balazote - winkas y mapuches

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Winkas e Mapuches - producción cultural y oferta turística en una aldea de montaña... 117 ILHA Revista de Antropologia Winkas y mapuches: producción cultural y oferta turística en una aldea de montaña en Norpatagonia, Argentina 1 Alejandro Omar Balazote Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina

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  • Winkas e Mapuches - produccin cultural y oferta turstica en una aldea de montaa...

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    ILHARevista de Antropologia

    Winkas y mapuches:produccin cultural y oferta turstica en una aldea de

    montaa en Norpatagonia, Argentina1

    Alejandro Omar BalazoteUniversidad de Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina

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    ILHARevista de Antropologia

    Resumen: En este trabajo analizamosprimeramente las caractersticas de lalocalidad de San Martn de los Andespresentada en las promociones turs-ticas como una buclica aldea demontaa en la cual se convive con lanaturaleza en plena armona, paraluego abordar la disputa por laapropiacin y uso de los recursos entrelos pobladores mapuche, las empre-sas vinculadas a la explotacin turs-tica y el municipio de San Martn delos Andes.

    Palabras Clave: Relaciones intertnicas,disputa por los recursos, antropologaeconmica, explotacin turstica.

    Abstract: In this article I analyze firstof all, the main features of San Martnde los Andes town presented intouristic brochures like a bucolicmountain hamlet with an harmoniclife with nature. In second place Ifocus the struggle for land propertyand the use of natural resourcesamong mapuche inhabitants, thetouristic entreprises and themunicipality of San Martn de losAndes.

    Keywords: Interethnic relations,struggle for resources, EconomicAnthropology, touristic exploitation.

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    Introduccin

    El 28 de septiembre de 2002 a las 8 de la maana, el locutor deFM Montaa (una de las emisoras radiales de San Martn de losAndes) saludaba a su audiencia como lo hace habitualmente con lasiguiente frase feliz da montaeses. Horas mas tarde, la buclicaaldea de montaa se vera conmocionada: los indios haban cortadola ruta que conduce al cerro Chapelco, interrumpiendo el acceso a laspistas de ski en momentos en que se desarrollaba una competenciainternacional de Snowboard, (Nokia Continental Cup) a mas de 5000turistas que se aprestaban a practicar deportes de invierno. En la eco-lgica villa turstica las escretas de los baos de las instalaciones dela base del centro de ski corran por los cursos de agua que abastecena los pobladores mapuches de la comunidad Curruhuinca.

    Este hecho, lejos de resultar un incidente aislado, constituyeuna muestra ms del impacto producido como consecuencia de laexplotacin turstica en general y de la proliferacin de la prctica dedeportes invernales en particular. El conflicto se inscribe en un con-texto de disputa territorial entre las distintas agrupaciones mapuche(Agrupacin Vera, Agrupacin Currihuinca, Agrupacin Atreuco) quecircundan San Martn de los Andes, y el Estado provincial, laadministracin municipal, Administracin de Parques Nacionales ylos emprendimientos privados que desarrollan actividadesempresariales vinculadas al turismo.

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    En este trabajo analizamos primeramente las caractersticas de lalocalidad de San Martn de los Andes presentada como una buclicaaldea de montaa en la cual se convive con la naturaleza en plenaarmona, para luego abordar la disputa por la apropiacin y uso de losrecursos entre los pobladores mapuche, las empresas vinculadas a laexplotacin turstica y el municipio de San Martn de los Andes.

    Una aldea de montaa

    San Martin de los Andes se encuentra ubicada a la orilla del lagoLcar en la provincia de Neuqun. Pertenece al Departamentohomnimo y cuenta actualmente con ms de 21.000 habitantes.

    Fundada en 1898 por el General Rudecindo Roca la localidad seconstituye en un emplazamiento militar de importancia estratgica.La presencia militar se deba a que a fines del siglo XIX las poblacionesindgenas eran consideradas una hiptesis de conflicto por el EstadoNacional. Por otra parte resultaba evidente por parte del gobierno deBuenos Aires el inters geopoltico de consolidar las fronteras conChile2.

    Sepan propios y extraos, soldados y paisanos, que mientras flameecon el derecho de la soberana con el sol de Mayo, que cobija esta piedrafundamental, jams planta enemiga pisar impunemente este suelo,ni se respetar otra ley que la ley argentina Coronel Juan Rhode.(www.civila.com/argentina/neuqun/smdla.htm).

    La consolidacin de la plaza adquira relevancia en relacin a laeficacia con que el Estado-nacin garantizaba el control efectivo delos territorios ganados a partir de la desposesin del pueblo mapuchey su confinamiento en reservas.

    Durante los primeros aos el ejido urbano estuvo administradopor jerarquas castrenses. La administracin militar dur, legalmentehasta 1907, ao en que el Presidente Figueroa Alcorta, dispuso que elpueblo pasara a la jurisdiccin civil. No obstante los efectivos militarespermanecieron en la zona hasta el ao 1911 en que se produce el retirodefinitivo de las tropas.

    Como vemos, la corporacin militar funcion como adelanto dela estatalidad y constituy el brazo ejecutor de la enajenacin de lastierras de los Curuhuinca. La organizacin del espacio ancestralmente

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    ocupado por los mapuches respondi a su lgica y reproduccin.La distribucin de los predios, el diseo de la infraestructura, as

    como el fomento de ciertas prcticas productivas llevadas a cabo porlos fundadores de San Martn de los Andes tendieron a consolidar elemplazamiento siguiendo parmetros militares.

    En las primeras dcadas del siglo XX la economa se bas en laexplotacin forestal, la agricultura y la ganadera. En la zona de lavega, se desarroll el cultivo de trigo y se inici la produccin en molinosharineros y sobre la costa del lago Lcar se establecieron familias queinstalaron aserraderos.

    A lo largo de la actual ruta 48 se asentaron en pequeos vallescolonos dedicados a la ganadera as como tambin al cultivo en lahuerta, maz, trigo y la cra de animales de corral. Estas ltimasactividades se orientaban al autoconsumo.

    En este perodo la mayor parte de los intercambios comercialesse llevaban a cabo con plazas de Chile que resultaban ms prximas ymejor comunicadas que los destinos nacionales. Hasta entrados losaos 30 la moneda chilena circulaba fluidamente por la regin. Labifrontalidad propia del espacio neuquino adquiere una mayorsignificacin en San Martn de los Andes dada su proximidad alterritorio chileno.

    En 1937 con la creacin del Parque Nacional Lanin y elestablecimiento de su sede administrativa en San Martn de los An-des se redefine el perfil econmico de la localidad y el uso de losrecursos. Se restringi la tala de especies arbreas y fuerondesapareciendo paulatinamente, debido a las restricciones impuestas,los pobladores asentados sobre la costa, cuya principal actividadeconmica era la forestal.

    La llegada de Administracin de Parques Nacionales (en adelanteAPN) constituye un hito en el proceso de afirmacin de un ordenestatal. Es desde su rbita que se disea la infraestructura que vincu-lar a la localidad con otras plazas nacionales trastocando la inicialorientacin hacia el pacfico de San Martn de los Andes por laintegracin a diversas redes cuyo destino final resultara el puerto deBuenos Aires y el Atlntico. Bajo un discurso conservacionista se

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    implementar una forma especfica de apropiacin espacial que obvi-amente pergeaba mecanismos de exclusin (Diaz 1997).

    Esta concepcin se articula con el desarrollo del turismo. Tal esas que durante la dcada del 30 el organismo se denomina Direccinde Parques Nacionales y Turismo. La planificacin de esta agenciacontemplaba en el mbito local y regional la construccin de hoteles,caminos, pistas de ski; etc.

    Es en este perodo (1937-1959) que se realizan los primerostrazados de las pistas del cerro Chapelco y se define la ruta de los sietelagos. A su vez, la especializacin hotelera caracterstica de San Martnde los Andes comienza con inversiones econmicas llevadas a cabo enestos aos.

    En el perodo que va desde la llegada de APN hasta laprovincializacin acaecida en el ao 1959, se sientan las bases para eldesarrollo de la actividad turstica, pero es en el perodo provincial enel que se consolida San Martn de los Andes como un polo turstico.

    El Estado provincial apoyar esta actividad mediante la concesinde crditos blandos para construccin de hoteles y cabaas as comotambin encarar las obras necesarias para brindar servicios de calidad.

    El trazado y la consolidacin de rutas, la licitacin de lasexplotaciones del cerro Chapelco y la construccin de un aeropuertoque permitiese la llegada de aviones de gran porte, fueron hechos quedefinieron las caractersticas futuras de la actividad turstica.

    Las polticas implementadas desde el Estado provincial, por elmunicipio de San Martn de los Andes asociados a grandes empresas(ej. Sol Jet) incidieron en el diseo de la oferta turstica, no solo enrelacin al target propuesto para la comercializacin, sino por los

    componentes simblicos seleccionados.

    Este ltimo punto requiere algunas precisiones.Una aldea ecolgica de montaa con un centro de esqu inter-

    nacional dice la promocin de una de las principales agencias deturismo.

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    Las dimensiones de la localidad referencan a una villa tursticaalejada de la masividad de otros mbitos urbanos competidores(Bariloche), que no pierde el encanto de tiempos pretritos. Se relataun pasado idealizado exaltando las acciones de los primeros pobladores(blancos) que supieron imponerse a las adversidades que planteaba laocupacin de un medio tan lejano de los centros civilizados. Laidentidad de los actuales pobladores es relacionada con la fuerza y elcoraje de los pioneros. En el discurso de las promociones tursticaseste pasado se conjuga con un presente de progreso y modernidad.

    Hoy San Martn de los Andes cuenta con aproximadamente con 25.000habitantes, quienes han descubierto el sentido de su progreso. Detrsde su placidez pueblerina, esconde una permanente actividad siempreenfocada a la mejor atencin del cliente www.smaldea.com.ar

    La pueblerina vida aldeana es producto de una estrategia demarketing. El atractivo turstico se vincula tanto con la imagen deuna naturaleza no modificada como con la presencia del pueblomapuche en sus proximidades, pero como seala Comas D Agemir el propio uso humano supone una constante construccin deeste espacio natural y social, que se ha adaptado a las necesidades ylos gustos de cada momento. (1999:122).

    La idea de naturaleza prstina y armnica es incorrecta dado quebuena parte de ella es producto de una construccin social. El paisajenatural es producto de relaciones de clase, de genero y raciales: noes nada neutro ni nada natural. (Soper 1996, citado en D Agemir1999:122).

    La oferta turstica de San Martn de los Andes enfatiza unaimagen romntica de la aldea alejada de conflictos intertnicos y declase. Sus relatos fundacionales son sucesiones de hechos, cronologasnarradas que conducen hasta el presente siguiendo una lnea deprogreso. La friccin intertnica es oscurecida por una narrativa queincluye a los mapuches como parte de un paisaje aldeano.

    La aldea es presentada como resultado de mltiples vertientesculturales, consignando que su poblacin propicia la convivencia y latolerancia. Hechos como los acaecidos hacia fines de agosto y que

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    reseamos en el siguiente punto pondran a prueba los lmites de estediscurso.

    La conformacin de la identidad aldeana es acorde con estasrepresentaciones. El rescate de las actividades tradicionales talescomo los concursos de leadores (trasplantados de las tradicionesmontaesas europeas), los festejos de la navidad blanca (que obvi-amente referencian a las celebraciones del hemisferio norte), noconstituyen solamente mecanismos para captar la llegada de turistasen semanas de escasa actividad, sino que remiten a un colectivo quebusca su identidad en tradiciones europeas.

    La arquitectura de la localidad esta en consonancia con estapropuesta, intentando imitar estilos tradicionales, piedra y maderase conjugan de manera uniformizada.

    Un estricto cdigo de construccin convirti al pueblo en una cuidadavilla andina que es un remanso para los ojos: casas de techos a dosaguas y mucha madera. Los comercios y hoteles nuevos en armonacon las viviendas antiguas (Clarn Tursmo 20-01-02).

    La produccin de la villa procura alejarse de la masividad quecaracteriza la actividad industrial. Lo artesanal es revalorizado, ascomo tambin se reinventan mtodos de fabricacin caseros. Ali-mentos, ropa, adornos, se ofrecen en ferias artesanales y tambin enlas vidrieras de los negocios como souvenirs del lugar. Es necesariosealar que lo artesanal se constituye no solo por las modalidades deproduccin sino tambin por las formas en que circulan y consumenestos productos. Rotman 1994 y 1995, Canclini 1992, Baudrillard1983). En este sentido, en el marketing y la comercializacin de lasartesanias participan no solo los productores sino el municipio queofrece espacios en las plazas cntricas para tales fines y el gobiernoprovincial a travs de la agencia Artesanas Neuquinas.

    Los productos naturales son el sello de la produccin de lalocalidad. Paradjicamente se ofrecen productos alimenticios basadosen la caza de especies comprometidas tales como el ciervo, el jabal yel huemul que son preparados y envasados de tal manera que puedanser consumidos no solo en la aldea sino que permitan ser transporta-dos para ser degustados en otros destinos.

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    La naturaleza es pues apropiada y modificada en funcin de laproduccin y circulacin de mercancas e incorporada a la lgica delmercado. Pero esta incorporacin es oscurecida bajo formas que exaltansu preservacin y por un discurso conservacionista. En este sentido, lapresencia de APN en la localidad resulta muy funcional.

    La tradicin es producida y apropiada por un grupo que reducelas etnias mapuches a meros componentes de un escenario armnico.La ritualizacin de la tradicin busca su profundidad histrica en lavieja Europa. La valorizacin del pasado tiene en San Martn de losAndes lmites precisos, es con la llegada de los pioneros que se iniciala gesta civilizatoria y es hasta ese punto donde interesa remitirse.Para continuar y adquirir profundidad histrica debe trasladarse labsqueda a las aldeas de montaa europeas. Pero como sealaHobsbawn a pesar de todas las invenciones, las nuevas tradicionesno llenan mas que una parte pequea del espacio cedido por ladecadencia secular de las viejas tradiciones y antiguas costumbres(Citado en Oliven 1999:25)

    Hobsbawn y Ranger (1983) utilizan el concepto de invencin dela tradicin para designar las falsificaciones de la tradicin que seproducen en muchos pueblos por aportaciones o filtros de distintosagentes de la tradicin, especialmente los recopiladores, estudiosos oeruditos locales, en funcin de ciertas razones de orden cultural, polticoo econmico.

    El imaginario de la aldea en alguna medida se traslada a la ofertaturstica. Un indio sin historia (y tambin desprovisto de sus atributos yconflictos de clase) es presentado para el consumo de turistas vidos deuna naturaleza no contaminada y de un exotismo que no presenteconflicto con las formas modernas consignadas en la oferta.

    Lo dicho no implica que algunos smbolos indgenas no puedanser apropiados, resignificados y transformados en smbolos de laidentidad aldeana. El proceso, a todas luces contradictorio, no esexcepcional sino que reproduce a nivel local lo acontecido a nivelnacional en muchos estados americanos. La construccin de logenuino, de lo propio de San Martn de los Andes incluye lo indge-na, aunque seccionado y despojado de sus condiciones histricas.

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    Las palabras y las imgenes que describen y promocionan la aldearemiten a un pasado dado en el cual valientes pionerosemprendedores y rsticos mapuches conformaron una particularcombinacin intertnica en la cual solo hubo mutuos beneficios. Essobre este piso que se construye la ficcin de una buclica aldea demontaa produciendo tradiciones que se emparentan, como yasealramos, mas con las formas y costumbres de las aldeasmontaesas europeas que con la historia indgena. La resignificacinde la produccin material y simblica de los mapuches es parteconstitutiva tanto de la conformacin identitaria como de lacomposicin promocional de San Martn de los Andes.

    El corte de ruta

    La prctica de deportes invernales constituye uno de losprincipales atractivos tursticos de San Martn de los Andes. El cerroChapelco, ubicado a escasos kilmetros de la localidad, convoca todoslos aos a turistas nacionales y extranjeros en los meses de invierno.El ski es su principal atractivo pero tambin se puede tomar los mediosde ascenso para acceder a las plataformas intermedias, jugar con lanieve, visitar el bosque de los huskies y pasear en trineos o en motosde nieve.

    Si bien la aldea cuenta con otros atractivos tursticos, laimportancia de los deportes de invierno en los meses de junio, julio,agosto y septiembre es central. Tal es as que la falta de nieve puedehacer peligrar el xito de la temporada.

    En este sentido la decisin de los pobladores mapuche de cortarel acceso al cerro en plena temporada invernal y el da en que se iniciabauna competencia internacional de snowboard no poda haber sido mseficaz. Esta medida, lejos de ser espontnea, tena como antecedentesuna larga serie de advertencias y denuncias sobre la contaminacin delas aguas.

    Desde haca algunos aos los pobladores del paraje Puente Blancode la Agrupacin Curruhuinca haban comenzado a enfermarse. Diarreas,infecciones urinarias y dolores estomacales se repetan entre losmapuche que se abastecan del agua del arroyo Quitrahue.

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    A mediados de abril de 2002, la jueza de Faltas, haba dispuesto laclausura de las instalaciones del cerro Chapelco sobre la base de informese inspecciones realizados por el Organismo de Control Municipal. En esemismo mes otro juzgado neuquino haba recibido un recurso presentadopor las comunidades Curruhuinca, Vera y Atreuco, a raz del vertido delquidos crudos a los arroyos de los que beben aguas.

    El 14 de junio la magistrada, tras una audiencia de conciliacinque cont con la presencia de representantes de la concesionaria Nievesdel Chapelco, de las comunidades, del municipio y de la provincia,resolvi el levantamiento de la clausura que hasta ese da pesaba sobreel complejo de esqu Chapelco.

    En esa reunin, la fiscala de Estado del Neuqun dio cuenta delas obras de saneamiento -lechos nitrificantes- que se haban realiza-do, conforme lo haba ordenado la misma justicia. Se acord tambinla realizacin de inspecciones peridicas para controlar, tanto el estadode las obras ordenadas como para constatar que no se utilizaraninstalaciones sanitarias contaminantes. La medida cautelar -laclausura- se levantaba slo con carcter provisorio, sujeta a posterio-res monitoreos.

    La jueza dispuso en esa ocasin tambin, que en un plazo de 15das la provincia deba implementar las medidas necesarias para queel EPAS (Ente Provincial de Aguas) responsable de iniciara las tareasde perforacin y distribucin de agua a la comunidad Curruhuinca;trabajos que deberan estar concluidas en un plazo de 90 das desde elinicio de las obras. El incumplimiento de esa medida ocasionara laaplicacin de multas, al tiempo que la provincia se comprometa adistribuir 100 litros diarios de agua en los domicilios de cada una delas familias integrantes de la comunidad.

    Pese a estas prescripciones, el 23 de agosto, el cuerpo de GuardasAmbientales dependiente del municipio verificaba en Chapelco laviolacin de las clausuras de ciertas instalaciones que haba establecidola Comisin de Seguimiento. Los tcnicos dejaban constancia tambinque la empresa concesionaria no haba tomado los recaudos apropiadosevidencindose que las obras transitorias no haban sido eficaces pararesolver el problema de la contaminacin.

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    Constatando esta informacin la Jueza interviniente procedi el28 de agosto a imponer por segunda vez la clausura del complejo.

    Sin embargo, la medida no era resultado de la dinmica judicialy el mero correlato de los justificados reclamos, sino que llegaba luegode que las comunidades mapuche haban realizado un corte de la ruta19 que impidi a ms de 4000 turistas acceder a las pistas de esqu, enel momento en que se llevaba a cabo una competencia internacionalde snowboard.

    Bajo una bandera que deca La herencia de Coln: la muerte y ladestruccin, los mapuches comenzaron el corte de la ruta a primerashoras de la maana, cuando mayor es el trnsito de turistas hacia elcerro Chapelco. Acababan de presentar un recurso de amparo ante lajueza Nora de Galvn en Junn de los Andes y presionaban en procurade esa medida con el piquete.

    El corte tuvo caractersticas contradictorias. As como algunosturistas lanzaban su furia sin discriminar entre la provincia (propietariade los predios donde se asientan las instalaciones), la concesionariaNieves del Chapelco y el grupo de indgenas que impeda el acceso alas pistas de esqu, otros se solidarizaban con los reclamos de losindgenas y aplaudieron la decisin de la jueza de clausurar el complejo.Los trabajadores del centro invernal tambin apoyaban las medidastomadas por los mapuches.

    Antes de que la jueza resolviera la clausura, el fiscal de la causaamenaz con el uso de la fuerza pblica para lograr el desalojo delpiquete invocando el consabido derecho constitucional de libre tran-sito. Esta medida fue resistida y con el apoyo de algunos turistas losmapuches continuaron el corte.

    Algunas horas mas tarde lleg la noticia de que se haba dictadola clausura de las instalaciones. Inmediatamente despus de la medi-da se levant el corte de ruta. Esa noche era incesante el desfile depersonas por las oficinas de la empresa Nieves del Chapelco que dispusoel reconocimiento de los servicios contratados correspondientes al daanterior, y se disculpaba por las molestias ocasionadas.

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    En trminos comerciales el corte haba puesto en riesgo lacontinuidad de la temporada de invierno, cuyo cierre estaba previstopara mediados de octubre.

    La clausura del complejo encontr a San Martn de los Andescon una ocupacin hotelera de ms del 70 por ciento y muchos opera-dores temieron que una cantidad significativa de turistas pudieraabandonar la ciudad.

    Al da siguiente el centro de esqu fue reabierto por orden de laJusticia, luego que la empresa concesionaria del complejo y el Estadoprovincial, en tanto propietario de los predios, se comprometieran asubsanar la contaminacin que el sistema cloacal del lugar causadaen las aguas.

    La apertura del centro turstico fue resuelta por la juezainterviniente tras recibir el informe de la Fiscala de Estado de laprovincia del Neuqun, con el plan de trabajo presentado por laconcesionaria Nieves del Chapelco, que se implementinmediatamente.

    Entre otras acciones, se dispona la colocacin de baos qumi-cos en la base y el monitoreo a diario del funcionamiento del sistemade descarga, bajo la responsabilidad del municipio y con obligatoriedadde comunicar toda novedad al juzgado interviniente.

    La magistrada dejaba expresa constancia (como lo haba hechomeses atrs con los resultado vistos) que ante la menor evidencia decontaminacin, se procedera a la clausura definitiva del centro dedeportes de invierno por lo que restaba de la temporada.

    Por su parte, la intendencia de San Martn de los Andes secomprometa a supervisar y verificar el cumplimiento de las normasprevistas para preservar a las comunidades mapuche de los efectoscontaminantes.

    Esa misma maana los servicios del cerro Chapelco estaban fun-cionando a pleno, e incluso pudo comenzar la primera jornada de lacompetencia Nokia Continental Cup de Snowboard, uno de losacontecimientos ms importantes de la temporada invernal, que habasido postergada.

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    En solo 24 horas una soterrada disputa haba adquirido visibilidad.El conflicto por la contaminacin del arroyo Quitrahue encubra otrode mayor dimensin: la disputa por la propiedad de las laderas delcerro por parte de las comunidades indgenas, que incluan los prediosdonde se asienta la base del centro turstico.

    Das mas tarde, el 1 de septiembre de 2002, los integrantes de lastres comunidades mapuche que circundan San Martn de los Andesiniciaron un segundo corte de la ruta 19 impidiendo nuevamente elacceso de los turistas al cerro Chapelco. Sin embargo el reclamo in-clua en esta oportunidad la regularizacin definitiva de las tierras enconflicto.

    En menos de una semana la apacible aldea haba sido sacudidapor dos cortes de ruta protagonizados por las comunidades mapuchey una orden de clausura dictaminada por el juzgado de la jueza Galvnhaba impedido el normal desarrollo de la principal actividad tursticade la temporada invernal.

    El conflicto fue destrabado despus de que el intendente de SanMartn de los Andes firmara un acta acuerdo en la cual la intendenciase comprometa a acelerar la titularizacin de las tierras reclamadaspor los mapuches.

    Mientras tanto, la gobernacin de Neuqun restaba toda entidada la protesta considerndola infundada, intolerante y violenta. Laviolencia de las declaraciones apuntaba principalmente a laConfederacin Mapuche de Neuqun que haba apoyado los reclamosde las comunidades Curruhinca, Vera y Atreuco.

    Nos sentaremos a negociar todos los temas que quieran en un ambientede paz, tranquilidad, tolerancia y construccin, sin perjudicar al pueblode San Martn como lo estn perjudicando con este corte de ruta.

    Ac hay que buscar las soluciones, porque si permanentemente leechamos la culpa a los dems de los problemas que nos estncomplicando realmente el funcionamiento del cerro, nos vamos a quedaren una discusin eterna y por eso la provincia va a realizar un plan desaneamiento definitivo del cerro (Declaraciones del vicegobernador aFM Montaa).

    Por su parte, la Intendencia de la localidad enfatizaba el perjuicioque sufra la comunidad de San Martn de los Andes al tiempo queresponsabilizaba a la empresa por lo sucedido.

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    ha habido cierta mezquindad por parte de la empresa a la hora deinvertir y cumplir con las exigencias establecidas.

    El impacto que produjo ser muy difcil de revertir a corto plazo. Volvera restituir la imagen de San Martn de los Andes y hacer marketingpara recuperar esa imagen de preservacin del medio ambiente y fuertecuidado de la ecologa, ser una tarea ardua. De todas formas an hayque definir responsabilidades en esta cuestin.

    ()Yo creo que ha habido mezquindad de parte de la empresa, desdela actitud propia de no atender a los reclamos del municipio y de laprovincia o de no nombrar un representante tcnico en tiempo y formapara mantener un dialogo fluido; hasta una mezquindad desde el puntode vista econmico donde no se ve una decisin de la empresa parainvertir y salvar esta situacin.

    ()Si la empresa no cumple con el plan de inversiones de este ao ycon una norma que establezca un plan integral de saneamiento,entiendo que la provincia est en condiciones de evaluar un cambio deconcesionario. (Sergio Schroh, Intendente de San Martn de los Andes).

    Los sectores vinculados al comercio reclamaron a las autoridadespor la falta de controles que desencaden en la critica situacin, peroexhortaban a las comunidades mapuche a respetar la constitucin yprivilegiar el dialogo antes que los cortes de ruta

    En una nota dirigida al Intendente, la Cmara Inmobiliaria deSan Martn de los Andes haca un llamado de atencin sobre losproblemas de contaminacin que aquejaban a la localidad, peroplanteaba un fuerte cuestionamiento a la metodologa empleada porlas comunidades para resolver la situacin, haciendo coresponsables alos afectados por la contaminacin de los cursos de agua, de lairritacin de turistas y vecinos.

    deben entender que son ciudadanos argentinos y deben respetar laconstitucin en todos sus derechos y obligaciones

    Finalmente la declaracin de esta cmara empresaria propiciabaaceptar el desafo de buscar una convivencia estable y madura conlas comunidades mapuche, a travs del dialogo y no los cortes de rutao los grupos GEOP (Grupos Especiales de Operaciones Policiales).

    Como vemos, en el momento de mayor crisis la estrategia de losactores involucrados consisti en no responsabilizarse por la situacin.

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    La Municipalidad, la gobernacin, la empresa, los sectores del comer-cio local procuraban correrse del centro del conflicto yuxtaponiendodiscursivamente las condiciones y responsabilidades que habandesencadenado el conflicto, las metodologas empleadas por los gruposafectados y las responsabilidades inherentes de cada institucin ysector. Esta indiferenciacin, en modo alguno neutra, resultaba unmanto encubridor de las reales causas de un conflicto que surge porla apropiacin de recursos con alta potencialidad de valorizacin.

    En este sentido, las distintas instituciones responsables as comotambin los particulares grupos corporartivos involucrados y lapoblacin mapuche participaron de un campo de disputa3 .

    Ciertos medios de comunicacin generalizaron de una manerasuperficial apoyos y crticas a las acciones de lucha llevadas a cabo porlos mapuches. Los Turistas apoyan a los mapuche (Pgina 12, 29-08-02) Sin embargo, hemos constatado que la narrativa elaborada sobrelos sucesos acaecidos resulta polifnica y contradictoria. Tanto turistascomo pobladores de San Martn de los Andes se dividieron entre aquellosque apoyaban el corte y aquellos que culpabilizaban a los mapuches porperjudicar a la comunidad de la localidad.

    Algunos comerciantes, temerosos de las dificultades que podanavecinarse por la cada de la actividad turstica no dudaron en emplearel discurso mas prejuicioso y discriminatorio para con la poblacinmapuche, evidenciando cuan ficcional resultaba el discurso pergeadosobre la armnica convivencia intertnica. Los siguientes testimoniosfueron registrados ocasionalmente durante los das del conflicto pormiembros del equipo de investigacin.

    Para que quieren el agua si ellos solo toman vino (Comerciante de lalocalidad)

    En que se diferencia un paisano de un indio? En el tamao de lamacana. (Parroquiano de un bar cntrico de la localidad)

    Con los indios nunca vamos a dejar de tener problemas (Empleadode la administracin municipal)

    A su vez, algunos turistas sorprendidos por la eficacia de la medidallevada a cabo por la poblacin aborigen expresaban su fastidio

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    cuestionando tanto la legitimidad de la protesta como la propiaidentidad de los que la tomaban.

    Que van a ser indios estos. Vos viste alguna vez indios con celular yDirect TV? (Tursta)

    No podan elegir otro momento que ahora que justo esta lacompetencia (Turista)

    Yo estoy de acuerdo con que tienen problemas pero esta no es la manerade solucionarlos (Turista)

    La construccin de lo indgena asociado a lo primitivo evidencia-da en los testimonios precedentes denota una concepcin esencialista.La identidad se conforma (en realidad se reconoce) desde estas posturasa ser portadores de un conjunto de rasgos o atributos culturales. Se esmapuche en tanto no se acceda a los bienes de la modernidad y nocomo resultado de una experiencia histrica de lucha y de afirmacincultural. As, se refuerza la idea de indio igual a atrasado tanfuncional al diseo empleado para conformar la oferta turstica de lalocalidad. Como vemos, el rechazo a las medidas de lucha tomadaspor las comunidades mapuche no se explica exclusivamente por losperjuicios puntuales que ocasionan, sino tambin porque diluye lacaricaturizacin de lo indgena como relicto del pasado, como unaexternalidad que, paradjicamente resulta fundante de la ofertaturstica actual. Los conflictos expresan las tensiones de un sistemaintertnico y contrastan violentamente con la armnica e idealrepresentacin de lo social incluida en el imaginario de la aldea.

    Consideraciones Finales

    La oferta turstica de San Martn de los Andes recoge los frutos deun trabajo simblico que reinventa formas y da nuevos sentidos a losatractivos de la localidad. El imaginario de la aldea y las caractersticasde la oferta turstica de la misma si bien responden a distintos ordenesse encuentran vinculados en la medida en que dicha oferta procuraarticular (y, paradjicamente, al mismo tiempo desvincular4) lo atrasado,lo rstico, con las ms modernas y confortables prestaciones. Laspoblaciones mapuche vecinas a la localidad sin duda refuerzan la

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    conformacin de una imagen primitiva prxima y mercantilizable. Estaorganizacin del contraste y la diferencia esta planteada en trminos desingularidad. Dicho contraste no se refiere solamente a la coexistenciade formas modernas y formas atrasadas en una nica oferta sino que seproyecta en la experiencia del turista en ese contexto, frente a suexperiencia urbana.

    La poblacin mapuche no particip del diseo de estasrepresentaciones tendientes seducir a los turistas, sino que fue incluidacomo un elemento ms de la oferta aldeana. El exotismo y elprimitivismo adjudicado a las poblaciones indgenas constituye unatractivo adicional a las pistas de ski y los hermosos paisajes quecircundan a San Martn de los Andes.

    En esta construccin, las disputas sociales y tnicas no tienenlugar.

    San Martn respira tranquilidad y placer. Todo parece estar preparadopara hacer sentir bien al visitante y despegarlo de sus problemascotidianos (Clarn Turismo 20-01-01).

    Sin embargo, el conflicto estall en San Martn de los Andes. Elcorte de ruta que describimos mas arriba no solo puso en riesgo elxito de la temporada turstica sino que evidenci las capacidadesorganizativas de las comunidades mapuche y la utilizacin deexperiencias de lucha llevadas a cabo en distintos puntos de nuestropas por diversos sectores sociales.

    La contaminacin de los cursos de agua que brindan elabastecimiento a algunos parajes de la comunidad reviste unadimensin, si se quiere, coyuntural. Sin embargo, la visibilidad queadquiere el tema, despus del tratamiento meditico y las repercusionesjudiciales y econmicas, permite advertir una dimensin histrica yestructural de mucha mayor profundidad y dificultad de resolucin,cual es la competencia por la apropiacin y el uso de recursos de alta(y veloz) valorizacin.

    En este sentido adquiere suma relevancia la disputa por latitularidad del lote fiscal 69 A, dado que en una de sus secciones seencontraran asentadas las instalaciones de la base del centro de skidel cerro Chapelco. Los medios de elevacin, confiteras, refugios y las

  • Winkas e Mapuches - produccin cultural y oferta turstica en una aldea de montaa...

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    plataformas se encontraran en propiedad de las comunidadesmapuches. Si las mensuras correspondientes confirmaran estaapreciacin, el destino de las 775 hectreas disputadas se incluiranen un nuevo campo de negociacin entre la empresa concesionaria(Nieves del Sol), la municipalidad, el estado provincial y las comuni-dades mapuche Vera y Curruhuinca.

    Lo dicho nos lleva a reflexionar sobre las caractersticas y dinmicadel conflicto planteado. Indudablemente cobra importancia la recienteadquisicin del ttulo de propiedad por parte de las comunidadesmapuche, hecho que les permite enfrentar desde una posicin no tandesventajosa las presiones del mercado sobre los predios que ocupan.Pero sin duda este hecho no explica por si solo las caractersticas delconflicto planteado. El proceso de revalorizacin tnica del pueblomapuche, as como tambin el replanteo de sus prcticas de lucha y elsalto cualitativo en los niveles de organizacin acaecido en los ltimosaos, resultan centrales para su comprensin.

    Notas1 Este trabajo fue realizado en durante mi estada como Pesquisador Visitante en el

    Programa de Posgraduacin en Antropologa Social de la Universidad Federal deSanta Catarina. En el mbito de NEPI (Ncleo de Estudos do Povos Indgenas).Fue financiada por CNPq. Una versin preliminar del mismo fue presentado en elII Congreso Internacional de Investigacin y Desarrollo Sociocultural realizado enParedes de Coura, Portugal entre el 28 y el 30 de octubre de 2004.

    2 San Martn de los Andes esta asentada sobre las orillas del lago Lcar cuyas aguasdesembocan en el Pacifico. La controversia limtrofe entre ambos estados consistaen la utilizacin del criterio divisorio de altas cumbres (tesis del Perito Moreno) ola lnea divisoria de aguas sostenida por Chile. La fundacin de San Martn de losAndes realizada en el ao 1898 fue llevada a cabo mientras esta controversia seresolva en un laudo arbitral del monarca de Gran Bretaa Eduardo VII que culminen 1902 con la aceptacin de la propuesta de las altas cumbres.

    3 Este campo, si bien adquiri una dimensin coyuntural en los hechos descriptos, esresultado de un proceso histrico que involucra al estado nacional, al provincial, adistintas corporaciones econmicas as como tambin a los grupos mapuchesdesplazados y subordinados a partir de fines del siglo XIX.

    4 La presentacin de estas diferencias no avanza sobre la razn de las mismas. Enmodo alguno sugiere que las condiciones de atraso de los grupos mapuche serelacionan con el desarrollo y expansin de los modernos emprendimentos turs-ticos llevados a cabo en San Martn de los Andes.

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