25385595 seman pablo bajo continuo

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Page 2: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

TíTULOS GaRLA

l>-' LAS REGLAS DEL M~TODO SOCIOLÓGICO Émile Durkheim

;¡;" EL NACIMIENTO DEL ESTADO Quelllin Skmner

¡¡;. ESTUDIOS PSICOLÓGICOS Y ETNOLÓGICOS SOBRE MÚSICA Georg 5immeí

!.> LAS AVENTURAS DEL MARXISMO Gise/a Catan2aro - Ezequiel/par

iJ::> LA DESUNiÓN REPU6LICA y NO-DOMINACIÓN EN MAQlJlAVELO Ernestu FUlJes

J-- HAMLET, EL PADRE Y LA LEY fnflque KOZJckl

t)' EL SUICIDIO {mí/e DlJrkh<,im

e- POLíTICA EN SP',NOZA Mari/13m Chaul

;? SIETE ENSAYOS DE INTERPRETACiÓN DE LA REALIDAD PERUANA José Carlos Manáteglli

jt., LA OREJA DE LOS NOMBRES Federico Galende

~ '~ENIN-MARX Georg Lukács

.. POBRES CIUDADANOS LAS CLASES POPULARES EN LA ERA DEMOCRÁTICA (ARGENTINA, 1983-2003) Oenis Merklen

'> laS ASALTANTES DEL CIELO POlíTICA Y EMANCIPACiÓN Horacio GOflzález

Ii'" LA SUGESTiÓN DE LO CONCRETO ESTUDIOS SOBRE TEORíA LITERARIA MARX¡STA Miguel Vedda

~ DISCURSOS HISTÓRICO - POLíTICOS Thomas Hobbes

e ·ro E <ll Ul

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BaJO conTinuo eXPLORaCIOnes DescenTRaoas SOBRe

CULTURa POPULaR y masIva

III I I I I I I I I I I I I

prefacio de Denis Merklen

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~a.!.l no" ~ ~ e n t o -,-; 1'::';",:' I GORLA

Page 3: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

III COLECCiÓN NOVECENTO PReFaCIO BAJO CONTINUO i Director de la coleccióm Educrdo Rinesl

por Denis Merk1en 1

1

Seman, Pablo

Bajo continuo: exploraciones descentradas sobre cultura popular y ma~i",,­1a ed. - Buenos Aires: Gorla, 2006.

160 p. , 21x15 cm. (Nove¡;ento; 18 d,rigida por Eduardo Rinesi)

ISBN 987-22D81-4_X

1. Ensayo Argentino.!. Tilulo CDD A864

Había Itrl3 vez un blll. (In bliJ/ito que en Gll¡I1~Ú

a toda la potJ!ación emt>rujabJ Sin ton ni sen.

Pero un día lIeg6 el Ouc/orrrr maneJando un eva/limO/Ofrrr

<Ysabefl io que pasjC ¿No?

Maria Elena Wal5hFecha de catalogación: 23/08/2006

Diseño y diagramac::ión: Juan Manuel Mileo Una de las formas de leer los estudios s:Jbre la sociedad argentina contemp'J­

Prefacio: Dertis Merk,en .'! rénea es preguntándose qué referente util,z:J e1 autor de cada trabalo que busca

comprenderla Sabemos q~e en ciencias sociales no hay descripción ni juicio pOSible© Por el presente prefacio EDI-ORIAL GüRlA 2005 © 2006 EDiTORIAL GüRlA sin comparación, sea esta tácita o explicita, Decir que la Argentina se llodemiza, Valentin Vir~~oro 1475 Planta BJja "B" es mas o menOS democratlca, justa, compleja o excluyente, que SUS rrovlmientos e udad Autónoma de Buenos Aires (1414) _Argentin" sociales san creativos o meros reflejos del contexto, tOdo necesita un parametrowlllw.ed;\orialgorla,Com. ar ped [email protected] teórico o empírico. ¿Comparado con qué? ¿(m'jl es la referencia sobre la cual pro­

curar entender la Argentina? Hace una punta de afios, mas de dIez, Francis Korn me enseñó el valor de esa

No se Dermi~e la reproducción lo~al o parci21 de este libro, ni su almacenaniento en un sistema pregunta, "¿Comparado con qué?", como un;) de los fundamentos esenciales de laInformático. ni su transmlsi6n OCf ~ualqule¡ IOlm~ o POI cual\1uiel me(\lo, e\~ctrico, mecánico. foto~opia u otros melodos. sin el permiso prevIo del editor. producción de conocimiento en ciercias Iwrr2nas y SOCIales. Quien fuera entonces

mi directora de irvestigación me enseñó otra cosa fundamentaL el valor de la es­

critura. Hacer una tesis, me decia, es esenci::llmente escribir un buen li~ro MuchoQueda Mcho el depósito que mafCa la ley 11.723 Derechos reservados de lo que decimos los so:iólogos jepende de la fuerza y la fineza que seam:JS ISBN·lO: 987-22D81.4-X capaces de impri'TlHle a nueslras ideas a la hora de escribirl~s. QuedcTé siempreIS'\N·B, Q;8-981-22üBl 1\

agradecido por ei modo en que, desde un positivismo lógico complep y de una

Irr.preso en la Argentira gran pro'undidad, francis Korn condulo mi atención haCia la literatur~ y hacia la Pr:'nted in Algentine antropología, Estas enseñanzas resultaron cru~iales cuando me embarqué rumbo

6 PABLO SEMÁN BAJO CONTINUO 7

Page 4: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

a mi tesis doctoral, pues me permitieron madurar la extensión del horizonte socio­

lógico que, junto a varios colegas de mi generación, estábamos operando. Una vez

m<'Js sus ensenanzas resultan preciosas hoy, para leer estos BaJos Continuos entre antropología y sociología.

Para expJicar o comprender comparamos, y tratándose de nuestra experiencia

social contemporánea apelamos casi instintivamente a dos referencias principales,

a dos tipos de comparación. Ambas han llevado la sociologia hacia disyuntivas pro­

blemMicas. Cada una de esas referencias condujo a adoptar sendos puntos de vista

bastante determinados, y a definir estrategias de investigación no menos radicales.

Debemos admitir que la primera, basada en la oposición tradición/modernidad,

permite adoptar una posición analítica y descriptiva cómoda. Puede así identificar­

se toda una serie de fenómenos sociales que constituyen otros tantos obstáculos

politicos a remover. Todos son vistos como desvios de la modernidad o resabios,

reminiscencias, persistencia o tozuda reaparición de la Gemeinschaft: clientelismo,

populismo, difusión de prácticas religiosas, superstición, informalidad, dificultad

para independizar el mercado de lo social, solidez de los lazos de proximidad, pri­

macía de la inscripción territorial, caciquismo, violencia, corporativismo, corrupción,

nepotismo provinciano, inercia de las jerarquías, personalismo.. La lista podría

ser bien larga, sobre todo porque, bajo esta clave de interpretación, la sociedad se

desdobla en una contracara de fenómenos modernos y consecuentemente buenos:

ciudadania, movimientos sociales, profesionalismo, racionalización administrativa,

democracia, despliegue sin fronteras del espacio público, individualización, legiti­

mación procedural, legalidad, predominancia acordada siempre a los derechos del

individuo por sobre los del grupo, elasticidad, flexibilidad y movilidad de los lazos y

de las posiciones sociales.. Especular, esta otra lisia no es menos larga.

La segunda estrategia consiste en comparar la evolución histórica de la Argentina

con Ja de aquellos paises que son identificados con un orden social y político más

justo, y con un sistema económico m;!is eficaz. Europa, Estados Unidos y Canadá

aparecen como Jos espejos privilegiados. También se invocan, aunque menos, algunas

experiencias latinoamericanas. Aquí la chilena, para tal otro tema la uruguaya, la

mexicana o la brasileña. La mirada se desplaza en este caso a los caminos seguidos

por esos países, hacia las opciones politicas que habrían permitido liberarse de las

perversiones que afectan en casa nuestro progreso. Si esta estrategia es concordante

con la anterior, el foco de interés se corre de la filosofía politica y social hacia la

política comparada, y el punto de vista cambia su referencia, de los origenes de la

modernidad a las evoluciones observadas luego de la Segunda Guerra Mundial. Lo

que interesa aquí esencialmente es ver cómo los otros se libraron de la pobreza, del

8 PABLO SEMÁN

"'1'1'1111), del comunismo, del corporativismo estatal o sindical, de las desigualdades

IIftt, lI~clmdalosas, del seXismo, del control religioso y moral de la vida cotidiana, del

PlIPIIII·;1Il0. Debe reconocerse que la evolución política de las izquierdas europeas,

In tll 'H!lIlldo de una aceptación mayor del liberalismo politico que aquel que las

IlIldmizara en épocas de utopías revolucionarias, comunistas o nacionalistas, juega

In 1l~1[! caso un rol normativo mayor.

AllIlque menos frecuentado que los anteriores, hay un tercer camino, no menos

"ICJlJuctivo, que consiste en comparar la Argentina consigo misma. Se trata en este

calo r1e poner a la sociedad en relación con su pasado reciente, con las experiencias

lrlllrJlá1icas de las crisis repetidas o con los felices recuerdos de lo bien hecho.

Dictaduras, formas violentas de la práctica polilica, hiperinflación y recesión, pero

lambién protección social, viviendas y barrios más o menos "decentes", derechos

loclales, acceso a formas diversas de inscripción colectiva. Todas estas formas

litAn ancladas en la experiencia social y politica de los argentinos, quienes no se

comparan solamente con los par;!imetros (míticos) del "Occidente", sino también

con la experiencia (no memos mítica, cierto) de lo que han sido capaces de hacer

¡untos, para bien y para mal. La diferencia entre las dos primeras estrategias y la

tercera es que ésta última incluye aquello con lo cual los actores referencian la

construcción de su propia experiencia,

Lo cierto es que poco se entiende de la Argentina si se la piensa como un esfuerzo

permanente por salir de la tradición hacia la modernidad. Y tampoco se entiende

mucho queriendo poner en sincronia la experiencia social actual con los esfuerzos

realizados por los pueblos europeos para escapar de las diversas formas de autorita­

rismo que atraviesan su pasado reciente. La experiencia social de los argentinos se

encuentra enteramente comprendida en la modernidad. Pero se encuentra también

conmocionada por las fallas de la modernidad, por sus avatares, y frecuentemente

por los fracasos estruendosos que los proyectos de construcción de una sociedad

moderna han vivido en estas tierras.

Estas observaciones podrían resul tar trivia les. Sin embargo, el trabajo que Pablo

Semán lleva adelante desde hace al menos quince años nos ayuda a comprender

que las tomas de posición de sociólogos, politólogos, antropólogos e historiadores

forman parte de algunos de los combates sociales más importantes del período

que se abre con la última dictadura militar e incluye las reformas económicas,

sociales y politicas de los últimos treinta años. Uno de los objetivos centrales de

Bajo Continuo está dado por su sistemático esfuerzo por desnudar estos conflictos

político culturales. Su obra puede entonces leerse como un intento denodado por

dar visibilidad a esas duras batallas allí donde éstas pasan desapercibidas. Toda la

BAJO CONTiNUO 9

Page 5: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

diferencia del aporte de Pablo Sem¡!in puede encontrarse precisamente allí, en la

fina conciencia del valor político y social del trabajo de los intelectuales. Es en este

diferencial reflexivo que nuestro autor se destaca de muchos otros que como él se

han tomado a pecho el estudio de la Argentma contemporánea.

Paradojas, paradojas. Cuando Pablo Semán dedica la mayor parte de su esfuerzo

al estudio de la cultura popular, nosotros decimos que su trabajo debe ser leído a la

luz de lo que él nos dice de los intelectuales. No exageremos. El valor principal de

11, su contribución está dado por su capacidad para describir y analizar el universo de I las clases populares. Pero lo que nos muestra magistralmente en cada uno de sus!I

textos es que no puede entenderse la cultura popular si no situamos sus producciones

en el contexto de una lucha sin cuartel con las producciones provenientes de otros

sectores de la sociedad, principalmente las de las clases medias -entre las cuales

nos encontramos los universitariOS, no debería hacer falta decirlo. No es difícil ad­

vertir que esta dimensión del análisis cultural adquiere una relevancia particular en

una sociedad que evoluciona desde hace más de un cuarto de siglo por el camino

de la fractura social, de las desigualdades crecientes y de la relegación de los que

van perdiendo a espacios sociales marginales. Como un maestro de la antropología,

Semán está siempre golpeando el hombro de sus colegas para recordarles que su

propiO trabajo debe ser incluido, como una producción más, en el campo de lo que

es observado. Los estudios sobre las clases populares deben comprender, en primer

lugar, una sistemática reflexión sobre qué dicen de éstas quienes las estudian.

Los chicos eran muy bu, burros lodos en Gulubú_ Se olvidaban la lección o 5ufrfan de sarampión.

Maria Elena Walsh

Volvamos a nuestro punto de partida. Si los estudios sobre la Argentina de hoy

toman a la modernidad como principal lelón de fondo, deben hacerlo sobre la base

de las repetidas crisis y fallas de los proyectos que han intentado, con diverso grado

de éxito, imponerse como encarnación de lo moderno. En efecto, en nuestro caso,

el problema no está dado por un brujito que nos engaFia, enmudece nuestras vacas

y nos mantiene en la enfermedad. Nuestro inconveniente proviene del hecho de que

10 PABLO SEMÁN

los chicos siguen siendo burros y enfermándose de sarampión Incluso luego de la

intervención del doctor. Mirese por el lado que se lo mire, es eVidente que luego del

fracaso de sus intervenciones, el "doctor", su cuat"motor y la vacuna no pueden

apareCer sino como parte del problema,

Luego de las estrepitosas crisis que nos han sacudido al menos desde 1975,

queda claro que ninguno de los discursos que invocan la racionalidad moderna pueden

sin problema apelar a algo asi como una "síntesis superad ora" que nos conduciría

hacía el progreso. Debe considerárselos en el contexto de una situacíón altamente

conflictiva en la que, incapaces de producir una totalización hegemónica, unos

actores intentan definir las fronteras que los separan de los indeseables, mientras

que otros buscan, inversamente, derrumbar los muros que los aísla n del progreso,

la respetabilidad y la ciudadanía,

Es allí donde se inscribe el trabajo de Pablo Semán, y es por ello que su an­

tropologia llega como una de las mejores sociologías de la cultura que podrían

esperarse. En ese contexto, hay un tema que encanta a nuestro autor y que se

encuentra ampliamente presente en Bajo continuo. Ni bien entramos a recorrer sus

páginas advertimos que casi siempre se trata de observaciones sobre la "recepción",

sobre el modo en que las gentes leen, escuchan, creen, cantan, predican, sobre

cómo entienden las propuestas políticas y sobre lo que hacen con ellas. 1 En efecto,

el autor siente una atracción partícular por el estudio de los objetos que están de

moda, sobre todo lo que está en boga en el espacio públíco. De los años ochenta

a los dos mil, le interesan la ciudadania, el pentecostalismo, el cllentelismo, Paulo

Cohelo, el rock de los sectores populares o las historias contadas por Felipe Pígna.

Nada parece escapar a la trituradora de un método que le permite moler toda clase

de granos, ¿De dónde proviene ese interés que motiva, entusiasma y hasta parece

divertir a nuestro antropólogo?

El trabajo de Pablo Semán aparece siempre luego de que todos se encargaron

de estudiar las condiciones de producción y distribución de un discurso, cuando no

se limitaron al análisis del discurso en sí, aislado, fuera de contexto, Cual superhé­

roe vernáculo, Semán irrumpe con su trabajo cuando unos y otros están en plena

discusión sobre la veraCidad de un producto cultural. ¿En qué consíste el pente­

costalismo? Veamos cómo se engaña al pueblo. ¿Cómo dar cuenta de la invasión

aculturadora de esos discursos inoculados en nuestro cuerpo social ahora que no

.. , 1""ll1Ila~erne esle inadecuado plll,al para "genle" como una licencia de la qlle me ampa'o para señalar 1'1',I'·'lTumle el car~cter múlliple de la~ recepciones

BAJO CONTINUO 11

Page 6: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

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que quienes escriben sobre ellos. Simplemente lo Son propios modos de serlo.

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11 16 PABLO SEMÁN )

desafiliación, sería irracional pretender que los juicios valorativos sobre el mundo que

nos rodea deban organizarse I"'n función de una igualdad abstracta entre individuos.

Presentado asi, teóricamente, el ideal no puede ser sino una presión exterior al

mundo popular, una fuerza ejerCida contra las estructuras reales de cohesión social

construidas sin gloria pero cor! mucha pena por las personas que habitan esas franjas

de la sociedad. Cuando e~igimos a quienes viven en condiciones de gran precariedad

que se comporten como "individuos" y "ciudadanos" sin acampanar esta presión

de los soportes institucionales que la hacen posible (como sólidas estructuras de

protección social o un mercado de trabajo menos desestabilizanle), la exigencia no puede sino constituir una agresión atomizadora.

No se trata de que las clases populares carezcan de un "lOrizonte de ciudadanía

o de que hayan renunciado a él. Se observa simplemente que dentro del ideal de

ciudadania, profundamente arraigado en la politicidad popular, viven formas feliz­

mente sólidas de lazo social, y que ellas no obedecen siempre a la forma de un

contrato entre individuos Con frecuencia, los individuos de las clases populares

que estudiamos no son los individuos contractualistas que el liberalismo político

desea. Simplemente porque, Como nos ha enseñado Robert Castel, no poseen los

"soportes" sociales indispensables para una apropiacíón positiva de la individua­

lidad. Más bien observamos el universo popular atravesado por diversos procesos

de individuación. Éstos apelan frecuentemente a la negociación entre sistemas

más o menos institucionalizados de distribUCión de recursos, a soportes culturales

diversos (entre los que cuentan las tradiciones políticas, las ofertas religiosas, la

canción y los bes! sellersj, o a estructuras locales de solidaridad, Pero también están

presentes los horizontes democráticos, ciudadanos y de Juskla. Nuestros pobres

Ciudadanos y nuestros ciudadanos pobres no son ni más ni menos "modernos"

en otro contexto y con sus

Si de. iJlglin modo ilsi diciendo -pienso­

que pensando decir que digo

es parte de tal obstinación que culpa y riesgo me abandonen.

Alfredo Zitano5a

Evidentemente, la postura de Pablo Seman comporta un importante riesgo de

fenomenología -si tal cosa puede constituir un nesgo. Numerosos son los pasajes de

Bajo Continuo durante los que sentimos el escalofrío de quien se encuentra a punto

de caer en las insondables profundidades del relativismo Es que el punto de vista

adoptado por nuestro autor exige acercarse peligrosamente al borde del abismo. En

efecto, si un reproche puede hacérsele es que tal vez corra en demasía el riesgo de

que su lector resbale barranca abajo sin advertir los peligros que ese camino presenta,

Pero, ¿cómo evitar la aventura de lanzarse hacia un universo indeterminado y perder

así todo punto de relerencia? Es cierto que a veces nos gustaría ver reabrirse los

paréntesis que cerró con razón para poder poner en evidenCia los puntos ciegos de

un conflicto social en el que casi siempre pierden las clases populares.

Resulta ciare que el autor de Bajo Continuo es demasiado cau!eloso con el

relativismo como para dejarse seducir por el valor de una descripción etno~ráfica

intrascendente. Hemos visto que ni el placer de la minuc'la n'l el gusto por el detalle

ni el deber de la restitución histórica satisfacen totalmente su esfuerzo. Su antro­

pología se Inscribe en la mejor tradiCión de la sociología crítica, y su movimiento

hacia la descripción etnográfica obedece claramente a una estrategia de salida de

los callelones muertos hacia los que la ciencia politica de los años noventa condujo

a la refleXión social, Hay en el trabajo de Pablo Seman una profunda voluntad política

que no puede sino saludarse.

Vano seria el esfuerzo por vOI'ver a un debate general entre universalismo y

relativismo. Ya se han agilado bastante en pos de ello los partidarios del "posmo­

dernismo". Sin embargo, creemos que deben explorarse las consecuencias políticas

de tal discusión para el caso de las Ciencias sociales, y de una sociedad como la

argentina, en una coyuntura como la que ésta atraviesa, Sin universal, la posibilidad

de juicio critico se disuelve. La democracia y la justicia social son irrenunciables,

moral y congnitivamente. Sin punto de referencia común, los actores no pueden

BAJO CQNTitWO 17

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acceder al reconocimiento del otro ni estimar el valor SOCial de su contribución

a la vida coiectiva. Sin referencia común, difícil es luchar contra el desprecio, la

discriminación o la exclusión. Desde ese punto de vista, un relativismo desatento

o ingenuo puede conducir a una especie de inmovilismo irresponsable. Pero si na

es ingenua, sólo una pOSición relativista pone en evidencia que todo universal es

inevitablemerlte parcial. En consecuencia, la crítica recobra su productividad pues

se ve obligada a asumir el caracter político de su posición.

Las miradas dirigidas hacia la cultura de las clases populares se detienen CDIl

frecuencia en e', estudio dE' los humos que intoxican el espíritu de los sujetos que

pueblan tales parajes de la sociedad. Se escandalizan de la si,tuaClán en la que

encuentran a esos Individuos pues, colmo de la alienación, no pueden ver en ella

más que sUjetos perdidos, regodeándose erltre los efluvios que les ofrecen cultura,

religión, politicas públicas y otros opiáceos_ .. Este punto de vista desconoce dos

cosas. En primer lugar i~nora la situación en la que la cultura popu'lar se despliega.

En segundo lugar niega el hecho de que los actores que pLleblan el universo popular

forman parte de la modernidad pero se encuentran, sobre muchos planos, en ten­

sión, en oposición o en franca contradicción Con los proyectos que otros sectores

llevan adelante en el seno de la misma modernidad. La modernidad no es Unívoca.

Es democracia pero también capitalismo, y el individualismo puede ser ciudadanía

pero también atomizaciÓn. Es sobre la base de esas ambigUedades generales que

se producen localmente ul1a serie de conflictos y configuraciones sociales que no

pueden observarse sino el1 sus coyunturas específicas, Toda critica del mundo popular

que no tenga en cuenta simultáneamente los efectos de la dominación (y la par¡',ci­

pación activa del dominado en tal relación), las formas de resistencia más o menos

adivas, y la libertad de entender las cosas de otro modo, no puede sino conducir a

la IOdllerencia, la toma de distancia o la franca descalificación del otro.

Trabajamos en un contexto de fractura social que estructura enteramente el

c'Jerpo social de los argentinos. en el que los de abajo soportan el peso de los de

arriba y los de afuera no pueden !">ino Improvisar ¡efugios para protegerse de la in­

temperie, cuando no se organizan para robar a quiene!"> ven pasar por el camino. En

tal contexlo, ¿cuál es el valor de las eXigencias de "racionalismo", "individualismo"

y "Ciudadanía" dirigidas hacia los sectores populares? Desde el momento en que

identificamos el lugar de procedencia de esa inlerpelación, y desde que hemos

identificado su carácter descalificativo. sólo podemos ver un recurso discursivo de

las clases medias articulado con el propósito de proteger la barrera que los resguar­

da de la amenaza popular Identificando los parámetros de la buena política y de

la buena cultura COn sus propios cánones, las clases medias no hacen sino poner

~ unos mOjones simbó',icos con los q'Je mejor delimitar la fronleras que las protegen.

l.a critica de la cultura popular es indispensable. Irresponsable seria justificar lada

su producción en aras de su "positividad". Por decirlo de otro modo, mucho de la

producción popular obedece a principios de realidad (de supervivencia, de oposición,

de protesla, de revuelta o de resistencia). En ese contexto, si la critica política no

~e inicia con 'la propuesta de caminos de salida de la asimetría social, cultural y

económica, debemos sospechar Que se trata de un ardid.

Referencias

Antonio Carlos Jobim & Vinicius de Moraes: "A lelicidade", en Vinicius de Moraes.

Buenos Aires, 1970.

María Elena Walsh: "Canción de la vacuna ", en Canci,¡nes para mirar, BuenoS Aíres,

1963.

Alfredo Zitarrosa: "Del pensar"', en Aquí PDesia N° 2, Mor.tevldeo, nov-dic de

1962.

BAJO CONTINUO 19'1, 18 J"ABLO SEMÁN

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aGRaDeClmlemosI

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A Mirta Amalti, Jurema Brltes, Gerarda AbCif Carlés, Claudia Benzecry, Antonadia

Borges, María Julia Carozzi, Eleonor Faur, Cecilia Ferraudi Curto, Alejandro Grlm­

son, Bernardo Lewgoy, [Ioísa Martín, Sllvina Merenson, José Garriga Zucal, María

Graciela Rodríguez, Lucas Rubinich. Todos ellos han leído y criticado los trabajos de

1

11

este libro y han sugerido modificaciones decisivas cuya ejecución es de mi exclusiva

responsabilidad -como también es de mi cuenta el hecho de que, como sé bien,

no he logrado resolver todos los problemas que sus lecturas generosas y exigentes 1:1 me han planteado-.

A Martín Liut y Diego Fridman, que se dispusieron generosamente a ofrecerme ! I 1 sus interpretaciones del baJO continuo. A Eduardo Rinesi y Jung Ha Kang, por su

paciencia y generosidad. A Oenis Merklen, que sostiene este diálogo y, por eso mismo, no se olvida de

cierta parrilla en París. A Otavio Velho, que en cada uno de sus te)(tos y en toda

su afabilidad ha estimulado lo m~s productivo de las libertades que me he tomado

para escribir algunos de estos artículos y ha sido una guía fundamental en toda mi

actitud frente a los fenómenos religiosos. A Claudia Fonseca, que me ha ofrecido

tanta amistad como desafíos Intelectuales. A Ernesto Sem~n ya Eloísa Martín, que dan el afecto con risas e hipérboles de

sabiduría milimétrica e infinita.

P. s.

8AJO CONTINUO 21

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La mayor parte de los trabajos aquí reunidos recogen parte de los resultados 1

de diversos procesos de investigaCión en los que participé desde el año 1995 en

l!Idelante. Son heterogéneos porque esas investigaciones se referían a problemas

'J objetos diferentes e implicaron metodologías también diferentes. Pero en todos

I¡I,I,

11'11 ellos hay un elemento común. Sujetos de clases medias y, sobre todo, populares 11 ,

1 , realizan usos especilicos de propuestas religiosas, literarias, musicales, de siste­i'

mas de mediación politica, etc. En cada una de esas prácticas de apropiación se II!" revela la eficacia de una especie de epicentro que les da a esas apropiaciones una1.1

1: , ,

, consistencia que es la que no esperamos desde nuestras proyecciones y supuestos. 1, y en este "nueslras" invoco el sentido común de una clase media 'Llniversitaria, '

1 "progresista", que reside básicamente en la Capital Federal, que no ve nada muy

positivo en la literatura de masas, en los aspectos nacionalistas del rock o en las III

I'!¡' religiones populares (a menos que éstas aparelcan aliadas a algún proyecto políti­

CO progresista y hayan transformado su mística en vocación por la transformación

histórica; o sea: que no sean religiones). ,

I~~ En esas investigaCiones pude constatar, por ejemplo. que la expansión evan­

1,1 gélica, de la que -:;e esperaba una especie de norteamericanización de la religión,, ~, , ' c( es digerida y transformada por formas populares de religiosidad que, a pesar de

t, 1"

sus apoyos institucionales aparentemenle frágiles, perdura, y, más que perdurar,

es actual. PudE'! comprobar, también, que en e'l hoy denostado "rock chabón" se , " concrE'!taba una forma dE'! constituir y ejercer autonomia que no debería pasar de­

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III I'!II

No es éste el espacio que destinaremosa una reflexión teórica sistemática sobre

lo que seaJn o no la/s cullura/5 popular/es. La renovación I)ermarenle del público

I universitario tiene Ln lado perverso: perm ¡te que se hagan performances de brillantez IIII ron el simple recurso de recapitular did:!.cticilmente ID que está disponible desde

I hace déc<ldas. No se espere eso de este li:xo. 1

1

Pero en todo caso cabe de:ir que el espíritu de todos los textos aquí reuridos 11 está atravesado por una posición en rela:ión con el problema de la/s cultura/s

: '1 popular/es: la singJlaridad de lo histórico, la Condición de la subordinación (:on­1

¡ 1, t¡><:;tada, Dlvidada o re5i5tida) y la Inscripción de e~to~ hoLOS el l.ln 5istema de

,1 !I acción hi5tórica determinado, del que surgen modos de conflicto y segmentación

específiCos que hacen a lo popular sin agotarlo. Han sido superados el populismo11 , y el sustancialismo que suponian la unidad del "alma popular" pcr la versión que

repone el proceso sacial de construcción de todo lo que es idealizado por la mirada"1", I folclorilante. Han sido superaclos el economicismo 'J el cu\h.lri31\smo ingenuos que

111 pensaban en culturas pobres o en culturas populares ideales por concepciones que

interpolan el concepto de hegemonía par;) hacernos notar que la produc;c;iúfI silTl­'!II !II bólica y la dominación de grupos sociales están asociadas y que la dominación se,!I!I organiza, en parte, a través de la capacidad de nombrar. También hemos aprendido ,1 que en la batalla por la nominación las pOSiciones disimét!icas en el conjunto del

¡¡!1 espaciosocial se reproducen en Jlla Circularidad difícil, pero no ímposible de revErtir, , ,!

'J que cualquier trama de significaciones, p2rafraseando a Marx, nace tarada por la

i '1'1I¡II hegemonía, por las capturas del discurso en luegos de impOSición de conocimientos,

reconoc,mientos y descnnocimientos del que se hace toda comunícación. Historia, ".1 1 conflicto y oscuridaces varias determinan las valencias que pueda asumir el término

1 popular y hacen a la insuperable singularidad de su corten ido.

11 Pero se ha hecho tanto por mostrar cómo ganan les que ganan que nos con­1

,¡"I,I! frontamos al peligro de una espec ie de hegemonicocentrismo que describe lo social

,1 1 desde el punto de mira en que una form<3 de hegemonía captura, asimila, devuelve

y recodifica cualquier producción autónoma. En la descripción de las culturas popu­I!:II,I, lares todo ocurre cono si se hubiera impllP<;to la ~iguienle contradicción: Invocando

al linaje de los Thompson y los de Certeau -Incluso al punto de banalizarlos-, ¡ 1

1; 1 practiquemos reproduccionismo y Frankfurt. Asi, el de5centramien:o que exige la

captaciÓl de 1<3 producción simbÓlica de los sectores populares pareció como más II'¡ "

d~~prec;i~ble que nunca en ··105 90", la época en que los efeclos de duallzac'ón

," fueron creados y recreados en las sociedades latinoamericanas y los sectores popu­1

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26 PA.8l0 SEMÁN111

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¡"IS peróiemn tanto ingreso y pode' como interés académico (a no ser un interés

loclodemogrMico que reuniÓ a los le!ormadores del Estad::l con los opositores a

111 reformas limitados a contar las pérdidas). ¿Qué rendimiento diferencial podía '.MI para los macromodelos entonces en tJOga, aquellos que explicaban la realidad

loclal desde el palacio, que el voto de Margarita, por dar un ejemplo. {uese efecto

dll "ciientelismo" o albergase otras voluntades llenos digeribles pGlra ese palacio,

11 lolal "iha a votiH Pflrón". o <;ea, Menem' Habría sido demasiada inversión para

un resultado poco útil. En muy diversos sentidos y en muy diversas situaciones

concletaS tooos los artíCJlos de este libro surgie:on de apuestas por lo contrario de

III desinterés y por la necesidad de ,comprender los paramelros propiOS (le aquellos

que eran tan débiles (y lo siguen siendo). Para ese punto de vista todo lo que ha

ocurrido en América LaUna después de "la déc~da del 90", debido a la situación

I.neral, pero también, y todo lo poco que se quiera, pero siempre algo, a un margen

el. I!JBencia qlJe tuvieron los sl'dores populares en muy diversas configuraciones.

lue inesperado: los piqueteros en Argentina, la guerra del agua en Bolivia (el país

que. pocos lo recuerdan, fue para Cavallo en el fin de los 80 lo que Argelia y Cuba

para los revolucionarios je los 60 y 70) Y el reto'no inesperado del "populismo" en

'oda Latinoamérica. QuilaS estabamos tan mal encaminados antes de esa sorpresa

como dUlal1\e el tiempo posterior en que se midió a los movimientos pODulares por

IU capacidad de asumir las expectativas de Toni Negri sobre su forma de emanci­

parse, Entre la tarea de contar las bajas ocasionada por la "'evolución de los ricos"

que significó el "neoliberalismo" y la de n~cer a los otros depositarios de nuestras

Ilusiones, hemos preferido mostrar :as cosas como nos han parecido que son. No

hubo en cada uno de estos trab~jos más intenCión normativa que la de ser un tes­

tigo lo m~s riel posible a estas circunstancias. Hemos visto que lo que resistía ¡jI

"neoliberalismo" eran concepciones que no siempre eran emancipador~s y hemos

presenciado cómo las ilusiones populares se alimentaron de promesas económic~s

Que se asumían como epifanías. Otras veces hemos visto que el rack se hacia na­

cionalista, rrucno antes de que el resto del paisdejase de reírse a carcajadas sobre

lóeas tales como "compre argentino'· o "sustitución de irrportaciones" o de que

pudiésemos leer la reivirdicación de un "nacionalismo sano" (cuyo cuestionamiento

polémico revelaba que )uena parte de los intelectuales y dirigentes de este pa!s

habla naturalizado las categorías mentales del acreedor). Así nos hemos permitida

pensar en el malco de algo que alguna vez le oí decir a la antropóloga Rila Segato:

que mucho de esto era posible porque la propia dualilGlClón social que VIViÓ nuestro

pals, que permitió y expresó una disimetría brutal, ha estado también en la base

de un proceso en el cu~l en los se,:tores popu·ares se desarrollaron perspectivas

BAJO CONTINUO 27

I ..

Page 14: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

I 1

propias. En el marco de ~us derrotas, los subordinados ganaron espacio para hacer 1I1 algo con lo que ,es querían hacer.

IV 111I El p!imer capítulo Ce Este lJo\unen resulta de dos procesos de in"estigación muy

diferentes. El pri'Tlero ha sido mi propia experiencia etnográfica en la comprensión

1\ 1 de las conversiones al pentecostalismo en un barriO del Gran 8'J¡>nn~ Aires. l Esto

aparece diluido en un segundo proceso: una ín"estigación blbljogr~ka en la que 1 . intent€ encontrar los elementos comunes entre mi propia in"estlgación y los re­I1 sultados de lae; investigilciones de la religlosid<:ld de 10$ sectores pO¡.Julcues lIue se

desarrollaball en Argentll13, Brasil Chile y Uruguay. Me parecIó en ese momenlo

que las bases etnográficas desarrolladas por varios investigadores ~ermltían un

momellto de gelle¡;;lililción en el que podla", entreverse trazos muy generales de la 1

experien:ia POPUI3r. La exposición de esos trazos, obtenida por abstracción, permitia

~\I .

r. 11

I pensar la religiosidad popular come algo m¿s que un derivado de la pobreza, como

una Joma de dar cuenta de un punto de vista que contrasta con nuestro punto de I11I

vista sotre cómo ocurren y se rela:ionan \es hechos y las personas en el mundo.

1 Es por esta razón que organicé una exposICión en 113 'lUP, mLY sumariamente y de '111 forma condensada, planteo una posición en relación con el problema de la Cu\~ura

!, I I de los se:tores populares.

\1 El sp-gllndo (:apitule se refiere a la imbriC<lci6n de des fenómenos: el desarr::>\\{) • de ciertos formatos del rock. con g'an repercusión en los sectores populares y el

1'1carácter socialmente vengativo de la crítica que asiste a este género tra" los hecho" Al

,

d de Cromanóll. EII ese L:untexto intento mostrcr con qué caracte'ísticas se ha implan­

1I l' !I", I . 1.

'11 . " 1;1 " , l. Una p~rLe de I~s dmcripclorle, QU~ me fue PQ5ible r~~lllar ha \Ido plJhl;"<lrl~ ~n S"mán, Pablo, "El

~e~leCo~i~lI¡mo y la reli;;iosidad (lFI05 secIQ\~, populares", l'rI Svalrlp~, Marl,lf"rl:l (CQm¡:, ), Oes,Je abajO la

tran~formac,ón de la5 idenlldade5 loc'ale5, Biblos. Bueno<; A"es, 2000, y en Semán, Pablo. La re/iglo,,!d~d ¡:'OPUIM. creenciJS y vida co¡idl¡¡¡;;l, C¡¡pllal InteleciuJI, Buerl(ls Alle~. 200:' Olra p.-Jfle '<!r~ publ10dd póxjrn~men.e En un Yolumeo qu~ Dre>enl~ e,J Ime,lp¡;acl~n ",n <IJ 'r,I~I,,1ad. [,''s pLJbl'~.~clon"" y lo q"~ e-<ponemos ~qUl tue surgiendo dUlaote el período en qua escribl mi tesIs de doclorado e~ A~trQpolo¡;la Social, e~ la Uoive"idad FEderal d' Rlo Gr~nre da ~"I (Yea~e Sem.ill, Pablo, A (ngmelll,¡,Jo dQ Ca~"'(I'; Um est~do sobr~ as 'iEn-,¡bif¡d¡¡d~~ religiosas de II~is penteco"tais e r¡¡M/iro; de um búro da Gra"de

I ,,' Buenos Aires, UF~GS, 2COO). •

28 PABLO SEMÁN I

1',"

lado la escucha y la producción del rack en lo" sectores populares, enfatízando el

hllcho de que en su cesplazilmiento a los sectores populares el rock ha cambiado

IU$lemáticas y las pautas de relación con su públícO,2

El tercer capitulo, refer'ldo a la literatura masiva sobre la historia y la icentidad

nleional, acempana la critica de los historiadores académicos, pero intenla histo­

rlulI a lo" historiadores de masas entendiendo sus ideas y su éxilo como ¡:;arte del

proceso de recomposición de la imaginación pJlítica de las clases media" en la

Irgentina contempOr.mea.~

El cuarto capítUlo intenta mostrar cuáles son las condicione" de circulación y

eut!ll",s son la~ 1i?~tlJT"'5 de la lit",r<llura de autoayuda entre <;.uje~o<;. de clases medias

y populares ce diVersos contextos nacicnales. 4 En él intento demo"trar que, de di­

versilIs maneras, la ilteratura de auto<lyuda prolol1ga tradiciones de lectura y creel1eia

persist~f1t~s, peru, a su vez, mudifica el CUdUrIJ U~ la~ r~laciofH;~~ enlr~ literillura y

religión. En lO"e contexto intento esclarecer un poco la sitUéc(Óll en ~ue esta literatura

adquiere masivldad y qué repre"entan para esos lectores sus literatos preferidos. <, ¿Por qué llO? Del matrimonio entre espirItualidad y cor:fort, del nundo eVlOgéiíco

I los best-seilers" explora una veta tan común como pOCJ tratada (a no se' en sus

larmas dá"icas) de 105 imaginarIOS reE¡;iosos. SJ posibilidad de conectarse con la

actividad económica, el consumo, la ansiedad de riqueza, Nos propusimo" mo"trar

Que las formas aparerltemente incompresibles del diezmo generoso y la esperanza

.n la provisión divina :ienen caminos perfectamente veroi>Ímiles d:osda al punto d"

I/ista de creyentes y lectores de best-se·rlers.

"La" formas políticas populares; Más acá de I:)S dualisTlos" pre"enta lo" perfiles

de una ¡.¡a-oto'a ¡.¡erlttlcu5tal qu= desarrolló su vida entre la religión y la po ftica en

un barrio del Gran Buenos Aires. A partir de su descripción pretendemos discutir

el estatuto de categorías como "clientelismo" el1 el anál,s;s polílico contemporáneo

'f proponemo" la necesidad de poner entre paréntesis la carga i::leológlca de las

.. • Can-en~e esta in_"3hga~oon en hma pa'al~l~ al de5arrallo de m. le"i, da~ioral. AGILJalnl~nie e'i"Y GOn~ .."­

\p~nd~ IDI~. esFue'los en eSla lemalicJUna_8Isión~~le ..ar(lee.le~rlicuoh~.idoputollcad~er.larevi.la

Pr!nsam¡~nto de ~ confme5 N° 17. Buenos Aires. dicjembre da 2005. l. La Irwe~llgacliJn~rl qu~ "e t~~~ e,te caJílulú ha sido desarrollJda en el maTO rj~ una n.,~stlg~c"j" en la qll~

se ~o"'"",'an la ,'e'l-e",cj¡jll ~d lieP11pu. ~I ~~",a~iu, l< ,vdeLldU, 1" ju~IILI" j' Id I~~iórl ~"i\'g~"lill" Y Brd~il

•. Una versión an:ermr de esle trabajo. en lengua ~ortuguesa, fue publlc~d~ como "Núlas sobre pulsa~;jo

Enlre ~e<ltermlel e B~bel (, c~so de Paulü CoellK Ese\ls lel(~res", ~n Velhv, Olávlv (or¡rJ, Dr,'uito, m{,· niWs. Compar~6es e relig/ce" nv aras'/, Algentim, f'Drlu¡;al, Franr;a e Gra·Bretanha, CNI'"IP"'-,N,~-AI13r,

s~" PoLI". 2003, pp 127-5,

BAJO CONTINUO 29

Page 15: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

conc€ptos de los que nos s€rvimos para repr€sentarnos la experiencia polrtica dE! los sectores populares.

En "Ni demonios ni desi~rlos" uiscuto un arHculo de Philippe Bourgois, pero

teniendo en vista un objetivo más amplio. lo qU€ en eSe me momento me resul­

taba movilizador era la necesidad de porer en discusión lo Que adquiría. y todavia

mantiene, las características (y los efectos) de una moda avasallan te: creer que

se integran las pe(spectivas antropológicas y sociológicas disolviendo la e tnogra lía

en el continente teórir.n de Una élresentación canónica de la obra de Bourdieu. EJi

ese artículo intento plantear dos. cues.tiores que ayudan a des.monlar la aplanado.

ra: la especificidad del trabajo etnográfico y su Posibilidad de conexión Can otras ~oclologias.

v El recorrido que subyace a estos trabajos es el que explica tanto sus elementos

comunes como las diferencias, las distancias y las cOntradiCciones que puedan

señi.llilrse (;olTlparativamente entre unos y otros. Mi insistencia en el momento de

la autormmía de los sec~ores po~ulares tiene raZOnes que ¡::ueden cOndenSars.e en

una observación notable de Thompson en referencia al tiempo lejanc en !lue podia hallarse

una cultura wnsuetudinaria que en sus operaciones cotididlldS nu se halla sujeta

a la dominación ideológica de ,os gobemantes. La hegemonía subordlnante de la

gentrypuede definir IDs.límltes dentro de los cuales lél cul:ura plebeya es libée de

i.IetJar y crecer, pero, dado que dicha hegemonra es secular en vez de religiosa o

magica, poco puede hacer por determinar el carácter de la cullura plebeya.'

tsa es una situación en la que "la ley no entra en las casas de los campesinos",

Transpolar ese razonamiento echa luz sobre la serie de razom'lmientos que reducen

la rCillidad a muchísimas menos variables de las que la componen y luego hacen

proyecciones 'lineales. de tendencias del obtenido por abslracción, E~to es. lo que

..

,.rmlten Grig~on y Passeron, que elaboran conceptualmente el contenido de esta

Iblarvaci6n en relación con tiempos má5 actuales y socledad€s mas homo~éneas

LlII~5 que refería Tho'Tlpson. Para ellos Se trata tanto de que lü:i inteleGludles que

'~ludlan la cultura popular no olViden los efectos que produce la dcminación en la

lulturil como de que se observe que en algunos momentos, que no son todos, los

IOmlnados ac:úan má~ que de forma rebelde en terrenos de "insumisibn cultural",

In los que sucede un transitorio "olvido de la dom nación", pleno de consecuencias

latl.les yana íticas. Y '"que estas expresiones de la cullw2 popular no representen

un peligro polítiCO o ideológico para la clase do'Tlinante es otra historia, cue no

,..mplaza la tarea de descripción que incumbe a la sociologia"r,.

Podrá deCIrse Que la sltuacllJn de los grupos populares no es la típica situación

lnlular privilegiada par la antro:lOlogia clasica. Estamos tan de acuerdo con esta

10le -Que implica la coex(s'ten:la contlictlva y asimétn'c3 entre grupos como la

COndición de existenCia de cualquier grupo- que ni siquiera pensamos que alguna

VlZ hGiya sido válida pala las llamadas "sociedades simple,". Pero esto, que impli­

el la inevitabe condición de 12 altefidad en la constitución de las "identidades"

..también, obviamente, las subalternas.-, no implica que ese "olro" penetre h'lsta el

tUétano y gobierne todo el habla de ese subordinado. Por dar un ejemplo simple y

Ilttremo: cuardo un migran te habla la lengua de su país receptor con el acento de

IU lengua madre no lo hace exclUSivamente en e marco de la disputa identitaria,

IUnqJe ese hecho tengél relevancia en esa lucha y sea Instrumentado en ella. lo

hice porque vive en el marco de condic ones incorporadas que conforman Jn en­

torno más o rTenos. durable en el que si 10 es po~ible reconocer "la cultura" como

loIn código y un cuerpo coherente es necesario identificar, al menos, un conjunto de

Constriccione~ que se imponen a la acción y al sentimiento, que impiden "hablar

Con propiedad" la lengua del ctro y obligan a declinarla en la propia. Aun en el

paroxismo de la disimetría hay algo de lnaSlmilable y algo de diferencia que 'eslste

mf¡s allá del proyecto ce resistir,

.. l. Grignon, C. ~ P<sseron, j r" Lo culto y lo populu.. miserabi'lsmo y popull.mo en :~ ~oclología y en /a

•. Thon'I"ün, E. P" CDSI~m[)(es en comrin, Critica. Barc~lona, 199~, pp, 21-2, Meral~m. Nue"~ V,SIOn, Bueros A"es. 198,¡, pp. 68-9.

30 PAElLa 5EMÁN BAJO CONTINUO 31

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ser que por tanto referir a esos principios de interpretación surgidos de operaCIOnt"

de abstracción se pierdan de vista contraposiciones y sistemas de diferencias mil'.

ricos, las clases traba,'adoras han sido menos individualistas, como surgir¡a del

análiSIS de Duarte y como lo muestro en "Cosmológica, hoiista y relacional", pern

se definen más allá de eso por una serie de singularidades históricas que no caben

en esa distinción, como Intento mostrarlo en "Más acá de los dualismos".

Así, la tensión entre una y otra influencia no está resuelta en mi trabajo, pero

en todo caso, y con toda la distancia que hay entre una y otra oposición, ambas

sirven a un mismo objetivo: marcar el contraste entre mi experiencia y la del mundo

categorial afectiVO en que VIVO -que en cierta forma es compartida con el de los

lectores de este libro- y las que se dan en radios más lejanos de las clases medias

y, sobre todo, el'l el mundo de las clases populares Marcar ese contraste fue la

prioridad estrat8gica de mi trayecto hasta ahora. La falta de elaboración de la tensión

Citada es una cuestión menor en el marco de un panorama en el que la proyección

descontrc,'ada de nuestros parámetros y exigencias éticas, la profusión de descrip­

ciones sociocéntrlcas, exigía intervenciones que hiCieran pensar que lo que está

reiativamente próximo en el espacio y en el tiempo no nos debe ser tan familiar.

34 PABLO SfMÁN

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Ir~i( , .e!ll"~~~

cOSmOlOGICa, HOLlSra y RelaCiOnal: una CORRlenre oe la ReLlGI9SIOao POPUlaR

conrempORanea

y yo escríbo muchas poesías. La gen~e me píde. MIrá. t.sta es la que hago cuando

voy a rezar al altar del Gauchilo: "Con la extraordll'laria fuerza que me coMiere la

le. Talismán: pido al Padre eterno y poderoso, creador del universo, dominador

de la vida y la muerte, que por mediO de este gaucho ínvel'lclble, Antonío Gíl,

proteja mi cuerpo y mi alma contra toda clase de daños y peligros. Que rechace

con firmeza y arrOj!o para siempre de mi cabeza lodo espírítu maligno, dándome

salud permanente, equilibrío integral. Que me brinde su poder para que no haya

mal alguno en este mundo que pueda vencerme o lastimarme. Antonio Gil, dame

Salud, Dinero, Amor, Justicia, Felicidad"

Del cuaderno de poesías de Man, catequista y Teladora de la capilla d~ La Merced en Villa Independencia, pmvlncia de 8u~nos Aires.

Yo voy al seminarío. Pero para que me habiliten la Iglesia. Esos tipos son un

peligro Yo quiero aprender alguna vez a leer la Biblia en la lengua original, en

griego, en hebreo. Porque ahí, en el seminario, lo leen lodo como para controlar

.. BAJO CONTINUO 35

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lo de la sanidad divina. Dicen que es para que no nos persigan por ejercicio i1eg<l1

de la medicina. Pero no entienden nada. Si es así, tampoco seamos evangelio

Carlos V., pastor de la iglesia Viña del Señor en Villa 1I1 dependencia, provincia de Buenos Aire',

La gente siempre viene con que alguien les dio un gualicho, o con que les CIE'

rran caminos. Pero yo siempre me quedo con bronca con eso y les pregunto

Porque, en realidad, de lo que se trata es de ver cómo es uno mismo el que se'

corta los caminos. Porque capaz que vos crees que alguien te está haciendu

algo y entonces ya lo ves cerca de ti, o ves algo de el, y crees que eso te corta el

camino. Pero pasa al revés; es que como vos no te pones a ver las cosas mejor,

se te cortan los cammos. Entonces, los caminos se los corta uno.

Pequi, curandera y cartomante de Villa Independencia, provincia de Buenos Aires

Las afirmaciones de la catequista católica y el pastor pentecostal contrastan con

la de la curandera' si las dos primeras afirman una especie de razón mística, la última

subraya el poder del yo en la constitución de una imagen positiva del mundo y en

la producción de acontecimientos felices. Con esta evocación de agentes religiOsos

católicos y pentecostales que parecen curanderos, de curanderos que se apoyan en

la difusión de una cultura psicologizada, quiero plantear un punto de partida que,

a esta altura, es mucho más que una hipótesis: el mundo de las denominaciones

religiosas (cada uno de los segmentos en que dividimos las experiencias religiosas:

catolicismo, pentecostalismo, etc.) está atravesado por lógicas culturales diferentes,

y el sentido de la experiencia religiosa, o del uso de los curanderos, depende de la

tonalidad que impongan esas lógicas tanto o mas que la pertenencia a una u otra

religión 1 Asumiendo estas consideraciones como premisas, me propongo mostrar

v " Nurner050S autores adoptan esta actitud analítica de di~ersas maner~~. Amodo dee¡ernplos paradl~máti(:os, véanse' S¡¡nchis, Plerre, "O campo rellglOsn conlemporaneo no BraSil", en Ora. A, y Stcil, e, (orgs l, Globa­II~afJo e rel/gIJo, Vozes, Pelrópol", 1997, que muestra que el r.ampo rell~ioso blaslletlo debe diVidirse en

36 PABLO 5EMÁN

111 [l~5ta,~~~o:

11'lItru los sectores populares existe una corriente de prácticas y representacio­

I qlH! iltraviesa denominaciones y practicas autónomas, que reune los hechos

l" cusmológica -en tanto presupone que lo sagrado está no en el "mas alla",

lO In el "m~s acá"-, holista y relacional -en tanto afirma, al mismo tiempo, un

/ImlUm de experiencias que la ideología moderna divide en compartimientos

It.ncus, la preeminencia de la totalidad y el carácter de parte con el que participa

Id••ujeto en esa integridad-o Ésta no es la unica corriente que observamos en la

l. religiosa de los sectores populares. Sin embargo, eXisten razones especiales

• referirse a ella. Si bien la presentación cl~slca de los temas y prácticas de esta

le. cultural lleva a corsiderarla agón ica y crepuscular, intentaremos ofrecer claves

Interpretación que muestren hasta qué punto se trata de una cOrriente vital y

,t.mporánea. Asimismo, al describirla, y considerando que la primera parte de

11. trabajo muestra la eficacia de las visiones mecánicas de la modernidad en la

IlInlOn de las diferenCias culturales, estaremos ofreciendo un ejemplo paradigmMico

l. consistencia de esas diferencias,

Con este propósito, la primera parte del trabajo explicita un concepto de cultura

ular del que deriva las premisas que utiliza en el abordaje de la religiOSidad popu­

, Tembién argüiré a favor de la necesidad de relativizar categorias de análisis que,

16. que realizar el ideal de la neutralidad científica, expresan el compromiso con

• "ersión de la cultura moderna y sus presupuestos. En la segunda parte, y en el

,nlexto de reflexión generado por las premisas de la primera, describiré tres trazos

Il.I' caracterizan las experiencias religiosas de los sectores populares en nuestros

'.11', Este trabajo, que concierne a la religiosidad contemporaneamente desarrollada

"O( sujetos de los sectores populares urbanos de países como la Argentina y Brasil,

prlSenta afirmaciones de carkter general; recoge resultados de una investigación

Implrica que forma parte de mi tesis doctoral, y los conecta con una investigación

bibliográfica en la que se fundan las pretensiones del grado de generalidad que nos

n,mos propuesto sostener.

ltUTllllOS de vertientes yló~ica, culturales anles que en denümlnaciDne~ rell~losa~, Velho, Olavlü , "O Catl~p.,ro

Fera", en RelIgiJo e Socleclade N' l~ Ill, Rlo de. Janelro, 1987, pp. 4-27, YVelho, OtdVlO, "Globali­antropologla e leligi~o", en Oro, A ySte¡L e , op. cit., pp. 43-62, qUien en lrdbáJos tan dislintos como

IU_ rilados aboga por an<1llsis que tengan en cuenta lanto!a porosidad de las fronteras denommaclonales como l. l:rllación de homogeneidades y contmuldades que subvierlan las hetero~eneldades Institucionales,

~ BAJO CONT'NUO 37 11

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Cultura y religiosidad popular

La noción de "cultura de lo~ grupos populares" abarca múltiples trazos culturales

y múltiples sujetos sociales según las más diversas interpretaciones. En este articulo,

y según una definición que subraya los aspectos culturales de un recorte sociológi

co y sociodemográfico. remitimos el sentido de la €J<..presión a una de sus posible'e

acepciones: la prodUCCión simbólica de las camadas SOCiales de bajos ingresos. dIO

los sectores populares urbanos. Del estudio de la cultura de €,,!os grupos es precIso

reseGar concepciones que, con Importantes matices y divergencias. enfrentaron el

problema y han dado lugar a términos e impasses que permiten elaborar la premisa

en que desemboca este punto. Ésta reza que la cultura de los grupos populares me­

rece un enfoque que, más allá de los condicionamientos derivados de las situaciones

de subalternidad y privación, asuma, por un lado, la positlvidad y el sentido fuerte

de la diferencia que esa cultura presenta y, por el otro, efectúe un movimiento de

desfamiliar,zación en el que la homogeneización cultural no sea la única deducción

posible de la generalización de usos y objetos del émbito urbano (que no se deduzca

de la extensión de ',a escuela, la televisión y las zapatillas Nike la homogeneidad

cultural entre los sectores populares y el resto de ',a sociedad).

Diversos abordajes como el folclore, el ensayismo SOCial, la politlca, y versiones

de las ciencias sociales que, pese a su valor analítico, tropiezan con el obstáculo

que supone el interés politico e inmediato, han referido, una y otra vez, un sujeto

popular que se oresenta como una totalidad homogénea, muchas veces depositarla

del sentído del devenir social (el pueblo en sus más diversas infle'>:':lones, la clase, el

campo popular. etc .). Otros desarrollos cuyo origen coincide, en algunos casos, con

el, de los anteriores, a veces más empíricos, más sistemáticos, más actualizados y

profesionales, han descripto lo popular como el resullado de procesos de producción

simbólica de los grupos subalternos en relaciones de intercambio y conflicto con

otras clases sociales. De esta consideración, a la que suscribimos, se deduce que

lo popular no tiene un carácter esencial, debido tanto a la naturaleza cambiante de

su historicidad como a la posesión de una heterogeneidad que deriva de la coyun­

tura histórica en la que surge y de sus diversas raices sociales, En slntesis, y como

allrma Romero2 , los grupos populares "1'.0 son un sUjeto histórico, pero s1 un área

de la sociedad donde se constituyen sujetos".

'V ,. Romero, Luis A., LC5 5ecl,''l'.< PDIYJ.IJre5 urb~no5 cama 5uJélv~ hi5ro"cas. C"'-A-PEc'¡~_" Bueno~ Aires, ]",87

38 PABLO 5EMÁt-J

Entre las concepcíones que de alguna forma respetan esta definiCión, es posible

Dblervar la tensión entre una caracterizac;,ón negativa, que subraya la relevancia de

I1 privación, la carencia y las relaciones de dominación, y otra positiva, que busca

Il.plar lo que esas cultLJras afirman pese a sus condicionamientos.'; La perspectiva

QUI enfatiza las categorías de desposesión ha supuesto que lo popular urbano re­

prlMmta, en relación con los patrones contemporaneos (modernos). un momento

trlnsilorio de un camino forzoso y j;,nalmente feliz: en el ml~mo serían liquidados

101 rasgos de tradiCionalismo y adquiridas las competencias y reCLJ'SOS que sancio­

nlrfan la inclUSión de los marginados en la modernidad," El evolucionismo implicito

il este planteo se complementa con la supOSición de que los modos de vida de

1'05 grupos, una vez perdido su anclaje supuestamente primario, son apenas el

nliatívo de la modernidad, concebida como un imperalivo a un mismo tiempo ético

~ objetivo: asl, a los grupos popLlI,ares les sobrarían supervivencias del pasado y

111 faltarian (a racionalidad y los bienes que los tarnar1an ciudadanos plenos de la

cultura contemporánea.

•1, "~drield, l~w" ~ [J"lJrdielf l!erlp.rlr.c~';Q" ~.Ias primeras, en la m~,-j"la en ~u~ r.n ellos predo'nona~ la,; "'el@nC'J~3 la '-rldr~¡nal,dad, 31 c3'3cler "obr~ rJ~ I~ cultllra de la pobr~z", ~ Su ;mpc,ibllldad de spr algo m~s

.uo una imil~c,ón d~gradada de la culiur~ dr,mi"iJnI~ Por otra parle, Thompson, W¡II,arr''i_ (;"g"orl " Passeron

..,lln ejemplD~ ",,,,~u,grn~l,cosde la, segundas, Con e;J,Q 5~ "" qU~ esta claslf,cac,ór ~s ab;¡r,,~,1or~ Yque na le propone dar cuenta je r~, p,pe,'dlC'd~de5denlro de e~as <10~ grandes calegorí~s [,k IrJtlJ¡O se alinea Ion 111 vls'ones poslt,vas que' '''"pl'Lan un fuerle movlmlenlD de (~Iallv,zallorl, de COlllraslE ~ (Drr,p~rac'ón,

r Q~~ llO Implican, necesa"a,r,~r,\~, un abordale anlro poló~'CC Is. ~, ~ ue, muy dlscu liblelTle~tp., ~~ ,d~~h'ica .~ l~tmlno con lo exclus,vam~nlf ""uol' una tradición cultural, una ;'~~Qlo~í~, "rr 'rTI¡]~inario, pueden '.~r

'.lliO',ados en ~u POSltlv,d:,d y, ~I mismo ¡.empo, en ~n'plla escala ., OIl!O que me reíenré írecuenlemente a p",p ~Q~~"pla, valga una la(¡:a ~~phc.t,K,on A~"í enlenrJemos el N!mlno en ,-jo" :¡~,,¡'<1,,~'. 11 COrTIO Ideología!, prü!e.:ÍL' cullllral pla5rn~dD~" bUena parle de las 50c'ed~dp., IICroldenlales. ap"nl~l~üú en los valores Indl",d"al'>la~ y ~n d,~posit,vos de ,~c'ún~I,z"c,6n lécnll:a (q ue ~ubier' IIIn la relaCión eDr, 1" nJluralez,,). polil,c;a (que 'c¡<uIJI< a traves del d~recho el v,nculo ¿"lre lo~ ;ndi.jduos) r plj(:oló~'ca I~LJe r,rr1')n"n la~ relaClon~s üe los Indi"lduos\;~n,'g~ rr,,~mos msmLlyendolü~ (Qm~ Idl<'sl ,n linIo I~ morl~rnidad es un prQi'~clQ. y nO un aulomat'smo mp.I~',Q,"JI, eS lógico que pue(1~n ""nrlc~,lrse Sus PUn\05 d€ fracaso, inconsecuen('.a e 'ncampl~Lo desarrollo deb'rlú J cünlestac'one5 o var,~cJ~"~s ';ú':;Jles e ~IIW,~~s de ese proyecto A<konQ~, IJ "'Jdernidad Implica "na dlr"~l"'Ón mítJca en la que se conc'be"~' mllma ce",o automalrsmo qu~ le d" u(, c~"'lno y un desL'nQ ~,omugeneo ~ ',a e~penenc'" hum~na ($olJrc e,la ~.lu,lr,,'tn, .éase Hervleu-Lé~er, Damélle, Ver, un nouveJu chn5tlamsme?, Cf,f, P~ri,·, 1986). M~s Jclelanle rlK¡\!,aré Que esla d'men"dn míl'ca medIa, lc'" p(nCJsJ~ consecuencias, en ID~ ~"JI,sis de la religiOSIdad popular, 2) Mil> amplHmfnle. r8¡,~r~ a los pal,on~sd" d"sarrollo prJVileg,ados pDr lú~ ~rup05 domlnanle~ d~ 111 dlverses neciolles l¡;t,rhlJmcr'CJnas Estos palror,e& I,enen una relacion d~ ¡,fin,da~ ~on la C11odern,d',1l. qu. puede ser mef]lad~ súla en un sent,do muy g~ner,CO '1 que, debido a la5 caracterisl'cJ5 d~ la~ ~oc'edJJes

Illi"oBme'lcanas, e'.la sUJ~taB un ~r~d(l mucl,O mas alto de v,,"a(ione~, cQnte~tac,one~ y/o supwpasiciünes ulIllósica5 culLurales dlslanClada, d~ la ",o~ernidad Uno de 105 ¡;a~~' q\'~ S1r,tomat'la la siluaci<]n ~jn¡;:ular 1roelaborad<' de la modermdad 1~1,,'aar1,erKana es, como Inlenl~r~l1'.n; ",ostrar aquí, el de la r:ullura de los

."II¡"~ pc~ul~r8~ IJtJrloamer,ca"l'~

BAJO CONTINUO 39

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I~ Luego, capitalizando los conceptos hasta aquí presentados, daré las indicaciolH'

mas generales acerca de la matriz cultural en qUe se apoya la producción de U" II:III!

corriente "co:srnológica", "holista" y "relacional" de ',a religiosidad popular.

1. La representación deshistorizada de la modernidad, la Identificación con ""

mito, resu',ta en un particular etnocentrismo9 : el que se Ident',lica con los valore'

liberadores de la modernidad pero, paradójicamente, asume una visión histórica ql,"

la piellsa metasocia',mente como un mecanismo de impos',clón absoluta y horno '~ génea, subtendiendo, como bien observó Casto¡iadis10 , una nueva teología Se~lill

los modernocéntricos, la modernidad jranslorma el mundo como él paso de Atila"

1'1 como el rey Midas: esta privada de singularlzaciones y carece de hipótesi.~ acerca d,' ',1 versiones históricamente cualificadas por distintas formas de vivir su proyecto y di' 11 organizar su hegemonía. Esta Identificación consuma el poder de universalizar 10',1

particularismos ligados a una tradición histórica singular (haciéndolos desconocer'11 como tales), con que Bourdieu y Wacquantll caracter',zan al Imper;,alismo culturJI

que co·constituye al modernocentrismo. El modernocentrismo resulta tanto ma'-, 1

Ij111

peligroso (más eficaz) cLlanto más asume en la desCflpción de lo social una leoría

.I 'Social que, agobiada por una visíón metasocial de la modernidad, hipos tasia 1,-\

~I familiar;,l,'lCIÓn indebida de las prácticas populares, Esta suposición es la que lleVa

a ecuacionar bajo el tílulo de religiosidad "nominal", supuestamente tenue y poco

intensa, fenómenos que apenas tienen similitud externa como las propensiones laicas

de las clases medias y la irregular practica sacramental popular que, denunciada

por los sacerdotes, se desqUita en la riqueza heterodoxa de la mal llamada "múltlpk ~ afiliación religiosa" (sobre este punto ver más adelante).

11 Mientras el modernocentrismo Inhibe la percepc,"ón de los etectos dlferenciafes

11 de la difusión de la medicina, es la escuela la que cOilduce en las clases medias

1, a la erosion de las etiologías místicas, y en las clases popul.ares a una duplicidad 1I defensiva frente a la inquisición de médicos, maestros, psicólogos y asistentes y11 1111

111 111

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' 1 , l~ u~a obrJ Ilo'·J,pechabl~ Ue ant;moJernismo rom<inllco, pe'o ,Iu~"n~düra y arr""--,,j,'ra dt pr,~üC-ton,'"

" 1,1 nl~l~nIClsmc'y senh~"", (amUn~~ m"dernlslas. Tuur~IIW d,,;cu!e tslos (,,,,C,'plos y p,~~enta I,Q, pvn(l)S cleCC'<, de IJ te()"~ SOCIal en [U~~to a sus vers;o~",.-j" (y sus C(lmprOmlsüS wnJ la mQdernidad. Was~ ¡ouraln~,

",

,~Ial~, C/lJ¡c~ d~ la modernidad, FCE. Bueno' AI(es, 1994 '0 Ca'i(orladis, l:r"nellus, "IIl,tlluc,6n de I~ SOCiedad )' rel,g'ón', tri ReVista Vuelta L~tln"amerlcan" ~ in 1990 II f;ou'dt~U, Pierre y WaCQllafil, LOlc, "Súbre(;j a~lIJCla;; de la ra!ón Impenall~ta", en Aounle.'i de h1Vi"!lgf:CIÓfl di'! C[crp W~, Bueno, Alr~s, 1999

1 l'

,11, 42 PABLO ~;r.",h.N

11\1

1.111

Illnli!>tas sociales.li: Es el modernocentrismo el que universaliza los problemas de

IU tomporalidad social y lo mide lodo por referencia a sí mismo. Así lo hace cuando,

In ¡¡na sociedad multitem poral, disuelve la especificidad de la pnictica cosmológica

popular al Interpretarla como expres',én de una cris,s de la madufez de la modernidad,

11."do que es, simplemente, el testimonio de su problematlca implantación lJ Es

.1 rTlodernocentrisrr,a el que, al centrarse en un conjunto I,mitado de experiencias

~1.t6rlcas, se condena a interrogar la expansión del pentecos\c.lismo como si sólo

pudiera seria perversión D la réplica del protestantismo, como si su d'llusión ocurnera

In una cultura cerrada, inflexible y eterna, en LJna arcanoamerica macondi,ana, o en

"ni tierra vaCÍa a la que los bautizados en el espiritu llegarian, cual peregrinos del

M.yllower, para recrear la aventura americ¡¡na.l~

•Illt ll'€"'~lón de ID' ~fi'clüS 5e<;'.Jlar Il~nl~' d~ la di ruso"," de la clenc.ia. [)',;mtadR ,je5d~ ell~nlr o de los Ide~l,es 1!I;r,eg,as modcrnlla~(r,,;, no reparabJ en la can\ld~cI (j~ m~(jIJCIOneS ~ue lelnterpretari~n ~se InllUJO en

r.: Innume¡abl~s casamala', ,we re5;slllif:n lo Que era imag,,'~d;J como un" bliuJrnegculllJral que, e" puca~

pn!raciones, atdbana c,m la s~per'tición Agllt,<;hco, pro¡;m';'13. kónco del pDó1li"ismo y elolaOc dt (jn

Jlfll!ulldo s~nlldo comun. Bu nge ~.¡jlh:aba esle '"I¡aca,ü" en térmr~oó Que alJenden, r,li'15 ~ 'J~ mlJr.h~ ~re,,(:rd IOCIIlI ·,mt'!Jlcla cI~ D,e,,~ul'.ones episl~m(}lc'~I(;l5, a la rIqU";:~ \' complejidad de lo s"c:iJI ycid (,,, '.lllclo Irnpll~aclo

In I! Sl'culadzaci<'l"' "no pen<;emos que la gEnte va a dejar de ","er en el empa·.:ho porQu~ en ,,, ~~cllela se I""M Sobre "IIIJ' y baclerl"s. l~ que dicen la. rr.aesLras es oe'.rnen\,do po' ¡as fam,II"'" 11 No todas, ni I~ mavar parle de las p,.Jclicas rellgl""as populams Cr~(,,~~lemEnl~ ~1'lbles en ,,,, ulllmas dlcllcltv.;, 50~ broles de emociünalid3d QI'" f~a"cjollan Irf~tf a la seQIJ~d3d de igle5ias ra(:,'J~nlil3nl1!s LD Cllit!n algunos casos 'uele (Mfurlcl,rst con ~moclOnallsmM relomanles supe ~"stlr. desde ~r.les de Asa hlpo(ética revOlliCi.-jn. en COmOl8ias negoc,aClones con las ,glesia~ eslablecida,; En el calollclsmo, CQn Jos PI~fl1S precanr;LI .. '~.<, ~n el D~nleco,t~l"mo comQ ~lOb-vers'ón ~ arT,pl.l~CliJn permíllrl~ de. la "mSI0r, (¡,lo· dOl. de la sanlldad IHl"ló<j~ J la declarnaclon pur,IJrla, l<Il ~OrTlO lo otlscr·,u Jgudam~~tc f(~ndsco Rol,m,n Penleco,tal3 no Brasil: urna mterpretar;!Jo 3Óc1o·rellgio5,' ¡VelleS, PelroDolI;" 1385), COI110 ~<pre5Iün dt 11M forma cle pi"uad qlJe ya ~n ';u,; urigcne~ d"ldtld cI~ lo, maldH~ ",,,derlHlS ~I;" "rlCliplan ~ ,ntcnorua~

le 8mo~l~n, No se Irald de negar la ~A(slenci~ ele la pürL~(ltosa corrienle de rellg"jsldad (¡Ije le gen€ra ~n pi lino d~ld; lenslone. propl~'i <je la mod~r~ldad Se Irala, r,',.35 bien, de no a",mrlar a ella lo Q"~ SE p;¡'e(.~ en ",miMs eAlerrore' pero henn olr~s ra,ce' y, Súbrp todo. Dlro cnnl€xIO. l', Oaniel Míellel, en To he/o you 'me! Gocl: The ..,,,Jr¡rlg of a Pentecostal Iclentlty In a 8uenos Aire; suburb ("',lle Unlver~llat. Am<;ltrd31n. 1997), plabora una Cf;llca d~ los térm,r,oo de esle d~bal~ y ml,pstra en Qué m!dida ~e d~,iva de sr;pue.,los elnocentm.G" 'i~hrB Am~rlC-~ laUna Ei pa.o ~IJe h,1r.e e.~uiv~',er ,'Si' p"siClan CDn un m{¡oernocel\(rlsrno es 'e:,ponsabJlldao del Que sllscrlDe. En un nJVel 111ae cuncreto}' m~s "sp~dnco,

Cecjll~ Manz y Marl~ das Dore.s Machado, en "P"~lec0stallsmo e;¡ redenni~~0 do r~mlnlno" (en Reilgldo , So,¡~clade N" 3e, Río de. Janelro, 1996i, m~eslrarl que la s"lld~ penle"'clal a lo, p'0blemas r~rT"'I~r~~ 'l,~e u~ modela rTl~5 CUln>li~l" ~u" '" ','Ini.de len~lóll en\w pi l~di~idlJ~iISrT"> ,;la~Lr.o v ,ma po~i'.o"'n "reuut Ilblemenle D"trl<Jrcal Aclun;j~, deb" deCirse qu" la ,gualal'l(ln pente("slall~rlHH·,"'Ip.slanllsmo ~ basa ero uM homügtrle'zad0n ,ndeb,da el penlecost~llsmo ~upofle ya en ~1I orrgen i,n¡jcllan(es d,lerenCla> con 185 \eoIQ~ias proteslantes cláslC3~. úa'.iLQn, Miguel B(Ii"no y Corlen deslilCan que el penlecostal'smo f 'IQS moVimtefllos Que c51~n en ~IJ raíl relnl'Qchecen énfasis teCJloRi:;os que planlE.'Jfl el problem~ de I~ Wacla en t/lrm,no, meno_ ,igldos Que los rle las tRologi~~d\J lWlngliQ. Llrlem y Cal·"nrJ. amC'llglI~lldü la Ira,¡-,Nldenl+ U¡ación de lo di·,,,,,, y alenldnrlo IJn~ tlJ,qu!1d;; d,' !1lerJr~c'on'i' y rmI~~r(l5 Est~ datn, que !lO e< ~upe'lIuo,

BAJO CONTINUO 43

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,11111

,',11 Al originarse en las formas que nos informan como sujetos, la quiebra del moder

nocentrismo no puede ser efecto de una declaración o de la simple intensificación d" ,

1 1 la suma de datos acumulados, sino de la perspectiva teórica escogida. Nos permitlmo<, 1 señalar brevemente la alternativa conceptual en la que se basa este articulo' a I~I

'r

,11 idea de agente como individuo históricamente invariable, Mauss opuso el conceDí!'

de "persona" como construcción, cuya variabilidad cultural es empíricamente cans

tatable (y de la que el individuo moderno y su representación atomizada. ecualizad,)

y relacionada por convenio es un caso, en el que esa construcción es radicalmenlp

negada). Esta posibilidad, desarrollada teórica y empíricamente por Dumontl" en ~II

interpretación acerca del sistema de castas de la India, encuentra corroboraCiones 1

en la antropologra de SOCiedades complejas contemporánea que revelan que no es

1 necesario ir tan lelos en el tiempo yen el espacio para encontrar variaciones res­

pecto de las figuras ideales de la modernidad, y que las clases populares, en tormil

relativa a la cultura dominante en las clases medias y en las elites innovadoras,

11 encuadran su experiencia de forma holista, Jerárquica y complementaria (opuesta

al individualismo modernoj.16

2. Ahora bien: la cultura de los grupos populares urbanos de Latinoamérica no

es cualquier cultura popular. no es cualquier diferencia, no es una matriz "otra" III¡

en abstracto, Frente a diversas versiones del impulso modernizante sostenido por

las élites, se ha moldeado aquilatandolo en composicion.:s de una configuración

111 especifica: priomando los valores de la f<lrnlila (en 1<1 que la diferenciación de pa­

peles y complementariedades difiere del universo moderno del proyecto individual '1 , y la carrer<ll. ia localid<ld (que supone toda una distanCia de los modernos énfaSIS

universalistas y humanistas), la reciprocidad (la concienCia de pertenecer a un en-Ijl ,

II! 1

)t... abarCJ un h~chl' ple'IIO d~ cor,s~cu"nna<;, el pen!eCIl~ldllsmo ,ji"pO'II~ ~n 5U propia e~lructura teológrca ¡k 1

un r"I~llcl~1 d~ aD~r1ur" h~~le a IJ r~ligIO~I(j~(j pl'pular y Su~ C%malaglJS holísllcas. Que hJr,~ má~ Dlau 1 5ibl~ I~ Inl~r¡.>pl;,(I6rl QU~ ~ú'l~neml'S en luS I"u'im"s pUfllC~ Ve~nóe Oayton, Donald, Raices teológicas

1 11 d~1 pf'nler:c',<la;ismú, NlIe',,, Cr¡'dLltm 'f W. EerJrl1Jrl,;, Bueno, A"L> y Grand Raplds, 199J, Miguez Bonina Jose. ft<Js{fOS dtl pelJler:oslalo:.mo lallnt>:lmenCJnu, Nue,'J (reJCIÓfl v W Eerdmans, Bueno, Aires y Grand

11 ROlDI¡J" J~9!'" YCarien, AIldl~, "l~,; IrMrllollS de I~ 1,ltérJlw<:> wr le Penlec~llsme en Amériquc L~lin~ el en ,1

Alrique", IraL~Jú ~r~>~~ladú éll la~ VIII jor~adas ,;ubr~ AllernJli,',j~ Ilellgiosas na Arllerica lallna, Ullrver~ldad

Ij~ San P"Llo. ~arl P~I)1o.

" Oumonl, LGUIS, Horno hrerarqUJcus, h.'.~e, San Pablu, 1'J'J2

" Ouarl~ ha de,arrúllMú r:D~ proíundllJM e>l"S allernal,,',,~ Mi ar~um~nla deóplier,a algunas de ,us con· 5~r.uen(ia~,' Inlenla ~rúsegulr su nol,,[i6~ t(oó"c~ par" CardClf'''lar eSle aspecto de la relll5;oSldad popular, ilLJnQue, 1~>iSI(¡. ~"~I~~ ~~ I(¡~ ~~clor~~ populare, olr d'; co"i~NtOS lU~~ Jlferencia requiere para su deSCripcIón ,je Dlro~ a~Q~ú, I~(",cos. '¡f'as~ [juart~, lUlz F úla~. Oa Vida rl~f.~S<' n-1S classes trabalhadoras urOa¡¡as,

1 Jorge latldr, [.',0 dl' jdne,ro, 19B6

1

,1,

44 PABLO SEMÁN ,1

,11,

Ir.mlldo de dones y contradones y todo lo que esto dista del contrato) y el trabajo

11. clJpacldad de combinar "fuerla", "corazón" y templanza en dosis apropiadas

1I hombre y la mUjer y en todo lo que esto difiere del "desarrollo y la realización

,.ratlnal" -ideologemas de los grupos afinados con la modernldad-j.

I::.sla configuraci6n de motivos no es ajena a la modernidad, pero es un foco en

Illlue ella se ha consumado en una combinación específica. Esa matriz "otra" a la

,u'lle referido mas arriba, ese epicentro de elaboraciones diferenciales, se renueva

~ cambia, pero no deja de ser urril estructura de acogida que "distorsiona" lo que

vl.ne de otros polos de la sociedad, como la ostra mitica, que pertinazmente trans­

forma en perlas los más diversos elementos, esa matriz. procesa según sus reglas

1.. mas diversas inlerpelaciones, lo que complejiza aquello que en la arquitectura

toclal de las élites (yen los anélisis que p~esuponen hegemonias absolutas y to­

'.I.s) era un círculo perfecto que las tenía por centro exclusivo. Tal idea conduce

• una especificación de Importantes consecuencias para nuestro argumento: si la

lultura popular se constituye en Intercambio y relación con ia cultura de la socie­

ItI.d englobante a la que pertenece su diferencia, si es efecto de la re interpretación

el. términos compartidos con esa cultUra, presenta lJna diferencia que, vis ¿ vis la

cultura englobante, es relativa. No obstante, la relatividad de esta diferencia no la

torna menos importante o menos consistente, y hace a su captaCión, parado¡almente,

mb necesaria, más dificultosa, más necesariamente cargada de precauciones.!'

No se trata de tornar familiar algo que sería extraño, LOmo una cultura indigena o

una supuestamente arcaica y simple comunidad tradiciDnal, sino de dEsfamiliarizar,

d. volver extraños los términos que supuestamente se comparlen con los sectores

populares pero que en su experiencia reCiben otra interpretación. En el contexto de

I1 postulación de esta diferenCia y de esta relatividad, de esla matriz cullural y sus

d.terminaciones más generales, desarrollaré la parte más especifica de mi argu­

mento: la caracterización de los trazos "cosmológiCOS", "hollslas" y "relaCionales"

di la religiosidad popular.

,. l' :;ollr~ la viabilidad, la necesidad y la drf,cultad de los eJerclcil'~ Lle r~.I~I 1',1/ ~,io:in e~ lo crJcied~d co~le m~CJ­

1111011, véase Geerlz, Clifiord, "Os usos da diversidade". en H""'-¿onle~ .~~{rupoI6e¡"'~ Ir lO, Por lo Alegre,

11IQ9, DP 13-3~,

BAJO CONTlNLlO 45

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Tres claves de interpretación de la religiosidad popular

Esta problemajización radica la cultura y la religiosidad de los sectores POPUI,'I"

en el seno de una concepciór¡ singular del mundo, una concepción que torna ell" 1,

de esa visión la vivencia del cuerpo y de sus propias divisiones, la forma del lazo '1'"

une a unos sujetos con olros y la totalidad. la forma y la localización de lo sagriJd"

La religiosidad popular de cualquier 1iecmpo nú es la simple subversión o el 1,1,1,'

uso de las nociones oliciales, sino su declinacion en términos de otra lengua m,,'I,,'

a la que es preciso dar relevancia en la interpretación, Nos relacionamos sociéll '1

políticamen te, nos enfermamos, nos curamos '1 nos ligamos a instancias totaliza 11t,. ,

'1 sobrehumanas de acuerdo con un concepto de persona que está encriptado 1"1

esa lengua madre. En este contexto '1 dentro de las plurales expresiones popularc'

recortamos '1 exponemos aquí los tres trazos que caracterizan a 'Jna parte relevard'

de esas expresiones: los caracteres cosmológicos, holistas '1 relaCionales que ~'"' la expresión analíticamente disociada de una de las corrientes en que se organl.',1 la religiosidad de los sectores populares,

Cosmológica

Cuando afirmo que la experiencia popular es cosmológica, pretendo reflexionar

acerca de una cOfl.traposición clave de la tendencia propia de la modernidad. Ésta

ha sido la cultura que instauró una cisura radical entre el aquí '1 ahora '1 el más allá,

un divorcio entre los hombres '1 los dioses. una autonomía '1 una segmentación de

dominios de modo que desde el punto de vista moderno es justificado hablar de lo

trascendente '1 lo sobrenatural. La Visión cosmológica, en cambio, está más acá de las

distinciones entre lo trascendenle '1 lo Inmanente, en [re lo natural '1 lo sobrenatural,

'1 supone que lo sagrado es un niyel más de la realidad La experiencia cosmológica

de los sectores populares no ha perdido esas referencias que, en todo caso, fUeron

roídas por algunos de los avances de la modernidad '1, sobre todo, obliteradas por

el obstáculo epistemológico que representa el modernocentrismo.

La diferencia de posiciones de lo sagrado en la experiencia moderna '1 en la

cosmológica popular es evidente en dos manifestaciones clave. En primer lUgar, en el

valor diferencial con que se presenta la categoria de milagro, '1, en segundo término,

en la forma específica que cobra la existenCia de una pluralidad de religiones

Para la experiencia moderna, el término "milagro" es sinónimo de excepcional e

46 PABLO 5[MAN

Ilc:llhll', 1" Ahora t'len, es precIso preguntarse SI en la experiencia cosmológica

hll, fllI Id que este término es empleado con frecuencia, significa lo mismo. En

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,p,Hlnllcla popular, el "milagro" nunca ha dejado de eslar a la orden del dia, 'la

l. 1111lirllclón de la totalidad que encuadra la experiencia siempre incluye, '1 en

'IVII ~llbredeterminante, lo espiritual '1 lo divino que integran un continuumy no

Illlhlll¡i de compartimientos estancos. Cuando en la experiencia cosmológica

blll [je "milagros", se habla, ni más ni menos. de la eficacia de uno de los

Illlos constitutivos de lo real. Patricia Birman19 refiere a esto como una Visión

ntllda, mientras Rubem Fernandes, contrastando concepciones del creyente

rno con las de un peregrino que vive el "realismo fantástico", afirma que en

jJllrspectiva se vive la "presencia en la tierra de una fuerza mayor que las

••• terrenas"20

Como muestra Duarte, la experiencia popular está centrada en la totalidad e

IlIce un plano de representaciones hiper-relacionales (que vinculan el conjunLo

le. relaciones que definen a un sujeto con otro nivel) que "segun la deflrllción de

'I.Strauss, opera 'la eXigencia de un determinismo más imperatlYo '1 más intran­

'nte"'.21 Este "plano de posiCión mas acompasada a la vIsión del mundo de los

IpOS populares"22 "supone la íntima conexión entre los planos de la Persona, la

IturBlezay la Sobrenaturaleza"23 '1 genera una sacralidad que no es radicalmente

Ilcendentey que si permite su permanente invocación por la lógica popular, es

'que ella supone lo sagrado a la orden del día. Si ésta es una visión mágica. lo

In los términos propuestos por P. Sanchis, que observa en esta sensibihdad un

Unlyerso religioso 'rilual, mágico-religioso', dominado por la obligación e imper-

No Anrjrt COII~1l en ·'L~ OilrlilliSilllM Jv rnlraclc' analys€ du d,scO\JJ, d~ I'MgurnenlaIIQn'· {en HOfl¡Q"t~~

jII/lIPllpOIÓglfo, N' B, POrl0 Ale¡;¡'e, 1998, pp. 178·200). muestra corno estos son los Irazos caracterlsll~Dó

de mrl~grú P-~ 1" tr,,,ilfll'n q\le va de San Agus\ln a Hobbes y de Qué manera la Igles,a U~lver~al

de DiOS Ilu~:') deSJrrnllJ unJ IJea do rml~grQ diferenle de la de esa IradiClón ~llnslillJ"IO n)"'~

Nlural. cDmeo t,,,nal. Mllr,lerpo.elJCIOn de la d<rerencia entre la Idu~ <l~ rmlagro propuesta por la IUR~ y la d~

m.;dern" "I?UP ~I ~'g','m~filc' propueslo por esle aulor, MI propuesla de Inlerponer. com<:, cl~"e

IIllnlerprelauiH', un" mer,I"llll"d Cu'rllDlóglca haría eJllender por qué la estr~legia de,cripla P'" (;<"1"" 1,.ulla lar, eficaz

lJlJma", f'alllcla, Fa¡er esrdo orando genelD5: esiudo sobre a conslrur;¿o religiosa da POSSf?SS¿O e da (/llflenfa d~ gén~lDs em lerrelros de Umba~d8 e Candombie do Rlo de Janeiro. ED'.'''.' Rio de JaneIJo,

p 36 f~rnandes, Rubern C., "O Peso dJ Cruz. MJl1hJ,; M~ld~~ 'e TrrUJlr", UU 'J[jl ,a<:~!'.I"ll' p~rtlcular '. en

RO/llBnaS da Pal:<¿o, Rocco, Rlo de Janelro. !99~, pp 127-(;5 lJuarte. Lllll' Dlas, op. • '1, p, 2~3,

pp 206 Y209 ¡bid. P 2~8

B,\JO CONTINUO 47

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¡I

1 •. 11, fectamente ético para nuestra mirada contemporánea".~' Estos términos, la maglil

I¡' sobre la cual el autor citado tiene el cuidado de poner comillas, no refieren enloncp'

':1 a una infra religión o a la expresión de un utilitarismo amoral, sino al efecto de un"

perspectiva imaginaria: según ella, las ofrendas, las mediaciones sensibles no 50,'1

meros medios sino elementos portadores de matices éticos que son movilizi'ldos E'II

un régimen de intercambio con los niveles superiores de lo real.

Esta mentalidad no se manifiesta i"'xclusivamentl'" I"'n la cotidianeidad domé,ticJ, ¡, alejada de cualquier iglesia. o en abstracto. Varios trabajOS sefialan contin uidades d~'

una visión encantada en las prácticas y representac,;ones de miembros de igleSia:, 'I¡ I !j católicas y pentecostales (aunque conciben y evalúan este elemento cosmológicn

1; 1: de formas diferentes). Parker' " lo sena la como base de otra lógica que deslgn,l :~ ;i una particularidad de la cultura latinoamericana. Maués':", entre otros, lo muestn,:," Ipresente en el catolicismo, y Sanchis·1 describe Su funcionamiento en las dos

denominaciones citadas y en otros espacios del campo religioso brasilero. Orocs y

Mariz/9 perciben la complejidad social en la que se inscribe la presencia de este

elemento y afirman que él está en la base de una relación de simultánea resistenCIJ

y adaptación a la modernidad. Los análisis del pentecostalismo de Martin 30 , Stolpl,

Bastian l1 , Marian033

, con ponderaciones relativas al grado en que este factor inhib<'

la emergencia de una América Latina protestante, también resaltan el peso de Jo

cosmológico en las realidades sociales.

v "cr S.]ncl1i<., Pierrp., op. r:it" p, 104 " p,,,k~r, CrI'ilián. Olra lógica en Améflca Latina. Religión popular y modemización capilali'ila, rCE, '3~"

liagu d~ (:hile, 1993, lO. WJ,~ Maues, Rayrnundo, Padres. PaJés, Santos e Fe.'las: Catolicismo popular e conlrole eclesli35I,C(

1 1

Um "~luJo antropológico rlUma iJrea do Interior da Ama.wnia. [u"o, Belén, 1995 1 "Véase S"'!lchls. P,erre, "'Da quanhdade ~ quahdade: corno delectar ~s I;nhas de fo'~a antag6nil~' ,1,

menlalldades em (MlagD", en ReVista Braslleira de Ciencias Sociais N' 12 (33), S~n Pablo, 199/, pp. lO'; 26, y"O CampD ". elL supra.

11 I " Oro, ArI Pedr~, "Eyalualion de I'emerg~nee des seetes en Aménque lallne", en Studles JI) Re!J2'C:/l SClences Rell€ieu~es. ,'~I 23, N'2, Paris , 1994, pp 212- 25

'11, ". Marlz, Cecilia, Coping ...il,~ poverry, Pentecoslals and ChflSrlan base commumlies in Bra;,I, T"mwl,' Unlverslty Pres,. F,ladellia. 199~

'" Martin, D~vid, Tongues,;1 IIfP.- Th~ NrioliDn ,,( F'r(>t~slanllsm in Lalm Ameflca, Ba511 Bladwell, O.lard, ['),1,:'

¡IJI 31 Stoll, David, 1-' Larin Amprird,~ I~'rn¡nf: Plol~s'a,7Il T17p r'Q!illcs rf Evangelicai ?rvwth, Un,vers,ly 01 (;~j •. , ' , :,' lornla P'ess. Ber~.~I~y. 199ü

". EJastlan, Jean. "les prDlestanl,~mps1~I'no-am~ri[a,,'S'·.en Srx¡ai Compass N° 39 (3). Louvaln-L¡; Neu'/f 1992, pp 321·56. l' " MandilO. R'cardo "O íuluro n~~ se,,) ilrot~~[a~le·', ['abaje' p"€'eol~d" lJn la me5a redo~da "Dilema,; ¡j", I prot~slantI5,r",lal, nO' amenCanD " VIII JD' nada, ~Qbre "'I[ern~liva, R~I'15'<J"'" na "'menca latina, San Pd¡JI,~.I,! 22 al25 de '>eph~'nl,,~ de 1999

48 PABLO S::'MÁN

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Suele afirmarse que la religios;dad crece en virtud de la crisis social, política

Oeconómica, Es cierto que muchos de los que habian dejado atrás las tradiciones

'1llgiosas las han recuperado como fuente de sentido en una actiVidad que, muchas

Vices, es de búsqueda deliberada y reactiva frente a esas vicisitudes críticas. En la

Ilperiencia popular, la capacidad de donación de sentido de la experienCia religiosa

no se ha hecho ausente, y no es necesario volver a la fuente. Los sUjetos modernos

lulren muertes de familiares, desilusiones politicas y amorosas, estrés laboral y,

como consecuencia de ello, recurren cada vez más, pero en última instancia, a las

'1IIgiones. En la experiencia popular este recurso está dado de antemano en la

dllinición de la realidad que se aprende en una social;zación primaria que Incluye

••cuela, Estado y mediCina, pero también curanderos, lías que rezan y altares ho­

Ilrel"tos en los que se ofrenda a los santos por los eXámenE's aprobados. Cualquier

'1110 y cualquier tropiezo envuelven inmediatamente una dimenSión de la realidad

que es lo sagrado, Dios, lo sobrenatural, las fuerzas ncultas tstos no son la última

,..puesta ni el resultado del descarte, sino una variablE' siempre presente. Sólo la

Interpretación modernocéntrica puede entender que la religinsidad aumenta entre

101 sectores populares como único efecto del incremento de situaciones infelices.

Une interpretación centrada en el presupueslo cullural del grupo comprenderá que

l. presencia del elemento cosmológico hará que, inevilablemente. las situaciones

Intelices, que nunca faltan, sean consideradas desgraciadas (en el sentidO teológico

dll término), efecto de la ruptura y turbia reiación con lo sagrado.

la experiencia cosmológica incluye otro rasgo que la opone paradigmática mente

• ti experiencia moderna. Esta última, frente a la diversidad religiosa, es dogmatica.

I'luralista o ecuménica· alirma su verdad contra todas las otras o debate racional­

mente. o bien, cuando adopta un espíritu tolerante, acepta que cada cual siga su

"rdad o pretenda encontrar en todas las religiones un núcleo común de verdad. La

...periencia popular abraza la diverSidad y es abrazada por ella: organiza una visión

In lB que todas las religiones, por relacionarse con un nivel de la realidad -lo sagra­

do-, son sagradas. Asi, es posible comprobar que en el Gran Buenos Aires existen

filIes pentecostales que bautizan a sus hijOS en esa religión y en la católica para

lumentar las fuerzas protectoras del niñoY Por ese presupuesto puede entenderse

"1I fl h~cho d€ (¡U" "sos creyenles pentecostal"s ereetuen baulismos prolecliyo, de la yida, mas allá de la _lllIlllJlacion de rel,gJ(,oes ya ind,cada, es lambién un electo del elemen[o cosmológiCO desde el punlo de wl.l~ Ih~ la doclrina penl~coslal, no hay bau[.smo SinO "presenlaclón de los hijOS al Sello'"', y el baIJl15mO debe

BAJO GONTjNUO 49

Page 25: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

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persona como una unidad diferenciada entre momentos conectados dI" manera lal

que la afección de cua',qu iera dI" esos momentos tiene consl"cuencias para los otros.

Este mOnismo de carécter ha lista no es pri~ativo de las visiones cosmológicas de

las culturas y poblaciones indigenas en las cuales ha sido reseFiado profusamente.

se encuentra presente en las viSiones occidentales previas al dualismo de lo fislco

y lo psíquico como la teoría de los humores, del temperamento, de la degeneración

nerviosa y también, como lo hace notar Duarte'J9, en la cultura de las clases traba­

Jadoras urbanas de las mas diversas formaciones sociales nacionales. Veamos ahor¡¡

cuáles son las mani festaclones más gruesas del func'.onamiento de este principIo, su

articulaCión con el principio cosmológiCO y la diferencia específica que opone este

principio a los modernos holismos de las e~presiones de la newage.

La principal forma de manifestaCión del principio de la unidad de lo físico y '10

moral es la referencia, recurrente en "arias manifestaciones religIOsas, a una economía

de fluidos, emociones y sintomas, que conectan en un continu um las dílleT5ils facetas

del malestar (aquellas que nosotros catalogamos en los capítulos de lo fíSICO, lo

moral, lo animico y lo biológico). Mas aún: se trata de la imposibilidad de distingUir

estos moffil"ntcs como compart'lmientos estancos y de que el hecho de hacerlo no

pasaría de una proyeccíón etnocéntrlca como la que, salvando las distancias, estaría

Implicada en la tentativa de encontrar la noción de eleclr6n entre los aztecas,

El éníasis general en la sanación es el más evidente de los grados de manifesta­

ción de la Ideología que supone la continuidad de lo físico y lo moral. Entre pente­

costales, neopentecosta les y carism¿ticos, la salvaCión y la sanaclón, el bautismo en

el espíritu y la cura o I,as sensaciones lísicas agradables e intensas conforman una

igualdad distante de la austera y biológicamente Inocua salvación del alma pregonada

por las versiones eruditas '110 modernas de estas religiones, En la práctica religiosa

popular, este principiO se manifil"sta más alla de las comunidades rura',es en donde

se supone afincada 'la tradición y su d',lerencia con la modernidad: en las grandes

aglomeraciones urbanas de trabajadores se recrean sistemas terapéuticos en los

que el "susto". el "empacho", la "pata de caDr;J", el "mal de aja", se detectan 'i

tratan cotidianamente en forma independiente o simultánea al tratamiento médico,

muchas veces con anterIOridad a cualquier diagnóstico de la biomedicina y, aun,

" v~~,,:;€ de Dllarle. LUIZ F D,a';. O~ Vida nErVOSa.. "¡:., QutrJ saud~ . y·'V.r:',ssi(udes e IImlt~' lb cn<IVcr,!\o a cidadanlJ ,,~~ dosses populall'5 br~s"e'fas". en Re",.sta 8rasilelfa de C¡tnc,a~ Sor:iais ~I' 22. San P,-,l;I(J 1993. pp 5 19

52 PABLO Sf':MAN

como premisa del éil~o de esta úl\lma.·~ Estas enfermedades, en la de[In',ción de

IUS terapeutas, implican va;,venes entre lo fisico Y lo moral, ya que siempre conectan

liS manifestaciones físicas con efectos, causas o concom Itancias anímicas, como el

deseo desmedido y la envidia, el desgano, las hechicerias recibidas y las practicadas

con resultados infelices y que se vuelven contra el hechicero. Y estas enfermedades,

.sl como sus procesos de cura, Incluyen, de maneras diferentes, un nivel espiritual

que es parle del contrnuum de momentos que caracterizan al bienestar y al padecer

y que constituyen la base de la superposición entrl" lo que, en nuest,a perspectiva,

1& la distinción entre agentes terapéuticos y religiOSOS: en la perspectiva holista,

todo S'l1frimiento extiende los polos de lo anímico y lo físico a un contexto más amplio

que puede ser llamado sobrenatural y que tierJe posi bilidades de V;Jriación negativa

o positiva que se correlaCionan con el sufrimiento o el bienestar personal Dicho

In otras palabras' siempre 1:;1" suponen una etiologia y una cura en la que operan

vectores místicOS, sobrenaturales y donde los agentes de cura pertenecen, el1 algún

Irado, al orden de lo santO. Cabe aclarar que esto no sólo ocurre en el campo autónomo de las nociones

falk de alleracIÓr,· las categorías de la terapéutica popular y dI" la Ideología mo­

nlsla el1 general eslán en coalescencla con versiones am~liamente C1rClllantes e

Institucionalizadas de la espiritualidad católica y pentecostal (aunque obViamente

no se trata de lo que pueda ser considerado como el discurso oficiala dominante).

Esto ocurre tanto en ciertos aspectos crístalizados en las instituciorll"s, eclesiásticas

pentecostales y católicas como respecto al sentido que la experienCia religiosa cobra

pera los fieles. Las denominaciones, a través de algunos de sus agentes y/e momentos institu­

cionales, producen modulaciones de su discurso q'Je dialogan con estas categorias

para producir sus propias nociones de cura (se trata, justamente, de las versiones

orientadas a esa menta',idad, producidas por sujetos que, muchas veces, son por­

... 01, En mi le~l~ dodO'JI reiJllZO una oescnp.-:lón general d~', fU¡kionamlento d~1 cu,,1ndensmo en ..1r,r¡,,, nuenoS Aires. VeJ~~ S~rl¡jll, Pablo, op "t Vease tillTlbié" Malü'. Evangellrla, Cur~ ~ medla¡:ao '''r:¡al. Um ,.Iudo de caso no ,ntfrwr da Argentm~, 1~<,l1lil eje rna~st(l~ em An'l'nr>nl~gi~ Social, Mus~~ N'lc;lüll~l·lJ'ru.

~O()l AIII, la autor~ mue5·"a la forma <1e adualllJCl6n '1 ",eencla de I;¡s prilcli~as de los Cllr~nrjr."h ell forma ll~lallada y a P~"Ir de un exl",,~rJ ~rljl,sis de ~a'Q. En BraSil, ~I cláslcQ l'abaJo d~ M A Loyola, "Cure de5 ¡:mrs el (ve d~~ ~mc~' les 'JppOlb entre les mérllcIr'fs €t 1~5 rel'g>()(ls dan5'" h~nll('U de Rlo" (er, Acles d.la Rer:/¡NT:he en Se/ences SOCiaic5 N' ~3, Palls, 1982~, p'~,enla un p~nO'Jr"a ~cneral ~ planl~,', "el, 1Ir1I1'C,a vel, la, pcslbilldades Ifllefprel~lh'a, rl~ la~ que ~sle arlKUIc' se bendic;.l

BAJO coNrNl!O 53

v

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tadares de la misma y han accedido a lugares de importancia relativa dentro de la

estructura denominacional}. En los niveles institucionales, el pentecostalismo y la

ren(wación carismática desarrollados en contextos populares anuncian la superio­

ridad de su oración para curar las patologías populares, y otras veces denunClar1

como demonios a los agentes que han Iralado de curarlas con medios espirituales

errados que deben ser corregidos (pero no negados, como ocurre en la lógica

moderna). La casurstlca de agentes que cubren estas afirmaciones es amplia: los

"padres sanadores", los laicos católicos consagrados de origen popular y los cultos

a determinados santos populares que la Iglesia católica permite y muchas veces

estimUla, pese a que doctrinariamente los desconoce o minimiza. Por otra parte, en

mi trabajo etnográfico con pentecostales, me ha sido posible "descubrir" pastora';

que curaban, hacia n fluir la leche de sus pechos para donar la unción a los hilOS

dE sus campaneras de Iglesia o reciclaban en clave evangélica las técnicas de cura

del empacho'¡

Entre carismáticos y pentecostales, en el seguimiento de las apropiaciones más

informales en las parroquias. iglesias y grupos de oración, pueden observarse hechos

reveladores de la vigencia de esa concepción: que la imposición de manos es locali­

zada (en la zona de dolor OdIO' enfermedad), que las curas sanadoras siempre hacen

intervenir una mediación fíSica (el aceite o el simple toque de las manos). En esos

mismos ámbilos pude observar cómo las redes de catequistas, que los sacerdotes

piensan como una Inslancia de "verdadera" educación evangélica, funcionan como

estructura de Institucionalización y consagraci,ón oficiosa de mUieres que, casa por

casa, rezan para curar a las personas enfermas y reiVindican con cierto reconoci­

miento del vecindario una santidad especial.

La continuidad de lo fislco y lo moral y su prolongación a lo espiritual se mani­

fiestan. también en la atribUción de carácter moral-espiritual a la enfermedad o a

la desgracia (lo que resulta consistente con lo sena lado en el punto anterior acerca

del predominio de las interpretaciones cosmológicas de los sucesos infelices), Asi,

(as diversas categorías de bienestar o sufrimiento varían al calor del cumplimiento ü

incumplimiento de obligaciones para con lo sagrado. Se padece en la persona propia

o en la de los familiares, porque no se ha cumplido con un santo o un difunto. S~

puede padecer, como lo afirman muchos pentecostales, por una maldición que nos

han hecho persona'lmente y aun a nuestros an tepasados, Estas representaciones que

"41. Véase Semá~, Pablo, op. n!.

54 PABLO SEMÁN

Interpretan el malestar Iluminan, mucho más que las que dan cuenta de los estados

positivos, lo errado de la categoria de acción utilitaria o de magia para analizar el

r.nrnportam',ento religiOSO popular. Quien ante la desgracia piensa que ha fallado

.n sus obligaciones con lo sagrado, no las cumple posteriormente porque no pudo

,Ir.anzar sus objetivos por otros mediOs. Lo hace porque ese entramado de obliga­

CIOnes con lo superior es el Cúntexto cognitivo y moral de su experienCia. Es en la

~Iaencla de esta mentalidad donde reside, parCialmente, la causa de la aceptación

di la teologra de la prosperidad.'· Si es cierto que ella se apronta en un moderno

IUn de hedonismo Y consumo, no lo es menos que invoca y moviliza expectativas

providencialistas que son propias de un sistema de representaciones que conecta

dioses y hombres en un circuito de efectos y causas que, constantemente, pivotean

Intre lo moral y lo sagrado a través de las cosas y los cuerpos.

El caracter específico de este sistema de representaciones se patentiza cuando se

conlrasta esta categoría con lo que surge de los supuestos culturales de la moderni­

dld en cuanto al padecer. En esta configuración cultural, et mal está de~coneetado

di cualquier relación con lo sagrado, Puede haber causa biológica y, separadamente,

lulrimiento psíquico que las diversas formas de medicina y psicología establecel1,

mjd~n, contrarrestan Y manipulan. La moralidad moderna, por otra parle. se detlne

GCIn prescindencia de fuerzas espirituales y sus rnlracciones no traen desglacia o

dolenCia al inhactor, sino puniciones racionalmente estableCidas o culpas que deben

.Ir elaboradas (mas que expiadas). ¿Cu~1 es ese sentido en que difiere contrastante y aleccionadoramente de otras

.propiaciones de las mismas religiones? Ciertas versiones del pentecostalismo Ydel

'1lolicismo reniegan por completo de cualqUier otro bien que no sea el de la vida

.llrnll y la salvación espiritual. Sin embargo, en el catolicismo, en el pentecostalis­

mo, en las apropiaciones de la Renovación Carismática estudiadas por Csordas en

foI Estados Unidos y en algunas de las que han sido reconocidas en la Argentina y

'1'1111, y aun en el discurso de ciertos líderes afrobras'leños, la religión puede eslar

llnlda como práctica al servicio del autor reconocimiento y, por esta vía, como

I,lictlca terapéutica.~3 La comparación del holismo popular con el que aparece a

ti '¡"Iu" I'~le pUn'l()V~~~~ el capitula S ele ~~l~ rn,,;mo libro, "¿Por que no? Del malrlmünlO enlre eSDlflllJalld.Jd ~ I '"lr,"I, del mIJnUD ~vangél,(o ~ Iv:; bp'it-,~!ler~'

BA.JO CONTiNUO 55

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partir de las manifestaciones de la Nueva Era sirve para realzar su diferencia espe­

cifica y para plantearla más agudamente. Las corrientes de pensamiento teológico

y práctica religiosa que se relacionan con la Nueva Era y que inclusive permean el

espacio católico, reaccionan en forma consciente y crítica contra el dualismo de

la modernidad!" La orientación monista que estamos resaltando es lógicamente

anterior a esa división , no la tolera, y la resiste o, directamente, la reinterpreta desde

sus representaciones previas (y es por eso que, casi sin proponerse una especie de

"critica no letrada, fáctica, del dualismo", desarrolla la salvación, que fue propuesta

por miSIOnes espiritualistas como una forma de bienestar que abarca la materia, el

aquí y el ahora, en la torma de sanación o de prosperidad). Para esta lectura de las

propuestas religiosas no se trata de reintegrar o reconciliar prácticas terapéuticas y

religiosas, de conmutar unas con otras o de compensar con las religiosas las medi­

cinas taltantes por carencia de recursos. Se trata, en todo caso, de la persistencia

de una representación holista pero multifacética frente a lo que la cultura de la

modernidad segmenta presentando como religión, terapéutica, estética, ideología.

Desde la perspectiva holista o monista, religión no significa, y nunca significó, lo

1

"i " H'Qma~ Csorda~, en The sacred $elf: A cullural phenomenology of chan$matlc healme IUnjv~"'ly 01 Calirornia Preso, 8erkeley· LG~ Angeles·Londres. 1994), mu~stra que el llIov'mienlo cenlral dél Mu·"ml~r.lú dé Renovar.ión CansllIjtica Calóhca (MRCC) en lo~ Estados Umdo~ es el de sacral'"ar y reS<lcraJ,z¡,r ",olT,enlo" propios de las idenlidade~ sociales duhmdas en contextos modernos (el yo ahora tranSfO""d¡jC) er, ·'5~Cfed

1'1"! 1 selr'). En eSJ Imea de Inlerpr~laclón se inscnben los trJbJJos reerenlemenle realizados én IJ Argenli~¡, ~or

Verlini,,~ Roldán (,,¡jase "LJ rellglo,rdJd en el movlmlenlo carl~m¡jhco catollco, Un ~'I'.JdirJ comparalio·a Buenos Air85-Roma'·, en EstudIOS sobre Rellglór;, Newsletter de la ASOCIaCión de Clenli5la$ Sor/ale:> de I~ Religión en el Mercosur N' 7, 8uenos Aires, 1999), No Fl~gamos la presencra de esl", de'¡,rr~II"5 que san pJrle de una sens,bilidad modernJ fu~rlemenle pr~senle y probJbl~mente dOrfllnanlé En I~ ~.,rapiJci6n ~e las rell~lones; indicamos que hay OlrJ5 forma~ de apropiación y Que, en lo Que respecta a los c<'''smJI,ea"

"11 mis ca"cluslones COinciden cOlllas de Raymundo Maués, en "O lel~o CJ(ol,co no MOVl.'Il"nto CJri,rfWi(o en¡ BelEim eJQ Para·' {en XXII Enconlro A"e:·;,s, Ca~ambu. Minas Geral~. 1998, p 13j, (Ir¡ anal,SIS de la compl~Ja;1'1 dilu,ión eJel MRCC en el m~dlo sociJI popular, Ahí se pr~~enlJn tanto los elecLas de moderrll,aclón de la I.Jr~r1Jra ralolic" (que aIJr,~n p'm"(lalm~nl[- a los 131(051 COr"" la parei,,1 ~~nlj~uidJd de la visión prop'a del c~tolie's"'o Do"ular. Mr rpferenc,a de prnlp(Qstales "'J~ ale(lado, prr una vrslón modernJ en I~ aprop,ación dé la relig,on, remile a IdS d~cpnas d~ "él";mleó p5icDlo~"~da51e G'J<"'a Espiritual y de lib~IJción QUE s« ~r,'etlc~f1 elll~I¡·,,~~ ¡j~ pai~e~ del Con0 Su, y ,we ~~ úio·ul¡;.ln ~ I.rM~" dQ UCoJ bibliogralía creciente M, crla d~ lid~res d~ r~li~·Il1['e~ 3fr Dbr asile~as 5Dslenlendn d",urSQS <l~ un~ lógica 5~meJanl e surge de entrevistas y dE la reLol"CClon d~ t~~I"nonIQ'. n'e\l,a[i(Qó. El hl'ello <:l~ q\le e~tJ IÚ~ICJ mj~ rnodernJ se presenle monos E~lré I[A ~frr,hras"Eñ", puede tomarse Cl'ml' un ~templ') p~(enr~I~1 de. la nlayor alln,eJJd qun puedJn Inner una denom,r,i>c,[", rfli¡;I()~a y 1m3 IQglc~ [uIlUl~1 de aprQlJi~':r¡jn eje IJ misma. .. Ir,~lusIYE, CDmJ lu d~mU~'·I'a (;erardD M~"~"<:J'" ~~ Cullura holi,lica, Newage. auto·ayuda: ¿Nuevas CJras para el indIvIdua/'SJnl' r n~~vr pa.caálgma par" el ~ent¡do comun' (Instlluto Un,versilJflO de Pesqu'$~S de f{,O de J~lle"D, 20rjú, i>;<i" de dD[,lor~doi, la ",,'Iea JI ri'Jall,mOQue dará bas~s a la Nueva Era sedesaflülla y é'. recorwf;lda, al mérw~ parClalméntc, c~ml) C-Ienlifica

56 PABLO 5EMÁN

que quiere decir para nosotros: un campo de prácticas autónomo. Es, en cambio,

el limblto de una relación de Intercambios que antecede y moldea los niveles mas

concretos e inmediatos de experiencia, porque, como mostramos en el punto anterior,

esta situación está signada por aquello que afirma Benvenlste: "todo eslá imbUido

de religión, todo es signo de fuerzas divinas"!'

El carácter relacional de la experiencia religiosa popular

Un tercer atributo de la configuración oue me interesa deSCflbir es el carácter

relacional de la e7periencia religiosa. Debido a su carácter relacional, la experiencia

popular hace operar, en la ligazón de cada hombre con lo sagrado, una ideología que

lo define y relaciona con otros hombres y con lo sagrado mismo, en Su diferencia y su

jerarquía. Y, una vez más, podemos aprehender mejor este carácter por contraste con

lo que resulta lípico de la experiencia moderna. En ésta, la relación con lo sagrado

tiende, en el limite, a ser planteada como relación de seres individuados e iguales

frente a un principio sobrenatural o divino. Los hijos de Dios, hermanos entre sí,

son las figuras tendenciales del igualitarismo moderno proyectado a las pr¡!idicas

creyentes: sólo admite desnivel en la relación entre cada uno y la divinidad (aun

cuando a veces se dé el e~tremo teológico de humanizar a la divinidad y proponerla

como amiga). La Irrupción del pluralismo cultural en el seno de las religiosidades

modernas no cambia esta situación: cada uno de los culturalmente diversos es

Igualmente valioso frente a dioses que lo cobijan en su singular diversidad.

En la experiencia de los sectores populares la tendencia a la igualación es mu­

cho más problemática. Ymás que un cuestionamiento a la misma, se perCibe airo modelo de relación con lo sagrado, Si bien este modelo tiende a excluir mediaciones

burocráticas y racionalizan tes como las desarrolladas por cualqUier Iglesia (lo que

heria suponer una subyacente voluntad igualitaria). pueden apuntarse elementos

que muestran que el "pueblo de Dios" de la lógica popular se representa a sí mismo

"oo, Berwenisle, Emlle. VocJbulJlre des ,nMillJlion, Inrio·eurO(lpennp5. MinUII. p~,,~, 1969

BAJO CONTlt'OlJO 57

Page 29: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

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Page 30: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

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1,11' puede ser el velllculo de sanación para un /liJo descarriado, formando una corrll'I.I,

" de poder entre e,1 templo, la fotografía que ha llevado al pastor, su propia per"" '11 '

1 Y el hiJo de marras.

1 11

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ConclusiónI EI punto de partida de este capitulo ha sido la distancia de las concepcione,. (1' 11'

asimilan el contenido de la práctica rel'lgiosa a la pertenencia a una denommacle'll ,

fracción denominacionaL Catolicismo, pentecostalismo, Renovación Carismátic<I

neopentecoslalismo son térm ¡nos que operan más en la lógica de las Intenciones, i,

las 'rnst'ltuc'lones que en la de las apropiaciones en las que cada religión se conSUlll,1

t:stas, por su parte, no se desarrolian según ,criterios individuales, según dec ISlon(",

y funcionalizaciones realizadas por creyentes privados de tradiciones cult urales. l',

.,. las son las que encarrilan las trayectorias al modelar las preferencias y orientar Id',

,l' lecturas de lo que llega desde las más variadas teologías e instituciones religios;J',

Estas tradiciones son el Sillar de corrientes de cultura que atraviesan la exper'le n"" ,

11 denominacioGal y configuran el sef1t1do específico que adqUiere la vida religiosa

En acto hemos Intentado mostrar uno de los cruces culturales que singulariz;JII 11 la vida denominacional y conforman una corrienJe de rellg'los'ldad de rasg05 sislv

mátlcos, como corriente cosmológica afirma la imbricación de los niveles que SUII'1 1

I

para nosotros el más allá y la tierra en un realismo que incluye en su definición a Jo>

1\ santo; Como corriente holisla se apoya en una vivencia, en una práctica, en un ide;,1

en que las diVisiones del cuerpo y el alma son relativas y posteriores a la unidad 'lU('"

traza un arco dinámico de experiencias físico-morales en las que ética y dolor no se'

separan como razón y sensibilidad; como comente relacional proyecta un sujeto dI':1

I la experiencia religiosa que es siempre parte de una red jerarquizada y articuladd

en relaciones de donación específicas En nuestros días esta corriente forma parte'

de la experiencia de los sUjetos populares al mostrarla en sus manifestacio!le'"

contemparaneas, hemos querido tomar distancia de las visiones que, además d>'

ignorar la transversalidad de 101 experiencia denomi'nac'lOnal, reducen a "folclore", a

I "tradición", lo que no ingresa fácilmente en un sistema de categorias involuntaria

pero no aleatoriamente particularista. ,1

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1

60 PABLO S[MÁ~1 11

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VIDa, apOGeo y TORmenTOS Del "ROCK CHaBÓn'"

,roducción

Pocos meses después de los hechos que llevaron a la muerte de 194 Jóvenes

.sistran al recita) de Callejeros en Cromanón, una crónica del diario Los Andes

Mlndola daba créd'lto y repercus'lórl nacional a palabras de Fito Páez referidas

"rack chabón" y su relación con el macabro resultado de la cOmbinación entre

'Inómeno cultural y la perversa relación con la ley que muchos suelen 8f1!ender

Oun signo de la nació",

Al filo del hartazgo, el autor denuncio que el denominado rack chabón "tiene

193 muertos ahí por no revisar lo que hace y por todo ,'o que genera el mani·

fiesta del barriO argentino y por ser del palo y de pensar la argentinidad desde

l. blrome" En un análisis apasionado capaz de ligar la tragedia de [romañón

con la cantidad de acordes que conocen los músicos de ese subgénero del rock

local, redondeó que "para esa gen le, SI te ponés a estudiar música sos puto o

, {lI\lJ~ 1995 en adelanle venWJ 51g"ie'''Jo sislemalicamerdt el d.'J~nlr de los usos pCJp"IJr6 (Iel rack Desde IOll4 he incorpora¡!(I ~ót~ ,nvesllgac;DIl a mi plan de trabe'io en el C>_',",C:T. En e5€ rn~rc" IWl ~ida efectuados

1I1'1,~lis,s Que esle CJp'lulQ pre~enta de un., IDrma \Inté\,c3.

BAJO CONTINUO 61

Page 31: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

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jazz810 y, ertonces, no ses del palo", Pero sir paus~s, proclamó: "Un DII<'III" I "1'

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que se funda en la ignorancia genera tragedias, y esta cosa tribal argentin", terrib'e y es asesina porque te deja en la ignorancia".

Páez sintetiza y rad:callza el espiritu de una se'le de aproxlrraciones crític'l'.,I1

fe~ómenc en jLlego en bandas como Callejeros. Periodistas, músicos, anilladorF.~ '~I prcgramas de radio se han expresado en este mismo senMo prolongando y an11llill

cando algJ que d€cían desde hace mJcho tiempo sobre el "rack .:haMn', pero (1,11

menos repercusión. Todavía recuerdo que hace casi diez años, la líder de un COnlJllt"

de hip hop en ese momento en alza, necia al¡;o que Páez expresó ahora elabor¡¡dél 'i

rabiusamente, qLe el "rack chabón" era "falto de nensaie", que no alcanzaba en"

estar contra la poliera para ser músico, que el "rock chabón" le p'lrecía una e)(cu:",

par~ "tO(f\lf ce~'Ieza y criar panza". laque ella dijo" \a defensiva, protegiémlose (11 1

equivoco ce un periodista que la había sindicado corro parte del "rock chabón", PáL'1

lo dijo D I¡¡ olensiviJ, allOla que el "rock chabón" apa~ece er bancaflota.

Sospecho que sería 'lmigaIJle con los lec:ores s: me limitaca a montarme el 1,1

ira de P;!iez y ensayara tentDtlVD~ de darle legilHllidall académica, profundidad lilo­

sóka y consistencia soCiológica a su reaccl¡)n, o al menos a mostrar y desarroll~1 las posibilidade<; 'lIJe pn pse sentido porta el "insight" de Páe.l. Sill embargo, m"

tem::J que no podré serlo. la lectura de esas declaraciones y una serie amplísirra y

ach.almen,e ingen'\e de pronunri<lmi?nlos dI' ese t~nor, y --ni propia lec\ura ~uciiJl de lo que ha sido el "rack chabón" antes y después ce Crorrafión, me hacen pensar

que la siguiente hipótesis tiene algo de JlalJ<;iblp: la reciente cOnvergen CiD 'lnti. "roe"

chabón" ancla en una supuesta verdad musicológica una supuesta verdad SJCiológlc~ ocultando lo que yo quisiera señalar~ que esa reacciÓn vphi'~lilI7a una posici6n eue

en el Juego social responde, vengativamente, a lo qUe ha representado socialmente

el "nck chabón". Veamos prlme'o q ué es lo que ha significado sod81mente el "roe k

chatón", para luego volVEr a estas críticas en condiciones e1 que pueda apreciarse ID qu, slgniiica SOCialmente Su crítica.

El "rock chabón": una categoría problemática, un desarrollo histórico preciso

Comencemos por u na .éompli,cación neceSaria. "R,xk chabón ,. ES una categoría

62 PABl.O S1::MÁN

... O" L,,~

'obltlmática. La primera vez que 105 referimos al fenémen02 subrayé algo Que es

"ario ampliar: lo que cesde IJS medios, la crítica espeCializada, los propios

In'lImldores de múslC a, es llamado "roc\<. cnabó1" es una reallliac Que no se puede

Ilnlr por un recorte de estilos musicales, letríslicos o provenienclas sOCiales, sino

mo un electo de la relaciOn de los seclule~ pupul,m,~ LUII el roe", qUtO tiene ra~gu~

1.\Oricamente nO'Jedosas. Dados dos gnJJos de iguales caracteristlcas estilísticas,

,'tleas y socales pedría se' que U10 se Identific~rD corro perteneciente ¡jI colectivo

otro m. Adenás, la 1eterogeneidad de lo ::¡ue ha Sido Identificado o au\oldenllflcado

el 'rack chabón" es amplísim2 y debe decirse que Jermanentemente ingresan

'IIresan grupos 'J rasgos a la categoría, redefin lendo Su cantel ido y abarcat vidad,

1r0 el "rock rhilbón' lampcr.o se refine por anclajes sociales e~dlJs\vos, invariables

unl.....ocos h2Y grupos comJ Calle.eros que muchos no dudarían en identificar con

,1 rock barrial, que tiel)en un público hete'ogéneo socia mente que incluye t2mbién

In clases medias. Y si se puede afirmar que En algún momento de la historia el

'Ublico de Patricio Rey y les Redonditos de Rlcota correo;pondia al perfil popular

Ion que se aS::Jcia al "rack chabón " tamt;len debe decirse que no ~iempre ¡Je así.

,be aceptar el nombre COmo cOnvención, pero bajo una restricción que lo connota

., forma diferente a cualquier uso convelcional, el "rcck chabón" es la ca:egoría

"con la que ha Sido captada la lel2ción entre el rock y las generaclol1es nacidas a

pertir de Tines de 1970 y 1580, a veces en la escucha, a veces en la producción, a

Vices en la artiCulación comercial del rack. El caracter ":lOPU lar" que aS'lste al "roc\<.

Oh106n" también es problenático: las fronteras entre los estratos sociales (sea que

101 Concloamos como agreg2dos estadísticos, como clases, corro actores definidos a

p.rtir de una rel<lción política, ¡¡un 1: uando los concibilmes come ciaseS) son porosas,

y "seclJres populares" es Lna categoría difusa, Para colmo, eS insustentable Una

descripción l1up ha Ea coinc c1ir [Junto por plinto uJtegmiil.s <;nt.lnc1f>mogrMicil<; con

llniversos simbólicos, estélitos, sea cual sea la relación ,je detErminación entre esos

dos órdenes. En este contexto. y dadas estas dificultades, limitamos el alcalce de

lO popular a la siguiente población: Jóvenes pob adores del Glan Buenos AiTes, de

tUS bar'ios más pobres, hljcs de trabaladores manuales y desernplea:los.

• Vé~se S"man. PablQ yVil;;, r-~i)lo, 'Rock chJbon € IdenUdad juoenil en aArgentina neo'liberal', en Filmus, ,,",en'.. F'olil,«', '~L, ..ddd! C<111UI~ M Anlél1ca L~r,n., AIgerr,na de f,,, de s,t~, r.,~"·[,c<,~,,

Boeros Aires, 1999.

BAJO CONTINUO 6

Page 32: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

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SI'" puede localizar preci~amentf", en una serie de rasgos que lo describell

historizan, lo Que SI'" nombra con la expresión "rack chabón" Se verá que son tan!.,

los matices que SI'" comprenderá por qué la expresión unifica el fenómeno de forlll,'

provisoria y abstractiva. Recorrer esas características es ponernos en camino d,

comprender su significado social y el significado social del bombardeo critico q'l' hoy reciben el género musical y sus cultares.

1) Hasta los años 1990 el desarrollo del rack en la Argentina se centrarl; fundamentalmente, en las clases medias, Podrá decirse que esta regla offe,,'

notables excepciones. pero lo cierto es qUe ha sido la clase media el estrato lllll'

nutrió al movimiento de los músicos y compositores que más han influido en 1,]'

formas musicales que se desarrollaron desde la mitad de los años ]960 hasl,J

buena parte de 1990. De esa fracción social provienen los "grandes nombres·' d(.1

rock nacional,J las fuentes más potentes de influencia y legitimidad en cuanlo.1

letras, música, estilos performativos y direcciones de innovación. Litlo Nebbia (Lo'.

Galos), Charly Garcla (Sui Genens, La máquina de hacer pájaros, Serú Giran), Lui:.

Alberto Spinetta (Almendra, Pescado Rabioso, Spinetta Jade), Gutavo Cerattl (Soda

Stereo), el "Indio Solari" (Patricio Rey y los Redonditos de Ricota), Federico Mour'-I

(Virus) son algunas de las figuras-guías de la producción de rock en Argentina qUf'

pertenecen a diversas trayectorias tlpicas de las clases medias Al mismo tiempo,

las clases medias han sido las que, históricamente, más público les aportaron a esos

músicos y sus grupos desde los inicios del rack nacional hasta la actualidad. En lOé,

sectores populares, tanto en la población de trabajadores manuales y de empleos

poco ca',lficados como entre los desocupados, la tradición raquera se hacía presente

de forma infrecuente, formando ínsulas, sobre todo de oyentes de rock duro, báSiCO,

"cuadrado" o heavy metal después, en un campo dominado por la música melódica,

la cumbia, el chamamé y la música folclórica en general.

Esta cuestión se aclara aún m.!is si a esta cuestionable línea de corte social le

fuera superpuesta una linea de corte geográfico. Hasta muy avanzados los años

]980 el rack naCional influía en y desde la Capitaf Federal y algunas cabeceras del

primer cordón industrial (Avelfaneda, San Manin, La Matanza l. Desde los años 1990, el rack, a través del "rack chabón··, tiene bases sólidas y especificas en Florencia

" •. tsla h~ sido la rorm;:¡ baJo la QUf se h;ln r~co"CCldo r~C¡plOc<tmenle lOS muslcos ~fgenlinos de IOck <¡1Jf'

dieron Vida a los más diversos e~hl('s y ésla h~ ~Ido la fOrma en que fueron rewllocidos e insliluidos por oyenles, compJ~ras dlSCOl(faflcas y r;'ilICM mus'(dles.

64 PABLO SEMÁN

·1

,'lla, San Miguef, Vifla Celina, en general en el segundo y tercer cordón def Gran

.Ulnos Aires, en fas que hay públicos, circuitos y grupos. Los jóvenes de universos

10culturales hasta entonces ajenos al rack se aVinieron af mismo.

Un compfejo de variabfes sociafes y generacionafes parece asociarse a una

Iflrencía. Hay bastante mas para entender lo que esa diferenCia pueda significar,

IrO antes de proseguir con fo que implica este desplazamiento evidente digamos

su significado es, sobre todo, Indicativo, que cuando referimos a la diferenCia

11.11 Implica la presencia de jóvenes def segundo y tercer cordón del Gran BuenoS

IlrlS en ef rack, también estamos incluyendo las dinámicas sociales y culturales

II conjunto del área metropofitana que tiene pro)(imidad con las de la periferia.

Iro en todo caso vale aclarar que el desplazamiento implica la actuación de una

IlIIa generación constituida por dinámicas sociales y cufturales diferentes de las

operaron tradlciqnalmente en el rack y que al relevo generaCional se fe suman

.lectos de fa transformación en la estratificación social· aunque haya de todo en

lOS lados, es mas fácil encontrar públiCO de la periferia del Gran Buenos Aires entre

leguidores de Divididos, Callejeros o La 25. que entre ef de Babasonicos, que

I.ctivamente se asientan en tendenCias cuHurales propias de las clases medias.

2) No sólo se ampliaron y desplazaron fas bases sociales, demográficas y

Iturafes def rack. Esa presencia ha producido diferencias en la escucha de lo

'....iamente e)(istente y en fa producción de fa Que siguió partir de los 1990 Afgunos escuchaban fos que definiremos como fas nucleos ideológicos y estétiCOS

"rock chabón" en agrupaciones mUSicales Que nunca reivindicaron su pertenencia

f,"a categoría o son anteriores a su desarrolfo, El "rack chabón" fue así, en buena

,.rte, un invento de las escuchas y selecciones del público, casi a contrapelo de

l•• Intenciones de fos músicos. Es por eso Que el "rock chabón" no fue iniCialmente

un liIénero del rack definido por una regfa musical o letrística, y es por eso Que la

••finición de fa e)(tensión def conjunto "rack chabón" arroja resultados disímiles

IIlIún quién proponga esa definiCión y en Qué momento. En ese sentido, fue más

bIen una sensibilidad referida a retóricas y estilos mUSicales que atravesaban los

mas diversos géneros de rack presentes en el panorama musical de la juventud. Esa

IInsibifldad fue inicialmente productiva en fa escucha y, por ende, en fa selección

di las posibilidades de masificación de estilos, grupos y músicos, e hizo aparecer

motivos inusuafes en fa tradición del rock.

Esa sensibilidad resignlficaba la obra y fa presencia de conjuntos que perteneclan

• corrientes preex.istentes del rack y en torno a una serie de temas y valores cfaves.

Conjuntos como Patricio Rey y fas Redonditos de Rlcota, que se originaban en una

lradición que mix.turaba una serie de influencias fuertemente presentes en fa cultura

BAJO CONTJNUO 65

I

Page 33: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

j~ l de las clases medias urbanas de los años L96ü y 1970, fueron emblemas del "nll ¡.

Ilil chabón" en uila curiosa y radical operación de transformación de una banda por'

público." Patricio Rey y los Redonditos de Ricota citaba Cifradamente a los h¡Ú'i1

del roc'~ Junto con los próceres del anarquismo, Su canc',ón "Todo preso es poli~I(11

afirmaba, en sintonia con Bakun in, un grito desgarrado: "reos de la propiedad / 10,,1, ' , pre50 es político", e interpelaba la d Imensi6n libertaria de la conciencia progresl'.1

de los JÓVenes de las clases medias. Pero hacia fines de los años 1980. otro plJblll ,.11 ,1 comenzó a dominar entre el de PatricIo Rey Para este público, esa canción e,)"

una reivindicaci6n de los ladronesquepoco tenía que ver con las Ideas de Ba~\111111

I~ o con una visión a la Robin Hooa del latrocinio. Ellos sentían que los Redondu

hablaban de su paisaje social y ponían en cuestión los estigmas tradicionales, ti

1I ese conte~to, varios observadores notaron que el público de "los redondos", COlll"

,,1 los llamaban sus nuevos fans, fue recomponiéndose, y mientras los jóvenes V:il\ '11 guardistas de clase rr,edia de la Cap'ltal Federal dejaban su lugar en los recital(..

que se organizaban en los teatros del centro, ganaba espacio el público del Gr(j"'1

Buenos Aires que comenzaba a llenar canchas de futbol en las que cultivaba~ ,1;'11

fervor por su grupo preferido. En ese contexto, puede entenderse lo que hacian CDI,,1 otra cancian de Patricio Rey los Jóvenes de un barrio del Gran Buenos Aires, qUI'

:!I' me dieron su interpretación de la misma en su forma de cantarla, La canción qU(>

111 p¡¡ra muchos ironizaba sobre el establishment de', rack diciendo, 1 ", ,,

l' 1 Vaya bailar el rock del rico Luna Park / que con mi alas la puta cae brillar I como

1 1 mi héroe la gran bestia pop f A brillar mi amor I vamos a brillar mi amor f a brlllJI 1 ..

mi amor I vamos a brillar mi amor, "'1

'¡II podía ser decodificada como un aliento a las formas de Vida y localización popular

Así, en vez de escuchar Ha brillar mi amor", un grupo de jóvenes del Gran BuenD'

1 Aires me manifeslaba su convencimiento de que la letra de esa canción dec!il 1

"vamos la v'I',\a amor". 1 1•

',1 Luego, surgieron grupos que enfatizaron los aspectos que esa escucha reclJs', ! "

ficatori,a ponia en juego. Estos desarrollos y aquella escucha tenían varias caracl",

risticas fundamentales,

" • Ve~5~ Guerrero, Glo"~. rn<Jlo So/ari: el h:>mbre Ilustrado, Sudar"'~r¡cana, Buena, Alfes, 2005.

66 PABLO 5EMAN

3) El "rock chabón" tomaba como epicentro de sus sentimienlos y su ethos

.1 barrio, la patria pequeña de la infancia y la juventud y su paisaje transformado

por la pobreza, la desocupación, la delincuencia, el trafico de drogas, en fin, las

"lNaoades de la década de 1990 Podía cantar casi idíllcamente al barrio como la

'llulente canción:

Cervezas en la esquina I del barría varón I rutina sin malicia I que guarda la razón

/ quien olvidó las horas de juventud I murmurando se queja I ante esa actitud I slll me esperan I mis amigos en reunióll / mucho me a',egra selltirme parte de

vos I conversando la rueda ya se formó! Y las flores se queman buscando un

sentido / mienlras la noche mueslra Ila calle en quietud Ila intulcíón esquinera

I encendió mi luzl tu risa alejó mi soledad! esos momentos que viví I no he de

olvidar / sé que muchos c.avilan / buscando el porqué! preferimos la esquina

~ no mirar la tele ! yo la creo vacía de realidad /Ia verdad en la esquina eslá

latiendo I aunque me corran hoy I mañana volveré / y con cerveza festejaré I tu

risa alejÓ mi soledad I esos momentos que viví / no los he de olvidar. (Hermética,

"En la esquina", 1990)

Pero el tono nostálgico de la composic',ón que citamoS se complemen\a con la

Illuiente. Dos Minutos, en "Dem3siado tarde" (canción que acotaba el senlido de

Su titulo con un parénteSIS que, sintomá/icamente. 'la llamaba "La Marcha"), ofrece

una imagen un poco más apocalíplica Que la anterior, montándose en la misma

'Irlma de esquinas, gregarismos barriales y cerveza:

Estás en el kiosco, lomás una cerveza! corre el tiempo, seguls con la cerveza / a

lo lejos se ve una patrulla 1alguien grifa allá viene la yuta 1 Descarten los tubos

1empiecen a correr Ila yuta está muy cerca 1 no da para correr, (Dos Minutos.

"Demasiado Taroe", en Valentin A/sina, 1994)

Es que no era simplemenle una crónica: el "rack chabón" construía COllladrones,

Clrvezas, barras de la esquina y policías una heroica en la que la represión polícia!

Irl la necesaria contrafigura de un combate SOCial en el que los nuevos rockers

tomaban partido. Coma ya lo sugería la illterprelaclón "pro ladrones" de la canción

"todo preso es po',ilieo", el "rack cllabón" se identificaba con los marginales rec',a­

mando un lugar para ellos, lamentaba el fin del mundo del trabajO y protestaba más

que por el exceso de integración (que angustiaba a las primeras generaciones del

rock nZlcional, ¡anta como a los hlppies -tomados como categoría global,-) por el

BAJO CONTJNllO 67

Page 34: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

deficit de la misma, por la fraclura social que había traído lo que luego Ilamarlami'

"el neoliberalismo", No era, en todos los casos, un rack de pretensiones polílic:!

al menos de pretensiol1es polrtlcas concientes y dirigidas de forma sistemátlCl "

objetivos políticos. Lo qUe ,;í hada era reivindicar el mundo que quedaba atrás ('"

el marco de una reestructuración soc'lal politlC<lmente comandada, y su apego a 11>'

"buenos vielo,; tiem pos" tenía valor poiítico de resistencia que, ar¡tes que declamar ""

o proyectarse como tal, se actualizaba en la veneración de un tiempo que el resl"

de la sociedad comenzaba a denostar. En ese contexlo, el "rack chabón" era "ei)!'

testatario" de una lorma diferente a la que lo había sido el rack en los años 197!¡

En vez de asumir una postura anticapilalisla, daba cuenta de la nostalgia por Uf'"

fase en que los más pobres. al menos, leMan trabajo y patrones Esl0 mismo haci ,

una dilerencia con un planteo de tipo revolucionario, como el que podría haber'>"

escuchado en los afias 1970 en la tradiCión de la música de protesta. Una expresll:I'

dei líder de una banda ya extinta esclarece este punlo.

Nosotros somos tristes desocupados que usamos la música como medio par"

trasmitir nuestras ideas. En tema'> como "Réquiem por leño" denunciamos "

los "conchetos disfrazados" o a ",'os chicos durmiendo baJO las autopistas" l Cnuestro planteo de lucha no tiene nada que ver con los planteas contestatarlO ,

de La Torre, hablando de las Madres de Plaza de Mayo [ ... ] de los [músicos] de

aca preferimos escuchar a Oiscépolo, que r,abla de cafetines y de Pornpeya, qUl'

a las grandes bandas de rack aburguesadas. (Reportaje al grupo subterráneo Le' Pandilla de,l Punto Muerto, 1987)'

En contrapOSIción con la historia del rack nacional, ,la del "rack chabón" ~r,1

curiosamente, y en contrasle, nacionalista El rack nacional era rack en castellan{l,

pero sus letras o acenluaban el lado cosmopolita dirigiéndose a un joven universal.

o eran cautas al separar su dimensión de música de protesta de cualqUier identifi

cación patriótica. El rack nacional, cuando lo hacía, protestaba en nombre de toda"

las categorías de oprimidos, persondicadas en trabajadores rutlnizados y explota

dos, en diferentes estigmatizados, pero pocas veces en la nación como colectivo (l

partir del cual se afirman derechos y potencias. El "rack chabón" produjo un rack

'ffi'

s, Podri~ [otJ-,~r",~,se que ésla es ur,a l~r"1~c,6n POCD ~'gn,r'cal,va. PerD vis'o~s 5eme,ante, se obscrv-II' ,,'11 ja dts(ripción delll'lurldQ d€1 (rabaJO C[¡nl~mllortlrleO que Ilan h~chQ d~od~ Inlox'c~do5 hasla Almafuerlc

68 PABLO 5EII'.ÁN

Que se idenlil¡caba con la nación y llegó a plantear temas lotalmerJ/e ajenos a la

k.diciÓn anterior del género, hasta el punto de postular una sanción moral al que

tllja la patria, aun cuando se ve aquejado por el apremio económico, asi lo hizo.

'o, ejemplo, Dos Minulos en una de las canciones de su álbum Va/entín A/sina, en

Que cr'lllcaba a un argentino que no había s·ldo pac.'enle con su patr'la y se Ilabia 'Ido

buscar trabajO a Barcelona.

En el fOck nacional las clases media, habian combinado el espíritu liberal del

'toe k con el pro¡;resismo argentino que se reconoda enfrentado al nacionalismo, al

,.L1a consideraba autoritariO. El "rack chabón", en cambio, reiVindicaba los valores

trióticos a través de perfQrmances en que aparecian las banderas argentinas,

In Que se reiVindicaban los de sujetos pratolipicos de la nación y se recuperaban

Itmas folclóricos nacionales como la zamba o la ba¡;uala. Un ejemplo ,intetico de

lita actitud es la canción Qe Divididos que, en ritmo de Baguala, e identilicando

los negros con el pueblo, plantea desde el rack el antagonismo pueblo y rack en

In acto en que ese antagonismo pretende ser disuelto de una forma irónica para

Ion el rack:

Nace un hijo negro I cachetazo al rack, (Divididos, "Haciendo cola para nacer",

en Acariciando lo áspero, 1991)

Un ejemplO casi calcado es el de una agrupación metalera que con ritma de

;lImba le canta a los grupos históricamente marginados, enlazando a las víctimas

"1 siglo XIX en el período de organización nac,ianal con las del fin del siglo xX en

ti desmonte de la organ'lzación SOCial de la época populista,

Desheredados, Gauchos, Indios, empobrecidos reencarnan. (Almafuerte, "Zamba

de la resurrección", 1995)

4) Desde el punto de vista musical, el "rack chabón" ha sido variable históri­

elmente. En los iniCIOS reflejaba la sonoridad punk, la de los Rolling Stones o la de

IIllricio Rey y los Redonditos de Ricota. Es decir, reflejaba muy pluralmente el mundo

"11 rack nacional e internaciona,1 que le precedía históricamente. Con el correr de

101 anos, las formaciones de "rack chabón" han privilegiado la identificación con el

lonido y la performance Stone de una forma particular (aunque no dejan de resonar

olras raíces en casI ninguna de sus expresiones). Las formaciones actuales del

IIrock chabón" se identifican con el sonido Stone practlcado por bandas argentinas

Que a través de una o dos generaciones los han imitado. Así. los actuales grupos

BA.lO CONTINUO 69

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I1l' cultares: en el "rack chabón", contra el peso de una tradición intelectLJalista que ~(,I, " a comienzos de 1980 comenzó a ser cuestionada. el baile es parte del recital y di, 1.

11, idea de música. La música del "rack chabón" puede bailarse y el rack pudo ampliar '," 1 espacio en 1,0$ sectores populares cuando sus sonidos interpelaron los pies de fOlll'. I

1 preconcebida o accidental. Con el .' rock chabón", entre otros ingred'lentes, el rack 1"

dio fuerza a una escei1a diferente de la que era común hasta 198o. charlas de múslc,'

análisis de ejecuciones, evaluación de interpretaciones, comparaciones de versioil'

y auditorios en los que lo único que se movía eran las cabezas. Cada vez más, el (Qch 1"

es compás verificado en el cuerpo en una riqueza de configuraciones que aún resl"

·1'1 estudiar, pero que evidentemente ha transformado la naturaleza del espectáculo 1

9) Análisis periodísticos y académ icos han coincidido al señalar que en los orígenc',

1'1, del "rack dlabón" opera una situación histórica y económica muy especial. En ell" " se combina la proyección que alcanzó por diversas vías el rock en el mundo popul,JI

con la facililación del acceso a equipos de ejecución y produccíón musícal. Es que ell

1 virtud del abaratamiento global del costo de estcs productos (y de la intensificaclol'

de este eíecto derivada de la sobrevaluación del peso argentino durante el períod"

1

1II 1

1991-200l) la imporlación de los mismos resultaba más que accesible. los medio'.

de producción de lo masivamente ¡egítimo se SOCializaron a traves de un melcado (Je­11

acceso fácil que a su vez permitla la proliferación de cientos de bandas por doqUier 1I1 10) Tal vez ha sido menos observada otra condición concomitante, la formaCión, ' 1

Ii! en el área metropohtana de Buenos Aires, de poblacíones tormadas por migrantes

recientes de origen provincial, cuyos hijos no necesariamente encontraban en 1~1

, Iradición musical de sus fami.lias un medio de expresión. Esta siluación no debr "

11 pensarse en términos de la ausenc,a de trad'lc'lones o del abandono automátiCO de las 1

mismas S'Il0, más bien, en la fuerte competencia entre la socialización primaría y 1,\

, secundaria, en\re el hogar 'J la esquina del barrio con su circuito de alcohol, drogas,

narra~ivas, diversiones y exploraciones compartidas. En ese territorio compelian por I11

1

1

la adheSión y la preferencia, las tradiciones musicales de las generaciones anteriores

(que declinaban), la música de cumbia y bai,lanta y el rock que a lo largo de treinta

año" fue estableciendo bases locales de reprodl.lcclón,

11) Todo sucede corno si en cierto momento esas bases hubierar, alcanzado una

cantidad crítica que las convierte en un pClblico Inleresar,~e para la escala de em­

prendimientos mUSicales de var iados formatos y escalas dentro del rack, Un ejemplO

de lo que sucedía en ese contexto es el surgimiento, precedido por encuestas, de

una radio dedicada a los segmentos populares. La empresa que la const:,tuyó quiso

averiguar cuál era la radio que faltaba en la población de bajos ingresos y conoció la

demanda de una radio de rack en espaflol que, según el público encueslado, debería

72 PABLO SEMÁN

bisar su programación en un repertorio de 200 canciones que pocas personas de

11 clase media hubieran identificado con el rock o con lo mejor del rock. Esas 200

c.nciones eran el acervo del rock que se venía escuchando en los sectores populares

_(lue las clases medias sólo reconocerían como los márgenes del género. ios oyentes

deseaban escuchar rock nac'lonal de 'iniCIO de los afIaS 70 e Intérp-;etes que se er,con­

treban entre el rack y algur,as modalidades de la canción amorosa. Esa radio llegaría a

IIr la expresión de los jóvenes del Gran Buer,os Aires que escuchan rock. Si tamana

Impresa musical fue posible gracias a esa masa crítica que se habia formado, ¿como

no iba a ser posible otra, paralela, como la del "rock chabón") Es que paralelamente

I la difusiÓn mediática del rack, a la facilidad del acceso a equipos e instrumentos,

los j6venes del Gran Buenos Aires, practicantes de un rock futbolizado, nostálgico,

muchas veces elemental, comenzaron a formar sus bandas. El paraguas mediatico

lI'e como la lormenta que favorece la reproducción de los hongos,

12) y estas bandas ql.Je surgieron junto a la lluvia mediática, junto a la di/u­

Il0n generalizada, comenzaron a adquirir, también, habilidades administrativas,

'ormaron sus bandas y apoyados en la constancia y el "aguante" de sus grupos de

.Iguidores logra bar, estabilizar circuitos de shows ante empresarios que el\igían un

mrnímo de público que ellos cumplían en presentar, ya que tenían seguidores ql.le

lIS hacían el "aguante". la ética del aguante también formaba parte del espíritu

del negocio' inspirados en el ejemplo ofrecido por el éxito de las producciones

Independientes, que resistian exitosamente a los pLJI,pOS del mercado, hicíeron \as

luyas negOCiando fechas, condiCiones, ingresos y escenarios con productores de

IIPedáculos de locales de mediano y pequenD porte. Las barras que con Irapos y

b.nderas acampanaban al grupo mus\cal aguantando la parada formaban parte de

l. viabilidad moral y económica del mIsmo. Excluidos del gran consumo por razones

In las que se mezclaban sus pre!erencias y sus posibilidades, armaron un circuito

musical del que partic:,paban los jóvenes del Gran Buenos y de los barriOS pobres

de la CapitaL A el se agregaron los Jóvenes de las clases medias (a ese sector de

jOvenes que comeilzaba a cultivar la resislencla poco podían atraer los musicos de

rock ya establecidos que oscilaban entre el divismo, los gestos de superación, (as

Ironras y la sofisticación, qLJe, por muy valiosas que fueran, resultaban débiles para

Interpelar a las víctimas de la recesión que se insinuaba desde la epoca del efecto

te(luila y se prolongó casi cuatro años), que disponían de unas pocas monedas pMa

'1IBjar, lomar cerveza y asistir a un show Que debia ser barato. Los hijOS de padres

de clases medias empobrecidas encontraron en este circllito un espacio ideal para

IUS pOSIbilidades, Fue por esta conf,uencia de púb',lcos. entre otras razones, que el

"rack chabór{ Invirtió la secuencia de Circulación clllfu:~ll que hacia de la periferia

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1'1 podrían encontrar formas mutiladas, disminuidas y empobrecidas de la CIIIII,'

dominante, a lo sumo una ratificación de su dominación por la Yía de su rCI 1:., "1, retórico. Las observaciones de los que le reCriminan al "rack chabón" su Cilrd' 1, ,

1;'11 de expresión que traduce y reproduce la dominación calcan ese argumento 11' "',

11 dilgan al dominado un compromiso absoluto e inescapable con su opresión fJI ,",1,

1 punto, vale lo mismo que hemos dicho acerca de la religiosidad y la cultura POPlli"

Ante la pretensión de describir el gusto dominado como derivación perfecta rj"11" ,1 situación subalterna. Grignon y Passeron 8 contestaban que el estilo no es pm',lll" ,

de los grupos dominantes, Mucho más radicalmerlte, afirmaban que la conflJ';I""

,,1 ' 1 analitica entre la dominación de una cultura legitima, los Instrumentos analitl' ,,'

11 que permiten reconocer esa dominación y la toma de partido inconsciente por 1.1

, misma en el análisis se basan en la tendencia a suponer que el sUjeto no eXI',I"

cuando se trata del mundo popular. A partir de esa cOrJfusión, los criterios que '" li' "

ven para deSCribir la cultura ,'egitlma se constituyen Indebidamente en parámetl.'

de cualqUier otra expresión, obligando a una percepción negatil/a de esa alteridail '11i

Mucho más cuando eila es parte del campo en que el analista también actúa coml, 1 jugador enfrentado allugador que analiza.

1I Puede entenderse que digamos entonces que los críticos del "rack chabón" alldll

las consideraciones estéticas y las históricas aclil/ando ellegitimismo que GrignoJI '11

y Passeron denunciaban en Bourdieu 9 Identificando su gusto con la calegoría má',

elevada del canon social y a ésta con la evolución óptima y no con una construcclOI' 11

social, justifican IJ estlgmatizaciórl del gusto de los otros y su descripción como 11 expresión de decadencia social.

", Si nuestro análisis históriCO es correcto, no es muy descabellado afirmar und

hipótesis concluslva. Erl la medida en que el "rack chabón" desafió la hegemoniiJ

de los rockers de clase media y sus estéticas, los juiCIOS musico,'ógicos aliados a l~ll' 1

1 conSideración sociológica que lee lo emergente en clal/e de decadencia consum¡:¡n

un involuntario ajUste de cuentas ansiado desde hace tiempo. La reacción, por su 1 cuno legitimista, presente más allá de sus intenciones, sirl/e para poner en caja lo

que se había salido de ella. El incendio de "Cromañón", además de revelar la muy

problem<itlca relación de los argentinos con las leyes, es la Oportunidad de una I/enganza de clase.

• G"enon, C1aude y 1'~i5fran, Jc¡]n c., Lo CUIIO y ,'c ¡J0pular, mlser8Cilf'5mr.v J"'opullsmo ~n la SCCiOJOgia.v en fitFH"ru'a, La Pjqud~, Madrid, 1992, pp J/!'-81

, Bourd,tu "Ip.~¡,r'c"ba el anal·slS con si gus,lo cuy~ domlnar'ón a Su ve' r,ftltndia desmonlar UJtnD ,0<;,,,1,

3 , . t\?!), ,,,%\'I~i!ll .,¡g¡

•••11~~~~~

HISTORia, seST-seLLeRS y pOLíTica'

.. ~ 1", rps~M<,

En la edición 2005 de la feria del libro la presentación Los milas de la hisloria

,rgentina If convocaba multitudes de lól/enes que, al grltD de "iFelipe! ¡Felipe!",

reclamaban autógrafos para sus ejemplares. Durante todo ese afio, algunos de los

.specialistas más Importanles en la materia arJalizaron el fenómeno y plantearon

Iludas más que pertinentes sobre el I/alor acadérrllco de esa his\orla que convoca

multitudes, En el cami,lO quedó por hacer una consideración qU8 tratamos de hacer

en este capitulo: ¿cuál es el valor politico de la aparición y circulación de estos libros?,

¿cuál es la relación del fenómeno con la l/ida política del pais y especialmente con

las representaciones de la nación que se dividen y constitUyen en la l/ida PDlítica?

ArJt,lcipando un poco nuestra respuesta diremos que estos libros han mediado en

la reconstituci6n de Jos sentimientos naCionales y los compromisos POlítiCOS, en

una secuencia que ha pasado de expresar la distancia y la expatriación Simbólica a

1 Los anallsls y dd 1'" ~ uf. ~e el tan en e,lr. CJpllulo ,orrespcnden " un~ :rlve',¡,c,;c ,on ~c lual rY1HM ~" [UJ50 El conlunl" de rj,¡C', ~,l~ conSliluidr) pn, 1c'5 p"ncip"les lilUlo5 de la literdu(a que lral~ 1" Idrnll~"d " I~

h,slo"a argen¡lrlJ J~sd~ el ano ?OOl, pÚI enlwllslas a lectores. "bserVJ~iones de presenlaClO~eS de I,t'''" cnt.cas de 105 libros qUé han ~rfctu"do autorns M ú, 'Gen ac"demlcu llr,~ pr:rner" ,ers,un Je

esl~ i;",\Imenlo fue el"b')r:J,i~ ~n colaboraclon con Silvlna M~rt"';an -a qu'erl l~rnblen q'Ji~I') reconOcerle, au"qu~ ~Ila no qUiera, 1Jr,~ n-,uy productiva lecLur~ dc esl" ,¿rSlon-,

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erunciar dert;:¡s formas de compromiso hist6rico-polili(;o. En esa secuene:a ¡",I,

litros Ilan articulado la demanda de explkaclone; por el "fracaso nacional", IJ' _'''' rraciones hislóriro-politicas de la na~ión er que se entrarTlall y renuevén las mili" .'

liberales, populoStas y ¡acobinas y les efeclOs de reconstitución de eS:ls relatos '1'"

se han originado ~n los ¡JHim::Js treinta añc.s de nuestra historia.

1. La historia de masas y la critica académica

D~~ulO Ilace unos aiios, el gusto de los ectores consagra como best-sel/ers 11/1 I

serie de libros qJe liene como centro exclusivo o parcial la IlISlorla racione) o l.,

formas ¡Jf:' ~er 1.I~ los argentinos, eorsiderando el peso cel pasado en relación ¡"" el presente nacIOnal, Refiriendo el pasado como causa o augurio se encuentran 111'

do:; tomos de Ar~f!lJtillas, ADN, Mapa genéjico de los defectos argentinos, dé JIlI)',"

Larata, y los dos tomos de Los mitos de 1" histor,'a argentina, de Felipe Pigna I.,r

como definiremos e:;lc .::urljunto m¡js adelante, también :Juede Incluirse en la 1i'.I.1

El etroz ercanto de ser argentinos y ¿Qué hacer?, de Marcos Aguinis, y No SOIllI"

tan buena gente. Un retrato de fa r:lase medra argentina, Tocar fondo, Le cfase med"J

argentina en crisis y Hecha la ley, hecha la trampa. Transgredir las propias regla'.

una adiccrón argentina, de Jo'Olé Ab¡¡l!i y Diego Mileo. A ellos !labria qlJe agregar ¡ i

pelotudo argentino, de Mario Kostzer. o Vida, pasién y desventuras de un indL'stna!

La hi~toria de Ga/ic Sociedad Anónima. La hi:;/uria de un país, de Eduardo 8ak-chf'

Uían. En todos estos lib'os se puede observar una sistemática tarea de diagno~,I" de la ;:¡ctu;:¡lidad angustíantc de 1<:1 Argentina a la IUf de ura narración que pretend('

reve,ar y siltetizar el pasado nacional como una de sus causas.

La profusión y popularidad dc cstc:; títulas ha oCd:;iofl~t1o la reacción de autorf2',

académicos como Tulio Halperin Donghi, Mirta Lobato, LLis Alberto Romero, Hild,~, Sabato y Beatri7 Sarln" La mayor parte de los an¡jlisls y ubservaciones efecluada'".

" " En elle lrabilo ten~ml$ en Cuenta alg"nos d" los que con<;idera~lO~ lo~ ~"ncirales artiCU~Js y repe' 1.11,00,

d~ los ~UlO(e5 (-'latrvs en ,~lelen'l¡' a la ~'StOII~ d~ nW;a< rn el ,~cü,,~ 1-~IFJc';n Oc>n¡:t1i, \~dS~ Hcll-''''"' DpngM" 11'1,0, 'La sociedad Argenllna nc es InQc~nlec, en(r~v'sla ~n Ñ, Revista de Cultura W 87, 8Jeno', I''''e~. 21'61[\5, pp G·'l Pala el C<>!,Q oe Romero, véa~e fiDnlelO, LUIS All)t'"lD. "La n¡~loria"~ la fSCllel,,' en La Nación, 3/3106, Romero. LUIS Alh~((a, "N"o-reo'~'oni~mo d. mercado", ~" f¡ N" 66, l3ueno~ .~Ires,

78 PABLo 5EMÁN

Ide el med 10 académico, que sintomátlcamente han estado dirigidas a un subcon.

Il,Into específico de autore5. y libros cenlro de los ya eliumeradcs. ha seFialado con

['licia, y mayor vehemencia alm, 12S limitaCiones histo'iográf cas de esas obras.

brayando su p'eocupante tendencia a re.:Joner ,ineas de confrontaCión faCCiosa

lue el progreso r;oli\lco de la l'.rgentlll<3 deb~r¡a superar Sin embargo, 21 acampanar

l' argumentos de esa critica surge un prob ema, que intentaremos discutir e1 este

'tlculo: resulta Ilmllado conSiderar el fenómeno representado pOI la c rculaclón de

lita literatura con recurso eA~lusivo a criterios d~ corrección ilstoriográfíca, Ese

In6lisis no permite comprende: del tojo cuál es el lugar que estos trabajOS ocupan en

'11 conformación de la irragmaclón social y pclitica contempor ánea, cueslión QUE: tam­

~~n preocupa a os crit cos, dado que ellos mismos sena lan el papel "reacci Olar 10"

.ue pueden tener estos libros respecto de ideales de evolución política. Arriba'emos

• 8~ta cuestión considerando los argumentos de 1" críllC3 para luego ~E:splegar un

.n'llsis que mtenta encuadrar \a situaciór de esta literatura en relación con [as

Ilcturas masivas de la época y con la srtua~ión política cue viVió el P¿IS durante el

prImer lustro de este siglo. E.n ese análisis podremos dar eVidenCias e indicaciones

Que muestran en Que sentido esta I teratura resulta eficaz en el con:exlo polítiCO

Conlempo'áneo y podrá Valorarse más amp:lamente SLJ s'gnlficación.

Hay argumentos criticas que pueden acepldr:;e ~ir dl~Cl.-SllJn y de los 'l1J\;,

InClUSO, pOdremos presentar nuestra propia versión más adelante. pcr eiemJlo, el

que imf)uta a la ~li~tor id l!e I1ld~d~ ur'd lelóricd yue justifica la verdad je Sl~ versión

In la necesldad:le "otra historia" que responde a una SUPUIOS\1I conspiración que

traduce en sede acadérn ita la victoria, también conspirativlI. de los "vencedores de

le historia", Tam poco es discutible el hecho de que esta literatura opera proyectando

Un presente continuo que es el rasero imposible e indebido de todc el pas<Jdo y

llsulla, pOr ello, en una VISión distorsionada de los diversas momentos históricos

'f de lilS fuerz<Js que lo impulsaron. ASImismo, nc parece desatinado el Juicio que

efirma que la historia de ma5.as se \ulda m~s en una dialectlca de personajes histó­

rIces que encarnan valores morales opuesksque en la descripCión de una trama de

Interacciones, in:ereses, cultLra y poder q1.-e es el piSO ce los cilemas de la acción

31112104, p, 26, PaloTlar, Jnrge, "Cl1lcmo de 12 verdad", enlr~oF~ta aLu'sAlberto Romero y Miguel Angel OP ~arco, en La NaCión . .30¡.:lM';., 'j 1lr)"il:lC'. 1.-1.JI:. ~Itl\'.n(). "Mer,:adere; de lo hlstQ"J', en LJ NaCión, ;d/2104 Pllra el caso j8 Sijl:>ill~-Lob3tO, ve2se SaOato, Hilda y Lebalo, Mi'ta, ''Fal,os milOS YvleJo5IlérrJC$' ,¡.¡. IV N' ¡18, Bu~no~ .o,il~~, 3IiJ.21\}-:', W 12 -:;. l'..¡¡a ~I caso de Sarlo. vEa:;~ Sarl~ J)e~t";, "HI~IO"J <ICnd"'lllca V'i hIsteria de di'lulr.ación", en Lá Na¡;lón, 22111Of.

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de 10$ que "hacen la historia", En ese sentido parece ajustada la apreciación que 1,_

otorga el carácter de una historia tradicional a pesar de su ánimo revulsivD/

En la historia de masas la vida nacional aparece determinada por lil continLlI

dad de una maldición, por la perduración Obstinada de una tara constitutiva, UrI"

enfermedad cDl"\génita incurable o una compulsióíl jl)coercible para pract;,car vi

mal, la mediocridad, la ilegalidad. la improvisación o el desinterés por el país. TorJ"

esto habla de una moral colectiva débil o perversa cuya api'lriencia de eternldall

le da buenas razones a las Intervenciones que señalan el carácter precaria de la',

deSCripciones sociales de los autores de los best-sellers.~ Y esto tambiél) refrend"

el ánimo discepolia'lo y el carácter esencia lista que le atribuye Romero. ó El heclH'

de Que la historia de masas (1)0 sólo pensamos en las versiones de Pigna, sino ell

las de Lanata y Aguinis) defina el malestar argentino en términos Que, como lo~,

citados, contribuyen a plantear una conflicliv¡¡ relación entre los argentinos y 1:1

nación, hace difícil pensar que el patrioterismo adjudicado a este relato históriCo

pueda serie aplicado de forma permanente, justa e inequívoca (reSulta difícil pens,ir

que ciertas muestras de autodenigracion nac'.Onal presentes en estos libros sean

compalibles con el palrioterismo tradicional, aunque tal vez no dejen de conformar

una especie de narcisismo negativo). En cambio, no deja de ser cierta la afirmaClán

de que la historra de masas pone en escena (yen valor) formas de concebir la naciólI

y la historia de los cOl)fktos políticos nacion¿Jles que los hisloriadores académicos,

con jusli,cia. asocian a formulaciones políticas faccionalistas que deben ser objeto

de análisis (y esto lleva entonces a reactivar algo de los viejos y cuestionables dis­cursos palrioteros).

Si la histOria de masas, pese a todaS sUs invectivas contra la historia oficléll,

no esta dotada de Ulla capacldacl de historlzi1ción superior a la de sus denostados

males (la mentada Ilistoria ol',clal, el relato tradic',onal), puede coinCldirse con !a

crítica en qU8, en un sentido especifico, "impide la interrogación"" desarrcllar una

concepción que no atribuya los sucesos históriCOs a la interacción entre actores sino

a lormas metasociales como "los dioses". "La Historia", "el pueblo" o "la idea". Sin

embargD, deb8mos d8ter.e! nos y preguntarnos sc:bre das cuestiones q:.Je se relacionan

't

, SabalD. 11 ~ Lub'Io, M, op. "Ir • Sobre esl'~ {wr.l.c Id 'JrgLJ",en(~r:-ran de ~abalc, l·l.~baro p" Inap,;l:,\jle Ve¿;se SaLJI". IJ j U,ualo, M , (jO cit.

Rnrll~rü, l.UIS Alb~'¡c', '''~l'·r~\.',-;,~,n;srn,o cil 5.Jpra.

, S.l!'"lo, 1'1 y LolliJlr. M Dt· Cit.

80 PJ~,8LO 5f::MA.N

con este juicio y que, aunque no nos llevan a contradecirlo, nos obligan a generar

oita vent¡¡na para el análisis de esta literahlra: ¿acaso 101 mejor escuela, Imbu:,da

del meior programa de h;,storia que pueda concebirse. podría asegurar un grado

elev¡¡do de reflexivicJad sociai? Además: ¿hasta qué punto los relatos y narrativas

que apuestan a las identiticaciones no promueven, a su manera, un desarrollo de

una forma especial de reflexión socl¡¡l cuyo valor debemos explorar? La refleXividad

social está indisolubl8mente ligada a las formas de emoción y de imaginación SOCial

'J política con las que Interach'¡a La formación de una y otra es un proceso que ocu­

rre con -pero también más alla de-el plano escolar, aunque históricamente puede

variar el gradD en que ia escuela partiCipa del mismo. 'La formación de categorías

'J valores politicos no se nutre solamente de la línea hlstc¡r¡ográfica dominante 5;,'10

de interpelaciones simbólicas que pueden envolver esi2llinea historiograflca, de caí"

densaciol)es de información e intenSidad emocional que dialogan con los slmbolos

preexistentes que presiden la "recepción" de las apelaCiones políticas, estéticas

e históricas. Se "piensa" en un proceso de <;JescentrarnlE!ntos y conmociones que

permiten modificar pos',ciones, efectuar sin\esis o disoc:aciol)es, Se piensa Situada y

situaclonalrnente a través de habJtusque se modifican, y, en este contexto, puede o

no desarrollarse una imaginación social imbuida de razán y reflexiVidad SOCiológica.

La revalorización de la democracia por parte de la sociedad argentina a la salida

del "Proceso de Reorganización NaCional," le debe mucho a 1,0 que pudo CatallZar la

performance de AlfonsÍll y poco a la discutible corrección de su pl.anteo histórico' A

este ultimo fin, La República Perdida, lil película que articuló la formación cívica de

101 década d~1 80, no era mucho mejor que los videos o los libros de Pigna y Lanat<J

y, sin embargo, rormó pjrle de ese proceso de reflexión colectiva il través (Jel cual

una parte decisiva de I,a sociedad argentina llegó a estimar mucho mas que bas~a

entonces la paz civil. No es que los medios a traves de lo cuales ocurren los SUCeSOS

no sean irr,portilntes. Pero el hecho de que IlJS cambios de sensibl!idad politica y

social ocurran a través de productos ¡¡cadémicamente débiles no puede oscurecer

el hecho de que son SO';ialmente eficac~s.

T •. Elsen\E(!o di! la n'"S,-'-,,, ~st"ble(ld(l pQs\l~c\o, y CDn~l~IJ(JO en I~ s"t)let'"u~j política "Id qU~ diD I"r~l~ ,1 leoC,j~da d,'1 PICO:í'llllUlo de la Crr,,¡r,r'JC'or. nacional, o ~I "l",1m~dl(o ;¡hí' ,que Osear '( ?wll (ar~cl~I'Z.lb" COI'TI) U'·l~

forma d~ 1J~'IG'onahla' el CWrlJdl' <l~ la VIda íprtdlg~ ?r, ~{, ;,~ws (le real'ne~IT,,~nll) IYJli',,,:a y d~ e,Lablp'c"nl~nlc'

de Pfe{~'enc'i'''). prQ(1uuJn n1J' ~UE ,:uaIQlJlerl~cc,'.,nde las que Iu,~"n Plol,rl() Alionsi'-" ,u~ncla, por clernplo se dediCO a ~,,~;,,"¡¡rle a los p,-,nleros y nlll",~"I';,; d0 I~ Capl:i11 Fede',-! qLJ<' Arern~nla ella:,;, hijlllWI consol,¡Jad" sus democraCia, ~IJci¿,~ a leo cünducL" ~~rwrCSJS orc los ¡íJ~re", h,''-,I""",.'' (le la IZQul?rd~ 'lije I',ablan ~~b,jo (Ofmil' co,llltion~s (J~1T10U ',r,cas. O;¡ cuak¡lI'tr tlcctü r,edag;,gl(O {NI dISCU'~i) d~ p",,~ lJe I~orl e

BAJO r:n'¡T,NUO 81

Page 41: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

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AIJIl C:3;Il(.idiendQ cor. la crítIca de los histcr;¡¡dores <1c.aóemicos H~speclo Ú' l.,

práctica historiográfica cJ8 los tllsto'¡adores de masas. es preciso reconocer 1111 ' 1

como lo reclaman los tllstoriadores acadé, nicos Luando se Ira la del re'Slo del dl''.t'' 1"

hI~lúr ¡CU, re~ulld necesari::J hlstorllar a los historiadores masivos y a sus lectoll!S ¡;, I

reiac:ión con la~ formas de imaginaCión social, nás que rivalizar con unos e ilumil',~1 a otros. No es que los historiadores académicos no realicen en algún grado esl.,

tare?, (lero es nF'resario ampli3rla. p., entander ~stc bloqueo y a dlst.l1E:uir rivalide;!1

pro1ésiona\ de interpretación hIstórica contribJye Sarlo, que subreya el caráck:

Inevi:able de liS colisiones entre aL.tores maSivos y acacémicos d2das las regla',

de legitimación y Producción diferenciales a I;;s Que obedecen uno y otro t,pG d,'

autor. Recomponiendo la imagen global del enfrentamierto como un Juego social

m~s, señala que el camino para analizar esta Iteratura no puede centrarse en le,

profesión, sino ¡:,n las disputas sociales que circunscriben los usos de la historia. tll

~~te Tlarco se p.ncuentra Ln argumerto pesimista acerca de las pasibilidades da l., escueli'l para derivar ni'lTTaciones conv::Jcante5 del saber un'lversilano más avanzado y

mediar entre lo masivo y loacadémlcc La explicilaclón de la razón de esto da cuenta

del temor fund;,do de los his~or'Jdore, académicos a qu(O (Oi cUlltlOl de la ensenanz;:]

de la histOria qLede en menos de los "intelectuales de masas". Es QJe

la institución escolar podria ser la mediadora de est@ mnflirln pero no tiene

fuerZa. La cr sis de una historia naCional presentada por la escuela yque convenza

en primer lugar a qUienes deben enseñarla esta acompañada por la dificuhad

que experimentan los maestros para entenderla, a causa de una debll formaCión

intelectual qJe no los habilita del iOdo para trabalarcon la historia producida en

las universid3des y extraer de ella las narraciones para la enseñanza.8

Si ~s10 es ilsí, al menos en parte, no debe olvidarse a,go que sU'ge de lo que

hemos afirmado más arriba a propÓsito de la ambigüedad del término -'pensar" yde

cómo "piensan" los maestros, muchos maestros leen la h sloria académica como

un r.. l~to má~ ill que ellos se oponen en nombre del uso generalLúluo (y erosivo de

legitimidades} de la r.oc.iÓn de "relahJidad de 10s puntos ce vista" y de que, para

ellos, "todo es ideológico".) Esto no sólo ocurre porque su formación intelectual y

'W

'W~s"Silrlo, R~"l"" 01'. ell

• El u~a "pro anom,~ melodológica' que SLJr¡;~ eje la divul¡,:aClón "d('~conlIOIJda" de Id crilo:a al P(]sjtjvj~m~

82 PABLO SEMÁN

pfofesional es débil, aunque ta vez ocurriría, de otra; maneras, si no lo fuera tanto,

La historia académica, por las razones que sea -Ial vez sus propios compromisos

In un pai; cuyOS desgarros no tienen relatos superadores-. los interpela reactiva­

mente, porque ella nlsma, tal vez, no esta controlardo las dimensiones mltlcas dI:?

IU texto, aquellas que impresionan a los maestros m~s allá de la profesión, como

m'lembros de una comunidad que e)(lge pero no ellCuer.tra relatos IT1te5!"adores.

Respecto de esa dimensión, que preside las apropiaciones y las preferen~ias de In

que los maestros llevan a las 2ulas, tenemos algunas recurrencias cualit2tivas que

no son pcco relevantes: muchos maestros piensan que los relatos académicos son

Ipenas una ideología contrari2 a la de Pgna, y ellos preflerer esta última. No es

una casualidad que, como lo comprobamos en varias entrevistas realizadas en la

Feria del Libro del año 2005, junto a los jóvenes, 105 maestros se encuen:ren entre

sus principales lectores. Tampoco lo es tue muctlO> de ellos la identi~iC\uen r,amo

"gorila" o como, desde su punto de vista, poco atractiva politicamente.

Por último debemos profundizar el argumento propuesto por Luis'Alberto Ro­

mero en a historización de la historia de masas. (ste observa, quizás con razón,

que estamos en presencia de una forma degradada de la hislOri<J de divulgación,

encabalgada en los medios masivos de c::¡rrlunicación y produ~ida de acuerdo con

las reglas del mercado. Se trata de historia escrita para vender. en suma, una mer­

canr.ia"F ND podemos dejar de señalar qje, aun en el capitalismo hioot€~icamente

más puro, aquel en el cual has La el aire es mercancía, todo lo que tiene valor de

cambio ¡::osee valor de uso, La historia masiva está producida para ser vendida,

pero su aluste a la demanda tiene otras ,azones Que el desarrollo ad inf;nltum del

mercado. La historia política y la propia historia de la educación de la Argentina le

.. purde ,egu ,~~ ~ler@ller,1e en un det,¡l'le Que I"'Q ~i'd~ ~l\ el \clOdel d\~n(l Ctil,,'n ,. corWOCQ J delra~l()r~~ y dp.l,"nsofp., (le la hisloria de m~~a._ En el miSmO e:~ posible Ieee Un~ op,n,ón qU~ como I~ ;,gu,p.nt~ ~ra

peradlgmtltl:~ de la Dü~'CIÓ" que ataC2Da 81 ataque de lo. h"lonadoles acadérrico5 en nombre de la nlul­\iplicid3d d~ lOS p\)nI0~ <1~ vista y:iu er,~a(ld ~n la ~«"lura d~ la histona 'Pers.;Jn~lmente, ni1guno <:le los m8eslros y prülp.sores QU~ tuve e~ todcslCls anos que II~vo estud,8ndo m~ conle la ~islOria COH, la GI¡~"la

Felipe P;¡':na. crea que no cualqlllera puede contar ~lslo"a, como él, Sl 1,,(Jos :J cU81quiera lUVléram05 18 C8D~C,d~d ~c canla, h'ota-'asy II"~",,, tanlo publico cama ello h~CE 1__ I~cr,amo, el ml,mi~'m"Fpl,p" Pi2n~

Cleo que ~J)' que ser inl"ligp.llt~; y Silbe, que a 18 h''.lúrla ,i~mpre )'8J' que lo-"a,",,, cün I.'llU<I'> lel\ier.dCl da,a que es un relalo de algu;cr, 1.,,1 ,. QU~ ese atgL'en nCl puede escapar 8 lo "IJe es l 1pur lo lanLC' no puede eVllar poner en el relalo su, póslünes, Bueno seria que pJd8nlO, escu;Mrr,os y tral8r de enlen­dernos \.. Jy IrJm~l ,JI) poqu·'\·'lo de 10c<;I y hace¡ "uos1m p<\.>,"O a1áI\5\~ " En htl""/faros.éIJr n,camllOP'c_ asp!toplc_ld ~6d~ &pagl P8 = 24 05101/2006 lO. Romero, Luis Alberlo, "Mercaderes_ ", ,,( ~upra,

BAJO CONTiNUO 83

Page 42: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

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esta literatura, vivieron momentos dramáticos en su relación con el país como terreno

para el desarrollo de sus proyectos de vida. Para muchos éste se transformó en el

límite al desarrollo personal, en la causa de su imposibilidad de progresar, Tiempo

después, para esos mismos, o para otros miembros de lilS mismas clases medias.

el pais maldito pasó a ocupar el lugar de un familiar doliente, alguien con qUien

se compartia el sufrimiento o el motivo de un cierto orgUllo Que se reconocía a sí

mismo como renovado. Es obvio que el perrada de auge de esta literatura coincide

con el período que contiene estos momentos. Es cierto que el momento de extremo

pesimismo que se vivió en el 2001 y el de confianza cautelosa que parecen vivir

algunos sectores en la actüalldad son diferentes entre sí, pero no ha sido ni lan

obvio ni tan aceptable para la milyor parte de los analistas el hecho de que uno y

otro momento giran al alrededor dela nación como causa del malestar u objeto de

la reparación, Todos estos títulos, y nO SÓ"O los libros de Pigna y Lanata, pretenden

captar y exponer, al mismo tiempo, la actualidad, la identidad y la historia de los

argentinos en el marco de una oscilaCión que va de la autodenigraclón sistemática

a 'la "recuperación del orgullo nacional".

No es éste el úniCO criterio que le da unidad al conjunto. También lo hace el

hecho de que los lectores refieren a ellos como un conjunto y qlJe, entre los lectores,

algunos compran varios de la lista. Algunos de los lectores que entrevistamos leen,

al menos, dos autores del conjunto que presentamos. Las librerías, que ofrecen

datos de compras asociadas, muestran que Pigna y Lanala comparten un público

que también lee a otros de los autores del universo que analizamos.

Además, y como trataremos de mostrarlo, las voluntades que se congregan en la

compra, consumo, producción y circulac;,ón de estos libros no parecen ser ajenas a

una IrItencionalldad política emergente. Por suposición central, en una red de lectura5

poi íticamente interesadas y encontradas, eslos textos y sus lecturas se ofrecen como

una vía privilegiada para analizar el es lado y la dinámica de las representaciones

políticas de las clases medias y su forma de relación con la nación.

En un trabajo de Altamirano 11 encontramos una interpretac',ón que puede tras­

polarse a nuestro caso con productividad. Al analizar la "conversión" de las clases

medias al peronismo hacia los anos 60, Altamirano captó el papel que cumplía una

literatura que constituyó en sus lectores la culpa de un moralismo y un aislam;,ento

w 11 Véase Allamlrano, C~rlos, "La pequen~ burgup.~ía, un~ r.I",~ ~n ~I u'Jfl:alúf!ú', en PemnJ5mo y cultor" de IIQ'l'erda T~m~,. B'Jenús Aires. 2000

86 PABLO SEMÁ~

social, y proveyó a esos mismos lectores de una posibLlidad de "redeIlClón" que

consistió en la superación del divorcio con las masas. La literatura de automortirica­

ción política y sOcial de las clases medias resulte una eficaz infl\lencia en el rumbo

r,ist6rico de estas clases sociales, En radíos de acc',ón difBP:ntes. con calidades

literari,as y profeSionales también diferentes, y con diversas condiCiones de lectura

y circulaci(¡n de los libros, quizás se libre un Juego analogo' el de elaboración de

los sentimienlos bala los cuales la coudición de argentino es el resultado de un ir

y venir entre la autoGrltlca mordaz y la conciliación que se desarrolla a través de

díversas comprer,siones de la historia nacional.

3. Tres figuras actuales de la relación con la nación

Cada uno de los libros del conjunto que cilamos esl3 habitado por ambigüedades

que han dado lugar a múltiples lecturas." Las tensiones son el res1Jl~ado no necesaria­

mente advertido de un juego de ínlluencias que deviene de las urgencias del mercado,

pero también de las preOclJpilclOnes de los autores. Una coyuntura conmovedora los

condujo a buscar explicaciones en la historia documentándose y a retomar lecturas

que circulaban enlre el olvido y los círculos de especialistas en la historia de las

ideas. En un lenguaje actual, reponen, a veces reelaborando -pobremente, se dirá-,

a veces ignorando, las tensiones ',ntelectuales del pasado y las formas en que ellas

narraban y problematizaban la historia. Esa ambiguedild (muchas veces muda para

los autores) se manifiesta en el plano de las relaciones entre el autor y el país o entre

los lectores y el país a partir de los libros, En el.los, en las lecturas y los hechos en

que se vinculan lectores y escritores, puede discernirse la convivencia de tres figlJras

de esa relación. la "distancia", que implica una especie de e~patriación simbólica, el

"reproche", que asume, en una exposición descarnada, una sobrecarga de Ineptitud

histórica en comparación con las sociedades a las que se toma por modelo posible,

y la "voluntad'· de ser argentinos, qUB introduce las visiones surgidas de un balance

'1' ". Los crílleos ~ü h~n caplado I~~ l~n"0nt, dt t''.l'i lihras pl\ la Illpotes.s i~disculibl" d" Su prescindib,lldaJ académica I.~ exc~pclon la conól'lu;'f B~a'''l S~Ii'J. qu<) mueslra CÓmO o5cll~" "nl"-, d0S milologias b!J~lCas. una narr~clon ~lIsl6nca que SUrQn~ un~ ~u~,1 ,lma(]J ue~perdiClada PO' I,,~ b~rc(I~r;), y"'S conlempm~neosy olra q\Je abana la hipólesl5 de Que la Vldd naCional es un ClclD d~ repel,(;r,rH'" ",cesanles del que"¡ pre~enle

decepClQna~le es u~a vu~lt~ n1';S

fJA.JO CONTINUO 87

Page 44: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

1;

"t ,'\ que hace lugar a los hechos que genera~ el pesimismo y el "reproche", pero rerl\111

polencias, virtudes, y se Implica en diversas formas de rescate y proyerlo dI' n;¡,'",

,¡III'

Ii Distancia 1

'11 Entre los libros que analizamos. el de Abadi-Mileo presenta cabalmente la eXI"

;11 ' nencia del di'lorcioentre el sujeto y su nación. En la voz de migran tes. que Son lecl{)I'

de estos autQre~. y Que ¡:>nvlaron (.artas que lucgc se incor~or<lron a Id ~diclOII y 11.,\'

forman parte del texto, aparece un motivo que excEde a la experiencia de la mir;raclllll

la dlstanciil y la Msti\',tad, la rescisión, muchas veces lamentada y dolJrosa, de un 1,1/"

de ofeclo positi"o y U~ eSper<:lrlZa, son una p05ibilldGld extrema en la elaborOlciól1 01,'

la insatislacción can el pais, l2 separación, la distancia y la hoslilielaellren\e al ¡',)I'.

I~' 1

Il, no son necesariament~ permanentes, ni aparecen como U10l Vivencia tOln frecuenl"11 en la actualidad (al m2nos no en los libros editados en 2005 yen los lectores qlll

entr2vistamos este año). La "distancia" es siempre unOl posibilidad, toda vez que d ,1,1, país parece plantear contrariedades a los proyp.r:ks pprsonales. ,A La distancia es un tipo extremo Yespecial de experiencia que constituye e fond"

\ 1I virtloal contra el cual se recort2n, reaccionan y cOmprenden melar olras figuas ch.1

lil rPlar:l¡)n con la naci6ll. Entr'2 l;:¡s voces irwocaCd";> pur lus libros como una fornld

'11'11'1

de Cuestionar la realidad nacicnal se encuentrOlr IOlS de los migrOlltes. Asr, en 1,1 ,

tentaliva de CJmplelar la descr ipcíón de la identidad de los argentinos, Tocar fOI¡r}o '11

,

La Clase mf;!did argl;;nt!na en cfisis ejem~lltica con las COlrtas de los argentinos qUl' "I!I! se han ieJo a trabajOlr al exterior Uno de ellos dice.

1'1 en la Argentina siempre sen ti qUe de lo que se trOltaba era de sobrevivir, pero no

'111 Con lo índ spensabe sino de la melar manera posible. Y para eso quería ser un

;II!I piola ... Eso me qui:ó rlgurmldild pn mi trabaje.. [ya en Barcelona] supe lo Lju¡o

eral") protuf1didad 'f el compromiso. Quiero a la Argentina, no te voy a decir que \1(1 no.... pero no creo que vuelva. Siento que resignaría demasiadas cJsas que ya me

result3n l~dispen~¡¡ble5 pare lo qu¡o yo CIl:l.l que es un buen nivel de vida,

',~I '~

" Abad,. Jüse y Milen, D,eeo. To,:?r fondo. La clase media "~5ef't¡na en m~75, Sud~'Tleric-i)na, 8ue"~';¡"'''''' ~()\;'? fJ 1;,0li'

S8 ?;\[',\O f'>:::M"\¡'¡

Para esta sensibilidad se p\an\ea una separación radical entre el proyeclo de

Wlcl. y la posibilidad de estar en la Argentlna~

quiero a la Argentina, ne: le tengo rabia como otros. No neces to decir que es unil

porquería, rf'rrl si p.xrresOlr a mis hiJOS, cuando me pregunlan por qué me hl,

C¡ue entre lo que era mí mundO interno y el mundo que me e:frecía la Argentina,

habíOl una distilnCla inconciliable.!'

Expresadas por migrOlntes reOlles tomados como ejemplo de los libros, es~s

pllabras portan un elemento de exp3triación simbólica que puede o no acompanar

I1 migraCión y formutan un3 distanc a radical respecto de IOl nación.

La expOltrlación s;mbóll:::a es el f3ntasma polémiCO de muc'rlOs de IQ';; que pierl­

IIrl el p;¡iscorl e.sta hteralJra, El cc<;mopo¡'ti~mo atribuido a las clases medias en

l. Argentina, interprelOldo a veces como un2 supuesta irresponsOlbi\ldad naciori31

y otras un como hipotético caliktel civilizado, tuvo lona connotaciÓn especifica y trensformada en los 90. De liJ ArgemilliJ "europea" a la Argentina que era "parte del

primer rrundo", mediOlba la tranSíOTmaci6il del consenso al que esas clases medias

Idhirieron mayorilariOlmenle, redefiriendo su relación con la naCión. El acuerdo con

un arder económ.co que no sólo m~nlenia a. pais a d\stanci¡¡ del infierno inflaciJ­

n.río, sino que lOlmbién comunicaba a sus ~Olbitanles con "el mundo" (entendido

como el conjunto de paises más avanzados eConómica y tecnológicamente al que

le AIgen:illa se estaba integrando). En este contexto, el sentido común rechazaba

le idea de una prioridOld que tuviese por objeto o caU5a una sitUOlción n~cional qlle

fuese COllr<l c~e arreglo. Así, ell e\ centexto inmedial;:lIrente nre~io a la caída de eslas

premisas, el contenido de la "distancia" afecliva está dado por la idea recurrente

de que :::iertos cJmporlamienlos c¡uacteriSlicamente argentinos dejarfan al país

"fuera del mundo". As(. las experienCias ¡j~ ruptura ¡j¡ol vfncul,J con la nación Sen,

I!IspecíficOlmente, experienCias de denunCia de I~ llaciÓ\1, de una "tierrOl maldita" qJe

le "aísla del munjo" refugiándose en una idioslncrálicOl ineptitJd histórica, cultu'al

y moral. No casualmente el Olpogeo de este libro, que solicitaba este tipo de lectua

aunque 10 r\eces"riamenle la avalara, se dio en aquel verano de 2002 e1 que. en la

escena p(¡blir:a de 1;; Argentina, se plOlnteab3n seriamente, y con más respaldo elel

que hoy podemos recorda', alterna:ivas como la dolarizaClón, la regionalización, el

". lO, Ibld.. p 1~2,

e/dO :':ON"T\NUO 89

Page 45: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

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acompaflamie,to de 13 invasi6n a lrak o las opinionEs sobre la f utUla rene§;ociaulJI

11 de la deuda externa, Una agenda con opinicnes lo sufiClentemonte dl\/ididas enl,'

, Ili,', el duelo rabio5o de la converlibilidad y laque vendría. como para que fuese pOSI!.,I,'

ill la bienvenida que algunos argentinos le propinaron 3. Anoap SinRh V para Que ,~'J" fll¡:,se noticiada como una posibilidad más y hasta como un rasge- de la mar1L1r,','

,'Ii" compa-atl\lil d~ la ciucladania VIS a ",51a clase poli\l:a. I,¡

¿Qué valor ti¡;ll!:: e~t<J representación en as experiencias de los que se qUi'(hr

,Ii:' y viven su pertenencia de at'as formas, con pesar, con horror, o con "vOluntarl'

de regener8ción7 I_a nla de vcluntades de m;grilC¡ór. públ¡cam':Ollh, ~:<.p\esada::; ¡:i}\,I!il sentimiento patricida ha pasado. Esto, en un pUnto, demuestra un atributo fTl8S eli

:,1:1' las figuras que describimos: son momentos de un p:ocp~,(l. I_a mig'ación, y, 50h,,'

11, todo, la ruptura, son un fantasma que constantemente se activa en el horizonl'.

slmbóll':O del circuito de autores y lectores que examinamos. Justamente porque 1"! ,Ili '

''\jl'SClan:la'' y el divorc o son posibles es que las visi::mes c(ticas pTesentes en In'I,ill, libros se obliga1 a explicitar que su voluntad no es c:oltra el pais y que es neCeSarl(1

1,1' milnteller la pe'tencnd¡¡ nacicnal. As, 101 pO~IIJllidad de la "dlstanCIEl" orgallza la:., 1

1" 1 'e<lcciones P0s:eriores y más trecuentes como una premisa tácita pero activa en 1;, 1

:onstrucción del "reproche" a la argenlinidarl Yen la activación de IJ ''vOlUntad'' 11\\1 de ser argentinos que son las 'Iguras que continúan este an¿llsis,

\\1 11

:II!} La argentlnidad COmo reproche

En la serie de libros que t11~r¡ciuilamOS. se presenta mvariableme.llte ulla larga

I sta de atributos negativos que caracterizan a "ser argentinc". El atroL encanto de

11,,' SE'r argentinos y ¡Qué hacer? jI" Marcos Agulnls, y I::Js dos lomo~ de Arge'Jtlno!>, ~\' , 1

1 sus respectivas version~s recomendadas para la ens~Fianza media y AON. Mapa

genétiCO de los defectos argent,'nos, de Jorge Lanala, son ejemplos paradigrrálir.o<; '''11, de la exposicióll cruda y desca'rlada de una argelltin¡jad vergonzante. A pesal de

la distancia de sus pos,ciones político-ideológicas coinciden en forma reveladora

en un pi~o i.:VIIlUII en cuanto a las retwencias y al espíritu ag'io con que observan la argentinidad.

Sus rp.s[lpdlvas exposieionQ~ están organiHdas IOn turrlO él una serie de eventos

qJ¿, vinculaclos al pasaco, nacen andar a los lectores ¡:or un relato de, "sE"r argenti­

n"J" COI'l13do de ;mputaciones, errores. cu Ipas 'i VF'rEiien7aS. E! atro~ enc<1nto de ser

argentincs y ¿QUé hacer?, de Marcos Aguinis, se asientan en la idea de un "pasado

90 PARl.O Sr:MÁ~

de grandela" que hemos Jerdido. Ese pasado se corres Donde espeClalnente con la

"Generación del 80"': UII~ Ar¡.;':Ontlll(l cuyus "diri5IOrlllO~ se abrazaban en 105 grandes

ob,etivos de la naCión", la importancia dada a a educación era "base de nues\fa

opJ!eflcia", y "nu"slros recursos natural",~" Y "("limas" 15 ~8ri;:¡n 1;: garantía del futuro,

El atroz e{'canto se propone explcar cómo fUe eue la A'gentiné aluvlonal, "conver­

tida en El DoradQ de media Europa"l", se trans1ormó, a partir de un proceso de

"descensc lento, obstinaco, que lleva siete décadas"¡', en un país caótico, corrupto,

clientelista, dilapidador, ocioso y desorganizado lB I_as imágefles qUE" Aguin'ls evoca

para sustentar estas caracterizaciones a::lQuierel la torma y la contundencia de las

emociones, que s!: dirigel allec:or para preguntarle:

¿Cómo se llegó a este? ¿Cómo pudo convert rse en terrible Jn país henchido de

riqu813S, alew1Cl rie los gra~des conflictos mundiales, donde cas' no hay ter­

remotos ni ciclones? ¿Por qué es terrible un país donde su :lOblacicin carece de

conflictos raciales estructurales, no supo de hambrJnas ni de guerraS devasta­

doras/ l, .. ] Nos duele la Argentina y su pueblo, Por eso es atroz nlJestro querer

[ ... \ nLestra república parece extraviada. Peor aÚn: ajada, maltratada y al borde

de la égonfa, Se tiene la sell~a(.;iún U~ ~ue se ha ¡j1O~lllado a un laberinto d,:¡nde

reina la penumbra.l~

El objetivo de estas preguntas es impulsar un relato de la hislorla qJe de cuento

el!'l mono f>fl qlJe lo~ aTE81tinrl5 ""icimo~ de la queja perpetua un deporte nacicnal",

"cilapidamos irresponsablemente nue~tTOs recursos públicos"20 y noS tornamos

"frivolos", "arrogantes", "individualistas" y "ventajeros" que siempre depOSitamos la

culpa de I·J Que llOS sucede "afuera" o en el azar. 21 La visita aI pasado ¡::ara dilucidar

el presente se so~tiene y se resuelve en una clave moral y cultLral, más que en una

econÓmlcJ-social. La re~puesta 'nallada pOI AglJinis es la dLlsl;;;ilcia de Uni;l ,>ínle~i~

'V "-I\&<)¡'\\<:', Marcas, El ~jrall'nCM/O de v' argenl."105, rlaneLa, Bueno> A,r,,~ 2001. pp lAI, 16Y Y228 ,. ¡bid.. p ': " !\.gulnis, w~,cos, ¿Q~é hacer? Ba~f'~ paro el re¡:aclmler¡to wgentlno, Plane\~, Bup.~GS A,rtS, 200A, ;J lO. lO, AglJinls, M~rcos. [1 atrol enc~nID. , c.'V ClI" p. 16. 11, ¡bid.. p. ') 1OIbid,¡J 18,19 21, Ibld., pp 1g, 218, 21, 42, 8E Y163,

BAJO CO~T!NüO 91

Page 46: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

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Page 47: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

o tal como seiialaba una de las mujeres que pacientemente hacía la COld 1,,11 1 llevarse ¿Qué haeer?firmadc por su autor:

Yo lo sigo ¡¡ él [M¡¡fCQS AguinisJ porQue nos cuenta tal como somos, me SI",'I"

reflejada. Aunque es terrible, porque lo que dice no es lindo, pero nos dlt·" 1,

vercad de cómo somos 1cs argentinos, nos cuenta hasta oónde hemos Ilef~",I: la barbaridad que es estc. 3D

Esta construcción en la que domina la negatividad inclusiva también est/1l lr ,.

sente en \.m Lanat~ que si bien en ~I final d!"1 primer tomo d" Argcntincs ImplJ¡"

el "nosolros", porque en él "todo se dluye"'l, en el prefacio de ADNconv(j(,1

sus lectores a "empezar a preguntarnos qué tuvimos que ver nosotros rrismo~ (":11 nuestra propia vlda"~2.

Otras veces la expresión de la argentinidad CGmo "repro~he" es ponderarJ,l l'

aceptada por los lectores a partir de la eXistencia de una propuesla que le~lf:"

de ah! su caracterización como pasaje necesario. Asr, la argenlinidad como "1,'

proche" I-lueue luncionar como un momento de p2saje hacia la "voluntad·· de '.,"

argentin:Js, de salear u operar modificaciones sobre una real'dad nacional qUf' '"

productora y contir1ente de los ir1terrogantes y las neertidumbres que reúnen JI.,

dase ml'r1ia tras la crisis de 2001. Ton lo los lectores como lü~ I-lropiv~ guardan 1I11

mensaje final en el que al prolongado "mea culpa" le sigue la conciencia depur'HI., y proyectada al futuro.

El "reproche", la denuncia de lo que samas y del modo en illJe hemos llegado

serlo, nose expresan desde un3 temporalidad o una concepción indelerminadas Sill'

desde la proyección retrospectiva de un presente siniestro que, antes que nada, ("

productc' de ',a COII\lpClón, la falta de respeto a las instituciones, las característiCd'

morales je los argentinos y de la sociedad que conforman. Es:a presentación del"

caer en cesuso los lenguajes p'Jliticos y sociales, para habilitar una clave interprelil

tiva moral que le resulla m~s a;¡la para definir la argentinidad como una experienclol neg¡¡tiv(). [s cierto qUe los lilJr:Js ue Lanata hablan ce "pelea", de "pasiores·', per¡J

parecen 'eponer el lenguaje social cuando remiten a los '"enfrentamientos" entr<'

"indios y españoles", entre "la gente" y bs "nuevos ricos"; es cierto qUe los libro',

JO entrevista en la fÚla del Libro 2005. " !-anala Jorge, Ar€!i'n/IIJ')S, p ~~2,

>l la,,~I¡¡, JJrg¡,. ADN, p )00

94 PABLO SEMÁN

11. Asuinis encuentran "dif=rem:las", ellhe el "l-lueLJlv'· y le '"ciaSe 'lIla", entre 103

l'lectDreS cultivados" y la "gente sercilla"]3 Er todos ellos esas diferencia'.> sen

meno'es que los pecados por los qU'2 se oscila entre delerminaclón de la culpa

,. aeneralizada o la Imputacién a 1;3 cla;;e política de lo~ rl¡:>"a~lre" de la inl.on~rancia,

l. falla de palacra, la nostalgia o la fanfarronería, Incluso, las interpretaciones en

c:lave psicoanalj'ica están al servicio de la acusación o la autoacusación moral.

Pira Lanata, la historia del país es la hislorra de ia '·búsqueda fallida del I'J" y,

IUS habitantes, son "ególatras", "trágiCOS", '"inseguros", "narcisistas", "paranci­

cos", "acompleJados" y "obseSIVOs" C\le no se resigli3n a de~ar atrás !a infancia.'·

Para ,I\guinrs es "la condición masoquista" la que explica nuestra emoción de ser

,'gentlnos.30 S011.0S "ciclO·.imicos", fuimos capaces de ele\ar a una manifestación

,rtíst,ca como el tango nuestro "complejo de Eoipo"J", y lo que llamamos "viveza

criolla" constitl,ye en verdad una "forma retorcida" de nuestra "neurosis".37 A

diferenCia de lü~ llOxlvs de Agulrw;, Iv~ de Lanata na se enfrentan -como \05 OC

Mallea o Estrada en el pasado-, al desafío de desmantelar un supuesto "destino

de E:randeza" para la Argeltina porque no hay tal narración por -(uera de la ironía

o la cbvia impugnación a la IUl d@ lo, h¡>thos fiJe tomr"!onen los índices de estos

llbros. Sm embalgo, la larga lista ce males y fracasos que comparten y rastrean en

1I pasado argentino lanto AE:uinis como Lanata encierra CGmo elemenlo común la

sustitución de un lenguaje sociopolítico por une que, cuandO no es moral, resulta

unilateralmenle cultural -como seña a Aguiniso J respecto de la corrupclÓr1- y en

uso ce una concepción de la cultura ::¡ue dista mucho de los consensos actuales a

los que arriban os analistas culturale:. de origen académlc,), No deja de ser un problema el hecho de que una de las imputaclcnes más fre­

Cuenles a la literatura hl:.ttlrlca de masas ha sido esta qUe acabamOS de describr.

El tono moralista de la historia masiva, su propensíón a emplear la clave cullural de

manera ai51adll de Otf()'i dimcnsion<cs SOCiales y ccmo si hubiera una cosa tal como un

ser o carácter nacional. Queda por ver en qué medida ese no ha sido un fenómeno je

toda ia sociedad argentina y especialmente de una buena parte de los inlelectuales

T ... Agu'nis, Marco"" !:I alr01 encar!o.. , op C,¡ )¡J 52,¡, ISO lO. La"3Ia, JQ'g~, Argenllfl~s. p, 14, Y ADN pp, 20, J9, lOl, 120y 138. ,", A€';nl~, Mar~Js, !:J ajrOl encarto.. , p 8, '"'/blt:. P 67 n. /bio., p 'o!:>,

"'/bid., p, 221

& .... JO CüNTINUQ 95

7

Page 48: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

.1,

' " -académicos y m3sil/os- que ourarte leeos los años 90, no encontrardo h'I\"" ' .. '1' '1 1()ranM simbólic2mcnte <JI menem 'srnü, pusler<ln er circulación el mismo 1"1 '1 '" "M

Que hoy se repudia en las versiones libérrimas de 105 divu gadares.

I':~'1'

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', "'1'\1, la voluntad de ser argentinos y el peso de la historia

1'11

, Hasta aq,Ji hemos Visto que la literatura masiva avala una forma de sentir y ,1' 1" " '"11(. negativamente ellazü con la nación. Sin embargo no es el uoica matiz desl<i< ,11 "

" Entre los autores y los lectores se desarro'la de torma consistentE una ,ínea di' ' , " "1 timientos Que abrilla pi halror, el peS,If'j \() "distancia" de Id nación en la Inl.'I" l"'>

"

"1", de hacerlos manifiestes como obstáculos de un camino mas amplio y prom,'¡' ,1,,,

e. de hacer, y Sobre ludo rehacer. propia 13 nación.:;~' En el caso de los autores es posible seiialar que aun aquellos quP., como f'll " ,

" '111 se ollertal1 hacia el pasado, lo hacer desde una pers¡;ectlv~ que tiene como lJL'II"

(I¡ el presente político. Que "la historia es tp.npf!utica, tnb3J<l ::on el pa5a~0 p"rcl "lo jerar elllresente".!9 es un lugar común que, sin embargo, na debe ser desatel'¡', 1"

'1'" ,1 El culti\'o de la hi<;bria puede tener diVer505 olJjdi ..os: el ejercJcic del respelo,l 1,,',

fundadores, la conservación de una tradición y, como se afirma en esta propl,',r"~:~ ; , "terapéutica" la Irallsfulrnación de Jn presente -un presente al que se der'ulh l.,

I:~ desde Ula posición que hmbién implica comprolliso políticD-. y la flIOrluccicn 1'"

[(tica de la historia que está al servicio de la transfOrtT,aCIÓn politi:a de, prescr,¡"i,',,\ cuando uno hace historia, en realidad I'ace politica, porque la historia no tl('""

airo matprial que la política. Dicho de otlU modo: hablar sol2menle de bi1I,¡1" ".', las y lechas también es hacer política, porque Implica le voluntad implícita d,

,'1 dejar afuera toda una serie de cuestiones. la omisión, justamente, es una (j, ­

"1"

, las herramientas de la política.'o

,,1 " 1, la función porítica de la cre;)~íón de una curll.:iencia histórica se cumple a trav(" 'i\

de la desnaturalización de lo que aparece como un destino repetitivo y fatal: 'Olll

"1"1,

,"" "Er Clarin, 9/1/05, ,,- Er Río Negro, 6/2/05,

", 96 PABLO SEMÁN

l' Aires haya sidO co'rupto por definición Yhoy lo sea no es Jn elemento de

Ilclad síno ce continuidad histórica"·l. ~. afirmación de este compromiso pollli::o esltl presente je una forma más di­

In los te,;:os de Lanala y Aguinis que, de div~rsas forma:, convocaran al lEctor

I,.rrollal la contr3cdld del <g\'.~\o \.lUlO implica abandona( el paí:, divorciarse de

Itlia, como aparece en el capitulo de la "dis12ncia", UnO y otro dialogan con el

lima de la expatriaCión afírmando caminos), horizontes de selida cel abismo

han COnstituido Y evidenciado a t-avés de su~ I"lbrCJs. ¿QJé hacer? Pantea esa

Ilbllidad desde SL propio titulo en adelante, mucho más si se tiene en cuenta

el autor ,;e coloca a s: mismo en una ¡:osición análOEl(l '" la de un Alberdi que

,¡nI", Icelitií ca como el hombre que recrazó la posibilidad de ser representante

,lativo para transtormarse en el recactor de directivd~ f)aré el desarrollo nacional

un contexto de CllSis ce orientaciones pOlilicas,\: Esa péTspecti'Ja es~a <gUiada

elos ideas que, como ¡¡eremos, tEndrlln m\lcha re~efcus,ón entre sus actores

un lano, se trata dp. retomar I.m camino virtuoso, que es el que habría dejado

"rger'l'.ina el un movirriento de insistencias ¡;erversas y que tiene en los años

1930 y 1945 su~ máxima,; representaciones. Por el olro, s.e trata de Elaradiz,-,"r

Ieliciones como aquellas que hicieron a la Argentina un pais de clase media,

pafs en el que una supuesta norna estadística Y el ideal ,;oc.ial fuer¿¡rl los de

I1 ileneraclones de las c',ases medias que atravesaron la fase de mOVilidad social

;enrlen~e entre generaciones, engarzando la diSCiplina laboral Y la educación. En

caso dp. ! alata, la invoca cien al futuro menOS precisa en contenidos, a-anza

íníciOles de expectativas, Mucho rrtls allá de ¿qué h2cer?, ~etfata de quées~erar, ,n qué a(;tilud y en qué plalO~.

Estos 1bros, sus lecturas, Yestos enunCiados dan lugar a formas de implica~ I~n que se tornan tangib es en performances especificas como las pr~~elllac 01l1O:5

las que los autores su)rayan su ¡;roducción, orientan la lectura YreCiben ecOS

,Intomaticos ce las apropiaciones que efectúan los lectores, jna a:)roximac1ón a las

mism<l.s nos p~rmitirá enlendp.r que los ~en;idos diwfSoJS Ycontra~uest05 en que se a

.nlazan la hlsloria de masas, sus lecturas Y la voluntad política a que da lug ', son

r. tlmbién 101\110';; de (elJdlrltransformar la carga del pasado.

.,. En Clar;n, 911/05

... Pfesenl~c'ón (le ;Q'J~ hJcer? fe"~ del Llb\\: .. llu~"'J'; Aires '2005

BAJO CONTINUO 97

Page 49: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

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una parte del ¡;úblico cuestionaba las afirmaCiones del autor, se sentía herida 1",

cuestlcnes históricas y, sobre todo, políticas. Alg'.nos le reprochab3.n con wegunL l'

y comentan os intentando fragilizar la posición del escri tar, "mucho bla-blá, muel",

bla-blá. acá lo que faltal son ;JCTIOnes", se Quej2ba uno de 105 asistentes.

Los casos e.tados que corresponderl a lectores de los libros de Marcos AgIJIIII'

permiten distinguir l.m matiz adicior1al en su compromiso. la e:-.pecla\iv3 amarg.l\l,l

de una "fragillLdcióll ue las institLciones republ ¡calas a manOS del gobierno' impull"

\JrgencI3, alarma y sentidos cataslróticos. Afirman que "1) que está ocurriendo;"

terrible, nos gobiernan ignorantes, tenemos que tErminar con e~t(1"1~ Para ellos h;i,'

una urg.:-ncla politlca que los haCE rEaccionar y tTatar de salvar lo que se asume corn,

"lo poco que queda". Vel en el autor un líder político potEncial que los dirija a un,~

republlcil virtuosa. 1\ diferencia de Aguinis, qUt:, aunque sea como concesllJn 10rm,]1

a un consenso tolerante, ntenta sJperar la VisiÓn Ir.tolerante del peronlsmo, Carmell,

una de sus lecto'as, se empeFiaba en sostenerla frontera politica que dominó hast,1

inicios de los Be. Lamentaba que Agumis no se CJmprometa más con la actividiJ(1

polític¡¡. Para ella, sólo personas como él, "con maleria gris", son las que pueden

"rescatar al país del flagl'ln del [1pronismo. Un país gobcrn;)do por ineptos, prc;stiluld"

y, ahora, tilingas". Entre sus temores evocaba un pasado de "alpErgatas s', libro',

no" con quema de libros incluida, que quería evitar a toda costa que se reeditase

Si se lee en estas 10rmuld'; de los lectores un regreso al "mils acá" de las divisiones

que Aguinis propugna superar. no es ni casual ni Insignif cante. Muchos lectore",

llegan a estos textos senSibilizados por una emoción antiperonlsta ¡¡UR, anr'elda I?II

los años '50, proyecta sobre el presente 105 temcres de Lna de las facciones SI

esta Imagen puede parecernos hO'f un tan:o exagerada, e~ en parte porque el paso

:le l,'ls elecciones y la de~3ctiVJción de Ciertos nivel~s Ur!Il,:cHltes de antag1nlsmu

1an impuesto sus efectos y han moderado lo que sucedió hace unos pocos mese~

en la Fer a del Libro. Por Ello mismo es pre:iso hacer notar hasta dónde estos libro~

están vlrculados a la composiCión de la iTlaginaclón política: sus lecturas tienen

intensidades que interactúan con la coyuntura polrllca y esa presentación era haslii

cierto punto conmutable con un acro electorClI de Ricardo López Murphy.

Esta forma de implicarse polítlcamenle a través de los libros relctiva algo que

IJs autores denunCian como problema: las dicotomías históricas, que los lectores

':r 4'. Elllrevlslo p'n la Feria del rjbr0 2005.

reestablecen sea para lamentar su pertenencia nacional, sea, como en est~ caso,

llera comprometerse cor los más variados esfuerzos de reforma del pars en el

sentido de asegurar la victoria de'initiva de las facciones históricas que se liegan,

¡lero se repor.er. transtornadamente (algo que. como veremos, lamJién ocurre con

los lectores de Pigna y Lanata). En el caso de las pres~lltacior.es de Pigna y Lanta. la tarea de reJoner al pasado

121 verdad del presente posee un signiflcaco político derivado -prodJcir legitimidad

1l2lra un2 implicacl6n lTIill~ante qu~ no se propone, :lera se 2vala. desde el es:rado-.

EJI Id preSlOlltOlciÓrl ue AgJirli5 d5istimüs Olla formulacrón directa de esos intereses.

En la 'Indicación de una utopía que inlen\aba sint~tilar SIJ pregunta de "¿qué ha­

cer?", Aguinis in,ocó la neceSidad de reformular el país ~ara recrear la SituaCión

en la que exislieron las c,ases medias de a Argentina de las primeras décadas del

siglo XX. No se trata de una propuesta des'inada a alterar por fuerza de volurtad las

caracterislicas de la estructura sao: lal, slnc de reponer como r"lorte y como intellción

hegemónica la experiencl3 y los valores de un grupo social en la presunciÓn de que

esto ha sido alguna vez asi y ha sdo la época dorada de la argenlira:

Tene"Tlos que rellexionar sobre esa Argentina, que procuJo un fenómeno sDclal

melravilloso. c,ue e<; ICI rlel<;e mR,liCl. I el rla~e media ancha. maciza, densa, y llena

de valores, llena de profesion'lles, de cultura del trabaJO, de decencia, dOr"lde

había un estímulo. Esa clase media e, Argentina fue la que determinó que la

distribución de la riqLeza no fuera tan obscena como ccurrió en otros países y

como oClJrre ahora en Argentira. La clase medi3 comenló ahora a desfallecer, a

ser quebrada. Ulla fecha que al~unos e ponen es el "Rodrigazo" de 1975. 74,

pero pOSiblemente venía desde alltes la decadencia. Esa clase media de la que

noso:ros nos supimos enorgullecernos en su momento era la pequeña bU'guesía

que d~s(;ribíe Balzilc en su momento. Url" ¡Je~lJl;;dí<l lJurgu~::,íd eguísti:l. miser"

able, sin vuelo, no era así.. la clase media argentina Era otra cosa, era la que

llenaDa nuestras universidades, era la que prodlJcía un :lima de solidaridad, de

seguridad, dE esperanza y de progreso.

Elr ~I o:.:ultu d Id versi(:n idealizadd u~ la clase fTIlOuio y 0.1101 poís supuestalTllOnle

mesocrá:ico ~e sinletiza el espíritu de una implicac"lón con \a política y con la

Argentin3. En ella vibra la visión instituc analista que tralla un relato en el que

con matices se recuperan e integran er"l un ascendiente venerado la "edad de oro"

que habría perm'tido la experiencia del progreso social asociado a la educación,

las idc8~ políticas liberales, la afinidild con el mundo civilizado, el antiperonismo.

BAJO CONTINuO 101100 PABLO SEMÁN 1

Page 51: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

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\1

y lodo esto, en una prosa que poco tiene que envidiarle en elemental claridad a 1;1

de Paulo Coelho, le permite exponer más clara y conmovedoramente que cualqUier

agrupamiento político afín a este pensamiento, una visión que duda, discute y opom'

argumentos a la situación actual ya las fuerzas que la han creado, especialmente al

partido de gobierno. Los lectores, como hemos podido indicar, oscilan entre abrazar

la versión superadora o aferrarse a lo que les viene cómodo para resimbolizar 1,)

sensibilidad política adquirida al calor del ciclo más agudo de oposiciones en[rl'

peronismo-antiperonismo. SI algunos de ellos han incorporado en su liberallsml)

los resultados de la intervención alfonsinisla. otros han recuperado. con el actuJI

gobierno, sus mtls antiguas sensaciones de encono.

Si Moreno viviera ...

Si lo que hemos descripto parece abrevar en una emoción liberal, formateada el~

el antiperonismo de los 50 y en la tentativa de relanzar la enriquecida, modernizada y

depurada del sentímiento de todo o nada con que se enfrentaron las facciones hast.1

los años 80, es posible hallar una contracara paradigmMlca en una implicación que

recoge los hilos de la tradición populista para lejerlos con los restos del jacobinismo

en una versión que Imagina a los hombres de mayo como cuadros y militantes dO'

una revolución a retomar,

Los libros de Jorge Lanata, primero, y luego los de Felipe Pigna, tambien

ofrecen una posibilidad de implicación polílica. Melar dicho: varias posibilidades

que pueden entenderse como variaciones de un espirilu en el que el igualitarismo,

la oposIción al neoliberalismo, el empleo de calegorías de percepción y apreciación

política engendradas a lo largo de la década de los 80 y 90 'i las lecturas revisionista~

de la histOria y la recuperación contemporánea del liflaJe de Castelli y MorenO st'

combinan en proporciones variadas según el aulor y los lectores. Lo que sigue es 1<1

descripción y antllisis de algunas situaciones que nos permitieron detectar algunas

de esas combinaciones, sin que esto implique el agotamiento del espectro de las

mismas.

La presentación de ADN. Mapa genético de los defectos argentinos de Jorge

Lanata permile palpar hasta qué punto Ufla vocación de Implicación politica se hace

presente en la circulación de estos libros. Ella puede apreciarse claramente por el

contraste entre la performance del 3utor y las actitudes y esperanzas de público

en una escena cuyo tono esperamos poder transmitir como dato básico. El publico

102 PABLO 5E~'ÁN

registraba el peso considerable de una población de edad media, que se aproxi­

maba al evento y a los libros de Lanata luego de conocer y "seguir" al autor en su

larga trayectoria como oeriodista (un oficio que éste reivindicó como antecedente

legitimo para el ejercicio de la profesión de historiador), La mayor parte del tiempo

de duraCión del evento sirvió para explicitar y agudizar las tesis del libro con una

parlicu'laridad qLle debe hacerse notar: no hubo más que referencias a los elemen·

tos que más arriba hemos llamado el "reproche" de ser argentinos, La ausencia

de las referencias positivas fue planteada -y discutlda- por varias Intervenciones

de miembros del público. Sucesivamente, y de forma cada vez más insistente, el

público interrogó al autor por las características positivas de la argentlnldad, la

posibilidad de que sus críticas ayudaran a cambiar las cosas y a mejorar, También

preguntó por la visión del futuro del autor y, finalmente, sobre lo que era necesario

hacer polr"ticamente para concretarla. En un breve lapso de tiempo el autor fue

íntensamente reclamado para manifestarse de una manera que hasta ese momento

él había rechazado. Sólo en ese momento cambió el lona y la dirección de su dis­

curso para referirse a la necesidad de pensar en el futuro, con generosidad, dado

que aquello que se comience hoy sólo será visto por la generación de los nietos. La

ídea de que la Argentina tiene una salida, planteada en el libro que fue presentado,

habia sido marginada de la exposición, pero fue recuperada ante una inSistencia del

públiCO aguda y manifiesta Todo ocurrió como en los shows musicales en los que la

insistencia por nuevos bises se congratula con la consumación de los mismos. Las

voces del público buscaban explicaciones sobre el futuro que el autor se complació

en brindar en una alocución prologada, que Iba in crescendoy preanunclaba un final

que el público premiaría con aplausos de aprobación, con una intensidad emocional

que no había tenido hasta ese momento el acto. De algún modo, la presentación tuvo

contenidos politicos cuya presencia fue forzada por un público que exigia definicio­

nes que trascendian la historia y solicitaba orientaciones para construir el futuro,

No pensamos que este sea necesariamente el espiritu de todas las apropiaciones,

pero nos parece sintomática de un modo que representa una parte insospechada

de la actiVidad del publico lector. Insospechada si no se piensa en, por ejemplo, la

cantidad de ciudadanos de la Capital Federal que tiene disposición a movilizarse

pública y colectivamente en función de Objetivos y apreciaciones políticas, pero se

considera distante y decepcionado de las alternativas tradicionales

Pueden observarse variaciones de esta acritud en una presenlación que se rea­

lizó en el mismo evento entre un público cuyas diferencias con el anterior. por su

trayectoria y su generación, pueden estar en la base de esas variaciones

Es el caso de la presentación del segundo tomo de Los mitos de /ij hlstoriij

BAJO CO~TINUI) 103

1

Page 52: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

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argentina, de Felipe Pigna. El público era desde el punto de vista de la edad pluri1l,

con una mayoría de jóvenes. También era plural la presencia de sujetos provenlen

tes de las capas medias y se registraban indicios de LJna importante presencia di'

fracciones más bajas de eslos grupos. Las fisonomías revelaban la presencia menor,

pero considerable, de rostros morenos y achinados, de jóvenes de barrios pobre'.

del Gran Buenos Aires cuya presencia por fuera de los contingentes organizados pUl

escuelas es menos frecuente -aunque sea mayor que en las librerías del centro

Los numerosos jóvenes portaban insignias de adhesiones estéticas que le otorgabCJl1

a la multitud LJna diversidad comparativamente mayor de la que observamos en 1,,'­

otras presentaciones. Los jóvenes se habian sentido convocados como tales -e11

s~s identl flcaciones mUSicales, deportivas, estélicas- y no como el público de libio',

tradicional, un código que seguramente desconocian. De hecho, en la ocupación d.'1

espacio y los comportamientos previos al comienzo de la presentación, resonaba 1,1

expectativa del recital musical: murmullos, comidas, bebidas, pequeñas corridd~­

y algunos forcejeos para tratar de adelantar pasos en una fila que tenía mas di'

2.000 personas. Esto mismo hace suponer también la cercanía que la asistenCI;¡

expresaba respecto del historiador, llamando lo "Felipe", saludándolo en muchv,

casos como saludarían a un par, sacandose fotos con él o haciéndole algún regale,

a modo de recuerdo. Esta energía juvenil se canalizó en el emocionado aplauso, y

algunos suspiros con que fueron recibidos el historiador, Mario Pergolinl y Osvaldo

Bayer, que completaban el cuadro en nombre de los mediOS y de una hipoteticl

academia contestataria.

Todo este clima se comprende mejor si se tiene en cuenla que, entre las perso­

nas con las que pudimos conversar, dominaban los que se habian aproximado a 1,-]

lectura de la histOria a través del contacto radial que provee Plgna desde dos de las

mas escuchadas emisoras de AM y FM (Mitre y Rack. & Pop respectivamente). L,

aproximación a la lectura a partir del estímulo de los medios no sólo reenvía a un"

de las causas del interés por los titulas de Pigna sino, también, a la sensibilidilCI

desde la cual se aprecia lo que se presenta como "hisloria". Las palabras de Baycr

se refirieron al rígor con que Pigna evidencia lo que ha sido mistificado y ocultadu "

en la historia, ofreciéndose como respaldo intelectual en la polémica con los histo

riadores académicos que fue varias veces referida en la presentación, Estas ideas

( fueron retomadas y reformuladas por Pergolini, que conectó con el público en UlI

código específico: las mistificaciones y or:lisiones san equivalentes a la denuncia ,1

de un escándalo, una culpa de la clase política, una estafa al publico. La respuest'-I

aprobatoria del público podia revelar una sensibilidad educada en gran parte por

los medios. pero la sltU'JCIón es un poco mas compleja: los lectores no reaccionan

104 PABLO SEt(,Á~

sólo desde la universalización de los parámetros televisivos; también reivindican

una virtud que atribuyen a la historia de Pigna, que va mas alla de la verdad que

exige el formato periodístico para ser reconocida como tal. Para ellos, como nos lo

e)(plicaron varias veces, se trata de la posibilidad de decidir por sí mismos cuál es

la verdad hislórica, ya que el autor se limita a presentar evidencias de una forma

Imparcial

El senlid,) comun poco sabe de historiografía y, respecto de la historia, no tiene

ni más nI menos verdad que el hecho de que acuña categorías que condicíonan la

recepción de la información que producen los historiadores, En la actualidad, a la

Ideologla periodística que regula la percepción de lo históricamente verdadero, los

esistentes a la presentación de Pigna suman una expectativa democrática. La preten­

sión de que cada lector pueda acceder por sí solo (en uso de su razón y con la garantía

Que le ofrecerla la que para ellos es la exhaustiva y objetiva documentación provista

por el buen historiador) a la verdad que "la historia oficial ocultó". La imprenta y la

Idea de sacerdOCIo universal se combinaron en la proliferación de sectas cristianas

en la época de la reforma protestante, dando lugar a una permanente disputa por

la ortodoxia. La masificación editorial, la situación política y la instauración de una

científicamente discutible "epistemología democrática de la historia" que demon iza

e los intelectuales y tiene como reqUisitos de validación un ingenuo "oír las dos

campanas para que el lector decida", han dado alas a una historia plebeya, a sus

Cliferentes versiones y a las intervenciones normativas.

Si en la reforma se destruía la iconografía católica, en la historia plebeya y en

le doctrina de los libros que la alimentan se revisa y recupera en claves diferentes

la consistenCia del panteón histórico. Como ya lo vimos antes, existe la necesidad

Cle identificar en el pasado referentes próximos, personas "como nosotros", "héroes

humanos y no de bronce" que son el objeto de una reivindicación y una construcción

retrospectiva que los imagina familiares, can "problemas cotidianos", como lo decía

un entrevistado y, como también lo reafirmaba una periodista que entrevistaba a

Plsna en una emisión radial desde la Feria del Libro "claro: elJos llegaban a su

casa después de sus batallas, meses yanas fuera, y cómo no le Iban a dar un beso

I su mujer. Es ridículo pensar que tuvieran esa distancia con que aparecen en los

libros."

Muchos de los lectores que se identifican con la posición que politiza el pasado

llenen, quizás no tan curiosamente, una aclltud dlstanle frente al presente Reivln­

Clican el que la historia les hace comprender el presente. entender "por qué estamos

como estamos", pero no sienten que ese presente tenga márgenes que puedan ser

modificados por su acción: "a mi me interesa mucho la política, por eso leo. pero

BA.JO SD~r,I¡"¡UO 105

Page 53: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

11 estoy desengañada de antemano. Me Intereso, leo, pero no creo que hagilll.l'i

nos explicaba una entrevistada que conjugaba el interés por la historia COll l'l '1'"

dedica a las novelas y a la literatura política. Podria hipotetizarse que esta (,il,"'", I ,

de "interesados pero inmovilizados politicamente" realiza un movimiento qLJI' ti",

forma la negatividad de la experiencia política en un interés por la exploracll'II', l.

denuncia del pasado acudiendo en él el espiritu del "que se vayan todos" ~J"

por acaso que en las complicidades del público con las denuncias y reivindlc;H 1:'

de los presentadores se podía percibir el tono triunfal de lIna vlcloria en lill',I' 111.

contra la "historia oficial" que se asociaba con y complementaba la desconll,I". 1,

la hostilidad a la "clase politíca".45 La política del presente, compuesta de I, ,,'1'

conspirativas existentes desde síempre, de denuncias a la clase políticil lIll,

, generalizaron en los últimos afias, pero también de los impetus democrallul', '1'"

'11 Instaló la transición iniciada en 1983 y la generalización de nOCiones de ~,i'llil'l" , 1,

común sobre el uso político del pasado -que datan de la misma época-, rdl," ,

política de ese pasado a la medida de las expectativas y parámetros contempür,'II'" I de los lectores. Esa es la posibilidad que parecía movilizarlos en las presental-lllll'

Si la circulación de los libros de Aguinis hace circular algo más que "gorilisllIlI" 1,

de los libros de Lanata y Pigna no sólo repone setentismo o revisionismo hl:oI'HI'

aunque lo hace, y en forma.l'

Al calor de los textos -,aunque no sólo con ellos- también se forja una 1"111,

J111

del compromiso con la nación y el país que implica una toma de posición pllllll'

que va mas allá de la retórica antlpolitica (aunque pueda colocarse mas a((1 11, l..

visión de la historia que ha tomado dístancia de los presupuestos facclon,III',~ 1

a través de los cuales la propia historia prolongaba la política). La bLisqucd" ,1,

figuras politicas ideales, la imposibilidad de hallarlas en la contemporanellLlcI111

resuelven en un buceo histórico en el que se obtienen recursos para el prc',"111. , IEsta forma de implicación nacional procura una fuente de legitimación hi-,I',rl'

para sus percepciones políticas. No se trata sólo de un interés cognitivo, Sillll ,1" l' un entusiasmo que permite apropiarse de las claves de la política contemprll,lw,1

l' a través del conocimiento histórico. Algunos de nuestros entrevistados le Pi] ,I.'r,,,,

contenidos precisos y concretos a la hipótesis que sugerimos en el análisl', ll, 1.1

". " Que la ulstancla frenle a la hisloria orlclal y la re(órlca anllDoliUca e~ls(~n, que ,edn un 1"6"r Ud

[eDresentaclo~es YleneuaJes de vanos ¡;rUDOS 50clale~ de I~ Argenl'n~, n(] ImpllCJ que no se d,"

otras ar(iludes rrenle ala polillca yque é51as conformen un conjunto mas amplio ~n cuyo seno estr" debe SP'r panderado

i 106 PABl.O SEMÁN l•.

'Jldlltancia" de la nación cuando afirmamos que el interés por esta literatura surgía

un descontento socialmente referido. Una maestra que había Viajado especial­

.nte desde una ciudad de la provinCia de Buenos Aires a la Feria del Libro para

111,tir a la presentación del texto de Jorge Lanata narraba su trayectoria de lectora

Ilcltlndonos que "en un momento me di cuenta que todo estaba mal. Yo y el país,

.mpecé a cuestionarme y me entusiasmé con estos libros que me permiten en­

nder los problemas del país"."6 El descubrimiento de la historia como clave de

:ceso a la política también nos fue referido por una lectora que insertaba el valor

experienCias de lectura en su educación política familiar. Según ella, desde

IU' había adquirido autonomía personal, habia descubierto que las versiones de la

llltoria aprendidas en la familia y en la escuela eran "falsas". Ese descubrimiento

'1 el que la llevaba a leer para ampliar su conocimiento, acceder a más verdades y

Itender mejor a su pais, rescatando una serie de valores, ideas y personajes cuya

,ltividad ignoraba. Relatando un pasaje que muchos ubicarían como típico de

:r15 décadas, pero que en nuestras entrevistas se reveló bastante actual, decía:

-Yo crecl en una familia muy autoritaria, era todo iglesia, cementerio y trabajo.

Mi papá nos habia educado en el antlperonismo y cuando me fui a vivir sola

empecé a leer y me di cuenta que no todo había sido tan malo con Perón y hoy,

gracias a eso, me siento cada vez mas federal.

-Pero ¿para vos qué es federal?

-Lo unitario es úniCO, una sola voz, es estructurado, autoritario. En cambio

federal es más democratico, para todos."?

los lectores de Pigna y Lanata, de la misma manera que los lectores de Agui­

11, pero desde "el otro bando", reponen la matriz peronismo-antiperonismo de

ni forma actualizada. La reivindicación del "federalismo democrático" contra

II "unitarismo autoritario" es el síntoma de que la matriz de la recepción de la

Iterpelación "populista" se ha reconfígurado y de cierta forma ha hecho suyos los

Imas democráticos de los 80. La apropiaCión de la literatura histórica que promueve el grupo de personas que

l!namiza un centro cultural en la zona sur del Gran Buenos Aires nos mostró otro uso

.. [ntrevlsta en la Feria del libro 2005

..,EntreVIsta en la Feria del libro 2005

BAJO CONTINUO 107

Page 54: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

II!'

'1 posible. Allí el libro de Pigna era utilizado como el manual de procedimientos para de'lrl, " curso a la intención de hacer propio y "recuperar" el festejo de mayo. En ese marl.',.

la nueva visión de la historia Inspira una especie de implicación revolucionaria,

Para estos militantes culturales, los libros de Felipe Pigna son valorados, enlr,'

otras razones, porque dan lugar a una posibilidad de identificación especial ellll

los "próceres" que son entendidos como el modelo indebidamente abandonado iI,

hacer política Algo de la proyecCión del presente sobre el pasado para legitimar 1·1

compromiso político actual es lo que sucede en una situación como la siguiente ('11

la que los miembros del grupo comentaban un resumen del capítulo de Los (JIII,'

de la historia argentina, sobre la vida de Mariano Moreno:

Hernan recuperó las palabras de Luz para hablar de la "calidad humana [.le'

Belgrano". Narró "la emoción" que le causaban personas como Moreno y BI.'II grano en un relato en el que se mezclaban ambos, sin distinciones. Jorge agre¡-:,'

'1 que "Belgrano no sabía andar a caballo, que salió a la guerra sin saber andar"

Hernán dijo. "me gustan más los tipos como Belgrano o Moreno que (que rlu 1111 me escuche nadie), San Martín. Tipos que se comprometieron con la politlc,J

que se arriesgaron. Incluso, mira lo que te digo, prefiero a Rosas. Porque si no.

después qué pasa -preguntó-, vamos, gritamos, ponemos el lomo, hacemo'

que los tipos se vayan. iY nos vamos a casa! Y, entonces, iclaro!, ilos tipo',

vuelven! i¡Si nosotros nos fUimos!! iEso pasó en el 70, en Semana Santa, ell

jlll e12001! Pero estos tipos no, viejo, mirá lo que hicieron con la supresión de lo',

honores. Al tipo [en referencia a Moreno] no lo habían invitado a una fiesta, per¡> " ,

se enteró de que en la fiesta habían sacado una corona de azúcar de una torLI .,I!

y habían coronado a uno, como burlándose, ¿no? Entonces ¿qué hizo elllpü 7.

decretó la Supresión de los Honores."4~

Así, el pasado ofreciendo la imagen de próceres como dirigentes políticos res

peta bies, que actúan por convicciones, viene a darle densidad a una expectatlvd

militante que no encuentra todos los reíerentes que precisa en la contemporaneídJcj

SI la literatura de masas ayuda a disparar una implicaCión con la nación, tambléll

parece ofrecer recursos a un involucramiento político más definido que, como lo qUI'

acabamos de presentar, supone esa primera ruptura de la distancia.

..,­

.. Como ~e~alarTIos allles, hay aquí elemento5 que hacen a la reposición de la dicotomía unitarios, federal,,, Que anal,zaremos mjs ad~lanle_

108 PABLO SEMÁN

4. Conclusión

El proceso de anudamiento de una corriente de libros y lectores de clases me­

dias referidos a la historia y a la polltica nacional permite discernir tres momentos

y dos pasajes entre estos momentos: la distancia y el repudio de los compromisos

nacionales, la interiOrIZaCión de los rasgos negativos que se han construido en una

eutocrítica histórica y la implicación en nuevas apuestas.

Este conjunto de figuras y lecturas que pueden discernirse en libros y ledores

no se produce aisladamente. No puede ignorarse la concomitanCia temporal entre

el surgimiento de este género de libros y el proceso social más amplio. La "crisis

de 2001", los prolegómenos de la misma, o la realidad agobianle de una época

en que se sucedían unos tras otros los afias de recesión económica, son en dichos

libros el antecedente explícitamente invocado como un momento de Incomprensión

de la realidad y descrédito de las explicaciones reinantes, de toma de la pluma Y

del ejercicio crítico; de un vuelco hacia lecturas que satisfacen mucho más que un

Impulso de diversión o conOCimiento genériCO. No está de mas recordar que a fines

de 2001 las clases medias ocuparon un lugar de priVilegiO en el escenario político

debido al protagonismo que tuvieron en una serie de tlechos en los que cuestionaron

el ejercicio de representación política que desarrollaron varios equipos dirigentes.

Conviene además rememorar que no sólo se trató del "cacerolazo", o de las diversas

protestas de sectores perjudicados por el abrupto cambio de pautas monetarias y

financieras que muchas veces implicó confiscaCiones que irritaron los animas de

te población. Se trata, también, de hechos que de cierta forma anticipaban esa

posibilidad, como el voto en blanco que alcanzó masividad en las zonas en las que

le concentran variados segmentos de las clases medias.

Frente a las tentativas analíticas de otorgarle un único sentido a este proceso, se

ha señalado que ése fue un momento en el que confluyeron varias expresiones de

protesta que ¡mplicaban una polisem ia constitu tiva del fenómeno,4g En este contexto,

.ntendemos que una de las claves de interpretación de la relación entre la circulación

de la literatura que analizamos y el proceso más amplio es la siguiente: la literatura

político-histórica de masas, su producción y su lectura, pueden ser comprendidas

..

... Véase Schilagg', Carol,nJ, Lazos sociales, lazos politicos_ La experiencia de las asambleas barna/es en la ~'il'ntma contemporánea lesis de maes(na en Polillca~ Publ'C<IS y GerellclalDl~nlo del Desarrollo. UniversIdad

N8cional de San Martín'Georf,etown Unlvelslly

BAJO CONTINllO 109

Page 55: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

como una de las formas a través de las cuales las clases medias se inscriben en IIII

proceso en el que el malestar y la perplejidad se lueron articulando politicamenk l'

lomando facciones especrflcas a lo largo del tiempo y de un proceso de puesta ('11

público. En relación con ese contexto histórico y en interrelación con el resto de 1I

dinámica política del pais, estos libros y las corrientes de opinión general pueden '_,' '1

concebidos como un proceso de reelaboración de las categorias de las cJases medl,",

de un movimiento que cuestiona y recompone creencias básicas de los sujetos 1'11,11

1 relación con el ordl"'r1 político y, més aún, en relación con la identidad nacional, ClIlI

l' la propia existencia e inserción del país en el espacio y el tiempo histórico. ,1

Todo este movimiento se realiza con la particularidad de un retorno al pasClill1

ya divisiones histÓrica" que manifiestan una vitalidad no sospechada, aunque ,,,'1 necesariamente irreductible. Autores y lectores pivotean entre la superación r l.,

afirmación transformada de viejas Ironteras de la políUca argentina.

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enTRe penTeCOSTes y BaBeL. el caso De paUlO coelHO y sus leCTORes'

De"de Pisa, en inglés o en italiano, Giullia escnbe articuladamente. Y cuando se

refiere a sus sentimientos, es impOSible no percibir que hace un esfuerzo para poner

de manifiesto la singularidad de sus Vivencias y eludir los clisés prestablecidos y fá­cilmente disponibles. Hija cultural de una frondosa y canónica biblioteca familiar y de

una adolescencia tramitada entre los influjos del psicoanálisis, la literatura romántica

}' un catolicismo aggiomado, ha hecho de esas influencias la superficie de acogida de

un Paulo Coelho en el que dio con el sostén de una posibilidad de conexiórl con sus

lentimientos y sus conflictos y de una apertura que la habría sacado del autlsmo que

le imputa a los momentos más conflictivos e intlmidadores de su adolescencia.

En BoliVia, Marcos ha inaugurado urlsltlo de Internet erl el que, con abundancia

de errores de ortografía, se despliega un montaje de motivos y proposiciones que

Imagino sorprenderá a la mayoría de los lectores de este artículo: el Manual del

lue"ero de la luz de Paulo Coelho, los autores de la teología de la liberación y el Che

,. \ Los dalQ, que utilllo ~n ~5t~ cap'IUI,) fueron recogldr), ~nlre 200] y 20U3 lJuranle m, pc~doclorada l'1"I

~I MU$~u NaclOnaIIU-I'J. bal0 la orlenlaclon el" ClI~vrü V~ln'c· Ellos provien~', d~ lres lu~nles dirfre~l!'5 J)

.nlrevlslas r[·alizadasa la' leclole5 de Paulü (".(>"il·,o ~n Río de .Ian~"o, M'lj~,. ¡;¡'J~nos ¡,Ires; b) ~rd"VDS de t10cumenlüs conóuliado5. y. P'" úlllmo. ci lo~ '~<"jltados de un nJe~!'únarlo apllc~do en 20m, ~~ I~ Ble~al

del Libro en fI¡o de Janelrü y en la Fen", del Llbru de Bueno, A,rb

BAJO cmlTINUO 111

Page 56: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

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Guevara conforman un tríptico que balil3 el posicionamiento contra el neoliberalismf'

el belicismo y ei imperialismo. Por último, en una lavela de Río de Janeiro, a la '1,'..'

del mismo autor e identificándose parcialmente con las peripecias del protagonl~1.1

de El alquimista. un joven elabora el pasaje del empleo pGblico al mercado.

Vlnetas de lectores que nos aproximan a los fenómenos que más abajo descrlbl

remos cúmo la "bibliolequización de la religiosidlld", o como un efecto inesperildo

de la dif'jsión de las competencias letradas en el marco del predomin',o de un.,

viSión cosmológica que presupone la preemir,encia de lo sagrado en la e,>;periencl,;

de la realidad En esas experiencias de lectura, los guían los textos escritos por IIIl

hombre cuyo recorrido anuda y recompone los erectos de un tránsito que tamblL'11

ha sido el de una parte significativa de las clases medias (de varios países) en el

llltlmo medio siglo: en su trayectoria y en su escritura, desestabilizando frontera'

y calegorías, Paulo Coelho liga la contracultura a la espiritualidad alternativa, lo',

énfaSIS en la autonomia subjeliva a los afanes de participación del mundo de lo',

bienes que exacerbaron los afias 1990, del catolicismo a la "nueva era" La galaxkl

que se forma entre este literalo, las diversas tradiCiones que invoca su producción, I(I~,

movim ientos de la induslTla del libro y las condiciones que inciden en las trayectoria'-'

de los que se vuelven sus lectores y en sus operaciones de apropiación tiene do~,

caracteristicas que hemos anticipado y que desarrollaremos a lo largo de este articulo:

el encuentro entre Coelho y sus lectores revela la existencia de comunidades de lec

tura de horllOntes y perspectivas globales y conlleva la alteración de la conslstencid

de (y de las relaciones entre) campos segmentados de experiencia como literatura,

religión y contexto nacional La emergencia de una comunidad universal de leclore'.

-facilitada por la actividad de sinlesls encarnada por Coelhc-, la aparición de modo~¡

de interpretación que trascienden los contextos nacionales, pero que en ese plano

"transnacional" se diferencian entre si, consuma la oscilaCión que el titulo de esle

articulo pretende condensar: de un lado, la fusión de espiritualidades y de ánimos

promOVida por el escritor (un pentecostés) y, del otro, la fragmentación que se oper-o

en la plataforma emergente cuando aparecen modos de interpretación especifico'.,

(¿una nueva Babe¡?), Esta oscilación no es pura Circularidad, puro retorno al inicio.

Al compás del procesamiento, como en un camino espiralado, surgen novedadros,

un panorama de experiencias más amplio, y caen las fronteras que en la experienCia

de algunos públicos separan religión y literatura'

v , Este es el senlldo otOl¡;a~') POI ve,bo al términQ "glol'klIIZ~C:II~ln", amparalllJe, 8n 'W mismo cuadro es~s <1,'"

112 PABLO SEMÁN

l. Ejercicio: condiciones de posibilidad de modos de

Interpretación globales

En la base de la difusión mundial de la obra de Coe\l-1o encontramos dos factores

que pertenecen al polo de la oferta, la producción, la emisión o la industna cultural

(según la clave teórica elegida), y que tomaremos como da lo:. El primero refiere al

contenido de su literatura, independientemente de cualqll ier consideraci6n es\étic a o

normativa. 1_05 libros de Coelho son, en general, narraciones en las que los persorlaíes

enfrentan dilemas morales corno los relativos a reconocer y actuar de acuerdo con

sus deseos, sobrellevar e Interpretar las malas experiencias, aceptar que no todo

lo que hacernos depende de nosotros mismos, pero que las propias decisiones son

Importantes y necesarias. En la elaboración de estos tema!> y conflictos, Coelho va

más allt! de la simple introdUCCión de una dimensión espirilua'l del relato al hacer

del misrno una parábola de una o varias de las diversas tradiciones religiosas que

traducen esa dimensión espirilual, de manera que la reflel\lón moral, deseante y

muchas veces Il1dividualizante es, al mismo tiempo, religiosa." La espiritualidad de

la "nueva era" imp'I',ca para sus creyentes, junto con una expectativa de transfor­

mación personal, la hipóteSIs de un plano más allá de la cultura y el lenguaje al

que se accede por prácllcaS y no por argumentos,' Conforme a esta definición, es

posible afirmar que la olerla de Paulo Coelho participa, al mellos parcialmente, de

e~a espiritualidad, al hacer de la narración un dispositivo de ese aprendizaje en acto

que la "nueva era" eSpera de cualquier ritual, Oe cierta forma, la leclura cumpliría

el papel de los rituales en los que en las diversas disciplinas de la "nueva era" :>e

aprende una técnica corporal, una noCión filosófica o religiosa.

T re~r,dddes apare~\;,m~I-'I~ h~lHugeneas' cua~do lo~ aclore' pas~e~ "~I mundo" l)Or hr"ior,lr' y lellemas I~ POSibIlidad de Inler,.~mbl(J' y comprenSiones Iransl~c~le';, 1€(\emOS, lamb>~", un CUB,llul,amlenlu oe la,

'ormas de dIVISIÓ~ d~ I~ ~"pl'n~~c IJ que ha r;rmsagrad,) una par le u',, la ~oci~cldd co~l~rnfloránea La diVISión e~lre pSlcolü~ía, rellglü~ y l'I~J;)I'JrJ, por elemplo Vé~s" lIelho, OtavlO, "GIc,l,"llla~~ü' ilnlropologla ecellgl¿¡o' e~ Oro, A¡i y SI~IL Ca,I", Ir)r&,; 1, Giab~liu,ao P ff'i,glao, vOles, Pelróp,)lls. j'Yll. pp 43-62 , En EsIMutos 2000, u~a breve dellara(l~n (1<' prinCIpIOS que P~ulo l(lelho (1lJllIICÓ~" su págln~ wei:' eM~Cla I~~ diec'~els p!OpOSICI(l~e.S que r~"urnerl 13 >deología d~ Su ~arlall\'-~ De" de ellas represp~tan Ull tesl,m(;tllCJ cla"~ d~' lo que afirmamos aJlilla Tüdl'5 los hornllles SOI1 dil"rél dé" Y rtclJe~ hacer lo 1J~"bl~ para COI1\1nu~r ~"'rrdolo" "Queda decr€ldUO ti hr, ~el muro que sepa'~ 1" sagrao¡¡de lo prnr~rlrJ: a p~rt" de ahora. IDdo ~~ ~j6r~do"_ ._ Vease Am~r :JI, Ltr.3 "Carnaval da Alma COrrluOIdaoe, es,~nCI~ ~ ,;I"crel,sm¡¡ na Nova Er" ,. Vote';. Pelró­polis- R,ü de Janelro, ?COO. p. lJ¿

BAJO CONTiNUO 113

Page 57: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

1

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:1

E,' segundo factor está vinculado al papel de la mediación editorial. CorllO

sostenemos luego, la difusión de Coelho se basa en circunstancias extendida'>

en el seno de los públicos. Sin embargo, y como permite suponerlo el hecho dé'

que productores parcialmente similares no alcanzan un grado mínimo del éxito eje

Coelno, esta difusión debe mucho a ID que sucede del ,lado del escritor. Así, uno

de los factores Influyentes es el de ia dinámica editorial que resulta eficaz porqUE'

apuntala, completa y difunde 8,1 perfil que le permite la más ampl.ia penetración de,1

mercado sobre la base de un éonocimiento de los habitus y motivaciones que su;; libros ponen en juego,ó

Pero más alla de las múltiples facetas del autor y del juego que permite u obturil

el marketing editorial, las lecturas de Coelho son todo lo diversas que puede eSpe­

rarse delr;echo de que sus lectores se cuentan por millones y se distribuyen en todu

el mUlldo. Esta variación no parece depender tanto de las condiCiones nacionales

cama de combinaciones típicas y específicas de las experiencias del leer y el creer,

eXisten modos de leer y de creer que se desarrolla,l de la misma manera en Brasil, 1"

Argentina. FranCia o Italia (aunque esto 110 exCl'uya la posibilidad de que en diferente,

contextos nacionales predomine uno u otro lipa de lectura). Algunos dalos sobre

los lectores de Pau,'o Coelho en la Argentina y Brasil permiten elaborar una premisi:

relativa a las condiciones minlmas. el piSO a par!lr del cual podriamos concebir Id

realidad de modos de interpretacióll como ies que describimos más abalo.

El) primer lugar, debe decirse que tanto en la ArgentHla como en Brasil los lec­

lores de Coel ha pertenecen aniveles educativos su periores a lo elemental y abarcan

loo; niveles mediOS y altos de la escala. 5 En general, han terminado la primaria y liJ

secundaria y muchos de ellos tienen estudios lerciarios. La leclura masiva de Coel'ho

quizas sea el efecto parcial de la ampliación de un fenómeno que es mudlO más

reciente qlle el aumento de la tasa de alfabetización: la expansión de la masificación

de una calidad de las competenc,;as de lecto-escritura y la ampliación del sedimenlo

'ir

~ Esta rnedlacloll. por pwmplo, Il~ btJ;ldar;zado ur, rnQd~ de pres{¡~tacJc'~ de,' aulor q\Je, con poca, V;'"'''' lts. es ,'i~vada acabo en todos lOS pai,es donde Codha lanla un libro el "'<:Ida de presenlal'lon, "rr,anI2a(JC' I,~ri' larJo lipa de ~nlrevisl~ p~llodístlca. p,o,nl1€ve los dile'enles pe,!.]", (le Coelllo qu~ ~>;~~Iclrelnos In~< JJ,..ldllle

, Ellb,6')o d~ los 150 lec!ores de Paulo CQ~lho (ele un lol¡;J d~ ~i9ó casos) que tntwl'"lamos en la f-eC'iJ <11",1

Libro en BIJ"O(), ,\¡res leníJ r"\.'~1 un"ersilClr;o Incomplelo G C.Onlpl~lo entre lo, leCl(Jr~$ braslleño~ tnl,,:',I', lados en ,;' !llen~1 delliorG rJe ~'Q de Janelro, eI61C'" haol~ tenido aco"a a ,la eJu(,Juón 5uperlc>r .alll. I'i I,oclow, de PJul0 Coelho SUnlj!.m 1,,6 de 37fi caco:; 10Iale$­

114 PAóLO $E:v,!,N

de poblaCiones que son capaces de transmit,'r o Impulsar el h.!Jbito de la lectura (aun

cuando 10 hagan en un sentido que el proyecto de la educaCión no aconselaba).

En segundo Jugar (y esto indica ulla forma específica, pero común, de leer y

exlgir respecla del autor y sus libros), y sin conSiderar el lugar de Origen, los lecto­

res de Coelho tienden apercibirlo y a claSlllcarlo coml) un narrador y un novelista

-ficcional y, sobre todo, testlmonial- antes que como un literato de auloaY!Jda o un

literato religioso, Mientras UI1 conjunto de editores, analistas y críticos (respectiva

y sucesivamente) lo clasifican como un escritor de autoayuda, expresión de la

"nueva era" o literatura menor de sus lectores, en el nivel mas general idenlii,;can

~u literatura en el mi~mo sentido en que ellos atribuyen este término a los libros de

García M.!Jrquez, Borges o Salnt-Exupery, para citar tres de los autores mas leidos

-o más reportados como leídos-- por los lectores de Coelho.

En tercer término: lo dicho anteriormer¡le no implica que los lectores de Paulo

Coelho no lean ni va,loricen los libros de autoayuda o 105 libros religiosos. Ciertas

especificldade~ de la situación de esos lectores en la Argentina y BraSil permiten

discernir, tras las aparen les diferencias, una serie de semelanzas que resultan rele­

vantes para asir los trazos más generales de! público de Coelho. En el caso argel"ltlno,

por ejemplo, su lectura está aSOCiada a la de autores como Víctor Sueyro o Jorge

Bucay, quienes prOVienen, respectivamente, de corrielltes católicas q~e revalorizan

el carisma, los dones y milagros, y de tendenCias psicoterapéuticas que operan en

un nivel masIvo y ofrecen lma doctrina que combina preceptos individualistas y

doctrinas de corle orientalista (en un movimiento que reproduce el conjunto de la

curva de la "nueva era"). Estos autores no venden entre los lectores brasileños de

Coelho. Pero la espeCificidad del públiCO lector argentino es propia de autores y no

de temáticas, ya que existen en Brasil e~cri!ores que ocupan un papel equivalente y

que también están asociados a la lectura de Coelho. En forma inversa, es posible que

la presencia de [jn denso y amplio mercado de literatura espiritista (psicografado)'

sea una particularidad brasileña, pero no es menos cierto que en la Argentina ha

sido y cOlllinúa siendo amplio el consumo de una literatura esotérica que bordea

temas como el de la reencarnación de las presencias espirituales, Además. la im­

portante presencia histórica de estas dos vertientes del consumo literario habla de

T

J, [n el campo a'~ IJ religión ~$pinli~la. "e adludlca ~ loo espirl!<h I~ (;apae,dad de ~.<p'~'i~rsc atrayé, de ','~

rnédiUm a,1 (jue "dictan" un texto ~ue "n el mErcadc> eSrE(:i1lco .,€ cDn~id~ra "e~ co-aularia" entre el esp",lu y ~I m~d,um, Eslos le.to, son lOS lloro; "pslcogralados", ~lJe en Brasillien"n una p.narrll~ ~;'[ula'~lon.

nAJO CONTiNL:O 115

1 1

11

Page 58: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

la eJlistencia de una amplia camad~ de lectores que, desde ur, tiempo anlerior

de la aparición ce Coelho, eran pasibles de una interpelación que, com:J la suY,1

enhebra en la n':hacióll lo r]lirada interior, la reflexión subJetivante y la relación (<>1 lo sagr2do.

La razón de ello responde a una cuarta cuestió1 un tarlto obVia, pero (111<'

pdr'~l;ro S,,[ ignorada cuando se piersa que la literatura esotérica, la de 2ulo<lyud"

o la de Paulo Coelho pare:erían ne:esitar la misma e~plicación que un ,3CCldE:!ril,

de la naluraleza, Si, como sostiene Berger8 , el terreno en que 'eal y preferencial

mente Gcurre la seculariza:lón es una p<'1r1e de la élite compuesta por personas ¡j,

educaci:'ln superior en el modelo occidental, es preciso partrr de una premisa PiJI

analizar cualquier hecho masivo de la cultura contemporánea: la validez pOSitlv,1

que asullen las civersas categorias de lo sagrado para los sectores mayoritarios (j¡,

la población de cualquier país, por SI la duda se presentase, hay que all'mar qUI'

no existe ninguna relación mecánicamente positiva entre los factor¡:>.s <'Inre<;aludidoc. (crecimiento de la alíabetización, la escoli'lllzaClón, los rudimentos de las luces ('11

general) y la seCularización, Los lectOres de Coelho san escasamente secularizado:>

y. en un grado importante, pertenecen a lamiliilS espirlllJales ben del,ndas SOIl

católicos, pentecostales, parlicipan de cultos afrobrasileños o son espiritistas y,

aunque as conocen. recnazan las sarlClOnes que la orlodo)(ia denominaciola\ lam"

contra Coelho, y esto no se debe <'11 simr1e ejercicio de una autonOrnlEl COncebld,l

negativamente Como ausencIa de constricc',Ofyes, sino a que movilizan una serie de

condiciones propias de sus trayectorias, entre ellas las ya citadas respecto de la

valoriz<Jci6n de los litiro,,- y preferencias liter;'lIias, ell el Curso dé e~pefi\Ol\\.:ias que

integran la lectura de Coelho. Todas estas expe'lencias se parecen porque c:Jmbinan

I¡¡ de \a mrratlva con I¡¡ de lareligión y la reflexió1 subjetiva. Los ti?Cs qi.le describimos ¡:>n el rJllnto siguielte se diferenciEln entre sí por el mOl.!;) de e~Cl combinación,

11. Paulo Coelho según bibliotecas y lecturas

Apreciémoslo en el modo de aCCEso a los libros, en las clasificaciones y en las

, Veas~ B~rger. P~ter, "A d~,:;ecul"'¡¿a~aQ de' mundo lima VIS.'io global" en Rel¡glJc '" Sc.CledJrJe, vol 21, N" 1, Río <lejall~"~' 20')!

116 PA8LO .<.ifMÁ.'~

etperiencias ell el seno de las cuales la lectura produce sentido para algunos actares.

Cada uno de ellos encarna un modo de lectura típico que es recurrerte en el c-JnJunto

~e las entrc.vislas c;ue fUE:rOI lealilad~s en diferentes contextos n~eionales.

Accesos y colecciones

Edilscn, un lector brasileno, accedió a El alquimist3 -uno de los tí tu os más

vendidos de la obra de CoeB~o- en el seno de una pequeria red de Intercanlllio en la

que circulan alee tos, consejos, recomendaciones, inLerp'etaciones y, en función de

aso, oble'.os· a veces libros, discos, a veces poesias, y, sobre todo, conversaciones.

Le habia llegado de leJOS, a través de algo que creyó leer en un diana ~probable­

mellte se lo habian comentado, pues Edil30n no suele leer los diarios-, "que no era

un escritor muy buena", sin embarge, prefirió la recomendación :Jersonali.ada del

amlgo frEnte a aquella mediante la cual recibe una buena parte de los libros que ha

leído y/o posee. Jorge, el amigo, hatía insistido en qUE el libro seria "bUeno para

su vida", y I¡:> hizo saber algo de la azarosa vida del autor. Graciela, una lectora argentina, visitó a un librero en el cual conlía para comprar

un regalo, pero haCiendo una excepción a su propia regla aceptó una recomendación

entusias~a para ob~p.r¡rli<lr un libro que no nabla leido La obra en cues\ión era el

Manual para 8{ guerr8ro de;a luz de Paulo Coe'ho, Los libreros, la industria editorial

y la críti:a erudlt~ conside'an que el libro pertenece al poco valioso género de la

"autooyuda"; sin embargo, GraclPla, qrlE' ¡:>s bbliotecaria, consuTlidora del género

y conocedora de e:.e rótul:J, prefiep- catalogarlo como \Ibro de lilosolia. en una

acción cue intenta prestigiar el valo' supuestamente bajo del género, pero que va

rnuctll) nas allá de una simple maniobra de dislinci6n En\l¡:> uno y otro ca<;o media

el pe<;o dlferenci21 de los especiali:.tas en la autorizacL'm de la lectura: 81 el caso

de Grac,ela, será un proiesional del libro quien recomiende el mIsmo libro que en

el caso de Eurlsorr sl;;rá ~utorlzado y puesto en clrculacón por alguien de su rpd dp.

afectos y complicidades. Las diferencias entre ambos casos continúan en el nivel ce la biblioteca en

que ambos ejemplares de lOS 11uros dI::! Coelna ingresarán. Sólo en su mesa de luz,

Graciela acumula casi tantos libros como Edilson en toda su biblioteca: entre los

diez libros que ella posee alIado de su cama, se encuelltran el UI/ses de loyce, un

libro de Deepak Chopra, el t.loglO de la locura y otro soure las ~ir(¡rnides mayas. [n

la biblioteca de Edilson cconvlven, luego de Uí procesc de selec:lón critica que los

rescató de un flu,.o Informal, libros ce colecciones incoll pletas que I ueron lanlados

Gl~JO CON11NUO 117

VI

Page 59: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

1'1,1, ,

1,1 por Un diario, obras ce la ¡gles-a católica y manuafes sobrevivientes del coleg o. ,

La diferencia en las cantidades de libros es concomitante con la [lIJe evd(','1,1

cian las din¡jmiciOs de cOmpo~"ción y las bibliote:as resultantes, Estos lectcre', v 1

1,1

1I sus recíprocas diferencias nos exigen ampliar y relativizar las ideas de bibllClp, ,J

y de Clasificación, pa~a eVItar las falsas comprensiones qUA flOrlrian derIVar$~ ,1,

Id prlOsencia de algunos libros comunes a muchas bibliotecas o declaraciones (1,

I~ am:¡r a la lectura previsibles ~Orque socialmente presGriptas. Si rTUtr"lOS cJ~ Ir,.,

ledores de Este articLlo pudieran opinar que escribir "la biolioteca De (dilson""1','\'1

aeJar correr un eufemismo que jesdram2tiza la carencia de estímulos literario~" 1,1I¡I, distanCia cor un patrimonio básico de cultura, debe decirse que esta coJección "',

el resultado de una aclivldad que funcional iza y, por aso, CO,l~erYi:l aquello qulO flll'I'~' reciJido de una forma compara;iyamenfe "pasiya" respecto de GracjeJa. Guar,jil',

l'i1i registrar, acC.Onar Jos recursos ée esos libros, en condicionEs en que la lectura (", ", una actividad extraña, porque distrae del grupo, "saca fuerza" o no ¡,el/e utilio,lci,

1',1[1 no es tarea si71ple. Senejante aCumulación de libros es el electo de un disposi~IYO1'1 1

,

qUe, al aUnar la valorización de los libros y las letras -ya sea por ,la positividad qu,'"1',1111 adquieren en experienCias estéticas 11 por el brillo que gill1an en "xp"riencias soclale:,

11 ,'1

de ascenso que los tie,len por ¡:eldaño- y la pene~ración duradera de la escue'.1 ,111

1 -y sus CDosecJ€ncias d~ alfabetización práeticarnerte disponible para proezas cueI1

' ' ,1 ,1 van mucho mas allá de la firma D la lectura de 105 titulares lJe un diario- desbfo

/!'llr quea parcial y selectlyamente el circuito de sanción~inhibición de la lectura. Yen

1

1,111 la tensión entr~ las circunstancias que ora yalorlzan ora estigmatizan las letras, IdI1 slJPU€sta Pasi~'idad de Edilsnn encuefltra ¡carllmetros que nos muestran cuánto 1" , ,1 debico hacer para componer un conjunto de IlbrDs que, como veremos despUÉS,

'" '1)

" forma parte de sus recursos vitales con una intensidad que lIamaria la atención de'1',1'

I,I! quien tiene una "verrlarl~ra bibliotecJ", En la ~I<l:;ifjl:dcjÓll de ldl/son, El afqwmist¿ , I "

pertenece a la categorra de los libros "que hacen pensar en la yida". Se trata de '11'

una categoría cue lal vel parelLa pobre o vaga, y cUla lógica resulta parcialmen:e "

'11' ilumirada pOr la <1 I Je me explicó alguna Vf;l Diugo, otro lector brasileño. Novelas, 111,

"

cuentos, frases, notas, SDn lo que él llama "texlo", l' un "1ex1:1" puede estar des­"JI

tinado a los fines de la "refleXión', el "pensamiento" o el "e:timulo": '''reflexión'':'111 , y 'pensamienlo' son semeJJntes, peru 'Ieflexión' es una cosa que vos us~s para Ufl

" esc'arecimiento :Jersonal, y 'pensamiento' es más para concientizar sobre algún hechD I relevante (discriminaCión preconceptos de 'Iar,;os tipos, etc ... ) y 'estímulo' lo dice

l'"j" 1 Imio, ES como un libro entelU d~ dutoayuda en una hc¡a de Pa¡:el." Si, a diferencia

de Edilson, Diogo utilila y conoce la idea de libro de autoayuda es Porque posee un 1"1

contac:o más estrecho con el mundo de clasificadores profesiorales de IIDros. Pero

~'l 118 PABLO SE:VAN

1.10 n:J debe oscurecer el hecho de que su Idea de "texto" refleja el tipo d2 acciones

que tanto él como Edl/son ejecutan con In~ librn~, y que estruc:ura sus bibliotecas:

1I pasamanos constante de mensajes de consumo personal en el conte~to de una

Solidaridad afectiva de generación en la que, paralelamente a la iglesia, la novia y 1.lalllilia progenitora 5c plantcan y resuelven las iflqu;el\ldes y 'ns pesarES, Es más:

Oiogo (os llama textos porque no necesariamente son sólo escritos, sino, también,

ImágEnes, canciones, es decir, elementos de una serie de materiales simbólicos que

pertenecen d :;~ries que para nosotros son hetorogéneas.

La colecció,lde Graciela es más "clásica": compra libros que le gustan porque ~a

conversado con personas que "saben" de libros, porcue el autor, del que ya conoce

varias obras, ha ed'ltado urlo rluev..) y rllere¡;e su confianza, porque esta interesarl;¡

en eV31uar el total de la producción de ese autor o en ver cómo cuenta una historia

Que Ella ya conocia a través de (tro narrador. Como "la verdadera biblioteca", la

biblioteca de Graclela in~luye y distingue la rlowla, la poesia, la lilosolla, la ciencia

socia, la psicología. Pero integra en algunas de esas::ategorias, y como libros nota'

bies, obras qUE otros pondrian en el casillero de lo despreciable. lo inclasificable, los

libros recibidos por azar 0, aun, aquellos qLe resull"n vergonzantes en 1"1 bibhoteca

de un "intelectual de raza": biografias y testimonios de experiencias espirituales

extra:Jrdinaria:, libros de autoayuda. de yoga. y ma nuales sobre rel'lglOnEs or'lentales

Que no las analizan ni las hlstorizan Sino que, antes que n<lua, d:> prescriben. rod'ió

decirse que SL biblioteca es apenas un remedo b'len 'Intencionado de la "verdadera

biblioteca" si se computa que claSifica SL colección con los mismos géneros que

bibliotecarios, editores y académiCOS, pere ejecuta "mal" la distr'luuCI[;n en los es­

tantes al tornar comparables a Tr gueirinhG (autor que en la cultura académica sólo

puec'e ocupar el papel de objeto de estudio) y a Freud, porqLe "son de los autores

que Oleior han tratado el tema ce los sueños". Si analizamos con mas deldlle Id~

clasificaCiones en su positividad, podremos mejorar nuestra impresión. En la b'lblio­

teca de GraciEla, Trigueirinho, DEepak Chopra y Paulo Coelhovan con Freud, Platón

y Erasmo de Rotterdam La resemanlización de las categorias estableci:1as, como Id

resinbollzación de lo que llamamos, casi con des¡:recio, auloayuda, construye un

rubro que, para Graciela, contiene a los seis autores, Es el que abarca, como ella

dice, "lodas Esas pregLntas que intentaban metern:Js en la cabeza en as clases de

rilos:Jlia y qUE nosolros por falta de experencia. no podíamos entender"' o, directa­

mente la "filosofia'", y, :;omo SI se tralara de yocablos permutables, la psicologia, la

búsqueda es~iritual, el aulocono,:imiento. Es posible afirmar que su biblIOteca, P2Se

a utlizar térm'lnos de la clasificación domilante e integrar numerosas un idades n uy

¡::>arecida~ a las de esa clasificac 6n, apera can una :i¡ntaxis y un centre de gravedad

8A..:a cet'OTiNL:O 119

Page 60: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

¡ di'erentes, 21 modifica- la relacién entre las unldade~ y l/a1oriz<lr de una ill,\\I' , \

I impre"'15ib'ement~ I-)(J~itiva los libros QLe "la biblioteca canónica" cons;derari \ l' I

nores. Asi, no se trata simplemente de' mal II~O rle unas reglJs únicos, Sine '11''''

!I ordenaniento alte'l1ativa que recurre a ~érmj10s qlJe también están presente" "Il 1,

IÓ¡¡:IC:il de Ins edilcres. bs ilcad¡§mlcoS y 105 criticos. I::.s posble afirmar, entolll ,"

que la interpretación sEgún la cual Greciela remeda la buena rlasitiraclón 8'. I ",

errada como aquella que !lace que Iln hspanohablante identifique en el porlll¡,'I,,' Ullil modalidad arr:aira dl"1 españo..

Giulllil, qlle vi,e en PIsa, ofrece un pel;!1 notoriamente tont'astante COn ¡"

'111

dC5 anteriorro~. La (amilla no sólo le irJur,dióel respetogenériCQ por los libro~ y 1"1, educación, 5i10 que la proveyó de una ~m[llia bibliotecJ. en In que, según e IJ,

,11 alirean

1 '1' 1,

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l' ¡I

de Proust a TclstOI, de Shakespeare a Wllliall Blakl". ¡je> Agatha Crlsthl('

Karen 611)(en, de Isabel Allende a Pennac, pasando por Joyce, Hesse, Kafkil

y, naluralmen te>, la~ obras de los grandes escrltule~ y poetas Italianos (Leopar{ 11,

Piran::lello, Pascoli, Cante Alígh eri, Bocaccio, ManZoni).

la formaci6n eVolilr y la familial se refuerzan rt:eílJrocamente en la constituCl'JII

de LIl hábito d~ lectura Irtensa, amplia y Organizada por categ:Jriasje clasificac¡(;jl

que depefldell de los géll8roS, a r,aci<lIlalidad 1 el carácter mas o menos clásico rj"

los libros. En esa bi:'liote:a. tcmbién entran tedas los litros de COell,ü en usos;J('

lectura que describimos I'neas abajo, junto a I'JS QU~ realizan Graciela y Edil">Oll.

Experiencias de lectura

El sigrilicado de ubiCuidad de Coelho en biblIOtecas lan ditere1tes no pI.I"(jP

ser conjetur~uo sin IJna relerencia a las experiencias de '/ida y de lectura que en

esos libros se inserta1. Desde e Punlo devista de Edll..on, de Gracielol y dIO Giulllil,

la lectura de Ccelho !!s. il.lltes eue liada, el disjrIJte de la narrativa, Jera. además,

Y en 'nrm~ inmcdist", une e~¡J~rilOrlcia de constituir y resolver formas eSJeciticils

de aflicción. Veremos de Qué manera se desarrolla cadi'! Ula. y la forma en que en ::ada una ce ellas la HeratJra y la religión resultan comprometidas.

1. Graciela nació en la Argenlina en una Pequeña ciudad vinculada al (Jesélrrello

de la pilrnJ.ld húrreda. Los habitartes de la ciudad han podido ascender: la generación

120 PABLO SEMÁN

lOs progenitores de Graclela era de tlaba]acores :>aiamente califi:ados y nu~stra

ilormante, que pu,jo es:udiilr ell la universidad, I/Qlvió J su pueble califlcadél par él

rninlstrar la biblioteca pública. que es consultada por una lutrida población es­

IO\Jr. La \ra'jec\oria ascender,le se condensa en la anécdota infantil que de~Cflbe

qué m¡lnera la hoy bibliotecaria recitió su primer libro de rega'o cuando su tío

ratuperó de una de las bolsas de basura qU2. como empleado municipal, recogia

la calle. Libros y religi6n iban [lar OJmlnos relalivarrenle separados en la ~ida ce Graciela,

lue leía para divertirse o para trabajar, y era una ca\6,lca comprometda con la~

IClividades de su parroquia y ':011. una ilit.ellsa vlvencill de los sacramentos. A los 32

'"OS, cLando dejó de vivir con su marido porque le con.,,(deraba "inevit2ble", debió

lomenzar a computar entre las perdld¡¡s \Jna que (e dolió particularmente: la del

.Irecho.;. comulg¿r. Mlls al\á de \" pronibicién dogmatic<l, ¡>~tahélla particularidad

di \a situación, el ~acerdote de la parroqlJia fue inile)(ible y eSQ le cerraba las puertas

In toda la cildad, en la Que a la fuerz.a de las instrucciones sacerdotales se sumaban

,lit Inquinas potenciales de lo<; Ilue, si hubiera perm Isividoad del clero, harían valer la

protesta y la sanción del laico. Concurría a la igleSia, SE Quedaba atras a la hora de rlcibir la hostia y se frustraba. t.se es el contelllü en el ql)e CraClela comef\lG a leer

SObre "otras 'ellgiones" para sabel y para tener algÚn al vio espintual, Esa ac:ividad

no ha cambiado su inscripción delomlnaClQna\, 'j3 que aún hoy, cuand/) se declara

If\tUsia~lllaLi:l !-,ür las religiones orlenla es, mantielle su ,d",ntifi(é\f:ión como católl­

ti, pero, como ve:emos, cambió su \ec\ura y su forma de experíEnciar lo religiOSO.

El encuentro con lzs religiolles orientales a través de lOS libroo; lielle para el.2I

105 ras¡;os de una ?eq~le1\a epifilnía Que recuerda el encuentro infantil con su primer

lIbro rescatMo de la basura. Mientras cumplia su funci:Jn como bibliotecaria, hab:a

organizado un<l tiesta ¡;ara colectar lilJro~ pald regalar y, luego del reparto de tod~s

las donaciones, halíó uno que habia quedado sil asignar. una obra sobre yoga y

concepciones hindúes acerca del sufflrnienlo, que la ayudó 3 redel(nir sus sen'i­

mient¡y,; írerllr:: al conocimiento de un ~náli5is que habia di;\gno~tlcado la existencia

de un amenazante tumor. l.as le:turas acllvBíon un proceso semejar te al que se

reoaliza en algunas prédicas de meditación: lB vl~ualización de si miSlllCl ilclUdllUO,

le identlfLcaci6n de \a5 Te-pP',iriofle<;, (os \licios, los puntos ciegos de ese accionar,

hac'lendo una especie ce aulomollltoreo que permite la reflexión crítica y la Vlvenc ,a,

as! como la acep,ación de l:ls propios Ifmites. GIdl;ilOla leyó a Coelho como uno de

\0<> al llores w;-as obras formaban parte de ese camino de lecturas reparadOI<lS, que

a su \/ez se habían origlnaro en un recorrido de dive'sillcación y ennqueC\miento

esDiriluaL Coelho ~e Im;dliZiI en un punto de cruce de las ca:egorias pn Qlie-. Graciela

BAJO CONTiNUO 121

Page 61: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

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clasika sus lecturas: pOr un lado, pertenece a la categoría de filosofía ya rnenclonadd

y. por otro, a la de narrativa. como lo muestra una comparación critica en la que

afirma que lo que le disgusta de Coelho es que no declare, como sí lo habría hecho

Borges, las fuentes de Jas ~listorias de las que es, a peSar de la enmienda, un gl,lll

recrea dar. Con la condición de que se entienda qL'e éstas son sus coordenadas, e;,

posible abordar el hecho de que Graciela lea a otros autores del género que solemos

llamar de autoayuda, y efectúe conlrastes criticas que revelan los criterios de Sil

preferencia: el camino de Santiago le resulta mejor descrito por el ,libro de Shlrl8Y

McLaine que por el Diario de un mago, y encuentra que Trigueirinho habla con más

autoridad e~periencial que Coelho, quien, a su juicio, "e~agera, [el inventa". Pero

si lodo esto relativiza o deprime el valor que adquiere Coelho en relación con otros

autores, Graciela subraya el hecho de que la lectura del Manual para el guerrero ,7('

la luz le resul ta erlrlq uecedora para elaborar sus sentimientos; es "como una brlljula"

que le perrlilte esclarecer su animo, aceptar su voluntad y confiar en la verSión de la

providencia que constituye el lenguaJe de las señales del mundo que Paulo Coelho

le ha hecho descubrir y descifrar.

Mas que desaparecer, la religiosidad de Graciela se ha modificado. SiguE' afir­

mando su inscripción denominacional, su pertenencia al catoliCismo y su afln'ldad

con prácticas y figuras de oración católica aprendidas a lo largo de su Vida. Pero su

definición de lo sagrado se ha recompuesto JUr1to a la orientación de las prácticas.

De un lado, ias preguntas acerca de las criSIS vitales (la interrogación de io íntimo

y lo personal) la han llevado a desarrollar una espiritualidad que, apoyada en el

yo, sale en busca de unas regla~ del buen vivir que constituyen !Jna "filosofía". La

experiencl.a de lo sagrado es el resultado de una flexión que produce otra concien­

cia y no de un contacto con un plano trascendental y preconstltuido. De ahí surge

una fe que Imbuida de estas nuevas e~pectativas y patrones podrra decirse se Ila

"bibliotequizado": el repliegue casi forzado a la intimidad se ha resuelto en una

inmerSión en los libros, en la subsigUiente reconstrucción de las categorias espiri.

tuales y en la posterior sustitución de la comunión por el viaje a los más diversos

lugilres sagrados y la introspecciórJ, para luego prOdigarse en una intens.a actividad

de consejo espiritual que la ubica en el centro de una red de amistades en las qUE'

hace circular, pedagógicamente, los resultados de su propia búsqueda o los mate­riales que le han permitido realizarla,

2. Edilson habita la favela Rocinha en Ríode Janeiro, y durante los años 1990

ha vivido una situaCión prototrpica: la empresa de servicios públicos en la que

trabajaba, que había sido privatizada, .Ie ofrecía la opción del retiro voiuntario y él

deb.ia elegir, entonces, entre la muy relativa seguridad de mantenerse en su puesto

122 PABLO 3EMAN

y exponerse a los riesgos dE' un mercado de trabaja que desde aquella época en

adelante no ha dejado de empeorar. La decisión de Edllson integró, entre otros componentes, una lectura de Paulo

Coelho que le permití.a compatibilizar dos veclores relativamente contradic\orios de

su universO de creencias. De una parte, él se identifica con un sueño de progreso

personal que se encarnaba en la idea de "no ser favelado", de trascender no sólo la

pobreza, sino lo que a veces le parecía su causa, es decir, las actitudes de espera

pasiva por las soluciones. Por otra parte, Edllson participa de ~Jna concepción es­

pecífica de lo religioso aue resulta anterior a la adhesión a cualquier denom'lnac'lón

religiosa (y él mismo junto a su familia Cultivaba creencias espiritislas, afrobrasileñas

y católicas)' en vez de suponer una cisura enlre lo sagrado y lo profano, entre el

aquí y ahor.a y el más allá, y como muchos de los sujetos que perlenecen al mundo

popular, postula la inmanencia de lo sagrado, su característica de dimensión mayor

y constitutiva de la totalidad en la que vive de manera tal que los hechos siempre,

en algún grado, están delerminados por lo sagrado.9

Su lectura de El alquilnista, influyenle en la elaboraCión de sus deCisiones, daba

cuenta de los dos vectores mencionados. Para él, como para muchos lectore~, una

única frase lien" tantas potencias como el libro entero; un trecho que, de alguna

forma, remite a su situación y, al mismo tiempo, la modifica, porque permite esta­

blecerla y fiJarta coma una posibilidad entre el caos de represenlaciones y emocio­

nes. Un pasaje de El alquimista cumple ese rol: su protagonista se conformó con la

comodidad de ocupar una pOSición mediocre, luego de haber atravesado inmensas

dificultades en busca de sueños que volvían a reclamarlo. ¿pájaro en mano o cien

VOlando? Edilson encontraba en este dilema una fami,'iaridad con su dilema personal.

Pero mientras el protagonista del libro se deba/ia entre la mediocridad y el riesgo,

Edilson sabia que su retiro voluntario era forzado, porque no sería raro que la em­

presa lo echase poco tiempo después, o que el régimen laboral fuera modificado de

forma altamente inconvenlenle para él. No se trala de una slmp!e "'ldent'lflcación"

(en sentido psicoanalítico), Sino de un proceso de simbolizaCión más abarcador que

viabiliza aquello que descnbe Petit: "El texto viene a liberar algo que el lector llevaba

T ., Véase, en "Cosmológica, hollél" '1 rdaC1Qn~l: una corflenle d~ la 1~I'i:los'da<j popular conlemporar,ea"' en este nllSm'J "Dlumen, el ~rt'urlltma L¡ue desarrollarnG5 en relJ( ,¡Jr, tOo el ~~r¡jcler COómol¡Jgico dEo I~

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111. Mediación religiosa y social en Paulo Coelho

Pero si Paulo Coelho es tan <'xitoso. lo es también porque su figura slgnifH

para sus lectores un plano de srntesls de elementos de sus propias 1rayectLlfl.i'.

personales. La recepción de sus libros le atribuye al autor un particular poder di

transmisión de emociones y de mensajes morales: sus libros son testimonios r]<'

experiencias personales y reales (sea esa realidad simple transcripción de "hechos",

literalización, alegoría o, aun, acto imaginativo cuya realidad es el mismo ael,'

que vale por su carácter origir¡al y desafiante). Unidad de la obra y el autor qUI'

remite a la eficacia de todo aquello que conforma la mediación editorial (no sól"

los esfuerzos con cientes y sislemáticos de sus actuales editores, o de ao uellos qLI,'

administraron su obra con posterioridad a la consagración en términos de venLJ,

sino, también, a todos los elementos que se pusieron en juego en la presentación

de Paulo Coelho ante su público desde el inicio de la difusión de su obra). Url<..J

conclusión del esludlo de la difusión inicial de Coelho en la Argentina (muy posterior

a la brasileña) permite sugem una hipótesis que, convenientemente dialectizada.

puede encuadrar un aspecto del funcionamiento de la mediación editorial en el caso

de este autor, ésta ratifica las tendencias de la vanguardia dE' la recepción al dar

visibilidad a las performances personales del autor (que torna evidentes los rasgo:,

que orientan la predileCCión, por simple despliegue de sus h~bitos), y , exhibiendo­

construyendo un perfil que espeja selectivamente las tendencias de la recepciólI,

ayuda a difundirlo m¿s f<lcilmente y le da condición estructurada yestructurante

a operaciones de la recepción que subyacen i31 perfil mítico de Coelho. Para

decirlo en pocas palabras, en varios casos nacionales, pude comprobar que la

presentación de Coelho precede al lanzamiento de sus libros Siguiendo un patrón

que aS€gura un tipo específiCO de reconocimiento de su figura. L.o que sabemos

de la historia personal del escritor y lo Que conocemos acerca de la construcción

de su perfil millco deja ver que tanto el auler real como la figura mítica (¡'ele

orienta a los leclores surgen componiendo tensiones que. en un nivel, reenvían a

las relaciones entre el catolicismo y la "nueva era" y, en un segundo nivel, a la:'.

tensiones propias de la evolución histónca de las clases medIas. Esa composición

dispone, en el plano en que se inscriben los efectos de funcionamiento del circuito

que liga autores y lectores (y todas sus mediaciones), un produclo irreductible a

sus antecedentes. una transformación en el interior de los dos niveles sefialados,

Podemos dar buenas indicaciones del senlido y la consistencia de esta alirmación

al analizar la enlrevista biográfica realiZi3da por Juan Arias en el contexto de una

tentativa de sistematizar y pasar en limpio los múltiples aspectos de la vida del

128 PABLO SEMÁN

escritor, y al contrastarlos con informaciones provenientes de nuestro trabajo de

investigación en archivo y di: la propia obra de Paulo Coelho. l'

Paulo Coelho, el catolicismo y la "nueva era"14

Paulo CoelhO suele afirmar que sus raíces católicas (nació en un hogar católico

y se educó en un colegiO jesuiti3) fundan su actual opción religiosa: una pertenencia

militante al calolicismo que no deja de ser problemátici3, puesto que sus planteas

reli€iosos y morales, expuestos en libros y performances en Que se constituye su

públiCO, poseen una serie de manlji,estas divergencii3s con las formas actuales del

dogma, respecto de las cuales Coelho explicita una reserva y la intención de una

militancia transformadora .

El relato retrospectivo de su conversión revela, si no helerodoxia, una forma muy

particular de reaproximarse i31 catolicismo de origen, yi3 que con ella, y junto a la

exposición de una forma dramática de compasión y arrepentimiento, viene una lógica

de señales que hacen de la magia, en un sentido especial y restricto, el pavimento

de acceso y constitución de la le readquirida luego de 1i3 frustración con el modo

frío y distante del catolicismo vivido en la infancia y de uni3 JuventL.!d en que esa

frustración se habría transformado en una rebeldía casi apostátici3. En 1979, luego

del período signado por experiencias de magia negra y comprom iso conlri3cultural, Y

de las experiencias que determinaron el fin de esos emprendimientos -un opnmente

"encuentro con el mal'" en un depi3rlamenlo en Copacabana que parecla vengar el

compromiso religioso "incorrecto", y el secuestro y torturas que padece en 1974, que desradicalizará sus expectativi3s políticas-, lIegi3rá la experiencia que el propio

Coelho llama de "conversión". En un viaje por Europa, visita un campo de concen~

Iración en Alemania y revive imaginariamente el dolor que es capaz de producir el

hombre i3 lo largo de la historia, siente que "debe hi3cer i3lgo en ta vida para detener

.. 11, El libro de Juan Anas, CI)flf¡'.i'.ioes de um peregrrno lObleliva, Rlo de Janelro, 19991 ~r"pljJ y delalla un palr6n de presenlacion de Coelho que, por me<Jlo de rerOrlJJes, reseñas y comenl~rIO~. ~s r~~I'I~do en los principales dlar;o~ de los paises dDnde la obra del aulor es InllClducida, o un nueVD vDlumen es I~mado

1<, Aunqu~ e.\p. Jrgumenlo llene matices diferen,I~I~s Eope<:llicos, es l1p.cesario decir qUE, AnlhD~y D'Arldre~,

en "CrlsliailisnlD N~w Age, Ocaso de Paulo CoelhD" (I¡¡,t>a¡o preselllada en el CenllD Loyola de Fe y Cult"r~,

el 19 de nlaYOl d~ 1997], elec(úa un primer e~lu~r¿o de análl.sis sobre la~ "ue~liones de la proximidad y slnlesls enrre el c¡,tQliel~mo y I~ "nueva era", ejemplificada por P¡"ulo CrJ€I~o

BAJO CONTINUO 129

Page 65: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

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a~uel herrar de una hucllaniuad qUe no corrige sus bcuras", oye Ula voz y ve:, ""

persona que desaparece pero ",alveria a encontrar y abordar dos mese, de:'I"

el un ber. ESil pPrson2 le ofrece apo'ro e5pJritudl pald lo que interpreta come)"" necesidad de re,olver algunos probleMas pendientes, introduciéndolo en unéi (JI: ¡,

católica je anligu3 dala a \01 que aC'\I(llmpn\e sigue pertcneclcnjo lRA\-j; r"I,­

A'nor, Misericordia) y en la qL.e aprende "el lenguaje simbóliCo" del cnstlarll'.I,

Asr, Paulo Coelho retornaba al ~atoIICI~mo po: la via de una orden qllf' practlcl di"

Que en Ul sentido espec({ico, l para "-1 mismo Coelho, es magia,)a Que cono,ld,'

que ésta es el poder de reCOnocer un lengLaje anterior al propic catoliclsm", le~guilJ~::J~ l<:1s ~eñales'

Ser rTago si¡¡nifica desarrollar un Joder cognitivD Que flQ siempre es aC€pl"

[lcr el <;Abel orical, Un m¡¡go es una plOf50rl<:1 comun, pero que tiene la cenClell' 1.1

de que, rpucho lTás allá de la superficie de las cosas, existen otras realidades, plr, movimientos, otras corrientes.l'

De esta manera, au, cuando la orden sea recorocida par la Iglesia, 8S OI1VI'

que ('sta opción, al perllitirle contener selectivamente los criterios mág co~, 1"

erige como uno de los pilares eue estructuran la apropiació1 y cor.stitución dr ',1' catolicismo.

Si la p,ivindicac\on y resignificación de VIEjaS tradiciones católicas (de la r,,1"11

peración de la experiencia del camino de Sar.tiago a la revalorización de la orer"I'

rle los templario~) participan de Ids arcanofillas tlpica5 de la espiritualidad rew A/.'<'

debe decl'se que Pau[o Coelho efectú", mOIJ(mi,,-fltos QlJe, 121'1 Ufl s:entido illl/eh\'

cablicizan los corceptosde la cl.ltura de la "nUCI/J crD". La mayor ¡Jdrte de sus Ilbrl'

invocan en epigrafes textes bíbliCJs que sirven c~mo clave de lEctura y de narraciom"

que, por otra parle, incrustan con relie"e preferellcial a la<; figuras ;atólicJs C(I d

cor.texlo de un pensamiento prcpio de la "nueva era". Sí su idea de que "todo (",

sag'ado" insiste e, un tema Cl.3SICO de Esta corriente, debe computarse como part"

de su ¡.iro-catolicidad la centralicad de pasajes, personales y :omelllarios bíblico'"

y en espec al los reotestament<lríos, así como a presencia de la vocación marland

el'1 el clJltivo 'f lil Mlic\Jl~u6Tl UI;; sU propuesta de cultivar el lado femeninD de 1.1

divinrdad. Y, Sobre todo, es necesarIO reparar en la sob'eimpreslón del moncte¡"smfl

al cJntexto de 101 "nueva era", que está menos preüCU¡.iaud por esa cuestión y e:, una cultura religiosa qlJe acepta lodo tip:> de di~illidades. UIl deísmo que, además,

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130 PABLO SEMÁN

no se reducE' a la d8finlCIÓl de la jll/lnldad E'1l TérminOS de ene¡gia Impersollal como

," tlpico ell los newagers: en el centro de io sagrado. impera Un DIOS al que. en

una concesión al espín tu ecumérolco de a "nueva era", se llega 01 través de las más

diversas experienclas. l "

La tentatil/a dE definir la posición denomin3r.ional o confesional de Coelho no

puede conceder ni a la autodeflniclón de catolicismo del autor ni al análisis de

los contenidos de su doctrina, oue pOCTIa e'lldenclar IJlla dlstarlcla Que no debe

ler nterpretada como ruptura sino como efecto de una s[nle5Is. Esta tentativa de

Interpretación debe asum r el dato que supone~ la heterogeneidad de los formatos

Institucionales del catolicismo y 13 "l'1ue~a era": ésta in,tituye ~reencias y pr¿dlcas

Que abarcan (y exceden) el campo religioso, a partir de dinámicas y agertes diferentes

de las Igle~ d~, Auermb, erl ~u ¡;arácllOr de L:ullurd rJiferellL:icllJ" rJel¡;d~ollL:l~rrlJ y de

la cultura cue éste produ,o, penetra el ámbito católico constituyendo la oportuni­

dad para la articulacrón da nuevas catollcldades. Paulo Coelho es, jUstamerte, un

operador y Jn resultado d2 ese encuentro,

las clases medias y sus síntesis socio-espirituales: de Chico Xavier a Paulo Coelho

La tenSión que se localiza en el plan:> de las id€olo~las rel.giosas armoniza COIl

la vibración de otra cuerda: aquella en cue se t'enz:an las tensiones de la biografía

de Coelho y su moldo, la crispada evolución de las clases med,;).s a partir de los años

1960. t: 11 12 Diog¡a~ía de CoelhO, más all¿ de las idealizaciones retrosP2clil/as están

presentes los elerrentos oue caracterizan una conflue~cia que hizo de los jÓl/enes

el vector del desarrollo de una nueva plataforma cultu'al elaborada en el ccnlex\o

del conf!ictJ que Enfrentó a la generaciól'1, o a parte de ella, con las precedentes.

El espiritu de cuestlonamlento actll/o de los mcdelos culturales que comenzaron a

considerarse perirridos, Que se organ'lzó como reclamo por la autonomía ind'vldui31

en las dimensiones del vínculo familiar, el seXO y la or entaclón religiosa, y que se

"lO. El DiariQ de u,7 mag~ orrp.ce Lila modiJ"""o~ nllJy cl~r~ ce esle mJlll, El rLego que 01 guí~ en5eña al pfOlagnisl~ 1.01 ~I úpio C0e111O) dice' '"len piedad ¡k 1)<; qu~ reducen el Cosmo;; aun~ ~~pll:a~lon. ooer" len piedad de los autO pos~en la fe cie~a 'f en los l~b()f3tan~, tromlorrrlan mereUrI) en oro. f e~l~n 'Ddeac1o~

de lill'os 5üb¡e IDS secrHos d~1 Taol y el P?der de I;;S p"~n,,c~> Pürqu8 ell()~ no CQrll,Cen 'Iu lef G\,lg (\;c~

es de 105 nlli05 el Re,nQ Je los Cielos"

BA.:O CONTINUO 131

Page 66: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

plasmó en experiencias en las que se apeló a sustarlcias "para alterar la conClenCI.1

'r1ormal''', en apuestas colectivas de cambio del orden sociopolitico, en la re;,vlndl

caclón de las sexualidades reprimidas, poseyó a Coelho como a tantos otros, Coelh\l

usó drogas, le dio letras a movimientos de renovación musicai, lino momentos ri,'

duda sobre su orientación sexual, se comprometió con religiosidades aiternatlvas y

flirteó con politicidades revolucionarlas. Y éstas, a partir de experiencias posteriorr.s,

fL.leron simbolizadas como límite, exceso, equivoco o padecimiento, en una espeCI,'

de GrIsis de madurez que se resolvió con la recomposición del proyecto de vida.'7 A

partir de ahí dio continuidad a \a pasión estética, reemplazó el afárl de revoluciórl

social por el del cambio a partir de cada uno, reelaboró y profurldizó la dimenSli¡rl

rel':giosa carlcelando e', aspecto negro de la magia (el que se proponía Interferu en

la vida de los otros sin anuencia), con la conversión al catolicismo y con el desa­

rrollo de una cOrlcepción que postula la consistenCia sagrada de lo reaL Cada unü

de estos pasos compone un conjunto de mOVimientos a traves de los cuales Coelho l'I hiZO su propia versión de la continuidad reelaborada del proyecto de la autonomi~

que tuviera expresiones po'liticas en los años 1960 y 1910.18

A partir de esta evolución, es plausible colegir que, en el caso de Coelho, 1" tensión new age- catolicismo que relevamos en primera Instancia tiene una premisa

motora en la dinámica y en la tensión entre dos polos: por un lado, la rebeliór, cul­1" tural de los jóvenes de las clases medias en la década de 1960 y su recuperación

critica en los años 1980; por aIro, un catoliCismo que fue tomado comO expresiór¡

dominante de la "tradlción" que los jóvenes de las clases medias habian transfor­

mado en blanco de sus alaques.

Uno de los más rigurosos estudios que se hayan produci do sobre el desarrollo del

espiritismo en Brasil demuestra que su más valorado lider -Chico Xavier, oue llegó

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Il' '1'

[\ "" Es lodo un simbolo de e~tB periplo €I qU€ "aulo Coelho h3g~ Cue~tlón de aUJrar que f'etru5, 5U guia en el camino de %i1liagü. sea religioso, !leo y militante del millco ParllClQ CQmUOIsta Ital,an(l. D'Jdo qU€ €sle Pi'Sal€ haya srdo uno de las mas Impar lanle,; para su~ leclor€s y Que wa ~ste paragrafo ~I que IO~¡e trdn',­""ti' "na vocación de L:M·,;rllaCIÓn enlre ideales Ju.-e~II~S yrealidades madur~s. Pero no m~ p~r€ce qu~ ',.,_1

,1 de$LJmlnado pensar que eso dlc~ mucho de I~ lorma en que Inscrlb,ó sus reo"e~t~cl"nes vltale~, QlW é~

lo que Importa en este puniD,,1 lO. Esta lesl~ e$ {ormul~da por MaflaJui',a Caroni en "Nova Eré! AalJ(Onomla como relig¡~o" en Can:Jw, M

1 J (arg.). A Nova Era no Mercosul, Voze~, Pelrópul's. 1999, a propó~ITl1 del complejo ds temas ~ acllvldades Impl'cadost:nla '"nuel'" ~f~'

132 PABLO SEMÁN

a tener un reconocimiento social exterior a su propia religión- fue popular gracias

a su capacidad de mediar y componer dos papeles clave en su época: el papel de

silnto y el de "Caxias" (el cumplidor, el observador de las obligaciones) que tanto

atraían e influían en las ciases medias en formación. 19 De acuerdo con la lógica de

esa hipótesis. Paulo Coelho puede ser concebido como el intento de componer una

tenSión entre dos polos que corresponden a una nueva plataforma del desarrollo

de esas mismas clases medias. En uno cie esos polos. ya no I',ay "Ca xi as", sino una

profunda diVisión entre "locos" y "caretas" en la que los primeros, aunque qUlzas

nunca hayan Sido mayoria, tuvieron la iniciativa eslratégica y la capac',dad de dis­

tribuir íos nombres; gozaron, en definitiva, de una especie de hegemonia. En el

otro polo -el del Santo-, lo que tenemos es una conciencia que registra los efectos

de la pluralización del campo religioso y, sobre todo, una situación específica: la

transformación "muda" del catolicismo, que ejerce una función rectora en ese campo

pero se ensancha y se agrieta con la incorporación subordinada de otras espiritua­

'Iidades o en el diálogo tenso con los efectos del desarrollo del espiritismo y de loS

subjetivismos religiosos amparados por diversas psicologías. Estas diversas mani­

festaCiones religiosas también han producido efectos en el polo en que se enfrentan

locos y caretas: trazan en el campo religioso, junto a esoterismos y orientalislTlos,

los antecedentes culturales de lo que podra constituirse, luego. como "nueva era".

Si esto es así. puede decirse que Coelho media entre una nueva fase histórica de las

clases med',as y los efeclos de 'la tramitación de esa fase en el campo religioso: ha

mediado entre el rebelde y la religión que ya está sacudida por la rebeldia. En esa

tensión no se limita a componer y sintetizar corrientes preexjstentes: por la época

en que le ha tocado actuar, por el papel que desempeñó efectivamente en ella,

tiende también a constituir esos momentos que, de forma transitoria e incompleta,

son antitéticos: Coelho, como militante religiOSO allernali,vo, es el rebelde pre..io a

la conciliación, Pero también es el que, como literato, ha conectado los presupues­

tos alternativos con el catolicismo. Y al acerC(lfnOS a los momentos actuales de la

vida de Coelho, que son los de su desarrollo como Hterato y los de la resolución de

una trayectoria previa, nos encontramos con un ejercicio que, en otra situac;,ón, es

análogo al de Chico Xavier: allí donde éste componía al santo y al "Caxias", Coetl',o

'1' 10. Véase Le",gay. Bernardo, Os ~spl/da~ e as letras, um eslu¡}o antropológiCO sobrfe a ,';!tura escrita e oralidade no e~piri¡¡~mo kardeCl$/3, tesis de jo<::t(lr~do, Unlversld~d d¿ San Pablo, ZÚOO

BAJO CONTINUO 133

Page 67: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

concilia la rebeldía y una conciencia re"lgiosJ heterogeneizada pero todavía reerol, por el catolicismo,

El hecho de que en mucho5. de los paí5.es en los que Paulo Coelho es tan vendlll"

y leido como en Brasil no haya existido un ChicoXavler no implica la imposibillUoIiI

de trasponer la analogía, En primer lugar, porque la bifurcación tensional de 1;,',

clases medias, el surgimiento de supuestos culturales que se expresaron en la 1('

consti!ución del campo religioso y el' la re lectura del catolicismo no son fenómen;

exclusivamente brasileños. En segundo lugar, y esto es más importante aún, porqlr.'

esos impulsos culturales de l<ls clases medias han sido parte de lJn movimienll:

de fusión de horizontes y perspecti"as transnacionales del que Coe,lho no es s61"

un articulador sino. también, un resultado, Y como ese movimiento obra más all.,

de Brasil, un resultado como Coelho es posible mas allá de su patria. De hecll<'

Paulo Coelho es impensable sin las "ras y los horizonte5. simbólicos transnacionak'

generados a partir del rock, de la cultura pop, de la maSificación de la psicologi'l,

del cambio de pautas de relación entre géneros, de las etapas iniciales de la "nue",'

era", El hecho de que en el caso brasileno haya habido entre las c.lases medias un" religiosidad "extra" y "poscatólica", densa e instauradora de una diferencia "fuerte"

en el campo religiosO, no debe OScurecer que en el caso argentino, por ejemp,'o,

exislleron expresiones de diferenciación como el propio espiritismo, la profUSión d('

la literatura esotérica Que había creado su propio y enorme campo dI" lectores, y

una amplia y variada 5.1"(11" de cultos en 105. que se santificaron perfiles, prácticas y

valores de la clases medias bajas. Este conlunto, por menor que haya sido, tamblfl'

carcomid la hegemonía católica, 'les pOsible afirmar entonces que IJ diferenCia brJ

silena es .Dor ende de grado, y que la tensldn y la posibilidad dI" una sin tesis corrll! la que opera Coelho lambiér. estaba dada en el caso argentino.

Paulo Coelho: literato y sacerdote su; generis

Como consecuencia de las mediaciones que ha concrl"tado en la realidad y en

su propio perfil mítico, Paulo Coelho también I"S protagonista y re5.ultado de una

operación qul" redefine, polémica mente, los atributos del hombre de letras consa

grado y, en 1"1 mismo mo"imiento, las carJcterlsticas del líder religioso y moral y la'­relaciones entre ambas figuras.

Por mas discutida que pueda ser la Academia 8ras.ir'l"lra de Letras (ABl) para lo',

críticos "anguardistas, y pese a todo lo que sea posible argüir con razón acerca d('

la pluralización de las instancias de consagración literaria, la incorporación recientr'

134 PABlQ 5EMÁN

de Paulo Coelho a esta academia es un momento de legitimación de un literato.

'( como lal, tiene la especificidad de ser punto de encuentro entre las estrategias

(concientes o inconcientes) de Coelho y la51endencias históricas de la institución,

una mue5tra cabal del hecho de que trayectorias y perfile5. d,;(erl"ntes a los tradi­

cionalmenle admitidos comienzan a ser parte de los círculos de legitimaCión de las

61ites de las tetras, El contraste entre Paulo Coelho y los perfiles tradiciona.lmente

dominantes en la ABL no podría ser mas ilustralivo'Q: Paulo Coelho prO\liene de la

cultura pop bajo su forma de prensJ alternatiya o de industria discográfica, es decir,

de ramas jó"ene5. y exitosas de la penultima camada de la modernidad brasileña,

mientras sus colegas h<ln hl"cho fortuna, en la mayoría de los casos, en la5. profe·

siones liberales tradicionales, 1"11 el periodismo, en la cátedra universitaria (muchas

veces combinando estas actividades en grados "ariables). En el interior de este

desdoblamiento, aparece un "ector que agudiza más aún el contraste: Coelho ha

Sido casi Siempre un hombre inserto en el' mundo pri"ado-alternati"o o mercantil,

mientras la mayor parte de los miembros de la ABL ha desempenado cargos públi·

C05., ejercido la diplomacia, batallado politicamentl" por ta conducción de algun n¡"el

estatal y, en muchos casos, logrado accedl"r a importantes posiciones leg,;stativas,

ejecuti"<1s y judiciales.

Sólo tres de los miembros de la Academia de Letras fueron religiosos, es deCir,

sacerdotes cató,licos. Últimamente, Palito Coelho hesita I"n definirse como mago,

dando la impreSión de que para ganar el reconocimiento del mérito literario por sus

pares estaba dispuesto a relegar un aspecto que generaba los más importantes

CUl"stionamientos de una parte de sus colegas. Sin embargo, si se atiende a sus

presentaciones internacionales, o a su PIDPIQ discurso de asunción en la ABL -en

el que la profusión de citas literarias de los c!;!¡SICOS y de sus predecesores en el

puesto fuI" acompañada por las del Tao Te King, San Pablo y Martin Luther King, es

decir, dI" ia reiVindicación de las figuras ético-religiosas que, la literatura de Coelho

cultiva en forma permanente-, se verá que, aunque no lo reconozca p.lenamente,

Paulo Coelho podria inaugurar en la academia el linaJe dI" los líderes religiosos alter­

nati"os implicado en su carácter de mago y su síntesis no"edosa de las experienCias

literarias y religiosas.

T 10. la elaboraCión del cnnln,[e en[re I'aula Coelh0 l' el per[il h,stonco med.o de [0$ 'lh~mbra5 de la Academia Brasile¡ra de L,~\'as 11~"d tn ~or15ldHación d¡,[o~ "'~I'd'J' hasta 1999, '~~(Jn I~ ~Iaboraclón Q"l!,r;al de Cosla e Silva. Valeria. Os seg",do~ da irrmorialldade "m~ elnDgrafla da Academia 8rasilElra de Lelr~", t~5,n~ de mae~\rí~, L',pJiMu5e1J NaC'OMIIPrGA" 1996

BAJO CONTINUO 135

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Ahora bien, es preciso considerar el reverso de esta situación. En el plano 1'1,

gioso también tenemos efectos que deben computarse. Paulo Coelho no ha Ir,I,

tUlCO una iglesia, un culto o una secta, y se autoconcibe y proclama corro caloll'"

No obstante, es posible hallar entre sus lectores aquellos que, de acuerdo COIII,

lectura, aconsejan, promueven actitudes, aSOCian, y, por otra parle, aquello.:. '1"'­

pese a que ei autor no lo ha sancionado, han encon:rado en su obra un corpu'. ,¡,_

creencias o p ezas de uno que componen con otros I bros, textJs y frases, luer,<' ,j._

haber fracasajo. por las más diversas raZOnes. en instituciones religiosas ce form, 11,,' más clásicos, con sacerdote, ritual y ofrenda.

Perm[tasenos inscr,bir lo que ellos nos dejan conclUir: Paulo Coelho y 011'"

casos similares constituyen, en el campo religioso, mediaciones de nuevo tipu 1.11

inu~itada~ como <;:1 hecho de que, en la Academia Brasilera de Letras, es, tambll'r" un autor de nuevo tipo.

IV. Conclusión

Un texto raro de Bourdieu define con claridad las propiedades de la coyuIl1111"

histórica en que produce sus efectos la dialéctica que liga sociedad, autor y lectorl",

en el C<l~lJ de Paulü Coelno. En él afirma: "el desmoronamiento de la lrontera ,JI'I

campo religioso" se une con "una redefinición de la división del alma y e cuerro y

de la división correlativa del lrabajo de Curil de almas"!1

En ese conteltto, encontrar!lü::i el flrl del rronopollo del sacerdote, porque lenemO',

el fin de la es'era de I¡¡ religión como campo de los bienes de salvación definido',

a parlir de la separación alma-mente-cuerpo y porque también está cuestionada 1,1

r¡:>2 lil de la divi~ión de 135 especialidades y sus inculTlb~rl(;ias. L~ literatura de PaUlo

Coelho, de la producción a la recepción, aparece corro la oportunidad para que Id

disociación letas-religión sea Cuestionada 'J reelaborada.

En primer lUgar, flMil 1<'1 mirada disciplinar que he consagrsdo dos tradiCI(.Irle',

epistemológicamente ciegas ante el cruzamiento de los hec has religiosos y 'iterarios

De una parte, una amplia lradición de estud:os sobre recepción que, por esperar Id

'"" ll()u'tJi~\¡. Pi,,¡¡~, "la Oi~(>luciJn cl~ID rell¡;IQsú", En C()5a~ JI¡;/Ias, Gndl<..a, Buenc~ Aires, 1985, p 104,

136 F'Al]LO SEMÁN

liberación por vla de los libros, tiende a excluir la "esclavllante" literatura religlose

de 5U campo de objetos. De la otra, unas ciencias sociales de la religión que cuando

.dO;:Jlan un nEcesario giro antropológico relativizan el valor d~ los libros rel giosos pOI

.er simples expresiones del dogma que lada religión realmentE existente reelabora

In usos históricos (que son los que deben Inleres<3r ~1 Investigador). Sin embargo,

111 separación entre estJdlos Ilter<3rlos "llumlnocénlricos" y estudiOS religiosos que

procuran su verdad en rituales y vlvenc'las, lejos del catecismo olicia\ escrilo, Sé

revela estéril cuando públicos amplísimos han privilegiado la literatura religiosa y

cual'ldo las rEligiones realmel'lte eXistentes comlenzan a hacerse con hbros y er

forma autónoma.

Dieno esto, se comprueba que llay algo más impertante: SI la diSOCIación de las

disciplinas se ITIUestld problerllátlca es debuo a qUlOas prácticó1s no s¡o n,gul<Jn por

Isa separacll<m. N\Je~\¡u5 casos, al exponer \.lna seri:o de articulaciOlles slf1gulares

y contingentes entre régimen de creenCias, fOrmas je relació:i con la literatura y 'I!lpresentacione~ de la per~Orla y ~l.lfr¡mier.to subyacellte~, p~rm'ten aCirmar una

conclusión: es imposible retornar al tiempo mítico en eue las prácticas parecían parte

de Ln contim.um, mas es igualmente impOSible el rég1rnen de se.;[mentaCIÓn perfecta

que presuponen las miradas discipl inares. La realidad que las discipl inas desconocen

te localiza en el juego en que lo qLe nunca termina de definirse como exclLsivamente

literario y lo que nunca term ina de definirse exclusivallente cono religioso dialogan

y se modifical recÍprocamente. De ahi surge una forlla de 5alvación que está más

IIcá en vez de más allá, una oración que se hllce sin saberse tal (Como lectura,

como distanCiamiento de sí mismo y como retorno crítico sobre sí) De ahí surgen

escritores qu~ moralizan, al apelar a los irrperativos d~ una totalidad cosmológicll

que ellos mismos ayudan a reconstruir. De ahí, por último, surgen pOSibilidades d~

construcciones éticas 2 las que el supuesto de la irrelevancia del género les resta

una importancia histÓrica que, sin embargo, y como 2flrma Giddens, es comparable

ala que tuvieron en otras épocas los manuales de conducta medieval uti izados po'

Noroert Elias. o las obras de etiqueta estudiadas por Erving Goffman."

.. .., La Observaco8n es aplicJda por G'cldU" ~ los IILIOS Jc ¿:¡uto~yu,'J V~ase G,dd~ns. AnlhQIly. A trans/DI­ma¡:!o d~ ¡otltnl<!adc, 3cxual:d~dc, ~m," e erotismo ,-¡~s socled~d's modernas. U,,,.s', Son r'nblo, [00.;' pp. ;4-S

BAJO CONTiNUO 137

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desarrolladas Junto a la lectura de Paulo Coe,'no en Buenos Aires yen Río de Janelrr'

Por medio del conjunto de los an;;.lisis queremos demostrar que la expansión eh,I" discursos que exaltan y aseguran ,la prosperidad malarial desde el punto de V¡:,I ,

espiritual o religioso puede explicarse por su capacidad de permitir el ensamhl'

entre tendencias rndividua1izantes. consumistas y terrenales y una visión del mUflcl"

que describiremos como "cosmológica" (tendencias contradictorias pero compl(o

mentarlas de la sensibilidad de los sectores populares de las poblaciones urballd'

latinoamericanas).

En principio parece no haber ninguna conexión entre los contenidos y, 50b,,·

todo, ,los ámbitos de circulación y recepción de los discursos de la teología de I,

prosperidad y la literatura de autoayuda: una parece enraizarse en el mundo pell

tecostal yen las clases populares; la otra, en un mundo menos confeSlona,1 y mil',

ligado a la~ clases med'las Pero esta apariencia, resultado de una apro~lmacló"

parCial y distante, es un obsláculo cuya superación sert! productiva. En este capítlJlr,

demostraremos el isomorfismo de la recepción de ambos discursos, ademt!s de dlIIJ"

esa imagen de descone~ión, contribuirá a discernir un horizonte de concluSiOrle'

en extenso. En la primera parle mostramos el tipo de slntesis que se ejerce en 1.1

recepción de la teología de la prosperidad, así como también que esle discurso s("

expande mucho más allá de una determinada confesión, En la segunda parte darl:

mos fuerza emprrica a la conexión exislerlle en la recepción popular de diScurso'.

aparentemente heterogéneos (como les de las Iglesias evangélicas y los de clert,1

literatura de masas) desde otro ángulo Haremos ver que la recepción de las pro

puestas de autoayuda Juega con los mismos elementos y las mismas operacion0:,

de síntesis que promueve 1'.1 teología de la prosperidad. Además, al mostrarse qUl'

en (as mismas clases populares en las que crece el pentecostallsmo se lee a PaL'I\j

Coelho -aunque, obviamente, el con/unto de sus lectores exceda esa localización

social- quedará claro, junto al isomorfismo de la recepCión, el hecho de que aIJ·

toayuda y prosperidad tienen espacios sociales [je intersección."

... L P~ulü C(l~,I~O es uno de lo~ ilulorel mas I€idos en variOS pc,',es elel mundo. Sus n~lr~ClOnes conllu''''I, Var,G~ dp(o~ lóplcos Que (alacle,iian a I~ 'ellglos,dad de (~ ·Nue'·~ Era" Sobre e~l~ ,'€I~ciCm y sobre lo '1,., enléndCrrlm por ·'Nueva Er,," .€ase en esle lT'iclTlQ '(llumen "Enlr€ P~nlecoslés y BJtJ~1 El caso de P~"-I,,

Coel~ü 'j su" l~cIOf€S"

,. f lay 01 ra ob¡ecil'n qut· puede hacerse al plantt:o d~ ~"le capüulo yquuuroQ~ respo~della, ¿Por que tr<lb"I'" con un caso brosile~o y uno argenl,n~' lL~.; contextos ~on 'gu~les' U lór,~esl~ es que ~ jlrülJO~110 LIr:I el~lTIento que e,l~ capitulo prelende suo'a:J~r, de la dmler,,,on dl':lsl,a que est~ M Illego en los do<, CdSo' (I~ p,eserlci~ de una conCiencia cDsrrlOló~lca que acoge y defl"~ €I 5enhdo dé "'~~U'SQS de auloayuQ;' "

140 PABLO SEMÁN

Si esta demostración resulta satisfactoria podrtl admitirse, corno una de las

conclusiOnes de este trabajo, que el conlunto de los ferJómenos aludidos en este

capítulo conforman algo mtls que una moda pasajera, o el efecto simple y directo de

una brutai presión mediática Son una articulaciÓn simbólica espedfica que tiene

potencial de duración y densidad propias, En este contexto subrayaremos el papel

habitualmente despreciado de lo que llamaremoS "concienCia cosmológica" en la

recepción y semantización latinoamericana ante innovaciones culturales como la

teología de la prosperidad o la ¡,'ieratura de autoayuda,

Antes de segu'lr ese plan es necesaria alguna información básica acerca de lo

Que llamarnos teología de la prosperidad,3 Esta innovación teológica fue desarrollada

en centros evangél,;cos del Hemisferio Norte y rtlpidamente asimilada por una parle

de los líderes pentecostales latinoamericanos, y se conVIrtió en uno de los locos

más atractivos para la observaCión del deven'lr y ,las perspectivas culturales de los

grupos pentecostales y evangélicos en general.4 Para definir mlJY sintéticamente

esta teología digamos que se trata de un conjunto de proposiciones dogmt!licas.

rituales y eclesiológicas en las que se afirma una relaCión entre la comuniÓn con

Dios y el bienest<lr material, Junto con la afirmación del carácter económiCO de la

bendición se encuentran las !(Jeas de confesión positiva,5 de liberac ión económ ica~ y

PtOSp~"d~dl. los conl€xlos ~on r"ldli.3nlenle hamogen~o~. No disponemos dé ~spaclo para ef€cluM la delTl05tra~lón corr€~pOl\d,enl~, pero €sla SG mlcuenlra d'Spúnl!)le en "Cosm01(;g,c~, ~olISIJ y relJc'ú~al

ur.a c()[[iente de la rel'F.,os.'d~d popul~r conlempor~npa", en "ste mismo vol~m~n, "ancle, Iras el am'I.';I~

de IlnJ vilsla I,teratula, p,,'p(jn~mos la p05Ibrl'da~ d~ drscemlr IralD~ ~"~Iunes en la lellglüSldad l,{)puIJ' lalinoamerlc"na ronlcmporanea J. Para una t:.pü5Ic'Ón dp. 135 delc:"n,ni!clones m~5 ganerales de e,le d;5CUl~0 véase André C,lrlen, L€ Pen­tl!co'lsm~;J., Br€~II: Emo/¡ons du pi',""r€ el RGmarlt,~me Theoiogique, Khartala, 1995: R,L.1ruo Mariano, /rJeor>enlec,,~IJ/i5mo, os penlero~lals estJo mudando, T~5" da maeslría en SocjQlog'~, Universidad de San Pllblo, 1995. Y"Os Neopenlp(;~SlalS ea Teologia d~ PrQ,peM"de", Novos E5/lJdos W 44, Sa~ Pablo, 1')96 .Para una €xpoSIClón ,>obre su introducción en la Ar¡;fr>¡ina ,ease Norb~rlo S<Jracco, ·'.'Ir~enline Ps~lec¡,sl"I'~m

it'l H;sl.ole and Theolo¡;)''', l€sis de dor.loradO, lInivelslly 01 BlrlTll~l:ham, 1989, '·Sin d~scuidar las especifiCidades ylasdi'larn;ca, ~8nom,nacio~"le .. c'eemos que en vez de habl.lf de penle­coslalismo~'slo<J3m~nt~ ~s ntl"eS3nO lertr"~~ J un campo eVangHfo ~rl el que las d,vel5a,> denommaclOnes negoóarl semPlanzas Yd·,felNICLaó. D€ al" que en esl e Ir~t>a¡J ,,"1 u5J d-o la palabra 'ev~"g~.Iico5' rei lera a sujelo~ que ~<ln penlecostale, [,~ ~M~rio WynarClyk y P~PIo Sem<in, "Cam"o fVan¡;eltCO e pefllecoslal15mo en kl Argenlina", en A. F,ige'¡o (comp.), El penlero'I~"','mo en la Ar¡;€nlma, Cfntro Editof de .'Im~"c~ LJ­linao Buenos A"e" J99,1. henlos dado fuenla (le 1,1, ';iluaciones empirrt,,~ 'lu~ nas pelmlten e,I',' u~"J En lada C~50 e~le Jrlicu.I", a Ira,és del an~h~" de I~ CirculaCión d€ I~ t~olog,'a de la pro~pe,id~J, eI~r¡' rJlQneS adl',onale~ para idirnMr esle cnl€rlO J, En una fornl<llac,ón relallvamenle carKlnlCd lil ,dea de conf~Sl6.'1 pü511"a Implica qUé CDn,'esar eó "af"mar lo qu~ el eem'lS, leshilcar (le ,;I~l' que sabemos" y supone: "¡,J ec'nocer lo que dIce la f¿labra de DIOS ra,~

mi vid.1, bl Creerlo Inlp"mrn~nle, y el Declarado ~ubllca01€nle".

EJAJO CONTiNUO 141

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del carácter sacramental de los diezmos. De una parte se garamiza que la tencill 11I11

divln~ incluye el ::'Iienestar material además de salvación de'l all1a, salud y SOSI"I',"

mientras de otra se sostiene que se practica la vida de comunión y acercarnlf'lll:

a Dios donando y esperandco que lo oblado sea retribuido con creces. Si el [1111111"

elemento entra en confrontación con las tradiciones que en el cristianismo dirl¡:III"

a los más pobres han afirmado el caracter beato de la pobreza. el segundo ha C,ld, I

objete de crilitas normativas por parte de 10<, más ¡jivi>rsos agente!'> humorista'., ,1"

lelevlSlón, profeSionales de 13 psicologia, la medicina y la sociología han int~nlil,I:,

ellcolltrar ell esa 'teología la simple y e~cllJ"i'Ja corsun1aciól'l de lm3 es'tafa o \111 \

exaccón impuesta a personils imposibilitadas de defenderse, ':1'1 las conclusioll<"

Elpreciaremos críticamerlte e~l;';5 flosturas. Veremos primero cómo ella se exp:lIlil.'

dellsificando y reorganizandc el mUlldo e'Jangélico para luego examinar un caso d,'

sus apropiaCiones elltre creyentes de un suburbio de SUellos Aires Seguidamenl,'

compobaremDs qJe es posible eslablecer una forma de producción Simbólica allalol', en relación COIl la literatura de autoayuda.

Desarrollos de la teología de la prosperidad en la Argentina: de rasgo neopentecostal a operador de la cultura evangélica

la difusión de la teología de la prosperidad en la Argelllila se 'Inicia con 1"

prédica del pastor Cabrera de la Iglesia Visión de Fe, que, de alguna forma, Oflelll

como artífice Intelectual de la misma a partir del flral de los aFios 1970. Su tared

110 se limitó a la plédica silla a la elaboración de las Justificaciones de una rovedilll

que muchos, ell ese campo, resistran. Su 'Jersión de este diSCurso no diliere ell

demasia de la consagrada por los celltros evangélicos que le dieroll Origen. lln"

'Jersión ya argelltilizada de la teología de la prosperidad es la propagada por rl

pastor Glménez, que hizo de este planteo una de las características centr:lles ,Ji'

su millisterio: Giméllez cultivé, ell nombre de su religión, un estilo partlcularmelll('

conflictivo para el mUlldo ()'Jargéllco argentino. prosperi¡J,1l1 er'a I~ cercanra estétlc;1

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142 PABLO SEMAN

y moral al mundo de las estrellas de cine (le valió el título de "paslor de las estrellas

y los actores"). Sin =mbar€;o, no son estos dos pastores protestantes los [micos ex­

ponellte~ que, en lérmi nos generales, parecen acercarse al tipo neopentecostal,' E.n

forma sólo aparentemente paracojlca son pastores pertenecientes a denominaciones

tradicionales (como la Unión de Asambleas de DIOS y Asamb'leas de Dios) los Que

le han convertido en los principales referentes de la prosperidad. Han convertido

• sus igleSias en tenp\os que, ¿entro del popio urü'Jersa pentecostal y evangél ico,

constituyen un lugar de peregrinación específica para las corrientes que fluyen en

tU interior; estos pastores son considerados portadores de bendlc. ones específicas,

reciben la continua vlsila de predicadores internacionilles de pro5peridad, pr-Jmue­

ven Ull estilo de Vida identificado con er alto consumo, al que eS:lman consistente

con sus nOCiones de prosperidad, y opera""1, en función de esas deflniclolles, una

conciente selectividad en Sus políticas de 'eclulamierto y expallsión,

Uno de los pastores que más ha ímpuls2do la idea de guerra esplritual Sy qLe más

ha inflUido en procesos de expansióll del pentecostalismo (y de pentecostalizacion

de las iglesias evangélicas) es uno de los más tenaces oponente:; a este discurso.

Carlos A~nacondia, evangelista reconocido y unánimente admirado por la mayo' parte

de los Dastore~ rle 1(1 Ar8entill<'l ha 'Sido IIn") rle Ifl~ runtfl~ dI" <"poyo más fUertes rle

ledos aquellos Que resistell la penetración del diSCursa de prosperidad."

Todo esto que referimos puede dar sustento a una de las afirmaCiones que nos

interesa plantear: el desarrollo de la teología de la prcsperidad ya no puede enten~

derse como directamente dependiente de la expansion neopelltecostal, como efecto

... 1, Son pa,lore ó (lJyas Igl~,I~s se acerc"r r'laS QU~ nlflg,ma oh" de \~ Arg~nl'n", 3la '~()m\)l\\acI6\\ G" ra>I:(\~

que Mafl~nQ< e" "'OS Neope"lecost~i5e aTEOlo~IJ" ',prepOlle par~ Id~ntfficar El tipO neOpente<;Qslal (~dQpcló"

de la guerra espiriluar y ce fa 'eolog/J ae la prospend~d, y fle~ibililación de U'>OS y costumbres). [1 hecho rle QIJe ~e3l11()<; r"as "~<Jre"lecCl~t3l<', de la A,genlma, yQue SÓI() ~~ ~proXlmen relal vam"nle a"So> rEsgos fip<Jróg'co~. "O h~~e mas ~O~ nloSlr ~r I~, restri( CIO"~, ::¡u~ debe dSUr "r eSil L1~~iltcaClon y la n€r;O:\ld~d de pensa' lo> renómenos penlecostales en térmlJlos de la dinamica del campo evangéli:o ,. La i¡Jo:¿ de ~ueff¿ espi'llu31 ha pr()l()ngado y~a~j iden\ilr,ado la nQ(I(n de b~ul',moen el Espíntu Santo (la e~perl~ncl~ e'l~hca fUJldJrfl~ntal del po:rlsco,l~ll~mü, i'Qu~lI~ en Id q'"", a \'JVi'~ d~ un ¡-'ech~ eX\Tilu'd,,,¡;\\(', el SUlelo se encuentra pu~onalmentJ Gcn la d,vlnidad) cun la ~Xpul~,ón de d~rnonlo; yrilo, exo" ISlICos de diverso tipo. D~ allf ss hen derivado lecfllcas de e~aflfellzaclón de masas QU~ Incluyen el reconoc,mlento oe lOS demonio, e~peci¡\,.<}s (\lO \:,¡tda cullu'a ~ (Bda (i\,d;,rl ¡Jara rro"Tlove' p.v~n~ella(ianes ma,i,as m~s

eficaces, Asl l(l~ parlidar (lS de l¡; guerra eSI',,,lual eV~n&elizan cont'a la u,nl,anda en Brasil y ccnlra lo, "~uallchos' en la Argentloa. 0, No nuS ref~rrnl()s a lo~ ddractGres e~lrae'lafT¡:élicQ~ de esa drJcJrrra NUeslra alen<:,Jn se c~ntra en la, reacC,unes d~ lid~res que r~pre5enl"n un e~p~clrQ qu, ," desde la, .&le~'a' prolesIM.le, ¡-'¡'Ib"oo' "a;l" argunas congregaciones penlecoslales, ~asando por agrupamientos de origen baullsla que resfslen la pres.6n p<Jr I~ adopc'ón de p.st€ ('Il~"o Q"~ sacude o;us propla~ ,gleslas

BAJO CONTINUO 143

Page 72: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

del crecimiento de una variedad pentec05tat o evangélica, sino como el desptiegll'

de una formación de sentido que atravie5a el conjunto de las denominacion\"

pentecostales, y evangélicas en general. Este despliegue va determinando II

reelaboración de una serie de concepciones que tienen que ver r:nn la vida m,1

terial y su inserción en el sistema de creencias que rige en el campo en el qll"

los grupos evangélicos y pentecostales construyen su identidad. Si este caml'"

ya no puede pensarse en términos de neopenteco5tales y pentecostales cláslc'l'

es, entre otras cosas, porque la doctrina de la guerra espiritual o la teologi" Ij,

la prosperidad constituyen líneas de creación de homogeneidades y diferencl,I',

que no son congruentes con los tipos penlecostales diferenciados a lo largo 11,

la evolución histórica. Si alguna vez fueron rasgos exclusivamente característlcv,

de esos tipos, hoy se han autonomizado de ellos y adquirido una circulaci6n v

eficacia propias de las que es preciso dar cuenta. Lo que sucede con la teologl.1

de la prosperidad muestra que el mundo evangélico puede ser analizado meJ{JI

como una totalidad atravesada, formada y tensada, por múltiples líneas de con

flicto. Ellas determinan oposiciones, divisiones y confrontaciones específicas qUI'

no se asocian sistemáticamente de forma tal que encontremos que los partidariO',

de la teologla de la prosperidad son siempre defensores de la guerra espiritual y

siempre partidarios de flexibilizar las normas congregacionales. Fronteras porosa',

y móviles constituyen el escenario por medio del cual se propagan, reelaboran y

asocian lineas de sentido e interpretación que van mas alla de la guerra espirituJI

y la teología de la prosperidad y que pueden Incluir pautas estéticas o musicale:"

o formas de dar cuenta de la actualidad de la presencia del Espíritu Santo. InclU",¡ ,

debe decirse que, bala esta misma dinámica, la teología de la prosperidad traspas"

las fronleras evangélicas y presenta signos de expansión en el mundo católiCO d

través de autores como Anthony de Mela.

En este contexto la teología de la pro5peridad es una -pero sólo una- de la',

mas importantes formaciones de discurso que atraviesa el campo evangéliCO y

organiza tanto una problemática común como nuevos consensos. Mucho más qUI'

un discurso de sentido previamente definido, la teología de la prosperidad es UII

discurso qLle al hacerse presente conmueve al campo evangélico y lo hace producll

sentido y contradicciones en torno de cuestiones como el diezmo, el disfrute di'

los bienes terrenales, el goce sensual, las aspiraciones milenaristas, la afirmació"

pl"rsonal. Ella se presenta como parte de un devenir en el que es sometida ,;

elaboraciones y rechazos que dejan ver la eficacia de matrices de interpretacióll

y constitución dI" la experienci,a religiosa, mismas que estabilizan sus contenido',

y le dan un sentido específico a su propagación. Veremos ahora algunos de lo',

¡;

144 PABLO SEMAN

l!Ivatares de ese proceso en el contexto de la experiencia religiosa de los habitantes

de un barrio del Gran Buenos Aires.

La prosperidad según los pentecostales de Villa

Independencia10

Palabra de prosperidad

La prédica de prosperidad no parece pesar en el discurso habitualmente proferido

en los cultos de las iglesias de Villa Independencia. Sin embargo, forma parte del

conjunto de conocim ientos, debates, preocupaciones y recursos simbólicos con que

cuenta una buena parte de los fieles de las Citadas iglesias. Fuera de lo dicho en los

cultos, todo contribuye al conocimiento y aproximación a la teología de la prosperidad.

La5 radios evangélicas locales, los diálogos informales que envuelven a los fieles

entre sí y con 5U5 pastores, la literatura circulante y las campanas que los graodes

evangelista5 realizan convocando a la membresía de las pequeñas Iglesias locales

.. '0, Villa IndependEnnJ ~s un b~r"~ de 'n<lu,IIIJ','laciQn L~rdr~ lútJI¡¿aoc' ~n Id bJn,¡ ,~r eiel "r'JI1 Bueno5 Aires donde conviwn hJIc¡L~nle' "1LJicJoc's enlre 19~(J 1 ¡96(J y migran!", r"ci"nle5 de la> provinCIas mas pobre-; del país lunl" Eon un ¡n,pollanle Dor,~nldll.' de e,lrdoleros prúvenlenles (Ip rJrdGUJy y Bolivia La mayor parle de los l1ab,lanles ,c>n 1'~b~l"eJe"~S ~w lorm,,~ p.¡rlC de d,,~(,.¡;, L~leGorIJ, eie Ir~\)~IO (formal e inform"L en oeDendenci~ v Dl'l cuenla pr(lpia1 l' 5e er,cuenl.ran "nlre Id5 cJmJda, d~ re,,1J mas baia d€ le sociedad, la Inhcl~,I,u[lula de ~elv'rlo' de'! l!J,riD prc>~ee ~ s'"' hJbll<lnle~ ;~rvIUOS b~';I(05 ,ie ,alud y educaciófl E~ de d~,lac~' qlJP I~ ~1!dbelilaci6n~;;é3S1 Ljr"vN ..~1 p~ra lb, g~rltrJc¡üne, n~ckl", dparUr de la déc~da ele 1930 El <:.l~s~lIílIID d~ IJ5 In~lllur;IQfle~ 1~loglo,;~~ en el b~r"c 5e Cdfaclem;·, lJolr tJ ffJr.menlaClón de las allernatlvas ~n "1 cJnw" r~li~IDSO. ['~ ur, IMu, plural,z~cLbfl (k la5 all~rn~II\'J~ (~li¡;ioSJS enc~rnada en el crecimlenlo de IJ~ igle"as p~nlero,I~I"5 (y '.ecundalL¡,m~nIL UE lO" le~.llg(}'~" Jthav,' 'i 1e1i l1I<lrmones) desde .nieoos d~ la d~[ a¡j~ ¡jel !:lD· ¡lL'1 0110. I~ Ir~;:rn~r,I~L loro d~1 campo ': dlúlic ú entre d,,'pr~(" r"ll' m~nes de pnlctica alimenla¡jQ" ror o,~hIlID~ hp0S de In"hllJuo"aliz~c Ión. el r:~loIIC l"mD r:le Ir" ~odllILJrll~5 de Ie's IJu¿blos rurales replCldlJclclo ~n 105 h0~~I~> LlI~Jarol,'. ID~ ef~clos r~clún~llz~n'~~ d~ I~~ k}liricd> d~ e,·~n5~llzaclón pQ5cancillar~" la apar iOClfl ".. e' par",a" o~1 1Il0vmll~r,ICI r~, i',",~hcD. r In~I"'N,le. !Jet,e con-Id", ~r se la e~"­mncia de un den~o C~mDQ de Ijl~dic~O, de cura que 110"'t~ ~n una ~itLJ~uór, oe lrrJr,t~,,) u·,lrt el calc'llc"1Il0 y la relogiosldad popul~r ~lJlúnúlll~ Corno r:rJrrel~lo '1" tS~ 51Iu¡,c¡61l, la Ir~yecIG"a '1': lú, SUJetD5 er. el ,'drrlpO religlDso se caracle";;~ por la íluC!u¡,clór, Ir,lra e Ir,l~rdenDmlr,~"o"al y [>or I~ '~~I~L,Jr~Clón aLJII)r>orllJ de la e~perlenco~ .pll~lú~~ En e"a ,-'rj",'r"~Uilfl Inciden nc> sólo olras e~perl~nC'dS r€ligios~5 ,ir", lamll,er. 1,'5 eXf)erienclas cullur~le,; de~arroll!ldd" en las redes íamlllar~S, las Inslit\lclon~s de salud y poucación, En ~I

ca~tmpunlo "nlrt lrayeclo"~s personales y esle rf~gm~fllado c~mpa de losl,luclones rp.l,g,os~s y secul~rp.s

emergen, como produclQ eJe la elaboraciór, l"d;"idu,;1 y cDlecUva, I~s concepoofles ~UQ nueslro, ejemplos f'lnogr~t,cos onlenlan iluslrar.

BAJO CONTINUa 145

I

Page 73: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

11

II

son las vías de com unicación para sujetos cuya experiencia religiosa nunca se Genlr, l

exclusivamente en lo que sucede en el culto de la iglesia en que se congregan.

Prosperidad es para estos fieles un término pleno de productividad, de capacl111

I~

dad de llamar y asociar a otros sentidos. Prosperidad es l],la palabra en el senllllll

en que los prop,;os fieles evangélicos dicen "palabra". mensaje de apoyo, palabr"

1 que tranquibza y promueve una visión distinta de las cosas. No se trata de tll!.1

palabra cotidiana, que se limita a transmitir lo ordinario, sino que hace presenle 11)

extraordinario y permite releer la realidad. Palabra reconocida como especifica, In'

f,'eles evangélicos en general saben que prosperidad no refiere a cualquier fenld,

~I que se habla de ella en especial, que Dios, la Biblia y los predicadores llaman 1.1

atención sobre ella, y por ella promueven nuevos milagros y un horizonte nuevo p<lr,;

el sacrificio (en tanto éste es justamente "hacer sentido"). Ahora bien, ¿cuál es ,,1

sentido que adquiere esa palabra lanzada a circular por pastores, radios, folleto', ~ y programas de le,'evisión recibidos constantemente por los fieles? IntentareITID:,

,t 111 responder a esta pregunta por medio de la descripCión de las formas de elaboraclóll

y de actuación que, respecto de esa prédica, realizan los fieles de un grupo espe

cijico de iglesias pentecostales de Villa Independencia.JI Veremos que para ellos H

mensaje de prosperidad se actualiza como posibilidad de "destradlcionalización" y

de afirmación de una veta personal, deseante y activa en el contexto fluidijlcado de'

un orden que como el de los sectores populares del Gran Buenos Aires de los arIO', \\1 1 90 fue abruptamente mercantilizado. "1'

~ Prosperidad y tradición .~ 11

'11 La circulación del discurso de la prosperidad está eminentemente ligada a lo qlJf'

varios autores tratan a título de lo que podríamos llamar "la apertura hedonística" di' '1

Ijl los pentecostales.12

Éste es un aspecto que debe ser retomado para dar cuellla dE' ,11

'il' ,i'

I, 'l'

n. Se lrala d~ un g, up~ de S~'; pequeña~ '~Ies'as que se rOl IT\), Dn en los únimos veinte años r.omo conSHuc nc l., "

de un pro[~,() de Pro~'e5"a aulonomizac,ón de rtllembro> de de%m¡naclon~s penleco5tales estal,'~c,,),,', COn anler")"d~J fodúo IQ-¡ le$I,moftJos regJslrados en lo qu~ ot~lJ~ p~r(en~cen, salyo indlcac'on s~pl,ul~ C'II

1\1 "

conlranu. a r;cl~'i de una de esas i~lesias, Sermón del Mon!~

" V~áse R, Mariano, "Os Neopenteco~lals. ", y Danltl Lehm~n, "Prül~gQm8no a las revoluCJoneS rd,.e<o;.,:", en (imérlc~ Lat,na"', Punto de ¡¡'$Ia N" 43, Buenos Air~" 1992

i\

146 PABLO SEMÁN

los caminos por los que el mensaje de prosperidad se ensambla con una dimensión

proyectiva de la acción social y, al mismo tiempo, se consuma como elaboración

critica y como toma de distancia respeclo de la tradición. Es que la idea de prospe­

ridad interpela y reconstituye un campo de concepciones y prácticas que va desde

el desarrollo personal hasta las c~estiones comunitarias y la relación colectiva con

lo que empieza a ser consid[lrado. en térmlOos de los propios actore5, un "antes",

una "manera vieJa" de hacer.

Daniel, fiel de una de las iglesias pentecostales de vill¡¡ Independencia, es en

su templo una especie de Ideólogo de la prosperidad en el sentido de influir en sus

hermanos para desarrollar actitudes que él mismo evalúa como consonantes con el

espiritu de prosperidad que se predica fuera de su iglesia y que trata de importar

a su colectividad. El deslizamiento y el cambio de orientaciones comienzan por é,'

mismo e impregnan buena parte de la actividad y las concepciones de los miembro~

jóvenes de la iglesia. Eo su diario íntimo asentó una de las Ideas que entiende liga·

das a la prosperidad y que da cuenta de un núcleo de convicciones que su propio

transcurrir en los últimos años:

Estoy a poco de cumplir años y siento dentro mío a,lgo lindo. Siento ganas de

VIVir, de ser feliz, de amar y estar con quien amo, de ser yo, de prosperar. Yo soy

asi, me gusta vestirme bien, muy bien. sin romper las reglas, me gusta tener

trales de hilo, raso, seda.

La idea podría parecer banal. Pero no lo es el problema que implica asumirla

en el contexto de la cultura ecleSial de la que forma parte. Según lo arlota el pro·

pio Daniel en su diario. su tiempo se divide de la siguiente forma 70 por ciento

para Cristo, 25 por ciento para su novia, 5 por ciento para los otros que no son

parte de la iglesia. Dentro del 70 por ciento incluye todo lo que hace a su propia

vida (estudios, gastos personales, diversiones), ya que nada de lo que hay en ella

d[lbería estar fuera de Cristo. Desde hace varios años -y durante el tiempo en que

lo frecuenté- Daniel cuenta que vive preguntándose sobre qué cosas de las que

hace son realmente cristianas y si las h~ce por Cristo o por él mismo. El objetivo de

sus interrogaciones es determinar SI es legítimo que las siga haciendo Entre ellas

están estudiar, formarse mas ailá del secundarla, y adoptar el estilo de consumo

que las líneas transcriptas implican' una estilizaCión que se reconoce a ~í misma

como más allá de ta necesidad estricta. t.stas le parecen un proyecto que la propia

comunidad e,clesial a la que pertenece rechazaría y dice que no podría asumir el

costo de opol'erse a la iglesia que según él lo reclam~ (esto es bastante cierto: sus

BAJO CONTiNl.'O 141

Page 74: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

responsabilidades como diácono le crean compromisos a 1,0$ que deber respondl'l

o, de lo contrario, dejar su lugar en una posiCión frágil. Varias veces pudimos (',ir

cuestionarnientos sobre la utilidad o necesidad de su actividad como estudialllt' y

sugerencias para CICle trabajase). Prosperidad es, en este contexto, el nombre de 1,]

automación para una di'lergencia que en otro momerlto habría sido imputada a Ufl

espiritu mundano. La prosperidad es el paraguas y el estímulo para asumir, más qUI'

un proyecto específico, una direcc;,ón de vida elaborada en varias dimensiones. Y

esa idea de prosperar a la que Daniel adhiere es la que le permite hacerse entend"r

y justificarse frente a sus hermanos de fe que no comparten las postergaciones j,'

su matrimonio, su intensa actiVidad laboral, su preocupación por la eleganCia pero

Que, sin embargo, aceptan a título del "espíritu de prosperidad", "la necesidad dc'

progresar" Que tiene Dailiel. I I!III La idea de la prosperidad como merecimiento o como parte de la bonanza POI

\ recibir no sólo 'le da una seguridad individual para asumir riesgos en el mercadu.

ser próspero ya no es una cuestión que no pueda formar parte del ser evangélico,

por lo Que sus proyectos de progreso social no Son cuestionables. Es más, es Llild

forma, al menos una entre tantas, de mostrar santidad. Si compra ropas. si pospo­

il~

1\'1 11 ne su proyecto ma~rimonial y si asume un proyecto de formación terciaria no estiJ

I haciendo algo Que lo excluya tajanlemente de su comunidad sino que interpretarj

una nueva versión de ideales a los que lodos, en parte, adhieren 0, por lo menos,

Il11! consideran legitimo.

Pero Daniel no es un vanguardista solitario. Varios de sus compañeros de la ge­

1 neración joven de su comunidad comparten sus actitudes, reciben su consejo par,l

1'11 cuestiones como el trabajO o el estudio. Esta Joven generación da despliegue a otro', 1

matices vinculados con la prosperidad, Prosperidad es también "actualización", yellil

iJil! se concreta fundamentalmente en una nueva reiación con ',a estética de la práctlciJ

religiosa. En las cuestiones musicales yen lo relativo a la adopción de formas es

pecificas de danza, prosperidad es un significante que sistemáticamente se aSOCI21 ,,1

1

con (y contiene) ia "actualización" en una relación específica; la actualización y 1;;;

modernización san parte de la prosperidad que la iglesia debe mostrar y al misrnu

1 tiempo le dan COntenido. ¿MiJSiCa con instrumentos eléctricos o no? ¿Adhesión (j

,1 11' no a los más difundidos y exitosos hits del mercado n',usical evangélico? Son temac,

de discusión en los que la "necesidad de renovación" asoci<lda a la prosperidad

i intervienen para justificar jos saltos y los cambios.

Pero h<lsta aquí son cuestiones de Daniel y de la generación joven del templu 1',1

Hay puntos en que 1,21 renovación, la fruición de bienes materiales, la voluntad de

fiesta, abarcan (en la deliberación yen la e',aboración de nue'las concepciones) a IJ

(11j

148 PA8LO SEMÁN

1111

comunidad entera. Las fiestas de cumplealios, de casamiento y de festejo del ano

nuevo han tomado en su Iglesia Llna especial importancia, de forma tal que una vez

por mes Se suceden eventos que los propios fieles han nominado en forma especifica:

son los "sociales", por oposición a los litúrgicos. que se realizan los sábados a la

noche. El esfuerzo de la mayor parte de los miembros de la comunidad eS volcado a

la confección de comidas y vestidos Las comidas rene jan el menú de los restaurantes

admirados televisivamente: aves decoradas con frutas, masas y adornos especiales

para los invitados junto a \rales especiales para el homenajeado. La incorporación

de los festejo:. y el modo de realizarlos ocasionó varias discusiones en la Iglesia.

Una de las actuales partidarias de esas fiestas recuerda que se oponia

¿Cómo puede ser que nosotros, que tenemos que dar testimonio. estemos así, hasta

tarde, gastando un montón de plata en estas cosas?, ¿qué van a decir de afuera?

Ante ella Daniel y Crislina respondían en tono pedagógico'

Eso es de la época en que ser pentecostal era ser austero. [ ... J Pero nosotros

no lo somos más y el problema no es que no lo seamos sino mantenernos en

Cristo. Estamos felices y queremos festejar. ¿Qué hay con eso?

La propia pastora del templo acompañó esa opinión con palabras simples pero

nada neutrales rE'.specto del estilo casi purit<lno con que esa misma iglesia. años

antes, se identificaba:

Éstas son cosa lindas, que alegran, L.] es lo que dice la Biblia, no somos del

mundo pero estamos en él. [ .... ] A mí nunca se me hubiera ocurrido que íbamos

a terminar haciendo esas cosas, pero es que LJno también va aprendiendo y se

da cuenta que estábamos muy cerrados.

Si ideas asociadas a la prosperidad no se extienden sin tensión respecto de la

vieja austeridad tampoco lo hacen sin aspereza reconocida respecto de los auspi­

cios apocalípticos que signan la tradición pentecostal. Y también hay frente a ellos

una reacción elaborada: el Apocalipsis es "cada dia para cada uno". No se trata

de esperar a que llegue su día sino de viVIr al dia con Dios, como si cada dia fuese

el último antes del jLJicio final. Y dentro de esa ética, les tejar y estar en gracia no

hacen sino agregar santidad.

BAJO CONTINUO 149

Page 75: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

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Page 76: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

creencia. Al hacer verosímil que luego otro responden'], se dan las garantías por las

que la espera tiene motivos para no sospecharse vana (veremos después que es lo

que permite que esa garantía sea asumida). En esta li.'lE'a la teología de la prospe·

ridad prolonga los efectos citados por Cecilia Marizl [ a propósito de la incidencia

del pentecoslalismo en la recomposición de la autoimagen de sujetos sometidos d 1 procesos de tensión y desvalOrIZación: la teología de la prosperidad no hace mas

que llevar al ámbito de la vida económica el efecto de "empoderamiento" que se

ha atribuido en general a la conversión al pentecostalismo,

Pero hay algo més: en los grupos populares, en los que las Ideologías secularistas

han erosionado menos la presencia de lo sagrado, este ensanchamiento del creer

no corresponde al reconectarse con un Dios al que la racionalización ha expurgado,

como sucede en el "redescubrimiento" místico que motoriza la "nueva era" en ,' as clases medias de la Argentina y de varios paises latinoamericanos. Se trata ma~

"¡I bien de articular una vivencia religiosa adquirida en el seno de la famiJ,;a y siempr~

presente con una exper'lencia cultural en la que los efectos de la individual'lzación,i"'1'11 en cuanto secularización inter,;or, perturban la armonla en la que cada uno se ligaba

al cosmos rector, Ahi la leología de la prosperidad, al tiempo que e)(tiende el campo

del creer, promueve implícitamente una versión específica de autoafirmación: el

"poner por obra", actuar personalmente con confianza en que el mundo no se va

a caer al primer paso, es el acto por el cual un yo efectua un doble mov,;miento',

se reconduce a un fundamento un lanto olvidado y, al mismo tiempo. se declara

SOCialmente potente. Mientras que para la "nueva era" se trata de llegar a DIOS

por medio de la propia divinidad interior, para Jorge se ha tratado de no dejar de

reconocerse como hijo de Dios, Es Justamente esto lo que él mismo se contestaba

cuando dudaba de SlJ'S posibilidades de é)(ito: "¿Pero no soy acaso un hijo de DIOSí

¿Cómo me va a ,'r mal entonces?"

Este movlm iento esté estrechamente enlazado a la temporalidad propia del creer,

Las disposiciones personales que ya no son determ inadas en los términos agobiantes

de un presente absoluto sino, también, en los de un futuro posible. Anticiparse y 11, actuar en la posibilidad de se,' otro son el efecto de una interpelación que moviliza,

li casi sin nombrarla, la au!oafirmación que la teologla de la prosperidad conlleva De

!I

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" 'J~~~e Cecll,a Mariz, Copino; ...,'Ih p~,'~rt!': Pentecosra/s ano' Christian Base Comm:.m.. ¡,e. In Brazl!, Templ('I Um'l~rslte Pr~ss. 1994, e "lgr~Jas f'~"(~costals e Eslrateg.a-, de Superl'ivenclJ ~n fiellg ..Jo e Cidadama. Sj~ S~lv~düf, 1990

152 P/I.BlO Si:MÁN

ella extrajo parle de las fuerzas que le surgieron para montar su negocio. Recurre

a ellas cada mañana que la lluVia le anuncia caminos y ventas difíciles, La teologia

de la prosperidad en el uso personal que le da Jorge se instala en un espacio que

se puede recorrer en dos sentidos: en uno parece evocar una idea propia de la

religiosidad popular tradicional en cuar'lto a las garantías que ofrece la divina provi­

dencia; en otro funciona como las modernas técnicas de autoayuda que apuntan al

fortalecimiento de una instanCia personal individual en un mundo cambiante en el

que la agilización de los reflejOS que vinculan las personas al mercado parece ser

una condición de IíIsercián social.

¿Una escena muy diferente?: un lector de Paulo Coelho en Brasil11

Recordemos el caso de Edilson, el lector de la la favela Rocían que referirnos en

el capítulo anterior. En Río de Janeiro y en los años 90 vivió una situacion prototí­

pica en que las lecturas de Paulo Coelho contribuyeron a Una puesta en forma que

recordaremos. Ante la opción del retiro voluntar'lo que le propuso la empresa en la

que trabajaba, Edilson debió escoger entre la muy relativa seguridad de mantenerse

en su puesto o e)(ponerse a los riesgos de un mercado de Irabajo que desde aquella

época en adelante no ha dejado de empeorar

Ampliemos algunas referencias del caso agregando que en la elaboración de su

decisiÓn pesaron consideraciones heterogéneas y, entre ellas, dos cuyas caracte­

rísticas y articulación reciproca es preciso resumir. Por un lado, su deCisión no fue

exclUSivamente individual: el periodo sin salario que vendrla después de su retiro

voluntario seria facilitado por su familia, garantizando su manutención en el lapso

que excediese el alcance de su indemnización. Además, hay razones que exceden

... ". El malerial f~rerido dala del .~'an(l de 2002, Una ~tnografla de la I~ctura, d~ lec/(l'~~ que no leen wlec· livamenle o en voz alta ell eSDaclo~ públicos, trOPlela con el p'Dt>I~m~ d~ que Ld" nunCJ ,e Qbserva a los mformanles en la larea de leer. El Ilempo d~ inlerlocución, los Dido~ al~nlos a lo 5ubr~p\lc;0 y a la coseO,a de informaciones cümpleme"laria, -re~e~as escolares de El alquimi5!a. arliculas de la prensa vinculada a la "nue.a era'·, [h~"OS Intimos y sesiooes de chal en Que los librQ~ san '€teridos, nuestra exp~r1encii; 'elaliva a los uso~ de loS ploductos de la Induslrla dlsco~rM'r,~- nos J~udJra" a lene, alguna ~ensit"lidad /Jara aprovecha' 105 ~'Icuenlros con el inrofmanl~ de cuyas lec!ijras se ocup~ ~.ta sección.

BAJO CONTINUO 153

Page 77: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

esa contribución; la familia intervenía en esa decisión porque sus pasos eran VIStll'

como una cuestión relatIVa al progreso d¡;,1 conjunto fam iliar Las grandes decisloI1'"

de cada uno desus miembros ¡;ran siEmpre parte de un cónclave familiar. Vel deboll

de la situación de Edilson contó con una presencia particular de repente, en me(h"

de la cena, apareció el abuelo, que dijo que deberían apoyarlo y le dio palabrils d.'

inc¡;ntivo que le hicieron sentir confianza. "Lo gracioso", dijo Edilson al conclUir ~,Ir

relato, "¡;S que e,1 abuelo había muerto hacía 20 años" y que su presencia espirltu;11

fue compartIda por todos los miembros de la familia, que aceplaron su consejo. 1,;

posibilidad de este acontecimiento remite a una condición, fa existencia de lo qlJr,

sl~uiendo a Birman y Duarte, entiendo como el presupuesto de la inmanencia (Ji'

lo sagrado en lo cotidíano y como una forma de componer los llamados de diversa<,

religiones entre sí y con la vida familiar Esta definición resulta pertinente pues el

de Ed,lson no es el caso de un parlrcipante de la Nueva Era que construye un,1

experiencia de retorno a lo sagrado, sino el de aquel que ya de entrada ¡;stá tomadr, por lo sagrado. inmerso en lo santo.18

Por otro lado. ¡;s nec¡;sario ver que Edilson tuvo en cuenta otra raíz en.la el,,­

borac'lón de sus sentimientos y de sus perspectivas futuras. Permítanme resumirla

en su recu¡;rdo ¡;mocionado de un profesor al que reivindicaba, retrospectivamen­

te, como mentor. Ese profesor, que ahora era recuperado a partir de la lectura

del libro, les decla en Clase que él y sus compañeros, habitantes de Rocinha, no1'1

eran "fave/ados", villeros, que no tenían que asumir como propio; los estigmas

cargados por la palabra (que "eran pobres", que "no tenian posibilidades", que \1 "s610 podian estar relacionados con el delilo") y que su actitud debería reflejarsce

\

11

"". PalllCla [j"man ('·Mod0s Mrlféricos de r.ren~a", en f'le"e Sancllls (org,). Catolicismo .. Unld,¡d" fl!¡'¡J."Ó~d ,1,1 e plul~}¡~mo ,·ultu'Ji. ISER, flio de JiJneiro, 1992, y "Rellg'ao em famlll'" enlre crenle~ ~ n~u uenk,;'. XX Rtunl~ú A~LJ"I A·~c(.,'·'. C~'~mi:Ju, MinJs Gera,s, 1996) des:'''vlla ~sla ¡de" al crlllcar lJI1 hlpOle1lco eCumf nlsrnr, I"Jpular. L'~m~do d~ la obsf>rvación de la arerlura de 1", r'amJ;j~~ rop"lares" las dlvNsas prQPuesl", r~IiRlcsa,:. LJ [~plac"Jn co"ecla de la cotada iJperlura supon~, En r~~lldad, ~I <1e~p~le <1~1 obsláculo 'mplicado ellla ~my~cc¡0rl ¡m1~b,d" de "nueslra'" diVISIón enlre lo sag'~do y In "r(llano ysu ólJsliluclón por el 5UpLJfJ5to

11 dt 'W.' sau dlid~J "o tr¿¡~c~.ndenle yde formas ele com pOSlC·,úr, dE I"s Hr~r"J, rellg;05ldades que s,, basan ,'n las calegoria~ local¿s <:¡ut organizan lo colidiano En esa d"ecci~n LUI¿ f Ol~~ Ouarle (Da vida nervOsa .., cJl supra. p 243), moslrando la cenlralldad de I~ calegoria d~ lvlal¡(l~d p3r~ 1", cl~ws trabaladoras, describe Un pl~no "h,perrelaClonal·' que. C""lorme la definiCiÓn eJe C. Levl-SIIJu"" aper,l '"jQ e'lgel1cia UP. un delermH1Ismo mas Impmlü 50 y rná~ inl'ans,g~nle" ILe"I-Strau>s. c,1 por Duarte, id l, que ~lIDone la inllrna c(lnexlón entre los planos de la Persona. de-Ia N,Jlu'alelJ y d~ la SubrenallJraleza" (¡bid, p. 2~8) generanelo un" relac¡on especilJca lilas allá de las pe'~r)nas. la "e'li"en~ia propue,la. que no implica qUF. el cD"jLmlode la expe,iencoil de Edilson se alusle a la lotalldad d&1 modelo <:I~I cilado autor, r~mlle al hecho de qu~ ~~a dil)'en~ló" qUI:'" sp.a la d~ mayor d~racIO" hisló,ica denj,Q de J~IJel fIIDdelo.

154 PABLQ 5l:.MÁN 1

11

en formas de vestir, de presentarse y de pensar que mostrasen a los otros que "no

estaban esperando algo del gobierno". La combinación de estas dos rajees en la resolución de la situación de Edilson

tiene matices que me gu~laria e~p,lrcitar, Edilson encontró en la lectura de Paulo

Coelho -entendida como parte de un conjunto de herramientas de represenlación

y libidinlzación de una trayectoria en condiciones en que los problemas y las

posibilidades eran muchos- una especie de apOYo suplementario para lo que él

describe como sus "ganas de progresar", El "querer Vivir mejor", lo que para él era

la necesidad de asumir los riesgos del retiro voluntario e del mercado, tenían en un

parrafo de El Alquimista una mise en forme. una imagen pOsible que, Junto a otros

elementos, le dieron coraje para dar forma a su salto e~lstenciat.l9

El énfasis que citamos en el capitulo anterior, el que remite a las decisiones

que desatan consp'¡raciones a favor de uno mismo, lo llevaba a la conclusión de

que es necesario no renunciar a los suenos, a partir de una imagen que tiene, para

nuestro lector, el mayor valor afer:tivo. Pero es importante subrayar que la deciSión

yel movimiento al serVICIO de la consecución de un sueño no equivalen a la carrera

del "self-made man" o del"entrepreneur", sino que constituyen un momento parcial

del movimiento global que cualifica la operación de Edilson como adheSión, prome~

sa, inScripción en un régimen de intercambios con lo mayor y lo mas alto. Así, los

sueños, que para una parte de la cultura moderna hablan del deseo como función,

materializan para Eddson una vía de acceso al cosmos que regula su desbno, a la

junción entre él y el mundo -incluida su dimensión espiritual. En ese contexto de

recepción que enfatiza las relaciones y Jerarquias familiares es que las nociones

espirituales de Paulo Coelho ganan verOSlmi litud para Edilson y adquieren, inclusive.

capacidad de reorganización de su dogma personal. Si no debe a Coelho su visión

cosmológica, esta claro que es con él que esa visión se actualiza: primero. porque

encuentra una nueva garantía, y segundo, porque la armoniza con el mOVimiento

de "subJetivación" e individualización que es parte de la combinación singular que

Edilson ha producido. Éste es el sentido en el cual puede afirmarse que la lectura

de Coelho lo acompaña para producir una atención a sus sue,~os personales, una

10 PuededeclIse que ésl~ er" ur, oallD Que [d'I,Q~ Ib~ adar de cualqUIer manera pues sabl~ que. aun SI no '" se a<1hlriera al retiro volunlario. ~u em"lea y~ n(j e'd s~guro yque deb,a oplar en fu""ió~ (lp ulros parametros, posibilidades de ganancias, minimllacl~n d~ I~~ p~rdidas y placer en la tarea a e1%3"Dlla, Son embarro, ello 110 niega que ese hecho no lE~ia "per ~~.. una simbolizaCión, y eslo, la pO~lbll.{j"<1 <1e (Qnla' con un~

51mbolllaCIOrl olreclda por la I~clu'~, ~s In qut i",porla en esle capitulo

bA.JO CON-:INUO 155

Page 78: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

1111

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responsabilidad por deseos que, en la moralidad de Edlison, deben confluir de

alguna forma con los de la familia. Asi, Edilson, forzado por la transformación del

mercado de trabaJo, asumiendo esa situación con intención de resolver y capita

lizar la turbulencia, articuló a la luz de El Alquimista, entre otras influencias, una

junción de premisas cosmológicas, de preocupaciones económicas y de voluntades

de consumo. Así constituyó para su uso una versión de esta articulación teológica

que, dispersa en el mundo popular a partir del Pentecostalismo, coloca en diversas

formas de correspondencia la gracia y los bienes materiales. En la encrucijada de

interpelaciones y de objetos materiales cuya multiplicidad caracteriza la recon­

figuración del ambiente sociológico de su existencia, construye una síntesis que

presenta efectos que no sólo consolidan usos diferenciales de los mensajes y de los

objetos disponibles. Más acá del conjunto de funcionamientos que corporifican lo

que desde el punto de vista de la sociología (sensu strictu) se considera "sistema

social", un trayecto, un esfuerzo de incorporación, una composición, adviene -en

un nivel que no es simplemente micro, con un operador que no es simplemente

ego- re-construcción de la persona. En ese nivel, nuestro nativo desarrolla sus

perspectivas sobre religión, moral y literatura (y aUn sobre categorías que trascienden

esas divisiones) y suscita la imagen de extraerse de una perspectiva "tradicional"

En este movimiento, importa menos eso que el hecho de que su posición actual

se describe más vivamente por su singularidad que por la reducción {ciertamente

cronocéntrical, a los rubros del individualismo o del romantlcismo.'Q

Conclusión

Hay algo que iguala a Edilson, a Jorge y al resto de los individuos citados aqui:

el epicentro en el que resuena como una verdad la teología de la prosperidad para

v ". E,la me parece una "lentaclón posible", pero no ner.~sa(lamenle admisible, La aflrm¡¡clóll de los lectores de qUH la lectura de Coelho, y eJe dlVersas obras de "autmyuda". loslle~a a pensar en las P051bllidades de meJOra y lransformación personal no Implica el desarrollo de un "neoromanLICISrTlQ" o de un ",nd,vldualtsmo ewreslvlsta" (Anthony D'Andrea, en "Cristianismo New Age: Ocaso de Paulo COp.lho", LrabaJo presenlildoen el CenLro Loyola de Fe y Cultura, el19 de IllilYo de 1997). Y no es por una cuestión de jerarqula de los fenómenos culLurales que se comparam, sino por el hecho de que de la comCidenClJ de partes no se deduce la igualdad de la totalidad de la configuración que. además, 50bredelermma el valor de ios elementos "equivalentes".

156 PABLO SEMÁN

Jorge, la matriz desde la cual se hace verosímil para Edilson la idea de que "lo más

alto", lo sagrado, lo sobrenatural, lo que está más allá de nosotros mismos, proveerá

en un sentido económico y no sólo moral, psicológico, "religioso". ¿Cómo pensar

ese epicentro, ese humus fértil en el que florecen las creencias en que el desarrollo

terrenal es algo santo y está garantizado por lo sagrado?

Reguill021 ha señalado que en la recepción latinoamericana de los discursos

esotéricos globales opera una particularidad de la situaCión, la eficacia Ignorada

de una secularización inconclusa Quizá podríamos llegar a la hipótesis de que

existe un fondo de religiosidad "silenciado pero no silencioso" (utilizo las palabras

de Reguillo en un sentido quizá no previsto por la autora) que es la estructura de

acogida de unos discursos que permiten a los actores hacerse de una panorama

de futuro, programar en parte su acción. La observación que cito es aguda porque

bajo la categoria de "secularización Inconclusa" capta la razón de la influencia

de un género de discursos y símbolos que la mayor parte de los analistas tiende a

explicar por efecto exclUSIVO de la omnipotenCia de los enunciadores (como si las

religiones y la Teología de la Prosperidad surgieran de la televisión y no de los ho­

gares). Incluso los analistas de la religión, que hasta por razones de supervivencia

de su especie estan siempre prestos a denunciar los límites de la secularización,

no consiguen formular el papel de esa sacralidad con la claridad que lo prefigura

ia observación de Reguillo. Desarrollar el sentido de esta intuición, articularla con

las observaCiones de antropólogos que han estudiado la religiosidad popular en la

Argentina o en Brasil, es la forma más cabal de dar cuenta del elemento común a

los héroes de nuestras pequeñas historias,

La "secularización inconclusa" de Reguillo registra la operatividad y la extensión

de una realidad que puede ser captada desde la perspectiva de los que viven como

un término positivo, más allá de la simple negación parcial de "nuestra seculariza­

ción". Esa captación en positivo de la secularización inconclusa es lo que puede

comprenderse como el carácter cosmológico del universo simbólico de las clases

populares en Latinoamérica. En esa dirección hemos referido en el primer capítulo

el carácter cosmológico de la viSión del mundo de los grupos populares Cuando

afirmamos que la experiencia popular es cosmológica lo hacemos pensando en una

contraposición clave con la tendencia propia de la modernidad. Esta ha sido la cultura

".1. Véa,e Rosana Reguillo, "El arcano y la lorre óaber y poder en el neoliberalisrno , ponencta en la Reunión del Grupo Cultura y Poder. Porlo Alegre, CLACSO, 2004 (versión preliminar).

BAJO CONTINUO 157

i

Page 79: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

I que instauró una cesura radi:al entre el aquí 'f ahera "f el más alla, un divorcio entr.'

II

!, fos hombres y los jioses, una autonomía y una segmentación de dominiOS, de morl"

i que desde el pun::o de vista moderno es justificado hablar de lo trastendente y 1"

sobrenatural. La visión cosmológica, en cambio, esta más acá de las dlstinciom'

entre lo trascendente y lo Inmanente, entre lo natural y lo sobrenatural, y supon"

que lo sagrado es un nivel más de la realidad. La experiencia cosmológica de lo,

:;(;ctor~s pOr:lljldreS IlU lid perdido esas referencias que, en todo caso, fL€ron rOldd'.

por algunos de los avances de la modernidad y, sobre todo, obliteradas por el ob~

¡¿culo epistemológico que representa el modernocentrismo. Pero es necesario 110

rnnrprl8r al prejudo que idenlifleando cosmología con "antigüedad" y espora qlH'

tales visiones sólo puedan Encontrarse entre los restos de civilizaciones anliglJcl'.

y nunca dentro de un subconJunlo de 'nuestro mundo" (al que por ingenuidad IJ

omnipotencia creemos homogénea y c~:>nsensualnente secularizado). ~i la "anti­

güedad"' ni unos hipotéticos "fazos cor la tradición Indígena" son los 'ndicadore"

de la existencia de una posción cosmológica Sino, por ejemplo, la diferenCia dp

expresiones que adquiere lo sagrado en la experiencia propiamente moderna yen

la que dentro del mundo moderno le adjudican algunos grupJs."

Esto es evidente cuando se compara el valor diferencial con que se presenta 1,1

calegorla de milagro. Para la experiencia moderna, "milagro" es sinónimo de ex·

cepcional e inexplieable23 , es prociso preguntarse si en 11:1 eX:Jerienci1:l cosmológica

popular. aunque s~ use frecuentementE el I/ocablo, milagro significa lo mismo En

la experiencia pOJ:'ular el milagro nunca ha dejado de estar a la orden del día, ya

que la ce['¡n'lc'lón de la totarldad que encuadra la experiencia siempre incluye. en un

nivel sobredeterminante, lo "espiritual" y lo divino que integran un cominuum y no

un sistema de compartimienlos estancos. Cuando en la experiencia cosmológica se

habla de milagros. se habla, ni mas ni menas, de la eficaCia de uno de los principlo~

constitl.tlvos de lo real. Patricia 8irman considera a esto como una visión encanta

d a24 y Fe rn~nd ez~5, conlr astand o canceDc 'Iones del creyente moderno ccn las de UIl:\1

1 1I vi ". Para ur desarrollo más ampliO y si~tem~I'('Q de esta cuestiór" -'~ase "Cüsmcl¿glc~ Pn f<,le volumtn;I ,. ""dre Cúl 1"" rTlu,"lrd ~Qnl" ~,«)~ 10" lú' ldSgOS Cdfaqerisl,c<>, de la 1l1ea de mlla~rCJ en ló trd(j'~lon QU,

"J de San ~guslin a ThO'na$ Hobbes. I/ease.o" Corlen, "La Banali,a('OlI du Mlracle, Analyse c'u DL5COLllS rj(, l'fl,rp,urnen:<Ilion", HOflzrnles AfllropolÓglc~ N' 8, Parlo Alegre, 1'Cl98, p. 2lJDI, ><. V~ase P~lr'c'a BlnT1~n. "Desl,Tlo d('ls hDm~n~ ~ sam!¡t;(}dmmal, 1,,1,,'prtlir~üe; ern C(",(,<lrllo", ~"A daIJ,"'

~ I 01,,> ,mcrerl5mos. Comunlr~>5ej do ISER, Aja de Janeiro, ISEA. :99~, pp, 35,~3 , .", vease Rubem César fernandes, 'Rellg'l<'ies Populares. uma VIS~ parcial da r,(~ra(ura recellle' . Bib. Oque se deve le'em ClénCl~~ SOCI~i5 no Brasil N' 15-19, fl,NPüCS-Cvtel. S~n P~blo, pp. ]jf>y]lB

~¡ 158 PABLO 5EMÁN

peregrino que vive el "realismo fanláslico", 3fjrma que en esta perspecliva :;e vive

la "presencia en la f¡erra de una fuerza mayor que las fuerzas terrenales".

Muchas Jeces se afirma que la religiosidad crece en virtud de la crisís social,

política o económica. En la experiencia popu ar la capacidad de donaCión de sentido

de la experiencia religiosa no ha estado ausente, Al no hacerse observable bajo la

fcrma canórrica de una "re1igiórr ~¡r(mil¡\la" a "ancestral" se /lar Ignorado en sus

p'uralidad de sent,llIas expresIOnes cotidianas. Los sujetos modernos sufren lTIu~rte5 d~ familiares, desilusí01es políticas y amDr05ilS, estrés laboral y, como consecuencia

d~ ello, recurren crecientemente (pero en l.1t"lmalnstancia) a las religlone-:;. En la

experieilcld populdl este ff:curso estÉ! dado de antemano en la definición de lil rpalidiln

a::>rendida en una sacializaclón Drlmaria que incluye escuela, Estado y medicina,

pero también curanderOS, tías que rezan Y altares hogareños en los que se ofrenda

a los santo~ por 10<, examenes aprobadoS, lOS doclores buenos y las leyes Justas.

CualqUier é~'lto y cualquier tropí €Io involucran Inmedia-.amente una dimensíón de la

realidad que es lo sag'ado. DIOS, lo sobrenatural, las fuerzas ocullas. De más está

decir que "rehgián" y "espiritualidad" son los términJs precariOS. provlslmales Y

¡;obreS para nombrar esa e~periencia, ya que eS denominada desde el punto de vista

de quien se ha extraído de ella. Tales términos son redundantes para una experienCia

c,ue no separa entre religioso y no religiOSO espiritual y material para la que cabe

la expresiór de que ¡JI í no h¡¡y religión porque, según Émilc Benveniste, "teda esta

imbUido de religión, todo es s'lgno de fuerzas divinas",26 Dada esta superficie cultural, la expansión de los discursos de prosperidad es

mucho menos m¡"t.,riosil rl,:> lo que parece v hace melOS necesaria la hipótesis de

1.'1 presión mediátlca o la exacción deshonesta, un verd.'ldero demon io del Imaginario

iluminista que desconoce el carácter parajójico que presenta su apocal'lptlc'lsmo

permanente. Una duda esclarecedora surge cuando, a todo la que hemos e~puesto, sumamos lo que sabemos sobre las relaciones de reCiproCidad 'j Jerarquía Y lo que

sabemos acerca de (o incompleto. cantradictorlo y autohmitado del proceso de

secularización: ¿la teología de la prosperidad no debesu expans,ón a su capacidad

traducir en el lenguaje del equiv~lt'rlte gent'rdl la lógica del Si'lcr',f e'lo Idel haeer sen­

tido a través del intercambio) llistóricamente tramada en bienes de uso? Esta lógica

10 se agota con la modernidad Iya que una mentalidad cosmolégica subyacente la

subvierte y <Jcti\la otras poslbilidadlO";;) pE'fCo SE' VE' ohtJrada con la mercantilización

V ,.. \léase [rr"l~ 8~n-I~",st.:, VoCJOu!311l:' ¡fe~ !MII("llOn~ !ndo·EwQp~éenn~. Mrn~Lt, ¡'~r,·s. 1969

SAJO CONTINUO 159

1

Page 80: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

que deprime el valor de los bienes de uso que históricamente marcaron su reallld

ción. La teologia de la prosperidad organiza un mundo ritual en el que la mOrl(~d"

sustituye al animal, a la parte de la cosecha, al caminar esforzadamente, prOV('I'

sinónimos para la entrega y la hace posible para quienes viven en ciudades, gallJl1

salarios y al mismo tiempo abre un espacio para que las bendiciones se concretlCl'

en la misma especie. De igual forma, efectuando la compatibilización de princlpllI',

diferentes, opera una parte de la recepción de literatura de auloayuda: ella permllo'

que los elementos activos de "una secularización inconclusa" se comuniquen COII

la afirmación del yo a través de un ntual privado que resignifica al escritor como d

"un clérigo de nuevo tipo"~7 y a la lectura como un acto que apunta, más allá de 1"

diversión, el goce estético o el conocimiento, a la experiencia de lo sagrado.

Lo que nuestros datos dicen es que, más allá de lo que estos fenómenos IV

presenten axiológicilmente pilril nosotros, tienen dignidad ontológica. En eso y 1111

en ninguna blandura lógica reside el relativismo que nos permite ampliar nuestr" comprensiórJ de los mismos.

" ". Véase P, Semim, "NGla~ ~obr~ P,,15a~.la enlr~ Penlecosl~5 ~ Babel: o caso ele Paulo Co~lho e seus lello'," -en Olávjo Velr,ü (or,g.!. Circuílr.!5 ""finitos. Compdfaf~s ereligloes no Brasil, Argentina, Portugal, Fral1('d" GriJ-Brelanha, CNPLJ/PRON[X-Altar Edilora, San P~bIQ. 2004, pp. 127-57

160 PABLO SEMÁN

•~'

1I¡¡' ......... , ,

Las fORmas POLlTlcas POPULaRes: mas aLLa De LOS DuaLismos

Introducción

Al entrar a la casa de dos pisos, 'donde esperaba encontrar una gran sala o un

garage para varios autos, encontré un lemplo pentecostal. Por las escaleras que

bajaban de los cuartos de arriba descendía Margarita. mientras miraba y controlaba

con majestad la asistencia de las per50nas. Su discurso desde el púlpito me resultó

inesperado para una iglesia pentecostal. La mUJer. en el papel de pastora, reco­

mendaba, y casi amonestaba a priori, a las mujeres de la iglesia, como si supiera

que su consejo de valorizar algunos alimentos de la dieta de la familia sólo serían

aceptados a regafiadientes.

El cereal, la avena, son lan Importantes como la Carne. No los comemos, porque

estamos siempre con ,la misma, como que queremos carne, como si fuera lo

único que se puede comer, pero son tan buenos como una milanesa. Llévenlos,

no los desprecien.

Las bolsas con avena y las cajas con huevos se amontonaban en el estrado a

ambos ,lados de Margarita, que agregaba:

Las nutricionislas de la sala [la sala de atención médica del barrio) dicen que

esto tiene proteínas y todo lo que es necesario para la alimentación de los bebés

y de los más viejos. El gobernador Duhalde y el programa son cosas buenas, ya

veces no sabemos aprovechar cuánta bendición existe en lo que nos ofrecen.

BAJO CONTINUO 161

Page 81: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

Margarita "mezcla" las actividades '1 los campos; si ese día la encontré distrI­

buyendo alimentos de los planes sociales del gobierno de la provincia de Bueno:>

Aires, algo que tiene mucho que ver con algunas versiones del "hacer política",

también hacia "religión" a partir de la política 0, mejor dicho, a partir de Jos resul­

tados '1 sedimentos históricos de la politica en la cultUra Asi como su igleSia esU,

construida sobre las ruinas de la Unidad Básica que ella misma dirigió en los ano',

1970, propone una interpretación del crislianismo que no surge de una doctrincl

escrita sino de decenas de actos cotidianos en que el peronismo sedimentado 1"'11

la cultura es utilizado como el molde de la ética que promueve en su templo Mar

garita era efectivamente multifacética. En airas trabajOS me he referido a la form,:,

en que la combinación de politica '1 religión que ella '1 aIras mUjeres practicabal1

alteraba las definiciones de lo que entendemos por "religioso" y"denominacional"

En este trabajo pretendo proseguir el cuestionamiento de las segmentaciones q1le

se nos ofrecen como dadas, pero tomando en cuenta la otra faceta invocada en esta

Introducción: el papel "político" de Margarita, su inserción en la red "clientelar"

En este anIJllsls me interesa avanzar en dos sentidos reciprocamente implicados

primero. prorundlzar la presentación de Margarita como una forma de conocer la

Singularidad de la experiencia de los sectores populares en el Gran Buenos Aires,

'1 segundo, recogiendo ('1 tal vez amplificando) el efecto de Jas diSCUSiones que

cuestionan la fertilidad del concepto de clientelismo, quisiera poner de manifies­

to las propiedades políticas que tienen los sujetos como Margarita. Propiedades

"politicas" que emergen como tales a partir de la consideración del valor de teoria

política nativa que tienen las acciones '1 pensamiento de Margarita y, por lo tanto,

del distanciamiento respecto de las teorias polfticas dominantes, '1 de su correJato,

las concepciones que describirían a Margarita a partir de la simple carencia de

cultura política moderna agotando la cuestió en su "c1ientellsrno" (o sea, en su

falta de ciudadanía) '1 de aquellas que la mostrarían como testimonio de la dureza

de lo que resiste (como representante del continente menguante de la reciprocidad

en el marasmo de la modernidad),

La primera versión de este trabajo, presentada en setiembre de 2001, queria

comunicar datos '1 análisis que advertían sobre lo que me parecia un problema

crecientemente presente en la literatura de cuño etnográfico sobre sectores popula­

res: la referencia al clientelismo como una realidad independiente de los contextos

culturales, circunscripta a los fenómenos electorales '1, fundamentalmente, como la

simple negación de los ideales de ciudadanía. Me parecía, '1 me sigue pareciendo,

que una vez que se hace conciente el hecho de que la ciudadania es apenas un

caso de lazo polítiCO (supongamos que es aquel en el que los que conforman una

162 PABLO SEMÁN

comunidad polftica se representan como iguales '1 se arrogan derechos en función

de una ley universal), el uso del concepto de cIIentelismo incurre en el error de dar

un contenido positiVo a una serie heterogénea de categorías de "no ciudadanía" y

que la etnografía se condena a la esterilidad tratando de encajar sus descripciones

en un término que, en real'ldad, debe cuestionarse. Guillermo O'Donnell, uno de los

cientistas políticos que contribuyó deciSivamente para encuadrar el análisis politico

referido a los paises latinoamericanos como una "transición a la democracia", ha

planteado los supuestos eurocéntricos de los modelos de democracia, la desatención

al hecho de que las especificidades de la historia social '1 política latinoamllricana

modelan al agente de formas que difieren del trayecto ciudadanizante cláslco. 1 Es

toda una ironía que mientras sociólogos y politológos comienzan a dudar de la uni­

versalidad deí agente supuesto por las teorías sobre la democracia, la antropologia

volcada a la descripción del "c1ientelismo" asuma la supuesta validez trans-contextual

(universal) del contrario del sujeto democrático (el cliente),

Por otro lado, me preocupaba algo que ahora me preocupa aún més, el hecho

de que los análisis políticos se dividan entre las realidades clientela res y .Ias luchas

populares, como si unas y otras no estuviesen interpenetradas y recíprocamente

alimentadas o no naciesen de los mismos tipos de sujetos, de trayectorias lln las

que emergen configuraciones moraíes que ponen a la política en una perspectiva

tal que esa dicotomía resulta secundaria e, incluso, improductiva,'

En este trabajo, la referencia al caso de una mUjer intermitentemente inserta

en rlldes clientela res, religiosas y politicas, nos ayudaré en la tentativa de hacer

evidente que la politicidad se constituye Singular e históricamente, más acá de las

Ideal izaclones a las que esa historia da lugar, portando una inquietante am bigüedad

frenle a las descripciones apoyadas en términos analíticos que expresan en qué grado

participan los analistas de las perspectivas dominantes sobre la pOlítica,

y l. Véase Q'[);¡nnell Guillermo, "Te(lr¡~ d(mo~rjll~a y polilica comparada", el1 Desarrollo EconómiCo. ReVista (Je Cieocias SOCIales, ,,01. 39, W 156. 1('[\, Buenos Aires, enero-marzo de 2000. pp_ 519-70 •. S~ parle de I~ Q~~I<:IC¡n la<:lica y aXlológl<:¡j entre "luchadores SOCiales" y "dentes" cuando, si bien se pueden lener [OOQ, I<JS comproml$O~ normativos que uno qumra, no se puede ignorar que esta separaCión. en el ,~Mo argenlr"'l, encuentra hedlo~ yanálisis que podnan desmentirla rotundamenle, Por elemplo Fa"nelli, que anallla el proceso que pajÓ de la rebelión que derrocó a 1m mandala"o provmClal que er¡j el emblema del Lllentehsmo a su reelec<:lón abrumadora por parle de los que Impugaron su mandalo en la calle vease Far;nelll, M""na, "ViolenCia y ri~a ~orltra la politica en el Santiaguenazo Indagación sobre el slgnill<:ado de una rel:lellon populJ( , en Apuntes de ¡"~stlgacló" del CECYP N" 6, Buenos Aires, 2000, Una (orm¡¡ ~lnlo­m~liLa en que aparece la rill,del de e,la supuesta división es la Imposibilidad que llene la reCiente Iileralura sobre piquet"ros en 1<1 Arllentlna. p~ra dar cuenla de la, prácticas clientelare~ de eslos grupos (eJlo~ s~rlan

represenlantes de una nue..a PQlillca Que no eslá manchada d~ "viejas praclicas" )

BAJO CONTiNUO 163

Page 82: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

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." O

Page 83: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

ción de los supuestos clientela res pueden captarse en el contexto de la critica de

Auyero a la noción de clientelismo. Siguiendo a Bourdieu, plantea que el concepto

de clientelismo

es producto de un punto de vista escolástico, externo, alelado [... ) Está precon­

struido lejos de donde yace la acción: ésta no se encuentra en la descarada-y

a veces patélica- distribución de alimentos o bebidas l .. ,] sino en el entramado

de redes de relaciones y representaciones culturales construidas diariamente

entre polítiCOS y "clientes".5

Es ese entramado el que costituye la condición del sentido de cualquier dor',a­

ción 'J el que hace que lo recibido sea evaluado Como más o como menos, como

justo o injusto. El descontento de Margarita debido a que "dan poco" no puede

ser interpretado como el efecto de una contrariedad surgida del simple cálculo

económico del intercambio, sino como el efecto de una contrariedad surgida del

desconocimiento de una pauta de reciprocidad espeCificada en el entramado de

relaciones y representaciones culturales.

El "clientelismo" no existe como lo imaginan los analistas que encuentran

ciudadanías avasalladas o corno reducción de la dignidad política del votante cuya

existencia se naturaliza tanto como la del hambre en la ideología humanista. sino

como relaciones que implican una moralidad específica y comunican a clientes y

patrones. Según Auyero, los términos de esta moralidad wn tanto más fuertes cuanto

más cerca se está de los mediadores: las personas que mi:'ls dependen de los media­

dores son las que, en consecuencia, más creen en la narrativa que los propone como

asistidos y, de ninguna manera, se ven a si mismos como "clientes". Los que tienen

pOSICiones periféricas en esa red tienden a denunciar el clientelismo o a reconocerse

en términos diferentes que los que propone el juego de los intercambios.

" ~ Auyero. Ji;vler. "Desde el punta de Vista del clienle. Reptonsanda ellropa del clienlelismo polítiCO", en Apuntes de ""~~I'~3c:i(m del Cierp, N' 2/3, Buen()~ Aire~, ]99B, SS·83.

166 PABLO SEMÁN

11. Persona, reciprocidad y biografía en la formación del lazo político

Ahora bien: como hemos dicho más arriba, desde una posición en la periferia

de la red "clientelar", y "denunCiando" el "clientelismo", Margarita reafirma los

principios de la lógica "c1ientelar" (de lo que en términos de Auyero es, más co­

rrectamente, una versión de la moralidad de la relación entre favorecedores y favo­

recidos). ¿Debemos entonces rechazar la idea de que el clientellsmo sea un punto

de visla preconstruido y dejar de usar el término entre comillas, o debemos pensar

que esas representaciones que están en las redes clientelares también funcionan

por fuera de el'las y que esas representaciones son una pauta de organización del

lazo político en los sectores populares?6 0, lo que es lo mismo, por qué no pensar

que Margarita opera la lógica que mal llamamos "clientelista", aUnque no esté in­

mersa en la red de prácticas "c1ientelistas". Un ejemplo que nos permite ilustrar la

lógica de la que participaría esta ¡Jltima alternativa, la que defenderemos de aquí

efl más, sucede en el campo religioso en el barrio en que vive Margarita, como en

el mUfldo popular en general, suele decirse que un determinado agente religioso,

que agenc'la milagros, es un estafador. Pero esto flO implica, como podría suponer

un hipotético observador Iluminista, una desconfianza general ante la afirmación

de las potencias "sobrenaturales". El rechazo del charlatán se dirige a un agente

en particular, a alguno de sus fracasos. pero se considera que, en principio, y por

la vigencia de una premisa cosmológica que autoriza la expectativa de la interven­

ción de otro orden de realidad, no todos los milagreros son estafadores.; Mutatis mutandl~ podremos preguntarnos si en el caso de Margarita no hay una perspectiva

propia de los actores que esté presente más allá de la red c1ientelar y que permite

que la denuncia particular se conjugue con la afirmación en general. Y si esto fuera

así, podríamos decir que, de la misma manera que la premisa cosmológica designa

una posilividad que rompe la ilusoria continuidad entre el ateísmo del observador y

la recusa singular de un agente religioso, hay presupuestos que hacen visible, para

un observador partidario de la ideologia de la ciudadanía, la positividad de Margarita,

que rechaza algunos patrones, sin rechazar el modelo de relación .

••. Seria muchD m.l~ ~rt"'~nle rdem represenlacloesy pr.lch<:a, P, aun ·,nas. pre5cmdll del duallsrna <upuesto en la nOCión de rep'es~ntaciones. Sin embargo, esas son las Ilmil~c.úlle~ ,j~l malenal del que di,pongo, de la form~ en que fue ellcaril(Ja la Inv~5(.gilc,ón.

" Vé~se el primer capilule de e~le libro.

BAJO CONTINUO 161

Page 84: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

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Page 85: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

Caminando con ella por el barrio, pude percibir el grado en que era sensible,

en sus términos, a las abruptas y dolorosas transformaciones que dejó la décadil

de 1990 en el Gran 8uenos Aires. Nos aproximábamos a un consultorio médico

privado situado en el centro comercial del barrio y, mientras mi mente se perdra en

la precariedad y el carácter poco serio del comercio que tenía ante mis OJOS, dijo'

esto es una cueva de perros. Yo vendría acá sólo Si no tuviera más remedio, Pero

antes era diferente, Lo que pasa es que los hospitales públicos son una payasada

y nosotros ya no tenemos obra soCial porque no tenemos trabajo. Los chicos (por

sus hiJos y por 105 hiJos de las mujeres de su iglesias) no se dan cuenta porque

no saben cómo era antes.

Compartia conmigo los parámetros que hacian desconf'¡ar de ese consultorio

médico y, al mismo tiempo, hacia evidente que un pasado de vielas conquistar,

soCiales dejaba de nutrir las expectativas de lo posible para servir de medida del

sentido de ro perdido, de lo antiguamente justo, de la restricción del horizonte actual

Margarita no mide el contrato en términos dependientes de una noción abslracta

de jerarquía, sino a partir de una experiencia histórica en la que el sentido de la

jerarquía se "promedia", se constituye históricamente con singularidades dignas de

ser reseñadas, Los efectos de ese recorrido histórico, el hecho de que existe lJna

historia, es registrado por la propia Margarita, que una vez, al contarme un lramo

de su vida, me dijo:

Cuando salí de la casa de esa familia que te dije comenzó mi vida, ahí, trabajc

en una fábrica y yo no podía creer, fue como una aventura. Ten'ia la plata para

mi [como empleada doméstica recibía un "salario" que se dividra entre lo com­

putado para su manutención y lo que era enviado a su familia en el interior] y

encima teníamos el sindicato", La gente de Lomas [la familia para:J cual había

trabajado como doméstica] no era mala gente, pero mi vida empezó después

que salí de ahr.

Margarita, que salió del Interior paupérrimo a servir en la casa de una familia de

clase med ia, term inó siendo una obrera texti 1que participó en un sindicato y disfrutó

de reivindicaciones que fueron consagradas como derechos irrenunciables que ha·

CÍan parte de su honra, En ese camino, sus referencias pasaron de ser "los señores

de la casa" a los patrones de la fábrica, y un Estado que a los OlaS de Margarita

equilibraba o favorecia a los lrajadores en las disputas cotidianas y concedia como

170 PABLO SWÁN

derecho unas posibilidades que Maraganla asumió como reales a los 18 años pero

que a los 12 le sonaban a leyenda Tanto o más que los bienes recibidos, importa

la huella que dejó en su sentido de la Jerarquía una experiencia que instituyó para

ella la eXistencia de derechos que Margarila entendía como de los trabajadoreS Es

en este contexto que se puede decir que en ella conviven la aceptación de los lazos

verticales con el igualltarismo de perspectivas adquirido en la experiencia y que le

hace desconocer dirigentes. grados y títulos que respondan con hechos por sus pre·

tensiones: desprecia a los fríos pastores de seminario como a las "señoras nariz para

arriba" que fueron sus empleadoras o las de sus hermanas de iglesia. A ese sentido

de la jerarquía trabal ado por la historia que, como lo recuerda ella, la ha provisto

de una asistencia médico-social ejemplar, no la convencen ni la sala del barriO ni el

centro médico privado arudido más arriba, Una experiencia anterior le ha dado los

parámetros de lo posible y no es cualqUier donación la que cumple la expectativa

de reciprocidad Así que cuando hoy "recibe menos", no deja de reaccionar desde

su ancla. aquella experiencia en la que la trabajadora suburbial recibió bienes y

dignidades que la instituían como parte importante, antagónicamente enfrentada

a otras, no necesariamente la hizo ciudadana pero le puso horizontes igualitarios

concretos y operacional iza bies,

Margarita, que aceptó mi presencia en su templo ruego de "probarme", para

dejarme entrar a su templo regularmente. Cuando accedió, dijo que yo le habla

parecido "un buen chico", que sabia aceptar, y había valorado como un rasgo de

humildad una situación desapercibida para mí: sabiendo que mi letra manuscrita

es inentendible, me había negado con deferencia a escribir el libro de actas de la

igleSia Margarita, según me explicó, entendió esto como un gesto de abstenerme

de ostentar superioridad Quiero decir: Margarita sostenía un patrón de relaciones

espec iales con los soclafmente "otros" que se hadan presentes en su barrio: mostraba

su punto de vista diferente, pleiteaba la superioridad del médico, de las maestras

de la escuela frente a frente, y, reclamando ser oída, muchas veces se quejaba de

una arrogancia frente a la cual se justificaba su aspereza -en mi caso eso no fue

11ecesario-. Lo que podrra aparecer como prepotencia (porque el espectador no

se termina de acostumbrar a que los pobres hagan otra cosa que ostentación de

humildad y porque los "de abajo" no han terminado de interiorizar la posibilidad

de accionar a su favor, naturalmente, las pOSibilidades igualadoras -que no exigen

ni arrebato ni disculpa-) y las conquistas sociales acordadas en el medio de una

trama genéricamente relacional y jerárquica hacen que Margarita sea uno de fas

tantos testimonios de que en algunas generaciones de los sectores popul<lres se

había instalado un latido que hace estallar esa Irama, sin ser Igualdad humanista:

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Page 86: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

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"articulación cont ngente de regla5, discursos y objetos en el que las ideo logias 5011

derivadas (y no condiciones previas) y se brnan eficaces".1 Junto con la recuperaclÓl1

de la noción de persona, que nos ayuda a captar la positividad de las experiencIJ~,

po laicas que se desi¡rrolliHl ror flJPf21 rilO' marcos nO'mativn<, qlJ¡:> iglJ;,lan ..1 ¡¡BPrl~r

y el ciLdadano, e'j necesario hacer de la histOria un plano inmanente al agente. LI

historia no es contexto, conjLnto de fuerzas que modelan, sino, más radicalment(~

plano de constitución de formas del agerte, de nociones de persona singulares qU!'

dan lugar a polltlcldades singulares.

CrEO que por esta vía nos situamos frente a una cuestión est'atégica del anali51",

político y en el qLe la antropología puede aportar su diferencia. Allí donde se h"

supue~to que las transiciones democráticas eran una especie de escalera rrecanica

en la que el restaJlecimiento de 105 derechos poiíti:os generaba la Ciudadanía, la

sociología y la ciencia política, una vez comprobado el fracaso de su pronóstico,

han el2borado un monstruaric en el que los pretendljos clientes ocupan ellugal de

u'rlusCluriu ¡xirlcipdl. Erl ~I rnislllü t~rrerlCl, el tratClmiento del caso de Margarita que

hemos propuesto ensaya una alternativa: antes de preguntarnos sobre su cistancia

y su diferencia respecta del agen(e democrático ideal, preferimos preg~Jntarnos por

su pos tivldad y por la lorma en que ésta existe a pesar de las presunci;)nes de

hegemJnía del un'lverso simbólico de la democrac'la,

"•. Vea~~ 0oldman, M~rCIO, Alguma an/l<Jpologia, R~I"me Oumar,i, Ro d~ J~M'ro, .999, P 178

174 PABLOSEMAN

••••7

~•• ni DemOniOS ni DeSieRTOS'

Introducción

El siguiente es un ejercicio crítico realizado en el año 2001 y basado en un ar­

tículo de Phillppe Bourgois cuyo resumen, en palabras del aulor, es el siguiente:

La Guerra f-ria limitó el antllisis del autur [el propio Phifipe Bourgois~ sobre la

violencia política entre campesinos revolucionariOs de El Salvador dLrante los

80 Veinle ¿,ños después, un anélisis retrospectivo de sus notas de campo docu­

menta las formas en las cuales el terror polílko y la represión penetran en las

interacciones diarias y normalizan la brutalidad interpersonal en un" dinám ica de

viJlencla cotidiana. Más aún, la violencia estructural. simbólica e interpersonal

que acompara tanto la movilización revolucionaria como la Tl igración laboral a la

us irlflel citye~ ~compañ~da por fr¡¡eturJ~ de género. Las trampas de la violF"nr.ia

simbólica en la guerra contra la insu"rección generaran mutuas recriminaciones y

1 Sdvlna Mercnson, Mark He~18y, C1;¡udlo Benzecry, Gaslón Bellran y Luca~ Rub;nich fueron ,ectores ",ene­" rOSO" ~ crltlcO~ del t~_do que compone e<le r~r>II'JICl F'l~rcn ~enslbles ~ mIs pre~cupacIQnts y me ayudaron ¡j eli¡/¡~ar!a5. Sr.') d),[vsm.)es Qtle "'Rilen de h~c~ mucho herrpo ~ ,ncluyen a n'uctlCls 0),(5 que ah0'~_ inlllsl2menle, estoy clvld~ndo NI 10' "Qmbrado~ rl los ar,óni,no5 50n responsablus de mis orlllliones,

BAJO cotn:NUO 175

Page 88: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

un sentimiento de culpa que oscurecieron el rol de una estructura de poder opre­

siva, De manera similar, la violencia cotidiana dentro de una versión neoliberal de

la paz facilita la administración de la subordinación de los pobres que se culpan

a sí mismos, como si se tratase de fallas personales. El desafio etnogratico es el

de dilucidar las cadenas causales 'J las relaCiones de género en el contmuum de

violencia que refuerza la desigualdad en la era post-Guerra Fria.

Mis preocupaciones respecto del artículo que debía criticar no se referlan tanto aI lo que el articulo decía como al cuadro que subyacía a su producción, La necesidad

de los ilr1lropólogos de salir de los límites del culturalísmo Ingenuo y de encontrar

teorías que le dieran contexto a la práctica de una antropologia urbana cada vez más

interesante en sus descripciones de los fenómenos, y cada vez más angustiada por

la falta de una teoría dela sociedad para trabajos de campo que ya no tenían por

ji: sede las sociedades indígenas, tuvo, entre otras, la siguiente consecuencia: la obnu­

bílación con los grandes díscursos sociológICOS, la tentativa de síntesis apresurada

entre práctica etnográfica y teoria SOCiológica, la moralización de la práctica teórica

de manera tal que sí el discurso teórico no €ra pOrtador de una pasión agonística y

una denuncia no era legítima, Paralelamente, otra situación reforzaba esta línea de

acont€cimientos: la sociología que había salido del economicismo ingenuo tendía a i , , regodearse en el improductiVO limite de contraponerse a ese pasado afirmando en

cada paso la preeminencia de lo simbólico, En ese contexto, y muy especialmente en ,

el contexto argentino, vivimos una "vogue Bourdieu" que intentaba salvarnos de los

di males antedichos Imponiendo a la obra de Bourdieu, y a una lectura especifica de

la misma, como salvación" La tormenta, gracias a Dios, amainó, y todo 1,0 que este

trabajo haya perdido en herejía lo gana en comprensibilidad y, tamblen, en utilidad1" para la tar€a de reconstruir el contexto intelectual en que ejercemos la investigación

"

Este trabajO r€conoce los problemas en los cuales se Instaló la moda que discute 1

Pero duda, con argumentos, de la solución aportada,3 Lo que sigue es lo que fue

I escrito en la oportunidad en que fue publicado por primera vez. , I "

l' v ,. Ur,~ ~e I~s arisla, que presenl~ba I~ moda en curso en ese enlonces es q~~ la ob"~ de AOllrd'eu ya habja ·"de) Inlroduclda en la Argenllna de formo m~ChQ m~:. rita, cri(,q y abierla par JlJtore, corno Allamrrano, Sarlo y Sldlcaro (sólo por recordar Intrerlacucloneó 'J~llas~~ d~ rt1l IQ'm~Slón ~nP."e'SllJ"a) En aq~el conlex IeL

se hab'~n Iraducldo también crillcas coma I~ dp 10 "gr.Qn y PJs~~rrJr,. c~y~ ',¡~IÜf en f.l marco del furor acrilllu que loda'lia r~sl~, la~ cond~f1a al desconoc,mientD ,. Una posrcion parc'<llment~ conv~rgenle con ésta, prw b~~~d~ ~n olrc" t""IG,, ~~ I~ que desaffolló Claudld Fon~eca ~n "La cla5~ SOCI31 y su fecll5~ción ~tnD~rJfi[il' ~n Elnogr"f'ils CQl,r~mp~rJn~ils N' 1, BlJenoó A¡re~, abrol de 2005. pp 117-38

176 PABLO SEMÁN

1I ,

La razón por la que El pDder de la violencia e.n la guerra yen la paz resulta valioso

y productivo es la muestra en acto de', grado en que nuestras interpretaciones se en­

cuentran sutil pero poderosamente condicionadas, La realización de un "impiadoso"

ejercicio de exposición de la relación que un investigador tiene con su material de

campo permite palpar la eficacia desconocida de', contexto del interpretante en sus

interpretaciones, Sin embargo, Yesto es lo que me interesa discutir, esta contribu­

ción reincide, por otra via, en el error que pretende corregir. Esta crítica excede la

posición de Bourgois en la medida en que esta posición hace resonar Una serie de

elementos constantes en algunos ana lisis etnográficos sobre paises !atlnoamericanos.

Así, dirigiéndome al trabajo de Bourgois, aprovecho la oportunidad qLl€ ofrece para

discutir algun<'ls perspectivas que me parecen mucho más problemáticas de lo que

deja suponer un llamativo consenso sobre ellas."

Los condiCionamientos contextuales que Bourgois pone de manifieslo no ~on ~ó\o

estructuras de larguísimo plazo que presentan suturado el resultado de una balalla

social, Bourgois refiere a la nubosidad que nos imponen los aconteclmiento~ relati­

vamente cercanos a los cuales estamos ligados y a la naturaleza mínima, pero llena

de consecuencias, del acto que termina estableciendo una lectura de los datos, El

temor de abonar la visión "neomacarthista" imperante en la política centroamericana

de Estados Unidos, hacía invisibles, o imposibles de señalamiento, los hechos que

manchaban las conductas de los grupos sociales y polítiCOS que luchaban contra el

gobierno salvadoreFio, Había en ese entonces un constreFiimiento al escamoteo de

los hechos de violencia que teñian las relaciones entre pares (o supuestamente pa­

res), en el interior de estos movimienlos La reflexión de Bourgois demuestra cuánto

influye la coyuntura política en la producción científica y cuánto presiona al error

el hecho de encontrarnos en una coniigurac,ón en la que sostenemos unos valores,

discernimos unas realidades en las que qUienes podrlan encarnar esos valores los

contrarían, y tenemos, finalmente, enemigos de eso~ valores que explotarían esas

w •. [1 wn~~n,;o ~é, en r~alid~d. JrJr~"te yprocede de lo dlslm~tria en que dialo~an Ja~ perspectl"'~s an"I,¡'r,~"

t,,~len critica,; c"mol~ d~ L,'giJ SIl(Jud a Nancy S~hepperd Hu~ues, o I~ d~ Mark HeJlel' ~ BOOJ,d,eu y Waequant, qlJe p,~~bJn q~~ 105 disensos exist~n SI no son lan eYldenl~, enlre nosolros, ~~ pOI una ,~,¡'¡n

Que nD d~l~ de len~r su ladel l(ra(O,,~n, qUlzj SEa el campo académico El campo en si q~~ el'eprDdu<:c,¡¡nic ­

mQ rewlt~ rna,; r~<lll,la yónalili<:Jmenle mas fértil, Ve¡jse S,gaud, L., "Fome ecompor(amenID~ SQCI~I," ~n

Ma"J' E~t[ido~ Clr Antrupol~giJ Sacia! N° 1, Programa de PO$-Graduó~ao em AnlropologiJ Sonal, Mu"EU NJciDnal y lInlver~":l~J Fed"'JI d~ Rlo de J~np.,ro, 1995, pp, 67-176: Scheper Hughes, N , L.1 "Jufrlf s,n lIallto, l'I(lll'n,¡~ y Vida colid",n3 en BrJsil, Ariel, Barcelona, 997, y Healey, Mark, "D's~~lam qut ',ollel amp,i'Jn'sada· Bo~rd,elJ y W¿KQuant ~ob,~ raza en Bras,I", en Apuntes de Investlg~cid" df'1 Cre" N":', BLJpnD~ A"~,,, 2000. r>P 9')-]02

BAJO CONTINUO 177

Page 89: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

realidades con tergiver5.aclones o sobreponderaciones. la sencillez, la hone5.Hdad

y el valor crucial de una demostración que se hace releyendo el propio material es

de imporlancia crucial porque hace presente lo que siempre se sospecha pero rara

vez se problematiza. las poblaciones latinoam ericanas como objeto de 1as ciencias

sociales (en general, pero no e¡o;c lusivamente, de las cienCias sOCiales del hemisferio

norte) padecen objetIVaciones que se hacen sobre la base de sus aspectos folclorl­

zables: son las aristas que en 8rasilllamamos "para inglés ver" y que, yo agregaria,

surgen del "inglés viendo". El ejercicio de Bourgois, confesión de parte, viene a

relevarnos la necesidad de probar que el "inglés viendo" no es una caricatura sino

una realidad tangible en sus potencias y en sus limites, en su honestidad yen sus

condicionamientos 'Inconcientes.

Mi critica a la autocrítica de Bourgols se reduce a unas preguntas: ¿no sera que

otra vez, y COmo suele suceder con frecuencia, se cree estar resolviendo el proble­

ma cuando en realidad se está incurriendo, una vez más, en el tipo de acción que

lo genera? ¿Y si el mismo papel que una vez cumplió la Guerra Fría lo estuvieran

cumpliendo, en el contexto actual, la necesidad de creer que se ha encontrado una

teoría definitiva para OpOnerse al neoliberalismo, el desconocimiento (en el sentido

que el pslcoanallsis le otorga al término) de que el universalismo es siempre una

pretensión problemática y la creencia ingenua de que las tensiones entre antropo­

logía y sociotogra esta n definitivamente superadas? Una vez con conciencia y otra

vez sin ella, Bourgois sufre el poder distorsivo de los conte)(Íos inmediatos en la

interpretación. La primera vez se trata de la Guerra Fría. la segunda V€2 atacan

por la espalda las secuelas del monólogo reproduccionista,5 la idenlillcación del

análisis con la oposición a enemigos que se han definido antes del análisis mismo y

la urgenc'la por cumplir con el Diktat del momento (la superación de las oposiciones

que Suponen los diversos abordajes, como si éstas €¡o;istiesen sólo por pretensiones

corporativas), que hacen que el movimiento crítico naufrague en la confUSión entre

el mundo y mi mundo.

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, A~';t~ altura de los aconleClml~n1D~, nI",I reproduccIonl5mo e~ sólD ~I nlJrl1bre del "probl~ma" de BourdlelJ (mu,'ha5 '/~q'~ luslalll~nle se~"ladD). '" BQIJrdieu es tan ~ólo un reprodUcci'Jolsta {algo lolalme~le oll'ld..-:l~1

H<ly e~pIICJcl()nes reproducciúr,,~(¿l5 yU~ ¡>arten de 8ourdleu, p~ro la cOl1l1lgan con soclologl"s men(J'; iHJ·

loconci(wles de sus compromisos "ormaliv~s. y sarl peores Hay cJitlcas a 8ourd,eu que sor, 1,,,, b3nal~5 y superfiCiales como su ulil,.aclón corno caballilo d~ bal~llo. [.li(mces. cuando hablo de reproduccionr,m<J ~1(,

rellero. centrolmt"t~, ~I c~r¿¡cler de cln;ulo de h'mro QLJf ~e les da a expllcoc lone~ lcasadJs ~n la cj,alécllca. parclal'-'lel1lc Inneg~ble, entre lo que se Inc~lca y ID QU~ ,e solicrta soeralmenlt

17B PABLO 5EMÁN

Sistemas sociales, ollas a presión, actores y sistemas

Una situación histórica y sus conflictos, la Guerra Fría, tornan Iflvisibles las

realidades que arruinarían el prestigiD de los rebeldes salvadoreños o justificarian

indirectamente a los opresores del puebto. por no convenir con ellos se concede y

se los descrtbe como víct'lmas, como nobles rebeldeS, pero siempre inmaculados.

En relaCión con esta impasse, que no es una mera contradicción lógica sino una

serie de actos advertidos en el propio cuerpo y en ia propia forma de registrar y de

escribir, se desarrolla la segunda contribución del articulo: una primera instanCia

del trabajo de Bourgois habría descripto unilateralmente la presencia de la vlolen­

c'la. Esta habitó y habita la realidad salvadoreFia de una forma más e¡o;tensa y más

comp,leja que la reflejada en aproximaciones dislorsionadas por los influjos de ta

GL'erra Fría. Pero no se trata, obViamente, de equil'lbrar las culpas y endosarlas a

los que pasarían a ser ahora demoníacos movimientos de oposición armada, sino

de establecer premisas para interpretar de forma social y global la d'lnámica de la

violencia. En este conte¡o;to, Bourgois propone entender los fenómenos que fueron

estratégicamente Yactivamente desconocidos en tanto violencia cotidiana, producto

de la ViolenCia que suma la v'lolenclaestructural Y política, La categoría se propone

un objetivo preciso y necesario en la intelección de los fenómenos sociales: se trata

de sustituir la relación moral inmediata con los hechos por la fórmula que engendra

el fenómeno Visible. Una propiedad sistémica. un proceso objetivo, un concepto

sociológico, viene a dar relieve a lo que, con graves pérdidas analiticas, podria ser

establecido como fenómeno psicológico, o io que podría quedar oscurecido por una

simple relación moral con lo que no termina de reconocerse como la objetividad

de lo sacial. La explicitación de la noción de violencia cotidiana utilizada por Bourgois

confirma que se nutre. en grado fundamental, de una viSión que afirma h:¡fmas y

grados de verticalidad de lo social que deseo discutir en su potencia y concepción

(no negarlos, si complejizarlos) y, también, tornarlos más abiertos. Es/a definición

presenta la Violencia cotidiana como un fenómeno exclusíva o fundamentalmente

derivado. la violencia interpersonal es el efecto de un quantum de violencia política

y estructural que func'lonaria en la lóg'lca del e¡o;ceso y el desborde atravesando todos

los niveles de la organización social que funcionaria, como metaforiza el autor, al

modo de una "olla a presión". Podemos asumir la metáfora e interrogar, ¿el "contenido de la olla" es indiferente

a la presión) Bourgois no saca ninguna conclusión de las especificidades locales

en cuanto a su capacidad de elaborar dilerencialmente la presión generada por la

BAJO CCI-.;~I~'lJO 179

Page 90: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

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olla. En todo caso, y en la linea de la metMora física q\le plantea, habrá un grildo

mayor o menor de presión caracterizando a cada situación, pero nUnca procesos que

intef~engan c-alificamln los f",nómenOs. de encuentro entre \0 Que viene de ilTl ¡Di! 0\0

la olla y lo que ésta contiene. Me explico mejor con una pregunta: ¿no habría que

suponer que hay una Dialéctica entre la presión de la olla, ellipo de elEmentos que

r.ontiene y el grado de agregación de éstos? Parece, ~II uefirllliva, que no interesa

si en la olla hay porotos. arrOl o maíz, o si el medio líquidO es aceite o agua, '1, ~or

lo tanto, hay un deSClJdo en la ecuación en la qUE deberían pesar la resistencia

específlc¡¡ de m¡¡lerlales yio las \Ospeclf'¡Cldades de las InteracSlones del contenico, el medio líquido y la presión.

PJede que el flsicalismo elemental de la propuesta sea una mera licencia y qJ€

mi argumento L:UdSICulinario seannecesarro. Pero las categorías menos metafóri­

Cas del análisis de BourgOls no se distancian de esa lógica y hacen pensar que la

metá'ora es, antes que casual, la figura pantográfica, la amplificación sistemática

de UII elemento que se encuentra Sutilme1te presente en la arquilecura teórica

del tExtO. Todo el razonamiento supone una pasivid¡:;d extrema de los niveles, ele­

mentos y procesos micro a los que se transfieren las consecuencias '1 las fuerzas

de los procesos macro. Expreso Esta preocupación fuera del nivel no demagógico

en el que, muy pertinentemente, plantea su proPuesta el autor: no reclamo por

la pasivización en nombre del ideal rom ártico, ni En el de una meta'ísica de ñ

conCiencia, ni siquiera desde la posición sensato, despojada y lúcida del Ra'1mond

Williams que afirmaba que ninguna dominación, por llás absoluta que fUera, deja­

ba de presentar un resquiCIO para el ejerCicio de una libertad antrnpnlógiramente

Universal (una postura que tiene tantos matices y es:á tan cargada de experienCia

que podría eludir con soltura las imputaciones de "humanismo" de las que podria

padecer). Partir de esos supuestos desocializaríil la e~plicación priviindola de Uml

sociología que puede Ser la de Bourgois o la que reiVindicaré m~s adelante y qU8 difiere de la de nuestro autor,6

El nivel micro al que refiere BnllrEoi.~ cnmo un nivel paSIVO, receptivo de efectos,

es también el nivel en el que se organizaban las fuerzas qUe combatían al gobierno

ya los grupos dominantes en El Salvador, O sea qUe al mismo tiempo ese nivel es

el de la constitllción d,o un actor que tiene cficaciJ mano. Yen e5to.; rl:gi:;tru, resulta

" •. Erl todc c~so, yeor':lo puede co~st~taflo Elléclor, ~I humam~mo "Ingenuo" Otesti non'ü de un compfomisL va por cl.e~IJ del aU[lr que estamos analizando,

180 PAElLO SEMAN

prob\€máticoque se p ense con una regla que le asigna a un actor cualquiera cero

de Juego abierto en la teoría implícita que piensa las relac ones enlre actores en

el s~r.o de un sIstema la vIole1cia estructural y polrllca pdrl:cl:ríiJ r u ¡JeJar IU!,:dr

a otra cosa que a lo qJe da lugar segun Bourgois: a la degradación humana, a la

normalización de los niveles de violencia que permiten esa degradación, Pero este

estado (1lamémoslo c01venclonclmente: 3), derivado de la InsurreCCión armada, de

la reacciór. de los grupos dominantes Y de la intervención extranjera cue superó en

su propio pais todas las resistencias democráticas, es el resultado de la cons:itu­

Clón de una jinámica rellollJci01aria (estado 2J, en la que una fase anterior de la

dominación (estado II comenzó a ser im;)ugnada, Si para esta última se hubieran

aplli:ado los principioS teóricos CUlO' BourgJis aplica para explicar la Situación 3, esta

rebelión habría sido un im posible, un impensable, un caso excepciona que Justlf ica

a la regla, y ::lado que ella se po-odl.ljO, 'f ,jada que las revueltas se producen, creo

que mi objeción a los supuestos teóricos tiene alguna Importancia.

El error cel reprodJcc\onismo del ral:mi'lmientJ no reSide en que se dan como

evidencia todos los delermi nismos q ue cz,racterizan a la oposición siempre desigual

entre aetor¡:>~ ~ol:'la\e" y gró'lr.iñS il lo~ cuales la dominaCión persiste. lo que pesa es

la ausencia, en el habltu5 analitico, de una noción positiva de los elementos que, en

todas las SOCiedades, en todas las historias, tornar perecible cualquier imperio que

nurca cae de senilidad, En ese hueco militñ lil noción de ñrJor !lue rEivindico: algo

que es parte de una tota\ldad peTO que so: incluye en ella te1sionalmente, no como

entdad anterior sino como encarnación de momertos de ura plataforma de acción

histórica. tst¡¡ es "estruclura" sólo par~ la \fiSIón hegemónica y, en realidad. es unñ

superficie que acaba siendo siempre el resultado de una realidad conflictiva que

escs momentos, los actores, constituyen i lestimollian. No r€.clamo por un indiViduo

Cdpill dIO prolilgonisn"o sino por una concepción del hecho soci<:ll que no reifique

los resultados del proceso (sea baJO la 10rma de una conc':er.cia CO\€.ctlva, de una

magnitud física de superioridac incesante o de una violencia estructural que crece

a espaldas de los actores 'f ~¡jl,) puede ser pl:IlSaDil como una espaie de láp,da),

que no confunda los resultados de las disputas sociales con la realidad conflictiva,

dis:métrica y politica de lo social. Pensar con esta lógica ayudaría ~ e'Jitar que la

violencia co~idlana sea conceclda como el resultado de una sLlma iJlgeuriJicd de

fuerzas fisicas, como la magnitud reslanle del quantum de lJiolem::ia eS~f\.lCtural que,

desocializada de unas formas que la contenían, OJera libremente coma un rio que

se ha salido de m¡¡dre, inunda una geogralia, arrasa con las deler.sas

BAJO CONTINUD 181

1

Page 91: 25385595 Seman Pablo Bajo Continuo

Ni demonios ni desiertos

Pero hay otro núcleo del an¿llisis que desplaza las condusiones en la dirección

criticada. Los subordinados no son actores (como vimos hasta ahora) y los su bor­

dinanles son hiperartcres (Como indicaremos de aquí en más). Esta última es la

connotación con la que aparece un comodín de! análisis: el neoliberalismo ¿Es éste

una corriente social, Ideológica y política g,lobal, un proceso nacional que, con mucho

peso específico, reorganiza socíedades nacionales de ca pitalismos precedentes muy

especiales y muy d.ilerentes entre sí, o se trata de ambas cosas al mismo liempo? La

pregunta introduce una objeCión más amp/la: neolibera!ismo resulta una categoría

demasiado general y demasiado carente de articulaciones especificas como para

sustitUir una serie de COnceptos que van desde régimen de acumulación a fase

del capitalismo o formación social, bloque histórico -sólo para invocar una de las

tantas tradICiones que podrían ofrecer medíaciones imprescindíbles-, La objeción

no nace de la voluntad de contraponer categorías, sino de la impresión de que las

reJerencias al neoliberalísmo son, antes que nada, demOf1ológicas y que por la vía

de la solicitación moral se propicia un acuerdo analítico que no me satisface, mi

oposición a lo que Bourgois llama neoliberalismo no me lleva a oensar que se pueda

pensar la Argentina, El Salvador o Harlem, sin hacer Intervenir como mediaCión de

la influencia .'leoliberal el conjunto de factores que crean sociedades y/o espacios

singulares como las naCiones, las regiones, etc. Más que una mediaCión instrumen­

tal, estos factores son elementos constitutiVOS como el neoliberalismo, que es, en

diversas metabolizaciones SOCiales, un elemento definidor.

Hay un punto en que la presencia satánica del neoliberalismo se conecta COn

la ausencia de una idea de actor, con la concepción del nl:'oUberalisrno corno algo

distinto de una apuesta social o un esfuerzo de díreccíón '1 de construcción reali­

zado por unos grupos sociales. El proceso de afirmaCión de las intencíones de ,lOS

grupos sociales que promueven una desigualación brutal es presentado en términos

de la irrupCión de una fuerza omnipotente que hace de la sociedad un infierno. La

Imagen de las sociedades agobiadas por el neollberallsmo parece modelada por un

mito: qLie la degradación de unas formas sociales es sucedida por formaciol"1es no

soc)ales y no por configuraciones sociales que realizan valores que. si se desea,

pueden ser discutidos y comparados cOrJ desventaja respecto a otras SOCiedades y

parámetros. SOCiedades de sujetos armados y en proceso de au lodevorac ión pueden

no ser mejores o buenas, pero no dejan de constitUir sistemas sociales Y el con­

¡:unto de esta reflexión apunta a cuestiones bien urgentes: vivimos en sociedades

que viven prOcesos de reestructuración y degradación, y que proyectan imágenes

182 Fj\BLO SFMÁN

pavorosas que, para hacer valer ei sentido de la intervención del sociólogo. deben

ser disueltas y reintegradas en un análisis del sistema Y su evolución. Describirlas a

traves de una Simbología del mal, sobredeterminada por la coyuntura, entorpece la

símbólica del mal '1 el análisis, al pastor y al sociólogo (y conste que no tengo nada

contra el pastor que haga bien su trabaJO). Al analizar la situación de una pequeña

población búlgara y sus relaciones con el conjunto de ,'a sociedad, sophíe Chevallier

muestra que el sistema involucionó. que la lóg,ica estatal es sustituida por otras

lógicas més "primitivas" y, tal vez, negativas desde un punto de vista axiológico,

pero nada muestra que sean imposibles de analizar.' Deberiamos saberlo nosotros

que estamos viviendo un "demoniaco" proceso de implosión, pero no dejamos de

ser una sociedad y debemos mucho de lo que está pasando a las particvlares ca"

racterísticas del sistema social y no al hecho de que no lo sea,

La etnografía y las teorías de la totalidad social

Las dos discusiones anteriores llevan implícíta una observaCión crítica que

resulta transversal a los dos argumentos anteriores y que es conveniente eJ(pll­

citar. El razonamiento de Bourgois encuentra en la violencia cotidiana la forma

de integrar un observable etnogrMico en una versión de la totalidad social. Por

la vía de un rodeo, qUisiera argumentar que ese paso no está exento de proble­

mas. que por ín!entar superar lo arbitrario, lo corporativo y lo histórico de la

diVisión entre sociología y antropología termina ahogando las potencíalidades

de la etnografía Comencemos el rodeo. En las ciencías sociales de la religión crece la conciencia

de que toda vez que se habla de relíg'IÓfl para refer"lrse a un campo de prácticas

dedicadas a "lo sobrenatural" se generaliza, indebidamente, la experiencia de

aquellos para los que el aquí y ahora se ha dividido respecto de un más allá y de

algo que, sólo a partir de esa división, aparece como "trascendencia"' como "50­

brenatura,leza". Es el punto de vista de la modernídad (fenómeno y mito movilízador

al mismo tiempo) el que ha generado la categoría de "religión" como resultado de

v ,. W~se Chevallle: SQphle. "U,,,a SQ~;eddde ern mud"r.. ~d An([(lpOlo&", d~ 'Irans,~a~ na BuJga"" oo. en HOri­

zontes AntroPOl6iJi"os N' 15. f'~rw Aleg'~, 2001 pp,37-5/

BAJO CONTINUO 183

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lo sagrado ora para proteger a sus hijos con medios sobrenaturales, ora para sen­

sibilizarlos frente a las responsabilidades familiares que es la via real por la cual

la violencia comienza a ser evitada, Si en estos casos operan todos estos factores.

no veo por qué en la situación salvadoreña no deberían operar otros y, al mismo

tiempo, hago ver que la homologación de las situaciones requiere integrar tantas

singularidades que la misma sólo se podría dar en un nivel más abstracto. Estos

casos permiten elaborar una conclUSión adicional que, desde otro ángulo. subvierte el

supuesto t.kilo de la homogeneidad que aSistiría al fondo de ',a sociedad aplastada,

en los sectores populares conviven di námicas diferenciadas que impiden pensar que

la violencia estructural opere de la misma forma en sus diversos segmentos. Y SI

estas dln~micas son conmutables, homologabies en un plano más genera'l, lo son

en virtud de principios que "OS unifican en torno de valores y repertorios que desde

el punto de vista del análisis no pueden ser reducidos sin ensanchar y relatiVizar el

punto de vista del analista.

Hay lógicas y categorías sociales que trabajan en la zona en la que la "violencia

cotidiana" nunca se constituye sin cualidades especiales y como algo m~s Que

un grado de presión de los elementos estructurales la condición para percibirlas

es lan fácil de declarar como difícil de praclicar: la apertura relativizadora, la

desmisti11cacián de los supuestos etnocéntricos -aun de los bien intencionados-o

El cumplimiento de esta condición se ve obstaculizada por el reproduccionismo y

por la demonizaclón, pero resulta directamente impedido por la afirmación de una

categoría Que suprime el otro lado.

Se adiVina entonces que todo este rodeo 'llene a cuento de una cuestión q'LJe

completa esta última refle)('lón transversal: pese a todo lo que cuesta y pese a que las

categorías de los agentes no lo explican todo, no debe renunciarse ni por un segundo

al hecho de que las concepciones de los agentes reconstituyen y singularizan las

tramas y los procesos que analizamos, y muchas veces obliteramos con categorías

como "religión" o "violencia cotidiana". No he mostrado que el concepto de "vio­

lenc',a cotidiana" pertenezca al contexto del investigador pero, al menos, he dado

algunas pistas para entender que no se trata de una calegoria relativizada a la luz

de la información nativa (y no digo, de ninguna manera, información nativa elevada

al rango de teoria) y aquí, para calcular el plano al que nos lleva esta afirmación,

cabe recordar a Louis Oumon!. Frente a la retórica fácil que denuesta a la antropo­

logía como una toma de posición por la categoria nativa o su idealización distorsiva,

Dumont -que no habia renunciado al universalismo, pero lo sabía complicado- decía

que las categorías supuestamente objetivas de la sociología son, mucho m~s de lo

que lo creemos, categorías del grupo al que pertenecemos y que sólo luego de ajustes

186 PAtlLO SEMÁN

comparativos que las transformen podrían ser "objetivas",B Afirmaba, también, Que

las categorías antropológicas. strictu sensu, estaban mucho más próximas de ese

ideal que las sociológicas, Éste es el pur,to al que quería llegar, antes de finalizar,

retomando el hechO de que "violencia cotidiana" se pretendía un concepto mediador

entre el plano etnográfico y la teoría sociológica. En I,a medida en que el concepto no

está relativizado, ni ampliado por los efectos de la crilica contrastiva, funciona tan

equívocamente como "religión". Yen esa misma medida la etnografia se condena a

responder las preguntas de una teoría de la totalidad social que ofrece sus caSille­

ros. amable, combativa, sospechable, A esa teoría, antes de satislacer1a, es bueno

interrogarla y para ello nada mejor que dejar que se desplieguen los electos criticos

de la etnografía que, para teorizar, duda metódicamente del carácter enraizado de

las pretensiones de universalismo que siempre vienen a decirnos: esta vez sí, esta

vez es objetivo y universal. ¿Será lo mismo... ? Si la lucha contra el neoJiberalismo

puede desarrollar el mismo papel de obstáculo epistemológico que la Guerra Fría y

sus efectos, si la "violencia cotidiana" puede ser la sobreinterpretación elnocentrada

de lo que antes fue ideológicamente subexpuesto, si algo así como la idolatr¡a en la

discusión de la teoría nos hace olvidar el problema de I,OS análisis dominocéntricos,

me parece que podemos (y debemos) seguir dudando.

"" s, Véase Dumonl. Lauls, IntrodUCCión a dos /eoriB5 dI! I~ ~nmwlOf:¡~ s.,x,jl. AnagralT<1, Barcelona, 1975, p_ 33

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Inolce

Prefacio, por Denis Merklen

Agradecimientos

Introducción

1. Cosmológica, holista y relacional: una corriente de la religiosidad popular contemporánea

Introducción

Cultura y religiosidad popular

El modernOcentrismo como obstáculo epistemológico en el análisis de la religiosidad popular

Tres claves de interpretación de la religiosidad popular

Cosmológica

El Carácter holista de las prácticas religiosas en los sectores populares

El carácter relacional de la experiencia religiosa popular

Conclusión

2. Visa, apogeo y tormentos del "rack chabón"

Introducción

El "rack chabón": una categoría problemálica, un desarrollo histórico preciso

Venganza social: epílogo parcial del "rock chabón"

3. Historia, best-seJlers y política

1- La historia de masas '1 la crítica académica

2- Los best-sellers desde el 2000

3- Tres figuras actuales de la relación con la nación

Distancia

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, 90 c> La argentinidad como reproche

96[:> la voluntad de ser argentinos y el peso de la historia

, 98 e> Los "libertadores": entre 1955 y 19B3

102 e> Si Moreno viviera ...

139<4 5. ¿Por qué no? Del matrimonio entre espiritualidad y confort, del mundo evangélico a los best·sellers

142 ¡a. Desarrollos de la teología de la prosperidad en la Argentina: de rasgo neopentecostal a operador de la cultura evangélica

145 iIl' La prosperidad según los pentecostales de Villa Independencia

145 e> Palabra de prosperidad

146[> Prosperidad y tradición

150 e> Prosperidad es "poner por obra"

153 .... ¿Una escena muy diferente?: un lector de Paulo Coelho en Brasil

1561> Conclusión

6. Las formas políticas populares: más allá de los dualismos161<1

161(;; Introducción

1_ Margarita: ¿clientelismo mas allá de la red clientelar? 164~

11_ Persona, reciprocidad y biografía en la formación del lazo 167~ politico

168e> 11.1

169e> 11.2

Conclusión173P­

7. Ni demonios ni desiertos175<1

1751" Introducción

Sistemas sociales, ollas a presión, actores y sistemas 179!\;:>

Ni demonios ni desiertos182!?

La etnografía y las teorias de la totalidad social183"

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4- Conclusión

4. Entre Pentecostés y babel. El caso de Pauro Coelho y sus lectores

1- Ejercicio: condiciones de posibilidad de modos de interpretación globales

II~ Paulo Coelho según bibliotecas y lecturas

Accesos y colecciones

Experiencias de lectura

11I. Mediación religiosa y social en Paulo Coelho

Paulo Coelho, el catolicismo y la "nueva era"

las clases medias y sus síntesis socio-espirituales: de Chico Xavier a Paulo Coelho

Paulo Coelho: liter;¡¡,lo y sacerdote sui generis

IV- Conclusión