e-topia william j. mitchell

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The global digital network is not just a delivery system for email, Web pages, and digital television. It is a whole new urban infrastructure--one that will change the forms of our cities as dramatically as railroads, highways, electric power supply, and telephone networks did in the past. In this lucid, invigorating book, William J. Mitchell examines this new infrastructure and its implications for our future daily lives.Picking up where his best-selling City of Bits left off, Mitchell argues that we must extend the definitions of architecture and urban design to encompass virtual places as well as physical ones, and interconnection by means of telecommunication links as well as by pedestrian circulation and mechanized transportation systems. He proposes strategies for the creation of cities that not only will be sustainable but will make economic, social, and cultural sense in an electronically interconnected and global world. The new settlement patterns of the twenty-first century will be characterized by live/work dwellings, 24-hour pedestrian-scale neighborhoods rich in social relationships, and vigorous local community life, complemented by far-flung configurations of electronic meeting places and decentralized production, marketing, and distribution systems. Neither digiphile nor digiphobe, Mitchell advocates the creation of e-topias--cities that work smarter, not harder.

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eI

la

Editorial Gustavo Gili, SA

08029 Barcelona Roselló, 87-89. Te!. 322 81 61México, Naucalpan 53050 Valle de Bravo, 21. Te!. 560 60 11

'VIDA URBANA, J1M, PERO NO LA QUE NOSOTROS CONOCEMOS"

W1LL1AM J. M1TCHELL

Traducción de Fernando Valderrama

GG~

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Para Emily y Jane

Título originalE-tapia: "Urban lite, Iím-but not as we know it"

Diseño de la cubierta: Toni Cabré/Editorial Gustavo Gili, SA

cultura Libre© 1999 Massachusetts Institute of Technology© Versión castellana, Fernando Valderrama, 2001y para la presente edición© Editorial Gustavo Gili, SA, Barcelona, 2001

Printed in SpainISBN: 84-252-1816-0Depósito legal: B-50.933-2000Fotocomposición: Orrnograf SA, BarcelonaImpresión: Gráficas 92, SA, Rubí (Barcelona)

iNDlCE

PRÓLOGO: RÉQU1EM POR LA CIUDAD 71 LA MARCHA DE LAS MEGA-REDES 15

2 LA TElEMÁnCA TOMA El MANDO 373 El PROGRAMA: El NUEVO GENlO DEL LUGAR. . . . . . . . . . 494 ORDENADORES PARA HABITAR 575 VIVIENDAS Y BARRIOS 776 LUGARES DE ENCUENTRO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 917 REDISEÑANDO El LUGAR DE TRABAJO 1058 LA CIUDAD TElESERVlDA 1199 ECONOMíA DE PRESENCIA 137

10 ECONOMíA Y ECOLOGíA 155

NOTAS. . . . . . . .. . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . .. 165

AGRADECIM1ENTOS 189íNDICE DE NOMBRES 190

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PRÓLOGO: RÉQUlEM POR LA elUDAD

Marshall McLuhan, 1967: "La ciudad ya no existe, salvo comoespejismo cultural para turistas"'.

Lo sé, lo sé: es una metáfora familiar -la muerte de Dios, lamuerte del sujeto, la muerte del autor, la muerte del drive-in, elfin de la historia, el agotamiento de la ciencia, y tantos otros-oPero resultó estar en lo cierto, aunque varias décadas por delan­te de su debido momento, como siempre.

Ahora ya es evidente. La ciudad, tal como la entendieron losteóricos urbanos desde Platón y Aristóteles hasta LewisMumford y Jane Jacobs, ya no es capaz de mantener su cohesiónni de cumplir su función como ocurría anteriormente-. Es acausa de los bits; ellos la han matado. El modelo urbano tradi­cional no puede coexistir con el ciberespacio.

No obstante, ¡viva la nueva metrópolis unida por la red de laera electrónica digital!

Prtrnera lamentación

Ingresó cadáver en el año 2000. ¿Qué le ocurrió a la dudad que conoce­mos actualmente?

Lesvaya contar la historia.Hace mucho tiempo, había un pueblo en el desierto que tenía un

pozo en el centro. Las casas se agrupaban dentro de la distancia a laque podia transportarse cómodamente un ánfora de agua. Por la tarde,cuando refrescaba, los habitantes se acercaban al pozo para recoger el

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suministro de agua para el día siguiente y se quedaban un rato paraintercambiar noticias y realizar negocios entre ellos. El pozo suminis­traba un recurso escaso y necesario, convirtiéndose al mismo tiempo enel centro social, el lugar de reunión que mantenía unida a la comu­nidad.

Un dia llegó el suministro de agua por tuberías. ¿Quién podría negarlas ventajas prácticas? Era más cómodo y los niños ya no contraían elcólera. La población creció y el pueblo se expandió hasta convertirse enuna gran ciudad, ya que podia llevarse agua a las casas allí donde pudie­ran llegar las tuberías.

Las viviendas ya no tenían que concentrarse en el antiguo centro ylos habitantes dejaron de reunirse en el pozo, ya que podian tener aguaen cualquier momento y lugar. Asi, el espacio alrededor del pozo perdiósu antigua función comunal y la gente inventó sitios nuevos para rela­cionarse socialmente, más modernos y especializados -una plaza, unmercado o un café.

La historía se repite, esta vez porque el sistema de suministro deinformación ha cambiado. Antes, teníamos que ir a lugares para hacercosas; íbamos a trabajar. a casa, al teatro, a conferencias, al bar de laesquina o salíamos por ahí, sin más. Ahora tenemos tuberías para bits,redes digitales de gran capacidad para transportar información cuando ydonde queramos. Esto nos permite hacer muchas cosas sin tener que ir aninguna parte; por tanto, los antiguos lugares de reunión ya no nosatraen; las organizaciones se fragmentan y dispersan; los centros urbanosno se mantienen; da la impresión de que la vida pública va desapare­ciendo.

Tomemos algo tan simple pero tan elocuente como un día en lascarreras. Antes de las telecomunicaciones suponia acercarse hasta el hipó­dromo, mezclarse en las tríbunas con los demás espectadores, hacer lasapuestas en el mostrador con los corredores, seguir a los caballos connuestros propios ojos y liquidar las ganancias cara a cara. Más tarde,cuando llegaron la radio y el teléfono, las carreras se empezaron aretransmitir, florecieron las apuestas fuera de la pista, legales o ilegales,y los días de carreras se podian seguir desde distintos sitios, como bares ygarítos de apuestas. Actualmente, el siempre emprendedor Jockey Club deHong Kong ha reconfigurado el sistema una vez más introduciendo dis­positivos electrónicos manuales, conectados en red, que permiten hacerlas apuestas desde cualquier parte de la ciudad y en cualquier momentodel día. Sólo es necesaría una conexión de teléfono o un enlace inalám­brico para acceder al sistema, y éste liquida las cuentas automáticamen-

te. Es extraordinariamente eficiente, pero elimina también las oportuni­dades que ofrecía el hipódromo para establecer contactos, relacionarse,crear confianza y hacer tratos.

Una vez más, necesitamos innovar, reinventar los espacios públicos,los pueblos y las ciudades para el siglo XXl.

Segunda lamentación

Yeso no es todo. La comunicación digital recrea también el ritmo tradi­cional de la vida cotidiana.

Hace no mucho tiempo, una familia del norte vivia en una estupen­da casa de madera. Tenia una chimenea en el centroy, para mantener elcalor, los muros formaban un sencillo recinto alrededor. Los miembros dela familia se reunian en invierno alrededor de la chimenea, que era laúnica fuente de luz y calor. Alli estudiaban los niños, los padres inter­cambiaban las noticias del día y la abuela trabajaba en sus bordados. Elhogar mantenía unida a la familia.

Un dia se instalaron conductos para el transporte de energía: la redeléctrica y la calefacción central. Los miembros de la familia podían teneren cualquier sitio calor y luz para leer. El fuego ya no se encendía, salvocomo una especie de entretenimiento nostálgico en ocasiones festivas.los niños se retiraron a sus habitaciones para hacer los deberes y escu­char sus equipos de música. Los padres empezaron a trabajar en distintosturnos y se dejaban mutuamente notas malhumoradas en la puerta delfrigorífico. La abuela se volvió aburrida y maniática y se trasladó prontoa una residencia de ancianos con aire acondicionado cerca de Phoenix,donde podía jugar al bingo con compañeras de su edad, marginadas dela mísma manera. El círculo de la hoguera ya no servía como unificadorsocial.

La informatización está siguiendo estrechamente los pasos de laelectrificación, con consecuencias sociales igualmente profundas. Amedida que los ingenieros van asumiendo la tecnología y los agentesdel capital riesgo mantienen en marcha las salidas a Bolsa, diminutosdispositivos de telecomunicaciones y de procesado de información seestán convirtiendo en algo tan popular como las bombillas o los moto­res eléctricos. Desde un teléfono móvil digital se puede hablar con cual­quiera, en cualquier parte dei mundo y en cualquier momento. Sepueden recibir noticias digitalmente vía satélite en la televisión de lahabitación del hotel, durante las veinticuatro horas del día. Se puede

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recoger el correo electrónico cuando se quiera y desde cualquier cone­xión telefónica. Se puede conseguir dinero en efectivo en cualquiercajero automático, a cualquier hora. Los electrodomésticos incluyenmicroprocesadores y progresivamente requerirán conexiones a la red,tanto como a la instalación eléctrica o a la de agua corriente. El cocheestá repleto de la electrónica más sofisticada y el individuo que lo repa­ra necesita tanto un ordenador como una llave inglesa. La primitiva eraindustrial de mecanismos pasivos se ha terminado; ahora los objetospiensan y se conectan incansablemente, veinticuatro horas al día. sietedías a la semana.

Hoy en día, las omnipresentes redes de telecomunicaciones, lasmáquinas y los edificios inteligentes se integran con el suministro deagua y la recogida de basuras, con la distribución de energía y los siste­mas de transporte, para crear un mundo interconectado globalmente entodo momento y lugar. El viejo tejido social, ligado mediante una obli­gatoria convivencia de lugary de tiempo, ya no es coherente.

¿Qué 10 reemplazará?

Tercera lamentación

Un día Ruda estaba sentado bajo una higuera. Sus discípulos se reunie­ron a la sombra para escuchar su voz. Para aprender debían acercarselo suficiente para oír. Y en aquel lugar formaron su comunidad de cre­yentes.

No existía otra forma de hacerlo.Más tarde sus palabras fueron recogidas por escrito. Primero, los

libros sagrados, laboriosamente escritos a mano, se guardaron en biblio­tecas monacales, donde los seguidores podían acudir a leer. Muchotiempo después de la muerte de Ruda los fieles podian viajar hastaaquellas comunidades creadas alrededor de los libros, tal y tomo suspredecesores se habían acercado una vez hasta la higuera. Después, loslibros se imprimieron y la palabra pudo ser difundida por todo el mundopara quien la buscara. Ocurrió lo mismo con las demás religiones.Aunque viajar hasta los lugares sagrados sobrevivió como ejercicio espi­ritual, y los lugares como Santiago de Compostela y La Meca conserva­ron su magnetismo, el peregrinaje perdió su función más directa y prác­tica.

A medida que los libros impresos proliferaban y la alfabetización sedífundía, surgieron por todas partes elaborados sistemas de almacenaje y

distribución de textos, tanto sagrados como seculares. Dichos sistemastomaron múltiples formas y escalas: había bibliotecas nacionales, mona­cales, universitarias, de suscripción, bibliotecas municipales gratuitas,bibliotecas con sucursales suburbanas, bibliotecas Cameqie, salas de lec­tura de la Ciencia Cristiana, estudios forrados de libros, clubs del libro ybibliotecas-móviles. La calle principal tenía sus librerías y sus kioscos deprensa. Las sajas de espera tenían sus montones de revistas con las esqui­nas dobladas. Los negocios dependían de pedidos, libros de contabilidady facturas. Las oficinas estaban desbordadas de archivadores, los portafo­lios reventaban de papeles e incluso los bolsillos contenían notas, tarje­tas, fotografías y billetes. Toda esta "tinta sobre celulosa" se trasladabade sitio mediante sistemas de correo. La información se movilizó y elacceso a ella fue descentralizado.

Hoy en día, los textos y las imágenes fluyen libres, incluso del papel,y son bombeados a velocidad asombrosa a través de las redes informáti­cas. Tenemos bases de datos en linea, sitios web, FAQs (listas de pregun­tas más frecuentes) y sistemas de búsqueda. El correo electrónico estásustituyendo rápidamente al correo "tortuga". En nuestra era tecnológi­ca, los buscadores de cultura ya no tienen que embarcarse en pesados via­jes hacia lejanas fuentes de información, ni siquiera tienen que ir a subiblioteca local. Librerías, kioscos de prensa, estanterías de revistas, tea­tros, templos e iglesias (incluso higueras) tienen su equivalente virtual.Los estudiantes navegan por enciclopedias electrónicas, los profesorespublican sus clases en la red. Los minoristas ponen catálogos y órdenesde compra en linea. Los mercados de valores pasan las cotizaciones elec­trónicamente a las pantallas de los operadores.

\; El trabajo mental ya no necesita esfuerzo físico: El comercio no seve impedido por la distancia. La comunidad no tiene que depender de loslazos de parentesco. Los contactos entre las personas se producen deformas inimaginables hasta ahora.

Es posible que este nuevo ligamento social pueda convertirse en unaventaja. Quizá las viviendas y los lugares de trabajo, los sistemas de trans­porte y la naciente infraestructura de las telecomunicaciones digitales sepueden volver a conectar y reorganizar para crear relaciones, procesos ymodelos urbanos renovadores que posean las cualidades sociales y cultu­rales que deseamos para el siglo xxi. Quizás exista otro camino, un cami­no atractivo, sostenible y liberador.

¡Dos brindis de prueba por la aldea global!

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Mondo Post-2000

¿Cómo acabará todo esto? ¿Y qué debemos hacer?Los edificios, barrios, pueblos y ciudades que surgen de la

revolución digital que se está desarrollando conservarán muchode lo que nos es familiar actualmente. Pero, superpuesta a losresiduos y a los remanentes del pasado, como las más recientesestructuras neuronales sobre nuestro viejo cerebro de lagarto,existirá una estructura global de conexiones de telecomunicacio­nes de alta velocidad, lugares inteligentes y aplicaciones infor­máticas cada vez más indispensables.

Esta última capa cambiará las funciones y valores de los ele­mentos urbanos existentes y reconstruirá radicalmente sus rela­ciones. El nuevo tejido urbano resultante se caracterizará porhogares para vivir y para trabajar, comunidades activas las vein­ticuatro horas. configuraciones remotas, suavemente entreteji­das, de lugares de reunión soportados electrónicamente, sistemasde producción, comercialización y distribución descentralizadosy flexibles, y servicios solicitados y entregados electrónicamente.Todo ello redefinirá la tarea intelectual y profesional de los arqui­tectos, los urbanistas y el resto de profesionales que se ocupan delos espacios y lugares en los que transcurre nuestra vida diaria.

Haciendo la tarea

Esta nueva agenda se separa de fOITIla natural en varios nivelesdistintos, que dan lugar a los temas de los capítulos sucesivos.

·lDebemos establecer la necesaria infraestructura de las telecomu­nicaciones digitales, crear lugares inteligentes innovadores a par"tir del equipamiento electrónico, además de los elementos dearquitectura tradicionales, y desarrollar los programas que acti­ven dichos lugares y los hagan útiles. Finalmente, debemos ima­ginar configuraciones espaciales regionales, urbanas, vecinales yarquitectónicas que sean sostenibles y que tengan sentido eco­nómica, social y culturalmente en un mundo interconectadoelectrónicamente que ha encogido, un mundo en el que la dis­tancia ha perdido algunos de sus antiguos inconvenientes, perotambién mucha de su capacidad para mantener las amenazas ylos desafíos cómodamente alejados.

Para continuar con esta agenda de forma efectiva debemosampliar las definiciones de arquitectura y de urbanismo para in­cluir los lugares virtuales además de los físicos, los programasademás del equipamiento, la interconexión mediante enlaces detelecomunicaciones además de la debida a la proximidad y a lossistemas de transporte. Y tenemos que reconocer que la malla fun­damental de las relaciones entre hogar, lugar de trabajo y fuen­tes de servicios y suministros diarios, los vínculos esenciales quemantienen unidas las ciudades, puede venir conformada ahorapor sistemas nuevos y poco ortodoxos.

Creo que es el momento de reinventar el diseño y el des­arrollo de las ciudades y de redefínir el papel de la arquitectura.El beneficio es alto y también el riesgo. Pero no tenemos elec­ción: si somos realistas, no podemos desentendemos. Debemosaprender a construir e-topias, ciudades servidas electrónicamen­te y conectadas globalmente para el amanecer del milenio.

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1 LA MARCHA DE LAS MEGA-REDES

¿Decimos que queremos una revolución? ¿Deseamos la tecnolo­gía digital para tener nuevas y mejores ciudades? Bien, ya losabemos, la mayoría de las promesas hechas por los digerati nohan llegado hasta aquí con libertad, igualdad y fraternidad.

¿Teléfonos móviles digitales diminutos?: juguetes clasistaspara niños muy crecidos. ¿Televisión de alta definición?: graninvento, sin duda, pero la basura en pantalla grande sigue sien­do basura. ¿Películas a la carta?: beneficio social marginal, comomucho. ¿Videojuegos de realidad virtual?: diversión para cincominutos. ¿Página propia en la red?: vanidad con edición electró­nica. ¿Resultados deportivos bajo demanda?: ¡por favor! el conec­tado a la última de hoy será el tecno-aburrido de mañana.

Así que no busque aquí más profecías tecno-triunfalistas,macho-milenarias sobre un ciberfuturo avanzado y fastuoso.Pero, del mismo modo, no espere tampoco una inversión dog­mática y determinista de estas visiones, al estilo de Chicken Little,una repetición de aquellas aseveraciones, que ahora parecen tris­tes, de que la revolución digital tiene que reproducir inevitable­mente los peores modelos preexistentes de poder y privilegio,pisoteando al mismo tiempo las más apreciadas tradiciones.

Digitofilia versus digitof'obia

Conocemos ya el aburrido y predecible trasfondo ideológico deestas posturas extremas. Por parte de la derecha radical guber-

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16 e-topía La marcha de las mega-redes 17

namental nos llega la opinión de que la tecnología digital puedemejorar nuestra suerte y, por tanto, lo hará ~siernpre y cuandono nos metamos con el mercado-o Desde la titubeante política deizquierdas replican que los ricos y poderosos son siempre los pri­meros en beneficiarse de las nuevas tecnologías y que el merca­do no acoge a los marginados; por tanto es precisa una rigurosaintervención gubernamental para garantizar que la informáticay las telecomunicaciones no acaban generando una enorme divi­sión digital entre los que tienen y los que no. Y, por supuesto, losneo-luditas están firmemente convencidos de que, en cualquiercaso, todos tenemos mucho que perder y poco que ganar; así quedeberiamos limitarnos a atrincheramos y resistir.

Sin embargo, los cada vez más aburridos digitófilos y di­gitáiobos, con sus visiones contrapuestas de utopía y distopía,están palpando a ciegas diferentes partes del elefante. Haría­mos mucho mejor si esquivamos la consabida trampa del de­terminismo tecnológico ingenuo, renunciando a las simétricasformas de fatalismo propuestas por los papanatas de la tecno­cracia y por los tecno-bufones cascarrabias y comenzamos, porel contrario, a desarrollar una perspectiva amplia, crítica, en­focada a la acción, sobre la realidad tecnológica, económica,social y cultural de lo que está pasando en realidad a nuestroalrededor y en estos momentos'. Puesto que los nuevos sistemastecnológicos son construcciones sociales complejas, debemoscomprender las nacientes opciones, elegir cuidadosamentenuestros fines y construir bícn-, Nuestra misión es diseñar elfuturo que queremos, no predecir su trayectoria predetermi­nada.

Después de la revolución (digital)

Empecemos a mirar a nuestro alrededor. Nuestros propios ojos,así como la acumulación de pruebas de las ciencias sociales,deben convencernos rápidamente, si todavía no lo estamos, deque la revolución digital no puede ser desechada como merahipérbole y exageración. Esta transformación tecnológica anun­ciada a bombo y platillo, de la que se asegura que "ha sacudidonuestras vidas como si fuera un tifón bengalí", es realmente muycierta'.

Esta especie de insurrección propulsada a silicio, basadaen la red y dirigida por los ilustrados contra el orden estableci­do, tuvo su 1789, su octubre, su 4 de Mayo -puede poner el lec­tor su fecha favorita- alrededor de 1993, con el despegue de laWorld Wide Web y la aparición de la revista Wired. Resultabaobvio para cualquier observador que los sistemas habitualesestaban siendo barridos por procesos simultáneos, causalmen­te relacionados, de innovación tecnológica, movilización decapitales, reorganización social y transformación cultural.

Al igual que las enormes transformaciones que han jalona­do nuestro pasado (las revolucíones agrícola y urbana a partirde la invención del arado y la rueda, y la revolución industrialque surgió a partir de la Ilustración científica), las dinámicassociales posrevolucionarias han adquirido una velocidad apa­rentemente imparable. Han sacudido nuestras instituciones yzarandeado nuestro entorno, han creado nuevas oportunidadesy han cerrado algunas anteriores; sus efectos no serán siemprecomo anuncia la publicidad, no serán totalmente positivos nise dístríbuirán con uníformidad, pero no pueden ser ígnora­dos.

Para entender esta particular trayectoria de transforma­ción debemos reconocer que no es en realidad el resultado deun único suceso drástico -al igual que los anteriores grandesmomentos de los libros de historia-o Tampoco es consecuenciade ninguna invención específica aislada. Por el contrario, apa­rece como producto de la convergencia gradual de diversosprocesos prolongados. Hasta hace poco, estos procesos ibanavanzando en paralelo, pero cuando se han juntado ha ocurri­do como cuando se mezclan los componentes, inocuos porseparado, de la nitroglicerina. En ese momento, la World WideWeb encendió la chispa y el resultado fue una explosiva expan­sión exponencial, un Big Bang que es el comienzo de algo ge­nuinamente nuevo.

En concreto, los elementos cruciales de este brebaje incen­diario han sido el equipo para el almacenamiento, transmisión,conexión en red y procesado de la información digital, junto conlos programas y los interfaces correspondientes'. Los productosy servicios basados en estas diversas tecnologías se producen ydistribuyen ahora en un frente económico extenso -rnediante lasindustrias del teléfono, radio y televisión, televisión por cable,

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18 e-tapia La marcha de las mega-redes 19

semiconductores, ordenadores, aparatos electrónicos de consu­mo, programas, editoriales y de entretcnimiento-, estas industriasson cada vez más interdependientes y están más interrelacio­nadas. La información ha llegado a ser incorpórea e intangible;ahora viaja volando por el mundo a velocidad de vértigo y en can­tidades inimaginables a través de las redes informáticas. Y esteinmenso proceso global sólo está empezando.

Inforrnactón, infraestructura y oportunidad

Las líneas generales de nuestro futuro electrónico están cada vezmás claras, aunque no los detalles. De una u otra forma, depen­diendo de los resultados eventuales de la carrera tecnológica, delas batallas comerciales y de los debates políticos públicos delfinal de milenio, estos desiguales ingredientes se mezclarán fi­nalmente para producir una infraestructura de la informacióndigital a escala mundial'. Las ventajas potenciales son tan gran­diosas y su impulso se genera a tal velocidad que no habrá nadaque se interponga realmente en su camino.

Este nuevo sistema combinará la cobertura integral geográ­fica y la capacidad de conexión entre personas y lugares quecaracteriza al actual sistema telefónico con los enlaces de altavelocidad y las posibilidades multimedia de la televisión porcable. y añadirá al combinado la capacidad de almacenamientoy de procesamiento del chip de silicio, virtualmente ilimitada.Los prefijos que describen todos los aspectos de estas capacida­des seguirán pasando de kilo a mega, a giga, a tera e incluso apeta y más allá'.

Físicamente, será una construcción compleja de mecanis­mos de computación, hilos de cobre, cables coaxiales, fibra ópti­ca, diversos sistemas de transmisión inalámbrica y satélites detelecomunicaciones. En el aspecto lógico, se mantendrá unidamediante convenciones y protocolos universalmente aceptadoscon acrónimos imposibles de pronunciar como TCP/IP, HTTP,FDDI YADSL. Económicamente, significará la creación conjun­ta de innumerables negocios ampliamente distribuidos y de ins­tituciones públicas con diferentes tipos de participación en elsistema y diversas formas de ganar dinero con él. Se está crean­do de forma creciente y desordenada, a través de un complejo

proceso continuado de innovación tecnológica, de construcciónde nuevas infraestructuras, de la reutilización y adaptación delas ya existentes, de alianzas y fusiones entre compañias de tele­comunicaciones y de nuevas fórmulas de los sistemas regula­dores. .

En un planeta lleno de ordenadores, con el tiempo, se re­cogerá información de todo tipo y será transportada a dondequeramos a través de un único canal digital. Los objetos coti­dianos, desde un reloj de pulsera hasta paneles de anuncios,serán cada vez más inteligentes y nos servirán de interfaz conel omnipresente mundo digital. Y, paradójicamente, alli dondetomemos contacto con esta inmensa construcción colectivaparecerá tener la misma intimidad de la ropa interior. '

En lugar de establecer nuevas relaciones entre personas Y1lugares de producción, como en la revolución agrícola, o entrepersonas y máquinas en la revolución industrial, el mundo digi­tal global reconstituirá relaciones entre personas e información;será cada vez más la clave para la oportunidad y el desarrollo yposibilitará nuevas construcciones sociales y modelos urbanos.La inversión, los puestos de trabajo y el poder económico pare­cen determinados a emigrar a los barrios, ciudades, regiones ynaciones que sean capaces de poner rápidamente en marcha lainfraestructura y de explotarla. con eficacia'. ' J

Nuevas redes y transformación urbana

Los observadores con mentalidad histórica no podrán evitar deanticipar que, esta última ola de interconexión de infraestruc­turas urbanas jugará en gran manera el papel que desempeña­ron sus predecesores en las anteriores eras de la metamorfosisa través de la tecnología -en la época de los romanos, las cal­zadas y los acueductos; en el floreciente siglo XVIII, la navega­ción y los canales; en el apogeo del siglo XIX, los capitalistas sinescrúpulos del ferrocarril; y en los expansivos años del siglo XX,

la red de suministro eléctrico y las autopistas interestatales-'.¡El sistema digital de telecomunicaciones será para las ciudades1

del siglo XXI lo que los canales y la fuerza de trabajo fueronpara Amsterdam, Venecia y Suzhou, lo que las vías, traviesas ytrenes a vapor fueron para el Oeste americano, lo que los túne-

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20 e-topia La marcha de las mega-redes 21

les del metro fueron para Londres, lo que el motor de combus­tión interna y la autopista de hormigón fueron para las zonassuburbanas del sur de California y lo que la electrificación y elaire acondicionado fueron para Phoenix".

Sin embargo, como sus predecesores de tuberias y cables,las redes digitales de telecomunicaciones no van a crear mode­los urbanos completamente nuevos a partir de la nada; transfor­marán los que ya existen. En el pasado, generalmente, las nuevasredes urbanas comenzaban conectando núcleos de actividad yaexistentes, que habían sido construidos y sostenidos por redesanteriores -después de todo, ¿qué otra cosa se podría conectar?­Más tarde, como parásitos que se apropian de sus huéspedes,transformaron el funcionamiento de los sistemas sobre los quese habían asentado, redistribuyeron las actividades dentro de di­chos sistemas y finalmente los ampliaron de tal forma que nohallamos precedentes.

Fue así como la llegada del ferrocarril transformó el pree­xistente asentamiento de Chicago en un centro nacional, funda­mental a medida que el Oeste se iba abriendo; posteriormentelas carreteras y el transporte aéreo volvieron a cambiarlo todo.En el sur de California, un extenso sistema ferroviario ponía encontacto inicialmente una serie de pequeñas ciudades dispersasa lo largo de los valles; más tarde, la red de autopistas las volvió aconectar, fomentó el desarrollo de los espacios entre ellas y, fi­nalmente, entretejió el modelo que ahora conocemos como lamoderna región metropolitana de Los Ángeles. Y, en el siglo XXI,

la nueva infraestructura de telecomunicaciones digitales de altavelocidad reformará los modelos urbanos que surgieron a partirde las redes del transporte, suministro de agua y retirada debasuras, energía eléctrica y teléfono de los siglos XIX y XX.

Ya se puede ver este tipo de transformación, por ejemplo, taly como se desarrolla en la agradable ciudad hindú de Bangalore.Bangalore creció inicialmente sobre un antiguo asentamientocomo capital del magnífico estado de Mysore. Después, en laépoca británica, se convirtió en un centro ferroviario. A partir dela segunda mitad del siglo XIX su accesibilidad y agradable clima,junto con su entorno frondoso y sugerente, atrajo actividadesadministrativas, industria, instituciones educativas y de investi­gacíón y, con el tiempo, una gran población de profesionalesbien formados. Alrededor de 1990 poseía una nueva infraestruc-

tura de estaciones de seguimiento de los satélites, enlaces de mi­croondas y parques de desarrollo de programas; a través de ellase ha convertido en un próspero centro de industria exporta­dora de programas. Las empresas de programas de Bangalorepueden competir eficazmente en el mercado mundial emplean­do conexiones electrónicas de alta velocidad para importar ma­teria prima intelectual, para exportar los productos acabados deprogramación y para relacionarse con sus clientes, aprovechan­do al mismo tiempo un equipo local experto, pero relativamentebarato.

Se trata de un viejo guión representado por nuevos actores.El silicio representa el acero moderno e Internet es el nuevoferrocarril.

Las grandes tuberías

Las nuevas infraestructuras urbanas tienden a ser versionesViagra de sus viejas y cansadas predecesoras, que ya no son casicapaces de cumplir su misión. Su potencia impulsora marca unadiferencia cualitativa. Cuando las tuberías sustituyen a los pozosse consigue un mayor flujo de agua y es posible disfrutar de lar­gas duchas calientes; cuando las autopistas reemplazan a los.caminos de tierra se puede vivir en las afueras y usar el cochediariamente para ir a trabajar; y cuando las telecomunicacionesdigitales de alta velocidad suceden al telégrafo y al teléfono, seobtienen cambios socialmente significativos en todas las actua­ciones diarias. Resulta que cuantos más bits por segundo puedencircular por un canal de comunicaciones, más complejos y sofis­ticados son los intercambios y transacciones que pueden efec­tuarse sobre el mismo.

Esto ha sido evidente desde el mismo principio de las co­municaciones electrónicas. El telégrafo transmitía puntos y lí­neas de un solo tono sobre un alambre de hierro, lo cual resul­taba terriblemente lento y muy caro; sus limitaciones nos handejado la palabra "telegráfico" para describir el estilo lacónico yabreviado del discurso textual que engendraba. La gama de fre­cuencias necesaria para la transmisión del habla requería unmayor ancho de banda y el sistema telefónico utilizó hilos decobre para proporcíonarlo'",

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22 e-tapia La marcha de las mega-redes 23

En el extremo inferior de las telecomunicaciones digitalesmodernas está el mundo de las comunicaciones a un kilobit porsegundo, como el de los primeros módems y el sistema francésMinite1. A esta velocidad, o menos, resulta factible intercambiarmensajes cortos, Esto es suficiente para establecer relacionescomerciales, educativas y sociales limitadas a través del correoelectrónico, para concertar reuniones; realizar transacciones ru­tinarias como enviar pedidos. comprobar inventarios y estadosde cuentas y pagar facturas; crear sencillos formularios de tex­to de espacio público virtual, como tablones de anuncios, gruposde noticias Usenet, MUDs y MOOs.

Avancemos uno o dos órdenes de magnitud: a decenas ocentenas de kilobits por segundo, como las que proporciona unmódem de 28.8 kilobits por segundo o una conexión RDSI (RedDigital de Servicios Integrados) a 128 kilobits por segundo, sepueden transmitir a una velocidad adecuada grandes archivosde texto y gráficos en color de alta resolución. Este nivel deconexión estaba ampliamente disponible a mediados de la déca­da de los noventa. Junto con la espina dorsal de alta velocidadde Internet, diseñada para funcionar entre 45 y 155 megabitspor segundo, permitió que la World Wide Web creciera a unritmo notable. Al proporcionar una contrapartida en línea a loslibros impresos, a las revistas y a los catálogos, la web abrió elcamino a la edición, la publicidad y la venta en línea a una esca­la significativa. Las librerias y los kioscos virtuales comenzarona competir con sus equivalentes físicos y fueron apareciendocentros comerciales y universidades virtuales. Pero los gráficosde la primitiva web eran generalmente en dos dimensiones y lanavegación se limitaba a apuntar y hacer click.

Pasemos ahora a la escala del megabit: a velocidades demegabits y decenas de megabits por segundo es posible lograruna buena imagen y un buen sonido, los gráficos pueden sermuy sofisticados y se pueden crear mundos virtuales compar­tidos, muy elaborados, en tres dimensiones. Esta velocidad detransmisión se ha proporcionado a los hogares desde hacetiempo a través de las cadenas de televisión por cable, pero sóloen una dirección, del proveedor al consumidor, sin simetría.También la han suministrado las redes de área local (LANs) ylas conexiones a Internet de las universidades y de las grandesempresas. Se han suministrado normalmente alrededor de 10

megabits por segundo hasta el ordenador personal, y hay siste­mas más rápidos que funcionan a lOO megabits por segundo.Para distancias más largas, las líneas arrendadas a los provee­dores de telecomunicaciones han suministrado servicio T1(1,54 megabits por segundo) y T3 (45 megabits por segundo).

En la escala de los megabits y gigabits no es necesario elimi­nar las sutilezas expresivas como los tonos de voz, el lenguajecorporal y demás, ya que normalmente requieren telecomunica­ciones de menor ancho de banda. Además¡ se puede proporcio­nar una gran cantidad de contexto utilizable en forma de vídeo,acceso compartido a herramientas y materiales de trabajo ymundos virtuales compartidos, de la misma manera en que unescenario arquitectónico. como una oficina o un aula, propor­ciona un contexto apropiado para las actividades que alberga.Así, la telepresencia puede empezar a competir eficazmente conla presencia física en situaciones en las que el contexto y el matizson críticos como, por ejemplo, negociar un contrato, discutiruna propuesta de diseño o realizar un examen médico.

Cuando se llega a estas altas escalas, las redes pueden fun­cionar realmente a velocidades comparables a las de los proce­sadores y canales internos del ordenador. En consecuencia,éste empieza a perder su identidad espacial diferenciada.Cualquier grupo aislado de procesadores y dispositivos dememoria interconectados puede convertirse en el equivalentefuncional de un ordenador personal en una caja. Como dice eleslogan popularizado -un poco antes de tiempo- por SunMicrosystems: "La red es el ordenador". Ahí es donde vamos aterminar.

Conectado a la espina dorsal

Este sistema digital integrado generará nuevas conexiones entreciudades y dentro de las ciudades; y sus componentes urbanos einterurbanos deben diferenciarse cuidadosamente. Para empe­zar, existen significativas diferencias técnicas y económicasentre redes de área local, de área metropolitana y de larga dis­tancia. Pero, lo que es más importante, difieren en su repercu­sión sobre la vida y la forma urbanas.

Las conexiones de larga distancia entre ciudades se forman

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al conectar las grandes centrales de conmutación mediantecableado de fibra óptica, enlaces por microondas o enlaces porsatélite de alta capacidad, a fin de establecer espinas dorsales detelecomunicaciones digitales. Las centrales de conmutación seconocen normalmente como POPs -paints o]presence o "puntosde presencia"-. Si están en espinas dorsales que funcionan avelocidad de gigabits, se llaman gigaPOPs. Y las grandes centra­les erigidas alrededor de las estaciones terrestres de enlace consatélites se han denominado a veces como telepuertos",

Cualquiera que sea la forma que adopten, estos núcleos deconmutación en las espinas dorsales sirven, como antes los puer­tos y los aeropuertos, como puntos de contacto hacia un mundomás amplio y como creadores de actividad económica en lasregiones de su entorno. Será vital económicamente tener cercaun POP eficiente en la espina dorsal de alta velocidad; será unaventaja competitiva cada vez más importante si tenemos uno ylos competidores no lo tienen. Consideraciones de equidad van amotivar políticas públicas que impulsen una distribución exten­sa y equitativa de POPs.

Este modelo es más claro en países en desarrollo, donde laintroducción de un POP en una región con pocos servicios hastael momento puede suponer una repentina y vívida diferencia.

rPor ejemplo, a lo largo de las décadas de los ochenta y los noven­ta el gobierno de la India invirtió en estaciones terrestres porsatélite de alta velocidad en Bangalore, Hyderabad, Pune, Noida,Bhubaneshwar, Thiruvananthapuram y Chandigarh, que pro­porcionaron contacto internacional continuo a los parques dedesarrollo de programas cercanos que contenían áreas de traba­jo para empresas de aplicaciones, convirtiéndose así en puntocentral de la floreciente industria exportadora de programas".En menos de una década, la India llegó a ser el mayor exporta­dor mundial de teleservicios y el segundo exportador más impor­tante de prograrnas'". Puesto que existía poca infraestructuraterrestre de alta velocidad, los efectos se hicieron sentir sobretodo en el entorno inmediato, como mucho en veinte o treintakilómetros a la redonda, el alcance típico a través de la conexiónpor microondas desde una torre de transmisión. En realidad,crearon oasis digitales.

En los países desarrollados, la revolución digital ha evolu­cionado en el contexto de una infraestructura telefónica ya esta-

blecida que podría adaptarse para transmitir información digi­tal, y esto ha hecho la situación más complicada. Podemos con­seguir conexión digital casi en cualquier parte, normalmente devarios suministradores que compiten, pero la velocidad, el costey el nivel de fiabilidad pueden variar ampliamente.

Nueva interdependencia global

El efecto general más espectacular de esta infraestructura entelecomunicaciones digitales de larga dístancia es la creación denuevos tipos de interdependencia entre regiones y poblacionesaisladas. Por ejemplo, las empresas han descubierto que la cone­xión de voz y vídeo de alta calidad y bajo coste permite la entre­ga de ciertos servicios de consumo a larga distancia. Estar en lazona horaria correcta, hablar el idioma adecuado, tener los pro­gramas necesarios y ser competitivos en un mercado de trabajoglobal puede ser más importante que estar en la misma área me­tropolitana.

Así, una central de llamadas de teléfono o vídeo de Sydneypuede atender a clientes que quieran reservar billetes de avióndesde Hong Kong. De forma similar, un taquígrafo de Hydera­bad puede transcribir el dictado de un médico de Chicago, apro­vechando la diferencia de huso horario para realizar el trabajopor la noche; un delineante de Manila puede realizar planos porordenador para una empresa de arquitectura e ingeniería deLondres y un trabajador de salario ínfimo en África puede obser­var monitores de vídeo conectados a cámaras de seguridad enNueva York.

Tal interdependencia no es, por supuesto, un fenómeno sinprecedentes. Ciudades vecinas han comerciado frecuentementeentre ellas y las nuevas infraestructuras han creado en el pasadosistemas en expansión de poblaciones interdependientes cultu­ral, política y económicamente. En Estados Unidos, por ejemplo,la red interurbana que mantiene unida a la nación comenzó poruna serie de ciudades portuarias a lo largo de la costa atlántica,luego alcanzó el Mississippi hacia el oeste a medida que se de­sarrollaban nuevas ciudades a lo largo de las vías fluviales, tierraadentro, y finalmente se extendió de costa a costa en la épocadel ferrocarril y el telégrafo". Incluso la globalización econó-

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mica y cultural precedió ampliamente al ordenador y a los__~a­télites de telecomunicaciones, como han hecho notar muchosobservadores.

La cuestión, sin embargo, es que la infraestructura de comu­nicaciones digitales incrementa enormemente la densidad de lasconexiones dentro de los sistemas de ciudades, y puede difun­dirlos mundialmente. La interconexión electrónica de los comer­ciantes en divisas para formar un sistema de comercio global dealta velocidad es la ilustración más espectacular, pero en reali­dad es sólo un primer indicio del tema digital". Hay mucho másen marcha todavía.

Del POP hasta la puerta

En general, cuando se crea una red local y se conecta a otra delarga distancia, difunde las ventajas de la conexión a distanciaentre los habitantes de su área de servicio, Cuando se conecta unsistema local de suministro de agua a un acueducto se transpor­ta directamente el agua desde una fuente lejana hasta los hoga­res. Si se conectan carreteras locales a las autopistas, se facilitaque el comercio de las pequeñas ciudades se beneficie del tráfi­co generado -y por el contrario, si la autopista pasa de largo,puede ser un desastre para esas ciudades-, Y si se engancha unared digital local a POPs de alta velocidad, las espinas dorsales delarga distancia ponen a toda una población en contacto directocon el mundo.

Crear los circuitos locales desde el POP hasta las viviendas yempresas es una tarea costosa y que lleva tiempo, dado que sonmuy numerosos y que el suministro implica normalmente le­vantar las calles. Los proveedores afrontan lo que suelen llamarel problema de la "primera milla" y de la "última milla"!", ¿Cómose enganchan los clientes potenciales al POP más cercano? ¿Có­mo consiguen llegar los proveedores desde sus POPs hasta todosesos consumidores potenciales? ¿Quién paga los circuitos loca­les y cómo se recupera la inversión? Los proveedores intentanresolver estos problemas no sólo instalando nuevas infraestruc­turas locales, sino adaptando también las líneas existentes deteléfono, televisión por cable, e incluso la red eléctrica, a la nue­va tarea de las telecomunicaciones digitales.

Para los individuos, esta conexión POP-puerta de casa ofre­ce una salida parcial a la antigua necesidad de elegir entre, porun lado, una comunidad local familiar, protectora, aunque aveces restrictiva y, por otro, las oportunidades que parecen inse­parables del anonimato y el aislamiento de las grandes ciudades-Gemeinschait frente a Gesellschait, según la famosa fórmula deFerdinand Tonnies-!". Se trata de una elección geográfica: untipo de lugar u otro. Sin embargo, en una época de redes digita­les interconectadas se puede vivir en una pequeña comunidad y.rnantener contactos efectivos con un mundo mucho más amplioy diverso -con cierta ironía podríamos denominarlo como unaGesellschaft virtual-. A la inversa, se puede emigrar a una granciudad, o estar continuamente de viaje, y mantener contacto fre­cuente con la propia ciudad y familia -una Gemeinschaft mante­nida electrónicamente.

No todo es bueno, sin embargo. Esas mismas conexionesliberadoras generan competencia entre los proveedores de bienesy servicios locales y los de fuera, y pueden hacer temblar las basesculturales y económicas de una comunidad; recordemos que lospozos de los pueblos caen en desuso cuando llega el suministrode agua por tuberías, Cuando los clientes empiezan a tomar laautopista para ir a los grandes centros comerciales de la zona, loscomercios locales cierran. Los programas locales de radio y tele­visión tienen que competir con las ofertas de las grandes cadenas,que llegan a una audiencia mucho más amplia y que pueden per­mitirse las más grandes estrellas y producciones más lujosas. Ycuando la red digital local se engancha a la espina dorsal, desa­parece gran parte de la familiar protección de aislamiento y delcoste de transporte y los proveedores remotos pueden obtenergrandes ventajas de las oportunidades resultantes.

La ciudad en red extendida

La conexión intraurbana digital favorece la larga evolución delas poblaciones humanas desde agrupaciones aisladas de vivien­das más o menos independientes hasta las ciudades conectadas,altamente integradas, en las que múltiples infraestructuras decarreteras, tuberías y cables suministran servicios centrales a losedificios y eliminan los residuos.

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La incipiente ciudad en red es claramente visible en las rui­nas de Pompeya, con su depósito cívico en la ladera, su red detuberías de suminístro de agua bajando hacía la ciudad y su sís­tema de drenaje de aguas residuales por gravedad. En el períodosiguiente a la revolución industrial, las ciudades elaboraron engran manera sus redes mejorando las calles para admitir másvolumen de tráfico, añadiendo tranvías para satisfacer la deman­da de una población más amplia y dispersa, estableciendo elsuministro municipal de agua y el tratamiento de aguas residua­les para mejorar la higiene, creando empresas de electricidad ygas para distribuir la energía y, finalmente, añadiendo redes tele­fónicas locales para la comunicación". El sistema digital de dis­tribución de datos será pronto tan omnipresente en las ciudadescomo la red eléctrica o la telefónica, transmitirá multitud detipos distintos de información y suministrará algún día -quizásmuy pronto- alta capacidad a bajo coste.

Desde el punto de vista de las empresas con ofertas que sepueden solicitar o distribuir electrónicamente, las nuevas redesdigitales intraurbanas dan lugar a unos mercados de consumomuy fáciles de alcanzar". Así, son cruciales para las compañíasde noticias y entretenimiento, editores. bancos y comercio mi­norista en línea, No es sorprendente, por tanto, que se hayanconvertido rápidamente en crueles y competitivos camposde batalla y objeto de estudio de las escuelas de negocios más demoda, Al mismo tiempo constituyen una poderosa alternativa alos puntos locales de distribución intermedios, como kioscos deprensa, tiendas de vídeo, cines y sucursales bancarias -es posi­ble, por supuesto, que amenacen la propia existencia de estoselementos tan aparentemente bien establecidos de la comu­nidad.

Visto desde la diferente perspectiva de las organizacioneslocales culturales y educativas, agencias del gobierno, activistascomunitarios y políticos, estas mismas redes intraurbanas ofre­cen potencialmente una versión actualizada del ágora y el forode la antigüedad, un nuevo medio de interacción fortalecedoradentro de las comunidades y un mecanismo para la discusión yla organización. De manera que han impulsado el sueño de unademocracia jeffersoniana robustecida, han producido un movi­miento de "redes comunitarias" a nivel de base y han favorecidola aparición de puntos de encuentro populares en línea, como

Well, del área de la bahía de San Francisco, y Echo, en NuevaYork-".

¿El fin del aislamiento rural?

Sin embargo, las redes digitales pueden extenderse mucho másallá que las redes del pasado, tanto que pueden llegar a compro­meter las diferencias largamente establecidas entre zonas urba­nas y rurales.

Hubo un tiempo en que esta distinción parecía estar muyclara. Muchas representaciones antiguas de escenas urbanas,como los famosos paneles de Pietro y Ambrogio Lorenzetti titu­lados El buen y el mal gobierno, del Palazzo Pubblico de Siena,muestran vívidamente cómo los límites de la ciudad estabandefinidos por sus murallas. En el exterior estaba el campo, consus pueblerinos, sus ermitaños y toda clase de incomodidades ypeligros. La expansión urbana se llevaba a cabo, en caso de nece­sidad, encerrando alguna zona adicional; se pueden ver clara­mente los incrementos del crecimiento en el trazado de las callesde muchas viejas ciudades europeas.

Aunque no siempre era tan sencillo, incluso en la antigüedad.Atenas, por ejemplo, fue durante mucho tiempo una comunidadde granjeros independientes que vivían fuera de las murallas eiban a la ciudad de vez en cuando. Los lugares de encuentro yotras instalaciones comunes se concentraban en el centro, y unared de caminos y carreteras se extendía hacia el territorio ex­terior.

Las ciudades de los siglos XIX y xx, con unas redes muchomás elaboradas, prescindieron totalmente de las murallas y cre­cieron de forma caracteristica, extendiendo sus infraestructuras.Sobrepasar los límites metropolitanos significaba estar fuera delalcance de las líneas del tranvía, del sistema de suministro deagua y del alcantarillado. Estas redes tendían a ir desaparecien­do gradualmente, no de repente, a medida que se incrementabala distancia desde el centro urbano.

Como consecuencia, resultó que la infraestructura de cables(la red eléctrica y el sistema telefónico) podía extenderse conespecial facilidad hacia las zonas rurales más cercanas y densa­mente pobladas. En el siglo xx, por tanto, los sistemas de elec-

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trificación y telefónicos rurales han mejorado mucho las condi­ciones de vida fuera de los límites de la ciudad.

La infraestructura de comunicaciones digitales está empe­zando ahora a seguir los antiguos cables eléctricos y telefónicosy, en algunos casos, sobre los mismos cables de cobre existentes(puede incluso utilizar líneas de señales ferroviarias y alambra­das existentes). Incluso la más minima infraestructura rural detelecomunicaciones, estratégicamente distribuida, puede supo­ner un impacto social y económico espectacular. La India, porejemplo, ha implantado un exitoso programa de suministro deservicio telefónico a zonas rurales a través de líneas pueblo apueblo, pequeñas centralitas de gran solidez y teléfonos públicoscon operadores que pueden ayudar a aquéllos que no estén fami­liarizados con la tecnologia; ampliar estas instalaciones al fax yal acceso público a Internet es el siguiente paso natural. El resul­tado inmediato es un acceso infinitamente mejor a los serviciosde urgencia. A largo plazo, este nuevo tipo de conexión prometecambiar la vida económica en el medio rural proporcionando alos granjeros acceso directo a los lejanos compradores de susproductos, y transformar la educación rural suministrando unminimo pero efectivo acceso a los recursos de la World WideWeb.

Pero, lo que es más importante, los sistemas inalámbricos,terrestres o por satélite, están ya proporcionando una nuevaforma extraordinariamente efectiva de llegar a la poblaciónrural". Los enlaces por microondas y el sistema inalámbricocelular pueden atravesar grandes tramos de terreno agrestesimplemente a través de algunas torres de transmisión estra­tégicamente situadas. Durante las décadas de los ochenta y losnoventa, por ejemplo, el proveedor de telecomunicacionesaustraliano Telstra construyó un extenso sistema de torresrepetidoras de microondas alimentadas con energía solar quecruzaba las desiertas extensiones del Outback. Estas altastorres aparecen a lo largo de las carreteras a intervalos deunos cincuenta kilómetros, proporcionando a los viajeros unanueva medida de distancia.

Los sistemas de telecomunicaciones por satélite no se venafectados en absoluto por el terreno y pueden suministrar servi­cio aún más barato a zonas con muy baja densidad de poblacióny de teledensidad (líneas telefónicas por cada cien residentes)".

Los antiguos sistemas de satélites geoestacionarios poseían unaamplia pero limitada huella de servicio y enfocaban su capaci­dad principalmente sobre zonas densamente pobladas. Pero losnuevos sistemas LEO (low earth orbit}, lridium y Teledesic, cubrenla tierra uniformemente.

A medida que la infraestructura rural de comunicacionessuministra servicios cada vez más sofisticados en cuanto a edu­cación, asistencia médica y otros igualmente vitales, la antiguadistinción entre ciudad y campo, entre centro y periferia, se dilu­ye cada vez más. Todo esto continúa una transformación queempezó hace tiempo; en uno de sus más famosos pasajes, Marxy Engels observaron que el crecimiento de las grandes ciudadesindustriales había "rescatado a una parte considerable de lapoblación de la simpleza de la vida rural'?', Hoy la revolucióndigital está completando el trabajo.

Zonas marginales desconectadas

No obstante, la capacidad de telecomunicación seguirá siendomás escasa en las zonas atrasadas, lejanas, menos desarrolladasy carentes de sistemas de conexión -allí donde vuelan plantasrodadoras o en las pequeñas islas coralinas de Micronesia- queen las sofisticadas áreas urbanas. Y esto traerá aparejados dife­rentes y característicos patrones de uso.

A veces, los habitantes de las zonas rurales necesitan in­formación urgente; si precisan respuesta a una consulta médi­ca de emergencia, por ejemplo, la necesitan en es'" concretomomento. Y el trabajo en el desarrollo rural, la ayuda en casode desastres o la rehabilitación, suele requerir información de­cisiva y perentoria. En estos casos, lo que se necesita es un ac­ceso rápido al sistema de telecomunicaciones más avanzadoposible. De modo que puede tener sentido la utilización tempo­ral de una conexión vía satélite, aunque resulte caro en com­paración.

Pero, en muchos otros casos, basta una reducción drásticadel tiempo de respuesta -de meses, semanas, días u horas- paraque exista una enorme diferencia en la calidad de la atenciónmédica, educativa o de otros servicios vitales. Por tanto, existe

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un interés creciente en la utilización de pequeñas cantidadesde capacidad de telecomunicación para suministrar servicios demensajería por correo electrónico, en tiempo "suficientementereal" y muy baratos, a zonas rurales pobres y aisladas, Un siste­ma llamado Fidonet ha sido un eficaz pionero en esta estrategia,utilizando llamadas en horas valle y transmisión diferida de men­sajes por correo electrónico.

Hoy en día, estos servicios de bajo coste y bajas prestacionespueden empezar a aprovechar el hecho de que los satélites decomunicaciones tipo LEO están casi siempre ociosos y por ellotienen capacidad sobrante cuando pasan sobre zonas pocopobladas. Como ha señalado Nicholas Negroponte, "con LEOsno hay más remedio que cubrir por completo el mundo para quefuncione cada parte, así que, de alguna manera, el acceso a zo-

_nas rurales y lejanas es gratis'?"Incluso con tales mejoras, sin embargo, los residentes en

zonas rurales atrasadas y aisladas continuarán sufriendo algu­nas desventajas debido a la inherente asimetría en las teleco­municaciones a través de las ondas; suele ser mucho más fácil ybarato construir un gran transmisor central para emitir infor­mación hacia una extensa zona que distribuir múltiples trans­misores para enviar información de retorno. Así, es más fácilsuministrar servicio hacia abajo de alta velocidad a zonas rura­les, especialmente desde satélites, que suministrar enlaces haciaarriba equivalentes. De este modo, los habitantes rurales suelenobtener mucho antes un servicio de emisión y de web haciaabajo, normalmente junto con canales de retomo de baja capa­cidad, que la capacidad de transmitir grandes cantidades deinformación hacia el resto del mundo.

Público y privado

Gran parte de esta infraestructura de telecomunicacionesemergente, local y de larga distancia, urbana y rural, la crean ymantienen una serie de organizaciones que están en el negociodel transporte de bits. Sin embargo, éste no es por sí mismo untipo de trabajo especialmente atractivo, perseguido por lasempresas del sector privado; las telecomunicaciones digitalesson un producto indiferenciado de bajo coste, que genera poco

margen de beneficio, de manera que la mayor parte de los im­plicados intentan mejorarlo añadiendo valor al flujo de bits: porejemplo, creando y distribuyendo algún entretenimiento o in­sertando publicidad estratégicamente. La estructura resultantees un servicio heterogéneo, a gran escala, disponible con ubi­cuidad, algo parecido al sistema público de carreteras; de aquíla metáfora de las "superautopistas de la información" utiliza­da hasta el aburrimiento.

Pero también existen muchas redes privadas. Algunas fun­cionan en edificios y campus universitarios, como los sistemasinternos de fontanería. Algunas son redes EDI (Electronic DataInterchange), altamente especializadas, que conectan unasempresas con otras, como bancos. Y otras son redes privadas delarga distancia mantenidas por grandes organizaciones descen­tralizadas, que funcionan a través de líneas alquiladas a provee­dores de telecomunicaciones.

Algunas de estas redes privadas operan con protocolos espe­cializados, pero la mayoría utilizan cada vez más los mismos dela red pública Internet y de la World Wide Web, y usan los mis­mos programas. Este tipo de redes se han empezado a denomi­nar, en un nuevo triunfo de la utilización de prefijos técnicos,intranets, Simétricamente, las redes que se usan para consolidarla presencia pública de una organización pueden denominarseextranets.

Tras los cortafuegos y los filtros

Donde es importante la seguridad, las intranets y otras redes pri­vadas intentan preservar su privacidad a través del aislamientofísico y de un control cuidadoso de los puntos de acceso. Al igualque las fortalezas antiguas, tienen varias conexiones con elmundo exterior, conexiones diseñadas para permitir una super­visión muy rigurosa de todo lo que entre o salga. Pero, en lugarde puertas fortificadas o puestos de guardia, las conexionesentre intranets privadas e Internet se componen de ordenadoresespecialmente programados que actúan como "vigilantes" elec­trónicos. Estos dispositivos de vigilancia continua determinancuándo se puede tener acceso desde el exterior, cuándo se pue­den hacer conexiones hacia fuera desde el interior y qué tipo de

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información puede ir y venir. Con ello se establece una clara dis­tinción entre el territorio que está "a este lado del cortafuegos" yel entorno exterior.

La idea de que la información fluye libremente por todaspartes en un mundo conectado digitalmente es, por lo tanto, unmito libertario voluntarista o, si estamos preocupados por man­tener algún control sobre el acceso a cierta información, una dis­topía innecesariamente oscura. Padres, profesores, empresas ygobiernos, todos pueden crear entornos en línea estrechamentecontrolados, aislándolos detrás de conexiones a la red públicacuidadosamente supervisadas y definiendo normas y reglamen­tos internos". Tales zonas controladas se pueden establecer enuna escala que va desde el ordenador personal hasta una rednacional completa.

Las consecuencias son complejas. Una interconexión omni­presente no significa el final del territorio bajo controlo la eli­minación de diferencias entre lo público y lo privado, pero nosobliga a recrear y reinventar estos conceptos fundamentales enun nuevo contexto. El naciente sistema de límites y puntos decontrol en el ciberespacio no es tan visible como las conocidasfronteras, muros, puertas y entradas del mundo fisico, pero nopor ello es menos real ni menos poderoso políticamente.".

La tarea que queda

Este impacto de la infraestructura mundial de telecomunicacio­nes digitales es poderoso y arrollador. Pero afirmar, como exa­geradamente hacen algunos mitómanos cíber-torturadores, quetraerá aparejada la desaparición del concepto de distancia, el findel espacio y la virtualización de prácticamente todo, no hacemás que oscurecer la cuestión. En este aire tórrido todos los sóli­dos se funden. Es más útil y esclarecedor, por el contrario, reco­nocer que las nuevas conexiones resultantes nos proporcionanmedios innovadores para producir y para organizar el espaciohabitado y apropiárnoslo para nuestros variopintos propósitoshumanos".

Todos tenemos, por tanto, un interés inmediato y vital enesta "madre de todas las redes", así como en las cuestiones socia­les, políticas, económicas y de diseño que se derivan de ella.

¿Qué nuevas ventajas nos podria suponer? ¿Merecen la pena?¿Cómo se construirá y se financiará? ¿Cómo afectará a losmodelos urbanos existentes? ¿Quién la controlará? ¿Quién ten­drá acceso, y cuándo? ¿Cómo se pueden equilibrar los incentivosa los empresarios y a los inversores en telecomunicaciones conpolíticas que garanticen la igualdad de acceso? ¿Qué cualidadessociales y culturales queremos que tenga este nuevo mediador denuestra vida cotidiana?

Ha pasado el tiempo y la moda de la retórica de la ansiedad,de "el mundo es nuevo", de "todo es posible". Y resulta que ni nosenfrentamos al milenio-desde-ahora-mismo ni a su imagen simé­trica, el apocalipsis-real-inmediato. Al contrario, se nos presentala complicada, difícil y prolongada tarea de diseñar y construirnuestro futuro bajo unas condiciones posrevolucionarias en per­manente cambio, y tomando algunas decisiones sociales decisi­vas a medida que lo hacemos".

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2 LA TELEMÁnCA TOMA EL MANDO

rTodas las redes crean lugares privilegiados en sus interseccionesy puntos de acceso.

L Hay fértiles oasis donde las redes de irrigación bombean elagua, en ninguna parte tan claramente como en los espectacula­res circulas verdes creados por los sistemas de riego de tipo pivoten las llanuras del Oeste amerícano. Prósperos negocios se handesarrollado alrededor de los cruces ferroviarios, de las salidas delas autopistas, de los puertos de mar en las rutas mercantiles y delos centros de transporte aéreo. En el siglo XIX se establecieronciudades del telégrafo, como Alíce Springs y Darwin en asenta­mientos desiertos y remotos. Y actualmente, en los puntos dondenos enchufamos a la infraestructura de telecomunicaciones digi­tales aparecen lugares inteligentes donde tluyen con abundancialos bits y donde el mundo físico y el digital se superponen.

Desde el punto de vista de un arquitecto, tales lugares electró­nicos no son nodos uniformes, carentes de dimensiones, comoaparecen engañosamente en los abstractos diagramas de redesque dibujan los ingenieros de telecomunicaciones. Tampoco sonsimples cajas de plástico rellenas de circuitos electrónicos. Dehecho, tienen extensión espacial, se relacionan con nuestro cuer­po, están colocados en contextos físicos concretos y su configu­ración espacial y material es importante. Son habitados, usadosy controlados por grupos determinados de gente, tienen sus cos­tumbres locales y su cultura, y su carácter va de lo íntimo y pri­vado a lo globalmente público. y no son sólo interfaces: estamosempezando a vivir nuestra vida en ellos'.

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No sólo tienen direcciones ¡P, sino también dirección postal.No sólo proporcionan conexión electrónica con otros lugaresinteligentes, sino también puertas y ventanas hacia los espaciosfísicamente adyacentes. Por tanto, están simultáneamente in­tegrados y sostenidos por sistemas de circulación física y mate­rial, comunicación visual y acústica e interconexión remota. Envirtud de todas estas conexiones, trabajando en conjunto, estánempezando a crear un nuevo contexto para nuestras actividadescotidianas.

Se puede pensar en estos lugares electrónicos como sitiosdonde dos dominios antaño distintos, el espacio carnal y el cibe­respacio -como tan vívida y provocativamente describió Neuro­mancer- o quizá la biomasa y la infomasa, se cruzan y combinande alguna forma efícaz para sostener una actividad humana par­ticular-. Son lugares donde, como veremos, una acción físicainvoca un proceso informático; y donde los procesos infonnáti­cos se manifiestan físicamente. Los mejores poseerán las opor­tunas cualidades que valoramos tradicionalmente en nuestroentorno físico, junto con las nuevas y sorprendentes ofertas, pro­porcionadas por una inteligencia y unas telecomunicacioneselectrónicas, ampliamente disponibles y económicas.

Proscenio y pantalla

En el siglo XVIII, los arquitectos del teatro barroco se enfrenta­ron a la tarea de reunir el espacio para la acción dramáticacon el espacio para el público, y lograron tal combinación através del proscenio. Fue una brillante invención arquitectó­nica. En el Teatro Farnese de Parma, Giovanni Battista Aleotticreó una estructura rectangular de madera con el escenarioen un extremo, las butacas en el otro y una abertura elabora­damente enmarcada con un telón en medio. Así establecía laposibilidad de iluminar el escenario, oscurecer el auditorio yofrecer al público la convincente ilusión de estar solos en laoscuridad, espiando a los personajes a través de una "cuartapared" virtual.

En nuestra sala de estar, el aparato de televisión recrea unarelación sorprendentemente parecida, apropiándose directamentede la idea. Uno se sienta en la parte del público de una pantalla

fosforescente de forma rectangular, a veces también en la oscu­ridad, y contempla una escena iluminada. Incluso las conven­ciones escenográficas para dramas de televisión recuerdan las deun escenario teatral y, de hecho, el televidente puede tener lamisma perspectiva sobre la acción que la audiencia de un teatro.

Sobre nuestro escritorio, el ordenador personal -una inma­dura y desgarbada combinación estilo Frankenstein de televi­sor, máquina de escribir y tocadiscos, que pronto nos parecerátan ridícula como un biplano o un Ford T-, continúa esta tra­dición en otro contexto más. En los primeros días del ordenadorpersonal sólo se veía un texto que se desplazaba por una aber­tura rectangular y las raíces teatrales de la configuración queda­ban ocultas. Más tarde, fue de uso común el ordenador gráficoen dos dimensiones, con objetos dibujados de frente, como enuna pintura egipcia. Finalmente, a medida que se hicieron fac­tibles los gráficos tridimensionales, se popularizaron espaciosde charla en línea con escenas en perspectiva y avatares- y elvídeo digital empezó a difuminar las fronteras entre ordenado­res personales y televisores, la pantalla volvió a ser claramenteun proscenio, un agujero a través de la membrana que separa delciberespacio el espacio de nuestro cuerpo y de nuestras cons­trucciones.

Se podía mirar la pantalla y extraer información de ella,pero no se podía entrar. Paul Saffo observó muy lúcidamente:"Existen actualmente dos universos paralelos: un universo ana­lógico cotidiano, en el que vivimos, y un nuevo universo digitalcreado por los humanos, pero habitado por máquinas digitales.Visitamos este universo digital mirando a través del ojo de bueyde la pantalla del ordenador, y lo manipulamos con el tecladoy el ratón de forma parecida a un técnico nuclear cuando manejamaterial radioactivo con cajas de guantes y brazos articulados.Nuestras máquinas manipulan el mundo digital directamente,pero apenas son conscientes del mundo analógico que rodea sucíberespacío'".

Por tanto, la tecnología de la pantalla gráfíca era nueva, nosu idea arquitectónica. Era una vuelta al Barroco; Aleotti habríareconocido inmediatamente este tinglado tan poco original.

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Tamaño de pantalla: S, M, L Y XXL

Aunque esto no fuese nuevo, resultó ciertamente efectivo. Con laaparición del ordenador personal, el crecimiento de las redes ylos continuos avances en la tecnología de la visualización, seesparcieron por el mundo millones de luminosos rectángulos decristal que han generado un tejido cada vez más intrincado entrela arquitectura y el ciberespacio. Y resulta que Godzilla teníarazón: el tamaño importa, y mucho. Y también la posición conrespecto a nuestro cuerpo.

En la escala más pequeña, por ejemplo, las pantallas de unreloj de pulsera o de una agenda electrónica de bolsillo ofrecenuna conexión personal portátil, espacio inteligente allí dondeestés. La pantalla algo más grande de un ordenador portátil per­mite una especie de electrónica de campaña: puedes escogercualquier sitio -ofícína provisional, habitación de hotel, avión,banco del parque, mesa de café- y ponerte a trabajar allí mismo.

En todos estos casos la pantalla está frente a nuestra cara yapreciamos la intimidad a que da lugar; si usted es como yo, ele­girá ventanilla en el avión cuando quiera usar el portátil, y así nohabrá nadie mirando por encima de su hombro. En cambio, sigiramos la pantalla hacia el exterior, empieza a funcionar comoun poderoso medio de auto representación; algunos proyectosdel artista Krzysztof Wodiczko, como Afien Staff y Porte-Parole,han explorado esta posibilidad, con la debida atención a susdimensiones neo-brechtianas".

A la escala del mobiliario y de la maquinaria, el ordenadoren la oficina, el televisor en el salón, la caja registradora en unatienda o el cajero automático en el vestíbulo del banco definen eluso y carácter del espacio. Son parte del equipamiento y de ladecoración al mismo tiempo, y en gran medida se han asimila­do a modelos de decoración interior bien conocidos. Así, en lamansión de Seattle de Bill Gates existen ventanas tradicionalesque miran hacia el lago Washington y ventanas electrónicas que,como en un Versalles de nuestros días, ofrecen a este aparente­mente irónico rey cibernético unas espectaculares vistas del do­minio digital que gobierna". Con perverso ingenio arquitectónico,por contraste, Robert Venturi ha dado la vuelta a este futurismoestilo Star Trek asimilando las pantallas a la tradición clásica dela decoración arquitectónica; en proyectos como la rehabilita-

ción del Memorial Hall de Harvard ha utilizado pantallas de LEDs(diodos electroluminiscentes) como frisos, inscripciones y mura­les dinámicos7 •

En esta escala intermedia las pantallas suelen actuar comoprotagonistas electrónicos en interacciones sociales. Por ejemplo,un ordenador, un cajero automático o un monitor de videoconfe­rencia establecen un diálogo persona-máquina biunívoco; en rea­lidad, todo el diseño del interfaz de un ordenador personal estápensado para ser utilizado por un usuario individual enfrentadoa la pantalla. En un mostrador de líneas aéreas, la pantalla estáentre el cliente y el encargado de los billetes; administra informa­ción necesaria en la interacción entre cliente y encargado y, comosólo mira hacia un lado, favorece al encargado. Por el contrario,una pantalla de televisión en un salón o en un bar deportivo sirvecomo punto de referencia compartido y establece bases muy dis­tintas de conversación e interacción, incluyendo, por supuesto,las discusiones por el control del mando a distancia. En aulas ysalas de conferencias, la pantalla de proyección de video sustitu­ye ya a la pizarra como lugar de demostración; el conferenciantecontrola y el público mira.

A tamaño mural, la pantalla animada electrónicamente pue­de cambiar la percepción del propio espacio. La pantalla de pro­yección de vídeo con figuras humanas a tamaño natural puedecrear la ilusión, por ejemplo, de que dos habitaciones muy dis­tanciadas se han unido de repente y de que la superficie de di­visión es transparente. Es espectacularmente efectivo, aunquepor desgracia recuerda mucho aquellas salas de visita de la cár­cel donde la interacción tenía lugar sólo a través de una pantallade cristal.

En la década de los ochenta algunos investigadores delCentro de Investigación Xerox de Palo Alto experimentaron consalas de conferencias yuxtapuestas virtualmente y con espaciosde trabajo. Un poco más tarde, en su sistema Clearboard, Hi­roshi Ishii hizo un uso elegante de la idea para crear tableros dedibujo "transparentes" para colaboraciones de diseño a distan­cia; veías a tu colaborador "a través" de 10 que parecía ser unasuperficie de dibujo de dos caras". Más recientemente, IBM hainventado "comedores virtuales", que disponen de mesas dividi­das por la mitad mediante pantallas de retroproyección, en lasque podemos ver imágenes de vídeo a tamaño natural de los

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comensales sentados en la mitad opuesta a la nuestra de unamesa remota. Y e! sistema ALIVE de Bruce Blumberg se presen­ta como un enorme "espejo mágico" en el que las imágenes devídeo en directo de los habitantes a tamaño natural interactúancon "mascotas" creadas por ordenador y con otros elementosanimados",

Por último, a escala urbana -como en Times Square, Ginza,en Tokio, o en los innumerables estadios deportivos- pantallasgigantes electrónicas funcionan a modo de vallas publicitariasanimadas y se pueden utilizar para dirigirse a grandes multitu­des. Si no te importa cambiar un montón de bombillas fundidas,se puede impulsar este tipo de estrategia hasta un extremo super­deslumbrante; en Las Vegas se ha utilizado una pantalla infor­matizada de 420 metros, doscientos once millones de bombillasy 54.000 vatios de sonido para dotar de un tejado completamen­te nuevo a la deslucida y vieja Fremont Street. Es la CapillaSixtina del Vaticano de! dios Dinero.

Cuando las pantallas de diversos tipos, tamaños y formasempezaron a colonizar nuestro entorno cotidiano, todas funcio­naban de manera independiente: e! televisor no tenía nada quever con el ordenador personal y la información que ofrecíanestos aparatos llegaba a través de canales separados desde fuen­tes muy diferentes. Más tarde, el ordenador con el interfaz deapuntar y hacer click nos familiarizó con la idea de que podría­mos organizar la información en un ordenador personal de cual­quier forma deseada. En un futuro no tan lejano, a medida quelos lugares inteligentes se vuelvan más sofisticados, trataremoscada vez más sus superficies de visualización como interfacesintegrados en la corriente de información suministrada por la in­fraestructura digital. Se podría, por ejemplo, visualizar la retrans­misión de las noticias en la pantalla de un reloj de pulsera, conel tamaño de un sello, y mandarla a una pantalla mural cercanasi apareciera algo interesante.

Fuera de la caja

Algunos dramaturgos, como Ibsen, quien deseaba presentar eldesarrollo de una acción realista como si el público no existiera,amaban el proscenio. Su implícita pared transparente creaba

exactamente e! tipo de relacíón que deseaban. Sin embargo, eraun impedimento muy molesto para los autores y directores quequerían sumergir al público en la acción y crear una mayor sen­sación de participación. Esto ha motivado e! desarrollo y utili­zación de montajes teatrales alternativos, como los escenariosabiertos o rodeados parcial o totalmente por los espectadores.

Por razones similares, algunos investigadores del medio digi­tal han buscado durante mucho tiempo formas de escapar delrígido rectángulo de la pantalla de ordenador y sumergimos en lainformación suministrada electrónicamente, lo cual, aunque noes sencillo, se puede hacer. Una posibilidad, en el próximo futurotecnológico, podría ser utilizar algún tipo de papel-mural, vallapublicitaria o pintura inteligente, lo que permitiría mucha máslibertad a la hora de configurar una superficie de visualización.

La idea básica resulta muy simple: emplear alguna clase dematerial que cambie visiblemente de estado bajo estímulo eléc­trico, esparcirlo en toda la superficie y calcular algún esquemade dirección punto a punto para el citado estímulo. Por ejemplo,Joe Jacobson, del MIT Media Laboratory, ha concebido un "papelinteligente" que incorpora bolitas diminutas, blancas por un ladoy negras por e! otro, a las que puede darse la vuelta por mediode una carga electroestática'", Alternativamente, una superficieinteligente a gran escala podría consistir en puntos individuali­zables de material brillante en la oscuridad. Y, a menor resolu­ción, placas inteligentes de cerámica o de cristal podrían crearmodelos de mosaico programables.

Centro y periferia

Las pantallas de inmersión funcionan de forma muy distinta alas tradicionales enmarcadas; cuando nos concentramos en unapantalla de ordenador, normalmente ésta se convierte en el cen­tro de nuestra atención; todo lo que queda fuera de sus límiteses periférico. Sin embargo, cuando se está totalmente inmersoen una información que es emitida electrónicamente, solamentese puede enfocar una pequeña parte de ella cada vez y sólo se esperíférícamente consciente del resto.

La información periférica no es trivial; de hecho, juega unpapel crucial en la determinación del carácter de un lugar y de

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nuestra relación con el mismo. Por ejemplo, cuando una habita­ción tiene una ventana proporciona un flujo continuo de infor­mación acerca del entorno exterior -el ciclo del día y la noche, elmovimiento de luces y sombras, la sucesión de momentos despe­jados o nublados y la alternancia de lluvia o sol-: pocas veces sele presta atención explícita, pero se tiene conciencia periférica deello y nos sentiríamos penosamente aislados si desapareciera.

De forma similar, en un restaurante lleno prestamos la ma­yor parte de nuestra atención a los comensales más cercanos,pero mantenemos una conciencia periférica del murmullo defondo de la conversación, del conjunto borroso de caras que nosrodean y del constante movimiento de los camareros. Si ocurreun cambio perceptible, como un silencio repentino en la conver­sación o un estrépito de platos rotos, podemos trasladar momen­táneamente nuestra atención hacia la fuente de perturbación;también cambia el foco de atención cuando cambian las necesi­dades: se empieza a prestar mayor atención al movimiento decamareros cuando la comida está finalizando y queremos pagarla cuenta.

En el cine, nos concentramos en la acción que se desarrollaen la pantalla, pero al mismo tiempo tenemos conciencia perifé­rica de las reacciones del público que nos rodea yeso forma unaparte importante de la experiencia. Si alguien gritase: "[fuego!",dirigiríamos nuestra atención rápidamente a las salidas.

En los entornos digitales de inmersión, las superficies y losobjetos se pueden activar de manera sutil para que presenten elmismo tipo de información de fondo. Los niveles fluctuantes decantidades potencialmente importantes, como precios de accio­nes, tráfico de redes, cifras de contaminación y consumo ener­gético de edificios, pueden representarse, por ejemplo, con ruidoambiental suave -como la lluvia en el tejado-, líneas vibrantes,fuentes, remolinos girando en un "viento de bits" y sombrasondulantes de agua procedente de una "lluvia de bits":', Además,mediante la transmisión de información de audio y vídeo se pue­den transferir periferias. Así, en puestos de trabajo en colabora­ción conectados electrónicamente se puede escuchar la mezclade ruido de fondo de actividades en diferentes localizaciones,mientras se está pendiente de quién anda por allí mirando de vezen cuando las imágenes de las cámaras web que aparecen en losbordes del campo normal de visión.

Por tanto, romper los límites de la pantalla supone muchomás que ofrecer un mayor campo de visualización: abre la posi­bilidad de acceder a lugares inteligentes que atrapan nuestrossentidos y atraen nuestra atención a múltiples niveles.

A propósito de luces

Elevar la inteligencia de las superficies cerradas no es la únicaforma de sumergir al usuario de un espacio en infonnación emi­tida electrónicamente y de crear una información periférica, asícomo un foco central. Donde la geometría de un espacio permi­ta una proyección libre de obstáculos, o donde no importemucho que haya sombras, la proyección de láser o vídeo ofreceotra manera efectiva de desplegar información sobre interioresarquitectónicos.

Los proyectores se pueden fijar en el sitio, dirigiéndolos, portanto, hacia segmentos estrictamente definidos de la pared, elsuelo o el techo, o se pueden montar sobre suspensiones, comolas cámaras de vigilancia, de modo que puedan abarcar todo elvolumen arquitectónico". Así, por ejemplo, en el proyecto Digi­tal Desk, de Pierre Wellner, un escritorio estándar se completócon un proyector y una cámara de vídeo elevados, de forma quelos documentos en papel se mezclasen libremente con los digi­tales proyectados!': y en el proyecto metaDE5K, de Hiroshi Ishii,se combinó una proyección desde abajo de imágenes de vídeosobre la superficie traslúcida de una mesa con el uso de peque­ños modelos físicos y herramientas para controlar los procesosinformáticos14.

"Las proyecciones murales de vídeo que se generan de estaforma pueden fusionarse prácticamente sin solución de conti­nuidad con la realidad física, presentando imágenes a tamañonatural y prolongándolas hasta el borde de la visión periféricadel observador.Los proyectos Videoplace de Myron Krueger fue­ron los primeros que demostraron de forma convincente estaposibilidad; Krueger creó espacios en los que unas "sombras" aescala real de personas, proyectadas en vídeo, interactuabanentre ellas de formas complejas y a veces sorprendentes". Másrecientemente, la fusión electrónica de imágenes se ha utilizadopara crear "hiper-espejos", grandes murales en video donde imá-

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genes a tamaño real de participantes locales y remotos en tele­conferencias comparten el mismo espacio virtual".

Todo ello nos lleva a una reconceptualización radical de laidea de iluminación artificial. Pensemos en las bombillas nocomo el artilugio pasivo de un pixel que inventó Edison, sinocomo combinaciones controladas por ordenador de proyectoresy cámaras de vídeo en miniatura'? Formemos con ellas, porejemplo, 1.000 por 1.000 pixels y luego pensemos en el resultadono como simples fotones rebotando en la pared, sino corno uncampo interactivo de energía luminosa altamente estructurado ycontrolado con precisión.

lnterfaz en la faz: realidad virtual

Otra artimaña aún más audaz es miniaturizar la pantalla devídeo y colocarla directamente delante de nuestros ojos paraproducir un visualizador estéreo montado en la cabeza!'. Juntocon un dispositivo de seguimiento de la cabeza para mantener lasincronización entre la escena computerizada y el propio movi­miento, y con la suficiente potencia informática para ir actuali­zando la perspectiva en tiempo real, este tipo de visualizadorproduce la convincente impresión de sumergirse totalmente enun espacio virtual en tres dimensiones. El proscenio desaparecepor completo; este mecanismo de realidad virtual es un aparatoincómodo. esclavo y horroroso, pero nos sitúa directamente enel ciberespacio.

Esto es, en realidad, lo contrario del concepto renacentistasobre la relación entre el espacio arquitectónico, el plano pers­pectivo y la retina del observador. Para Alberti y Brunelleschi laescena real en tres dimensiones creaba una imagen virtual endos dimensiones en el plano perspectivo, lo que podía ser dibu­jado por el artista!'. Para el usuario de una sistema de realidadvirtual, por el contrario, las imágenes en dos dimensiones sobreel plano de la perspectiva, palpables y luminosas, crean un esce­nario virtual en tres dimensiones.

Existen algunos otros medios tecnológicos con el mismoobjetivo; por ejemplo, se pueden utilizar gafas parpadeantes queincorporan obturadores de cristal líquido que cierran alternati­vamente un ojo u otro. Se proyectan imágenes sincronizadas del

ojo izquierdo y del derecho sobre las pantallas circundantes (sesuelen preparar formando el interior de un cubo) y el resultado,una vez más, es la impresión de estar realmente dentro de unespacio virtual en tres dimensiones-".

Sin embargo, cualquiera que sea la tecnología de realidadvirtual el efecto es la desconexión del entorno físico y su susti­tución' total por un entorno virtual creado electrónicamente; locual provoca algunos problemas, por supuesto: es fácil chocarcon las paredes reales o caerse de la silla. Desde el punto de vistade alguien que nos estuviera mirando y que no pudiera ver lo quenosotros vemos, pareceremos locos fuera de sí. Y este tipo de 50­

lipsismo alimentado electrónicamente es extraordinariamenteinútil para la interacción social.

Cobertura total: realidad aumentada

Por fortuna, no es imprescindible enmascarar por completo elentorno físico. Es posible, por ejemplo, incorporar prismas enlas piezas oculares de las gafas de realidad virtual, lo quesobreimpresiona gráficos de ordenador sobre la escena circun­dante, de manera que da la impresión de que los objetos virtua­les en tres dimensiones se mezclan con los físicos para generarun nuevo tipo de arquitectura híbrida". Alternativamente, sepueden sustituir los prismas por cámaras de vídeo y mezclarelectrónicamente la imagen de video en directo con los gráficossintetizados por ordenador -jnuy efectivo siempre que el vídeono falle y nos deje efectivamente a ciegas-o El resultado se sueledenominar "realidad aumentada" o, a veces, de forma más gene­ral, "realidad mixta".

Si las técnicas de ajuste de movimiento, de registro y desuperposición llegan a ser suficientemente buenas -tarea tecno­lógica que no es fácil, por cierto-, tales sistemas desempeñaráncada vez más la tradicional función arquitectónica de recubrir elhábitat humano con información gráfica y textual. Los edificiosantiguos cumplían esta función directamente con inscripcionesy murales; los maestros góticos utilizaban vidrieras de colores;Las Vegas ha popularizado las luces de neón; los productosempaquetados van cubiertos por todas partes con etiquetasimpresas. Nuestra propia época ha contribuido ya con la posibi-

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lidad de coberturas virtuales generadas por la electrónica, posi­blemente una forma de eliminar todo ese exceso de informaciónde las superficies que nos rodean y proporcionar una coberturade información personalizada donde y cuando sea necesaria.

Con la realidad aumentada distintos tipos de habitantes deuna ciudad podrían ver diferentes anotaciones superpuestas aella, preparadas a su medida. Un turista podria ver la informa­ción de las guías, o reconstrucciones del pasado superpuestas alos lugares históricos -o, para otro tipo de mentalidades-, indi­cadores de los lugares de crimenes y accidentes. Un agente in­mobiliario podría buscar los edificios etiquetados con su preciode venta; un trabajador de la construcción podría guiarse por losdiseños correctamente colocados en los solares vacíos, o un téc­nico podría consultar los diagramas de manuales de reparaciónconvenientemente colocados sobre las máquinas estropeadas.Un mensajero en moto podría encontrar los nombres de los resi­dentes añadidos virtualmente sobre las puertas y la gente quehable un idioma diferente podría conseguir todo tipo de infor­mación en su lengua nativa.

Pixels, pixels por todas partes

En un mundo donde proliferan pantallas y altavoces, superficiesinteligentes, pantallas de proyección de vídeo, realidad virtual yrealidad aumentada, la luminosa información digital recubreubicuamente la realidad física tangible. Los pixels activos sonpara nosotros lo que las teselas estáticas fueron para los roma­nos. Las señales y las etiquetas se están volviendo dinámicas, lostextos saltan fuera de las páginas para entrar en el espacio tridi­mensional, los murales se ponen en movimiento y ]0 inmaterialse conjuga con lo material sin solución de continuidad.

La arquitectura ya no es simplemente el juego de los volú­menes bajo la luz: ahora incluye el juego de la información digi­tal bajo el espacio.

3 EL PROGRAMA: EL NUEVO GEN10 DELLUGAR

¡Cuidado! A medida que la tecnología de los lugares inteligentesmadura, las metáforas dejan de tener sentido.

En los primeros días de los gráficos por ordenador llegamosa familiarizamos con objetos "virtuales" que eran como los físi­cos, pero podían realizar tareas informáticas. Aprendimos a"pintar" con pinceles virtuales, a almacenar "documentos" digi­tales arrastrándolos hacia "carpetas de archivo" en pantalla, aborrar por medio de iconos con forma de papelera, y así sucesi­vamente. Era como si los objetos físicos conocidos hubieran sidosuccionados del escritorio hacia el ordenador para vivir allí unavida posterior fantasmal, mágicamente enriquecida. En la actua­lidad, por medio de la inserción de inteligencia e interconecti­vidad en productos materiales y de la creación de sistemas demarcas y sensores, podemos revertir el proceso. Podemos devol­ver ese tipo de capacidad informática a las cosas físicas cotidia­nas; podemos conseguir la funcionalidad sin la virtualidad.

De una forma muy primaria, ésta es ya una idea conocida:en un supermercado, los productos se marcan con códigos debarras impresos y el cajero está equipado con un lector de dichoscódigos; al pasar un producto por el lector se produce un resul­tado informático; el programa que se oculta bajo la superficie leeel código de identificación del producto, busca su precio en unabase de datos y lo añade finalmente a la suma total de la cuentadel cliente. También es posible realizar importantes tareas auxi­liares, como actualizar el inventario de existencias y recogerdatos estadísticos sobre pautas de compra.

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Generalizando este principio, podemos construir espaciosinteligentes extendidos espacialmente a partir de conjuntos deobjetos inteligentes en interacción. Escritorios, salas y 'otroslugares reales, en lugar de sus imágenes generadas electrónica­mente, pueden empezar a funcionar como interfaces de ordena­dores. También se pueden crear algunos híbridos interesantesfísico/virtuales, como el simulador de golf, donde se golpea unabola real con un palo de golf real y se ve luego una trayectoriasimulada en la pantalla de vídeo. Por tanto, nuestras acciones enel espacio físico están estrecha y discretamente emparejadas connuestras acciones en el ciberespacio. Llegamos a ser verdaderoshabitantes de entornos electrónicos, en lugar de meros usuariosde artefactos informáticos.

Marcadores y sensores

Si queremos que los objetos físicos sirvan -corno elementos acti­vos de lugares inteligentes, tenemos que proporcionarles algunaforma de identificarse entre ellos. La tecnología necesaria paraello puede ser óptica, como los códigos de barras y sus lectores,con sistemas de reconocimiento de huellas dactilares que abrenpuertas a las personas autorizadas y con sistemas de reconoci­miento de caras. Puede ser acústica, como los mecanismos queemiten señales ultrasónicas. y puede ser electromagnética, comolas tarjetas de los cajeros automáticos, las fichas de identifica­ción por radio frecuencia (RFID) de los llaveros que activan lossurtidores de gasolina, los sensores Sensormatic antihurto y lasca~inas de peaje inteligentes que identifican automáticamente, ymas tarde facturan, a los propietarios de vehículos con el equipoemisor adecuado que pasan a través de ellas.

A veces no sólo importa lo que hacen las cosas, sino dóndeestán en este momento; por tanto necesitamos también formasde determinar la posición de los objetos físicos, de la mismaforma que el programa de control de una pantalla rastrea laposición del cursor. Esto se puede conseguir de varias maneras.A gran escala, donde la precisión dentro de unos pocos metroses suficiente, el sistema de satélites del Global PositioningSystem (GPS), con receptores GPS baratos y miniaturizados,pueden proporcionar las coordenadas de un vehículo en cual-

quier parte de la Tierra; esta información suele introducirse ensistemas de navegación a bordo de vehículos y en sistemas deservicios de llamadas de emergencia'. A escala urbana y arqui­tectónica, redes de transmisores y receptores terrestres puedenvigilar la trayectoria de vehículos y teléfonos móviles. Dentro delos edificios, diversos sensores ópticos, acústicos, electromagné­ticos, sensibles al movimiento y a la presión, pueden seguir elmovimiento de gente y de objetos, por ejemplo, para reenviarautomáticamente llamadas y mensajes". y para obtener unaprecisión milimétrica a pequeña escala son muy eficaces las téc­nicas electromagnéticas y ultrasónicas que se utilizan en losdigitalizadores en tres dimensiones.

Algunos objetos inteligentes requieren aptitudes especializa­das de detección, apropiadas para sus funciones específicas. Sepueden equipar, si es preciso, con cámaras y micrófonos a modode "ojos" y "oídos". Pueden incorporar sensores de humedad ytemperatura. Podrían detectar diminutos restos de explosivos,drogas o materias contaminantes. Podrían ser acelerómetros enminiatura para detectar el movimiento, detectores piezoeléctri­cos de fuerza y presión en elementos estructurales, radares deimpulso por micropotencia (MIR) para medir distancias y nive­les de combustible, sensores de campo eléctrico para recogerinformación gestual' y brújulas digitales para determinar laorientación. Podrían incluso utilizar células vivas como detecto­res de hormonas y microorganismos. La lista es potencialmenteinterminable.

Al igual que un organismo vivo, el objeto inteligente necesi­tará imaginarse a veces lo que está pasando alrededor o dentrode él por medio de la integración de impulsos sensitivos desdemúltiples fuentes'. Por ejemplo, para contestar a un niño, unjuguete inteligente de peluche podría sentir movimientos y soni­dos. Para visualizar, interpretar y responder a las demandas deun ocupante, una habitación inteligente podria recoger informa­ción de sonido desde varios micrófonos, de vídeo desde múlti­ples cámaras y de situación del ocupante desde una moquetainteligente u otro tipo de sistema de detección de posición. Todoesto permitirla cruzar información y eliminar posibles ambigüe­dades.

Para conseguir un uso verdaderamente universal, los mar­cadores y sensores que se incorporan en productos manufactu-

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radas necesitan ser pequeños, robustos, muy baratos y de bajapotencia. Como ha observado Neil Gershenfeld, necesitamos dis­poner de capacidad de cómputo en cualquier parte por muypoco dinero'. Es aquí donde los tecnólogos están, empezando acumplir, aunque queda todavía un largo camino por recorrer'.Las cámaras de vídeo, por ejemplo, están convirtiéndose en me­canismos de un sólo chip que cuestan unos pocos dólares; pue­den utilizarse como "ojos" baratos para casi cualquier cosa. Latecnología de sistemas microelectromecánicos (MEMS) permitela fabricación de sensores a escala diminuta, y estos dispositivospueden llegar a ser tan pequeños que se pueden impulsar por lavibración o por la energía solar, prescindiendo de baterías y su­ministros externos de potencia.

En general, las nuevas tecnologías de marcadores y sensorespermiten que los objetos sean conscientes unos de otros y comien­cen a interactuar. Éste es el paso primero y fundamental hacia unecosistema artificial y una sociedad de materia inteligente.

lnteligencia incorporada

Para procesar información y responder, el objeto inteligente nosólo necesita sensores, sino también incorporar memoria e inte­ligencia automatizada.

Aunque posiblemente no nos demos cuenta si no estamosespecialmente atentos a ello, cada vez hay más ordenadores insta­lados discretamente en vehículos, electrodomésticos e incluso enjuguetes. Los automóviles tienen sofisticados sistemas digitalespara controlar los frenos y otras funciones; en realidad, estos siste­mas suponen probablemente una parte mayor del coste que elmotor y la caja de cambios juntos y consumen tanta electricidadque probablemente obligarán a instalar baterías de 42 voltios enlugar de las actuales de 12 voltios. El microondas, el lavaplatos y lalavadora incorporan más potencia de procesamiento que los orde­nadores avanzados de hace unas décadas. El receptor de televisióny el teléfono móvil vienen con circuitos digitales. Las complicadascámaras con película están dejando paso a las electrónicas digita­les, que prácticamente no tienen partes móviles. Los sistemas pro­gramables de tarjetas-llave están reemplazando a las cerraduras yllaves mecánicas de las puertas. Bamey, de Microsoft, el molesto

juguete de peluche sacado del irritante personaje infantil de televi­sión, tiene un chip parlante y un controlador de movimientoimplantado bajo su piel púrpura de poliéster. Hacer la disección deun Furby equivale a una lección de electrónica.

Todo ello va extendiendo una revolución en el diseño de pro­ductos que se lleva cocinando a fuego lento desde la aparicióndel primer microchip, en la década de los años sesenta. Los sub­sistemas mecánicos y electromecánicos acusan una constantedisminución de su aportación a la funcionalidad y al coste de losproductos, mientras que los digitales absorben la cuota crecien­te correspondiente. Como consecuencia, a mediados de la décadade los noventa los microprocesadores incorporados en mecanis­mos. inteligentes especializados superaban en número a los orde­nadores personales por un sorprendente factor de uno a mil'.

Mientras los chips sean más pequeños, más baratos, mássólidos, con más capacidad, y mientras disminuyan sus necesi­dades de energía, continuará esta invasión al por mayor de pro­ductos manufacturados con inteligencia digital. Habrá energíade procesamiento local y memoria disponible donde sea necesa­ria, para cualquier propósito. Con los años, llegará un momentoen que dejaremos de pensar en los ordenadores como aparatosaislados y empezaremos a considerar la inteligencia automáticacomo una propiedad que podria estar asociada prácticamentecon cualquier cosa.

Habitaremos en un mundo cada vez más lleno de objetosque no sólo están puestos ahí, sino que realmente consideran loque deberían estar haciendo y seleccionan sus acciones conse­cuentemente.

La red al momento

¿Cómo se pueden configurar realmente estos componentes inte­ligentes para transformar nuestro entorno inmediato en espa­cios inteligentes?

En la época del ordenador personal la respuesta parecía sen­cilla; se obtenían los recursos informáticos dentro de una habi­tación enchufando diversos aparatos periféricos a una CPU yluego cargando algún paquete de programas. Pero este procesose volvió cada vez más pesado a medida que los objetos inteli-

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gentes proliferaban y se iban diversificando. Todos aquelloscables enmarañados y aparatos parpadeantes eran demasiadoproblemáticos. ¡Tenian que desaparecer!

Un primer paso evidente era sustituir los cables y los aparatospor una conexión universal de radio de corto alcance entre meca­nismos electrónicos cercanos; lo cual se podía llevar a cabo equi­pando a todos ellos con dimínutos transmísores y con receptoresde alta frecuencia y baja potencia. El protocolo de tecnología Blue­tooth, introducido a finales de los noventa por un consorcio deimportantes empresas de electrónica, abrió esta posibilidad alproporcionar un estándar manejable y ampliamente respaldado".Cuando dos mecanismos Bluetooth se encuentran cerca se detec­tan uno a otro automáticamente y establecen una conexión en red.

Pero, por desgracia, la conexión física entre aparatos no es­suficíente para que trabajen juntos. Probablemente usted lo sabemuy bien si ha intentado alguna vez conectar una impresoranueva al ordenador o conectar el portátil a un proyector de vídeoconferencia. Es necesaria también alguna manera sencilla, auto­mátíca e infalible de abordar los problemas de compatibilidadentre equipos que inevitablemente surgirán. Los aparatos tienenque comunicarse a través de algún tipo de lenguaje digitalcomún. Proporcionar esta lingua franca es la función de los pro­gramas de "tono de marcación de red", como Jini, de Sun Micro­systems; está diseñado para hacer que todos los recursos de unared sean inmediatamente accesibles para cualquier aparato quese conecte, al mismo tiempo que permite que ese aparato fun­cione como un nuevo recurso de la red",

Con la conexión inalámbrica y la garantía de compatibilidadautomática entre equipos, los aparatos electrónicos puedenencajar tan fácilmente como piezas de Lego. Las redes van sien­do menos parecidas a la fontanería fija y se van pareciendo mása configuraciones ad hoc de mobiliario con objetivos específicosy temporales.

Programas nzómicos

Una vez que un componente inteligente forma parte de una red,puede potencialmente descargar cualquier programa o COnec­tarse a cualquier servicio de la red que necesite. Así podriamos

imaginar las posibilidades de lugares inteligentes que son confi­gurados sobre la marcha, tal y como sea necesario para un pro­pósito particular, en un proceso radicalmente nuevo de bricolajeelectrónico de amplio alcance, con una máquina de búsquedaactivada.

En la práctica, es necesario sortear algunas cuestiones, críp­ticas pero muy importantes, sobre el estilo y la estructura de losprogramas, antes de que esta atractiva idea sea factible. En con­creto, seria de gran ayuda si el código de los programas no seorganizara en enormes sistemas monolíticos, sino como conjun­tos modulares de componentes reutilizables y recombinablesque incluyan tanto las órdenes ejecutables como los datos; éstees el principio subyacente de la programación orientada a obje­tos y de los lenguajes como C++.

Aún más, estos componentes de código son mucho más úti­les cuando no sólo funcionan para el sistema operativo y entornoinformático para el que fueron escritos, sino para cualquier tipode instalación de cómputo. El entorno Java, por ejemplo, haceque esto sea posible gracias a "máquinas virtuales" que funcionansobre un equipo o un sistema operativo concreto con el fin deconseguir entornos de ejecución uniforme 10. Todo esto es muypoco eficiente, pero eso importa poco en una época de procesa­dores baratos y potentes y gran capacidad de memoria.

Lo más radical seria encapsular el código de ejecución detareas concretas en forma de agentes autónomos 11• Estos códigospodrian vagabundear por una red en busca de sitios donde ejer­cer su función, como si fueran artistas ambulantes.

A finales de la década de los noventa empezó a estar claropara los analistas del sector que debían combinarse los meca­nismos inteligentes, la conexión en red ad hoc y la programaciónmodular y compatible 'para crear entornos informáticos muchomás flexibles que los existentes hasta entonces. Los sesenta y se­tenta fueron la época de sistemas centralizados de tiempo com­partido; en los ochenta y primeros noventa vinieron los sistemascliente/servidor, Internet y la World Wide Web; pero el nuevo si­glo seria la época de la interconexión inteligente globalizada.Los laboratorios de investigación de la industria y de las univer­sidades comenzaron a dar cuerpo a los detalles. El Media Labo­ratory del MIT inició un ambicioso proyecto denominado ThingsThat Think; el Laboratory for Computer Science del MIT trabajó

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en el prototipo de una tecnología denominada Oxygen, Hewletl­Packard anunció su compromiso con la "informática orientadaal servicio", y Sun impulsó Java y Jini.

La forma busca la función

Si los programas se liberan de esta forma y los servicios estánabiertos a la conexión ya no podemos esperar que las funcionesde las cosas sean tan estables y predecibles como lo fueron en sumomento. Hoy en día, una pantalla mural puede ser sucesiva­mente, según nuestro capricho del momento, un reloj, una tele­visión, un panel de cotizaciones, un retrato de alguien querido oun controlador a distancia de bebés. Un único aparato de manopodría ejercer las funciones de teléfono móvil, buscapersonas,agenda electrónica y mando a distancia. Un sencillo rectángulode plástico podría funcionar como tarjeta de crédito, carteradigital con dinero en efectivo y llave de la puerta. Un cajero auto­mático -a diferencia de una antigua sucursal de banco- podríaofrecer los servicios de otros muchos bancos o institucionesfinancieras, dependiendo de la identidad y de las necesidades dedeterminados clientes.

Tampoco podemos esperar que esas funciones se ubiquen ensitios concretos. Cualquier aparato inteligente y conectado en redse convierte en un punto tangible de suministro local hacia unafuente de recursos y servicios globalmente distribuida e indefi­nidamente ampliable: Es posible que algunos de estos aparatosconsistan en elementos de equipamiento que están en algún si­tio; puede que otros sean ejecutados por algún programa o rea­lizados por personas reales, pero en general no se sabrá cuál esel caso, ni tendrá la menor importancia. Si las conexiones en redson lo suficientemente rápidas poco importa si una tarea se llevaa cabo localmente o en un procesador que casualmente está dis­ponible al otro lado del mundo.

Por tanto, los arquitectos y los diseñadores de productos seenfrentan a los nuevos dilemas de diseño. ¿Deben construir equi­pos multiuso, como el ordenador personal multimedia, o debencrear familias de aparatos de una sola función que interactúenentre sí, como el teléfono móvil, la cámara digital o el libro elec­trónico portátil -dispositivos de información que fragmentan y

dispersan las funciones?" ¿Qué funciones del sistema se debe­rían integrar en el equipo y cuáles deben ser realizadas por losprogramas? ¿Qué funciones de los programas deben residir per­manentemente en el dispositivo y cuáles deben descargarse através de los sistemas de interconexión en cada momento? Endefinitiva, unas posibilidades estarán basadas en estructuras ymecanismos materiales, otras en el código residente, otras en pro­gramas y servicios extraídos de la red bajo demanda y otras eninteracciones de todo lo anterior.

En el diseño de lugares y cosas inteligentes, la forma puedeaún seguir a la función, pero sólo hasta cierto punto. Para elresto, la función sigue al código. Y, si es preciso cambiar unafunción implementada en el código, no es necesario reconstruir,reformar o sustituir los componentes materiales; sólo hay queconectarse, buscar y cargar.

Consultar al genio del lugar

Existe, curiosamente, un venerable precedente de los conceptos deespacios y objetos sensibles, sensorialmente conscientes, con inte­ligencia integrada. Los antiguos romanos creían que cada lugartenía un espíritu característico -su genius loci- que se podía mani­festar, si se le observaba cuidadosamente, en forma de serpiente.La idea era correcta, pero no tenían la tecnología necesaria.

Para nosotros, instalar el genio en un lugar consiste senci­llamente en una tarea de implementar programas. Unas cuantaslíneas de código pueden equipar un entorno aumentado electró­nicamente con un genio digital, hecho a medida,_ que manifiestesu presencia a través de dispositivos de entrada y de sensores, devisualizadores y de accionadores robotizados. Ese genio puedeser sensible a las necesidades de los habitantes, adaptarse a loscambios del entorno y, haciendo uso de su conectividad en red,enfocar los recursos globales en las tareas locales concretas. Envirtud de las normas que lleva en su código, puede estimularciertas actividades y desalentar o excluir otras; puede incluso im­poner normas éticas o legales.

El código es el carácter. El código es la ley.

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4 ORDENADORES PARA HABlTAR

¿Qué harán por nosotros los lugares inteligentes?Por supuesto, recogerán y entregarán información, como siem­

pre han hecho los ordenadores y los aparatos de telecomunica­ción; lo que es más importante, sin embargo, es que atenderán, seanticiparán y responderán a nuestras necesidades diarias de innu­merables y nuevas maneras, y se convertirán en puntos de sumi­nistro de una gama de servicios aún dificil de imaginar, puestos anuestra disposición por proveedores dispersos por todo el globo.

Vestidos de bits

Por ejemplo, existirán redes ajustadas al cuerpo humano con apa­ratos implantados, de bolsillo o vestibles que atenderán nuestrosrequisitos más inmediatos para el mantenimiento de la salud yel confort corporal, para la representación, la identificacióny la comunicación a distancia1

• "

Nuestra ropa y nuestros accesorios estarán llenos de bits. Esposible que los zapatos lleguen a tener más líneas de código queel disco duro actual de nuestro ordenador; si esto parece un pocofantasioso, intente vaciar bolsillos, bolsos y maletines contandotodos los objetos que registran, almacenan, visualizan o proce­san información de alguna manera e imagine que los reemplazapor equivalentes digitales más pequeños, más ligeros y muchomás inteligentes. Este proceso de sustitución empezó con losrelojes y los teléfonos móviles y seguirá adelante.

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Queda mucho espacio para la inteligencia necesaria en calza­do, cinturones, chaquetas, sombreros, carteras, bolsos, maletines,pulseras y botones. Los guantes y otras prendas ajustadas puedenservir como sensores de gestos. Diminutos y ligeros micrófonos ygrupos de eeDs pueden aumentar la sensibilidad de los ojos y delos oídos. Se pueden llevar pequeñas pantallas en los bolsillos, enlas muñecas o incorporadas en las gafas. Se puede deslizar dis­cretamente información en el oído cuando sea necesaria, o super­ponerla sobre una imagen usando gafas inteligentes.

Podremos llevar encima montones de información. Las sim­ples tarjetas de crédito o de identificación pueden desarrollarsehasta convertirse en tarjetas inteligentes mucho más sofisticadas,con gran memoria digital y capacidad de cálculo incorporada.Los billetes y las monedas se pueden sustituir por dinero digital-fajos de bits encriptados, guardados de forma segura en algunaparte del cuerpo-. Lós elementos de identificación y autorización,como etiquetas, tarjetas de presentación, camets de conducir, res­guardos, pasaportes, visados y llaves, pueden abandonar el papely el metal y convertirse en tarjetas digitales en miniatura, contro­ladores y elementos de transmisión y recepción.

y habrá multitud de mecanismos para suministrar serviciospersonales especializados que pueda requerir nuestra condicióny estilo de vida. La salud puede demandar aparatos ortopédi­cos como sonotones, marcapasos, sistemas de monitorización ydispensadores de medicinas programables o controlados a dis­tancia. Quienes montan en moto o esquían pueden necesitaraparatos protectores dinámicos e inteligentes, como un collaríninflable; la vida de buceadores, pilotos, bomberos y manipula­dores de materiales tóxicos puede depender de trajes protectoresy de aparatos de supervivencia especializados. Las actividadesdiarias más mundanas pueden requerir teléfonos móviles, busca­personas, agendas electrónicas y aparatos de audio o video parael ocio. Incluso las joyas se podrían programar.

Redes corporales

Muchos de estos aparatos de mano o vestibles, como las tarjetasinteligentes, los monederos digitales y las agendas electrónicas,no precisarán una conexión continua a la red; dependerán de su

memoria interna y funcionarán en modo "conectar y cargar".Otros, como el buscapersonas, necesitarán momentos puntualesde conectividad. Finalmente algunos, como la radio y la televi­sión personal; recibirán y transmitirán continuamente.

Estos órganos electrónicos podrán comunicarse entre ellos,en su caso, por medio de circuitos entretejidos disimuladamen­te en la ropa o de conexiones hechas con botones y broches.Podrán transmitir información digital inocuamente a través delpropio cuerpo", Podrán incluso comunicarse indirectamente através de transmisores y receptores microcelulares en el entornoarquitectónico circundante.

En cualquier caso, su capacidad de intercomunicación lespermitirá funcionar conjuntamente como un sistema versátil yeficiente que servirá para una gran variedad de propósitos. Porejemplo, apretar una tarjeta inteligente con los dedos podríahacer que un aparato en la muñeca presente la cantidad de dine­ro digital que contiene la tarjeta en ese momento. Una señaldesde un aparato de control médico colocado en una parte delcuerpo podría activar la emisión de un medicamento por otroaparato. Y se podrian traspasar ficheros de información de unared corporal a otra simplemente estrechándose las manos.

A finales de los noventa, los experimentos de laboratorio conaparatos vestibles y con redes corporales se encontraron con lacultura de la teoría del cuerpo ampliado y transformado, ejem­plificada en el influyente trabajo de Donna Haraway", con pro­ducciones de artistas del cuerpo como Stelarc y respaldados portalonarios de inversores de capital riesgo. Los gigantes de la elec­trónica de consumo estaban experimentando con productos ves­tibies digitales; Seiko, por ejemplo sacó un mensajero inalám­brico de pulsera. Se crearon las primeras compañías, llenas deesperanza". Los piratas informáticos del MIT, con sus vestimen­tas de cyborgs digitales, aparecieron en las 'Páginas de moda delNew York Times. Y Gordon Bell predijo: "En el año 2047 pode­mos imaginar un ayudante interno, conectado en red al cuerpo,como un ángel guardián que es capaz de capturar y recuperartodo lo que oímos, leemos y vemos. Podría tener tanta potenciade cálculo como su amo, es decir, mil billones de operacionespor segundo (un petaops) y una memoria de 10 terabytes'":

Estaremos seguros de que esa etapa cyborgiana de la revolu­ción digital ha llegado de verdad cuando desaparezcan de la

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vista la mayoría de los ordenadores del tamaño de una panera ynos coloquemos nuestros aparatos digitales y sus conexiones dered como si fueran unas bermudas.

Utensilios inteligentes

En la siguiente escala después de los aparatos ves tibies , la delmobiliario, el equipo permanente y los aparatos de sobremesa,nuestro entorno inmediato se encontrará veladamente impreg­nado de inteligencia electrónica.

Nos relacionaremos con cajas, vehículos, utensilios y jugue­tes más y más inteligentes, capaces de realizar tareas especiali­zadas en contextos específicos. como cajeros automáticos enlugares públicos para las tareas del banco, puntos de venta infor­matizados en almacenes y supermercados para procesar tran­sacciones comerciales, kioscos electrónicos de información enterminales de transporte y de vestíbulos de edificios, aparatos eimpresoras de sobremesa para realizar trabajos de informaciónen despachos y oficinas, sistemas de videoconferencia en salasde reuniones, sistemas de navegación en vehículos, sistemas desíntesis y reconocimiento de voz en guarderías. sistemas progra­mables de control en aparatos de cocina y lavandería y muchomás aún por imaginar.

Sería útil situar este desarrollo en una perspectiva históricamucho más amplia. La urbanización nos permitió acumularposesiones no transportables, poblar nuestro hábitat con mobi­liario, cuadros, alfombras, lámparas, pianos, cuberterías, y todaesa clase de cosas que metemos en un camión de mudanzascuando cambiamos de casa. Y después, la mecanización tomóel mando. La revolución industrial introdujo maquinaria en mu­chos aparatos, creó nuevos productos mecanizados que nadieantes se había imaginado e instauró un mundo en el que eranecesaria la atención de mecánicos y técnicos de servicio. Lared eléctrica y la proliferación de pequeños motores eléctricosfavorecieron este proceso, condujeron a la época de los electro­domésticos y proporcionaron a nuestra existencia cotidiana unentorno electromecánico. Ahora, la red digital y los pequeñosprocesadores electrónicos están transformando aparatos con­vencionales en robots mucho más inteligentes.

Hemos pasado del escritorio a la máquina de escribir mecá­nica, a la máquina de escribir eléctrica y, finalmente, al proce­sador de textos. Del cajero se pasó a la caja registradora y de ahíal punto de venta informatizado. El cuaderno de apuntes setransformó en una cámara de fotos con película y luego en lacámara digital. Las herramientas del artesano dieron paso alequipamiento fabril a vapor o eléctrico, y más tarde, al robotindustrial. Y el coche sin caballos fue el primer paso hacia elavión sin piloto.

Equipo de trabajo electrónico

No obstante, y a diferencia de las primeras generaciones de apa­ratos controlados por ordenador, las generaciones futuras sebasarán en su capacidad de comunicación y en la conexión enred; serán miembros de equipos electrónicos. Como en los equi­pos deportivos, los aparatos individuales tendrán funciones yposiciones especializadas.

Podrán interactuar con los dispositivos de red corporal máspequeños, con otros aparatos como ellos situados en el entornoinmediato y con los sistemas a gran escala; lo cual significa quesus posibilidades no se limitan a la capacidad directa de loscomponentes físicos o de los programas que contienen. Puedenextraer la información que necesiten de fuentes lejanas; podríanenviarla también hacia dispositivos a distancia que ofrezcannumerosas funciones adicionales y podrían apropiarse tempo­ralmente de memoria y energía de proceso remotas para cola­borar en trabajos especialmente exigentes.

Por ejemplo, antes se hacía una foto de los niños, se llevabael carrete a revelar y se mandaba la foto por correo a los abuelos.Ahora se puede tomar la foto con una cámara digital, apuntar lacámara hacia el PC, sin llegar a conectarla, para traspasar lospixels y almacenarlos en el disco, distribuirla inmediatamente atoda la familia a través de Internet y dejar que sean ellos quienesimpriman la foto a través de su propia impresora si lo desean.Transferimos bits en lugar de átomos y ejecutamos las diversasfunciones necesarias en lugares diferentes de los habituales enlos días del obturador mecánico, la emulsión de plata y el cuartooscuro.

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De forma similar, antes metíamos una moneda en un conta­dor mecánico al aparcar el coche; había que llevar un montón dedinero suelto. Hoy, en algunos sitios, se puede pagar pasandouna tarjeta inteligente a través de un contador electrónico. En elfuturo, es posible que el contador se comunique sin hilos con unemisor-receptor que llevaremos en el coche y generará automá­ticamente un cargo por el que se nos facturará a final de mes; notendremos que pensar en ello para nada.

No hace mucho tiempo, cuando se estropeaba el coche, habíaque arrastrarse hasta el teléfono público más cercano para llamara la grúa. Hoy en día es mucho más probable que llamemos desdeel teléfono móvil; y cada vez más los automóviles van equipadoscon ordenadores y sistemas de telecomunicaciones avanzados quelos localizan a través de sistemas GPS de seguimiento, diagnosti­can automáticamente el problema y piden el servicio, consultanregistros de servicio informatizados e, incluso, permiten llevar acabo ciertos ajustes y reparaciones a distancia.

Si nos introdujéramos en una sala de conferencias de losprimeros días de la electrónica para hacer una presentación ten­dríamos que enchufar el portátil al proyector de video, iniciali­zar el sistema y rezar porque todo fuera compatible entre sí.Dentro de poco tiempo, el portátil accederá directamente a lared local, dondequiera que estemos, y aparatos como el proyec­tor de vídeo y la impresora se nos anunciarán en el ordenadordirectamente y ofrecerán sus servicios. Así ocurrirá también conlos interruptores de luz, el accionador de las persianas, el controlde temperatura del aire acondicionado y el mando a distanciadel vídeo.

Por fin se está materializando el antiguo sueño de un futuroservido por robots, pero en la forma de un ensamblaje de múlti­ples aparatos inteligentes de intercomunicación, altamente espe­cializados y distribuidos geográficamente, y no como aquellosejércitos de humanoides metálicos para todo que imaginaronKarel Capek y Fritz Lang al final de la era industrial. Esto ha pro­vocado las habituales respuestas a estos avances en la funcionali­dad de aparatos y utensilios: los escenarios tipo qué-bonita-sería,sobre un futuro de comodidades sin mover un dedo, contrarresta­dos por una réplica igualmente predecible de que esto es sólo unafantasía infantil proyectada sobre la última cosecha de nuevasmáquinas.

Sin embargo, igual que en el pasado, ambas reflexiones inte­lectuales van en direcciones totalmente equivocadas. La dispo­nibilidad de la inteligencia de las máquinas es como la del acero,el plástico o el motor eléctrico: un añadido útil al repertorio deldiseñador, que se debe usar de forma adecuada junto con otrosmateriales y componentes, para crear productos físicos varia­dos que satisfagan nuestras necesidades y nuestros deseos. Losdiseños más inteligentes y exitosos no harán ostentación de sucapacidad informática. El teléfono móvil, por ejemplo, ejecutainternamente ciertas operaciones extraordinariamente comple­jas, y lleva para ello cientos de miles de lineas de código. Ade­más, interactúa continuamente con un sofisticado entorno detransmisores y receptores celulares. Pero todo ello es invisiblepara nosotros, sólo percibimos que realiza una función sencilla,de forma eficaz y fiable.

Edificios con sistema nervioso

Estos desarrollos sugieren una nueva etapa de evolución para laarquitectura. Nuestros edificios dejarán de parecerse a los pro­tozoos y se asemejarán más a nosotros. Estaremos en continuainteracción con ellos y los consideraremos cada vez más comorobots en donde habitar.

En el pasado lejano, un edificio era poco más que esqueleto ypiel. A partir de la revolución industrial, adquirieron una elabora­da fisiología mecánica -sistemas de calefacción. ventilación y aireacondicionado, suministro de agua y eliminación de residuos, sis­temas de energía eléctrica y de otros tipos, sistemas de circulaciónmecánica y una amplia variedad de instalaciones de seguridad yprotección-: pronto se llegó a una situación en la que todos estossistemas constituyen la mayor parte de los costes de construccióny mantenimiento de un edificio. Actualmente, en los albores de larevolución digital, los edificios están siendo dotados de sistemasnerviosos artificiales, sensores, pantallas y equipos controladospor ordenador; la estructura es un chasis para sofisticados siste­mas electrónicos que juegan un papel cada vez más importante enla respuesta a las necesidades de sus moradores.

La integración de las instalaciones necesarias para las tele­comunicaciones digitales da lugar a los mismos problemas de

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diseño que la instalación del cableado eléctrico y de los siste­mas de telefonía convencionales. Se necesita una distribuciónvertical y horizontal a lo largo de determinada secuencia de mu­ros, suelos, techos y mobiliario, con placas y bastidores espe­ciales, además de cajas de registro y de armarios accesibles. Ytambién es necesario un sistema de enchufes modulares que pro­porcione acceso adecuado a la red en el punto deseado. Peroestos problemas de diseño van aumentando, puesto que la can­tidad global de instalaciones crece espectacularmente y el ritmodel cambio tecnológico requiere flexibilidad y acceso fácil en to­das partes.

Los receptores y transmisores inalámbricos en los techos yen otros lugares pueden eliminar los cables que van desde losenchufes a los aparatos, pero no evitan la necesidad de un dise­ño correcto y flexible del sistema de gestión de la instalación.Aunque tengan conexión inalámbrica para los datos, los ordena­dores y los demás aparatos digitales siguen necesitando energíaeléctrica. Y, puesto que el espectro electromagnético es un bienescaso, mientras que la capacidad de conexión se puede ampliarilimitadamente, es probable que los cables sigan siendo el mediomás eficiente para proporcionar conexiones de alta velocidad enespacios densamente habitados.

A pesar de todo, e! carácter exacto de la instalación digitalde un edificio es en realidad una cuestión técnica relativamentepoco importante; lo esencial es su "permeabilidad", su capaci­dad para recoger y distribuir los bits por todas las partes.

Dispositivos habitables

Al igual que los aparatos de iluminación, los difusores del aireacondicionado y otros componentes de este tipo han encontradosu lugar natural en los escenarios arquitectónicos, ocurrirá lomismo con los nuevos organismos electrónicos que se interco­nectan mediante el sistema nervioso del edificio: sus sensores,visualizadores, superficies de proyección y accionadores robóti­coso A medida que se desarrolle esta evolución, desaparecerá enla práctica la diferencia entre edificio e interfaz informático.Habitar e interactuar con la informática serán actividades simul­táneas e inseparables.

El proyecto Ubiquitous Computing de Mark Weiser, delCentro de Investigación de Xerox en Palo Alto, a principios delos noventa, proporcionó uno de los primeros atisbos convin­centes de esta posibilidad'. En el interior del espacio creado porWeiser, los trabajadores de la oficina llevaban unas insigniasemisoras inalámbricas que permitían que un ordenador rastrea­se su ubicación. El entorno estaba repleto de dispositivos devisualización e interacción portátiles, de mano o formando partedel mobiliario, los cuales estaban interconectados formando uninterfaz único, interactivo y descentralizado. Los habitantes deledificio eran, en realidad, cursores vivientes; la información quenecesitaban les seguía automáticamente de sitio en sitio y po­dían verla en el aparato de visualización que les resultase másconveniente en cada momento. El edificio sabía siempre, mo­mento a momento, dónde enviar exactamente sus llamadas deteléfono y su correo electrónico.

Más o menos en la misma época, los pequeños ordenadoresde George Fitzmaurice, sensibles a la posición, demostraron cla­ramente el potencial de la interrelación entre dispositivos vest;­bies y habitables'. Estos dispositivos de mano tenían sensores delocalización y orientación y suministraban información relativaa la posición real o a los objetos cercanos. Convertían así la tota­lidad de un entorno en un campo de información espacialmenteorganizado. Apuntando uno de estos aparatos hacia un electro­doméstico estropeado, por ejemplo, se podria identificar y soli­citar el servicio técnico adecuado; señalando un producto de unescaparate obtendríamos sus especificaciones técnicas; o, diri­giéndolo hacia una pieza de un museo podríamos obtener suinformación de! catálogo.

A medida que los diseñadores vayan explorando estas nue­vas posibilidades, se irán cuestionando viejas ideas preconce­bidas sobre "dónde va cada cosa", especialmente, la asignacióntradicional de las funciones a los aparatos de mano y vestibles,a los elementos permanentes en espacios locales y a los luga­res remotos. ¿Guardamos las grabaciones personales en el pro­pio cuerpo, en un ordenador eri casa o en un servidor remoto?¿Guardamos los libros y los discos sobre nosotros mismos, en lasala de estar, o descargamos versiones digitales cuando los nece­sitamos? ¿Hacemos bocetos sobre una superficie portátil o sobreun tablero electrónico montado en la pared? ¿Controlamos las

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luces y los aparatos de casa mediante los interruptores conven­cionales empotrados en la pared, mediante paneles de controlprogramables en pantallas de vídeo convenientemente situadas-como los cuadros de mando informatizados que han sustituidoen los aviones modernos a los complicados tableros de instru­mentos-, o a través de dispositivos inalámbricos de mano, alestilo de los mandos a distancia?

Consumo inteligente de recursos

Los edificios inteligentes no sólo serán muy sensibles a las nece­sidades de sus moradores, sino que también van a ser consumi­dores inteligentes de recursos", Se programarán para adaptarseno sólo a las variaciones de demandas internas y de las condicio­nes climáticas externas, sino también a los continuos cambiosde precio de los diversos servicios que utilizan. Esto permitiráque las empresas de servicios y los demás proveedores gestionenmás eficazmente la demanda, adoptando estrategias dinámicasde precios.

Consideremos el suministro eléctrico. La primera idea fuedisponer una gran planta generadora central que tuviera elmonopolio de la energía eléctrica sobre los consumidores de suzona de suministro. Unos simples contadores eran suficientespara medir el consumo: la factura nos llegaba a casa cada mespoco después de que pasase el que leía los contadores. Poste­riormente surgieron diferentes compañías eléctricas, con múlti­ples plantas que proporcionaban energía en distinta cantidad,en distintos momentos y a diferente precio; las empresas desuministro eléctrico entraron en el negocio de la compra, distri­bución y reventa de energía a los consumidores. Actualmente, setiende a crear redes altamente descentralizadas con gran núme­ro de proveedores relativamente pequeños, incluyendo posible­mente edificios que generan un exceso de energía solar o eólicaocasionalmente y que la introducen en la red'. Además, las com­pañías de servicio han descubierto hace mucho que la demandasufre grandes fluctuaciones y que les interesa controlarla modi­ficando los precios; por ejemplo, introduciendo tarifas parahoras punta y horas valle. El mercado ha dejado de ser sencillopara siempre.

En estas condiciones, en aras de la eficiencia y de la igual­dad, los precios deben actualizarse tan dinámicamente como seaposible, Los edificios inteligentes deben por tanto programarsepara responder adecuadamente, ajustando la demanda, consu­miendo la menor energía posible cuando los precios están altosy llevando a cabo las tareas de mayor consumo cuando los pre­cios son menores. Esto es posible porque normalmente contro­lan funciones, como poner en marcha un lavaplatos doméstico oenfriar un edificio de oficinas vacío tras un día caluroso, que sepueden realizar a diferentes horas y tarifas sin plantear proble­mas. De modo que pueden negociar el mejor momento y precio.También podrían estar conectados a más de una red de suminis­tro y tener la capacidad de alternar entre ellas dependiendo delcoste en cada momento.

En general, los aparatos y los entornos inteligentes estaránprogramados para que busquen con perspicacia las condicionesy los suministros que necesitan para funcionar. Se crearán portanto mercados más sofisticados, dirigidos a un uso más efi­ciente de los recursos escasos. Los jardines se regarán automáti­camente cuando bajen las demandas del sistema de suministrode agua; los coches inteligentes podrán tener en cuenta los pre­cios de los peajes al elegir itinerarios10; los sistemas informáticospodrán descargar los archivos grandes de Internet en tarifa dehoras valle. Si los problemas técnicos y sociales pueden elimi­narse de la idea de metainformática (la apropiación automáticade procesadores inactivos de una red para repartirse la carga delas grandes tareas de la computación) podemos incluso empe­zar a pensar en Internet como en una enorme red de energía decálculo con asignación dinámica de precios a los ciclos de má­quina11. La inteligencia electrónica, incorporada por todas partes,crea los interfaces necesarios entre productores y consumidoresy nos permite redefinir cómo funcionan y cómo están organiza­dos hasta los servicios más rutinarios.

Naturalmente, la propia información digital puede ser el pro­ducto más adaptado a la asignación dinámica de precios de losservicios y a la prospección inteligente. El valor de la informaciónsuele decaer con el tiempo; el periódico de ayer no vale tantocomo el de hoy; los datos de las cotizaciones de bolsa son inúti­les si no son muy recientes, la información médica de urgencia esineficaz si no llega a tiempo y cualquier valor que posea un ele-

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mento de información desaparece rápidamente a medida que serepite y se distribuye a través de una red. De modo que la asig­nación dinámica de precios de la información digital distribuidaa través de redes, dependiendo de su oportunidad y de su rele­vancia en contextos específicos, proporciona una posible solu­ción a los problemas originados por el fracaso del enfoque de la"propiedad intelectual" para controlar y comercializar informa­ción. La idea es cobrar un alto precio por el material absoluta­mente reciente y dejar el resto más barato o incluso gratis.

Conducta adaptable

Que el funcionamiento de estos sistemas consumidores de recur­sos inteligentes sea totalmente automático, o que se base en pan­tallas con información y en atención humana, será sobre todouna cuestión de preferencias, como la elección entre cambiomanual o automático en el coche. Dependerá de si se disfrutaconduciendo o se quiere dedicar la atención a otra cosa.

No obstante, hay un hecho cierto: nadie quiere programar niel más sencillo de los aparatos, como el vídeo, el microondas, elcontestador o la cámara de fotos, y no digamos nuestra casa, laoficina o el aula. Indudablemente tienen parte de culpa de estareticencia los interfaces, notoriamente lamentables, y los incom­prensibles manuales de instrucciones. Pero hay algo más básico.No tendríamos-por qué educar explícitamente a nuestros apara­tos y a nuestro entorno, en absoluto; si fueran realmente tan inte­ligentes, deberían ser capaces de saber qué necesitamos de ellossólo con observamos. Como el mejor de los camareros o de losasistentes personales, deberían poder anticiparse a nuestras ne­cesidades incluso antes de que fuéramos conscientes de ellas. Sino es así, estos complícados artefactos producen más problemasde los que resuelven.

Entonces, ¿cuán inteligente debe ser una lavadora? Quizádeberia analizar automáticamente las manchas de la ropa, mez­clar los productos de limpieza, ajustar el programa de aclaradoy centrifugado y pedir los suministros a través de Internet. Quizádebería detectar cuándo nos gusta tener la ropa limpia prepara­da, analizar el comportamiento de los precios de la energía eléc­trica y, en consecuencia, planificar su funcionamiento.

¿Y qué decir de las paredes? Un tabique inteligente podríaobservar nuestras idas y venidas, crear automáticamente mode­los predictivos de nuestra conducta y hacer que la casa ejecuteen función de ellos sus rutinas de control ambiental. Podríaincluso distinguir entre las diferentes necesidades ambientalesde nuestra hija adolescente y las de nuestra anciana madre yactuar en cada momento teniendo en cuenta quién estuviera encasa": Si lograra funcionar bien en ese aspecto, podría satisfa­cer todas nuestras necesidades de iluminación, calefacción y aireacondicionado, minimizando inteligentemente al mismo tiempoel coste energético. Cuanto más tiempo viviéramos en la casa,mejor nos conocería y mejor cumpliría su misión.

Todo esto es factible si se pueden introducir mecanismos deaprendizaje automático en espacios y aparatos inteligentes. Unade las demostraciones más convincentes de las posibilidades,hasta ahora, es la "casa adaptable" de Michael Mozer en Bouldcr,Colorado13 La casa de Mozer, en realidad una antigua escuelareformada, incorpora un elaborado conjunto de sensores quedetectan la temperatura interior, el nivel de luz ambiental. elsonido y el movimiento habitación por habitación, la apertura ycierre de puertas y ventanas, las condiciones climáticas del exte­rior, la temperatura de la caldera y el uso de agua caliente. Su sis­tema de calefacción, ventilación e iluminación está controladopor ordenador. Un sistema de red neuronal rastrea el movimien­to y comportamierito de los ocupantes, predice entradas, salidasy ocupación de las habitaciones y deduce normas de funciona­miento que equilibren adecuadamente el confort del ocupantecon el ahorro de energía.

Rediseñando la construcción

A medida que los edificios evolucionen en la dirección represen­tada por estas nuevas ideas y estos experimentos pioneros, cam­biarán los materiales, productos y procesos de la construcción.El hormigón y el acero seguirán siendo importantes, pero se lesunirán el silicio y los programas.

Los edificios del futuro inmediato funcionarán cada vez máscomo enormes ordenadores con multitud de procesadores, me­moria distribuida, numerosos mecanismos de control y conexio-

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nes de red para unirlo todo. Extraerán información continua­mente de su interior y de sus alrededores y formarán y manten­drán complejos esquemas de información dinámica, que serásuministrada a través de diminutos dispositivos llevados por losocupantes, de pantallas y altavoces situados en muros y techos yde proyecciones sobre las superficies del cerramiento. El diseñode los programas que gestionen todo esto será un problema muyimportante. El sistema operativo de la vivienda será tan esencialcorno el tejado, y desde luego mucho más importante que el sis­tema operativo del ordenador.

Una creciente proporción del coste de construcción de unedificio se invertirá en valiosos subsistemas y componenteselectrónicos informatizados y realizados en fábrica. En contra­partida, la construcción in situ de la estructura y del cerra­miento representará una proporción decreciente del coste.Habrá menos componentes individuales, menos mecanismoscomplicados, menos partes móviles que se puedan gastar yromper, y mucha más dependencia de los programas y de loscircuitos de estado sólido para disponer de las funciones nece­sarias. Estos nuevos y sofisticados componentes tendrán queser modulares y extraíbles para facilitar su adecuada repara­ción, recambio o actualización; se encajarán en su sitio comolas placas en los ordenadores o simplemente enchufándolosdonde sean necesarios. A medida que aumente la densidad delos cables y los dispositivos electrónicos se irán pareciendomás a paneles de circuitos impresos a gran escala que a simplestabiques.

La miniaturización nos permitirá beneficiamos de lasredundancias. En lugar de basamos en un sólo punto de luz parailuminar una habitación podernos tener miles de pixels indepen­dientes; no importa si se funden unos cuantos. Y en vez de colo­car un gran aparato para la ventilación, podríamos sustituirlopor tabiques con cientos de turbinas del tamaño de una uña.

Los componentes físicos y los programas se irán volviendoobsoletos a ritmos diferentes y las estrategias de reparación,mantenimiento y renovación tendrán que tenerlo en cuenta. Elchasis permanente estará formado por componentes sencillos,sólidos y de larga duración; en él se insertarán los dispositivoselectrónicos renovables. Los programas se actualizarán automá­tica y continuamente a través de la conexión a la red. Y los

encargados del mantenimiento utilizarán exhaustivamente lamonitorización a distancia para detectar problemas, analizarlosy determinar el procedimiento necesario de servicio.

Todo ello supondrá la aparición de nuevos oficios en la cons­trucción: especialistas en redes. técnicos en equipos informáticosy expertos en programación se unirán cada vez más a trabaja­dores del acero y del hormigón, carpinteros, albañiles, pintores,fontaneros, cerrajeros y electricistas.

La rótula y la autopista de la trrforrnactón

A las distintas escalas consideradas, los espacios inteligentes en­cajan unos dentro de otros como las muñecas rusas. Formanjerarquías relacionadas, con intercambios continuos de infor­mación a través de los puntos de contacto entre los niveles.

Pensemos en el cerebro, en un futuro próximo, como un nú­cleo rodeado de capas electrónicas sucesivas. La más interna esnuestra red corporal, que emplea sensores y controles para detec­tar pequeños gestos y sutiles estados corporales, junto con panta­llas, altavoces y mecanismos táctiles colocados muy cerca de losórganos sensoriales a fin de traspasar información en uno y otrosentido a través de la línea que separa el carbono del silicio.

Nuestra red corporal suele encontrarse situada en el inte­rior de casas, habitaciones de hotel, oficinas, tiendas, coches,aviones y otros espacios inteligentes y cableados. Estos lugaresestán llenos de puntos de conexión para nuestros dispositivos dered corporal, ya sean transmisores inalámbricos ya enchufespara cables, así corno de aparatos de información que recogeny procesan información de carácter local al mismo tiempo queimportan datos de las redes globales. Humildes precursores deestos sistemas de información son el receptor de televisióncontrolado por el mando a distancia y el teléfono inalámbrico.Es posible que las pantallas sean más grandes, los altavocescon más volumen de sonido y los espectadores y oyentes pue­den ser grupos, además de individuos.

La siguiente capa en la jerarquía es el territorio electrónicode grupos sociales corno familias, empresas, comunidades uni­versitarias y asociaciones profesionales. Algunas veces corres­ponden a territorios físicos, corno en el caso de las redes de área

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local en instalaciones corporativas o en campus universitarios,pero también pueden estar dispersas geográficamente. El accesoa estos territorios se puede controlar físicamente o por medio decontraseñas, cortafuegos y filtros.

Por último, están los territorios a gran escala de los sistemascelulares terrestres, las huellas de los satélites de comunicacio­nes geoestacionarios y los sistemas globales de satélites LEO.Estos sistemas cubren enormes extensiones de tierra y mar yestán transformando rápidamente la superficie total de la naveTierra en un lugar inteligente de cobertura total-un mercado, unsistema de distribución y un ágora global.

Ciudades inteligentes del siglo XX]

Esta proliferación de lugares inteligentes anidados produciránen algún momento un nuevo tipo de tejido urbano y al finalreformarán radicalmente nuestras ciudades.

En una buena aproximación, los lugares que contiene unaciudad, las actividades que se realizan en tales lugares y el en­tramado que resulta de ello derivan su carácter de las posibili­dades de las redes que les dan servicio!". Al construir sofisticadasredes de suministro de agua y de alcantarillado, por ejemplo, losingenieros de la antigua Roma lograron crear sistemas de altadensidad de lugares relativamente salubres. Cuando la revoluciónindustrial trajo las redes de gas y electricidad, las ciudades detodo el mundo se convirtieron en lugares iluminados y pudieronampliar sus actividades a lo largo de todo el día, liberándose dela antigua dependencia del ciclo diurno. Las calderas y las tube­rías de agua, vapor y aire caliente permitieron la creación de lu­gares cálidos centralizados e hicieron mucho más confortable lavida urbana en los climas frias. En contraste, los acondiciona­dores de aire conectados a la red eléctrica permitieron que enciudades como Phoenix se desarrollaran construcciones de luga­res frescos descentralizados, entre los cuales la gente se desplazaen el interior de sus enfriados vehículos. Y Alexander Graham Bellabrió el camino hacia un mundo de lugares conectados.

La civilización también genera descontentos, y cada una deestas transformaciones ha tenido su lado malo; a corto plazo,además, el resultado ha sido con frecuencia el incremento de la

diferencia entre los más y los menos privilegiados. Podemosestar seguros de que los ricos y poderosos han sido siempre los·primeros en disponer de suministro de agua y saneamiento, luzeléctrica, calefacción y aire acondicionado eficientes, y teléfo­no'>. Pero los efectos a largo plazo de estas mejoras ambientaleshan servido para mejorar la calidad de vida y pocos de nosotrosquemamos retroceder en el tiempo, ni siquiera los más intran­sigentes escépticos de la tecnología.

Las redes digitales continúan esta historia. Las ciudades delsiglo XXI se caracterizarán por ser sistemas de lugares inteligen­tes, serviciales y receptivos, saturados de programas y de silicio,interconectados e interrelacionados. Nos encontraremos con ellosa la escala de la vestimenta, de las habitaciones, de los edificios,campus y barrios, de las regiones metropolitanas y de las infra­estructuras globales.

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5 VlVlENDAS y BARRIOS

La reciente, densa y abundante interconexión proporcionadapor el creciente número de lugares inteligentes, integrados en lainfraestructura en expansión de las telecomunicaciones digita­les, está cambiando ya la distribución espacial de las actividadeseconómicas y sociales, y con ello la vida y la forma de nuestrasciudades, al posibilitar transacciones dispersas y descentraliza­das entre los individuos y las organizaciones y al facilitar nuevossistemas, flexibles y eficientes, de producción, almacenaje y dis­tribución.

La creación de grandes mercados virtuales de trabajo, servi­cios y bienes proporciona a los vendedores el acceso a más com­pradores potenciales y, al mismo tiempo, da a los compradoresmás opciones y una información más detallada, precisa y actua­lizada sobre precios y existencias. Al reformar el sistema de dis­tribución se modifican también los lugares de consumo. Y, alapoyar la interacción continua a través de las comunicaciones,se crean y se mantienen comunidades separadas con prácticas,intereses, lenguaje y cultura comunes.

¿El abandono del lugar?

Estas nuevas disposiciones nos presentan nuevas opciones, confrecuencia muy atractivas, y generan evidentemente una enormecompetencia con las empresas y las instituciones tradicionalesbasadas en el emplazamiento. ¿Seguimos yendo a la oficina o

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empezamos a practicar el teletrabajo? ¿Apoyamos a la librerialocal o pedimos libros a las tiendas en línea? ¿Descargamos ví­deos de la red para verlos en privado o nos vamos al cine? ¿Dedi­camos nuestra lealtad y nuestra atención a los amigos y a loscolegas lejanos, conectados electrónicamente, o a nuestros veci­nos inmediatos, con los que probablemente tenemos menos co­sas en común?

Los modelos tradicionalmente establecidos de asentamientoy las convenciones sociales son notablemente resistentes, inclu­so ante la poderosa presión del cambio; suelen transformarse demanera lenta, desordenada, desigual e incompleta, y la natura­leza humana se modifica raramente. Por tanto, el resultado deesta naciente competencia no será sin más una especie de asom­brosa Futurolandia, caída del cielo, que todo lo abarca; existiránmontones de especializaciones, contradicciones, caídas y singu­laridades locales del sistema mundial reconfigurado. Las fuerzasglobales se enfrentarán tensamente con las resistencias localesLa nueva libertad para la ubicación se verá contrarrestada porlas inversiones preexistentes en las localidades concretas. Cier­tamente seguirán teniendo importancia las. diferencias en topo­grafía, clima y recursos regionales. Oportunidades tecnológicassin precedentes se verán limitadas por un legado histórico bienarraigado. El desarrollo tecnológico deberá interactuar con losintereses sociales y políticos, con estrategias económicas y convalores culturales de manera muy compleja, ya veces hasta sor­prendente, para generar una rica diversidad de lugares y de co­munidades.

Viviendas reconfiguradas

La relajación de los condicionantes de la localización gracias ala interconexión electrónica no nos llevará tampoco al extremoopuesto. No nos convertirá a todos en nómadas desarraigados,adictos al móvil y pegados al portátil. Nada más lejos de la rea­lidad.

La mayoría de nosotros seguiremos deseando poseer lugaresmás o menos permanentes y decidiremos vivir en pequeños gru­pos de aquellos cuya compañía estimamos especialmente: enpareja, ménage-a-n, familia nuclear, familia ampliada o cual-

quier otra forma de reorganización postnuclear o de inventoextranuclear. El hogar, en nuevas y diversas configuraciones,estará allí donde se reúnan muchos corazones y será también ellugar donde terminen muchas otras cosas. Se convertirá en unrenovado foco de atención e innovación arquitectónica a medi­da que vaya integrando nuevas funciones y servicios.

Mientras que la revolución industrial forzó la separaciónentre hogar y lugar de trabajo, la revolución digital los lleva aunirse de nuevo; veremos una creciente cantidad de trabajo encasa gracias a la electrónica y, como consecuencia, una enormedemanda de espacio en el hogar para realizarlo'. Y para quienesdeseen permanecer más tiempo en casa con sus seres queridos,o se vean obligados a hacerlo por la edad o la enfermedad, elsuministro electrónico de servicios les proporcionará los mediosnecesarios, desde tiendas de comestibles en línea a la monitori­zación médica digital.

Esto no significa que la mayoría de nosotros vayamos aconvertirnos en teletrabajadores en casa a tiempo completo, nique desaparezcan sin más los lugares tradicionales de trabajo,especialmente las oficinas de los centros urbanos". A pesar dedécadas de interés en la posibilidad del teletrabajo, no existeuna verdadera evidencia de que se implantará hasta ese punto~.

Pero es cierto que veremos un incremento de los horarios detrabajo y de los modelos geográficos flexibles, y mucha gentedividirá su tiempo, en proporción variable, entre el puesto detrabajo tradicional, las disposiciones de trabajo ad hoc en losdesplazamientos y un puesto de trabajo en el hogar equipadoelectrónicamente.

Todo esto es coherente con la necesidad humana básica depertenecer a un sitio en particular. No hay razón para creer queesa necesidad vaya a desaparecer como resultado del aumentode la interconectivídad electrónica, o que de repente todos loslugares de la Tierra empiecen a parecer el mismo. No tendremosun mundo donde no exista un aquí en ninguna parte; más bienocurrirá lo contrario. Cuando salgamos de viaje aprovecharemoscada vez más la tecnología de telecomunicaciones digitales paramantenernos en contacto más estrecho con los lugares especial­mente significativos.

Siempre existirá algún lugar al que llamemos "hogar". Y,cuando estemos lejos, seguiremos llamando a casa.

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~o e-topía Viviendas y barrios 81

Rediseñando la planificación y la zonificación

Las viviendas cableadas del siglo XXI van a necesitar algo másque espacio adicional para acomodar su más amplia gama defunciones. Será necesario también rediseñar su subdivisióninterna y la organización de su espacio",

Existe, en concreto, un conflicto potencial entre la idea de lavivienda como centro de actividad y como refugio, y su soluciónva a requerir una cuidadosa planificación. De igual forma habráque conciliar la necesidad de privacidad con la presencia demicrófonos y cámaras de vídeo conectadas en red. Las solucio­nes provisionales, como la conversión de una habitación libre enun estudio equipado infonnáticamente, pueden servir por untiempo, pero no a largo plazo.

En algún momento tendremos que inventar otro tipo devivienda, el equivalente moderno en cierto modo de las barberíasde Little Italy, en cuya trastienda vivia la familia del barbero.Como prototipo operativo podríamos fijarnos en el machiya' delos distritos de los artesanos en Kioto, o en las antiguas tiendasPeranakan de Singapur; donde la familia del comerciante vivíaencima del almacén y la distinción entre espacio de trabajo y zonade retiro para la vida familiar se mantenía elegantemente graciasa la separación de niveles. En las ciudades americanas y europeaslos lofts de los artistas nos proporcionan otro modelo útil, demos­trando las ventajas potenciales de vivir y trabajar en un mismositio.

Siguiendo esta estrategia encontraremos que hay nuevasmaneras de sacar partido de las economías de escala. Igual quelos grandes edificios de apartamentos tradicionales se permitianel lujo de mantener gimnasios y porteros, los complejos de tra­bajo y vivienda podrán proporcionar recepcionistas, salas deconferencias y equipo especializado que de otra forma no esta­rfa disponible en una oficina doméstica.

También tendremos que volver a examinar el tradicionalplanteamiento de zonificación de usos del suelo, que suponeque los lugares de trabajo generan ruido, tráfico y contamina­ción, de ahí que deban separarse drásticamente de las zonasresidenciales. El trabajo basado en las telecomunicaciones noocasiona esos efectos indeseables y por ello permite la posibili­dad de entretejer el espacio vital y de trabajo de una manera

mucho más fina, convirtiendo un problema de mapas en unproblema de planos.

En otras palabras, hay que dar la vuelta a la estrategia están­dar de planificación de usos del suelo en la ciudad industrial. Aescala urbana, el lugar de trabajo y la vivienda ya no tienen por quéestar en zonas separadas; de hecho, debería fomentarse su interre­lación. Pero, dentro del hogar, donde se vive y se trabaja, la necesi­dad de la separación aparece de nuevo. _

Sociologia de un hábitat cableado,

En el extremo superior de la cadena socioeconámica de la ali­mentación, en muchas partes del mundo, la demanda de este tipode espacios de vivienda y trabajo con un gran nivel de equipa­miento será impulsada probablemente por nuevos cambios en lacomposición de la fuerza de trabajo. En concreto, si de maneraoptimista asumirnos que las barreras se van a hacer añicos y portanto un creciente número de mujeres va a ocupar puestos de res­ponsabilidad, de alto nivel, será cada vez más difícil sostener latradicional distinción espacial y temporal entre el papel domés­tico y el profesional. Surgirá la necesidad cada vez mayor de ho­rarios y de condiciones de trabajo flexibles para aquéllos, tantohombres como mujeres, que cuiden de los niños y de los ancia­nos, o cuyo trabajo les obligue a actuar en distintos husos hora­rios. Y, a medida que envejecen los nacidos después de 1945, sinjubilación obligatoria que los retire de la fuerza de trabajo, exís­tirá una creciente demanda de estructuras que les permitan el tra-bajo parcial permanente como consultores o contratados, .

En el extremo inferior, por el contrario, los que se beneficianmás directamente son los empresarios. El hábitat de vivienda ytrabajo traslada la responsabilidad y el coste de mantenimientodel lugar de trabajo del empresario al empleado y dificulta lavigilancia del cumplimiento de las condiciones del trabajo a sin­dicatos e inspectores de la administración. En el extremo, sepuede llegar a tal situación que el trabajo en casa se convierta enun sistema de explotación".

Por suerte o desgracia, por tanto, la vivienda jugará un papelmás importante que nunca en nuestra vida. Nuestras relacionesíntimas, directas e intensas con confidentes, amantes, padres,

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hijos, hermanos, compañeros de mesa, de cuarto de baño o decama y con quienes nos proporcionan la comida -aquellos quelos sociólogos denominan nuestras relaciones sociales prima­rias- es probable que se sigan manteniendo cara a cara y en unentorno doméstico". Con seguridad, unas mejores comunicacio­nes, junto a un transporte rápido y eficiente, proporcionan laposibilidad de mantener desde la distancia nuestras relacionesprimarias establecidas; las familias extensas que están dispersaspueden estrechar sus lazos, los romances a distancia tienen másposibilidades de éxito y los viajeros ya no deben sentirse tanfuera de contacto. Pero el impacto de las telecomunicaciones,aquí, es sobre todo crear una penumbra de interacción, unaampliación descentralizada de los contactos cara a cara en lugarde un sustituto.

La atracción local manda

La diseminación por todas partes de los espacios de vivienda ytrabajo es una de las consecuencias lógicas de la disminución dela necesidad de ubicarse cerca de los lugares de trabajo y de ser­vicios debida a la electrónica. El urbanista iconoclasta MelvinWebber apuntó esta posibilidad en los años sesenta: "Por prime­ra vez en la historia, seria posible vivir en la cima de una monta­ña y mantener un verdadero contacto, cercano y en tiempo real,con el trabajo o con otras empresas. Cualquier persona integradaen la red de comunicación global tendria vinculas similares a loshabituales actualmente en cualquier región metropolítana'". Apartir de ello es fácil conjurar las heladoras visiones de la disolu­ción urbana en interminables suburbios indiferenciados.

Pero, ¿por qué ibamos a elegir precisamente la cima de estamontaña? Posiblemente a causa de la belleza de su panorama. Sino somos ni ermitaños ni psicópatas tipo Kaczynski, ¿no prefe­riríamos vivir en el extremo inferior del telesilla antes que en lacumbre de la montaña? Sólo hay que reflexionar un momentopara darse cuenta de que libertad de ubicación no supone indi­ferencia de ubicación.

Más concreta¡nente, las ventajas o desventajas de una zonaresidencial específica son una combinación de su atracción localfísica, económica y cultural, junto con el coste -íncluyendo el

coste del tiempo- del acceso a los destinos y a los servicios nece­sarios'. La gente busca compromisos; se puede aceptar un lugarresidencial poco atractivo porque interese su accesibíhdad alpuesto de trabajo, o aceptar el tiempo y el coste de los desplaza­mientos adicionales como precio por vivir en un lugar atractivo.Por tanto, confiar menos en la cercanía inmediata y ser capacesde mantener relaciones remotas más eficaces gracias a trans­portes y telecomunicaciones eficientes supone simplemente queel atractivo y las desventajas locales pesan más que la accesibili­dad. Si podemos ubicarnos en cualquier parte, iremos a lugaresagradables o culturalmente más estimulantes, o quizá donde sepueda trabajar con más eficacia.

Es de esperar, por tanto, que las localidades capaces de impo­nerse a las demás por su magnífico clima, sus vistas espectacula­res o sus atractivas oportunidades recreativas atraerán no sólo alos que van de vacaciones sino también a un nuevo tipo de resi­dentes permanentes, los que pueden trabajar en cualquier partemediante conexiones electrónicas y pueden permitirse el preciode los mejores sitios. Los sitios como Aspen, Tellurides, Malibú,Lugano o Tahití tenderán a atraer poblaciones de teletrabajado­res de elite en sectores como las finanzas, el diseño de programaso la creación de guiones para la industria del espectáculo10.

De igual forma, las ciudades y los pueblos con entornosarquitectónicos y tradiciones culturales singulares pueden bene­ficiarse de la nueva libertad de ubicación. La maravillosa y anti­gua ciudad de Venecia, por ejemplo, ha ido perdiendo población.porque no tiene espacio para industrias y edificios de oficinas'(las más cercanas están al otro lado de la laguna, en Mestre) yla industria turística no puede generar la suficiente actividadeconómica para compensarlo. Pero su atractivo' característico eirrepetible permanece y puede integrar una infraestructura detelecomunicaciones moderna más dignamente de lo que podríahaberse adaptado a las exigencias de la revolución industrial;tiene, por tanto, la oportunidad de atraer a teletrabajadores libe­rados y de reestructurar sus famosos banios de una forma revi­talizada, propia del siglo XXI. Desde Bath a Savannah, muchasciudades y barrios, históricamente valiosos pero económica­mente marginados, tienen un potencial similar.

Cuando todo cambia, el principio de referencia inmobiliarioes el siguiente: las redes de telecomunicaciones pueden añadir

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mucho valor a las localidades donde deseen vivir lar personascon mayor capacidad económica, ya que pueden eliminar losobstáculos que les habían impedido hacerlo en el pasado. Perono pueden aportar mucho a los sitios que no tengan un atracti­vo intrínseco, ni pueden ayudar a quienes se encuentran atrapa­dos en zonas marginadas, sin servicios, y que son demasiadopobres para cambiarse.

Renuc1eación

Puesto que los lugares con atracciones culturales, sociales yescénicas se distribuyen de manera muy desigual en el espacio,seguirá habiendo asentamientos que se configurarán alrededorde ellos. La liberación electrónica de las tradicionales exigenciasde proximidad puede provocar ciertos reajustes urbanos, quizásimportantes, pero es más que improbable que terminen en unadispersión aleatoria o en una descentralización desenfrenada.Seguirá existiendo una división espacial del trabajo, dentro de lacual distintas localidades representarán diferentes papeles espe­cializados en función de sus ventajas comparativas. Las cosasseguirán teniendo su lugar. Y seguirá siendo posible describirbarrios, ciudades, regiones y naciones en términos de conjuntoscaracterísticos de actividades económicas.

Las atracciones locales y las pautas de actividad correspon­dientes suelen ser, por supuesto, construcciones sociales, elresultado de grandes procesos históricos contingentes que hanconcentrado individuos, instituciones, riqueza, infraestructurafísica y edificios en lugares concretos. Se podría argüir, sin duda,que no eran inevitables, pero eso no los hace menos reales onecesariamente menos duraderos. Lugares como Wall Street, laCity de Londres, Hollywood, Bollywood y Silicon Valley seguiránatrayendo a los que quieren estar donde está la acción y queaspiran a vivir en una ubicación privilegiada.

En realidad, el efecto de esta disminución de interés en lacercanía puede consistir incluso en una mayor centralización dedeterminadas actividades en este tipo de lugares. La elite quecontrola la economía global y se beneficia más directamente deella querrá agruparse en lugares atractivos y llenos de vida. Ladispersión geográfica de empresas y la concentración de la pro-

piedad, el control y la acumulación de beneficios pueden acabarsiendo dos caras de una misma moneda.

Barrios electrónicos veinticuatro horas al día

Un posible resultado de todo ello, donde la zonificación y las demáspolíticas lo permitan, son agrupaciones del nuevo tipo de espaciosde vida y trabajo en comunidades activas las veinticuatro horas deldía que combinen con eficacia el atractivo local con la conexión glo­bal. Estas residencias electrónicas independientes, pero no aisladas.serán las unidades verdaderamente interesantes del tejido urbanodel siglo XXI. Y es posible que adopten formas muy diferentes.

Algunas ciudades dormitorio anteriores podrán seguramen­te aprovechar el hecho de que no van a estar medio vacías en lashoras entre la ida y la vuelta del trabajo y podrán reestructurar­se alrededor de servicios locales nuevamente viables, como cole­gios de barrio, centros de día para niños y ancia,:,os, c~ntros denegocios, tintorerías, instalaciones deportIvas y gimnasios, ca~e­terias y restaurantes!'. Es posible que el centro de algunas ~l~­dades conserve su vitalidad si logra atraer una mayor población"residente, junto con los servicios que ello requiere, y así no que­dará vacía después de las horas de oficina. Esto puede implicarhi conversión al uso residencial de antiguas oficinas, almaceneso espacios de industria ligera. y algunos antiguos complejos re­creativos, en lugares de interés paisajístico y cultural, podránatraer una población permanente de teletrabajadores.

En una irónica vuelta al pasado, algunos colegios mayores Yuniversidades reconocerán que su antiguo modelo de espaciospara vivir y para trabajar, agrupados alrededor de instalacionescomunales, como laboratorios y aulas, no es un anacronismo,sino un interesante modelo para el futuro. Estas mstítuciones nose fragmentarán en empresas descentralizadas de educación adistancia, como se ha sugerido, sino que, por el contrario, bus­carán la diferenciación y competirán por los mejores talentospotenciando una comunidad intensa, cara a cara, de ambienteagradable, vinculada mediante unos enlaces electró,:,ic<:lS eficien­tes hacia un mundo más amplio. Estas torres de silicio estaránsimultáneamente más concentradas y más conectadas que loscampus del pasado reciente.

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Relaciones secundarias redistribuidas

En todos estos casos, el impacto social de reestructurar las ruti­nas de vida y trabajo consiste principalmente en la redistribu­ción y la reubicación de nuestras relaciones sociales secundarias-Ias que tenemos con quienes vemos con regularidad y cuyo nom­bre y cuya cara conocemos, pero con los que no estarnos tan~omprometidos.como con nuestras relaciones primarias-; estoIncluye las relaciones con nuestros amigos y conocidos, compa­ñeros de trabajo y gente del comercio. En las relaciones secun­darias, como señalan los sociólogos, nos relacionamos con lagente en uno de sus roles específicos, sin interactuar con la per­sona completa.

Los pueblos y las ciudades preindustriales descansaban engran medida sobre unas estructuras de este tipo de relaciones,por supuesto, y tendían a concentrarlas localmente, dentro debarrios. En las ciudades de la era industrial estas relacionesseguían siendo importantes, pero estaban mucho más disper­sas, a todo lo largo del tejido urbano; los ciudadanos de mayormovilidad creaban estas relaciones en el lugar de trabajo y enlos puntos de contacto con las organizaciones y los sistemas queeran importantes en su rutina diaria. Es más, como han señala­do muchos autores, la existencia misma de una vida urbanapública ha dependido de las oportunidades casuales de forma­ción de relaciones secundarias que sobrepasen los límites socio­culturales 12. Si alguien no tiene ese tipo de relaciones es quevive en un grupo de interés o en: una institución, no en una ciu­dad real.

En las nacientes comunidades de la era electrónica digital,activas las veinticuatro horas del día, se transformaran una vezmás los modelos y el efecto, de la red, será complejo. Algunasrelaciones sociales secundarias desaparecerán sin más, igual quelos sistemas electrónicos sustituyen al cajero del banco, alempleado de la tienda y otros trabajos parecidos. Pero otras sereforzarán a nivel de barrio, a medida que se revitalice la vidalocal; gran parte de la gente que conozcamos será residente pró­ximo. Otras relaciones se seguirán creando y manteniendo en ladistancia a través de una mezcla de interacción electrónica yreuniones ocasionales en persona. Podemos observar, por tanto,que la integración social mediante relaciones sociales secunda-

nas ocunirá, simultáneamente, a escalas menores y mayoresque las que caracterizaron a la era industrial. Y las oportunida­des y limitaciones se generarán a partir de una combinación defronteras y de lugares electrónicos y tangibles.

Revitalización de la vida local o el fantasma de laciudad dual

El retorno de las actividades al hogar, gracias a la electrónica, yla formación-de comunidades de escala peatonal, activas a lolargo de todo el día y llenas de posibilidades para el estableci­miento de relaciones sociales secundarias, crea potencialmentelas condiciones para una vida local comunitaria vigorosa y parala construcción de un capital social y cultural de una forma queparecía perdida13•

En el escenario más optimista, estos nuevos modelos re­crearán lo mejor de las pequeñas ciudades y comunidades delviejo estilo -las cualidades celebradas por Jane Jacobs en TheDeath and Lile al Great American Cities, que han sido tan obsti­nadamente buscadas en la línea neotradicional por los NuevosUrbanistas y tan perseguidas por progresistas orientados a lasostenibilidad como Richard Rogers-!". Es posible que a veceslogren generar centros puntuales de actividad económica y cul­tural especializada, como las comunidades loit-multimedia quehan surgido en la zona de Silicon Alley, en Nueva York, y enSouth of Market Street, en San Francisco!",

Quizá sea esta la mejor conclusión del debate, cada vez másestridente, entre los que defienden la globalización y los que abo­gan por la cultura local y la identidad regional: unidades politicasy administrativas que puedan funcionar tanto local como global­mente. Pero, mientras las localidades se adaptan a las nuevas con­diciones y demandas, con diversos grados de éxito, habrá perde­dores y ganadores. La mayor parte de las viviendas existentes noserán adecuadas para la integración del espacio de trabajo. Lascomurridades con menores ingresos pueden atraer menos inver­sión en nuevas infraestructuras de telecomunicaciones y, en cual­quier caso, carecerán de gente con la educación y motivación nece­sarias para obtener beneficios de dicha infraestructura. A muchossuburbios les resultará difícil adaptarse a la actividad continua dia

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y noche. y a muchos centros urbanos les faltará el atractivo nece­sario para hacer venir residentes permanentes. Estos lugares expe­rimentarán el lado malo de la revolución digital.

En particular, existe el evidente y grave peligro de que esta re­configuración de modélos urbanos favorezca aún más la concen­tración de la gente más acomodada, dejando a los pobres en loslugares con los peores trabajos y servicios". Actualmente, por ejem­plo, los ejecutivos más importantes de Silicon Valley viajan en co­ches con aire acondicionado desde sus urbanizaciones residencialescerradas hasta sus lugares de trabajo, protegidos con guardias enla entrada, apenas sin darse cuenta de que atraviesan zonas mar­ginadas y dominadas por la delincuencia, como East Palo Alto. Ysi se dan cuenta, probablemente bajarán los seguros de las puertas.

Las áreas urbanas bien podrían seguir cuajando en comuni­dades cerradas, más introvertidas y prósperas, entremezcladascon "agujeros negros" de falta de inversión, abandono y pobre­za, especialmente si, como parece sugerir la irrefrenable lógicadel mercado, las comunidades con bajos ingresos resultan ser lasúltimas en conseguir una infraestructura digital de telecomuni­caciones y sin capacidad para utilizarla con eficacia. Tal comoha advertido enérgicamente Manuel Castells, podríamos termi­nar con ciudades duales: sistemas urbanos "polarizados espacialy socialmente entre grupos y funciones de alto valor añadido,por un lado, y grupos sociales devaluados y espacios degrada­dos, por el otro"!'. La regresión de oportunidades de.contacto através de los límites de unidades cada vez más aisladas podríacausar ciertamente una atrofia de la vida pública, y con el tiem­po tendríamos que enfrentarnos a la combínación explosiva dezonas urbanas deterioradas y marginadas rodeadas por territo­rios de supervivientes psicópatas atrincherados en sus aísladosfuertes electrónicos.".

Para los polítícos y los planificadores, el alejamiento del pro­ceso hacia la ciudad dual requíere la búsqueda de políticas quegeneren un nivel aceptable de igualdad social. Para los arquitec­tos y los urbanistas la tarea complementaria es la creación de untejido urbano que ofrezca oportunidades a los grupos socialespara que se mezclen y se superpongan, ¡"n lugar de mantenerseaislados por la distancia o por muros defensivos -el portátil enel café de la plaza en lugar del ordenador en la urbanización pro­tegida.

¿Construiremos...?

En última instancia todo depende de una opción política y socialbásica. .Para qué vamos a utilizar las multifacéticas y a vecescontradJbtorias posibilidades de la tecnología digital? ¿La em­plearemos, como es posible, para ayudar a la revitalización decomunidades a pequeña escala y para fortalecer la interconexióny la interacción social? ¿O se convertirá en un medio para que laélite acomodada huya de los problemas de la ciudad y constru­ya enclaves aislados y privilegiados, abandonando a su suerte alos 'menos afortunados? Aunque nuestras opciones no sean deltodo libres, el resultado no está tecnológicamente predetermina­do ni viene impuesto categóricamente por los modelos geográfi­cos existentes y por el legado de la historia".

Al crear sus viviendas y sus barrios, los habitantes encon­trarán los medios para apropiarse de la tecnología y transfor­marla de distintas maneras, exactamente como se hizo con laenergía eléctrica y con el teléfono"; A medida que las zonasurbanas existentes vayan aceptando la revolución digital y quelas nuevas construcciones respondan a sus demandas, iremosviendo aparecer los escenarios positivos y los negativos, en dife­rentes contextos geográficos y sociales, en distintos entornos depolíticas públicas y como resultado de los diferentes esfuerzosempresariales y de diseño.

Lo más importante es que este compromiso creará oportu­nidades para intervenciones públicas y para diseños positivos.Podemos establecer una diferencia, tal como hicieron otros indi­viduos, idealistas y llenos de recursos, al afrontar las transfor­maciones urbanas del pasado.

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6 LUGARES DE ENCUENTRO

¿Dónde nos reuniremos?¿Qué tipo de lugares de encuentro, plazas, foros y mercados

surgirán en un mundo dominado por la electrónica? ¿Cuál será enel siglo XXI el equivalente a la reunión en tomo al pozo, al aparatoenfriador de agua, al ágora griega, al foro romano, al prado comu­nal, a la plaza del pueblo, a la calle mayor y al centro comercial?

Lugares de encuentro en linea

Muchos de estos lugares de encuentro serán virtuales. Los ami­gos, la familia, los colegas del trabajo, los estudiantes y los miem­bros del mismo grupo de trabajo o de interés se comunicaránentre sí cada vez más a través de programas que crean lugares enlínea de acceso público.

Todos ellos harán un uso creciente de sistemas de correoelectrónico, listas de correo, grupos de noticias, espacios de con­versación, páginas web, directorios y motores de búsqueda,audioconferencia, videoeonferencia, mundos virtuales en líneacada vez más elaborados, llenos de avatares, y entornos infor­matizados que ni siquiera podemos imaginar todavía. Algunosde estos lugares de encuentro virtuales serán dominios privadosde grupos especiales bien definidos; algunos estarán discreta­mente fuera de la vista y otros serán declaradamente clandesti­nos; otros serán verdaderos espacios públicos en principio, almenos, abiertos a todos.

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92 e-topía Lugares de encuentro 93

Mientras que el éxito de un lugar físico de encuentro depen­de de su centralidad dentro de zonas densamente pobladas, elsitio virtual no lo necesita. Por ejemplo, una casa tradicional desubastas es un lugar convenientemente situado donde los com­pradores y vendedores se reúnen, en un horario convenido, paranegociar los precios y realizar transacciones; la participación enlas subastas queda limitada por la accesibilidad. Pero un sitio desubastas en línea, como eBay.com, pone 'en contacto a compra­dores y a vendedores muy díspersos que de otra forma jamáshabrían tenido la oportunidad de encontrarse, está disponiblepara el habitante de una ciudad de Maine o de un pueblo deTexas, o para los que viven en Manhattan, y funciona perma­nentemente y de manera no simultánea.

A medida que el desarrollo de la tecnologia de implementa­ción ha ido perdiendo restricciones, los diseñadores de estos lu­gares virtuales de encuentro han experimentado con diversosformatos y en el proceso se han planteado algunas cuestionesfundamentales. ¿Cuándo es necesario que la comunicación seasimultánea y cuándo no debe serlo? ¿Cuándo debemos utilizar lavoz y cuándo es suficiente con el texto? ¿Cuándo se debe mante­ner el anonimato y cuándo es conveniente que los participantesse identifiquen? ¿Cuándo basta con un simple identificador ycuándo necesitamos representaciones más elaboradas o imáge­nes reales en video? ¿Cuándo debe desarrollarse la interacciónen una secuencia unidimensional, como el texto de una obracuándo deben los protagonistas ocupar una superficie bidimen­sional, corno en una viñeta de cómic 1 y cuándo deben los avata­res deambular en espacios tridimensionales?

¿Qué imágenes y qué precedentes deben orientar el dise­ño? ¿Deben los sitios virtuales de dos o de tres dimensionesparecerse a lugares del mundo físico o, en un dominio quecarece de materialidad, gravedad y clima, deben ser totalmen­te diferentes?'

Y, quizá lo más importante, ¿quién los financiará, quién loscontrolará y quién tendrá acceso a ellos? ¿Consistirán en unapropiedad pública compartida universalmente, como las calles dela ciudad? ¿Serán lugares comerciales pseudo públicos, como losparques temáticos y los centros de compras? ¿o serán como clubsprivados, con el equivalente electrónico de los porteros de segu­ridad en la puerta para controlar el paso?

'.

La experiencia demuestra, sin embargo, que poner nuestros pen­samientos en línea no en lo mismo que poner nuestro cuerpo enla línea en lugares como el Foro de Roma, Hyde Park Comer, laplaza de Tiananmen o el paseo de Venice Beach. Esto tiene susventajas y sus riesgos.

Como es obvio, los sitios de reunión en línea aíslan del ries­go físico; no podemos ser golpeados por quienes se ofendan pornuestras opiniones; no hay atracadores ni policías con porras;no tenemos que enfrentarnos cara a cara con mendigos agresi­vos o con enfermos mentales. A veces, esto da lugar a un terrenoque favorece intercambios positivos que de otro modo no ocu­rrirían;.por ejemplo, en Santa Mónica, California, la red cívicaPEN, a la que se puede acceder desde viviendas y oficinas priva­das o desde kioscos en lugares públicos, ha proporcionado unlugar agradable y seguro para que se abra un diálogo entre lapoblación sin hogar y sus conciudadanos más afortunados. Enlugar de rastrear la sección de contactos personales del New YorkReview of Books o del Boston Phoenix, los corazones solitariosaventureros pueden intentarlo con jailbabes.com, un servicio debúsqueda de amigos por correspondencia y de solteros paramujeres "confinadas en prisiones e instituciones correccionalesde todo el país". Y es aún más impresionante la posibilidad deque ciudadanos de naciones hostiles, que no tienen un espaciofísico donde coincidir, puedan encontrar a menudo suelo neutralen el ciberespacio.

Además, no es obligatorio dar a conocer los indicadoresnormales de edad, género y raza; uno se puede ocultar tras unindicador o avatar, inventándose fácilmente disfraces o repre­sentando un papel. Por eso muchos' sitios en línea son comobailes de máscaras o fiestas de carnaval; proporcionan unaoportunidad socialmente útil y bien delimitada para experi­mentar con la representación personal y con identidades alter­nativas, así como para ponerse temporalmente en el lugar deotros.

Pero todas estas posibilidades liberadoras pueden ponersetambién al servicio de usos menos deseables. El anonimato y lareducida probabilidad de castigo pueden fomentar la agitación yIa violencia. Los charlatanes pueden decir tonterías sin fin desde

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la ciber-tarima; y los disfraces pueden encubrir timadores y de­predadores.

Por tanto, considerar los lugares de encuentrb en línea comosustitutos directos de los lugares físicos es demasiado simplista.En su lugar, deberíamos entenderlos corno nuevos y útiles com­ponentes para el repertorio de arquitectos y urbanistas, con susventajas y sus inconvenientes, que los hacen adecuados paraciertos propósitos, pero no para otros.

Un cambio de escala

Cualesquiera que sean sus normas y formas, y que probable­mente seguirán siendo muy variadas, los lugares de encuentroen línea permitirán que los círculos de relaciones sociales indi­rectas se amplíen'. Gran parte de esas relaciones indirectas seránde carácter terciario, es decir, con instituciones y burocracias másque con personas particulares con nombre y apellidos. Cuandose adquiere un libro a través de una librería en línea, por ejemplo,no se llega a conocer a nadie personalmente, pero uno quedavinculado económicamente con los empleados anónimos de esaempresa.

En otras palabras, podremos mantener contactos de diversasformas con muchas más personas, que podrán estar desperdiga­das por las zonas más extensas. Según los cálculos de MichaelDertouzos, en un pueblo, andando, se podría acceder rápidamen­te quizás a unas doscientas personas; el automóvil multiplicó esacifra por un factor de mil. Actualmente, las redes informáticas lamultiplican otra vez por mil, acercándose a unos doscientos mi­llones'. Podremos cuestionar la precisión de los números, pero elorden de magnitud es seguramente correcto.

En este contexto, no podemos contar con los contactos per­sonales reiterados, corno hacían tradicionalmente los habitantesde los barrios y de las ciudades pequeñas, para alcanzar la con­fianza de la que depende la vida comercial y la intelectual. Tam­poco podernos aprovecharnos de las referencias arquitectónicasfamiliares; por ejemplo, la elegante fachada de piedra de la su­cursal local del banco, con sus reconfortantes connotaciones desolidez, permanencia y fiabilidad, se ha visto reemplazada por elinterfaz de un "banco en casa" o de un sistema de gestión finan-

ciera, Por tanto, corno han entendido rápidamente los expertosdel mercado de Internet, las marcas comerciales de prestigio jue­gan un papel cada vez más importante. Para una empresa queofrece bienes y servicios, mantener el valor de la marca en laautopista de, la información sirve esencialmente para lo mismo,en un contexto mucho más amplio, que disponer de unas ofici­nas representativas en la calle principal".

Las telecomunicaciones digitales amplían e intensifican asíel impacto anterior de las redes de transporte, los sistemas de co­rreo, el telégrafo y el teléfono. Sirven corno mecanismo de inte­graciéln económica y social a gran escala geográfica y trasciendenlas tradicionales divisiones políticas. Favorecen las relacionessociales terciarias y el mecanismo asociado de intermediación ycreación de marcas. Manuel Castells ha sugerido que puede sertambién "un poderoso medio para reforzar la cohesión social dela élite cosmopolita, proporcionando un soporte material al sig­nificado de una cultura global, desde la elegancia de las direc­ciones de correo electrónico a la rápida circulación de mensajesde moda'",

Todo esto habría escandalizado al viejo y gruñón Thoreau,quien, anclado en una concepción decimonónica de la comuni­dad local, escribió en 1854: "Tenemos una enorme prisa porconstruir un telégrafo magnético desde Maine hasta Texas; peropuede que Maine y Texas no tengan nada que comunicarse'".Ahora sabernos que sí tenían mucho que decirse.

Fronteras i"lvisibles

Paradójicamente, sin embargo, este efecto globalizador vieneacompañado por la aparición de nuevas líneas divisorias, aun­que menos visibles. Para entender por qué, pongamos las cifrasde Dertouzos en perspectiva: si alcanzamos una cierta edad,habremos estado despiertos aproximadamente medio millón dehoras. Si nuestro mundo de interacción lo situamos a escala depueblo, cada miembro del mismo consigue, de media, unas dos­cientas horas de nuestro tiempo. A escala de automóvil la cifradesciende a dos horas cada uno y a escala de red informática glo­bal se reduce a menos de diez segundos. Es obvio, por tanto, quela atención se convierte en un recurso escaso y es esencial un

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mecanismo de intervención para gestionarla si no queremos ver­nos abrumados por la magnitud de la escala a la que está empe­zando a funcionar la sociedad global regida por la electrónica.

Este papel crucial lo juegan las listas de correo, grupos denoticias, servicios personalizados de noticias, filtros de informa­ción de diversos tipos, agentes informatizados y otros mecanis­mos para mantenimiento y gestión de las relaciones en línea.Suelen proporcionar un medio razonablemente eficaz para laconexión entre personas de mentalidad parecida, más que paracontrastar diferencias. Por supuesto, dan la bienvenida a estemedio los publicistas, los activistas políticos y otros muchos quetienen mensajes que difundir, porque segmenta eficientementeel público y el mercado'. Por tanto, tienden a reforzar las divi­siones socioculturales y las identidades por categorías, comoprofesionales especializados por áreas académicas, miembros delas sectas religiosas, personas que comparten una determinadaidentidad sexual, promotores de causas políticas, afectados porenfermedades especificas, dueños de cocker spaniels, especialis­tas en Linux, gente que vuela con frecuencia, vendedores deBuick, fumadores de puros, seguidores de Star Trek, coleccio­nistas de Barbies y muchos otros",

Por tanto, es demasiado simplista equiparar comunicacióncon comunidad, a pesar de que compartan una misma raíz lati­na, y concebir el ciberespacio como una especie de enormeprado comunal en el cielo. El impacto de la interacción en líneaes variado, complejo y a veces contradictorio social y cultural­mente; al mismo tiempo que rompen ciertas categorías y límitesestablecidos, los lugares de encuentro virtuales pueden reforzar,otros e Incluso generar algunos nuevos. y están creando unasituación en la que los individuos se sitúan no tanto como miem­bros de formaciones cívicas separadas y bien delimitadas, sinocomo puntos de intersección de múltiples comunidades de cate­gorías espacialmente difusas.

Lo virtual complementa lo físico

Claro que el tiempo empleado en relacionarse en línea es tiempoque no se emplea en otra cosa. Tras esta observación, es fácíl lle­gar a la conclusión de que la navegación por el ciberespacio sus-

tituye la interacción social cara a cara en los lugares públicos,más deseable} con familia, amigos, vecinos y desconocidos, estaopinión es defendida por ex-adictos, individuos con sobredosisde pantallas y cascarrabias hartos de ordenadores'. Nos pintan atodos acurrucados en casa, en ropa interior, enviando y recibien­do mensajes de correo electrónico. En este panorama neo-dur­kheimiano la anomia domina como nunca!".

Pero este razonamiento depende de la cuestionable idea deque nuestra capacidad de interacción social es fija y que portanto se trata de un juego de suma cero: si dedicamos nuestraatención a ciertas oportunidades sociales, descenderá en la mis­ma medida nuestra atención a otras. Sin embargo, existe unaevidencia cada vez mayor de que las comunicaciones electróni­cas aumentan nuestra capacidad global de interacción social,cambiando la estructura del juego de una forma compleja. Lasconsecuencias están lejos de ser sencillas.

Parece, por ejemplo, que las llamadas "comunidades virtua­les" funcionan mejor cuando se añade la posibilidad de encuentrosocasionales cara a cara y que la interacción en línea estimula enrealidad la demanda de encuentros y de lugares de reunión másconvencionales. En su gráfico informe sobre Well, la comunidaden línea pionera, Howard Rheingold observó: "Well me parecióuna auténtica comunidad desde el principio porque estaba situa­da en mi mundo fisico cotidiano. Los habitantes de Well que noviven en el área de la bahía de San Francisco ven limitada sucapacidad para participar en las redes locales de relaciones per­sonales. Hasta ahora he asistido en la vida real a bodas de habi­tantes de Well, a nacimientos e incluso a un funeral" 11 StacyHorn, fundadora de Echo, en Nueva York, ha sugerido también:"Si alguien con quien hablas en línea te parece algo interesante,te apetece quedar con esa persona. No se trata tanto de ver suaspecto, sino simplemente que quieres estar con él en carne yhueso. No sólo me gusta hablar de cine con la gente, también megusta ir al cine con la gente"!",

En un contexto más amplio, el crecimiento de las telecomu­nicaciones durante los ochenta y los noventa ha venido acompa­ñado -paradójicamente, al parecer- por una creciente demandade instalaciones para reuniones en los hoteles y de centros deconvenciones. Parte de esta demanda, sin duda, se ha debido a laexpansión económica general, pero otra gran parte es conse-

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cuencia de un comportamiento característico de las empresas,organizaciones profesionales y grupos de intereses comunes queestán geográficamente descentralizados; se crean y se mantienena través de la comunicación electrónica, pero más tarde se dancuenta de que necesitan una reunión anual cara a cara para re­frescar las relaciones entre los miembros y para restablecer laconfianza y la seguridad. Y viceversa, el contacto personal en estasreuniones estimula la consiguiente telecomunicación. Ambas es­tán inextricablemente entrecruzadas.

La comparación de las estadisticas de demanda de las tele­comunicaciones y del transporte describe una historia similar.Generalmente las dos marchan en paralelo". Es lógico que si serealizan numerosas llamadas de larga distancia, es probable quetengas que volar también a unas cuantas reuniones cara a cara.Cuando realmente se necesita, se puede obtener una gran canti­dad de ancho de banda transportando directamente cabezas uni­das a cuerpos humanos.

Conectividad y sociabilidad

Estas interacciones de lugares de encuentro virtuales y físicos sedesarrollan de forma diferente cuando la conectividad electróni­Ca es escasa y cuando es abundante. Y la ubicación de los pun­tos de conexión es importante.

. Cuando el MIT creó su red informática pionera Athena, porejemplo, las estaciones de trabajo eran pocas y caras, y por ra­zones de seguridad y facilidad de mantenimiento, estaban agru­padas en lugares llamados "Athena Clusters". Estos puntos seconvirtieron pronto en centros importantes de socialización en­tre los estudiantes, no porque fueran especialmente interesantespara divertirse (nada más lejos), ni porque los estudiantes notuvieran otros sitios donde ir, sino porque eran puntos dondeestab~ disponible un recurso escaso. Su funcionamiento era muyparecido a los pozos de los pueblos, antiguamente. Más tarde,cuando la conectividad empezó a estar disponible por todas par­tes, su papel social empezó a desaparecer en la misma medida.

Ocurrió lo mismo con los cibercafés, que ofrecían estacio­nes de trabajo y refrescos en un ambiente de camaradería y ex­perimentaron un breve destello de fama cuando Internet y la

World Wide Web crecieron rápidamente en popularidad, mien­tras las conexiones desde casa o la oficina eran todavia pocohabituales. T~n'fan la ventaja adicional de que trabajar en elordenador, como leer el periódico en los cafés más tradicionales,proporcionaba una razón ostensible para pasar el tiempo en unlugar público, al mismo tiempo que se observaba el ambiente yse tenia la oportunidad de conocer gente. Cuando la conectivi­dad se hizo más habitual, este tipo de establecimiento trató deretener a la clientela ofreciendo conexiones y ordenadores másrápidos, dispositivos inusuales y costosos que pocos podríantener en propiedad y conocimientos especializados. Y siguenofreciendo un servicio a viajeros jóvenes, de poco presupuesto,que lo utilizan como un medio barato de permanecer en contac­to por correo electrónico.

En países en vías de desarrollo, y en zonas pobres de lospaíses desarrollados, donde es probable que se retrase la implan­tación de infraestructuras de telecomunicaciones de alta velo­cidad y donde pocos pueden permitirse equipo y conexionespropias, estos puntos públicos de acceso mantendrán posible­mente su magnetismo durante mucho tiempo. Por ejemplo, lasredes de pequeñas bibliotecas locales conectadas a Internet -si­guiendo el ejemplo de los famosos "faros de conocimiento" de laciudad brasileña de Curitiba- parecen ser mecanismos muy es­peranzadores, no sólo por el suministro de un valioso servicio,sino también porque fomentan una interacción social positiva!".

Cuando las oportunidades de conectarse son abundantes, suubicación puede seguir siendo socialmente significativa. Si unauniversidad se limita ainstalar conexiones en los dormitorios,por ejemplo, es casi seguro que impulsará a los estudiantes aquedarse en la habitación trabajando en sus ordenadores, dis­minuirá la interacción social general y aumentará la incidenciade conflictos entre compañeros de habitación. Sin embargo, si sefomentan los ordenadores portátiles en lugar de los aparatos desobremesa, se ofrecen muchos puntos de conexión a la red y en­chufes en los espacios sociales y en las salas de lectura de labiblioteca, y se implementa un esquema dinámico de direccio­namiento de redes que permita el trabajo sin más que conectar­se en cualquier parte, se estarán fomentando la movilidad entrelos diferentes lugares, las oportunidades de encuentro y la agru­pación informal".

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lOO

El papel de la coordinación electrónica

e-topía Lugares de encuentro

Ciber-territorio disputado

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Incluso los tipos más convencionales de lugares de encuentros per­sonales están empezando a actuar de otras formas y a contar conla función complementaria de las telecomunicaciones. Se tratafundamentalmente de un asunto de cambio de escalas y horarios.

Antiguamente los encuentros solían tener lugar sin una pla­nificación explícita. La pequeña escala de las comunidades y elritmo regular de la vida diaria aseguraban que era suficiente conaparecer por el pozo a la hora habitual, pasear alrededor de laplaza o dar una vuelta por la calle mayor para encontramos conla gente que queríamos ver. Sin embargo, en grandes ciudades dis­persas y complejas, como Los Ángeles, la probabilidad de estosencuentros casuales es muy inferior. de forma que antes es nece­sario telefonear o mandar un correo electrónico para quedar enuna hora y un sitio. La probabilidad infinitesimal de encuentrospersonales aleatorios es una característica que define a las comu­nidades virtuales electrónicas, geográficamente dispersas. Porello, las conexiones electrónicas y los programas correspondientessustituirán a los mecanismos tradicionales en este contexto, ju­gando un papel cada vez más importante en la coordinación dehorarios y la planificación de reuniones. En otras palabras, usare­mos telecomunicaciones electrónicas rápidas, adecuadas y bara­tas para aprovechar lo más posible nuestras oportunidades deinteracción personal, relativamente escasas y preciosas.

Podemos ya contrastar esta observación con nuestra propiaexperiencia. ¿Cuál es el tema más frecuente de nuestros mensa­jes de correo electrónico, entrantes y salientes? Podemos apostara que se trata de establecer citas para reuniones cara a cara.

En general, los servicios de telecomunicaciones y los lugaresde encuentro virtuales amplían bastante nuestro círculo de con­tactos activos, y un cierto porcentaje de esos contactos se trans­forma luego en encuentros cara a cara. Realmente, no estamosen el umbral de lo que Melvin Webber denominó -muy desagra­dablemente para los amantes de la ciudad- "la comunidad sinproximidad"!6 (la frase es anticipatoria, pero exagerada). Por elcontrario, estamos viendo el surgimiento de comunidades débil­mente entrelazadas, en las que los lugares de encuentro fisicos yvirtuales son codependientes, la coordinación es electrónica y unacierta proximidad es muy importante.

Por supuesto, los lugares de encuentro han sido con frecuenciaun territorio competido, campos de batalla entre los que que­rian conservar un privilegio de exclusividad y los que buscabanun mayor acceso y más justo, entre los defensores de diversosderechos y libertades y los que prohibirian las prácticas que con­sideraban ofensivas o amenazadoras, entre los partidarios delstatus qua y los que querrían darle la vuelta. Los lugares de en­cuentro electrónicos no serán una excepción, y de hecho estánya empezando a intensificarse los debates y luchas, ofreciendocontrastes sin precedentes.

Por ejemplo, un posible futuro de Internet es una ampliazona mundial de contacto interpersonal sin obstáculos y de con­versación libre no controlada, sobreponiéndose a las jurisdiccio­nes locales que tengan interés en reforzar sus propias normas ycostumbres, más estrictas. A la inversa, las barreras, la encripta­ción y las tecnologías de redes virtuales privadas ofrecen ya laposibilidad de construir refugios electrónicos inexpugnables, nosólo para los que tienen una necesidad legítima de privacidad,sino también para mafiosos, evasores de impuestos, distribuido­res de pornografía infantil, magnates de los bonos basura, terro­ristas, traficantes de drogas y todos los que son objeto de interéspara las agencias federales de tres letrasn Dependiendo de laposición y del punto de vista de cada uno, las redes digitales pue­den suministrar excesivo acceso o demasiado poco.

De manera más sutil, el uso incrementado de las telecomu­nicaciones para preparar y para coordinar reuniones personalespuede incluso favorecer la disminución de la frecuencia de losencuentros urbanos casuales. Antes, cuando uno queria quedarcon alguien, acudía a los lugares donde se podría encontrar concualquiera -una plaza, la calle mayor, el bar de la esquina o in­cluso un centro comercial-lB. Ahora, telefoneando o enviando uncorreo electrónico previamente para determinar un sitio y unahora en concreto, se puede quedar sólo con quien elegimos ex­presamente. Es eficiente, pero también se convierte en un con­dicionamiento que nos amenaza con la pérdida de la vida públicay el aumento de la fragmentación social.

En el extremo, la gestión electrónica de los encuentros per­sonales puede hacer que algunos miembros de la sociedad sean

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literalmente invisibles para otros. Si no queremos encontrarnoscon otras razas, clases o géneros, la interacción electrónica pue­de garantizamos eficazmente que no tengamos que hacerlo. Des­pués, podemos empezar a pensar que todo el mundo es comonosotros. Este efecto no es totalmente nuevo (en el ágora griegatambién se excluía a una gran parte de la población), pero losmedios disponibles para este objetivo potencial son ahora máspoderosos que nunca!".

E-vox populi

En el caso específico de las reuniones de carácter más políticoque empresarial o social, esta fragmentación, especialización ydescentralización de los lugares para la interacción personalpuede tener consecuencias de gran alcance. Cambian la escala yla estrategia de la organización política.

Tradicionalmente, el poder político se ha ejercido, hechovisible y celebrado arquitectónicamente a través de asambleasfísicas de reyes y cortesanos, senados, parlamentos, gabinetes,consejos y demás. Por el contrario, si se quería subvertir el poderpolítico establecido, se reunía "el pueblo" en un lugar públicourbano, se levantaban barricadas y se marchaba sobre el equi­valente local del Hótel de Ville. Si las autoridades tenían el cono­cimiento y la voluntad necesarios, intentarían tomar las contra­medidas habituales: dispersión de las multitudes, prohibición dereuniones y destierro de los agitadores.

Esto sigue ocurriendo -véase la plaza de Tiananmen en 1989o, con más fortuna, la plaza Wenceslas en ese mismo año-, perolos gobiernos ya no tienen que estar tan concentrados espacial­mente (como ocurria en el París de 1848, por ejemplo) y ahoraes posible y eficaz la movilización política a través de Internet.La visibilidad ya no depende de la presencia física de las masas.Por ejemplo, cuando los rebeldes zapatistas se levantaron enChiapas en 1994, su objetivo no era sólo el estado mejicano sinotambién la opinión pública mundial; enviaron su mensaje elec­trónicamente y movilizaron grupos de apoyo en todo el mundoa iravés de Internet-", .

La estrategia de los dictadores modernos de negar la visibi­lidad electrónica cerrando las emisiones de radio y televisión se

puede contrarrestar de la misma manera. En 1996, cuando Slo­bodan Milosevic silenció la emisora democrática Radio B92 deBelgrado, estoempezó a generar inmediatamente presión inter­nacional enviando su programación a través de Internet y for­zando con el tiempo la vuelta atrás de Milosevíc".

Así, la famosa insistencia de Tocqueville sobre la importan­cia de las asociaciones políticas libres y sobre el "poder de laasamblea" en la formación y mantenimiento de tales asociacio­nes adquiere un nuevo significado"- Actualmente, los lugaresnecesarios se pueden encontrar no sólo en el espacio físico, sinotarnbién en el ciberespacío, lo que abre nuevas vías, altamenteeficaces, para la organización y la acción política".

Disociación entre civitas y urbe

Hemos recorrido un largo camino, pues, desde la ciudad-estadoaislada, con su ágora o foro en el centro y con muros exterioresdefíniendo claramente sus límites: el tipo de disposición implí­cito en la idea de urbe -el territorio de la formación cívica, comolas siete colinas de Roma-, a diferencia de la civitas -familias otribus que viven juntas porque comparten creencias religiosas,organización social y modos de producción".

Actualmente están siendo refutados a muchos niveles loslímites y la propia definición de las unidades civicas tradicio­nales a gran escala (ciudades, regiones metropolitanas e, inclu­so, estados-nación). Existe una doble amenaza. Por un lado, losflujos de información global están reduciendo la importanciade las antiguas fronteras políticas y disminuyendo el valor delespacio público físico en la generación y en la representaciónde una integración social interna. Al mismo tiempo, la privaci­dad electrónica y las tecnologías de gestión de la interaccióncrean la posibilidad de otros cismas y subdivisiones. No nece­sitamos creer en profecías apocalípticas sobre el colapso inmi­nente de las estructuras cívicas ni sobre el ascenso de la sobe­ranía individual", pero ciertamente debemos reconocer la cre­ciente separación entre civitas y urbes y el desmoronamientoacelerado de la vieja definición de "comunidad" del OxfordDictionary como "conjunto de personas que viven en un lugar,distrito o país">,

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104 e-topia

Como resultado, la tradicional congruencia entre ciudada­nía, espacio público y espectáculo -tanto tiempo vital en el fun­cionamiento de las ciudades- se ha distorsionado", Las calles ylas plazas de la ciudad ceremonial del Renacimiento, por ejem­plo, eran lugares para representaciones y procesiones civiles yreligiosas a las que solía asistir la población en días especiales.Alberti podía hablar por tanto de la ciudad como el lugar donde"se aprende a ser ciudadano". Pero había que estar allí. Hoy, porcontraste, aprendemos a ser ciudadanos de múltiples comunida­des, dispersas y superpuestas, a través de distintos medios elec­trónicos -navegando en lugares públicos virtuales, participandoen reuniones preparadas electrónicamente en lugares remotos,y presenciando retransmisiones desde espacios públicos físicos,como Times Square en Nochevieja, que se han convertido enescenarios globales.

Reinventar el espacio público

El siglo XX1 seguirá necesitando ágoras, quizá más que nunca;pero no siempre serán lugares públicos. Funcionarán en unaextraordinaria gama de escalas, desde la más íntima y localhasta la global. Y aunque tengan un aspecto familiar, ya no fun­cionarán de la misma forma que los grandes lugares públicos deantes.

En estas nuevas condiciones, sin embargo, los antiguos ysencillos principios del espacio público siguen siendo funda­mentales. Para que no se desintegre la vida pública, las comuni­dades deben seguir encontrando sistemas para ofrecer financiary mantener los lugares de reunión e interacción entre sus miem­bros, ya sean virtuales, físicos o alguna otra compleja combina­ción de ambos. Y si esos lugares quieren cumplir sus objetivoscon eficacia, deben permitir tanto la libertad de acceso como lalibertad de expresión.

7 REDl5EÑANDO EL LUGAR DE TRABAJO

¿Dónde tendrán lugar la producción, la distribución y el consu­mo dentro de las configuraciones de comunidades reestructura­das, difusas y superpuestas del siglo XXI? ¿Dónde estarán lasempresas y los puestos de trabajo? Cada vez es más evidente queno será sólo en el tipo de sitios que han atraído la actividad eco­nómica hasta ahora.

Los bienes y los servicios fluyen de nuevas maneras en unmundo conectado y mediado por la red, un mundo en el que lainiormacián en rápido movimiento se une, y a veces trasciende,a los tradicionales generadores de riqueza (tierra, trabajo y capi­tal). Surgen formas más flexibles de producción, comercializa­ción y distribución, eliminando con el tiempo muchas de laslimitaciones tradicionales impuestas por la localización sobre elcomercio y la industria, y permitiendo la formación de nuevosmodelos espaciales.

El impacto para la vida cotidiana de los individuos se mani­fiesta en forma de presión económica, que determina dónde puedenencontrar trabajo, dónde es más barato o caro vivir y dónde pue­den conseguir un acceso más conveniente y efectivo a los recursos,instalaciones y servicios que necesitan. Para arquitectos, investiga­dores y planificadores el impacto influye en el cambio de la de­manda, en el tipo y en la localización de las instalaciones y en lamodificación de las oportunidades para ofrecer empleos y serviciosa las comunidades. Y para los líderes cívicos, se presenta en formade cuestiones sobre cómo mantener las inversiones en infraestruc­tura y servicios sociales bajo las nuevas reglas de este viejo juego.

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Intercambio de productos intangibles

¿Dónde se sentirán estos efectos en primer lugar?Las redes a gran escala, las transacciones en línea y los sis­

temas de comercio electrónico poseen ventajas competitivas másobvias cuando se trata de comprar y de vender productos intan­gibles, como pólizas de seguros. También salen vencedores enlos contextos en los que pueden sustituir los medios de inter­cambio tradicionales, como los billetes de avión impresos.

La adquisición de un seguro de vida autorizando una trans­ferencia electrónica de fondos no es, por ejemplo, como compraruna alfombra entregando varías monedas de oro al vendedor.Puesto que no hay nada materíal que deba ser transferido, sepuede realizar la transacción completa en línea con rapidez yeficacia. Lo único que ocurre, en realidad, es que una base dedatos residente en unservidor situado en una localización arbi­traria se actualiza a fin de reflejar las nuevas relaciones, balan­ces y obligaciones que se derivan de la transacción. No resultanecesario estar en ningún lugar especial para participar, sóloes necesario estar conectado. Es rápido, barato y convenientepara todos los implicados.

El proceso para encontrar lo que se necesita en el mercadode estos bienes intangibles también es diferente. Desde el puntode vista del consumidor, ahora mismo no hay nada que supere ala compra en línea si se trata de conseguir el billete de avión másbarato a una ciudad concreta en una fecha concreta, o para obte­ner los tipos hipotecarios más competitivos que existan. Pero elmercado internacional de divisas ofrece el ejemplo más claro delnuevo tráfico global de abstracciones, increíblemente rápido yvoluminoso. Antiguamente, el dinero consistía simplemente enalguna mercancía física valiosa -oro porque era escaso y com­pacto, ron en las primeras colonias australianas, porque era unade las pocas cosas valoradas por todo el mundo, y pesadas ba­rras de hierro en la antigua Esparta para dificultar las transac­ciones comerciales y centrar la atención en otras actividadesmás masculinas y marciales-. Más tarde fueron trozos de papel,asientos contables y cuentas bancarias los que representarontales mercancías. La conexión directa con las mercancías físicasfue debilitándose gradualmente y se perdió finalmente en 1971,cuando Richard Nixon acabó con la convertibilídad del dólar

en oro; se había iniciado en serio la era de los tipos flotantes decambio.

Mientras tanto, el telégrafo, el teléfono yel télex comenzarona conectar las bolsas de divisas de todo el mundo y se empeza­ba a formar' un mercado internacional de divisas relativamenterápido, pero todavía de poco volumen. Más tarde llegaron los or­denadores y las redes, y a principios de los noventa el banque­ro Walter Wriston pudo escribir con toda naturalidad: "El nuevomercado financiero mundial no está en ningún sitio geográfi­co que se pueda encontrar en el mapa, sino en los más de dos­cientos mil monitores electrónicos instalados en salas bursátilesde todo el mundo y conectados entre sí" 1. Veinticuatro horas aldía, siete días a la semana, mueven alrededor del mundo las di­visas que suben y las que bajan.

La bolsa de valores ha seguido un camino parecido", Antesde las telecomunicaciones era un asunto local, cara a cara; en losEstados Unidos había doscientas cincuenta bolsas de valores en1850; alrededor de 1900 el telégrafo y el teletipo habían logradoque la bolsa de Nueva York se impusiera como el mercado bur­sátil nacional dominante. A medida que se acercaba el año 2000,nuevos mercados, como el Nasdaq, adoptaron la forma de ubi­cuos sistemas electrónicos digitales y dejaron de estar en un edi­ficio en una ciudad concreta. Intermediarios en línea, comoE*Trade y Dl.Jdírect, ofrecían servicios en Internet en cualquierparte del mundo y muchos antiguos edificios bursátiles, como elPalais de la Bourse de París, se convirtieron literalmente enmuseos. El parqué de la bolsa de Nueva York sigue vibrando deactividad hasta la campana de cierre, pero el ciberespacio hadesplazado furtivamente a Wall Street como la capital del capi­tal, veinticuatro horas al día.

En general, los mercados se han desmaterializado drástica­mente. En las ciudades medievales, basadas en gremios, la palabra"mercado" aludía a un lugar físico identificable donde se inter­cambiaban mercancías reales, como dice la canción: "to market,to market, to buy a [at pig -home again, home again, jig-a-jig-iig", Enla época de Adam Smith el término había empezado a designarsistemas de información e intercambio abstractos y espacialmen­te ambiguos que se podían describir mejor con ecuaciones deeconomistas que con dibujos de arquitectos (¿en qué otro sitio,si no, podría operar una mano invisible?). Cuando, en agosto de

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1987, el mercado bursátil de Nueva York se tambaleó y se hundió,no fue el edificio lo que se desmoronó. Lo que ocurrió fue una re­pentina y arrolladora transformación de relaciones económicasque se propagó por todo el mundo, a gran velocidad, por las re­des de telecomunicaciones y por las aplicaciones ínformátícas',

Repartiendo productos de información

Pero en la era del ordenador no sólo se han inventado cantidadesabstractas, como las divisas, o instrumentos financieros increí­blemente complicados. Donde hay disponible suficiente ancho debanda, los tipos habituales de productos de información puedensepararse de su tradicional sustrato material y distribuirse am­pliamente y de forma barata a través de redes informáticas.

Por ejemplo, en lugar de imprimir, almacenar y enviar unarevista técnica, se puede montar el mismo texto en una páginaweb. Si se dispone de servidores rápidos y redes de alta veloci­dad se puede hacer lo mismo con bibliotecas de imágenes o gra­baciones de audio; en 1999 las empresas discográficas empeza­ron a distribuir música en línea y el New York Times proclamóque "la tienda de discos del futuro será el ordenador personal oel aparato de música digítal'". Y con una capacidad aún mayorse pueden sustituir las cintas y las tiendas de alquiler de vídeopor el vídeo a la carta, enviado directamente a casa o al trabajo.Todo ello ha supuesto, desde luego, una intensa competencia en­tre los enormes imperios internacionales de noticias y de entre­tenimiento para controlar los medios de distribución electrónica-cableado telefónico, redes de cable, canales inalámbricos y sa­télites de comunicaciones.

De forma aún más espectacular, los programas informáticosya no se van a entregar en disquetes, CD-ROM o cinta; se descar­garán directamente de una red informática. Esto ha dado lugar adiferentes formas de dispersión de la industria informática.Algunas empresas situadas en lugares de trabajo barato y conec­tadas en red se dedican al bodyshopping --conseguir contratos deproducción de programas para clientes lejanos y luego contratarequipos de trabajo locales para realizarlos-o Otras empresas reú­nen equipos profesionales de expertos en sitios atractivos y luegodesarrollan investigaciones y proyectos informáticos para clien-

tes de todo el mundo. Y otros producen informática de consumoy la distribuyen a clientes geográficamente dispersos.

A veces, la"combinación conveniente de la entrega electróni­ca rápida con una diferencia horaria permite una nueva formade turnos de trabajo de veinticuatro horas. Firmas internaciona­les de diseño de ingeniería y arquitectura, por ejemplo, puedenponer oficinas en ciudades que tengan aproximadamente ochohoras de diferencia y luego pasarse electrónicamente entre ellaslos archivos de CAD, siguiendo un círculo continuo alrededor delmundo. Este tipo de sistemas puede organizarse a veces de ma­nera que aprovechen determinadas capacidades locales. Así, elSoho de Londres que es una gran cantera de talentos en pos­producción de películas y de vídeo, se beneficia de la oportunasituación de estar desplazado medio día respecto de Hollywood;puede recibir electrónicamente las secuencias filmadas despuésde un día de rodaje en California, montarlas durante la jornadade trabajo normal de Londres y volverlas a enviar antes de queempiece el siguiente día de rodaje.

En todos estos casos, donde la pura información es en símisma la mercancía valiosa, es indudable que el suministro através de las redes se impondrá, especialmente cuando el cum­plimiento de plazos sea importante. Los viejos medios tienen lasmismas posibilidades de éxito que los caballos frente al motor decombustión interna.

Rehaciendo la producción

Cuando se trata de otro tipo de productos, aquéllos que conser­van un componente material, la disponibilidad de redes digitalesabre la posibilidad de descentralizar radicalmente la producciónfísica -una inversión sorprendente de la tendencia a la centrali­zación de la revolución industrial.

Consideremos los periódicos, por ejemplo. Son productosque tradicionalmente se han impreso en enormes plantas cen­trales y luego se distribuyen a través de elaboradas redes de trans­porte. Con este sistema centralizado de producción en masa todoel mundo obtiene exactamente la misma cosa. En los primerosdías de la telecomunicación se hizo factible, en cambio, transfe­rir electrónicamente la maquetación de las páginas a plantas

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regionales de impresión, más cercanas a los clientes, para que allíse añadieran contenidos locales y crear así ediciones regionales.Hoy, con el desarrollo de redes por todas partes y de impresoraspersonales baratas, resulta cada vez más atractivo pensar en pe­riódicos personalizados que se imprimen en el punto de consumo,para aquéllos de nosotros que, como la mayoría, siguen prefi­riendo leer las noticias sobre el papel a verlas en una pantalla.Antes tenía sentido imprimir y luego distribuir, ahora puede sermejor distribuir y luego imprimir.

Incluso el libro de apariencia tradicional que tiene el lectorahora mismo en sus manos -un artilugio que Aldus Manutius nohabría tenido dificultad en reconocer- es, de hecho, un produc­to hecho con medios digitales. Puede que usted lo haya compra­do en una librería tradicional o también que lo haya adquiridoen una librería en línea. En el último caso, usted navegó por unapágina web, localizó el título en un catálogo en línea, rellenó unformulario en la pantalla para hacer el pedido y recibió la entre­ga a través del correo o de un servicio de mensajería. Con estenuevo sistema, el intercambio electrónico de información susti­tuye a la compra en persona, el espacio de almacén y venta radi­can en sitios muy diferentes y la entrega directa y personalizadadesde el almacén al consumidor sustituye al transporte masivode objetos a un punto intermedio de almacenamiento.

Incluso aunque usted haya comprado este libro en una tien­da clásica, el librero ha usado probablemente un sistema decompra electrónico para pedir los libros a la editorial y tambiénun sistema informatizado de control de inventario para tenerloslocalizados. Además, si retrocedemos por la cadena de suminis­tro y examinamos la relación entre el equipo disperso geográfi­camente formado por autor, ayudantes del autor, maquetadores,diseñadores, proveedores de papel, impresores, encuadernado­res, jefes y trabajadores del almacén, transportistas y editores,todos combinando sus fuerzas para producir este artefacto,encontrariarnos un uso extendido y creciente de intercambioelectrónico de datos (EDI) para coordinar y acelerar el procesode producción descentralizado. Lo mismo ocurre con cualquierproducto moderno que se pueda imaginar'.

Olvidemos aquellas viejas imágenes de Charlie Chaplin yLucílle Ball peleando con implacables líneas industriales de pro­ducción, con la ansiedad de saber que su supervisor no andaba

lejos. Esas cadenas de producción siguen existiendo, desde lue­go, pero ahora son sólo una pequeña parte de la historia. Trascada una hay una enorme red dispersa de flujos y conexionesinternacionales, coordinados remotamente.

El valor del conocimiento

Esta historia se vuelve más espectacular cuando exploramos lasfuentes del valor de un producto tangible moderno y compara­mos sus magnitudes relativas'. En el caso de este volumen impre­so, por ejemplo, una escasa parte del valor está en las materiasprimas y una gran parte radica en la escritura y en el diseño,tareas que se podrían haber llevado a cabo casi en cualquier sitioy que producen archivos digitales fáciles de transferir.

Esto se puede aplicar también a productos que no solemosconsiderar como contenedores de información. En un chip desilicio, apenas un dos por ciento del coste se debe a la materiaprima -al final, es casi todo arena- y gran parte del resto delvalor añadido se debe al diseño extraordinariamente intrincadoya la conversión de ese diseño en instrucciones que hacen fun­cionar la maquinaria informática. Incluso en el más tradicionalde los productos industriales, como las vigas de acero, un por­centaje creciente del valor proviene de procesos de informaciónque no están estrechamente vinculados con lugares industrialesconcretos.

La contribución relativa del conocimiento al valor de cadaproducto, en general, está aumentando y, con ello, la posibilidadde suministrar dicho conocimiento a distancia.

Trasladarido la producción

Es profundo el impacto de esta enorme transformación en el di­seño, la demanda y la entrega de los productos sobre el emplaza­miento de los negocios y de las industrias, sobre la organizacióndel sistema de transporte y, a la larga, sobre las oportunidades deempleo en lugares específicos'. Los complejos sistemas de pro­cesado de material a gran escala que caracterizan la industriamoderna se coordinan y controlan de nuevas y sorprendentes

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maneras y acaban distribuyéndose a lo largo de nuevos mode­los espaciales.

Aunque algunas plantas de producción siguen necesitandoestar ubicadas cerca de las fuentes de energia y de materias pri­mas. como en las ciudades de la revolución industrial, otrasmuchas dependen más ahora del uso coordinado de una red detransportes y comunicaciones rápida y flexible para conectarsecon técnicos. proveedores y socios muy alejados geográficamen­te. Algunos grandes centros fabriles, como Hong Kong, ya noson tanto lugares de fábricas reales como centros de dirección ycontrol de redes de valores distribuidas geográficamente. Y paraformar los vínculos de esas redes la compatibilidad de los pro­gramas puede ser mucho más importante que la proximidad.

Como corresponde, la industria de los semiconductores pro­porciona uno de los ejemplos más espectaculares. Representandola más tradicional estructura de organización, hay compañíasque diseñan microprocesadores y los producen en sus propiasplantas de fabricación -aunque no hace mucha falta que las ins­talaciones de diseño y las de fabricación estén cerca unas deotras-o También existen fundiciones de chips que los producenpara otros diseñadores. Y, finalmente, hay compañías que dise­ñan, comercializan y distribuyen microprocesadores, pero notienen su propia fábrica y alquilan instalaciones de produccióncuando es necesario -que pueden estar casi en cualquier sitio.

Fabricar después de comprar

Las telecomunicaciones posibilitan también conexiones másdirectas e inmediatas entre los productores y sus consumidores,reduciendo o eliminando así el papel del distribuidor local yotros intermediarios y recortando significativamente los costesde inventario.

Por ejemplo, Dell Computer Corporation lanzó en 1996www.dell.com una página web para la compra directa de ordena­dores. Los clientes pueden navegar en ella desde cualquier partedel mundo, configurar un ordenador en línea y enviar el pedidoa la planta de fabricación, donde se ensambla la máquina espe­cificada y se envía a las pocas horas. En un par de años, los com­petidores de Dell tuvieron que espolearse para alcanzarlos.

Veamos algo tan familiar como unos pantalones vaqueros.Antiguamente había dos opciones: podías comprar unos bara­tos, de talla estándar, producidos en masa, almacenados al pormayor y enviados en bloque a la tienda local; este es, desdeluego, el proceso industrial habitual. La alternativa, retrocedien­do a una era anterior, era ir a un sastre que nos tomase medidasy confeccionase unos mucho más caros -esta forma artesanalocal, tiene todavía una vigorosa tradición en Hong Kong-. Peroen 1994 Levi Strauss reconfiguró radicalmente el sistema deproducción y distribución, instalando en las tiendas un sistemainfortnatizado para tomar medidas, transmitiendo electrónica­mente el pedido del cliente a la fábrica, cortando la pieza conláser, codificándola, cosiéndola en la cadena normal de ensam­blaje y, finalmente, enviando el producto terminado directamen­te al domicilio del cliente'.

Se retoma otra vez así el concepto de fabricar después decomprar, en lugar de comprar después de fabricar, pero con unnuevo giro posindustrial.

El puesto de trabajo recombinante

No sólo está cambiando la ubicación de los puestos de trabajo,sino también su carácter. Los tipos habituales de puestos de tra­bajo se están fragmentando y recombinando para formar nuevosmodelos.

Según ha observado Ithiel de Sola Pool, lo mismo ocurrió enépocas anteriores con la llegada del telégrafo y el teléfono. Porcortesía de este último, "la dirección de la empresa se separó dela fábrica, que se podía controlar perfectamente con una llama­da de teléfono al encargado; el presidente se trasladó al centro dela ciudad, donde podía celebrar reuniones cara a cara con ban­queros, proveedores y clientes". En consecuencia, el centro de laciudad cambió "de un conjunto de barrios especializados a unadensa concentración de oficinas de negocios relacionadas entresí por actividades comerciales'".

En los lugares de producción actuales el control y la visuali­zación remota a través de las redes implica que existe una preo­cupación aún menor por la máquina, propia del estilo primitivoindustrial. Esa función se traslada a centros de control que no

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están obligatoriamente cerca de las instalaciones que supervi­san, y que requieren menos personal.

En el comercio minorista, los elementos de la tienda tradi­cional -espacio de venta, almacén y zona de atrás para la admi­nistración- pueden llegar a separarse por completo cuando seintroduce la interconexión electrónica. El área de venta se puedereemplazar por un sistema de emplazamientos remotos, dondese mantengan los catálogos en línea y se conteste el teléfono y elcorreo electrónico, o por pequeños expositores de exposición ypedido en lugares de mucho tráfico, como los aeropuertos. Elalmacén puede convertirse en un gran centro de almacenamien­to y distribución centralizado situado cerca de un nodo de unservicio de mensajería. Y las funciones de facturación, archivo yotros asuntos administrativos pueden realizarse a través de tele­trabajadores, desde su propia casa o desde algún centro cercanode teletrabajo.

En las oficinas, la interconexión electrónica elímina la rela­ción espacial tradicionalmente estrecha entre el lugar de trabajoprivado, como los despachos, el lugar de trabajo en grupo, comolas salas de reuniones, el espacio social informal y otros recursoscomo archivadores y fotocopiadoras. Cuando los archivos estánen línea y los empleados tienen ordenadores e impresoras per­sonales ya no hay mucha necesidad de agrupar los puestos detrabajo alrededor de los recursos centrales; estos espacios pue­den trasladarse a casas o a sucursales separadas, pueden mo­verse con los empleados por la carretera o pueden transformarseen "despachos activos" que no se asignan permanentemente aempleados concretos, pero que se reservan y se ocupan cuandohace falta. Las salas de reunión y los espacios sociales informa­les se ven complementados por los lugares virtuales de encuen­tro y agrupación, pero permanece la necesidad de un espaciopara reuniones cara a cara; de hecho, ese espacio puede acabarconvirtiéndose en el núcleo estable de los puestos de trabajo dela oficina, que son mucho más fluidos que los del pasado, másparecidos a un club o a un hotel que a grupos de despachos. Loscomponentes individuales del trabajo de oficina se pueden movi­lizar y dispersar, pero los componentes de grupo es probable quesigan estando más vinculados a sitios concretos.

Todo esto es suficiente para cuestionar el propio conceptode la empresa comercial o industrial. En su muy citado análisis

sobre la razón de la existencia de empresas, en los años treinta,Ronald Coase sugería que las empresas creaban flujos de infor­mación interna relativamente eficientes y así minimizaban elcoste de las transacciones y de la información que necesitabanlos empleados para poder cumplir su función con eficaciaJO. Tra­dicionalmente, una gran parte de esa eficacia derivaba del hechode que los trabajadores estuviesen bajo un mismo techo, dondepodían hablar entre ellos y pasarse papeles. Pero, como muchosestudiosos de la empresa han notado, las redes y los lugares in­teligentes reducen fuertemente los costes de transacción entregrupos de colaboradores ad hoc, geográficamente dispersos, ha­ciendo así que este tipo de unidades no tradicionales sean cadavez más competitivas". Conforme esto se va haciendo obvio y lasempresas intentan imaginarse cómo reaccionar ante ello, oire­mos más comentarios sobre la "corporación virtual" y la "em­presa extendida" 12 •

MovHizando la empresa

Los diversos tipos de nuevos vínculos electrónicos entre emplea­dos, consultores, proveedores, fabricantes, distribuidores y clien­tes, a diferencia de los que se establecen a través de la proximidadfísica, se pueden reconfigurar rápidamente en respuesta a los cam­bios de las condiciones y de las presiones competitivas.

Un capital que se desplaza globalmente dirige este procesocontinuo de reconfiguración y adaptación, buscando permanen­temente los emplazamientos en los que el mercado de trabajoy las condiciones generales de negocio sean más atractivos encada momento, mientras las corporaciones multinacionales sa­can rotunda ventaja de su capacidad para distribuir sus activi­dades prácticamente de cualquier forma deseada. Como afirmaLester Thurow, "la economía global, simultáneamente, permite,impulsa y obliga a las empresas a trasladarse a emplazamientosde bajo coste"!'. Además, dado que el capital puede ahora emi­grar a un ritmo más rápido que las personas, el capital mul­tinacional puede utilizar eficazmente la amenaza de retirarse deuna comunidad, obteniendo así más fácilmente el apoyo a susposiciones en sus tratos con la fuerza de trabajo y con los go­biernos'".

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Comentaristas de la izquierda y de la derecha coinciden no­tablemente en su análisis de estos fenómenos, aunque no en lalección a extraer. En su magistral trabajo sobre naciones y na­cionalismos, Eric Hobsbawm observa: "Renacen las ciudades­estado como Hong Kong y Singapur; se multiplican las 'zonasindustriales' extraterritoriales en el interior de naciones-estadotécnicamente soberanas, como zonas francas hanseáticas; y semultiplican también los paraisos fiscales en islas sin ningúnvalor, cuya única función es, precisamente, apartar las transac­ciones económicas del control de las naciones-estado. La ideolo­gía de naciones y nacionalismos es irrelevante para cualquierade estos desarrollos"! 5. Y George Gilder se recrea desde la fac­ción opuesta: "El capital ya no se encuentra atado a máquinas nia lugares, naciones o jurisdicciones... Las empresas se puedentrasladar en semanas. Los individuos ambiciosos ya no tienenque permanecer quietos ante la explotación de los burócratas.La geografía ha llegado a ser irrelevante desde el punto de vistaeconómico"t6.

Comunidades de todo el mundo están sintiendo cada vezmás los efectos de todo este proceso. Antes, muchas de ellas semantenían unidas debido a la relación relativamente estable y alargo plazo de sus habitantes con los bancos locales, con los fa­bricantes y con los comerciantes que proporcionaban empleos,negociaban entre ellos y cubrían la mayoría de las necesidadesde la vida diaria -el tipo de estructura muy personal, comunita­ria y comercial, estrechamente unida, evocada sentimentalmen­te en la película ¡Qué bello es vivir!-. La mayotia de la gente teníaun interés a largo plazo en el carácter y calidad de la comunidadlocal y merecía la pena tener un espíritu público. Pero ya no vol­veremos a ver a nadie como George Bailey ni el Bedford FallsBuilding and Loan, y el puesto de trabajo electrónico ya no tieneel aura de Frank Capra.

La globalización económica no es ya realmente un fenóme­no tan nuevo, y debemos observarlo cuidadosamente; muchoscomentaristas más ilustrados han señalado con regocijo el es­trecho paralelismo entre la retórica furibunda de "globaliza omuere" y la de Marx y Engels en El manifiesto comunista. Tienenalgo en que basarse; George Bailey habría sido muy conscientedel desarrollo económico del otro lado del mundo, que le habríaafectado con frecuencia. Pero la conexión digital incrementa el

flujo de la información que vincula a las empresas entre sí y per­mite que las transacciones se realicen a un ritmo mucho mayor.En estos momentos no sólo tenemos una economía global, sinouna economía que responde -y a la que hay que responder- conmucha más rapidez y que, en consecuencia, amenaza la antiguaestabilidad.

Un nuevo juego en la ciudad

¿Qué podemos hacer con esto? ¿Cómo podemos conseguir losbeneficios potenciales mientras evitamos los inconvenientes delnuevo orden naciente?

Obviamente, hay que generar nuevas fuentes de vitalidad eco­nómica urbana. Para prosperar, las ciudades siempre han tenidoque aunar una combinación sostenible y económicamente pode­rosa de los recursos naturales y las conexiones de transporte,junto a la tierra, el trabajo y el capital disponibles. Actualmente, enel despertar de la revolución digital, las reglas y el desenlace deeste antiguo juego están cambiando.

En el pasado, por ejemplo, muchas ciudades tuvieron éxitoen la explotación de los recursos naturales de la zona. Las famo­sas ciudades de molinos de Nueva Inglaterra crecieron en tomoa fuentes de abundante energía hidráulica. En Australia, las ciu­dades de Ballarat, Bendigo, Kalgoorlie y Broken Hill surgieronen lugares con una gran riqueza mineral. En el suroeste de Nor­teamérica, el petróleo de la zona condujo al crecimiento en LosÁngeles, Denver; Houston y Dalias. Por supuesto, como demues­tra el destino posterior de muchas de estas ciudades, la estrate­gia falla cuando los recursos se acaban, caen los precios o lasnuevas tecnologías hacen aparecer competidores eficaces.

Otras ciudades han capitalizado su situación estratégica yse han convertido en centros de negocios. Venecia y Singapur seencontraron en el centro de las principales rutas del comerciointernacional Y utilizaron con inteligencia esta circunstancia.Chícago creció como centro ferroviario muy importante. Ams­terdam obtiene gran parte de su vitalidad económica de su papelcomo nodo del transporte aéreo.

En la era digital, un número creciente de ciudades (PaloAlto, en California, es un ejemplo ilamativo, y Bangalore. en la

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India, es otro) descubrirán que pueden tener éxito con otro sis­tema, explotando unos recursos humanos poco habituales paraatraer y conservar actividades económicas que podrían estar, enprincipio, localizadas en cualquier sitio!", Para ganar a largoplazo en este juego necesitarán el tipo adecuado de atractivolocal, a fin de retener los talentos; en concreto, un ambiente localagradable y estimulante, alta calidad de servicios médicos y edu­cativos, una infraestructura suficientemente flexible de trans­portes y de edificios para acomodar modelos de actividad que sereconfiguran a toda velocidad".

Pero todo esto depende claramente de una estrategia eficazpara el sostenimiento de la inversión social bajo la condición deque las comunidades geográficas y económicas ya no coincidenni en el espacio ni en el tiempo!". ¿Cómo se puede motivar aempresas con intereses globales para que soporten la construc­ción y mantenimiento de infraestructuras, el mantenimiento dela calidad medioambiental y la disponibilidad de una buena edu­cación y atención médica en un contexto local concreto? ¿Cómose puede ensanchar el evidente horizonte a corto plazo de estosagentes económicos hasta un punto en el que se llegue a esta­blecer una diferencia real? ¿Cómo pueden llegar a convertirse enciudadanos comprometidos con las variadas y dispersas comu­nidades locales en las que intervienen?

Éstas serán cuestiones políticas vitales para los líderes civi­les del siglo XXl20• Si las respuestas son equivocadas nos enfren­taremos al fantasma de la depresión de Schumpeter; pero si lasrespuestas son correctas, las ciudades, como han sugerido loscomentaristas optimistas, pueden "prepararse para un enormeaumento del crecimiento económico'?'.

8 LA elUDAD TELE5ERVlDA

En la antigua Roma se disfrutaba de una prot~cciónmilitar y deunos espectáculos mejores que en las provmcias. En ~anhattanhay mejores restaurantes, peluquerias YatenclOn.~édIca que enun pueblo. Como todo el mundo sabe, la dlspombIhdad de ser­vicios de alta calidad es uno de los principales atractivos de las

zonas urbanas. .En el naciente mundo conectado por ordenador, SIn embar-

go, esto es cierto sólo a medias. Algunos servicios siguen depen­diendo de la presencia local de los proveedores, pero otros sepueden pedir y servir a distancia. Como resultad~, enl,as ciuda­des se están imponiendo nuevos modelos de distribución de ser­vicios que desplazan rápidamente a otros anteriores.

Tipología de sistemas de servicios

Un sistema de servicios consiste. en su esencia más pura y.evi­dente, en proveedores del servicio, consumidores del servicio ymedios eficaces de conexión entre ambos. Los diversos modelosposibles de conexión definen una tipología ele?,ental de SISte­mas de servicio. Y el impacto de las telecomumcaclOnes digita-

les es diferente en cada tipo. .Antes de las telecomunicaciones, los ricos se rodeaban de SIr-

vientes o esclavos, a los que llamaban cuando eran necesa~os.Seclasificaba y denominaba a los miembros de grandes plantillas deservicio según su función: mayordomo, doncella personal, ayu-

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dante de cámara, cocinero, chófer, guardabosques, entrenador per­sonal, escriba, abogado de empresa... lo que fuera. Estos sistemasse basaban en gran parte en mantener una estrecha proximidadfísica, incluso cuando los primitivos sistemas de campanillas ytimbres ampliaron la comunicación verbal directa. Y se refleja­ban arquitectónicamente en la provisión de cuartos de servidurn­bre, escaleras de servicio, porterías, despachos exteriores, etc.

A medida que las ciudades modernas crecieron, surgía tambiénun sistema alternativo de puntos de servicio centralizados, espe­cíalmente para los servicios más especializados y sofisticados. Estopermitía una economía de escala y podia atender a grandes pobla­ciones con un coste relativamente bajo, pero los consumidoresdel servicio tenían que desplazarse hasta él. La atención médicala educación y muchos servicios comerciales siguieron este modeloy, en consecuencia, surgió el tipo de edificación correspondiente,como los modernos hospitales y escuelas.

Una forma de resolver la incómoda contradicción entre laobtención de economías de escala mediante la centralizaciónmientras se permanece cerca de los consumidores mediante ladescentralización, fue desarrollar sistemas de sucursales distri­buidas. Así, por ejemplo, en el siglo XIX y a principios del xx, lasgrandes organizaciones bancarias instalaban una oficina centralen los lugares principales de la ciudad, oficinas auxiliares paraactividades de proceso centralizadas en zonas suburbanas, dealquiler más bajo, y un gran número de sucursales para ofrecer losservicios a los clientes en las comunidades locales. La venta al pormenor siguió un modelo parecido. El resultado general fue que lascalles principales, las vias comerciales y los centros de compras seconvirtieron en agrupaciones de sucursales y franquicias. Y lastorres de oficinas de todos los centros urbanos, excepto en las ciu­dades globales más grandes, sólo contenían generalmente filialesde organizaciones nacionales e internacionales.

Otra estrategia era dar servicio a poblaciones dispersas através de proveedores itinerantes; este sistema hundía sus raícesen la antigua tradición de curanderos, maestros, vendedoresambulantes y policías de ronda. El inconveniente es que el pro­veedor ambulante tiene que transportar los útiles de su oficiocon él, y así es difícil generar economías de escala.

Por último, se desarrollaron toda clase de híbridos sobreestos modelos básicos, en un esfuerzo por maximizar las venta-

jas y minimizar los inconvenientes. Se podría combinar unagran instalación médica central con un sistema de clínicas loca­les, unidades móviles de asistencia y asistentes a domicilio. Unvendedor podria tener tienda abierta en la ciudad y además con­tratar viajante~.

Solicitando asistencia

En el siglo XIX, la primitiva tecnología de las telecomunicacionesse adaptó rápidamente a la función de solicitar los serviciosnecesarios a proveedores ambulantes desde un lugar central.Este sistema aceleraba los tiempos de respuesta, logrando quelos servicios centralizados fueran mucho más eficaces.

En 1852, por ejemplo, Bastan comenzó a construir un siste­ma de cajas de llamada telegráfica conectadas a los parques debomberos, y en seguida le siguieron otras ciudades'. Junto conla sustitución de los equipos antiincendios empujados a manopor máquinas tiradas por caballos, y más tarde por camionesmotorizados, se consiguió que las estaciones de bomberos die­ran servicio a mayores áreas y a grandes poblaciones.

Sucesivas oleadas de tecnología de telecomunicaciones ytransporte ampliaron esta idea. Alrededor de 1880 se instalaronteléfonos en las estaciones de policía, y la fuerzas policialesempezaron a combinar con el tiempo el uso del teléfono, laradio de dos vías y los coches patrulla para dar servicio a zonasextensas. A partir de 1928, el Royal Flying Doctor Service empe­zó a ofrecer asistencia médica a la Australia rural, enorme yescasamente poblada, usando avionetas ligeras a las que se lla­maba mediante receptores-transmisores de radio en códigoMorse impulsados a pedales. Actualmente, en la era del teléfo­no móvil y el buscapersonas, los proveedores de cualquier tipode servicio, desde una tintorería a un neurocirujano, puedenestar disponibles permanentemente.

Vigilando

En todos estos sistemas sigue siendo necesario que alguien llameal policía, al médico, a los bomberos, al fontanero o al que trae

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la comida. Pero añadiendo sensores al sistema remoto de solici­tud de servicios se puede automatizar la tarea de vigilar las nece­sidades y de requerir el servicio cuando haga falta.

Actualmente es rutinaria la instalación de detectores dehumo y de incendio en los edificios; estos detectores no sólohacen sonar una alarma interna, sino que en muchos casos lla­man automáticamente a los bomberos. Las alarmas contrarobos que detectan la apertura de puertas, rotura de cristales omovimiento en el interior de cualquier espacio funcionan demanera muy parecida. La vigilancia electrónica permanente,basada en sensores incorporados. está empezando a revolucio­nar el mantenimiento de estructuras como puentes y presas. Enla industria hace tiempo que se incorporan sensores en plantasy maquinaria para detectar averías y, en un mundo conectadopor todas partes, esta idea se extenderá cada vez más a loscoches y aparatos domésticos de todas clases.

Consideremos los neumáticos de los automóviles, por ejem­plo. Tradicionalmente ha sido tarea del conductor y de los mecá­nicos del taller la comprobación manual de la presión y su ajuste,si era necesario; el olvido de esta tarea produce un bajo rendi­miento y un desgaste excesivo. Un vehículo inteligente podría rea­lizar por sí mismo ese servicio rutinario incorporando monitoresde presión, ordenadores y bombas y válvulas controlables paramantener una presión constante de los neumáticos. Incluso loscamiones madereros más inteligentes de Alaska y de la Columbiabritánica conectan ya sus ordenadores internos, vía satélite, a sis­temas de información geográfica y meteorológica, y la presión delos neumáticos se ajusta dinámicamente a las condiciones exis­tentes. ¿Exagerado?, no cuando el resultado es un beneficio'.

Lo que funciona en estructuras y máquinas puede funcionartambién en nuestro propio cuerpo. Probablemente vamos a vertambién una proliferación de sofisticados mecanismos de moni­torización médica conectados a servicios de salud; anteriormen­te sólo estaban disponibles en las camas de los hospitales, perocada vez se presentarán más en forma de mecanismos discretos,fáciles de llevar encima, o de sistemas de vigilancia permanenteen los hogares de quienes los necesiten.

En contextos donde la observación automatizada no seaviable, o por cualquier razón no sea suficiente, la vigilanciaelectrónica a distancia será el segundo sistema mejor -donde la revo-

lución industrial sembró vigilantes de máquinas, la revolucióndigital hace proliferar vigilantes de pantallas-o La función devigilancia a distancia puede llevarse a cabo allí donde la zonahoraria sea conveniente, existan las habilidades para hacerlo y elprecio sea adecuado. Un asistente técnico sanitario de Manila,por ejemplo, podría perfectamente proporcionar un servicio devigilancia médica a una comunidad de jubilados de PalmSprings y avisar al médico local cuando sea necesario. De formaparecida, ojos y oídos a distancia podrían controlar en pantallalas cámaras de seguridad y llamar a la policía local o al serviciode seguridad en caso necesario.

Vigilancia y aislamiento

Evidentemente, todo esto superpone a la vida diaria otra capa másde relaciones sociales mediatizadas electrónicamente. En cual­quier parte que se lleve a cabo este tipo de vigilancia electrónica,añade a nuestras relaciones primarias, secundarias y terciariaslas relaciones sociales denominadas a Veces como cuaternarias-Ias que existen entre el observador anónimo y el observado-. Y,como se han apresurado a señalar los vigilantes de las libertadesciviles, podríamos terminar recluyéndonos en un enorme Panop­ticon electrónico"

Lo cierto es que tendremos que enfrentamos cada vez másal compromiso entre mantener la privacidad y conseguir mejoresservicios sacrificando parte de ella. Por ejemplo, si una libreríao una tienda de discos en línea hace un seguimiento de nuestrascompras, puede compararlas automáticamente con las de otrosclientes y utilizar esas comparaciones para decimos lo que hancomprado otros clientes con intereses similares a los nuestros; esun mecanismo muy efectivo de filtrado y recomendación en co­laboración, y añade un valor considerable al servicio de la libre­ría. Pero puede que quisiéramos damos de baja si descubrimosque los perfiles de compra se están vendiendo también a empre­sas de publicidad directa'. Y nos molestarla mucho si descubri­mos que unos periodistas entrometidos andaban fisgoneando enesos archivos.

¿Qué ocurriría si nos registramos en un lujoso hotel? Si elhotel puede acceder electrónicamente a un archivo detallado de

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nuestras necesidades y preferencias, podría organizar el espacioy el menú a nuestro gusto. Pero, ¿merece la pena?, ¿querríamosrevelar tanto de nuestra intimidad para obtener ese beneficio?Entonces, ¿qué pasa si ingresamos en un hospital?, ¿la mayorgravedad de la situación marca alguna diferencia? ¿Estaríamospreparados para revelar mucho más sobre nosotros mismos siello implica una diferencia significativa en la calidad de nuestraatención médica?

Las cuestiones cruciales de política y de diseño que surgenpor la superposición de las relaciones cuaternarias residen engenerar un equilibrio adecuado, dependiente del contexto. Indi­viduos diferentes, en distintos momentos de sus vidas y con dis­tintas relaciones con la sociedad, valoran la dependencia y laindependencia de diferentes maneras. Buscan y requieren dife­rentes combinaciones de anonimato y de reconocimiento. Algu­nas veces quieren el aislamiento y otras veces prefieren estarbien a la vista del público. Hasta ahora es posible desplazarse en­tre estos extremos trasladándose de un lugar a otro. La tecnolo­gía electrónica de vigilancia y solicitud de servicios a distanciaamplía la gama de opciones, cambia los beneficios y los peligrosy requiere que reflexionemos sobre nuestros mecanismos lega­les y arquitectónicos para conseguir un equilibrio adecuado.

En el escenario más pesimista, los mecanismos fallaráninevitablemente, los más poderosos obtendrán siempre la infor­mación que deseen y los demás acabaremos sin ningún tipo deintimidad. Desde puntos de vista más optimistas, encontraremosformas eficaces de tratar la identidad como una mercancíamedida electrónicamente. La activaremos o la desactivaremossegún el contexto.

Suministro a distancia

La vigilancia y la solicitud a distancia cambia significativa­mente los sistemas de servicio, especialmente la atenciónmédica y los servicios de urgencia, pero lo que marca rea/­mente la diferencia es la entrega a distancia. Si se puede enviarun servicio a través de una red, se puede extender el área deservicio hasta donde alcance esa red; potencialmente, a todo elmundo. Esto genera grandes mercados de servicios, promete

una mayor igualdad de distribución y es especialmente positi­vo para quienes viven en zonas lejanas y poco desarrolladas, ytambién para quienes estén inmovilizados por la edad o poruna enfermedad. Además, el agente de servicio al final de lalínea puede llegar a ser un incansable programa informático,en lugar de mí operador humano.

En el caso más sencillo, como el espectáculo en vídeo yaudio, las noticias y algunos servicios educativos, el suministrose reduce a la transmisión y visualización de una corriente deinformación. Puede ser sincrónica, como las emisiones de radioy televisión, o puede ser asincrónica, como los servidores denoticias en la web. En ambos casos, la red sólo proporciona con­ductos en un sentido; la lógica es muy parecida a la de los siste­mas de suministro de agua.

Con la comunicación de doble sentido, el suministro a dis­tancia se convierte en una opción atractiva para empresas de ser­vicio que persigan la estrategia de informar a los clientes de susopciones, asesorarles sobre su elección y luego realizar, en sucaso, una transacción de cualquier tipo. Esto funciona inclusocuando el producto o servicio adquirido se suministra de unaforma totalmente convencional.

Un caso típico son los viajes. Antes había que desplazarse ala estación de tren, a la oficina de una empresa de navegación oa una agencia de viajes local para informarse y para adquirir losbilletes. Más tarde, con la llegada del teléfono, se podía obtenerel mismo servicio con una llamada; las compañías aéreas y deotro tipo de transporte empezaron a depender de las operacio­nes del centro de llamadas y los agentes de viajes comenzaron apasar la mayor parte del tiempo al teléfono. Recientemente, laspáginas web interactivas ofrecen una tercera posibilidad; sepueden consultar bases de datos en línea exhaustivas, realizarsofisticadas búsquedas de vuelos y tarifas que cumplan nuestrasnecesidades e inmediatamente hacer la reserva y la compra debilletes mediante una transacción en línea. Esto ha dificultado lasupervivencia de las agencias .de viajes a partir de las comisionessobre la venta de billetes, como ha sido tradicionalmente, y lasha obligado a competir mediante la calidad de información y elasesoramiento que ofrecen".

Algunos sectores de la venta minorista están recorriendo elmismo proceso. Las tiendas en línea de libros y discos, como

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Amazon.com, no sólo ofrecen un servicio cómodo y permanen­te; también compiten con las librerías tradicionales ofreciendoinformación y asesoramiento cada vez más sofisticados. Suscatálogos son extensos y muy detallados, contienen resúmenes,recensiones y referencias cruzadas y se pueden consultar pormúltiples criterios. Además, pueden aumentar la fidelidad de losclientes ofreciéndoles servicios de selección y recomendación co­laborativos que se hacen más eficaces cuanto más tiempo y mássistemáticamente se compre con este sistema. Estos serviciosson mucho más impresionantes que los anteriores pedidos porcorreo o por teléfono.

Los servicios bancarios y financieros se han visto tambiénafectados de forma espectacular. Los depósitos, reintegros y con­sultas de saldo se han convertido en operaciones rutinarias degran volumen y bajo coste; se llevan a cabo cada vez más a tra­vés de cajeros automáticos y sistemas electrónicos de banca encasa, no por un administrativo tras un mostrador, como antes.Las facturas se pagan en línea, en vez de hacerlo por correo'. Yun número creciente de inversores utilizan económicos sitios enlínea dedicados a la compraventa de valores en lugar interme­diarios personales.

En este nuevo entorno competitivo, los vendedores intentandestacar por la calidad de la información, del análisis y del ase­soramiento en línea que pueden ofrecer. De esta forma, los sis­temas de banca en casa se integran con los programas de gestiónfinanciera personal. Los vendedores de fondos de pensionescrean elaboradas páginas web con informes actualizados, mate­rial educativo, calculadoras de beneficios y otros instrumentosde ayuda a la toma de decisiones, así como la posibilidad de rea­lizar transacciones en línea. Las páginas en línea de compraven­ta de acciones y fondos de inversión ofrecen carteras de valorespersonalizadas, cotizaciones de bolsa en tiempo real. gráficos demedias móviles, predicciones trimestrales, calendarios económi­cos, informes de analistas y recomendaciones personalizadas, enlugar del consejo de un intermediario.

Los que ridiculizan los servicios en línea, pensando que noson muy distintos de los que existían antes por correo o por telé­fono, y que nada puede sustituir a la interacción personal con unespecialista humano, no se están enterando de nada. Es la ubi­cuidad y la velocidad del suministro electrónico, combinadas

con la capacidad de integrar eficazmente la inteligencia electró­nica, lo que representa una diferencia crucial. Las redes estánabriendo vastos mercados tanto para servicios familiares comopara los radicalmente innovadores, los empresarios están res­pondiendo y está emergiendo con rapidez una nueva clase deeconomía de 'servicios apoyada en la electrónica. Un númerocada vez mayor de empresas tradicionales de servicios van averse amazoneadas por advenedizos punto.coms,

Expandiendo la red de relaciones indirectas

El efecto social general de este nuevo tipo de sistemas de tele­servicio es la eliminación de los intermediarios tradicionales,que se ven reemplazados por sistemas electrónicos y programasinformáticos.

En lugar de ir a una sucursal bancaria y buscar al cajero,alguien al que posiblemente hemos llegado a conocer gracias alcontacto regular, DOS relacionamos con un cajero automáticoimpersonal o con un sistema electrónico de banca en casa. Enlugar de comprar entradas en la taquilla -o a un revendedor-,buscamos en una página web, seleccionamos la butaca sobre unplano en pantalla y pagamos con la tarjeta de crédito. En vez deacercamos hasta nuestro amable tendero local, buscamos en loscatálogos y hacemos click en un botón de pedido. Donde antesteníamos que hacer cola en el registro de automóviles para reno­var el carnet de conducir, ahora realizamos esa tarea en línea.

De esta forma están proliferando en nuestra vida diaria lasrelaciones indirectas, anónimas, posibilitadas por la electrónica,al mismo tiempo que ciertas transacciones personales, y las rela­ciones sociales secundarias con intermediarios tradicionales queello supone, se ven reducidas en la misma medida. La sociedadcomo un todo depende cada vez más de una amplia y complejared de intermediación electrónica y automatizada -nuestronuevo chico de los recados para todo-. La reducción del coste detransacción y el aumento de eficiencia del mercado es potencial­mente enorme; no es extraño que Bill Gates haya escrito, rela­miéndose, sobre la naciente era de "capitalismo sin fricción'".

Mucha gente, muy comprensiblemente, teme la aparición deuna subespecie de horno economicus comedora de bits I así como

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la eventual pérdida de contacto humano y de relaciones. Pero,hagamos la pregunta difícil: ¿Qué es lo que merece la pena deesas relaciones sociales concretas? Y, ¿qué será lo que las susti­tuya? Por mi parte, puedo vivir perfectamente sin el contactohumano que solía tener con los dependientes del registro devehículos, aburridos y estresados, y puedo utilizar mucho mejorel tiempo que perdí en la cola. Y no creo ser el único que opinalo mismo.

Seguramente, la cuestión es no dejar un vacío, o cubrir esevacío con concursos y reposiciones de series de televisión. Si laeficiencia lograda a través de la electrónica conlleva beneficioshumanos reales, deben complementarse con oportunidades paraemplear el tiempo liberado en algo mejor -entendiendo "mejor"en términos sociales e individuales-o Es un reto crucial para lapolítica y el diseño. Estamos dispuestos a considerar como unéxito social el espacio de vivienda y trabajo, conectado en red, sinos da la oportunidad de dedicar más tiempo y energía a nues­tras relaciones primarias más valiosas. El barrio a pequeña esca­la, de actividad permanente, se impondrá en la medida en queimpulse y recompense una atención renovada a la construcciónde la comunidad. Y puede ser que el tiempo antes perdido en bus­car y comprar libros se emplee ahora de forma más productiva enleer publicaciones electrónicas más baratas y más accesibles.

Telerrobótica

Todo esto se aplica a servicios que pueden convertirse en intan­gibles. Pero, ¿qué ocurre con los que tradicionalmente no sólorequieren intercambio de información, sino también de la manohumana, allí mismo y en el acto? ¿Se puede arreglar el coche adistancia?

Bien, seguramente se puede arreglar el ordenador, al menosen ciertas circunstancias; si permitírnos que un técnico especia­lizado acceda remotamente a nuestro ordenador desde su siste­ma, resolveremos problemas de funcionamiento de programassin que alguien tenga que desplazarse o sin llevar el ordenador aun centro de servicio técnico; de hecho, las redes a gran escalaresultarían muy difíciles de mantener sin este tipo de servicio adistancia. A medida que los ordenadores llevan cada vez más

programas y más conexiones de red incorporados, también pue­den recibir este tipo de servicio con más facilidad. Si no se puedearreglar directamente, al menos se diagnosticará el problema adistancia y el técnico se presentará con las herramientas y com­ponentes adecuados.

Donde no sea suficiente esta estrategia, puede intervenir untelerrobot para hacer el trabajo, al menos en principio. El tele­rrobot es una máquina de control remoto que es capaz de ejecu­tar tareas físicas variadas. Puede estar fijo en un sitio, como losrobots industriales, o puede ser móvil, como los vehículos dereparto. Puede estar conectado directamente o de forma inalám­brica a una red de comunicación. Cada uno de sus movimientospuede estar específicamente controlado, o puede disponer decierta capacidad autónoma de toma de decisiones.

El proyecto Telegarden, lleno de ironía y creado por KenGoldman y Joseph Santarommano, fue una primera y provocati­va exploración de algunas de las formas en que podría funcionarla telerrobótica en red. Se trataba de cuidar telerrobóticamenteun jardín al que se accedía a través de la web. Se podía formarparte de la comunidad que lo mantenía conjuntamente facilitan­do la dirección de correo electrónico a los organizadores del pro­yecto y a los demás jardineros. Ser miembro de esta comunidadpermitía manejar a distancia un brazo robótica a través de uninterfaz de la web, plantar y regar semillas, observar todas lasacciones y supervisar el estado del jardín. La revista GardeningDesign, que no destacaba normalmente por su interés hacia elmundo digital, se vio obligada a comentar: "Sembrar una semillaúnica, invisible e intangible, a miles de millas de distancia podríaparecer algo mecánico, pero genera una apreciación estilo zendel acto fundamental del crecimiento. Aunque exento de sensa­ciones, plantar esa semilla lejana sigue estimulando una actitudde previsión, protección y nutrición. La inconfundible vibracióndel jardín late y empuja, incluso a través de un módem'".

En una rápida vuelta por la web se pueden encontrar unmontón de atractivos y entretenidos juguetes e instalaciones dearte telerrobóticos. Yahoo los clasifica como "artilugios intere­santes conectados a la red". Según escribo este párrafo, descu­bro sitios que te permiten -o te prometen que te permiten, o queen algún momento te lo habrían permitido- excavar dibujos enun terrario lleno de arena, controlar diversos componentes de

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equipo de laboratorio, girar e inclinar cámaras de vídeo en dife­rentes lugares, hacer funcionar maquetas de trenes en Alemaniay ver cómo se mueven, encender las luces que adornan un leja­no árbol de Navidad, manejar varios telescopios automáticos,mover bloques con un brazo mecánico situado en la universidadde Western Australia, pintar cuadros con pintura y pinceles deverdad y hasta hacer tostadas a distancia.

En general, la telerrobótica parece complicada, cara y untanto perversa. En efecto, con frecuencia lo es, pero puede tenerun significado práctico en circunstancias en las que la distanciay los costes de viaje sean muy grandes, cuando hay que suminis­trar un servicio en lugares peligrosos o cuando la demanda estámuy diversificada y los proveedores expertos están confinadosen pocos lugares. Consideremos la cirugía especializada, porejemplo. No hay duda de que lo deseable, normalmente, es queel cirujano esté en la misma habitación que el paciente. Pero ¿esnecesariamente mejor transportar a través de largas distancias aun paciente enfermo o a un cirujano ocupado, cuando se podríasustituir con una combinación de telerrobótica y de imagen digi­tal proporcionadas por una sala quirúrgica inteligente? ¿Y quéocurre en los campos de batalla o en lugares devastados, dondeun cirujano sería demasiado valioso para arriesgarlo en primeralínea? ¿O si la demanda de un procedimiento especializado estáampliamente difundida por todo el mundo, pero la destrezanecesaria sólo está disponible en un par de centros principales?La necesidad de suministrar servicios en este tipo de circuns­tancias ha impulsado una investigación intensiva sobre las posi­bilidades de la telecirugía, así como el desarrollo de algunosimpresionantes prototipos de sistemas",

Por tanto, sí, se puede utilizar la telerrobótica a veces paraestar en contacto -literalmente en contacto- con proveedoresremotos de servicios. Pero no hay que emocionarse demasiadocon brazos robóticas o dispositivos táctiles de realimentación. Almenos, no todavía.

La paradoja del teleservicio

Las limitaciones de la telerrobótica son instructivas. Por muchoéxito que tengan los nuevos sistemas de teleservicio, sigue sien-

do cierto que algunos servICIOS, incluyendo la mayoría de losmás modestos, aún dependen de la presencia local de los pro­veedores. Un t'eIetrabajador sigue necesitando llevar la ropa a latintorería, y no desea ir dema;¡iado lejos para ello. El interme­diario electrónico puede operar globalmente, pero el empleadoque vacía papeleras y pasa la aspiradora por la oficina tiene queestar allí en ese momento. Pero a pesar de Telegarden, los jardi­neros normales tienen que seguir poniendo sus manos en el sue­lo. Los cocineros tienen que hacer llegar la comida a la mesacuando aún está caliente. La telepeluquería o el teledentista pa­recen muy lejanos en nuestro futuro. Combinándolo todo, vere­mos rápidamente que los bienes y los servicios que produce unaciudad para consumo local, a diferencia de lo que los economis­tas regionales denominan "base exportable", probablementesigan suponiendo un porcentaje muy significativo del total'".

Por tanto, las concentraciones de población y de actividadeconómica, una vez establecidas, siguen teniendo algún tipo depotente adhesivo que las mantiene unidas". El suministro digi­tal de servicios médicos, educativos, financieros, de venta, deocio y otros muchos ofrecerán probablemente nuevos modelosde acceso al servicio dentro y fuera de dichas concentraciones,pero desde luego no se van a disolver por ello. De hecho, surgeuna especie de paradoja: lugares de actividad electrónica febril,como el distrito financiero de Manhattan, la City de Londres o elacomodado enclave de teletrabajo de Aspen, se convierten enimanes para los trabajadores de servicios de bajo salario que rea­lizan el tipo de tareas que no pueden hacer los ordenadores ni lamaquinaria controlada electrónicamente. Y, por supuesto, estaconcentración de trabajadores de servicios forma parte de laatracción que este tipo de lugares ejerce sobre los más privile­giados. Es un pequeño e inconfesable secreto a voces que todosesos lugares de alto poder adquisitivo conviven con una contra­partida más económica en algún sitio cercano, mucho menosinteresante y atractiva.

Pero en este caso, sin embargo, el juego no ha empezadotodavía. Paul Krugman sugiere, y probablemente tiene razón,que la parte que sale perdiendo en el proceso se vengará en algúnmomento!'. A medida que se amplíen las redes, que proliferenlos lugares inteligentes y que los programas tengan cada vez máscapacidad, los precios de los servicios que tienen que ver con la

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información irán bajando; al mismo tiempo, el valor de los ser­vicios realizados manualmente, que no se pueden automatizar osuministrar a distancia fácilmente, irán subiendo en consecuen­cia. Cocineros, jardineros, cuidadores de niños y fontaneros 10tendrán cada vez mejor.

Mientras tanto, la conexión en red cambiará radicalmente elfuncionamiento de los pequeños proveedores de servicios. Lossistemas de taxis, con sus operadores individuales coordinadospor centros de comunicaciones y de intermediación, hace tiem­po que han mostrado el camino. En la era de las telecomunica­ciones digitales. las agencias de interrnediación de servicios enlínea ofrecerán directorios, información de precios y disponibi­lidad, y recomendaciones. En lugar de llamar a un fontanero yser puesto en espera o quedar enredado en una maraña de telé­fonos, es posible enviar un agente informatizado que encuentreun experto en tuberías con la aptitud requerida, que compruebetarifas, disponibilidad y referencias y que establezca automáti­camente una cita. En lugar de comprar mobiliario en una tien­da local de antigüedades, buscaremos en una página nacional desubastas en línea.

En suma, las fuerzas espaciales puestas en marcha por elteleservicio son complejas y a veces tiran en distintas direccio­nes al mismo tiempo. Pueden generar a la vez tendencias de des­centralización y de vuelta a la centralización. Pueden romperlos vínculos entre la demanda local y el suministro de servicioslocal, pero también pueden reforzar el dominio de los centros deservicio, ya establecidos.

Fachada electrónica, espalda arquitectónica

Desde el punto de vista de la arquitectura, la consecuencia mássorprendente del teleservicio es la transformación de la relacióntradicional entre la fachada y la parte de atrás. Muchas empre­sas están comenzando a adquirir fachadas electrónicas y partesde atrás arquitectónicas.

Pensemos, por ejemplo, en una tienda situada en una callede compras al viejo estilo. La fachada de la tienda presenta laempresa al público y el espacio que hay inmediatamente detráses donde los clientes curiosean la mercancía, entablan relación

con el personal de ventas y hacen sus compras. Más atrás está elalmacén y la zona de administración, que no están abiertos alpúblico. Aún más allá, en el fondo, puede haber un almacén y laoficina principal. En general, existe una /erarquía muy clara devisibilidad y de presencia pública.

En el equivalente electrónico de dicha tienda, sin embargo,el interfaz en línea asume la función de fachada a la calle, de laseñalización, de los escaparates y del espacio de venta; la informá­tica se encarga por completo de regular la interacción de la em­presa con sus clientes. El espacio trasero permanece, la necesi~adde almacenar la mercancía y ubicar al personal administrativose mantiene. Sin embargo, las limitaciones de emplazamiento sediluyen, y este espacio trasero se puede distribuir librementeen cualquier modelo nuevo que tenga sentido. Además, los edi­ficios que proporcionan este espacio trasero no tienen que es­tar necesariamente en lugares urbanos destacados, de rentaalta, ni tienen ningún papel representativo; pueden ser lejanos

y anónimos. ." .,.En una librería en línea, por ejemplo, la pagma inicial es el

equivalente de la fachada y se encuentra usando un motor debúsqueda o siguiendo enlaces desde otras páginas, no deambu­lando a lo largo de una calle. El catálogo en línea correspondea las estanterías de libros reales, los mecanismos de búsqueday agentes informatizados facilitan el examen de los títulos y elformulario de pedidos en línea ejecuta la función del mostra­dor y de la caja registradora. En alguna parte, desde luego,existe un gran almacén, o un sistema de pequeños almacenesdistribuidos a lo largo del área de servicio, donde se almacenanfísicamente los libros, se localizan, se empaquetan y se despa­chan de la manera más tradicional. y asimismo, en alguna otraparte, posiblemente en un lugar muy diferente, según det~rmi~eel mercado de trabajo y la infraestructura de telecomumcaclO­nes, existen servidores, centros de llamadas y oficinas adminis­trativas.

Lógicamente, el carácter y la distribución del espacio trase­ro administrado electrónicamente vana según la naturaleza delos productos y los servicios que ofrecen las empresas. Ciertosartículos muy perecederos que requieren un reparto rápido, co­mo la comida caliente, necesitan espacios traseros distribuidos alo largo del área de servicio; no puede haber un centro nacional

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de suministro de pizzas. Los supermercados en línea necesitanalmacenes situados de forma que permitan la entrega en el díadentro de las zonas metropolitanas. Las librerías en línea, que sebasan en la entrega aérea y por carretera, necesitan grandes con­centraciones de espacio de almacén en los nodos de transportenacional e internacional. Y las empresas de servicios financieros,que no suministran nada físico, pueden situarse en cualquier si­tio que les atraiga en función de alquileres y disponibilidad demano de obra. Cuando los trabajadores del espacio de atrás notienen que manejar artículos físicos pueden estar incluso en luga­res de teletrabajo muy dispersos sin conexión espacial de ningúntipo con los clientes.

Al mismo tiempo, la fachada electrónica de una empresacambia el estilo y la granularidad de su representación pública.Antes, por ejemplo, los bancos estaban representados por sucur­sales situadas en calles principales. Ahora están representadospor una gran cantidad de cajeros electrónicos, pequeñas sucur­sales y pantallas de banca en casa distribuidos según un modelomuy diferente, mucho más difuso.

Espacios servidos y de servicio revisitados

Lo más importante, no obstante, es que el teleservicio demandauna nueva definición de la organización del espacio arquitectó­nico, tanto a la escala de los edificios como de la propia ciudad.

En la década de los años sesenta, Louis Kahn estableció unainfluyente distinción entre los espacios de servicio y los espaciosservidos de un edificio. El espacio servido era el lugar de las activi­dades humanas importantes, mientras que el espacio de servicioacogía las actividades de apoyo y el equipamiento que necesita­ba el espacio servido. Así, una planta de laboratorio podría serun espacio servido, con las salas adyacentes y los conductos deventilación corno espacios de servicio.

Desde entonces, los expertos en tecnología de redes hanaprendido a pensar de forma similar, e incluso a reinventar unaterminología parecida. La web y otras estructuras de redes simiolares, consta de sitios clientes y sitios servidores. La oficina encasa puede ser un sitio clíente, por ejemplo, soportado por el ser­vidor de Intranet de nuestra empresa.

Hoy, en la era de la red digital, están empezando a conver­ger ambos conceptos. Se podrían seguir relacionando de unaforma tradicional los espacios inteligentes servidos y de servicio,haciendo que sean adyacentes, pero también ~e podría estable­cer su conexión funcional a través de un remoto enlace electró­nico. La organización funcional del espacio arquitectónico sepuede seguir deduciendo de las plantas y de los mapas de uso delsuelo, pero ahora también se debe tener en cuenta el compo­nente de las redes y de los programas.

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9 ECONOMiA DE PRESENC1A

En la ciudad reestructurada electrónicamente del siglo XXI, ¿quéharemos para elegir entre relaciones cara a cara y telecomuni­caciones? ¿Cuándo preferiremos viajar para ir a una reunión ycuándo estaremos encantados de sustituir el viaje por una cone­xión remota? ¿Cuándo nos comunicaremos de forma simultáneay cuándo decidiremos hacerlo de forma asincrónica? ¿Cómo setendrán en cuenta nuestras opciones personales? ¿Qué modelosespaciales y temporales unitarios surgirán?

Yo creo que planificaremos nuestras acciones y asignare­mos nuestros recursos dentro del marco de una nueva econo­mía de presencia 1• Al realizar nuestras transacciones diarias nosdescubriremos pensando constantemente en los beneficios delos distintos grados de presencia que tenemos ahora a nuestradisposición y sopesándolos con el coste.

Los elementos de esta economía de presencia estaban pre­sentes y estructuraban la vida cotidiana de las ciudades del pasa­do. Pero la infraestructura de telecomunicaciones digitales y losespacios inteligentes completan ahora el sistema y, como conse­cuencia, están introduciendo nuevas posibilidades y reestructu­rando radicalmente los beneficios y costes comparativos.

El coste de estar ahi

Normalmente no pensamos en ello, pero la presencia consumerecursos y cuesta dinero. Habitualmente pagamos más, en tari-

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fas de hotel o alquiler de oficinas, por ejemplo, por estar presen­te en donde todo el mundo quiere estar, que por ir a donde nadiequiere acercarse. Y cuesta dinero y esfuerzo ir a un sitio parareunirse con alguien, realizar transacciones o ver una actuación.Estar en el lugar correcto en el momento adecuado puede resul­tar muy caro.

Antes de que la tecnología de las telecomunicaciones comen­zara a cambiar las cosas, estar "presente" significaba siempre es­tar físicamente allí, en algún lugar especifico, para establecer laposibilidad de una interacción directa, cara a cara. Ello conlle­vaba la inversión de recursos en edificios adecuados para estarjuntos, además del sistema de circulación o transporte necesa­rio para llegar allí. Esta, por supuesto, era la esencia del ágoraantigua.

En estas condiciones, la proximidad, tanto en tiempo cornoen espacio. tenía una gran demanda y se convirtió en un recur­so muy escaso y valioso. Existían lugares privilegiados y tiemposprivilegiados, así corno centros y periferias. Los edificios y lasciudades estaban organizados minuciosamente para lograr unuso eficaz del espacio y la circulación.

Límites tradicionales

Además, existían estrictas limitaciones de tamaño. Una comuni­dad no podía crecer demasiado sin empezar a segregarse; susmiembros tenían que conocerse unos a otros y reunirse en per­sona para realizar transacciones y discutir asuntos de interéscomún, pero los medios para conseguir estos fines eran limita­dos. Corno señalaron Platón y Aristóteles en sus perspicaces aná­lisis sobre la organización y funciones de las ciudades, la vida encomunidad se volvía directamente imposible cuando habíademasiada gente intentando participar en ella'. Un ágora sólopodía crecer hasta cierto tamaño.

La enorme plaza de Tiananmen de Pekín representa vívida­mente los límites funcionales del espacio público urbano tradi­cional'. Tiene aproximadamente cien acres de superficie y si lamultitud se compacta realmente dentro de ella, como ocurre enalguna ocasión, puede contener cerca de un millón de personas.Sin embargo, esta condición no es la adecuada para un discurso

democrático multidireccional. Tiananmen sirve sobre todo paradirigirse a las masas y aclamar líderes, o para colocar cuerpos enprimero línea para que se les resistan.

La alternativa asincrónica

Sin embargo, mientras se estaban construyendo las antiguaságoras griegas se gestaba una reorganización social y culturalque cambiaría las cosas para siempre. Los primeros y primitivosmedios para hacer marcas visibles sobre una superficie habíancreado la posibilidad de registrar externamente la información;se veía algo y se dibujaba, o se oía algo y se registraba por es­crito. Los transmisores y receptores de información ya no teníanque estar física y simultáneamente presentes para completar latransmisión; la separación en el tiempo ya no era una barrerainfranqueable. Un mensaje escrito o dibujado se podía interpre­tar mucho después de que el autor hubiera abandonado el lugar,e incluso, sorprendentemente, después de su muerte",

De esta forma se hizo posible la comunicación asincránica.Había comenzado el largo proceso de desmaterialización de lainformación. La vida económica, social y cultural ya se podía man­tener no sólo con movimientos y concentraciones de personas,sino también con la producción, la reproducción, el almacena­miento, la distribución y el consiguiente uso de la informacióninscrita en los asuntos humanos. La conexión e interacción entrepersonas, las comunidades que estos intercambios crearon ymantuvieron y la forma de las ciudades que los albergaban, todocomenzó a cambiar inexorablemente.

Lewis Mumford, sin ir más lejos, estaba convencido de queéste fue el momento urbano decisivo. En su gran obra The Cityin History, comentó:

No es casualidad que el nacimiento de la ciudad como unidad autóno­ma, con todos sus árganos históricos totalmente diferenciados y activos,coincidiera con el desarrollo del registro permanente: con los glifos. losideogramas y el alfabeto, con las primeras abstracciones de los númerosy los signos verbales.Para cuando esto ocurrió, la cantidad de cultura quehabia que transmitir oralmente sobrepasaba la capacidad de un pequeñogrupo, incluso durante una larga vida. Ya no era suficiente que la expe-

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rienda consolidada de la comunidad descansara en las mentes de susmiembros de más edad",

En otras palabras, la ciudad llegó a depender de la combi­nación entre comunicación sincrónica y asincrónica -discursoy texto, orador y escriba, en directo y grabado, contrato escrito yapretón de manos, ágora y archivo-. Cada opción tenía su coste,sus ventajas e inconvenientes, y había que sopesarlos a la horade elegir. Era el principio de la economía de presencia.

Movilización de la información

Las tecnologías de comunicación asincrónica evolucionaron len­tamente al principio, y posteriormente a ritmo creciente segúnse iba aproximando nuestra propia época. En un principio, losmedios de registro eran pesados y difíciles de transportar, ya menudo formaban parte integral de estructuras permanentes;existían tablillas de piedra y arcilla, así como marcas pintadas ograbadas en los muros", Los edificios religiosos o monumenta­les, en particular, estaban cargados de imágenes y de texto, sesituaban en el centro de las comunidades y se diseñaban para serel foco de la vida espiritual, social y cultural'. En esta fase, era ellector el que solía acercarse a la información, en lugar de lainformación al lector.

Sin embargo, el papel y otros medios similares más ligeroshicieron que la información escrita fuera mucho más manejable.Primero llegó el rollo de papiro, después el libro de códices, máscómodo. La pintura de caballete, que se podía comprar, vendery transportar, se convirtió en una alternativa a la pintura muralcada vez más popular; como dijo una vez McLuhan, "desinstitu­cionalizaron" las imágenes'. Las cartas y los manuscritos cosidosmovilizaron los textos de la misma manera. En algún momento,Aldus Manutius, de Venecia, comenzó a producir libros impre­sos manejables y baratos'.

Esta nueva movilidad, junto con un transporte eficaz, crea­ron las condiciones necesarias para la introducción del sistemapúblico de correos, que tuvo sus raíces en el sistema de correoa caballo que habían establecido reyes y emperadores desde elprincipio de los tiempos. Círo, emperador de Persia, utilizó este

sistema en el siglo VI a.C. Sistemas similares sirvieron alImperio Romano y al de Carlomagno. A partir del siglo XVI, elsistema de correos de los monarcas europeos entró en el nego­cio de transportar cartas para los ciudadanos privados. En elsiglo XIX, los servicios públicos de correos, eficientes y asrplía­mente accesibles, proporcionaban una forma cada vez másindispensable de comunicarse de manera asincrónica, perorelativamente rápida, a través de distancias considerables; losmensajes podían viajar en diligencia, barco de vapor, tren oincluso en pony express.

Cuando aparecieron los estados-nación modernos los siste­mas nacionales de correos se convirtieron en monopolios delgobierno, o casi-monopolios, y participaron en los tratados parael intercambio internacional del correo. La red global resultantefue el primero de los muchos sistemas de distribución de infor­mación a gran escala de este tipo que siguieron. Y, a pesar de servarios órdenes de magnitud más lentos que los sistemas actualesde telecomunicaciones digitales, poseían muchas de sus caracte­rísticas estructurales esenciales.

Los comienzos de la interacción a distancia

Se han invertido los términos; ahora, la información busca alos lectores, en lugar de ser los lectores los que buscan la in­formación. Como ilustran las novelas de Austen, Dickens yTrollope, el cartero había empezado a jugar un papel impor­tante en el mantenimiento de la vida social. Las ernpresasintercambiaban pedidos y facturas por correo. Los profesiona­les ilustrados empezaron a descubrir lejanas comunidades deintereses, a las que llegaba la correspondencia, que luchabanpor su atención y su lealtad en competencia con la sociedadlocalJO y apareció como un águila solitaria el primer trabaja­dor a distancia: a partir de 1880, Robert Louis Stevenson pudoestablecerse en una remota isla de Samoa, seguir llevando unavida de autor prolífico y de éxito y permanecer en contacto consus numerosos amigos y conocidos, todo porque los barcos quehacían la ruta de Sidney a San Francisco atracaban una vez almes en Apia para recoger y entregar el correo.

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A mediados del siglo XIX, John Dewey volvió la mirada haciaatrás sobre el milenio y reflexionó:

A Platón le parecía casi evidente, corno más tarde también a Rousseau,que un auténtico estado dificilmente podría ser mayor que el número deindividuos que pueden conocerse personalmente entre ellos. La modernaunidad del estado se debe a las consecuencias de la tecnologia, emplea­da de forma que favorece una rápida y fácil circulación de opiniones y deinformación, generando una interacción constante y compleja, que sobre­pasa los limites de las comunidades de relaciones personajes. La desapa­rición de las distancias, en cuya base hay agentes fisicos, ha traido la exis­tencia de la nueva forma de asociación política 11.

Así, la movilización de la información ha añadido una nuevadimensión a la economía de presencia. Pudieron surgir sistemasde integración social y económica a mayor escala; y dentro deellos se podía optar entre viajar para asistir en persona a unareunión. o basarse en la comunicación a distancia.

Descargar una vida

Las propiedades técnicas del medio y mensaje han demostrado sercruciales. Un mensaje duradero podía trascender el tiempo, unmensaje compacto podía reducir al mínimo el espacio de archivonecesario y un mensaje ligero podía vencer la distancia al reducirla dificultad y el coste del transporte. Las bibliotecas y los serviciosde correos difícilmente habrían evolucionado hasta sus niveles ac­tuales de sofisticación y eficiencia si todavía tuvieran que confiaren la transcripción sobre pesadas y enormes tablas de piedra.

El papel allanó el camino, pero fue el creciente dominio delelectromagnetismo durante el siglo XIX lo que finalmente resol­vió el problema de desmaterializar los mensajes y transmitirlosvelozmente a través de largas distancias. Además, trajo apareja­da la entonces increíble posibilidad de codificar una señal en unextremo de un cable, transmitirla y, finalmente, descodificarlaen el otro y distante extremo. Esto abrió la primera era de lastelecomunicaciones electrónicas: el telégrafo, el teléfono y, mástarde, ya incluso sin cables, la emisión por radio y televisión. Enlas empresas y en la industria puso en marcha una revolución en

la coordinación y el control", y desde el punto de vista de la cul­tura generó la primera aldea global, que McLuhan describió tanvívidamente. "-

El siguiente gran avance -la conmutación de paquetes- noera una nueva tecnología de registro y archivo, ni un nuevo siste­ma de transmisión, sino un medio para gestionar con eficacia flu­jos de información de gran volumen y alta velocidad a través deredes de telecomunicaciones. Apareció por primera vez como tec­nología experimental en los años sesenta, proliferó en los setentay los ochenta y se hizo indispensable en los noventa. En un parde décadas cambió por completo nuestra forma de pensar sobrelas telecomunicaciones". Nos trajo ARPANET, Ethernet y otrasformas de redes de área local, Internet y la World Wide Web.

A diferencia de las redes telefónicas y de televisión por ca­ble, que operan de forma sincrónica, las redes de conmutaciónde paquetes están diseñadas desde el principio sobre todo paratransmitir información digital de forma asincrónica. La ideaesencial es trocear los mensajes en pequeños "paquetes" de da­tos, cada uno de los cuales va etiquetado especificando su desti­no deseado!". Un paquete puede contener varios mensajes cortosy un mensaje largo puede requerir varios paquetes".

Los paquetes etiquetados se dirigen a través de la red, nor­malmente pasando por mecanismos electrónicos intermedios,igual que una carta puede recorrer varias oficinas postales, y alfinal vuelven a ser unidos en la secuencia correcta en el lugar derecepción16. Es como si se arrancan las páginas numeradas de unlibro, se envían por correo en sobres diferentes y se vuelven a jun­tar cuando llegan, excepto que las operaciones de desmontajey montaje son automáticas e invisibles para el usuario!"

La idea podría no haber tenido tanto potencial revoluciona­rio si los ordenadores hubieran seguido siendo escasos y caros,como lo eran en los años sesenta cuando se puso en marcha estanueva tecnología por primera vez -a la mayoría de nosotros nonos interesarían los detalles esotéricos de la tecnología de con­mutación mientras permanecieran en laboratorios especializadosy contextos empresariales-o Sin embargo, junto con el silicio-chips de memoria, microprocesadores y conexiones de fibra ópti­ca asequibles- el resultado fue una combinación explosiva. Abrióla posibilidad de las inmensas redes actuales, donde se almacenanenormes cantidades de información digital de manera distribui-

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da, donde la información puede moverse rápidamente de un nodoa otro, y donde la inteligencia artificial se utiliza para gestionar einterpretar flujos de información de inconcebible complejidad.

Modos y opciones

A estas alturas, la economía de presencia ha tomado cuerpototalmente; ya tenemos los medios para relacionarnos entre no­sotros, localmente o a distancia, de forma sincrónica o asincró­nica, o en todas las combinaciones posibles de lo anterior.

Imaginemos, por ejemplo, que queremos hacer llegar ciertainformación a un colega. ¿Qué opciones tenemos? La siguientetabla las resume esquemáticamente:

Una tercera posibilidad es llamar por teléfono a su exten­sión. Si está, y contesta, la interacción es remota y asincrónica .En este caso, la-tecnología de apoyo toma la forma de un siste­ma de telecomunicaciones. En lugar de un teléfono podría ser,por supuesto, un sistema de videoconferencia o un entorno vir­tual compartido.

Por último, se puede interactuar a distancia y de forma asin­crónica intercambiando correos electrónicos o correos de voz.Esto requiere una combinación de telecomunicaciones y detecnología de grabación y archivo. Puede ser algo tan simple co­mo un contestador automático conectado al auricular del telé­fono, o algo tan elaborado como Internet.

Costes y beneficios

En primer lugar, podemos acercarnos hasta su despacho di­rectamente y discutir el asunto en persona. Eso nos coloca a am­bos físicamente en el mismo lugar y en el mismo tiempo, es decir,se trata de una comunicación sincrónica y local. Este encuentrose ve reforzado por la disposición arquitectónica: espacio apro­piado, escritorio, sillas y mesa de conferencias. Si su despachoes un lugar inteligente, podemos aumentar nuestra interacciónverbal electrónicamente, por ejemplo, proyectando una presen­tación de vídeo desde nuestro ordenador portátil.

Si no estuviera en el despacho, podemos dejarle una nota enla mesa, o pegada en la pantalla del ordenador, de manera quepueda leerla en algún momento posterior. Dependerá de los dosel estar en el mismo sitio, pero no es preciso que uno esté almismo tiempo; este es un caso de comunicación local asincróni­ca. Requiere una tecnología adecuada de grabación y de archivoy el receptor debe ser capaz de encontrar el mensaje con facili­dad. En su forma más elaborada utiliza tablones de noticias yboletines, estantes de biblioteca y dispositivos como máquinasexpendedoras o cajeros automáticos que permiten la transferen­cia controlada asincrónica de los objetos materiales.

Local

Remoto

Sincrónica

Hablar cara a cara

Hablar por teléfono

Asincrónica

Deiar nota sobre la mesa

Enviar correo electrónico

¿Cómo elegir entre estas posibilidades? Puesto que resulta quedifieren considerablemente en relación a su coste, ventajas einconvenientes, normalmente se evalúan según demande la si­tuación o contexto específico.

El encuentro cara a cara ofrece la interacción más intensa,de más calidad y potencialmente más satisfactoria; no se veconstreñida por la capacidad de almacenamiento, el ancho debanda de las telecomunicaciones o las limitaciones de los inter­faces. Pero es, con mucho, la opción más cara, tanto en costedirecto como en coste de oportunidad: requiere viajar y consu­me recursos inmobiliarios, a menudo en lugares céntricos y muycaros. Y lo más importante, consume nuestro tiempo: sólo tene­mos una cantidad de tiempo limitado al día para reunirnos conla gente, y requiere algo de este tiempo. Por tanto, esta opcióntiene sentido en contextos donde la importancia de la interac­ción justifica su alto coste.

La comunicación asincrónica es mucho menos directa e in­tensa y actúa en gran medida como filtro: leer a Osear Wilde noes ciertamente lo mismo que estar con Osear Wilde. Sin embargo,ofrece la posibilidad de comunicarse a pesar de las diferencias detiempos, reduce fastidiosas interrupciones y facilita la vida al eli­minar la necesidad de coordinar la agenda, además de que permitefinalizar la interacción cuando uno quiera. Los costes de oportuni­dad se reducen efectivamente porque no hay tantas interaccionescompitiendo por nuestra atención en las horas de mayor actividad.

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En muchos contextos, estas ventajas superan ampliamente a losinconvenientes; aunque podamos perder la interacción humanacon el cajero del banco, la mayoría de la gente, la mayoría de lasveces, prefiere un cómodo y asincrónico cajero automático.

La comunicación a distancia también hace que perdamos al­go: hablar con nuestra pareja por teléfono, incluso aunque se tratede un sistema de teleconferencia, no se puede comparar con estarallí en persona, pero tiene la gran ventaja de eliminar el tiempo yel coste de los viajes. Así, tenderemos a preferir esta opción encontextos en los que la velocidad y el bajo coste son fundamenta­les y no importe demasiado la pérdida de la proximidad.

La comunicación remota asincróníca llega al extremo deseparar a los participantes tanto en el tiempo como en el espa­cio. Un mensaje por correo electrónico es mucho menos perso­nal que una reunión cara a cara, o incluso que una conversacióntelefónica, pero puede ser mucho más cómodo y mucho menoscostoso, especialmente si intervienen distancias y zonas hora­rias. Hoy en día, personas muy ocupadas son capaces de mane­jar con eficacia docenas o incluso centenares de interaccionespor correo electrónico en una jornada de trabajo, con corres­ponsales dispersos por todo el mundo, pero no podrían tratarmás que con una pequeña parte de ellos si tuvieran que hacerloen persona o por teléfono.

Las ventajas, inconvenientes y costes de estos diversos mo­dos de interacción se pueden resumir como sigue;

Requiere transporte Requiere transporte

Requiere coordinación Elimina la coordinación

Intensa, personal Desplaza en el tiempo

Coste muy alto Reduce el coste

Elimina el transporte Elimina el transporte

Requiere coordinación Elimina la coordinación

Desplaza en el tiempo Desplaza en el tiempo y el espacio

Reduce el coste Coste muy bajo

Local

Remota

Sincrónica Asincrónica

En las sociedades previas a la escritura todo funcionabadentro del cuadrante "Local-Sincrónica" de la tabla; no habíaotra alternativa, y los costes asociados limitaban fuertemente eltamaño y la forma de los emplazamientos. Con la aparición dela escritura, tal como han apuntado Mumford y otros, una parteimportante de la interacción humana se desplazó al cuadrante"Local-Asincrónica" Y las ciudades empezaron a desarrollar suforma moderna característica. Con las telecomunicaciones seabrió el cuadrante "Remota-Sincrónica", aumentó la escala delas organizaciones y unidades sociales y empezó en serio el largoproceso de la globalización. .

Mucho más recientemente, con el desarrollo y despliegue agran escala de las redes digitales, se ha producido un desplaza­miento veloz y masivo de las actividades, cruzando la dlagonalde la tabla hacia el coste muy bajo del cuadrante "Remota­Asincrónica". Ese ha sido el efecto más importante de la revolu­

ción digital.

Tomando decisiones

.Hasta dónde llegaremos? La comodidad y bajo coste de la comu­~icación en red, remota y asincrónica, ¿eliminará directamentelas demás posibilidades?

Según todas las evidencias, parece poco probable. Por dcontrario, todos los modos tendrán sus papeles adecuados y dIS­tribuiremos la elección entre las cuatro opciones según nuestrasnecesidades y nuestra disponibilidad para pagar el coste asoci~­do en cada contexto específico. Para ilustrar este punto, consi­deremos cómo podríamos elegir entre las distintas formas dehacer llegar un mensaje a un colega. .

Por supuesto, depende en parte de la naturaleza e Impor­tancia del tema. Si es de extrema importancia y pensamos quela presencia personal interesa de verdad, entonces haremos. ~lesfuerzo de abandonar el despacho y nos dispondremos a utili­zar algo del precioso y limitado tiempo que tenemos disponiblepara reunirnos con la gente. Sin embargo, si el asunto es muchomenos importante, probablemente nos contentemos con uno delos modos más rápidos, más baratos y menos directos, conser-

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vando así el tiempo y la energía para otros propósitos más prio­ritarios.

En el caso extremo de que un asunto sea muy delicado yconfidencial, es posible que no queramos dejar constancia de re­gistro alguno que pueda ser descubierto por otros, ni enviar nin­gún mensaje que alguien pueda escuchar o interceptar. En estecaso, la mejor opción es la comunicación cara a cara, en un lu­gar a salvo de oídos indiscretos. Por eso los bares frecuentadospor la mafia tienen reservados en la parte de atrás, los espíashablan con la ducha abierta y los abogados de alto nivel y ejecu­tivos de negocios necesitan los extravagantes pero ruidosos res­taurantes de Manhattan.

La elección puede estar influida también por la relación pre­via existente con el colega en cuestión. Si es conocido desde hacetiempo y existe confianza entre ambos, puede bastar un brevemensaje por correo electrónico, incluso aunque el asunto seamuy delicado, ya que podemos confiar en que nuestras palabrasescritas no serán mal interpretadas. Sin embargo, si no existe esetipo de confianza, sentiremos Una mayor necesidad de reducir elriesgo de un malentendido, o de evitar susceptibilidades, reu­niéndonos en persona.

¿Qué OCurre si nuestro colega sufre una gripe virulenta, tie­ne un despacho que huele a comida rápida podrida, a zapatillasde deporte viejas y a tabaco, o si esperamos que se ofenda violen­tamente por lo que tenemos que decirle? Puesto que, bajo estascircunstancias, el teléfono es menos arriesgado y desagradableque una entrevista cara a cara, preferiremos cobardemente usar­lo. Si queremos evitar cualquier clase de confrontación, es inclu­so mejor enviar un correo electrónico. Como diría Paul Símon,es una forma más de dejar a tu amante. Pero podemos tener lasensación de que hacer esto es pusilánime e irresponsable, y de­cidir entonces que es mejor acudir y enfrentarse a lo que caiga.

También hay que tener en cuenta el lugar donde estemos enese momento, así como la circunstancia; si la distancia hasta elotro despacho es corta, el esfuerzo supletorio para tener unareunión es muy pequeño y puede merecer la pena, incluso parauna discusión informal o un asunto de menor importancia. Perosi el otro despacho está lejos, hay un mayor coste para obtenerel mismo beneficio, por lo que estaremos más inclinados a em­plear el teléfono o el correo electrónico. Si uno es joven y está

sano, un paseo hasta el otro despacho puede ser fácil y agradable,pero si es mayor y está débil, o se ha roto una pierna, caminarpuede suponerun gran esfuerzo y seria necesario un beneficiomayor que lo justificara. Si ambos trabajamos con el mismo ho­rario, la comunicación sincrónica es más factible que s, traba­jamos en turnos diferentes, pero si uno de los dos está de viaje yen una zona horaria diferente, la comunicación asincrónica através de correo electrónico, correo de voz o fax puede ser cómo­da a pesar de la falta de inmediatez inherente a estos medios.

También está la cuestión del resto de tareas que tenemosque hacer. Cuando existen demandas en conflicto sobre la pre­sencia, no podemos resolverlo estando físicamente en dos sitiosa la vez, pero sí podemos dividir nuestra presencia electrónica­mente. Si tenemos que quedarnos en casa para cuidar a un hijoenfermo, podemos seguir comunicándonos con nuestros colegaspor teléfono o correo electrónico. Esta división es posible, enparte, por la notable capacidad humana para procesar en para­lelo diferentes lineas de información; podemos vigilar a nuestrohijo mientras escuchamos a alguien por el teléfono. También seaprovecha de que es mucho más rápido establecer conexioneselectrónicas entre dos lugares que ir y volver físicamente entredos sitios muy distantes. Si hay pocas demandas simultáneas denuestra presencia podemos ser capaces de satisfacer la mayoríade ellas acudiendo realmente en persona. Por el contrario, siintentamos satisfacer muchas demandas simultáneas, estaremosobligados a basarnos mucho más en la comunicación asincróni­ca a distancia; por eso es por 10 que los directores generales muyatareados dependen tanto del correo electrónico.

Podemos preocuparnos por la intención indirecta y tácita deuna interacción, tanto como por su propósito evidente. Un jefe,por ejemplo, puede subrayar la importancia de un mensaje, odemostrar simpatía o apoyo, haciendo una visita personal aldespacho de un subordinado más joven, en lugar de llamarle porteléfono o enviarle un correo electrónico. Al mismo tiempo, pro­bablemente descubriremos poco sobre nuestros subordinados através del intercambio de correos electrónicos; aprenderemosmás a través del teléfono y mucho más aún en un intenso deba­te cara a cara.

También podemos preocuparnos sin más por mantener unequilibrio razonable en la vida. Si hemos empleado mucho tiem-

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po llamando por teléfono y enviando correos electrónicos, puedeque la falta de contacto humano directo nos haga sentimos abu­rridos y solitarios". En este caso, lo mejor es salir del despachoy darse una vuelta por el pasillo.

Por último, podemos damos cuenta de que los distintos mo­dos de comunicación disponibles no son sólo opciones por se­parado, sino que a veces pueden combinarse eficazmente. Portanto, podemos llamar por teléfono para concertar una entrevis­ta personal, o acceder a las agendas en línea de nuestros colegaspara ver cuándo están disponibles para una llamada telefónicao una reunión; también podemos dar instrucciones a un agen­te informático para que negocie con su agente y busque unmomento adecuado para reunirse. Algunas veces, este tipo decombinaciones puede producir el síndrome del "amigo porcorrespondencia": se inicia un contacto a través del correo elec­trónico, se profundiza mediante conversaciones telefónicas y enalgún momento se decide que merece la pena tener una entre­vista personal.

El persistente poder del lugar

El carácter y la calidad del despacho de nuestro colega puedetener también su importancia. Si es un lugar agradable, y si ofre­ce la intimidad y el ambiente necesarios para despachar asuntos,la probabilidad de ir allí es mucho mayor. Pero si se trata de uncuchitril pequeño y atiborrado, nos contentaremos con llamarlepor teléfono o enviarle un correo electrónico.

Puesto que los lugares físicos conservan este tipo de poder,se deduce que las empresas basadas en lugares físicos competi­rán en un mundo digital por nuestra presencia, nuestra aten­ción y nuestro dinero intentando dar el mayor valor posible a lainteracción personal que ofrecen. Harán hincapié en lo inusual,lo inalcanzable de otra forma, y en el tipo de cosas que no sepueden enviar, al menos todavia, a través de un cable.

Los cines, por ejemplo, ofrecerán pantallas más grandes, unmejor sistema de sonido y un vínculo más intenso con los espec­tadores del que es posible a través del video a la carta domésti­co. Las librerías, amenazadas por Internet, volverán a intentarcrear un buen ambiente para los amantes de los libros, ofrecién-

doles capuchinos y lugares acogedores para curiosear, remar­cando el placer sensual de acariciar el lomo de un libro o dehojear las páginas de un volumen bellamente impreso. Los ven­dedores de ropa al viejo estilo promoverán las ventajas de tocardirectamente la mercancía y probársela!".

Los sitios de comida rápida podrán aceptar los pedidos enlinea y la entrega a domicilio, pero los restaurantes de categoríaseguirán ofreciendo experiencias exclusivas, basadas en el lugarfísico. Quizá se pueda trasladar Spago fuera de Hollywood o eli­minar Hollywood de Spago , pero eso frustraría el auténtico pro­pósito del lugar. Y realmente hay que estar allí para conseguir loque ofrece de forma única y exclusiva.

Las tiendas locales de alimentación que quieran competircon los supermercados en línea tendrán que apelar a los sentidosmediante muestras del producto que atraigan a los amantes dela gastronomía: intensos aromas de café, especias y pastelería,así como tentadores puestos de degustación en cada pasillo. Losmismos clientes que ahorran tiempo durante la semana com­prando el detergente y la pasta de dientes en un supermercadoen línea, pueden dedicar parte de su tiempo de ocio en el fin desemana visitando alguna sofisticada tienda de vinos y quesos.

Los tipos tradicionales de espacios públicos continuaránprosperando siempre que puedan ofrecer algún atractivo localfuera de lo común y difícil de encontrar en otra parte. Por ejem­plo, el comercio en línea puede reducir la capacidad de atracciónde público de las zonas comerciales de las ciudades, pero le serádifícil superar a una playa en un domingo soleado -y las teletran­sacciones pueden dejar más tiempo libre para ir allí-o El sumi­nistro electrónico permitirá escuchar prácticamente cualquiercosa, en cualquier momento y lugar en que lo deseemos, peroello no reducirá la emoción de sentir nuestros tímpanos asalta­dos por unos Rollíng Stones súper-amplificados mientras disfru­tamos un concierto de Rolling Rack en un atronador estadio defútbol. Y una ópera en La Scala tampoco está mal.

No se admiten cambios

Por tanto, como sugiere este sencillo experimento mental, lasdiversas formas de presencia local y de telepresencia, de comuni-

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cación sincrónica yasincr6nica, tienen usos similares y a veces sesolapan, pero no son equivalentes funcionales exactos. Añadenvalor a las interacciones y transacciones de distinta forma, con­sumen recursos de distinto tipo y a un ritmo diferente y son fac­tibles bajo distintas series de circunstancias.

Es decir, ninguna de estas opciones reemplaza abiertamen­te a otra, y no hay que esperar una sustitución total de la inter­acción personal por la telecomunicación electrónica, COIDO

sugieren a veces los tecnorrornánticos o como temen los tradi­cionalistas. En lugar de eso, descubriremos probablemente quediferentes personas en contextos diferentes, respondiendo a dis­tintas demandas, sujetas a diferentes limitaciones y con distintosrecursos a su disposición, optarán por relacionarse de formasmuy variadas. Establecerán sus prioridades, estudiarán sus com­promisos y llegarán finalmente a distintos equilibrios entre ma­terialidad y virtualidad, entre telecomunicación y transporte.

Corno resultado, las ciudades evolucionarán a lo largo de di­versas trayectorias. Ciudades globales como Nueva York o Lon­dres buscarán, sin duda, fortalecer sus posiciones de centros demando y de control a través de la inversión en infraestructurasavanzadas de telecomunicaciones y de la construcción de lugaresde trabajo cada vez más inteligentes. Los emplazamientos residen­ciales atractivos, incluyendo centros recreativos y de vacaciones,se llenarán de espacios de vivienda y trabajo y de teletrabajado­res. Las comunidades marginadas por el aislamiento o la pobre­za intentarán mejorar sus condiciones a través de la educación adistancia, la telemedicina y otros servicios de bajo coste, sumi­nistrados electrónicamente. Las tecnópolis más desarrolladas,con altos costes de producción, como Silicon Valley, serán ávidoscompradores en el mercado global de trabajo posibilitado por laelectrónica, y comprarán en las ciudades con bolsas de trabaja­dores de bajo coste pero alta cualificación laboral -Ias Delhi,Bangalore y Kingston del mundo-, Las ciudades con grandes no­dos de transporte y de reparto de mercancías terminarán jugan­do un papel fundamental en los nuevos sistemas de comercioelectrónico. Los centros de cultura, entretenimiento, investiga­ción y educación se especializarán cada vez más; se centrarán enlo que hacen exclusivamente y bien, al mismo tiempo que impor­tan cualquier otro recurso que puedan necesitar. Todos buscaránlas mejores ventajas que sean localmente más significativas.

Es un error generalizar. como son propensos a hacer losgurús futuristas. Las diversas formas arquitectónicas y urbanasdel futuro reflejarán sin duda los compromisos y las combina­ciones de los modos de interacción que resulten funcionar mejorpara individuos concretos en momentos y sitios concretos,haciendo frente a sus propias y específicas circunstancias dentrode la nueva economía de presencia.

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10 ECONOMíA Y ECOLOGíA

En la era industrial que ya declina hemos exigido a nuestras ciu­dades demandas cada vez más intensas. En consecuencia, se hanido haciendo cada vez más grandes, más abarrotadas, más ago­biantes y crispadas y más desesperadamente presionadas por eltráfico y la contaminación. La tan citada declaración de la Agen­da-21 pronostica que en el año 2025 las ciudades del mundo aco­gerán al sesenta por ciento de la población total'. Es inquietantey obvio que no podemos continuar por este camino durantemucho más tiempo.

Pero la revolución digital, junto con la nueva economía depresencia que surge de ella, nos ofrece algunas posibilidadesesperanzadoras. Ahora lo material compite con lo virtual; viajarno es la única forma de ir; y la inteligencia humana se ve aumen­tada a enorme escala por la asociación de silicio y de informáti­ca. Por tanto, los modelos urbanos familiares han dejado de serinevitables.

Cinco puntos

En su lugar, podemos crear e-topías, ciudades económicas y eco­lógicas que funcionen de manera más inteligente, no más dura.Sus principios de diseño básicos se pueden reducir a cinco pun­tos, simplificados, sin duda, pero útiles para hacerse una idea.Estos puntos son:

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1. Desmaterialización2. Desmovilización3. Personalización en masa4. Funcionamiento inteligente5. Transformación suave

Siguiendo estos principios podemos satisfacer potencialmentenuestras propias necesidades sin comprometer la capacidad de lasgeneraciones futuras para satisfacer las suyas'. Podemos aplicarestos principios en las escalas del diseño de productos, de la ar­quitectura, del urbanismo y de la planificación, así como de laestrategia regional, nacional y global.

He aquí cómo.

Desmaterialización

Cuando un servicio virtual, corno un sistema electrónico debanco en casa, sustituye un servicio físico, como una sucursalbancaria, se produce un evidente efecto de desmaterialización;ya no son necesarias tantas construcciones físicas y no hay quecalentarlas ni enfriarlas. Se logra el mismo resultado con la sus­titución de grandes objetos físicos por sus equivalentes miniatu­rizados, como cuando los chips de silicio empiezan a hacer eltrabajo de los tubos neumáticos o la fibra óptica del grosor de uncabello sustituye a los pesados cables de cobre. Existe un bene­ficio análogo cuando se separa la información de su tradicionalsustrato material: un mensaje por correo electrónico, que se leeen pantalla, no consume papel.

Además, se puede ganar a la ida y a la vuelta. Si no produ­cimos un objeto material, y se utiliza en su lugar un equivalentedesmaterializado, nunca se convertirá en un residuo que hay quetratar. Un bit usado no contamina.

Todo esto es tan evidente que el término "economía sin gra­vedad" está cada vez más de actualidad entre los economistas ylos analistas de negocios'. Dentro de poco, por supuesto, "singravedad" parecerá un término tan pintoresco y anacrónico co­mo '(sin caballo", "sin cable" o "sin cremallera". Y ya no se pue­den tomar a la ligera las implicaciones arquitectónicas. Ahora,menos puede ser realmente más.

Hasta hace poco se reivindicaba la denominada arquitectu­ra "ecológica" dando por supuesto que la construcción física esinevitable y quepor tanto se trata de hacerla tan eficiente comosea posible. Por consiguiente, pocas veces significaba al¡:¡o másque unos retoques bien intencionados en la orientación ~ agru­pación de edificios, en la elección de materiales y sistemas deenergía; no ha tenido el impacto a gran escala que sus promoto­res buscaban. Hoy en día, sin embargo, la nueva economía depresencia ofrece la posibilidad de volver a preguntarse las cues­tiones más radicales: "¿Es realmente necesario este edificio?"¿Resulta posible sustituirlo, total o parcialmente, con sistemaselectrónicos?".

El efecto global de la desmaterialización depende cierta­mente del nivel de consumo de recursos que se precisa en lafabricación y el funcionamiento de aparatos informáticos, queno es insignificante". La fabricación de semiconductores consu­me energía, compuestos fotoquímicos, ácidos, disolventes dehidrocarburos y otros materiales. IBM estimó que los ordenado­res desechados ocupaban al final del siglo dos millones de tone­ladas en los vertederos de Estados Unidos. Se estimó tambiénque los ordenadores consumían el diez por ciento del total delsuministro eléctrico de este país. Pero seguramente este nivel deconsumo es bastante modesto si asegura un ahorro muy sustan­cial de recursos al sustituir la construcción por la electrónica. yla tendencia lleva hacia mecanismos más pequeños. con unafabricación más ecológica y un menor consumo de energía.

Desmovilización

También se ahorran recursos siempre que se sustituyen, total oparcialmente, viajes por telecomunicaciones. En general, moverbits es inconmensurablemente más eficiente que mover persó­nas y mercancías. El ahorro se muestra en la reducción de losporcentajes de consumo de combustible, en una menor conta­minación, menor necesidad de espacio para infraestructuras detransporte, recortes en la fabricación y gastos de mantenimientode vehículos y en la reducción del tiempo empleado en viajar.

El interés por conservar los recursos y reducir la contami­nación a través de la desmovilización surgió por primera vez du-

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rante la crisis del petróleo de la OPEP en los años setenta, cuan­do muchos esperaban que el trabajo a distancia dentro de la es­tructura del modelo urbano existente podría traer aparejado unahorro significativo. En seguida se vio, sin embargo, que la tele­comunicación no podía servir como sustituto del transporte deuna forma tan simple", La interacción de personas, bits y átomosresulta, como hemos visto, demasiado compleja y sutil.

A pesar de esta decepción inicial--en retrospectiva, el atrevi­miento de una ingenua primera esperanza-, la nueva economíade presencia abre la posibilidad de un significativo ahorro derecursos a través de la desmovilización. Se trata, en parte, de unasunto de incentivos; como ha señalado Peter Hall, "si losgobiernos responden aumentando el coste real de la conducción,globalmente o en horas punta, a través del cobro de peajes, o res­tringiendo el tráfico, limitando la cantidad de espacio para con­ducir o aparcar, permaneciendo todo lo demás igual, habrá unabúsqueda de sustitutos para el transporte privado, al menos enun cierto porcentaje de viajes. Podemos imaginar algunos traba­jadores regulares, especialmente trabajadores a tiempo parcial,que trabajen totalmente desde casa o en puestos de trabajo en lavecindad, mientras que otros trabajadores tendrán horario flexi­ble, asistiendo a reuniones centralizadas algunas horas o algunosdías cada semana; así se reduciría el volumen global del tráficoy también se redistribuiría de manera que se evitaría la conges­tión de las horas punta'". Sin embargo, lo esencial es no buscarsustituciones simples y directas, sino sacar partido de las teleco­municaciones para crear nuevos modelos urbanos más refina­dos, infinitamente más eficientes.

En concreto, los barrios de espacios de vivienda y trabajoprometen una reducción del despilfarrador trasiego diario para iry volver del trabajo, que deriva de la típica separación de hogar ytrabajo de la era industrial, Los desplazamientos hasta las ins­talaciones cercanas del barrio se pueden hacer andando o en bi­cicleta. La distribución electrónica de servicios elimina largostrayectos hasta puntos de acceso intermedios; se puede descargaruna película desde un servidor nacional, por ejemplo, en lugar deconducir hasta la tienda de videos en el centro comercial,

Por tanto, una estrategia prometedora es estimular el des­arrollo de ciudades policéntricas, constituidas por barrios com­pactos, multifuncionales y de escala peatonal, interconectados

por un transporte eficaz y por enlaces de telecomunicaciones'.Estas unidades podrían disponerse linealmente, a lo largo de losejes de transporte público". Recombinando de esta manera elhogar, el lugar de trabajo y las zonas de servicio podemos buscarun equilibrio más sostenible entre movimiento peatonal, trans­porte mecanizado y telecomunicaciones.

Personalización en masa

La desmaterialización y la desmovilización son las estrategias deahorro más evidentes dentro de la nueva economía de presencia,pero no son las únicas. Se puede aspirar también a los más suti­les beneficios de la personalización masiva",

Las máquinas tontas de la era industrial nos trajeron las eco­nomías de estandarización, repetición y producción en masa,pero las máquinas inteligentes de la era informática puedenofrecemos ya las muy distintas economías de la adaptación inte­ligente y la personalización automatizada. Podemos emplearsilicio e informática a gran escala para hacer posible el suminis­tro personalizado automático de lo' que sea estrictamente nece­sario en un contexto particular, y nada más.

Un día cualquiera, por ejemplo, es poco probable que lea­mos todas las páginas del periódico; la mayor parte de ellas sonsuperfluas para nosotros, a menos que tengamos un nuevocachorro o tengamos que limpiar jaulas de pájaros. Un sistemapersonalizado de periódico electrónico, impreso en casa, podríatener un perfil de nuestros intereses y lo utilizaríamos paraseleccionar e imprimir sólo los artículos y anuncios clasificadosque con más probabilidad querríamos ver. Para empezar, estaestrategia consume menos árboles y, al final, produce menosresiduos; en principio, se podría poner en marcha aplicando unequipo humano a la tarea; en la práctica, no hay suficientes edi­tores ni maquetadores y, aunque los hubiera, no podrían traba­jar lo suficientemente rápido. Depende de la disponibilidad deinformatización y telecomunicación poco costosas.

De manera similar, nuestro coche está la mayor parte deltiempo en garajes o aparcamientos, inmovilizando un recursosin ningún efecto útil. Por contraste, un sofisticado servicio dealquiler y distribución, gestionado electrónicamente, podría pro-

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porcionarnos exactamente la clase de vehículo que queramos, aveces un monovolumen y a veces un deportivo de dos asientos,donde y cuando sea necesario. Podría ser más beneficioso ges­tionar inteligentemente una flota de vehículos que intentar cons­truir automóviles privados siempre más eficientes.

Podemos obtener un beneficio análogo gestionando elec­trónicamente otros recursos de transporte. Cuando los taxisvayan equipados con dispositivos sensores de situación sepodrá enviar automáticamente al más próximo para atenderuna llamada. Cuando las empresas de transporte estén inter­conectadas electrónicamente entre ellas y con sus clientes sepodrán coordinar de forma eficaz las recogidas, mejorar losfactores de carga y la ocupación en el trayecto de vuelta yreducir los requisitos de almacenamiento a través de la entre­ga iust-in-time'". Cuando los vehículos inteligentes recorranredes de carreteras inteligentes se podrán optimizar los itine­rarios de forma que se minimice el tiempo de viaje y se reduz­ca la congestión del tráfico.

La producción en masa al viejo estilo y la personalización enmasa gestionada electrónicamente tienen implicaciones forma­les que contrastan visiblemente. En el momento cumbre de laera industrial, en los años veinte, Henry Ford estandarizó rigu­rosamente el modelo T y, como es sabido, lo ofreció en cualquiercolor, siempre que fuera negro. Igualmente, Mies van der Roheestandarizó módulos de edificación, elementos de construccióny detalles, exploró la sobria poesia de las formas simples y de larepetición regular, y produjo edificios de acero y cristal que eranbien negros. Otros heroicos arquitectos modernos prefirieron elblanco, pero estaban igualmente embelesados con la lógica de laestandarización y la repetición propia de las máquinas tontas.Pero se daba una contradicción persistente: un tamaño úniconunca está ajustado del todo. Si se fabrica un marco estructuralcon elementos uniformes, algunos estarán necesariamentesobredimensionados; si el cerramiento de un edificio se estan­dariza, algunas ventanas actuarán adecuadamente como media­doras entre las cambiantes condiciones interiores y exteriores,pero, inevitablemente, otras no lo harán.

Hoy en día, no obstante, los proyectos de la era de la infor­mación, COmo el Museo Guggenheim de Bilbao, de Frank Gehry,han empezado a mostrar una solución nueva y radical a este pro-

blema; aprovechan las posibilidades de la maquinaria de pro­ducción controlada por ordenador para crear composiciones deelementos únicos, no estándares, que responden exactamente asus funciones específicas y a su contexto. El complejo resultadoestá muy lejos de lo arbitrario y de lo irracional, como leá gustaproclamar a los viejos impenitentes miesianos, sino que reflejauna racionalidad más sutil y sofisticada. Y, por supuesto, hacevibrar nuestra sensibilidad, generando un tipo nuevo y sorpren­dente de poesía material y espacia!.

A largo plazo podemos hacerlo bien. Gracias a la disponibi­lidad de maquinaria inteligente barata y de las omnipresentestelecomunicaciones, ya no tenemos que elegir continuamenteentre las alternativas poco sugerentes de estandarizar, despilfa­rrando recursos, o de personalizar, pero dificultando la produc­ción hasta hacerla imposible.

Funcionamiento inteligente

Una lógica muy parecida se aplica a los recursos consumiblesque fluyen a través de conductos y cables (agua, combustible yenergía eléctrica). Poniendo mayor inteligencia en los mecanis­mos y sistemas que necesitan estos recursos se reduce el despil­farro y se pueden introducir estrategias dinámicas de preciospara gestionar con eficacia la demanda y estimular el ahorro.

Por ejemplo, un sistema de riego verdaderamente de baja tec­nología necesita un jardinero que abre el grifo y coloca la man­guera en la dirección correcta. Un sistema automático simplepuede ponerse en marcha con un reloj, de manera que riegue aintervalos regulares (aunque esté lloviendo). Un sistema inteligen­te se puede controlar con sensores para que suministre agua sólocuando las condiciones indican que se necesita más humedad.Pero un sistema realmente inteligente debe controlar tanto elentorno como el nivel de agua disponible, aprender a predecir lasnecesidades de riego y satisfacerlas automáticamente sin desper­diciar agua y sin utilizar mucha cuando el suministro está res­tringido.

Igualmente, un sistema eléctrico elemental permite encendery apagar las luces y aparatos de una casa. Un sistema ligeramentemás sofisticado inserta algunos de los interruptores en ternpori-

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zadores para no tener que andar por la casa haciéndolos funcio­nar y para no desperdiciar electricidad cuando no hay nadie.Añadiendo unos simples sensores se puede crear un sistema queahorra energía apagando las luces en habitaciones que no se ocu­pan durante un rato -desgraciadamente, también se apagan cuan­do hay alguien que está sentado en silencio, pensando-. Sinembargo, para una eficacia máxima es necesario un sistema quesepa nuestra forma de vida, que descubra las pautas dinámicas devariación de las tarifas eléctricas y que haga funcionar de formaóptima la iluminación, la calefacción, el aire acondicionado y loselectrodomésticos, según un modelo de predicción mantenido yactualizado permanentemente.

Este tipo de automatización no tiene nada que ver con "aho­rrar trabajo" -el eslogan de ventas de los primeros aparatos domés­ticos-, ni está motivada por fantasias infantiles de estar servidos depies a cabeza por máquinas infinitamente dóciles. Su objetivo escrear mercados sensibles, de gran eficacia, para los recursos con­sumibles escasos de los que depende todo asentamiento humano.Las personas tenemos mejores cosas que hacer que intervenir enesos mercados, de modo que debemos dejárselos a nuestros inteli­gentes sustitutos de silicio -que en cualquier caso lo harán mejor.

Transformación suave

En los puntos más activos de nuevo desarrollo que surgen amedida que evoluciona el siglo XXI existirá sin duda la oportuni­dad de crear barrios, e incluso ciudades completamente nuevas,que se organicen para sacar provecho de las nuevas oportunida­des de desmaterialización, desmovilización, personalizacíón enmasa y funcionamiento inteligente. En las zonas más desarro­lladas, sin embargo, la tarea primordial será la de adaptar losedificios, espacios públicos e infraestructuras de transporte exis­tentes para satisfacer unas necesidades muy diferentes de lasque orientaron su construcción inicial. Estos legados de la eraindustrial, e incluso de tiempos anteriores, requerirán una trans­formación para que en el futuro funcionen con eficacia.

Las ciudades ya han experimentado antes este tipo de transfor­maciones. En concreto, la revolución industrial exigió la dotaciónde extensas zonas industriales, de viviendas para los trabajado-

res, de oficinas centrales en la ciudad y de sistemas de transportede gran capacidad. Las ciudades que pudieron responder a estademanda crecieron y prosperaron, y las que no fueron capacesempezaron a decaer. Pero, por supuesto, los resultados del cre­cimiento y la transformación industrial fueron a veces ~xtrema­

damente destructivos: viejos barrios fueron totalmente arrasados,se perdió el patrimonio arquitectónico, las líneas ferroviarias yautopistas dividieron brutalmente el tejido urbano y los habitan­tes pobres de las ciudades acabaron viviendo en condiciones mi­serables. Los costes de la transición fueron enormes.

Afortunadamente, los cambios que se adivinan no tienenpor qué traer estos efectos devastadores. Mientras que las nue­vas infraestructuras de transportes necesitan grandes cantidadesde espacio, destruyen con frecuencia zonas de valor natural ehistórico y aumentan el ruido y la contaminación, la nueva in­fraestructura de telecomunicaciones es mucho más moderada ymenos molesta en sus efectos físicos. No necesitará un RobertMases; en muchos casos se podrá integrar de forma casi invisi­ble. En la bella y antigua ciudad italiana de Siena, por ejemplo,se instaló una red de cable de televisión por todo el casco histó­rico, para que no sobresalieran de los tejados las antiestéticasantenas; ahora proporciona una infraestructura excelente paralas telecomunicaciones digitales de alta velocidad.

Además, como ya hemos visto, el espacio servido electróni­camente para el trabajo en la información no tiene que estarconcentrado en grandes áreas contiguas, como las áreas indus­triales y comerciales de las ciudades actuales, sino que puedendistribuirse realmente a través de un tejido urbano finamentegranulado. Y, al contrario que las instalaciones industriales, noafecta negativamente a la calidad de las zonas circundantes; dehecho, se presta a acomodarse dentro de los espacios a pequeñaescala. infinitamente variados. que caracterizan las zonas histó­ricas de las viejas ciudades; lo cual ofrece prometedoras oportu­nidades para ir más allá de un conservacionismo nostálgico enretirada; en lugar de ello, podemos reconectar, redirigir y relan­zar un tejido urbano valioso pero funcionalmente obsoleto.

El recorrido a partir del punto en que estamos hasta dondequeremos estar en el futuro no tiene que implicar cambios catas­tróficos; podemos seguir el camino de la transformación sutil,progresiva y no destructiva.

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La ciudad del futuro

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NOTAS

En el siglo XXI, por tanto, la condición de la urbanidad civiliza­da se puede basar menos en la acumulación de objetos y más enel flujo de información, menos en la centralidad geográfica ymás en la conectividad electrónica, menos en el aumento delconsumo de los recursos escasos y más en su gestión inteligente.Descubriremos cada vez más que podemos adaptar los lugaresexistentes a las nuevas necesidades conectando de nuevo el equi­pamiento, modificando la informática y reorganizando las cone­xiones en red, sin necesidad de demoler las estructuras físicas yconstruir otras nuevas.

Pero el poder del lugar físico seguirá prevaleciendo. A medi­da que las exigencias tradicionales de las ubicaciones se debili­ten, nos veremos atraídos por lugares que ofrezcan un atractivoespecial por su clima, su cultura o su paisaje -cualídades exclu­sivas- que no se pueden transmitir a través de un cable, junto alas interacciones cara a cara que nos importan tanto.

Los lugares físicos y los virtuales funcionarán de forma in­terdependiente y, en general, se complementarán mutuamentedentro de un modelo de vida urbana transformado, en lugar desustituirse unos por otros dentro de los modelos existentes. Al­gunas veces utilizaremos la red para no tener que ir a algún sitio;pero otras veces, todavía, iremos a algún sitío para establecercontactos.

PRÓLOGO: RÉQUlEN POR LA CIUDAD

1 Marshall McLuhan, "The Alchemy of Social Change", Item 14 c\= Verbi­Voco- Visual Explorations (Something Else Press, Nueva York, 1967).A continuación, insistía sobre la cuestión: "Cualquier restaurante decarretera con su aparato de televisión, su periódico y sus revistas es tancosmopolita como Nueva York o París... La metrópolis está OBSOLETA."No era el único que tenía esta opinión; por ejemplo, la eminente teóricafrancesa de la arquitectura y el urbanismo, Francoise Choay, en el prólogode The Rule and the Model.· On the Theory 01" Architecture and Urbanism(MIT Press, Cambridge, 1997) sugiere que el término "ciudad" ya no esaplicable correctamente a nuestro actual entorno urbano y que debereservarse su uso para ciertos entornos del pasado. Choayes unaenamorada de la urbanidad y contempla su evolución con resignación ypesar. Sin embargo, otros proclaman su alegría ante la desaparición deeste modelo; el ideólogo conservador y abanderado de la tecnología,George Gilder (Forbes ASAP, 27 de febrero de 1995, p. 56) argumenta que"nos encaminamos hacia la muerte de las ciudades", que, en cualquiercaso, no son más que "el equipaje sobrante de la era industrial".

2 Entre los análisis clásicos del punto de vista tradicional, tal como habíacristalizado a finales de los años cincuenta, están el de Lewis Mumford,The City in History: Its Origins, lts Transíormations, and lts Prospects(Harcourt Brace, Nueva York, 196]), y el de Jane Jacobs, The Death andLife ofGreat American Cities (Vintage, Nueva York, 1961). Mumford yJacobs representaron los puntos de vista opuestos de un debatecontemporáneo, y ciertamente no verían con buenos ojos el que se lespresentase juntos, pero desde el enfoque que aquí consideramos ambostienen muchas más similitudes que diferencias. Los diversos conceptos deciudad manejados en el pasado reciente se revisan brillantemente en Cítiesuf Tomurrow: An lntellectual History of Urban Planníng and Design in theTwentieth Century (Blackwell, Cambridge, Mass., 1988), de Peter Hall [versocast. Ciudades del mañana: historia del urbanismo en el siglo XX, Edicionesdel Serbal, S.A., Barcelona, 1996]. Y Cities in Civiíizatíon (Pantheon.Nueva York, 1998), de Hall, es una revisión sofisticada y actualizada de lostemas de Mumford.

LA MARCHA DE LAS MEGA-REDES

1 Los marxistas tradicionales, los seguidores de McLuhan y losfuturólogos de Silicon Valley han tendido todos hacia formas dedeterminismo tecnológico. En Television: Technology and Cultural Ponn(Schocken, Nueva York, 1975), Raymond Williams lanzó una influyenteinvectiva crítica contra ello, e influyó poderosamente en las siguientesgeneraciones de científicos sociales, especialmente de la izquierda. Parauna critica más reciente de la perspectiva de la tecnología como agente,ver "Technology: The Emergence of a Hazardous Concept", de Leo Marx,Social Research, otoño de 1997.

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2 La tecnología se entiende aquí en el sentido postulado por HerbertMarcuse en su famoso ensayo de 1941 "Sorne Social Implications ofModern Technology", vuelto a publicar en Herbert Marcuse, Technology,War and Pascism: Collected Papers of Herbert Marcuse, vol. 1, ed.Douglas Kellner (Routledge, Londres, 1998), pp. 39-65. Marcuse toma latecnología como "un proceso social en el que las técnicas propiamentedichas -es decir, el aparato técnico de la industria, el transporte, lacomunicaci6n- no son sino un factor parcial... La tecnología, comomodo de producción, como el total de instrumentos, mecanismos yartefactos que caracterizan la era de las máquinas, es asimismo unaforma de organizar y perpetuar -o cambiar- las relaciones sociales, unamanifestación del pensamiento y de unas pautas de conducta comunes,un instrumento de control y dominación".

3 La frase proviene del primer ejemplar de la revista Wired, en 1993.Hasta ahora, el análisis más detallado y exhaustivo de la dinámicaeconómica, social y política de la revolución digital es el magistraldocumento de Manuel Castells The Rise of the Network Society (Blackwell,Oxford, 1996) [vers. cast. en La era de la información; economta, sociedad ycultura, Alianza Editorial, S.A., Madrid]. Sus fundamentos tecnológicos sedescriben con más claridad en un trío de populares textos de mediados delos noventa: Being Digital (Knopf, Nueva York, 1995), de NicholasNegroponte [vers. cast. El mundo digital, Ediciones B, S.A., Barcelona,1996; verso cato Viure en digital, Editorial Moll, Palma de Mallorca, 1998];The Road Ahead (Viking, Nueva York, 1995), de Bill Gates [verso cast.Camino al futuro, McGraw~Hilll Interamericana de España, S.A., Madrid,1997; verso cato Cami al futur, Mcfh-aw-Hill ZInteramericana de España,S.A., Madrid, 1997], y What WiIl Be (HarperEdge, Nueva York, 1997), deMíchael Dertouzos. Mi propia obra CUyofBits (MIT Press, Cambridge,1995) sugería que los arquitectos y los urbanistas deberían sentarse ytomar nota. Para tener un punto de vista sombríamente dístópico, muyenfrentado con los anteriores, ver Open Sky (Verso, Londres, 1997), dePaul Virilio. Y para un análisis detallado de los inconvenientes potenciales,ver Trapped in the Net: The Unantícipated Consequences of Computerizatíon(Princeton University Press, Princeton, 1997), de Gene 1. Roch1in.

4 Nuestra propia época no es la primera en experimentar los efectos deesta combinación. En Novum Organum, Francis Bacon observó. como essabido, que la invención de la brújula (para llegar allí), de la pólvora (paraimponer el dominio) y de la imprenta (para difundirlo), habíanproporcionado una gran ventaja a los modernos sobre los antiguos.

5 Este punto se ha convertido en un lugar común entre los analistas de latelecomunicación y existen numerosas versiones publicadas del progresohasta el momento y de escenarios para el futuro. La historia de ARPANETy de Internet se narra en Where Wizards Stay Up Late: The Origins of theInternet (Simon & Schuster, Nueva York, 1996), de Katie Hafner y MathewLyon. Se da una explicación mucho más técnica en Casting the Net: PromARPANET to Internet and Beyond (Addison-Wesley, Reading, Mass., 1995),de Peter H. Salus. La aparición de la televisión digital se cuenta enDefining Yísíon: The Battle [or the Future of Televisíon (Harcourt Brace,Nueva York, 1997), de Joel Brinkley. Los primeros días de la World wídeWeb se describen en Architects of the Web: 1,000 Days That Built the Future

ofBusiness (John Wiley, Nueva York. 1997), de Robert H. Reid. Se intentauna perspectiva general exhaustiva en Meganet: How the GlobalTelecommunications Network Will Connect Everyone on Earth (WestvicwPress, Boulder, 1997), de Wilson Dizard,Jr. Para obtener una previsiónconvincente sobre dónde va a acabar todo esto, ver "The Revolution Yet toHappen", de Gordon Bell y James N. Gray, capítulo 1 de BeyondCalculation: The Next Fifty Years of Computing, de Peter J. Denning yRobert M. Metcalfe (Springer-Verlag, Nueva York, 1997), pp. 5-32.

6 Yeso es precisamente lo que promete el silicio. Aparte de esto, surgenante la vista otras posibilidades exóticas, como la informática cuántica.Falta mucho para que se nos agoten las ideas para rniniaturizar; irsuperando las velocidades de reloj e incrementar la computación paralela.

7 Para una exposición de este punto de vista, ver "The Internet wars", deThomas L. Friedman, New York TImes, 11 de abril de 1998, p. A27.

8 Existían, al menos, causas próximas del desarrollo. Se puedeargumentar, por supuesto -y los economistas políticos suelen hacerlo-,que dichas causas quedaban incluidas en patrones más amplios decausalidad social y política. Sobre la función global de la infraestructuraen el moderno proceso de construcción de la ciudad, ver "TheInfrastructure", de Josef W. Konvitz, en The Urban Millennium: The City­Building Process from the Early Middle Ages to the Present (SouthernIl1inois University Press, Carbondale, 1985), pp. 131~146. Sobre losmodelos históricos de crecimiento, sustitución y decadencia deinfraestructuras, ver "Evolution of Infrastructures: Growth, Decline, andTechnological Change, de Arnulf Grubler, capítulo 3 de The Rise and Fallof Infrastructures (Physica-Verlag, Heidelberg, 1990).

9 Para un argumento en esta línea, centrado especialmente en el caso dePalo Alto, California, ver "Old Man Bandwidth: Will Cornmerce FlourishWhere Rivers of Wire Converge?", de John Markoff , New York TImes, 8 dediciembre de 1997, pp. DI, D13. Y para más demostraciones desde otroscontextos, ver "Ielecommunication Infrastructures and RegionalDevelopment", de Andrew GiIlespie y William Cornford, en WilliamH. Dutton, ed., lniormatíon and Communication Technologies: Visions andRealities (Oxford University Press, Nueva York, 1996), pp. 335~352.

10 La banda ancha era todavía muy limitada, de modo que los primeroscanales telefónicos filtraban muchos de los matices de la conversación,reduciendo la voz a una diminuta caricatura. De ahí el término"phonies", que se aplicaba a los impostores y a los estafadores queutilizaban estas deficiencias para ocultar su falta de sinceridad, juntocon el enmascaramiento de su caras y de su lenguaje corporal.

11 Ver, por ejemplo, Les téléports: Nouvelles places de marche sur lesiníoroutes (L'Harmattan, París, 1995), de Agues Huet y Jean Zeitoun.

12 Además de disponer las instalaciones necesarias de comunicación dedatos, el gobierno ha impulsado la competitividad entre los parques deinformática desarrollando espacios de trabajo conectados por cable ylistos para ser usados por las empresas de programación, racionalizandolos procesos reguladores y proporcionando incentivos fiscales.

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13 UNESCO, World Communication Report: The Media and the Challengeofthe New Technoíogies (UNESCO Publishing, París, 1997), pp. 18,70.

14 Para un análisis del primitivo crecimiento del sistema de ciudadesamericano, antes de las telecomunicaciones, ver Urban Growth and theCirculation oíIníormation: The United States System ofCities, 1790-1840(Harvard University Press, Cambridge, 1973), de AlIan R. Pred.

15 Este sistema empezó con el telégrafo. el teléfono y las conexiones portélcx. Más tarde, Reuters entró en la era de las redes informáticas con suservicio Monitor, lanzado en 1973; este servicio proporcionabainformación minuto a minuto sobre las fluctuaciones de los tipos decambio. En los años noventa, todas las mesas de los operadores teníanuna sofisticada estación de trabajo informatizada que permitía haceroperaciones en línea, los operadores llevaban controladores de loscambios de divisas y varias compañías (Reuters, Bloomberg, Dow JonesMarkets y Bridge) se disputaban en feroz competición la informaciónfinanciera y el mercado de los sistemas de contratación.

16 Para una introducción a las tecnologías más significativas, ver TheEssential Cuide to Telecornmunications (Prentice Hall PTR, Upper SaddleRivcr; New Jersey, 1998), de Annabel Z. Dodd.

17 Community and Association (Routledge & Kegan Paul, Londres, 1953;original 1887), de Ferdinand Tonnies.

18 Para una explicación concisa de este desarrollo, ver "The Evolution ofthe Urban Infrastructure in the Nineteenth and Twentieth Centuries", deJoel A. Tarr, en Royce Hanson, ed., Perspectives on Urban Inirastructure(National Acaderny Press, Washington, D.C., 1984), pp. 4-60. Para unacolección de casos útiles, ver Technology and the Rise ufthe Networked Cityin Europe and America (Temple University Press, Phfladelphia, 1988), deJoel A. Tarr y Gabriel Dupuy, eds. El papel global de las redes en laconstrucción de la ciudad se debate en The Urban Millenium, de Konvitz.

19 Puntos de vista optimistas sobre estos mercados se ofrecen en TheDeath of Distance: How the Communications Revolution Will Change OurLives (Harvard Business School Press, Boston, 1997), de FrancesCairncross [vers. casto La muerte de la distancia: cómo la revolución de lascomunicaciones cambiará la vida de la empresa, Ediciones Paídós Ibérica,S.A., Barcelona, 1998] y en Net Gain: Expanding Markets through VirtualCommunitíes (Harvard Business School Prcss, Boston, 1997), de JohnHagel lIT y Arthur G. Armstrong [vers. casto Negocios rentables a través deInternet: Net Gain, Ediciones Paidós Ibérica, S.A., Barcelona, 1999].

20 Sobre redes comunitarias, ver The Wired Neighborhood (Yale UniversityPress, New Haven, 1996), de Stephen Doheny-Farina, y New CommunityNetworks: Wired for Change (Addison-Wesley, Reading, Mass., 1996), deDouglas Schuler. Sobre Well, ver The Virtual Community: Homesteading onthe Electronic Frontier (Addison-Wesley, Reading, Mass., 1993), de HowardRheingold [vers. casto La comunidad virtual: una sociedad sin fronteras,Editorial Gedisa, S.A., Barcelona, 1996]. Sobre Echo, ver Cvberville: Clicks,Culture, and the Creation ofan Online Town (Warner Books, Nueva York,1998), de Stacy Horn.

21 Ver, por ejemplo, <lA Guide to Improving Internet Access in Africa withWireless Technologies", de Mike Jensen, Intemational DevelopmentResearch Councíl Study, 31 de agosto de 1996.

22 Sobre las crecientes capacidades de los sistemas por satélite, ver "TheOrbiting Internet: Fiber in the Sky", de John Montgomery, en la hl,storia deportada de Byte, noviembre de 1997.

23 The Communist Manifesto: A Modem Edition (Verso, Londres, 1998),p. 40, de Karl Marx y Friedrich Engels. En su introducción a esta edición,Eric Hobsbawm señala que aquí "idiotez" no se refiere tanto a "estupidez"como a algo más cercano al significado del griego idiotes: "estrechez demiras" o "aislamiento de la sociedad más amplia" (p.ll).

24 "One-Room Rural Schools", de Nicholas Negroponte, Wired 6, n" 9(septiembre de 1998), p. 212.

25 Sobre la influencia práctica de la primera tecnología de filtrado, ver"Plain or Filtered", de Larry Guevara, Educom Review 33. n° 2(marzo/abril de 1998), pp. 4-6.

26 A medida que Internet y la World Wide Web crecían de maneraexplosiva en los años noventa, los legisladores y los abogados se fueronvolviendo cada vez más conscientes de ello y, como resultado, empezarona intentar aclarar los asuntos que iban apareciendo. Ver, por ejemplo, Lawin a Digital World (Oxford University Press, Nueva York, 1995), deM. Ethan Katsh y Borders in Cyberspace (MIT Press, Cambridge, 1997),de Brian Kahin y Charles Nesson, eds.

27 La idea de que el "espacio" no tiene por qué entenderse en un sentidoestrictamente geométrico, sino que puede entenderse mejor como unaconstrucción social. fue difundida por Henri Lefebvre en The Production oíSpace, traducido por Donald Nicholson-Smith (Blackwell, Oxford, 1991;original de 1974). Los escritos relacionados de Lefebvre sobre las ciudadesse recogen en Wn'tings on Cities, traducido y editado por Eleonore Kofmany Elizabeth Lebas (Blackwel1, Oxford, 1996).

28 Esto estaba claro en 1997. En un artículo sobre los habitualesproblemas financieros de la revista Wired, el editor ejecutivo Kevin Kellycomentaba: "Sólo se puede estar en-la-onda una vez ... y creo que estamosentrando en un período en el que eso ya ha pasado". Y Bruce Sterlingañadía: "En los primeros días de la revolución digital se trataba realmentede una especie de revolución, y por tanto todo parecía posible... pero, ¡ay!,tras la revolución llega el gobierno provisional; y con frecuencia larevolución se come a sus hijos, cariño". Ver "Fast Times at Wired Hit aSpeed Bump", de Amy Harmon, publicado en el New York Times del 4 deagosto de 1997, pp. DI, D8. En 1998 no había ninguna duda al respecto;Wired se vio absorbida por el imperio editorial Conde-Nast.

2 LA TELEMÁnCA TOMA EL MANDO

1 En Terminal Architecture (Reaktion Books, Londres. 1998), MartinPawley ha desarrollado este punto según el argumento de que los edificiosdel siglo XXI no tienen que ser entendidos como monumentos, sino como

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terminales de información. Estamos de acuerdo; pero él pronosticaconsecuencias más sombrías que las mías.

2 Neuromancer (Ace Books, Nueva York, 1984), de William Gibson, la novelaque popularizó el término "ciberespacio", se suele tomar como una simpleevocación de la desintegración y la falta de ubicación producidas por medioselectrónicos. Pero se puede hacer una lectura más enriquecedora si se vecomo una alegoría 'de las complejas interrelaciones recíprocas entre lugaresfísicos concretos, como Chiba City, y lugares virtuales; entre el viaje físico y laconexión electrónica; y entre los cuerpos y sus avatares electrónicos.

3 Éstos comenzaron a aparecer a mediados de los años noventa. Entre losprimeros estaban V-Chat de Microsoft, Moondo de Intel, Cyber PassageBureau de Sony, VIrtual World de IBM y Utopia, Alpha World, Worlds Chat,The Realm y Point World de Lycos. Para un fructífero análisis, en tomo a1997-1998, ver Avatars! Exploríng ond Building Virtual Worlds on the Internet(Peachpit Press, Berkeley, 1998), de Bruce Damer. El término avatar provienedel sánscrito y tradicionalmente se refería a la representación de las deidadeshindúes por medio de ídolos que tomaban formas muy diferentes. Cito, porejemplo, del Decean Herald del martes 27 de agosto de 1998: "Ganeshamúsico, Ganesha jugador de crtquet. Ganesha armado, Ganesha danzante,Ganesha afgano, Ganesha chino, Ganesha japonés, Ganesha Samanvyaa,Ganesha decorado, Ganesha como Shirdi Sai Baba, Ganesha en un "Titanio",Ganesha sentado, Ganesha de pie, Ganesha de metal, Ganesha de arcilla,Ganesha de madera... en sintonía con la miríada de nombres con que se hadotado al Señor Ganesha, imágenes del dios de diferentes variedades fueronadoradas en la ciudad en el festival del Vinayaka Chaturthi, el pasado martes".

4 "Sensors: The Next Wave of Innovation", de Paul Saffo,Communieations oi the ACM 40, n° 2, febrero de 1997, pp. 93-97.

5 Critical Vehicles: Writings, Proiects, lnterviews (MIT Press, Cambridge,1999), de Krzysztof Wodiczko.

6 "Plugged In at Horne", de Bill Gates, The Road Ahead (Viking. NuevaYork, 1995), pp. 205-226.

7 lconography and Electronics upon a Generic Architecture (MIT Press.Cambridge, 1996), de Robert Venturi.

8 "Iteratlve Design of Seamless Collaboration Media", de H. Ishii,M. Kobayashi y K. Arita, Communications of the ACM 37, n" 8, agosto de1994, pp. 83-97.

9 "The ALIVE System: Wireless, FuJI-Body Interaction with AutonomousAgents". de P. Maes, T. Dandi y B. Blumberg, Communieations oftheACM 39, primavera de 1996.

10 "The Last Book", de J. Jacobson, B. Comiskey y otros, IBM SystemsJournal36, n° 3 (1997). Ver también "Bits and Books", de Neil Gershenfeld,When Things Start to Think: (Henry Holt, Nueva York, 1999), pp. \3-25.

11 Muchas de estas ideas se han implementado experimentalmente en elproyecto ambientROOM del Media Laboratory del MIT. Ver "ambientROOM:Integrating Ambient Media with Architectural Space", de Hiroshi Ishii. CraigWisneski, Seott Brave, Andrew Dahley, Matt Gorbett, Brygg Ullmer y PaulYarin, así como "Water Lamp and Pinwheels: Ambient Projeetion of Digital

lnfonnation into Architectural Space", ambos Proeeedings ofCHJ 98(Association for Computing Machinery; Nueva York, 1998).

12 John Underkoffler utiliza este planteamiento en su proyecto LuminousRoom. Ver "A view Irom the Luminous Room", de John Underkoffler,Personal Technologies 1, n° 2, junio de 1997, pp. 49~59.' ,

13 "Interacting with Paper on the Digital Desk", de Pierre Wellner,Communieations of the ACM 36, n° 7, julio de 1993, pp. 87~96.

14 "Tangible Bits: Towards Seamless Coupling of People, Bits andAtoms", de Hiroshi Ishii y Brygg Ullmer, Proeeedings ofCHI, 1997,pp. 234-241. Para un mayor desarrollo de esta idea, ver "IlluminatingLight: An Optieal Design Tool with a .Luminous-Tangible Interface", deJohn Underkoffler e Hiroshi Ishii, Proceedings ofCHI, 1998, pp. 542-549.

15 Artificial Reality 1I (Addison-Wesley, Reading, Mass., 1991), de MyronKrueger.

16 "HyperMirror: Toward Pleasant-to-Use Video CommunicationsSystem", de Osamu Morikawa y Takanori Maesako, Proceeding ofCSCW 98:ACM 1998 Conferenee on Computer Supported Collaborative Work(Association for Computing Machinery, Nueva York, 1998), pp. 149-158.

17 "I'he l/O Bulb and the Luminous Roo"''', de John Underkoffler,conferencia de doctorado, Media Arts and Scienees Programo MIT, 1998.

18 "A Head-Mounted Three-Dimensional Display", de Ivan E. Sutherland,Proceedings ofthe Fall Joint Computer Conference (Thompson Books,Washington, D.C., 1968).

19 Para un debate crítico más amplio de las interrelaciones entre elrectángulo de Alberti, los gráficos por ordenador y la realidad virtual, verRemediation: Understanding New Media (MIT Press, Cambridge, 1998), deJay David Bolter y Richard Grusin.

20 "Surround-Screen Projection-Based Virtual Reality: The Design andImplementation of the CAVE", de C. Cruz-Neira, D.J. Sandin y T.A.DeFanti, Proceedings ofSIGGRAPH 93 (Association for ComputingMachinery, Nueva York, 1993), pp. 135-142. Ver también "A 'Room' witha 'View'". de T.A. DeFanti, D.J. Sandin y C. Cruz-Neira, IEEE Speetrum,octubre de 1993, pp. 30-33.

21 Para un rápido resumen de los programas y prototipos deinvestigación, alrededor de 1996, ver "Virtual Assembly", de LarryKrumenaker; MIT's Teehnology Review, febrero/marzo de 1997, pp. 18-19.Para más detalles, ver "Knowledge-Based Augmented Reality", deS. Feiner, B. Maclntyre y D. Seligman, Communications of the ACM 36,n'' 7, julio de 1993, pp. 53-62, así como "A Survey of Augmented Reality",de R.T. Azuma, Presence 6, n'' 4 (J 997), pp. 355-380.

3 EL PROGRAMA: EL NUEVO GENIO DEL LUGAR

1 La tecnología GPS no es nueva, pero la miniaturización y lasreducciones de precios se han ido extendiendo, siendo cada vez más

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factible su LISO cotidiano. Los receptores solían ser aparatos voluminososque costaban decenas de miles de dólares. A finales de los años noventa sehan convertido en artículos muy pequeños, de consumo, que se vendenpor unos cuantos cientos de dólares.

2 Para una aplicación pionera de esta idea, ver "A Distributed LocationSystem for thc Active Ofñcc". de Andy Harter y Andy Hopper, IEEENetwork 8, n" 1 (t 994), pp. 62-70, así como "An Ovcrvicw uf thc Parc'IabUbiquitous Computing Experiment". de Roy Want, Bill N. Shilit, Norman1. Adarns. Rich Gold, Karin Petersen, David Goldberg, John R. Ellis y MarkWeiser, JEEE Personal Communications 2, n'' 6 (1995), pp. 28-43.

3 "Musical Applications of Electric Field Scnsing", de Joe Paradiso y NeilGcrshcnfeld, Computer Music Iournal 21, n° 2 (1997).

4 Ver, por ejemplo, "Smart Rooms", de AJex P. Pentland, ScientificAmerican, abril de 1996, pp. 68-76 [verso casto "Salas inteligentes",Investigación y Ciencia, junio de 1996, pág. 8]. Para más detalle de losplanteamientos técnicos, ver lntelligent Environments: Papers from the1998 AAAI Spring Symposium, Technical Report SS-98-02 (AAAI Press,Menlo Park, 1998), de Michael Caen, ed.

5 When Things Start to Think (Henry Holt. Nueva York, 1999),pp. 152-154, de Neil Gershenfe1d.

6 "Sensors: The Next Wave of Innovation", de Paul Saffo,Communications ofthe ACM 40, n" 2, febrero de 1997, pp. 93-97.

7 Aparece esta estimación en la columna "Binary Ct-itic" de Ted Lewis,IEEE Computer, septiembre dc 1997.

8 Para más detalles de Bluetooth, ver www.bluetooth.com.

9 Para más detalles de Jini. ver www.sun.com/jini/ y www.jini.org. Otrastecnologías que surgieron más o menos en el mismo momento, comoPiano de Motorola, JetSend de Hewlett-Packard y la especificación HAVipara la interoperatividad de los aparatos digitales domésticos tratan conaspectos similares, relacionados, del problema de la interoperatividad.

10 Para más detalles de Java, ver www.sun.com/javaJ.

11 Las tecnologías de agentes y sus aplicaciones se contemplanexhaustivamente en Readings in Agents (Margan Kaufmann, San Francisco,1998), de Michael N. Huhns y Munindar P. Singh. Sc ofrece una guíapráctica del desarrollo de agentes en Developing Intelligent Agents forDistributed Systems: Exploring Architecture, Technologies, and Applications(McGraw-HiIl, Nueva York, 1998), de Michael Knapik y Jay Johnson.

12 Para una exposición detallada de la idea de aparatos de informaciónespecializados, y argumentos a su favor, ver The invisible Computer:Why GoodProductsCan Fail, the Personal Computer Is So Complex, and lniorrnatíonAppliancesAre the Solution (MIT Press, Cambridge, 1998), de Donald A. Norman.

4 ORDENADORES PARA HABITAR

1 Se describen algunas de las posibilidades más interesantes en"Wearablc Computing: A First Step Toward Personal Imaging", de Steve

Mann, IEEE Computes; febrero de 1997, pp- 25-32. Ver también"Augmented Reality through Wearable Computing", de Thad Starner ySteve Mann, Presence 6, n'' 4 (1997). Sobre antecedentes de aparatosvestibies y redes corporales, ver The Cyborg Handbook (Routledge, NuevaYork, 1995), de Chris Hables Gray, ed.

2 "Personal Area Networks (PAN)", de T. Zimmerman, en IBM ~stemsJoumal35 (1996), pp. 609-618. Ver también "Wear Ware Where", de NeilGershenfeld, When Things Start to Think (Henry Holt, Nueva York, 1999),pp. 45-61.

3 Símians, Cyborgs and Women (Routledge, Nueva York, 1991), de DonnaJ. Haraway [verso cast. Ciencia, cyborgs y mujeres, Ediciones Cátedra, S.A.,Madrid, 1995]. Ver también The Cyborg Handbook, de Gray, ed. y How WeBecame Posthuman: Virtual Bodies in Cybemetics, Literature, andInformatics (University of Chicago Press, Chicago, 1999), de N. KatherineHayles.

4 Entre los primeros estaban Xybernaut, que ofrecía un ordenadormultimedia montado en la cabeza, con activación de voz, ViA y Teltronics.

5 "The Body Electric", de Gordon Bell, Communications of the ACM 40,n° 2, febrero de 1997, pp. 31-32.

6 "The Computer for the 21st Century", de Mark Weiser, ScíentiíicAmerican 265, n° 3, (1991), pp. 94-104. Para más detalles técnicos, ver"Sorne Computer Science Problems in Ubiquitous Computing", de MarkWeiser, Communications ofthe ACM 36, n° 7, julio de 1993.

7 "Situated Information Spaces and Spatially Aware PalmtopComputers", de George Fitzmaurice, Communications of the ACM 36, n'' 7,julio de 1993.

8 Ver; por ejemplo, "Responsive Offtce Environrnents", de Scott Elrod,Gene Hall, Rick Costanza, Michael Dixon y Jim Des Rivieres,Communications of the ACM 36, n° 7, julio de 1993, pp. 84-85.

9 Ver, por ejemplo, "Power to the People", de David Schneider; ScíentíiícAmerican 276, n° 5, mayo de 1997, p. 44.

10 La idea de unas tarifas dinámicas de peaje es cobrar más por las víashabitualmente congestionadas y menos por las que no se congestionan.Singapur introdujo en 1998 este sistema, basado en un control electrónicoautomático de las autopistas.

11 "World Wide Widgets", de W. Wayt Gibbs, Scientiiic American 276,n° 5, mayo de 1997, p. 48.

12 Sobre cómo satisfacer las necesidades ambientales potencialmentediversas de múltiples ocupantes, ver "MusicFX: An Arbiter 01' GroupPreferences for Computer Supported Collaborative workouts". de JosephF. McCarthy y Theodore D. Anagnost, Proceedings ofCSCW 98: ACM 1998Conference on Computer Supported Collaborative Work (Association forComputing Machinery, Nueva York, 1998), pp. 363-372.

13 Ver "The Neural Network House: An Overview", de Michael C. Mozer,R.H. Dodier, M. Anderson, L. Vidmar, R.F. Cruickshank 111 y D. Miller,Current Trends in Connectionism (Erlbaum, Hillsdale, N.J., 1995) de

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174 e-topía Notas 175

L. Niklasson y M. Boden, eds., pp. 371-380, así como "The Neural NetworkHouse: An Environment That Adapts to Its Inhabitants", de MichaelC. Mozer, Proceedings oi the AAAI Spring Symposium on IntelligentEnvironments (AAAI Press, Menlo Park, 1998), de Michael Caen, ed..pp. 110-114.

14 Se desarrolla este punto con gran brillantez y perspicacia en TheArchitecture oi (he Well-Tempered Environment (University of ChicagoPress, Chicago, 1969), de Reyner Banham [vers. cast. La arquitectura delentorno bien climatizado, Ediciones Infinito, Buenos Aires,. 1975].

15 El clásico dilema social de las nuevas infraestructuras a gran escala esque lleva mucho tiempo y dinero construirlas, de manera que no puedenllegar a todo el mundo ni a todas partes de manera inmediata. ¿Se primala conveniencia y la eficacia si se construyen de forma secuencial,añadiendo usuarios a medida que se avanza, e ignorando las injusticiasque se generan a corto plazo? ¿Se insiste en la igualdad y se retrasa laoferta del servicio a alguien hasta que puedan tenerlo todos? ¿O se buscaalgún compromiso realista?

5 VIVIENDAS Y BARRlOS

1 Esta idea consiguió mucho tiempo de emisión en antena, especialmentecomo un sueño bastante ingenuo y utópico para escapar de los problemasy peligros de la ciudad, a medida que la revolución digital iba adquiriendoimpulso en los años ochenta. Ver, por ejemplo, The Third Wave (Bantam,Nueva York, 1980), de Alvin Toffler [vers. cast. La tercera ola, EdicionesOrbís. S.A., Barcelona], y The Electronic Cottage (Morrow, Nueva York,1981) de loseph Deken.

2 De hecho, a medida que se desarrollaba la revolución digital en los añosnoventa, la demanda de espacio para oficinas en el centro era muy fuerteen la mayoría de las ciudades principales de los Estados Unidos.

3 Para un repaso exhaustivo y excelente del tema del teletrabajo. verManaging Telework: Strategies [or Managing the Virtual Workforce (JohnWiley, Nueva York, 1998), de Jack M. Nilles. Sobre los desarrolloseuropeos, ver "EU Study on Teleworking", de Mike Johnson, enTeleworking... in Brief(Butterworth Heinemann, Oxford, 1997), pp. 193-208.La literatura de investigación sobre el trabajo a distancia es ya muyabundante; ver "Forecasting Telecommuting-An Exploration ofMethodologies and Research Needs". de S.L. Handy y P.L.Mokhtarian, en'Iransportation 23 (1996), pp. 163-190; "The State of Telecomrnuting", deP.L. Mokhtarian, ITS Review 13, n° 4, (J 990); "Ielecommutíng and Travel:State of the Practice, State of the Art", de P.L. Mokhtarian, Transportation18 (1991), pp. 319-342; "Ielecommuting in the United States: Letting OurFingers Do the Commuting", de P.L. Mokhtarian, TR News, n° 158 (1992),pp. 2-7; "Telecomrnuting and Urban Sprawl: Mitigator or Inciter?",de 1.M. Nilles, en Transportation 18 (1991), pp. 411-431; "Impact ofTelecommuting on Spatial and Temporal Patterns of Household 'Iravel",de R. M. Pendyala, K.G. Goulias y R. Kitamura, Transportation 18 (1991),pp. 383-409.

4 Históricamente, la organización interna del espacio doméstico hareflejado, entre otras cosas, soluciones diferentes a las cuestiones decentralización y,descentralización. ¿La socialización tiene lugar en lossalones privados o en lugares públicos? ¿Existen santuarios privados encada casa o el culto religioso es una actividad comunal que tiene lugar enun punto central de reunión? ¿Trabajan las personas en casa o vtl-D a unlugar de trabajo centralizado? ¿Aparcan en UD garaje particular b en unaestructura pública cercana? Para una discusión sobre una amplia variedadde ejemplos, ver House Form and Culture (Prentice Hall, Englewood Cliffs.N.J., 1969), de Amos Rapoport [verso casto Vivienda y cultura, EditorialGustavo Gili, S.A., 1972].

5 Las antiguas machiya eran bellas casas de madera construidas enbloques largos y estrechos. Los artesanos desplegaban sus mercancías enlas calles, delante de sus casas. Actualmente, el modelo sigue existiendocon una nueva construcción. Viviendas, tiendas, pequeñas fábricas yrestaurantes se entretejen inextricablemente; s610 una cortina de norencolgada en la puerta de entrada señala que una casa en concreto estáabierta para el negocio. Esto constituye un tejido urbano particularmenteflexible, que ha servido de caldo de cultivo para muchas de las empresasmodernas de éxito de Kioto.

6 Para estar advertidos cuanto antes, ver "Home Computer Sweatshops",de P. Mattera, The Nation 236, n'' 13 (1983), pp. 390-392.

7 La distinción entre relaciones primarias y secundarias fue establecidapor G.H. Cooley en Social Organization (Scribner; Nueva York, 1909). Enestos momentos se ha convertido en un tema fijo de cualquier asignaturade introducción a la sociología. Este concepto ha sido elaboradamenteenriquecido y aplicado a situaciones en las que aparece la electrónicapor Craig Calhoun en su "Computer Technology, Large-Scale SocialIntegration, and the Local Community", en Urban Affairs Quarterly 22,n° 2, (diciembre de 1986), pp. 329-349; Y también en "The Infrastructureof Modernity: Indirect Social Relationships. Information Technology,and Social Integration", en Social Change and Modernity (University ofCalifornia Press, Berkeley, 1992), pp. 205-236, de Hans Haferkamp y NeilJ. Smelser; eds.

8 "The Post-City Age", de Me!vin M. Webber, en Daedalus 97 (1968),pp. 1091-1110. Ver también "What Makes Cities Important", de R.E Abler; BellTelephone Magazine 49, n° 2, (1970), pp. 10-15, así como "Communication andCommunity", de P.C. Goldmark, Scientific American 227 (1972), pp. 143-150.

9 Se ofrece una primera definición clásica de esta cuestión en"Assignment Problems and the Location of Economic Activities", deT.C. Koopmans y M. Beckman, Econometrica 25, n° 1, (1957), pp. 53-76.

10 Ver, por ejemplo, "A Long Way frorn the Rat Race: The Charms ofTelluride Have Made a Telecornmuting Town", de Kerry Hannon, US Newsand World Report, octubre de 1995.

11 La transformación de las primeras imprentas y tiendas de copias encentros de negocios del barrio ofrece una prueba de la tendencia en estadirección. Ver "For the Officeless, a Place to Call Home", de LaurieJ. Flynn, New York TImes, Business Day, 6 de julio de 1998, pp. D1, D4.

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176 e-topía Notas 177

12 Ver, por ejemplo, The Fall o( Pub/ic Man (Knopf. Nueva York, 1976), deRichard Sennett [vers. casto El declive del hombre público, Edicions 62;Península, Barcelona, 1978].

13 "Bowling Alone: Ame-íca's Declining Social Capital", de RobertPutnam, Journal oiDemocracy 6, n'' 1 (1995), es sólo el último de unalarga lista de comentaristas que diagnostican una pérdida de comunidaden la vida moderna y que localizan su causa en cierta combinación deurbanización, sub-urbanización, el automóvil y la televisión.

14 The Death and Life ofGreat American Cities (Vintage Books, NuevaYork, 1961), de Jane Jacobs. Sobre las prescripciones de los NuevosUrbanistas, ver The Next American Metropolis: Ecology, Community, andthe American Dream (Princeton Architectural Press, Princeton, 1993), dePeter Calthorpe; The New Urbanism: Toward an Architecture ofCommunity(McGraw-Hill, Nueva York, 1993), de Peter Katz y Vincent SculIy, ySeaside: Making a Town in America (Princeton Architectural Press,Princeton, 1991), de David Mohney y Keller Easterling, eds. Para algunaspropuestas muy diferentes, ver Cities [or a Small Planet (Westview Press,Boulder, 1997), de Richard Rogers. [vers. cast. Ciudades para un pequeñoplaneta, Editorial Gustavo Gili, S.A., Barcelona, 2000].

15 Sobre la creación de Silicon Alley, sus defectos y sus virtudes, ver "TheGreat Wired Way", de Andrew Ross, Any, n" 22 (1998), pp. 57-61.

16 Para un repaso a este modelo espacial, ver "The Spatial MismatchHypothesis: Three Decades Later". de John Kain, Housing Policy Debate 3(1993), pp. 371-460.

17 Ver "The Informational City Is a Dual City: Can It Be Rever-sed?". deManuel Castells, en High Technology and Low lncome Communities (MITPress, Cambridge, 1998), pp. 25-42, de Donald A. Schon, Bish Sanyal yWilliam J. Mitchell, eds. Sobre Jos efectos del acceso desigual a lainfraestructura de información, ver Disconnected: Haves and Have-Nots inthe lnformatian Age (Rutgers University Press, New Brunswick, 1996), deWilliam Wresch. Y sobre la tendencia general a retirarse en comunidadescerradas, ver Fortress America: Gated Communities in the United States(Brookings Institution Press, Washington D.C., 1997), de EdwardJ. Blakeley y Mary Gail Snyder.

18 Las ciudades duales, engendradas por el impacto privilegiador ymarginalizador a la vez de la transformación tecnológica, han sido en elpasado un tema favorito de los novelistas. Pensemos precisamente enDickens y su característica dramatización del contraste al hacer que losprotagonistas pasen de un contexto a otro. La revolución digital hagenerado tratamientos similares por los cyberpunks. Por ejemplo, NealStephenson, en su escalofriante y divertida novela Snow Crash (Bantam,Nueva York, 1992), imagina que los conectados-y-privilegiados se retirandentro de unos "Burbclaves" autónomos. con controles de entrada yfuerzas de seguridad privadas. Mientras tanto: "Leprosos que asan perrosen espetones sobre toneles de queroseno llameante. La gente de la calleempuja carretillas llenas hasta arriba de restos chorreantes de billetes demillones y de billones de dólares, que han recogido de las cloacas.Cadáveres en la carretera, enormes cadáveres, restos tan grandes que sólopodrían ser de seres humanos, aplastados formando gruesas bandas,

largas como una manzana de casas. Barricadas ardiendo en las avenidasprincipales. Sin refugios por ninguna parte."

19 Sin embargo, éstos ejercerán una influencia significativa. Ver"Geographical Inequalities: The Spatial Bias of the New CommunicationsTechnologies", de Andrew Gillespie y Kevin Robins, Journal afCommunications 39, na 3 (verano de 1989), pp. 7-18.

20 Sobre las diversas apropiaciones y transformaciones de la tecnologíatelefónica, ver America Calling: A Social History ofthe Telephone to 1940(University of California Press, Berkeley, 1992), de Claude S. Fischer.

6 LUGARES DE ENCUENTRO

1 La novela de Neal Stephenson, Snow Crash (Bantam, Nueva York,1992), popularizó la idea de un lugar de reunión virtual que eraexactamente como un lugar físico y que estaba poblado por avatares dedoble cuerpo -de diversa calidad dependiendo de lo que cada uno pudierapermitirse-o Este "Metaverse" de ficción se organiza alrededor de "theStreet", un "gran bulevar, brillantemente iluminado, que giraconstantemente en torno al ecuador de una esfera negra con un radiode algo más de diez mil kilómetros". En todo momento hay millones depersonas caminando por allí de aniba abajo. A cada lado se puedendesarrollar solares e inmuebles.

2 Sobre telecomunicaciones, redes informáticas y relaciones socialesindirectas, ver "Community without Propinquity Revisited: CategoricalIdentities, Relational Networks, and Electronic Communication", de CraigCalhoun, Sociological Inquiry 68, n" 3, (1998).

3 Presentación de Miehael Dertouzos en la conferencia del Club deRoma: "How New Media Are Transforming Society", SmithsonianInstitution, Washington D.C., 1998.

4 "Roadkill on the Infonnation Superhighway", de Richard S. Tedlow,Harvard Business Review, noviembre/diciembre de 1996. Las marcascomerciales nacionales e internacionales, junto con sus correspondientesestrategias de mercadotecnia, florecieron inicialmente a finales del sigloXIX con el surgimiento de la imprenta rápida, el ferrocanil y los sistemaseficaces de correo. Ivory Soap, American Tobacco, Johnson & Johnson yCoca-Cola fueron fundadas todas alrededor de 1880. Internet, en ciertosentido, es una simple continuación de esta historia.

S The Rise o( the Network: Society (Blackwell, Malden, Mass., 1996),p. 364, de Manuel Castells.

6 Citado en Media and the American Mind (University of North CarolinaPress, Cbape! HlII, 1982), p.Ll , de D.l. Czitrom.

7 La formulación clásica de la teoría de la segmentación del mercado sepuede ver en "Product Differentiation and Market Segmentation asAlternative Marketing Strategies", de Wendell R. Smith, en Journal ofMarketing 21 (julio de 1956). Sobre la conexión a comunidades virtualesen línea, ver Net Gain: Expanding Markets through Virtual Communities

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(Harvard Business School Press, Boston, 1997), de John Hagel JII y ArthurG. Armstrong.

8 Como ejemplo especialmente vívido y conmovedor, ver la historia deBostonBill y la comunidad en línea de afectados por la extrañaenfermedad de la fibromialgia. "A Champion of the Afflicted Is Mourned",de Peter S. Canellos, en Bastan Globe, 16 de marzo de 1998, pp. Al, A16.Sobre la ciber-escena gay, ver "Oood Thrill Hunting", de Michacl JosephGross, en Bastan Magazine, abril de 1998, pp. 50-56.

9 Ver, por ejemplo, Silicon Snake Oíl: Second Thoughts o{ the InfonnationHighway (Anchor, Nueva York, 1996), de Clifford Stol!.

10 Según Durkheim, anemia es la condición que resulta de subdividirexcesivamente el trabajo, cuando el individuo pierde la perspectiva delpropósito más amplio de su esfuerzo económico colectivo y se genera, portanto, una ruptura de las relaciones sociales. Ver The Division of Labor inSociety, de Emile Durkheim, trad. George Simpson (Free Press, NuevaYork, 1933; original 1893) [verso cast. La división del trabajo social, I,Planeta-Agostini, Barcelona].

11 The Virtual Community: Homesteading on the Electronic Frontier(Addison-Wesley, Reading, Mass., 1993), p. 2, de Howard Rheingold.

12 Cyberville: Clicks, Culture, and the Creation ofan Online Town (WamerBooks, Nueva York, 1998), p. 8, de Stacy Horn.

13 Telecommunications and the City: Electronic Spaces, Urban Places(Routledge, Londres, 1996), pp. 260-263, de Stephen Graham y SimonMarvin.

14 El sistema del Faro del Conocimiento (Farol do Saber) fue iniciadopor el alcalde de Curitiba, Rafael Greca de Macedo. En 1994 se construyóel primero y había 50 en proyecto. La torre del "faro" evocaba a la vezel antiguo faro y biblioteca de Alejandría y una torre de vigilancia sobre elvecindario circundante. Están situados cerca de escuelas municipales yplazas públicas. En la página web municipal de Curitiba, el alcalde dice:"Los Faros del Conocimiento son terminales de sabiduría abiertos alpúblico". Su intención es "desalojar la oscuridad y ofrecer seguridad anuestro pueblo, porque saber y ser capaces de leer constituyen las mejoressalvaguardas contra un mundo de ladrones, analfabetos, desposeídos, losparias de la sociedad excluidos de su cuota de oportunidades".

15 El tema del direccionamiento dinámico de redes es sutil peroimportante. Normalmente, las direcciones de redes se asocian con puntosconcretos de conexión. Así es, por ejemplo, como hacemos que un correoelectrónico llegue al lugar correcto. Si se quiere trabajar con cualquierpunto de conexión, sin tener que acceder a una determinada máquinaremota, es preciso utilizar alguna forma simple y efectiva de asociartemporalmente nuestra dirección personal con ese punto.

16 "Order in Diversity: Community without Propinquity", de MelvinM. Webber, Cities and Space: The Future Use oi Urban Land (Johns HopkinsUniversity Press, Baltimore, 1963), pp. 29-54, de Lowdon Wingo, ed.[verso casto Ciudades y espacio, Oikos-Tau, S.A. Ediciones, Barcelona,1976]. Ver también "The Urban Place and Nonplace Urban Realm". de

Melvin M. Webber, en Explorations into Urban Structure (University ofPennsylvania Press, Philadelphia, 1964), de Melvin M. Webber, ed., a;sf "como "Revisiting-the Nonplace Urban Realm: Have We Come Full Circle? ,de Peter Hall, Intemational Planning Studies 1, n° 1, (1996), pp. 7·15.

17 Para una introducción convincente a estas tecnologías, su us~, yalgunas de las cuestiones políticas que plantean, ver Protecting YoursetiOnline (HarperEdge, San Francisco, 1998), de Robert B. Gelman conStanton McCandlish y miembros de la Electronic Frontier Foundation.

18 Cuando yo enseñaba en la universidad de Cambridge, en los añossetenta, no hacíamos mucho uso de la comunicación electrónica. El correoelectrónico no existía y los teléfonos eran pocos, ineficaces y se seguíapensando que era un medio de comunicación poco elegante. Si queríamoslocalizar a alguien para algún negocio, simplemente dábamos una vueltapor Trumpington Street a la hora de la comida o lo encontrábamos en launiversidad, a la hora de la cena.

19 La cuestión de la visibilidad e invisibilidad se ha promovido confuerza por parte de los críticos de la idea habermasiana de una esferapública unificada y global; ver Public Sphere and Experience: Toward anAnalisys ofthe Bourgeois and Proletarian Public Sphere (University ofMinnesota Press, Minneapolís, 1993), de Oskar Negt, Alexander Kluge.Peter Labanyi, Owen Daniel, Assenka Oksiloff y Miriam Hansen. Sobre elespacio público específicamente, ver "Men in Space", de RosalynDeutsche, Artforum, febrero de 1990, pp. 21-23.

20 "Mexíco's Zapatistas: The First lnformational Guerrilla Movement", deManuel Castells, en The Power ofIdentity (Blackwell, Malden, Mass.,1997), pp. 72-83. Para el profético análisis de la Corporation RAND delciberespacio en las revoluciones del futuro, ver "Cyberwar Is Coming!", deJohn Arquilla y David Ronfeldt, en Comparative Strategy 12, n° 2, (1993),pp. 141-165 (también www.techmgmt.com/restore/cyberwar.htm).

21 "Internet Treasure". de Andrew Shapiro, Bostan Review 23, n'' 3.4,verano de 1998, pp. 18-19.

22 Democracy in America, vol. 1, capítulo XII: "Political Associations inthe United States" [vers. casto La democracia en América, Alianza Editorial,S.A" Madrid].

23 Para un informe práctico, de primera mano, sobre las organizacionespolíticas de base que utilizan lugares de reunión en línea, ver NetActivism:How Citizens Use the Internet (O' ReilIy, Sebastopol, California, 1996), deEd Schwartz.

24 Ver The Ancient City: A Study of the Religion, Laws, and lnstitutions ofGreece and Rome (Johns Hopkins University Press, Baltimore, 1980;original 1864) [verso cast. La ciudad antigua, Editorial Edaf S.A., Madrid,1982], de Numa Denis Fustel de Coulanges, para un debate clásico sobrela relación entre civitas y urbes en su concepción tradicional.

25 .Ver, por ejemplo, The Sovereign Individual (Simon & Schuster, NuevaYork, 1997), de James Dale Davidson y Lord William Rees-Mogg. Para untratamiento más matizado y académico, ver Lasing Control? Sovereignty in

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180 e-tapia Notas 181

an Age o{ Globalization (Columbia University Press, Nueva York, 1996), deSaskia Sassen.

26 La relación actual, más compleja, entre comunidades y lugares noaparece con la telecomunicación electrónica, pero ha sido fuertementeimpulsada por ella. Ver ro Dwell among Priends: Personal Networks inTown and CUy (University of Chicago Press, Chicago, 1982), de Claude S.Fischer; y también "The Community Ouestíon", de Barry Wellman,American Iournal o(Sociology 84 (1979), pp. 1201-1231.

27 Para análisis más detallados de las ciudades en estos términos, desdediversos puntos de vista, ver The CUy01' Collective Memory (MIT Press,Cambridge, 1994), de M. Christine Boyer; The Power of Place (MIT Press,Cambridge, 1995) de Dolores Hayden, y Civic Realism (MIT Press,Cambridge, 1997) de Peter G. Rowe.

7 REDISEÑANDO EL LUGAR DE TRABAJO

1 The Twilight o{Sovereignty: How the lnfonnation Revolution IsTransfonning the World (Scribner's, Nueva York, 1992), p. 61, de WalterB. Wriston. Wriston ofrece un gráfico informe de primera mano sobre elsurgimiento de los mercados financieros con soporte electrónico.

2 Para un examen de la situación en 1998, ver "Financial Centers", en TheEconomist 347, n° 8067,9 de mayo de 1998, p. 62. Para un buen informesobre el desarrollo del comercio electrónico y un análisis de algunas de susimplicaciones, ver Trapped in the Net: The Unanticipated Consequences ofComputerization (Princeton Urriversity Press, Princeton, 1997), pp. 74-107,de Gene I. Rochlin.

3 El colapso no sólo se propagó por las telecomunicaciones electrónicas ypor la informática; también se amplificó a causa de fallos de diversos tiposen las comunicaciones y en los programas.

4 "Record Label to Distribute Music on Une", de Matt Richtel, New YorkTimes, 5 de mayo de 1999, pp. C1, C9.

5 Sobre automóviles, ver Flexible Production: Restructuring thelnternational Automobile lndustry (Polity, Cambridge, 1994), de RebeccaMorales. Sobre el vestido, ver Global Production: The Apparel Industry inthe Pacific Rim (Temple University Press, Philadelphia, 1995), de EdnaBonacich, Lucie Cheng, Norma Chinchilla, Nora Hamilton y Paul Ong,eds. Sobre ordenadores, abrir simplemente un ordenador personal o unportátil y echar un vistazo a las etiquetas de origen de los diversoscomponentes.

6 George Gilder ofrece muchos ejemplos certeros -que es preciso filtrar,por supuesto, debido a su inimitable sesgo "arriba el mercado, abajo losgobiernos"- en "The Eclipse of Geopolitics", Microcosm: The OuantumRevolution in Economics and Technology (Simon & Schuster, Nueva York,1989), pp. 353-370. En relación con los libros, estima: "Imprimir un librocuesta unos 80 centavos; la esencia de su valor viene dada por el autor, eleditor, el distribuidor y el librero". Sobre los chips de silicio: "Sin ningunamanifestación física en absoluto, el diseño del ordenador puede fluir a

través del ganglio global hacia otro ordenador conectado a una lrncn deproducción en cualquier parte del mundo."

7 En los años ochenta y noventa esto se convirtió en una cuestión muy demoda por parte de los expertos en política popular, tanto desde laizquierda como desde la derecha, cada uno con su sesgo particular. G.eol'gcGilder lo incorporó en Microcosm, por ejemplo. Y Robert Reich lo reforzóen The Work of Natíons: Preparing Ourselves [or Zlv-Cetuury Capitalism(Random House. Nueva York, 1992).

8 Para un informe más detallado, ver The Digital Economy: Promise andPeríl in the Age of Networked Intelligence (McGraw-Hill, Nueva York, 1996),p. 92, de Don Tapscott.

9 Technologies without Boundaries: On Telecommunications in a GlobalAge (Harvard University Press, Cambridge, 1990), pp. 68-69, de Ithiel deSola Pool.

10 "The Nature of the Firm", de Ronald H. Coase, en The Fírm, theMarket, and the Law (University of Chicago Press. Chicago, 1990; original1937) [verso cast. La empresa, el mercado y la ley, Alianza Editorial, S.A.,Madrid, 1994], pp. 33-56.

11 Ver, por ejemplo, "I'he Future of the Firm", de Frances Cairncross, enThe Death 01' Distance: How the Communications Revolution Will ChangeOur Lives (Harvard Business School Press, Bastan, 1997), pp. 151-153; Y"Theme 4: Molecularization", de Don Tapscott, en The Digital Economv:Promise and Peril in the Age 01' Networked Intelligence (McGraw-Hill, NuevaYork, 1996), pp. 51-54. Para un análisis más técnico, ver "ElectronicMarkets and Electronic Hierarchies", de Thomas W. Malone, Joanne Yatesy Robert 1. Benjamin, en Communícations 01' the ACM 30, n° 6, (l987),pp. 484-497.

12 Ver, por ejemplo, The Virtual Corporation: Structuring and Revitaliringthe Corporation for the Zlv-Century (HarperBusincss, Nueva York, 1993),de William H. Davídow y Michacl S. Malone.

13 "Economic Community and Social Investment", de Lester C. Thurow,en The Community 01' the Future (Jossey-Bass Publishers, San Francisco,1998), p. 25, de Frances Hesselbein, Marshall Goldsmith, RichardBeckhard y Richard F. Schubert, eds. [vers. cast. La organización delfuturo, Ediciones Deusto, S.A., Bilbao, 1998].

14 Puesto que los medios de producción físicos siguen siendo confrecuencia costosos de trasladar, la amenaza de abandono frecuentementeprecederá, o incluso evitará el abandono real. Estimulará a las empre~aspara que intenten reducir los sueldos y los impuestos en sus localizacionesactuales para no pagar los costes de un cambio de sitio.

15 Nations and Nationalism sínce 1780 (Cambridge University Press.Cambridge, 1990), pp. 174-175, de Eric J. Hobsbawm. Entre las másconocidas de estas zonas industriales extraterritoriales está la de lasmaquiladoras en el Programa Industrial del Norte de México.

16 Gilder, Microcosm, pp. 355-356.

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182 e-topía Notas 183

17 Lo que distingue realmente a Silicon Valley de todos los imitadores deSilicon es su concentración exclusiva de talento humano especializado,junto con las interacciones que permite esta concentración y los serviciosque soporta.

18 Los dirigentes industriales que entrevisté en Bangalore en 1998, porejemplo, mencionaban consistentemente la alta calidad del grupo detalentos locales, atraídos por un entorno acogedor, buen clima y unatradición establecida de alta calidad en instituciones de enseñanza einvestigación, como clave del éxito de esta ciudad en la industria deexportación de informática. La viabilidad de los campus de lugares detrabajo de alta tecnología en la periferia también depende de las recientesinversiones en carreteras y en flotas de autobuses, mantenidas por lasempresas más importantes. Y el desarrollo inmobiliario ha promovidoedificios listos para su uso, preparados para las telecomunicaciones, quepueden ser ocupados y utilizados inmediatamente.

19 Los economistas piensan normalmente en las comunidadeseconómicas como estructuras establecidas para definir los derechos depropiedad necesarios para que funcionen las economías de mercado, ypara defender los citados derechos ante los enemigos internos y externos.En el pasado lejano solían corresponder a ciudades-estado amuralladas.Más recientemente han llegado a solaparse con las naciones-estado. Y aúnmás recientemente hemos visto comunidades económicas transnacionales.incluso geográficas, como la VE.

20 Para el punto de vista de un economista sobre estas cuestiones, ver"Economíc: Community and Social Investment". de Thurow.

21 The Weightless World: Strategies [or Managing the Digital Economy(MIT Press, Cambridge, 1998), p. 210, de Diane Coyle.

B LA CIUDAD TELESERV1DA

1 "The City and the Telegraph: Urban Telecommunícaüons in the Pre­Telephone Era", de Joel E. Tarr, Thomas Finholt y David Goodman, enJournal of Urban Histary 14, n'' 1, (noviembre de 1987), pp. 38-80.

2 The Digital Ecanomy: Promise and Peril in the Age of NetwarkedIntelligence (McGraw-HiIl, Nueva York, 1996), p. 45, de Don Tapscott.

3 Para un análisis directo y convincente de los temas clave, ver "Privacy,Anonymity, and Secure Communications: Safeguarding Personal andBusiness Data in the Information Age", de Robert B. Gehnan y StantonMcCandlish, en Protecting Yourself Online (HarperEdge, San Francisco,1998), pp. 35-84. Para un enfoque más foucauldiano, ver The Simulation ofSurveillance: Hypercontrol in Telematic Socíeties (Cambridge UniversityPress, Cambridge, 1996), de William Bogard.

4 Algoritmos colaboradores de filtrado utilizan .estadísticas sobre lasopciones de consumo de una población para extrapolar a partir de lasconductas anteriores, predecir las preferencias de miembros concretos dedicha población y poder así dar automáticamente recomendacionespersonalizadas. Se basan en la prudente idea de que, si ciertos individuos

han hecho previamente elecciones parecidas, pro~ablementc,ticnenintereses parecidos y es probable que hag~n elecciones pareClda~ en elfuturo. Estos algoritmos funcionan muy bien cuando las poblaciones songrandes y los perfiles de elección largos.

5 Para un debate más extenso de este desarrollo, ver The DigitalEconomy, pp. 192-195, de Tapscott.

6 "Point, Click and Pay", de Brad Stone y Jennifer Tanaka, Newsweek,17 de agosto de 1998, pp. 66-67.

7 "Friction-Free Capitalism", de BiIl Gales, The Road Ahead (Viking,Nueva York, 1995), pp. 157-183.

8 Citado en "Serfing the Net". de Jillian Burt, 21·C, primavera de 1996,p. 69. Se puede acceder al telejardín a través dehttp://www.usc.edu/dept/garden/.

9 Ver, por ejemplo, "A Teleoperated Microsurgical Robot and AssociatedVirtual Environment for Eye Surgery", de Ian W. Hunter, TilemachosD. Doukoglou, Serge R. Lafontaine, Paul G. Charette, Lynette A. Jones, o

Mark A. Sagar, Gordon D. Mallinson y Peter J. Hunter, en Presence 2, n 4,(otoño de 1993), pp. 265-280.

10 "The Localization of the World Economy", de Paul Krugman, en PopIrüemationalism (MIT Press, Cambridge, 1997) [vers. cast. Elinternacionalismo moderno, Editorial Crítica (Grupo Planeta), Barcelona,1997]. Ver también Geography and Trade (MIT Press, Cambridge, 1993), dePaul Krugman.

11 Ésta es una antigua observación, repetida hasta la saciedad, queproviene al menos de Alfred Marshall. El surgimiento de la~,telecomunicaciones altera el papel y el efecto de esta cohesión urbana,pero no la elimina por completo.

12 "Iechnology's Revenge", de Paul Krugman, Pop lnternationalism,pp. 191-204.

9 ECONOMíA DE PRESENCIA

1 Observemos que "presencia" tiene diversos sentidos importantesrelacionados con el tema. Uno puede estar presente en un SItIO concreto, sepuede referir al momento presente y puede presentarse a sí mismo.

2 En su última. y pretenciosa obra, Las leyes (737e ss.). Plat~n determinóel tamaño de la ciudad-estado ideal en 5.040 ciudadanos agncultores, mássus familias y esclavos, y algunos extranjeros residentes. Aristóteles, másinclinado a lo empírico, no se comprometió con un número exacto, peroseñaló las condiciones de frontera relevantes. En su Política (1326bIJ)afirmó: "Para tomar decisiones en asuntos de justicia y para el propósitode distribuir los cargos con arreglo a los méritos es n~cesario que los "ciudadanos se conozcan entre ellos y que sepan qué ttpo de personas son.Tras observar que un tamaño excesivo también "facilita que los extranjerosresidentes en el país se apoderen de la ciudadanía" , prosigue: "Aquí, portanto, nos encontramos con los límites del estado: debe poseer la

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184 e-topia Notas 185

población más grande que sea coherente con la satisfacción de lasn~~esidades de 1!~a vida autosuficiente, pero no tanto que no pueda servigilada con facilidad. Que ésta sea nuestra manera de describir el tamañodel estado."

3 Para un profundo análisis de Tiananmen y para las transformaciones desu papel ~? ,la era de las tele~<:>municaciones electrónicas, ver CraigCalhoun, Tlananmen, Television and the Public Sphere:Internationalization of Culture and the Beijing Spring of 1989", PublieCulture 2, n'' 1 (otoño 1989), pp. 54·71.

4 Las implicaciones y las consecuencias del cambio de lo oral a lo escritopor supuesto, han sido muy debatidas; existe una amplia literatura sobre 'este tema. Comienza con Platón, con el conocido argumento en Fedro de9u e n? fu~ tan gran i?ea ::-tendente a "crear una mala memoria" y laapartencra de la sabiduría, no la verdadera sabidurfa".-. En un resonante

pasaje q.ue ha sid? repetido una y otra vez por los críticos posteriores delos medios, especialmente por McLuhan, Freud escribió: "Con cadaherramienta el hombre perfecciona sus propios órganos, sean motores osensores, o elimina los límites a su funcionalidad... La escritura fue eno~gen la voz de la persona ausente." (Sigmund Freud, Civiliration and ítsDiscontents, trad. James Strachey (W.W. Norton, Nueva York 1961original 1930). Un buen punto de entrada moderno a la literatura ~s elclásico de Harolcl A. Innis, The Bias ofCommunication (University ofToronto Press, Toronto, 1951). Otro enfoque muy apreciado es EricA. I:Iavelock, T~e Li~erate Revolution in Greece and Its Cultural Consequences(Princeton Uníversity Press, Princeton, 1982). Marshall McLuhan retomael. tópico en los capítulos 8, 9 Y 10 de Vnderstanding Media: The Extensions01 Man (MIT Press, Cambridge, 1994; original 1964) [verso castoComprender los medios de comunicación: las extensiones del ser humanoEdiciones Paidós Ibérica, S.A., Barcelona, 1996]. '

5 Lewis Mumford, The City in History (Secker & Warburg, Londres,1961), p. 97.

6. LasYLblillas más antiguas de Ur registraban simples listas y cuentas,dISPO~Itl:'OSpara anotar las posesiones almacenadas y para facilitar lasnegociaciones de trueques.

7 En Notre-Dame de París (1831), Víctor Hugo puso de manifiesto estepapel de .la arquitectura y}a.~entó su aparente decadencia en una épocade texto Impreso. Su archidiácono Frollo pronunció las conocidaspalabras: "Esto acabará con aquello" la arquitectura no serviría más comomemoria colectiva de la humanidad. Frollo proseguía: "La arquitectura haperdido su lus~~e,. se ha desvanecido y apagado. La palabra impresa, estatermita ?el edlflcI.O~ absorbe y devora la arquitectura, que se despoja desus vestiduras y visiblemente desaparece. Está desgastada, pobre ydesnuda. Ya no expresa nada, ni siquiera la memoria del arte de otrasépocas". El historiador Anthony Vidler ha insinuado irónicamente que lanueva y monumental Biblioteca Nacional de Francia, detestada pormuc?os bibliófilos tradicionales, representa la venganza de laarquitectura.

8 Marshall McLuhan, The Gutenberg Galaxy: The Making ofTypographicMan (Routledge & Kegan Paul, Londres, 1962), p. 206 [verso cast. La

galaxia Gutenberg: génesis del homo typographicus, Círculo de Lectores,S.A., Barcelona, 1998].

9 Para una versión menos comprimida de esta larga y complicadahistoria, ver Warren Chappell, A Short History of the Prirued World (Knopf,Nueva York, 1970) y Elizabeth L. Eisenstein, The Printíng Revolution inEarly Modern Europe (Cambridge University Press, Cambridge, 1983)[vers. cast. La revolución de la imprenta en la edad moderna europea,Ediciones Akal, S.A., Madrid, 1994].

10 Robert H. wíebe. prólogo de The Search for Order, 1877-1920 (Hill andWang, Nueva York, 1967).

11 John Dewey, The Public and lts Problems: An Essay in PoliticalInquiry(Gateway Books, Chicago, 1946), pp. 114-115.

12 James R. Beniger; The Control Revolution: Technological and EconomicOrigins ofthe Information Society (Harvard University Press, Cambridge, 1986).

13 El trabajo inicial sobre conmutación de paquetes fue llevado a cabopor Paul Baran, de la Rand Corporation, y por Donald Davies, del U.K.National Physical Laboratory, a principios y mediados de los sesenta. Parala historia, ver Peter H. Salus, Casting the Net: From ARPANET to Internetand Beyond (Addison-Wesley, Readíng, Mass., 1987). Para detalles técnicos,Telecomunication Networks (Addison-wesley, Reading. Mass, 1987).

14 Los paquetes son de diferentes tamaños, pero los que circulan porInternet contienen una media de 200 bytes de información, el equivalentea 200 pulsaciones de teclado.

15 Desde el punto de vista de los ingenieros de telecomunicaciones, losmensajes son unidades de "usuario" y los paquetes son unidades del"sistema". Los usuarios ven mensajes, pero el sistema gestiona paquetes.

16 Las rutas que toman los paquetes pueden ser complicadas y lospaquetes pueden atravesar docenas de puntos intermedios entre su origeny su destino. Además, los paquetes sucesivos de un mismo mensajepueden no seguir una misma ruta.17 La conmutación de paquetes, por tanto, funciona mejor allí donde noes necesaria una conexión continua, y donde se pueden tolerar retrasos,como en la mayoría de los intercambios de datos entre ordenadores, y enla transmisión de faxes, pero no en la comunicación continua de sonido ode imagen. El trabajo adicional de proceso creado por la necesidad de leery de atender a las direcciones de los paquetes es más aceptable si setransmiten ráfagas cortas de datos, en lugar de un flujo prolongado ycontinuo. Sin embargo, una red suficientemente rápida de paquetesconmutados puede crear la ilusión de una conexión continua, y por tantopuede a veces transportar adecuadamente voz y vídeo de forma síncrona.

18 En un exhaustivo estudio, publicado en 1998, los investigadores de launiversidad Camegie Mellan fueron capaces de demostrar este tipo deefecto en una muestra de usuarios de Internet de Pittsburgh, para sorpresa,al parecer, de ellos mismos y de otros muchos. Ver Arny Harrnon, "Sad,Lonely World Discovered in Cybersapce", New York Times, 30 de agosto de1998, pp. 1, 22. Los resultados están publicados en Robert Kraut, MichaelPatterson, Vicki Lundmark, Sara Kiesler, Tridas Mukophadhyay y WilliamScherlis, "Internet Paradox: A Social Technology That Reduces Social

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186 e-topia Notas 187

Invo.lvement and Psychological Well.-Being?", American Psychologist,septiembre, 1998. Permiten una vanada interpretación; un comentaristaafir';1ó:"Están,expuestos al mun~o más amplio de Internet y se preguntan¿que estoy haciendo yo aquí en Pittsburgh?"

19 Jennifer Steinhauer; "Old-Line Retailers Resist On-Line Life" NewYork TImes, 20 de abril de 1998, pp. DI. D4.· ,

10 ECONOMiA y ECOLOGiA

1 Agenda 21 nació en la cumbre medio-ambiental de Río de Janeiropatrocinada por la UNCED. Ver el documento de UNCED 'A/CONF,151/PC/Add.7, sección 1, capítulo 6.

2 Esta. f?;mulació.n proviene de la definición de "sostenibilidad" dada porla Comisión Mundial del Desarrollo y del Medio Ambiente: "Satisfacer lasnecesidades del presente sin comprometer la capacidad de lasgeneraciones futuras para satisfacer las suyas propias".

3 Ver,por ejem'p~o, Diane Coyle, The Weightless World: Strategies [orManagmg the Digital Economy (MIT Press, Cambridge, 1998).

4 Lee Goldberg, "I'he Advent of 'Green' Computer Design" Computer 31n" 9 (septiembre de 1998), pp. 16-19. "

5 Ver Pnina Ohanna Plaut, "Ielecommunicatíon vs. Transportatíon",Acc.ess: Research at the University of California Transportation Center, n° 10(primavera de 1997), pp. 21-26, lIan Salomon, "Telecommunications andTravel: Substitution 01' Modified Mobility?", Jonrnal ofTransportEconomics an~ Policy, septiembre de 1985, pp. 219-235, Ilan Salomon."Ielecommunications and Travel Relationships: A Review", TransportationResearch 20A, n'' 3 (1986), pp. 223-238.

6 Peter Hall, Cities in Civílization (Pantheon, Nueva York, 1998), p. 960.

7 Esta estrategia ha sido defendida por Richard Rogers y otros. VerRichard Rog~rs, Cities for a Small Plana (Westview Press, Boulder, 1997).[verso cast. CIudades para un pequeño planeta, Editorial Gustavo Gili, S.A.,Barcelona, 2000).

8 Esta idea ha sido explorada en detalle por Susan E. Owens. Ver suEne~gy, Planning and Urban Forrn (Pion, Londres, 1986); "Energy,EnVlronm.ental Sustainability, and Land-Use Planning", en M.J.Breheny,ed., Sustama~!e Development and Urban Forrn (Píon, Londres, 1992),pp. 79-105; y Land-Use Planning for Energy Efficiency", Applied Energy43 (1992), pp. 81-114.

9. E~te térn;ino no es especialmente feliz, pero ha ganado una ampliadifusión, aSI que probablemente quedará con nosotros. Lo hapopularizado, en particular, el consultor de negocios Stan Davis. Ver StanDavis: "Mass Customizing", en Future Perfect, ed. rev. (Addison-Wesley,R~admg, Mass., 19~7),'pp. 148-197. Para más discusión ver B. JosephPíne. Mass Customization: The New Frontier in Business Competition(Harvard Business School, Boston, 1992).

10 Plaut, "Ielecommunication vs. Transportation".

NOTAS DEL TRADUCTOR

Nota al subtitulo del libro"It's life, Jim, but not as we know it" es una cita de Star Trek (The OriginalSeries), temporada 1, episodio 27. La forma de vida a la que se refiere esla Horta. una criatura con morfología de roca, que resulta ser un~ madreintentando proteger a sus huevos de la maquinaria minera usada en elplaneta Jano 6. El autor de la cita no está identificado, peroprobablemente es Spock, ya que es él quien "habla" con la Horta. Y Jim esel capitán -ahora almirante- James T. Kirk.

Bibliotecas CarnegieBibliotecas establecidas en Estados Unidos y en Gran Bretaña por AndrewCarnegie (1835-1919), magnate del carbón y del acero y filántropo.Carnegie creía que las bibliotecas proporcionaban los medios para que losindividuos motivados obtuvieran los conocimientos necesarios para teneréxito en la vida. Su propio acceso a los libros, de joven, le permitióalcanzar la educación que su padre no pudo darle.

DigeratiPersonas ilustradas en los medios digitales.

Chicken LittlePersonaje de los cuentos infantiles que alarma a todo el vecindario yprovoca una reacción histérica en cadena cuando le cae encima unamanzana y se convence de que el cielo se está viniendo abajo.

LuditasMovimiento de trabajadores que a principios del siglo XIX, en Inglaterra, seopusieron a las máquinas a fin de preservar su modo de vida, que creían enpeligro. Se usa para describir a quienes desconfían de los cambiosintroducidos por las nuevas tecnologías.

MUDsMulti-user Domains, mundos en línea donde se puede hablar con otros.

MOOsMUD, Object Oriented, MUDs donde se pueden construir y programarobjetos.

KaczynskiConocido como 'Unabomber', matemático brillante, alumno de Harvard yprofesor en Berkeley, fue el terrorista más buscado de EE. UU. Enviabacartas bomba a universidades y aerolíneas. En 18 años mató a 3 personas ehirió a 16. Estaba en contra de la sociedad industrial y exigió la publicaciónen la prensa de un largo manifiesto para cesar su campaña de bombas.

BollywoodSobrenombre de Bombay, centro de la industria cinematográfica hindú,segunda del mundo, con más de 800 títulos al año.

Robert MosesPolémico administrador y planificador que dio forma a la ciudad deNueva York entre 1924 y 1968, realizando innumerables obras públicas,entre ellas muchas autopistas y otras infraestructuras de gran impacto.

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AGRADEC1MlENTOS

Este libro germinó a partir de las discusiones y debates genera­das.a raíz de la publicación -eri papel y en línea- de mi libro Cityof Bits: Space, Place, and the lnfobahn, en 1994. Mi agradeci­miento va por tanto a los numerosos criticas, comentaristas,entrevistadores, comunicantes por correo electrónico, discutido­res en línea, estudiantes, colegas y amigos que han planteadointeresantes cuestiones sobre las relaciones entre el ciberespacioy el urbanismo, y que han aportado ideas profundas y provoca­doras en el discurso consiguiente. En particular, quiero men­cionar al desaparecido Donald Schon, a Bish Sanyal, AnneBeamish, Peter Hall, Manuel Castells, Leo Marx, Mel King y a losdemás participantes en el vigoroso coloquio del MIT, en 1997,"High Technology and Low-Income Comrnunities", cuya docu­mentación ha sido publicada en Donald A. Schon, Bish Sanyal yWilliam J. Mitchell, eds., High Technology and Low-Income Com­munities: Prospects [or the Positive Use of Advanced InformationTechnology (MIT Press, 1998). Kent Larson proporcionó perspi­caces comentarios sobre las viviendas inteligentes y las conver­saciones con Jane Wolfson y Krzysztof Wodiczko me iluminaronen muchos aspectos. Sin esta distinguida ayuda, habría tenidomucho menos que decir.

Por último, esta es la ocasión adecuada para recordar aHarvey S. Perloff ya Charles W. Moore, que me enseñaron paraqué son en realidad las ciudades.

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iND1CE DE NOMBRES

Alberti, Leon Batlista, 46, 104Aleotti, Giovanni Battista, 38ALIVE,42Amazon.com, 126Aristóteles, 7, 138, 183-184n2Aspen (Colorado), 83, 131Athena (MIT), 98Atenas, 29Australia, 30, 106, 117, 121

Bangalore, 21,24, 117,152, 182n18Bell, Gordon, 61Bluetooth, 54Blumberg, Bruce, 42Bolsa de Nueva York, 108Brunelleschi, Filippo, 46

C++,S5Capek, Karel, 64Capra, Frank, 116Castells, Manuel, 88, 95Centro de Investigación Xerox

de Palo Alto, 41, 67Chicago,20Choay, Francoise, 16Sn 1Clearboard, 41Coase, Ronald, 115Curitiba, 99

Dell Computer Corporation, 112Dertouzos, Michael, 94Dewey, John, 142Digital Desk, 45DLJdirect, 107eBay.com, 92

Echo, 30,97Engels, Friedrich, 31, 116E'Trade, 107

Fidonet,32Fitzmaurice, George, 67Ford, Henry, 160

Gates, Bill, 40, 127Gehry, Frank, 160Gershenfeld, Neil, 52Gibson, William, 170n2Gilder, George, 116, 165nl,

180n6Global Positioning System, 50,

64Goldman, Ken, 129

Hall, Peter, 158Haraway, Donna, 61Hewlett-Packard Corporaríon.

56Híper-espejos, 45Hobsbawm, Eric, 116, 169n23Hong Kong, 8, 116Horn, Stacy, 97Hugo, Victor, 184n7

IBM Corporation, 41Ibsen, Henrik, 42India, 24, 30. Ver también

BangaloreInternet, 21, 22, 33, 55, 69, 98,

101,143,145Iridium, 31Ishii, Hiroshi, 41, 45

Jacobs, Jane, 7, 87Jacobson,Joe,43jailbabes.com, 93Java, 55, 56Jini, 54, 56Jockey Club de Hong Kong, 8

Indice de nombres

Kahn, Louis, 134Krueger, Myron, 45Krugman. Paul, ) 31Kioto,80

Lang,Fritz,64Las Vegas, 42, 47Lefebvre, Henri, 169n27Levi Strauss & Ca., 113Linux, 96Lorenzetti, Pietro y Ambrogio.

29Los Ángeles, 20

Manutius, Aldus, 110Marcuse, Herbert, 166n2Marx, Karl, 31, 116McLuhan, Marshall, 7, 140, 143Media Laboratory (MIT), 55,

170n 11metaDESK, 45Mies van der Rohe, Ludwig, 160Milosevic, Slobodan, 103Minitel, 22Mozer, Michael, 71Mumford, Lewis, 7, 139, 147Museo Guggenheim (Bilbao),

160

Nasdaq, 107Negroponte, Nicholas, 32

Pawley, Martin, 169n1PEN,93Pekin, 102, 138Platón, 7, 138, 183-184n4Pompeya,28Pool, Ithie1 de Sola, 113Reuters, 168n15Rheingold, Howard. 97Rogers, Richard, 87Royal Flying Doctor Service, 121

191

Saffo, Paul, 39Santa Mónica, 93Santarornmano, Joseph, 129Seiko,61Siena, 163Silicon Valley, 88, 152Singapur, 80, 173n10Soho (Londres), 109Stelarc, 61Stephenson, Neal, 176n18,

177nlStevenson, Robert Louís. 141Sun Microsysterns, 23, 54, 56

Teledesic, 31Telegarden, 129Telstra, 30Thoreau, Henry David, 95Thurow, Lester, 115Tónnies. Ferdinand, 27Tocqueville, Alexis de, 103

Ubiquitous Computing, 67

Venecia, 83Venturi, Robert, 40Videoplace, 45

Webber, Melvin, 82, 100Weiser, Mark. 67Well, 29, 97Wellner, Pierre, 45Williams, Raymond, 165n1Wired, 17, 169n28Wodiczko, Krzysztof, 40World Wide Web, 17, 22, 30, 33,

55,99, 143Wriston, Walter, 107

Yahoo, 129

Zapatistas, 102