entre el odio y el amor -...

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Adaptación para “Club Semilla” (Romanos 11:36) Entre el Odio y el Amor Lectura Bíblica: 1 Juan 3:11-18 Objetivos: Ayudar al niño a: Saber que la evidencia de los que practican la justicia es el amor a los hermanos. Para Recordar. La clase pasada aprendimos en donde encontrar la satisfacción y la verdadera ganancia para nuestra vida. El dinero y todo lo que tenemos es un regalo de Dios para nosotros, el Señor quiere que lo usemos de la manera correcta para tener contentamiento. El contentamiento es el gozo de haber encontrado todo lo que necesitamos en Cristo, de manera que todos los recursos que Dios nos de los usaremos correctamente. La palabra de Dios nos dice, que pongamos a Dios en primer lugar en nuestra vida para someternos a su voluntad y obedecerle, (Mat 6:33) a eso se le llama piedad, y si la acompañamos del contentamiento traerá a nuestra vida gran ganancia y satisfacción. Dios es quien nos proveerá los bienes que nos traerán contentamiento, para llevar a cabo su propósito en nuestras vidas, estos bienes principalmente son el sustento y el abrigo. Algunas personas piensan que tener mucho dinero los hará felices y por eso quieren ser ricos. Ellos creen erróneamente que si consiguen más dinero se acabarán todos sus problemas y podrán vivir felices y en paz sin embargo eso no es verdad. (Jn 4:13-14) No es pecado ser rico; es pecado poner nuestra esperanza en las riquezas y no en Dios. (1 Tim 6:17-19) El dinero en si no es malo pues únicamente es papel o metal, pero la manera en que se usa el dinero es lo que lo convierte en bueno o malo. Todos los males comienzan cuando sólo se piensa en el dinero. Pablo nos advierte que tengamos cuidado con amar al dinero, porque el desear enriquecerse y amar el dinero nos aparta de lo que verdaderamente vale, que es el amor de Dios, (Luc 12:15) y eso nos hará sufrir mucho y nos vendrán toda clase de males, causándonos daño a nosotros mismos y a los que nos rodean. (Mr 10:22)Sólo Jesús puede llenar nuestro corazón de alegría y paz, no importa que tengamos poco dinero (Fil 4:11-13) Tenemos que estar agradecidos por el dinero y los recursos materiales que Dios nos permite tener. El dinero no es lo que nos da felicidad, sino Jesús. (Luc 19:5-6) Los verdaderos ricos son los que confían en Dios, Él ha prometido cuidar de nosotros y proveerá por medio de Jesucristo todo lo que nos haga falta para mostrar su gloria en nuestra vida. (Heb 13:5/Fil 4:19) Versículo anterior: “Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento” 1 Timoteo 6:6 Versículo a Memorizar: “Amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios” 1 Juan 4:7

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Adaptación para “Club Semilla” (Romanos 11:36)

Entre el Odio y el Amor

Lectura Bíblica: 1 Juan 3:11-18

Objetivos: Ayudar al niño a:

Saber que la evidencia de los que practican la justicia es el amor a los

hermanos.

Para Recordar.

La clase pasada aprendimos en donde encontrar la satisfacción y la verdadera ganancia para

nuestra vida. El dinero y todo lo que tenemos es un regalo de Dios para nosotros, el Señor

quiere que lo usemos de la manera correcta para tener contentamiento. El contentamiento

es el gozo de haber encontrado todo lo que necesitamos en Cristo, de manera que todos los

recursos que Dios nos de los usaremos correctamente. La palabra de Dios nos dice, que

pongamos a Dios en primer lugar en nuestra vida para someternos a su voluntad y

obedecerle, (Mat 6:33) a eso se le llama piedad, y si la acompañamos del contentamiento

traerá a nuestra vida gran ganancia y satisfacción. Dios es quien nos proveerá los bienes que

nos traerán contentamiento, para llevar a cabo su propósito en nuestras vidas, estos bienes

principalmente son el sustento y el abrigo. Algunas personas piensan que tener mucho dinero

los hará felices y por eso quieren ser ricos. Ellos creen erróneamente que si consiguen más

dinero se acabarán todos sus problemas y podrán vivir felices y en paz sin embargo eso no

es verdad. (Jn 4:13-14) No es pecado ser rico; es pecado poner nuestra esperanza en las

riquezas y no en Dios. (1 Tim 6:17-19) El dinero en si no es malo pues únicamente es papel o

metal, pero la manera en que se usa el dinero es lo que lo convierte en bueno o malo. Todos

los males comienzan cuando sólo se piensa en el dinero. Pablo nos advierte que tengamos

cuidado con amar al dinero, porque el desear enriquecerse y amar el dinero nos aparta de lo

que verdaderamente vale, que es el amor de Dios, (Luc 12:15) y eso nos hará sufrir mucho y

nos vendrán toda clase de males, causándonos daño a nosotros mismos y a los que nos

rodean. (Mr 10:22)Sólo Jesús puede llenar nuestro corazón de alegría y paz, no importa que

tengamos poco dinero (Fil 4:11-13) Tenemos que estar agradecidos por el dinero y los

recursos materiales que Dios nos permite tener. El dinero no es lo que nos da felicidad, sino

Jesús. (Luc 19:5-6) Los verdaderos ricos son los que confían en Dios, Él ha prometido cuidar

de nosotros y proveerá por medio de Jesucristo todo lo que nos haga falta para mostrar su

gloria en nuestra vida. (Heb 13:5/Fil 4:19)

Versículo anterior:

“Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento” 1 Timoteo 6:6

Versículo a Memorizar:

“Amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios” 1 Juan 4:7

Adaptación para “Club Semilla” (Romanos 11:36)

Desarrollo del Tema:

En la clase de hoy enfatizaremos nuevamente la importancia de mostrar una actitud

correcta hacia nuestros hermanos en la fe. Recordemos que amar a nuestros hermanos

como Cristo nos amó, es una evidencia de ser un cristiano verdadero. ( Fil 2:5-8/ 1 Pedro

2:21-24)

Nuestra relación con nuestros hermanos demuestra quienes somos; el que no ama no es de

Dios. Jesús nos dice que si amamos a Dios, debemos amar a otros. (1 Juan 4:20-21) Los

hijos de Dios sabemos lo que es el amor, porque Jesucristo dio su vida por nosotros. Así

también nosotros, debemos dar nuestra vida por nuestros hermanos en Cristo. “dar la vida”

significa que debemos dejar voluntariamente algo que es muy valioso para nosotros en

beneficio de otros. (Juan 15:12-13)

Juan nos dice que el amor que nos tenemos demuestra que ya no estamos muertos, sino que

ahora vivimos. Pero si no nos amamos unos a otros, mostramos que todavía estamos bajo el

poder de la muerte espiritual. Recuerda que la palabra muerte, significa estar separado de

de Dios. Si en nuestro corazón en lugar de amor hay odio por nuestros hermanos eso nos

convierte en homicidas y ningún homicida puede tener la vida eterna. El “odio” es un deseo

de hacerle daño a otro. El odio en él corazón es la semilla que da origen al homicidio. El

homicida tiene en su corazón la disposición que le conducirá a matar o quitarle la vida a otro

(Mat 15:18-19)

Todas las personas hemos sido creadas a la imagen de Dios y somos valiosas para él, por lo

tanto no debemos matar o asesinar a nadie. Juan nos da el ejemplo de Caín, que era un hijo

del diablo, por eso mató a su hermano. Porque lo que Caín hacía era malo, y lo que su hermano

Abel hacía era bueno. (Génesis 4:3-5)

Matar no sólo se refiere a quitar la vida físicamente, que es algo que todos podríamos ver,

sino a matar de la manera que no se ve, como el enojarse, insultar, maldecir o menospreciar a

otro, pues es una forma de matar, pues estos deseos salen de un corazón en el que no está

el amor de Cristo (Mateo 5:21-26)

Los hijos de Dios debemos preservar la paz y el amor de Cristo con todos y si por alguna

razón alguien está enojado con nosotros o nos acusa de haberle hecho algo malo, debemos

buscar la reconciliación con esa persona, para poder tener comunión con Dios.

El enojo no es bueno, y la gente violenta no puede hacer lo que Dios quiere. (Stg. 1:19). Dios

quiere que dejemos de hacer lo malo cambiando nuestra manera de pensar, poniendo su

palabra en nuestro corazón para ser como Él. Así el Espíritu del Dios, producirá en nosotros

el fruto de la templanza. Es decir que nos ayudará a controlar nuestro enojo.

Si mi relación con Dios está bien, mi comportamiento con los demás demostrará mi

obediencia al mandamiento de “amarnos unos a otros”. No debemos limitarnos a decir que

amamos a nuestros hermanos, sino que debemos demostrarlo por medio de nuestras

actitudes, palabras y acciones. (1 Pedro 1:22)