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PASEOS POR SEVILLA PASEO POR LA SEVILLA DE VELÁZQUEZ

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Page 1: Dossier Velázquez

PASEOS POR SEVILLA

PASEO POR LA SEVILLA DE VELÁZQUEZ

Paseo 5 – Enero 2013

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* Monumentos y edificios:

- Casa natal de Velázquez- Iglesia de San Pedro- Estatua de Velázquez- Azulejo publicidad de Velázquez- Hospital de los Venerables

* Calles y plazas

- Padre Luis María Llop- Cristo de Burgos- Trajano- Sierpes- Velázquez

* Personajes

- Diego Velázquez- Francisco Herrera “el Viejo”- Francisco Pacheco- Juana Pacheco- Antonio Palominos- Conde Duque de Olivares- Felipe IV- Santa Rufina- Martínez Montañés

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1.- DIEGO VELÁZQUEZ EN SEVILLA

Diego Velázquez nació en Sevilla en 1599. A edad temprana entró en el taller de Pacheco con cuya hija se casaría. A los 18 años aprueba el examen del gremio de pintores y comienza su carrera. Sus primeros cuadros son encargos que recibe quien fuera su maestro y suegro pero pronto su pincel explora nuevas formas y temas. Una primera etapa naturalista donde se alternan los retratos religiosos con escenas costumbristas es la que va unida a su época sevillana. Auspiciado por Pacheco y ante la circunstancia de que el valido del rey estaba vinculado a tierras sevillanas, marcha a Madrid donde no sólo se instala para vivir para siempre sino que es acogido en la corte donde se convierte en el principal retratista de la familia real. Sus viajes a Italia y el contacto con otras pinturas dan lugar a una evolución de su arte y a un afianzamiento de su técnica y su brillante intuición.

Se ha dicho en repetidas ocasiones que Velázquez es el pintor del aire pero también lo fue del alma, capaz como pocos de captar la esencia de los personajes que ante él posaban. Murió en 1660, en plenos preparativos de la decoración de un pabellón real. Sus restos fueron enterrados en una iglesia madrileña que fue derribada, por lo que se han perdido1. En vida gozó de prestigio pero no fue reconocido a nivel internacional hasta que a mediados del siglo XIX los impresionistas empezaron a reivindicarlo. Manet lo llamó el pintor de pintores.

Velázquez no es un pintor sevillano por un mero nacimiento accidental. Su familia materna era sevillana, se casó con una sevillana, y en vida mantuvo rentas en la ciudad. Se desconoce los viajes que hizo de retorno a su tierra, probablemente en 1644 a la muerte de Pacheco (o en 1640 y 1647 a la muerte de sus padres). Pero lo más importante, es que su personalidad, su formación y su aprendizaje como pintor se forjaron aquí. Las bases de su genialidad son sevillanas, cuestión irrefutable y demostrable, no se trata de un orgullo chauvinista por nuestro paisano.

Las huellas de Velázquez en Sevilla son escasas pero significativas. En nuestro Paseo por la Sevilla de Velázquez, las buscaremos, las encontraremos y al mismo tiempo que conocemos la vida y genialidad del pintor, descubriremos cómo era la Sevilla de principios del siglo XVII.

Desde sus años iniciales en Sevilla, Velázquez adquirió una fuerte conciencia de su singularidad como artista, que se manifestaba en unas aptitudes técnicas poco comunes y avanzadas, en un desarrollo estilístico inconfundible en todas sus etapas y en un cambio no revolucionario pero que romperá de forma frontal con muchos aspectos asumidos como “tradicionales” en la pintura y que nadie se había atrevido a cuestionar: un manejo de la narración pictórica que en muchos casos se alejaba de las convenciones clasicistas y en un repertorio temático que incluía muchos aspectos nuevos.

Si bien retrató personajes de extracción humilde, siempre les dotaba de dignidad. En la pintura de Velázquez el concepto de dignidad y de distinción están muy acusados.

1 Fue enterrado en la cripta de la Iglesia de San Juan Bautista, derribada por José Bonaparte en 1810 y donde actualmente se encuentra la Plaza Ramales de Madrid. Varias veces se han buscado sus restos infructuosamente. Velázquez fue enterrado allí por vivir en la vecina Casa del Tesoro anexa al desaparecido Alcázar, al ser Aposentador Real. Su mujer murió poco después pero no se sabe si también fue enterrada allí.

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No sólo pintó a destacadas personalidades sino que se relacionó con ellos. Velázquez era un cortesano por su posición descollante en la corte de Felipe IV.

Velázquez fue un pintor muy seguro de su arte y de la posición que le había tocado vivir en su época. Tal conciencia y seguridad se advierte en sus grandes obras: Las meninas, Las lanzas, Las hilanderas. Pero el resto de sus obras también lo acusan. Siguiendo el hilo conector de toda su producción cuál Ariadna, nos remontamos a esas primeras obras rompedoras con la tradición. Sólo un artista tan seguro de sí mismo y con tan afán de distinción es capaz de realizar en sus años juveniles unos cuadros como las escenas de taberna o los “bodegones a lo divino” que se apartan tanto de lo que había hasta entonces y que plantean ya un pulso a las leyes de la narración clásica.

A) Nacimiento e infancia

Diego Rodríguez de Silva y Velázquez nace en Sevilla en el año 1599. Fue bautizado el 6 de junio en la Parroquia de San Pedro. De este dato sacamos dos conclusiones rápidas: era vecino de la collación de San Pedro y aunque se desconozca la fecha de su nacimiento, debió ser ese mismo día o el anterior. En la partida de bautismo no aparece la fecha de nacimiento pero era costumbre bautizar a los niños a los pocos días de nacer cuando no el mismo día. Con una mortalidad infantil altísima era el modo de evitar que el infante muriera sin estar bautizado, una costumbre existente hasta hace poco. Un bautizo al que sólo asistían los hombres de la familia, quedándose la madre recién parida en casa. No cabe pensar que era por una cuestión médica o de reposo sino que se debía más al papel secundario que entonces tenía la mujer. Por otra parte, desde el punto de vista histórico, cabe resaltar que gracias a los archivos parroquiales tenemos datos históricos de sociedades pasadas. En una época en la que había práctica ausencia de registros del gobierno, los archivos parroquiales con sus Partidas de Bautismo, Matrimonio y Defunción constituyen, en ocasiones, la única fuente histórica existente para consultar, de ahí que tengan una importancia valiosísima. Su padrino fue Pablos de Ojeda, de la collación de la Magdalena. Parece ser que no era familiar sino amigo del padre y algunos han querido ver en él a un pintor sevillano.

Velázquez nació en la calle Gorgoja que pertenecía a la Morería como más adelante veremos. Fue el mayor de sus seis hermanos los cuales fueron bautizados en la Parroquia de San Vicente2. Algunos apuntan al año 1601 como la fecha en que la familia, por motivos que no nos han llegado, se mudó de barrio3.

Pronto debieron de mostrarse las aptitudes artísticas del niño Diego. Pero los detalles o cualquier dato es algo que desconocemos pues en su familia no había antecedentes ni nos han llegado nada ni nadie en la Sevilla de entonces que dejara constancia de que aquél rapaz se convertiría en un genio de la pintura, ni tan siquiera su familia o su entorno podría imaginarse que acabaría instalado en la corte4.

2 Los hermanos de Velázquez fueron: Juan (1601), Fernando (1604), Silvestre (1606), Juana (1609), Roque (1612) y Francisco (1617). En el Corpus velazqueño (2000) recopilación de documentos y textos bajo la dirección de Pita Andrade se habla de 8 hermanos en total citando a la última: Francisca (1621). Parece que Juan fue pintor y no todos le sobrevivieron.3 Como podemos ver en la Partida de casamiento, transcurren dos años y medio entre la boda y el nacimiento de Velázquez que se presupone el primogénito. Nosotros aventuramos que antes de Diego debió nacer algún hermano que no se bautizó y por eso no quedó registrado su nacimiento.4 Felipe II establece la corte en Madrid de forma permanente el 12 de junio de 1561.

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Lo que está claro es que el niño Velázquez apuntaba maneras y por eso entró en talleres de pintores. Estuvo en 1610 en el de Francisco Herrera (apodado “el Viejo” para distinguirlo de su hijo). Pero el carácter irascible del sevillano impedía cualquier trato formativo y poco duró el aprendizaje si bien la huella del pintor es notable en la obra de Velázquez, sobre todo en las primeras.

* Partida de Bautismo de Velázquez:

“En Domingo seis días del mes de Junio de mil y qui°. y noventa y nueve años batizé, yo el Lic°. Gregorio de Salazar, cura de la iglesia de san Pedro de la ciudad de Seuilla a Diego, hijo de Ju°. Rodríguez de Sylva y de Germa. Velázquez su muger. fué su padrino Pablos de Ojeda vez°. en la collación de la Magdalena. Advirtiósele la cognación spiritual. ffª ut sª. El licd°. Greg°. de Salazar (rubricado) .” (Archivo de la Iglesia parroquial de San Pedro de Sevilla. Libro 5°. de Bautismos de 1594 a 1612, fol. 61, Pág. 213.)

Al año siguiente entra en el taller del sanluqueño Francisco Pacheco al cuál estará ligado durante toda su vida. El taller se encontraba cercano a la casa del joven pero no hay que imaginarlo yendo y viendo. Como cualquier otro oficio gremial, el aprendizaje de pintor establecía una relación contractual entre maestro y aprendiz por lo que éste entraba a vivir en la casa y formaba parte de la servidumbre del mismo. Se aprendía y se servía a cambio de cama y comida.

Todo ello lo sabemos gracias a un documento excepcional que se ha conservado:

* Carta de aprendizaje de Velázquez con Francisco Pacheco:

1611-Noviembre-17, 27.“Sepan quantos esta carta vieren, como yo Juian Rodríguez, vezino desta ciudad de Sevilla en la collación de san vicente, como padre lijitimo e administrador que soi de la persona e bienes de Diego velasques mi hijo, de hedad de doce años poco más o menos, que está constituido debaxo de mi dominio paternal, otorgo e conosco que lo pongo a aprender el arte de pintura con vos francisco pacheco maestro de dicho arte e vezino desta dicha ciudad en la collación de san miguel por tienpo y espacio de seys años cumplidos primeros siguientes que empesaron a correr desde primero día del mes de dizienbre del año que pasó de mill e seiscientos e dies, para que en todo este dicho tienpo el dicho mi hijo os sirua en la dicha vuestra casa y en todo lo demás que le dixéredes e mandáredes que le sea onesto e pusible de hazer, y vos le enseñeys el dicho vuestro arte bien e cunplidamente según e como vos lo sabéys sin le encubrir dél cosa alguna, no quedando por el dicho mi hijo de lo deprender y no quedando por vos de se lo enseñar y en todo el dicho tiempo le ayais de dar de comer e beuer e vestir e calsar, casa e cama en que esté e duerma sano y enffermo y curalle de las enffermedades que tuviere como no pasen de quince

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días, porque si más fuere yo lo tengo de curar a mi costa; y en fin del dicho tiempo le ayais de dar un vestido que se entiende calsón, ropilla e ferreruelo de paño de la tierra e medias e zapatos e dos camisas con sus cuellos e vn jubón y vn sonmbrero y pretina, todo ello nuevo, cortado e cosido a vuestra costa: y donde en este dicho tiempo el dicho mi hijo viere e supiere vuestro aprovechamiento e utilidad, me obligo que os lo llegará e que vuestro daño que os lo apartará, e si apartar no pudiere os dará noticia dello para que lo remedieis; e los dias que os dexare el de servir por enfermedad o ausencia, me obligo y al dicho mi hijo que os lo esquilará adelante e cumplido el dicho tiempo días por días e tiempo por tiempo; y si alguna cosa os hiciera menos de vuestro poder e casa a sabiendas, yo me obligo de os lo pagar por mi persona e bienes, según que el derecho manda, y si de vuestro poder e casa se os ffuere o ausentara, yo me obligo de lo traer de donde quiera que estuviese sabiendo yo donde esté, y a mayor abundamiento os doy poder cumplido para que lo traygais donde quiera que estuviese, e cualquier juez ante quien lo pudiéredes os pueda dar e de su mandamiento rrequisitorio de apremio con solo vuestro juramento e declaración o de quien vuestra causa viere, sin otra prueba alguna, de que os reliebo; y en esta manera e según dicho es me obligo y a el dicho mi hijo a que no se apartará en manera alguna deste dicho consierto durante el dicho tiempo e vos el dicho maestro que no lo podays dexar por ninguna causa que sea, la pena de cinco mill maravedís que la parte de nos que contra ello fuere di e pague a la obidiente que por ello estriviere e lo vbiere por firme con más las costas, daños e menoscabos que sobre ello se le recresieren, e la dicha pena pagada o no, que esta escritura valga como en ella se contiene. E yo francisco pacheco, que presente soy a lo contenido en esta escritura, habiendola oydo y entendido toda ella de verbo ad bervum, por el presente escribano publico otorgo e conosco que la aseto en todo e por todo como en ella se contiene y rresibo por aprendis a el dicho menor de vos el dicho su padre por el dicho tiempo e prezio e condiciones que en esta escritura está declarado e me obligo a la paga de todo ello según e como por ella quedo obligado, sin faltar cosa alguna. E para en la paga e cumplimento de lo que dicho es, ambas partes damos poder cumplido a las justicias de su magestad para que por todo rrigor de derecho e vía executiva o en otra manera e como por sentencia deffinitiva pasada en cosa pagada, nos compelan e apremien a lo ansí pagar e cumplir, como dicho es, e renunciamos qualesquier leyes e derechos de nuestro ffavor a la general del derecho e obligamos nuestras personas e bienes de cada uno de nos, abidos e por aber. ffecha la carta en sevilla de otorgamiento del dicho Juan Rodríguez a dies y siete días del mes de setiembre de mill e seyscientos y once años. y el dicho otorgante que yo el presente escribano publico doy ffé que conosco, Lo firmó de su nombre, siendo testigos melchor de morales e miguel del valle, escribanos de Sevilla.-Juan Rodríguez melchor de morales escribano de sevilla- miguel del valle escribano de Sevilla- Pedro del Carpio escribano publico de Sevilla.-Y de otorgamiento del dicho francisco pacheco, en veinte e siete de setiembre de mill e seyscientos e once años e lo firmó de su nombre, a el qual doy ffe que conosco siendo testigos los dichos escribanos de Sevilla.-francisco pacheco.-melchor morales escribano de sevilla.-Miguel del valle escribano de sevilla.-Pedro del Carpio escribano publico de Sevilla.» (Archivo Histórico Provincial de Sevilla. Sección Protocolos Notariales de Sevilla. Oficio 4. Registro de Pedro del Carpio).

Son varias las fechas que se manejan. El contrato se firma en 1611 pero con carácter retroactivo a 1610. En este taller coincidirá con el granadino Alonso Cano que era sólo dos años menor que él y con el que se reencontrará en la Corte.

B) La familia de Velázquez

Su padre, Joao Rodríguez Silva era portugués y su madre Jerónima Velázquez era sevillana. El adoptar el apellido materno era una costumbre portuguesa frecuente también en Andalucía. La presencia de portugueses en España era bastante numerosa y en Andalucía se concentraba un buen número de portugueses y descendientes que solían tener orígenes hebraicos. Ese punto será vital en la biografía de Velázquez. También la cuestión nobiliaria de su familia.

La rama paterna es la más conocida. Sus abuelos Diego Rodríguez y su mujer María Rodríguez de Silva, se fueron de Oporto en una fecha que probablemente estaría cercana a 1580, que es cuando se produce la unión entre las coronas de España y Portugal (unión que se prolonga hasta 1640).

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Si conocemos la familia de Velázquez se trata por la conocida concesión de la Orden de Santiago. El Consejo de Órdenes Militares incoa en 1658 un informe para dilucidar los orígenes familiares del pintor. Se trataba de saber si procedía de cristianos viejos, esto es, sin una gota de sangre judía o morisca y si eran nobles, aunque fueran hijosdalgo.

Actualmente se descarta que la familia de Velázquez fuera noble aunque había conseguido librarse del impuesto de la carne o de la sisa, si bien la alta nobleza no exigía su devolución.

* Árbol genealógico: (familia paterna portuguesa) (familia materna sevillana)Diego Rodríguez = María Rodríguez de Silva Juan Velázquez Moreno = Juana Mejía - - - - Juan Rodríguez de Silva = Jerónima Velázquez - - Diego Rodríguez de Silva Velázquez

* Partida de Casamiento de los padres de Velázquez (28 diciembre 1597):

“En domingo veinte y ocho días del mes de diziembre de mill y quios. y noventa y siete a°. yo el bller. Miguel Ruiz de alvarado cura desta yglesia de st po. de seuª desposé por palabras de presente q. hizieron verdadero matrim° auiendo precedido las tres amonestaciones conforme a lo dispuesto por el sacro conc°. tridentino a ju°. rodriguez de silua, hijo de d°. rodriguez y de Mª rodriguez de silua y a gerónima velazquez hija de juan velazquez moreno y de juª, mexia vez°. desta collación, siendo testigos simón de pineda escriu° público ant°. de ripa not° y ju° de vargas m°. de música, el qual desposorio hize en las casas de morada del dho. ju°. velazquez moreno por uirtud de vn mandamt°. del licd°. don luis melgarejo juez de la sta. ygla. de sevª. dado en veinte y tres de dize. de noventa y siete a°. firmado de su ne. y de esteuan de rojas secret°. de su audiencia y en prueva de berdad lo firmé, ffª. ut Sª. El licd°. Miguel Ruiz de Aluarado.“ (Archivo de la Iglesia Parroquial de San Pedro de Sevilla. Libro 2° de Desposorios y velaciones desde el año de 1590 a 1608. Fol. 65 vto. Pág. 213)

Antes de proceder a rastrear las influencias pictóricas que recibe Velázquez en su formación, hablaremos de un capítulo importante en la biografía de Velázquez como es su matrimonio con Juana Pacheco, lo que le convierte en yerno del maestro.

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Juana Pacheco Miranda, bautizada el 1 de junio de 1602 e hija de Francisco Pacheco y de María Ruiz, se casó con Diego Velázquez el 23 de abril de 1618 en la desaparecida iglesia de San Miguel, que era la parroquia de la collación del taller de Pacheco. Él contaba 19 años y ella 16.

Sibila (1630-32). Posible retrato de Juana Pacheco

* Partida de casamiento de Diego Velázquez y Juana Pacheco

“En lunes veinte y tres días del mes de abril de el año de mill y seiscientos y díez y ocho años, yo el bllr. Andrés Miguel cura de la yglesia de el Señor San Miguel desta ciudad de Sevilla auiendo precedido las tres amonestaciones conforme a derecho, en virtud de un mandamt° de el Sor Don Ant° de Covarrubias, Juez de la Santa Yglesia de esta dicha ciudad, firmado de su nombre y de Fran°. López, Notario, su fecha en 5 días del mes de abril de el dicho año, desposé por palabras de presente que hizieron verdadero

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matrimonio a diego velazquez, hijo de joan rodriguez y de Doña gerónima Velázquez, natural de esta cudad, juntamte, con doña joana de miranda, hija de francisco pachaco y de Doña María de el páramo: fueron testigos el Dor Acosta, presbítero, y el Ido. rioja v el P°. Pabón, Presbíteros ,y otras muchas personas. Y luego, el mismo día mes y año, velé y dí las bendiciones nupsiales a los sobredichos: fueron padrinos Joan Perez pacheco y doña María de los Angeles su muger, vezinos de la yglesia maior y fueron testigos los sobredichos y otras muchas personas v por verdad lo firmé de mi nombre, que es ffo. ut supra. El bller. Andrés Miguel (rubricado).”Al margen: Desposorio y velación.-Diego Velázquez.-Doña Juana de Miranda) (Arch. de la Iglesia Parroquial de San Miguel, de Sevilla. Libro 4° de matrimonios de 1614 a 1632. Fol. 18.)

Pacheco habla continuamente de Diego en sus obras. De este importante acontecimiento familiar cuenta que “después de cinco años de educación y enseñanza, casé con mi hija, movido de su virtud, limpieza y buenas partes y de las esperanzas de su natural y grande ingenio"

Tendrían dos hijas: Francisca, bautizada el 18 de mayo de 1619 e Ignacia, bautizada el 29 de enero de 1621. La mayor se casaría con un antiguo compañero del taller de Pacheco y luego discípulo suyo, Juan Bautista Martínez del Mazo (1605-1667) en agosto de 1633. En 1661, a la muerte de Diego, sería nombrado Pintor de Cámara. Tiene una curiosa obra llamada La familia del Pintor, donde aparecen en una composición que recuerda a Las Meninas. Según algunas fuentes la segunda murió niña.

C) Aprendizaje como pintor

Francisco Pacheco es hoy, para bien o para mal, conocido por ser el maestro y suegro de Velázquez. Sin duda la genialidad de Velázquez lo oscurece pero no queremos caer en comparaciones ociosas pues son dos pintores bien distintos y lo importante es destacar la buena labor y guía que Pacheco ejerció sobre su pupilo. Pacheco supo descubrir las innatas cualidades del muchacho lo cuál suponemos que cualquier otro artista hubiera captado, así que hay que destacar la generosidad que tuvo por su parte para alentarlo y que medrara. Fue él quién lo animó, casi empujó podemos decir, a que marchara a Madrid. Sevilla se quedaba “chica” para Velázquez. Eso lo vio claramente el maestro.

Pero aunque Velázquez no permaneciera mucho con Herrera recibió bastante influencia suya, no diremos que si más o menos que la de Pacheco, pues son influencias distintas si bien la de Herrera es una influencia pictórica notable. El Manierismo sevillano de Herrera formará parte de la primera etapa velazqueña que es la sevillana.

Francisco Pacheco (1564-1644) es un pintor un tanto singular. No podemos afirmar que de no ser el suegro de Velázquez no sería conocido pues la fama y sobre todo el prestigio alcanzado es anterior al de su pupilo. Pese a nacer en Sanlúcar de Barrameda, Pacheco es un personaje importante de la Sevilla en la transición de los siglos XVI y XVII. Había escrito dos tratados (que aunque circulaban no fueron publicados en vida) donde fija la iconografía de las imágenes religiosas y explicaba el arte de pintar. Además estaba muy bien relacionado con el alto clero, esto es, con los canónigos de la Catedral5 y también con los teólogos cuyas disertaciones estaban en plena vigencia tras las disputas heréticas de los protestantes y demás confesiones y sobre todo con el tema de la Inmaculada Concepción de la Virgen. También tenía

5 Su tío Francisco Pacheco, de quien toma el apellido (su nombre real era Francisco Pérez del Río), era canónigo de la catedral.

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muchos amigos intelectuales con los que formaba una tertulia donde hablaban de “lo humano y lo divino”.

Ese ambiente lo vio y lo vivió Velázquez formándose intelectualmente y adquiriendo una vasta cultura que se plasmará en su obra. La obra de Velázquez es muy intelectual, se nota que era gran conocedor de la Filosofía, Teología, Iconografía del Arte, la Mitología, etc. Se ha conservado la relación de obras de su biblioteca y descubrimos lo leído, culto e interesado en el conocimiento que estuvo Velázquez. Se rodeó igualmente de intelectuales (trabó amistad con Góngora, entre otros, a quien retrata nada más llegar a Madrid) y leyó obras físicas de la época. En una época en la que no se podían leer fácilmente determinadas obras, Velázquez puedo tener acceso a esas obras desde su posición de pintor de la Corte.

Y donde realmente se nota la influencia de Pacheco en Velázquez es sin duda en el modelo iconográfico. Es una influencia más teórica que pictórica pero que él sigue fielmente. Y no es él único. Por ejemplo el modelo montañesino (de Martínez Montañés) de San Francisco es una plasmación en madera de las palabras de Pacheco y si éste dice que el Crucificado debe llevar dos clavos en cada pie, Velázquez pinta los Crucificados con dos clavos6. También sigue la iconografía de la Inmaculada Concepción pero con rupturas como veremos más adelante.

En el “Arte de la Pintura” de Pacheco (publicado póstumamente en 1649) podemos leer las siguientes ideas:

“Sin poner a pleito la pintura del Niño en los brazos, para quien tuviere devoción de pintarla así, nos conformaremos con la pintura que no tiene Niño, porque ésta es la más común... Esta pintura, como saben los doctos, es tomada de la misteriosa mujer que vio San Juan en el cielo, con todas aquellas señales; y, así, la pintura que sigo es la más conforme a esta sagrada revelación del Evangelista, y aprobada de la Iglesia Católica, la autoridad de los santos y sagrados intérpretes y, allí, no solo se halla sin el Niño en los brazos, más aún sin haberle parido, y nosotros, acaba de concebir, le damos hijo... Hase de pintar, pues, en este aseadísimo misterio, esta Señora en la flor de su edad, de doce a trece años, hermosísima niña, lindos y graves ojos, nariz y boca perfectísima y rosadas mejillas, los bellísimos cabellos tendidos, de color de oro; en fin, cuanto fuere posible al humano pincel. Hase de pintar con túnica blanca y manto azul... vestida de sol, un sol ovado de ocre y blanco, que cerque toda la imagen, unido dulcemente con el cielo; coronada de estrellas; doce estrellas compartidas en un círculo claro entre resplandores, sirviendo de punto la sagrada frente... Una corona imperial adorne su cabeza que no cubra las estrellas; debajo de los pies, la luna que, aunque es un globo sólido, tomo licencia para hecerlo claro, transparente sobre los países; por lo alto, más clara y visible, la media luna con las puntas abajo. (…) El dragón, enemigo común, se nos había olvidado, a quien la Virgen quebró la cabeza triunfando del pecado original. Y siempre se nos había de olvidar; la verdad es, que nunca lo pinto de buena gana y lo escusaré cuanto pudiere, por no embarazar mi cuadro con él”.

Como él mismo señala, prefiere representarla sin el Niño Jesús y esa ausencia es la que siguen los grandes maestros de la pintura española del XVII (el propio Velázquez, Zurbarán, Murillo, Alonso Cano, José Ribera, Roelas, etc.). El detalle de la túnica blanca es bastante controvertido pues no será seguido por Velázquez que utiliza fuertes tonos carmín en contraste con el azul del manto pero el mismo Pacheco también utiliza el rojizo en ocasiones (sí es seguido por Murillo, por ejemplo). Las doce estrellas simbolizan las Doce Tribus de Israel y en las Inmaculadas de Pacheco suelen aparecer símbolos propios de las letanías como las torres siendo curiosa la sevillanía que adopta Pacheco transformando la Torre de David en la Torre del Oro, aspecto que no llevará a 6 Una imagen protobarroca pues los Crucificados en su mayoría, como se ve en la Semana Santa de Sevilla tienen un solo clavo en los pies que están cruzados.

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cabo Velázquez. Se detiene en describir la media luna, que es un símbolo precristiano y por tanto pagano, aunque aquí no lo indique, que en la Antigüedad ya estaba asociada a la diosa Venus. La luna es símbolo de lo femenino, opuesto al sol que representa lo masculino. En el Siglo XVI, a raíz de la victoria en la Batalla de Lepanto (1571) se representa la media luna con las puntas hacia arriba como forma de mostrar el triunfo cristiano frente a la media luna musulmana. Pero a partir de las ideas de Pacheco se representa con las puntas hacia abajo porque la parte iluminada es la que va dirigida a la Virgen. La luna puede aparecer definida entera y Velázquez la pinta de forma muy transparente. Y en el tema del dragón o serpiente, el gracejo andaluz de Pacheco sale a flote cuando comenta que él prefiere no pintarlo por el reparo que le da. No sabemos si a Velázquez también, pero lo cierto es que también lo obviaba.

Dos Inmaculada Concepción de Pacheco: Palacio Arzobispal (izquierda) e Iglesia de San Lorenzo (derecha)

El 14 de marzo de 1617, cuándo aún no había cumplido los dieciocho años, Velázquez aprueba el examen que le valida como pintor “en todo el reyno”. El hecho de examinarse no era por la condición artística de pintor sino por la gremial. El mismo Pacheco tratará de dignificar el oficio de la pintura y tendrá no pocos alegatos contra los bajos precios, una actitud que el propio Velázquez llevará a gala pero más confiado en su propia distinción que en hechos y reivindicaciones concretas como hiciera su suegro. Pero lo cierto es que pintar era un oficio más que se aprendía en un taller gremial y como todo oficio manual debía examinarse para obtener la licencia real. Le examinaronFrancisco Pacheco y Juan de Uceda7 como puede leerse en el documento que se conserva.

“En la ciudad de Sevilla. a catorce días del mes de março de mil e seiscientos e diez y siete años, ante Francisco Pacheco e Juan de Useda maestros del arte de la pintura de ymaginería desta ciudad de Sevilla alcaldes vedores del dicho arte desta dicha ciudad confirmados por los Señores alcaldes del

7 Juan de Uceda Castroverde (1570-1631) es un pintor sevillano fue un pintor español nacido en Sevilla en 1570 y fallecido en esta misma ciudad en 1631. Evolucionó del manierismo al naturalismo influenciado por Roelas.

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crimen de la Real audiencia desta dicha ciudad y en presencia de mí Pedro del Carpio escribano público e familiar del Santo oficio de la Inquisición desta dicha ciudad e de los testigos y usoescritos pareció Presente Diego Velasquez de silba pintor de ymaginería vezino desta dicha ciudad en la collacion de San Vicente e dixo que él a deprendido el dicho arte de píntor en esta ciudad con maestros desaminados como consta e parecio por las obras que hizo con sus manos ante los dichos alcaldes e rrazones suficientes que dió a todas las preguntas que le hizieron en las cosas que serán declaradas; así les pidió le diesen carta dexsarnen en cumplida forma e le diesen licencia para usar el dicho su arte ansí en esta ciudad de Sevilla como en otra qualsquier partes e lugares de los rreynos e señorios de su magestad que quisicie e luego los dichos alcaldes vedores del dicho arte dixeron que ellas avían desaminado a el dicho Diego velazquez de silba de maestro pintor de ymaginería y el ólio v todo lo a ello anexo e perteneciente e lo hallaron ábil e suficiente como constó de las obras que dello hizo en su presencia e razones sufficientes que dió a todo lo que le preguntaron y a las rrepreguntas que le hicieron e ansí le mandaban e mandaron que haga el juramento e solemnidad que se rrequiere que ffecho esto están prestos de lo dar su carta examen e licencia de lo susodicho e luego el dicho Diego velasquez de silba en cumplimiento de lo mandado por los dichos alcaldes vedores dixo que juraba e juró a dios y a la cruz en forma derecho, que usará bien e fielmente del dicho arte e guardará las ordenancas que los maestros dél tienen en esta ciudad e no yrá contra ellas, so las penas en ellas contenidas e para ello obligó su persona e bienes abidos e por aber e dió poder cumplido a las justicias de su magestad para que a ello le apremien como por sentencia pasada en cosa juzgada e rrenunció las leyes de su fabor e la general del derecho, e luego los dichos alcaldes veedores dijeron que en quanto podían e de derecho abía lugar, daban e dieron por examinado a el dicho Diego Velázquez de silba del dicho arte de pintor de lo que está declarado e le daban e dieron licencia e facultad para que pueda usar y use del dicho arte en esta dicha ciudad y en otras cualesquier partes e lugares de los rreynos e señorios e poner e tener tienda pública y oficiales e aprendices del dicho arte como qualquier maestro examinado dél libremente, e pidieron e suplicaron a qualesquier jueces e justicias e otras personas ante quien la presente carta de examen e licencia pareciera dexen y consientan usar a el dicho Diego Velázquez el dicho su arte y en ello y en la tienda que pusiere no le pongan enbargo ni ynpedirnento alguno atento como dicho es lo an examinado y es ábil e sufficíente dello y pidieron á mí el dicho escribano público le dé por testimonio un traslado desta carta de esamen a Diego Velázquez e yo el dicho escribano público de su pedimento dí el presente testimonio que es ffecho en, el dicho día i mes y año dichos e lo firmaron de sus nombres en el registro, a los quales Yo el presente escribano público doy fe que conosco. Testigos Melchor de Morales e Diego Antonio de Herrera escribanos de Sevilla.-Prancisco Pacheco (rubricado). Juan de Uzeda (rubricado). -Diego Velázquez de Silva (rubricado).-Melchor Mórales escribano de Sevilla (rubricado).- Diego Antonio de Herrera, escribano de Sevilla (rubricado).- Pedro del Carpio, escribano público (signado y rubricado) .” Archivo Histórico Provincial de Sevilla. Sección de Protocolos Notariales de Seviila. Oficio 4. Pedro del Carpio. 1617. Libro II, fols. 85, vto 86 y 86 vto.

Posteriormente Velázquez tendrá un aprendiz, Diego Melgar, del que sabemos tampoco que incluso se desconoce si llegó a pintor. Se conserva la carta de aprendizaje que se firmó entre Alonso Melgar, el padre del muchacho que tenía 13 ó 14 años, y Diego Velázquez el 1 de febrero de 1620.

2.- ETAPAS DE LA PINTURA DE VELÁZQUEZ Y ÉPOCA SEVILLANA

Se habla de dos o tres etapas, según los autores, en la obra general de Diego Velázquez: una etapa sevillana y dos en la corte separadas éstas por sendos viajes que emprende el pintor a Italia, el último a una edad madura que muestra a un artista en continuo aprendizaje y evolución. Quizá Velázquez sea el pintor que más evolucione en el Barroco y sobre todo el que más innovaciones aporte pero no las entendamos como meros aspectos nuevos sino como una audaz y original actitud de voltear temas pictóricos, pintando bodegones como si fueran obras de gran categoría.

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Pacheco estaba muy influenciado por el Manierismo de Miguel Ángel pero se detiene más en el dibujo y sus figuras son muy rígidas. Velázquez en sus años juveniles estará más influenciado por el Tenebrismo de Caravaggio que llega a Sevilla de la mano de numerosos italianos como Bartolomé Cavarozzi como más adelante veremos. Es su etapa más oscura, y los colores no solo serán oscuros sino también terrosos por esos ocres marrones que emplea. Como obras juveniles, vemos un contorno duro y rígido que recuerda a su maestro y la composición no llega a resultar como en Los tres músicos. Pero un fuerte realismo impregna sus obras desde el principio, ya aparecen los personajes humildes, anónimos, los pícaros, los niños y los ancianos, contrapuestos ambos en una alegoría de la vida. No hay rastro en sus caras del idealismo de Pacheco, sino todo lo contrario, los rostros de sus obras nos son familiares y no porque se trate de su gente (su familia, los que le rodean, el niño del Aguador, de la Vieja friendo huevos era un pajecillo o criado al que retrató en numerosas ocasiones) sino porque son un trasunto de cómo eran, no se parecen al modelo, “son” como el modelo retratado.

Es lo que se conoce como naturalismo, algo que pudimos conocer y contemplar en la Exposición “De Herrera a Velázquez. El primer naturalismo en Sevilla” que organizó Focus-Abengoa en 2005. Parece ser que la huella de Caravaggio estaba muy presente en Sevilla a través de discípulos o seguidores suyos italianos y otros que desarrollaron aquí su carrera como Roelas (era extranjero pero su trayectoria es española). De tal manera, pintores como Herrera o Roelas son protonaturalistas alejándose del promanierismo de Pacheco o Alonso Vázquez. Eso explicaría la influencia pictórica de Francisco Herrera “el Viejo” en Velázquez pese al breve trato que se presupone hubo entre ambos. Qué adopta Velázquez de toda esa influencia: la inclinación a lo natural, es decir, al realismo, la utilización de la luz (esto es una constante en Velázquez, en esta etapa, la luz es tenebrista, destaca sobre fondos oscuros y sirve para marcar el volumen de las figuras. Un estilo recogido no sólo por Velázquez sino que alcanzaría a Zurbarán y Alonso Cano, entre otros.

En 1621 muere Felipe III y le sucede Felipe IV, joven abúlico que cederá las riendas del Imperio a su valido el conde-duque de Olivares. La relación de este personaje con Andalucía y Sevilla favorece la llegada de sevillanos a la corte. Allí se encontraba el capellán Juan Fonseca, íntimo amigo de Pacheco y quién alojará en su casa al joven Diego, auspiciado en su nueva vida por Francisco Pacheco quien ve claramente que Sevilla se le queda chica. Después de un fugaz viaje en 1621, retorna, logra pintar al monarca y se instala definitivamente en Madrid.

3.- SEVILLA EN LAS PRIMERAS DÉCADAS DEL SIGLO XVII

Velázquez es un personaje del siglo XVII, estrechamente ligado al reinado de Felipe IV. Su biografía se inserta en unos años muy especiales en los que el Imperio Español entrará en crisis y se verá abocado a la decadencia.

Su etapa sevillana, los primeros veinticuatro años de su vida, coinciden precisamente con los inicios de la centuria por lo que nuestra aproximación histórica mostrará esa bisagra entre un siglo XVI de esplendor y un siglo XVII de decadencia.

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La Edad Moderna está formada por tres siglos bien diferentes entre sí pero que a modo de tríptico dan una muestra del carácter pendular de la Historia:

* siglo XVI. Esplendor económico y Renacimiento como movimiento cultural que pone al hombre en el centro de todo.

* siglo XVII Crisis económica y Barroco como movimiento cultural caracterizado por una exaltación de lo emocional.

* siglo XVIII. Recuperación económica y sobre todo demográfica con importantes avances sanitarios. Siglo de las Luces que coloca a la Razón en el centro de todo.

Durante la Edad Moderna, la historia de Sevilla es fiel reflejo de la Historia de España, no en vano, fue la piedra angular en torno a la cuál pivotó el Imperio Español de tal manera que los avatares prósperos y adversos del mismo se reflejaban más sensiblemente aquí que en cualquier otra parte. Y al mismo tiempo, desde el punto de vista geográfico, Sevilla constituía el nexo entre la España peninsular con su proyección europea y la España transoceánica con su proyección internacional. Sevilla será desde 1503 hasta 1717 Puerto y Puerta de Indias, un termómetro muy sensible a todo acontecer económico, político, social e intelectual. Siendo Madrid la capital política, el liderazgo de la metrópolis hispalense era indiscutible: por eso el auge y la decadencia de España fue el de nuestra ciudad.

Desde el punto de vista de las coyunturas históricas el siglo XVII empieza en el año 1598 con la muerte de Felipe II. Fíjense que prácticamente coincide con el nacimiento de nuestro protagonista. El final sí coincide con 1700 que más que un cambio de siglo lo es de dinastía con la llegada de los Borbones.

Felipe III no desarrolla la austeridad de su padre. Un ejemplo de su frivolidad y derroche se vive en Sevilla cuando una carta real encarece al cabildo a recibir a la marquesa de Denia8 como si del rey se tratara.

Sevilla estrenó el siglo de una forma nefasta, quizá preludio de lo que iba a acontecer. Cabe hacer un adelanto respecto a Velázquez pues los pormenores decadentes no influyen ni marca su obra. Justo en el año 1600 se desata una peste, algo habitual junto con continuas inundaciones. Son años difíciles de carestía. En 1609 se decreta la expulsión de los moriscos9 que también repercute en la ciudad, si bien menos que en otras zonas agrarias de Aragón y Valencia, eran unos 7.500 y habiendo encontrado aquí un ambiente menos hostil contribuían al desarrollo económico de la ciudad. El descenso de la población junto con una disminución de las rentas contrastaba con el oro y la lata que seguían trayendo los galeones. Esa dualidad será la tónica de un siglo que ya muestra su constante contradicción y que vemos en el caso de Velázquez: un siglo de decadencia política y económica en el que se alcanzan altas cotas de genialidad intelectual y artística.

8 La esposa del Marqués de Denia (el que luego sería Duque de Lerma y valido de Felipe III).9 Los moriscos eran los descendientes de los musulmanes convertidos al Cristianismo tras la Pragmática de los Reyes Católicos. Hay una relación entre los moriscos y Velázquez: vivió en la antigua Morería y uno de los primeros cuadros que pinta en Madrid, lamentablemente perdido en el incendio del Alcázar, es precisamente la Expulsión de los Moriscos.

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El carácter internacional de Sevilla se adquiere en estas fechas. En su población heterogénea encontramos multitud de grupos étnicos y de otros países. Y son muchos los foráneos que nos visitan. La imagen de Sevilla es difundida hasta la saciedad, como el skyline neoyorquino, la imagen del río con la catedral de fondo era conocido en toda Europa. La ciudad fue pintada incluso por quienes no la conocieron ni pisaron, como bien se aprecia en algunas imágenes.

En 1614 viene el embajador japonés Hasekura Rokuemon Tsunenaga acompañado del sevillano Fray Luis Sotelo. Se trata de una expedición que busca unir lazos entre Japón y España. Hay textos que nos hablan de esta estancia:

“Miércoles 23 de octubre de 1614 años entró en Sevilla el embaxador Japon Faxera Recuremon, embiado de Joate Masamune, rey de Boju. Traía treinta hombres japones con cuchillas, con su capitán de la guardia, y doce flecheros y alabarderos con lanças pintadas y sus cuchillas de abara. El capitán era christiano y se llamaba don Thomas, y era hijo de un mártyr Japón. Venía a dar la obediencia a Su Santidad por su rey y reyno, que se avía baptizado. Todos traían rosarios al cuello; y él venía a recibir el baptismo de mano de Su Santidad. Venía en su compañía fray Luis Sotelo, natural de Sevilla, religioso de San Francisco recoleto. Salieron a Coria a recebirlo por la Ciudad, el veinticuatro don Bartolomé Lopez de Mesa, y el veinticuatro don Pedro Galindo; y junto a la puente los recibió la Ciudad. Entró por la puerta de Triana, y fue al Alcázar, donde la Ciudad lo hospedó, y hizo la costa mientras estuvo en Sevilla. Vido la Ciudad, y subió a la Torre. Lunes 27 de octubre de dicho año por la tarde, el dicho embaxador, con el dicho padre fray Luis Sotelo, entró en la Ciudad con el presente de su rey con toda la guardia, todos a caballo desde la puente. Dio su embaxada sentado al lado del asistente en su lengua, que interpretó el padre fray Luis Sotelo, y una carta de su rey, y una espada a su usanza, que se puso en el archibo de la Ciudad. Esta espada se conservó hasta la revolución del 68 que la chusma la robó. La embaxada para su magestad el rey don Felipe Tercero, nuestro señor, no trataba de religión, sino de amistad.” (Biblioteca Capitular Colombina 84-7-19. Memorias de Sevilla. Copiadas en Sevilla, 1698, fol.195)“En la Flota de Nueva España, que aportó a ella este año de 1.614 a los fines de Septiembre, vino una solemne embaxada de Mazamune, Rey de Voxú en el Japón, para el Romano Pontífice y Rey de España; eran los embaxadores Rocuyemon Faxecura, principal caballero de aquella tierra, y el Padre Fray Luis Sotelo, de la Orden de San Francisco, Recoleto, noble hijo de esta Ciudad, y después nobilísimo Mártir de Christo. Nació este esclarecido varón en Sevilla a 6 de Septiembre del año 1.574, hijo segundo de Don Diego Caballero de Cabrera, Veinticuatro de esta Ciudad, y de doña Catalina Niño Sotelo su mujer; por su parte nieto de Diego Caballero, asimismo, Veinticuatro y Mariscal de la Isla Española por merced del Emperador Don Carlos a quien sirvió en las conquistas de las Indias; madre nieto de Don Luis Sotelo, Alguacil mayor de la Inquisición, por quien tuvo nombre y apellido, y de Doña Isabel Pinelo su mujer. Crióse incluinado a la Iglesia y a los estudios desde su niñez, efecto de la virtud en que lo crió su madre, matrona, cuya vida exemplar le adquirió el renombre de Santa; y de edad competente paso a estudios mayores a la Universidad de Salamanca, donde dexando el mundo, y esperanzas de su sangre y letras, entro Religioso Descalzo de San Francisco, en la Provincia de San Joseph de Castilla, de que no hallo señalado el año, ni el en que pasó a la de San Gregorio de las Filipinas, con deseos ardientes de emplearse en la conversión de los infieles, y merecer la laureola de martirio, a que se disponía con exercicios de oración, mortificación y penitencia en admirable grado: pasó al fin al Japón el año 1.602, donde después de varios sucesos, introducido a la amistad y privanza del referido Rey de Boxú, lo eligió para enviarlo a dar la obediencia al Sumo Pontífice, y hacer amistad y confederación con el Rey de España, y llevar nuevos obreros para la cultura de aquella nueva y fértil viña: las cartas se firmaron por el mes de Octubre de 1.613 y pasando con feliz navegación a Nueva España, pudieron venir en la Flota de esta, y estar en España antes del año cumplido de su partida: del Japón traía el Embaxador caballero orden particular de su Rey de pasar por Sevilla, y lo avisó a su cabildo por carta de 30 de Septiembre antes de desembarcarse, y de como traía carta particular, a que correspondiendo el Cabildo, le mandó prevenir hospedage magnífico en el Alcázar, y recibimiento público el día de su entrada que fue a 23 de Octubre.” (Ortiz de Zúñiga. Anales eclesiásticos

Después de dos años, la misión partió de Sevilla hacia el Japón pero un grupo de japoneses se quedó en la vecina Coria del Río.

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Desde el punto de vista social, la presencia del río con sus galeras y sus cargamentos significaba la presencia constante de dos grupos situados en el escalafón inferior de la sociedad y que además se caracterizaba por su bullicio: la soldadesca y la marinería.

En la sociedad un aspecto muy importante era el Mayorazgo, institución de origen medieval que en la Edad Moderna adquiere pleno desarrollo. Se trataba de mantener el patrimonio y asociarlo de forma indefinida a la familia. Lo primero se evitaba con el usufructo y lo segundo con la división hereditaria. De tal manera, los primogénitos varones lo heredaban todo (o al menos lo principal en cuanto a títulos nobiliarios, propiedades, rentas y hasta oficios) y esa herencia debía pasar íntegra (o incrementada) a su sucesor que también sería primogénito varón. Como consecuencia abundaron los segundones a los que se les adjudicaban diversos destinos de forma sucesiva: el segundo hijo era destinado a la Iglesia, el tercero al Ejército y las hijas eran casadas o destinadas también a la Iglesia según ese orden de nacimiento. Los que no obtenían nada eran los que más empeño tenían en ir a Indias. En las clases modestas también hay un sentido de continuidad, en este caso la herencia es el oficio, el taller o la clientela. Por eso, en el mundo del arte encontramos tantas dinastías. Velázquez, al no haber tenido hijos varones10, es la excepción pero como se ha visto está vinculado familiarmente con su maestro.

La estructura familiar se mantenía fuerte y rígida. El sentido patriarcal tan acusado en la familia española se manifestaba en la tutela de los hijos, especialmente en las hijas. Qué duda cabe que la mujer no gozaba de la libertad que el hombre. La soltera estaba bajo la tutela del padre y la casa del marido. Sólo la viuda11 podía tener una relativa independencia y en esta época, dadas las guerras, la emigración y la mayor esperanza de vida de la población femenina, abundaban las viudas. La imagen que nos ha llegado de la mujer, ya sea por la legislación o por la literatura está distorsionada.

La familia sevillana del siglo XVII mantiene las características que ya tenía en el siglo anterior: era nuclear y reducida aunque en los estratos medios y en los más altos sobre todo, cuestiones de linaje y estirpe eran de vital importancia. Durante toda la Edad Moderna hay un desmesurado interés por el hecho de aparentar y por el ascenso en la escala social, pero es ahora cuando tal actitud es llevada a un extremo que podemos situar como idiosincrasia, aunque no nos gusten, de nuestra ciudad.

Como ya hemos indicado, los aspectos más sombríos cuando no negativos del siglo XVII no tienen una correlación cuando hablamos de la cultura, en general. En ese sentido, Sevilla aparece como el gran centro de creatividad espiritual que tanto le caracteriza. Cabe señalar que las manifestaciones artísticas dependen en exclusiva del mecenazgo siendo este prioritariamente religioso. Por eso, en el fondo subyace una correlación entre el contexto y la producción pero como bien matiza el historiador Domínguez Ortiz, correlación no significa sincronismo. Por eso si el artesano sí se ajusta al ritmo de la oferta y la demanda según los gustos y criterios de la clientela; el escritor y el artista, conservan la impronta de sus años de formación por eso se adaptan a las circunstancias a posteriori. De tal manera, la decadencia predominante acabará

10 Sólo se conocen 2 hijas de Velázquez. En un estudio reciente se habla del hijo bastardo que tuvo con una italiana que sería su modelo para La Venus del espejo.11 Bajo la denominación de viuda se consideraba a la que lo estaba, a las separadas por sentencia eclesiástica, a las casadas que tenían casa propia o a las que tenían sus maridos en paradero desconocido.

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notándose en el Arte pero tardíamente, no en las primeras décadas que es la época que aquí nos interesa, sino al final.

La universidad hispalense era en aquella época un colegio-universidad con pocos alumnos cuyo número incluso disminuye durante el siglo. De hecho aquí había menos alumnos que en Osuna, Baeza, Salamanca o Alcalá. Es un aspecto que no va en consonancia con la importancia que tuvo la ciudad. Del total de estudiantes, una mayoría seguían los estudios de Derecho Canónico y el resto de Medicina. Al no haber Seminario Diocesano, la universidad formaba sobre todo a clérigos. Los que seguían un estudio civil marchaban a Salamanca pero sólo unos pocos podían costear estudios a sus hijos. La mediocridad de la institución se explica en parte a la coexistencia de otras instituciones académicas similares como el Colegio de San Hermenegildo, el de Santo Tomás o el de San Miguel. De hecho la Universidad no es más que el antiguo colegio de Santa María de Jesús fundado por Maese Rodrigo, como uno de tantos, pero que fue el que persistió y se consolidó en el tiempo.

Velázquez tuvo una formación reglada mínima, sin asistir la universidad, pero sólida en cuanto a conocimientos humanísticos y científicos lo que vertió como se ve en su obra. La obra de Velázquez revela la formación intelectual que tuvo y la relación y amistad que mantuvo con importantes intelectuales coetáneos.

En 1617 una Bula papal permitirá la representación de la Inmaculada como Tota pulcra o sine macula, es decir como Inmaculada Concepción. Este hecho religioso de vital importancia para el Arte será vivido por un joven Velázquez en primera línea pues su maestro, por su propia religiosidad, por su ideología y por su buena posición en la ciudad (era veedor de la Inquisición) será uno de los grandes defensores de dicha cuestión teológica que hasta el año 1854 no se transforma en Dogma.

Por último, reseñar que si bien el siglo XVII es de crisis, esa será percibida por Velázquez en su vida madrileña pues hasta su marcha, la ciudad de Sevilla continua teniendo su poderío, quizá a modo de espejismo pues pronto se vislumbrará la quiebra del régimen. El siglo XVII en conjunto se caracteriza por ser mucho más religioso que el anterior y por tanto más cerrado, un mundo donde la apariencia (se ve claramente en el Arte) lo envuelve todo. El mismo Velázquez querrá “aparentar” ser noble, pero como ya decimos, eso no ocurrirá a orillas del Guadalquivir.

4.- SANTA RUFINA

En este Paseo por la Sevilla de Velázquez, la figura de Santa Rufina ocupa un lugar primordial, por lo que nos detendremos en su historia.

Santas Justa y Rufina eran dos hermanas nacidas en Hispalis entre los años 268 y 270 d.C. que se dedicaban a la alfarería en el arrabal de Triana. Había una procesión de la diosa Salambó (versión púnica de Venus) en la que las mujeres celebraban fiestas en su honor. Recorrían las calles pidiendo un óbolo y al llegar a la casa de las hermanas éstas se negaron a darlo y reverenciar al ídolo pagano. Las mujeres de la procesión

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tiraron las vasijas y cerámica de las hermanas y éstas derribaron la imagen que acabó hecha añicos en el suelo. Las hermanas fueron apresadas y encarceladas.

En aquella época, el gobernador de Sevilla, Diogeniano, llevaba a cabo una implacable persecución de los cristianos como la que hubo en todo el Imperio Romano12. Las interrogó y las amenazó con crueles tormentos. Según las leyendas que nos han llegado, las torturaron con garfios de hierro y en el potro pero no conseguían que abjurasen a cambio de grandes recompensas y beneficios. El gobernador quiso acabar con ellas en un viaje que hizo por Sierra Morena siguiéndole descalzas pero resistieron y volvieron a ser encarceladas. Sant Justa, muy debilitada, murió allí. Cuentan que su cuerpo fue arrojado a un pozo pero que obispo Sabino logró rescatarlo. El gobernador creyó que doblegaría a Rufina, quedando sola y viendo la triste suerte de su hermana, pero no fue así. Al no conseguir nada, mandó que la llevaran al circo y la arrojaran a los leones. Pero éstos sólo movieron sus colas y le lamieron el vestido. Enfurecido Diogeniano mandó degollarla y así murió la joven. Era el año 287. Se quemó el cuerpo para evitar su veneración pero Sabino recogió las cenizas y la sepultó junto a los restos de su hermana.

Desde un primer momento, su historia y martirio se propagó y alcanzó devoción más allá de Sevilla. Pero es aquí donde las hermanas gozan de especial veneración y simpatía. Además son patronas de la ciudad y ocupan lugar destacado en la procesión del Corpus. Su festividad es el 17 de julio (o el 19). No obstante el hecho de que destruyeran un ídolo pagano es un punto controvertido que se debatió en fecha temprana13.

Los retratos de las alfareras, bien en pinturas como en esculturas, constituyen un capítulo aparte de la iconografía sevillana. Durante el terremoto de 1504 se dijo que habían visto a las santas sostener la Giralda por eso es común la imagen de las dos hermanas con el campanario catedralicio. Normalmente aparecen juntas o son retratadas por separado pero de forma consecutiva. Velázquez en cambio sólo pinta a Santa Rufina.

Por último cabe también reseñar que son numerosas las referencias en la ciudad. El circo romano estaba situado en la Avenida de la Cruz Roja y la cárcel en el palacio del gobernador que estaba en el Santuario de Mª Auxiliadora (colegio de los Salesianos), antiguo convento trinitario donde se conservan las celdas donde estuvieron según la tradición. Su visita forma parte de nuestro Paseo por la Sevilla romana.

La estación de Santa Justa se llama así porque se encuentra en un descampado que históricamente era conocido como Prado de Santa Justa. En época romana era

12 El martirio de las santas se encuadra en la última persecución a cristianos llevada a cabo por el emperador Diocleciano a partir del año 303. Diocleciano accedió al trono imperial en el año 284 d.C. Posteriormente nombró Césares a Maximiano y Galerio, este último promovido por su madre, instigó las persecuciones. La de Diocleciano es la última y más sanguinaria represión, entre sus mártires se encuentra Santa Inés, cuyas representaciones también contemplamos.13 En el Concilio de Elvira que es el primero en celebrarse en la Península Ibérica cristianizada (tiene fecha incierta entre 300-324) se estipula en el Canon 60 que “si alguien destruye un ídolo y lo condenan a muerte, dado que se trata de algo que no está indicado en el Evangelio y no nos parece que se actuara así en tiempos de los Apóstoles, hemos decidido que estos cristianos no sean recibidos en el número de los mártires..."

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campo y según San Isidoro allí estaba el pozo donde fue arrojada la santa, de ahí el nombre. En época musulmana fue llamado Maslana y desde la Reconquista Prado de Santa Justa como así figura en el plano de Olavide de 1776. Hay una pequeña calle llamada Santa Justa que va de la Magdalena a San Pablo y la calle Murillo y una calle llamada Santa Rufina (en la Edad Media era la calle del Pepino y desde 1845 tiene el nombre actual) que une Feria con la Alameda. Y la calle Santas Patronas es la que discurre en el Arenal. Desde el siglo XV se llamó Santas Justa y Rufina por un hospital del mismo nombre del gremio de calafates. Luego se llamó Vírgenes en alusión a las santas pero para no confundirla con una calle ya existente así (y que aún sigue con el nombre) se le puso en 1850 el nombre actual. No faltan referencias aunque curiosamente ninguna se encuentre en su barrio salvo la Parroquia de Santas Justa y Rufina en el barrio del Turruñuelo.

Miguel de Esquivel, altar de Santa Bárbara, h. 1620 / Goya, capilla de los Cálices, 1817. Ambos en la Catedral de Sevilla

4.- PASEO POR LA SEVILLA DE VELÁZQUEZ

Empezamos este Paseo por la Sevilla de Velázquez en la casa natal14 del pintor. La calle Gorgoja desde el siglo XVI se la llamó Coxcoja y luego Coscoja15 y por evolución idiomática Gorgoja que es el nombre que aparece en el plano de Olavide de 1776 y que mantuvo hasta que en 1940 se le puso Padre Luis María

14 La Casa de Velázquez en Madrid no es un lugar vinculado a la biografía del pintor sino una institución dedicada al hispanismo del Ministerio de Cultura francés.15 Coscoja es el nombre de un arbusto de la familia Quercus (encina).

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Llop16 que es el nombre que sigue teniendo. En el número 4 se conserva su casa natal, que es el inmueble ante el que nos encontramos ahora.

Se trata de una pequeña casa que pese al tiempo transcurrido con sus múltiples usos y transformaciones mantiene un aire decididamente sevillano y añejo que nos transporta a otra época, a la Sevilla del Siglo de Oro. Las pequeñas proporciones que mantiene en cuanto a altura y el tamaño de las puertas y ventanas del exterior dan idea de la escala usual de la arquitectura doméstica de entonces. Una pequeña y discreta placa nos recuerdan la efemérides del pintor. Es casi un milagro que se salvara de la tremenda demolición del siglo pasado y tras ser sede del Centro de Arte M-11, fue adquirida por los diseñadores Victorio & Luchino. En el año 1999 hubo un acuerdo para que se visitara pero actualmente ya no es posible. Dejamos aquí un enlace del programa de televisión Callejeros donde hicieron un interesante reportaje:

http://www.cuatro.com/callejeros/lucia-perez-valero/Casa-natal-Diego-Velazquez_3_1444085632.html

El barrio en el que se sitúa históricamente la casa y que es, por tanto, en el que Diego nació es el de la Morería que no era más que una evolución de una judería sevillana. Una de las primitivas juderías que hubo en la ciudad y cuya población se movió hacia San Bartolomé y el Barrio de Santa Cruz.

Al reconquistarse Sevilla, el gobernador musulmán Axataf la entregó vacía según se había estipulado en el acta de rendición. Enseguida Fernando III procedió a su repoblación con el famoso Repartimiento de casas. Primero donando a los que habían contribuido a la gesta militar y luego dejando residir a gremios o grupos como a un cierto número de judíos que se establecieron en lo que hoy es la Plaza Cristo de Burgos, zona que junto a los aledaños, pequeñas y estrechas callejuelas al modo de plano irregular de toda ciudad musulmana, se llamó el Adarve. Tras el reinado de Pedro I, los judíos se trasladaron al actual barrio de San Bartolomé. Ahí se encuentra la auténtica judería sevillana que de tal amplitud llegaba a lo que hoy es el Barrio de Santa Cruz, en ocasiones encorsetado como judería pese a estar más transformado. Esta Judería persistió de 1360 aproximadamente hasta la expulsión decretada por los Reyes Católicos en 1492. Si bien, el terrible progrom de 1391 diezmó considerable a la población judía que en parte se dispersó por otras zonas de la ciudad, mezclándose más con sus habitantes.

Cuando la población hebraica dejó la zona de San Pedro se asentaron moriscos que aún vivían en Sevilla pero eran bien pocos y abandonaron la zona y la ciudad, definitivamente, el 12 de febrero de 1602, según un documento en el que entregan al Asistente de la ciudad (cargo equivalente al de actual alcalde) el barrio y su mezquita.

Un siglo hay entre estos hechos y la infancia de Velázquez en esa collación. No obstante, aunque ya no hubiera rastro de la población morisca, las calles y sus casas seguían presentando esa fisonomía árabe peculiar sobre todo en el entramado tan enrevesado.

16 Carmelita y escritor, nacido en Castellón de la Plana pero muy vinculado a Jerez. El rótulo de la calle se debe, sin duda, a la cercanía del Convento Carmelita del Buen Suceso.

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Lo que si vio Velázquez fue la primitiva Fábrica de Tabacos, situada en el solar de la actual Plaza Cristo de Burgos. No se sabe la fecha exacta en que fue instalada, anteriormente había una casona que había sido sucesivamente corral de comedias, casa de juegos, casa de recogida de mujeres, etc. Hacia 1620 ya hay constancia de la fábrica, un recinto de dos plantas que fue transformado y ampliado en 1632, 1687 y 1726. En 1725 surge la idea de construir una nueva fábrica y las obras empezaron en 1728.

En cuanto a la iglesia de San Pedro, la que vio Velázquez de niño era la primitiva mudéjar. Una de las dos portadas es de 1612 pero la otra es justo de 1624. El campanario renacentista también es posterior, pero sin duda vio obras como el San Pedro del Altar Mayor que es de Andrés de Ocampo y pudo ser testigo de obras como la de Zurbarán. La capilla bautismal es una de las partes más antiguas del templo conservando un genuino aire gótico-mudéjar.

Continuamos nuestro Paseo por la Sevilla de Velázquez y pasamos por la Iglesia de la Anunciación cuyo retablo principal tiene un conjunto de obras de Roelas cuya realización fue testigo Velázquez y que le influyó decisivamente en su pintural, al menos en su etapa sevillana como hemos visto.

En Sevilla hay dos estatuas dedicadas a Velázquez y curiosamente ambas son del escultor sevillano Antonio Susillo. La estatua que adorna la Plaza del Duque de la Victoria es un proyecto del Ayuntamiento hispalense que encargó al arquitecto municipal Juan Talavera de la Vega (padre del arquitecto regionalista Juan Talavera que hemos conocido en nuestro Paseo por la Avenida de la Constitución) y a Susillo que en ese momento se encontraba en la plenitud de su brillante y corta trayectoria. Talavera diseñó un colosal pedestal de 3.37 metros, de piedra blanca y elegantes columnas y la estatua fue fundida en bronce en el taller sevillano de Ojeda que tenía su taller en la calle Duque Cornejo. La estatua mide 2.25 metros y pesa 1.800 kilogramos. Velázquez aparece con vestimenta típica de época sosteniendo paleta y pincel en gestos distintos a cómo aparece en su autorretrato de Las Meninas. La inscripción “Velázquez. 1599 – 1661) es breve pues no necesita más presentación.

La otra estatua la pudimos ver en nuestro Paseo por la Sevilla del río pues se trata de la que forma parte del conjunto de Sevillanos Ilustres que modelara Susillo para el Palacio de San Telmo en torno a 1895. Muy parecida lógicamente a la anterior, se diferencia en la actitud abierta de los brazos extendidos y el dinamismo que imprime la pierna avanzada.

Nos encontramos en los aledaños del otro “barrio” de Velázquez: la collación de San Vicente donde vivió de pequeño pues todos sus hermanos fueron bautizados en la iglesia de San Vicente. Parece ser que el taller de Francisco Herrera “el Viejo” estaba en torno a la calle San Vicente y el que sí está localizado fehacientemente aunque nos e conserve nada de él, es el taller de Francisco Pacheco que era vecino de la collación de San Miguel. Hablar de la iglesia de san Miguel en Sevilla hoy día suena extraño pues no existe, fue tristemente demolida en 1868 durante la Revolución de la “Gloriosa”. Se encontraba en el solar que hoy ocupa la sede de CC.OO. Y el taller de Pacheco estaba en el número 31 de la calle Puerco (hoy es el Hotel Venecia de la calle Trajano).

Al pasar por la calle Sierpes quizá no hayan reparado en el azulejo que hay en la casa número 3. Ahora mismo la casa está en rehabilitación pero han tenido el acierto de

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dejar la azulejería de “Seguros Velázquez” una casa de negocios sevillana de los años 20. Sobre un fondo que representa el famoso cuadro de “Las lanzas” aparece la escultura de Velázquez, pero no es ninguna de las que hemos visto sino la sedente situada delante del Museo del Prado en Madrid.

Paralela a la calle Sierpes se encuentra la propia calle Velázquez. Es un sitio muy céntrico sin duda pero como el nombre corresponde al primer tramo de Tetuán (de La Campana a la calle Rioja, en realidad), casi pasa desapercibida sino fuera por ese “olor a adobo a mitad de la calle” (del bar Blanco Cerrillo). Esta calle se llamó Hospital San Gregorio y desde el siglo XVI Triperas y así la conoció nuestro protagonista pues no le dieron su nombre hasta 1839. En el número 10 de esta calle vivió el historiador Joaquín Hazañas.

Por último, como homenaje cabe reseñar el Instituto Velázquez, el segundo de la ciudad, situado cerca de su barrio, precisamente.

5.- CENTRO VELÁZQUEZ DE LA FUNDACIÓN FOCUS-ABENGOA

A) El Hospital de los Venerables y la Fundación Focus-Abengoa

El Hospital de los Venerables Sacerdotes, situado en pleno Barrio de Santa Cruz, es un edificio que nace con tal finalidad benéfica y con tales destinatarios. Su origen se encuentra en la labor de la Hermandad del Silencio para dar cobijo a sacerdotes ancianos, pobres e impedidos. El canónigo de la Catedral, Justino de Neve, será el gran impulsor del proyecto.

El edificio es uno de los mejores ejemplos de la Arquitectura civil del Barroco sevillano y que afortunadamente se conserva en notables condiciones. En 1676 se inician las obras bajo la dirección de Juan Domínguez que concluyen en 1697 con el afamado Leonardo de Figueroa. La invasión francesa marca el final de la institución y el triste expolio al que se ve sometido su rico patrimonio, entre el que se encuentra la famosa “Inmaculada de Soult”17.

El edificio se mantuvo cerrado durante décadas, en el siglo XX se barajaron diversos usos como un Museo de la Semana Santa hasta que en 1991 es adquirido por la empresa sevillana Abengoa como sede de su Fundación Cultural Focus-Abengoa (Fundación Foco de Cultura de Sevilla).

En el año 2007 es subastado el cuadro Santa Rufina, atribuido a Velázquez18. La Fundación lo adquiere y en torno a ese cuadro se organiza una muestra permanente y un centro de estudios monográfico sobre Velázquez. En palabras del propio centro:

“El Centro de Investigación Diego Velázquez surge con motivo de la adquisición del lienzo de Santa Rufina por la Fundación Focus-Abengoa para la ciudad de Sevilla, y 17 Entre las Inmaculadas que pintó Murillo, se encuentra la que le encargó Justino de Neve para el Hospital de los Venerables Sacerdotes. Pintada hacia 1678, pertenece a la etapa final del pintor y es una de la sus últimas composiciones concepcionistas. Llevada a Francia por el Mariscal Soult fue devuelta y hoy se encuentra en el Museo del Prado.18 Tanto el cuadro como la propia subasta no están exentos de polémica.

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responde a la necesidad de contar con un lugar para investigar, divulgar y reflexionar en torno a los antecedentes y consecuentes de la obra del pintor sevillano. Hasta la fecha, la representación de su pintura y su legado era insuficiente, y para intentar paliar esta carencia, la Fundación Focus-Abengoa y el Ayuntamiento de Sevilla han creído conveniente aunar sus esfuerzos con un propósito común en el que la máxima beneficiada sea la propia urbe en la que el artista comenzó a formarse.”

B) Colección permanente del Centro Velázquez

Desde que la Fundación Focus-Abengoa adquiriera la Santa Rufina de Velázquez, se fue formando una colección paralela en torno a dicho cuadro, al pintor y sobre todo a lo que es su etapa sevillana. Desde siempre ha habido pocos cuadros de Velázquez en Sevilla. Para conocer la obra de Velázquez hay que visitar el Museo del Prado en Madrid pero sus obras sevillanas estén dispersadas por museos de todo el mundo donde en ocasiones encontraremos una sola obra lo que complica aún más el periplo. En 1999 fuimos afortunados en Sevilla por acoger una gran exposición conmemorativa del IV aniversario de su nacimiento y pudimos contemplar obras como La vieja friendo huevos o el Aguador de Sevilla.

Las obras que forman parte de la muestra son cedidas a Focus o propiedad de la entidad (todas las velazqueñas). Las primeras son cesiones temporales que van rotando. Actualmente podemos ver:

1. Vista de la Alameda, anónimo (ca. 1647)

2. Vista de Sevilla, anónimo (ca. 1660)

3. Martínez Montañés, obra de Francisco Varela (1616) donde se indica que el escultor es retratado a los 47 años.

4. San Juan Evangelista e Inmaculada Concepción, Martínez Montañés (1623-24)

5. Fray Pedro de Oña, Francisco Zurbarán (ca.1629)

6. Inmaculada Concepción, Francisco Herrera “el Viejo” (ca. 1625-1630)

7. Inmaculada Concepción, Francisco Zurbarán

8. Sagrada Familia, Bartolomé Cavarozzi (ca. 1620)

9. Inmaculada Concepción, Diego Velázquez (ca.1618)

10. La imposición de la casulla a San Ildefonso, Diego Velázquez (1622-1623)

11. Santa Catalina, Esteban Murillo (ca. 1650)

12. Santa Catalina, Francisco Pacheco (1608)

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13. Santa Inés, Francisco Pacheco (1608)

14. Santa Rufina, Diego Velázquez (1629-1632)

Autor de los textos: Paseos por Sevilla.

Prohibida la reproducción total o parcial del texto de esta publicación sin autorización escrita de su autor.

ANEXOS

«Velázquez es el pintor por excelencia, cuya mirada portentosa, avivada por sus poderosas dotes de observación al servicio de una mano infalible, detiene la realidad, suspendida para siempre en un instante pleno de vida elocuente»

Juan J. Luna (Conservador del Museo del Prado): Velázquez en el CCCL aniversario de su muerte. ABC, 6 de agosto de 2010

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«En tu mano un cincelpincel se hubiera vueltopincel, solo pincel,pájaro suelto».

Rafael Alberti

* Documentación que se conserva en Sevilla sobre Velázquez: Partida de casamiento de Juan Rodríguez de Silva y Jerónimo Velázquez (1597) Partida de bautismo de Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (1599) Partida de casamiento de Diego de Silva Velázquez y Juana Pacheco (1618) Carta de examen de Velázquez como pintor (1617) Carta de aprendizaje de Diego Melgar con Velázquez (1620) Velázquez fía a Pacheco en el contrato del retablo de la capilla de la Concepción

de la Parroquia de San Lorenzo de Sevilla (1623) Velázquez arrienda una casa en Sevilla a Pedro Sánchez Carta de poder otorgada por Diego Velazquez a Francisco Pacheco para la venta

de una casa en la Alameda de Sevilla Venta de solar en la Alameda de Sevilla perteneciente a Diego Velazquez y su

mujer por su suegro Diego Pacheco Remate de solar en 160 ducados en la Alameda por Diego Pacheco en nombre

de Diego Velazquez y su mujer.

VIDA DE VELÁZQUEZ

1599 Nace en Sevilla

1609 Entra en el taller de Francisco de Herrera “el Viejo”

1610 Entra en el taller de Francisco Pacheco

1617 Aprueba el examen del gremio de pintores sevillanos

1618 Se casa con Juana, hija de Pacheco

1619 Nace Francisca, su hija mayor

1621 Nace Ignacia, su otra hija

1622 Primera visita a Madrid

1623 Se instala en Madrid. El 6 de octubre es nombrado Pintor del Rey

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1627 Obtiene como premio por su cuadro de la Expulsión de los Moriscos (cuadro perdido) el título de Ujier de Cámara

1628 Conoce a Rubens

1629 Primer viaje a Italia

1646 Es nombrado "ayuda de cámara con oficio"

1647 Es nombrado inspector de la sala Octogonal de palacio

1649 Segunda estancia en Italia

1652 Es nombrado Aposentador de Palacio. 1658 Es nombrado Caballero de la Orden de Santiago1660 Muere el 6 de agosto

CONTEXTO HISTÓRICO

1598 Fracaso de la “Armada Invencible”

Guerras de religión en los Países Bajos

1621 Mure Felipe III

Guerras de religión en Francia

Carlos II de Inglaterra es decapitado

Francia e Inglaterra se alían contra EspañaEn Sevilla, Murillo funda la Academia de Bellas Artes