décimas por la semilla ii: a mis abuelos

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Relato en décimas del vivir campesino en el sur de Chile

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Dcimas por la semillaII: LOS ABUELOSRELATO EN DECIMAS SOBRE LA HISTORIA DE LA FAMILIA MARTNEZ SNCHEZ ANCDOTAS Y VIVENCIAS CAMPESINAS

Patricio Alcano Martnez

Derechos Reservados

DCIMAS POR LA SEMILLA II: A MIS ABUELOS Patricio Alcano Martnez - Relato en dcima de cuentos y vivencias campesinas

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DCIMAS POR LA SEMILLA II: A MIS ABUELOS Patricio Alcano Martnez - Relato en dcima de cuentos y vivencias campesinas

INTRODUCCIN

E

s mi cantar un saludo para la familia entera y con pasin verdadera mi vivencia le desnudo. En mi garganta hay un nudo de emocin y de ternura, sabiendo que la escritura anida cosas del alma; a la tristeza da calma aliviando la amargura.

Canto historia familiar, alegras y cantares, agonas y pesares, su trabajo y su pensar. Advertencia quiero dar a los parientes cercanos, que el relato de su mano no es la verdad duradera; es leyenda verdadera de la pluma de un humano.

El relato tambin trata de chascarros y de mitos, de creencias y cuentitos tambin de la vida ingrata. Asimismo se rescata respeto por el terruo, que le imprimiera su cuo a esta familia notable; Ser un viaje inolvidable con trabajo de mi puo.2

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El relato se levanta desde el siglo diecinueve con historia que conmueve y que anuda la garganta. La narracin tambin canta las historias con sabor, el detalle del amor, y los modos del vivir; lo conmino a recibir Esta sentida labor.

Termino la introduccin invitndole corts a meditar otra vez en su propia evolucin. No atribuyo incorreccin repensar en qu quedamos, do vinimos, dnde vamos, lo que fuimos, dnde ir?; se esfum o se quedar en el nio que llevamos?

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JULIA DEL CARMEN SNCHEZ CID

anto ahora para mi abuela en esta copla sencilla, a mujer de maravilla que del amor hizo escuela. Aunque su ausencia nos duela su presencia yo no pierdo, el mundo estar de acuerdo en rendirle este homenaje; envuelta en su digno traje hoy la traigo del recuerdo.

C

Julia, como sabr usted, con Daniel se fue a casar y con l form un hogar con siete hijos a merced. Juro que ya le cont que en El Porvenir nacieron, ahora nombro quienes fueron: Renato, Daniel y Marta, Alcides, Dorila y Mirta, con Hernn, siete sumaron.

All todos fueron criados, Marta, fue razn y afecto, Daniel, carioso y recto, Hernn, prdigo y calmado; Renato, exacto y jugado, Mirta, directa y sociable, Doris, tolerante y fiable, Alcides con sus diabluras; cada cual se configura en un estilo notable.

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Fiel a su madre Sofa, Julia en educar se empea, y a sus hijos les ensea el buen camino y los gua. Y aquel anhelo que un da abrig en su corazn lo cumpli la educacin en lo mejor de sus hijos; y el buen Seor le bendijo sus hijos con profesin.

Julia del Carmen sac de madre, temple acerado, lazo de cuero trenzado sobre sus hijos tendi. Pero libertad les dio para elegir sus caminos, inventar propios destinos y forjar su buena marca; Julia fue digna matriarca con acero, seda y tino.

Del padre, parece ser, que sac la economa pa repartir, madre ma, alimentos y querer. Es gracia dar de comer a una familia cuantiosa, y vestirla decorosa, y repartir la conciencia; con amor y con paciencia la familia sali airosa.

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En eso del mercadeo Julia no da paso atrs, vendiendo como el que ms los abastos al menudeo. Trigo por almud yo veo, por declitro el carbn, en cntaros el chichn, por libra, cera de abeja; por doce, cebolla vieja, y las chauchas al colchn.

Le saca leche a la vaca, con plato riega la huerta, a la chancha sigue alerta, de chupalla va a la chacra. Con la calla papas saca, lava la ropa en el ro, se preocupa de los cros, chanca trigo a la parvada; para rendir la jornada, se da ese tiempo, Dios mo.

En la maana la abuela va a la chacra con canasto, en bsqueda del abasto, verdura pa la cazuela. Recorriendo la parcela con chupalla de ala ancha, con nietos, una avalancha, y una actitud pedaggica; ensendoles la lgica de la siembra y la cosecha.

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A pesar de sus labores siempre se dar un momento para escribirle a sus nietos lindas cartas de colores. Les cuenta de mil amores sobre el campo y de la fruta, lo difcil de la ruta porque el ro se sali; de la yegua que pari, de la Virgen en su gruta.

En su casa siempre acoge al ms humilde paisano, como si fuera un hermano, y no es que se me antoje. Por el da o pa que aloje recibe al ramadillano ya en invierno, ya en verano y lo ayuda como puede; les aconseja e intercede con trato gentil y humano.

Adems de los quehaceres de la casa por hacer, considera menester asumir otros deberes. En los clubes de mujeres, en la iglesia y en el barrio, ayuda con el rosario y en el ftbol participa; a los enfermos visita calmndoles el calvario.

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Mujer dulce y soadora, de la familia, lucero, inagotable granero, solidaria, protectora. Pregunto, dnde est ahora que no sea all en el cielo? seguiremos su modelo o perderemos su ejemplo? Qu haremos con ese templo que construy en este suelo?

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MI ABUELO DANIEL

aniel Martnez, mi abuelo fue un sobresaliente obrero, grande mago sin sombrero, un don soador sin vuelo. Un trabajador modelo de mil trabajos diversos, multiplic los esfuerzos con su lgica razn; con respeto y corazn yo le dedico estos versos.

D

De un rubio tirando a albino, serena mirada azul, de herramientas, un bal y con miles de caminos. De una niez sin destino con padre desconocido, cursa por propio incentivo lectura y operaciones; solito sigue lecciones en horario vespertino.

De sol a sol trabaj desde muy temprana edad, no conoci la piedad ni regalas vivi. Solo se las arregl para asistir a la escuela, oscureciendo ya vuela a recibir la enseanza; regresa noche a su casa alumbrndose con vela.

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Daniel, hombre trabajador, semi ceudo, sereno, de grandes ideas pleno, como admirable creador. Puede ser un labrador o un humilde carretero, mecnico y cerrajero, hojalatero capaz; quizs no se vea jams trabajador ms certero.

Mi abuelo fue poseedor de muy sorprendente ingenio tmido, corto de genio, bondadoso y protector. En mecnica, un seor, albail y carpintero, un hbil y gran herrero, agricultor de destinos; inventor de mucho tino, y trabajador guerrero.

Mostrando ingenio sin par maquinarias construy, en vida no olvido yo la activa rueca y telar. La mquina de enfardar y la que endereza alambre, otra que produce mimbre, y la que fabrica suecos; otras tantas hoy son ecos del pasado con un nombre.

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Fabrica por complacer todo tipo de utensilio que van en directo auxilio de la casa y su quehacer. Le prodiga a su mujer comodidad poco usual pero nada ser igual en el campo alrededor; cuando le instal, seor, alumbrado artificial.

Sacando agua del ro, por canal hasta la casa, por la chacra y huerta pasa, hay agua pa regado. Hace funcionar, Dios mo, una artesanal turbina, casa y cocina ilumina la corriente que genera; todo el mundo lo pondera y el rico compra la usina.

Ayuda a criar los hijos y a domsticas tareas, las arvejas apalea y en el charquiar es prolijo. Ms de alguna vez maldijo cuando le toc regar, y me da por carcajear si lo vi ovillando lana; las habas tambin desgrana y orejones va a pelar.

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En los tiempos invernales regocija con sus chanzas, y desgrana adivinanzas en braseros familiares. A sus hijos escolares les inventa situaciones, acertijos y canciones que los instruye y divierten; en esto y lo otro no advierten que se van las vacaciones.

Me parece estarlo viendo sentado bajo el parrn, de blanca barba y bastn con su mirada volviendo. Ajeno al mundo viviendo en la inocencia infantil, el de actividad febril tambin fue pasivo abuelo; seguro estar en el cielo, arreglndolo gentil.

Mas, nada me extraara quiera reparar el cielo, mejorar fue siempre anhelo que de poderse lo hara. Como as me gustara que iluminara al que yerra que siga en vez de la guerra su huella de hombre sencillo; otra vez me maravillo de su paso por la Tierra.

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EL DESPEGUE

E

n el barn amarrado la bestia se pone inquieta, hablando el mozo la aquieta, prueba el apero callado. El caballo ya ensillado, el jinete est esperando, la mam est aconsejando a su nia que se va; con seis aos y ya est a su familia dejando.

Parece llover en breve el cielo lo est anunciando, los tiuques estn piando el viento las nubes mueve. Recin marzo, pero llueve, por eso mante Castilla; para sortear las varillas de la lluvia despiadada; ella, pequea, asustada si parece una avecilla.

La madre trajina ansiosa los detalles ultimando, al barn se va acercando pa la partida forzosa. Ya se despide llorosa de sus hermanos menores, no comprende a sus mayores pero obedece sumisa; la lgrima se divisa en sus ojillos cantores.

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El corazn se le arranca pero se muestra impasible, ella que es suave y sensible pero al llanto pone tranca. La pequea monta al anca del caballo vaporoso, el jinete silencioso parte por fin al camino; Quilleco es fin y destino de un futuro misterioso.

El manco dle tranquear, ya toma resuelto paso, rpido vendr el ocaso y se tienen que apurar. Para la lluvia capear se cubre completamente con la manta del jinete que la aleja de su madre; por fin se abraza a su padre, que murmura quedamente.

Ligera como un alpiste la pequea se asegura, se agarra de la montura y de llorar se resiste. Afuera, el viento persiste, oye el tranco del caballo; lejanos cantos de gallo y ms lejanos ladridos; de su corazn, latidos, y el resoplido del bayo.

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La pequea va pensando los sonidos del camino, lo incierto de su destino, y su mundo repasando. El camino va alejando a sus ruidos familiares, el calor de los hogares, las maderas con su olor; se va yendo del verdor de montaas y solares.

La embarga un sentir muy nuevo como abandono y tristeza, llora en el silencio y reza por primera vez con miedo. Su padre silbando quedo se mantiene pensativo, escuchando sin sentido el crujir de la montura; pasado de Caicura la lluvia ya se ha perdido.

Del alto se ve la hondura de la cuenca del Duqueco, los potreros de Coihueco y del Antuco, su altura. La cima de Caicura anuncia con esplendor, que ya pas lo peor el cielo est despejado; el ocaso anaranjado agora tiempo mejor.

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Por el cementerio pasan, van bajando larga cuesta, ya se ve gente modesta que a su Quilleco regresan. Llegando al pueblo enderezan a la casa de su abuela, su apoderada en la escuela ser Sofa por el ao; y de lgrimas el pao cuando la distancia duela.

Marta nunca olvidar esta remota vivencia, que le cambi su existencia y siempre recordar. Se despide del pap que regresa anocheciendo, paso a pasito subiendo tarareando una cancin; un peso en el corazn su silbar le va dejando.

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LA SIEMBRA

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esde el bajo se oye el eco, lejano de hacha y rozn, sonido de quebrazn de arbustos y rboles secos. Trabajando cuan mueco abre claro en madrugada, en esa falda enmontada para la siembra de trigo; duro trabajo, mi amigo, a puro eque enfrentada.

Cuato harto se empea en hacer bien el trabajo, tambin manda guarda abajo parte de selva surea. Los troncos, varas y lea. hace caer por el bote, que es roja herida de azote desangrando la existencia; cuestin de sobrevivencia hay en la muerte del monte.

Cuando el roce ya est hecho queda la falda esquilada, con el fuego despejada y con bueyes el barbecho. Se cierra bien el repecho, luego viene la faena de sembrar semilla buena pa cosechar lindo trigo; noble trabajo, le digo, que a la tierra lo encadena.

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Sus esperanzas de pobre van junto con la semilla, para que brote en gavillas evitando que zozobre. Hay veces que ningn cobre rinde el trabajo de un ao, pero no engrosa el rebao del que llora su miseria; a Dios pide en forma seria que le d vigor tamao.

El agua de lluvia en tanto, la semilla ha de romper, los brotes van a nacer hacia el cielo, Padre Santo. Es un milagro ver cunto brotecito abre la tierra, en un misterio que encierra el milagro de la vida; gracias mi Virgen querida Por dar sustento al que aperra.

Ya viene la primavera verde el trigo crece y se alza, como verde es la esperanza que cuaje la sementera. Su buena cruz de madera pa' san Francisco le erige, al trigal va y lo bendice su fe en Dios es renovada; con cueca bien zapateada, brindando como quien dice.

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EL RANCHO

L

a cosecha ya se acerca el rancho se va a instalar, se ha de elegir un lugar adonde el agua est cerca. Ojal haya tambin pirca para protegerse del viento, sombra pa los alimentos y tambin pa descansar; se arma para cocinar el fogn y equipamiento.

Se traslada el implemento, ollas, platos y sartenes, tacho, jarros y otros bienes, ms provisin de alimento. Que no falte en el recuento ni el poroto ni la arveja, cebolla, charqui de oveja, yerba y azcar pal mate; cuidando de que no falte el locro y la papa vieja.

Se va al mando la ranchera que el alimento prepara, da a da no le para de administrar la panera. Mujer gil y ligera pal efecto se prefiere, don de mando se requiere para dirigir el rancho; demostrar un criterio ancho y a los peones considere.

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Durmindose a campo abierto en la oscuridad completa, bajo rucos o carretas se tiende el cansancio cierto. El amplio cielo es concierto de cometas y de estrellas, astro errante deja huella en el rutilante cielo; los hombres emprenden vuelo cuando el lucero destella.

Se trabaja todo el da en labor cortando el trigo, se regresa al rancho amigo por almuerzo a medio da. Pequea siesta sera pa que el sol baje otro poco, el enorme trigo es foco de sudor y de solera; no es tarea pa cualquiera ni para flojos tampoco.

Llegando el atardecer vienen de vuelta los peones con hambre de proporciones y se aprestan a comer. Cuando ya es anochecer entre bromas y chascarros, estn preparando el jarro pal mate o caf de trigo; se mezcla el pen y el amigo entre el vino y el cigarro.

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Es tiempo de reflexin matear en las soledades? Momento de las verdades bajo el cielo en explosin? Pero la suerte del pen se va al fuego de la hoguera, para que un da cualquiera se levante en rebelin; Ser que el triste fogn quema el alma de madera?

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LA COSECHA l trigo ya est maduro, viene el tiempo de cosecha el buen clima se aprovecha por el pan para el futuro. Al trabajo se da duro para cosechar el trigo, y le aseguro mi amigo que no es tarea tan sencilla; sacar grano a las gavillas, es bendicin, no castigo.

E

Rompiendo la madrugada van saliendo cortadores, llevando en sus prevenciones pan y su harina tostada. Su hechona bien afilada en el hombro se la echan y silbando ya repechan llegando a la sementera; no es tarea pa cualquiera si los rigores lo acechan.

Ya se ha terminado el corte ya se amarran los atados ya se dejan bien parados esperando su transporte. Hace el sol un nuevo aporte terminando su secado, finalmente es emparvado para llevarlo a la trilla; carretas con barandilla muy larga se ha preparado.

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La mquina de la trilla la remolcan cinco yuntas, y mucha gente se junta a ayudar, qu maravilla. En una carreta brilla la cadena que acarrea, engranajes y poleas y dems equipamiento; y con sumo entendimiento ducho maestro capitanea.

Con habilidad suprema el decano conductor arma mquina y motor y deja a punto el sistema. Y para que nadie tema, que su trigo va a trillar, hace la mquina andar probando el funcionamiento; hace ajustes al momento Si una falla ha de notar.

El maquinista se empea para cuidar el motor, el agua para el vapor y que no falte la lea. Para hacerles una sea, retumba el pito estridente que le indica a los presentes que ya se inicia el trabajo; todo vibra arriba abajo, en sus puestos est la gente.

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El motor se zarandea en poderoso fragor, chac, chac el locomotor rechinando las correas. Mueve bielas y poleas el motor con su portento, el maquinista est atento a la funcin del conjunto; como sabe del asunto silba quedo de contento.

Uno en la tolva ocupado, a la mquina alimenta, otros dos en forma alerta, le preparan los atados. Dos mujeres al costado, con pauelo en la cabeza, llenan sacos, y otra pesa el trigo limpio que sale; oro en grano, cunto vale el sustento de la mesa.

En este confn no hay reyes y todo el mundo trabaja, unos retiran la paja para ir formando el muelle. Otro tira con los bueyes largo cable del rastrillo, tosiendo con el polvillo otros mueven las carretas; otros tantos con horqueta van sacando el capotillo.

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Fin del da campesino, en las carretas, los sacos; unos pitan su tabaco, otros mentan al destino. Algunos toman su vino, el buen rinde celebrando, algunos ya estn pensando que otro ao ser mejor; pero le firmo seor, que al vivir le estn ganando.

El producto de la trilla toma distintos caminos un poco se va al molino pa tener pa la tortilla. Otro poco en la escudilla a la callana va a dar para maana contar con harinita tostada; y la harina refregada en cazuela ir a parar.

Parece ley de la vida por un ao de trabajo cosechar como estropajo con la ilusin ya perdida. Parece no haber cabida para la agraria esperanza porque siempre la balanza para otro lado se inclina; Ser la vida inquilina una triste y simple chanza?

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LA ECONOMA DOMSTICA

P

ara poder subsistir la familia busca el modo de encontrar el acomodo y alimento producir. La ropa para vestir, un refugio que d abrigo, una fe que sea testigo del alimento del alma; forma de vida que salva en este canto les digo.

El procurar el sustento pa la familia completa, requiere fijar la meta de forjar el alimento. Con ese mismito aliento elaborar el vestuario, en estas cosas a diario la familia cooper; pan y abrigo no falt, en un hacer solidario.

En la cocina, el fogn, en el fuego est la olleta, pa revolver, la paleta de madera de cajn. Ahumndose est el jamn y longaniza casera, ristras de aj por hilera y tambin cuero de chancho; hirvindose el agua en tacho pa no quemar la tetera.

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En fogn de cocinar a pura lea quemando, ceniza se va juntando pa la tortilla enterrar. El mote se ha de pelar con leja muy caliente, y tambin es procedente tostar trigo con callana; fogn para teir lana y cocinar diariamente.

Para la lana teir, agua del ro con sal, con anilina Mont Blanc, fuego lento para hervir. La olleta va a recibir hilo de lana en madeja, para teirla pareja se revuelve con rigor; cuando ya tom el color se enjuaga y se la deja.

La lana se debe hilar seores, con huso o rueca, con lana lavada y seca es necesario contar. De all derecho al telar, despus de haber retorcido, o bien sigue hasta el teido y queda apta pa tejer; palillo o telar va a ser el sistema de tejido.

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En el bajo est la huerta con verduras en tablones, ajos, papas, cebollones, cuidados con mano experta. Que !viejo arregle la puerta! que se me meten los chanchos! escarban a todo el ancho y me acaban la verdura; la frambuesa est madura, si los pillo yo los hacho.

Del tabln de las cebollas verdes espadas se asoman, el chascudo con su aroma es el monarca en la olla. Cuidados como una joya est el ajo y el tomino, un tabln de cebollino y el aj muy reluciente; el cilantro dbilmente escabulle el torbellino.

Se oye en la tarde estival la mquina de coser traquetea por doquier, con su manilla manual. Cose y come sin igual, el blanco hilo de algodn, sea camisa o pantaln, o bien cuadro o calzoncillo; corre el ingenio sencillo, yeyyeh - yeyyeh, el son.

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Para los hombres, mezclilla en casaca o pantaln, corta tela sin patrn, costura en la maquinilla. Por su lado las chiquillas usan percal y franela una que otra vez villela, un hilvn y a la costura; tanta gente y vestidura, el desvelo de mi abuela.

Hacer producir la tierra, con chacra, huerta y frutales, tambin criar animales, ganarle un lado a la sierra. De pensarlo no me aterra ver cmo vivi la gente, solidaria dando frente al vivir como conjunto; esto es clave en el asunto, mutua ayuda permanente.

Alimento espiritual no falt en esta familia ya que a nadie se le exilia del Dios Santo sin igual. El buen vivir es el puntal, y de padres el ejemplo, constituyen el gran templo de la buena formacin; les dieron educacin tambin les dieron su tiempo.

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A pesar de la rudeza de esta vida campesina la familia se empecina en salir de la pobreza. Se administra con certeza el recurso siempre escaso, no le temen al fracaso y se esfuerzan trabajando; los chiquillos estudiando y los mayores al mazo.

Pero no todo es rudeza ni trabajo agotador, tambin hay tiempo, seor, pa celebrar con largueza. Empieza por la cabeza el primer da de enero, se celebra con esmero en julio, el Carmen, amigo; octubre la Cruz pal trigo; fin de cosecha en febrero.

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