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Sinopsis: Los últimos años le trajeron a Clara Gardner la parte ángel más sorpresas de las que nunca podía haber previsto. Pero a través de la vertiginosa altura del primer amor a la agonizante bajeza de perder a alguien cercano a ella, la única cosa que ya no puede negar es que nunca tuvo la opción de tener una vida normal.Desde que descubrió el papel especial que juega entre los otros ángeles de sangre, Clara ha decidido proteger a Trucker Avery del mal que la persigue…incluso si esto significa romper sus corazones. Dejar la ciudad parecía la mejor opción, así que se dirigió a California—y así también Christian Prescott, el chico irresistible de la visión que la inició en este camino en primer lugar.Mientras Clara se abre paso en un mundo que es terriblemente nuevo, descubre que el ángel caído que la atacó está observando todos sus movimientos. Y no es el único…Con la batalla contra los Alas Negras avecinándose, Clara sabe que finalmente tiene que cumplir su destino. Pero no vendrá sin sacrificios y traición.En el fascinante final de la serie Unearthly, Clara debe elegir su destino de una vez por todas.

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  • Esta traduccin fue hecha sin fines de lucro.

    Es una traduccin de fans para fans.

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    en sus redes sociales y ayudndolo a promocionar su libro.

    Disfruta la lectura!

  • Staff Moderadoras: Luna West & Deydra Eaton

    Traductoras: Luna West

    Deydra Eaton

    Liz Holland

    Nico Robin

    Amy

    Chachi

    Eugene

    BeaG

    Karlamirandar

    Aa.tesares

    Coraldone

    Melody

    SomerholicSwiftie

    Juli

    Majo_Smile

    CrisCras

    Christicki

    Aileen

    Hermanaoscura

    Anelynn

    Val_17

    Vero

    Vaanicai

    Chubasquera Acl

    Mel Cipriano

    Correctoras: Melii

    Alaska Young

    Juli

    BlancaDepp

    itxi

    chachii

    Maarlopez

    Vericity

    Elena_Verlac

    Violet~

    Innogen D.

    MaryJane

    Lalu

    ladypandora

    aimetz14

    Findareasontosmile

    Verito

    Lectura Final: Mel Markham

    Diseo: Francatemartu

  • ndice Sinopsis

    Epgrafe

    Prlogo

    Captulo 1

    Captulo 2

    Captulo 3

    Captulo 4

    Captulo 5

    Captulo 6

    Captulo 7

    Captulo 8

    Captulo 9

    Captulo 10

    Captulo 11

    Captulo 12

    Captulo 13

    Captulo 14

    Captulo 15

    Captulo 16

    Captulo 17

    Captulo 18

    Captulo 19

    Captulo 20

    Captulo 21

    Captulo 22

    Eplogo

    Sobre el autor

  • Pg

    ina 5

    Sinopsis Los ltimos aos le trajeron a la mitad ngel, Clara Gardner, ms

    sorpresas de las que nunca poda haber previsto. Pero a travs de la vertiginosa altura del primer amor a la agonizante bajeza de perder a

    alguien cercano a ella, la nica cosa que ya no poda negar era que nunca tuvo la intencin de tener una vida normal.

    Desde que descubri el papel especial que juega entre los otros

    ngeles de sangre, Clara ha decidido proteger a Tucker Avery del mal que la persigue incluso si esto significa romper sus corazones. Dejar la ciudad pareca la mejor opcin, as que se dirigi a California y tambin

    Christian Prescott, el chico irresistible de la visin que la inici en este camino en primer lugar.

    Mientras Clara se abre paso en un mundo que es terriblemente nuevo, descubre que el ngel cado que la atac est observando todos sus movimientos. Y no es el nico Con la batalla contra los Alas Negras

    avecinndose, Clara sabe que finalmente tiene que cumplir su destino. Pero no vendr sin sacrificios y traicin.

    En el fascinante final de la serie Unearthly, Clara debe elegir su destino de una vez por todas.

    El Designio del ngel, #3

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    Epgrafe

    l quien, desde una zona a otra,

    Gua a travs del infinito cielo tu determinado vuelo,

    En el largo camino que tengo que recorrer solo,

    Guiara mis pasos correctamente.

    William Cullen Bryant

  • Pg

    ina 7

    Prlogo Traducido por Mery St. Clair

    Corregido por Melii

    La primera cosa que advierto es la oscuridad. Como si alguien hubiera apagado las luces. Entorno los ojos hacia la profunda oscuridad, tratando de ver algo, cualquier cosa, pero mis ojos no se ajustan.

    Tentativamente, siento el suelo con mi piel, el cual es curiosamente inclinado, como si la habitacin estuviera ladeada. Doy un paso atrs y mi pierna choca contra algo duro. Me detengo. Intento recuperar el equilibrio.

    Escuchar.

    Hay voces, voces tenues, en algn lugar sobre m.

    An no s de qu se trata esta visin, ni donde estoy o qu se supone que deba hacer o de quin debo ocultarme. Pero si s esto: Estoy escondida.

    Y algo terrible ha sucedido.

    Es posible que est llorando. Mi nariz moquea, pero no intento

    limpiarla. No me muevo. Estoy asustada. Podra llamar a la seguridad de la Gloria, creo, pero si lo hiciera me encontraran. En su lugar, cierro mis manos en puos para detener el temblor. La oscuridad se cierra,

    tragndome, y por un momento peleo contra la urgencia de llamar la Gloria tan fuerte que mis uas se rompen contra la superficie de mis palmas.

    Mantente quieta, me digo a mi misma. Mantente quieta.

    Permito que la oscuridad me trague por completo.

  • Pg

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    1 Bienvenida a la granja

    Traducido por Liz Holland & Nico Robin

    Corregido por Alaska Young

    Cmo lo llevas, Clara?

    Vuelvo a m misma en el centro de la habitacin, un montn de

    revistas viejas estn esparcidas alrededor de mis pies, las cuales debo de haber dejado caer cuando la visin me golpe. Mi respiracin est todava congelada en mis pulmones; mis msculos tensos, como si estuviera

    preparndome para correr. La luz que entra por la ventana hace que me duelan los ojos. Parpadeo hacia Billy, que est apoyada en el marco de mi puerta y me ofrece una sonrisa comprensiva.

    Qu pasa, chica? pregunta cuando no respondo. La visin te ha derribado?

    Trago saliva.

    Cmo lo sabes?

    Yo tambin las tengo. Adems, la mayor parte de mi vida he estado

    alrededor de personas que tienen visiones. Reconozco la cara post-visin. Pone las manos en mis hombros y se sienta conmigo en el borde de mi cama. Esperamos hasta que mi respiracin se calma. Quieres hablar de

    ello? pregunta.

    No hay mucho todava le digo. He estado teniendo esta visin

    durante todo el verano, desde que estuve en Italia con Angela. Hasta ahora no ha habido mucho ms que oscuridad, terror, un extrao suelo inclinado. De todos modos debera decrtelo?

    Billy niega con la cabeza. Puedes hacerlo si quieres, si te ayuda a sacarte un peso de encima. Pero, en mi opinin, las visiones son

    personales, para ti y slo para ti.

  • Pg

    ina 9

    Me alivia saber que es tan despreocupada sobre esto. Cmo lo

    haces? pregunto despus de un minuto. Cmo sigues viviendo de manera normal cuando sabes que algo malo va a pasar?

    Hay dolor en su sonrisa. Pone su clida mano morena sobre la ma. Aprendes a encontrar tu felicidad, chica dice. Descubres las cosas que dan significado a tu vida, y te aferras a ellas. E intentas dejar de

    preocuparte por aquellas que no puedes controlar.

    Es ms fcil decirlo que hacerlo. Suspiro.

    Se necesita prctica. Me da una palmada en el hombro y lo

    aprieta. Ests bien ahora? Preparada para seguir balancendote?

    Le doy una dbil sonrisa.

    S, seora.

    Est bien, entonces, manos a la obra dice bromeando. Vuelvo a empacar, que es lo que haca antes de que la visin me golpeara, y Billy

    agarra una pistola de cinta adhesiva y comienza a sellar las cajas terminadas. Sabes? Hace tiempo ayud a tu madre a empacar para ir a

    Stanford. 1963. ramos compaeras de habitacin, vivamos en San Luis Obispo, en una casita junto a la playa.

    Voy a extraar a Billy, pienso mientras ella contina. La mayor parte

    del tiempo cuando la miro, no puedo dejar de ver a mam, no porque se parezcan, siendo altas y hermosas, sino porque, como la mejor amiga de ella por los ltimos cien aos, Billy tiene millones de recuerdos como este

    de Stanford, historias divertidas y tristes, momentos en que mi madre se hizo un mal corte de cabello o cuando incendi la cocina intentando hacer

    pltanos flambeados o cuando fueron enfermeras en la Primera Guerra Mundial y mam salv la vida de un hombre con nada ms que una horquilla y una banda de goma. Pasar tiempo con Billy es lo segundo

    mejor despus de estar con mam. Es como si, por esos pocos minutos, cuando est contando las historias, mam estuviese viva otra vez.

    Oye, ests bien? pregunta Billy.

    Ya casi he terminado. Toso para disimular mi voz ahogada, y luego doblo la ltima sudadera, la meto en una caja, y echo un vistazo

    alrededor. Incluso aunque no he empacado todo, aunque he dejado los posters en las paredes y algunas de mis cosas, mi habitacin se ve vaca, como si ya me hubiese mudado de este lugar.

    No puedo creer que, a partir de maana, no vaya a vivir aqu.

    Puedes venir a casa siempre que quieras dice Billy. Recuerda

    eso. Esta es tu casa. Slo llama y dime que ests en camino y vendr corriendo para poner sbanas nuevas en la cama.

    Acaricia mi mano y luego baja para cargar cajas en su camioneta.

    Tambin conducir maana a California, mientras la mam de Angela,

  • Pg

    ina 1

    0

    Anna, y yo la seguimos con mi coche. Salgo al pasillo. La casa est en

    silencio, pero tambin parece tener algo de energa, como si estuviera llena de fantasmas. Me quedo mirando la puerta cerrada de Jeffrey. l debera

    estar aqu. Tendra que haber comenzado su tercer ao en la Escuela Secundaria Jackson Hole. Debera estar bien metido en las prcticas de ftbol y sus repugnantes batidos de protenas de la maana y toneladas de

    apestosos calcetines de gimnasia sin pareja en el cesto de la ropa sucia. Yo debera ser capaz de ir a su puerta ahora mismo para golpear y orle decir: Vete, pero entrara de todas formas, y entonces me mirara desde su ordenador y tal vez bajara el volumen de su palpitante msica un tono o dos, sonreira, y dira: Todava no te has ido?, y tal vez pensara en algo inteligente para responderle, pero al final los dos sabramos que me extraara. Y yo tambin.

    Lo extrao.

    Golpean en la puerta principal. Esperas compaa? grita Billy.

    Me doy cuenta del sonido de un coche subiendo por la calzada. No

    le contesto gritando. Quin es?

    Es para ti dice.

    Bajo por las escaleras.

    Oh, bien dice Wendy cuando abro la puerta. Tema que te hubieras ido.

    Instintivamente miro alrededor buscando a Tucker, con mi corazn haciendo un pequeo baile estpido.

    No est aqu dice Wendy dulcemente. l, eh

    Oh. No quera verme.

    Intento sonrer mientras algo en mi pecho se aprieta dolorosamente.

    Claro, pienso. Por qu querra verme? Rompimos. Est siguiendo adelante.

    Me obligo a enfocarme en Wendy. Sostiene una caja de cartn contra su pecho como si tuviera miedo de que pudiera alejarse flotando de ella.

    Cambia su peso de una pierna a otra.

    Qu pasa? pregunto.

    Tena algunas de tus cosas dice. Maana me voy a la universidad, y yo yo pens que podras quererlas.

    Gracias. Yo tambin me voy maana le digo.

    Una vez, cuando su hermano y yo salimos por primera vez, Wendy me dijo que si le haca dao a Tucker, me enterrara en estircol de caballo. Desde que rompimos, una parte de m ha estado esperando que

    apareciese aqu con una pala y me golpeara en la cabeza con ella. Una parte de m piensa que tal vez me lo merezco. Aun as, aqu est vindose

  • Pg

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    1

    frgil y esperanzada, como si me hubiese extraado este verano. Como si

    todava quisiera ser mi amiga.

    Gracias digo de nuevo. Sonro y alcanzo la caja. Me devuelve una

    sonrisa tmida y me la entrega. Dentro hay un par de DVDs, revistas, mi manoseada copia de Vampire Academy y otros pocos libros, un par de zapatos de vestir que le prest para la graduacin.

    Cmo estuvo Italia? pregunta mientras dejo la caja en el suelo junto a la puerta. Recib tu postal.

    Estuvo hermoso.

    Seguro dice con un suspiro de envidia. Siempre he querido viajar de mochilera por Europa. Quiero ver Londres, Paris, Viena

    Sonre. Oye, qu tal si me enseas tus fotos? Me encantara verlas. Si tienes tiempo.

    Um, claro. Subo corriendo las escaleras para agarrar mi porttil,

    entonces me siento con ella en el sof del saln y miramos las fotos del verano, su hombro presionando el mo mientras vemos fotos del Coliseo,

    los arcos romanos, las catacumbas, la Toscana con sus viedos y colinas, Florencia, yo haciendo esa tonta pose de estoy levantndola en la Torre Inclinada de Pisa.

    Y luego parpadea hasta una foto de Angela y Phen en la parte superior de San Pedro.

    Espera, vuelve atrs dice Wendy mientras la paso.

    De mala gana, pulso el botn para que vaya hacia atrs.

    Quin es ese? pregunta.

    Lo entiendo. Phen es guapo. Hay algo magntico en esos ojos marrones, la perfeccin varonil de su rostro y todo eso, pero vamos. No Wendy tambin.

    Slo un tipo que conocimos en Roma le digo. Eso es lo ms cercano a la verdad que puedo decir sin entrar en los detalles sangrientos

    de Angela y su secreto jura que no se lo dirs a nadie, Clara novio. Quien es, segn ella, slo un rollo de verano. Ha estado toda Phen? Quin es Phen? desde que volvimos a Wyoming, como si ni siquiera hubiera conocido al tipo.

    Te he dicho que quiero ir a Italia? dice, alzando las cejas.

    Guau.

    S, all hay un montn de chicos calientes admito. Por

    supuesto, despus se convierten en hombres de mediana edad con barriga cervecera, trajes de Armani, cabello peinado hacia atrs y que te miran como diciendo Cmo ests? Le doy mi mejor sonrisa de italiano pervertido, subo la barbilla y echo le un beso en el aire.

  • Pg

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    2

    Se re.

    Qu asco.

    Cierro el porttil, contenta de haber cambiado la conversacin de

    Phen.

    As que eso era Italia. Me doy una palmada en la barriga. He ganado ms de dos kilos en pasta.

    Bueno, de todas formas eras demasiado delgada dice Wendy.

    Vaya, gracias.

    Odio ser una aguafiestas, pero debera irme dice. Tengo

    montones de cosas que hacer en casa antes de maana.

    Nos levantamos, y me vuelvo hacia ella, emocionada al instante ante

    la idea de despedirnos.

    Te va a ir genial en Washington, tendrs todo tipo de diversin y te convertirs en la mejor veterinaria de todos los tiempos, pero voy a echarte

    tanto de menos digo.

    Sus ojos tambin tienen lgrimas.

    Nos veremos en las vacaciones, verdad? Siempre puedes mandarme un email, ya sabes. No seas una desconocida.

    No lo ser. Lo prometo.

    Me abraza.

    Adis, Clara susurra. Cudate.

    Cuando ya se ha ido, recojo la caja, la llevo a mi habitacin, y cierro

    la puerta. Vuelco la caja en mi cama. All, entre las cosas que le prest a Wendy, encuentro algunas cosas de Tucker: un cebo de pesca que le

    compr en una tienda de trastos en Jackson lo llam su cebo Zanahoria favorito, una flor salvaje prensada de una de las coronas de flores que sola hacer para mi cabello, un CD de mezclas que le hice el ao pasado,

    lleno de canciones sobre vaqueros, volar y el amor, que escuch un montn de veces a pesar de que deba pensar que era cursi. Lo est

    devolviendo todo. Odio lo mucho que me duele, lo mucho que todava me aferro a lo que tenamos, as que pongo de nuevo todas las cosas con cuidado en la caja, la sello con cinta adhesiva y la deslizo en las sombras

    de la parte de atrs de mi armario. Y digo adis.

    Clara.

    Oigo la voz en mi cabeza, llamndome, antes de orla en voz alta.

    Estoy de pie en el patio de la Universidad de Stanford, en medio de ms de mil quinientos estudiantes de primer ao emocionados y sus padres, pero

    lo oigo alto y claro. Me abro paso entre la multitud, buscando su ondulado cabello oscuro, el destello de sus ojos verdes. Entonces de repente se abre

  • Pg

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    una brecha entre la gente a mi alrededor y lo veo, a unos seis metros de

    distancia, dndome la espalda. Como de costumbre. Y como de costumbre, es como una campana tintineando dentro de m con una especie de

    reconocimiento.

    Pongo las manos alrededor de mi boca y grito: Christian!

    Se da la vuelta. Nos acercamos el uno al otro a travs de la multitud.

    En un instante estoy a su lado, sonrindole, casi riendo porque se siente tan bien estar juntos de nuevo despus de tanto tiempo.

    Hola dice. Tiene que hablar casi gritando para hacerse or entre

    las personas que nos rodean. Es fantstico encontrarte aqu.

    S, es fantstico.

    No me doy cuenta de cunto lo extra hasta este mismo momento. Estaba tan ocupada extraando a otras personas mi mam, Jeffrey, Tucker, pap atrapada en lo que dejaba atrs. Pero ahora es como

    cuando una parte de ti deja de doler y de repente eres t misma otra vez, sana y entera, y solo entonces entiendes que has estado sintiendo dolor

    por un tiempo. Extraaba su voz en mi cabeza, en mis odos. Extraaba su cara. Su sonrisa.

    Yo tambin te extra dice, inclinndose para decirlo en mi odo

    y as pueda escucharlo por encima del ruido.

    Su clido aliento en mi cuello me hace temblar. Doy un paso atrs con torpeza, de pronto consciente de m misma. Qu tal te fue en el

    medio de la nada? Es todo lo que se me ocurre decir.

    Su to siempre lo lleva a las montaas durante el verano, pasa todo

    el tiempo entrenando muy duro, lejos del internet, la televisin y cualquier otra distraccin, y le hace practicar llamar la gloria, volando y todas las dems habilidades angelicales. Christian lo llama su prcticas de verano,

    acta como si slo estuviera a un paso del campo de entrenamiento del ejrcito.

    La misma vieja rutina informa. Walter estaba an ms intenso este ao, si puedes creerlo. Me levantaba al despuntar el amanecer casi todos los das. Me entren como a un perro.

    Por qu? empiezo a preguntar, entonces lo pienso mejor. Para qu te est entrenando?

    Sus ojos se ponen serios. Te lo dir ms tarde, est bien?

    Qu tal Italia? me pregunta en voz alta, porque a la gente le parecer raro si estamos aqu parados uno frente al otro, sin decir nada,

    mientras estamos teniendo toda una conversacin en nuestras cabezas.

    Interesante digo. Lo que tiene que ser el eufemismo del ao.

    Angela elige ese momento para aparecer a mi lado.

  • Pg

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    Hola, Chris dice, levantando la barbilla a modo de saludo.

    Cmo te va?

    l hace un gesto a la multitud de estudiantes de primer ao

    excitados pululando a nuestro alrededor.

    Creo que la realidad de que voy a estudiar aqu est empezando a asentarse.

    S lo que quieres decir dice. Tuve que pellizcarme cuando condujimos por Palm Drive. En qu dormitorio ests?

    Cedro.

    Clara y yo estamos en Roble. Creo que eso es al otro lado del campus para ti.

    Lo es dice. Lo chequ.

    Est contento de que termin en un dormitorio del otro lado del campus, lo entiendo mientras lo miro. Porque pens que no me gustara

    que estuviera siempre alrededor, recogiendo los pensamientos al azar de mi cerebro. Me quiere dar un poco de espacio.

    Le envo el equivalente mental a un abrazo, que lo sorprende.

    Por qu fue eso?, pregunta.

    Necesitamos bicicletas dijo Angela. ste campus es tan

    grande. Todo el mundo tiene bicis.

    Porque me alegro de que ests aqu, le digo a Christian.

    Me alegro de estar aqu.

    Me alegra que te alegre estar aqu.

    Sonremos.

    Oigan, estn haciendo otra vez esa cosa mental? pregunta Angela y, a continuacin, lo ms fuerte que puede, piensa: Porque es tan molesto.

    Christian lanza una risa de sorpresa. Desde cundo puede hablar telepticamente?

    Desde que le he estado enseando. No tena nada que hacer en un vuelo de once horas.

    De verdad piensas que es una buena idea? Ella es lo suficientemente fuerte Est bromeando, pero puedo decir que no ama la idea de que Angela forme parte de nuestras conversaciones secretas. Eso queda entre nosotros. Es nuestro.

    No llega a recibir nuestros pensamientos, le digo para tranquilizar su mente. Ella slo puede transmitir.

  • Pg

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    5

    As que puede hablar, pero no puede escuchar. Qu apropiado.

    Fas-ti-dio-so, dice Angela, cruzando los brazos sobre su pecho y mirndolo.

    Nos remos.

    Lo siento, Ange. Paso un brazo a su alrededor. Christian y yo tenemos un montn con lo que ponernos al da.

    Un destello de preocupacin pasa por su cara, pero se ha ido tan rpido que me pregunto si lo imagin. Bueno, creo que es de mala

    educacin dice ella.

    Est bien, est bien. Ninguna fusin-mental. Lo entiendo.

    Al menos no hasta que tambin aprenda a hacerlo. Lo cual ser

    pronto. He estado practicando.

    Sin duda dice l.

    Atrapo la risa en sus ojos, y reprimo una sonrisa As que, has

    conocido a tu compaero de cuarto? le pregunto.

    Asiente. Charlie. Quiere ser un programador de computadoras.

    Casado con su Xbox. Y t?

    Su nombre es Wan Chen, est en pre-medicina, y es absolutamente seria al respecto le informo. Hoy me ense su horario,

    y me hizo sentir como una completa vaga.

    Bueno, eres una completa vaga seala Angela.

    Tan cierto.

    Y el tuyo? le pregunta Christian a Angela. Pobre cosa indefensa, aadi en silencio, lo que me hace soltar una risita.

    Tengo dos compaeras, suertuda, suertuda yo dice Angela. Son unas rubias totales.

    Oye! Me opongo a su tono de voz con respecto a las rubias.

    Y son completamente confusas. Una es de Comunicaciones, lo que sea que eso signifique, y la otra esta indecisa.

    No hay nada de malo con estar indeciso. Miro a Christian, un poco avergonzada de mi indecisin.

    Estoy indeciso dice. Angela y yo lo miramos, anonadadas.

    Qu, no puedo estar indeciso?

    Supuse que estaras en negocios dice Angela.

    Por qu?

    Porque te ves realmente bien con traje y corbata dice con falsa dulzura. Eres lindo. Deberas ir con tus puntos fuertes.

  • Pg

    ina 1

    6

    Se niega a morder el anzuelo. Los negocios son cosa de Walter. No

    ma.

    Entonces, qu es lo tuyo? pregunta Angela.

    Como ya he dicho, no lo he decidido. Me mira fijamente, las motas doradas en sus ojos verdes atrapan la luz, y siento el calor moverse a mis mejillas.

    De todos modos, dnde est Walter? pregunto para cambiar de tema.

    Con Billy. Se voltea y seala en direccin al patio, donde, por

    supuesto, Walter y Billy parecen estar enfrascados en una conversacin.

    Son una linda pareja le digo mientras miro a Billy rer y poner

    su mano sobre el brazo de Walter. Por supuesto que me sorprend cuando Billy me llam este verano para decirme que ella y Walter se iban a casar. No vi eso venir.

    Espera, Billy y Walter se van a casar? exclama Angela. Cundo?

    Ellos se casaron aclara Christian. Julio. En el prado. Fue muy repentino.

    Yo ni siquiera saba que se gustaban le digo antes de que Angela

    pueda decir la broma, que s que est pensando sobre como Christian y yo somos una especie rara de hermano y hermana, ya que su tutor est

    casado con mi tutor.

    Oh, se gustaban dice Christian. Intentaban ser discretos. Por m, supongo. Pero Walter no puede dejar de pensar en ella. En voz alta. Y

    en varios estados de desnudez, si sabes lo que quiero decir.

    Ugh. No me digas. Voy a tener que lavar mi cerebro por lo que vi en mi cabeza esta semana. Hay alguna alfombra de oso en tu casa?

    Creo que me acabas de arruinar la sala dice con un gemido, pero no quera decir eso. Estoy contenta con la situacin Billy-Walter. l piensa

    que es bueno para Walter. Mantiene su mente alejada de cosas.

    Qu cosas?, pregunto.

    Ms tarde, dice. Te lo voy a contar, pero ms tarde.

    Angela deja escapar un suspiro exagerado. Oh, mi Dios, ustedes chicos. Estn hacindolo de nuevo.

    Despus de los discursos de orientacin, ellos nos dicen lo orgullosos que debemos estar de nosotros mismos, qu esperanzas tienen para nuestro futuro, las increbles oportunidades que tendremos en La

    Granja, como ellos llaman a Stanford, y que se supone que debemos regresar a nuestros dormitorios y socializar.

  • Pg

    ina 1

    7

    Este es el momento en que se les dice a los padres que se vayan a

    casa.

    La mam de Angela, Anna, con su quieta y familiar intensidad, que

    estuvo sentada en la parte trasera de mi coche leyendo su Biblia durante todo el viaje de mil quinientos kilmetros, de repente estalla en llanto. Angela est mortificada, con las mejillas rojas mientras acompaa a su

    madre al estacionamiento, pero creo que es bueno. Me gustara que mi madre estuviera aqu para llorar por m.

    Billy me da otro de esos alentadores apretones de hombros. Djalo

    ir, chica dice simplemente y luego ella tambin se ha ido.

    Escojo un cmodo sof en el saln y finjo estudiar los patrones de la

    alfombra, mientras que el resto de los alumnos estn diciendo sus llorosos adioses. Despus de un rato un chico con el cabello corto teido de rubio, entra y se sienta frente a m, dejando caer un paquete considerable de

    carpetas en la mesa de caf. Sonre, ofreciendo su mano para estrechrmela. Soy Pierce.

    Clara Gardner.

    Asiente con la cabeza. Creo que he visto tu nombre en un par de listas. Ests en el pabelln B, verdad?

    El tercer piso.

    Soy el PES en Roble dice.

    Lo miro fijamente.

    P-E-S explica. Es sinnimo de Pares para Educacin de Salud. Algo as como el mdico de la residencia de estudiantes. Estoy donde iras

    por una bandita.

    Oh, claro.

    Mira mi cara, de la manera en que me hace preguntarme si tengo

    comida en ella.

    Qu? Tengo la palabra novato tatuada en la frente? le pregunto.

    Sonre, y sacude la cabeza. No pareces asustada.

    Perdn?

    La primera semana en el campus los novatos por lo general parecen bastante aterrorizados. Vagan como pequeos perritos perdidos.

    Sin embargo, t no. Luces como si tuvieras todo bajo control.

    Oh. Gracias le digo. Odio decrtelo, pero estoy actuando. Por dentro, soy un manojo de nervios.

  • Pg

    ina 1

    8

    No lo soy, en realidad. Creo que junto a los ngeles Cados,

    funerales e incendios forestales, Stanford se siente como un lugar bastante seguro. Todo es familiar aqu: California huele a gases de escape, rboles

    de eucalipto y rosas cuidadas en el aire, las palmeras, el ruido de los trenes en la distancia, las mismas antiguas variedades de plantas con las que crec fuera de las ventanas.

    Es otra cosa la que me asusta: la habitacin oscura y sin ventanas de mi visin, lo que va a suceder en ese lugar, lo malo que ha pasado antes de que terminara escondindome ah. Las posibilidades de que esto ser

    toda mi vida: una visin aterradora tras otra, durante los prximos cien aos. Eso es lo que da miedo. Eso es en lo que estoy tratando de no

    pensar.

    Pierce escribe un nmero de cinco dgitos en un papelito y me lo extiende. Llmame si necesitas algo. Vendr corriendo.

    Est coqueteando, creo. Tomo el papelito. Est bien.

    En ese momento Angela irrumpe, pasando sus manos por los lados

    de sus pantaloncillos, como si estuviera limpiando las emociones de su madre. Ella se detiene cuando ve a Pierce.

    Tampoco parece asustada. Se ve como si hubiera venido a

    conquistar.

    Zerbino, Angela dice de manera casual, cuando Pierce abre la boca para saludarla. Ella mira las carpetas sobre la mesa. Tienes algo

    en ese montn con mi nombre?

    S, claro dice nervioso, y hurga entre las carpetas hasta llegar a

    la Z y un paquete para Angela. Entonces pesca una para m. Se levanta. Comprueba su reloj. Bueno, un placer conocerlas, chicas. Pnganse cmodas. Probablemente vamos a comenzar nuestro juego Te Estoy Conociendo en cinco minutos.

    Qu es eso? Angela seala mi papelito mientras l se aleja.

    Pierce. Me le quedo mirando la espalda yndose. Cualquier cosa que necesite, vendr corriendo.

    Dispara una mirada por encima de su hombro, sonre

    pensativamente. En serio? Es lindo.

    Supongo.

    Cierto. Lo olvid. Todava slo tienes ojos para Tucker. O ahora es Christian? Nunca te sigo la corriente.

    Oye, como que, auch le digo. Ests siendo muy grosera hoy.

    Su expresin se suaviza. Lo siento. Estoy tensa. El cambio es difcil para m, incluso si es bueno.

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    Para ti? De ninguna manera.

    Se deja caer en el asiento junto a m. Sin embargo, t pareces relajada.

    Estiro mis brazos sobre mi cabeza y bostezo. He decidido dejar de estresarme por todo. Voy a empezar de nuevo. Mira. Rebusco en mi bolsa por el pedazo arrugado de papel y lo sostengo para que lo lea. He

    aqu mi horario provisional.

    Sus ojos escanean la pgina rpidamente. Veo que seguiste mi consejo y ests conmigo en Introduccin a las Humanidades. El poeta de

    Re-hacer el Mundo. Te gustar, lo prometo dice. Interpretacin de la poesa es fcil, porque puedes hacer que signifique ms o menos lo que

    quieras que signifique. Ser una especie de juego de nios en clase.

    Lo dudo mucho.

    Hmm Angela frunce el ceo mientras lee ms abajo.

    Historia del arte? Alza una ceja. Ciencia, tecnologa y sociedad contempornea? Introduccin a los Estudios del Cine? Danza Moderna?

    Es un poco de todo, C.

    Me gusta el arte le digo defensivamente. Es sencillo para ti, ya que eres una comandante de la historia, puedes tomar esas clases. Pero yo

    estoy

    Indecisa proporciona.

    Claro, yo no saba qu tomar, por lo que el doctor Day me dijo que

    me inscribiera en un montn de diferentes clases y dejara ir las que no me funcionaban. Pero mira esto. Sealo el final de la lista.

    Atletismo 196 lee por encima de mi dedo. La prctica de la felicidad.

    Clase de Felicidad.

    Estas tomando una clase sobre felicidad dice, como si tuviera que ser la clase ms aburrida de todo el universo.

    Mi mam me dijo que iba a ser feliz en Stanford explico. As que eso es lo que pretendo ser, voy a encontrar mi felicidad.

    Bien por ti. Toma el control de ti misma de una maldita vez.

    Lo s le digo, y lo digo en serio. Estoy lista para dejar de decir adis a las cosas. Voy a empezar a decir hola.

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    2 Junta de corredores

    Traducido por Amy

    Corregido por Juli

    Esa noche me despierto a las dos de la maana con alguien golpeando mi puerta.

    Hola? llamo con cautela. Hay una mezcla de ruido en el exterior, msica, gente gritando y pasos frenticos en el pasillo. Wan Chen y yo nos sentamos, intercambiamos miradas preocupadas y luego me

    deslizo de la cama para abrir la puerta.

    Levntense y brillen, queridas estudiantes de primer ao dice Stacy, nuestra consejera, en una voz alegre. Lleva un crculo de plstico de

    nen verde alrededor de su cuello y el pelo como un arco iris de payaso. Ella sonre. Pnganse los zapatos y vengan.

    Afuera nos encontramos con un escenario que parece sacado de los malos viajes que ves en las pelculas: la banda de marcha Stanford, que parece que todos estn en ropa interior y collares que brillan en la

    oscuridad, brazaletes y ese tipo de cosas, mecindose con sus respectivos instrumentos, trompetas, tambores, hay platillos estrellndose, la mascota de la escuela en su gran traje color verde pino bailando como un loco, un

    grupo a medio vestir, estudiantes parcialmente brillantes saltando, golpeando, gritando y riendo. Est increblemente oscuro, como si

    hubieran apagado las luces para la ocasin, busco a Angela y la encuentro mirando todo muy molesta, de pie junto a dos chicas rubias: asumo que son sus compaeras de cuarto. Me dirijo hacia ellas.

    Hola! grita Angela. Tienes el cabello desordenado.

    1 En ingls Band Run. Es cuando a todos los estudiantes nuevos de la universidad, se

    juntan a correr por todo el campus para que puedan conocerse mejor y aprender de la

    universidad.

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    Esto es una locura! grito, peinando mi cabello con los dedos,

    con poco xito.

    Qu? grita.

    Locura! Vuelvo a intentarlo. Hay tanto ruido.

    Una de los compaeras de Angela mira boquiabierta y apunta detrs de m. Me doy vuelta para ver a un tipo usando una mscara de lucha

    libre estilo mexicano cubrindole toda la cara. Una mscara brillante de oro. Y nada ms.

    Mis ojos! Mis ojos! grita Angela, y todos comenzamos a rer

    histricamente y entonces la cancin se termina y podemos escuchar de nuevo, y nos estn diciendo que corramos.

    Corran, estudiantes de primer ao, corran! gritan, y lo hacemos, como una estampida de ganado en la oscuridad. Cuando finalmente nos detenemos, estamos en los dormitorios de al lado, y la banda se pone en

    marcha de nuevo y muy pronto otro grupo de estudiantes de primer ao lagaosos y desconcertados comienzan a aparecer por las puertas.

    Perd a Angela. Miro a mi alrededor, pero est demasiado oscuro y la multitud es demasiado grande como para encontrarla. Encuentro a una de sus compaeras de pie a metros de m. La saludo con la mano. Sonre y se

    abre paso hacia m como si estuviera aliviada de ver una cara familiar. Nos quedamos ah un momento por la msica, se inclina en mi odo y me grita: Soy Amy. Eres amiga de Angela de Wyoming?

    As es. Clara. De dnde eres?

    Phoenix! Sostiene la sudadera ms apretada a su alrededor.

    Tengo fro!

    De repente nos estamos moviendo de nuevo. Esta vez intento estar cerca de Amy. Trato no pensar en cmo se siente extraamente similar a

    mi visin de alguna manera, corriendo en la oscuridad, sin saber a dnde voy o qu cosa terminar haciendo. Se supone que debe ser divertido, lo

    s, pero me parece que todo esto es un poco espeluznante.

    Tienes alguna idea de dnde vamos? le grito a Amy la prxima vez que nos detenemos.

    Qu? No me escucha.

    Dnde estamos? grito.

    Oh. Niega con la cabeza. No tengo idea. Creo que nos van a

    hacer correr por todo el campus.

    Recuerdo que en el tour nos dijeron que Stanford tiene el campus

    ms grande que cualquier universidad en el mundo, aparte de uno en Rusia.

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    Podra ser una larga noche.

    Todava no hay seal de Angela o de la otra compaera de cuarto que Amy me dice que se llama Robin, as que Amy y yo nos quedamos

    juntas, bailamos y nos remos del Chico Desnudo y gritamos para conversar lo mejor que podemos. En la siguiente media hora conozco a Amy: las dos fuimos criadas por madres solteras y hermanos pequeos,

    ambas estamos felices de que sirvan papas fritas en el desayuno del comedor en Roble, aterrorizadas de lo pequeo y claustrofbicos que son los baos y ambas sufrimos de pelo molesto y rebelde.

    Podramos ser amigas, me doy cuenta. Podra haber hecho mi primera amiga nueva en Stanford, as de fcil. Tal vez por eso se hace esta

    cosa de correr.

    Entonces, cul es tu especialidad? pregunta mientras trotamos juntas.

    Indecisa respondo.

    Sonre ampliamente. Yo tambin!

    Me est gustando cada vez ms. Pero entonces ocurre un desastre. A medida que vamos apareciendo en el siguiente dormitorio, Amy tropieza y cae. Cae en la acera agitando sus brazos y piernas. Hago todo lo posible

    para asegurarme de que no sea pisoteada por la corriente cada vez mayor de estudiantes de primer ao, luego bajo a la acera a su lado. Es malo. Puedo decirlo slo con mirar su cara blanca y la forma que agarra su

    tobillo.

    Di un paso equivocado gime. Dios, esto es vergonzoso.

    Puedes levantarte? pregunto.

    Lo intenta y su rostro se pone ms blanco. Vuelve a sentarse.

    Bien, eso es un no deduzco. No vayas a ninguna parte. Volver

    enseguida.

    Miro alrededor buscando a alguien que parezca un poco til y

    milagrosamente detecto a Pierce en el borde de la multitud. Es hora de poner sus habilidades de doctor de dormitorio en uso. Corro hacia l y agarro su brazo para llamar su atencin. Sonre cuando me ve.

    Te diviertes? grita.

    Necesito tu ayuda grito.

    Qu? grita.

    Termino tomndolo de la mano, lo arrastro hacia Amy y sealo su tobillo, que comienza a hincharse. Se queda unos minutos de rodillas a su

    lado, sujetando suavemente el tobillo entre sus manos. Resulta que l est en el curso de pre-medicina.

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    Probablemente es un esguince concluye. Voy a llamar a

    alguien para que te lleve devuelta a Roble, vamos a levantarlo y le pondremos un poco de hielo. Luego deberas ir a Vaden, la clnica de

    estudiantes, en la maana, a que te hagan una radiografa. Aguanta ah, de acuerdo?

    Se acerca a buscar un sitio ms tranquilo para usar su telfono. La

    banda termina su cancin y sigue adelante, llevando a la multitud lejos de nosotros en un estruendo de pies. Por fin puedo or mis pensamientos.

    Amy comienza a llorar.

    Lo siento mucho digo, sentndome a su lado.

    No duele mucho lloriquea, limpindose la nariz con el dorso de

    la camiseta. Quiero decir, duele un montn, en realidad, pero no es por eso que estoy llorando. Estoy llorando porque hice algo absolutamente estpido como usar sandalias cuando nos dijeron que usramos

    zapatillas, y esta es slo nuestra primera semana. Ni siquiera han empezado las clases y ya voy a andar dando vueltas con muletas, y todo el

    mundo me va a etiquetar como la chica torpe que se hiere a s misma.

    Nadie va a pesar mal de ti. En serio digo. Apuesto que hoy ocurrirn un montn de lesiones. Todo es bastante loco.

    Niega con la cabeza, enviando sus salvajes rizos rubios sobre los hombros. Sus labios se estremecen. No quera empezar as las cosas. Se atraganta, y entierra la cara en sus manos.

    Miro alrededor. El grupo se ha movido lo suficientemente lejos y slo podemos escucharlos dbilmente. Pierce est de pie al lado del edificio, de

    espaldas a nosotras, hablando por su celular. Est oscuro. No hay nadie alrededor.

    Pongo mi mano suavemente en el tobillo de Amy. Se tensa, incluso

    este ligero toque le est haciendo dao, no slo porque ha arruinado su reputacin sino que la parte fsica tambin le duele, la forma en que los

    ligamentos de su tobillo se apartaron de sus huesos. Se trata de una lesin grave, lo s al instante. Podra estar en muletas durante todo el semestre.

    Puedo ayudarla, creo.

    He sanado gente antes. A mi madre despus que fue atacada por Samjeeza. A Tucker despus de nuestro accidente automovilstico el ao pasado. Pero en esos momentos tuve un crculo de gloria a m alrededor,

    todo el asunto, la luz emanando de mi pelo, mi cuerpo brillando como una linterna. Me pregunto si hay una manera de localizar la gloria slo,

    digamos, en mis manos, para canalizarla rpidamente y que nadie se d cuenta.

    Me aclaro la cabeza, contenta por la relativa calma y enfoco mi

    energa en mi mano derecha. Slo los dedos, creo. Todo lo que necesito es

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    la gloria en mis dedos. Slo una vez. Me concentro en eso con tanta fuerza

    que una gota de sudor se mueve en mi cabello, gotea en el concreto y despus de unos minutos las puntas de mis dedos comienzan a brillar,

    tenuemente al principio y luego ms intensamente. Presiono mi mano firmemente en el tobillo de Amy. Luego envo la gloria como un hilillo de luz que se extiende hacia ella, no mucho ni demasiado rpido, pero espero

    que sea lo suficiente para hacer algo bueno.

    Amy suspira, luego deja de llorar. Me siento, observndola. No puedo decir si lo que hice ayud en algo.

    Pierce vuelve otra vez, con cara de disculpa. No puedo encontrar a nadie que venga a buscarte. Tendr que correr a buscar mi coche, pero

    est al otro lado del campus, por lo que demorar un tiempo. Cmo ests?

    Mejor dice. No me duele tanto como antes.

    Se arrodilla junto a ella otra vez y le examina el tobillo. Se ve mejor, en realidad, no hinchado. Quizs slo torcido. Puedes tratar de

    caminar?

    Se levanta y pone cuidadosamente su peso sobre el pie lesionado. Pierce y yo observamos como cojea unos pasos, luego se gira hacia

    nosotros. Se siente bien ahora admite. Oh, Dios mo, soy una reina del drama o qu? Re, su voz llena de alivio.

    Vamos a volver a tu habitacin tartamudeo rpidamente. An

    hay que poner un poco de hielo en eso, cierto, Pierce?

    Absolutamente dice, llegamos su lado y caminamos lentamente

    hacia Roble.

    Gracias por ayudarme esta noche dice Amy despus de que se encuentra en su habitacin con el pie envuelto en una venda, apoyado

    sobre una pila de almohadas con una bolsa de hielo presionada en su tobillo. No s qu habra hecho sin ti. Eres un salvavidas.

    De nada digo y no puedo evitar sonrer.

    La ayud, pienso luego de que volv a mi habitacin. El sol casi se haba puesto, pero Wan Chen no haba regresado todava. Me acuesto en

    mi pequea cama doble y me quedo mirando los paneles del techo. Quiero dormir, pero todava tengo demasiada adrenalina en mi sistema por usar

    mi poder de esa forma. Pero lo hice. Lo hice, no dejo de pensarlo una y otra vez. Cur a esa chica. Y se sinti genial. Me senta bien.

    Lo que me dio otra idea loca.

    Creo que me gustara hacer los cursos de pre-medicina.

    La doctora Day, la asesora acadmica para el Saln Roble, levanta la vista de su ordenador. Tiene la gracia de no parecer demasiado

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    sorprendida por irrumpir su oficina e informarle que estoy contemplando

    ser mdico. Slo asiente y toma un minuto para revisar mi agenda.

    Si ests considerando los cursos de pre-medicina, es tpico la

    biologa convencional o biologa humana, debemos lograr que te inscribas en Qumica 31X dice. Es un requisito previo para la mayora de los otros cursos de biologa, y si no lo tomas este otoo, tienes que esperar

    hasta el prximo para comenzar las clases principales que necesitas.

    Bien digo. Me gusta la qumica. Tom Preparacin Universitaria de Qumica el ao pasado.

    Me mira encima de sus gafas. Este curso puede ser un poco difcil advierte. Las clases son tres veces a la semana, y luego hay una sesin

    de debate quincenal dirigido por un asistente de enseanza, adems de otro par de horas a la semana en el laboratorio. Toda la biologa puede ser de bastante intensidad. Ests lista para esto?

    Puedo manejarlo digo, y un temblor de emocin pasa a travs de m, porque me siento extremadamente segura de esto. Pienso en lo bien

    que se sinti cuando el tobillo de Amy se enderezaba en mi mano. Ser mdico me puede poner en contacto con gente que necesita sanarse. Podra ayudar a la gente. Podra ayudar las cosas rotas en este mundo.

    Le sonro a la doctora Day y me devuelve la sonrisa.

    Esto es lo que quiero hacer le digo.

    Muy bien, entonces dice. Vamos a empezar.

    Todo el mundo toma la noticia de que me he ido a pre-medicina de una manera diferente. Wan Chen, por ejemplo, que ya est en pre-

    medicina, reacciona como si yo fuera una competencia. Por unos das no me dice nada ms que algunas palabras, y anda por nuestro pequeo dormitorio en un silencio fro, hasta que se da cuenta que las dos estamos

    en una clase de qumica muy difcil y que soy bastante buena en qumica. Luego se acerca a m rpidamente. Le oigo contarle a su madre por

    telfono en mandarn que soy una chica agradable y muy inteligente. Hago un esfuerzo por no sonrer cuando la escucho.

    Angela al instante ama la idea de que yo sea mdico. Muy genial.

    Son sus palabras exactas. Creo que debemos usar nuestros dones, ya sabes, para el bien, no slo usarlos cuando estemos obligados a hacer algunas tareas relacionadas con los ngeles. Si puedes aguantar toda la

    sangre, las tripas y vsceras, que yo no podra, pero te felicito si puedes, entonces debes ir por ello.

    Christian no cree que sea una buena idea.

    Un mdico repite cuando se lo digo. A qu viene esto?

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    Le explico sobre la junta de corredores y el tobillo sanado

    milagrosamente de Amy y mi momento despus. Espero que se impresione. Se emocione por m. Lo apruebe. Pero frunce el ceo.

    No te gusta observo. Por qu?

    Es demasiado arriesgado. Parece como si quisiera decir algo ms, pero estamos de pie en la acera fuera de la librera Stanford, donde

    me he tropezado con l por salir llena de libros de poesa para mi clase de humanidades y un libro gigante de seis kilos titulado: Qumica: La Ciencia del Cambio, que es lo que impuls esta conversacin. Podras ser atrapada usando la Gloria, dice en mi cabeza.

    Reljate, contesto. No es como si fuera a curar a toda la gente en este momento. Lo estoy buscando como una posible carrera. No es la gran cosa.

    Pero se siente como una gran cosa. Se siente como si mi vida

    finalmente tuviera a falta de una mejor palabra un designio, uno que no se trata slo de ser un ngel de sangre, sino que hace uso de mi parte

    de ngel de sangre.

    Suspira.

    Lo entiendo, dice. Quiero ayudar a la gente tambin. Pero ahora tenemos que tener un perfil bajo, Clara. Tienes suerte que esta chica que curaste no vio lo que hiciste. Cmo lo habras explicado? Qu habras hecho si va dicindole a todo el campus que tienes manos mgicas y brillantes?

    No tengo una respuesta. Mi barbilla se levanta. Pero no se dio cuenta. Tendr cuidado. Slo uso la gloria cuando creo que es seguro, y las otras veces, sera un mdico regular. Es por eso que quiero ser mdico. Tengo el poder de curar gente, Christian. Por qu no usarlo?

    Nos quedamos all por un minuto, encerrados en un argumento silencioso si vale o no el riesgo, hasta que quede claro que ninguno de

    nosotros va a cambiar de idea. Tengo que irme digo finalmente, tratando de no poner mala cara. Tengo varios problemas de mecnica cuntica para trabajar, si piensas que no es demasiado peligroso para m

    hacerles frente.

    Clara comienza Christian. Creo que es genial que hayas

    encontrado una direccin para ir, pero Todo lo que tomara es un desliz, dice. Si la persona equivocada te ve por un momento, podra entender lo que eres y vendran por ti.

    Niego con la cabeza. No puedo pasarme toda la vida teniendo miedo que me ataquen los hombres con alas negras. Tengo que vivir mi vida, Christian. No voy a ser estpida con la gloria, pero no voy a sentarme y a esperar que mis visiones ocurran para hacer algo con ellas.

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    Y con la palabra visiones, una nueva ola de preocupaciones saltan

    en el interior de Christian, y recuerdo que es algo que prometi decirme. Pero no quiero escuchar eso ahora. Quiero estar de buen humor.

    Cambio la carga pesada de mis libros al otro brazo. Tengo que correr. Te veo ms tarde.

    Est bien dice con frialdad. Ya nos veremos.

    No me gusta la sensacin de la nube oscura mientras camino de vuelta a mi dormitorio.

    No importa lo que dije sobre no querer tener miedo. Siempre estoy,

    de alguna forma u otra, huyendo de algo.

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    3 Cerca Blanca de Madera

    Traducido por Chachii

    Corregido por Juli

    Esta vez alguien ms est conmigo en la oscuridad, la respiracin de otra persona temblando viene de algn lugar detrs de m.

    Sigo sin ver nada, sin poder determinar dnde estoy, a pesar de que es la ensima vez que tengo la visin. Est oscuro, como siempre. Estoy intentando guardar silencio, no moverme no respirar incluso por lo

    que no puedo explorar exactamente lo que me rodea. El piso est inclinado hacia abajo. Alfombrado. Ah est el tenue olor a aserrn en el aire, a pintura nueva y esto: el toque de una distintiva esencia masculina, como

    desodorante o locin de afeitar, y ahora la respiro. Cerca, creo. Si me giro y extiendo la mano, podra tocarlo.

    Hay pasos sobre nosotros, pesados y haciendo eco, como gente que baja escaleras de madera. Mi cuerpo se tensa. Nos encontrarn. De alguna manera lo s. Lo he visto ciento de veces en mis visiones. Lo estoy viendo

    ahora mismo. Quiero acabar con esto, llamar a la gloria, pero no lo hago en la remota posibilidad de que eso no pase esta vez. Todava tengo esperanza.

    Hay un sonido detrs de m, extrao y agudo, como podra ser el maullido de un gato o el canto de un pjaro. Me giro hacia el sonido.

    Hay un momento de silencio.

    Entonces viene un destello de luz, cegndome. Me estremezco.

    Agchate Clara! grita una voz, y en ese salvaje momento de

    forcejo instantneamente s quin est conmigo, reconocera esa voz dnde sea, y me encuentro saltando hacia adelante, hacia arriba, porque

    parte de m sabe que tiene que correr.

    Me despierto con un rayo de sol que me golpea la cara. Me toma un segundo ubicarme dnde estoy: dormitorio, Saln de Roble. Luz

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    atravesando las ventanas. Las campanas de la Iglesia Memorial a la

    distancia. El olor a detergente de lavandera y virutas de lpiz. He estado en Stanford por ms de una semana hasta ahora, y sta habitacin an no

    se siente como casa.

    Las sabanas se me enriendan en las piernas. De verdad debo haber tratado de correr. Me recuesto all por un minuto tomando profundas

    inhalaciones desde mi abdomen, intentando calmar mi acelerado corazn.

    Christian est ah. En mi visin. Conmigo.

    Por supuesto que Christian est ah, pienso, todava enojada con l. Ha estado en cada visin que he tenido, as que por qu parar ahora?

    Pero hay una especie de consuelo en eso.

    Me siento y le echo un vistazo a Wan Chen, quin est durmiendo en la cama al otro lado de la habitacin, roncando en pequeos resoplidos. Me libero de las sbanas, me pongo unos vaqueros y una sudadera con

    capucha, peleando con mi cabello para hacerme una cola, intentando ser silenciosa para no despertarla.

    Cuando salgo, un gran pjaro est sentando en el poste de luz cercano a mi dormitorio, una forma oscura contra el amanecer gris. Se gira para mirarme. Me detengo.

    Siempre he tenido una complicada relacin con los pjaros. Incluso antes de saber que era un ngel de sangre, comprend que haba algo raro

    en la forma en que las aves se quedaban calladas cuando sea que pasara a su lado, la manera en que me seguan y a veces, si era oh-muy-afortunada, me bombardeaban en picada, pero no en una manera hostil,

    en serio, sino en una de: quiero verte de ms cerca. Uno de los peligros de tener alas y plumas propias, supongo, incluso si estn escondidas la

    mayor parte del tiempo es que atraes la atencin de las otras criaturas con alas.

    Una vez cuando tuve un picnic en el bosque con Tucker, levantamos

    la mirada y nuestra mesa estaba rodeada de pjaros no slo de Camp Robber Jays que intentaban tomar la comida que comamos, sino golondrinas, chochines, incluso algn tipo de trepador que segn Tucker

    eran bastantes raros, todos colgando en los rboles alrededor de nuestra mesa.

    Eres como un dibujo animado de Disney, Zanahoria se burl Tucker. Deberas pedirles que te hagan un vestido o algo.

    Pero este pjaro se siente diferente, de alguna manera. Es un

    cuervo, creo: negro azabache, un pico puntiagudo parecido al de un guila, posando encima del poste como una extraa escena sacada de Edgar Allan

    Poe. Mirndome. En silencio. Pensativo. Deliberado.

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    Billy dijo una vez que los Alas Negras podan convertirse en pjaros.

    Esa es la nica manera en la que pueden volar; de lo contrario su tristeza los agobia. Entonces, es este un cuervo ordinario?

    Entrecierro los ojos en su direccin. Inclina su cabeza hacia m y me mira fijamente con esos brillantes ojos amarillos.

    Terror, como un hilo de agua helada, se abre paso por mi columna.

    Vamos, Clara, pienso. Es slo un pjaro.

    Me ro de m misma y camino rpidamente, abrazando mi pecho en

    el fro aire maanero. El ave grazna, una advertencia aguda que enva espinas a la parte posterior de mi cuero cabelludo. Sigo caminando. Despus de unos pocos pasos me asomo por encima de mi hombro hacia

    el poste de luz.

    El pjaro se ha ido.

    Suspiro. Me digo a m misma que estoy paranoica, que slo me

    asust la visin. Intento sacar al ave de mi mente, y comienzo a caminar de nuevo. Rpido. Antes de que lo supiera, estoy al otro lado del campus,

    de pie bajo la ventana de Christian, yendo y viniendo por la acera porque en realidad no s qu estoy haciendo aqu.

    Debera de haberle hablando antes de la visin, pero estaba tan

    enojada de que haya rechazado mi idea de ser doctora. Aunque deb haberle dicho de todos modos. Hemos estado aqu por casi dos semanas y

    ninguno de nosotros ha hablado de las visiones, el destino, o ninguna otra cosa relacionada al tema de los ngeles. Hemos estado jugando a ser estudiantes de primer ao, fingiendo que no hay nada en nuestros platos

    excepto aprender los nombres de la gente, averiguar en qu saln son nuestras clases e intentar no parecer unos completas idiotas en este lugar donde todos parecen ser unos genios.

    Pero tengo que decirle ahora. Necesito hacerlo. Slo son las compruebo mi telfono siete y cuarto de la maana. Demasiado

    temprano para la conversacin de creo que ests en mi visin.

    Clara? Su voz en mi cabeza est adormilada.

    Oh mierda, lo lamento. No quise despertarte.

    Dnde ests?

    Afuera. Yo, esto... Marco su nmero.

    Responde al primer tono. Qu ocurre? Ests bien?

    Quieres salir? pregunto. S que es temprano...

    Realmente puedo orlo sonriendo al otro lado de la lnea. Absolutamente. Vamos a pasear un rato.

    Oh, bien.

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    Pero primero djame ponerme unos pantalones.

    Haz eso digo, contenta de que no pueda verme totalmente ruborizada por la idea de l en bxer. Estar aqu mismo.

    Sale unos minutos ms tarde en vaqueros y una flamante sudadera de Stanford, su pelo revuelto. Se abstiene de abrazarme. Est aliviado de verme despus de nuestra discusin en la librera hace una semana.

    Quiere decir que lo siente. Quiere decirme que me apoyar en lo que sea que decida hacer.

    No tiene que decir nada de esto en voz alta.

    Gracias murmuro. Eso significa un montn.

    Entonces, qu est ocurriendo? pregunta.

    Es difcil saber por dnde empezar. Quieres salir del campus por un rato?

    Seguro dice, una chispa de curiosidad en sus ojos verdes. No

    tengo clases hasta las once.

    Comienzo a caminar hacia el Roble. Vamos llamo por encima de

    mi hombro. Trota para alcanzarme. Demos un paseo.

    Veinte minutos despus, estamos paseando por Mountain View, mi vieja ciudad natal.

    Calle Misericordia lee Christian mientras pasamos por el centro de la ciudad, buscando esta tienda de donas a la que sola ir, donde las barras de arce son tan buenas que te hacen querer llorar. Calle Iglesia.

    Calle Esperanza. Estoy sintiendo un tema aqu...

    Son slo nombres, Christian. Creo que a alguien le pareci

    gracioso poner el ayuntamiento en Castro, entre Iglesia y Misericordia. Eso es todo. Compruebo mis espejos y me encuentro poco lista para la visin de sus ojos con motas doradas mirndome fijamente.

    Miro hacia otro lado.

    No s qu espera de m ahora que estoy oficialmente soltera. No s

    qu espero yo. No s qu estoy haciendo.

    No estoy esperando nada, Clara dice, sin mirarme. Si quieres salir conmigo, genial. Si quieres algo de espacio, lo acepto tambin.

    Estoy aliviada. Podemos tomar esta cosa de permanecer juntos lentamente, averiguar lo que realmente significa. No tenemos que correr. Podemos ser amigos.

    Gracias digo. Y mira, no te habra pedido de salir conmigo si no quisiera hacerlo. Eres mi mejor amigo, quiero agregar, pero por alguna razn no lo hago.

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    Sonre. Llvame a tu casa dice impulsivamente. Quiero ver

    dnde vivas.

    La conversacin incmoda oficialmente est aqu. Obedientemente

    hago un giro hacia mi viejo vecindario. Pero no es mi casa. Ya no. Es la casa de alguien ms ahora, y el pensamiento hace que me ponga triste: alguien ms durmiendo en mi habitacin, alguien ms est en la ventana

    de la cocina donde mam sola pararse a mirar a los colibres revoloteando de flor en flor en el patio. Pero esto es la vida, supongo. Esto es crecer. Dejar el lugar. Mudarse.

    El sol est saliendo detrs de las hileras de casas cuando llegamos a mi calle. Rociadores lanzan redes de niebla al aire. Bajo la ventana y

    conduzco con mi mano derecha, dejando que la izquierda cuelgue en el fro aire del exterior. Huele muy bien aqu, como el cemento mojado y la hierba recin cortada, el aroma a tocino y panqueques flotando entre las casas,

    las rosas de jardn y los rboles de magnolia, los olores de mi vida anterior. Es surrealista, pasar a travs de esas arboladas calles, viendo los mismos

    coches aparcados en los caminos de entrada, la misma gente yendo a trabajar, los mismos nios caminando hacia la escuela, slo un poco ms grandes que la ltima vez que los vi. Es como si el tiempo se hubiera

    detenido aqu, que esos pasados dos aos y todas las cosas locas que ocurrieron en Wyoming nunca tuvieron lugar.

    Aparco el coche al otro lado de la calle de mi antigua casa.

    Lindo dice Christian, mirando por la ventana abierta hacia la gran casa de dos pisos con persianas azules que fue mi hogar-dulce-hogar

    por los primeros diecisis aos de mi vida. Cercas blancas de madera y todo.

    S, mi mam era una tradicionalista.

    La casa tambin se ve exactamente igual. No puedo evitar ver la cesta de baloncesto sobre el garaje. Casi puedo or a Jeffrey practicando, la

    cadencia de la bola golpeando el cemento, el arrastre de sus pies, su exhalacin mientras salta y emboca la pelota en el arco, la manera en que el tablero retumba, los chasquidos de la red, y a Jeffrey silbando lindo

    entre dientes. Cuntas veces hice mi tarea con ese sonido en el patio trasero?

    Aparecer dice Christian.

    Me giro para mirarlo. Tiene diecisis, Christian. Debera estar en casa. Tendra que haber alguien cuidndolo.

    Jeffrey es fuerte. Puede manejarse a s mismo. De verdad quieres que vuelva a casa, sea arrestado y todo eso?

    No admito. Slo estoy preocupada.

    Eres una buena hermana dice.

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    Me mofo. Ech a perder todo para l.

    Lo amas. Lo habras ayudado si hubieses sabido qu pasaba.

    No lo miro a los ojos. Cmo lo sabes? Tal vez lo hubiera

    mandando a pasear y seguira obsesionada con lo mo. Soy buena en eso.

    Christian respira, entonces ms firmemente dice: No es tu culpa, Clara.

    Deseo creerle.

    Silencio cae sobre nosotros, pero esta vez es ms pesado.

    Debo decirle acerca de la visin. Tengo que dejar de evitarlo. Ni

    siquiera s por qu lo estoy evitando.

    Entonces dime dice, apoyando el codo contra el borde la

    ventana.

    As es como le recito de golpe cada detalle que puedo recordar, terminando con mi revelacin de que es l quien est conmigo, en la

    oscuridad de la habitacin. Gritndome que me agache.

    Despus de que termino, se mantiene silencioso por un rato.

    Bueno. No es del tipo de visin muy visible, no es as?

    No, es mucho ms oscura y con adrenalina, a este punto. Qu crees?

    Sacude la cabeza, desconcertado. Qu dice Angela?

    Me muevo incmodamente. No hemos hablado realmente de ello.

    Me mira a la cara, sus ojos estrechndose ligeramente. Se lo has

    dicho a alguien ms? Lee mi expresin de culpa. Por qu no?

    Suspiro. No lo s.

    Por qu no se lo has contado a Billy? Esa es la nica razn por la que se ha convertido en tu guardiana, sabes, para ayudarte a pasar a travs de cosas como esta.

    Porque no es mam, pienso.

    Billy acaba de casarse explico. No quise derramar mi

    depresin sobre ella durante su luna de miel, y Angela, bueno, tiene sus propias cosas en Italia.

    Qu cosas? pregunta, frunciendo el ceo

    Me muerdo el labio. Deseara poder decirle acerca de Phen.

    Quin es Phen? pregunta Christian con un amago de sonrisa,

    capaz de tomar bastante de mi cabeza. Espera, no era el ngel que le cont a Angela acerca de los Alas Negras hace tantos aos? Sus ojos se

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    ensanchan mientras se encuentran con los mos. Es el misterioso novio

    italiano?

    Es oficial. Apesto guardando secretos, especialmente a l.

    Oye! Nada de lectura de mentes! No puedo hablar respecto a eso! balbuceo. Lo promet.

    Entonces deja de pensar en ello dice, lo cual es como alguien

    dicindote que no pienses en un elefante, y por supuesto esa es la primera imagen que estalla en tu cerebro. Guau. Angela y un ngel. Esto es acerca de los alas grises?

    Christian!

    No es un Ala Negra, cierto? Christian se ve genuinamente

    preocupado, de la forma en que siempre lo hace cuando sea que el tema Alas Negras sale. Mataron a su madre, despus de todo.

    No, no lo es Me detengo. Te lo habra contado si... Christian!

    Lo siento murmura, pero no lo lamenta mucho. As que, uh... devuelta a tu visin. Y el por qu la ocultaste durante todo este tiempo;

    estoy bastante seguro, tienes permiso para contarme.

    Estoy aliviada de dejar el tema de Angela atrs, sin embargo la cosa de la visin no es algo fcil de lo que hablar. Suspiro.

    No te lo dije porque no quera estar teniendo una visin confieso. No ahora mismo.

    Asiente como si entendiera, pero capto un atisbo de dolor en l.

    Lamento no haber dicho antes algo al respecto digo. Debera haberlo hecho.

    No te dije la ma, tampoco dice. Bsicamente por la misma razn. Quera ser un estudiante universitario normal por un rato. Actuar como si tuviera una vida normal. Levanta la mirada hacia el parabrisas,

    hacia el cielo de color melocotn. Una bandada de patos atraviesa el horizonte, dirigindose hacia el sur. Ambos miramos las aves avanzar en el

    cielo. Espero a que empiece a hablar nuevamente.

    Es irnico dice. T has estado teniendo una visin en la oscuridad, y yo he estado teniendo una visin en la luz.

    Qu quieres decir?

    Todo lo que puedo ver es luz. No s dnde estoy. No s qu se

    supone que tengo que hacer. Slo luz. Me tom un poco de tiempo averiguar qu es.

    Estoy conteniendo mi respiracin. Qu, qu es?

    La luz. Me mira. Es una espada.

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    Mi boca se abre. Una espada?

    Una espada de fuego.

    Cierra la boca jadeo.

    Hace esa cosa de rer y exhalar al mismo tiempo. Al principio lo nico que poda pensar era, cun genial es esto? Estoy sosteniendo una espada de fuego. Una espada hecha de fuego. Asombroso, verdad? Su sonrisa se desvanece. Pero entonces comenc a pensar en lo que podra significar, y cuando le dije a mi to sobre eso este verano, enloqueci

    completamente. Me hizo hacer flexiones de brazos al segundo.

    Pero por qu?

    Porque obviamente voy a tener que luchar. Junta las manos

    detrs de su nuca y suspira.

    Contra quin? Casi estoy asustada de preguntar.

    No tengo idea. Deja caer las manos, su sonrisa es triste mientras

    me mira. Pero Walter est intentando asegurarse de que est preparado para lo que sea. Se encoge.

    Guau digo. Lo lamento.

    S, bueno, nos estamos engaando si pensamos que alguna vez tendremos permitido tener una vida normal, no es as? dice.

    Silencio. Finalmente digo: Lo averiguaremos, Christian.

    Asiente, pero hay algo ms que le molesta, una pena que reverbera

    hasta m y me hace levantar la mirada para encontrarme con sus ojos. Entonces s, sin preguntar, que Walter est muriendo y que es la regla de los ciento veinte aos.

    Oh, Christian. Cundo? susurro.

    Pronto. Unos pocos meses, es su mejor conjetura. No quiere que est ah, dice silenciosamente, porque no cree ser capaz de decirlo en voz alta. Lo lastima tanto que Walter le diga que se mantenga alejado, la idea de que podra nunca volver a pasar tiempo con l de nuevo. No quiere que lo

    vea as.

    Entiendo. Al final mi mam estaba tan dbil que ni siquiera poda caminar hasta el bao. Esa era una de las peores partes, la indignidad de todo ello. Su cuerpo fallando. Rindindose.

    Me muevo y deslizo mi mano en la suya, lo cual lo sobresalta. La

    familiar esttica pasa entre nosotros, haciendo que me sienta ms fuerte. Valiente. Descanso mi cabeza en su hombro. Trato de consolarlo de la manera en que l siempre me consol a m.

    Estoy aqu, le digo. No ir a ninguna parte. Por si sirve de algo.

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    Gracias.

    Olvida toda la cosa de pesadumbre y destruccin digo despus de un rato. Vamos a vivir un poco.

    Bien. Suena como un plan.

    Me alejo, echando un vistazo al reloj en el salpicadero. Las siete cuarenta y cinco un montn de tiempo, pienso. S de algo que nos har sentir mejor a los dos.

    A dnde iremos ahora? pregunta Christian.

    Te gustar digo, encendiendo el coche. Lo prometo.

    Una hora despus, aparco el coche cerca del centro de visitantes del Parque Big Basin Redwoods State y salgo de un salto.

    Sgueme digo, y voy bajo los imponentes rboles hacia el sendero de la Montaa Pine.

    Me sorprendi recordar an el camino, pero lo hago. Lo recuerdo

    como si hubiese sido ayer. Se perfila como un da soleado, pero est fro a la sombras de la gigantesca secuoya. No hay ningn otro senderista a lo

    largo del camino, y tengo la extraa sensacin de que Christian y yo somos las nicas dos personas en el planeta, como si de alguna manera hubiramos ido hacia atrs en el tiempo, antes de la aparicin del hombre,

    y ahora es momento de que un lanudo mamut salga de detrs de los rboles para enfrentarnos.

    Christian est de pie unos pocos pasos detrs de m mientras vamos de excursin, apreciando la belleza de este lugar. No duda cuando llegamos a Buzzards Roost y tenemos que hacer un poco de escalada en la

    roca. En momentos estamos en la cima de la colina, mirando a travs del valle de rboles enormes, en la distancia azules montaas costeras, el brillo del ocano apenas visible detrs de ellas.

    Guau inhala, girndose y aprecindolo todo.

    Eso fue lo que dije la primera vez. Me siento en una roca,

    inclinada hacia atrs para sumergirme en el sol. Ac es dnde mam me trajo para decirme acerca de los ngeles, cuando tena catorce. Dijo que era su lugar para pensar, y ahora que vivo aqu de nuevo, creo que podra

    ser el mo, tambin. Se supone que tengo que encontrar un lugar de pensamiento para la clase de felicidad. Una zona segura, lo llama el

    profesor.

    Cmo va la clase de felicidad, por cierto?

    Bien, de momento.

    Te ests sintiendo feliz? pregunta con una insinuacin de sonrisa.

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    Me encojo. El profesor dice que la felicidad es querer lo que tienes.

    Christian hace un ruido pensativo en la parte posterior de su garganta. Ya veo. La felicidad es querer lo que tienes. Bueno, ah ests

    t. As que, cul es el problema, entonces?

    Qu quieres decir?

    Por qu la clase est slo bien?

    Oh. Muerdo mi labio, entonces confieso: Cada vez que medito, comienzo a brillar.

    Su boca se abre. Cada vez?

    Bueno, no cada vez ahora, ya que me di cuenta cmo funciona. Cada vez que tengo que vaciar mi mente, enfocarme en el presente; t

    sabes, slo ser, recuerdas? Cuando sea que me meto en ello, entonces boom. Glorificada.

    Suelta una risa incrdula. Entonces, qu haces?

    Paso los primeros cinco minutos de cada clase intentando no meditar mientras los otros estudiantes s. Suspiro. Lo que no es propicio para toda la cosa de liberar tensiones.

    Re, un tipo de risa completamente encantadora, como si encontrara

    todo el asunto hilarante. Es un gran sonido, clido, movido, y hace que yo tambin me quiera rer, pero slo sonro y sacudo la cabeza tristemente como diciendo, qu ms puedo hacer?

    Lo siento dice. Pero eso es muy gracioso. Todo el ao pasado estuviste parada en el escenario del Liguero Rosa, trataste tan duro de

    alcanzar la gloria, no pudiste, y ahora tienes que trabajar en mantenerla atrs.

    Eso es lo que llamamos irona. Me pongo de pie, limpiando la

    suciedad en mis vaqueros. Muy bien. No es que no disfrute charlar contigo, Christian, pero no te traje aqu arriba para hablar.

    Mira de reojo hacia m. Qu?

    Me quito la sudadera y la arrojo a un lado.

    Ahora de verdad parece confundido. Le doy la espalda y convoco a

    mis alas, estirndolas por encima de mi cabeza, flexionndolas. Cuando miro en su direccin otra vez, est de pie, mirando con una especie de

    anhelante admiracin mis plumas, las cuales brillan blancas en el sol.

    Quiere tocarlas.

    Clara dice sin aliento, da un paso hacia adelante y extiende el

    brazo.

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    Salto de la roca. El viento me acomete, fro y codicioso, pero mis alas

    se abren y me llevan hacia arriba. Abandono y me alejo de Buzzards Roost, rozando los rboles, rindome. Ha pasado tanto tiempo desde que he

    volado. No hay nada en la tierra que me haga sentir ms feliz que esto.

    Doy una vuelta de regreso. Christian todava est en la roca, mirndome. Se ha quitado su chaqueta. Despliega sus hermosas alas

    blancas con motas de negro, avanza al borde de la roca y mira hacia abajo.

    Vendrs o qu? llamo.

    Sonre, entonces despega desde la cima de la roca con dos poderosos

    aleteos de sus alas. Mi respiracin se detiene. Nunca antes hemos volado juntos, no as, no a la luz del da, sin trabas, sin que haya algo terrible de

    lo que alejarse o algo aterrador hacia lo que estemos yendo. Nunca lo hemos hecho por diversin.

    Vuela hacia m, tan rpido que lo nico que veo es una lnea contra

    el azul del cielo. Es un mejor volador que yo, ms dotado para ello, con ms prctica. Apenas tiene que batir sus alas para mantenerse en el aire.

    Simplemente vuela, como Superman, cortando el aire.

    Vamos, perezosa, dice. Guame.

    Ro y voy delante de l.

    Hoy somos slo nosotros y el viento.

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    4 El laberinto.

    Traducido por Eugene_14 & BeaG

    Corregido por BlancaDepp

    Esa noche so que Tucker y yo cabalgbamos con Midas en la pista forestal. Sentada detrs de l, con las piernas aferradas a las suyas y mis

    brazos envolviendo suavemente su pecho mientras el caballo nos llevaba hacia abajo. Mi cabeza se llen del olor a pino, caballo y Tucker. Completamente relajada, disfrutando del sol en mis hombros, la brisa en

    mi cabello, la sensacin de su cuerpo contra el mo. Es todas las cosas calientes, buenas y fuertes. Es mo. Me inclino hacia l, presionando un beso en el hombro sobre su camisa de cuadros azules.

    Se voltea para decir algo, y el ala de su sombrero Stetson me golpea en la cara. Me sorprende; pierdo mi balance y casi me caigo del caballo

    pero l me estabiliza. Toma el sombrero, me mira con su dorado cabello castao, sus ojos increblemente azules, y se re con su risa ronca, lo que hace que la piel de gallina salte a lo largo de mis brazos.

    Esto no est funcionando. Se acerca, pone su sombrero en mi cabeza y sonre. Ya est. Mucho mejor en ti. Acomoda su cara para

    besarme. Sus labios ligeramente agrietados, pero suaves, tiernos en la ma. Su mente llena de amor.

    En este momento s que estoy soando. S que esto no es real. Ya

    puedo sentir como me despierto. No quiero despertar, creo. An no.

    Abro mis ojos. An es de noche, una lmpara derrama una luz plata acuosa a travs de la ventana abierta, hay una grieta dorada debajo de la

    puerta, sombras que emiten suaves sonidos por los muebles. Estoy llena de una sensacin extraa, casi como un dj vu. El edificio est

    inquietamente tranquilo, as que s, sin mirar mi reloj, debe ser bastante tarde o temprano, sin embargo deseo verlo. Miro hacia Wan Chen. Suspira en sueos, y da la vuelta.

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    El sueo es injusto, creo. Sobre todo porque todo iba bien con

    Christian esta maana. Me sent conectada con l, como si finalmente estuviera donde se supona que debera de estar. Me senta bien.

    Sueo tonto. El idiota de mi subconsciente se niega a enfrentar los hechos: Tucker y yo terminamos. Listo.

    Tonto cerebro. Tonto corazn.

    Hay una luz emitiendo sonido, tan tenue que creo que podra haberlo imaginado. Me incorporo, escuchando. Viene otra vez. De repente me doy cuenta que se trataba de los golpes que me despertaron.

    Me pongo mi sudadera y voy de puntillas hacia la puerta. Al abrir una rendija, entrecierro los ojos por el brillo de la sala.

    Mi hermano est de pie fuera de mi puerta.

    Jeffrey suspiro.

    Probablemente debera parecer relajada, pero no pude. Pongo mis

    brazos alrededor de l. Se tensa por la sorpresa, los msculos de sus hombros duros cuando me quedo con l, pero, finalmente lleva sus manos

    a mi espalda y se relaja. Es tan bueno poder abrazarlo, saber que esta slido, sano y a salvo, que casi me ro.

    Qu ests haciendo aqu? pregunto despus de un minuto.

    Cmo me has encontrado?

    Crees que no puedo localizarte si quiero? dice. Pens que te vi hoy, y creo que te extrae.

    Me alejo un poco y lo miro de nuevo. De alguna manera, parece ms grande. Ms alto, pero ms delgado. Ms viejo.

    Lo agarro por el brazo y lo arrastro hacia el cuarto de lavado, en el que podemos hablar sin despertar a todo mundo.

    Dnde has estado? le reprim despus de haber cerrado la

    puerta detrs de nosotros.

    Por supuesto, l haba estado esperando esa pregunta. Por ah.

    Auch! dice cundo le pego en el hombro. Oye!

    T, pequeo imbcil! le grito, y lo golpeo de nuevo, solo que esta vez ms fuerte. Cmo puedes irte de esa manera? Tienes idea de cuan

    preocupados estbamos nosotros?

    La prxima vez que iba a golpearlo, toma mi puo de tal manera que lo retiene. Estoy tan sorprendida por lo fuerte que es, la facilidad con que

    detiene el golpe.

    Quin es nosotros? pregunta, y cuando no logro entender a

    qu se refiere, dice: Quin estaba preocupado?

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    Yo, idiota! Y Billy, y pap

    Niega con la cabeza. Pap no se preocupara por m dice, y en sus ojos vi ese brillo de furia que casi haba olvidado, su furia hacia pap

    por dejarnos cuando ramos unos nios. Por no estar ah. Por mentir. Porque representa todo lo que se siente injusto en su vida.

    Pongo mi mano en su brazo. Su piel es fra, hmeda, como si viniera

    caminado de un clima hmedo o volando por las nubes. Jeffrey, dnde has estado? pregunto, esta vez con ms calma.

    Juega con los botones de la parte superior de una de las mquinas

    de lavado. He estado haciendo lo mo.

    Podras habernos dicho a donde ibas. Podras haber llamado.

    Por qu, as me convenceran de ser, un poco, un buen ngel de sangre? Aunque termine siendo arrestado? Se aleja, con las manos metidas en los bolsillos, y marca un punto en la alfombra con su zapato.

    Huele bien aqu dice, lo que me parece un intento tan ridculo de cambiar el tema que saca una sonrisa de m.

    Quieres lavar algo de ropa? Es gratis. Sabes cmo lavar la ropa?

    Si dice, y me lo imagino en una lavandera en algn lugar, con el ceo fruncido frente a una lavadora separando los blancos de los negros, a

    punto de hacer su primera carga de ropa por su cuenta. Por alguna razn la imagen me pone triste.

    Es curioso que todo este tiempo, todos estos meses, haya querido

    hablarle tanto que he tenido conversaciones imaginarias con l, pensado en lo que dira cuando lo volviera a ver. Quera interrogarlo. Castigarlo.

    Convencerlo de volver a casa. Compadecerme por lo que est pasando. Tratar de hacerlo hablar sobre las partes que no entiendo. Quiero decirle que lo amo. Pero ahora que est aqu, no s qu decirle.

    Vas a la escuela en alguna parte? le pregunto.

    Se burla. Por qu he de hacer eso?

    As que no ests planeando graduarte de la preparatoria?

    Sus ojos plateados pasan a un fro obscuro. Para qu, para entrar a una universidad de lujo como Stanford? Graduarme, obtener un trabajo

    de nueve a cinco, tener un perro, unos cuantos pares de nios, qu seran nuestros hijos, de todos modos? Un treinta y siete por ciento y medio ngel de sangre? Creo que hay un trmino en latn para eso?

    Entonces tendra el sueo ngel-Americano y un felices para siempre?

    Si eso es lo que quieres.

    No es lo que quiero dice, eso es lo que hacen los humanos, Clara. Y yo no lo soy.

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    Me esfuerzo por mantener la voz neutra. S, lo eres.

    Solo soy un cuarto de humano. Me mira como si estuviera inspeccionando mi humanidad, tambin.

    Esa es una muy pequea parte del pastel. Por qu debe definirme?

    Cruzo los brazos sobre el pecho, me da escalofros, aunque no hace

    frio. Jeffrey le digo en voz baja, no podemos huir de nuestros problemas.

    Se estremece, y luego me empuja ms all de la puerta. Fue un

    error venir aqu murmura, y me pregunto: Por qu ha venido aqu? Por qu quera verme?

    Espera. Empiezo a seguirle, hasta que le agarro el brazo.

    Vamos, Clara. Ya he terminado de jugar. Ya he terminado con todo esto. No quiero tener a nadie que me diga qu debo de hacer, no otra vez.

    Voy a hacer lo que yo quiero.

    Lo siento! Me detengo, y tomo un respiro. Lo siento. Lo

    intento de nuevo, con una voz ms calmada. Tienes razn. No me corresponde estar sobre ti. No soy

    Mam, pens, pero la palabra no sale. Solt el brazo para dar un par de pasos hacia atrs. Lo siento digo de nuevo.

    Me mira fijamente como por un minuto como si estuviera decidiendo

    qu decirme.

    Mam saba finalmente dice. Saba que yo iba a salir corriendo.

    Lo miro. Cmo?

    Se burla. Me dijo que un pajarito le dijo.

    Suena exactamente como algo que mam dira. Era un poco irritante, no?

    S. Realmente lo era. Sonre con una sonrisa tipo cario-dolor.

    Me rompe el corazn.

    Jeffrey Quiero hablarle del cielo, sobre ver a mam, pero no me deja.

    El punto es, que ella lo saba dice. Incluso me prepar para ello.

    Pero tal vez yo podra

    No. No necesito echar a perder mi vida en este momento. Se ve avergonzado, como si se hubiera percatado de lo grosero que suena.

    Quiero decir, tengo que hacerlo por mi cuenta, Clara. De acuerdo? Pero

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    estoy bien. Eso es lo que vine a decirte. Ya no tienes que preocuparte.

    Estoy bien.

    Est bien me quejo, mi voz repentinamente suena espesa. Me

    aclaro la garganta, hasta que consigo controlarme. Jeffrey

    Tengo que volver dice.

    Asiento como si esto le diera sentido que debera estar en algn lado

    donde lo necesitaran a las cinco de la maana. Necesitas dinero?

    No dice, pero espera mientras voy a mi cuarto y logro sacar algo de dinero para l.

    Si necesitas algo, cualquier cosa, llmame le orden. Quiero decir. Llmame.

    Por qu, as t podrs estar sobre m? dice, pero suena natural al respecto.

    Lo acompao hasta la puerta principal. Hace fro afuera. Me

    preocupa que no lleve un abrigo. Me preocupa que los cuarenta y dos dlares que le di no sean suficientes para mantenerlo a salvo y alimentado.

    Me preocupa que nunca lo vuelva a ver.

    Ahora es cuando me sueltas el brazo dice.

    Libero mis dedos.

    Jeffrey, espera digo pero el empieza a alejarse.

    No se detiene, ni se da la vuelta. Clara, te llamar.

    Ms te vale le grito.

    Gira en la esquina del edificio. Espero hasta tres segundos antes de correr tras l, pero cuando llegu, ya se haba ido.

    Ese estpido cuervo est ah de nuevo, posado en una rama justo afuera de la ventana de la clase de felicidad, mirndome. Se supone que debo estar meditando en estos momentos, lo que significa que tengo que

    sentarme y verme como si lo estuviera pasando bien, con los ms o menos setenta estudiantes que estn acostados en varias posiciones de

    meditacin en el suelo, dejando de lado todos los pensamientos mundanos y otras cosas, lo cual no puedo hacer, porque si lo hiciera empezara a brillar como una cama de bronceado. Se supone que debo tener los ojos

    cerrados, pero los tengo abiertos para ver si el pjaro sigue ah, y cada vez que lo compruebo, sigue mirndome fijamente a travs del cristal con esos ojos color amarillo brillante, burlndose de m al igual que, ah s, Qu vas a hacer al respecto?

    Es una coincidencia, creo. No es el mismo pjaro. No puede ser.

    Parece el mismo pjaro, pero desde luego, todos los cuervos parecen

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    iguales, no? Qu quiere? Esto pone claramente una torcedura

    importante en mi bsqueda de la paz interior.

    Excelente trabajo, a todo el mundo dice el Dr. Welch, estirando

    los brazos sobre la cabeza. Ahora vamos a tomar unos minutos para escribir en nuestros diarios de gratitud, y luego empezaremos la discusin.

    Vete, pienso hacia el pjaro. No eres un Ala Negra. Solo eres un estpido pjaro, no quiero tratar con ningn Ala Negra en este momento.

    Amartilla su cabeza hacia m, me grazna una vez ms, y se va

    volando.

    Respiro hondo y suelto el aire poco a poco. Estoy paranoica, me digo otra vez. No es ms que un pjaro. No es ms que un simple pjaro. Deja

    de inventar tonteras.

    Estoy agradecida de que la meditacin haya terminado, es lo que escribo en mi diario. Solo para ser sarcstica.

    La persona que se sienta a mi lado mira lo que he anotado en mi papel, y sonre.

    Yo, tampoco soy bueno en eso dice.

    Si solo supiera. Pero sonro y asiento con la cabeza.

    Eres Clara, no? susurra. Te recuerdo de ese juego estpido introductorio que jugamos en el primer da.

    El Dr. Welch carraspea y mira fijamente hacia nosotros dos, lo que

    significa, Se supone que deben de estar agradecidos en este momento. No hablando.

    El chico sonre y gira su libreta poco apoco para que pueda ver lo que escribe. Soy Thomas. Estoy agradecido de que esta clase sea aprueba/no aprueba.

    Sonri y asiento otra vez. Yo ya saba su nombre. He estado refirindome en privado con el cmo Thomas el incrdulo, ya que siempre es el primero en cuestionar todo lo que el Dr. Welch dice. Al igual que la semana pasada, por ejemplo, el Dr. Welch dijo que tenamos que dejar de perseguir a las cosas materiales y trabajar para estar contentos con

    nosotros mismos, y la mano de Thomas se alz y dijo algo as como: Pero si todos nos sentamos en torno a contenidos, exactamente donde

    estbamos en la vida, nadie se esforzara por la excelencia. Quiero ser feliz, seguro, pero no he venido a Stanford porque quiera encontrar la felicidad. Vine porque quiero ser el mejor.

    Tipo humilde.

    Mi celular vibra, y el Dr. Welch me mira otra vez. Espero unos

    cuantos minutos antes de sacarlo del bolsillo. Hay un mensaje de Angela diciendo que la encuentre en la Iglesia Memorial.

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    Despus de que la clase terminara bajo las escaleras de la Librera

    Meyer, donde se realiza la clase de la felicidad, y Thomas me llama. Oye, Clara, espera! No tengo tanto tiempo para esto, pero me detengo.

    Exploro el cielo nerviosamente por el misterioso cuervo, pero ya no veo nada fuera de lo comn.

    Um, te gustara. Thomas se detiene, como si hubiera olvidado

    que es lo que iba decir, ahora tiene mi atencin. Quieres comer algo? Hay un lugar detrs de Tresidder que hace burritos de pollo increbles. Ponen arroz, frijoles y pico de gallo

    No puedo. He quedado con alguien le interrumpo antes de que realmente pueda ponerse en marcha por los burritos. Los cuales

    verdaderamente son buenos. Pero tengo que verme con alguien, y adems de eso, realmente no quiero salir con Thomas el incrdulo. Eso lo s.

    Su cara se cae. Est bien, entonces en otro momento dice y

    encoge un hombro como si no fuera gran cosa, pero siento una punzada de orgullo herido que viene de l, quien se cree que es una especie de sensacin que me hace sentir inmediatamente menos culpable por rechazarlo.

    El texto de Angela C, encuntrame a las 17:30 en Iglesia Memorial. Importante me hace correr por entre los arcos de la galera, mis pasos resuenan en las piedras cuadradas. Su visin va a tener lugar aqu, en

    Stanford, despus de todo es esa la razn por la cual todos terminamos aqu qu podra ser tan malditamente importante. Compruebo mi reloj cinco treinta y cinco, cruzo el patio, no lentamente como lo hago a menudo para disfrutar de la vista de la iglesia, sus relucientes mosaicos dorados en la parte delantera, la cruz celta encaramada en la cima del

    techo. Meto mi hombro contra la puerta de madera pesada y entro, hago una pausa por el momento en el vestbulo para que mis ojos se

    acostumbren a la penumbra del interior.

    No veo a Angela inmediatamente, entre la dispersin de los estudiantes que se reunan ah, la mayora de ellos caminando lentamente

    en un patrn indiscernible en la parte delantera del santuario. Vago por el pasillo de alfombra roja hacia ellos, ms all de la fila de bancos de caoba,

    sintiendo un picor en mi piel por las representaciones de ngeles que estn en todas partes, en las vidrieras, en los mosaicos que se encuentran a ambos lados de m, en los espacios entre los arcos del techo: ngeles en

    todas partes, mirando hacia abajo, siempre con sus alas desplegadas. Uno de ellos es probablemente Michael, creo. Todo lo que tengo que hacer para encontrar a mi padre es ir a la iglesia.

    Veo a Angela. Est con los dems, caminando dentro de un crculo en la parte superior de la escalera de la parte delantera. Algo est tendido

    en el suelo como una enorme alfombra azul profundo con dibujos blancos, una especie de camino en bucles. Ella no me ve. Sus labios fruncidos en

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    concentracin, y luego se mueve como si estuviera diciendo algo, pero no

    escucho ningn sonido adems del arrastrar de los pies y el susurro de la ropa cuando la gente camina. Se para en el centro del crculo, inclina su

    cabeza por un buen rato, con el pelo ocultando su rostro, entonces se pone en marcha de nuevo, caminando lentamente, con sus brazos oscilando en los costados.

    Mi empata surge a la vida. Puedo sentirlos a todos, cada una de las personas que estn dentro del crculo. Hay una chica a mi izquierda que extraa su hogar. Extraa la Gran Ciudad, su familia en Brooklyn, sus

    dos hermanas pequeas. Un chico que est parado en el centro quiere desesperadamente sacar una A en su primer examen de clculo. Otro se

    est preguntando acerca de una rubia en su clase de Cinematografa, si ella piensa que tiene buen gusto en pelculas, o si le gusta l, y luego se siente culpable por pensar ese tipo de cosas dentro de una iglesia. Sus

    emociones y pensamientos entrelazados son como bocanadas de aire golpendome en la quietud de este lugar, caliente y fro, miedo y soledad,

    esperanza y felicidad, pero tengo la sensacin de que se est vaciando, como si los sentimientos saturaran sus cerebros poco a poco, formando un crculo, como si fueran un remolino de agua yndose por el desage.

    Y por encima de todos ellos siento a Angela. Concentrada. Llena de propsito. Determinacin. Buscando la verdad con la persistencia de un misil guiado.

    Me siento en la primera fila y espero, me inclino sobre mis rodillas y cierro los ojos. Tengo un recuerdo repentino de Jeffrey cuando era un

    nio, de cuando bamos a la iglesia de pequea, quedndose dormido en medio del sermn. Mam y yo tuvimos dificultades tratando de no rernos de l, todo desparramado, pero luego comenz a roncar, y mam le dio un

    golpe en las costillas, y se sacudi sentndose derecho.

    Qu?, haba susurrado. Estaba rezando.

    Contuve una risa al recordar eso. Estaba rezando. Clsico.

    Abr mis ojos. Alguien a mi lado se pone sus zapatos: un par de botas, destartalas y negras con las trenzas radas. Las de Angela. La mir.

    Llevaba una sudadera negra holgada y polainas prpura, un poco ms descuidada de lo habitual, sin maquillaje, ni siquiera el usual delineador

    negro alrededor de sus ojos. Tena la misma mirada que el ao pasado cuando trataba de descubrir a qu universidad deba ir: una mezcla de frustracin y emocin.

    Hola comenc a decir, pero me hace callar, sealando hacia la puerta. La sigo afuera de la iglesia, agradecida por el aire fresco en mi

    cara, el sol repentino, la brisa que mueve las hojas de las palmeras en el borde