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  • Presencia Apostlica 1

    Con sentidodel humorse vive mejor

    La importanciade cerrar ciclos

    PRESENCIARevista bimestral nm. 62NOV-DIC 2013Donativo:$10.00$2.00 US

    REVISTA SAN JUDAS BIMESTRAL

    APOSTLICA

    Reflexiones deAdviento y Navidad

  • 2 Presencia Apostlica

    realizando labores de evangelizaciny promocin social en:

    Ven a vivir la alegra de servir

    n El Ciruelo y Lo de Soto, Costa Chica de Oaxacan Ciudad Jurez n Nuevo Laredon Torren n Len n Morelian Guadalajara n D.F. n Tolucan Cuauhtenco, Estado de Mxico

    n Y en ms de 60 pases

    MISIONEROS CLARETIANOS

    Ven portu calendario

    2014!Con una oracin para iniciar el da.

    A la venta en elTemplo de San Hiplito

    Oracin diaria a san Judas Tadeo:

    Querido san Judas Tadeo, Apstol de

    la esperanza, el discpulo de Jess,

    y compaero en mi camino.

    Hoy en este da te pido fuerza

    para enfrentar mi retos y gracia para

    celebrar mis xitos. Te pido lo ms

    necesario para m y mi familia.

    Aydame a estar cerca de Dios y de

    mi hermano. Prometo fomentar tu

    devocin para mayor gloria de Dios.

    Amn.

    2014San Judas Tadeo

    1 2 34

    5 6 78 9 1

    0 11

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    31

    3er Domingo Ordinario

    TitoTimoteo

    ngela de MriciCelebracin mens

    ual

    San Judas Tadeo

    Toms de Aquino

    Pedro Nolasco

    Valeria

    Fulgencio de Ruspe

    Martina

    Juan Bosco

    2o Domingo Ordinario

    Macario de Alejandra

    Mario

    FabinSebastin

    InsVicenteLaura Vicua

    IldefonsoVirginia

    Francisco de SalesConversin del

    Apstol San Pablo

    Elvira

    Bautismo del Seor

    Arcadio

    HilarioFlix de Nola

    MauroRaquel

    MarceloAntonio, abad

    Juan de Rivera

    BeatrizFaustinaPriscila

    Epifana del SeorLos Santos Reyes

    Raimundo de Peafort Severino

    JulinAna de los ngeles Mo

    nteagudo

    Gonzalo

    Teodosio

    Santa Mara, Madre de Dios

    Circuncisin del Seor

    Ao Nuevo

    BasilioGregorio de Nacian

    cenoGenoveva

    ngela de FolignoDomingo Lunes

    Martes MircolesJueves Viernes

    SbadoEnero 2014

    Templo de San HiplitoZarco 12, Col. Guerrero

    ,

    C.P. 06300, Mxico, D.F.

    Tel. (55) 5518-7950 (55) 5521-3889 (55) 5510-4796

    www.claretianos.org.mx

    Misa Hnos. con capacidades

    diferentes 19:00 h

    Misa de Enfermos 12:00 h

    Misa por los que prometen dejar

    algn vicio 12:00 h

    Hora Santa 18:00 h

    Hora Santa 18:00 h

    Hora Santa 18:00 h

    Hora Santa 18:00 h

    Hora Santa 18:00 h

    Este mes oremos portodos los matrimonios.

    www.aguasanjudastadeo.com

    01 800 841-77-92

    Oracin diaria a san Judas Tadeo:

    Querido san Judas Tadeo, Apstol dela esperanza, el discpulo de Jess,y compaero en mi camino.Hoy en este da te pido fuerzapara enfrentar mi retos y gracia para celebrar mis xitos. Te pido lo ms necesario para m y mi familia. Aydame a estar cerca de Dios y de mi hermano. Prometo fomentar tu devocin para mayor gloria de Dios.

    Amn.

    2014San Judas Tadeo

    1 2 3 4

    5 6 7 8 9 10 11

    12 13 14 15 16 17 18

    19 20 21 22 23 24 25

    26 27 28 29 30 313 Domingo Ordinario TitoTimoteo

    ngela de Mrici Celebracin mensual San Judas TadeoToms de Aquino

    Pedro NolascoValeria

    Fulgencio de RuspeMartina

    Juan Bosco

    2 Domingo Ordinario Macario de AlejandraMario

    FabinSebastin

    Ins VicenteLaura Vicua

    IldefonsoVirginia

    Francisco de Sales Conversin delApstol San Pablo Elvira

    Bautismo del Seor Arcadio

    Hilario Flix de Nola MauroRaquel

    Marcelo Antonio, abad Juan de RiveraBeatrizFaustinaPriscila

    Epifana del Seor Los Santos Reyes Raimundo de Peafort Severino Julin Ana de los ngeles MonteagudoGonzalo

    Teodosio

    Santa Mara, Madre de Dios Circuncisin del SeorAo Nuevo

    BasilioGregorio de Nacianceno

    Genoveva ngela de Foligno

    Domingo Lunes Martes Mircoles Jueves Viernes Sbado

    Enero2014

    Templo de San HiplitoZarco 12, Col. Guerrero,C.P. 06300, Mxico, D.F.

    Tel. (55) 5518-7950 (55) 5521-3889 (55) 5510-4796

    www.claretianos.org.mx

    Misa Hnos. con capacidades diferentes 19:00 h

    Misa de Enfermos 12:00 h

    Misa por los que prometen dejar algn vicio 12:00 h

    Hora Santa 18:00 h

    Hora Santa 18:00 h

    Hora Santa 18:00 h

    Hora Santa 18:00 h

    Hora Santa 18:00 h

    Este mes oremos portodos los matrimonios.

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  • Presencia Apostlica 1

    CONTENIDO

    DirectorErnesto Meja Meja, CMF

    Consejo EditorialRogelio Carmona Nez, CMFAlejandro Cern Rossainz, CMFJos Juan Tapia, CMFAlejandro Quezada Hermosillo, CMFEnrique Mascorro Lpez, CMFRen Prez Daz, CMFLourdu Jerome Joseph, CMFscar Linares Rodrguez, CMFErnesto Bauelos C.

    EditoraMarisol Nez Cruz

    Arte y DiseoMirta Valds Bello

    ColaboradoresEnrique A. Eguiarte Bendmez, OARJess Garca Vzquez, CMFJuan Carlos Martos, CMFEnrique Marroqun Zaleta, CMF

    DistribucinLiga Nacional de San Judas Tadeo

    PRESENCIA APOSTLICA, La voz de San Judas Tadeo, es una publicacin bimestral. Editor respon sable: Jos Juan Tapia Tapia. Editada por la Liga Nacional de San Judas Tadeo, A.C. Registro No. 04-2008-041014062100-102. N-mero ISSN 1665-8914 Distribuida por el Templo Claretiano de San Hiplito y San Ca siano, A.R., Zarco 12, Col. Guerrero, C.P. 06300, Mxico, D.F. Publicacin Claretiana. Impresa en Carmo-na Impresores S.A. de C.V. Torren, Coahuila. www.carmonaimpresores.com.mx [email protected] Tel. (871) 707 42 00 con 30 lneas, lada sin costo 01 800 228 22 76. El material contenido en Presencia Apostlica puede ser reproducido parcialmen-te, citando la fuente y sin fines comerciales.

    Te invitamos a suscribirte!mail: [email protected]: (55) 55 18 79 50 Fax: (55) 55 21 38 89Nmero suelto: $10.00 M.N.Suscripcin anual: $150.00 M.N. / $25.00 US.(Incluye gastos de envo).

    PRESENCIA

    2 Editorial

    3 Vida cotidiana

    4 La vida en el ocaso

    6 El trabajo y el cristianismo

    8 Desarrollar lo mejor de s mismo requiere amar a la vida, no tan slo vivir

    1 0 Con sentido del humor se vive mejor

    1 2 La importancia de cerrar ciclos

    1 4 La cena de Navidad

    1 8 Elogio de la mujer

    1 9 De la Palabra a la accin

    APOSTLICA

  • a DiosEDITORIAL

    Esperar,buscar y descubrir

    El Adviento es un tiempo de alegre espera del encuentro con Dios. Es un tiempo de enderezar el camino para encontrarnos con l. Y cundo debemos tener esa actitud? La respuesta es: en este tiempo, pero tambin siempre. Hay que saber esperar y buscar a Dios en los acontecimientos del da

    a da, y hay que saber que continuamente y siempre Dios est llegando; llega en todos los que nos rodean, especialmente en aquellos que ms nos necesitan. Hay que saber descubrir a Dios en los otros, as como en los acontecimientos que nos toca vivir.

    Si comprendemos esto, comprenderemos y viviremos la esencia de la Navidad que es el momento del encuentro con Dios; cuando comparti-mos, cuando amamos, cuando luchamos por la justicia, cuando dejamos que el Dios-con-nosotros sea una realidad.

    En este nmero ofrecemos artculos y reflexiones con la intencin de contribuir al proceso de vivir nuestra fe con mayor conciencia y con un corazn abierto, dispuestos a aprender y a salir delante de cualquier situacin que nos presente la vida.

    Deseamos a nuestros lectores una Navidad autntica y un 2014 lleno de esperanza y fortaleza.

    Toda nuestra vida es un Adviento.Pedro Casaldliga

  • Presencia Apostlica 3

    Vida cotidiana

    Poema de Adviento

    No te inquietespor las dificultades de la vida,por sus altibajos,por sus decepciones, por tu porvenir,ms o menos sombro.Quiere lo que Dios quiere!Ofrcele, en medio de inquietudesy dificultades, el sacrificio de tu almasencilla que, pese a todo,acepta los designiosde su Providencia.

    Poco importa que te consideresun frustrado, si Dios te consideraplenamente realizado,a su gusto.

    Despreocpate,confiando ciegamenteen ese Dios que te quiere para sy que llegar hasta ti,aunque jams lo veas.

    Piensa que ests en sus manos,tanto ms firmemente agarrado,cuanto ms decado y tristete encuentres.

    Intenta vivir feliz.Te lo suplico!Que nada sea capazde quitarte tu paz;ni la fatiga psquica,ni tus fallos morales.

    Haz que brote, y conserva siempresobre tu rosotro una dulce sonrisa,reflejo de la que el Seorcontinuamente te dirige.Y en el fondo de tu alma,coloca, antes que nada,como fuente de energay criterio de verdad, todo aquello que te llenede la paz de Dios.Recuerda:Cuanto te deprime o inquieta es falso.Te lo aseguroen nombre de las leyes de la viday de las promesas de Dios.Por eso, cuando te sientasapesadumbrado y tristeadora y confa!Confa en Dios Padre!

    Teilhard de Chardinwww.mercaba.org

    Si todo aguarda al Mesas:la brisa, el ave, la flor, y ya lo anunci Isaas,por qu se tarda el Seor?

    Se apresuran los pastores y la estrella da su luz,ngeles cantan primores,dnde est el nio Jess?

    El establo ya est listo, La tosca paja tambin,y no llega Jesucristo!

    Callen todos, tengan calma,Algo pasa, si no llega,falta preparar el alma!

    www.graficoscatolicos.blogspot.com

    La confianza en Dios

  • 4 Presencia Apostlica

    Querido lector, te has fijado que algunas per-sonas llevan la vida como si toda ella la fueran a pasar siendo

    nios, jvenes o adultos en el es-plendor de la existencia? Si recorda-mos un poco, cuando ramos bebs, solo queramos comer, dormir y lo dems; de nios, casi sin respon-sabilidades, jugar y jugar; de jve-nes, el placer momentneo; y los que hemos llegado a la adultez, en muchas ocasiones, slo queremos tener y acumular para asegurar po-der, placer y comodidad. Mientras ms tenemos, ms queremos.

    En el caso de los ancianitos, muchos de ellos viven para sus ca-prichos, segn los lastres psico-lgicos que cada quien arrastra. Unos son amables, otros renego-nes neurticos, otros prepoten-tes, otros muy sentimentales y otros tienen de todo. En fin cada quien es el producto e hijo de su pasado y todo eso lo acompaar hasta la tumba. A un anciano hay que aceptarlo como es y tratarlo como nos gustara que nos traten cuando seamos ancianos. Piensa

    que, si Dios te permite llegar, tam-bin tendrs tu peculiar modo de ser anciano.

    Ahora te cuento la experien-cia que tuve con un anciano que ya falleci. Era una persona de 92 aos que de joven tuvo la ilusin de ser sacerdote y lo fue, para ser-vir a Cristo y a la gente. Anduvo in-cansable en misiones con indge-nas, subiendo y bajando montaas para atenderlos. Lo que sembr lo cosech en amigos que le da-ban lo que necesitaba y l siempre lo comparta con su comunidad. Su generosidad no tuvo medida en ese aspecto. Fue pintor y con sus cuadros agradeca los dona-tivos que reciba. Supo ganarse a la gente. Un hombre de constitu-cin fsica de buena cepa, fuerte como un roble y, tambin, lleno de amor a Jess sacramentado y al santo rosario.

    Siempre que lo visitaba, lo en-contraba rezando su rosario. Cuan-do no poda asistir a la misa, me peda que le llevara la comunin. Tal vez su modo de ser, no le gus-t a ms de cuatro. En este mundo hasta el ms lleno de amor a Dios,

    puede ser rechazado. Si el mismo Jess fue odiado, qu nos pode-mos esperar nosotros? En fin! No somos moneditas de oro para caer-le bien a todos.

    Cuando comenz a caer la tar-de en la vida de este hermano, en-ferm y tuvo que dializarse de por vida. Todo iba muy bien, despus de cada sesin le daba hambre, coma muy bien y a veces hasta lo que no deba, aunque l mismo sa-ba lo que le iba bien y lo que no. As lo hacemos casi todos.

    Un buen da, ya dispuesto para ir a la concelebracin de la misa, escuch un grito lastimero: Ayu-da, ayuda! Corr a su recmara y lo encontr tirado en el piso sin poderse mover.

    Pero, qu hace ah padre?le pregunt en un tono amable, como para levantarle el nimo. A l, yo mismo lo levantara enseguida.

    Pues, qu quiere que haga? Aqu tirado, no puedo hacer nada. Quise matar una cucaracha a piso-tones y mire lo que saqu.

    A qu caray! De seguro la cucaracha le meti zancadilla para desquitarse.

    Aventuras de un misionero

    La vidaen el ocaso

    Jess Garca Vzquez, CMF

  • Presencia Apostlica 5

    Le deca esto mientras lo iba le-vantando poco a poco. No s cmo pude hacerlo, pesaba mucho.

    Apyese en sus pies para que me ayude le dije con la esperan-za de que fuera ms fcil levantarlo.

    Es que no tengo fuerzas me contest muy angustiado.

    Se le haba roto el fmur, impo-sible poder sostenerse. Hice de tri-pas corazn, tom aire y con un impulso sobrehumano, lo llev a su silln. En eso, lleg la enfermera a decirnos que nos estaban espe-rando para la misa.

    Vyase a misa y me trae la comunin, padre! me dijo muy apesadumbrado.

    S, con todo gusto! contes-t y me fui muy preocupado, sin saber la gravedad de su cada.

    Se le hicieron los estudios perti-nentes, y fue operado. Un da, des-pus de la dilisis me dijo: la tar-de va cayendo y se acerca el ocaso. Cierto que en Morelia hay mu-chas tardes y ocasos hermossimos. Como l disfrutaba desde su habi-tacin esos atardeceres, pens que se refera a una de esas maravillo-sas tardes. Aunque lo vi muy deca-do, no cre que se acercaba la hora de su partida. Al poco rato, uno de los compaeros, me dice:

    Veo al hermano muy deca-do, adminstrale los santos leos.

    Lo hice y l los recibi con mu-cha fe y fervor. Por la tarde, me dice:

    Tengo ganas de enchiladas con mucho queso.

    En esos das nos haban regala-do enchiladas con motivo del ani-versario nmero 64 de su ordena-cin sacerdotal.

    Con todo gusto, padre! le dije.

    Y pens: Este padrecito ya se reanim, no est tan mal puesto que tiene hambre. Le dije a la en-fermera que se las preparara. Me fui un ratito a la tele y a los pocos minutos el superior nos avisa que el

    padre acababa de fallecer. No se not sufrimiento en su

    agona. Acab con su encargo en este mundo como quien hizo lo que tena que hacer y, algo ms. Sirvi a Dios y al prjimo.

    Un da le pregunt a mi padre: Por qu las cosas se acaban?l me contest:Todo por servir se acaba y

    acaba por no servir. Pero, sabes una cosa, las cosas y las personas se acaban ms pronto cuando no sirven para nada. Por eso, es mejor acabarse sirviendo.

    Y a ti cmo te gustara acabar tu

    vida? Movido por esta experiencia, creo que hay cosas que podemos ha-cer para prepararnos:

    Hablar con Jess Sacramenta-do de la muerte, har que sea menos duro cuando llegue el momento.

    Vive en paz y partirs en paz.Vive libre de apegos, odios, ren-

    cores, y te irs sereno y sin miedos.La muerte debe ser para noso-

    tros motivo de gozo, ya que es el en-cuentro con el amado.

    La mejor manera de preparar-nos para el ltimo momento de nuestra vida, es amando como lo hicieron Jess y Mara.

    Aventuras de un misionero

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    Presencia Apostlicate ofrece un men variado y

    nutritivo para crecer y compartir.

    Con qu estsalimentando a tu espritu?

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  • 6 Presencia Apostlica

    Nuestra devocin

    Los santos patronos del trabajo en general son san Judas Tadeo, san Ca-yetano, san Pancracio y san Jos obrero. En dis-

    tintos pases, distintos santos son considerados por los fieles como los patronos de diversas profe-siones. Por ejemplo san Antonio Mara Claret, fundador de los cla-retianos, fue tejedor fabricante de telas y es el patrn de ese oficio. Los siguientes son ejemplos de los santos patrones de tan slo algu-nos oficios y profesiones: San Isidro Labrador, patrn de los agricultores; san Andrs y san Pedro, de los pes-cadores; santa Cecilia, de los msi-cos; santo Toms de Aquino, de los estudiantes y los santos Cosme y Damin, de los mdicos.

    San Jos fue carpintero, Je-ss tambin, los apstoles fueron agricultores, pescadores y funcio-narios. Varias discpulas de Jess fueron amas de casa. Todos los dis-cpulos de Jess, luego de ser prepa-rados por l para acompaar le y para difundir su mensaje, toma ron un nuevo trabajo: el de predicado-res, por el que incluso podan per-cibir un sueldo, como indica Jess a los 72 discpulos, cuando les en-va a preparar las visitas que l hara despus: qudense en esa casa, comiendo y bebiendo lo que haya; porque el trabajador tiene de-recho a su salario... (Lucas10,8). Adems, los discpulos no dejaron de trabajar en otras cosas.

    Adems de la advocacin de san Judas Tadeo como patrono de los casos difciles y desespe-rados y de las causas imposibles, san Judas es patrono del traba-jo. Cmo entender las dos advo-caciones de san Judas Tadeo si a simple vista el trabajo y los mila-gros podran creerse opuestos, ya

    que, se puede pensar errneamen-te que, o se consiguen las cosas trabajando o se consiguen pidien-do milagros? Revisando la vida de san Judas Tadeo, podemos con-cluir que una respuesta puede ser: hay que trabajar mucho, como l lo hizo, sabiendo que con el traba-jo cotidiano se satisfacen las nece-sidades generales propias y de los dems, pero, cuando hay proble-mas graves, hay que tomar la ins-piracin de la vida y obra de san Judas Tadeo para enfrentarlos de la manera en que l lo hizo: con fe y esperanza. Recordemos que, durante ms de 30 aos, trabaj de manera imparable por la cau-sa de Jess.

    Dios trabaj en lacreacin del mundo

    Para profundizar en la naturale-za y el sentido correcto del trabajo lo ms ilustrador que puede ha-ber es considerar el primer trabajo realizado: la Creacin. Lo primero que describe la Biblia es que Dios trabaj en la creacin del mundo.

    Su trabajo fue sumamente creati-vo. Durante seis das se dedic a crear el universo: cre la luz, las estrellas y el agua, hizo surgir la tierra y sobre ella cre las distin-tas especies de plantas y rboles que dieran semillas para su multi-plicacin. En el mar y en la tierra cre distintas especies de anima-les. Hacia el sexto da, cre a los seres humanos y puso el mundo para su beneficio, pero tambin bajo su responsabilidad. Al final de su creacin, consider necesa-rio descansar y cre el da de des-canso, al que bendijo y estableci como sagrado.

    Desde el momento mismo de la creacin, Dios concibi que, como l, el ser humano tambin trabajara y descansara. As, el ser humano trabajaba desde que esta-ba en el Paraso, como agricul-tor y como pastor, como dice el Gnesis: El Seor Dios tom al hombre y lo coloc en el jardn del Edn, para que lo guardara y lo cultivara. (2,15).

    El trabajo y el cristianismo

    La Creacin del sol y la luna. Miguel Angel.

  • Cmo debe ser el trabajo del ser humano?

    Tras la tragedia del rbol de la vida y el fruto prohibido, el ser humano se vio en la situacin de tener que trabajar en condiciones fatigosas para extraer el sustento del trabajo de la tierra. Pero an en las nuevas condiciones de trabajo del ser hu-mano, Dios estableci que los va-lores supremos a seguir consisten en amar a Dios y en la bsqueda del beneficio para todos los hom-bres, lo cual se expresa en la esen-cia de la Biblia, que Jess explic en el siguiente pasaje:

    En esto un doctor de la ley se levant y, para ponerlo a prueba, le pregunt:

    Maestro, qu debo hacer para heredar la vida eterna?

    Jess le contest:Qu est escrito en la

    ley? Qu es lo que lees?Respondi:Amars al Seor tu Dios

    con todo tu corazn, con toda tu alma, con todas tus fuerzas, con toda tu mente, y al prjimo como a ti mismo. (Lucas, 10,25: 10,27).

    En el mismo sentido, la llamada regla de oro establece: Traten a los dems como quieren que los dems los traten. En eso consiste la ley y los profetas (Mt 7,12). A este elevado principio, presente en todas las religiones, se le llama de oro por ser ese metal el ms pre-cioso de los elementos. Con ello se quiere decir que el considerar a los dems como a s mismo es el ms precioso de los valores. Quien aplica esa regla trata con conside-racin igualitaria a todos los seres humanos y no slo a los miembros de su grupo. Este valor superior fue transferido desde las antiguas tra-diciones y culturas al mundo mo-derno del derecho, la filosofa y la economa poltica. Este principio

    ancestral condujo a la formulacin actual de los derechos humanos.

    En relacin con el principio de amar al prjimo como a nosotros mismos, consideremos el maltrato que se da a los migrantes que aban-donan su tierra, precisamente para trabajar. La Biblia dice al respecto:

    Cuando un emigrante se es-tablezca entre ustedes en su pas, no lo opriman. Ser para ustedes como uno de sus com-patriotas: lo amars como a ti mismo, porque ustedes fueron emigrantes en Egipto (Lev-tico 19,33-34).

    Sin embargo, empezando por M-xico y Estados Unidos, muchas sociedades pasan por alto este principio, ya que, por el trato que le dan, es evidente que no consi-deran al extranjero como su prji-mo. Hay que considerar que, a fin de cuentas, todos somos en cierto modo extranjeros, porque, antes o despus, nuestros antepasados migraron de un lugar a otro, aun-que lo ignoremos.

    Esta es la esencia del trabajo segn el cristianismo: hay que tra-bajar de manera ardua pero para atender no slo las necesidades propias, sino las de los dems, en-tendiendo esto en el sentido del prjimo explicado arriba: trabajar para servir al prjimo, al dbil, no slo al cercano.

    En las constituciones actuales de casi todo el mundo se expre-san estos valores. En nuestro pas las leyes incluyen diversos dere-chos: al trabajo, a la remuneracin, al descanso, a la salud y a la capa-citacin. Toda persona tiene derecho a hacer un trabajo acorde con sus intereses y capacidades. Luego, toda persona tiene que tener la oportunidad de crear un patrimo-

    nio. Estos derechos inspirados en Occidente en las tradiciones bblicas en gran medida han sido conquistados gracias al es-fuerzo de mujeres y hombres que han luchado por establecer con-diciones justas para todas las per-sonas. Si todos los derechos se cumplieran en las sociedades ac-tuales, habra un acercamiento cada vez mayor a los principios establecidos en la Biblia y difun-didos por Jess y sus apstoles.

    Antes de ser nombrado Papa, el entonces cardenal Bergoglio, ar-zobispo de Buenos Aires advirti1 sobre la destruccin del trabajo digno y la falta de futuro que se observa en la sociedad contempo-rnea, donde la miseria material y moral son moneda corriente.

    Reflexionemos en este seala-miento y recordemos, de acuerdo con todo lo anterior, que para que haya una relacin coherente entre la fe y la vida, los cristianos debe-mos valorar el trabajo y esforzar-nos por el bien comn.

    Nuestra devocin

    1 En 26noticias.com.mr En: http://www.26noticias.com.ar/advirtio-bergoglio-acerca-de-la-destruccion-del-tra bajo-digno-166030.html (Consultado el 5 de octubre de 2013).

    Presencia Apostlica 7

  • 8 Presencia Apostlica

    Crecimiento personal

    Entre las actividades que tengo, una de las que me generan mayor placer y crecimiento son las cla-ses en la universidad.

    Indudablemente la profesin de ensear, para quien tiene convic-cin y vocacin, es una fuente de aprendizaje. No solamente apren-do sobre las materias que me toca impartir, tambin aprendo sobre lo que somos los seres humanos. Les compartir los casos de Ana Luisa y de Begoa. Cada una me lleg a aportar una gran leccin que qui-zs hoy nos pueda servir a todos.

    Ana Luisa estudiaba pedago-ga. Desde el inicio de la carrera me pareci alguien que prometa mucho para la profesin. Era in-teligente, asertiva y comprometida con la educacin. Generalmente obtena las calificaciones ms altas. En cuarto semestre hizo una inves-tigacin, sobre los nios de la calle y el aprendizaje, que mereci el reconocimiento de sus profesores y de la comunidad universitaria.

    Se le vea segura y orgullosa de lo que realizaba. Con todos estos antecedentes, en el quinto semes-tre se esperaba mucho de ella. Sin embargo tales expectativas no fue-ron llenadas. Al contrario, el ave que volaba alto empez a ir en picada. Faltaba constantemente a clases y cuando asista estaba au-sente, a veces se dorma en medio de la clase. Dej de hacer traba-jos. Ante este panorama y por co-mentarios de profesores y alumnos se le mand llamar. Tristemente tal cambio obedeca a que estaba consumiendo drogas por proble-mas en su casa. Se busc ayudar-le, pero fue imposible, desapare-ci de la escuela y dej la casa de sus padres. Una casi profesionis ta exitosa que prometa mucho caa a un abismo cuyo fondo pareca ser la degradacin humana.

    Por el otro lado, Begoa no pareca poder llegar muy lejos. Cursaba la carrera de psicologa. Nunca fue de aportaciones im-portantes, sus exmenes eran re-gulares y a veces los reprobaba. No era popular, pero s participa-ba de la convivencia universitaria. No llamaba la atencin, tanto por su sobrepeso como por la manera de vestirse. Las expectativas sobre ella eran de una estudiante que no llegara lejos. Sin embargo, haba momentos en que pareca tener un potencial que ni ella misma ha-ba visto. Cuando poda controlar su miedo al pblico se descubra una persona inteligente e intuitiva,

    como era en el fondo. Por eso no me caus sorpresa cuando la vi, unos aos despus de que termi-nara la carrera, en un programa de televisin. Iba como invitada y es-pecialista en el tema de la crianza de nios adoptados. Al escucharla, me pareci que estaba muy lejos de aquella alumna de bajo rendi-miento de aos atrs y muy cerca de la grandeza que en algunos mo-mentos dej ver cuando le di cla-ses. Me sent orgulloso de haber sido profesor de quin finalmente volaba alto.

    Pero, por qu los seres huma-nos, teniendo cada uno recursos para lograr lo mejor, podemos, pa-radjicamente, tomar el camino de la destruccin? Parece que nos especializamos en no ver lo que tenemos para florecer en esta vida, para llegar a ser lo mejor que po-damos y para tomar lo mejor de la existencia, como nos corresponde.

    Hay que partir de que el ni-co punto de comparacin conve-niente para lo que tenemos que ser somos cada uno de nosotros. La comparacin con los otros siem-pre nos lleva a perder, porque de-jamos de ver lo que somos y tene-mos por ver lo que el otro es y lo que tiene. Cada uno es quin es y la nica competencia que vale la pena es aquella que tenemos con nosotros mismos. Buscar lo mejor de s hace que, adems de enri-quecer nuestros talentos, podamos aprender a respetarnos y a ver que siempre podemos llegar ms le-

    Desarrollar lo mejor des mismo requiere amar a la vida, no tan slo vivir

    Dinko Alfredo Trujillo Gutirrez

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  • Presencia Apostlica 9

    jos. No importa si nuestros recur-sos son abundantes y envidiables, como el caso de Ana Luisa, ya que si los desperdiciamos, el cos-to ser siempre alto. Aquello que tenemos para esta vida es la dosis que tenemos para vivir lo mejor de ella. Desperdiciando esa dota-cin natural perdemos la grande-za y la magia de vivir. Corremos el riesgo de irnos de este mundo sin haber realmente vivido nues-tra vida, a pesar de haber estado en l cualquier cantidad de aos.

    No desarrollar nuestros talentos es amputar nuestros recursos y resul-ta siempre en un caminar, desvali-do y desviado.

    Lo que cuenta es el empeoTener grandes recursos no siempre resulta en llegar a ser grande, por eso no todas las personas que han llegado lejos tenan como base muchos dones, ni todos lo que los tienen llegan a ser grandes. En rea-lidad, quien tiene mucho, tiene ms que desarrollar y generar en su existencia. Pero ya sea que se cuente con grandes o peque-os recursos, lo que nos har ca-mino es el empeo, la decisin de no claudicar y de seguir adelante, el auto-respeto y el cuidado de uno mismo. Los recursos y dones son las bendiciones que nos tocan en esta vida, pero por s mismos y sin direccin no llegan a nada. Por eso, quien slo vive alcanza poco de la vida. Si es poco el aprecio que la vida nos genera, entregare-mos en la misma medida y como consecuencia obtendremos en si-milar y raqutica proporcin. Si en

    la vida tomamos como Dios nos da, desde el anuncio a Israel de la tierra prometida, con leche y miel, no slo recibiremos enton-ces para la subsistencia y alimen-tacin la leche, tambin encontra-remos la miel de la vida, el gusto por vivir. Pero el gusto de vivir no es slo tomar, sino ser lo mejor. Dice Erick Fromm, en el Arte de amar cuando habla del amor ma-terno que no slo se necesita el deseo de conservarse vivo, es ne-cesario el amor a la vida. La tierra

    prometida, que tambin es sm-bolo materno, nos dar cuidado y afirmacin leche, como primer smbolo del amor, pero tambin se requiere la dulzura de la vida miel, que representa el amor por la vida y la felicidad de estar vivo. Quien est bien nutrido en este sentido est conectado con la vida y consigo mismo.

    Si el que conduce es un ser con amor a la vida, y tiene sen-tido y direccin, con los recursos que tiene siempre puede lle-gar a su destino. Sin embargo, la miel no significa estar en un lugar ideal, sin conflictos ni problemas, pues estamos en esta tierra. Se trata de un caminar distinto, de caminar con los propios pies y al ritmo que cada uno pueda, con nuestros propios recursos, sin si-mular lo que no es nuestro. El ser quien tenemos que ser es algo tan personal que ni a los padres les corresponde sealar ni quin ni cmo tenemos que ser: hay que descubrirlo y desarrollarlo por uno mismo.

    Hay que recordar que siem-pre que se aprende a caminar son inevitables los tropiezos. El aprendizaje no est en hacerlo siempre bien, sino en levantar-se de los errores que se cometen. De los fra casos se aprende. De he-cho, quien los asume y recono-ce se r quien descubrir su pro-pio poder. El crecimiento no viene tan slo del xito, pues toda glo-ria queda en el pasado. Tambin se da en el error bien aprendido que nos permite encontrar y dar el siguiente paso. Los talentos se desarrollan y crecen en la prcti-ca, por ensayo y error. La vida es una autntica madre, no puede ni busca ser narcisista (centra-da en ella misma y en no dejar ir ni crecer a su hijo como si fuera su propiedad), pues no busca te-ner bebs eternos, por lo que no nos sobreprotege. La vida busca seres que sean fuertes y caminen por ellos mismos, que aprendan a descubrirse y crezcan con sus propios recursos. La peculiaridad que tiene el ser humano con res-pecto al resto de la naturaleza es la de crear. Es una necesidad muy humana la de generar con lo que somos y tenemos. De hecho esta tendencia de trascender implica ir ms all de s mismo: Caminante no hay camino, se hace camino al andar, como dijo el poeta Anto-nio Machado. La vida misma em-puja, cuida para crecer y da lo que nece sitamos, slo hay que encon-trar cules son los recursos que a cada uno nos son dados y con ellos crear en la vida. Begoa es testimo-nio de esto. En cuanto a Ana Luisa, despus de la rehabilitacin, est reencontrndose con ella y con sus recursos, nica manera de rencon-trarnos realmente con la vida.

    El autor es licenciado en psicologa y filo-sofa con maestras en terapia familiar y de pareja. Terapeuta, catedrtico universitario y conferencista.

    Crecimiento personal

    Ya sea que se cuente con grandes opequeos recursos, lo que nos har camino es el empeo, la decisin de no claudicary de seguir adelante, el auto-respeto y el

    cuidado de uno mismo.

  • 10 Presencia Apostlica

    Desarrollo humano

    Para m, es muy importan-te que las personas con las que me relaciono tengan sentido del hu-mor, ya que es un ingre-

    diente que nos permite relajarnos y no tomarnos las cosas de manera tan personal.

    Tener sentido del humor nos permite saltar los obstculos de la vida cotidiana; es un componen-te del instinto de supervivencia y es un escudo ante los problemas insuperables. El sentido del humor puede llegar a determinar cmo afrontamos la existencia, nos hace la vida ms agradable y las dificul-tades ms llevaderas. Desarrollar nuestro sentido del humor es una forma efectiva de lidiar con el es-trs, al colocarnos en una nueva perspectiva en la que las cosas pueden parecer menos aplastantes o menos temibles.

    Una persona con sentido del humor es siempre bien recibida y acogida. La capacidad de bromear y rer provoca simpata y fortalece los vnculos entre las personas.

    El sentido del humory la felicidad

    Es muy importante revisar la rela-cin entre el sentido del humor y la felicidad, pues el sentido del humor produce felicidad y a la vez, la felicidad se manifiesta como sen-tido del humor.

    Todos los seres humanos tene-mos una inclinacin natural hacia la felicidad. Es un anhelo univer-sal; nadie puede vivir sin ganas de ser feliz y el sentido del humor es un efecto de esa felicidad. La feli-cidad depende de la profundidad del ser y de la forma en la que ste realice sus mximas aspiraciones. La felicidad no se encuentra en el supermercado ni se puede pagar

    con dinero, slo se encuentra al buscar colmar nuestra propia na-turaleza, amando a quien debo amar, trabajando cuando debo ha-cerlo, cumpliendo con mi deber y sufriendo lo que me toca y cuando me toca hacerlo. A veces se corre detrs del placer por el placer mis-mo y lo buscamos fuera, olvidando que el verdadero placer resulta del deber cumplido y no de otra for-ma. Todos los actos que nos apar-ten de esto nos llevan a romper la armona del ser y nos conducen a la infelicidad.

    La vida para que sea vida nece-sita tener altibajos, necesitamos asumir que es como una rueda de la fortuna, a veces arriba otras abajo. Tener esto claro nos ayuda a tomar las cosas con ms naturali-dad, tanto cuando estamos arriba, como cuando estamos abajo.

    Dicen que la felicidad es como una mariposa, mientras ms la per-sigues, ms se aleja, pero si la ol-vidas y haces lo que debes hacer, sin darte cuenta llegar sola y se posar en tu hombro. La felicidad no se persigue directamente, sino que es una consecuencia de la au-torrealizacin. Pero el sentido del humor s se puede cultivar como una manera de desarrollar nuestra visin de las cosas, y en ese sen-tido, aumenta nuestra inteligencia y nos ayuda a auto-realizarnos. Como el sentido del humor requie-re de inteligencia y como cualquiera que se lo proponga puede aumen-tar su inteligencia, una buena ma-nera de aumentarla es aumentan-do su sentido del humor. O sea que todos podemos desarrollar el sentido del humor si nos entrena-mos y si realmente tenemos ganas de hacerlo.

    Qu podemos hacer? Si hasta hoy no hemos tenido buen sentido del humor, hay algu-nas cosas que podemos hacer para desarrollarlo:

    Por qu elijoperdonar?

    Con sentido del humorse vive mejorGylda Valadez Lazcano

    No hay un espritu bien conformadoal que le falte el sentido del humor.Samuel T. Coleridge

  • Presencia Apostlica 11

    Desarrollo humano

    El simple hecho de sonrer libe-ra endorfinas en nuestro cuerpo sustancias que nos provocan una sensacin de bienestar adems de predisponer a rer, la sonrisa tiene un buen efecto sobre los que te rodean.

    No te tomes las cosas demasia-do en serio.

    Cualquier cosa que te afecte no la tomes de manera personal.

    Renueva tu perspectiva, tratan-do de reconocer si hay algo gra-cioso en la situacin.

    Comparte tu sentido del humor. Encuentra y cultiva amistades con quienes puedas rer y cuan-do algo te haga rer comprtelo.

    Busca cotidianamente lo que te hace rer: pelculas, programas, tiras cmicas, situaciones, etc.

    Para adquirir el sentido del hu-mor como una actitud, hace falta renunciar a nuestro egosmo y pensar ms en los dems. El can-sancio, la enfermedad y la tristeza pueden ser los perores enemigos del sentido del humor pero, quin no conoce a un enfermo que a pe-sar del sufrimiento siempre busca el momento para hacer una bro-ma? En algunos momentos el senti-do del humor puede ser heroico, y de esto supo santo Toms Moro. Cuentan que este santo vivi en la poca de Enrique VIII, el cual rompi relaciones con el Papa de Roma y oblig a toda la corte a ha-cer lo mismo. Toms Moro prefiri seguir los dictmenes de su con-ciencia y se rehus a cumplir las rdenes del rey. Su familia le supli-c que se retractara, pero se neg. Prefiri vivir el rechazo de los de-ms y no su propio rechazo. El da que era llevado a la guillotina con

    los ojos vendados, le pidi al ver-dugo: Aydame a subir la escale-ra, que ya de bajar yo me encargo. La ocasin me parece que no era propicia para hacer bromas, pero Toms Moro saba que al cumplir su deber, por duro que fuera, le traera ms satisfaccin personal que si hubiera actuado de acuerdo con el miedo.

    Tener sentido del humor es as: saltar los obstculos de la vida co-tidiana, hacindonos y haciendo a los dems la vida ms agrada-ble y ms llevadera. Podemos re-currir a una broma, una sonrisa o una palabra cariosa en cualquier momento del da. Una persona con sentido del humor es siempre bien recibida y acogida. Cmo adquirir este hbito? Una vez pre-guntaron al famoso pintor Monet cmo se haca una obra de arte, y contest: Si sale, sale; si no sale, hay que volver a empezar, todo lo dems son fantasas. De esta ma-nera tenemos que esforzarnos por adquirir esa forma de actuar ante las circunstancias buenas o malas. Si sale hoy, sale; si no, hay que volver a empezar.

    Si tenemos sentido del humor, es seal de que somos felices o que estamos en camino de serlo. Si no lo tenemos, podemos pensar que la felicidad es algo maravilloso y que podemos ir por ella, a travs de la bsqueda de la auto-realizacin y del cultivo del buen humor.

    La alegra se manifiesta por la sonrisa, no por la risa, aunque la gen-te que es feliz tambin se re, pero la sonrisa es lo ms caracterstico. Cuando nos encontramos con una persona que a las siete de la ma-ana sonre nos llama la atencin,

    pero si a las tres de la tarde sigue sonriendo y lo ms espectacular es que a las 11 de la noche, tambin sonre, eso significa que su propia interioridad le hace sobreponerse a las circunstancias externas y son ese tipo de personas las que admi-ramos porque causa un autntico gusto convivir con ellas.

    Conservar la alegraVivir con sentido del humor es como viajar en un avin, donde somos capaces de ver que si ahora estamos pasando por una cerrada cordillera, ms adelante estar un valle en el cual se podr descan-sar. As, aunque se tenga una mala temporada se sabe que tiene que pasar y que vendrn otras mejo-res, por lo que no debo cambiar mi estado de nimo y mucho me-nos perder mi sentido del humor.

    El sentido del humor es un don que nos hace rer y pensar. Coti-dianamente nos alegra la vida e incluso en la adversidad nos per-mite conservar algo de alegra. Qu mgicos son los momentos en que alguien interrumpe su llan-to o su tristeza para rer por un momento!, de pronto, se cuela la esperanza como un rayo de luz en un panorama triste.

    Por otra parte, ya que la mayo-ra de nosotros a diario nos remos aunque sea un poco a expensas de los dems, preguntmonos con qu derecho haramos esto si no somos capaces de rernos de no-sotros mismos. Suena fcil, pero se requiere cultivar varias cualidades para lograrlo; y una de ellas sera tener una autoestima saneada.

    Y no olvidemos que: Quien pierde dinero, no pierde nada; quien pierde salud, pierde algo, pero quien pierde el sentido del humor, lo pierde todo.

    La autora es psicoterapeuta corporal y tera-peuta sistmica de pareja y [email protected]

    El sentido del humor es un don quecotidianamente nos alegra la vida e incluso

    en la adversidad nos permite conservaralgo de alegra.

  • 12 Presencia Apostlica

    Tanatologa

    Recordar la historia de nuestra vida a veces es un proceso muy diver-tido, sin embargo, a ve-ces tambin puede ser

    un proceso muy doloroso. Segura-mente en muchas ocasiones le he-mos contado la historia de nuestra vida a alguien. En algunas ocasio-nes nos remos y en otras lloramos con esas historias. Seguramente tambin hemos descubierto que hay cosas que se repitenuna y otra y otra vez. Sabemos por qu? Qu pasa con nosotros que no de-jamos de repetir algunos errores?

    Somos producto de nuestra his-toria. En nuestra vida han pasado cosas positivas y negativas, pero, qu tan conscientes somos de esas experiencias? En la psicologa hay un principio bsico que dice: Lo que no se resuelve se repite y se repite y se repite hasta que es-tamos listos para resolverlo. Esto sucede porque algo ocurri que nos llen de muchas emociones que nos confundieron, nos lastima-ron, o no supimos en su momento cmo entender, resolver y soltar. Es entonces donde decimos que no hemos cerrado ciclos.

    Todo en la vida es cclico, las estaciones, la naturaleza, las flores, los animales, las relaciones, etc. Todo tiene un comienzo, un tiempo de desarrollo o estabilidad y una de-cadencia. La vida es as, nacemos, crecemos, nos desarrollamos y, al-gn da, moriremos.

    Qu significa cerrar ciclos? Es concluir los diferentes captulos de nuestras experiencias de mane-ras fortalecedoras que nos permi-tan mejorar nuestra vida. La ma-nera de cerrar nuestros ciclos tiene mucho que ver con la manera en que aprendimos a hacerlo, con pa-trones heredados o moldea dos de nuestra infancia. Algunas personas precipitan los cierres para no su-frirlos, pero al haberse adelantado se quedan con la incertidumbre de qu pudo haber pasado. Otros evitan el cierre y lo postergan. Irnos sin convertir la experiencia en un tesoro, es retroceder. Y al hacer esto no nos llevamos elementos para seguir adelante. Por ejemplo, ante el fracaso de una relacin (amor, amistad, trabajo), no se quiere reconocer su final y se insiste en seguir con el mismo vnculo. No poder elaborar un duelo nos deja

    un ciclo abierto. Cerrar un ciclo significa detenerse, evaluar, reco-nocer la influencia de lo sucedido, identificar los patrones y las ten-dencias que no nos sirven, rescatar lo que sirve, cambiar la perspecti-va de nosotros, de los dems y de las situaciones.

    El pasado no se borra, no se olvida ni se deja atrs

    Aunque el pasado puede ser una carga difcil y dolorosa, tambin puede ser un tesoro siempre abier-to a ser descubierto y transformado para servirnos en nuestro avance hacia mejores futuros. Nos puede servir para victimizarnos, enfer-marnos, y mantenernos en el su-frimiento o nos puede servir para, alimentarnos y fortalecernos.

    Cerrar un ciclo puede consistir en dejar de repetir un mismo pa-trn de conducta inservible para llegar a sentirse libre y pleno. No slo cerramos ciclos con personas o situaciones, sino cuando dejamos de hacer las mismas cosas que nunca nos sirvieron, o empezamos a con-siderar usar otro tipo de recursos cuando las situaciones en nuestra vida cambian. Cuando los eventos importantes de nuestra vida se ven

    La importancia de cerrar ciclos

    Ana Laura Rosas Bucio

    La vida se comprende de ciclos ydebemos saber cundo es tiempo de

    cerrar uno y empezar otro.Carlos Santana

  • Presencia Apostlica 13

    obstaculizados, frustrados o inte-rrumpidos, seguramen te esta-mos atrapados en lo no re suelto de nuestro pasado. No hemos cerra-do ciclos. Estamos siendo leales a nuestras alianzas y lealtades pasa-das. Nuestras emociones y pen-sa mien tos estn enfocadas en otras personas o en creencias, no en nosotros mismos. Pongo un ejem-plo: Mary pierde a su pap cuando era una nia. l muere y la nia se siente muy mal y muy triste por esa prdida, no entiende que pas, y no la apoyan para cerrar esa prdida. Crece, empieza a relacionase emo-cionalmente con hombres, y cada que siente que puede perderlos se pone muy mal. Empieza a querer controlarlos, los cela, y no se da cuenta de que esas conductas con-tribuyen a que terminen dejndola. Ella, al no haber cerrado el ciclo de su pap, lo repite eligiendo y pro-piciando que los hombres la de-jen. Llegar a repetir esta eleccin todas las veces que sea necesario hasta que entienda que afrontar su duelo no resuelto le ayudara a en-tender por qu tiene tanto miedo a ser abandonada y por qu tiene comportamientos que llevan a sus parejas a abandonarla.

    Como a veces no es tan senci-llo identificar cules son los ciclos que tenemos abiertos, tal vez es ms sencillo revisar qu pautas re-petimos en la vida. Podemos seguir unos sencillos pasos para empezar a trabajar sobre cerrar ciclos.

    1 Dar nombre al problema: lo primero y lo ms importante es nombrar la situacin problemtica, temo al abandono, siempre me engaan, nunca tengo un trabajo estable, nadie se me acerca, etc.

    2 Cul es el fondo del proble-ma? Narrar la situacin y luego intentar mirar ms profundamente, preguntndonos: Cul es la cons-tante en m o en los dems? Qu se repite? Cules son los pensa-

    mientos o sentimientos siempre relacionados?

    3Valorar si la aparente solucin que siempre se busca no es en realidad el problema, porque a lo mejor estamos desgastndonos en esfuerzos que no sirven. En el ejemplo de Mara, su deseo de no ser abandonada se convierte en su problema, ya que al intentar cui-dar en exceso a sus parejas, ter-mina abrumndolas, asustndolas. Adems de que elige personas que no se comprometen.

    Si de veras se quiere cerrar un ciclo es indispensable que estemos dispuestos a reconocer qu es lo que hacemos para llegar siempre a las mismas consecuencias. De qu manera contribuimos a iniciar, mantener o empeorar la situacin. Slo as, queriendo ver, podemos elegir un cambio de accin o am-biente que nos permita una mejo-ra. Cuando me doy cuenta de qu hago y cmo funciono y me desen-vuelvo para crearme determinada situacin, puedo obtener muchos datos importantes y as responsabi-lizarme de mis actitudes, mis emo-ciones, mis pensamientos, mis deci-siones y mis acciones.

    Cerrar un captulo o concluirlo implica un proceso de: Reconocimiento. Contactar o re-

    conocer lo que fue y es, as como lo que no fue y no podr ser.

    Responsabilidad. Asumir las con-secuencias de las elecciones pro-pias y dejar de culpar a los dems.

    Conciliacin. Estar en paz con lo que haya sucedido, humildad ante lo que no se puede cambiar.

    Integracin. Recuperacin de to-das las piezas del rompecabezas de nuestra historia y acomodo de

    la experiencia como una pgina ms en ella.

    Cerrar ciclos es recuperar nuestros aspectos oscuros o excluidos (ca-ractersticas familiares o personales no deseadas, vergonzosas) y sin juzgarlos ni condenarlos, abrazar-nos, reconociendo que algunas estrategias usadas hasta ahora han sido inadecuadas o intiles.

    Capitalizar los ciclosde experiencia

    Capitalizar significa aumentar los bienes, los activos, los recursos de los que disponemos. Capitalizar el pasado es la accin de multiplicar los beneficios obtenidos de las ex-periencias. Nuestras memorias, valores, virtudes, errores, debilida-des, defectos, aciertos y estrategias son recursos que podemos utilizar. Tambin el conocimiento de nues-tros antepasados y sus estrategias son recursos que podemos utilizar. Quiz las prdidas vividas sean irrecuperables y las experiencias sean dolorosas e insoportables, pero aprender a vivirlas con humil-dad y dignidad es lo ms valioso, fortalecedor y trascendente para nuestras vidas.

    La vida misma es un ciclo y lle-gar al final de ella, para morir, im-plica cerrar el mismo. No es nece-sario esperar a que la muerte est cercana para cerrar nuestros ci-clos inconclusos. Podemos desde ahorita irnos quitando esos pesos, para que sea mucho ms sencillo vivir nuestra vida.

    Tanatologa

    Cerrar un ciclo significa detenerse, evaluar, reconocer la influencia de lo sucedido, identificar lo que no

    nos sirve, rescatar lo que sirve, cambiar la perspectiva de nosotros, de los dems y de las situaciones.La importancia de

    cerrar ciclos

    La autora es psicloga clnica, experta en intervencin en crisis, tanatloga, logotera-peuta y conferencista. Directora acadmica del Instituto de Formacin y Atencin en Psicologa IFAPS. [email protected]

  • 14 Presencia Apostlica

    Despus de las penitencias del adviento, en la mente de todas las monjas no haba otro pensamiento que la cena de Navidad. O bueno, casi en la de todas, pues algunas de ellas eran muy santas, pero la mayora, por

    la razn que sea, que aqu no estamos para juzgarlas, sino para que les cuente una historia, no hacan ms que pensar en la cena de Navidad.

    Es verdad que las monjas de aquel monasterio eran pobres, pero esa noche, junto con la comida de Pas-

    Historia para meditar

    La cena denavidad

    Enrique A. Eguiarte, OAR

    Ilustracin: Leticia Asprn

  • Presencia Apostlica 15

    Historia para meditar

    cua, eran las dos nicas ocasiones del ao en que la pobreza se dejaba de lado y se haca una gran celebracin. Aunque, ciertamente, esto no deba llevar a las monjas a olvidarse de lo ms im-portante que era la presencia de Dios en sus corazones.

    El 24 por la maana, ltimo da de ayuno, las hermanas lo vivieron con particular alegra con la conciencia no slo del nacimiento del nio Jess, sino de que esa noche iban a poder ce-nar comidas de todo tipo. Desde primera hora de la maana, la cocina se cerr. Lo nico que poda salir de ella, hasta que lle-gara la hora de la cena, era el delicioso aroma de las viandas que ya comenzaban su lenta coccin. Y es que ese era el secreto de la hermana cocinera, segn me lo revel en una ocasin: el tiempo y la calma. Las comidas en ocasiones no nos saben bien ni nos sientan bien, porque no les damos el tiempo que les corresponde, y se busca la comida rpida, que pierde rpido su sabor y cuyo efecto pasa ms rpido an.

    Una monja, que era muy golosa, se haba bajado al claustro en donde se encontraba la cocina para ir degustando, por lo menos con la nariz, las vian-das de la noche. Y mientras finga que rezaba un interminable rosario, mandaba a su nariz de explo-radora a la cocina.

    Mmmm! se dijo la monja huele a deliciosa sopa de verduras sazonadas con las especias ms suculentas.

    Y segua dando paseos por el claustro, dndole vueltas al rosario, sin rezarlo.

    Y eso?, le pregunt la monja a su nariz. Eso es una deliciosa pata de jamn cocida en su

    salsa con zumo de pia y servida con pur de manza-na. Mmmm! ella misma se respondi.

    Otras monjas aprovecharon esa maana para pre-parar las celebraciones de Navidad. Y no falt alguna que se dedicara a hacer la preparacin fundamental, la de su corazn, para poder recibir esta noche a Cris-to que vena a los hombres.

    Y el tiempo pas. Era costumbre del monasterio que al medioda en Navidad cada hermana reciba en su habitacin una pequea caja que contena una comida de ayuno. Dos hermanas, bastante mayores, eran las encargadas de la labor de pasar, cuarto por cuarto, llevando entre las dos una enorme cesta en la que se encontraban las cajas con la comida para cada una de las religiosas. Cuando llamaron a la habi-tacin de la monja que haba estado oliendo las vian-

    das toda la maana, sta les abri la puerta de mala gana y casi les arre-

    bat la caja, azotando la puerta sin darles las gracias.

    Al abrir la caja, la herma-na golosa se encontr con un pedazo de pan y un plato de legumbre bien sazonada y cocida. Al verlo, pens para s: Bah!, si ya digo yo que

    en este convento nos matan a fuerza de legumbres. Claro,

    como a la superiora le encantan, las dems tenemos que aguantarnos

    y comer lo que a ella le gusta. Vaya miseria! Y en su enfado arroj la caja sobre

    la mesa y se sent en la silla, mientras su nariz segua explorando las deliciosas viandas de la cocina por me-dio de los olores que llegaban hasta la habitacin.

    Es una comida miserable, se dijo pero con ella puedo acallar un poco la voz del hambre.

    Y sin dar gracias se engull el plato de legumbre y dio buena cuenta del pan.

    En realidad la comida del monasterio no era ma-la. La hermana cocinera saba preparar los platillos ms exquisitos y, sobre todo, pona mucho amor, tiem-po y dedicacin en lo que cocinaba. Por ello todo lo que sala por la puerta de la cocina tena un sabor insuperable, el sabor del amor. Sin embargo nuestra buena monja, no lo poda percibir, porque era de-masiado egosta.

    Cuando lleg la hora de la celebracin de la misa de gallo, todas las monjas salieron aprisa hacia la igle-sia del monasterio. En esta ocasin, por un privilegio muy especial, la misa sera celebrada por el obispo de la ciudad. Durante la misa, nuestra monja puso muy poca atencin a las palabras del obispo y, finalizada la celebracin no quiso acercarse a la reja de la igle-sia del monasterio para felicitar a los amigos y bien-hechores de la comunidad, sino que sali a toda prisa con rumbo al comedor. Detrs de ella vinieron otras hermanas que se colocaron frente a la puerta que no se poda abrir hasta que llegara la superiora.

    Finalmente lleg la superiora y, sacando una enor-me llave de entre el hbito, abri de par en par la puerta, diciendo:

    Felices Navidades hermanas, Deus natus est nobis!

    Al abrirse la puerta, se vieron una gran cantidad de velas encendidas, arreglos y flores de muchos colores. Pero lo que rompi la armona del momento fue que en medio del refectorio estaba de pie la hermana

  • 16 Presencia Apostlica

    Historia para meditar

    cocinera con el rostro desencajado. De pronto la ale-gra de todas se volvi consternacin.

    La hermana cocinera se limit a anunciar a todas:Hermanas, se han robado la cena!Entre las monjas se arm un revuelo impresionan-

    te. Las que no oan bien preguntaban qu haba pasa-do, otras se queran echar a llorar, algunas pregunta-ban cmo haba pasado

    La superiora se qued sorprendida ante la noticia, pero supo que deba poner orden, pidi silencio y pregunt a la hermana cocinera qu haba pasado. sta respondi:

    Madre, yo me haba pasado toda la maana co-cinando y al llegar la hora de la misa lo dej todo listo slo para salir, despus de recibir la comunin, a colocar-lo todo sobre las mesas, pero cuando llegu a la coci na encontr la puerta abierta y las viandas haban desapare-cido. Se han llevado toda la cena, hasta el postre.

    Estas palabras fueron como un gran puetazo direc tamente en el estmago para nuestra monja, que reciba la noticia con un gran enojo en su interior.

    Antes de que volvieran de nuevo las murmuracio-nes, la superiora dijo:

    Hermanas, si se han robado la cena, tenemos que tomar ahora una decisin. Es posible que esto se deba a un deseo del Seor que quiere que renun-ciemos a nuestra cena en favor de los pobres, quiz quien la ha robado lo hiciera por necesidad, por ham-bre. Tal vez se trate de personas que estuvieran ms hambrientas que nosotras

    Nuestra monja en su enfado ya no pudo resistir ms y dijo:

    No, madre, nada de ayunos. Si se han robado la cena, quien lo ha hecho es un ladrn y merece que lo castigue la ley. Si usted no llama a la polica lo har yo

    Pero hermana, como religiosas debemos com-partir con los ms pobres

    A lo que nuestra monja dijo:No, madre, sus razones no me convencen. Yo

    tengo derecho a mi cena y no pienso renunciar a ella.Pero hermana, nosotras no podemos exigir nada,

    porque nada es nuestroMadre, todo eso son hermosas palabras, pero yo

    he cumplido con mi deber de ayunar durante el Ad-viento y ahora tengo derecho a hartarme.

    No hermana, le dijo la religiosa ms anciana de la comunidad. En una comunidad todas tenemos el deber de amar y el derecho a ser amadas. Cristo no exigi nin-gn derecho, sino que lo entreg todo por amor

    Pero nuestra monja no estaba dispuesta a perder ms tiempo en esas disquisiciones que a ella le pa-recan utpicas. Tena que exigir su derecho. As que

    se fue directamente a reportar el robo a la polica. A los pocos minutos, mientras todas las religiosas esta-ban sentadas en el comedor, esperando a ver en qu terminaba todo este asunto, llamaron a la puerta. Eran dos agentes de la polica local que venan a ver qu haba sucedido. Mientras un agente haca preguntas, otro inspeccionaba la cocina y la puerta por la que haban entrado los ladrones. De pronto el polica que haba salido volvi a entrar y dijo:

    Hermanas, he encontrado al ladrn!Todas las monjas corrieron a ver quin era el

    ladrn. Y una vez que todas estaban en la cocina jun-to a la puerta, ste hizo su entrada: el ladrn era el Obispo.

    Al verlo entrar las monjas se quedaron sorpren-didas. Detrs de l venan algunos seminaristas que eran quienes haban sacado la cena por la puerta y haban cargado las enormes bandejas con las vian-das, mientras el obispo celebraba la misa del gallo. No haban tocado nada y todo estaba tal y como la hermana cocinera lo haba dejado.

    Todos, finalmente, pasaron al refectorio y una vez que las monjas estuvieron sentadas y los seminaristas haban ya vuelto a colocar todas la viandas sobre las mesas, el obispo tom la palabra.

    Queridas hermanas, espero que disculpen mi atrevimiento. He hecho desaparecer su cena, por unos momentos, para recordarles el verdadero sen-tido de la Navidad.

    En este sentido quiero felicitarlas, pues he visto que casi todas estaban dispuestas a renunciar a la cena y a compartirla generosamente con los pobres, es decir con los que supuestamente la haban robado. Las fe-licito y pido a las que no estn viviendo su vocacin con generosidad que recapaciten. Todo lo que ha su-cedido hoy lo tena ya planeado con los seminaristas y la polica. Como saba que alguna iba a llamarlos, decid invitarlos a participar en esta gran prueba de fe. Y aqu estamos todos.

    Las monjas se miraban unas a otras sorprendidas y alegres. Todas estaban muy contentas, menos nuestra monja, que senta un profundo dolor en su corazn. El obispo tena razn, haba perdido hace muchos aos, el sentido de su consagracin, y por eso se haba ol-vidado de dar, como lo hace quien ama de verdad. Por ello nuestra monja buscaba siempre pagos y com-pensaciones. Esa noche nuestra monja comprendi la verdadera naturaleza del amor.

    Y aquella noche de Navidad, las monjas junto con el obispo, los seminaristas y la polica celebraron una de las cenas ms alegres de las que se tenga recuerdo en su ciudad.

  • Presencia Apostlica 17

    El pasado mes de septiembre, el huracn Manuel caus grandes estragos en territorio Tlapaneco (Mephaa) en la Montaa Alta de Guerrero. Se trata de una regin en la que se ubican numerosas comunidades en las que los misioneros claretianos trabajamos du-rante los ltimos 53 aos y hasta principios del ao en curso.

    Uno de los fuertes impactos del huracn ha sido el derrumbe de un puente de 43m de largo, construido hace 20 aos en Plan de Gatica, con el aporte de hermanos alemanes solidarios y con el esfuerzo del mismo pue-blo, transportando cientos de toneladas de material, a lomo de bestia, ya que entonces no haba camino de acceso a esa poblacin.

    A continuacin reproducimos el mensaje de uno de los hermanos ale-manes que han dado su apoyo solidario al pueblo tlapaneco:

    Con gran consternacin hemos ledo la noticia! Sabemos que la destruc-cin del puente en Plan de Gatica significa una gran desgracia para tantas personas en aquel lugar. Ese puente era un smbolo extraordinario para la esperanza de los seres humanos. Era la memoria de una solidaridad extendi-da ms all de las fronteras. Y era, a la vez, la apertura de un camino hacia nuevas posibilidades y oportunidades en el desarrollo de aquel pueblo.

    Que esta desgracia no sea motivo que conduzca a la desesperacin y depresin de estos seres humanos tan probados por la adversidad!, sino que ms bien el recuerdo del logro de la construccin de ese puente hace 20 aos sea un motivo para impulsar a los hombres y mujeres de Plan de Gatica, dndoles renovadas fuerzas para arriesgarse en una nueva empresa.

    Nos sentimos ntimamente unidos con nuestros amigos de Plan de Gati-ca en el pensamiento y en la oracin.

    Un afectuoso saludo,Winfried Humberg

    Adems de plan de Gatica, numerosas comunidades de la regin fueron afectadas. No nos olvidemos de ellos y busquemos la manera de ofrecer nuestro apoyo.

    El huracn Manuel afectaa las comunidades de

    la Montaa Alta de Guerrero

    Vida y solidaridad

  • 18 Presencia Apostlica

    Memorias del Concilio

    Mara es ms importante que los apstoles... y as, la mu-jer en la Iglesia, es tam-bin ms importante que los obispos y los sacerdotes.... Hay que progresar en la ex-plicitacin del papel y del carisma de las mujeres en la Iglesia...

    Son palabras de Su Santidad Francisco en respuesta a un perio-dista que le pregunt del papel de la mujer, en su retorno de Brasil al trmino de la Jorna-da Mundial de la Juventud. Sin duda sus ideas estn muy bien pensadas, rela-cionndolas con la Virgen Mara, ya que a pocos das de su eleccin, al visitar la Iglesia de Mara, Salud del Pueblo Romano, se expre-s de esta manera: Toda la existencia de Mara es un himno a la vida, un himno de amor a la vida: ha gene-rado a Jess en la carne y ha acompaado el nacimiento de la Iglesia en el Calvario y en el Cenculo.El pensamiento del Vaticano IISin duda que el pensamiento de Francisco no es sino el reflejo de lo que se expres hace 50 aos en el Mensaje del Con-cilio a las Mujeres. En el se-gundo prrafo reconoce el alto valor humano femeni-no al decir: La Iglesia est orgullosa, vosotras lo sabis, de haber elevado y liberado a la mujer, de haber hecho resplandecer, en el curso de los si-glos, dentro de la diversidad de los caracteres, su innata igualdad con el hombre.

    Da un paso ms cuando ve que ese valor influ-ye decisivamente en nuestro mundo: Ha llega-do la hora en que la vocacin de la mujer se cum-ple en plenitud, la hora en que la mujer adquiere en el mundo una influencia, un peso, un poder

    jams alcanzado hasta ahora las mujeres llenas del espritu del Evangelio pueden ayudar tanto a

    que la humanidad no decaiga.Hermosa misin de la mujer

    Con qu ternura podemos leer que las muje-res tenis siempre como misin la guarda del hogar, el amor a las fuentes de la vida, el sentido de la cuna Nuestra tcnica corre

    peligro de volverse inhumana. Reconciliad a los hombres con la vida. Y sobre todo, ve-

    lad, os lo suplicamos, por el porvenir de nuestra especie. Detened la mano

    del hombre que en un momento de locura intentase destruir la civili-

    zacin humana.Un llamado a cadaestado de la mujer

    Primero se dirige a quienes velan por el hogar: Esposas, madres de familia, primeras educadoras del gnero humano en el se-creto de los hogares, transmi-tid a vuestros hijos y a vuestras

    hijas las tradiciones de vuestros padres Pero tiene presente a

    las dems mujeres: Y vosotras tambin, mujeres solitarias, sa-

    bed que podis cumplir toda vues-tra vocacin de entrega. La sociedad

    os llama por todas partes. Y las mismas familias no pueden vivir sin la ayuda de aquellas que no tienen familia.

    Les habla a las vrgenes consagra-das y a las que sufren. A todas las ex-horta a permanecer firmes, como Mara, ya que a menudo, en el cur-so de la historia, habis dado a los

    hombres la fuerza para luchar hasta el fin ayu-dadlos una vez ms a conservar la audacia de la grandes empresas

    El final es digno de un himno de gloria y de elo-gio a la mujer: Mujeres del universo todo, cristia-nas o no creyentes, a quienes est confiada la vida en este momento grave de la historia, a vosotras os toca salvar la paz del mundo.

    [email protected]

    Ernesto Bauelos C.

    Elogio de la mujer

  • Presencia Apostlica 19

    Noviembre 10Domingo Lc 20,27-38

    () Se acercaron a Jess algunos saduceos. Como los saduceos niegan la resurreccin de los muertos, le preguntaron: Maestro, Moiss nos dej escrito que si al-guno tiene un hermano casado que muere sin haber te-nido hijos, se case con la viuda para dar descendencia a su hermano. Hubo una vez siete hermanos, el mayor de los cuales se cas y muri sin dejar hijos. El segundo, el tercero y los dems, hasta el sptimo, tomaron por es-posa a la viuda y todos murieron sin dejar sucesin. Por fin muri tambin la viuda. Ahora bien, cuando llegue la resurreccin, de cul de ellos ser esposa la mujer, pues los siete estuvieron casados con ella?

    Jess les dijo: En esta vida, hombres y mujeres se ca san, pero en la vida futura los que sean juzgados dignos de ella y de la resurreccin de los muertos, no

    se casarn ni podrn ya morir, porque sern como los ngeles e hijos de Dios, pues l los habr resucitado.

    Y que los muertos resucitan, el mismo Moiss lo in-dica en el episodio de la zarza, cuando llama al Seor, Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob. Por-que Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para l todos viven.

    Con su pregunta, los saduceos tratan de demostrar que la resurreccin de la que habla Jess no tiene sentido. En su respuesta Jess habla de un nuevo tipo de existencia despus de la muerte; habla de una realidad diferente que ser la plenitud de la Vida y en la que las necesidades de esta vida ya no tendrn sentido. Esta lectura nos da un mensaje de gran esperanza, pues nos hace entender que Dios cre al hombre para la vida y no para la muerte. Jess nos hace ver que Dios habla de los patriarcas como si no hubieran muerto, porque para l todos viven.

    Para l todos viven.

    LaPalabra

    noviembre-diciembre

    Noviembre 3Domingo Lc 19,1-10

    () Jess entr en Jeric, y al ir atravesando la ciu-dad, sucedi que un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de conocer a Jess; pero la gente se lo impeda, porque Zaqueo era de baja estatura. Entonces corri y se subi a un rbol para verlo cuando pasara por ah. Al llegar a ese lugar, Je-ss levant los ojos y le dijo: Zaqueo, bjate pronto, porque hoy tengo que hospedarme en tu casa.

    El baj en seguida y lo recibi muy contento. Al ver esto, comenzaron todos a murmurar diciendo: Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador.

    Zaqueo, ponindose de pie, dijo a Jess: Mira, Seor, voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes, y si he defraudado a alguien, le restituir cuatro ve-

    ces ms. Jess le dijo: Hoy a llegado la salvacin a esta casa, porque tambin l es hijo de Abraham, y el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se haba perdido.

    Cuando Jess establece una relacin personal con Zaqueo, ste es transformado y un deseo de justicia llena su corazn. Este deseo lo hace decidir compartir sus bienes con los pobres y restituir a quien hubiera defraudado. La actitud de Zaqueo de mirar hacia los marginados nos muestra que ha entendido cul es la manera autntica de vivir el proyecto de Dios. Aunque Zaqueo tena una reputacin de pecador, Jess le muestra total aceptacin, al ver la sinceridad de sus intenciones, porque la actuacin de Jess nunca se sujeta a las hipcritas expectativas de quienes slo juzgan a los dems, sino a su misin de salvar lo que se haba perdido.

  • 20 Presencia Apostlica

    Noviembre 24Nuestro Seor Jesucristo, Rey del Universo Lc 23,35-43

    Cuando Jess estaba ya crucificado, las autoridades le hacan muecas, diciendo: A otros ha salvado; que se salve a s mismo, si l es el Mesas de Dios, el elegido.

    Tambin los soldados se burlaban de Jess, y acer-cndose a l, le ofrecan vinagre y le decan: Si t eres el rey de los judos, slvate a ti mismo. Haba, en efecto, sobre la cruz un letrero en griego, latn y hebreo, que deca: ste es el rey de los judos.

    Uno de los malhechores crucificados insultaba a Jess dicindole: Si t eres el Mesas, slvate a ti mismo y a nosotros. Pero el otro le reclamaba, indig-nado: Ni siquiera temes t a Dios estando en el mis-mo suplicio? Nosotros justamente recibimos el pago de lo que hicimos. Pero ste ningn mal ha hecho. Y le deca a Jess: Seor, cuando llegues a tu Reino, acurdate de m. Jess le respondi: Yo te aseguro que hoy estars conmigo en el paraso.

    En la escena de la crucifixin surgen dos actitudes relacionadas con la comprensin de la naturaleza de ese Reino del que Jess es rey. La primera, la de los soldados y la de uno de los malhechores, muestra la incomprensin total que se expresa con burlas sobre el hecho que Jess es el Mesas de Dios, el elegido. La segunda actitud es la de quien ha sido capaz de comprender y reconocer.

    Jess nos ensea desde la cruz, ya que en una escena de ejecucin en la que l mismo est a punto de morir injustamente, se preocupa por perdonar y dar consuelo y esperanza al criminal que se encuentra a su lado.

    Al mostrar un verdadero arrepentimiento, un criminal, un ser humano extremadamente marginado, se convierte en un ejemplo a seguir para los cristianos. El buen ladrn se da cuenta de la verdad que hay en Jess, rechaza la injusticia que se comete con l y expresa su deseo de estar con l.

    Y nosotros, entendemos la naturalezadel Reino de Jess?

    De la Palabra a la accin

    Noviembre 17DomingoLc 21,5-19

    () Como algunos ponderaban la solidez de la cons-truccin del templo y la belleza de las ofrendas vo-tivas que lo adornaban, Jess dijo: Das vendrn en que no quedar piedra sobre piedra de todo esto que estn admirando; todo ser destruido.

    Entonces le preguntaron: Maestro, cundo va a ocurrir esto y cul ser la seal de que ya est a pun-to de suceder? l les respondi: Cudense de que nadie los engae, porque muchos vendrn usurpan-do mi nombre y dirn: Yo soy el Mesas. El tiempo ha llegado. Pero no les hagan caso. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones, que no los domine el pnico, porque eso tiene que acontecer, pero to-dava no es el fin.

    Luego les dijo: Se levantar una nacin contra otra y un reino contra otro. En diferentes lugares ha-br grandes terremotos, epidemias y hambre, y apa-recern en el cielo seales prodigiosas y terribles.

    Pero antes de todo esto los perseguirn a ustedes y los apresarn; los llevarn a los tribunales y a la cr-cel, y los harn comparecer ante reyes y gobernado-res, por causa ma. Con esto darn testimonio de m.

    Grbense bien que no tienen que preparar de an-temano su defensa, porque yo les dar palabras sa-bias, a las que no podr resistir ni contradecir ningn adversario de ustedes.

    Los traicionarn hasta sus propios padres, herma-nos, parientes y amigos. Matarn a algunos de uste-des y todos los odiarn por causa ma. Sin embargo, ni un cabello de su cabeza perecer. Si se mantienen firmes, conseguirn la vida.

    Escuchando que algunos elogiaban la solidez del templo, Jess nos hace enfocarnos en nuestra fortaleza interior y nos recuerda que las construcciones de esta vida son pasajeras y pueden destruirse en cualquier momento. En cambio mantenernos firmes en la fe y la esperanza nos lleva a la Vida, a pesar de cats trofes, persecuciones y muerte.

    Jess nos recuerda la importancia de mantenernos firmes en nuestra misin de transformar nuestras realidades injustas y violentas, aunque nos vaya la vida en ello, sin dejarnos engaar y mucho menos paralizar por los que claman la llegada del fin del mundo.

    Que no los domine el pnico.

  • Presencia Apostlica 21

    Diciembre 1Domingo 1 de Adviento Mt 24,37-44

    () Jess dijo a sus discpulos: As como sucedi en tiempos de No, as tambin suceder cuando venga el Hijo del hom-bre. Antes del diluvio, la gente coma, beba y se casaba, hasta el da en que No entr en el arca. Y cuando menos lo esperaban, sobrevino el diluvio y se lle-v a todos. Lo mismo suceder cuando venga el hijo del hombre. Entonces, de dos hombres que estn en el campo, uno ser llevado y el otro ser dejado; de dos mujeres que estn juntas moliendo trigo, una ser tomada y la otra dejada.

    Velen, pues, y estn preparados, por-que no saben qu da va a venir su Se-or. Tengan por cierto que si un padre de familia supiera a qu hora va a venir el ladrn, estara vigilando y no dejara que se le metiera por un boquete en su casa. Tam-bin ustedes estn preparados, porque a la hora que menos lo piensen, vendr el Hijo del hombre.

    El Adviento parte de la experiencia de una historia gastada y agotada que apunta hacia una esperanza nueva, la esperanza de un Salvador que traiga luz, justicia y paz a los hombres (Diario Bblico 2010).

    El Adviento es el momento de un nuevo comienzo con un espritu caracterstico de paz, justicia y alegra. Esta esperanza implica un compromiso y una tarea en la que estar preparados significa estar conscientes del sentido de nuestra existencia.

    De la Palabra a la accin

    Diciembre 8 Domingo 2 de AdvientoMt 3, 1-12

    () Comenz Juan el Bautista a predicar en el desier-to de Judea, diciendo: Convirtanse, porque ya est cerca el Reino de los cielos. Juan es aquel de quien el profeta Isaas hablaba, cuando dijo: Una voz clama en el desierto: Preparen el camino del Seor, endere-cen sus senderos.

    Juan usaba una tnica de pelo de camello, ceida con un cinturn de cuero, y se alimentaba de salta-montes y de miel silvestre. Acudan a orlo los habi-tantes de Jerusaln, de toda Judea y de toda la regin cercana al Jordn; confesaban sus pecados y l los bautizaba en el ro.

    Al ver que muchos fariseos y saduceos iban a que los bautizara les dijo: Raza de vboras, quin les ha dicho que podrn escapar al castigo que les aguarda? Hagan ver con obras su conversin y no se hagan ilusiones pensando que tienen por padre a Abraham, porque yo les aseguro que hasta de estas piedras

    puede Dios sacar hijos de Abraham. Ya el hacha est puesta a la raz de los rboles, y todo rbol que no d fruto, ser cortado y arrojado al fuego.

    Yo los bautizo con agua, en seal de que ustedes se han arrepentido; pero el que viene despus de m, es ms fuerte que yo, y yo ni siquiera soy digno de qui-tarle las sandalias. l los bautizar en el Espritu Santo y su fuego. l tiene el bieldo en su mano para separar el trigo de la paja. Guardar el trigo en su granero y quemar la paja en un fuego que no se extingue.

    En la liturgia de este 2 domingo de Adviento resuena la voz de Juan el Bautista que clama: Preparen el camino del Seor. La predicacin de este profeta, que haba sido anunciada por el profeta Isaas, con su austeridad, su sencillez y su claridad en la misin, nos llama a una vida autntica.

    La predicacin de Juan nos llama con urgencia al arrepentimiento y la conversin, en vista de que se acerca el Reino de Dios; nos llama a un cambio de direccin que nos aleje del pecado y nos acerque a Dios.

    Preparen el camino del Seor.

    Estn preparados, porque a la hora quemenos lo piensen, vendr el Hijo del hombre.

  • 22 Presencia Apostlica

    Diciembre 15Domingo 3 de Adviento Mt 11,2-11

    () Juan se encontraba en la crcel, y habiendo odo hablar de las obras de Cristo, le mand preguntar por medio de dos discpulos: Eres t el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?

    Jess les respondi: Vayan a contar a Juan lo que estn viendo y oyendo: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios de la lepra, los sor-dos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio. Dichoso aquel que no se sienta defraudado por m.

    Cuando se fueron los discpulos, Jess se puso a hablar a la gente acerca de Juan: Qu fueron us-tedes a ver en el desierto? Una caa sacudida por el viento? No. Pues entonces, qu fueron a ver? A un hombre lujosamente vestido? No, ya que los que visten con lujo habitan en los palacios. A qu fue-ron, pues? A ver a un profeta? S, yo se lo aseguro; y a uno que es todava ms que profeta. Porque de

    l est escrito: He aqu que yo envo a mi mensajero para que vaya delante de ti y te prepare el camino. Yo les aseguro que no ha surgido entre los hijos de una mujer ninguno ms grande que Juan el Bautista. Sin embargo, el ms pequeo en el Reino de los cielos, es todava ms grande que l.

    Es muy importante destacar que, al hablar de su misin, Jess da prioridad a los pobres como destinatarios de la Buena Noticia. En este 3er. domingo de Adviento nos llena de esperanza escuchar cules son las seales del Reino que traer alegra y paz a la tierra.

    Todo esto nos recuerda que Jess viene porque Dios ama a su pueblo y desea estar en medio de l. Nosotros, a ejemplo del Maestro que viene y por quien nos estamos preparando en este Adviento, debemos tambin colaborar en traer alegra a la tierra con obras concretas.

    Jess nos dice que Juan el Bautista esel ms grande de los hombres y

    el mensajero del Seor.

    De la Palabra a la accin

    Diciembre 22Domingo 4 de Adviento Mt 1,18-24

    Cristo vino al mundo de la si-guiente manera: Estando Mara, su madre, desposada con Jos, y antes de que vivieran juntos, sucedi que ella, por obra del Espritu Santo, estaba esperando un hijo. Jos, su esposo, que era hombre justo, no queriendo po-nerla en evidencia, pens dejar-la en secreto.

    Mientras pensaba en estas cosas, un ngel del Seor le dijo en sueos: Jos, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a Mara, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Es-pritu Santo. Dar a luz un hijo y t le pondrs el nombre de Jess, porque l salvar a su pueblo de sus pecados.

    Todo esto sucedi para que se cumpliera lo que haba dicho el Seor por boca del profeta Isaas: He

    aqu que la virgen concebi-r y dar a luz un hijo, a quien pondrn el nombre de Emmanuel, que quiere de-cir Dios-con-nosotros.

    Cuando Jos despert de aquel sueo, hizo lo que le haba mandado el ngel del Seor y recibi a su esposa.

    Diosconnosotros

    El significado del nombre Emmanuel nos da todo el sentido de la preparacin del Adviento, as como de la experiencia de la Navidad: Diosconnosotros. Lo que esta frase significa va ms all de las palabras y ms all de nuestras expectativas. El planteamiento lleva implicado todo el sentido de nuestro caminar

    cristiano. Abramos nuestro corazn y nuestra vida para que Diosconnosotros sea en todas las dimensiones de nuestra existencia.

    Ilustraciones: Cerezo Barredo www.servicioskoinonia.org

  • Presencia Apostlica 23

    Diciembre 25NATIVIDAD DE NUESTRO SEOR JESUCRISTOMisa de medianoche Lc 2,1-14

    Por aquellos das, se promulg un edic-to de Csar Augusto, que ordenaba un censo de todo el imperio. Este primer cen-so se hizo cuando Quirino era gober-nador de Siria. Todos iban a empadro-narse, cada uno en su propia ciudad; as es que tambin Jos, perteneciente a la casa y familia de David, se dirigi desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, llamada Beln, para empadronarse, juntamente con Mara, su esposa, que estaba encinta.

    Mientras estaban ah, le lleg a Mara el tiempo de dar a luz y tuvo a su hijo primognito; lo envolvi en paales y lo recost en un pesebre, porque no hubo lugar para ellos en la posada.

    En aquella regin haba unos pasto-res que pasaban la noche en el campo, vigilando por turno sus rebaos. Un ngel del Seor se les apareci y la gloria de Dios los envolvi con su luz y se llena-ron de temor. El ngel les dijo: No teman. Les traigo una buena noticia, que causar gran alegra a todo el pueblo: hoy les ha nacido, en la ciudad de David un Salvador, que es el Mesas, el Seor. Esto les servir de seal: encontrarn al nio envuelto en paales y recostado en un pesebre.

    De pronto se le uni al ngel una multitud del ejr-cito celestial, que alababa a Dios, diciendo: Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad!

    Desde su llegada a este mundo, Jess se diferencia de los poderosos ya que no nace en un palacio, ni siquiera en una posada porque no hubo lugar para ellos, sino en un pesebre. El Dios con nosotros incluy a los pobres de este mundo desde antes del nacimiento y desde luego en el momento mismo de la llegada de Jess.

    Los pastores representan a los pobres del mundo; ellos reciben de un ngel, la noche de Navidad, la alegre noticia del nacimiento del Salvador. Es momento de recibir la buena noticia y de alabar y dar gloria a Dios. Jess nace pobre, se ha hecho solidario con nuestra pobreza para hacernos participar en su riqueza.

    Misa del da Jn 1,1-18

    En el principio ya exista aquel que es la Palabra, y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios.

    Ya en el principio l estaba con Dios. Todas las cosas vinie-ron a la existencia por l y sin l nada empez de cuanto existe. l era la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas y las ti nieblas no la recibieron.

    () Aquel que es la Palabra era la luz verdadera, que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba; el mundo haba sido hecho por l y, sin embargo, el mundo no lo conoci.

    Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron; pero a todos los que lo recibieron les concedi po-der llegar a ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre, los cuales no nacieron de la sangre, ni del deseo de la carne, ni por voluntad del hombre, sino que nacieron de Dios.

    Y aquel que es la Palabra se hizo hombre y habi-t entre nosotros. Hemos visto su gloria, gloria que le corresponde como a Unignito del Padre, lleno de gracia y de verdad. ()*

    Y aquel que es la Palabra se hizo hombrey habit entre nosotros

    Meditemos este himno del evangelio de san Juan. El Evangelio nos habla del principio, de Dios y su Palabra creadora y nos dice que en Jess esa Palabra se acerca a nosotros, se dirige a nosotros. Palabra creadora, Palabra plena de significacin y sentido. Dios ha acampado entre nosotros y es La Buena Noticia. Palabra para nuestros odos, Luz para nuestros ojos, vida para nuestra alma.

    Y nosotros, estamos dispuestos a recibir a Jess en nuestra vida, a travs de los pobres?

    De la Palabra a la accin

    Las circunstancias del nacimiento de Jess nos ensean que no se puede ser cristiano y tratar a

    los pobres con poco respeto, ya que eso sera caer en una

    contradiccin bsica.

  • 24 Presencia Apostlica

    Diciembre 29DomingoSAGRADA FAMILIA DE JESS, MARA Y JOS Mt 2,13-15.19-23

    Despus de que los magos partieron de Beln, el ngel del Seor se le apareci en sueos a Jos y le dijo: Levntate, toma al nio y a su madre, y huye a Egipto. Qudate all hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al nio para matarlo.

    Jos se levant y esa misma noche tom al nio y a su madre y parti para Egipto, donde permaneci hasta la muerte de Herodes. As se cumpli lo que dijo el Seor por medio del profeta: De Egip-to llam a mi Hijo.

    Despus de muerto Herodes, el ngel del Seor se le apareci en sueos a Jos y le dijo: Le-vntate, toma al nio y a su ma-dre y regresa a la tierra de Israel, porque ya murieron los que in-tentaban quitarle la vida al nio.

    Se levant Jos, tom al nio y a su madre y regres a tierra de Israel. Pero, habiendo odo decir que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre, Herodes, tuvo miedo de ir all, y advertido en sueos, se retir a Gali-lea y se fue a vivir en una poblacin llamada Nazaret. As se cumpli lo que haban dicho los profetas: Se le llamar nazareno.

    El Evangelio nos muestra escenas significativas de la vida de Jess, donde sus padres Mara y Jos lo defienden y protegen, vindose incluso obligados a huir a otro pas en medio de la noche. Tiempo despus regresarn a Nazaret, donde trascurrir su vida familiar.

    La familia determina en parte quines somos; constituye el entorno en el que aprendemos la fe y las tradiciones, en ella experimentamos el amor de nuestros padres y recibimos su apoyo y proteccin. En la familia aprendemos a amar y a preocuparnos por los dems. Est muy bien amar a nuestra familia, pero no encerrarnos en una forma de egosmo en la que slo nos importe su bienestar, ya que nuestra familia, a la que tambin debemos amar y proteger es toda la humanidad.

    De la Palabra a la accin

    * Cuando no se reproduce el texto de la lectura (por razones de espacio), se invita a leerlo

    en la cita bblica.

    Sagrada Familia(conocida como Tondo Doni)

    es un cuadro del pintor renacentista italiano Miguel ngel.

  • Presencia Apostlica 25

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  • 26 Presencia Apostlica

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