entrevista en deia

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6 Deia Sábado, 19 de noviembre de 2016 Bizkaia 200 voluntarios salen a la calle en Bilbao para conocer la realidad de los sin techo El recuento de 112 personas revela que hay menos personas durmiendo a la intemperie que en 2014 y 78 más, en albergues Olga Sáez BILBAO – Entre las 22.00 y las 2.00 de la madrugada del 26 al 27 del pasado octubre, un grupo de mil voluntarios salió por las calles de Euskadi para conocer el número de personas que duermen a la intemperie, sus circunstancias y los motivos que les han llevado a esa situación. No es la primer vez que se lleva a cabo esta experiencia denominada Noches S en otras ciu- dades. El recuento de los sin techo ha puesto una vez más rostro a los números de la mayor lacra social que puede tener una ciudad. Son menos que el pasado año, pero aun así son muchos. Centrándose en Bilbao, cada noche 112 personas duermen en cajeros, esquinas, y aceras con car- tones por colchón. Las primeras conclusiones del informe desvelan que se siguen manteniendo los dos grupos de otros recuentos: autóc- tonos y emigrantes que durante el día participan en trabajos o grupos. Además se pone de manifiesto la necesidad de habilitar nuevos recursos con menores exigencias. El recuento lo realizaron profe- sores, universitarios, trabajadores sociales y miembros de entidades sociales; todos jóvenes y con un marcado compromiso con la comunidad. Es el perfil que define al equipo de voluntarios que se prestaron la madrugada del 26 de octubre a ser notarios de la mise- ria y la exclusión de Bilbao. Los voluntarios recorrieron las calles de la ciudad para contabilizar a todas aquellas personas que se encontraran pernoctando en la calle, bien a la intemperie, en un espacio de uso público o cubierto, o en cualquier otro lugar inadecua- do para vivir en él. Su trabajo no quedó ahí. Una hora antes de iniciarse la salida, los 220 voluntarios de Bil- bao se reunieron en la ikastola de Deusto, donde grupos correspon- dientes a los ocho distritos muni- cipales recordaron algunas instruc- ciones básicas sobre el cometido del recuento, se aclararon dudas y se repartieron diversos materiales, como cuestionarios o tarjetas de identificación. Además, cada par- ticipante fue provisto de una bolsa cena. Para muchos era la primera vez que colaboraban en un trabajo de estas características, por lo que tam- poco sabían cómo reaccionarían todas esas personas, muchas de las cuales solo guardan en la intimidad el secreto de su historia vital. Los voluntarios destacaron la buena aco- gida que recibieron por parte de las personas localizadas en la calle. NOTARIOS DE LA MISERIA Fue una jor- nada tranquila, sin incidentes, en la que los voluntarios contactaron per- sonalmente con las personas sin hogar a las que formularon un cues- tionario de hasta 45 preguntas con el objeto de conocer las característi- cas socio demográficas básicas de las personas localizadas en la calle, su situación en relación a aspectos como su situación administrativa, Un hombre sin hogar duerme en un banco de un parque de Bilbao. Foto: Oskar González “Aunque ha disminuido, siempre es una mala noticia detectar a gente durmiendo en la calle” IÑIGO POMBO Concejal de Políticas Sociales estado de salud o relaciones sociales y familiares. Además, los voluntarios incluyeron una ficha de observación con datos de identificación y locali- zación básicos. “Detectar que hay personas que duermen en la calle siempre es una mala noticia. Podía- mos estar satisfechos porque ha dis- minuido el número 29 –en 2014, había 141, y en 2016, 112–. Pero es una mala noticia para el Ayuntamiento y para la ciudad, porque hay 112 per- sonas que duermen en la calle. Debe- mos tratar de hacer desaparecer esta lacra social. Por supuesto vamos a seguir trabajando”, señaló el conce- jal de Políticas Sociales del Ayunta- miento de Bilbao, Iñigo Pombo. Todavía no se tienen los resultados de este estudio, cuyas conclusiones se expondrán en cada capital aun- que se ha realizado a nivel de Euska- di. No obstante se conocen ya algu- nos trazos que pueden vislumbrar

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Page 1: Entrevista en Deia

6 Deia – Sábado, 19 de noviembre de 2016

Bizkaia

200 voluntarios salen a la calle en Bilbao para conocer la realidad de los sin techo

El recuento de 112 personas revela que hay menos personas durmiendo a la intemperie que en 2014 y 78 más, en albergues

Olga Sáez

BILBAO – Entre las 22.00 y las 2.00 de la madrugada del 26 al 27 del pasado octubre, un grupo de mil voluntarios salió por las calles de Euskadi para conocer el número de personas que duermen a la intemperie, sus circunstancias y los motivos que les han llevado a esa situación. No es la primer vez que se lleva a cabo esta experiencia denominada Noches S en otras ciu-dades. El recuento de los sin techo ha puesto una vez más rostro a los números de la mayor lacra social que puede tener una ciudad. Son menos que el pasado año, pero aun así son muchos.

Centrándose en Bilbao, cada noche 112 personas duermen en cajeros, esquinas, y aceras con car-tones por colchón. Las primeras conclusiones del informe desvelan

que se siguen manteniendo los dos grupos de otros recuentos: autóc-tonos y emigrantes que durante el día participan en trabajos o grupos. Además se pone de manifiesto la necesidad de habilitar nuevos recursos con menores exigencias.

El recuento lo realizaron profe-sores, universitarios, trabajadores sociales y miembros de entidades sociales; todos jóvenes y con un marcado compromiso con la comunidad. Es el perfil que define al equipo de voluntarios que se prestaron la madrugada del 26 de octubre a ser notarios de la mise-ria y la exclusión de Bilbao. Los voluntarios recorrieron las calles de la ciudad para contabilizar a todas aquellas personas que se encontraran pernoctando en la calle, bien a la intemperie, en un espacio de uso público o cubierto, o en cualquier otro lugar inadecua-

do para vivir en él. Su trabajo no quedó ahí.

Una hora antes de iniciarse la salida, los 220 voluntarios de Bil-bao se reunieron en la ikastola de Deusto, donde grupos correspon-dientes a los ocho distritos muni-cipales recordaron algunas instruc-ciones básicas sobre el cometido del recuento, se aclararon dudas y se repartieron diversos materiales, como cuestionarios o tarjetas de identificación. Además, cada par-

ticipante fue provisto de una bolsa cena.

Para muchos era la primera vez que colaboraban en un trabajo de estas características, por lo que tam-poco sabían cómo reaccionarían todas esas personas, muchas de las cuales solo guardan en la intimidad el secreto de su historia vital. Los voluntarios destacaron la buena aco-gida que recibieron por parte de las personas localizadas en la calle.

NOTARIOS DE LA MISERIA Fue una jor-nada tranquila, sin incidentes, en la que los voluntarios contactaron per-sonalmente con las personas sin hogar a las que formularon un cues-tionario de hasta 45 preguntas con el objeto de conocer las característi-cas socio demográficas básicas de las personas localizadas en la calle, su situación en relación a aspectos como su situación administrativa,

Un hombre sin hogar duerme en un banco de un parque de Bilbao. Foto: Oskar González

“Aunque ha disminuido, siempre es una mala noticia detectar a gente durmiendo en la calle”

IÑIGO POMBO Concejal de Políticas Sociales

estado de salud o relaciones sociales y familiares. Además, los voluntarios incluyeron una ficha de observación con datos de identificación y locali-zación básicos. “Detectar que hay personas que duermen en la calle siempre es una mala noticia. Podía-mos estar satisfechos porque ha dis-minuido el número 29 –en 2014, había 141, y en 2016, 112–. Pero es una mala noticia para el Ayuntamiento y para la ciudad, porque hay 112 per-sonas que duermen en la calle. Debe-mos tratar de hacer desaparecer esta lacra social. Por supuesto vamos a seguir trabajando”, señaló el conce-jal de Políticas Sociales del Ayunta-miento de Bilbao, Iñigo Pombo.

Todavía no se tienen los resultados de este estudio, cuyas conclusiones se expondrán en cada capital aun-que se ha realizado a nivel de Euska-di. No obstante se conocen ya algu-nos trazos que pueden vislumbrar

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Deia – Larunbata, 2016ko azaroaren 19 BIZKAIA 7Deia – Larunbata, 2016ko azaroaren 19a BIZKAIA 7

la situación actual con respecto a las conclusiones que se extrajeron en 2014.

En este sentido, Txema Duque, sub-director del Área de Políticas Socia-les y uno de los miembros que ha participado en este estudio, adelan-ta que el recuento que se ha realiza-do refleja que se mantienen los dos grupos de población que hay en la calles de Bilbao. Se refiere por un lado al de los autóctonos; personas con una edad un poco más alta, con alguna problemática añadida y pro-blemas mentales en algunos casos.

El segundo grupo que se encuen-tra durmiendo en las calles de Bil-bao aglutina a personas más jóve-nes, extranjeros y con más habilida-des. “Este es un colectivo muy cam-biante, también muy normalizado pero que está más de paso”. señala Duque. Se trata de personas que durante el día realizan algún curso de formación o incluso tienen algún trabajo y por la noche no tienen dón-de dormir.

Con respecto a anteriores recuen-tos que se han realizado en Bilbao, otro de los aspectos destacables es que el número de personas que dor-mían en la noche del 26 de octubre en los albergues había pasado de 130 a 208. El concejal Iñigo Pombo seña-la que “éste es uno de los datos que se van a estudiar”.

Los albergues de Bilbao ofrecen 246 plazas; sin embargo, se trata de estancias cortas, por lo que muchas de las personas que viven en la calle “no quieren dejar su sitio por temor a que al salir del albergue se encuen-tren con que otra persona les ha ocu-pado su plaza”, explica el concejal.

De hecho, cree que “hay que hacer centros con menos exigencias, con estancias más duraderas, donde una persona incluso pueda llevar a su perro si lo tiene”, señala Pombo. Un estilo al centro invernal de Mazarre-do, donde no tengan que cumplir prácticamente ninguna exigencia para cobijarse por la noche.

Esta y otras conclusiones que se extraigan del recuento realizado la pasada noche del 26 de octubre for-man parte de un análisis más amplio sobre la situación de las personas en régimen de exclusión residencial grave en la Comunidad Autónoma del País Vasco que se publicará en 2017.

Este año han participado, además de los diez municipios de 2014 en los que se hizo el recuento en Euskadi, otras catorce localidades vascas: Durango, Eibar, Erandio, Errenteria, Güeñes, Hernani, Iurreta, Legazpi, Leioa, Pasaia, Tolosa, Orduña, Zalla y Zarautz. En su conjunto, estos vein-ticuatro municipios agrupan una población que representa el 65% de toda la población residente en la Comunidad Autónoma del País Vas-co.

En términos generales se pudo hablar con 285 personas de las que 251 eran hombres y 27 mujeres. El concejal de Políticas Sociales de Bil-bao agradeció el trabajo realizado por los voluntarios que este año han sido 1.022 personas, un 31% más que en 2014. ●

Seis personas sin techo estrenan el programa foral Habitat Bizkaia

La iniciativa de la Diputación dispone de 20 viviendas

para facilitar una vivienda a quienes duermen al raso

BILBAO – La diputada de Empleo, Igualdad e Inclusión Social, Teresa Laespada, detalló durante una de sus últimas comparecencias en una Comisión de Juntas Generales, que el programa Habitat Bizkaia desti-

nado a facilitar una vivienda a per-sonas sin hogar tiene ya a media docena de personas alojadas en dife-rentes localidades de Bizkaia.

Asimismo, avanzó que catorce individuos más están siendo “eva-luados” para completar esta inicia-tiva piloto que busca insertar e inte-grar en la sociedad a personas en situación de exclusión social. Laes-pada también concretó que ocho de los pisos catalogados en este progra-ma han sido cedidos por distintos

ayuntamientos y otros “doce” corres-ponden al mercado privado. En cuanto al método de evaluación del programa, Laespada indicó que éste será “innovador”, ya que se realiza-rá un diagnóstico “dinámico y cons-tante” de la experiencia que servirá, a su juicio, para introducir mejoras en el programa. Una comisión de seguimiento formada por personas beneficiarias del programa y por entidades “de referencia” harán esta labor de evaluación. – J. Fernández

112 personas duermen en las calles de Bilbao. Foto: Oskar González

RECUENTO DE PERSONAS EN LA CALLE POR MUNICIPIO Personas localizadas Personas entrevistadas

Hombres Mujeres Sin deter. Total Hombres Mujeres Total Barakaldo 13 6 0 19 9 1 10 Bilbao 104 4 4 112 61 1 62 Durango 2 0 0 2 1 0 1 Erandio 3 0 0 3 2 0 2 Getxo 15 0 0 15 13 0 13 Gueñes 0 0 0 0 0 0 0 Portugalete 1 1 0 2 0 0 0 Santurtzi 4 2 0 6 3 1 4 Sestao 0 0 0 0 0 0 0 Orduña 0 0 0 0 0 0 0 Zalla 2 0 0 2 2 0 2Iurreta 2 0 0 2 0 0 0 Leioa 0 0 0 0 0 0 0 Total 146 13 4 163 91 3 94

Bizkaia

Total

EL ESTUDIO

24 MUNICIPIOS. El recuento se ha realizado en 24 municipios de Euskadi. Barakaldo, Bilbao, Donostia, Durango, Eibar, Erandio, Errenteria, Getxo, Güeñes, Hernani, Irun, Iurreta, Laudio, Legazpia, Leioa, Pasaia, Portugalete, Santurtzi, Sestao, Tolosa, Orduña, Vito-ria-Gasteiz, Zalla y Zarautz.

1.022 VOLUNTARIOS. Realizar el trabajo fue posible gracias a la participación de 1.022 perso-nas voluntarias, que supusie-ron un 31% más de las que tra-bajaron en 2014.

285 SIN TECHO. Fueron localiza-das 285 personas en el recuen-to realizada en la calle. En Bil-bao había 112.

26 EL RECUENTO. El recuento se hizo la noche del 26 a 27 de octubre y comenzó en todos los sitios a las 22.00 horas.

BILBAO – A la estela de Bilbao en el recuento de personas sin hogar dur-miendo en las calles, se encuentran municipios como Barakaldo (19), Getxo (15) y Santurtzi (6). Para con-trarrestar, en localidades como Gueñes, Leioa u Orduña no se encontró a nadie.

El recuento se realizó en catorce municipios de Bizkaia, a la misma hora y con la misma metodología. A todas las personas se les pregun-tó por los motivos que les han lle-vado a dormir en la calle, los años que llevan, o su condición social.

Al margen de las características de las personas localizadas en la calle, si los datos que arroja el recuento general se consideran en términos relativos –es decir, consi-derando la población residente en cada municipio– se observa que Iurreta, seguido de Bilbao, y a nivel de Euskadi, Irun y Pasaia, son los municipios con una tasa más ele-vada de personas localizadas en la calle.

En Bilbao, la mayor proporción de personas localizadas (23,2%), corres-pondió al distrito de Abando-Indautxu, donde se encuentran 24

Barakaldo y Getxo siguen a la capital

Indautxu es el distrito en el que más personas fueron

encontradas durmiendo en la calle la noche del recuento

personas durmiendo en la calle. Le siguen los distritos de Deusto (21) y Zorrotza (19).

Otxarkoaga y Begoña son las zonas en las que apenas se encuen-tra a gente durmiendo. De hecho, en Otxarkoaga, en la noche del recuento, no se detecto a nadie, y en Begoña, únicamente a un hom-bre en Bolueta. En cambio, en el dis-trito de Rekalde se observó a 18 per-sonas durmiendo al ras de la noche, 13 en Errekaldeberri; cuatro en

Ametzola y una en Iralabarri. Otras 16 dormían en cajeros y espacios semiprotegidos en el distrito de Ibaiondo; concretamente ocho esta-ban en el Casco Viejo y cinco en Miri-billa, San Adrián y San Francisco.

En el conjunto de las personas encontradas, solo un 9,5% eran mujeres y se observa una presen-cia ligeramente menor de mujeres en las capitales (7,3%) frente al res-to de municipios (14%).

Uno de los datos que favorece que

exista un mayor número de perso-nas sin techo en las capitales, ade-más del número población mayor, es la mayor oferta de recursos de albergues que hace que los sin techo se desplacen a las urbes.

Por primera vez, el recuento ha sido realizado en el marco del pro-tocolo de colaboración institucio-nal para la investigación, segui-miento y análisis de las situaciones de exclusión residencial grave en la Comunidad Autónoma. – O. S.

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6 Deia – Domingo, 20 de noviembre de 2016

Bizkaia

do pensar en nada. Eso lo tengo cla-rísimo, y se lo digo a los de Bestebi y a todos. Desde la calle no puedes desarrollar nada. Primero una guari-da donde dormir. ¿No cobra ninguna ayuda? —Ni la quiero, la verdad. Me da has-ta vergüenza. No me gusta la gente que lo hace y encima protesta. Si es usted de Santurtzi y está en un sitio con tanto tránsito, habrá vis-to pasar a agente conocida. —Sí, claro. ¿Le da vergüenza? —A mí, no. ¿A ellos? —A algunos. No a todos. Como he sido buena persona toda mi vida, hay gente que pasa por aquí y me dice: ¡Hombre Aspi! y se enrollan conmi-go, me traen cosas. Otros cruzan la acera para no verme. Cada uno con sus traumas. ¡Que vayan al psicólo-go! No pierde el sentido del humor. —Nunca. Le prometí a mi padre en el lecho de muerte que nunca perdería la sonrisa y lo que prometo lo cum-plo. ¿Qué hace para que después de tan-tos años en la calle no haya perdi-do el sentido de la realidad? —Soy un indigente atípico. Los psi-quiatras ya me lo dicen: loco estás pero aún no sabemos qué tipo de locura. ¿Al menos utilizará los comedores sociales? —No, tampoco me gustan, malas experiencias... prefiero evitar las cosas

“Soy un indigente atípico. Los psiquiatras dice que estoy loco pero no saben qué tipo de locura”

“Le prometí a mi padre en el lecho de muerte que nunca perdería la sonrisa y lo que prometo lo cumplo”

“Como he sido buena persona toda mi vida hay que gente que pasa y se enrolla conmigo”

“Soy un producto de la crisis, pero uno no pasa de su casa a la calle por una sola causa”

Joseba Álvarez Aspiazu PERSONA SIN HOGAR

BILBAO – Una concatenación de cau-sas llevaron hace ya diez años a este hijo de sardinera a vivir en la calle. Sin hogar ni facturas. Sin techo ni letras que pagar. Pese al tiempo que ha transcurrido fuera de las normas sociales, Joseba Álvarez Aspiazu es capaz de razonar sobre lo bueno y lo malo de su situación a sabiendas de que es difícil retornar al otro lado de la realidad a sus 50 años. Desde ese trocito de Bilbao en San Mamés que ha convertido en su lecho durante la noche y su salón durante el día, ve cada día pasar a miles de personas, algunas conocidas, y se ríe de su pro-pia sombra o de quien le dice alguna impertinencia si es el caso. La noche del 26 de octubre, estuvo un buen rato charlando con los voluntarios que hicieron el recuento en esta zona de la capital. “Es gente muy maja, los edu-cadores dicen que tienen que sacar-me de la calle, pero no me han con-vencido aún”. Afirma que no acude a los albergues, ni a los comedores ni cobra ayuda alguna. Dice también que es un indigente atípico. Aun así, y aun-que no quiere entrar en ningún colec-tivo, sin poder evitarlo forma parte de ese grupo de personas sin hogar, 112 según el último recuento, que duer-men en las calles de Bilbao, tal y como informó ayer DEIA. La conversación con Joseba pone alma a los números del censo de los sin techo. Su historia es una entre un centenar.

Joseba Álvarez Aspiazu dejó hace diez años una vida estable y se convirtió en un indigente, “atípico” como dice él, pero al fin y al cabo sin hogar

Es habitual verle leyendo. ¿Qué hace durante todo el día? —Dar muchos paseos, aburrirme un montón, hacer crucigramas, y leer, que me gusta mucho. Si tengo que ir a alguna cita de Lanbide o de otro sitio... pues ir. No me gusta ir lloran-do de puerta en puerta. ¿Recuerda la primera noche que pasó en la calle? —Sí, claro, esa no se olvida. Pero no la primera noche porque he sido un golfo toda mi vida, así que había dor-mido más veces en la calle. ¿Cómo llega a la calle? —No tiene una respuesta. Tenía un trabajo, familia... —Sí, claro. He sido albañil toda la vida y he trabajado en empresas de fundi-ciones hasta que un día por una, otra y otra causa, que se van apilando una encima de otra, te encuentras que no tienes nada. Estás en la puta calle. ¿No le ayudó nadie en esos prime-ros momentos? —Sí, es que si no estaría muerto. ¿Familia? Con algunos no me trato salvo con un hermano, pero como vive en Burgos... y también con mi hijo, pero yo no soy una carga para nadie, que quede clarísimo, vivo aquí debajo del puente más a gusto que un niño en brazos. Pero la calle es peligrosa. —Tiene su pelín de aventura. ¿Le han pegado? —Y he pegado... ¿Le han robado? —Y he... Casi me pillas (ríe). ¿Ha estado siempre en Bilbao? —No, no. Me he movido por otras ciu-dades, pero siempre vuelvo, mi tierra es mi tierra. Ahora que a Pamplona voy todos los años. A Sanfermines. —Parece mentira ¿eh? No se espera

que los indigentes también tengamos vacaciones y fiestas. ¿Utiliza los servicios sociales? —Los he utilizado, pero no están hechos para mí. ¿Por qué es diferente a las otras per-sonas sin techo que sí los usan? —Igual no estoy hecho yo para ellos. ¿Demasiadas ataduras? —No es eso, no me sale la palabra. Se ve que no le gusta dar pena. —No me gusta nada. No me gustan los sitios donde te meten en un saco y todos son iguales. Eso... los gatos. No me gustan esos sitios. ¿Para qué voy a bajar al albergue? No soy racis-ta, de verdad, pero no puedo dormir en un sitio con 200 tíos pegados a mí en literas y el cuchillo en los dientes porque si no me roban. Para eso duer-mo mejor aquí. Pues resulta curioso que se sienta más protegido en la calle. —En cuanto suena una mosca abro los ojos, cojo el palo y a ver quién tie-ne narices. Se hacen amigos en la calle. —Sí, pero son amistades muy etéreas. Aunque la desgracia une y algunos sí encuentras. Es verdad que la desgracia une, pero la necesidad... ¿Es cierto que pueden llegar a lo que sea por defender el sitio? —Es que si no defiendes lo tuyo con uñas y dientes te lo va a quitar el más tonto. Y lo suyo es este trocito de San Mamés. —Pues sí, y si viene alguien a dormir

Una entrevista de Olga Sáez Fotografía Pablo Viñas

al lado yo no le voy a decir nada mien-tras no me moleste. Hace poco esta-ba un hombre durmiendo a mi lado y yo no le dije ni pamplona hasta el día que se puso a dar berridos y me trajo a la policía. Entonces, patada en el culo y fuera. ¿Cree que lo suyo tiene retorno? ¿Que puede llegar el día en que deje la calle? —Me gustaría, pero lo veo muy chun-go ya. Solo tiene 51 años. —Sí, el 3 de enero, pero no me siento joven; en la calle los años pasan antes. Vamos a dejarlo en que me siento des-ganado. ¿Que le animaría a buscar una sali-da? —Lo primero tener un techo y un sitio estable. A partir de ahí podría pensar en más cosas, pero desde aquí no pue-

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Deia – Igandea, 2016ko azaroaren 20 BIZKAIA 7Deia – Igandea, 2016ko azaroaren 20a BIZKAIA 7

“Un día por una, otra y otra causa que se van apilando te encuentras que no tienes nada y estás en la puta calle”

“Como soy de filosofía estoica, pienso que si no salimos de esta situación más al fondo, que salga el sol por Antequera”

“No estoy hecho para ir a los servicios sociales. No me gustan los sitios donde meten a todos en el mismo saco”

antes de que sucedan. No quiero hablar (hace un gesto de cerrarse la boca con una cremallera). Prefiero dentro de un rato ir al bar y pedirle los pintxos que sobran. ¿Se porta bien la gente con los indi-gentes? —Yo siempre he pensando que la gen-te es buena. Hay de todo, pero en general es buena. ¿Se acercaron a usted los volunta-rios que hicieron el recuento el pasado mes? —Sí, sí... estuvimos aquí más de media hora riéndonos. Yo soy famoso a cuenta de que recojo las colillas y salí en la televisión, porque me parece un atraco pedir tabaco a la gente al pre-cio que se ha puesto. Cojo cuatro coli-llas, un papel de fumar y me lo fumo.

Se diría que es usted feliz aunque supongo que la procesión va por dentro. —Soy más feliz ahora que antes, por-que tengo menos preocupaciones. Paga el piso, paga la matrícula del niño, la letra del coche, el trabajo no sale, este no me paga, ba ba ba... Aho-ra no tengo nada de eso. ¿Se siente libre? —Pues sí, se nota. No digo que sea una vida ideal, pero estoy más descarga-do. El precio que paga es alto y el frío de las noches llega al corazón. —Pero soy chicarrón del norte. ¿A uno de Santurtzi, del Cantábrico, le va a dar miedo un poco de frío? (ríe). ¿Viene alguien a intentar conven-cerle de que deje la calle?

—Un sobrinillo que tengo. Muy majo. Vive en Burgos y de vez en cuando vie-ne a visitarme y me intenta conven-cer, pero yo ya sé lo que pasa con estas cosas. Tres días muy bien; una sema-na bien; un mes... la cosa ya empieza a decaer. No quiero molestar a nadie y para irme tres días a Burgos y lue-go volver a domir debajo del puente, para eso me quedo aquí. En su puente. —Efectivamente. ¿Ha cambiado de sitio muchas veces? —He estado en mogollón de sitios. ¿Y por qué cambia? —Pues la última vez en concreto por-que tiraron el puente de Sabino Ara-na. Vamos que nunca llueve a gusto de

que te toca las narices, pero como ten-go mucha guasa pues bueno, me río yo más. Y con la gente de la calle, ¿por qué? —Porque no existen leyes. Olvídate de lealtad, de un pelín de razocinio. Puede haber generosidad pero siem-pre interesada. Tengo algunos ami-gos, porque la desgracia une. Pasar-lo todo bonito no une tanto, pero hay que tener mucho cuidadito y saber discernir. ¿No han podido convencerle para que salga de la calle y utilice los recursos sociales? —Siguen intentándolo los educado-res de calle. Me dicen: a ti te vamos a sacar. ¿Es gente maja? —La mayoría. El sistema es una mier-da, pero ellos no tienen la culpa. En el último recuento había bajado el número de gente que duerme en la calle. ¿Usted lo nota? —Pues yo creo que hay más. Están todos los cajeros ocupados. Ahora para meterte en un cajero tienes que ir con un cuchillo en la mano. Es mi sensación. La crisis ha llevado a gente nueva a dormir a la calle. —Yo soy un ejemplo. Me quedé en la calle justo cuando empezó la crisis. Ahí empezó la concatenación de sucesos. Nadie pasa de su casa a dor-mir a la calle por una sola causa. Yo hice mal las cosas, desde luego, si no no estaría donde estoy, pero me coin-cidió con la crisis. Toma crisis y has-ta el fondo. ¿Se puede salir? —Como soy de filosofía estoica, pien-so que si no salimos, entraremos. Que salga el sol por Antequera. Además, yo he cotizado durante 20 años, así que podré cobrar una pensión y alqui-lar una habitación. Un día le oí hablando con otros sin techo de política. ¿Le preocupa el Gobierno? —No me preocupa, pero me gusta estar informado. Va a ser un lustro divertido, cuatro años más de Rajoy y Trump (ríe a carcajadas). ¿Habla con sus colega de esto? —Cuando me aburro, con la gente del campamento de base. Algunos llevan 20 años en la calle. ¿Qué tiene de bueno vivir en la calle? —La sensación de libertad no se paga con dinero, pero no es algo idílico tam-poco. ●

“Hablo con los del campamento de base de política. Va a ser un lustro divertido, cuatro años más con Rajoy”

todos y a usted le hicieron una fae-na. —Mirándolo fríamente era necesa-rio, aunque yo estaba muy a gustito. De ahí pasé a un cajero y luego a este puente. Es que esto es muy compli-cado, porque yo dormía en un cajero y no había ningún problema, pero de repente empezaron a aparecer, el uno que si fumaba plata, otro que no sé qué... yo no puedo echar a nadie de la calle, pero al final lo que pasó es que lo quemaron. ¿Quién? —La gente que no sabe comportarse. Porque una cosa es estar en la calle y otra saber comportarse. ¿Usted sabe? —Intento saber estar. Por eso voy a Termibus si necesito ir al servicio, por ejemplo. ¿Qué es lo que le resulta más duro? —El trato con la gente de la calle más que con la otra. Siempre hay alguien

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6 Deia – Lunes, 21 de noviembre de 2016

Bizkaia

Una profesora de la universidad de Deusto, un estudiante de comunicación, una licenciada en ingeniería y un

exviceconsejero y ahora consultor junto a un educador social expresan sus sentimientos la noche del recuento de

personas sin hogar que duermen en las calles de Bilbao

Un reportaje de Olga Sáez

A cualquiera le puede pasar

M IL voluntarios en Euskadi, 220 en Bilbao, rastrearon las calles,

plazas y cajeros de las ciudades y pueblos para hacer un recuento de las personas que dormían en la calle la madrugada del 23 de octubre. Podían ofrecerles bebida –no alco-hol– y comida. Incluso se debatió si era posible compartir o no algún cigarrillo. Sobre todo debían mos-trar respeto para entrar en su inti-midad y conocer los datos biográfi-cos de la miseria. La mayoría de los voluntarios eran novatos en esta dura misión, pero a todos les gusta-ría seguir colaborando. Su experien-cia, según la definen, fue agridulce. “No se puede decir que es bueno contar a gente si hogar, pero te enri-quece conocer lo que se puede hacer”. Se les removió la conciencia y les hizo pensar en la vida, la socie-dad y sobre todo les acercó a esta gente que sin casa, también vive en Bilbao.

UNIVERSIDAD DE DEUSTO Profesora (51 años)

“Fue una experiencia dolorosa y rica”

“Contar personas que no tienen dón-

de Bizitegi fueron a la facultad a cap-tar voluntarios no se lo pensó. Cre-yó que era una oportunidad para visibilizar lo que de verdad ocurre. “Porque todos pensamos que existe, pero creemos que es un problema

pequeño y la realidad es que aque-lla noche había más de 100 personas durmiendo en la calle y eso con todos los servicios que tenemos es mucho. Si no lo visibilizamos, no podemos responder a este proble-

de dormir es una experiencia agri-dulce”. Esta profesora de la Univer-sidad de Deusto participó junto con algunos alumnos en esta iniciativa. Era la primera vez. Cuando miem-bros del Ayuntamiento de Bilbao y

ma”. Además, le parecía una opor-tunidad para movilizar a los volun-tarios. “Fuimos cinco personas jun-tas. Sabiendo por la formación que habíamos recibido que debíamos ser prudentes a la hora de abordar a las personas que nos encontráramos. Y también respetuosas con su espa-cio”. Debajo del puente Zubi Zuri encontraron a dos personas. “Las dos estaban dormidas. Una de ellas totalmente tapada la cara, a la otra se le veía el rostro entre las mantas y cartones”. Lo que más le sorpren-dió fue lo arreglado que tenía aquel espacio en mitad de la calle. “Esta-ba todo ordenado, con sensación de limpieza”.

En ningún momento pasó miedo, ya le habían dicho que reaccionarían bien. “También nos explicaron que nosotros podríamos generar miedo en ellos, que fuéramos prudentes”. La imagen de estas personas dormi-das le pareció muy dolorosa y dura a la vez. “Pero, también pensé que estamos en una ciudad en la que no barremos a la gente. Una ciudad preocupada y ocupada porque sus habitantes estén bien”. También les dio para pensar en los motivos que lleva a esta gente a vivir en la calle. “Te pilla a contrapié una situación afectiva, laboralmente mal, sin una

Maider Maca-rro (licenciada), Fernando Fon-tova (consul-tor), Mikel Seca-da (estudiante) y Unai Lizarra-ga (educador social) hicieron el recuento de los sin techo. Foto: Pablo Viñas

Page 6: Entrevista en Deia

Deia – Astelehena, 2016ko azaroaren 21 BIZKAIA 7Deia – Astelehena, 2016ko azaroaren 21a BIZKAIA 7

familia estable...No diría que es fácil llegar. Diría que no es tan difícil lle-gar a esa situación”.

LICENCIADA EN INGENIERÍA Maider Macarro (22 años)

“Te crea grandes contradicciones”

Siempre le había impactado mucho la gente que vive en la calle. Cuando le comentaron si quería participar en el recuento que se iba a realizar en Bilbao no se lo pensó. Probable-mente Maider Macarro ha mamado en su casa el compromiso social, su aita educador social también parti-cipó la misma noche en esta jorna-da de voluntariado, aunque él en Barakaldo. A Maider le tocó hacer el recorrido en la zona de Basurto. “Lo que más miedo me daba no era acercarme a las personas que pudie-ran estar durmiendo en la calle. Me daba miedo empatizar con sus situa-ciones y ponerme a llorar”. En su recorrido primero encontró a una persona en un cajero durmiendo, pero en el curso de formación les habían explicado que no se podía despertar a nadie. “Nos dijeron que era su espacio y no podíamos inva-dirles. Teníamos que ser muy respe-

tuosos”. Siguieron el recuento y la segunda persona estaba en un supermercado, también dormida así que tampoco le interrumpieron. Más adelante ya casi en la Avenida del Ferrocarril se encontraron con un chico que estaba dispuesto a pasar su primera noche en la calle. “Era alemán así que tuvimos que hablar con él en inglés. Reconoció que consumía alcohol y dijo que era la primera vez que iba a dormir en la calle, aunque se contradecía”. Mai-der había hecho voluntariado pero nunca con personas sin hogar. “Te crea en tu cabeza grandes contradic-ciones. Sobre todo piensas que a todo el mundo se le pueden compli-car las cosas”. Ella que se reconoce una mujer miedica se sorprendió también de la buena disposición que le prestaron. “Le dijimos que éramos voluntarios y estuvimos casi media hora hablando con él. La verdad es que fue amable y nos acogió bien”.

POLÍTICAS SOCIALES Fernando Fontova

“Confirmé a pie de calle lo que ya conocía”

Era la primera vez que Fernando Fontova, exviceconsejero de Políti-

cas Sociales y ahora consultor, salía a la calle para participar en un recuento de personas sin hogar durmiendo a la intemperie. “Traba-jo como consultor en cuestiones de políticas sociales y me parecía que podía ser una experiencia muy enriquecedora”. Fernando valora-ba la posibilidad de aplicar el cono-cimiento a la realidad. Le asigna-ron la zona de Ollerías y acudió acompañado de una persona expe-rimentada que le guió en la encru-cijada de la noche. “Entró por un lugar oscuro y se comportó de una manera discreta con la persona que encontramos. A su vez esta perso-na fue colaboradora, tal y como ya esperaba”. No tenía ni tiene un este-reotipo fijado sobre las personas que viven en la calle, pero se hacía a la idea de que buena parte están conectadas con los servicios socia-les. “Era una persona muy intere-sante, con una trayectoria profesio-nal y personal y un motivo para no tener una vida más convencional. No le gustaba la vida convencional y eso también tenía que ver con que viviera en la calle”. Como Fernan-do está relacionado por su trabajo con el mundo de la exclusión social esta experiencia le sirvió para con-firmar a pie de calle lo que sabía y

ba en un voluntariado de estas carac-terísticas, aunque hubiera colabora-do en otros temas y fruto de ello estuvo en 2011 en Sahara. “Cuando reflexionas y piensas la historia que hay detrás de estas personas eres consciente de que cualquiera puede acabar durmiendo en la calle, cuan-do se produce una situación de mala suerte”. Para este estudiante, “una forma de evitarlo son los servicios y quizás falte trabajo de prevención”.

EDUCADOR SOCIAL Unai Lizarraga (41 años)

“El día que no me afecte tendré que cambiar”

Trabaja para la asociación Bizitegi y es coordinador del grupo de calle. Para Unai Lizarraga no era la pri-mera vez que participaba en estos recuentos aunque en esta ocasión su función no fue la de entrevistar a las personas que estaban dur-miendo en la vía pública, o en los cajeros sino la de formar a la gente. “Les das una formación previa e incluso se hace un pequeño seguro por si ocurriera algo, se les explica cómo abordar las situaciones o cómo trabajar el cuestionario”. Sin embargo Unai dice que “se suele pensar que son peligrosos y a veces ocurre al revés porque ellos tienen miedo de nosotros”. Este educador social explica que “es el sitio dónde viven y duermen. Imagínate que estás en tu habitación y entran y te despiertan”. Esta y otras cuestiones de comportamiento les enseñó a los voluntarios que la noche del 26 de octubre hicieron el recuento en Bil-bao. Que no se acerquen a sitios oscuros, que sean respetuosos, que no ofrezcan alcohol o dinero... No participó en este recuento, pero sí en el de hace dos años y recuerda especialmente el caso de gente que duerme en la calle pero después por la mañana se incorpora a sus cur-sos de formación. “Me llamó la aten-ción los chavales que empiezan un proceso migratorio y también per-sonas mayores con muchos años en la calle”. Unai cree que es una reali-dad que puede llegar a cualquiera. “Sé, que si un día me encuentro sin trabajo, ni alojamiento, ni red social, lo siguiente es la calle, salvo que ten-gas muchas habilidades”.

En Bilbao hay 112 personas dur-miendo en la calle, son más las que viven en la vía pública. La descon-fianza, el deterioro mental en otros casos o que no aguantan sitios colectivos. Las causas son tan diversas y tan inexplicables, o tan simples según se mire, como dife-rentes somos las personas. Sin embargo, el encuentro de las dos caras de la sociedad cuando la noche se hace madrugada acercó a unos y a otros a comprender que la línea gruesa que separa la vida de unos y otros se puede hacer fina. “Una concentración de aconteci-mientos, todos malos”, como diría uno de los sin techo que cada noche duerme en las calles de Euskadi desde hace más de diez años. ●

LA JORNADA

● La formación. Previamente a salir a la calle, los voluntarios tuvieron una jornada de forma-ción en la que se les dio unas pautas de cómo debían de acer-carse a las personas que estuvie-ran durmiendo en la calle. Se dis-tribuyó a los voluntarios en pare-jas o grupos y se repartió su recorrido en un mapa con las calles de Bilbao que debían reco-rrer. ● El acercamiento. Cada uno llevaba una mochila con cena para esa noche que podían ofre-cerles. No podían despertarles si estaban durmiendo, ni entrar en lugares apartados u oscuros. Siempre debían de tratarles con sumo respeto teniendo muy pre-sente que invadían su intimidad, su habitación... ● La encuesta. Realizaron una encuesta que duraba aproxima-damente media hora para cono-cer los motivos que les han lleva-do a dormir en la calle.

poder explorar más adelante qué tipo de políticas pueden implantar-se para ayudar a esta población. Para Fernando “te das cuenta de que cualquiera puede caer. Porque nuestra sociedad es muy excluyen-te. Los cambios en la economía, la vivienda...pueden hacerlo”. Apro-vecha para animar a la gente a que se comprometa con actividades de voluntariado más estables, “que se implique en el entorno de su barrio o en su ámbito laboral para evitarque se llegue a situaciones así”.

ESTUDIANTE Mikel Secada (21 años)

“Piensas en la historia de esta gente”

“Quería conocer historias”, dice Mikel Secada. Estudiante de comu-nicación se prestó voluntario para hacer el recuento de las personas que duermen en la calle. Salía a la calle como si fuera un notario de la exclusión para conocer de primera mano lo que ocurre en ese otro lado de la sociedad. “Lo primero que me sorprendió fue que había bajado el número de personas que duermen en la calle, según nos dijeron”. Cum-pliendo lo que les habían enseñado en el curso de formación que reali-zaron previamente solo pudo entre-vistar junto a su compañera de recuento, Maider, a un sin hogar. “Estuvimos casi tres cuartos de hora y aunque vimos que había bebido, también no los dijo, nues-tra entrevista sirvió al menos para darle información sobre los servi-cios sociales que hay en Bilbao y que el no conocía porque era extranjero”. Afortunadamente no llovía y tampoco eran bajas las tem-peraturas pero la situación seguía siendo demasiado impactante para alguien que como Mikel se estrena-