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comisariado por MARÍA COLLADO / CARLOS VALVERDE JERÓNIMO ÁLVAREZ 2013

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Catálogo de la exposición ¡Hagan Juego! de Jerónimo Álvarez, comisariada por María Collado y Carlos Valverde. 2013, Madrid

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comisariado por

MARÍA COLLADO / CARLOS VALVERDE

JERÓNIMO ÁLVAREZ 2013

EN LA PORTADA

LILY TRYFFMAN

JERÓNIMO ÁLVAREZWWW.JERONIMOALVAREZ.COM

Comisariado: María Collado/Carlos Valverde

Diseño del catálogo: Carlos Valverde. Diseño expositivo: María Collado

Derechos de imagen y ©: Jerónimo Álvarez

Exposición en ISALA Madrid - 2013 -http://espacioisala.wix.com/isala

La vida es el juego en el que todos tomamos partido, víctimas del azar, contra el destino, somos parte de un continuo flujo en el que tanto nuestras identidades como nuestra posición pueden ser tan quebradi-

zas y cambiantes como la posibilidad de que el dado caiga sobre una u otra cara.

Como en un viaje atravesamos caminos, encontrándonos, separándonos, adaptándonos y alejándonos, per-maneciendo vivos, con los ojos abiertos, somos el conjunto de un constante devenir que supone presenciar la realidad y en el que las clases, la fama, el poder o el reconocimiento están determinados por la fragilidad

del cambio.

Jerónimo nos invita a conocer su mirada ante un largo camino más que fotográfico, vital, nos ayuda a reconocernos en el otro y a conocer al otro con sus disparos que son a ciencia cierta dardos de realidad y ensoñación. En el recorrido que realizamos a través de su archivo desde los inicios de su carrera, hemos se-leccionado aquellas imágenes que nos han transportado a ser mecidos en brazos de una calidez reconocida, que nos han hecho viajar por el mundo, llevándonos al interior de habitaciones de hotel, conduciéndonos por carreteras, dialogando con personajes cuya identidad se transfiere igualmente a los espacios que nos

dibuja, cada uno de ellos cargado de personalidad propia.

Esta exposición es una invitación a que la mirada y la reflexión jueguen. Inspirados por los juegos del azar, hemos querido construir un marco que ayude a entender la sensibilidad de la fotografía de Jerónimo que

nos empuja desde la elegancia a crudas realidades y desde la crudeza a los escenarios más elegantes.Entrar entre estas paredes es formar parte de un supuesto casino, de un lado, observando personalidades

que evocan los roles de poder, del arte, la riqueza, los mass media, lo social o lo político. De otro, dos table-ros que estructuran una serie de retratos de personajes conocidos

mezclados con desconocidos, parte de la intimidad del autor o bien encuentros fortuitos producidos en sus viajes. Para terminar acercándonos a la esencia de esta larga trayectoria: el viaje y la experiencia.

Todas las fotografías que observamos a través de los ojos de Jerónimo Álvarez nos guían por el misterio y la elegancia, nos hacen soñar con la posibilidad, haciéndonos conscientes de la calidad humana que es capaz

de transmitir desde el guiño de la ensoñación, presente hasta en su trabajo más comercial.

Observar estos muros es dar la mano a Jerónimo en su proceso creativo que, desde un punto atractiva-mente lúdico, nos traslada al gran azar de la vida en el que él mismo nos invita a hacer juego.

Carlos Valverde y María Collado

MARÍA COLLADO

Un coup de dés, n’abolira jamais le hasard. Toute pensée émets un coup de dés.

Mallarmé

El inicio de las galerías de Arte Contemporáneo, supuso una nueva etapa para lo que sería la Historia del Arte, los salones desaparecieron para dar lugar a la idea de cubo blanco, la cual esteriliza las manifesta-ciones artísticas enmarcándolas en un contexto dentro del cual se erigen, fuera del cual, en principio, no estábamos preparados para entender. La galería y sus paredes blancas han funcionado entonces como el contexto en el que el arte sucede, ocupa, se impone de una manera cercana a lo que en otras épocas fueron las manifestaciones religiosas, más seriamente que un tribunal jurídico, más místicamente que un laboratorio científico . Así la función del arte ha quedado enmarcada en espacios asépticos, aislando los discursos que hayan podido ensuciar las articulaciones estéticas que muchas veces se nos plantean como antibióticos de lo que consideramos realidad. Dentro del armario, las medicinas no caducan.

Igualmente a veces sentimos que la entrada en un espacio expositivo se carga de solemnidad coar-tando nuestra libertad de actuación, queriendo fijar nuestro pensamiento, nos encontramos extraños y la comunicación de aquello que percibimos es víctima de lo ajeno que nos plantean los blancos muros. Al ser colgadas, las obras cobran un mayor significado sobre las paredes exentas de informa-ción, pero ¿qué ocurre si esas paredes están dispuestas a aportar significado al objeto expositivo?

Transformar este cubo para crear una escenografía supone añadir un nuevo significado a la obra de arte, supone añadir otro nivel a la comprensión y preten-de completar el significado de la obra en sí para crear un todo que nos transporte a una reflexión mayor.

¡Hagan Juego! Se recrea en esa posible escenogra-fía, pretendiendo un doble guiño. Por un lado nos refiere directamente a los inicios de la fotografía, en la que su exposición y muestra nos derivaba al aislamiento de una imagen que se mostraba en sí como ventana a una determinada realidad. En la fotografía, los marcos son definidos por ella mis-ma, suponiendo así que la continuidad nos guía hacia una profundidad, hacia el cuestionamien-to de un mundo más allá de cada imagen, den-tro de la imagen, preguntándonos cuándo, cómo ,dónde, qué historia hay detrás. A cada lado de la imagen fotográfica, sin embargo, no hay nada.

¿Y qué ocurre cuando la fotografía se alza como arte? Entonces, como en todo proceso crea-tivo, se planteará una analogía con el caos, en los cuales, según Mallarmé, las prácticas y los

modos de proceder son conocedores de una ausencia de finalidad. Ahora bien, cuando la finali-dad está aparentemente presente, cuando hablamos de series fotográficas en las que los esce-narios son creados a conciencia, entendemos este sistema como un juego en el que toma par-te otro sentido del azar. Si bien dentro de la fotografía y del proceso fotográfico hay una serie de factores que, aunque aparentemente manipulables, son en esencia víctimas de lo casual, en el que influye el tiempo, los factores humanos, la luz... formando ello un proceso frágil y expuesto.

Enmarcando las series de imágenes fotográficas dentro de casilleros dentro de las posibilidades de un juego de azar, hemos añadido un marco a la fotografía, creando un nuevo universo de significados. En este universo artificioso que simula el tablero de la Ruleta Americana, los retratos extraídos desorde-nadamente de los archivos de la obra de Jerónimo Álvarez, fluctúan presentándose en un gran panel de ventanas tras de las cuales nos invitan a entrar en sus historias, muchas de ellas conocidas, siendo en su mayoría iconos de lo público o del imaginario que la historia ha construido en nuestros archivos de la memoria social. Los marcos, los encuadres, las series, funcionan en estas paredes blancas como una red que pretende captar un discurso que toma forma a lo largo de veinte años de producción artística por parte del autor. Igualmente sucede con la inspiración en el Black Jack o la cara cinco de un dado...

El juego toma varios modos de establecerse en esta exposición. Por un lado, el espacio nos transpor-ta a una sala de casino, en la que sabemos, el azar, los guiños, la ambición y el perder son protagonis-tas. Por otro lado, las fotografías se presentan como parte de este casino, simuladas, encajadas como partes del tablero, jugadores evocando la cara de un dado o bien siendo tal cual son, una colección de paisajes de viaje, escenarios que rodean los casinos, lugares de ambigüedad cambiante, evocaciones a la cara B de la riqueza y a la eterna búsqueda de un golpe de suerte. Otro estadio que nos lleva a

la idea de juego, es saber que tenemos una previa imagen de muchos de los personajes retratados y que sin embargo conviven junto a otros iconos sociales a los cuales no ponemos nombre, pero no nos resultan ajenos. Todo ello plantea una confusión, un azar para la percepción, un dejarle hacer a nuestra imaginación, así como una libertad para entender. Pero aún hay algo más a tener en cuenta dentro de este juego expositivo, la mirada de Jerónimo Álvarez que aporta identificación a cada una de las personas y escenarios que retrata, sin dejar que se autodeterminen, constriñendo lo artificial a través de su objetivo, mostrando la quietud del tiempo, cazando el instante más real que lo aparente.

En su obra, directa, ambigua, manipulada, Jerónimo desvela identidades, obligando a posar en esce-narios creados, bajo el yugo de la escena, del atrezzo, hace que el disfraz de cada situación muestre un artificio mucho más real y reconocible en nuestro tiempo que la propia desnudez. Así nos encon-tramos en un viaje en el que el misterio es el principal protagonista, un viaje a través de un archivo repleto de diferencias, de casualidades acertadamente manipuladas, un camino en busca de la esencia.

Según la profesora Gerda Reith (p.99: 2008) “ el juego es una especie de teatro en el que se interpretan las principales características de la condición humana: poder, dinero, esperanza y nuestra relación con el azar y la suerte”. Esta exposición habla en términos de cuestionamiento identitario, centrada en aquello que es público y aquello que no es pero igualmente reconocemos, ¿y qué tiene más importancia? ¿y quién decide quién es quién? Presuponer un destino escrito no es algo a lo que Jerónimo atienda, él, a través de su mirada, fotografía lo rotundo, sin mentir, hablando en el tiempo de lo humano en su sentido más amplio.

En todas las culturas, a lo largo de la historia, los mitos nos hablan de las relaciones humanas de poder, del intento de descifrar el azar, de la eterna lucha del hombre contra el sino, de la creencia en un des-tino que ya está diseñado o de la suerte en manos de algo que se nos escapa. El afán por el control del tiempo y de los acontecimientos nos lleva a plantear hasta qué punto somos dueños de ser quienes somos, haciendo que permanezcamos esperanzados en el cambio y en las posibilidades. La fotografía es una de las herramientas cuya intención es congelar la gran carrera del tiempo. A la hora de dispa-rar el fotógrafo igualmente quiere controlar la situación, el gesto pero es inevitablemente víctima de lo impredecible, resultando que su objetivo último dependa de la suerte, de “una tirada de dados”.

¡Hagan juego! Es una exposición que, mediante más de sesenta fotografías, nos habla de la fragilidad de la existencia planteada como una metáfora mediante la obra de Jerónimo Álvarez, articulando un discurso de reflexión a través de lo aparente. La obra de Jerónimo nos acerca a una sensibilidad a veces cruda y estéril, otras evocadora y sugerente, dejando atrás los filtros para replantearnos una fe en el artificio, visto éste como un ente natural que a través de su objetivo se instaura como seña independiente y personal. Jerónimo nos invita por medio de sus retratos y de las instantáneas de sus viajes, a cortar las cadenas del no y plantearnos que siempre, detrás de cada mirada, de cada personaje, de cada escenario, hay un halo de posibilidad y esperanza, él es un cazador de lo humano, un mago que lleva ensoñación a los escenarios más áridos. Todas, todos, formamos parte de este eterno devenir fluctuante en el cual nos sumerge para hacernos conscientes de que la vida es un juego o como dijo el poeta Ibn Sina: “el azar es el Jugador. Nosotros somos las fichas. El cielo son los dados y nuestra tierra, el tablero de juego”.

CARLOS VALVERDE

Fragmentos incompletos para una obra íntegra.

PERMANECER ETERNO: Desde el inicio de las primeras civilizaciones, el ser humano ha buscado he-rramientas poderosas para intentar permanecer en la memoria colectiva y lograr que su imagen per-maneciese latente. Es por eso precisamente por lo que a lo largo de la historia de nuestra tradición artís-tica occidental, las clases sociales más poderosas y los personajes históricos más destacables, han sido captados por los artistas de las artes plásticas y visuales, conocedores del poder de transmisión de las imágenes. Con la llegada del pensamiento revolucionario moderno y posteriormente post-moderno, personajes nuevos y temas característicos de la modernidad dieron paso a nuevos modelos y esquemas en la representación. En la cultura visual global de las imágenes de nuestra modernidad fluida en movi-miento gran parte de los ámbitos de creación quedan contaminados por multitud de lenguajes plásticos, técnicas y temas que fabrican los discursos contemporáneos actuales: “de aquellos barros, estos lodos”.

Así con esta simbiosis entre “lo nuevo” y “lo viejo” característico de “lo postmoderno” y de un len-guaje cercano al neobarroco podemos disfrutar en la obra de Jerónimo Álvarez de múltiples plantea-mientos, como por ejemplo un retrato “aristocrático” de Alaska bañándose en leche: una Cleopatra contemporánea que redefine el reclamo de la belleza artificial de nuestro tiempo y desea permanecer siempre eterna y bella. O un retrato aséptico de Alberto Ruiz Gallardón que continúa con la tradición artística de representar el cargo político del alcalde comenzado por las sociedades primitivas. También retratos de gente anónima como las prostitutas de las calles de Madrid; unas “diosas del amor” que siguen siendo lastimosamente desterradas prejui-ciosamente por lo social, pero que en términos de representación, Jerónimo enmarca como Afrodi-tas contemporáneas. Todos estos personajes a los que hay que sumar travestis y andróginos, estrellas, freaks del circo, o personajes cyber punk añaden un contenido barroco a las capas de pensamiento.

“Lo que hoy se muestra es, lisa y llanamente, un producto zappeado. Es evidente que el montaje domina todavía el arte contemporáneo, aunque tal vez serían más apropiadas palabras como hi-

bridación o sampleado.(...) No un arte del collage, de la mezcla, del patchwork, que actúa solamente

sobre fragmentos de lo real, sino un arte que actúa en la trama, la estructura, el conocimiento mimo de lo real y de su homólogo simulacro, lo

virtual.”Pedro Aullón de Haro. La idealización barroca.

¡HAGAN JUEGO! Con todo esto, la obra de Je-rónimo Álvarez posee capacidad de seducción no

sólo en el tratamiento impecable de sus imágenes; también es el lenguaje propio representado el que nos da información y pistas sobre la construcción social contemporánea y su idiosincrasia, sus estamentos o la ausencia de estos o la visibilidad, influencia y poder de multitud de personajes que conviven en diferentes sistemas: político, social, mediático, intelectual o artístico entre otros.

El azar de la vida y el encuentro entre individuos es un juego constante del que todos somos partícipes en este gran tablero que es el mundo. En este juego concreto que es el comisariado de la exposición que nos convoca, las fichas generadas por Jerónimo son los jugadores y los comisarios han sido los encargados de establecer nuevas reglas de juego y de asignar otros roles a los personajes selecciona-dos, tales como directores, jugadores, crupiers y otros cargos de un casino de juego. El continente es una gran sala en el que anónimos y personajes famosos juegan como cómplices esperando en su mesa de juego a que el espectador emancipado tire el dado y cierre el proceso expositivo. ¡No va más!

“Los descubrimientos ya logrados se deben al azar y a la experiencia vulgar más que a la ciencia”Francis Bacon

JERÓNIMO ÁLVAREZ, CALLEJERO VIAJERO: Gracias a la oportunidad de poder haber vivido una experiencia única revisando más de 20 años del trabajo profesional y personal de Jerónimo pasando del mundo analógico a las últimas tendencias en digitalización, he podido disfrutar de un recorrido a lo largo de su vida cimentado en torno al viaje. Pese a poseer un larga carrera profesional y a tener un trabajo de estudio más conocido mediáticamente, Jerónimo sigue teniendo un espíritu aventurero de eterno adolescente heredado de la tradición del fotoperiodismo de guerra y el foto reportaje aplicado a mundos dispares cruzados frente a su cámara: un viaje vital de recorrido ecléctico registrado a golpe de “click”. Escenas y personajes de lo más variopinto fabrican una estética “lúxury underground” for-

malizado desde la cultura callejera hasta el fabuloso mundo del glamour. Un viaje de ida sin retorno que nos ha legado multitud de micro relatos que todavía están sin descubrir o mejor dicho, están por contar.

¿Qué es “lo real” en las imágenes? El artificio de las puestas en escena frente a las fotografías ins-tantáneas de sus viajes genera múltiples realidades paralelas en las que ya no sabemos diferenciar realidad de ficción, como en la vida misma los dos mundos se cruzan a golpe de suerte, adereza-dos en ocasiones por temas frívolos, existenciales, lúcidos, interesantes... ¿Dónde está la verdad?

“La “realidad” nunca es otra cosa que un mundo jerárquicamente escenificado, objetivado según las reglas de la profundidad, y revelándonos también que la realidad es un principio bajo cuya obser-

vancia se regulan toda la pintura, la escultura y la arquitectura de la época...”Jean Baudrillard. Cultura y simulacro.

SOBRE EL ARTE, LA FOTOGRAFÍA Y LA CULTURA ÍNSTAGRAM: En la actualidad se ha pro-ducido un acontecimiento insólito sin precedentes. Por un lado se ha democratizado la cultu-ra en la medida en que todo el mundo tiene acceso al mundo online de las imágenes generadas por el arte, o como en el caso patético de España: tenemos acceso a una cantidad desmesura-da de museos de arte contemporáneo que no pueden sostenerse económicamente y son des-tinados al rentable/decadente mundo del alquiler de eventos. A medida en que la sociedad gana en acceso, la formación obligatoria artística reglada brilla por su ausencia. Sin una educación fir-me para la ciudadanía en el arte y un arte contaminado por una élite cultural acomodada que no da explicaciones a la situación penosa que ellos mismos han engordado y con la que han en-grosado sus bolsillos, la circunstancia que se está produciendo en la población es de alejamiento.

Este distanciamiento se manifiesta en líneas generales al escaso valor que la sociedad da a los vie-jos y nuevos profesionales del mundo del arte: jóvenes condenados a la emergencia y llamados descaradamente “la generación perdida” que intentamos reconstruir los pedazos de un sistema cultural roto y generar otro modelo sin copiosas ayudas. Artistas que malviven de su obra, son infravalorados y llevan años sin vender nada, trasladando su proceso creativo al tiempo de ocio. Galerias que cierran dramáticamente sus puertas, y un largo etcétera. Todos estos acontecimien-tos pasan desapercibidos para una gran parte de la población desconocedora del arte que se lo imagina como un mundo esplendoroso...flash! y cree que hacer obras de arte es incorporar un filtro en ínstagram a la foto dominguera de turno, Pero sabemos que esto se aleja de la realidad.

Con todo lo nombrado anteriormente, es importante destacar que el arte, como en el caso de la obra de Jerónimo, es un acontecimiento de investigación que genera conocimiento y que sólo se consigue mediante años de esfuerzo y trabajo, desarrollando un lenguaje propio ejercitando la mirada y adquiriendo conocimientos técnicos derivados de la enseñanza mediante otros pro-fesionales. Es fundamental destacar el buen hacer, el trabajo y la constancia en los profesionales como Jerónimo Álvarez, un fotógrafo que como dice Alaska en una crítica para el libro Pop&Rock, “…tiene una cualidad plástica que le permite adaptarse a presupuestos muy dispares…” y como se suele decir que los artistas avivan su ingenio en épocas de crisis presupuestarias (que es la que nos toca) estoy convencido que no dentro de mucho tiempo tendremos un legado cultu-ral histórico de valor seguro para nuestro futuro en la obra de este fotógrafo único e incansable.

¡Hagan Juego!

2013