castigo sin culpa, culpa sin castigo

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CASTIGO SIN CULPA, CULPA SIN CASTIGO Gonzalo Portocarrero* 1. Introducción 111 presente ensayo tiene como objetivo analizar los antecedentes Iiistórico-culturales de un patrón de intcracción social que puede llamarse la "dominación totalw**. Lo característico de este tipo de relación es la om- nipotencia de una de las partes y la impotencia de la otra. Esta concentra- ción del poder permite convertir al dominado en instrumento de la voluntad del dominador; en máquina de trabajo que explotar y en objeto en el que satisfacer los impulsos sexuales y agresivos. Típicamente esta relación da lugar a personalidades despóticas que ejercen su imperio arbitrariamente, sin fronteras y de otro lado a personalidades serviles siempre temerosas e in- condicionales. La relación entre españoles e indios se acerca bastante a este patrón ideal. Los comportamientos y formas de ser característicos a esta relación han marcado en profundidad a la sociedad peruana. Hoy ya no hay espa- íioles y los indios ni son los de ayer, ni son la mayoría; no obstante, la des- coiisideración del otro y el ensañamiento con el débil permanecen como rasgos centrales de relaciones tan diferentes como las de patrón-obrero, lionihic-mujer, criollo-andino. policía-delincuente. etc. Dar algunas ideas qiic aproximen a comprender porque ésto es así es el fin de este ensayo. * Profcsor del Dcpartaincnto de Ciencias Sociales de la U.C. lil autor quiere expro sar su agadcciiiiicnto al profesor Alberto I'lorcs Calindo sin cuya amistad y dircc- . ción no se hubiera cscrito el prcscntc cnsayo. I:llo, sin embargo. no significa com- l~ronieterlo con los errores TainbiEn agradcce cl autor a Alejandro Ortiz y Ma- nuel Marzal. I:inalinente a I:OMCII<NCIAS por su apoyo cconoinico. ** El autor ha tipificado cstc patrón de interacción en un cnsayo "La dominación total" aparecido en Debates en Sociología No. 10. Sobrc la base de 23 tcstime nios de cniplcadas dotnésticas del sur andino, contcnidos en el libro Basta, se tra- tó de analizar la relación patrona-cniplcada encontrándose que allí se manifesta- ba en forma coiidcnsada actitudes y comportarnicntos de oripen colonial quc. en forma diluida pcro aun distingiiible,cstán prcsentes en otros generos de rclaciones.

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Ensayo del Dr. Gonzalo Portocarrero publicado en la Revista Debates en Sociología de la PUCP

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  • CASTIGO SIN CULPA, CULPA SIN CASTIGO

    Gonzalo Portocarrero*

    1 . Introduccin

    111 presente ensayo tiene como objetivo analizar los antecedentes Iiistrico-culturales de un patrn de intcraccin social que puede llamarse la "dominacin totalw**. Lo caracterstico de este tipo de relacin es la om- nipotencia de una de las partes y la impotencia de la otra. Esta concentra- cin del poder permite convertir al dominado en instrumento de la voluntad del dominador; en mquina de trabajo que explotar y en objeto en el que satisfacer los impulsos sexuales y agresivos. Tpicamente esta relacin da lugar a personalidades despticas que ejercen su imperio arbitrariamente, sin fronteras y de otro lado a personalidades serviles siempre temerosas e in- condicionales.

    La relacin entre espaoles e indios se acerca bastante a este patrn ideal. Los comportamientos y formas de ser caractersticos a esta relacin han marcado en profundidad a la sociedad peruana. Hoy ya no hay espa- ioles y los indios ni son los de ayer, ni son la mayora; no obstante, la des- coiisideracin del otro y el ensaamiento con el dbil permanecen como rasgos centrales de relaciones tan diferentes como las de patrn-obrero, lionihic-mujer, criollo-andino. polica-delincuente. etc. Dar algunas ideas qiic aproximen a comprender porque sto es as es el fin de este ensayo.

    * Profcsor del Dcpartaincnto de Ciencias Sociales de la U.C. lil autor quiere expro sar su agadcciiiiicnto al profesor Alberto I'lorcs Calindo sin cuya amistad y dircc- . cin no se hubiera cscrito el prcscntc cnsayo. I:llo, sin embargo. no significa com- l~ronieterlo con los errores TainbiEn agradcce cl autor a Alejandro Ortiz y Ma- nuel Marzal. I:inalinente a I:OMCII

  • Esta relacin puede ser conceptualizada como una "doniinacin tra- dicional". como un derecho de mando y una compulsin a la obediencia cuya base es la costumbre sacralizada y naturalizada: sto es. vista y sentida como fundamental y eterna. Al n o haber una justificacin racional la legi- timidad de esta doniinacin descansa en la "santidad de lo existente desde siempre" (Weber). De hecho los tericos de la servidumbre indgena dieron slo justificaciones aparentes de los derechos de los espaoles. El ms fa- moso de todos ellos. Juan Gins de Sepulveda, precisa dos razones bisicas para justificar la doniinacin espaola sobre los indios.

    La primera se refiere a la "innata servidumbre de estos hombres" (p. 109). Partiendo del supuesto de que los indios sieiiiprc han tenido jefes a los que han tenido que tributar cuaiitiosariicnte y ohctlecer sin repa- ros, Seplveda coiisidera que "iio les Iia dc ser muy gravoso el mudar de seores ... aceptar a los cristianos. cultivadores de las virtudes hiiiiiaiias y dc la verdadera religin" (p. 11 1) . La segunda tienc que vcr con las costum- bres de esos "hombrecillos, tan brbaros, incultos e inhumanos", que con sus "pecados, impiedades y torpezas" aineritan un castigo "para traerlos a la salud espiritual y a la verdadera religin por medio de la predicacin evanglica" (p. 11 7). En realidad esta segunda razn puede justificar una guerra punitiva o. en todo caso. una servidunihre por el lapso que demo- re la conversin de los indios al cristianismo. Pero en ninguna forma pue- de justificar una dominacin sin trmino. En verdad la razn bsica es la -'innata servidumbre", argumento tautolgico por cuanto equivale a decir que las cosas son as -y deben seguir sindolo- porque siempre han s i d ~ as.

    No obstante, la "dominacin total" es una realidad que contradice la tica cristiana. De este conflicto nace el indigenismo que representa el cuestionamiento de esta relacin. En su rplica a Seplveda, Bartolom de las Casas apela sobre todo al Nuevo Testamento para descalificar los argumentos de su opositor. En vez de por la guerra, las naciones gentiles "en este tiempo de la gracia" deberan ser trados a Dios por el "amor y los halagos" (p. 319). Con guerras injustas. " t i rani~ando con color de predicar la fee" no sOlo no sc ganarn las almas sino que los iiidios tomarn un odio que los har "abominar la fe y religin crisriana" (p. 3Yj . Las razones de Seplveda constituyen pues falacias de "que usa para encu- brir y dorar su nociva y cruel opinin", justificando crueldades y tiranas "enemigo es de la nacin espaola, porque perniciosamente la cngafia, henchir quiere los infiernos de nimas" (p. 319). No obstante, a pesar de que la prdica indigenista triunfe en el campo de las ideas oficiales y modele la legislacin indiana. el abuso se convierte en institucin y el t ra to con el indio tiende a ser despiadado.

  • Pero, cul es el origen de esta "dominacin total"?, j c i ~ i o explicar que la legitimidad colonial haya cristalizado tan rpidamente? qu conse- cuencias tiene el abuso e n la vida interior del tirano? cmo el dominado se explica su situacin? Para responder estas preguntas es necesario u n anlisis histrico y cultural. Desde el punto de vista cultural interesa rastrear los antecedentes que en la tradicin andina y espaola pueden explicar los coni- portanlientos seiialados. Pero una explicacin de este tipo es insuficiente. En el lmite ella lleva a devaluar los hechos. a plantear una historia sin aconte- ciiiiientos en la que lo nico que ocurre es la repeticin de algo concebido como inmutable. Es necesario ir ms all, rescatar la importancia de los he- chos, de su poder creador, de la transformacin de lo efmero en permanente. Los acontecimientos son ms que manifestaciones o reflejos de un orden, puesto que a travs de ellos las estructuras n o slo se reproducen, sino se mo- difican y, a veces. se crean. En el Psicoanlisis. tambin en el sentido comn la valoracin de los hechos como tales es muy clara en el concepto de trauma, e n la idea de que hay acontecin~ientos que n o pueden ser asimilados en e1 flu- jo de la vida y que implican la aparicin de algo nuevo en la historia personal.

    La legitimidad colonial y la dominacin total tienen una historia y ella comienza en Cajamarca, escenario de la captura del Inca Ataliualpa, del pri- mer contacto significativo entre espaoles e indios en la regin andina. Este encuentro niarc todos los dems. all la historia se crea, luego se repite.

    Esta historia empieza, pues, el 15 dc noviembre de 1533, fecha en la que los espaoles llegan a Cajamarca. Era la primera vez, desde su desembar- c o en Tumbes, que tenan que hacer frente a un nmero tan crecido de in- dios. La crnica de Estete trasluce la mezcla de sorpresa, asombro y terror que sienten los esparioles en su primer contacto con el ejrcito de Atahualpa: "ocupaba ms de una legua y media del valle y eran tantas las tiendas que pa- recan. que cierto nos puso harto espanto, porque no pensamos que indios pu- dieran tener tan soberbia estancia. ni tantas tiendas, ni tan a punto lo cual hasta all en las indias nunca se vi. Que nos caus a los espaoles harta con- fusin y temor, aunque n o convena mostrarse, ni menos volverse atrs, por- que si alguna flaqueza en nosotros sintieran, los misnlos indios que llevaramos nos mataran" (1). Alrededor de 160 espaiioles tenan que enfrentar a u n ejrcito que ellos cifraban entre 30,000 y 50,000 guerreros (2).

    Esa misma tarde parti una embajada para saludar a Atahualpa e invitar- lo a ir a Cajamarca. Los espaoles debieron estar ansiosos por un desenlace:

    2 Xerez calcula de 30,000 a 50,000 hombres. Estete, 50,000. Pedro Pizarro ms de 40,000. Diego de Tmjiilo tambin da esta cifra.

  • por fin. en el oro de los indios, sus fantasas de riqueza se Iiacan posibilidad efectiva. Pero el reali~arlas chocaba con el hecho de que eran muchsimos los guerreros indios. Durante la entrevista, la actitud de los emisarios es de des- confianza y recelo: no aceptan las invitaciones de comida que les hace el lnca y buscan, en cambio, superar su miedo refugindose en su altivez; tratando de asustar a los indios mediante la carga de sus caballos. Concertada la entrevista para el da siguiente, los espaoles regresan a Cajamarca e informan a Pizarro del gran nmero de guerreros que haban visto. No muy lejos. en los baos. Atahualpa hace matar a los indios que haban mostrado temor ante la embes- tida de los caballos.

    Estete refiere que esta noche durmieron pocos, que desde la plaza "se vean los fuegos del ejrcito de los indios; lo cual era cosa espantable, que c e mo estaban en una ladera, la mayor parte y tan juntos unos de otros no pa- reca sino un cielo muy estrellado" (3). Por su parte Mena recuenta "Aposen- tada aquella noche la gente no quedo ni chico ni grande a pie ni a caballo, que todos anduvieron con sus armas rondandose aquella noclie: y a assi iiiesrno cl buen vie,jo del gobernador, que andava esforcando a la gente. Aquel da todos eran seores"(4). Pedro Pizarro, otro actor y cronista de estos hechos. testi- monia que "oi a muclios espaoles que. sin sentirlo, se orinaban de puro te- inor"(5). Parece, pues, que la hueste conquistadora. bajo el liderazgo de Piza- rro, logr controlar su miedo y que no hubo desesperacin.

    En la maana siguiente, los espaoles oyeron misa y se encomendaron a Dios "suplicandole nos tuviese de su mano" (6) . En.esos momentos Pizarro se dedica a animar a su tropa " ... dicindoles a todos que hicieran de sus cora- zones fortalezas pues no tenan otras, ni otro socorro sino el de Dios. que so- corre en las mayores necesidades a quien anda a su servicio; y que aunque pa- ra cada cristiano haba quinientos indios, que tuviesen el esfuerzo que los bue- nos suelen tener en semejantes tiempos, y que esperasen; que Dios peleara por ellos ... En el nimo de cada uno parcci que haba por ciento, que muy poco temor les pona ver tanta gente" (7).

    ~ociemos ir ya anotando el dohle significado de la religin. En primer lugar, el cristianismo era lo que supuestamente justificaba la invasin del Iin-

    3 [Istctc p. 373.

    4 Mena en Porras (1 % 7) p. 84.

    5 Pedro Pizarro en Porras (1 % 2) p. 1 15 g.

    6 Estete p. 373.

    7 Xcrez en Porras ( 1 % 2) p. 95.

  • perio, pues se trataba de %accrles cntcndcr las cosas de la fe" (8) y ganar a los indios al evangelio. Eii segundo lugrir, cl valor y audacia de los espaiioles pueden explicarse. entre otros factores. tambin por su fc. O sea por la posi- bilidad de ser confoi tados en lloras tan aiigitstiosas por la certidumbre de ser mensqjeros e instrumentos de Dios y. por tanto, de algn modo protegidos por l.

    No obstante, la empresa conquistadora n o era una cruzada misionera. era. ante todo. una "asociacin militar por SUS medios pero econnlica por sus fines" (9). Tanto el coniportamiento como el relato de los conquistado- res demuestran que ellos n o se ocultaban l o que estaban haciendo; saban niuy bien que venan por el oro. De hecho, los lderes y principales actores provenan de una clase guerrera (10). En la sobrepoblada Castilla vivan una situacin de necesidad econimica y de frustracibn de sus siieios. Vean en los indios y ahora en el Per, el lugar donde podan realizar sus fantasas de riqueza, poder y gloria. En el intento se jugaban la vida. Para hacer realidad sus sueos estaban dispuestos a emplear, como lo hicieron, todos los medios que estuvieran a su alcance. Recurrieron sobre todo al engao. En efecto, se trataba de desorientar a los indios ocultando la verdadera naturaleza de sus intenciones. Asustarlos con sus caballos y armas y, finalmente, aprovechar de sus diferencias, azuzndolos unos contra otros.

    Guamn Poma. n o sin razn, imagina a los espaoles -una vez que stos se enteraron de las riquelas del Per- cantando obsesivamente. nionOtona- nientc "Yndias, Yndias, oro. plata. oro plata del Pir ...( 1 1 ). Sobre la expe- dicin conquistadora dice el cronista "Estavan como un hombre desespe- rado, tonto, loco, perdidos el juycio con la codicia de oro y plata. A veces n o coma con el pensamiento de oro y plata. A veces tena gran fiesta, parecien. d o que todo oro y plata tena dentro de las manos ... n o tema la muerte con el enters de oro y plata" (1 2).

    Dicgo de Tmjillo cn Porras (1 % 2) p. 120.

    Lockhart cnsaya el siguiente retrato colectivo de los hombres de Cajamarca. "Te- nan tras de si todo tipo de antecedentes, excepto el de pertenencia a la alta no- bleza Haba hidalgos de buena posicin y hombres de familias pobres con algu- nas vinculaciones hidalgas. Haba no menos de diez escribanos calificados, la ma- yora de ellos con pretensiones ms o menos vlidas a una categora de hidalgo. Haba artesanos entre otros plebeyos: tres sastres, un espadero, un marinero, un pregonero, dos trompetcros". (Lockhart 1982 p. 23)

    Guairin Poma p. 344.

    Guamn Poma p. 347.

  • S o hay. en las primeras crnicas. inuclia informacin sobre lo que acon- teca en el campo del Inca, sobre los estados anmicos del soberano y sus sh- ditos. Los cronistas soldados como Mena, Estete, Xerez y Trujillo nos presen- tan un cuadro muy simple de Atahualpa: a la vez muy receloso de los espao- les pero al mismo tiempo niuy confiado en la superioridad del nniero de sus guerreros frente a lo exiguo de la tropa espaola.

    Desde la perspectiva de los conquistadores. las'primeras ideas y viven- cias resultado de su contacto con los indios pueden sintetizarse as: los espii- oles se saban agresores y tenan recelo de los indios. No obstante, trataban de sacar valor y fuerzas tanto de su fe religiosa como de sus anhelos de rique- za y gloria. Mientras tanto se preparaban para explotar al nixirno las ventajas que les dara el ataque sorpresivo y el susto que ellos sahian que sus armas produciran entre los indios. De o t ro lado, segn ellos. el lnca se saba agre- dido pero confiaba plenamente en destruirlos. Esta representacin de las in- tenciones de Atahualpa -con prescindencia de que sea o n o cierta- tiene un nimo justificatorio para los espaoles, puesto que se piensa al lnca como des- conociendo la subordinacin que debera tenerle al rey de Espaa.

    Para reconstruir las ideas y eniociones de Atahualpa. y sus sbditos. nus referiremos a Garcilaso y Guamn Poma, Garcilaso tiene en apariencia una visiOn iiiuy espatiola del da de la captura del Inca: se nienciorian los Iie- clios de violencia de los espaoles sin condenarlos abiertamente: se cxplicita la ambicin como el mvil de la empresa y, finalmente, se afirma como deci- siva la intervencin divina. Esto ltimo en un concepto de providencia, de un sujetarse los acontecimientos -al menos en sus grandes trazos- a una inten- cin sobrenatural. No obstante su obra es muy rica en la descripcin de las representaciones indias de lo espaol y en los sentimientos a ellas asociados. Esto es. en la vida interior de Atahualpa y sus guerreros.

    La descripcin de los acontecimiciitos que hace Gai-cil;iso ha sido -con razn- muy criticada. Riva Agero coiiiciita: 'Quiz lo menos verdadero y valioso entre todo lo que escribi Garcilaso sea la historia del descubri- miento y conquista". El cronista habra revestido de "color falso" las princi- pales escenas que se suceden hasta la captura del Inca. El propsito seria crear un relato novelesco "para salvar a los peruanos incsicos del cargo de cobarda" (1 3 ). Porras opina que su relato " ... se abraza con demasiada adhe- sin al relato inverosmil del padre Valera sobre los hechos de Cajamarca. Es la parte acaso menos leve y hasta fastidiosa de los Comentarios Reales. La te- sis absurda de que los lncas n o combatieron a los espaoles porque creyeron que eran mensajeros del Dios Viracocha, segn la profeca del Inca Huayna Cpac y de que al verlos llegar se echaron a llorar por el trmino irremisible de

    13 Riva-Agero p. 206-7

  • su iiiiperio, cs a la verdad, bastante ingenua y depresiva para la mentalidad in- dia" (14).

    G a i ~ i l iso transmite la idea de estar escribiendo la "verdadera" historia que l ha podido rescatar tanto de los testimonios orales de indios y conquis- tadores como de los quipus de Cajamarca. Piensa que lo completo de sus fuentes le permiten producir un relato cierto y escribe, segn dice, para desha- cer un malentendido puesto que los espaoles habrian alterado la historia "quitando lo que fue en contra y aadiendo lo que fue en favorW(l 5 ) .

    Por nuestro lado pensamos que aunque en la narracin de Gaizilaso los Iieclios se encuentran distorsionados -por un sesgo que se analizara dcs- pues - su recuento de las ideas y emociones indias es bastante fidedigno y. dc hecho. calza muy bicii con el coniportatniento de Atahualpa segn los cspaiiolcs. 1 11 realidad. su relato corrcspoiide a la urgente neccsidad dc rc- construir el pasado. dc rehacer la niciiioria para quc acoiitcciniientos muy vi- vos resulten menos dolorosos. Por ello a l y Guaiiin Poma nos remitimos {>ara anali7ar lo que aconteci en el campo dcl Iiica.

    En un principio Ataliualpa -segn Garcilaqo- piensa que los espaoles son dioses y siente un temor que ya nunca l o abandonar totalmente "Estos miedos y asombros tuvieron acobardado al bravo Ataliuallpa hasta su muerte. por los cuales ni resisti ni us del poder que tena contra los &paoles" (16) Este sombro transfondo anmico tuvo dos elementos generadores: primero, el temor de una alianza de los espaoles con Huscar, en ese entonces derrota- d o y prisionero pero an con muchos aliados. Segundo,la idea de que la apa- ricin de los espaoles era el inicio del cumplimiento de la profeca" ... de su padre Huayna Capac. que despus de sus das entraran en sus reinos gentes nunca jams vistas ni imaginadas que quitaran a sus hijos del imperio, troca- ran su repblica, destruiran su idolatra" ( 1 7).

    Atahualpa -siempre en la versin de Garcilaso- trata de sobreponerse a esta pesadumbre. Enva una embajada a cargo de un hermano suyo, Ti to Atauchi. Por su intermedio el lnca ofreca. amistad, muchas provisiones y tambin un reconocimiento de la mayor autoridad espaola. Solicitaba, a cambio, moderacin en su clera puesto que sospechaba que ella pudiera haberse desatado debido a la imprudencia de los indios que los atacaron. Di- ce el hermano del lnca a los espaoles "Te suplico que el castigo de muerte

    14 Porras (1962) p. 316.

    15 Garcilaso p. 75.

    16 Garcilaso p. 53.

    17 Garcilaso p.53.

  • que por mandato del gran Dios Viracoclia. tu p a d r c ~ ~ rrircstro, Iiicistc en 10 de la isla de Puma y en los de Tinpiz y otras partes. n o lo hagas con los dc Cassaniasca ... que tieniples las iras" (1 8).

    Ataliualpa trataba. pues de combatir su miedo aplacando la clera dc los espaoles mediante presentes. Guamn Ponla, mientras tanto, afirma que el lnca envi su embajada "... suplicando que se bolbieran los cristianos a sus tierras y le dixo que le dara mucho o r o y plata para que se bolbiesen" (1 9).

    Uegados a Cajamarca. los espatioles deciden -como se Iia mencionado- corresponder al Iiica eiiviaiido una cinhajada comandada por el Iierinano del gobernador, Hernando Pizarro. En la entrevista Ataliualpa vuelve a sentirse dominado por el temor. Garcilaso pone en boca del lnca las siguientes pala- bras "Sois hijos de nuestro gran Dios Viracocha y mensajeros del Pachacmac ... Harta gloria ser para nosotros morir a nianos de los que tenemos por divi- nos y mensajeros de Dios" (20). Momentos despus "... los suyos enterneci- dos de sus ltimas palabras y de la prdida del imperio que por tan cicrto te- nan derramaron muchas lgrimas. con grandes suspiros y gemidos" (21 ).

    De los cspaiioIcs dice Guaman Poma que salieron muy contciitos de la entrevista pues ya saban que podian asustar a los indios. Hernando Pizarro dice " iAlvcricia Iiermanos mios! Yo ya tengo convencido y espantado a los yii- dios: sera Dios servido que le coniensemos la batalla, por todos se espantaron y dcjaron en tierra a su rrey y cada uno echaron a Iiuyir Buena sea! i Buena sea!"(??). Garcilaso dice quc "se apercibieron con su buen lninio para pelear coiiio cspaiiolcs". Esto cs: ni uno iii otro dan cuenta del temor en las filas de los invasores. Iieclio que los cronistas soldados refieren con tanta vivacidad. Para ellos slo los indios tenan miedo.

    Al da siguiente. antes dc partir de los batios con direccin a Cajaniarca, Atahualpa parece serenarse sobrel~oniiidose a su nimo derrotista. El iiio- tivo fue tina infortnacibn que IlcgO a sus odos. segun la cual los cspaolcs crrin dbiles: se cansaban al subir las cucstas y tenan que prenderse de las colas de los caballos. "Con esta relacin y por tenerlos por divinos iba Ata- Iiuallpa sin recelo alguno de lo que le sucedi" (33).

    18 Garcilaso p. 52.

    19. Guarnn Poma

    20 Garcilaso p. 60.

    21 Garcilaso p. 6 1.

    22. Guamn Poma p. 353.

    23 Garcilaso p. 63 .

  • Despus del requerimiento del padre Valvcrde, Ataliualpa se entristece. "Los Viracochas se le convertan y hacan enemigos mortales pidindole co- sas tan speras, y dio un gemido con esta voz atac, que quiere decir: jay do- lor!" (24). No obstante, el lnca se sobrepone -nuevamente- y plantea un dilenia para que los espaoles se reconozcan en l: "De lo cual colijo una de dos : o que vuestro prncipe y todos vosotros sois tiranos que andis destru- yendo el mundo. quitando reinos ajenos. matando y robando a los que n o os han heclio injuria ni os deben nada; o que sois ministros de Dios, a quien nosotros llamamos Pachacamac que os ha elegido para castigo y destruccin nuestra". Pero si son Dioses, contina razonando Ataliualpa, deben tener piedad y misericordia "por tanto debis hacer como mensajeros y ministros divinos y n o permitir que pasen adelante las muertes, robos y crueldades que en Tmpiz y su comarca se han heclio" (25). Sean lo que fueren los espao- les deberan comportarse bien. Si por hombres por ser mortales, si por dioses por ser justos.

    Ataliualpa, por la brbara traduccin de Felipillo, n o entiende el men- saje de los espaoles, lo encuentra contradictorio. Sin embargo, acepta, en principio. la posibilidad dc subordinarse "qiie n o soy tan falto de juicio quc n o obedezca a quien pueda niandar con razn. justicia y derecho! " Pero los espaoles quc estaban lejos de Valvcrdc y Ataliualpa "...no pudiendo sufrir la prolijidad dcl razonaniiento, salieron de sus puestos y arremetieron con los indios para pelear con ellos y quitarles las ii~uclias joyas de oro y plata" (36).

    En la lgica del relato de Garcilaso Ataliualpa debi pensar -en el mo- mento que se inici la carga - que los espaiides eran tiranos y tomar, por tan- t o la resolucin de combatirlos. Pero lo quc transforma los aconteciniientos, su encadenamiento natural, es la intcrvcncihn del I)ios cristiano. del Dios iiii- c o y verdadero: "con la presencia de la Santa Cruz que el buen Fray Vicente de Valverde tena en las manos. troc el nimo airado y belicoso del Rey Ata- Iiualpa, n o solamente en mansedumbre y blandura sino en grandsima sumi- sin y humildad pues mand a los suyos'que n o pelearan, aunque l o matasen y prendiesen" (27).

    En ese mismo momento el gritero de los indios impidi que se oyese la voz del padre Valverde quien intentaba calmar a los espaoles ya que haba

    24 Garcilaso p. 7 1.

    25 Garcilaso p. 71.

    26 Garcilaso p. 72.

    27 Garcilaso p. 73.

  • coinenzado a aficionarse a Ataliaulpa. sc'yii Garcilaso. Eii sil carrera se Ic ca. cron 13 cruz y el breviririo.

    Garcilaso presenta a Atahiialpa oscilaiido entre dos figuracioiies de lo cs- paol: Iioiiibres tiranos o dioses aplacables: taiiibin entre dos nimos: uno confiado y optimista. el o t ro -dominante-- angustioso y hasta resignado. El lnca es pues u n hombre dubitativo, siente miedo y , tratando de sobreponerse, da regalos a los espaoles a la vez que se prepara para la guerra. Comporta- miento que repetirl iinn vez que est en prisin.

    En verdad Gariilaso piensa que la subordinacin de los Incas al imperio espaol era un disigiiio divino de necesario cumplimiento "para atraer aque- llos gentiles a su Iglesia Catlica Romana". No obstante, tambin piensa que los acontecimientos n o tuvieron que ser como fueron. Se habra estado l e grando un entendimiento pero fue la codicia de los espaoles y la gritera de los indios lo que impidi que se concretara. Ms precisamente: fueron los gritos los que n o dejaron al padre Valvcrde serenar los niinos de los espalioles y parar al ataque. La violencia fue pues un evitable rnalcntcndido resultado de la codicia espaola. Lo que los indios hubieran podido dar naturalniente los espaoles l o arrebatar011 a la t'ucrza.

    Es claro que esta visin importa una crtica velada pero muy presente del comportamiento de los espaoles, de su ambicin y violencia. No obstan- te. crtica menor. oscurecida por el Iieclio fuiitl~iiiciitril dc la intervcnci~ii divina. A seiiiejanza d r los cronistas soldados, G;ircilaso sc rifcrra a una iiitcr- pcetacin mstica de los hechos de Cajaniarca. O sea seala una causa ltima que n o tiene relacin comprobable con los aconteciinientos observados ese da. carcilaso deja a salvo de crticas al padre Valverde y a la Iglesia y afirma que el xito de la conquista estuvo en la voluntad de Dios, antes que en el va- lor de los espaoles o en la cobarda de los indios.

    Volvainos ahora al campo cspaol. Una vez llegado Ataliualpa a Caja- marca el plan de Pizarro era atraerlo Iiacia donde estaba escondida su tropa y capturarlo. Se trataba pues de repetir lo que Corts hizo con tan buen resiil- tado en Mjico. Es en funcin de este plan que Pizarro le dijo a Valverde '-si quera ir a hablar a Ataliualpa con faraute: el dijo que si y fue con una c ru i cn la mano y con una biblia en la otra" ('28). La comisin del Padre Valvcrdc tena el propsito de leerle el requerimiento al lnca e invitarlo a ir adonde es- taba Pizarro. para tener. supuestamente. una amigable conversacin.

    El requerimiento era una demanda de suhordinacin poltica y de con- versin al cristianistno cuyo no acatamiento legitimaba el enipleo dc la fuerza.

    28 Xcrez cn Porras (1962) p. 96.

  • "El caudillo de la Iiueste espaiiola n o iba a crear el derecho de sujeccin cris- tiana y poltica de los indios -que preexista, sino a exigir su cunipliiniento". (29) Si. coino es lgico. los espaoles saban que el requerimiento ni siquiera habra de ser entendido. menos aceptado, cabe entonces. preguntarse por qu lo emplearon (30). Una priniera respuesta es que se tratara de u n forniulis- nio. de un rito cuya observacin les permitira quedar bien con su rey, su igle- sia y su conciencia.

    Pero aunque es claro que la niotivacin para efectuar el requerimiento puede Iiaber derivado del temor de que n o Iiacerlo podra ser u n inal presa- gio. hay que reparar en el hecho de que el rito se basaba en creer como posi- blc que los indios lo aceptltsen y de que las tierras y alnias fueran ganadas por el convcnciniiento y sin sangre. O sea, en la nunca desechable esperanza de un niiligro. No en vano se ariiesg el Padre Valverde a internarse en la iiiuclie- dunibre de indios con un intrprete, una cruz y un libro. Afios despus nio- rira en parecidas circunstancias. El fue, adems. el nico espaol que n o re- cibi un cntimo del rescate del Inca.

    Producido sin ningn resultado el requerimiento. el Padre Valverde co- mienza a leerle el breviario a Atahualpa. El lnca se lo pide y lo abre. Proba- blemente esperaba orle decir algo. Actitud lgica puesto que haba escuclia- d o que la noche anterior muchos espaoles haban estado hablando con los papeles. Al n o sentir riada arroja el libro, quiz decepcionado: quiz tranqui- lizado. pero sobre todo furioso, En ese instante debi pensar que liquidar a los espaoles sera cosa fcil. De hecho, todos los cronistas soldados recuen- tan que la actitud del Atahualpa era de ira y que increpaba a los espaoles por sus robos. Diego de Trujillo refiere que Atahualpa exclam: "Ea, ea, que n o escape ninguno y los indios dieron un gran alarido diciendo Iio Ynga, que quiere decir hgase as y el alarido puso gran temor" (3 1 ). En ese momento Pi7arro y su gente debieron sentir una iiiezcla de cansancio. por la noche en vcla; ansiedad, por la lentitud de los acoiiteciiiiientos y, nis que nada, miedo por el gran nmero de indios.

    El Padre Valverde corre hacia donde Pizarro "diciendo. salid, salid chris- tianos. y venid a estos eneinigos perros que no quieren las cosas de Dios: que

    29 Zavala p. 77.

    30 A. ( h b i llama al rcqucriiiiii~iito "una frgil pompa de jabonosa hipocresa judi- cial". 1.1 mismo autor agrega "era una verdadera y genuina incitacin a cometer cl cntuerto ... como un acto provocador, para suscitar artificialmente una ofensa .y a ~ vbtcncr una causa justsima, legtima y satisfactoria y confortante para lan- zarsc a hicrro y fuegocontra los dcsnudos e ignorantes indios" Gerbi p. 403.

  • me ha echado aquel cacique e n el suelo el libro de nuestra Ic ~"(32) . Ataliiiril- pa estaba hecho un "lucifer" (Pedro Pizarro), un "perro lleno dc sobcrliia" (Es te te).

    En ese momento -el de mayor tensin para los espaoles- Pizarro hace la sea convenida a Candia, el artillero, para que "soltase los tiros" (33) y al grito de ;Santiago! l y 3-3 hombres de pie cargan contra los indios. La caba- llera sigue su atdque. De pronto. en el estruendo de la batalla que se iniciaba. los indios se "enibarasaron ycortaronW(34). Un eircitode giierreros se convier- te -sbitaniente- en un rebano dc ovejas. Los espafioles coniienzan a matar y los indios n o se defienden.

    El padre Cobo dice que e n la guerra el "modo de pelear era embestir de tropel con gran vocero y algazara en sus contrarios. para ainedrentarlos sin guardar concierto ... Las ms de las veces sala el rey en persona. al ciial Ileva- ban e n andas y en ellas entraba en batalla, siguiendo y aniiiioiido a los suyos" (35).No obstante, esa lzrdc e n Cajamarca "No alz indio arnias contra espa- ol" dice Xerez (36). ,,.

    El miedo que haheii sentido debi volver a los espaoles aun nis agre- sivos. Los indios, p ~ e s a s del pnico, huyen despavoridos. La excepcin es la guardia de Atahualpa que se deja iiiatar para protegerlo. No es una batalla es una carnicera. Mena habla de 6,000 a 7.000 indios iniiertos" ... sin otros muchos que llevaban sus brazos cortados y otras heridas"(37). La matanza continu hasta que la oscuridad de la noche y el recelo de uiia reagrupacin de los indios lo desaconsejaron. Cada espaol Iiaba matado alrededor de 3 0 indios (38). Muchos de ellos haban muerto asfixiados, al apretarse contra una pared que finalmente cedi haciendo posible la huida para los nis afor- tunados.

    En la noche los espaoles se recogieron todos. Haban descubierto 5.000 mujeres en los banos del lnca "que aunque tristes y desaniparadas hol- garon con los cristianos" (39). "Y as obtenida la sangrienta y terrible victo-

    Mena en Porras ( 1 967) p. 86.

    Mena en Porras (1967) p. 86.

    Pedro Pimrro en Porras (1 962) p. 1 1 5-h.

    Cobo p. 256.

    Xerez en Porras ( 1 962) p. 97.

    Mena en Porras (1967 p. 83.

    tleniniing menciona un proincdio de quincc.

    Carcilaso p. 78.

  • ria de esta misera gente, estuvieron toda la noche en bailes y fiestas lujurian- do" (40). Es significativo que este hecho no aparezca en los cronistas de pri- mera hora. Estete se limita a decir "Y as se pas aquella noche con gran re- gocijo y placer de la victoria que nuestro seor nos haba dado" (41).

    En realidad las cosas sucedieron para los espaoles de la mejor forma que pueda imaginarse. El encadenamiento de circunstancias fue tan feliz que hace reflexionar a Mena "Y en verdad no fue por nuestras fuerzas, que eramos pocos. sino por la gracia en Dios que es mucha" (42).Unos cuantos espaoles haban capturado al Inca, asertando un golpe decisivo al imperio, mientras que ellos no haban perdido un solo hombre-Dios los habia protegido, fue eso lo que pensaron.

    Estamos, ahora, en capacidad de hacer un balance de las representacio- nes y vivencias de la jornada. Los espaoles animados por fantasas de rique- za, poder y gloria haban venido a conquistar el Tawantinsuyo. Conocan de- talles claves de la psicologa de los indios y la dbil fuerza de sus armas. Para ellos el problema era el nmero enorme de guerreros. Ello les daba un miedo tremendo. El Inca y sus sbditos, mientras tanto, se saban agredidos y sen- tan igualmente mucho miedo de los espaoles a quienes no saban como ca- lificar. si humanos o divinos. Les dieron regalos y tambin se prepararon pa- ra la guerra. El miedo de los espaoles se convirti en agresin violenta, el de los indios se mud en pnico y huida.

    Los espaoles animalizan a los indios, los indios divinizan a los espao- les. Para que los conquistadores pensaran as existian antecedentes en su cul- tura. Pese a que segn la tradicin cristiana parece claro que todos somos h3os de Dios. en la Espaa del siglo XVI existan los "cristianos nuevos" (judos y moros convertidos) y los "cristianos viejos". El origen se converta en un esiignia y los "conversos" eran vistos con recelo y enjuiciados a la menor sos- pecha. Lo importante es que esto se haca tambin con los hijos de sus hijos, generacin tras generacin. En su contra se dictaron los estatutos de limpie- za de sangre que prescriban su apartamiento de lo pblico. Segn Poliakov (1983) al fin de la reconquista, por una especie de inercia histrica. una parte de Espaa comenz a perseguir a la otra, considerndola como inferior y slo buena para los bajos oficios. Debiendo ser, adems, estrechamente vi- gilada por la inquisicin. La altanera y el desprecio del "otro" eran pues ac-

    40 Bcnzoni en Porras (1 % 2) p. 21 7.

    41 Estete p. 376.

    42 Mena en Porras ( 1 967) p. 83.

  • titudes corrientes en la Espaa de esa poca (43). Volveremos sobre el punto. ;,Por qu divinos'! Waclitel(44) da por cierta la profeca de Huayna Ca-

    pac mencionada por Garcilaso. Los indios tendran entonces u n lugar en su visin del mundo para clabificar a los espaoles: ellos seran dioses. Pero, como liemos visto, Garcilaso presenta a un Atahualpa que n o sabe que son los espaoles. En realidad. el cronista piensa que la profeca que escuch Huay- na Capac es de origen divino (cristiano) y que ella fue decisiva mermando el nimo del Inca, hacindole sentir que mejor era entregarse que Iucliar. b su- misin de Atahualpa en Cajamarca, hecho niilagroso segn Garcilaso, fue pre- cisamente la realizacin de la profeca. Esta anuncia la ruina del iniperio, Iie- c h o que Dios desea y realiza desarmando a Atahualpli. La profeca y el nii- lagro son explicaciones sobrenaturales con las que Gaicilaso intenta respon- der a la inquietante pregunta de por qu los indios iio combatieron en Caja- 111arca.

    Creer en la profeca es. por tanto. crccr en el milagro dc la iiiiidaiiia en el genio de Atahualpa en el instante del ataque. En efecto Garcilaso pien- sa que el guerrero altivo y furioso se convierte en manso cordero que se ofre- ce como vctima sacrificial en un rito destinado a transmitir la fe a los indios y sellar la fusin entre dos pueblos. Esta actitud suicida de Ataliualpa sera la antesala de su aceptacin del bautismo y de la muerte cristiana. Dice M a u s que el suicidio tanibin puede ser una "prestacin total de forma agonstica". El que lo ejecuta "Al desaparecer as. hace honor a su nombre. Se trata. pues. dc un sacrificio con gloria y provccho para l y los suyos.., se trata de un sui- cidio de soldado y nobleV(45). La supuesta entrega de Ataliualpa -'mand a los suyos que n o peleasen. aunque lo matasen o prendieran" - es para Garci. laso un Iiccho que lo dignifica.

    I'eriiiancce, sin explicar. entonces. el Iieclio de que los indios :?o se dc- fcndieran: de que Ataliualpa quedara atnito sin dar rdenes, mientras que sus guerreros huan aterrorizados y su guardia se dejaba asesinar. Este es un enigma que intentaremos aclarar. Permanece tambin sin explicar la encegue- cedora codicia, la matanza sdica. la habilidad para engaar. En definitiva queda por ver la razn de estos comportamientos y vivencias. Para hacerlo es necesario examinar las tradiciones culturales que llevaron a las conductas relatadas.

    43 Poliakov p. 233 Ver Cap. X y X l .

    44 Wach tel.

    45 Mauss p. 51.

  • 2. Castigo sin Culpa

    Proponer una hiptesis para explicar este enigma nos Ilevari a una revi- sin de las crnicas. Pero. para que el lector sepa adonde se va, es convenieri- te adelantar algunos de los resultados. Postulanios que los indios n o coniba- tieron porque adquirieron a ltimo momento la certeza de que los espaoles eran dioses, eran Viracochas. Sostenemos que Viracoclia es una invencin andina post-hispnica que comenz a gestarse en el instante del ataque. Me- diante su creacin los indios trataban de explicar su pasmo y derrota al igual que el cambio de poca que se inici con los cristianos. En realidad consti- tuye la elaboracin intica de recuerdos de liechos y eiiiociones que los indios n o se pudieron explicar de otra forina. No obstante, la invencin de Viraco-

    C clia lleva tambin a niodificar reelaborando- tanto la historia anterior co- nio la jerarqua en el pante

  • ,e=' clamo: las ideas no deben separarse totalniente de la vida. A la luz de lo que es la literatura reciente sobre la mitologa andina -dominada sobre todo por un enfoque representacional- esta afirmacin parece fundada.

    elaboracin de Viracocha. con todo el esfuerzo de reconstruccin de la identidad que lleva consiguo, debi empezar poco despus del desembarco de la hueste conquistadora. Sobre sus autores cabe sospechar la participacin de la lite cuzquea que. opuesta a Atahualpa, ilusionaba ver en los espaoles los restauradores del orden legitimo*. Adems era a ellos, al grupo dirigente, a quienes competa producir una nueva imagen del mundo que al explicar los nuevos sucesos, qu son los espaoles y qu esperan de ellos. hiciera posible una relacin definida con el nuevo poder. La elaboracin de Viracocha y el entretejerlo en el pasado se dio al interior de una tradicin cultural con un concepto de historia muy distinto al nuestro. Sobre el registro histrico dice

    , M. Rostworowski: "La supuesta veracidad y cronologa exacta de los sucesos . - z r, no era requerida ni considerada necesaria. Esta afirmacin se evidencia en la

    : \ costumbre cuzquea de omitir intencionalrnente de sus cantares, narraciones. J . . pinturas o quipus todo episodio si su recuerdo molestaba y no era deseado

    por el nuevo Seor. Llegaban al extremo de suprimir ciertos lncas que haban . reinado y entonces acomodaban los nuevos de acuerdo con los propios crite- : ' rios del gobernante de turno" (46).

    , , Como materia prima para esta elaboracin contaban con dos elementos: primero, las mismas creencias de los espaoles, que aunque mal transmitidas y

    e - peor captadas, tenan que ser la base del cambio en la imagen del inundo. . Segundo. el visible control que tenan los extraos sobre el trueno. Los in-

    dios, por tanto, tenan que pensar que el dios de los espaoles era ms fuerte que los suyos y que adems estaba relacionado con el trueno y el fuego.

    * I h su Instruccin, cl Inca Titu Cusi Yupanqui manifiesta quc los llamaban Hui- racochas "tambin porquc tenan yllapas nombres quc nosotros tcncmos para los truenos y sto dccan por los arcabuscs, porque pensaban que cran trucnos dcl ciclo". (1) Titu Cusi Yupanqui hijo de Manco Inca, fuc el tcrccr lnca de Vilcabamba. Sus puntos dc vista sobrc la conquista y la captura dc Atahualpa son los de la dlitc cuzquca contraria a Atahualpa (Porras: 1962: 439) (1) An- tologa en Documentos dcl Siglo XVI. Universidad dc la Repblica. Montcvi- dco 1971. p. 111. Por su lado Garcilaso, opuesto a Atahualpa cl "rey tirano". escribc que as coino el lnca Viracocha libr al Imperio de la amenaza de los chanca, dc la misrna forma los Viracochas lo sdvaran dc Atahualpa "Sin la raz6n dicha. para Ilaniar Viracocha a los cspaolcs diremos adclantc otra quc no fue menos principal clur fiic la artillera y la arcabuzcra quc Ilcvnron" (p. 269).

    46 M. Rostworowski p. 103.

  • a) Viracocha y el origen del mundo y de los hombres.

    Betanzos (47), que da la versin ms elaborada del origen y andanzas de Viracocha, refiere que ste sali "con un cierto nmero de gente" de una la- guna en el Tiaguanaco. Antes de l todo era oscuridad y la gente estaba suje- ta por un soberano. Viracocha "hizo el sol y el da, y al sol mand que andu- viese por el curso que anda". Convirti en piedra a la humanidad que exista y cre nuevas gentes dndoles nombres y disponiendo que "saldrn de tal fuente en tal provincia, y poblarn en ella. y all sern aumentados" (48). Despus, por orden de su superior, los viracochas se repartieron por las pro- vincias donde decan en alta voz: "Fulano, salid i poblad esta tierra que est desierta, porque ansi lo mando el Con Tici Viracocha que hizo el mundo" (49). Estamos ante una reelaboracin de los ritos del origen del mundo en la que se fundan elementos cristianos y andinos. La idea de un Dios todopode- roso y creador es cristiana pero la idea de mltiples viracochas, que crean hombres partiendo de distintas pacariscas (cuevas, lagunas), est ms en con- cordancia con el politeismo andino y la constatacin de que los espaoles y viracochas eran muchos.

    El Viracocha desde el Tiaguanacu -prosigue Betanzos- fue hacia el Cuzco "por el camino real que va por la Sierra hacia Caxarnalca". Llegado a Cacha, cerca del Cuzco, encontr a los indios Canas armados y dispuestos a matarlo: "... el como los viese venir ansi, entendiendo a lo que venan, luego improvis hizo que cayese fuego del cielo y que viniese quemando una cordi- llera de un cerro hacia los indios estaban. Y como los indios viesen el fuego, que tuvieron temor de ser quemados y arrojaron las armas en tierra, y se fue- ron derechos al Viracocha, y como se llegasen a l, se echaron por tierra to- dos". Ms tarde los indios hicieron en el lugar una "suntuosa guaca (donde) ... pusieron un bulto de piedra esculpido en una piedra grande casi cinco varas de largo y de ancho una vara o poco menos, en memoria de este Viracocha" (50). Parece que estuviramos ante un relato de los primeros contactos entre

    47 Porras ubicc a Betanzos conio a uno de los primeros quechuistas. Se cas con una hija de Huayna Capac y se dedic a cscnbir un libro de doctrina cristizna en q u e chua que le cast "seis aos dc su mocedad". Ms tarde se dedica a traducir y recopilar "siendo informado no de uno sino de muchos': Por su vinculacin con los seores del Cuzco sc convirti en mediador entre los virreyes y los Incas de V iicabam ba.

    4 8 Betanzos en Ortiz (1981) p. 26.

    49 Bctanzos en Ortiz (1981) p. 26.

    50 Betanzos en Ortiz ( 1 981) p. 27.

  • espaoles e indios. o mejor ante una narracin de lo que debi ser pci-O 11o hie la sumisin de Atahualpa por la codicia de los espaoles conio dice Garcil.iso.

    Segn los testimonios indios que Betanzos recoge. Viracoclio "... ci-a un hoiiibre al to de cuerpo y que tenia una vestidura blanca que le daha Iiasta los pies. questa vestidura traa ceida: e que traa el cabello corto y una corona Iieclia en la cabeza a nianera de sacerdote: y que andaha destocado. y q ~ i c traa en las iiianos cierta cosa que a ellos les parece el da de Iiov c o ~ i i o C S ~ O S breviarios que los saccrdotcs traan cir las 11ia1)os". Llegado al ('IILCO hi/.o 1111 seor a1 que Ilanio' Alcaviza y luego parti. En Puerto Viejo se juntti con los suyos y "se nieti por la niar juiitaincnte con ellos". La descripcioii de Vira- coclia semeja obviamente a la de un sacerdote. En la versin india. sin cnibar- go, los viracoclias se van al mar por Tumbes y n o vienen dc l coino en reali- dad sucedi. El inundo antiguo fue. pues. destrudo por los viracoclias que crearon el nuevo -al que los indios pertenecen.

    La versin de Pedro Sarmiento de Ganiboa coincide en sus grandes tra- zos con la de Bctanzos. No tiene. sin embargo, su fluidez. Viracoclia es des- crito conio "un Iioinbre de niediana estatura blanco y vestido de una ropa blanca a rnaiicra de alba cenida por el cucrpo, y traa un biculo y un lihro en las manos" (5 1 ). Igualnieiitc en Cacha es aineiiazado y Viracoclia '-hincado de rodillas en tierra en un llano, levantadas las manos puestas y rostro al cielo. baj fuego de lo alto sobre los que estaban en el iiionte y abraz todo aquel lugar: y arda la ticrra y picdras conio paja. Y coino aquellos nialos Iioiiibrcs teiiiieseii aquel espantable fuego, bajaron del iiionte y cctironse a los pies de Viracoclia, pidindole perdn de su pecado. Y inovido el Vimcoclia a coni- pasin, fue al fuego y con el bordn lo niat". Finalniente Viracoclia se jun- t 6 con sus coiiipaeros "donde es agora I'iicrto Viejo y Manta, en la liiiea equinoccial". En la narracibn de Sariiiiento de Ganiboa Viracoclia dice que rcgresara. "Se meti con sus dos criados por la mar. e iban caminando so- bre las aguas. coino por la ticrrli. sin Iiundirse. Porque iban caniinando sohrc las aguas coiiio espunia, le Ilaiiiaron Viracoclia. qrie es lo iiiisino que dccir grasa o espunia de niar" ( 5 2 ) . Los viracoclias n o sGlo crcaron el mundo sino que anunciaron su regreso. "Esta fabula ridcula tienen estos brbaros de su crea- cin. afirmanla y crenla. como si realmente as la vieran scr y pasar" (53).

    51 Sariiiiciito de Gaii~boa en Pcasc p. 57.

    52 Sarinicnto dc Garnboa cn Pcasc p. 58.

    53 Sariiiicnto de Gaiiiboa cii Pcasc p. 59. Cicza de Len transcribe la siguicntc descripcin dc Viracocha" ... uii hoiiibrc blanco de crecido cucrpo, el cual en su aspccto y pcnona iiiostraba gran autori- dad y vcncraciOii". (1 96 7 p. 8).

  • El cronista indio Santa Cruz Pacliacuti transcribe la "fabula del origen de estos brbaros indios del Pir segn sus opiniones ciegas". A este relato se puede Ilaniar "probanza averiguada por la generalidad de todo el reino, vie- jos y mozos, ingas y tributarios indios" (54). Viracocha era "un hombre bar- budo, mediano de cuerpo y con cabellos largos, y con camisas algo largas. y dizen que era Iiombre p : iwdo nis que de mozo, que trayeva las canas, hera flaco, el cual andaba con sil bordn". Retrato que se asemeja al de un con- quistador, quiz un arcabucero por lo del bordn o bastn. Tambin este Vi- racoclia, cuya versin es bastante posterior, utiliza el fuego para escarmentar a sus cneiiiigos.

    Virococlia' e s t lejos de ser un Dios cristiano: es hacedor pero no crea- dor del inundo, ya que ste aun cuando a oscuras-. lo antecede. Hecho que est i en consonancia con uno d c 10s rassos dc pciisaiiiieiito rrndino cual es el no iniagnar una creacin a partir de la nada. afiriiiando por tanto la prinior- dililidad de una nat~iraleza concebida ella n i k m - como divina (55).

    b) Viracoclia y el iiiipcrio incaico

    I'ero la nueva realidad n o sblo llev a repensar y reelaborar los orgenes del niundo y del Iioinbre. sino tambin llev a reliacer la Iiistoria del propio imperio. Conio verenios Viracoclia -dios crea a Viracoclia-lnca que es a su ve i padre y creador de Pacliacutcc el gran forjador del Iniperio.

    Bernab Cobo afirma que el culto a Viracocha era muy antiguo pero que fue el Inca del mismo nombre quien orden "que fuese preferido a to- dos los dems y adorado como Dios universal y Siipreino Seor (por) la v i c t p ria que a1cant. este inca de los cliancas ... Lo niisiiio decret despus su hijo Pacliacutec, as por ser mandato de su padre" (56).Cobo lo presenta c o m o "belicoso", '.spero y altivo" e inipaciente por "conquistar medio niundo" (57). Viracocha se encontraba desterrado por sii padre en el iiionicnto en que

    5 4 Santa Cruz Pachacuti cn Pcasc. p. 4 9 5 0 .

    55 La persistencia Iiasta nuestros das de csta idca est documentada cn la declara- cin dc un cntrcvistado cn Qoamuro. II i i clla Dios es un ordenador del caos pero n o un creador s partir de la nada. Marzal p. 259.

    56 Cobo p. 156.

    57 Cobo p. 76.

  • 30.000 indios chancas amenazaban el Cuzco. .M enterlirse de esta situaci01i regresa y "a fin de acreditarse con los suyos y que le recibiese11 por seiior ): rey natural, fabric una ficcin que fue el principio de su ventura. buena sucr- te y apellido".

    Cont a los suyos c0nio mientras estaba en su destierro", recostndose un da a la sombra de una pea, se le apareci entre sueos el Dios Viracocha en figura y traje de hombre blanco, barbado y con vestiduras largas hasta los pies. y se le quej de que, siendo l el seor universal Y criador de todo que habia hecho el cielo, el sol, la tierra y los hombres ... no le daban los indios la honra y veneracin debida ... que en el cielo donde habitaba le llamaban Vira- cocha Yachachic, que significa criador universal" (58). El Dios prometi al lnca "socorros de gente, que sin ser vistas de nadie le ayudase contra sus ene- migos Y que para memoria de este favor ... se llamase de all adelante Viraco- clia" (59). Despus de la derrota de los chancas Viracocha "fund una f- bula que no habia sido tanta parte para alcanzar la victoria lo que la gente de su e.jrcito pele, como la ayuda y socorro del Dios Viracocha" (60).

    En realidad este razonamiento se parece mucho al que hicieron los espa- oles para explicar la facilidad con que atraparon a Atahualpa: es decir, una invisible pero eficaz intervencin divina. A Viracocha le sucedi Pachacutec "que quiere decir vuelta del tiempo o del mundo" (61).

    Betanzos tambin menciona a Viracocha como padre de Pachacutec. En su versin. mucho mas temprana. el primero cede su mandato a su hijo por su capacidad y buen criterio para atender a las necesidades del gobierno. "Verdaderamente, tu eres hijo del sol, yo te nombro rey seor ... Pachacutec Yupanqui Cpac Indichuri ... que dice vuelta de tiempo, Rey Yupanqui, hijo del Sol" (62) Aqu Viracocha aparece como abdicando por la presin de sus principales y tambin pidiendo perdn a su hijo por haberlo desterrado.

    Mientras que en la versin temprana de Betanzos, Pachacutec es el Iie- roe y Viracoclia el tirano arrepentido; en la ms tarda de Cobo, Viracocha es quien prepara el terreno a Pachacutec. En anibos casos Viracocha es padre de Pachacutec. pero en la posterior, los mritos de Viracocha van crecien-

    58 Cobo p. 74.

    5 9 Cobop. 74.

    6 0 Cobo p. 76.

    61 Cobo p. 76.

    6 2 Betanzos en Porras ( 1 962) 247-8.

  • do y los dc Pacliacutec disminuyendo (63). O sea que con el transcurso del tiempo aumenta la importancia de los espalioles: ya no slo antecesores sino tambin fundadores.

    c ) Viracocha, el trueno y el Dios Cristiano

    i,Cul es la relacin entre Viracocha y el trueno? Aqu hay que respon- der que en la figura de Viracocha se funde el Dios cristiano con una multitud de Dioses locales relacionados con el fuego. LOgicamente. se dejaba fuera de esta sintesis al sol -dios de los antiguos soberanos- cuyo hijo haba sido cap- turado primero y luego muerto por los espaoles.

    Varios dioses locales se amalgaman en Viracocha. El principal es Tunu: pa "una divinidad muy antigua cuya rea de influencia lleg a su mxima ex- tensin antes del auge al culto de Viracocha" (64) (65). Era un Dios de las "asperas tierras" (sierras. despoblados, arenales) del Colesuyo que compren- da territorios que hoy son "la regin de Caman, Moquegua. Tarata, Arica, Tarapac" (66). Tunupa estaba asociado con el fuego y el agua Mara Rostwoiowski seala "uno de los atributos de Tunupa sera el fuego celeste o sea el rayo, hasta la fecha los ayniara de Bolivia veneran a Tunupa como la divinidad del rayo" (67). Tambin estaba asociado con los volcanes y me- diante las lluvias con la fertilidad. En verdad, se trata de un Dios no oficial pero prominente dentro de la multitud de divinidades de los pueblos andinos. Adems el molde ms aproximado, por su dominio del rayo y de otros fen- menos para clasificar al Dios espaol y sus extraos emisarios.

    Aunque Tunupa pueda ser el dios andino ms importante en la figura- cin de Viracocha; dista, sin embargo, de ser el nico. En realidad toda una serie de dioses tnicos se fusionan con Viracocha y esto hace que el nmero de nombres con los que est asociado sea muy grande. No obstante, la mayo- ria de las veces es Ilaniado Con Tici Viracocha. Con era un "dios norteo

    6 3 "Para Garcilazo Wiracocha es el vencedor de los chanca; para Cieza de Len, Sar- miento de Camboa y otros, Wiracocha es ms bien el que defecciona, el que aban- dona el Cuzco". Valcrcel p. 96-7.

    64 Rostworowski p. 24.

    65 Cieza de Len escribe "Generalmente le nombran en la mayor parte Ticiviracocha, aunque en la provincia del Collao le llaman Tupaca, y en otros lugares deUa Ar- nausu" (1967, p. 9).

    66 Rostworowski p. 26.

    67 Rostworowski p. 27.

  • c-rcador del iiiiindo". (68) dicc hl. Rostworowski. Valcrcel setiala que Kon es una raz que "correspoiide a la idea de fiicgo" (69). Ticsi. i i i icntr~s tanto. quiei-c decir "ori~cii. principio. fuiidaiiiciito. ciiiiiciito. causa" (70). M. l b s - tworowski sugicrc la idea de tina asoc.i:icin dc ticsi con ciesordcii v c305. \'al- crcel dicc que Titi significa "conjunto, todo". Los nonibres iiiis frecuentes con los que est unido Viracoclia sugieren la idea de un dios creador andino.

    Con Tici Viracoclia es pues un e s f u e r ~ o para ajustarse a los espaiioles mediante el intento de cristiaiiiir los dioses locales. El tronar de los caiiones espaiiolcs paraliz a los indios v ratific, tanto la sospecha de su divinidad co. iiio la certidunibre de que su dios era ~ i iucho mis fuerte que los suyos. El eco del catin inici el esfuerzo de rehacer la identidad y la historia. Una vez que llegaron los espaoles, dice Garcilaso "perdieron la Iiabla en pblico los demo- nios que saban hablar y tratar con aquellos gentiles tan familiarmente"(71). Para devolverles el habla era necesario vincularlos con el Dios cristiano, era ne- cesario explicar lo sucedido. De este esfuerzo de pensar el dios que mandaba emisarios tan poderosos nace Viracocha. No obstante. el nuevo dios -produc- t o de otra cultura- debi parecer muy confuso ya que se pretenda excluyen- te y unico. aunque --a la vez - Iiahian tres personas en l.

    La existencia de un dios creador todo poderoso fue insinuada por los espatioles y sirvi despus de principio de reinterpretacin del inundo para los indios. Una vez cristalizada sirvi de puerta de ingreso a la idea del dios cris- tiano.

    De cmo los espatioles pudieron haber introducido la idea de u n Dios hacedor nos da un ejemplo el Padre Acosta "Porque cierto es cosa de ponde- rar cun sujetos estn a quien los pone en razn. No hay cosa entre las criatu- ras corpor:iles ms ilustre que el sol. y es a quien los gentiles todos coiiiuii. iiicnte adoran. Pues con uiia buena razn iiic contaba un capitin discreto y buen cristiano, que haba persuadido a los indios que el sol n o era dios: sino solo creado de Dios: Pidi al cacique y seor principal. que le diese un indio ligero para enviar una carta, disela tal, y preguntole al capitan al cacique. Di- me. .Quin es el setior y el principal; aquel indio que lleva la carta tan ligero o t que se la mandas llevar? Respondi, el cacique: Yo, sin ninguna duda, porque aquel n o hace ms de lo que y o le niando. Pues eso mismo (le replico

    6 8 Rostworowski p. 43.

    69 Valcrcel p. 89.

    70 Rostworowski

    7 1 Garcilaio p. 84.

  • el capi t in) pasa entre ese sol que vemos y el creador de todo. I'orque el sol n o es ms que un criado de aquel altsimo seiior ... Cuadroles mucho la razon del capitn a todos. y dijo el cacique y los indios que estaban con l que era gran verdad y que se haban holgado mucho de entenderle" (72).

    En esencia el capitn les dice que as como en esta tierra hay jerarquas (el capitn manda al caciquc y ste al indio ligero) tanlbikn en el cielo las hay y el creador tiene que mandar necesariamente al sol ya que ste es slo uno de sus deseos.

    Para intentar comprender la religin es necesario no slo reconstruir el niundo de representaciones y creencias. Tanibin lo es el conocer la relacin del Iionibrc comn con lo sohrcniitural. Fs decir. la rel&iosidad coi110 viviencia personal y colectiva. como la relacin del individuo y del grupo con 10s poderes trascendentes. Hecho que un andisis puramente ideolgico arriesga de perder de vista (73). Este es un tema que necesita desarrollarse con la ayuda de una Psicologa Social pues implica entender la relacin emo- cional (fe. temor, esperanza) de los hombres con el mundo de las ideas; de forma que dicha relacin sea comprensible para individuos de otras culturas y tiempos. sobre la base comn de la universalidad de la experiencia h u m a n a

    La religiosidad andina parece sentir el mundo como un ser vivo domina- d o por potencias jerrquicas cuyos efectos los hombres lloran o gozan. Poten- cias que tienen que ser reverenciadas, sea por agradecimiento o temor, me- diante oraciones y sacrificios. En la religin estatal andina, el lnca -hijo del sol- era el principio del orden. Con razn dice Durkheim que a travs de la religin una sociedad se conoce a s misma en forma simblica y que "las fuerzas generadas por la asociacin humana son representadas e n la mente del individuo como el producto de seres o esencias sobrenaturales" (74). En la sociedad andina, las creencias religiosas son la imagen abstracta. simblica, de las relaciones sociales pues el inundo real estaba conformado, precisamente, por mltiples autoridades a las que haba que reverenciar, empezando por el Inca, continuando con innumerables jefes intertnedios y terminando con el mandn de cinco indios.

    Ahora. e1 dios Viracocha y sus mensajeros son la suprema potencia. La ipoca ha caiiibiado pero siempre permanece y se acenta la necesidad de con- jurar a los dioses mediante mas sacrificios. La coinprobacin emprica de su derrota y subordinacin llev a los honibres andinos a un replanteamiento

    72 J . de Acos ta cn Pcasc p. 152.

    73 I:ste concepto de religiosidad esti inspirado cn J. Wacli.

    74 Durkheim p. 21.

  • profundo de su identidad. t ra necesario reelabcrar la religin y la historia. Los espdtolrs ya haban estado antes y ahora regresaban para castigar a los in- dios por haherse olvidado del uiiico y verdadero dios, de la suprema y confusa potencia.

    No obstante, para encontrar el transfondc emocional de donde procede la elaboracin mtica es necesario ir ms lejos. Para ello regresamos a Caja- marca. al momento previo de la captura del Iiica. En ese entonces los guerreros de Atahualpa, que venan a triunfar en las campaas contra Huscar, estaban dispuestos a combatir. Sonaron los truenos, se vio el fogonazo. Un instante de pasmo. Las miradas se dirigen a un Atahualpa tambin estupefacto, que no sabe dar razn de lo ocurrido. Viene el ataque y todo se convierte en pa- vor, locura y pnico (75).

    Estamos ante un trauma, ante un acontecimiento muy intenso e inespe- rado, que desata grandes cantidades de energa y que slo con dificultad pue- de ser integrado en la memoria (76) . O sea, ante un hecho sorpresivo y frus- trante que es muy desafiante de entender. Para hacerlo se suele apelar a la elaboracin de fantasas. De ellas dice Freuci que son "construcciones defen- sivas, sublirnaciones y embellecimiento de i ~ s hechos, sirviendo simultnea- mente al propsito de auto exoneracin". 0, tambin, "anteprticos psqui- cos erigidos para bloquear el acceso a esos recuerdos" (77). Se trata. pues, dc relatos que implican una forma de interpretar el pasado olvidando lo que no se quiere recordar y tratando de mantener la auto-estima mediante el manejo de la plausibilidad.

    En la historia elaborada por Gaicilaso lo que se reprime es la causa real que desarma la agresividad de los indios. En efecto, para 61 fue Atahualpa quien, dndose cuenta por iluminacin divina de la fatalidad de su destino, dio la orden de no combatir. La frustracin de la agresividad obedece pues a causas incontrolables de modo que habra sido mejor el que nunca se presen- tara. De otro lado, los indios no pueden ser tachados ni de supersticiosos ni de cobardes. Simplemente, cedieron ante gente protegida por dios, frente a la que no tenan ninguna oportunidad.

    Lo curioso del caso es que la divinizacin de los espaoles fue tanto el

    75 La palabra pnico viene del dios pan, que era la divinidad griega de los rebaos Hobbes dice del pnico "Tcmor, sin darse cuenta del por qu o dcl cmo ... en ver- dad existe siempre en quien primero sinti el temor una cierta comprobacin dc la causa, aunque el resto lo ignore, cada uno supone que su compaero sabe el por qu". p. 45.

    76 ~e f in i c in basada en Laplanche y Pontalis p. 467.

  • motivo de la entrega de los indios como la explicacin que ellos daran de su derrota. Esto es. la causa real es tambin la causa retrospectivamente imagina- da. Entre las dos media, sin embargo, un proceso de elaboracin. Los indios vieron en su miedo y pasmo no su temor a lo desconocido sino la intervencin de un dios mucho ms fuerte que !os suyos. La resistencia era, pues, imposi- ble y la agresividad no tena sentido. Los indios no fueron vencidos por los espafioles sino por la fatalidad de su propio destino. Los espaoles eran ins- trumentos de un dios que vena 2 cobrar ~ur : ciilpas. Los indios. por tanto, deberan reverenciar el yugo que vena a sujetarlos.

    d) La historia andino-cristiana de Felipe Guamn Toma de Ayala.

    Muchos historiadores han querido ver en las contradicciones y perpleyi- dades de las crnicas la intervencin del espaol poco apto para entender algo tan radicalmente nuevo como el relato andino. Sea por menosprecio, sea por intentar comprender en base a sus propias categoras conceptuales, el cronista habra desfigurado lo que escuchaba al filtrarlo a travs de su tamiz cultural. Aunque ello puede ser as, hay, no obstante, una tendencia a subestimar la capacidad de elaboracin de los hombres andinos o sea, a ver su esfuerzo de rehacerse en el espacio cognitivo del vencedor como una simple mala trans- cripcin del cronista.

    Ejemplo distinguido de este afn de elaboracin, de explicacin y crti- ca de los nuevos tiempos. es Felipe Guamn Poma de Ayala y la obra de su vida EI Divw Nueva Cornica y Buen Gobierno trabajo que resulta expresi- vo del descoiicierto de la poblacin indgena ms cercana a la sociedad espa- ola. Donde, ms all de la denuncia, se afirma para la nueva sociedad una alternativa de conjunto que debera basarse en la subordinacin india pero tambin en el respeto espaol. La forma de realizar esta propuesta sera mo- vilizar los sentimientos morales de manera de motivar la reforma de un orden social que era la negacin sistemtica de los valores cristianos y. por tanto, una afrenta cotidiana al Dios cuya existencia era la nica justificacin de la conquista y de la subordinacin indgena.

    Su visin del origen del mundo, de los hombres y de los incas, dista de ser un producto armnico. Es, ante todo, el resultado de una urgencia: la de querer mantener diferenciado lo indgena de lo espaol, aunque aceptan- do la religin y la legitimidad de los nuevos dominadores.

    La humanidad segn Guamn Poma tiene un origen comn en Adn y Eva. Despus de castigado el mundo con el diluvio, Dios mand a las Indias -para poblarlas- a uno de los hijos de No. Este es el origen ms prbable de sus primeros habitantes, pero "otros dizen que sali del mismo Adn"

  • (78). De lo que s n o hay duda es que n o salieron de los judos puesto que de l o contrario "tubieran la ley de Muyzn" (79) y, menos an. de que sean "sal- bages animales" pues n o tendran "lev y o rac ih" .

    Esta priiiien generacin de indios "se llamaron Vari Vira Cocha Runa porque desendio de los dichos espalioles y as le llamaron Viracocha" (80). No saban hacer riada. "todo su trabajo era adorar a Dios ... y n o adoravari a los j.dol(s. dciiioriit>s. tiacris (81). N o ohst;intc. coii cl ticiiipo los riiicvos po- bladores olvidaron su origen y aunque buscaron a su creador perdieron la "(e y esperanza de Dios y as ellos se perdieron tambin aunque tuvieron y una sombrilla del conocimiento del Criador de los hombres y del inundo y del cielo. Y as adoraron y llamaron a Dios Runa Capac Viracoclia (poderoso creador de los hombres)" (82). Los espaoles se convirtieron en indios cuan- d o perdieron la memoria de su Dios y su origen. De all en adelante vivieron en la penunihra producida por la somhra de Dios.

    Pareciera que Guamin Poma plantearli un estado igualitario primordial. En efecto, si los primeros habitantes n o tuvieron ni industria. ni trabajo y se dedicaban slo a adorar a Dios se deducira que vivieron en un estado de igualdad. No obstante, Guamn Poma dice que de esta generacin salieron dos tipos de hombres: "seores grandes y los bastardos y menores salieron gente baja". El inicial estado igualitario queda pues quebrantado por la iiiul- tiplicacin de "gente baja", de "bastardos y menores". Este artificio para ex- plicar la desigualdad y la jerarqua n o es muy consistente. De un lado se afir- ma la rectitud en las costumbres y, del otro, que los bastardos y menores son mayora. En realidad, en un conjunto de seres tan virtuosos n o podra haber tantos "hijos del pecado" como son los bastardos. Probablemente. Guamn Poma est pensando en una familia andina, la de un curaca. donde la mayora de los hijos n o son de la mujer principal. O sea que finalmente, n o hay una explicacin de la jerarqua pues se supone que sta es su causa. Es decir la je- rarqua y la desigualdad son los principios fundadores de su visin del niundo a los que el cronista trata de buscar un origen apelando a un parentesco andi- n o que ya los supona.

    78 Guamin Poma p. 18.

    79 Guamn Poma p. 49.

    80 Guainn Poma p. 41.

    81 Guamn Poma p. 41.

    8 2 Guamin Poma p. 41.

  • La gente baja se multiplic "y fucron llamados Vari Runa y Pururi Ru- na, salieron muy mucha gente" (83). Con el correr del tiempo y el suceder de las edades se producen el crecimiento de la poblacin, el adelanto de la ci- vilizacin y la aparicin de las guerras. No obstante, hay algo que pcrmanecc: el afn de buscar al Dios olvidado. Pero pese a que el crecimiento de la indus- tria significa que los indios ya no estn todo cl tiempo rezando. sc iiiaiitiene la caridad y cl respcto a los inanlaiiiicntos "'Mira cristiano lector, aprciidccl dcsta gente barbara que aquella soinbra dc conozer al Criador no fue poco" (84). Los indios vivan en una penumbra aorante de luz, pero vivan con or- den y justicia y las cosas eran como se decan. Ahora, piensa Guamn Poma, con la luz de Dios y con una doctrina tan hermosa todo anda al revs de lo que se dice. El "poco temor de Dios" es la causa.

    La idea que tiene Guamn Poma de las creencias de los primeros indios revelan bastante bien la asociacin entre el Dios cristiano y el fuego. Asocia- cin que l atribuye a los antiguos pero que muy probablamente era parte de la mentalidad popular de su poca. "Tanyan los yndios antiguos conocimien- to de que haba un solo Dios, tres personas. Desto deca as: que el padre justiciero, su progenitor, (el que hace sufrir al hombre) el hijo caritativo (su Iiijo el que tiene compasin de los Iiombres); el menor hijo que dava y aumen- tava salud y dava de comer y embiava agua del cielo para darnos de comer y sustento, su hijo menor. el que da la vida y comida para el bien de la tiumani- dad. Al primero le llamava Yayan lllapa (su padre, el rayo): el segundo, Cliau- pi Churin Illapa (su Iiijo del medio, el rayo); el quarto le llamava Sullca Chu- rin lllapa (su hijo menor. el rayo). Questos dichos tres personas eran y creyyan que en el cielo era tan gran inagcstad y seior del cielo y de la tierra y as le Ilainavan yllapa. Y despus por ello los lngas sacrificaron al rrayo y te- mieron muy mucho" (85).

    Es visible, en la cita anterior, la idea de que la vida del hombre depende enteramente de un dios que persigue y alimenta, al que hay que temer y ado- rar. La justicia de dios es el sufrimiento del hombre. No hay el concepto de una inocencia primordial, adems;el hombre no necesita ser culpable para ser perseguido. El hambre, el cansancio, el dolor, la falta de libertad, la domina- cin pueden ser entonces castigos merecidos o agresiones de dios. La idea de un castigo sin culpa personal est presente en forma atenuada en la tradicin cristiana donde es conceptualizada como el pecado original. Pero tambin es-

    83 Guamn Poma p. 42.

    84 Cuainn Poma p.

    85 Goamn Poma p. 46.

  • t presente, y con ms fuerza, en la tradicin andina. En eila la naturaleza es divina pero tirnica, no se compromete necesariamente con el hombre a pe- sar de su culto y liturgia. Da y quita la vida y, a veces, puede cobrar faltas que se ignoran o, acaso, n o existen.

    Si la primera generacin de indios proviene de los espaoles y la segun- da y la tercera de los hijos bastardos y menores; la cuarta, en cambio, se defi- ne a partir de la migracin. En efecto los auca runa "se fueron a poblarse en altos y serros y peiias y por defenderse y comenzaron a hazer fortalezas queellos les llaman l'ucara"(86). En esta poca se multiplican las guerras en- tre los pueblos, pero, en el interior de cada uno de ellos haba, sin embargo, orden. misericordia y castigo para los malos. Adems no practicaban idola- tras y "Adoraron a Dios y Criador como los antiguos yndi os..." (87)

    Hecho que merece un comentario es la asociacin entre el aumento de la poblacin y de las guerras. Gua11i;n Poma parece pensar que la multiplica- cin de la gente lleva necesariamente a la guerra. Es difcil pensar si esta aso- ciacin tiene un origen hispano o andino, o, si esta en ambas.

    Los Incas entraron "poco a poco". Su historia se inicia con Mama Uaco. "inundana y encantadora" quien fue la primera idlatra de las Indias " ... hablaba con los demonios del infierno y hara serimonias y hecheccriris ... Dizen que se echaba con los hombres que ella quera (88). Tuvo un hijo que era realmente descendiente de Adn y Eva que era el lnca legtimo Tocay Ca- pac. No obstante de sus correras qued preada. El demonio le avis que estaba embarazada, indicndole que pariese al nio, llevndoselo luego al agu- jero Tambo Toco donde habra de sacarlo al cabo de dos aos. Tambin fue instruida para avisar que habra de salir de Pacari Tambo un seor poderoso seor llamado "Mango Capac Inca. hijo del sol y de su muger la luna y ermana de luzero" (89). Mango Capac era, pues, un bastardo disfrazado como hijo del sol por las malas artes del demonio. Ms tarde se cas con su madre, edific el "Curi cancha" y "comenz adorar el sol y luna y dixo que era su padre". "Tambin sacrificava al Pacari Tambo con dies nios y oro y plata de donde dizen que sali el dicho Inga". Su Hijo, Cinche Roca. niatb al In- ga legtimo Tocay Capac que era a la vez su tio y hermano natural.

    En el otro mundo, paralelamente, naci Jesucristo. El paralelo entre lu que ocurra en uno y en otro mundo es muy interesante. Mientras que Je-

    86 Guamn Poma p. 52.

    87 Guamn Poma p. 52,

    8 8 Guamn Poma p. 63 .

    8 9 Cuamn Poma p. 64.

  • sucristo naci de Mara por all, por ac el demonio preparaba una patraa con la colaboracin de Mama Uaco. Los incas surgen del fraticidio y del in- cesto madre-hijo, es decir, de la violacin de principios ticos fundamentales. Mientras que un mundo se acercaba a Dios el otro se alejaba de l. Mango Capac resulta una especie de anticristo que entroniza la idolatra perdindose as la sombra del creador que hasta ese entonces haba guiado a los indios.

    Por esta poca Dios envi al apstol San Bartolom quien hizo el pri- mer milagro en las Indias. Este consisti en castigar a los indios que en el pueblo de Cacha lo queran matar. Para ello us el "fuego del cielo". Tam- bin enviaba Dios a frailes franciscanos para poner a prueba a los indios "ci tenian caridad con sus projimos ... y ci no le davan limosna, dizen que les cas- tigava Dios, por rruego de ellos les quemaba con fuego del cielo" (90).

    El quinto inca -Capac Yupanqui "avariento, poco saberw- fue quien "envent a brindar a su padre el sol y mand dar de comer a los ydolos y uacas y mandava enterrar baxillas" (91). El octavo Inca -Viracocha, "gentil hombre, blanco de cuerpo y rrostro y tenia unas pocas de barbas y tena buen corazn" (92)- quiso quemar todos los dolos y reestablecer el culto a Ticze Viracocha, por quien tena gran adoracin. Pero su mujer se lo impidi di- cindole que morira si no continuaba con la ley de sus antepasados ''Cryya que haba otro mundo en otros rreynos de Viracocha, que ac lo llamaron que aban de venir a rreynar" (93).

    Con Pachacutec -"gran comedor y viva mucho, amigo de guerra5'- la idolatra se consolida definitivamente. En sus tie~npos hubo "muy mucho mortansa de yndios y hambre y sed y pestilencia y castigo de Dios ... lo ms tiempo era todo llorar y enterrar defuntos" (94). Pacliacutcc, nombre que Guaman Poma traduce como castigo de Dios, significa el rechazo ltimo a la sombra de Dios. O sea, la gentilidad definitiva de los indios. La oscuridad to- tal. En vez de empezar la poca de expansin de los Incas -como parece haber sido en realidad- para Guamn Poma se inicia la decadencia religiosa y tica con los consiguientes castigos de Dios. Es importante notar que son los indios sencillos los que sufren las culpas de sus superiores, los Incas. La no- cin de culpa no tiene que ver tanto con faltas personales como con las del so-

    90 Guainn Poma p. 74.

    91 Guamn Poma p. 81. 13n el dibujo quc rcprcsenta a Capac Yupanqui aparece un deinonio.

    92 Guamn Poma p. 87. Viracpcha es el nico de los Incas que tiene barbas.

    93 Guamn Poma p. 87.

    94 Guarnn Poma p. 89.

  • berano. Este concepto parece andino. En la tradicin cristiana. en cambio. la culpa o es original o es individual, pero, en ningn caso, es atribuible al con- junto de inocentes sbditos de un mal rey.

    Finalmente, con la guerra entre Atahualpa y Huscar se lleg a un estado de caos "... mucha niuerte de capitanes e indios particulares y rroba- niiento entre yndios cllos propios. Y no aba justicia, andava alboratada la tierra y se perdi todo en ese tiempo. Saltaron los espaoles cristianos a este reyno y conquist la tierra y mat a los Yngas y a los capitanes y lleb mucho oro" (95).

    Los espaoles son pues enviados de Dios que viene a castigar la idola- tra en que cayeron los indios desde los Incas y, tambin, el desorden que hubo en los tiempos de Huscar y Atahualpa. No obstante, Guamn Poma - y este es quiz el gran tema de su obra- piensa que los espaoles no estn a la altura de su misin. "Teniendo letra y bos de profeta y de patriarcas, apstoles, evangelistas y santos, ensendole asimismo la Santa Madre Yglesia de Roma, hierran y matan con la codicia de la plata. No ciguen por la ley de Dios ni del evangelio ni de la predicacin. Y de los dichos espaoles. Se ense- an los dichos yndios deste rreyno malas costumbres y no obedecen a Dios" (96). O sea, el hacer de los espaoles es inverso a su decir y en vez de reesta- blecer el orden es el caos lo que se ha producido. A pesar de esta dolorosa constatacin Guamn Poma no rechaza la dominacin espaola pues piensa que ella tiene como origen una culpa objetiva -el haber olvidado a Dios- que hay que pagar. No obstante sospecha de los espaoles. No puede entender que exista tan "poco temor de Dios" y se propone utilizar la furia sagrada pa- ra combatir la brecha entre tica y costumbres. "Y saver que ay cielo e infier- no y no andys justamente" (97).

    e) Un relato contemporneo. Castigo sin culpa

    Ins Salazar Caray, es oriunda del pueblo de San Marcos, situado en el Callejn de Conchucos, Provincia de Huari, departamento de Ancash. Cuenta el siguiente dilogo con su abuela materna que es monolinge quecliua.

    -

    95 Guamn Poma p. 95

    96 ~ u a m n Poma p. 49.

    97 Guamii Poma p. 852.

  • - Ins: Abuelita por qu suena el trueno? - Abuela: San Pedro (el patrn del pueblo) est correteando con su

    ca' 'lo blanco. Pero no te preocupes que a ti no te va a pasar nada. A la gen- te mala s.

    - Ins: Por qu? - Abuela: Porque la gente mala se muere totalmente, el que se quema

    se muere hasta el espritu. San Pedro tiene las llaves de la gloria para la gente buena. para la gente mala en el infierno hay candela y all se queman. Cuan- do las mujeres estn embarazadas, el rayo las persigue porque tienen hijos que no estn bautizados, que no son cristianos. El rayo las persigue para destruir el alma de los nios. San Pedro tiene tambin el rayo.

    Ins refiere que en su pueblo hay bastantes mujeres solteras que dan a luz y pierden sus hijos. Entonces. como no tienen plata, las criaturas no pue- den ser enterradas en el cementerio. A cambio, buscan cruces para enterrarlos debajo de ellas y as proteger el alma del rayo. Cada vez que cae un rayo la gente dice que seguro ha cado sobre la tumba de un nio sin bautizar. A ve- ces el rayo abre la tierra y se pueden ver los huesos.

    Es claro que en esta narracin se mezclan elementos andinos y cristia- nos. La asociacin rayo-castigo-cristianismo est muy presente. Anterior- mente se formul la hiptesis de que la asociacin rayo-hombres extraos- dios castigador, surgi en Cajamarca y que fue la causa de que los indios se entregaran sin combatir. Luego, como se ha visto, esta asociacin fue elabo- rada y se tendi a pensar que los espaoles eran Viracochas, mensajeros de un dios olvidado que tratan el encargo de castigar a los indios.

    En el relato presente puede verse, claramente, un elemento fundamen- tal: la posibilidad de un castigo sin culpa, o sea de la fatalidad,de un destino adverso y no merecido que es impuesto sin consideracin a las faltas o mri- tos. En efecto, el rayo busca a los no-natos y nios sin bautizar para destruir- los. En el sentido cristiano ambos, aunque no estn bautizados, son inocen- tes. Puesto que aun cuando puedan estar manchados por el pecado original, no han cometido, sin embargo, falta personal y por tanto no pueden ser casti- gados. En una palabra: en el cristianismo el castigo supone la culpa; en el re- lato transcrito se observa, por el contrario, castigo sin culpa.

    En el cristianismo el problema de los inocentes muertos sin bautizar -los nios o los justos antes de la venida de Cristo- fue solucionado en la edad media mediante la creacin del limbo. (del latn limbus, margen o lmi- te).El limbo era "una regin de carcter indefinido entre el cielo y la tierra". Se la representaba de varias formas; los dominicos pensaban que era "un lugar oscuro debajo de la tierra"; los franciscanos, ms benevolentes, opinaban que

  • era una "regin luminosa justo entima de la tierra" (98). Lo que esta fuera de duda es que sus habitantes esistiaii. pues el aliiia es inmortal. y que n o eran atormentados ni castigados aunque estuvieran privados de la gloria de dios.

    La idea de fatalidad es, ante todo, una sospecha para la mayora, sino para todos los seres humanos . No obstante, cuando la idea adsuiere un reconociniiento en el mundo de lo sagrado - como ocurre en el relato - es que la sospecha se lia convertido en mtodo. en algo omnipresente y funda- dor de una visin del mundo.

    En la tradicin cristiana la idea y el sentimiento de fatalidad son indu- dablemente populares. Las experiencias de n o poder controlar el destino, como en el caso de la muerte prematura o en la mina de los sueiios, son frustrantes y difciles de aceptar. La religin conforta y ayuda a la resigna- cin. El cristiano suele pensar que detrs del acontecimiento traurntico hay una sabia intencin divina que l mismo tiene que descubrir. Son los secretos designios de la providencia, se acostumbra decir; que n o es decir otra cosa que n o hay bien que por mal n o venga. O sea que hay una suerte de balance entre l o malo y lo bueno. Sea en Este o en el otro mundo. En tienipos normales el cristiano tiende a pensar que tiene un contrato con dios y que si se porta bien ser recompensado tanto aqu como all. El cristianismo supone, pues. l o que Weber llama "racionalismo tico".

    En la tradicin andina n o parece estar tan presente este elemento. Los dioses tienen cierta indiferencia frente a los hombres. Como se vio, n o estn obligados por el culto y el mantenimiento de la moralidad. Examinando la religiosidad griega. dice Weber: "La fatalidad de los hechos (Moira) ... era una especie dc predestinacin irracional, particularmente indiferente desde el punto de vista tico, de los grandes rasgos esenciales de todo destino indivi- dual ... Esto explica tambin, junto con otras cosas. el fracaso de muchas oraciones. Esta es la actitud interna normal del herosmo guerrero, al que es ajena la fe racionalista e n una "providencia" sabia y buena, ticamente interesada y por l o dems iniparcialV(99). Estos hechos tambin se encuen- tran en la religiosidad andina: los dioses tienen pasiones y actan, a veces, en forma poco tica.

    Este aspecto --de arbitrariedad y de independencia frente al culto y la moralidad- est bien representado en Pachacamac. En la narracin recogida por Avila sobre los dioses de Huarochir se dice "Estas son las verdades que sabemos de Pachacamac, a quien llaman "el que mueve el mundo". Dicen

    98 De Vrics, Ad.

    99 Weber p. 350.

  • que, cuando l se irrita, el mundo se mueve; que tambin se estremece cuando vuelve la cabeza a cualquier lado. Por eso tiene la cabeza inmvil. Si rotara todo el cuerpo, al instante se acabara el universo, diciendo decan los hom- bres" (100).

    A Pachacamac le ofrecan sacrificios humanos. "A esta ofrenda la llamaban "Gran Culpa" (capac hucha). Cuando el hombre y la mujer desti- nados al sacrificio los "Gran Culpa", llegaban hasta Pachacamac eran ente- rrados vivos: "Cmelos, padre", le decan al huaca. Y en el Mes Pura le ofrendaban plata y oro, llamas; le daban de beber y comer, sin faltar nunca". (1 01). Cieza de Len refiere "Y cuando hacan los sacrificios delante de la multitud del pueblo iban los rostros hacia las puertas del templo y las espaldas a la figura del dolo, llevando los ojos bajos y llenos de gran temblor, y con tanta turbacin. segn publican algunos indios de los que hoy son vivos. que casi se podr comparar con lo que se lee de los sacerdotes de Apolo cuando los gentiles aguardaban sus vanas respuestas ... en sus fiestas las que ellos tenan por ms soiemnes, daba respuestas; y como eran odas las crean y tenan por de mucha verdad" (1 02). Ortiz seala que Pachacamac "represen- ta la amenaza del caos, la agresin de lo desconocido, de lo que est fuera de lo ordinario" (1 03).

    Esta idea de una amenaza permanente que se cierne sobre un cosmos frgil puede tener fundamentos sociales y ecolgicos. Desde el punto de vista social la experiencia de frecuentes guerras entre seoros. Situacin que est muy asociada en los relatos mticos con el crecimiento de la poblacin y la presin sobre los recursos (1 04). La px imperial incaica. con su burocracia y la posibilidad de una identificacin andina, fueron hechos tardos. Desde el punto de vista ecolgico, Macera ha sugerido que "Toda la geobiologa andina est sujeta a una regulacin cclica marcada por desastres peridicos ... Tales cambios seran aquellos que los lncas llamaron Pachacuti" (105). O sea que los andinos tuvieran ya la nocin de fatalidad, de una resignada incertidumbre

    1 0 0 Avila p. 1 0@1

    101 Avila p. 1 00.

    1 O1 Cieza dc Lcn (1 973) p. 178.

    103 Ortiz (1986) p. 120.

    104 I:sta asociacin rntrc la multiplicacin de la gente, la escasez y la guerra est muy prcscntc en Guainiii Poma. Avila. y en una serie dc cronistas que refieren los tiem- pos prc-incaicos conlo los de la behctrias. de dcsorden y guerra.

    105 Macera p. 50.

  • respecto a lo que el futuro pudiera traer. Si ello es as se tendra que la religiosidad solar del estado Inca. mucho ms regular y predecible, no lleg a producir cambios profundos en la mentalidad andina.

    El aceptar la posibilidad de un castigo sin culpa es aceptar la domina- cin. significa resignarse ante la explotacin. Es ver en el agresor un ser todopoderoso y juzgar sus actos como inevitables, aun cuando se sea la vctima. Estamos en capacidad de repasar las hiptesis propuestas: en Cajamarca se crea un patrn de interaccin social hasta el da de hoy vigente. Los indios se dejan masacrar por los espaoles sin resistencia. Detrs de este comportamiento haba una idea y una emocin: los espaoles eran dioses frente a los que era intil oponerse y los indios eran vctimas de la furia divina. En consecuencia el balance entre miedo y agresin se mud en pnico. Ms tarde, interpretaron los sucesos como un castigo por sus culpas, y no simplemente como algo inevitable. El cristianismo debi reforzar el ya presente racionalismo tico de su religiosidad. De esta manera se adquiri la idea de una posible rebelin. En efecto, como todas las culpas pueden expiarse. segn el cristianismo. tendra que llegar el momento en que el castigo de la dominacin espaola acabase. Los indios tenan que pensar que haban cometido una falta horrible. Tratando de descubrirla pensaron que esta poda ser el olvido del dios verdadero o el haber efectuado sacrificios humanos.

    3. Culpa sin castigo

    Tratar de reconstruir el mundo interior de los conquistadores es una :mpresa difcil. El principal riesgo que se corre es proyectar nuestra subjeti- vidad en el pasado, de forma de reencontrar la propia sensibilidad en lo que aspira a ser un retrato objetivo. Peligro que las urgencias que nos impulsan al tema hacen an mayor. Pero son tambin estas urgencias las que hacen del tema algo que nos compromete e interesa.

    En efecto, con la proliferacin de la violencia en el pas se ponen en cuestin viejas y queridas creencias. Descubrinlos. por ejemplo, que lo que dice Porras acerca de la psicologa nacional no es cierto. "El peruano de hoy, como el quechua imperial de los incas. como el sbdito virreynai O el soldado de las huestes libertadoras, se caracteriza por su rechazo del exceso y de la violencia, por su amor a la templanza y a la urbanidad" (106). En realidad, el mito del peruano pacifico por esencia ha sido una imagen con la que los

    1 O6 Porras (1 962) 50 d.

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  • sectores dominantes han tratado de sepultar la agresividad del hombre andino. el instinto de rebelin del indio colonial. el odio contra el blanco, o mestizo, prepotente y explotador. En general, la rebelin contra el abuso. Que mucha gente se haya desconocido en esta imagen. asumindola como su reflejo exacto, no quita el hecho de que las races de la violencia estn all -aun dentro de la persona que se desconoce- y que sus amargos frutos se coscclien peridica- mente.

    Hoy con la difusin de los valores democrticos y la crisis econniica, con la frustracin de tantos proyectos y expectativas, la violencia brota al pa- recer incontenible. Pero mal haramos en ver en ella slo el producto de pro- blemas personales multiplicados por la crisis. La existencia de pases aun ms pobres pero menos violentos nos hace ver que aqu hay algo ms, que la violencia tiene una larga historia.

    Anteriormente hemos afirmado que los sucesos de Cajamarca no slo tienen un valor ejemplar o tpico del encuentro entre dos culturas. Tambin tienen un valor fundador, en ellos se originan, decamos, un patrn de inte- raccin basado en el abuso espaol y en el terror-pnico indgena. En nues- tros das el terror-pnico Iia disminudo; aumentando, en cambio, el abuso. Digamos que el abuso se ha democratizado. Cuando hablamos de abuso, y este es un punto esencial en nuestra investigacin, estamos refirindonos a un comportamiento que es nioralmente censurable dentro de la propia tica del individuo que abusa. Aunque l se empee en no ser conciente de ello. El abuso es tambin, por tanto, un atentado contra una parte de si mismo. En breve. es ilegtimo. No es ni bueno, ni necesario,ni justo. Cules son las cau- sas y consecuencias del abuso que hicieron los espaoles sobre los indios aqul da en Cajamarca? En lo que sigue ensayarenios una respuesta.

    En el mundo interior de los conquistadores hay dos hechos que llaman poderosamente 1 atencin: la codicia y la religiosidad. La obsesin por el oro y la plata fue el mvil conciente de la empresa conquistadora. De su re- ligiosidad, en cambio, ellos extrajeron una sensacin de estar protegidos, o, en todo caso la de estar preparados para una muerte que conducira a la glo- ria.

    Mientras tanto, en su coniportaniiento hay tambin dos hechos saltan- tes. Primero, su arrogancia y valor. 0 sea, su sentirse superiores -infinita- mente- a los indios y su capacidad de arriesgarse. Parece claro que si hay al- go que no puede ser negado a los conquistadores es precisamente su arrojo, su resolucin para batallar contra un ejrcito que los superaba en una propor- cin de 300 a 1. Segundo, tambin en el plano de la accin, su astucia para engaar y asustar a los indios y, sobre todo, la crueldad y el sadismo con que los atacaron.

  • Si esto es as viene entonces la pregunta: 'Por qu no impidi la reli- gin cristiana la carnicera de Cajamarca? NO sintieron los conquistadores alguna contradiccin entre su religiosidad y las crueldades de aquel da? Las respuestas dadas a estas preguntas reflejan demasiado bien el conflictivo trans- fondo