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Arqueología y Prehistoria del Interior Peninsular 01 2014

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Arqueología y Prehistoria del

Interior Peninsular

01

2014

SARPI 01

Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular

Publicación Anual: 2014 ISSN: 2341-2496 Dirección: Primitiva Bueno Ramírez (UAH) Subdirección: Rosa Barroso (UAH) Consejo editorial: Manuel Alcaraz (Universidad de Alca-lá); José Mª Barco (Universidad de Alcalá); Cristina de Juana (Universidad de Alcalá); Mª Ángeles Lancharro (Universidad de Alcalá); Estibaliz Polo (Universidad de Alcalá); Antonio Vázquez (Universidad de Alcalá); Pie-dad Villanueva (Universidad de Alcalá). Comité Asesor: Rodrigo de Balbín (Prehistoria-UAH); Margarita Vallejo (Historia Antigua- UAH); Lauro Olmo (Arqueología- UAH); Leonor Rocha (Arqueología – Uni-versidade de Évora); Enrique Baquedano (MAR); Luc Laporte (Laboratoire d'Anthropologie, Université de Rennes); Laure Salanova (CNRS). Edición: Área de Prehistoria (UAH)

SUMARIO 1.– PREVIO 04-21 Más sobre cronología del Paleolítico cantábrico: Tito Bustillo. Asturias De Balbín Behrmann, Rodrigo y Alcolea González, Javier 2.– ARTICULOS 22– 46 Restos óseos y contextos arqueológicos neanderthales en el Levante y Sur peninsular. Pérez Hernán, Rebeca 47– 63 Inicio al estudio de la piezas de arte mueble finipaleolóticas y azilienses sobre soporte lítico. De Juana Ortín, Cristina 64– 85 Dinámicas de ocupación y transformación del territorio medieval en el Alto Tajo (Guadalajara). Checa Herraiz, Joaquín 86- 108 Sur del Tajo, 1937. Patrimonio de una batalla de la Guerra Civil. Ruiz Casero, Luis Antonio 109- 120 La documentación epistolar como fuente Arqueológica Sánchez Salas, Francisco 121– 142 La Web en la investigación bibliográfica. Una herramienta para el historiador. Barco Belmonte, José María

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RESTOS ÓSEOS Y CONTEXTOS ARQUEOLÓGI-

COS NEANDERTHALES EN EL LEVANTE Y SUR

PENINSULAR

Rebeca Pérez Hernán (1)

Resumen

Cada vez resulta más evidente que los refugios del sur de Europa funcionaron como reservas

demográficas durante los momentos más fríos de la última Glaciación, lo cual convirtió a la Península

Ibérica en un foco de diversidad biológica. Encontramos hallazgos de esta tipología humana a lo largo

de toda su extensión, e individuos más tardíos de la especie en su área más meridional.

Realizamos un catálogo de restos óseos neandertales recogiendo todos los datos publicados

hasta el momento en la franja mediterránea de la Península. Hay 11 yacimientos con secuencias para

el Paleolítico Medio que incluyen fósiles óseos de tipología neanderthal. Se recoge una descripción de

cada individuo, de los contextos deposicionales en los que aparecieron, así como el análisis de las

marcas, con la intención de valorar posibles sepulturas.

Palabras clave: Neanderthal, Paleolítico Medio, Contexto arqueológico, Enterramiento.

Abstract

It is increasingly clear that the shelters in southern Europe functioned as demographic reserves during

the coldest time of the last Ice Age, which became the Iberian Peninsula a focus of biodiversity. Have been

found this human type along its entire extension, and even the later individuals of the species were found at

southernmost area.

The aim of this study was to perform a catalog of neanderthal skeletal remains that picked all the data

published so far in the Mediterranean coast of the Iberian Peninsula. This area has 11 sites with sequences for

The Middle Paleolithic and include neanderthals bones. The catalog provides a description of each individual

and tries to relate all the parameters that can be analyzed. It also includes a description of the depositional con-

texts in which were the remains, as well as analysis of the marks, with the intention to assess possible graves.

Key words: Neanderthal, Middle Paleolithic, depositional context, burial.

(1) [email protected] ; Este trabajo es un resumen del TFM realizado en la UAH bajo la dirección de Dr. D.

Rodrigo de Balbín.

ARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular 01– 2014 23

La especie o subespecie neanderthal es co-

nocida desde hace más de siglo y medio, dada su

anatomía característica y su inscripción cultural en

el Paleolítico Medio. Aún cuando los análisis géni-

cos establecen su origen en 300.000 años (Rosas,

2010) los más de 500 individuos neanderthales

recuperados se hallan a partir de 150.000 años

(Aguirre, 2007), y hasta hace unos 28.000, en un

marco geográfico, que aunque amplio, es exclusi-

vamente euroasiático: desde la Península Ibérica a

Próximo Oriente y Siberia, y desde las llanuras nor-

teuropeas hasta las penínsulas de la Europa del

sur.

Los Neanderthales se definieron como es-

pecie en el año 1856, a partir de los restos óseos

hallados por unos obreros en la cueva de

Feldhofer, situada en el Valle de Neander, cerca de

la ciudad alemana de Düsseldorf. En primer mo-

mento sus descubridores los atribuyeron a osos,

pero tras su revisión, el profesor Fulhroot, recono-

ció los restos como humanos, aunque pertenecien-

tes una especie extinta y antediluviana.

Previos a los restos de Feldhofer, habían

sido hallados otros huesos de morfología y robus-

tez similar (en 1829 un cráneo infantil en Engis,

Bélgica y en 1848, en la cantera de Forbes, Gibral-

tar, el cráneo de una mujer) que pasaron desaper-

cibidos para la comunidad científica. Sin embargo,

los restos de Feldhofer desataron todo tipo de con-

troversias entre los especialistas. Habría que espe-

rar hasta 1864 para que William King identificase el

hallazgo como una especie nueva de tipo humano,

Homo neanderthalensis.

H. neanderthalensis aparece asociado con

una sofisticada tecnología ligada a la técnica Leva-

llois, el Musteriense. Las huellas que nos dejaron

indican que fueron eficaces cazadores; que vivían

en abrigos, cuevas y lugares abiertos, e incluso

bajo estructuras de protección fabricadas en hueso

y madera; y que el uso del fuego era ya sistemáti-

co.

El registro fósil nos permite diferenciar en-

tre los llamados “Neanderthales clásicos”, conoci-

dos desde hace más de un siglo en los yacimientos

europeos, y los llamados “Neanderthales del Le-

vante”, de Israel, Palestina, Irak y Siria.

Su caracterización anatómica viene dada

por los que denominamos “Neandertales clási-

cos” (europeos de entre 115. 000 y 40.000 años,

para A. Rosas); ya que, aunque son muy semejan-

tes a los Humanos anatómicamente modernos,

presentas características morfológicas fácilmente

reconocibles: cráneo macizo, más bajo, largo y

ancho que el nuestro; frente retirada; arcos supra-

orbitales muy desarrollado; torus occipital o el ca-

racterístico prognatismo medio-facial (en relación

al cráneo). En la mandíbula destaca la ausencia de

mentón, una dentición anterior muy desarrollada

(incisivos en pala con tubérculo lingual) y el espa-

cio retromolar.

El esqueleto post-craneal también presen-

ta diferencias significativas comparándolo con no-

sotros mismos. La caja torácica neanderthal es

más ancha y tiene forma troncocónica. Su pelvis es

uno de los huesos que presenta más rasgos deriva-

dos, dado que es más grácil que la nuestra y con un

canal del parto mayor. En conjunto se trata de una

ARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular 01– 2014 24

tipología humana muy robusta y de aspecto acha-

parrado debido a que las secciones distales de sus

extremidades se reducen con respecto a H. sa-

piens, lo cual se ha explicado como una adaptación

al frío extremo.

Los yacimientos con restos de neanderta-

les son muy abundantes en Europa y, en menor

medida, en Asia. Los franceses destacan por su

abundancia y rango de presencia, sin embargo el

número de restos es también abundante en la Pe-

nínsula Ibérica, con gran amplitud de pervivencia

(en Gibraltar supera los 100.000 años). Los últimos

neandertales son también europeos de rasgos

atemperados, con 28.000 años, en Vindija. En

Oriente Próximo sólo anteceden ligeramente a H.

sapiens, y es posible que ambas especies convivie-

ran durante miles de años.

La hipótesis que tradicionalmente se ha

considerado más acertada sobre su origen, es su

aparición por aislamiento geográfico a partir de H.

heidelbergensis. No obstante, los Neanderthales

fueron tan plenamente humanos en diferentes

aspectos, que su pertenencia al grupo humano

actual aún no puede ser descartada. Para dar so-

porte a su capacidad cognitiva y simbólica está el

hecho de que enterrasen al menos a algunos de

sus muertos, cuidasen a sus enfermos, utilizasen

pigmentos para decorarse la piel e incluso puede

que dibujasen grafías en sus cuevas.

Al respecto de la extinción neanderthal,

aparecen diversas teorías, aunque hay evidencias

de que su desaparición no fue brusca y de que con-

vivieron con humanos modernos durante más de

15.000 años en algunas zonas. Para la mayoría de

especialista en la materia, lo más probable es que

fueran pequeñas diferencias culturales y biológicas

(uso de agujas, variedad de la dieta, división del

trabajo, etc.) las que expliquen la desventaja nean-

derthal, las cuales se habrían visto acentuadas por

la inestabilidad climática, que potenciaría la com-

petencia entre grupos. Pero sin duda, la forma

más sencilla y a tenor de los datos, plausible, para

explicar la extinción, sería que ambas especies se

hubieran mezclado, es decir, la polémica hibrida-

ción (a la cual cada vez apoyan más datos géni-

cos).

1.- LOS NEANDERTHALES PENINSULARES

Los Neanderthales respondieron de igual

manera que el resto de formas de vida ante las

pulsaciones climáticas frías. Muchos investigado-

res convergen en que los refugios del sur funciona-

ron como reservas demográficas para el resto del

continente, a pesar de que resulta obvio (dada su

dispersión) que estos humanos supieron adaptarse

bien a todos los ambientes de la Edad de Hielo,

incluyendo los más gélidos. La Península Ibérica

también vio reducidos sus bosques templados y

mediterráneos, pero aún así constituyó un foco de

diversidad biológica respecto a otras zonas del

continente.

Encontramos hallazgos a través de toda

su extensión, y aunque se observan concentracio-

nes en algunas zonas, probablemente estén rela-

cionadas con una mayor actividad arqueológica en

las mismas.

Conocemos una treintena de yacimientos

ARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular 01– 2014 25

con fósiles de Neanderthales, algunos de ellos en

niveles sucesivos. En otros muchos yacimientos sin

fósiles humanos, la ocupación neanderthal se in-

fiere por los restos de industria lítica. Los últimos

fósiles neanderthales se encuentran en el sur de la

Península Ibérica y datan de hace alrededor de

30.000 años, lo cual merece atención ya que la

pauta en Europa fue su desaparición milenios an-

tes (como también ocurre en la zona norte penin-

sular). Esta situación cronológica en el límite, hace

que muchos de los restos humanos conocidos con

datos en torno a 30.000 años sean discutidos como

pertenecientes a la tipología humana neanderthal.

2.- METODOLOGÍA Y OBJETIVOS

El objetivo primordial fue la realización un

catálogo lo más exhaustivo posible, que recogiese

los datos publicados sobre restos fósiles neandert-

hales de una sección de la Península Ibérica; su

aérea mediterránea. Esta zona cuenta con 11 yaci-

mientos que poseen secuencias del Paleolítico

Medio e incluyen restos fósiles de esta tipología

humana.

El territorio seleccionado abarca las pro-

vincias de Castellón, Valencia, Alicante, Murcia,

Málaga, Granada y además, el Peñón de Gibraltar.

Los sitios implicados son Bolomor, Cova Negra,

Cova Forada, Tossal de la Font, El Salt, Sima de las

Palomas, La Carihuela, El Boquete de Zafarraya,

Forbe´s Quarry, Devils Tower y Genista.

El catálogo ofrece una descripción de ca-

da uno de los individuos neanderthales identifica-

dos de manera individual e intenta relacionar to-

dos parámetros susceptibles de ser analizados. Por

otro lado, un segundo objetivo del trabajo fue el

análisis de los contextos deposicionales en los que

1) Banyoles, 2) Moyet, 3) Cova de Gegant, 4) Cova Negra, 5) Bolomor, 6) Cova Forada, 7) Tossal de la Font, 8) Lezetxiki, 9) Arrillor, 10) Axlor, 11) Covalejos, 12) El Castillo), 13) El Esquileu, 14) El Sidrón, 15) Los Moros de Gabasa, 16) Valdegoba, 17) Los Casares, 18) Los Torrejones, 19) Pinilla del Valle, 20) Columbeira, 21) Salemas, 22) Figueira Brava, 23) Oliveira, 24) El Salt, 25) Sima de las Palomas, 26) La Carihuela, 27) Boquete de Zafarraya, 28) Forbe´s Quarry, 29) Genista, 30) Devil´s Tower.

Fig. 1.- Situación geográfica de los yacimientos con restos fósiles nean-derthales de la Península Ibérica (representados por puntos rojos). Los puntos azules señalan sitios con lítica musteriense en los que no se han encontrado restos óseos (Fuente: E. Aguirre 2007).

ARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular 01– 2014 26

aparecieron los restos, así como marcas de mani-

pulación antrópica reflejadas en ellos, de manera

que fuera posible valorar de si alguno de los indivi-

duos identificados fue sepultado o protegido de

manera intencional por sus congéneres.

3.– RESTOS ÓSEOS NEANDERTHALES Y SUS

CONTEXTOS ARQUEOLÓGICOS EN EL ÁREA

MEDITERRÁNEA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA

3.1. Comunidad Valenciana:

Cova de Bolomor (Tavernes de la Valldigna, Va-

lencia)

La Cova de Bolomor (con coordenadas

geográficas 39° 3’ 39’’N, 0° 15’ 3’’W), se abre sobre

la margen derecha del barranco de Bolomor y per-

tenece al conjunto de formas kársticas desarrolla-

das a lo largo de la fachada septentrional del Mon-

duver (Fernández Peris 2003).

Esta cavidad se conoce desde antiguo y a lo largo

del siglo XX diferentes naturalistas e investigado-

res la visitaron y comentaron su depósito brechifi-

cado con industria y fauna, Su excavación moder-

na se inició en 1989, con Josep Fernández Peris y

Pere Guillen Calatayud a la cabeza. Este equipo ha

definido XVII niveles estratigráficos para la cueva

que resumen 4 fases paleoclimáticas (Fumanal

1993; Fernández et al. 1994, 1997, 1999a y 1999b).

A inicios de 2012 habían sido recuperados 6 restos

fósiles humanos, 4 de ellos entre los niveles IV-I, y

2 de ellos en los niveles VIII-VII. Son los siguientes:

-Bolomor 82260; fragmento de parietal. Arsuaga et

al. 2001 lo relacionan con los niveles VII-XIII; aun-

que su estado de conservación y dimensiones no

permiten su estudio en detalle.

-CB-93; diáfisis femoral para Garralda (2005) o diá-

fisis de peroné para Arsuaga et al. 2001, asignado

por ambos al nivel IV de la secuencia estratigráfica,

datado en unos 130.000 años (Fernández et al.,

1997). Ambos investigadores lo asocian a humanos

Fig. 2.- Las fichas individualizadas incluyen los restos esqueléticos recuperados de cada uno de los individuos, su estado de conservación, posibles alteraciones tafonómicas, indicios de acción antrópica, contexto crono-estratigráfico en el que los res-tos fueron hallados, así como materiales a los que han aparecido asociados.

ARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular 01– 2014 27

arcaicos.

-Bolomor 1; primer molar inferior izquierdo. Pieza

aún no funcional, por lo que la edad de muerte se

estimó en 5 años (Ferembach et al. 1980). Los es-

pecialistas coinciden en que muestra una condición

derivada (ausente en los primeros miembros del

género Homo).

-Bolomor 2; segundo molar deciduo superior dere-

cho. También infantil; de entre 6 y 9 meses

(Ferembach et al. 1980). El tamaño de este dm₂ es

inferior a los promedios fósiles pero es superior al

de los Humanos actuales (Arsuaga et al. 2001).

-Bolomor 3; canino inferior izquierdo con la raíz casi

completa y la corona muy poco desgastada, por lo

que se estima una la edad de muerte en torno a los

10 años (Ferembach et al. 1980). Sus pequeñas

dimensiones (por debajo de los promedios de la

Sima de los Huesos y Neanderthales) parecen

aproximarse más a las medidas de Hombres mo-

dernos fósiles y Humanos actuales.

-Bolomor 4; canino superior izquierdo. Edad de

muerte estimada en torno a los 4 años (Ferembach

et al. 1980). Morfología similar a otros Neandertha-

les y Pre-neanderthales conocidos (es similar a los

caninos encontrados en la Gran Dolina).

Para el director de la excavación, Bolomor

confirma que desde hace 400.000 años, comunida-

des primitivas de homínidos triunfaron adaptativa-

mente en la zona. Los tipos humanos de los niveles

basales de Bolomor (Bolomor 4 y el fragmento de

parietal) deben ponerse en relación con Homo hei-

delbergensis, mientras los niveles superiores deben

adscribirse a los Neanderthales tempranos.

Fig. 3.– Diáfisis CB-93 y Bolomor 4 (Villaverde 2001).

Cova Negra (Xátiva, Valencia)

Situada en el término municipal de Xátiva,

en el margen izquierdo del río Albaida

(coordenadas son 38° 57' 54.23" N. y 0° 29' 42.41"

W), esta cavidad se caracteriza por su amplia y ele-

vada boca de desarrollo interior, con algo más de

300 m² de superficie practicable.

Como yacimiento arqueológico fue citado

por Vilanova i Piera en 1882, pero será G. Viñes

quien dirija las primeras excavaciones arqueológi-

cas en los años 1928, 1931 y 1933. Posteriormente

F. Jordá dirigirá la excavación de 11 sectores de la

parte exterior del relleno durante los años 50. La

tercera y última etapa será la iniciada en 1981, bajo

la dirección de Valentín Villaverde, y durará hasta

1991 (Villaverde 2001).

Los trabajos del último equipo menciona-

do permitieron confirmar la perduración del Paleo-

lítico Medio en la zona hasta el Würm III. La se-

cuencia estratigráfica comprende 15 niveles.

Hasta 1987 los únicos restos conocidos

eran un parietal derecho de un individuo adulto

(Fusté 1953 y 1958; Lumley 1970 y 1973; Arsuaga et

al. 1989) y un fragmento mandibular atribuido a un

ARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular 01– 2014 28

ejemplar infantil, (Crusafont-Pairó et al. 1976; Ar-

suaga at al. 1989; Bermudez de Castro 1992). En

1987 se localizaron, entre los restos cribados de los

años 50, un lote de restos craneales y dentales, y

entre los restos de fauna de esas mismas campa-

ñas, otros restos craneales y postcraneales. En

total se trataba de 15 pequeños fragmentos cra-

neales, dos metatarsos, un fémur completo, un

fragmento de diáfisis de fémur, un radio, un cuer-

po vertebral, un fragmento de diáfisis de peroné y

tres piezas dentales aisladas. Finalmente, en 1989,

se localizó, en una caja del Museo de Prehistoria

de Valencia, un segundo parietal derecho, proce-

dente de las excavaciones de Viñes. Los restos

fósiles humanos hoy reconocidos en Cova Negra

son los siguientes:

-Parietal I; recuperado en 8 pedazos diferentes

por G. Viñes. Conserva la mayor parte del hueso

original. Las medidas antropométricas del Parietal

I se encuentran dentro del rango de la muestra

neanderthal y del Pleistoceno Medio, y son supe-

riores a la muestra de Humanos modernos (Hublin

1978 y 1982; Stringer et al. 1984; Arsuaga et al.

1989).

-Parietal II; de ser correcta su correlación estrati-

gráfica, se trata de los primeros momentos del

Würm II (MIS 4). A pesar de lo incompleto y altera-

do del fósil, Arsuaga encuentran rasgos caracterís-

ticos de las bóvedas parietales neanderthales.

-Fragmentos craneales aislados: Arsuaga et al.

(2001), describen además otra serie de fragmentos

craneales que junto a los dos descritos anterior-

mente darían lugar a la identificación de al menos

5 cráneos diferentes.

-CN 42175; segundo premolar superior izquierdo

(pieza no erupcionada de un individuo de unos 5

años). Proviene de la criba de tierras revueltas des-

prendidas. Este premolar se asemeja a las piezas

homólogas de ejemplares Neanderthales.

-CN 42175; segundo molar deciduo superior iz-

quierdo de un individuo infantil que debió morir

entre los 5 y 6 años. Los valores métricos son algo

inferiores a la muestra de Neanderthales y Huma-

nos modernos fósiles, y un poco mayores a la de

los Humanos recientes.

-CN 42175; primer molar superior izquierdo (edad

de muerte en torno a los 5 años). Es un diente muy

grande, superior a la media neanderthal, pero se

encuentran valores similares en la muestra.

-CN 7755; segundo molar deciduo inferior derecho.

Se le atribuye una cronología de final del Würm I

(MIS 5b). Encaja en el resto mandibular CN 7755, y

fue descrito por Arsuaga et al. (1989). La morfolo-

gía del diente es común entre Neanderthales.

-CN 7856; incisivo central superior derecho. Se le

atribuye una cronología del Würm III inicial (MIS 3).

Arsuaga et al. (1989) lo asigna a un individuo ma-

duro (unos 18 años). La pieza presenta un alto gra-

do de desgaste, con exposición de la dentina.

Fig. 4.– Cova Negra: Parietal 1 y Fémur 1 (Villaverde 2001).

ARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular 01– 2014 29

-CN 7755; fragmento derecho del cuerpo mandibu-

lar con cronología de final del Würm I (MIS 5b).

Resto asociado con el segundo molar deciduo que

tiene la misma sigla. Tanto el número de foráme-

nes como su posición, es semejante a las mandíbu-

las adultas neanderthales

-Fémur I: CN 42168 y CN 42169; los dos fragmen-

tos forman un fémur derecho inmaduro en muy

buen estado de conservación (aunque sin epífisis).

Arsuaga et al. (2001), determinan que el resto se

situaría en un punto próximo al interestadial

Würm II-III.

-Fragmento femoral CN 42318; fragmento de ter-

cio distal de la diáfisis de un fémur izquierdo

(cronología Würm II, MIS 4). Se estima que perte-

neció a un individuo adolescente.

-Radio CN 42165; dos fragmentos que forman un

radio infantil derecho completo (sin epífisis), bien

conservado (cronología; parte central del Würm II,

MIS 4).

-Metatarso CN 42167; tercer metatarso izquierdo

de un individuo infantil, que probablemente co-

rresponde al mismo individuo que el cuarto meta-

tarso CN 42166. Sin epífisis distal, pero bien con-

servado (cronología: finales del Würm II o el inter-

estadial Würm II-III).

-Metatarso CN 42166; cuarto metatarso izquierdo

de un individuo infantil, muy probablemente el

mismo que el CN 42167 (cronología: interestadial

Würm II-III, MIS 3, y final del Würm II, MIS 4).

-Cuerpo vertebral inmaduro CN 42163; cuerpo ver-

tebral de un individuo inmaduro, muy erosionado,

pero que conserva la superficie dorsal y ventral

(cronología: momentos finales del Würm II, MIS 4).

-Fragmento de diáfisis de peroné CN 41171; frag-

mento de diáfisis de peroné que ofrece poca infor-

mación anatómica (cronología: paquetes inferio-

res del Würm II).

Teniendo en cuenta lo expuesto anterior-

mente y las posibles correspondencias en base a

su edad de muerte y su procedencia estratigráfica,

entre restos craneales, dentales y postcraneales

hallados en Cova Negra, Arsuaga et al. (2001) esti-

man que el número mínimo de 8 individuos: dos

adultos, un adolescente y cinco infantiles.

Cova Foradá (Oliva, Valencia)

Situada en el término municipal de Oliva,

Valencia, presenta continuidad ocupacional desde

el Musteriense inferior hasta finales del Mesolítico.

En época moderna fue descubierta en 1975 por S.

Climent. A día de hoy el yacimiento aún está sien-

do excavado, aportando interesantísimas noveda-

des a la disciplina. El material osteológico recupe-

rado a fecha de 2012 ascendía a siete fragmentos

óseos de dos individuos distintos pero aún sin da-

tos crono-estratigráficos publicados (Campillo

2002).

- Cova Forada I; se conservarían seis fragmentos

óseos de este individuo: cinco de la caja craneana,

y uno de la mitad anterior del maxilar; en su mayo-

ría recubiertos por concreciones calcáreas. El frag-

mento de maxilar conserva sólo tres piezas denta-

les: un canino, un premolar y un molar superiores

izquierdos; de grandes dimensiones y con las coro-

nas muy desgastadas. El tamaño y espesor de los

restos se encuentra dentro de los parámetros

neanderthales. Se trataría de un individuo de edad

adulta y posiblemente sexo femenino.

- Cova Foradà II; individuo representado por un

pequeño fragmento de un parietal. Su carácter

ARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular 01– 2014 30

infantil (entre 3 y 5 años) se deduce del poco gro-

sor del resto. No es posible dar más datos antropo-

lógicos, pero al haber aparecido en el mismo estra-

to que el individuo I, cabe pensar que también co-

rresponde a un neanderthal.

A éstos más hay que sumar un tercer

amasijo de restos (Cova Foradá III) encontrado en

posición anatómica, el cual fue excavado por el

equipo dirigido por José Aparicio en la campaña de

2010. Sus investigadores barajan la posibilidad de

que estos huesos (más un fragmento de húmero y

otro de peroné excavados en 2011) pudieran co-

rresponderse con los de Cova Forada I, pero aún

no cuentan con una publicación específica.

Sin tener en cuenta los hallazgos de la

campaña de 2011, en Cova Foradà habría un míni-

mo de dos individuos: uno adulto y uno infantil (en

el caso de que los nuevos restos articulados perte-

necieran a Cova Foradà I), los cuales vivieron en

hace en torno a 40.000 años y son asignables a

Homo neanderthalensis.

Cova del Tossal de la Font (Vilafamés, Castellón)

La cavidad conocida como Cova del Tos-

sal de la Font (coordenadas 40°07'N, 0°08'W y a

357 m sobre el nivel del mar), se encuentra en la

parte superior de una de las laderas sobre las que

se asienta el núcleo urbano de Vilafamés, en la

comarca de la Plana Alta castellonense. (Olària et

al. 2004-2005).

El yacimiento fue intervenido en una pri-

mera fase durante 6 campañas en los 80, bajo la

dirección de F. Gusi. En el año 2004, bajo la direc-

ción de C. Olària, F. Gusi y E. Carbonell, se retomó

su investigación, centrándose en los niveles pleis-

tocenos. Los restos humanos localizados este yaci-

miento son: una mitad distal de húmero izquierdo

y un fragmento de coxal derecho (Gusi et al. 1980

y 1984). Su datación es problemática, aunque pue-

den situarse hacia el final del Pleistoceno Medio

(Arsuaga et al. 2001);

-Húmero distal CTF 1; mitad inferior de un húmero

izquierdo con la epífisis distal completa y en muy

buen estado de conservación. Comparte patrón

morfológico con los restos del Pleistoceno Medio

de la Sima de los Huesos y también con el registro

fósil neanderthal.

-Fragmento de coxal CTF 2; fragmento de hueso

coxal derecho Se caracteriza por la presencia de un

potente surco supra-acetabular y por el engrosa-

miento de los bordes anterior y superior de la es-

cotadura ciática mayor, rasgos comunes a otros

fósiles neandertales y pre-neandertales en Europa

y África.

A partir de la microfauna se propuso una

cronología para el conjunto de finales del intergla-

ciar Riss-Würm y los inicios del Würm. Se han re-

cuperado además 4 lascas de silex, 3 de ellas reto-

cadas. A pesar de lo reducido del conjunto, sus

investigadores lo consideran Musteriense.

El Salt (Serra Mariola, Alicante)

El Salt (coordenadas 38° 41’ 12.73’’ N y 0°

30’ 32.09’’ O) se ubica en una formación de Tobas

en Cascada de Polop-Barxell, en las estribaciones

de la Serra de Mariola, al norte de la provincia de

Alicante (término municipal de Alcoi). Se trata de

un asentamiento al aire libre, a 700 metros sobre el

nivel del mar y con excelentes características topo-

ARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular 01– 2014 31

gráficas que proporcionan al lugar un amplio con-

trol visual sobre el territorio, además de abundan-

tes recursos (Galván et al. 2001).

Aunque fue J. F. Cardona quién lo recono-

ció como yacimiento arqueológico en 1959, las

primeras campañas de excavación fueron conduci-

das en 1960 y 1961 por V. Pascual y R. Martí. El

1986 el equipo de B. Galván da continuidad a su

estudio con 12 campañas de excavación en exten-

sión que han permitido establecer tres ámbitos de

ocupación con marcadas diferencias funcionales.

M. Fumanal llevó a cabo la caracterización de la

secuencia cronoclimática de el yacimiento, que se

complementa con el estudio polínico de M. Dupré

y el análisis de microfauna de P. Guillem, pudiendo

así encuadrarlo en el Pleistoceno regional del me-

diterráneo occidental (Galván 2000; Galván et al.

1991 y 2001).

La secuencia crono-estratigráfica y climá-

tica consta de 13 niveles que se articulan en 5 uni-

dades sedimentarias (Fumanal 1994).

En 1987 se recuperaron 5 dientes huma-

nos en un mismo nivel arqueológico (VI-V), muy

afectados por la carbonatación y que representa-

rían a un solo individuo. El estudio antropológico

de dichos restos lo realizaron M.D. Garralda y B.

Vandermeersch (2005);

-Salt 1; incisivo central superior derecho. Pequeño

fragmento de la mitad disto-vestibular de la coro-

na y del comienzo de la raíz. Esmalte alterado apa-

rece alterado como es normal en los dientes ante-

riores de los Neanderthales.

-Salt 2; primer premolar superior derecho con la

mayor parte de la región lingual de la corona au-

sente y esmalte muy alterado. Las raíces son lar-

gas con los ápex cerrados y aparecen soldadas casi

hasta el final de las mismas.

-Salt 3; segundo premolar superior derecho. Se

trata del diente mejor conservado. Corona grande

y asimétrica, con la cara vestibular más grande que

la bucal. Presenta surcos y crestas y sus raíces es-

tán completamente soldadas. La similitud entre la

abrasión de este diente y el anterior, indica que

podrían pertenecer a un mismo individuo; un adul-

to joven.

-Salt 4; primer molar superior derecho. Con mayor

abrasión que el resto por lo que quizá corresponda

a un individuo diferente. Se trata de un molar cla-

ramente taurodonto, con una gran cámara pulpar

y las raíces parcialmente soldadas.

-Salt 5; segundo molar superior derecho. Diente

muy incompleto de que sólo se conservan sus tres

raíces, con los ápex completamente cerrados. La

semejanza morfológica y de coloración entre los

dos molares descritos, el hecho de haberlos en-

contrados juntos y que correspondan a dientes

correlativos, hacen pensar a sus investigadores

que pertenecen a un mismo individuo adulto.

Taxonómicamente Garralda y Vander-

meersch asignan los restos dentales de El Salt a

una cronología reciente, lo cual es coherente con

los datos radiométricos obtenidos. El Salt repre-

senta el proceso histórico de las poblaciones nean-

derthales en el Valle de Alcoi, desde su fase de

apogeo (60.000-40.000 BP), hasta su desaparición.

No pudo obtenerse una datación directa a partir

de uno de los dientes, pero sí una fecha de C-14 de

37.100 BP a partir de fauna de la misma cuadrícula

y nivel.

ARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular 01– 2014 32

3.2 Región de Murcia

Sima de las Palomas (Torre Pacheco, Murcia)

Situada en la solana del Cabezo Gordo, en

su vertiente sur (con coordenadas 37: 47´ 59´´ N.;

0: 53´45´´ W), dentro del municipio murciano de

Torre Pacheco. Se trata de una cueva kárstica for-

mada por simas verticales. En 1991, un alpinista

ocasional que practicaba rapel visualizó en la pa-

red posterior un pequeño bloque de conglomera-

do que parecía contener un fósil, notificando el

hallazgo a las autoridades pertinentes. Una vez

limpio el bloque, aparecieron el maxilar superior y

la mandíbula de un individuo neanderthal, defor-

mados por la presión del sedimento.

Posteriormente el equipo dirigido por

Walker ha podido identificar hasta 9 individuos de

ese mismo grupo humano, con más de 200 restos

óseos inventariados hasta 2012 (Walker et al. 2008

y 2011). Se trata del yacimiento de más reciente

descubrimiento, cuyas excavaciones aún están en

curso y sobre el cual no existe una publicación de

carácter global. Sin embargo, las expectativas son

enormes, ya que podría tratarse del primero en el

que se documente un enterramiento neanderthal

en la Península Ibérica.

Según Walker et al. (2008 y 2011), los res-

tos fósiles óseos de la Sima de las Palomas son de

tres tipos;

1- Restos aislados, sin datación posible, descubier-

tos entre los escombros dejados por la activi-

dad minera.

2- Restos aislados en los depósitos superiores

iguales o superiores a 40-43.000 años calibra-

dos BP.

3- Restos en posición anatómica situados en la

breccia fosilífera denominada “Conglomerado

A” (SP92, SP96 y SP97).

Desde los elementos craneales a las ocho

mandíbulas (incluida SP1, el primer fósil hallado),

los dientes aislados y los elementos post-craneales

de Sima de las Palomas, todos ellos, tienen carac-

terísticas indicativas de haber pertenecido a H.

neanderthalensis. Aunque al mismo tiempo es

evidente que los Neanderthales tardíos de la Sima

de las Palomas muestran una mezcla compleja de

este tipo humano y formas más modernas (Walker

et al. 2008).

Restos Neanderthales articulados y en

posición anatómica descritos por Walker et al.

(2011);

-SP92; fue el primer esqueleto en ser excavado del

“Conglomerado A”. Lo primero en encontrarse

fueron las extremidades inferiores en el año 2005,

en la parte oeste del corte superior, pero no fue

posible sacar los huesos del bloque hasta el año

2007 (en el laboratorio). Estaban presentes ambos

fémures, el peroné izquierdo, la mayoría de los

huesos del pie izquierdo, con metatarsos y falan-

ges en articulación anatómica, la articulación del

codo, con la parte distal del húmero articulada con

las cabezas de radio y cúbito, así como una vérte-

bra torácica y fragmentos pélvicos. Lo más proba-

ble es que el maxilar y la mandíbula transversal-

mente aplastados que fueron encontrados en 1991

pertenezcan a SP92.

-SP97; fue excavado del “Conglomerado A” en

2008. Parece tratarse de un individuo juvenil o

ARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular 01– 2014 33

infantil. SP97 se encontraba debajo de SP96 y en-

cima de SP92. Se conserva el endocráneo, la man-

díbula, el maxilar y otros huesos faciales. El brazo

izquierdo y el antebrazo están completos, con los

huesos en conexión anatómica. Parte de las extre-

midades superiores derechas pueden ser vistas, así

como las costillas, huesos de las falanges, pelvis,

sacro y metatarsos, pero su limpieza está todavía

en marcha.

Fig. 6.- Restos del individuo SP97. Fuente: Walker et al. 2011

-SP96; excavado del “Conglomerado A” en 2007,

es el más completo de los tres, pero tuvo que pa-

sar dos años en el laboratorio en proceso de lim-

pieza. EL esqueleto estaba en posición inclinada

sobre SP97 y SP92, y corresponde a un individuo

adulto tumbado de lado y con ambos brazos ple-

gados hacia arriba, de manera que las manos esta-

ban juntas al lado del cráneo. La mayoría de las

vertebras cervicales y torácicas de SP96 están pre-

sentes, junto con algunas costillas, las clavículas y

la escápula derecha. Se han recuperado ambos

húmeros, cúbitos y radios, además de la mayoría

de los huesos de las manos. Lo que puede obser-

varse de pelvis y sacro es suficiente para saber que

SP96 es una joven adulta femenina. Se han recu-

perado, así mismo, fémures izquierdo y derecho y

ambas tibias y pero-

nés (Walker et al.

2011, supporting in-

formation). La tafo-

nomía indica que el

cuerpo fue deposita-

do posteriormente a

los otros dos.

Fig. 7.- SP96. Fuente:

Walker et al. 2011

Para sus investigadores, no existen razo-

nes para pensar que estos esqueletos estuvieran

en una situación diferente a la que se encontraban

hace 50.000 años. La interpretación más probable

para ellos es que representen cadáveres que fue-

ron introducidos en el lugar en el que se hallaron

de manera intencional, y que posteriormente se

cubrieron por la caída de rocas y guijarros, junto

los que cementarían por la acción del agua como el

“Conglomerado A”.

3.3- Andalucía:

Cueva de la Carihuela (Piñar, Granada)

La cueva de la Carihuela (coordenadas 3:

25´ 47´´W; 37: 26´ 56´´N) se encuentra en la pro-

Fig. 5.- Restos articulados de SP92. Fuente: Walker et al. 2011

ARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular 01– 2014 34

vincia de Granada, dentro del término municipal de

Piñar y a 1.020 metros sobre el nivel del mar. Se-

gún Vega Toscano, quien describió la cavidad y

dirigió sus excavaciones (1988), la cueva presenta

una sedimentación continua desde finales del

Pleistoceno Medio (hace unos 145.000 años BP)

hasta la Edad de Bronce. Su secuencia para el Pa-

leolítico Medio contiene más de 50 niveles indivi-

dualizados.

El yacimiento lo excavó por primera vez el

suizo J. Ch. Spahni (años 50), dejando una docu-

mentación escasa a la par que confusa. Posterior-

mente M. Pellicer llevará a cabo dos campañas de

excavación más (1959 y 1960). Entre 1968 y 1971 se

llevarán a cabo tres grandes campañas dirigidas

por H. T. Irwin y F. Fryxell, del departamento de

Antropología de la WSU, las cuales adolecen de

una publicación adecuada. Tras los trabajos de la

WSU el sitio queda en estado de abandono, y no

será hasta 1980 cuando se reanuden los trabajos

por parte de un equipo bajo la dirección de Luis

Gerardo Vega Toscano.

Para Vega Toscano, en La Carihuela se

encuentran representados los principales eventos

climáticos desde el Pleistoceno medio. El relleno

excavado se puede dividir en 12 unidades litoestra-

tigráficas que corresponden a procesos sedimenta-

rios individualizados y se distribuyen en niveles. El

relleno de La Carihuela representa el último ciclo

glaciar-interglaciar, desde MIS 5 a Mis 1. La parte

de la estratigrafía que nos interesa, correspondien-

te al Paleolítico Medio, está compuesta por 50 ni-

veles, lo que, para Vega Toscano, es una de las es-

tratigrafías más complejas del continente.

La excavación de Spahni recuperó 3 restos

humanos en los niveles musterienses que en un

principio serían atribuidos al Würm I (García Sán-

chez 1960), aunque trabajos posteriores los asigna-

rá al Würm II (Almagro et al. 1970). Una posterior

revisión de Gerardo Vega (1990; Vega et al. 1988),

los atribuirá a una cronología diferente: Piñar 3, el

frontal infantil será atribuido al interestadial Würm

I-II, y Piñar 1 y 2, al Würm II-III y el Würm III respec-

tivamente.

-Piñar 1; fragmento de parietal. Atribuido a un indi-

viduo masculino de entre 35 y 40 años. Su morfolo-

gía y espesor permiten atribuirlo a H. neandertha-

lensis.

-Piñar 2; fragmento de parietal de pequeñas di-

mensiones atribuido a un individuo neanderthal

masculino de entre 20 y 25 años.

-Piñar 3; fragmento de frontal atribuido por Lumley

y García Sánchez (1971) a un individuo infantil de

unos 6 años.

Fig. 8.- Frontal infantil Piñar 3. Fuente: museodeandalu-cia.es

Los restos excavados por la WSU fueron

los siguientes:

-Piñar 7; representado por 6 dientes neanderthales

en un nivel con Musteriense y gran cantidad de

fauna. Estos restos fueron recuperados durante la

excavación de la WSU. García Sánchez (1994),

identificó dos deciduos (canino y segundo molar

ARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular 01– 2014 35

superior izquierdos), y 4 permanentes (dos incisi-

vos, canino y primer molar, también superiores

izquierdos). Es posible que perteneciesen a un indi-

viduo inmaduro de unos 7 años. Los incisivos clara-

mente “en pala” además de otros rasgos caracte-

rísticos hizo que se atribuyeran a H. neanderthalen-

sis.

Cueva del Boquete de Zafarraya (Alcaucín, Mála-

ga)

La cueva del Boquete de Zafarraya

(coordenadas 36° 57’ 4.36’’N, 4° 7’ 38.72’’W) se

localiza en la provincia de Málaga, a 1.022 metros

sobre el nivel del mar, en el término municipal de

Alcaucín. En la actualidad, la cueva es el resto de

una cavidad de mayor tamaño, que se ha ido acor-

tando y que actualmente está relicta o fosilizada.

La cavidad posee un porche de entrada de

grandes dimensiones, visible a más de 15 km de

distancia, por lo que es conocida desde siempre.

Pero su verdadero valor como yacimiento arqueo-

lógico no fue reconocido hasta 1979, tras una visita

de prospección realizada por C.Barroso Ruíz en la

que encontró abundante material arqueológico y

paleontológico en la capa superficial.

Las primeras excavaciones las organizó

Barroso en los años 1981, 1982 y 1983. Posterior-

mente el proyecto quedará suspendido durante 6

años. Las excavaciones se reanudarán en los 90

con un equipo multidisciplinar de investigadores

españoles y un grupo de investigadores franceses

dirigidos por J. J. Hublin.

El equipo de Barroso distingue en el yaci-

miento 7 grandes unidades arqueoestratigráficas,

comprendiendo un total de 47 unidades arqueoes-

tratigráficas individualizadas en el denominado

Complejo estratigráfico medio. Los indicios de

presencia humana en este complejo vienen dados

por los objetos en piedra tallada, los hogares, los

huesos con “cut-marks”, y el perfil de mortalidad

de los restos de fauna herbívora encontrados, el

cual refleja una estrategia de subsistencia ya ob-

servada para otros yacimientos musterienses.

(Barroso et al. 2003: art. 13).

Los restos fósiles atribuidos a Neandert-

hales son;

-Mandíbula Zafarraya 2; se trata de una mandíbula

neanderthal bien conservada y prácticamente

completa, con 13 dientes conservados en sus al-

véolos. Perteneció a un individuo joven de entre 20

y 30 años, probablemente femenino y de morfolo-

gía próxima a la del individuo de La Chapelle aux

Saints o a algunas formas Pre-neanderthales.

Fig. 9.- Zafarraya 2. Fuente: Barroso 2003

-Mandíbula Zafarraya 4, 5 y 18; estos tres fragmen-

tos calcinados constituyen una mandíbula adulta.

Los fragmentos 4 y 18 encajan entre sí. El fragmen-

to Zafarraya 18 fue descubierto en la cubeta

UG39F, junto con carbones y otros fragmentos

óseos calcinados. Los otros dos fragmentos se ha-

llaron también calcinados. La mandíbula se frag-

mentó al ser quemada, y cuenta con numerosas

marcas de origen antrópico.

ARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular 01– 2014 36

-Escápula Zafarraya 6; pequeño fragmento que

corresponde a la mitad inferior de la cavidad gle-

niodea de una escápula derecha. Este hueso fue

quemado y apareció asociado a otros restos muy

fragmentados, agrupados en la fosa artificial

UG39F. Zafarraya 6 perteneció a un individuo adul-

to joven masculino, de entre 18 y 22 años.

-Húmero Zafarraya 22; fragmento recogido en los

niveles de revuelto. El hueso fue fracturado en bi-

sel antes de que los procesos de desecación hubie-

ran comenzado. Su morfología permitió a sus in-

vestigadores asignarlo al tipo humano neanderthal

robusto, probablemente femenino.

-Coxal Zafarraya 17; sección púbica del hueso coxal

izquierdo. Sus proporciones y morfología son cla-

ramente neanderthales y es atribuible a un indivi-

duo masculino de entre los 21-22 años (Barroso et

al. 2003, art 24).

-Fémur Zafarraya 1; es el mejor conservado de los

tres fémures recuperados, presentando rasgos que

lo asocian claramente con la tipología neanderthal:

espesor de la cortical, aplastamiento antero-

posterior de la diáfisis y ausencia de pilar posterior.

Se atribuye a un varón de unos 20 años. Este hueso

fue fracturado en fresco con la probable intención

de extraer la médula.

Fig. 10.- Zafarraya 1. Fuente: Barroso

2003.

-Fémur Zafarraya 15; diáfisis de

fémur izquierdo, compuesta por

once fragmentos calcinados.

Presenta 16 marcas que pueden

dividirse en estrías antrópicas y

de origen sedimentario. Para sus

investigadores Zafarraya 15 fue en un principio

completamente descarnado y posteriormente ex-

puesto al fuego en la fosa UG 39F, estallando en

pequeños fragmentos.

-Fémur Zafarraya 26; diáfisis distal de un fémur

derecho, constituido por fragmentos remontados,

ya que el hueso fue calcinado en la cubeta UG 39F.

Presenta además 27 marcas, algunas de origen

antrópico.

-Tibia Zafarraya 27; ubicada entre la treintena de

fragmentos óseos recogidos en la cubeta UG 39F.

La parte conservada está constituida por la mitad

inferior de la diáfisis y por un fragmento aislado de

la mitad superior, con el agujero nutricio. Presenta

además en torno a 15 marcas de tipo antrópico.

-Falange proximal del pie Zafarraya 3; segunda

falange proximal del pie derecho. Incompleta. De-

bió pertenecer a un individuo masculino de edad

indeterminada.

-Costilla Zafarraya 29; el único elemento torácico

encontrado en Zafarraya fue ésta séptima costilla,

conservada en sus dos terceras partes y atribuida

por sus investigadores a un individuo adulto mas-

culino de morfología neanderthal.

El hogar recuperado en la zona Q18, en

una cubeta oval, perteneciente a la unidad ar-

queoestratigráfica UG 39, y que contenía más de

una treintena de huesos humanos calcinados junto

a carbones de madera y restos de fauna, convierte

a Zafarraya en un yacimiento excepcional. Sus in-

vestigadores han estimado un mínimo de dos indi-

viduos en los huesos contenidos por la cubeta. La

fragmentación de estos huesos es debida a la ac-

ción antrópica previa a la acción del fuego y el mor-

disqueo de carnívoros. Cabe también señalar que

sobre algunos huesos largos se observan trazas de

percusión y muescas que señalan la acción antrópi-

ARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular 01– 2014 37

ca sobre el hueso fresco.

Fig. 11.- Cubeta artificial UG 39F. Fuente: Barroso (2003).

En resumen, para Barroso y sus colabora-

dores, los huesos atribuidos a tipo humano nean-

derthal representan a un mínimo de 9 individuos (7

adultos y 2 niños) y a un máximo de 15.

En relación a su cronología, las dataciones

absolutas realizadas con C-14 (Barroso y Hublin,

1994) indican una edad para los niveles musterien-

ses inferior a los 32.000 años BP, lo cual reafirma la

hipótesis de que los grupos neanderthales perma-

necieron en Andalucía miles de años tras la llegada

de los Humanos modernos a la Península.

La Cantera de Forbes, Devil´s Tower y Genista

(Gibraltar)

El fortuito descubrimiento del cráneo

fosilizado de Forbe´s Quarry en 1848, supuso la

primera revolución paleoantropológica de las

acontecidas en la segunda mitad del siglo XIX. Pos-

teriores hallazgos de fósiles, como el cráneo infan-

til de Devil´s Tower en 1926, junto a las recientes

investigaciones de otras cavidades otorgarán la

importancia científica que hoy se da al Penón Gi-

braltar.

Sobre el hallazgo de ese primer cráneo se

desconoce casi todo; desde el lugar exacto en don-

de se encontró, a cómo estaba colocado, así como

los sedimentos u otros restos que lo estuvieran

acompañando. El resto fue definido por H. Falco-

ner como perteneciente a una especie de homínido

hasta entonces desconocida: Homo calpicus. Los

hallazgos del Valle de Neander, en 1856, eclipsa-

rán la importancia del cráneo de Gibraltar, por lo

que se aceptará la denominación de Homo nean-

derthalensis (King 1864) para esta variante del gé-

nero Homo.

La zona de la cara N de Gibraltar será visi-

tada en 1917 y 1919 por Breuil (1922), cuyas des-

cripciones servirán a D. Garrod, en 1925 y 1926,

para describir y excavar el importante yacimiento

musteriense de Devil´s Tower, en el que se halla-

rían importantes restos de humanos neanderthales

y fauna fósil asociada con ellos (Garrod et al. 1928).

Los restos del cráneo de Forbes Quarry y de Devil´s

Tower abajo descritos se encuentran actualmente

en el Natural History Museum de Londres.

-Gibraltar 1 (El cráneo de la Cantera de Forbes);

destaca su ya mencionada ausencia de contexto

crono-estratigráfico, lo cual no evita que los espe-

cialistas lo consideren uno de los fósiles de Nean-

derthales más interesantes de la Península (por

conservación y antigüedad). Garralda (2005), lo

describe como incompleto, con grandes pérdidas

de substancia en el neurocráneo que afectan al

parietal derecho, ausencia de casi todo el lado iz-

quierdo y la base también dañada. Dada su gracili-

dad, ha sido atribuido al género femenino y para

Garralda (2005), muchas de sus características re-

cuerdan a las de Saccopastore 1; también feme-

nino, y datado más o menos entre 127.000-115.000

BP (Condemi 1992); por lo que Gibraltar 1 es gene-

ralmente considerado un posible representante de

ARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular 01– 2014 38

las formas de transición entre los Pre-

neanderthales más recientes y los Neanderthales

más antiguos.

Fig. 12.- Cráneo de la Cantera de Forbes. Fuente: Garralda 2005.

-Gibraltar 2 (El crá-

neo infantil de De-

vil´s Tower); en

1926, D. Garrod (Garrod et al. 1928) realizó unas

excavaciones arqueológicas en la entrada de este

pequeño abrigo, situado en la vertiente norte del

Peñón. En el curso de las mismas apareció, en un

nivel atribuido al musteriense superior, un cráneo

infantil. Los primeros restos encontrados fueron un

frontal y un parietal izquierdo, a un metros de dis-

tancia el uno del otro, y varios días después, un

temporal derecho, un maxilar, también derecho y

una mandíbula, a 5,5 metros del primer hallazgo. El

primer trabajo antropológico sobre estos restos lo

realizará Buxton (1928), atribuyendo al cráneo in-

fantil una edad de 5 años. Pese a tratarse de un

niño de corta edad, la forma globulosa del neuro-

cráneo, sus grandes dimensiones y el torus supra-

orbitario bien marcado son claramente visibles.

Fig. 13.- Cráneo infantil

de Devil´s Tower. Fuen-

te: Garralda 2005 .

-Diente aislado de

Genista; encontrado

sin contexto arqueo-

lógico en la grieta de

Genista por F. Bro-

me (1865), junto a un cuchillo de silex y los restos

de un rinoceronte. El fósil corresponde a la corona

de un primer molar definitivo inferior izquierdo,

aun no emergido pero bien conservado. Debió de

pertenecer a un individuo infantil de unos 5 o 6

años.

4.- CONTEXTOS DEPOSICIONALES DE POSI-

BLES ENTERRAMIENTOS, MANIPULACIÓN DE

CADÁVERES Y POSIBLE CANIBALISMO EN EL

ÁREA ESTUDIADA.

Aunque la hipótesis de la existencia de

tumbas neanderthales sigue sometida a debate, la

mayoría de los expertos convergen en la existencia

de entre 32 y 36 indicadores convincentes de ha-

berse producido un enterramiento intencionado.

En base a esto, parece que los enterramientos fue-

ron un evento raro entre las comunidades nean-

derthales e inexistente la mayor parte del tiempo

de supervivencia de la especie.

Para la mayoría de los especialistas, el

primer indicio de que un individuo fue intencional-

mente enterrado es que los restos óseos del mismo

se encuentren en posición anatómica más o menos

articulada. En el área sometida a estudio, tan sólo

4 de los 39 individuos representados cumplirían

este requisito: el mencionado como Cova Forada III

(todavía en un bloque); y los 3 individuos del

“Conglomerado A” de la Sima de las Palomas:

SP92, SP96 y SP97.

En el caso del individuo de Cova Forada, el

equipo de investigación descarta que se trate de un

enterramiento intencionado. Sobre los individuos

de Sima de las Palomas, las manos en posición

elevada cerca de la cabeza de SP96 se han docu-

ARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular 01– 2014 39

mentado en otras sepulturas musterienses

(Defleur 1993). Para sus investigadores, la deposi-

ción de los cuerpos no fue accidental, sino que lo

más probable es que fueran introducidos como

cadáveres en la pendiente rocosa, tras lo cual ha-

brían caído (o echado de manera intencional) más

rocas sobre ellos.

También se ha propuesto la conservación

de algunos restos aislados, principalmente cranea-

les, como evidencia de enterramientos secunda-

rios vinculados con algún tipo de “culto al cráneo”.

Podría ser el caso del frontal infantil de La Carihue-

la o del cráneo infantil de Devil´s Tower, pero el

andamiaje sobre el que se cimentaba esa hipóte-

sis, el hallazgo de Monte Circeo, se ha derrumbado

al demostrarse que tanto su contexto deposicional

como el agrandamiento de su foramen magnum

eran obra de carroñeros.

Un segundo indicio del interés de este

grupo humano por los cadáveres de sus semejan-

tes es la presencia de marcas de descarnamiento

en los huesos. Este tipo de marcas puede ser indi-

cativo de canibalismo de tipo nutricional, ritual, o

tener algún otro propósito que aún hoy descono-

cemos. Las denominadas “cut marks” las encon-

tramos en los restos humanos hallados en la cube-

ta artificial UG 39F del Boquete de Zafarraya, que

representan un total de 2 individuos (quemados

junto a maderas y otros restos de fauna tras su

descarnamiento). La interpretación más factible

de este hecho es que se trate de desechos culina-

rios abandonado sobre los suelos de ocupación, ya

que la acción de los carnívoros entre el descarna-

miento y la combustión implicaría el abandono del

hueso descarnado durante un cierto plazo, y su

posterior recuperación como combustible

(Barroso et al. 2003: art. 25).

Destaca el elevado número de enterra-

mientos infantiles documentados y aceptados

como tales por los especialistas. En el territorio

estudiado los restos de individuos infantiles son

numerosos (neonatos, infantiles y juveniles o ado-

lescentes representarían un 46% del total de indi-

viduos identificados, superando a los adultos si no

tenemos en cuenta aquellos cuya edad no ha sido

determinada), sin embargo todos ellos están re-

presentados por un número reducido de restos y

sólo se encuentra más completo (y en articulación

anatómica), el juvenil SP97 de Sima de las Palo-

mas.

Se han propuesto también como posibles

enterramientos, o al menos objeto de algún tipo

de protección “extra”, los restos infantiles recupe-

rados en el yacimiento valenciano de Cova Negra,

el ya mencionado frontal de La Carihuela (Aguirre,

2008; Villaverde, 2010) y el cráneo infantil de De-

vil´s Tower (Garralda 2005).

Casi todos los casos de enterramientos

comúnmente aceptados se encuentran en contex-

tos ocupacionales, lo cual es correcto para todos

los individuos de la zona estudiada. Todos fueron

excavados en suelos de ocupación, con presencia

de fauna y lítica asociada.

5.-CONCLUSIONES

A día de hoy, son 11 los yacimientos con

restos óseos neanderthales en la franja mediterrá-

nea comprendida entre la provincia de Alicante y

ARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular 01– 2014 40

el Peñón de Gibraltar y, a tenor de las publicacio-

nes disponibles, el total de individuos recuperados

sería de 39, estando representados todas las eda-

des y sexos de manera bastante homogénea. Esta

cifra bastante elevada para el escaso territorio ana-

lizado, sobre todo teniendo en cuenta que el total

de individuos de la especie aceptados por la mayo-

ría de los especialistas asciende a 500. Sin embar-

go, 39 también es una cifra que dista mucho de

tener una significación estadística óptima.

Cabe destacar la elevada presencia de

individuos infantiles: un 47% de los documentados

en éste área (sumando neonatos, infantiles y juve-

niles), lo cual no resulta excepcional, ya que más de

las mitad (57%) de los sitios con restos humanos

atribuidos a Neanderthales incluyen restos de ni-

ños.

Las unidades anatómicas halladas supe-

ran las 250. Hay que tener en cuenta que los 4 ca-

sos de individuos casi completos y en posición ana-

tómica elevan considerablemente el número de

restos, mientras que la mayoría conservan pocas

unidades anatómicas. En algunos casos un solo

diente ha servido para estimar la presencia de un

individuo.

19 de los 39 individuos están representa-

dos por una sola unidad anatómica, lo que supone

prácticamente la mitad. Además, muchas de las

unidades anatómicas recuperadas son dientes ais-

lados o insertados en sus correspondientes alveo-

los en mandíbulas y maxilares. El conjunto de pie-

zas dentales de la muestra asciende a 103. Tanto el

esqueleto craneal como el post-craneal están bien

representados (el segundo con más de 122 unida-

des anatómicas).

Las publicaciones no resultan muy preci-

sas sobre el estado de conservación de los restos.

Sin duda es excepcional encontrar individuos casi

completos, pero ello no implica que los restos se

encuentren en buen estado de conservación. Esto

es lo que ocurre en la Sima de las Palomas y Cova

Forada, especialmente en el segundo caso.

Entre los restos analizados es bastante

común la presencia de patologías diversas. La ma-

yoría de restos dentales presentan hipoplasias y

también son comunes la abrasión dental y las mi-

croestrías. Como cabía esperar, algunos de los res-

tos dejan ver lesiones traumáticas producidas du-

rante la vida del individuo, así como lesiones de

tipo infeccioso, sobre todo relacionadas con pro-

blemas dentales.

Son frecuentes las alteraciones tafonómi-

cas y post-deposicionales en la muestra, lo que

normal en restos tan antiguos. Los cráneos de los

individuos de Sima de las Palomas se hallaron

aplastados transversalmente, quizá debido a un

derrumbe dentro de la cavidad, aunque puede que

sus congéneres arrojasen piedras de considerable

tamaño sobre ellos para consolidar una posible

sepultura.

La mayoría de las unidades anatómicas se encuen-

tran fracturadas, algunas de ellas en muchos peda-

zos. Algunas de estas fracturas tienen un origen

antrópico, y otras muchas son debidas a la manipu-

lación del hueso por parte otros mamíferos y dife-

rentes procesos post-deposicionales.

ARPI. Arqueología y Prehistoria del Interior peninsular 01– 2014 41

Como es norma en la mayoría de los ca-

sos conocidos, los restos han sido hallados en sue-

los de ocupación, con lítica y fauna asociada. La

tecnología que aparece es siempre Musteriense.

A tenor de los datos consultados, en el

área que revisada no puede concluirse que, de ma-

nera evidente, ninguno de los individuos identifi-

cados fuera sepultado de forma intencional. De los

39 individuos identificados, sólo 4 se encontraron

en posición anatómica conectada, y uno de ellos,

Cova Forada 3, para sus investigadores no parece

haber sido objeto de un enterramiento premedita-

do. Sin embargo, sí que es posible especular con

esa posibilidad en el caso de los individuos articu-

lados de Sima de las Palomas.

También se han identificado huellas de

corte realizadas sobre restos óseos neanderthales

poco después de su muerte. Éstas afectan a dife-

rentes partes del esqueleto y solamente a adoles-

centes y adultos, nunca a niños. En el área selec-

cionada, son 4 los individuos en los que se han en-

contrado indicios de manipulación. Las unidades

anatómicas manipuladas son 6 del total, todas en

Zafarraya.

Lo excepcional de los huesos de Zafarraya

es que posteriormente fueran quemados, con pa-

ralelos sólo registrados en Krápina, pero con la

diferencia de que en Zafarraya la combustión fue

voluntaria (fauna y carbón acompañaban a los

huesos), aunque desconocemos la verdadera in-

tencionalidad de la acción. Pudo tratarse del apro-

vechamiento de los restos como combustible o

quizá de algún tipo de conducta de carácter sim-

bólico. En cualquier caso las marcas de corte no

implica que estos individuos fueran previamente

consumidos.

Se puede concluir que las prácticas fune-

rarias aún no han podido ser demostradas en la

Península Ibérica, en parte porque la investigación

suele enfocarse desde la comparación directa con

los humanos modernos, es decir, con nosotros

mismos, pero también puede ser debido a las ma-

las características del suelo en el que fueron depo-

sitados para la conservación de los restos.

La investigación sobre los Neanderthales

ofrece un caudal constante de información reno-

vada, y aunque se trate de una especie fósil, da

una perspectiva dinámica sobre su naturaleza y

cultura, incluso a veces revolucionaria como en el

caso de las recientes publicaciones sobre DNA

antiguo. La actual imagen de este grupo humano,

apoyada por los cada vez más numerosos datos

arqueológicos, presenta a unos individuos cada

vez más humanizados, y nos recuerda que no so-

mos el escalón final en el proceso evolutivo y que

otros finales también fueron posibles.

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Tabla I. Individuos Neanderthales recuperados