el cantor de boyacá

6

Upload: narradora-de-historias

Post on 08-Apr-2016

243 views

Category:

Documents


2 download

DESCRIPTION

Una historia fascinante de uno de los artistas más influyentes de Boyacá, el maestro Antonio María Benítez ha atravesado situaciones emocionantes que le han permitido consolidar su carrera artística.

TRANSCRIPT

2Karen Estupiñán / / El Cantor de Boyacá

Ahí estaba el maestro, sentado entre las huellas indelebles del pasado, rememorando cada sonrisa, cada detalle, cada situación y cada pincel, pero el que más recuerda es el primero que tuvo en sus manos, “los hacía con cabello de nosotros, cogía tubitos, les ponía el pelito, ahí los machacaba y esos eran sus pinceles, por lo mismo sus pinturas eran bastante burdas” cuenta su hijo Bairon, quien fuere su sucesor.

Antonio María Benítez es su nombre, testigo del tiempo, de la historia y de la cultura boyacense. Empezó a pintar desde su infancia gracias a las enseñanzas del profesor Diomedes Goyeneche, quién amaba la pintura y el dibujo, “fue él quien me hizo guardar unas piezas indígenas de los indios los Boches, nosotros cuando pequeños cogíamos esas piezas a piedra y las rompíamos, nunca conservábamos eso, entonces el profesor dijo: “esto hay que guardarlo” y así creamos el museo en la escuela, eso fue aproximadamente en el 45” y desde entonces su interés por compilar objetos arqueológicos se ha difundido hasta crear el Museo de los Andes, ubicado en el municipio de Socha al interior de su vivienda. En éste se encuentra desde la momia de un niño indígena, hasta una de las cartas de Bolívar y la recons-trucción ósea de un mastodonte.

Su niñez fue diferente a la de muchos niños del municipio, empezó a trabajar desde pequeño como cartero y en sus ratos libres asistía a la escuela “claro que cuando sonaba la campana me tocaba salir corriendo para la iglesia porque yo era monaguillo también, me tocaba ir a echar el agua bendita en la caldereta que llamaban, a veces a entregar correspondencia y algún entierro, nos tocaba responder en los entierros requinescantinpacher que en latín significaba descanse en paz”. Mientras el maestro aprendía desde la ventana del aula de clase, observaba la pizarra donde escribían con ajís (piedra de otro color), y lo que más relata con agrado, fue la clase de la letra i, “recuerdo que el profesor les decía: iba para la iglesia el muchacho y llegó el viento y le quito el sombrero y él lo que hizo fue hacer iii” cuenta Benítez al levantar su boina.

Arte ItinerarioPor azar del destino el maestro se involucró en el sicariato, viajó a Cúcuta para trabajar con un taxi pero luego se trasladó a Bogotá, allí se relacionó con “La Gitana”, una mujer de burdel que le aconsejaba volver a su pueblo para evi-tar inconvenientes con quienes lo perseguían, ya que tiempo atrás le había disparado a un policía y desde entonces Guarín, la cabeza del sicariato rastreaba sus pasos. Un día su amiga “la Gitana” le dijo: “no se meta con esa clase de gente. Ese indio es un asesino y aparte de eso le gustan los muchachos, es un homo-sexual; porque no se devuelve con su familia. Yo no tenía dinero, pero ella me dio una

3Karen Estupiñán / / El Cantor de Boyacá

¿Qué le pasó maestro?El tiempo transcurrió a pasos ligeros, se casó con la señora Gabriela, también de Socha; pero todo no fue tan fácil, tuvieron que casarse fuera del pueblo, en un municipio cercano llamado Paz de Río, el cura se rehusó porque tenía que traer una autorización de los oficiales, el maestro Benítez exclamó: ”si usted no me casa yo me voy con ella porque venimos volados”, afortunadamente el alcalde de Socha en ese entonces Miguel Estupiñán era tío de don Benítez y los acompañó, siendo las 3:00 am el cura les dio la bendición. Al día siguiente escaparon a Cúcuta y empezaron una vida juntos. Pronto se devolvieron a su pueblo y la familia creció, 5 hermosos hijos llenaron su hogar de amor y felicidad, William, Hebert, Bairon, Seidy y Sonia.

Una mañana, su hija llegaba de la tienda con la mala noticia de que el vecino no les fiaba lo

cadena y un reloj que le quito a un desgra-ciado que le quería amarrar conejo, me puse a pensar y esa misma noche me devolví a esconderme por lo del policía.” Cuenta Benítez y añade que por ese tiempo, tuvo la oportuni-dad de pintar a Gaitán con la mano izquierda levantada diciendo ¡a la carga!, era un movimiento que se llamaba CTC (Unión de trabajadores comunistas).

Llegó a casa y siguió con el devenir diario, la ayuda constante a su madre y la pintura, en uno de sus oficios lo visitó el capitán “veneno” Benigno Abril, quien le informó que el policía no había muerto, pues los tiros eran recalza-dos, y que lo habían despedido por ser un pícaro, “a mí me llego la alegría porque me había dicho mi mama abuela que el que mataba no tenía perdón de Dios, me puse muy contento; entonces le dije a mi mamá –por fin voy a comulgar- porque ya se me había quitado el pecado” , relata Antonio María Benítez con un gesto de tranquilidad.

Para la época, Acerías Paz de Río tomaba auge en la minería, y por recomendación del General Gustavo Rojas Pinilla, le dieron trabajo al maestro, “me gustaba pintar las caricaturas de los mineros, siempre acompañadas de frases graciosas que los divertía. Una vez se me ocurrió pintar al capataz y eso fue suficiente para que me sancionaran porque, según decía, eso era perder el tiempo” afirma Benítez y reconoce que ningún trabajo fue mejor que el arte de plasmar personajes e historias a través de la pintura, y aunque en ocasiones le propi-naba problemas, lo hacía feliz.

4Karen Estupiñán / / El Cantor de Boyacá

necesario para el desayuno, el dueño de un reloj que había reparado hace poco le reclamaba por su mal funcionamiento, y la vida se le complicaba al maestro, “entonces yo dije: ¡mejor dicho hoy me levanté con el alma untada de mierda, porque esta güevonada nunca me había pasado!, cuando escuché una voz que me dijo: que le pasó maestro que lo veo como mal; y yo ya habiendo soltado la geta, venía con la señora Gloria Moreno crítica de arte, me miraron y yo todo asustado y avergon-zado, me preguntaron ¿qué me pasaba?”, pero solo cuando le dijeron que venían de RT& Televisión, Benítez reconoció a Germán Castro Caicedo, quién le propuso ir a Bogotá para hablar de sus cuadros que ya circulaban por la capital, el maestro se opuso con la angustia de no tener recursos para seguir pintando, a lo cual Germán le respondió, “tome esta plata, termine ese cuadro y llévelo a Bogotá, aquí hablamos con Gloria para ver cómo proveemos de caballete y óleo a El Cantor de Boyacá”. El maestro emocionado, viajó con ellos al día siguiente.

Cuando llegaron a RT&, Castro Caicedo le presentó a varias personalidades como Álvaro Ruíz que era un actor boyacense berraco y a

Hugo Pérez, y luego le indicó donde podía ir a pedir todo lo que necesitara para sus pinturas, le entregó la cédula, “recuerdo que decía que era de Cundinamarca, yo fui donde él me dijo y empecé a pedir, cuando llegué con esa lista tan berraca, hasta caballete. Él me dijo: ay maestro yo no tenía presupuesto para todo eso –pues yo no me fijaba en la marca porque todo era en inglés y quede corchado-, pero bueno hacemos una colecta para pagar. Yo no veía la hora de venirme con mis oleos.” Comenta.

“Si usted no me casa yo me voy con ella

porque venimos

volados”

5Karen Estupiñán / / El Cantor de Boyacá

Hasta hoy el maestro Benítez siempre ha pintado con base en la tradición oral y experiencias de las personas y de él mismo, su último cuadro se titula Eclipse y es el resultado de una vivencia de su abuela, quien sentada en su cocina le cuenta que en plenas fiestas, siendo las tres de la tarde el mundo se oscureció y lo único que se veía era un círculo blanco en el cielo, los habitantes de Socha-viejo quedaron muy sorprendidos y pensaron que era el juicio final, las devotas se arrodillaban y lloraban implorando la salvación, por otro lado

el alcalde borracho repartía velas; las gallinas dormían y los búhos revoloteaban. “yo pongo ahí la noche más corta y el amanecer más contento, a las cuatro de la tarde empezó aclarar como ahorita y esa alegría que les dio de ver que no se había acabado el mundo, empezó con ese fiesto-non tan terrible. En ese tiempo no había cámara fotográfica pero me imaginaba en mi mente el cuadro o el dibujo que iba a pintar, todo lo que me contaban cuando joven me imaginaba y lo plasmaba”. Evoca el maestro y señala detalles de su cuadro.

Título: CaudalAutor: Antonio María Benítez

Técnica: Mixta sobre telaAño: 1995

Título: Cerámicas BoyacensesAutor: Antonio María Benítez

Técnica: MixtaAño: 1979

Título: Toreo en SochaAutor: Antonio María Benítez

Técnica: MixtaAño: 2002

6Karen Estupiñán / / El Cantor de Boyacá

Esto parece mentira,Pero estamos en lo cierto.

Los cuadros del buen pintor,Valen es después de muerto.

Adiós paletas y pinceles,Óleos telas y linaza.

Se me acabaron las fuerzas,Para plasmar más mi raza.

Tú ya viejo y repintado,Te echarán a la basura.

Y yo en medio de cuatro tablas,Bajaré a la sepultura.

Antonio María Benítez.

“Todo lo que me contaban

cuando joven, me imaginaba

y lo plasmaba.”

Despedida a mi caballeteTú, mi amigo compañero

Siempre estuviste presente,Poniendo tu espalda plana,Para plasmar a la gente.

Cuando tú estás vacíoMe miras con amor.

Haces que descargue en ti,Las telas y el bastidor.

Tú y yo somos conscientes,Hay que decorar la sala,De sabios inteligentes.

Van Gogh perdió una oreja,Goya perdió la razón.Noé murió de hambre,

en la Cueva de Obregón.

En esta Colombia linda,Todo viene y todo va.

Que dádivas había dado,El cuadro de Chiquinquirá.

Los gringos no compran arte,Para decorar la sala.

Para conocer un dólar,Hay que sembrar marihuana.