argumento valido e inferencia inferencia

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VALIDEZ, INFERENCIA E IMPLICATURAS 11* HUGO MARG•.\IN Universidad Nacional Aut6noma de Mexico VI. Argumento valido e inferencia Toda persona tiene en cada momenta de su vida un conjunto de creencias que cambia constantemente. Hay creencias que, una vez adoptadas en la nifiez, conservara durante toda su vida, habra otras que tendra solo por unos segundos; olvida- ni algunas y rechazara otras por haber cambiado de opinion. En ocasiones, los cambios de creencias seran irracionales, pero frecuentemente el cambio sera racional. Llamaremos aqui inferencia al proceso racional por el que una persona cambia sus creencias, ya sea adquiriendo nuevas creencias, rechazando otras que tenia, 0 modificandolas. Cualquier ex- plicacion de 10 que es la inferencia tendra que tomar en cuen- ta este hecho: debera describir todas las caracteristicas que hacen de un cambio de creencias un proceso racional. La caracterizacion de Simpson recoge una tradicion mile- naria. Desde Aristoteles se habia pensado que el argumento valido es una forma de inferencia. El proceso deductivo era considerado como un proceso inferencial. En esta tradici6n pueden distinguirse diversas tesis mas precisas. Considere- mos primero una tesis extrema que resulta claramente falsa: toda inferencia es deductiva. Descartes y los racionalistas sostuvieron esta tesis. Algunas cosas se conocian direotamen- te y las demas se deducian de elIas. Esta doctrina se justifi- caba a priori, quienes la sostuvieron creyeron que podia ser correcta aiin en el caso de que no describiera correctamente * La primera parte de este articulo apareci6 en el mimero anterior de Critica. 3

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Page 1: Argumento valido e inferencia inferencia

VALIDEZ, INFERENCIA E IMPLICATURAS 11*

HUGO MARG•.\INUniversidad NacionalAut6noma de Mexico

VI. Argumento valido e inferencia

Toda persona tiene en cada momenta de su vida un conjuntode creencias que cambia constantemente. Hay creencias que,una vez adoptadas en la nifiez, conservara durante toda suvida, habra otras que tendra solo por unos segundos; olvida-ni algunas y rechazara otras por haber cambiado de opinion.En ocasiones, los cambios de creencias seran irracionales,pero frecuentemente el cambio sera racional. Llamaremosaqui inferencia al proceso racional por el que una personacambia sus creencias, ya sea adquiriendo nuevas creencias,rechazando otras que tenia, 0 modificandolas. Cualquier ex-plicacion de 10 que es la inferencia tendra que tomar en cuen-ta este hecho: debera describir todas las caracteristicas quehacen de un cambio de creencias un proceso racional.

La caracterizacion de Simpson recoge una tradicion mile-naria. Desde Aristoteles se habia pensado que el argumentovalido es una forma de inferencia. El proceso deductivo eraconsiderado como un proceso inferencial. En esta tradici6npueden distinguirse diversas tesis mas precisas. Considere-mos primero una tesis extrema que resulta claramente falsa:toda inferencia es deductiva. Descartes y los racionalistassostuvieron esta tesis. Algunas cosas se conocian direotamen-te y las demas se deducian de elIas. Esta doctrina se justifi-caba a priori, quienes la sostuvieron creyeron que podia sercorrecta aiin en el caso de que no describiera correctamente

* La primera parte de este articulo apareci6 en el mimero anterior deCritica.

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la practica cormin de inferir. El proposito era decirnos comodebemos pensar, no como 10 hacemos corrientemente. De serasi, la doctrina quedaria en pie y las inferencias que normal-mente hace la gente cormin y los cientificos resultarian de-ficientes. No me ocupare aqui de discutir la actitud aprio-rista en teoria de la inferencia. Asumire con Quine y Har-man la actitud opuesta: describir la inferencia racional esdescribir 10 que se toma comiinmente por inferencia racio-nal. Al examinar con este espiritu la primera doctrina deduc-tivista encontraremos dos objeciones obvias. En primer lu-gar, tenemos que esta doctrina reduce el proceso de inferen-cia a la adicion de nuevas creencias a partir de un conjuntooriginal de creencias. Esto contradice un hecho palmario:muchas veces el resultado del razonamiento 0 inferencia con-siste en el rechazo de alguna de las creencias de las que ha-biamos partido; en esos casos, la conclusion que sacamos esque estabamos equivocados en alguna de las cosas que creia-mos, y dejamos de creer en ella. Esto ha sucedido aiin concreencias que teniamos por evidentes e indubitables: en unmomento nos parecia inconcebible que fueran falsas, despuesencontramos razones para ponerlas en duda y finalmente reosolvimos abandonarlas. Por otra parte, quien examine lasinferencias que consideramos normalmente racionales, en-contrara que en muchos casos se parte de la experiencia sen-sorial. En muchos casos acudimos explicitamente a la expe-riencia para justificar nuestras creencias. Pero las teoriasque en este sentido "provienen de la experiencia" no puedendeducirse de ella, simplemente porque no existe la relacionlogics que garantice esta deduccion. Es aleccionador el fra-caso de los fi16sofos que dedicaron sus esfuerzos a parafra-sear las tecrias cientificas de modo que tuvieran relaciones16gicas con las oraeiones observacionales. Pero esta historiaes conocida; 10 que debemos aqui concluir es que por 10 me-nos esas infereneias, las que nos permiten creer teorias em-piricas, no son infereneias deductivas.

Esta conclusion, sin embargo, solo afirma la existencia deinfereneias no deductivas, no niega 10 que nosotros queremos

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negar, es decir, que haya inferencia deductiva. De hecho,quienes se vieron forzados a aceptarla continuaron creyendoque el paradigma de la inferencia era la deduccion. Creianque la validez logica era el caso mas claro de justifioacionde un paso en el razonamiento y, por ello, encontraban enig-matica la inferencia no deductiva. El problema de la indue-cion consistia en encontrar la forma de acomodar la indue-cion en un modele semejante al de la deduccion; este esfuer-zo resulto en una disciplina imposible, la llamada logicainductiva. El "argumento" inductivo era semejante al deduc-tivo. Sus premisas eran los "datos" observacionales de losque se partia y se llegaba igualmente a una conclusion. Laidea era que el razonador aceptaba los datos y gracias a cier-ta regla tenia que aceptar cierta conclusion. Esta regla reco-geria una relacion objetiva entre las premisas y la conclu-sion. En el caso del argumento deductivo, la relacion entrelas premisas y la conclusion es la de consecuencia Iogica.El problema de la logica inductiva era el de caracterizar larelacion entre las premisas y la conclusion de los argumentosinductivos.

En este momento, entonces, la inferencia se concebia comouna cadena de pasos, unos inductivos, otros deductivos. Cadapaso partia de datos de la experiencia, de conclusiones depasos previos 0 de verdades evidentes, Esta imagen es, unavez mas, incapaz de explicar como puede ser que el resulta-do de la inferencia en muchos casos consista en el rechazode alguna de las premisas. En ella solo cabe la adicion denuevas creencias. De aqui debiamos concluir, entonces, quela inferencia inductiva tiene una estructura diferente a lade la deduooidn: la conclusion debe poder consistir en el re-chazo de una premisa. Los pasos inductivos, entonces, podranconsistir en la supresion de premisas.

Pero seguimos sin cerrar la posibilidad de que la deduc-cion sea inferencia. La tesis extrema original se ha relajadopara permitir la inferencia inductiva, y hemos encontradorazones para afirmar que algunas inferencias inductivas nopodran tener una estructura semejante a la de la inferencia

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deductiva. Queda pues, por refutar, una tesis menos extremay mas plausible: el argumento valido, la deduccion, consti-tuye un tipo de inferencia, y un tipo de inferencia cuya va·lidez es perfectamente clara. Examinemos el contenido deesta tesis. Al decir que la deduccion es un tipo de inferenciano s610 se afirma una vaga relacion entre la deduccion yciertas inferencias: se sostiene que hay inferencias constitui-das por un argumento deductivo y que todo argumento de-ductivo puede convertirse en inferencia siempre y cuandoel razonador crea la verdad de sus premisas. Una inferenciaesta constituida por un argumento deductivo si sus premisasson las premisas delargumento y si su conclusion es la con-clusion del argumento. La tesis puede incluir, entonces, lassiguientes consecuencias: (a) que toda persona que crea laspremisas de un argumento debe, si quiere proceder racional-mente, aceptar la verdad de la conclusion y (b) que todapersona que crea las prernisas de un argumento deductivotiene derecho, comportandose racionalmente, a aceptar laconclusion. La primer a es muy importante, pues qui ere serun caso paradigmatico en el que la razon parece forzarnos aaceptar una conclusion. (EI otro es el caso en el que unaverdad parece imponerse a nuestra conciencia directamente.]

Una primera razon contra esta tesis se encuentra en la pa-rabola de Lewis Carroll: "Lo que la Tortuga dijo a Aqui-les."1 La historia es conocida: Aquiles tacitamente cree quededucir es razonar, inferir, La Tortuga Ie invita a efectuaruna inferencia siguiendo el modelo deductivo. Pero la Tortu- 'ga fuerza a Aquiles a incluir en su inferencia todas las pre-misas necesarias para convertirla en un proceso racional. Conesto deja paralizado a Aquiles al igual que Ie sucedia en laaporia clasica: para efectuar la inferencia se requiere unapremisa en la que Aquiles no habia pensado. Aquiles reco-noce que sin ella la inferencia no procede y decide adop-tarla. Una vez hecho esto, qui ere proceder a efectuar la in-ferencia. Pero la Tortuga Ie hace ver que todavia falta otra

1 Mind, 4 (1895), pp. 278·280.

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premisa. Aquiles la adopta, pero la Tortuga muestra quetampoco resulta sufieiente: el argumento, para convertirse eninferencia, necesita siempre una premisa mas. Carroll no nosdice que debemos concluir de este dialogo infinito. (Whatthe Tortoise taught us.) Aquiles no puede llegar a Ia conclu-sion de su razonamiento. La aporia parece mostrar que lainferencia es imposible. Pero, como en las demas aporias, 10que se demuestra no es que algo sea imposible (el movi-miento de una flecha, que Aquiles de alcance a la Tortuga)sino que hay algun elemento incorrecto en el planteamientodel problema. En este caso 10 que es incorrecto es la idea deque una inferencia pueda estar constituida por un argumentovalido. Veamos en detalle como procede este regresus. Aqui-les razona como sigue:

(A) Las cosas que son iguales a la misma son iguales en-tre S1.

(B) Los dos lados de este triangulo son cosas que soniguales a una misma cosa.

Por tanto,(Z) Los dos lados de este triangulo son iguales entre S1.

Aquiles piensa, con Euclides, que (Z) se sigue logicamen-te de (A) y (B), y acierta. Pero la Tortuga insiste en tomaren serio la hipotesis de que estamos frente a una infereneiay pregunta: "lBasta que alguien crea que (A) y que (B) sonverdaderas para que tenga que decir: 'y, por tanto, (Z) lesverdad?' " El propio Aquiles nos dice que una cosa mas esnecesaria, es decir, que la persona crea "Si (A) y (B), en-tonces (Z)". Esta oracion hipotetica, que la Tortuga prop onellamar (C), constituye una premisa indispensable para Ile-gar a la conclusion deseada: quien no crea en ella no tienepor que aceptar la conclusion, por mas que haya aceptadolas premisas (A) y (B). De aqui que la Tortuga pida aAquiles que escriba la premisa (C) en su razonamiento. Unavez hecho esto, Aquiles exclama: "Ahora si esta completo elrazonamiento: quien acepte (A), (B) y (C) no tendril mas

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remedio que aceptar (Z)." Pero la Tortuga vuelve a pregun-tar: "Pero, lsi ni no creyeras la verdad de 'si (A), (B) y(C), entonces (Z)', tendrias de veras que aceptar (Z)? Llamaa esta proposicion (D): lsi no creyeras en (D), tendrias queconcluir (Z)? Es claro que no. Escribe, entonces, (D) en turazonamiento, sin esa premisa no puedes avanzar." Natural-mente, el cuaderno de Aquiles resulta insuficiente para es-cribir el razonamiento completo: la Tortuga nunca dejarade encontrar una nueva premisa indispensable.

En esta version del dialogo la Tortuga pregunta si la acep-tacion de las premisas obliga al razonador a aceptar la con-clusion. Pero tamhien pudo haber preguntado si el razonadortenia derecho a llegar a la conclusion. En este caso 10 quese mostraria es que la validez del argumento no explica laracionalidad de la inferencia. La validez del argumento nojustificara a quien crea (A) y (B), si no cree (C), a con-cluir (Z). La deduccion no es inferencia. La descripcion com-pleta de una deduccion valida no incluye todos los elementosque hagan racionalmente ni necesaria ni posible la acepta-cion de la conclusion. Si quisieramos hacer de un argumentodeductivo una infereneia, tendriamos que afiadir premisasindefinidamente sin llegar jamas a concluir nada. Creo queRussell se equivoco al sugerir que la nocion de asercion y ladistincion entre "implica" [i.e. es valida la consecuencia) y"por tanto" conducirian a la solucion del problema. (VerLos principios de la matenuuica, paragrafo 38, donde se en-cuentran los renglones citados por Simpson.) La idea era su-gerente: una cosa es decir que vale la consecueneia, i.e., queel argumento es valido; otra es afirmar la relacion "por tan-to" entre las premisas afirmadas y la conclusion. Se tratade una relaoion diferente porque la primera puede darse sinla segunda, siempre que no se afirme alguna de las prerni-sas. Por ello, cuando aparece la expresion "por tanto", laspremisas pueden olvidarse y afirmarse directamente laconclusion. Sin embargo, esto no puede resolver el problemade Aquiles, pues la Tortuga ha mostrado que la relacion "portanto" no se da jamds entre las premisas y la conclusion de

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un argumento, por mas que hayamos afirmado las premisas.El hecho de que en ocasiones alguien pueda afirmar las pre-misas de un argumento valido, diga "por tanto" y concluyano muestra que la inferencia (supongamos que la hubo) pue·da explicarse solamente por la validez de la deduccion y laaceptacion de las premisas. La descripcion completa de unainferencia nunca podra consistir en la afirmacion de que elrazonador cree las premisas de un argumento valido y porello llega a aceptar la conclusion.

La parabola de Carroll, por otra parte, no es aplicable alproblema de la validez del argumento. Las razones de laTortuga obligan a Aquiles a admitir la necesidad de nuevaspremisas en su inferencia, pero no le obligan a admitirlaspara lograr la validez del argumento. Si en ninguna inter-pretacion las premisas son verdaderas y la conclusion falsa,el argumento es ya valido, no falta ninguna premisa. Tam-poco muestra la Tortuga que no pueda derivarse la conclu-sion de los argumentos validos mediante la aplioacion dereglas de derivacion. Quien ha aprendido a aplicar estas re-glas, no had caso a la Tortuga si esta le sugiere la necesidadde nuevas premisas: sabe que no las necesita. Por esta razonse ha dicho que la ensefianza de la Tortuga es que debendistinguirse las premisas de las reglas de derivacion, Unaprueba, en este sentido, es efectivamente una secuencia deoraciones que han sido derivadas de oraciones anteriores me-diante la aplicacion de reglas de derivacion, mal llamadasde inferencia. Si las reglas son valid as y las premisas verda-deras la conclusion sera verdadera. Pero si llegamos a creeren la verdad de la oracion anterior, 0 en la verdad de las pre·misas 0 la conclusion, esto no 10 habremos concluido me-diante un proceso de deduccion 0 derivacidn,

En el apendice de Simpson, despues de la cita de Russell,se ofrecia una oaraeterizacidn de la infereneia un tanto dis-tinta. Aqui, inferir no era ya simplemente afirmar las pre-misas de un argumento valido, decir "por tanto" y quedarsecon la conclusion. Las premisas de la inferencia incluirianno solamente las premisas del argumento en cuestion, sino

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una creencia mas, a saber, la de que el argumento mismo esvalido [Condicion epistemica (ii), primera parte). Para juz-gar esta situacion es preciso desechar una primera interpre-tacion ambigua: debemos tener claro que la premisa queafiadimos no es el primer paso de la historia de Aquiles."En otras palabras, debemos tener claro que si la inferenciaes racional, esto no puede deberse a una relacion de validezentre las premisas de la inferencia y su conclusion. Al acep-tar esa premisa hemos tenido que separar las reglas de de-duccion de las reglas de inferencia (en sentido propio), y10 que hacemos es ofrecer una regla de inferencia: "Si unrazonador r cree A y cree que A implica B, debe (0 puede)concluir que B es verdad." Esta seria una regla de inferen-cia muy importante, la regla que gobernaria el tipo de infe-rencia mas cercano a 10 que la tradicion llamaba inferenciadeductiva, una regla, por 10 demas, distinta a la que Simp-son sugiere transcribiendo a Russell. Los defensores de latradicion, en efecto, podrian pensar que esta regla recoge laverdad minima que se encontraba en la idea de que hay in-ferencias deductivas.

Debemos preguntarnos, sin embargo, si el principio 0 reogla propuesto pretende garantizar la racionalidad de la infe-rencia. Si no 10 pretendiera, la tesis se volveria extremada-mente vaga y no podria considerarse una tesis acerca de lainferencia: no nos diria en que consiste que una inferenciasea racional. Pero si 10 pretende, es falsa. Cuando creemoslas premisas de un argumento, y creemos que el argumentoes valido tendremos con ello elementos para tomar en eonsi-deracion en una posible inferencia, porque si creemos queel argumento es valido, tenemos una razon muy fuerte paracreer que no pueden ser las premisas verdaderas y la conclu-

2 Si "inferencia" se entiende en nuestro sentido, las siguientes palabras dePrincipia Mathematica describirian esta situacionr "El proceso de inferenciaes como sigue: se afirma una proposicion "p" y se afirma una proposicion "pimplica q" y entonces, como consecuencia, se afirma la proposicion "q", Laconfianza en la inferencia se debe a Ia creencia de que si las dos iiltimas aser-ciones no estdn en el error, la asercion final no 10 estara." Esta ultima oracionparece haber sido dictada por la Tortuga. (Principia Mathematica, capituloprimero de la Introduccion.)

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sion falsa. Pero esto no quiere deeir que al haber aceptadolas premisas" tengamos la obligacion ni el derecho de aceptarla conclusion. Todo dependera de si tengamos razones pararechazar la conclusion. En tal caso, las sopesaremos, exami-nando las razones en favor de las premisas. La logica nadatiene que decirnos acerca de cual decision sea aqui racional.Si efectuamos una inferencia en la que partimos de la creen-cia en la validez de un argumento y de la creencia en laverdad de las premisas, el resultado de la inferencia puedeincluir el rechazo de alguna premisa, la aceptacion de la con-clusion, el rechazo de la validez del argumento, 0 el simpleregistro de un problema que por el momento no somos capa-ces de resolver. (En la descripcion anterior, las palabras"premisas" y "conclusion" se refieren a los elementos de unargumento valido y no a las premisas de las que parte la in-ferencia y a la conclusion a la que llegamos. La confusionentre argumento e inferencia ha dado a estas palabras unsentido ambiguo.)

Si se aceptara el principio de que qui en cree un conjuntode proposiciones debe, 0 puede racionalmente adoptar todassus consecuencias logicas, tendriamos una paradoja de la im-plicacion, Supongamos que alguien cree un conjunto de pro-posiciones cuya conjuncion es contradictoria. De este conjun-to se sigue logicamente cualquier proposicion, Luego, si seaceptara el principio que discutimos, ese razonador pod riao deberia concluir que todas las oraciones de su lenguaje sonverdaderas." En realidad, esta infereneia no se justificaria,Quien se encuentra en esta cormin situacion, lejos de concluircualquier cosa, intentara normalmente, si puede, reducir lascontradicciones de sus creencias, pero sin empobrecer su re-presentacion del mundo. Dicen Quine y Ullian "algunas ve-ces, es triste decirlo, continuamos asintiendo a oraciones quese contradicen entre si, pero esto se debe a que la contradic-cion no es siempre obvia. No podemos continuar creyendola verdad de todas las oraciones de un conjunto desde el mo-

3 Ver Thought, de G. Harman, p. 127.

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mento que sepamos que se contradicen entre si, puesto quela contradiccion requiere que una de elIas sea falsa" / Sinembargo, una cosa es concluir que no pueden todas ser ver-daderas y otra dejar de creer en alguna de elIas. Nuestracreencia de que hay una contradiccion en ese conjunto deoraciones es una razon excelente para volver a considerar lasrazones por las que creemos en cada una de esas oraciones,pero ni nos obliga ni nos permite (por si sola) a dejar decreer en alguna 0 en todas esas oraeiones. Es posible queencontremos razones para dejar de creer en una de elIas, yque esto nos permita suprimir ese oontradiccion; es posibleque encontremos dehiles las razones en favor de alguna deelIas y convenga rechazarla para restaurar la coherencia;pero tambien es posible que no encontremos deficientes lasrazones que justifican cada oracion, sino, por el contrario,muy fuertes. En este caso, seguiremos creyendo en cada unade las oraciones y sabremos que su conjuncion es falsa, sinque tengamos la menor idea de como resolver este problema.Esta situacion no es rara cuando tenemos teorias incompati-bles logicamente, pero que tienen, cada una, una importantefuerza explicativa en algiin dominio de la naturaleza. Aun-que sepamos que no pueden ser ambas literalmente verda-deras, seguiremos creyendo en elIas mientras no logremosencontrar alguna reforma que supere la contradiccion, 0 al-guna nueva teoria que pueda competir con las anteriores enfuerza explicativa. Es natural que en esta situacion no ten-gamos normalmente la menor idea de como habra de resol-verse la cuestion, pues su solucion sera resultado del genioo de la fortuna de algiin razonador creativo. En conlusion,si vamos a poder hablar de un "principio de no contradic-cion" en la inferencia, no se tratara de una norma que nosordene suprimir inmediatamente cualquier contradiccidn, unavez descubierta. Mas que una regIa de 10 que debemos hacer,se tratara del reconocimiento de un tipo de razon que habrade considerarse en la inferencia, de un tipo de razon muy

4 The Web of Belief, p. 9.

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fuerte, pero no de una raz6n que sea suficiente por SI solapara determinar la inferencia: competira siempre con otrasrazones.

Hay aiin casos en los que no parece ni siquiera deseablela superaci6n de la contradicci6n. Toda persona racionalpiensa que alguna de sus creeneias es falsa, simplemente por-que sabe que no es infalible. Por tanto, tiene un conjunto decreencias inconsistente: cree cada una de sus creencias y creeal mismo tiempo que su conjunci6n es falsa." Es razonablepensar que todos creemos en una contradicci6n semejante yque esa contradicci6n se quedara con nosotros mientras noconcluyamos que hemos sido infalibles, es decir, para siem-pre. Lo que aqui sucede es que esta contradicci6n no restacoherencia explicativa a nuestro conjunto de creencias de pri-mer nivel, mientras que la creencia de segundo nivel es per-fectamente compatible con nuestras creencias acerca de nues-tras creencias de primer nivel, Es pues razonable concluirque no tenemos en general la obligacion de creer todas lasconsecueneias 16gicas de nuestras creencias, puesto que lacreencia en cada uno de los miembros de un conjunto decreencias no es siempre razon para creer en la conjuncion deesas creencias.

La Iogica, entonces, no es una ciencia normativa que nosindique como debemos pensar 0 que debamos pensar: no obli-ga, prohibe, ni permite. Estudia las relaciones Iogicas entrenuestras creeneias y, con ello, nos ofrece creencias acerca denuestras creencias: que P y Q no pueden ser ambas literal-mente verdaderas, que si P es verdadera Q 10 sera; etc. Har-man piensa que si hay una relacion entre 16gica e inferencia,esto se dehera a que la infereneia es inferencia a la mejorexplicaci6n y a que un tipo muy importante de explicacion esla explicaci6n deductiva.

Susan Stebbing registra con mucha claridad una razonque podria aducirse en favor del modelo deductivista de lainfereneia: parece salvarnos del psicologismo. Los principios

5 Ver Harman, op. cit., p, 157 y Robert A. Jaeger, "Implication and Evi-dence", The Journal of Philosophy, Vol. LXXII, No. 15, Sept. 4, 1975.

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de la inferencia seran objetivos y no dependeran de la psi.cologia. "Toda inferencia es psicologica, dice, porque la in-fereneia es un proceso mental; pero su validez depende decondiciones que no son psicologicas.?" EI psicologismo fueuna tesis tal vez equivocada con respecto a la logica y a lasmatematicas, En cuanto a la inferencia, en cambio, no pode-mos apelar a ningiin otro tribunal que al de la razon huma-na. Al explicar Ia inferencia como deducoion se pensabalograr un fundamento no psicologico para la inferencia. Har-man propone regresar aqui a la idea de la imaginaci6n desimpatia. No parece probable que se descubran "principiosde razonamiento" que puedan justificarse objetivamente. Loiinico que nos queda es asumir que nuestro razonar funcionade la misma forma que el de otras personas. Esta es, cierta-mente, una hipotesis empirica, y parece estar respaldada porel sentido cormin: asi explicamos la conducta 0 creencias delos demas, Es cierto que esta teoria del razonador ideal tieneun status cientifico dudoso, pero no se encuentra en peor si-tuacion que cualquier parte de la psicologia.

VII. Holismo de la inferencia

La imagen deductivista nos deja en hereneia un preJUlCIO:la inferencia consta de un mimero breve de premisas, y suconclusion consta de una creencia 0 de un mimero breve decreencias; breve, en comparacion con el de la totalidadde las creencias del razonador. Harman sostendra un punto devista opuesto: las premisas son todas las creencias del razo-nador previas a la inferencia, y su conclusion es la totalidadmodificada de creencias que resulta de la inferencia. Parcia-lismo y totalismo 0 holismo de la inferencia. No es posibleexaminar esta alternativa sin considerar que principios pue-dan explicar la racionalidad de la inferencia. Ya he sefiala-do que al decir cuales sean las premisas y conclusion de unainferencia afirmamos tacitamente que la raeionalidad de esa

6 s. Stehhing, A Modern Introduction to Logic, p. 211.

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inferencia podra juzgarse en relacion a esas premisas y con-clusion, sin la presuposicion de ninguna otra creencia delrazonador: si la racionalidad de la inferencia dependiera dealguna otra creencia del razonador, habria que contarla en-tre las premisas. Los principios deductivistas que examina-mos en la seccion anterior eran parcialistas, es decir, eranprincipios que se referian a un conjunto limitado de premi-sas; limitado, como hemos dicho, entre las creencias del ra-zonador. Pero esto no se debia al azar: estos principios in.tentaban fundar la racionalidad de ciertas inferencias en lavalidez de una deduccion, y la validez de la deduccion es in.dependiente de cuales puedan ser las creencias totales de unapersona. Los prineipios de la inferencia adecuados a unaidea holista, en cambio, tendran que ser consideraciones apli-cables a la totalidad de las creencias del razonador. Quine noafirma explicitamente que la inferencia sea holista, pero estaidea se desprende de los principios de inferencia que pro-pone. Harman sostiene explicitamente el holismo de la infe-reneia y adopta principios semejantes a los de Quine. Al exa-minarlos comenzaremos aver la plausibilidad de la teoriaholista. Harman nos invita, en primer lugar, a concebir latotalidad de las creencias de una persona como una descrip-cion 0 imagen panoramica de la realidad. Pero esta imagenes a la vez explicativa, En la infereneia se persigue incre-mentar la "coherencia explicativa" de esa vision total, esdecir, se trata de "hacerla mas completa, menos ad hoc, masplausible". Pero este impulso no obra solo, compite con latendencia de conservar hasta donde sea posible la visiontotal. Partimos, al inferir, del panorama total del mundo quetenemos en un momento dado. Al intentar "maxi mizar sucoherencia explicativa" propiciaremos reformas y alteracio-nes. Pero el conservadurismo nos exigira defender las creen-cias viejas: reformaremos el panorama original 10 menos quepodamos.

Harman ofrece dos razones en favor del holismo de la in-ferencia. La primera es que no puede juzgarse la racionali-dad de la inferencia sino con respecto a la totalidad de las

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ereeneias del razonador. La segunda es que su version tota-lista de la infereneia resulta preferible a cualquier versionpareialista porque logra expliear ejemplos de Gettier 1 queson inexplieables dentro de la version pareialista, y porquesolueiona la paradoja de la loteria." Pero la idea holista sus-eita dos objeeiones 0 preoeupaeiones que tenemos que disi-par. La primera nos recuerda el heeho obvio de que al inferirjamas consideramos conseientemente todas nuestras creeneias;la segunda insiste en otro heeho innegable: la mayoria denuestras ereeneias son en general irrelevantes en infereneiaspartieulares. De aqui se qui ere concluir que las creeneias noeonsideradas eonseientemente, 0 las que no son relevantesno forman parte de las premisas ni de la conclusion. Pero alhaeer explieitas las intuiciones que alimentan estas objecio-nes deseubriremos que careeen de fuerza.

Para que la primera objeoion pueda llegar a la conclusiondeseada tiene que asumirse la tesis de que la infereneia esun proceso totalmente eonseiente. De hecho, esta idea se pre-senta con tal aire de naturalidad y evideneia que pareee di-Iicil oponerse a ella. Esto se debe, en parte, a que la meta-fisica dualista logro eonveneernos de que la conseieneia es

1 Edmund Gettier demostrd que no toda creencia verdadera y justificada esconocimiento, si entendemos "conocimiento" en la forma ordinaria. Por ejem-plo, normalmente dirfamos que una persona sabe que Leibniz nacio en 1646porque 10 leyo en un libro que se considera confiable (0 sea, su creencia sejustifica) y porque, efectivamente Leibniz nacid en ese afio, Sin embargo,Gettier propone un ejemplo que difiere del anterior en s610 un detalle extra:el autor del libro creia equivocadamente que Leibniz habia nacido en 1664, ysi escribi6 "1646" esto se debio a un lapsus, De hecho, el autor ha corregidoese dato en la edicion posterior. En este nuevo ejemplo, no diriamos que ellector del libro sabe que Leibniz nacio en 1646. Lo cree, se justifica que 10crea, es verdad, y, sin embargo, no 10 sabe, Tenemos pues dos situaciones enlas que una creencia se justifica por las mismas razones y es verdadera, Em.pero, en una se produce conocimiento y en la otra no. Harman llama a cual-quier par de situaciones con esas caracteristicas un ejemplo de Gettier.

8 Henry Kyburg (Probability and the Logic of Rational Belief) mostro quecualquier regla puramente probabilistica de aceptaci6n de una creencia con-ducira a una paradoja. Supongamos la siguiente regla e "debo creer P si creoque la probabilidad de que P ocurra (0 haya ocurrido) es muy alta, digamos,.99". En tal caso deberfamos creer, de cada participante en una Ioteria de masde cien boleros, que no habra de sacarsela, pues Ia probabilidad de que no sela saque tendra que ser mayor. Proceder de esta forma seria irracional. Deahf Ia paradoja,

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una nota esencial de los procesos y de los estados mentales.Al abandonar esta metafisioa, sin embargo, la hipotesis delos procesos y estados mentales no conscientes deja de serimposible. Si suponemos que habra alguna relacion de iden-tidad entre la mente y el cuerpo, que ellenguaje mentalistase refiere al mismo objeto que ellenguaje fisico, es decir, alcuerpo, nos dejara de pareeer incoherente la idea de que unproceso mental no sea consciente. Tenemos, por otra parte,una razon muy fuerte para afirmar que no todo 10 mentales consciente. Como intentare mostrar mas adelante, es im-posible explicar la racionalidad de ninguna inferencia si nosatenemos al proceso del que fue consciente el razonador. Laalternativa sera, entonces, entre el abandono de la identifica-cion de 10 mental con 10 consciente, y el abandono de cual-quier intento de explicacion de la inferencia como procesoracional. Es obvio que escogeremos el primer camino. Freudpostulo el inconsciente por razones cercanas a la anterior: sila psicologia queria llegar aser una ciencia eompleta, si seproponia explicar todos los estados y procesos mentales, nopodia atenerse al material consciente, material esencialmen-te fragmentario, asistematico y plagado de lagunas causales."

La tesis de que no puede juzgarse la racionalidad de unainferencia sino con respecto a la totalidad de las ereenciasdel razonador nos obliga, entonces, a adoptar la idea de queel proceso de inferencia es un proceso mental del que nuneatenemos eonciencia completa (no estamos conscientes de to-das las premisas ni de la totalidad de la conclusion) y quees totalmente inconsciente en la mayor parte de los casos.Tenemos, ademas, razones independientes para pensar quela inferencia no necesita ser consciente. Harman nos recuer-da 10 dificil que resulta casi siempre explicar cuales fue-ron las consideraciones que nos conveneieron al adoptar unacreencia oal tomar una decision. La explicacion de muehosde los ejemplos de Gettier, pOl' otra parte, requiere la pos-

9 Ver el articulo de Thomas Nagel, "Freud's Anthropomorphism", que apa-rece en Freud, a Collection of Critical Essays, antologia de Richard Wollheim.

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tulacion de procesos inconscientes de inferencia. Mas ade-lante examinare algunos ejemplos de Gettier relativos a lapercepcion (seccion IX). Con elIos se muestra el caracter in-ferencial de la percepcion. En este momenta solamente indi-care la in£luencia del prejuicio en favor de la conscienciacon relacion a la percepcion. Cuando percibimos con clari-dad, en e£ecto, rara vez deliberamos conscientemente. En estehecho se ha encontrado una razon en favor de la idea de queen la percepcion se acepta sin deliberacicn algo "dado" antela consciencia, es decir, en favor de la tesis de que en la per-cepcion no hay razonamiento 0 inferencia. S. Stebbing nosdice, siguiendo a Moore, que cuando vemos una mesa perc i-bimos este mueble inmediatamente, reconocemos sin inferir.Si, por el contrario, no estamos seguros de 10 que vemos 0

tocamos, por ejemplo cuando concluimos "Esto debe ser unperro", entonces, dice S. Stebbing, en este caso SI hubo infe-rencia, "por rapido que el proceso haya sido". Lo que aquisucede es que al manifestar cierta inseguridad ("debe") so-mos conscientes de que estamos tomando una decision. Y,claro, estos casos no contarian como casos simples de per-cepcion sino como inferencias que parten de percepcionesconfusas.

Al proponer la segunda objecion acepte como innegable elhecho de que la mayoria de nuestras creencias son, en gene-ral, irrelevantes en cada inferencia. En realidad, el contenidode esta afirmacion es oscuro. (,Que quiere decir que unacreencia sea pertinente 0 relevante en la inferencia? Una pri-mera respuesta: es relevante toda creencia que deba conside-rarse al discutir la racionalidad de la inferencia. Esta inter-pretacion define "creencia relevante" de la misma forma quehemos definido "premisa". La objecion seria, por tanto, per-tinente. La imagen holista pasaria por alto el hecho innega-ble al que nos hemos referido. Sin embargo, esta misma in-terpretacion vuelve falso el hecho innegable. En efecto, todaslas creencias del razonador serian relevantes en este sentido:la racionalidad de la inferencia no puede juzgarse sino conrespecto a la totalidad de las creencias del razonador. Pero

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veamos pOl' que esto haya de ser asi. El fi16sofo parcialistasostendra que si tomamos un conjunto limitado de premisas yuna conclusi6n, podremos explicar la racionalidad de la in-fereneia asi descrita con independencia de cuales puedan serlas creencias colaterales del razonador, Pero en cualquiercaso de inferencia que nos ofrezca vamos a poder demostrarleque su explicaci6n es incompleta. Si a primera vista pareceexplicativa, esto se debe a que se apoya en la hip6tesis tacitade que el razonador tiene ciertas creencias y no tiene ciertasotras. Esta hip6tesis es factible pOl'que se asume que el razo-nador tiene las creencias usuales en los miembros de su cornu-nidad. La explicaci6n completa hara explicitas esas creenciasal acudir a la totalidad de 10 que el razonador cree, En otraspalabras, siempre que se nos ofrezca una inferencia descritaen forma parcialista podremos imaginal' una creencia, fuerade las premisas descritas, tal que si la tuviera el razonador,la inferencia dejaria de ser racional. No se trata de queestas creencias que podemos imaginar sean verdaderas, y nisiquiera verosimiles, 10 importante es que si el razonadorllegare a tenerlas, no se justificaria que adoptase la conolu-si6n. Si, en cambio, afirmamos que las premisas constituyenla totalidad de las creencias del razonador, la hip6tesis deque el razonador tuviera premisas ulteriores s610 constituirialaconsideraci6n de otra inferencia cuya irracionalidad ennada afecta a la inferencia que se hubiere descrito en formaholista. Podemos ilustrar 10 anterior con un ejemplo deQuine. Supongamos que un quimico ve el color de un papely concluye automaticamente "esta soluci6n es acida". Elparcialista comenzaria por analizar la situaci6n proponien-do una sola premisa constituida porIa experiencia colori-fica del quimico. Pero pronto se dara cuenta de que si elquimico no creyera en la teoria quimica que aprendio afiosatras, y que en ese momento no toma en cuenta consciente-mente, su inferencia no se justificaria. (Asumo que el con-cepto de acidez no puede definirse (como ningiin otro) enforma operacionalista. Con un concepto definido en tal for.rna podriamos aproximarnos a una inferencia parcialista,

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pero al hacerlo nos aproximamos tambien a la hipotesis deun lenguaje absolutamente privado, es decir, a una hip6tesisincoherente.) Como Aquiles, el parcialista tendra que ir ano-tando mas y mas premisas en su cuaderno. La teoria quimicano sera suficiente. Habra que escribir tambien que el papeltomasol esta elahorado correctamente, que la iluminaci6n esnormal, que el razonador no esta drogado, que no alucinani suefia, que ningiin fisiologo maligno estimula BU sistemanervioso, etc. La iinica forma de parar este regresus es escri-bir en la primera pagina del cuademo: "estas premisas cons-tituyen la totalidad de las creeneias del razonador".

EI ejemplo anterior es relativamente obvio, los tiemposde los proyectos reduccionistas de conceptos te6ricos a enun-ciados observacionales han pasado. Sin embargo, muchossiguen pensando que las oraciones observacionales y que lasoraciones de la 16gica y de las matematicas no dependen ensu demostraci6n de la totalidad de las creencias del razo-nador. De manera que quien pretenda mostrar que la infe-reneia no es parcialista en ningiin caso habra de dar cuentade esos dos casos extremos, es decir, de aquellos en los que lainferencia parece ser una deducci6n a priori y aquellos enlos que parece que el razonador no razona sino s610 registra,aprehende. Para los efectos de la objeci6n que examinamossupondre que ambos casos han sido resueltos. (Se discutiranen las secciones VIII y IX.) ,0

Tenemos, entonces, que la objeci6n de la relevancia es im-posible: cuando es pertinente, el hecho innegable resulta fal-so; cuando el hecho se interpreta de manera que resulteverdadero, la noci6n involucrada de relevancia impide la ob-jeci6n. Del hecho de que una creencia sea irrelevante no po-dra concluirse que no sea una premisa. Pero aunque con 10ya dicho se haya desvanecido la objecion, tal vez convengaexplorar tentativamente cual pueda scr el contenido del hechoinnegable. Pi enso que en sentido estricto es incorrecto afir-

10 Estas secciones se encuentran en 1a tercera parte de este trabajo, queaparecera en un mimero proximo de Critica.

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mar que hay creencias irrelevantes en una inferencia. Loque quiere decirse asi en forma confusa es que hay creenciasque no tienen nada que hacer en la presentacion de una prue·ha, demostracion 0 alegato en favor 0 en contra de cualquiercreencia concreta. Lo mismo puede decirse en el caso de ladiscusion 0 consideracion de una hipotesis 0 en el relatode una historia, Puesto que en estas situaciones se intentaconvencer (es decir, que alguien efectiie una inferencia) 0

descubrir la posihilidad de alguna inferencia, parece quelas creencias irrelevantes en la prueba, discusion, etc., soncreencias irrelevantes en la inferencia. Por otra parte, larelevancia en la prucba, alegato, etc., depende de las relacio-nes explicativas entre las oraciones. En la explicacion decualquier situacion particular encontraremos verdades queno son relevantes. Ahora bien, al considerar la aceptaciono rechazo de una hipotesis, al intentar demostrar su verdad 0

falsedad, no se hara otra cosa que proponer un cuadro expli-cativo dentro del cual esa hipotesis sea esencial, 0 dentro delcual esa hip6tesis no aparezca 0 aparezca su negaci6n. Elprop6sito seria mostrar 0 descubrir que la coherencia expli-cativa de la vision total se incrementa 0 disminuye con laaceptacion de ese cuadro explicativo. Pero un cuadro expli-cativo expresable no sera sino una parte de la vision total, ysu fuerza explicativa depende de la aceptacion de otras creen-cias, y, a la larga, de la vision total. La fuerza de las ex-plicaciones deductivas, par ejemplo, dependent de nuestrascreencias acerca de la deduccion, y de la posicion que ocupenen la parte del dibujo que las circunde: de esto ultimo de-pendera que la explicacion sea 0 no circular.

La coincidencia entre los miembros de una comunidad ensus apreciaciones de relevancia se debe principalmente a suparticipacion en los rasgos principales de una vision del mun-do. Las pruebas 0 discusiones, por otra parte, pueden sermas 0 menos radicales, es decir, pueden apelar a las creen-cias tacitas aceptadas por una comunidad 0 pueden poneralgunas en duda. Pero en la medida en la que sean radicales,tendran que proponer explicitamente un cuadro explicativo

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mas amplio. Sin embargo, en ningun caso es posible pro-poner una vision total alternativa que no coincida en nadacon la vision precedente. La inferencia es siempre una re-forma de una vision total, nunca su derogacion total. Laadopcion de una vision total absolutamente nueva (si estotiene sentido, pues seria intraducible) no se podria explicarcomo una decision racional. Por otra parte, es imposible ha-cer explicita la totalidad de la vision total. De modo es queuna prueba, discusion 0 consideracion jamas propone la to-talidad de las premisas, sino que asume el acuerdo sobrelos grandes rasgos de una vision total. Tal vez se encuentreaqui otra razon por la que sehaya planteado la inferenciaen forma parcialista. No solamente no estamos conscientes detodas nuestras premisas, sino que seria imposible hacerlastodas explicitas. Es cierto que la razon humana explica lainferencia, pero para ser capaces de discutir la racionalidadde una inferencia tenemos que asumir tambien, ademas dela misma facult ad de razonar, la coincidencia en creenciasbasicas. Dado un tel on de fondo de creencias compartidases facil confundir la prueba con la inferencia.

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SUMMARY

In the first part of this paper, published in the previous issue of Criti-ca, the notion of logical validity and Grice's theory of conversationalimplicatures were discussed a propos the validity of the logical ruleof addition. This rule had been contested by Dr. Bunge in previouspapers published in Critica. T. M. Simpson had defended the validityof the rule against an objection of Strawson, The objection wasthat the conclusion of the argument P / .'. P or Q expresses a doubtnot expressed by the premiss. Simpson understands "or" as "v" andhas a clear idea of what "valid" means in logic. So, he concludesthat the argument is valid. Then, he tries to show what is wrongwith Strawson's objection. He thinks that the argument is logicallyvalid but psychologically implausible. A valid argument and apsychological inference are not the same thing. But this distinctiondoes not prove that Strawson's objection is incorrect, since it failsto show that a sentence of the form P or Q can be true when thespeaker does not have the doubt expressed by the sentence, andso, that it can be true when P is true and the speaker knows it.In fact, the solution to this problem is to be found in a theory suchas Grice's theory of conversational implicatures. Another objectionto Simpson's solution is that it implies a false relation between validargument and the process of change of beliefs called inference. Thesecond part of this paper, published in this issue, discusses therelation between valid arguments and the psychological process ofinference, understood as rational change of belief. Following an ideaof Gilbert Harman, the paper criticizes the opinion that valid ar-guments are forms of inference. Different versions of this opinionare discussed in order to show that they fail to explain why anychange of belief is rational. Lewis Carroll's parable of Achilles andthe Tortoise is used to show that any valid argument, taken as arule of inference (i.e., as a rule warranting changes of belief) isincomplete. Achilles cannot write all the premisses of his inferencedown in his notebook: he has a complete, valid argument, but theTortoise finds a belief without which the inference is not warranted.So Achilles writes this belief down in his notebook as a premissof his inference, but, again, the Tortoise finds another belief thatAchilles needs in order to infer the conclusion.

Later on, Harman's holist view of inference is compared withpartialist theories. The main reason not to accept partialist theoriesis that it is not possible to assess the rationality of any inference

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if only part of the beliefs of the reasoner are considered. There aretwo objections to a holist view that are discussed: the fact that weare not conscious of the totality of our beliefs when we infer, andthe fact that not all our beliefs are relevant in every inference. Theanswer to the first is that the process of inference is not totallyconscious, and is even sometimes completely unconscious. The answerto the second is that the sense of "relevant"that makes this objectionplausible is not equivalent to the sense 01 "premiss" when we saythat all the beliefs of the reasoner are premisses of his inferences.

(Summary by Hugo Margain)

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