Circular 959

“Como una guirnalda, unidas en la diversidad, tejamos con alegría y esperanza el ofrecimiento de la vida y la misión”.

Queremos vivir juntas esta hora de gracia: en cada Comunidad, con los jóvenes, con las familias para expresar nuestra gratitud a Dios. Muchos son los motivos: el primero entre todos, el año de la Misericordia que enciende en nuestra realidad personal y comunitaria un “fuego” de Amor nuevo, una actitud de humildad alegre que favorece la apertura al perdón, a la solidaridad, al don, a la compasión.

Otro motivo es la Fiesta de la Gratitud a nivel mundial que este año se celebrará en la Inspectoría Thailandesa “Santa María Mazzarello”.

Un gracias a la Inspectora y a las Hermanas de la Inspectoría por haber escogido un lema tan significativo: “Un entrelazarse armonioso para decir gracias” Esta breve expresión encierra una profundidad de significados para explorar en la oración, en la reflexión personal y comunitaria y, sobre todo, para vivir con la pasión interior que suscita el Espíritu Santo.

Expreso un gracias particular a Sor Chiara Cazzuola por haber comunicado a todo el Instituto la propuesta de las Inspectoría Thailandesa especificando que el gesto de solidaridad y de comunión será para la casa de acogida de Munity Thiarak donde son acogidas niñas y jóvenes pobres y abandonadas y además para otras necesidades urgentes del Instituto.

Desde ahora os agradezco vuestra generosidad. Ella fortalece la comunión y nos abre a reconocer la riqueza de la diversidad con corazón universal.

En un momento de oración me puse a la escucha del Señor para comprender que perla preciosa se esconde en el entrelazarse armonioso que forma la guirnalda, símbolo que caracteriza la Fiesta de la Gratitud, para compartirla con todo el Instituto a fin de que sea nuevo el empeño de santidad y de conversión pastoral.

Esta “perla” tiene un nombre de inestimable valor: la Comunión vivida en la diversidad con alegría y esperanza. Esa será el objetivo de esta circular que os pido acoger como un don recíproco para realizar con fe y renovada audacia este tiempo de gratitud. El entrelazarse reclama la unidad en las varias expresiones y en los diversos colores con los cuales se desarrolla el bosquejo diseñado por D. Bosco.

Las raíces de la

Comunión

Las raíces de la Comunión están en el Misterio de la Trinidad: Misterio de Unidad y de Comunión. Jesús vino a revelarnos el rostro del Padre que en sí mismo es amor. Con esto nos ha revelado también el rostro de la persona humana. Por esto la Iglesia fundada por Jesús busca la Comunión y se empeña en un perenne camino de unidad.

Este camino ha sido más explícito en la Iglesia a partir del Concilio Vaticano II que ha relanzado la Espiritualidad de Comunión. Los frutos de este relanzamiento han sido abundantes y en este Año Jubilar son evidentes: se está potencializando la Comunión Interreligiosa, ecuménica e Intercongregacional.Los acontecimientos de los últimos tiempos, especialmente el encuentro del Papa con Kiril, Patriarca de Moscú, es un claro y eficaz testimonio.

A través de estos gestos históricos el Señor habla a la Familia humana, a cada una de nosotras y nos dice que la Comunión no se puede alcanzar sin acoger la diversidad como riqueza. Esa muestra los colores de la diversidad a la luz del Misterio Trinitario modelo y fuente de toda forma de vida cristiana.

“La misma vida fraterna, en virtud de la cual las Personas Consagradas se esfuerzan por vivir con “un corazón solo y una sola alma” se propone como una elocuente confesión Trinitaria, ya que confiesa al Padre que quiere hacer de todos los seres una sola familia; confiesa el Hijo encarnado que recoge los redimidos en la unidad, indicando el camino con su Ejemplo, su Oración, con sus Palabras y sobre todo con su Muerte con la que reconcilia a todos los hombres dispersos; confiesa al Espíritu Santo como principio de unidad en la Iglesia donde no cesa de suscitar Familias espirituales y comunidades fraternas”.

La Vida Fraterna es irradiación del Amor de Dios, es el primer testimonio y la más grande profecía que se puede ofrecer al mundo.

La misión carismática específica de cada Instituto es una misión de Amor que nace y se sostiene mediante una intensa vida fraterna, un servicio que hace visible la imagen de la Trinidad inscrita en cada creatura.

Las Consagradas somos en el mundo irradiación de la luz de Cristo: esa misma luz que hemos contemplado sobre el Monte Tabor en contacto con el Maestro. Debemos haberla contemplado para poderla irradiar. De aquí la importancia de la vida de oración en la que en contacto con la fuente del Amor, podemos imprimir en nuestro corazón y en nuestra vida los signos de Dios-Comunión de Amor.

La unidad es Don de Dios y empeño cotidiano, continuo, sin ceder al cansancio, a la cerrazón, al egoísmo. Un Don para reconstruirlo cada día a partir de la propia fragilidad. El Don de Dios nos supera siempre y debemos volverlo a construir paso a paso con paciencia y fe.

Nuestros Fundadores han tenido una vida de unión con Dios y de comunión fraterna entre miles de actividades y desafíos. La mirada fija en Dios nos pone en contacto con lo esencial, robustece nuestra vida espiritual, nos hace reflejos de su Bondad, Ternura y Misericordia.Todo Amor verdadero acoge la lógica del Misterio Pascual que implica sufrimiento y muerte para una vida plena. El Amor se abaja, se inclina, no tiene miedo de perder, valora la diversidad que enriquece el conjunto y lo hace fecundo.

Una Comunión vivida

en Comunidad

La vida de Comunión, vivida con autenticidad y sencillez es signo profético en un mundo con una fuerte tendencia individualista, autorreferencial, desenganchada a menudo de los valores humanos y cristianos, y debilitan o cancelan el anhelo inscrito en la naturaleza humana.

Debemos estar convencidas que el más pequeño gesto de Amor, de atención y de acogida del otro en su diversidad, se fundamenta sobre la Roca Trinitaria, nos hace vientres fecundos capaces de una gestación que da nueva vida allí donde estamos llamadas a dar todo de nosotras mismas, con generosidad, con pasión misionera, con corazón enamorado.

Os invito a profundizar el valor de los símbolos que enriquecen de modo artístico la composición floral propuesta por nuestras Hermanas Tahilandesas. Siento que responde a nuestro deseo de vivir la comunión: el sol que cada día nos regala su calor y da fuerza y esperanza para volver a comenzar con audacia y abrazar nuevas situaciones, nuevas relaciones con Amor gratuito y sin distinción.La estrella que da luz en la noche y en el silencio; el campo, terreno para acoger la semilla de la vida para que sea pan cotidiano para el hambre física y espiritual.

Sol, estrella, campo son símbolos altamente significativos que expresan la Comunión entre nosotras y con lo creado como nos lo reclama la Encíclica “Laudato si” del Papa Francisco.

Es bello pensar que un trabajo paciente, humilde, silencioso tejido con un hilo delgado pero resistente, forme una guirnalda compuesta por tantos colores hasta hacerla una obra maravillosa. Aquello que a primera vista puede verse como poesía, es una realidad que habla de armonía entre nosotras, de capacidad de ser “artesanas” de unidad en la diversidad. Entiendo que no es un camino fácil pero estamos seguras que es en la “Comunión que el Carisma se revela auténtica y misteriosamente fecundo.

La armonía entre nosotras, la alegría de vivir la misma espiritualidad y misión, la búsqueda de caminos para rescatar a los jóvenes de la prisión de la precariedad y de las varias formas de pobreza, constituye la carta de colores que revela si nuestra vida tiene su fundamento en la relación con Jesús. Al mismo tiempo es la evaluación de un camino de fe cimentado en la Trinidad, única e indispensable condición para ser promotoras de armonía en nuestras Comunidades.

No entiendo idealizar nuestra realidad donde no faltan fatigas, y a veces incomprensiones, amenazas, soledades y heridas difíciles de sanar, pero en la cogida del Misterio Pascual, que es muerte y vida, se puede revelar la sed de Comunión presente en toda persona. Entonces nuestro estar unidas resulta profecía, proximidad, esperanza, como lo ha dicho con claridad el Papa Francisco en su carta sobre el Jubileo de la Vida Consagrada.

D. Bosco y M. Mazzarello han dado testimonio que la Comunión no es un puro sentimiento ni un idilio, sino una historia de salvación, de purificación continuamente renovada en la Eucaristía y en el Sacramento de la Reconciliación.

La primera Casa del Instituto en Mornés era llamada “la casa del Amor de Dios” donde la caridad irradiaba alegría, comprensión confianza, perdón.Ayudémonos a ofrecer a los jóvenes un ambiente en el cual puedan crecer en todas las dimensiones de su ser. La “casa del Amor de Dios” se construye con los jóvenes como sucedió en Mornés, y “Mornés” somos nosotras hoy.

Como quisiera que cada una de nosotras interiormente experimentara la alegría de ser una pequeña e insustituible luz que ilumina la casa del Instituto fundado por D. Bosco con M. Mazzarello para ser respuesta a las expectativas profundas de los jóvenes. Como quisiera que cada Comunidad fuera un laboratorio de Comunión en el cual quien entra respira “aire puro”. Serían ambientes vocacionales donde los jóvenes ven, se interrogan, responden al llamado de Jesús para seguirlo radicalmente.

Somos conscientes que construir Comunión es una vocación a la cual todas estamos llamadas más allá de la cultura, la edad y las diversas experiencias vividas porque es fuente de alegría y de fecundidad en la misión en sus varias expresiones.

Una Comunión al servicio de

la misión

El símbolo de la guirnalda nos habla de una armonía compuesta de flores de colores y de naturaleza diversa y propiamente por la diversidad, hacen del conjunto una obra de arte estupenda. Así también para nuestras Comunidades que, en la Iglesia y en la Familia Salesiana, están llamadas a testimoniar la riqueza en la diversidad de un entrelazarse de vocaciones con una renovada pasión misionera animada por un mismo carisma.

Esto significa concretamente interrogarnos sobre aquello que Dios, la historia, la humanidad entera, especialmente los jóvenes, piden a la Vida Consagrada para alejar el riesgo de la autoreferencialidad y salir hacia las periferias a anunciar el Evangelio de Jesús y compartir la riqueza de la espiritualidad y de la misión con los laicos.

EspiritualidadSalesiana

“La Comunión genera Comunión y se configura esencialmente como Comunión misionera. Jesús dice a sus discípulos: No me habéis elegido vosotros a Mí sino que Yo os elegí y os he constituido para que vayáis y deis fruto y vuestro fruto permanezca”.

El Papa Francisco en su Encíclica subraya la importancia de la “transformación misionera de la Iglesia” que requiere un compromiso generoso, que no es un heróico trabajo personal, sino una obra coral, de “trabajo de todos”.

Permitidme que os lance un llamado que nace en lo más profundo de mi corazón y que puede ser un don, de gran valor carismático, para intercambiar en este tiempo de gratitud: “escuchar la voz del Señor que llama a anunciarlo hasta los últimos confines de la tierra, ampliando la mirada como nos lo pide el CG XXIII y responder con generosidad a la llamada misionera ad gentes”.

Desde los orígenes del Instituto el Señor ha llamado muchas Hermanas a dejar su tierra para ir a comunicar la Buena Nueva del Evangelio en los países que El indicaba.Nuestra Familia Religiosa no sería lo que es hoy si no se hubiera tenido a lo largo de la historia y con una extraordinaria continuidad este gran y admirable valor misionero.Cuando Jesús llama es importante responderle y sostener la generosidad de toda Hermana que se siente llamada a la misión ad gentes y animar a toda joven que quiere vivir una experiencia misionera.

No dejemos morir el fuego en el corazón de estas personas. Es tiempo de reavivarlo porque “los pobres no pueden esperar”. El más bello regalo que me podéis hacer es el enviar una vocación misionera ad gentes. No se trata de un regalo para mí, sino de una contribución para el crecimiento del Reino de Dios

Misiones

Siento compasión por tantas niñas, adolescentes, jóvenes y mujeres que todavía no tienen la posibilidad de gozar de un proceso educativo adecuado. Dejémonos tocar de estas urgencias y respondamos sin titubeos, con valor evangélico y mucha esperanza.

Es tiempo favorable para salir, como lo solicita el Papa Francisco y simbólicamente colocar “sobre el altar del mundo” los cinco gramos de harina como signo de unidad y de solidaridad con aquellos que tienen menos que nosotras, que están en necesidad y no tienen voz para pedir ayuda.

María, la Madre de la Iglesia , caliente el corazón de cuantas de vosotras sentís esta llamada, os coja de la mano y os guíe allá donde el proyecto del Amor de Dios desde siempre ha diseñado los contornos espirituales y geográficos de vuestro futuro. Os agradezco de corazón si acogéis esta invitación que siento profundamente en mí y en el Instituto, en el recorrido de todas las épocas de la historia como soplo misionero de los orígenes.

Agradezco a vosotras Hnas ancianas o enfermas por el don de vuestra oración, por vuestra oferta cotidiana, por el Amor con el que acompañáis nuestro servicio de animación y de gobierno.Gracias a todas por la gratuidad con la cual ponéis a disposición de la misión vuestra vida, vuestras competencias, vuestro Amor por los jóvenes más pobres, por la alegría y la esperanza que testimoniáis en las fatigas de cada día.

Que el clima de Resurrección llegue a vosotras, a vuestras familias, al Rector Mayor, a todos los Hermanos y a los miembros de la Familia Salesiana, como también a cada persona que trabaja en el ámbito de la educación y del anuncio de la Buena Noticia del Evangelio, especialmente a los jóvenes aún a aquellos que no conocemos y que buscan una casa donde sentirse acogidos, escuchados, protegidos. Ellos ocupan un puesto especial en mi oración.