arquitectura popular de la alcarria conquense

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Los elementos de habitación más elementales, que podemos encontrar en la arquitectura popular, son los distintos refugios de uso temporal que se crean, en distintos lugares, como apoyo a ciertas actividades agropecuarias desarrolladas en lugares más o menos lejanos de los núcleos.

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EXPERIENCIAS EN EL ESTUDIO,DOCUMENTACIÓN Y DIVULGACIÓNDE LA ARQUITECTURA POPULAR:EL EJEMPLO DE LA ALCARRIACONQUENSE

INTRODUCCIÓN

La comunicación intenta mostrar algunade las experiencias de estudio y documen-tación de la arquitectura popular españolaque venimos haciendo desde hace algunasdécadas y muy en particular las más re-cientemente realizadas en el ámbito de laprovincia de Cuenca. En concreto el estu-dio realizado en la Alcarria Conquense, ainiciativa de uno de los programasLEADER, y que tiene su continuidad enestos momentos en otras comarcas con-quenses vecinas como la Mancha Alta y laSerranía Media.

La intención básica es que dichos es-tudios suministren datos fehacientes decómo es la arquitectura popular, en susdistintos tipos, organizaciones, construc-ción y distintos detalles de sus acabados,al objeto de posibilitar el impulso de unapolítica de defensa y protección de estepatrimonio olvidado, fomentando la res-tauración o rehabilitación en el ámbito ru-

ral, frente a la simple sustitución. Uno delos instrumentos esenciales, en esta línea,es la propia divulgación de esta arquitec-tura, de tal modo que del estudio surgiera,tanto una publicación específica, como laelaboración de recomendaciones precisasdirigidas a la rehabilitación, protección yreutilización, así como la adecuación delas nuevas construcciones a las tipologíastradicionales, que se han plasmado en unaserie de ediciones divulgativas de folle-tos, además de distintas conferencias di-vulgativas, y finalmente pudieran conver-tirse en parte de la normativa urbanísticalocal.

Otro objetivo del estudio era documen-tar adecuadamente esta arquitectura, queno es objeto normal de atención gráficaadecuada, planteando realizar levanta-mientos y dibujos planimétricos con cier-ta calidad y precisión de ejemplares desta-cados representativos, a modo de fondodocumental futuro pues, en nuestra expe-

José Luis GARCÍA GRINDA

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riencia, la destrucción de este patrimonioes tan imparable y masiva que más de lamitad de los ejemplares dibujados por no-sotros, en los últimos veinte años, ya noexisten. Documenta pues, que algo queda,es la sentencia que venimos desarrollandoen el estudio de esta arquitectura.

Los estudios así realizados tienen uncarácter mixto, de investigación y análisispor un lado, de catálogo e inventario porotro, y finalmente de instrumento de di-vulgación por otro, que se plasmará en unapublicación futura, con el título de Arqui-tectura Popular de la Alcarria Conquense.

Al objeto de servir al fin específico delcongreso y como contribución concreta, acontinuación pasamos a analizar y descri-bir una parte de la arquitectura auxiliar,complementaria y del común de la Alca-rria Conquense, de modo particular en loque se refiere a los refugios y chozas, queen sus modalidades presentan vinculacio-nes con las albaceteñas, así como otrasarquitecturas de uso agropecuario, acom-pañado de ejemplos de estas tipologíasdibujadas.

La arquitectura auxiliar, complemen-taria y del común de la Alcarria Conquense

El análisis de la arquitectura popular,si bien debe centrarse en la casa, comocorazón y centro de la actividad rural, al-rededor de la que se articula la heredad ylos diferentes sectores y edificaciones agre-gados a la organización de la misma, comorespuesta a aquellos usos agropecuarios

específicos, no debe olvidarse que existeun conjunto muy amplio de edificacionesespecíficas que, en muchas ocasiones, con-tribuyen a definir las características pro-pias arquitectónicas de la comarca.

Son un conjunto muy diverso de arqui-tecturas, que van desde aquellas edifica-ciones de uso agropecuario propio de laheredad familiar que, por razones funcio-nales o de propiedad, se han desagregadode la propia unidad de la casa, como bode-gas, palomares, cuadras, pajares, etc. Oaquellas que responden a estos mismosusos agropecuarios, pero tiene un carácterde uso comunal o vecinal, como refugios,parideras, etc. A aquellas que ayudan adotar de equipamiento colectivo a la co-munidad y que normalmente han formadoparte de la propiedad comunal o vecinal.Y que en ocasiones suministraban rentasal propio concejo; desde las fuentes, pa-sando por elementos simbólicos del poderlocal y de las instituciones, como las pico-tas, la olma característica, la casa de con-cejo con la taberna, la cárcel, el pósito, elhorno e incluso el molino, la posada o laventa. A las de uso religioso: la iglesia, laermita, el calvario, el crucero, el humilla-dero, el cementerio, etc. Hasta aquellas quetienen un carácter más productivo e indus-trial, pudiendo pertenecer a cualquiera delas categorías anteriores: el molino hidráu-lico, el molino de viento o la almazara deaceite. O ligadas a las actividadesartesanales tradicionales de ciertos luga-

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res: como el alfar de cerámica o las ace-quias y pilas destinadas a la producción demimbres. Hasta llegar a elementos de lasinfraestructuras viarias y de riego, puen-tes, pontones, alcantarillas, azudes, cana-les, o tratamiento del espacio público comopavimentación, o elementos de los espa-cios agrarios como tapias, cercados, etc.

Todo un abanico de elementos y arqui-tecturas que acaban conformando una ima-gen rica y ambivalente del territorio. Bue-na parte de ellos nos remarca, en presenciay densidad, cuales son las actividadesagropecuarias específicas de la comarca,como la presencia de la vid y del olivo, enparalelo a las bodegas y almazaras. O laexistencia de una actividad significativa deganadería menor, específicamente lanar,con los caminos tradicionales, ganaderosy, en paralelo, las numerosas parideras,como ejemplos mas expresivos.

REFUGIOS Y CHOZAS

Los elementos de habitación más ele-mentales, que podemos encontrar en la ar-quitectura popular, son los distintos refu-gios de uso temporal que se crean, en dis-tintos lugares, como apoyo a ciertas activi-dades agropecuarias desarrolladas en luga-res más o menos lejanos de los núcleos.

Su utilidad de habitación temporal haceque su construcción y morfología adoptendisposiciones que se pueden calificar deprimitivas. Esta disposición hace que, ennumerosas ocasiones, se empleen para

compararlos con hábitats antiguos, de cu-yas organizaciones nos da cuenta la ar-queología.

En la comarca podemos encontrar unbuen número de refugios que emplean laspropias oquedades naturales que suminis-tran los roquedos de arenisca, presentes entodos los municipios de la comarca. Al ha-blar de los hábitats trogloditas hemos he-cho referencia a algunos de ellos, comohábitats antiguos. Además es muy frecuen-te que estos abrigos abiertos naturales seamplíen y regularicen mediante talla o, in-cluso, mediante construcción de murosadosados que contribuyen a conformar di-chos abrigos, como el refugio de Cañave-ras.

Normalmente la mayoría de estos abri-gos se emplean como apoyo a la actividadpastoril, estando ligados o relacionadosdirectamente con corrales de ganado oparideras. Algunas de las cuevas naturalesdan nombre a topónimos o incluso otroselementos del territorio. En Barajas deMelo se cita la cañada de Val de Cueva enel siglo pasado, que toma el nombre de un«... gran solapo o cueva natural, capaz deguarecer un buen rebaño...» (1 ). Los ejem-plos de Candegalgas en Villar de Domin-go García son buena muestra de ello, conuna cueva natural que ha sido regulariza-da, dotándola de un hueco, a modo de ven-tana y un acceso, tallando la roca. El refu-gio así creado domina la paridera instaladabajo él.

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Otros refugios elementales los halla-mos emplazados en las huertas o espaciosde cultivo intensivo ligados a los núcleos.Están realizados con ramajes, sarmientoso cañas, apoyados en unos palos vertica-les y horizontales, simplemente sobrepues-tos, a modo de estructura.

Sin embargo los más abundantes sonlos chozos de planta circular, dotados debóveda apuntada, que en ocasiones llega aser cónica. Están construidos en muros demampostería tomada con yeso, de la que labóveda es una continuidad, adelgazándosehasta espesores de 10 o 15 cm en su coro-nación. Los diámetros de las plantas vandesde los escasos dos metros, llegando asobrepasar los cuatro. Este tipo de elemen-to es característico en la comarca y nor-malmente está acompañado de corrales,formando parte de una paridera de ganado.

También los localizamos, a veces, ais-lados en lugares, que da pie a suponer queno eran refugios pastoriles, sigo ligados aexplotaciones agrarias, siendo normal suubicación en los viñedos, a modo deguardaviñas, aunque hoy no es posible lo-calizarlos en dicha relación o disposición.

Incluso algunas chozas, en la toponimialocal recogida en la cartografía histórica,reciben nombres propios como por ejem-plo Las Chozas del Mancebo, Choza Nue-va o Choza de La Monja en Olmedilla delCampo, emplazadas junto a la CañadaReal. O la muy expresiva de Choza Re-donda, en Loranca del Campo, emplazada

cerca de la otra cañada real que atraviesasu término.

Los ejemplos dibujados en Villalba delRey, en la zona de la Dehesa, nos dan imá-genes de chozas pastoriles, de distintostamaño, de 1,90 y 4,50 m. de diámetro in-terior respectivamente. En ambos existeuna salida de humo en su coronación, ade-más de un lateral, junto al hueco de acce-so, acompañándose de algún hueco peque-ño interior a modo de alacena. En la ChozaAlta en Castejón, la bóveda cónica dispo-ne de una abertura central, además de unalateral en correspondencia directa, comosalidas de humos, con un diminuto hogarcreado en el muro. Esta choza se acompa-ña de un encerradero de ganado que em-plea parte de cuevas naturales, apoyadasen un estrato rocoso del terreno, cerrandocon una tapia la piedra en seco.

Otros ejemplares de similar planta,como el pastoril en Mazarulleque, o el di-bujado en la salida de Villaba del Rey yque posiblemente fuese guardaviñas, arran-can su bóveda, retranqueándose ligeramen-te del muro, al adelgazar su grosor respec-to a él, dotándose de una forma caracterís-tica. En él se conserva la salida de humoscentral y el tamaño de diámetro interior esde 2,5 metros.

Esta forma de chozo circular, con bó-veda de fábrica delgada tomada con yeso,la encontramos en algunas eras, como edi-ficio de refugio y guarda de aperos. Elejemplo de Torrejoncillo del Rey nos lo

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muestra, teniendo un amplio diámetro in-terior, en torno a los 4 metros.

Otros tipos de refugios de planta re-dondeada, tanto de eras, como pastoriles oguardaviñas, emplean bóvedas de piedrasen seco, de forma irregular, aunque en lacomarca tengan un carácter minoritario,como en el ejemplo de Villaconejos deTrabaque. Y en ocasiones hayamos la mis-ma organización, en soluciones de plantarectangulares, como en Priego. O con mez-cla de ramas y piedras sueltas recubiertasde tierra, como en Jabalera, todos ellos depequeñas dimensiones.

Más raras son las chozas de planta rec-tangular y bóveda aquillada, que encon-tramos en las eras de Villaconejos de Tra-baque o formando parte de alguna paridera,como en Priego, este último en piedra enseco. El ejemplo dibujado de Villaconejosde Trabaque está realizado con una bóve-da de mampuesto tomado parcialmente conbarro, cuyos vértices están perfectamentetrabajados para crear la curvatura, eligien-do piezas pétreas de mayor tamaño, casisillarejo, colocándolas de tal modo queofrecen una unión con las dos curvaturasexteriores e interiores, usando las últimasa muro a modo de cuñas. Y colocadas to-das ellas en seco.

El ejemplar de Priego está integradoen un corral con planta cuadrada redon-deada en las esquinas, se cierra con tapiade cierta altura para procurar la proteccióndel ganado, dando su acceso al mismo.

Toda la fábrica se realiza en seco, así comola hoquedad aquillada deformada que tie-ne una formación menos perfecta que laanterior.

Así como los chozos de eras todavíaconservan las puertas de acceso, las cho-zas pastoriles no disponen de un cierre, nidispositivo aparente señalado en las fábri-cas, que pudiera indicar que hayan existi-do. Parece ser que el cierre era provisio-nal, con ramajes, tablas sobrepuestas, oacompañadas de la manta o de alguna puer-ta auxiliar móvil.

Ocasionalmente también encontramosalgún ejemplar aislado de choza o casetaligada a explotaciones agrarias, a modo dehabitáculo más amplio que un mero refu-gio, donde era posible tanto pernoctarcomo albergar a los animales de tiro queayudan a la labranza.

Algún caso, como en Torrejoncillo delRey, incorpora dos espacios diferenciadosen una pequeña planta rectangular concubierta de teja a dos aguas. Uno destina-do a habitación, dominado por un hogardotado de chimenea, donde el labradordormía en un camastro de paja y prepara-ba allí la comida. Y otro con su pesebrepara los animales. Y junto a ella se dispo-ne una alberca con una antigua noria, quemediante el trabajo a sangre de los anima-les, permitía regar la tierra. El conjunto seprotege mediante un árbol frutal, propor-cionando además sombra. Este ejemplonos recuerda que estamos cerca de La

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Mancha y que allí son más frecuentes lascasetas ligadas a las norias, emplazadas demodo disperso en el terrazgo, que en algu-nos casos reciben el nombre de quinteríacomo recuerdo de que fueron empleadascomo habitación temporal por los brace-ros que trabajan las fincas.

LA ARQUITECTURA AGROPECUARIA

Si bien los refugios, en las formas quese conservan, se podrían incluir en estegran bloque, en él se aborda todo el con-junto de edificios auxiliares no residencia-les destinados directamente a usos agro-pecuarios.

Destacan sin duda en el conjunto co-marcal dos tipos significativos que refle-jan dos polos de desarrollo productivocomplementarios: los corrales o pariderasy las bodegas-cuevas, por su gran densi-dad y presencia. A ellas hay que añadirotros tipos básicos como palomares, lasorganizaciones de algunos colmenares yeras, así como cuadras y pajares, que seescapan del ámbito de la propia casa.

Corrales, pajares y parideras

En todos los núcleos, tanto integradosen partes específicas de sus organizacio-nes, como situados en bordes de los mis-mos, encontramos corrales-pajares. Nor-malmente responden a la presencia de unabundante ganado menor, especialmenteovino, complementado con cabrío, de tipono trashumante, cuyo alojamiento se se-para de la organización de la casa.

En ocasiones relativamente escasas,normalmente cuando la casa cuenta conun amplio corral, se dispone en un lado oextremo dicho establo de ganado menor,con acceso independiente de la propia casa.

Sin embargo en los ejemplos de edifi-cios aislados de esta tipología, encontra-mos soluciones dotadas de un amplio es-pacio abierto cercado, en el cual se abreun portón más o menos amplio. Por él pue-de penetrar la carreta para trasladar el ceboy paja para la cama y comida del ganado ya la vez extraer el estiércol para el abona-do del terrazgo. Este portón se puede pro-teger con un tejaroz o también con barda-les.

Al frente de él o en el lateral se dispo-ne el edificio de las cuadras, con un altillopara pajar. Normalmente es de planta rec-tangular, pudiendo contar con un pórticodelantero, reduciéndose entonces el espa-cio cerrado, donde se crean los pesebres,comederos y bebederos; en él está el típi-co «tornajo» o cajón largo, estrecho y pocoprofundo, donde se dispone el pienso a lasovejas. En ocasiones más raras localiza-mos también este tipo de edificios paraganado mayor. Además en el corral puedeaparecer algún cobertizo o «tinao», paraalbergar leña o utensilios.

Del pajar se deja caer la paja por unpequeño agujero llamado piquera, desdedonde cae a un compartimento que alber-ga la paja o cebo para el consumo diario,llamado pajera, normalmente delimitada,

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si existe, por un armazón elemental depalos y tabla.

Los edificios ganaderos tienen su máxi-ma expresión en las parideras, edificacio-nes aisladas destinadas a la guarda del ga-nado menor, que encontramos a lo anchoy largo del territorio comarcal. No hay queolvidar que, junto al ganado estante de cadalugar que pastaba por los términos cerca-nos, existe toda una red de cañadas realesque atraviesan el territorio, y que en oca-siones estas parideras han servido de apo-yo a esta transhumancia. Sin embargo lagran abundancia de estos corrales aislados,de los cuales hoy encontramos muchos deellos en un estado de completo abandono,cuando no en ruina, es debido a esta acti-vidad ganadera local.

La toponimia nos da a través de la car-tografía histórica, incluso la denominaciónde algunos de ellos, como en La Ventosa,con los corrales del Vallejo, del Llango, dela Manzanera, de Ahijontes, de losCermenos, de la Fte. de la Cueva, de laFte. del Prado, de Castillejos. O en Villa-nueva de Guadamejud, el corral de la Peñadel Conde o el Corral Nuevo. En algunosde ellos se hace referencia precisamenteal aprovechamiento de cuevas naturales,agrandadas o regularizadas, que en muchasde ellas se observan. Los ejemplosreutilizados de hábitat antiguo altomedie-val de San Bernabé o Mohorte. O el dibu-jado en Villar de Domingo García, dotadode dos pequeñas cuevas semitalladas, ade-

más de una cerca delantera a modo de co-rral, nos dan muestra de esta reutilización.

Las citadas de Candegalegas en Villarde Domingo García, aprovechan una cue-va alta como refugio-choza y un corraldelantero apoyado en el roquedo. Y acom-pañadas de otras dotadas de un cobertizoo tinao, cerrado todo ello por un corral.

En los edificios, ya totalmente cons-truidos destinados a parideras, cabe dis-tinguir dos modalidades básicas. La másantigua, que se denomina bóveda, consis-te en un edificio compuesto por una seriede recintos en paralelo cubiertos con bó-vedas de medio cañón, construidas en fá-brica encofrada de mampostería y yeso,dotados o no de fachada, también de mam-postería. Este da al corral cerrado por unatapia. La cubierta es de tierra asentada so-bre las propias bóvedas y adquiere un as-pecto realmente primitivo que en ocasio-nes recuerda a soluciones y arquitecturasberéberes. Se puede acompañar de unachoza de planta circular, como en la de laDehesa en Villalba del Rey, o de chozasde planta cuadrada, cubierta ya de teja.

Conocemos que todavía se conservanejemplares de este tipo en municipios delValle del Guadamejud y del Guadiela,como Villalba del Rey, o Castejón, alcan-zando su antigua extensión a la prácticatotalidad de la comarca.

El otro tipo de paridera es de facturamás reciente. Consiste en un cobertizoabierto, dotado de pórticos de machones

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de mampostería y postes de madera, don-de se cobija el ganado, con planta rectan-gular o en ele. Estos cobertizos puedencerrarse en parte para crear pequeñas zo-nas de albergue de los animales recién na-cidos o para separar a las madres a puntode parir o animales heridos, con cubiertas,a un agua o como mucho a dos, de teja.Destacan especialmente por su pequeñaaltura, que como nos señalaba Alonso deHerrera, en el siglo XVI, se adaptaba a laprotección específica de este tipo de gana-do.

Ante ella se constituye el corral cerra-do por una tapia de mampostería, bien enseco, bien cogida con barro. Adosada adicha organización o ligeramente separa-da de ella se dispone la choza, cuyo acce-so se dispone normalmente independientedel corral, aunque en alguna ocasión, comoen un ejemplo de Priego lo puede tenerdesde él.

Los tipos de chozas que acompañan alcorral, pueden ser tanto los de planta cir-cular y bóveda, como aquellos otros deplanta rectangular con cubierta de tierra ymás frecuentemente de teja. En algunaocasión encontramos algún ejemplar deplanta circular y cubierta de teja a un agua,como en el ejemplo dibujado de Los Ro-merales en Buendía. En la choza se ha dis-puesto de dos poyos laterales de fábrica aambos lados del eje que forman el accesoy el hogar, realizado con fraile, rehundidoen el propio muro. Este mismo tipo de or-

ganización sin choza lo encontramos comocorral dispuesto en los bordes de los nú-cleos, como en Gascueña, a modo de pari-dera donde el pastor ya duerme en el nú-cleo, dejando allí el ganado albergado.

Cuevas-Bodegas

Las bodegas son el otro elemento muyabundante en la comarca, aún cuando enmuchos lugares lo habitual es que se em-place como cueva o sótano de la propiacasa.

La bodega como construcción separa-da de la casa puede aparecer tanto en pe-queños grupos alrededor de los altozanosdel propio asentamiento del núcleo, apro-vechando estratos rocosos o arenosos con-solidados fáciles de trabajar, incluso sien-do acompañamiento de la propia parroquiao del castillo en pequeños o amplios gru-pos en numerosos lugares. O bien crearagrupaciones significativas de cierta mag-nitud fuera ya del propio núcleo, bien enaltozanos anejos, como en Sotoca oBolliga. O bien creando auténticos barriosalrededor de una ermita como en Villaco-nejos de Trabaque, que recibe el nombrede El Barrio del Ventorro. O en Albalatede las Nogueras al otro lado del puentemedieval y del río Trabaque, en amboscasos.

La cueva-bodega se dota de un peque-ño espacio delantero creando una facha-da. En esta fachada se dispone un huecode acceso cuya solución más normal es la

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realizada en arco de medio punto y dotadode sillares adovelados, como en Sotoca,Villaconejos o Bolliga. Aunque tambiénpodemos encontrar soluciones menos per-fectas con dinteles irregulares a modo dearcos irregulares tendidos, como en Hor-cajada de la Torre. O sistemas adintelados,donde la fábrica se sujeta con el cerco oviga superior del propio acceso, como enVillarejo del Espartal, pudiendo tener untosco arco de descarga si la altura de lamisma es relativamente elevada. Las fá-bricas de estas fachadas son de mampos-tería tomadas con mortero de barro o cal,encontrando en lugares como Villacone-jos soluciones con sillarejo o mampuestode mediano tamaño.

En otros casos la formación aprovechala pared, más o menos vertical del roquedodonde se talla, para convertirla en facha-da, normalmente adintelada, como enSotoca o Buendía, donde se dispone lapuerta de acceso.

Un primer tramo de la bóveda puederealizarse en bóveda de piedra o mampos-tería tomada con yeso recubierta con tie-rra, en el caso de tener fachadas construi-das, para luego convertirse ya en unagalería tallada en el terreno. En ella pue-den aparecer arcos de descarga, realizadosen fábrica pétrea normalmente.

Al aprovechar estratos del terreno ydesniveles lo más habitual es que se bajesólo ligeramente respecto al acceso, tenien-do normalmente un carácter lineal. La ga-

lería se va abriendo en recintos que ligera-mente se tallan en los laterales para dispo-ner las tinajas. En el caso de la bodega di-bujada de Albalate de las Nogueras, lagalería principal se bifurca en otra. Eso esnormal que ocurra en las bodegas grandesde este lugar, aunque lo más normal en lazona es que sean de carácter lineal.

En otras ocasiones se dispone una pe-queña construcción en el acceso, como enlos ejemplos dibujados de Sotoca y Villa-conejos de Trabaque, donde se aprovechapara disponer el jaraiz, donde se pisa la uva.

El jaraiz es una mera depresión o sub-división del espacio dotado de dos muretesbajos laterales que convergen hacia unpequeño pozo rehundido donde se recogeel mosto. O bien es un recinto tallado, comoen Sotoca, con una altura lateral en torno aun metro donde se pisa la uva, a veces ayu-dada de la viga de prensa típica de otraszonas del territorio castellano, dotados delcontrapeso y el husillo.

Desde el jaraiz cae por un agujero o«anguilero» a la pila. A aquel se arrojadesde el exterior la uva por un agujeroabierto sobre la cueva, «piquera» o boque-ro, que normalmente está protegido por unalosa para evitar accidentes.

Las tinajas se disponen apoyadas enmaderos, como base sustentante, coloca-das tanto en las oquedades hechasexprofeso en laterales, o fondo de la gale-ría o del merendero delantero. Bajo ellas yde la «canilla» o «espita» se dispone el

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«cazuelo» o recipiente de barro para faci-litar el trasiego del vino.

El jaraiz se completa funcionalmentecon la prensa de madera o «embeleca»,donde se prensa lo que queda de mosto enel casco de la uva una vez pisada. Su em-plazamiento se dispone en la cueva y amenudo se saca al patio delantero si exis-te, como en el ejemplo dibujado deAlbalate, o al espacio público delanteropara permitir el trabajo en ella, como en elejemplo de Villaconejos de Trabaque.

De los conjuntos de bodegas de mayorcalidad que hoy se conservan cabe citar alos de Albalate de las Nogueras y Villaco-nejos de Trabaque en la zona este de lacomarca, y a Sotoca y Bolliga en zonasmás centrales, aún cuando hallamos ejem-plares de interés más o menos sueltos enbuena parte de los núcleos de la comarca,véase a tal efecto el plano de localizaciónde ejemplares de tipo edificatorio en esteterritorio.

Palomares

Los palomares como edificios propiosson ejemplares aislados en el conjunto dela comarca. No obstante, la existencia depalomares de pequeña entidad integradosen la cámara o en algún altillo de edificioauxiliar del corral, incorporado en el pro-grama de la casa, es frecuente en la co-marca.

Curiosamente la mayoría de los palo-mares aislados localizados en este territo-

rio corresponden a edificios pertenecien-tes a casas o caseríos aislados, como losde Cuevas de Santiago, Vega de la Torre,La Calzadilla, el significativo de Paloma-rejos, o el arruinado anejo al molino deCañaveras. Incluso encontramos un palo-mar aislado en el terrazgo junto a una pa-ridera en el término de Villalba del Rey,vecino ya a Cañaveras.

El núcleo que mayor número tiene esel de Jabalera, con dos unidades, situadosen los extremos del núcleo cerca de loshuertos y zona de las fuentes, camino delrío.

El conjunto de los palomares, comoedificios propios, tienen una fecha de cons-trucción en la comarca que no supera elsiglo pasado, pudiendo decirse que algu-nos, como el de Villalba del Rey, han sidoedificados en los años cincuenta del pre-sente siglo. Desde luego esta presenciareciente, está evidentemente relacionadacon las posibilidades de extensión de estetipo de explotación, dado el carácterminifundista de la propiedad agraria y lapotencialidad limitada de la agricultura, enespecial de la producción de cereal, que esel alimento básico de este tipo de anima-les. Hay que señalar al respecto que la pre-sencia de palomares en época medieval enotras áreas territoriales está precisamenterelacionada con la productividad cerealistade las mismas, siendo la comarca castella-na de Tierra de Campos el paradigma delos palomares, como edificios aislados,

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cuya explotación inicial controlaban espe-cialmente los señores del territorio.

Los pichones y palomas han sido uncomplemento histórico de la dieta campe-sina y aquí era en un tamaño menor, comoseñalamos al comienzo, un elemento ha-bitual incorporado a la casa.

El propio Fuero de Cuenca, regula enel artículo 13 del capítulo XXXIII, las pe-nas para quien mate una paloma de un pa-lomar, demostrando la importancia en laeconomía doméstica medieval e igualan-do incluso a la gallina: «El que mate unapaloma del palomar, alguno roba una ga-llina ajena u otro ave doméstica y se lepruebe, páguela como ladrón. Si lo niegay no se le puede probar con testigos, sál-vese como en el caso de hurto» (2 ).

Y sigue el Fuero protegiendo con cla-ridad a este tipo de edificios existentes:«Cualquiera que coloque redes o lazos enlas ventanas de un palomar o penetre den-tro de él, pague trescientos sueldos. Quienlo incendie o destruya, pague otros tantossi se le puede probar con testigos; perosino, sálvese con doce vecinos y sea veido.El que mate gato ajeno en su palomar, nopague nada» (3 ).

Las tipologías son relativamente varia-das, dado el limitado número de ejempla-res existentes, desde aquellas de mayordimensión y dotadas de patio interior,ambas de planta cuadrada, en el caserío deVega de la Torre. A otras de planta cuadra-da, con cubierta a cuatro aguas en Cuevas

de Santiago y Jabalera. A cubiertas a unagua con escalón en Jabalera. LLegando atipos ya con planta circular, desde el inte-grado en el corral de la casa del Castillo deMazarulleque, posiblemente aprovechan-do un antiguo torreón defensivo, con cu-bierta a dos aguas. A aquellos otros concubierta cónica en Palomarejos, Villalbadel Rey o Buendía. O aquel con cubierta aun agua en Verdelpino de Huete en la fin-ca Calzadilla.

Internamente se organizan los nidospegados a los muros perimetrales y de fa-chada en los casos de pequeño tamaño,pudiendo subdividirse internamente envarios espacios, como en el caso del dePalomarejos con unos muros en aspa, con-tando cada gajo de la planta, como recintoindependiente, de su propio acceso. En estecaso el edificio se ha reforzado con con-trafuertes exteriores debido a cedimientosdel muro de fachada, lo que modifica suimagen externa. Normalmente los nichosestán construidos con piezas de ladrillohorizontales y verticales cubiertos por unpequeño recrecido en bovedilla de yeso,pegándose como bloque constructivo a lacara interna de los muros estructurales.

Los accesos de los animales se reali-zan en la parte superior de los muros, don-de se abren unos pequeños huecos dota-dos de una repisa, bien de fábrica, bien detabla. También pueden abrirse en el esca-lón de la cubierta, como en el ejemplo deJabalera. En esta ocasión la apertura se

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realiza de modo circular en un bastidor demadera y tabla.

En uno de los ejemplares, el dibujadoen Villalba del Rey, el palomar se disponeen la zona superior, dejando la planta infe-rior como cuadra y pajar.

Las cubiertas se forman con una estruc-tura de madera, con cerchas o sistemas devigas y cabríos apoyados en los muros in-ternos, rematándose con teja árabe curvay enlatado de tabla. Los muros externosestán normalmente revestidos pudiendocontar con zócalos pétreos vistos e inclu-so recrecidos.

La ubicación concreta del palomar,como edificio auxiliar, con frecuencia bus-ca un espacio propio abierto, que en mu-chas ocasiones es elevado, a modo de pe-queño altozano, como en los ejemplos deCuevas de Santiago, Palomarejos o Vegade la Torre, a fin de facilitar el vuelo y re-conocimiento del edificio por los anima-les. En ocasiones está integrado en unahuerta cercada, como en Buendía, paraaprovechar la protección de ese espacio yproporcionar agua. Estas disposicionescoinciden plenamente con las descripcio-nes y recomendaciones que para la cons-trucción de las mismas realiza GabrielAlonso Herrera en el siglo XVI en su tra-tado de Agricultura General:

«... Algunos hacen los palomares so-bre pilares, o colunas, y encina, o formansu bóveda, o en maderamiento, y los pila-res sean tales que puedan sufrir el peso del

edificio, y sean redondos, y muy lisos, por-que por ellos no puedan subir las savandijasque dañan mucho y destruyen los paloma-res, como son las culebras, lagartos, rato-nes, comadrejas, garduñas y gatos, y otrossemejantes. O son hechos a manera de casasencilla, o doblada, porque en lo alto ha deser la habitación de las palomas, y sea todaobra de ladrillo muy junto con cal, de ma-nera que entre un ladrillo, y otro no ayamás cal de quante frague, y prenda, por-que assí no avra socavones de savandijasdañosas. Sean las paredes bien blanquea-das por de dentro, y por defuera, y muylisas, porque lo uno por ellas no puedagatear, ni subir nada, y aún porque con loblanco se huelgan mucho las, y viene mása los palomares y siendo las paredes lisasno puede subir nada que vivan más segu-ras, y sin tener, que son muy tenmorosas,y así vienen más. Lo alto sea assí mismomuy liso, abrigado, y tenga muchas horni-llas bien grandes que puedan bien caberlos padres y los hijos, no sean más altos decuanto les pueda alcanzar a catar un hom-bre con una escalera, que cuatro o cincopasos, que las palomas de mejor gana críanen los altos que en los bajos, porque pien-san que allí están más seguras.

Tenga la cámara alta algunos aparta-dos como retietes, que no sea todo un cuer-po. Tenga algunas vigas atravesadas paraen que se assienten quando hace calor, enla sombra, o quando llueve, o vieva, por-que este enjuto, más las tales vigas no esten

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juntas con el tejado, porque si algún ratón,o comadreja huviere en el no pueda des-cender a la viga de las palomas.

Las hornillas tengan cada una un la-drillo algo fuera en que se puedan assentarlas palomas, porque no entren de buelo enel nido. Tenga sus ventanas acia el Orien-te, y Mediodía, por donde el Invierno lesentre el sol, y aún acia el cierzo para queles entre frescura en el Estio, más las talescierrenlas al Invierno, y encima de los te-jados aya sus lumbreras, y entraderos, ytodos con sus puertas, y de tal suerte or-denadas que todas se puedan abrir y ce-rrar con sus cuerdas juntamente... Ha detener el aplomar una portecita en lo alto,por donde entre el que tiene cargo con sullave, y con escalera movediza que la pue-da poner y quitar. Muchos hacen que lospalomares tengan ventanas por de fuera,digo sus hornillas para que ellos crien;más lo tales no saben lo que hacen: por-que si assí lo hacen los grajos comen loshuevos... Como quiera que sea, el palo-mar tenga muchas hornillas, y ponederos,porque pocas veces cría una paloma don-de ha criado otra vez, si no passa algo detiempo en medio, y sino ay nichos pierdasemucha casta....»(4 )

Colmenares

La ligazón histórica del territorioalcarreño con la miel es nítida, aunque enla comarca los colmenares no disponen deorganizaciones espectaculares.

La apicultura fue una actividad desdeluego trascendente en la Meseta Sur, detal modo que ya en 1302 se constituyó laHermandad de los Colmeneros y balleste-ros de Toledo, Talavera y Villareal (5 ).

En la comarca, normalmente, las solu-ciones tradicionales agrupan pequeños gru-pos de colmenas en pagos concretos, dis-poniendo de modo aislado cada colmenar.La instalación de cada una de ellas se rea-liza en un tronco vaciado al que se cierrainferior y superiormente, protegiéndolocon una losa de piedra y dejando accesomediante unos pequeño agujeros o pique-ras al exterior.

Otra organización tradicional es en for-ma de cesto cilíndrico de esparto o mim-bre revestido de yeso o barro, como nosseñala Alonso de Herrera: «Otra maneraay donde falta el corcho hacerla de mim-bres, y embarrarlas muy bien por dentro,y fuera,... En otras partes hacen las col-menas de enteros huecos de árboles...»(6 ).

Una peculiaridad comarcal es buscarel emplazamiento de la colmena protegidapor las rocas, bien bajo un resalto naturaldel roquedo. O bien realizando un peque-ño rehundido a modo de núcleo verticaldonde se emplaza aquella, solución nor-mal en todo este territorio, en paralelo alhábitat histórico troglodita, aprovechandoque el tallado de la roca arenisca es relati-vamente fácil. Los ejemplos de Villanue-va de Guadamejud son buena muestra deello.

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La colmena se apea poco a poco lle-vando el vaso que forma la misma por de-bajo de la piquera, llegando casi al pie dela misma. En este momento se consideraque ya es colmena y se procede a desbalearpara que comience a producir. Normalmen-te el colmenero busca la instalación de suscolmenas en tierras y lugares apropiados,que no son de su propiedad en muchasocasiones, definiéndose la «corta», comola cantidad de miel que queda en su bene-ficio después de explotada la colmena.

La importancia de la miel es tal en elterritorio históricamente que el propio Fue-ro de Cuenca hacía previsiones muy con-cretas para su gestión en el artículo 4 delcapítulo XII sobre las abejas:

«Si un enjambre de abejas sale de unacolmena y se aloja en otra ajena en la quehaya abejas, el dueño de esta colmenacompra aquel enjambre por un mencal oténgalo a medias. Si se aloja en una col-mena vacía el dueño del enjambre comprela colmena por 4 dineros y llévesela. Silas abejas de alguno se posan sobre paredo alguna otra casa ajenas, o en árbol aje-no, su dueño cójalas, pero de manera quehaga ningún daño. Si unas abejas se po-san en casa dentro o fuera, sean del dueñode la casa, sino tienen otro dueño. Si algu-no halla abejas sin dueño en un descam-pado, quédenselas sin pena alguna. Si al-guno rompe o daña una colmena conabejas, pague un maravedí. Si lo hurtapague como ladrón o sálvese en el caso de

hurto. El que coja o hurte abejas ajenas,tanto en descampo como en poblado, pá-guelas como se ha dicho. Si alguno vio-lenta un colmenar ajeno, pague por viola-ción de morada o sálvese, si no se le puedeprobar, igual que por violación de mora-da. Si las abejas matan o pican a una per-sona, no haya por ello pena alguna» (7 ).

Eras

Un espacio agrario fundamental en lacomarca, es la era, que normalmente seasientan formando agrupaciones en los bor-des de los núcleos. Se busca emplazamien-tos normalmente elevados, que permitan elventeado, a fin de separar grano y paja.

Normalmente se aterrazan a tal efectoespacios amplios, dotados de pequeñosmuros de contención en mampostería to-mada con barro. La superficie superior esde tierra compactada, incorporándose enocasiones, para mejorar su firme, el guijoo canto rodado. Para regularizar y apiso-nar el suelo, a fin de prepararlo mejor parael trillado, se pasaba el rodillo cilíndricode piedra tirado de una caballería y sujetoa ella por el «andaraje».

Colocados en borde de la era se esta-blece muy frecuentemente una caseta ochoza, que hace las veces de guarda deaperos. Además de las chozas citadas, cir-culares o de planta cuadrada con bóvedaaquillada, encontramos otras solucionesmás normales, con cubierta a un agua o ados, de pequeños edificios de planta rec-

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tangular, dotados de un acceso, que a ve-ces se convierte en portón carretal, y, enocasiones, además de guardar el trillo yotros aperos menores servía para protegerla carreta.

Estas casetas se construyen con murosde mampostería o de adobe revestido. Enocasiones la caseta es sustituida por un co-bertizo abierto, en la fachada que da a laera, y cerrado por muros en el resto, cons-truido su pórtico con pilastras de mampos-tería, como en el caserío de la Vega de laTorre. Este ejemplo nos permite indicarcómo la era es un espacio consustancialcon cualquier casa de labranza aislada sig-nificativa, integrándola en su organizaciónarquitectónica, como un elemento básicode la producción y transformación agrariatradicional.

En los propios núcleos las eras se esta-blecían en el espacio de ejido muy frecuen-temente, constituyendo espacios de propie-dad y uso comunal, que en ocasiones hanido poco a poco privatizándose hasta asig-narse a una propiedad privada, y que aveces ha permitido ciertos crecimientos delos núcleos. Sin embargo en su conjuntoen la comarca se han mantenido estos es-pacios agrarios en sus organizaciones tra-dicionales

LA ARQUITECTURA POPULAR

DIBUJADA

El texto anterior, como ya hemos se-ñalado, es una pequeña parte del estudio

de la arquitectura popular de la comarca yse apoya en distintos ejemplos seleccio-nados reflejados en imágenes fotográficasy especialmente en dibujos.

Hay que señalar al respecto que nor-malmente no se ofrecen dibujos de arqui-tectura que reflejen adecuadamente su pro-pia realidad, a través de los correspondien-tes levantamientos planimétricos, que seplasmen finalmente en plantas, alzados ysecciones a tamaño o escala adecuados.

Muy a menudo las plantas que se apor-tan son meros croquis sin medidas que sepasan a limpio, regularizando o simplifi-cando su construcción y organización. Asíse ofrecen supuestos dibujos de modelosprototipos, que curiosamente no existieronrealmente, sino que son meras simplifica-ciones de ciertas arquitecturas. Un ejem-plo paradigmático de ello son los dibujosde la casa semicircular de Babia que nun-ca existió, reflejada además en una cono-cida maqueta instalada en el Museo de losPirineos, como hemos documentado en unestudio de la arquitectura leonesa (8 ). Olos dibujos de García Mercadal sobre lacasa pinariega ligada al Sistema Ibérico,que igualmente demostramos que eran re-presentaciones simplificadas (9 ), pues sustipos son bastante más abiertos, como ocu-rre en la mayoría de las casas tradiciona-les españolas.

Así los ejemplares que se han dibuja-do son por un lado elementos reales, quese han medido para luego dibujarlos a es-

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calas de cierto detalle, que permitan refle-jar su organización y detalles constructi-vos empleando escalas que van desde 1:20a 1:50, se han reflejado en un dibujo reali-zado a línea y que intenta recoger con lamayor fiabilidad la realidad arquitectóni-ca de cada ejemplar, para ello se ha usadotinta bicolor, donde el color sepia señalalos elementos o partes realizados en ma-dera o de tipo vegetal, a diferencia del res-to de las fábricas de piedra o tierra.

En las plantas se han reflejado ademásde la correspondiente proyección de sue-los y los límites de paredes verticales, lasproyecciones de los techos, en cuanto tu-vieran elementos distintos, como por ejem-plo las piezas de viguería de madera desus forjados. Ello permite dotar de unamayor información en dicha planimetría.En cada caso se han seleccionado ademásde la planta, al menos una sección signifi-cativa que explicara su organización inte-rior, un alzado que recogiera el alzado prin-cipal del elemento o edificio levantado.

La grafía final del dibujo se ha realiza-do a mano alzada a fin de posibilitar unamás fácil representación de las formas irre-gulares del objeto de arquitectura popular.

La selección de los ejemplares a serrepresentados gráficamente lo han sido,bien por su propia singularidad, en algu-nos casos, o bien por representar vivien-das específicas de cada tipo, sin que ellosuponga que sean elementos clonados, sinmás, pues aunque se puede hablar de cier-tas constantes, ningún elemento de arqui-

tectura en este campo es realmente idénti-co a otro.

El método empleado para ello ha sidoel trabajo de campo, recorriendo sistemá-ticamente el territorio por todas las carre-teras y caminos principales, previa detec-ción de arquitecturas dispersas basada enel vaciado de bibliográfico, fuentes docu-mentales y cartografías históricas diversas,y con la inestimable colaboración local enla localización final y acceso de ciertasarquitecturas.

BIBLIOGRAFÍA1. Caballero y Morgaez, F. “Nomenclatura

topográfica de Barajas de Melo» Cuenca1984. Pág. 52

2 “El Fuero de Cuenca” Ed Inst. Valmaña Vi-cente, A. 2ª Ed. Cuenca 1978. « Pág. 251

3 “El Fuero de Cuenca..... «Ob. ct. pág. 2514 Herrera, G.A. de «Agricultura General»

1513-1539. Ed. Crítica Eloy Terrón. Mi-nisterio de Agricultura. Madrid, 1981. Li-bro V, cap. XXIII. Pág. 33

5Izquierdo Benito, R. «Castilla - La Manchaen la Edad Media» Comunidad de CastillaLa Mancha. Toledo, 1985. Pág. 140

6Agricultura General» Ob. ct. pág. 3277 “El Fuero de Cuenca... « Ob. ct. págs. 272-

2738 J.L. García Grinda “Arquitectura Popular

Leonesa” 2 Tomos Ed. Diputación Provin-cial de León. 1991

9 Idem “Arquitectura Popular de Burgos” Co-legio Oficial de Arquitectos de Burgos,1988

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Chozo “Garcinarro”

Encerraderos y chozo “La Langa”

Encerradero de Candegalga. Villar de Domingo García.

Caseta de era. Villaconejos de Trabaque