cuento la princesita paulette
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LA PRINCESITA PAULETTE
Había una vez una niña muy bonita llamada Paulette, le encantaba jugar, hacer travesuras, comer golosinas, en fin, era la nena del hogar……… un día su
papá tuvo que viajar por asuntos de negocios, la niña al principio parecía estar tranquila, pero después todo cambio……. estaba triste muy triste,
no quería jugar con sus amiguitos, pasaba aislada la mayor parte del tiempo, ya ni travesuras hacia, le compraban golosinas pero las rechazaba,
le regalaban rosas,
lirios; pero la nena no quería esas cosas, fruncía la cara, se tapaba la nariz, y hacia pataletas que parecía una lombriz.
A la princesita le daban perfumes, le daban joyas. Y la niña sólo hace bizcos,
luego un puchero, suspira y se va corriendo a esconderse en la
cocina ¡se mete hasta en las cacerolas!
A la princesa le llevan un plato de frutas, fresca sandía, relucientes uvas que
parecen rubíes, dulcísimas
naranjas pero la bebita no quería frutas, no le importaba que sean jugosas.
La princesita sacaba la lengua, dice ¡fuchi, fuchi! Y se va corriendo a su cuarto con sus zapatillitas
de cristal.
A la princesa le obsequian hermosos vestidos de seda del oriente
y mantas bordadas con hilos de plata y de oro traídos en barco desde el otro lado del mundo.
La niña se acerca curiosa, ve las delicadas prendas, la toca… se cruza de brazos, baja la carita… No, en verdad no es lo que ella quiere ahorita.
A la puerta de la princesa toca su padre, el rey, viene con un osito de peluche tan alto
y robusto como él, y también trae consigo un gran libro de
cuentos y una rebanada
de pastel.
- Mi princesa Paulette –dice el rey– no quieres lirios, no quieres rosas,
ni quieres perfumes o joyas. Mi princesita no desea frutas, ni vestidos de seda o mantos bordados con
plata y oro…
¿Qué será, qué será, lo que puede a la
princesa Paulette alegrar? ¿Será que sólo quieres pasar un rato con tu papá?
La princesa Paulette se ríe, asiente con la cabeza, se sienta en el regazo de su papá
y pasan la tarde leyendo cuentos sentados entre enormes almohadones de suave terciopelo y
saboreando pastel y caramelos.
La noche cae ya y el rey arropa a la princesa, le deja el osito de peluche, le
besa la frente, la princesa ya no corre ni hace pataletas, no hace fuchi, ni se esconde en las cacerolas, la princesa duerme tranquila con una sonrisa…
- Mi princesa Paulette -dice el rey– no quiere otra cosa más que ser la princesa
de papá.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado……………………..
