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Narciso Guaramato Parra Editor

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Narciso Guaramato ParraEditor

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Serie Eventos NEBCV

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Fondo Editorial Núcleo de Economistas Asociación Civil sin Fines de Lucro, 2009

Reservados todos los deechos. queda rigurosamente prohibido sin autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la repografía y el tratamiento informático.

Depósito Legal: 1f3832009330604ISBN

Fotografías: Betzaida Bonilla

Producción y Edición: Narciso Guaramato Parra Impresión:

Impreso en Venezuela / Printed in Venezuela

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CONSTRUCTORES DEL BCV

HOMENAJE A LOS DOCTORES: ALBERTO ADRIANI MAZZEI,

MANUEL R. EGAÑA y J. J. GONZÁLEZ GORRONDONA

Rafael J. CrazutDomingo F. Maza ZavalaTomás E. Carrillo BatallaJosé Moreno Colmenares

Coordinación y Presentación:Narciso Guaramato Parra

FONDO EDITORIAL NUCLEO DE ECONOMISTAS

Caracas 2009

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El Fondo Editorial Núcleo de Economistas se complace en poner en sus manos este pequeño libro que recoge las conferencias dictadas en el evento “Constructores del BCV, homenaje a los Doctores Alberto Adriani.

Manuel R. Egaña y J.J. González Gorrondona”. Celebrado en el Salón Manuel Egaña del Banco Central de Venezuela el 27 de abril de 2007. y el cual, estuvo enmarcado en las celebracio-nes del XXXV aniversario del Núcleo de Economistas del Banco Central de Venezuela. Este homenaje surge de una conversación que sostuvo la junta directiva del Núcleo con el Dr. Rafael Crazut, Director del Banco. En amena charla, el Dr. Crazut manifestó su inquietud, de muchos años, de la falta de reconocimiento a algunos perso-najes que realizaron un gran aporte a la creación y conformación del Banco Central de Venezuela. Esta inquietud es compartida por la actual Junta Direc-tiva del NEBCV. Cada día se observa como las nuevas genera-ciones de economistas venezolanos conocen muy bien nombres como Adam Smith, Keynes, Marx, Samuelson. Lucas, etc., pero desconocen a esos economistas que desarrollaron el pensamien-to económico venezolano, el cual está muy influenciado por el petróleo y en donde se pueden mencionar nombres como el de Alberto Adriani, Arturo Uslar Pietri. Rómulo Betancourt y Juan Pablo Pérez Alfonso,

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Son muchos a los profesionales que han contribuido, a lo largo de más de 60 años, a la conformación del banco que todos conocemos, sin embargo nos centramos a honrar a 3 de los más sobresalientes en su génesis: los Doctores Alberto Adriani, Ma-nuel Egaña y J.J. González Gorrondona. Y para tal fin fueron invitados un selecto grupo de economistas para hablarnos sobre la vida de los homenajeados, a los cuales queremos manifestar-le nuestro agradecimiento, fueron ellos: el Dr. Tomás Enrique Carrillo Batalla, Presidente de la Fundación Alberto Adriani e Individuo de Número de la Academia de Ciencias Económicas; el Dr. Domingo Felipe Maza Zavala, Individuo de Número de la Academia de Ciencias Económicas y exdirector del BCV, el Dr. Rafael Crazut, Director del BCV e Individuo de Número de la Academia de Ciencias Económicas, y el Dr, José Moreno Colmenares, Ex-Director de la Revista del BCV. Con este sencillo pero sentido homenaje, el Núcleo de Economistas del BCV, contribuye a la preservación de la me-moria de aquellos hombres que tanto han contribuido a forjar nuestro país

Econ.Narciso Guaramato Parra

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NOTA DEL EDITOR

En esta edición se han incluido las biografías de J.M Herre-ra Mendoza y Ernesto Peltzer, hombres que jugaron papel preponderante en la construcción del Banco Central de Venezuela

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A MANERA DE PROLOGORafael J. Crazut

Con especial complacencia he podido observar este jus-to homenaje que el Núcleo de Economistas del Ban-co Central de Venezuela rinde a los doctores Alberto Adriani, Manuel R. Egaña y J.J. González Gorrondo-

na, calificándoles de “Constructores del Banco Central”, lo cual resulta altamente significativo, puesto que hasta ahora el Banco Central como institución ha concentrado, prácticamente, todos los honores y reconocimientos en una sola persona: el doctor Er-nesto Peltzer, cuyo nombre se ha dado a la biblioteca del institu-to; al premio al mejor trabajo sobre investigación económica en el ámbito nacional, a cátedras universitarias patrocinadas por el Banco, así como a distintos eventos y publicaciones, con lo cual se ha venido desfigurando la verdad histórica, ya que a los verda-deros creadores del BCV e iniciadores de los estudios económicos en el país se les coloca en un plano secundario. Indudablemente, tan reiterados honores a una sola persona ha contribuido a que las nuevas generaciones de economistas y la opinión pública en general, tengan una percepción errónea de la historia del Banco Central y tienden a subestimar los personajes y valores funda-mentales de la historia económica del país. Ante esa situación he hecho distintos planteamientos y me dirigí hace varios años al entonces Presidente del BCV mi distinguido amigo el Dr. Antonio Casas González, en una comu-nicación publicada por el Núcleo de Economistas del Banco (en su Boletín Informativo del mes de marzo de 2007) instándole a esforzarse para corregir esta injusticia, ya que sin pasar por alto los

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indudables méritos del Dr. Peltzer, que son numerosos, existían otros distinguidos compatriotas que habían realizado mayores y más positivos esfuerzos para iniciar los estudios económicos en el país y para crear el Banco Central. Al respecto sinteticé algunos conceptos sobre la historia del Instituto, semejantes a los susten-tados con gran brillo y precisión en este evento por los docto-res D.F. Maza Zavala, Tomás E. Carrillo Batalla, José Moreno Colmenares y Narciso Guaramato Parra. Entre dichos conceptos expuse:

1. Bien conocido resulta el hecho de que el inicio de los estudios económicos en Venezuela a nivel universitario co-rresponde a la iniciativa de los doctores Arturo Uslar Pietri, J.J. González Gorrondona, Tito Gutiérrez Alfaro y J.M. Hernández Ron, creadores de la Escuela Libre de Ciencias Económicas a la cual el Dr. Uslar Pietri, cuando se desem-peñaba como Ministro de Educación, elevó a la categoría de Facultad Universitaria. Previamente, Uslar Pietri, como Profesor de Economía Política de la Facultad de Derecho de la UCV, había demostrado gran preocupación por esta materia; había escrito la obra titulada Sumario de Econo-mía Venezolana para alivio de estudiantes y había formu-lado su teoría sobre siembra del petróleo. Fue, igualmente, destacado propulsor de la creación del Banco Central. Hoy en día se le reconoce como uno de los más destacados pre-cursores de los estudios económicos en el país.2. La necesidad de crear un banco central en Venezuela fue expuesta originalmente por el Dr. Alberto Adriani en un artículo titulado “La Crisis de los Cambios y Nosotros” re-producido en la obra Labor Venezolanista. Sin embargo, debe enfatizarse que Adriani no solo se limitó a esbozar esa idea sino que contribuyó a materializarla ya que como

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Miembro del Gabinete del General Eleazar López Contre-ras, colaboró en la elaboración del Programa de Febrero en donde ese distinguido gobernante incluyó entre sus planes de gobierno un proyecto de “modernización de las institu-ciones financieras del país y la creación de un banco cen-tral”. Adriani comenzó a trabajar en este proyecto, pero su muerte prematura le impidió llevarlo a feliz término.3. La idea al crear un banco central en Venezuela no fue tarea fácil debido a que tal propósito fue objeto de una fuerte oposición por parte de los banqueros y sectores conservadores del país, quienes desarrollaron una intensa campaña de opinión en su contra, aduciendo, entre otras razones, que el banco central “llevaría al país a la inflación y a la ruina”; que los bancos centrales no eran universal-mente necesarios; que el Gobierno Nacional abusaría del privilegio de emisión, y que la creación de un banco central en Venezuela era una medida anticonstitucional, en razón de lo cual se introdujo una demanda de nulidad de la Ley ante la Corte Federal y de Casación. No obstante, dicha idea contó con numerosos defensores, Rómulo Betancourt, entre ellos, quien escribió diversos y muy bien documenta-dos artículos en defensa de este proyecto, recopilados pos-teriormente en la obra Problemas Venezolanos. Ante tan numerosos argumentos a favor y en contra la creación del BCV se convirtió en uno de los temas más controversiales en la historia del país, polarizando radicalmente la opinión pública a favor y en contra.4. Frente a esta encarnizada controversia, que hubiera he-cho dudar a cualquier gobernante, el General Eleazar López Contreras continuó firme en su propósito y, después de la muerte de Adriani, llamó al Dr. Manuel R. Egaña para que formase parte del Gabinete Ejecutivo y se encargase de la

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delicada y difícil tarea de creación del Banco Central, labor que fue llevada a cabo con magistral acierto y dedicación, venciendo los más variados obstáculos. Véase, Documentos Relacionados con la creación del Banco Central de Vene-zuela. Ediciones BCV, 19965. Egaña presidió la Comisión que viajó a distintos países americanos para estudiar el funcionamiento de los bancos centrales y crear una institución de esta naturaleza en Ve-nezuela; a través de numerosos escritos, discursos, foros y conferencias defendió ante la opinión pública, la idea de creación del BCV; redactó el proyecto de Ley y lo intro-dujo a las Cámaras Legislativas; promovió la constitución del BCV como compañía anónima, redactó los estatutos y presidió la Asamblea Constitutiva del Banco. Asimismo, formó parte de la “Comisión Organizadora del BCV” que se encargó de las labores administrativas previas o preopera-tivas y de entregar a la Nación “un Banco Central listo para abrir sus puertas”. Finalmente, recopiló numerosas obras sobre la teoría y la técnica del banco central, las cuales donó al BCV para que iniciase la formación de una biblioteca especializada en asuntos económicos, biblioteca que, en ra-zón de justicia, ha debido denominarse “Biblioteca Manuel R. Egaña”.6. Especial reconocimiento debe hacerse igualmente de la labor de don Jesús María Herrera Mendoza, quien como primer presidente de la institución sorteo numerosas difi-cultades y trazó rumbos que hasta ahora han perdurado. Sus experiencias las consignó en una publicación titulada Historia de las Actuaciones del Banco Central en Primeros Ocho Años de Vida, 1940-1948, así como en Reminiscen-cias de Mi Archivo. Además de su acertada labor teórica y administrativa puede considerarse también como el primer historiador del BCV.

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En lo que concierne de los estudios económicos en el Banco Central, nadie puede dudar que esa iniciativa correspon-dió al Dr. J.J. González Gorrondona quien, conjuntamente con Uslar Pietri y otros destacados compatriotas, ya citados, fundó la Escuela Libre de Ciencias Económicas y organizó posteriormente la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central. Mientras se desempeñaba como Primer Vicepresidente del Banco Central, González Gorrondona fue a, la vez, Deca-no (a tiempo convencional) de la ya mencionada Facultad, lo que le permitió seleccionar un grupo importante de estudiantes y egresados para organizar los estudios económicos en el BCV. Bajo su dirección se diseñaron las metodologías básicas de los estudios del Banco. El doctor Ernesto Peltzer, junto con el Dr. José Antonio Mayobre, sentaron las bases para los estudios mo-netarios y financieros, el Dr. D.F. Maza Zavala hizo lo mismo para los estudios sobre comercio exterior, balanza de pagos e in-versiones extranjeras, consignando sus experiencias al respecto en su obra Problemas de la Economía Exterior de Venezuela, y el Dr. Bernardo Ferrán diseñó e inició los estudios sobre cuentas nacionales. En la obra de Tomas E. Carrillo Batalla titulada El Pensamiento Económico de J.J. González Gorrondona se deja constancia expresa de tales afirmaciones, así como en la colección titulada Biblioteca del Pensamiento Económico Venezolano que dirige el Profesor José Moreno Colmenares. El Banco Central ha tenido, además, ilustres presidentes quienes han dedicado gran parte de su vida y esfuerzos a la insti-tución y quienes han dejado valiosa obra escrita sobre la econo-mía nacional y la banca central. Destacados economistas extran-jeros y nacionales han contribuido al prestigio institucional, así como el progreso de los estudios económicos en el Banco. Entre los extranjeros cabe citar (además del Dr. Ernesto Peltzer cuya va-

En lo que concierne de los estudios económicos en el Banco Central, nadie puede dudar que esa iniciativa correspon-dió al Dr. J.J. González Gorrondona quien, conjuntamente con Uslar Pietri y otros destacados compatriotas, ya citados, fundó la Escuela Libre de Ciencias Económicas y organizó posteriormente la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central. Mientras se desempeñaba como Primer Vicepresidente del Banco Central, González Gorrondona fue, a la vez, Deca-no (a tiempo convencional) de la ya mencionada Facultad, lo que le permitió seleccionar un grupo importante de estudiantes y egresados para organizar los estudios económicos en el BCV. Bajo su dirección se diseñaron las metodologías básicas de los estudios del Banco. El doctor Ernesto Peltzer, junto con el Dr. José Antonio Mayobre, sentaron las bases para los estudios mo-netarios y financieros, el Dr. D.F. Maza Zavala hizo lo mismo para los estudios sobre comercio exterior, balanza de pagos e in-versiones extranjeras, consignando sus experiencias al respecto en su obra Problemas de la Economía Exterior de Venezuela, y el Dr. Bernardo Ferrán diseñó e inició los estudios sobre cuentas nacionales. En la obra de Tomas E. Carrillo Batalla titulada El Pensamiento Económico de J.J. González Gorrondona se deja constancia expresa de tales afirmaciones, así como en la colección titulada Biblioteca del Pensamiento Económico Venezolano que dirige el Profesor José Moreno Colmenares. El Banco Central ha tenido, además, ilustres presidentes quienes han dedicado gran parte de su vida y esfuerzos a la insti-tución y quienes han dejado valiosa obra escrita sobre la econo-mía nacional y la banca central. Destacados economistas extran-jeros y nacionales han contribuido al prestigio institucional, así como el progreso de los estudios económicos en el Banco. Entre los extranjeros cabe citar (además del Dr. Ernesto Peltzer cuya

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liosa labor, como se dijo, no puede pasarse por alto, pero tampoco exacerbarse), al Dr. Hermann Max del Banco Central de Chile, al Dr. Felipe Pazos, expresidente del Banco Central de Cuba y al Dr. Juan Sardá, exgobernador del Banco de España. Entre los nacionales, el Banco ha contado, entre otros, con la brillante ase-soría del Dr. José Antonio Mayobre y el Dr. D.F. Maza Zavala considerados como unos de los más prestigiosos representantes del pensamiento económico latinoamericano. Pero, además de reconocer la obra de todas estas destacadas figuras, el BCV tiene, igualmente, una deuda de gratitud para con el General Eleazar López Contreras a cuya visión y decidida actuación se debe su existencia. La creación del Banco Central de Venezuela ha sido considerada como una de las más positivas realizaciones de su gobierno.

Para concluir, quisiera enfatizar que los planteamientos aquí for-mulados no tienen como propósito restarle méritos a ningún personaje, sino que obedecen a la idea de crear una conciencia para que los honores y reconocimientos del Banco Central sean distribuidos en una forma más simétrica, equitativa y acorde con la verdad histórica. En tal sentido, la iniciativa del Núcleo de Eco-nomistas de reivindicar valores y personajes relativamente olvida-dos me parece altamente encomiable. Debo destacar, finalmente, que las posibles asimetrías, sesgos e injusticias en cuanto a reco-nocimiento de méritos son producto de decisiones de Directorios anteriores al que actualmente se encuentra en ejercicio.

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El dr. José Moreno Colmenares y el Dr. José Ferrer, Vice-presidente del BCV.

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JOSÉ JOAQUÍN GONZÁLEZ GORRONDONA

José Moreno Colmenares

Muy buenos días, bienvenidos todos, los invitados, los familiares del doctor Egaña. Debo agradecer al Núcleo de Economistas del Banco Central de Venezuela que me dieron la oportunidad de par-

ticipar aquí y también debo agradecérselo al doctor Rafael José Crazut que es quien debería hablar en este acto, sobre todo si se trata del doctor J.J. González Gorrondona, porque yo lo conocí desde una distancia más o menos de estudiante y de estudiante sin que él ya estuviera en la Facultad de Economía. Sin embargo, quiero destacar algunas cosas del doctor J.J. González Gorrondona y señalar también algo que indicó el representante del Núcleo de Economistas en el sentido del in-terés del Banco Central en rescatar el pensamiento de algunos pioneros en la creación no solamente del Banco Central sino la estructuración de lo que podría ser la primera reforma del Estado que se produjo después de la muerte del General Juan Vicen-te Gómez, cuando realmente se hace una reforma del Estado y dentro de esa reforma del Estado estuvo la creación del Banco Central y la creación de otras muchas instituciones que han ser-vido al país con mucho tino y que han servido al país con mucha eficiencia. En este sentido, en la Revista de Economía del Banco Central que estuvo dirigida por el doctor Asdrúbal Baptista y que fue realmente quien creó esta idea de tener un suplemento que sirviera de complemento a la revista, ese suplemento se llama Biblioteca del Pensamiento Económico. En la época del doctor

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Baptista ese suplemento estuvo dirigido fundamentalmente a ex-poner el pensamiento de los economistas, vamos a decir, univer-sales, pero los economistas que provenían de otra realidad y de otro mundo. Entonces el Banco Central en ese sentido ha sido consecuente con el pensamiento del doctor Egaña y produjo una colección de libros en la cual está toda su actividad relativa a la creación del Banco Central donde el doctor Egaña, como lo sa-ben todos ustedes, estuvo no solamente vinculado a la creación del Banco Central porque estuvo vinculado al doctor Alberto Adriani y esa idea la llevó adelante, estuvo en una comisión que fue la Comisión que preparó la Ley del Banco Central y toda la organización del Banco Central y en ese momento también hay un gesto del doctor Egaña que lo honra y que nos satisface a no-sotros como Banco Central, por cuanto él donó su biblioteca y su biblioteca sobre banca central y esa es la semilla de la biblioteca que hoy se llama: Ernesto Peltzer. Dentro de esos trabajos que he señalado que están en el suplemento, hay trabajos publicados del doctor Herrera Men-doza que fue el Primer Presidente del Banco Central, uno que no es muy recordado que fue el Primer Vicepresidente que se llamó Xavier Lope Bello y que acompañó al doctor Egaña en esa Junta Promotora del Banco Central que viajaron por otros países y que luego fue también uno de los fundadores del Consejo de Economía Nacional. También se ha publicado trabajo de Ernesto Peltzer, de Herman Max, de Arturo Uslar Pietri, de J.J. González Gorrondona y también de José Antonio Mayobre que va a ser el número próximo. Este ejemplar es el dedicado a González Gorrondona, y que se llama: “Tres estudios fundacionales”. Recogimos algunos textos donde el doctor González Gorrondona es de los primeros que comienza a hablar de lo que podría llamarse “la programa-ción del desarrollo”, se empieza en ese momento a hablar de las

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teorías del desarrollo porque era inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial e inmediatamente también después de la creación de Naciones Unidas que fue, digamos, el órgano que impulsó los programas de desarrollo y que creó posteriormente la Comisión Económica para América Latina. El doctor González Gorrondona, como es sabido tam-bién, tuvo digamos tres grandes áreas de proyección: el área de la educación universitaria, porque fue de los fundadores de la Escuela de Economía, fue el primer Decano de la Escuela de Eco-nomía y fue profesor de finanzas dentro de esa facultad. Esa etapa la compartió con sus funciones en el Banco Central, el Banco Central nace al mismo tiempo, un poco antes, pero al mismo tiempo que la Facultad de Economía y los profesores de la Fa-cultad de Economía, algunos extranjeros, pero hubo también muchos que eran funcionarios del Banco Central de Venezuela. Bueno, el doctor Maza es uno de esos profesores, el doctor Ferrán es otro de esos profesores y el doctor Crazut también, a quien he sustituido en este panel, es también otro de esos profesores. Así hubo muchos profesores que compartieron la actividad docente y la actividad del Banco Central por iniciativa del doctor José Joaquín González Gorrondona. El doctor González Gorrondona en el Banco Central fue realmente un personaje muy decisivo, por cuanto él ocupaba la Primera Vicepresidencia Gerencia que es quien maneja toda la parte operativa del Banco, y tuvo durante mucho tiempo de Presidente al doctor Herrera Mendoza; luego, vinieron todos los sucesivos presidentes y el doctor J. J. González Gorrondona se fue a la banca privada, fue el fundador del Banco Nacional de Descuento, fue su presidente y dentro de eso tuvo una actividad muy importante. La primera fase, pues está la educación; la segunda fase, de banquero central; la tercera fase, como banquero privado y

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también debemos hablar de él como autor, el hizo varios artículos y obras que algunas de ellas han sido recogidas en este volumen que sirve de suplemento a la Revista del Banco Central de Vene-zuela.En verdad yo conocí al doctor González Gorrondona muy desde lejos, por cuanto en una época que precisamente compartí con un hijo del doctor Egaña, Manuel Simón, que estuvo en la Superin-tendencia de Bancos, yo trabajaba en la Superintendencia de Ban-cos y el Superintendente era el doctor Carlos Rafael Silva y Egaña, era consultor jurídico en ese momento, entonces allí tuve alguna relación, pero una relación en la cual como personaje secundario, yo no tuve esa cercanía con el doctor González Gorrondona, sin embargo, lo pude ver en el Banco y luego, pasó a ser Ministro de Comunicaciones y regresó de nuevo al Banco Nacional de Des-cuento. Esta sería un poco la experiencia y el conocimiento que yo tuve acerca del doctor González Gorrondona, que como bien lo dijo aquí el compañero del Núcleo de Economistas, es un per-sonaje muy decisivo, muy importante dentro de la historia del Banco Central de Venezuela y que lamentablemente las nuevas generaciones no tienen ese conocimiento acerca de su vida.Un poco lo que nosotros estamos haciendo en la Revista del BCV es tratar de recuperar esos valores y ponerlos en función y en co-nocimiento de las nuevas generaciones, para que las nuevas ge-neraciones sepan cuáles fueron sus aportes al pensamiento eco-nómico venezolano y cuáles fueron sus aportes también a la vida ciudadana venezolana. Muchas gracias.

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El Dr. Domingo F. Maza Zavala

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MANUEL R. EGAÑADomingo Felipe Maza Zavala

Apreciados compañeros del panel, doctor José Moreno Colmenares y Tomás Enrique Carrillo Batalla; apre-ciado auditorio entre los cuales hay que destacar la presencia, como ya lo ha dicho el doctor José Moreno

Colmenares, de los familiares del doctor Manuel R. Egaña; tam-bién saludamos la presencia del doctor Arístides Medina Rubio, Director de la Biblioteca Nacional y de otros distinguidos amigos que nos acompañan en este sencillo acto. En primer lugar, celebro la iniciativa del Núcleo de Eco-nomistas del Banco Central, representado en este acto por el economista Guaramato, que ha tenido la iniciativa de congre-garnos para rememorar a los creadores o fundadores del Instituto y también el Núcleo de Economistas tiene una programación que ha mencionado el colega Guaramato, que también tenderá a poner de relieve la presencia de este gremio importante en la vida nacional que son los economistas y particularmente los econo-mistas del Banco Central que tienen una tarea muy exigente en la presente circunstancia de la vida venezolana. En segundo lugar, yo quisiera también rememorar con el carácter de creador del Banco Central, no solamente a los que aquí vamos a homenajear sino también al doctor Jesús María He-rrera Mendoza, que fue Presidente del Instituto de 1940 a 1947 y contribuyó notablemente, no obstante no ser economista, al desarrollo de esta etapa inicial del Instituto, que fue una eta-pa difícil, complicada, porque se trataba precisamente, de hacer encuadrar dentro de la vida institucional, económica, financiera

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del país un Instituto como el Banco Central que venía a llenar un vacío en esta estructura del Estado venezolano y de la economía venezolana. Herrera Mendoza, aportó muchas luces al estudio, a la orientación de los problemas económicos del país y particular-mente, los que estuvieron vinculados con la actuación del Ban-co Central, y por eso, quiero destacar su presencia en el tiempo pasado en este homenaje que hoy tributamos a los creadores del Instituto. Por cierto, que el doctor Herrera Mendoza reconoció los méritos del doctor Manuel R. Egaña en su contribución a la creación de este Instituto en los siguientes términos: Buena parte de nuestros parabienes ha de recibirlos el doctor Manuel R. Egaña, incansable propulsor y defensor de la creación del Banco. Seguros de que habrían de contrariarle las alabanzas que en esta página estamos obligados a estampar para su obra, la sustituimos con la promesa de emplear todos nuestros esfuerzos en continuar la obra del doctor Egaña. Decía el doctor Herrera Mendoza, en la introducción a la primera memoria del Instituto, del ejercicio comprendido entre su fundación y el 31 de diciembre de 1940. Hablando del doctor Herrera Mendoza, también es bueno recordar su posición mantenida en todo ese período con respecto a la actuación del Banco Central, el carácter del Instituto y el que iría a ocupar en el desarrollo de la economía venezolana en los si-guientes términos: Las instituciones de antigua data no deberían ser reformadas sino en aquellos casos en que la observación y la experiencia demuestren, con toda evidencia, los perjuicios que haya ocasionado su aplicación. Aún en estos casos debe proceder con extrema prudencia y sensatez, el caso entraña una cuestión de la más grande responsabilidad, decía Herrera Mendoza en el preámbulo de su obra “Historia de la actuación del Banco Cen-tral en el período 1940-1948” y en relación con ello, hablando del tema de cómo el Instituto debe desempeñarse en el seno de la estructura del Estado venezolano, como una entidad autónoma,

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decía lo siguiente el doctor Egaña, en la exposición de motivos del Proyecto de Ley del Banco Central, presentada por él ante el Congreso de la República en su carácter de Ministro de Fomento de aquella época : Los poderes públicos deben considerar al Ins-tituto como aliado y no como una organización obediente a las instrucciones y requerimientos de aquellos, sin analizar ni razo-nar tales requerimientos. Decía también el mismo doctor Egaña: Las modificaciones que requiere la institución bancaria deben hacerse mediante el pausado y sensato procedimiento pautado para la formación de las leyes y no por apresurados y tendencio-sos decretos ejecutivos de emergencia. Todo lo cual nos sitúa en los antecedentes del carácter del Instituto como autónomo pero, desde luego, cooperador y colaborador de los fines superiores del Estado venezolano en concordancia con los demás poderes pú-blicos del país y estos fines no pueden ser otros y siguen siéndolo, que el de la estabilidad del valor interno y externo de la moneda, el sano desenvolvimiento del crédito bancario y la contribución necesaria al desarrollo económico y social y al bienestar de la po-blación venezolana. En esta disertación apresurada y breve sobre el doctor Egaña, que se me ha encomendado, debo también expresar re-conocimiento al colega Rafael José Crazut, quien no ha estado presente en este panel y que ha sido bien sustituido por el doctor Moreno Colmenares, en el sentido de que el doctor Crazut ha contribuido al conocimiento de la historia del Banco Central, desde su creación hasta nuestros días, el doctor Crazut ha publica-do notas sobre la creación del Instituto y además en colaboración con Félix Soublette ha recogido en tres tomos publicados por el Banco Central la obra completa del doctor Manuel R. Egaña con estudios introductorios muy importantes sobre el pensamiento de este ilustre venezolano. También el doctor Crazut, en diferentes oportunidades,

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ha contribuido a que el Banco Central sea conocido como ins-titución y lo que ha representado y representa en la economía y en la vida venezolana. Digo el Crazut, porque como está cerca de nosotros no se reconocen sus méritos con tanta frecuencia, el doctor Crazut es un acucioso investigador, un estudioso de los problemas económicos y sociales del país, un buen escritor y es un hombre humilde, un hombre modesto y es que la humildad y la modestia a veces son vicios, la gente no reconoce la contribu-ción de sus valores porque están un poco como subestimados por la humildad y la modestia de los creadores. Como era el doctor Egaña, también la humildad y la mo-destia fueron virtudes que lo adornaron, se señala por ejemplo, en una de las referencias a su vida, que cuando el doctor Egaña dejó de ser Ministro de Fomento y se convirtió en simple ciudadano ya no utilizaba el Cadilac oficial sino que iba a pie por las calles de Caracas y tomaba el autobús, que entonces el valor del pasaje era una locha, que tratamos ahora de reivindicar en la reconversión monetaria, restituyendo la presencia de la locha en el cono mo-netario. Esa humildad del doctor Egaña que le da autenticidad a sus méritos, que le da consistencia a su recuerdo, parece que no acompaña con mucha frecuencia la vida y la obra de las figuras que han hecho historia en este país y tampoco acompaña, por supuesto, con frecuencia, a quienes ejercen posiciones públicas de poder en la actual situación venezolana. En cuanto a la fundación del Banco Central diré algunas cosas muy rápidamente. Fue tardía la creación del Banco Central, en 1940 ya se habían fundado en varios países latinoamericanos bancos centrales, desde el de Uruguay hacia fines del siglo XIX hasta el de Argentina que fue en 1934, 35; de modo que el Banco Central fue uno de los últimos en la región, que fue creado. Sin embargo había antecedentes en este proceso de la creación del Banco Central, Alberto Adriani, cuya semblanza le corresponden

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presentar ante ustedes al doctor Tomás Enrique Carrillo Batalla, reiterativamente en sus artículos, en sus crónicas, en sus conferen-cias se refirió a la necesidad de la creación del Banco Central de Venezuela; el propio doctor Herrera Mendoza, ya mencionado, en una de las Memorias del Banco Mercantil y Agrícola del cual fue presidente, se refirió a la necesidad de la creación del Banco Central de Venezuela. El General Eleazar López Contreras en el programa de febrero, se refirió como uno de los objetivos del Go-bierno, la creación de este Instituto y por supuesto, el doctor Ega-ña, mucho antes de este tiempo, también había hablado y escrito sobre la necesidad de la creación del Banco Central de Venezuela. De modo que estaba en el ambiente de la época, con años de an-ticipación a 1940, la necesidad de la creación del Banco Central de Venezuela. ¿En qué época nace el Banco Central de Venezuela? En una época muy difícil, muy complicada ¿y en qué situación de la economía venezolana y del país, surgió este Instituto? en una situación bien distinta a la actual. La década de los años 30’, como sabemos, fue particularmente importante en el mundo y en nuestro país, en esa época, por supuesto, la crisis de la econo-mía mundial arrojó su sombra sobre los hechos y fenómenos del desenvolvimiento de la humanidad, hasta el punto de que el capi-talismo como sistema estuvo a punto de naufragar y como salva-vidas de este naufragio, surgieron dos figuras, la figura de Franklin Delano Roosevelt, en la presidencia de los Estados Unidos que en 1933 adoptó una estrategia económica enteramente distinta a la de sus predecesores en el gobierno, que habían sido liberales, habían proclamado y ejecutado políticas de libertad económica plena, que condujeron precisamente entre otros factores, a la gran crisis de los años 29 y la subsecuente depresión de los años 30, y Roosevelt estableció la nueva política de intervención del Estado

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en la vida económica, de rescate frente a la disyuntiva privada de los procesos creativos de la economía y en consecuencia el antece-dente de una política que luego sería usual en Estados Unidos y en el mundo. También la otra figura, en este caso, teórica, de John Maynard Keynes quien en el año 36, cuando publicó la Teoría ge-neral de la ocupación, el interés y el dinero, también creó la bases de una nueva concepción de la economía política en la cual hay necesidad de suplir las deficiencias e insuficiencias de la economía privada con la actuación del Estado como compensador, como orientador, como partícipe, incluso, de la actividad económica. En Venezuela, naturalmente, esta década de los 30’ se par-te en dos, en la primera mitad, el régimen gomecista, dictatorial, por supuesto, dicen que oscuro en sus actuaciones, que arrojó sombras sobre la vida venezolana, idea que yo no he comparti-do plenamente, aunque desde luego en la época en que Gómez murió, yo era un niño, pero entendía y sentía la opresión del ambiente, las limitaciones, incluso mi padre que era periodista, tantas veces clamó por la libertad de prensa para el ejercicio de su profesión, sé por consiguiente de ello, pero no estoy de acuerdo y nunca estuve de acuerdo con la frase de Mariano Picón Salas, para quien el siglo XX venezolano se inicia en 1936 y todo lo demás, toda la parte transcurrida del siglo fue nula, según Picón Salas, para Venezuela. Yo digo, cito dos hechos fundamentales: en primer lugar, el surgimiento del petróleo en la vida venezolana, el petróleo marca la vida venezolana definitivamente, en todo el siglo XX y en la época actual, el petróleo pone de relieve la crisis profunda que agobiaba la agricultura de exportación entonces, basada en el café y el cacao; el petróleo cambia al Estado vene-zolano al hacerlo perceptor del ingreso petrolero como principal fuente fiscal y al hacerlo también el factor hasta cierto punto, regulador y supervisor de la industria petrolera. De manera pues, que solamente desde este punto de vista, el siglo XX venezola-

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no no comienza el año 36 sino mucho antes cuando la actividad petrolera se convirtió en una actividad comercial a la altura de 1917. La otra característica de la época gomecista, con la cual tampoco el doctor Carrillo está muy de acuerdo, recogida en una forma muy polémica por Yolanda Segnini en un libro sobre las luces del gomecismo, decía que: hay un pléyade de ilustres vene-zolanos que crearon, lucharon, expusieron sus ideas, publicaron y actuaron en la vida venezolana en la época de Gómez y precisa-mente estos hombres que forjaron la transición de la economía del Estado y del país de la época gomecista a la época contemporánea con perfiles democráticos tales como Egaña o Adriani o Néstor Ruiz Pérez o el propio López Contreras e Isaías Medina Angarita fueron forjados y formados en la época gomecista. Los partidos políticos que tomaron parte en la época de transición fueron ges-tados en el seno de la época gomecista, las ideas doctrinales y pro-gramáticas que orientaron la vida política e institucional del país durante bastante tiempo, también fueron en sus fundamentos primigenios establecidos en la época gomecista, de modo pues, que no es el siglo XX venezolano a partir de 1936, sino el siglo XX venezolano pleno imprimiendo su sello en el desenvolvimiento de este país. Digo esto, porque no se explica, salvo si exploramos los antecedentes, cómo surge la pléyade de personajes, de figuras, de instituciones en la época posterior a 1935, así como una ex-plosión, como un juego de luces que sucede a la sombra, como una etapa de reivindicación, de reconstrucción y de ganancia del tiempo perdido que en los años que van del 36 al 45 imprimen a la vida venezolana el sello que posteriormente tendría, el sello de la búsqueda afanosa de nuevos caminos, de la creación de un sistema político, social y económico acorde con los tiempos que

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corrían en el mundo y con las ansias y expectativas de cambio progresivo, el que debía contribuir a que un país como el nuestro pudiera superar con éxito el conflicto que le creaba serios proble-mas, esto es pues necesario señalarlo en la cuna y en la infancia y en la primera juventud de este Instituto. Debo decir también, cómo era la economía venezolana a grandes rasgos en el momento de la creación del Banco Cen-tral, por supuesto, una economía que se debatía entre la decli-nación estructural de la agricultura tradicional de exportación y el surgimiento de una nueva actividad extractiva, no reproduc-tiva, extraña a la economía porque era gestionada y controlada por intereses extranjeros, como era el petróleo, que planteaba la dicotomía estructural de esta economía, es decir, una actividad incrustada, incorporada un poco artificiosamente en el cuerpo económico del país y la tradición económica mantenida en la mayor parte del territorio de los factores productivos, café y ca-cao. Esta dicotomía se ha transformado en el curso de la vida del país ya que nuevas actividades internas y externas han hecho más complicada, más diversa la economía como son la industria manufacturera, las industrias básicas de Guayana, nuevas acti-vidades exportadoras del país, los servicios, en fin, todo lo que conocemos hoy como la estructura económica venezolana, por cierto que el doctor Carrillo que le corresponde desarrollar la semblanza de Alberto Adriani, tendrá que poner de manifiesto en el pensamiento de Adriani, esta dicotomía que le preocupó, que le atormentó en los años breves de su vida y particularmente en la obra que pudo emprender fugazmente, ya en la víspera de su muerte. Bueno, era un país en gran parte rural, era un país pobre, era un país agobiado por las endemias y epidemias tropicales, Caracas tenía 300.000 habitantes en el año 40, ahora tiene más de seis millones; ciudades del país eran apenas grandes aldeas, un

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país incomunicado, un país de grandes carencias en educación, en salud, en fin, un país anclado en el atraso, en ese ambiente nació el Banco Central. La otra cosa que debo significar es que en la exploración de la figura de Manuel R. Egaña, me he encontrado con un per-sonaje de gran interés, de gran valor intelectual, público, de gran trascendencia en el historia venezolana, como es el doctor Manuel R. Egaña; un personaje polifacético, era abogado de profesión, bri-llante abogado pero adquirió cultura económica precisamente a instancias de Alberto Adriani y manejó la metodología, el análisis y las concepciones económicas con singular brillo, no solamente le preocupó el problema del sistema monetario y financiero sino que también le preocupó en gran medida el problema petrolero y el problema minero y el problema industrial y el problema de la po-lítica comercial y el problema ecológico, para todo ello hubo con-tribuciones de parte del doctor Egaña; su obra fue muy fecunda, tres tomos que recogió el Banco Central en la obra ya mencionada que coordinaron Rafael José Crazut y Félix Soublette, dedicada a tan múltiples preocupaciones intelectuales, públicas y sociales del doctor Egaña. En materia de política petrolera, por ejemplo, el doctor Egaña fue un visionario, en la época en que no se vislumbraba si-quiera la creación de la OPEP, asomó la necesidad de que los países exportadores de petróleo cooperaran y colaboraran para la defensa de los intereses comunes. En una época en que no se asomaba si-quiera la nacionalización de la industria petrolera, sentó las bases de una política en su carácter de Ministro de Fomento tendiente a la defensa de estos intereses y a dar pasos necesarios para procurar su rescate, habría que unir las figuras de Egaña y de Gumersindo Torres en este esfuerzo pionero para la creación de una política petrolera auténticamente nacional, defensora de los intereses reales del país en la industria petrolera. También en cuanto al destino del

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ingreso petrolero, es decir, una frase bastante gráfica: transformar la riqueza del subsuelo en riquezas del suelo, dijo Egaña, algo semejante la siembra del petróleo, que en el año 36 estableció el doctor Arturo Uslar Pietri, siguiendo también la idea de Al-berto Adriani. De modo pues, que en política petrolera también hay una contribución fundamental de nuestro personaje que no siempre ha sido bien destacada o reconocida. También fue visionario en cuanto a las industrias básicas porque él habló y escribió sobre Guayana, sobre que no debía limitarse al desarrollo de la minería primaria sino aprovecharla para industrias básicas y desarrollar un emporio industrial en esa región. El doctor Egaña también fue un visionario en la política, su vida fue vinculada precisamente a la política, él fue tres veces Ministro de Fomento, la última vez por cierto, bueno es mencio-narlo, después de la caída del gobierno de Rómulo Gallegos y el surgimiento de una situación de excepción en esa etapa que va del 49 en adelante, Egaña fue Ministro de Fomento en una época en que se vislumbraba o se creía en la expectativa de que el nue-vo gobierno iba a abrir camino a una nueva etapa de desarrollo democrático del país y ante un proceso de elecciones, como no se cumplió, Egaña se retiró a la vida privada y surgió otra vez su figura el año 58, al derrocamiento del gobierno de Marcos Pérez Jiménez, porque él fue miembro de la Junta Patriótica que tuvo destacada actuación en el derrocamiento de la dictadura de Pérez Jiménez. Y en la etapa democrática que siguió después del año 58, él fue también un orientador, un factor importante de la opi-nión pública y colaboró en la preparación de la ley que reserva al Estado la industria y el comercio de los hidrocarburos en 1975. Por cierto que él en esa época de preparación del proceso de esta-tización de la industria petrolera clamaba por un desarrollo autó-nomo de la industria petrolera, ajena a la partidización política, porque decía que esa era una industria matriz, una industria que

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debía preservarse de la influencia burocrática de los gobiernos. De modo, que esta multiplicidad de preocupaciones, de actua-ciones, de ideas, de opiniones del doctor Manuel R. Egaña, nos da idea de la dimensión de este personaje, a quien le preocupó toda una vida hasta su muerte, el Banco Central, al que dedicó, por supuesto, los años más floridos, como él dice, comprendidos entre 1938 y los años siguientes. Por eso, me complace ser un ex-positor modesto de la vida y la obra del doctor Egaña y ojalá que algún investigador la explore en mayor profundidad y ponga de manifiesto esta figura histórica. Acostumbrados como estamos en este país al trastorno de los valores, a que floten sobre el agua los falsos valores, las falsas posturas y se hundan en las profundidades los auténticos, los reales próceres de la vida nacional; poner de re-lieve la vanidad, poner de relieve la fama espúrea, poner de relieve las posiciones transitorias del poder o del dinero, sin embargo, dejar detrás del escenario en la penumbra la obra, la actuación, la vida, el ejemplo de los que han contribuido a la forja de este país a través de los tiempos. Muchas gracias.

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Los doctores Tomás E. Carrillo Batalla y José Moreno Colmenares

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ALBERTO ADRIANI MAZZEITomás E. Carrillo Batalla

Señores directivos del Núcleo de Economistas del Banco Central de Venezuela. Quiero ante todo expresarles mi reconocimiento y mi elogio a las intervenciones que me han precedido, la del

doctor Moreno Colmenares y el doctor Maza Zavala, ambos, fra-ternos amigos míos a quienes quiero y admiro. Con respecto a Alberto Adriani debo decir unas breves palabras sobre su vida, sobre dónde nació Adriani y sus primeros estudios, sus estudios universitarios para luego entrar en la parte constructiva de él, o sea la serie de trabajos, de artículos, de ensa-yos que él publicó sobre la situación venezolana. Adriani nace en Zea, una pequeña población del Estado Mérida, rodeada, en aquella época en que él nació, de plantacio-nes de café que era el mejor café de Venezuela que se exportaba al exterior. Adriani estudió en la escuela primaria allá en Zea y en la escuela secundaria inició ahí los estudios con el profesor Duque y siguió luego en Mérida, donde culminó sus estudios de bachi-llerato. Por cierto que en esa época se establecía la obligación de presentar una tesis para optar al título de bachiller y él presentó una tesis sobre derecho penal, o sea sobre los distintos aspectos importantes de la doctrina penal. Luego, ahí en Mérida conoció a Mariano Picón Salas y los dos trabaron una amistad fraterna durante toda su vida. Se vinieron a Caracas. No existían estudios de economía ni estudios de letras ni estudios de filosofía ni nada de eso en las universidades venezolanas en la época de Gómez y no era solamente en Venezue-la, en la mayor parte de los países de Latinoamérica la situación

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era más o menos igual en ese sentido. Lo que brillaban eran las escuelas, las facultades de derecho, medicina e ingeniería. Bueno, en Caracas se inscriben en la Escuela de Ciencias Políticas, porque el General Gómez había cerrado la universidad a raíz de las activi-dades estudiantiles y profesorales en contra de la inauguración de la dictadura del General Gómez a raíz de 1913. Es bueno recordar y poco se conoce que desde 1908 hasta 1913 el gobierno de Gómez fue un gobierno de coalición, entre el partido liberal, el partido conservador y los mochistas. Gómez, orientado en ese sentido por un hombre culto como el doctor y General Leopoldo Baptista organizó un gobierno de coalición. En realidad las mismas instituciones estaban servidas por hombres del gomecismo y hombres del liberalismo, del mochismo y del conservatismo. En esa etapa el doctor Baptista fue inicialmente Secretario General de Gobierno y después pasó a ser miembro del Consejo Federal; una especie de poder que compartía algu-nas facultades fundamentales de gobierno con el Presidente de la República. Esto duró hasta el año 13, los doctores Victorino Márquez Bustillos, Pedro Manuel Arcaya, un medio hermano del doctor Arcaya y uno de los últimos servidores de Guzmán, Gon-zález Guinand, fueron los que, aconsejaron a Gómez para conti-nuar en el poder. Cuando uno de estos señores va a presentarle cuentas al General Gómez, el General Gómez le dice: ¿quién de los candidatos que está en la calle, a quien de ellos va a apoyar usted? y le dice: a ninguno. ¿y a quién? al General Gómez; pero si es que yo no puedo ser puesto que me lo prohíbe la Constitución. eso se resuelve convocando un Congreso de Plenipotenciarios que deroga la Constitución y establece unas normas que permitan la reelección del Presidente de la República. De modo pues, que Gómez mismo estuvo inicialmente orientado a cumplir con la Constitución y son estos hombres los que convencen a Gómez de que él podía eternizarse en el poder.

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Establecida pues la dictadura de ahí en adelante, la situación cam-bió. Pero de todas maneras el General Gómez hábilmente no qui-so asumir la Presidencia, porque el Presidente Wilson de Estados Unidos le había hecho saber a través de su Embajador en Caracas, que en los Estados Unidos no veían bien que el Presidente de la República fuera reelecto, entonces ¿qué hizo el General Gómez? aceptó el procedimiento recomendado por sus colaboradores, pero se estableció en la Constitución que él podía ser electo Pre-sidente y que no se encargaría hasta que no prestara juramento y que mientras tanto podía nombrar un Presidente provisional. El seleccionado para este cargo duró siete años, fue el doctor Victori-no Márquez Bustillos, quien durante el ejercicio de su presidencia siguió en su desempeño las pautas que le marcaba el General Gó-mez. La misma Yolanda Segnini que elogió mucho el gobierno de Gómez, ella dice que: en ese gobierno de Márquez Bustillos, hasta el nombramiento de un portero era consultado por el Presidente en ejercicio con el General Gómez. El hecho es que así se inicia la segunda etapa del gobierno del General Gómez. En esos años es que le toca empezar a actuar el doctor Alberto Adriani. Alberto Adriani, primero el año 13 y el año 14, publica unos estudios que han servido de base para que el economista Zinetar haga un libro extraordinario y muy valioso sobre el pensamiento político de Alberto Adriani. Ese libro ha sido muy elogiado por personas muy capaces como el doctor Asdrúbal Baptista y otros evaluadores como Armando Alarcón, que murió hace poco; todos ellos elogiaron ese libro, ese es el primer examen que se hace del pensamiento de Adriani. Alberto Adriani, en la Escuela de Ciencias Políticas para poder entrar tuvo que presentar unos exámenes que no sé cuál era su profundidad, pues si he visto los dictámenes de los profesores con el resultado de las pruebas de Adriani: derecho constitucional, derecho romano, derecho civil, derecho civil obligaciones, dere-

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cho civil personas, sociología y economía, todo eso estaba ahí en el conjunto de materias que era necesario no sé sería dar un a idea general de esas materias para poder entrar a cursar la carrera de abogado. Adriani, aprobó esos exámenes preliminares y fueron firmados por notables profesores como el doctor Lorenzo Herre-ra Mendoza, hermano de quien ha mencionado aquí el doctor Maza el primer Presidente del Banco Central. Lorenzo Herrera Mendoza es uno de los más grandes juristas que ha producido Venezuela en su historia, otros fueron, el doctor Esteban Gil Bor-ges, el doctor Itriago Chacín y muchos otros juristas distinguidos fueron los profesores de Adriani y de Mariano Picón Salas y de otros estudiantes que se inscribieron en ese curso. Ahí Gil Borges conoce a Adriani y lo invita a que sea su Secretario Privado en la Cancillería, Adriani fue a colaborar con el doctor Gil Borges y estando ahí lo nombra Cónsul General de Primera Clase en la ciudad de Ginebra en Suiza. En esto ocurre que el doctor Gil Borges va a Nueva York a la inauguración de la estatua del Libertador y no menciona en su discurso al General Gómez. En lo que regresó a Venezuela toda esa pleyade de gentes que rodea a los gobernantes, inmediatamen-te le dijeron al General Gómez, la pusieron de relieve: mire, este señor no fue leal con usted porque no lo mencionó en la inau-guración de la estatua del Libertador. El General Gómez resolvió destituir a Gil Borges. Con la destitución de Gil Borges se vinie-ron abajo todos los funcionarios que él había promovido, entre los cuales estaba Adriani en el Consulado en Ginebra. El doctor Itriago Chacín sucesor de Gil Borges se dirige a Adriani y le ex-presa que lamenta decirle que el Gobierno le da las gracias por su gestión pero que han cesado sus actividades en el Consulado en Ginebra.

Adriani, entonces resuelve visitar a la delegación venezolana en la

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Sociedad de Naciones integrada por Escalante, Parra Pérez y no sé qué otra persona estaba ahí, gente muy distinguida y se pone gratuitamente al servicio de ellos para quedarse en Ginebra y entonces lo nombran Secretario de la Delegación. Cuando ter-minaron las actividades de la delegación, él ya se había inscrito en la Universidad de Ginebra en el curso de Economía y Ciencias Sociales, prácticamente de Ciencias Sociales pero con énfasis en Economía; ahí aprueba el curso con calificaciones sobresalientes y en 1925 le dan el título de Licenciado en Ciencias Sociales. Las materias que cursó Adriani en ese curso son: Economía Políti-ca, Filosofía Moral, Economía y Sociología Social, Historia de la Economía, Finanzas Públicas, Historia de la Filosofía, Historia de la Religiones, Historia de las Instituciones Políticas, Geografía Política, Historia General, Derecho Constitucional Comparado, Sistemas Políticos, Legislación Cívica, Legislación Comparada. El doctor Adriani al terminar ese estudio, al recibir su título presentó un proyecto para el doctorado, el proyecto fue aprobado pero en ese momento recibió una comunicación de Parra Pérez que lo invitó a ir a Inglaterra para que lo ayudara a rescatar el archivo de Miranda, efectivamente fue a Inglaterra e hizo todos los trabajos y se salvó el archivo de Miranda gracias a la labor diaria y eficaz de Adriani al lado de Parra Pérez, pero estando ahí, ya para volver otra vez a Ginebra a seguir su curso de doctorado recibe una proposición del doctor Gil Borges que estaba de Vicedirector de la Unión Panamericana, que es la ante-cesora de la Organización de Estados Americanos actuales y ahí le ofrece la Dirección de la Sección Agrícola de esa organización. Adriani acepta se va a Washington y empieza a organizar ese de-partamento, al cabo de cierto tiempo de estar en Washington Adriani sufre un golpe moral muy fuerte y fue que ahí conoció a la hija de Gil Borges, se enamoró de ella y estando pues acep-tado por ella y muy bien, marchando las cosas normalmente de

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pronto la muchacha resuelve mandarle una carta diciéndole que le pone fin a su relación. La causa, no se sabe. Lo cierto es que él le escribe a Picón Salas, que estaba en Chile, diciéndole que el placer inmenso que él había tenido con el conocimiento y los amores con esa niña se había acabado porque ella le había puesto fin a su relación. Entonces Adriani resuelve salirse de Washington y volver a Venezuela. Cuando llega de ahí en adelante empieza a escribir artículos que se publican en El Universal y también en el Boletín de la Cámara de Comercio de Caracas. En esos artículos Adriani critica fuertemente la falta de apoyo y la falta de modernización de la agricultura venezolana, dice que: la agricultura está tremen-damente atrasada, en un país con un altísimo analfabetismo de más del 80%, los métodos del cultivo del café han determinado el descenso de Venezuela de ser el tercer exportador del mundo a ser el octavo y además la producción de café disminuyó y los métodos de Venezuela en toda situación esa actividad; mientras el Brasil había renovado las plantas que se cultivaba en el Brasil, lo mismo hizo Colombia, lo mismo hicieron los países de Centro-américa y países asiáticos y africanos que cultivaban el café. Por ello criticó el tremendo descenso de la producción de café. Luego, al surgimiento del petróleo y a la crisis que atacó a Venezuela en los años del 29 en adelante, Adriani, dice cosas su-mamente interesantes, hay la idea de que Adriani era enemigo del petróleo y no es cierto, yo tengo aquí unas frases de Adriani que son interesantísimas donde él dice lo siguiente: Es oportuno que estudiemos la mejor manera de aprovechar nuestra popularidad que podría ser pasajera, traída por el auge de nuestras industrias extractivas a costa de la decadencia de nuestra agricultura con el designio de edificar las bases de nuestra prosperidad permanente, para ello habremos de comenzar por encuadrar todos nuestros recursos materiales y humanos dentro de la línea de un programa

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que responda a nuestras necesidades y a nuestros ideales naciona-les. Es decir, debemos adoptar una política económica. Adriani también dijo otra cosa, o sea que se ve que él no era enemigo del petróleo sino que debía usar el petróleo y las mi-nas como un factor para modernizar y para impulsar el progreso de toda la economía, tanto de la agricultura como de los otros sectores de la economía, a este efecto dice: La economía de un país se afirma es más sólida, más equilibrada, menos vulnerable de las crisis, mientras más diferenciada sea su estructura que debe comprender cierto mínimum de desarrollo industrial. O sea que aquí, además del desarrollo agrícola y de la renovación agrícola, del mejoramiento de la técnica agrícola, Adriani también decía que había que desarrollar la industria, dice: un mínimum de desa-rrollo industrial. Entre dos naciones, la una, agrícola industrial y la otra puramente agrícola, la primera será siempre la más fuerte, la más progresista. La actual crisis (se refiere a la crisis del 29, del 30 en adelante) la actual crisis en efecto ha sido más brutal, más devastadora en los países que producen tan solo materia prima. O sea, que Adriani, tenía muy clara su idea de que el desarrollo del país tenía que ser un desarrollo agrícola pero que debía ser también un desarrollo industrial. Adriani también en esa época le dedicó su esfuerzo a cri-ticar muy fuertemente la dirección de la economía por el Estado venezolana, o sea a criticar la economía del gobierno del General Gómez. Esto determinó que unos señores que estaban al lado de Gómez, que eran amigos de la familia Adriani, supieron que allá se estaba pensando en tomar una medida muy seria contra Adria-ni. No se dijo cual, sería expulsarlo o hacerlo preso, no se sabe. Entonces uno de estos señores le habló a Adriani, le dijo: esto es muy grave lo que está pasando porque el gobierno considera que tu eres un enemigo del gobierno y que quieres unirte a los que

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quieren derrocar el gobierno, entonces tienes que publicar un artículo elogiando a Gómez, Adriani dijo: no lo voy a publicar. Sin embargo él meditó. En el año 35 ante el desastre de la economía venezolana, la situación había llegado a un punto sumamente grave y el pro-pio General Gómez resolvió publicar un decreto por el cual a los agricultores, los caficultores y los cacaoteros les asignó recursos para que pudieran recoger las cosechas y mediante ello evitar que se arruinaran sus fincas. Entonces Adriani elogia la medida, no se refiere a Gómez, no rectifica se limita a elogiar la medida y dice que: ha salido un decreto donde se asignan recursos para aliviar algo la crisis agrícola y considero que es una cosa muy positiva. Luego, siguió Adriani escribiendo sobre la situación económica, se dedicó a señalar que para que progresara el país había que fomentar la inmigración, pero decía Adriani, la inmigración des-de los países desarrollados, desde los países ricos que tienen un aparato productivo moderno y su personal de trabajadores entre-nado en esas normas modernas de producción agrícola, pecuaria e industrial. Entonces, al decir esto, se llegó a decir que Adria-ni era enemigo de los negros y no es verdad, Adriani decía, por ejemplo que debería venir gente de Europa y la gente de Europa eran blancos, pero Adriani no era enemigo de los negros, tan es así que posteriormente en el desarrollo de sus ideas dijo que: era necesario traer la inmigración europea para mezclarla con los ve-nezolanos y mejorar la calidad del substrato humano venezolano. Al decir esto, él no estaba condenando los negros, estaba sencilla-mente diciendo que para mejorar la productividad de los factores humanos de Venezuela era necesario traer gente de países donde el desarrollo industrial fuera más moderno y más eficiente. Sobre el asunto de la inmigración, él decía: hay dos méto-dos para traer inmigración: el método libre, o sea que venga quien quiera y sin ningún tipo de control; y el método controlado, que

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es de traer precisamente ese tipo de inmigrante que venga de naciones industriales, de naciones más desarrolladas técnicamen-te que nosotros, para que venga no sólo a mejorar el substrato humano sino para que mejoren la productividad y para que ten-gan efecto sobre la educación, pues él dice que la educación era fundamental, por ejemplo, aquí hay una frase muy interesante de Adriani sobre el asunto de la educación, él dice que: antes que todo la educación que forma a los hombres, los hogares, la pa-tria, la educación moral dentro de la necesaria educación prima-ria, ella hará en los hombres los firmes lineamientos del carácter, la dignidad, la sangre fría y el juicio sensato, la resolución segura y con ellos el hogar feliz, la patria grande y fuerte.. Esas fueron las posiciones de Adriani sobre este aspec-to que es sumamente importante. Pero además de esto Adriani dijo que la inmigración debía ser la dirigida, la que clasificara los contingentes de inmigrantes que cumplieran con la finalidad de venir a mejorar el aparato productivo, a hacerlo más eficiente y además que viniera a contribuir al mejoramiento educacional del pueblo venezolano, esa era la tesis de Adriani. Pero hay otra cosa sumamente importante y es lo si-guiente, a lo cual me referí antes, sobre la utilización de los re-cursos mineros para el desarrollo del país. Se dijo mucho que Uslar Pietri le había oído a Adriani la frase “sembrar el petróleo”, ello no es cierto, esa es una frase original de Uslar Pietri, lo que si es cierto es que Adriani dijo que había que utilizar los recursos mineros para desarrollar el país, eso si es cierto, de modo pues, que en el fondo lo que persigue la frase “sembrar el petróleo” coincide con la idea que tenía Adriani, pero la frase literaria, la expresión cultural de sembrar el petróleo es obra de Uslar Pietri, eso es indudable. Aquí hay otra cosa importante que es lo siguiente: en el año de 1935, Adriani estaba desalentado y le escribía a Mariano

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Picón Salas que estaba en Chile, diciéndole que: había que pre-pararse para cuando viniera la oportunidad de actuar. Sin em-bargo parece que la siguiente frase expresa algo de desesperación de Adriani de lo que le está ocurriendo a los hombres como él y Picón Salas que esperaban un cambio para impulsar el pro-greso del país, él dice lo siguiente: mientras las dificultades se agravan, el tiempo huye implacable como el destino, llevándose nuestras esperanzas y nuestras oportunidades que son fragmen-tos de nuestra vida. Recordemos las elocuentes palabras grabadas bajo el reloj de sol del Colegio de todas las Animas en Oxford, (en latin) “las horas pasan y se nos cargan en cuenta”. De modo pues, que aquí aparecía Adriani como desesperanzado y en una situación de angustia ante la situación en que hombres como él y como Picón Salas y tantos otros podían ser utilizados para impulsar el desarrollo del país y que más bien los consideraban adversarios por parte de la dictadura.

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JESÚS MARÍA HERRERA MENDOZA

José Moreno Colmenares

J.M. Herrera Mendoza –como acostumbraba a firmar sus trabajos y documentos– nació en Caracas en 1884 y perte-neció a una generación de venezolanos que encontró su me-jor formación en el ejercicio del comercio y de los negocios

en general. En 1896, a los doce años, se gradúa de agrimensor en la Universidad central de Venezuela y al año siguiente de bachiller en la misma institución donde inició estudios de Ingeniería sin culminarlos porque hubo de incorporarse a la empresa propiedad de su padre como “obrero sumiso” y en ella recorre todos los car-gos hasta llegar a la dirección y pasar a ser socio industrial.

Fue hijo de Jesús María Herrera Irigoyen y de Carmen Mendoza Martínez, nieta de Cristóbal Mendoza, primer presidente de la República en 1811. Herrera Irigoyen fundó en 1892 la revista cultural El Cojo Ilustrado, considerada la la mejor publicación latinoamericana de su época, la cual marcó un hito importante en la vida literaria y artística de Venezuela hasta 1915, cuando dejó de aparecer. En sus páginas colaboraron los más acreditados intelectuales de España y de Hispanoamérica y los venezolanos Manuel Díaz Rodríguez, Pedro Emilio Call, Rómulo Gallegos, Laureano Ballenilla Lanz, Rufino Blanco Bombona, José Gil For-toul y muchos otros que estuvieron influidos por el modernismo y la corriente positivista.

Herrera Mendoza pasó en 1908 a ser socio y gerente de la Casa

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Comercial Santana y Cia., que operaba en Caracas y en razón de ello se retiró en ese mismo año de la empresa de su padre y optó por labrarse su propio destino.

En 1916 se desempeñó como director de la Compañía de Navegación Fluvial y Costera, miembro de la Sección Venezolana de la Alta Comi-sión Interamericana, representante de Venezuela en varias misiones al exterior, entre las que se puede mencionar la que viajó a Estados Uni-dos de Norteamérica para participar en los actos de inauguración de la estatua ecuestre de Simón Bolívar en Nueva Cork (1921); la invitada a Lima, Perú, para celebrar el Centenario de la Batalla de Ayacucho en 1924. En ese mismo año, durante su estadía en Lima, actuó como delegado en el Congreso Panamericano de Materias primas y de otros materiales que entran en el comercio interamericano.

En 1925 fue elegido Director del Banco de Venezuela, cargo en el cual permaneció hasta 1929. En 1933 fue designado Presidente del Banco Mercantil y Agrícola, en 1936 alcanzó la presidencia de la Cámara de comercio de Caracas y en 1940 se convirtió en el primer Presidente del Banco Central de Venezuela, en cuyas funciones estuvo hasta 1948. Al año siguiente se incorporó de nuevo al sector público como consultor de política económica de la Junta Militar de Gobierno, asesoría que mantuvo hasta 1948. Al año siguiente se incorporó de nuevo al sector público como consultor de política económica de la Junta Militar de Gobierno, asesoría que mantuvo hasta 1953, en paralelo con la presi-dencia de Sandoz de Venezuela, S.A., empresa que dirigió durante el lapso 1949 y 1965.

Muchos de sus escritos (artículos, ensayos, documentos) aparecieron en el Boletín de la Cámara de Comercio de Caracas, en el Boletín del Banco Central, en publicaciones oficiales y en folletos con sello edito-rial privado. Años después de terminar su gestión como Presidente del Banco Central de Venezuela, publicó en 1960, el libro Historia de las actuaciones del Banco Central de Venezuela en sus primeros ocho años de vida : 1940 a 1948

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ERNESTO PELTZERNarciso Guaramato Parra

En el desarrollo económico de Venezuela durante los inicios de la segunda mitad del siglo XX, jugaron pa-pel importante un grupo de hombres y mujeres prove-nientes de Europa, escapando de los horrores de la gran

conflagración mundial. El Banco Central de Venezuela también se nutrió de esta selecta migración. Hombres como Conntantine Mc Guire, Pierre Denis, Rene Charron, Hermann Max y Ernesto Peltzer1 contribuyeron a la consolidación del BCV como institu-to de investigación económica de primera linea.

Nuestro reseñado, Ernesto Peltzer, nació en Stolberg, Alemania, en 1962. Se graduó como bachiller en filosofía y letras en 1920 e ingresó en la universidad de Bonn, donde tomó clases con Joseph Schumpeter. En 1926 obtiene el diploma de economista en la Universidad de Edimburgo y en 1930, se gradúa de doctor en la Universidad de Hamburgo 2.

El Dr. Peltzer inicia una destacada labor intelectual en la Acade-mia de Ciencia Políticas de Berlín, la cual tiene que interrumpir con la llegada al poder en Alemania del Partido Nacionalsocialis-ta, con quienes tenia fuertes diferencias ideológicas. Con el inicio

1 Silva, Carlos Rafael. “Medio siglo del Banco Central de Venezuela”. Academia Nacional de Ciencias Económicas. Caracas. 1994. p.369

2 Ferrán, Bernardo. “Diccionario de Historia de Venezuela”. Fundación Polar. Segunda Edición. Tomo 3. p.537

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de la segunda guerra mundial (1939) se traslada a la ciudad de Caracas, donde logra establecerse definitivamente.

Inicialmente es contratado como Asesor del Ministerio de Relaciones Exteriores donde realizó varios informes sobre problemas monetarios. Paralelamente trabajo como docente en la Escuela Diplomática y con-sular del Ministerio. En 1940 fue seleccionado para dirigir el Departa-mento de investigaciones Económicas y de Estadística del Banco Cen-tral de Venezuela, iniciando así una fructífera trayectoria en el Instituto Emisor hasta jubilarse en el año1969.

Durante 29 años de labor bancentralista el Dr. Peltzer desarrolló una prolífica labor investigativa, especialmente en el área monetaria. Al-gunos de sus trabajos son: “Algunos aspectos del desarrollo monetario en Venezuela”; “Consideraciones sobre los problemas monetarios en Venezuela en la post-guerra”; “La Función de las Reservas Monetarias en el Ciclo Económico”, etc. Igualmente jugó un importante papel en darle unidad de criterio y orientación a las distintas publicaciones pe-riódicas del BCV, entre ellas, la memoria Anual y los boletines mensua-les y trimestrales del Instituto3 . Otra actividad desarrollada por el Dr. Peltzer fue la de ser representante ante la Asamblea de Gobernadores del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial.

Desde el punto de vista personal, el Dr. Carlos Rafael Silva nos comen-ta que el Dr Peltzer fue un hombre de trato cordial, siempre puesto a divulgar sus conocimientos y a tenderle la mano a quienes requerían su asistencia. Admirado por todos en razón de su sapiencia y por su comportamiento de hombre sencillo, afable y generoso, atributos de su personalidad que le permitieron disfrutar en vida de reconocimientos

3 Silva, Carlos Rafael. “El Autor y su Obra en Venezuela”, en la introducción del libro: “El Interés Real del Capital y el Interés de los préstamos” de Ernesto Peltzer. Banco Central de Venezuela, Colección de Estudios Económicos Nº 8, Caracas.1980. p. X

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evidenciadores de cómo se le estimaba y se valoraba su aporte para Venezuela4 .

En el aula universitaria, también desarrolló una gran labor como docen-te en la facultad de Economía de la Universidad Central de Venezuela, en las cátedras de: Geografía Económica, Teoría Económica, Análisis Económico, Dinámica Económica y Teoría y Política Monetaria. Prue-ba del afecto que sentían sus alumnos, es la escogencia de su nombre para la promoción más grande de economistas que haya egresado de la UCV. El Dr. Peltzer finaliza sus funciones docentes en 1969 cuando se acoge al régimen de jubilación de la Universidad.

El Estado venezolano le distinguió otorgándole las condecoraciones Orden del Libertador en el grado de Comendador y Orden Francisco de Miranda en Primera Clase. La Universidad Central de Venezuela le confirió su máximo reconocimiento constituido al imponerle la Orden José María Vargas. El colegio de Economistas de Venezuela, integrado por una gran cantidad de sus alumnos, le eligió Miembro Honorari5o .

Ernesto Peltzer muere en la ciudad alemana de Fráncfor el 4 de sep-tiembre de 1975, mientras disfrutaba de unas vacaciones al lado de su Hermano. El Directorio del Banco Central de Venezuela en homenaje acordó darle su nombre a la biblioteca del Instituto y creo el Premio Ernesto Peltzer con el propósito de estimular la investigación entre los economistas bancentralistas.

El legado del Dr. Peltzer consta de un basta obra escrita compuesta por un libro y una serie de artículos, que están a disposición de todos los interesados en las publicaciones del BCV. En el año 1980, se publica 4 Silva, Carlos Rafael. “El Autor y su Obra en Venezuela”. p. .XII 5 Moreno Colmenares, José. En la presentación de “Ernesto Peltzer tres artículos”. Suplemento de la Revista BCV. Vol. XVII. Nº 2, Caracas. Julio-diciembre 2003. p.11

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uno de sus trabajos más importantes, “El interés Real del Capital y El Interés de los Préstamos. Estudio de las relaciones entre el capital, la ex-pansión del crédito, el interés y el nivel de precios”, escrita cuando aún estaba en Alemania y que se mereció el reconocimiento y los elogios de su profesor, J. Schumpeter.

Igualmente, en el año 1997, dentro de la Colección Económico Fi-nanciera, Serie Banca y Finanzas, el Banco reimprime el libro “Ensayos sobre Economía”, editado originalmente en el año 1965, y que recoge un conjunto de trabajos escritos por el Dr. Ernesto Peltzer que fueron recopilados por los economistas Ruth de Krivoy y Marcos Sandoval,

Finalmente en el año 2003, en la Biblioteca del pensamiento económi-co de la Revista BCV, se publican tres artículos que abordan distintos aspectos de la política económica gubernamental y del propio Banco Central. La presentación de la publicación estuvo a cargo del Dr. José moreno Colmenares, Director de la Revista BCV.

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Índice

A MANERA DE PROLOGORafael J. Crazut ......................................... 11

JOSÉ JOAQUÍN GONZÁLEZ GORRONDONAJosé Moreno Colmenares ......................................... 19

MANUEL R. EGAÑADomingo Felipe Maza Zavala .......................................... 25

ALBERTO ADRIANI MAZZEITomás E. Carrillo Batalla ......................................... 39

J.M. HERRERA MENDOZAJosé Moreno Colmenares ......................................... 49

ERNESTO PELTZRNarciso Guaramato Parra ......................................... 51

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Este libro se terminó de imprimiren el mes de febrero dse 2009

en los talleres deCaracas-Venezuela

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