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8 SEBBM 153 | Septiembre 2007 La amenaza del creacionismo para la enseñanza racional de la biología Athel Cornish-Bowden y María Luz Cárdenas l propósito de este artículo es, por una parte, hacer que los biólogos tomen consciencia de la existencia de una seria amenaza para su disciplina, E En la actualidad, prácticamente todos los biólogos aceptan la evolución como una realidad que no merece la pena discutir. En palabras de Medawar «para un biólogo, la alternativa a pensar en términos evolutivos es no pensar». Esta aceptación universal hace que los biólogos olviden fácilmente que la situación en el mundo en general es muy diferente, no sólo entre no científicos sino también, en sorprendente medida, entre científicos de campos diferentes a la biología. Incluso aquellos que son conscientes de la amenaza creacionista para la enseñanza racional de la biología en Estados Unidos no logran darse cuenta de que en los últimos años el problema se ha extendido más allá de Norteamérica, impulsado en algunos países no por el fundamentalismo cristiano sino por el islámico. incluso si trabajan en países como Chile, donde en apariencia existen muy pocos problemas, y por otra, hacer énfasis en que el momento para planificar cómo respon- der al creacionismo ha llegado. De entrada, deberíamos mencionar el he- cho de que prácticamente todas nuestras referencias se centran en sitios web. En una revista científica, esto está lejos de ser ideal, porque el material en la red puede cambiar, y lo hace, sin aviso o indicación, de un día a otro y, a menudo, es difícil identificar al autor o determinar la fecha de la última revisión. Además, no existe la certeza –e incluso en algunos casos nada más que una pequeña posibilidad– de que una cita que es correcta en el momento de enviar el artí- culo lo sea todavía cuando dicho artículo se publique y se lea. Sin embargo, por mucho que los profesores actuales puedan querer que sus estudiantes lean documen- tos publicados y permanentes, como por ejemplo libros y artículos de revistas, todos saben que lo que los estudiantes leen, la mayoría de las veces, ya sea en la enseñanza secundaria o en la universidad, es lo que ven en sus pantallas de ordenador. Los pro- fesores necesitan, por tanto, familiarizarse con el tipo de disparates que se suminis- tran en la red como información biológica. Incluso aunque los sitios específicos a los que nos referimos hayan cambiado cuando se publique este artículo, continuarán sien- do válidos como ejemplos del tipo de ma- terial que está en circulación. Es probable que a los biólogos que nunca han examina- do sitios web creacionistas les cueste dar crédito a la pésima calidad de muchas de las afirmaciones que se ofrecen al amparo del concepto de biología, de modo que puede que sea útil citar un artículo sobre canguros procedente de Conservapedia, calificada como «una alternativa muy ne- cesaria a Wikipedia, ya que ésta es cada vez más anticristiana y antiamericana» (Anóni- mo, 2007a): Según el modelo del origen de la vida utilizado por científicos creacionistas, los canguros modernos, al igual que todos los animales actuales, se origi- naron en Oriente Medio y son los descendientes de los dos miembros fundadores del actual baramin de can- guro que se embarcaron en el Arca de Noé antes del Diluvio Universal... También según la ciencia creacionista, después de dicho diluvio todos los canguros se originaron a partir de los pasajeros del Arca, que emigraron a Australia... Otras opiniones sobre el origen de los canguros incluyen la creencia de al- gunos aborígenes australianos de que los canguros fueron creados por los cantos de sus ancestros durante el «Dreamtime» («Tiempo del Sueño») y la visión evolutiva de que los cangu- ros y el resto de los marsupiales evolu- cionaron a partir de un ancestro mar- supial común que vivió hace cientos de millones de años. La fuente principal de esta información es una página web escrita por el creacionista australiano Ken Ham (1996), titulada Kangaroos, dinosaurs and Eden. Los lectores deben tener en cuenta que las entradas en Conservapedia se actualizan frecuentemen- te, de forma que aunque la cita sea correcta en el momento de escribir este artículo, puede que no sobreviva a posteriores edi- DOSSIER CIENTÍFICO Traducido de un artículo titulado «The threat from creationism to the rational teaching of biology», de los mismos autores, en prensa en Biological Research.

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Page 1: Eamenaza para su disciplina, - sebbm.com · 8 SEBBM 153 | Septiembre 2007 La amenaza del creacionismo para la enseñanza racional de la biología Athel Cornish-Bowden y María Luz

8SEBBM 153 | Septiembre 2007

La amenaza del creacionismopara la enseñanza racional de la biología

Athel Cornish-Bowden y María Luz Cárdenas

l propósito de este artículo es,por una parte, hacer que losbiólogos tomen conscienciade la existencia de una seriaamenaza para su disciplina,E

En la actualidad, prácticamente todos los biólogos aceptan la evolución como una realidad que no merece la pena discutir. En palabras de Medawar «para un biólogo, la alternativa a pensar

en términos evolutivos es no pensar». Esta aceptación universal hace que los biólogos olviden fácilmenteque la situación en el mundo en general es muy diferente, no sólo entre no científicos sino también,

en sorprendente medida, entre científicos de campos diferentes a la biología. Incluso aquellosque son conscientes de la amenaza creacionista para la enseñanza racional de la biología en Estados Unidos no logran darse cuenta de que en los últimos años el problema se ha extendido más allá de Norteamérica,

impulsado en algunos países no por el fundamentalismo cristiano sino por el islámico.

incluso si trabajan en países como Chile,donde en apariencia existen muy pocosproblemas, y por otra, hacer énfasis en queel momento para planificar cómo respon-der al creacionismo ha llegado.

De entrada, deberíamos mencionar el he-cho de que prácticamente todas nuestrasreferencias se centran en sitios web. En unarevista científica, esto está lejos de ser ideal,porque el material en la red puede cambiar,y lo hace, sin aviso o indicación, de un díaa otro y, a menudo, es difícil identificar alautor o determinar la fecha de la últimarevisión. Además, no existe la certeza –eincluso en algunos casos nada más que unapequeña posibilidad– de que una cita quees correcta en el momento de enviar el artí-culo lo sea todavía cuando dicho artículose publique y se lea. Sin embargo, pormucho que los profesores actuales puedanquerer que sus estudiantes lean documen-tos publicados y permanentes, como porejemplo libros y artículos de revistas, todossaben que lo que los estudiantes leen, la

mayoría de las veces, ya sea en la enseñanzasecundaria o en la universidad, es lo queven en sus pantallas de ordenador. Los pro-fesores necesitan, por tanto, familiarizarsecon el tipo de disparates que se suminis-tran en la red como información biológica.Incluso aunque los sitios específicos a losque nos referimos hayan cambiado cuandose publique este artículo, continuarán sien-do válidos como ejemplos del tipo de ma-terial que está en circulación. Es probableque a los biólogos que nunca han examina-do sitios web creacionistas les cueste darcrédito a la pésima calidad de muchas delas afirmaciones que se ofrecen al amparodel concepto de biología, de modo quepuede que sea útil citar un artículo sobrecanguros procedente de Conservapedia,calificada como «una alternativa muy ne-cesaria a Wikipedia, ya que ésta es cada vezmás anticristiana y antiamericana» (Anóni-mo, 2007a):

Según el modelo del origen de la vidautilizado por científicos creacionistas,los canguros modernos, al igual quetodos los animales actuales, se origi-naron en Oriente Medio y son losdescendientes de los dos miembrosfundadores del actual baramin de can-

guro que se embarcaron en el Arca deNoé antes del Diluvio Universal...

También según la ciencia creacionista,después de dicho diluvio todos loscanguros se originaron a partir de lospasajeros del Arca, que emigraron aAustralia...

Otras opiniones sobre el origen de loscanguros incluyen la creencia de al-gunos aborígenes australianos de quelos canguros fueron creados por loscantos de sus ancestros durante el«Dreamtime» («Tiempo del Sueño»)y la visión evolutiva de que los cangu-ros y el resto de los marsupiales evolu-cionaron a partir de un ancestro mar-supial común que vivió hace cientosde millones de años.

La fuente principal de esta información esuna página web escrita por el creacionistaaustraliano Ken Ham (1996), tituladaKangaroos, dinosaurs and Eden. Los lectoresdeben tener en cuenta que las entradas enConservapedia se actualizan frecuentemen-te, de forma que aunque la cita sea correctaen el momento de escribir este artículo,puede que no sobreviva a posteriores edi-

DOSSIER C IENTÍF ICO

Traducido de un artículo titulado «The threat from creationism to the rational teaching of biology», de los mismos autores, en prensa en Biological Research.

Administrador
Sello
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ciones. Además, es poco probable que lamayoría de los biólogos estén familiarizadoscon el término baramin que se refiere a unintento de poner la noción bíblica de un«tipo» de animal en un contexto científico.

Creacionismo y religión

Los fundamentalistas religiosos, tanto cris-tianos como musulmanes, afirman que lateoría de la evolución es en esencia atea yhostil con la creencia religiosa. Es obvio queexisten biólogos ateos, tal como se ilustraen el reciente libro El espejismo de Dios deRichard Dawkins (2006), pero esto no eslo mismo que afirmar que creer en la evolu-ción es incompatible con la religión. Laopinión de líderes religiosos más modera-dos fue resumida convincentemente por eldifunto Papa Juan Pablo II en un comuni-cado publicado en L’Osservatore Romanoen 1996, citado por Carroll (2006):

Nuevos conocimientos llevan a reco-nocer en la teoría de la evolución másque una hipótesis. Es, ciertamente,destacable que esta teoría se hayaenraizado progresivamente en lasmentes de los investigadores, luego deuna serie de descubrimientos en dife-rentes esferas del conocimiento. Laconvergencia, no buscada ni induci-da, de los resultados de los trabajosrealizados independientemente unosde otros, constituye en sí misma unargumento significativo en favor deesta teoría.

La afirmación del Papa es importante entanto que proporciona las verdaderas razo-nes para la aceptación universal de la evo-lución por parte de los biólogos: no quela evolución sea en sí misma una «religión»–una afirmación avanzada por algunoscreacionistas en Estados Unidos con la es-peranza de pervertir la separación cons-titucional entre Estado e Iglesia para suspropios fines–, sino que es el resultado deuna gran recopilación de datos queapuntan a una dirección coherente. Estaidea fue expresada de manera escuetapor el gran evolucionista TheodosiusDobzhansky (1973) en el título de un ar-tículo de American Biology Teacher: «Nadatiene sentido en biología excepto a la luzde la evolución». Los biólogos creen en laevolución no debido al compromiso «reli-gioso» con ella sino debido a aplastantesevidencias de ella.

Con frecuencia se cita el título del artículode Dobzhansky, pero el artículo mismo, quecontiene algunos puntos importantes adi-

cionales, es menos conocido. Comienza conuna discusión sobre un ataque fundamen-talista musulmán contra la teoría deCopérnico sobre el sistema solar. Aunqueen 1973 muchos biólogos pensaban que lamayor amenaza para la enseñanza racionalde la ciencia provenía del fundamentalismocristiano, es posible que incluso entoncesDobzhansky se diese cuenta de que debe-rían tenerse en consideración otras varieda-des de fundamentalismo. Y más tarde de-claraba que:

Soy creacionista y evolucionista. Laevolución es el método de creación deDios o de la Naturaleza. La creaciónno es un hecho que ocurrió en el año4004 a.C.; es un proceso que comen-zó aproximadamente hace 10 milmillones de años y que todavía está enmarcha.

Su referencia a Dios en esta cita es muchomás que mera retórica, ya que durante todasu vida fue un cristiano ortodoxo ruso prac-ticante, para quien la idea de que la evolu-ción fuese incompatible con su fe religiosaera absurda.

«Dos modelos»

Con frecuencia los creacionistas reclaman«imparcialidad» e «igualdad de tiempo»para sus ideas en la educación, basando susdemandas en la afirmación de que sólo «dosmodelos» son posibles. Manthei (1998),

por ejemplo, expresa esta reivindicaciónexplícitamente cuando habla «del conflic-to directo entre la evolución y la Biblia» enel que «sólo un sistema puede ser correcto»[en negrita en el original].

Esta afirmación, no obstante, es falsa. Noes en absoluto cierto que todos los creacio-nistas estén de acuerdo entre ellos, o quesus desacuerdos sean a un nivel más super-ficial que las discusiones (legítimas) que seproducen entre científicos verdaderos. Pro-bablemente podemos dejar de lado lospuntos de vista más extremos, como porejemplo la idea de que la Tierra es plana(Schadewald, 1980), o la afirmación de quecreer en un sistema solar heliocéntrico creóel marco para la mayoría de males que havisto el mundo durante siglos (Babinski,2005), porque en la actualidad los sostie-nen muy pocas personas. Esto todavía nosdeja con una amplia gama de variedadesde creacionismo (fig. 1), que van desde loscreacionistas de la Tierra joven, quienescreen que la Tierra no tiene más que unosmiles de años (Mortensen, 2004), a loscreacionistas progresivos (Anónimo,2007e), quienes aceptan que el Universopuede tener millones de años, pero creenen intervenciones milagrosas que han «guia-do» la aparición de nuevas especies. Ade-más, aunque estos diferentes grupos inten-tan presentar una apariencia de unidad a lahora de enfrentarse a la biología conven-cional, no lo hacen al enfrentarse entre ellos.Los creacionistas de la Tierra joven, por ejem-

Figura 1. Rango de teorías creacionistas. La figura muestra una clasificación elaborada por EugenieScott (2005) de una amplia variedad de teorías que existen sobre biología y geología, que van desdeaquellos que creen en una Tierra plana que no tiene más de unos cientos de años a aquellos que creenen una Tierra que tiene varios miles de millones de años y rechazan cualquier forma de explicaciónreligiosa sobre ello. Obsérvese que el movimiento del diseño Inteligente no es uniforme, sino queabarca una amplia gama de teorías dentro del rango creacionista.

DOSSIER C IENTÍF ICO

Teoría de la Tierra plana

Geocentrismo

Creacionismo de la Tierra joven

Tierra de los intervalos vacíos o brechas

Creacionismo del día-era

Creacionismo progresivo

Creacionismo evolutivo

Creacionismo teísta

Evolucionismo agnóstico

Evolucionismo materialista

Tierra joven

Tierra antigua

Diseñointeligente

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Estados Unidos

La amenaza creacionista para la biología en Esta-dos Unidos es tan conocida que no necesita mayordiscusión, pero merece la pena que corrijamosuna interpretación errónea muy generalizada. Eljuicio contra John T. Scopes en 1925 se considera amenudo como una victoria de facto para la ense-ñanza racional de la biología en Estados Unidosporque, aunque los fundamentalistas ganaron elcaso, sus portavoces hicieron tanto el ridículo du-rante el proceso que disuadieron a otros Estadosde proponer leyes similares a la ley deTennessee que Scopes había violado.Esta es la idea convencional de la histo-ria, pero proporciona un motivo erró-neo sobre la falta de conflicto enEstados Unidos durante unageneración después de1925: éste se explica me-jor por el hecho de que bá-sicamente no se enseñaba laevolución en las escuelas del paísdurante este período y, consecuen-temente, no se consideraba nece-saria ley alguna que la prohibiera.Esta situación cambió sólo tras ellanzamiento del Sputnik por partede la Unión Soviética en 1957, que demostró quela distancia entre los logros científicos de los esta-dounidenses y los soviéticos era mucho más redu-cida de lo que se pensaba, de modo que eranecesario prestar más atención a la enseñanza dela ciencia, incluida la biología, en los institutos.

La reaparición de la evolución como una parteesencial de la enseñanza de la biología trajo con-sigo el despertar de la oposición vehemente delos fundamentalistas cristianos. Empezando conArkansas en 1981, varios Estados han propuestoleyes requiriendo una enseñanza «equilibrada»de la biología, con la impartición de la «cienciade la creación» al mismo nivel que la evoluciónen la enseñanza secundaria. Se podría pensarque se trata sólo de una táctica de demora y que,una vez que se haya ganado la batalla por laparidad de tiempo, los creacionistas pasarán a suobjetivo real de eliminar completamente la ense-ñanza de la evolución. Como cita Stephen JayGould (1984), el activista antievolucionista PaulEllwanger dejó esto claro en una carta al legisla-dor del Estado. El enunciado de la ley de Arkansases digno de mención: como parte de los esfuer-zos del estado «para proteger la libertad acadé-

mica» será «necesario el tratamiento equilibradode la ciencia de la creación y de la ciencia de laevolución en los institutos públicos» –una interpre-tación original de la idea de libertad académica quesignifica que se debe obligar a los profesores aenseñar materias en las que no creen.

En el año 2006, la Sociedad Americana de Bioquímicay Biología Molecular estaba lo bastante preocupadacomo para organizar en su congreso anual, un sim-posio sobre Teaching the Science of Evolution underthe Threat of Alternative Views («Enseñanza de la

ciencia de la evolución bajo laamenaza de visiones alternati-vas») para complementar elsimposio sobre Current Themes

in Molecular Evolution («Temasactuales en evolución molecular»)durante el mismo congreso. Los

ponentes hicieron hincapié enque «la actividad antievo-lucionista opera a escalanacional», pero como tra-

taremos en este artículo, enla actualidad va mucho más allá.

Reino Unido

En abril de 2006 la Royal Society (de hecho, laAcademia de Ciencias en el Reino Unido) emitió uncomunicado en que se afirmaba que la evoluciónestá «reconocida como la mejor explicación deldesarrollo de la vida en la Tierra desde sus inicios yde la diversidad de las especies» y que se «enseñade manera acertada como una parte esencial delos cursos de biología y ciencia en las escuelas,institutos y universidades de todo el mun-do» (Anónimo, 2006a). ¿Por qué se con-sideró necesario o deseable hacer talafirmación en el Reino Unido en 2006si la mayoría de las personas cul-tas del Reino Unido conside-ran que las discusiones aca-démicas se zanjaron a finalesdel siglo XIX?

El caso de un instituto público deGateshead, una ciudad del norte deInglaterra, ilustra la respuesta a estapregunta. Una conferencia de StevenLayfield, jefe del Departamento de Cien-cias del Emmanuel College, se publicó enel sitio web del Christian Institute (Anónimo,2000); del que fue retirado «temporalmente» des-

pués de que su contenido fuese criticado en unperiódico, pero se ha conservado en otro sitio web(Brown, 2006). Layfield expresa opiniones muy sor-prendentes para un jefe de un departamento deciencias de un instituto: «Si, como Jesús lo enseñóclaramente, la Biblia es realmente la Palabra deDios –y la evidencia interna es aplastante– la ver-dadera ciencia siempre estará de acuerdocon ella». En otras palabras, la Bi-blia proporciona el criterio con elque se valorará la verdad o fal-sedad de las hipótesis cien-tíficas.

La revista británica TheNew Humanist infor-maba acerca de un de-bate en el Parlamento so-bre el Emmanuel College y otrosinstitutos similares (Wheen,2003). Cuando se le preguntóal Primer Ministro si estaba«de acuerdo en permitir que seenseñase el creacionismo junto conla teoría de la evolución de Darwin en los institutosestatales», simplemente contestó que «al final, unsistema escolar más diverso dará mejores resulta-dos para nuestros hijos». Aquellos que tienden acreer que se puede confiar en que los líderes políti-cos protejan los estándares académicos deberíanexaminar con atención esta respuesta y, como mos-traremos a continuación, la falta de preocupación delos líderes políticos por los estándares académicosno son menos evidentes en otros países, como porejemplo Alemania, Polonia y Brasil. Las consecuen-

cias en el Reino Unido puedenjuzgarse a partir de los resulta-dos de una encuesta publicadaen el periódico británico TheGuardian (Anónimo, 2006b) en

agosto de 2006: más del 12 % delos estudiantes entrevistados

prefería el creacionismo a cual-quier otra explicación sobre

el origen del hombre, y un19 % era partidario de la

teoría del diseño inteligen-te. Actualmente, apenas pasa

una semana sin que surjan máspruebas de un ataque coordinado y sos-

tenido contra la enseñanza de la biología enel Reino Unido. En septiembre de 2006, por ejem-

plo, una organización que se denomina Truth in Science(Verdad en Ciencia) distribuyó un pack de recursos

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Geografía reciente del creacionismo

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de propaganda creacionista entre los jefes del de-partamento de ciencias de cada escuela de secunda-ria del Reino Unido (Anónimo, 2006c).

Alemania

La situación en Alemania seguramente no es mejorque en el Reino Unido y quizás incluso sea peor. Laactividad creacionista es muy evidente en este país(Anónimo, 2007b) y los textos creacionistas de altacalidad técnica son de fácil acceso para los niños yestudiantes (Anónimo, 2006d). La enseñanzacreacionista en dos institutos de Giessen, en elEstado de Hesse, se debatía en una película docu-mental del canal de televisión francoalemán Arte y,tras su emisión, la ministra de Educación del Estadode Hesse, Karin Wolff, dijo que creía que «la teoríade la creación bíblica debería enseñarse en la clasede biología como una teoría, igual que la teoría dela evolución» (Anónimo, 2006e). De nuevo, la con-clusión debería ser que los biólogos no pueden con-fiar en los políticos para proteger los estándaresacadémicos.

Polonia

El viceministro polaco de Educación, MiroslawOrzechowski, dijo en octubre de 2006 que «la teo-ría de la evolución es una mentira, un error legali-zado como si fuera una verdad cotidiana». Al infor-mar sobre ello, Graebsch (2006) apuntaba queMaciej Giertych, padre del ministro polaco de Edu-cación y miembro del Parlamento europeo, estáejerciendo presión política para la inclusión obliga-toria del creacionismo en los planes de estudio debiología polacos. En una carta posterior, Giertych(2006) negó que su motivación fuese religiosa, perosocavó su afirmación al añadir que «parece existiruna ignorancia total sobre las nuevas evidenciascientíficas en contra de la teoría de la evolución.Dichas evidencias incluyen... la formación oblicuade los estratos geológicos en lugar de vertical, laevidencia paleontológica y arqueológica de que losdinosaurios convivieron con los seres humanos, unagran catástrofe mundial en tiempos históricos, etc.»Giertych no aportó fuente alguna para esta afirma-ción y, de hecho, no se puede encontrar tal «evi-dencia» en la literatura científica; sino que procedede fuentes que están inspiradas por motivos reli-giosos. En una carta posterior de la directora delInstituto de Dendrología (cuya dirección Giertychhabía dado como suya) apuntaba que, aunque ellarespetaba el derecho de Giertych a expresar susopiniones, éstas no eran respaldadas por el Institu-

to y en su opinión el creacionismo no tenía basecientífica y no debería considerarse como científico(Lorenc-Plucinska, 2006).

Francia

En muchos sentidos, el grado de infil-tración del creacionismo en la edu-cación francesa parece me-nos grave que en otrospaíses europeos. Noobstante, como se des-cribe en un libro deArnould (2007), un teó-logo dominico, Francia dispo-ne de un movimiento creacio-nista de cosecha propia, elCercle d’Étude Historique etScientifique (CESHE). Fue fun-dado en 1980 y fomenta activa-mente las mismas ideas que loscreacionistas americanos, pero en ocasionestambién manifiesta un grado significativo de hosti-lidad, no sólo hacia la ciencia establecida, sino tam-bién hacia la jerarquía de la Iglesia Católica Roma-na. Un portavoz del CESHE, por ejemplo, describela Academia Pontificia como «compuesta de dostercios de científicos ateos evolucionistas que sabo-tean el Cristianismo», y sugiere que el Papa (JuanPablo II) haría mejor en «consultar a su amigo elprofesor Gyertich (sic) de la Academia Polaca deCiencias, que es creacionista». (A pesar de que elapellido está escrito de forma distinta, se refierecon toda probabilidad al mismo Giertych que he-mos mencionado antes.) Sin embargo, el climapolítico y social de Francia es muy distinto al deEstados Unidos y hay pocas pruebas que sugieranque grupos radicales como CESHE tengan una in-fluencia significativa: la aparición del libro Atlas ofCreation (Atlas de la creación) en Francia (véasemás adelante) a principios de 2007 provocó másrevuelo que el que había causado CESHE en uncuarto de siglo de actividad.

Otros países de EuropaOccidental

También podemos encontrar actividad creacionistaactualmente en Bélgica, los Países Bajos yEscandinavia. Incluso si parece que todavía no haalcanzado las proporciones apuntadas en el ReinoUnido, Alemania y Polonia, queda muy poco espa-cio para la complacencia, en vista del rápido dete-rioro en otros lugares.

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Turquía

Es posible que Turquía constituya la fuente másimportante de propaganda creacionista fuera de

Estados Unidos y esto explica am-pliamente el éxito de los crea-cionistas en atraer el apoyo deestudiantes musulmanes del Rei-

no Unido, Alemania y Francia.Grandes encuentros con una ele-vada asistencia en modernos cen-tros de congresos (Anónimo,

1998) ilustran el alto gradode apoyo financiero, que semanifiesta también en la vas-

ta publicación de textoscreacionistas (Anónimo, 2005):

el libro El engaño del evolucionismoestá disponible no sólo en turco e inglés,

sino también en francés, alemán, español, italia-no, ruso y árabe, y ha circulado en muchos paí-ses, incluida Argentina y posiblemente otrospaíses latinoamericanos (Anónimo, 2007c). Re-cientemente, el Atlas of Creation, lujosamenteilustrado y producido a un coste muy alto, por lamisma fuente (Anónimo, 2007d) se ha distribui-do de forma gratuita, en varios idiomas, a profe-sores, institutos y universidades de distintos paí-ses. Una cita de la introducción será suficientepara ilustrar su nivel académico:

«El registro fósil es quizás la evidencia más impor-tante que destruye las alegaciones de la teoría dela evolución. Los fósiles demuestran que las for-mas de vida sobre la Tierra no han sufrido jamás elmás mínimo cambio y nunca se han transformadoen otras. Al examinar el registro fósil vemos quelos seres vivos son ahora exactamente iguales acomo eran hace cientos de millones de años, esdecir, que nunca han evolucionado.»

Sudamérica

Actualmente hay muy poca evidencia que sugie-ra un auge del creacionismo en la mayor parte deLatinoamérica, pero en Brasil sí que existe unaamenaza parecida a la de Europa Occidental.Como se informa en la revista brasileña Época, elEstado de Río de Janeiro ha impartido clases eninstitutos públicos en las que se cuestiona la evo-lución de las especies y la gobernadora del Esta-do dijo en una entrevista que no creía en laevolución de las especies, que «era una merateoría» (Martins y França, 2004).

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plo, dicen que «el movimiento del diseñointeligente es tal mezcla de agnósticos yteístas de gran diversidad teológica quenunca podrá preocuparse de la fidelidad alDios verdadero y a Su Palabra» (Mortensen,2004) [en engrita en el original]. Por suparte los creacionistas progresivos se que-jan de los mitos que «circulan entre los cris-tianos» sobre ellos (Anónimo, 2007e) (no-temos que no se trata de mitos que hacencircular los científicos), y acusan a Ken Ham,un famoso creacionista de la Tierra joven(Ham, 1996), de «mostrar su ignoranciamalintencionada sobre la creencia en la Tie-rra Antigua» (Neyman, 2005).

Científicos en contrade la evolución

En un esfuerzo por demostrar que la «cien-cia de la creación» es una ciencia, sus de-fensores han reunido una lista de personascientíficamente calificadas dispuestas a fir-mar la siguiente declaración:

Soy escéptico a las reivindicaciones dela capacidad de la mutación fortuita yde la selección natural para explicar lacomplejidad de la vida. Se deberíafomentar un examen minucioso delas pruebas de la teoría darwiniana.

Obsérvese que el tono de esta declaraciónes suave: pocos científicos legítimos ten-drían dificultades para firmar la segundafrase; incluso la primera frase es reprensiblemás por sus implicaciones que por lo quedice específicamente. No es sorprendente,por tanto, que se encontrasen fácilmentemás de 100 personas dispuestas a firmarla(Edwards, 2001). Lo que es más sorpren-dente es que sólo alrededor de un tercio deellos pueden alegar tener alguna experien-cia en biología, aunque sea modesta, y cin-co de éstos trabajan en la Universidad deBiola (antiguamente el Instituto Bíblico deLos Ángeles), una institución que no sedistingue por sus investigaciones en biolo-gía. Para ilustrar la futilidad de recopilarlistas de personas (en lugar de listas de ar-gumentos convincentes), como si las cues-tiones científicas se decidieran democráti-camente, el National Center for ScienceEducation (Centro Nacional para la Edu-cación Científica) ha recopilado su propialista de científicos llamados Steve (en ho-nor a Stephen J. Gould) dispuestos a fir-mar una declaración mucho más rotundade apoyo a la evolución:

La evolución es un principio unifica-dor vital y bien sustentado de las cien-cias biológicas y la evidencia científi-

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ca apoya abrumadoramente la idea deque los seres vivos tienen un antepa-sado común. Aunque hay debates se-rios y legítimos sobre los patrones ylos procesos de la evolución, no haydudas científicas serias de que la evo-lución ocurrió ni de que la selecciónnatural es un mecanismo importantede la evolución. Incorporar la seudo-ciencia creacionista, como el diseñointeligente, aunque no exclusivamen-te, en el plan de estudios de cien-cias de los institutos pú-blicos es inapropiado,desde el ángulo cien-tífico, e irresponsa-ble, desde el ángu-lo pedagógico.

La lista rápidamente so-brepasó el total de 100personas inicialmentereivindicada por loscreacionistas y, en la ac-tualidad, después de va-rios años, contiene casi800 nombres (Anónimo,2007f). Más importante, sinembargo, es la naturaleza extre-madamente deficiente de la lista decreacionistas, que contiene sólo tres nom-bres de alguna relevancia: Michael Behe,William Dembski y Jonathan Wells. Deéstos, sólo Behe puede reivindicar ser con-siderado como biólogo, y volveremos a élmás adelante. Dembski no ha publicadonada en revistas científicas arbitradas debiología. Wells ha publicado en muy po-cas, y aunque una de ellas (Rowning et al.,1997) es una revista importante no tieneuna relevancia evidente para sus creenciascreacionistas. No obstante, ha conseguidopublicar un artículo creacionista en unarevista arbitrada (Wells, 2005), aunque seha de tener en cuenta, por supuesto, queno todas las revistas arbitradas siguen losmismos estándares de arbitraje.

Diseño inteligente

Como hemos señalado anteriormente, loscreacionistas de la Tierra joven se quejan deque el diseño inteligente abarca una grandiversidad de diferentes tipos de creencia,y en este sentido (pero en pocos más) tie-nen razón: lo hace. Sin embargo, no pode-mos ignorarlo porque proporciona casi laúnica justificación para afirmar que la «cien-cia de la creación» tiene una base científica.Phillip Johnson, el creador del diseño inte-ligente, es un profesor de derecho, jubila-do de la Universidad de California,Berkeley, y no tiene credenciales científi-

cas, pero Michael Behe ha dado cierta cre-dibilidad a la idea, intentando justificar eldiseño inteligente en términos de «com-plejidad irreducible», la idea de que los or-ganismos vivos dependen de innumerablessistemas (como la coagulación de la sangre)que sólo pueden funcionar si todos los com-ponentes están presentes simultáneamen-te y son funcionales. Behe sí que ha publi-cado artículos legítimos en áreas importantesde bioquímica, como por ejemplo estudios

sobre la hemoglobina falciforme (Behey Englander, 1979), la estructura

del DNA (Luthman y Behe,1988) y el plegamiento de

proteínas (Behe et al., 1991),y su libro La caja negra deDarwin (Behe, 1998) esmuy citado por personasdesesperadas por encon-trar un libro de un biólo-go verdadero que ataquela idea de la evolución. Porejemplo, la organizaciónbritánica Truth in Science,

mencionada anteriormente,describe la obra como «una

excelente introducción funda-mental a la teoría científica del di-

seño inteligente» (Anónimo, 2007g).Behe describe su libro «modestamente»como «tan inequívoco y tan relevante quedebe ser clasificado como uno de los másgrandes hitos en la historia de la ciencia. Eldescubrimiento rivaliza con los de Newtony Einstein, Lavoisier y Schrödinger, Pasteury Darwin.»

Como muchos críticos de La caja negrade Darwin han señalado, Behe (al igualque Johnson) tiene siempre cuidado en nomencionar nunca el nombre del Diseñadorsupuestamente responsable del diseño delmundo biológico que nos rodea, intentan-do así apoyar la reivindicación de que sumotivación es puramente científica y queno tiene nada que ver con la religión. Noobstante, sólo a los lectores más ingenuosles quedará alguna duda sobre a quéDiseñador se refieren. Un punto más im-portante para los bioquímicos es que Beheafirma en todo el libro que sus conclusio-nes derivan necesariamente del estudio dela bioquímica, dando la impresión a los lec-tores no bioquímicos (aunque sin llegar a lamentira descarada de expresarlo en talespalabras) de que cualquier persona con unaformación en bioquímica estará de acuer-do. Esto está tan lejos de ser verdad que supropio departamento académico de la Uni-versidad de Lehigh ha tomado medidas,casi sin precedentes, y ha publicado en susitio web una declaración describiéndole

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como el «único disidente» de la posicióndel profesorado del departamento, «inequí-voco en su apoyo a la teoría de la evolu-ción» (Brace, 2007).

El error más grave del libro es la confusiónconstante que hace y fomenta entre el ori-gen de la vida y la evolución. CharlesDarwin sí que hizo algunas sugerencias so-bre el origen de la vida, pero su fama no sebasa en éstas sino en la teoría de la selecciónnatural, que no concierne al origen de lavida sino a su posterior evolución. Es total-mente posible pensar que aún quedanmuchos problemas por resolver para com-prender cómo se originaron los primerosorganismos y, al mismo tiempo, pensar quela selección natural proporciona una expli-cación casi completa de la evolución. Enrealidad, ésta sería la posición de la mayoríade biólogos: casi nadie considera que seentiende bien el origen de la vida, e inclusola definición misma de la vida está lejos deser un tema de acuerdo general como he-mos discutido en otra parte (Cornish-Bowden et al., 2007), pero casi todo elmundo considera que la selección naturales correcta en general. En el libro de Behe,sin embargo, las ideas de «complejidadirreducible» se presentan como si fuesenun argumento contra la selección natural,cuando no son nada de eso. Vale la penaprestarles alguna atención sólo en la medi-da en que señalan algunos de los puntosque una teoría del origen de la vida necesi-tará explicar. Con respecto a la cuestión enla que hacen más hincapié los creacionistas,el grado de relación entre humanos yprimates, la «complejidad irreducible» notiene importancia en absoluto. El ejemplode Behe de la coagulación de la sangre fun-ciona exactamente igual en humanos queen chimpancés, y no tiene nada que decirsobre si, o cuando, humanos y primatestuvieron un ancestro común.

En su libro Behe afirma que «nunca se hacelebrado una reunión, o escrito un libro oun artículo que dé los detalles de la evolu-ción de los sistemas bioquímicos comple-jos». Sin embargo, la evolución del ciclo deKrebs se ha analizado a fondo (Meléndez-Hevia et al., 1996) y constituye un temaimportante en el libro de Kenneth MillerBuscando al Dios de Darwin (Miller,1999), y la cuestión más general de la evo-lución de las estructuras y vías bioquímicasse trata ampliamente en otro libro escritopor uno de nosotros (Cornish-Bowden,2004). Fíjense que Behe se ha guardadouna cláusula de escape al no precisar lo quees un sistema complejo, pudiendo enton-ces descartar el ciclo de Krebs ya que no se

adaptaba a su definición de «complejo» ydecir que «ninguno de los artículos [Miller]publicados trata de los sistemas complejosirreducibles» (Behe, 2000). Sin embargo,si entendemos «complejo» como lo quecualquier bioquímico razonable entende-ría, la afirmación de que nunca se han dis-cutido los sistemas bioquímicos complejosen la literatura o en reuniones es claramen-te falsa.

En un pasaje que parece haber pasado des-apercibido para aquellos que piensan queBehe ha refutado la evolución darwiniana,escribe que encuentra la idea de la «ascen-dencia común (que todos los organismostienen un ancestro común) bastante con-vincente». Dice también que «a pequeñaescala, la teoría de Darwin ha triunfado...pero es al nivel de la macroevolución... quela teoría evoca escepticismo». Podemos en-contrar una idea parecida en los escritos deun pensador mucho más distinguido(Ratzinger, 2003):

En la enseñanza misma de la evolu-ción, el problema surge en la transi-ción entre la micro y la macro-evolución, problema que Szathmáryy Maynard Smith, ambos partidariosconvencidos de una teoría globali-zadora de la evolución, admiten: «Noexisten bases teóricas que permitanpensar que las líneas evolutivas se vuel-van más complejas con el tiempo; nitampoco pruebas empíricas de queesto suceda».

Esta cita parece contradecir los diferenteslibros y artículos de Szathmáry y MaynardSmith, pues explicar la macroevolución erael objetivo central de su colaboración, yparece probable que el autor fue llevado aconclusiones erróneas por el libro de Behe.El problema con la cita no es que sea erró-nea, sino que es incompleta (Szathmáry yMaynard Smith, 1995):

No existe una base teórica para espe-rar que los linajes evolutivos aumen-ten en complejidad con el tiempo, ytampoco hay pruebas empíricas deque esto suceda. Sin embargo, las cé-lulas eucariotas son más complejas quelas células procariotas, los animales yplantas son más complejos que losprotistas, etc. Este aumento en com-plejidad puede haberse alcanzadocomo resultado de una serie de gran-des transiciones evolutivas. Estas im-plican cambios en la forma en que lainformación se almacena y se trans-mite.

Probablemente, John Maynard Smithnunca llegó a ver esta referencia a su obraantes de morir, pero, Eörs Szathmáry(2006) ha escrito sobre ella.

Conclusiones

En este artículo hemos prestado compara-tivamente poca atención al vacío de los ar-gumentos en contra de la evolución, por-que este tema se trata a fondo en otras obras,más recientemente en el libro Evolution vs.Creationism (Scott, 2005), pero tambiénen un libro publicado hace más años, aun-que también muy académico, Science andCreationism (Montagu, 1984), y tambiénexiste un breve pero minucioso informe enun libro reciente (Carroll, 2006). Nos pre-ocupaban más dos asuntos que apenasmencionan los comentaristas de EstadosUnidos, si es que lo hacen: en la actualidadel creacionismo representa la mayor ame-naza para la enseñanza de biología, no sóloen Estados Unidos y en otros países comoCanadá y Australia, que desde hace tiempotienen movimientos creacionistas activos,sino en todo el mundo; además, fuera deEstados Unidos ya no es cierto que la ma-yor amenaza proceda del fundamentalismocristiano, dado que una cantidad significa-tiva de propaganda se produce ahora enTurquía y se distribuye a los musulmanesde Europa Occidental y de muchos otrospaíses en otros lugares. Incluso si la amena-za no ha llegado a ser seria en países comoChile, no existe la certeza de que no lo seráen el futuro: esto ya está sucediendo enBrasil y el momento para que los biólogospiensen en cómo enfrentarse a ello es aquíy ahora, no dentro de unos años. #

Athel Cornish-Bowdeny María Luz CárdenasUNIDAD DE BIOENERGÉTICA E INGENIERÍA

DE PROTEÍNAS, INSTITUTO DE BIOLOGÍA

ESTRUCTURAL Y MICROBIOLOGÍA, CNRS,MARSELLA, FRANCIA

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