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Adela Salinas Salinas

Los miedos, las lenguas, los pesaresEntrevista.a María Luisa Puga

Desde 1978 en que María LuisaPuga se inicia en el mundo litera­

rio con Las posibilidades del odio y quesus amigos del medio le dicen "La Pu­guis" o "La hija de su Puga madre" de'cariño, María Luisa en su cotidianeidadbusca y encuentra cuestionar la realidadde una manera que como en México,país de ideas, país de novelas, publicadopor Grijalbo, Sara Sefchovich dice:"",Su lectura nos cambia, Después deella todo se ve con una luz distinta: lasesquinas, una ventana, el color de la luz,las ideas en que creemos, nuestras ami·gas, los pequeños ritos diarios que danseguridad, los incidentes de la vida y lasinstituciones que nos rigen",

Las instituciones tan en descontentocon la humanidad, el descontento quenos rige, la rigidez del ser humano,el ser humano tan lleno de emociones'contradictorias.

Un rito que a María Luisa le da 'segu­ridad es el diario que lleva con ella apartir de que leyó El diario de AnaFrank y se impresionó mucho. En su dia­rio escribe diario y diario se levanta demadrugada para escribir como dice:"Unas tres horas en la noche y unascuatro o cinco en la madrugada. Lo quepasa es que te das cuenta muy rápidode que uno no escribe 24 horas; porqueaunque lo demás tenga que ver conescribir y leer: dar talleres, escribirartículos, el resto del tiempo lo tienesque lidiar contigo misma."~quí en el D. F., por ejemplo, se te

. va todo en ir y venir, en las llamadas delteléfono, en lo que tú quieras, allá enZirahuén tienes que inventártelo, deuna manera más o menos sensata, por­que si no puede ser medio enloque­cedor."

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-En el epígrafe de Pánico o peligrodice:. "Nos decimos a través de lo dife.rente", ¿qué quisiste decir con eso?

-En los medios urbanos, lo de afuera essiempre nuestro espejo, entonces real­mente nos vamos viendo cuando vemoscómo s~mos y esa es una de las cosasque sustentan mucho al individuo en unambiente urbano. El p~imer problemacuando te sales de un ambiente urbanoes que te quedas sin ese espejo y no tie­nes más remedio que verte y es muyduro porque el espejo de allá afueraayuda mucho; es engañoso. No te digoviviendo en provincia, sino en uf} lugarsolitario donde los individuos son muyconcretos, no son multitudes, no sonsituaciones de imágenes, sino son perso­nas igual que tú, por eso, en un lugarcomo Zirahuén, las relaciones entre lagente, entre los otros fuereños queviven allí o en Pátzcuaro o Erongarí­cuaro son muy fuertes y problemáticos,porque no son relaciones sociales, sonrelaciones humanas y son muy fron­tales, y cuandQ te das cuenta dices:"Caray, yo me vine acá para vivir enpaz y sin problemas y mis relaciones conla gente de aquí son complicadísimas,en México era mucho más fácil"; sí,porque son mucho más superficiales.

-¿Qué pasó cuando decidiste vivir enZirahuén y te enfrentaste a ti misma?

-Fue terrible. Durísimo. Ya lo había he­cho dos veces antes, pero esas dos vecesme ayudó, en los momentos difíciles, elsaber que eso era muy temporal, mien­tras que la decisión de irme a Zirahuénfue más profunda de cambio de vida,porque aunque nada es para siempre,

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yo ya .no voy a vivir en"'la ciudad. Fueduro comprobar hasta qué punto tengoque reaprender muchas cosas. Unade ellas es el uso del tiempo, por eso mepongo a escribir desde las cuatro ocinco de la mañana.

-¿QIlé representa para ti el escribir unanovela: un trabajo, una necesidad o unmomento de paz?

-Es un proceso muy padre: mis novelas·nacen de alguna curiosidad que va cre­ciendo hasta el punto en que digo "Yavoy a empezar una novela". Desde queempiezo una novela hasta que la acabo,estoy en un proceso aparte: no estoyformalmente en el mundo; todo lo quevivo en esos momentos, de alguna ma·nera, está entrando a la novela.

Trato de crear, de darle cuerpo y res­puesta a esa curiosidad. Para mí son lasmejores etapas; entonces, estar en elproceso de escribir no es trabajo, es una·forma de vida. Cuando no estoy escri­biendo novelas, escribo cosas, artículos,etcétera, .que sí son trabajo y no se mehace desagradable, pero esas etapas soncomo de espera para empezar otra no­vela. Generalmente, al terminar una no­vela, procuro sacudirme y entoncesviajo y hago cosas distintas.

-¿Crees conocerte como persona a travésde la escritura?

-No, yo creo que he llegado a entendervarias cosas, pero no creo que todo, y nocreo que todo salga con la escritura,más bien pienso que se van presentandonecesidades que la escritura ayuda a sa­car, pero ni me he propuesto cono­cerme toda, ni siento mayor urgencia;

que vaya pasando.

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María Luisa publica Las posibilidades delodio, Inmóvil sol secreto, Cuando el aire esazul, Accidentes, Pánico o peligro, Laforma del silencio y Antonia, a propósitode sus viajes por Inglaterra, Italia, Film­cia, España, Grecia, Líbano, Kenya, yde su residencia en el D. F., Acapuleo,Mazatlán y Zirahuén.

-¿CfUÜ es la relación de tu vida en Aca·pulco con la preocupación que se da enLa forma del silencio?

Es evidente que fue inconscientementelo de La forma del silencio y de larelación de la forma del silencio conla idea de la mentira que probable­ment~ empieza a ocuparme desde muyniña porque crecí en un medio quese maquillaba para el turismo; enton­ces, sin saber lo que estaba viendo,sí captaba todo lo que de mentira tieneel turismo; toda la sordidez que seoculta a costa de la gente para queel turista se sienta en una especie de pa­raíso. Eso, unido a lo que yo trato dehacer en La forma del silencio, que es verla manera en que el niño recibe el len­guaje, siempre con metáforas tramposasde los adultos, y cómo va entendiendofa mentira implícita en las cosas que 1.;dicen y la guarda en su inconsciente;nunca se le ocurriría contradecir aladulto, pero e! niño sabe que ve unacosa y le dicen otra y lo obligan a viviren esa otra dimensión.

Esto empieza desde que llega e! len­guaje: primero a causa de sus padres yluego con su primer encuentro en la es­cuela; de ahí se le forma un lenguajementiroso y empieza a desarrollar unode sus primeros silencios. Además, enMéxico tenemos muchos lenguajes yde todo tipo; yo no creo que haya unasituación de nación que tenga tantoslenguajes, que' tienen mucha validez ymucho uso en la vida cotidiana, enton­ces, la cantidad de silencios que esoslenguajes deformadores generanes quizá más importante que la cantidadde lenguajes que existen. Hay silenciosq'ue son resultado de la opresión y haysilencios que son una actitud desafiantedel individuo o de la gente ante el sis­tema; a mí me parece mucho másimportante la presencia de esos silenciosque la presencia de la mentira.

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-¿Cuándo te diste cuenta de la mentiradel mundo?

-En el proceso de escribir se te va reve­lando: cuando te das cuenta de ladificultad que existe entre ver y experi-

. mentar lo que estás viendo y ponerlo enpalabras, porque las palabras lo vistende otra manera y ves que la mentira estáen todos lados, dentro y fuera de ti.

En realidad casi siempre uno está per­siguiendo otra cosa: e! sentido de unahistoria y su intención, así, por ejemplo,en La forma del silencio quería contrapo­ner la historia de un niño en Acapuleo(no necesariamente mi historia nadamás) y la historia de un hombre que esla de Juan, que también luchó en suetapa de niño, pero que en su vidaadulta decidió asumir el fracaso, paraempezar a darle un poco de verdad a sulenguaje.

-¿Crees que esa forma de mentira se dade la misma manera aquí en el D. F.(que es donde se desarrolla Juan), queen Acapulco?

-Creo que es mucho más compleja por­que son muchísimas más cosas las que temanipulan; ahora, no quise estableceruna comparación entre provincia y me­trópoli en La forma del silencio; creo quees mucho más claro, por lo menos es mi

intención, hablar de! medio urbano enuna novela como Pánico opeligro, es de­cir, la manera en que se crean ilusionesfalsas y falsos avances y progresos; todometido dentro de un lenguaje que es e!que domina e! ritmo de vida: el len­guaje oficial.

Creo que siempre he tenido miedo encualquier parte; una especie de miedoahí latente que tiene muchas caras;no es un miedo definido a nada, sinosimplemente a estar en el mundo ya estar viviendo,' quizá, en e! D. F. Esemiedo se acentuó porque de repen­te me depositaron en e! D. F. con mihermana cuando mi madre murió yme volví muy consciente <.le que era unaciudadsota con mucha gente y como losniños, no lograba tener control de todolo que veía en un día; tal vez poreso siempre en una gran ciudad quedó,para mí, sucia por el miedo: miedoa la abundancia de información que te

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llega todo el tiempo, miedo a unaespecie de ruido caótico, incontrolable;siempre me ha producido angustia elque las cosas sucedan tan de prisa y conmucha simultaneidad, y uno tiene quedesarrollar una capacidad de malaba·rista para manejar todo.

-¿Dónde viviste primero?

-Cuando murió mi madre nos trajeronunos años con mi padre, pero luego éltuvo un ataque cardiaco y nos volvierona mandar a Acapuleo. Mi padre se vol­vió a casar y vivimos en Sinaloa, endonde pasé la mayor parte de mi adoles-.cencia; luego, como a los 18 años meinstalé en México para vivir sola y fue laúnica época en que realmente creohaber vivido en el D. F., hasta que des­pués de cuatro años me fui a Europa enabril del 68 y regresé en junio del 78.

-Pero el primer libro que escribiste fueLas posibilidades del odio como resul­tado de tu vida en África ¿no? ¿Por quése dio primero ese y no Antonia, quehabla de Europa?

-No tiene ningún orden cronológicodesde un punto de vista autobiográfico,pero todos los libros tienen que ver contu autobiografía. En realidad se puededecir que sí hay un orden si piensas queaunque en África estuve un año ymedio nada más y ya había estado escri­biendo, porque tenía como cuatromanuscritos guardados, Las posibilida­des del odio es mi primera novela porquefue la que me hizo ver Acapuleo fuerade ahí y me hizo entender la barba­rie del turismo, de la colonización, lasupremacía del blanco, etcétera. En Lasposibilidades del odio descubro un odioque a lo mejor estuvo latente en mídesde niña en Acapuleo, por eso lanovela es anterior a La forma del silen­cio, donde ya lo manejo como infancia.

-y luego, cuando estabas en Londres¿Cuál era tu preocupación que se dio enAntonia?

- yo llegué a Londres un poco comoAntonia y como la narradora de Anto­nia. Llegué muy joven a vivir una vidahacia adelante, sin preocuparme de ma-

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cen desembocar en el absurdo porquenunca puedes asir palpablemente loque otro escritor logra. Puedes llegar aentenderlo intelectualmente, pero pormás que trates de agarrarlo no puedes;yo llegué a escribir inclusive un textoque se llama "Un día en la vida deVirginia Woolf' procurando seguir suspasos con toda fidelidad, pero el solohecho de que yo lo haga en español,lo vuelve distinto: el español es otroidioma y sin embargo yo creo que sí meayudó muchísimo a encontrar mi propiolenguaje.

-¿Cuál es tu manera de ver el mundoahora?

yor cosa, sin mayor responsabilidad. Escierto que allá me volví políticamenteconsciente porque viví allá el 68 me­xicano. Ahora, ¿por qué no escribíAntonia cuando tenía 20 años?, puesporque no tenía curiosidad por sabercómo se es a los 20 años, sino que estabasiéndolo. Es una novela muy posteriorporque justamente a los cuarenta ytantos, quiero ver qué es lo que ocupa auna persona de 20 años, todo el deseodel mundo, de experimentar; esemiedo que nunca se llama miedo a los20 años: es vivir queriendo abarcarlotodo. Si hablas de tus contemporáneos,hablas de ti misma, mientras que alescribir sobre algo que ocurrió hace 20años entiendes cosas que no entendíascuando eras todas esas cosas; por esoes fascinante.

-La reflexión del 68 en Antonia latuviste ahora o cuando tenías 20 años?

-Empecé a tenerla desde los 20 años ytuve una especie de gran angustia entreseguir dentro del mundo, ser partedel sistema o volverme hippie y man­darlo todo al diablo. Nunca me sentí losuficientemente fuerte o lo suficiente­mente irresponsable como para darle laespalda al mundo. Nunca vaya saber sifue cobardía o compromiso, pero otrode los impulsos fuertes de esa novela esque en la época y por los motivos que laescribí, experimenté la muerte muy decerca y quise poner la muerte a los 20años. Ahora, en cambio, estoy escri­biendo una novela que es ver la vida 20años después; mi personaje tiene 68

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años. Sería muy distinto si lo estuvieraescribiendo a los 68 años.

-¿Y si escribes en tu momento, de tumomento?

-No le quita calidad ni mucho menos,pero estás haciendo una especie de cró­nica; la otra manera te permite ejercertu imaginación literaria.

-¿Cuál es tu visión con respecto a Virgi­nia Woolf para haberla buscado enLondres y escribirlo en Antonia?

-Evidentemente Virginia Woolf y Lon­dres, para mí, son inseparables y son elmotivo por el que me fui a Inglaterra, osea, por el mismo que empecé mi estan­cia en Inglaterra y no en España, ni enItalia ni en París, ni donde fuera. Seguísu literatura paso a paso.

Me atrae ese fluir de la consciencia noal estilo de James Joyce, que es el fluirde la consciencia en el universo, sino enuna calidad de tiempo, de tiempocotidiano que incluye reacciones -detodo tipo: subjetivas, mecánicas, cultu­rales, psicológicas, y un manejo dellenguaje en donde no se relata nada, esdecir no existe una historia estructu­rada, un personaje con posiciones, connecesidades, con anécdotas, sino un serde ese personaje; una literatura que tehace sentir- el Ser y el lugar donde eseser está siendo.

-y ¿te transformó de alguna manera?

-Las búsquedas literarias siempre te ha-

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-Aquí se unen varias cosas: el hecho deque me fui de la ciudad de México;me salí, digamos, del grupo literarioque me sirvió de espejo; entoncesme siento muy afuera y al mismotiempo siento que eso me permite verclaramente muchas cosas. Estoy entreasustada y enojada frente a la incons­ciencia del mundo, del mundo quetodos hacemos. Me he vuelto muy cons­ciente de la naturaleza, de la explo­tación y de la terrible situación en estepaís; la corrupción, la indiferencia, elabuso, y al mismo tiempo, veo la posibi­lidad real de que las cosas puedan serde otro modo; vivo en un pueblo cam­pesino y veo cómo vive, que tiene unarelación' equilibrada con la naturaleza,que sí se puede.

"La Puguis" habla de los temas que enla vida se vuelven obsesiones. Antes,por ejemplo, hablaba de la libertad yahora no le interesa. Escribió sobrela libertad cuando se lanzó sola al

mundo, cuando se sintió mujer, cuando!estuvo sola, cuando se hizo vieja sien­00 joven; cuando supo lo que era'Sentirse mal en las calles, sentirse vulne­:rable, sentirse capaz de lo que fuera,hasta que la vida le impuso una serie decompromisos y escogió regresar a Mé­xico, establecerse en Zirahuén junto al:lago, donde tiene patos y tres perros'que se llaman Cuento, Novela y Relato;donde teje cosas calientitas y tiene uncalefactor para soportar el frío de lamadrugada y escribir con realismo ima­ginario o imaginación realista. <>

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