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  • Ttulo original: Escritos federalistasPierre-Joseph Proudhon, 2011Traduccin: Jorge Cagiao y CondeEdicin, introduccin, revisin y notas: Jorge Cagiaoy CondeDiseo de cubierta: Sergio Ramrez

    Editor digital: TitivillusePub base r1.2

  • Estudio introductorio

    La fragmentacin del soberano.El federalismo de P.-J. Proudhon

  • Una necesaria introduccin: leer yentender a Proudhon (y el

    federalismo) hoy

    Muchas son las razones que en estos ltimosaos venan haciendo necesario, sobre todo ennuestro pas, un retorno a la obra y reflexin dePierre-Joseph Proudhon (1809-1865), uno de losprincipales tericos del federalismo en elsiglo XIX. Desde una perspectiva cientfica, estavuelta a Proudhon se haca necesaria para intentarexplicar el verdadero significado tantas vecespasado por alto del pensamiento proudhoniano yromper as definitivamente con los numerososerrores y lugares comunes[1] que con el paso deltiempo se han ido instalando entre los estudiosos yque adornan ya hoy sin rubor alguno las pginas deno pocas obras influyentes e importantes sobretemas proudhonianos (socialismo, federalismo,nacionalismo, anarquismo, etc.), amn de otros

  • diccionarios o enciclopedias especializados quepor su elevado nmero y variedad sera tarea hartocomplicada intentar detallar aqu.

    Por extrao que pueda parecer, tratndose deun autor tantas veces citado y glosado, de cuyaobra se cree tener, adems, un cabal conocimiento,es, sin duda, la ctedra del clich una de lasconstantes que, hoy como ayer, caracterizan larecepcin del pensamiento proudhoniano. Y esque, paradjicamente, a pesar de ser Proudhon unade las figuras ms importantes del socialismodecimonnico europeo, a pesar de que susbombazos literarios alcancen rpidamente un granxito, de que su nombre circule por talleres y clubsdesde antes de la Revolucin de 1848 lo que levaldr durante las jornadas revolucionarias defebrero la visita de cuatro obreros armados, queacudan a Proudhon en busca de su proyectorevolucionario y de que sus ideas seanretomadas ms tarde, ya tras su muerte, porsectores que irn desde la derecha tradicionalista

  • tipo Maurras a la izquierda ms anarquizante de unBakunin, a pesar de ser, pues, Proudhon uno de lossocialistas ms influyentes, ledos y comentadosde su tiempo, el ms audaz de los socialistasfranceses, dira el propio Marx, no dejar por ellode ser en el fondo uno de los ms desconocidos oincomprendidos, quiz el ms oscuro de todos antela opinin[2]. De hecho, no es en absoluto extraover al Proudhon ms ntimo, el que encontramos ensu correspondencia, lamentar la incomprensin lo que l no dejar de achacar a la ceguera o malafe de sus lectores que generan sus escritos[3], eincluso es perceptible en su obra, con el paso delos aos y los reveses que va a conocer, una mayorpreocupacin por hacer que sus ideas lleguen conms facilidad al lector, lo que le llevar enocasiones a intentar simplificar o a dilatar ms dela cuenta sus explicaciones, generalmente sindemasiada fortuna.

    Resumiendo, puede decirse que si su afiladapluma y su poderosa y no menos desconcertante

  • dialctica le aseguraron de inmediato unextraordinario xito y audiencia, gracias en parte afrmulas impactantes (la propiedad es un robo,Dios es el mal, etc.), sern precisamente dichasfrmulas, asociadas a un carcterincomparablemente polmico (esa gota de malasangre hereditaria de la que habla Proudhon en Dela Justice dans la Rvolution et dans lglise[4]),las que, entendidas al pie de la letra, despojadasde la tensin dialctica que anima toda su obra, loacaben condenando ante la opinin y forjando laimagen de un Proudhon inconstante ycontradictorio, enemigo del orden y de lapropiedad, ateo, utopista, etc.; lugares comunesque la posteridad se encargar de compulsar ydivulgar. No sin razn deca Bernard Voyenne, unode los mejores conocedores de la obra deProudhon, que ese don de las frmulasimpactantes y provocadoras ser, por suerte odesgracia, la marca del genio proudhoniano[5]. Aesto tambin habra que aadir, es cierto, una falta

  • de sistematizacin bastante evidente en el francs,una de las notas ms caractersticas en elpensamiento proudhoniano, que hace de suvoluminosa obra (una treintena de libros, catorcevolmenes de correspondencia y seis de carnets)ciertamente una obra abierta, como precisamentela deseaba su autor, fiel en esto a su dialcticaserial o dialgica, pero precisamente por ellotambin una suerte de terreno pantanoso en el quees fcil perder el norte y enfangarse si no seacierta a dar con el hilo conductor que revela susentido y coherencia. Este carcter abierto yasistemtico de su pensamiento, al que Proudhonparece querer poner remedio (su deseo deresumirse para hacer frente a la incomprensin a laque aludimos ms arriba) cuando sus fuerzasempiezan a flaquear y le abandonandefinitivamente en 1865, con slo cincuenta ycinco aos de edad, ser tambin el que facilite laposterior dispersin, desde lo que podramosllamar hoy la extrema izquierda a la extrema

  • derecha, y consiguiente desnaturalizacin de susideas.

    Ahora bien, para comprender por qu elmensaje proudhoniano no es entendidocorrectamente ni llega hasta nosotros con fuerza ypertinencia, al margen de los indudablesproblemas que plantea el pensamientoproudhoniano en s mismo (poca claridadexpositiva, falta de sistematizacin, densidad de laobra, tendencia a la provocacin, etc.), tampocodebemos obviar que la crtica abierta que haceProudhon de los dos sistemas, liberalismoindividualista y comunismo, que se imponen, elprimero de ellos ya desde el siglo XIX, y van luegoa monopolizar el debate de ideas en el siglo XX,contribuir a silenciar el discurso del filsofofrancs, a hacer que su obra caiga en el olvido y eldesprestigio, lo cual no har, obviamente, sinofacilitar la consolidacin de los estereotipos ylugares comunes que desde el primer momentopesan sobre el pensamiento proudhoniano.

  • Sea como fuere, lo que aqu interesa subrayares que de la incomprensin o deficiente recepcinque ha acompaado en nuestro pas (y fuera de l)a la obra del filsofo francs tampoco se halibrado su federalismo[6]. Esto tenemos queatribuirlo fundamentalmente a dos factores, queconviene quiz explicar, siquiera brevemente[7],antes de ir ms lejos.

    El primero de ellos es el preponderante papelque Pi y Margall ha tenido en la recepcin eintroduccin del pensamiento de Proudhon enEspaa. Francisco Pi y Margall es, como se sabe,uno de los primeros pensadores espaoles y, encualquier caso, el ms conocido y laureado, enhacer suya la crtica proudhoniana, algo que yasalta a la vista en La reaccin y la Revolucin(1854), obra de clara influencia proudhoniana(vase Ide gnrale de la Rvolution au XIXesicle, 1851), a la que seguirn, algunos aos mstarde, ya durante el SexenioRevolucionario (1868-1874), las traducciones de

  • Pi y Margall de algunas de las obras importantesde Proudhon[8]. De hecho, Pi y Margall nuncaesconder la deuda contrada con el filsofofrancs, uno de los que ms ha contado en su obra.Pero, al margen de su importante y sin dudapreponderante papel en lo que hace a latransmisin del pensamiento proudhoniano entierras espaolas, lo quiz ms determinante en elcaso que nos ocupa va a ser la manera en quedicha transmisin y recepcin se van a efectuar. Laexgesis que Pi y Margall hace de la obra deProudhon va a tener, en este sentido, al menos dosefectos de crucial importancia para nuestro tema:

    1) La interpretacin personal que Pi y Margallhace del pensamiento proudhoniano, asumiendo segn l gran parte de sus presupuestos tericosiniciales, va a llevar a una situacin de monopoliohermenutico tal que ser difcil hablar deProudhon sin pasar antes por Pi y Margall[9], loque se har las ms de las veces asumiendo, consus aciertos y sus errores, las conclusiones

  • sentadas por el propio Pi y Margall sobre la obrade Proudhon[10]. De tal suerte que, llegado unmomento, ambos pensamientos, el proudhoniano yel pimargalliano, acabarn confundindose, hastatal punto que durante el Sexenio Revolucionario nose dudar, incluso, en combatir las ideasfederalistas que el republicanismo federalliderado por Pi y Margall deseaba ver salirtriunfantes de la Gloriosa Revolucin de 1868,atacando directamente al que se supona era sulder espiritual (el sistema expuesto por el Sr. Piy Margall no es ms que el fiel trasunto de lasdoctrinas y el sistema de Proudhon, dir eldiputado Romero Girn[11]), lo que llevar a Pi yMargall a tener que explicarse al respecto duranteel debate en Cortes Constituyentes de mayo de1869:

    El Seor Romero Girn, por otra parte, hatenido una particular maa para combatirmis ideas: suponindome discpulo de

  • Proudhon, ha ido a atacar a Proudhon paracombatirme a m; sta es una manerararsima de combatir a un orador. Yo noniego que Proudhon es uno de los hombresque ms he estudiado; pero el seorRomero Girn sabe la independencia de micarcter, y sabe que yo nunca me hesometido a los errores de Proudhon, ni alos errores de persona alguna desde elmomento en que los he reconocido [][12].

    La imagen que, en definitiva, va a quedar ytransmitirse con posterioridad del federalismopimargalliano en particular y del espaol engeneral, tanto desde la tribuna poltica[13] comodesde la ctedra de historia[14], ser la de unfederalismo calcado del pacto federativoproudhoniano. En consecuencia, el federalismo dePi y Margall ser visto como una copia o, en elmejor de los casos (matices introducidos luego porla historiografa espaola ya en el siglo XX), como

  • una adaptacin del federalismo abstracto deProudhon a la realidad espaola del momento[15].Pero de este modo, tambin, el federalismo deProudhon quedar en nuestro pas reducido alfederalismo profesado por Pi y Margall. ElProudhon que conoce, pues, la Espaadecimonnica, y a posteriori nuestro siglo XX, esel Proudhon personal de Pi y Margall.Naturalmente, esto no sera para nadaproblemtico si el federalismo de uno y de otrofueran verdaderamente iguales o cuando menosmuy parecidos. El problema es que no lo son[16].

    2) Al confundirse ambas teoras federales,como si uno y otro partieran de las mismaspremisas y dijeran en el fondo lo mismo, seacabar obviando la naturaleza profunda del pactofederativo proudhoniano pacto federal entregrupos naturales (cantones o regiones), que lellevar a una posicin de tipo confederalista, ofederalismo plurinacional, quedando en adelanteasociado al federalismo pactista individualista

  • expuesto y asumido por el primer Pi y Margall(federalismo nacional o descentralizacin) y, enconsecuencia, ser entendido unnimemente enEspaa como un federalismo individualista oabstracto, al ms puro estilo del contractualismorousseauniano[17]. Si tenemos en cuenta que, segneste razonamiento, el federalismo de Pi y Margallsera, como ya se ha dicho, una copia mejorada delfederalismo proudhoniano, no resulta difcilentender que los estudiosos del federalismoespaol se hayan centrado exclusivamente en elestudio del federalismo pimargalliano, del cual, enapoyo de las tesis del propio Pi y Margall, sededuca el proudhoniano.

    El segundo de los factores al que tenemos quealudir, de no menor importancia que el anterior, ycon el que est en el fondo ntimamenterelacionado, es el deficiente estado en que se hanencontrado desde el siglo XIX los estudios sobre elfederalismo, al entenderse generalmente laFederacin o el Estado federal como un modelo

  • derivado del Estado unitario y que en cualquiercaso deba adaptarse y as lo ha hecho, comonos lo demuestra el derecho positivo federal asus caractersticas bsicas, esto es, soberana ynacin una e indivisible, unidad orgnica delpueblo y del Estado, subordinacin de los entesfederados a la federacin, etc[18].. A ello se refiereOlivier Beaud cuando habla en su reciente Thoriede la Fdration de la exagerada tendencia alempirismo que ha dominado la doctrinaiuspublicista en materia de federalismo desde elprimer tercio del siglo XX, lo que el autor calificacomo una prctica sin teora[19]. Lleva razn enesto Olivier Beaud, aunque quiz sea necesariomatizar diciendo, con Ferrn Requejo, RamnMiz o Miquel Caminal[20], que lo que yace en elfondo de esta teora del federalismo no es unaprctica federal sin teora, o una prctica hechateora, sino ms bien una prctica federalinspirada por una teora monista de la nacin, loque en definitiva, por la flagrante oposicin que

  • hoy todos concuerdan en ver entre la idea federal yla de nacin, viene a ser lo mismo y hace buena laexpresin de Beaud, tal como la sobrentiende: unaprctica federal sin teora federal[21].

    Resumiendo ms de lo que debiramos, alentenderse sistemticamente el federalismo comouna idea no contradictoria (como ocurre en el casode Pi y Margall[22]) con el modelo de Estado-nacin liberal que triunfa a finales del siglo XVIII,sin romper, eso s, con la teora bodiniana de launidad de la soberana estatal, que dominar sindiscusin la doctrina iuspublicista hasta la fecha,no poda entenderse, o quiz habra que decir queno poda aceptarse el federalismo de un Proudhon,toda vez que ste s rompa, como veremos, tantocon Bodin (fragmentacin del soberano) comocon el contractualismo individualista y elestatalismo nacionalista (base terica, el primero,del segundo en nuestro liberalismo poltico) quelas Revoluciones francesa y americana de finalesdel siglo XVIII impondran. De este modo, el

  • federalismo plurinacional en el que cabraencuadrar al federalismo proudhoniano conotros federalistas como Altusio, Calhoun o elprimer Valenti Almirall, ya en el siglo XX con elpersonalismo francs (Alexandre Marc, Denis deRougemont) o las ms recientes tesiscomunitaristas o multiculturalistas de un CharlesTaylor o Will Kymlicka ha llegado a serpercibido por la doctrina como un modelocontrario u opuesto a la democracia, en la medidaen que pona en entredicho las bases tericas delEstado-nacin (soberana y nacin indivisibles),que es en donde, en definitiva, nace la democraciay se consolida luego el Estado de derecho. Difcilpues, en efecto, entender la democracia de otromodo que no sea el nacional acuado por nuestroliberalismo normativo. Pero es precisamente eneste punto (no en vano sealaba C. Friedrich elvnculo entre federalismo, democracia y Estado dederecho[23]) en el que la recuperacin de lafilosofa federal puede permitirnos reinterpretar y

  • recuperar para la democracia el sentido profundode ideas (la sociedad de sociedades deMontesquieu, la libertad de B. Constant, elcompact de los founding fathers, etc.) que, vistasbajo el prisma monista y por ende reductor de lateora del Estado y de la nacin, han perdido lafuerza y el atractivo que algn da tuvieron. Peoran, por sorprendente que parezca, se han acabadoconvirtiendo en ideas sospechosas. Esfuerzo, pues,de recuperacin de una teora normativa delfederalismo y de la democracia en el que se ha deinscribir tambin el retorno a Proudhon al quealudimos en estas pginas.

    Ahora bien, si, como decamos, es necesariovolver a los textos de Proudhon, leerlo y meditarlorigurosamente desde la perspectiva cientfica ala que antes aludamos para subsanar los erroresde interpretacin cometidos y destacar lo msobjetivamente posible las conclusiones quepodemos sacar de su obra, dicho esfuerzo tienetambin quiz sea el primero de los pasos que

  • mostrar con claridad la nocividad de otro de loslugares comunes ms peligrosos y alegrementemanejados por la comunidad cientfica. Nosreferimos a la tesis de la supuesta objetividad ogrado cero de neutralidad de los investigadores yestudiosos, sobre todo en el campo en el que nosmovemos, esto es, el de las ciencias sociales. Estoes fundamental porque, como se ha visto, la teoradel federalismo hoy dominante y el conocimientocientfico que se tiene de la idea federal y de susrealizaciones (lo que se entiende que es y debe serel federalismo) han estado muy influenciados porteoras (Estado, nacin, etc.) que en realidad pocoo nada tienen que ver con ella y que, como loexplica, por ejemplo, Miquel Caminal, han venidoa transformar el sentido profundo de la ideafederal al tener sta que adaptarse a aqullas[24].De hecho, poco importa para el caso que nosocupa que la doctrina o la ciencia poltica hayanmotivado, creando un modelo terico previo, laposterior prctica, o que haya sido la prctica la

  • que, adelantndose a la teora, haya motivado lasposteriores conclusiones de la doctrina,deduciendo sta un debe de un es (la famosafalacia naturalista[25]). Hoy parece ya indiscutibleque la doctrina sobre el federalismo, y aposteriori la prctica federal que en ella encuentracaucin intelectual, se ha visto totalmenteinfluenciada por ideas que estn en abiertacontradiccin con los valores del federalismo, loque trasladado al campo de la etologa animal, sise nos permite tan curiosa comparacin, sera tanabsurdo como querer explicar y ordenar elcomportamiento del caballo tomando comomodelo referente al len[26].

    Por ese motivo es necesario, como decamos,mostrar desde un punto de vista cientfico(importante, pues, como queda dicho, la cienciaprovee a la poltica la caucin intelectual, seria ydesapasionada de la que ella carece) la escasacredibilidad y base cientfica de una doctrina quepretende fijar el significado del federalismo (lo

  • que debe ser) partiendo de premisaseminentemente ideolgicas (y tan poco federales),como la de la unidad e indisolubilidad de lanacin o, lo que viene a ser lo mismo, la que hacedel pacto federativo un pacto individualista tipoRousseau o Rawls, tesis de las que se deduciraluego, y a las que se adaptara, la idea federal[27].Hay, de hecho, en esto algo parecido a lo queocurre con la memoria y el olvido en la famosaconferencia de Renan Quest-ce quune nation?(1882), en la que el francs apuntaba que paraconstruir la nacin siempre es necesario serselectivo con el pasado, olvidar aquello que puedeser fuente de discordia, siendo en esto la labor delbuen historiador algo negativo o comprometedor,al rescatar ste del pasado la violencia que laorigina: La unidad se logra siempre de manerabrutal[28], dir Renan. Ahora bien, aun aceptandoque el olvido pueda ser aceptable o llegar a seralgo aconsejable y hasta deseable para polticos yciudadanos con el fin de pacificar una sociedad

  • hija de la violencia, puede ser vlido esto para elhistoriador? Sera, desde luego, una manera muycuriosa de teorizar y hacer ciencia.

    Lo que en cualquier caso nos muestra elestudio del federalismo, el estado de la cuestin enla doctrina y las respuestas por ella aportadas apreguntas bsicas (qu es el federalismo?,cules son los sujetos del pacto federativo?, cules su fin?, etc.), es que la ciencia no se hace invitro, como si las tesis que la comunidad cientficacompulsa fueran productos sin pasado, inters oconexin alguna con el mundo exterior. Alcontario, por ms que el buen investigador tiendadeontolgicamente a sentar su conocimiento sobrebases metodolgicas fiables y verificables, nodeja por ello de verse sometido, como persona quees, a todas las ideas o valores dominantessegregados por la sociedad y el tiempo desde losque se expresa, condicionando as el caso delfederalismo es ejemplar en esto la percepcinque puede tener de su objeto de estudio. Darse

  • cuenta de que ello es as, no permanecer en elerror del que, como en el mito de la caverna dePlatn, ve la verdad donde no hay ms quesombras, es quiz la primera obligacin no lams cmoda o prctica, hay que reconocerlo delcientfico de lo social. Y, en el caso que nosocupa, ello ha de llevar necesariamente, Renan lopercibi perfectamente, a la violencia fundadoradel Estado-nacin, al momento previo en que elpacto federativo, antes de ceder a la fuerzairresistible y absorbente de la idea de nacin,todava conservaba intacta su esencia. Paraencontrar, pues, el verdadero sentido delfederalismo, lleva razn en esto Olivier Beaud[29],tenemos que volver a la idea original del pactofederativo, de lo que el pacto implicateleolgicamente y debe ser.

    En ltima instancia, una vez vista la conexin onexo entre ciencia y poltica o ideologa, puederesultar meridianamente claro que de un deficienteconocimiento de la idea federal no se puede hacer,

  • en poltica, ms que un mal federalismo, una malaaplicacin de la idea. El federalismo puede ser,ciertamente (o no), la solucin a los males de lamodernidad, pero esto slo lo sabremos siconocemos, respetamos y aplicamos correctamentesus principios y valores. Nuestro actual contextono hace, a fin de cuentas, ms que corroborar loantedicho: mientras la accin poltica en la UEpretende construir una Europa federal sin tenersiquiera una idea exacta de lo que es elfederalismo y de lo que ha de suponerteleolgicamente el pacto federativo, cuntosEstados no intentan sin xito buscar una solucinfederal al enconado problema de losnacionalismos concurrentes, sin renunciar a ladialctica que lo origina? Ese federalismonacional o monista, a la sabia historia nosremitimos, no tiene respuesta justa y eficaz anteesos problemas. Est abocado al fracaso. Es, encualquier caso, incompatible con el pluralismo yla idea federal. Y eso es precisamente lo que

  • obliga, y no slo al estudioso del tema, areconsiderar otras maneras, nuevas o viejas, deentender el fenmeno federal, de entender, porende, la democracia. En un pas como el nuestro,sumido en la violencia real y simblica generadapor la dialctica nacionalista (una nacin, unEstado; el otro como enemigo, etc.), dichoesfuerzo, terico y prctico, es, si cabe, msurgente y necesario que en ninguna otra parte.

  • La ascensin de un filsofoplebeyo: Soy un vulgar

    campesino[30]

    Como bien apunta Juan Tras en su estudiointroductorio al Principio federativo[31], buenaparte de la obra proudhoniana se explica por lacondicin y medio social en los que nace y sedesenvuelve el filsofo de Besanon. Aunquequiz no tal como Tras lo entiende[32]. En esto,como ya comentbamos anteriormente, esnecesario interpretar correctamente los factores yel contexto que van a conformar lo que podramosllamar la psicologa proudhoniana, pues muchoshan sido los que, como el citado historiador, hanquerido agarrarse a la tesis, iniciada por Marx trassu ruptura con el francs, del carcterpequeoburgus de Proudhon para explicar as loserrores y las contradicciones en los que se

  • piensa cae una y otra vez el terico federalista.Qu hay de cierto en esto? Poco en realidad.Como podr verse en el resumen biogrfico quesigue, Proudhon est muy lejos de ser esepequeoburgus en el que, segn Marx[33], lacontradiccin surgira del inevitable conflictoentre sus intereses materiales y sus opiniones.Nada ms lejos de la realidad de quien nunca tuvointers material alguno[34]. Aadamos, si acaso,que la expresin pequeoburgus puede servlida en el sentido en que Proudhon, fiel en esto asu origen campesino y francomtois (antijacobino),es partidario de estructuras (propiedad o Estado)de dimensin moderada o modesta, precapitalistassi se quiere, de donde surgir, como veremos, sudefensa de la pequea propiedad y delmutualismo, y, en lo que hace al federalismo, delgrupo natural de asociacin (cantn o regin)como base del pacto federativo; de donde surgir,en definitiva vemos en esto la prudencia y elrealismo del campesino metido a filsofo, una

  • filosofa en permanente tensin y afirmacin entreel grupo y el individuo, entre el pasado y elprogreso. Fuera de esto, el calificativopequeoburgus no slo carece de sentido, sinoque tiende (se era tambin el proyecto de Marx:desprestigiar a Proudhon para contrarrestar suinfluencia en el socialismo francs[35]) a presentarel pensamiento proudhoniano de maneradesacertada y, naturalmente, poco halagea.

    Proudhon nace en 1809 en Battant[36], barrioperifrico de la ciudad de Besanon. De algnmodo, Proudhon viene al mundo entre campo yciudad. Hijo de un tonelero y de una cocinera,ambos pobres y sin instruccin, su infanciatranscurre entre la escuela de enseanza mutua desu barrio, clase nica muy al uso entonces, en laque los alumnos ms mayores ayudaban a los mspequeos, y a la que acude de manera irregular, ylas mltiples ocupaciones que la vida obrera y delcampo conlleva, ayudando a sus padres. Ser hastapastor.

  • En 1820, con doce aos, ingresa en el colegioreal de Besanon gracias a la intervencin de unamigo de la familia, que le consigue una beca, y ala influencia del cura de su parroquia, quien,habiendo detectado la inteligencia del nio,esperaba, sin duda, hacer de l un buen hombre deIglesia. Podemos imaginar cul no sera sudecepcin En el colegio, en contacto con losnios de la burguesa, el joven Proudhon vivequiz su primera experiencia social humillante:pobre entre los ricos, Proudhon viste y secomporta como lo que es, un bon gros paysan,un vulgar campesino. A clase va en zuecos y sinsombrero, lo que, naturalmente, desentona con loque entonces se estilaba. Como no tiene libros, alprofesor le dice que se los ha olvidado en casa,por orgullo y vergenza de decir la verdad:prefiere el castigo del profesor a las burlas de suscompaeros; las traducciones de latn las har sindiccionario, rellenando en la puerta del colegio,con el de algn compaero, los huecos que dejaba

  • en casa. La experiencia es tan humillante que mstarde Proudhon la recordar as:

    Pobreza no es vicio, dicen las mujeres delFranco Condado, es mucho peor! Peorque el vicio, oye Usted, Monseor? Qupensamiento revolucionario! sa fue miprimera leccin de filosofa prctica; loconfieso, si busco en mi memoria, nada meha hecho reflexionar ms. Cuando fui alcolegio, me sorprendi encontrar la mismasentencia en los autores estudiados, casipalabra por palabra: Pauperas hoc habetdurius in se quod ridiculos homines facit:lo ms insoportable en la pobreza es que lohace a uno ridculo[37].

    Aqu encontramos ya una de las diferenciascon otros socialistas de su tiempo que, por sucondicin social, nunca vivieron en sus carnes laexperiencia de la pobreza y la humillacin social

  • que lleva aparejada. En stos el socialismoigualitario se preocupar ms de la igualdad en lomaterial (comunismo marxista) o lo formal(formalismo del liberalismo individualista); enProudhon prima siempre la igualdad en ladignidad, base necesaria de todo dilogo (de t at, de igual a igual) y de toda relacinverdaderamente igualitaria. Volveremos sobre eltema.

    En 1827, nuevamente por falta de dinero,abandona el colegio real de Besanon sin poderobtener el bachillerato. El ttulo de bachilleresperar a 1838, once aos ms tarde. TieneProudhon entonces veintinueve aos. Del liceopasar directamente al taller, como tipgrafo ycorrector de pruebas, hasta que el paro le lleve ahacer varios tours de France en busca del trabajoque faltaba en su pas natal. De vuelta a Besanonen 1833, los Gauthier vuelven a emplearlo en suimprenta. All trabajar como jefe corrector hasta1836. De este periodo, decisivo va a ser su

  • encuentro y amistad con Gustave Fallot, joven ybrillante fillogo que morir antes de cumplir lostreinta aos de edad. La influencia que ejerce estejoven erudito sobre Proudhon y la confianza yaliento que le prodiga (Fallot le predijo en 1832un destino nada menos que comparable al de unDescartes o un Locke[38]) para que abandone eltaller y se dedique plenamente a los estudios serndeterminantes en su decisin de pasar elbachillerato para presentarse a la pensinSuard[39], beca de 1500 francos anuales durantetres aos que la Academia de Besanon ofreca aun joven prometedor del departamento de Doubs,con la que sera premiado Proudhon en 1838, delmismo modo que lo haba sido Fallot entre 1832 y1835. Tampoco parece casual el inters deProudhon en aquel momento por la filologa, queconsidera entonces como la ciencia de todas lasciencias[40].

    Su candidatura a la pensin Suard se viotambin en parte motivada por la penosa situacin

  • econmica que atravesaba. En 1836 el deBesanon haba comprado con unos amigos unaimprenta que muy pronto se va a convertir en unlastre, dejndole una deuda que arrastrar duranteaos. De este modo, la candidatura a la pensinSuard, tantas veces demorada por Proudhon ante lainsistencia de Fallot, se acaba convirtiendo en1838 en una buena oportunidad de dedicarse encuerpo y alma a sus investigaciones sin tener quepreocuparse por su sustento y de honrar al mismotiempo la memoria de quien con tan buena vistahaba visto en l una de las luces del siglo. No seequivocaran, ni el uno ni el otro[41], pues slo dosaos ms tarde sala a la luz una de las obrasdecisivas del socialismo decimonnico: Quest-ceque la proprit?

    Durante los difciles aos que pasa en Pars,Proudhon aprovecha su beca de estudios paraacumular un considerable nmero de lecturas yapuntes (filosofa, economa, derecho), que dejarconsignados en sus Cahiers. Al margen de los

  • economistas (Say, Rossi, Ricardo, A. Smith), queProudhon lee, anota y critica, sobresalen en suslecturas de los aos Suard los filsofos alemanes(Kant, Leibniz, Herder, Vico, Fichte), a los queProudhon tiene acceso gracias a diversastraducciones (no lee el alemn) y estudios crticos.El inters mostrado por Proudhon por la filosofaalemana sin descuidar en absoluto su filosofapatria (Montesquieu, Rousseau, Fourier, etc.), yen especial por las antinomias (Kant, Hegel), serdeterminante, como veremos, en el pensamientoproudhoniano.

    Fruto de estos tres aos de estudio ysufrimiento[42] sern sus clebres escritos sobrela propiedad, Quest-ce que la proprit? (1840),Lettre M. Blanqui sur la proprit (1841),Avertissement aux propritaires, ou Lettre M.Considrant sur une dfense de la proprit(1842) y, posteriormente, De la Cration de lOrdre dans lHumanit (1843), en la queProudhon presenta ya un primer ensayo de su

  • dialctica serial. De hecho, podemos considerarque en De lUtilit de la Clbration dudimanche (1839), su primera obra, la influenciaalemana es todava inexistente y, si en ellaencontramos ya los grmenes de su posteriordialctica de equilibrio de contrarios, es buenaprueba de que la intuicin proudhoniana iba yabien encaminada hacia la dialctica, como loadvertira ms tarde el propio Marx[43].

    El demoledor ataque que hace Proudhon de lapropiedad en Quest-ce que la proprit?, le traepronto una considerable notoriedad. Al respecto,puede ser interesante recordar el juicio admirativoque le merece su primera memoria sobre lapropiedad al propio Karl Marx, pues el filsofoalemn ser precisamente uno de los que conposterioridad golpee con mayor dureza al quehasta 1845 consideraba como el autor delmanifiesto cientfico del proletariado francs, deuna obra fundamental para la economa moderna,comparable en importancia, segn el Marx de La

  • Sagrada Familia, al Quest-ce que le tiers Etat?,del abate Sieys, para la poltica moderna[44]. Noes, por tanto, nada aventurado ver en la idea defuerza colectiva desarrollada por Proudhon en suPremire Mmoire una anticipacin del posterioranlisis marxista centrado en la plusvalacapitalista. Aunque no podemos detenernos enesto, y a pesar de que las diferencias entre ambascrticas, ms sociolgica en Proudhon, mseconomista en Marx, existan, las similitudestambin parecen evidentes.

    Al trmino de su beca de estudios, en 1842,Proudhon se ve de nuevo obligado a tener quetrabajar para vivir. El xito de sus escritos sobrela propiedad, xito intelectual, que no econmico,no lo saca de la pobreza. Lo poco que gana, loinvierte inmediatamente en la amortizacin de ladeuda que arrastra. Adems, como no poda ser deotra manera, sus escritos contra la propiedad leatraen ms enemigos que admiradores,obstaculizando su acceso a alguna que otra plaza

  • cmoda y bien retribuida que le hubiere aportadola tranquilidad material que tanto se puede echarde menos en la obra de Proudhon, obligado en estoa escribir mucho y en poco tiempo para podervivir[45].

    En 1843, momento en el que por fin consiguevender su calamitosa imprenta, su deuda asciendea unos 10 000 francos, cifra considerable sitenemos en cuenta que el presupuesto de Proudhonen sus aos de bonanza, hacia finales de la dcadade 1850 y principios de 1860, cuando susderechos de autor le permiten vivir de manera msholgada, eran de unos 4000 francos anuales. EntraProudhon, a pesar de todo, en un periodo msclemente, en el que goza de mayor tranquilidadmaterial: los hermanos Gauthier, propietarios deuna empresa de comercio fluvial en Lyon, locontratan como gestor-contable; llegar incluso apleitear y a ganar varios procesos y sumasconsiderables de dinero para ellos. Lascondiciones en las que trabaja el francs no son

  • malas en Lyon entra, adems, en contacto con laclase obrera, con los canuts y los Gauthier lepermiten ausentarse durante varios meses al aopara continuar sus estudios y proyectos de edicinen Pars. As vivir Proudhon los aos previos ala Revolucin de 1848.

    En 1843 publica De la Cration de lOrdredans lHumanit, obra clave en el pensamientoproudhoniano, que cierra la fase Suard y a la quevolveremos con ms detenimiento ms adelante.Digamos por el momento que esta extraa ydemasiado ambiciosa obra es la primera piedra desu edificio dialctico. En ella encontramos ya ladialctica serial que animar su pensamientopoltico, de la anarqua positiva inicial al ulteriorfederalismo. Como ya ocurriera con sus escritossobre la propriedad, De la Cration tendr mejoracogida en el extranjero que en Francia, en dondepasa casi completamente desapercibida. Si elalemn Karl Grn ve entonces en l al Feuerbachfrancs, el ruso Herzen Proudhon har amistad

  • con ambos en Pars tampoco escatimar enelogios: Hay en este libro una prodigiosacantidad de ideas luminosas[46]. Cantidad deideas luminosas que, como ocurre constantementeen Proudhon, se vern oscurecidas por la peculiary desconcertante forma y estilo que da a susescritos

    Gracias a la relacin de confianza quemantiene con los Gauthier, Proudhon va aausentarse, como decamos, durante varios mesesal ao para continuar sus estudios y diferentesproyectos en Pars, momento importante, en el queva a entrar en relacin con algunos socialistasalemanes como el mencionado K. Grn o el propioMarx, o con el anarquista ruso Bakunin, quienes,ms jvenes que Proudhon, muchos de ellostodava desconocidos, vean entonces en l almximo exponente del socialismo francs. Elcontacto que mantiene con la izquierda hegelianaalemana exiliada en Pars va a ser determinante enel proceso de hegelianizacin (Proudhon

  • reconocer ms tarde que la dialctica loobsesionaba[47]) del filsofo francs, quienmantendr largas y hoy ya legendarias tertulias conlos alemanes (Grn y Marx sobre todo) sobre lafilosofa del maestro de Berln, pero ser sobretodo determinante por la ruptura que se produceentre Marx y Proudhon en 1846 y que acabarconsumndose con la devastadora crtica queentonces har Marx de la Philosophie de la misre(1846) de Proudhon, a travs de su Misre de laphilosophie.

    Sobre la hegelianizacin de Proudhon, hay quedecir que el tema, tras el minucioso anlisisrealizado por Pierre Haubtmann a partir de susCahiers, Carnets y de su Correspondance, parecehoy estar zanjado: el hegelianismo de Proudhon noes ms que un hegelianismo de fachada, pues enrealidad el francs va a ser uno de sus ms ferocescrticos. S es cierto que Proudhon, que, comohemos dicho, no lea el alemn, ha podido verseseducido por la dialctica que en aquel entonces

  • se consideraba l mismo llega a calificarla as como la ms profunda, algo que no ha desorprender si se atiende al carcter orgulloso delfrancs. Para l, manejar (con mayor o menorfortuna) la filosofa alemana supona ponerse bajoel patronazgo de la filosofa ms en boga delmomento, por delante de sus compatriotasfranceses, quienes, como reconocern Marx oHerzen, nada entendan de anttesis ni de filosofaespeculativa. Esa ventaja que l crea tomar frenteal resto de socialistas franceses era para l sugloria y, de hecho, en no pocas ocasiones escribira sus amigos Bergmann y Ackermannvanaglorindose de utilizar la metafsica msprofunda y compleja y de estar as revolucionandola ciencia social en su pas. Como bien dir Marx,Proudhon toma de la dialctica hegeliana ellenguaje (tesis, anttesis, sntesis), alejndose deella en lo esencial: la dialctica proudhoniana noes ternaria, como la hegeliana, sino que el tercerpaso (sntesis) se ve sustituido por la balanza o

  • equilibrio de los contrarios. No hay pues, como enHegel, superacin de la contradiccin o antinomiaen la sntesis final, sino ms bien equilibrioinestable de fuerzas. Esto puede verse ya en De laCration, obra anterior a su texto ms hegeliano,esto es, el Systme des contradictionsconomiques, en donde, a pesar de hablar desntesis, no dejar de criticar el tercer pasohegeliano. Por consiguiente, no hay en Proudhonde Hegel ms que la tentacin, o quiz la vanidad,de seguir y/o medirse (o superar) al filsofo msgrande del momento.

    Ms importante para la posteridad delpensamiento proudhoniano es, en cualquier caso,la ruptura que se produce entre Proudhon y Marxen 1846, dos aos despus de su primer encuentroen Pars. Recordemos que es Marx, y no Proudhon,quien fuerza su primer encuentro. En 1844, Marxes todava un joven desconocido, mientras que aProudhon le precede ya la celebridad y gloriaobtenidas por sus escritos sobre la propiedad. El

  • primer encuentro tiene lugar en octubre de 1844,en la habitacin que Proudhon alquilaba en Pars.Desde entonces hasta la expulsin de Marx, enfebrero de 1845, los dos hombres se ven enrepetidas ocasiones. Sus conversaciones van agirar bsicamente en torno a Hegel y la economa.Hasta la famosa carta de Marx a Proudhon (5 demayo de 1846) y la posterior respuesta de ste (17de mayo de 1846), Marx no dejar de elogiar losescritos de Proudhon sobre todo Quest-ce quela proprit? y hasta llegar a esgrimir sudefensa en La Sagrada Familia en respuesta a lacrtica realizada por Edgar Bauer en la traduccinalemana y comentario del Premire Mmoire deProudhon. Recordemos que Marx habaconsiderado esta obra como el manifiestocientfico del proletariado francs. El socialismofrancs habra, pues, abandonado el utopismo,segn Marx, de la mano de Proudhon. La situacincambia radicalmente, y la opinin que le merece aMarx la obra proudhoniana tambin, tras la

  • respuesta de Proudhon a Marx. En su carta, Marxle propona a Proudhon convertirse en elrepresentante francs de una red internacional (ensu carta habla de Alemania, Inglaterra y Francia)cuyo fin sera poner en contacto a los socialistas ycomunistas de los citados pases para discutir,desarrollar cientficamente y transmitir a las masaslas doctrinas comunistas y socialistas. Hay quereconocer que en su carta Marx comete treserrores de importancia que muestran que el alemnse habra equivocado en su apreciacin tanto de laobra como de la psicologa proudhoniana durantesus tertulias parisinas: 1) Marx habla de ejerceruna vigilancia sobre los escritos populares, fraseque no poda ser del gusto del socialistaantiautoritario Proudhon; 2) igualmente alude elalemn al momento de la accin, lo queProudhon igualmente rechazar, pues su idea de larevolucin no pasa por un golpe de mano, laconquista del poder por medio del cual llevar acabo la revolucin social, sino que en esto

  • siempre considerar la revolucin poltica (laaccin) como el fin y la revolucin social como elmedio; 3) Marx comete, adems, la imprudenciade criticar y denunciar en su carta a su compatriotaK. Grn, amigo de Proudhon y rival de Marx(Grn, como Marx, quera convertir a Proudhon,pero no al comunismo, sino al atesmofeuerbachiano), por haberse atribuido el papel queel propio Marx se atribua a s mismo; esto es serel Privat-dozent, el profesor de Proudhon enfilosofa hegeliana. La respuesta de Proudhon seacaba convirtiendo en una verdadera leccin:

    Busquemos juntos, si lo desea, lasleyes de la sociedad, el modo en que serealizan, el progreso segn el cualllegamos a descubrirlas; pero por Dios!,despus de haber demolido todos losdogmatismos a priori, no pensemos enadoctrinar al pueblo; no caigamos en lacontradiccin de su compatriota Martn

  • Lutero, quien despus de haber derrocadola teologa catlica se puso enseguida, congran aparato de excomuniones y anatemas,a fundar una teologa protestante. Desdehace tres siglos, Alemania no se haocupado ms que de destruir la revocadurahecha por Lutero; no vayamos a prepararnuevas tareas para el gnero humano conotras capas de yeso. Aplaudo de todocorazn su idea de esclarecer todas lasopiniones; hagamos una polmica buena yleal; demos al mundo el ejemplo de unapolmica sabia y previsora, pero,precisamente porque estamos a la cabezadel movimiento, no nos hagamos los jefesde una nueva intolerancia, no seamos losapstoles de una nueva religin, aunquesea la religin de la lgica, la religin dela razn. Acojamos y alentemos todas lasprotestas; demostremos todas lasexclusiones, todos los misticismos, no

  • consideremos nunca agotada una cuestin,y, cuando hayamos gastado hasta el ltimoargumento, volvamos a empezar, si espreciso, con elocuencia e irona. Bajoestas condiciones entrar gustoso en suasociacin y, si no, no.

    Tengo que decirle algo tambin sobreesta frase de su carta: en el momento de laaccin. Quiz piense an usted que ningunareforma es hoy posible sin un golpe demano, sin lo que se llamaba antiguamenteuna revolucin, que no es simplemente msque una sacudida. Le confieso que misltimos estudios me han llevado aabandonar tal opinin, que entiendo, queexcuso, que discutira de buen grado,habindola compartido durante aos. Creoque no necesitamos eso para triunfar; yque, en consecuencia, no debemos ver laaccin revolucionaria como medio dereforma social, porque este presunto medio

  • sera simple y llanamente una incitacin ala fuerza, a la arbitrariedad, unacontradiccin, a fin de cuentas [].

    Lamento sinceramente las divisionesque, segn parece, existen en el socialismoalemn, de cuya existencia sus quejascontra el seor Grn son buena prueba.Creo que se equivoca usted en laapreciacin que hace de este escritor;apelo, mi querido seor Marx, a su buensentido. Grn se encuentra exiliado, sinfortuna, con mujer y dos hijos, no teniendoms que su pluma para vivir. Qu quiereque explote para vivir, si no son las ideasmodernas? Entiendo su irritacinfilosfica, y convengo con usted que lasanta palabra de la humanidad no deberanunca ser objeto de comercio; pero en estoslo veo la desdicha, la extrema necesidad,y perdono al hombre. Ah, si todosfuramos millonarios!, las cosas nos iran

  • mucho mejor; seramos santos y ngeles.Pero hay que vivir; y ya sabe usted que estapalabra no expresa an, para nada, la ideaque da la teora pura de la asociacin. Hayque vivir, esto es, comprar pan, lea,carne, pagar a un ama de casa, y adems:quien vende ideas sociales no es menosdigno que quien vende un sermn. Ignorototalmente si Grn se ha presentado a smismo como mi preceptor; preceptor dequ? Slo me interesa la economapoltica, algo de lo que l no sabe casinada; la literatura es para m como unjuguete de nia; y, en lo que hace a lafilosofa, s lo suficiente como paraignorarla si me place. Grn no me haenseado nada de nada; si lo ha dicho, hadicho una impertinencia de la que estoyseguro se arrepiente [][48].

    La negativa de Proudhon bajo sus

  • condiciones, no y la, digamos, leccin moralque le da Grn ha dicho eso? No pasa nada,seguro que se arrepiente: debera usted inclusoayudarle no poda ser bien recibida por uncarcter entero, autoritario y orgulloso como el deMarx. Eso explicara en buena parte la airadareaccin de Marx tras la publicacin dePhilosophie de la Misre, de Proudhon, y suterrible crtica en Misre de la Philosophie un aoms tarde. Resulta difcil explicar de otra maneracmo puede Proudhon pasar en apenas unos mesesde ser el socialista ms profundo, autor proletariode la obra cientfica del proletariado francs,aquel al que se recurre para organizar laInternacional socialista, a ser el pequeoburgus,miserable filsofo y casi peor economista queencontraremos en las pginas de Misre de laPhilosophie. Difcil es, en efecto, no ver el ataquede Marx como el de un hombre despechado tras lanegativa moralizante del francs y la feroz crticaque haca ste del comunismo en Philosophie de

  • la misre. Momento histrico en el que se juega,como podemos apreciar, el destino del socialismo.

    Proudhon no se tomar siquiera la molestia decontestar pblicamente a Marx. Deja, eso s, unbuen nmero de anotaciones marginales en suejemplar de Misre de la philosophie: mentira,absurdo, calumnia, falso Comentarios queencontramos varias veces y que Proudhonresumir, no sin cierta vanidad, aludiendo a loscelos y al plagio de su rival: El verdaderosentido de la obra de Marx es que, por desgraciapara l, he pensado como l, y antes que l. Marxest celoso[49].

    Con todo, hay que reconocer que lo ms lgicoes que Proudhon hubiese tomado la pluma paracontestar a Marx, como ya haba hecho y harluego con autores de menor calibre. Pero, comoapuntan sus bigrafos, el momento no era el mspropicio para el francs: su madre muere en 1847,su padre un ao antes, ese mismo ao deja a losGauthier y empieza a cobrar forma el proyecto de

  • casarse con la que ser su mujer, Eufrasie Pigard.Adems, los vientos que entonces soplan vienencargados de tormentas revolucionarias y Proudhon,que presiente lo que se avecina, decide centrar suatencin en el periodismo. Marx pasa a un segundoplano en la agenda proudhoniana.

    Funda entonces y dirige el peridico LeReprsentant du Peuple hasta agosto de 1848, alque le sucedern posteriormente Le Peuple y LaVoix du Peuple, peridicos que conocern unextraordinario xito (la tirada de la Voix duPeuple llega a alcanzar los 60 000 ejemplares, lacelebridad de Proudhon cotas insospechadas),pero tambin las iras de la censura. Precisamentepor ello da Proudhon con los huesos en la crcel,en junio de 1849, en donde permanecer hastajunio de 1852, tras escribir dos artculos contraLuis Bonaparte, recin nombrado presidente de laRepblica. Antes de esto, lanzar su proyecto(fallido por falta de suscripciones) de crditogratuito con su Banco del Pueblo, as como vivir

  • con excitacin luego llegar la decepcin lasjornadas revolucionarias de febrero de 1848, quele llevarn a ganar un escao en el Parlamento.Solo ante todos en el hemiciclo, izquierda yderecha hacen de l lhomme-terreur; llegarnuevamente la decepcin. Lamentar siempre suetapa de diputado: Es preciso dir en LesConfessions dun Rvolutionnaire haber vividoen ese aislador que es la Asamblea Nacional paraconcebir cmo los hombres que ignoran mscompletamente el estado de un pas son casisiempre los que lo representan[50], imagendesoladora de la democracia representativa y queexplica asimismo su inters por el federalismo ypor una representacin de proximidad. Sea comofuere, la conclusin a la que Proudhon llega, y queencontramos como un Leitmotiv en LesConfessions dun Rvolutionnaire (1849) e IdeGnrale de la Rvolution au xixe sicle (1851),es que el pueblo no estaba preparado para lalibertad, que se haba hecho una revolucin sin

  • idea[51]. Los acontecimientos parecan darle larazn: la revolucin deba ser social, slo luegopoltica, y no al revs, como los partidarios de larevolucin por arriba lo propugnaban. A encontrary explicar la idea de la revolucin social dedicarsus posteriores escritos.

    Por de pronto, junio de 1849, se encuentraencerrado en su celda de la crcel de Sainte-Plagie. Lo curioso e increble hoy, si se atiendeal estado de nuestros centros penitenciarios esque el paso por la crcel va a ser para Proudhonuna experiencia particularmente favorable yprovechosa. Sin necesidad de preocuparse por susustento, las liberales condiciones de detencin delas que disfrutaban entonces los presos polticos lepermiten recibir frecuentes y variadas visitas en sucelda, salir una vez a la semana, pedir cuantoslibros y peridicos se le antojen, escribir escribir, entre otras, dos de sus principales obrasentre rejas, Les Confessions dun Rvolutionnairee Ide Gnrale de la Rvolution au xixe sicle

  • y hasta casarse y fundar una familia. En sucorrespondencia aludir a su encierro de muysingular manera: Aunque mis ideas sobre laProvidencia no sean las del vulgo, a veces meparece que fui encerrado directamente en Sainte-Plagie por una fuerza desconocida, por un hada,para trabajar por la revolucin por medio de laciencia y las ideas[52].

    Una vez recobrada la libertad, nuevamente elsustento se convierte en una preocupacin, tantoms cuanto que el francs tiene ahora (1852) mujery dos nias, pronto cuatro. Adems, su hermano el nico de sus cuatro hermanos que entonces lequeda sigue siendo un lastre para l. LosProudhon van a sufrir durante los aos de cleraque asolan entonces Pars y que se llevan en 1854a la segunda de las hijas. La ms joven morir alpoco de nacer, en 1856. Sus problemaseconmicos van a ser constantes. Su salud quedartocada en adelante. Su actividad literaria, tandensa aos atrs, tambin se resiente. No es

  • extrao, pues, que Proudhon acabe echando demenos su condicin de prisionero poltico

    Durante estos aos se publican obras menoresque conocern cierto xito, como el Manuel duspculateur la Bourse (slo la tercera edicin,de 1857, ir fimada por Proudhon). Su obramaestra, De la Justice dans la Rvolution et dans lglise (1858), est entonces en gestacin.Proudhon parece llevar razn: sus mejores escritosse forjan en el infortunio y la adversidad.

    Curiosamente De la Justice, que deba serinicialmente una breve respuesta a una biografapoco amable de Proudhon publicada en 1855 porun catlico reaccionario, Eugne de Mirecourt, yprecedida de un prlogo del arzobispo deBesanon, se acabar convirtiendo en la SumaTerica del francs, compendio de su pensamientofilosfico, poltico y social, nada ms y nadamenos que 1675 pginas en su edicin original. Ellibro sale a la venta el 22 de abril de 1858 y endos das ya se han vendido 6000 de los 6500

  • ejemplares de la primera tirada. Causa talsensacin que seis das ms tarde, el 28 de abril,el Ministerio Fiscal ordena el secuestro del libro.Como cada vez que el buen Proudhon encuentra elxito, ya sea literario, ya sea periodstico, que lehubiere procurado un confort material duradero, lacensura aniquila sus esperanzas[53]: es condenadoa tres aos de prisin, 4000 francos de multa y lasupresin de la obra. Esta vez no har como en1849, cuando, a pesar de la condena de prisinque pesaba sobre l, haba decidido permaneceren Pars. Optar por el exilio. El 18 de julio de1858 llega a Bruselas, en donde su familia sereunir con l unos meses ms tarde. En Blgicapasarn los Proudhon los prximos cuatro aos.

    En el exilio, crece su inters por cuestiones depoltica internacional. Entramos en lo que susbigrafos consideran como la fase poltica de suobra. La opinin es muy matizable, pero lo ciertoes que es durante su exilio belga cuando estalla lacuestin de las nacionalidades en Italia y Polonia,

  • tema en el que, una vez ms, Proudhon adoptaruna posicin original, solo de nuevo contra todos eincomprendido por sus amigos socialistas. Comoveremos, su anlisis de la cuestin de lasnacionalidades, la dura crtica que realiza de launificacin de Italia o Polonia responde a lamisma lgica (anterior a estos aos) que presidesu teora federativa.

    Pero antes de presentar su teora positiva, elfederalismo, Proudhon publica en 1861 una obraque producir un soberano escndalo. Se trata deLa Guerre et la Paix. En ella Proudhon seconvierte en el adalid del derecho a la fuerza,expresin que mal entendida, como es frecuente entoda su obra, provocar entre las filas de lademocracia liberal una condena total. Algunosllegan a pensar que Proudhon ha perdidodefinitivamente la razn. El problema es que,como de costumbre, el uso de un lenguaje ambiguoy la falta de una verdadera explicacin del mismo(qu es el derecho a la fuerza para el autor?, qu

  • la guerra?), asociado a su peculiar estilo (laforma, siempre la forma, acaba estropeando elfondo[54]), produce en sus lectores unaincomprensin total y acaban viendo en Proudhonel ms fiel discpulo de Marte. En realidad,Proudhon expone aqu un correlato de su teora dela justicia o dialctica serial: todo es guerra ylucha en el hombre, lucha por la afirmacin, luchapor la libertad, lucha interior contra sus instintosms oscuros, etc. Todo aquel que deja de luchardeja, en definitiva, de ser hombre, pierde sudignidad de persona para convertirse en individuo,mnada o cosa. Materialismo bsico que siemprecondenar. En definitiva, la guerra proudhonianano es la guerra convencional, con sus ejrcitos ycampos de batalla; antes al contrario, Proudhonexplica que la ausencia de guerra (convencional)no es ni puede suponer el fin de la guerra (la luchade clases es un buen ejemplo); que el fin de laguerra, el fin de la lucha, de la fuerza individual ycolectiva llevaran consigo el fin de la humanidad.

  • Base terica de su pensamiento que encontrar enel equilibrio de fuerzas, no en su supresin, suparte positiva por medio del derecho y del pactofederativo.

    En 1862 Proudhon abandona su exilio belga yvuelve a Pars. Las causas de su retorno, que habademorado por problemas econmicos a pesar delindulto del que se beneficiaba desde finales de1860, las explica el propio Proudhon en laspginas de La Fdration et lUnit en Italie, queel lector encontrar traducido en el presentevolumen. En un par de artculos que el francsacostumbraba a publicar en la prensa belgamanifestaba su oposicin al principio de lasnacionalidades (una nacin, un Estado,centralizacin, etc.) al que por entonces apelabanel liberalismo y el socialismo europeos parajustificar la unificacin de Italia en un nicoEstado-nacin, y argumentaba a favor de unaconfederacin italiana. Como quiera que la prensaliberal belga haba adoptado la defensa del

  • principio de las nacionalidades de los unitariositalianos, Proudhon responder de manera irnica(otro de sus ms preciados recursos retricos)diciendo que si el principio de las nacionalidades(unidad de cultura, lengua, historia, costumbres,etc. que llevara a la fusin de la diversidad en unanica entidad nacional soberana) y de las fronterasnaturales era bueno para Italia, tambin debaserlo para Blgica con respecto de Francia,explicando, por consiguiente, a sus colegas belgasque, en buena lgica y coherencia (misma lengua ycultura), si aceptaban la unificacin de Italia tenantambin que aprobar la anexin de Blgica porparte de Francia. El escndalo que provocarn losartculos de Proudhon, que llega incluso a temerpor su integridad fsica al ver las violentasmanifestaciones que se organizan espontneamenteante su casa, le har cambiar rpidamente deopinin. A los pocos das lo encontramos en Pars,en donde prepara y publica su respuesta. Ser LaFdration et lUnit en Italie.

  • Como ya ocurriera con otro de sus grandestextos (De la Justice dans la Rvolution et dans lglise), Du Principe fdratif et de la ncessitde reconstituer le parti de la Rvolution (1863)se acaba convirtiendo en una de sus principalesobras casi por casualidad. Inicialmente previstopara contestar brevemente a las crticas recibidaspor La Fdration et lUnit en Italie, Proudhonacabar produciendo un voluminoso texto que harposteriormente su gloria. La idea federativareciba de la mano del francs uno de sus mscoherentes y profundos desarrollos tericos.

    Disminuido por el cansancio y la enfermedadque desde mediados de la dcada anterior nodejar de acosarlo, todava encuentra Proudhonfuerzas para escribir en 1863 otras obras menores,como Si les Traits de 1815 ont cess dexister?,o Les Dmocrates asserments et les rfractaires.Llega 1864 y su salud empeora ostensiblemente.Slo le queda un ao por delante, en el que lo msdestacable ser su testamento poltico, De la

  • capacit politique des classes ouvrires,publicado pstumamente en 1865. Dicho texto serla respuesta de Proudhon a un grupo de obreros deinfluencia proudhoniana que representarn luego alproletariado francs en la Primera Internacional deTrabajadores de Londres, autores del famosoManifiesto de los sesenta, y que acudan aProudhon en busca de su estimado consejo. Larespuesta que Proudhon les haba prometido laencontrarn en De la capacit politique desclasses ouvrires, resumen de su mutualismo ofederalismo econmico y poltico, en el queaconsejaba a la clase obrera sacudirse lainfluencia de la burguesa, autogestionar su accinpoltica.

    El 19 de enero, tras varias semanas desufrimiento desde finales de noviembre de 1864sus textos y correspondencia son dictados a su hijaCatherine ante su imposibilidad de redactarlos pors mismo, Proudhon fallece. Deja tras su muerteun buen nmero de textos inditos y una deuda de

  • ms de 22 000 francos, que su viuda e hijas podrnpagar gracias a una suscripcin abierta poralgunos de los amigos de la familia y que lesaportar ms de 33 000 francos. Ms quesuficiente para cubrir la deuda contrada. Si a estoaadimos los importantes derechos de autor que suviuda cobrar tras su muerte, podemos ver que unade las mayores y constantes preocupaciones deProudhon en gran parte por su incorruptibleintegridad[55] dejar de ser un problema. Poda,por fin, el dialctico de la guerra descansar en paz.

    Si atendemos ahora, como apuntbamos alprincipio de esta breve biografa, a la inevitableinfluencia del contexto sobre la obra y elpensamiento federal de Proudhon, tenemos queretener dos aspectos fundamentales:

    1) Proudhon es, entre los ms conocidossocialistas decimonnicos, uno de los pocos quepor haber nacido y crecido en el seno de la claseobrera sabe de lo que habla cuando escribe sobrela desigualdad y la injusticia. Encontramos, de

  • hecho, en su propia pluma los excesos y la ira malcontenida de quien vive y comprende la situacinque critica, de quien no puede conformarse conuna igualdad o democracia estrictamente formal.Proudhon sabe, por vivirlo en sus carnes, que essa una democracia que sirve a unos pocos endetrimento de las masas, una forma como otracualquiera de dominacin y de alienacin delhombre. De ah surge su filosofa personalista. Elhombre proudhoniano no es el hombre de losderechos humanos, que llega a la sociedad trasemerger, cual un Robinsn, del fondo de sumadriguera y cargado de derechos que luegoimpondr por medio del contrato a la sociedad.Ese hombre que ha de fundar el contrato social y lademocracia moderna es una mistificacin, es seun hombre que se vuelve necesariamente pasivo alentregar su iniciativa y soberana a sus lejanosrepresentantes; un hombre que, al dar ya poradquiridos sus derechos, abandona por completola esfera de lo pblico, a la que slo vuelve

  • cuando su inters privado as lo reclama: esehombre no es el hombre real tal como Proudhon loentiende. El hombre real es aquel en el que todo eslucha: lucha por el reconocimiento y la justicia,por la dignidad y el respeto, lucha por la libertad yla autonoma, lucha contra los sistemas ytrascendencias alienantes, llmense stas Dios,Idea, Nacin, Comunidad, Propiedad o cualquierotra. Lucha, en definitiva, para ser hombre(persona). Ahora bien, la lucha a la que alude elfrancs no es una oposicin negadora, como enmuchas ocasiones se ha entendido, sino que elcaso del Dios proudhoniano es ejemplar buscadesactivar la parte negativa del sistema, dejandoen pie todo aquello que le permite al hombreafirmarse y conquistar su autonoma y libertad. Dehecho, si tomamos como ejemplo su crtica de lossistemas religiosos, difcilmente puede decirse queProudhon es un ateo, como tantas veces se hapretendido. Proudhon es en realidad un antitesta.Si precisamente su crtica de los sistemas

  • religiosos, por alienantes de la condicin humana,es tan feroz como firme, no menos lo ser suafirmacin de la idea de Dios, gracias a la cual elhombre accede, luchando contra la resignacin y ladominacin que en su nombre se quiere imponer, ala responsabilidad, a su autoafirmacin y dignidad,as como a la afirmacin de un Dios personal[56].Otro tanto cabra decir de la Propiedad, de laNacin, etc.: slo la lucha es capaz dehumanizarlas, de hacer que stas sean por y para elhombre, a su imagen, y no al revs, el hombre pory para la propiedad, la nacin, etc. Abandonar elcampo de batalla, someterse a un sistema depensamiento, vender su pensamiento y libertad acambio de un jornal, he aqu lo que Proudhonrechazar y criticar siempre su vida y su obralo prueban, aun a costa de sus propios interesesintelectuales o materiales. En resumen, la filosofapersonalista o dialctica agonstica de Proudhonpresenta una lucha de igual a igual (as ha deentenderse) que no busca y de la cual no surge un

  • vencedor y un perdedor (dialctica o-o), ni unjusto-medio (eclecticismo), sino ms bien dosvencedores (dialctica y-y) que equilibran susfuerzas y acceden por ese mismo medio a unarelacin pacificada y justa. Relacin pacificadaque no excluye definitivamente la guerra o lalucha, lo que equivaldra a suprimir la tensindialctica en la que uno y otro (el uno gracias alotro: interdependencia) se encuentran y acceden asu autonoma. Como bien ha dicho Fawzia Tobgui,toda la obra proudhoniana ha de leerse a partirde, o bajo el prisma de, su dialctica serial[57],nica manera de entender un pensamiento que, hayque reconocerlo, se encuentra con frecuenciaoscurecido por la ambigedad conceptual y el confrecuencia escaso rigor lingstico del autor. Elpersonalismo de Proudhon, su pensamientopoltico, es pues la experiencia misma delpersonalismo, la idea en accin.

    2) Lejos de ser el individualista que con tantafrecuencia se ha querido ver en l, Proudhon es un

  • pensador profundamente enraizado, hoy diramossituado. Como bien ha visto BernardVoyenne[58], su ascendencia jurassique, natural delFranco Condado, es importante a la hora deentender el papel fundamental que Proudhonatribuye al grupo natural (regin o cantn) en supacto federativo, como verdadero actor y sujetodel mismo. Como han sealado con frecuencia susbigrafos, con ser el francs un fiel seguidor delos valores de la Revolucin francesa, no por ellodeja de ser menos crtico con la marcada tendenciaa la centralizacin y a la homogeneizacin,destructora de la diversidad y autonoma local,que va a caracterizar la democracia francesa y alos universales hijos, ambos, de la Revolucin de1789. Proudhon es en todos los sentidos de lapalabra un antijacobino defensor de las libertadeslocales. Por consiguiente, ni el individuo, ni elmunicipio (por abajo), ni el Estado-nacin o elPueblo (por arriba) han de aparecer como sujetosdel pacto federativo, pues carecen de todo aquello

  • que en opinin de Proudhon, fiel, como vemos, asu filosofa personalista, le permite al individuoser consecuente con sus propios valores (lengua,cultura, derecho, etc.), en los que encuentra suverdadero yo y mediante los que accede a laautonoma, y abrirse asimismo (nuevamente ladialctica y-y) a valores ajenos o compartidos,fruto de la relacin de solidaridad y del dilogo deculturas que se instaura en el seno de lafederacin. Ni el individuo abstracto delliberalismo poltico, ni el municipio, en el quepriman las relaciones econmicas ms que lasculturales, ni an menos el Estado-nacin, porabsorbente y homogeneizador, son capaces demantener la tensin dialctica entre lo uno y lomltiple, entre la diversidad y la unidad (en todosellos se fuerza la unidad en detrimento de ladiversidad) que ha de caracterizar el pactofederativo. Claro que tampoco hay que caer en latentacin de ver a Proudhon como un regionalista /nacionalista en el que la afirmacin del grupo

  • natural le llevara a abrazar el principio de lasnacionalidades. Si la comunidad o grupo naturaltiene importancia para el individuo, y naturalmentedentro del pacto federativo, es, como veremos, enel sentido en que es el filtro u horizontehermenutico que le permite entender y expresar sulugar en el mundo, su dignidad y personalidadinviolables; en una palabra, acceder a laautonoma en igualdad de condiciones con sussemejantes otros. Porque slo desde su propiacultura y valores puede la persona abrirse a unaverdadera autonoma, a un verdadero dilogo, estoes, al dilogo de iguales que exige la democracia,de donde surge la necesidad de conservar ladiversidad de valores, la fuerza colectiva ocomunidad en la que cobra sentido la vida humana.Este aspecto, tantas veces pasado por alto entrelos estudiosos de la obra proudhoniana y de lademocracia, es fundamental a la hora de entenderla particular filosofa federalista de Proudhon.

    Judith Butler dice de manera muy acertada que

  • cuando el yo quiere dar una definicin de smismo tiene que hacerse necesariamentesocilogo[59]. Pues bien, es ese yo socilogo, eseProudhon socilogo, el que nos interesa aqu. Esese Proudhon socilogo el terico del federalismo,el pensador del pluralismo democrtico. Y eseProudhon socilogo es un hijo del pueblo y unpatriota del Franco Condado, aspectos, ambos,cruciales en su manera de pensar el federalismo. Aexplicar con detenimiento estos dos aspectos clavedel pensamiento federal proudhoniano dedicamoslas pginas siguientes.

  • La dialctica serial o equilibrio defuerzas como principio y base de

    la relacin federal

    La filosofa personalista o dialctica serial deProudhon hay que entenderla desde su perspectivacrtica para poder percibir con total claridad suparte constructiva: Destruam et aedificabo rezabaya el epgrafe que abre su Systme desContradictions conomiques. Encontramos, dehecho, en su De lUtilit de la Clbration duDimanche un muy significativo comentario,preado ya de federalismo, sobre el sistema (anindefinido) que, en opinin del francs, debaaportar una solucin al problema social:Encontrar dir Proudhon un estado deigualdad social que no sea ni comunismo, nidespotismo, ni divisin, ni anarqua, sino libertaden el orden e independencia en la unidad[60].Estamos en 1839, muy lejos todava de su filosofa

  • de la justicia y de su teora federativa, cuyasistematizacin, como se sabe, llegar mucho mstarde, aunque no cabe duda de que Proudhon estmanejando ya las ideas (equilibrio de lo uno y lomltiple) con las que construir posteriormente suprincipio federativo. Pero antes de construir tieneel francs que demoler.

    Su punto de partida es, como en tantos otrospensadores, el rechazo de la alienacin humana,pero en Proudhon adquiere, si cabe, mayorimportancia ese gesto fundador inicial en lamedida en que de lo que se trata en ltimainstancia es de recuperar para la relacin o elpacto federal (econmico y poltico) a un hombrey una sociedad no alienados (es en este sentido, adiferencia del marxismo, ms medio que fin),conscientes de su personalidad y dignidad, sin lascuales toda relacin, dilogo o pacto, sinnimosen la filosofa proudhoniana, desembocanfatalmente en la arbitrariedad, los abusos y lainjusticia propios de las relaciones o contratos

  • entre desiguales. se es, obviamente, un hombreo antropologa filosfica, si se quiere queProudhon rechaza y sobre el que cualquieresfuerzo de fundar el federalismo tal como l loentiende (derecho y justicia) ser vano. La historiade los dos ltimos siglos le acabar dando larazn.

    Rehabilitar al hombre y a la sociedad inseparables exigir del pensador francsencontrar una nueva y ms humana manera depensar, una verdadera filosofa revolucionaria qued la espalda definitivamente a los sistemas depensamiento que buscan el orden social ms alldel hombre y de la realidad social, atendiendo aprincipios y valores simblico-mitolgicos otrascendentales, contra los que precisamente abrirfuego Proudhon en dos de sus textos msimportantes, De la Cration de lOrdre dans lHumanit (1843) y De la Justice dans laRvolution et dans lglise (1858).

    El centro de sus crticas va dirigido desde el

  • primer momento al liberalismo o racionalismoindividualista y al comunismo. Interesa al respectover qu es lo que en ambos sistemas o doctrinas(proyectos tambin inicialmente de emancipacindel hombre) produce o reintroduce, entiendeProudhon, la alienacin humana:

    Unos, considerando que el hombre notiene valor sino por la sociedad, que fuerade la sociedad vuelve al estado de bestia,tienden con todas sus fuerzas, en nombre delos intereses particulares y sociales, aabsorber al individuo en la colectividad.Es decir, que no reconocen intereseslegtimos, dignidad y por consiguienteinviolabilidad ms que en el grupo social,del que los individuos obtienen luego loque se llama, muy impropiamente, susderechos. En este sistema el individuo notiene existencia jurdica, no es nada por smismo, no puede invocar derechos, no

  • tiene ms que obligaciones. La sociedad loproduce como su expresin, le confiere unaespecialidad, le asigna una funcin, leconcede una porcin de felicidad y gloria:l se lo debe todo, ella no le debe nada[].

    El espritu va de un extremo al otro.Advertidos por el escaso xito delcomunismo, nos hemos volcado en lahiptesis de una libertad ilimitada. Losdefensores de esta opinin dicen que nohay en el fondo oposicin de intereses, queal compartir todos los hombres la mismanaturaleza, al necesitarse los unos a losotros, sus intereses son idnticos y porende fciles de armonizar; que slo laignorancia de las leyes econmicas hapodido causar este antagonismo, quedesaparecer el da que, estando mejorinformados sobre nuestras relaciones,volvamos a la libertad y a la naturaleza. Es

  • decir, dicen que la falta de armona entrelos hombres viene sobre todo de laintervencin de la autoridad en cosas queno son de su competencia, de la mana dereglamentar y legislar; que basta con darrienda suelta a la libertad, iluminada por laciencia, para que todo vuelva de manerainfalible al orden. Tal es la teora de loseconomistas modernos, partidarios dellibrecambio, del dejar hacer, dejar pasar,del cada quien a lo suyo, etctera.

    Como se ve, esto no es resolver ladificultad, es negar que existe[61].

    Fundamental en su crtica es tambin elcomentario que le merece Rousseau y su contratosocial, otro de sus blancos predilectos, pues en lidentifica Proudhon la base terica (racionalismoindividualista o iusnaturalista) que funda elliberalismo poltico, de alguna manera principio ycausa de los males de la sociedad:

  • Rousseau desea con tanto ardor nomencionar en el contrato social losprincipios y leyes que rigen la fortuna delas naciones y de los particulares, que tantoen su programa de demagogia como en sutratado de educacin parte de la falsa,expoliadora y homicida suposicin segnla cual el individuo solo es bueno, que lasociedad lo deprava; que, por consiguiente,el hombre tiene que abstenerse lo msposible de relacionarse con sussemejantes, y que todo lo que tenemos quehacer en este mundo, permaneciendo ennuestra soledad sistemtica, es formarentre nosotros una seguridad mutua para laproteccin de nuestras personas ypropiedades, quedando lo esencial, esdecir, la economa, lo nico esencial,abandonado al azar del nacimiento y de laespeculacin [][62].

  • Si el error del comunismo (o de los sistemasen los que prevalece la sociedad sobre elindividuo) ser, segn Proudhon, sacrificar alhombre en el altar de la comunidad o del biengeneral, el liberalismo econmico y poltico,pretendiendo liberar al hombre de sus atadurasfeudales y antiguas servidumbres, elevarlo a laautonoma y conciencia de su yo soberano, no slofracasar en su intento de emancipacin, sino queadems provocar la destruccin de todo aquello(valores, usos, lenguas, vnculos naturales desolidaridad, etc.) que daba pleno sentido a la vidadel hombre en sociedad, su lugar en el mundo.Pero todava hay ms. El liberalismoindividualista del que parta, por ejemplo, unRousseau no se limitar slo a destruir la antiguasociedad orgnica, como bien advierte Proudhon,para elevar al individuo a su condicin natural desoberano, pues en el fondo hasta en el ms radicalindividualista (Rousseau es ejemplar en esto) elcontrato social, tal como aparece recogido en la

  • obra del filsofo de Ginebra y luego asumido ennuestra democracia liberal, lleva en ltimainstancia a levantar una nueva sociedad orgnica(la nacin, el pueblo, la voluntad general), unnuevo relativismo alienante disfrazado bajo elhonorable y universal manto de la voluntadsoberana y de los derechos humanos. Ser ponerun organicismo, la historia as nos lo muestra, mspotente, grande y alejado del hombre y de suspreocupaciones, en lugar de otros organicismosms pequeos y cercanos; una nueva dominacinen lugar de otra. Aspecto fundamental, ste, yraramente bien entendido de la crticaproudhoniana (antimoderna en este sentido) alracionalismo individualista o democracia liberal,pues ser la piedra angular en la que repose supacto federativo como sociedad de sociedades(Montesquieu).

    En resumen, lo que Proudhon rechaza deambos sistemas es la tan errnea y reductoraconcepcin que tienen del hombre y de la

  • sociedad, a partir de la cual crean o reintroducende manera ms o menos sutil la alienacin humana.En uno, el hombre no es nada y la sociedad lo estodo; en el otro, la sociedad no es nada y elhombre lo es todo. Ahora bien, entiende Proudhon,el bien del hombre no se ha de buscar contra losintereses de la sociedad, como tampoco el bien dela sociedad ha de pasar por la cosificacin uobjetivacin del hombre en la que desemboca lahipostasa individualista. Hombre y sociedad sonpara Proudhon, siguiendo en esto las lecciones deAristteles o Montesquieu, elementosindisociables, inseparables, con interesesopuestos, ciertamente, pero tambin comunes osolidarios. Buscar la afirmacin del uno endetrimento o negacin del otro es razonar en falso,es pensar que no hay en la comunidad nada quebonifique al individuo, nada en el individuo quebonifique a la comunidad. No hay un polo positivohombre y un polo negativo sociedad, oviceversa, en la relacin que une a ambos, de tal

  • modo que ante lo positivo y lo negativo nosveamos en la ineludible obligacin de escoger loque entendemos es mejor para el hombre: ora elegosmo individualista y la lgica utilitarista quelleva aparejada, ora el servilismo de lacomunidad; estamos, al contrario, piensaProudhon, ante un conflicto entre dos fuerzas opolos positivos al estilo de las dos verdadescontrarias de Pascal que merecen ambosafirmarse (dialctica y-y) y encontrar un equilibriojusto entre sus respectivos intereses (individualesy generales), elementos, ambos, presentes en lapropia persona del hombre y de la sociedad[63], ysin los cuales uno y otra, repite hasta la saciedadel de Besanon, degeneran inevitablemente.Ambos son, pues, resumiendo, 1) opuestos,antinmicos, lo que ha de implicar que la tensin yla fuerza que sus intereses contrapuestos exigen nodesaparezcan nunca (el contrato no pone fin a laoposicin, sino que la equilibra, la regula); 2) deigual valor para el hombre (razn / sentimiento), lo

  • que obliga a no renunciar a ninguno de ellos (y-y);y 3) complementarios, pues lejos de entorpecersemutuamente, ambos se bonifican en la relacin(qu sera la razn sin el sentimiento?, qu elsentimiento sin la brjula de la razn?, etctera).

    Tales son los fundamentos de su dialcticaserial, la serie inicial (y-y) anticipada en 1843 enDe la Cration de lOrdre dans lHumanit, antesde recibir su forma definitiva en De la Justice:cada idea o cosa tiene su contrario, cada idea ocosa es una y mltiple al mismo tiempo. Parallegar a tal conclusin no es necesario, diceProudhon, un tratado de erudicin, extensas yoscuras disquisiciones filosficas. Basta la simpleobservacin de la realidad, de la naturaleza, que,segn Proudhon, conduce al mtodo[64]: En elreino animal todo es gnero y especie, diferencia,progresin y serie []; si de los animalespasamos a las plantas, encontramos la misma ley:divisin y grupo o serie[65]; o an: LlamoORDEN a toda disposicin seriada o simtrica. El

  • orden implica necesariamente divisin, distincin,diferencia. Algo indiviso, indistinto, nodiferenciado no puede ser considerado ordenado,nociones ambas excluyentes[66]. Todo,absolutamente todo responde al modelo de la serieinicial que la observacin cientfica o sociolgica(identidad-diferencia o unidad-diversidad)muestra con meridiana claridad: La serie es almismo tiempo unidad y multiplicidad, particular ygeneral, verdaderos polos de la percepcin y queno pueden existir el uno sin el otro. Del respeto ono de ese orden inicial seriado (uno y mltiple)que el conocimiento inductivo aportado por lamera observacin nos facilita, de ese respeto y node otra cosa, explica Proudhon, depende la ulteriorconcepcin del hombre y de la sociedad.Entindase la sociedad como unidad orgnicacompuesta de individuos atomizados y cerrada (oinsensible) al exterior y a la diferencia, y se habrroto la serie natural. No quedar en dicha sociedadms que las ruinas de la libertad individual.

  • Entindase al hombre como soberano y opuesto ala sociedad y a sus semejantes, ensimismado en elegosmo natural del que parte su soberana y suracionalismo omnipotentes, y tambin se habrroto la serie natural. No habr ms que interesesparticulares y dispersin:

    Sociedades religiosas, fundadas sobre elsmbolo; sociedades guerreras,organizadas para la conquista; sociedadescomunistas, negacin de la libertadindividual; sociedades aristocrticas,negacin de la libertad civil; sociedadesjerrquicas, establecidas sobre lapreeminencia del capital, el desprecio deltrabajo y la subalternizacin de lasobligaciones: SERIES ARTIFICIALES, porconsiguiente sistemas anormales otransitorios[67].

    Cmo se preguntar impedir que la serie

  • artificial creada por el hombre a partir de lapercepcin y conocimiento que tiene de s mismo ydel mundo que lo rodea no acabe desnaturalizandoel orden inmanente de la sociedad? La respuestaproudhoniana, tan sencilla que debera sonrojarms de una mejilla, es la siguiente: volviendo laespalda a las teoras que explican el origen, causay fin de la sociedad atendiendo a principiossuprasensibles (Dios, Idea, Universales, etc.),inaccesibles para la razn humana por otro medioque no sea la especulacin o la fe, haciendo deeste modo que el orden social y el progresopendan de una hiptesis inverificable, tan absolutacomo inmutable. La razn, el idealismo, el idealhan de permanecer, segn Proudhon, dentro de loslmites de la razn, toda humana, slo humana,pegada a la realidad:

    Que el ideal nos sirva de metro intelectualpara la estimacin de la CALIDAD de lascosas, es su funcin; que como medio

  • venga a excitar la sensibilidad, a apasionarel corazn, a avivar el entusiasmo,bienvenido sea: el error consiste entomarlo como razn, principio y sustanciade las cosas, en aspirar a su dominio comosi fuera un objeto, lo que es tan absurdocomo pretender [] fabricar una mujercon una estatua, hacer que las gallinaspongan huevos de mrmol, plantar unjardn de flores artificiales o sembrar en unbosque bellotas de chocolate. Producto dela libertad, el ideal sobrepasa por sunaturaleza toda lgica y todo empirismo:es una razn para subordinarle la lgica yla experiencia? En absoluto: el ideal slose sostiene, avanza y crece gracias alconocimiento cada vez ms perfecto de larazn de las cosas. El ideal, transformandoen nosotros el instinto oscuro desociabilidad, nos eleva a la excelencia dela justicia: es un motivo para tomarnuestras idealidades polticas y sociales

  • por frmulas de juicio? Al contrario, estajusticia ideal es en s misma el producto dela determinacin cada vez ms exacta delas relaciones sociales, observadas en suobjetividad econmica. El ideal noproduce las ideas, las depura [][68].

    El ideo-realismo o teora cognitiva deProudhon[69] (Gurvitch) lleva de este modo, comobien ha visto otro gran terico del federalismo,Alexandre Marc[70], a conservar en tensinconstante el vnculo entre realidad e idealidad,entre empirismo e idealismo y, por consiguiente, arechazar todas aquellas dialcticas, ya seandualistas, como la proudhoniana, o ternarias(Hegel, Marx), que, buscando el orden y la justiciasocial fuera del hombre, violentan el principio deunidad-diversidad que rige la serie natural orealidad: 1) la dialctica que niega la diversidad yexplica el hombre y la sociedad reducindolos auno de sus elementos (materia, por ejemplo, o, al

  • revs, espritu); 2) la dialctica que niega launidad del ser y lo descompone en dos entesseparados e irreconciliables (individuo ysociedad, lo sensible y lo inteligible, etc.); 3) ladialctica del justo medio, que pretende resolverun antagonismo tomando parte de uno y parte deotro, de tal suerte que, aunque ninguno gana, losdos pierden[71]; 4) la dialctica hegeliana oternaria, que supera la oposicin inicial (individuoo familia-sociedad, por ejemplo) por medio de unasntesis totalizadora (el Estado en Hegel) quedesnaturaliza tanto la tesis como la anttesis[72].

    Se trata de encontrar el equilibrio u orden(justicia) que reclama el pluralismo inmanente delo social y que crea una relacin pacificada delhombre 1) consigo mismo, una vez es conscientede su dignidad y asume su doble naturaleza:voluntad / necesidad, sujeto / objeto; 2) con susotros yos, una vez asumida la concepcin del otroyo como un ser tambin compuesto y merecedor dela misma dignidad en su propia identidad:

  • igualdad en la diferencia; y 3) con la sociedad dela que es parte, asumiendo que aunque la sociedadlo hace, educa y determina necesariamente, dichodeterminismo influye, como dira Montesquieu,pero no fuerza la voluntad tiene siempre paraProudhon la ltima palabra en el ser autnomo.Encontrar un principio de orden social que afirmeal mismo tiempo y con igual fuerza y conviccin alhombre y a la comunidad, se es el medio y, porende, el fin de la filosofa personalista deProudhon o dialctica y-y (A. Marc[73]); sin elcual, advierte el polmico autor de La Guerre etla Paix, no hay dilogo ni relacin de igual aigual, de dignidad a dignidad, de diferencia adiferencia, posibles en nuestro mundo. Todoquedara reducido a la guerra, a la dominacin, auna lucha interminable (y no siempre positiva) porla dignidad y el reconocimiento, como haexplicado, por ejemplo, Axel Honneth[74].

    Lo quiz ms relevante de la dialctica serialpara el tema que nos ocupa es la afirmacin

  • proudhoniana, a contracorriente del liberalismonormativo, de lo colectivo en el hombre oindividuo. Sabido es que nuestra tradicin liberal,desde Mill o Rousseau hasta Rawls o Habermas,ha tenido una marcada propensin a pensar lasociedad en trminos de racionalidad y voluntadcreadora del hombre, hasta tal punto que elcontrato social rousseauniano o la teora de lajusticia rawlsiana han pensado los principios de lademocracia tomando como base terica a unhombre desencarnado, abstracto, que, como eslgico, haba de llevar a un contrato o pacto socialigualmente desencarnado, descontextualizado yabstracto[75]. Las razones las conocemos: evitar eldeterminismo y causalismo reinantes en lassociedades premodernas, que reducan al hombre,su libertad y voluntad, a un mero efecto oexpresin de una causa superior y trascendente al. Las consecuencias slo nos centramos en lasnegativas, siendo las positivas tan conocidas comoevidentes tambin las conocemos: 1) hacer que

  • toda idea de determinacin del individuo por sucomunidad y cultura sea vista como algo contrarioa la democracia, sospechoso y condenable; 2)romper los lazos que unan al individuo a suantigua comunidad y en los que encontraba y pormedio de los cuales expresaba su propiapersonalidad y dignidad, poniendo en su lugar unvnculo social supuestamente neutro y universal,adems de deseado (el del contrato socialdescontextualizado), que acabar mostrando, comono poda ser de otra manera, su verdaderanaturaleza, esto es, la de un determinismo yrelativismo de valores (cultura, lengua, etc.)disfrazado retricamente de universalismo; 3) alser tericamente la sociedad y el Estado obra delhombre abstracto del liberalismo, quedar fueradel pacto de sociedad y de la democracia[76] todateora federal que pretenda fundar la federacinsobre otra base que no sea la individual (porabajo) o estatal (por arriba), nicos soberanos ennuestra tradicin democrtica, quedando, por

  • consiguiente, los grupos naturales (Proudhon) osociedades subestatales fuera del pacto federaldemocrtica y liberalmente entendido. Esto, que sederiva de lo primero, ser la sentencia de muertedel federalismo, pues, en contra de la tesisanterior, el pacto federal es, como bien diceProudhon, cosa de colectividades o guposterritoriales, no de individuos:

    En la Confederacin, las unidades queforman el cuerpo poltico no sonindividuos, ciudadanos o sbditos, sinogrupos, dados a priori por la naturaleza ycuyo volumen medio no sobrepasa al deuna poblacin reunida sobre un territoriode algunos centenares de leguascuadradas[77].

    sta es la premisa terica de la que ha departir todo anlisis del federalismo: la base pactoimplica actores colectivos, no individuales[78].

  • De la anarqua al federalismo?Una dialctica en accin

    Si en 1840 empec por la anarqua,conclusin de mi crtica de la ideagubernamental, estaba llamado a concluirpor la federacin, base necesaria delderecho de gentes europeo y ms tarde dela organizacin de todos los Estados(Correspondance, XII-220).

    Proudhon llega tarde al federalismo. Susescritos federalistas, los dos ms importantes, aqutraducidos, son de principios de la dcada de1860. Por qu ese repentino inters podemospreguntarnos por una idea que, segn se piensa,no haba suscitado en la obra del francs ms quealgn que otro comentario desordenado?

    No cabe duda de que su exilio belga y laproblemtica que surge entonces en torno a la

  • cuestin de las nacionalidades, fruto directo de lacual es La Fdration et lUnit en Italie, es unfactor importante (en verdad lo es) en suconversin al federalismo, pero en, nuestraopinin, no hay que caer en el error de darle a lapoltica internacional ms importancia de la quetiene en la teora federativa proudhoniana, pues,como se ver, dicha interpretacin tiene elinconveniente de dar a entender que Proudhonpiensa el federalismo para el orden internacional,ms que para el orden interno del Estado-nacin(idea reforzada, adems, por su apuesta claramenteconfederal, entendida como internacionalista ennuestro derecho pblico); federalismo, porconsiguiente, por y para las naciones yaconstituidas, tesis errnea, que desnaturaliza elsentido del pacto federativo proudhoniano.

    En realidad, como lo ha explicado BernardVoyenne[79], un estudio atento de la obra deProudhon muestra que su inters por elfederalismo es muy anterior a sus ltimas obras,

  • conclusin a la que se llega con meridianafacilidad: A) contextualizando mnimamente elpensamiento proudhoniano, enmarcado, no loolvidemos, en la Francia jacobinapostrevolucionaria; B) cotejando su obra pblicacon sus escritos inditos, carnets,correspondencia, etc.; y, finalmente, C) leyendo einterpretando la obra proudhoniana con elimprescindible descodificador que es su dialcticaserial. Veamos brevemente cada uno de estospuntos.

    A) Como lo demuestra el anlisis realizadopor Olivier Beaud, el federalismo es en Francia,desde la Revolucin de 1789, una palabra o ideaextremadamente sospechosa, un autntico tab queel espritu democrtico postrevolucionario va arelacionar sistemticamente con aquellosgirondinos defensores de las libertades localescontra la centralizacin y el progreso que traerprecisamente la Revolucin[80]. Puede decirse, deeste modo, que el federalismo va a quedar

  • asimilado en la historia de las ideas polticas enFrancia hasta hoy a la contrarrevolucin y alfeudalismo. Idea, pues, totalmente contraria a lademocracia liberal entonces naciente. Hasta talpunto la palabra y la idea son sospechosas y gozande mala fama recordemos que la idea circularelativamente sin problemas por otros paseseuropeos, y en Espaa empieza a sonar con fuerzaa partir de 1840[81] que el diccionario Littr dela lengua francesa (1865) nos ofrece la siguientedefinicin en la entrada fdralisme:

    Neologismo. Sistema, doctrina delgobierno federativo.

    El federalismo era una de las formaspolticas ms empleadas por los salvajes.

    Durante la Revolucin, proyectoatribuido a los girondinos de romper launidad nacional y transformar a Francia enuna federacin de pequeos Estados[82].

  • se es el tono imperante en la Francia delsiglo XIX: federalista lo es el salvaje o el traidor alos valores de la Revolucin. Teniendo esto encuenta, no ha de extraar que Proudhon hayadudado tanto antes de asumir por completo lapalabra federal[83], como tampoco ha deextraar, visto lo visto, que empiece su DuPrincipe fdratif con una frase tan prudente, conrespecto a la presentacin de la idea, comosimplista y pretenciosa, si se atiende a lapaternidad de la misma: Antes de decir lo que seentiende por federacin, conviene recordar enalgunas pginas el origen y la filiacin de la idea.La teora del sistema federativo es totalmentenueva; creo hasta poder decir que no ha sidoformulada por nadie[84]. Si Proudhon no hace, porconsiguiente, suya, de manera explcita, la palabrafederal hasta finales de la dcada de 1850,digamos hasta De la Justice o La Guerre et laPaix, esto no quiere decir que la idea no estuvieraya en germen en el pensamiento proudhoniano.

  • Como bien dice Bernard Voyenne, el rbol[federal] estaba ya todo entero en la semilla[85].

    B) An-arqua, mutualismo, mutuum,descentralizacin, unidad en la diversidad heaqu un florilegio de los diversos trminos yexpresiones utilizados por Proudhon en sus obras ycuadernos de estudio y notas para dar cuenta de laidea-fuerza y evitar al mismo tiempo la fatdicapalabra: federalismo. Interesante en esto es vercmo la censura a la que se ve sometida la ideafederal en Francia lleva a Proudhon en ocasiones aconsignar en sus Carnets juicios hastadesfavorables sobre el fed


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