica con la posiciónsocial y el bienestar de la vejez. Para las personas ancia-nas que son pobres, las consecuencias de estas expe-riencias tempranas empeoran aún más al verse excluidasposteriormente de la asistencia sanitaria, los sistemas decrédito, las actividades que generan ingresos y la toma dedecisiones. Las desigualdades en la asistencia se produ-cen cuando porciones de la población que envejece pe-queñas y comparativamente ricas, en particular las de lospaíses en vías de desarrollo, consumen una cantidaddesproporcionadamente alta de recursos públicos para suasistencia.

En muchos casos, los medios de los que disponen laspersonas ancianas para conseguir su dignidad e indepen-dencia, para recibir asistencia y participar en los asuntoscívicos son muy limitados. Estas condiciones suelen seraún peores cuando dichas personas viven en zonas rura-les y en situaciones de conflicto o desastres humanitarios.

En todas las regiones del mundo, la riqueza y la pobre-za relativas, el sexo, la posesión de bienes, el acceso altrabajo y el control de los recursos son factores funda-mentales de la situación socioeconómica. Datos recientesdel Banco Mundial ponen de manifiesto que, en muchospaíses en vías de desarrollo, bastante más de la mitad dela población vive con un poder adquisitivo dos veces me-nor que la paridad del poder adquisitivo (PPP) en dólaresal día (tabla 4).

De todos es conocido que la situación socioeconómicay la salud están estrechamente relacionadas. Con cada

TABLA 4. Porcentaje de población por debajo de los límites in-ternacionales de pobreza en países con una población cercanao superior a los 100 millones en al año 2000

* Ajustado por poder adquisitivo. Fuente: Banco Mundial, 2001 yNN.UU., 2001.

Países Población % con < 1 % con < 2 (mill.) dólar/día* dólares/día*

China 1.275 18,5 53,7India 1.008 44,2 86,2Indonesia 212 7,7 55,3Brasil 170 9,0 25,4Federación Rusa 145 7,1 25,1Pakistán 141 31,0 84,7Bangladesh 137 29,1 77,8Nigeria 113 70,2 90,8México 98 12,2 34,8

Figura 13. Pirámide de población deJapón en 2002 y 2025. Fuente: NN.UU.,2001. En contraste con la forma depirámide, la estructura de la poblaciónjaponesa se va convirtiendo en unaforma de cono debido al envejecimientode la población. Para el año 2025, laforma será similar a una pirámideinvertida, con las personas mayores de80 años convertidas el mayor grupo depoblación. La feminización de la vejezes muy visible.

peldaño de ascenso en la escala socioeconómica, la gen-te vive más años y su vida es más sana (Wilkinson, 1996).En los últimos años, las distancias entre ricos y pobres ylas consiguientes desigualdades en su salud han ido cre-ciendo en todos los lugares del mundo (Lynch et al, 2000).El fracaso al enfrentarse a este problema tendrá gravesconsecuencias sobre la economía mundial y el orden so-cial, así como sobre cualquier sociedad concreta y las per-sonas de cualquier edad.

Desafío 6: la economía de una población queenvejece

Posiblemente lo que más temen los responsables polí-ticos es que el rápido envejecimiento de la población pro-duzca una explosión en la asistencia sanitaria y en loscostes de la seguridad social que escape a cualquier con-trol. Aunque no hay ninguna duda de que las poblacionesal envejecer aumentarán sus demandas en estos ámbitos,también existe la evidencia de que la innovación, la coo-peración de todos los sectores, la planificación anticipaday basada en evidencias empíricas y las opciones políticasculturalmente apropiadas permitirán a los países gestio-nar con éxito la economía de una población que envejece.

La investigación en países con poblaciones envejeci-das ha demostrado que ese envejecimiento per se no esprobable que lleve a «costos de atención sanitaria que semuevan en una espiral fuera de control», por dos razones.

En primer lugar, según los datos de la OCDE, las prin-cipales causas de una escalada de los costos de la asis-tencia sanitaria se relacionan con circunstancias quenada tienen que ver con el envejecimiento demográfico deuna población determinada. Las ineficacias en la presta-ción de la asistencia, la construcción de demasiados hos-pitales, los sistemas de pago que fomentan largas estan-cias hospitalarias, el excesivo número de intervencionesmédicas y el uso inadecuado de tecnologías de alto costoson los factores fundamentales que explican la escaladade costos de la asistencia sanitaria. Por ejemplo, en losEstados Unidos y en otros países de la OCDE, algunasveces se introdujeron rápidamente nuevas tecnologías yse utilizaron donde ya existían procedimientos alternativosmás baratos cuya efectividad marginal era relativamentebaja (Jacobzone y Oxley, 2002). Parece existir un margenconsiderable para que los responsables políticos puedansolucionar estos problemas y mejorar la efectividad de laasistencia sanitaria. En segundo lugar, los costes de laasistencia de larga duración pueden administrarse si laspolíticas y los programas toman en consideración la pre-vención y el papel de la asistencia informal. Las políticas ylos programas de promoción sanitaria que previenen lasenfermedades crónicas y disminuyen el grado de discapa-cidad entre los ciudadanos de edad les permiten vivir conindependencia mucho más tiempo. Otro factor importantees la capacidad y el deseo de las familias de proporcionarasistencia y apoyar a los miembros de edad avanzada de

la familia. Esto dependerá, en gran parte, de los índices departicipación de la mujer en el mercado de trabajo y en laspolíticas públicas y laborales que reconozcan y apoyen elpapel del cuidador.

En muchos países, la mayor parte de los gastos se de-dica a la medicina curativa. La asistencia de las enferme-dades crónicas consigue una mejoría de la calidad devida; sin embargo, siempre es preferible que esas enfer-medades se puedan prevenir o retrasar hasta etapas muytardías de la vida. Los dirigentes tienen que evaluar si ta-les resultados pueden lograrse mediante políticas que to-men en consideración los múltiples factores determinan-tes del envejecimiento activo, como las intervencionespara prevenir lesiones, la mejora de las dietas y la activi-dad física y el aumento de la alfabetización o del empleo.

Finalmente, el nivel de financiación asignado al sistemade salud es una opción social y política sin respuesta uni-versalmente aplicable. Sin embargo, la OMS sugiere quees mejor pagar por anticipado la mayor parte posible de laasistencia sanitaria, ya sea en forma de seguros, impues-tos o seguridad social. El principio de «financiación justa»asegura la equidad a su acceso independientemente de laedad, el sexo o el origen étnico y también asegura que lacarga financiera sea compartida de manera justa (OMS,2000).

Una segunda preocupación importante de los respon-sables políticos es la demanda que una población puedehacer a los sistemas de la seguridad social a medida queenvejece. Los alarmistas señalan la creciente proporciónde la población «dependiente» que se ha retirado del mer-cado de trabajo estructurado. Sin embargo, la idea de quetodas las personas mayores de 60 años son dependienteses una suposición falsa. Muchas personas continúan es-tando en el mercado de trabajo formal en esta época desu vida o elegirían hacerlo si existiera la oportunidad. Mu-chas otras continúan contribuyendo a la economía a tra-vés del trabajo informal y de actividades de voluntariado,así como con intercambios de dinero en efectivo entre ge-neraciones y el apoyo a la familia. Por ejemplo, las perso-nas de edad que cuidan de sus nietos permiten a los adul-tos más jóvenes participar en el mercado de trabajo.

Una población que envejece proporciona otras ventajasa la economía global. Las naciones en la que están dismi-nuyendo las poblaciones en edad de trabajar podrán utili-zar trabajadores de edad experimentados y las industriaspodrán crecer a medida que sirven a las necesidades delos consumidores de mayor edad.

El envejecimiento global exige a los gobiernos y al sec-tor privado que aborden los desafíos planteados a los sis-temas de la seguridad social y de pensiones. Un enfoqueequilibrado de la provisión de protección social y los obje-tivos económicos indica que las sociedades con voluntadde planificación pueden permitirse envejecer. Las políticasdel mercado laboral (por ejemplo, los incentivos para jubi-laciones anticipadas y las prácticas de jubilación obligato-ria) tienen en realidad un impacto más importante sobre la

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capacidad de la nación para proporcionar protección so-cial que el envejecimiento demográfico en sí. El objetivodebe consistir en reconocer y aprovechar el talento y laexperiencia de las personas mayores y garantizarles unnivel de vida adecuado, a la vez que se fomentan los in-tercambios armoniosos entre generaciones.

Desafío 7: la forja de un nuevo paradigma

Tradicionalmente, la vejez se ha relacionado con la en-fermedad, la dependencia y la jubilación. Las políticas ylos programas vinculados a este paradigma desfasado noreflejan la realidad. No cabe duda de que la mayoría de laspersonas se adapta a los cambios con la edad y siguensiendo autónomos, incluso siendo ya muy ancianos. So-bre todo en los países en vías de desarrollo, muchas per-sonas de más de 60 años continúan participando en elmercado de trabajo. Las personas ancianas permanecenactivas en el sector del trabajo informal (por ejemplo, eltrabajo doméstico y las actividades por cuenta propia, apequeña escala) aunque esto no se reconoce a menudoen las estadísticas del mercado de trabajo. Las contribu-ciones no remuneradas de las personas de edad avanza-da en el hogar (como el cuidado de los niños y de las per-sonas enfermas) permiten a los miembros más jóvenes dela familia comprometerse en el mercado de trabajo remu-nerado. En todos los países, las actividades de voluntaria-do protagonizadas por las personas mayores constituyenuna importante contribución a la sociedad.

Ha llegado el momento de instaurar un nuevo paradig-ma que considere a las personas ancianas participantesactivas de una sociedad que integra el envejecimiento yque considere a dichas personas contribuyentes activos ybeneficiarios del desarrollo.

Esto incluye el reconocimiento de las contribuciones delas personas ancianas que están enfermas, son frágiles yvulnerables y la defensa de sus derechos de asistencia yseguridad.

Un paradigma como este asume un enfoque intergene-racional que reconoce la importancia de las relaciones fa-miliares y el apoyo que se prestan entre sí los miembros ylas generaciones en una familia. Fortalece la idea de «unasociedad para todas las edades», el principal tema delAño Internacional de las Personas mayores de las Nacio-nes Unidas (1999).

El nuevo paradigma desafía también la perspectiva tra-dicional de que el aprendizaje es un asunto de niños y jó-venes, el trabajo de adultos y la jubilación es un problemade la vejez. El nuevo paradigma reclama programas queapoyen el aprendizaje a todas las edades y permita a lagente entrar o salir del mercado laboral para asumir pape-les de cuidadores en distintas épocas de su vida. Este en-foque defiende la solidaridad entre las generaciones yproporciona más seguridad a los niños, los padres y laspersonas mayores.

Los propios ancianos y los medios de comunicacióndeben tomar la iniciativa para forjar una imagen nueva ymás positiva del envejecimiento. El reconocimiento políti-co y social de las contribuciones que las personas deedad hacen y la inclusión de hombres y mujeres de edaden los papeles directivos apoyará esta nueva imagen yayudará a deshacer los estereotipos negativos. Educar alos jóvenes con respecto al envejecimiento y prestar unacuidadosa atención al mantenimiento de los derechos delas personas de edad ayudará a reducir y eliminar la dis-criminación y el abuso.

5. LA RESPUESTA POLÍTICA

El envejecimiento de la población es un fenómeno glo-bal que requiere medidas internacionales, nacionales, re-gionales y locales. En un mundo cada vez más intercomu-nicado, el hecho de no afrontar de manera racional y encualquier parte del mundo los imperativos demográficos ylos rápidos cambios de las pautas de la enfermedad, ten-drá consecuencias socioeconómicas y políticas globales.

En última instancia, un enfoque colectivo del envejeci-miento y de las personas mayores condicionará la formaen que nosotros, nuestros hijos y nuestros nietos, experi-mentaremos la vida en los años posteriores.

El marco político para el envejecimiento activo (fig. 14)se guía por los Principios de las Naciones Unidas para lasPersonas Mayores (el círculo exterior), que son: indepen-dencia, participación, asistencia, realización de los pro-pios deseos y dignidad. Las decisiones se basan en com-prender cómo influyen los determinantes del envejeci-miento activo sobre la manera en que envejecen laspersonas y las poblaciones.

El marco político requiere la acción sobre tres pilaresbásicos:

Salud. Cuando los factores de riesgo (tanto ambienta-les como conductuales) de las enfermedades crónicas y el

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Figura 14. Los tres pilares de un marco político para el envejecimientoactivo.

declive funcional se mantienen en niveles bajos, y los fac-tores protectores son elevados, las personas disfrutan demás años y más calidad de vida. Permanecerán sanas ypodrán manejar sus propias vidas cuando envejezcan.Habrá menos adultos que necesiten costosos tratamien-tos médicos y servicios sanitarios.

Las personas que necesitan asistencia deben tener ac-ceso a toda la gama de servicios sociales y de salud queabordan las necesidades y los derechos de las mujeres ylos hombres a medida que envejecen.

Participación. Las personas mayores seguirán hacien-do una contribución productiva a la sociedad en activida-des tanto remuneradas como sin remunerar cuando laspolíticas y los programas sociales, laborales, de empleo,de la educación y sanitarios fomenten su total participa-ción en las actividades socioeconómicas, culturales y es-pirituales, de acuerdo con sus derechos humanos bási-cos, capacidades, necesidades y preferencias.

Seguridad. Cuando las políticas y los programas abor-den las necesidades sanitarias, sociales, económicas y deseguridad física y los derechos de las personas mayores,éstas verán garantizadas su protección, su dignidad y suasistencia en el caso de que ya no puedan mantenerse yprotegerse a sí mismas. Se apoyará a las familias y a lascomunidades en sus esfuerzos por cuidar de sus seresqueridos de más edad.

La acción Intersectorial

Para lograr el objetivo de un envejecimiento activo senecesitarán medidas en diversos sectores, además delsanitario y el social, como la educación, el empleo y el tra-bajo, la economía, la seguridad social, la vivienda, eltransporte, la justicia y el desarrollo rural y urbano. Aunqueestá claro que el sector de la salud no tiene responsabili-dad directa en las políticas de todos los demás sectores,éstas pertenecen en el más amplio sentido al ámbito de lasalud pública porque apoyan los objetivos de mejorar lasalud a través de la acción intersectorial. Este tipo de en-foque destaca la importancia de los numerosos y diferen-tes socios de la salud pública y refuerza el papel del sec-tor de la salud como catalizador para la acción (Yach,1996).

Además, todas las políticas tienen que apoyar la soli-daridad intergeneracional e incluir objetivos específicospara reducir las desigualdades entre hombres y mujeres yentre los distintos subgrupos dentro de la población demás edad. Es necesario prestar especial atención a losancianos pobres y marginados y a los que viven en zonasrurales.

El enfoque del envejecimiento activo busca eliminar ladiscriminación por razón de la edad y reconocer la diversi-dad de las poblaciones ancianas. Las personas mayores ysus cuidadores necesitan involucrarse activamente en laplanificación, la aplicación y la evaluación de políticas,

programas y actividades de desarrollo del conocimientorelacionadas con el envejecimiento activo.

Propuestas políticas fundamentales

Las siguientes propuestas políticas se han diseñadopara abordar los tres pilares del envejecimiento activo: sa-lud, participación y seguridad. Algunas son amplias yabarcan todos los grupos de edad, mientras que otras sedirigen específicamente a los grupos que se aproximan ala ancianidad o a los propios ancianos.

1. Salud

1.1. Prevenir y reducir la carga del exceso de discapa-cidades, enfermedades crónicas y mortalidad prematura.

• Objetivos y metas. Establecer objetivos mensurablesy específicos para cada sexo para la mejoría de las con-diciones sanitarias de los ancianos y reducir las enferme-dades crónicas, las discapacidades y la mortalidad pre-matura.

• Influencias económicas sobre la salud. Promulgar po-líticas y programas que aborden los factores económicosque contribuyen a la aparición de enfermedades y disca-pacidades en la vejez (por ejemplo, la pobreza, las desi-gualdades de ingresos y la exclusión social, los bajos ni-veles de alfabetización y la falta de educación). Dar priori-dad a la mejora del estado de salud de los grupos depoblación pobres y marginados.

• Prevención y tratamientos eficaces. Hacer que losservicios de detección selectiva de patologías prevalentesque han demostrado su eficacia, estén disponibles y seanasequibles para mujeres y hombres a medida que enveje-cen. Aplicar tratamientos eficaces y rentables que reduz-can las discapacidades (como la eliminación de cataratasy las prótesis de cadera) y hacerlos más accesibles paralas personas mayores con pocos ingresos.

• Entornos seguros, respetuosos con los ancianos.Crear normativas y centros de salud que sean favorablespara las personas ancianas y que prevengan las situacio-nes que dan lugar al empeoramiento de las discapacida-des. Evitar las lesiones protegiendo a los peatones ancia-nos del tráfico, haciendo que el paseo sea una actividadsegura, instaurando programas de prevención de caídas,eliminando los peligros en el hogar y proporcionando con-sejos sobre seguridad. Fortalecer seriamente las normasde higiene en el trabajo dirigidas a proteger de lesiones alos trabajadores mayores. Modificar los ambientes de tra-bajo formales e informales para que las personas puedancontinuar trabajando de forma productiva y segura a me-dida que van envejeciendo.

• Audición y visión. Reducir el deterioro evitable de laaudición mediante medidas de prevención apropiadas y elapoyo al acceso a los audífonos para las personas ancia-nas que padecen pérdidas auditivas. El objetivo es reduciry eliminar la ceguera evitable para el año 2020 (OMS,

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1997). Prestar los servicios apropiados a las personas condiscapacidades visuales relacionadas con la edad. Redu-cir las desigualdades en el acceso a las lentes correctoraspara las mujeres y los hombres de mayor edad.

• Vida sin barreras. Desarrollar las opciones de vivien-das sin barreras para las personas con discapacidadesque están envejeciendo. Trabajar para lograr que los edifi-cios y los transportes públicos sean accesibles para todaslas personas con discapacidades. Proporcionar lavabosaccesibles en los lugares públicos y en los centros de tra-bajo.

• Calidad de vida. Promulgar políticas y programas quemejoren la calidad de vida de las personas con discapaci-dades y enfermedades crónicas. Favorecer la indepen-dencia e interdependencia continua de las personas condiscapacidades, ayudándoles a adaptar el entorno en elque viven, proporcionándoles servicios de rehabilitación yapoyo comunitario para las familias y mejorando el accesoa dispositivos de apoyo eficaces (por ejemplo, lentes co-rrectoras y andadores).

• Apoyo social. Reducir los riesgos de soledad y aisla-miento social apoyando a los grupos comunitarios gestio-nados por personas mayores, a las sociedades tradiciona-les, a los grupos de ayuda mutua, a la esfera de acción delas personas de la misma edad, a las visitas vecinales, alos programas de ayuda telefónica y a los cuidadores fa-miliares. Apoyar el contacto intergeneracional y proporcio-nar viviendas en comunidades que fomenten la interac-ción social diaria y la interdependencia entre los jóvenes ylos mayores.

• VIH y SIDA. Eliminar el límite de edad para la recopi-lación de datos sobre el VIH/SIDA. Evaluar y tratar el im-pacto del VIH/SIDA en las personas ancianas, incluidaslas infectadas y las que atienden a familiares infectados oa huérfanos a causa del SIDA.

• Salud mental. Promover una salud mental positiva du-rante todo el ciclo vital proporcionando información y de-safiando las creencias estereotipadas sobre los proble-mas de la salud mental y la enfermedad mental.

• Medio ambiente limpio. Aplicar políticas y programasque aseguren el acceso igualitario al agua limpia, a los ali-mentos sanos y al aire puro. Reducir al mínimo la exposi-ción a la contaminación durante el ciclo vital, particular-mente en la niñez y la vejez.

1.2. Reducir los factores de riesgo relacionados conlas causas de enfermedades importantes y aumentar losfactores que protegen la salud durante el ciclo vital.

• Tabaco. Tomar medidas generales en el ámbito local,nacional e internacional para controlar la comercializacióny el uso de los productos del tabaco. Proporcionar ayuda alas personas mayores para que dejen de fumar.

• Actividad física. Desarrollar directrices e informaciónque resulten adecuadas culturalmente y que estén basa-das en la población para la actividad física de los hombres

y las mujeres de edad avanzada. Proporcionar oportuni-dades accesibles, agradables y asequibles para estar físi-camente activos (por ejemplo, zonas de paseo seguras yparques). Apoyar a los líderes y grupos de personas de lamisma edad que promuevan una actividad física regular ymoderada para las personas mayores. Informar y educar alas personas y a los profesionales sobre la importancia depermanecer activos a medida que se envejece.

• Nutrición. Asegurar la adecuada nutrición a lo largo dela vida, particularmente en la niñez y en las mujeres du-rante sus años reproductivos. Asegurar que las políticasnacionales de nutrición y los planes de acción reconozcana los ancianos como un grupo potencialmente vulnerable.Incluir medidas especiales para evitar la desnutrición y ga-rantizar alimentos seguros y saludables a medida que laspersonas envejecen.

• Alimentación sana. Desarrollar directrices que seanadecuadas culturalmente y se basen en la población parauna alimentación sana de los hombres y las mujeres deedad avanzada. Fomentar la mejoría de las dietas y la ob-tención de pesos saludables en la vejez, proporcionandoinformación (incluida la que se ocupe específicamente delas necesidades nutricionales de las personas ancianas),educación sobre la nutrición en todas las edades y políti-cas de alimentación sana que permitan a las mujeres, alos hombres y a las familias elegir alimentos sanos.

• Salud bucal. Promover la salud bucal entre las perso-nas de edad avanzada y animar tanto a las mujeres comoa los hombres a conservar sus dientes naturales duranteel mayor tiempo posible. Fijar metas políticas adecuadasculturalmente para la salud bucal y proporcionar progra-mas apropiados de promoción de la salud bucal y servi-cios de tratamiento durante todo el ciclo vital.

• Factores psicológicos. Fomentar y capacitar a las per-sonas para desarrollar técnicas cognoscitivas autoefica-ces, como la resolución de problemas, la conducta proso-cial y las técnicas de superación efectivas durante el cur-so vital. Reconocer y aprovechar la experiencia y lasfuerzas de las personas ancianas ayudándolas, al mismotiempo, a mejorar su bienestar psicológico.

• Alcohol y fármacos. Determinar el grado de uso del al-cohol y los fármacos por las personas a medida que en-vejecen y aplicar prácticas y políticas para reducir el abu-so y los hábitos de prescripción incorrectos.

• Medicamentos. Hacer que las personas mayores quenecesiten medicamentos seguros e imprescindibles, peroque no puedan costeárselos, puedan acceder a ellos deuna forma asequible. Aplicar prácticas y políticas para re-ducir el abuso y los hábitos de prescripción incorrectos porparte de profesionales y otros asesores de la salud. Infor-mar y educar a las personas sobre el buen uso de los me-dicamentos.

• Cumplimiento terapéutico. Emprender medidas globa-les para conocer mejor el mal cumplimiento terapéutico delos tratamientos y corregirlo, ya que compromete seria-

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mente la efectividad de los mismos, particularmente en re-lación con las terapias de larga duración.

1.3. Desarrollar una continuidad de servicios socialesy de salud asequible, accesible, de gran calidad y respe-tuoso con la edad, que trate las necesidades y los dere-chos de las mujeres y los hombres a medida que van en-vejeciendo.

• Continuidad asistencial durante el ciclo vital. Propor-cionar una continuidad asistencial a las mujeres y loshombres a medida que envejecen tomando en considera-ción sus opiniones y preferencias. Reorientar los sistemasactuales que se organizan alrededor del cuidado de enfer-medades agudas hacia otro sistema que proporcione unacontinuidad asistencial completa a través de todas las fa-ses de la vida que incluya la promoción de la salud, la pre-vención de las enfermedades, el tratamiento adecuado delas enfermedades crónicas, la provisión justa del apoyo dela comunidad y la asistencia digna y paliativa de larga du-ración.

• Acceso igual y asequible. Asegurar el acceso equi-tativo y asequible a una asistencia primaria sanitaria decalidad (tanto de enfermedades agudas como crónicas),así como a los servicios sanitarios de larga duraciónpara todos.

• Cuidadores informales. Reconocer y tratar las diferen-cias de sexo en la carga de la asistencia y hacer un es-fuerzo especial para apoyar a los cuidadores, la mayoríade los cuales son mujeres de edad avanzada que cuidana compañeros, niños, nietos y otras personas enfermas odiscapacitadas. Ayudar al sector informal mediante inicia-tivas tales como la formación, la asistencia temporal porpersonal eventual, los créditos de pensiones, los subsi-dios económicos y los servicios de asistencia domiciliaria.Reconocer que los cuidadores ancianos pueden llegar aquedarse socialmente aislados, perjudicados económica-mente y enfermos ellos mismos, y ayudarles en sus nece-sidades.

• Cuidadores formales. Proporcionar a los cuidadoresremunerados adecuadas condiciones de trabajo y de re-muneración, con atención especial a aquellos que care-cen de experiencia y tienen una baja condición social yprofesional (la mayoría de los cuales son mujeres).

• Servicios de salud mental. Proporcionar servicios glo-bales de salud mental para los hombres y las mujeres queestán envejeciendo, que abarquen desde la promoción dela salud mental a los servicios de tratamiento para la en-fermedad mental, la rehabilitación y la reintegración en lacomunidad, cuando sea necesario. Prestar especial aten-ción al aumento de la depresión y a las tendencias suici-das debidas a pérdidas y al aislamiento social. Proporcio-nar asistencia de calidad a las personas mayores con de-mencia y otros problemas neurológicos y cognoscitivos ensus hogares y en instalaciones residenciales, cuando seaapropiado. Prestar especial atención a las personas que

están envejeciendo con discapacidades intelectuales delarga duración.

• Sistemas de asistencia éticos y coordinados. Suprimirla discriminación por razón de edad en los sistemas sani-tarios y sociales. Mejorar la coordinación de los serviciossociales y de salud e integrar tales sistemas cuando seaposible. Establecer y mantener normas apropiadas deasistencia para las personas que envejecen a través demecanismos reguladores, directrices, educación, consultay colaboración.

• Yatrogenia. Prevenir la yatrogenia (enfermedad y dis-capacidad que es inducida por el proceso de diagnósticoo tratamiento). Establecer los sistemas adecuados paraprevenir reacciones adversas a los fármacos con un enfo-que especial en la vejez. Crear una conciencia de los ries-gos y los beneficios relativos de las terapias modernas en-tre los profesionales de la salud y el público en general.

• Envejecimiento en el hogar y en la comunidad. Pro-porcionar políticas, programas y servicios que permitan alas personas permanecer en sus hogares a medida queenvejecen, con o sin otros miembros de la familia, deacuerdo con sus circunstancias y preferencias. Apoyar alas familias que tienen en sus hogares personas ancianasque necesitan asistencia. Proporcionar ayuda mediantealimentos y mantenimiento de la casa, así como el apoyode la enfermería a domicilio cuando sea necesario.

• Asociaciones y asistencia de calidad. Proporcionar unenfoque global de la asistencia de larga duración (me-diante cuidadores formales e informales) que fomente lacolaboración entre los sectores público y privado e impli-que a todos los niveles al gobierno, a la sociedad civil y alos sectores sin ánimo de lucro. Asegurar normas de grancalidad y entornos estimulantes en las instalaciones resi-denciales asistidas para los hombres y las mujeres que re-quieren este cuidado a medida que envejecen.

1.4. Proporcionar formación y educación a los cuida-dores.

• Cuidadores informales. Proporcionar a los miembrosde la familia, a los consejeros de la misma edad y a otroscuidadores informales, información y formación sobre laforma de cuidar a las personas a medida que envejecen.Apoyar a los curanderos ancianos que tengan grandes co-nocimientos sobre las medicinas tradicionales y comple-mentarias, evaluando, al mismo tiempo, sus necesidadesde formación.

• Cuidadores formales. Educar a los trabajadores sani-tarios y sociales para que hagan posible la creación demodelos de asistencia primaria y de asistencia de largaduración que reconozcan los puntos fuertes y las contri-buciones de las personas ancianas. Incorporar módulossobre envejecimiento activo en los planes de estudio mé-dicos y sanitarios a todos los niveles. Proporcionar educa-ción especializada en gerontología y geriatría a los profe-sionales médicos, sanitarios y de los servicios sociales.

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Informar a todos los profesionales de la salud y de losservicios sociales sobre el proceso de envejecimiento ylas formas de optimizar el envejecimiento activo entre losindividuos, las comunidades y los grupos de población.Proporcionar incentivos y formación a los profesionalesde servicios sociales y sanitarios y apoyar el cuidado dela propia salud, aconsejando prácticas de estilo de vidasaludable entre los hombres y las mujeres a medida queenvejecen. Aumentar la concienciación y la sensibilidadde todos los profesionales de la salud y de los trabajado-res comunitarios respecto a la importancia de las redessociales para el bienestar en la vejez. Formar a los traba-jadores de la promoción de la salud en la identificación delas personas mayores con riesgos de soledad y aisla-miento social.

2. Participación

2.1. Proporcionar oportunidades de educación yaprendizaje durante el ciclo vital.

• Educación básica y conocimientos mínimos sobre lasalud. Conseguir que la educación básica esté disponiblepara todos durante su ciclo vital. Aspirar a lograr la alfabe-tización para todos. Fomentar los conocimientos mínimossobre la salud proporcionando educación sanitaria duran-te el ciclo vital. Enseñar a las personas a cuidar de sí mis-mas y de los demás a medida que envejecen. Educar a laspersonas de edad en la utilización y selección eficaz delos servicios de salud y de la comunidad y posibilitarles suutilización y selección.

• Aprendizaje durante toda la vida. Habilitar la plenaparticipación de las personas mayores proporcionandopolíticas y programas de educación y formación que apo-yen el aprendizaje a lo largo de la vida para las mujeres ylos hombres a medida que envejecen. Proporcionar a laspersonas mayores oportunidades para desarrollar nuevastécnicas, particularmente en áreas tales como las tecnolo-gías de la información y las nuevas técnicas agrícolas.

2.2. Reconocer y permitir la participación activa de laspersonas en las actividades de desarrollo económico, eltrabajo formal e informal y las actividades de voluntariadoa medida que envejecen, de acuerdo con sus necesida-des, preferencias y capacidades individuales.

• Reducción de la pobreza y generación de ingresos.Incluir a las personas mayores en la planificación, lapuesta en práctica y la evaluación de las iniciativas de de-sarrollo social y en los esfuerzos para reducir la pobreza.Garantizar que las personas ancianas tengan el mismoacceso que las jóvenes a las becas de desarrollo, a losproyectos que generen ingresos y a los programas decrédito.

• Trabajo formal. Promulgar políticas y programas delmercado laboral y de empleo que permitan la participa-ción de las personas en trabajos gratificantes a medidaque envejecen, de acuerdo con sus necesidades, prefe-rencias y capacidades individuales (por ejemplo, la elimi-nación de la discriminación por razón de edad en la con-

tratación y la conservación de trabajadores mayores).Apoyar las reformas de las pensiones que fomenten laproductividad, un sistema heterogéneo de planes de pen-siones y unas alternativas de jubilación más flexibles (porejemplo, la jubilación gradual o parcial).

• Trabajo informal. Promulgar políticas y programas quereconozcan la contribución de las mujeres y los hombresmayores en los trabajos no remunerados del sector infor-mal y en los cuidados domésticos.

• Actividades de voluntariado. Reconocer el valor delvoluntariado y ampliar las oportunidades para que las per-sonas mayores participen en actividades de voluntariadoque sean gratificantes, sobre todo para quienes deseanser voluntarios pero no pueden serlo por limitaciones desalud o de transporte.

2.3. Alentar a las personas a participar plenamente enla vida de la comunidad familiar a medida que envejecen.

• Transporte. Proporcionar servicios de transporte pú-blico accesibles y económicos en áreas rurales y urbanaspara que las personas ancianas (sobre todo las que tienendificultades de movilidad) puedan participar totalmente enla vida de la familia y de la comunidad.

• Liderazgo. Implicar a las personas mayores en losprocesos políticos que afectan a sus derechos. Incluir alas mujeres y a los hombres ancianos en la planificación,aplicación y evaluación de los programas locales de ocio yservicio social y de asistencia sanitaria. Incluir a las per-sonas mayores en los esfuerzos de prevención y educa-ción para reducir la propagación del VIH/SIDA. Implicar alas personas de edad avanzada en los esfuerzos para de-sarrollar programas de investigación sobre el envejeci-miento activo, en calidad tanto de asesores como de in-vestigadores.

• Una sociedad para todas las edades. Proporcionaruna mayor flexibilidad de los períodos dedicados a la edu-cación, el trabajo y a las responsabilidades de los cuida-dos durante el ciclo vital. Desarrollar una amplia gama dealternativas de viviendas para las personas mayores queelimine las barreras a la autonomía personal y a la depen-dencia de los miembros de la familia y favorezca la partici-pación plena en la vida comunitaria y familiar. Proporcio-nar actividades intergeneracionales en colegios y comuni-dades. Alentar a las personas mayores a convertirse enlos modelos del papel del envejecimiento activo y a sermentores de las personas más jóvenes. Reconocer y apo-yar el importante papel y las responsabilidades de losabuelos. Fomentar la colaboración entre las organizacio-nes no gubernamentales que trabajan con niños, jóvenesy personas mayores.

• Una imagen positiva del envejecimiento. Trabajar congrupos que representan a las personas mayores y a losmedios de comunicación para proporcionar imágenes rea-listas y positivas del envejecimiento activo, así como infor-mación educativa sobre el envejecimiento activo. Hacer

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frente a los estereotipos negativos y a la discriminaciónpor causa de la edad.

• Reducir las desigualdades en la participación de lasmujeres. Reconocer y apoyar la importante contribuciónde las mujeres y de los hombres mayores en las familias ycomunidades mediante el cuidado y la participación en laeconomía del sector informal. Permitir la plena participa-ción de las mujeres en la vida política y en los lugares detoma de decisiones a medida que envejecen. Proporcio-nar oportunidades de educación y aprendizaje durantetoda la vida a las mujeres, de la misma forma que se pro-porciona a los hombres.

• Apoyar a las organizaciones que representan a laspersonas mayores. Proporcionar ayuda financiera y mate-rial, así como formación, a los miembros de estas organi-zaciones para que puedan defender, promover y mejorarla salud, la seguridad y la plena participación de las muje-res y los hombres mayores en todos los aspectos de lavida de la comunidad.

3. Seguridad

3.1. Asegurar la protección, la seguridad y la dignidadde las personas ancianas abordando los derechos y las

necesidades de seguridad social, financiera y física de laspersonas a medida que envejecen.

• Seguridad social. Apoyar la provisión de una red deseguridad social para las personas mayores pobres queestén solas, así como iniciativas de protección social queproporcionen ingresos fijos y adecuados durante la vejez.Alentar a los adultos jóvenes a prepararse para la vejez ensus prácticas de salud, sociales y financieras.

• VIH/SIDA. Apoyar el bienestar social, económico ypsicológico de las personas mayores que cuidan a perso-nas con VIH/SIDA y asumen papeles de paternidad conhuérfanos del SIDA. Proporcionar ayuda material, aten-ción sanitaria y préstamos económicamente asequibles alas personas mayores para ayudarles a satisfacer las ne-cesidades de niños y nietos afectados por el VIH/SIDA.

• Protección del consumidor. Proteger a los consumido-res de las medicaciones y los tratamientos inseguros, asícomo de prácticas de propaganda poco escrupulosas,particularmente en la vejez.

• Justicia social. Asegurar que las decisiones tomadasen relación con la asistencia a la vejez se basan en los de-rechos de las personas mayores y se guían por los Princi-

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LA OMS Y EL ENVEJECIMIENTO

En 1995, cuando la OMS cambió de nombre su «Programade Salud de las Personas Mayores» por el de «Envejecimientoy Salud», marcó un importante cambio de orientación. En vezde aislar en categorías a las personas mayores, el nuevo nombreconsideraba una perspectiva de todo el curso vital: todos enve-jecemos y la manera mejor de asegurar una buena salud paralas futuras generaciones de personas mayores es prevenir lasenfermedades y promover la salud durante todo el ciclo vital.Por el contrario, sólo puede comprenderse bien la salud deaquellos que actualmente se encuentran en la vejez si se tienenen cuenta los acontecimientos de la vida por los que han pasa-do.

El objetivo del Programa de Envejecimiento y Salud ha sidodesarrollar políticas que aseguren «el logro de la mejor calidadde vida posible, para el mayor número de personas posible».Para conseguir esto, es preciso que la OMS fomente la base deconocimientos sobre gerontología y medicina geriátrica a tra-vés de la investigación y los esfuerzos de educación. Es preci-so poner el énfasis en fomentar iniciativas interdisciplinarias eintersectoriales, particularmente las dirigidas a los países envías de desarrollo que se enfrentan a índices de envejecimientode la población sin precedentes por su rapidez dentro de uncontexto de pobreza predominante y con problemas de infraes-tructura sin resolver. Además, el Programa destaca la importan-cia de:

• Adoptar estrategias basadas en la comunidad, resaltando aésta como el ámbito fundamental para las intervenciones.

• Respetar los contextos y las influencias culturales.

• Reconocer la importancia de las diferencias entre hombresy mujeres.

• Fortalecer los vínculos entre las generaciones.

• Respetar y conocer los problemas éticos relacionados conla salud y el bienestar en la vejez.

El «Año Internacional de las Personas de Edad» (1999)marcó un hito en la evolución del trabajo de la OMS sobre elenvejecimiento y la salud. Ese año, el tema del Día Mundial dela Salud fue «el envejecimiento activo marca la diferencia» y elDirector general de la OMS, la Dra. Gro Harlem Brundtland,puso en marcha el «Movimiento Global para el Envejecimien-to Activo». Con tal ocasión, la Dra. Brundtland comentó: Con-servar la salud y la calidad de vida durante toda la vida seráuna valiosa contribución para lograr vidas plenas, una comu-nidad intergeneracional armoniosa y una economía dinámica.La OMS se ha comprometido a fomentar el envejecimiento ac-tivo como un componente indispensable de todos sus progra-mas de desarrollo.

En 2000, el nombre del programa de la OMS se volvió acambiar a «Envejecimiento y Ciclo Vital» para reflejar la im-portancia de una perspectiva que abarque todas las fases de lavida. Se ha mantenido el enfoque múltiple del programa ante-rior y el énfasis puesto en el desarrollo de actividades con nu-merosos socios de todos los sectores y disciplinas diferentes.Se ha agregado una mejora ulterior al concepto de «envejeci-miento activo» y se ha trasladado a todas las actividades delprograma, entre las que se incluyen la investigación y la for-mación, la diseminación de la información, la defensa y el de-sarrollo de las políticas.

pios de las Naciones Unidas para las Personas Mayores.Defender el derecho de los mayores a mantener su inde-pendencia y autonomía durante el mayor período de tiem-po posible.

• Refugio. Reconocer explícitamente el derecho y la ne-cesidad de las personas ancianas a tener un refugio se-guro y apropiado, sobre todo en tiempos de conflictos ycrisis. Proporcionar cuando sea necesario ayuda para vi-vienda a las personas mayores (prestando especial aten-ción a las que viven solas) a través de subsidios de alqui-ler, iniciativas de viviendas en cooperativa, ayudas pararenovar la vivienda, etc.

• Crisis. Defender el derecho de los ancianos durantelos conflictos. Reconocer específicamente la necesidadde proteger a las personas de edad avanzada en situacio-nes de emergencia (por ejemplo, proporcionando el trans-porte a los centros de ayuda a quienes no puedan cami-nar hasta ellos). Reconocer la contribución que puedenhacer las personas ancianas para recuperarse de las se-cuelas de una situación de emergencia e incluirles en lasiniciativas de recuperación.

• Abuso contra las personas de edad. Reconocer elabuso contra los ancianos (físico, sexual, psicológico, eco-nómico y de desprecio) e instar al procesamiento de losacusados. Formar a los encargados de aplicar las leyes, alos profesionales sanitarios y sociales, a los líderes espiri-tuales, a las organizaciones de defensa y a los grupos depersonas mayores para que reconozcan esta forma deabuso y se ocupen de ella. Aumentar la toma de concien-cia de lo injusto que es abusar de los ancianos mediantecampañas de información pública y de concienciación. In-volucrar a los medios de información y a los jóvenes, asícomo a las personas mayores, en estos esfuerzos.

3.2. Reducir las desigualdades en los derechos de se-guridad y en las necesidades de las mujeres mayores.

• Promulgar y aplicar leyes que protejan a las viudas delrobo de sus propiedades y posesiones y de prácticas da-ñinas como los rituales de enterramiento o prácticas debrujería que ponen en peligro su salud.

• Promulgar legislación y aplicar las leyes que protegena las mujeres de la violencia doméstica y de otras formasde violencia a medida que envejecen.

• Proporcionar seguridad social (apoyo económico) alas mujeres mayores que no tienen ninguna pensión o cu-yos ingresos de jubilación son mínimos porque toda suvida, o la mayor parte de ella, han trabajado en el hogar oen el sector informal.

La colaboración internacional

Con el lanzamiento del Plan de Acción Internacionalsobre el Envejecimiento, la Asamblea General de las Na-ciones Unidas sobre Envejecimiento del año 2002 marcaun punto de inflexión en la toma de conciencia de los de-

safíos y en la celebración de los triunfos de un mundo queenvejece. A medida que nos embarcamos en la fase deaplicación, serán críticas la participación en opciones deinvestigación y de políticas entre las naciones, las regio-nes y el mundo entero. Cada vez se pedirá más a los es-tados miembros, a las organizaciones no gubernamenta-les, a las instituciones académicas y al sector privado quedesarrollen soluciones que tengan en cuenta el envejeci-miento frente a los desafíos de un mundo que envejece.Tendrán que tener en cuenta las consecuencias de latransición epidemiológica, los cambios rápidos en el sec-tor de la salud, la globalización, la urbanización, los mo-delos cambiantes de la familia y la degradación medioam-biental, así como las persistentes desigualdades y la po-breza, especialmente en los países en vías de desarrollodónde ya viven la mayoría de las personas mayores.

Para fomentar el movimiento del envejecimiento activo,todas las partes interesadas tendrán que clarificar y popu-larizar el término de «envejecimiento activo» a través deldiálogo, la discusión y el debate en la arena política, elsector de la educación, los foros públicos y los medios decomunicación como la radio y los programas de televisión.

Es preciso apoyar la acción sobre los tres pilares delenvejecimiento en las actividades de desarrollo del cono-cimiento, incluyendo la evaluación, la investigación y la vi-gilancia, y la diseminación de los resultados de la investi-gación. Los resultados de la investigación tienen que com-partirse en un lenguaje claro y en formatos accesibles yprácticos con los responsables de la política, las organiza-ciones no gubernamentales que representan a las perso-nas mayores, el sector privado y el público en general.

Las agencias internacionales, los países y las regionestendrán que trabajar en colaboración para desarrollar unimportante programa de investigación para el envejeci-miento activo.

La OMS se ha comprometido a trabajar en colabora-ción con otras organizaciones intergubernamentales, lasONG y el sector académico para el desarrollo de un mar-co global de investigación sobre el envejecimiento. Talmarco debe reflejar las prioridades expresadas tanto en elPlan de Acción Internacional sobre el Envejecimiento delaño 2002 como en este documento.

Conclusiones

En este documento, la OMS ofrece un marco de acciónpara los responsables políticos. Junto con el Plan de Ac-ción sobre el Envejecimiento de las Naciones Unidas, re-cientemente adoptado, este marco proporciona una basepara diseñar políticas multisectoriales sobre el envejeci-miento activo que mejorarán la salud y la participación delas poblaciones que están envejeciendo, asegurando, almismo tiempo, que los ancianos tienen la adecuada segu-ridad, protección y cuidado cuando requieran asistencia.

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La OMS reconoce que la salud pública implica una am-plia gama de acciones para mejorar la salud de la pobla-ción y que la salud va más allá de la provisión de serviciossanitarios básicos. Por consiguiente, se compromete a tra-bajar en colaboración con otras agencias internacionalesy las mismas Naciones Unidas para alentar la puesta enpráctica de políticas de envejecimiento activo a escala glo-bal, regional y nacional. Debido a la naturaleza especialde su trabajo, la OMS proporcionará asesoramiento técni-co y desempeñará un papel catalizador para el desarrollode la salud. Sin embargo, esto sólo puede conseguirsecon un esfuerzo común. Todos juntos, debemos propor-cionar las pruebas y demostrar la eficacia de los diferen-tes cursos de acción propuestos. Por último, sin embargo,dependerá de las comunidades nacionales y locales de-sarrollar metas y objetivos culturalmente sensibles, espe-cíficos para cada género y realistas para aplicar políticasy programas adaptados a sus circunstancias únicas.

El enfoque del envejecimiento activo proporciona unmarco para el desarrollo de estrategias globales, naciona-les y locales sobre el envejecimiento de la población. Po-niendo juntos los tres pilares para la acción de la salud, laparticipación y la seguridad, se dispone de una plataformapara llegar a un consenso que aborde las preocupacionesde múltiples sectores y de todas las regiones. Las pro-puestas y las recomendaciones políticas son de poca uti-lidad a menos que se pongan en práctica acciones de se-guimiento. Ha llegado el momento de actuar.

6. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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