1st chapter change your words spanish

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C A M B I A T U S P A L A B R A S, C A M B I A TU V I D A

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C A M B I A

T U SPA L A B R A S,

C A MBI A

TUV I D A

C A M B I A

T U SPA L A B R A S,

CAMBI A

TUV I D A

Entiende el poder de cada palabraque pronuncias

Joyce Meyer

New YorkBostonNashville

Las palabras pueden envenenar, las palabras pueden sanar.Las palabras comienzan y libran guerras, pero las palabras establecen la paz.Las palabras llevan a los hombres a las cumbres del bienY las palabras pueden hacer caer a los hombres a las profundidades del mal.Marguerite Schumann

CAMBIA TUs PAlABrAs, CAMBIA TU VIdATtulo en ingls: Change Your Words, Change Your Life 2012 por Joyce Meyer Publicado por FaithWords Hachette Book Group 237 Park AvenueNew York, NY 10017

Todos los derechos reservados. Ninguna porcin de este libro podr ser reproducida, almacenada en algn sistema de recuperacin, o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio mecnicos, fotocopias, grabacin u otro excepto por citas breves en revistas impresas, sin la autorizacin previa por escrito de la editorial.

A menos que se indique lo contrario, todos los textos bblicos se han tomado de la Santa Biblia, Nueva Versin Internacional, por la Sociedad Bblica Internacional, NVI 1999 por la Sociedad Bblica Internacional. Usadas con permiso. Todos los derechos reservados.

Las citas de la Escritura marcadas RVR-1960 se han tomado de la Santa Biblia, Versin Reina-Valera 1960 1960 Sociedades Bblicas en Amrica Latina; renovado 1988 Sociedades Bblicas Unidas. Usados con permiso.

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El nombre y el logo de FaithWords son una marca registrada de Hachette Book Group, Inc.

La casa publicadora no es responsable por sitios Web, o su contenido, que no sean propiedad de dicha casa publicadora.

ISBN 978-1-455-52333-7

Visite nuestro sitio Web en www.faithwords.com Impreso en Estados Unidos de Amrica

Primera edicin: Septiembre 2012 10 9 8 7 6 5 4 3 2 1

i n t r o d u c c i nLa mayora de nosotros no entendemos lo poderosas que son las palabras y el efecto tan grande que tienen en nuestras vidas. Pinsalo. Incluso dos simples slabas, pa-p, son lo bastante poderosas para hacer llorar a un hombre adulto cuando su beb las pronuncia por primera vez.Yo creo que las palabras contienen un tremendo poder: puede ser poder positivo y constructivo o poder negativo.En Gnesis, leemos que Dios utiliz palabras para crear el mundo en el que vivimos. La Biblia dice en Proverbios 18.21 que en la lengua hay poder de vida y muerte. Esa es una frase sor- prendente, y que deberamos tomarnos en serio. Cada vez que pronunciamos palabras, estamos pronunciando vida o muerte a quienes nos oyen y a nosotros mismo; por tanto, necesitamos ser cautos en cuanto a las palabras que decimos.Nuestra boca da expresin a lo que queremos, pensamos y sentimos; por tanto, revela mucho acerca de la persona que habla. Podemos aprender mucho sobre nosotros mismos sola- mente escuchando las cosas que decimos. Mateo 12.34-35 dice:De la abundancia del corazn habla la boca. El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazn saca el bien, pero el que es malo, de su maldad saca el mal. Nuestras palabras son el resultado de nuestros pensamientos y actitudes interiores. Se podra decir que nuestras palabras son una pantalla de cine que revela lo que hemos estado pensando y las actitudes que tenemos.

Creo que nuestras palabras pueden aumentar o disminuir nuestro nivel de gozo. Pueden afectar a las respuestas a nues- tras oraciones, y tienen un efecto positivo o negativo en nuestro futuro. Deberamos prestar mucha atencin a lo que la Pala- bra de Dios tiene que ensearnos acerca del poder de nuestras palabras. Cuando una persona no est satisfecha con el estado de su vida, sera sabio hacer inventario de las palabras que ha pronunciado.Dios tiene un buen plan para cada uno de nosotros, pero no se producir automticamente sin nuestra cooperacin. Somos colaboradores de Dios en esta vida, y l quiere que estemos de acuerdo con lo que l ha hablado sobre nosotros en su Pala- bra. A medida que leas este libro, creo que obtendrs una nueva perspectiva en cuanto al hecho de que a medida que cambies tus palabras, puedes cambiar tu vida.

El impacto de las palabrasTherese era una fabulosa trabajadora, amiga y colega. Todos en su oficina la queran, desde sus jefes hasta la seora de la limpieza. Ella siempre tena una palabra amable para todos. Uno de sus mayores atractivos era su sorprendente capacidad de ayudar a las personas a sentirse bien consigo mismas. Ella poda hacer que alguien cuyos sentimientos hubieran sido heri- dos se sintiera como lo mejor del mundo desde las rebanadas de pan; ella poda hacer que un colega inseguro se sintiera como un genio. Su sentido del humor siempre elevaba el nimo de los dems y les haca rer incluso si estaban molestos o infelices. No solo eso, sino que ella tambin era inteligente, muy inteli- gente. En los cinco aos que llevaba en el trabajo haba reci- bido tres ascensos, y su jefe le haba dicho recientemente que estaba en la va rpida hacia un puesto de gerencia. Si las cosas

continuaban de la misma manera, ella incluso podra esperar una vicepresidencia solamente unos aos despus.Una noche, mientras trabajaba hasta tarde en un proyecto, descubri que su jefe haba incluido una cita con mal juicio en un discurso que haba escrito y que le haba pedido a ella que editase. l haba escrito una imprudente broma que a algu- nos podra parecerles ofensiva. Therese agarr el telfono para dejarle un mensaje de voz y decirle lo que pensaba. Dijo: En qu estaba pensando, jefe? No se da cuenta de que el director general aborrecer esa broma? Y l no tiene sentido del humor. Desgraciadamente, en lugar de enviar el mensaje de voz a su jefe, Therese sin darse cuenta presion un botn que envi el mensaje de voz a todos en la empresa. A la maana siguiente, se produjo el caos. Aunque Therese no fue despedida, no obtuvo el siguiente ascenso, ni tampoco el siguiente despus de ese.El haber presionado un botn haba sellado su futuro en la empresa.Ese es un incidente extremo, pero hay muchos otros en la actualidad que tienen consecuencias mucho mayores. Los nios ya no se burlan unos de otros; se acosan unos a otros, y el acoso escolar no es una excepcin entre los estudiantes, es la norma. No solo suceden en la escuela o en el parque; tam- bin se producen en la Internet. De hecho, una nueva palabra ha entrado en nuestro vocabulario: ciberacoso. Facebook ahora se utiliza a veces como un arma.Nunca en la historia del mundo las palabras han sido tan baratas, rpidas, irrevocables y virales. Mediante telfonos celulares y la Internet, ahora tenemos mensajes de texto, correo electrnico, mensajes instantneos, blogs, Facebook, Twitter y

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YouTube. Adems, tenemos radio, televisin y medios de comu- nicacin impresos. Las palabras vuelan por la atmsfera como nunca antes. En junio de 2010, el 77,2 por ciento de los esta- dounidenses usan la Internet (267 millones de personas). Una cuarta parte de la poblacin mundial est en lnea. El 41 por ciento de todos los estadounidenses mantienen activamente una pgina de perfil en Facebook, que genera mil millones de conte- nidos cada da. El uso de Twitter en E.U. ha explotado desde un 5 por ciento en 2008 hasta el 87 por ciento en 2010, y ahora las cifras son an mayores. En 2010, ms de 17 millones de estado- unidenses utilizaron Twitter, y el promedio de tweets por da solamente en Estados Unidos fue de 15,5 millones.Obviamente, hay buenos usos de todas estas formas de comunicacin; sin embargo, hay muchas consecuencias inquie- tantes, incluyendo el acoso en lnea que ha conducido al suici- dio de adolescentes, el robo de identidad, riesgo de la seguridad infantil, adiccin a la pornografa y carreras arruinadas. Solici- tantes de un empleo no lo tienen debido a relatos de mala con- ducta en Facebook; trabajadores envan desacertados mensajes de correo electrnico antes de pensar.Personas han destruido relaciones al teclear sus pensamien- tos ms ntimos en mensajes de correo electrnico y despus presionar el botn enviar antes de darse cuenta de lo reve- lador que era ese mensaje. Debido a la informacin que est disponible hoy da, la intimidad personal se ha desvanecido. Tristemente, cualquiera puede decir cualquier cosa sobre un individuo, sea cierta o no, y se queda por ah flotando en el ciberespacio, tan solo esperando a que alguien tenga acceso a la informacin. La reputacin de personas ha quedado destruida

por lo que otros han dicho, y sin embargo no haba nada de cierto en sus palabras. Se podra decir que se est produciendo una explosin de palabras, y an no hemos visto el dao que ser causado por eso hasta que las personas aprendan el poder de las palabras y establezcan el compromiso de utilizarlas de manera piadosa.

Nos comemos nuestras palabras...Estoy segura de que habrs odo decir a alguien: Te vas a comer esas palabras. Puede sonarnos a mera frase, pero en realidad s nos comemos nuestras palabras. Lo que decimos no solo afecta a otras personas, sino que tambin nos afecta a nosotros.Las palabras son maravillosas cuando se utilizan de manera adecuada. Pueden edificar, alentar y dar confianza a quien las oye. Una palabra adecuada pronunciada en el momento correcto en realidad puede cambiar una vida.

Es muy grato dar la respuesta adecuada, y ms grato an cuando es oportuna.(Proverbios 15.23).

Podemos literalmente aumentar nuestro propio gozo diciendo palabras adecuadas. Tambin podemos disgustarnos a nosotros mismos hablando innecesariamente sobre nuestros problemas o cosas que nos han hecho dao en las relaciones. No hace mucho tiempo yo tuve una situacin decepcionante con alguien a quien consideraba una buena amiga, y not que cada vez que hablaba sobre eso, me resultaba difcil quitrmelo de la mente durante el resto del da. Finalmente me di cuenta de que si quera sobre-

ponerme a eso, tena que dejar de recordarlo mentalmente y verbalmente una y otra vez. Personas me seguan preguntando acerca de la situacin debido a un inters genuino, pero yo final- mente entend que tena que responder: Es mejor para m si no hablo de eso.Las palabras que salen de nuestra boca entran en nuestros propios odos al igual que en los odos de otras personas, y des- pus pasan a nuestra alma, donde nos causan gozo o tristeza, paz o disgusto, dependiendo del tipo de palabras que haya- mos pronunciado. Nuestras palabras incluso pueden oprimir nuestro espritu. Dios desea que nuestro espritu sea ligero y libre, de modo que pueda funcionar adecuadamente, no que sea pesado y oprimido.Cuando entendemos el poder de las palabras y nos damos cuenta de que podemos escoger lo que pensamos y hablamos, nuestras vidas pueden ser transformadas. Nuestras palabras no son forzadas sobre nosotros; se formulan en nuestros pen- samientos y entonces nosotros las pronunciamos. Podemos aprender a escoger nuestros pensamientos, a resistir los malos y pensar en los buenos, los sanos y los correctos. Donde va la mente, el hombre le sigue. Tambin podramos decir que donde va la mente, la boca le sigue!Ni siquiera tenemos que estar hablando con alguien para aumentar nuestro gozo con nuestras palabras. La mera confe- sin de cosas buenas es suficiente para alegrarte. Yo he escrito mucho sobre el poder de confesar la Palabra de Dios en voz alta, y seguir hacindolo porque ha sido una de las cosas ms tiles que he hecho en mi propia vida.Cuando te levantas en la maana, si hay algo que necesitas

atender ese da y que no te entusiasma, puedes decir: Abo- rrezco este da o puedes decir: Dios me dar la fuerza hoy para hacer lo que tenga que hacer y para hacerlo con gozo. Cul de estas dos frases crees que te preparara mejor para el da?La lengua apacible es rbol de vida, dice Proverbios 15.4 (RVR-60). Segn la Escritura, Dios ha dado a sus hijos una nueva naturaleza, y se nos ensea a renovar nuestra mente y nuestra actitud diariamente. Tener una perspectiva positiva de la vida y hablar palabras positivas son dos de las cosas ms apa- cibles que podemos hacer.

Cada uno se sacia del fruto de sus labios(Proverbios 12.14a).Quien habla el bien, del bien se nutre(Proverbios 13.2a).Cada uno se llena con lo que dice y se sacia con lo que habla(Proverbios 18.20).

Por tanto, escoge tu comida con cuidadoCualquiera que quiera estar sano tiene cuidado de escoger ali- mentos de calidad que proporcionen una buena nutricin. Si queremos estar sanos en nuestra alma y espritu, tambin debe- ramos escoger palabras que nos edifiquen y aumenten nuestra paz y nuestro gozo. Como hemos visto, nos comemos nuestras palabras, y podemos decir legtimamente que son alimento para nuestra alma.El mundo est lleno de malas noticias. Enciende cualquier canal de noticias o compra cualquier peridico o revista de noti- cias, y los encontrars llenos de informes de asesinato, robo,

guerras, hambre y todo tipo de acontecimientos horriblemente trgicos. Y aunque esas cosas estn generalizadas en el mundo actualmente, yo deseara con todo mi corazn que tuviramos algunos canales y peridicos de buenas noticias. Creo que hay muchas cosas buenas sucediendo en el mundo, y proba- blemente haya ms bien que mal, pero la maldad es aumentada de modo que a menudo parece abrumadora. Aunque puede que queramos saber lo que est sucediendo en el mundo, no debe- ramos tener una dieta regular de malas noticias, sino que deberamos escoger leer, ver y hablar de cosas buenas.Afortunadamente, no tenemos que esperar a que alguna otra persona nos anime! Podemos hacerlo con nuestras pro- pias palabras mediante lo que escogemos hablar. Reciente- mente entr en una habitacin y o a un grupo de personas que hablaban sobre varios negocios que recientemente se haban declarado en bancarrota. Entonces mencionaron otros dos que haban odo que tambin iban a declararse en bancarrota. Yo sent que haba tristeza en la atmsfera, as que dije: Bueno, Dios no est en bancarrota, y l est de nuestra parte. Inme- diatamente la atmsfera cambi y todos estuvieron de acuerdo conmigo.De ninguna manera estoy sugiriendo que neguemos la rea- lidad, pero podemos escoger de lo que queremos hablar. Si no nos ayudamos a nosotros mismos o a otra persona al hablar de todas las cosas malas que suceden en el mundo, entoncespor qu llenar nuestra conversacin de eso? Entiendo que hasta cierto grado hablaremos de las condiciones que hay en el mundo; queremos estar bien informados de lo que sucede. No hay sabidura alguna en ser ignorantes o ser agarrados por

sorpresa, pero hablar de ello excesivamente o sin propsito alguno solamente crea una atmsfera de tristeza que nadie disfrutar.

Pensar en aquello de lo que hablasHablamos mucho, y con bastante frecuencia no prestamos aten- cin alguna a lo que estamos diciendo, y mucho menos pensamos seriamente en el efecto de nuestras palabras. Quiero alentarte a que tomes algn tiempo y pienses en los tipos de cosas de los que normalmente hablas. Qu tipo de conversacin te gusta, y en cul participas? Si somos sinceros con nosotros mismos, puede que descubramos que parte de nuestro mal nimo est directamente vinculado a nuestra conversacin. Incluso algu- nos de nuestros problemas pueden estar relacionados con las malas elecciones que hacemos sobre lo que decimos. A medida que progresemos en este libro, aprenders que las palabras tie- nen tanto poder que en realidad pueden crear circunstancias en nuestras vidas. Por ejemplo, si un hombre dice continuamente:No puedo controlar mi apetito, creer que no puede hacerlo y, por tanto, no lo controlar. Si una mujer dice: Nunca tendr dinero ni cosas bonitas, puede que termine viviendo muy por debajo del nivel que Dios desea para ella simplemente porque ni siquiera intentar mejorar. Creemos ms en lo que nosotros mismos decimos de lo que creemos en lo que otras personas nos dicen. Esto es muy importante, y por eso quiero repetirlo: crees ms en lo que t mismo dices de lo que crees en lo que otros te dicen. Pinsalo. Cuando alguien te hace un cumplido cuando llevas un vestido que no te gusta en particular y tu peinado no

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tiene un buen da, crees a esa persona? O quiz crees a esa pequea voz en el interior que dice: Ella tan solo est siendo amable, porque no te ves bien; te ves terrible.Si decimos algo con la suficiente frecuencia, en silencio en nuestro corazn o verbalmente, lo creeremos sea o no cierto. Y la Biblia nos ensea que recibimos lo que creemos. Todas las promesas de Dios se reciben por medio de creerlas. Realmente, creer significa recibir, y recibir significa creer. Creer y reci- bir son como gemelos siameses. No pueden separarse. Lo que creemos se convierte en nuestra realidad!Sera un sabio ejercicio tomar un rato al final de cada da y pensar en las cosas de las que hemos hablado ese da. Sin duda, siempre que nos sintamos un poco tristes deberamos pregun- tarnos de inmediato: De qu he estado hablando?. Nuestras palabras no causan todos nuestros problemas, pero s causan una gran cantidad de ellos, y se les debera dar bastante consi- deracin cuando estamos buscando respuestas a los problemas a los que nos enfrentamos en la vida. Todos tenemos desafos en la vida, pero podemos hacer que sean mejores o peores mediante el modo en que hablamos de ellos.Qu tipo de conversacin mantienes en la mesa del almuerzo en el trabajo? Cuando vas al trabajo en el auto compartido?Cuando conversas con amigos en una reunin social? Por qu no decidir cada da antes incluso de salir de la casa que sola- mente vas a hablar de cosas que beneficien a ti mismo y a las personas que te oigan? Ya que tenemos la capacidad de hacer que nuestro da sea mejor, seramos ciertamente necios si no lo hiciramos.Permteme decir claramente que no creo que podamos hacer

que todas nuestras circunstancias se transformen en agrada- bles realizando confesiones positivas, pero s creo que muchas de ellas cambiarn segn la voluntad de Dios. Solamente quiero ensearte a estar en acuerdo con Dios y aprender a decir lo que l dice. Por ejemplo, Dios nunca dira: Esta mala circunstancia es demasiado para m; es demasiado difcil y voy a tirar la toa- lla. Podras estar pensando en este momento: Bueno, claro que Dios no dira eso!. Entonces por qu lo dices t? Dios tiene el control, no nosotros; sin embargo, podemos cooperar con l u obstaculizarle al estar en acuerdo o en desacuerdo con su Pala- bra. Una cosa es segura: hablar negativamente podra hacerte dao, pero hablar positivamente nunca lo har; entonces, por qu no seguir lo positivo y ver qu tipo de resultados obtienes?

Siembra y cosechaEn la Biblia aprendemos el principio de la siembra y la cosecha. Comenzando en Gnesis, Dios nos ensea que mientras la tierra permanezca, habr tiempo de siembra y cosecha. Podemos enten- der enseguida el modo en que un agricultor siembra la semilla y espera su cosecha, pero necesitamos ms entendimiento en cuanto a lo que me referir como semilla espiritual. Podemos ver una semilla de tomate con nuestros ojos y entender el proceso de plantar y esperar una cosecha de tomates. No podemos ver actitudes, pensamientos o palabras, pero tambin ellos son semi- llas que operan en el mbito espiritual (invisible), y tambin ellos producen una cosecha basada en lo que ha sido plantado.Si una persona siembra continuamente pensamientos, actitu- des y palabras negativas, producir muchos resultados negativos

en su vida. De igual modo, si siembra pensamientos, actitudes y palabras positivas y llenas de vida, ver resultados buenos y positivos. Jess dijo que sus palabras eran espritu y vida (ver Juan 6.63).Como ya he dicho, nuestras palabras nos afectan a nosotros al igual que a quien nos oye. Tocan nuestra alma y nuestro esp- ritu, y pueden producir una cosecha en nuestro cuerpo fsico. Por ejemplo, si alguien me dijo algo muy hiriente y mezquino, eso afectar a mis emociones y mi mente, lo cual a su vez causa tristeza en mi expresin. De igual modo, si alguien me dice algo edificante y alentador, eso afecta a mi mente y mis emo- ciones de manera positiva, poniendo una sonrisa en mi rostro, y frecuentemente puedo sentir una rfaga de energa extra que recorre todo mi cuerpo. Somos vigorizados por las palabras positivas y debilitados por las negativas. Las palabras pueden hacernos sentir enojados o pueden calmarnos; por tanto, deben de tener poder.Un conferencista estaba hablando sobre el poder del pensa- miento positivo y el poder de las palabras.Uno de los miembros de la audiencia levant su mano y dijo:No es decir buena fortuna, buena fortuna, buena fortuna lo que me har sentir mejor. Tampoco decir mala suerte, mala suerte, mala suerte me har sentir peor. Son solo palabras, y en s mismas no tienen poder alguno.El conferencista respondi: Cllese, necio; no entiende nada de esto. El miembro de la audiencia qued anonadado. Su cara se puso roja, y tuvo la tentacin de responder: @%!!&%$$@! (algo que yo no puedo decir en este libro).El conferencista levant su mano. Por favor, disclpeme.

No tena intencin de molestarle. Por favor acepte mis ms sin- ceras disculpas. El miembro de la audiencia se calm. Algunas personas en la sala murmuraron; otras movieron sus pies.El conferencista continu: Esa es la respuesta a la pregunta que usted me hizo. Unas palabras le hicieron enojar mucho, y las otras palabras le calmaron. Entiende ahora el poder de las palabras?.Me gustara que considerases seriamente el siguiente pasaje de las Escrituras, porque tambin nos muestra el poder de las palabras:

As como la lluvia y la nieve descienden del cielo, y no vuelven all sin regar antes la tierra y hacerla fecundar y germinar para que d semilla al que siembra y pan al que come, as es tambin la palabra que sale de mi boca: No volver a m vaca, sino que har lo que yo deseo y cum- plir con mis propsitos (Isaas 55.10-11).

En la Palabra de Dios se nos ensea un principio muy importante: de igual modo que la semilla natural produce una cosecha, as tambin lo hace la Palabra de Dios. Cuando l la pronuncia, o nosotros la pronunciamos como sus hijos, vere- mos un resultado basado en el tipo de semilla que hayamos sembrado. Dicho con mucha sencillez, si yo hablo sobre caren- cia, enfermedad, cosas que me enojan y problemas la mayor parte del tiempo, entonces las semillas de palabras que estoy sembrando realmente producirn una cosecha de ms de lo mismo. Por otro lado, si escojo hablar sobre provisin, salud, perdn, la bondad y la fidelidad de Dios, estoy sembrando

semillas que producirn una buena cosecha segn la semilla que siembro con mis palabras.Un agricultor no planta semillas de tomate y espera obtener brcoli, y nosotros no deberamos plantar semillas de cosas malas esperando obtener una buena cosecha. Cuando entende- mos verdaderamente este principio y actuamos en consecuen- cia, podemos cambiar nuestras palabras y, por tanto, podemos cambiar nuestras vidas.Quiero concluir este captulo con una historia que un amigo mo me cont y que nunca olvidar.

Un da, cuando yo era alumno de primer ao de la secundaria, vi a un muchacho de mi clase que caminaba a su casa desde la escuela. Se llamaba Kyle. Pareca que se llevaba a su casa todos sus libros. Yo pens: Por qu querra alguien llevarse a su casa todos sus libros un viernes? Realmente debe de ser un idiota.Yo tena planeado todo el fin de semana (fiestas y un par- tido de ftbol con mis amigos el sbado en la tarde), as que me encog de hombros y segu. Mientras caminaba, vi a un grupo de muchachos que corran hacia l. Se chocaron con l, haciendo que se cayeran todos sus libros de sus brazos y ponindole la zancadilla para que se cayera en el barro. Sus len- tes salieron volando, y yo los vi aterrizar en la hierba a unos tres metros de l. l levant la vista y yo vi una terrible tristeza en sus ojos. Me comparec de l, as que me acerqu corriendo mientras l buscaba gateando sus lentes, y vi una lgrima en sus ojos. Cuando le entregu sus lentes, dije: Esos tipos son unos idiotas. Realmente deberan vivir sus vidas. l me mir

y dijo: Oye, gracias!. Haba una gran sonrisa en su cara; era una de esas sonrisas que mostraban verdadera gratitud.Yo le ayud a recoger sus libros, y le pregunt dnde viva. Result que viva cerca de m, as que le pregunt por qu no le haba visto antes. l me dijo que haba asistido a una escuela privada anteriormente. Yo nunca me haba relacionado con un muchacho que iba a una escuela privada.Hablamos durante todo el camino hasta casa, y yo llev sus libros. l result ser un muchacho bastante agradable. Le pre- gunt si quera jugar al ftbol el sbado conmigo y con mis amigos, y l dijo que s. Estuvimos juntos el fin de semana, y cuanto ms llegaba a conocer a Kyle, mejor me caa. Y mis ami- gos pensaban lo mismo de l.Durante los cuatro aos siguientes, Kyle y yo nos hicimos muy buenos amigos. Cuando ramos veteranos, comenzamos a pensar en la universidad. Kyle decidi ir a Georgetown, y yo ira a Duke. Kyle era el estudiante con mejores notas de nuestra clase. Yo me burlaba de l todo el tiempo sobre ser un idiota. l tena que preparar un discurso para la graduacin, y yo estaba muy contento de no tener que ser quien subiera a la plataforma para hablar.El da de la graduacin, vi a Kyle. Se vea estupendamente. Yo poda ver que estaba nervioso por su discurso. Cuando comenz, se aclar la garganta y dijo: La graduacin es un momento para dar las gracias a quienes te ayudan a lograrlo en estos duros aos. Tus padres, tus maestros, tus hermanos, quiz un entrenador... pero principalmente tus amigos. Estoy aqu para decirles a todos que ser amigo de alguien es el mejor regalo que pueden hacer. Voy a relatarles una historia.

Yo me qued mirando a mi amigo con incredulidad a medida que l relataba la historia del da en que nos conocimos. l tena planeado suicidarse ese fin de semana. Habl de cmo haba limpiado su taquilla para que su mam no tuviera que hacerlo despus y se llevase sus cosas a casa. Me mir y me mostr una pequea sonrisa.Afortunadamente, fui salvado. Mi amigo me salv de hacer lo inexpresable. Yo escuch un grito ahogado entre la multitud cuando ese muchacho bien parecido y popular nos dijo todo sobre su momento ms dbil. Vi a su mam y su pap mirarme y sonrer con aquella misma sonrisa agradecida. No fue hasta ese momento cuando entend su profundidad.

Nunca subestimes el poder de tus palabras y tus obras. Con algunas palabras amables puedes cambiar la vida de una per- sona. Para mejor o para peor. Dios nos pone a todos en las vidas de los dems para impactarnos unos a otros en cierta manera.